Jun 112017
 

Ignacio Plaza Rodríguez. Provisional.

Para intentar conocer a Isabel la Católica, tendremos que procurar acercarnos a aquella sociedad en que le tocó vivir.

Como clases rectoras, nos vamos a encontrar con una Nobleza, un Alto Clero y unas Órdenes Militares, con dominio de grandes extensiones territoriales y una población, mas ganadera que agrícola, compuesta de Pecheros. (De los «pechos» estaban exentos los nobles y los clérigos).

Descontando el reino de Granada, donde están reducidos los Árabes, que antes dominasen en la Península; en los reinos cristianos, bien en las per- sonas de sus reyes; Aragón, Navarra o Castilla o en las de sus reinas, en- contramos a la Casa Trastamara.

Entramos y vamos a tratar del Siglo XV, uno de los más dinámicos y forma- tivos de nuestra historia, de nuestra personalidad.

Las violentas persecuciones del año 1.391, hicieron que los judíos más sagaces, que se encontraban emparentados con las familias más influyen- tes, abrazasen la religión cristiana y desde los puestos claves de la Iglesia o de la Nobleza, dominasen el panorama de Castilla. Eran los cristianos nue- vos, los conversos o marranos, que tuvieron que enfrentarse con los cristia- nos de pureza de sangre, que abundaban en las clases ganaderas y campesinas, no contaminadas. Aquellos otros, -muchos- que no que no abrazaron la religión y prácticas cristianas, presentaran uno de los proble- mas más acuciantes del reinado de los Reyes Católicos.

Existía -los vemos reflejado en los escritos y quejas de ganaderos y de gentes del agro  una minoría étnica, que daba lugar a quejas contínuas y que van a conducir a una de las expulsiones del reinado de los Reyes Católicos, que no tuvo efecto; nos referimos a los Gitanos.

En Madrigal en día 22 de abril del año 1.451, siendo las IV y dos tercias, luego del medio día, del Jueves Santo, nace la niña Isabel, de quien las crónicas nos hablan. A juzgar por la política dada por carta de Juan II de Castilla, su padre, cuatro días más tarde, desde Madrid, no debió estar

presente el Rey en el alumbramiento. Tuvo lugar el natalicio en los pala- cios reales, hoy Monasterio de Gracia de las Madres Agustinas.

La infancia de la niña Isabel, transcurre en Madrigal, junto a su hermano Alfonso, que viene al mundo, también en esta ciudad, el día 17 de diciem- bre de 1.453 y a su madre, la reina Isabel de Portugal, que pronto comen- zará a dar pruebas de trastornos metales. Infancia obscura, próxima a las gentes sencillas de Castilla, no sobrada de bienes de fortuna; pero tal vez feliz, por lo sencilla y por lo cercana a la realidad, que será la gran escuela en la que un día será Reina de Castilla.

La rama principal de la Casa Trastamara, la ostenta D. Juan 11 de Castilla, que con una princesa, su prima Dª. María de Aragón, son los padres del príncipe Enrique, hermano sólo de padre de la niña Isabel y de una gene- ración anterior; son veintiséis los años de diferencia.

Cuando fuera niño, el luego Rey D. Juan 11, de Castilla, van a regentarlo, su madre Doña Catalina de Lancáster y el Infante Don Fernando, su tío; que luego será llamado de Antequera y al final de Aragón.

Para Aragón marcha el infante D. Fernando, merced al compromiso de Caspe y es esta otra rama Trastamara, la que va a llenar la historia de Casti- lIa durante tres decenios, por sus luchas con la corona. Son los Infantes de Aragón, los hijos de D. Fernando, por cuyas posesiones se podía pasar des- de Aragón hasta Portugal, casado con su tía Dª. Leonor de Alburquerque; «La mujer las heredada de Castilla» e hija del Conde Sancho, hermano de Enrique 11 el de las Mercedes.

Durante el extenso reinado de D. Juan 11 de Castilla, padre de Isabel, en su segundo matrimonio, con Di!. Isabel de Portugal, vamos a encontrar un personaje clave en la Historia de Castilla en la mitad primera del S. xv. Nos referimos a D. Álvaro de Luna, que llega a la Corte en el año 1.408, como paje del niño rey y se convertirá en el señor más importante del rei- no sin ser Rey.

Existen años clave, durante el S. xv en la vida de Castilla, tenemos el 1.420.

Reina en Aragón el primogénito de los Infantes, D. Alfonso. Marcha desde Castilla, donde está disponiendo en la Corte, juntamente con su hermano Enrique, para casarse en Navarra, el Infante D. Juan. Se unirá en matrimo- nio a la viuda Di!. Blanca, que casi le duplica la edad, y de cuyo matrimo- nio tendremos a D. Carlos Príncipe de Viana, a Di! Blanca, esposa infecundada del infante de Castilla, Enrique y Di!. Leonor, luego reina en aquella pequeña y titubeante monarquía, que en el S.XVI, pasará a formar parte de la corona de España.

Queda junto al Rey D. Juan II, la influyente personalidad del Infante D. Enrique de Aragón, que aspira a la mano de la Infanta Oí!. Catalina, que le aportará a su Maestrazgo de Santiago, el Marquesado de Vilena.

Y mientras camina para Navarra el Infante de Aragón, D. Juan; queda libre en Tordesillas D. Enrique.

Prisionero más bien que Rey, llega hasta Talavera la Corte y es aquí, donde cede la Infanta y se celebran los esponsales de los dos primos, y por aque- llos días los de D. Álvaro de Luna, con la hija del Sr. de Moguer, de la fa- milia Portocarrero.

La huida del Rey desde Talavera, acompañado de sus leales, hasta el fuerte de Montalbán es uno de los acontecimientos más importantes de esta año 1.420. Nos interesa destacar entre los acompañantes de la comitiva real, al porta estoque real, D. Carda Alvarez de Toledo; también irán acompañan- do al rey de Castilla, D. Álvaro de Luna, su cuñado Pedro Portocarrero, Diego López de Ayala y el alconero mayor y autor de crónicas de este rei- nado, Pero Carrillo Huete. Entre los sitiadores del fuerte de Montalbán, encontraremos a D. lñigo López de Mendoza, al Condestable D. Ruy Ló- pez Dávalos y otros fieles al infante D. Enrique.

Han transcurrido mas de cinco siglos y medio y aún nos sorprende la im- ponente fortaleza junto al Tajo, que fuera de los Templarios, luego de Oí!. Leonor, la madre de Di!. María la reina de Castilla, para pasar después a manos de D. Alvaro de Luna. Nos referimos al castillo de Montalbán.

Yendo deprisa para acercarnos a la infancia de la que va a nacer en Ma- drigal, queremos detenernos en el año 1.440, rico también en acontecimientos:

Del matrimonio que se celebrará en 1.420, entre el Infante D. Juan y la reina viuda, Oil. Blanca, viene para Castilla una princesa, Blanca de nom- bre, como su madre, prima hermana del Príncipe D. Enrique de Castilla, ambos de dieciséis años no cumplidos y que van a desposarse en Vallado- lid. Fastuosas bodas en la cuales se da cita los más encumbrado de la no- bleza navarra, aragonesa, castellana; desdichadas bodas como luego vamos a comprobar.

Nos es grato recordar que entre aquellos nobles acompañantes, está la fa- milia Manrique: D. Pedro, su hijo D. Rodrigo, que es comendador de Se- gura de la Sierra, en laén y a quien acompaña su esposa [)!l. Menda de Figueroa, embarazada del que luego sería el autor de las famosas coplas a la muerte de D. Rodrigo, el maestre de Santiago, su padre.

Todos los concurrentes en este acto, sin duda han leído las coplas a qUe me refiero; muchos serían capaces de recitar párrafos de las mismas. Solo diré de aquella, en la mente de todos:

¿Qué hizo el Rey D. Juan? Los Infantes de Aragón. Qué hicieron? Jorge Manrique, autor de las coplas, fiel a la reina Isabel, luchó con alguien rela- cionado con Trujillo y murió herido frente a los muros del castillo de Garci-Muñoz, en la provincia de Cuenca. Tenía Manrique treinta y nueve años y era Pedro de Baeza, el rebelde en entregar la fortaleza de Trujillo, en el año 1.477, a la reina Isabel, durante su primer viaje a Extremadura quien le hiriera en combate. ‘

Vamos pasando sobre la Historia y aproximándonos al nacimiento de la que será la reina Católica. En el año 1.445, van a morir las reinas de Casti- lIa y Portugal, las infantas de Aragón, Dª. María y Dª. Leonor; se dice algo de unas «yerbas», que ahora no interesa.

D. Álvaro de Luna, unas veces desterrado de la Corte y siempre reclamado por el rey, se ha casado, viudo, con la condesa de Benavente y son sus dominios una de las mayores fortunas de Castilla. El castillo de Escalona, en Toledo, junto al Alberche es una de las grandes fortalezas y uno de los mas suntuosos palacios.

Este año 1.445 es el de la famosa batalla de Olmedo, donde por fin van a ser vencidos los Infantes de Aragón. Como consecuencia de las heridas morirá en Calatayud, D. Enrique y será D. Alvaro, Maestre de Santiago. Muere también D. Juan Martínez de Cerezuela, arzobispo de T oledo y her- mano materno de D. Álvaro y pronto en el año 1.447, se va a celebrar el matrimonio del rey D. Juan 11 de Castilla, con la Infanta Isabel de Portugal; Se celebra la boda en Madrigal el 22 de julio.

La mitad del S. XV, va a ser rica en acontecimientos:

Nace como hemos dicho Isabel en Madrigal. En 50S, que luego será del rey Católico, tienen los reyes de Aragón: D. Juan 11, con su segunda esposa. ~. Juana Enrique, hija de D. Fabrique de Castilla, un hijo Fernando, es el día 10 de marzo del año 1.452.

Luego de trece infructuosos años de matrimonio, el príncipe de Castilla, Enrique, se divorcia de De. Blanca de Navarra, es el 11 de mayo de 1.453. Firma el acta de disolución, en Alcazarán, provincia de Valladolid, partido de Olmedo y diócesis de Segovia el administrador, Luis Vázquez de Acu- ña. En los trece años de matrimonio, este no se ha consumado. La princesa está virgen como su madre la pariera.

Otro acontecimiento tiene lugar en este 1.453. D. Álvaro de Luna, el pode- roso Valido, es ajusticiado en la plaza de Valladolid, es el día 3 de junio.

La enemiga de Dj¡. Isabel, la reina, ayudada por D. Alonso Pérez de Vivero y la ambición del rey que sueña con apoderarse de la gran fortuna de D. Álvaro, van a acabar con aquel gran hombre, el mayor señor no siendo rey. Lanzas de Plasencia y del Marqués de Santillana prenderán al Valido. La fortaleza de Escalona resistió el asedio real y sólo se entregó después de la sentencia, quedando para la familia Luna, un tercio de sus riquezas. Jun- to a Talavera, en Arenas de San Pedro, tuvo una calle la viuda de D. Álva- ro; la calle de «la Triste Condesa».

Son recuerdo de la Historia, que Isabel conocerá más tarde, por referencias de sus leales, por coplas que van de oído en oído, por los aires de los pue- blos de Castilla,

En el año 1.454, viene a morir D. Juan 11, luego de hacer testamento; deja para la casa de Isabel, un millón de maravedíes.

Niñez de Isabel, reinado de uno de los mas desdichados que se recordaran en Castilla, aquel de Enrique IV.

La reina Juana, que ahora nos viene de Portugal, también de la familia Trastámara, ofrecerá un contraste con nuestra Corte y sobre todo con el talante del Rey; hombre taciturno e huidizo, que comenzó, -luego de su fracaso en el primer matrimonio-, por suprimir la usanza de testigos en la cámara nupcial.

Otro valido junto al rey D. Juan Pacheco y otros hombres encumbrados en puestos claves, más que por sus virtudes y talentos, por su apostura de la que parece guardar el rey.

D. Gómez de Cáceres Solís, Maestre de Alcántara; D. Beltrán de la Cueva, objeto de murmuraciones con la reina, y a quien eleva a Duque de Albur- querque, D. Francisco Valdés, a quien de admirado quiso convertir en es- poso la bella portuguesa, con quien el rey pretende tener amores imposibles, Dj¡. Guiomar de Castro, la hija bastarda del Conde Monsanto, D. Lucas Martínez de Iranzo, Condestable; Dj¡. Catalina de Guzmán a quien nombrará abadesa de San Pedro de Dueñas en Toledo.

Nunca podremos saber si aquel ambiente, en que la corte se desenvolvía, que se refleja en las anónimas Coplas del Provincial, son solo el precio que tienen que pagar los vencidos o refleja una realidad, de permisiva moral y sexual, en la que se rodean de las vidas de los niños Isabel y Alfonso, que siguen en Madrigal.

De aquel rey, que tenemos enterrado aquí cerca, en el Monasterio de Gua- dalupe, de quién Gregorio Marañón, hizo un «Ensayo Biológico» que esti- mamos acertado, sólo diremos en su disculpa, que al escribir su historia los

partidarios de los Reyes Católicos, muy posiblemente cargasen las tintas en sus defectos.

La feria de los maridos

Primera: En vista entre Enrique IV y D. Juan de Navarra y de Aragón, cuan- do la niña Isabel cuenta tan sólo seis años y el infante Fernando cinco, se estipula este matrimonio.

Segunda: Conversación entre los mismos reyes para una posible unión de la princesa y el príncipe Carlos de Viana.

Tercera: Año 1.464, entrevista de Enrique IV, en Villafranca del Puente del Arzobispo, con le rey Alfonso V de Portugal y ofrecimiento como esposo de la Infanta Isabel.

Cuarta: Proyecto de enlace entre la Princesa y el Maestre de Calatrava, D. Pedro Girón, que llega a estar a punto de verificarse (se conocen las capi- tulaciones) y que fracasa por muerte del Maestre, cuando se dirige desde Almagro para realizar el enlace. Intervino el Arzobispo Alonso de Fonseca .

Quinta: Proyecto de enlace con el Duque de Guyena, hermano del rey de Francia, cuando ya están ultimados los trámites para el matrimonio con el Infante D. Fernando, por las capitulaciones de Cervera.

Casamiento: Desobedeciendo al rey su hermano y con la enemiga de Valladolid.

¿Cómo era físicamente la Princesa Isabel?

Por las descripciones de viajeros y embajadores y por los retratos que han llegado hasta nosotros y que deben reflejar su fisonomía, podríamos asegu- rar ; Que nos representa al tipo de mujer de Casulla.

Es más de medianamente alta; ancheta de caderas, no sabemos si influida por el permanente troteo por los caminos de Castilla o por naturaleza.

En la pubertad, de temprano amanecer, debió ser digna de admirar: fasci- nó a su tío Alfonso V de Portugal y al sagaz y taimado Maestre de Calatra- va D. Pedro Girón, que entrevió la posibilidad de llegar hasta el trono.

De cuello proporcionado, algo robusto y de faz redondeada, hasta un po- co bolluda, Pecosilla, bien por su estar continuo a la intemperie, ya por ascendencia Lancáster, de su abuela Catalina, de quien procedería el color en exceso rubio del cabello, que a contra luz, podía tomarse por taheño. No heredó de aquella abuela, el desgarbado andar.

¿Cómo era psíquicamente la Princesa?

El Físico lo traemos predeterminado, poco podemos influir en él. La parte psíquica, si que es casi nuestra, en ella si que se influye; aunque con la limitación que apuntara Ortega: «Yo y mi circunstancia».

La circunstancia social y moral no podía ser más nefasta; la permisividad sexual, la relajación, la falta de autoridad, todo predisponía para el aban- dono, la entrega.

y va a ser aquí donde encontramos con una personalidad excepcional; quizás demasiado enérgica -no podía ser de otro modo- para enfrentarse y enderezar aquella sociedad donde todo parecía estar permitido, autorizado.

Tomamos algunas reacciones de Isabel, que nos dicen como era, mejor que otras historias con ella relacionadas:

Carta a Luis Chaves de fecha 8 de abril 1,466, enviada por su criado Pedro de la Concha, para que le coloque un juro que tenía aquí en Trujillo de 34.000 mrs. «de manera que yo pueda ser bien pagada».

Luego de casada y para dar cumplimiento a lo acordado en Cervera, envía a la Corte de Aragón, a Juan de Cárdenas, con la misión de hacerse cargo de la Cámara Real de 5icilia y ante la negativa de su suegro, dice que se cumpliese todo lo pactado «sin mudar ni una jota».

Cuando Fernando se retira ante TORO y no ataca a los portugueses, se presentó diciendo palabras de varón, muy esforzado, más que de mujer. «Gran trabajo tenemos con vos aquí delante». «Que por nacer está quien contentar os pueda». (Son los años primeros de casados).

En un papel que la reina deja olvidado se lee que en el puesto de pregone- ro, se diese al que mejor voz tuviese.

Luego de la muerte de Alfonso, su hermano, en Cardeñosa, cuando los nobles que vienen a ofrecer la corona, les despide amablemente; No, mientras el rey mi hermano viva.

Entrono de Isabel

Los comienzos del matrimonio fueron difíciles, tanto por lo que supone la compenetración, como por las adversidades y abandono de los nobles, que se van pasando al lado de D. Enrique; Vendrán luego junto a los prín- cipes: la familia Mendoza, de D. Pedro, el Gran Cardenal se dijo ser el tercer rey de Castilla; los Manrique, que fracasaron en su hacienda a fuerza de caballerosidad. Uno de ellos, Jorge, dará su vida por la causa de Isabel. Fray Fernando de Talavera, el que tanto influyera en Isabel. Los Alba, de Alisto y Tormes. Y no podremos olvidar a sus íntimos consejeros: Gutierre de Cárdenas, Chacón, Luis Chaves, y aquella Beatriz de Bobadilla, que

conociera en Maqueda, y terminó en Condesa de Moya, a Beatriz Galindo a Teresa Enríquez, esposa de Gutierre, etc. r

Primer viaje de Isabel a Extremadura, contra la opinión de los de su Conss, jo; por Talavera, La Puente del Arzobispo, que mandara construir el Arzo- bispo Tenorio, en tiempos de Juan I declarándola exenta, Villa Franca, del Puente del Arzobispo, Puerto de Arrebatacapas, Venta de los Palacios (actual Hospital del Obispo), para llegar a la puebla de Guadalupe el 26 de abril de 1.477, en donde permanece hasta el 13 de mayo, en que se llega hasta Trujillo, por la ruta de los peregrinos hacia la Virgen y pasa por Aldeacentenera y Berzocana.

Aquí se enfrentará con Pedro de Baeza, el hermano del tesorero de la reina y matador de Jorge Manrique.

Durante la estancia de la reina Isabel, en este su primer viaje a Extremadu- ra, debieron los judíos de Trujillo, presentar quejas a la Soberana, por lo cual el día 7 de julio, que está ya en Cáceres, dicta una carta, de la que copiamos algún párrafo, por tratarse de esta ciudad:

«E por cuanto todos los judíos de mis reinos son míos e estan so mi protec- ción … por lo cual vos mando a todos y cada uno de vos … no consintades ni dedes lugar de caballeros ni escuderos … desa cibdad ni fuera de/la cos- tringan e apremien a los dichos judíos … : que les vayan a mondar sus esta- blos … ni les aposenten ni den en sus casas rufianes ni mujeres de partido etc. etc. (Censura a trujillanos).

Lucha de Isabel, durante los primeros años de matrimonio, con la nobleza que se pasa al mando de su hermano, con Fernando, su esposo, hasta el acoplamiento y la comprensión y cuando parecía abrirse un puerto a la esperanza, muerto el rey su hermano, nueva lucha de los nobles partida- rios de su sobrina Dª. Juana, a la que pretenden casar, a la que casan, con el antiguo pretendiente de Isabel, el Rey de Portugal, Alfonso V.

Hay que hacer un alto en la vida de Isabel de Castilla, ya comienza la ma- durez y teníamos fijado, como tema, la infancia y juventud.

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