Oct 012004
 

Antonio Manuel Barragán-Lancharro.

Licenciado en Historia

I. INTRODUCCIÓN.

En la pasada edición de estos Coloquios Históricos de Extremadura analizamos varios aspectos relacionados con la epidemia de cólera morbo de 1855 y su presencia en la provincia de Badajoz. En el presente estudio se pretende hacer un análisis más pormenorizado. Ello conduce irremediablemente a realizar un estudio a nivel local de esta epidemia.

La investigación en ese ámbito nos proporciona una serie de conclusiones a través de la exposición de los diferentes datos disponibles. Y en ellos podremos considerar la incidencia de la enfermedad infecciosa a nivel demográfico y las diferentes fases de la virulencia del brote en la población.

Por ello, el núcleo central del presente estudio será la consignación de la identidad de las personas afectadas y fallecidas por esa causa. Así, todo ello significará una primera aproximación al estudio de la epidemia a ese nivel. A diferencia de una investigación del espacio provincial, se señalarán unos detalles que son más fáciles de recoger en ese ámbito, y que en otro espacio territorial sería más trabajoso, tal como es la cuantificación numérica de víctimas mortales.

II. LA LLEGADA DEL CÓLERA MORBO A MONESTERIO.

El primer caso registrado de cólera en Monesterio es el fallecimiento de un adulto, Antonio Ortega, el 13 de julio de 1855. Todas las víctimas del brote infeccioso fueron anotadas meticulosamente después de la epidemia por el Cura Párroco, Tadeo María Moruno, en el libro de difuntos número 5 de la Parroquia de San Pedro.

Si la primera muerte es de un adulto, le sigue la de unos cuantos párvulos, tipología de víctima que se repetirá en valores elevados durante todo este proceso. El primer niño fallecido por esa causa es Manuel, hijo de Antonio Monjo y Manuela Aparicio, y ocurre el 17 de julio, cuatro días después del primer fallecimiento.

graf1A partir del día 13 de julio comienzan dos largos meses de padecimiento de la población. El total de fallecidos registrados en la Parroquia es de 133 personas, cifras realmente elevadas para uno corto periodo temporal.

Es de por sí un número importante de bajas; y más aún en una villa que contaba con varios miles de habitantes. A pesar de las indagaciones realizadas, no hemos podido hallar el total de población que habitaba en la localidad al inicio de la epidemia.

Una noticia procedente de una quinta extraordinaria en 1851 nos indica que la villa tenía 2.131 almas[1]. En cambio, en el nomenclátor estadístico de 1857, considerado como el primer censo con finalidad estadística, y realizado con una metodología distinta, indica que la población existente en ese año es de 3.730 habitantes, distribuidos en 949 cédulas censales[2].graf2

Naturalmente, el censo de 1857 ofrece una cifra más fiable que la noticia de 1851; más aún cuando esta última sirvió de base para realizar una leva extraordinaria, y cuanto menos población indicase menor sería la aportación de hombres para el servicio de armas. En cambio, el censo de 1857, al estar realizado con fines estadísticos sin aparentes fines fiscales o de quintas, resulta más fiable en sus números. Un cálculo porcentual del total de víctimas sobre esa cifra, y manteniendo una distancia más o menos razonada, podemos afirmar que el brote colérico afectó mortalmente a un 3 o 4% de la población total.

III. DESARROLLO DE LA EPIDEMIA.

El cólera empezó a afectar a la villa -como ya hemos apuntado- a mediados de julio de 1855, y quedó extinguida la epidemia a finales de septiembre de ese mismo año. Sin embargo es en el mes de agosto cuando se desarrolla con mayor incidencia la epidemia, causando con mayor diferencia más víctimas mortales.

Afectó a 77 varones (58%) y a 56 mujeres (42%). Entre los primeros casados eran unos 28 (36%), solteros 38 (50%) y viudos 11 (14%). De las mujeres, casadas eran 28 (50%), solteras estaban 13 fallecidas (23%), y viudas eran 15 (27%).

graf3El desarrollo del cólera tuvo más importancia aún por producirse en los meses más calurosos del año, julio y agosto, siendo septiembre un mes intermedio por producirse el cambio de estación, de verano a otoño. Así, en septiembre menguó la enfermedad. Ésta se unió con otras patologías propias de los meses estivales, y que al igual que cólera, afectaban al aparato digestivo. Estas enfermedades gastro-intestinales ya hacían estragos anualmente, pero el cólera actuaba con más virulencia sobre la población que esas enfermedades típicamente veraniegas.

graf4Y la circunstancia de producirse en la época estival provocó la extensión del contagio por la ingestión de agua y alimentos contaminados; pues hay que tener en cuenta que los avances sanitarios e higiénicos en los núcleos urbanos de mediados del siglo XIX todavía eran bastantes precarios.

El 13 de julio -como ya se ha afirmado- se produce la primera víctima mortal, no obstante, la escalada de muertes no se inicia hasta el día 17 de julio, y es raro el día en que no aparece algún fallecido. En el día 19 mueren seis personas, en el anterior fueron tres. También seis se registró en el penúltimo día de mes, el 30 de julio; cinco fallecidos se apuntó el 23. Excepto la primera víctima que es un adulto, la seis siguientes son párvulos, el sector de la población que carece de defensas suficientes para contrarrestar los efectos de una epidemia. En total se registró 50 fallecidos que eran párvulos y adolescentes, y los restantes hasta llegar al número de 133, ochenta y tres, eran adultos.

graf5En la primera semana del mes de agosto no se produjeron víctimas; en cambio, a partir del día nueve comienza de nuevo la ascenso de fallecidos, en la que sólo los días 17 y 30 no se anotó ninguno. Se registró un total de 79 víctimas del cólera, cifra impresionante para los veinte días que restaban al mes de agosto, frente a las 38 apuntadas en el mes anterior, julio. Destacó con diferencia el 23 de agosto de 1855, día en el fallecieron a causa del cólera unas trece personas, y esa fecha se puede considerar como el cenit de la epidemia. En días sucesivos, tales como 20, 21 o 27 se registraron 6 victimas respectivamente; en el día 28 fueron siete.

graf6En el mes de septiembre se observa una clara disminución de la incidencia epidemiológica, distribuyéndose intermitentemente las víctimas, habiendo incluso días y días seguidos sin registrase ningún fallecimiento. El brote de cólera se consideró totalmente extinguido el 29 de septiembre, día en el que tiene lugar las dos últimas muertes producidas por la misma, y que hizo desaparecer a dos párvulos. En total, se anotó en el mes de septiembre 16 personas, cifra que difiere considerablemente con la registrada los meses de julio y agosto, 38 y 79 respectivamente.

graf7En conjunto, la epidemia de cólera afectó a un total de 133 personas. Para una comprensión visual de todas estas cifras, hemos elaborado una serie de gráficas que permita una comprensión de la evolución de ese brote epidémico.

graf8IV. INTERVENCIÓN DE LA JUNTA DE SANIDAD, CLERO, AYUNTAMIENTO DURANTE LA EPIDEMIA DEL CÓLERA MORBO.

Claro está que ante ese proceso coyuntural como el que se está analizando, entra en juego una serie de instituciones, ya sea por mandato legislativo (las Juntas de Sanidad), o por intervención personal por razón del cargo (médico y farmacéutico).

Así, en otros lugares de la provincia, la invasión del cólera supuso que algunas autoridades optaran por la huida. En el caso estudiado no se ha registrado ninguna dejación de funciones.

De esta manera, la Junta de Sanidad funcionó tal como indicaba la legislación, y como ya adelantamos, tuvo una conducta ejemplar. El presidente de dicha junta fue Antonio Lancharro Florido, capitán de la Milicia Nacional, que era al mismo tiempo alcalde primero; el vicepresidente era el alcalde segundo, Antonio Lobón; los vocales eran los regidores municipales, Ramón Mestre y Narciso García Rincón, además del médico Vicente Grau y los vecinos Manuel Chavero, Ignacio Todo y Antonio Sánchez Mellado.

La importancia de esta junta no era menor, pues en ella se decidían todos los pormenores causados por la epidemia. Y de esta manera, juntamente con el ayuntamiento, tomaba acuerdos sobre el abastecimiento de víveres y medicinas. Además decidía medidas como las cuarentenas y la manipulación de enfermos. Y por los mandatos emanados de la superioridad hacía cumplir las disposiciones vigentes sobre el enterramiento de los afectados, pues incluso dictaban las órdenes al respecto que debían de ser cumplidas por el párroco. Además nombraba a los enterradores encargados de dar sepultura a los fallecidos, y recogía todos los datos personales necesarios para identificar convenientemente a los cadáveres.

El licenciado don Tadeo María Moruno, presbítero y abogado del reino, cura párroco de la yglesia de esta villa de Monesterio, etc. Certifico que, habiendo sido invadida esta población de la enfermedad del cólera morbo asiático, y habiéndose acordado en su consecuencia por la Junta de Sanidad la provisión de tocar campanas y celebrar públicos funerales mientras durase el tiempo de esta calamidad, se procuraron recoger de los sepultureros nombrados por aquella con la mayor exactitud y escrupulosidad todos los datos y noticias de las personas que fallecieron y fueron sepultadas, así en el cementerio como en otros sitios de este término desde el día trece de julio al veinte y uno de septiembre inclusivos, que desapareció de esta población aquella calamidad, las cuales son las que individualmente se expresan a continuación.[3]

Un año después, el alcalde remitió todas las cuentas de los gastos ocasionados por la epidemia a la Diputación Provincial de Badajoz. Sin embargo sólo hemos encontrado el oficio de la primera autoridad local y no las cuentas.

[Sello de estampilla: ‘Alcaldía Constitucional de Monasterio’] [Anotación en el margen: ‘Monesterio. Cuentas de la cantidad percibida para las necesidades del cólera]. Excelentísimo señor, esta cuenta bien formada y justificada por lo cual opina el que suscribe que debe aprobarse y remitirse con los ejemplares al Sr. Gobernador. Badajoz, mayo 27 y 856. Chacón]. Acompaño a esa superioridad las cuentas y sus copias rendidas de la cantidad recibida para atender, según el repartimiento para que se digne aprobarlas. Dios guarde a vuestra excelencia. Monesterio y marzo, 13 de 1856. Excelentísimo señor. Antonio Lancharro Florido. Excma. Diputación Provincial, Badajoz. Sesión del 1º de junio de 1856. Conforme, Ortiz [rubricado] [firma ilegible]. Nota, esta cuentas se remiten con las de ayer. Otra. Queda sin valor lo antes dicho[4].

A pesar del padecimiento que sufrió la población, la entereza de sus autoridades fue suficiente para que el Gobernador Civil de la Provincia reconociera la labor de las autoridades locales durante el desarrollo de la epidemia.

Artículo de Oficio. Gobierno de la Provincia. Circular número 261. El Ayuntamiento, Junta de Sanidad, el digno clero, la clase de facultativos y la benemérita Milicia Nacional de la villa de Monesterio, ha observado un comportamiento ejemplar durante la invasión del cólera en la población, sin separarse un momento de sus puestos y socorriendo cada cual, según su estado y facultades, las necesidades de las circunstancias con el mayor esmero, con el más exquisito celo por el alivio de tantos males como afligían a sus convecinos, sin que fuera bastante a entibiar su ardiente patriotismo y caridad evangélica, ni el aspecto aterrador de la epidemia, ni el repugnante espectáculo de los atacados, ni los temores que pudiera inspirarles la muerte que les rodeaba por doquiera; y sin que haya podido vencer su incansable sed de hacer bien a sus semejantes dos meses consecutivos de fatigas y de sinsabores continuos. Tal proceder no debe permanecer oculto, y a fin de procurar a sus autores la satisfacción que sea de todo conocido y que tenga imitadores en otros pueblos que se hallen en el caso, he resuelto publicarlo en el Boletín, insertando a continuación lista nominal, sin perjuicio de elevarlo al conocimiento del Gobierno de Su Majestad para que puedan obtener la debida recompensa. Badajoz, 8 de octubre de 1855. El Gobernador de la Provincia, José de Montemayor. Lista de individuos que se han distinguido en Monesterio durante el cólera, y de que se hace mérito en la circular anterior. Don Antonio Lancharro Florido, Alcalde Primero y Presidente de la Junta de Sanidad. Don Antonio Lobón Calderón, ídem. [Alcalde] Segundo, y Vicepresidente de la misma. Don Manuel Muñoz Terrón, Regidor Primero. Don Antonio Calderón Veredas, ídem. [Regidor] Segundo. Don Joaquín Palomas, ídem. [Regidor] Tercero. Don Manuel Vasco, ídem [Regidor] cuarto. Don Ramón Mestre, ídem [Regidor] quinto, y Vocal de la Junta de Sanidad. Don Narciso García, ídem. [Regidor] Sexto, y Vocal de ídem. [la Junta de Sanidad]. Don Pedro González, Regidor Síndico. Don José Melchor Fernández, Secretario. Don Tadeo María Moruno, Cura Párroco. Don Vicente Grau, Médico Titular, individuo de la Junta de Sanidad, y Oficial de la Milicia Nacional. Don Manuel Chavero, Vocal de la Junta de Sanidad. Don Ignacio Todo, ídem. [Vocal de la Junta de Sanidad]. Don Antonio Sánchez Mellado, ídem. [Vocal de la Junta de Sanidad]. Don José Antonio Vázquez, Oficial de la Milicia Nacional[5].

V. ALGUNAS INCIDENCIAS DE LA EPIDEMIA.

En el desarrollo de la epidemia hemos encontrado algunas noticias sobre la intervención en la misma de las fuerzas del orden. El 30 de julio, en los primeros días del brote, un guardia civil del Puesto de Monesterio falleció a causa del cólera, en concreto Juan Antonio García, que estaba casado con Guadalupe Naranjo. En la mención oficial del Gobernador de la Provincia, ya trascrita, se agradece el servicio prestado por algunos miembros de la Milicia Nacional, tales como el médico titular, don Vicente Grau, y José Antonio Vázquez, ambos oficiales de ese cuerpo. Además, el alcalde Lancharro Florido era Capitán de la Milicia Nacional; todavía a algunos miembros de su familia son conocidos en Monesterio con el apodo ‘Melicia’ como deformación de la palabra milicia.

Por otro lado, hemos localizado una noticia hallada en un protocolo notarial fechado en octubre de 1855, un mes después de desaparecido el cólera morbo asiático de la población. Aparte de todo esto, la epidemia se desarrolló en una de las etapas anuales más importantes de la economía rural, pues en los meses estivales se realizan las labores de recogida y limpia de las mieses.

Pero volviendo a esta noticia de 1855, hemos constatado que se produjo durante la epidemia una paralización de la vida del pueblo. Hay que tener en cuenta que en muchos hogares se produjo una verdadera tragedia familiar, desapareciendo traumáticamente varios miembros de la misma; además de producirse una penuria económica que arrastraba unos antecedentes.

Esa noticia se destila tras el examen de un protocolo notarial, fechado el 17 de octubre de 1855. Es el caso de Manuel Hidalgo Calderón. Éste y su esposa, Isabel Vasco, se habían endeudado para la construcción de una casa. Los acreedores iniciaron un expediente judicial para la reclamación de la deuda. No obstante, el cólera ralentizó la ejecución del expediente, y la esposa de Manuel Hidalgo, Isabel Vasco, fue una de las primeras víctimas de la epidemia, pues falleció el 19 de julio. En esa tesitura, Manuel Hidalgo vendió la casa, y con parte de ese dinero pudo resarcir a sus acreedores, Antolín Palacios, José Pío Rico, Fernando Borja y la viuda de Manuel Piris, un albañil de origen portugués, que falleció también a causa del cólera el mismo día que Isabel Vasco, el 19 de julio[6].

En la villa de Monesterio a diez y siete de octubre de mil ochocientos cincuenta y cinco; ante mí el infrascripto Escribano de S. M., Notario de Reynos, único en ella, y Secretario de su Ayuntamiento Constitucional, y testigos que se contendrán, pareció presente Manuel Idalgo Calderón, natural y vecino de la misma, viudo de Isabel Basco, a quien doy fe, conozco y dijo, que durante el matrimonio contrajeron varias deudas para construir unas pequeñas casas en esta población, hoy que no ha habiendo podido solventar, fue ejecutado a instancia de D. Juan Álbarez Aguado en el Juzgado de Primera Instancia de este Partido, con embargo de dichas casas, y a las que se agregaron los acreedores Antolín Palacios, José Pío Rico, Fernando Borja, Viuda de Manuel Piris, y otros infinitos, y cuya ejecución se paralizó con motivo de haber sido invadida esta villa del cólera morbo, del que falleció su mujer, y para evitar más cortes y dilaciones, se enajenaron referidas casas en más precio que su tasación; y siendo justo que el comprador tenga título de su adquisición en la vía y forma que más haya lugar en derecho por sí en nombre de sus herederos y sucesores, que vendo y cedo en venta por juro de heredas y para siempre jamás a Manuel Vayón Palomas, a saber, unas pequeñas casas de morada situada en la Calle de los Mártires de esta población, linda por levante con la calle donde hace frente, por sur con ejido, por el norte hace esquina con la Calleja del Pozo de Antonio Lobón y poniente con las casas de Antonio Vayón, las cuales son libre de tributo, hipoteca, memoria ni otra carga especial ni general, y por tales se las aseguro con todas sus entradas y sus salidas, usos, costumbres y servidumbre, y de lo demás que le pertenece y pueda pertenecer de hecho y de derecho por precio de dos mil y ciento reales que me ha pagado en moneda de plata, usual […] En cuyo testimonio así lo otorgaron, y no firman por no saber, lo hacen a su ruego los tres testigos presentes, que lo fueron Manuel Vargas, Miguel Amaya, e Inocente García, de esta vecindad, manifestando el otorgante, Manuel Idalgo Calderón que habiéndole sobrado de las casas vendidas después de pagar todas las deudas, seiscientas setenta reales, ha entregado dicha cantidad a la abuela de sus hijos, Juan Rodríguez y Antonia Calderón para que compren un cuarto de casa, y en su defecto queden asegurados en sus casas de su morada, y cuyos abuelos estuvieron conformes, y no firman por no saber, lo hacen mencionados testigos, doy fe. Testigos rogados por los otorgantes y abuelos. Manuel Bargas. Miguel Amaya. Inocente García. Ante mí, Josef Melchor Fernández[7].

VI. LAS VÍCTIMAS DE LA EPIDEMIA.

Tal como consta en el libro de difuntos de la Parroquia, los fallecidos fueron inscritos según las órdenes de la Junta de Sanidad, y fueron enterradas según los dictámenes de la misma. Los fallecidos, con la indicación de la fecha, son los siguientes[8].

  1. 13 de julio de 1855 Antonio Ortega, casado con Nolasca Iglesia.
  2. 17 de julio de 1855. Manuel (párvulo), hijo de Antonio Monjo y Manuela Aparicio.
  3. 18 de julio de 1855. Francisco (1 año), hijo de José Moya y María Aparicio.
  4. 18 julio de 1855. Miguel, hijo de Manuel Piris (albañil) y Rosa Pizarro.
  5. 19 de julio de 1855. María (párvula), hija de Manuel Bayón y Manuela Palomas.
  6. 19 de julio de 1855. Manuel (párvulo, hijo de Manuel Bayón.
  7. 19 de julio de 1855. Manuel, hijo de Manuel Calderón y Ramona Ronquillo.
  8. 19 de julio de 1855. Manuel del Cubo (albañil) casado con Antonia Garrote.
  9. 19 de julio de 1855. Genaro Morillas (labrador), casado con Manuela Carrasco.
  10. 19 de julio de 1855. Isabel Vasco, casada con Manuel Hidalgo.
  11. 19 de julio de 1855. Manuel Piris (portugués), casado con Rosa Pizarro.
  12. 22 de julio de 1855. Pedro Olivo, casado con Manuela Bermúdez.
  13. 22 de julio de 1855. Francisca, «llamada vulgarmente la Merina», viuda.
  14. 23 de julio de 1855. José (párvulo), hijo de Antonio Lancharro y Josefa Hidalgo.
  15. 23 de julio de 1855. Vicente Palomas (jornalero) viudo de Plácida Neguillo.
  16. 23 de julio de 1855. Feliciana Melo, casada con Antonio Bayón.
  17. 23 julio de 1855. Antonio (párvulo), hijo de Antonio Martínez, labrador, y de María Iglesias.
  18. 23 de julio de 1855. Antonio, hijo de Manuel Barragán y Antonia Ramos, labradores.
  19. 24 julio de 1855. Emilio (párvulo), hijo de Lorenzo Neguillo (labrador) y Francisca Rico.
  20. 24 de julio de 1855. Antonio (de 7 años) hijo de Ambrosio Guijo y Carmen Barbecho, jornaleros.
  21. 24 de julio de 1855. Manuela Chavero, casada con Antonio García Calderón, jornaleros.
  22. 25 de julio de 1855. Manuela Bermúdez, viuda de Pedro Olivo.
  23. 25 de julio de 1855. Bárbara Valencia, casada con José Romero.
  24. 25 de julio de 1855. María Calderón, casada con Manuel Cantillo.
  25. 26 de julio de 1855. Manuela Vasco, casada con Antonio Carrasco, jornaleros.
  26. 26 de julio de 1855. José Mera (portugués) casado con Carmen Brus (Puebla del Maestre).
  27. 26 de julio de 1855. Ana Guerrero, viuda de Manuel Rico.
  28. 27 de julio de 1855. Alonso Talamino (75 años), casado con Trinidad Muñoz.
  29. 27 de julio de 1855. Antonio López, casado con María Palomas, jornaleros.
  30. 27 de julio de 1855. José González, soltero, hijo de don Manuel, maestro herrador, e Isabel Gallego.
  31. 28 de julio de 1855. José Bayón (25 años), jornalero, casado con Manuela Bayón.
  32. 29 de julio de 1855. Ramona Palomas (70 años) viuda de Manuel Bayón.
  33. 30 de julio de 1855. Mª Josefa (5 años), hija de Manuel Gallego Paz, y Dolores Soto, labradores.
  34. 30 de julio de 1855. Juan Antº García, «guardia civil de este destacamento», casado con Guadalupe Naranjo.
  35. 30 de julio de 1855. María Velázquez, viuda de Juan Vielmas, natural de Santa Olalla.
  36. 30 de julio de 1855. Antonio Calado (30 años), labrador, casado con Antonia Garrote.
  37. 30 de julio de 1855. José (3 meses), hijo de Miguel Chaves y María Calderón, jornaleros.
  38. 30 de julio de 1855. Antonio (3 años), hijo de Manuel Chaves y María Calderón, jornaleros
  39. 9 de agosto de 1855. Domingo Granadero, viudo de María Carballar, jornaleros.
  40. 10 de agosto de 1855. José Villalba Vasco, casado con Josefa Calderón.
  41. 10 de agosto de 1855. Manuel (párvulo), hijo de Antonio Calderón Chaves, jornalero.
  42. 11 de agosto de 1855. Josefa, hija de Juan Lancharro y María Nevado.
  43. 12 de agosto de 1855. Martín Ruiz, soltero y arriero, natural de Umbrete.
  44. 12 de agosto de 1855. Diego Garrote, casado con Josefa Real, «en el sitio de Calilla, en las Veredas».
  45. 12 de agosto de 1855. Manuel Bautista (60 años), viudo de Paula García Salinero, labrador.
  46. 12 de agosto de 1855. Manuela Villalba, viuda de Silvestre Aguilar.
  47. 13 de agosto de 1855. María del Carmen (8 años), hija de Manuel Garrote y Josefa Durana.
  48. 14 de agosto de 1855. Juan Garrote (70 años), casado con Josefa Lancharro.
  49. 14 de agosto de 1855. José Chavero, casado con Teresa Nevado.
  50. 15 de agosto de 1855. Domingo (3 años) hijo de Manuel Hernández e Isabel Garrote.
  51. 15 de agosto de 1855. Francisco Domínguez, natural de Salonimos, casado y arriero.
  52. 16 de agosto de 1855. Salomé (1 año), hija de Miguel Mejías.
  53. 16 de agosto de 1855. Manuel Villalba Nevado, viudo de María Calderón.
  54. 18 de agosto de 1855. Josefa Lancharro, viuda de Juan Garrote.
  55. 18 de agosto de 1855. Antonio Aguilar, casado con Antonia Carrasco.
  56. 18 de agosto de 1855. José Villalba Calderón, casado con María Manzano.
  57. 18 de agosto de 1855. María Manzano, viuda de José Villalba Calderón.
  58. 19 de agosto de 1855. Juan (2 años), hijo de Felipe Villalba y Manuela de la Paz.
  59. 19 de agosto de 1855. Manuela (2 años) hija de Manuel Calderón y Dolores Rodríguez.
  60. 19 de agosto de 1855. Francisco Cardoso, casado con Antonia Rodríguez,
  61. 19 de agosto de 1855. Antonio Calderón, viudo de Francisco Palomas.
  62. 19 de agosto de 1855. Marías Vargas, viuda de Francisco Palomas.
  63. 20 de agosto de 1855. Isabel Bayón, viuda Juan Granadero.
  64. 20 de agosto de 1855. Un párvulo de José Lancharro y Cristina Vázquez.
  65. 20 de agosto de 1855. María Bautista, esposa de Juan Sayago.
  66. 20 de agosto de 1855. Don Juan de Alba, viudo de doña Gabina Pizarro.
  67. 20 de agosto de 1855. Ramona Granados, casada con Antonio Cantillo.
  68. 20 de agosto de 1855. Un párvulo de Antonio Fernández y Florencia Ramírez.
  69. 21 de agosto de 1855. Antonio Cantillo, viudo de Ramona Granados.
  70. 21 de agosto de 1855. Antonia Rodríguez, casada con Francisco Cardoso.
  71. 21 de agosto de 1855. Rafael, párvulo, hijo de don Manuel Villalba y doña Carmen Santos.
  72. 21 de agosto de 1855. José, hijo de José Cornelio Granadero y Guadalupe Palomas.
  73. 21 de agosto de 1855. Manuel, hijo de Manuel Guareño y Manuela Palomas.
  74. 21 de agosto de 1855. Josefa, hija de Bernardo Justo y Antonia Díaz.
  75. 22 de agosto de 1855. María Romero., casada con Lorenzo Villalba.
  76. 22 de agosto de 1855 Josefa Carballar, casada con José Antonio Vázquez.
  77. 22 de agosto de 1855. Antonia Valiente, viuda de Pedro Morcillo.
  78. 23 de agosto de 1855. Antonio, hijo de Rosendo Conejo y Manuela Soto.
  79. 23 de agosto de 1855. Isabel, hija de don Antonio de Alva y María de la Paz.
  80. 23 de agosto de 1855. Teresa Boza, casada con Antonio López.
  81. 23 de agosto de 1855. José Garrote, casado con Manuela Delgado.
  82. 23 de agosto de 1855. María del Carmen Pecellín, casada con Teodoro Villalba.
  83. 23 de agosto de 1855. Antonio García Calderón, viudo de Antonia Siles.
  84. 23 de agosto de 1855. Manuela Pecellín, viuda de Antonio Monjo.
  85. 23 de agosto de 1855. Leonarda Rincón, casada con José Rico.
  86. 23 de agosto de 1855. Nicanor Valiños, casada con Celestina Vega.
  87. 23 de agosto de 1855, Manuela Villalba, casada con Juan Monjo.
  88. 23 de agosto de 1855. Un párvulo de José Garrote y Antonia Sayago.
  89. 23 de agosto de 1855. Dionisio, hijo de Antonio Romero, y Manuela Basco.
  90. 23 de agosto de 1855. Un párvulo de José Antonio Bázquez y Josefa Carballar.
  91. 24 de agosto de 1855. Manuel Romero Espeluca, viudo de Antonia Teodoro.
  92. 24 de agosto de 1855. José, hijo de Francisco Muñoz y Josefa Campano.
  93. 24 de agosto de 1955. Josefa Romero, viuda de Manuel Carrasco.
  94. 24 de agosto de 1855. Elena Garrote, casada con Antonia Cardoso.
  95. 25 de agosto de 1855. Francisco Moya, viudo de María Giles.
  96. 26 de agosto de 1855. Josefa (3 años), Antonio Caballero y Antonia Siles.
  97. 27 de agosto de 1855. José, hijo de Teodosio Villalba y Carmen Pecellín.
  98. 27agosto de 1855. Un párvulo de Manuel Mellado y Manuela Basco.
  99. 27 de agosto de 1855. Pedro, hijo de Gabriel Guareño y Felipa Carrasco.
  100. 27 de agosto de 1855. Antonia Villalba, casado con Soledad Rodríguez.
  101. 27 de agosto de 1855. Josefa Basco, casado con Manuel Calcatierra.
  102. 27 de agosto de 1855. Manuela Vargas, casada con Antonio Garrote.
  103. 28 de agosto de 1855. Teresa Megía, casada con Vicente Garrote.
  104. 28 de agosto de 1855. Josefa Gallego, casada con Esteban Garrón.
  105. 28 de agosto de 1855. Josefa Teodoro, casada con Antonio Naranjo.
  106. 28 de agosto de 1855. Antonio, hijo de don Manuel González y doña Isabel Gallego.
  107. 28 de agosto de 1855. Marina Calado, viuda de Juan Soto.
  108. 28 de agosto de 1855. Manual Neguillo, casada con Vicente Garrote.
  109. 28 de agosto de 1855. Toribio, hijo de José Bautista y Josefa Gallego.
  110. 29 de agosto de 1855. Isidoro, hijo de Antonio Rivas.
  111. 29 de agosto de 1855. Un párvulo de Ramón Carballar y María Carrasco.
  112. 31 de agosto de 1855. Joaquina Guareño, casada con Manuel Duqueso.
  113. 31 de agosto de 1855. Cristóbal Cantillo, casado con Antonia Arroyo.
  114. 31 de agosto de 1855. María Sayago, casado con Juan Campano.
  115. 31 de agosto de 1855. Antonio, hijo de Manuel Garrote y María Pajarón.
  116. 31 de agosto de 1855. Juan Olivo, viudo de Manuela Granados.
  117. 31 de agosto de 1855. Un párvulo de Juan Zapata y Remedios Rivas
  118. 2 de septiembre de 1855. Elena Rodríguez, casada con Francisco Vasco.
  119. 2 de septiembre de 1855. Una párvula de Manuel Carballo y Dolores Basco.
  120. 3 de septiembre de 1855. Manuela Sayago, casada con Dionisio Basco.
  121. 4 de septiembre de 1855. Marcelino Gómez, casado con Vicenta Martín, arriero de Salamanca.
  122. 6 de septiembre de 1855. Antonia Real, casada con Antonio Lancharro.
  123. 10 de septiembre de 1855. Manuel Carballo, casado con Dolores Basco.
  124. 10 de septiembre de 1855. Isabel Lobón. Viuda.
  125. 11 de septiembre de 1855. Juan Calderón Veredas, casado con María Villalba.
  126. 12 de septiembre de 1855. Manuel (1 año) hijo de José González y Carmen Villalba.
  127. 13 de septiembre de 1855. José Agapito Llechet, casado con Antonia Neguillo.
  128. 13 de septiembre de 1855. María López (1 año) hija de Juan López y Antonia Pecellín.
  129. 13 de septiembre de 1855. José (3 años), hijo de Jerónimo Pando y Antonia Pecellín.
  130. 19 de septiembre de 1855. Juan Antonio López, casado con Josefa Bayón.
  131. 20 de septiembre de 1855. Dolores, hija de Joaquín Pajarón y la Cubo [Antonia].
  132. 21 de septiembre de 1855. José (3 meses) hijo de Miguel Chaves y María Chaves.
  133. 21 de septiembre de 1855. Antonia, hija de Miguel Chaves y María Calderón.

NOTAS:

[1] Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz. Núm. 91. Viernes, 11 de julio de 1851. «Artículo de Oficio. Diputación Provincial de Badajoz. Repartimiento de 675 hombres que se piden a esta provincia en el Real Decreto de 20 de junio último, por la quinta de 25.000 hombres correspondientes al alistamiento del año anterior, y resultado del sorteo de las décimas, con el número de soldados que en vista de él pertenece definitivamente a cada pueblo […] Partido de Fuente de Cantos […] Monesterio, 2131 [núm. de almas]».

[2] Boletín Oficial Extraordinario de la Provincia de Badajoz. Jueves 24 de septiembre de 1857. «Artículo de Oficio. Gobierno de la Provincia de Badajoz. Nomenclátor estadístico de las ciudades, villas, lugares, aldeas, granjas, cotos redondos, cortijos, y despoblados de esta provincia, expresivo de la jurisdicción territorial municipal y judicial a que corresponden y del número de cédulas recogidas, y habitantes enumerados en el recuento general de 21 de mayo de 1857 […] Partido Judicial de Fuente de Cantos […] Monesterio, 949 [número de cédulas inscritas], 3.730 [número de habitantes]».

[3] Archivo Parroquial de Monesterio (APM). Libro de difuntos nº 5, f. 90v.

[4] Archivo de la Diputación Provincial de Badajoz. Propios de Monesterio.

[5] Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz, número 125, 12 de octubre de 1855.

[6] APM, libro de difuntos número 5, folio 92v.

[7] Archivo Histórico de Protocolos. Escribano José Melchor Fernández, año de 1855.

[8] APM. Libro de difuntos número cinco, ff. 90r – 110v.

Oct 012004
 

Jesús Barbero Mateos.

Maestro

Durante el siglo XVIII se habían producido en Serradilla los primeros intentos para establecer una institución educativa, con relativo éxito. En el XIX se consolidaría la escuela de la villa. Faltaba su óptimo desarrollo para llegar a convertirse en elemento de transformación social, en garante del bienestar individual de los niños y niñas, así como del desarrollo y la modernización de la localidad.

Los planteamientos educativos propugnados por el movimiento krausista, aunque con notable retraso, llegarían con fuerza a Serradilla. En relación con la educación, desde la perspectiva de Urbano González Serrano, las cuestiones pedagógicas eran esenciales. Se constataba la exigencia de la educación para la formación, entendida como una actualización del ciclo vital. Se pretendía conseguir la elevación moral e intelectual, intentando la creación de un hombre nuevo, es decir, modernización a través de una pedagogía sobre bases científicas y racionales.

En definitiva, frente a una enseñanza tradicional adocenada, el krausismo pretendía un modelo progresista de educación, considerando al niño como un adulto y dejando libre a su inteligencia para alcanzar por sí misma el conocimiento y la verdad: «(…) el maestro, lo mismo que el labrador rotura y prepara su tierra, debe disipar las tinieblas de la inteligencia del alumno, emanciparla de preocupaciones, mostrarle el camino y procedimiento para hallar la verdad y habituarle a que entienda que quien la enseña y la impone, por su carácter impersonal, es la realidad misma(…)».

Afloró, por lo tanto, la valoración de la labor de la educación y su efecto en las niñas, así como de las tareas de la maestra, extrapolable a los maestros. Ya no eran vistos/as como cuidadores de niños/as, sino como modeladores/as del alma, forjadores/as de voluntades y cultivadores/as de la inteligencia. Sin duda, un considerable salto cualitativo, que situaba nuestra educación en el umbral del espectacular despegue que comenzaba a producirse recién entrado el nuevo siglo.

Pero unos índices de mortalidad infantil altos, analfabetismo, falta de cultura de los padres, casi nula escolarización de los hijos, mala situación económica, incumplimiento de la normativa jurídica, una estructura social cerrada y las propias tradiciones culturales, funcionaban como un todo interrelacionado de factores explicativos de la dinámica de la época.

Las ideas de extensión educativa y de educación popular que habían sido defendidas por la revolución de 1.868, fueron abandonadas durante la Restauración por el estado liberal, a favor de una selección clasista, concentrada en una educación media y alta selectiva y en una limitada instrucción primaria. Ello supuso que España entrara en el siglo XX con una de las tasas de analfabetismo más elevadas de Europa. Las cifras más elevadas se correspondían con las zonas rurales.

Las capas sociales más bajas fueron permeabilizándose más lentamente en relación con el valor de la educación como instrumento propedéutico para que los niños se enfrentasen con éxito a la nueva sociedad.

La escuela contribuiría a aportar una nueva imagen de la infancia, que con mucha dificultad llegaba a las clases populares, debido a la inadecuada política educativa en la enseñanza primaria. Muchas de las reformas del primer tercio del siglo XX encontraron problemas de aplicación debido al enfrentamiento entre el estado, que quería mejorar la enseñanza pública, y la iglesia que formaba a los vástagos aristócratas y burgueses.

A todo esto se unía la paupérrima situación económica de las familias, que no permitía costear una enseñanza elemental privada. Además a los padres no les interesaba que sus hijos estudiaran, pues les resultaba más beneficioso que trabajaran lo antes posible para obtener un jornal, aunque fuera bajo, que ayudara a la economía familiar. Esta situación favorecía ampliamente el analfabetismo. No sería hasta 1.909, cuando un Decreto de 25 de junio estableciera la obligatoriedad de asistencia a la escuela durante todo el curso, hasta los diez años. Sin embargo, a partir de esta edad, se permitía a los niños dejar de asistir para ayudar a sus padres.

De nada había servido que la Ley Moyano reglamentara una enseñanza obligatoria y gratuita para todos los niños de 6 a 12 años, cuando el problema de la escuela se identificaba con el problema social: no se puede exigir a quien tiene hambre que se instruya. De esta forma la utilidad de la educación era minimizada a favor de necesidades más inmediatas. Si a ello unimos el estado lamentable de maestros y escuelas, la estimulación para acudir tampoco era tan atrayente como para pensar que allí no se estaba perdiendo el tiempo[1].

Todo ello pone de manifiesto la insuficiencia y deficiencia que arrastraba la escuela decimonónica. Esta empezaría a solucionarse en el siglo XX, cuando el estado creó el Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes en 1.900, asumió el pago de los maestros en 1.901 y creó la Dirección General de Enseñanza Primaria en 1.911. Gran parte de la responsabilidad en este salto cualitativo, la tuvo el interés de los regeneracionistas por la educación. Aún así, a principios de siglo la educación proseguía la tónica decadente de finales de la centuria anterior.

Concretando la situación en Extremadura, cabe decir que funcionaban en 1923, 1.042 escuelas, en Badajoz, 549 unitarias y 5 graduadas; y en Cáceres, 477 unitarias y 11 graduadas. Estas unidades atendían a una población total de 644.625 y 410.032 habitantes en cada una de las dos provincias, con una población entre 6 y 12 años de 83.367 y 56.387 respectivamente según el censo de 1920. Por su parte la población no escolarizada hacia 1923 en Badajoz era del 54% y en Cáceres del 44%.

Seis años más tarde, en el curso académico 1928/29, al final ya de la dictadura de Primo de Rivera, existía una diferencia palpable: Badajoz 669 escuelas y Cáceres 540 escuelas. Este aumento se correspondió con la tónica nacional en el mencionado periodo. Precisamente en este intervalo temporal se producen nuevas construcciones escolares comenzando la situación a mejorar de manera esperanzadora. En todo caso, los que estudiaban en estas aulas de la escuela pública, considerada la escuela para pobres, eran los menos pobres.

De todas formas, desde Serradilla se advertía: «En nuestro país necesitamos pan y escuela. Formemos ciudadanos fuertes de cuerpo y alma, que lo demás se nos dará por añadidura. La misión de la escuela es única e insustituible. Debe atenderse debidamente la preparación de los maestros y su adecuada remuneración, los locales y el apoyo social»[2].

Así tenemos como hecho más significativos, que Extremadura presentaba uno de los índices de analfabetismo mayores del país. Badajoz, con el 68,32% estaba en el lugar decimocuarto y Cáceres con un 66´10% ocupaba el decimoctavo puesto, cuando la media española era del 63% en 1.900.

En medio de este desolador panorama educativo, podemos decir que en la Serradilla de principios del siglo XX se había generado un ambiente culturalmente rico.

Se impartían con asiduidad conferencias:

«(…) En la noche del 23 de julio de 1.916, dieron unas conferencias varios jóvenes de esta villa (…): El Patriotismo en Serradilla por D. F. Vega; Historia de Serradilla, por D. Luis Sánchez, Los Exploradores en Serradilla, por D. José María Vecino, El carácter serradillano por D. J. Sánchez, Religiosidad de Serradilla, por D. G González. Cualidades de un buen orador, por D. J. A. Sánchez Castellano. Acudió numeroso público, el cual quedó muy satisfecho (…)».[3] «(…)El 20 de noviembre de 1.917 pronunció una importantísima conferencia sobre el tema «La Mutualidad Escolar», el ilustre profesor de esta Graduada, D. Víctor Mena(…) el joven estudiante de derecho D. Teodoro Rodrigo García pronunció breve y elocuente improvisación apoyando la tesis expuesta por el orador(…) Ambos señores fueron muy aplaudidos y felicitados por el auditorio(…)»[4].

«(…) Se ha desarrollado una notable conferencia a cargo de D. Ángel Sánchez Rodrigo, el día 25 de Diciembre de 1.917 en el Círculo Fomento Agrícola. El autor viene dedicándose desde hace algún tiempo a importantes y curiosos estudios de física, especialmente relacionados con novísimas teorías sobre las leyes de polarización de los líquidos.(…) los numerosos estudiantes que ahora estaban aquí en vacaciones de Pascuas, sabedores de estos estudios y del interés y aplauso que habían merecido de los más distinguidos sabios de España, comprometieron al Sr. Sánchez, para que sobre ellos les diera una conferencia.(…)el numeroso público que le escuchaba al final premió con caluroso aplauso su labor(…)»[5].

Trataban de ponerse en marcha iniciativas culturales de trascendencia:«(…) Un numeroso grupo de jóvenes, sobre la base del elemento estudiantil, está organizando una sociedad literaria donde se proponen dar conferencias, establecer biblioteca, publicar una revista, y cuanto juzguen conducente al fomento de la instrucción y la cultura (…) para mejor cumplir sus propósitos, prohíbe el reglamento toda clase de juegos y bebidas alcohólicas en el dominio de la sociedad (…)»[6].

Esta atmósfera cultural contribuyó a que, por fin se inaugurara oficialmente el Ateneo Serradillano, el día 4 de agosto de 1.918. Esta institución cultural, puso en marcha en abril de 1.920 una biblioteca circulante, que se inauguró el día 3, nutrida con donaciones de particulares e ilustres personajes culturales: hermanos Álvarez Quintero, Agustín Sánchez, Raimundo Rodríguez, Palacio Valdés, Cascales Muñoz, Polo Benito…

Sus actividades se prolongarían hasta febrero de 1.928, momento en el que sus integrantes terminaron sus carreras y se dispersaron por España, donde el destino les llevó a ejercer sus profesiones.

También aparecería en 1.916 un periódico de difusión nacional, en el que no dejaron de hacerse alusiones a la educación española, comentando incluso la bibliografía que iba apareciendo sobre el tema. Tal es el caso de «Viaje a las escuelas de España», escrito por el periodista Luis Bello, del que se afirmaba en abril de 1.926: «El caso de Luis Bello es insólito en el periodismo español. Un periodista que se dedica a visitar las escuelas y hablar con los maestros. Como cuarto poder del estado que somos, debemos orientar y encauzar a los gobernantes. Luis Bello es más humilde y no cree que un gran rotativo ni un gran escritor sufran desdoro, hablando sencillamente de la educación del niño. Sin duda pensará que los mejores gobiernos siempre han creído que bastaría la educación de los pueblos para cambiar los derroteros de la humanidad. Los demás periodistas españoles no tienen su pluma para ocuparse de niñerías».

Como ocurrió en el caso de «Los Irredentos -De la vida de un maestro rural-«. Se trataba de un libro en el que se manifestaba la situación de unos 1.000 maestros del segundo escalafón, que sufrían limitaciones en sus derechos de ascenso y traslado. Fue escrito bajo el pseudónimo Anacas del Rin y describía la dolorosa historia de un maestro en esta situación. El Cronista terminaba diciendo que deseaba que fueran atendidas las justas peticiones que en él se realizaban.

EL CRONISTA fue un periódico quincenal que vio la luz durante diecisiete años y que se ocupó especialmente de los asuntos educativos. Así ocurrió con la celebración del Congreso Provincial del Magisterio, cuyos avatares nos describe con detalle. El evento se celebró en mayo de 1.929 y, en previsión de su celebración, en el mes de marzo se constituyeron Círculos de Estudios Pedagógicos en todos los partidos judiciales de la provincia. En el caso de Plasencia, el director de la escuela graduada de niños de Serradilla, Isabelo Sánchez Calderón, era el representante de los maestros del partido. Entendía que había comenzado la regeneración espiritual de Extremadura.

Finalmente el congreso se celebraría con un tremendo éxito a finales de mayo de 1929. Los maestros calificaron el acontecimiento como el más grande que desde el punto de vista pedagógico había tenido nunca lugar en la provincia. Tres hechos destacaron los cronistas de la época: el valor de las doctrinas pedagógicas, el éxito de organización y el esfuerzo y sacrificio de los maestros de la provincia por asistir.

También se desarrollaron conferencias paralelas sobre diversos temas. A los actos, que se desarrollaron durante cinco días, acudieron más de quinientos maestros y maestras de toda la provincia.

La inauguración se llevó a cabo en la mañana del día 25 de mayo, por parte de todas las autoridades provinciales, en el Gran Teatro. Las sesiones de trabajo se desarrollaron en el patio del palacio episcopal. Allí se expusieron y debatieron cuestiones sociales y pedagógicas tales como la didáctica de la lectura, la lucha contra el analfabetismo, la colaboración maestro-médico, la enseñanza especial de anormales y supernormales o las relaciones maestro-familia-autoridad.

Las conferencias paralelas trataron sobre música escolar, degradación de la energía, valor pedagógico de los monumentos cacereños, la práctica educativa del aula, higiene escolar en Norteamérica o la estructura del átomo. Entre los ponentes, Juvenal de Vega y Relea, Antonio Silva y Antonio Floriano Cumbreño.

Hubo visitas al cuartel militar y recitales de la Coral Cacereña.

Finalmente se clausuraría el día 29 de mayo por la tarde en el Gran Teatro, por parte de todas las autoridades provinciales.

Se organizaron concursos y certámenes para los congresistas. La editorial Sánchez Rodrigo convocó un premio de 100 pesetas en libros. El jurado otorgó el premio al maestro abulense Quiliano Blanco Hernando, quien había concurrido con el trabajo titulado «¿Cómo debe ser el libro que se use en las escuelas para primeras lecturas?». Dos años después, este maestro publicó el libro «Nosotros», de lecturas para niños, basado, precisamente, en el trabajo ganador del certamen. En definitiva, fue considerado un hito histórico para la regeneración cultural de la provincia.

En diciembre de 1.930, en un volumen de más de 300 páginas, la Editorial Sánchez Rodrigo publicó las actas con el título: «Primer congreso pedagógico de Cáceres. 1.929». Iba prologado por Juvenal de Vega y Relea, Inspector Jefe Provincial de Primera Enseñanza.

Anexo a EL CONISTA nació EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA. Se trataba de un suplemento pedagógico que se enviaba a los maestros e inspectores de toda España, como forma de atraerles hacia el innovador sistema de enseñanza y aprendizaje de la lectura y la escritura, EL RAYAS, que ocupaba amplios espacios publicitarios en sus páginas, dirigidos a los profesionales docentes, que eran los encargados de aplicarlo en las aulas y, por lo tanto, de solicitar su compra a los alumnos. De esta forma, intuía Agustín Sánchez, aumentarían los pedidos y no faltaría el trabajo en la imprenta. Para facilitar la solicitud de ejemplares, se incluía una tarjeta, con la que pedir gratuitamente, la primera parte del método.

Esta fue su carta de presentación:

«Al inaugurar hoy esta sección (…) lo hacemos con el noble deseo de seguir contribuyendo al progreso y la cultura de nuestra región. La base de la cultura es la escuela, y el alma de la escuela, el Maestro; por ello este es el primordial elemento a quien debe darse vida y apropiado campo donde pueda ejercitar con amplitud su acción.

(…) La ley limita a la escuela la acción del Magisterio, pero nunca puede entenderse que ello signifique prohibición de laborar fuera de este limitado ámbito. El maestro competente y altruista, cuanto más entusiasta sea tanto más sentirá la necesidad de elevar el nivel cultural de nuestro pueblo, como único modo de lograr un medio ambiente favorable a cuanto en general significa ilustración y progreso. A medida que ascienda este nivel, será mayor la estimación y aprecio para la escuela, que se verá más concurrida, y para el Maestro, que gozará plenamente de la consideración y respeto que siempre merece. A los Maestros que así piensen, ofrecemos las columnas de esta pequeña revista, que ellos sabrán hacer grande, condensando en ella los destellos de su ciencia; haciendo ver al pueblo que también saben los Maestros instruir a esos niños grandes que se llaman hombres; que saben vulgarizar los importantes temas de las ciencias y allanar las dificultades de su estudio(…) sabrán mezclar entre las arideces de la técnica, amenos trabajos literarios que, aunque siempre con vistas a la educación, sirvan de recreo y esparcimiento al ánimo.

(…) El arma que no se limpia, el óxido la corroe, la máquina que no se usa se empasta y entorpece, la gala que no se luce se apolilla, la inteligencia que se estanca en un villorrio y rutinariamente va amoldándose a pensar sólo en los intereses materiales, insensiblemente se embrutece, progresivamente va perdiendo el hábito de estudio, las buenas formas sociales y cuanto es el ser y esencia del hombre que teniendo un título académico, por dignidad y propia estimación está obligado a enaltecerle y honrarle con el constante ejercicio de su noble profesión(…). Este es nuestro programa (…) Ahora vosotros tenéis la palabra (…)»

Los temas tratados en sus páginas versaban sobre los más variados asuntos:

  • Vulgarización científica: Aeroplanos, astros, imprenta, máquina de coser, ductilidad del oro, ferrocarril, planetas y sol, el radio, el vapor de agua…
  • Geografía: Amazonas, China, Egipto, sus pirámides y esfinges, la Estatua de la libertad, el río Missisipi…
  • Educación: Analfabetismo, su importancia en niños y jóvenes, educación física, educación precoz, educación en Suecia, enseñar deleitando, Lectura, Libros, Gramática, la memoria y su cultivo, curiosidades matemáticas…
  • Maestros: ascensos, formación en la Escuela Normal, asociaciones de maestros, vacantes, sueldo y subidas, los tipos de maestro…
  • Construcciones escolares.
  • Mutualidad escolar.
  • Personajes: Colón, David Livingstone, Edisson, Franklin, Mark Twain Newton, Rafael, Víctor Hugo o el extremeño Gabriel y Galán.
  • Extremadura.
  • Higiene: peligros de las moscas, perros rabiosos, peligros del tabaco, bondades de la sonrisa.
  • Periodismo: Prensa profesional, el arte de la propaganda.
  • Rayas.

Pronto se abrió la revista a los lectores incluyendo la sección de cartas y colaboraciones, en cuyas páginas participó un gran número de maestros. Las cuestiones didácticas y pedagógicas copaban gran parte de la publicación, conjuntamente con las reivindicaciones de nuevas escuelas y de reconocimiento de personajes extremeños injustamente olvidados, caso de Gabriel y Galán que, poco a poco fueron haciéndose realidad.

En el suplemento correspondiente al número 72 de EL CRONISTA, de 20 de diciembre de 1.918, se incluyó un concurso consistente en indicar como se llamaban en castellano una serie de objetos y acciones:

  1. La tira de correa o pellejo. Túrdiga.
  2. Tratado sobre los refranes. Paremiología.
  3. Bolsa de cuero para llevar la yesca y el pedernal. Esquero.
  4. Sobras o desechos de comidas, mezclados unos con otros. Bazofia.
  5. Los dientes delanteros que se descubren al reírse. Gelasianos.
  6. Pintar miniaturas. Miniar.
  7. Carta ofensiva anónima. Paulina.
  8. Corona compuesta de diversas flores. Pancarpia.
  9. Lo que se pone rojo vivo con el fuego. Rusiente.
  10. Lo que tiene algún sabor. Sápido.

El premio consistiría en una edición en dos tomos de las obras completas de Ramón de Campoamor, para quien contestase el mayor número de preguntas hasta las diez de la noche del día 15 de marzo de 1.919. El ganador fue Juan Sanguino, de Santoña, quien contestó siete: 1, 2, 3, 4, 6, 7 y 10.

También los asuntos laborales que afectaban a los maestros tuvieron su hueco: oposiciones, traslados, asignaciones de plazas, salarios, asociacionismo… En definitiva, un instrumento inaudito en la Extremadura rural de la época, a tenor de las circunstancias educativas por las que atravesaba la sociedad regional.

Apareció el primer número, como suplemento al 64 de EL CRONISTA, el 20 de Agosto de 1.918. Se extendió hasta el número 81, momento en el que dejó de insertarse en EL CRONISTA. Los motivos… «Con objeto de que nuestros lectores puedan conocer con mayor rapidez el reglamento del Sindicato, daremos pliegos del mismo en este y sucesivos números, en cambio de nuestro suplemento «Educación y Enseñanza»[7]

Tras este receso, comenzó de nuevo a incluirse en la publicación quincenal, a partir del número 113 (20 de septiembre de 1.920), hasta el 132. Por lo tanto 38 ejemplares en total. Así reza el anuncio de su reanudación… «A LOS SEÑORES MAESTROS- En esta 2ª época de su publicación, seguirá siendo Educación Y Enseñanza un resumen de informaciones y notas pedagógicas verdaderamente prácticas e interesantes, y un repertorio de útiles conocimientos científicos.

En Educación y Enseñanza tendrán cabida todos los artículos sobre temas profesionales que nos envíen los Sres. Maestros, siempre que dichos escritos se ajusten al tamaño y carácter de esta publicación.»

Pero no corrían buenos tiempos para la prensa. Estaba en marcha la Campaña de Marruecos. Por ello se dice en el número 119: «A NUESTROS LECTORES: Por carencias de papel, que desde hace más de cuatro meses estamos esperando, dejamos hoy de publicar el suplemento EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA, cuya publicación reanudaremos tan pronto como recibamos el papel necesario»[8].

La restricción de papel originó esta nueva suspensión de la publicación, entrada ya la década de los años veinte. Se reanudó nuevamente, hasta que, sin previo aviso ni justificación de las causas que lo motivaron, la publicación anexa a EL CRONISTA dejó de aparecer. En el último número rezaba el siguiente aviso a los suscriptores: «Rogamos a aquellos de nuestros suscriptores, que deseen remitirnos por giro postal el importe de la suscripción a EL CRONISTA y su suplemento quincenal EDUCACIÓN Y ENSEÑANZA, nos avisen indicándonos el número de giro y la fecha de la imposición».

Se trata de una prueba más acerca de la extraordinaria importancia que la educación, sus métodos, repercusiones, divulgación y generalización, habían adquirido en Serradilla en los albores del siglo XX, habiendo logrado convertirse en una villa pionera en su potenciación y desarrollo.


NOTAS:

[1] CIEZA GARCÍA, J.A. «Mentalidad y educación en España durante el primer tercio del siglo XX». En HISTORIA DE LA EDUCACIÓN, REVISTA INTERUNIVERSITARIA, nº 5. 1.986. Ed. Universidad de Salamanca. Pp. 299-316.

[2] SÁNCHEZ RODRIGO, A. En EL CRONISTA de Serradilla. Abril de 1925.

[3] EL CRONISTA. Serradilla. 5 de Agosto 1916.

[4] EL CRONISTA. Serradilla. 20 de Noviembre de 1917.

[5] EL CRONISTA. Serradilla. 20 de Enero de 1.918.

[6] EL CRONISTA. Serradilla. 5 de Julio de 1.918.

[7] EL CRONISTA. Serradilla. 20 de Mayo de 1.919.

[8] EL CRONISTA. Serradilla. 5 de diciembre de 1.920.

Oct 012004
 

J. Alonso Corrales Gaitán.

En honor a la verdad, tengo que explicar que hasta el día 1 de agosto último, no decidí el tema a presentarles en esta tarde, acto que vengo repitiendo desde hace ya diez años.

Habían transcurrido unos meses de especial y variada actividad, donde me había resultado francamente imposible elegir la materia que traería a Trujillo, comprobando hace muy poco que por encima de mis contradictorios pensamientos de elección, siempre aparecía sin previsión alguna la figura de este santo de Capadocía: A diario en mi ámbito familiar, con el trato a mi hijo; en nuestro ansiado viaje a China; en la presentación de mi último libro el 29 de junio pasado, por referirse aD. Miguel A. Orti Belmonte, figura relevante de la investigación local y sobre todo de las tradiciones y leyendas de Cáceres; en mi primera visita a la nueva ubicación del Archivo Municipal en el Palacio de la Isla, donde fui testigo oportuno de la localización de una antigua, desconocida y vistosa representación del admirado santo; o en la simple observación de cuantas reproducciones familiares conservamos de tan incansable luchador contra el mal, en nuestro domicilio particular.

Toda una serie de causalidades, repito causalidades, que hicieron decidirme por la clara y contundente elección, de su figura como tema idóneo para repasar en estos Coloquios Históricos de Extremadura, en su XXXIII edición.

En la actualidad, inicios del siglo XXI, se puede afirmar categóricamente que San Jorge se ha ganado el título de Patrón de Cáceres, con sobrados méritos y con el respaldo multitudinario de documentación, así como el incansable apoyo de numerosos historiadores e investigadores, que le han dedicado gran parte de sus vidas.

Pero hasta hace escasamente treinta-cuarenta años, no todo estaba tan claro, existiendo en Cáceres dos corrientes intelectuales muy fuertes, respaldadas por notables hombre de letras, que defendíanpuntos de vista totalmente contradictorios.

Una la defendía D. Pedro Lumbreras Valiente, en la que se argumentaba que Cáceres había sido reconquistada definitivamente del poder musulmán, el día de la festividad de San Juan del año 1227. Y otra encabezada fundamentalmente por D: Antonio C. Floriano Cumbreño, en la que se afirmaba que dicha hazaña se logró el 23 de abril del 1229, festividad de San Jorge. A esta última teoría se sumaban también otros investigadores o estudiosos locales, entre los que cabe destacar a D. Publio Hurtado Pérez, D. Miguel Muñoz de San Pedro (Conde de Canilleros), o D. Miguel A. Orti Belmonte, entre otros.

Ambos puntos de vista aportaban sobrados respaldos documentales, destacando especialmente el contenido del Fuero de la ciudad, pero una vez transcurridas varias décadas, la balanza oficialoptó por inclinarse hacia la teoría de San Jorge, lo que llenó de júbilo a numerosas personas de dentro y fuera de nuestro término municipal.

No obstante, hasta llegar a ese punto, largo y complicado fue el camino, durante muchos años aparecieron innumerables artículos periodísticos, se dieron conferencias, e incluso salieron a la luz numerosas publicaciones, que defendían en no pocas veces de manera acalorada, su correspondiente argumento, con la consiguiente alegría de los orgullosos seguidores. Hasta que tal y como ocurre con todas las cosas, con el peso de la lógica y la razón, se llegó a la firme conclusión de manifestar oficial y públicamente el 23 de abril de 1229 como fecha de la reconquista definitiva de nuestra ciudad.

Pero no podemos pasar por alto, que hasta llegar este momento de la conversión de Cáceres en cristiana, se sucedieron al menos tres intentos fallidos, en el que perecieron miles de seres humanos de ambas religiones, sufriendo la ciudad amurallada un castigo difícilmente hoy comprensible, con asedios y batallas minuciosamente organizadas. De todo lo cual los cronistas nos han dejado la oportuna documentación.

El propio hecho de la hazaña de la toma de la ciudad, ha superado el ámbito meramente histórico y se ha transformado en una espectacular leyenda que nos ha descubierto infinidad de detalles, que de otra manera se habrían perdido en el tiempo, si no fuera por que investigadores como D. Simón Benito Boxoyo, D. Juan Sanguino Michel, D. Publio Hurtado Pérez, y un largo etcéterahan dedicado sus vidas a compartir con los cacereños todos sus conclusiones y descubrimientos.

A través de los siglos se ha conmemorado de maneras muy desiguales tal festividad, localizándose épocas en las que no ha quedado prácticamente nada reflejado de las correspondientes celebraciones, al menos desde el ámbito oficial de la ciudad. Otra cosa es el comportamiento de los propios ciudadanos.

Pero realmente ¿Quién fue Jorge?.

Nació en la ciudad de Melitene, perteneciente a la región de Capadocia, en la actual Turquía.

A pesar de ser amplia la difusión de este personaje tanto por Oriente como por Occidente, lo que queda patente en la multitudinaria bibliografía aparecida al respecto, así como las miles de representaciones artísticas de todo tipo que se conservan en el mundo en general, muy poco se conoce referente a su vida real.

Su padre Geroncio era un pagano de origen persa; sin embargo su madre era capadocia y cristiana. Recibiendo así una educación especialmente cristiana, lo que le animo a combatir discretamente la idolatría pagana

Su popularidad se propagó como el aceite, conocidos sus martirios y posterior muerte, así se le rinde público culto en Palestina, Siria, Egipto, Jerusalén, Jericó, Atenas, Tesalónica, Mitilene, Beirut, Etiopía y en Georgia. No resultando menos conocido en Occidente, destacando especialmente sus devociones en Alemania, Francia, Escocia, Gran Bretaña, Italia, Yugoslavia, Portugal y por supuesto en España, donde es justo destacar algunos lugares, tales como: Aragón, Cataluña, Barcelona, Zaragoza, Valencia o el propio Cáceres.

En Gran Bretaña en concreto, en el año 1415, el arzobispo Quiquele introdujo la fiesta de San Jorge entre las mas solemnes del año, y en el siglo precedente el monarca Eduardo III (1327-1377) había fundado la conocida Orden de los caballeros de San Jorge, llamada también «de la Jarreta». La cual con notables trasformaciones ha llegado hasta nuestros días.

Nos estamos refiriendo a un militar romano que se opone abiertamente a las leyes que se dictan en contra de los cristianos, es detenido por la orden directa del Emperador Diocleciano y encarcelado donde sufre todo tipo de martirios, permaneciendo así durante algo mas de siete años. Y es en este punto, donde los datos históricos se mezclan con numerosas leyendas y curiosidades, llegándose a perder lo real en beneficio de la propia imaginación popular. Paralelo a los continuos castigos corporales que sufrió en su cautiverio, que se prolongó a lo largo de siete años, coinciden los historiadores en que Jorge realizó numerosos milagros, la mayoría de los cuales han trascendido hasta nuestros días.

Él mismo resucitó tres veces y curó e hizo resucitar a otros cristianos, entre los que se encontraban diecisiete personas que habían muerto varios años antes, abatió con un bramido todos los ídolos de un templo pagano, salió incólume tras haber sido tirado a unafosa llena de cal viva y después de haber pasado allí tres días, fue cortado en dos partes por una rueda con clavos y cuchillas, fue obligado a caminar con zapatos con puntas al rojo vivo, murió finalmente decapitado el 23 de abril del año 290, no sin antes haber visto incinerados a los emperadores y los demás setenta y dos reyes paganos.

No es ningún secreto que los historiadores no se ponen de acuerdo en la propia fecha de ejecución de San Jorge, particularmente hemos podido conocer al menos cuatro diferentes años, pero esto es una cuestión sin importancia en relación a la vida y la herencia espiritual tan magnífica que ha dejado a la humanidad.

«Naturalmente, alrededor de una figura tan popular se desarrollaron a lo largo de los siglos posteriores leyendas hagiaográficas y sus hazañas inspiraron cantos, poesías, tradiciones y folclore. Las reliquias del santo fueron trasladadas desde Lydda a varios lugares: en particular a Roma, en la basílica de San Jorge en Velebro, fue expuesto a la veneración del pueblo el cráneo; en Ferrara un brazo y en Venecia el otro brazo.».

Algo por el estilo ocurre con las representaciones del santo, en determinados momentos de nuestra historia universal, varios estudiosos han tratado de realizar un completo inventario de las diferentes representaciones de San Jorge, y se han dado por vencidos cuando ya llevaban registradas varios miles, entre las que cabe destacar: iglesias, ermitas, esculturas, cuadros, medallones, libros, gravados, y un largo etcétera.

Gracias a la variada bibliografía que se viene dando sobre este tema desde hace mas de medio siglo, estamos conociendo infinidad de detalles referidos al mismo, entre los que ahora destacamos la gran cantidad de artistas internacionales que dedicaron algunas de sus mas populares obras a representar a San Jorge, así tenemos a Donatello, Paolo Uccello, Mantenga, Raffaello, Pisanello, Veronés, Leonardo Da Vinci, así como una relación prácticamente interminable de artistas españoles, franceses, portugueses, británicos, escandinavos, rusos, etcétera.

Tan admirado mártir militar, fue adquiriendo en el transcurrir de los tiempos, una popularidad increíble en relación a otros santos, quedando su figura difundida por todo el mundo, consiguiendo miles de seguidores y devotos que se encuentran tanto en Oriente como en Occidente. Llegando a convertirse en patrón de ciudades, países y regiones, además de diferentes ordenes de religiosas y caballerescas, o diferentes instituciones relacionadas con las armas.

«Muy famosa es la -Leyenda Áurea de Jacobo de Vorágine (1230-1298)-, que apunta que existía en Libia un dragón que aterrorizaba a todo un pueblo y con su aliento envenenaba a todos aquellos que intentaban acercarse. Para calmarlo había que sacrificarle dos ovejas al día y cuando los animales comenzaron a escasear le alimentaban con personas, elegidas al azar. El día en que le tocó en suerte a la hija del rey, Jorge atacó al monstruo, lo venció atándolo con el cinturón de la princesa y después lo mató a cambio de que se le prometiese la conversión a la fe cristiana del rey y de todo su pueblo».

Relatos similares se dan a divulgar en diferentes y lejanos lugares de todo el mundo, con mas o menos detalles que sirven paraque mas seguidores conozcan su de tan extraordinariaexistencia.

No cabe duda que la época de mayor esplendor de San Jorge es la Edad Medía en la que ordenes de caballería y monarcas utilizan a este santo como estandarte de la religión cristiana en justificación de continuas empresas bélicas de todo tipo.

Referente a la iconografía, debemos de apuntar lo siguiente: Está representado como un joven imberbe, con armadura de caballero, bien a pie o bien a caballo, con un dragón a sus pies. Sus atributos son una lanza partida, una espada desenvainada, un escudo con una cruz estampada y una bandera blanca con una cruz roja en el centro.

SU ORACION ES:«Señor, alabamos tu nombre y te rogamos que San Jorge, fiel imitador de la pasión de tu Hijo, sea para nosotros protector generoso en nuestra debilidad».

Y hasta aquí hemos presentado una visión muy general, o mejor dicho internacional de SanJorge, pero retornando al título de este trabajo, San Jorge, protector de Cáceres, vamos a referirnos seguidamente a su protagonismo en nuestra ciudad, aunque ello no sea todo lo amplio que quisiéramos.

Tal y como hemos apuntado al inicio de este trabajo, durante mucho tiempo existieron dos teorías históricas de la reconquista de Cáceres, afortunadamente algo que en la actualidad está sobradamente superado y aclarado, al menos para nosotros a la vista de toda la bibliografía existente y el descubrimiento de notables documentos tanto locales como nacionales.

A pesar de que es cierto, que durante largos periodos de tiempo se dejó de prestar atención público y oficial al patrón de la ciudad, ello por muy diferentes motivos, no lo es menos que en otros por el contrario, toda la población se volcó con San Jorge, en la celebración de muy variados eventos, encontrándonos en la actualidad y desde hace ya mas de veinte años en una época suficientemente atractiva para nuestro admirado protector.

«En el nombre de Nuestro Señor Jesucristo sea, amén.
En la era de MCCLXVII en el mes de abril, el día de San Jorge.
Nuestro Señor Jesucristo que nunca menosprecio las oraciones del pueblo cristiano, por manos del muy ilustre y muy victorioso don Alonso, rey de León y de Galicia, dio Cáceres a los cristianos y expulsadas de ella las gentes de los paganos, y reintegrada a la sociedad de los cristianos, el dicho rey, a los frailes de la espada, que demandaban a Cáceres por su herencia, les dio en trueque y cambio a Villafafila y Castroloraf, y dos mil maravedíes por esta villa de Cáceres ….».

Así con esta sencilla fórmula, se inicia el Fuero de Cáceres o Fuero latino, privilegio del Rey Alfonso IX de León, concediendo a la Villasu Carta de Población. El documento original se encuentra actualmente depositado en una vitrina blindada del Ayuntamiento, en el despacho del Sr. Alcalde. Tiene un total de noventa y cuatro hojas o folios, la última en blanco. Su caligrafía es de una sola mano, aunque presenta algunas restauración parcial, en letra góticalibrada, de finales del siglo XIII, con rúbricas y capitales ornamentales en rojo, a excepción de cinco de ellas que van en violeta.

«Los Fueros y Privilegios de Cáceres fueron publicados por vez primera por D. Pedro de Ulloa y Golfín en un tomo en cuarto, de cuatrocientas dieciséis páginas, sin portada ni fin, e impreso en Madrid por Francisco Sanz, en la Imprenta del Reino, en 1675. el Consejo Municipal de Cáceres patrocinó esta publicación a sus expensas, pero por la muerte del autor quedó inconclusa la obra, que es hoy rara. El manuscrito de la misma, con el prólogo del Marqués de Mondejar y algunas variantes de la obra impresa, se conserva en la Biblioteca Nacional. El Padre Burriel, en el siglo XVIII, mando copiar el Fuero Latino; don Tomás González lo publico en 1833. Los señores Ureña y Bonilla San Martín publicaron el Fuero de Usagre anotado, con las variantes del de Cáceres y el Fuero latino, en 1907, sirviéndoles el ejemplar del XIII de Usagre¡, la edición de Ulloa y Golfín, la copia de Burriel y el Códice del siglo XIII, que se conserva en el Archivo del Ayuntamiento de Cáceres, y que ha sido la fuente de todos los trabajos.
Todasestas publicaciones lo han sido sin comentarios, salvo las notas en la edición de 1929 por D. Antonio Cristino Floriano Cumbreño, y los comentarios al Fuero Romanceado y el glosario completísimo de voces de Ureña y Bonilla al Fuero de Usagre.
Tratamos nosotros de comentar el Fuero Latino, investigar el origen de sus disposiciones y trascendencias que tuvieron en la vida medieval cacereña, que al erudito nada enseñaran, pues solo nos proponemos una obra de divulgación, al poner de manifiesto cuáles fueron los antecedentes en la Cancillería Real y cuál fue el origen del derecho municipal cacereño».

(Fragmento de la obra: Las reconquistas de Cáceres y su Fuero Latino anotado. Badajoz 1947.Autor: D. Miguel A. Orti Belmonte).

Tal y como hemos apuntado a lo largo del presente estudio, muchas han sido las personas que han dedicado notables trabajos al estudio de la fecha de la Reconquista de Cáceres, pero entre ese numeroso grupo cabe destacar especialmente a D. Miguel A. Orti Belmonte y D. Antonio C. Floriano Cumbreño, existiendo afortunadamente en nuestros archivos y bibliotecas una amplia bibliografía al respecto, algo que desgraciadamente no se daba hace treinta años.

En la Historia de Cáceres hay varios tópicos que vienen repitiéndose de generación en generación, y que curiosamente se han superado en estos últimos años. Uno de ellos era descubrir definitivamente el nombre originario de Cáceres, en su fundación romana, existiendo varias opciones no obstante en el año 2003 quedó definitivamente aclarado que se trata de Norba Caesarina, gracias a unos hallazgos arqueológicos ocurridos en el patio interior del Palacio de los Mayoralgos.

La otra duda histórica era la que estamos tratando esta tarde, y también en los últimos años ha quedado definitivamente zanjada, gracias a los estudios aparecidos alrededor del Fuero de Cáceres. Dicho esto continuemos desarrollando nuestro trabajo de investigación.

«mense aprilis in fecto Sancti Georgia, era 1267. Anno nuestro señor 1229».

«En el libro de Actas de la Cofradía de San Jorge, folio primero, se consigna: <En la muy noble y muy leal Ciudad de Cáceres en 16 días de abril del nacimiento de N. S. Y Salvador Jesucristo de 1548 años a honra de Dios N. S. y de su Gloriosa Madre Santa María y del Bienaventurado San Jorge, Patrón y Abogado de la dicha Villa de Cáceres. Porque de los hechos notables y de las mercedes que esta Villa y cristianos de él recibieron de manos de Dios por ruego e intercesión del Gracioso San Jorge, es justo que de ello quede perpetua memoria para que todos lo sepan y ea cosa notoria y manifiesta que el Señor Rey D. Alfonso IX de gloriosa memoria ganó de los enemigos de nuestra Santa Fe católica esta dicha Villa de Cáceres en día señalado del Glorioso San Jorge que es a veintitrés días del mes de abril, según parece por el Fuero que el dicho S. Rey D. Alfonso dio a dicha Villa a la que pobló de cristianos y porque es justo que los cristianos nos acordemos siempre de las mercedes que de Dios hemos recibido y muy especialmente el día de san Jorge, se regocijen los cristianos y den gracias a Dios Nuestro Señor… y asimismo se acordó por el ilustrísimo y muy magnífico ayuntamiento de esta Villa siendo Corregidor de esta el muy magnífico señor Licenciado Céspedes de Oviedo, que se corriesen toros en la plaza pública de esta Villa el dicho día de San Jorge cada año y se mostrase el Pendón con que la Villa se ganó y se pusiese en el Altar Mayor de la Iglesia de N. S. de la dicha Villa vigilia de San Jorge a la misa mayor»…

En resumen, que no es hasta el siglo XVI cuando tanto el Ayuntamiento como la propia población, son conscientes de la importancia en la ciudad de la figura de San Jorge, por lo que deciden fundar la correspondiente cofradía para la custodia y devoción pública hacia dicho santo.Algo que verdaderamente nos extraña, es que hasta nuestros días han llegado muy escasas representaciones en nuestra ciudad de este santo tan peculiar, algo que en otras ciudades tanto españolas como de otras naciones, no ocurre. Aspecto de dejadez local que por otra parte no entendemos.

Aquellas celebraciones de antaño, tenían ciertas similitudes con lo que hoy realizamos, es decir que había misa popular, corridas de toros, así como actos meramente institucionales. Cofradía que fundada en el año 1548 fue reformada en 1554, que contaba con la participación de un elevado número de devotos y que estaba establecida canónicamente en la Iglesia de Santa María, hoy Concatedral.

Construcción Primera: También corresponde al lejano siglo XVI la existencia de una pequeña pero interesante ermita, donde según la tradición local se dio culto público al patrón de la ciudad, existiendo un pequeño retablo con su oportuna representación.

Se encontraba cerca de la Rivera del Marco, a las afueras de la muralla de la ciudad, junto a la Calle Mira al Río, era de tamaño muy reducido, una pequeña ermita. De la que por desgracia existen pocos datos documentales, pero que nosotros seguidamente reproducimos para su general conocimiento.

«Proponiendo se acepte la idea de la Presidencia de que se conserve como recuerdo histórico, la casa llamada de San Jorge en Mira al Río donde se dijo la primera misa en la reconquista de Cáceres, para lo cual debe en primer lugar rescindirse el contrato de arrendamiento de esa finca, realizar en ella las obras necesarias, colocar un altar con una imagen de San Jorge, Patrón de la ciudad, y en sitio conveniente una lápida que recuerde el hecho histórico, cuya redacción deberá encomendarse a la Comisión de Monumentos, diciéndose la primera misa en esa capilla el día 23 de abril de cada año, debiéndose inaugurar en ese día en el año actual».

(Libro Borrador de Actas . Día 13 de marzo de 1924).

Fue el maestro Francisco Encinares, quién en el año 1722, fue contratado para realizar una profunda obra de consolidación en todo el edificio, dado su precario estado.

Al igual que otras tantas construcciones religiosas de nuestra ciudad, pasó por muy distintas etapas. Hasta que en el siglo XX y mas concretamente en el año 1964, encontrándose en muy mal estadofue derribada, desapareciendo así distintos elementos de origen romano que formaban parte de su originaria fábrica.

Curiosamente se da la particularidad de que este hoy desaparecido edificio, se encontraba a escasamente diez metros de la que tradicionalmente se viene considerando el acceso a la denominada popularmente como Galería de la Reconquista o de la Victoria, oportunamente estudiada ydescrita por: D. Juan Sanguino Michel, D. Publio Hurtado Pérez, D. Antonio C. Floriano Cumbreño, D. Miguel A. Ortí Belmonte y algún otro. ( Para mayor detalle consultar la obra titulada D. Miguel A. Orti Belmonte, un cacerense venido de Córdoba (2004), página 21).

Construcción Segunda: No obstante existe otra información que se refiere a la capilla dedicada al santo y existente en la antigua Casa Consistorial, situada entre las Torres del Horno y de la Hierba. Dicha capilla fue construida en el año 1617, para sustituir a otra anterior ya perdida.

«En este Ayuntamiento se acordó que los señores don Pedro de Ovando Perero, don Pedro de Carvajal Ulloa en presencia de su comisión, ordenen se faga la capilla del Ayuntamiento por averse deshecho la que avía quando se fizo la obra que está hecha y que acompañen a los dichos regidores para que con su parecer se vea donde más conbenga se faga y así mismo se fagan en las ventanas del Ayuntamiento unos tejarones porque el agua face daño a las salas del Ayuntamiento. Y para todo lo que en esto se gastare se dé libranza para que el arrendador del Monte del(…) de su renta lo pague y fagan todo lo demás que convenga fasta por fajonar la dicha obra fuera y dentro del Ayuntamiento».

(Archivo Municipal. Libro se Sesiones. Acta del día 30 de enero de 1617).

Mencionaday conocida reforma municipal, sirvió para construir la citada capilla en honor de San Jorge, quedando dicho edificio de dimensiones modestas para la celebración de la festividad del patrón de la ciudad. La existencia de dicho oratorio se mantiene en pie hasta principios del siglo XIX.

Representación Primera: Se trata de una pequeña tabla dorada y policromada de 94 x 100 x 12 cm. que representa a San Jorge a caballo, atacando al dragón ante la presencia de una dama. Se encuentra expuesta desde hace muchos años en el despacho del Sr. Alcalde, sobre una artística chimenea y que los expertos fechan en el siglo XVI de autor anónimo.Su descripción nos explica lo siguiente:

«Composición ingenua, falta de proporción y perspectiva, aunque la figura del caballo y su jinete están tratadas con gracia y habilidad, destacando el intento de dar dinamismo a la escena mediante la posición del caballo y el vuelo de la túnica del Santo».

Así gracias a las actas de las sesiones celebradas por la desaparecida Comisión de Monumentos de Cáceres, hemos conocido algunos otros detalles referidos a esta peculiar tabla histórica. Al menos curioso es el acuerdo de feb a 27 de diciembre de 1889, que dice textualmente lo siguiente:

«Propone el Sr. Sanguino, se pida al Ayuntamiento de la capital, para el Museo, el retablo tallado representando a San Jorge, patrono del pueblo, que hubo en la capilla de la derruida Casa Consistorial, de donde fue a parar a un desván; siendo obra que por su arte y recuerdos es merecedora de conservarla con decoro».

Y en nueva sesión celebrada el 25 de enero de 1890, por los señores: Hurtado, Berjano, Rodríguez,Sanguino, y el Sr. Amarilla, en el despacho del Gobernador Civil, queda constancia:

«Dio cuenta el secretario de haber conseguido el Ayuntamiento el retablo de San Jorge, más un fusil y pistola de las de chispa, para el museo. Todo en calidad de depósito».

La Cofradía de San Jorge: ( 16 de abril de 1548 ).

El repetidamente mencionado investigador local, D. Juan Sanguino Michel (1859-1921) hace referencia a diferentes datos de la Cofradía de San Jorge en su interesante obra titulada: «Notas referentes a Cáceres 1902-1920 » (1997), y que nosotrosseguidamente recordamos:

  • Nota 36.- El libro de Acuerdos de la cofradía, que comienza en el año 1673, aparece como en el año 1693 aún vivía Bartolomé Sánchez Rodríguez, pues firmaba un acta el 23 de abril como cofrade de San Jorge. Dicho año de 1673 era Mayordomo de la misma Juan González, siéndolo posteriormente el mencionado Bartolomé.
  • Nota 37.- (Reproducción literal):
    Leo en dicho libro fº 9 v. … dijeron que por cuanto D. FranciscoRoco de Godoy, vecino de esta villa como heredero del Lic. Antonio Sánchez de Cavañas prvo. Paga un censo de ochenta y ocho reales a dich Cofradía impuesto sobre una viña higueral en el pago de Pozo Morisco de cuios reditos se están deuiendo algunos años, así del tiempo del dicho Antonio Sánchez como de los que ha gozado el dicho D. francisco. Considerando que por la autoridad del D. Francisco no tendría brve expedición el negocio y podrían originarse crecidos gastos, autorizaron al mayordomo para tratar con él de la forma del pago. En el documento que sigue ( pág. 10 ), D. Francisco se obliga a traera su costa y coste una imagen de cuero entero del Patrón S. Jorge para colocarla en la iglesia mayor de esta villa, y no auerle y ser mui conveniente aiaymagen de lo Ilustre de tan Glorioso Patrón, medio para que la devoción se aument., Cuio hecho la dha. Cofradía remite y perdona a dho. Señor D. Francisco todos los réditos que la dicha Cofradía a deuido y deue percibir de el referido Zenso, assi de el tiempo de su mrd. Como del dhh. Antonio Sánchez. (4 de mayo de 1696).
    Acaso la imagen no se llegó a hacer. En el día la que hay en el retablomayor al lado de la Epístola es la que se alumbra el día de la festividad.
  • Nota 38.- (Reproducción literal):
    Al renovar cargoscomo era costumbre el 23 de abril de 1706, pues lohacían el día de la fiesta, pasada ésta, o el 22 después de Vísperas, se lee en el acta:…. «dijeron que respecto de la cortedad de hermanos y estar ausentes por las invasiones del enemigo (Guerra de Sucesión), dijeron se queden unos y otros oficiales sirviendo a dha. Cofradía por no tener posibilidad de otra cosa.» …
  • Nota 39.- (Reproducción literal):
    En el libro que vengo refiriéndome (Sanguino Michel), Fº 33, el acta está extendida a 13 de mayo de 1734, en que se cantaron vísperas de San Jorge, con asistencia del Ayuntamiento, pues se consigna que en tal año no pudo celebrarse la fiesta del día del santo por ser Viernes Santo.
    La última acta que tiene el libro data de la reelección de cargos a 22 de abril de 1762.
    Figura al final:«Inventario de los papeles, bienes y rentas que tiene la Cofradía de San Jorge… en 1734». Vese que era muy pobre, según la descripción de los ocho números que comprende. En el nº 1, se habla de un censo impuesto sobre una casa en la calle del Horno de Pizarro (que es oi la de cruz).
  • Nota 40.- (Reproducción literal):
    Existe otro libro que en su portada dice: «Aqueste libro es de la Hermandad y Cofradía de Señor San Jorge patrón desta mui noble villa de caceres».Contiene las ordenanzas, hermanos, cuentas e inventario de escrituras de bienes de la Cofradía. Entre las cofrades me chocan los siguientes nombres:
    «Ana Ximene La macha.
    Beatriz Alonso, criada de la bernala.
    Catalina Gonzalo, La morena, mujer de pedro maldonado.
    Catalina Gonzalo La partera.
    Catalina martín, candilera de santiago
    Francisca Ximenez, La ytaliana.
    Francisca Sánchez de aldiguela.
    Guiomar Alvarez, hermana de Rodriguo Alvarez.
    Juana Sánchez Candelera de ntra. Sra. leonor Sánchez La borja.
    La texxosa mujer de Mingo rroman.
    La xarona viexa Luzia de Monroy criada del Obispo.
    María Fernández La morena.
    Mariamoxena.
    María gonzalez la graxa biuda de Diego martín el trujillano.
    Volante lopez.
    Ximena gomez mujer de justo de avila».
  • Nota 41.- (Reproducción literal):
    Ordenanzas de San Jorge.
    Las primeras del libro son de 16 de abril de 1548. Se comete el error de decir que Cáceres fue ganada a los moros, según el Fuero, por Alonso de Castilla, y al margen pusieron «el octavo«. En loor al Santo, en cuyo día, 23 de abril, se hizo la conquista, se fundaba la Cofradía. Es de interés lo siguiente:
    » .. y porque todos los que de aquí adelante vinieren que gozen dello y den gracias a ntro. Señor y quede perpetua memoria como el dho. Día de san giorge se gano esta dha. Villa de caceres de los dichos moros por el dho. Señor rei don alonso y para que se regocijen y festejen los cristianos se acordó por el illo. Y muy maggnifico ayutamiento desta dha. Villa siendo corregidor della el muy magfco. Señor licencido fernando céspedes…
    (resto ya tratado en páginas anteriores).
    … Y que a voz de pueblo fuesen todos los vezinos de la dha. Villa a las dhas. Vísperas y porque mas se solenizen las dhas. bísperas y misa fue acordado por algunos devotos xpiamos vezinos de la dha. Villa que se escriuiesen los nombres de las personas que quisiesen las dhas. bísperas e misa tener velas encendidas y paraello diesen cierta suma de mrs sola una vez y que todo el tpo. que biuiesen los diesen la dha. Vela según dho, es a las dhas, vísperas y misa y cuando falleciese alguna de las dhas, personas asi nombrada el mayordomo que tuviere cargo de las dhas, velas e dineros que asi diesen fuese al tierro de tal persona y leuasen cuatro hachas de cera al dho. Entierro…».
  • Nota 42.-Danzas que pagó la Cofradía de San Jorge…
  • Nota 43.- Limosnas por sermones y misas…
  • Nota 44.- Más sobre Bartolomé Sánchez Rodríguez…
  • Nota 45.- Campaneros y muñidores…
  • Nota 46.- Limosna de la Villa- Acabamiento de la Cofradía y Fiesta…
  • Nota 47.- Fiestas costeadas por el Ayuntamiento…
  • Nota 48.- Azulejos de las casas…
  • Nota 49.- ¿Se sintió aquí el famoso terremoto de Lisboa?…
  • Nota 50.- Más sobre la imagen de San Jorge.
    (Reproducción literal):
    «En la visita de 1709 (fº 277) se previene al mayordomo que haga cerca de D. Fran.co. Roco diligencias para que cumpla lo que tiene contratado con la cofradía y traiga el Santo, y si no lo consigue, <pida se de stisfacción á dha. Cofradía de todos los réditos que se le an remitido y an corrido desde la remisión y lo dho. May. pena de ex. Mayor>.
    En la visita de 1721 (fº 296) consta que nada se había conseguidoy dice: <por tantomando su mard. a el Presente may. que en vista de dha obligación firmada por el expresado D. fr. Roco dentro de nueve días de cómo le sea notificado este mandato haga diligencias extra judiciales sobre el suso dho. con dho. D. Frco. y no produciendo efecto pida ante su mrd. lo que viere conbenga en utilidad de esta cofradía dentro de otros nueve días, pena de cuatro ducados aplicados para pobres, y apercibim., de que se procederá á su costa á hazer las que fueron necesarias para el cumplim. de dha obligación>.

    Después de esto nada encuentro respecto de la imagen ni de la deuda».

Tal y como se puede apreciar en los puntos arriba detallados, se conoce un amplio periodo de la existencia de la Cofradía de San Jorge en nuestra ciudad, que al menos se mantiene hasta bien entrado el siglo XIX. Lo que respalda la extendida opinión de que durante varios siglos los cacereños sintieron una general devoción por el Santo mencionado, aunque también es cierto de que por el contrario no se realizaron multitudinarias reproducciones del mismo en nuestra ciudad, algo que verdaderamente es muy extraño.

Para mejor entendimiento, aclaramos que seguidamente vamos a ir tratando las diferentes reproducciones que se conservan de san Jorge en nuestra ciudad, pero no de manera cronológica, sino según nuestro particular parecer.

Representación Segunda: Conocida por muy pocos cacereños, al menos de las generaciones actuales, dado que hace muchos años que no está expuesta al público, se conserva desde el año 1999 oportunamente guardada en una de las dependencias de la Sala de Exposición Permanente Municipal, conocida popularmente como Casa Mirón.

Se trata de una muy buena copia en escayola con las medidas 218 x 70 cm., del San Jorge (San Giorgio) de Donatello, escultor italiano del siglo XV nacido en Florencia. Durante muchos años permaneció dicha reproducción en el Archivo Municipal, con anterioridad y hasta comienzo de los años sesenta, estaba colocada en una hornacina de la escalera principal del Consistorio Municipal, hasta que fue oportunamente sustituido por una talla de madera del mismo santo traída de un anticuario de Madrid. Según los estudios de los expertos, el centro de esta escultura es el escudo, que no está colocado frontalmente sino de tres cuartos, lo que confiere una especie de rotación a toda la figura, que aparece sin caballo, ni el mitológico dragón, que halla su correspondencia en la apertura de las piernas y en la capa que desde el pie derecho sube hasta el hombro izquierdo.

Queremos agradecer muy sinceramente a ese grupo de personas sensibles, funcionarios municipales principalmente, que con su elevado grado cultural han conseguido que dicha escultura realizada con material delicado, halla llegado hasta nuestros días en un estado satisfactorio de conservación.

Representación Tercera:Puesto que al mismo tiempo que estamos realizando este repaso hacia las representaciones que de San Jorge se conservan en Cáceres, también hacemos leve referencia a personas o instituciones que han colaborado por mantener viva esta antiquísima devoción, es justo que en este preciso momento recordemos la figura de D. Alfonso Díaz de Bustamante y Quijano, alcalde que fue de nuestra ciudad durante muchos años y que dedicó todo este tiempo en proteger e incrementar todo el aspecto artístico. cultural e histórico de Cáceres, tanto en el aspecto exterior como en el interior de sus construcciones civiles y religiosas. En gran medida oportunamente asesorado por el también mecenas D. Alvaro de Cabestani y Anduaga, propietario del Palacio de Carvajal, actual Patronato Provincial de Artesanía y Turismo, de la Excma. Diputación Provincial.

Así entre las innumerables aportaciones que para la ciudad realizó o promovió el Sr. Bustamante, nos encontramos con una talla que compró en Madrid, procedente no obstante de Barcelona,los expertos la fechana finales del siglo XVI, y al adquirirse en muy mal estado fue necesaria una rápida y profunda restauración. Por ello las tonalidades que tiene no son las originales ya definitivamente perdidas después de varios repintes indiscriminados y faltos de gusto.

Su altura es de algo mas de los 120 cm. , estando colocada desde el año 1964 en la hornacina del Ayuntamiento mencionada en el apartado anterior. Mientras que la imagen de San Jorge se mantiene equilibrada con una capa dorada, no se puede decir lo mismo del caballo que guarda unos rasgos muy primitivos y zonas visiblemente desproporcionadas con respecto al resto del mismo. En lo referente a la representación del dragón, es una mala caricatura de dicho animal donde se aprecia un gran desconocimiento documental de las características del mismo.

Representación Cuarta: También encontramos en Cáceres diferentes alusiones a otra representación pública de San Jorge, que sin embargo no es muy conocida por un gran número de ciudadanos, salvo los interesados en nuestra historia local.

En esta nueva ocasión nos referimos a una imagen de nuestro patrón, que se solicitó a la cofradía ser colocada debajo del camarín de la Virgen de la Montaña, patrona de la ciudad, lo que ocurría el 26 de septiembre de 1784. De tamaño reducido y de procedencia desconocida, dado su mal estado de conservación fue llevada a la ciudad de Valencia por el Secretario de Cámara del Prelado, D. José Fogués. Pero al producirse de manera inesperada el fallecimiento de dicho señor, no se volvió a saber nada de tan devocional talla

Resultando negativas todas las pesquisas que la propia Cofradía de la Virgen de la Montaña, asesorada por el propio Obispado realizaron para recuperar tan original reproducción.

Representación Quinta:

«San Jorge venciendo al dragón.
Este hermoso relieve de un arte muy movido y narrativo, figura en el lado de la Epístola del retablo de la Iglesia de Santa María.
Representa el episodio de la leyenda de San Jorge, en la cual el Santo Caballero de Capadocia vence al dragón que devoraba a las doncellas de Silena.
San Jorge es el patrón de Cáceres, porque en su día del año 1229 se ganó la villa del poder de los moros.
El retablo de Santa maría es obra de los escultores Guillén ferrán y Roque de Bolduque, que lo terminaron en el año 1550, y la «historia» aquí representada salió de las gubias del primero de estos escultores».

(D. Antonio C. Floriano Cumbreño. Obra:Cáceres monumental vista en una hora 1978).

Con este claro párrafo describe el Sr. Floriano, que fue Archivero Municipal y Cronista de nuestra ciudad en la primera mitad del siglo XX, un fragmento del magnífico retablo de la actual S. I. Concatedral de Santa María la Mayor. Extraordinaria obra de arte que es visitada cada día por miles de turistas, pero que desgraciadamente en lo referente a la escena de San Jorge que pasa prácticamente desapercibida, salvo que el correspondiente guía turístico lo describa.

El conjunto de esta obra es plateresca con claros trazos barrocos, iniciándose el grandioso trabajo en el año 1547 y finalizando en 1550, empleándose dos clases de madera, el cedro y el alerce procedentes de Flandes, ascendiendo el trabajo a mil seiscientos ducados.

La escena representada del santo de Cáceres, descubre unas características claramente de estilo italiano, donde se destacan los mas mínimos detalles, con la aparición de diferentes elementos que forman un conjunto exquisitamente tratado.

«El 6 de octubre del mismo año (1547) se autorizó a Sancho Carrasco, teniente de cura de Santa María para que exija a los escultores que cumplan la cláusula del contrato en que se obligan a dar fianzas; lo que los escultores hacen dándolas a satisfacción de los diputados de la iglesia y se ponen a trabajar utilizando para taller el palacio episcopal.
La obra de talla iba muy del gusto de los patronos de la iglesia, tanto que al llegar julio del año siguiente (el día 22) requieren a los escultores para que los seis tableros que según el contrato habían de ir rasos para ser pintados de pincel sean de ymagineria como todo lo demás. Aceptan los escultores el requerimiento pero no sabemos por qué causa Guillén no hace nada en las historias de referencia yendo todas ellas a cargo de Roque de Balduque según consta en escritura otorgada ante Cristóbal de Cabrera el 16 de marzo de 1551 cuando se otorga la carta de pago y finiquito de toda la obra que habían terminado en 1550, según reza una cartela que en la parte inferior del guardapolvo del lado de la epístola sostiene un angelito».

El retablo se inauguró el 21 de febrero, y de ello se hizo memoria en las inscripciones que sostienen dos ángeles en los remates de la derecha y en las que se lee:

M (ayordomo) EL MAG (nifico) Sr.
G (utie) RRE DE SOLIS.
AÑO DE 1551.
9 KAL (endas) MAR (zo).

(D. Antonio C. Floriano Cumbreño, 1952. Guía Histórico Artística de Cáceres. Segunda edición).

Tan mitológica escena está situada en el interior de una clásica hornacina de arco de medio punto, donde se puede apreciar una variada serie de elementos que forman un conjunto realmente admirable. Vista exterior de una ciudad fortificada, San Jorge a caballo, el dragón, la anónima doncellay como elementos novedosos en esta escena aparecen dos personajes situados en el sentido contrario a donde se desarrolla la acción central, uno de esos personajes se encuentra a pie y el otro a caballo. El conjunto presenta un equilibrio inusual en escenas de estas características, de dimensiones ajustadas, lo que evidencia el especial cuidado de los artistas a la hora de su realización dada la importancia que representa la figura de San Jorge para la ciudad.

Representación Sexta: En este rápido repaso que estamos haciendo sobre la iconografía de San Jorge en Cáceres, le toca ahora el turno a una imagen de las denominadas de bulto redondo. En comparación con las anteriormente descritas, la que nos ocupa el martirizado caballero está mirando hacía el lado izquierdo, mientras que las anteriores lo hacían hacía la derecha.

Y literalmente los expertos la describen de la siguiente manera:

«Representa a San Jorge a caballo venciendo al dragón, en este caso con una factura bastante elemental y popular. Es de manera policromada, mide 100 x 53 x 30 cm. y ha sido restaurada en el año 1994, manteniéndose sus vivos colores originales. El santo luce melena en largos mechones cubierta por un casco, viste una camisa de puños y cuello abollonados sobre la que lleva una armadura entre medieval y romana, cruzada por una banda, con una larga espada al cinto y grandes botas con espuela. Eleva su lanza a modo de estandarte victorioso, montado sobre un caballo torpe y rígido. Bajo sus patas, el dragón semeja un gran odre verdoso, de anatomía bastante descuidada y rasgos simiescos en la cabeza. Dos agujeros en su cuerpo estarían destinados a acoger la parte de la lanza que se ha perdido».

(Memoria de Licenciatura de D. José María Martínez Díaz).

Se suele fechar en la segunda mitad del siglo XVII, de procedencia y autor desconocidos, y se utiliza para presidir los actos públicos y religiosos que realiza la Corporación Municipal, el día de su festividad en la S. I. Concatedral de Santa María La Mayor, a los que suele asistir un elevado número de curiosos y vecinos.

Por su reducido tamaño ha ocupado diferentes lugares en el Ayuntamiento, en la actualidad y desde el año 1999, una vez que fue restaurada pasó a incorporarse a las diferentes piezas que se encuentran expuestas en la Sala de Exposición Permanente Municipal.

Representación Séptima: Y puesto que nos encontramos en el Ayuntamiento, vamos a recordar otra de sus piezas escultóricas, que representa al santo que nos ocupa.

Fue encargado de su realización el escultor D. José Rodríguez conocido popularmente como José de Arganda, como consecuencia de residir en dicha localidad dependiente de Madrid. Se trata de una interpretación muy libre de la imagen descrita en el apartado de la reproducción tercera, con la salvedad de encontrarse esta nueva obra mirando hacia la izquierda. Se sacó una primera copia hoy en paradero desconocido, de la que se obtuvo una copia fundida en bronce por el artista Eduardo Capa, colocándose tan peculiar trabajo en una hornacina construida en la remodelada Plaza de San Jorge, amplia y detallada tarea llevada a cabo en la década de los años sesenta del pasado siglo.

«Se aprueban las facturas del escultor José Rodríguez de Madrid por la escultura de una estatua ecuestre de San Jorge, con importe de 60. 000 pts.
Asimismo, también se aprueba una factura del escultor y fundidor D. Eduardo Capa Sacristán de Madrid, por la fundición en bronce de la anterior escultura ecuestre de San Jorge, con importe de 25.000 pts.».

Lamentablemente esta obra, a pesar de estar realizada en bronce, en las últimas décadas ha sufrido elataque indiscriminado de vándalosdesconocidos que le han partido repetidas veces la lanza, así como teñido de el conjunto escultórico de chillones colores.

Representación Octava: Presidiendo tan amplia Plaza de San Jorge, en elevado espacio se encuentra la popular Iglesia de San Francisco Javier, llamada familiarmente de la Preciosa Sangre por ser estos religiosos los actuales encargados de su cuidado desde algo mas de un siglo.

Dicho templo se levantó en el siglo XVIII, estableciéndose en él los jesuitas y después de pasar por diferentes y variadas épocas, ha llegado hasta nuestros días sin desempeñar ninguna actividad pública, a pesar de contener en su interior numerosas obras de arte de diferentes origen, entre las que cabe destacar, retablos, imágenes y cuadros, uno de los cuales en el lado del Evangelio, remata a un artístico retablo. Mencionada obra pictórica de pequeñas proporciones, a penas un metro de lado representa a San Jorge asaetando al dragón. El conjunto de la obra se le atribuye al artista Paulus Manhei, autor de las escenas que recuerdan en este templo los milagros de San Francisco Javier.

Lástima que en estos momentos no se puede apreciar mencionado cuadro por llevar mas de veinte años el templo cerrado. Afortunadamente hace un año que tuvimos ocasión de asegurarnos de su existencia entre nosotros, a pesar de su evidente suciedad y preocupante humedad que lamentablemente pueden conseguir, que en un corto espacio de tiempo peligre la integridad de dicha obra de arte, además del resto de las mismas que contiene este templo tan injustamente castigado

Representación Novena: Hasta hace poco mas de veinte años, no hemos tenido conocimiento de la representación de San Jorge que seguidamente vamos a describir. El motivo de este tardío descubrimiento se debe sin duda a que dicha imagen ha estado expuesta en lugares de no fácil acceso para los ciudadanos en general, es decir en dependencias no abiertas al público.

Se encuentra expuesto en el Palacio de Carvajal, junto a la S. I. Concatedral de Santa María la Mayor, sede delPatronato Provincial de Turismo y Artesanía dependiente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres.Su actual ubicación es en una hornacina existente en el portal de la entrada principal de mencionado edificio.

Nos estamos refiriendo a una talla policromada y fechada en el siglo XVI, que representa a San Jorge a pie, es decir sin el habitual caballo, representadas ambas figuras (hombre y dragón), con vivos colores y con cierto realismo, el conjunto tiene las siguientes medidas: 112 x 42 x 35 cm.

De claro estilo gótico francés, representa al santo en reposada postura y dulces facciones, destacando en contraste con el aspecto rudo de la representación del dragón. Estéticamente se trata de una obra muy equilibrada y llena de una madurez artística difícilmente igualable.

Tan extraordinaria obra de arte fue oportunamente adquirida en un anticuario fuera de nuestras fronteras municipales, por el anterior propietario del PalacioCarvajal, D. Álvaro de Cabestani y Anduaga, en la década de los años cincuenta-sesenta.

Representación Décima: Durante una docena de años, se procesionó en la tarde del día 23, una imagen de San Jorge de tamaño mediano y realizada en escayola, que se encontraba habitualmente expuesta en el por entonces titulado Sanatorio de San Jorge, con posterioridad conocido como «18 de julio», y que estaba en la Ronda del Carmen, en la actualidad está ocupado por un Centro de Salud Mental, dependiente de la Junta de Extremadura.Dicha actividad se realizó durante la década de los años cincuenta-sesenta, en una interesante campaña por generalizar la devoción hacía la figura de San Jorge, colaborando así un elevado número de vecinos que se revestían con túnica blanca.

Poco mas podemos aportar sobre esta representación. Desconocemos su actual ubicación, así como su propietario real. Su procedencia era la propia de las reproducciones de aquella lejana época, que se extendieron por la practica totalidad de la geografía española, por tratarse de reproducciones hechas en serie.

Y hasta aquí este rápido pero curioso repaso por las distintas replicas de San Jorge, que desde el ámbito público se encuentran en Cáceres. No obstante también conocemos la existencia de otras imágenes de menor tamaño o calidad que las anteriormente descritas, así como diferentes publicaciones, que habiendo sido comercializadas en un momento determinado por particulares o instituciones, en una limitada tirada, se encuentran diseminadas por nuestra ciudad.

No obstante y a pesar de esto, reconocemos y así lo manifestamos que son pocas copias para tratarse del patrón de una ciudad como la nuestra,pese a ello es latente la profunda devoción que la ciudadanía en general siente por el martirizado santo de Capadocia.

Pero como para nosotros, la figura de San Jorge ofrece y representa toda una serie de profundas sensaciones y sentimientos, que mezclados con la simple admiración y devoción, adornado por su estudio y aclaración, resultando captaciones difícilmente explicables a simple vista a terceros, es por lo que nos van a permitir que continuemos con nuestro trabajo y así juntos comprobaremos si verdaderamente llegamos a entender lo que esta devoción ha significado para miles, o mejor dicho millones de personas de todos los tiempos, entre los que evidentemente nos encontramos los cacereños de muy diferentes y lejanas épocas.

Así de esta manera vamos a repasar seguidamente un objeto histórico, que sin representarlo como tal, está estrechamente vinculado a la imagen de San Jorge. Nos estamos refiriendo al denominado Pendón de San Jorge o Bandera del Concejo.

A lo largo de varios siglos, numerosos han sido los investigadores locales que han dedicado mucho tiempo a estudiar este tan peculiar estandarte, trabajos que no vamos a reproducir aquí por lo extenso que podría resultar, pero a los que sin embargo haremosreferencia para mejor entender la importancia que no solamente para nuestra propia ciudad tiene dicho símbolo.

Para hacernos una idea clara de esta magnífica pieza, vamos a reproducir la descripción municipal que del mismo existe:

«Sus medidas son 230 x 180 cm. El material sobre el que está realizado es seda natural, y su estado de conservación es muy bueno dada la fragilidad del soporte sobre el que se bordó, y su época de realización que está situada en Alfonso X.
Seg ún se reseña con todo acierto en el libro: <Patrimonio Artístico del Ayuntamiento de Cáceres>, nos encontramos quizás ante la pieza más antigua del mismo, conmemorativa de la reconquista de la ciudad, pero realizada en la época del Rey Santo, es decir, el siglo XIII.
En tiempos anteriores, se utilizaba para presidir la proclamación de los nuevos monarcas».

(De la obra: Catálogo de la Sala de Exposición Permanente Municipal. 1999).

No obstante y afortunadamente para nuestras investigaciones así como nuestro orgullo como cacerense, conocemos varias y detalladas informaciones o descripciones, además de estudios realizados a este pendón. Lo que nos puede ayudar notablemente en su conocimiento, así como familiarizarnos con estos objetos que durante la Edad Media se empleaban en infinidad de actuaciones, habiéndose convertido en la actualidad en meros elementos de exposiciones.

D. Publio Hurtado Pérez, investigador local al que nos hemos referido en varias ocasiones en el presente trabajo, basándose en diferentes fuentes históricas afirma de manera categórica en su popular obra «Ayuntamiento y familias cacerenses (1915)», que el pendón era utilizado originariamente por Alfonso IX, llevando un león, pero que después de la reconquista de Cáceres fue notablemente modificado por los Reyes Católicos, por motivos de la unificación nacional, justificación histórica por el que la reina Doña Isabel lo borda, tal y como ha llegado hasta nuestros días.

En lo referente a la antigüedad, no todos los investigadores que hemos consultado se ponen de acuerdo, aunque la opinión mas generalizada es la que defiende que se remonta a pleno siglo XIII.

Se conservan numerosas reseñas históricas de la importancia alcanzada por San Jorge en los siglos XVIII, XIX yprimera mitad del XX, considerándolo además de patrono, protectorpues se recurre a él en los momentos especialmente difíciles referidos ante dificultades bélicas, epidemias, sequías u otras calamidades propias de aquellos lejanos tiempos.

Al mismo tiempo nos queda constancia de las diferentes finalidades a las que estuvo sometido nuestro pendón, no solamente participaba en la festividad de San Jorge, sino que ademas presidía la proclamación de los monarcas, acudía acompañando a los soldados cacereños en sus desplazamientos, y asistía a los actos religiosos de especial significado para la ciudad. Estando habitualmente expuesto en el salón noble del Ayuntamiento, salvo en contadas ocasiones.

«… es la bandera concejil más antigua de España y la primera en la que aparecen juntos los temas heráldicos de Castilla y León, recortados en siluetas que se avalan en los detalles con primoroso bordado de cadeneta. Esta valiosa pieza histórica data del siglo XIII y se debió conceder al Concejo de Cáceres en el momento de unión de los dos reinos bajo el cetro de San Fernando».

(D. Antonio C. Floriano Cumbreño . Cáceres Monumental, visto en una hora, 2ª Ed. 1978).

Según apuntes de D. Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros, nuestro pendón de San Jorge tiene un incalculable valor primeramente por su notable antigüedad, a lo que hay que sumar el de la tela misma, así como el bordado, todo lo que lo convierte en ejemplar único en España en muy diferentes campos.

Lo que no comparte es la teoría, mas bien tradición o leyenda, de que fue notablemente modificado por las primorosas manos de Doña Isabel, en laboriosa jornada desarrollada en el Palacio de los Golfines, en una de sus visitas a Cáceres.

Incluso determinados investigadores, afirman que titulados bajo el mismo nombre (Pendón Concejil o de San Jorge), han existido al menos hasta cinco banderas o pendones, dedicando cada uno a una concreta función o misión, resultando el mas popular el que ha llegado hasta nuestros días. El resto se ha perdido por el inexcusable paso del tiempo.

Tanto ha vivido el noble objeto que nos ocupa, que ha sufrido notables daños, a pesar del mimo que nuestras diferentes autoridades municipales, por lo general, le han prestado a lo largo de su existencia, debiendo ser sometido por tanto, a determinados trabajos de arreglo y restauración, que en su conjunto han conseguido que este símbolo popular se mantenga dentro de unas condiciones aceptables.

En esta ocasión, recurrimos a los datos documentales que nos ha dejado el insigne presbítero e investigador local D. Simón Benito Boxoyo, para lo que nos situamos en el año 1780.

«Por su mucha antigüedad se iba consumiendo y destrozando y, pocos años hace, se fortaleció con un tafetán carmesí, por lo que sólo se advierten por un lado las armas de León y una especie de muralla que tal vez serían las de Castilla. Lo tiene en su casa Don Vicente de Ovando Rol, Marqués de Camarena la Real».

Mientras queel investigador cacerense y heraldista, D. Pedro Cordero Alvarado,apunta al respecto lo siguiente:

«Sobre paño rojo aparece un castillo buen ejemplar de tres altos donjones con almenas terminadas en punta, el cuerpo central doblemente almenado, mazonado y con tres puertas de acceso la del centro es un ajimez con mainel. Un rosetón adorna cada torrecilla.
El león mas deteriorado, aparece a la derecha del castillo en posición rampante mostrando una sola oreja, un ojo y la pata posterior izquierda, abundosa melena, cola horquillada y sin corona».

A la vista de todo lo consultado, conocemos documentalmente que el Pendón de San Jorge ha sido restaurado en varias ocasiones, la primera mención escrita está presentada por D. Simón Benito Boxoyo y hace referencia al año 1775, de igual manera y a comienzos del siglo XIX se le realiza otro trabajo de arreglo, así se mantiene hasta la llegada a la conmemoración del IV Descubrimiento de América, en el año 1892, cuando se le practica una nueva restauración.

Durante todo este tiempo el pendón ha estado expuesto en diferentes lugares del edificio municipal, hasta que en el año 1964, el por entonces alcalde de la ciudad y gran mecenas, D. Alfonso Díaz de Bustamante después de restaurarlo, lo coloca dentro de una vitrina y expone en el despacho de la alcaldía, lugar donde ha llegado hasta nuestros días.

En el año 1966, notablemente sensibilizados por la importancia de tan peculiar bandera militar cacerense, la Corporación Municipal decide realizar una copia del mismo con el fin de ser utilizada en la festividad de San Jorge, así como en cualquier otro acto público. De nuevo en el año 1982 se hace otra copia, en esta ocasión para regalarlo al Ayuntamiento de la ciudad hermana de Badajoz. Hemos conocido la realización de otras tres reproducciones con la finalidad de los hermanamientos de Cáceres con otras ciudades; además en el año 1999 se realizó una copia a tamaño real o de manera facsimilar, que fue expuesta en la recién inaugurada Sala de Exposición Permanente Municipal.

Y hasta aquí un rápido repaso histórico y documental de la importancia del Pendón de San Jorge, magnífico símbolo de la ciudad de Cáceres y notable objeto de la historia militar española.

Celebración de la Festividad de San Jorge:

Tal y como hemos ido descubriendo en determinados párrafos del presente trabajo de investigación, a lo largo de los siglos muy diferentes han sido los actos que se han producido en honor de la festividad del reconocido como Patrono de Cáceres.

Llegados a este punto, vamos a intentar presentarles a todos ustedes de una manera cronológica, las diferentes etapas que dicha celebración ha vivido.

También en esta fiesta, con notable facilidad podemos encontrar claros orígenes paganos, con un vinculo histórico que se pierde en la noche de los tiempos. Pero lo verdaderamente interesante o al menos atractivo, para la inmensa mayoría de los ciudadanos es la parte mas moderna, es decir esa que se mantiene perfectamente detallada y documentada.

Las fiestas similares al modelo que en la actualidad conocemos, tienen un origen relativamente moderno, ya que se remontan a principios del siglo XX, según existe constancia en las actas municipales y diferentes publicaciones que hemos podido consultar. Con anterioridad y mas concretamente en los siglos XVI, XVII y XVIII la conmemoración de la fecha de reconquista de la ciudad, se centraba mas desde un punto de vista religioso, con la correspondiente misa y demás actos públicos que podían llevarse a cabo en edificios religiosos, entre los que destacamos el oratorio municipal, la ermita de San Jorge y la Iglesiade Santa María, hoy Concatedral.

De una manera considerada oficial, es decir con la asistencia de la Corporación Municipal, la autoridad religiosa, así como la militar y numerosos devotos, presidiendo el Pendón de San Jorge, se celebra el 23 de abril del año 1917, lo que actualmente podemos considerar como primera celebración de nuestro patrón. Siendo así el Ayuntamiento el que poco a poco se va haciendo cargo de la organización de los diferentes actos y celebraciones.

Así como una actividad mas de esta festividad, se van levantando por los vecinos en los barrios y plazas, elevados montones de objetos viejos, muebles y maderas, que al llegar la noche son quemados hasta su total consumición, costumbre que se remonta al siglo XIII, cuando aparecieronhogueras para asustar a las tropas que sitiaban a la ciudad. Esta costumbre es admitida por la autoridad municipal, pero la que no es bien vista es la tradición de realizar los jóvenes verdaderas batallas arrojándose brevas por calles y plazas, con peligro para los mas mayores. El origen de esta desautorizada actividad puede muy bien remontarse a la época musulmana, favorecida porla gran cantidad de huertas que contienen este fruto.

Se conservan algunas crónicas, de las celebraciones llevadas a cabo en la década de los años veinte y en concreto a las del año 1927, donde se repiten los actos anteriormente mencionados, salvo el de las peleas de brevas, que es rotundamente prohibida por la policía municipal.

Nuevamente a mediados de la década de los años treinta vuelven a surgir las celebraciones de San Jorge, con fuerza y ganas, consiguiendo un respaldo multitudinario de loas propios cacereños, llegando incluso a salir en procesión solemne el pendón de San Jorge, portado por el concejal mas joven, siendo tremolado en el balcón principal del Ayuntamiento, ante el jolgorio general de los presentes.

Pero cuando en la década de los años cuarentava cayendo en la monotonía e incluso en la apatía general, la fiesta de nuestro patrono, llega a nuestra ciudad en el año 1950 el nuevo obispo, D. Manuel Llopis Iborra, natural de Alcoy, contagiando inmediatamente su simpatía por las luchas de moros y cristianos que desde siglos se vienen realizando en el Levante. Este hecho sumado a otra serie de variadas casualidades municipales, consiguen que los cacereños participen activa y multitudinariamente en los diferentes actos tanto cívicos como religiosos que se organizan en Cáceres para conmemorar la reconquista de la misma.

Aparece en el año 1951, la primera cabalgata de jóvenes vestidos de moros y cristianos, enfrentándose frenéticamente en la Plaza Mayor, para dar paso seguidamente a la quema de un dragón hecho de madera, quema de fuegos artificiales, además de la clásica misa en la que participan todas las autoridades de la ciudad, procesión religiosa con la imagen de San Jorge que se guardaba en el Sanatorio 18 de julio, actual Centro de Salud Mental, existente en la Ronda del Carmen.

Los nuevos cambios, agregados a la tradicional fiesta de San Jorge, inmediatamente cuajaron entre los ciudadanos, lo que queda oportunamente reseñado en los diferentes medios de comunicación de la época. Al mismo tiempo desaparece la cada vez menos popular costumbre de las batallas de brevas, que además de producir algún herido, ensuciaba peligrosamente las calles y plazas, con la notable molestia para vecinos y visitantes.

Van transcurriendo la década de los años sesenta, setenta y ochenta donde desaparecen prácticamente todas las hogueras de la ciudad, ello como consecuencia de los tendidos eléctricos, la pavimentación de las calles y plazas, así como la multitudinaria aparición de los vehículos,obliga a la autoridad municipal a prohibir la continuidad de esta tradición que se venía repitiendo en nuestra ciudad desde hacía tantos siglos.

En la actualidad la festividad de San Jorge se mantiene con notables cambios, en relación a cincuenta años atrás, manteniéndose el desfile de moros y cristianos, donde también aparece unapersona que representa a San Jorge, se realizan los enfrentamientos en la Plaza Mayor, así como la quema del dragón y los fuegos ratifícales. Siendo rematada la celebración con la tradicional misa en la S. I. Concatedral de Santa María La Mayor,todo bajo la dirección del Ayuntamiento.

Ademásel viernes, 3 de abril del año 1998, en la Sala de Exposiciones Capitol de Caja Duero se exponen por primera vez en nuestra ciudad una treintena de obras realizadas por extremeños de nacimiento y adopción que representan a San Jorge,realizándose unatractivo catálogo donde se reproducen citas de artistas, escritores, intelectuales, periodistas y gente del mundo de la cultura.

El 21 de abril de 1998, martes, era presentado por el Ilmo. Sr. Alcalde de la ciudad de Cáceres, una atractiva y completa obra titulada: La Leyenda de San Jorge. Cáceres. Tradición , historia, mitología», realizado por tres profesores de la Uex (Javier Alcalá Caldera, Enrique Barcia Mendo y JoséRasero Machacón) una valiosa aportación a la cultura ybibliografíacacerense.

Pero el presente trabajo no podemos darlo por finalizado en este punto, nuestro archivo aún contiene numerosos folios que se refieren a tan martirizado seguidor de Cristo, por ello y confiando en la benevolencia y paciencia de todos ustedes, vamos a continuar nuestro grato peregrinar por algunos puntos mas, que al finalizar seguro que nos han convertido en devoto de San Jorge, o al menossimpatizante del mismo.

Ermita de San Jorge:

Aunque nos estamos refiriendo a una construcción que no se encuentra propiamente incluida en el casco urbano de Cáceres,si pertenece al mismo. Su ubicación es a unos 12 km. del centro de la ciudad, en la carretera que va dirección a Badajoz. Frente la Castillo de las Seguras, en pleno campo a los pies de la Torre defensiva de los Mogollones, aún en la actualidad se pueden contemplar unas ruinas invadidas de vegetación.

Según la docta opinión de los historiadores, esta castigada construcción debió de estar inicialmente dedicada a simple finalidad pagana, dada la notable antigüedad de la misma, que puede fácilmente fecharse en el siglo XIV, para con posterioridad convertirse en un templo cristiano que aún hoy deja entrever. Tan poco conocemos documentalmente el título ni la justificación de San Jorge, nombre que por otra parte ha trascendido hasta nuestros días, gracias a la pluma de historiadores e investigadores al menos desde el siglo XVII-XVIII.

A pesar de tratarse de una ermita de índole privada, por pertenecer a unos terrenos particulares, al menos en el último siglo se ha permitido el acceso respetuoso de cuantas personas han querido llegar hasta la construcción, aunque esto halla significado en algunas ocasiones el dañar aquel lugar tan especial.

No entendemos la falta de interés en general, por impedir la desaparición de una de las construcciones mas curiosas e interesantes de nuestro entorno histórico.

Varias son las particularidades de esta ermita en relación con otras construcciones similares de los alrededores. Quizás las mas llamativas o al menos conocidas, sean la forma de su construcción así como el estar en su interior totalmente llena de pinturas murales fechadas en el siglo XVI y realizadas por el pintor Juan de Ribera.

«Se inicia en el coro con escenas bíblicas, acompañadas de inscripciones góticas en tres renglones, que contienen los versículos de: aparición de Yaveh, a Abraham en el encinar de Mambré, la Bendición de Isaac o Jacob. Continuamos por la denominada antecapilla, allí podemos apreciar diferentes fases: Escenas de la vida de Cristo, pudiendo observar dos: la Anunciación de la Virgen y Cristo en el Huerto de los Olivos, en un sincretismo que señala Vida-Muerte. En los muros interiores destacan figuras de santos mártires femeninas, Santa Lucía y Santa Bárbara, masculina los apóstoles Santiago (como peregrino) y San Lucas. El arranque de la bóveda que permanece, visión que estaba decorada por los Cuatro Evangelistas, de los cuales queda Juan «.

Curioso caso arquitectónico, es muy posible que el único que quede en toda Extremadura, ello por la notable manera de cubrir el edificio. Grandes arcos apoyados en fuertes muros, empotrados estos en el suelo, lo que da a la ermita e aspecto de estar levantada para aprovechar perfectamente el terreno. Tiene un extraño pero perfecto tipo de concha, manteniéndose en pie el que denominados coro, con pequeña antesacristía y sacristía, originariamente debió de contar con al menos tres pequeñas ventanas mas, alguna de las cuales en las últimas décadas ha sido abierta brutalmente hasta convertirla en una tosca puerta.

La ermita que nos ocupa, de la cual tuvimos conocimiento en el año 1984 y que visitamos por primera vez en el mes de abril de 1988, aprovechando lo desigual del terreno se levanta frente a un pequeño estanque, totalmente artificial, lo que nos da a opinar que su función era la de que en dicho lugar entrase el caballero sobre su cabalgadura y quedando sumergido en el agua hasta la cintura, a la misma altura que el sacerdote ¿benedictino?. En nuestra docena de visitas a aquel mágico lugar, realizadas en todas las épocas del año, hemos podido encontrar comunicación del estanque con el arroyo que transcurre en las proximidades de la silenciosa ermita, por lo que permite que el estanque permanezca prácticamente durante todo el año, con agua.

De igual manera hemos podido localizar lo que parecen primitivos enterramientos, a pocos metros de la ermita, así como restos de alguna otra construcción de menor tamaño.

En la actualidad podemos considerar muy delicado el estado de conservación de San Jorge, lo que hemos denunciado en repetidas ocasiones en los medios de comunicación regional.

Aquí damos por finalizado el apartado de tan peculiar edificio, pues conocemos la existencia de estudios mucho mas amplios y detallados que este nuestro, solamente hemos pretendido quedar constancia de su existencia y su valor cultural en este trabajo referido a San Jorge.

Devoción popular:

Permítanme antes de finalizar nuestra modesta intervención, hacer una pequeña incursión por un aspecto mas humano local, relacionado con nuestro repetido santo.

Respaldado por mi particular devoción hacia San Jorge y una desmesurada admiración que de siempre he sentido hacia el mismo, he dedicado los últimos veinte años a estudiar detalles sobre el grado de seguimientode los cacereños hacia nuestro patrono.

El resultado ciertamente no es muy positivo, ya que únicamente un quince por ciento de los niños (varones) son bautizados con el nombre de Jorge. Frente al treinta por ciento que hace cuarenta y cincuenta años atrás se daba.

Mientras que en contraposiciónde cada diez casas cacerenses, al menos cuatro tienen algún objeto que represente a este personaje tan peculiar.

Evidentemente se dan algunas excepciones, que se refiere a familias que conservan variados objetos (imágenes, estampas, libros, etc)de San Jorge, pasando algunos de ellos de generación en generación.

Lo triste es que la mayoría de estos objetos tienen que ser adquiridos fuera de nuestras fronteras municipales, e incluso regionales.

En todo este último punto, nosotros tenemos también algo que aportar y apuntar

  • Mi hijo, de dieciséis años de edad, se llama Oscar Jorge.
  • En el año 1992 fundé la Asociación Cultural Cacereña «San Jorge».
  • Poseo una veintena de variados objetos que representan a San Jorge, entre las que destacan: cuadros, figuras, estampas, dibujos, libros, etc.

Dentro de este conjunto se da la curiosidad de cómo, durante el mes de julio del año 1999 adquirí en un mercado callejero de una conocida localidad malagueña de la costa, un pequeño y original cuadro de unos 10 cm. de lado, que representa a San Jorge, con una popular oración realizada en árabe, y que había sido reproducido por un artista sirio, natural de Damasco, de religión cristiana.

«San Jorge bendiga cada rincón de esta casa»

Una causalidad no muy frecuente, y que en los años sucesivos a pesar de que hemos vuelto a frecuentar dicho lugar de instalación del mercado callejero, no hemos podido localizar a aquel simpático vendedor, con el que mantuvimos una enriquecedora y curiosa conversación.

Así conocimos detalles de su numerosa familia, naturales de Siria, pero cristianos desde varias generaciones atrás. Miembros de un amplio colectivo de cristianos antiguos que se asientan en Damasco desde al menos el siglo XIII. Siendo San Jorge el patrono de dicha ciudad y al que ellos rinden profunda y sentida devoción. Descubriéndome antiquísimos ritualescuyo origen se pierde en plena Edad Media.

Una curiosidad que nos sirve para rematar nuestro trabajo de investigación sobre tan universal santo, que en los últimos años estárecuperando una general atención en Cáceres, pero también en diferentes lugares de la geografía española, dándose la apariciónde una estrecha comunicación entre diferentes colectivos que veneran a San Jorge, potenciando notablemente su variada representación.

Quiero aprovechar esta oportunidad, para compartir con todos ustedes mi firme intención, en los próximos meses,de recuperar la existencia de la Cofradía de Nuestro Señor San Jorge, en la ciudad de Cáceres. Con la única intención de divulgar la devoción pública de su imagen titular, para todo lo cual estamos manteniendo los oportunos contactos tanto con otros firmes seguidores de mencionado santo, como con la autoridad correspondiente.

Para mejor ocasión dejaremos laleyenda de la Galería por donde se Reconquisto la ciudad…

Nuestro sincero agradecimiento:

Enun trabajo de investigación de estas características, a pesar de sus discretas proporciones han jugado un papel relevante un reducido grupo de amigos y conocidos, sin los cuales no cabe duda alguna, que el resultado hubiese sido muy distinto, o tal vez no se hubiese podido realizar, por tal motivo deseamos manifestarles públicamente todo nuestro agradecimiento y consideración.

D. Juan Luís Gil Rodríguez
Señorita Mª del Carmen Fuentes Nogales.

BIBLIOGRAFIA

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    (Mercedes Pulido, Montaña Pulido, Abelardo Martín) 1996.
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    Cáceres visto por un periodista.
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    Facsimil de la edición Princ.. de 1675.

    Institución Cultural «Pedro de Valencia».
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  • Catálogo de los Fondos Pictóricos y Escultóricos de la Diputación Provincial de Cáceres.
    Francisco J. Pizarro Gómez y Mª Teresa Terrón Reinolds.1989.
  • ArchivoHistórico Diocesano. Obispado de Coria-Cáceres.
    Cofradía de San Jorge. Documentos:
    Parroquia de Santa María. Cáceres.
    Libro 77: Acuerdos y Cuentas 1548-1817.
    Libro 78: Elecciones e Inventarios 1673-1762.
    Parroquia de San Mateo. Cáceres.
    Escritura de Censo, 1532.

«Y porque todos los de aquí adelante vivieren
que gozen dello y den gracias a nuestro Señor,
y quede perpetua memoria como el dicho dia
de san giorge se ganó esta dicha villa
de cazeres de los dichos moros por el dicho
Señor Rei don alfonso (9º) y para que se
regocijen y festejen los (ciudadanos)
se acordó por el Ilmo. Y muy magnífico
ayuntamiento de esta dicha villa
siendo corregidor de ella el muy magnífico
señor Licenciado Fernando Cespedes de Oviedo,
este presente año que se corrieren toros
en la plaza pública de esta dicha villa
el dicho día de san g(i)orge en cada un
año perpetuamente y se mostrase el
pendón con que la dicha villa se ganó
y se puniere en el altar mayor de la
iglesia de nuestra señora santa maría de la
dicha villa vigilia de san xorje a las vísperas
y el día a la misa mayor. Y quea los
de pueblo fueren todos los vezinos de
la dicha villa a las dichas vísperas y porque más
se solenizen las dichas vísperas y misa fue acordado
por algunos devotos (xpianos) vezinos de la dicha villa
que se escriviesen los nombres de las personas
que quisieren a las dichas vísperas e misa
tener velas encendidas y para ello diesen
cierta suma de mrs (dinero) sola una vez
y que todo el tiempo que binieren los dieren
la dicha vela según dicho es a las dichas
vísperas y misa cuando falleciere algunas
de las dichas personas así nombrada el
mayordomo que tuviere cargo de las dichas
velas e dineros que así dieren fuere al
entierro de la tal persona y levaren cuatro hachas
de cera al dicho entierro … «.

(Libro de Ordenanzas, de 16 de abril de 1548).

Oct 012004
 

Por Fréderic Chordá, Felipe-Gil Peces Rata y Teodoro Martín Martín.

INTRODUCCION

El presente estudio tiene por objeto el análisis de la personalidad y la obra del obispo Pedro de Godoy. Natural de Aldeanueva de la Vera, diócesis de Plasencia, en Extremadura, ingresó en la orden de predicadores en la que regentó diferentes puestos de responsabilidad. Catedrático de Teología en el Estudio Salmantino fue designado obispo de Osma en 1663, para recalar después en Sigüenza, obispado que gobernó hasta su muerte en 1677. Este hombre y su obra nos parecían enormemente representativo de las capas sociales dominantes en la sociedad española del siglo XVII.

Esta nuestra aproximación al personaje la realizamos tras un exhaustivo análisis de la documentación a él referida. Lo cual nos ha exigido la consulta de una gama variada de centros de documentación histórica en su pueblo natal, en Salamanca, Madrid o Sigüenza, lugares en los que su huella fue más patente. Pero los textos escritos nos han servido como referentes de las representaciones iconográficas del personaje y que han llegado hasta nuestros días.

La última parte de nuestra ponencia tiene por objeto la aproximación a Fray Pedro de Godoy, a través de una de sus imágenes conservada en la Catedral de Siguenza, Nos referimos al cuadro hoy depositado en su Archivo Capitular y que nos lo presenta en actitud de escritor, con una pluma en la mano, cercano a una mesa en la que sobresalen sus “Disputaciones Teológicas”.

I) LOS SOPORTES DOCUMENTALES SOBRE PEDRO DE GODOY

Previa a toda reflexión sobre un personaje o una época el historiador debe plantearse la búsqueda de la información, con un método de contraste de fuentes adecuado. Eso es lo que se ha llevado a cabo en nuestro caso. La consulta de los libros sacramentales en la Parroquia de Aldeanueva de la Vera, los de grados y accesos a Cátedra en la Universidad de Salamanca, el expediente de limpieza de sangre para ser nombrado predicador de Felipe IV sito en el Archivo General de Palacio en Madrid, han sido algunas de aquellas. Sus obras escritas en forma de manuscritos o impresas han sido consultadas de forma fehaciente y sistemática.

Nos parece destacado subrayar el rastreo de datos en el Archivo de la Catedral Seguntina, última etapa existencial de nuestro biografiado. Allí se han estudiado las Actas Capitulares y los libros de Obra y Fábrica del periodo en que Godoy gobernó la diócesis, 1672 a 1677. Con un resultado desigual nos ha permitido contrastar información que ya teníamos referenciada en otras obras sobre el tema, impresas o sin publicar aún.

En esta etapa previa de hallazgos documentales nos ha sido fundamental la existencia de cuatro representaciones iconográficas de nuestro personaje. La primera en el tiempo el retrato existente en la sacristía de la iglesia de su villa natal. Pertenece al periodo en que regentó la diócesis de Osma. En Sigüenza sobre Fray Pedro tenemos dos cuadros. Uno en la Galería de obispos, obra reciente, hecho sobre el original de la Catedral y otro el que nos parece de más interés y valor para reflejar la “imagen” del Obispo Godoy. Nos referimos al que se conserva hoy en día en el Archivo Catedralicio. Es este el que nos servirá de base a nuestro estudio iconográfico sobre el personaje representado. Existe una última copia, sobre los originales de Sigüenza, realizada en el siglo XX, y ubicada en la Sala Capitular Nueva del Convento de los padres dominicos de San Esteban en Salamanca.

Con este bagaje de herramientas nos hemos planteado el rastreo de la huella que Godoy dejó a lo largo de su discurrir vital. Una huella histórica y otra visual, icónica diríamos también. Nos parece que ambas reflejan muy bien a un personaje y su existencia. En nuestro caso un intelectual representativo de lo que se hacía y cómo se trabajaba en la España del siglo XVII, etapa fundamental en nuestra historia.

II) LA FIGURA HISTÓRICA DE PEDRO DE GODOY

Hoy es posible establecer un estudio biográfico de Fray Pedro de Godoy. Ello es así tras el descubrimiento y puesta en común de la documentación a él referenciada. La reciente obra de Teodoro Martín titulada “Dos escritores de la Vera en el siglo XVII”. Cáceres, 2003, ha puesto de manifiesto la gran variedad de fuentes existentes y su bondad informativa.

Los hallazgos en el Archivo de la catedral de Sigüenza y en el Archivo General de Palacio de Madrid[1] han completado el arco vital de este personaje del siglo XVII, representante significativo de la organización eclesial española y con un alto nivel de jerarquía y expresión, asimismo, de la intelectualidad de los años mil seiscientos.

Nace nuestro autor en 1608, en la localidad de Aldeanueva de la Vera, en aquellas fechas lugar dependiente de la ciudad de Plasencia. Perteneció a una familia con orígenes en la pequeña nobleza. “Su bisabuelo Francisco de Godoy vino a este lugar de la villa de Cáceres, en donde siempre fue tenido y estimado por caballero e hijosdalgo”[2]. Otro responde que “son tenidos por la gente más noble deste dicho lugar y por tales fueron siempre tenidos.”[3] “El padre del Maestro Pedro Gil el Mozo fue alcalde y sexmero de la Sierra y oficios que se dan siempre a gente limpia.”[4] Todas estas citas avalan claramente sus orígenes hidalgos.

Desde temprana edad muestra el niño y luego joven Pedro su afición por los libros y el estudio. Entre las obras que a él se le atribuyen, a los 13 años, hay una titulada “Suma de la muerte y honras de S.M. el rey Dn. Felipe III de las Españas….en los reales conventos de San Jerónimo y Sto. Domingo”. Colegido por Pedro de Godoy, impreso en 1621, en Madrid y con una extensión de 2 hojas. Tengo mis dudas de que esta obra sea realmente trabajo de Godoy. El contenido de los dos folios y la edad de Godoy en esa fecha me hacen dudarlo[5].

Dato cierto es que en 1624 toma el hábito dominico en el convento de San Esteban de Salamanca e inicia sus estudios universitarios. En 1632 estando en el colegio de San Gregorio de Valladolid obtiene el título de Bachiller por esta Universidad, que completó con el de Licenciado y Maestro de Teología en 1638 en Salamanca. La docencia fue una de sus competencias profesionales y en este sentido inicia en 1638 su labor docente en el estudio salmantino que le llevará en 1650 a ser Catedrático de Vísperas de Teología y en 1658 Catedrático de Prima en la mencionada Ciencia

Esta labor como profesor la compatibiliza con la de prior de su convento de San Esteban en el trienio 1654-56, así como maestro y capitular en varios Capítulos de la Orden dominicana de la provincia de Castilla.

Este quehacer intelectual es reconocido a nivel nacional. Su cátedra y sus escritos representan la continuación de la obra teológica de la escuela de Francisco de Vitoria y el neotomismo del siglo XVI. Por todo ello es nombrado predicador del rey Felipe IV en 1647 y años después, en 1663 nominado obispo de Osma, obispado que gobierna hasta 1672. Este año es ascendido a la sede de Sigüenza, en la que fallece en 1677, a las 69 años de edad, habiendo sido preconizado como arzobispo de Granada, cargo que no llegó a ocupar.

Es en su etapa de titular de Osma cuando decide publicar parte de su obra. Sus trabajos manuscritos de cátedra eran plagiados con mucha frecuencia y ello le empujó a imprimir sus obras sobre teología dogmática y moral preferentemente. La edición se inicia en 1666 y concluye en 1672; surgen así siete volúmenes de una obra que se nominó Disputaciones Teológicas, un volumen por año. Consta de tres partes, 33 tratados, 205 disputaciones, 1255 capítulos y más de 5600 páginas. Fue la obra de su vida. Que yo conozca se hicieron dos ediciones de este trabajo, la original en Osma y otra en Venecia en 1696. Todos los volúmenes están escritos en latín, con gran profusión de citas bíblicas[6].

Este personaje dedicado al estudio teológico y a la docencia universitaria podría dar la imagen de personalidad altanera, distante y orgullosa de sí mismo. Nada más alejado de la realidad. Los datos que nos dejan los que le trataron hablan de un ser modesto y humilde, “temblaba al subir a la Cátedra”, señalan algunos[7]. Ajeno al poder y al medro personal de él se dijo que “jamás puso en Madrid los pies”[8]. Hombre estudioso al máximo, de un talento natural y con una sabiduría y sentido de la profundización en el mundo del dogma y las ideas poco comunes.

Su rigurosa vida religiosa, desarrollada en los claustros conventuales y universitarios, era compatible con el cultivo de la amistad y la lealtad. Durante el gobierno episcopal buscó siempre el acuerdo con los cabildos catedralicios; la concordia era superior intelectualmente al conflicto señalaba . Su afición al estudio y la lectura le llevó a la ceguera en los dos últimos años de su vida.

Grandes escritores, desde Nicolás Antonio hasta Miguel de Unamuno, han valorado su obra y significación histórica, como el ave fénix de la escuela teológica de Salamanca.

El gran teólogo francés J.B.Gonet, profesor en Burdeos, se inspiró en el maestro Pedro de Godoy para componer su “Clypeus Theología Thomisticae”. Todo ello nos habla de una figura señera de la intelectualidad española del siglo XVII, aún centrada, con exceso diríamos, en los temas de la teología dogmática y moral.

¿Qué nos dice la obra gráfica que hemos heredado de Fray Pedro de Godoy?. Es este el cometido de la siguiente parte de este trabajo[9].

III) FRAY PEDRO DE GODOY, OBISPO DE SIGÜENZA

Catalogación

Autor desconocido: Fray Pedro de Godoy, Obispo de Sigüenza.

Ubicación actual: En el Archivo Capitular de la Catedral de Sigüenza.

Análisis Material

Medidas: 1,7 X 1,3 m.; lleva marco negro ancho, con una simple moldura ondulada, de mucho vuelo, sin más decoración.

Técnica: Óleo sobre tela.

Estado de conservación: el lienzo está rasgado en varios lugares, dejando ver la trama; está muy oscuro por la suciedad acumulada con el tiempo; no parece recortado, por su estructura de composición y la presencia de varios símbolos en los márgenes; el marco también está mal, atacado por la carcoma. La fotografía digital de la imagen ha permitido, virtualmente, recuperar buena parte de su aspecto original; en ésta ha podido basarse la parte visual del estudio que, de lo contrario, no hubiera podido hacerse.

fig1Figura 1: Fray Pedro de Godoy, Obispo de Sigüenza, de autor desconocido (1,7 X 1,3 m., óleo sobre tela), hacia 1675, Archivo Capitular de la Catedral de Sigüenza.

Descripción

La imagen (figura 1) presenta un modelo, viejo, de aspecto masculino, vestido de blanco hasta los pies, con esclavina negra sobre los hombros y pecho, y capucha bajada; está en un sillón, casi en la esquina de una mesa, con libros y útiles de escritura, sujetando una pluma en una mano y un cuaderno en la otra; va a escribir. En el ángulo superior izquierdo hay un escudo, en el de abajo de ese lado una forma aproximadamente triangular, que es una mitra, encajada en el ángulo, con una faja, y también abajo, a la derecha, hay un paño, dispuesto como un rectángulo, que hace una cartela con sus pliegues, con algo escrito. La luz va de desde la derecha; modelo y muebles están en posición de tres cuartos.

El fondo, como el suelo, del que se ve un poco, son lisos.

El modelo está acercándose al papel, haciendo el gesto de escribir con naturalidad, adelantando la mano, que se acerca al espectador; en su impulso mueve la pierna, revolviendo el vestido y el mantel rojo de la mesa: todo él está implicado en la acción de escribir; no se ve el cuerpo, bien cubierto por la ropa.

La cabeza, de tres cuartos, ofrece bien sus rasgos; el pelo es casi blanco, muy rizado, alborotado, abundante y corto; la piel es clara, colorada, de haber sido muy rubio, de luz algo grasa; la frente es amplia, bien iluminada, entre la cabellera abundante y las cejas finas y rectas; los ojos son grises y miran, suavemente, al espectador; las ojeras, junto a la nariz, hacen dos pequeñas marcas; la nariz es recta, estrecha y larga, sin exagerar, en proporción a la cara; la boca tiene los labios finos; la mandíbula es bien evidente, muy particular, y las mejillas son fláccidas, ablandadas por la edad, rebosantes sobre la capucha; la vejez también se ve en lo marcado del perfil y en los labios rojos planos. Va afeitado.

Su actitud es atenta, con su cabeza erguida, la boca firme, mira al espectador, saliendo de su mundo, afable y seriamente desviado ahora de su cometido. Precisión de rasgos y gesto son bien particulares, retratando en su individualidad al modelo.

Lleva una cruz pectoral colgando, dorada con piedras, de un hilo también dorado. En el dedo anular de su derecha hay un anillo cuadrado; en esa mano sujeta una pluma blanca, bien evidente sobre el fondo negro; ahí la bocamanga está algo recogida, para hacer más fácil la escritura. La mano izquierda sujeta el cuaderno donde acaba de escribir, en latín: Que los ojos vivan a la luz clara de los tratados del Doctor Angélico sobre el Misterio de la Inefable Encarnación[i]; su pulgar sujeta la vuelta del papel y, sin coherencia visual, empuja el texto hacia abajo.

El modelo escribe de corrido, sin consultar; se presenta al espectador en actitud que expresa con simplicidad su cometido.

Objetos de la mesa

La mesa está tapada por un mantel rojo, muy amplio, que llega hasta los pies, ocupando mucho espacio; si la imagen se mira desde abajo, se constituye como un primer plano que da profundidad al modelo, en un efecto que empuja la mirada de afuera adentro (repoussoir). El tablero está bien iluminado, de un tono más claro que el faldón; hay un tintero con su caja de arena, un bote de vidrio con dos plumas, una campanilla y una pila de dos libros, al fondo; estas cosas marcan la profundidad, como la graduación de una regla.

En tres esquinas de la imagen hay otros tantos objetos, acotando el campo del modelo, sin distraer su identidad concreta e íntima. Arriba, a la izquierda, están sus armas, coronadas del emblema dominico y el distintivo (capelo) de obispo; abajo, en el mismo lado, hay la forma triangular de una mitra rodeada de una faja, que se sostiene con artificio. También abajo, a la derecha, hay una cartela que identifica al modelo, y dice, en latín: Ilustrísimo y Reverendísimo Señor Doctor Fray Pedro de Godoy, que fue Obispo de Osma, elegido Arzobispo de Granada y Pamplona, últimamente Obispo y Señor de Sigüenza, constructor de esta parroquia. Murió el día 25 de enero de 1677, a la edad de 78; es como un pañuelo bordado, con una guirnalda y pliegues y vueltos que enmarcan el rectángulo apaisado, encajado además por el mantel. Los tres objetos señalan un primerísimo plano y destacan mucho por estar en tres quicios; tienen un tratamiento decorativo del que no participa el retrato, con las amenidades del marco vegetal del escudo, los bordados de la mitra y los márgenes de la cartela; tienen los colores de la imagen, especialmente en las entonaciones de los encarnados, pero su carácter es muy distinto del modelo y su mundo, contrastando. La percepción que de estos objetos tenga el espectador depende muchísimo de la altura del cuadro: si estaba alto, mitra y cartela dejarían de estar abajo para estar cerca, dominando al espectador.

El análisis del esqueleto estructural de la imagen nos permite entender sus ideas madre visuales (figuras 2 y 5).

fig2a fig2b fig2c

Figura 2: Ideas Madre

Se trata de una imagen realista, compuesta con simplicidad, recurriendo a una formulación lineal (diagonal armas-mano-cartela), alineación marginal en L armas-mitra-cartela) y esquema poligonal (busto, mesa, objetos, silla) (esquemas de Arnau Miquel Amengual).

Contexto

Datación: Después de 1675, fecha de fundación de la Capilla de San Pedro, y hasta alrededor de 1677, fecha de la muerte de Godoy.

Ubicación original: La inscripción del cuadro lo sitúa en la Parroquia de San Pedro, en la propia Catedral de Sigüenza (constructor de esta Parroquia), para la que se hizo; Minguella[ii] dice que estuvo en la Sacristía; allí sólo lo verían los presbíteros que se preparaban para celebrar, pudiendo servir para su edificación; se supone puesto alto, manifestando autoridad, y recordando que el modelo había sido quien fundara la Parroquia; es posible incluso que funcionara como un Memento, recordatorio y oración por los difuntos[iii] que forma parte del rito de la Misa, pidiendo su admisión en el Cielo. Luego estuvo en la nave de esa Capilla, expuesto a la consideración de los fieles, sin ser Santo, que canónicamente no lo es, pasando después, para mejor conservación, recientemente, al Archivo Capitular, su lugar actual.

Circunstancias: La Parroquia fue fundada, el 4 de marzo de 1675, por Fray Pedro de Godoy para dar asistencia religiosa a los fieles de Sigüenza, considerando que no quedaba suficientemente atendido el culto en la ciudad. Se dedicó a San Pedro, su patrón y, también, Primado de los Apóstoles, primer Papa y Vicario de Cristo, de quien se declaran sucesores, con ese título, los demás, y con los que están en paz y comunión todos los Obispos, también como sucesores de los Apóstoles, entre los que querría incluirse, para mostrar la unidad católica de la Iglesia. Pudiera ser que estas consideraciones estuvieran en las intenciones de Godoy al hacer su fundación.

fig3Figura 3: Fray Pedro de Godoy, Obispo de Osma, de autor desconocido (1,3 X 0,9 m., óleo sobre tela, 1663-1672), Parroquia de San Pedro, Aldeanueva de la Vera (Cáceres).

Variante formal del retrato de Sigüenza, bendiciendo; el modelo se presenta aquí como pastor de almas, con cruz pectoral y anillo, que son sus distintivos de Obispo de Osma, y no como maestro, en un concepto muy diferente de la otra imagen; pudiera ser, por anterior, la fuente del de Sigüenza. Sería pintado entre 1663 y 1672, años de su pontificado en esa sede, según consta en una inscripción latina que lleva, hasta que fue nombrado Obispo de Sigüenza; se habría hecho para recordarlo como hijo de Aldeanueva, y benefactor de la parroquia (a la que dotó de una capellanía y regaló diferentes ornamentos litúrgicos). Acaba de ser (2004) magníficamente restaurado.

Hay variantes en Aldeanueva de la Vera (Cáceres) (figura 3), su pueblo, bendiciendo, en la Galería de Obispos, en el claustro superior del Palacio Episcopal de Sigüenza, réplica de éste, y en el Convento de Dominicos de San Esteban, de Salamanca, copia moderna y libre del nuestro.

No hay, en el Archivo Capitular, ninguna referencia al eventual contrato para el cuadro, por lo que puede decirse que fue un encargo del propio Obispo, de sus familiares o ejecutores testamentarios.

El modelo es Fray Pedro de Godoy (1608-1677), fraile predicador, Prior del Convento de Dominicos de San Esteban, en Salamanca (1654-1656), Catedrático de Prima en la Facultad de Teología de la Universidad de Salamanca en 1658, Obispo de Osma (1663) y, desde 1672 a su muerte, de Sigüenza[iv].

En el ángulo superior izquierdo está su escudo episcopal; y bajo el capelo de obispo está el emblema dominico[v].

La mitra expresa, con el anillo y la cruz pectoral, su condición de obispo, teniendo esos objetos un carácter iconográfico. La mitra simboliza, en su estructura simétrica, el conocimiento de ambos Testamentos de la Biblia, y, también, cada una de sus dos partes (ínfulas) manifiestan una el espíritu y la otra la letra[vi].

La cinta con cruces bordadas sobre la mitra es el palio, distintivo que los arzobispos llevan al cuello sobre la casulla, durante las celebraciones litúrgicas; los arzobispos tienen autoridad sobre las distintas diócesis que componen las provincias eclesiásticas, que ellos presiden.

La cartela informa, entusiásticamente y sin corrección expresiva, que podía haber sido nombrado Arzobispo de Granada o Pamplona, si hubiera vivido más, que ejercía el Señorío de la ciudad de Sigüenza, y que fundó la Parroquia de la Catedral, en donde estuvo primeramente el retrato. Las cifras de su edad (78) son de caligrafía distinta a las del resto de la inscripción; su biógrafo Minguella las discute y dice que sólo llegó a los setenta[vii].

Los libros, y lo que escribe, manifiestan que Godoy fue un importante comentarista de la obra de Santo Tomás de Aquino, el más importante autor de la Orden de los Frailes Predicadores, a la que él pertenecía, publicando muchos importantes tratados sobre el pensamiento tomista. En 1666 salió el primer tomo de susDisputaciones Teológicas, de un conjunto de siete, dedicado al Misterio de la Encarnación, al que se refieren las frases que escribe en el cuadro; fue editado e impreso a costas del Obispo.

El paño que cubre la mesa, habitual en este tipo de retratos, pudiera ser una referencia a la industria textil que había en Sigüenza, documentada desde fines del XVII[viii].

En todas las diócesis hay galerías de retratos de los obispos que han sido, manifestando la continuidad y la permanencia de la institución en el tiempo, siendo cada titular un eslabón de la cadena; esta idea es uno de los motivos del retrato. En 1936, con la Guerra Civil, se perdió buena parte de esa colección, salvándose el de Godoy, que se ha intentado rehacer después.

fig4aFigura 4a: El Padre José de Sigüenza, de B. Carducho ( 130 X 117 cms. óleo sobre lienzo, 1602. Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial).
Precedente castellano del retrato de Godoy.
fig4bFigura 4b: Erasmo, por Holbein el Joven, (43 X 33 cms., óleo sobre tabla, 1523, Museo del Louvre, París).
Holbein es el creador, en los Países Bajos, del retrato del intelectual, como un hombre dedicado a sus estudios, en la intimidad; esta tipología se difundirá y será la base de nuestro retrato de Godoy, también intelectual.

La composición de este retrato sigue el modelo, o tipología, que han usado otros autores antes, como Carducho, en su retrato de Fray José de Sigüenza, en El Escorial (1602) (figura 4), o Zurbarán, para el de Fray Gonzalo de Illescas, en la Sacristía de Guadalupe (1639); más allá deriva del tipo creado por Holbein en 1523 para retratar a Erasmo (figura 4), presentando al intelectual, como un hombre ya no joven, bien individualizado y realista, en un entorno austero, sentado en su mesa, escribiendo[ix]; este tipo fue retomado por Durero (1526) y circuló, en grabados, y otras imágenes, llegando a Castilla; así, fue aplicado para dar la imagen del intelectual, llegándose hasta el ejemplo concreto del nuestro. Tiene la gravedad oscura y austera de la época de Carlos II, manifestando sólo lo esencial.

De otra parte, este retrato expresa, como concepto, un carácter intelectual dominico, que, en la Edad Media y buena parte de la Moderna, no separaba, como lo hacemos nosotros, información de conocimiento, usando, como ha recordado Carruthers, las destrezas mnemotécnicas para disponer los argumentos del razonamiento[x], con las artes fundamentales del lenguaje: gramática, lógica y retórica, dividiendo el material a recordar en unidades cortas de fácil memorización, que puedan ser usadas cuando hagan falta[xi]. Fray Pedro de Godoy escribe sin ayudas ni papeles, de memoria, siguiendo el ejemplo de Santo Tomás de Aquino, su maestro, recordando en la concentración que le permitía la soledad de su celda, o su ensimismamiento, los argumentos que necesitaba para escribir[xii]; se ha llegado a pensar que Tomás compuso sus obras mayores de forma directa, sin borrador, dictando como si leyera un libro ante sus ojos; (…) simplemente parecía dejar que su memoria vertiera sus tesoros[xiii].

Finalmente, el modelo manifiesta un tipo físico que puede ser característico de su lugar de nacimiento, Aldeanueva de la Vera, en Cáceres, donde incluso hoy es posible encontrar gentes de su aspecto, rubias, rubicundas, de ojos claros y perfil afinado.

Síntesis

El retrato de Fray Pedro de Godoy, Obispo de Sigüenza, resulta una síntesis de las circunstancias del modelo, fraile, maestro y obispo, presentado en su identidad bien individual; todos los rasgos, además del parecido, sirven para plasmar una idea de persona, sintetizando una vida de austeridad y estudio: naturaleza y biografía se manifiestan en el retrato[xiv], revelando al modelo[xv].

El retrato sigue ciertamente las pautas que para dar, canónicamente, la imagen del intelectual establecieron Holbein y Durero; esa tipología es aplicada, con las oportunas adaptaciones, por los pintores castellanos, como Carducho, modelo, directo o indirecto, de nuestro retratista.

Público y personal, aquí mejor que privado, puesto que se presenta una acción que se hará pública en un libro, se armonizan en la imagen. De una parte, Godoy es un fraile predicador, que viste su hábito con natural simplicidad y no la sotana de obispo; además es un maestro que, siguiendo la tradición de su Orden, y el ejemplo de Santo Tomás, escribe la buena doctrinaque lleva bien pensada en la cabeza, en los palacios de la Memoria[xvi], haciéndose plásticamente evidente esa circunstancia en la frente bien iluminada; por eso redacta de memoria y sin ayudas, como el Santo, solo, aplicando las destrezas aprendidas en su tiempo de formación; así, el retrato resulta muy apropiado para expresar, de modo práctico, un carácter dominico. El autor ha insistido en el aspecto mental de la escritura más que en el mecánico, dejando la pluma, muy destacada, en el aire, por su posición central y el tono muy contrastado sobre el fondo. Trabaja en humilde soledad, sin secretario que le asista.

Además, Godoy es obispo, y como tal ha contribuido a la construcción de la parroquia, en la que estuvo el retrato, como memoria del benefactor; esa condición se muestra en el anillo y pectoral, en la mitra y, también, en la silla, indicando que es señor de la ciudad, y trasunto de sus dos cátedras, la una en la Universidad de Salamanca, llegando a titular de Prima, y la otra de Obispo, desde la que fija la recta doctrina a la que, precisamente ahora, está dedicado, aumentándola; esta presencia episcopal es mínima y no altera para nada su condición de fraile, tan sólo matizándola o ampliándola; la mitra, en un rincón, es, a la vez, visualmente importante y significativamente secundaria respecto de los escritos, manifestando que lo más importante es la obra que deja. Además, está lo personal, en los rasgos y el gesto; es un hombre que fue rubio, entrado en años, de facciones algo ablandadas, notable quijada y boca decidida, que no empañan su mirada afable; va a lo suyo, en el gesto de escribir, incorporado, sin descansar la espalda en el respaldo, adelantando la pierna derecha, con la pluma en la mano, ya casi rasgueando, aún articulando lo que tiene en la mente para verterlo al papel, con la bocamanga recogida, para hacer más fácil la tarea; es aquí un hombre de actividad interior, en su celda, en el que destaca su condición de maestro y escritor, subrayada por los objetos que lo acompañan.

Se trata de un retrato intelectual, moral o conceptual, que dijo Lomazzo[xvii], conocido tratadista renacentista italiano del retrato, conocido en la Castilla de la época (Velázquez tenía su Tratado del Arte de la Pintura…).

El modelo y autor escribe que el misterio indecible (o inefable), que el Verbo se hace carne (Jn. 1:14), que la Santidad de Dios asume la naturaleza humana, queda, paradójicamente, aclarado mediante la palabra (verbo) escrita, desarrollando las ideas de Santo Tomas, aceptadas por la Iglesia que lo hizo Doctor, y expresadas también en sus obras. Fray Pedro de Godoy ha convertido en parte de su vida los libros de Santo Tomás (liber vitae), y de esa experiencia vital ha hecho su libro[xviii]: ése es el sentido esencial del retrato; no es un orador sino un comentarista intelectual, que da argumentos a otros, un ser consagrado a una Escritura, queconstituyó vastos campos de conocimiento y discurso con su propia lógica: la Teología[xix].

Esta presentación del Obispo, retirado en su estudio, es compatible con su engarce con el espectador, creando un espacio psicológico, mirando al otro lado, como perdido en un punto lejano, viendo sin ver, un momento, inmediatamente antes de escribir, cuando aún está pensando; con este recurso, el espectador puede captar, plena y frontalmente, las facciones, la mirada, espejo del alma, y el carácter de Godoy, transformando el modelo de Holbein, como hicieron otros pintores, en el que Erasmo estaba dedicado a sus papeles, ignorando por completo el mundo exterior, sin crear un espacio de relación, siendo la mirada del espectador casi furtiva.

El retrato es muy austero, muy propio del alma castellana[xx] de la época, sin nada que distraiga del personaje en su cometido; aquellos que le han conocido pueden reencontrarlo aquí por su semejanza; para aquellos que ya no vivieron con él es un memorial[xxi], la presencia sustitutiva de un ser que ya no es de este mundo, para que así le conozcan y conversen con él.

Así, se expresan los dos cometidos del modelo, de un lado maestro y escritor (mesa con sus útiles) y, de otro, obispo (silla); es muy eminente su carácter de autor, incorporándose decididamente para escribir, muy intelectual, con su frente iluminada y la pluma al aire, volando sus pensamientos.

Luego están los variados elementos codificadores, o indexadores (como etiquetas), y definidores del modelo, que lo identifican en su complejidad, más allá de la apariencia verosímil[xxii]: sus armas, que los entendidos interpretan, la mitra y el palio (éste último nunca lo pudo llevar porque murió antes de ser arzobispo), y la cartela, para que cualquiera que sepa leer, conozca quién es el personaje, puesto que es condición irrenunciable de todo retrato la presentación de la identidad de alguien concreto, distinto de todos los demás[xxiii]; estas cosas, esenciales aunque dispuestas marginalmente, son formalmente complementarias y, en su configuración, tienen un carácter, por sus detalles y adornos, mundano que es diferente del retrato en sí.

Hoy, Godoy podría ser también autor teológico, que los hay, aunque ese ámbito ha evolucionado, y sus argumentos serían otros; pero aún quedan profesores de universidad y obispos, por lo que podría tener una vida parecida a la que, en su tiempo, fue; no obstante, por la configuración de nuestro sistema político, y la separación entre la Iglesia y el Estado, no sería ya Señor de Sigüenza, quedando sin el poder de gobernar la ciudad.

El cuadro está compuesto dignamente, con reposada verdad, y es eficaz para presentar la figura del modelo con variedad de registros, bien ordenada claridad, fidelidad sin idealización, y deliberada austeridad; el tratamiento de la profundidad y el uso del color son precisos y suficientes, evitando cualquier manera personal, y sin la soltura de otros pintores, pareciendo obra ajustada y voluntariosa de un autor que ha medido con realismo sus recursos.

fig5Figura 5: Esqueleto Estructural

Godoy se presenta afirmándose en su identidad de religioso, maestro y escritor: el gesto esencial es el de avanzarse para escribir. De los libros de doctrina ha hecho su vida y aquella, enrriquecida en el libro de su vida, vuelve de nuevo, aumentada por Godoy, al libro que escribe,manifestando una evolución (esquema de Arnau Miquel Amengual).

Así pues, el artista ha seguido una tipología retratística, fijada en el Norte el siglo anterior, yendo, como otros pintores, más allá, al menos en dos sentidos: por una parte ha sabido crear un ámbito en el que las miradas de modelo y espectador coincidan y, por otra, ha incorporado los rasgos individuales del Obispo en una expresión que sintetiza su carácter y biografía, manifestando la esencia de la persona afirmándose en su identidad de religioso, maestro y escritor: el gesto esencial es el de avanzarse para escribir; se trata de la bella expresión de un ser humano diciendo plenamente y con simplicidad lo que es[xxiv], puesto que el verdadero Arte del Retrato, dice Schelling, consistiría en abrazar la idea de una persona dispersa en los gestos individuales y momentos de la vida, para fijar el compuesto de esa idea en un solo momento[xxv].

Relación de figuras:

  • Retrato de Fray Pedro de Godoy
  • Ideas Madres
  • Copia del retrato de Aldeanueva
  • Fray José de Sigüenza, de Carducho
  • Erasmo, de Holbein el Joven
  • Esqueleto Estructural

Pies de las figuras:

  1. Fray Pedro de Godoy, Obispo de Sigüenza, de autor desconocido (1,7 X 1,3 m., óleo sobre tela), hacia 1675, Archivo Capitular de la Catedral de Sigüenza.
  2. Ideas Madre
    Se trata de una imagen realista, compuesta con simplicidad, recurriendo a una formulación lineal (diagonal armas-mano-cartela), alineación marginal en L armas-mitra-cartela) y esquema poligonal (busto, mesa, objetos, silla) (esquemas de Arnau Miquel Amengual).
  3. Fray Pedro de Godoy, Obispo de Osma, de autor desconocido ( 1,3 X 0,9 m., óleo sobre tela, 1663-1672), Parroquia de San Pedro, Aldeanueva de la Vera (Cáceres).
    Variante formal del retrato de Sigüenza, bendiciendo; el modelo se presenta aquí como pastor de almas, con cruz pectoral y anillo, que son sus distintivos de Obispo de Osma, y no como maestro, en un concepto muy diferente de la otra imagen; pudiera ser, por anterior, la fuente del de Sigüenza. Sería pintado entre 1663 y 1672, años de su pontificado en esa sede, según consta en una inscripción latina que lleva, hasta que fue nombrado Obispo de Sigüenza; se habría hecho para recordarlo como hijo de Aldeanueva, y benefactor de la parroquia (a la que dotó de una capellanía y regaló diferentes ornamentos litúrgicos). Acaba de ser (2004) magníficamente restaurado.
  4. a) El Padre José de Sigüenza, de Carducho (130 X 117 cms. óleo sobre lienzo, 1602. Real Biblioteca del Monasterio de El Escorial). Precedente castellano del retrato de Godoy.
    b) Erasmo, por Holbein el Joven, (sin medidas, óleo, 1523, Museo del Louvre). Holbein es el creador, en los Países Bajos, del retrato del intelectual, como un hombre dedicado a sus estudios, en la intimidad; esta tipología se difundirá y será la base de nuestro retrato de Godoy, también intelectual.
  5. Esqueleto Estructural.
    Godoy se presenta afirmándose en su identidad de religioso, maestro y escritor: el gesto esencial es el de avanzarse para escribir. De los libros de doctrina ha hecho su vida y aquella, enrriquecida en el libro de su vida, vuelve de nuevo, aumentada por Godoy, al libro que escribe, manifestando una evolución (esquema de Arnau Miquel Amengual).

Pensando en clave histórica

La figura de Pedro de Godoy representa, a través de su obra y vida intelectual, un paso importante en la revitalización y puesta al día del pensamiento de Tomás de Aquino.


NOTAS:

[1] Al ser propuesto Pedro de Godoy en 1647 para predicador de Felipe IV se instruye el correspondiente expediente de limpieza de sangre. Consiste éste en una serie de infor- maciones que se piden sobre sus ascendientes, familia y fama a efecto de aprobar el nombramiento y concederle el referido título. Puede verse el citado expediente en el A.G. de Palacio. Madrid. Fondo personal, caja 7943, expediente 3.

[2] A.G. de Palacio. Madrid. expediente citado. Así responde el que contesta en noveno lugar al interrogatorio que se hace en su pueblo de origen.

[3] A.G. de Palacio, referido expediente, respuesta del segundo interrogado.

[4] A.G. de Palacio, referido expediente. Penúltimo vecino consultado en el lugar de Aldeanueva de la Vera.

[5] En la Real Academia de la Historia hay dos ejemplares, idénticos, de esta obra, impresos con licencia por la viuda de Cosme Delgado, en el año 1621, en Madrid. Uno pertenece a la colección Salazar, N-32, y el otro a la Serie General, nº 9/3646 (35).

[6] Antonio Palau y Dulcet habla de una tercera edición en el año 1763, pero no he hallado ejemplares ni referencias precisas de la misma.

[7] Teodoro Martín Martín: ob.cit.pág. 86, cita la referencia que hace, entre otros, su sobrino Juan Gil de Godoy en su obra “El mejor Guzmán….” Barcelona, 1717. 3 Volúmenes.

[8] Teodoro Martín Martín: ob.cit.pág 85 y siguientes.

[9] Hay cuatro cuadros representando a nuestro personaje; uno en la Catedral de Sigüenza, sin duda el mejor de los tres. Hay otro en la Parroquia de San Pedro Apóstol de Aldeanueva de la Vera, que ha sido limpiado y marqueteado espléndidamente este mismo año, otro en el Convento de San Esteban de Salamanca, Sala Capitular Nueva. El cuarto se halla en la Galería de Obispos de Sigüenza, sita en el Palacio Episcopal.

[i] Agradezco a mi estimada colega Mercè Solina su colaboración para establecer los textos castellanos a partir de los latinos.

[ii] Minguella y Arnedo, Historia de la Diócesis de Sigüenza y sus Obispos, Madrid, 1910-13, 3 vols, 91-98; especialmente en p. 97: Existe en la Sacristía de S. Pedro de Sigüenza un cuadro en lienzo, retrato suyo en el que aparece alto de cuerpo, enjuto de carnes, de frente espaciosa, mirada penetrante, rostro lleno de gravedad y surcado de arrugas.

[iii] En muchas Sacristías hay una relación con los nombres de los difuntos por los que se aplica una Misa; el cuadro pudiera tener, además de recordatorio del fundador, esa función de sufragio.

[iv] Para situar a Godoy: T. Martín Martín, Dos Escritores de la Vera en el Siglo XVII: Pedro de Godoy…, Jaraíz de la Vera (Cáceres), 2003.

[v] El blasón de armas que usó en sus sellos Don Pedro Godoy (según aparece en la Capilla de San Pedro) (…) son quince jaqueles, ocho en azur y siete en oro; están orladas por veneras (aquí casi no se ven) (…) los jaqueles o escaques simbolizan a los nobles que aventuraron sus vidas y estados en las guerras, emresas y batallas, de las que salieron victoriosos, dando muerte al enemigo. El timbre, que va sobre el escudo, para distinguir la dignidad eclesiástica, es el capelo de Obispo, forrado de sinople, y lleva pendientes a cada lado cordones de igual color y seis borlas en tres series, empezando por una y acabando en tres (aquí hay una última fila de cuatro) (Peces Rata, F., Heráldica en la Ciudad del Doncel, Barcelona, Editorial Escudo de Oro, 1993, 84-85). Debajo del capelo está el emblema dominico, una cruz ajedrezada, inscrita en un círculo o rueda, en blanco y negro (que son los colores del hábito de los Predicadores), tomando los brazos forma de flor de lis, muy dinámica, formando una estrella de ocho puntas, casi girando.

[vi] Peces, 17, atribuye la interpretación a Inocencio III (1198-1216).

[vii] Minguella, 97: lo considera septuagenario.

[viii] Los libros de actas del Ayuntamiento nos hablan en 1512 de la existencia de un veedor de tintoreros y en 1515 de la existencia de un veedor de paños, sin que quede otra documetnación de los siglos medievales y de los anteriores al XVIII (De Terán, «Sigüenza, Estudio de Geografía Urbana», Estudios Geográficos, [Madrid, CSIC, 1946, noviembre], no. 25, 633-666, esp. 650); añade que, en 1687, diez años después de la muerte de Godoy, se estableció una fábrica de bayetas y otros tejidos (651).

[ix] Los ejemplos canónicos del retrato intelectual (son) los de Erasmo por Durero y Holbein (Brilliant, Portraiture, Londres, 1991, Reaktion Books, 73); el retrato de Holbein: Un distinguido estudioso humanista, un hombre de mediana edad, modestamente vestido, de facciones precisas, que ha vivido la vida de la mente y comunicado sus pensamientos y sentimientos a los demás en sus muchos escritos, públicos y particulares (ibidem, 74); la obra de Brilliant recoge, sin pretensión original, un conjunto sugestivo y bien ordenado de imágenes diversas y textos de diferentes autores sobre el retrato. Las traducciones, salvo indicación, son mías.

[x] Carruthers, El Libro de la Memoria, Historia, Antropología y Fuentes Orales [Barcelona], 2, 30, 2003, 4-21; la cita es de la p. 6; se trata de la versión castellana (de D. Udina) de la introducción del libro inglés: The Book of Memory. A Study of Memory in Medieval Culture, Cambridge, 2002, Cambridge University Press.

[xi] Carruthers, 13.

[xii] Carruthers, 8.

[xiii] Carruthers, 11; la autora toma la información de la Vida de Santo Tomás de Aquino, de Bernardo Gui y Bartolomé de Capua, sus colaboradores, usada como testimonio para la primera encuesta de canonización, tal como la publicó Foster (1949), editor inglés de la documentación biográfica de Santo Tomás (ver nota 3).

[xiv] Gombrich (Arte e Ilusión, 1960), a propósito, dice que el buen retrato es una fiel construcción de un modelo relacional (…) el proceso activo en el que naturaleza y arte se unen mediante la representación (Brilliant, 39).

[xv] Descubrir algún nucleo crítico de la personalidad como el objeto propio de su representación (…) el núcleo invisible de uno mismo (Brilliant, 67); se trata del modo revelatorio de retratística (ib.).

[xvi] En los palacios de la memoria me encuentro a mí mismo y de esa abundancia obtengo otras imágenes que uno a la trama del pasado e incluso a lo por venir. Actos, hechos y esperanzas los pienso y repienso todos como si fueran el presente (San Agustín, en: Vilanova, Rememoración en la Historia,Historia, Antropología y Fuentes Orales [Barcelona], 2, 30, 2003,28).

[xvii] Moffitt (The Theoretical Basis of Velázquez’s Court Portraiture, Zeitschrift für Kunstgeschichte, [1990], 53,2, 216-225) se refiere a los ritratti intelettualide Lomazzo:Los mejores son los retratos intelectuales, en los que las manos del artista se ponen a presentar las formas naturales a los ojos para (así ) expresar el concepto que está en su mente, o la Idea. (La forma exterior) por fuera expresa esa Idea (224); usa el propio texto de Lomazzo (de 1585). El análisis de Moffitt se centra en el concepto del retrato real, añadiendo también ideas sobre el retrato en general.

[xviii] Las palabras (…) deben ser interpretadas y adaptadas continuamente a lo que él (Wyclif, a partir de San Agustín, importante referente en toda la Edad Media), llama el liber vitae (Carruthers, 16, ver la nota 24).

[xix] Nadin, The Civilization of Illiteracy, Dresden, 1997, Dresden University Press, 422; este autor hace un análisis del hecho: La religión introducía el poder unificador de la palabra escrita en un mundo de diversidad y arbitrariedad: la Palabra se vio adornada de cualidades divinas. Y así, entrando en el terreno de lo abstracto, separada ya de la naturaleza, de donde había surgido, la religión llegó al dogma. (…)Se fue distanciando de la organización social y del trabajo, constituyendo una institución independiente de las otras (ejército, gremios, bancos) pero conectada a ellas. (…) La palabra religiosa escrita que exaltaba el poder de Dios, su eternidad y unidad, y la promesa de un mundo mejor, después de esta vida, era el resultado de expresar lo que no había en la naturaleza que es lo inmediato y transitorio. (…) El texto religioso quedó, para siempre, lleno de este sentido de un tiempo y un espacio situados más allá de lo inmediato, tan estable como la sucesión infinita de los ciclos naturales inmutables; y se convirtió en un instrumento de diferenciación jerárquica. Una vez escrita, la palabra recibía una validez perpetua; así, la misma Escritura quedaba investida de la cualidad eterna y universal. (…) el lenguaje permite diversificar la experiencia humana y libera a los humanos que conocen la Escritura de la presencialidad (co-presencia) (Libro IV, Cap. 4, especialmente bajo el epígrafe And the Word Became Religion, 427-424, de donde proceden las citas) Para una perspectiva más amplia de Nadin ver mi web sobre el libro : http://www.xtec.es/~fchorda/civiweb/index.htm.

[xx] Un gusto español ya antiguo por la austera severidad (Moffitt, 216), con referencia al retrato.

[xxi] Los retratos (como los escritores desde Plinio han ideo repitiendo), confieren inmortalidad; son, dice Castiglione, como memoriales, estando al servicio de la memoria (Moffitt, 219); Castiglione era también conocido en nuestro país en los siglos XVI y XVII, habiendo sido traducido El Cortesano, por Boscán, a principios del XVI.

[xxii] Los retratos incorporan diferentes propiedades indexales con la función primaria de señalar una presencia individual por medios simbólicos (…); las pinturas, como las palabras, son signos (…) en la misma relación con (los elementos de la imagen) que nombres propios dispuestos ante los objetos denotados por éstos (Brilliant, 26).

[xxiii] La pérdida del nombre convierte el retrato en un asunto inútil (Brilliant, 174).

[xxiv] Godoy se nos presenta en este supremo momento de auto-realización (…), “fuera de sí mismo”, estando completamente absorbido por su cometido(Brilliant, 102).

[xxv] The Philosophy of Art, circa 1802, Minneapolis, 1989, ed. de D.W. Stoot, 146.

Oct 012004
 

Gregorio Carrasco Montero.

Canónigo Archivero

Hasta tres nombres recibe el que atraviesa de sur a norte la diócesis:

  1. Camino Primitivo;
  2. Camino Mozárabe;
  3. Vía de la Plata. El más popularizado.

¿Pasa alguno más por nuestro territorio diocesano?

Ha pasado más de la mitad del primer Año Xacobeo del Tercer milenio. Reportajes y estudios se han hecho, publicado y visionado de los diversos caminos que van al Sepulcro del Hijo del Trueno. La palma, por reiteración, la tiene el conocido y enfatizado Camino Francés. Se habla de tal forma de él que se da, o se adquiere con la lectura de ellos, la sensación de que es el único. Muchos por ello van hasta Roncesvalles para iniciarlo.

Sin embargo, existen otros. ¿Por qué no es el de la Dalmacia? De él hablaremos ampliamente. Otros también poseen nombres propios: Camino Portugués, Camino del Mar…

Auténtico camino es el que hace cada persona con las condiciones señaladas en documentos oficiales (Bulas, Breves, Exhortaciones Apostólicas, Cartas Pastorales, predicaciones del Pastor de la Iglesia Local de Santiago de Compostela). Entonces da lo mismo que se camine en soledad y por donde sea, ya que se hace, según el poeta, «camino al andar» aunque esto no sea plenamente verdad. Cristo mismo se ha hecho Camino y sin él no existe el otro. La Historia nos recuerda los que lo han pisado y, en cierto modo, nos lo han allanado.

Así Mons. Barrio ha señalado las exigencias del auténtico Camino: «Ponerse en marcha por una motivación comprometida con la fe, manifestando públicamente la herencia del Apóstol Santiago, la misma en la que se inició en Palestina, la misma de Jesús de Nazaret, es decir, que todo ser humano puede ser feliz». Si con esa motivación se emprende la marcha desde cualquier rincón del mundo hasta llegar a la meta ése será un verdadero Camino. El mismo Sr. Arzobispo supone: «búsqueda, esfuerzo, reconciliación por la Gran Perdonanza».[1]

Ha insistido a peregrinos de todas las nacionalidades en las Homilías de las de las Misas del Peregrino que se comprometan a ser apóstoles «en una sociedad enferma». En ello está la esencia de la peregrinación. Se hace auténtico Camino para llegar a la meta del cambio decidido.

No es camino, ni peregrinación lo que trivializan algunos medios de comunicación. Observar desde fuera al que avanza cansinamente, utilizando caminos sin etiquetar para más soledad y silencio, más oración y contemplación, y luego contarlo con frases acibaradas no es justo. Tampoco describir con entrecomillados de este cariz: «por los innumerables beneficios, se entiende que de orden sobrenatural, que lograrán al concluir la peregrinación». Hay columnistas constantemente proclives a retintines sobre lo religioso. Se debe respeto a la persona que lleva dentro cada peregrino.

Es verdad, no se puede negar, que los Xacobeos desde el s. IX hasta hoy, con sus épocas esplendorosas o decadentes, depositaron ansias de cambios, por ende de esperanza, en los caminos que pasaron y pasan tanto solitarios como en grupos. Estos y aquellos copiaron y se llevaron de lo que vieron, oyeron y gustaron en sus caminos. Muchas cosas se han asimilado, en una y otra dirección, hasta llegar a estar el Xacobeo en la Web.

PERSONAJES Y SENDEROS

Si el camino no existe y «se hace al andar» y el campo no tiene puertas, existieron andantes de todo tipo con variadísimas motivaciones: conocer otras tierras, tratar con otras gentes, buscar soluciones a problemas, aprovecharse de lo que pudieran, vivir del cuento y hasta del engaño… Existieron gentes, advenedizas o arraigadas, junto a los Caminos. Con trabajo y total dedicación su objetivo fue facilitarlos lo más posible: levantaron puentes, alguno hasta gótico, construyeron hospitales, pusieron a punto albergues que utilizaran los que habían soportado el cansancio del día y cualquier eventualidad.

Lo apuntado se dio especialmente en el Camino Francés. Nombres y realidades dan fe de ello. El Camino Primitivo, llamado también Camino Mozárabe y más popularmente Vía de la Plata soportó la prolongada invasión-devastación que imposibilita ahora la localización de obras existentes antes y después del descubrimiento del sepulcro que pudieran usar los peregrinantes.

BIFURCACIÓN DE LA VÍA DE LA PLATA

Mientras la Vía de la Plata sigue buscando Astorga nos detenemos en el Tajo. Estamos convencidos que en Alconétar nació la Vía de la Dalmacia. Llevaba a dos cabeceras de diócesis. Primeramente a una de las diócesis más antiguas de España, Coria y clave estratégica para los romanos, que le hicieron puente y la encerraron en una muralla de su sello. Era lógico que la dotaran de buena vía de acceso y que la misma facilitara la intercomunicación.

Por eso y por Sierra de Gata llevaba a otra también antigua y lo mismo que la anterior sufragánea de Mérida, ya que según afirma el primer historiador mirobrigense, el cacereño Antonio Sánchez Cabañas, era Caliabria romana.

Este apunte que traemos ahora puede servirnos para ver la Dalmacia como vía de peregrinos. Antes de llegar al río Águeda –Ágata- queda a la derecha la iglesia parroquial de Robleda. Conserva ésta, rodeando la parte primitiva del templo, un sencillo atrio cubierto y con suelo que dicen tenían las antiguas posadas y algunos claustros conventuales. En este pueblo salmantino, pequeños y mayores, decían invariablemente «que allí se quedaban los peregrinos». Hay que tener presente esto. Por allí pasaba la Dalmacia por la que caminaban peregrinos que se desviaban en Alconétar y los de Coria y otros que contaremos..

LA EUROPA DEL SEPULCRO

Para algunos historiadores Europa comenzó en la Navidad del 800 coronándose Emperador Carlomagno. El 813 el Monje Pelayo encontró el olvidado sepulcro del Hijo del Zebedeo. Y se hizo noticia convulsionándose aquella Europa del s. IX. La que sufría invasiones de lombardos, turingios, bárbaros, bretones, etc. Contra ellos luchó Carlomagno que les había plantado cara desde el 778. Le coronó y le nombró Emperador de Occidente el Papa León III. Usó para la coronación la corona de hierro de los reyes longobardos. Corona de leyenda o leyenda de la corona que cuenta se hizo con los clavos de la Cruz de Cristo.

España, entre tanto, estaba en gran parte invadida por árabes. Carlomagno previó el peligro que amenazaba a Europa con la cercanía islamista invasora de tierras hispánicas. Se aventuró el emperador en una expedición guerrera fracasando debido a la coalición vasco-gascona. Su idea era clara y firme: Fundar el Imperio Romano Germánico de la Europa Occidental, fundamentado en el cristianismo. Y ahora, resistiéndose unos, rechazando abiertamente otros, no quieren los políticos oir hablar de las Raíces Cristianas de Europa. Cabría preguntarse ¿qué consecuencias hubiese tenido entre nosotros si no hubiera fracasado la expedición?.

Largos años oiría el Emperador cosas y sucesos relacionados con el Apóstol. Fue testigo del paso constante de gentes que desde toda Europa caminaban al Sepulcro.

Un esfuerzo imaginativo nos aproximará al revulsivo ideológico, cultural, artístico, gastronómico, folklórico, etc. que iba de unas a otras con los peregrinos.

Por todo ello revestido de la dignidad imperial impulsó ampliamente la cultura. Creó la Escuela Palatina frecuentándola él mismo, sus hijos y dignatarios de la Corte. Característicos de esta etapa imperial fueron los famosos códices miniados divulgados e imitados en los monasterios europeos.

TRASIEGO CULTURAL

El trasiego realizado en y por la maraña de caminos europeos ¿cuántas ideologías, gustos artísticos, sabores gastronómicos, innovaciones musicales con la propagación de nuevos instrumentos, etc, etc. fueron llevados y traídos? ¿Quién podría enumerar y valorar lo que los peregrinos introdujeron en España y los que volvían se llevaron de aquí a otros pueblos de Europa?. ¿Quién se acuerda de los hijos del Císter, que además de introducir su característico gótico crearon viñedos y enseñaron a elaborar vinos?

Sin duda lo ilumina Goethe con la frase tan usada en periódicos y revistas este año: «Europa nació peregrinando por los caminos de Santiago». Caminos por los que libremente circulaban no sólo peregrinos sino juglares, santos, pícaros, mujeres del temple de Eteria, poetas, reyes, mendigos, salteadores, gente baja, clérigos, etc. Todos portadores de aventuras de uno u otro signo, gérmenes y fundamentos de Europa.

Los inicios de la Ruta Jacobea contenía ya savia cultural. Paralelamente emergen, se integran y practican realidades y valores humanos y espirituales. En el Camino se eliminan diferencias políticas y raciales porque madura la fe que conduce al compromiso evangélico de la caridad viviendo la solidaridad cristiana con auténtica fraternidad.

Aparecieron primeras catequesis figurativas en las piedras del románico. Pretendían con horrendas y bruscas imágenes que ese estilo legó al Camino para presentar lo horroroso del pecado, fealdad de los vicios, gritándonos desde puertas y cornisas hacia dónde conduce la práctica de ellos. Quería trasmitir a todo peregrino en las ermitas, templos parroquiales y monacales y en catedrales que Dios está muy cerca del que le busca. Muchísimos emprendían el Camino azuzados por la carencia de «algo», ausencia de paz en sus vidas, buscando la protección del Padre, encontrar experiencias que facilitaban las penumbras de esos templos. Luego el gótico con la luz que traía ofreció, también en el Camino otros horizontes.

Y EN EXTREMADURA… ¿QUÉ?

De lo anterior, en esta tierra saqueada y apaleada y dominada sólo contamos con reliquias maltratadas. No precisamente de la época dorada del románico y de las catequesis más brillantes. Así ocurrió con el genuino gótico que nos llega tardío. Se impuso en el Camino por la eficiencia de Cluny, Cister, etc. que no llegaron aquí. ¿Suenan algo estos monjes en Extremadura? Los peregrinos veían subir columnas y naves; cómo colocaban en sus ventanales y ojivas ornamentadas plomo y vidrio en las catedrales en trabajo o conclusas: Burgos, León y otras que traen salmo y mensaje. Casi es tangible la fe, la belleza de la piedra tallada con mimo, la presencia actuante del amor de Dios al hombre y de éste, siempre peregrino de rutas hacia Dios. Los nuestros no pudieron ver esa evolución en su tierra.

No es que aquella Europa fuera idílicamente cristiana. Ni practicante ciega de las Bienaventuranzas. Detecta muchos males. Pero se puso en camino para conseguir la «gran perdonanza». También muchos regresaban a sus casas y vidas con decisiones tomadas y proyectos de mejoramiento. Los peregrinos, en general, se movían religiosa y cristianamente. Con mayor o menor motivación seguían pautas de concilios de siglos atrás que pretendían encauzar la vida eclesiástica y hasta la civil. El Sr. Arzobispo de Santiago y el Sr. Presidente de la Xunta Gallega coinciden en que se trata de recuperar el sentido y esplendor que tuvo el Camino durante los siglos XII al XVII. La negativa acción de la Ilustración influyó en el decaimiento de la Ruta Jacobea. Y alertan de que la peregrinación no es tan solo una celebración histórica, que tiene y mucha historia. Es esencial y fundamentalmente un hecho religioso: celebración de la fe y de la penitencia, de salmos y oraciones sálmicas, de aislamiento y silencio, meditación y contemplación, hasta llegar al Sepulcro. Eso existió. Se trató de revivir en las etapas más bajas, que las ha tenido, desde que el monje Pelayo encontró el Sepulcro y el devoto obispo Teodomiro lo reconoció y ambos ayudados por los reyes asturianos lo publicaron por doquier. Lo demás es consecuencia de aquel acontecimiento.

Los ojos de hoy y exigencias de la cultura del ocio han llevado a algunos a bautizar el Camino como «primera ruta turística de la humanidad». No se puede desnudar al Camino de sus intimidades espirituales. Ha alertado Mons. Barrio del peligro de hacer simplemente una lectura secularizada de la realidad jacobea. La peregrinación a Santiago es lugar de Perdonanza y Gracia. Foco luminoso.

LO QUE HAY EN LOS CAMINOS

Con curiosidad he devorado reportajes y otros escritos. Aportan detalles históricos, arquitectónicos, religiosos, leyendas y tradiciones de los caminos. Dan un sesgo especial al francés. De los otros, sobre todo de el de la Vía de la Plata, rememoran noticias tópicas. Que si la Vía de la Plata unía Mérida con Astorga, que los que iban por el Camino Primitivo en Astorga se fundían con el Francés y así perdía su personalidad, acuden a la soledad de la dehesa extremeña y hasta hablan de los patas negras. Algunos se paran en Cáceres por eso de ciudad medieval, patrimonio de la humanidad. No muchos han recordado que en ella nació la Orden Miliar de Santiago. No aclara que sus mentores -hasta que metió la mano Gelmírez- se llamaron y fueron Fratres de Cáceres y empezaron su andadura en la parroquia de Santiago de los Caballeros.

Algunos citan motivos y pueblos con el sobrenombre del Camino. Otro tanto han hecho con la Calzada. Pues, yo al menos, no encontré ni una alusión a Aldeanueva del Camino de la diócesis de Coria-Cáceres. Lo mismo con Calzada de Béjar que fue de la diócesis hasta 1958.

Extremadura no tuvo en relación con el Camino y Calzada nombres de especiales resonancias, ni leyendas… Perdón por la reiteración. Pero es así. ¿En qué Leyre extremeño podríamos situar la leyenda del Abad Virila y el canto del ruiseñor? ¿Dónde encontrar un complejo de Colegiata, Hospital, Abadía, etc. como Roncesvalles? Algo se coció pronto con el paso permanente de gentes. Surgieron las Procesiones de los Cruceros de Roncesvalles, producto de las Cofradías Medievales, que nacieron casi con la fundación de Roncesvalles por los años 1.132. Pronto descubrieron la urgencia de crear un hospital para acoger a peregrinos lastimados por la dureza de las caminatas. Nuestros hospitales, de ellos hablaremos más tarde, ¿de cuándo son?

A cuenta de acontecimientos perturbadores de la paz y el orden de la Procesión de los Cruceros Teobaldo II se vio precisado a escribirles por la reacción que tuvieron estos Cruceros a causa del castigo impuesto por el senescal. Se la dirige a todos como «Rey de Navarra, de Champaña, de Bria, Conde Palatino, a todos los devotos de la Virgen de Roncesvalles»… «Así mismo no contribuyáis más que con lo que vosotros y vuestros antepasados acostumbráis a socorrer a la caridad que se hace en el hospital de Roncesvalles». Todo esto a la sombra de la Colegiata de Santa María de Roncesvalles. Es lo mismo que decir de la Iglesia. No utiliza el Rey la fórmula «nuestro Hospital.[2]

NO TIENEN POR QUÉ ENFRENTARSE

Lo que es la esencia del Camino y lo que genera él mismo. Aquí se ha presentado así: «A lo largo de la historia han sido cantidades de seres humanos que se dirigieron al Finis Terrae con espíritu de oración y sacrificio. Muchos se han purificado y acrecentado su fe y no puede olvidarse su dimensión espiritual». El Papa pide «no desfigurar la identidad del Camino de Santiago». De esta forma lo comunicaba y presentaba el Arzobispo de Santiago de Compostela.

La Ruta Jacobea no tiene exclusivas. Todas sus etapas han sido de todos y para todos. El Camino depende de la intencionalidad y objetivo que anida en el corazón del que se pone en marcha. Por eso los hay que, aunque andan unos cuantos tramos, más o menos históricos, no hacen nunca el Camino. Carecen de aquello y sólo van a lo que sale y mucho por snobismo.

Puestos a recoger y citar nombres no acabaríamos. También van los santos de todos los siglos: S. Evermaro de Frigia (s. IX), S. Simón de Armenia (s. X),S. Genadio de Astorga (s. X),S. Guillermo de Vercelli (s. XI), S. Pelayo de Arlanza (s. XI), S. Adelmo (s. XI), S. Juan de Ortega (XII), Sta. Paulina (s. XII), Sta. Matilde de Inglaterra y Alemania (s.XII), S. Morando, Sta. Bona de Pisa, S. Alberto, S. Francisco de Asís, Sto. Domingo de Guzmán, S. Fernando Rey, Beato Raimundo Lulio (s.XIII), Beato Ángel de Gualdo, Sta. Brígida de Suecia, Sta. Isabel de Portugal(s. XIV), S. Bernardino de Siena, S.Vicente Ferrer (s. XV),S. Juan de Dios, Sto. Toribio de Mogroviejo (s. XVI).[3] Además de otros de tiempos más modernos habría que citar al ya Beato Juan XXIII, que llegó siendo Cardenal Roncalli.

Al sepulcro llegaron reyes Alfonsos y -Fernandos de León y Castilla, Sancho II de Portugal, Luis VII de Francia, Juan de Brienne de Jerusalén, Conde de Castilla Fernán González y otros. Sí, muchos de toda condición humana y social lo recorrieron después de un obispo, Godescalco, uno de los peregrinos perfectamente documentados y el primero de los pastores que llegó al Sepulcro.

Ahora muchos, por la secularización galopante y crisis religiosa imperante, hacen senderismo, turismo, que no Camino, pues, olvidan o desconocen el «carácter específicamente religioso que le es propio e inherente desde sus remotos orígenes». Otro enfoque es «olvidar, tergiversar, desvirtuar, y adulterar la esencia que ha tenido desde el comienzo», se llegara por donde se llegara al Sepulcro. Más aún. «La esencia de la peregrinación es la Conversión al Dios Vivo a través del encuentro en Jesucristo».

Con esos presupuestos pronto peregrinaron gentes de todas las capas sociales. Llegaron con sus cargas de conciencia hasta este año compostelano, 118 desde que Calixto II lo concediera en 1.122 para cada año que el 25 de julio sea domingo. Todos estos, con sus cuerpos y sus almas, con acontecimientos y exageraciones inevitables, dieron ocasión a historias y leyendas bien amalgamadas. Dicen, además, que todo esto fomentó la idea de España.

CUATRO MIL PERSONAS

Lo afirman los medios. Y son los que han hecho el Camino por tierras extremeñas en el primer semestre de 2004 por la Vía de la Plata, que recorre nuestra diócesis de sur a norte.

Cantidad de piezas que forman el rico patrimonio español son de carácter religioso o creado con ese sentido. Se gestaron en los primeros siglos de la Peregrinación uniéndose a lo que nos legaron las culturas romana y visigótica. Lo salvado de la devastación causada por la invasión musulmana (714) y lo realizado después de la invención del Sepulcro. Tras tantos siglos muchos presentan signos de descomposición. Algunas comunidades, firmado el Plan de Catedrales, han emprendido, en casos la restauración y en otros casos la recuperación.

Comentaristas y reporteros, demasiados generosos, comparan el esfuerzo actual de restauración de edificios religiosos con el ya lejano momento de la construcción de catedrales, abadías, monasterios, ermitas, etc. Más generosos y exigentes había que ser con el tratamiento al castellano, brote nobilísimo del monasterio de Suso.

Tampoco -¡qué le vamos hacer!- en esto tenemos nombres rutilantes que hayan entrado con fuerza y eco en la historia del Camino. Al Camino deben sus resonancias puertos y desfiladeros: Somport y Roncesvalles; monasterios y templos: Irache, Leyre, San Juan de la Peña -Panteón de Reyes y relicario que fue del Santo Grial-, Santa María de Eunate, etc.

Tenemos en la región y diócesis tres nombres, por lo menos, para la misma ruta: Camino Primitivo, Camino Mozárabe, Vía de la Plata. Aunque poco, también algunos hablan del Camino del Sur. Dentro de la diócesis tendría que estar mucho más estudiado lo relativo a la Basílica Visigótica de Santa Lucía del Trampal: ¿Quiénes dieron culto en ella? ¿Estaba siendo la clave central de algún monasterio visigótico? ¿Qué clase de templo era el dedicado a Santiago que estaba más avanzado que la basílica, dirección Mérida-Cáceres, por tanto cerca dela calzada romana? ¿Para qué se había levando allí?

Tampoco y siguiendo al cronista general de la Orden Benedictina, P. Yepes, se ha investigado mucho sobre el monasterio benedictino que supervivió -¿cuánto tiempo?- en la Sierra y Encomienda de Araya. Digamos lo mismo de los capiteles visigóticos de la Iglesia gótica con elementos renacentistas y barrocos de Santa María de la Asunción de Brozas.¿Proceden de referido cenobio? ¿Tiene alguna viabilidad lo que dice algún historiador de que se levantó sobre otra basílica visigótica?

Poco, igualmente, se ha hecho sobre Alconétar. ¿Se bifurcaba aquí la Vía de la Plata que seguía su curso por el Puerto de los Castaños y se originaba la Calzada de la Dalmacia? La invasión árabe del 714 acabaría con la basílica visigótica que hubiera como templo y cátedra del obispo de Coria. O convertida en mezquita. Histórica y pastoralmente se interrumpió el desarrollo de la diócesis. Sólo tras la reconquista total de Coria en 1.142 se empiezan a tener datos.

Por otro puerto, que el lenguaje popular adjudica mal, ya que no es el Puerto de Perales -es término de Acebo- sino Perales del Puerto seguía hasta Ciudad Rodrigo.

Continuando con Alconétar tenemos que consignar que se permitió embalsar las aguas de la Presa de Alcántara imposibilitando las excavaciones de la basílica paleocristiana de este lugar. ¿Qué hubiera significado en el futuro Camino este templo? Hay que notar la supervivencia, conservada en agua, de la Torre de Floripes, que tiene leyenda, aunque no sea del Camino.

Desde el 714, o poco más, los que campearon libremente fueron Almanzor y sus jefes y colaboradores. ¿No pasarían por nuestras tierras de la Lusitania las campanas de Santiago que depositó en Córdoba como auténticos trofeos? Las campanas que llegaron a la ciudad andaluza llegaron a hombros de cristianos. El regreso con la reconquista lo hicieron hasta Santiago a hombros de moros.

Muchos cristianos, digan lo que digan de la convivencia en paz, abandonaron pueblos y ciudades. Emigraron, como casi siempre, a tierras del norte. Lo mismo el estamento eclesiástico. A obispos del sur se le asignaron parroquias en Oviedo. Los que se quedaron entre los árabes son los que podrían peregrinar y de ahí el nombre de Camino Mozárabe. Sobre todo después de 1.212. Monesterio abre por el sur los 300 Kms. De la Vía de la Plata que por Extremadura los recorre y que acaban en Baños de Montemayor por el norte.

PROGRESANDO LA RECONQUISTA

Emérita Augusta había sido reconquistada ante que Fernando III, el Santo, liberase Córdoba, Jaén, Sevilla. Aumentó el movimiento de peregrinos. Mérida, sin embargo, siguió sin recuperar su condición de sede arzobispal. El eficiente obispo Gelmírez para Santiago y Galicia, escamoteó norma y mandato pontificio reiterado de restituir y restaurar las sedes existentes en las tierras que se iban reconquistando. Con Mérida nunca se hizo. Ni siquiera quedó en simple obispado. Esa situación fue causa de carencias y limitaciones y divisiones en Extremadura. Se perdió la unidad, una verdadera conciencia regional, se disgregaron las numerosas sufragáneas varias de las cuales estaban en el actual Portugal. Nos atrevemos a preguntar, ¿qué habría ocurrido con la unidad peninsular de no ocurrir la invasión agarena?

En medio de esa amalgama de situaciones religiosas, históricas, sociales se desarrollan los movimientos peregrinantes, más numerosos y activos desde la frontera francesa, al Sepulcro descubierto en el 813 en el monte Libradón.

UN SANTO POR NUESTRO CAMINO

Se impone hacer mención de un caminante excepcional y santo de primera magnitud, Francisco de Asís. Crónicas franciscanas, tradiciones locales e historiadores lo aseguran y sitúan al mismo en Sierra de Gata. Venía de Marruecos y usó el Camino Mozárabe. ¿Dónde lo inició? La Vía de la Plata era cual autopista. Algunos la derivan del árabe Bal-lalta, igual a vía ancha. Numerosos tramos existen aún. Y algunos, sin duda, pisó el Santo. Andanzas en Sierra de Gata y su más larga estancia en Ciudad Rodrigo, capital de diócesis cuyos límites con Coria-Cáceres son comunes en muchos kilómetros. En algún momento Francisco abandonó el Camino Primitivo. Tampoco lo sabemos. Repetimos que el Camino es el que cada uno hace ajustado a los principios antiguos y siempre nuevos, pues, no existe camino sin Cristo.

Regresamos a Alconétar. Personalmente creo que fue en este lugar donde abandonó la Vía de la Plata. Siguió su peregrinación por la Vía de la Dalmacia que por Coria conducía a Ciudad Rodrigo, trayecto rebautizado más modernamente «Ciudad-Rodrigo Puente de Guadancil». Usaría el puente romano del s. II, entonces completo y en pie, pues, se calcula su destrucción en 1.228 para parar las acometidas reconquistadoras de Alfonso IX. El Santo de Asís se detuvo más de dos meses en Ciudad Rodrigo en 1.214 lo que supone que caminó entre las gentes de Tarik, pues la Reconquista se había parado antes de llegar al Tajo.

Iba a pie y tenía libertad par elegir unos u otros senderos. Y alguna razón, pues, se desvió a la izquierda de tan repetida Vía de la Plata. Visitó, con toda seguridad, la ciudad episcopal cauriense, aunque no tengamos testimonios como en Ciudad Rodrigo. Quizás informado, buscó los pueblos de Valdárrago que perpetúan la tradición de su presencia. Y búsqueda del lugar apropiado para edificar, pobremente, el eremitorio de Ntra. Sra. de los Ángeles. Desde Santiago enviaría con esa encomienda a un canónigo, que renunció. Encandilado con el estilo de vida que llevaba el Poverello.

Se trataba del M. I. Sr. D. Clemente Paterna. Orientado por el de Asís, no sólo renunció a la canonjía sino que puso sus bienes al servicio de los pobres y se vino a lo intrincado y fragoso de los confines de la Sierra de Gata y Hurdes.

En una ermita, entre Descargamaría y Robledillo de Gata, vistió el sayal de la Tercera Orden de Penitencia. Él quiere más soledad y deja la ermita a las que fundarían el Convento de Sancti Spíritus de Valdárrago internándose en lo más sinuoso de la sierra, Se preparó una cueva en la que apenas cabía y con ello inició el silencio, soledad, oración, ayunos y otras privaciones de su vida penitencial.

Algún tiempo antes de morir este penitente, Fray Francisco envió frailes italianos que levantaron un pobre eremitorio de Ntra. Sra. de los Ángeles, el mismo título que el de la Porciúncula, cerca de la cascada de unos cuatrocientos metros de altura y conocida entre los naturales como «Chorro Meancera»[4]

Pero al otro extremo de la misma Sierra de Gata, más cercano de la frontera lusa

Se ha dicho también que estuvo. El hecho es que varios pueblos serragatinos tenían su convento franciscano de hombres o mujeres: San Martín de Trevejo, Villamiel, Hoyos, Gata, Robledillo de Gata. Villamiel tenía dos conventos en el s. XVI. Uno de monjas terceras franciscanas, situado en el monte Montcalvo -más bien Montalbo- llamado de Santiago de las Dueñas. Su ubicación, lejos del pueblo, llevó a sus moradoras a pedir que las trasladasen a otro. Petición atendida en 1.528 por el Visitador General de la Orden y repoblándolo con frailes. Otro monasterio de la Tercera Orden Regular era el de Santa María de los Llanos. Como consecuencia de los Decretos Conciliares de Trento que suprimían los conventos de monjas en descampado desapareció.

Los frailes de Santiago de Montalbo, observantes, con el mismo nombre abandonaron y se trasladaron al lugar del Acebo. Este convento con el nombre de Santiago, primero de las Dueñas ya que en 1517 era un convento de renombre[5] y después de los Observantes con el mismo titular, Santiago, lo creemos dato importante e indicativo de circunstancias relacionadas con el Apóstol y con el Camino.

Los pueblos de la Sierra de Gata tenían sus calzadas que llamaban puertos, ya que la meseta tiene más altura y que en comparación con las genuinas romanas serían algo así como caminos vecinales. La orografía de la comarca forzó a cada pueblo, para librarse del aislamiento, nunca totalmente conseguido, a trazarse y ejecutar su correspondiente puerto y hasta hace poco cuidarlos con mimo. La mayor parte de ellos terminaban fundiéndose en la Dalmacia para llegar a Ciudad Rodrigo con la que tenían relaciones comerciales, especialmente con la uva y aceituna y sus derivados y mercados ganaderos.

Así Valverde del Fresno por Navasfrías lo hacía en El Bodón; Eljas y San Martín de Trevejo, individuales inicialmente, se unían en el punto llamado Santa Clara y faldeando la parte norte de Xálima entraban en la Dalamacia en Perosín. Sorprende que la unión de ambos pueblos fuese en ese lugar comúnmente llamado Puerto de Santa Clara. La toponimia siempre tiene una causa: acontecimiento, hecho natural, leyenda, etc. Un poco más hacia a la derecha del punto de fusión de los puertos de ambos pueblos existieron –hoy no sé si seguirán existiendo- restos de una ermita. Y, no puedo citar por estar fuera de donde habitualmente trabajo, algún autor habla de que por esas latitudes vivieron su vida consagrada las Señoras Pobres, que de esa forma se llamaron las Clarisas hasta que se canonizó Santa Clara de Asís.

Villamiel tuvo el conocido Puerto del Hocino. Corta la más abrupta cara sur de Jálama hasta unirse a la Dalmacia en la finca de Carvajales, término de El Payo, donde existió un parador de buenas dimensiones.

Perales del Puerto siempre estuvo pegado a la vía romana. Acebo y Gata, Villasbuenas y Torre de D. Miguel uniéndose al de Gata alcanzarían después la Dalmacia. Descargamaría y Robledillo de Gata, cada pueblo con el suyo, llegaban a Ciudad Rodrigo por Sahugo y Martiago y salvando el río Águeda.

¿Por cuál de ellos recaló en esa ciudad Fray Francisco de Asís? Lo ignoramos. Por cualquiera de ellos encontraría bellísimos paisajes, fuentes, zigzagueantes regatos, ríos, cielos limpios en los que navegaban sol y luna que lo invitaban a alabar al autor de tan maravillosa naturaleza.

Este Hermano Universal destacó entre los que llegaron al Sepulcro y despertaba por doquier admiración por el estilo de vida que vivía y el anuncio que hacía del Evangelio. Muchos que oyeron y vieron iniciaron el camino de la conversión.

AUSENCIAS Y LIMITACIONES.

Tampoco tenemos personajes que dejaran, antes o después, su arte destacado, música, ni versificador celebrado como Gonzalo de Berceo… Mientras nuestras tierras seguían ocupadas o envueltas en las tensiones de batallas y asedios reconquistadores, otras, especialmente las del Duero para arriba, estaban viviendo etapas de mucha creatividad: música que alababa a Dios en los monasterios; éstos se multiplicaron por el norte y Castilla, León y Galicia; igual ocurría con las catedrales que subían con la influencia de la arquitectura cisterciense. Los que transitaron en aquellos años por el Camino Francés habían podido observar la evolución y se pasa del bien aplomado románico al elevado, estilizado y vertical del gótico o la nueva visión de lo gótico renacentista. Otro tanto ocurría en los talleres de escultura en los que varían las formas. Se desarrollan, con las aportaciones de los que llegan, el folklore y la gastronomía. Son múltiples las atenciones a los peregrinos resolviéndose las dificultades hidrográficas con puentes hasta góticos. Se perfilan actuaciones de auténticas obras de misericordia en albergues y hospitales. Esas actuaciones físicas ofrecidas y practicadas tuvieron tal dosis de caridad en algunos creyentes que nos dieron santos como San Juan de Ortega, Santo Domingo de la Calzada y otros.

No queda otro remedio que reconocer que nuestras catedrales no sobresalen en el conjunto de las españolas; fue desapareciendo el monacato que había comenzado muy bien. Y no llegaron ni clunyacienses, cistercienses, premostratenses… Los hospitales, en algunas partes llamados de peregrinos, son un poco tardíos. Todo giraba en estas latitudes en torno a la Reconquista y su final. Pero enseguida se desviarían actividad y responsabilidad al Nuevo Mundo. Muchos extremeños marcharían allá deseando mejorar su situación. Este éxodo y la Mesta que vino con prisas y sus peculiares leyes y privilegios no fueron propicios a que los de la Lusitania se recuperaran y revindicaran. Parece que ha sido siempre nuestro sino.

SEGUIMOS COMPARANDO.

La psicología de los peregrinos es plural. Las circunstancias del Camino son cambiantes. La gente peregrina pregunta y busca núcleos urbanos, lugares de espiritualidad, centros de atención sanitaria, facilidades de aprovisionamiento, etc. Caminos, pueblos, calzadas y senderos secundarios estaban bien y sacrificadamente aprovechados. Sobre todo en años compostelanos. A veces las vías estaban mal cuidadas, se tropezaba con corrientes fluviales no fáciles de vadear. Ante esto algunos que ya hemos citado sintieron urgencias interiores para hacer viables caminos y ríos, facilitar lugares de descanso y curas, conservar puentes o levantar nuevos. Por su trabajo aumentaron los albergues, aparecieron grandes hospitales, locales que facilitaban la oración y sacramentos ermitas en los campos, templos parroquiales -Frómista, Sta. María de Eunate- y otros muchos.

Volvamos los ojos a lo nuestro. Sólo restos del románico. Alguna portada en Alcántara, Hoyos; canecillos pegados a alguna cornisa que se deshace como en el mismo Alcántara, concatedral de Cáceres y poco más. Recuerdos vivos, por unas o por otras razones y que genuinamente perteneciesen al Camino no han quedado, que sepamos. En esto, como en otros elementos, la invasión y larga permanencia agarena suspendió, prácticamente acabó, con la rica vida visigótica que había tenido un maravilloso periodo de eficaz y amplia expansión.

Nuestra provincia y diócesis puede exhibir restos visigóticos en templos parroquiales y ermitas: Casas de Millán, Ibahernando, Basílica de Alcuéscar, ermita de Santa Olalla, buenos capiteles en Santa María de la Asunción de Brozas, etc.

Una primera conclusión es que a pesar de las dificultades existió el Camino de Santiago por la Vía de la Plata o por la Vía de la Dalmacia. En segundo lugar es que hay que atender a los restos arqueológicos, topónimos, advocaciones, leyendas, tradiciones y otras circunstancias que por lo menos nos dejen imaginar.

Revisamos el nomenclátor de la diócesis Cauriense buscando las parroquias que tienen a este Hijo del Trueno como titular. En algunos casos se nota la influencia de la Orden de Santiago. Pero opino que la mayoría son por devoción o por influjo del Camino o Caminos que surcaron el territorio de nuestra diócesis: Tenemos las siguientes: Santiago de los Caballeros de Cáceres, Santiago de Carcaboso, Santiago de Coria, Santiago de Estorninos, Santiago de Marchagaz, Santiago de Pozuelo de Zarzón, Santiago de Salvatierra de Santiago, Santiago de Santiago del Campo, Santiago de Santibáñez el Bajo y Santiago de Villa del Rey. Con estas precisiones: Uno lo tiene como el nombre del pueblo y al mismo como titular de la parroquia –Santiago del Campo-, otro lo tiene como nombre del pueblo y no es titular de la parroquia -Santiago de Alcántara-. Unos más y otros menos pero relativamente cercanos a la Vía de la Plata y alguno muy cercano a la frontera. Españoles y portugueses en la conversación ordinaria la llaman la Raya.

También he visto el listado de la pequeña diócesis de Ciudad Rodrigo muy relacionada con Portugal y tiene siete dedicadas al mismo Apóstol y muy arrimadas a la frontera lusa. ¿Qué está indicando esto? ¿Hubo un Camino con total impronta hispano-portuguesa? Con más tiempo tendríamos que haber revisado los correspondientes a Badajoz, Huelva, Salamanca, Zamora y León.

Otras influencias las imponían las mismas vías. Los que han hecho al Camino cayeron en la cuenta que muchos pueblos y entidades hicieron sus apellidos del Camino y la Calzada: Rabanal del Camino, Virgen del Camino, Santo Domingo de la Calzada, Espinosa del Camino, Rabé de la Calzada, Hornillo del Camino. Boadilla del Camino, Calzadilla de la Cueza, San Nicolás del Real Camino, Trobajo del Camino, Bercianos del Real Camino, San Miguel del Camino, San Martín del Camino, Tabacal del Camino.

La diócesis tiene Aldeanueva del Camino. Ni se cita. Discutieron los feudales. Uno para que fuera Calzada de Montemayor. Otro para que nominara Casas de Béjar. Por fin convinieron que el mismo núcleo quedara en Calzada de Béjar que fue de la diócesis hasta 1958.

Indicamos en su momento que buen número de peregrinos dejaban los caminos oficiales. Lo hacían para caminar en soledad, buscar lugares de oración y recogimiento, contemplar claustros o monasterios en construcción o terminados y que impulsados por Cluny se construían en parajes estratégicos. Igualmente lo hacían atraídos por nombres de resonancias mitológicas, líricas e históricas; montes y ríos, tradiciones y leyendas. Monasterio emblemático es el de Irache, principios del s. X. Hemos de reconocerlo. No existen entre nosotros nombres con la carga sentimental e histórica que estos que seguidamente citamos: Nájera, Najerilla, Oja, Santa María la Real, Santo Domingo de la Calzada, Santo Domingo de Silos, Suso, Montes de Oca, Sierra de la Demanda, Belorado y otros cercanos o algo más retirados del eje del Camino. Si, buscaban esos y otros monasterios porque ya circulaban escritos e interpretaciones de Sicardo, Obispo de Cremona, sobre los claustros.

Para él, con más o menos arte, los claustros tiene cuatro lados de los cuales el 1º) representa el desprecio de sí mismo; el 2º) desprecio del mundo; el 3º) representa el amor al prójimo y el 4º) el Amor a Dios.

Algunos de esos claustros expresan figurativamente tales afirmaciones. Las llamativas iconografías en capiteles y ojivas están proyectadas con inteligencia catequética y realizadas con maestría refinadas en entalladores inspirados.

Una gran mayoría entraba a visitar la Iglesia de San Juan de Ortega en Burgos levantada por el mismo santo cumpliendo una promesa. En la capilla de San Nicolás contemplaban a la protagonista de una bonita leyenda del Camino «El Rayo de la Anunciación «. En el s. XII la construyó el Santo Juan de Ortega y en ella, dicen, que se alean bellísimamente dos cosas: a) la precisión astronómica; b) sutileza teológica. Dicen también que en los dos equinoccios del año (21 de marzo, primavera) y (22 de septiembre, otoño), un rayo de sol penetra el templo proyectando su luz en el capitel de la Anunciación de la Virgen. Y remata la leyenda afirmando que nunca se expresó ni explicó tan bella y simplemente el dogma de la Inmaculada.

Sigue el obispo cremonense: «Cada lado tiene su hilera de columnas, ya que el desprecio de sí mismo tiene como consecuencia la humillación de la mente, la aflicción, la humildad de la palabra, siendo la paciencia base de todas las columnas.

Historiadores y arqueólogos creen que la basílica de Santa Lucía del Trampal presidía la vida de un monasterio de época visigótica. No tiene razón de ser una pieza así en descampado. ¿ Cómo sería su claustro si es que lo tuvo? El de Idhana de Velha, en Portugal, son un conglomerado de celdas al lado oeste aunque pegando a la basílica.

No olvidar que más allá de la de Alcuéscar, hacía la Vía de la Plata, existe una ermita dedicada al Sr. Santiago. Si conociéramos la fecha de su erección daría muchas luces par este tema.

De todas formas si las tierras emeritenses despiden la Vía con una Nava de Santiago las cacereñas saludaban a los peregrinos que llegaban del sur con esa avanzadilla de la ermita aludida y siguiendo encontrarían a Santiago de Bencali. Hay que observar que cercanas a las carreteras de Cáceres a Mérida y a Badajoz y acercándose a la ciudad existen diversas edificaciones sugerentes: Santa Olalla, San Benito, monasterio visigótico y hospedería -¿hasta cuando su actividad?- Y otros reutilizados, de índole civil y militar, con claro sentido de defensa de caminos.

Dado lo pragmáticos que eran los romanos a la hora de planificar redes viarias y proyectos hidrográficos no se contentaría sólo con poner miliarios.

Las largas distancias en Extremadura hacen suponer que habría lugares de descanso y protección en el Camino Mozárabe.

La horda agarena estabilizada muchos siglos en la Lusitania y Bética acabaría con muchas edificaciones o se las apropiaría para otros fines. El hecho es que poco nos ha llegado. Elementos sueltos y trabajos arqueológicos podrían ayudar a recomponer el cañamazo religioso extremeño. Es verdad que con aguas pasadas no muelen los molinos, pero ayudan a descubrir el curso que llevaron.

HACIA CORIA POR TIERRAS DE LA ENCAMISÁ.

Seguimos sobre la base de las pocas noticias llegadas a nosotros, en la diócesis, del Camino del Apóstol. La relevancia de la Vía de la Plata le valió la identificación con el Camino de peregrinación. Casi en exclusiva. A lo mejor era de esa forma. No todos, sin embargo lo ven así. Buen Camino era el que resultaba de la bifurcación en Alconétar e iniciándose desde el Puente de Guadancil la Dalmacia. Pasando el pequeño puerto protegido por el Castillo de Portezuelo y sobre todo a partir del s.XVI los peregrinos que fueran por esta vía se interesarían por la devoción, tradición y leyenda de la Encamisá. Más o menos, sería una primera etapa a la ciudad episcopal Cauriense.

Reanudada la marcha por Moraleja a Perales donde la Vía se hace puerto y por ser largo y escarpado culminada la ascensión y entrando en la provincia salmantina ¿no sería un albergue lo que después evolucionó y se agrandó y se llamó el Parador, hoy totalmente en ruinas, de Carvajales?… Coronada la ascensión del Puerto se penetraba en los límites de otra diócesis visigótica, si como dice el historiador Sánchez Cabañas (1530), Ciudad Rodrigo fue la antigua Caliabria y llegaría a Salamanca, ambas sufragáneas de Mérida. Dada la poca rigurosidad y la indefinición de las fronteras preguntamos ¿no habría algún camino hispano portugués que fuese hacia Galicia con entradas y salidas, ya por tramos portugueses, ya por tramos españoles? De Ciudad Rodrigo ¿no saldría alguna otra vía para Guarda con la que siempre ha mantenido estupendas relaciones?

OTRAS Y DISTINTAS CALZADAS

Son datos y preguntas: El sorprendente Puente de Alcántara, el mejor del Imperio Romano que se mantiene en pie, ¿no estaría exigiendo por sí mismo una buena calzada que facilitase la unión entre un punto de partida importante y otro de llegada no menos importante? Además de tener otras conexiones. ¿No dice nada otro gran puente, eclipsado por la majestuosidad del alcantarino, a pocos kms. de él, situado para unir España por Piedras Albas con Portugal por Segura? Y que la calzada llevaría al tampoco lejano y que daba acceso sobre el Río Ponsul a otra sufragánea emeritense como era Idhana a Velha.

Ante el puente de Julio Cayo Lácer algunos hacían derivar una conexión que atravesaba la Vía de la Plata desde las proximidades de los campamentos de Cáceres. No se ha insistido mucho. Han sido historiadores y arqueólogos lusos y algún español los que han investigado. Producto de ello son sus hipótesis e indicaciones. De Córdoba partía una vía que por Castuera llegaba a Medellín. Dejando atrás los pueblos de las Torres cacereñas cruzaba la Vía de la Plata unos Kms. más abajo de Cáceres. Aproximadamente por las ermitas y edificios antes aludidos. Dejando después a la derecha Malpartida de Cáceres rozaba los aledaños de Arroyo de la Luz y se metía por las llanuras de Brozas surcadas por el Río Jumadiel con su derruido puente pero manifiestos los sillares romanos que lo sostuvieron, y proseguía hasta el repetido Puente de Alcántara. Por los puentes antes reseñados sobre los ríos Eljas y Ponsul llega a la ciudad de Egitania –actualIdhana a Velha- y luego hasta el Puerto de Cale (Oporto) y Brácara (Braga).

Los trazados romanos fueron realizados con visión comercial y militar al mismo tiempo: Pero como en el mismísimo palacio imperial tampoco pudo impedir que por estas vías llegara el anuncio del Reino. Y formar parte del camino llamado Portugués para terminar como todos en el Sepulcro del Apóstol. La diagonal desde Córdoba a Oporto hacía más corto el Camino para desde allí por Tuy llegar a Santiago. Es cuestión de mirar el mapa peninsular.

HOSPITALES Y VIEIRAS

Muchos pueblos tenían hospitales. Más o menos elegante el edificio en poblaciones de importancia. Humilde edificio en las pequeñas. Pero no eran en ningún caso ni aproximación al hospital actual. «Eran pequeños edificios que tenían las poblaciones para albergar a enfermos pobres y peregrinos», afirma Dª María del Carmen Fuentes Nogales[6] que ha estudiado el de los Caballeros de Cáceres, clara alusión a Santiago. Situado en las cercanías de la Puerta de Mérida, pero intramuros de Cáceres. El sentido apuntado es el que tuvo su fundador. Demuestra, por otra parte, que el Camino era activo porque activa era la Vía de la Plata y la que cruzaba y venía desde Córdoba.

Otra referencia que aporto aquí, con nombres incluidos, es el Hospital de Santiago de Brozas, situado en la calle de Santiago. Tan punto de referencia era Santiago en esa Villa que la puerta del medio día de la iglesia de Sta. María de la Asunción se llama puerta de Santiago. Ignoro si el Santiago de la calle lo tomó del hospital o viceversa. Debió ser un edificio importante a juzgar por lo que ha sobrevivido del mismo, la capilla, reutilizada sucesivamente para diversos fines. Creemos que es un aporte relacionado con la vía a la que nos estamos refiriendo.

EN LA SIERRA DE GATA

En la bella comarca serragatina conocemos tres celebraciones que atestiguan la gran importancia adquirida por el Hijo del Zebedeo en ella. Todo viene relacionado con el Sepulcro, aquí como en toda España.

Tenía gran celebración en Cilleros, comparable con la del patrón del pueblo que es S. Blas. Según mis indagaciones existía en su templo parroquial buena talla del Apóstol Santiago. Se procesionaba el día 25 de julio, solemnidad del mismo.

La talla parece que desapareció hace ya algunos años, quemada, por estar carcomida. Como la religiosidad popular necesita materializar la sencilla devoción de las gentes al carecer de imagen y faltar la procesión ha decaído.

Mejor suerte ha tenido la de la Villa de Gata. A Santiago allí se considera el patrón popular, Es masiva la asistencia a la procesión por las empinadas calles con la imagen del Sr. Santiago y lo mismo a la misa celebrada en el artístico templo parroquial que posee dicha villa.

Al otro extremo de la misma Sierra de Gata y más cerca de la frontera portuguesa se encuentra Villamiel. Relacionados con Santiago ofrecemos algunos datos y argumentos.

Según el Lic. D. Domingo Domené: «en el cerro de Montcalvo –creemos que ese nombre es corrupción de Montalbo, monte blanco- se había fundado en fecha imprecisa un convento de monjas terceras franciscanas, llamado Santiago de las Dueñas»[7].

Las mismas monjas, como indicamos anteriormente, pasados los años pidieron ser trasladadas de convento porque el de Santiago estaba totalmente en descampado. Acepto, favorablemente, la petición el Visitador General de la Orden Franciscana y procedió al traslado en 1528. A dicho convento llevó frailes de la Tercera Orden de San Francisco. Por diversas razones se abandonó este convento. Los frailes, con el mismo nombre de Santiago, hicieron convento en el lugar del Acebo[8].

La titular de la parroquia es Santa María Magdalena. Según el mismo autor «en su honor se celebraban las ferias de julio en el s. XVII». Y no como ahora que «por ignorancia están dedicadas a Santiago, santo que no tiene ninguna imagen»[9].

Mi opinión varía un tanto en esto.

  1. La fiesta de Santa María Magdalena decayó litúrgicamente y hoy de ella sólo se tiene lo que se denomina «memoria obligatoria». De Santiago en cambio, con imagen o sin ella, conserva la máxima importancia litúrgica que se conoce como «solemnidad» y así ha llegado hasta nosotros.
  2. No tengo claro que no tuviese imagen. En la llamada «sala honda» de la torre, desde un ventanal interior, en la escalera de caracol, que llevaba al cuerpo de las campanas, contemplamos de niños muchísimas veces, sin que podamos concretar 8 ó 10 imágenes de talla y que con motivo de unas obras realizadas en el templo parroquial se vendieron. De esto hará unos cincuenta años. Allí podría haber alguna imagen de Santiago.
  3. Y siendo la fiesta o memoria litúrgica de Santa María Magdalena el 22 de julio y la solemnidad de Santiago el 25 del mismo mes bien podrían haberse iniciado las ferias y demás festejos el día de la santa y concluirse el día del santo.
  4. El hecho es que lo de Santiago sigue y lo de Santa María Magdalena la gente no cae en la cuenta si el párroco de turno no lo avisa. El que suscribe, efectivamente, nunca vio la procesión del santo y tampoco de la santa, que tiene buena talla en lo más alto y central del retablo.

Desde tiempo inmemorial en Villamiel se han venido celebrando los toros en Santiago. Mejor antes que ahora. Y hay que ver lo que significan los toros en una fiesta. Que se lo pregunten a los taurómacos y taurófilos. Es de antropología. Ver a los mozos arreando el ganado bravo con caballos y distribuyendo para las capeas de la mañana y la que precedía al toreo y muerte del toro o toros de la tarde, pues digo que ver a aquellos mozos era alegría popular. Ellos sabían que alegraban a sus vecinos y de los pueblos comarcanos. Sabían que eran parte integrante de una gran fiesta. Nos llevaría muy lejos con la mitología, antropología, religiosidad popular…

Otro dato que, a más de uno, le puede resultar baladí, pero que a mi juicio hay que valorarlo desde la celebración litúrgica. En una fiesta y para ella se suele usar la mejor ropa litúrgica que posee la parroquia. Pues bien, la mejor casulla que posee la Parroquia de Santa María Magdalena es una casulla roja, muy cercana a las del XVI, no hace mucho restaurada. Según la ordenación litúrgica el rojo lo usan los celebrantes en las memorias, fiestas y solemnidades de los Mártires. En todo lo de Santa María Magdalena sólo se usa el blanco de santa mujer. El patrón canónicamente erigido de este pueblo es el Papa que renunció al pontificado, Celestino V, o Pedro Celestino entra en el grupo denominado de los Pastores y se usa el blanco y no el rojo. No vemos más razón que esa casulla roja, de categoría, era para celebrar la gran solemnidad del Patrón de España, mártir como los demás apóstoles del Señor.

Acebo con su convento franciscano trasladado de Villamiel, pero conservando como titular a Santiago, Gata con sus solemnes fiestas en honor del mismo y Villamiel con los hemos reflexionado despiden terrenos y sierras de Extremadura y nos saludan otra vez con Santiago en el primer pueblo salmantino, El Payo, que perdió sus preciosos apellidos de Valencia de Flores, y que más cercano a la frontera tiene por titular al glorioso apóstol de su sencillo templo parroquial.

Son datos sueltos. De más o menos valor. Pero que pueden aumentar y fundamentarse más y más. No se puede despreciar la toponimia, tradiciones o leyendas que a veces nos hacen esbozar una sonrisa en un mundo tan tecnificado.

No quisiera concluir sin manifestar lo que en mis retinas de niño quedó grabado. También en Villamiel teníamos hospital. El hospital estudiado por Dª María del Carmen Fuentes Nogales y que citamos arriba. Ignoro si estaba dedicado a alguien o tenía nombre. Siempre se llamaba simplemente el hospital. Mandados por el párroco D. Agustín Hernández varios muchachos acompañamos a un peregrino al hospital. Venía con su sombrero y vieira en él. Bordón y calabaza. Era pobre el edificio pero acogía a los peregrinos, que vete tú a saber por qué se desviaban hasta estos pueblos nada destacados en los jaleados caminos. O ¿era por alguna razón que se nos escapa ahora?

Fue la primera vez que yo vi a un peregrino y las vieiras o veneras.


NOTAS:

[1] Carta Pastoral del Arzobispo de Santiago en el Año Santo Compostelano 2004. Mons. D. Julián Barrio y Barrio, Arzobispo de Santiago de Compostela que abrió la Puerta Santa del primer Xacobeo del Tercer Milenio 2004.

[2] Artículo de Javier Navarro que afirma que la carta se conserva en pergamino, fecha del 15.II.1.266, en el Archivo de la Colegiata. Alguien me facilitó dicho artículo pero sin concretar dónde se ha publicado.

[3] Elenco tomado de Documentos Alfa y Omega, 21.

[4] Eugenio Escobar Prieto «Reseña Histórica de los Conventos Fundados en la Diócesis de Coria». Separata del B.O. del Obispado, págs. 4-5.

[5] Domingo Domené, Villamiel: 1610-2010, IV Centenario de la Cofradía del Santísimo Sacramento, pág. 16. Edición no venal.

[6] Mª del Carmen Fuentes Nogales: «Hospital de los Caballeros (Cáceres) fundado por Diego García de Ulloa, el Rico. Memoria Eclesiae, págs. 339-348.

[7] Domingo Domené «Villamiel:1610-2010. IV Centenario de la Cofradía del Santísimo Sacramento», pág. 16 (No venal).

[8] Idem pág. 16

[9] Idem pág. 19.

Oct 012004
 

Mª del Pilar Cárdenas Benítez.

En esta sociedad en la que vivimos, donde priman los empujones y el afán por ganar más dinero que el vecino, aun quedan personas que se dedican a ponerse al servicio de su pueblo, de su ciudad y de sus gentes sin pedir nada a cambio.

Una historia así es la que hoy quiero contaros. De momento os adelanto su nombre: Simón Gutiérrez Dávila, un hombre bueno.

1.- EL ENTORNO

El lugar donde va a desarrollarse nuestra historia es un pequeño pueblo de la provincia de Badajoz, conocido como Esparragosa de la Serena, en la comarca de Castuera, a unos 159 kilómetros de la capital. Tiene una extensión de 21,7 Kilómetros cuadrados, y una población estable de 1143 habitantes, que se multiplican en verano, con la llegada de todos los familiares que emigraron en su día.

En otro tiempo, la localidad de Esparragosa de la Serena fue conocida como Esparragosilla para distinguirla de Esparragosa de Lares, convirtiéndose en villa independiente en 1591.

Durante todo este tiempo ha sabido mantener una fisonomía tradicional, en la que se han introducido pocos cambios significativos y una arquitectura popular que aún conserva todo su encanto.

Su estructura urbanística obedece a la tradicional de las poblaciones extremeñas, alrededor de una plaza en la que se concentran las instituciones más importantes: el Ayuntamiento y la Iglesia Parroquial. La Casa Consistorial se encuentra situada en uno de los extremos, y es de construcción moderna, mientras que la Iglesia Parroquial, dedicada a Santa María Magdalena, responde al modelo de Iglesia Rural de la zona, realizada en mampostería y sillares, de modestas dimensiones. Presenta en su portada principal una torre fachada de agradable configuración, con un atrio que cobija una sobria portada de granito coronada por un escudo y, en la parte superior, un campanario con somera coronación. Al cuerpo principal, se adosa una amplia sacristía y varias capillas fundadas en el siglo XVIII por Beatriz Núñez Rodríguez y los hermanos Ambrosio y Diego Rodríguez-Zenteno Chacón, que se encuentran enterrados en la nave bajo vistosas lápidas.

Sus naturales son conocidos en la comarca por el apelativo familiar de “zorreros”

Son famosos sus vinos claretes, un tanto dulzones, así como sus aguardientes de elaboración casera siguiendo métodos tradicionales y con especialidades tales como de higo y uva, de elevada graduación y fuerte sabor. En cuanto a repostería, son famosas sus Rosca Piña, dulce tradicional casero a base de miel y almendras, que suele elaborarse el domingo siguiente al carnaval.

Aparte de la Semana Santa y los Carnavales el mes de mayores festejos es el de agosto, coincidiendo en parte con el regreso de los que viven fuera del pueblo. El día 12 se celebra la fiesta del emigrante; del 18 al 21, la feria del vino, en el que se muestran y degustan productos típicos de la comarca, y las fiestas patronales en honor de San Bartolomé, del 24 al 27 de dicho mes.

2.- LOS ORÍGENES

Nació Simón el 13 de noviembre de 1918 en Esparragosa de la Serena.

En 1935 se marchó a Salamanca para estudiar medicina, pero a pesar de sus buenas calificaciones (contó con unas 10 u 11 matrículas de honor) las circunstancias políticas en las que se encontraba el país (en plena Guerra Civil) impidieron que pudiera terminar en el tiempo correspondiente.

1945 fue un año que le marcó de manera notable, por dos hechos contrapuestos, ya que si por una parte terminó su carrera, por la otra encontraría la falta de su madre.

3.- EL MÉDICO

Su intención, desde el principio, fue la de opositar para la plaza de Médico de Familia y Asistencia Domiciliaria en su pueblo natal, así que, aunque aprobó las primeras oposiciones a las que se presentó, al no ofertarle la plaza que él deseaba, renunció y volvió a examinarse, para tomar posesión de la plaza el 7 de noviembre de 1955.

Desde entonces y hasta su jubilación en 1985, se dedicó, entre otras muchas actividades, al ejercicio de la medicina.

A todos los que piensan que la profesión de médico es muy lucrativa, les dejaría que, como mi familia y yo pudimos comprobar de primera mano, viviera un solo día en la casa de este médico.

En principio, había un horario de consultas, por la tarde, pero atendía a quien lo solicitaba a cualquier hora del día e incluso de la noche. Les facilitaba las medicinas a quien no podía costearlas, aunque fuera de su propio bolsillo y siempre tenía su despensa llena de regalos comestibles, aportados por los enfermos que no podían pagar de otra forma o que, de esta manera, agradecían su dedicación.

3.- EL ALCALDE

El 19 de abril de 1979, toma posesión como alcalde de Esparragosa. Como primera medida, llegaron al acuerdo de hacer las sesiones de noche, de manera que nadie tuviera que dejar su trabajo y las partidas destinadas a su sueldo y a los de sus concejales revirtieran en el pueblo, ya que al ser la población tan pequeña, los ingresos en las arcas municipales eran mínimos.

Durante el tiempo que duró su mandato, hasta el 12 de enero de 1987, en que renunció a su cargo por ya sentirse enfermo, fueron muchos los beneficios que dejó en su pueblo natal: Un Polideportivo, el parque bajo la laguna, el alumbrado, tanto del pueblo como de la Iglesia a la que dotó también de servicios, la instalación de agua corriente, que al principio sólo era potable un día a la semana, incluso cedió gratuitamente un terreno de su propiedad para que se instalara allí el depósito de agua para el pueblo, el asfaltado de todas sus calles, la construcción de un nuevo edificio para el Ayuntamiento…

4.- EL HOMBRE

El 7 de junio de 1956 contrajo matrimonio con Dña. Purificación Villar Escribano, que ejercía en Esparragosa como maestra de párvulos. Al año siguiente, el 29 de abril de 1957, nacería Manoli, su única hija, a la que desde muy pronto supo inculcarle su amor por la medicina y su vocación de servicio.

Fue una persona muy inquieta, porque a pesar de que los días tienen 24 horas, para el no había momento de descanso. Por la mañana se ocupaba de que se ordeñaran las vacas, cuya leche vendía, se iba al campo a ver sus viñedos o sus olivos, o las obras del pozo, y tenía el mejor vino que hemos podido probar nunca, totalmente natural, sin ningún tipo de conservantes. Es la suya una de las bodegas que figuran en una página web de la Junta de Extremadura dedicada a los vinos, una de las tres que se citan de la población. Su vino era famoso en la comarca y hasta su casa llegaban preguntando por el vino del medico.

Pero lo más característico de su carácter era la forma de tratar a la gente, a sus enfermos, a sus empleados, a sus amigos. Era como estar en familia, como tener al lado a un amigo bueno que te cuida y reprotege y te ayuda más de lo que necesitas. Nosotros lo vivíamos de primera mano, cuando se cambiaban de habitación para dejarnos la suya los días que pasábamos en su casa. Durante las fiestas, no gustaba de salir en muchas ocasiones, porque no le agradaba que lo invitaran continuamente.

Cuando él y su mujer se sintieron ya mayores para poder mantenerse solos en una casa tan grande, se trasladaron a Badajoz a casa de su hija, Allí murió el pasado 30 de mayo.

Es ésta una breve biografía de un hombre que, como nadie, supo amar a su pueblo y hacerse querer. Dedicó su vida al servicio a los demás, ya desde su trabajo como médico, ya desde su cargo en el Ayuntamiento, dejando aparte las ideas políticas para luchar unidos por el bien de la población.

Fue, en definitiva, un hombre bueno.

Oct 012004
 

Antonio Cantero Muñoz.

INTRODUCCIÓN

La presente comunicación pretende analizar los problemas que soportaron las cofradías trujillanas, a consecuencia del conflicto que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVIII, entre las ideas racionalistas de la Ilustración plasmadas en normas legales y las tradicionales manifestaciones de religiosidad popular. Estas serían muy criticadas por las primeras al ser consideradas como limitadas a lo externo y formal, careciendo de austeridad, disciplina y verdadera vida religiosa. Y se iba a dar lugar a situaciones harto difíciles para quienes las organizaban, especialmente las cofradías y hermandades, pues serían objeto de control o incluso prohibición por parte de las autoridades civiles y eclesiásticas, y que junto a los gremios fueron los únicos fenómenos asociativos autorizados durante el Antiguo Régimen.

Álvarez Santaló señala que ambos poderes cooperan con el fin de «racionalizar y purificar la religión popular de su enorme ganga de conductas tópicas, supersticiosas, formalistas y aberrantes […] Dentro del sector más avanzado, culto y formado del propio clero o de seglares profundamente religiosos, entiende que el exceso de ciertas formas hipertrofiadas de conductas religioso-devocionales, constituye una gangrena de la verdadera espiritualidad y el peligro evidente de una religión vacía de contenido intelectual, fácil blanco de la crítica libertina y presa más fácil de la ola materialista que los invadía»[1].

Aunque fue la propia Iglesia quien a partir del siglo XVI había promovido la creación de estas asociaciones religiosas, como baluartes en defensa de la Contrarreforma y muro de contención frente a las ideas luteranas, habían sobrepasado la función que en sus inicios le fue asignada, desempeñando pronto un importante papel en todo lo relativo a fiestas, procesiones, rosarios y rogativas, con las implicaciones socio-políticas que tan protagonismo conllevaba[2].

La forma que adoptaron sus celebraciones religiosas era objeto de duras críticas por parte de la cultural oficial, pues en la estricta sociedad del Antiguo Régimen, se conceptuaban como lugar propicio para desviaciones profanas, dándose excesos de comida, bebida, y sexo[3]:

«El crecido número de cofrades y cofradías laudables en su primitiva Institución, ha degenerado en tan perniciosos y detestables abusos, que requiere una reforma seria general, y que de raíz borre hasta su memoria.

Los Bayles, Danzas, Batallas, Soldadescas, Banquetes, Combites, Comedias, Toros y otras diversiones públicas o pribadas con las licencias necesarias, y las precauciones convenientes a conservar la decencia y la regularidad de las costumbres son lícitas. No deben ligeramente proscribirse, antes promoverse con prudencia en aquellos términos que exigan la circunstancia de los Pueblos, el genio y carácter de las Naciones.

Pero con pretexto del Culto Divino, no debe tolerarse. No se hermanan bien Dios y Mundo. La mezcla de lo profano con lo sagrado, no se alcanza pr que medio pueda conducir a el bien de las Almas, y a fomentar entre los Fieles la verdadera Piedad.

¿Qué diremos, si los tales regocijos se acompañan de embriaguezes, disoluciones, escándalos y toda suerte de abominaciones indignas del nombre de christiano, y ajenas de toda razón? ¿Qué diremos sí con pretexto de deboción, de obsqueio, de culto, se abre una tan ancha Puerta a los siete Pecados Capitales, y a su exercicio?

Estas corruptelas o costumbres más que gentilicas irracionales, debe para spre desterrarse, y con más particularidad, y rigor, en las Funciones de Semana Santa, en que los misterios de la Sagrada Pasión de Nro Redemptor Jesu-Christo, se representan en muchos Pueblos de un modo burlesco, y de nofiganga.

Deben prohibirse las rifas, sorteos, y otras estraciones de esta clase, mayormente en las Yglesias o a sus Puertas; Las Mesas de Negociación, dirigadas por religiosos o clérigos, los bayles en que se ofrecen a el que más da, por baylar con tal determinada Doncella, para regalarla después abanicos y otras prendas, y todas las Procesiones Noturnas.»

Estas ideas las refleja perfectamente por el Padre Isla en su obra titulada «Historia del famoso predicador Fray Gerundio Campazas«, impresa en 1758, donde realiza una crítica de la oratoria sagrada, ampulosidad de los sermones, la ambición económica de las órdenes mendicantes y la corrupción de las prácticas eclesiásticas de la época. Su personaje central es consecuencia de un matrimonio gestado en una procesión de Jueves Santo, aprovechando el Padre Isla la ocasión para hacer una sátira irónica de las entonces habituales y concurridas procesiones de flagelantes al referirse a Antón Zotes, padre de fray Gerundio Campazas, y que fue fruto de un matrimonio preparado aprovechando la ocasión que brindaba esa celebración[4]:

«El diablo que no duerme, le tentó a que vistiese de penitente el Jueves Santo; y es que como el estudiantico ya era un poco espigado, adulto y barbicubierto, miraba con buenos ojos a una mozuela vecina suya, desde que habían andado a la escuela de sacristán, y para cortejarla más, le pareció cosa precisa ir de disciplinante»

Hay dos factores que explican el proceder de las más altas instancias de ambos poderes, comenzando por el interés de la jerarquía eclesiástica por fortalecer su autoridad, sobre fieles, bajo clero y órdenes mendicantes, siendo las hermandades un importante obstáculo para este deseo. Y se pretendía que la parroquia fuera la cédula básica de la organización eclesiástica, pero muchas de estas asociaciones tenían su sede en conventos o ermitas, donde ese poder era más nominal que otra cosa, o en capillas propias, que eran un continuo foco de conflictos con las autoridades diocesanas, pues las cofradías eran muy celosas en mantener su independencia.

También se pretendió ejercer un exhaustivo control económico sobre las mismas, pues se criticaba que su caudal se gastaba en fines distintos de los estrictamente religiosos que le eran propios. De igual forma se reprochaba que los gastos sufragados por los mayordomos de su peculio particular, propiciaba la ruina de muchas familias, al dilapidarlo en gastos que entonces se consideraban improductivos, como eran las comidas, fuegos artificiales, música, o nuevos enseres. Esta idea la refleja perfectamente por el Padre Isla en citada obra, en la que también se criticaba el comensalismo practicado por estas asociaciones[5], como nos hace saber las palabras de Bastián Borrego, labrador y mayordomo de una cofradía, que dirige al Padre Prudencio, que sería el ejemplo a seguir de buen eclesiástico[6]:

«¿Se servirá mucho a los santos en que un pobre como yo gaste en cada una de estas mayordomías sesenta reales en vino, veinte en tortada, diez en avellanas, todo para dar caridad a los cofrades, sin contar la cera ni la comida a los señores sacerdotes, ni la limosna del padre predicador….?«.

REGULACIÓN LEGAL DE LAS COFRADÍAS Y HERMANDADES A FINALES DEL SIGLO XVIII

En el contexto ideológico expuesto, a continuación nos vamos a centrar en las normas legales de carácter restrictivo sobre cofradías, promulgadas por las autoridades administrativas durante ese periodo, y que afectaron de forma directa a la propia existencia de las cofradías de la ciudad de Trujillo. También fue importante el mismo modo de actuar por parte de las eclesiásticas que por ahora omitimos, y cuyas más altas instancias estaban ocupadas por personas imbuidas de ideas jansenistas, que se caracterizaba por la austeridad en las celebraciones religiosas, y su crítica a las formas barrocas que las habían impregnado[7].

El 8 de junio de 1768 el obispo de Ciudad Rodrigo don Cayetano Cuadrillero, remitió un memorial al Consejo de Castilla reflejando los abusos de que cometían las cofradías de su diócesis, por los excesivos gastos que contraían y que causaban pobreza en nuestro país. Las ideas expuestas llamaron la atención al Conde de Aranda, presidente del Consejo de Castilla, que como el resto de la elite político-administrativo de la época, rezumaban por los cuatro costados las ideas racionalistas[8]. Incoado el correspondiente expediente administrativo, conforme al dictamen del Fiscal Campomanes de 22 de febrero de 1769 y en virtud de Real Orden de 28 de septiembre de 1770, se dirigió una circular a todos los intendentes y corregidores para que informasen sobre el número de cofradías, hermandades y gremios que existieran en su jurisdicción, las fiestas que celebraban, sus ingresos y gastos así como su actual estatuto jurídico.

No todos los funcionarios cumplieron con su deber, y con respecto a Extremadura solo se remitieron informes por el alcalde mayor de Badajoz, omitiéndose por tanto las de partido de Trujillo[9]:

«El qe dice ser de la Intendencia de Estremadra dado por el Alcalde mayor de Badajoz es infalible, sea solo por lo respectivo a su Partido, y en este caso faltan las cofradías de los siete Partidos de Mérida, Llerena, Villanueva de la Serena, Truxillo, Plasencia, Cáceres y Alcántara«.

El obispo de Plasencia, de cuya diócesis formaba esta ciudad cacereña, presentó ante el Consejo de Castilla un escrito el 29 de enero de 1773, que abunda las ideas antes expuestas, señalando que era excesivo el número de cofradías y gravosas para los pueblos, que eran muchos los escándalos públicos que no remediaban las justicias a pesar de las reconvenciones de los párrocos, postulando su supresión y que se destinaran sus bienes y rentas a fines más útiles y necesarios[10]:

«El número de Capellanías Beneficios y Prestamos inútiles por no llegar a la tercera parte de la Congrua, es mui grande como el de las cofradías y hermandades igualmente grauosas a los Pueblos, por que es indisputable que siruen solo para borracheras, para arruinar las casas con los gastos inconsiderables que ocasiona la emulación en las mayordomías para expender con indiscreción lo q necesitan vaxo el aparente título de deuoción y limosna, y para comerse en fin o traficar los mayordomos con los caudales agenos, o más ahora que sauen no se les ha de executar, o que se hará con Justicia de Compadres. Suprimidas tanto estas, como aquellos se podrían dotar con sus rentas algunos Párrocos y Fábricas de las Yglesias, reduciendo sus cargas a una moderada, y donde no hiciera falta esta dotación, se podrían aplicar a Hospitales, Escuelas y Dotar Huérfanas según la calidad y necesidad del Pueblo«.

Después de recogerse la información indicada de muchas localidades de nuestro país, el Consejo de Castilla emitió su dictamen en 1783, y Carlos III por Real Resolución de 17 de marzo de 1784 acordó en síntesis las siguientes medidas[11]:

  1. La extinción de todas las cofradías gremiales, al ser consideradas un obstáculo para el desarrollo de la industria, siendo sustituidos por montepíos.
  2. Supresión de las cofradías erigidas sin autorización real ni administrativa, al carecer de autoridad legítima de su fundación, destinándose sus bienes, al igual que los de las anteriores, a Juntas de Caridad que servirían del socorro de los más necesitados.
  3. Subsistencia de las hermandades aprobadas por ambas autoridades, siempre que su objeto fuera espiritual o piadoso, sí bien debían reformarse de los excesos y gastos superfluos, debiendo remitir sus estatutos al Consejo de Castilla para su examen y aprobación.
  4. También seguirían existiendo las sacramentales, siempre que sus ordenanzas estuvieran aprobadas por ambas autoridades, y en caso contrario deberían cumplir con este trámite. La razón de este trato favorable era el auxilio económico que proporcionaban a las parroquias[12].
  5. En principio se debían abolir las cofradías aprobadas solo por la autoridad diocesana, pero con carácter previo se procuraría su examen por las Juntas de Caridad, donde se estudiaría su unión con las sacramentales de su parroquia, destinando a socorro de los pobres los fonos de las que se debían suprimir.

SUSPENSIÓN DE LAS COFRADÍAS DE TRUJILLO Y SECUESTRO DE SUS BIENES EN 1792

Centrándonos en el movimiento cofrade de Trujillo, el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura nos dibuja un panorama parecido al que hemos expuesto antes, haciendo saber de su número excesivo, el incumplimiento de sus fines piadosos, los conflictos entre la jurisdicción eclesiástica y real para conocer de las mismas, y como veremos más adelante la obligación de suprimir algunas por no estar sus reglamentos aprobados por la autoridad real, aunque sí por la diocesana[13]:

«Diez y nueve Cofradías y otras seis agregadas a ella hay en la ciudad, yncluyas las que tienen a su cargo los referidos dos hospitales, su gobierno es el de un alcalde, un escribano de fecho, y cinco oficiales, que se nombran unos a otros y se dan entre sí las quentas, y auque antes de haora ha conocido en inspeccionarlas el juez eclesiástico, haviendo querido tomar conocimiento la justicia real, ha havido entre ambas jurisdiciones alguna especie de competencia, por lo que en el día ni una ni otra jurisdizion reconocen dichas quentas con la devida formalidad, a excepción de las que se han expresado, y así sus caudales por la maior parte están entre mayordomos y oficiales que han sido y ymbertidos en fines impropios de su instituto […] para remediar estos perjuicios y abusos que se causan en la distribución de dichos caudales sería conveniente suprimir la maior parte de dichas cofradías, mediante a que no tienen más aprobación que la del ordinario eclesiástico, o quando esto no se tubiese por conforme dar a la justicia real el conocimiento que les compete según las leies del reino y repetidas reales órdenes, para tomar las quentas de dichas cofradías y aprobarlas en lo que estubiesen conformes, ebitando abusos y gastos superfluos, desando solo al eclesiástico en su visita el conocimiento instructivo para ber sí están cumplidas o no las cargas piadosas de semejantes hermandades, sin otras trascendencia jurisdiccional, como así esta encargado a los tribunales superiores y a los fiscales de Su Magestad el promober estos asumptos«.

En el Archivo Histórico Provincial de Cáceres disponemos de elocuentes testimonios documentales, que aunque se refieren a la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorios, avalan nuestra afirmación[14]. Destaca el incoado por el Fiscal de la Real Audiencia de Extremadura sobre la erección y ordenanzas de las cofradías del Santísimo Sacramento, San Hombre Bueno, Caridad y Purísima Concepción[15], y que fue promovido a consecuencia del recurso contra la sentencia dictada en pleito entablado por Baltasar Sánchez y consortes, contra los alcaldes y oficiales de la cofradía de las Ánimas Benditas del Purgatorio sobre nulidad en la elección del mayordomo del arca, que esta fechado en 1791[16].

Una vez apelada la anterior resolución judicial, el Fiscal de la Real Audiencia de Extremadura redactó su informe fechado el 31 de octubre de 1792, y que se convirtió en Auto el 3 de noviembre de ese año. Y tras manifestar que había examinado el libro de ordenanzas de la cofradía de las Ánimas Benditas, había comprobado que aunque tenían su origen en 1717 y se habían efectuado adiciones posteriores, solo constaba su aprobación por el obispo de Plasencia, por lo que de conformidad con la legislación sobre cofradías y hermandades que hemos visto, entendía se debían practicar las siguientes actuaciones:

  • Suspender la junta de gobierno de la cofradía de Ánimas y proceder al secuestro de sus bienes, hasta tanto se resolviera sobre la supresión, autorización o unión a una sacramental.
  • Que se provea al Corregidor de la ciudad, para que haga saber la anterior diligencia al alcalde, oficiales, mayordomo, secretario y demás cargos de esta cofradía, con el apercibimiento de no celebrar juntas, funciones eclesiásticas o profanas, admitan cofrades, recojan limosnas, ni practiquen acto alguno, bajo multa de 500 ducados y demás sanciones que se pudieran imponer.
  • Notificación de lo acordado a los curas y demás eclesiásticos competentes sobre estos particulares, no permitiendo la celebración de fiestas ni concurrencias a título de la cofradía de Ánimas.
  • Que el Corregidor secuestre los bienes, alhajas, libros, enseres y demás efectos de la citada asociación religiosa, formalizando inventario y nombrando a un lego como depositario, corriendo de su cuenta la administración y se debía rendir las correspondientes cuentas.
  • Que se haga saber a los miembros de la cofradía de Ánimas, que sobre su subsistencia y ordenanzas era el Consejo de Castilla el órgano competente para resolverlo.
  • Que en los autos resulta que en Trujillo también existían las cofradías del Santísimo Sacramento, San Hombre Bueno, Caridad y Purísima Concepción, y como era preciso conocer si estaban erigidas en legal forma, el Corregidor debía recoger sus ordenanzas y remitirlas a la Real Audiencia para que resolviera lo más conveniente sobre este particular, formándose el correspondiente ramo separado.

Se procedió conforme a lo indicado, incoándose el correspondiente procedimiento judicial, y el Auto de 3 de diciembre de 1792 acordó que se ordenase al Corregidor de Trujillo remitiese las ordenanzas de todas las cofradías que existieran. Tal cargo era desempeñado por don Andrés Miñano y de las Casas, capitán de guerra y subdelegado de rentas reales, que entonces se encontraba en Medellín, y acusó recibo de lo anterior el 13 de diciembre. Actuó de forma rápida y por Auto de 14 de diciembre dispuso que todas las cofradías trujillanas debían entregar en el plazo de dos días sus ordenanzas originales al escribano Antonio María Díaz, notificándose esta resolución en los tres días siguientes, lo que nos permite conocer la identidad de algunos de sus representantes[17]:

Ramón Aparte y Arbiol, alcalde de la cofradía de la Caridad; Juan Fernández Blázquez mayordomo de la cofradía de san hombre bueno; Diego Chamorro alcalde de la cofradía de San Marcos; Diego Pozo Cortina, alcalde de la cofradía del Santísimo Sacramento; Francisco del Corral Atalaya, escribano de la cofradía de la Vera Cruz; José Sanabría alcalde de la cofradía de las Ánimas; Pedro de Robles, escribano de la cofradía de Jesús Nazareno; Jerónimo Retamosa, oficial de la de San Juan; Baltasar Sánchez, alcalde de la cofradía del Rosario; Agustín de Soto y Loaisa, oficial de la cofradía de la Purísima Concepción; Jerónimo Gutiérrez Cañadas de Nuestra Señora de los Remedios; Francisco Barea, mayordomo de Nuestra Señora de la Soledad; Juan Iglesias escribano de la cofradía de San José; Juan Mateo de la Cruz, escribano de la de San Crispín; Francisco Aviles y Tobías, mayordomo de los Santos Mártires; Agustín Márquez Vicioso, administrador de la cofradía de San Lázaro; el conde de Quintanilla Rodrigo de Mendoza, alcalde de la cofradía del Espíritu Santo.

Recogidos todos los estatutos de las cofradías fueron remitidos a la Real Audiencia de Extremadura, salvo las de la Caridad, San Lázaro y Espíritu Santo que en aquel entonces se encontraban en el Consejo de Castilla[18], fueron remitidos a la Real Audiencia de Extremadura, que por Auto de 21 de diciembre de 1793 dispuso que el Fiscal informase sobre el objeto del pleito. Su dictamen fue emitido el 8 de enero de 1794 en los siguientes términos:

  1. Que había examinado los estatutos de las cofradías de San Cristóbal, San Hombre Bueno, San Marcos, Santísimo Sacramento, Vera Cruz, Nuestra Señora de la Piedad, Jesús Nazareno, San Juan Bautista y San Juan Evangelista, Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora de la Concepción, Nuestra Señora de los Remedios, Nuestra Señora de la Soledad y Santísimo Nombre de Jesús, San José y el Santo Ángel de Guard, Santos Mártires Crispín y Crispiniano, San Hermógenes y Donato, y por último Ánimas Benditas del Purgatorio; todas las cuales fueron fundadas en Trujillo y confirmadas por el ordinario eclesiástico de Plasencia, pero careciendo de la aprobación real y del Consejo de Castilla.
  2. En consecuencia sus estatutos debían ser examinados por el Consejo de Castilla para ser aprobados, y hasta que no se resuelva sí convenía acordar su supresión, se suspenderían sus juntas de gobierno y sus bienes serían secuestrados.
  3. Que lo antes acordado se comunicara al Corregidor de Trujillo para que ante escribano público lo hiciera saber a los responsables de las hermandades, en los mismos términos que el informe del Fiscal de 31 de octubre de 1792 en el expediente judicial que hemos visto de la cofradía de las Ánimas Benditas.
  4. Que se aperciba a los miembros del Cabildo Municipal que serían responsables de su incumplimiento, previniéndoles en forma.
  5. Que las diligencias a practicar se evacuarían en el plazo de 15 días y a costa de las propias cofradías.
  6. Que las hermandades de la Caridad y San Lázaro acrediten en el término de 3 días que habían remitido sus ordenanzas al Consejo de Castilla. Por su parte la cofradía del Espíritu Santo debía remitir testimonio del Consejo de Castilla que acredite que no tenía tal condición, y por tanto no se vería afectada por las normas que estamos analizando.

El Auto de la Real Audiencia de 9 de enero de 1794 adoptó las medidas propuestas por el Fiscal, añadiendo que las hermandades debían seguir cumpliendo con las cargas y sufragios, pero no solo las dispuestas en los estatutos o por costumbre, sino también en fundaciones pías, siendo estos los únicos gastos que por entonces podían efectuar. Asimismo que las que quisieran subsistir deberían solicitar la aprobación de sus ordenanzas al Consejo de Castilla, con la excepción de las del Santísimo y Ánimas que podrían continuar su actividad durante seis meses, dentro de los cuales debían solicitar la autorización de sus reglamentos[19].

Hemos señalado que las cofradías de San Lázaro, Caridad y Espíritu Santo habían acreditado haber remitido los suyos al Consejo de Castilla, por lo que podrían subsistir durante un mes, dentro de cuyo plazo debían ser aprobados, pues en caso contrario el Corregidor procedería como con las demás.

El 17 de febrero de 1794 los representantes de las cofradías trujillanas otorgaron poder a don José Figueroa Zabalza, vecino de Trujillo y alcalde de la cofradía de la Caridad, para que pudiera comparecer ante el Corregidor de esta ciudad o cualquier otra autoridad para solicitar la suspensión del Auto fechado el 9 enero 1794, siendo sustituido el 4 de marzo por el procurador don José María Cisneros.

Por su parte Agustín Marquez Vicioso y otros miembros de la junta de gobierno de la cofradía del Santísimo Sacramento, otorgaron su representación al procurador don Manuel Antonio Diez, el cual solicitó el 6 de marzo de 1794 que la Real Audiencia Extremadura le devolviera sus estatutos para que fueran presentados en el Consejo de Castilla para que fueran autorizados.

De las actuaciones del Corregidor se hizo una relación detallada y hasta ahora desconocida de propiedades y rentas de la mayor parte de las cofradías trujillanas a finales del siglo XVIII. Este testimonio refleja ser habitual que una vez que las cofradías adquirían por distinto título propiedades raíces, se arrendaban a particulares a través de la figura jurídica del censo[20], que producían unas rentas que aunque de baja cuantía eran muy seguras. las veces de escasa cuantía[21]:

«con respecto a que las rentas de la Cofradía consisten la mayor parte en casas pequeñas en que por lo regular las hauitan los más pobres dela Ciudad, y uarios zensos de cortas anualidades; por lo que especialmente de aquellas es indispensable uenga resultas y e los zensos pequeños atrasos, unas vezes porque han muerto los Ynquilinos en la mayor pobreza, otras porque ha sido y es necesario hir cobrando a cortas porciones de mrs y otras porque aun es equidad antes de tiempo expelerles de las casas pòr euitar los mayores atrasos, y hazer imposibles más y más los pagos«.

BIENES Y RENTAS DE LAS COFRADÍAS TRUJILLANAS

Cofradía de San Cristóbal

Casas: Una casa en las huertas de Ánimas, cuyo arrendamiento cada año produce 44 r; otra en la aldea del Obispo, 15 r; dos cercas en huertas de Ánimas rentando 90 y 80 r cada una.

Cofradía San Hombre bueno

Una casa en Trujillo 88 r; un censo sobre una casa sita en la calle Nueva, cuyos réditos importan anualmente 24 r.

Cofradía de San Marcos y Santa Elena

Casas: una llamada del Saugo contigua a la ciudad; 62 r; otra inmediata a la parroquia de Santo Domingo que nada producía, por destinarla la cofradía para los cadáveres de sus hermanos antes de sepultarlos.

Cercas: una cerca llamada de los Nervios en el arrabal de Ánimas, 135 r; en el mismo arrabal llamada Ojarancillo, 70 r; otra en este lugar 112 r; en el Llano del Ladrillar, 96 r; al sitio de la Lancha, 80 r; otras dos al sitio de la Dehesilla, que producían unidas 300 r; otra en la Bererra, 80 r; la que dicen de Ramiro en 82 r; en Valdehermoso, que se nombra del Pozito por 105 r; dos en el Llano de la Laguna, por 52 50 r cada una; un cercadillo en 60 r; una cerca en Valdehermoso, 50 r; una en el Peralejo a la Magdalena en 130 r; en la Magdalena y sitio de las Duraznas en 80 r, y otra en el mismo lugar por 60 r; en el Chorrillo, 23 r; la de las Viñuelas en 30 r; otra en huertas de Animas al sitio de la Pozata en 40 r.

Corrales: un corral en la Rosata por 33 r, y otro inmediato en 17 r.

Censos: uno cuyos réditos son 36 r y 30 mrs que cada año paga Juan Chamorro.

Cofradía Santa Vera Cruz

Casas: una en la calle Nueva, 275 r; en la calle del Azobejo, 176 r; en el horno del Paso por 55 r.

Cercas: una al sitio de Gil del Bas, 160 r; otra que llaman de la Zorra en 55 r; al sitio de Cantarranas en 55 r; por una parte de las hierbas de la dehesa de los Santos, 12 r 11 mrs.

Censos: contra la memoria de Martín de Cháves, 506 r 12 mrs; otro contra los Propios de esta ciudad, 780 r; contra Bartolomé Ávila, vecino de la Madroñera, 27 r; por don José Gironda, cura de Santiago, 40 r 30 mrs; otro contra las Coronadas, 4 r y 14 mrs; contra José Bacas, vecino de Santa Cruz, 8 r y 20 mrs; contra Francisco Mellado que era natural de la Madroñera, 18 r; en el Hinojal, 6 reales; contra don Martín Regodón, vecino de Santa Ana, 24 r 24 mrs; contra don Vicente Puerto, natural de Logrosán, 52 r 28 mrs; contra los herederos de Plaza, 4 reales 16 mrs; contra el convento de la Merced, 1 real 16 mrs; contra Juan Izquierdo, natural de Abertura, 19 r 18 mrs.

Mandas pías: la memoria que fundo Martín de Chaves, pagando cada año 1.100 r, y se distribuyen entre los oficiales y hermanos para colación y hachas del Jueves Santo; otra de Francisco Santos por 66 r; la de doña Antonia de Zúñiga, 72 r.

Cofradía de Nuestra Señora de la Piedad

Casas: una en Trujillo que llamaban del Prior de Quiroga, 66 r; otra al barrio de Santa Clara que nada producía al estar destruida.

Cercas; al sitio de la Laguna de Montejo, 54 r; dos en huertas de Ánimas, 88 y 99 r.

Censos: contra los herederos de don Gonzalo Carvajal, vecino de Cáceres, por 129 r; otro contra los herederos de don Andrés Quílez, 37 r y 2 mrs; otro que paga Juan Zarza, 33 r; el que pagaba Diego Duran, natural de Madroñera, 34 r 27 mrs; contra la hacienda de Piojas, 8 r10 mrs; contra don Jerónimo Cantero, 18 r, aunque hacía cincuenta y dos años o más que parecía que no está corriente.

Cofradía de Jesús Nazareno

Cerca: un huerto en el arrabal de Ánimas, 27 r 16 mrs; otros dos en la Magdalena, 40 r.

Censos: uno que satisface Alonso Malpartida de Logrosán, por 58 r; otro que pagaba Francisco Muñana, vecino de la Conquista, 58 r; otro del convento de la Merced, 7 r; otro por los herederos de don Francisco Calderón, 6 r y 6 mrs; otro que pagaba la cofradía de las Ánimas, 46 r; el que pagaba el mayordomo de memorias de la cofradía de la Santa Cruz, por manda que a esta hizo doña Ana de Zúñiga, 33 r y 28 mrs.

Cofradía San Juan Bautista y Evangelista

Censos: uno contra bienes del bachiller Gonzalo Pizarro, 6 r; contra Fulgencio de Torres, vecino de Madroñera, 6 r 20 mrs; la que pagaba Alonso Martín Calzas, vecino de Abertura, 45 r; la que pagaba don Tomás Calderón, 6 reales; el que abonaba Juan Puerto, 6 r; contra bienes de Bernardo Valhondo vecino de Montánchez, 6 r; contra bienes de Martín Jiménez y consortes, vecinos de la villa del Puerto, 33 r.

Cofradía Nuestra Señora del Rosario

Casas: tres al barrio del Campillo, por 82 r y 17 mrs, 99, y 11 r respectivamente; otra en la calle Nueva, 99 r; en la calle de la Mar, 33 r; en las Cuatro Esquinas, 11 r; en un corral sito en los canchos de Santa Clara, 49 r.

Cercas: Un huerto inmediato al convento de la Merced, 152 r; otra que nominan la viñuela al sito de Santo Domingo, 77 r.

Censos: Uno de 4 r y 16 mrs que paga Justo González vecino de esta ciudad; otro que pagaba don Juan Moriano, 63 r y 16 mrs; el que pagaba don Lorenzo Calderón por 37 r 10 mrs; los 9 reales abonados por don Diego Calzado; el que pagaba doña Marina Pizarro; 16 r 17 mrs; otro contra el convento de la Merced, 18 r; otro contra bienes que fueron de Nicolás Fernández, 26 r 21 mrs; contra la capellanía que fundó Maria de Orellana sin precisar su importe.

Capitales: 1496 r depositados en la parroquia de Santa Maria la Mayor.

Cofradía de la Purísima Concepción

Casas: Una en la calle de la Sillería, 132 r; dos en los canchos de Sana Clara, por 22 y 33 reales cada una.

Cercas: una en la Herguijuela, 44 r; otra en Trujillo al sitio que decían «el quarto», 24 r; al sitio de «Ramiro», 66 r; en Aldea Nueva, 54 r; al barrio de Santo Domingo, 12 r; un corral en calle del Zurrador, 44 r.

Censos: contra los herederos de Juan Blanco, vecinos de Santa Cruz, 11 r 17 mrs; otro que pagaba don Juan Bello, 13 r 6 mrs; otro abonado por Manuel Molano, 11 r; el que satisface el convento agustinos de Santa Cruz, 16 r 17 mrs; 60 r contra bienes de Domingo Sánchez, vecino de Conquista; el que pagaba Isabel Carvajal, 18 r; el de Manuel Escobaar, natural de Romanogordo, 11 r 17 mrs; el que satisfacía don Juan de Orellana, vecino de Herguijuela, sus réditos 18 r.

Cofradía de Nuestra Señora de los Remedios

Casas: en la calle de Guadalupe, renta cada año 132 r y 1 mrs; en la de Garciaz 44 r; dos en calle Nueva por 11 y 99 r cada una.

Cercas: en el arrabal de la Magdalena, 90 r; otra al sitio de los Mártires 82 r 17 mrs; en Pozonuevo 25 r.

Censos: uno cuyos réditos importan cada año 9 r 30 mrs; el que satisfacen Juan Moreno y Felipe Reglado, moradores en Aldea del Obispo, 33 r.

Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad

Casas: dos casas en la calle Nueva, 209 y 104 r; otra al sitio de los Corrales, 77 r; en el Pozito, 99 r; dos en el Campillo por 121 y 66 r.

Cercas: al sitio de la Carbonera, 75 r; otra en la Magdalena, 27 r; en el Llano de Ramiro, 30 r; la contigua a la ermita de la Magdalena nada produce, por cesión gratuita de la cofradía a santera de su esquilmo.

Censos: el que paga don Isidro Parejo, 55 r 2 mrs; don Antonio Barroso, 6 r; don José Pizarro 60 r; el abonado por don José Pozo 9 r y 30 mrs; don Cristóbal Salazar 55 r y 27 mrs; Narciso Casco 6 r y 20 mrs.

Suerte de tierra: la que dicen de la Tripa, 155 r.

Mandas pías: por la hecha por doña Ana de Zúñiga se cobra 33 reales 27 mrs.

Cofradía de San José

Casas: en la calle de Domingo Ramos, su producto anual 93 r 17 mrs; otra en la calle Chica, 77 r; dos en la calle San Antonio, la primera por 77 r y la segunda por 88 r.

Cercas: una que llaman de los Rosales, renta cada año 1 r; al sitio de la Fuente Chica 33 r; dos al de Cantarranas, ambas por 33 r; y otra al Salgadillo 52 r; y una al campo de San Juan 33 r.

Censos: el que paga don Francisco Pizarro, de Alcollarín, renta 126 r; otro de Juan Sánchez, vecino de la Madroñera, por 54 r; los agustinos de Trujillo, 33 r; Sebastián Pérez de Villamesia, 17 r; el vecino de Trujillo don Agustín Márquez 10 r y 17 mrs; Diego Pérez de Villamesia 33 r.

Cofradía San Crispín

Casas: dos en calle Nueva su arriendo anual 121 y 132 r respectivamente; otra en el Campillo por 44 r.

Cercas: una al sitio del Chorrillo, renta 95 r; una cerca de pasto 27 r.

Censos: el que paga Andrés Sánchez de la Madroñera, 33 r; otro que paga Pedro Sánchez y consortes, 60 r; el de Andrés Barquilla y compañeros, 33 r; Juan Duran abonaba por otro 36 r; el de Francisco Herrero de Plasenzuela, 45 r; los 24 r que abona Francisco Jerez; los 27 r satisfechos por el vecino de Trujillo don Lorenzo Calderón

Dinero: aproximadamente 1000 r depositados en las arcas de la cofradía.

Cofradía Santos Mártires

Casas: una al barrio de Santo Domingo, su renta 44 r.

Cercas: un huerto y cerca pequeña en las Tenerías, 11 r; otra que nominan de los Carrascos, 15 r; la cerca del Cancho, 30 r; en la mancebería, al sitio de San Lázaro, su renta 60 r; dos en el arrabal de la Magdalena, que rentan 33 y 55 r cada una.

Censos: el que paga Sebastián Jiménez, vecino de Valdemorales, 300 r; el que pagan los herederos de Antonia María Robleda, vecinos de la Madroñera, 15 r; otro de don Gonzalo Carvajal, vecino de Cáceres, 8 r; otro que abona don Diego Portillo, 3 r; el que paga el poseedor del vínculo de Villafañe, 16 r; el que pagan los herederos de Francisco Ojea, vecinos de Santa Ana, 24 r; otro de don Roque Tocolar, 99 r; el que paga el Conde de Quintanilla, 35 r 10 mrs; el que satisface el marqués de Santa Marta, 3 r, 8 mrs; el convento de la Concepción de Medellín, 77 r; el de doña Dª María Gregoria natural de Brozas, 1 r 30 mrs; el de Manuel Molano, 30 r; otro que abona doña Micaela Contreras 58 r 28 mrs; otro que paga la memoria de doña María Sotomayor, 13 r.

EPILOGO

Además de lo visto, se adoptaron en nuestro país otras medidas análogas a las expuestas, que afectaron de forma directa y negativa a las tradiciones manifestaciones de religiosidad popular, que tan arraigadas estaban en la práctica totalidad de los estamentos sociales de la España Moderna, y que vamos a enumerar brevemente.

Entre otras se amplió la intervención del Estado sobre las haciendas locales, argumentándose que había que lograr el bienestar de la población y que su situación financiera era pésima. Uno de los instrumentos jurídicos con este fin sería la Junta de Propios y Arbitrios, órgano encargado de la administración de las rentas de los ayuntamientos, y que nació conforme a Real Instrucción de 30 de julio de 1760, inserta en Real Cédula de 19 de agosto de 1760 y que serviría de instrumento de control ejercido por las autoridades administrativas, sobre el dinero que los ayuntamientos destinaban a fiestas votivas que se celebraban con tanta frecuencia en nuestro país[22]. En cada municipio se constituiría una Junta de Propios y Arbitrios, cuyos gastos iban a estar bajo el control del propio Consejo de Castilla a través de las figuras de los Intendentes, que tenían amplias competencias en materia de Hacienda, a fin de que se «administren con la pureza que corresponde, y que sus productos tengan la conversión que es debida«[23]. Con ese fin se pidió que remitiesen «noticias individuales de los Propios que cada pueblo tiene y los Arbitrios que usa, con expresión de si son temporales o perpetuos, y si se disfrutan en virtud de Facultades Regias o por consentimiento de los Ayuntamientos o Consejos: que valores, cargas y obligaciones tiene, todo ello con entera distinción unos de otros«.

Una vez que se tuviera conocimiento exacto de los mismos, mediante un reglamento se fijaría la cuantía exacta de los gastos que por distintos conceptos pagaban las corporaciones locales. Los ayuntamientos estaban obligados a remitir al Intendente las cuentas de Propios, que se tenían que ajustar al citado Reglamento, para que este las aprobase, debiéndose practicar esta diligencia en el plazo de un mes después de finalizado cada año, siendo reprobados los capitulares en caso contrario, y debiendo poner de su peculio particular las cantidades que se excedieran de lo estipulado.

Otro ejemplo que refleja la intervención restrictiva de las autoridades públicas en las manifestaciones de religiosidad popular se refiere a las rogativas públicas, cuyas notas más características era la respuesta espontánea ante una calamidad pública que ponía en juego la propia supervivencia de los vecinos de una localidad. Esta situación cambia a partir de la carta circular del Consejo de Castilla de 21 de agosto de 1770, que atribuyó a los obispos la facultad de autorizar las rogativas que tenían lugar en el ámbito de su jurisdicción[24].

Así una Real Cédula de febrero de 1773 prohibió que las estaciones de penitencia estuvieran acompañadas de disciplinantes de sangre y empalados[25]. Y afectó de forma muy negativa a las cofradías de la Vera Cruz y Entierro de Cristo o Soledad de Nuestra Señora, cuyos cortejos procesionales se acompañan de este tipo de penitencia, siendo esta una de las causas de la postración en la que entraron.

Por Real Orden de 10 de julio de 1780 y Real Pragmática de 21 de julio de 1780 proscribieron las danzas y tarasca en las procesiones del Corpus Christi, por considerarlas irreverentes con tan señalada celebración[26].


NOTAS:

[1] ALVAREZ SANTALO, C.: Control y razón. La religiosidad popular en el Siglo XVIII. En Las Cofradías en el siglo de las crisis. Sevilla 1991, páginas 21 y 22.

[2] ALVAREZ SANTALO, C.: Control y razón: la religiosidad española en el Siglo XVIII». En Las cofradías en el siglo de las crisis«. Sevilla 1991, página 32.

[3] (A)rchivo (H)istórico (N)acional. Consejos Legajo 7900.

[4] ISLA, J. F.: Historia del famoso predicador fray Gerundio Campazas, edición de L. Fernández Martín, Madrid 1978, p. 122

[5] Como veremos más adelante en la relación de bienes y rentas de las cofradías trujillanas, la cofradía de la Vera Cruz ABISINIA

[6] ISLA, J. F.: Historia del famoso predicador Fray Gerundio de Campazas, edición preparada por L. Fernández Martín, p. 389.

[7] HERR, R.: «España y la revolución del Siglo XVIII«. Madrid 1964, páginas 12-20. En este magnífico libro se explica cuales eran las ideas jansenistas y sus promotores en nuestro país.

[8] MORENO NAVARRO, I.: «La antigua Hermandad de los Negros de Sevilla. Etnicidad, Poder y sociedad en 600 años de Historia«. Sevilla 1997. Este autor señala muy acertadamente que las mismas familias monopolizaban los más altos puestos de la jerarquía civil y eclesiástica, algunos de cuyos integrantes más cultos y refinados eran los defensores del espíritu racionalista de la Ilustración, siempre que no cuestionasen las fuentes de su poder económico y social, que pretendían acrecentar con medidas legales como la supresión de algunas cofradías, pues suponía la desvinculación de los bienes que eran propiedad y su entrada en el tráfico civil, cuestión en la que estaban muy interesados como componentes que también eran de la emergente clase burguesa.

[9] (A)rchivo (H)istórico (N)acional. Consejos Legajo 7090. Esta fechado en 1771 e incluye cartas del Corregidor y del Intendente acusando recibo de la circular del Conde de Aranda de 6 y 7 de mayo de 1771, así cono otra del Corregidor a Aranda de 15 de junio de 1771, enviando el estado de las cofradías y emitiendo su dictamen. Por último se acompaña los informes enviados por los mayordomos de las cofradías de los pueblos. Ha sido publicado por Esteban Mira Caballos en «Hermandades y Cofradías en Badajoz y su Partido a finales de la Edad Moderna«, Badajoz 2002.

[10] AHN, Consejos Legajo 7090. El Fiscal del Consejo de Castilla propuso el 12 de enero de 1774 que esta petición se uniera al expediente general sobre cofradías que por entonces se tramitaba: «En vista de la copia de representación del Rdo obispo de Plasencia en punto a cofradías remitida de la Cámara dice: que respecto hay expedte general sobre su extinción, y reunión, se podrá juntar esta para tener presente lo que propone el Rdo Obispo en quanto a la aplicación de efectos, sin perder de uista la preseruacion de la Jurisdizon Rl sobre dichos bienes como profanos, y sujetos a la Justª ordinaria, aunque estén destinados a usos piadosos, o acordará el Conº lo más justo. Madrid y enero 12 de 1774″.

[11] Novísima Recopilación de las Leyes de España. Libro Primero, Título II, Ley VI. 1805:
«Todas las Cofradías de oficiales y gremios se extingan; encargando muy particularmente á las Juntas de caridad, que se erigan en las cabezas del Obispado o de partidos o provincias, las conmuten o substituyan en Montes píos, y acopios de materias para las artes y oficios, que faciliten las manufacturas y trabajos a los artesanos, fomentando la industria popular.
Que las Cofradías erigidas sin autorización Real ni Eclesiástica queden también abolidas por defecto de autoridad legítima en su fundación, según lo prevenido en la ley 12 del mismo título y libro, destinando su fondo o caudal al propio objeto que el de las gremiales.
Que las aprobadas por la jurisdicción Real y Eclesiásticas sobre materias o cosas espirituales o piadosas puedan subsistir, reformando los excesos, gastos superfluos y qualquesquiera otro desorden, prescribiendo nuevas ordenanzas, que se remitan al Consejo para su examen y aprobación.
Que las Sacramentales subsistan también por el sagrado objeto de su instituto, y necesidad de auxiliar a las Parroquias; con tal que, si no se hallaren aprobadas por las jurisdicciones Real y Eclesiástica, se aprueben, arreglándose antes las ordenanzas convenientes con aprobación del Consejo, trasladándolas todas, y faxándolas en las Iglesias parroquiales.
Y últimamente, que las Cofradías que se hallen actualmente toleradas con sola la autoridad del Ordinario, aunque atendido el literal contexto de la citada ley 12 se debían declarar abolidas, por no haber intervenido el Real asenso en su erección; con todo será bien cometerlas al nuevo examen de las Juntas de caridad, para que procure reunirlas a las Sacramentales de Parroquias, destinando a socorro de los pobres el caudal o fondo de las que se deban suprimir
«.

[12] El trato privilegiado a favor de estas cofradías deriva de considerar los gastos que realizaban como útiles para la sociedad, pues garantizaban el culto en las parroquias, ahorrando dinero para la organización eclesiástica. Hemos de tener presente que existía una competencia de las sacramentales con las de gloria y penitenciales, pues las imágenes con más devoción eran las titulares de estos dos tipos de cofradías, y recibían mucho dinero por limosnas, donaciones y mandas de los fieles. Esto hecho no era del agrado del clero secular, pues escapaban a su control importantes recursos económicos derivados de la devoción, o como inversión para la salvación eterna.

[13] BARRIENTOS ALFAGEME, G. y RODRÍGUEZ CANCHO, M.: Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Badajoz 1996 Tomo I p. 54.

[14] (A)rchivo (H)istórico (P)rovincial (C)áceres Real Audiencia: Legajo 159, n º 4, Andrés Robles contra el alcalde y oficiales de la cofradía de Ánimas sobre elección de alcalde y diputados para el año 1792; la cofradía de Ánimas contra Ramos Aperte su mayordomo; Legajo 166 n º 7, la cofradía de Ánimas contra Andrés Retamosa sobre el pago de los arrendamientos de unas cercas propiedad de la cofradía; la cofradía de Animas contra Ruperto Martín Barroso para que se le obligue a acepar el cargo de mayordomo de arca para el que fue nombrado, Legajo 167 n º 1; Juan Antonio Suárez Figueroa y otros contra la cofradía de Ánimas sobre pertenencia de los bienes del vínculo fundado por Manuel Rodado y su mujer Antonia Sanz.

[15] (A)rchivo (H)istórico (P)rovincial (C)áceres. Real Audiencia, Legajo 166 n º 5, año 1992: El Fiscal de SM sobre la erección y ordenanzas de las cofradías del SSmo, de San Hombre Bueno, de la Caridad, de la Purísima«.

[16] AHPC. Real Audiencia Legajo 166, n º 4.

[17] AHPC. Real Audiencia, Legajo 166, n º 5. Mientras no hagamos cita expresa nos estamos refiriendo a este expediente.

[18] El Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura informa en este sentido, sobre todo cuando se refiere a los hospitales de la Caridad y Espíritu Santo.

[19] Hemos visto que la regulación sobre cofradías contenida en la Novísima Recopilación, discriminaba positivamente a las cofradías «sacramentales«, que son las dedicadas específicamente a la adoración de la eucaristía. Sin embargo, el texto legal se quiere referir a las denominadas «parroquiales», que son aquellas que estaban formadas por personas estrechamente ligadas a las parroquias y que le servían de sostén económico, fundándose la mayoría de las veces a instancias de las autoridades diocesanas, y careciendo por ello del apoyo popular de las penitenciales, conceptuándose como tales las del Santísimo Sacramento y de Ánimas.

[20] El censo consiste en que una persona (censitario) impone alguna carga sobre un bien de su propiedad, que paga otra persona (censualista), de la que ha recibido un capital en dinero. Este tipo de censo se denomina «consignativo». Existe otro tipo que se conoce como «enfitéutico», que consiste en que una persona cede a otra el dominio útil de una finca, y a cambio, percibe una cantidad anual.

[21] AHPC. Real Audiencia Legajo 159, n º 4, 1792-1793. Andrés Robles contra el alcalde y oficiales de la cofradía de Ánimas sobre elección de alcalde y de oficiales para el año 1792.

[22] CANTERO MUÑOZ, A.: «La Fiesta del Corpus Christi en Doña Mencía (Córdoba) durante la segunda mitad del siglo XVIII. En Simposium sobre Religiosidad y ceremonias en torno a la Eucaristía, Madrid 2003 Tomo I pp. 410-428.

[23] La figura del Intendente fue introducida por los Borbones conforme a Real Instrucción de 4 de julio de 1718, regulándose con mas detalle en Decreto de 13 de octubre de 1749 y sobre todo el de 13 de noviembre de 1766, que separó definitivamente las funciones de los intendentes, a quienes atribuyó los asuntos de hacienda y de guerra, y los corregidores, que les correspondían los de justicia y policía. Sus competencias aparecen recogidas en el artículo 4 de la Real Cédula de 19 de agosto de 1760: «Siendo los Intendentes de Exercito y Provincia los sujetos a quienes por su integridad y conocimiento tengo fiado el cuidado de la policía y gobierno, y lo correspondiente a los asuntos respectivos a los manejos de Hacienda y Guerra, y que por sus propios oficios deben tener conocimiento del estado de los pueblos de sus respectivas provincias; quiero le tengan las providencias que estimen justas, para que su administración sea conforme a mis Reales intenciones, llevando correspondencia con la persona que a este fin destine el Consejo, para caminar con uniformidad en las disposiciones que tomen, y advertirles el Consejo lo que estimare conducente al acierto«.

[24] Novísima Recopilación de las Leyes de España. Tomo I, Libro I, Título I, Ley XX. El Consejo por circular de 21 de Agosto de 1770, y Don Carlos IV a consulta de 18 de Diciembre de 1804. Modo de hacerse las rogativas secretas y solemnes por los Cabildos Seculares y Eclesiástico.» Para evitar las desavenencias ocurridas entre Cabildos Seculares y Eclesiásticos sobre el modo de hacer las rogativas; quando los Cabildos eclesiásticos consideren que pueden convenir sus preces a la divina misericordia, por alguna calamidad que amenace, será muy propio de su estado practicar las secretas y acostumbradas colectas, y avisar de sus piadosos ruegos al Magistrado y Ayuntamiento seculares para su noticia y aprecio; pero para rogativas más solemnes, aunque sean interiores del templo, pertenecerá al Gobierno secular solicitarlas, y será correspondientes al estado eclesiástico concurrir con ellas a tan devoto fin; y en caso de que llegasen a ser procesionables para el pueblo (que también será de cargo del Gobierno Secular el procurarlas), se suspenderán las procesiones públicas por los días que se hiciesen. Y si los Cabildos concibiesen que en Gobierno Secular pidiese haber alguna confianza menos urgente que ellas la consideran, podrán insinuarlo; pero no pasar a la práctica de solemnidades; sin que medie la solicitud secular «.

[25] Novísima Recopilación de las Leyes de España 1805, Libro I, Titulo I, Ley XV: Por lo cual os mando a todos y cada uno de vos en vuestros distritos y jurisdicciones no permitáis disciplinantes, empalados ni otros espectáculos semejantes que no sirben de edificación y pueden servir a la indeboción y al desorden en las procesiones de Semana Santa, Cruz de Mayo, rogativas ni en otras algunas, debiendo los que tubieren verdadero espíritu de compunción y penitencia elegir otras más racionales y secretas y menos expuestas con consejo y dirección de sus confesores. Ni consentireys procesiones de noche, haciendose las que fueren costumbre y saliendo a tiempo de que estén recogidas, y finalizadas antes de ponerse el sol para ebitar los inconvenientes que pueden resultar de lo contrario«.

[26] Novísima Recopilación de las Leyes de España. 1805. Libro I, Título I, Ley XII: «En ninguna Iglesia de estos Reynos, sea Catedral, Parroquial o Regular, haya en adelante danza ni gigantones; y cese del todo esta práctica en las procesiones y demás funciones eclesiásticas, como poco conforme a ka gravedad y decoro que se requiere. Por Real resolución a consulta del Consejo de 10 de abril de 1770, se mandó cesar en Madrid los gigantones, gigantillas y tarasca, porque lejos de autorizar semejantes figurones la procesión y culto al Santísimo Sacramento, causaban no pocas incidencias, y servían solo para aumentar el desorden, y distraer o resfriar la devoción de la Magestad Divina«.

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