Ángel Paule Rubio.
Prehistoriador
Comenzamos nuestra ponencia partiendo de la lectura del Antiguo Testamento que, cronológicamente, nos lleva a fechas muy lejanas, a la Historia del Pueblo de Israel.
En este libro bíblico, nos encontramos con el término “lagar”. Lo define como “sitio cavado frecuentemente en roca y dentro de la misma viña (Is 5,2; Jer 25,30 y 48,33)
Isaías (5) dice: tenía mi amado una viña en un fértil recuesto e hizo en ella un lagar. Este pasaje nos da la fecha 737 a.d. C.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española lo define: “como el recipiente donde se pisa la uva para obtener el mosto por medios artesanales”.
Lagar L’ ALT de BENIMAQUIA S. VII-VI a. d. C.
La identificación como lagares para producción de vino tomada en una excavación realizada en 1961 y reanudada en 1989 nos habla de lagares dentro del campo denominado “Cultura Ibérica”. Se practicó una prospección arqueológica en L’Alt de Benimaquia, término de Denia, con una cronía de los siglos VII-VI a. d. C. Se recuperó abundante cerámica de filiación fenicia, aplastada, sobre un suelo cubierto por un estrato negro plagado de pepitas de uva. Una balsa rectangular y una cuba enlucida del lagar, terminada en un pico en forma de canal en una de sus paredes, servía para la recogida del mosto. Podría tratarse de un lagar comunal o bien un símbolo de jerarquización social, donde el vino no era un bien de consumo común por su alto coste en horas-trabajo, sino un prestigioso don para los jefes de la tribu.
El material encontrado en L’Alt de Benimaquia, entre otros, fueron 7000 pepitas de uva (vitis vinifera). Su estudio, por su tamaño, nos permite identificarla como vides cultivadas. Nos da a conocer unas estructuras para pisar las uvas “lagares”. Unas fechas de los siglos VII-VI a. d. C. Una industria de vasijas fenicias, ánforas, como introducción a la viticultura en el medio indígena.
Las bebidas alcohólicas han ocupado un lugar importante en las sociedades y han sido fuente de energía como alimento y objetos de comercio.
En el Próximo Oriente ya se conocía la cerveza en el año 2500 a.d. C. sin embargo fue el vino la bebida que gozaba de mayor status, creando en torno al Mediterráneo un activo comercio durante las civilizaciones griegas y romanas.
Nada fácil resulta saber donde se originó la cultura del vino. Como todo vegetal sería primero salvaje; durante la neolitización se hablaba de vitis salvaje, con una cronía de 7000 años a.d.C. La vitis cultivada, en el Próximo Oriente nos ofrece una fecha de 3 ó 4 milenios a. d. C. El primer yacimiento de vitis cultivada conocido por la arqueología fue en Jericó, en el Próximo Oriente, pasando, la domesticación de la vid, desde allí a Canaán.
A finales del IV milenio a. d. C. aparecen textos cuneiformes en la región de Mesopotamia que nos da a conocer un incipiente comercio de vino. En Lagash se recogen transacciones comerciales de vino. En Egipto hacia el 3100 a.d.C se atestigua el consumo de vino. En Mari se encuentran las mismas evidencias.
El papiro Harris encontrado en la tumba de Deir el Medina nos da a conocer las donaciones de propiedades que realizó el faraón a los templos y a los dioses para el cultivo y elaboración del vino.
Kilys con Dionisos. S. VI a. d. C.
El vino gozaba de gran importancia en los rituales e ideas religiosas tanto en los mitos egipcios, como en los griegos. Las fiestas dionisiacas, en honor de Dionisos, el dios griego de la fecundidad de los campos y sobre todo de la viña y del vino, fue para la mitología griega, lo mismo que el dios Baco para la romana. Fue Roma la propagadora del vino por el mundo.
Hablábamos, al principio, del Antiguo Testamento. Noé, agricultor, comenzó a labrar la tierra y plantó una viña, bebió de su vino y se embriagó. (Ge 9,20)
Desde las tierras del Egeo, al oeste del Mediterráneo, se llevaría la vid a la Península Itálica, por la Magna Grecia. Llegó a Roma sobre el 800 a. d. C. y extendieron su cultivo, ya iniciado, por fenicios y griegos a todo los países del Mediterráneo
La Ora Marítima de Avieno señala los primeros contactos con el extremo occidental del Mediterráneo hacia el año 1100 a. d. C., la fecha de la fundación de Gadir.
Homero nos dice en la Odisea: “Se bebe vino mezclado con agua y se conocen ciertas drogas, si bien estas se asocian a curaciones divinas o mágicas”. Homero vivió en Jonia hacia los siglos IX-VIII a. d. C.
Los lagares eran los lugares donde se pisaban las uvas. Unos eran rectangulares, otros redondos, excavados en la misma roca y dentro de la viña. En algunos depósitos se fermentaba, en principio, la uva para pasar después a vasijas, con lo que se desarrolló una muy importante industria cerámica, que tenía la doble misión de servir para almacenaje y transporte.
Además de las ánforas hemos de destacar el uso, para transporte, de las pieles de ovejas y cabras, debidamente extraídas y preparadas, de manera que sólo tuvieran una abertura, la de la cabeza, por donde se sacaba todo el cuerpo del animal. Estos pellejos o vasijas han llegado hasta nuestros días, desde el Próximo Oriente, para transporte del aceite y del vino.
Las vasijas, ánforas, se han documentado en la Península Ibérica a raíz de la colonización fenicia desde el S. VIII a. d. C.
Estos envases evolucionaron a partir de los importados del Próximo Oriente, creando una industria cerámica en la Península Ibérica, como hemos documentado en el yacimiento de Cancho Roano, Zalamea de la Serena (Ba) en el S. V a. d. C.
En Jumilla, Murcia, en la excavación realizada en 1984 se encontraron 20 pepitas de uva cultivada con una antigüedad de 435-395 a.d. C. En el proceso de excavación, se sometieron las tierras a la técnica de solución de agua removida por el burbujeo de aire comprimido con la consiguiente flotación de elementos vegetales. Al no poder someter toda la tierra al proceso, debemos pensar que, si la milésima parte de la tierra tratada ha dado 20 pepitas de vitis, es de suponer, que si el proceso hubiera sido mayor, mayor hubiera sido su número.
Las pepitas estudiadas daban las dimensiones siguientes: Long. 5,5mm.; grosor: 3,1 mm.; anchura: 3,8 mm. Comparadas con pepitas frescas maduras modernas, no acusaron grandes diferencias, por lo que se dedujo de que se trataba de vitis cultivada.
Se ha estudiado el cultivo de la vid en la Prehistoria, especialmente en el yacimiento griego de Sitagros desde las antiguas pepitas pequeñas silvestres en los niveles del Neolítico del VI milenio hasta los niveles del III milenio, consideradas ya como vitis cultivada.
Ermita San Albin: “In antis “. Puerta adintelada.
En una de las visitas de campo por Portugal, mediante una prospección ocular, acompañando a D. Luis Benito del Rey, a D. Marciano Sánchez, ambos profesores de la Universidad de Salamanca y a D. Herminio Augusto Hernández, profesor de la Universidad de Oporto, que realizaban un estudio sobre Santuarios Rupestres Prehistóricos en Miranda do Douro, Zamora y Salamanca, observamos que al lado de un santuario en estudio, había una ermita, derruida por el tiempo, pero con características arqueológicas importantes, que la enclavaríamos dentro de los templos griegos o megarón prehelénico, de planta rectangular, dividido en dos partes: una el nao o cella, es decir la capilla del mismo dios y el pronao o vestíbulo abierto, flanqueado por la prolongación de los muros laterales terminados en pilastras, “antae”. Este lugar, en principio, fue un santuario prehistórico, después se sacralizó con este pequeño templo, más tarde, es posible, que se cristianizara con el titular con el que se le conoce, “San Albín”, de esto sólo queda el recuerdo. Al lado de este templo o ermita derruida, se observa una gran piedra granítica rectangular, a ras del suelo, de dimensiones 4 X 3 m. y rebajada en su interior hasta una profundidad de 30 cm. Su suelo está ligeramente inclinado hacia otra pila de menores dimensiones, también inclinado hacia un canal de desagüe. Nuestra impresión es que se trataba de una tosca construcción para pisado de uvas y obtención de mosto. Todos coincidimos en ello. El profesor portugués nos dijo, que por allí corría la coplilla de: “San Albino, ¿quién se bebe tu vino?”.
Lagar en San Albin. Se observa el rebaje y una pila central mas profunda. Anclajes laterales.
Desde este momento comenzamos a interesarnos por estas estructuras.
En otro viaje a Salamanca encontramos lagares en Vilvestre, y en Zamora los hallamos en Mula de Sayago y Mámoles con las mismas características, sólo diferenciados de los portugueses por tener éstos forma circular. Estas rocas, rebajado su interior, forman recipientes, unos rectangulares y otras circulares que los vamos a llamar desde ahora “lagares”.
Lagares portugueses, zamoranos y salmantinos fueron suficientes para que nuestra curiosidad se trasladara por el norte de la provincia de Cáceres, buscando el posible cultivo de la vid, que es más o menos el asunto a tratar.
Los pueblos, que quisiéramos tratar en este trabajo serían: Aceituna, Santibáñez el Bajo, Aldeanueva del Camino, Segura de Toro y Casas del Monte, todos en el norte de la provincia de Cáceres, en tierras y fechas vettonas.
ACEITUNA.
Sus coordenadas:
Latitud N: 40º 9 ‘
Longitud O: 6º 35’ 35’’
Muros circulares con falsa cúpula.
Es una zona de abruptas rocas graníticas, poblada de encinas, cercados de reducido espacio, murados con piedra de pequeñas dimensiones. En estos cercados se ubican construcciones pastoriles o chozos de forma circular. Junto a ellos zahurdas para cerdos, formando uno, dos o tres habitáculos, de forma rectangular. Estas zahúrdas están formadas por dos paredes verticales y paralelas levantadas a una altura de un metro, donde, a partir de aquí, se va levantando una falsa cúpula La distancia de ambas paredes no es superior a dos metros. Una vez cerrada la cúpula, se cubre con ramaje y sobre él una capa de tierra. Es importante mencionar que al empezar la falsa cúpula se hace un pequeño saliente de treinta cm., que sirve para sujetar la tierra y facilitar el drenaje del agua de la lluvia. La puerta de entrada, generalmente es adintelada, de cincuenta cm. por sesenta de ancho. Cuando se trata de dos o más entradas, lógicamente, se está diciendo que también tendrán dos o más compartimentos.
Los muros, habitación para pastores o familias, son circulares, de dos metros de diámetro por 1,2 m. de alto. La entrada está formada generalmente por tres piedras, de forma adintelada, de ochenta por setenta, sin ventanas al exterior, aunque en algunos se observan alacenas interiores, que no son otra cosa que una oquedad en la pared, lo suficientemente profunda para poner algunos enseres propios de pastores. El hogar estaba en el centro, sin salida de humos, que lo hacia bien por la entrada o por algunos orificios laterales, que tenían dos cometidos, uno el observar desde dentro lo que ocurría fuera y el otro, tal vez, fuera una forma de salida del humo. Cada muro, por lo general, lleva anexo un corral de piedra, uno, el aquí citado como ejemplo, tiene 11 X 12 m., su función sería el albergar el ganado por la noche, protegiéndole de los lobos, o bien amparar el ganado enfermo, que no podía pastar fuera, permaneciendo allí mientras el resto del ganado estaba en el campo.
Zahúrda múltiple con entradas adinteladas.
Zahúrda. Detalle entrada con muros paralelos. Zahúrdas múltiples
La cochinera, que vamos a citar y explicar, la más representativa, está formada por un corral murado de granito de 11 x 12 m. en la pared más larga, donde se disponen cuatro cochineras con sus entradas y en el ángulo superior izquierdo otra cochinera. En el derecho dos muros circulares, que podrían ser un pequeño refugio de pastores.
Otro conjunto, en la misma zona está formado por tumbas excavadas en la roca. De forma unas trapezoidales y otras antropomorfas.
Tumba excavada en granito. Pertenece a un jefe vettón.
Yacimiento: Lagar.- 1
Lagar. Hoy dedicado a bebedero de cerdos.
En uno de estos corrales encontramos un rebaje circular, ligeramente inclinado que podría ser en un principio, un lagar, pero en el momento se ha debido utilizar como bebedero de cerdos.
Este conjunto, ya estudiado y publicado por D. Ángel Paule, está dentro de un gran complejo étnico, o poblado, que va desde el período Neolítico, pasando por la Edad del Hierro, entroncado en un floreciente emporio romano, hasta el momento actual.
No olvidemos que, además de lo expuesto, hay rocas con una gran profusión de cazoletas, grabados, cerámica romana en abundancia y un número abundante de molinos romanos, acompañado de lápidas o estelas con inscripción latina, que ya publicamos en su momento.
Cronía:
Es el momento más difícil para un arqueólogo acompañado sólo por una prospección ocular, sin medios para hacer una cronía ajustada a la realidad.
En el entorno hay dólmenes, ya publicados por D. Ángel Paule y datados.
Pero es a partir del S. V a. C. cuando se van a desarrollar la cultura vettona de los verracos, conocida arqueológicamente como Cogotas II o nivel de los castros. Hay tres ciudades perfectamente localizadas: Dos lusitanas, en el término de Galisteo, Rusticiana (fuente del Sapo) y Tourmnoghon, y una vettona, Cáparra. Los verracos de Malpartida, Montehermoso, Carcaboso, Hervás y Segura de Toro, están testificando la presencia del pueblo vettón en la zona. Estas fuentes se deben a Estrabón y Plinio.
Los vettones eran un pueblo ganadero. Caro Baroja los llama pastores de la Meseta Occidental. Las tierras en las que se asentaron eran fallas de cuarcitas, pizarras y granito, poco aptas para el cultivo, en cambio el bosque y las encinas eran aptas para la cabaña ganadera, caballar, caprina y porcina.
En el año 206 a. d. C. el sur y levante cayeron bajo el dominio de Roma. Los vettones luchaban en sistemas de guerrilla y vivían del saqueo, hasta que Roma en el año 154 a. d. C. los sometió y los incorporó a sus ejércitos a la muerte de Viriato, caudillo lusitano y vettón. Apiano dice: “Cepión dirigiéndose contra los vettones y galaicos devastó sus campos”.
Al decir de César, los vettones formaron parte como tropas auxiliares en el ejército de Petreyo, legado de Pompeyo, en Lusitania y Vettonia. Hay un ejército de caballería vettona “El Ala Hispanorum Vettonum civium Romanorum”.
Todo indica que los romanos, vencieron a los vettones o los anexionaron a sus ejércitos por ser excelentes jinetes y valiente soldados, quedando esta región sometida a una romanización, como, a partir del momento, se ve por los restos arqueológicos encontrados.
El “ius latii minus”, dado por Roma en el año 74 d. C. concedía el derecho de ciudadanía romana a todos los habitantes.
SANTIBÁÑEZ EL BAJO
Sus coordenadas:
Latitud N: 40º 10’ 48”,7
Longitud O: 6º 13’ 49”,3
Pueblo cuyo término linda con el de Aceituna. Pertenece al Cuaternario, dentro del período Holoceno. Tiene unas características propias de una plataforma marina abierta y una plataforma más continental. Su granito está formado por dos micas de naturaleza alcalina. Hay una zona de tipo aluvial formado por arenas y arcillas, otra formada por un granito de dos micas y una tercera por grauwacas y pizarras.
Yacimiento: Lagar.- 2
Lagar oval. Fondo muy rebajado. Estrechamiento del caño de salida.
Piedra con agujero circular profundo al lado del lagar.
Localización: tomando la carretera de Santibáñez- Santa Cruz de Paniagua a 500 m sale un camino hacia la izquierda, que prontamente se bifurca. Cogerás el camino de la izquierda, es amplio con una pequeña subida, que te llevará a un muro de piedra granítica y, al lado, una angarilla de hierro que cierra a un cercado de pared de piedra. Entras y a 40 m encontrarás una mole de granito que te dirá, yo soy el lagar.
Paraje: Arrozutano.
Finca: Viña del Gato.
En este paraje se encontró un ídolo, en forma de falo, con armadura de guerrero que nos indica un período prehistórico próximo a la Edad del Hierro, o del período vettón. Sí que sabemos que todo falo proclama ritos de fertilidad e indica la penetración a través de las entrañas de la tierra – madre. Son muchos los símbolos fálicos encontrados.
Idolillo fálico: anverso y reverso. Detalle: puñal vettón.
Esta piedra representa a un espíritu petrificado. Puede tratarse del espíritu de un dios, de un tótem o de un clan, todas esas concepciones están concretadas en esa piedra. La fertilidad del guerrero en su lucha contra la naturaleza, la protección del guerrero en su lucha diaria por la supervivencia. Las mujeres de la India creen que los antepasados tienen el poder de fecundarlas Las piedras pueden fecundar a las mujeres estériles. También los vettones piensan que sus veloces yeguas son fecundadas por el viento.
El cuchillo de este ídolo nos lleva a incluirlo dentro de los usados por el pueblo vettón, cuando realizaban sus luchas cuerpo a cuerpo. Lo que afirma más la presencia en la zona del pueblo vettón.
El culto fálico, propio del Neolítico, ha perdurado hasta bien avanzado el s. V, pasando por el Imperio Romano.
Estamos ante un yacimiento romano, que se palpa por la cantidad ingente de restos de tégulas, ladrillos y tinajas. En la búsqueda del lagar tuvimos la suerte de encontrar una pesa de telar de 400 g, de peso. No lejos del lugar hay tumbas con las mismas características que tenemos en Aceituna. Este pueblo vettón se caracteriza por sus restos romanos, monedas y piedras con inscripciones latinas. También hay una peña, llamada del Torero, que se destaca, no sólo por su grabado, sino por las fracturas realizadas en la roca que sirvieron de moldes para fabricar hachas de hierro.
La vegetación del paraje está formada por olivar, encinas y algunos alcornoques.
Este lagar, aquí representado, es uno más de los que nos indican un momento de la Prehistoria en la que sus habitantes tomaban el vino como una fuente de energía necesaria para su sustento. Se trata de un lagar comunal, suficiente para la población existente.
Vamos a partir desde Aldeanueva del Camino por el puente que da paso a la Vía de la Plata que nos llevará a Segura de Toro y a Casas del Monte. Para iniciarlo qué mejor y más representativo que este azulejo.
Puente e itinerario Vía de la Plata. Inicio de nuestro recorrido
SEGURA DE TORO
Coordenadas:
Latitud N: 40º 12’ 42”
Longitud O: 5º 56’ 24”
Pueblo de montaña, con vistas a un valle, pueblo pétreo donde los bloques de granito audazmente erguidos proclaman la rudeza, la dureza y el poder. Todo podríamos encajarlo dentro de una función mágica incorruptible. Aquellos vettones habitantes de estos parajes, contemplarían los bloques de granito, audazmente erguidos, majestuosos y como no, desempeñando una función mágica, de poder, objeto sacro, o símbolo de la fertilidad. Allí había un poblado. Hombres duros como la misma roca eran sus moradores. A su sombra descansaban, se cobijaban, servirían de testigos mudos de cuantas historias, bajo ellas, en sus entrañas hoy dormitan.
Siguiendo nuestro camino por Segura de Toro, nos encontramos con un puente romano, que la fuerza de la naturaleza arrancó de cuajo los arcos laterales, quedando lo suficiente para dar paso a las aguas tranquilas y tranquilizantes. Aguas abajo y aguas arriba del puente se observan dos aliviaderos rectangulares con tajamares de forma de prisma triangular. A unos metros de este río, a la izquierda de la carretera, y junto a ella, una piedra de granito de forma circular, que la denominamos “lagar”.
Subiendo desde Aldeanueva, al lado izquierdo de la carretera que nos lleva a Segura está este lagar, a un km. de distancia del puente, ya enumerado.
Lagar. Perforación de roca para salida del mosto. Panorámico del enclave del lagar. Recinto circular.
Término: Segura de Toro.
Paraje: Los Corrales.
Estructuras: Abundantes rocas graníticas. Huertos con canales para el riego.
Vegetación: Alcornoques y árboles frutales de todo tipo.
Yacimiento: Lagar de uvas.- 3
Forma: circular
Dimensiones: Diámetros exteriores: 1,90 m y 1,30 m. Es ovalado.
Profundidades extremas: 0,30 m y 0,25 m.
Agujero de salida del mosto: 0,10 m
Altura total de la piedra sobre el suelo: 0,60 m
El bloque total podríamos inscribirlo en un cuadrado de 2 m de lado.
Características del entorno: A 20 m hay unas ruinas, que parecen tratarse de un dólmen. Al menos ocularmente se dan los condicionamientos físicos para su catalogación. Lugar elevado. Un río muy cercano. Valle.
CASAS DEL MONTE
Coordenadas:
Latitud N: 40º 13’ 30”
Longitud O: 5º 57’
Se caracteriza por la presencia de rocas graníticas perteneciente al área granítica Béjar-Plasencia. Los materiales sedimentarios pertenecen al Precámbrico Superior.
Es rico en olivos, viñedos y frutales. Hoy se está dando más importancia a los frutales y sobre todo al cerezo. Canales de regadío, excavados unas veces en la misma roca, otras sobre tierra y en algunos trozos han optado por encauzar el agua por tuberías de PVC, rompiendo un poco la uniformidad del paisaje. Cercados murados de granito y algunas casetas de bellas siluetas van deteriorando por su ineficaz uso que, en estos momentos se le dispensa la belleza del pasado.
Camino enlosado que conduce al poblado
Cercados pequeños, sembrados de moles graníticas, algunas aprovechadas para hacer algún cobijo para personas o animales, recoletos rincones de paz idílica hacen de ellos la delicia del visitante.
Pueblo de altura que alcanza los 599 m., hace por ello de mirador del valle.
Zahúrda múltiple con falsa cúpula. Alineamientos de piedra en círculo como posible lugar de reunión.
Ascendiendo por la vera del río, que baja en torrentera por nuestra izquierda, tomamos un camino, antiguo, lo extralimitaríamos en el tiempo al paso por él de los belicosos vettones, que ascenderían por su enlosado pétreo, tortuoso y estrecho, pero para llegar a la cima es mucho más poético el sendero. Este camino serpentea, cosa que nosotros hicimos para contemplar un poblado vettón sembrado de una naturaleza de rocas que allí están, algunas, muchas, diríamos majestuosas, erguidas, sagradas y adoradas, ya repetido, tal vez por aquel pueblo que sabía valorar ese “ algo” y ese “lugar” que la dureza y la rudeza de las rocas representan. Allí entre ellas, jugueteando con la luz y la sombra observaban sus caballos y sus cerdos que con libertad plena se alimentaban y bebían para saciar su sed en las aguas del río que se deslizaba a sus pies.
Muros circulares, llamados por aquí bóvedas, zahúrdas, cercados pequeños, recios, como la naturaleza. Algunos lugares de reunión, sobre roca plana y rodeados de piedras que forman círculo de diez m. de diámetro que servirían de asiento en sus tomas de decisiones, de sus caprichos colectivos, o lugar de sacrificios impetratorios. Las piedras hablan, dicen la verdad, pero algunas veces nosotros no las comprendemos. Qué misterios encierran estos lugares, que hasta podrían ser un “témenos” lugar consagrado a una divinidad, complementado por un bosque sagrado como rito de regeneración vegetal. Sea lo que sea, de lo que no tenemos duda es un monte, elevación del espíritu, un árbol, símbolo de regeneración, o de cosmos invertido, una piedra como símbolo de la permanencia, de la dureza, de la inmortalidad. Por ello Casas del Monte sería, una cratofanía.
Yacimiento: Lagar de uva.- 4
Lagar exento. Panorámica del mismo lagar.
Término: Los Collarillos.
Altitud: 599 m.
Vegetación: Matorral
Conjunto: Pueblo prehistórico vettón.
Geología: Formación de rocas graníticas de gran tamaño.
Forma: Ligeramente circular
Materia: Una mole de granito.
Dimensiones:
Diámetros interiores: 176 cm y 142 cm.
Profundidad: 35 cm y 17cm. de suelo inclinado.
Exterior: 216 cm.
Altura desde el suelo: 100 cm.
Canal salida del mosto: 20 cm.
El canal vierte sobre una piedra situada 50 cm por debajo del mismo con dimensiones 70 X 55 cm, que sería, por lógica, el apoyo a una vasija o recipiente pequeño donde recogerían el mosto para su almacenamiento.
Yacimiento: Lagar.- 5
Término: Corralejo Palo.
Altitud: 599 m.
Vegetación: Matorral
Conjunto: Zahúrdas y muros. Entre unos y otros suman más de 20.
Ubicación. Un cercado de piedra triangular. Dentro y en la pared opuesta al vértice más agudo, se hallan dos paredes paralelas y separadas entre sí por una distancia de 150 cm, cubiertas de falsa bóveda, dan forma a una zahurda. A 80 cm de la zahurda está el lagar.
Comentario:
Forma: Ligeramente circular.
Materia: Granito.
Dimensiones:
Diámetros interiores: 143 cm y 100 cm.
Profundidad: 40 cm.
Altura desde el suelo: 110 cm.
Canal salida del mosto: 10 cm.
Este poblado está limitado por el río. Al iniciar la subida al poblado hay una piscina natural, atravesada por un puente que hace a la vez de muro de retención. La subida a la cima del poblado se hace por un sendero estrecho, enlosado y quebrado que nos va mostrando, muros, zahurdas, y lagares. Desde la cúspide del poblado se divisa el pueblo moderno que está a nuestros pies y un bello paisaje que se pierde por una parte en el valle y por otra en otro pueblo, la Jarilla, donde hay otro lagar de uva y en su cúspide un templo romano. Mejor las ruinas de un templo.
Yacimiento: Lagar.- 6
Caseta de piedra seca al lado del lagar. Lagar exento.
Forma: Ligeramente ovalado.
Materia: Granito
Dimensiones:
Diámetros exteriores: 2,30 X 1,65 m.
Profundidad del rebaje: 12 cm.
Ubicación: Arroyo de la Madrigala.
Caseta en piedra seca del entorno. Detalle entrada a un recinto circular murado. Lugar de reunión.
Está enclavado en un conjunto imponente de rocas y árboles. A su lado una sepultura doble excavada en la roca granítica y una zahúrda, aprovechando para ello una roca majestuosa y, cerrado el hueco por piedras de granito que forman el habitáculo.
Sepultura doble posiblemente familiar.
A unos metros, se halla un círculo de piedras ciclópeas, de altura media 1 m. y 0,80 m., que tiene características de un lugar de reunión. Las piedras parecen estar dispuesta en formas de asientos. Su diámetro es de 11 m. La entrada está mirando al este. Está formada por una piedra de umbral 0,80 m. y otras dos de altura 0,60 que hacen de dinteles.
Recinto circular, vista general. Zahúrda aprovechando la roca.
Todo este conjunto pétreo y arbóreo está regado por canalillos que sirven actualmente para riego.
Creemos que de lo expuesto debemos sacar la importancia del vino en la sociedad a partir del Próximo Oriente, en el VII milenio, y a partir de este lugar y de esta fecha sería el pueblo fenicio, griego y romano quienes se encargarían de su difusión entre los pueblos lusitanos y vettones. Fue el proceso de la revolución neolítica, bien por cambios climáticos, bien por aumento de población, bien por evolución cultural, los que activaron la economía de las poblaciones neolíticas planteándose la cuestión de someter a plantas y animales a un proceso de cultivo que ofrecería mejores condiciones de vida que las plantas y animales salvajes nos habían dispensado.
El sistema será cada vez más complejo, pero sólo podremos hablar de verdadera agricultura cuando se destine una parte al consumo y otra para siembra o plantación intencionalmente en previsión de mejores y nuevas cosechas.
La Revolución Neolítica en los distintos lugares se originó en tiempos distintos dependiendo del grado de civilización. La adopción de los nuevos procesos productivos convertiría a la sociedad en comunidades agricultoras, ganaderas o en sociedades de tipo mixto.
Volviendo al tema que nos ocupa, los lagares, después de un largo recorrido “in situ” hemos deducido que el territorio, objeto de estudio, pertenece al pueblo vettón, ganadero, estable, sedentario, ocupante de cerros fáciles de defender, con agua y valle para su alimento y el de sus ganados. Sus viviendas redondas así lo testifican. Sus zahurdas lo prueban y su entorno lo justifica.
En cuanto a su cronía, hemos de aventurarnos, una vez estudiados las fechas ya expuestas, el modelo de lagar, éste más primitivo, más rudimentario, antes de que Tharsis capital del imperio tarteso-ibero, fuera destruido en el año 500 a.d. C., datos tomados de la Biblia; ya existía un activo comercio y la vitis cultivada crecería en los pagos cacereños.
Una cosa nos ha llamado la atención de nuestros lagares y su entorno: El espacio material para plantar las vides, espacio muy pequeño, reducido, lleno de árboles y rocas, con pequeños trozos de tierra susceptibles de plantación, claro está, que también la población sería muy reducida. Se nos ocurre pensar, después de leer a Columela, escritor latino, nacido en Cádiz en el S. I d. C., su obra “De re rústica” tratado de agricultura, que las vides serían escasas en número, pero de porte alto, tal vez como los parrales actuales.
Dice Columela, Libro XIII, capítulo 16,1:
“El álamo es el árbol que mejor sostiene la vid, después el olmo, y luego el fresno. Así pues, el que quiera formar una arboleda para maridar las vides, un año antes de plantar los árboles debe hacer unos hoyos de cuatro pies en todas direcciones y plantará un olmo y un fresno en el mismo hoyo. Transcurridos 36 meses, hay que darle forma para recibir la vid; cortarle las ramas, dejarle brazos alternos a modo de escalera y podarlos un año sí y otro no. Maridarás la vid, le pones un apoyo y la atas al árbol. Al año siguiente no la podes, hasta ponerse fuerte y cuando haya tomado mayor incremento distribuye los sarmientos en los diferentes entablamentos formados por las ramas del árbol”.
¿Podría ser este sistema el adoptado por el pueblo vettón, muy de acuerdo con la estructura del terreno? ¿No podrían ser los parrales actuales, con postes y alambres, el sistema que hace dos mil años ya se hacía en la Iberia de Columela?
Otra cosa quisiéramos añadir para completar nuestro estudio y que hay que tener en cuenta:
Esta zona está muy romanizada como lo prueba la cantidad de restos romanos: Calzada de la Plata, puentes romanos, termas, templos, diosas de las aguas, monedas, estelas, y un grado de romanización que nos llevaría a historiar en complejidad la idiosincrasia de la zona.
CONSIDERACIONES
El territorio en cuestión ha estado poblado en tiempos prehistóricos. Ya en el Paleolítico Inferior, dentro de la fase achelense, cultura de los guijarros, unos 2 millones de años, en la ribera del río Alagón y del Jerte ya existió vida humana. En Sartalejo, término de Galisteo, fue excavado el yacimiento Achelense precitado. Su riqueza tipológica está cifrada en 353 útiles tallados por ambas caras y 148 monofaciales.
El período Neolítico, esta también documentado. En Montehermoso, en estos mismos Coloquios, D. Ángel Paule publicó un trabajo sobre los tres dólmenes que descubrió y estudió.
Las Hurdes tienen una gran cantidad de petroglifos, estudiados y publicados
Cerámica abundante y un buen número de útiles de todos los períodos.
La Edad de los Metales está representada en hallazgos diversos y en insculturas rupestres que nos muestran las armas que utilizaban. Los metales abundaban en la Sierra de Gata. Fe de ello dan los tartessos, que utilizando caminos fluviales llegaron hasta nuestras tierras en su búsqueda.
Fenicios y griegos, en su camino hacia las Islas Casiterides o del estaño, se encontraron con los metales que buscaban en nuestros campos.
Roma, vencedora de los cartagineses conquistó la Península, pero antes tuvo que sufrir las humillaciones del pueblo vettón, hasta que con argucias y mentiras lograron incorporarlos a sus ejércitos.
Esta población vettona llegaría a nuestro suelo hacia el S. VI a. d.C., al igual que otros pueblos, galaicos, cántabros o lusitanos. Sus luchas contra los celtíberos hicieron que los campos que rodean sus acrópolis se erizasen de piedras largas, hincadas y puntiagudas para impedir el avance de la caballería enemiga.
Numerosas esculturas labradas en piedra granítica representando a un animal, que podría ser verraco, toro, oso o jabalí. Esto se denominó “Cultura de los Verrracos”, que coincide arqueológicamente con el nombre de Cogotas II o nivel de los castros. Para unos estas figuras tenían carácter funerario, para otros, delimitación de términos, esculturas propiciatorias a las divinidades. Es como un animal más en eterna presencia oferente.
Fabrican bellas piezas para su adorno personal. No olvidemos el tesoro de la Aliseda, aunque algunos hablan de que pudiera ser influencia de los tartessos.
Su economía es pastoril, lo que lleva a Caro Baroja a clasificarlos como pastores de la Meseta Occidental.
Adoraban a Avisa, a la diosa Astrila, a Endobellico, dios de ultratumba, a la diosa Bandua, que aparece rodeada de árboles.
Los romanos en boca de Plinio el Viejo, refiriéndose a su velocidad en el combate define a los vettones como jinetes excelentes. Con respecto a las cualidades de las yeguas: Las yeguas vueltas hacia el viento favonio respiran sus fecundantes auras, preñándose de este modo”.
El poeta Virgilio, más extenso que Plinio, en su libro las “Geórgicas” manifiesta: Las yeguas cuando invaden sus ávidas médulas el fuego del amor, sobre todo en primavera, que es la estación en que vuelve el calor a los huesos, súbense a las altas rocas y allí se están, vueltas del lado de donde sopla el Céfiro, aspirando las sutiles auras y muchas veces, sin ayuntamiento, las fecunda el viento”.
Este es el pueblo vettón que ha habitado nuestros montes, ha cuidado de cerdos, cabras y caballos, habrá bebido nuestros delicados y afrutados vinos, productos de sus vides y elaborados sobre la dura roca de un lagar en plena naturaleza, plenos de energías. Tu hoy que sabes más, sobre lagares, vides y vinos, podrás amar más a nuestra tierra extremeña, que le hace falta.
Terminamos este trabajo sobre lagares del pueblo vettón, ganadero, dentro de la “Cultura de los Verracos”, con el inicio de nuestra ponencia en los XXVII Coloquios con el título “El Lagar: Prensa de Viga para aceitunas y uvas” con la ilustración de “Les Vendanges”
Los de hoy artilugios de madera, los de ayer, los más sencillos con una piedra de granito al pie de la viña.
L’ Apocalyse de Lorvao: Les Vendanges. Archivo Nacional de Torre de Tombo