Oct 011999
 

Miguel Luque Talaván.

Becario del Programa de Formación de Personal Investigador (M.E.C.)
Universidad Complutense de Madrid

1.-INTRODUCCIÓN[1].

Uno de los mayores privilegios que el historiador puede disfrutar a lo largo de su carrera profesional es el de encontrar y estudiar documentación inédita que posea aquella característica que la convierta en singular, esto es, la de la utilidad histórica. Esta particularidad le viene otorgada por su contenido, ya que de aportar importantes datos acerca de una determinada cuestión, los resultados obtenidos con su análisis serán de provecho para conocer mejor una época, la Historia de una región o país, un personaje, etc. Bien es cierto que la precitada cualidad es subjetivamente otorgada por su descubridor, esto es, el historiador, que más o menos arbitrariamente o siguiendo los dictados de las modas historiográficas decide que tipología documental ha de ser o no estudiada[2].

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