Felicísimo García Barriga.
Licenciado en Historia Moderna.
INTRODUCCIÓN.
La migración es, sin duda, la menos “natural” de las variables que configuran un sistema demográfico, por cuanto no es un hecho vital, al menos no en la forma en el que lo es la concepción, el nacimiento o la muerte[1]. En este sentido, el estudio de las migraciones se articula en torno a dos conceptos clave: el espacio y el tiempo; en cuanto al espacio, la metodología considera que las migraciones pueden ser de corta, media o larga distancia, siendo las de corta distancia aquellas que se producen en un marco provincial o incluso regional, las de media distancia las que implican un movimiento de personas de una región a otra, y las de larga distancia las que suponen desplazamientos de carácter internacional[2]. Con respecto al tiempo, hay que distinguir entre las migraciones de carácter temporal y las permanentes.
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