Oct 012011
 

Fernando Ortiz Martínez.

 

1.  INTRODUCCIÓN

El mariscal de campo don Rafael Menacho murió defendiendo la plaza de Badajoz, cuyo gobierno le había sido encomendado en los turbulentos años de la guerra de la Independencia. El cumplimiento de su deber hasta las últimas consecuencias le hizo acreedor de la gratitud de los pacenses que, aún hoy día, lo consideran como uno de los personajes más destacados de la historia de la ciudad. Un airoso monumento lo recuerda en el baluarte de la muralla donde cayó, el 4 de marzo de 1811. Sus restos reposan en un hermoso mausoleo en el claustro de la catedral y la calle comercial más importante lleva su nombre, como también lo llevaron un teatro, un cuartel y en la actualidad una base militar.

Pero de las circunstancias concretas de su muerte pocos saben algo más que el que fuera abatido por un cañonazo. La plaza estaba sitiada y días después sería ocupada por el enemigo, mientras que la noticia de la muerte de su gobernador militar, que todos vinculaban con la posterior rendición, se extendía por la provincia mezclada con rumores que completaban imaginativamente los detalles de los que se carecían.

Doscientos años después de aquellos hechos, Badajoz ha vuelto a rendir homenaje a sus héroes. Tras las formaciones, desfiles, discursos y conferencias se han seguido escuchando dispares opiniones sobre su muerte.

Pero ahora las circunstancias no son las mismas. A la escasez de información de aquellos días se opone la existencia de importantes documentos fiables en los archivos, aunque no debidamente explotados. Darlos a conocer es la finalidad de este trabajo.

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 Lam. 1. Obelisco levantado en 1893 por las unidades de la guarnición de Badajoz en el Baluarte de Santiago.

2. AMBIENTACIÓN

Tras el espejismo inicial de las primeras acciones bélicas favorables a los españoles en la guerra de la Independencia (primer sitio de Zaragoza, Bailén) y la entrada de Castaños en Madrid se produjo la intervención directa de Napoleón en la Península Ibérica al frente de la Grande Armée, que llevaría a la práctica ocupación de casi todo el territorio continental español.

Los restos del Ejército de Extremadura, uno de los primeros que se enfrentaron al Emperador en la batalla de Gamonal (10 de noviembre de 1808) y después en Somosierra (30 de noviembre), llegaron en su repliegue hasta tierras extremeñas donde trataron de frenar al invasor en la línea del Tajo.

Mientras tanto, el entonces coronel Rafael Menacho, tras haber participado en Bailén a las órdenes de Castaños, se batía al mando de su regimiento de Campo Mayor en la desgraciada batalla de Uclés, (13 de enero de 1809), donde tras la derrota de las armas españolas, se replegó con un batallón a través de la artillería francesa, a la que inutilizó algunos cañones, acción por la que fue felicitado.

2.1.  La guerra en Extremadura a principios de 1811.

Tras más de dos años de guerra, Extremadura ya había sufrido el paso de los ejércitos de uno y otro bando: los franceses, tras su victoria en Medellín (29 de marzo de 1809) y su avance hacia Andalucía, campaban por el norte de Cáceres y hacían incursiones por el sur de la provincia de Badajoz, y los aliados, que también habían colaborado en el agotamiento de sus recursos durante en el avance británico sobre Talavera de la Reina (28 de julio de 1809), mantenían las dos divisiones que el Ejército de Extremadura había dejado para su defensa cuando partió hacia La Mancha para reforzar al Ejército del Centro, una de ellas al mando de Menacho, que había sido ascendido a brigadier por los méritos conseguidos en Medellín.

El año de 1810 había sido de continuos encuentros entre destacamentos de ambos bandos, ninguno de ellos decisivo: Cantalgallo, Fuente de Cantos… Incluso el 11 de febrero el general Mortier se había llegado a presentar ante la plaza de Badajoz, intimando su rendición. Sin fuerzas suficientes para cercarla, tras unos combates en las afueras de la ciudad, se retiró hacia Llerena.

Al finalizar la campaña de 1810, el mariscal Soult […] general en jefe del ejército del sur de España, había recibido la orden de ocupar la alta Extremadura con todas las tropas que tenía disponibles, a fin de realizar una diversión a favor del mariscal Massena […] que mandaba el de Portugal (Lamare, 1821, p.7)

1811 sería, por tanto, el año de la ocupación completa de Extremadura por el ejército francés, y con ella su capital, Badajoz1, vería como un ejército francés de más de 20.000 hombres establecía un asedio en toda regla para obtener el control de esta plaza, imprescindible para asegurar el acceso a Portugal2.

2.2.  Menacho en Badajoz. Nombramiento de comandante militar de la plaza

Menacho, gaditano de nacimiento y formación, conocía Badajoz desde los tiempos de la Guerra de las Naranjas (1801) y posterior campaña de Portugal (1807), y había combatido en la defensa de la provincia desde que se hiciera cargo de la 3.ª División del Ejército de Extremadura en el Puente del Arzobispo y en Mérida3, pero la forma en que los ciudadanos de Badajoz lo conocerían incrementaría su fama de resolutivo y líder en el que se podía confiar, aún en las situaciones más desesperadas:

Habiendo recibido Menacho oficio del Marqués de la Romana para que hiciese por auxiliarlo, pues se hallaba en Badajoz sin guarnición para su defensa, en fuerza de muchos trabajos, días y rodeos, siempre perseguido por mayo- res tropas francesas, consiguió entrar en la plaza a media noche, sin haber perdido un bagaje, saliéndole a recibir el mencionado Marqués […] a tan incómoda hora (Cróquer, 1912, p.13).

Tras esta primera entrada en la ciudad a finales de enero de 1810 le encargaron la defensa de la plaza de Olivenza, y posteriormente participó en acciones en apoyo de la capital de Andalucía hasta quedar cercado y sin víveres en la localidad de Salvatierra de los Barros, el 10 de febrero. Habiendo recibido la orden de regresar en apoyo de Badajoz, que estaba amenazada por el enemigo

Maniobró hábilmente, y el 11 atravesó la línea francesa, que circundaba la plaza, logrando feliz arribo, entrando en ella la madrugada del día 12, entre las aclamaciones del pueblo, reforzando la guarnición con su ya bien acreditada y valiente división. (Cróquer, 1912, p.14)

En menos de quince días había entrado por dos veces en la ciudad mandando las tropas de rescate, y siguió participando en acciones de defensa de la plaza (salida del 27 de abril para desalojar a los franceses de las alturas de San Cristóbal) y de la provincia (Cantalgallo, Jerez, Aracena…), hasta que el Consejo de Regencia lo promovió al empleo de mariscal de campo, asignándole el gobierno militar de la plaza:

El Consejo de Regencia de España e Indias ha nombrado a D. Rafael Menacho por gobernador militar y político de la plaza de Badajoz, y en atención a sus méritos y buenos servicios, le ha concedido el ascenso de mariscal de campo. (ápud Gómez Villafranca, 1908, parte segunda, p.344).

image004Lám. 2. Retrato de Menacho como Mariscal de Campo, obra de Manuel Roca, 1811.

2.3.  Asedio francés.

El ejército francés del mariscal Soult inició los trabajos de sitio de Badajoz el 28 de enero de 1811 tras haber ocupado la vecina plaza de Olivenza donde estableció su cuartel general y sus almacenes.

Pese a lo inadecuado de la época del año en la que las frecuentes lluvias dificultaban los trabajos de asedio, éstos avanzaban a buen ritmo. Para evitarlo Menacho organizó hasta ocho salidas en las que sus tropas trataron de entorpecer los trabajos, inutilizar la artillería y causar el mayor número de bajas al enemigo4.

El ejército de refuerzo mandado por Mendizábal, que con 10.000 hombres y 200 caballos portugueses restableció las comunicaciones con Portugal y proporcionó esperanzas a la población, fue completamente derrotado en una brillante acción por sorpresa de Soult la mañana del 19 de febrero, en que al abrigo de la niebla cruzó los ríos Guadiana y Gévora sorprendiendo a los españoles en una posición que consideraban segura (batalla del Gévora)5.

Perdidas las posibilidades de recibir refuerzos en breve plazo y con el cerco completado, Menacho volvió a rechazar las ofertas de rendición de Soult, continuando con las obras de defensa de la plaza y con las salidas al campo enemigo (aún hizo dos más), y animando a militares y civiles al trabajo conjunto y al sacrificio en defensa de la Patria.

3. MUERTE DEL GENERAL

La tarde del cuatro de marzo de 1811, con ocasión de una exitosa salida de la guarnición contra las obras de zapa francesas en las que trataban de preparar la batería de brecha definitiva, el general Menacho moría al batir la artillería enemiga el baluarte desde el que la dirigía (Baluarte de Santiago).

La situación tuvo que ser confusa en extremo. Las tropas y paisanos arengaban desde los parapetos a los soldados que regresaban victoriosos tras haber inutilizado numerosos cañones y herramientas, causando muchas bajas enemigas y capturado algunos prisioneros:

Conseguido el fin que se deseaba se retiró nuestra bizarra tropa a la estacada, en donde los soldados entraban cargados de despojos del enemigo en tal manera, que muchos apenas podían con los efectos que conducían, presentando varios de ellos palas, picos y azadas que recogieron en las trincheras; algunos cogieron divisas de oficiales, sus espadas, relojes y buenas cantidades de metálico; el encarnizamiento fue cruel y solo consiguieron refugio cinco franceses que condujeron prisioneros6.

Cuando una descarga de artillería batió los terraplenes y la gente se puso a cubierto. En ese momento fue alcanzado el gobernador militar y llevado por sus ayudantes al lugar a cubierto más próximo, donde falleció en pocos minutos.

De allí su cuerpo sería trasladado a la catedral y depositado en la capilla de la Soledad del claustro, donde se mantuvo entre el estupor de los numerosos civiles que se habían refugiado en las naves del templo mientras se decidía el destino final del cuerpo, que sería inhumado en el panteón de canónigos, sin dato alguno en la lápida para evitar posibles profanaciones en el caso de que los franceses ocuparan la ciudad, como así ocurrió días después.

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Lám. 3. Baluarte de Santiago y tramo de cortina de la muralla donde estaban abriendo brecha los franceses en marzo de 1811.

Murió sin testar el cuatro de marzo del mismo, en la muralla, de una bala de cañón. Era marido de D.ª Dolores Calogero, y se sepultó en el panteón del Cabildo Catedral, con asistencia del mismo y del Cabildo Municipal7.

El mando de la guarnición recayó en el brigadier José de Imaz, segundo en el mando de Menacho, que en el momento de la muerte se encontraba en otro de los baluartes próximos (Baluarte de San José), colaborando también en el control de la salida.

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Lám. 4. Cripta de Canónigos de la Catedral de Badajoz donde reposaron los restos de Menacho durante 69 años.

3.1.  Relato tradicional

La confirmación oficial de la muerte del gobernador militar de la plaza sitiada no llegaría al cuartel general del 5º Ejército hasta el día 9 de marzo, con la correspondencia oficial de su sucesor:

Muy gloriosa ha sido esta acción para las armas españolas si a ellas no hubiera seguido la muerte del valeroso, del bizarro, del digno gobernador el Mariscal de Campo don Rafael de Menacho […] el cual poniéndose en uno de los flancos fue atravesado por una bala de cañón y muerto en el mismo momento8.

Pero la tremenda noticia se había extendido ya antes por la región con rapidez, con las inexactitudes y exageraciones propias de los rumores. El general Carlos de España, que estaba actuando de enlace con la Junta Suprema de Extremadura, le dirigió a ésta una carta el día 8, en la que al mencionar la muerte del general Menacho dice:

El Gobernador Menacho perdió la vida, hallándose animando a sus tropas sobre las murallas. Una bala de cañón le quitó la cabeza. (ápud Gómez Villafranca, 1908, parte segunda, p.369)

No se ha encontrado ninguna otra fuente que cite la decapitación de Menacho entre todas las consultadas, tanto contemporáneas a la guerra como poste-iores, pero lo cierto es que entre la población actual de Badajoz se encuentra enraizada esta creencia hasta tal punto que, en la primera edición de la Historia de Badajoz, redactada por el cronista oficial de la ciudad, don Alberto González Rodríguez, en fecha tan cercana como 1999, mientras que en el texto describe “cuando el heroico general Menacho seguía desde el baluarte de Santiago el resultado de una salida que había ordenado contra la batería del Cerro del Viento, una bala de cañón le ocasionó la muerte” (González, 1999, p.329), se acompaña con una ilustración que representa a Menacho de pie sobre el parapeto y una bala de cañón impactando en su cabeza9.

Otros autores han incluido sus particulares versiones, como la nota incluida por Fernando Valdés Fernández en su traducción de las Memorias de Soult: “Una bala de metralla le alcanzó en el pecho durante la defensa de Badajoz y le causó la muerte” (Valdés, 2003, p.64).

Aunque la mayoría de los autores que tratan el sitio de Badajoz, si bien citan el motivo que llevó al gobernador hasta la muralla esa tarde, no entran en detalles de cómo se produjo la muerte exactamente: “El cuatro de marzo, observando desde el muro una salida, en que se causó bastante daño al enemigo, cayó muerto de una bala de cañón” (Conde de Toreno, 1835, p.437)

Por último, otro origen de confusiones para trabajos posteriores resultó la publicación del relato del asedio por parte del jefe de ingenieros del ejército francés, coronel Lamare, que si bien realiza una descripción aceptable, sobre todo teniendo en cuenta que se encontraba al otro lado de las líneas: “El general español Menacho […] fue muerto por una granada momentos después de asomarse al parapeto para observar el efecto de la salida” (Lamare, 1821, p.74), equivoca el día en que esta acción tuvo lugar, situándola el tres de marzo, error que se perpetuaría y difundiría al tomarse como fuente para la realización de una placa conmemorativa colocada en 1864 en el baluarte de Santiago y posteriormente sustituida por otra en 1890 con la siguiente inscripción: “Al insigne general Menacho. Murió por la Patria el 3 de Marzo de 1811, defendiendo a Badajoz. La guarnición de 1864 y la de 1890 le dedican esta Memoria”10.

3.2.  Las fuentes definitivas

Vista la disparidad de versiones sobre un hecho tan concreto se considera inexcusable acudir a las fuentes primarias que relatan esta acción, que en el caso de un militar en activo en el momento de su muerte no puede ser mejor que su hoja de servicios. La de don Rafael de Menacho y Tutló se encuentra en el Archivo General Militar de Segovia y dice lo siguiente:

La cuarta salida que, con la brecha abierta en la plaza, ejecutó el día 4 de marzo de 1811, en la que se clavaron varias piezas al Enemigo y desbaratándole baterías. Estando sobre las murallas, disponiendo y animando sus tropas, fue muerto por una bala de metralla de cañón que le entró por el vientre, habiendo hablado en esta situación como de cinco a siete minutos, profiriendo sentía no poder ser más útil a su Patria11.

Esta hoja de servicios lleva un informe adjunto del coronel Juan de Moya y Morejón, quién durante el sitio de Badajoz era sargento mayor del Regimiento Campomayor y siempre había estado a sus órdenes, que con respecto a la muerte del gobernador dice:

En cuyo sitio fue muerto sobre la muralla por una bala de metralla que le penetró el vacío derecho, en el acto de la salida que hicieron los Granaderos de todos los Cuerpos de la Guarnición para clavar la Artillería y destruir las baterías del Enemigo, el 4 de marzo del expresado año de 181112.

En ambos documentos se detalla que lo que causó la muerte de Menacho fue el impacto con penetración de una bala de metralla en el abdomen, el segundo de ellos concreta la zona lateral derecha de la cavidad abdominal que corresponde con parte del intestino delgado y del colon.

image011Lám. 5. Imagen descriptiva de los proyectiles dispersadores de metralla disparados por los cañones de principios del S.XIX. Uno de estos granos de metralla de 280 grms causó la muerte del general Menacho.

Las balas de metralla, también denominadas en la época como “granos de metralla”, eran bolas de plomo de más de 200 gramos de peso, que se disparaban agrupadas en “saquillos” o botes de hojalata con el efecto de la actual munición rompedora para causar bajas sobre concentraciones de tropas enemigas.

Que la artillería de las tropas francesas dispararan una munición que habitualmente se utilizaba sobre unidades a campo abierto puede explicarse por el hecho de que Menacho se encontraba en el baluarte, junto al parapeto, es decir a la vista del enemigo, y dirigiendo la salida de las tropas propias, para lo que tendría que utilizar banderas o señales que, además de permitir la comunicación con los suyos le convertía en un blanco rentable:

Este Héroe que incesantemente velaba sobre la heroica defensa de esta Plaza, se precipitó al horrible fuego que el enemigo hacía desde Pardaleras con dirección a las baterías de San Josef y Santiago: en la primera dava sus disposiciones el Mariscal de Campo Dn Josef Ymas, y en la 2ª aquel dignísimo xefe, el qual poniéndose en uno de los flancos fue atravesado de una bala de cañón y muerto en el mismo momento13.

En la tarde del 4 de marzo hizo una salida la guarnición de la plaza. Menacho desde los muros mandaba la acción por medio de señales […] corroboraba su constancia debajo de la bandera que tremolaba sobre los muros de Badajoz (Castro, 1858, p.750).

Si las descripciones que aparecen en su hoja de servicios deberían considerarse como la versión oficial de la muerte, se dispone de un documento para contrastarlas de la forma más científica posible con los medios del siglo XIX.

Con la finalidad de trasladar los restos de Menacho desde su anónima tumba en el Panteón de Canónigos de la catedral de Badajoz a un lugar más destacado en el claustro de la misma, el ayuntamiento de la ciudad autorizó su exhumación el 22 de diciembre de 1879, acto que se realizó el 3 de marzo de 1880, víspera del aniversario de su muerte, y del que se levantó acta notarial cuyo texto se incluye íntegro:

Hecha la apertura de la bóveda por el maestro alarife D. Antonio Valentín Núñez, se encontró la armadura de una caja mortuoria y dentro de ella el esqueleto de un hombre; una gorra militar de paño con insignias; una faja militar de seda de color hoy indefinido, por efecto de la acción del tiempo, con borlas; un bastón de mando; una espada; un calzón de punto; restos de una casaca militar, y un par de botas altas, todo lo que acreditaba, según opinión de personas com- petentes, ser un Gefe Militar de la categoría del que se trata. Dicho esqueleto se hallaba en posición de cubito supina con todos sus huesos completos en un estado normal a excepción del húmero derecho que estaba fracturado en su tercio inferior, a unos ocho centímetros de la articulación del codo, siendo la acción casi regular y como si hubiese sido producida por un cuerpo contundente de gran violencia que destruyera toda la masa hosea que se presentara a su paso, resultando de esto un acortamiento de dicho hueso comparado con el opuesto: en el húmero izquierdo había vestigios de una antigua fractura, ya bien consolidada y también a la altura de unos ocho centímetros de la articulación húmero embital, sin que hubiera otra lesión en el resto del esqueleto. Sobre la cara anterior del Sacro se encontró un proyectil de forma esférica, de hierro fundido, análogo a los granos de metralla de mayor volumen. Este proyectil estaba solamente posado y sin adherencia ninguna a dicho hueso, notándose tan solo la impresión que su presencia había producido, por encontrarse allí antes de la putrefacción y acomodarse a su alrededor los detritus, formando estos una cavidad igual al dicho proyectil; deduciéndose que siendo el proyectil mayor que los espacios intercostales, tenía necesariamente que haber practicado alguna costilla si su entrada hubiera sido por el pecho, pues como las costillas están íntegras, hay que suponer que su entrada fue por la pared del vientre, y tal vez después de haber chocado en un cuerpo no muy duro como tierra o madera, pues que no tenía impresión ninguna, pero que le quitó la fuerza necesaria para no atravesar el cuerpo del finado y si solo penetrar en la cavidad del vientre donde por la acción de la gravedad buscó el punto más declive, que fue el sitio donde se le halló. Recogidos los huesos que constituían dicho esqueleto, se encerraron en una caja pequeña de cinc, de figura rectangular y pintada de color verde, con la siguiente inscripción: “Restos del Excelentísimo Señor D. Rafael Menacho14.

De los datos expuestos en el acta resulta probado que la muerte del general se produjo por un grano de metralla de gran volumen que le perforó la pared del vientre, quedando alojado en el mismo, y no por impacto directo de una bala de cañón, que hubiera producido necesariamente fracturas óseas. En el examen de sus restos las únicas fracturas que se localizaron pertenecían a traumatismos en los brazos anteriores a la fecha de su muerte, consecuencia de las numerosas heridas de guerra sufridas por este militar que jamás rehuyó el puesto de mayor riesgo y fatiga.

4. CONSECUENCIAS. ENTREGA DE LA CIUDAD A LOS FRANCESES

La muerte de Menacho supuso el inicio de la pérdida de la ciudad. Hasta sus propios enemigos, en las memorias del asedio, reconocen tanto sus méritos como la influencia que tuvo su pérdida para la caída de la ciudad:

El General español Menacho, dueño de una actividad y terquedad heroicas, que desde el comienzo del asedio se mostraba digno de seguir las huellas de los más célebres gobernadores que la historia recuerda, fue muerto por un impacto de bala de cañón en el momento en que se asomaba a las murallas para evaluar el efecto de la salida.

Su muerte se conoció enseguida y sumergió a la guarnición y los habitantes en el dolor y el espanto. Para los aliados fue vista como la causa principal que aceleró la rendición de la plaza de Badajoz. (Lamare, 1821, p.74)

Y es que su sucesor en el mando, José de Imaz, no tenía ni las aptitudes ni el carácter de Menacho, aunque inicialmente hizo una encendida declaración de intenciones:

Nada omitiré de cuanto sea necesario a cumplir las obligaciones espinosas del empleo, en cuio obsequio hare como mi antecesor todos los sacrificios q.e las circunstancias exixan15. (ápud Gómez Villafranca, 1908, 2ª parte, p.368)

Seis días después, y con una brecha en la cortina de las murallas apenas practicable recibió a un parlamentario del ejército francés que le instó a la rendición, y en lugar de despedirlo como había hecho Menacho incontables veces, sometió su propuesta a una junta de defensa constituida con los jefes de las unidades y servicios de la plaza.

Las circunstancias no habían cambiado demasiado en esa semana. La plaza contaba con suficientes víveres y municiones, se habían iniciado trabajos interiores para continuar la defensa mediante cortaduras y barricadas en calles y plazas, abriendo troneras en los muros… La guarnición era tan suficiente en número como días antes, y los fuegos de su artillería no habían cesado. Se sabía que un ejército británico se acercaba en socorro de la plaza.

Mas aún así, contando con autoridad suficiente para decidir por sí mismo en todo momento lo que estimase lo mejor para la plaza, decidió reunir la junta en la que muchos optaban por la rendición. Imaz, aunque realizó una declaración en tonos heroicos en la que manifestaba su parecer de defender la plaza hasta la muerte, decidió seguir la opinión de la mayoría.

La plaza se rindió a los franceses la tarde del día 10 de marzo tras la firma de una capitulación en la que se rendían honores al valor combativo de los defensores, motivo por el que se les concedía el salir desfilando por la brecha abierta. Salir, salieron a tambor batiente, pero no por la brecha ya que ésta no era practicable.

La conducta de Imaz sería investigada por el Consejo de Regencia, aunque las vicisitudes de la guerra y la necesidad de mandos con suficiente formación para un ejército tantas veces derrotado y reconstituido hicieron que no se tomaran medidas contra él.

5. CONCLUSIÓN

Parece clara la relación entre la muerte del general Menacho y la capitulación pocos días después de la plaza ante el enemigo. Es imposible saber si, de haber seguido con vida, la defensa se hubiera podido prolongar lo suficiente para permitir la llegada del ejército británico de rescate, al mando del general Beresford, cuyas primeras unidades alcanzaron la vecina población portuguesa de Campo Mayor el 25 de marzo, quince días más tarde.

La plaza de Badajoz, que había estado luchando valientemente bajo sus órdenes, que el mismo día en que murió celebraba con alegría las victoriosas salidas y que fue obligada a rendirse16, sufrió casi un año de ocupación francesa y tres asedios más, esta vez por parte de las fuerzas aliadas, que incomprensible e injustificadamente, tras tomarla por asalto el 6 de abril de 1812, la saquearon.

Es lógico, por tanto, que se ensalce la figura de Menacho como ejemplo de virtudes en las que se veían reflejados la tropa y los ciudadanos a los que man- daba y que se honre su memoria, en este caso dando a conocer los detalles existentes sobre su heroica muerte.

image013Lám. 6. Mausoleo de Menacho en el claustro de la Catedral de Badajoz, con guardia de honor del Regimiento Castilla 16 en el Bicentenario de su muerte en combate (4 de marzo de 2011)

6. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

BALDUQUE, (1908, julio), “Restos del General Menacho”, Revista Archivo Extremeño n.º 6, Badajoz.

CASTRO, Adolfo de (1858), Historia de Cádiz y su provincia desde los remotos tiempos hasta 1814. Cádiz, Imprenta de la Revista Médica.

CRÓQUER CABEZAS, Emilio (1912), Noticia genealógica y biográfica del Mariscal de Campo, ilustre gaditano, defensor de la plaza de Badajoz, Rafael Menacho. Cádiz, Tipografía Comercial.

GÓMEZ VILLAFRANCA, Román (1908), Extremadura en la guerra de la Independencia. Memoria histórica y colección diplomática. Badajoz, Uceda hermanos.

LAMARE, Coronel (1821), Relación de los sitios y defensas de Olivenza, de Badajoz y de Campo-Mayor en 1811 y 1812 por las tropas francesas del ejército del mediodía en España, traducción de Enrique Segura, 1934, Badajoz, La Alianza.

SOLAR Y TABOADA, Antonio del (1911, diciembre), “Don Rafael de Menacho y Tutlló”, Revista Archivo Extremeño n.º 12, Badajoz.

TORENO, Conde de (1835), Historia del levantamiento, guerra y revolución en España. Tomo XIV. Edición de Joaquín Varela Suanzes-Carpegna, 2008. Madrid, Centro de estudios políticos y constitucionales.

VALDÉS FERNÁNDEZ, Fernando (2003), La guerra de la Independencia en Badajoz. Fuentes francesas. Ia. Memorias. Badajoz, Departamento de Publicaciones de la Diputación de Badajoz.

7. REFERENCIAS DOCUMENTALES

Hoja de servicios de don Rafael Menacho, Archivo General Militar de Se- govia, sección 1.ª, división 1.ª, legajo M-2637.

Diario del sitio de la plaza de Badajoz desde el día 17 de enero al 7 de marzo, Archivo Histórico Nacional, Diversos-Colecciones, 99, N.2.

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1  Badajoz se había mantenido como sede de la Junta Suprema de Extremadura y cuartel general del Marqués de la Romana hasta su salida en septiembre de 1810 por la proximidad de las tropas francesas.

2  El ejército de Soult se componía de unos 19.000 infantes y 4.000 caballos, 54 piezas, un tren de sitio, convoy de provisiones y auxilios (Toreno, Conde de, 1835, tomo III, p.427)

3   Hoja de servicios de don Rafael Menacho, Archivo General Militar de Segovia, sección 1.ª, división 1.ª, legajo M-2637.

Diario del sitio de la plaza de Badajoz desde el día 17 de enero al 7 de marzo, Archivo Histórico Nacional, Diversos-Colecciones, 99, N.2.

5  Lamare, 1821, p.54.

Diario del sitio de la plaza de Badajoz desde el día 17 de enero al 7 de marzo, Archivo Histórico Nacional, Diversos-Colecciones, 99, N.2.

7  Anotado en el libro 3º de defunciones de la jurisdicción castrense en el folio 22, cara y vuelta, correspondiente a 1811, Archivo de la Catedral de Badajoz, que empieza el 24 de febrero de 1802 y termina el 19 de diciembre de 1864.

8   El cuartel general de Mendizábal, de quien seguía dependiendo militarmente la plaza de Badajoz, se hallaba situado en la ciudad portuguesa de Estremoz, distante 65 kilómetros. A ella remitían, inicialmente Menacho y posteriormente Imaz, cartas conteniendo las copias de varios días del diario de operaciones de la guarnición. Estas cartas se copiaban a su vez y se remitían al ministro de la guerra, José de Heredia. El conjunto de todas ellas componen el documento Diario del Sitio… de las referencias 4 y 6.

9    En la edición de 2010 se ha sustituido esta ilustración por una foto del mausoleo en que está enterrado el general, en el claustro de la catedral de Badajoz.

10  Esta placa de mármol se conserva en la actualidad en el edificio del cuartel general de la Brigada de Infantería Mecanizada “Extremadura” XI, en la base militar “General Menacho” de Bótoa, Badajoz.

11  Hoja de servicios de don Rafael Menacho, Archivo General Militar de Segovia, sección 1.ª, división 1.ª, legajo M-2637.

12  Íbidem.

13  Diario del sitio de la plaza de Badajoz desde el día 17 de enero al 7 de marzo, Archivo Histórico Nacional, Diversos-Colecciones, 99, N.2.

14  Texto del acta de exhumación del artículo “Don Rafael de Menacho y Tutlló”, de Del Solar y Taboada en la Revista Archivo Extremeño n.º 12, Badajoz, diciembre de 1910.

15  Notificación de la muerte de Menacho por D. José de Imaz al Ilmo. Sr. Venerable Deán y Cabildo de la Sta. Iglesia de Badajoz, el 5 de marzo de 1811.

16  “dicen que nuestros soldados pateaban la noche antes y decían que era una picardía, que por qué se había de entregar la plaza, cuando no se estaba en estado de hacerlo”. Carta de Espinosa de los Monteros a la Junta Suprema de Extremadura el 13 de marzo de 1811, (ápud Gómez Villafranca, 1908, 2ª parte, p.373)

Oct 012011
 

Serafín Martín Nieto

La actual carretera de la Montaña fue durante varios siglos denominada como camino del Calvario, por cuanto era allí donde fenecía antes de la erección de la primera capilla de la patrona de Cáceres.

En medio de un paisaje agreste, poblado de alcornoques, pinos2, castaños3 y olivos, se levantaron una serie de ermitas: San Marquino, el Amparo, el Calvario y, más arriba, la Montaña. Jalonaban el sendero las catorce pétreas estaciones del vía crucis, que servían de fervoroso reposo a los fieles que se encaminaban por esta empedrada ruta, muy frecuentada, antaño, en los trece días que la imagen de Nuestra Señora de la Soledad permanecía en el Calvario; y en la actualidad, por devoción a Nuestra Señora de la Montaña.

Para facilitar la carrera de las procesiones y la afluencia de los fieles, era imprescindible que el camino estuviese transitable. El trayecto entre la Fuente del Concejo y San Marquino discurría por el denominado empedrado “viejo”. El 1 de noviembre de 1604, habiendo concluido en 1602 la reedificación del Calvario, Benito Pavón Bravo, mayordomo de la cofradía de la Soledad, concertó con Pedro Prieto, natural de Hoyos, y el cacereño Pedro García Gata, la continuación del mismo “hasta la çerca de Gonçalo Hernández, que de presente es de don Pedro Rol de la Çerda, depositario, hasta el cabo della, a rraíz del camino hasta una peña gorda”, conforme a las siguientes condiciones: “que cada diez varas a de echar una cadena de piedra gorda y a los lados a de llevar cadenas de piedra gorda y fuerte”; “que an de quebrar e allanar todas las piedras que estuvieren en el dicho camino que se a de enpedrar, de manera que quede llano y a contento del dicho Blas Martín”. La piedra, cal y demás materiales corrían por cuenta del empedrador. El mayordomo se obligaba a abonar, cada sábado el trabajo semanal realizado a razón de 18 maravedís “por cada vara de media en quadra”. Una vez concluida la obra y tasada por Blas Martín Nacarino, se les satisfaría el total del valor más tres ducados de prometido4.

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Lám. 1. El camino de la Montaña, poblado de viñas antes de la plaga de filoxera. Foto Domingo Muriel

La cofradía de la Soledad siempre tuvo buen cuidado de que el camino estuviese en perfectas condiciones5. El mayordomo Alonso Rodríguez Bueso (1725-27) mandó repararlo: “Yttem. Es datta dozienttos y veintte reales que valen siette mill quatrozienttos y ochentta maravedís, los mismos en que se ajusttó el empedrado camino del Calvario, como constta de la conttratta y pago que se hizo a el maesttro”6.

Así quedó configurado el camino del Calvario hasta que 1896, el entonces mayordomo de la cofradía de la Montaña, don Santos Floriano acometió el, por muchos motivos, controvertido proyecto de la carretera. El 23 de octubre de dicho año, don Publio Hurtado se acercó a ver las obras iniciadas dos meses antes “para apreciar su importancia y trascendencia, enterándome entonces de que la antigua calzada había desaparecido por completo hasta más allá de la ermita del Amparo, ya profundizándola muchos metros, ya construyendo sobre ella elevados terraplenes” cortando todas las servidumbres de paso. Acto seguido, se personó en el Ayuntamiento, “con el que presumía se había contado”, para informarse del terraplén que se había iniciado entre el Amparo y el Calvario. Por ello, el 31, instó a la corporación a que se respetasen los derechos de los propietarios, muy anteriores a la existencia de la ermita de la Patrona, al tiempo que lamentaba la destrucción del “camino de penitencia”. En sesión de 5 de noviembre, el Ayuntamiento ordenaba al señor Floriano que se respetasen las servidumbres, que las vertientes de las aguas no perjudicasen, y sobre todo que se informase al arquitecto municipal, a quien la cofradía había encargado el anteproyecto, para que hiciese observar el acuerdo. El 12, el Ayuntamiento requería con urgencia al mayordomo el nombre del facultativo que dirigía las obras7.

A comienzos del siglo XXI, se la dotó de la actual configuración.

Inherentes a esta vía sacra, son las cruces. Documentadas ya en 15918, el 8 de abril de 1615, el obispo don Pedro de Carvajal y Girón concedió “a todas las personas que visittaren las cruzes de la esttazión de el Calvario en cada una quarentta días de verdadera yndulgenzia”9.

Muchas de ellas fueron donadas por devotos. Por ejemplo, en 1619, Francisco Jiménez y su mujer Juana Pérez mandaron levantar una junto al Amparo, de la que trataremos después. Pedro González Pantoja, en su codicilo de 20 de abril de 1671, dispuso: “que, en el camino del Calvario de esta villa, en el sitio que la dicha villa le diese liçençia, se ponga a su costa una cruz de cantería”10.

La cofradía se encargaba de su mantenimiento, como reflejan las cuentas del mayordomo Diego Alonso Merino (1698-1699): “Yten. Da en dacta ciento dos maravedís que se gastó en conponer una cruz que se estava caiendo camino del Calvario”11.

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Lám. 2. (Fot. Serafín Martín)

En principio, no había uniformidad en las mismas, sino que cada una era de una materia diferente. Al mayordomo Francisco Sánchez Valiente (1671-1672) pagó 17 reales “a Alonso Gonçález de Meneses, carpintero, de hazer una cruz camino del Calvario”12. Entre 1675 y 1679, el mayordomo Francisco de Colmenares encargó al herrero Sebastián del Moral una cruz de hierro13.

Por diversas causas, han sido renovadas en distintas ocasiones. Unas veces, por fenómenos naturales, como el huracán que desoló gran parte de Cáceres el 30 de septiembre de 167214. Competió al mayordomo Francisco Sánchez Valiente (1673-1674) volver a levantarlas, para lo que primeramente recogió dinero: “Yten. Se le haçe cargo de veinte reales que dio de limosna la mujer de Juan Paramás para ayuda adereçar la cruz de camino del Calvario quando se cayeron con el ayre”. La restauración la llevó a cabo el albañil Juan González, quien cobró 100 reales por su trabajo más otros 50 “por el adereço de las cruçes de çapateros y curtidores”15. De lo que se colige que, al menos algunas, fueron sufragadas por los gremios.

En otras ocasiones, lamentablemente, han sido los gamberros quienes las han derribado.

1. NOTICIAS HISTÓRICAS ACERCA DE LA ERMITA DEL AMPARO

El conocimiento cabal de la historia de las cofradías y ermitas cacereñas se ve limitado a consecuencia de la escasa diligencia de algunos de sus escribanos (secretarios en la terminología actual) que, con demasiada frecuencia, o bien omitieron reseñar los acontecimientos, decisiones, fastos y demás hechos relevantes, o bien, los despacharon con escuetas referencias que, si entonces eran de clara inteligencia para todos, hoy resultan, cuando menos, de dudosa interpretación. A una negligente custodia de los archivos documentales de nuestras hermandades hay que achacar el extravío, deterioro, destrucción y, en resumidas cuentas, la pérdida de una documentación rica y, sobre todo, esclarecedora del origen de estas congregaciones católicas que han contribuido, de manera decisiva, al incremento del patrimonio religioso, cultural, artístico y tradicional de nuestra ciudad.

Recogidas en los autos de algunos de los pleitos, a veces bastante ruidosos, que, en perjuicio de sus precarias economías, se veían obligadas a entablar para solventar los entonces frecuentes conflictos de intereses, subsisten noticias concernientes tanto a los hechos encausados como a otros coetáneos y/o anteriores. El azar ha querido que, gracias a una de estas desavenencias, podamos conocer parcialmente las etapas constructivas de la ermita del Señor del Amparo16.

La primera interrogante que se nos plantea es la relativa al momento de su erección y al porqué de su edificación en dicho lugar. Resulta imposible ofrecer una fecha concreta, pero se puede conjeturar que sus comienzos dependerían de la existencia del Calvario, al borde de cuyo camino -actual carretera de la Montaña- se alza. Inevitablemente, como en un círculo vicioso, surge la misma pregunta, ¿de cuándo data la del Calvario? Como veremos, la contratación y finalización de las obras del actual edificio están documentadas, sin embargo, con anterioridad se ubicaban allí tres cruces.

En 1619, Francisco Jiménez y su mujer Juana Pérez, mandaron labrar una cruz de cantería, cuyo pedestal, conservado hoy en la primera capilla del santuario de la Montaña, estuvo empotrado en una esquina de la ermita del Amparo. La inscripción reza así:

CRISTO TENDIDO, DESCOYUNTADO Y ENCLAVADO EN LA † ESTA † MANDO HACER FRAN(cis)CO JI(méne)Z Y SU MUJER JU(an)A PEREZ. AÑO DE 161917.

Su emplazamiento y el hecho de faltarle la cruz, indujo al padre fray Ángel Ortega al error de considerar dicha fecha como la de la erección de la ermita del Amparo18, cuya actual estructura es el resultado de la agregación de dos nuevas capillas a un humilladero que, en fecha indeterminada -con anterioridad a 1664 no se conservan las cuentas de la cofradía de la Soledad19-, construyó esta hermandad en un rellano que sirve de descanso a los peregrinos que, habiendo recorrido ya la empinada cuesta que comienza en Fuente Concejo, emprenden el último y más pronunciado repecho antes de su destino.

De dimensiones muy reducidas, en él se veneraría presumiblemente la santa cruz. Gracias al hecho de que en el transcurso de las sucesivas obras de ampliación, no se derribó ninguna de las construcciones anteriores, se ha conservado este primitivo humilladero.

Las tres fases están constatadas documentalmente e, incluso, son apreciables a simple vista. A este respecto, el plano que se acompaña, es claramente ilustrativo.

De arquitectura popular, sin estilo artístico definido, presenta en su interior una pequeña bóveda de aristas; en el exterior, dos estribos semicirculares soportan el empuje de la cabecera, plana. De mampostería, la pobreza de los materiales, visible antes de las últimas obras, ha quedado oculta bajo el moderno encalado, con lo que ha ganado en uniformidad el conjunto. Recrecido, sirvió de altar mayor a la segunda capilla. Una vez erigida la tercera y actual, las dos primeras se habilitaron como sacristía y, posteriormente, como almacén de trastos viejos, hasta que la restauración 1992 la devolvió a su uso primigenio.

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La prolongación del primitivo humilladero no se debió a la iniciativa de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, su propietaria, sino a la piedad del cacereño Diego Durán de Figueroa, quien, habiendo adquirido la imagen de un Nazareno, quiso rendirle culto público.

Pertenecía a una familia hidalga, los Durán de Berrocal, feligreses de San Juan, donde tenían sus enterramientos, fundaron capellanías y obras pías. Entre sus miembros abundaron los abogados y los sacerdotes, de cuya genealogía trataremos en otra oportunidad.

Diego Durán de Figueroa no fue licenciado, como erróneamente se afirma en los autos del pleito. Debe de tratarse de una confusión con alguno de sus muchos primos, que sí lo fueron, y al hecho de que cuando se suscitó el problema de la posesión de la ermita, habían transcurrido cerca de veinte años desde la fecha de su muerte. En realidad, en ninguno de los documentos de su tiempo, tampoco en la partida de su entierro, se le atribuye tal condición. Además, los datos conocidos nos confirman todo lo contrario.

Francisco de la Cadena Samuscado, abogado del licenciado Francisco Durán de Berrocal, aseveró en el pleito, de un modo manifiestamente interesado, como ya analizaremos, que Diego Durán no sabía escribir. Sin embargo, tanto el testamento como una cédula testamentaria llevan estampada su firma, que reproducimos. Los trazos rudimentarios de la misma evidencian una escasa destreza para la escritura. Similares dificultades presentaba para él la lectura, a tenor de la afirmación del referido letrado: “sólo sabía leer aunque muy mal”20. En cambio, tenía conocimientos de música. Sustituyó a Pedro de Mohenas como organista de la iglesia de San Mateo, empleo que ejerció desde 1674 hasta su muerte, sobrevenida en 168221.

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En 1671, reunida la cofradía de la Soledad el 2 de julio, festividad de Santa Isabel, como preceptuaban sus ordenanzas, para, después de celebrada la fiesta principal, proceder a la elección del mayordomo, cargo que recaería en Francisco Sánchez Valiente, y siendo diputados caballeros por el estado noble don José de Ovando y don Gutierre Espadero de Saavedra; diputado mayordomo Alonso Pérez Tapia; alcaldes viejos Juan Martín Barreras y Luis Hernández; y nuevos, Diego Nevado y Diego Sánchez Picapiedra, “acordaron y mandaron que por cuanto el licenciado Diego Durán, vecino de esta villa, el susodicho ha traído a esta villa una echura de un Santo Cristo Nazareno y pretende que el Santo Cristo de ponerlo en el humilladero que esta cofradía tiene en el camino del Calvario, alargando la dicha ermita de forma que el Santo Cristo esté con toda decencia, y que, por todos los días de la vida del dicho Diego Durán, ha de correr el cuidado de la dicha ermita y la limosna que juntare ha de ser para él en su tiempo y después de su fallecimiento, ha de quedar la imagen del Santo Cristo y ermita para la dicha cofradía; y que el susodicho ha de tener obligación de alumbrar el Santo Cristo y, por si acaso se ofreciere el sacar la dicha imagen de su casa por alguna necesidad, ha de dar cuenta de ello a la dicha cofradía y en esta conformidad lo acordaron y firmaron”22.

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Erróneamente se viene afirmando que Diego Durán de Figueroa sólo trajo la cabeza y las manos. Incluso, en la página web de la Cofradía23, trufada de errorres, se muestra una hornacina como el lugar donde se colocó el supuesto busto. Todo es debido a una errónea lectura de la palabra “echura”24, es decir imagen.

Se desconoce el autor de este Nazareno. Las fuentes, tan escuetas casi siempre, señalan que Diego Durán lo trajo de fuera, pero no indican el lugar de procedencia. Estilísticamente, presenta grandes similitudes con el denominado antiguamente Cristo del Pardo de la parroquia de San Juan Bautista y, hoy, de la Buena Muerte. Este crucificado, como anotó Bartolomé Sánchez, gracias a las limosnas recaudadas por doña Inés de Vargas, se adquirió en 1661 en Salamanca25. Tal vez, el Nazareno del Amparo se deba al mismo escultor o a alguno de los talleres entonces existentes en dicha ciudad castellano-leonesa con anterioridad al establecimiento de los Churriguera. Se trata de una imagen de tamaño natural, de vestir, de candelero. Sólo tiene encarnadas las partes talladas: la cabeza, los brazos hasta la altura de los codos, y las piernas desde las rodillas a los pies; el tronco aparece tan sólo desbastado. La unión entre el cuerpo y las piernas se resolvía, traumáticamente, por medio de un bastidor hasta su remodelación por Antonio Fernández Domínguez, escultor afincado en Cáceres. La cabellera y las manos presentan gran sencillez en su ejecución, con cierto hieratismo en el movimiento conferido a ambas partes. Ciñe corona de espinas. De expresión serena, sin excesos de patetismo, la imagen, en su conjunto, resulta harmoniosa y bella.

Bartolomé Sánchez Rodríguez, testigo de excepción de muchos acontecimientos relacionados con la vida de nuestras cofradías a lo largo del siglo XVII, pues, no en vano, fue mayordomo de varias, entre ellas de la Soledad en 1664, refiere, en sus especies de anales, la entronización de la imagen en el primitivo humilladero26. El 3 de abril de 1672, Domingo de Pasión, la tradicional procesión de traslado de Nuestra Señora de la Soledad al Calvario se vio alterada con la incorporación a la misma del Cristo del Amparo, que iba a ser colocado en dicho humilladero. El cortejo no debió de ser muy distinto del que tuvo lugar en la tarde del domingo 28 de febrero de 1993, con ocasión del regreso del Señor a su ermita, tras las obras de restauración, depués de haber permanecido durante tres años en el altar del Cristo de la Encina de San Mateo.

Volviendo al relato de su entronización, una vez llegados al humilladero, la cofradía de la Soledad dio por cumplido, sin más, su cometido, prosiguiendo el cortejo hasta el Calvario, como se afirmaría años después: “y luego que se volvió la dicha ymajen a la dicha ermita concluida la prozesión, se volvió y sus ofiziales sin entrar en la dicha ermita a disponer lo que havía que disponer ni poner a la ymajen en su sitio, a que se quedó mi parte como se vio públicamente”27.

Y en él permanecería durante las obras de ampliación, que a sus expensas acometió Diego Durán. Tres años más tarde, el 9 de abril de 1675, se celebró su bendición. Francisco Mayorga, vicario de la villa, ofició la primera misa.

Esta segunda ermita, como hemos apuntado anteriormente, dejó intacto el primitivo humilladero, que se habilitó como altar del Santo Cristo. Las obras acometidas por Diego Durán de Figueroa consistieron en el adosamiento de un nuevo edificio, de planta cuadrada, con tejado a cuatro aguas, sobre el que se yergue una sencilla espadaña, terminada en vano de medio punto, que alberga el esquilón. En su interior, ofrece cúpula de media naranja.

La luz penetraba por un vano abocinado, que se conserva, debajo del cual se emplazaba la adintelada puerta de acceso, que, desde la mayordomía de Juan Lancho (1708-1709), se halla cegada. En las cuentas de la cofradía de la Soledad referentes a dicho ejercicio, figura el siguiente asiento: “Yten es data docientos zinquenta y cinco maravedís que costó el tapar una portada de la ermita del Santo Christo del Amparo”28. Su existencia ha quedado patente en el transcurso de las obras de restauración, si bien se ha vuelto a tapiar.

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Lám. 7. Primitivo humilladero y ampliación de Diego Durán. Foto: Serafín Martín

Pero Diego Durán de Figueroa, no se conformó con esta amplición, sino que emprendió la edificación de la tercera y actual capilla, que no llegaría a ver concluida.

El 19 de julio de 1682, estando ya enfermo, otorgó testamento ante el escribano Gabriel Antonio Briceño de Muesas. Nombró como testamentarios a sus primos los licenciados don Benito Durán de Berrocal, cura rector de San Juan, y al abogado don Francisco Durán de Berrocal (de quien trataremos más adelante por haberse arrogado el patronato sobre la ermita hasta que lo recuperó la cofradía de la Soledad), así como a su pariente Andrés Hernández de Tejada.

Con el remanente de sus bienes mandó fundar una memoria de misas laicales, cuyo primer capellán habría de ser su primo el citado abogado Francisco Durán de Berrocal, al que sucedería en el patronato la hermana de éste, Francisca Durán de Berrocal y sus descendientes; y a falta de estos, su sobrina Inés Flores de Vargas, hija de don Juan Flores de Vargas y de doña María de Berrocal, y a falta de todos ellos la iglesia de San Juan, con la obligación de mandar decir por su alma trece misas rezadas en la ermita. Mientras no estuviese concluida la obra de la ermita, se habrían de decir en San Juan. A esta memoria vinculó las tres casas que poseía y una huerta con olivos cerca de la desaparecida ermita de San Lázaro. Cumplidas las mandas testamentarias, el remanente de sus bienes muebles, se emplearía “en acabar de hacer la ermita del Santo Cristo del Amparo hasta donde alcanzare y si no se pudiere acabar con ellos, se quede en aquel estado”.

El 24 de dicho mes y año, redactó un codicilo por el que legaba varios bienes y derechos a la ermita: “Yten declaro me deve dicho señor don Diego de Aponte quinientos ladrillos que le presté. Mando se cobren para la obra del Santo Christo, que en mi testamento tengo mandado se acabe”. Para la celebración de la santa misa, dejó un cáliz de plata: “Yten declaro que yo tengo un cáliz de plata empeñado en cincuenta y cinco reales en casa de doña Clara de Ribera, mando se desempeñe y que se dé al Santo Cristo del Amparo para que esté en su ermita perpetuamente, sin que se pueda servir con él en otra parte, porque quiero esté en dicha ermita guardado debajo de llave. Y esto se haga estando dicha ermita perfecta y acabada”.

Aunque en un primer momento dejó para adorno de la ermita dos cuadros, uno de la Magdalena y otro de San Jerónimo, posteriormente se arrepintió de la donación y la revocó29.

El 30 de julio, Diego Durán de Figueroa fue enterrado en la iglesia de San Juan. Su partida de defunción reza así: “En treinta días de el mes de julio de mil y seiscientos y ochenta y dos años se enterró en esta yglesia parochial de Señor San Juan Baptista de esta villa Diego Durán de Figueroa, mozo soltero. Recibió los santos sacramentos y otorgó su testamento en diez y nueve de julio de 1682 por ante Gabriel Antonio de Muesas escrivano de esta villa. Testamentarios el lizenziado Benito Durán y el lizenziado Francisco Durán y Andrés Hernández de Texada”30.

El 13 de agosto de 1682, ante el citado escribano, se levantó el inventario de los bienes de Diego Durán de Figueroa. No poseía un gran ajuar en su casa. Los muebles eran escasos: un cofre, un ropero, una cama de madera pequeña, dos lámparas, una mesa grande, un banco y otro que tenía en la ermita. Más abundantes eran las imágenes y cuadros: una Virgen del Carmen grande, una Santa Verónica grande, una Santa Verónica pequeña de marco muy maltratado, un cuadro pequeño de San Juan de Dios viejo, una estampa de papel de un Crucifijado y otra cuyo motivo no se especifica, un retablo de una Verónica pintada en tabla viejo, un Niño Jesús pequeñito metido en su caja, un retablo de un Santo Cristo viejo, dos fruteros pintados. Guardaba también unos manteles de lienzo con puntillas y dos mangas de lienzo con puntillas del Santo Cristo. Como curiosidad, poseía quince cajas de cuerno para tabaco y un monocordio que había prestado al organista de Santa María31. No hay que olvidar que durante algunos años Diego Durán fue organista de San Mateo, cuya Fábrica parroquial aún le adeudaba dinero de su salario.

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Lám. 8. (Fot. Serafín Martín)

En el transcurso de la visita girada el 30 de julio de 1686 a la parroquia de San Juan, el licenciado don Juan López Higuero anotó que se habían cumplido ya las misas dispuestas en el testamento de Diego Durán de Figueroa, pero faltaba acabar la ermita con los bienes muebles y fundar la memoria de misas con los raíces32.

La imagen pronto contó con sus devotos. El 4 de octubre de 1679, doña Isabel de Perero Carvajal y Torres Holguín, madre de don Juan de Sande Carvajal, entre sus últimas voluntades dispuso que “se dé al Santo Christo del Anparo un velo de tafettán de la color que pareçiere a mis testamentarios”33. El 19 de enero de 1683, el malpartideño Miguel Sánchez Holguín dejó mandado en su testamento lo siguiente: “Yten es mi voluntad se digan al Santo Cristo del Amparo dos misas reçadas y se dé a dos reales de limosna”34. El 24 de marzo de 1691, doña Jimena de Mayoralgo, viuda de don Antonio José Becerra Monroy, ordenó que, entre muchas otras, se le dijeran nueve misas en el Cristo del Amparo35. El 7 de octubre de 1695, Isabel la Gabriela, mujer de Pedro Lunar encargó por su alma una misa al Cristo del Amparo por la limosna que se suele dar por decirla en su ermita36.

Francisco Durán de Figueroa, abogado, fue el encargado de acabar la tercera y última capilla. Hijo de Pedro Jiménez Vicioso y de Ana Durán de Figueroa, había nacido el 8 de diciembre de 1648, siendo bautizado en la parroquia de Santiago el 20 de dicho mes y año37. Casó en San Juan, el 14 de diciembre de 1696 con Isabel Juárez de Paniagua, hija de Juan Sánchez Moreno y de María Sánchez la Paniagua difuntos38.

Asistiendo a todo lo necesario de reparos que se han ofrecido a dicha ermita, (habiendo) perfeccionado y acabado la obra como hoy se halla”, gozó en pacifica posesión del patronato desde 1682 hasta que en 1700 el franciscano fray José de Aguilar solicitara licencia para hacer una procesión general de penitencia, “ por quanto mañana domingo que se contarán veinte y quatro del corriente, se a de hazer procesión de penitenzia por las calles públicas desta villa en remate de la misión que en la yglesia de Santa María la Maior de la dicha villa”, “se a determinado salga la ymagen de Nro Sr. Con la Cruz a cuestas, que se diçe del Lamparo y está en su hermita en el camino del Santo calvario, para loq ue se a de traer a la dicha yglesia de Santa María de donde a de salir la dicha proçessión”. La cofradía de la Soledad pretendió que se le solicitase a ella la licencia para sacar la imagen en procesión, conforme a la obligación suscrita por Diego Durán de Figueroa en 1672. Francisco Durán alegó tanto sus derechos de patronato, como que la cofradía en esos veinte años no se había ocupado para nada de la ermita “y sienpre a estado a mi quenta teniado (sic) una muger que le asista a su aseo y linpieza”.

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Lám. 9. (Fot. Serafín Martín).

Además, el cura de San Mateo, licenciado don Benito Tostado, suscitó una nueva disputa so pretexto de que él debía presidir la procesión por estar radicada en su parroquia la cofradía. Por su parte, don Alonso Domínguez Ribero, párroco de Santa María, aducía que la ermita se circunscribía a su colación “por estenderse asta Nuestra Señora de la Montaña”. El Provisor, don Miguel Gavaldón, salvando los derechos de las partes, ordenó llevar el Cristo a la procesión, con la asistencia de la cofradía con sus estandartes e insignias, so pena de excomunión y de 50 ducados para la guerra contra los infieles a quien impidira o perturbase este decisión. Y dado que saldría de Santa María, presidiría su párroco.

El 9 de febrero de 1700, Francisco de Córdova Samuscado, abogado de Francisco Durán, desmintió la certeza del traslado del acuerdo entre la cofradía y Diego Duran, alegando que no lo firmó puesto que “sólo sabía leer, aunque muy mal” y “que la dicha cofradía no pudo disponer expezialmente en lo que tocó a alargar el humilladero antiguo porque quien havía de dar lizenzia para ello havía de ser esta villa y su Ayuntamiento por ser el sitio suio y la cofradía no pudo disponer ni hazer grazia para sí de tierras agenas y públicas y a lo que más se pudo alargar fue a lo que estava edificado, y que era humilladero, que era una cosa muy corta y estrecha a que añadió el fundador una capilla bastante capaz, y oy mi parte le a trasladado a una yglesia maior que no es acesoria ni dependiente de el primer humilladero, y oy es prinzipal y no açesoria” No obstante, el licenciado Durán de Berrocal “se hallana a dejar a dicha cofradía sólo el humilladero que fue suio para que en él pueda poner la ymajen que le corresponde y también a que en dicha ermita no se pedirá limosna, ni se pondrá messa para ello en los treze días que Nuestra Señora de la Soledad asiste en el Calvario ni en el demás tiempo y que el que ubiere de dar la limosna sea voluntaria y sin pedirla en dicho sitio, con lo qual no se le haze perjuizio a la dicha cofradía y en sustanzia por este medio viene a conseguir lo que pretende, que es la causa final”.

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Lám. 10. (Foto: Manuel Hurtado Muro. Gentileza de la familia.

El 13 de septiembre de 1701, el visitador del obispado, licenciado Hermenegildo Prieto Giraldo accedió a la petición del procurador Francisco de Colmenares. en nombre de la cofradía de la Soledad y de su mayordomo Cristóbal Paniagua de que se le entregara la llave de la ermita que estaba en poder de Isabel Jiménez la Cotrina, hija de la difunta ermitaña Catalina Jiménez la Cotrina39, y de que se levantara inventario, por temor a que desapareceran las alhajas y ornamentos existentes.

Al día siguiente, “estando en la hermitta del Santtísimo Christo del Amparo, estramuros desta villa, en cattorze días del mes de septtiembre de mill setteçienttos y un años, Diego Pérez Anttúnez, ministtro de la Corona y antte mí el presentte nottario, hiço ymbenttario de las alaxas que en dicha hermitta se allaron, con asisttençia de Christtóval Paniagua, mayordomo de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad, que son las siguientes:

Lo primero la ymagen de Jesús Nazareno. Dos túnicas y dos camisas de su magestad, un fronttal de garanbainas, unos mantteles con encaxes, un tafettán blanco, ottros mantteles con unos encaxes pequeños, dos candeleros de azófar. Una cruz pequeña de madera. Un quadro de la Magdalena pequeño. Yna ymajen de Nuestra Señora del Carmen. Ottro fronttal de garanbaina, ottros mantteles, ottro tafettán blanco, una cruz pequeña de madera, un çielo de raso azul; dos tafettanes listtados y quattro tafettanes de quartterones de red, que es la colgadura que está en dicha hermitta, todos biejos. Una corttina de velillo negro, ottra de tafettán encarnado de la ymagen de Nuestro Señor. Seis laminittas de diferenttes pintturas. Una lámpara pequeña de azófar, dos corttinas del alttar de Nuestra Señora del Carmen. Un ara, un attril, dies marilleteros con sus pies. Y en dicha hermitta no se hallaron más bienes, la qual se zerró y ttraje la llave para enttregarla a su merçed. Y dicho ministro lo firmó. Doy fe. Enmendado garambaina. Diego Pérez Antúnez, Antte mí, Pedro Fernández de Solís,  firmado y rubricado.

En la villa de Cázeres en el dicho día mes y año, su merçed dicho visittador y vicario hizo parezer antte sí a Ysabel Cottrina, bezina desta villa, muger lexíttima de Juan Anttonio, de la qual reçivió juramento y lo hizo por Dios Nuestro Señor y una cruz en forma de derecho y promettió dezir verdad. Y siendo pregunttada qué bienes y alajas paran en su poder del Santíssimo Christo del Amparo, dijo: que en poder de la declarantte paran por de la hermitta del dicho Santtísisimo Christo: ttres fronttales, el uno de damasco encarnado y blanco y los ottros dos de ttela de garanbaina; una camisa de su magestad, quattro ramilletteros nuevos; una casulla, alva, amitto y zíngulo; un misal, un cáliz con su pattena de platta, que estte tiene entendido le dio a dicha hermitta don Françisco Durán. Que las demás alajas que estta declarante tiene en su poder, las adquirió de limosna para dicha hermitta Cathalina Ximénez la Cotrina, su madre, y algunas de ellas costteó de su caudal. Y en estta attençión y en la de aver estado la dicha su madre sirviendo en dicha hermitta a dicho Santtíssimo Christto más de veintte años, como es nottorio, pidió a dicho visittador que por conttinuar con la deboçión que a ttenmido y ttiene de cuidar de la assisttençia de dicha hermitta, le mandase entregar la llave de ella. Y en attençión a lo referido, se le mandó enttregar dicha llave a la dicha Ysabel Ximénez la Cottrina con la obligazión de dar fee a su merçed así de los bienes que la susodicha declara están en su poder como de los que están en dicha hermitta ymbenttariados y que dicha llave no la enttergará a persona alguna sin mandatto de su merçed o juez compettentte, pena de excomunión maior y que prozederá a lo demás que aia lugar. Y lo firmó su merçed. Testado al thenor. Ldo. Hermenegildo Prietto Giraldo. Antte mí, Pedro Fernández de Solís. firmado y rubricado”.

El 22 de dicho mes de septiembre, el procurador Fernando de Solís solicitó la nulidad del inventario en nombre del licenciado Francisco Durán de Berrocal, “quien del todo ha perfeccionado y concluido la obra y puesto la dicha ermita en la perfección que está, porque cuando murió dicho fundador sólo había unos paredones y el Santo Cristo estaba en una estrechez de una bóveda muy corta, que ahora no tiene por haberse trasladado con más decencia adonde está”. Añadió que cuando se trajo la imagen a la villa con ocasión de la misión, fue con el consentimiento de Berrocal, que se ocupó de buscar cruz y andas, pues la cofradía se limitó a su sola asistencia.

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Lám. 11. (Fot. Serafín Martín).

El 2 de noviembre, la Soledad volvió a negar a Berrocal la consideración de patrono del humilladero, so pretexto de que el licenciado Francisco Durán no había hecho más que concluir la obra iniciada por Diego Durán, conforme a sus disposiciones testamentarias, el cual se había obligado a dejar a beneficio de la cofradía la imagen y las mejoras de la capilla, cuyo cuidado había corrido a cargo de Catalina Jiménez la Cotrina, que se había servido de los ornamentos dejados por Durán de Figueroa y los comprados por ella gracias a las limosnas de los fieles.

El 19 de diciembre, el visitador licenciado Hermenegildo Prieto Giraldo, sin quitar derechos a las partes, mandó remitir todos los autos del inventario al tribunal de Coria.

El 9 de julio de 1702, el mayordomo Cristóbal Paniagua40 dio poderes a los procuradores Luis de Collazos, Pedro Díaz de Castro y Martín de Aedo para que comparecieran ante el tribunal eclesiástico de Coria.

En las cuentas de su mayordomía del 2 de julio de 1702 al de 1704, se descargó de “dos mill ziento y diez maravedís que por carta de pago pareze tuvo de costo el empedrado que se hizo junto al Santo Christo del Amparo”41, seguramente para evitar que las humedades penetraran en la ermita.

El 28 de febrero de 1707, se enterró en la parroquia de San Juan el licenciado Francisco Durán de Berrocal abogado42. Ni en su testamento ni en su codicilo otorgados ante Gabriel Briceño el 25 y 26 dicho mes y año, hace la menor alusión a la ermita y al perdido patronato, pero sí a la memoria de misas fundada por su primo Diego Durán de Figueroa43.

En adelante, los sucesivos mayordomos de la Soledad se encargarían de mantener la ermita en perfecto estado, si bien no realizaba ninguna función religiosa en el Amparo, ni tenía archivo para limosnas. Durante la mayordomía de Sebastián Bravo cantero (1709-10) se pagaron 1.275 maravedís por la compostura de las ermitas del Calvario y Amparo; en las de Francisco Ojalvo (1714-16) se recoge el pago de 10 reales y medio de diferentes reparos realizados en el Amparo; en las de Juan Gómez Chamizo (1717-19), 1.656 maravedís; en las de Pedro Hernández Duro (1721-22), 884 maravedís de arreglos en el Calvario y en el Amparo; en las de Alonso Rodríguez Bueso (1725-27), 1.071 maravedís de obras en ambas ermitas. Juan Bohoyo (1739-40), empleó 52 reales en trastejar estas ermitas44. El hijo de éste, el sabio presbítero don Simón Benito Boxoyo afirmaba, en 1794, que seguía a cargo de la Soledad45.

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Lám. 12. (Fot. Serafín Martín).

Tenemos constancia documental de que, durante la Guerra de la independencia, el Nazareno del Amparo fue llevado desde su ermita en el camino de la Montaña a la de la Soledad, sita en el interior de la población. Así lo corrobora el testamento otorgado por  doña Joaquina Rubio y Molina, en su testamento de 13 de noviembre de 1811, en en el que   mandó celebrar una misa rezada al Señor del Amparo que en el día existe en la hermita de la Soledad46.

Como tantas ermitas cacereñas, sufrió desperfectos durante esta contienda. El 30 de diciembre de 1813, una vez alejado definitivamente el enemigo francés, el mayordomo Lesmes Acedo pagó a Martín Hernández el porte de llevar quinientas tejas al Amparo47.

Pocas noticias se conservan del siglo XIX. Tan sólo sabemos que, en 1853, la imagen del Cristo poseía tres túnicas y dos camisas48.

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Lám. 13. (Fot. Serafín Martín).

A principios del siglo XX, no debía de hallarse en buen estado, pues el 24 de marzo de 1914 “se ha bendecido la capilla del Cristo del Amparo, después de la notable transformación que en ella ha hecho el piadoso mayordomo de la Soledad D. Santos Floriano. Se le ha colocado un nuevo altar, revocado las paredes, y puesto nuevo pavimento de baldosines y hecho desaparecer los poyos que la interceptaban, además de otras obras de saneamiento de no escasa importancia”. Dicho día, se colocó la nueva imagen de la Soledad en el Calvario49.En 1915, para embellecer el altar, se decoró con piezas del que se desmontó de la capilla de San Benito de la iglesia de San Mateo50 que por entonces reformaba el párroco don Santiago Gaspar Gil, gran enamorado de la Semana Santa.

La vida de la ermita fue discurriendo sencillamente gracias a las limosnas que los fieles, que entonces como hoy, en su peregrinar a la Montaña depositaban y depositan cuando se detienen a rezar ante esta devota imagen. Durante muchos años, don Pablo Floriano Cumbreño, hijo del arriba citado mayordomo, se encargó de su cuidado.

El 7 de julio del año 1989, se reunieron don Juan Andrés Dorado Pavón, don Jesús Bravo Díaz, don Santos Nicolás Martín, don Gabriel Rodriguez Alvarez, don José Ignacio Acha Mendigutia y los hermanos don Elpídeo y don Juan José Bernáldez Solano con el fin de fundar la cofradía. En una segunda reunión en noviembre, se designó a don José García Jerez como presidente de la Junta Gestora. El 4 de diciembre de 1989, monseñor don Jesús Domínguez, obispo de Coria Cáceres, aprobó los estatutos51.

Con vistas a la primera salida procesional, el Martes Santo de 1990, a mediados de enero de dicho año, en los talleres Gótico de Cáceres, se restauró la imagen del Santo Cristo, que permanecería cerca de dos años en la parroquia de San Mateo mientras concluían las obras de la ermita. Con sabio criterio, se ha decidido abrir al culto las tres capillas, por lo que se pueden contemplar las diferentes etapas constructivas de esta popular ermita.

En la tarde del domingo 28 de febrero de 1993, habiendo ya finalizada la reforma, se subió procesionalmente la imagen a su capilla, que fue bendecida por el obispo don Ciriaco Benavente Mateos.

Hasta el momento, han sido mayordomos: don José García Jerez 1989- 1994; don Jesús Bravo Díaz. 1994-2002; don Juan Narciso García-Plata. 2002- 2010; y desde 2010 don Juan Andrés Dorado Pavón.

3. APÉNDICES DOCUMENTALES

I.- Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Protocolos de Gabriel Antonio Briceño de Muesas y Anaya. Caja 3.583. Año 1682. Doblado.

Testamento de Diego Durán de Figueroa

“En el nombre de Dios, nuestro Señor, y con su gracia, amén. Sépase por esra pública escriptura de testamento y última y final voluntad vieren como yo, Diego Durán de Figeroa(sic), vezino que soy de esta villa de Cáçeres, estando enfermo de el cuerpo y sano de la voluntad y en todo mi juiçio, memoria y entendimiento y voluntad, qual Dios, nuestro Señor, fue servido de me dar y creiendo como firmemente creo en el misterio de la Santísima Trinidad, Padre E hijo y Sprictu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todo lo demás que tiene, cree y confiesa la santa madre Yglesia romana, debajo de cuia fee y creençia protesto vivir y morir y tomando como tomo por mi ynterçesora y abogada a la gloriosísima virgen María, madre de nuestro señor Jesuchristo para que interçeda con su divina Magestad quando fuese servido de me llevar desta presente vida, encamine mi alma por el de la salvaçión, ago y ordeno mi testamento en la forma y manera siguiente:

Primeramente, encomiendo mi ánima a Dios, nuestro Señor, que la crio y la redimió con su preciosísima sangre, pasión y muerte y el cuerpo a la tierra de que fue formado.

Yten quiero y es mi voluntad que quando Dios nuesro Señor fuere servido de me llevar desta presente vida, mi cuerpo sea sepultado en la parrochial del señor san Juan Baptista en la sepultura que mis testamentarios elijieren.

Yten es mi voluntad que el día de mi entierro, si fuere ora de çelebrar, si no el siguiente, se diga por mi ánima una misa cantada ofrendada por el cura y benefiçiados de dicha yglesia.

Yten mando se digan por mi ánima çinquenta misas reçadas y se pagen a dos reales de limosna por cada una.

Yten mando se digan por las ánimas benditas dos misas reçadas. Yten mando se digan a San Diego, santo de mi nombre, otras dos. Yten mando se digan por el ánima de mis difuntos quatro misas.

Yten mando se digan a Nuestra Señora de la Asumpçión dos misas para que interceda por mi ánima.

Yten mando por penitencias mias mal cumplidas y, para si alguna cosa soy en cargo a alguna persona, de que no me acuerdo, seis misas reçadas.

Yten, quiero y es mi voluntad que si pareciere una çédula firmada mía o de qualquiera de mis testamentarios, se esté y pase por ella como parte de este mi testamento.

Yten mando se den a Ynés Flores de Vargas, hija de don Juan Flores de Vargas y de María de Berrocal quatro varas de lanparilla para un vestido que tengo en mi poder.

Yten mando otras quatro varas de lanparilla a Ynés, hija de Andrés Hernández, para un vestido.

Y para cumplir y pagar este mi testamento, mandas y legados en él contenidos, dexo y nombro por mis albaçeas y testamentarios a el licenciado Benito Durán de Berrocal, cura propio de la yglesia parrochial de señor San Juan Baptista desta villa y a Andrés Hernández, vezino della, a los quales y a cada uno ynsolidum les doy poder y facultad cumplida para que entren en mis bienes y de lo mexor y más bien parado de ellos cumplan y pagen este mi testamento y lo en él contenido, vendiéndolos en pública almoneda y fuera de ella, como les pareciere, y les dure este poder aunque sea pasado el año del albaçealgo.

Y cumplido y pagado este mi testamento y lo en él contenido, en el remanente que quedare de todos mis bienes, derechos y acciones que tengo y me pertenecen, queden y deven pertenecer en qualquiera manera, dexo y nombro y instituio de todo el remanente que de ello quedare una memoria de misas laycal y no sujeta a subsidio ni escusado ni por juez eclesiástico alguno se pueda entrometer en ella, para la qual dexo y nombro por primero capellán a el licenciado Franzisco Durán de Berrocal, abogado, vecino de esta villa, mi primo, y después de el susodicho suçeda en la dicha memoria de misas Francisca Durán de Berrocal, su hermana y mi prima, sus hijos y descendientes, prefieriendo el mayor a el menor, y el varón a la hembra. Y a falta de los susodichos, a Ynés de Flores de Vargas, hija de don Juan Flores de Vargas y doña María de Berrocal, su muger, en la misma conformidad, sus hijos y descendientes.

Y a falta de los susodichos suçeda en la dicha memoria de misas el cura y benefiçiados que fueran de Señor San Juan de la parrochial desta villa, los quales y cada uno en su tienpo an de tener obligación de decir o mandar deçir por mi ánima treçe misas reçadas en la hermita del Humilladero del Santo Cristo del Amparo y en el interim que no se acabare y se trajere licençia para poderse en ella deçir misa, se digan en la yglesia parrochial de Señor San Juan desta villaa, para lo qual y que se aya de cumplir lo aquí contenido, le dexo y nombro todo lo que valiere los bienes que yo dexare de bienes raíces, que son tres casas en esta villa, después de redimidos los censos que sobre ellas estuvieren ynpuestos.

Yten quiero y es mi voluntad que después de cumplido mi entierro y mandas que llevo hechas, lo que quedare de mis bienes muebles se gaste en acabar de açer la hermita del Santo Christo de el Amparo hasta donde alcançare y si no se pudiere acabar con ellos, se quede en aquel estado.

Y por este mi testamento revoco y anulo y doy por ninguno y de ningún valor ni efecto otro qualquiera testamento o testamentos, codiçilo o codiçilos que antes deste aya fecho y otorgado por escriptp o de palabra, que no quiero que valgan ni agan fee en juicio ni fuera de él, salvo este que al presente ago y otorgo, que quiero que valga por mi testamento, última y final voluntad o en aquella vía y forma que más y mexor aya lugar de derecho.

Y asimesmo, agrego para aumento y renta de dicha memoria de misas un huerto con olivos que está çerca de San Láçaro desta villa, con los mesmos gravámenes y condiciones referidas. Y asimismo quiero que si de los bienes muebles después de vendidos y acabada la obra del Santo Christo, sobrare alguna cosa, todo lo que quedare lo agrego a dicha memoria de misas en la misma conformidad.

Y además de las treçe misas referidas en que va cargada dicha memoria de misas, quiero se me digan por mi ánima, una misa las tres pasquas, Resurrecpción, Pentecostés y navidad, el primero día de ellas.

Y así lo otorgué por firme en la villa de Cáçeres, en diez y nueve días del mes de julio de mill y seiscientos y ochenta y dos años, siendo testigos los licenciados Thomas Flores presvítero y Benito Ojalvo y Fernando de Castro Figeroa, vezinos todos desta villa y el otorgante a quien doy fee y conosco y lo firmó. Diego Durán de Figueroa. Ante mí, Gabriel Antonio Briçeño de Muesas (firmado y rubricado)

Inventario de los bienes de Diego Durán de Figueroa

En la villa de Cáçeres a treçe días del mes de agosto de mill y seiscientos y ochenta y dos años, ante mí el presente escrivano paresçió el licenciadodon Francisco Durán de Berrocal, vezino desta dicha villa, a quien doy fee conosco y testamentario nombrado por el testamento debaxo de cuia disposición murió Diego Durán de Figeroa, vezino que fue desta dicha villa, que otorgó abierto ante mí el infra escripto escrivano, y dixo que en aquella vía y forma que más y mexor aya lugar de derecho haçía y hiço ynventario de los bienes y haçienda que quedaron por fin y muerte de dicho Diego Durán de Figeroa en la forma siguiente:

–  Primeramente un cofre pequeño viejo.

–  Un  ropero viejo de dos guardas.

–  Un caxón grande.

–  Una cama de madera pequeña.

–  Más veinte y çinco varas y media de lienço basto.

–  Quatro varas de telilla para carpeta.

–  Tres varas y media de olandilla.

–  Un tafetán colorado de cosa de media vara.

–  Quinçe caxas para tavaco de querno.

–  Un cepillo negro.

–  Una custodia de corporales bordados.

–  Más un tafetán pequeño viejo de conclusiones.

–  Dos peines nuevos.

–  Unos manteles de lienço del Santo Christo con puntas.

–  Dos mangas de lienço con puntas del Santo Christo.

–  Una tovalla de lienço vieja.

–  Cinquenta varas de puntas bastas muy pequeñas.

–  Unos caçillos de vidrio.

–  Una onça de seda negra.

–  Un ábito largo de vaieta fina el manteo quasi nuevo y la loba muy vieja.

–  Una Nuestra Señora del Carmen grande.

–  Una Santa verónica grande.

–  Dos fruteros de pintura.

–   Dos campanas, una maior que otra, que la una pesará quarenta libras y la otra veinte y çinco.

–  Un sigurón viejo y mellado.

–  Un rastro pequeño viejo.

–  Una Verónica pequeño su marco muy maltratada.

–  Un quadro pequeño de San Juan de Dios viejo.

–  Una estanpa de un Santo Christo Criucificado de papel.

–  Otra de lo mismo.

–  Otro retablo de una Verónica pintada en tabla viejo.

–  Más unas medias de paño pardo nuevas.

–  Una montera de lo mismo.

–  Veinte y çinco varas de paño pardo.

–  Un Niño Jessús pequeñito metido en su caxa.

–  Una vanca vieja.

–  Otra que está en el Santo Christo.

–  Un açadón pequeño.

–  Un sacho viejo.

–  Un almires pequeño que pesó tres libras.

–  Quatro arrovas de lana negra lavada.

–  Treçe libras de toçino y chorisos.

–  Media libra de lana sucia.

–  Media libra de añil.

–  Dos vigas grandes de pino.

–  Quatro tablas acepilladas.

–  Un burro pequeño.

–  Una messa grande que a tenido cajón.

–  Dos pares de medias de lana nuevas.

–  Un retablo de un Santo Christo viejo.

–  Diez y seis doblones de a dos escudos de oro.

–  Treçe reales de a ocho de plata.

–  Más quarenta y çinco reales en tarjas.

Con lo qual se feneció ell dicho ynbentario por el dicho lzdo. D. Francisco Durán de Berrocal abogado en esta villa como testamentario del dicho Diego Durán de Figueroa y juró en forma de derecho no aver quedado el susodicho más bienes de los expresados y lo firmó, de que doi fee. Franzisco Durán de Berrocal. Ante mí, Gabriel Antonio Briçeño de Muessas firmado y rubricado»

***

Francisco Durán de Berrocal, vezino y abogado desta villa, y testamentario ynsolidun fr Diego Durán de Figeroa digo: que en el testamento con que murió dicho Diego Durán en una cláusula de él que otorgó ante el presente escrivano, dispuso que si pareciese una cédula firmada de su nombre o de sus testamentarios, se estuviese a ella como a parte de su testamenteo y tuviese la misma fuerça, la qual hiço y firmó que es esta que presento con la solenidad neesaria. Por tanto,

A vuesa merced pido y suplico mande que dicha cédula se ponga en el protocolo con dicho testamento para que ande todo junto y sea una misma disposi- cIón, que es justicia que pido. Y que de uno y otro se me den los traslados necesarios, interponiendo a ello v. merced su autoridad y decreto judicial. Francisco Durán de Berrocal (firmado y rubricado).

Aquí la zédula

En la villa de Cázeres en cinco días del mes de agosto de mil y seiscientos y ochenta y dos años, el señor lzdo. don Franzisco Ramírez de Lezcano, abogado de los Reales Consexos, alcalde Maior en la dicha villa y su tierra por su Magestad, aviendo visto el pedimento y zédula presentada por esta parte, mandó se ponga en el protocolo juntamente con el testamento contenido en el pedimento y que ande todo junto a lo qual su merced dixo que ynterponía y ynterpuso si authoridad y decreto judicial quanto puede y a lugar de derecho y mandó se le dé a las partes ynteresadas los traslados que pidieren y así lo proveió, mandó y firmó. Licenciado F. Franzisco Ramírez de Lezcano. Ante mí gabriel Ant. Briçeño de Muesas (firmado y rubricado).

cédula

Por quanto yo, Diego Durán de Figeroa, en mi testamento que otorgué ante Gavriel Briceño en diez y nuebe días del mes de jullio de seisçientos y ochenta y dos deste presente año, en una cláusula dispuse si pareçiese una çédula firmada de mí o de mis testamentarios, se estuviese a ella como parte de mi testamento. Por tanto, la ordeno en la forma siguiente:

Yten declaro me deve el Señor Andrés Hernández de Texada diez y ocho ducados que le presté.

Yten me deve Juan Alvarado, que vive conmigo, del arrendamiento de la casa, çinco ducados y seis reales.

Yten me deve el ldo. Juan Pulido Huerta de un quarto, digo de dos quartos de toro que le vendí, treinta reales.

Yten me deve Mingo Galán veinte y un reales. Yten me deve Andrés el calero seis cargas de cal.

Yten declaro tengo en poder de el organista de Santa María un manicordio. Mando se le pida y se venda.

Yten declaro me deve don Diego de Aponte y Zúñiga treinta reales de resto del tienpo que fue mayordomo de San Matheo de el salario de organista que e sido en dicha yglesia de San Matheo.

Yten declaro me deve dicho señor don Diego de Aponte quinientos ladrillos que le presté. Mando se cobren para la obra del Santo Christo, que en mi testamento tengo mandado se acabe.

Yten declaro me deve el señor don Gonçalo de Ulloa mayordomo de la yglesia de San Matheo cinco meses que an pasado de un año diez ducados del salario de el órgano.

Yten mando que a Francisca Parrón se le entregue un guardapiés que tengo en mi poder enpeñado, con que se cunple el preçio de el olivar que le conpré en quinientos reales, que le tengo pagados con dicho guardapiés, de que está otorgada escriptura a mi favor ante Graviel Briçeño de Muesas escrivano.

Yten mando que a Juan Alvarado se le entregue una sortixa de oro pequeñita, pagando los çinco ducados y seis reales arriba referidos.

Yten me deve María Flores dos cargas de cal.

Yten me deve Juan de Paredes calero quatro cargas.

Yten declaro tengo en mi poder unos paramentos de Santana el carpintero enpeñados en quarenta reales. Pagándolos se le entreguen.

Yten declaro tengo en mi poder un plato de plata de doña Catalina de Herrera enpeñado en setenta reales. Pagando mando se le entregue.

Yten quiero y es mi voluntad que el día de mi entierro asistan y aconpañe el cabildo eclesiástico desta villa y se le dé por la salida la limosna acostunbrada. Y asimismo es mi voluntad me asistan los religiosos de Nuestro Padre San Francisco y por la salida se les dé la limosna acostunbrada.

Yten declaro que yo tengo un cáliz de plata enpeñado en cinquenta y çinco reales en casa de doña Clara de Ribera. Mando se desenpeñe y que se dé a el Santo Christo del Amparo para que esté en su ermita perpetuamente, sin que se pueda servir con él en otra parte, porque quiero esté en dicha hermita guardado debaxo de llave. Y esto se aga estando dicha hermita perfecta y acabada.

Yten mando a dicha hermita de el santo Christo dos quadros, uno de la Madalena y otro de San Gerónimo.

Yten mando los dos quadros referidos no se den a dicha hermita.

Yten quiero que del remanente de mis bienes muebles después de pagado mi entierro en la forma que tengo dispuesto, todo se gaste en la fábrica de la hermita del Santo Christo, porque los raíçes son para la memoria de misas que tengo fundada. Y si sobrare alguna cosa, después de acabada, se aplique a dicha memoria de misas, para redimir algún çenso, si alcançare.

Yten declaro que dixe que dándosele a Francisca la Parrona un guardapiés que tiene en mi poder enpeñado en cien reales, se acabava de pagar un olivar que le conpré. Digo que además de el guardapiés se le den çiento y treçe reales que le estoy deviendo del preçio de dicho olivar.

Yten declaro que en poder de María Vara está una capa mía de paño pardo. Mando se le pida y si lo a vendido, el dinero, por quanto se lo dí para que me lo vendiese.

Yten mando si algunas personas pidiesen algunas deudas, con tal que no pasen de quatro reales, jurando que se les deve, lo pagen (sic) mis testamentarios sin más diligencias y así es mi voluntad.

Yten nombro por mi testamentario y albaçea, además de los nonbrados, a el licenciado Francisco Durán, mi primo, y le doy amplia facultad para que él solo y como los demás, pueda disponer de mis bienes para los efectos referidos en mi testamento y en esta memoria y çédula se contiene.

Fecha en la villa de Cáceres, a veinte y quatro días del mes de julio de mill y seiscientos y ochenta y dos años. Diego Durán de Figeroa(firmado y rubricado).

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1  Este trabajo forma parte de un proyecto de investigación propio y ha sido íntegramente costeado por el autor. La legislación civil y penal protegen al autor y castigan el plagio o fraude cometido por aquéllos que de forma sibilina no citan fuentes de donde extraen la información o a los autores que hayan publicado sobre el tema o asunto en cuestión.

2  ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE CÁCERES (A. H. P. Cc.). Protocolos de Juan Guerra. Caja 3.893. Año 1630. fols. 598-601v. El 12 de agosto, el licenciado Antonio Fernández cirujano y su mujer Juana Pérez como aval para el censo que iban a tomar de la cofradía de Santo Vito, ofrecieron “un pinal que tenemos detrás del hermita del Santo Calvario y haçia la fuente Balhondo”, linde el de doña Melchora de los Reyes, viñas de Diego Sánchez Solana y el monte baldío.

3   Ibid. Protocolos de Pedro de Pérex. Caja 4.142. Años 1619-1620.  El 13 de mayo de 1593 ante Juan Romero, el cabrero Pedro García cedió a su hijo Benito García “una eredad de castañar y viña que tenía en la Sierra del Calvario, exido desta dicha villa a la parte de Valdeaçores”.

4  Ibid. Protocolos de Juan Maderuelo.  Caja 4.001. Año 1604. fols. 299-300. Pedro García Gata, como vecino de Cáceres y poseedor de bienes en la villa, se otorgó también en fiador.

5   ARCHIVO DIOCESANO DE CORIA-CÁCERES (A. D. C-Cc.).Parroquia de San Mateo de Cáceres (S. M.). Libro 101 (34). Cofradía de la Soledad. Cuentas. Inventarios y otros. 1687-1744. Fol. 157v. El Mayordomo Cristóbal Paniagua (1706-1708) pagó 220 maravedís por “conponer el enpedrado del camino del Calvario” y 107 por su limpieza (fols. 195 y 197v.).

6  Ibid.. Fol. 327.

7  ARCHIVO MUNICIPAL DE CÁCERES (A. M. Cc.). Caja 19/158. Clero 1644-1896. Para más detalles acerca de las obras, consúltese ORTI BELMONTE, Miguel Ángel: Historia del Culto y del Santuario de Nuestra Señora de la Montaña.

8  A. D. C-Cc. S. M. Cofradía de la Soledad. Libro. nº 102 (35):  Nuevas ordenanzas y acuerdos hasta 1628. Y auto del obispo de Coria de 1720. Fol. 18.

9  Ibid. Libro 101 (34). Op. cit. Fol. 134.

10  A. H. P. Cc. Protocolos de Diego del Pozo. Caja 4.157. fol. 213v.

11  Ibid. Libro 101. Op. Cit. Fol. 84v.

12  Ibid. Libro 100 (33). Cofradía de la Soledad. Cuentas. Inventarios y otros. 1663-1687. Fol. 49v.

13  Ibid. Fol. 86v. “Yten. Data en data ochozientos y diez y seis maravedís que pagó a Sevastián de el Moral por hazer unan cruz de hierro para la vía sacra camino del Calbario” y otros trabajos menudos.

14  BOXOYO, Simón Benito: Historia de Cáceres y su Patrona. Publicaciones del Departamento Provincial de Seminarios de FET y de las JONS. Cáceres, 1952. Pág. 102: “le destrozó el recio viento del día de San Gerónimo en 1672”.

15  A. D. C-Cc. S. M. Libro 100 (33). Op. cit. Fol. 59v-60.

16   En esta ponencia, ampliamos las noticias históricas parcialmente divulgadas en el Boletín de la Cofradía del Amparo durante el año 1994, cuando accedimos a la petición de su entonces mayordomo, Sr. Bravo, de ir paulatinamente publicando la historia de la ermita. Por haberse suspendido la edición del boletín, quedaron inéditos gran parte del trabajo como las fotografías de mi propiedad que le entregué. Tanto uno como otras, deben de constar en el Archivo de la Cofradía, con reserva de los derechos de autor que marca la ley.

17  ORTÍ BELMONTE: Op. Cit . Pág. 101.

18  ORTEGA, Ángel P. Fr.: Historia documentada del santuario e imagen de Nuestra Señora de la Montaña, Patrona de Cáceres. Cáceres, 1924. pág. 40.

19  A. D. C-Cc. S. M.. Libro nº 100. Op. Cit.

20  A. D. C-Cc. S. M. Legajo 5. Expte. 13: Cofradía de la Soledad. Autos sobre el Patronato de la ermita del Amparo. En la catalogación anterior realizada por don Pedro Rubio Merino figura como Leg. 4. Expte. 11. Así lo recoge en su obra Inventario de Archivos Extremeños. Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Badajoz, 1993.

21  A. D. C-Cc. S. M. Cuentas de Fábrica. 1610-1685. En 1674-1675, siendo mayordomo don Diego de Galarza Ovando, cobró 396 reales de salario (fol. 245v); en 1678-1679, el mayordomo don Diego de Ovando y Torres le satisfizo 528 reales de dos años (fol. 254); en las cuentas de 1681- 1682, don Diego de Aponte y Zúñiga asentó el pago de 264 reales al organista Diego Durán (fol. 261v).

22  A. D. C-Cc. S. M.. Legajo 5. Expte. 13. Op. Cit. Fol. 7v.

23  En la historiografía cacereña, abundan los estudiosos y estudiantes que, sirviéndose de los traba- jos ajenos para consultar una documentación a la que de otra manera no habrían podido acceder, se olvidan de citar la fuente en que han bebido. Lo que hago extensivo también a la página web de esta y de otras cofradías de la ciudad.

24  El diccionario de la Real Academia, define la palabra hechura en su acepción 8ª como “Imagen o figura de bulto hecha de madera, barro, pasta u otra materia”.

25   SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, Bartolomé: “Algunos casos dignos de notar que han acaecido en la villa de Cáceres”. Revista de Extremadura. Tomo IV. 1902. pág. 507.

26  Ibid. Pág. 531.

27  A. D. C-Cc. S. M. Legajo 5. Expte. 13. Op. Cit. Fol. 12v.

28  A. D. C-Cc. S. M. Libro nº 101. Fol. 205.

29  A. H. P. Cc. Protocolos de Gabriel Antonio Briceño de Muesas. Caja 3.583. Año 1682. Actuaron de testigos los licenciados Tomás Flores presbítero y Benito Ojalvo, además de Fernando de Castro Figueroa. Lo reproducimos íntegro en el apéndice.

30   A. D. C-Cc. Parroquia de San Juan de Cáceres A. D. C-Cc. S. J.): Libro nº 30. Difuntos- Colecturía. 1661-1733. Fol. 77.

31  A. H. P. Cc. Protocolos de Gabriel Antonio Briceño de Muesas. Caja 3.583. Año 1682.

32  A. D. C-Cc. S. J. Libro de Difuntos-Colecturías. 1661-1773. Fol. 89v.

33  A. H. P. Cc. Protocolos de Pedro Caballero. Caja 3.625.

34  Ibid. Protocolos de Martín de Colmenares. Caja 3.704.

35  Ibid. Protocolos de Gabriel Antonio Briceño de Muesas y Anaya. Caja 3.587.

36  Ibid. Protocolos de Juan Vega Muriel. Caja 4.439.

37   A. D. C-Cc.. Parroquia de Santiago de Cáceres. (Stgo.) Libro de Bautizados. 1618-1662. fol. 331v. Fue su padrino el licenciado Francisco Durán presbítero, su tío.

38  A. D. C-Cc. S. J. Libro de Matrimonios. 1678-1763. fol. 70. Fueron testigos el presbítero licenciado Fernando de Castro, el escribano Juan del Pozo y Antonio Melo.

39   A. D. C-Cc. S. J. Libro de Difuntos-Colecturías 1661-1733. Fol. 144v. Se enterró 1 de julio de 1701.

40  A. D. C-Cc. S. M. Legajo 5. Doc. 13. Op. Cit. Había sido elegido el 2 de julio de 1701, en sustitución de Juan Gregorio Becerra, su antecesor

41  A. D. C-Cc. S. M. Libro 101. Op. Cit. Fol. 157v.

42  A. D. C-Cc. S. J. Libro nº 30. Difuntos-Colecturías. 1661-1730. Fol. 169v.

43  A. H. P. Cc. Caja 3.601.

44 A. D. C-Cc. S. M. Libro 101. O. Cit. Fols. 213, 242, 257, 303, 327, 336, 403v.

45  BOXOYO, Simón Benito: Historia de Cáceres y su Patrona. Publicaciones del Departamento Provincial de Seminarios de FET y de las JONS. Cáceres, 1952. Pág. 102: “Corre al cuidado de la cofradía de nuestra Señora de la Soledad”.

46  A. H. P. Cc. Protocolos de Francisco Donís García, escribano de Cáceres. Caja 3.764.

47  A. D. C-Cc. S. M. Legajo 5. Doc. 15.

48   A. D. C-Cc. Inventarios 1800 y siguientes: “Ymventario que doy yo   Pedro Polo, vecino de Cáceres, como mallordomo (sic) de la cofradía de la Soledad de esta capital de los efectos que tengo en mi poder por mandado de la Santa Visita echa en el año de 1853”.

49  A. D. C-Cc. Diario de Cáceres. Nº 1.262.

50  HURTADO, Publio: La Parroquia de San Mateo de Cáceres y sus agregados. Cáceres, Imprenta la Minerva, 1918. Pág. 147.

51  http://www.cristodelamparo.org/

 

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José Luis Barrio Moya.

 El siglo XVIII se inició en España con dos hechos históricos que sacudieron a la atomizada sociedad hispana de la época, adormecida durante el agónico reinado de Carlos II. Aquellos acontecimientos fueron la guerra de Sucesión, motivada por la muerte sin hijos del último Austria y la entronización, tras la contiende, de un príncipe de la Casa de Borbón, Felipe de Anjou, quien tomó el nombre de Felipe V.

Carlos II en su tercer y postrero testamento, otorgado el 3 de octubre de 1700 y presionado por el turbulento y poco lucido cardenal Portocarrero, todopoderoso arzobispo de Toledo, instituyó por heredero de todos sus reinos y señoríos a Felipe de Anjou, nieto de Luis XIV y de la infanta española María Teresa de Austria, hermana de Carlos II. Pero aquella decisión, en principio aceptada en mayor o menor grado por las potencias europeas, chocó con la radical oposición del emperador Leopoldo I de Austria, quien deseaba la herencia española para su hijo el archiduque Carlos, decidiendo hacer valor sus derechos con la fuerza de las armas. Carlos II falleció en Madrid el 1 de noviembre de 1700 y muy pronto comenzaron los recelos en toda Europa por temor a un mayor engrandecimiento de la Casa de Borbón, lo que llevó a que Inglaterra y Holanda firmaran con Austria, el 7 de septiembre de 1701, la conocida como gran Alianza de La Haya, declarando la guerra a  Luis XIV. En 1703 se unieron a las fuerzas aliadas Portugal y Saboya, que con la excusa de defender los discutidos derechos del archiduque Carlos a la herencia hispana, en su fueron interno latía el no confesado deseo de repartirse el todavía enorme e intocado imperio español. También varios príncipes alemanes fueron ganados por la causa del archiduque Carlos, mientras que Maximiliano Manuel, elector de Baviera  y el de Colonia se pasaron al bando de Felpe V.

A lo largo del año 1702 la gran Alianza de La Haya declaró la guerra a Luis XIV y Felipe V, aunque un año antes el emperador Leopoldo I inició las hosti- lidades encargando al príncipe Eugenio de Saboya que invadiese el Milanesado, todavía en manos españolas. A partir de ese momento Italia, los Países Bajos y España fueron los escenarios de una guerra que en suelo hispano se complicó en una contienda civil al apoyar los antiguos reinos de la Corona de Aragón al pretendiente austriaco.

Durante más de diez años la guerra asoló a todas las países en litigio, cose- chando éxitos y fracasos alternativos cada uno de los bandos. Si embargo la causa de Felipe V logró batir en España a las tropas aliadas en dos memorables victorias. Así el 25 de abril de 1707 el duque de Berwick, jefe de las tropas borbónicas infligió severa derrota a las del archiduque comandadas por el inglés Henry de Massue, conde de Galway y el anciano, contaba sesenta y tres años, Antonio Luis de Sousa, marqués das Minas, cerca de la localidad albaceteña de Almansa. Aquella derrota fue determinante para la causa de Felipe V, puesto que le abrió las puertas hacia el reino de Valencia, declarado a favor del archiduque 1

En 1710 dos triunfos sucesivos de las tropas fieles a la Casa de Borbón apuntalaron la corona hispana en las sienes de Felipe V. El 8 de diciembre de 1710 tuvo lugar la batalla de Brihuega, donde el ejército hispano-francés, al mando del duque de Vandome derrotó a los aliados del inglés James Stanhope, mientras que dos días más tarde el mismo general galo , en la localidad alcarreña de Villaviciosa de Tajuña, hacia lo propio con las tropas del también inglés Guido de Starhemberg.

Tras tantos años de guerra, pozo sin fondo donde se consumieron hombres y caudales, todas las fuerzas en conflicto reflejaban un cansancio profundo, pues no veían nada claro mantener la lucha. A ello se añadió que el 17 de abril de 1711 fallecía en Viena el emperador José I, hijo de Leopoldo el gran enemigo de Felipe V, muerto a su vez en 1705. Aquel óbito motivó que el archiduque Carlos accediera el trono imperial, como hermano que era de José I. Esta circunstancia enfrió los ánimos de los aliados que veía con mal disimulado recelo una posible unión , en manos del archiduque, de España y Austria, que a todos ellos les traía el recuerdo de los calamitosos tiempos del emperador Carlos V. Aquellos acontecimientos determinaron que se iniciasen conversaciones para lograr la paz. De esta manera por los tratados de Utrecht (1713) y Rastatt (1714) se puso fin a la guerra. Por ellos se reconocía a Felipe V como rey de España y de las Indias, aunque a cambio tuvo que ceder a Austria las posesiones hispanas en Italia  y los Países Bajos, la isla de Sicilia, más tarde permutada por la de Cerdeña, a Saboya, mientras que Gibraltar y Menorca quedaban en las ávidas manos de Inglaterra2

Loa tratados de Utrecht y Rastatt propiciaron asimismo la firma de otras paces en la Europa nórdica. De esta manera el 21 de junio de 1718, por el tratado de Passarowitz, Rusia y Austria firmaba la paz con Turquía, mientras que el 21 de agosto de 1721, y por el de Instad, Suecia y Rusia hicieron lo propio, tras sus enfrentamientos por la primacía en el Báltico. Todas aquellas paces y tratados fueron un esforzado intento para garantizar el tan deseado equilibrio europeo.

La llegada de una nueva dinastía al trono español supuso una renovación de las obsoletas e inmovilistas estructuras vigentes durante los gobiernos de los monarcas de la Casa de Austria. Bien es verdad que aquella renovación se hizo poco a poco, a veces con demasiada lentitud, y afectando en un principio al mundo aúlico y cortesano. Pero a lo largo de la centuria dieciochesca los primeros Borbones, Felipe V, Fernando VI y Carlos III, contando con la ayuda de muy eficientes ministros, fueron modificando, no sin esfuerzo, los arraigados usos y costumbres de la paralizada sociedad hispana.3

Felipe V trajo a España nuevos gustos artísticos. Era normal que un príncipe que vivió en la esplendorosa Corte de su abuelo Luis XIV, asentada en el soberbio palacio de Versalles, no gustase en absoluto de la expresión artística española del momento. Es por ellos que nada más verse asentado firmemente en el trono hispano mandase llamar a toda una pléyade de arquitectos, pintores y escultores extranjeros, sobre todo franceses e italianos, que sirvieron de vehículo a sus gustos foráneos. Dentro de ese contexto la música también se vio afectada, aunque más lentamente que las demás artes. Nada se hizo en el campo musical durante los largos años de la guerra de Sucesión. No eran buenos tiempos para ello, a lo que hay que añadir que María Luisa Gabriela de Saboya, primera esposa de Felipe V, no era aficionada ni al teatro ni a la música. Aquel panorama cambió radicalmente cuando Felipe V, viudo de la princesa saboyana, volvió a casarse con la ambiciosa, culta, inteligente y manipuladora Isabel de Farnesio. La boda se celebró el 24 de diciembre de 1724 en el palacio del Infantado de Guadalajara, y desde ese momento la nueva soberana ejerció una notable influencia en el ánimo de su esposo, cada vez más afectado por una profunda melancolía, que con el paso de los años degeneró en depresión y locura. Para distraer a su desequilibrado marido Isabel de Farnesio mandó llamar a Madrid al más famoso castrato de la época, el italiano Carlo Broschi, más conocido por Farinelli, quien arribó a la Corte en 1737, siendo el organizador de las representaciones operísticas en el teatro del Buen Retiro, que tanto distraían al bueno de Felipe V. La muerte del primer Borbón no hizo perder a Farnielli en la Corte, puesto que Fernando VI le mantuvo a su servicio. La llegada al trono de Carlos III, a quien no gustaba la música, hizo que Farinelli se trasladase a Bolonia, ciudad en la que falleció en 1782.4

Tampoco hay que olvidar que el napolitano Doménico Scarlatti (1685- 1757), tras una estancia en Sevilla, se estableció en Madrid en 1733, como maestro de la reina Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, y como él gran aficionada a la música. Scarlatti murió en Madrid en 1757.5

Durante el siglo XVIII los principales focos de la producción musical siguen siendo los mismos que en el siglo XVII: la Iglesia, la Corte, las Casas de los Nobles y los Teatros. De todos ellos, es la Iglesia el más importante por implantación en todas la geografía española a través de las catedrales, abadías, monasterios, colegiatas y parroquias, que proporcionaban el más alto porcentaje de empleo a la profesión musical. Le sigue la Corte, con un esplendor e infraestructura extraordinarios, las Casas de la Nobleza, que compiten con las fiestas religiosas y profanas de la Corte, y, finalmente, los Teatros, que dan una no pequeña participación a la actividad musical.6

La actividad musical en palacio estaba gestionada por la Capilla Real a cuyo frente estaba el maestro de capilla, quien también tenía su cargo la educación y formación de los niños cantores y la composición de piezas musicales que debían ejecutarse en ocasión de todas las ceremonias religiosas celebradas en palacio.

Cuando Felipe V llegó a Madrid en 1701, el maestro de capilla era el notable músico, organista y compositor Sebastián Durón, quien nacido en Brihuega (Guadalajara) en 1660, vino a morir, por razones políticas en la localidad francesa de la Aquitania  de Cambo-les-Bains en 1716.

Sebastián Durón inició su formación musical junto a su hermanastro Diego Durón, quien acabó sus días como maestro de capilla de la catedral de Las Palmas de Gran Canaria. completándola con Andrés Sala y Alonso Xuárez en Cuenca. Con un bagaje musical importante, Sebastián Durón fue organistas de las más importantes catedrales españolas: Burgo de Osma, Cuenca, Palencia y Sevilla. En 1691 Carlos II le mandó llamar a Madrid, nombrándole maestro de la Capilla  Real.7

Sebastián Durón estuvo muy vinculado a la reina Mariana de Austria, viuda de Felipe IV y madre de Carlos II, por lo que fue un ardiente partidario del archiduque Carlos en sus pretensiones al trono de España. Aquella toma de partido hizo dar un mal paso a Sebastián Durón y a la Capilla Real puesto que al tener noticias, el 25 de junio de 1706 de que el archiduque Carlos estaba a punto de entrar en Madrid, lo que al final no aconteció, no dudaron en rendirle pleitesía. El 28 de agosto de 1706 y con la entrada en Madrid de Felipe V, Sebastián Durón, varios capellanes y el patriarca de las Indias, de quien dependía la Capilla Real fueron mandados exilados a Francia. Sebastián Durón se estableció en Bayona en 1710, regresando brevemente a Madrid en 1714, donde fue músico de dos importantes casas nobiliarias, las de los duque de Osuna y condes de Salvatierra. En 1715 regresó a Francia, donde fue capellán de la también exilada Mariana de Noeburgo, viuda de Carlos II. Sebastián Durón murió, como ya se dijo, en Cambo-les-Bains, donde había acudido para tratar de curarse su tuberculosis, lo que no pudo lograr

Fue Sebastián Durón uno de los músicos mas notables de la España de fines del siglo XVII y comienzos del XVIII. Autor de obras religiosas, fueron muy célebres en su época sus villancicos y misas, zarzuelas y operas. Notable organista, gozó del respeto de sus contemporáneos, aunque su fama declinó un tanto por las duras críticas que le dirigió el padre Feijoo.8

Esa bullente actividad musical en el Madrid del siglo XVIII tuvo como consecuencia el auge del oficio de constructor de instrumentos musicales para surtir a las orquestas activas en la Corte, siendo uno de aquellos profesionales el extremeño don José Sánchez de Nieva, de quien vamos a dar a conocer el inventario de sus bienes, realizado con ocasión de su segundo matrimonio con la señora valenciana doña Teresa María Pajarón.

El día 14 de agosto de 1747, don José Sánchez de Nieva, de estado viudo, constructor de instrumentos musicales y  natural de Valverde de la Vera, obispado de Plasencia, hijo de Jose Sanchez de Nieva y doña Agueda Peinado, declaraba ante el escribano madrileño Matías Culebras y Acero su intención de contraer un nuevo enlace con doña Teresa María Pajarón, natural del lugar de Canales, reyno de Valencia, hija de Miguel Pajaron, ya difunto, y de Juana Bautista Molina, ambos asimismo naturales de la mencionada población levantina.

Con motivo de esta segunda unión don José Sánchez de Nieva hacía relación de los bienes que aportaba a su nuevo matrimonio, y en los que se incluían muebles, pinturas, ropas y vestidos, utensilios de cocina, objetos de plata, dinero en efectivo, varias tierras en Valverde de la Vera y, lo que es más importante, toda una serie de clavicordios, espinetas, monocordios y salterios, unos terminados y otros por rematar, así como las herramientas de su taller, que nos ofrecen una valiosa información sobre el utillaje de la época.9

Todos los bienes de don José Sánchez de Nieva fueron tasados por personas peritas, aunque sus nombres no se citan en la documentación.

– un clavicordio de octava tendida, pintado. 360 rs.10.- otro clavicordio de octava corta con caja, 300 rs.- otro clavicordio de octaba tumbada, 300 rs.- otro clavicordio de octaba tumbada, nuevo, 400 rs.- otro clavicordio de octaba tumbada y caja, 300 rs.- otro clavicordio de octaba tendida nuevo, 400 rs.- otro clavicordio de octaba tendida por rematar, 300 rs.- otro clavicordio de dos teclados por rematar, 360 rs.- una espineta de dos ordenes y octaba tendida, 200 rs. 11.- otra espineta de dos ordenes de octaba tendida, 200 rs.- una espine- ta de una orden y octaba corta, 100 rs.- otra espineta de una orden y octaba corta, 100 rs.- otra espineta de una orden y octaba tendida, 100 rs.- un mono- cordio antiguo y octaba corta, 90 rs. 12.- otro monocordio de lo propio, 90 rs.- otro monocordio de lo propio, 60 rs.- otro monocordio de lo propio, 60 rs.- otro monocordio de lo propio , 50 rs.- otro monocordio de lo propio, 60 rs.- otro monocordio de lo propio, 40 rs.- otro monocordio cajon, 45 rs.- otro monocor- dio cajon, 45 rs.- otro monocordio cajon, 45 rs.- un salterio con su caja, 60 rs. 13.– un monocordio nuebo, 150 rs.- otro monocordio nuebo por rematar, 90 rs.- cinco cajas de monocordios nuebas, 150 rs.

Las herramientas del taller que don José Sánchez de Nieva utilizaba para la fabricación de sus obras fueron las siguientes :

–  una banco de pino, 20 rs.- otro vanco de nogal, 30 rs.- un varilete, 15 rs.- una garlopa herrada, 30 rs.- otra garlopa de labrar, 15 rs.- una juntera, 10 rs.- una azuela, 10 rs.- una prensa, 10 rs.- una cepilla largo y otro corto, 10 rs.- tres caxas de cepillos nuebos, 12 rs,.- un jillaume, 8 rs.- dos ganchos, 3 rs.- dos cepillos de vuelta, 8 rs.- dos talones y medias cañas, 12 rs.- una moldura extranjera, 5 rs.- un vocel y media caña, 8 rs.- quarenta y tantas herramientas distintas, 80 rs.- una sierra bracera, 15 rs.- una sierra de mano, grande, 10 rs.- otra sierra mediana, 8 rs.- otra sierra de rodear , 6 rs.- otra sierra de mano, 5 rs.- tres muelles de sierra, 20 rs.- tres martillos de piña y otro de orejas, 25 rs.- una bigornia, 15 rs.- dos pares de alicantes y unas tenazas, 12 rs,.- dos cuchi- llos, uno de punta y otro gordo, 5 rs.- ocho limas planas y medias cañas, 20 rs.- cinco formones de punta y quadrados, 10 rs.- dos varrenas, un corta frio y un dotador, 6 rs.- una escofina y dios piedras de amolar, 8 rs.- todas las maderas de nogal, aya, pino y palo santo, 300 rs.

Asimismo don José Sánchez de Nieva registró en su dote algunos muebles, entre los que incluyó un violon bien tratado con su arco, que fue tasado en 60 reales de vellón.

–   un cofre nuebo con su badana encarnada, 70 rs.- un cofre de lo propio con su cerradura, 30 rs.- un arcon de pino con su cerradura, 50 rs.- un cofre viejo con su cerradura, 10 rs.- un arca de pino con su cerradura , 8 rs.- un arca de pino con su cerradura, 6 rs.- otra arca de pino con su cerradura, 6 rs.- una mesa de nogal, de vara de ancho, 20 rs.- otra mesa de pino con su cajon, de vara y media de largo, 8 rs.- una mesa de pino con tornapuntas de yerro, 8 rs.- un vanco de nogal con respaldo, 20 rs.- un escriptorio de concha y hueso con una mesa, 90 rs.- dos camas de tablas de pino, 24 rs.- un colgadero con seis ganchos, 5 rs.- una arquita de nogal para tavaco, 15 rs.- un violon bien tratado con su arco, 60 rs.- un taburete de vaqueta con sus clabos dorados, 12 rs.- dos sillas de vaqueta viexas, 12 rs.

Por lo que respecta a su colección artística don José Sánchez de Nieva po- seyó diversos cuadros y una escultura de un niño Jesús de pasta, con su vestido de damasco.

–  una pintura de San Julian de Cuenca, con marco de pino, de mas de cinco quartas, 30 rs.- otra de San Onofre con marco de lo propio, 15 rs.- diez quadritos con sus molduras doradas, 34 rs.- otra pintura de Nuestra Señora de la Concepcion, 10 rs.-otra pintura de la Concepcion nueba, 10 rs.- diferentes quadritos , 20 rs.- un niño de pasta con su vestido de damasco, 30 rs.- un espejo, 10 rs.

No faltaban entre los bienes del don José Sánchez de Nieva numerosas ropas y vestidos, tales como colchones, fundas de terliz, calcetas, medias de seda, manteles, calzoncillos, camisas, mantas, sábanas, colchas, paños de mesa, almillas, casacas, jergones, etc. Ni tampoco escaseaban los utensilios de cocina, que fueron los siguientes:

–  un caldero de cobre que pesa seis libras, 56 rs.- un almirez de seis libras y media, 36 rs.- dos candeleros de metal, 9 rs.- una copade cobre, grande, 100 rs.- un chocolatero grande de cobre, 20 rs.- un belon de quatro mecheros, 36 rs.- un cazo y un perol, 16 rs.- dos sartenes grandes y una pequeña, 20 rs.- unas trebedes, asador y cuchilla de cocina, 5 rs.- una espada de a caballo, 15 rs.

Asimismo dentro de los utensilios de cocina se registraron toda una serie de objetos de vedriado.

– una tinaja para agua, 10 rs.- una carga de vedriado de Alcorcon, 20 rs.- una jicara de China, 15 rs.- de varros finos y vedriado de Yndias, 30 rs.

Aportó también don José Sánchez de Nueva diversos objetos de plata, que casi nunca faltaban en ninguna carta de dote

seis cucharas de plata, 130 rs.- un vaso de plata con dos asas, 89 rs.- un salero de plata, 80 rs.- unos votones de plata, 10 rs.- un cascabelero de plata, 34 rs.- un relicario de oro con un lignum crucis, 41 rs.- un agnus con su guarnizion de plata, 20 rs.- diferentes chucherias de plata, 40 rs.- una caxa de plata ochabada, 50 rs.

La dote de don José Sánchez de Nieva se completaba con varias tierras en las localidades de Villanueva y Valverde de la Vera.

una viña en el termino de Villanueba con un olivo y dos cerezos a la parte de debajo de dicha viña, que llaman de las Suertes, que linda con heredad de Francisco Frias y de Joseph Cordeles y el castañar de las Animas y de Diego Cordeles y Francisco Eugenio y dicha viña hera de Juan Sánchez de Nieva y vale, 800 rs.

– un castañar en el sitio que llaman de la fuente del Sauce, linde heredad Jose Sánchez de Nieva, Manuel Solano u Joseph Garcia Peynado y hera dicho castañar de Francisco el verato y de su mujer Agustina Garcia Calderon , todos vecinos de la villa de Valverde de la Vera, obispado de Plasencia, con sesenta arboles y castaños, vale, 1000 rs.

Pero además de todo ello don José Sánchez de Nueva declaraba que llevaba a su matrimonio en dinero en efectivo que tiene el otorgante en su poder 1146 reales de vellon.

En total el capital aportado por don José Sánchez de Nieva alcanzó un valor de 13.045 reales de vellón.

El mismo día 14 de agosto de 1747 doña Teresa María Pajarón y ante el citado escribano Matías Culebras y Acero hacía relación a su vez de .los bienes que ella aportaba a su matrimonio consistentes en ropas y vestidos, algunos muebles, varios abanicos y diversos objetos de plata. Todo ello sumó la cantidad de 3749 reales de vellón, dote mucho más modesta que la de su esposo.14

Como era lógico fueron muy abundantes la ropa blanca y los vestidos de la señora valenciana,, tales como colchones, almohadas, sábanas, casacas, basquiñas, escusalis, guardapiés, medias de seda, cotillas, mantillas, delantales, vuelos de encaje, camisas, enaguas, corbatas, pañuelos, justillos, zapatos, entre ellos unas chinelas de cordoban, etc.. Fueron piezas destacadas :

un trage de princesa sobre griseta verde y flores blancas, forrado en tafetan color de porcelana, 540 rs.- una vasquiña negra de damasco y casaca de lo mismo, forrado todo en tafetan color de porcelana, 360 rs.- una casaca de terciopelo negra forrada en olandilla con su peto, 180 rs.

No podían faltar en la dote de una señora del siglo XVIII los inevitables abanicos y rosarios.

–   dos abanicos, el uno de varillas blancas y encarnado de papel pintado y el otro de cabritilla tambien pintado, 26 rs.- un rosario estrellado, gordo, engastado en seda encarnada y blanca con su cruz correspondiente, 109 rs.

Los muebles de la dote de doña Teresa María Pajarón fueron pocos y de modesto valor.

un cofre grande de cinco quartas de largo, forrado en vadana y por dentro en lienzo pintado, con su cerradura y llave, con tachuela dorada, 45 rs.- media dozena de sillas de paxa pintadas de verde y azul las cañas, 36 rs.- un friso de palma de cinco baras, 15 rs.

A pesar de la evidente modestia de los bienes de doña Tersa María Pajarón no por ello dejó de contar con diversas alhajas en oro y plata, guarnecidas con aljófar, diamantes y esmeraldas, algunas de las cuales fueron valoradas por José Serrano tasador de joyas en esta Corte.

– un aderezo de cruz y arracadas de piedras de Francia, 40 rs.- un par de pendientes de aljofar con sus arillos de plata sobre dorada, 30 rs.- una abuxa para el pelo lisa, 15 rs.- un rascamoño de plata liso con su manecilla, 6 rs.- una sortixe de oro lisa guarnecida con seis diamantes delgados y rosas de varios tamaños y con una esmeralda quadrada, prolongada por medio, de quatro granos y medio feble de area, la qual se taso con el oro segun la ley y sin las hechuras por Joseph Serrano tasador de joyas en esta Corte, 479 rs.- dos arillos y palillos de oro y en ellos seis granos de alxofar asentados, uno de ellos ataladrado a dos haces, se taso por el dicho Joseph Serrano en 108 rs.

Una vez que don José Sánchez de Nieva recibió los bienes de su esposa, otorgó a favor de ella la correspondiente carta de pago y recibo de dote por haverlos recibido realamente y pasados a su cuenta y poder.

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1  Jesús de Torres Aldasoro.- Almansa 1707. El primer triunfo de Felipe V, Madrid, ed. Almena, 2004.

2  La guerra de Sucesión tiene una amplia y sólida bibliografía que se inició apenas terminada con la obra de Vicente Bacallar y Sanna, marqués de San Felipe.- Comentarios a la guerra de España y historia de su rey Felipe V el Animoso, Génova 1724. Tras aquel clásico sobre el tema hay que añadir Henry Kamen.- La guerra de Sucesión en España 1700-1715, Barcelona, ed. Grijalvo, 1974.- Vicente Graullera Sanz.- Los notarios de Valencia y la guerra de Sucesión, Valencia, Colegio Notarial de Valencia. Universidad de Valencia, 1987.- Pedro Voltes.- La guerra de Sucesión, Barcelona , ed. Planeta. 1990.- Virginia León Sanz.- Entre Austrias  y Borbones. El archiduque Carlos y la Monarquía de España (1700-1714), Madrid, ed. Sigilo, 1993.- A.A.V.V.- La pérdida de Europa. La guerra de Sucesión por la Monarquía de España, Madrid, Fundación Carlos de Amberes, 2007.- Francisco García González.- La guerra de Sucesión y la batalla de Almansa. Europa en la encrucijada, Madrid, ed. Silex, 2009.- Joaquím Albareda i Salvado.- La guerra de Sucesión en España (1700-1714), Barcelona, ed, Crítica. 2010.

3  Richard Herr.- España y la revolución del siglo XVIII, Madrid, ed. Aguilar, 1964.

4  .S. Cappolletto.- La voce perduta, Vita di Farinelli, evirato cantore, Turín, ed. di Torino, 1995,

5  .Sobre Scarlatti véase Ralph Kirkpatrick.- Doménico Scarlatti, Madrid, Alianza ed. 1985.

6  Antonio Martín Moreno.- Historia de la música española. Siglo XVIII, Madrid, Alianza ed., 1996, p. 23.

7  A pesar de sus limitaciones físicas y mentales, Carlos II fue un gran aficionado a la música, y a ese respecto es significativo reseñar que con ocasión de su segundo matrimonio con Mariana de Neoburgo , en 1689, se representó en palacio una de las más célebres operas de la época, la Armida, del gran Jean. Baptiste Lully, que con libreto de Philippe Quinault basada en la Jerusalén liberada de Torquato Tasso, se estrenó en el Théatre del Palais Royal de París el 15 de febrero de 1686, tan solamente tres años antes que en Madrid.

8  Sobre Sebastián Durón véase Lothar Siemens Hernández.- “Nuevos documentos para la biografía de Sebastián Durón” en Anuario Musical, XVIII (1963), pp. 137-159.- Antonio Martín Moreno.- “El músico Sebastián Duron: su testamento y muerte. Hacia una posible biografía” en Anuario Musical, XXVIII, (1972), pp. 163-188.

9  Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 18679, folº. 37-41. Escribano = Matías Culebras y Acero.

10  El clavicordio era un instrumento musical de tecla, con cuerda pulsada y sonido extremadamente débil.

11   La espineta era un instrumento de cuerda pulsada, al igual que la guitarra y el arpa, pero con teclado.

12  El monocordio era un instrumento musical de una sola cuerda tendida sobre puentecillos fijos o móviles, que se tocaba con púa.

13  El salterio era un instrumento musical, de muy larga historia, que podía ser de cuerda pulsada o, a veces, percutida. Consistía en una caja de resonancia sobre la que se situaban las cuerdas, que podía ser pulsadas con los dedos o percutadas con palos

14  Archivo Histórico de  Protocolos de  Madrid. Protocolo = 18679, folº, 42-44. Escribano = Matías Culebras y Acero.

Oct 012011
 

José Antonio Sánchez de la Calle.

1. INTRODUCCIÓN

El estudio sobre el patrimonio bibliográfico de una ciudad constituye una vía de aproximación a la historia de las mentalidades, especialmente al estudio de la cultura escrita, y a la alfabetización del grupo social. Y es que el análisis de las obras, junto al de sus autores, impresores y editores, permite descubrir la riqueza cultural que tuvo Plasencia desde tiempos medievales hasta la actualidad. 1

En el año 2006 salió el primer volumen de un proyecto concebido hace casi quince años consistente en elaborar la bibliografía de Plasencia. La idea se estructuraba en la confección de tres grandes volúmenes, el primero de los cuales se ocuparía de recoger, fichar, resumir y clasificar aquellos textos que de alguna manera estuvieran relacionados con la ciudad del Jerte, es decir escritos por autores placentinos, por personas nacidas fuera de la ciudad pero que vivieran un periodo considerable de su vida en la misma, de obras que fueron editadas en el núcleo urbano, y de otras publicadas fuera, pero cuyo contenido girara en torno a la ciudad del Jerte. Con ese material se confeccionó una ficha que incluía nombre, título, lugar y fecha de publicación, organismo editor, tamaño y número de páginas. El conjunto bibliográfico fue clasificado en veintiún temas diferente; y de todas y cada una de las obras se adjuntaba un resumen. En aquella ocasión un total de 1880 libros fueron tratados, uniéndose a la conclusión unos anexos con la distribución de los libros, los autores más prolíficos, las instituciones que favorecieron la edición de libros, la distribución por imprentas placentinas y un índice por orden alfabético. 2

Dos años más tarde, en 2008, se editó el segundo volumen, dedicado a los artículos, en el que, con los mismos criterios que el anterior, se trabajan 2075 textos extraídos de diferentes publicaciones periódicas, fichando, resumiendo y catalogando en las mismas categorías que el anterior volumen: Antropología y Sociología, Arte, Biografía, Bibliografía, Ciencia, Deportes y Espectáculos, Derecho-Jurídico, Economía, Enciclopedias y Diccionarios, Estatutos, Ordenanzas y Reglamentos, Filosofía, Geografía, Guía, Historia, Iglesia-Religión, Lengua y Literatura, Medicina y Sanidad, Música, Pedagogía y Educación, Política, y Prensa. Tras el “corpus” se adjuntaban también las conclusiones y unos anexos de las mismas características que el del primer volumen. 3

El tercer volumen, en preparación, se ocupará de las revistas que vieron la luz en Plasencia la segunda mitad del siglo XIX hasta el presente, y su clasificación será la siguiente: Asociaciones de Vecinos, Centros Educativos, Culturales, Artísticos y Literario, Humorísticas y de Cómics, Religiosas, Festividades (Navidad, Carnaval, Semana Santa, Ferias, Toros, y Martes Turístico-Mayor), Deportivas, Otras Revistas Placentinas, Revistas Extremeñas con información diversa sobre la ciudad, Revistas de otras localidades publicadas o financiadas en Plasencia, y Revistas de ámbito Nacional o Internacional con datos sobre nuestra localidad. 4

El presente trabajo pretende mostrar ese importante patrimonio que para un pueblo constituye las obras impresas publicadas por sus autores, o que versan sobre cualquier aspecto de su propia realidad 5. Pero, por la índole de esta investigación, este estudio puede considerarse como algo “abierto”, susceptible de irse enriqueciendo en el futuro con nuevas aportaciones, y el hallazgo de ejemplares que no fueron detectados en su momento. Y en esta consideración se enmarca el presente artículo pues, pretende mostrar aquellos libros que desde el año 2006 hasta ahora, han visto la luz relacionados con Plasencia. Sería una especie de “Adenda” del primer volumen de esta Bibliografía Placentina. Y a la vista del cuadro número 1 sorprende los 193 ejemplares que en cinco años han sido localizados o se han editado nuevos en o sobre la ciudad del Jerte. 6

2. SECCIÓN DE LENGUA Y LITERATURA

De ellos, el mayor porcentaje corresponde a los clasificados en la sección de Lengua y Literatura, que con 54 unidades, supone un veintiocho por ciento del total. El autor más destacado es Javier Negrete, nacido en Madrid en 1964, Licenciado en Filología Clásica, profesor de Griego desde 1991 en el Instituto de Educación Secundaria “Gabriel y Galán” de Plasencia. Sus novelas son principalmente del género de fantasía y ciencia ficción, aunque también ha hecho incursiones en la novela erótica. Su formación clásica se hace patente en gran cantidad de sus obras, en las que hace gala de sus conocimientos por la Antigüedad Grecorromana. Ha conseguido algunos de los premios más importantes de género fantástico de España, tales como el Minotauro, el UPC o el Ignotus, estos dos últimos en varias ocasiones. En Francia, donde Negrete es profusamente leído y es considerado uno de los mayores valores del género fantástico europeo, su novela Los señores del Olimpo ganó el Prix Européen Utopiales en 2008. Y en 2009 obtuvo el Premio Espartaco (novela histórica) de la Semana Negra de Gijón por Salamina. Entre 2006 y 2011, J. Negrete publicó Alejandro Magno y las águilas de Roma (2007), una ucronía en la que Alejandro Magno se lanza a la conquista de Occidente enfrentándose a las legiones romanas. Esta obra marca una cierta transición hacia la novela histórica, género al que dedicó su siguiente novela: Salamina (2008), en la que narra los acontecimientos en torno a la famosa batalla naval. Al año siguiente se editó La gran aventura de los griegos, donde vuelve a la Grecia Clásica, con la publicación de un ensayo sobre su historia; y un año más tarde ve la luz Atlántida, un Tecno-thriller en el cual los protagonistas hallan la ubicación exacta del continente perdido. El pasado año salió la conclusión de su serie de Tramórea, que se dividiría en dos partes: El sueño de los dioses y El corazón de Tramórea, publicados en octubre de 2010 y mayo de 2011, respectivamente.7

Otro autor que destaca, con cuatro obras en el apartado, es José Antonio Gabriel y Galán poeta, novelista, traductor, editor y periodista extremeño. Era nieto del famoso escritor José María Gabriel y Galán. Nació en la ciudad de Plasencia en 1940, y a muy temprana edad tuvo que marchase a Madrid, si bien se mantuvo durante toda su infancia y juventud muy ligado tanto sentimentalmente como culturalmente a Extremadura. Fue el promotor de muy distintas iniciativas para dar a conocer la cultura de ésta región. Estudió Derecho en Madrid y con posterioridad se trasladó a París para estudiar Periodismo. Dirigió la revista El Urogallo que trataba temas literarios y colaboró en distintas revistas y diarios, como El País donde tenía una columna propia. Se incluye La Red, una obra escrita en Madrid en 1963, inédita, donde el autor intenta adentrarse en la mente de un adolescente, demostrando que el hecho suele ser casi siempre un intento fallido, una mutilación, si no se hace aceptando las consecuencias que ello entraña. En 1983 sacó Saint John Perse. Anábasis, donde se ofrecen diversas notas biográficas, una aproximación a la figura del escritor y el texto original en francés y en castellano de su famosa obra. En el año 2007, sale Diario 1980-1993. Invitación a la resistencia, redactado por Pedro Francisco Gabriel y Galán Acevedo, se exponen variadas opiniones sobre el autor de personajes relevantes en el mundo de la cultura. Y en 2011 Último naipe (poesía completa, 1970-1990), que recoge dieciocho poemas inéditos pertenecientes a los diferentes ciclos de construcción de los poemarios publicados que conforman un definitivo “corpus” y permiten el acceso a una de las poéticas más personales y sugerentes de toda la poesía española de los últimos cuarenta años.8

Gonzalo Hidalgo Bayal es, con tres obras, otro autor placentino de reconocido prestigio. Natural de Higuera de Albalat, donde nació en 1950, es licenciado en Filología Románica y en Ciencias de la Imagen por la Universidad Complutense de Madrid, trabaja desde hace años como profesor de lengua y literatura en un Instituto de Enseñanza Secundaria de Plasencia. En 2007 vio la luz su obra El desierto de Takla Makán (Lecturas de Ferlosio), que supone una continuación de Camino de Jotán (1994), donde el autor continúa comentando los escritos de Ferlosio en los siguientes diez años. En 2008 se reedita su Campo de amapolas blancas que ya salió en 1997. Prologado por Luis Landero, es una narración sincera y cálida de la relación de dos amigos, unidos por el vínculo de la desdicha y su desaforada búsqueda de la felicidad, que el tiempo fatalmente truncó. Y en 2009 El espíritu áspero, que vuelve a situarnos en Murania para reflejar la memoria de uno de sus personajes, don Gumersindo.9

José Antonio García Blázquez, con dos obras, es un escritor y traductor español que nació el 29 de abril de 1940 en Plasencia, donde pasó su juventud hasta trasladarse a Madrid para estudiar Filosofía y Letras. Se doctoró con una tesis sobre la estética de Oscar Wilde, y desde entonces estuvo constantemente en movimiento, de un país a otro, ejerciendo principalmente como traductor para organismos internaciones. En 2006 vio la luz La soledad del anfitrión en 2006, donde el protagonista forma parte de aquellos jóvenes que, agobiados por la sociedad represiva de los años 60, se las arreglaban para marchar al extranjero en busca de nuevos aires. Y en 2007, publicó El maldito amor, un dramático juego en el que los protagonistas componen un desconcertante triángulo cuya disgregación sólo puede traer graves consecuencias.10

También con dos obras, Juan Ramón Santos Delgado, nacido en Plasencia en 1975, es licenciado en Derecho y en Ciencias Políticas, funcionario del Departamento de Consumo del Ayuntamiento de Plasencia, miembro de la Asociación Cultural Alcancía y actualmente coordina el Aula de Literatura “José Antonio Gabriel y Galán”, de Plasencia. En el año 2009 publicó su Cuaderno escolar, cuarenta y dos textos que conforman, imagen tras imagen, una sesión completa que habla de la contemporaneidad, del uso cómplice de las palabras y de las posibilidades de la realidad, a través de su capacidad de figuración, su dominio de las formas breves y su habilidad para alterar, desde el humor, la perspectiva de las cosas. Al año siguiente, salio Biblia apócrifa de Aracia, en la que un dios se asoma a su creación y descubre un valle ameno y placentero que decide convertir en su lugar predilecto, aunque observa que a los pies del valle se levanta una ciudad cuyos habitantes trabajan estúpida e infatigablemente para arruinarla.11

Nacido en 1966 Salvador Vaquero Montesinos es licenciado en Derecho y diplomado en Gestión Inmobiliaria. Actualmente. Tiene vasta experiencia en el ámbito de la escritura pues fue redactor del diario Extremadura, desde 1992 a 1995, y corresponsal del diario ABC, en Cáceres, desde 1991 a 1994. Ejerció la profesión de abogado desde 1992 hasta el año 2000, y en la actualidad trabaja como profesor y gestor de la Academia de Formación Privada “Hamlet”, de Cáceres. Ha recibido numerosos premios literarios, además de varias menciones especiales. En el año 2004 publicó Hombres sin fronteras, donde se refleja la esencia humana por encima de las fronteras artificiales que tantas veces enfrentan a los hombres y que tiene dos lecturas posibles para una visión común de la innegable esquizofrenia de la guerra. Dos años más tarde, salió La leyenda de la guadaña oxidada. recoge catorce relatos cortos, la mayoría premiados, escritos por el autor a lo largo de los últimos veinte años bajo el prisma de la psicología y la imaginación.12

Por último, Antonio Burguillo Puig, aunque nació en Tarragona  en 1963, desde 1992 reside en Plasencia, donde ha participado y publicado en las antologías de los talleres literarios de la Universidad Popular diversas obras, dos poemas y un cuento. Fue Presidente de la Cátedra Literaria del Ateneo Ciudad de Plasencia, y colaborador en el programa literario de Punto Radio Norte de Extremadura. En el año 2006 publicó dos libritos: Piel romántica, y Tan sólo una palabra. El primero recoge recapitulan su obra poética escrita durante los años 2003, 2004 y 2005 con un estilo cargado de imaginación y sensibilidad. Y en el segundo se incluyen las expresiones de amor y sentimientos que para el autor es la poesía, recogiendo sensaciones y momentos que ha vivido con alguien.13

Con la denominación genérica de “Varios Autores” se agrupan aquellas obras escritas por tres o más autores, y aquí tienen cabida publicaciones como las diferentes ediciones del Concurso de Relato Breve UNED Plasencia (IV, V, VI y VII),, el Taller de la Poesía y del Relato. (Antología 2001,2002, 2003, 2004 y 2005 ).14

Luego vienen diferentes autores que cuentan con una sola obra, como Indalecio Albalá Martín y su poemario Relatos a cachos perdidos; Isabel Allende y su novela histórica Inés del alma mía (2006); Kilian Alonso Estradé y sus poesías contenidas en Flores entre espinas (2009); el abogado Miguel Álvarez Encina y las poesías de Olor a tierra (2006); el antropólogo José Luis Blanco Fernández, con sus reflexiones intimistas en Amar también es pecado (1966); el trabajador de banca jubilado Jesús Vicente Cano Montero y su novela historiada La Duquesa y el Deán. Historia de una ambición (2011); el profesor de instituto Alex Chico y las composiciones poéticas de La tristeza del eco (2007); el sacerdote Felipe Duque Sánchez, con su Aportación extremeña a los orígenes del Teatro Nacional (1976); el profesor de Literatura jubilado José Luis Fernández Martín, con las narraciones en prosa de anécdotas y vivencias en dos pueblos insertas en Y un otoño… fue primavera (2008); Francisco Fuentes y sus poesías a la lejanía del hogar materno en Tierra, Territorio, Casa (2006); Nicanor Gil González y sus relatos de la ficticia Germelina (Plasencia) de sus Historias de la Villa Germelina (2008); Roberto Iniesta Ojea (cantante de Extremoduro) y su novela de tinte surrealista El viaje íntimo de la locura (2009); José Lemús Fuentes y sus poesías para homenajear a su amigo fallecido en Con Mario Alberto. Poemas (2007); el Secretario de Cabildo Catedralicio de Plasencia, José Nicolás de León y su Métrica descripción fúnebre a las magníficas, suntuosas exequias del rey Don Carlos de Austria…(1700); el médico Álvaro Moreno Ancillo y su novela histórica El reino de la espada (2006), que constituye la segunda entrega de otra titulada El cantar de Arriaga; el periodista José Luis Pérez Regueira Las huellas del conquistador (2007); el profesor y poeta Javier Pérez Walías y su Largueza del instante (2009); Serafín Portillo Mordillo y su tercer libro de poemas titulado Mapa de las corrientes (2008); el sacerdote y escritor Jesús Sánchez Adalid, con su novela histórica centrada en la ciudad del Jerte, El alma de la ciudad (2007); la poetisa Mª Magdalena Sánchez Martín y su obra Mis versos (1998); la famosa periodista-presentadora placentina Raquel Sánchez Silva y su mordaz e irónica obra Cambio príncipe por lobo feroz (2008); Miguel Ángel Tejeiro Fuentes y su destacada obra centrada en  la historia cultural extremeña Mecenazgo y literatura en la Extremadura del Siglo de Oro (2009); y Álvaro Valverde Berrocoso y sus composiciones poéticas en Desde fuera (2008).15

3. SECCIÓN DE IGLESIA-RELIGIÓN

La segunda sección por importancia, con 36 libros, el dieciocho por ciento, es la religiosa. El autor que más destacada, con mucho, sobre los demás es el sacerdote Gonzalo Aparicio Sánchez, párroco de San Pedro en Plasencia. Este religioso ha cumplido el pasado año, 2010, las bodas de oro como religioso de la citada parroquia. Es autor de 17 obras publicadas todas ellas por la editorial madrileña EDIBESA, en la colección “Vida y Misión”. Se trata de unos libritos de 13 X 21 cms, que giran en torno a comentarios de las lecturas y evangelios dominicales y festivos (Colección Ardía nuestro corazón. Ciclos A, B y C), homilías y meditaciones eucarísticas, diferentes santos (Tomás de Aquino, San Pablo…), oraciones y adoraciones eucarísticas, la espiritualidad y la vocación sacerdotal (colección Sacerdos 1, 2…), el Espíritu Santo, la necesidad de orar en la vida actual, la figura de la Virgen María como Madre Sacerdotal, y el orgullo de ser sacerdote. Este religioso se ha implicado de manera muy directa en la difusión de textos, reflexiones y doctrina cristiana; hasta el punto de que está en la línea de la dinámica seguida por el también sacerdote, ya fallecido, Laureano García Pablos, quien desde su parroquia de San Esteban, y a lo largo de casi sesenta años, llegó a publicar (prácticamente a su costa), unos 45 libros con sus homilías, vidas de santos y de la Virgen María. Y lo mismo puede decirse de la labor llevada a cabo por el sacerdote ya jubilado Rafael Prieto Ramiro, a través de su loable actuación a través de la publicación bianual de Cáritas.16

Felipe Duque Sánchez es un sacerdote que ha estado muy unido a la organización “Cáritas”, así como a la famosa publicación de la revista Corintios XIII, donde ha intervenido en numerosos artículos. En el ámbito de los libros de carácter religioso publicó en 1975 los escritos espirituales de Matilde Téllez. Fundadora de la Congregación de “Hijas de María Madre de la Iglesia”, donde realiza unas reflexiones teológico-pastorales sobre los textos de esta religiosa (que fue beatificada en el año 2004 por Juan Pablo II). En el libro se recogen algunas de sus impresiones sobre el sentido de los documentos que dejó la fundadora y que se expusieron y difundieron con motivo de la celebración del Centenario de la Congregación de las “Hijas de María, Madre de la Iglesia”. Los siguientes tres libros fueron escritos conjuntamente con Juan Manuel Díaz Sánchez, y el primero de ellos tenía por título: Introducción a la Doctrina Social de la Iglesia. Plan de Formación Sistemática. Especialidad: Doctrina Social de la Iglesia, que vio la luz en 1999. En el mismo año salió una segunda parte, titulada Doctrina Social de la Iglesia: Economía y Política. Ciencias Religiosas. Los dos tomos fueron publicados, respectivamente, por el Instituto Internacional de Teología a Distancia, y por Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia San Agustín. En el primero se incidía sobre la reflexión que el Magisterio de la Iglesia formulaba sobre la visión concreta de la sociedad real y de sus problemas. En el segundo, para los autores era un hecho constatable que la realidad social era cambiante y en ella estaba inmersa la humanidad, con su economía y política formando parte de dicha realidad; y desde el Evangelio, como católicos, se debía dar respuesta e iluminarla. En el año 2003 los mismos autores sacaron La Economía en la Doctrina Social de la Iglesia. Plan de Formación Sistemática. Especialidad: Doctrina Social de la Iglesia, donde se exponía que, para la Iglesia, el sistema económico debe estar siempre al servicio de los hombres, debiendo realizarse de manera que los ciudadanos actúen como sujetos y protagonistas, y no como meros medios para la producción de bienes y servicios, para favorecer la justa distribución de la riqueza producida.17

Los dos ejemplares publicados por la Diócesis de Plasencia se ocupan del X Sínodo Placentino. Constituciones Sinodales (2006). El Sínodo Diocesano de Plasencia, celebrado en el año 2005, tuvo como finalidad general revitalizar la fe y la vida cristiana de todos los fieles a la luz del Evangelio, del Vaticano II y del Magisterio de la Iglesia, aplicando las orientaciones de la Carta Apostólica “Novo Millennio Ineunte”. El contenido de este libro es el resultado de ese diálogo del Concilio con la realidad concreta de esta Iglesia local. El segundo ejemplar, titulado Guía del peregrino de Berzocana (2010), está dirigido a todos los que decidan caminar hasta Berzocana, donde se guardan las reliquias de Santa Florentina y San Fulgencio, los patronos de la diócesis placentina. 18

El resto de los libros que componen esta sección incluyen un solo ejemplar por autoría. Ésta es la relación: el religioso Ambrosio Eszer, como Coordinador fue el responsable de Placentin. In Hispania. Beatificationis et Canonizationis Servae Dei Mathildis A S. Corde Téllez Robles (Hijas de María Madre de la Iglesia) (1841-1902). Positio Super Vita, Virtutibus et Fama Santitatis, publicado en Roma en 1993, donde se realiza un informe preliminar sobre el perfil biográfico y espiritual de Matilde Téllez, la historia de la causa y los trabajos del Oficio Histórico en relación al proceso su beatificación. La congregación de Las Hijas de María, Madre de la Iglesia, publicaron la obra Madre Matilde. Fundadora de las Hijas de María, Madre de la Iglesia. Beatificación. Roma, 21 de marzo de 2004, en el año 2006, donde se recogen los hitos más significativos de la historia del proceso de beatificación, que culminó en Roma los días 20, 21 y 22 de marzo de 2004. El anónimo que firma con las iniciales M. D. G. publicó la Novena a la gloriosa virgen y mártir Santa Filomena. Compuesta por un P. de la Compañía de Jesús, en 1842. Y el viejo profesor jubilado, Antonio Martín Majadas, editó a su costa la obra Amor, honor y devoción de Plasencia a Santa María del Puerto, segundo libro dedicado a la patrona de Plasencia y uno más de los títulos que sobre la religiosidad o la historia de Plasencia tiene editados el autor, donde recoge los actos más destacados desde 1993 hasta la fecha de publicación de libro (2007)19.

Otros autores que completan esta sección religiosa son: P. G., con su Semana de la Madre. La Pureza de tus Hijos, publicado en Plasencia en 1939, donde el autor exponía una serie de consejos para preservar del “ataque” del demonio a los niños. El sacerdote Rafael Prieto Ramiro, a través de Cáritas Española Editores, fue el responsable de Ganar, gastar, gozar. El consumo, éste es nuestro dios (2007), donde se critica que la religión sustitutoria predominante en Occidentes es la consumista, pues las personas están más pendientes de cómo disfrutar y sacarle más jugo a las cosas, de cómo tener más, que de las preguntas y razones vitales. El obispo placentino Amadeo Rodríguez Magro, escribió en 2004 Sea toda nuestra vida un acto de amor. Matilde Téllez, una extremeña en los altares, con motivo de la beatificación de Matilde del Sagrado Corazón (Matilde Téllez) en Roma el 21 de marzo por el Papa Juan Pablo II, ensalza a esta mujer como muy destacada en la historia de la Iglesia extremeña. Y el anónimo jesuita con las siglas V. C. R. publicó en 1845 Historia de la vida, martirio, invención y milagros de la gloriosa V. y M. Santa Filomena…debido a extensión de la devoción de la santa y la necesidad de glorificar su figura, un tanto olvidada en los últimos tiempos. 20

4. SECCIÓN DE HISTORIA

Treinta y cuatro ejemplares nutren la Sección de Historia, que se traduce en casi un 18% del total. El autor más prolífico es, en ese caso, Fernando Flores del Manzano, con tres obras. Nació en Cabezuela del Valle en 1950, y es doctor en Filología Hispánica. Tiene también estudios de Ciencias Políticas y Sociología. Ha ejercido la docencia, hasta su jubilación, en institutos andaluces y extremeños desde 1974; siendo también profesor-tutor de la UNED y del Programa UMEX de la Universidad de Extremadura. Es autor de una extensa obra de tipo antropológica e histórica. En el año 2007 se publicó Plasencia y su comarca. Historia y Sociedad (1840-1902), donde se exponen los principales hechos que ocurrieron en Plasencia y el norte extremeño y el reflejo que tuvieron determinados acontecimientos nacionales, ocurridos durante el reinado de Isabel II, el Sexenio Revolucionario y la Restauración. Al año siguiente se editó La Guerra de la Independencia en Plasencia y su Tierra, obra que ganó el I Premio de Investigación Histórica José María Calatrava, convocado por Caja de Extremadura, y que refleja cómo Plasencia y su Tierra sufrió una gran destrucción, saqueos, violaciones, muertes y mucha hambre. Y en el años 2009 salió La Guerrilla patriótica en Extremadura (1808-1812), libro que da a conocer el fenómeno popular guerrillero, génesis de este movimiento contemporáneo en una región que constituyó un territorio destacado en las correrías de estos grupos.21

Natural de Plasencia, donde nació en 1965, Fernando Ayala Vicente es licenciado y Doctor en Historia por la UNEX. En 1999 cambió la docencia por diferentes jefaturas de Servicio de la Consejería de Educación de la Junta de Extremadura; y en 2006 pasó a desempeñar funciones en el Consejo Escolar de Extremadura. Es autor de numerosos libros y artículos relacionados con la Historia y la Política. En el primer apartado publicó, en 2007, Parlamentarios cacereños durante la II República (1931-1936). Diputados e intervenciones, donde estudia la adscripción política de los parlamentarios y cuáles fueron los cargos que desempeñaron durante su vigencia, así como los asuntos más recurrentes y el tratamiento dado a los mismos por diputados de distintas ideologías, incidiendo en los principales temas de sus intervenciones. En el mismo año salió Orígenes del PSOE en la provincia de Cáceres, que incluye un compendio de la historia de las agrupaciones en la provincia de Cáceres, con listados de los alcaldes socialistas de las diferentes localidades. Y en 2011 se publicó Plasencia y su comarca durante la Segunda República. en el que, partiendo de una contextualización de sus bases económicas y demográficas, el autor procede al análisis de todos los procesos electorales y al estudio de las élites y de los partidos, así como el detalle de la vida política de los principales dirigentes y sociedades, y orden público. 22

Federico Carrero Plaza, nacido en Oliva de Plasencia en 1911,es General de Brigada de Artillería, y durante muchos años fue Agregado Militar Adjunto a la Embajada de España en Italia. También es autor de varios trabajos que centran su estudio en su pueblo de origen. La iglesia de San Blas de Oliva de Plasencia fue publicado en 2009, y contiene un amplio y detallado reportaje de las principales celebraciones de religiosidad popular que desde tiempo inmemorial se celebran en la localidad; además de unas pinceladas de su historia: ermitas, capellanías, cofradías y devociones, entre las que destacan la ermita de Nuestra Señora de la Bella Flor de Capara o la Cofradía de Misericordia y Obra Pía de Pobres, que llegó a sostener un Hospital en el pueblo. Dos años más tarde, salió La Ermita de la Bella Flor de Cáparra y Oliva de Plasencia, estructurado en doce apartados que estudian el ámbito espacio temporal, el paraje y la ermita de Cáparra, la jurisdicción eclesiástica, las capellanías y las obras pías de Oliva de Plasencia, la evolución de las capellanías de la ermita de Cáparra y el proceso desamortizador.23

José Antonio Sánchez de la Calle, nacido en Plasencia en 1956, es Licenciado y Doctor en Historia. Ha impartido la docencia en diferentes institutos de Madrid, Santander y Extremadura. Aunque tiene su plaza en un IES de Plasen- cia, en la actualidad es Asesor de Educación Secundaria en un Centro de Profesores y Recursos de Coria. En el año 2010 publicó el libro Plasencia. El placer del recuerdo, una recopilación de 240 fotografías de Plasencia y sus vecinos desde finales del siglo XIX hasta la segunda mitad del XX; una colección de imágenes emblemáticas, muchas de las cuales poseen el principal valor de dar a conocer cómo era la ciudad y su evolución en casi cien años. Al año siguiente, vio la luz Plasencia. Tradiciones y Lugares, donde el autor retoma el estudio de la memoria fotográfica de su ciudad natal, centrado en esta ocasión en los rincones y las tradiciones del núcleo urbano a través de 230 imágenes que abarcan un siglo que reflejan modos de vida, costumbres, distracciones y escenas cotidianas, todo ello encuadrado en los lugares más representativos de la ciudad.24

Bajo la denominación de “Varios Autores” se agrupan ocho libros, entre los que destacan las ediciones XXXV, XXXVI, y XXXVII de los Coloquios Históricos de Extremadura; así como las ediciones correspondientes a los años 2006, 2007 y 2008 de la famosa Memoria Histórica de Plasencia y su Comarca.25

5. SECCIÓN DE ANTROPOLOGÍA Y SOCIOLOGÍA

En este apartado tiene cabida el estudio del hombre por medio de sus costumbres, relaciones, estructuras políticas y económicas, urbanismo, medios de alimentación, salubridad, mitos, creencias y relaciones de los grupos humanos con el ecosistema. Es por lo tanto una sección de amplio contenido, lo que explica la ausencia de autores que posean más de una obra. La relación es la siguiente: el libro titulado Recetas de nuestra gente, editado en 2005 no tiene autor conocido, la editora, la Cooperativa Sediaco rinde homenaje a sus clientes recopilando las recetas que fueron publicadas semanalmente a lo largo de varios años. Ricardo Becerro de Bengoa publicó en 1992 su Ensayo para una Teoría de Extremadura, dedicado al obispo de Plasencia Juan Pedro Zarranz y Pueyo, recogiendo la conferencia pronunciada por el autor en el Círculo Placentino el 17 de febrero de 1950, por iniciativa del Seminario de estudios Extremeños “Pedro de Trejo”. Por su parte, la Caja de Extremadura, conmemorando el “Día del Libro” en la primavera de 2001, publica Referencias a Extremadura del maestro Correas y del médico Sorapán, donde se incluyen unas breves referencias literarias a nuestra región, escritas por dos ilustres personalidades de las Letras extremeñas como son el Maestro Gonzalo Correas y el Médico Juan Sorapán de Rieros. Juan de Dios se encargó de publicar, en 1883, un librito titulado La borrachera y el juego, por el poeta Juan de Dios, con dos composi- ciones poéticas en octetos: “La embriaguez”, y “El tahúr”, donde se critican ambos vicios tan presentes a finales del siglo XIX en Plasencia. Y el anónimo H. de X. se encarga de dar a conocer una obrita de apenas once páginas titulada Gran fiesta taurino campestre. Romance liso y llano donde se narran las sorprendentes hazañas por las que se ha decidido hacer célebres a varios honrados vecinos de la villa, de quienes no se suponía que tuviesen tanta sangre torera, uno romance liso y llano con la sana idea de celebrar la festiva jornada que estos vecinos vivieron el 1 de octubre de 1944 en la finca de Saguarzal del Jareque. 26

Otros libros que tienen cabida en esta sección antropológica y sociológica son: Olga (2006), de Teodoro Herrero Herrero, una dramática historia del cambio de vida que sufre una joven de ciudad que se ve atrapada en el laberinto de la drogadicción. Dos escritores, el norteamericano Kristoffer Mininger y la placentina Lola Lucio Carrasco son los responsables de Caras de Plasencia. Faces of Plasencia (2007), donde los autores, mediante entrevistas, ofrecen a los viajeros que pasen por la ciudad una mejor apreciación y un mayor entendimiento con el núcleo y sus habitantes. La placentina Beatriz Pérez González publica en 2004 Estraperlo en Cádiz. La estrategia social, donde explica el estraperlo como fenómeno social y como mercado clandestino de productos alimentarios en la provincia de Cádiz durante la posguerra en el contexto de la economía andaluza y española. Abundio Pulido Rubio, en Memoria de costumbres y tradiciones perdidas en Montehermoso (2007), pretende comunicar una imagen aproximada de cómo era y cómo se vivía en Montehermoso en tiempos pasados. Con el apodo de “Riscamonte el Extremeño”, que posiblemente respondiera al nombre de Melitón Delgado, se publicó el Almanaque de las lilailas para el año de 1886, incluyendo santoral, predicción de tiempo, epigramas y charadas para divertir a los lectores. Y por último, “Varios Autores” son los responsables de los Recuerdos cariñosos a Juan Sánchez Ocaña y Clavijo de sus amigos en las cenas de los días de San Juan y San Pedro (1879), con diferentes composiciones poéticas dedicadas al homenajeado por diferentes amigos. 27

6. SECCIÓN PEDAGOGÍA Y EDUCACIÓN

La Pedagogía es el conjunto de saberes que se encarga de la educación como fenómeno específicamente humano y típicamente social. Se trata de una ciencia de carácter psicosocial, cuyo objeto de estudio es la Educación. Tampoco en esta ocasión existe ningún autor que posea más de una obra. El caso de Quiliano Blanco Hernando, con Nosotros. Primer libro de lectura corriente, publicado en 1964, expone un trabajo concebido para jugar con ideas, interpretando los grabados que acompañan a la lectura correspondiente, cuyo contenido se nutre de cuentos, leyendas y fábulas extraídas en su mayor parte de la inagotable cantera popular o de las obras célebres de la literatura. El maestro placentino José María Díez y Olivares publicó en 1875 su Compendio de Gramática castellana para uso de los niños de las escuelas y colegios…se ocupaba de la sintaxis del artículo, sustantivo, adjetivo,  adjetivos determinativos, pronombre, verbo y adverbio Nicolás Vicente Pérez de Tocino, editó e 1841 sus Lecciones de gramática latina. Dispuestas para aprovechamiento de sus hijos, incluye la pronunciación latina, las partes de la oración, la sintaxis, la prosodia, el arte métrico y la ortografía. A pesar de que Sergio Riesco Roche es historiador, la obra Extremadura. Historia. Bachillerato Segundo Curso. Materia Común (2006) es un manual de texto, un libro de estudio de Historia para estudiantes de Bachillerato centrado en las raíces históricas extremeñas, los siglos XVIII y XIX, la Restauración, la oligarquía y el caciquismo, y el régimen franquista y la actualidad. 28

Con la denominación de “Varios Autores” tienen cabida cuatro obras, la primera de las cuales se titula Jornadas de Renovación Logopédica “Ciudad de Plasencia”. Organización, ponencias, trabajos, conclusiones y propuestas (1991), donde se recoge las diferentes actividades de un colectivo de profesionales dedicados a la patología del lenguaje en las provincias extremeñas. En el año 2006 salió de la imprenta Nuevas herramientas para nuevas situaciones de aprendizaje. El uso del ordenador en el aula, por el cual se hacía patente que la incorporación de las Tecnologías de la Información y Comunicación al mundo de la enseñanza suponía un proceso de innovación y adecuación en el trabajo diaria del aula. Al año siguiente salió el Cuaderno didáctico de la exposición Plasencia contemporánea. Hombres y mujeres que han hecho ciudad, 1810-1935, una guía que gira en torno a la exposición realizada en la antigua iglesia del convento de San Francisco, con diferentes actividades propuestas para los alumnos relacionadas con los apartados de Arquitectura y Urbanismo, Fotografía y Artes, Historia y Literatura, Prensa y Política, Sociedad, Educación, Sanidad y Beneficencia, e Industria y Trabajo. En 2009 se publicaban las IV Jornadas Regionales de Implantación y Desarrollo de la LOE: Competencias Básicas y Convivencia…donde se abordaban las Competencias Básicas y la Convivencia y la labor de los profesionales de los equipos para su evaluación, sus formas de incorporación al currículo y las formas de trabajar tanto con el alumno como con el profesorado y las familias. 29

El último libro en esta sección es el de Juan Carlos Vázquez Calvo, Historia de la Educación Pública de Extremadura en el Antiguo Régimen (Siglos XVI, XVII y XVIII) (2004), un volumen donde se estudia la situación de la enseñanza pública extremeña a lo largo de la Edad Moderna, y se analizan las diferentes características, desde las variantes territoriales hasta los protagonistas docentes (maestros y preceptores de gramática), y discentes. 30

7. SECCIÓN DE ARTE

En este apartado, con ocho ejemplares (el 4,1%) sobresalen diferentes instituciones públicas y privadas que apoyaron la publicación de obras de contenido artístico, como la Caja de Extremadura, a través de su Obra Social y su XXVII Salón de Otoño de Plasencia 2005, un catálogo de obras seleccionadas en la citada edición de pintura, donde se reflejan algunos de los mejores cuadros presentados. Y es que la entidad organizadora tenía como objetivo difundir el arte y acercarlo a la sociedad, dando a conocer las nuevas corrientes artísticas y llamando la atención sobre las actuales manifestaciones de la pintura. La Diputación Provincial de Pontevedra fue la responsable de la publicación en 2004 de un interesante libro titulado Fight Club. Consideraciones en torno al arte contemporáneo, del crítico de Arte y placentino Fernando Castro Flórez, donde el autor, a través de diferentes textos que tienen en común la amistad y la evolución por variadas tendencias artísticas, presenta una cartografía provisional de algunos de los problemas que obsesionan a la sociedad. Por su parte, el Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, la Uex y Caja de Extremadura se encargan de publicar en 2003 Arquitectura de los conventos franciscanos observantes en la provincia de Cáceres (siglos XVI-XVII), de María del Carmen Díez González, que se encarga de realizar un resumen histórico de la Orden de San Francisco, con el origen y el desarrollo, el tiempo y modo en que apareció en España y en Extremadura, así como su evolución a lo largo de los siglos XVI y XVII, centrándose en lo que fue la reforma Observante y su curso en la Provincia de San Miguel. En 2005 La Escuela de Arte “Rodrigo Alemán” del Centro Cultural Santa María de Plasencia, dependiente de la Diputación Provincial de Cáceres, sacó Danzarte, libro que recoge un acto conjunto en el que las Artes Plásticas conviven expresando conjuntamente y a través de las distintas temáticas creativas que les son propias, sentimiento y emociones de las que quieren hacer partícipes a toda la sociedad. Por su parte, la Institución Cultural El Brocense, dependiente de la misma diputación cacereña, editó la obra de José Antonio Ramos Rubio en 2009 titulada Inventario de pintura medieval en la diócesis de Plasencia, donde el autor expone un rico y variado inventario de obras pictóricas medievales, enriqueciéndolo además con un pormenorizado estudio iconográfico, estilístico y artístico del panorama histórico-artístico de la diócesis placentina en el Medievo. El Centro de Iniciativas y Turismo de la Comarca de Plasencia, y la Junta de Extremadura, a través de la Consejería de Cultura y Turismo, hicieron público en 2009 la obra de Jesús Vicente Cano Montero titulada Las catedrales de Plasencia. Su arquitectura, sus retablos, su sillería de Coro y otros elementos, donde, tras el preámbulo, J. V. Cano analiza pormenorizadamente los diferentes elementos artísticos de las catedrales vieja y nueva, así como de la sillería del Coro. En el mismo año, el Cabildo de la catedral placentina, con la ayuda del Ministerio de la Vivienda, editó La última restauración o el esplendor interior, en cuya obra participaron Varios Autores, destacando especialmente la labor de los arquitectos del plan director, Sebastián Araujo, María Jesús Marteles y Jaime Nadal, que ofrecen todas las claves de la última adecuación del conjunto catedralicio. Y el placentino Miguel Ángel Ramos Sánchez se encargó de publicar en el año 2004 El tratado de la pintura. Leonardo Da Vinci, donde analiza la figura del artista del Renacimiento, cuya característica principal fue una curiosidad por todo cuanto le rodeaba y por supropio interior, lo que ha configurado nuestra imagen más común de su obra, la del hombre renacentista o la del “polimatés”. 31

8. SECCIÓN DE BIOGRAFÍAEste apartado, con otros ocho ejemplares supone el 4,1% del total, destacando Jesús Vicente Cano Montero, con dos libros centrados en la biografía de Inés Suárez y Cristóbal Villalba. En el año 2006 el ayuntamiento placentino le editó Inés Suárez. Una placentina en Chile, donde el autor realiza una biografía de la placentina desde su nacimiento en 1507 hasta su muerte en Chile en 1580, pasando por su traslado a Málaga, el viaje al Nuevo Mundo, la expedición acompañando al descubrir Pedro de Valdivia, su carácter y personalidad, el enfrentamiento con los indios, y la separación de Valdivia y el matrimonio con Rodrigo de Quiroga. El libro cuenta con un apartado sobre documentos, mapas, biografías y otros datos. Un año más tarde, el Centro de Iniciativas y Turismo de Plasencia, le publicó Vida y leyenda del Coronel Cristóbal Villalva, donde el autor reconstruye la vida y hechos más destacados de un gran soldado de fortuna del siglo XVI español que, encumbrado por sus propios méritos al desempeño de altos cargos, se vio en la necesidad de tomar decisiones transcendentes en Italia, Andalucía y Navarra. El historiador Fernando Ayala Vicente es otro escritor que hace sus incursiones en el terreno de la biografía, con Espronceda, un diputado extremeño en el Congreso, obra editada por la Asamblea de Extremadura en 2008. La vida y faceta políticas del poeta José de Espronceda son el eje de un proyecto realizado por F. Ayala, con motivo de la celebración del bicentenario del nacimiento del extremeño, rescatando la faceta menos conocida del literato extremeño más ilustre del Romanticismo: su activismo político. El antropólogo José Luis Blanco Fernández escribe el libro El hambre y la fe. El camino de una vida. Relato biográfico de la vida de Bartolomé Gil Santacruz en 2007, donde, tras la justificación y los agradecimientos, se articula en un prólogo y nueve capítulos, a los que se añaden algunas noticias extraídas de la prensa regional (relacionadas con el tranvía de Santa Marta), y una colección de fotografías agrupadas bajo el título de “Imágenes para el recuerdo”.32

El sacerdote Felipe Duque Sánchez se encarga en 1987, en su libro Raíces castellanas. María Briz o una vida solidaria, de realizar una biografía de María Briz Manzano, cofundadora junto a Matilde Téllez Robles, de las Religiosas “Hijas de María Madre de la Iglesia”, con motivo del centenario de su muerte. Por su parte, el profesor y director del Instituto “Gabriel y Galán” antes de la guerra civil, Fernando Jiménez de Gregorio, publica en el 2006, a través del Instituto de Estudios Históricos del Sur de Madrid “Jiménez de Gregorio”, Mis años placentinos: (noviembre de 1933-junio de 1936), desarrolla en este libro el inicio de su actividad como docente, en apenas tres años fecundos, que describe como muy felices, coincidiendo con su elección como director del Instituto al que había sido destinado; y en cuyo centro se volcó tanto en el ámbito docente como de la gestión, sin olvidar el trato con las personas que pasaron por su vida durante ese trienio. Teófilo Magdaleno Fuentes es el responsable de Las dos Españas. En memoria de “Carpo”. Una vida, un hombre, un ideal, donde realiza una biografía novelada de su padre Policarpo Magdaleno Carrera. El ser hijo de la persona cuya vida se retrata comporta una cercanía sentimental que se traduce en una difícil objetividad. Pero la obra supone también el testimonio de una época, transmitida vivamente por el propio homenajeado y reescrita con fidelidad y precisión por su hijo. Y, por último, Antonio Salvador Plans y Álvaro Valverde son los responsables de Gabriel y Galán, época y obra (2006), un ensayo bibliográficoliterario que ofrece una visión actualizada de la figura de Gabriel y Galán dentro de las circunstancias históricas y culturales específicas de los años del tránsito del siglo XIX al XX, lo que representa un importante capítulo de nuestra historia literaria y del conocimiento de la realidad lingüística altoextremeña de ese período. 33

9. SECCIÓN DE ESTATUTOS, ORDENANZAS Y REGLAMENTOS

Las siete obras que componen esta sección aportan algo más del cuatro por ciento de la totalidad, cuyos principales protagonistas no son personas, sino instituciones de carácter político, administrativo, educativo, industrial y recreativo. Con dos aportaciones está el Casino de Plasencia. En 1878 a través del Reglamento General del Casino de Plasencia. Aprobado en Junta de Socios en 28 de enero de 1878. Y en 1884 se publicó el Reglamento General del Casino de la Unión de Plasencia. Aprobado en Junta General de Socios en 8 de Noviembre de 1883. En el año 2003 el Ayuntamiento de Plasencia sacó el librito titulado Comunidades de Propietarios. Ley de Propiedad Horizontal, donde se daba cumplidas respuestas a las preguntas acerca de problemas y régimen de funcionamiento de las comunidades de propietarios, a partir de de las consultas que diariamente se hacían en las oficinas municipales. La Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Plasencia publicó en 1978 los Estatutos, aprobados por el Ministerio de Economía el 4 de enero de 1978 y que suponían una actualización de los que en años anteriores se habían editado. 34

El Colegio Nacional “Santiago Ramón y Cajal” editó, en 1971, los Estatutos o Reglamento de la Asociación de Padres de Familia de los alumnos de este Centro. Año de 1968. El librito recoge los cinco capítulos y 26 artículos en los que se articula el reglamento, así como las “Disposiciones transitorias” con otros cuatro artículos. Manuel de la Rosa y Ricardo Gutiérrez se encargaron de elaborar, en 1878, el Reglamento para el Colegio de Segunda Enseñanza de la Inmaculada Concepción de Plasencia, bajo el patrocinio del Muy Noble y Muy Leal Ayuntamiento, un colegio que había sido inaugurado el año anterior entre cuyos logros se contaban numerosos premios y menciones honoríficas obten das en pública oposición por alumnos del citado centro. Y por último, la Sociedad “La Industria Agrícola de Plasencia”, se encargó de publicar en 1895 el Reglamento de la Sociedad titulada la Industria Agrícola Plasencia, Provincia de Cáceres. Se trataba de una Sociedad Cooperativa de Trabajo e Interés Material, y su consigna era “Todo lo vence el trabajo”, y el objeto de esta organiza- ción, aliviar las necesidades de la clase obrera, beneficiando sus economías y abriendo un porvenir más prometedor ante las vicisitudes de la vida cotidiana. 35

10. OTRAS SECCIONES

Hasta aquí se han desarrollado las obras cuyo montante en el cómputo total gira en torno al 4%. El resto de las secciones no alcanza siquiera el tres por ciento. Entre las de la Geografía, con cinco ejemplares, destaca el trabajo de Jesús de Castro García e Inmaculada Blanco Clemente Lugares de interés geoambiental de la provincia de Cáceres. Catálogo fotográfico práctico (2009). La dilatada labor investigadora de los autores les ha permitido recorrer y contemplar los más variados y recónditos lugares de la provincia cacereña, descubriendo que gran parte de ellos muestras un elevado valor paisajístico, rico en elementos geológicos. Por su parte, Amador Ugía y Sánchez se encargó en 1878 de dar a la luz un manual sobre Apuntes de Geografía Física, que recogen la materia que él impartía como profesor de Geografía Física en el Colegio de Segunda Enseñanza de Plasencia. 36 El resto de las obras pueden verse en la nota de pié de página.37

El apartado de “Guías” incluye otras cinco obras, entre las que, por su calidad, rigurosidad y trascendencia histórico-documental, merece destacarse la de Esther Sánchez Calle y Juan Izado Felipe Íñigo, titulada  Guía-Inventario del Legado Miguel Sánchez-Ocaña (2007) por el Ayuntamiento de Plasencia. Concebida por los autores (archiveros municipales), como un trabajo de divulgación sobre el Legado Miguel Sánchez-Ocaña, con el objetivo de dar a conocer sus fondos, ofreciendo una visión global del mismo, su organización y las diferentes partes que lo componen. También merece destacarse la labor llevada a cabo por Jesús Vicente Cano Montero en su Ruta de las iglesias y ermitas placentinas (2006), donde el autor, de cada una de las iglesias y ermitas, ofrece un recorrido por la historia, la estructura, los materiales, el estilo, las diferentes dependencias, la escultura y la pintura. 38 El resto de las obras pueden verse en la nota a pie de página.39

En el ámbito del Derecho sobresalen las obras de José Antonio Vega Vega, director del Complejo Universitario de Plasencia. La primera, titulada Sociedades profesionales de capital (2009) recoge las reformas introducidas por la Ley 3/2009, de 3 de abril, sobre modificaciones estructurales de las sociedades mercantiles. Y la otra, publicada en 2011, Contrato de permuta comercial (Barter), reflexiona sobre el denominado comercio de compensación, y que se presenta como una antigua institución con renovados esquemas para dar cobertura a un comercio bilateral.40 Otras obras dentro de esta sección pueden verse en la nota a pie de página41.

En la sección de Política, con tres ejemplares, sobresalen Felipe de León y García, Matías de Matías Sánchez, y Juan Pérez y Colom, cuyos libros pueden verse en la reseña de la nota correspondiente.42 En el apartado de Bibliografía, merecen citarse dos autores que han trabajo el tema a nivel regional, Manuel Pecellín Lancharro, y a nivel del Norte de Extremadura, especialmente en Plasencia, José Antonio Sánchez de la Calle.43 En Ciencia sobresale el catedrático de Física de la Universidad de Extremadura en Badajoz, Alejandro Martín Sánchez, con el resumen de su Tesis Doctoral titulada Aplicaciones de las funciones elípticas a los osciladores alineales en 1983; y la revida UNED Plasencia. Revista de Investigación Universitaria, número 6.44 Y en Medicina, Antonio D. Penco Martín, con La Salud Pública en el Antiguo Régimen; y Cristóbal Rodríguez Solano, con el Manual del enfermo bañista en el establecimiento de aguas minerales medicinales de Baños en la provincia de Cáceres.45 El resto de las secciones, “Enciclopedias y Diccionarios”, “Filosofía”, “Música” y “Prensa, Radio y Televisión”, están representadas por un ejemplar cada una, y se corresponden con los siguientes autores: Francisco Javier González Jerónimo, con Paseo por Villanueva de la Vera. Una mirada (2006); Henri Peña-Ruiz y César Tejedor de la Iglesia, con Antología laica. 66 Textos comentados para comprender el laicismo (2009); Juan Manuel Remos Berrocoso, con Introducción, notas y apéndices al inventario de los Libros de Informaciones de Limpieza de míseros, mozos y capellanes de coro en el Archivo de la Catedral de Plasencia (2009); y Ángeles Afuera y José Luis Hernández de Arriba, SER. Días de Nuestra Radio. 25 Años Ser Plasencia (2008).46

11. CONCLUSIÓN

A la hora se sacar conclusiones, llama la atención el elevado número de ejemplares que han salido a la luz en los últimos cinco años, desde que se publicó el primer tomo de la Bibliografía…Es cierto que en los 193 ejemplares tienen cabida los que se publicaron después de principios del 2006, y los que se han detectado anteriores a esa fecha. Pero estos últimos constituyen tan sólo 90 unidades, lo que deja un total de casi el centenar de publicaciones relacionadas con la ciudad del Jerte. Por otra parte, las secciones que más ejemplares aportan son las mismas que las del primer volumen publicado en 2006, es decir, “Lengua y Literatura” “Iglesia-Religión” e “Historia”, con un 63% de estos último quinquenio, frente al casi 50% del primer volumen. La presencia en la ciudad de numerosos centros docentes de diferentes niveles, incluido el universitario, la existencia de una tradición cultural que viene de siglos, y el gusto por la Literatura, justfican el predominio de la novela, el ensayo y la poesía. La importancia de la diócesis placentina ya desde los tiempos modernos, una de las mayores de España, que abarca buena parte de la administración provincial de Badajoz, Cáceres, Ávila y Salamanca, y su proyección nacional e internacional, contribuye a explicar la proliferación de libros de carácter religioso. Y el fuerte impulso de la investigación histórica local, comarcal, provincial y regional, donde Plasencia ocupa un lugar destacado, explican el considerable número de libros de historia., que se nutre de especialistas y aficionados.

Sacerdotes, escritores de novela fantástica e historiadores ocupan un lugar preferente en la bibliografía placentina. Y junto a los personajes, las instituciones, como propulsoras y mecenas de los textos religiosos: la Diócesis, la Catedral, Cáritas y Obispado. Las instituciones que más apostaron por la edición de libros de Historia sobresale la Diputación Provincial de Cáceres (a través de la Institución “El Brocense”), el Ayuntamiento de Plasencia, la Junta de Extremadura y la Universidad. Y entre las que se ocuparon del mundo de la Literatura hay que señalar a la Editora Regional, la Junta de Extremadura, la UNED de Plasencia y también “El Brocense”.

Y es que la abundante producción bibliográfica de Plasencia en los últimos cinco años, fruto del saber, el gusto estético y la habilidad de las imprentas placentina, constituyen unos elementos valiosos e imprescindibles de la comunicación en nuestra comunidad. Y ponen de relieve el lguar que ocupó y sigue ocupando la ciudad del Jerte a lo largo de su producción cultural. Porque, como decía Víctor Infantes, el libro, objetivo principal de este trabajo, es y seguirá siendo a pesar de los nuevos sistemas de comunicación, “…un compañero de fatigas y alegrías que nos mira callado, nos perdona todo, que no se queja de nada, que sólo de vez en cuando nos reclama silencioso su cariño, y al que podemos volver a querer tantas veces como sea necesario”.

Tabla I Distribución de libros por secciones

tabla 24-1

 Tabla II. Autores de más de dos obras y secciones a las que pertenecen

tabla 24-2

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1 LUENGO PACHECO, RICARDO. Libros y lectores en Plasencia (siglos XVI-XVIII). Cáceres, 2002. Universidad de Extremadura.

2   SÁNCHEZ DE LA CALLE, JOSÉ ANTONIO. Una Bibliografía de Plasencia. Fichas, resúmenes y catalogación de obras relacionadas con Plasencia. Tomo I. Libros. Salamanca. Institución Cultural “El Brocense” de la Diputación Provincial de Cáceres, y Excmo. Ayuntamiento de Plasencia, 885 págs.

3   SÁNCHEZ DE LA CALLE, JOSÉ ANTONIO. Una Bibliografía de Plasencia. Fichas, resúmenes y catalogación de obras relacionadas con Plasencia. Tomo II. Artículos. Jaraiz de la Vera., 2008. Institución Cultural “El Brocense” de la Diputación Provincial de Cáceres, y Excmo. Ayuntamiento de Plasencia, 846 págs.

Desde hace varios años vengo trabajando sobre la elaboración del fondo bibliográfico de la revis- tas placentinas desde finales del siglo XIX hasta el presente. En el año 2002 realicé una aproximación en la conferencia que impartí en los XXXI Coloquios Históricos de Extremadura, celebrados en Trujillo en septiembre de 2002, y titulada “Patrimonio Bibliográfico de Plasencia. Las Revistas del Siglo XX”. En el texto, publicado en 2003, exponía la catalogación y características de las diferentes publicaciones periódicas que vieron la luz en la ciudad a lo largo del siglo veinte, dividiendo el conjunto en dos grandes apartados: los ejemplares editados en Plasencia, y los que vieron la luz fuera de la ciudad. En la primera categoría entraban los relacionados con las Asociaciones de Vecinos y de Barrios, los de contenido Artístico-Literario, los Humorísticos, los Festivo-Lúdicos, los de Centros de Enseñanza, los de Contenido Religioso, y otros de carácter diverso. El segundo apartado se centraba en los publicados en el ámbito regional extremeño, y en los de tirada nacional. Véase SÁNCHEZ DE LA CALLE, JOSÉ ANTONIO. “Patrimonio Bibliográfico de Plasencia. Las Revistas del Siglo XX”. En XXXI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2003. Centro de Iniciativas y Turismo, págs. 435-481.

En la primavera de 2008 impartí una conferencia en el Curso de la Memoria Histórica de Plasencia y su Comarca, organizado por le Universidad Popular de la ciudad. La charla se convirtió en artículo, recogido en la publicación de la VIIIª edición de la citada Memoria…, con el título de “Últimas tendencias bibliográficas en Plasencia”. En la Memoria Histórica de Plasencia y su Comarca, 2008. Plasencia, 2009, págs. 105-132.

6   Entre las bibliotecas localizadas en Plasencia está la Municipal, la del Archivo Catedralicio, y la Diocesana. En Cáceres se han manejado algunos fondos de la Biblioteca Pública “Antonio Rodríguez-Moñino/María Brey”, de la Diputación Provincial, y de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Extremadura (Uex). En Madrid se han trabajado algunos volúmenes de la Biblioteca Nacional. También cabe destacar los contactos mantenidos con particulares para estudiar la documentación privada; así como los préstamos o cesiones de algunos particulares de algunos vecinos, bibliófilos y amigos.

7  NEGRETE, JAVIER. Alejandro Magno y las águilas de Roma. Barcelona, 2007. Minotauro, 526 págs., 15 X 23,5 cms. IBID. Salamina. Madrid, 2008. Espasa-Calpe, 400 págs., 15 X 23 cms. IBID. La gran aventura de los griegos. Madrid, 2009. La Esfera de los Libros, 616 págs., 16 X 24 cms. IBID. El sueño de los dioses. Barcelona, 2010, Editorial Planeta. Colección Minotauro, 486 págs., 15 X 23 cms. IBID. Atlántida. Barcelona, 2010, Espasa, 580 págs. IBID. El sueño de los dioses. Barcelona, 2010. Minotauro, 448 págs., 14 X 22,5 cms IBID. El corazón de Tramórea. Barcelona, 2011. Minotauro, 669 págs., 14 X 23 cms.

8  GARCÍA BLÁZQUEZ, JOSÉ ANTONIO. La soledad del anfitrión. Madrid, 2006. Editorial Biblioteca Nueva, 233 págs., 13,5 X 21 cms. IBID. El maldito amor. Madrid, 2007. Biblioteca Nueva, 334 págs.  IBID. La Red. Madrid, 1963, 193 págs., 21 X 30 cms. Obra mecanografiada por copias “Monis”. Máquina OLPER 7677. M 56. Tirada: 20 ejemplares. IBID. Saint John Perse. Anábasis. Madrid, 1983. Visor-Madrid. Volumen 164 de la Colección Visor de Poesía, 88 págs.13 X 19,5 cms. IBID. Último naipe (poesía completa, 1970-1990). Mérida, 2011. Editora Regional de Extremadura, 275 págs., 20,5 x 14,5 cms.

9  HIDALGO BAYAL, GONZALO. El desierto de Takla Makán (Lecturas de Ferlosio). Mérida, 2007. Ensayos Literarios, 17. Editora Regional de Extremadura, 156 págs., 12 X 16,5 cms. IBID. Campo de amapolas blancas. Barcelona, 2008. Tusquets. IBID. El espíritu áspero. Barcelona, 2009. Tusquets Editores, 560 págs.

10   GARCÍA BLÁZQUEZ, JOSÉ ANTONIO. La soledad del anfitrión. Madrid, 2006. Editorial Biblioteca Nueva, 233 págs., 13,5 X 21 cms. IBID. El maldito amor. Madrid, 2007. Biblioteca Nueva, 334 págs.

11   SANTOS DELGADO, JUAN RAMÓN. Cuaderno escolar. Badajoz, 2009. Colección La Gaveta, 120 págs., 12 X 17 págs. IBID. Biblia apócrifa de Aracia. Badajoz, 2010. Los Libros del Oeste, 535 págs., 20 X 14 cms.

12  VAQUERO MONTESINOS, SALVADOR. Hombres sin fronteras. Badajoz, 2004. Diputación Provincial de Badajoz, 61 págs., 14 X 22 cms. IBID. La leyenda de la guadaña oxidada. Cáceres, 2006. Qarácter, 135 págs., 12 X 17 cms.

13  BURGUILLO PUIG, ANTONIO. Piel romántica. Vigo, 2006. Ediciones Cardeñoso, 70 págs., 15 X 20,5 cms. IBID. Tan sólo una palabra. Vigo, 2006. Ediciones Cardeñoso, 54 págs., 15 X 20,5 cms

14  VARIOS AUTORES. Ruta Literaria por Extremadura. Cuaderno de Viaje. Junta de Extremadu- ra, 211 págs., 15 X 21 cms. IBID. Taller de la Poesía y del Relato. (Antología, 2001). Badajoz, 2002. Editora Regional de Extremadura y Asociación de Escritores Extremeños. Indugrafic, Artes Gráficas, 274 págs., 15 X 20 cms. IBID. IV Concurso de Relato Breve UNED Plasencia, 2004. Madrid, 2006. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 79 págs. 15 X 22 cms. IBID. Taller de la Poesía y del Relato. (Antología, 2003). Badajoz, 2004. Editora Regional de Extremadu- ra y Asociación de Escritores Extremeños. Indugrafic, Artes Gráficas, 274 págs., 15 X 20 cms. IBID. Taller de la Poesía y del Relato. (Antología, 2004). Badajoz, 2005. Editora Regional de Extremadura y Asociación de Escritores Extremeños. Indugrafic, Artes Gráficas, 416 págs., 15 X 20 cms. IBID. V Concurso de Relato Breve UNED Plasencia, 2005. Madrid, 2007. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 67 págs. 15 X 22 cms. IBID. VI Concurso de Relato Breve UNED Plasencia, 2006. Madrid, 2007. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 142 págs. 15 X 22 cms. IBID. Taller de la Poesía y del Relato. (Antología, 2005). Badajoz, 2006. Editora Regional de Extremadura y Asociación de Escritores Extremeños. Indugrafic, Artes Gráficas, 315 págs., 15 X 20 cms. IBID. VII Concurso de Relato Breve UNED Plasencia, 2007. Madrid, 2008. Universidad Nacional de Educación a Distancia, 124 págs. 15 X 22 cms.

15  ALBALÁ MARTÍN, INDALECIO. Relatos a cachos perdidos. ALLENDE, ISABEL. Inés del alma mía. Barcelona, 2006. Plaza y Janés Editores, S. A., 368 págs., 15 X 26 cms. ALONSO ESTRADÉ, KILIAN. Flores entre espinas. Plasencia, 2009. Concejalía de Igualdad del Ayunta- miento de Plasencia. ÁLVAREZ ENCINA, MIGUEL. Olor a tierra. Plasencia, 2006. Imprenta Garcilaso (Plasencia). Editorial LiberArte, 122 págs., 15 X 20,5 cms. BLANCO FERNÁNDEZ, JOSÉ LUÍS. Amar también es pecado. Plasencia, 1966. Imprenta Garcilaso, 19 págs., 15 X 21 cms. CANO MONTERO, JESÚS VICENTE. La Duquesa y el Deán. Historia de una ambición. Plasencia, 2011. Centro de Iniciativas y Turismo de la Comarca de Plasencia. Plasencia, Diseño Gráfico S. L., 328 págs., 16,5 X 24 cms. CHICO, ALEX. La tristeza del eco. Mérida, 2007. Editora Regional de Extremadura, 65 págs., 14 X 20 cms. DUQUE SÁNCHEZ, FELIPE. Aportación extremeña a los orígenes del Teatro Nacional. Cáceres, 1976. Servicios Culturales de la Diputación Provincial de Cáceres, 14 págs., 17 X 24 cms. FERNÁNDEZ MARTÍN, JOSÉ LUÍS. Y un otoño… fue primavera.  Sevilla, 2008. Publidisa, S. A., 176 págs., 13,5 X 21 cms. FUENTES, FRANCISCO. Tierra, Territorio, Casa. Sevilla, 2006. Universidad de Sevilla. Colección Brizna/1, 66 págs, , 13 X 18 cms. GIL GONZÁLEZ, NICANOR. Historias de la Villa Germelina. Mérida, 2008. De la luna libros,.118 págs., 14,5 X 19 cms. INIESTA OJEA, ROBERTO. El viaje íntimo de la locura. Bilbao, 2009. Editorial El Hombre del Saco, S. L., 371 págs., 14 X 21,5 cms. LEMÚS FUENTES, JOSÉ. Con Mario Alberto. Poemas. Plasencia, 2007. 108 págs., 13,5 X 21 cms. LEÓN, JOSÉ NICOLÁS DE. Métrica descripción fúnebre a las magníficas, suntuosas exequias del rey Don Carlos de Austria, Nuestro Señor, que en el día veinte y dos de diciembre de mil sete- cientos, consagró a su real memorial el Ayuntamiento de esta muy Noble y muy Leal ciudad de Plasencia en su Santa Iglesia Catedral. Publícalas en un romance Don Joseph Nicolás de León, Secretario de Cámara de los Señores Deán, y Cabildo de ella. Y se le dedica su respeto a dicha muy noble y muy leal ciudad. MORENO ANCILLO, ÁLVARO. El reino de la espada. Barcelona, 2006. Áurea Ediciones, 320 págs., 15,5 X 22,5 cms. PÉREZ REGUEIRA, JOSÉ LUÍS. Las huellas del conquistador. Barcelona, 2007. Roca, 521 págs. 15 X 23 cms. PÉREZ WALÍAS, JAVIER. Largueza del instante. León, 2009. Instituto Leonés de la Cultura, 86 págs. PORTILLO MORDILLO, SERAFÍN. Mapa de las corrientes. Salamanca, 2008. Renacimiento, 64 págs., 12 X 17 cms. SÁNCHEZ ADALID, JESÚS. El alma de la ciudad. Barcelona, 2007. Editorial Planeta, 646 págs., 16 X 24 cms. SÁNCHEZ MARTÍN, Mª MAGDALENA. Mis versos. Plasencia, 1998, 40 págs., 14,5 X 20,5 cms. SÁNCHEZ SILVA, RAQUEL. Cambio príncipe por lobo feroz. Madrid, 2008. Aguilar, 168 págs., 15 X 24 cms. TEJEIRO FUENTES, MIGUEL ÁNGEL. Mecenazgo y literatura en la Extremadura del Siglo de Oro. Mérida, 2009. Editora Regional de Extremadura. Colección Estudio, 294 págs., 16 X 24 cms. VALVERDE, ÁLVARO. Desde fuera. Barcelona, 2008. Tusquets Editores. 180 págs., 14 X 21 cms.

16   APARICIO SÁNCHEZ, GONZALO. Tu cuerpo y sangre, Señor!. Homilías y meditaciones eucarísticas. Madrid, 2004. EDIBESA, 478 págs., 13 X 21 cms. IBID. Ardía nuestro corazón. Ciclo A: comentarios a las lecturas y evangelios dominicales y festivos. Madrid, 2004. EDIBESA. Colección Vida y Misión, 533 págs., 20,5 X 13,5 cms. IBÍD. Celebrar la Eucaristía. “En espíritu y en verdad”. Madrid, 2004, EDIBESA. Vida y Misión, número 103. 13 X 21 cms. IBÍD. Para tratar de amistad con Jesús Eucaristía: oración y adoración eucarística. Madrid, 2004. EDIBESA. Colección Vida y Misión, número 111, 237 págs., 13 X 21 cms. IBÍD. Ardía nuestro corazón. Ciclo B: comentarios  a las  lecturas y  evangelios dominicales  y festivos. Madrid, 2005. EDIBESA. Colección Vida y Misión número 121, 627 págs., 20,5 X 13,5 cms. IBÍD. Para vivir la misa en comunión con Cristo. Madrid, 2005. EDIBESA. Colección Vida y Misión, número 122, 181 págs., 13 X 21 cms. IBÍD. Sacerdos/ 1. Apuntes de espiritualidad sacerdotal: tentaciones y retos del sacerdote actual. Madrid, 2006. EDIBESA, Colección Vida y Misión, número 127, 221 págs. 13 X 21 cms. IBÍD. Sacerdos/ 2. Apuntes de espiritualidad sacerdotal: Oración, espiritual y vocaciones sacerdotales. Madrid, 2006. EDIBESA, Colección Vida y Misión, número 128, 210 págs., 13 X 21 cms. IBÍD. Ardía nuestro corazón. Ciclo C: comentarios a las lecturas y evangelios dominicales y festivos. Madrid, 2006. EDIBESA. Colección Vida y Misión, número 131, 506 págs., 20,5 X 13,5 cms. IBÍD. La experiencia de Dios. Madrid, 2007. EDIBESA, Colección Vida y Misión, 345 págs., 13 X 21 cms. IBÍD. San Pablo, el apóstol de Jesús. Madrid, 2007. EDIBESA, Colección Vida y Misión, 358 págs., 13 X 21 cms. IBÍD.. El Espíritu Santo. Abra y beso del dios amor. Madrid, 2008. EDIBESA, Colección Vida y Misión, 326 págs., 13 X 21 cms. IBÍD. Necesidad de la oración en la vida del sacerdote. Madrid, 2009. EDIBESA, Colección Vida y Misión, 366 págs., 13 X 21 cms. IBÍD.. María-mujer, virgen y madre sacerdotal. Madrid, 2009. EDIBESA, Colección Vida y Misión, 264 págs., 13 X 21 cms. IBÍD. La Oración Eucarística en la Vida Sacerdotal. Madrid, 2010. EDIBESA, Colección Vida y Misión, 357 págs., 13 X 21 cms. IBÍD. La Iglesia necesita santos. Madrid, 2011. EDIBESA, Colección Vida y Misión, 357 págs., 13 X 21. IBÍD. El gozo de ser sacerdote.(¡Te Deum Laudamus!). Madrid, 2011. EDIBESA, Colección Vida y Misión, págs., 13 X 21.

17   DUQUE SÁNCHEZ, FELIPE, y DÍAZ SÁNCHEZ, JUAN MANUEL. Introducción a  la Doctrina Social de la Iglesia. Plan de Formación Sistemática. Especialidad: Doctrina Social de la Iglesia. Madrid, 1999. Instituto Internacional de Teología a Distancia, 133 págs., 19,5 X 27 cms. IBÍD. Doctrina Social de la Iglesia: Economía y Política. Ciencias Religiosas. Madrid, 1999. Instituto Superior de Ciencias Religiosas a Distancia San Agustín. 236 págs., 19,5 X 27 cms. IBÍD. La Economía en la Doctrina Social de la Iglesia. Plan de Formación Sistemática. Especialidad: Doctrina Social de la Iglesia. Madrid, 2003. Instituto Internacional de Teología a Distancia, 138 págs., 19,5 X 27 cms.

18  DIÓCESIS DE PLASENCIA. X Sínodo Placentino. Constituciones Sinodales. Plasencia, 2005. Salamanca, 2006. Imprenta Kadmos, 318 págs., 15, 5 X 22,5 cms. IBÍD. Guía del peregrino de Berzocana

19   ESZER, AMBROSIO (Coordinador). Placentin. In Hispania. Beatificationis et Canonizationis Servae Dei Mathildis A S. Corde Tellez Robles (Hijas de María Madre de la Iglesia) (1841-1902). Positio Super Vita, Virtutibus et Fama Santitatis. Roma, 1993. HIJAS DE MARÍA MADRE DE LA IGLESIA. Madre Matilde. Fundadora de las Hijas de María, Madre de la Iglesia. Beatificación. Roma, 21 de marzo de 2004. Zaragoza, 2006. Hijas de María Madre de la Iglesia, 179 págs., 21 X 29,5 cms. M. D. G. Novena a la gloriosa virgen y mártir Santa Filomena. Compuesta por un P. de la Compañía de Jesús. Plasencia, 1842. Imprenta de D. M. Ramos, 24 págs., 12 X 17,5 cms. MARTÍN MAJADAS, ANTONIO. Amor, honor y devoción de Plasencia a Santa María del Puerto. Plasencia, 2007

20  P. G. Semana de la Madre. La Pureza de tus Hijos. Plasencia, 1939. Imprenta La Victoria, 48 págs., 12,5 X 17,5 cms. PRIETO RAMIRO, RAFAEL. Ganar, gastar, gozar. El consumo, éste es nuestro dios. Madrid, 2007. Cáritas Española Editores, 78 págs., 10,5 X 14,5 cms. RODRÍGUEZ MAGRO, AMADEO. Sea toda nuestra vida un acto de amor. Matilde Téllez, una extremeña en los altares. Plasencia, 2004. Plasencia Diseño Gráfico S. L., 35 págs., 15,5 X 21,5 cms. V. C. R. Historia de la vida, martirio, invención y milagros de la gloriosa V. y M. Santa Filomena,  llamada la taumaturga del siglo XIX / por el P. V. C. R. de la Compañía de Jesús … Plasencia, 1845. Imprenta de M. Ramos, 286 pág., 9,5 X 14 cms.

21   FLORES DEL MANZANO, FERNANDO. Plasencia y su comarca. Historia y Sociedad (1840-1902). Badajoz, 2007. Muñoz Moya Editores Extremeños, 326 págs., 17 X 24 cms. IBÍD. FLORES DEL MANZANO, FERNANDO. La Guerra de la Independencia en Plasencia y su Tierra. Badajoz, 2008. Caja de Extremadura Obra Social. Biblioteca Extremeña de la Guerra de la Independencia. Colección Ciudades en Guerra (1808-1812), 425 págs., 17 X 24 cms. IBÍD. FLORES DEL MANZANO, FERNANDO. La guerrilla patriótica en Extremadura. 1808-1812. Mérida, 2009. Editora Regional de Extremadura, 386 págs.,17 X 24 cms.

22   AYALA VICENTE, FERNANDO. Parlamentarios cacereños durante la II República (1931- 1936). Diputados e intervenciones. Granada, 2007. Muñoz Moya Editores Extremeños, 174 págs., 17 X 24 cms. IBÍD. Orígenes del PSOE en la provincia de Cáceres,  2008. IBÍD. Plasencia y su comarca durante la Segunda República. Institución Cultural El Brocense. Diputación de Cáceres. 2011.

23   CARRERO PLAZA, FEDERICO. La iglesia de San Blas de Oliva de Plasencia. Plasencia, 2009. Gráficas Rozalén, 241 págs., 17 X 24 cms. IBÍD. La Ermita de la Bella Flor de Cáparra y Oliva de Plasencia. Plasencia, 2011. CederCáparra y Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino. Gráficas Rozalén, 448 págs., 21 X 29,5 cms.

24   SÁNCHEZ DE LA CALLE, JOSÉ ANTONIO. Plasencia. El placer del recuerdo. Londres, 2010. Editorial Amberley, 128 págs. IBÍD. Plasencia. Tradiciones y Lugares. Londres, 2011. Editorial Amberley, 128 págs.

25  VARIOS AUTORES. XXXV Coloquios Históricos de Extremadura. Badajoz, 2006. Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo, 753 págs., 15,5 X 21 cms. IBID. Documentos para una historia de la docencia. Malpartida de Plasencia, 1910-2001. Plasencia, 2006. Cooperativa San Isidro. Fondo de Educación, Formación y Promoción. Imprenta Heras, 46 págs., 14,5 X 20,5 cms. IBID. Memoria histórica de Plasencia y su Comarca, 2006. Plasencia, 2007. Universidad Popular. Concejalía de Cultura del Ayuntamiento de Plasencia. Imprenta Vimar, 155 págs., 16,5 X 24,5 cms. IBID. Plasencia contemporánea. Hombres y mujeres que han hecho ciudad, 1810-1935. Jaraiz de la Vera, 2007. Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y Ayuntamiento de Plasencia. Gráficas Romero, 106 págs., 16,5 X 28 cms. IBID. XXXVI Coloquios Históricos de Extremadura. Tomos I y II. Celebrados en Trujillo del 24 al 30 de septiembre de 2007. Dedicados a la figura de Inés de Suárez en el V Centenario de su nacimiento. Badajoz, 2008, Asociación Coloquios Históricos de Extremadura, 842 págs ambos tomos, 15,5 X 21,5 cms. IBID. Memoria Histórica de Plasencia y Comarcas 2007. Plasencia, 2008. Universidad Popular de Plasencia. Gráficas Rozalén, 174 págs. 16,5 X 23,5 cms. IBID. Memoria Histórica de Plasencia y Comarcas 2008. Plasencia, 2009. Universidad Popular de Plasencia. Gráficas Rozalén, 205 págs. 16,5 X 23,5 cms. IBID. XXXVII Coloquios Históricos de Extremadura. Tomos I y II. Celebrados en Trujillo del 22 al 28 de septiembre de 2008. Dedicados a la Guerra de la Independencia en Extremadura. Badajoz, 2009, Asociación Coloquios Históricos de Extremadura, 884 págs. ambos tomos, 15,5 X 21,5 cms. IBID. El Instituto “Gabriel y Galán” de Plasencia. Setenta y cinco años de historia: 1933-2008. Jaraiz de la Vera, 2009. Gráficas Romero, 245 págs., 17 X 24 cms.

26  ANÓNIMO. Recetas de nuestra gente. Plasencia, 2005. Cooperativa Sediaco, 95 págs., 14 X 22 cms. BECERRO DE BENGOA, RICARDO. Ensayo para una Teoría de Extremadura. Cáceres, 19592, 22 págs., 13 X 18 cms. CAJA DE EXTREMADURA. Referencias a Extremadura del maestro Correas y del médico Sorapán. Plasencia, 2001. Obra Social y Cultural de Caja de Extremadura. Imprenta La Victoria, 60 págs., 15,5 X 21,5 cms. DIOS, JUAN DE. La borrachera y el juego, por el poeta Juan de Dios. Plasencia, 1883. Imprenta de El Extremeño, 17 págs., 10 X 15 cms. H. de X. Gran fiesta taurino campestre. Romance liso y llano donde se narran las sorprenden- tes hazañas por las que se ha decidido hacer célebres a varios honrados vecinos de la villa, de quienes no se suponía que tuviesen tanta sangre torera. Plasencia, 1944. Talleres tipográficos “La Victoria”, 11 págs., 12 X 19 cms.

27  HERRERO HERRERO, TEODORO. Olga. 2006. Cambridge BrickHouse Books, Colección Abalorios.  MININGER, KRISTOFFER y LUCIO CARRASCO, LOLA. Caras de Plasencia. Faces of Plasencia. Plasencia, 2007. Ayuntamiento de Plasencia y Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura. Edita: Acuarex. Producción Gráfica y Diseño: e.comdiseño, 80págs., 21 X 21 cms. PÉREZ GONZÁLEZ, BEATRIZ. Estraperlo en Cádiz. La estrategia social. Cádiz, 2004. Quorum Editores, 248 págs., 15 X 24 cms. PULIDO RUBIO, ABUNDIO. Memoria de costumbres y tradiciones perdidas en Montehermoso. Plasencia, 2007. Ayuntamiento de Montehermoso. Gráficas Sandoval, 248 págs., 16,5 X 24 cms. RISCAMONTE EL EXTREMEÑO (¿MELITÓN DELGADO?). Almanaque de las lilailas para el año de 1886. Plasencia, 1886. Imprenta de El Cantón Extremeño, 78 págs., 10,5 X 16 cms. VARIOS AUTORES. Recuerdos cariñosos a Juan Sánchez Ocaña y Clavijo de sus amigos en las cenas de los días de San Juan y San Pedro. Plasencia, 1879. Est. Tip. De Evaristo Pinto Sánchez, 38 págs., 11,5 X 17,5 cms.

28   BLANCO HERNANDO, QUILIANO. Nosotros. Primer libro de lectura corriente. Plasencia, 1964. Editorial Sánchez Rodrigo, S. A., 156 págs., 14 X 20 cms. DÍEZ Y OLIVARES, JOSÉ MARÍA. Compendio de Gramática castellana para uso de los niños de las escuelas y colegios. Dispuesto bajo un nuevo método por José Mª Díez Olivares, Maestro de la Escuela Pública de Primera Enseñanza Superior de Plasencia. Segunda Parte. Plasencia, 1875. Imprenta y Litografía de Pinto Sánchez, 31 págs., 11 X 16,5 cms. PÉREZ DE TOCINO, NICOLÁS VICENTE. Lecciones de gramática latina. Dispuestas para aprovechamiento de sus hijos. Plasencia, 1841. Imprenta de Manuel Ramos, 128 págs., 14,5 X 20,5 cms. RIESCO ROCHE, SERGIO. Extremadura. Historia. Bachillerato Segundo Curso. Materia Común. Barcelona, 2006. Vicens Vives. 78 págs., 23 X 29 cms.

29  VARIOS AUTORES. Jornadas de Renovación Logopédica “Ciudad de Plasencia”. Organización, ponencias, trabajos, conclusiones y propuestas. Plasencia, 1991. Imprenta La Victoria, 500 págs., 20,5 X 29,5 cms. IBID. Nuevas herramientas para nuevas situaciones de aprendizaje. El uso del ordenador en el aula. Navalmoral de la Mata, 2006. Centro de Profesores y Recursos de Plasencia. Consejería de Educación de la Junta de Extremadura, 238 págs., 21 X 28 cms. IBID. Cuaderno didáctico de la exposición Plasencia contemporánea. Hombres y mujeres que han hecho ciudad, 1810-1935. Jaraiz de la Vera, 2007. Consejería de Educación de la Junta de Extremadura. Gráficas Romero, 16 págs., 17 X 24 cms. IBID. IV Jornadas Regionales de Implantación y Desarrollo de la LOE: Competencias Básicas y Convivencia. Intervención Psicopedagógica en Educación Infantil y Primaria. Badajoz, 2009. Consejería de Educación de la Junta de Extremadura, 300 págs., 21 X 29,5 cms.

30  VÁZQUEZ CALVO, JUAN CARLOS. Historia de la Educación Pública de Extremadura en el Antiguo Régimen (Siglos XVI, XVII y XVIII). Mérida, 2004. Consejería de Educación, Ciencia y Tecnología de la Junta de Extremadura, 642 págs., 17 X 24 cms.

31  CAJA DE AHORROS DE EXTREMADURA. XXVII Salón de Otoño de Plasencia 2005. Obra Social de Caja de Extremadura. Imprenta Romero, 44 págs., 21 X 25 cms. CASTRO FLÓREZ, FERNANDO. Fight Club. Consideraciones en torno al arte contemporáneo. Pontevedra, 2004. Diputación Provincial de Pontevedra, 237 págs., 13,5 X 18,5 cms. DÍEZ GONZÁLEZ, MARÍA DEL CARMEN. Arquitectura de los conventos franciscanos observantes en la provincia de Cáceres (siglos UXI-XVII). Cáceres, 2003. Colegio Oficial de Arquitectos de Extremadura, Uex y Caja de Extremadura, 443 págs., 22 X 31 cms. ESCUELA DE ARTE RODRIGO ALEMÁN. Danzar- te. 27 de abril-13 de mayo de 2005. Hervás, 2005. Centro Cultural Santa María de Plasencia, 16 págs., 16 X 22 cms. RAMOS RUBIO, JOSÉ ANTONIO. Inventario de pintura medieval en la diócesis de Plasencia. Jaraiz de la Vera, 2009. Institución Cultural “El Brocense”. Gráficas Romero, 137 págs., 17 X 24 cms. CANO MONTERO, JESÚS VICENTE. Las catedrales de Plasencia. Su arquitectura, sus retablos, su sillería de Coro y otros elementos. 2009. Centro de Iniciativas y Turismo de la Comarca de Plasencia, y Junta de Extremadura. Consejería de Cultura y Turismo, 210 págs., 17 X 24 cms. VARIOS AUTORES. La última restauración o el esplendor interior. Plasencia, 2009. Cabildo Catedralicio. RAMOS SÁNCHEZ, MIGUEL ÁNGEL. El tratado de la pintura. Leonardo Da Vinci. Arganda del Rey (Madrid), 2004. EDIMAT. Clásicos de la Literatura. 258 págs., 19 X 23 cms

32  CANO MONTERO, JESÚS VICENTE. Inés Suárez. Una placentina en Chile. Cáceres, 2006. Ayuntamiento de Plasencia, 256 págs., 15 X 21 cms. IBID. Vida y leyenda del Coronel Cristóbal Villalva. Cáceres, 2007. Centro de Iniciativas y Turismo de Plasencia, 80 págs.,15 X 21 cms. AYALA VICENTE, FERNANDO. Espronceda, un diputado extremeño en el Congreso. 2008. Asamblea de Extremadura. BLANCO FERNÁNDEZ, JOSÉ LUÍS. El hambre y la fe. El camino de una vida. Relato biográfico de la vida de Bartolomé Gil Santacruz. Badajoz, 2007. Tenagil, S. A., 290 págs. 17 X 24,5 cms.

33  DUQUE SÁNCHEZ, FELIPE. Raíces castellanas. María Briz o una vida solidaria. Salamanca, 1987.  Gráficas  Ortega  S.  A.,  91  págs.,  12  X  18,5  cms.  JIMÉNEZ  DE  GREGORIO, FERNANDO. Mis años placentinos: (noviembre de 1933-junio de 1936). Madrid, 2006. Instituto de Estudios Históricos del Sur de Madrid “Jiménez de Gregorio”, 73 págs., 13 X 21 cms. MAGDALENO FUENTES, TEÓFILO. Las dos Españas. En memoria de Carpo. Una vida, un hombre, un ideal. Plasencia, 2007. Plasencia Diseño Gráfico S. L., 308 págs., 17.,5 X 25 cms. SALVADOR PLANS, ANTONIO, y VALVERDE, ÁLVARO. Gabriel y Galán, época y obra. Mérida, 2006. Editorial Regional de Extremadura. Colección Estudios, 313 págs., 17 X 23,5 cms.

34  CASINO DE PLASENCIA. Reglamento General del Casino de Plasencia. Aprobado en Junta de Socios en 28 de enero de 1878. Plasencia, 1878. Imprenta a cargo de de Manuel Ríos de Lara, 8 págs., 13 X 17 cms. CASINO DE LA UNIÓN DE PLASENCIA. Reglamento General del Casino de la Unión de Plasencia. Aprobado en Junta General de Socios en 8 de Noviembre de 1883. Plasencia, 1884. Imprenta de E. Pinto Sánchez, 15 págs., 12,5 X 17,5 cms. AYUNTAMIENTO DE PLASENCIA. Comunidades de Propietarios. Ley de Propiedad Horizontal. Plasencia, 2003, Oficina de Información al Consumidor. Plasencia. Diseño Gráfico, S. L., 40 págs., 13 X 22 cms. CAJA DE AHORROS Y MONTE DE PIEDAD DE PLASENCIA. Estatutos. Plasencia, 1978. Editorial Sánchez Rodrigo, S. A. (calle Santa Claro, 6 y 8), 42 págs., 13,5 X 19,5 cms.

35   COLEGIO NACIONAL “SANTIAGO RAMÓN Y CAJAL” DE PLASENCIA. Estatutos o Reglamento de la Asociación de Padres de Familia de los alumnos de este Centro. Año de 1968. Plasencia, 1971, 16 págs., 11 X 15,5 cms. ROSA, MANUEL DE y GUTIÉRREZ, RICARDO. Reglamento para el Colegio de Segunda Enseñanza de la Inmaculada Concepción de Plasencia, bajo el patrocinio del Muy Noble y Muy Leal Ayuntamiento. Plasencia, 1881. Imprenta El Extremeño, págs., 13 X 18 cms. SOCIEDAD LA INDUSTRIA AGRÍCOLA DE PLASENCIA. Reglamento de la Sociedad titulada la Industria Agrícola Plasencia, Provincia de Cáceres. Plasencia, 1895. Imprenta de Generoso Montero, 12 págs., 16 X 22 cms.

36   CASTRO GARCÍA, JESÚS DE, y BLANCO CLEMENTE, INMACULADA. Lugares  de interés geoambiental de la provincia de Cáceres. Catálogo fotográfico práctico. Plasencia, 2009. Gráficas Rozalén, 122 págs., 21 X 30 cms. UGÍA Y SÁNCHEZ, AMADOR. Apuntes de Geografía Física. Plasencia, 1878. Imprenta de Ramos y León, 36 págs., 12 X 17,5 cms.

37  AYUNTAMIENTO DE PLASENCIA. Valcorchero y sus fuentes. Rutas del agua. Concejalía de  Caminos  del  Excmo. Ayuntamiento  de  Plasencia, 36  págs.,    10.5 X  16  cms. BARETTI, GIUSEPPE. Un viaje por Extremadura con Giuseppe Baretti (De “Viaje de Londres a Génova a través de Inglaterra, Portugal, España y Francia (1760)”. Plasencia, 2010. Obra Social de Caja de Extremadura. Imprenta La Victoria, 60 págs., 15,5 X 21,5 cms. RODRÍGUEZ CAMPOMANES, PEDRO. Viaje a Extremadura con Pedro Rodríguez Campomanes. Plasencia, 2011. Obra Social de Caja de Extremadura. Imprenta La Victoria, 70 págs., 15,5 X 21,5 cms.

38   SÁNCHEZ CALLE, ESTHER, y FELIPE IÑIGO, JUAN ISIDRO. Guía-Inventario  del Legado Miguel Sánchez-Ocaña. Plasencia, 2007. Ayuntamiento de Plasencia, 166 págs., 15 X 21 cms. CANO MONTERO, JESÚS VICENTE. Ruta de las iglesias y ermitas placentinas. Cáceres, 2006. Excmo. Ayuntamiento de Plasencia, 80 págs., 15 X 21, 5 cms.

39  ANÓNIMO. Templo Cofrade Santo Domingo. Plasencia, 2007. Ayuntamiento de Plasencia, 20 págs., 22 X 15 cms. MARTÍN MARTÍN, ALFREDO. Automóviles de la Europa del Este. 2008. Autoedición. VARIOS AUTORES. Guía Induplas. Selección Profesional 2007. Jaraiz de la Vera, 2007. A.C.P. Publicidad, S. L. Gráficas Romero, 36 págs., 10 X 21 cms.

40  VEGA VEGA, JOSÉ ANTONIO. Sociedades profesionales de capital. Pamplona, 2009. Edito- rial Aranzadi, 534 págs., 17 X 24 cms. IBID. Contrato de permuta comercial (Barter). Madrid, 2011, 464 págs., 17 X 24 cms.

41  PINTO SÁNCHEZ, EVARISTO. Petición fiscal, defensa y sentencia en la causa incoada por denuncia del Ministerio Fiscal de 12 de octubre de 1880 contra El Extremeño, por supuestas injurias a los ministros de la Corona. Plasencia, 1881. Imprenta El Extremeño, 28 págs., 14,5 X 20,5 cms. VILLANUEVA MORENO, JOSÉ. Contestación a las ofensivas apreciaciones que hiciera el llamado periódico La Defensa de la Verdad en su número 9 correspondiente al 12 de enero de 1890, al reseñar parcial y arbitrariamente lo ocurrido en cierto juicio oral. Plasencia, 1890. Imprenta de Felipe Ramos, 19 págs., 14 X 20 cms.

42   LEÓN Y GARCÍA, FELIPE DE. La insurrección en Cuba. Su origen primordial, su estado presente y sus consecuencias para el porvenir. Plasencia, 1874. Imprenta de Pinto Sánchez, 32 págs., 14,5 X 20,5 cms. MATÍAS SÁNCHEZ, MATÍAS DE. Contestación al folleto publicado por Don Antonio Solís contra el Ayuntamiento de Galisteo. Plasencia, 1886. Imprenta de Ramos y León (calle Zapatería, 42), 16 págs., 13,5 X 18 cms. PÉREZ Y COLOM, JUAN. Fragmentos políticos-literarios / por el joven Juan Pérez y Colom, bajo responsabilidad de su padre J. Pérez de Sanabria. Plasencia, 1882. Imprenta de El Extremeño, 16 págs., 10,5 X 15,5 cms.

43  PECELLÍN LANCHARRO, MANUEL. Bibliografía extremeña, 2004-2005. 2006. Indugrafic Editorial, 667 págs. SÁNCHEZ DE LA CALLE, JOSÉ ANTONIO. Una bibliografía placentina. Fichas, resúmenes y catalogación de obras relacionadas con la ciudad del Jerte. Tomo II. Artículo. Jaraiz de la Vera, 2008. Gráficas Romero, 846 págs., 17 X 24 cms.

44  MARTÍN SÁNCHEZ, ALEJANDRO. Aplicaciones de las funciones elípticas a los osciladores alineales. Resumen de Tesis Doctoral. Badajoz, 1983. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Extremadura, 31 págs., 15,5 X 21,5 cms. VARIOS AUTORES. UNED Plasencia. Revista de Investigación Universitaria, número 6. Diciembre 2005. Plasencia, 2005. Plasencia, Diseño Gráfico, S. L. 189 págs., 16 X 22 cms.

45   PENCO MARTÍN, ANTONIO DANIEL. La Salud Pública en el Antiguo Régimen. Mérida, 2007.  Editora  Regional  de  Extremadura.  Colección  Coediciones,  245  págs.,  17  X  24  cms. RODRÍGUEZ SOLANO, CRISTÓBAL. Manual del enfermo bañista en el establecimiento de aguas minerales medicinales de Baños en la provincia de Cáceres. Plasencia, 1838. Imprenta de Manuel Ramos, 30 págs., 11,5 X 16 cms.

46   AFUERA, ÁNGELES y HERNÁNDEZ DE ARRIBA, JOSÉ LUÍS. SER. Días de  Nuestra Radio. 25 Años Ser Plasencia. Sociedad Española de Radiodifusión, 2008, 90 págs., 15,5 X 20 cms. RAMOS BERROCOSO, JUAN MANUEL. Introducción, notas y apéndices al inventario de los Libros de Informaciones de Limpieza de míseros, mozos y capellanes de coro en el Archivo de la Catedral de Plasencia. Plasencia, 2009. Imprenta Sapar, 158 págs., 17 X 23 cms.

Oct 012011
 

José María González Ochoa.

 Muy brevemente daré algunas pinceladas biográficas de Francisco de Orellana, y centraré mi intervención en las consecuencias que se derivaron de su principal acción, el viaje y descubrimiento del Amazonas realizado entre marzo de 1541 y agosto de 1542, y en el siguiente intento colonizador fracasado de 1546.

Nacido en Trujillo (Cáceres) en 1511, el encuentro de su biografía con la historia debió comenzar hacia 1527, cuando Orellana, con poco más de 16 años, estaba ya en Nicaragua. Al año siguiente forma parte de la hueste de Pedro Alvarado, y está documentada su participación en algún viaje por mar, entre la costa panameña y México, para buscar un paso entre los dos océanos.

Al tener noticias de la caída del imperio inca, se traslada a Perú para reforzar la hueste de sus parientes y convecinos, pues era primo de los hermanos de Francisco Pizarro. Estuvo en la conquista y fundación de Puente Viejo, en marzo de 1535, mas en la batalla con los indios manabíes una flecha le atravesó el rostro y le dejó tuerto de por vida.

Durante la sublevación de Manco Inca Yupanqui, abandonó su retiro de colono en Puente Viejo y organizó una pequeña mesnada para socorrer a sus compañeros.

Posteriormente se vio envuelto en las guerras entre pizarristas y almagristas, tomando parte por el bando de sus familiares. Tras la muerte de Diego de Almagro, y el posterior reparto de tierras entre los capitanes fieles, Francisco Pizarro otorgó a Orellana un rico repartimiento en la región de Culata, (actual Ecuador), con el encargó de fundar una villa estable junto a la desembocadura del río Guayas. En 1538 el trujillano levantó de las ruinas la ciudad de Santiago de Guayaquil, dos veces destruida por los indios.

Dos años después, harto de los calores húmedos y de los aguaceros torrenciales, aburrido de la vida inactiva y laxa, vio en la expedición que organizaba el gobernador Gonzalo Pizarro en busca del País de la Canela la oportunidad de su vida para descubrir y obtener mayor gloria, que la otorgada hasta entonces por un enorme fundo y el gobierno de una ciudad. Comenzaba aquí su fascinante viaje que le llevaría a ser el primer hombre el descender el río Amazonas y regresar a Europa con intención de colonizar aquel inmenso territorio.

Quizá lo más impactante de aquel recorrido iniciado en Quito y acabado en el océano, fue su excepcional carácter de aventura épica. A pesar de los medios técnicos que hoy contamos, su peripecia sigue siendo fascinante y hermosa.

Y el aspecto más fundamental de la hazaña del trujillano es que supuso la configuración definitiva del continente sudamericano, el comienzo del proceso de mestizaje que hoy es la Amazonía y la creación de un espacio de dimensiones míticas unido siempre a la dualidad infierno-paraíso.

1. EL AMAZONAS EN EL PROCESO DE MUNDIALIZACIÓN

1.1.  Donde la ventura lo guiase”

Francisco de Orellana realiza, sin duda alguna, de una de las más formidables peripecias de las muchas vividas por los exploradores y conquistadores europeos durante el descubrimiento y colonización de América. Una proeza colosal. Como dijo el escritor austriaco Stefan Zweig, quien de pequeño soñaba al oír el nombre de Orellana, “el descenso del Amazonas fue la aventura más memorable” que jamás escuchó.

Nadie puede negar hoy que el trayecto fluvial de Orellana es un viaje prodigioso al filo de lo imposible, un recorrido de resonancias homéricas, adentrado más en el terreno de los mitos que en el de las realidades, que casi resulta imposible de  creer que se hiciese con aquellos medios.

Desde que salió de Guayaquil a finales de febrero de 1541 hasta que finalmente alcanzó el Atlántico navegando por la parte norte de la isla grande de Marajó, el 24 de agosto de 1542, habían transcurrido 18 meses, año y medio de penalidades para completar el trayecto fluvial más largo, peligroso y desconocido del mundo. Con su regreso a Europa y su voluntad de volver al río, situaba en el Mundo una región deslumbrante  y cautivadora

Francisco Orellana es, casi con toda probabilidad el primer hombre, que recorre esa “monstruosidad geográfica”, en palabras de Ricardo José Batista Nogueira1. El pionero que navega miles de kilómetros por sus aguas y marca el camino de lo que hoy es una arteria fluvial por la que circulan miles y miles de personas y mercancías, pone en contacto a diversos países entre sí y da salida a sus productos hacia América y Europa. Es el arquitecto involuntario de la unidad geográfica del subcontinente sudamericano.

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Mapa nº 1 Itinerario de la Expedición de Orellana

1.2.  Hito geográfico

Otra cuestión clave que se deriva de la expedición de Orellana es el conocimiento de un nuevo mundo y un nuevo hábitat hasta entonces desconocido. Si como cuenta una leyenda indígena, el proceso de creación de la Amazonía quedó en un simple esbozo por el cual los dioses dejaron a los hombres su culminación y perfeccionamiento, fueron los indígenas americanos que se adentraron en su espesura salvaje los primeros en cincelar aquel territorio inacabado. Estos pueblos nativos, durante milenios crearon ciudades, aldeas y asentamientos más o menos diseminados, y escasamente comunicados entre sí, a lo largo de las riberas de los ríos que forman la extensa red hidrográfica amazónica. Pero du- rante miles y miles de años vivieron aislados, sin que el resto de la humanidad tuviera  conocimiento  de  ellos. Ni  siquiera  sus  vecinos continentales sabían nada. Los incas tuvieron escaso contacto con los habitantes de las llamadas cejas de selva –territorios intermedios entre los andes y la floresta amazónica-, pero se internaron muy poco en la jungla.

Si el descubrimiento del Amazonas no puede limitarse a una fecha concreta, obviando toda su historia anterior, no es menos cierto que a partir del 1542, Orellana con su travesía fluvial y regreso a España “pondrá en el mapa del mundo” el río, e insertará en la historia de la humanidad a sus pueblos, al tiem- po que despertará el interés por su conocimiento y exploración entre los europeos.

Por primera vez a nivel mundial se tiene noticia de la existencia del mayor y más caudaloso río del Planeta y la más extensa y grandiosa diversidad selvática. Nada hasta entonces, ni hasta hoy, podía ser comparado con ese territorio. Por tanto, nadie puede dudar de que el descubrimiento del Amazonas es uno de los hitos geográficos más importantes que durante la primera mitad del siglo XVI van a conformar la imagen de un mundo global.

El viaje de Colón en 1492 descubre un nuevo continente, Balboa en 1513 abre un nuevo océano, Magallanes y Elcano encuentran el paso Este –Oeste entre el Atlántico y el Pacífico, lo que permite comunicar todas las partes del mundo por mar y hacen irrefutable la esfericidad de la Tierra, además confirman la continuidad continental americana hasta latitudes muy meridionales. Orellana descubre el mayor río y la mayor cuenca hidrográfica del mundo, casi 7 millones de kilómetros cuadrados, que a su vez sustenta la mayor extensión de masa forestal y la selva tropical del Planeta. Lo relevante no es el descubrimiento, millones de nativos sabían de su existencia, desde miles de años era el hábitat de numerosos pueblos, la relevancia del hecho de Orellana es su difusión y puesta en relación con el resto del mundo. Es el inicio de su proceso de imbricación con el resto de la humanidad, lo que no había sucedido antes.

Geográficamente es de una relevancia excepcional. Pensemos que todavía no se ha delimitado el contorno del continente, no se tiene conciencia clara de sus medidas. El viaje de Orellana servirá para dar una nueva dimensión al territorio suramericano, ensanchándolo en miles de kilómetros en su parte norte.

A partir de Orellana, el río Amazonas se sitúa en los mapas en su totalidad y su inclusión dibuja un perfil nuevo al continente. Quizá por todo ello el río debería haber quedado inmortalizado como Río de Orellana, pero si un cartógrafo le robó el nombre del continente a su descubridor, unas mujeres guerreras que jamás existieron pudieron más que el hacedor real de una epopeya.

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Mapa nº 2 Planisferio de Cantino, realizado en Portugal en 1502.

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Mapa nº 3 Mapamundi de Battista Agnese (1542)

Estos dos mapas muestran el subcontinente americano sin delimitar en sus fronteras y sin la presencia en toda su magnitud del río Amazonas. En el mapa de Gañese, fechado en el mismo año el que Orellana realizaba su recorrido, apenas se muestra la desembocadura y un curso de agua muy corto.

1.3.  Difusión de la noticia

Rápidamente el acontecimiento se difunde por toda América, Asia y Europa. Se daba a conocer al mundo un territorio fascinante, lleno de riquezas, muchas de ellas insospechadas hasta finales del siglo XIX.

Inicialmente la repercusión de la gesta del trujillano fue mayor en América. Apenas llegan los expedicionarios a Cobagua, comenzaron a difundirse los relatos de los supervivientes, alcanzando una mayor repercusión tras su estancia en la isla de La Española. Desde ambas islas la noticia del recorrido fluvial y de la existencia de las Amazonas y de una selva llena de riquezas irá difundiéndose por toda la América hispana.

El gran cronista Fernández de Oviedo, se hallaba en Puerto Rico, y se entrevistó con Orellana y con algunos otros supervivientes antes de que estos regresasen a España. También conocerá el texto escrito por Carvajal, aunque no se vea personalmente con él. La aventura le fascinó y dejó escrito que la navegación por el río fue “una de las mayores cosas que han acaecido a los hombres”2

Y antes de que Francisco de Orellana se entrevistase con el emperador Carlos I, en los círculos intelectuales y eclesiásticos europeos ya circulaban referencias del viaje. Fernández de Oviedo, en una carta fechada el 22 de enero de 1543 da cuenta de la expedición al cardenal Pietro Bembo, uno de los cardenales más influyentes en Roma y uno de los más destacados intelectuales ren centistas3. Esta carta nos da la medida de la importancia que se dio al descubrimiento y proeza de Orellana, por su inmediatez, magnitud de la difusión y relevancia del autor y del destinatario. Pietro Bembo no era cualquiera en la Europa católica del siglo XVI, y Fernández Oviedo era, sin duda, el cronista mejor informado y más influyente en los asuntos indianos.

El mismo Fernández de Oviedo incluirá el relato de Carvajal en su magna obra Historia General y Natural de las Indias.

Aspecto que conviene recordar es que el texto de Carvajal nos ha llegado a través de dos copias, una de las cuales se conserva en la Biblioteca de la Real Academia de la Historia, como parte del legado de la Colección de Juan Bautista Muñoz. La otra copia, original del siglo XVI, perteneció al Duque de T´Serclaes de Tilly, y hoy se puede consultar en la Biblioteca Nacional de Madrid. La importancia radica en que hubiese diversas copias circulando por Europa sin que el manuscrito original se hubiese publicado.

Por su parte el propio Pedro Cieza de León, quizá el más refutado cronista de la conquista peruana, también relató el viaje de Orellana en su libro La Guerra de Chupas, libro segundo de su extenso relato Crónica del Perú. Incluso Toribio de Ortigueira, el relator de la expedición de Ursúa y Aguirre incluyó en su obra Jornada del río Marañón (1586) el relato de la primera expedición del trujillano.

Así pues, como reguero de pólvora se extendió por toda Europa y América la noticia del hallazgo de un río inmenso y fabuloso. Y las grandes potencias comenzaron los preparativos para su dominio.

En Portugal , el rey Joao III tuvo noticias directas del descenso del Amazonas por el mismísimo Orellana, ya que en su retorno a España atracó en Lisboa donde fue retenido veinte días, durante los cuales los agentes del rey luso intentaron convencerlo para que dirigiera una expedición portuguesa de conquista y colonización a las tierras que acababa de descubrir. A pesar de la negativa de Orellana los portugueses iniciaron los preparativos para armar una flotilla hacia el Amazonas. El rey luso compró los servicios de uno de les compañeros de Orellana para que le facilitase información y acompañara a sus barcos. Incluso, el español Diego Núñez de Quesada, un rico mercader que en aquellos años residía en Lisboa financiará parte de dicha expedición. Núñez de Quesada había hecho fortuna con diversos negocios en Indias, había regresado del Caribe con una buena fortuna, así que el dinero generado en América servirá para continuar la exploración y colonización de las mismas.

Francisco I de Francia, enemigo acérrimo del emperador español, al tener noticias de la empresa amazónica, secretamente inició los preparativos de una escuadra con el fin de adelantarse a españoles y portugueses.

Holandeses e ingleses también comenzaron a urdir planes que darían sus frutos unas décadas más tarde.

La llegada de la noticia a Portugal significó también que el Amazonas comenzaba a ser conocido en los principales puertos africanos y asiáticos. Los navegantes lusos contarán las fabulosas historias del País de la Canela y del Río de las Amazonas a lo largo de sus rutas habituales por el Atlántico africano, el Índico y el Pacífico. Así al poco tiempo del regreso de los nautas amazónicos, en las ciudades y factorías esclavistas y de Guinea, Sâo Tomé, Cabo Verde, Luanda y Benín, o en los puertos orientales de Goa, y las Malucas o en las incipientes misiones cristianas de Japón,  ya se habla de un río infinito, poblado por mujeres fantásticas y escondido en la espesura de un bosque denso y lleno de tesoros.

1.4.  Tierra de frontera, tierra mestiza

Orellana abre también el proceso de mestizaje e hibridación social y cultural del Amazonas, con todas sus consecuencias positivas y negativas.

La presencia de los europeos, en su parte más terrible significará la desaparición de sus orillas de numerosos pueblos y sociedades. Algunos huyeron a regiones del interior más inaccesible, otros muchos perecieron por el embate microbiano de los europeos, ya que siglos de aislamiento dejaron indefensos sus organismos ante los virus y bacterias que portaban los nuevos visitantes.

En la parte más positiva destaquemos el inicio del mestizaje social que hoy caracteriza a la sociedad brasileña, como los caboclos que pueblan las orillas del río y la población multicolor de las ciudades amazónicas. Podemos decir que la Amazonía, desde 1542, se une a la historia planetaria de la humanidad.

Entre los 60 expedicionarios de 1541-42 había castellanos, andaluces, vascos, extremeños, portugueses y dos esclavos negros. En el viaje colonizador de 1545 hubo ya una gran diversidad europea: portugueses, ingleses, alemanes, flamencos, italianos y también varios hombres de color algunos embarcados en España, otros en Guinea.

El factor encargado de recaudar fondos para el segundo viaje es un italiano, Viçencio de Monte, al que se le promete la alcaldía de la primera ciudad que se funde en el Amazonas. De Monte logró arrancar algunos miles de maravedíes a varios banqueros genoveses para pertrechar las naves.

Los pilotos de las embarcaciones son portugueses, así el piloto mayor es Gil Gómez, buen conocedor de las rutas africanas, responsable de llevar los navíos hasta Cabo Verde y de allí a la costa brasileira, como hacían todos los barcos de la Corona lusa. De la estancia en Cabo Verde, Orellana saldrá con un navío menos y ciento cuarenta hombres muertos o desertores, pero también con unos cuantos esclavos negros que se quedaran en tierras brasileñas.

El maestre de la nave capitana era de Ragusa, la actual Dubrovnik (Croacia), y el maestre de campo, un genovés.

Aunque aún tardarán algunos años, la presencia de Orellana trae la voluntad de la fundación de ciudades, algo inherente a la colonización española. El intento colonizador de Orellana en 1545-6 demuestra que, él entiende la Amazonía como un todo y como un camino, una vía fluvial de comunicación global para unir el subcontinente de Este a Oeste, para comunicar los dos océanos, y para unir América y España. Él soñaba con ver el río como hoy, repleto de barcos que comercian, que transportan personas y mercancías que sirve de salida de productos americanos hacia el resto del mundo, y de entrada de productos extranjeros. Y pensaba, como señala el propio Carvajal en su crónica, que se podían talar algunas zonas de aquella región para dedicarlas al la cría de ganado y a la siembra de cereales.4

Con Orellana llega el cristianismo. Los dos religiosos de la expedición, el cronista dominico Gaspar de Carvajal y el mercedario Gonzalo de la Vera, celebran por primera vez en tierras amazónicas, misas, rezos y sacramentos católicos. Las fiestas religiosas marcaron el ritmo de las jornadas de los españoles en medio de la selva, y los dos sacerdotes realizaron tímidos intentos evangelizadores en algunas aldeas, especialmente en los tiempos significativos de Semana Santa y Navidad En el segundo viaje a Orellana le acompañan varios religiosos. Es el tímido inicio de la evangelización. La religión europea, su cosmogonía y sistema de valores irán introduciéndose en la Amazonía a la par que la colonización. El catolicismo irá calando progresivamente, al tiempo que se mezcla con ritos ancestrales y creencias africanas, dando lugar al actual sincretismo religioso definitorio de muchas regiones americanas.

Como todos los años en la procesión del Círio de Virgem de Nazaré, en la ciudad amazónica de Belém do Pará, la Virgen y todo el cristianismo llegó en un barco por el río.

El catedrático de Oxford Felipe Fernández–Armesto dice que cuando los españoles funden el escaso metal que llevan consigo para hacer clavos con los que construir los bergantines, supone la llegada de la Edad del Hierro al Amazonas5. Y como una premonición en la que enlazaría la Edad de Hierro con la industrialización del siglo XIX, los expedicionarios hispanos fueron los primeros occidentales en aprovecharse de líquido del hevea, esa sustancia pegajosa que los indios extraían haciendo una hendidura en la corteza de ciertos árboles, y que sirvió para  impermeabilizar las maderas de los bergantines.

Con Orellana llega al interior de la selva el Derecho Romano y la burocracia europea, sobre todo la castellana. La escena en la que ante el escribano de la expedición Orellana deja constancia de la imposibilidad de volver para no ser declarado traidor ni ladrón, ya que lleva objetos pertenecientes a los soldados que se habían quedado esperándole junto a Gonzalo Pizarro, es sintomática de la mentalidad de los europeos. En mitad de la espesura vegetal más extensa del mundo, perdidos en un río infinito y desconocido en lo más profundo y remoto del Planeta, sin ninguna autoridad española en miles de kilómetros a la redonda, oficializan por escrito un acto que es de pura supervivencia. El derecho de Roma y la burocracia de Castilla vagaban ya por la amazonía.

Aunque la colonización de vasto territorio amazónico será un largo proceso de varios siglos, tras la expedición de Orellana se multiplicaran los contactos entre los europeos y los habitantes de las regiones de selva más cercanas a los Andes y a la costa atlántica. Vaca de Castro, una vez pacificado  el Perú enviará varias expediciones hacia el interior de la selva peruana y boliviana en busca de minas de oro, lo mismo ocurrirá con otras entradas desde el norte por los valles en descenso desde Quito. Por su parte, españoles, portugueses y holandeses se adentrarán desde las proximidades del delta amazónico.

La región se va a convertir también en zona de frontera, de contactos siempre alejados de lo establecido y de la ley: un territorio mestizo por antonomasia. Hacia el interior de la selva, en sus alejadas misiones, pequeñas poblaciones y aldeas nativas, entre los primeros puestos militares y pantalanes comenzará a deambular y establecerse mercaderes, contrabandistas, negreros, cazadores de esclavos, misioneros, expedicionarios, negros cimarrones, mestizos abandonados, españoles de orilla… todo tipo  que se sintiese fuera de la ley o en los márgenes coloniales.

El mismo nombre o nombres del Amazonas son una muestra de este proceso de mestizaje y globalización. Desde su descubrimiento el río recibió los siguientes nombres:

–   Vicente Yañez Pinzón cuando descubre su desembocadura en 1500 lo bautiza como Santa María de la Mar Dulce. A partir de entonces se le nombrará como río Grande de la Mar Dulce o río de la Mar Dulce.

–   En algunos documentos a partir de 1513 es citado como o Marañón o río de los Marañones, y aquí ya se comienza a confundir lo europeo y lo nativo. Existen varias versiones del origen del nombre. Una lo vincula con el primer navegante que avistó su desembocadura, un tal capitán Marañón, al decir de los cronistas Agustín de Zárate y Juan Castellanos. La otra versión indica que Marañón es una voz indígena que fue escuchada por los navegantes españoles que visitaron el delta del río en las primeras exploraciones.

–   Inicialmente el propio Orellana bautiza al río como San Francisco de Quito, pero tras la expedición en 1542, en diversos documentos oficiales se le cita como río de Orellana, aunque también se le seguirá llamando Marañón. Sin embargo, y gracias al texto del fraile Carvajal, la acepción que permanecerá será la del Río de las Amazonas, vinculando para siempre la zona con la mitología griega. Los relatos de los nativos y la supuesta experiencia de guerra contra mujeres guerreras, que cuenta Carvajal serán el relato definitivo6. Las Amazonas clásicas eran guerreras que habitaban un reino de mujeres que descendían del dios de la guerra Ares y de la ninfa Harmonía ubicado en el Cáucaso, en Tracia o a las orillas del Danubio. La nación era gobernada sin intervención de ningún hombre, a quienes se les tenían sólo como criados o siervos. Cegaban y amputaban a sus varones al nacer, según unos, o los mataban y procreaban con extranjeros según otros. A las niñas les cortaban un seno para poder disparar mejor con el arco y la lanza (de ahí que amazonas significa «las que no tienen seno»).

En la actualidad el río recibe diversos nombres a lo largo de su curso que muestran este mestizaje de lenguas y orígenes: Lloqueta, Apurímac, Ene, Tambo, Ucayali, Marañón, Guení, Parauaço dos Tupis, Solimões y Amazonas.

En definitiva con la llegada de los europeos, con su sistema de valores y su religión, el Amazonas se convierte en un espacio de frontera, de mestizaje, y por ende de encuentro/confrontación cultural, cuya tensa dialéctica llega hasta nuestros días.

1.5.  Nueva imagen de América e imaginario del Amazonas

La noticia de la expedición correrá por Europa trufándose de mitos reales o fantásticos como el de las Amazonas, que bien queda relatado por fray Gaspar de Carvajal y que será recurrente en otros cronistas y noticias. Pero también, y contra la propia realidad experimentada por los españoles, se le añadirán con mayor fuerza los mitos impulsores del viaje.

Ya en las propias leyendas iniciales hay una mezcla de mitos nativos y europeos. Al adentrarse en la selva, los españoles buscan el País de la Canela, las aromáticas flores de ishpingo con las que los nativos sazonaban sus comidas y que, según les han contado los indígenas peruanos, se encuentran por millones en las regiones del oriente. En aquellos años las especias eran tan valiosas como el oro, el otro gran mito impulsor. Según narraciones recurrentes  en los indios de diversas tierras, no lejos de donde crecía el ishpingo habitaba un cacique que se bañaba todos los días en un estanque dorado. Al leer las páginas de la crónica de Carvajal, estas dos leyendas, que tanto animaron la exploración de otros territorios americanos, se mezclan con los ecos de la mitología griega en la aventura de Jasón y los argonautas en busca del Vellocino de Oro. Mitología griega, que como veremos a continuación tan impresa ha quedado en estas regiones.

Aunque nada confirmase la existencia del país de la Canela ni del rey dor do, ambas leyendas quedarán unidas al río. Se pensará siempre en él como un territorio lleno de riquezas, tan hostil y misterioso como atractivo, en cuyo interior se escondía oro, especias y fabulosos tesoros. La exploración en cada época demostrará que, desde luego, escondía y esconde innumerables recursos. Esa imagen de terreno lleno de posibilidades, de exuberante y rico jardín se extenderá y perdurará por Europa y Asia, y llegará hasta la actualidad.

El relato de Carvajal y de Toribio de Ortigueira, o los de Almesto, Altamirano, Monguía, Zúñiga o Vázquez sobre la expedición de Ursúa y Aguirre difunden por Europa una imagen del territorio amazónico de naturaleza salvaje, desmesurada y en estado puro, en la que conviven fuerzas vitales desconocidas, muy en la línea de la imagen general de toda América, trasmitida desde las primeras crónicas del Descubrimiento. Se despierta así un potente atractivo  en el que se mezclaran ideas medievales de la literatura de caballerías, antiguos mitos clásicos y un asombro por lo desconocido y superlativo del territorio.

Orellana y sus gentes dan noticia de un mundo primigenio y natural dominado por extrañas fuerzas, un espacio intemporal en el que todo es posible: un paraíso que retrotrae al hombre a sus orígenes; la abundancia más exquisita de riquezas; y lo más irracional, misterioso e irrevelado. La fantasía edénica y el corazón de las tinieblas. América como la esencia de la Naturaleza.

Esta visión, tan afín a muchos cronistas del siglo XVI, como ya hemos señalado, se vio reforzada reinventada y aumentada por el romanticismo científico de viajeros amazónicos ilustrados como Charles-Marie de la Condamine, Aimé Bonpland y Alexander von Humboldt7.

Si la mayoría de los cronistas resaltan el estado de naturaleza paradisíaca protectora de riquezas, tampoco se niega el aspecto negativo de los peligros que hay que vencer para alcanzarlas. Soldados, misioneros y expedicionarios que recorren el río y se adentran en territorio amazónico durante el siglo XVI sufren sonoros fracasos y reforzaran esta imagen dual de Paraíso-Infierno.

Como ha señalado el profesor Auxiliomar Silva los cronistas y viajeros, comenzando por Orellana, destacaron la parte más positiva del territorio con una óptica utilitarista: el Amazonas constituía un espacio difícil, peligroso pero al que se le podía dominar y del que extraer fabulosos beneficios8.

Esta idea es la que siempre alentó a Orellana, de ahí su segunda y fatal expedición de 1545. El trujillano tenía una visón global del Amazonas y pensó que su colonización era factible. En su segundo viaje, una locura con los medios que contaba, quería fundar ciudades, evangelizar indios, hacer navegable el cauce y explotar la posibilidades de la selva. Su sueño de poder comerciar a través del rio de parte a parte del Continente no fue abandonado, unas décadas más tarde el portugués Ambrosio Fernandes Brandâo propuso al rey de España abrir a la navegación el Amazonas para crear un gigantesco vínculo comercial entre Perú y el Atlántico, comunicando así a través del corazón fluvial de América Asia y Europa.9 Su idea será recogida pocos años después por Simào Estacio de Sylveira.10

Por tanto, desde 1542, el Amazonas como paraíso inagotable se extendio rápidamente y quedó en el imaginario colectivo global, despertando gran interés en las sociedades europeas.

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Mapa nº 4 Mapa de Diogo Homem de 1558.

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Mapa nº 5 Mapa de Diego Gutierrez de 1562.

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Mapa nº 6 Detalle del mapa de Diego Gutierrez (1562) en el que se aprecia la imagen serpenteante y rotunda del Amazonas.

En estos dos mapas se aprecia como ya se han delimitado los contornos del subcontienente sudamericano y la presencia del río Amazonas es rotunda, simbolizada en esa fuerte línea serpenteante que como una gran serpiente penetra incluso en el mar.

1.6.  El infierno-paraíso verde

Frente a la imagen de paraíso o Jardín del Eden, al Amazonas se le va unir también otra cara de aspecto más negativo, vinculada a las biografías de aquellos que sucumbieron en el infierno verde. La realidad tozuda mostraría los fracasos de todos los intentos colonizadores durante la segunda mitad del siglo XVI y del XVI.

No cabe duda que Orellana es del linaje de las héroes nacidos con la predisposición a realizar hechos extraordinarios, su biografía nos lo muestra como alguien inquieto, ambicioso – no tanto de dinero u oro como de gloria y hazañas- . Podía haber sido un rico hacendado –ya lo era en Guayaquil-, un colono que hubiera hecho más fortuna con negocios y tierras. Pero él prefirió, fundar ciudades, batallar indios y explorar nuevas tierras. Necesitaba para vivir, como otros muchos exploradores, la adrenalina que le proporcionaba el caminar al filo de la navaja, el atractivo de lo nunca hallado ni realizado. Y qué mejor escena- rio para esa búsqueda de lo imposible que el superlativo y desconocido territorio amazónico.

Pero el comportamiento que tiene Orellana tras su contacto con el río denota ya un influjo salvaje y letal del corazón de las tinieblas amazónicas en su personalidad. Pues no es difícil encontrar en su terca obstinación de colonizar lo imposible, en su regreso al río en 1545, los rasgos de esa locura perversa que asaltará a muchos de quienes revolvieron en sus entrañas. Su salida precipitada, ilegal y suicida de Sanlúcar el 11 de mayo de 1545, es una prueba de la demencia del trujillano. Con barcos inadecuados, escaso en hombres, alimentos y pertrechos, la ambiciosa empresa estaba condenada al fracaso. Solo una mente alucinada podía confiar en lograr los objetivos colonizadores.

Orellana inaugura esa estirpe de estereotipos que han vinculado su biografía al Amazonas y que han terminado devorados por la selva y el río. Es el primero de una larga lista que refuerza la imagen del territorio como un infierno y/o paraíso, que tanto caló y que todavía hoy impregna los relatos de numerosos escritores y viajeros en pleno siglo XXI11.

El discurso amazónico ha estado casi siempre marcado por esa visión del Jardín del Eden convertido en pesadilla, algo de lo que hemos hablado en párrafos anteriores. Muchos de los que se han adentrado en sus inmensidades para explorarlo, dominarlo, limitarlo, medirlo o explotarlo han acabado o locos o muertos. Señalemos también que hay excelentes ejemplos de lo contrario, aunque no hayan quedado fijados de forma tan poderosa en el imaginario colectivo, el genio germánico de Humboldt y el francés Charles-Marie de La Condamine son  los más ilustres.

Orellana fue el primero de un extenso prontuario. Señalamos aquí algunas de las expediciones o personajes más conocidos que sucumbieron en la Amazonía:

–    Pedro de Ursúa presa del abatimiento y la desesperación absoluta; Aguirre y su desvarío secesionista y revolucionario de 1561.

–    El fracaso de la misión evangelizadora franciscana encabezda por fay Laureano de la Cruz (1647-50).

–   El asesinato de la misión jesuítica del padre Francisco Figueroa en mayo de 1666.

–   Pehr de Loefling el discípulo de Linneo que quiso inventariarlo y murió de fiebres en 1756.

–   La enajenación sufrida por el naturalista y embajador alemán Georg Heinrich von Langsdorff en el río Juruena 1828.

–   El magnate del caucho y asesino de indios Fermín Fitzcarrald, que murió en 1897 en el naufragio de uno de sus propios barcos.

–    Luis Gálvez Rodriguez de Arias el político que perdió la cabeza y declaró la independencia en 1899 de un pedazo de la Amazonía.

–   El aventurero y topógrafo Percy Harrison Fawcett, trasunto de Indiana Jones, tragado por la jungla y los indios kalakalo en 1925;

–   En 1929 morirá apestado de lepra, en una solitaria cabaña cercana a Manaos, el conde italiano Ermanno Stradelli, quien entre otras muchas cosas había escrito una gramática y diccionario portugués-ñengatú. (Incluso el propio Pedro Texeira, el único europeo que realizó el recorrido completo por sus aguas (1638), a favor y en contra de la corriente, terminó muerto en su desembocadura a causa de una enfermedad inoculada en el río, cuando soñaba en volver a Lisboa).

2. BIBLIOGRAFÍA

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VV.AA. Miscelánea Americanista, Tomo I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951.

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1 Batista Nogueira,  Ricardo José  Amazônas : a divisao da «monstruosidade geográfica». Manaus, EDUA, 2007.

2   Fernández de Oviedo, Gonzalo. Historial natural de las Indias, islas y Tierra Firme del Mar Océano. Madrid, Real Academia de la Historia, Tercera parte, Tomo IV, 1855 (p.384)

3  Publicada por Eugenio  Asensio en Miscelánea Americanista, Tomo I, Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas, 1951.

4  Carvajal, Almesto & Rojas, A de. La aventura del Amazonas. Ed. de Rafael Díaz. Madrid, Historia 16, 1986 (p. 83)

5  Fernández-Armesto, Felipe Los conquistadores del infinito. Una historia mundial de la explora- ción Barcelona, Destino, 2006. (p. 444).

6  Carvajal, Almesto & Rojas, A de. La aventura del Amazonas. Ed. de Rafael Díaz. Madrid, Historia 16, 1986 (p., 47, 73, 79, 80, 81, 85 y 86, en estas páginas hay referencias a las Amazonas o bien por relatos indígenas o bien por propia experiencia. En las pp 80 -81, Carvajal hace una descripción de las Amazonas tras un encuentro directo con ellas).

7  Pratt, Mary Louise Ojos Imperiales. México, Fondo de Cultura Económica, 2010 ,(pp. 211- 248).

8  Ugarte Silva, Auxiliomar Sêrtoes de Bárbaros. Manaos, Editora Valer, 2011 (p.577)

9   Fernandes Brandâo, Ambrosio Diálogos das grandezas do Brasil. Iintroducción y notas de José Antonio Gonsálves de Mello). Recife, Fundaçao Joaquín Navarro, 1997.

10   Sobre las primeras   propuestas para hacer navegable el Amazonas entre Perú y el Atlántico, véase: Saragoça, Lucinada Da “Feliz Lusitania” aos confins da Amazônia.1615-1662. Lisboa-Santarem, Cosmos, 2000 (pp.275 y ss).

11  Veáse, por ejemplo y sin ánimo de exhausitividad: Castro Caycedo, Germán  Mi alma se la dejo al diablo. Barcelona, Planeta, 1997; Gutierrez , Bernardo Calle Amazonas. Barcelona, Altair, 2010.; Hatoum, Milton Náufragos de Eldorado. Sao Paulo, Companhia da Letras, 2008; Madrid, Juan Amazonas, un viaje imposible. Madrid, Espasa-Calpe, 2001; Reverte, Javier El río de la desolación. Barcelona, Random House Mondadori, 2004; Rocangliolo, Santiago El príncipe de los caimanes. Barcelona, Seix Barral, 2006.

Oct 012011
 

Bartolomé Miranda Díaz  y Juan de Orellana Pizarro.

1.  INTRODUCCIÓN

Trujillo es evocada y estudiada la mayor parte de las veces como ciudad medieval y renacentista, pues durante dichos periodos su explendor fue enorme. El comercio, el apoyo de la Corona y las riquezas derivadas del descubrimiento de América, no hay duda, jugaron un papel trascendental en ello. Como resultado de este fructífero periodo, la ciudad se llenó de palacios y de templos que con el paso de los años vinieron a desbordar el perímetro de sus antiguas murallas. Edificios como la iglesia de San Martín o el palacio de Don Hernando y Doña Francisca Pizarro cuentan, a través de sus piedras, la dilatada historia de aquellos años.

Pero Trujillo no sólo es medievo y renacimiento, pues la ciudad Barroca es igualmente meritoria. Así por ejemplo, entre los edificios del siglo XVII, llama la atención –y a su estudio queremos dedicarnos– la iglesia consagrada a la Preciosa Sangre de Cristo, erigida entre 1627 y 1635 como sede del Cabildo de los Capellanes de la Ciudad. Esta construcción, ubicada a medio camino entre la puerta de Santiago y la Plaza Mayor, destaca sobre todo por la pureza de su fábrica al no poseer añadido alguno que corresponda a otro periodo. La rapidez con la que se levantó y el intrincado emplazamiento en el que se encuentra, son a buen seguro la razón de ello.

La Iglesia de la Sangre, como se la conoce porpularmente, es una de las mayores joyas artísticas de la ciudad barroca que, sin embargo –creemos– no ha sido aún valorada en su justa medida.

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Lám. 1. Vista actual de la iglesia de la Sangre, fachadas nortes y oeste (Fot. BMD).

Fue don Clodoaldo Naranjo el primer investigador en dedicarle unas líneas en su libro Trujillo y su tierra: historia, monumentos e hijos ilustres, publicado en 1923; pero habría que esperar hasta 1988 para ver publicado el primer estudio serio sobre el edificio, salido de la mano del ilustre párroco Don Juan Tena Fernández en su monografía Trujillo, histórico y monumental. Tena da a conocer aquí varios documentos hallados en los archivos parroquiales de la ciudad, que estracta en su mayoría y con los que establece sucintamente el proceso de construcción del templo. Este estudio será la fuente principal de la que beban posteriores investigadores como Carmelo Solís, Francisco Sanz Fernández, Francisco Tejada Vizuete y Francisco Javier Pizarro Gómez quienes, si bien ofrecerán mejores y más completas descripciones e interpretaciones artísticas del edificio, parece que no revisaron las fuentes documentales estractadas por Tena y, desde luego, no aportaron nuevas fuentes documentales1.

El presente artículo, avance de una monografía que ya preparamos, pretende poner en valor nuevamente la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo y, desde luego, llamar la atención sobre el lamentable estado en el que se encuentra tras haber sido utilizada durante años como casa parroquial, bar y salón de actos. Para ello, son cuatro los apartados que a continuación planteamos: el primero está dedicado a presentar brebemente la institución que dio vida al edificio, el llamado Cabildo de Capellanes de la Ciudad, y a su benefactor y fundador Don Gabril Pizarro de Hinojosa; el segundo, a la exposicón de una cronología sucinta y comentada del proceso constructivo del templo; el tercero, al análisis formal del edificio y de su estado actual; y el cuarto, al apéndice, en el que se recogen tanto los documentos estractados por Tena Fernández, ahora íntegramente transcritos, como otros nuevos hallados en el Archivo de la Iglesia de San Martín y en los protocolos que se custodian en el Archivo Municipal de la ciudad.

2. EL CABILDO DE CAPELLANES Y DON GABRIEL PIZARRO DE HINOJOSA

2.1.  Cabildo de Capellanes de la ciudad de Trujillo

Es el cabildo de los Capellanes la unión de todos los religiosos seglares de Trujillo. Estos, se reunía periódicamente, como ocurría en otros lugares, para debatir las cuestiones que afectaban al funcionamiento de la práctica religiosa de la ciudad y, en especial, a aquellas tocantes a las memorias de misas y capellanía dejadas por los fieles, ya a través de donaciones, ya mediante testamentarías. Aunque no se conservan sus estatutos (sí una reforma del siglo XIX), sí poseemos numerosa documentación que abarca desde los años 1461 a 1841 y que actualmente se custodia repartida entre los archivos parroquiales de San Martín y Santa María la Mayor, encontrándose la inmensa mayoría de ellos en este último. Por lo general este fondo documental está formado por testamenta- rías y censos, siendo muy escasa la documentación referente al funcionamiento de la propia institución que, sabemos, quedó reflejada en unos libros de actas que, lamentablemente, no nos han llegado. Tampoco se han conservado los libros de fábrica, de cuya existencia también tenemos noticias.

Se desconoce el lugar que el Cabildo tuvo como sede con anterioridad a 1635 (¿la iglesia de San Pedro?), pero lo que es cierto es que a partir de esta fecha lo hará siempre en la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo, mandada erigir por el inquisidor don Gabriel Pizarro de Hinojosa y Arévalo.

2.2.  Don Gabriel Pizarro de Hinojosa y Arévalo

Pese a que las guías trujillanas y las monografías de la ciudad no ofrecen apenas datos sobre este importante personaje, desde hace tiempo es ya posible rastrear parcialmente su biografía gracias -sobre todo- a los estudios que la profesora María del Carmen Sánez Berceo, de la universidad de la Rioja, ha dedicado al Tribunal de la Inquisición de Valladolid2.

Nació don Gabriel Pizarro de Hinojosa en Trujillo, en la segunda mitad del siglo XVI sin que sepamos con certeza la fecha del acontecimiento3. Fue hijo de Alonso Pizarro de Torres y de Teresa de Grado; nieto de Juan Pizarro “el Magnífico”; y sobrino de Juan Pizarro Carvajal, arcipreste de Santa María.

Sobre su infancia en Trujillo no conservamos ningún dato, teniendo que esperar hasta finales de siglo para localizarlo como colegial del Mayor de Cuenca, donde realizó diversos cursos de teología (tal vez influido por su tío el arcipreste), doctorándose más tarde en la ciudad de Valencia. Con posterioridad, aparece como residente en la Universidad de Salamanca durante el curso 1594 – 15954.

Su relación con la Inquisición data de finales del siglo XVI cuando fue nombrado inquisidor de Córdoba. El 23 de diciembre del año 1600 ya aparece en el listado de inquisidores que cobran ayuda de costa y lo hace hasta el año de 16035..

El 30 de octubre de 1601 fue proveído como inquisidor de Valladolid, junto con el alcantarino Roco Campofrío, cuyo tribunal estaba por entonces en la ciudad de Medina del Campo.

“En Vallid. a 30 de oclubre de 160! se le despacho titulo de inquisidor de la inquisicion de Vallid que reside en Medina del Campo al doctor don Gabriel Piçarro que lo era en la de Cordova el qual yba firmado de su Sria. Ilma. y refrendado del secretario de la General Inquisicion y señalado de los señores Mendoça, Camora, Tarsis Venegas y Gaytan Este dicho dia se le despacho Qedula de salario al dicho doctor don Gabriel Pizarro”6.

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Lám. 2. Libro de Matrículas de la Univ. de Salamanca, curso 1594/95. A.U.SA., lib. 308, fol. 5.

Según la profesora Sáenz Berceo, pese a su nombramiento, don Gabriel Pizarro nunca llegó a ocupar tal plaza, manteniéndose en la de Córdoba hasta su posterior traspaso a Valencia. Ratifica dicha teoría el hecho de que cuando nuestro protagonista fue nombrado inquisidor del tribunal de Valencia el 8 de noviembre de 1603, en el título de nombramiento no se hace mención a que fuera inquisidor de Valladolid sino que dice expresamente que procedía del tribunal de Córdoba.

Durante su último año de estancia en la antigua ciudad califal, don Gabril redactó el primero de sus testamentos conocidos, en 1603, que luego revocaría a favor del redactado en Trujillo, poco antes de morir, en 1625.

Por esas mismas fechas, siendo aún inquisidor de Córdoba, don Gabriel Pizarro se entrevistó y trató con el Inca Garcilaso de la Vega a quien dio cierta información para su obra sobre el origen de los Incas. Así, en el capítulo que Garcilaso dedica a narrarnos los sucesos del viaje que hace Hernando Pizarro a Pachacamac dice:

“Poco después de la Partida de Hernando de Soto y Pedro del Barco, fue Hernando Pizarro a ver el templo de Pachacamac, movido de la gran fama de su mucha riqueza. Llevó una cuadrilla de caballos (por no ir tan solo) para lo que sucediese […]. Este cuento oí en mi tierra a los que lo vieron; y en España me dijo el buen caballero don Gabriel Pizarro, inquisidor de la santa inquisición de Córdoba, que entre otras cosas de aquella jornada que contaba un caballero, que se decía Juan Pizarro de Orellana, que se halló en ella con Hernando Pizarro, contaba también esta riqueza del cerro de oro, y que él se lo oyó”7.

Con posterioridad, el 11 de mayo de 1611 se le expidió el titulo de inquisidor de Granada, plaza que no ocuparía hasta al menos el 24 de enero de 1612 y en la que se mantendría hasta 1616.

El mismo año de su nombramiento como inquisidor de Granada, sabemos que don Gabril Pizarro pasó una temporada en Trujillo, teniendo la oportunidad de asistir a una fiesta taurina8.

Años después, volvería a su ciudad natal en la que haría nuevamente testamento, en esta ocasión ante Bartolomé López Leonardo el 23 de abril de 1625. Estas últimas voluntades del inquisidor, volverían a ser resivadas de motu propio haciéndose en ellas nuevas incorporaciones, a manera de codicilo, el 24 de mayo y el 15 de octubre de ese mismo año9.

3.  CRONOLOGÍA SUCINTA DE LA HISTORIA DEL TEMPLO

Con el objeto de establecer un marco temporal adecuado y lógico sobre la historia constructiva y vital de la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo, estableceremos en las siguientes páginas una cronología sucinta en la que iremos dando cuenta de los hitos más importantes acontecidos antes, durantes y después de la construcción del edificio. De este modo, los límites temporales que nos hemos marcado van desde el 15 de octubre de 1625 hasta el año 1925.

Año de 1625

– 15 de octubre: Don Gabriel Pizarro de Hinojosa incluye, a menera de codicilo, las últimas disposiciones a su testamento ante el escribano Bartolomé López Leonardo. Entre ellas aparece una larga manda por la que se ordena construir una iglesia dedicada a la Preciosa Sangre de Cristo que habría de servir para el cumplimiento de las obligaciones del Cabildo de los Capellanes de la Ciudad de Trujillo. En esta misma manda se indica como su cuerpo debía de ser sepultado bajo el altar mayor de dicha iglesia, añadiendo, con sumo detalle, el lugar en que se debía de erigir el templo, la forma en que habría de ser construida, etc.

… tiene [el cabildo de Capellanes] muchos aniversarios que cumplir, y porque los beneficiarios curas de las parroquias de esta ciudad los han excluido de cumplirlos en sus Parroquias y lo mismo pretenden los Conventos de Frailes y Monjas de esta ciudad, con que siendo el Abad y Cabildo en su número más ochenta clérigos Presbíteros, que con dificultad pueden cumplir los dichos aniversarios, y me parece que se hará gran servicio a Dios Nuestro Señor y a esta ciudad en hacerles una Iglesia capaz para este fin en el sitio de una casa de don Juan de Chaves Sotomayor[…] y en él se edifique una yglesia a mi costa cuyo cruzero y capilla sirva de coro a los dichos señores capellanes y el remanente de la yglesia que de al pueblo, la qual dicha yglesia a de tener dos puertas, una a la parte de arriva y otra a la de abajo, por donde pasen las prozesiones;

Para costear las obras del templo, el inquisidor ofreció el importe total de la deuda que con él tenía contraida un comerciante de sedas granadino llamado Juan Jiménez, a quien se le debía de reclamar hasta 1.000 ducados; así como 600 reales de renta anuales de unos censos que, tiempo atrás, le había comprado Bartolomé López. La cantida empleada en la construcción del templo –señala en su testamento el inquisidor- no debía superar en ningún caso los 5.000 ducados.

“… mando que de los mil ducados que me debe en moneda de vellón Juan Dómínguez, mercader de sedas natural de Granada de que tiene hechas escripturas Luis de Molina, mi criado, se comienze a gastar en la erección de la dicha yglesia; y para que cada año hasta que se acave el dicho edifizio con que el conzierto de destajo que se hiziere no heszeda de zinco mill ducados en la yglesia y sacristía y mi entierro, y que a de ser en la peana del altar mayor, mando que de los ziento y quarenta mill maravedís que yo tengo de juro sobre las rentas de las sedas de la ziudad de Granada, situados en finca de catorze quantos y medio, se gasten en el edifizio de la dicha // yglesia cada año hasta que actualmente se acave, el qual juro conpré a los erederos de Rodrigo de Tapia…”

Pero no quedó aquí el ofrecimiento del inquisidor quien con el objeto de hacer lo más completa posible la fundación quiso dota al templo de sus primras ropas y ornamentos, para lo que donó todas las casullas y ornamentos que poseía en el momento de su muerte, así como la mayor parte de la plata de altar dorada que poseía.

–  19 de octubre: fallece el fundador don Gabriel Pizarro de Hinojosa.

–  27 de octubre: se entrega al Cabildo una copia del testamento.

–  28 de octubre: se compra la casa a Juan de Chaves Sotomayor y Catalina de Orellana y Mendoza para hacer sobre su solar la iglesia de la Preciosa Sangre, tal y como estipulaba por su testamento el inquisidor. La casa es valorada en 170 ducados. La portada de la escritura, conservada hoy en el archivo parroquial de Santa María la Mayor (Caja 64, carpeta 5, doc. 3) dice así: “Venta para el Cauildo de Capellanes de la ciudad de Trugillo de la casa y solar que compró de Don Juan de Chaues Sotomayor y doña Catalina de Orellana y Mendoça, su muger, en presçio de CLXX ducados para efeto de haçer en el sino de la dicha casa la yglesia que mandó haçer el Sr. Don Gabriel Piçarro de Hinojosa, ynquisidor del reino de Granada”.

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Lám. 3. Escritura de compraventa de la casa de Juan de Chaves Sotomayor y Catalina de Orellana y Mendoza sobre la que se debía de edificar la iglesia (A.S.M.M. Caja 64, carpeta 5, doc. 3).

Año de 1626

–  13 de enero: el Obispado de Plasencia da permiso para edificar la iglesia. Este documento fue ya transcrito por don Juan Tena pero por su importancia hemos decidido incluirlo de manera íntegra en el apéndice documental del presente estudio.

–   S.F.: En fecha indeterminada, pero a lo largo de este año, el cabildo de los Capellanes contrató al arquitecto Gabriel Pentiero para la fábrica de la iglesia de la Preciosa Sangre. Las condiciones se firmaron ante el escribano Bartolomé López Leonardo por un valor de 5.000 ducados, tal y como podemos aún conocer por un traslado, no fechado, que se conserva en el archivo de la iglesia parroquial de San Martín (caja 64, carpeta 5, doc. 5). El contenido de este documento fue dado a conocer parcialmente por don Juan Tena quien no hizo una transcripción completa y literal del mismo, sino que se limitó a estractarlo. Por esta razón, hemos incluido el texto completo en el apéndice documental de nuestro estudio. No obstante, como anticipo del mismo, exponemos a continuación las condiciones más significativas:

– Es condiçión que se an de derribar las paredes de las casas que se conpraron del señor don Juan de Chaues, y se an de abrir los cimientos y las çanjas con los uibos y rresaltos, que en la traza van demostrados, un pie más ancho que los que an de tener de grueso las paredes, poniendo lo a nivel en mesas quadradas. Y en llegando al suelo […] de la dicha yglesia sa de tener […] las portadas, pilastras y sacristía que la dicha yglesia a de tener. Y a de tener un taluz por la parte que cae la yglesia hazia la plaza de cantería que será cosa de medio pie.

–   Ha[n]se de leuantar las paredes de la dicha obra veinte y dos pies de alto en cuyo alto se an de comprehender un coquo de cantería de media uara de alto que a de tener toda la yglesia por orla y un capitel en cada pilastra de ladrillo guardado en él la orden dórica.

–  Han de montear las bóuedas de la dicha yglesia, cuerpo y cabeza della, de capillas de medias lunetas; y la capilla mayor cruzero a de ser un zimborrio [y] se a de leuantar de pie derecho sobre una corneja que a de auer sobre los arcos de ladrillo, todo lo que la perspectiua que la dicha cornexa encubriere; y al dicho nivel se pondrá el çinbrel(?) con que se a de çerrar el dicho çimborrio. Y los dichos arcos an de tener quatro pies de biuo y dos pies y medio de grueso de diente atardoce(?).

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Lám. 4. Alzado de la fachada oeste de la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo (Trazas cortesía de de Luis Sanz).

–   Tiénense de hazer dos portadas de cantería de horden dórica, los escondes(?) y capialçados de cantería muy bien labrados; y por la parte de afuera sus pilastras y encasamientos y escudo como ua demostrado en la traza. Todo lo qual a de yr muy bien hordenado. Y en el dicho escudo an de yr puestas las armas que los señores abad y Cabildo y testamentarios mandaren.

–  Ha se de hazer un sepulcro debaxo de las grasdas del altar mayor, el qual a de tener siete pies de ancho y diez de largo y seis de fondo, de manera que un hombre pueda cauer dentro en pi[e](?) con sus escotillones para abrirlo y cerrarlo, que tengan dos argollones de hierro.

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Lám. 5. Traslado de las condiciones para la obra de la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo (A.S.Mt, caja 64, carpeta 5, doc. 5).

– Ha se de hazer una sacristía a un lado de la capilla mayor, la qual a de tener doçe pies de ancho y diez y seis de largo o más, si pudiere tener, la qual se a de lebantar de pie derecho onçe pies, al qual dicho alto se a de hechar una imposta que corra toda alrrededor, y de allí se an de mouer garmentos(?) de las bóuedas y se an de çerrar dos capillas de medias lunetas o de arista, qual más se acomodare. Y la dicha sacristía a de tener una portada de cantería de quatro pies de ancho y siete y medio de alto y el capialçado por la parte de adentro de ladrillo. Y toda la dicha sacristía a de tener un foco por orla y una escalera de cantería o n caracol para subir ençima de las dichas bóuedas porque a de ser modara del sacristán de la dicha yglesia”.

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Lám. 6. Planta de la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo (Trazas cortesía de de Luis Sanz).

Año de 1627

–  7 de enero: se abre el libro de fábrica de la iglesia con las siguientes palabras:

“En el nombre de Dios todo poderoso y de la Virgen Santísima, su bendita y santísima Madre y Señora Nuestra. Comiença este libro de quentas y razón que el Cabildo de capellanes desta çiudad de Trugillo haze en la obra y edifiçio de la yglesia de la vocaçión de la Sangre de Chisto, Señor Nuestro, la qual mandó funda y edificar de sus bienes y hazienda el muy illustre señor doctor don Gabriel Piçarro Hinojosa Grado y Aréualo, inquisidor apostólico del reyno de Granada para el dicho Cabildo y sus aniversarios y los que el señor ynquisidor ynstituyó y dotó en la dicha yglesia y cabildo por su ánima y las de los señores sus padres y difuntos. Y para trasladar su cuerpo manzó hazer en ella su en[terramiento]. El qual libro, se començó en siete días del mes de henero deste año de 1627 años siendo abbad del dicho Cabildo el liçenciado Diego de Orellana, clérigo presbítero, abbad assimismo de la iglesia y abbadía de Nuestra Señora Santa María de Raual del obispado de Orense, reyno de Galiçia” 10.

Desgraciadamente el resto del libro, salvo el folio en el que aparece la fe del comienzo de las obras, se encuentra hoy en paradero desconocido.

–  18 de enero, se da comienzo a las obras de la iglesia. El texto con el que se da fe de ello, que ya diera a conocer don Juan Tena en su referida monografía, dice lo siguiente:

“Alabado sea el Santísimo Sacramento que es el verdadero Cuerpo y Sangre de Iesuchisto, Señor Nuestro, y la Unmaculada Concepción de la Virgen Santa María, Nuestra Señora, sin peccado original. Amen.

En el año del Señor y del nasçimiento de Nuestro Redemptor Iesuchisto de mil y seisçientos y veynte y siete años, en la indictian nona, presidiendo en la Santa Sede Apostólica Romana nuestro serenísimo padre y señor Urbano Papa VIII y en el año quatro de su pontificado, y vacante la sede episcopal de Plasençia por muerte de el señor don Sancho Dáuila y Toledo, obispo que fue deste obispado, reynando en estos reynos de España el Rey don Philippe nuestro señor quarto deste nombre, lunes diez y ocho días del mes de henero se començó la obra de la yglesia de la Sangre de Chisto, Nuestro Señor, que mandó fundar y edificar a su costa el señor don Gabriel Piarro de Hinojosa, inquisidor apostólico del reyno de Granada, natural desta çiudad, por su testamneto y última voluntad con que murió para el Cabildo de Capellanes de esta iudad de a donde fue capitular y mandó fuesse en unas casas que fueron de los señores don Juan de Chaues Sotomayor y doña Catalina de Mendoa, su mujer, auiendo preçedido liçenia para ello de los señores presidente y cabildo de la Santa Yglesia sede uacante de Plasençia a ynstançia del lienciado Diego de Orellana, abbad del dicho Cabildo y de los capitulares de él. La qual yglesia se haze a costa de los bienes que el dicho señor inquisidor nuestro patrón y fundador della señaló y dexó para su edifiçio en la forma que se contiene en su testamento, para que en ella el dicho Cabildo cante y çelebre las missas y anniversarios que tiene de obligaçión por sus dotaçiones y las que de nueuo queda dotadas en el dicho cabildo el dicho señor ynquisidor de sus rentas, acabada la dicha yglesia. Lo qual sea para gloria y honrra de Dios Nuestro Señor y de la Virgen Santísima su Madre, y del bienaventurado Señor San Pedro, prínçipe de los apóstoles, patrón nuestro.

El dinero que se reçibe de los bienes del señor doctor don Gabril Piçarro de Hinojosa, ynquisidor nuestro patrón para la obra de la yglesia que fundó y mandó edificar se escri[uió en el li]bro desde la foja segunda de él.

El gasto que se haze en la dicha obra a fijas(?) []11.

Año de 1628

–   30 de octubre: la obra está muy avanzada, según la declaración de varios testigos, pero por falta de fondos no se puede continuar. El cabildo pide permiso al Vicario para que se le permita vender dos tapicerías que el fundador había dejado para la iglesia.

–  2 de noviembre: el Vicario da permiso para vender las tapicerías y ordena a los albaceas de don gabril Pizarro que le entreguen al Cabildo de Capellanes el resto de los ornamentos y escrituras que el fundador dejó dicho.

Año de 1629

–  9 de enero: Tras varios pregones las 297 varas de las tapicerías serán vendidas a la parroquia de San Martín por un importe total de 12.508 reales.

–    9 de junio: entrega de la plata, ornamentos y escrituras al Cabildo de Capellanes por parte de los testamentarios.

–   10 de agosto, el arquitecto Gabriel Pentiero tiene abandonada la obra y por ello –nos consta– el Cabildo lo había denunciado, llegando a lograr su encarcelamiento. Para remediar la situación y eludir la permanencia en prisión el Cabildo le exige al arquitecto que aporte nuevas fianzas, entre ellas su casa en El Campillo. La situación debió de resolverse rápidamente, pues ese mismo dia se hizo efectiva una nueva paga a favor del maestro Pentiero por valor de 258.026 marvs. Aunque esta es la primera paga de la que tenemos constancia, debió de haber otras anteriores desde 1927. Sí tenemos noticias, sin embargo, de las que siguieron a ésta hasta principios del año 1535 por un montante total de 54.658 reales y que pasamos a resumir en la siguiente tabla.

Tabla 1. Pagos realizados a favor del maestro Gabriel Pentiero por su trabajo a destajo al frente de las obras de la iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo (Oct. 1629 – ene. 1635).

tabla 16-1

La transcripción completa y literal de esta documentación queda incluida en el apéndice documental.Año de 1635–  15 de enero: Se realiza la última paga a favor del maestro Pentiero por valor de 3.278 reales. Esto sumado a que a partir de ahora los capitulares parecen preocuparse únicamente de completar con bienes muebles el interior de la iglesia nos indica que la fábrica debe de harse dado por concluida.

Año de 1636

–  27 de agosto: el cabildo de los capellanes de la ciudad contrata con el carpintero Gaspar Díaz Carrasco la ejecución de una gran cajonería para la sacristía. Con posterioridad a este contrato, el cabildo de los Capellanes parece quedarse sin dinero para poder incorporando bienes a la iglesia. De hecho, hasta treinta y cinco años después no se contratarán las obras del retablo.

Año de 1671

–    25 noviembre: el Cabildo de Capellanes contrata la ejecución del retablo mayor de la iglesia de la Preciosa Sangre con Felipe Viera y Alonso Rodríguez. Este es uno de los documentos más interesantes de cuantos damos a conocer en el presente artículo, primero por ser inédito y, segundo, por tratar de uno de los bienes muebles más importantes con los que contaba la iglesia y que actualmente aún se conserva haciendo las veces de retablo mayor en la parroquia de San Martín. Las condiciones, poco detallistas en su contenido, dan más importancia realmente a los plazos de ejecución de la obra que a la iconografía y estilo a la que debía de ajustarse la misma. Este vacío se justifica por la existencia de unas trazas, hechas con anterioridad a este contrato y cuyo autor desconocemos. Entre las diferentes clausulas, se dice que el retablo ha de estar terminado para el 23 de junio (S. Juan) del año siguiente. La obra se tasa y remata en 2.800 reales.

Año de 1674

–   Agosto. El retablo parece estar terminado de tallar y ensamblar, por lo que el abad del Cabildo encarga ahora que se dore. Esta tarea es encomendada al maestro Manuel Ruiz en quien se remata la obra en 6.350 reales. Pasados unos meses, y debido a la falta de pagos, el dorador decide querellarse contra el Cabildo en 1675. Por lo que se deduce de la documentación, el abad había encargado este trabajo en contra de las opiniones tanto del del Vicario como del Obispado de Plasencia, a quienes no les parecía correcto invertir tanto dinero en aquella tarea.

Año de 1809

–   Durante este año, según afirma el párroco don Clodoaldo Naranjo, la iglesia fue usada como hospital por las tropas inglesas durante la Guerra de la Independencia.

Año de 1811

–  A lo largo del año se realizan varios pagos destinados a la reparación del templo que han quedado registrados en las cuentas del Cabildo que se conservan de este periodo (Docs. En el archivo de Santa María la Mayor, caja 93, carpeta 3).

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Lám. 7. Primer folio del contrato entre el Cabildo de los Capellanes y los entalladores Felipe Viera y Alonso Rodríguez. (AMT. Protocolos. Not. Juan Durán, año 1671,   leg. 170, fols. 352 r – 352 v.)

Año de 1835

–   Durante el proceso de exclaustración, el edificio pasa a ser propiedad de la parroquia de San Martín. Pese a ello, el Cabildo de Capellanes parece que continuó existiendo al menos hasta 1841, año en el que se extingue definitivamente la documentación de archivo.

Año de 1859

–  5 de diciembre: el edificio es visitado por el obispo de Plasencia. Se dice que la “ermita” está dedicada a los “santos ejercicios de los hermanos de la Escuela de Cristo” y que se encuentra “sostenida y cuidada por la piedad de la señora doña Rosario Mendoza”12.

Año de 1924

–   28 de marzo: el obispo de Plasencia, ante la petición del párroco de Trujillo, da permiso para convertir la iglesia de la Preciosa Sangre en casa rectoral de la parroquia de San Martín.

“Vista la presente solicitud y el informe del Sr. Cura-Arcipreste de Trujillo: considerando que la antigua ermita del Sanatísimo Cristo de la Sangre, enclavada en la parroquia de San Martín de Trujillo; considerando que la ermita en cuestión no se necesita para el culto y está destinada desde hace años a usos profanos; considerando la gran conveniencia, no sólo para el párroco sino para la parroquia de que la mencionada ermita se dedique a Casa rectoral, y que no ahay nada que a ello obste ni en el derecho general eclesiástico ni en el Concordato, teniendo en cuenta que está libre de // todo gravamen y que no hay asociación ni cofradía que tenga algún derecho en la referida ermita venimos… en conformidad del can. 1519 del Código de Derecho Canónico para que la antigua ermita del Cristod e la sangre, enclavada en la parroquia de San Martín de Trujillo y de su propiedad, destinada ya a usos profanos, se destine para Casa-rectoral de la parroquia de San martín de Trujillo, previa la necesaria adaptación, imponiendo al señor cura párroco o encargado de la de San Martín, la obligación de celebrar todos los años en el mes de julio una misa votiva solemne en honor de la Preciosa Sangre de N. S. Jesucristo y por la intención de Dª Margarita Iturralde. Lo decretó, mandó y firmó el E. y Rdmo. El obispo mi señor, de que certifico. Ángel obispo de Plasencia… ”13.

–  1 de julio: Comienzan las obras para convertir el templo en casa rectoral bajo el patronazgo de doña Margarita Iturralde. Las obras de adecuación, que se prolongaron hasta el 31 de mayo del año siguiente, alteraron notablemente edificio sobre todo en su interior ya que el amplio espacio de la única nave fue dividido en tres pisos mediante una estructura de hormigón, hierro y ladrillos. Exteriormente la fábrica también sufrió drásticas intervenciones, pues se abrieron nuemrosos vanos en sus muros norte y sur para dar luz a las diferentes estancias creadas en su interior. El coste total de las obras ascendió a 21.621 pesetas con 80 céntimos.

4. LA OBRA TERMINADA Y EL ESTADO ACTUAL DEL EDIFICIO

Aunque no sabemos con exactitud cuándo se dio por terminado el templo en su totalidad (arquitectura y muebles), la rapidez con la que se actuó en lo constructivo (1627-1635) dieron al edificio un estilo unitario y bien definido, que debemos enmarcar dentro de la estética barroca posherreriana suficientemente madura y asimilada.

Pese a la complicada ubicación del solar y a la fuerte pendiente del terreno, el maestro Pentiero supo sacar partido al proyecto, logrando un magnífico templo de planta basilical con una sola nave y transepto poco acusado; con cubiertas de ladrillo, de bóveda de lunetos en la nave y cúpula sobre pechinas en el crucero. Al exterior llamaban originalmente la atención la escasez de ventanas y sus dos hermosas portadas, flanqueadas por pilastras toscanas, que el profesor Sanz pone en conexión con modelos carmelitas madrileños14.

El edificio destaca en su conjunto por su austeridad constructiva, en la que prima el uso del ladrillo (no vitelado) y la mampostería; así como la elevación de volúmenes puros que, en su mayor parte, se hayan desornament dos. La escasa y sobria decoración que presenta se desarrolla exteriormente en las portadas e, interiormente, en las bóvedas y capilla mayor. En estas últimas se alterna el uso de estucados de placados y casetones con la decoración pictórica mural.

Éstas, sumadas a otras muchas virtudes constructivas que el templo posee, han llevado a los estudiosos a catalogar a la iglesia de la Sangre como el prototípico del Barroco trujillano, junto a la iglesia conventual de franciscanas de San Antonio.

En la actualidad, el edificio construido por Pentiero se encuentra notablemente modificado debido, como ya señalamos, a la conversión de la iglesia en casa parroquial a mediados de la década de los años veinte del siglo pasado. Las intervenciones practicadas entonces para adecuar el templo a su nuevo uso, alteraron y maltrataron su primitiva fisonomía. Entre las actuaciones que resultaron más perjudiciales se encuentran las siguientes.

Al exterior:

–          Apertura de nuevos vanos en los muros para iluminar las diferentes estancias construidas en su interior.

–          Eliminación de varios de los sillares (algunos de ellos tallados) que conformaban sus portadas con el fin de abrir nuevas ventanas.

–          División de la portada principal de los pies, que pasó a convertirse sendos dos ventanales.

–          Eliminación de las gradas que precedían a la portada de los pies del templo.

Al interior

–          Construcción de una gran estructura de hierro, ladrillos y hormigón con la que se dividió la nave en tres alturas: la inferior destinada a despacho parroquial y salas de catequesis, la intermedia a vivienda y la superior a sala de juntas.

–          Apertura de profundos mechinales en las paredes maestras para afianzar la mencionada estructura que ocasionaron la pérdida parcial de los estucados.

–          Repintado de los paramentos interiores que ocultaron y, en algunos casos, destruyeron, las primitivas pinturas murales de la cúpula y capilla mayor.

–          Eliminación del altar mayor y de la sepultura del fundador.

–          Enagenación y traslado de todos los retablos, bienes y enseres de la iglesia que, en el mejor de los casos, pasaron a formar parte del patrimonio de la parroquia de San Martín como, por ejemplo, el retablo mayor ejecutado por los maestros Felipe Viera y Alonso Rodríguez y el lienzo inmenso lienzo de San Pedro, de autor desconocido.

Desde la juvilación del párroco don Ramón Núñez Martín, la antigua iglesia de la Sangre dejó de ser utilizada como casa parroquial, dándose a la misma otros usos tan poco afortunados como los de teatro y bar de copas. Posterioremente, y debido al rápido deterioro de la moderna estructura construida en su interior, su utilidad fue limitándose hasta llegar a ser nula desde el pasado mes de julio de 2011; fecha en la que dejo de usarse como archivo adscrito a la parroquia de San Martín. Tras digitalizarse toda su documentación, los diferentes legajos que componen sus fondos fueron trasladados a una nueva ubicación. Desde entonces la iglesia se halla cerrada.

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 Lám. 8. Iglesia y Cuesta de la Sangre. En ella podemos apreciar las escaleras que precedía a la portada de los pies y que hoy no se conservan (Fot. Archivo de María Teresa Pérez-Zubizarreta).

5. APÉNDICE DOCUMENTAL

Doc. 1. Licencia para fundar la Iglesia de la Sangre de Cristo (1626)

(Archivo Parroquial de San Martín de Trujillo, Caja 64, carpeta 5, doc. 4)

“Licencia para fundar la yglesia de la sangre.

Nos, el presidente y cabildo de la Santa Yglesia Catedral de la çiudad de Pl sençia, sede episcopal vacante por muerte del Sr. Don Sancho(?) Dáuila y Toledo, Obispo del dicho obispado del Consejo del Rey nuestro señor, por quanto por parte del Cabildo de la(?) Çibdad de los cappellanes el Sr. Don Gabriel Piçarro de Hinojosa, ynquisidor de la çiudad de Granada, mandó que de sus biene, rentas y haçienda se edificase en la dicha çiudad de Trujillo una yglesia cuya aduocaçión [fuese] y se llamase de la Sangre de Cristo para que en ella los susodichos digan y çelebren sus misas y aniuersarios [y] en(?) ella fundar memorias y capellanías por su ánima y [la] de sus difuntos y otras cosa, como más largamente se contiene en dicho testamento y fundaçión que ante nos presentaron. Y nos pidieron y suplicaron les mandásemos dar liçençia para edificar la dicha yglesia y hazer las demás cosas contenidas en la dicha fundaçión. Todo lo qual, e por nos visto y lo demás que verse y considerarse deuía en la mejor vía y forma que más aya lugar de derecho, damos liçençia al dicho Cabildo y abbad de los capellanes de la dicha çuidad de Trujillo para que en ella puedan hazer y edifi[car] la dicha yglesia de la Sangre de Cristo que así mandó edificar y fundar el dicho don Gabriel Piçarro de Hinojosa, según y al tenor y forma y como se contiene en la dicha fundaçión. Y en razón dello, cada una cosa y parte dello, puedan hazer y hagan las escripturas neçesarias con todas las fuerzas, vínculos y firmezas que para su validaçión se requieran, a las quales y a cada una dellas ynterponemos nuestra autoridad y derecho judiçial ordinario para que valgan y hagan fe en juyçio y fuera de él. Y para que lo susodicho tenga cumplido y plenario efecto, damos comisión al señor canónigo Gregorio de Vargas Chamizo, nuestro visitador de la dicha çiudad de Trujillo y su partido, y le damos comisión para que pueda hazerse e aga y edifique la dicha yglesia en la forma y según y como se contiene en la dicha fundaçión. Que para todo ello le damos poder y comissión en forma y cometemos nuestras vezes(?) plenariamente con facultad de citar, excomulgar y absoluer, en cuyo testimonio mandamos dar y dimos las presentes firmadas según la costumbre y selladas con el sello de la dicha Santa Yglesia y refrendadas de nuestro escribano. En la ciudad de Plasenzia, a treze días del mes de enero de mill y seisçientos y veynte y seis años. Enmendado: memorias y capellanías, vale.

Don Juan Martin de Salaçar (rubricado)

Bartolomé Pérez Dábila (rubricado).

Por mandado de los señores presidente y ca[pellanes de la] yglesia de Pla- senzia, sede vacante. Francisco de Obregón, escribano (rubricado)”.

 Doc. 2. Condiciones para la construcción de la iglesia (c. 1626)

(Archivo Parroquial de San Martín de Trujillo, Caja 64, carpeta 5, doc. 5)

“Las condiçiones que a de tener la yglesia de la Sangre //.

Este es un traslado bien y bielmente (sic) sacado de las condiçiones con que Gabriel Pinteros se obligó a hazer la yglesia de la Sangre de Cristo:

Las condiçiones que a de guardar el maestro o maestros que se encargaren de hazer la obra de la yglesia que el señor don Gabriel Piçarro, ynquisidor que fue de las rreales audiençias de la Santa Ynquisizión, [mandó hacer], la qual yglesia se tiene de llamar la aduocaçión de la Sangre de Cristo, que es de los señores, abad y Cabildo de los señores capellanes desta ciudad, son las siguientes:

–    Es condiçión que se an de derribar las paredes de las casas que se conpraron del señor don Juan de Chaues, y se an de abrir los cimientos y las çanjas con los uibos y rresaltos, que en la traza van demostrados, un pie más ancho que los que an de tener de grueso las paredes, poniendo lo a nivel en mesas quadradas. Y en llegando al suelo […] de la dicha yglesia sa de tener […] las portadas, pilastras y sacristía que la dicha yglesia a de tener. Y a de tener un taluz por la parte que cae la yglesia hazia la plaza de cantería que será cosa de medio pie.

–    Ha[n]se de leuantar las paredes de la dicha obra veinte y dos pies de alto en cuyo alto se an de comprehender un coquo de cantería de media uara de alto que a de tener toda la yglesia por orla y un capitel en cada pilastra de ladrillo guardado en él la orden dórica.

–    Han de montear las bóuedas de la dicha yglesia, cuerpo y cabeza della, de capillas de medias lunetas; y la capilla mayor cruzero a de ser un zimborrio [y] se a de leuantar de pie derecho so- // bre una corneja que a de auer sobre los arcos de ladrillo, todo lo que la perspectiua que la dicha cornexa encubriere; y al dicho nivel se pondrá el çinbrel(?) con que se a de çerrar el dicho çimborrio. Y los dichos arcos an de tener quatro pies de biuo y dos pies y medio de grueso de diente atardoce(?).

–    Tiénense de hazer dos portadas de cantería de horden dórica, los escondes(?) y capialçados de cantería muy bien labrados; y por la parte de afuera sus pilastras y encasamientos y escudo como ua demostrado en la traza. Todo lo qual a de yr muy bien hordenado. Y en el dicho escudo an de yr puestas las armas que los señores abad y Cabildo y testamentarios mandaren.

–    Ha se de hazer una plaçuela y ualuarte de todo el sitio [en torno a la] dicha yglesia, acomodando en él las gradas de cantería que fueren nezesarias por la parte de la cuesta del poniente para que se pueda entrer y salir en la dicha yglesia con comodidad.

–    Ha se de leuantar las paredes del çimborrio por çima de los texados de ladrillo, limpio y ençintado de blanco con su cornexa de lo mismo y maderado con madera y tablas de pino, que queden las tablas juntas unas con otras y texado; y cada quatro canales se le a de echar un rroblón de cal; y las bocas-canales ensopadas en cal. Y en la claue del dicho çimborrio tiene de aber un rremate y un harpón y beleta con unas cruz//.

–      Han de maderar los texados con tixeras de bigas de pino, las quales bigas tienen de ser sufiçientes; y tienen de ser maderado dde çinco quartones a la tabla, las quales tablas tienen de ser juntas sin deslisar. Y cada quatro canales un rroblón, como queda dicho.

–    A se de rrebocar y ensortizar toda la yglesia por la parte de afuera y echársele una cornixa de un pie de grueso con la moldura que al maestro le pareziere.

–    Ha se de encalar la iglesia por la parte de adentro, así las bóuedas como las paredes, de çal gorda y delgada; los rrencones y arristas muy derechas y las formas, arcos y pechinas y bóuedas muy bien artesonadas; y el çimborrio con los artesones que van demostrados en el perfil y todos los capiteles muy rrebestidos de cal; y lo que le toca de un capitel a otro a de yr una ynposta, basteardadas las molduras con quarto de pie de buelo.

–    Han se de hazer tres altares, el altar mayor y otros dos colaterales. Y el dicho altar mayora de tener doçe pies de largo o (sic) cuatro de ancho, o más o menos, conforme el señor abad y Cabildo quisieren, porque tiene de ser a su gusto, el qual dicho altar a de tener dos gradas y una peana, y tiene de estar apartado de la pared en medio de la capilla cabecera, de // modo que se pueda andar arrededor de él, como lo muestra la traça que para la dicha yglesia está hecha. Y los altares colaterales an de tener de largo seis pies porque esto a de tener la manga del cruzero si no le pudieren cauer ocho, respe[c]to del sitio, y tres pies y medio de ancho y una peana de madera a cada una de los dichos altares colaterales. Y el altar mayor y los colaterales an de tener cada uno un marco de madera y una caxa a donde se ponga el ara que tienen los altares.

–    Ha se de hazer un sepulcro debaxo de las grasdas del altar mayor, el qual a de tener siete pies de ancho y diez de largo y seis de fondo, de manera que un hombre pueda cauer dentro en pi[e] con sus escotillones para abrirlo y cerrarlo, que tengan dos argollones de hierro.

–    Han se de hazer en la dicha yglesia las luzes en el cuerpo de la dicha yglesia y en la capilla mayor, las quales se muestran en la traza, de ladrillo que por todas an de ser seis, las quales an de tener sus marcos y ençerrados.

–    Ha se de hazer un suelo a toda la yglesia de ormigón muy bien bruñido.

–    Ha se de hazer una sacristía a un lado de la capilla mayor, la qual a de tener doçe pies de ancho y diez y seis de largo o más, si pudiere tener, la qual se a de le- // bantar de pie derecho onçe pies, al qual dicho alto se a de hechar una imposta que corra toda alrrededor, y de allí se an de mouer garmentos(?) de las bóuedas y se an de çerrar dos capillas de medias lunetas o de arista, qual más se acomodare. Y la dicha sacristía a de tener una portada de cantería de quatro pies de ancho y siete y medio de alto y el capialçado por la parte de adentro de ladrillo. Y toda la dicha sacristía a de tener un foco por orla y una escalera de cantería o n caracol para subir ençima de las dichas bóuedas porque a de ser modara del sacristán de la dicha yglesia.

–    Han se de lebantar las paredes ençima de las dichas bóuedas […] o seis de alto, a cuyo alto se an de hazer los jarjamentos y cerrar otras bóuedas sobre las quales se tiene de asentar el texado. El qual dicho texado a de ir sobre palomares de piçarras. Y, junto a la capilla mayor, ensopadas quatro canales y dobladas otras ençima y hechas con mucho cuidado.

–    Ha se de hazer una ventana alta para luz de la sacristía y otra ençima para luz de la sobresacristía, del ancho que al maestro le pareziere. Y en la dicha sobresacristía tiene de auer una chimenea; y en la escalera a de auer una portada. Y toda la dicha sacristía, alta y baxa, a de ser encalada de gordo y delgado y dado lechada de cal blanca. Y por la parte // de fuera rreuocado y ensotijado(?) y con una cornixa de cantería que tenga un pie de alto a las molduras que al maestro le pareziere.

–    Es condiçión que todas las esquinas que la dicha yglesia ubiere de tener, así de cuerpo de yglesia como capilla mayor, cabeçera y sacristía, an de ser de cantería labrada. Y en las esquinas prinçipales del querpo de la yglesia se le echarán dos pilastras de cantería con un coco(?) y media vara de salida y el alto que le tocare con un collarino en lo alto y la cornija(?) que le sirua de capitel.

–    Han se de hazer todas las puertas de la yglesia con buenos tablones de pino y muy buena çerragería y llauer como de çerrojos. Y tienen de ser lobas y la clauaçón que convenga. Y las de la sacristía y ventana alta y baja encaxadas con sus tableros de nogal.

–    Es condizión que las mezclas con que se hizieren las dichas paredes se le an de echar çinco espuertas de arrena (sic), dos de cal; y a las que se uuieren de cerrar bóuedas y arcos, a cada dos de arena una de cal. Y la mitad de la dicha arena tiene de ser de caminos, lauado; y la delgada con que se ubiere de encalar, a cada dos de cal una de arena.

–    Es condizión, que si antes de rregir la dicha obra subiere comunidad, en el setio del boluer la capilla cabezera al norte y las por- // tadas prinçipales, una de leuante y otr al poniente, el tal maestro sea obligado a hazer una escalera y baxada a la parte de hazia la plaza y un paredón que sriua de ualuarte de man- puesto y cal, con sus esquinas de cantería. Y aviendo de auer gradas en las puertas de la yglesia, por la parte de adentro de las puertas an de quedar enueuidas en las paredes como [en] la traza va demostrado. Y el dicho paredón a de tener una hilada de piedras de cantería labradas por çinta.

–    Es condiçión, que el maestro en quien se rrematare esta obra, de la primera paga que le dieren se le an de quitar çinquanta ducados que se le dieron de sus ocupaziones de hazer la traça y condiçiones al maestro [que la traza hi]ziera(?).

–    Es condiçión, que se a de hazer un púlpito sobre una paña de cantería. Y los balaustres an de ser de madera; y la escalera que ha de subir al dicho púlpito a de ser enueuida en la pared, de manera que no ocupe la yglesia ni cause fealdad.

–    Es condiçión que se an de hazer dos pilas de cantería para tener agua bendita en la parte donde mejor comodidad ouiere.

En la dicha yglesia, Gabriel Pintiero.

Condiçiones puestas de nueuo y añadidas a las de arriba:

–    Es condiçión que en la dicha yglesia se a de hazer una reja a el arco toral de la capilla mayor de balaustres de hierro que tenga de alto çinco quartas con quatro rremateçillos de bronçe. Y la dicha rreja a // de aber y tener una portada que se abra y çierre para entrar en la capilla de[l] ancho que pareziere a los señores testamentarios.

Gabriel Pintiero.

Concuerda este traslado con su orixinal qu está en mi poder. Bartolomé López de Andrés, escriuano (rubricado).

Doc. 3. Testimonio del inicio del libro de fábrica de la iglesia (1627)

(Archivo Parroquial de San Martín de Trujillo, Caja 64, carpeta 5, doc. 6)

“Alabado sea el Santísimo Sacramento que es el verdadero Cuerpo y Sangre de Iesuchisto, Señor Nuestro, y la Unmaculada Concepción de la Virgen Santa María, Nuestra Señora, sin peccado original. Amen.

En el año del Señor y del nasçimiento de Nuestro Redemptor Iesuchisto de mil y seisçientos y veynte y siete años, en la indictian nona, presidiendo en la Santa Sede Apostólica Romana nuestro serenísimo padre y señor Urbano Papa VIII y en el año quatro de su pontificado, y vacante la sede episcopal de Plasençia por muerte de el señor don Sancho Dáuila y Toledo, obispo que fue deste obispado, reynando en estos reynos de España el Rey don Philippe nuestro señor quarto deste nombre, lunes diez y ocho días del mes de henero se començó la obra de la yglesia de la Sangre de Chisto, Nuestro Señor, que mandó fundar y edificar a su costa el señor don Gabriel Piarro de Hinojosa, inquisidor apostólico del reyno de Granada, natural desta çiudad, por su testamneto y última voluntad con que murió para el Cabildo de Capellanes de esta iudad de a donde fue capitular y mandó fuesse en unas casas que fueron de los señores don Juan de Chaues Sotomayor y doña Catalina de Mendoa, su mujer, auiendo preçedido liçenia para ello de los señores presidente y cabildo de la Santa Yglesia sede uacante de Plasençia a ynstançia del lienciado Diego de Orellana, abbad del dicho Cabildo y de los capitulares de él. La qual yglesia se haze a costa de los bienes que el dicho señor inquisidor nuestro patrón y fundador della señaló y dexó para su edifiçio en la forma que se contiene en su testamento, para que en ella el dicho Cabildo cante y çelebre las missas y anniversarios que tiene de obligaçión por sus dotaçiones y las que de nueuo queda dotadas en el dicho cabildo el dicho señor ynquisidor de sus rentas, acabada la dicha yglesia. Lo qual sea para gloria y honrra de Dios Nuestro Señor y de la Virgen Santísima su Madre, y del bienaventurado Señor San Pedro, prínçipe de los apóstoles, patrón nuestro.

El dinero que se reçibe de los bienes del señor doctor don Gabril Piçarro de Hinojosa, ynquisidor nuestro patrón para la obra de la yglesia que fundó y mandó edificar se escri[uió en el li]bro desde la foja segunda de él.

El gasto que se haze en la dicha obra a fijas(?) […]”15.

Doc. 4 Desacuerdos entre el cabildo de Capellanes y el maestro Pentiero con respecto al desarrollo de las obras (10-VIII-1629)

(Archivo Parroquial de Santa María la Mayor de Trujillo, Caja 90, carpeta 2, doc. 8)

“En la çiudad de Truxillo a diez días del mes de agosto de mill y seisçientos y beinte y nuebe años, ante mi el escriuano y testigos pareçieron Grabiel Pintero, como prinçipal obligado, y Micael Hernández y Seuastián Prieto, como sus fiadores y prinçipales cunplidores que por tales se constituyeron, todos tres ueçinos de la çiudad de Truxillo. Y dixeron que por quanto en el dicho Gabriel Pintiero fue rematada la obra y fábrica de la yglesia de la Sangre de Cristo que el Señor ynquisidor que fue del reyno de Granada e natural desta çiudad mandó haçer, e que se hiçiese en esta çiudad para el Cabildo de los Cappelanes della dejando como patrones y distribuydores de(?) sus rentas con las dotaçiones que se contienen en su testamento. La qual dicha [obra se rema]tó en çinco mill ducados y en con[secu]çión del dicho remate el dicho Gabriel Pintiero començó a haçer la dicha obra y yglesia, y por auerse dexado de proseguir en ella y no cumplido con su obligaçión que por su parte hiço, en esta raçón ante Bartolomé López Leonardo, escriuano del número de esta çiudad, por parte del dicho Cabildo de los Capellanes se pidio ante la justiçia desta çiudad fuese apremiado el dicho Gabriel Pintiero a que(?) prosiguiendo la dicha obra y a que diese fianças de la acabar y poner en posesión como está obligado por la dicha escritura; y por lo susodicho fue preso // y puesto en la cárçel desta çiudad. Y atento que dicho Gabriel Pintiero por su parte se presente de cumplir y acabar la dicha obra y que çesen pleytos… (?) que tiene tratado con el dicho Cabildo de que dentro de un mes que se quente desde oy día de la fecha desta escritura dará fianças e las traerá a satisfaçión del dicho Cabildo y de sus comisarios de que prosiguirá y acabará la obra de la dicha yglesia y la pondrá y la pondrá en toda perfeçión como está obligado en la dicha escritura que tiene hecha antel dicho Bartolomé López Leonardo sin alçar mano della; y demás desto que el dicho Gabriel Pintiero y sus fiadores an de tenener(?) de manifiesto los dichos seisientos ducados para cada y cuando les sean necesarios para la fábrica de la dicha yglesia y el Cabildo se quisiere aprouechar dellos para el dicho efeto no cunpliendo el dicho Gavriel Pintiero con la dicha obligaçión por su parte fecha. Para haçer la dicha obra les darán y entregarán para que se gasten enla dicha fábrica por el dicho Grauiel Pintiero y cunpeliendo(?) con lo susodichos el dicho Grabiel Pintiero, como prinçipal, y los dichos Micael Hernández y Seuastián Prieto, como sus fiadores, y todos tres juntos de mancomún a uoz de uno y cada uno ynsolidun y por el todo renunçiando como renunçiaron las leyes de duo […] // y el benefiçio de la diuisión y escursión y las demás leyes de la mancomunidad como en ella se contiene. Se obligaron que el dicho Grauiel dentro del dicho mes que como dicho es se quanta desde oy, día de la fecha, dará las dichas fianças llanas y abonadas a satisfaçión del dicho cabildo y sus comisarios de quel susodicho prosiguirá en la obra de la dicha yglesia y la acavará y pondrá en toda perfeción en el modo y sigún se contiene en la escritura del remate y obligaçión de la dicha obra y condiçiones della que pasó ante el dicho Bartolomé López, porque en quanto a esto la dicha escritura no se ynoua ni altera en cosa alguna por esta antes [….] añadir fuerça […] a obligaçión; y que las dichas fianzas a de ser en cantidad de los dichos seisçientos ducados que como dicho es an destar de manifiesto para cada y quando que conuenga gastarse en la fábrica de la dicha iglesia se gasten por quenta del dicho Grabiel Pintiero no cumpliendo el susodicho con su obligaçión y dándo las dichas fianças dentro del dicho mes; e si uisto, los dichos Micael Herández y Seuastián Prieto quedan libres desta obligaçión y fiança que de presente haçen; y no las dando dentro del dicho mes desde luego para entonçes los dichos dos fiadores quedan a él li- // gados y se obligan de que el dicho Grabiel Pintiero prosiguirá en la dicha obra y la acabará como está obligado y tendrá de manifiesto los dichos seisçientos ducados para que, por una vez sola dándolos y entregándolos a el dicho cabildo, se gasten en la dicha obra por quenta del dicho Grauiel Pintiero o por otro maestro que hiçiere la dicha obra siendo neçesarios para el gasto della. Esto se entienda hauiéndose dado y entregadolos çinco mil ducados por el cauildo en que se le remató la dicha obra a el dicho Grauiel Pintiero para prueua de lo qual a de ser vastante las copias que hasta el día de oy están dadas de los gastos que están hechos en la dicha fábrica y las que de aquí adelante se dieren por orden del dicho Grauiel Pintiero asistiendo el susodicho a la obra. Y si el susodicho no asistiere, las a de dar persona por su orden y de los dichos sus fiadores que asista a la obra, y la cantidad que de aquí adelante se le diere para proseguir en la obra a de ser por sus copias como hasta aquí y dándose dinero por quenta del Cabildo que no falte en cantidad de los dichos çinco mil ducados. El dicho Grauiel Pintiero a de proseguir en la dicha obra sin alçar mano della, como está dicho, y por espeçial ypoteca y sin perjuyçio de la jeneral el dicho Grauiel Pintiero obligo // e ypoteco a el seguro y saneamiento desta obligaçión y fianças pares(?) de casas que tiene en esta çiudaad en el barrio del Campillo, e a una dellas en que de presente uiue el dicho Grauiel Pintiero que fue de Juana Altamirano, y la otra casa está por bajo de [la] placilla del dicho Campillo que es de los hijos y erederos de Antonio Ximénez Franco, y la dicha casa está arrimada a la dicha çilla y manso e 10 bueyes que el que el dicho Grauiel Pintiero tiene con sus atelvos(?) y arados y carretas para que todo ello esté obligado e ypotecado a la …..(?), seguridad y saneamiento de la dicha obra y no se puedan uender ni enajenar en manera laguna hasta tanto questé fecha y acabada y puesta en toda perfeçión so pena [de……] enaxenaçión que de otra manera se hiçiere no ualga ni le pase derecho a el conprador. Y siempre y en todo tiempo esta escritura se a de guardar y cunplir y estar de manifiesto para el efecto en ella contenido y [para] gastos de la fábrica los dichos seisçientos ducados puestos por el dicho prinçipal y sus fiadores. Y declara que las dichas casas y bueyes son libres de otra ypoteca, censo ni obligaçión, espeçial ni general, que no le tienen. Y ansimismo, el dicho Grauiel Pintiero a de pagar todas las costas que se uvieren causado por su omisión en raçón de su prisión y por tal lo aseguren los dichos prinçipal // y fiadores por manera que todo a quello que saliere ynçierto desta escritura por no lo conplir el dicho Grauiel Pintiero, prinçipal, lo an de cunplir y pagar los dichos sus fiadores y cada uno ynsólidun que preçeda escursión ni otra diligençia auque de derecho se deua haçer porque della le eleuaron(?) a el dicho Cabildo; y para que ansí [suceda] lo cumplirán y pagarán debajo de la mancomunidad y renunçiaçión de leyes sobredicha obligaron sus personas y bienes muebles y rayçes abidos y por aver. Y los dichos fiadores hiçieron en este caso de deuda y negoçio ajeno suyo propio y dieron poder a las justiçias e jueçes de Su Magestad que sean conpetentes, y es espeçial a las desta çiudad de Truxillo a cuyo fuero y juridiçión se sometieron con las dichas sus personas e bienes para que les apremien a lo cumplir como sentençia difinitiua de juez conpetente pasada en cosa juzgada, renunçiaron su propio fuero, jurisdiçión y domiçilio y el previlejio de él y la ley sid conuenerid de juridiçione oniun judicun y demás leyes. Y ansí lo dijeron y otorgaron ante mi el escriuano público y testigos susodichos, día, mes y año, siendo testigos Françisco hernández y Alonso Mayoral y Juan Ramallo, ueçinos desta çiudad, lo otorgantes que doy fee conozco. Lo firmaron. Y Françisco Díaz de Monrroy // y Juan Solano y Alonso Sánchez,clérigos, hermanos del Cabildo y sus comisarios, lo açetaron en nombre de él y consintieron fuese suelto el dicho Grauiel Pintiero. Y lo firmaron, testigos dichos: Juan Solano, Grauiel Pintiero, Micael Hernández [y] Sevastián Prieto. Passó ante mi, Juan Gonçález de Santiago.

Yo Juan González de Santiago, escriuano del Rey y notario público y de el número de la çiudad de Trujillo, por su pedimiento del señor(?) prior y convento de Nuestra Señora de Guadalupe, fuy presente y lo signé y firmé en testimonio de verdad.

Gonçález de Santiago (rubricado)”.

Doc. 5. Condiciones para la ejecución de  la cajonería de la sacristía (1636)

(Archivo Parroquial de Santa María la Mayor de Trujillo, Caja 91, carpeta 1, doc. 7)

“Las condiçiones con que se an de haçer los cajones para la iglesia del señor Inquisidor son las siguientes:

–    Primeramente, se an de haçer dos armaduras para dos cajones de buena madera de pino, que tengan dos varas de largo y vara y media de alto y vara y cuarta de ancho por el lado dando los gruesos sufiçientes a las maderas y conforme a un dibujo que se entregará con estas condiçiones.

–    Sigunda condiçión, que an de llevar tres diuisiones para govetas y la de abajo a de ser dividida por la mitad de lo largo para que aya dos gavetas, y el alto y fondo que an de tener ade ser que quepa un cáliz. Y las dos gavetas de por çima se les a de dar lo que les cupiere de fondo conforme a la altura dicha que an de tener los cajones , las quales an de ser de todo el largo que haçen las divisiones. Y en la parte de abajo a de quedar cuatro dedos de conca.

–    Tercera condiçión, que an de ir moldadas con media moldura todas las divisiones de las gavetas, que viene a ser todo lo que toca a la parte de adelante sin que aya cosa sobrepuesta sino encajado y enboquillado. Y los lados y espalda de atrás a de ir conforme lo demuestra el dibujo encajado a tope y con tablerillos de pino y de buen grueso. Y a de llevar los dichos cajones su ssuelo de tabla debajo de cada gaveta.

–    Cuarta condiçión, que la tapa de encima a de ser de nogal y que lleve corrido un boçelito que buele a la parte de adelante y lados. Y asimesmo, las delanteras de las gavetas an de ser de nogal de tabla de buen grueso para que en ellas mesmas se corran sus frisos y se moldén con su boçel y se artesonen a trechos de suerte que queden […] //.

–    Quinta condiçión, que se a de hazer la dicha obra de buena madera, seca bien, alabado y ajustado a vista y satisfaçión de maestros de el arte y cunpliendo con el término y plaço que se diere para el haçer, la que es dos meses que se cunplen [a] fin de octubre deste presente año de mil y seisçientos y treinta y seis.

–    Sesta condición, que aunque está dicho que los lados destos cajones an de ser encajados a tope y los tablerillos de pino an de ser los dichos lados chaflanados; y los tablerillos de todos cuatro lados an de ser de nogal, por quanto nos convenimos al tiempo del conçierto que va y es a la forma dicha. Y las espaldas de dichos(?) cajones an de ser como está dicho a tope y los tablerillos de pino. Y asimesmo digo que queda por mi quenta los clavos que fueren menester para dar en los portados los cajones. Y las cerraduras y cantoneras quedan por cuenta del señor Abad con que queda por mi cuenta asentar el herraje que se me diere; y los e de dar asentados en la sacristía de la iglesia nueva de la Sangre de Cristo.

–    Setima condiçión, que an de tener cada uno destos dos cajones dos varas de largo y el alto y ancho que va dicho. Y lo firmé en Truxillo a 27 de agosto de 1636 años.

Gaspar Díaz Carrasco (rubricado).

Doc. 6. Contrato para hacer el retablo de la iglesia

(AMT. Protocolos. Not. Juan Durán (1671), Leg. 170, fols. 352 r – 352 v.)

“En la çiudad de Truxillo en veinte y çinco días del mes de noviembre de mill seiscientos y setenta y un años, ante mi el escriuano público y testigos pareçieron de la una parte el licenciado Blas Martínez, presbítero veçino desta çiudad, abad del Cabildo de capellanes della; y, de la otra, Phelipe Viera y Alonso Rodríguez Muñoz, maestros de carpintería veçinos asimismo de esta çiudad, ambos a dos juntos de mancomún a voz de uno y cada uno dellos de por si ynsolidum renunçiando como renunçiaron las leyes y el benefiçio de la diuisión y exclusión(?) demás de la mancomunidad como en ellas se contiene y dijeron están conuenidos y conçertados, y por la presente se conbienen y con- çiertan en que los dichos Phelipe Viera y Alonso Rodríguez Muñoz se obligan de haçer un retablo de madera de pino para la yglesia de la Sangre de Chisto que es de dicho Cabildo en el altar mayor della en la forma y con las condiçiones que se declaran en la forma siguiente:

–    Lo primero, el dicho retablo a de ser de madera de pino gruesa conforme a una traça y planta que está en poder del dicho licenciado Blas Martín Benítez y firmada de su nombre(?) que an visto; el qual a de ser con toda perfeçión de obra conpuesta según dicha planta y le an de dar acauado y asentado para el día de San Juan de junio del año venidero de seisçientos y setenta y dos.

–    Yten, que el asentar dicho retablo y costa que tubiere la madera de él y clauos de que neçesitare y se gastaren, a de ser por quenta de los dichos Phelipe Viera y Alonso Rodríguez Muñoz.

–    Yten, que dicho retablo a de ser a satisfaçión del abad que a la saçón fuere del dicho cabildo, y si dentro del año(?) siguiente de cómo esté asentado se reconoçiese algún defecto en él lo an de enmendar los dichos Phelipe Viera y Alonso Rodríguez a su costa. Y si el dicho día de San Juan de setenta y dos no estubiese acauado y asentado, dicho Cabildo a de poder buscar maestros a costa de los susodichos que lo acauen y asienten como dicho es // y executarles por lo que más costare de lo que se les a de dar suya(?) liquidaçión desde luego difieren en el…..(?) y declaraçión del abad del dicho Cabildo.

–    Yten, que por haçer dicho retablo y asentarlo y madera y clauos que para ellos an de poner se les an de dar por dicho Cabildo dos mill y ochoçientos reales que es la cantidad en que se an conçertado; çien ducados luego de contado y la restante cantidad, la mitad para Pasqua de Resurreçión de dicho año de setenta y dos y la otra mitad estando como dicho es acauado y asentado, todo ello puesto y entregado en esta çiudad en casa y poder de los dichos Phelipe Viera y Alonso Rodríguez a costa del dicho cabildo con las de la cobrança.

–    Y en esta conformidad, los dichos Phelipe Viera y Alonso Rodríguez por lo que les toca se obligaron y el dicho licenciado so las….. (?) a el dicho cabildo con sus bienes …..(?) al cumplimiento y firmeça y paga de lo que dicho es. Y confesaron que dichos dos mill y ochoçientos reales es el justo valor y producto que mereçe dicho retablo en la forma declarada, y en tienpo alguno ninguna de las partes no a[n] de poder alejarse dello, less(?) ni engaño ni otra cosa alguna que impida el cumplimiento de lo aquí contenido, y no irán contra ello por ninguna causa que en su fauor sea; y si lo hiçieren, no an de poder servirse(?) dello [ni] oydos en juiçio, y para que así lo cumplirán cada parte por lo que les toca, dieron poder cumplido a las justiçias y jueçes conpetentes para que a ellos les apremien y a dicho Cabildo como por sentençia pasada en cosa jusgada, y renunçiaron todas las leyes de su fauor con la general en forma; y así lo otorgaron siendo testigos el doctor don José Manglano, Juan Fernández Montero y Gonçalo Morán, vecinos desta çiudad. Y lo firme con los otorgantes que doi fee conozco.

Blas Martín Benítez (rubricado). Alonso Rodríguez Muñoz (rubricado). Phelipe Viera (rubricado). En testimonio de verdad Juan Durán (rubricado)”.

Doc. 7. Auto sobre terminar de dorar el retablo de la iglesia por parte de Manuel Ruiz (1675)

(Archivo Parroquial de Santa María la Mayor de Trujillo, Caja 91, carpeta 1, doc. 2)

“Manuel Ruiz, vecino de la uilla de Talauera y estante en esta ciudad, maestro de dorador y pintor, como mejor proceda, dixo que con el licenciado Thomás Frenandez presbítero Abad del Cauildo de Capellanes de esta ciudad, en uirtud de comisión que dixo tener de dicho Cauildo, ajusté a dorar y estofar el retablo del altar mayor de la yglesia de la Sangre a donde sirue dicho Cauildo en precio de seis mil trecientos y cinquenta reales a cuia cuenta me entregó mil reales y yo, para dar principio a dicha obra desarme(?) dicho retablo que está en el cuerpo de dicha yglesia y tengo enpleados en otro tres mil reales; y queriendo continuar dicha obra por estar ajustada desde el mes de agosto pasado deste año y auer sido condizión se auía de hazer luego, no da lugar a ello dicho licenciado Tomás Frenandez(?) con pretesto de estar hecha con contradizión a dicha obra; y respecto de que esto no deue ser en perdición(?) del…. ni mío y que es prezisso se lleue adelante el concierto y la dilación me es muy dañosa, a Vuestra Merced suplico mande se le notifique y aga notorio a dicho licenciado Thomás Frenandez como le requiero las bezes en derecho necesarias, y ésta por todas, no me enuaraze la obra de dicho retablo por camino alguno y me acuda con la cantidad de maravedís que es obligado conforme a dicho concierto; y de los contrario, le protesto todos los daños que se me ocasionaresn por la dilación y el enpleo hecho en oro, el continuar y perficionar dicha obra a mi costa por ahora hasta que acauada es justicia por los medios que me conpeten, lo cobre del sussodicho la cantidad escrita(?) del concierto // con más los daños que con la suspensión me ha ocasionado y de cómo así lo requiero y protesto se me de por testimonio con ynserción deste requirimiento, auto que procuyere Vuestra Merced para que se haga y respuesta que diere el sussodicho, que en ello reciuiré merced con justicia, a que pido costas, etc. Manuel Ruiz.

Auto

Notifiqué a el licenciado Thomás Fernández, presbítero desta ciudad y Abad del Cauildo de Capellanes della, no enbargase la obra de dorar el retablo de la Sangre en manera alguna, antes sí cumpla el trato que el predimento de esta dicha parte contiene y acuda con el dinero necesario y dese el testimonio que se pide. Así lo proueió y mandó el señor licenciado Juan Francés Arias, cura propio de la yglesia parroquial de Santa María, Vicario de esta ciudad de Truxillo y su partido en ella, a diez y seis días del mes de diziembre de mil y seiscientos y setenta y çinco. El licenciado Arias, ante mi Juan Andrés de la Estrella y Pardo, notario.

Notificación

En la ciudad de Truxillo, en diez y seis días del mes de diziembre de mil y seiscientos y setenta y cinco años, yo el notario estando en junta el Abad y Cauildo de Capellanes de esta ciudad en la yglesia de la Sangre a las tres de la tarde, poco más o menos, fuy a dicha yglesia y pedí liçençia para notificar a dicho Abad el auto de susso. Y concedida, entré y le notifiqué // dicho auto en presençia de dichos capitulares, el cual dixo que es çierto que contrató contrató con el dicho Manuel Ruiz todo lo referido en su pedimiento y que al presente no puede cumpli con dicho contrato por caussa de que algunos capitulares de dicho cauildo ganaron auto del señor Prouisor de este obispado para que se notificase a el susodicho como tal Abad no prosiguiese en dicho contrato que por dicho señor prouisor se mandase dicha cossa y éste le fue notificado a el sussodicho por el presente notario, y que así no está en su mano el cumplir el dicho contrato asta tanto que por dicho señor Prouisor se mande como dicho es otra cossa. Así que si el dicho Manuel Ruiz quiere proseguir en el dorar dicho retablo lo aga por su cuenta y riesgo y no por la del que responde. Y protesta no le pareçe perjuiçio alguno el auto que a el presente le a sido notificado y pide que de dicho pedimiento y de él y de esta respuesta se de testimonio y los presentes le fuese testigos. Esto respondió y lo firmó, de que doi fe. Thomás Fernández. Juan Andrés de la Estrella y Pardo, notario. Enmendado Pedi=vale.

Concuerda con su original a que me remito, que queda en mi oficio. Y para que conste de pedimiento del licenciado Thomás Fernándes, Yo Juan Andrés de la Estrella y Pardo, notario de la audiençia eclesiástica desta ciudad de Truxllo, doi el presente en ella, a ueinte y tres días del mes de henero de mil y seiscientos y setenta y seis años. Y en fe de ello lo signé y firmé.

En testimonio de verdad.

Juan de la Estrella y Pardo (rubricado) Reciuí de mi salario 4 reales.

Doc. 8. Sobre terminar de dorar el retablo de la iglesia

(Archivo Parroquial de San Martín de Trujillo, Caja 92, carpeta 1, doc. 19)

“A el licenciado Thomas Fernández Abad del Cabildo de Capellanes de esta ciudad se le notifico auto del señor Provisor de este obispado, probeydo en Plasencia el día 13 del mes de septiembre del año pasado de 1675, de diferentes contenidos, y el que hace a este propósito fue que no innovase sobre dorar el rretablo de la iglesia de la Sangre a espensas de dicho Cavildo, ni para ello lo sacase del arca de tres llaves, ni de otras partes hasta que por su merced otra cosa se mandase con censuras de late senten ….(?) en caso de contra vencion. Manuel Ruiz con quien estaba ajustada esta obra hizo requerimiento que notifico a dicho Abad el día diez y seis de diciembre siguiente, sobre continuarla, a [lo] quel abad respondió, le estaba notificado el auto rreferido y que asi no estaba en su mano el complimiento del contrato hasta que por dicho sr Provisor se mandase otra cosa y que si dicho Manuel Ruiz  se resolviese a continuar la obra fuese por su cuenta y rriesgo y no por la de dicho Abad; Como consta de los testimonios de uno y otro que he visto: el Pintor se rresolvio en continuar la obra y a dicho Abad se le calumnia que por este hecho y continuación incurrió en la censura conminada en el auto del señor Provisor, y que esta incurso en irregularidad, por aber celebrado después de la continuación de dicha obra, y se me pida de mi parezer sobre ello. Y Digo que si la continuación de la obra fue única resoluzion de Manuel Ruiz Pintor en ejecuzion de la insinuazion que hizo en el rrequerimiento de quererla acabar, y acabada, rrecurria en fuerza del contrato a cobrar la cantidad en que se justo contra quien hubiese lugar; no puede aber especie de duda en que llego el caso de la zensura puesta por Provisor en su auto contra dicho licenciado Thomas Fernández y en esta consequenzia // no pudo llegar el de la irregularidad. Y quando espresamente dicho licenciado Thomas Fernández le hubiera mandado continuar la obra y para ella le ubiera surtido o socorrido, tanpoco hubiera llegado el caso de lo uno, ni otro, como si lo hubiera hecho a espensas de las rrentas del Cavildo que estuviesen en el arca de tres llabes o en otras partes. Porque eso fue lo que se le prohibió en dicho auto, y no otra cosa y como las sentencias y autos y especialmente los penales como es este, son de estrecha naturaleza y no rreziben estension, solo lo que se expresa y lo que las palabras suenan se tiene por determiando y no mas y siempre se deben entender e interpretar como menos dañen y rrestrinjan y dar a este caso otra intelligenzia fuera impropiedad jurídica, y querer quel auto se ampiaara a mas de lo contenido en el pedimento sobre que caio en cuia conclusión e pidió que no se sacase para dicha obra los maravedís que el cabildo tubiese en el arca de tres llaves. Ni los que pareziesen estar fuera della, y a esta ultima parte correspondió el probeido en quanto dize, que no se haga a espensas del Cabildo ni se saque de su arca de tres llaves ni de otras partes, que sean de entender onde el Cavildo tenga los dineros, porque los proveidos toman interpretación de los pedimentos sobre que caen y porque la palabra, otras, a que se junta, partes es rreptitiba de las calidades que prezeden y su puesto que antez dentemente se a hablado de espensas del Cabildo y de su arca, aquel, otras pares por inteligenzia lega, la debe tener. Y entenderse de a donde el cavildo lo tubiese por aber presupuesto en la conclusión del pedimento, estar algunos maravedíes del cabildo fuera de su // arca de tres llabes: y quando sim perjuizio de lo cierto se quisiera dar extensión tal, a aquellas palabras, ni otras partes, que hubieran de comprehender todos y qualesquiera medios y inferir de aquí que el Abad ni los Capitulares del dicho Cavildo no podían continuar la obra, aun que fuese a sus espensas o con las limosas ofreidas y otras, o de otros medios no prohibidos ni de duzidos en juicio contenzioso, fuera absurdo. Pues el hacerlo, costearlo y solizitarlo por otros medios es obra meritoria y buena y para prohibir esta no se pueden promulgar zensuras pues la obra buena no es sujetar materia sobre que puedan caer, lo qual supuesto y que fue condizional la zensura de dicho auto del señor Provisior en que prohibió la innobazion en la obra a espensas del Cabildo y que no sea contravenido a dicha condición, me pareze no a llegado a incurrir dicho Abad y que la irregularidad que se le atribuie es imaginaria. Con todo, convendrá comunique este parezer y los papeles que en el se rrefieren con personas doctas en theologia para que le zensuren y emmienden en lo que lo nezesitare o le aprueben para la total seguridad del sujeto. [Va] entre rrenglones: o con las limosnas ofrecidas y otras. Vale.

Trujillo y febrero 1 de 1676”

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1 Vid: Carmelo: El órgano en Extremadura (tesis inédita); SANZ FERNÁNDEZ; Francisco: “Ar- quitectura y mecenazgo de los Pizarro en Trujillo” en, Actas de los XXXI Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2002; TEJADA VIZUETE, Francisco: “Sobre diversos maestros (Garci Carrasco, Gabriel Pentiero, Ondarza Zabaleta, etc.) que actuaron en las primeras décadas del siglo XVII en Mérida y Trujillo. Nuevas noticias” en, Actas de Trujillo Renacimiento y Alto Barroco, RAEx. 2003, pp. 269-280; Francisco Javier Pizarro Gómez: “Arquitectura y urbanismo de Trujillo en tiempos del Barroco”, en Actas de Trujillo desde el Barroco al Neoclasicismo, RAEx 2004, pp. 163-196.

2  SÁENZ BERCEO, María del Carmen: “Los inquisidores del Tribunal de Valladolid durante el reinado de Felipe II”, en Revista de la Inquisicón (año 1999), núm. 8, pp. 43-83.

3  Su partida bautismal, que nos habría aclarado sin duda el dato, debía de contenerse en el primer libro de bautismos de la parroquia de Santa María, hoy perdido.

4  A.U.SA., lib. 308, fol. 5. Matrícula del Curso 1594-1595. Pizarro de Hinojosa se matriculó el 18 de noviembre de 1594.

5  SÁENZ BERCEO, María del Carmen: “Los inquisidores del Tribunal de Valladolid…” Art. cit., p. 71.

6  AHN., Inq., libro, 577, fol., 457 sto. Dado a conocer por SÁENZ BERCEO, María del Carmen: “Los inquisidores del Tribunal de Valladolid durante el reinado de Felipe II”, en Revista de la Inquisicón (año 1999), núm. 8, pp. 43-83.

7  VEGA, Inca Garcilaso de la: Primera parte de los comentarios reales que tratan del origen de los Incas, reyes que fueron del Perú… Madrid: impta. De los hijos de doña Catalina Piñuela, 1829, t. III, pp. 432 y 433.

8  Archivo Municiapl de Trujillo (en adelante A.M.T.), Protocolos Notariales.

9  Archivo de Santa María la Mayor de Trujillo, Lib. 1º de difuntos, Fols 168v-169v.

10  Archivo Parroquial de San Martín de Trujillo, Caja 64, carpeta 5, doc. 7.

11  Archivo Parroquial de San Martín de Trujillo, Caja 64, carpeta 5, doc. 6)

12  A.S.M.M. Caja 50, lib. 1. Visitas Arciprestales, libro único de visitas (1859-1879).

13  Archivo Parroquial de San Martín, caja 49, carpeta 1. Libro de la Casa Rectoral de San Martín (1925-1959).

14

15 Falta el resto.

Oct 012011
 

Jesús Ruiz Moreno.

 

1.  REFERENCIAS AL EMPLEO DEL MONTANTE POR PARTE DEL SANSÓN

Diego García de Paredes fue un valentísimo soldado y de tantas fuerzas naturales (…) que puesto con un montante en la entrada de un puente detuvo a todo un innumerable ejercito que no pasase por ella” (“El Ingenioso Hidalgo don Quijote de la Mancha” – Miguel de Cervantes Saavedra)

Muchas fueron las hazañas y aventuras que vivió Paredes a lo largo de su vida, desafíos y batallas en las que su valor y fortaleza siempre fueron señaladas. Ceriñola, Garellano y Gaeta conocieron de sus proezas. Recuerdos que no se perdieron en el olvido, su nombre pasó a ser adjetivo de valentía y esfuerzo, y en su memoria fueron numerosas las poblaciones que dieron su nombre a alguna de sus calles, como Trujillo, Cáceres, Badajoz, León, Córdoba, Motril o la propia capital de España, Madrid.

Entre las armas que utilizó, tanto en batalla como en los numerosos duelos singulares y desafíos en los que participó, destacan los “montantes” o espadas de dos manos.

En el relato de Thomas Tamaio de Vargas, el montante es mencionado en manos del Sansón en varias ocasiones. Una de ellas durante el asedio a Barletta, en el que hubo un desafío entre caballeros franceses y españoles.

Los franceses se burlaban de los hombres de armas españoles, decían que éstos no sabían luchar a caballo, a lo que los españoles respondían que no solo eran buenos caballeros, sino que aún superiores a los franceses, porque éstos, pasado el primer ímpetu, no perseveraban en la batalla y siempre enflaqueciendo, mientras a los españoles siempre les crecía el esfuerzo, y perseveraban hasta el final. El asunto alcanzó tal cariz que el 19 de Septiembre de 1502 se produjo un acuerdo de encuentros entre ambas partes, donde los principales paladines de los dos ejércitos, en número de once por cada uno, defenderían el honor de su patria. Concertado el desafío, se hicieron los preparativos, eligiendo campo neutral para celebrarlo, en la villa de Trani, ciudad que el rey Fernando el Católico había empeñado a los venecianos. El acuerdo fue que el vencido pagase cien ducados además de ceder sus armas y el caballo al vencedor. Los franceses dedicaron ciento cincuenta caballeros a un activo entrenamiento, de los cuales habría de salir los once campeones. En el campo español no hubo preparación alguna, el asunto estaba en las manos del Gran Capitán, quien se encargaría de designar a sus paladines. La exaltación de ánimos era tan grande, que tres días antes del combate se inició en el campamento español una gran reyerta, entre quienes debía ser los elegidos, pelea que llegó a tal punto, que Paredes “tuvo necesidad de meterse en medio con un montante”, para detener el ímpetu de tanta gente. Metido entre los combatientes, quitando armas y pegando golpes logró al fin aquietarlos, pero a costa de tres heridas que le atormentaron mucho la cabeza (Tamayo, 1621: 48).

En otra ocasión, relata también Tamaio, durante los combates en el Garellano, los franceses consiguieron cruzar el rio y hacerse con una cabeza de puente en territorio español. La situación se hizo desesperada, y Paredes propuso al Gran Capitán una arriesgada maniobra que, mediante una retirada simulada, permitiría ganarles las partida a los franceses. Pero don Gonzalo no entendió bien la operación y le respondió: “Diego García, pues no puso Dios en vos el miedo, no lo pongáis vos en mi». La respuesta quedó desconcertado al Sansón, dolido por haber sido mal interpretadas sus palabras tomó “un montante al hombro” (Tamayo, 1621: 81) y se dirigió hacia las líneas enemigas, el solo, resuelto a dejar bien alto su honor de caballero español. Llegó al puente controlado por los franceses y tras retarles a todos a duelo, comenzó a esgrimir su arma dando mandoblazos a diestro y siniestro, desbordando a los guardias y refuerzos que iban llegando para intentar contener la furia del “Sansón”. Los compañeros de Paredes corrieron en su ayuda, pero la inferioridad numérica era aplastante. Los españoles retrocedían incapaces de contener a los franceses, pero Paredes se mantenía impasible girando su montante, trazando círculos de muerte a su alrededor, todos los que intentaban cruzar aceros con él salían malheridos o muertos, llegó un momento en que nadie quiso entrar a combatir con el Sansón, y al final, convencido por sus compañeros, se retiró del puente, habiendo elevado la moral de su campo y habiendo producido gran quebranto en la del enemigo. Tamaio habla de quinientos enemigos muertos, “que o cayeron a su montante, o en el rio huyendo de sus manos” (Tamayo, 1621: 84)

Baste como botón de muestra, estas dos citas en las que se menciona el uso del montante o espada de dos manos por el Sansón Extremeño.

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Lám. 1. Fotomontaje de la hazaña del puente sobre el rio Garellano, sobre oleo de Manuel Rubio.

2. PAREDES Y LOS DOBLESUELDOS

Los ejemplares que actualmente se adjudican al “Sansón” son de filos más o menos paralelos, aunque no es descartable que también pudiera haber utilizado los “Zweihänder Schlachtschwerter” (Espadas de batalla de dos manos), también denominadas actualmente como Bidenhänder o Bihänder, del modelo conocido como “flammards”, cuya hoja de bordes ondulados imitan las llamas del fuego. Este tipo es conocido por algunos coleccionistas con el término menos exacto de flamberge. Espada utilizada por los “Doblesueldos” (Doppelsöldners), tropas de élite de los lansquenetes alemanes ((landsknechts). Los Lansquenetes, según Tim Collins en su historia visual del combatiente “Soldado” eran tropas alemanas profesionales, que aparecieron hacia 1486. Sus armas principales eran: la pica y el arcabuz, aunque existían unidades especiales, los “doppelsöldner” (doblesueldo, por recibir una paga doble) que portaban espadas de dos manos y alabardas, como podemos observar en los grabados de Erhard Schön, Niklas Stör, y Hans Bugkmair, entre otros.

Algunos de ellos formaban las unidades “Blutfahnen” (bandera de sangre) especializados en misiones de alto riesgo, en ataques contra las posiciones enemigas y defensa de brechas abiertas en las fortalezas (Collins, 2009: 112). Para Hale, fue este tipo de combate tan arriesgado y temerario, junto con la gran cantidad de bajas que sufrían en cada enfrentamiento lo que les hizo labrarse una buena reputación y el mayor de los respetos entre todas las fuerzas de infantes que combatían en la Europa de principio del siglo XVI (Hale, 1990: 60).

Debido a ello, en ocasiones, los voluntarios para esgrimir los montantes no fueron suficientes, incluso ni con los incentivos de la “paga doble”, por lo que se acudió a alistar a los condenados a muerte, con la promesa de redención de sus culpas. Formando grupos donde el mayor valor y la más profunda desesperación se daban la mano. Por ello se le les conocía como “Verlorener Haufe” (Compañías perdidas), dado el incuestionable fin al que se exponían sus miembros (Koch, 1998: 134).

Douglas Miller, en su estudio “The Landskenechts”, anota además que formaban la vanguardia y la retaguardia en la marcha de los ejércitos, así como la primera línea de ataque contra los cuadros de piqueros enemigos, cortando las astas de las picas de los contrarios, y alguna tibia, lo que permitía abrir las formaciones de los piqueros enemigos, dando paso a que sus compañeros terminaran con el resto. Con este movimiento se intentaba “ablandar” la resistencia del enemigo  y desmoralizarlo, antes siquiera de haber entrado en el cuerpo a cuerpo de piqueros (Edge & Paddock, 1995:149) Entre sus misiones también estaba la defensa y protección de la bandera de su unidad, así como la de los comandantes o personas principales de la misma (Clements, 1988: 248).

Encontramos un ejemplo de lo que pudieron ser estos choques entre infanterías suizas y de lansquenetes en el dibujo de Hans Holbein “el joven”, pintado alrededor de 1530 y que se encuentra en el Kunstmuseum de Basilea. En él se muestra a un “doblesueldo” esgrimiendo un montante en plena batalla. “Doblesueldos” que también aparecen entre las tropas que desfilan en una acuarela del siglo XVI de la colección de la Biblioteca Nacional de Madrid, en la que se representa el “Triunfo de Maximiliano” (Triumphzug Kaiser Maximilians). Del mismo modo podemos observar a los “doblesueldo” en acción en el cuadro de la batalla de Pavía (1525) de autor desconocido, pero contemporáneo a los hechos, que se haya expuesto en la Royal Armouries de Leeds. En el que se puede observar un par de lansquenetes con montantes, uno portándolo al hombro antes de entrar en combate y el otro esgrimiéndolo en plena refriega.

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Lám. 2. Doppelsöldner en combate. Fotomontaje sobre grabado de Hans Holbein

Diego García de Paredes combatió junto a estas fuerzas en dos ocasiones. Primero bajo el mando del Gran Capitán, en la campaña de Italia, 2000 lansquenetes contratados al emperador Maximiliano I, con los que se trataba de compensar el empuje de los piqueros suizos al servicio de las fuerzas francesas. Y en una segunda ocasión bajo las órdenes directas del emperador de Austria, Maximiliano, en la Liga de Cambrai. Coalición en la que también se encuadraban fuerzas de Francia, el Papado, y España, contra la República de Venecia.

Durante su permanencia en el ejército alemán, siguió Paredes cosechando triunfos. El emperador le nombró Maestre de Campo, poniendo bajo su mando a dos mil infantes y trescientos caballeros. Con los cuales realizó nuevas proezas en la defensas de la ciudad de Verona contra los venecianos. Las acciones de Paredes al lado de los lansquenetes debieron ser importantes, pues Maximiliano premió sus servicios con un privilegio firmado en Inspurg, el 8 de noviembre de 1511 en el que se elogiaba sus hazañas y se le concedía nuevos cuarteles para su escudo heráldico, pudiendo mostrar desde entonces una cruz roja en campo de plata y un león de oro en campo de gules.

Razones de camaradería que permiten pensar que el Sansón pudiera conocer de primera mano y esgrimir las armas propias de los Doblesueldos, los Zweihänder, por lo que en este estudio daremos unas breves pinceladas sobre ambos modelos

3. EVOLUCIÓN HACIA LA ESPADA DE DOS MANOS

Los montantes o espadas de dos manos son los máximos exponentes en la evolución de este tipo de armas que necesitan de las dos manos para ser esgrimidas. Si comenzamos por la típica espada medieval “de una mano” clasificada por Oakeshott en los tipos XI-XII principalmente, en su ”Records of the Medieval Sword”, con unas dimensiones aproximadas de 80 cm de hoja y peso próximo a 1 Kg, el siguiente paso podría ser las del tipo denominada “de mano y media” (longswords), de uso generalizado a partir del siglo XIV, que llega a alcanzar los 100 cm de hoja y 1,500 Kg de peso, también conocidas como “espadas de arzón”, según el “Glosario de Voces de Armería” (1912) de D. Enrique de Leguina, por ser más largas que las habituales y llevarse sujetas al arzón del caballo (Leguina, 1912: 385). Denominación que también pudieron compartir con el de “tajadoras”, por ser su función principal la acción de los tajos sobre las estocadas (Sotto y Montes, 1968 :119). El montante, como punto final, llega a medir por término medio los 120 cm de hoja y llega a superar con facilidad los 3 kg.

Estas dimensiones y pesos se ven sobrepasados en algunos ejemplares ceremoniales (Paratschwert), citados por Neil Melville en “The Origins of the Two-Handed Sword”, tales como el “Sempill Sword” de Escocia, que llegaban a medir 255 cm de largo y pesar alrededor de 10,5 kg. O la espada que aparece en manos de un lansquenete en el tercer tapiz flamenco de la Batalla de Pavía (1531), basado en los dibujos de Bernaert van Orley.

No obstante, las espadas de dos manos no fueron exclusivas de los países europeos. Cameron Stone en su “Glosario de Armas y Armaduras”, expone que este tipo de arma también fue utilizada en China, India y otros países orientales, sobre todo para ejecuciones.

La utilización de una espada con las dos manos ya se nos muestra en “el Salterio Tenison”, a finales del siglo XIII (OAKESHOTT; 2000, 98) pero más bien parece un empuñamiento realizado sobre una espada de mano media (Longsword) o una espada de una mano, con el único fin de aumentar el esfuerzo realizado en el corte.

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Lám. 3. Comparación entre espada de una mano, espada de mano y media y espada de dos manos

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Lám. 4. Dibujo basado en el caballero del Salterio de Tenison

Suceso que se repite en las ilustraciones sobre la batalla de Aljubarrota (1385) que realizó Jean de Wavrin a mediados del siglo XV, en su “Crónica de Inglaterra”.

En algunos casos, las ilustraciones que no son contemporáneas con el evento que tratan de representar, pueden reflejar anacronismos, como los montantes que aparecen en una ilustración de la batalla de Sempach (1386), basada en la Crónica de Lucerna (Schilling Luzerner, 1513) en la que los suizos derrotaron y mataron al duque Leopoldo III de Austria. Se cuenta que en el momento más crítico de la batalla, un suizo planteó un acción suicida tras la cual sus compañeros podrían abrir una brecha en las filas enemigas. Antes de ello pidió a sus compañeros que se encargasen de proteger a su mujer e hijos, entregó su arma (espada de dos manos) y se abalanzó contra las lanzas del enemigo, agarrando contra su pecho el mayor número de ellas, con lo que logró abrir un hueco por el que sus compañeros pudieron rebasar a los austriacos, aunque a costa de su vida (Miller, 1996: 10)

Otro caso singular es la obra titulada “Jura de Santa Gadea” (1864) que se exhibe en el Palacio del Senado de Madrid. Lienzo de Giráldez de Acosta en el que se muestra, en el lado derecho del mismo, un soldado de guardia portando una espada de dos manos de tal tamaño que hace poco probable que dicha arma realmente existiese en aquella época (siglo XI) pareciendo, más bien, que el autor se ha dejado influir por los montantes del siglo XVI.

Pese a las imprecisiones comentadas, lo que sí está documentado es que el término “espada de dos manos” ya aparece en “el Victorial o Crónica de don Pero Niño”, redactado en la primera mitad del siglo XIV (Martín de Riquer, 1999: 250). Gago-Jover en su “Vocabulario militar castellano de los siglos XIII al XV” recoge el mismo término “espada de dos manos” referido en el libro de la “Historia de la linda Melosina” (1489) (Gago-Jover, 2002: 170).

Del mismo modo, podemos encontrar algunas pruebas arqueológicas de la existencia de “espadas de dos manos”, desde etapas bastante temprana, como la hoja de 141 cm que se conserva en un museo de Viena, que data de finales del siglo XIII, o el ejemplar completo encontrado en Dinamarca, fechado en torno a 1450, y clasificado por Oakeshott como del tipo XVIIIe, en su trabajo “The sword in the age of  chivalry”.

Ashdown opina que estas espadas de dos manos ya eran portadas desde el siglo XIV en el arzón de los caballeros, utilizándose como arma de reserva en el caso de tener que combatir a pie (Ashdown, 1995: 337), ejemplo que podemos observar en la película norteamericana, “los caballeros del rey Arturo” (Knights of the Round Table), rodada en 1953 por Richard Thope.

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 Lám. 5. Espada de dos manos. Cortesía del Museo Lázaro Galdiano. Copyright Museo Lázaro Galdiano.

Pero pese a las pruebas de la existencia más o menos generalizada de espadas utilizadas con las dos manos (longsword) desde la Edad Media, John Clements en su “Medieval Swordsmanship” opina que verdaderamente las “espadas de dos manos” (Two-handed sword) son más propias del Renacimiento que del Medievo. Debiendo su existencia a la necesidad de disponer de armas que pudiera hacer frente a las formaciones cerradas de piqueros, fuerzas que dominaban el teatro bélico europeo por aquel tiempo. No obstante, Clements también hace notar que en países como Alemania e Inglaterra, entre otros, también existieron escuelas donde se enseñaba su uso para combates singulares. (Clements, 1988: 248). Como los mostrados en 1539 en el grabado de Heinrich Steyner, “Duelo con Flambergen» (Hull, 2008: 162). Probablemente utilizando técnicas muy influidas por los maestros de la esgrima de espada de mano y media (longsword) como Talhoffer (Rector), Sigmund Ringeek´s (Lindholm y Svärd, ó Tobler), Liechtenauer (Tobler) o Fiore dei Liberi (Price).

El empleo del “Montante” no solo fue objeto de los “doppelsolder”, también la nobleza (Leguina, 1912: 655), como la realeza fueron instruidas en su manejo. Existe un grabado del emperador Maximiliano, tomado del “Weiss Kuning”, crónica que narra la vida y el reinado del rey blanco (Maximiliano I), en el que se muestra el aprendizaje y manejo de la espada de dos manos por parte del mismo. Esgrima de la que también era aficionado el rey Enrique VIII, según indica Sir Guy Francis Laking en “A Record of European Amour and Arms” (1921). O el propio Emperador Carlos V, del que cuenta Pérez de Mendoza que uso un montante durante la batalla de Argel (Leguina, 1912: 390). También conocemos de la existencia de otros caballeros españoles que esgrimieron montantes. Martín Gómez en su publicación sobre “Los hombres y armas en la Conquista de Méjico” cita a Pánfilo Narváez como uno de sus esgrimidores en el Nuevo Mundo (Martín Gómez, 2001: 85), y la Crónica del soldado Bernal Díaz del Castillo cita otro montante esgrimido contra los aztecas (García Cano, 1994:15). En opinión de Ada Bruhn de Hoffmeyer, las espadas grandes y tajantes (montantes) fueron junto con las lanzas y picas las armas más importantes con las que contaban las tropas de Cortés y Pizarro, en la lucha contra los indios (Bruhn de Hoffmeyer, 1963: 5).

4. USO DE LAS ESPADAS DE DOS MANOS

Las espadas de dos manos fueron armas muy versátiles en combates en campo abierto, tanto contra la infantería como contra la caballería, cortando las patas de los caballos de un tajo (Sach, 1999: 48). También fueron utilizadas con notable éxito en la defensa de posiciones y pasos estrechos (Ashdown, 1195: 337), así como para impedir el asalto a los muros de las poblaciones sitiadas (Demmin, 1911: 372). Lugares donde la defensa con el escudo era menos útil que contar con un montante (Cowper, 1906: 149). En ocasiones los defensores contaban con un montante y un escudo, denominado tarja, que se suspendía del cuello, para dejar las manos libres en el momento de echar mano del montante (Leguina, 1912: 355), de forma similar a las imágenes que se muestran de un duelo singular sometido al juicio de Dios, Miniatura de las Conquëtes de Charlemagne. Manuscrito del siglo XV, que se encuentra en la Biblioteca de Bruselas, donde dos contendientes luchan con espadas de dos manos, manteniendo sus escudos colgados por sus respectivos tiracoles.

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Lám. 6. Dibujo basado en la miniatura de las Conquistas de Carlomagno.

Los montantes también fueron utilizados por las milicias urbanas de algunas zonas de Alemania e Italia para desalojar puntos “calientes” y preservar la seguridad de los vecinos, siendo conocidas por las limpiacallejones”, por su facilidad de poderse enfrentar a varios oponentes al mismo tiempo.

Para Steve Hick, el Montante pudo haber sido el arma base en el estudio de la esgrima en los reinos peninsulares ibéricos desde el siglo XV, al ser su disciplina considerada superior a la de la espada, porque junto con el mangual son las únicas armas con las que uno puede enfrentarse con éxito a varios contrarios a la vez. Caso que, según se cuenta, sucedió al maestro de armas Francisco Añasco. Esta opinión es compartida con el maestro Giacomo di Gras en su tratado “El Verdadero Arte de la Defensa” (1570) en el que resalta la capacidad de la espada de dos manos para oponerse, ella sola, a numerosos atacantes, y que por ello es utilizado en las ciudades contra los malhechores, haciéndolas girar en un círculo completo, de tal forma que mientras la espada con su estocada solo puede afectar a un hombre cada vez, la circunferencia de muerte que provoca “la dos manos” con su movimiento de corte puede hacer frente a mu- chos. Con este fin, como arma para imponer el orden, encontramos una referencia pictórica en el fresco del martirio de Santa Clara, obra de Lorenzo de Lotto pintado en 1524 en la capilla Suardi, en Trescore (Bérgamo). En el que se aprecia una pareja de guardias manteniendo el orden en la plaza de una ciudad, uno de ellos portando una alabarda y el otro un montante. En esta misma representación puede observarse la forma de transportar dicha arma. Aunque algunos autores opinan que en las marchas, el montante era portado transversalmente a la espalda por medio de una correa (Miller, 1995:11). Otros autores discrepan de tal afirmación, a excepción de las espadas de dos manos utilizados en Escocia. Apoyándose en las fuentes pictóricas contemporáneas, Laking interpreta que los montantes raramente tuvieron vainas y que lo común es verlos transportados al hombro, de forma similar a como se hacía con las alabardas (Laking, 1921:270)

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Lám. 7. Dibujo basado en el fresco del martirio de Santa Clara.

Sobre la esgrima de este arma conservamos un manual escrito en 1651, “el Memorial de la práctica del Montante de Diogo Gomes de Figueyredo”, estudiado por Eryc Myers y Steven Hick. En dicha investigación se explica como al montante, al igual que a la mayoría de las espadas de dos manos, no puede aplicarse las técnicas de la espada de mano y media (longswords), tiene su estilo propio, y según Clements en su artículo “The Weighty Issue of Two-Handed Greatswords”, al ser un arma más pesada, y por ello más lenta, la mayoría de las guardias son más verticales que las utilizadas con las espadas de “mano y media”, requiriendo su empleo más fuerza y más tiempo, pero una vez alcanzado el objetivo, el golpe es mucho más poderoso. Su esgrima conlleva amplios giros, lo que puede ofrecer aperturas de ataque al contrario durante dichas ma- niobras, por lo que su técnica implica el desplazamiento de pies en cada golpe para evitarlo.

5. MONTANTES Y MANDOBLES

En España, el Glosario de Leguina indica que el montante también es conocido como espada de dos manos o mandoble, por la necesaria utilización de las dos manos (mano doble) para su esgrima (Leguina, 1912: 389). Pero Dueñas Beraiz, en su estudio sobre las espadas españolas del siglo XVI y XVII, puntualiza que el término de mandoble nunca fue utilizado para designar a este arma, hasta el siglo XIX (Dueñas Beraiz, 2004: 214). La palabra mandoble si era conocida, pero con otro significado. López Vallejo en su tesis doctoral “Historia del léxico militar en el español áureo” recoge dicho término como golpe o corte que se ocasiona manejando un arma blanca con ambas manos, citado ya en el siglo XVI (López Vallejo, 2008: 922) . Así aparece en el Quijote: “No por esto dejaba de menudear Don Quijote, cuchilladas, mandobles, tajos y reveses” (Leguina, 1912 : 624)

El término correcto, por tanto es el de “Montante”, y como tal aparece mencionado en manos de un soldado en la “Crónica de Adramón”, obra anónima de finales del siglo XV (López Vallejo, 2008 : 957). El mismo vocablo es mencionado por Sánchez de Carranza en su “Filosofía de las armas” (1569), y por Antonio Trillo en la “Historia de la rebelión y guerras de Flandes” (1592) en las que habla de hombres que servían con montantes (López Vallejo, 2008: 957). Término que también se utiliza, como apunta Leguina, en la información remitida al rey Felipe III tras la expulsión de los moriscos de Valencia, operación en la que se habían incautado numerosas armas, entre ellas 6 montantes (Leguina, 1912: 224)

Existía hasta una denominación particular para el soldado que luchaba con el montante, “Montantero”. Denominación que se recoge en los “Diálogos militares” de García Palacios en 1583 y en “Persiles y Sigismunda” de Rojas Zorrilla en 1633 (López Vallejo, 2008: 958). En relación con lo anterior D. Enrique de Leguina recoge en “El Glosario de Voces de Armería” (1912) que se decía “Montantear” a la práctica con el montante (Leguina, 1912, 655). Posteriormente el término “Montante” también fue utilizado, según el Glosario del Catálogo de la Real Armería de Madrid (1849) para designar una espada de hoja ancha y larga, con grandes gavilanes que usaban los maestros de esgrima como símbolo de su saber. Así como “herramienta” para imponer respeto y separar a sus discípulos en el acaloramiento de los asaltos, por ello quedo la expresión “echar el montante” como dicho popular para detener una pelea (Leguina, 1912: 624). Los montantes, anota Dueñas Beraiz, también fueron utilizados por dichos maestros en exhibiciones públicas con motivo de fiestas. Estas demostraciones recibían el nombre de “florear” (Dueñas Beraiz, 2004: 221).

6. DESCRIPCIÓN DE LAS ESPADAS DE DOS MANOS

Steven Hick define el montante como una espada de dos manos de origen ibérico, algo más pequeño que el Zweihänder alemán, de una longitud total que supera los 120 cm, y que tiene una empuñadura que ronda los 30 cm, con un gran pomo que equilibra el conjunto. Para Pacheco de Narváez, en su “Nueva Ciencia” (1672), debían medir dos varas, es decir ocho palmos, seis de cuchilla y dos de puño (Leguina,1912 : 390).

Realmente, la denominación de “Two-handed swords” o “espada de dos manos”, no solo significaba que su empuñadura tuviera capacidad para ser asida por las dos manos, lo normal es que su longitud de unos 30 cm permitiera el agarre por tres y cuatro manos. Sino que, como indica el profesor Melville, al contrario que las espadas de mano y media, que pueden ser esgrimidas con una o ambas manos, el peso y las dimensiones de la “Two-handed” hace obligatorio su uso con las dos manos.

Sus gavilanes suelen ser rectos o ligeramente curvados y suelen acompañarse de un anillo en uno o ambos lados, para proteger la mano contra los golpes de las armas de asta, y de esta manera compensar la falta de agilidad en adoptar una guardia defensiva, dado la lentitud que implicaba el peso y las dimensiones de dichas armas (Clements, 1988: 248).

Ada Bruhn Holffmeyer es de la opinión que dichos elementos defensivos se hicieron necesarios para detener los golpes de corte del adversario, por ello los gavilanes se hicieron más largos y en ocasiones con forma de S en un plano perpendicular a la hoja, probablemente antes de mediados del siglo XV (Bruch Holffmeyer, 1963: 28).

Gavilanes curvados que aparecen en la representación de San Pablo en el medallón que se muestra en la escalera dorada de la Catedral de Brugos mandada construir en 1519.

Gavilanes curvos que también se muestran en una escena de un duelo entre el emperador Maximiliano y un caballero alemán, que aparece en “Le Moyen Age et la Renaissance«, de Paul Lacroix, Ferdinand Séré and A Rivaud, Volume I (Paris, 1849) ilustración basada en un manuscrito del siglo XV «Aventures du Chevalier a la Roue, ou de Tewerdanck”. Y en algunas representaciones de doblesueldos de Jost Amman.

Por las mismas fechas también aparecerían anillos horizontales, en ocasiones solo en el lado exterior de la hoja, en otras uno a cada lado (Bruch Holff- meyer, 1963: 28). Bernalte Sánchez puntualiza en su estudio “Mandobles, montantes y estoques” que algunos ejemplares están provistos de una cruceta ó “falsaguarda”, formada por unos rebordes de forma apuntada, también conocidos como “Parrierhaken” o “ganchos de parada” (CLEMENTS, 1988: 249). Para Melville, ambos accesorios de defensa adicional (anillos y falsaguarda) ya aparecen de forma independiente durante el siglo XV, no siendo hasta el XVI, cuando ambos elementos se hacen más o menos comunes, a la vez, en las espadas de dos manos.

Estas falsaguardas estaban situadas en el tercio fuerte de la hoja, por debajo del recazo, con el fin de proteger la mano de los tajos ceñidos a la hoja (Leguina, 1912: 475), cuando el arma se esgrimía con la técnica alemana denominada “de media espada” (half-sword), Técnica similar a la que puede observarse en los trabajo de esgrima para la espada de mano y media (longsword) de Talhoffer (Rector. 2000: 15), en el Fechtbuch de Sigmund Ringeek´s (Lindholm y Svärd, ó Tobler) o los versos “ Fighting Tradition” de Liechtenauer (Tobler). Tratados en los que la mano izquierda agarraba el recazo, que en ocasiones iba forrado de cuero (Wilkinson, 1978: 83). Como la espada de dos manos que esgrime el actor Mel Gibson, al interpretar a William Wallace en la película Brave Heart. Con esta acción se alargaba el empuñamiento y permitía que el arma fuera más maniobrable en las distancias cortas, así como al realizar ataques de estocada, utilizando el montante a modo de lanza, como si tuviera un asta de metal (Dougherty, 2010: 114).

La hoja podía ser recta de dos filos, presentando en algunas ocasiones uno o varios vaceos, pero también se fabricaban con hoja ondulante o flamberge, con falsaguardas de media luna puntiagudas. Este modelo muy abundante entre las fuerzas de Lansquenetes, era producido principalmente en Suiza y Alemania, aunque también fueron realizadas en las fraguas españolas, como indica Dueñas Beraiz. Investigador para quien este diseño, también conocido como de hoja flamígera o llameante, fue censurado por la Iglesia, debido a su similitud con la serpiente como símbolo del mal (Dueñas Beraiz, 2004: 217). Aunque es de resaltar que, en algunas ocasiones, dicha hoja ondulada o “de fuego” fuera la esgrimida por las huestes angélicas. Y en ocasiones por el propio arcángel San Miguel, en las representaciones que de éste se hacía en su lucha contra el diablo (Burton, 1987: 237). Prueba de ello tenemos la escultura de la fuente de San Miguel, que representa la victoria del arcángel sobre el dragón, en la plaza de Saint Michel, en el barrio Latino de París, o el vitral de San Miguel Arcángel, situado en la iglesia de San Juan Bosco en París, entre otras.

Según Clements, en su estudio “The Weighty Issue of Two-Handed Greatswords” las espadas de fuego (Flammenschwer, flammard o flambards, también conocidas como flamberges entre los anticuarios) aunque tienen un diseño visualmente muy agresivo, en realidad no son mucho más eficaces en el corte que la de los filos rectos. Para Viollet le Duc, por el contrario, en su “Encyclopédie Médiévale” expresa que los bordes ondulados de estas hojas están diseñados para arrancar pedazos de la armadura del contrario y dificultar el deslizamiento de las picas y otras armas cuando las formaciones cerradas entraban en el cuerpo a cuerpo (Viollet le Duc, 1995: 308).

7. MONTANTES ATRIBUIDOS A DIEGO GARCÍA DE PAREDES

Las armas del Sansón español fueron guardadas por sus descendientes, hasta que en 1764, algunas fueron donadas a la Real Armería del rey Carlos III, cedidas por Doña Antonia de Eraso, Tapia y Paredes, dama de honor de la reina. Entre ellas un montante. Dicha espada, atribuida a Diego García de paredes, estaba signada con el número 1620 en el Catálogo de la Real Armería de 1854, y según la descripción del mismo se trataría de un montante de origen valenciano, con guarnición negra de hierro, cruz con brazos derechos que terminan en botones, y de la caja de la cruz saldrían dos puentes, recazo con filetes y dos aletas. La longitud desde el pomo hasta la punta 2 varas menos 4 pulgadas. Pero dicho montante es recogido, tiempo después, en el Catálogo del Conde Vdo. De Valencia de Don Juan (1898), con la signatura G-16, junto con otros 6 montantes existentes en la Real Armería de Madrid (signaturas: G-15, G-16, G-17, G- 18, G-19, G-20), pero con la aclaración de que dicha espada no perteneció nu ca al Sansón, siendo un error su anterior atribución, ya que dicho montante se trataba de una espada procedente de la Armería del emperador Carlos V, citado en la Relación de Valladolid. Opinión que comparte Quintana Lacaci, en su estudio sobre la Armería del Palacio Real de Madrid (Quitana Lacaci, 1987: 101). Por lo que el verdadero montante de Diego García de Paredes se encontraría actualmente en paradero desconocido.

Posteriormente, en 1853, se entregaron otros dos montantes al Museo de Artillería.  Armas que pasaron a ser custodiadas en el Museo del Ejército (Madrid). “Hierros” que actualmente se guardan en el actual Museo del Ejército (Toledo), con las signaturas 35.366 y 35.367. Según el Catálogo Bermúdez de Castro estas espadas de dos manos o espadones, son ambas de dos filos, y sus empuñaduras de madera son alargadas y elípticas. La guarnición es de gavilanes rectos, con una esfera hendida en el centro en sus extremos, y se acompañan de una doble asa lisa y con forma elíptica.

El primero de los montantes mencionados (35.366) se exhibe en la exposición permanente «Sala de la Monarquía Hispánica». Este arma no lleva falsaguarda y sus dimensiones son 1,560 m y 2,161 kg y según Bernalte Sánchez pudiera ser de producción italiana.

Mientras que el segundo (signado como 35367), similar al anterior, lleva en la hoja dos rompepuntas curvados y sus dimensiones son 1,640 m y un peso de 2,638 kg, bastante parecido al comentado por el doctor Soler del Campo en “Antigüedades siglos XVI-XX” , permanece en los almacenes del Departamento de Armas.

8. DECLIVE EN EL USO DEL MONTANTE

El “montante” estuvo vigente hasta principios del siglo XVII. Como prueba de ello tenemos un cuadro de “San Pablo” pintado por el Greco entre 1610 y 1614, sosteniendo en su mano derecha un montante muy similar al tipo denominado de García de Paredes con salvaguarda.

Otro aparece en el cuadro “Recuperación de Bahía de Brasil”, obra de Juan Bautista Maino sobre 1634 en el que el Conde Duque de Olivares porta también un montante.

En estas fechas, según Clements, las “espadas de dos manos” dejaron de ser prácticas, la aparición generalizada de las armas de fuego, y el costo de adquirir y aprender el uso del montante no compensaba, el tiempo dorado en el que las “Two handed” esgrimidas por los lansquenetes fuera un arma decisiva en las batallas había pasado, lejos quedaron las hazañas del regimiento de la “Banda Negra” renegados al servicio de francisco I, que en la batalla de Pavía (1525) se enfrentaron a los Imperiales, sacrificando hasta el último hombre cuando ya el resto del ejército francés había huido.

El declive de su fama había comenzado, siendo en algunos caso despreciados incluso por los comandantes que les contrataban. El duque de Alba comentó, en cierta ocasión, que los contrataba no porque fueran decisivos en el combate, sino para que no lucharan a favor del enemigo (Collins, 2009: 113). De idéntico parecer es la opinión descrita en la obra: “Milicia, discurso, y regla militar”(1592) del alférez Martín de Eguíluz quien escribe que: “En ningún esquadrón se ha de consentir para ser perfecto otras armas que picas y arcabuzes (…) que alabardas y otras armas de asta corta, ni montantes, como los usavan otras naciones, no sirven sino para estorvar (…) y antes enflaquecen que fortalecen el esquadrón”(López Vallejo, 2008: 957). Poco a poco fue desapareciendo del campo de batalla y pasó a convertirse en un arma ceremonial con carácter simbólico (Sach, 1999: 49), como los montantes papales, espadas bendecidas por el Papa, que fueron regalados a los reyes y personas muy principales por los servicios prestados a su causa (Leguina, 1912: 391). Normalmente estos obsequios solo se concedieron a particulares, con una única excepción, la espada que el Papa Julio II concedió en 1511 al pueblo Suizo por sus esmerados servicios como su guardia personal, la Guardia Suiza, ejemplar que puede observarse en el Landesmuseum de Zurich (Weland, 1995: 27). La costumbre de regalar espadas bendecidas parece ser que comenzó en el siglo XI, y se mantuvo hasta el XIX, siendo la última la concedida por el Papa León XII en 1823 al duque de Angulema, por el apoyo a la causa del rey español Fernando VII. Prueba de ello son los Montantes papales que se conservaban en la Real Armería de Madrid. Según el Catálogo de 1854 existían ejemplares enviados a Juan II de Castilla por el Papa Eugenio IV en 1446, Erique IV remitido por el Papa Calisto en 1458 Carlos V por ClementeVII en 1529, a Felipe II por los Papas: Clemente VIII en 1593, Pio IV en 1562, Paulo III en 1547 y Felipe III por Gregorio XIV en 1590, Felipe IV por Paulo V en 1615.

De los ejemplares de montantes que actualmente se conservan, según la opinión de Laking, las fabricadas por los armeros italianos y españoles son las de formas más bellas y finas, con sus arriaces simples y cuyo temple de sus hojas las hace muy superiores a las del resto de espadas de dos manos europeas (Laking, 1921:270)

La esgrima con montante no se ha perdido en el tiempo, actualmente es una de las armas que se estudian en la Asociación Española de Esgrima Antigua (AEEA), espada a la que se dedican seminarios en las Academias Internacionales que organiza la misma. Clases impartidas por el maestro de Armas Alberto Bomprezzi, en colaboración con el preboste Rodrigo González.

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Oct 012011
 

Miguel Fernández-Ordóñez Agra.

1.  INTRODUCCIÓN

El propósito de la presente investigación es el análisis profundo de las capitulaciones que Francisco de Orellana acordó con Carlos I, sobre parte de los territorios, de los que había sido primer explorador y asimismo, primer navegante del Amazonas hasta su desembocadura.

De este modo, en primer lugar realizó una introducción a lo qué son las capitulaciones en general, llevó a cabo una contextualización histórica y procedió a analizar, comparar y relacionar esta parte, menos conocida por el público en general, del Descubrimiento de América, y en particular de nuestro amigo Ore-lana que zarpó a las Indias a la edad del que suscribe y, que aunque fuera solo por ello, es digno de admirar.

Para llegar a realizar este análisis es fundamental abordar previamente una serie de cuestiones básicas sobre este tema de forma previa a su desarrollo, como es la contextualización histórica, antes mencionada, de forma general del Imperio Español de Don Carlos, el Tratado de Tordesillas y las Bulas Alejandrinas, el proceso con el que se fue conquistando y colonizando el nuevo continente descubierto por Cristóbal Colón, y la vida de Orellana previa a la firma de la capitulación, la cual es la causante de este hecho y para cuya investigación a fondo realicé un viaje a su ciudad natal.

La importancia de las capitulaciones y el motivo por el que merecen ser trabajadas y estudiadas es que fueron un medio importantísimo que utilizó la Corona para la coordinación de la colonización de América, y la manera de organizar esta conquista.

Dos aspectos de gran importancia en este proceso en las Indias es la evangelización del Nuevo Mundo, lo cual era uno de los intereses principales y por lo que se protegía a los indígenas con las Leyes.

2. LAS CAPITULACIONES

2.1.  Las capitulaciones en general

Sinónimo de concierto, asiento, contrato, acuerdo, pacto o convenio es capitulación; ésta es una escritura pública que se divide en párrafos o capítulos donde se hacen constar los distintos puntos.

En las capitulaciones indianas o del Nuevo Mundo, los pactos son mercedes regias, ya que uno de los que contrata es el Rey, que lo hace con una o varias personas. La singularidad de las capitulaciones de Indias, es la intervención en una de las partes del monarca, aunque generalmente por medio de un representante; por lo tanto es un asiento especial, porque si no estuviera dotado de esta característica sería un mero contrato y no sería digno de tan señalada mención.

Las capitulaciones pueden ser de descubrimiento, en la que el capitulante se obliga a realizar un descubrimiento para con la Corona, en un plazo fijado y dentro de los límites asignados por la bula del Papa Alejandro VI –Inter Caetera, en 1493- para los reyes de Castilla y León y sus sucesores al este del meridiano que se encuentra a 100 leguas de las islas Azores, que finalmente, al año siguiente, por acuerdo entre estos monarcas y Juan II de Portugal en el Tratado de Tordesillas, se estableció a 370 leguas de las islas de Cabo Verde.

También las hay de conquista, sobre un territorio ya hallado, que se podía realizar de forma pacífica o no. Generalmente, los jefes del descubrimiento de un nuevo territorio, pedían al Rey más adelante las capitulaciones de conquista, en las que recibían el título de adelantado de esas tierras, considerándose éstas como frontera. Además recibían los de gobernador, capitán general y justicia mayor, siendo de esta forma la máxima autoridad y representante de la Corona. Más adelante estos contratos se acabarían llamando de pacificación.

Por último encontramos los de población, que generalmente iban unidos a los de pacificación y en los cuales, el asiento autorizado por la Corona consiste en la fundación y subsiguiente población de ciertos territorios previamente descubiertos. En estos contratos, se obligaba al capitulante a llevar consigo hombres casados con sus mujeres, labradores, mineros y religiosos, para favorecer la estabilidad de los pobladores, arraigar en la tierra, explotar los minera- les y evangelizar a los indios sin la luz de la Fe.

El origen de los contratos regios son los que se establecieron con Cristóbal Colón en Santa Fe, cuya peculiar estructura jurídica prevaleció durante la conquista de América, con la mayoría de los descubridores. A partir de 1499, el obispo Fonseca (delegado real en asuntos de Indias), capitula con un gran nú- mero de exploradores.

2.2.  Y su motivo

Cabe destacar que los descubridores tomaban posesión jurídica de las nuevas tierras, de un modo parecido a como lo hacían los romanos: haciéndolo en nombre de los reyes castellanos, poniéndoles nombres, señalando las rutas de navegación, poniendo mojones, anotando en sus diarios y crónicas las incidencias del viaje y en el momento de llegar a España, comunicando el resultado de sus exploraciones.

Generalmente, en las capitulaciones, junto a los derechos y obligaciones del titular, se encuentran referencias a los preceptos dados en favor del buen trato y conservación de los indios. Después de que el rey Don Carlos reglamentara en Granada en 1526 un nuevo modo de descubrir, conquistar y poblar de una manera mucho más beneficiosa para los nativos, esta provisión se incluye en cada una de las posteriores capitulaciones.

Igualmente, en ellas se establece la forma de cristianizar el Nuevo Mundo, de forma no forzada, usando métodos persuasorios de evangelizar y siempre que el indígena hubiera aceptado previamente la soberanía del monarca, civilizarlos a lo hispano y las consecuencias que ello llevaba: el vasallaje de los nativos a la manera de los españoles y el repartirlos en encomiendas.

Una vez que Felipe II fue coronado, promulgó las Ordenanzas de descubrimientos, nueva población y pacificación de las Indias en 1573 en Segovia, con motivo de la insuficiencia de las instrucciones y la legislación en vigor que hasta el momento se habían manifestado como ineficaces para resolver los problemas que planteaba la colonización. Además de la necesidad de imponer una solución política, una vez superados los inicios de la colonización (descubrimiento y conquista), que armonizase las soluciones contrapuestas que daban juristas y teólogos de la época.

En estas Ordenanzas se mantendrán las expediciones, en muchos casos a costa de la Corona para los frailes o religiosos de las órdenes que quieran ir a descubrir tierra y a predicar el Evangelio.

En este compendio de normas, se suprime el término conquista y se pretende que no se tome el asentamiento como penetración violenta.

También se regula de forma detallada la institución indiana de los “adelantados”, estableciéndose los cargos que junto con éste ostentarán, las atribuciones y la exención de impuestos, lo que es característico porque se da unidad a las capitulaciones indianas ya que hasta el momento tanto de los nombramientos, atribuciones, exenciones como en relación con los salarios, no había existido una norma única.

2.3.  Las Capitulaciones de Orellana

Para entender las capitulaciones que Orellana firma con la corona, es necesario primero introducir a sus actores principales: el Rey Carlos I y Orellana, para posteriormente poder entender su contenido en su contexto histórico.

2.3.1.  Principales hechos de la vida de Carlos I.

Carlos I de España y V del Sacro Imperio Romano Germánico, nació en 1500 en Gante, de la unión de Juana I de Castilla y Felipe I de Habsburgo, el Hermoso; nieto de los Reyes Católicos, de los que heredó Castilla, Navarra, las Islas Canarias, Aragón, Nápoles, Sicilia y las Indias.

Ya que su madre estaba incapacitada, empezó a ostentar su poder en cuanto llegó a España, precediéndole en esta función el cardenal Cisneros como regente en Castilla. No estaba bien vista la decisión de que se le coronara Rey en la Península, aunque al final se le juró obediencia, pero se le hicieron las siguien- tes peticiones: que aprendiera a hablar castellano, que cesara el nombramiento de extranjeros, que se prohibiera la salida de caballos y metales preciosos de España y que mejorara el trato con su madre, recluida en Tordesillas.

Tras las revueltas populares de las Comunidades en Castilla, de las Germanías en Valencia, y en Navarra, se consolidó en el poder con un sistema de organización llamado Monarquía Hispánica, en la que los diferentes territorios estaban divididos históricamente; tenía leyes, instituciones, fueros y moneda distintos en cada uno; y el Rey era soberano de cada una de las partes, con títulos individuales de cada reino, siendo a la vez soberano de todos. Además se organizaba el poder en Consejos (de Guerra, de la Inquisición, de Órdenes, de Cruzadas, etc.).

Se casó con Isabel de Portugal en los Reales Alcázares de Sevilla, con la que tuvo al futuro Felipe II y fue nombrado Patriarca de Indias para su evangelización.

Carlos I quiso unificar Europa y europeizar América.

A este lado del Atlántico Carlos V tuvo tres frentes principales, uno con los turcos otomanos (perdió Orán y Túnez y defendió Viena de su ataque, por lo que se retiraron), otro con Francia luchando por la supremacía en Italia y en el Imperio (en la batalla de Pavía se llega a hacer prisionero al rey francés, pérdida de Verdún, renuncia de Borgoña, impedimento de la invasión de Italia, entrada en Roma con su ejército y coronación como Emperador por el Papa) y la lucha contra los primeros movimientos protestantes, en la que se excomulgó a los luteranos en el Edicto de Worms, ganó a los príncipes alemanes en la batalla de Mülhberg, pero al final firmó la Paz de Augsburgo, aceptando la libertad de elección de los alemanes entre la confesión católica y el luteranismo. Además se inició la Contrarreforma, con el Concilio de Trento en 1545.

Durante su reinado se llevaron a cabo las mayores conquistas, descubrimientos y capitulaciones en el Nuevo Mundo español: Pizarro, Cortés, Elcano, Magallanes, Jiménez de Quesada, Pedro de Mendoza, Pedro de Valdivia y Orellana, entre otros.

Abdica en su hijo Felipe las posesiones de España y las Indias y en su hermano Fernando el gobierno imperial en 1555, muere en el Monasterio de Yuste en 1558 y está enterrado en el de San Lorenzo del Escorial.

2.3.2.  Principales hechos de la vida de Orellana.

Francisco de Orellana nació en el año de 1511, según testimonio suyo, en la villa medieval de Trujillo junto a la iglesia de Santa María La Mayor y procedía de una familia emparentada con la de Francisco Pizarro, también vecinos de esta villa. Cuando era bastante joven, con apenas dieciséis años, se embarcó en una expedición a las Indias, en concreto a Nicaragua, donde hizo sus primeras armas de conquistador. Más adelante participó en las conquistas de Lima, la zona de Puerto Viejo y otras tantas ciudades a las órdenes de Francisco Pizarro. En el 12 de marzo de 1535 participó en la fundación, en la provincia conquistada de Puerto Viejo, de la villa de Puerto Viejo, cuyos acontecimientos le llevaron a perder un ojo y donde estableció su casa.

Después de haber sido alférez general de los setecientos hombres a pie y a caballo enviados desde Lima para proteger a Hernando Pizarro, por su hermano Francisco, intervino en las querellas entre los gobernadores Pizarro y Almagro, que tuvo un fatal desenlace para éste último en la batalla de las Salinas, librada el 26 de abril de 1538. Posteriormente, Pizarro reunió a sus servidores y ayudantes repartiéndoles autorizaciones para que se dispersaran en todas direcciones de manera que el país quedara más tranquilo y se satisficieran las aspiraciones de todos ellos. Por ello, Orellana salió de Lima, con las gentes que logró reunir, en dirección al norte, después de mediado el año 1538 y de esta manera, redujo a los indios a la obediencia de las armas españolas y procedió a fundar la ciudad de Santiago de Guayaquil.

Una vez Francisco Pizarro cedió la gobernación en 1540 de las tierras de Quito, La Culata y Puerto Viejo, a su hermano Gonzalo, quien las deseaba por las noticias que se tenían de la riqueza de las tierras hacia el Oriente, que eran llamadas del Dorado y la Canela. Orellana dispuso el viaje junto a él y marcha- ron hacia el este habiendo reunido cuatro mil indios y más de doscientos españoles, bien pertrechados.

Cruzaron los Andes y tras un año, en vista del escaso éxito y de la falta de resultados de la búsqueda de estos parajes, decidieron construir un bergantín, el San Pedro y siguieron los cursos del Napo y del Coca hasta donde confluye éste con el Aguarico y el Curaray, lugar en el que se encontraban faltos de provisiones, con pérdidas de 140 españoles y 3000 indios. Entonces decidieron (-el 22 de abril de 1542- ) que Orellana prosiguiera navegando por el río en busca de alimentos, quien fue acompañado de 56 hombres, uno de ellos el dominico Fray Gaspar de Carvajal, cronista de sus viajes (-cuadro de nombres dibujado-). Según le dijeron los marineros españoles en el navío al Padre Carvajal, descendieron en nueve días, doscientas leguas del río; por el remar de estos hombres con gran fuerza durante todo el día y el impulso de la corriente, ya que en esta época del año el río tiene un impresionante caudal torrencial y por ello no pudieron volver en auxilio de Pizarro, acusación que ha pesado sobre el capitán del barco, Orellana, durante siglos y por la que más adelante será juzgado y absuelto. (-Pizarro le acusa de traidor, pero el testimonio de la tripulación y la Relación del Descubrimiento del P. Carvajal, fueron pruebas a su favor frente al tribunal-).

A lo largo del viaje, disputarán pequeñas escaramuzas con los solimones (- veneno-), las amazonas (-12 de febrero de 1542- ) y otras tribus y también deciden construir otro bergantín, el Victoria (-en honor a la patrona de Trujillo-).

Al cabo de siete meses de navegación, llegó Orellana a la desembocadura del Amazonas, el 26 de agosto de 1542, se dirigió con sus acompañantes a la isla de Cubagua desde donde partió hacia España en una difícil travesía, durante la cual pasó por Portugal, donde el soberano de esas tierras le ofreció formar una expedición para volver al Amazonas bajo la bandera portuguesa, pero se dirigió a Valladolid, donde una vez en la corte, Carlos I le nombra gobernador de Nueva Andalucía, las tierras por él descubiertas. En el intento de llevar a cabo las capitulaciones firmadas con Su Majestad, Orellana muere tras un ataque de los nativos caribes, en noviembre de 1546, en un lugar desconocido del Amazonas, quedando éste durante un siglo sin ser más explorado ni poblado por españoles.

2.4.  Cómo Orellana llegó a firmar las Capitulaciones

Como Orellana, cuando descendió río abajo y no podía volver, lo hizo con la mayoría del armamento y provisiones que llevaba en la expedición con Gonzalo Pizarro, éste le acuso de traición y haber huido y entraron en pleitos.

Después de la navegación por el Amazonas, se dirigió a la isla de Cubagua, desde la que partió a España para conseguir los permisos del Rey y firmar las capitulaciones, pero llegó a Lisboa, en Portugal, donde Juan II le ofreció hospitalidad y la posibilidad de iniciar una nueva expedición al Amazonas bajo la bandera portuguesa, propuesta que fue rechazada y tras la cual se dirigió a Va- lladolid para conseguir su propósito.

2.5.  Contenido de las Capitulaciones de Orellana

Una vez llegado, mantuvo una serie de negociaciones con la Corona, para poder lograr y alcanzar las aspiraciones que él anhelaba.

Pasados nueve meses llegan a un acuerdo a trece días del mes de febrero de 1544 en cuya capitulación le es impuesto:

-En primer lugar, que los territorios descubiertos en el primer viaje por el Amazonas de Orellana se llamarán Nueva Andalucía, los cuales deberán ser poblados y explorados para los reinos de Castilla por doscientos hombres de infantería a pie y otros cien a caballo.

“Muchos de los territorios americanos adheridos a la Corona, fueron nombrados con nombres de ciudad y regiones ya existentes en la Península, de la misma forma o añadiéndoles la palabra Nuevo/a, los mismo sucedió con la colonización inglesa de la costa noreste de los actuales Estados Unidos, caso de New Hampshire”.

-Asimismo se prohibía la embarcación de indios naturales en los barcos españoles en cualquier caso o situación, a no ser que cumplieran la función de traducir, bajo multa de diez mil pesos de oro para la Cámara y Fisco reales.

“Esta es una de las múltiples protecciones de los indios que se ordenan en esta capitulación, recordemos que en expediciones anteriores, como podría ser la del propio Orellana, embarcó a 3000 indios, de los cuales la mayoría murió”.

-Además tenía la obligación de llevar consigo a ocho religiosos, escogidos por el propio Consejo de Indias para convertir e instruir a los indígenas, los cuales han de ser mantenidos por cuenta de Orellana.

“Era frecuente enviar en los barcos que partían al Nuevo Mundo algunos religiosos para servicio, además de los expedicionarios, de los nativos americanos, pues no conocían los Evangelios, ni le fe en Cristo. En la colonización de América, la evangelización de los nuevos territorios era una de las prioridades de la Monarquía, en algunos casos superando a la conquista”.

-También se le insta a hacer dos pueblos con la gente que le acompañaba, uno a la entrada del río, en lo primero que se pudiera poblar y donde a él, a los religiosos y a los oficiales españoles les pareciera mejor; y el otro ya adentrado en la tierra y alejado del mar, del mismo modo, donde más cómodo y propicio les pareciera, escogiendo un lugar de los que más sanos y deleitosos entre los que pudieran encontrar en esas abundantes provincias y a su vez donde se pudieran proveer de los que el río les ofrecía.

Si el Imperio español se quería expandir rápidamente por las Indias, debía fundar numerosas ciudades, pero no para los indios, sino para que españoles se quedaran allí y los autóctonos fueran hispanizados y cristianizados correctamente, como era lo propio. En el caso de que población española no se hubiera quedado allí, no quedaría la gran herencia que los españoles dejamos: lengua, religión, cultura, arquitectura, moda, instituciones…, método parecido al que se usaba en la antigua Roma”.

-Por otro lado Orellana ha de realizar el descubrimiento y población, empezándolo por la boca del río por el que salió, haciéndolo con dos carabelas, que entren río arriba por la desembocadura, de forma que una fuera después de la otra.

“Como podemos observar en dicha capitulación se especifica minuciosamente todo el proceso de descubrimiento y población, hasta el simple hecho de cómo deben navegar dos navíos”.

Otrosí, según dice el texto jurídico, si se encuentran en las tierras o zonas del río a donde han de ir, algún capitán o gobernador, que hubiera descubierto o poblado algo allí, le dejaran, que no interfirieran, aunque estuvieran mandados por las capitulaciones a ese lugar y que se lo comunicaran al Consejo de Indias.

“El motivo de este punto es que no se produjeran conflictos entre los españoles, como había ocurrido anteriormente en casos como los de Almagro y Pizarro”.

-Otro punto a destacar es que no les estaba permitido entrar en islas del río que estuvieran habitadas por cualquier tipo de gentes, excepto en el caso de que se enviaran religiosos allí, para que voluntariamente les trajeran a la obediencia de los soberanos y les enseñaran las cosas de la Fe Católica, ya que estas tierras no entraban en la gobernación de la Corona y solo estaban autorizados a contratar con ellos comerciando.

“El Rey quería tener un absoluto control sobre los descubridores y les restringían los territorios a los que podían acudir, a menos que fueran a esos terrenos con misión evangelizadora. De este modo no repartían privilegios y títulos sobre extensiones muy vastas a un solo conquistador, además de las limitaciones territoriales que tenían por las Bulas Alejandrinas y el Tratado de Tordesillas”.

-Por último son nombrados los asientos y capitulaciones que hay entre el Emperador y Rey Don Carlos y el Serenísimo Rey de Portugal Don Juan II sobre la demarcación y repartición de las Indias, así como de las islas de los Malucos y Especiería, con motivo de que Orellana guardara lo que éstos contienen y no entrara en lo que pertenecía al Serenísimo Rey.

“Para evitar conflictos con los portugueses una vez que se han llegado a una serie de acuerdos, era necesario avisar a los jefes de las expediciones, en este particular caso, más aún ya que la zona del Amazonas es cercana a la línea divisoria con el Reino de Portugal”.

Instando de nuevo a Don Francisco a que cumpliera las nuevas leyes y ordenanzas hechas por Su Majestad anteriormente, se le conceden las siguientes mercedes:

-Primeramente, se le conceden las licencias y facultades al capitán Orellana, para que por su Majestad y en nombre de la Corona Real de Castilla y León pueda descubrir y poblar la costa del río Orellana, únicamente en la orilla izquierda de la boca del río por donde debía entrar, que es en el lado en que se encuentra el río de la Plata, porque es lo que está dentro de los límites de Su Majestad.

“El Rey tenía que autorizar este tipo de actos, ya que estos territorios se encontraban bajo su soberanía y sin su permiso no se podían llevar a cabo. Este es un claro caso en el que el monarca quería demostrar su poder, aunque realmente, como veremos más adelante, el firmante es el Secretario de su Majestad, además de quien redacta el documento jurídico. De igual modo, sigue dejando claro a lo largo de todo el escrito cuales son los límites acordados en aquellas tierras”.

-En el siguiente punto, dando a entender y como causa de, que estará al servicio de Dios y rendirá honor a su persona, le son concedidos los títulos de Gobernador y Capitán General de lo que descubriese a ese lado izquierdo del río, incluyéndose doscientas leguas de costa y media legua por el aire, las que el capitán escogiera, una vez pasados tres años desde que entrara en aquellas tierras, con un salario de cinco mil ducados al año, los cuales habrán de ser goza- dos desde el día en que se hiciera a la mar, saliendo del puerto de Sanlúcar de Barrameda, para hacer el viaje. Estos dineros le serán pagados de las tierras y rentas de éstas que descubriera y poblase, de manera que Su Majestad no se venga obligado a pagaros, y además que en aquella costa hiciera gobernación y justicia hasta que le fuera mandada otra cosa.

“Le son concedidos dos títulos, los cuales le hacen ser el máximo poder civil y el máximo militar respectivamente, los cuales habrían de ser ostentados noblemente, sirviendo a Dios, este es un momento más en el que se le insta indirectamente a potenciar la labor evangelizadora sobre Nueva Andalucía, de una forma digamos que camuflada.

El salario se le concede en ducados, que es la moneda de la época en España, tras la unificación numismática de los Reyes Católicos y que era de origen veneciano, sin embargo, anteriormente ha sido nombrada la unidad monetaria “peso”, que era lo utilizado en las Indias, ya que no había casi moneda acuñada y se pagaba al peso con una balanza, lo que más adelante se asentó como moneda acuñada y en la actualidad sigue teniendo vigencia en ciertos países hispanoamericanos. Aún así, el salario, a pesar de que estaba estipulado en una moneda concreta, debería proceder de las rentas que produciría la tierra americana”.

-Se le concede otro título, el de adelantado de lo que descubriese y de lo que también será gobernador, para su persona y para un heredero sucesor que él eligiese.

“El título de adelantado se define por primera vez en el siglo XIII por Alfonso X, El Sabio, en el compendio normativo de las Siete Partidas y se utilizaba para nombrar a aquellos que se encontraban en la frontera en la Reconquista, los cuales tenían función militar contra los mahometanos. Pero cada vez estos títulos estaban siendo acaparados en mayor medida por la alta nobleza o la familia real, por lo que acabaría siendo algo meramente honorífico, sin llegar a ser nunca de carácter nobiliario.

En la conquista de las Islas Canarias se volvió a utilizar con Alonso Fernández de Lugo y de aquí pasó a América, ya que coincidió la toma de Granada con el descubrimiento de América, lo que hizo que la frontera pasara a estar al otro lado del Atlántico.

El título de Orellana, adelantado de Nueva Andalucía, tenía límite, solo pasaba a un descendiente como ocurrió con la mayoría de ellos, excepto con algunos casos particulares, que eran hereditarios, como el concedido a Colón, el adelantamiento de Yucatán, que todavía hoy se conserva”.

-Asimismo se le concede la merced del oficio de Alguacil Mayor a él y a un hijo después de él, que nombrara.

“El Alguacil Mayor era el ejecutor de las ordenanzas de gobierno. Podía ser nombrado por los corregidores, gobernadores y alcaldes mayores, pero no por la Audiencia. Debía reconocer y rondar los lugares públicos para denunciar los juegos y pecados públicos. En este caso, como no existían previamente esas personas en aquellas tierras, es nombrado por regia merced”.

-Se le da permiso para construir dos fortalezas de piedra en el lugar descubierto, eligiendo él y sus oficiales el lugar que más les convenga, que serán necesarias para la guarda, custodia y pacificación de esas tierras, de las cuales es hecho poseedor y también sus herederos y sucesores con un salario de ciento cincuenta mil maravedíes al año, por cada fortaleza, el cual será gozado desde que éstas estuvieran acabadas a costa del adelantado de Nueva Andalucía sin que Su Majestad ni los reyes que después vinieran sean obligados a pagarle lo que gastó en las fortalezas.

“Es curioso como a lo largo de la capitulación, se describen distintos salarios con diferentes monedas. En este caso, los maravedíes son una moneda de origen castellano, para comerciar con los sarracenos de la Península, aunque su nombre proceda del árabe y que se utilizó a partir del siglo XI.

Las fortalezas, al igual que el reclutamiento y el mantenimiento de los expedicionarios, corrían a cargo de Orellana, lo cual suponía un esfuerzo muy grande, además de un riesgo financiero que puede llegar a cuenta perdida, o bien a dar muy buenos frutos”.

-Por otro lado se le hace poseedor de la doceava parte de las rentas y frutos que Su Majestad obtuviera cada año en las tierras y provincias que Orellana había descubierto y poblado según esta capitulación, limitándole en una cierta cantidad y concediéndoselo también a sus herederos perpetuamente.

“La concesión en este caso es en propiedad y para todos los descendientes, pero con un límite fijado por la Corona, no fuera a quitarle demasiados ingresos a ésta. Aún así en las capitulaciones se contempla como un acto de generosidad por parte del Rey, ya que por ejemplo los títulos y resto de salarios eran solo para un único descendiente”.

-Se le autoriza a llevarse consigo a las tierras del Amazonas a ocho esclavos negros libres de impuestos de los reinos y señoríos del Rey, así como del Reino de Portugal, islas de Cabo Verde o Guinea.

“Así como se le dan otros beneficios, también se le dan recursos para poder llevar a cabo la población y colonización sin utilizar a los indios.

Los indios estaban protegidos por la Corona, pero en cambio se le autoriza a llevar esclavos negros con exención de pagar impuestos. Llama la atención el distinto trato que reciben, no siendo castellanos, los indios y los esclavos negros”.

-Además se les exime del derecho de almojarifazgo a Orellana, a todos los que con él viajaban y a los que después fueran a poblar aquellas tierras, durante diez años, desde el día en que se firma esta capitulación.

“El derecho de almojarifazgo es el equivalente a los actuales aranceles y consistía en un impuesto aduanero que se pagaba por trasladar mercaderías que ingresaban o salían del Reino de España o que se trasladaban entre puertos del mismo reino, incluyendo tanto los peninsulares como los americanos. Los almojarifes fueron primeramente creados en la Corona de Castilla por Alfonso X y más adelante Alfonso XI, sustituyó a los almojarifes hebraicos por recaudadores y tesoreros cristianos. Almojarife procede del árabe “inspector”.

A continuación el Rey deja constancia de que sabe que ha habido abusos en las Indias y por lo tanto hace entrega de las leyes a Orellana en el documento, para que éste las haga cumplir obligatoriamente y no pudiera alegar desconocimiento. Estas leyes de obligado cumplimiento son:

-Que procure, a la hora de tomar posesión de aquellos lugares para establecer las poblaciones, hacerlo en un lugar donde no se perjudique a los indios de allí, y si no se pudiera hacer, que se escuche la voluntad de los indios o se hiciera lo que le parezca oportuno al veedor, que con su expedición irá para comprobar que se cumple lo que está establecido en la capitulación, o bien lo que aconsejen los religiosos.

“El Rey, para asegurarse de que lo que estaba acordado se hacía cumplir mandaba un representante suyo, el veedor, que conocía las leyes y las capitulaciones, así como lo que el Rey había dictaminado en cada caso para las expediciones a las Indias, el cual debía ser mantenido, al igual que los religiosos durante la travesía y el asentamiento a costa del explorador. América era un continente lejano, ya que se tardaban meses en llegar desde Europa y no había otra manera de cerciorarse de que no hacían lo que querían ni abusaban de los indios”.

-Que no tomaran ni él, ni ninguno de sus acompañantes ni mujer casada, ni hija, ni ninguna otra mujer de los indios, ni oro, ni plata, ni algodón, ni plumas, ni piedras, ni ninguna otra posesión que tuvieran estos indios, a no ser que fuera por medio de un intercambio por otra cosa que valiera lo mismo, haciéndose este intercambio y pago según les pareciera al veedor y a los religiosos, al que vaya con esta ley, será castigado con la pena de muerte y expropiación de los bienes. Pero si les permite en el caso de que se hayan quedado sin comida y no tuvieran nada para hacer un intercambio, que con ruegos, buenas palabras y persuasiones, pero nunca por la fuerza, a no ser que después de haber utilizado todas las formas para conseguir comida ellos no cedieran y a él, al veedor y a los religiosos les pareciese correcto. Puesto que si es un caso de extrema necesidad, se podrá tomar la comida allí donde la haya.

“Después de las sangrientas guerras y barbaridades cometidas contra los indios por los primeros conquistadores abusando de ellos, se imponen bastantes medidas para protegerlos, que en alguna forma aminoraban estos sucesos, pero que no dejaron de ocurrir. Uno de los defensores de los derechos de los indios y que denunció los hecho de suso descritos fue Fray Bartolomé de las Casas, de la orden de Santo Domingo de Guzmán.

Por otro lado, queda patente a lo largo de este contrato, el poder de decisión que se les otorga a los religiosos enviados, así como al veedor, que hace bastante más que solo ver”.

-Que por ningún motivo ni forma se les haga la guerra a los indios, si no es para defenderse, con la moderación que el caso requiera, pues antes les deberá dar a entender que Su Alteza Real El Príncipe de Asturias (“Nos” en el original), les envía solo a enseñarlos y adoctrinarlos y no a pelear, sino a darles conocimiento de Dios, de la Santa Fe Católica y de la obediencia que le deben. Y si se da el caso en el que los indios fuesen tan orgullosos que aún después de haberles apercibido y exhortado las noticias de paz que les hayan hecho, todavía quieren entrar en guerras, no teniendo otro remedio para evadirse y defenderse de ellos, salvo romper con ellos, lo harán con la mayor moderación y templanza, y con las menos muertes y daños posibles. Todas las ropas, joyas y demás cosas que les sean tomadas en batalla, que no sean ni armas ofensivas, ni defensivas, tanto por parte de Orellana como de los vayan con él, las recogerán y se las harán devolver a los indios, diciéndoles que ellos no querían el daño que les habían hecho y que fue por culpa suya, no quererles creer lo que les habían dicho y que les devuelven sus pertenencias porque no les quieren matar, maltratar, ni tomarles sus haciendas, que lo único que quieren es su amistad y su redención al servicio de Dios y de Su Majestad, porque si lo hacen de esta manera, ellos adquirirán gran confianza y crédito.

“Además de proteger a los indígenas y evitar abusos sobre ellos, se procura tener un buen trato con ellos, sobre todo para que ganaran confianza con los castellanos y produjera a posteriori la anexión de sus territorios a la Corona sin derramar una gota de sangre y también para mejorar las relaciones comerciales y conseguir metales preciosos y otros productos que en Europa eran muy preciados porque era la primera vez que se habían visto y eran exóticos. Incluso en la actualidad, sobre todo las frutas tropicales que se dan en América, en algunos lugares son considerados de un gran exotismo”.

-Que cualquier español que matara o hiriera a algún indio, sea castigado según las leyes de estos reinos sin tener en consideración que el delincuente fuera español y el muerto o herido indio.

“Este es otro caso de protección de los indios en las leyes, en las que se estima que la vida de los indios no vale menos que las de los españoles, aún siendo los primeros extranjeros y considerados salvajes por las gentes de la época. Se quería acabar otra vez con las matanzas que se produjeron en los primeros años de colonización, sobre todo con los imperios americanos”.

-Que, como se ve en estas leyes, la voluntad de Su Majestad es que todos los indios queden bajo su protección para que se conserven y sean adoctrinados en la Santa Fe Católica, por ello no darán lugar a que ningún español tenga indios, ni los maltrate, ni moleste para que sean cristianos, ni se les tome ninguna cosa suya, si no es mediante intercambio, según como está dicho y escrito.

“La defensa de los indios se produce por parte de la Corona no con el único motivo de preservar su vida, sino de imponer la religión católica a los indí- genas de forma pacífica y como se ha de hacer buenamente por un país convertido y civilizado a la vez”.

-Que si algún señor o cacique de aquellas tierras, teniendo noticias de Su Majestad, a quien ha de obedecer, quisiera hacer algún regalo para Su Majestad, voluntariamente, lo reciban y envíen a buen recaudo a Su Majestad.

“Este curioso punto es para que quedara constancia oficial de los regalos al Rey y los capitanes o jefes de expedición no se apropiaran de éstos, haciéndose ver como representantes de Su Majestad”.

-Por último, se le hace cumplir al capitán Francisco de Orellana lo anteriormente dicho en esta capitulación, a costa suya y de la manera específicamente descrita y haciendo guardar y cumplir el contenido de estas nuevas leyes y ordenanzas y las demás cosas declaradas y todas las instrucciones que de ahora en adelante se le harán hacer para aquellas tierras y para el buen tratamiento y conversión a la Santa Fe Católica de los naturales de ellas. Asimismo Orellana se obliga a guardar esta capitulación y lo que ella dice, en todo y por todo, y no teniéndolo que hacer cumplir Su Majestad, ni a hacerle cumplir a él lo que está escrito, pues antes de que eso sucediera, se procederá contra él y se le castigará como persona que no cumple y guarda los mandamientos de su Rey y Señor natural y de todo ello se manda dar.

Firmada de su mano y refrendada por el secretario de Su Majestad, Juan de Samano. Fechada en Valladolid a trece días de febrero del año mil quinientos cuarenta y cuatro.

El Príncipe, refrendada de Samano y señalada del obispo de Cuenca, Gutiérrez Velázquez, Gregorio López y Salmerón.

2.6.   Intento de poner en práctica las Capitulaciones que acabaron en la muerte de Orellana y en el fracaso de su aplicación

Una vez conseguido su propósito, empezó a organizar la expedición, cuyos costes debía asumir el titular contratante con la Corona, con las condiciones que estaban dispuestas en las capitulaciones, como que tenía que llevar consigo a 200 soldados de infantería, así como 100 de caballería y todo el material que fuera necesario para construir dos barcos fluviales en el Amazonas y que también tenía que fundar dos ciudades en esta Nueva Andalucía, una de ellas justo a la boca del río.

Sin embargo, estos preparativos del viaje se alargaron bastante, debido a la falta de fondos, ya que en la mayor parte de los acuerdos, el titular estaba autorizado para efectuar el reclutamiento, para lo que tenía grandes facilidades. Aún así, el esfuerzo económico era muy grande y algunos de ellos no pudieron llevar a cabo la empresa por si solos, como en el caso de Orellana, que requirió la ayuda financiera de su padrastro Cosmo de Chaves, gracias al cual, finalmente la expedición pudo partir.

Justo antes de partir a las Américas, Don Francisco se casa en Sevilla con una joven de origen humilde, llamada Ana de Ayala que le acompañará en su segundo viaje al Nuevo Mundo.

Este segundo viaje, tuvo al igual que los preparativos unos contratiempos, pues después de zarpar de Cádiz, la flota es detenida, debido al gran número de no castellanos con los que contaba. Esta traba es resuelta, cuando en el momento en que estaba escondido en uno de sus barcos, se hace a la mar subrepticiamente con cuatro navíos -4 de mayo de 1545-. Estas embarcaciones sufrieron una serie de percances: la primera se pierde antes de llegar a las islas de Cabo Verde, a la segunda le acaece lo análogo en el curso de la travesía y la tercera es abandonada al llegar a la desembocadura del Río Grande.

Poco antes de las Navidades de ese año se produce el desembarco y Orellana se adentra unas ciento veinte leguas en el delta de la Mar Dulce, tras construir un barco fluvial. Cincuenta y siete de sus hombres mueren de hambre y el resto consigue acampar en una isla del delta entre indios amistosos.

El tuerto del Amazonas parte en un bote para encontrar comida y la rama principal del río, pero cuando regresa, se encuentra el campamento desierto, pues aquellos hombres habían construido un segundo bote y partido en busca de Orellana, pero que finalmente desistieron y salieron de allí costeando hasta llegar a la isla Margarita.

En vista de lo ocurrido, el grupo en el que se encontraba nuestro hombre siguió buscando el canal principal del curso fluvial. En cuanto que realizaban estas exploraciones, fueron atacados por un grupo de nativos, de la tribu forma- da por los llamados caribes, en cuya ofensiva murieron diecisiete a causa de las flechas venenosas.

Poco después Don Francisco de Orellana, natural de Trujillo murió en noviembre de 1546, a la edad de treinta y cinco años.

Como hemos podido observar, la iniciativa concluyó en un desastre, ya que Orellana pereció en el intento junto a la mayoría de sus hombres y las capitulaciones no se llevaron a efecto y las tierras del Amazonas no serían de nuevo exploradas por los españoles hasta unos cuantos años más tarde.

3. CONCLUSIONES

Para terminar este trabajo es necesario sacar una serie de conclusiones a partir de su desarrollo y elaboración, pues en caso contrario no tendría ningún sentido hacerlo, como si de una fábula con su moraleja se tratara.

Se ha dicho y sigue diciendo que las capitulaciones constituían unos contratos, no siendo esto totalmente cierto, ya que en los contratos hay mutuas. En cambio en las capitulaciones el Estado o la Corona no se obligaba a nada, simplemente autorizaba, a veces intervenía económicamente y concedía premios y mercedes, cuyo destinatario es el capitulante, personas que han solicitado la concesión de dicha capitulación.

He descubierto que la aparición del régimen de capitulaciones se debe al mal gobierno ejercido de Colón en la Española y la necesidad que tiene la Corona de aprovechar la iniciativa y los fondos privados para hacer frente a una empresa que para ella era excesivamente costosa. Del mismo modo facilitaban a los exploradores ganar tierras, mercedes y dineros de forma más fácil que en la Península.

También se pusieron en marcha por la manera sencilla y resumida en unas pocas páginas de organizar las expediciones y la colonización, por lo que era la manera más cómoda para la Administración que además controlaba que todo se cumpliera mediante la figura del veedor. Asimismo era enorme la importancia de la evangelización.

El primer viaje de Orellana a las Indias es fundamental para poder entender muchos puntos de las capitulaciones, así como la situación de terceros como el Imperio en general, los países fronterizos, los indígenas, etc. No se puede tratar un tema sin conocer lo que ocurre alrededor, mirando y centrándote solo en un aspecto concreto.

El final de la historia de Orellana hace reflexionar que hay muchos aspectos en la vida en los que después de emplear mucho tiempo y esfuerzo, no se ven recompensados y no se consigue lo esperado, ya que murió sin llevar a efecto su propósito y proyecto vital.

Oct 012011
 

Antonio Manuel Barragán-Lancharro y Moisés Domínguez Núñez.

1.  INTRODUCCIÓN

Sin duda alguna, el nombre de René Brut está íntimamente relacionado con la Historia de la Guerra Civil en Extremadura. Gracias a este operador de cámara de la casa francesa Pathé Journal se disponen de unas imágenes interesantes sobre los primeros días de la contienda. De esta manera, esta investigación supone la culminación de un estudio sobre la figura y el trabajo de René Brut en España, y especialmente en Extremadura, con su labor desarrollada en Almendralejo2 y en Cáceres3. Estos filmes de René Brut permanecieron olvidados durante décadas, pues aunque fueron visionados en las salas cinematográficas de media Europa en 1936, en España no se conocieron públicamente hasta que fueron utilizadas en 1982 en un documental elaborado por cadena británica Granada TV4. Sin embargo, hay que afirmar que el manejo de estas imágenes captadas por Brut en ese documental se hizo de forma sesgada y sensacionalista tal como se pondrá de manifiesto.

René Brut era en 1936 un experimentado operador de cámara en el que confluían las cualidades de pasión por su profesión, intuición y audacia, sin las cuales hubieran sido imposibles realizar una de las filmaciones de la Guerra Civil española más importantes e interesantes. Brut, de nacionalidad francesa, obtuvo permiso de la Alta Comisaría de España en Marruecos para pasar a la Península y trabajar en la «Zona Nacional». Se estableció, junto con otros periodistas extranjeros, en Sevilla, ciudad que en poder de Queipo de Llano, gestionaba el permiso para poder viajar por el territorio liberado. El 16 de agosto de 1936 René Brut y otros corresponsales internacionales consiguieron el permiso para viajar a Badajoz. En estos momentos, en palabras de Luis Antonio Bolín, el cual fue jefe del Servicio de Prensa de los nacionales, todos estos corresponsales tenían cierta libertad de movimiento e independencia en sus labores informativas5. En los dos recaladas de Brut a Extremadura le acompañó su compatriota Jean D’Esme, redactor de L’Intransigeant.

Se puede afirmar que René Brut filmó unos cinco minutos de película los días 16, 17 y 18 de agosto de 1936. Así, en el archivo de British Pathe se conserva una cinta de 5 minutos y 3 segundos (número de registro UN 0094F y FILM ID 554.16). En la ficha de descripción está calificada como «material no utilizado» y no tiene sonido alguno. Sin embargo, las imágenes están mezcladas, sin ninguna lógica. Es, sin duda, la película, íntegra, o casi íntegra que Brut sacó de España. La existencia de esta cinta echa abajo cualquier especulación, como la ya realizada por un literato que sin pruebas ha llegado a afirmar que «sus películas y fotografías habían sido mutiladas [por los “rebeldes” o nacionales]; sólo se salvaron algunos fotogramas»6. El propio René Brut semanas después afirmó que «afortunadamente fui capaz, con cien pesetas, de enviar mi película a París a través de Lisboa»7.

Con este material, el noticiario cinematográfico inglés Pathe Gazette, elaboró, con fecha 3 de septiembre de 1936, un especial titulado «Trouble Spain. Fierce fighting near the Portuguerse border»8 con una duración de un minuto y treinta segundos. En este noticiario hablado no se visionó ninguna imagen de cadáver que sí filmó Brut. En cambio, la casa francesa Pathé Journal realizó un noticiario cinematográfico comentado con voz en off y difundido el 2 de septiembre de 1936 bajo el título «Visions d’Espagne». En éste se divulgaron imágenes de Barcelona y de Irún, pero también un resumen de las rodadas por Brut en Andalucía y Extremadura los días 16, 17 y 18 de agosto de 1936: El Ronquillo (Sevilla), Almendralejo, Mérida y Badajoz. De una duración de 4 minutos y 21 segundos, a partir del minuto y 39 segundos hasta el final se visionaron las imágenes filmadas por Brut. En este resumen, a diferencia de la edición inglesa, fue total, ya que se emitieron las impactantes imágenes de los cadáveres, tanto los captados en la carretera de circunvalación de Badajoz (la actual Avenida de Europa, Plaza de la Constitución y la calle Fernando Calzadilla) y cementerio de San Juan, y también el cuerpo de un miliciano carbonizado junto a la iglesia de Almendralejo9.

Antes de partir de Sevilla René Brut se había puesto en contacto con Georges Moraud, cónsul francés en Sevilla, y le informó que tenía la intención de filmar las ejecuciones que se estaban realizando en la retaguardia nacionalista. El cónsul no sólo no le previno que era una acción muy peligrosa y que podía arriesgar su vida incluso, sino que le aconsejó que lo intentará en pro y en bene- ficio de la propaganda del bando del Frente Popular. Esta información es vital para conocer las verdaderas intenciones del cámara francés antes de emprender su viaje a Badajoz, y que echan por tierra las teorías buenistas e inocentes con las que algunos historiadores han querido rodear la labor del francés por Espa- ña. Todo esto se deduce del testimonio de John Dored10, de la Casa Paramount, detenido en Navalmoral, trasladado primero a Trujillo y después a Cáceres11  y que más tarde estuvo con Brut durante su detención definitiva en Sevilla12.

El propio Brut confirmó en una entrevista realizada en septiembre de 1936 que durante su cautiverio en la cárcel de Carmona coincidió con su colega y antiguo compañero de Pathé, el fotógrafo norteamericano de origen letón John Dored. Ambos se juramentaron que el primero que saliera daría a conocer la situación del otro. Así, aprovechando la entrevista que le hizo el corresponsal de la Associed Press, Brut dio cuenta de la situación de Dored: «Informó hoy que su colega estadounidense John Dored permanece prisionero por los insurgentes en Sevilla. Dijo Bru [sic] que Dored, un camarógrafo de noticias que se fue a Madrid después de fotografiar la guerra ítalo-etiope, fue capturado por los fascistas mientras acompañaba a las tropas del gobierno en el frente de batalla. El fotógrafo francés declaró que Dored fue hecho prisionero en Mérida [sic], trasladado después a Cáceres, y finalmente a Sevilla hace 15 días»13. Fue en la prisión de Carmona el lugar de coincidencia, y en la cual Brut le confesó sus propias intenciones de rodar imágenes de fusilados a sabiendas del peligro, y sobre todo, con el beneplácito del cónsul de Francia en Sevilla:

«Cuando John Dored llevaba encarcelado, ya algún tiempo, en la prisión de Sevilla, llegó un nuevo prisionero. Ellos ya se conocían. Era un colega francés, y la última vez que coincidieron fue en Casablanca. Ellos estaban emocionados de verse. Ellos hablaron en francés. El francés le contó su historia: Él ha había realizado una película de ejecuciones. En algún momento la gente quiere hacer esto, pero es tan tonto como de mal gusto. Un diario independiente no muestra a la gente en el momento de la muerte. Sólo la propaganda sensacionalista podría hacer eso. Fue una sorpresa para Dored que este colega, al que consideraba formal, había tenido la tentación de hacer esto. Él [Brut] admitió que era una locura, pero él había hablado al cónsul francés acerca de su plan, y el cónsul le aconsejó que lo intentara. Si al día siguiente el camarógrafo francés no aparecía, el cónsul iniciaría las investigaciones. El francés le dijo que su desaparición [la de Dored] era conocida durante algún tiempo. Pero se perdían sus pistas en Navalmoral. Él prometió que tan pronto estuviera fuera comunicaría al noticiero de Dored que estaba en Sevilla»14.

2. PUNTO DE SALIDA: SEVILLA, 16 DE AGOSTO DE 1936

Así, y contando con el pertinente permiso, viajaron a Badajoz, ciudad que había sido tomada el 14 de agosto, los periodistas José Augusto del Diario de Noticias, Félix Correia del Diario de Lisboa, Leopoldo Nunes de O Seculo (portugueses) y Jean D’Esme de L’Intrasegeant y René Brut (franceses). Antes de partir de Sevilla, todos ellos se fotografiaron junto a un automóvil acompañado por el falangista Juan de Diego Soto-Sánchez (nieto de la Marquesa de los Ríos), que sirvió de salvoconducto a los corresponsales en su periplo pacense, pero realmente acompañaba al redactor José Augusto Dos Santos. Alquilaron un coche conducido por su propietario, un sevillano llamado Antonio, pero que era conocido por «Tonio el Bravo»15.

René Brut hizo su primera filmación en las cercanías de la sevillana localidad de El Ronquillo. Cuatro kilómetros antes de llegar a este pueblo había sido volada por los revolucionarios una alcantarilla de la carretera general para impedir el avance de la Columna Madrid16. Había sido reconstruido con tablas, pero en ese mismo lugar había una camioneta volcada y un tractor oruga también en ese mismo estado en el mismo hueco del colector volado. En este mismo punto, y junto a la carretera, se posicionó Brut con su tomavistas, inmortalizando en la misma a sus compañeros de viaje José Augusto Dos Santos, Félix Correia, Leopoldo Nunes y el falangista Juan de Diego Soto-Sánchez. Jean D’Esme no apareció en esta escena porque bajó con Brut para realizar fotografías desde esa misma posición para incluir detalles del tractor oruga volcado; una de ellas fue publicada junto con otra vista de la alcantarilla reconstruida en la edición del 26 de agosto del parisino L’Intransigeant.

La situación de esta escena se ha podido establecer gracias a una crónica del citado José Augusto sobre un viaje realizado unos días antes, y que está firmada en Zafra el 11 de agosto17. En la tarde de ese 16 de agosto llegaron a Almendralejo. Hasta ese momento se desconoce si Brut filmó más escenas. En Almendralejo, el cámara francés realizó un interesante reportaje sobre los estragos de la guerra en la propia iglesia parroquial y los presos izquierdistas detenidos en la cárcel18. Uno de los testigos del trabajo de los franceses Brut y D’Esme, el periodista Correia los elogió en estos términos: «Que en la prensa de París y en los cines de todo el mundo darán una impresionante visión de lo que fue y lo que está siendo la Guerra Civil en Andalucía y Extremadura»19.

3. DE MÉRIDA A BADAJOZ

Los corresponsales extranjeros permanecieron en Almendralejo en la tarde del 16 de agosto. José Augusto Dos Santos, del portugués Diario de Noticias, marchó directamente a Badajoz, yéndose con él el falangista Juan de Diego Soto. Precisamente, Juan de Diego posó con una bandera blanca en la torre de Espantaperros de la Alcazaba de Badajoz, y esa fotografía se publicó dos días después en el lusitano Diario de Noticias. Al atardecer llegaron a Mérida Brut y D’Esme. Aprovechando las últimas luces naturales del ocaso, René Brut filmó unas escenas de escasos segundos cuyos protagonistas fueron los legionarios que vivaqueaban debajo y junto a los soportales del Palacio de la China, en la Plaza de España. También captó el momento del reparto del rancho. Los periodistas pernoctaron en Mérida. Incluso tuvieron la oportunidad de entrevistar al comandante Antonio Castejón que había salido de Badajoz y se había detenido en Mérida antes de continuar su avance hacia Madrid:

«En el Parador del Patronato de Turismo de Mérida, cuando acabábamos de cenar, vimos entrar un oficial al que luego reconocimos por haber visto muchas veces su fotografía: El comandante Castejón, un hombre bajo y fuerte, de facciones enérgicas. Inmediatamente le presentamos cumplimientos, solicitando una entrevista que nos concedió.

«-¿Hacia dónde se dirige ahora? -Como es natural, hacia el Este. Mi columna, reforzada con una Bandera del Tercio y tres Tabores de Regulares, sigue con el objetivo inmediato de tomar Don Benito, donde está la base de los aviones gubernamentales, a 60 kilómetros de Mérida, y Villanueva de la Serena. Llevo, también, dos baterías y aviación para colaborar en el ataque.

«-¿Piensa terminar esta mañana las operaciones? -No me gusta nunca anticipar tales noticias, pues el hecho de vencer cuarenta veces no impide que alguna vez pueda fallar20. Pero, antes de tomar Don Benito, debo pasar por las poblaciones de Medellín y Santa Amalia, en las cuales, sobre todo en la primera, hay fuertes concentraciones de comunistas huidos de varias ciudades y hasta llegados de Madrid.

«Y el comandante Castejón se despidió de nosotros para seguir con su columna. Los elementos de la retaguardia de ésta dejarán Mérida a primera hora de mañana. Comenzó así el avance sobre Madrid, de esta fuerza de heroísmo legendario que no conoce la derrota, porque donde otros huyen, ellos atacan, a la bayoneta, a pecho descubierto y cantando, como en el ataque a Badajoz, el himno de la Legión: “Viva la Muerte”…»21.

En la mañana del 17 de agosto los corresponsales abandonaron Mérida y se dirigieron hacia la capital de la provincia, entrando en la ciudad de Badajoz por la Puerta de la Trinidad, lugar por el que se había llevado a cabo uno de los ataques: «Al llegar a Badajoz nos detuvimos ante la brecha, donde a las 14,30 horas del día 14, ciento cincuenta legionarios, cantando sus himnos, efectuaron un formidable ataque a la bayoneta, sufriendo 85 bajas y haciéndole quinientas al enemigo»22. Antes de entrar en la ciudad por la carretera de circunvalación, René Brut filmó varias escenas.

Así se pueden apreciar varias secuencias, una de ellas es un plano general de esa carretera en la que aparecen circulando dos obreros junto a un burro, otro plano general de los cadáveres de tres paisanos en posición decúbito supino junto a la carretera con dos de los periodistas, así como varios planos más cercanos de esos fusilados. En la siguiente secuencia captó a otro cadáver de un paisano en la misma carretera. También hizo un plano general de la parte trasera del Cuartel de la Bomba. Otras secuencias inmortalizaron unos vehículos calcinados en la carretera de circunvalación (cerca de la actual Plaza de la Constitución, entre las Avenidas de Europa y Fernando Calzadilla) y en las que se aprecia en la lejanía el citado acuartelamiento. Son al menos tres vehículos destrozados los que recogió el tomavistas de Brut. Estos coches procedían de las requisas que las milicias hicieron en la capital. De dos de ellos se distinguen las matrículas: BA 2013 (y marca Buick) y BA 335323.

Mientras Jean D’Esme gestionaba el alojamiento en un hotel24, a Brut le asignaron un oficial en funciones de escolta que además actuaba como supervisor del camarógrafo. La misión del militar no sólo era controlar cada uno de sus pasos, sino también era una medida de seguridad para el propio Brut. Así ese día 17 de agosto, acompañado de falangistas locales, lo dedicó a filmar imágenes sin mayor trascendencia bélica en diversos lugares de la ciudad:

a) Exterior del Grupo Escolar General Navarro, situado en la Ronda del Pilar. En este lugar estaba estacionada una camioneta en la que se iba recogiendo todo tipo de armas. De esta manera, Brut perpetuó el momento en el que dos soldados traían una talega que depositan en el camión. Otra escena recoge la vigilancia del camión por un soldado que posa con dos ciudadanos, uno de los cuales lleva un brazalete blanco en la derecha. Otro de los planos recoge a soldados y civiles exhibiendo encima del camión las pistolas requisadas.

b) En el interior del Teatro López de Ayala, en la Plaza de Minayo. El 14 de agosto, en el contexto de la toma de la capital, unos milicianos se atrinchera-on en este edificio. Al paso de los legionarios de la V Bandera, éstos fueron atacados desde el interior, comenzando una lucha que concluyó cuando los soldados arrojaron bombas de mano en su interior. Esto provocó el incendio del teatro, pereciendo los milicianos en su interior25. Este inmueble fue visitado por Brut y D’Esme. Éste vio dos extremidades calcinadas26. René Brut filmó varios planos de las ruinas, en las que algunas de las partes estaba aún humeantes según afirmó D’Esme. Las secuencias recoge las vigas del inmueble, el patio de butacas, el escenario y algunos detalles, entre ellos una imagen de uno de los proyectiles utilizados en el asedio, en concreto uno modelo Schneider de 75 mm entero.

c) Vista de una calle cercana a la Plaza de la República con el pavimento totalmente lleno de escombros de las viviendas afectadas por el bombardeo.

d) Plaza de la República (hoy Plaza de España). Así, René Brut filmó varias secuencias que hay que analizar por separado:

a. Legionarios yendo y viniendo por la calle.

b. Un plano en la que se aprecian dos guardias portando fusiles, un niño y un ciudadano con brazalete blanco. Al fondo se distingue el escaparate de la Imprenta «La Minerva Extremeña», sita en la Plaza de España.

c. Dos guardias civiles hacen guardia transitando frente a la escalinata sur de la Catedral de San Juan.

d. Dos obreros transportan enseres domésticos.

e. Un guardia cívico junto a un ciudadano provisto de brazalete blanco. Según el corresponsal portugués Mario Neves, en crónica firmada el 16 de agosto: «la gente que circula por las calles tiene que llevar un brazalete blanco para afirmar sus sentimientos pacíficos y patrióticos»27. Al fondo de la imagen se puede distinguir la fachada de la «Farmacia del Doctor Camacho», establecimiento que aún existe y que hace esquina con la calle Muñoz Torrero.

f. Un grupo de legionarios transita por la plaza. Al fondo se puede apreciar el edificio del Ayuntamiento de Badajoz.

g. Otro conjunto de soldados de la Legión saluda a la cámara de René Brut. En ese mismo grupo se puede ver a varios niños.

h. Exhibición de la avioneta modelo Hawker Fury. Este aparato, pilotado por el capitán Félix Uturbi (de la aviación republicana) estaba destinado con la matrícula 4-2 en el aeródromo de Don Benito. Su misión era atacar Badajoz, pero tuvo un fallo de sincronización entre el fuego de la ametralladora y el giro de la hélice. Esto produjo daños en la avioneta y su piloto realizó un aterrizaje de emergencia en las proximidades de Badajoz, concretamente en la finca «La Liviana», propiedad de Lisardo Sánchez28 y muy cercana a Valdebotoa. El piloto abandonó el aparato y huyó a la «Zona Republicana».

Esta avioneta fue recuperada por las autoridades militares de Badajoz, y trasladada a la capital en una camioneta. El día 17 de agosto fue exhibida en un paseo triunfal por las calles pacenses. Fue trasladado a Sevilla para ser reparado, pero por falta de piezas de recambios (que tenían que ser enviadas desde Inglaterra) no pudo ser operativo.

René Brut filmó varios planos de esta avioneta modelo Hawker Fury, la cual fue exhibida junto a la Catedral de San Juan. En otra escena, legionarios, guardias civiles, ciudadanos y niños delante saludan a la cámara delante del avión.

i. Un primer plano de un escaparate de la calle de San Juan con una pintada con el texto «Viva España».

e) Torre de Espantaperros. Esta atalaya que se encuentra en la alcazaba es uno de los lugares más altos de la capital. Por esta razón, es el sitio en el que se divisa toda la ciudad. Brut tomó un plano del legionario encargado de la vigilancia. Así mismo tomó varios planos generales de Badajoz desde las almenas; en una se puede distinguir el cimborrio de la Iglesia de la Concepción y la Torre de la Catedral. Desde esta posición también filmó tejados bombardeados por la aviación durante la toma de la capital. Brut también filmó los exteriores de la Torre de Espantaperros en el que se aprecia el impacto de varias bombas en la pared.

4. LA FILMACIÓN DE LOS CADÁVERES DEL CEMENTERIO DE SAN JUAN

La tarde del 17 de agosto fue dedicada por Brut y D’Esme para tomar imá-genes de la ciudad de Badajoz y a informarse de lo sucedido en la capital desde los inicios de la Guerra Civil. D’Esme explica en una de sus crónicas que «acompañados por falangistas y debidamente autorizados, visitamos la ciudad, tomando notas e hicimos fotos en la propia ciudad»29. Después de hacer ese recorrido por la ciudad, Jean D’Esme se separó de Brut, y a las 4 de la tarde decidió viajar a Olivenza, que acababa de ser tomada, con el corresponsal del Diario de Noticias José Augusto30. En la noche de ese 17 de agosto, René Brut se enteró de los fusilamientos que se estaban llevando a cabo en los extramuros de la ciudad y decidió que por la mañana iría a filmarlos pues uno de sus principales objetivos, a la luz de la confesión que le hizo a John Dored, era obtener imágenes de fusilados31.

Al día siguiente, el 18 de agosto, en las primeras horas de la mañana, René Brut filmó clandestinamente las famosas imágenes de los carabineros y guardias civiles fusilados en las tapias del cementerio de San Juan, así como unos trescientos cuerpos carbonizados y una veintena de cuerpos antes de ser quemados. La labor de incineración comenzó, según el corresponsal portugués Mário Neves, a las seis de la mañana del 17 de agosto: «Al fondo en un escalón cavado aprovechando un desnivel del terreno, se encuentran, sobre vigas de maderas transversales, parecidas a las que se utilizan en las vías del ferrocarril, sobre una superficie de más de cuarenta metros, más de 300 cadáveres, en su mayoría carbonizados»32. Estas escenas nublarán la mirada de Brut y causarán pavor en su país, él vio cadáveres tendidos en el camposanto de Badajoz: «Contra un muro los insurgentes alinearon a sus víctimas. Yo conté 80 muertos. Esto significa que muchos sospechosos habían sido fusilados a la vez. Dentro del cementerio me di cuenta entonces que cien cadáveres amontonados iban a ser quemados de un momento a otro». Antes de salir de Badajoz, y como ya ha sido indicado, el propio Brut expresó que «afortunadamente fui capaz, con cien pesetas de enviar mi película a París a través de Lisboa»33. De esta forma, se valió de la ayuda del periodista portugués José Augusto Dos Santos y un mensajero que trasladó las películas a Lisboa.

A primeras horas de la mañana del 18 de agosto René Brut, de forma clandestina, grabó en el cementerio de Badajoz. El obstáculo principal era la forma en la cual debía zafarse del oficial que lo controlaba. René Brut explicó posteriormente la manera en que se libró del celoso militar: «El oficial que me acompañó se había acostado muy tarde. Entonces, como todos los españoles, se levantó también tarde… Me enteré de que iban a fusilar a los presos a primeras horas de la mañana y fui a ver este espectáculo y rodarlo…»34. Estas imágenes son muy interesantes porque sirven para aclarar lo sucedido en Badajoz. En esos segundos de grabación se pueden distinguir los siguientes planos:

a) Una hilera de cadáveres. Éstos visten ropas de paisano, y corresponden a los milicianos muertos que fueron recogidos tras la batalla librada en las calles.

b) Otra hilera de cadáveres calcinados cuya combustión está extinguida. Los cadáveres proceden de la incineración llevada a cabo el día 17 de agosto y de la que fue testigo Mario Neves varios días antes35.

c) Fusilamiento de carabineros junto a una de las tapias del cementerio de San Juan:

a. Un plano general de un grupo de cadáveres.

b. Detalle de uno de un carabinero que destaca sobre varios cadáveres.

c. Detalle del rostro de un cadáver en el que se aprecia ensangrentado y también se distingue en el cuello la insignia del Cuerpo de Carabineros.

d. Otros cadáveres y junto a ellos la característica gorra de plato del cuerpo de Carabineros.

Con anterioridad había utilizado este método, pues en 1933 la película que Brut realizó junto con el cineasta Luois Cottard sobre el corredor de Danzig titulada «Sombras sobre Europa», fue extraída clandestinamente de allí; también en ese año de 1936 sacó de Austria en el interior de su impermeable unas imágenes de Adolfo Hitler en Viena tras la entrada de las tropas alemanas en el Anschluss. Años después volvió a reiterar que las imágenes de Badajoz las evacuó a través de Lisboa36. En capital lusa la línea Air France enlazaba con su socia AP (Aero Portuguesa) de Tánger-Lisboa-París. Sin embargo, al comienzo de la Guerra Civil, se restringió el espacio aéreo que utilizaba, siendo sólo la AP la línea que hacía Tánger-Lisboa y regreso. René Brut intuyó la importancia de las imágenes que había filmado en Badajoz, pues «debido a la urgencia de la información, pude enviar estos documentos directamente sin pasar por los Servicios de Prensa de Sevilla»37. La película salió inmediatamente en el correo aéreo de Air-France: «Su honor como reportero quedaba a salvo». Cuarenta y ocho horas después las imágenes llegaron a los estudios de Pathé Journal, en París.

Hubo un adelanto de estas imágenes en el periódico L’Intransigeant de París, cuyo corresponsal Jean D’Esme estaba en Badajoz con Brut, en la edición del 29 de agosto de 1936. Brut utilizaba un tomavista que captaba imágenes en movimiento sin sonido, pero D’Esme llevaba consigo además una cámara fotográfica. Se sabe, gracias al periodista portugués Félix Correia, que tanto Brut como D’Esme llevaban cámaras, y que las utilizaron, por ejemplo, en el patio de la cárcel de Almendralejo38. La publicación de las cuatro imágenes del cementerio de Badajoz bajo el epígrafe de «A Badajoz: Les horreurs de la guerra» fue lo que alertó al Servicio de Prensa de los nacionales. El mismo día que se emitía en los cines franceses el noticiario «Visions D’Espagne» (que contenía las imágenes del cementerio de Badajoz) las autoridades militares nacionales ya tenían los ojos puestos en Brut y D’Esme39.

5. LA FILMACIÓN DE BRUT EN EL CEMENTERIO DE BADAJOZ: UN DOCUMENTO EXCEPCIONAL PARA ESTABLECER LO OCURRIDO LA CAPITAL

Llegados a este punto es pertinente reflexionar sobre varias cuestiones: «Montones de cadáveres cubrían las calles». Lo cual corrobora que hubo una batalla y había muertos, como en todas las guerras donde hay combates. «80 cadáveres contra un muro, cien cadáveres en el cementerio a punto de ser quemados». Como expresó el sacerdote Ildefonso Jiménez Andrade a Mario Neves, la quema de esos cuerpos era una medida higiénica para evitar la propagación de epidemias por el proceso de descomposición acelerada dadas las altas temperaturas de agosto. Es más, Neves afirmó que ese mismo fin tuvo 23 cadáveres de legionarios, fuerza asaltante, que estaban en ese mismo camposanto40. Algún autor ha querido ver en la quema de esta pila de cuerpos una anticipación de la Europa de los campos de exterminio41 o que «esas imágenes son la premonición de Auschwitz»42 ¿Dónde están los miles de muertos en la plaza de toros? ¿Donde metieron a tantos miles de muertos que ni René Brut ni Mário Neves, ni Mário Pires, ni José Augusto vieron? ¿Por qué teniendo «autorización» no filmó los miles y miles de asesinatos que se estaban llevando a cabo en la plaza de toros de Badajoz?

Otro punto es el número de muertos y que son los que fueron filmados por Brut, unos trescientos, procedentes de las luchas que se vivieron dentro de la ciudad (excepto los carabineros y guardias civiles fusilados). Para saber qué resistencia se encontraron las fuerzas asaltantes, hay que tomar como referencia los diarios del que fue comandante de Badajoz nombrado por el Gobierno del Frente Popular, Coronel Idelfonso Puigdengolas Ponce de León. Ejerció como tal entre el 25 de julio hasta el 14 de agosto. En los días previos a la toma de la capital, «El total de los milicianos que debían quedar en Badajoz, pero de cuyo número no respondo, era de 275 armados con fusil, 200 carabineros y próximamente unos cien soldados de Infantería que quedaron después de los bombardeos de aviación». Siguiendo estas memorias, en la mañana del 14, «las fuerzas de Infantería que debían defender el cuartel de la Bomba y el sector a izquierda o derecha de él, abandonan las posiciones y, saliendo por la Puerta de Rotezna [Poterna], con bandera blanca, se pasan al enemigo». El relato del Coronel Puigdengolas sobre lo ocurrido el día catorce tiene un claro espíritu derrotista, denunciando la huida de milicianos y de carabineros que la defendían43.

Si Brut tuvo autorización para filmar en el casco urbano de Badajoz, y una facilidad para mostrar esas imágenes horrendas de cadáveres calcinados y apilados (no se aprecia formación de ejecución sino apilamiento de cadáveres), ¿cómo no iba a mostrar esas imágenes de fusilamientos? La respuesta es bien msencilla, porque en Badajoz no hubo en esos días miles de asesinatos que la prensa extranjera cacareó a bombo y platillo. Frente a autores que expresan que las imágenes de René Brut posiblemente sean las únicas existentes de «las matanzas»44 se puede asegurar con toda certeza que no es así. Así, en el libro La Matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda45, hay varios cuadernillos de fotos donde se aprecian los cuerpos sin vida de milicianos que o bien murieron en la batalla o bien fueron fusilados sobre la marcha en varios puntos de la ciudad.

Una de las imágenes más importantes de dicho libro, y que ha sido recientemente descubierta, es una vista de la citada plaza de toros de Badajoz captada el día 15 de agosto y que fue publicada por el rotativo portugués Diário de Noticias dos días después. Esa fotografía es la viva descripción que Mário Neves hizo del ruedo en sus crónicas del 15 y del 16 de agosto para el Diario de Lisboa: Algunos cadáveres (en concreto dos, uno en la arena y otro en el burladero), camiones de las milicias populares (algunos destruidos) y algunas bombas sin explotar46, pero además se pueden apreciar pequeños cráteres en la arena y desperfectos en varios puntos del graderío por los impactos de bombas arrojadas por la aviación. El 19 de agosto, el socialista Indalecio Prieto firmó un artículo en Informaciones que contradice a Mário Neves y al mismísimo fotógrafo que captó la instantánea en la plaza de toros: «En Badajoz los prisioneros fueron encerrados en el local de la plaza de toros y obligados a salir al ruedo por la puerta del chiquero; cuando aparecían en el redondel, desde tendidos, gradas y palcos les ametrallaban los facciosos a placer»47. A partir de aquí las versiones sobre el particular crecieron con detalles escalofriantes en la prensa del Frente Popular48.

Además, hay que añadir que era habitual entre los «cámaras» pasarse metros de películas para poder completar los reportajes, así Pathé Journal compró a otros noticiarios «de todo tipo de connotación ideológica» (Cinegirnale LUCE italiano, UFA alemán, British Moviestone…)49 imágenes que después ensamblaban con las propias en los estudios parisinos de la calle Francoeur, así ocurre con algunas de las imágenes del reportaje «Visions D’Espagne»50. De esta forma, las escenas filmadas en el cementerio de Badajoz de los cuerpos de los aproximadamente 300 milicianos calcinados que murieron, bien durante la batalla bien durante la represión llevada a cabo inmediatamente después, y que aparecen en la filmación, ya están fríos, no hay humo, por lo tanto deben de ser los quemados a las seis horas del día 17 de agosto y que fueron comentados por el periodista luso Mario Neves. Los que están sin quemar (unos veinte o veinticinco cuerpos) debían de ser los cuerpos trasladados al cementerio a partir del día 16 de agosto. Además, en la película de Brut se aprecian los cuerpos carabineros y guardias civiles fusilados en la madrugada del dieciocho de agosto inertes en una de las tapias del cementerio de San Juan.

Según el periódico comunista L’Humanite fueron varios los operadores franceses que entraron en Badajoz: «Después de la toma de Badajoz por los insurgentes varios operadores de cine franceses filmaron las escenas de terror relatadas por los periodistas»51. Se conoce el caso del periodista galo Maurice Leroy del Paris Soir y Choc, que acompañó a Bertrand de Jouvenel en la primera quincena de agosto de 1936 por tierras extremeñas y que fue también camarógrafo. El historiador Aitor Yraola, añade que René Brut «entró en Badajoz dos días después de su conquista junto con otro corresponsal portugués, Anibal Contreiras…52 Realmente Contreiras no estuvo en Badajoz: Entró en España por Salamanca a mediados de octubre de 1936 acompañado del «jornalista» José Augusto Dos Santos, del Diario de Noticias.

Una vez acabado el trabajo en Badajoz el mismo día 18 de agosto regresaron a Mérida. Por la tarde llegaron a Sevilla, donde los esperaba el Capitán Luis Antonio Bolín, nuevo Jefe de los Servicios de Prensa de Queipo de Llano, recientemente creados mientras los corresponsales extranjeros estaban en tierras pacenses. Interesadamente se ha expresado que el Capitán Bolín, al conocer que Brut estaba en Badajoz tomando imágenes de «las matanzas» le hizo llamar inmediatamente. Esto no es así, en esa fecha tan temprana el citado Jefe de Prensa desconocía absolutamente que Brut hubiera grabado clandestinamente. En estos primeros momentos, los alzados ofrecían bastante libertad de trabajo y de información a los periodistas extranjeros. Sin embargo, pronto pudieron darse cuenta que buena parte de ellos hacían una labor contra los alzados. El capitán Bolín en esos días convocó a todos los redactores extranjeros que trabajaban en su zona de influencia porque «no todos los corresponsales en nuestro bando sometían sus escritos a la censura»53. Es decir René Brut no fue ninguna excepción y a partir de ese momento todos los periodistas, fotógrafos y operadores de cine deberían desplazarse al frente «en caravanas organizadas por el Servicio de Prensa y el Estado Mayor»54.

Hay que tener en cuenta este dato tan revelador, ya que pese a lo que se ha venido publicando55, Brut gozó en todo momento de libertad de movimientos por el territorio controlado por los nacionales, con las evidentes restricciones debidas a la evidente situación bélica que se vivía en España en esos momentos. De esta forma nunca se hubiera podido desplazar a Antequera el 19 de agosto. René Brut se sintió defraudado al comprobar las dificultades que a los redactores extranjeros les ofrecían desde la oficina de prensa de los rebeldes en Sevilla para realizar sus labores: «Fuimos autorizados para ir el 19 [de agosto] a Antequera, a 60 kilómetros de Málaga. Nuestra caravana de reporteros (la componían 4 operadores y 3 periodistas acompañados por una escolta de falangistas) se parecía más bien a una gira de agencia de viajes»56.

En la tarde-noche del día 19 de agosto regresó a Sevilla donde «nos quedamos una semana en blanco»57. Todos los días acudía a la oficina de prensa con la esperanza de obtener la ansiada autorización para poder partir al frente de guerra. Esta inactividad se interrumpió el 25 de agosto cuando con Jean D’Esme se desplazó a Córdoba. En esta ciudad filmó los efectos del bombardeo de la aviación republicana. Regresó a Sevilla y la mañana del 26 de agosto viajó a Tánger para cambiar de aires en el contra torpedo de la Marina francesa Tornade58 que había remontado el Guadalquivir con 91 refugiados franceses procedentes de Granada. Esta misma tarde desembarcaron en Tánger.

6. EPÍLOGO: LA MANIPULACIÓN DE LAS IMÁGENES FILMADAS EN BADAJOZ POR BRUT EN EL DOCUMENTAL LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DE GRANADA TV. LA MUERTE DE RENÉ BRUT

En 1982 la productora británica Granada TV editó el documental televisivo The Spanish Civil War (La Guerra Civil española). Se comercializó en España en formato de video en 1985 y en ese mismo año Radio Televisión Española compró los derechos, y fue en 1988 cuando se emitió por primera vez. En el capítulo II, titulado «Revolution, countrarrevolution & terror» («Revolución y contrarrevolución») se manejaron las imágenes que René Brut rodó en tierras extremeñas en los días 17 y 18 de agosto de 1936. Era la primera vez que se podían visionar en España las imágenes del camarógrafo francés. Sin embargo, a pesar del mérito de localizar y rescatar del olvido el trabajo de Brut de la videoteca de Pathé, no se hizo una localización de algunas escenas y se manipularon algunas de ellas con un sonido que el original no tiene. Una parte de este documental expone el avance de la Columna Madrid por tierras extremeñas a principios de agosto de 1936, pero básicamente centra la información en la toma de la capital, Badajoz. El testimonio central que sirve para exponer lo ocurrido es el proporcionado por Mario Neves. Es presentado como el «primer periodista extranjero en llegar a Badajoz tras la batalla», cuando esto no es cierto59.

Mario Neves declaró en el documental esto: «Fue terrible, eran capaces de todo, supongo que es porque venían muy excitados. Hay que pensar que habían atravesado el Estrecho, que habían venido de Marruecos, que habían cruzado en avión el Estrecho a Sevilla, y venían muy enaltecidos porque habían tenido que librar violentos combates en su camino a Badajoz. A esta altura llegó una columna, creo que de ciento veintitantos, ciento veintitrés o cosa así de legionarios enloquecidos. Esto me lo contó un oficial que me dijo: “Cuidado, no hables con ellos porque están muy excitados». En un alarde de sensacionalismo, los editores del documental, a continuación, pusieron imágenes de impactos de bala que se conservaban en algunas paredes de las murallas de Badajoz y las mezclaron con las que Brut había filmado en la Plaza de Badajoz el 17 de agosto de 1936. Es la que se corresponde a un grupo de legionarios que se muestra con alegría ante el objetivo y en la que se unen algunos niños. Estas imágenes, que no tienen sonido en el original, sí las tiene en el documental, en forma de gritos y vociferaciones feroces. Esta mezcla de unas imágenes sacadas de un contexto no estrictamente bélico, pues los legionarios filmados en la Plaza de España de Badajoz no estaban en actitud de combate, y los sonidos obedecen a una manipulación claramente sensacionalista y con objeto de impresionar al televidente.

Cuando se produjo este documental, uno de los testigos, René Brut, vivía retirado en una localidad del sur de Francia llamada Ondrés, enclavada en pleno País Vasco francés. Residía allí desde 1967 en su casa familiar con su esposa Suzanne Celine hasta que el 4 de octubre de 1985 falleció en una clínica de Bayonne; fue enterrado en el panteón que la familia Brut poseía en el cemente- rio de Ondres en la acera P 63. Salvo el nombre que dio a su casa («Ma Camera») en la Avenida Docteur Laforcade nada delataba su pasado como uno de los más importantes operadores de cine franceses. Una de sus últimas apariciones fue un documental titulado Compilation Espagne, en la década de 1960, en el que relató y recordó sus peripecias en España en 1936:

«René Brut fue a Badajoz, punto de unión de los franquistas del norte y el sur. Aquí es donde, en secreto, filmó imágenes aterradoras dignas de Goya, ¿cómo? El oficial que me acompañaba se acostó muy tarde, y como todos los españoles se levantó también muy tarde. Me enteré que iban a fusilar a los prisioneros durante la madrugada. Fui a ver este espectáculo en el curso del cual pude filmar estas escenas. Veinte días más tarde, después que la película fuera exhibida en Francia, fui detenido como comunista. Durante el interrogatorio, me dijeron: “Confiesa, confiesa, sino vas a sufrir el destino de las personas que has filmado”. Éramos cinco por celda, republicanos españoles, y cada mañana venían a buscar a uno o dos de los prisioneros, al día siguiente restituían a los desaparecidos. Liberado el 13 de septiembre, tras la intervención del Papa, del cardenal Gerlier y el director de cine Julien Duvivier, René Brut finalmente llegó al aeropuerto de Le Bourget (París), consciente de haber salido realmente bien librado: Agradezco a todas las personalidades, amigos conocidos y desconocidos que intervinieron a favor de mi liberación. Usted sabe que dije: ¡Uf!»60

Se desconoce si los promotores del documental de Granada TV sobre la Guerra Civil española, hicieron gestiones para recabar su testimonio. Sí es cierto que en España la historiografía ha olvidado la vertiente humana de Brut, siendo estos datos biográficos los primeros que ven la luz en una investigación histórica. Así mismo, las imágenes que captó René Brut en Extremadura, conocidas desde la década de 1980 no habían sido sometidas a un estudio pormenorizado. La historiografía extremeña, en una profunda dejación de funciones, no ha promocionado un estudio de estas imágenes. Ello ha supuesto incluso una identificación, datación y localización errónea. Concretamente, en una obra se dice que la filmación se produjo el 15 de agosto, una de las imágenes tomadas en las cercanías de El Ronquillo habían sido situadas erróneamente en Badajoz y el tractor oruga es equivocado con una avioneta, y asimismo confundida la fachada de la Cárcel Municipal de Almendralejo con la de la Prisión Provincial61. También existe una confusión entre ciertos historiadores que no tienen claro el soporte material, pues Brut hizo su trabajo en película y no fotografías62.

7. APÉNDICE GRÁFICO

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Figura 1. El Ronquillo (Sevilla). Mañana del 16 de agosto de 1936. De izquierda a derecha: Leopoldo Nunes, José Augusto, el falangista Juan de Diego, Jean D’Esme y Félix Correia

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Figura 2. El Ronquillo (Sevilla). Mañana del 16 de agosto de 1936. Detalle de la alcantarilla volada en la carretera de Sevilla a Badajoz

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Figura 3. El Ronquillo (Sevilla). Mañana del 16 de agosto de 1936. De izquierda a derecha: José Augusto, el falangista Juan de Diego, Leopoldo Nunes y Félix Correia

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Figura 4. Mérida. Atardecer del 16 de agosto de 1936. Legionarios vivaqueando en los soportales del Palacio de la China, en la Plaza de España de Mérida

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Figura 5. Mérida. Atardecer del 16 de agosto de 1936. Legionarios junto a los soportales del Palacio de la China, en Mérida

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Figura 6. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Tres cadáveres junto a la carretera

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Figura 7. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Detalle de los tres cadáveres junto a la carretera

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Figura 8. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Otro cadáver junto a la carretera

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Figura 9. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Detalle del vehículo marca Buick y matrícula BA 2013 (al fondo el Cuartel de La Bomba)

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Figura 10. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Un vehículo matrícula BA 3353 y al fondo el Cuartel de La Bomba

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Figura 11. 17 de agosto de 1936. Entrada de Badajoz por la carretera de circunvalación. Detalle del amasijo del vehículo marca Buick y matrícula BA 2013

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Figura 12. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Recogida de armas junto al colegio General Navarro.

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Figura 13. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalle de la recogida de armas junto al colegio General Navarro.

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Figura 14. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un policía, un legionario guardias cívicos y civiles posan con las armas recogidas junto al colegio General Navarro.

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Figura 15. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalles de las ruinas del Teatro de la Plaza de Minayo.

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Figura 16. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalles de las ruinas del Teatro de la Plaza de Minayo.

 

 

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Figura 17. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalles de los bombardeos en una calle de la capital

image039Figura 18. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Dos obreros transportan enseres domésticos en la Plaza de la República

image041Figura 19. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Dos guardias civiles pasean junto a la Catedral de San  Juan, en la Plaza de la República

image043Figura 20. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un grupo de legionarios marcha por la Plaza de la República. Al fondo se aprecia la fachada del Ayuntamiento

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Figura 21. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un guardia cívico pasea con un civil en la Plaza de la República. Al fondo la Farmacia del Doctor Camacho que hace esquina con la calle Muñoz Torrero

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Figura 22. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Detalle de un grupo de Legionarios y niños que posan ante la cámara de Brut en la Plaza de la República. Detrás se aprecia la fachada del Ayuntamiento

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Figura 23. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un grupo de curiosos entre los que hay legionarios, guardias civiles, ciudadanos y niños posan ante el Hawker Fury junto a la Catedral de San Juan

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Figura 24. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Exhibición en la Plaza de la República de una avioneta Hawker Fury (matrícula 4-2)

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Figura 25. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Un legionario vigila desde la Torre de Espantaperros, en la alcazaba pacense

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Figura 26. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Vista de la ciudad desde la Torre de Espanta- perros. En un primer término el cimborrio de la Parroquia de la Concepción, y detrás el campanario de la catedral

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Figura 27. Badajoz. 17 de agosto de 1936. Impacto de varias bombas en la pared de la Torre de Espantaperros

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Figura 28. Cementerio de San Juan de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Cadáveres de fusilados y muertos en los combates

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Figura 29. Cementerio de San Juan de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Cadáveres de fusilados y muertos en los combates de la ciudad incinerados

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Figura 30. Cementerio de San Juan de Bada- joz. 18 de agosto de 1936. Cadáveres de carabineros y un guardia civil fusilados en la tapias del camposanto

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Figura 31. Cementerio de San Juan de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Detalle de unos carabinero fusilados

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Figura 32. Cementerio (viejo) de Badajoz. 18 de agosto de 1936. Detalle de un guardia civil fusilado en la tapias del camposanto

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Figura 33. René Brut y su autógrafo. En la imagen, de 1970, Brut porta en sus manos el tomavistas que utilizó en Badajoz en 1936

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Figura 35. L’Intransigeant (París), 26 de agosto de 1936. Imágenes tomadas en las cercanías de El Ronquillo (Sevilla) en la mañana del 16 de agosto de 1936. Se aprecia en la imagen de la derecha el camión

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Figura 34. Diario de Lisboa, 18 de agosto de 1936. De izquierda a Derecha: Félix Correia, José Augusto, Jean D’Esme, Juan de Diego, Leopoldo Nunes y René Brut posan junto con el coche que les condujo a Almendralejo, matrícula SE 16.6??

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Figura 36. L’Intransigeant (París), 29 de agosto de 1936. La difusión de estas imágenes del cementerio de Badajoz alertaron a las autoridades militares de España y fue el origen de la deten- ción y posterior expulsión de René Brut del territorio nacional

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Figura 37. Estado de la plaza de toros de Badajoz el día 15 de agosto de 1936 y (publicada en el lisboeta Diário de Noticias el 17 de ese mes). Según la propaganda, en ese día se produjeron miles de fusilamientos con un tendido repleto de público. La realidad es otra, es la imagen gráfica de la crónica que firmó ese día el portugués Mario Neves: «Nos dirigimos en seguida a la plaza de toros, donde se concentraban los camiones de las milicias populares, muchos de ellos están destruidos (…) este lugar ha sido bombardeado varias veces; sobre la arena se ven algunos cadáveres (…) todavía hay, aquí y allá, algunas bombas que no han explotado, lo que hace difícil una visita pormenorizada».

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1  La presente comunicación forma parte de un estudio más amplio titulado «René Brut, un cazador de imágenes de la Guerra Civil Española en Extremadura». Asimismo, por problemas de espacio no se ha podido incluir todo el repertorio fotográfico expuesto durante los Coloquios.

2  BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés «Imágenes de la Guerra Civil en Extremadura: Los fotogramas de la película rodada por René Brut en Almendralejo en agosto de 1936», en Actas de las II Jornadas de Historia de Almendralejo y Tierra de Barros (2010).

3   BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés. «Algunas notas sobre la estancia del General Franco en Cáceres en agosto y septiembre de 1936 y las imágenes recuperadas de René Brut», en Actas de los XXXIX Coloquios Históricos de Extremadura (2010).

4  Este documental está dirigido por David Hart y está asesorado por los historiadores Ronald Fraser, Hugh Thomas y Javier Tusell. Parte de las imágenes tomadas por René Brut fueron utilizadas en el capítulo segundo, titulado «Revolución y contrarrevolución».

5  BOLIN BIDWELL, Luis Antonio, España: Los años vitales, Madrid, Espasa-Calpe, 1967, pp. 197 y s.

6  VILA IZQUIERDO, Justo, Extremadura: La Guerra Civil, Badajoz, Univérsitas Editorial, 1984, p. 75.

Le Petit Marocain (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

8  Videoteca de British Pathe, núm. 36/71 y Film ID 895.01.

Cfr. BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés «Imáge- nes de la Guerra Civil… op. cit.

10  John Dored, realmente se llamaba Jānis Doreds, 1881 – 1954, era un camarógrafo de origen letón que trabajaba para el noticiero norteamericano Paramount News. Dored había alcanzado prestigio internacional después de haber filmado ilegalmente el funeral de Lenin; cuando el material se encontraba a salvo fuera de las fronteras de Rusia, Dored fue capturado por la KGB y condenado a muerte. Fue rescatado sólo gracias a las protestas de los gobiernos británico y norteamericano. En 1936 se encontraba en España y acompañó a las tropas del bando del Frente Popular. Estuvo primeramente cubriendo la Guerra Civil en Barcelona para posteriormente trasladarse a Madrid. Fue capturado en un pueblo cercano a Navalmoral de la Mata el 28 de agosto de 1936, pues quería cubrir la toma de Navalmoral por los frentepopulistas. Cuando fue detenido viajaba con tres anarquistas llamados Carlos (Karl Vervuert Pollak), Jesús y René (conductor) en un coche pintado con los signos habituales de los anarquistas de la FAI, y el sindicato anarquista CNT. Al enseñar las credenciales que le habían proporcionado en Madrid y comprobar su origen letón (no hay que olvidar que Letonia por aquel entonces formaba parte de la URSS) estuvo a punto de ser pasado por las armas. Fue trasladado a Trujillo donde pasó una noche en un calabozo. Allí, dos de sus compañeros anarquistas (Jesús y René) fueron fusilados en el patio de la cárcel; a él y a Carlos los evacuaron a Cáceres. Desde aquí fue enviado a Sevilla donde estuvo encarcelado durante veintiún días en la cárcel de Carmona. Allí coincidió con René Brut. Dored clandestinamente hizo llegar un telegrama a su mujer en Viena y ésta comunicó su detención a la delegación de la Paramount en París. El 20 de septiembre de 1936, después de arduas negociaciones diplomáticas gestionadas por el cónsul norteamericano en Sevilla Charles A. Bay, fue puesto en libertad tras la promesa de no regresar jamás a España. Sus colegas H.R. Knickerbocker y el fotógrafo de guerra Arthur Mencken lo trasladaron en avión a Gibraltar y ese mismo día, pudo salir de España.

11  New York Times, 16 de febrero de 1941.

12   DÍEZ PUERTAS, Emeterio, El montaje del franquismo: La política cinematográfica de las fuerzas sublevadas, Barcelona, Laerte, 2002, p. 149.

13  The Evening Independent, 16 de septiembre de 1936.

14   DORED, John, For meg er jorden rund, Oslo, Aschehoug, 1955, p. 263. Es un resumen del capítulo correspondiente proporcionado en inglés por Gunnhild Holmen, de la Biblioteca Nacional de Noruega.

15  L’Intransigeant, (París), 25 de agosto de 1936.

16   Cfr. MARTÍNEZ BANDE, José Manuel, La marcha sobre Madrid, Madrid, Servicio Histórico Militar, 1968, p. 30.

17  Diario de Noticias (Lisboa), 17 de agosto de 1936.

18   BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés «Imágenes de la Guerra Civil en Extremadura: Los fotogramas… op. cit.

19  Diario de Lisboa, 20 de agosto de 1936.

20  Estas palabras del comandante Castejón fueron proféticas, ya que no pudo tomar Don Benito, al ser detenida su columna en el puente de Medellín por la feroz resistencia de los gubernamentales y los intensos ataques de la aviación.

21  Diario de Lisboa, 18 de agosto de 1936.

22  Diario de Lisboa, 20 de agosto de 1936.

23  Este vehículo fue matriculado en el mes de abril de 1929 a favor de José Bigeriego Márquez. Cfr. Boletín Oficial de Badajoz, 21 de mayo de 1929.

24  L’Intransigeant (París), 27 de agosto de 1936.

25  PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante los muros de la propaganda, Madrid, Libros Libres, 2010, p. 297.

26  L’Intransigeant (París), 27 de agosto de 1936.

27  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. p. 52.

28  El propio Lisardo Sánchez escribió en El Adelanto (de Salamanca) el 22 de agosto de 1936 que «el 17 [de agosto] presencié la llegada de dos aviones rojos que bombardearon Badajoz, pero llegaron tres de la base de Mérida y les hicieron huir; uno de ellos aterrizó en la finca “La Liviana” y era un gran aparato francés, que transportado en dos camiones, estuvo expuesto el día 18 en la Plaza de San Juan de Badajoz».

29  L’Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936.

30  AUGUSTO, José, Jornal de um correspondente da Guerra em Espahna, Lisboa, Edita Empresa Nacional de Publicidade, 1936, p. 44. Cfr. L’Intransigeant (París), 27 de agosto de 1936.

31  DORED, John, For meg er jorden rund… op. cit.

32  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. p. 60.

33  Le Petit Marocain (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

34   En 1966, con ocasión del 30 aniversario del inicio de la Guerra Civil española, Pathe Magazine produjo un documental titulado «Les plus terrible des guerres civiles». En esta retrospectiva se rindió un homenaje a su «cameraman d’honneur» René Brut. Éste participó en el documental titula- do «Il y a 30 ans… La Guerre D’Espagne» (editado el 29 de abril de 1966). Parte del relato de René Brut se puede visionar. Sin embargo, en otro documental producido por Pathe y titulado «Compilation Espagne». En este documento gráfico expuso parte de su peripecia en Badajoz.

35   NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo de uno de los episodios más trágicos de la Guerra Civil de España (agosto de 1936), Mérida, Editora Regional de Extremadura, 1986, p. 60.

36    En un artículo titulado «Pionnier du journal  filmé»  y  subtitulado «René Brut, cameraman d’honneur» publicado en la revista Pilote (16 de agosto de 1962, núm. 147, p. 28) repasa las etapas de su vida profesional. Un párrafo trata de la guerra civil española, expresa que el film salió por Lisboa: «Pendant la Guerre d’Espagne, il filme des exécutions en masse de républicains. Il envoie sa bobine à Paris par le Portugal». Sin embargo, el historiador Pierre Marqués Posty ha afirmado sin pruebas que las imágenes salieron por Gibraltar: «…Accusé d’avoir fait parvenir à Paris, à sa rédac- tion, par Gibraltar, des clichés de la répression de Badajoz est arrêté à Séville …» (Espagne 1936, correspondants de guerre: L’ultime dépêche, París, Harmattan, 2008, p. 115). La salida natural de los artículos que querían evitar la censura era ora Gibraltar ora Tánger, por ello los rebeldes creye- ron en principio que las imágenes de Brut habían salido por El Peñón.

37  Revista Cinemonde núm. 413. Declaración de René Brut publicada el 17 de septiembre de 1936, pp. 669 y s. (Biblioteca Nacional de Francia, microfilm MICR D-556).

38   CORREIA, Félix, Quem vem lá? Gente de Paz! Gente de Guerra!, Lisboa, edición del autor, 1940. p. 93.

39   BARRAGÁN-LANCHARRO, Antonio Manuel, y DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés. «Algunas notas sobre la estancia del General Franco en Cáceres… op. cit.

40  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. p. 61.

41  ESPINOSA MAESTRE, Francisco, La columna de la muerte. El avanceop. cit. p. 256.

42   ESPINOSA MAESTRE, Francisco, Contra el olvido. Historia y memoria de la Guerra Civil. Barcelona, Crítica, 2006 p. 98.

43  Las memorias del Coronel Puigdengolas están difundidas en la parte correspondiente a su actuación en Badajoz en este sitio web http://www.kaosenlared.net/noticia/defensa-badajoz-agosto-1936- segun-coronel-puigdengolas

44  Cfr. ESPINOSA MAESTRE, Francisco, La columna de la muerte. El avanceop. cit. p. 256.

45  PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante… op.cit.

46  NEVES, Mário, La matanza de Badajoz. Crónica de un testigo… op. cit. pp. 44 y 50.

47  La Vanguardia (Barcelona), 20 de agosto de 1936.

48  Cfr. PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante… op.cit.

49  CABRERIZO PÉREZ, Felipe, La Atenas militarizada, la industria cinematográfica en Gipuzkoa durante la Guerra Civil (1936-1939), San Sebastián, Diputación Foral de Guipuzkoa, 2004, p. 31.

50  Fecha 3 de septiembre de 1936, Pathé, longitud del metraje 125 m, número de identificación Pa. 356. 11 conservado en la Filmoteca española con el código 16.

51   L’Humanité (París), 10 de septiembre de 1936: «A Séville, les rebelles menacent de fusiller un français».

52   CAPARRÓS-LERA, José María, YRAOLA, Aitor, Historia contemporánea de España y  cine, Madrid, Universidad Autónoma de Madrid, 1997 pp. 56 y 57.

53  BOLIN BIDWEL, Luis Antonio, Los Años Vitales, Madrid, Espasa Calpe, pp. 197 y s.

54  L’Intransigeant (París), 18 de septiembre de 1936. El corresponsal del Daily Telegraph Philips Percival añade con respecto al capitán Bolín que éste «ha conseguido que los corresponsales le odien como a la peste. Todos los corresponsales extranjeros le detestaban y temían, en parte porque no permitía visitas al frente salvo con escolta militar»: GARCÍA SANTA CECILIA, Carlos, Corresponsales en la guerra de España (1936 – 1939), Madrid, Fundación Pablo Iglesias e Instituto Cervantes, 2006, p. 32.

55  TENORIO, Rafael. «Las matanzas de Badajoz», en Tiempo de Historia, núm. 56, julio 1979.

56  Revista Cinemonde núm. 413. Declaración de René Brut publicada el 17 de septiembre de 1936, pp. 669 – 670. (Biblioteca Nacional de Francia, microfilm MICR D-556).

57  Ibídem.

58  Le Petit Marocain, (Casablanca), 15 de septiembre de 1936.

59  Cfr. PILO ORTIZ, Francisco, DOMÍNGUEZ NÚÑEZ, Moisés, DE LA IGLESIA RUIZ, Fernando La matanza de Badajoz ante… op.cit. pp. 51 y ss.

60  Traducción de la transcripción de las declaraciones de René Brut en el documental Compilation Espagne (Gaumont Pathé Archives, Compilation Pathé, duración 1: 01:00, Blanco y Negro. Mudo y Sonoro, TC IN: 00:24:06:17, TC OUT: 00:25:56:20, Ref: B 29/D95921) realizada por Camille Bitaud, jefa de ventas de Gaumont Pathé Archives.

61  VILA IZQUIERDO, Justo, Extremadura: La Guerra… op. cit. pp. 72 y s.

62  Cfr. ESPINOSA MAESTRE, Francisco, La columna de la muerte. El avanceop. cit. p. 210.

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Esteban Mira Caballos.

1.  INTRODUCCIÓN

En la España del siglo XVI se popularizó la palabra perulero, para aludir a aquella persona que había hecho una gran fortuna en el Perú y regresaba rica. Con el tiempo, terminó aludiendo a todo aquel que se enriquecía comerciando con las Indias, incluso desde Sevilla, sin cruzar el charco. Pues bien, Hernando Pizarro puede considerarse el primer perulero, aunque todavía no se usase ese término, es decir, la primera persona que regresó inmensamente rica del Perú. Concretamente, arribó a la capital Hispalense el 9 de enero de 1534, pletórico, acaudalado, cargado con miles de pesos de oro y un buen número de piezas sin fundir que despertaron la admiración de todos. El impacto causado entre los sevillanos se recordó durante décadas.

Personalmente, hace años que intuía que en el Archivo Histórico Provincial de Sevilla, debían conservarse cartas notariales, formalizadas en ese año por el trujillano, donde se reflejase su actividad económica. Sin embargo, la investigación revestía un problema: en Sevilla había entonces veinticuatro escribanías de las que al menos la mitad conservaban documentación del año 1534. Pero es más, escribanos como Pedro Castellanos, tenían un legajo por cada cincuenta días, es decir, en torno a siete u ocho protocolos anuales. Encontrar la documentación generada por Hernando Pizarro en el Archivo de Protocolos sin disponer de ninguna pista era como buscar una aguja en un pajar. Sin embargo, el dato que buscábamos lo obtuvimos causalmente en un documento, también notarial, formalizado en Valladolid, el 7 de junio de 1552. En dicha escritura Hernando Pizarro revocó el testamento dictado en Sevilla el 6 de octubre de 1534, ante el escribano Pedro Castellanos1. Era el dato que necesitaba porque lo normal, salvo imprevistos, era que todas las escrituras otorgadas en Sevilla en ese año las hubiese formalizado en la escribanía número cinco, ante el mismo amanuense. Y efectivamente así ocurrió; todos los documentos otorgados por él o sus apoderados en la capital hispalense se formalizaron ante este escribano. Desgraciadamente, la búsqueda del testamento resultó infructuosa, pues del mes de octubre se ha perdido una parte de la documentación. Sin embargo, como no hay mal que por bien no venga, gracias a esta referencia pudimos localizar un buen ramillete de manuscritos firmados por el trujillano o sus apoderados en Sevilla, a lo largo de 1534. El modesto objetivo de esta comunicación no es otro que dar a conocer ese material inédito, que muestran la intensa actividad económica desplegada por Hernando en la Península. Si los hermanos Pizarro no fueron capaces en 1529 y 1530 de despertar entusiasmos y adhesiones más allá de su propia ciudad natal, en 1534, el metal precioso andino, despertó la codicia de decenas de negociantes, prestamistas, comerciantes, artesanos y gente de la mar –maestres, pilotos y marineros- que dirigieron sus miras hacia la gobernación de Nueva Castilla. En parte, el mérito habrá que reconocérselo a Hernando Pizarro.

2. EL HIJO LEGÍTIMO DEL CAPITÁN GONZALO PIZARRO

Como es bien sabido, Hernando Pizarro era hijo legítimo del capitán Gonzalo Pizarro, nacido probablemente entre 1502 y 1503, y llegado al Perú siendo un joven de unos treinta años2. Gonzalo Fernández de Oviedo, que lo conoció personalmente, lo describió como más legítimo en la soberbia, hombre de alta estatura e grueso, la lengua e los labios gordos e la punta de la nariz, con sobrada carne e encendida. Asimismo, le acuso de ser el origen de todos los males e discordias en la tierra austral3. Y aunque debemos reconocer que el cronista se alineó con el bando almagrista y manifestó siempre una gran antipatía hacia él, es seguro que era una persona orgullosa y recta, pues en ello coinciden otros testimonios, como el de Antonio de Herrera, que afirmó que era más inclinado a severidad que a mansedumbre4.

Abandonó el Perú en dos ocasiones: una en 1533, regresando en el primer tercio de 1535, y otra el 3 de abril de 1539, en esta ocasión de forma definitiva. Y digo que definitiva porque nunca más regreso al Perú. Su objetivo en el primer viaje era obtener mercedes para todos mientras que, en el segundo, trató de justificar lo injustificable, es decir, la ejecución del gobernador de Nueva Toledo, Diego de Almagro El Viejo. Nada más pisar tierras peninsulares, comenzaron sus problemas con la justicia, agudizados por sus problemas de liquidez ya que le embargaron gran parte del capital repatriado. Los almagristas se habían encargado de difamarlo en la Corte, acusándolo de ser el causante de las rebeliones de Manco Cápac y de Diego de Almagro así como del ajusticiamiento de éste último. Las cosas se agravarían tres meses después, tras el asesinato de su hermano en su palacio limeño. Lo cierto es que, carente de argumentos en su defensa, fue apresado y encarcelado. En un primer momento fue condenado al destierro, por sentencia dada en Valladolid, el 3 de marzo de 15455. Sin embargo, finalmente el dictamen fue reconsiderado y se le permitió continuar su confinamiento en España. Desde el 14 de mayo de 1540 estuvo recluido en el alcázar de Madrid, pasando al Castillo de la Mota el 8 de junio de 1543, donde permanecería hasta 1559, es decir, por espacio de dieciséis años.

Pese a todo, podemos decir que fue el más sagaz de los hermanos, el que pudo culminar el proyecto de consolidación de la estirpe entre la alta nobleza castellana. De hecho, a su muerte en 1578, cuando debía rondar los 75 o 76 años, era una persona muy influyente política, social y económicamente. Políticamente, porque compró a perpetuidad el cargo de alférez mayor de Trujillo que ostentaron sus herederos6. Se trataba de un rango militar muy apreciado, tan sólo por detrás del capitán y del maestre de campo. Portaba el estandarte real en el combate, y era el que alzaba el pendón regio en la aclamación de los reyes, teniendo voz y voto en los cabildos, donde disfrutaba del privilegio de entrar al mismo con espada. Socialmente, porque, aun sin título nobiliario, era considerado como un miembro destacado de la alta nobleza7. Y económicamente, porque las remesas que le fueron llegando procedentes del Perú y sus rentas en la Península en forma de censos, juros y propiedades rústicas le convirtieron en una de las personas más ricas de España.

3. RAZONES DE UN RETORNO

Viendo el Inca Atahualpa que su vida corría serio peligro, tomó la iniciativa de ofrecer a sus captores un enjundioso rescate: nada menos que un cuarto lleno de oro y otros dos de plata8. Lógicamente, Francisco Pizarro aceptó la propuesta, comenzando a fluir hacia Cajamarca todo un reguero de piezas de oro y plata procedentes de todos los rincones del Tahuantinsuyo. Pero, como el metal precioso no entraba con toda la rapidez que los hispanos querían, enviaron dos expediciones: una, formada por algunos voluntarios, entre los que se encontraban Pedro Martín de Moguer, Juan de Zárate y Pedro Martín Bueno, para que fueran a Cuzco a agilizar el envío. Y otra, encabezada por Hernando Pizarro, que se dirigió al templo sagrado de Pachacamac, que fue saqueado por éste y sus hombres a principios de abril de 1533. Este santuario yunga, cercano a la costa, era el templo más devoto que poseían los naturales, por lo que no es de extrañar que algún cronista escribiera que era para ellos como la Meca entre los moros9. El 14 de abril de ese año, regresó a Cajamarca, trayendo en sus alforjas nada menos que 27 cargas de oro y 2.000 marcos de plata10.

La fundición del metal en barras quilatadas de oro y plata comenzó el 13 de mayo de 1533, procediéndose al reparto oficial un mes después, exactamente el 17 de junio de ese mismo año, levantando acta detalla el escribano calagurritano Pedro Sancho de la Hoz11. Tras fundirlo en barras, sacado el quinto real y el uno por  ciento  del  fundidor,  el  oro  repartido  entre  los  presentes  ascendió  a 1.326.539 pesos y la plata a 51.610 marcos12. Esa es la cifra que consta en el registro redactado por Sancho de la Hoz, pero es seguro que el monto fue muy superior. Para empezar, no se incluyeron los 15.000 pesos de oro que el gobernador mandó sacar para los treinta enfermos que quedaron en San Miguel de Tangarara o los 8.000 que se entregaron a Hernando Pizarro que fue a explorar las cosas de la tierra13. Probablemente tampoco se contabilizaron los 100.000 ducados que se dieron a Diego de Almagro y a sus hombres14.

En el reparto se adoptó un criterio uniforme: los de a caballo cobrarían 8.880 pesos de oro y 362 marcos de plata, y los de a pie la mitad15. Sin embargo, el gobernador se arrojó la potestad de dar más o menos a cada uno, en función a su participación en la Conquista y a la calidad de las personas, lo que provocó mucho descontento entre los menos afortunados.

A corto plazo hubo un buen número de personas que se hicieron inmensamente ricas, concretamente unos 59 caballeros y 99 hombres de a pie, además del grupo de soldados que estaba con Almagro. Los hermanos Pizarro juntaron entre los cuatro más de la décima parte de todo el botín. Pero a la mayoría la estrella le duró poco. En breve tiempo se produjo una auténtica revolución de los precios que terminó devaluando sus fortunas. El propio sistema precapitalista lo generó, al haber una gran cantidad de oro –apenas circulaba vellón- y una escasez crónica de mercancías de todo tipo, desde herramientas a caballos, pasando por productos alimenticios o textiles europeos16. La ley de la oferta y la demanda fue la responsable directa de la escalada de precios de forma que, según Francisco de Jerez, en aquel tiempo se vendían caballos por más de 3.000 pesos de oro y una pequeña botija de vino de tres azumbres alcanzaba los 60 pesos17. El metal precioso no tardó en pasar de las manos de estos intrépidos y sacrificados guerreros, que tanta sangre habían hecho correr para conseguirlo, a los negociantes, comerciantes y mercaderes. El oro de la infamia pasó de estar en poder de un tirano como Atahualpa, a las manos manchadas de sangre de los conquistadores y de ahí a los comerciantes y mercaderes que no tardaron en inundar los mercados europeos de metal precioso, espoleando al naciente capitalismo.

Por tanto, en junio de 1533 se repartió el botín de Cajamarca y, acto seguido, Francisco Pizarro y Diego de Almagro quisieron enviar a Hernando a Castilla, para entregar el enjundioso quinto real y aprovechar la ocasión para solicitar mercedes reales para todos. Por ello, permitieron que se fuera cargado con el mayor tesoro que se había visto en Europa. El trujillano acopió una verdadera fortuna, para lo cual presionó a los principales acaudalados de Cuzco para que entregasen dinero para el servicio de su Majestad. El tesorero Alonso de Riquelme recaudó para dicho fin, de un total de 64 vecinos, 34.512 pesos de oro y 47 marcos de plata18. Gonzalo Fernández de Oviedo, gran detractor de los Pizarro, y en especial de Hernando, afirmó que la intención del gobernador y del mariscal era enviarlo con mucha fortuna porque yendo muy rico, como fue, no tuviese voluntad de tornar a aquellas partes19. Se trata de una opinión personal del cronista que no parece cierta al menos en lo que atañe a su hermano, el gobernador. Lo cierto es que Hernando Pizarro marchó a España, a mediados de junio de 1533, un mes y medio antes de la ejecución de Atahualpa, por lo que parece obvio que en esta ocasión estuvo totalmente ajeno al regicidio20.

4. EL OPULENTO PERULERO

El 9 de enero de 1534 llegó a Sevilla con una inmensa fortuna: además del quinto real, valorado 107.735 pesos de oro y 12.000 o 13.000 marcos de plata21, traía varios cientos de miles de pesos de particulares y numerosas piezas indígenas sin fundir, como vasijas, cántaros, ollas, atambores e ídolos de oro y plata. Una cantidad de metal precioso muy superior a la que había llevado, pocos años antes, Hernán Cortés, deslumbrando a toda Castilla22. En total, al margen de las piezas sin fundir, se valoró el monto de lo traído en 427.168.680 maravedís23. Narró Francisco de Jerez, que necesitó catorce carretas tiradas por dos bueyes cada una para transportar el metal hasta la Casa de la Contratación. Además, el cortejo áureo estuvo aderezado por la presencia de algunos indígenas, vestidos a su usanza y llamas que provocaron el asombro de cientos de curiosos que se agolpaban a su paso. Una buena parte del dinero de particulares arribado a Sevilla lo tomó prestado el Emperador, otorgándole la liquidez suficiente como para, continuar su lucha contra berberiscos y turcos en el norte de África. Aunque parezca increíble, el tesoro de los Incas se utilizó en parte para financiar la guerra contra Barbarroja y sus secuaces turcos y berberiscos.

Entre 1534 y 1535 se estima que algo más de medio centenar de participantes en el reparto de Cajamarca regresaron a España, algunos de manera definitiva24. La suerte que el destino les deparó a estos últimos fue bastante mejor que la que sufrieron los que decidieron permanecer en Perú. Y ello porque, mientras en Nueva Castilla la abundancia de oro y plata devaluó su precio, en España conservó buena parte de su valor. Por ello, un simple soldado como Juan Ruiz, pudo vivir en su Alburquerque natal, rodeado de toda una corte de escuderos, criados, pajes, lacayos, esclavos y paniaguados25.

Hernando Pizarro, portador de tantas riquezas para el Emperador, fue aposentado en la corte como se acostumbraba a hacer con los que entonces se llamaban criados del rey. El oro disipó cualquier duda sobre su actuación y la de sus hermanos, incluso después de conocerse la ejecución del Inca. Fue uno de los momentos más álgidos que vivió el trujillano, sin que todavía pudiese sospechar la cadena de desgracias que en breve tiempo se sucederían en el Perú y que se saldó con la muerte de sus hermanos y con su encarcelamiento durante más de tres lustros en el castillo de la Mota.

Nada pidió para Diego de Almagro, pese a llevar poderes para ello. Pero no se trató exactamente de un olvido, pues lo primero que hizo cuando llegó a la Península fue informar a la mujer de Rodrigo Pérez, natural de Fuente de Cantos, de que éste había sido ajusticiado por el de Almagro proporcionándole, incluso, numerario para que iniciase los procedimientos judiciales26. Pero, la posibilidad de que Hernando Pizarro no lo favoreciese ya estaba calculada por éste, quien a la par había apoderado a los capitanes Cristóbal de Mena y a Juan de Sosa, para que solicitasen sus mercedes27. Para colmo, el trujillano no sólo no le trajo las ansiadas dádivas sino que su compañero de viaje, el tesorero Riquelme, trajo un poder otorgado por Francisco de Plasencia en Sevilla, por el que reclamaba al mariscal una vieja deuda de 210 pesos de oro, que contrajo con el padre del otorgante, Juan Alonso de Plasencia, difunto28.

Acabadas todas sus gestiones en la Corte, el Emperador dispuso que se le despachase con diligencia para que pudiese retornar lo más pronto posible al Perú. Se le dio el rango de general de la primera armada que zarpase de Sevilla con destino a Tierra Firme. Todavía tuvo tiempo el trujillano de pasarse por su ciudad natal, donde estuvo tres o cuatro meses. Cuenta Antonio de Herrera que las noticias de las riquezas del Perú habían sonado con tal fuerza que muchos vendieron sus patrimonios para marchar junto a su rico paisano.

La actividad de Hernando Pizarro en Sevilla, entre enero y marzo y desde septiembre a noviembre de ese año de 1534 fue intensa e incansable. Llama la atención que casi desde el mismo momento de arribar a la ciudad del Guadalquivir comenzara a preparar –personalmente o a través de apoderados- la armada que lo llevaría de vuelta al Perú. Dichas gestiones aparecen perfectamente registradas en los libros notariales sevillanos de ese año.

5. LOS APODERADOS

En algunos de los documentos protocolizados, se identifica como comendador, en dos de ellos como vecino de Trujillo, y en otros tres como vecino de Sevilla. Está documentada su presencia en Sevilla, entre el 9 de enero y el 12 de marzo de 1534. Es factible pensar que pocos días después marchase con cierta prisa a su ciudad natal. Hay que recordar que el 28 de abril de ese mismo año se recibió en Toledo la información realizada en Trujillo para concederle el hábito de Santiago29. Ésta se debió realizar entre finales de marzo y principios de abril, período en el que necesariamente debió estar en la tierra que lo vio nacer. En abril acudió personalmente a presentarla en Toledo, donde se encontraba en esos momentos la corte y los más importantes organismos administrativos del reino30.

Realizadas todas las gestiones debió retornar a Trujillo, donde permaneció hasta mediados de septiembre. A finales de ese mes, exactamente el día 30, lo tenemos documentado en la capital Hispalense, residiendo inicialmente en la collación de San Isidro y, pocas semanas después, en la de Santa María Magdalena. Es decir, estuvo aproximadamente unos cuatro meses en Trujillo y unos seis meses a orillas del Guadalquivir.

Para poder administrar su fortuna, otorgó numerosos poderes en Trujillo y en Sevilla para que, independientemente de dónde se encontrase en cada momento, pudiesen administrar sus bienes. Estos poderes se mantuvieron después de zarpar para Nueva Castilla ya que periódicamente él y sus hermanos comenzaron a remitir caudales a la Península, dando instrucciones para invertirlos adecuadamente.

En Sevilla apoderó, el 11 de febrero de 1534, al mercader guipuzcoano Francisco de Zavala31. Este vasco fue el principal representante de la familia en Sevilla durante varios lustros. De hecho, el 22 de septiembre de 1536, con poderes que dijo tener de Francisco Pizarro, formalizó el juro a perpetuidad de 298.298 maravedís anuales por los cerca de nueve millones de maravedís que se le confiscaron en 1535, cuando el Emperador tomó 800.000 ducados para la guerra contra Barbarroja32. Asimismo, en Sevilla otorgó poderes a Sancho Prieto, vecino de Triana y maestre de la nao Santa María del Campo. Tanto al vasco como al sevillano los encontramos firmando escrituras notariales en su nombre en numerosas ocasiones, aunque el segundo solamente en lo relativo a los fletes y pasajes de la nao de la que él era maestre y Hernando Pizarro propietario.

En Trujillo, tenía tres delegados, a saber: Juan Cortés –pariente de Hernán Cortés- que con frecuencia se acercaba a Sevilla a tratar con Francisco de Zavala33. Este Juan Cortés fue un fiel colaborador de la familia Pizarro, tanto de Hernando como de sus hermanos34. Desde su llegada a la Península en 1534 se convirtió, por así decirlo, en la conexión entre los apoderados de Trujillo y los de Sevilla. Asimismo, otorgó amplios poderes a Luis Camargo, y a su hermana Inés Rodríguez de Aguilar35. El primero era otro viejo conocido de la familia, residente como los Pizarro en la trujillana collación de San Martín y pariente político de estos. De hecho, falleció en 1551 y dejó tres hijos: Juan Camargo, Diego Camargo y Álvaro Pizarro36. En cuanto a Inés Rodríguez de Aguilar era su hermana legítima, hija de Gonzalo Pizarro y de Isabel de Vargas. Hernando estuvo muy ligado a ella, pues en un documento de 1551, la recomendaba como curadora de su sobrina Francisca Pizarro, con la que poco después se desposaría. En aquella ocasión afirmó de ella que era una persona muy honrada, honesta y de buena vida para el recogimiento, honestidad de la dicha doña Francisca Pizarro y mujer muy bastante para ello37.

6. INVERSIONES PRIVADAS

Una parte de la fortuna personal que trajo la invirtió en rentas en España, lo que demuestra una vez más su temprana intención de afianzar los intereses económicos de su linaje en su ciudad natal. Así, el 2 de diciembre de 1534, Francisco de Zavala, guipuzcoano, en su nombre, compró un juro a Vido Herlle, del consejo de los Fúcares, por valor de 1.600.000 maravedís que rentarían 100.000 maravedís al año, situados sobre las rentas del almojarifazgo mayor de Sevilla38. En esta ocasión, a diferencia de lo que ocurrió otras veces, la compra del juro fue voluntaria. El miércoles, 17 de febrero de 1535, Francisco de Zavala, con poder que dijo tener de Juan Cortés, presentó el privilegio ante Alonso de Illescas, almojarife mayor de Sevilla, para cobrar la renta correspondiente a 153539.

Asimismo, creo una compañía con los plateros sevillanos Urban Casco y Julián de Carvajal, en la que él aportó objetos y piezas de oro, mientras que estos los afinaban y quilataban, para luego venderlos y repartirse los beneficios en un porcentaje que desconocemos. En el documento II se refleja un pago de 787.461 maravedís a Juan Cortés por varias cantidades de oro de muy distintos quilates que le compraron. Es posible que el oro fuese del propio Juan Cortés que había llegado a España junto a Hernando Pizarro, con una buena cuantía percibida tras el reparto de Cajamarca, donde le cupieron 9.430 pesos de oro y 362 marcos de plata. Sin embargo, no es menos probable que dicho metal fuese en realidad de Hernando Pizarro, de quien tenía plenos poderes. Probablemente éste, al igual que otros grandes indianos, trató de colocar dinero en manos de terceras personas para evitar confiscaciones o compras forzadas de juros por parte de la Corona40.

El nueve de mayo de 1534, Francisco de Zavala, en nombre de Hernando Pizarro, abonó 3.500 ducados a Juan Corvera, criado del conde de Miranda, estante en Sevilla. Al parecer, el dinero fue remitido con una cédula a Juan Íñiguez, banquero público de Sevilla, para que se los abonase al citado conde, pero no lo había hecho. Por este motivo, lo abonaba ahora Francisco de Zavala. Desconocemos, a qué respondía este pago de una suma tan considerable, a no ser que se trate de un préstamo solicitado, en 1529, antes de su partida para Nueva Castilla, cuando aún no habían conseguido la fortuna del Perú y anda- ban necesitados de efectivo. También es extraño que, el 5 de febrero de 1535, después de su retorno al Perú, Francisco de Zavala cancelará una deuda de 200 ducados contraída por Hernando Pizarro con el sevillano Pedro de Jerez41. Y digo que es raro porque, ya en 1534, Hernando Pizarro disponía de un gran capital, y podía haber anulado él mismo la deuda. A no ser que se trate de una deuda más reciente, y que sus grandes inversiones en la Península le obligaran a pedir un pequeño préstamo para disponer de efectivo durante su viaje de regreso.

El resto del capital lo invirtió en la adquisición de un barco y medio flete de otro para cargarlo con pasajeros y mercancías con destino a la nueva gobernación de Nueva Castilla42. Efectivamente, para su retorno, Hernando Pizarro adquirió una nao propia, la Santa María del Campo, que cargó en el puerto de las Muelas de Sevilla. Para su navío, utilizó los servicios de varias personas, conocidas en Sevilla: como maestre contrató primero a Sancho Prieto, vecino de Triana, y luego al cómitre, también trianero, Pedro Agustín, ambos empleados a través de su apoderado Francisco de Zavala43. Como piloto se contrataron los servicios del palermo Alonso Buenaño; por el viaje y el tornaviaje cobraría 260 ducados, y concediéndole además dos toneladas de mercancías, sitio para dos esclavos y una cámara en popa44. Unas condiciones excepcionalmente buenas, teniendo en cuenta que otros pilotos se contrataban por menos de la tercera parte y sin ningún privilegio de carga45.

Dado que había sitio en el buque para mercancías ajenas y pasajeros, se amortizaron gastos, vendiendo una parte de los fletes. En marzo de 1534, Sancho Prieto, como maestre de dicha embarcación, acordó con Nuño de Castro, su embarque y el de 35 toneladas de mercaderías, con un flete de 3.800 maravedís por tonelada, más 300 en concepto de averías46. Lo curioso es que justo un mes después, el precio de embarque por tonelada se había encarecido en cien maravedís. Así, Pedro Alemán, vecino de Sevilla, en la collación de San Alfonso, que adquirió los derechos para introducir en el mismo buque ocho toneladas de mercancías, pagando a razón de 3.900 maravedís la tonelada47. Asimismo, vendieron pasajes a distintos precios:

Tabla 1. Personas que pagaron un pasaje en la nao Nuestra Señora del Campo48

Tabla 19-1Entre los pasajeros había varios mercaderes y también algunos soldados, como era el caso de los emeritenses Alonso de Ávalos y Francisco de Alvarado. Resulta curioso que no haya dos pasajes iguales, porque en el trato se incluían las cajas y los enseres personales –lo que se llamaba el matalotaje– que cada cual llevaba, así como el espacio que ocuparía que podía ser a la intemperie, bajo la tolda o en una cámara privada. Todo ello explicaría estas diferencias en el coste del billete.

Asimismo, compró los derechos de flete de la mitad de la nao la Magdalena, que se estaba cargando en Sanlúcar de Barrameda y de la que eran maestres Juanes de Lubelça y Francisco Barba. Asociado con los plateros residentes en Sevilla, Urban Casco y Julián de Carvajal, el hermano del gobernador, cargó diversas mercancías en dicha embarcación. Pero, dado que nuevamente le sobró espacio, contrató a cambio de dinero, el pasaje de numerosas personas con su equipaje49. Los maestres, que poseían la otra mitad del navío concertaron también el flete tanto de pasajeros como de mercancías. Así, el 6 de julio de 1534, Diego Ortiz de Guzmán, pactó el flete de ocho toneladas de mercancía que pagarían a razón de 2.200 maravedís la tonelada si descargaban en Santo Domingo y de 3.750 maravedís si lo hacía en Nombre de Dios, además, por supuesto, de un ducado por tonelada en concepto de avería50. Unos meses después, exactamente el 5 de octubre, el maestre Juanes de Lubelça, concertó el pasaje de Melchor de Herrera, en 14 ducados, incluido en el precio su manutención y una caja de cinco palmos de ropa que llevaba consigo51.

7. EL COMERCIO CON NUEVA CASTILLA

La llegada de Hernando Pizarro con una gran fortuna cambio radicalmente la percepción que se tenía del espacio indiano. Hasta entonces, Santo Domingo, Santiago de Cuba y Veracruz eran los destinos consolidados con los que casi todo el mundo comerciaba. En cambio, Tierra Firme –lo mismo Santa Marta que Cartagena o Nombre de Dios- eran destinos marginales. Los empresarios, banqueros, prestamistas, comerciantes y cargadores sevillanos se dieron cuenta rápidamente de las posibilidades que la nueva gobernación ofrecía para hacer fructíferos negocios. Por ello no tardaron en plantearse la opción de ampliar sus rutas comerciales desde Santo Domingo o Cuba a Tierra Firme. Obviamente, el trujillano no fue el único que regresó rico, pues con él y en los meses inmediatamente posteriores llegaron un buen número de beneficiarios del botín de Cajamarca y de Cuzco. También debió influir la publicación en Sevilla, en abril de 1534, de la crónica de la conquista del Perú firmada por Cristóbal de Mena52.

Pero en cualquier caso la influencia del trujillano debió ser fundamental en el impulso definitivo del comercio con Nueva Castilla. Obviamente, una década después, Nueva Castilla era ya la gobernación más próspera de toda la América Hispana, dirigiéndose allí una buena parte del comercio53.

Lo cierto es que se aprecia en el puerto de Sevilla un creciente interés por cargar rumbo a Nombre de Dios, que era el puerto a través del cual se podía después llegar por tierra a Panamá y, desde allí, acceder al Perú. Pese a la competencia con destinos mucho más consolidados, como Veracruz –Nueva España- Santiago de Cuba, Santo Domingo o Puerto Rico, comenzó a abrirse paso con gran fuerza el nuevo destino peruano. El puerto de Nombre de Dios perdió rápidamente su marginalidad para convertirse en el fondeadero de entrada de todo lo que se llevaba a la nueva gobernación de Nueva Castilla.

Como ya hemos dicho, a la par que Hernando Pizarro aprestaba su nao Nuestra Señora del Campo, y la mitad del flete de la Magdalena, había otros tantos buques de particulares que se estaban cargando tanto en el Guadalquivir como en Cádiz para viajar a Tierra Firme. A continuación, hacemos una relación de los que hemos registrado en la documentación notarial:

Tabla 2. Barcos que se aprestaban en Sevilla y Cádiz en 1534 con destino a Tierra Firme

Tabla 19-2

Como se puede observar, en el tiempo que Hernando Pizarro estuvo entre Sevilla y Trujillo, se estaban aprestando para Tierra Firme al menos diez naos y un galeón. Obviamente, como ya hemos dicho, no todos los cargadores pensaban en esos momentos en el Perú, pues la mayoría de ellos hacían escalas en Puerto Rico, Santo Domingo, Santa Marta, Cartagena y Nombre de Dios. Pero se nota ya un importante movimiento hacia el sur, teniendo en cuenta la competencia feroz que en esos momentos significaba la Nueva España, conquistada por el afamado Hernán Cortés. Con total seguridad, la presencia de Hernando Pizarro, y la admiración despertada por su enorme fortuna, animó a muchos mercaderes a crear compañías para comerciar con el Perú54. Las perspectivas de obtener pingues ganancias los animaba a ello, pues cuando las cosas salían según lo esperado los márgenes de beneficios se movían entre el 80 y el 150%. Y ello para compensar los altísimos riesgos, pues cualquier pequeño imprevisto –naufragio, asalto corsario, retrasos, fuga del apoderado- podía provocar una quiebra en cascada de mercaderes, cargadores y proveedores. Precisamente, en 1534, Francisco de Plasencia otorgó poderes a Juan Sánchez y a Luis Lozano, mercaderes residentes en Nombre de Dios, para que cobrasen ciertos dineros de Diego de Cuadros, que se había fugado con los beneficios que obtuvo de la venta de unas mercancías que, en su nombre, le entregó para su venta Antón Sánchez55. Y es que casi todas las personas involucradas en el tráfico indiano eran, al mismo tiempo, deudoras y acreedoras, pues el crédito fue casi consustancial al negocio indiano56. Los mercaderes compraban el género a plazos, abonando la totalidad del importe al regreso de la flota con las supuestas plusvalías57. De ahí que las quiebras de compañías y de mercaderes individuales se hicieran endémicas desde mediados del siglo XVI58.

Uno de esos navíos era la nao Trinidad, que se cargaba en el puerto de las Muelas de Sevilla, justo al lado de donde estaba estacionada la nao Nuestra Señora del Campo. Iba por maestre Domingo de la Paçarán, vecino de Azcoitia (Guipúzcoa), y por piloto Juan Moreno, vecino de Palos (Huelva). Debía hacer escala en Canarias, Cartagena y Nombre de Dios, para a continuación realizar el tornaviaje hasta Sevilla59. El 20 de junio de 1534, Antonio de Espinosa, mercader residente en Sevilla, contrató el flete de quince toneladas de mercancías a razón de 3.100 maravedís cada una, más 300 de averías60. Tan sólo dos días después, contrató su pasaje Pero Afán de Ribera, vecino de Sevilla, en la collación de San Vicente. Pagó por el billete 25 ducados, más 3.100 maravedís por cada una de las cuatro toneladas de ropa que embarcó61. En agosto de ese año, Juan Sánchez, maestre, Pedro Fernández, maestre, Francisco Ortiz, Juan Sánchez Catano, Lorenzo Muñoz, Juan Martínez Xarero, Juan Martín y Pedro Cornejo, todos vecinos de Valencia de las Torres, abonaron el resto del precio en que se ajustó el embarque de ciertas mercancías62.

También la nao San Sebastián, propiedad de Francisco de Herrera, se cargaba en el puerto sevillano para partir rumbo a Nombre de Dios. En ella se vendió un flete de 25 toneladas de ropa a Luis de Esquivel, vecino de Sevilla, en la collación de Santa María, por 3.200 maravedís la tonelada y 300 maravedís de avería, abonando una suma total de 87.500 maravedís63.

La nao la Victoria, de la que era propietario y maestre Juan Mexía, vecino de Sevilla, estaba también preparada para zarpar a Tierra Firme en marzo de 1534. Precisamente en ella, García de Jaén, uno de los Trece la Fama, que además de conquistador y baquiano era mercader, cargó mercancías fiadas por valor de 111.000 maravedís64.

Asimismo, la nao San Juan, de la que era señor Cristóbal Rodríguez y maestre Gaspar Álvarez, vecino de Palos, se aprestaba en el puerto sevillano a finales de enero de 1534 para partir hacia Nombre de Dios65. El 23 de enero de 1523, ajustaron su pasaje en dicho buque Juan López, Francisco de Villafuerte y Juan de Escobar, en un precio de 22 ducados66. Los dos últimos al menos eran baquianos y habían estado junto a Francisco Pizarro en la conquista del Tahuantinsuyu. También contrataron su pasaje dos primos llamados ambos Juan de Herrezuelo, uno hijo de Simón Sánchez, difunto, y el otro de Juan de Herrezuelo, naturales todos ellos de la Puebla de Sancho Pérez (Badajoz), por un precio de 28 ducados67.

La Concepción, era una nao pequeña, de unas 60 toneladas. Su dueño, Ruy Díaz Brandon, vecino de la villa de Lagos, en el reino de Portugal, debía estar mal económicamente por lo que se le ocurrió la idea de vender el navío a Cristóbal Romero y a Diego Pérez, ambos residentes en Sevilla, para a continuación arrendárselo por dos años, a razón de cien ducados anuales68. Contrató como maestre a Antonio de Aragón y, como piloto, al palermo Juan Vanegas. Ésta no iba directamente a Tierra Firme sino que tenía previsto, como muchas otras embarcaciones, hacer toda una ruta por la isla de San Juan, Santo Domingo, Santa Marta y Cartagena para finalizar en Nombre de Dios69. Juan Martínez, cómitre, vecino de Sevilla en la collación de San Vicente, y Bartolomé Morillo, también residente en Sevilla, en la collación de Santa María, formalizaron una compañía, invirtiendo 1.031.250 maravedís en mercancías que embarcaron en este mismo velero70.

image007Lám. 1. Mapa, con los principales puertos de Tierra Firme.

La nao San Miguel, tenía por maestre a Francisco de Leyva, y embarcó

315.366 maravedís en mercancías de una compañía entre Antón Sánchez y Diego de Troya, ambos sevillanos, avecindados en la collación de Santa María. El primero era el socio capitalista, pues ponía 302.116 maravedís mientras que el segundo era el mercader que aportaba tan sólo 13.250 maravedís y su persona71.

El galeón Sancti Spíritus, cuyo señor era el trianero Gonzalo Rodríguez y su maestre Cosme Rodríguez Farfán, también se aprestaba en Sevilla para zarpar a Tierra Firme. En él viajaba Pedro de la Fuente, boticario natural de Cogolludo (Guadalajara), que tenía una compañía con los mercaderes Pedro de San Martín y Francisco de Burgos, para establecer en el Perú, una botica y casa de cirugía72. El capital de 1.000 ducados lo aportaban los mercaderes mientras que el boticario sólo ponía su persona, repartiéndose los beneficios de la siguiente forma: el de Cogolludo recibiría un tercio de los beneficios de la botica y la mitad de lo que obtuviese practicando la cirugía, repartiéndose el resto entre sus dos socios capitalistas.

En Sanlúcar de Barrameda se cargaba la nao San Salvador, de que era maestre Bartolomé Alonso, vecino de Sevilla, en la collación de San Vicente, y cuyo destino era igualmente Tierra Firme.

Y finalmente, en la bahía de Cádiz se aprestaba la nao San Pedro, también con destino final en Nombre de Dios, y cuya propiedad se la repartían a partes iguales tres personas: Cristóbal Martín de Escobar, vecino de Palos, Juan de Mafra, que era su maestre, y Cristóbal Martín de Lunar73. Curiosamente, los Mafra, quedaron vinculados a la navegación del Perú, pues en 1551, un pariente de éste –quizás un hijo o sobrino-, Bartolomé de Mafra, hacía periódicamente la ruta entre el puerto de El Callao y Panamá74.

Había numerosas compañías que comerciaban con Tierra Firme desde los años veinte. Una de las más conocidas era la formada por Antón Sánchez, Juan Alonso de Plasencia, el hijo de éste, Francisco de Plasencia, el pacense Luis de la Rocha, Benito de Astorga y el platero sevillano Juan de Córdoba75. Tenían dos tiendas abiertas, una en Santo Domingo, donde residía Benito de Astorga, y otra en Tierra Firme, donde frecuentemente moraban Francisco de Plasencia y Juan de Córdoba, comerciando regularmente con aquellos territorios76. Por su parte, Francisco de Sepúlveda, natural de Aranda de Duero, había pasado a Tierra Firme como soldado en 1514, en la armada de Pedrarias Dávila77. Pues bien, después se estableció en Nombre de Dios, donde todavía en 1534 se dedicaba vender las mercancías que le enviaba su hermano Fernando de Sepúlveda, residente en Sevilla78

Sin embargo, otras compañías se formalizaron en el mismo año de 1534 con la intención ya de usar Nombre de Dios como trampolín para pasar a Pana- má y de allí al Perú, donde las expectativas de negocio eran muy altas. El 28 de enero de 1534 se formalizó en Sevilla una compañía entre Rodrigo Álvarez, mercader asturiano residente en Sevilla, en la collación de Santa María, y Pedro Gallego, piloto, vecino de Palos. El primero pondría 200 ducados en mercaderías, mientras que el segundo se comprometía a llevarlas a la provincia del Perú, que se dice de Nueva Castilla. Una vez restituido el capital, y pagados todos los gastos, los beneficios se dividirían de la siguiente forma: un séptimo para Pedro Gallego, y los seis séptimos restantes para el asturiano, como socio capitalista que era79.

Unos meses después, exactamente el 15 de junio de 1534, se formalizó una nueva societas en la que participaban tres accionistas: los vizcaínos Gerónimo Zurbano y Domingo de Zornoza, así como Rodrigo de Mazuelas. Los dos primeros pertenecían a familias de mercaderes vascos asentados en Sevilla desde finales del siglo XV o principios del siglo XVI80. En cuanto a Rodrigo de Mazuelas, estaba ausente, pues desde abril de 1534 estaba asentado en Jauja y, poco después, se desempeñaba como regidor del cabildo de Lima. Sin embargo, había estado en España poco antes, enviado por Francisco Pizarro, para reclamar la renovación del privilegio de exención del pago del almojarifazgo. Es casi seguro que aprovechó la ocasión para dejar capitales y apoderados que gestionasen sus intereses en la Península. Lo cierto es que los tres invirtieron 488.238 maravedís en ropa –casi medio millón de maravedís- con la intención de venderla a ben precio en la gobernación de Nueva Castilla. De ese dinero, Zurbano puso 225.000 maravedís, Zornoza, 75.000 –prestados por el primero- y Rodrigo de Mazuelas 188.23881. Los dos primeros se embarcarían con el género en la nao Santa María del Campo, propiedad de Hernando Pizarro, con quien viajarían hasta Nombre de Dios. Curiosamente, una vez llegados a esta ciudad, la mercancía se depositaría en casa de Domingo de Soraluce hasta su traslado a Panamá y de ahí a Nueva Castilla. Como es bien sabido, Domingo de Soraluce, mercader guipuzcoano, que obviamente tenía contactos con Gerónimo de Zurbano y con Domingo de Zornoza, era por aquel entonces hidalgo, tras haber sido nada más y nada menos que uno de los Trece de la Fama82. Estaba claro, que de ir todo bien la compañía daría grandes beneficios porque en Nueva Castilla sobraba metal precioso y faltaban mercancías. Se llevaban a vender a Nombre de Dios –y, en buena parte, de ahí a Panamá y al Perú-, productos textiles de distinto tipo, vinos, harinas y medicinas83. Asimismo, se enviaron esclavos negros que siempre alcanzaban un buen precio en Tierra Firme o en el Perú84.

La travesía de regreso a Nombre de Dios fue razonablemente tranquila. Hernando Pizarro debió llegar al Darién en enero de 1535. Rápidamente marchó a Panamá desde donde se embarcó rumbo al Perú. Tuvo la suerte de encontrar un barco cargado que estaba a punto de zarpar del puerto panameño. Sin embargo, como él mismo afirmó, dado que era invierno y los vientos contrarios, tardó tres meses y medio en llegar a Túmbez. Allí desembarco y el resto del trayecto hasta Lima lo hizo a pie, aprovechando para recaudar impuestos y pacificar la tierra85. Hasta septiembre u octubre no llegó a la Ciudad de los Reyes.

8. CONCLUSIÓN

Resulta llamativa la acción frenética que desplegó el trujillano en los poco más de diez meses que permaneció en la Península. Vivió a caballo entre Sevilla y Trujillo, con alguna visita a la Corte. Se dedicó a tratar y a contratar con unos y con otros, formalizando numerosas cartas notariales, en ambas ciudades. No sólo preparó minuciosamente su reembarque para el Perú, sino que dispuso todo un entramado de apoderados y testaferros que debían gestionar su fortuna en su ausencia y cobrar los capitales que fuese remitiendo. Solamente disponemos de algunas de las escrituras formalizadas en Sevilla, pues en Trujillo no se ha conservado documentación notarial de la primera mitad de la centuria. No obstante, sabemos que las otorgó por alusiones en las cartas sevillanas o en documentos posteriores del propio repositorio trujillano.

Se encargó de comprar un barco y la mitad de los derechos de flete de otro, al tiempo que suscribía contratos con comerciantes, plateros y pasajeros. Directa o indirectamente promovió el comercio entre Sevilla y la gobernación de Nueva Castilla. Consiguió que en 1534 se embarcaran con destino a Nombre de Dios y con la intención de pasar luego a Perú, comerciantes, colonos, plateros, herreros, albañiles, boticarios, cirujanos, etc. Asimismo, pagó viejas deudas, probablemente contraídas en 1529, cuando las vacas flacas, y otra parte del capital la reservó para invertir en rentas vitalicias.

Y por último, como buen cristiano, y al igual que hacían otros muchos pasajeros antes de partir, dispuso su testamento, por si ocurría alguna desgracia en el trayecto. El seis de octubre de 1534, pocas semanas antes de su retorno al Perú, lo formalizó, aunque desgraciadamente no hayamos localizado el texto de esta primera escritura de última voluntad86.

Probablemente, en 1534, se comenzó a forjar la leyenda de los peruleros, sinónimo en aquella época de éxito. Y digo leyenda porque sólo unos pocos consiguieron sus metas de ascensión social y la mayoría no eran tan ricos como sus contemporáneos imaginaban. Pero, en cualquier caso, personajes como Hernando Pizarro debieron suponer todo un revulsivo para muchos, unos por encontrarse en una difícil situación económica y, otros, soñando con emular a aquellos ricos indianos. Para ellos, el ejemplo siempre era el del triunfador que regresaba, nunca el de aquellos otros que marcharon y de los que nunca más se supo, seguramente porque sufrieron un trágico desenlace.

9. APÉNDICE DOCUMENTAL

Extracto de los documentos relacionados con Hernando Pizarro y el Perú, localizados en el Archivo de Protocolos de Sevilla (1534).

Documento I: Hernando Pizarro, vecino de Trujillo y residente en Sevilla, otorgó poderes a Francisco de Zavala, guipuzcoano, estante en Sevilla, para que pueda cobrar todos los pesos de oro que le debieran y cualesquier pesos de oro y plata o perlas o piedras, joyas y otras cosas que le enviasen consignadas de la provincia del Perú, nombrada Nueva Castilla, que es en el Mar del Sur, o de cualquier otra parte de las Indias. Otorgada en Sevilla, el 11 de febrero de 1534 (Firma de Hernando Pizarro).

(APS, Leg. 3.301, fols. 391r-392v).

Documento II: Urban Casco, y Julián de Carvajal, plateros, vecinos de Sevilla, en la collación de Santa María, y Hernando Pizarro, estante en Sevilla, todos los tres de mancomún, otorgan que pagan a Juan Cortés, vecino de Trujillo y estante en Sevilla, 787.461 maravedís. Ellos son por siete arrobas, tres pesos, un tomín y seis granos de oro de trece quilates y tres granos a 292 maravedís el peso; seis arrobas y 74 pesos de oro de catorce quilates y dos granos a 306 maravedís el peso; por 181 pesos y cinco tomines de 16 quilates a 334 maravedís el peso; por 202 pesos y cinco tomines de oro de quince quilates y medio grano a 317 maravedís y medio el peso: por 366 pesos y cinco tomines de 16 quilates y dos granos a 344 maravedís el peso; por 339 pesos y seis tomines de diez quilates y tres cuartos de grano a 221 maravedís el peso que de Juan Cortés recibieron comprado y tienen en su poder. Otorgada en Sevilla, el 12 de marzo de 1534. (Firma de Hernando Pizarro).

(APS, Leg. 3.302, fols. 154v-155v).

Documento III: Juan Corvera, criado del conde de Miranda, estante en Sevilla, otorga que ha recibido de Francisco de Zavala, en nombre y con poder de Hernando Pizarro, vecino de la ciudad de Trujillo, 3.500 ducados de oro. Al parecer, el dinero fue enviado con una cédula a Juan Íñiguez, banquero público de Sevilla, para que se los abonase al citado conde, pero no lo había hecho. Por ello, lo abonaba ahora Francisco de Zavala. Otorgada en Sevilla, el 9 de mayo de 1534.

(APS, Leg. 3.303, s/fol.).

Documento IV: Otorgamiento de Francisco de Zavala, guipuzcoano, en nombre de Hernando Pizarro, a Pedro Agustín, cómitres de Triana, que va como maestre en la nao Santa María del Campo. Otorgada en Sevilla, el 12 de junio de 1534.

(APS, Leg. 3.303, s/fol.).

Documento V: Carta de compañía que formalizan Gerónimo de Zurbano, natural de Bilbao, estante en Sevilla, mayor de 23 años y menor de 25, y Domingo de Zornoza, mercader vizcaíno, vecino de Sevilla, collación de Santa María. Ambos forman una sociedad para ir a Nueva Castilla por cuatro años. Gerónimo de Zurbano se embarcaría en la nao Santa María del Campo con ropa por valor de 488.238 maravedís, de cuyo capital: 225.000 puso Domingo de Zornoza, 75.000 Gerónimo de Zurbano –con dinero prestado por Zornoza- y 188.238 Rodrigo de Mazuelas, estante en Tierra Firme. Una vez en Nombre de Dios, la ropa se descargaría en la posada de Domingo de Soraluce. De ahí se pasaría a Panamá, para reembarcarse rumbo al Perú. Todos los beneficios y la contabilidad debían remitirse a Sevilla, donde permanecería Domingo de Zornoza. Otorgada en Sevilla, en la casa de morada de Domingo de Zornoza, el 15 de junio de 1534. A continuación hay dos poderes fechados ese mismo día, uno de Gerónimo de Zurbano a Domingo de Zornoza y otro de éste último al anterior.

(APS Leg. 3.304, s/fol.).

Documento VI: Juan Cortés, natural de Trujillo, apoderado de Hernando Pizarro, da a su vez poder a Francisco de Zavala, guipuzcoano, residente en Sevilla. Sevilla, 20 de julio de 1534.

(APS, Leg. 3.304, fols. 968v-969r).

Documento VII: Francisco de Zavala, en nombre de Hernando Pizarro, recibió de Bartolomé Rodríguez, Diego Téllez, Juan de Libratem, Alonso Moreno, Pablo de Meneses, Francisco de Aguilar, Alonso Martín Zavala, Juan Fernández Pizarro, Marcos de Retamoso, Francisco de Retamoso, Diego López de Zúñiga, 144 ducados para ir a nombre de Dios en la nao Magdalena y doce cajas de siete palmos cada una. Otorgada en Sevilla, el 24 de septiembre de 1534.

(APS, Leg. 3.305).

Documento VIII: El comendador Hernando Pizarro, vecino de Trujillo, otorgó poder a Inés Rodríguez de Aguilar, su hermana, y a Luis de Camargo, mercader, vecinos de Trujillo, para que puedan cobrar rentas y bienes en pleitos o fuera de ellos. Otorgada en la casa del comendador Hernando Pizarro, en la collación de San Isidro, el 30 de septiembre de 1534. (Firma de Hernando Pizarro)

(APS, Leg. 3.305, s/fol.).

Documento IX: Alonso Buenaño, piloto, vecino de Palos, se concierta con Francisco de Zavala, guipuzcoano, estante en Sevilla, en nombre de Hernando Pizarro, vecino de Trujillo. Se obligó a ir como piloto en la nao Santa María del Campo que es del dicho señor Hernando Pizarro que ahora está cargada en el puerto de las Muelas para partir a Tierra Firme. A cambio, le darán manutención, y de soldada por el viaje y el tornaviaje 260 ducados de 375 maravedís cada uno, más franquicia para cargar dos toneladas de mercancías y llevar consigo dos esclavos. Se le otorgaría asimismo la cámara de popa de arriba. Otorgada en Sevilla, el uno de octubre de 1534.

(APS Leg. 3.305, s/fol.).

Documento X: Juanes de Lubelça, vecino de la villa de Rentería, en Guipúzcoa, maestre la nao la Magdalena, que está en Sanlúcar, presta para partir para nombre de Dios, y Hernando Pizarro, vecino de Sevilla, collación Santa María Magdalena, y Urban Casco, platero, vecino de Sevilla, collación de Santa María, los tres de mancomún, dicen que el primero se ha comprometido a viajar al puerto de Nombre de Dios con la carga y mercaderías que le embarcaren. Otorgada en Sevilla, el 5 de octubre de 1534.

(APS, Leg. 3.306, s/fol.).

Documento XI: Fernán Pérez de la Fuente, vecino de Sevilla, collación de Santa María, en nombre del señor Vido Herlle, de la compañía de la Corte, vende al comendador Hernando Pizarro, vecino de Trujillo, y a vos Francisco de Zavala, guipuzcoano, estante en Sevilla, en su nombre, 100.000 maravedís de juro perpetuo al quitar que el dicho Vido Herlle, del consejo de los Fúcares, tiene de su Majestad, situados en las rentas del almojarifazgo mayor de Sevilla. Se comenzará a cobrar a partir del uno de enero de 1535 y por un precio y cuantía de 1.600.000 maravedís. Otorgada en Sevilla, el 2 de diciembre de 1534.

(APS, Leg. 3.307, fols. 1156v-1159r).

Documento XII: Francisco de Zavala, mercader guipuzcoano, con poder de Hernando Pizarro, paga a Pedro de Jerez y a Francisco de Jerez, su hijo, vecinos de Sevilla, en la collación de Santa María Magdalena, 200 ducados de oro que éste prestó al señor Hernando Pizarro y de los que se da por entregado. Otorgada en Sevilla, el 6 de febrero de 1535.

(APS, Leg. 3.3308, fols. 418v-419v).

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1  FERNÁNDEZ MARTÍN, Luis: Hernando Pizarro en el castillo de la Mota. Valladolid, Junta de Castilla y León, 1991, p. 58.

2  Hernando Pizarro no había nacido en 1500 como ha señalado la historiografía sino entre 1502 y 1503 que es cuando sus padres se desposaron, pues no debemos olvidar que era legítimo. Sin embargo, tampoco es posible retrasar su nacimiento más allá de 1505, pues está documentada su presencia en Navarra junto a su progenitor desde finales de la segunda década del siglo XVI. El 27 de julio de 1521 se expidió en Gante una real cédula por la que se ratificaba el nombramiento de Hernando como capitán de Infantería, expedido por el capitán general en sustitución del traidor Juan Nicorte que se había pasado al bando francés. En el mismo documento se alude al buen servicio que le dieron Hernando y su padre en el cerco de Logroño. AGI, Patronato 90A, n. 1, r. 1. Está claro que si en 1521 fue nombrado capitán de Infantería debía tener al menos 18 o 19 años, retrotrayendo su nacimiento hasta 1502 o 1503. Lo cierto es que cuando lo reclutó Francisco Pizarro era ya el heredero del mayorazgo de Gonzalo Pizarro y, además se había criado dentro del mundo del privilegio que le otorgaba la condición de hidalga que ostentaba su familia.

3  FERNÁNDEZ DE OVIEDO, Gonzalo: Historia General y Natural de las Indias, T. V. Madrid, Atlas, 1992, p. 253.

4  HERRERA, Antonio de: Historia General de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1991, T. III, p. 630.

5  FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. V, p. 253.

6  Su hijo, Francisco Pizarro, se intitulaba en todas sus escrituras como alférez mayor de Trujillo, desempeñando además otros cargos como el de alcaide perpetuo de su fortaleza y tesorero perpetuo. VÁZQUEZ FERNÁNDEZ, Luis: Tirso y los Pizarro. Aspectos histórico-documentales. Kassel, 1993, pp. 324-325 y 339-342. En realidad, estos oficios no eran más que simples rentas vitalicias que en este caso superaban los 700.000 maravedís anuales.

7  Sus descendientes Francisco Pizarro y Juan de Orellana son citados a principios del siglo XVII como grandes caballeros, sin que parezca importar demasiado su ascendencia mestiza. Véase por ejemplo, el tratamiento que les da Miguel de Cervantes en una de sus Novelas Ejemplares: Los trabajos de Persiles y Segismunda. Madrid, Espasa Calpe, 1968, pp. 190-191.

8   Nótese que la iniciativa del rescate, según José Antonio del Busto, partió del Inca. BUSTO DUTHURBURU, José Antonio: La Conquista del Perú. Lima, Librería Studium, 1984, p. 96.

Ibídem, p. 102.

10  La relación de esta última jornada la escribió Miguel Estete, testigo presencial.

11   Conocemos detalladamente todo el oro y la plata que se repartió así como sus beneficiarios. Véase SANCHO DE LA HOZ, Pedro: “Relación de la Conquista del Perú”, publicada en Cronistas de Indias Riojanos (Ed. de José María González Ocho). Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2011, pp. 110-114. Evidentemente, las cifras ofrecidas por el de Calahorra son las oficiales de forma que hay que preferirlas a las que ofrecen otras fuentes.

12  James Lockhart eleva algo esa cantidad hasta fijarla en un millón y medio de pesos pero incluye el quinto real, por lo que podemos decir que su cifra es ligeramente inferior a la que ofrece Pedro Sancho. LOCKHART, James: Los de Cajamarca. Un estudio social y biográfico de los primeros conquistadores del Perú. Lima, Editorial Milla Batres, 1986, T. I, p. 26. De hecho, Antonio de Herrera, de manera similar, afirmó que la suma repartida fue de 1.528.500 pesos de oro que, una vez quintado, quedó en 1.266.241 pesos y 50.000 marcos de plata. HERRERA: Ob. Cit., T. III, p. 227. Asimismo, Fernández de Oviedo, cifró la cuantía en 1.262.259 pesos de oro, sacado el quinto, y 51.610 marcos de plata FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. V, p. 80. Como puede observarse, existe poca variación entre unas cifras y otras, aunque las de estos tres autores son ligeramente inferiores a las oficiales proporcionadas por el secretario que contabilizó el reparto.

13  LOHMANN VILLENA, Guillermo: Francisco Pizarro. Testimonio, documentos oficiales, cartas y escritos varios. Madrid, C.S.I.C., 1986, p. 76.

14  Según Lockhart la cifra ascendió a 100.000 ducados, mientras que Garcilaso de la Vega la cifró en 30.000 pesos de oro y 10.000 de plata. Cit. en GONZÁLEZ OCHOA, José María: Cronistas de Indias riojanos. Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2011, p. 106.

15   JEREZ, Francisco de: Verdadera relación de la conquista del Perú. Madrid, Historia 16, 1992, pp. 150-151; SANCHO DE LA HOZ: Ob. Cit., pp. 110-114.

16  Esta situación no se remediaría hasta el establecimiento de una Casa de la Moneda en Lima que funcionó de manera intermitente desde 1565. En varias décadas adquirió prestigio por la calidad de sus acuñaciones y por su buena ley. CÉSPEDES DEL CASTILLO, Guillermo: Las cecas indianas en 1536-1825. Madrid, Fábrica Nacional de Moneda y Timbre, 1996, p. 256.

17  JEREZ: Ob. Cit., p. 152. Fernández de Oviedo menciona precios similares. FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. V, p. 80.

18  La relación completa de lo aportado por cada vecino la firmaron el tesorero Alonso de Riquelme y el contador Diego de Mercado, el 8 de marzo de 1536. ROJO VEGA, Anastasio: Datos sobre América en los protocolos de Valladolid, siglos XVI-XVIII. Valladolid, Excmo. Ayuntamiento, 2007, pp. 487-488. Por cierto, que años después, algunos de los afectados litigaron contra el trujillano, alegando que no lo entregaron voluntariamente sino forzados por él.

19  FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. V, p. 123.

20  La fecha de la ejecución del Inca varía de un cronista a otro lo que ha provocado grandes divergencias en la historiografía posterior. Sin embargo, Adám Szászdi, ha aportado pruebas bastante contundentes que sitúan el regicidio el sábado 28 de junio. SZÁSZDI NAGY, Adám: “Algo más sobre la fecha de la muerte de Atahualpa”, Historiografía y Bibliografía Americanista, Vol. XXX, Nº 2. Sevilla, 1986, pp. 69-76. En cualquier caso, lo que está claro es que Hernando Pizarro había partido varias semanas antes hacia Panamá.

21  Así lo especifica el propio Hernando Pizarro en la carta dirigida a la audiencia de Santo Domingo y fechada el 23 de noviembre de 1533. Cit. en FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. V, p. 90. La cantidad no coincide exactamente con la que ofrece Antonio de Herrera que cifró lo entregado al Emperador en 155.300 pesos de oro y 5.400 marcos de plata. HERRERA: Ob. Cit., T. III, p. 354.

22  Lo traído por Cortés ascendió a 200.000 pesos de oro y 1.500 marcos de plata, además de algún metal sin tasar. BALLESTEROS GAIBROIS, Manuel: Francisco  Pizarro. Madrid, Biblioteca Nueva, 1940, p. 68.

23  JEREZ: Ob. Cit., pp. 158-159. De entre las piezas que traía sin fundir destacaban grandes ollas de metal, planchas, arrancadas de los templos cuzqueños así como un enorme águila de plata que causó la admiración de cuantos la contemplaron.

24  LOCKHART: Ob. Cit., T. I, p. 59.

25  Ibídem, T. I, p. 70.

26FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. V, p. 109.

27  BALLESTEROS: Ob. Cit., p. 188.

28  El poder fue protocolizado en Sevilla el 3 de marzo de 1534. El otorgante, Francisco de Plasencia, mercader, vecino de Sevilla, en la collación de San Isidro, que había residido mucho años en Santa María del Darién primero, y luego en Nombre de Dios, otorgó poderes a Alonso de Riquelme, tesorero real, para que cobrase del mariscal Diego de Almagro dicha deuda, procedente de un alcance que le hizo de una cuantía de 63 pesos de oro y dos tomines. APS, Leg. 3302, fols. 328v- 329v. Por cierto que, poco antes,  el 13 de agosto de 1531,  Francisco de Plasencia, en nombre de Alonso de Riquelme, había pagado a Pedro de Espinosa, banquero, 250.000 maravedís que el citado tesorero le debía desde el 13 de agosto de 1531. APS, Leg. 3001.

29  Expediente sobre la concesión del hábito de Santiago a Hernando Pizarro, 1534. AHN, Órdenes Militares, Santiago.

30  Se habían celebrado Cortes en Madrid a principios de año, pero luego pasó de nuevo la Corte a la ciudad Primada. Cit. en ORTIZ DE ZÚÑIGA, Diego: Anales eclesiásticos y seculares de la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Sevilla, T. III. Sevilla, Ediciones Guadalquivir, 1988, p. 366.

31  Véase el documento I del apéndice.

32   Privilegio y confirmación del juro dado en Valladolid el 22 de septiembre de 1536. El traslado tiene fecha del 25 de septiembre de 1539. APS, Leg. 3334, fols. 350r-358v.

33   El propio Cortés y Francisco de Zavala se dieron poderes mutuos para trabajar en nombre de Hernando Pizarro. Véase el documento VI del apéndice. Por cierto, que años después, exactamente el 29 de junio de 1547, Hernando Pizarro volvió a otorgar poderes a Juan Cortés, por una escritura otorgada en Medina del Campo.

34  Juan Pizarro, en su testamento dictado en la ciudad de Cuzco, el 26 de mayo de 1536, declaró haber mandado dineros a Juan Cortés a través de Juan de Herrera. Todavía, tres lustros después, exactamente en 1551, Juan Cortés, trataba de recuperar nada menos que 29.000 ducados enviados por Juan Pizarro, a través de Juan de Herrera, que confiscó el Emperador. Para ello otorgó un poder a favor de Juan de Uribe, procurador del Consejo de Indias, en Trujillo el 19 de marzo de 1551. Archivo de Protocolos de Trujillo, escribanía de García de Sanabria 1551.

35  Véase el documento VIII.

36  Carta de poder otorgada por los herederos de Luis de Camargo, Trujillo, 28 de agosto de 1551. A.P.T., escribanía de Juan de Sanabria 1551.

37   Por cierto que en este documento llama a esta misma hermana como Inés Rodríguez  Pizarro, quizás porque le interesaba reforzar el parentesco de ésta con su estirpe para así conseguir que fuese ella su tutora y no otra persona ajena a la familia. AGI, Patronato 90B, n. 1, r. 51.

38   Véase el documento XI. Vido Herlle pertenecía al entorno de los Fúcares, prestamistas de la Corona. Éste había comprado por 62.100.000 un juro a la Corona que le rentaban 3.881.250 maravedís y que recaían sobre las rentas del almojarifazgo de Sevilla. Hernando Pizarro compró sólo una pequeña parte de ese juro. APS, Leg. 3308 s/fol.

39  APS, Leg. 3308 s/fol.

40  El envío de dinero a través de testaferros era una práctica comúnmente usada por Hernán Cortés, quien con frecuencia los mandaba a través de Juan de Ribera. MIRA CABALLOS, Esteban: Hernán Cortés. El fin de una leyenda. Badajoz, Palacio Barrantes Cervantes, 2010, pp. 103-104.

41  Véase el documento XII.

42   Era frecuente encontrar a señores de naos, maestres o marinos que tenían partes o porcentajes diversos en distintas naos. En este sentido, es bien sabido que el marino Cosme Buitrón, poseía, en proporciones diversas, parte en nada menos que seis navíos. OTTE, Enrique: Sevilla, siglo XVI: materiales para su historia económica. Sevilla, Centro de Estudios Andaluces, 2008, p. 134.

43  Concierto entre Francisco Zavala y Sancho Prieto, Sevilla, 5 de marzo de 1534. APS, Leg. 3302, fols. 45r-46v. Contrato entre Francisco de Zavala y Pedro Agustín, 12 de junio de 1534. A.P.S. Leg. 3303, foliación perdida.

44  Otorgada en Sevilla, el uno de octubre de 1534. APS Leg. 3.305, s/fol. Desconocemos por qué, en

mayo de 1534, Sancho Prieto contrató como piloto de la nao Santa María del Campo a Cristóbal de Morales, vecino de Triana por una cuantía total más modesta, 120 ducados, a pagar 50 antes de partir y los 70 restantes en Nombre de Dios. Sevilla, 16 de mayo de 1534. APS, Leg. 3303. ¿Cambiaron de piloto a última hora? Para ser que sí.

45   El 19 de diciembre de 1534 se contrató al piloto Pedro Fernández Colmenarejo para hacer un viaje de ida y vuelta a Santo Domingo por un salario total de 90 ducados de oro. APS, 3.307.

46   Además se acordó que le cedería al comerciante una cámara en el buque, al precio que más adelante acordaran. Sevilla, 18 de marzo de 1534, fols. APS, Leg. 3.307, fols. 56r-57v.

47  Además de los 31.200 maravedís por las ocho toneladas, se le pidieron 300 maravedís por tonelada en concepto del pago del impuesto de la avería. Sevilla, 18 de abril de 1534. APS, Leg. 3.302, fols. 443r-444r.

48  Fuentes: APS, Leg. 3.303. Los precios están expresados en ducados.

49  El 24 de septiembre de 1534, Francisco de Zavala, en su nombre, dio pasaje a once personas con doce cajas de siete palmos por un importe de 144 ducados. Véase el apéndice VIII. Ese mismo día, Juanes de Lubelça dio pasaje a Sebastián de los Ríos, vecino de Madrid, por un precio de 14 ducados de oro. APS, Leg. 3305.

50 Carta de fletamiento de Francisco Barba, maestre de la nao la Magdalena, Sevilla, 6 de julio de 1534. APS, Leg. 3304, fols. 807r-808r.  La avería era un impuesto que pretendía reducir el riesgo del transporte marítimo contra peligros no cubiertos por los seguros marítimos ordinarios. No debemos olvidar que la posibilidad de un ataque pirata no se contemplaba en los seguros ordinarios dado el alto riesgo que representaba, de ahí que la avería surgiese como un medio para paliar en alguna medida los efectos de estos eventuales asaltos.  Un análisis de la figura jurídica de la avería y de su evolución histórica puede verse en LUQUE TALAVÁN, Miguel (1998): «La avería en el tráfico marítimo- mercantil indiano: notas para su estudio (siglos XVI-XVIII)», Revista Complutense de Historia de América, Nº 24, Madrid, 1998, pp. 113-145.

51   Concierto entre Juanes de Lubelça y Melchor de Herrera, Sevilla, 5 de octubre de 1534. APS, Leg. 3306, fol./ perdida.

52   Una reedición reciente de la crónica puede verse en Relaciones primitivas de la conquista del Perú. Lima, 1967.

53   Hay un dato significativo: el 14 de agosto de 1552 se formalizó una gran merced a favor de Fernando Ochoa para pasar a las Indias, y el Perú acaparó casi la tercera parte. La distribución por territorios quedó así: 910 Perú, 440 Nueva España, 250 Chile, 230 Nueva Granada, 210 Nuevo Reino de Galicia, 210 Confines y Guatemala, 210 Nicaragua, 180 Santa Marta y Cartagena, 180 Venezuela y Cabo de la Vela y 160 las Antillas Mayores. OTTE: Sevilla, siglo XVI…, pp.271-272.

54  En realidad se trataba de societas medievales que se formalizaban entre dos o más socios y tenían una duración limitada, con un objetivo muy concreto y la distribución de beneficios solía estar vinculada a la inversión realizada por cada uno de los asociados. GARCÍA DE VALDEAVELLANO, Luis: Curso de Historia de las Instituciones españolas. Madrid, Alianza Editorial, 1986, p. 291.

55   Carta de poder otorgada por Francisco de Plasencia. Sevilla, 18 de marzo de 1534. APS, Leg. 3302, fols. 59r-59v.

56  Sobre el particular véase el trabajo de BERNAL, Antonio Miguel: La financiación de la Carrera de Indias (1492-1824). Sevilla, Universidad, 1992, p. 175.

57   Francisco de Plasencia, mercader afincado en Sevilla, en la collación de San Isidro, prestaba dineros que no tenía y que solicitaba a terceras personas. De hecho, los 225.000 maravedís que prestó a Alonso Riquelme, tesorero, los había pedido previamente a Lázaro de Nuremberger, mercader y mayordomo del hospital de la Misericordia de Sevilla, vecino de Sevilla, en la collación de San Salvador. Sevilla, 13 de agosto de 1531. APS, Leg. 3301, fol./perdida.

58  LORENZO SANZ, Eufemio: Comercio de España con América en la época de Felipe II, T. I. Valladolid, Institución Cultural Simancas, 1986, p. 121.

59 Concierto de Juan Moreno, Piloto, vecino de Palos, con Domingo de la Paçarán, vecino de Azcoitia, en Guipúzcoa, maestre de la nao la Trinidad, que se carga en el puerto de las Muelas. Se obliga a ir como piloto, con una soldada de cien ducados de oro por el viaje y tornaviaje más comida y bebida, y media tonelada de mercaderías sin pagar por ello flete. La mitad del sueldo se le pagaría en Nombre de Dios y la otra mitad a su regreso, Sevilla, 11 de agosto de 1534. APS Leg. 3304, Fols. 1043v-1044v.

60   Carta de fletamiento, formalizada por Antonio de Espinosa, Sevilla, 20 de junio de 1534. APS, Leg. 3304, fol./perdida.

61    Carta otorgada  por  Pero  Afán  de  Ribera,  Sevilla,  22  de  junio  de  1534.  APS,  Leg.  3304 fol./perdida.

62  El resto que abonaron ascendió a 145 ducados de oro. Sevilla, 17 de agosto de 1534. APS, Leg. 3306, fols. 43r-44r.

63  Carta de fletamiento otorgada por Francisco de Herrera, Sevilla, 18 de agosto de 1534. APS, Leg. 3305, fols. 65r-66r.

64  Se comprometió a devolver el dinero prestado por Martín Pérez de Achotegui, mercader estante en Sevilla, tras el tornaviaje. Sevilla, 18 de marzo de 1534. APS, Leg. 3.302, fols. 61v-62v.

65  Poder dado a Gaspar Álvarez, Sevilla, 3 de febrero de 1534. APS, Leg. 3301, s/fol. Por cierto que la historiografía suele transcribir erróneamente su apellido como Jarén en vez de Jaén.

66  Concierto del pasaje con Cristóbal Rodríguez, maestre y señor de la nao San Juan. Sevilla, 23 de enero de 1534. APS, Leg. 3301, fols. 271v-272r.

67  Ajuste del pasaje con Cristóbal Rodríguez, maestre de la nao San Juan, Sevilla, 6 de febrero de 1534. APS, Leg. 3301 s/fol.

68  Ruy Díaz Brandon, vecino de la villa de Lagos en el reino de Portugal vendió a Cristóbal Romero y a Diego Pérez la nao, con su batel, vela y jarcia, por un precio total de 345 ducados, horros de alcabalas. Sevilla, 3 de febrero de 1534. APS, Leg. 3301, fols. 377r-378v. A continuación, Ruy Díaz arrendó al mismo dicho buque por dos años y razón de cien ducados anules, Sevilla, 3 de febrero de 1534. APS, 3301, fols. 379r-380r.

69  El sueldo del piloto se estipuló en la modesta suma de 80 ducados, Sevilla, 13 de marzo de 1534. APS, Leg. 3302, fols. 97r-98r.

70   Formalización de compañía entre Juan Martínez y Bartolomé Morillo, Sevilla, 22 de mayo de 1534. APS, Leg. 3303, fols. 294r-295v.

71   Compañía firmada en Sevilla, el 3 de abril de 1534. APS, Oficio XII, escribanía de Pedro de Castellanos 1534; Fondo Otte, C. 27.

72  Establecimiento de la Compañía, Sevilla, 18 de febrero de 1534. APS, Leg. 3301, fol./ perdida.

73  Los tres reconocieron un préstamo de 150 ducados en mercancías que compraron de García de la Torre, mercader sevillano, residente en la collación de San Bartolomé. Se comprometen a devolvérselo, en el plazo de un mes desde la llegada al puerto de Nombre de Dios. Sevilla, 9 de junio de 1534. APS, Leg. 3303, fol./perdida.

74  El 13 de marzo de 1551 se ordenó a Francisco de Ampuero y su mujer que se embarcase en el navío de que era maestre Bartolomé de Mafra con los hijos menores del difunto marqués. Éste hacia la ruta entre el puerto de la ciudad de los Reyes y Panamá, con el objetivo de trasladarlos hasta España. AGI, Patronato 90B, n. 1, r. 51.

75  Juan de Córdoba era un platero converso sevillano que había mantenido una gran actividad comercial con las Indias desde los tiempos del Descubrimiento. Ya en la armada de Nicolás de Ovando de 1502, envió en compañía con el mercader Pedro Gutiérrez Salamanca, vecino de Sanlúcar la Mayor, 34.000 maravedís en vituallas, mercaderías y fletes. APS, Leg. 2161, fols. 44v-45v.

76   Antón Sánchez y Juan Alonso de Plasencia mandaban sus mercancías al hijo de éste, estante primero en Santa María de la Antigua del Darién y luego en Nombre de Dios. Ya en 1522 cargaron mercancías para este destinatario en la carabela Santa María la Blanca, de que era maestre Martín del Cantón. MENA GARCÍA, Carmen: El oro del Darién. Entradas y cabalgadas en la conquista de Tierra Firme (1509-1526). Sevilla, Junta de Andalucía, 2011, p. 458-459. Antón Sánchez, cedió a Francisco de Plasencia, su parte de la casa- tienda de Nombre de Dios para saldar una deuda de 250 pesos, Sevilla, 31 de marzo de 1534. APS, Leg. 3.302, fols. 333r-333v.

77  MENA GARCÍA: Ob. Cit., p. 257.

78  Poder que Fernando de Sepúlveda otorgó a su hermano, Sevilla, 14 de marzo de 1534. APS, Leg. 3.302, fol. 103r.

79  Carta de compañía, Sevilla, 28 de enero de 1534. APS, Leg. 3.301, fols. 336v-337v.

80   En 1506 estaba en Sevilla Juan de Zornoza, que fue enviado por el también vizcaíno Antón de Novia, a Flandes como factor suyo por un año. OTTE, Enrique: Sevilla y sus mercaderes a fines de la Edad Media. Sevilla, Universidad, 1996, p. 195. Domingo de Zornoza fue un mercader muy activo en la Sevilla de la primera mitad del siglo XVI. El 14 de diciembre de 1529 recibió un poder de Miguel de Arana, vecino de la villa de Bilbao, para que cobrase todo lo que llegase a su nombre de Nueva España. APS, Leg. 3.280, fols. 404v-405r. En 1534 obtuvo el cargo de tesorero de la Santa Cruzada del arzobispado de Sevilla y el obispado de Cádiz, encargando 50.000 bulas de vivos y 4.000 bulas de difuntos que se sacaron del monasterio de San Pedro Mártir de Toledo. Poder dado por Domingo de Zornoza a Juan de Liende, Sevilla, 21 de marzo de 1534. APS, Leg. 3302, fol. 235v. Al año siguiente, el 1 de febrero de 1535, le otorgó poderes en Bilbao, María de Arana, mujer de Domingo de la Vega, difunto, actuando en su nombre el 8 de marzo de ese año. APS, Leg. 3.309, fol./perdida.

81  Véase el documento VI.

82  Capitulación de Francisco Pizarro, Toledo, 26-VII-1529. AGI, Indiferente General 415, L. I, fols. 119r-124r.  Transcrita en VAS MINGO, Milagros del (1986): Las Capitulaciones de Indias en el siglo XVI. Madrid, Ediciones de Cultura Hispánica, 1986, pp. 262-263.

83  Mercancías cargadas por Pedro de San Martín y Pedro de la Fuente, boticario, en el galeón de que era maestre Cosme Rodríguez Farfán, Sevilla, 18 de marzo de 1534. APS, Leg. 3302, fols. 63v-74v.

84  Concretamente, Gómez de León, vecino de Sevilla, en la collación de Santa María, dio poderes a Alonso Martín del Canto, también vecino de Sevilla, para que llevase varios esclavos a vender a Nombre de Dios. Sevilla, 20 de mayo de 1534. APS, Leg. 3303, fols. 270r-271r.

85  Carta de Hernando Pizarro al Emperador, Ciudad de los Reyes, 15 de noviembre de 1535. AGI, Patronato 90B, n. 2, r. 2.

86  Otros pasajeros hicieron lo propio. Por poner un ejemplo concreto, Francisco Tirado, natural de Fuente de Cantos, estando sano, realizó su testamento el 16 de abril de 1534, justo antes de partir con destino a Cartagena. APS, Leg. 3.302, Fols. 409r-410v.

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