Enrique Meléndez Galán.
1. Introducción
El presente artículo es un extracto del que fue Trabajo de Fin de Grado (TFG) defendido en Junio de 2013 para la carrera de Historia del Arte y Patrimonio Histórico Artístico de la Universidad de Extremadura que versaba en las enseñanzas artísticas en la ciudad de Cáceres y que se ha ampliado para esta ocasión. Con la tutoría del profesor D. Vicente Méndez Hernán, el objetivo de este TFG era el de dar una visión general acerca de las instituciones, personalidades y colecciones que habían formado parte del aparato educador de la ciudad extremeña.
- Los primeros pasos
En función de lo escrito por el profesor Corzo Sánchez[1], los precedentes de las Academias de Bellas Artes se encuentran en las corporaciones gremiales de la Edad Media, debido al deseo de asumir unas funciones más amplias que las que se extraían de una mera asociación laboral. Se buscaba con ello controlar el magisterio, defender la calidad de las obras, velar por la aceptación social de los artistas y debatir las cuestiones buscando establecer una igualdad entre los diferentes miembros. Sin embargo, y a pesar del interés por intelectualizar la labor manual, muchas fueron las escuelas que en sus orígenes se destinaban a la formación de artesanos y operarios más que de artistas, pues hasta la apertura de las Escuelas de Artes e Industrias, Escuelas de Bellas Artes, Escuelas de Artes y Oficios, etc., su ligazón a las Bellas Artes no era más que un complemento a la instrucción laboral básica. No obstante, también se podían encontrar ejemplos de algunas de estas escuelas que sí asimilaron la enseñanza de las Bellas Artes desde sus inicios y se destinaron a formar en los principios del dibujo a aquellas personas que quisieran vincularse, posteriormente, a la pintura, la escultura, la arquitectura o el grabado; además de forjar conocimientos en manufactura, artesanía y labores mecánicas pero como un complemento a lo anterior. Aunque, por otra parte, podía darse el caso de que las Instituciones se crearan con un único fin artístico, como es el caso de la Escuela de Nobles Artes de Barcelona, que, como recuerdan Pérez Catalán y del Moral Martínez se concibieron desde un principio “para la formación artística en el más amplio sentido”, dejando de lado la enseñanza de los oficios más puramente técnicos y sus procedimientos[2].
En un principio, al no haber una reglamentación única y ningún organismo civil que las unificara, estas instituciones surgieron al amparo de las Reales Sociedades Económicas de Amigos del País y de las Juntas de Comercio. No será hasta bien entrado el siglo XIX cuando las Academias de Bellas Artes sean las que otorguen los modelos a estas escuelas y con ello se rompa la barrera entre las que habían sido mal llamadas artes menores y las artes nobles. Además, estas Academias serán las que acaben aportando una influencia normativa al ser las principales autoridades en materia artística y serán cada vez más los que accedan a las Escuelas Superiores de Bellas Artes desde unos cursos preparatorios o elementales vinculados a la artesanía o a la creación industrial. Esta simbiosis entre la artesanía más técnica y las Bellas Artes, se produciría debido a la necesidad por parte de los gobiernos de regular las enseñanzas y aumentar el grado de instrucción de una masa obrera que cada vez demandaba más el acercamiento a la cultura. Ello suponía que, aunque siguieran dependiendo estas escuelas de las Sociedades Económicas, de los Ateneos, de los Centros Obreros, etc., el Estado se implicara más en proporcionar una ordenación sistemática de los conocimientos teórico-prácticos que se iban a volcar en la enseñanza de las profesiones requeridas por la industria, como bien recuerdan los dos autores anteriormente mencionados[3].
De este modo, quedaba establecido un modelo dicotómico en el que la industria y el arte convivían en un ámbito cada vez más profesionalizado de la enseñanza, bebiendo de lo que habrían sido los movimientos Arts and Crafts que se habían estado desarrollando por Europa y que tendrán su auge entre el siglo XIX y el XX. Esto se debe al cambio de mentalidad que traerán las nuevas corrientes artísticas donde el concepto tradicional de arte se romperá y surgirá un nuevo campo de creación y formación más apegado a las masas y a la industria, dando como resultado la creación de estas escuelas. Surge así, en 1871, la Escuela Central de Artes y Oficios de Madrid y varios centros similares por la geografía española, aunque en Cáceres no habrá respuesta similar hasta finales de siglo, primero con una formación experimental de granjas-escuela y, posteriormente, con la creación de las escuelas de Artes y Oficios o de Artes Industriales, destinadas más a la formación general de obreros que a un interés por las Bellas Artes como se explicará a lo largo de las siguientes líneas.
Los primeros conatos de interés por la enseñanza artística en Cáceres a principios de siglo se vieron frustrados con el cierre de la Escuela Provincial de Artes Industriales –donde ejerció su labor docente el artista Gustavo Hurtado Muro[4]– por desinterés político y de la población. Tras ello, en enero de 1922 se comenzaron las clases de la Escuela de Artes y Oficios dependiente del Ayuntamiento de Cáceres y que cubría las enseñanzas, por lo general en un horario nocturno, del proletariado del municipio. Este organismo se mantuvo vigente hasta que el 19 de Octubre de 1932, el alcalde de Cáceres, Jacinto Herrero Hurtado, solicitó al Señor Presidente de la Diputación que se sufragaran los gastos de una subvención para cubrir la transformación de la Escuela Municipal de Artes y Oficios en Escuela Elemental de Trabajo y de Capataces Agrícolas. Esto se demandaba por los “indudables beneficios” que habría de reportar a la provincia: la ampliación de estudios en lo referente a las prácticas agrícolas y por expedir el título de capataces. Se buscaba que se subvencionara desde la Diputación y desde el Ayuntamiento, con el fin de que se pusiera en funcionamiento a partir de 1933 y que para ese año ya entrara en los presupuestos.[5]
La Escuela Elemental de Trabajo habría sido el organismo impulsor del aparato artístico en el segundo tercio del siglo XX desde su sede en la Avenida del General Primo de Rivera. En esta etapa destacarían los maestros Juan Caldera Rebolledo[6] y Eulogio Blasco López[7] que se encargarían de la docencia de Dibujo y Modelado respectivamente[8]. Esta escuela sería destacada por Felicidad Rodríguez como lugar de paso de alumnos, que con el tiempo se acabarían convirtiendo en personalidades destacadas de las Bellas Artes en la capital cacereña, como por ejemplo Emilio Macías, Indalecio Hernández, Francisco Fernández Moreno o Juan José Narbón[9].
En 1941 se recoge una petición por parte del Presidente del Patronato Local de Formación Profesional de Cáceres, D. Javier García Téllez[10], al Presidente de la Diputación en la que se solicita un traslado de la Escuela Elemental de Trabajo y Capataces Agrícolas desde su situación en el Instituto Nacional de Enseñanza Media a la Av. Virgen de la Montaña, puesto que unos locales destinados a este fin en la Calle San Felipe fueron cedidos al ejército durante la Guerra Civil. Además, para ello, requerían de una renovación del material y de una ayuda a la instalación de 30 000 pesetas.[11]
En 1945, esta Escuela contaba con 194 alumnos repartidos por las diferentes clases que aquí se impartían, pues además de las artísticas de Modelado, Vaciado y Talla y Dibujo Artístico, también contaba con cursos de Instrucción General, Electricidad, Albañilería, Herrería, Carpintería, Contabilidad Mercantil, Taquimecanografía, etc., bajo la dirección de Arsenio Gallego[12], quien estaría al mando durante la década de los cuarenta hasta la disolución de la Institución en la de los 50 por la desaparición del Patronato Local de Formación Profesional de Cáceres[13]. No volvería a haber enseñanzas artísticas reseñadas hasta los años 60, cuando surja la Escuela Elemental de Bellas Artes, a pesar del intento en el año 1955 de la Escuela de Maestría Industrial, que pretendía ser una continuadora de la Elemental de Trabajo y Capataces Agrícolas y que perduraría hasta 1970 cuando se transforma en el Instituto Politécnico de Formación Profesional[14].
- La Escuela Elemental de Bellas Artes
La Escuela Elemental de Bellas Artes abría sus puertas en 1960 a todos los alumnos que quisieran matricularse, aunque siempre hacía preferencia por los de años anteriores, por los descendientes de funcionarios y por los acogidos a establecimientos benéficos –públicos o privados–, lo que indica el carácter gubernamental que acompañaba a esta institución. Se marcó como edad mínima de acceso los 14 años, único requisito para poder acceder al centro[15].
Aneja al Conservatorio de Música y con una acogida superior a la esperada, se lograron importantes avances en esos primeros años y alcanzaron premios de Modelado y Vaciado en la Competición Provincial del Frente de Juventudes los alumnos de la Institución Esteban Tejado Higuero y Manuel Mateos Rodríguez[16]. Se destacó así la labor de preparación de alumnos para las Bellas Artes pero también para aquellos que pensaran en un futuro ligado a la arquitectura. Según las explicaciones del que era entonces director, Emilio Macías[17], se buscaba que los alumnos pasaran por las tres clases que se impartían de Modelado, Dibujo y Pintura, aunque pintura, que era cara, no era factible de ser cursada por todos los alumnos. Se creó para ello una Cooperativa para adquirir los materiales en las fábricas y ofrecérselo a los alumnos a precio de costo. También, este director planteará a la Diputación el crear unas becas para algunos alumnos que tuvieran dificultades económicas e incluso llegaba a proponer un aumento de sueldo a los profesores por la ingente labor docente que habían cursado en ese primer año como repercusión a la gran acogida por parte de la sociedad de esta iniciativa[18].
La asignatura de Pintura era un complemento de las dos anteriores y fue sido inicialmente impartida por Indalecio Hernández[19] hasta que se encargara de ella Victoriano Martínez Terrón[20], quien le otorgó continuidad. Por contra, la asignatura de Modelado desaparecería tras ser impartida por Alonso Mostazo Plata[21] un año y también por Martínez Terrón otro.[22]
Durante los años 60, la dependencia de la Diputación hacía que los medios con los que contaba la Escuela para obtener materiales tuvieran que pasar por la elaboración de informes de petición que se registraban en la Diputación y desde ella se recibía la respuesta. El proceso se iniciaba con la elaboración de un presupuesto que se mandaba a la Secretaria de la Diputación, desde donde se escribía una petición al Sr. Interventor, cuyo informe, si era favorable, hacía que el Jefe del Negociado de Educación, encargado de este tema, recopilara los escritos recibidos y mandara los datos a la Comisión de Gobierno del Negociado para que éste dictaminara.
Pero no sólo eran en materiales los gastos que tenía la Escuela Elemental de Bellas Artes sino que, como se recoge en 1964, la Escuela hacía también gasto en libros de Historia del Arte y de Técnicas Artísticas, los cuales eran considerados esenciales en la formación del alumnado y supusieron la base de la actual biblioteca de la Institución[23].
En 1965 se incorporó al plantel del profesorado Juan José Narbón Terrón[24], quien pasaría a impartir la asignatura de Dibujo, la cual compartió durante algunos años con Emilio Macías y con otros profesores[25], aunque por muy breves períodos de tiempo, como Ubaldo Canto[26] y José Luis Turina[27]. Juan José Narbón supuso un revulsivo para la Escuela, no tanto en sus primeros años de magisterio, sino en la etapa final de su vinculación cuando tomaría el cargo de director y se volcaría en la vida cultural cacereña.
En 1974 comenzaron los planes para adaptar locales para la Escuela Elemental de Bellas Artes. Así, el 9 de noviembre de ese año se publicó un decreto por parte de la Diputación con el que se hacía patente el traslado de la Escuela y de la Imprenta Provincial a unos locales de la Diputación en el Edificio del Patronato de Viviendas para Funcionarios en la Av. Hernán Cortés. Además, se ordenaba el acondicionamiento de la Escuela por un total de 852 313 pesetas, sufragado por el Presupuesto Extraordinario para Obras en Caminos Vecinales de la Comisión de Servicios Técnicos y todo ello con carácter de urgencia y a la mayor brevedad posible. La urgencia se debía, mayormente, al mal estado en el que se encontraban los locales tanto de la Escuela Elemental de Bellas Artes como de la Imprenta, el primero aledaño por aquel entonces al Conservatorio Provincial de Música, donde apenas había sitio para los alumnos, junto con la Imprenta, ambos en el Convento de San Francisco y lugar que pasaría, una vez realizado el traslado, a destinarse en su totalidad para el Colegio homónimo[28]. Así lo hace constar el Arquitecto Director de la Sección de Construcciones Civiles Fernando Hurtado un año antes, quien dictaminó la situación precaria en la que estaba instalada la Escuela en los locales pertenecientes al Conservatorio: “reducidos, insuficientes e inadecuados”. Para solucionarlo definitivamente, se destinó la escuela al nº 1 del Edificio nº 4 de la Avenida Hernán Cortés, con 222m² a su disposición. En la memoria del arquitecto se expone que, reunido éste con la dirección y el profesorado, en función de las necesidades transmitidas por el plantel docente de la escuela, se enfocaría la creación de las salas de Dibujo, Pintura, Escultura y Grabado. Además de las aulas, la Escuela en la nueva localización contaría con biblioteca, despacho y aseos con los correspondientes accesos y guardarropas. Se siguieron para ello unos modelos de distribución elásticos con tabiques desplazables, acabados sencillos, calefacción central y un sistema de renovación del aire, movido todo por un presupuesto de 852 313 pesetas anteriormente mencionado[29]
En ese año pasó a tomar la dirección de la Escuela el gallego Julio Tizón Diz[30] y el profesorado quedaba reducido tan sólo a Juan José Narbón y a Victoriano Martínez Terrón[31], junto con el citado director. Con él, tuvo algún conflicto Martínez Terrón, a quien acusaba en una carta de no ejercer su labor docente de una manera adecuada[32]. La respuesta de Tizón no tardó en afectar al profesor Martínez Terrón, como al profesorado de la Escuela, en tanto que decidió anular la posibilidad de que los maestros pudieran emplear las aulas de la Escuela para el ejercicio de su pintura, actividades que el director achaca de inmorales, aludiendo a que también, por parte de algunos profesores, se vendían materiales propiedad de la escuela[33].
Hacia 1978, esta Escuela, situada ya en la Av. Hernán Cortés, se encontraba con algunas deficiencias, o al menos así lo expone el “Informe del Sr. Diputado Delegado de la Escuela Elemental de Bellas Artes”[34]. En este documento se hace constar que los principales problemas se centraban en las humedades del techo y se achaca la culpa a los sumideros. También, se pide, desde el profesorado de la Escuela, que se elimine el blanqueo de las paredes pues su visión resultaba incómoda para el correcto ejercicio de la pintura por parte del alumnado, con lo que ruegan que se pinte con algún tono más oscuro. Además, habría inconvenientes en la calefacción, la cual mostraba averías constantemente y, sumado ello a la ausencia de mobiliario de asistencia y a la falta de caballetes, el correcto desempeño del magisterio artístico era muy complejo. Esta necesidad de caballetes se debía principalmente a que en las asignaturas de Pintura y Dibujo el número de alumnos era muy elevado; en 1978 la Escuela acogía a 78 alumnos, 37 mujeres y 41 hombres, siendo 33 de estas plazas gratuitas para los diferentes alumnos que se encontraran en disponibilidad de pedirla. Al año siguiente, la Escuela ya contaba con 91 alumnos pero estas cifras se verían incrementadas, sobre todo, a principios de los años ochenta, con un total de 137 alumnos[35]. Los elevados números de asistentes a esta docencia hicieron que llegaran a remitirse quejas por parte del alumnado que criticaban el hecho de que hubiera más matriculados que caballetes, lo que les imposibilitaba, en ocasiones, el asistir a clases por ausencia de espacio en las aulas. Ante ello se le respondía que el mayor número de matriculados se debía a que bastantes estudiantes solían abandonar el curso poco después de iniciarlo y que ésta era una medida para compensar ese postrero déficit. En concreto, a la queja de una alumna se le explicó que si introdujeran más caballetes en las aulas habría menos espacio para poder ejecutar las prácticas y que ello sería contraproducente. Por otra parte, también se justificaba la dirección del centro aludiendo que la falta de interés por parte del Diputado Delegado por esta escuela hacía que no se elevaran en condiciones las quejas emitidas[36].
Para intentar solventar estos problemas ya surgió la posibilidad de volver a crear una Escuela de Artes y Oficios ligada al Convento de San Francisco[37], lugar al que finalmente se trasladó en el año 1983. Este antiguo edificio franciscano, restaurado poco tiempo antes, permitía a la Escuela disponer de un espacio con el que no contaba en la antigua sede, lo que condujo a un incremento del número de alumnos[38].
- La Escuela de Bellas Artes en la actualidad
Con la Institución Cultural “El Broncese” la Escuela recibiría un gran impulso al integrarse en todo un programa de inquietudes artísticas que afectará a la localidad cacereña desde el centro neurálgico artístico que sería el Convento de San Francisco, el cual, tras la remodelación y su conversión en Complejo Cultural, acabará acogiendo en su seno no sólo a la Escuela de Bellas Artes, sino también al Conservatorio de Música y a la Escuela de Danza. A ello se le sumó un aumento de talleres con los de Grabado, Escultura y Cerámica, que vinieron acompañados de un nuevo elenco de profesores los cuales, en su mayoría, procedían de una formación artística sevillana y que supusieron un aire renovador para la entidad. Así, a partir de los años 80, la Escuela de Bellas Artes contaría con el magisterio de personalidades como Pedro Valhondo, José Antonio Calderón Silos, Javier Llinás, José F. Gozalo Delgado o Ana Isabel Martínez Blay. A ello habría que sumarle el paso breve de algunos profesores como Ángel Breña o Juana Gómez[39].
Pero antes de que la Escuela de Bellas Artes tuviera el aspecto con el que hoy se presenta el público, se conservan escritos en los que Juan José Narbón, director de esta escuela desde 1984, criticaba duramente la situación extremeña respecto a la cultura por parte de las entidades públicas y privadas. Así, critica la degradación del Patrimonio y el decrecimiento notorio de artistas y obra vernácula. De este modo, apela a la Institución Cultural “El Brocense” a que siga teniendo el buen hacer y los medios para ejercer la enseñanza artístico-cultural y a la recuperación del patrimonio que Extremadura tanto necesita. En esa idea, Juanjo, como gustaba que lo llamaran, hace un llamamiento y dice textualmente:
«…que la Escuela de Bellas Artes de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres no cumple, quizá desde sus inicios, con la filosofía propia de unas docencias artísticas mínimamente suficientes para iniciar en el arte a los cacereños que posean inclinación a esta forma de vida espiritual.»[40]
Continuando con esa idea, dice que las dos asignaturas que en aquellos momentos se impartían, Pintura y Dibujo, estaban anticuadas y no se encontraban a la altura de lo que correspondía a la ciudad de Cáceres. Achaca, además, a que desde la muerte de Eulogio Blasco “hace más de 25 años” no se volviesen a impartir más clases de Escultura o que no se crearan otras asignaturas tan importantes como Grabado. Pero aparte de las críticas, también anima a que se introduzcan otras actividades de una “nueva visión cultural” ligadas a las artes populares, como la Cerámica, cuya desaparición tilda de cercana por culpa del capitalismo y la producción en serie, pero también la Platería, la Orfebrería o el Repujado. Así, muestra su interés en que si eso pudiese llevarse a cabo dejaría a los profesores que ocuparan los espacios que ellos quisiesen en el Complejo San Francisco y por orden de importancia reclamó el asentamiento de las asignaturas de Dibujo, Pintura, Escultura, Grabado, Cerámica y Orfebrería y Platería, la mayoría de las cuales se imparten en la actualidad[41] y se habrían estado desarrollando desde el curso 1986/1987[42].
Además, se realizaban otro tipo de actividades como viajes de estudios para visitar poblaciones de alrededor, tanto de Extremadura como de Portugal, con costes, por lo general, sufragados por la Excelentísima Diputación Provincial y también se podían ejercer actividades docentes fuera de sus dependencias, relacionadas con el paisaje, incluyendo el traslado a localidades cercanas como Torrequemada[43]. En este caso, por ejemplo, se buscaba que los diferentes talleres de Dibujo, Pintura y Grabado se centraran en tomar apuntes y hacer práctica de perspectiva aérea, tonalidad ambiental, masas, estatismo y movimiento, detallismo superfluo y color, mientras que en Modelado y Cerámica se preocupaban por los volúmenes, las superficies y texturas y también por los apuntes, la perspectiva aérea y el color. Por otra parte, también estaban las propuestas de los concursos para los alumnos, hoy desaparecidos, en los que los trabajos había que realizarlos fuera de la Escuela, sin ayuda de ningún profesor en técnica libre, con limitaciones definidas según el taller y con jurados ajenos al profesorado del centro docente. Con las obras realizadas se hacía una muestra al final del curso en la Sala “El Brocense”, pero también en el Conjunto de Santa María de Plasencia y en el Museo “Pérez Comendador y Magdalena Leroux” de Hervás. Además, por su vinculación a la Institución Cultural “El Brocense” se observa en ocasiones la dedicación de algunos días de la Sala de Exposiciones de esta entidad para muestras de alumnos de la Escuela, así como para antiguos alumnos que guardasen vinculación con la Institución como es el caso de Juan A. Talavero[44]. Así, a través del Área de Artes Plásticas del Brocense, también se organizaban exposiciones itinerantes destinadas a aquellos alumnos que ya contaran con una mayor producción tanto en calidad como en cantidad, dándoles la oportunidad de ir otorgándoles un currículo expositivo que en el futuro les diera paso a certámenes garantes de mayor prestigio.
De cara al exterior, la Escuela de Bellas Artes colaboró con diferentes instituciones a través, por ejemplo, de los EIAM, Exposiciones Ibéricas de Arte Moderno, tanto en Campo Maior como en Cáceres y participaron en ellas profesores de la Escuela. Contaron con una gran preocupación de Juan José Narbón por su organización y prueba de ello es la enorme cantidad de material documental conservado actualmente en el Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”. Pero también, con motivo del hermanamiento de la capital cacereña con la ciudad francesa de La Roche-sur-Yon, se organizaron muestras en las dos urbes por parte del profesorado tanto de la Escuela de Cáceres como de la de Plasencia[45].
Con el fin de poder dar cabida a las necesidades que requería una Escuela de Bellas Artes de la importancia que iba consiguiendo la cacereña, se varió la localización de ésta a la Calle Ancha nº 1, dando la fachada principal del edificio a esta vía y el flanco derecho de la casa a la Plaza de San Mateo. De este modo, la Escuela de Bellas Artes pasó a situarse en la Casa de los Ulloa, edificio del siglo XVI y que sería adquirido por la Institución para ser remodelado por parte del arquitecto de la Diputación Provincial Alfredo Fernández y el cual, como bien anota López-Lago Ortiz, “ejercería una profunda reestructuración arquitectónica que comprenderá la estructuración de diferentes salas con un tamaño determinado en función de las necesidades de las diversas disciplinas artísticas”[46]. El principal condicionante para ello fue el respeto que hubo en el proyecto por la distribución interior, teniendo que ubicarse los diferentes talleres en ocasiones en salas contiguas al no poder gozar de grandes espacios. Para preparar todo el traslado, el 10 de enero de 1991 se convocó una reunión en la Presidencia de la Diputación para tratar la suspensión de las clases de Bellas Artes, analizar la fecha de disponibilidad del Palacio de los Ulloa, trabajar el tipo de traslado y el montaje de la nueva Escuela –ya con el sobrenombre “Eulogio Blasco”– y precisar el mobiliario nuevo que requeriría la entidad y la fecha de inauguración. Con el cargo de director, a Juan José Narbón le competió encargarse de esta situación[47]. De hecho, se conservan anotaciones a mano por parte de este artista en donde muestra los requerimientos de espacios concretos, como las aulas de Modelado, donde precisa de mesas caballete, tableros para las mesas, caballetes altos y bajos, escalerillas para las tallas en alto, armaduras, mesas para vaciados, depósitos… e incluso se busca solventar un lugar para una clase de talla en madera. Por otra parte, se pide que estas aulas estén en las habitaciones del piso bajo, cerca de los desagües, para facilitar el trabajo de acometida en las grandes pilas de agua como finalmente ocurrió. Para los talleres de Dibujo y Pintura el principal problema recayó en los encargos de las reproducciones de escayola y para el taller de Cerámica era necesario la contratación de un profesor, teniendo la opción de consultar en la Escuela Madrileña de Cerámica o ir a las escuelas de Talavera de la Reina[48]. Del mismo modo, y también escrito a mano, Juan José Narbón expone un ejemplo de cómo debería ser la Convocatoria de Director de la Escuela de Bellas Artes, y para ello exponía una serie de condiciones como que el demandante tenía que ser licenciado en Bellas Artes, haber tenido al menos una experiencia de 5 años como director o director adjunto de una escuela o facultad, ser mayor de 40 años, etc. Además, alude a que esta petición debía extenderse por las escuelas y facultades de España e insistía en su inclusión en el periódico El País[49], aunque, definitivamente, lo aquí expuesto nunca llegaría a realizarse puesto que Narbón mantendría el cargo de director hasta 1992. Por último, con este nuevo emplazamiento, se añadió una materia más de docencia, el Diseño Gráfico, la cual otorga el toque más moderno a las habituales enseñanzas artísticas y supliría la carencia de actividades visuales con las últimas tecnologías. La primera profesora en ocupar este puesto fue Rosario Castellano, aunque apenas llegaría a completar un curso académico y, posteriormente, pasaría a formar parte del elenco de profesores Lourdes Méndez-Germain, quien le daría el impulso definitivo a un taller que hoy en día es de los más solicitados. Esa vinculación al Diseño como práctica artística llegaría a su culmen en el año 2000, cuando la Escuela de Bellas Artes “Eulogio Blasco”, junto con otras empresas relacionadas con el mundo de la publicidad, fundó el Círculo Extremeño del Diseño con fines regionalistas, destinado a impulsar esta práctica en pos de una mayor competitividad de las empresas extremeñas.
De este modo, quedaba establecida una Escuela de Bellas Artes que se vincularía a la vida cultural y artística de la provincia de Cáceres, dirigida desde 1992 por Felicidad Rodríguez Suero, aunque con un paréntesis entre 2004 y 2005 en el que el cargo de director recayó en el actual profesor de Dibujo José Fernando Gozalo Delgado, quien acabaría apartándose del mandato de la Escuela por motivos personales. Durante los últimos años del viejo siglo, el objetivo principal en la Escuela era el consolidar los estudios a través de la elaboración de un Reglamento de Régimen Interno que administrara los diferentes aspectos influyentes en las enseñanzas artísticas de la Institución. Así, quedaba establecido un nuevo sistema de formación que superaría al anterior más anclado en el pasado. Este nuevo método de aprendizaje se basaba en la mayor movilidad de un alumnado al que se le impedía estar más de tres años en uno de los talleres, aunque siempre podía contar con la posibilidad de que, una vez cursado los tres cursos pertinentes, pudiera llevar a cabo un proyecto de especialización avalado por el claustro de profesores y que le daba derecho a estar hasta dos años más en la Escuela. Con ello se conseguía una diferenciación en el aprendizaje, ajustada a las necesidades dependientes de los diferentes cursos que, al compartir tiempo y espacio de magisterio, permite la posibilidad de una mayor permeabilidad de los alumnos y el intercambio de experiencias entre ellos. Por otra parte, la posibilidad de elaborar un proyecto le permite al artista en formación un desarrollo creativo más especializado contando con la supervisión de un profesorado altamente cualificado[50]. A esto habría que sumarle, como bien recuerda el profesor Bazán de Huerta, el carácter de no oficialidad que envuelve a estas enseñanzas y el cual otorga al alumnado una mayor libertad respecto a temas como asistencia o evaluación, consiguiendo con ello que el ejercicio de la tarea artística sea más voluntarioso[51].
Pero, como se ha visto, la Escuela de Bellas Artes “Eulogio Blasco” no es, en absoluto, un organismo que se encierra en sí mismo basándose en un estricto plan de trabajo, sino que, al contrario, es un ejemplo para las enseñanzas artísticas por las diferentes propuestas que se han llevado a cabo con su ayuda. Así, además de las ya mencionadas relaciones con Francia y Portugal, dentro de España, destacaría la colaboración en 1996 con la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Madrid con motivo de las celebraciones del décimo aniversario de la declaración de Patrimonio de la Humanidad de la ciudad extremeña. De este modo, alumnos de Arquitectura y de la Escuela de Bellas Artes realizaron series de pinturas que invadieron la ciudad. El lugar desde donde se impulsaba todo el programa era la Escuela cacereña y habría colmado el mes de julio de ese año con actividades, dando como resultado la exposición inaugurada a finales de ese año titulada La poética de la ciudad: visiones sobre Cáceres. Por otra parte, también es reseñable la vinculación con los premios “Indalecio Hernández” otorgados por el Ayuntamiento de Cáceres a través de su Premio de Pintura. Debido a ello, el primer premio lo concede la Institución Cultural “El Brocense” y la elaboración de las primeras bases y el papel dentro del jurado recayó en las Escuelas, tanto la placentina como la cacereña. A esto habría que sumarle su colaboración con el Certamen de Pintura para Discapacitados “Al-Quercus” cuya primera edición fue en el 2002.
En relación con la vida cultural de la ciudad, es necesario destacar su vinculación a la Feria Iberoamericana de Arte Contemporáneo “Foro Sur”, con quien colabora haciendo actos artísticos que inmiscuyen a la capital provincial en el aparato artístico contemporáneo. Así, obras como Bellas Artes en Construcción en 2004 o Cruz en el año 2005, dejarían una marca en la vida artística cacereña[52].
En la actualidad, continúa con esta dinámica y prueba de ello es la colaboración con la ONG PETE en el año 2013, consistente en la realización de unos marcos artísticos para la exposición del fotógrafo Dominic Rieger[53] o la reciente exposición llevada a cabo por el taller de Dibujo en la Estación de Autobuses de la localidad cacereña titulada A dos manos, que suponía un diálogo entre los alumnos del citado taller y los cuadernos de viaje Baluerna.
Durante los últimos cursos, una de las problemáticas que se ha presentado en la Escuela de Bellas Artes ha sido la desaparición, no se sabe si temporal o definitiva, de la actividad de modelo del natural con la que contaban los talleres de Escultura, Pintura y Dibujo y la cual estaba vigente desde hacía más de veinte años. Lo que se inició como una tarea que apenas ocupaba un mes durante los primeros años que se implantó, acabó convirtiéndose en una obligatoriedad para los alumnos de segundo curso de los talleres mencionados y ocuparía gran parte de la actividad en tercero. Las decisiones tomadas desde la Diputación han negado al alumnado la posibilidad de formarse en este aspecto tan importante de las Bellas Artes, y desde este colectivo se han elevado diferentes quejas y sugerencias para solucionar un problema que ha afectado al proceso educativo de los último cursos. Con el tiempo se verá si finalmente se deciden por el mantenimiento de una enseñanza que es imprescindible para una completa formación artística o si por el contrario optan por quitarla, truncando una formación esencial para muchos de los talleres. Por el momento, la voluntariedad de alumnos y profesores de la Escuela de Danza, ha dado como solución temporal la sustitución de modelos profesionales por modelos voluntarios pertenecientes a esta institución, lo cual es muestra de la solidaridad existente entre los diferentes magisterios artísticos desarrollados en la ciudad de Cáceres.
Conclusión
Como se ha podido leer, la actividad docente relacionada con las Artes en Cáceres trasciende cien años atrás, dándole una consistencia que hoy en día se mantiene gracias a la Institución Cultural “El Brocense” y al cuerpo docente y directivo de la formación. De este modo, la Escuela de Bellas Artes “Eulogio Blasco” se ha convertido en un cuerpo cultural más de la ciudad de Cáceres y un referente en Extremadura de la actividad artística, debido a su implicación con los diferentes programas que la ciudad extremeña ha llevado a buen puerto en pos de la cultura.
Por otra parte, y con un sentido más histórico, la sucesión de Escuelas ha supuesto un faro de referencia para los artistas que, a lo largo de las diferentes generaciones, han dejado su huella en la docencia del alumnado, en las colecciones artísticas de Cáceres y en los activos culturales de la ciudad.
Así, son muchos los pasos que ha recorrido la enseñanza artística en Cáceres pero aún son más los que le quedan a esta Institución por recorrer aunque para ello tenga que sortear los obstáculos, como siempre económicos, que en estos momentos afectan a todo el mundo de la cultura.
BIBLIOGRAFÍA Y DOCUMENTACIÓN
Archivos
Archivo de la Diputación Provincial de Cáceres.
Archivo de la Escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco.
Archivo del Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”.
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[1] Ramón CORZO SÁNCHEZ, “Las Academias de Bellas Artes de Andalucía. Su origen, historia y organización Actual” en Temas de Estética y Arte, nº 25, (2011). p. 209.
[2] Claudia Pérez Catalán y Diego del Moral Martínez, (Coords.), Catálogo de los Fondos Artísticos de la Escuela de Artes y Oficios Adelardo Covarsí, Badajoz, Escuela de Artes y Oficios Artísticos “Adelardo Covarsí”, 2006, p. 71.
[3] Ibídem, p. 73.
[4] Gustavo Hurtado Muro (Cáceres, 1878-1960) fue un artista polifacético formado con los maestros cacereños Andrés Valiente y Luis Perate. Sus estudios artísticos fueron completados en la Academia de Bellas Artes de San Fernando con, entre otros, Francisco Pradilla como impulsor de su talento. Su vinculación a la pintura desapareció prácticamente con la entrada del nuevo siglo para dedicarse plenamente a las Ciencias y a la labor docente, la cual ejercerá en la Escuela de Provincial de Artes Industriales como Profesor de Dibujo Geométrico y, desde 1917 hasta su fallecimiento, en otros centros de la capital cacereña.
[5] “Solicitud de Subvención para transformar la Escuela Municipal de Artes y Oficios en Escuela Elemental de Trabajo” con fecha de 6 de diciembre de 1932, Negociado 2º Pueblo de Cáceres. Expediente para transformar la Escuela municipal de Artes y Oficios en Escuela Elemental de Trabajo y Subvención para instalarla en un nuevo local. Años 1932-41. Signatura 02993/21, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Servicios, Educación, Fondo Educación (General), Serie: Subvenciones.
[6] Juan Caldera Rebolledo (Cáceres, 1897-1946) inició sus estudios con Gustavo Hurtado Muro y posteriormente se formó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Tras su paso por las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes –y también por las Regionales– y no conseguir los éxitos esperados, a partir de 1926 se retiraría de la pintura hasta 1941 para volcarse en la docencia. Así, estaría trabajando desde 1925 en el Instituto de Enseñanza Media “El Brocense” de Cáceres, como profesor ayudante de Dibujo, en el Colegio de San Francisco, en la Escuela de Magisterio y en la Escuela Elemental de Trabajo, formando a gran cantidad de alumnos que posteriormente también acabarían en la enseñanza como Martínez Terrón o Juan José Narbón.
[7] La figura de Eulogio Blasco López “el Mudo” (Cáceres, 1890-1960) es de las más importantes del arte cacereño. El sarampión que le afectó con tres años le dejó sordomudo y tuvo que formarse en el Colegio Nacional de Sordomudos en Madrid. Estudió, a la postre, en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de la capital y trabajó como grabador en la Real Casa de la Moneda. Tras viajar por Europa y fijar taller en Barcelona, en 1935 se establece definitivamente en Cáceres y a partir de 1940 pasó a ejercer como profesor en la Escuela de Artes y Oficios de esta localidad. De esta forma, durante los cuarenta y los cincuenta, junto a Emilio Macías, será Profesor Auxiliar de la clase de Modelado, vaciado y talla en la Escuela Elemental de Trabajo y Capataces Agrícolas de Cáceres e incluso impartiría docencia de Modelado en los períodos estivales. Por otra parte, en 1957 seguiría vinculado a la institución que en estos momentos recibía la denominación de Escuela de Maestría Industrial, como Auxiliar Interino de Modelado, Vaciado y Talla.
[8] Moisés BAZÁN DE HUERTA, “Notas sobre la Escuela de Bellas Artes de Cáceres” en Aguas Vivas. Boletín del Colegio de Doctores y Licenciados en Filosofía y Letras y en Ciencias. Segunda Época. Nº5, Extremadura, (1987).
[9] Felicidad RODRÍGUEZ SUERO, “Enseñanzas Artísticas. Un sello de calidad y prestigio” en VV.AA. en Institución Cultural “El Brocense”. 25 Aniversario, Badajoz, Institución Cultural “El Brocense”, 2005, p. 101.
[10] Javier García Téllez (Cáceres, 1888-1963) será una personalidad importante para la formación artística en la capital cacereña y además será recordado por el Instituto de Enseñanza Secundaria que lleva su nombre en esta localidad. Formado con Julián Perate en dibujo, mostró interés por la fotografía, en la cual se especializará en Madrid hasta su regreso a Cáceres a principios de los años veinte. Establecido en esta ciudad, abrió su taller en la Calle Pintores y en 1929 ganaría una medalla de oro en la Exposición Iberoamericana de Sevilla al exponer imágenes de la parte antigua de Cáceres. En los años postreros fue concejal del Ayuntamiento de Cáceres y fundó la Escuela Elemental de Trabajo de la cual sería director y en la que impartió clases de fotografía.
[11] “Carta de D. Javier García Téllez al Sr. Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres” con fecha de 12 de julio de 1941. Negociado 2º Pueblo de Cáceres. Expediente para transformar la Escuela municipal de Artes y Oficios en Escuela Elemental de Trabajo y Subvención para instalarla en un nuevo local. Años 1932-41. Signatura 02993/21, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Servicios, Educación, Fondo Educación (General), Serie: Subvenciones.
[12] “La obra Sindical Formación Profesional de Madrid interesa se comuniquen datos relacionados con las escuelas Eelementales o de Trabajo Existentes en la Provincia” con fecha de 3 de mayo de 1945, Negociado 21 Pueblo de Madrid, Signatura 3861/41. Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Servicios, Educación, Fondo Educación (General).
[13] Moisés BAZÁN, op. cit.
[14] M. J . T., “Maestría industrial, cuna de la FP en Cáceres” en Diario Hoy. Edición Digital, 25/10/2010.
[15] “Convocatoria de Ingreso” en Expediente num. S/N de 1960, Negociado de Educación, en Educación, Escuela de Bellas Artes, Funcionamiento de la Misma. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[16] “Oficio del Director de la Escuela Elemental de Bellas Artes en el que comunica haber quedado campeones en vaciado en escayola y modelado y vaciado D. Esteban Tejado Higuero y D. Manuel Mateos Rodríguez” en Expediente num. 19 de 1961, Negociado de Educación, Educación, Escuela de Bellas Artes, Funcionamiento de la Misma. Años 1960-79. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[17] Emilio Macías Sáenz (Coria, 1911, Cáceres, 1971) se formó en la Academia de Bellas Artes de San Fernando, donde obtuvo brillantes calificaciones. Director de la Escuela Elemental de Bellas Artes, también ejerció como docente en el Instituto de Enseñanza Media “El Brocense” de la capital cacereña. A él también se le debe la organización de las primeras ediciones de la Bienal Extremeña de Arte.
[18] “Informe del Director de la Escuela Elemental de Bellas Artes en su Primer año de Funcionamiento” en Expediente num. 49 de 1961, Negociado de educación, Educación, El Sr. Director de la Escuela Elemental de Bellas Artes remite informe de la misma. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[19] Profesor de dibujo en la Escuela de Maestría Industrial y docente también en la escuela Elemental de Bellas Artes de la Diputación Provincial de Cáceres, Indalecio Hernández Vallejo (Valencia de Alcántara, 1922-2000) comenzó a pintar de joven y cursaría desde los dieciséis años estudios en la Escuela de Artes y Oficios de Cáceres. Posteriormente, continuaría su formación en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid y sería becado por la Diputación para realizar una estancia en Italia. Fue además profesor en los colegios de las Carmelitas y en el Paideuterion de la capital cacereña.
[20] Victoriano Martínez Terrón (Ceclavín, 1928) fue una de las personalidades que se vincularon a la Escuela como alumno para luego volver a ella como profesor. Inició sus estudios en la Escuela Elemental de Trabajo de Cáceres con los pintores Juan Caldera, Eulogio Blasco y Emilio Macías, aunque posteriormente sería becado por la Diputación para estudiar en la Escuela de Bellas Artes “Santa Isabel de Hungría” de Sevilla. Ejerció como profesor en la Escuela de Bellas Artes de Cáceres desde 1961.
[21] Menos conocido es el malpartideño Alonso Mostazo Plata (Malpartida de Cáceres, 1932, Sant Boi, 2009) quien desde joven mostró predisposición en las artes y con doce años ingresó en la Escuela de Artes y Oficios de Cáceres para preparar el ingreso en la Academia de San Fernando. En la capital cacereña recibió clases de Eulogio Blasco y Emilio Macías hasta que con veinte años de edad fue aceptado en la Academia de Madrid, donde permaneció hasta 1957 logrando excelentes resultados. Su labor docente la inició al año siguiente en Cáceres, en el Instituto “El Brocense” y también pasaría a trabajar en la Escuela de Bellas Artes de esta ciudad hasta que se trasladó con su esposa primero a Herreruela y después a Sant Boi.
[22] Moisés BAZÁN, op. cit.
[23] “Propuesta del Sr. Director de la Escuela Elemental de Bellas Artes para variar los gastos previstos y hacerse con una colección de libros de arte”, Expediente núm. 4 y num. 161 del año 1964 gestionado por la Diputación Provincial de Cáceres, Negociado de Educación, en Educación, Escuela de Bellas Artes, Adquisición de Material. Años 1961-79. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[24] Juan José Narbón (San Lorenzo de El Escorial, 1927, Cáceres, 2005) se formó en la Academia de Bellas artes de San Fernando. Ejerció como profesor en la Escuela de Bellas Artes de Cáceres de la que también fue director tras la jubilación de Julio Tizón e impulsó la práctica de las Bellas Artes en esta ciudad. Consiguió, entre otros logros, la actual sede de la Escuela y también la formación de la Escuela de Bellas Artes “Rodrigo Alemán” de Plasencia.
[25] Moisés BAZÁN, op. cit.
[26] El pintor cántabro Ubaldo Cantos (Castro Urdiales, 1930, Cáceres, 2010) ejerció el magisterio en Cáceres como Catedrático de Dibujo del Instituto “El Brocense”, donde también fue director, y durante un breve período de tiempo en la Escuela Elemental de Bellas Artes. Academicista, destacó por sus paisajes de Extremadura y por sus retratos.
[27] Al igual que el autor expuesto en la nota anterior, José Luis Turina (Madrid, 1919) trabajó como profesor poco tiempo en la capital cacereña, como Catedrático de Dibujo, pues continuó su carrera profesional en Barcelona al poco de llegar a Extremadura. Aún así, destacó la oportunidad que le dio Cáceres como lugar de exposición pues aquí haría sus primeras muestras en solitario tras su formación en la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
[28] “Expediente para declarar de urgencia la realización de las obras de adaptación de locales para Escuela Elemental de Bellas Artes e Imprenta Provincial” en Expediente num. S/N de Año 1974 en la Sección MOV y Negociado de Contratación y P. Signatura 3872, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Obras en Edificios de la Diputación.
[29] “Moción de la Presidencia sobre el traslado de la Escuela Elemental de Bellas Artes y de la Imprenta Provincial a unos locales de la Avenida Hernán Cortés” en Expediente num. S/N de 1973 del Negociado de Asuntos Generales. Signatura 3872, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Obras en Edificios de la Diputación.
[30] Julio Tizón Diz (San Cristovo de Cea, 1917, Orense, 1999), sordo de nacimiento, se volcó en la pintura y tras su paso por un colegio de sordomudos en Santiago de Compostela, a los 11 años decidió ingresar en la Escuela de Bellas Artes y Oficios de la ciudad gallega. Tras la Guerra Civil fue admitido en San Fernando y allí le dio clases el pintor extremeño Eugenio Hermoso antes de empezar a vivir una vida bohemia que le condujo por diferentes lugares de España. Al casarse con una cacereña en 1968, se trasladó a esta ciudad, donde ejerció de profesor y director de la Escuela de Bellas Artes hasta su jubilación a los 68 años de edad. Su andadura como maestro en Cáceres la inició en 1972, año en el que le contratan como profesor concertado de las asignaturas de Dibujo y Pintura en la Escuela Elemental de Bellas Artes de la Diputación. En 1985 se retiró de su cargo y la Institución le nombró Director Honorífico.
[31] Moisés BAZÁN, op. cit.
[32] “Carta de Victoriano Martínez Terrón dirigida al Ilmo. Sr. Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres” con fecha de 7 de diciembre de 1978 en Expediente num. 45 del año 1979, Sección de Secretaría y Negociado de Asistencia Social en Educación, Escuela de Bellas Artes, Años 1978-1979, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento, Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[33] “Carta de Julio Tizón Diz, director de la Escuela Elemental de Bellas Artes dirigida al Ilmo. Sr. Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres” con fecha de 17 de enero de 1979 en Expediente num. 45 del año 1979, Sección de Secretaría y Negociado de Asistencia Social en Educación, Escuela de Bellas Artes, Años 1978-1979, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[34] “Informe del Sr. Diputado Delegado de la Escuela Elemental de Bellas Artes” en Expediente num. 582 de 1978, Sección de Secretaría y Negociado de Asistencia Social, en Educación, Escuela de Bellas Artes, Adquisición de Material. Años 1961-79. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[35] “Relación de Alumnos” a 10 de Marzo de 1979 en Educación, Escuela de Bellas Artes, Relación de Alumnos Matriculados. Años 1979-82. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[36] “Escrito de alumna” en Expediente num. 812 de 1980, Sección de Secretaría y Negociado de Asistencia Social, en Educación, Escuela de Bellas Artes, Escritos de Alumnos. Años 1980-1981. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[37] “Propuesta de la Presidencia solicitando del Ministerio de Educación y Ciencia Autorización para la creación de una Escuela de Artes y Oficios dependiente de Esta Diputación” en Expediente num., S/N de 1983, Sección de Secretaría y Negociado de Asistencia Social, Educación, Bellas Artes. Signatura 2974 nº 2, 4, en Expediente 2 0297/002, Fondo Diputación Provincial de Cáceres, Expediente de Funcionamiento. Expediente de Actividades de la Escuela de Bellas Artes 1960-1983.
[38] Moisés BAZÁN, op. cit.
[39] Ibídem.
[40] Escrito de Juan José Narbón reclamando unas mejores condiciones para las enseñanzas artísticas en Cáceres en Personaje: Juan José Narbón; Documentos: Escuela de Bellas Artes, Carpeta CD/798.08 en Archivo LIV Juan José Narbón. Carpeta Documental del CD 794/08 al 801/08. Archivo del Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”.
[41] Ibídem.
[42] Moisés BAZÁN, op. cit.
[43] “Plan de Viaje para Torrequemada” en Personaje: Juan José Narbón; Documentos: Escuela de Bellas Artes, Carpeta CD/798.08 en Archivo LIV Juan José Narbón. Carpeta Documental del CD 794/08 al 801/08. Archivo del Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”.
[44] “Acta de la Primera Reunión del Comité Asesor de la Sala de Arte «El Brocense»” con fecha de 20 de diciembre de 1986, en Personaje: Juan José Narbón, I Acta Comité Asesor de la Sala de Arte “El Brocense” 1986, Carpeta CD/797.08 en Archivo LIV Juan José Narbón. Carpeta Documental del CD 794/08 al 801/08. Archivo del Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”.
[45] Felicidad RODRÍGUEZ, op. cit., pp. 95-97.
[46] Samuel López-Lago Ortiz, “Las enseñanzas artísticas en la Escuela de Bellas Artes Eulogio Blasco” en Revista Aldaba, Cáceres, nº 1, (2012), pp. 27-30.
[47] “Carta dirigida a Juan José Narbón por parte de Manuel Veiga López” con fecha de 8 de enero de 1991 en Personaje: Juan José Narbón; Documentos: Escuela de Bellas Artes, Carpeta CD/798.08 en Archivo LIV Juan José Narbón. Carpeta Documental del CD 794/08 al 801/08. Archivo del Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”.
[48] “Anotación a mano acerca de los requerimientos de la nueva Escuela de Bellas Artes” en Personaje: Juan José Narbón; Documentos: Escuela de Bellas Artes, Carpeta CD/798.08 en Archivo LIV Juan José Narbón. Carpeta Documental del CD 794/08 al 801/08. Archivo del Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”.
[49] Escrito a mano de “Ejemplo de Convocatoria para la Elección de Director de Escuela de Bellas Artes” en Personaje: Juan José Narbón; Documentos: Escuela de Bellas Artes, Carpeta CD/798.08 en Archivo LIV Juan José Narbón. Carpeta Documental del CD 794/08 al 801/08. Archivo del Museo de Historia y Cultura “Casa Pedrilla”.
[50] Felicidad RODRIGUEZ, op. cit., pp. 105 y 106.
[51] Moisés BAZÁN, op. cit.
[52] Felicidad RODRIGUEZ, op. cit., p. 102.
[53] Redacción, “La Escuela de Bellas Artes «Eulogio Blasco» colabora en una muestra sobre la labor de una ONG con sede en la India” en Europapress.es, 05/03/2013.