Manuela Gallardo Gómez. Reflexión y acción pedagógica de una mujer extremeña a mediados del siglo XX
María Teresa Hidalgo Hidalgo.
INTRODUCCIÓN
La presente investigación tiene como objetivo fundamental visibilizar la labor realizada por la autora villanovense Manuela Gallardo Gómez, en el marco educativo extremeño a mediados del siglo XX. Sus aportaciones al panorama pedagógico de la época incluyen tanto reflexiones teóricas como propuestas prácticas, justificadas a partir de sus conocimientos en educación comparada. Dichas nociones, la harían poseedora de una panorámica de los sistemas educativos vigentes en Europa y de una concepción innovadora que pretendía llevar hasta la Comunidad Autónoma de Extremadura, atendiendo a sus peculiaridades, combatiendo las altas tasas de analfabetismo e incidiendo en una educación de calidad que llegase a todos los rincones del territorio.
Desde los años 60- 70 diferentes disciplinas dentro de las ciencias sociales han trabajado por rehacer una historia cultural que se cimiente en una igualdad de géneros y en remarcar la importancia de la mujer como transmisora y generadora de cultura, intentando liberar dichas disciplinas de posiciones consideradas androcentristas[1]. Durante años, el hombre aparecía como sujeto activo creador de cultura dentro del contexto público que abarca una sociedad, mientras que la mujer aparecía en su mayoría en un segundo plano o bien en el plano privado. El recorrido en la materia a lo largo de las últimas décadas ha venido reflejando la labor desempeñada por las mujeres en diversos ámbitos culturales recuperando su acción.
La investigación que se presenta, haciéndose eco de éstas líneas de estudio, pretende de manera transversal ser una muestra de la acción fundamental desarrollada por una mujer durante el siglo XX, a pesar de las imposiciones sociales de la época que terminaba por relegarlas en conjunto a un lugar privado, siendo pocos los ejemplos que lograban resaltar en la vida cultural y social.
Como objeto central de estudio y dentro de la producción pedagógica de Manuela Gallardo Gómez, se han tomado aquellas propuestas teóricas que incluyen el análisis e interpretación de directrices educativas en la Comunidad Autónoma de Extremadura, incidiendo en las acciones emprendedoras realizadas en este mismo territorio.
DATOS BIOGRÁFICOS
Manuela Gallardo Gómez nace en Villanueva de la Serena (Badajoz), siendo la octava hija, de los once descendientes nacidos del matrimonio entre José Gallardo Rodríguez y Carmen Gómez Aguilar.
El conocimiento de su contexto familiar y desarrollo de la infancia es fundamental para el análisis de los pilares de su trayectoria en lo referido al ámbito de la pedagogía, puesto que es en este primer tramo de su vida donde se forjan ciertos intereses y relaciones que mantendrá a lo largo de los años y que quedarán reflejados tanto en su obra como en su faceta emprendedora.
Ambos progenitores tendrán una gran influencia en Manuela, si bien es de su padre de quien hereda ciertos intereses. José Gallardo Rodríguez, oriundo también de la localidad de Villanueva de la Serena, llegó a ser un conocido empresario al poner en marcha en torno al año 1887[2] una de las fábricas más importantes de la zona dedicada a la producción de jabones. La vida en la vivienda familiar anexa a la fábrica de jabones, así como el nivel de vida al que tenían acceso gracias a la buena marcha del negocio, propiciaría el acceso de los más pequeños de la familia a una buena educación, a relaciones internacionales y al conocimiento de la vida en países como Alemania, Francia y Holanda.
El fuerte carácter de José Gallardo contaba con los requisitos indispensables del emprendedor con un afán constante de superación que le llevó a formarse de manera autodidacta durante toda su vida, capacidad para el trato con personas y toma de decisiones, perfeccionismo e ideas innovadoras y creativas. Con todas estas características, no es de extrañar que poco a poco fuera labrándose un lugar propio dentro de las actividades económicas de la localidad.
A través de los testimonios recogidos en la ciudad mediante trabajo de campo, se ha podido constatar su origen humilde y su capacidad para superarse a sí mismo[3]. José Gallardo, fue convirtiéndose en una persona de gran influencia ya que además era dueño de otros locales en la ciudad, así en el acta municipal de 1890[4] se hace constar que es el propietario del local que serviría de matadero durante esas fechas. El autor Andrés Retamal, por su parte, le atribuye la propiedad de uno de los seis molinos de harina con los que contaba Villanueva de la Serena, basándose en el Anuario Comercial e Industrial de España de 1927[5]. Pocos tiempo después se presentaría a las listas para formar parte del nuevo Ayuntamiento en el año 1904[6], dejando de aparecer como uno de los principales contribuyentes de la localidad para constar como primer concejal bajo la alcaldía de Don José Marín y Juan, que tomaría posesión tras el gobierno de Antonio Sotillo, formando parte de la Comisión de policía urbana rural y ornato público.
Además de su trabajo como empresario y parte del gobierno municipal durante estos años, cultivó diversas aficiones, como la botánica, que compartiría de una manera muy especial con su hija Manuela.
La preocupación de ambos progenitores por la educación de su prole fue constante. Algunos de sus hijos e hijas, entre los que se encuentra Manuela, cursaron estudios en el extranjero. Formación que buena parte de la población de la época no podía permitirse y a la que las mujeres no solían tener acceso. No debemos olvidar que la cota de analfabetismo en Extremadura durante este periodo era muy alta y que la educación iba en gran medida dirigida a la población masculina.
Tal y como era frecuente en estos años, la educación que recibirían sus hijos sería diferente dependiendo de su sexo. Los varones recibieron una formación con vistas a carreras y estudios dentro del ámbito científico, encaminadas a seguir y mantener el negocio familiar, la fábrica de jabones. Mientras que la educación de las hijas estaría vinculada a facetas más humanísticas, sin llegar a adquirir ninguna de ellas estudios superiores, que en contraposición, si cursaron algunos de sus hermanos varones
La infancia de Manuela Gallardo sería similar a la de algunos de sus hermanos y hermanas, pasando los primeros años de su vida en la casa-habitación que se encontraba junto a la fábrica de jabones. Posteriormente, sus padres, tras su paso por algunos colegios de Don Benito (Badajoz) decidirían enviarla a Colonia (Alemania) a un colegio de monjas franciscanas, situado cerca del río Rhin, donde transcurrió su vida entre 1911 y 1917 aproximadamente. Este suceso marcará la vida de Manuela, puesto que llevará su interés por la recogida de folklore a estos países por donde transcurre su infancia, prestando especial atención al enfoque pedagógico y a la legislación educativa de cada uno de ellos, llevando a cabo un ejercicio de educación comparada que no hará más que alimentar su espíritu crítico y su afán por combatir el analfabetismo y la desigualdad en el acceso a la educación en su país de origen y de forma concreta en Extremadura.
Un vínculo muy especial la unirá a lo largo de su vida a su hermana mayor, Isabel Gallardo de Álvarez[7], reconocida folklorista y autora extremeña con la que compartirá su preocupación por la educación, por la recogida de patrimonio cultural inmaterial y por la literatura.
Manuela Gallardo, fue siempre consciente de lo importante de esta primera educación recibida y de su particular contexto familiar para su desarrollo personal, cultural y social, así lo plantea en su libro ¿Por qué somos pobres?[8].
Tras su vuelta a España habiendo culminado sus estudios, viviría entre Villanueva de la Serena, Badajoz y Madrid. Su carácter inquieto y emprendedor la llevaría por diferentes países centroeuropeos, viajes de los que tenemos constancia en gran medida gracias a la serie “Por la Europa Central. Impresiones de un viaje” que realizó para el periódico La Libertad de Badajoz en el año 1930. En esta serie narra diferentes anécdotas surgidas de los viajes realizados por ella misma junto con una de sus sobrinas.
Comenzaría su andadura en el panorama cultural de la época en el año 1923 con diferentes novelas que muestran su interés por la recogida etnográfica, aderezadas con sus propias experiencias en entornos educativos y a las que seguirían obras de diferentes géneros, centradas en su mayoría en educación y botánica. Su última publicación será “Sierras de Cazorla y de Segura[9]” en el año 1966, habiendo sido su producción entre estos años de 6 libros y varios tomos del monográfico “Conoce los frutos de tu tierra” entre 1958 y 1959. Además de las obras publicadas y editadas, existen según German Grau[10] otras muchas inéditas que no han sido editadas como “Sueños y Realidades”, “A través de la Europa Central”, “Menudencias”, “Cartas a María del Pilar” y “¡Vamos, ríase, V.!”.
Su acción no sólo se limitó a la producción cultural sino quiso poner en marcha diferentes proyectos como la comercialización de agua en pequeñas botellas, proveniente de un manantial que se encontraba en la localidad de Acedera (Badajoz) que llamaría Aguas del Jaroso y la creación de una escuela en Villanueva de la Serena.
LA LUCHA CONTRA EL ANALFABETISMO EN EXTREMADURA
El analfabetismo será uno de los temas más referidos en la obra de Manuela y no es de extrañar, pues constituía uno de los problemas educativos fundamentales del país. Según Mercedes Samaniego “Refiriéndonos a Extremadura tenemos los siguientes datos para esta misma fecha: 592. 807 analfabetos para las dos provincias, que diez años antes en 1910 representaba un 58,6 por 100 de la población”[11].
Al cursar sus primeros estudios en Extremadura y posteriormente trasladarse a Alemania pudo comprobar de primera mano las diferencias en el acceso a la educación en ambos países. Manuela sería consciente de las mismas, observándolas desde una perspectiva crítica, esforzándose en el transcurso de su juventud y madurez no sólo por reflejarlas y hacerlas visibles, sino también por proponer soluciones diversas y contextualizadas.
Realizó su primera inmersión en el mundo literario en el año 1923 con la obra “Leyendas del Rhin”[12] una recopilación de historias y cuentos, escuchados y recogidos durante sus años de estancia en el internado. En este mismo año la revista Baleares[13] muestra un pequeño adelanto de este libro con el cuento “El castillo de Niedeck”.
Esta primera obra editada de la autora, llegó a adquirir un gran éxito, aplaudido por la crítica literaria. Empezó a difundirse gracias a las reseñas favorables realizadas por periódicos de la época, que sin tener en cuenta la sencillez de la edición, evaluaron el contenido resaltando las virtudes del mismo. Los periódicos ABC[14] y La Vanguardia[15] en el año 1925 se hacen eco de esta publicación y muestran unas reseñas que hacen visible la calidad que se le atribuye a la obra. Gracias a ello, la autora fue adquiriendo cierto renombre, labrándose un reconocimiento que no haría más que incrementar con la publicación de sus siguientes obras.
En 1946 publica su siguiente libro titulado “Muchachas en flor”[16], donde recrea las vidas de las alumnas de un colegio cosmopolita, utilizando de nuevo Alemania como lugar donde desarrollar la historia.
Es en el año 1953 cuando realiza su primer ensayo incidiendo específicamente en la problemática educativa. En este mismo año, se convoca un concurso nacional por parte de la Junta Nacional Contra El Analfabetismo[17], que había sido creada el 10 de marzo de 1950. El concurso proponía desarrollar el tema “Causas y remedios del Analfabetismo”[18] y los premios consistían en tres premios de 10.000 pesetas y publicación, dos premios de 5.000 pesetas y dos premios de 3.000 pesetas.
Manuela Gallardo presenta a concurso el ensayo ¿Por qué somos pobres?[19], una obra donde se entrelazan las causas del analfabetismo en España con el desarrollo económico del país, utilizando para ello un discurso de educación comparada, haciendo hincapié en los sistemas educativos de países centroeuropeos y determinadas regiones españolas como es el caso de la Comunidad Autónoma de Extremadura. Así la autora se pregunta ¿Cómo no rescatamos de su nulidad a esas grandes masas de analfabetos con los que aumentaríamos el nivel de vida de nuestro país en grado insospechado?”[20]. Este ensayo es una muestra esencial de su gran preocupación por reducir los índices de analfabetismo desde la base, analizando para ello los diferentes niveles que pudieran estar causando la situación y de su interés por superar el atraso económico de España y fomentar un despegue similar al que ya se había producido en otros países
El ensayo no pudo hacerse finalmente con los premios, si bien es alentada por otros académicos a publicarlo, tal y como haría en año 1954. De este modo, la obra de Manuela aún sin ser ganadora, se publicaría antes que la compilación “Causas y remedios del analfabetismo”[21] con las obras ganadoras bajo el lema “Y de sabiduría clara fuente” de Antonio Guzmán Reina, “Hasta que no hayan sido computados, no serán tenidos en cuenta” de Santiago Gil Carretero y Fernando Rodríguez Garrido y “Un problema complejo” de Alfredo Cerrolaja Asenjo, que sería publicada en el año 1955 por el Ministerio de Educación Nacional.
En el año 1957 Juan Formis de “El Ciervo” publicaría en el periódico “Escuela Española”[22] en referencia a este libro, una reseña donde resalta la experiencia de la autora en la materia, su labor en la búsqueda de las causas del analfabetismo y la buena calidad de la obra aún sin haber contado con mucha publicidad ni un gran presupuesto.
Es en este primer ensayo, donde Manuela muestra su perspectiva más crítica y de donde pueden extraerse una serie de premisas teórico pedagógicas que guiarán posteriormente su acción emprendedora.
Según Francisco Javier Pericacho “A finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX la escuela española experimentaba un considerable atraso material y pedagógico en comparación con el resto de países europeos industrializados, profesores poco remunerados, escasez de escuelas para cubrir la totalidad de la población, desconsideración social y laboral del maestro, prácticas pedagógicas autoritarias y memorísticas y falta de democratización escolar”[23]. Muchos de estos aspectos serían fundamentales a la hora de conocer las causas de los altos índices de analfabetismo en este periodo. La autora los analizará minuciosamente incluyendo una búsqueda de soluciones. Es por ello, que a lo largo de las siguientes líneas se desglosan las consecuencias acaecidas de los escasos recursos materiales y personales disponibles para facilitar el acceso a una educación básica, la falta de métodos actualizados en materia de enseñanza, el lugar de la mujer en la educación extremeña o el papel social otorgado a los maestros.
Número de escuelas y acceso a la educación
Según Mercedes Samaniego “la población en Badajoz sobrepasaba ya en 1922 los 650.000 habitantes. El número de escuelas y maestros resultaba claramente insuficiente en la zona. Badajoz hubiera necesitado unas 1. 329 escuelas más para resolver el problema de la instrucción primaria. (…) En Don Benito con 20.000 habitantes se aseguraba la enseñanza primaria con 10 maestros y en la localidad de Medellín el Ayuntamiento tomará la iniciativa para levantar un grupo escolar”.[24]
En cuanto a Villanueva de la Serena, nos podemos remitir a 1850 al Diccionario geográfico-estadístico[25] de Pascual Madoz, en su tomo número 16, para conocer las instituciones de la ciudad. Teniendo en cuenta los datos del diccionario se recoge un incremento en los edificios destinados a fines públicos (con respecto a lo recogido años antes en el Interrogatorio de la Real Audiencia de 1791[26]). En este periodo la ciudad cuenta ya con 1300 casas, una casa de ayuntamiento, cárcel, pósito, dos hospitales, tres escuelas de niños, cuatro escuelas de niñas y un convento de religiosas, lo que hace evidente cierto crecimiento económico y algunos avances en instituciones y garantías sociales.
En las primeras décadas del siglo XX, habiendo sido promulgada el 9 de septiembre de 1857 la Ley Reguladora de la Enseñanza conocida como Ley Moyano, que tomaba como principios fundamentales la mejora de la condición de la educación en España, la reducción de la tasa de analfabetismo y la creación una educación primaria obligatoria y gratuita desde los 6 a los 12 años, el número de escuelas e instalaciones dedicadas a la educación en Extremadura seguía siendo muy escaso y no se terminaba de hacer frente a la situación de la región. Gran parte de la población se encontraba en situación de aislamiento a lo ancho y largo del territorio y no eran tenidas en cuenta las condiciones de la población en edad escolar que residían en fincas o pequeños núcleos alejados de las poblaciones.
Esta circunstancia es visibilizada por la autora que plantea que “la Ley Moyano (promulgada en 1857) declara la obligatoria y gratuita asistencia del niño a la escuela, pero no da respuesta adecuada a determinadas necesidades de la población con respecto a la educación. Cierto, la ley existe; pero no existen ni los maestros suficientes ni edificios- escuelas en cantidad- para que toda la población infantil española pueda cumplir con esta obligación y ejercitar este derecho, a que el Estado llamó juventud hace un siglo”[27].
Sus propuestas para la falta de escuelas e instalaciones incluían medidas específicas que tuvieran en cuenta diferentes niveles. Un nivel amplio o macro, en el que la responsabilidad recaería en aquellas Instituciones nacionales que se encargaban de regular la educación. Debiendo ampliar éstas el capital dedicado a la creación de escuelas públicas, equiparándose en cantidad al capital destinado en materia educación en países como Holanda, Alemania o Noruega. Para ello no sería sólo necesaria una reelaboración de los presupuestos sino un consenso político en la materia, similar al existente por aquellos años en Holanda, dejando ver la importancia de definir unas pautas generales que se perpetúen en el tiempo independientemente del partido que forme gobierno y anticipando una realidad a la que la educación ha tenido que hacer frente en España a lo largo de años posteriores y hasta la actualidad.
Los siguientes niveles de actuación más específicos que plantea, buscan hacer frente a características particulares del territorio extremeño. “En toda Extremadura y Andalucía hay grandes extensiones de terrenos y fincas enormes, en las que los pueblos y aldeas quedan muy distantes para que el niño asista a la escuela, pues terminaría agotado sólo con ir y venir”[28]. El internado era una solución frecuente para esta problemática en España, pero dado que muchas familias no podían asumir los costes, propone tomar como punto de partida la creación de escuelas modernas y accesibles para todas las clases sociales y comunidades.
Como ejemplo de enseñanza que llega a todas partes vuelve a referir el ejemplo de países centroeuropeos. Holanda con una superficie poco mayor que Badajoz contaba con uno de los niveles de vida más elevados del mundo y una escuela dilatada que llegaba a todos los rincones. Se trataba de la nación donde menos trabas existían a la hora de montar una escuela y donde más facilidades se daban para sostenerla y mantenerla. Por otra parte y en cuanto Noruega muestra una admiración profunda pues contaba con un sistema escolar que llegaba a cada rincón y no permitía el analfabetismo entre la población, siendo la escuela la que iba en busca de los alumnos y no los alumnos en busca de la escuela.
Como propuestas para la Comunidad Autónoma de Extremadura, sugiere una regulación del sistema similar a la existente en éste país, con un cuerpo de Inspectores y Maestros que recorriesen de forma periódica el territorio, desde las grandes ciudades, pequeños pueblos, granjas o caseríos. En contadas ocasiones llegaba una educación de calidad a los caseríos y fincas extremeñas y en muchos casos las iniciativas provenían de particulares que sin ser maestros apostaban por alfabetizar a la población y proporcionarles unos estudios básicos. Así lo ejemplifica con un caso en el término de Badajoz en una dehesa alejada a unos seis kilómetros de la capital, donde una mujer que describe como despierta y trabajadora se encargó de dar educación a los hijos de las setenta personas que trabajaban y vivían en la finca. Con este cuerpo de Inspectores se garantizaría una educación de calidad y una regularidad en los procesos.
Habiendo analizado todas estas situaciones realiza una de sus propuestas más interesantes, consistente en la puesta en marcha de un innovador sistema de escuelas al aire libre[29] en Extremadura, empezando con pequeñas instalaciones situadas en núcleos donde los alumnos y alumnas no podían asistir de forma regular a la escuela. Este sistema permitiría el acceso a la educación de poblaciones diseminadas y la integración de nuevas metodologías, puesto que el funcionamiento de las mismas y la poca ratio de alumnos favorecerían la puesta en marcha de metodologías diferentes a la tradicional.
Enfoques metodológicos
La metodología utilizada en las escuelas españolas a principios y mediados del siglo XX se caracterizaba por ser tradicional, memorística e incidir en el papel del maestro como transmisor de conocimientos y no como guía.
En el año 1876 con la Institución Libre de Enseñanza creada por Francisco Giner de los Ríos se produjo cierta renovación metodológica con la utilización de modelos como los de Pestalozzi, Decroly o Dewey. Más allá de esta renovación necesaria propiciada por la Institución Libre de Enseñanza, sería poco el movimiento en años posteriores en lo referido a innovación e introducción de nuevos parámetros metodológicos.
Manuela Gallardo, será pionera al resaltar las bondades de nuevos enfoques metodológicos e intentar inducir su práctica en España y en concreto en la Comunidad Autónoma de Extremadura. En su paso por Holanda entrará en contacto con pedagogías como la de María Montessori o Froeber, anticipando la difusión que tendrían años después, ya que es a partir de los años 70 con el movimiento de renovación pedagógica cuando adquieren mayor expansión.
El método Montessori basado en la autoeducación y la estimulación temprana y el rol del profesor como guía y el de Froeber especialmente basado en el juego infantil como medio fundamental para la formación integral del alumnado, constituyen para la autora una innovación necesaria en la pedagogía extremeña, vinculando su práctica a la construcción de nuevas escuelas actualizadas y modernas e incluso en escuelas al aire libre.
La puesta en marcha de estos nuevos métodos requieren según la autora de una actualización del profesorado, de unas instalaciones adecuadas y de dotación de información a las familias, induciendo normas que se salgan de lo corriente.
La profesión de maestro
Entre los problemas a los que debían enfrentarse los maestros y maestras de mediados del siglo XX nos encontramos con una pobre remuneración y cierta desconsideración social y laboral.
El sueldo que el Estado otorgaba a los maestros era más que insuficiente, teniendo en cuenta la gran ratio de alumnos por cada uno de ellos y las condiciones laborales. A principios del siglo XX algunas escuelas podían llegar a pagar a sus maestros 48 pesetas al año, esta brecha salarial se empezaría a cerrar muy lentamente. En el año 1922 se da cierta subida de los salarios siendo la retribución de un maestro de 2500 pesetas, el equivalente a 15 euros en la actualidad[30].
Como consecuencia de estas condiciones, muchos de ellos pedían excedencias o buscaban otros trabajos en el ámbito privado para ampliar sus salarios. Los propios dirigentes estatales y diputados no entendían como había gente que pudiera dedicarse a la docencia en estas condiciones. Así lo refiere Manuela Gallardo “Estos sueldos ridículos del magisterio hemos de desterrarlos. Necesitamos ampliar métodos y procedimientos para que los maestros de valía no tengan que pedir excedencias y buscar puestos más remunerados en empleos y oficinas que pagan mejor que el estado. Exíjase más que hasta ahora pero páguese mejor que hasta ahora también. Prohíbase que el maestro de aldea pueda a la vez empeñar otro cargo”[31].
Como propuestas para la mejora de las condiciones de los maestros además de reajustar los sueldos, refiere la creación de un grupo de maestros volantes, definiendo este grupo como un conjunto de maestros auxiliares que se desplazarían a diferentes escuelas con el fin de apoyar la tarea de otros maestros saturados por el número de alumnos.
Otra cuestión que se intenta resolver es la referida al acceso a las plazas docentes en la Comunidad. Según la visión de la autora, únicamente habría de concederse una plaza a aquellos maestros que durante un periodo determinado de tiempo hubiesen demostrado desarrollar su labor de una manera eficiente, adaptándose a su grupo de alumnos y consiguiendo las metas fundamentales. De este modo, se premiaría la labor de los buenos maestros al frente de una escuela y se limitaría el acceso a aquellas personas que no contaban con vocación ni amor a la escuela, sino que recurrían a la profesión como refugio para formar parte del cuerpo de funcionarios del Estado. El sistema que sugiere es similar en la base al actual sistema de funcionariado en prácticas.
Mujeres y educación
Gracias a sus condiciones familiares Manuela pudo recibir una educación poco habitual para las mujeres de la época. Esta situación será tenida en cuenta a lo largo de su obra, siendo otra de sus grandes preocupaciones facilitar una educación de calidad para la población femenina. Dicha preocupación será además compartida por su hermana Isabel Gallardo de Álvarez, mostrando ambas percepciones muy similares.
La mujer de la época recibía una educación escasa, poco más que una educación básica en sus primeros años de vida. El tipo de formación recibida era muy diferente a la recibida por los varones, las materias estaban pensadas para mantener unas normas sociales y culturales que vinculaban a la mujer a la faceta privada y la vida doméstica. Así lo manifiesta Juan García Pérez en un interesante estudio sobre analfabetismo y servicio doméstico en la mujer extremeña a principios del siglo XIX. “En otro ámbito de estudio, esta vez en el terreno educativo, una formación cultural limitada en su extensión a un grupo muy reducido de mujeres, aparte de escasa y deficiente si se atiende al nivel y sobre todo, el carácter de sus contenidos, configuran uno de los más importantes obstáculos a que tuvieron que hacer frente las mujeres en el camino hacia su emancipación personal, su liberación total de las ataduras preexistentes y su integración en el mundo del trabajo extradoméstico con status, condiciones laborales y grado de reconocimiento equiparable a las disfrutadas por los hombres”[32].
Bajo la perspectiva de ambas hermanas era necesario un cambio de base en el modelo educativo, pero sin dejar de lado ciertas exigencias establecidas para su género.
En el prólogo de Isabel Gallardo de la obra La Cocina[33], se recoge su opinión en lo referido a las materias que deben mantenerse en la educación de las mujeres. Este prólogo muestra de forma muy clara esa idea de educar a la mujer, de que obtenga la formación adecuada, pero sin desvincularla del ámbito doméstico.
En otra de sus obras, la novela inédita “Torres muy altas”, se tocan algunos temas relacionados con la pobre educación femenina que se recibía en España durante estos años.
Esta ideología, ese deseo de favorecer que la mujer adquiera mayor educación aderezado con un notable conservadurismo, puede explicarse en la medida en que es el resultado del modelo económico y social que producía una condiciones sociales basadas en la oligarquía, marcada por desequilibrios a la hora del acceso a las riquezas y conservadora en sus comportamientos y sistemas de relaciones.
La vida de estas mujeres, aunque marcadas por el carácter conservador, son ejemplo de acceso a recursos educativos poco comunes, con el adquieren una visión más amplia, y si bien, su discurso no supone una ruptura total con las condiciones que suponían límites en la vida extradoméstica de las mujeres con respecto a la de los hombres, dieron pie a una serie de debates sobre la necesidad de proporcionar una educación más eficaz y terminar con la lacra del analfabetismo. Un esfuerzo, que no debe ser infravalorado, puesto que una mejora en la educación de las mujeres, terminaría proporcionando una acceso más equitativo a los recursos y a la vida social.
La reflexión de Manuela Gallardo en lo referido a la educación de las mujeres no se limita a la educación básica, incluye también su integración en niveles superiores del sistema educativo, consciente de que su inmersión en el mundo laboral propiciaría una mejor accesibilidad a recursos educativos y reduciría los índices de analfabetismo.
Si una mujer podía ser maestra era lógico que también pudiera tener acceso a puestos en Inspección. Basándose en esta perspectiva propone la creación de grupos de Inspección femenina similares a los existentes en otros países, que permitiesen la incorporación de los sectores femeninos a un mercado laboral al que no solían tener acceso, equiparándose en posición y sueldo al colectivo masculino y evitando lo que en la actualidad se ha venido denominando “techo de cristal” o acceso desigual a puestos superiores dentro de la escala laboral.
DIVULGACIÓN
La labor de Manuela Gallardo no terminaría en las reflexiones teóricas sino que su implicación educativa abarcó además otros ámbitos, incluyendo la divulgación de obras para un público no académico con la finalidad de mostrar a la población conocimientos a los que ella había tenido acceso.
En apartados anteriores se ha referido la afición a la botánica que compartía con su padre José Gallardo y que pudo desarrollar desde una edad muy temprana, ya que en la casa habitación anexa a la fábrica de jabones donde transcurrió parte de su vida, crearon un gran jardín, lugar en el que además de plantar diferentes tipos de plantas, se extraían sus aromas y se estudiaban y consideraban sus propiedades para utilizarlas en la creación de diferentes tipos de jabones.
En los siguientes años tras la publicación del ensayo ¿Por qué somos pobres? el conocimiento botánico de Manuela se uniría a su preocupación por la infancia y la educación. Conocedora de las bondades curativas de algunas plantas y venenoso de otras, junto con el desconocimiento por gran parte de la población que no tenían acceso a estos conocimientos especializados y que producía un gran número de accidentes entre la población rural por intoxicación, decide realizar un tipo de publicaciones muy concretas con el fin de educar en la materia, especialmente dirigidas a público infantil. Para su creación habría contado con el asesoramiento y ayuda de Pío Font y Queer[34], quien en 1949, colaboraría en su obra “Colección de láminas silvestres”[35] que constaba de 105 láminas en color que muestran diferentes plantas y en cuyo reverso se incluyen los datos referidos a cada una de ellas
Fruto de esta inquietud pedagógica publicaría durante los años 1958 y 1959, seis tomos de la serie “Conoce los frutos de tu tierra”[36], que en orden cronológico incluirá los siguientes monográficos: El melocotonero (1958), El membrillero (1958), El almendro (1958), El granado (1958), Moras comestibles y moras venenosas (1958) y Piño piñonero (1959).
Los monográficos contendrán además una serie de ilustraciones cuya autoría aparecen a cargo de Manuel Lozano Gallardo, sobrino de Manuela Gallardo, primer hijo de su hermana Esperanza Gallardo con Manuel Lozano Alonso, que compartiría con su tía el gusto por la botánica y la ilustración
Los periódicos de la época no tardan en hacerse eco de estas publicaciones, pioneras en la pretensión de acercamiento de la botánica a la población infantil. Así pues el periódico la Vanguardia publica en 1959 la siguiente reseña: “La infatigable labor que en el campo de la divulgación desarrolla la autora, su preocupación constante con los niños de nuestra tierra, el apostolado para eliminar el analfabetismo, etc… lo extiende ahora a una serie de sugestivas monografías dedicadas a difundir entre los jóvenes el conocimiento y cultivo de los frutos de nuestros campos”.
El carácter perfeccionista de Manuela, se manifiesta también, en el seguimiento que llevaba del uso que se hacía de sus obras, aún años después de su publicación. En el año 1966, siete años después de la publicación del primer tomo de “Conoce los frutos de tu tierra”, podemos como constatar como un escritor del periódico ABC haciendo referencia a una de sus postales, comete un error, que recibirá una rápida respuesta por parte de Manuela[37].
EMPRENDIMIENTO. CREACIÓN DE UNA ESCUELA.
La labor literaria y divulgativa de Manuela Gallardo se fue entrecruzando a lo largo de los años con su faceta emprendedora, los proyectos que fue llevando a cabo, no estuvieron exentos de luces y sombras, sin llegar a destacar demasiado por ellos. Así gracias a su interés por la botánica y la educación, surgieron sus proyectos más destacados.
En su mente estuvo durante años la creación de una escuela que dotara a la población de una educación similar a la que ella había recibido en su estancia en Alemania, de carácter religioso, basada en los principios que también habían regido la educación en su casa, el trabajo, la constancia y la disciplina y que incluyera algunas de sus propuestas metodológicas y de organización.
Dada la preocupación de Manuela por el analfabetismo, tal y como se muestra en su obra ¿Por qué somos pobres?, no es extraño su interés en la creación de una escuela, ya que el número de las mismas por población en edad de recibir educación en Extremadura era, como se ha señalado en apartados anteriores, muy inferior a la media.
Por diferentes cuestiones Manuela no pudo llevar a cabo la escuela en el paraje de Nogales, donde había pensado realizarla desde un primer momento, cercano a Villanueva de la Serena y Orellana la Vieja, de donde era oriunda su madre y que le pertenecía por herencia familiar.
Finalmente la escuela se llevaría a cabo en su casa de Badajoz, en la calle Santo Domingo, 91. Allí pondrá en marcha la casa-escuela “San Francisco de Asis” con la ayuda de las reverendas madres de Sehaan de Lietchtenstein. Para la creación de la escuela Manuela contaría no sólo con el apoyo de su familia y de las Reverendas Madres, sino que también contaba con el apoyo de ciertas personas de renombre en la época, como el cardenal Juan Benlloch y Vivó o Enrique Delgado, obispo de Pamplona, que pasó algunos periodos en la casa de Badajoz de Manuela y sería autor del prólogo de la obra ¿Por qué somos pobres?. Precisamente en este prólogo manifiesta: “Aún sin trato personal con ella, me pude dar cuenta que no sólo era una enamorada de la instrucción y educación de la juventud, sino que sintiendo su vocación y los medios que había puesto en su cultivo para hacerla más eficaz, se entregaba enteramente a esta ardua labor, cuajada muchas veces de espinas cuando se desarrolla por vocación y no por lucro”[38]
CONCLUSIONES
El recorrido realizado por la vida y obra de la autora extremeña Manuela Gallardo, nos ha mostrado la profunda preocupación que manifestó desde una edad muy temprana por la educación en su país.
Consciente de la situación concreta de la Comunidad Autónoma de Extremadura y de la gran cantidad de población que se encontraba en situación de analfabetismo, dedicaría gran parte de sus esfuerzos no solamente a una reflexión teórica, sino también a la realización de propuestas concretas y puesta en marcha de diferentes proyectos relacionados. El analfabetismo no era para Manuela Gallardo una situación irrevocable, pero necesitaba de una toma de conciencia colectiva y de una preocupación general por el futuro de la población escolar que debía penetrar en todos los niveles y clases sociales. Su visión pedagógica moderna e innovadora, incidía en los diversos niveles de la organización educativa incluyendo cambios estructurales en el sistema educativo y en los métodos de enseñanza.
Además del analfabetismo, se adentrará en otras temáticas relacionadas con la educación como son la escasez de escuelas e instalaciones adecuadas, las condiciones laborales de los maestros o la educación que se proporcionaba a los sectores femeninos de la población.
Sacar de la invisibilidad todas estas aportaciones en la materia no sólo ayuda a conocer determinados aspectos de historia de la educación en la Comunidad Autónoma de Extremadura, sino que también contribuye a otorgar a Manuela Gallardo el lugar que se merece dentro del panorama cultural y social, en un periodo, en el que pocas mujeres lograban resaltar.
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Web del Ayuntamiento de Villanueva de la serena.
http://www.villanuevadelaserena.es/
Web de APEA, Asociación Profesional Extremeña de Antropología.
Web de la Biblioteca Nacional de España.
Portal de archivos españoles (PARES).
[1] El término androcentrismo hace referencia a una visión concreta del mundo que sitúa al hombre como centro de todas las cosas. Disciplinas como la antropología durante los años 70 crearon líneas de estudio con el fin de hacer frente a esta problemática. En este sentido se manifiesta el antropólogo español Isidoro Moreno. “Los hombres aparecen como los únicos sujetos sociales que hacen la historia y la sufren. Que actúan cambiando el mundo o adaptándose a él. Construyendo la sociedad, ejerciendo el poder o rebelándose ante él, filosofando o creando arte”. MORENO, I. En DÍAZ, S. “Hacer etnografía en la propia comunidad: problemas de expectativas, atribuciones y responsabilidades”, Revista de Antropología Experimental, nº5, Universidad de Jaén, 2005, p. 2. Como obras de referencia en este sentido caben citarse las siguientes: BUXÓ, M.J. Antropología de la mujer. Barcelona, Antrophos, 1988, MENDEZ, L. Antropología feminista, Madrid, Síntesis, 2008, MOORE, H. Antropología y feminismo, Madrid, Editorial Catedra, 2009.
[2] Entre los estudios más significativos en referencia a la fábrica de jabones puesta en marcha por José Gallardo en Villanueva de la Serena hay que destacar el siguiente; MOLINA CASCOS, A. La fábrica de jabones Gallardo: símbolo y testigo de la historia actual de Villanueva de la Serena. Badajoz, Diputación de Badajoz, 2013.
[3] Durante los años 2014-2015 la autora de la presente comunicación realiza trabajo de campo en la localidad de Villanueva de la Serena con la finalidad de recabar información en torno a la familia Gallardo- Gómez, para el trabajo de investigación “El edificio la jabonera y la familia Gallardo. Un ejemplo de economía, cultura y desarrollo en Villanueva de la Serena” que obtiene una beca para memorias de fin de licenciatura por parte del Excmo. Ayuntamiento de Villanueva de la Serena y la Universidad de Extremadura. Los informantes refieren en este sentido, “Eran arrieros de estos que llevan los bultos para arriba y para abajo”, “Primero empezaron con jabón hecho en casa, pero jabón como lo hacíamos nosotros, como siempre” o “ese empezó con el burrillo y eso sin ir a la escuela”. Informantes: P. Guisado y M. Sánchez.
[4] Acta Municipal de Villanueva de la Serena. Año 1930. Archivo Municipal de Villanueva de la Serena.
[5] RETAMAL, A. Villanueva de la Serena. Historia, Arquitectura y Urbanismo, Badajoz, Diputación de Badajoz, 2010.
[6] Acta municipal Villanueva de la Serena. Año 1904. Archivo Municipal de Villanueva de la Serena.
[7] Al contraer matrimonio con el abogado villanovense Arturo Álvarez, Isabel comenzaría a utilizar “de Álvarez” como segundo apellido.
[8] “No es mejor padre de familia, el que besuquea, ensalza y ríe sus gracietas, pero luego no se preocupa de que tenga un buen vivir, sino el que se afana, además de acariciarlos, el que se sacrifica a fin de que la prole viva, se eduque y forme adecuadamente; el que los guía y enseña, para que puedan valerse por sí mismos el día de mañana” GALLARDO, M. ¿Por qué somos pobres?, Pamplona, Editorial Gómez, 1954, p. 128
[9] GALLARDO, M. Sierras de Cazorla y Segura. Parajes de ensueño, Madrid, 1966.
[10] German, GRAU, (Coord), Materiales para la Historia de la Mujer en Extremadura, Mérida, Junta de Extremadura, 2002.
[11] SAMANIEGO, M. “El problema escolar en Extremadura de 1900 a 1936”, Revista de Estudios Extremeños, Vól 32, nº2, (1970), pp. 5.
[12] Manuela, GALLARDO, Leyendas del Rhin, Madrid, Tip. Del Hospital del Niño Jesús, 1923.
[13] GALLARDO, M. “El Castillo de Niedeck”, Baleares. Revista Quincenal Ilustrada, nº 183, Palma, 1923
[14] “Leyendas del Rhin agrupadas en un tomo por Manuela Gallardo y coleccionadas sin propósito clasificador, según iban surgiendo en el viaje, nos ponen en contacto con la poesía particularísima de los hombres y las cosas”
[15] (…) No hay que analizar como una obra de creación corriente, una colección de leyendas donde el estilo, la calidad intelectual y la agilidad de la forma son la parte menos considerable, ya que siempre conserva la frescura popular y el prestigio racial que son su perennidad florecida y su nervio íntimo. Entre la muchedumbre de los libros imaginativos artificiosos y decadentes que van del brazo, con la literatura del moderno histerismo y epilepsia realistas, las Leyendas del Rhin, fervorosamente reunidas por la señora Gallardo, mueven un refrigerante aliento de pureza silvestre.” Periódico La Vanguardia, día 29 de septiembre de 1925.
[16] Manuela, GALLARDO, Muchachas en Flor, Madrid, Sociedad de Educación Atenas, 1946.
[17] La Junta Nacional Contra el Analfabetismo y las juntas provinciales y locales fueron el caldo de cultivo perfecto para la que sería la mayor creación bibliográfica que se había dado hasta ese momento en referencia a esa temática. Algunas de las aportaciones son: LUZURIAGA, L. El analfabetismo en España , Madrid, 1926, SAMANIEGO, Mª .D. “El problema del analfabetismo en España (1900-1930)”, Hispania, 124, Madrid 1973 pp 375-400 y “La política educativa de la segunda república” , Csic, Madrid, 1977,
FERNÁNDEZ FERRÉ, R. “Analfabetismo y nivel de vida” en Revista Española de Pedagogía, 47, 1954. MAILLO, A. “Causas del analfabetismo”, en Revista de Educación, 18, 1956, pp 11-16,
[18] El premio aparece convocado en el Orden Ministerial de 8 de julio de 1953
[19] Manuela, GALLARDO, ¿Por qué somos pobres?, Pamplona, Editorial Gómez, 1954.
[20] Ibíd. p. 21.
[21] Antonio, GIL, Santos, RODRÍGUEZ y Fernando, CERRO, Causas y remedios del analfabetismo, Madrid Ministerio de Educación Nacional, 1955.
[22] La autora- con noble apasionamiento, con experiencia dilatada, con noble espíritu cristiano- sugiere proyectos para sajar el mal, explica la labor ya realizada, detalla la barahúnda de millares de millones que cada año se pierden por culpa del analfabetismo, insiste con argumentos convincentes en que la pobreza actual de España, es debida en gran parte a nuestra desidia y nuestro abandono. He aquí un libro escrito con sencillez, editado humildemente, al que no se ha otorgado ningún galardón, que no ha contado con los trompetazos de la publicidad, ni con las flechas luminosas de la crítica, un libro que constituye una aportación muy valiosa al problema de la educación” GOMIS, J. “¿Por qué somos pobres? de Manuela Gallardo”, Escuela Española, nº 842, Madrid, 1957.
[23] PERICACHO, F.J. “Pasado y presenta de la renovación pedagógica en España”, Revista Complutense de Educación, Vol. 25, (2014), pp. 50.
[24] SAMANIEGO, M. “El problema escolar en Extremadura de 1900 a 1936”, Revista de Estudios Extremeños, Vól 32, nº2, (1970), pp. 5.
[25] MADOZ, P. Diccionario geográfico- estadístico- histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Tomo XV, Madrid, 1850, pp. 236
[26] BARRIENTOS, G y RODRÍGUEZ, M, Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partida de la Serena, Mérida, Asamblea de Extremadura, 1995.
[27] GALLARDO, M. ¿Por qué somos pobres?, opus cit, p. 22.
[28] Ibíd, p. 31.
[29] Un modelo similar a la escuela al aire libre propuesta por Manuela Gallardo lo encontramos en Ámsterdam (Holanda) diseñada y construida por Duiker y Bijucet entre los años 1926- 1930. En España la primera escuela al aire libre llamada “Bosquescuela” se pone en marcha en el año 2015 en Cerceda (Sierra de Madrid)
[30] En este sentido se manifiesta Heliodoro Briongos en su tesis doctoral El problema salarial de los maestros de Primera Enseñanza en los debates parlamentarios del Congreso de los Diputados (1900 a 1923) dirigida por Carmen Palmero y defendida el 23 de Octubre de 2015 en la Universidad de Burgos.
[31] GALLARDO, M. ¿Por qué somos pobres?, opus cit, p. 60.
[32] GARCÍA, J. “Analfabetismo y servicio doméstico. Un intento de aproximación a la realidad cultural y actividad socioprofesional de la mujer extremeña en el primer tercio del siglo XX”, Norba. Revista de Historia, nº 8-9, (1987-1988), p.224.
[33] “Si queréis mejorar la sociedad, educad a la mujer”. Esto dijo uno de los primeros pensadores del pasado siglo, y tenía razón. Ella forma el corazón de sus hijos, dirige sus primeros pasos, modela su inteligencia y encauza sus sentimientos. Ella como sacerdotisa del hogar contribuye con sus cariñosos desvelos a estrechar lazos familiares y si está bien penetrada en sus obligaciones, pone todos sus anhelos en hacer de su casa el más agradable retiro, para que los suyos se encuentren satisfechos, en los ratos que les dejen libres sus ocupaciones” GALLARDO, I. La Cocina I y II, Asociación cultural Torres y Tapia, Villanueva de la Serena, 2010, p. 24.
[34] Pío Font y Quer fue un botánico y químico español que llegó a convertirse en uno de los nombres más significativos del panorama botánico de mediados del siglo pasado.
[35] Periódico La Vanguardia, 19 de Agosto de 1959.
[36] GALLARDO, M. Conoce los frutos de tu tierra. El melocotonero: Plantad más árboles, Madrid, 1958
[37] “En una postal que lleva por el reverso y reproducida en color una rama florecida de “Anagallis arvensis-linneo” (ejemplar cogido en Badajoz) y perteneciente a la colección de plantas silvestres de Doña Manuela Gallardo y Gómez la coleccionista de la flora silvestre hispana, me hace algunas puntualizaciones a mi croniquilla de “Madrid al día” sobre los villanos otoñales. Me dice por ejemplo que no portan polen (ya que la polinización sólo se produce en primavera) sino semillas maduras de cardo “para sembrarlas lejos”, cosa que también se decía en la crónica aunque no explícitamente. De todas formas, agradezco muy sinceramente a Manuela Gallardo su oportuna y sabia colaboración botánica” [37]J.A.C. Domingo 11 de septiembre de 1966 en ABC.
[38] Gallardo, M. ¿Por qué somos pobres?, opus cit. p.14.