Oct 011985
 

M. Sayáns.

Durante las últimas reformas realizadas dentro del templo parroquial de Villar de Plasencia bajo la dirección del culto párroco de Casas del Monte, el Reverendo D. Hipólito Mateos Báez, se impidió volvieran a ser reutilizados como cascajo y escombro las dos valiosas epigrafías romanas que formaban parte del relleno de un altar lateral, hoy eliminado. Lamentemos que en lugar de dos no hayan aparecido otras seis sin duda semejantes, lo que hubiera permitido recomponer dos magníficos documentos epigráficos romanos datados entre el siglo II y los comienzos del siglo III.

Los dos trozos de «losas» pertenecen a la cuarta parte superior izquierda de dos distintos monumentos epigráficos. Miden cincuenta y ocho centímetros de alto y cuarenta y cinco de ancho una, y cincuenta y seis y cuarenta y dos centímetros respectivamente, la otra.

Ambas fueran rotas por sus bordes derechos e inferiores. También fue fracturado el tallo o cuello por el cuál cada una se implantaba.

Sus bordes superiores e izquierdos presentan una moldura convexa de cinco centímetros de ancha seguida de una corona de uno y medio centímetros. De ella parte la línea curva y cóncava que hace de garganta, tallo o pie por el que las losas se afirman en los que fueran sus fundamentos, bien estuvieran estos establecidos sobre un muro o pared, o levantados sobre la correspondiente plataforma en el suelo.

El hecho de desarrollarse este estrechamiento partiendo debajo de aquella moldura lo hace encuadrar como «caveto recto», y atribuirle un gran mérito dando esbeltez al monumento.

Ambas inscripciones fueron realizadas con tipo de letra capital o mayúscula “scriptura erepta” también llamada monumental o cuadrada.

Calculemos hasta diez líneas de letras en cada losa íntegra .Estas líneas alcanzaron ciento diez y seis centímetros de longitud, en una, y ciento doce, en la otra.

En ningún renglón vemos puntos ni figuran intercaladas. Su ausencia en estos documentos no permite calcular una cronología anterior a Augusto. Cáparra romana, con la Vía Late atravesándola por un lado, es una prolongación de Emérita Augusta. Creemos que la cronología de estos monumentos coincide con la que fijamos para la elevación del Templo Romano que descubrimos y publicamos en 1957, y que hallamos sobre el Cerro de Piedras Labradas de La Jarilla.

Sólo dificultades encontramos al intentar interpretar estos documentos.

Es muy importante que hayamos distinguido, ocupando la tercera línea de la que llamemos losa 1ª, la referencia a Cáparra con la grafía de “(C)APEREN(sis)”.

En la losa 2ª, leemos en su segunda línea “AMALO” y en la línea tercera “NEQUITI”.

Uniendo los significados cabe conjeturar que el texto esté haciendo referencias a quien supo mantenerse libre del mal o del engaño “AMALO”, no dejándose influir o persuadir “Nequiti” («no has querido», en segunda persona singular del pretérito perfecto de indicativo del verbo Nequeo, sincopado). Hablaría este texto de la rectitud, fortaleza y ejemplar comportamiento de un personaje que no se dejó corromper por las malas costumbres, el vicio o el error.

Encuadramos a estos documentos epigráficos aparecidos en Villar de Plasencia y procedentes de Cáparra, en el grupo en que se enmarcan los textos históricos e inscripciones honoríficas, textos encargados de narrar, honrar y perpetuar hechos notables que en el presente caso se refieren a la Ciudad de Cáparra y a uno de sus hijos o vecinos.

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