Juan José Pastor Serrano.
Cualquiera que conozca un poco la historia de Extremadura, sabrá que sobre todo en sus serranías, pasos difíciles de atravesar, el paso de los árabes estuvo más presidido por las colonias judías perfectamente organizadas e implantadas, que por el esfuerzo de los árabes.
Esa falta de presencia árabe y la muy notable judía, hacen pensar que los judíos negociaron con los árabes y consiguieron su inmunidad y las de sus colonias ayudándoles, como buenos negociantes, para facilitar su paso por estas tierras.
Pero a medida que los árabes se replegaban, cuando la Diócesis de Plasencia o mejor la Ciudad de Plasencia se iba formando, la Orden Militar del Temple es encargada de defender las serranías de Extremadura para consolidar la conquista.
¿Y por qué aceptan los templarios el encargo? Todos sabemos que una de las obsesiones de los templarios era el conocimiento de todas las creencias y sabidurías antiguas y populares, y como gran parte de Extremadura estaba dominada por los judíos, los templarios se pegan a ellos con dos armas: la devoción a la Virgen y la Eucaristía y acompañando a esos pilares, una estructura cerrada y perfectamente organizada, tanto en ayuda a las comunidades bajo su amparo, como en la ayuda a los caminantes, que en sus casas tenían un refugio y una seguridad no fácil en estas sierras de las Villuercas, como lo demuestra el castillo celta en la sierra de Berzocana y su plaza de armas de Zaornedo, a unos cinco kilómetros de la villa, el paso y atrincheramiento de Viriato en esta serranía y, modernamente, los maquis que aquí tuvieron su feudo más de ocho años.
Por eso, al organizarse la Diócesis de plasencia, no figura entre sus villas; ya no porque no fuera importante, sino porque aquí tenían los templarios su casa principal y, perfectamente custodiada, la vía a Toledo entonces capital de la Nación.
Es más, la Casa templaria de Berzocana extendía su influencia desde Santa Cruz de la sierra con la ermita de la Coronada hasta Toledo, con la ermita de la Concepción en Berzocana y hacia el Puerto de Miravete, con su ermita de San Gregorio Nacianceno entre Retamosa y Cabañas.
A los Templarios les tocó en suerte la aparición de las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina a unos trescientos metros de la Villa de Berzocana.
A ellos les toca descubrir la casita donde estaba oculta la Virgen junto al río Guadalupejo o Guadalupe, devoción entrañable para ellos.
Como dijo Jesús, “por sus frutos los conoceréis». En sus parroquias hoy podemos contemplar cálices y copones iguales, cajas portaviático y demás utensilios necesarios para una parroquia, lo mismo que imágenes de la Virgen y coronas para ellas y todo con mayor abundancia en Berzocana por ser su casa principal.
Pronto la fiesta de San Juan con sus flores o carbón en las ventanas de las mozas y la pascua en la Mocara, dieron paso a otras nuevas.
La fiesta de la Inmaculada en la ermita intentó anular la Mocara. Las fiestas de San Fulgencio, 16 de enero, irrumpió fuertemente en este Villa, así como la fiesta de Santa Florentina, que fijaron el 14 de Marzo, y la fiesta de la aparición de las Reliquias el 26 de octubre, asesorados por los templarios y por cierto que no se equivocar en el nombre de la iglesia sevillana que San Isidoro hizo para recoger de donde llegaron aquí, San Juan de la Palma y que hasta hace poco los sevillanos no conocían, figurando en todos los textos de Berzocana.
Junto al Gualupejo los templarios tenían una casa de acogida y una vaquería como entretenimiento de los que están allí destacados. Un día pasó algo importante: un templario avisa a los de Berzocana que se han encontrado una imagen de la Virgen. Desplazados al lugar constatan ser verdad y se la traen a Berzocana hasta decidir qué hacer.
Pronto, junto a la casa en el lugar que se apareció, en un emplazamiento adecuado comienza a hacerse una Ermita y se fija su fiesta el 15 de Agosto. Casi quinientos años se celebró la fiesta en Berzocana en ese día.
Al constituirse esta sierra coto nacional, por estar más cerca de Toledo y para su servicio, se va formando una comunidad y va apareciendo una casa para los reyes junto a la Ermita de la Virgen.
Poco a poco va apareciendo un pueblo potenciado por los reyes y va habiendo la necesidad de que alguien se encargue de la virgen, por lo que encargan la custodia de la Virgen a los jerónimos.
Berzocana se convierte en frontera y encrucijada entre Plasencia y Toledo y entre los templarios y los jerónimos, amparados por los reyes.
Cuando Plasencia intenta dominar estas sierras, se encuentra con que los templarios intentan hacer una Orden Monástica en esta Sierra y con las apetencias de Toledo. Consiguen la villa de Berzocana y potencian sus santos haciéndolos los patronos de la nueva Diócesis de Plasencia, con lo que garantizaban la posesión dela Villa, garantizando, además, la independencia de la nueva Orden comprometida a ayudarla, con la idea de dominar toda la serranía; pero enterado Toledo de esas apetencias exigen y acuerdan que la parte noreste de la Sierra sería de Toledo con el apoyo de los reyes, y será Felipe II el que, al fallar que queden en Berzocana las reliquias de los santos que Cartagena reclama, dota de porta-reliquias adecuados para las reliquias de San Fulgencio y Florentina de lo que estamos contentos y rubrica el pacto de hecho.
Pero para contrastar la influencia de la orden Monástica templaria, Toledo cede a la nueva orden de los jerónimos la custodia de la virgen con lo que ahora las hostigaciones vienen de parte de los Jerónimos. Intentan anular a Berzocana, intentan llevarse las reliquias de los santos de Berzocana, hasta que llega el P. Écija en su infortunada Historia de la Invención de Santa Maria de Guadalupe, y llega a decir que las reliquias de los Santos de Berzocana están en el altar mayor de Guadalupe vertiendo opiniones mal intencionadas e inciertas.
Los jerónimos cambian la fiesta del 15 de Agosto para la virgen.
Esto hizo que Berzocana tuviera que reformar sus fiestas y al quitarles la fiesta de la Virgen, montan una fiesta popular a sus santos el último domingo de Agosto y los jerónimos potencian la fiesta de la Virgen a primeros de Septiembre, aun hoy no perfectamente definida entre el 6 y el 8 de Septiembre. Con lo que de nuevo Berzocana queda entre la Orden Templaria y los jerónimos en Guadalupe, teniendo que replegarse en si misma, hasta que por el pleito de Cartagena, Plasencia transforma su iglesia en esplendida catedral y los obispos la visitaban y la visitan, poco más se ha visto para potenciar y asentar, como bastión religioso señero, en esta serranía a Berzocana.
Por todo ello, en estos momentos en que Berzocana se siente liberada de presiones, es el momento de ordenar esta serranía sin desmembrarla apoyando su unión y potenciando a Berzocana como sede de los Patronos y punto estratégico para la Diócesis de Plasencia, también en el futuro.
Cuando veo en nuestra Iglesia las argollas de trono episcopal, me pregunto: ¿Qué ha hecho la Diócesis de Plasencia para que, dentro de su estructura, tenga la significación correspondiente el relicario de los Patrono? Ni siquiera cabecera de arciprestazgo para que, por lo menos, fuera conocida en la Diócesis por todos.
Se termina la abadía templaria, ¿hizo algo Plasencia para llenar ese hueco de riqueza espiritual?
Algo sí ha hecho con reiteración, exigir en todos los foros que Guadalupe debe ser de Plasencia por estar en esa zona sus Patronos.
Si de poco tiempo a esta parte los obispos visitan Berzocana con mayor o menor acierto, ¿es esto todo lo que se puede hacer?
¿Qué pediría yo para esta zona entrañable de la Diócesis de plasencia?
1. Me da pena ver la casa parroquial, después de haber perdido más de la mitad de su solar, que la obra está parada y no sabemos qué solución tendrá. Creo que se está perdiendo de hacer una casa adecuada para la sede de los Patronos.
2- No está bien que, cuando se hace un resumen de Extremadura, no se vea nombre Berzocana, siendo relicario, con unas fiestas de interés turístico en las de agosto, siendo una Real Villa que hunde sus raíces en la prehistoria, con unos torques celtas encontrados aquí y que están en el Museo Nacional y con una iglesia y órgano de primerísima importancia. ¿No se podía rectificar ese desfase a nivel provincial y regional?
3- Esta serranía tiene una personalidad propia que no se agota, ni siquiera empieza en Guadalupe.
Berzocana es la Primera por su historia y ser relicario de los Patronos de la Diócesis. Guadalupe es nueva pero por tener la Patrona de Extremadura es importante también.
Siete pueblos más con futuro: Garciaz, Cañamero, Logrosán, Deleitosa, Castañar de Ibor, Robledo-llano y Navezuelas.
Al desaparecer, Cabañas del Castillo y los restantes, más o menos con futuro.
Se puede decir que nadie hasta ahora se ha preocupado de que sea una auténtica zona, con personalidad reconocida, sin poderse relacionar por las pésimas carreteras, hasta los visitantes que quedan encantados de esta zona se retraen de venir por las pésimas comunicaciones.
También podemos notar que siendo la primera zona de Extremadura con un parque nacional, se vino abajo por falta de entradas adecuadas.
No quiero terminar sin decir, que a pesar de estos dos polos de primer orden, la zona está poco desarrollada religiosamente y con sentimiento de abandono religioso, sin sacerdotes estables y sin coordinación en la zona.
Por eso yo he pedido, para cambiar esa mentalidad, crear en Berzocana un párroco abad, o cosa parecida para que dos o tres sacerdotes con sus colaboradores asistan adecuadamente a estas gentes, promuevan comunidades integradas y que esta zona esté bien relacionada para fomentar el asociacionismo, no sólo religioso, sino de todo orden, pues lo está necesitando como el respirar.
A mi modesto entender, esto sería lo mejor para la Diócesis de Plasencia en este Octavo Centenario y la redención de esta serranía de cara a futuras generaciones, para bien de Extremadura y la Iglesia en Extremadura.