Oct 152013
 

Manuel Rubio Andrada.

Las pinturas rupestres del risquillo de Paulino fueron descubiertas hace algunos años por D. Paulino Tejero Aparicio, natural de Berzocana, Cáceres, quien lo comunicó a D. Antonio González Cordero, gracias a cuya amabilidad pudimos visitar y posteriormente realizar este estudio. Se deben añadir a las ya conocidas desde hace muchos años en la sierra de Berzocana donde las cuevas de los Morales, del Cabrito y del Caballo jalonan la base W de la barrera de las Sábanas; en sentido amplio serían conjuntadas con las existentes en las cadenas montañosas que forman las Villuercas.

Las pinturas contenidas en las cuevas de los Morales y del Caballo arrojan un variable número de formas independientes; los Cabritos presentan una mayor conjunción. En todas ellas se utilizó el estilo lineal abstracto resultante del esquemático por eliminación  de aquellos trazos que no fuesen absolutamente imprescindibles –la excepción es una perfecta figura de ofidio naturalista en uno de los conjuntos de la cueva del Cabrito-. Los temas son muy diversos.

Por lo dicho se desprenden por lo menos dos cosas; la primera que sus autores tienen una forma de expresión comunicativa bastante uniforme, la podríamos titular esquemática radial, esto los unifica e incluye en una misma fase de desarrollo gráfico; la segunda atiende a su variación temática y tiende a separarles temporalmente ya que el espacio en el que se desenvolvían debió ser próximo, algo muy diferente nos cuentan las culturas en las cuales estaban inmersos y que se sucedieron por estas bellas sierras.

Estas dos características pueden rastrearse de manera general en el resto de las pinturas realizadas en la sierra de las Villuercas aunque además muestran realizaciones naturalistas, esquemáticas puras y también más abstractas; en cuanto a los temas siguen siendo muy variados. Estas cuestiones son persistentes entre las diferentes zonas de la Geografía peninsular.

Los conjuntos representados en el Risquillo de Paulino contribuyen aun más a marcar esta individualidad cultural. Es decir que temáticamente hablando no parecen tener paralelismo cultural en su tiempo. Entre autor y autor hay 400, 500, 1000 años o quizás mucho más y en el tiempo intermedio nada ni nadie parece haber pintado. Esta cuestión les diferencia, aun más, de las pinturas naturalistas sobre todo en su fase dinámica donde los temas cinegéticos y de luchas grupales abarcan buen número de fondos.

CONSERVACIÓN

Las pinturas existentes en la sierra de Berzocana fueron realizadas en el interior de pequeñas cuevas formadas naturalmente de maneras diferentes pero que por lo general han servido para resguardarlas de los meteoros. El soberbio barrerón de las Sábanas decrece hacia el S apareciendo de vez en cuando algún esporádico crestoncillo a media ladera ( 1 ). En uno de los situados más al S se encuentran los conjuntos que ahora estudiamos. Se situaron en forma diferente, es decir, los paneles se hallan sin protección, covijo o bisera natural contrariamente a los covachos anteriormente enumerados; es cierto que la orientación de la roca, resguardada de los vientos del N, constituye una importante defensa. La superficie es una capa delgada y pardo rojizo que en grandes zonas ha saltado, sobre todo el lado izquierdo; deja ver un espacio interior muy claro. Las causas de este deterioro deben ser naturales –no se observan piqueteados-. De todo esto se desprende la ineludible protección, además de por una inaccesible verja de hierro, alguna protección lateral izquierda y superior. Es un esfuerzo que, las instancias correspondientes, deben incluir en sus agendas. Hasta tanto esto llega y ante posibles deterioros su publicación nos permitirá contemplarlas de manera impresa aunque por ello más imprecisa.

LOCALIZACIÓN

Se localiza en el mapa topográfico 1/50000, edición de 1963, hoja nº 707 denominada Logrosán, tiene una latitud 39º 25´50´´ y su longitud con respecto al meridiano de Madrid es de 1º 45´.

La publicación de estas pinturas la realizó A. González Cordero en la R. A. nº 143  en una enumeración poco pormenorizada dado su carácter divulgador, ahora completo aquella breve exposición.

Para visitar este abrigo se puede partir de la población de Berzocana en dirección a Cañamero. Pasado el cruce de Solana debemos rodar aproximadamente un par de km hasta una buena explanada situada a la derecha; dejad aquí el auto y ascended por la parte opuesta hasta los primeros crestones que emergen en plena ladera no lejos de la carretera. Si queréis eludir las jaras debéis ascender más bien hacia la derecha, han de bastar 15 o 20 minutos.

Llegados a la base del crestoncillo veréis con facilidad las pinturas en una superficie bastante lisa a la izquierda de las cuarcitas; el suelo inmediato se encuentra invadido de gruesas piedras muy derrumbadas de lo que debió ser una cabreriza, hoy esta forma natural de apriscar el ganado no se utiliza habiendo descendido y acomodado las faenas. Hacia el S hay un pequeño valle unicamente abierto a poniente…hacia los recios robledales y el interminable encinar. Así, los vientos del N no llegan a este roquedo siendo caldeada su estancia incluso los días más rigurosos; castaños, robles, encinas y pinos visten las laderas de esta bella rinconada; algún rabilargo nos riñe desde los rebollos, más allá un milano cazusquea entre los pinos…, la fauna es pues más bien escasa.

LAS PINTURAS

Como se ha dicho las pinturas se situaron en la parte izquierda de la superficie de la roca y por lo general fueron realizadas con trazo medio; su colorido es rojo, blanco y granate.

 CONJUNTO I. (Fig 1, lám I).    

Si comenzáis por el ángulo superior izquierdo encontrareis un pequeño conjunto algo separado del gran panel; está formado por tres figuras realizadas con notable abstracción. La primera de la izquierda, figura 1, se puede considerar como un ancoriforme simple al que no se dibujó su extremidad superior izquierda. La figura central número 2 es una línea de tendencia vertical y ligeramente cóncava hacia la izquierda y otra inclinada a su derecha, ambas convergen hacia la parte superior estando unidas cerca del vértice por un tracito de tendencia horizontal suavemente caído hacia la derecha. hacia esta parte hay otro vertical e intermitente en su parte superior, constituye la figura número 3. Están muy próximas y equidistantes lo que les viene a integrar dentro de los mismos contenidos los cuales, por la aparente naturaleza abstracta de las formas número 2 y 3, no pueden ni siquiera intuirse.

 

CONJUNTO II. (Fig 1, Lám I).

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Pasado un racheado de cierta profundidad comienza la superficie lisa y rojiza que antes mencioné, la alternancia de tonalidades las he presentado en el dibujo con espacio punteado para la superficie parda y sin puntear para el tono claro; ésta no posee pinturas la parda y superficial sí; como se ha dicho, el fenómeno de la destrucción de la capa superficial de la roca es mucho más acusado por su parte derecha. La superficie puede considerarse limitada a derecha e izquierda por los racheados si bien los acotamientos son ocasionales y no tan generalizados como en otros paneles cacereños.

El conjunto es muy numeroso, en torno a las cuarenta figuras, y presenta en su parte superior un alineamiento con tendencia horizontal de figuras algo mayores. Si comenzamos por la izquierda veremos dos líneas paralelas, algo inclinadas hacia la izquierda que no numero, dada su simplicidad. Enseguida la figura número 1 que corresponde a un cruciforme sencillo; cerca del final de sus extremidades superiores se ven aunque de manera borrosa, dos pequeñas formas ancoradas simples. Inmediatamente a su derecha hay un nuevo ancorado realizado de manera simple, acéfalo, figura 2, su tamaño es mayor y se inclina hacia el cruciforme; las dos figuras se encuentran limitadas artificialmente por el saltado de la roca. Superiormente, unos 15 cm a la derecha, se observa la figura número 3 que puede considerarse un antropomorfo doblemente ancorado aunque sus extremidades tienen tendencia cruciforme; el trazo vertical se alargó inferiormente más allá del tronco; la parte correspondiente a la extremidad superior izquierda y la cabeza se encuentran invadidas por el resalte de la roca pero es de suponer su continuidad por allí; esta figura, algo aislada en este contexto, veremos que tiene paralelismos siempre un poco independientes, así en Serrejón I, Serrejón, Cáceres; en el abrigo del Refugio en la sierra de San Serván, Arroyo de San Serván, Badajoz; Nuestra Señora del castillo, Almadén, Ciudad Real; valle del río Batuecas, Salamanca etc.

Unos centímetros a la derecha se encuentra la figura número 4 que es otro ancorado acéfalo, semejante en colorido y grosor pero de tronco más alargado y esbelto; su parte inferior se dobla suavemente hacia la derecha para presentar sus dos extremidades inferiores. Aquí continúa la parte superior de un ancoriforme roto por los desconchados en la parte media del tronco, es la figura número 5. La figura número 6 es un ramiforme de cuatro trazos en la parte derecha y solamente uno inferior en la izquierda. Muy cerca por la derecha está la figura número 7 que es otro ancorado formado por tres pares de extremidades, la cabeza solamente apuntada y un tronco que se prolongó inferiormente hacia la izquierda siguiendo la línea del racheado, se continúa por dos líneas paralelas e inmediatas en la misma dirección, figura 8; éstas descienden unos centímetros hacia la zona central del conjunto. Algo separada por la derecha está una figura realizada en un tenue color blanco, la número 9; es de mayor tamaño y grosor habiéndose relaizado con gran titubeo; formalmente es un ramiforme de múltiples brazos, al menos cuatro  o cinco pares; la figura se encuentra rematada  superiormente con un tocado en forma de irregular lira,  la parte inferior está perdida por la derecha y en su izquierda semeja una desproporcionada extremidad; esta figura nos ha llegado muy deteriorada y parece salirse del contenido tanto por el colorido, el grosor, el trazo tembloroso e incluso la temática siendo la única figura que aparece tocada. A la derecha hay otro grupo formado por tres formas muy próximas; superiormente hay un pequeño ancorado de doble tronco, figura número 10, y bajo él dos acéfalos de largo tronco y cortas extremidades estando perdidas las dos líneas inferiores izquierdas; a la altura  de la cintura del antropomorfo de la derecha, hay un tracito en su lado izquierdo ligeramente doblado hacia abajo; la otra figura presenta dos semejantes pero realizados en el lugar contrario, son las figuras número 11 y 12. Bajo ellas hay otros rasgos y como desprendiéndose una corta línea vertical, figura 13.

Inferiormente se trazaron otras formas en igual grosor y colorido pero que en general son de mayor tendencia abstracta lineal; su impreciso contenido se acentúa al considerar los desconchados de la roca. Si comenzáis por la izquierda, la figura número 14 está compuesta por tres líneas inclinadas hacia ese mismo lado y están atravesadas en su parte central por una horizontal que continúa por la derecha más allá de las paralelas estando  rotos sus extremos por el desconchado. Continuando inferiormente este primer gran conjunto ofrece una forma de báculo segmentado por tracitos de corta prolongación externa, figura 15. Muy cerca, por la izquierda, aparecen dos fragmentos con parecida inclinación a los de la figura 14, inferiormente parecen confluir hacia la prolongación de la figura abastonada; es la figura 16. Próximos por la derecha hay una serie de 9 trazos con tendencia vertical que confluyen inferiormente en varias series más allá de una zona muy saltada de la roca. Se unen inferiormente, comenzando por la izquierda, la 1ª con la 2ª; la 3ª, 4ª, 5ª y 6ª; la 7ª, 8ª y 9ª; terminan superiormente en puntos las líneas 1ª, 4ª y 6ª. Todo esto nos ha llegado en un estado de descomposición muy grande siendo denominado como figura número 17.

La figura 18 ocupa un pequeño trapecio naturalmente bien limitado situado en la zona media central, a la derecha de las líneas, es un cruciforme simple; en los extremos de sus brazos tiene dos tracitos que semejan aguzados puñales y comunican sentido trágico a toda la escena. Muy parecida debió ser la figura 19 que se situó algo inferiormente a la derecha en un espacio sin limitación natural; nos ha llegado algo deteriorada por la izquierda, no obstante es visible un pequeño trazo de su terminación aguzada por esta parte. La forma de rematar las extremidades superiores con esta agresividad punzante tiene escaso paralelismo dentro de nuestras realizaciones rupestres, se hace mención en el personaje central del Cancho  de los Letreros en Vélez Blanco, Almería; por allí un personaje destacado fue rematado con las dos terminaciones de las extremidades superiores en forma de hoz. Estas dos formas cruciformes está en línea diagonal con el número 1 que ya dijimos parecía portar un pequeño ancoriforme en la mano derecha  estando más borrosa la terminación de la izquierda.

Continúan inferiormente tres ancoriformes simples de cabeza claramente señalada e incluso algo separada del tronco, su tamaño es parecido al de los dos e incluso algo separada del tronco, su tamaño es parecido al de los dos últimos cruciformes; el número 20 se encuentra encajado en un pequeño espacio triangular perfectamente limitado y a la izquierda del gran racheado central que divide al panel; pasada ésta y bajo el cruciforme más inferior, fueron situados los ancorados simples correspondientes a las figuras número 21 y 22.

Hacia la derecha hay un extenso desconchado que destruyó los contenidos de esa parte, inferiormente deja todavía una nueva serie de líneas largas rectas, algo inclinadas hacia la izquierda y confluyentes en la parte inferior al igual que ocurría en la figura 17; es la figura número 23.

Bajo estas formas hay otro gran destrozo y en un espacio inferior os sorprenderá la figura número 24 que pertenece a un rostro, posiblemente varonil; un único trazo de mediano grosor indica la cabellera y la barba, dos puntos indican los ojos y un tracito su boca; la parte derecha se dibujó con fuerte ángulo añadiendo sensaciones de fortaleza a la mandíbula. A su izquierda la figura 25 recoge al menos tres ensayos del inicio de su realización.

En la parte central e inmediatamente bajo la figura del ancorado número 6 y las líneas paralelas que inferiormente de él parecen desprenderse hay realizadas, un poco confusamente, dos formas manuales positivadas, la superior está muy alterada por los resaltes de la roca, son visibles de ella tres dedos y la parte superior de la palma; es la figura 26. Inferiormente de manera inmediata aparece otro positivado de una mano derecha bastante completa, es la figura 27. La figura 28 es una línea vertical que se situó en la parte derecha de la mano superior.

A la derecha de todas estas figuras continúa la zona; su parte superior se encuentra triangulada caprichosamente por los racheados de la roca, tiene aproximadamente unos 0,60 m. de lado; en ella se dibujaron otras dos manos con las dos falanges terminales de los pulgares amputadas. El dibujo de la mano derecha se efectuó en la parte izquierda y la izquierda en el derecho, esto indica posiblemente una adaptación de la funcionalidad de dichas manos por la carencia del  pulgar realizándose muchas más operaciones con las dos manos. Su apariencia es de unas manos infantiles de individuos que actualmente tendrían de 8 a 10 años. Son las figuras 29 y 30.

En nuestra cultura las representaciones de manos son muy escasas, dentro de la pintura esquemática aparecen en un conjunto del frontón del Clarillo, sierra de Quesada, Jaén ( 1 ); el grabado tiene su representación en el Pedroso, Trabazos, Zamora ( 2 ). Para encontrar mayor representatividad o miembros mutilados hay que remontar el tiempo hasta las realizaciones paleolíticas en donde la cueva de Maltravieso en Cáceres ofrece un ejemplo bastante cercano en el espacio, otras se presentaron en el Castillo, Santander; Gargas, Altos Pirineos, Francia ( 3 ). A la derecha de la figura número 30 se ve la línea vertical, figura 31, y entre las formas manuales hay diversas puntuaciones aparentemente  distribuidas de forma caprichosa, figura 32. Bastante más abajo, en esta misma zona hay varios trazos imprecisos, verticales y ligeramente convergentes hacia la parte inferior que corresponden a la figura 33.

Continuando un poco más, hacia la mitad del panel en su parte derecha, hay restos de pintura poco claros y difíciles de apreciar a simple vista; parecen verse dos ancorados acéfalos, uno simple y otro doble ambos al lado derecho de una forma angular; son las figuras 24, 35 y 36. Algo superiormente termina este espacio central con tres formas ovales de tendencia vertical que apuntan formas ancoradas en las cuales se inició su contorno suavemente con un grafito rojo muy fino, el interior de estas formas no llegó a cubrirse de pintura, esto nos indica el cuidadoso dibujo y los ensayos que algunas figuras de este panel deben tener por simples y elementales que parezcan; son las figuras 37, 38 y 39.

Este conjunto en su parte nos muestra un grupo de ancoriformes acéfalos con variado número de extremidades que muestran en ocasiones supresiones laterales, figura 6; otras veces parece que por necesidad de espacio se trasladaron algo superiormente caso del antropomorfo 12; esto nos habla de su liberalidad en este tipo de trazos aunque no quiere decir que no fueran exigentes en otras cuestiones como puede ser la prohibición de representar la cabeza, el rostro, de las personas adultas; el pudor o cualquier otro tipo de prohibición debió influir en ello siendo común a otros conjuntos en los que se repiten estas formas como los de la pedrera del Joyú en la sierra de la Madrastra; cancho de la Burra, Cañamero, Cáceres; risco de S. Blas, Alburquerque, Badajoz; Bonete del Cura, Ciudad Rodrigo, Salamanca etc. Este conjunto ofrece una trasgresión en este asunto, es el dibujo de un rostro adulto en la parte inferior, un lugar que bien se puede corresponder con  la firma del autor. Lo más destacable en esta primera línea pudiera ser los pequeños ancorados que parecen llevar en sus manos la figura cruciforme número 1; esta cuestión puede mencionar también la forma manual que resta tras la amputación de los dedos meñique y pulgar o índice y corazón. Como ídolo ancorado se repite en la figura número 4 del conjunto de Torrejón I-B-VIII, abrigo del santuario en la sierra de Monfragüe ( 4 ); allí la figura también es un cruciforme de extremidades inferiores en ángulo y porta en su mano derecha, pero en sentido opuesto, un ídolo ancorado de gran tamaño. Los de pequeño tamaño parecen corresponder a épocas megalíticas tempranas mientras las grandes formas ancoradas tuvieron su influencia a mediados del Bronce ( 5 ).

En la zona central las formas se abstraen en medio de grandes deterioros de la roca que poca superficie nos ha dejado sin alterar, pintada; son notorios por la derecha algunos trazos lineales de tendencia no petrogliforme. Generalmente estos están formados por reticulados, escaleriformes, espirales, laberintos etc, que a veces son complementados con gravados de armas, pediformes etc; las formas que ahora estudiamos son distintas líneas que, a pesar del deterioro de la roca se ve con claridad que, al menos parcialmente, confluyen hacia la parte inferior formando diversos grupos. Se incluyen en esta zona central un par de antropomorfos cruciformes en los que cerca de los extremos de sus extremidades superiores o en los mismos extremos se realizaron hacia abajo trazos afilados, punzantes, que pueden corresponder a la representación de cuchillos o bien a un reguero de sangre coagulada proveniente de alguna herida manual, tal vez la amputación de falanges.

En la parte inferior están presentes esquemas de ancorados simples y de tamaño menor, con cabeza apuntada y completados con otras líneas que nada nos aclaran; e inferiormente a la derecha se observan más trazos de color muy tenue, casi perdido. También es visible el comienzo de uno de ellos, no numerado, bajo el ramiforme blanco número 8 que aparece claramente superpuesto al mismo. Esa figura, la 8, hemos visto que se realizó con trazo más grueso, algo tembloroso y de color blanco estando tocada con una terminación liriforme; pocas veces entre los conjuntos formados por ancorados semejantes a estos aparecen superiormente tocados y cuando lo hacen presentan de forma sencilla unos simples tracitos que parecen indicar un adorno de plumas  como ocurre en el risco de S. Blas en Alburquerque, Badajoz ( 6 ); en un personaje situado entre ancorados ramiformes en el Bonete del Cura, Ciudad Rodrigo, Salamanca ( 7 ) y también los abrigos 1 y 2 del valle del río Lera, La Alberca, Salamanca ( 8 ). Nuestro ramiforme por el contrario muestra un tocado superlativo parecido  al que lleva un individuo aislado del puerto de las Gradas en la sierra de los Cordoneros, Almadén, Ciudad Real ( 9 ) y sobre todo es semejante a algunos cascos liriformes representados en nuestras estelas de finales del Bronce –Fuente de Cantos, Magacela y S. Martinho I (10)-; por todas estas cuestiones hemos de suponer su realización, con bastante fundamente, en épocas muy posteriores.

El autor representó un grupo humano que estaba compuesto de 20 a 30 individuos y lo dividió en dos categorías. En la parte superior los ancoriformes mayores, acéfalos, con tendencia a formar entre ellos variados ramiformes reflejo de unos atuendos o características personales variadas dentro de la uniformidad propio de una sociedad primitiva muy igualitaria. La inferior ocupada por ancorados simples, de cabeza claramente señalada, de menor tamaño y sin diferenciación ornamental u otra característica alguna que indique una mayor individualidad dentro de la sociedad a la que pertenecen. Entre ellos nos han llegado los lineales abstractos- de tendencia ramiforme-; las manos infantiles mutiladas al menos en ocasiones y los cruciformes de terminaciones punzantes que en sentido transversal parecen articular los dos grupos; de estos es la figura número 1 quien está en la zona de los más vetustos portando de una u otra manera ídolos ancorados en sus manos.

Las manos amputadas –mutilaciones que posiblemente fueron representadas en mayor número en el centro del panel-, y las figuras de terminaciones laterales punzantes parecen retocar el tema especial de la reunión. Este debe ser el retrato de un ritual iniciático de un grupo infantil en la edad adulta mediante determinada amputación o amputaciones de falanges.

Las características sociales señaladas anteriormente junto a la marcada ausencia de elementos de prestigio personal –armas, objetos suntuarios etc.- que realizarían la individualidad personal; la representación del primitivo y pequeño ídolo ancorado con ausencia de representaciones de otros idoliformes de raíz calcolítica; hacen que este tipo de realizaciones deba alejarse de la edad del Bronce debiendo ser situadas en el Neolítico o comienzos del calcolítico. Al fin de cuentas los restos óseos funerarios encontrados en dólmenes, tholoy, etc no han sido descritos con la suficiente pormenorización como para saber si sus dedos u otra parte del cuerpo presentan alguna amputación.

El ramiforme número 8 es un signo de origen megalítico que por el singular tocado que muestra y por mucho que nos extrañe su supervivencia debió añadirse a finales de la edad del Bronce con el fin de completar la escena con un personaje religiosamente superior. Ello prueba que los contenidos de la escena debieron ser comprendidos en el sentido que ahora indicamos a pesar de que el panel debe estar ahora mucho más deteriorado que cuando el extraño personaje fue dibujado en color blanco.

 

CONJUNTO III. (Fig 1, lám I).    

En la parte  inferior derecha del gran conjunto hay un corto pero bien marcado racheado y enseguida una zona ocupada por pinturas en igual color aunque muy desvaídas. Superiormente se observa un antropomorfo triplemente ancorado, acéfalo en cuya extremidad superior izquierda porta un pequeño objeto de representación lineal; la figurilla, señalada con el número 1, aparece con su extremidad inferior derecha prolongada,. En la parte más inferior de este conjunto se ven cinco o seis trazos verticales muy próximos; la cuarta línea comenzando por la izquierda aparece rematada superiormente en un cruciforme de cortos brazos y algo inclinados hacia arriba. A todas ellas las he numerado con la figura 2 debido a su proximidad.

Aparentemente este conjunto es una prolongación inferior del número I-II y debe hacer mención a algún aspecto que complete o extienda los contenidos del primero a esta nueva figura no obstante su grado de deterioro es tan grande que cualquiera de los aspectos enumerados puede considerarse como dudoso y por ello decidí no mezclarle con el número II cuya visión de lo conservado es en general buena.

 

CONJUNTO IV (Fig 2). 

Fig 2   

La zona central de la superficie rocosa de este paredón está ocupada por cuarcitas muy quebradas y oscuras que solamente se aprovecharon para pintar unos conjuntos formados por un par de figuras.

De estos, el que ahora os presento posee dos pectiniformes muy bajos realizados en color rojo oscuro y trazo bastante grueso. La figura número 1 se trazó con una línea ondulada hacia arriba  y de tendencia horizontal; los trazos muy cortos y en número de diez ocupan la parte inferior, -el cuarto comenzando por la izquierda aparece visiblemente doblado hacia la derecha. bajo esta figura está la número 2 que, como ya se ha dicho es otro pectiniforme parecido al enumerado aunque solamente tiene cuatro trazos centrales faltando la realización en los extremos lo que interpreto como una abreviación en el trazado del esquema al igual que ciertas supresiones accesorias en la escritura no impiden reconocer las palabras y sus significados.

Este tipo de formas se repite con mucha asiduidad en el Bronce Final aunque el trazado de más o menos apéndices de lo real informan de manera infantil, troncos lineales representantes de cuadrúpedos en conjuntos realizados muy tempranamente; como ejemplo nos puede servir los dibujos en el conjunto VI de este mismo panel. De todas estas cuestiones se deduce que por su forma no se puede precisar la fecha de su realización

 

CONJUNTO V  (Fig 3).  

Fig 3

Como a un metro de distancia hacia la derecha del anterior conjunto se encuentra este otro realizado con trazo igualmente  rojo y grueso. Representa de manera sumamente esquemática a dos cuadrúpedos. El número 1 se dotó de larga y gruesa cola, muy erguida; en la parte derecha del tronco, no muy voluminoso, parece señalada la cabeza en la que es visible un tupido manchón correspondiente a amplias orejas; en la parte inferior un afilado hocico; las extremidades, en número de dos, largas y gruesas.

La figura número 2 se halla dibujada inmediatamente a la izquierda y por la ejecución resulta aun más abstracta. El animal posee bien señaladas las orejas, que son grandes y puntiagudas, la boca abierta, el tronco grueso y corto, la cola baja y torcida hacia la izquierda muy cerca del hocico de la figura número 1; las extremidades aun más toscas y desproporcionadas.

En este conjunto se plasmó uno de los preludios rituales previos al apareamiento entre dos mamíferos cuadrúpedos. La ejecución se realizó con especial tosquedad lo que impide su clasificación. El hecho, aunque parece corresponder a grandes perros, no tiene paralelismos y desde luego fue realizado con una gran tendencia a la abstracción.

 

CONJUNTO VI  (Fig 4).   

Fig 4

Algo hacia la derecha y veréis un nuevo conjunto formado por numerosas figuras. Si se comienza por la parte superior vemos una gruesa barra bastante alargada y ligeramente inclinada hacia la derecha, su colorido es rojo semejante al de los conjuntos 1, 2 y 3; su trazo bastante grueso sobre todo hacia la parte central. Muy próximos a su derecha hay dos pectiniformes muy rectilíneos, figuras 2 y 3; ambos parecen querer confluir en su centro inclinado levemente hacia abajo el trazo superior; el número 2 tiene cuatro apéndices cortos y decrecientes hacia la derecha y seis el número 3; los cinco de la izquierda de éste son ligeramente ondulados. Cerca de su extremo inferior hay cinco puntuaciones, figura 4, de color algo más oscuro algo semejante al de otro pectiniforme situado en la parte inferior del conjunto y con cierta correspondencia cromática con él –figura 13-; las puntuaciones se extienden horizontalmente bajo la anterior figura y coinciden con el número de apéndices en clara correspondencia espacial.

Allí comienza la figura número 5, está compuesta por un reticular sujeto en su parte izquierda por una especial raqueta formada con un trazo vertical acabado superiormente en horquilla; de ahí sale hacia la derecha un fino tracito y otro más grueso y visiblemente ondulado en la parte media del trazo vertical de este mismo lado; el reticulado de este especialísimo artilugio rectangular termina inferiormente en ángulo agudo semejando un pequeño embudo; aun posee la figurita un tracito en la derecha que se realizó en la zona central algo más abajo del arranque de la línea ondulada. Inmediatamente a la derecha, la figura 6 que corresponde a un fino arquito con inicios de reticular. Entre estas figuras hay dos puntuaciones unidas y dudosas. A la izquierda nuevos puntos acompañan a una pequeña forma ancorada simple, figura 7.

En el centro, la figura número 8; fue realizada inmediatamente bajo el eje sustentador de la forma de red y en colorido semejante, parece como la huella de otra mano enormemente mutilada, falta totalmente el dedo pulgar y las falanges terminales de los dedos índice y medio y las dos terminales del anular y meñique. La extensión de estas mutilaciones, que ya he relacionado con otros paneles del Arte Paleolítico, tienen claro paralelismo en la cueva francesa de Gargas en el Alto Pirineo (Fig 5), allí si son visibles múltiples amputaciones parecidas a las representadas en este conjunto ( 11 ).

Hay a su derecha cuatro trazos verticales que se unen inferiormente a una mancha roja, horizontal y bastante ancha con la parte inferior confusa por pérdida del color; parece los restos de otra representación manual con algún dedo amputado, figura 1. A su izquierda, algo inferiormente, un antropomorfo de tendencia doblemente ancorada, de cuello apuntado y tronco visiblemente prolongado, figura número 10. Bajo él, a su izquierda, otra figura humana doblemente ancorada de esquema semejante, su cuello aparece tenuemente apuntado y sus extremidades inferiores fueron realizadas con extraordinaria timidez, figura 11. La número 12 está a la derecha de estas dos formas en un espacio ocupado por un emborronamiento rojizo de formas  imprecisas . Más allá la figura número 13 que es un nuevo pectiniforme de trazo horizontal bastante rectilíneo con cinco tracitos inferiores, paralelos y perpendiculares al eje central superior; aunque el grueso es semejante a los descritos anteriormente su colorido es algo más oscuro, semejante a las puntuaciones representadas en la figura número 4.

Un cuarto de metro bajo el antropomorfo número 11 y algo a la izquierda se observa una nueva figura, la número 14, que corresponde a un ancorado simple, acéfalo, de mayor tamaño que los demás, realizado con trazo más grueso y de color marrón-granate; la figura tiene tendencia a la rectitud en las formas lo que la añade alguna personalidad con respecto a las demás. Bajo ella, a su izquierda, hay una serie de puntos rojos sin distribución regular, figura número 15.

Entre las formas de este último conjunto destaca el curioso objeto portador de una red; la herramienta parece destinada a capturar vivo algún tipo de animal. Interpreto el trazado de los pectiniformes cercanos como una representación inconcreta de la generalidad de los grandes mamíferos que integran la caza mayor; por su posición los dos superiores parecen dispuestos para linchar a testarazos, cosa normal entre los machos de determinadas especies; el otro pectiniforme, situado aparentemente en al red, parece más estático y pudiera ser un reclamo -¿hembra en celo?-; los personajes humanos, incluyo el representado por las manos, parece observar la escena a cierta distancia desde la izquierda y prestos a intervenir en la captura viva del animal; un personaje aparentemente más vetusto, el número 14, parece contemplar la escena desde la lejanía… En cualquier caso se puede afirmar que narra una escena venatoria de captura incruenta de un animal mediante una trampa con red; no portan armas ofensivas ni defensivas. Aunque de forma diversa, la captura de tipo incruenta  se nos manifiesta aquí nuevamente, recordemos los conjuntos de Cañamero IV-II, Cañamero V-I Torrejón I-A-II ( 12 ).

Este conjunto nos ofrece la visión de la actividad cazadora propia de un pequeño colectivo que como expuse en otra ocasión ( 13 ) debe situarse en épocas anteriores a la utilización del arco y la flecha como arma de caza. De ello y de la representación mutilada de las manos deduje su inclinación en épocas epipaleolíticas o neolíticas tempranas ( 14 ).

 

CONJUNTO VII (Fig 6). 

Fig 6     

Este nuevo conjunto está situado más o menos  un metro hacia la derecha algo superiormente. Su trazo es bastante grueso y el colorido es oscuro tirando a violáceo. Consta de dos figuras, la número 1 es un ramiforme conseguido con un ancorado simple de cuello apuntado al que se han añadido inferiormente tres pares de trazos más cortos que el superior lo que indica un sincretismo de las formas ancoradas con las ramiformes; su parte inferior presenta una alteración en las extremidades más bajas; la izquierda se dobló en semicírculo hacia abajo traspasando el eje central para terminar enseguida formando tres cortos escalones; el par correspondiente a la parte derecha se dibujó algo más arriba del eje central y muy corto. Cerca de su terminación derecha se trazó la forma abastonada irregular número 2; su lado superior está en clara correspondencia con la parte sin pintar que deja la extremidad izquierda al finalizar el semicírculo y doblar hacia la extremidad izquierda al finalizar el semicírculo y doblar hacia abajo. En la parte baja del lado izquierdo se ven muy tenues unas formas lineales en número escaso, de ellas destaca una vertical y alguna puntuación, constituyen la forma número 3.

Pocos comentarios se pueden hacer de esta forma ramiforme evolucionada claramente a partir de un ancorado múltiple –cuestión que parece perdida en el ramiforme blanco del conjunto III-; el aspecto laberíntico de su parte inferior parece indicar una localización genital que como siempre en este tipo de formas queda imprecisamente señalado; tal es el caso de otros arboriformes con extraña terminación inferior; así el de Cañamero II-I, cueva de Rosa, termina en un semicírculo radiado; mayor simplificación tienen el de Malpartida de Cáceres I-III, canchal de los Berruecos. Este signo parece de tradición megalítica como lo confirma el grabado en el dolmen de Magacela ( 15 ); formalmente no desentonan de una representación esquemática del Arbol de la Vida; en el caso que ahora os presento es evidente una asociación entre ancorados y ramiformes que pueden indicar algún tipo de sincretismo entre estas dos divinidades.

 Lámina Ia

Lámina I.- Gran panel del Risquillo de Paulino

BIBLIOGRAFÍA

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( 2 ) Gómez Barrera, José A. (1992): “Arte Rupestre Prehistórico en la Meseta Castellano-Leonesa”. Consejería de Cultura y Turismo. Junta de Castilla y León. Página 203 y ss.

( 3 ) Almagro Gorbea, Martín. (1960): “Las pinturas rupestres cuaternarias de la cueva de Maltravieso en Cáceres”. Excelentísima Diputación Provincial de Cáceres. Instituto Español de Prehistoria del CSIC. Madrid.

( 4 ) Rubio Andrada, Manuel. (1991): “La pintura rupestre en el Parque Natural de Monfragüe (Cáceres). Edición del Autor. Cáceres. Página 45.

( 5 ) Almagro Basch, Martín (1966): “Las estelas decoradas del suroeste peninsular”. Biblioteca Prehistórica Hispana. Vol. VIII, página 133 y ss. Madrid.

( 6 ) Breuil, Henri (1935): “Les peintures rupestres eschematiques de la Peninsule Iberique”. Vol. II, lám XXXIX. Lagny.

( 7 ) Bécares Pérez, J.; Rivero de la Higuera, María C.; Gómez Fuentes, A. y Civietas Rojas, C. (1980): “Pinturas rupestres esquemáticas del Bonete del Cura, Ciudad Rodrigo, Salamanca” Zephyrus XXX-XXXI, pág 131-146.

( 8 ) Gómez Becerra, José A. (1992): Ob. cit. Pág 149-154.

( 9 ) Breuil, Henri (1935): Ob. cit.. Vol II. Lám V-II.

( 10 ) Almagro Basch, Martín (1966): Ob. cit. Pág 170-174.

( 11 ) Ripoll, Eduardo (1989): “El Arte Paleolítico”. Historia del Arte. Historia 16-3. Madrid, pág 52 y 79.

( 12 ) Rubio Andrada, Manuel (1995): “Reflexiones en torno a cuatro escenas de contenido cinegético representadas en la pintura rupestre esquemática de la provincia de Cáceres”. XXXIII Congreso Nacional de Arqueología. Elche, Alicante.

( 13 ) Rubio Andrada, Manuel (1995): Ob. cit. Elche, Alicante.

( 14 ) Arias González, L. Jiménez González, C. (1992): “Puntas de flecha líticas en el Calcolítico Ibérico”. Revista de Arqueología nº 133. Madrid.

( 15 ) Bueno Ramírez, P. y Piñón Varela, F.: (1985) “Los grabados del sepulcro megalítico de Magacela (Badajoz)”. Series de Arqueología Extremeña I. Universidad de Extremadura. Cáceres, pág 65 y ss.

 

 

 

Oct 152013
 

 Manuel Rubio Andrada y Vicente Pastor González.

 Este  monumento lo descubrimos casualmente en 1972 y dada  su proximidad a Logrosán, supusimos que ya había sido publicado ; no era así, pues no aparece en la numerosa bibliografía consultada. Por ello encontramos oportuno presentarlo en estos coloquios .

 

Situación :

En el término de Logrosán . Hoja nº 732 denominada Valdecaballeros, M.T.N. 1/50.000, edición 1953. Sus coordinadas muy aproximadas son : 39º15’40’’N. y 1º49’20’’ W.  del meridiano de Madrid.

Para visitar este monumento debemos tomar la carretera que conduce desde Logrosán al pantano del río Ruecas , poco antes de llegar a la presa, la carretera tuerce marcadamente hacia  la izquierda y en la curva se aparta por la derecha el viejo camino de carros de Madrigalejo que se dirige hacia la junta del río Ruecas con el arroyo Grande. Este camino tiene el letrero de “La Caballería”, nombre de la finca donde se construyó el monumento. Tomado éste camino os desviáis hacia las casas de la finca, pasadas éstas como a un kilómetro  y poco antes de llegar a la puerta de la alambrada se observa el túmulo a la izquierda, a escasos metros del camino, en la suave ladera del valle.

 

Descripción :

El túmulo está compuesto por tierra, piedras de mediano tamaño y otras pequeñas; no se observan anillos de refuerzo. En la parte superior se localizan ocho ortostatos colocados circularmente y restos de tres esparcidos en las cercanías. La mayoría de los ortostatos   que se mantienen “in situ” fueron descabezados, de aquí su buena conservación que apenas presenta signos de violencia –dos excavaciones superficiales –  .  El diámetro interior de la cámara es de 7’15 metros y el del túmulo de 12-15 metros; su altura aproximada es de 2’5 metros.

No  se observan materiales en superficie. El ortostato  número 5 presenta interiormente una excavación en su base, por lo que interiormente sobresale 1’30 metros. En el fragmento número 7 se observan tres pequeñas cazoletas.

Su distancia a la Sierra de Logrosán es entre seis y siete kilómetros; sabido del importante poblamiento de esta sierra durante el calcolítico (1)  creo que es en este horizonte cultural  donde encaja nuestro monumento. Curiosamente no se realizó con  mira directa a la junta de los ríos antes mencionados;  la ubicación natural de los grandes ortostatos, quizás en una zona próxima y aparentemente caótica del arroyo Grande, pudo determinar  su construcción en esta zona de suaves lomas.

 

Las médidas de los ortostatos en metros son las siguientes :

 

 

NUMERO  LARGO  ANCHO  ALTO 
1  1 0’40  0’50 
2  0’35  0’29  0’14 
3  1’40  0’36  0’55 
4  0’47  0’23  0’07 
5  1’10  0’35  0’78-1’30 
6  0’93  0’31  0’18 
7  0’45  0’80  0’98 
8  0’35  0’12  0’27 
9  0’65  0’24  0’34 
10  0’58  0’23 

 

 

11  0’60  0’12 

 

 

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Bibliografía :

(1) –    Sos  Baynat, Vicente ; 1977 : “ Los hallazgos prehistóricos de Logrosán

(Cáceres)·.  R.E.E. Diputación Provincial de Badajoz. T.XXXIII, nº  II.  

 

 

Oct 142013
 

Manuel Rubio Andrada.

SITUACIÓN Y GENERALIDADES

El paso de Pablo se localiza en el mapa topográfico 1/50000 del Instituto Geográfico y Catastral, edición de 1963, hoja 681 denominada Castañar de Ibor; sus coordenadas son: longitud 10 48′ y de latitud 390 32′ 35″ del meridiano de Madrid.

 El diario Hoy del 8 de junio de 1992 notifica su descubrimiento e informa algo os­curamente sobre su situación en entrevista realizada a D. Antonio González Cordero por el corresponsal del citado periódico en Navalmoral de la Mata, Cáceres. En el escrito solamente se bautiza la apretura donde se encuentran las pinturas como «Paso de Pa­blo» dejando su localización en un impreciso lugar de la sierra de Roturas, quizás dando vista al valle de Santa Lucía. Sin duda D. Antonio, que gusta actuar de maestro oficiante en el bautismo de pasos, collados y cuevas, dejó sin localizar científicamente el hallazgo por temor a los estúpidos destrozos. Localizar estas pinturas parecía cosa fácil, hice va­rias tentativas y finalmente hube de ponerme en comunicación con su descubridor quien gustoso me facilitó los datos para su conocimiento y estudio.

 Aunque esta parte de la sierra de la Ortijuela pertenece al término municipal de Ca­bañas del Castillo es en la población de Roturas donde se debe tomar el camino para su visita. Parte frente al cementerio y desciende con rapidez hacia un puentecillo sobre el río Almonte; sin doblar hacia la izquierda, nos conduce al extremo N del valle de Sta. Lucía; remontad este valle por el camino, en sentido opuesto al que traíamos hasta fal­dear el pico del Ahorcado -un par de kilómetros desde que entramos en este valle-. Justo en la base de su cara W avistaréis una tupida masa de helechos, verde en alta primavera y marrón en otoño e invierno.

 Dejado el vehículo en su base, si es posible cerca de una maravillosa e inacabable fuentecita, os aguardan 25 o 30 minutos de una dura ascensión. Debéis acometerla más bien hacia la parte izquierda eludiendo si podéis la pedriza y el jaral; éste hace poco que se quemó, lo que permite subir con cierta facilidad, cuando crezca será imposible tomar esta vía de ascenso. Recomiendo tantear las tenues veredas de la saca del cor­cho que busca los grupos de alcornoques, ellas os ascenderán con evidente rapidez. Al llegar a la base izquierda de las primeras rocas subid y cruzadlas por arriba; tantear igualmente la pedriza para pasar ascendiendo hacia la derecha por encima del helechal; una vez allí hay que gatear aún unos metros y pronto se abre el paso que buscamos. Es el primero por encima de los helechos.

 

 Los dos paredones que lo forman son casi verticales en dirección próxima al N-S y ligeramente inclinados hacia el E, poseen curiosísimos restos fósiles de vida paleo­zoica. Sin mucha dificultad observaréis las pinturas en su base interior derecha. El opuesto paredón de la izquierda es mayor y vertical hasta lo alto, ofrece cobijo a una nutrida colonia de buitres leonados, cernícalos, cuervos, palomas, perdices … , algunos insectívoros completan el avifauna con poca pero selecta representatividad. La flora es la típica mediterránea extremeña.

 

El panel ocupa una superficie muy próxima a 1 m. de alto y 0,50 m. de ancho y está ocupado por unos once conjuntos en diversas tonalidades; su distribución en tan escaso espacio se debió a la comodidad que la naturaleza ofrece; allí, en su base, a la derecha, se puede observar los restos de pintura en un hoyuelo utilizado como recipiente; enfrente, muy cerca, las cuarcitas sirven de apoyo para pintar sen­tado con cierta aunque punzante comodidad. Estas buenas condiciones motivaron que, sin duda por no levantarse, las figuras en ocasiones se entremezclen dificul­tando el estudio de los conjuntos. La inclinación de la pared rocosa es motivo de cierta dificultad para fotografiar las partes inferiores, igualmente dificultan las natu­rales rugosidades fósiles, los colores de la roca, sus fragmentaciones, etc.; el sol alumbra únicamente unas horas antes y hasta mediodía. En general su estado de conservación es bueno y los diferentes cromatismos con los que fueron pintados intencionadamente facilitan su particular distinción (Fig 1).

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Figura 1.

Figura 2

Figura 2.- Conjunto 1

  CONJUNTO I (Fig 2)

Un primer conjunto se dispuso en la parte superior izquierda; está formado por dos series de gruesos puntos. La superficie que los contiene presenta en la derecha dos finísimas líneas en alto relieve formando cuartos de Luna; nueve puntuaciones estiliza­das los adornan externamente a modo de cortos rayos. La serie de la izquierda completa hacia el mismo lado con siete puntos; caprichoso abultamiento que además allí ofrece la cuarcita.

 

Las series de puntos que conozco por lo general se distribuyen en superficies de tendencia rectangular aunque hay algunos casos que siguen organizaciones aparen­temente más liberadas entorno a un caprichoso racheado u otro motivo, aquí no parecen tener otra finalidad que lo meramente ornamental completando los finos segmentos cir­culares de origen fósil. Su cronología parece tardía por todas estas cuestiones.

CONJUNTO II (Fig 3)

Figura 3

Figura 3.- Conjunto 2

El segundo conjunto comienza algo inferiormente, unos 10 cm. a la derecha; fue realizado en color rojo parecido al del conjunto 1 y trazos de grueso medio. En su parte superior, la figura número 1 ofrece una forma de palmera; consta de un grueso tronco en cuya parte superior surgen armoniosamente pequeños arquitos de circun­ferencia distribuidos algo elemental mente. Este arbolito presenta a ambos lados de su base líneas circulares con tendencia a formar semicircunferencias concéntricas; son visibles cuatro en el lado izquierdo y tres en el derecho, estas últimas conse­guidas con perfecta ejecución. Este dibujo está realizado en los dos tercios derechos de una línea recta y horizontal que, a la altura media de su tercio izquierdo, fue alzada con pequeña curva superior; es indicio de no pretender confundir los contenidos que ofrecen los aguzados tracitos realizados en otra colocada paralelamente bajo ella; constituyen la fig. núm. 2.

 

Próximos a esta zona comienzan los bien marcados cuernos de un bóvido; el animal, figura 3, mira hacia la izquierda y presenta una cabeza rectangular sin pormenorizar; continúa el cuello alargado y muy deteriorado en su parte inferior. El tronco tiene su­periormente dos marcados abultamientos -anterior y posterior- y un hundimiento muy acusado en la zona dorsal; acaba en larga cola. Las extremidades son pequeñas, tos­cas y algo desproporcionadas. Este animal tiene una atadura bastante recta en la parte superior de su hocico y termina unos 2 cm. más abajo en una pieza arqueada que fue perfilada con mucha meticulosidad, constituye la figura número 4.

 

La número 5 pertenece a otro animal de dimensiones más pequeñas. Su voluminosa cabeza presenta un redondeado hocico que tiene la arqueada pieza de la atadura; está rematada superiormente con tres pequeños tracitos apuntados con decisión, pueden indicar tres cuernecillos. Este hecho extraordinario debió ser motivo fundamental del re­lato ya que el cuerpo de este animal se trazó con perspectiva muy diferente resultando el tronco un tanto distorsionado por la necesidad de presentar en «primer plano» la ca­beza con sus tres nacientes pitones. Sus extremidades superiores comienzan en un so­lo trazo para separarse en dos al llegar a un pequeño hoyuelo de la roca; las traseras parecen estar representadas por una línea algo más gruesa y tosca. En este mismo es­pacio hay otra vertical y paralela, algo separada, a la derecha de la figura que puede corresponder a una representación elemental de lo que no se ve por estar tapado por la especial posición, esto es la otra extremidad o bien la cola.

 

Este conjunto nos muestra en la parte superior un pequeño paisaje. En el centro un árbol semejante a una palmera completa la decoración; los arcos concéntricos que de­coran su base -por esto debe tomarse como un dibujo realista con marcada tendencia figurista-; puede ser indicativo de una vegetación propia del clima más cálido -actual­mente conseguir una palmera en estas alturas es sin duda tarea muy difícil-. Todo este dibujo se limitó inferiormente con una recta que se presenta respetuosamente curvada en la parte izquierda aparentemente para no «dañar>’ los tracitos afilados inferiormente en otra paralela colocada inmediatamente debajo; estos tracitos debieron ser de gran valoración para el autor por la meticulosidad y pormenorización de su factura; con es­casas dudas parecen mencionar las piezas de un arado.

 

La forma de los dos bien marcados cuernos nos indican con claridad que se trata de un bóvido, el cual se trazó con dos exageradas gibas en la parte superior de sus ex­tremidades acompañadas de un peculiar hundimiento dorsal; pudo tratarse de un animal muy longevo y, en cualquier caso, debió ser utilizado en múltiples funciones entre éstas como animal de carga, e incluso de monta, de eso le podría venir la deformidad ver­tebral. La atadura ofrece muy pormenorizada en el hocico del ternero una pieza rígida cuya naturaleza se nos escapa aunque pudiera ser metálica -no hay que descartar la madera-, en cualquier caso su ejecución real es artificiosa pues ha de funcionar como pinza o, en el peor de los casos, como anilla, lo que conduce con facilidad al rasgado del tejido nasal y la consiguiente posibilidad de pérdida del ternero; llegar a su cons­trucción denota una necesidad y experiencia poco elemental.

 

El gusto por la combinación de líneas rectas y curvas, su organización y sobre todo el empleo de los semicírculos concéntricos como temas en su decoración recuerdan contenidos y estilo figuristas propios de algunas vasijas ibéricas en cuyo momento cul­tural lo encuentro más encajado y desde luego se aleja de las composiciones anteriores en las que la ambientación decorativa es prácticamente inexistente.

CONJUNTO III (Fig 4)

 Figura 4

Figura 4.- Conjunto 3

Muy próximo a la parte baja del conjunto anterior se dibujó este otro en color granate, trazo grueso -10 o 12 mm.- y sin aparente limitación.

 La fig. núm. 1 de este conjunto está formada por un ramiforme compuesto por un trazo de tendencia vertical acabado superiormente en pequeño óvalo. A la altura media de lo que llamaré tronco, ofrece por la izquierda un trazo elevado y, en la misma zona del lado opuesto, otro algo simétrico; el tramo inferior tiene otra ramificación de tamaño e inclinación parecidos. Hacia la derecha continúan las figuras 2, 3 Y 4, son tres gruesas y pequeñas líneas equidistantes e inclinadas hacia este lado; la núm. 4 se remató su­periormente en gancho.

    Este conjunto continúa debajo a la izquierda con la fig. núm. 5. Consta de dos tracitos cortos y gruesos co­locados en la parte superior. La figura 6 está formada por uno indicativo de la cabeza y dos inferiores para el tronco, el de la izquierda se interrumpió al llegar a un profundo racheado realizándose otro a su lado, éste acaba en un sexo simplemente apuntado. Las extremidades superiores tienen en su parte izquierda dos ra­mificaciones, de ellas la inferior está curvada a manera de pinza y posee un muñón pe­queño en su parte superior; la extremidad del lado opuesto dobla hacia abajo a la altura de lo que sería el codo y termina en un ángulo recto hacia arriba.

 Estas figuras son la tosca representación de dos individuos posiblemente masculinos enfrentados; uno portaba en su mano derecha un objeto y en la iz­quierda otro de tamaño inferior, se adornaba o protegía con un tocado o casco. El otro individuo trazado superiormente, parece caer.

 El conjunto tiende a la desproporción, a la tosquedad, al excesivo grosor de los tra­zos … y en esa línea corresponde relacionarle con el situado en Las Marías, Cabañas del Castillo 1; más distante sería el de Monfragüe, Torrejón (6) y otros de estilo menos tosco pero de parecido ambiente. Todos ellos se oponen a las realizaciones en grupo cuyo desenvolvimiento en el espacio rocoso no presenta los pro­blemas que aquí, por ello es de suponer que su trazado corresponda a épocas diferen­tes aunque imprecisas.

 CONJUNTO IV (Fig 5)

Figura 5

Fig 5.- Conjunto IV

Este conjunto está a la izquierda del anterior, pasado un fino racheado que divide diagonal mente la superficie de izquierda a derecha; su trazo es de grueso variable os­cilando entre 5 y 10 mm.; el color rojo es bastante más claro que el granate del conjunto 111 y parecido al empleado en el conjunto 11 de los bóvidos.

 

La figura 1 pertenece a la forma esquemática de un cáprido que mira hacia el lado izquierdo. Su cabeza posee bien marcada cuerna, algo inclinada hacia atrás; en su par­te inferior se dibujaron con meticulosidad dos finísimos penachos indicativos de la bar­ba. Tras la triangular cabeza continúa una línea estrecha indicativa del tronco. Sus ex­tremidades anteriores rectas y toscas. Las posteriores se sustituyeron por una mons­truosa forma bípeda y acéfala que posee apuntados en la parte superior tres pequeños trazos; esta forma se proyecta hacia la cuerna del animal con un grueso trazo.

 

Situados a la derecha de un fino racheado y a la altura de la parte superior de la fig. 1, hay tres trazos en igual tonalidad, de unos 7 mm. de grueso e inclinados, cons­tituyen la figura número 2. Bajo ellos, algo hacia la derecha se pintó la fig. 3 que per­tenece a un gancho en igual tonalidad y de diferente grueso -la parte izquierda tiene 7 mm. de grueso y la terminación derecha no sobrepasa los 10 mm-.

 

Esta última figura puede relacionarse con otras semejantes, no muy numerosas y casi siempre independientes, esparcidas por esta serranía; así se manifiesta en la cueva del Caballo, Berzocana. En otras latitudes más bajas, valle del río Guadiana, su ejecu­ción individual es escasa perteneciendo a figuras algo más complejas que muestran idéntico acabado superior en gancho, hay que destacar las numerosas figuras del gran panel del Zarza de Alange, Badajoz, indicativos de algún contenido parcial dentro del más general que tiene las figuras en sus respectivos conjuntos. Igualmente se observan muy parecida a la de Zarza de Alange en algunas figuras del Morrón del Pino, Quintana, Fuencaliente, Ciudad Real (1). Su estudio está por sistematizar, como en la mayoría de los signos, por lo que no se puede determinar con certeza los diferentes contenidos que pueda tener pero dados los contextos donde se encuentran y las formas que suelen completar, parecen apuntar contenidos semejantes.

 

La realización de la cabrita con formas esquemáticas, aunque con algún pequeño detalle naturalista, debe relacionarse con otras semejantes, la más cercana está repre­sentada en la cueva de la Rosa, valle del Ruecas, Cañamero (2). Su continuación pos­terior por formas bípedas coronadas con tres cuernecillos parece informar de la extraña paternidad bípeda de un tricornio. Lo probable es que con el hecho reflejado se intentara explicar mediante alguna narración tosca pero fantástica el extraño fenómeno evidente en el conjunto número 11. Tal vez se pretenda explicar de forma particular la causa ge­neral del nacimiento de animales con tres cuernos. Si nos fijamos el cardinal de los tra­citos coincide con el de los cuernecillos por lo que bien puede mencionar estos; el gan­cho final, como he dicho, parece subrayar fondos masculinos; unos y otro remarcan abs­tractamente, de forma casi gráfica, la misma cuestión.

 

El estilo esquemático naturalista con el que fue realizada la cabra y el estilo abstracto -gráfico- no tienen porque apuntar cronologías diferentes ya que ambos recursos fue­ron utilizados tanto en obras muy tempranas como en otras más tardías, los conjuntos de la Pedrera del Joyu, río Ruecas, Cañamero, son un ejemplo entre otros de lo aquí indicado. Hecha esta salvedad y dada su integración en el mismo conjunto IV puede interpretarse el tema como una cláusula causal de los que expone el conjunto 11 -del ternero tricorne-, por ello hay que admitir su realización en épocas p’róximas de la Edad del Hierro debido a los motivos decorativos que aquél muestra.

CONJUNTO V (Fig 6)

Figura 6

Figura 6.- Conjunto 5

La figura número I aparece bajo la forma caprina del conjunto IV; aparentemente só­lo es visible una mancha negra, muy tenue y algo discontinua que corresponde a la re­presentación naturalista de un magnífico venado trotando hacia la derecha. Sabido es que la pintura naturalista levantisca no tenía relaciones conocidas en nuestro entorno -hay que subir al valle del río 8atuecas, Salamanca, donde sí se realizaron- (3). Dado el grado de visibilidad debería dudarse de su existencia de no haber sacado González Cordero y Alvarado Gonzalo su extraordinaria colección de fotografías (4). De la cabeza apenas nos han llegado unas manchitas y se situó a la derecha inmediatamente pasado el fino racheado, da la impresión que se utilizó un pequeño hueco que la roca ofrece para lograr su factura en bajorrelieve; hacia la parte superior se dispuso una larga pero finísima cuerna siendo escasamente visibles sus puntas. Hacia la izquierda se extiende con nitidez el tronco. Se conserva una extremidad delantera y muy tenuemente un frag­mento de la otra; las inferiores son parcialmente detectadas entre el deslizamiento in­ferior de la pintura negra. Finamente lanzadas dotan de movimiento esta pequeña re­presentación naturalista de unos 8 cm. de alzado.

 

Cerca de ella, en la parte superior izquierda, está la figura número 2. Puede obser­varse, con la misma tonalidad y finura, la diminuta e incompleta forma de otro cuadrú­pedo de sólo unos 2 cm. de alzado; su ejecución es aparentemente de tendencia es­quemática aunque las cortas líneas se realizaron con estilización. Solamente son visi­bles el tronco, cuello y dos finísimas extremidades superiores.

 

En general, la inclusión de la figurita de apariencia esquemática no debe restar an­tigüedad general al naturalismo que informa la forma del venado y puede ayudar a re­lacionar con otros conjuntos en los que está presente esa misma forma de composición.

 

El especial deterioro de la roca en la parte baja de estas formas descomponiéndose lentamente en forma granulosa es un proceso erosivo que naturalmente había comen­zado cuando se pintaron nuestros ciervos, pues hay espacios saltados impregnados de

pintura, pero hay otros contiguos, minúsculos, en los que falta, añádase a esto cierta impregnación del tono rojizo que del conjunto inmediatamente superior ha ido super­poniéndose; todo esto hace que hoy las figuras sean casi imposibles de reconocer en condiciones normales de luz y humedad y puede considerarse que el conjunto debió com­pletarse con otras formas hoy desaparecidas.

 

   Sin duda, no es necesario mirar a Levante con demasiada meticulosidad para en­contrar algún paralelismo. Ejemplos semejantes se observan entre las realizaciones de la fase IV según Beltrán o fase C estilizada dinámica de Ripoll. Concretamente nuestro venado tiene parecido con alguno de los realizados en la cueva de Minateda, en cueva de La Vieja, Alpera y en el abrigo VI-A, cavidad derecha del Torcal de Bojadillas, Nerpio. Albacete. El pequeño e incompleto cuadrúpedo, aunque aparece bastante estático, no constituye problema a la hora de su datación pues figuras esquemáticas semejantes acompañan a las formas naturalistas en la fase apuntada y muy evidente en el citado abrigo del Torcal de Bojadillas.

   Este tipo de formas viene situándose en el área levantina desde el 3500 al 2000 años a.C . (5) y estimo que, a pesar de las limitaciones cuantitativas, debe incluirse por el mo­mento en ese amplio horizonte cronológico en espera que hallazgos futuros puedan completar lo aquí simplemente esbozado.

                       CONJUNTO VI (Fig 7)

Figura 7

Figura 7.- Conjunto VI

   A la derecha del conjunto anterior e inmediatamente a la izquierda del número 3, aparecen un grupo de formas realizadas en una tonalidad naranja; hay motivos que se distinguen con nitidez, otros no.

 

   Coincidiendo con el trazo izquierdo de la figura 1 del conjunto 111 se observan dos puntuaciones en mi opinión superpuestas a dicho trazo; una más, algo alargada, con­tinúa por la izquierda. Bajo esta fila horizontal existe otra de cuatro puntuaciones se­mejantes, fig. 2, Y se colocaron en la parte superior de un relieve fósil, lineal y arqueado superiormente: Hacia la parte derecha inferior descienden dos trazos lineales y para­lelos no muy gruesos, cortados en su zona media por uno horizontal que se prolonga hasta la base de la fig. I del conjunto 111, es la fig. 3. Todavía se ven inferiormente otras formas bastante borrosas de tendencia cuadrangular.

 

   Parcialmente el conjunto completa unas formas foliares que se extienden por la par­te superior de la ramita fosilizada; hacia la derecha el conjunto se pierde en una crea­ción bastante inconcreta por lo desvaído del color. Recordemos que fósiles parecidos fueron la causa de la ejecución del conjunto 1; las puntuaciones colocadas encima de cela ramita» presentan una estilización igualmente semejante por lo que su autor bien pudo ser el mismo. Su cronología resulta también imprecisa.

                                              CONJUNTO VII (Fig 8)

Figura 8

El color de este conjunto es rojo, semejante al del número 11. La primera figura por la izquierda es un ramiforme con forma de palmera parecida al del mencionado conjunto aunque más pequeña; su parte superior se encuentra claramente interrumpida por la pintura negra del vientre del ciervo naturalista del conjunto V; por esta razón sólo se dis­pusieron tres ramitas en el lado izquierdo y dos en el derecho; el tronco descansa en dos finos trazos paralelos de tendencia horizontal, fig 3. Superiormente una pequeña forma rectangular, gruesa, corta y en sentido vertical fig. 3, arriba remata en un triángulo equi­látero que posee otro concatenado en su parte derecha más achaparrado; ambos están muy borrosos, son la figura número 4. En mi opinión, fueron pintados parcialmente sobre la forma de hacha del conj. VI. Bajo las líneas paralelas se extiende la figura 5 que está compuesta por dos formas circulares ligeramente inclinadas hacia la izquierda y com­puestas cada una por tres círculos concéntricos y secantes; sus semicírculos inferiores traspasan un racheado extendiéndose muy tenuemente hacia la derecha.

 Estas formas, como el pequeño arboriforme, recuerdan la organización y tema del dibujo de la parte superior del conjunto II de este mismo panel, aunque más pequeño y de peor acabado.

 

La ejecución de este pequeño grupo debe encajarse en la misma época que el con­junto número II ya que presentan una temática parcialmente semejante siendo el color idéntico. En ese ambiente el contenido naturalista de los triángulos debe estar fuera de dudas y representarían sencillamente un fondo serrano.

 Dada la interrupción superior de arbolito al llegar al vientre del venado se puede su­poner que ya existía éste cuando se pintó.

 

Por todo lo ahora expuesto sabemos que los semicírculos concéntricos que decoran figurativamente el conjunto número II pueden tener contenidos semejantes a éstos y for­malmente parecidos a las decoraciones de algunos recipientes ibéricos. Su ejecución debe ser cronológicamente aproximada una fase avanzada del Hierro es el horizonte cronológico con más probabilidades.

 

CONJUNTO VIII (Fig 9)

Figura 9

Figura 9.- Conjunto VIII

Este conjunto se dibujó en la zona media de la superficie pintada; se encerró en una pequeña superficie rectangular perfectamente limitada por un racheado; su color rojo claro está casi perdido, a su derecha la roca está fracturada faltando algunas pinturas.

 

Lo componen pequeños puntos distribuidos en dos superiores. Por la derecha, en un espacio triangular contiguo, se observan otros dos distribuidos de forma parecida. Su color y forma de trazado recuerdan los conjuntos I y VI de este panel; no evidencia otros contenidos de los que puramente ornamentales y matemáticos; la carencia de otros datos impregna igualmente su cronología.

CONJUNTO IX (Fig 10)

Figura 10

Figura 10.- Conjunto IX

Un racheado corta casi horizontalmente la superficie. Las pinturas que contiene esta parte inferior son de tres colores, granate, negro y rojo claro. El conjunto que ahora pre­sento está compuesto por las figuras de color granate parecido al empleado en la rea­lización del conjunto III.

 

La figura número 1 y 2 se dibujaron en la parte superior derecha; el núm. 2 es un cuadrúpedo de pequeña cabeza que ofrece su boca abierta, de orejas cortas y gruesas; su tronco es voluminoso y termina en larga y gruesa cola, muy erguida; sus extremi­dades son cortas. Donde la cola termina comienza la figura número 1 que es parecida, de tendencia simétrica aunque su cola está algo más doblada; de este animal solamente se ve la mitad posterior del cuerpo y, tras un erosionado, algo de la casi perdida cabeza.

 

Bajo ellas hay un espacio con una forma de color negro que estudio más adelante y enseguida otras dos; la número 3 tiene la parte inferior del cuerpo «oculto» por un racheado y sólo deja ver la parte superior de un cuadrúpedo de formas muy parecidas a las anteriores; en la cabeza, orejas y hocico cortos trazados con mayor minucia, lo que permite ayudar a reconocer en ellos un mustérido -posiblemente nutrias-. Muy pronto a la derecha, comienza la parte posterior de un cáprido del que faltan sus ex­tremidades superiores, su tamaño es semejante. El estilo naturalista con el que fue realizado es algo tosco e inacabado pero permite observar que el mustérido con la boca cerrada, olfatea la parte sexual del cáprido.

 

Por tener el mismo color incluyo en este conjunto la figura número 5 situada en la parte media del panel y corresponde a una pequeña forma triangular de lados extremadamente gruesos; su color está diluido externamente.

 

En la parte inferior del panel hay otras formas con la misma tonalidad. La figura  número 6 corresponde a una herramienta u arma compuesta por un eje central, vertical, de unos 6,5 cm.; en su tercio superior izquierdo surge un trazo que presenta hacia arriba, con toda crudeza, doce largos y afilados «dientes»; en la parte más alta del vástago central se trazó hacia la derecha un arco en media circunferencia, superiormente cóncavo, y aparentemente sujeto al eje central por un refuerzo ensamblado en el eje vertical a la altura del temible brazo izquierdo.

 

Inferiormente a la derecha hay otras dos formas en color parecido aunque algo más tenue y de trazo bastante grueso. La número 7 es un cuadrúpedo compuesto por un eje central que presenta inferiormente cinco trazos pequeños, crecientes hacia la derecha; en la parte superior uno muy cerca del extremo izquierdo suavemente doblado hacia la derecha representa la cuerna. Bajo ella hay otra más pequeña, la número 8, que per  tenece a otro pectiforme de composición parecida pero sin el trazo superior y solamente con tres inferiores.

 

Si atendemos exclusivamente a los temas que encierran las primeras figuras veremos· que, en sí mismos, son escasamente cinegéticos. La primera pareja de mustéridos jugue­tean, muy próximos, con sus colas erguidas… realizan un ceremonial próximo al aparea­miento haciendo ostentación de su fuerza. Es ese hecho y no otro lo que plasmó el autor, quien sin gran interés por otras partes del cuerpo, retrató el animal de la izquierda visible­mente incompleto tras el oscuro manchón. Posiblemente otra faceta del mismo tema se menciona con la pareja de animales colocada debajo, uno olisquea -así parece expresar­lo la disposición de su achatada cabeza-la parte genital de un cáprido, macho o hembra (es cosa que poco parece importar), lo que aquí se pone de relieve es el comportamiento juguetón de unos mustéridos posiblemente durante sus apetencias sexuales.

 

Si pertenece al mismo conjunto el terrible arma de la parte inferior, nos puede añadir concreción sobre su utilidad en la captura, al final la narración cambia e introduce un importante giro hacia lo cinegético.

 

Lo que se pudo plasmar en el panel con las figuras 7 y 8, formas bastante abstractas, por el momento se escapa a mi conocimiento aunque parecen añadir contenidos cir­cunstanciales referidos al último predicado de naturaleza venatorio: a mi entender poco añaden a la esencia de los temas expuestos en las tres «oraciones».

 

En resumen, si a las formas naturalistas se le añade el arma inferior, estas formas pueden apuntar una economía preagrícola y ganadera y extrañaría mucho situarlas en épocas posteriores al uso habitual del arco y la flecha como arma revolucionaria de las técnicas cinegéticas.

CONJUNTO X (Fig 11)

Figura 11

Figura 11.- Conjunto X

Este conjunto está formado por una serie de figuras en color negro situadas en la parte central del conjunto anterior. La forma número 1 presenta la parte posterior de un tronco con cola erecta y de medio grosor; en su parte inferior se ven con claridad las extremidades posteriores. Estas formas parecen perte­necer a un cánido.

 La figura número 2 mira igualmente hacia la derecha y fue realizada más abajo que la anterior alternando con los mustéridos del conjunto granate -número IX-, pertenece, a juzgar por los cuernos, a la figura esquematizada de un cáprido. Tanto estos como la parte inferior de las extremidades del animal están sobre una mancha roja reseñada en el conjunto anterior.

 Continúan hacia la izquierda las figuras 3 y 4 que pertenecen a ramiformes coloca­dos horizontalmente; la núm. 3 tiene al menos tres brazos en la parte superior de un eje horizontal y cuatro en la parte inferior. Próximo está la núm. 4 que es del mismo tono pero algo más fino, de trazos más cortos y próximos se inclinaron inferiormente hacia la derecha; posee superiormente cinco tracitos bastante desiguales y solamente son vi­sibles tres inferiores en la disposición habitual -verticales y paralelos-; dada su proxi­midad, puede suponerse un intento de continuar la figura 3.

 Inferiormente bajo la figura del cáprido está la número 5, de ella solamente es visible un grueso trazo con dos pequeñísimos apéndices inferiores.

 Bajo el temible artilugio rojo está la figura 6 formada con un grueso trazo horizontal semejante al número 5; se apuntaron superiormente en él dos pequeños y finos tracitos en los extremos, otros dos en la parte central; inferiormente se dispusieron cuatro: uno en el extremo izquierdo, otro en la zona media y los otros dos en la parte inferior derecha.

Muy cerca por la derecha se pueden observar unas líneas muy borrosas entre las que destacan al menos cuatro de tendencia vertical; constituyen la figura número 7.

En este conjunto son visibles la asociación de formas naturalistas estáticas de animales con sig­nos abstractos, ramiformes. Parecida cuestión ya se ofrece en los conjuntos IV y X de este mismo panel y es igualmente conocida en algún conjunto de Monfragüe, Torrejón el Rubio; Berzocana; valle del río Ruecas y Cañamero entre los más cercanos. No es necesario resaltar mucho que la inclusión de los signos abstractos dificulta la compre­sión de los contenidos.

 

Frecuentemente los ramiformes semejantes a éstos, pero realizados en posición vertical, pueden encerrar contenidos religiosos emparentados con los ídolos-placa, pero cuando su expresión es en posición horizontal la significación parece ser di­ferente. Su realización es escasa dentro del repertorio de pinturas esquemáticas pero puede rastrearse su representación en la roca 7 de la Virgen del Castillo, Chillón, Ciudad Real (7); en la Cueva de los Arcos y Vacas de Retamoso, Aldeaquemada, Jaén (8), o en la Submeseta N aparece grabada en el dolmen de Cubillejos de Lara, Burgos (9). En todos estos casos predomina su asociación a cuadrúpedos siendo un tema interesante para realizar una monografía al respecto, cuestión que ahora no se aborda.

 

Así las cosas, cabe decir que su significado se escapa debido a la naturaleza abs­tracta de algunos signos siendo igualmente incierta su cronología.

BIBLlOGRAFIA

(1) BREUIL, H.: «Les pintures rupestres schemátiques de la Peninsule Iberique», vol. 111, Lám XXII. Lagny 1933.

(2) GARCIA ARRANZ, J.J.: «La pintura rupestre esquemática en la comarca de las Villuercas (Cáceres)>>. Salamanca, 1990.

(3) BREUIL,H.: Opus cit., vol. 1.

(4) GONZALO CORDERO, A. Y DE ALVARADO GONZALO, M.: «Nuevas pinturas rupestres en Extremadura». Revista de Arqueología n.º 143, Madrid, 1993.

(5) BELTRAN, A.: «El arte rupestre del Levante español». Encuentro Ediciones. Madrid,1982. pág 82.            .

(6) RUBIO ANDRADA, M.: «La pintura rupestre en el Parque Natural de Monfragüe, Cáceres». Cáceres, 1993.

(7) CABALLERO KLlNG, A,: «La Pintura Rupestre Esquemática de la vertiente sep­tentrional de Sierra Morena (provincia de Ciudad Real) y su contexto arqueológico». Es­tudios y Monografías n.º 9, Museo de Ciudad Real, 1983.

(8) LOPEZ PAYER, M. G. Y SORIA LERMA, M. (1988): «El Arte Rupestre en Sierra Morena Oriental, Jaén, España». La Carolina, Jaén, págs. 63 y 97.

(9) GOMEZ BARRERA, JA (1993): «Arte Rupestre en la Meseta Castellano Leo­nesa, Junta de Castilla y León, Consejería de Cultura y Turismo, Pág. 233.

 

 

 

Oct 122013
 

 Manuel Rubio Andrada.

         Dentro del numeroso repertorio que la pintura esquemática ofrece en la provincia de Cáceres, los temas cinegéticos cuentan con escasa pero significativas representaciones; al hacer esta relación no he tenido en cuenta un corto número de conjuntos en los que el tema venatorio aparece poco claro o confuso bien por la mala conservación de las pinturas o por que el autor no atinó a hacernos comprensible la escena. Las que os presento pueden considerarse del todo afortunadas por estar informadas de algunos aspectos naturalistas que permiten comprenderlas, al menos, parcialmente.

 

            He concretado el espacio provincial preferentemente por razones económicas y de tiempo pues un estudio minucioso y directo de las pinturas en una superficie mayor, al exigir sucesivas visitas, reclama una inversión de tiempo y dinero que, por ser bienes colectivos, reclaman acciones de las Instituciones de la Comunidad coherentes con su valoración. Quede claro que la abundancia de pinturas en la provincia de Badajoz exige un esfuerzo colectivo mayor.

 

            Las escenas cinegéticas plenas son poco numerosas en la pintura esquemática y si exceptuamos la fase naturalista dinámica, tal aseveración puede añadirse al resto de las realizaciones prehistóricas. Para que el tema sea tratado íntegramente es necesario que muestre protagonistas y antagonistas de la acción que, de hecho, es siempre variada; cazadores y reses son términos en oposición; entre ellos, hoy como ayer, se verifica un drama, éste tiene feliz final si el animal es capturado o abatido pero se convierte en poco menos que tragedia cuando a tantas sensaciones como lleva su acecho le sucede un mortal desenlace para el hombre. La función venatoria duraría buena parte del día e incluso serían varios, localización de los animales, selección de los más apropiados, y astuto traslado al lugar elegido con anterioridad por el hombre para su abatimiento. Los primitivos autores de estas pinturas, como sus vecinos del Levante, realizaron una instantánea estática de ese delicado y larguísimo proceso que, en los cacereños, ofrecía una mayor duración y especialización pues no bastaba con acechar los abrevaderos o en batida ya que, al desconocer el empleo del arco y la flecha – al menos no fueron representados -, la captura era mucho más compleja.

 

VALLE DEL RÍO RUECAS, CAÑAMERO

SIERRA DE LA MADRASTA, CONJUNTO DE LA PEDRERA DEL JOYU

lÁMINA I Ruecas MADRASTA II a Pedrera del Joyu

Lámina I.- Escena cinegética de la Pedrera del Joyu, valle del río Ruecas.

            El primer conjunto que os propongo (Láqm 1), está situado en el punto determinado por las coordenadas: latitud 39º 25´ 45´´ y longitud 1º 43´ 40´´ del meridiano de Madrid, hoja nº 707 denominada Logrosán, 1ª edición 1963.

             Se localiza en la margen izquierda del alto valle del río Ruecas, cerca de la curva hacia su nacimiento y ocupa un ligero saliente de cuarcitas en media ladera.

             La serranía de altura ofrece su interminable jaral, tupido y salpicado a veces por alguna encina; abajo, en el río las aguas purísimas y continuas dibujan una serpiente verde intenso: la alameda encerraba el río en su intimidad repartiendo una vida diferente, fresca e intensa, sobre todo en el estío, que se prolongaba en la penillanura hasta poco más allá de Logrosán. Con esta breve descripción he intentado mostraros su paisaje, como se desprende muy apto para la caza mayor; los venados encontrarían en estas rinconadas agua abundante, comida tierna y verde en la estrecha pero larguísima alameda, libertad y refugio en el jaral.

             El lugar se conoce como «Pedrera del Joyu» en la ladera W de la sierra de la Madrastra; fue descubierta por D. Juan Gil y D. Gracinao Bau en 1972; el grupo se situó en la parte S siendo necesario doblar un pequeño saliente rocoso para observarle; fue seleccionada una cuarcita, algo escondida, a unos 2 m de altura; su superficie  muy lisa presenta una tonalidad variable que va desde el blanco por la izquierda hasta el pardo rojizo; un racheado parece determinar la escena por esa parte. Su trazo es más bien fino y el colorido es rojo claro.

             En la derecha hay cuatro ancorados simples, bastante rígidos, y colocados de forma decreciente – nº 1,2,3 y 4-  que limitan la composición por este lado y parecen cerrar la cacería con relativa pasividad; el más superior parece inclinarse suavemente hacia otro más pequeño – nº. 5- al que coge de la mano prolongando su derecha.

             En la parte superior, hacia la izquierda, hay otro grupo de ancoriformes de ejecución y distribución algo más variada. La núm. 6 está muy deteriorado y se realizó con trazo algo más grueso, parece tener un corto tronco o tal vez su terminación inferior esté perdida. muy próxima hacia la izquierda se ve otra forma parecida, la. núm. 7, que fue realizada superiormente con bastante rectitud; en el extremo inferior del tronco se apuntaron tímidamente las extremidades inferiores y el sexo; destaca la extremidad superior derecha por estar visiblemente  alargada parece indicar con ello que nuestro cazador portaba un objeto, posiblemente una estaca. Descendiendo hacia el centro de la composición aparecen unas formas confusas por deterioradas, entre ellas hay dos líneas angulares en opuestos radicales que quizás estuvieron unidos superiormente, números 8 y 9. Continúa hacia la izquierda un nuevo ancorado simple de trazo mucho más grueso, con largo tronco y extremidades superiores, visiblemente inclinado hacia la izquierda – en general todas las figuras de este conjunto tienen esa tendencia – corresponde a la núm. 10.

             En la parte inferior del tronco de la núm.. 10 comienza la bella cornamenta de un venado logrado con bastante finura y algunos detalles naturalistas, núm. 11, es evidente su estatismo y una proporcionalidad disminuida con respecto a los hombres; las astas poseen al menos cuatro o cinco puntas – aunque ya maduro no es pues un animal de trofeo-; es la figura núm 12. Acompaña la parte posterior del animal, a la altura de sus cuartos traseros aunque se situó algo más bajo, la núm. 13, que corresponde  a la parte posterior de otro cuadrúpedo de menor tamaño que el ciervo, es perfectamente visible las extremidades posteriores el tronco y la cola, larga y erecta, típica de un cánido. La número 14 ocupa la parte central e inferior del panel y pertenece a otro cánido de tamaño algo mayor. Un personaje ancorado, de tronco muy alargado camina tras el venado e inmediatamente sobre los perros, es la número 15. Todavía pueden observarse a la derecha de esta figura unos emborronamientos que prefiero no describir por su contorno impreciso.

 

            Dada la disposición de los elementos que concurren en esta composición es fácil distinguir un grupo humano formado por largos ancoriformes, muy estáticos, que cierran la composición por el lado derecho. Continúa otra pequeña serie colocada con mayor libertad en la parte superior; en el personaje representado en la núm. 7 llama la atención la prolongación de su brazo derecho que posibilita suponer portaba un objeto de cierta contundencia y el trazado rectilíneo de su cintura escapular que muestra una conformación atlética; debajo de él, muy próximo a la cornamenta del ciervo un ancoriforme de mayor grosor u redondez que los demás indica también una mayor fortaleza; la 12 desvía la trayectoria del ciervo hacia la figura musculosa. Los perros contribuyen desde el otro lado a dirigir al animal por el camino previsto. Nada más se nos mostró en esta instantánea fiel reflejo de los instantes previos a la posible captura del venado. Se hace necesario, con estos mismos elementos y su disposición suponer el movimiento y su secuencia siguiente. La figura musculosa número 10 agarraría la cornamenta del venado; la núm. 15 intentaría derribar al animal agarrándole por la cola y ayudándose de los perros que, atacando los fuertes tendones de la parte baja inutilizarían para la marcha los cuartos traseros. La parte central de la cuadrilla llegaría pronto y entre ellos la atlética número 7 intentaría asestar los golpes finales en la nuca del animal. Finalmente aparecerían los batidores del fondo que habían empujado la res hacia su fatídico rincón. Sin duda el viento venía de esta parte y todos celebrarían la caza que, por esta vez debió tener feliz desenlace; ello motivó su pintura.

 

VALLE DEL RIO RUECAS, CAÑAMERO

CANCHO DE LA BURRA

Figura 2

Lámina II.- Cancho de la Burra, valle del río Ruecas, Cañamero (Cáceres).

            El segundo conjunto, Lám núm II, se encuentra situado unos 2 Km más hacia el S. en la margen derecha del mismo río y más o menos sobre la misma altura; se denomina popularmente como Cancho de la Burra. El crestón rocoso se alza a media ladera en una pradera desforestada de cómoda pendiente. La panorámica del valle es pura delicia.

             La textura de las cuarcitas es muy quebrada ocasionando pequeñas superficies marrones sobre las que se pintaron varios pequeños conjuntos de diferentes temáticas entre las que destacan en estilo naturalista estático dos pequeños cuadrúpedos – un venado y un alce – (Lám 3 y 4).

Figura 3      Figura 4

Láminas III y IV.- Venado y alce del Cancho de la Burra, valle del río Ruecas, Cañamero (Cáceres).

              El abrigo ofrece una cómoda visera hacia el E, distribuyéndose los paneles en dos zonas bien delimitadas por un saliente rocoso. El que ahora nos ocupa está a la izquierda del más central y como a metro y medio de altura; fue realizado en color rojo y trazo medio ocupando dos superficies contiguas.

             La número 1 es un doble ancorado de apuntada cabeza, largo y quebrado tronco, sexuado; las extremidades más bien pequeñas, arqueadas las superiores y más angulares las inferiores. La número 2 se situó algo más abajo a la derecha, es un ancorado simple realizado con rectitud la cintura escapular, acéfalo. Inmediatamente encima de la núm 2 se realizó la núm. 3; es otro ancorado de tipología simple de largos brazos y corto tronco, la figura es portadora en ambas manos de dos útiles cuyo contenido real se nos escapa aunque por la temática del grupo deben ser artilugios elementales. La número 4 fue dibujada inmediatamente encima de la 3 y corresponde a un cánido realizado con gran precisión y abundantes detalles naturalistas; se realizó el tronco con una línea de tendencia horizontal, algo elevada en la parte izquierda y estilizada en su terminación derecha; se indicó la cabeza con puntiagudas orejas, enveladas y ligeramente apuntadas hacia adelante, su cola corta y erecta; las extremidades lanzadas con suavidad expectante, la figura comunica una sensación naturalistas que ayuda a entender la composición. Delante del perro hay restos de pintura que denotan la existencia de otra figura, la número 5, entre los  pocos restos que quedan se aprecian algunos rasgos – cuerno derecho, terminación superior del izquierdo, rabo y algún fragmento de patas delanteras -, esto nos permite intuir la reconstrucción figurada de una cabra corriendo en sentido opuesto al de los personajes. una superficie contigua por la derecha muestra, con parecida factura, otros dos ancoradas simples, los números 6 y 7. Así, la representación de esta partida de caza queda perfectamente completada.

             Si hacemos una comparación con el anterior conjunto se evidencia en él la ausencia del grupo que situado en la parte superior izquierda fue denominado como batidores, por ello parece que la intención del autor, en este nuevo episodio, es concentrar la exposición en un plano más próximo a la captura que, en este caso parece tratarse de una formidable cabra acosada por un perro de notables dimensiones que se le acerca por la parte trasera izquierda. El grupo humano le corta la marcha, en especial el ancorado de larguísimas proporciones correspondiente a la figura 1; el racheado que limita esta composición por arriba e izquierda debe corresponderse con algún accidente geográfico que imposibilita la carrera por allí; de tal manera que el animal se nos ofrece arrinconado, sin otra salida que el lugar donde está el pequeño grupo humano; normalmente el perro comenzará mordiendo los tendones de las patas traseras para imposibilitar la marcha; tras esta operación el personaje núm. 1 iniciará la carrera con el animal ya herido facilitando nuevas agresiones del perro; el ancorado número 3, algo más grueso y semejante al número 10 del conjunto anterior, debe ser quien se acerque al animal con más contundencia y ayudado de los útiles que porta en sus manos seguirá la captura quizás procurando no inutilizarlo más; si se destinaba a la posible domesticación o acabaría inmediatamente si la finalidad era el consumo.

TÉRMINO DE BERZOCANA

RISQUILLO DE PAULINO

            Este conjunto (Lám V), está no excesivamente lejos de los anteriores aunque es necesario desplazarse hacia el NW y pasar la barrera montañosa de las Sábanas en dirección de Berzocana en cuyo término municipal se encuentra. Puede localizarse en la misma hoja del mapa 1/50000 y tiene de coordenadas latitud 39º 25´50´´, longitud 1º 45´, meridiano de Madrid.

 Figura 5

Lámina V.- Risquillo de Paulino, Berzocana (Cáceres).

           Para visitar este conjunto se puede partir de la población de Cañamero tomando la carretera que va a Berzocana. Poco antes de llegar al cruce de Solana – como un par de Km. – , hay a mano izquierda unas buena explanada; dejad aquí el vehículo y ascended por la parte opuesta hasta los primeros crestones que emergen a mitad de la ladera. Si queréis eludir las jaras debéis ascender más bien hacia la derecha; han de bastar 15 o 20 minutos.

 

            Llegados a la base del crestoncillo veréis con facilidad las pinturas en una superficie bastante lisa a la izquierda del abrigo. Esto se extiende hacia S. en plena solana de un pequeño valle deforestado y muy apto para la agricultura, en sus laderas el jaral lo invade casi todo, la masa arbórea está compuesta principalmente por robles, encinas, castaños y pinos, hacia poniente se extienden los recios robledales del viejo Alfoz trujillano; algún rabilargo nos gruñe desde los rebollos, más allá un milano caza entre los pinos… la fauna es pues más bien escasa.

 

            El extenso panel que aquí menciono, fue estudiado por A. González Cordero en le R.A. nº 143, insistiendo en la representación de manos con falanges mutiladas cuestión tan sorpresiva que domina otras pormenorizaciones. Para el tema que nos ocupa tiene especial interés la descripción de uno de los conjuntos claramente separado de los demás. Ocupa la parte central derecha del gran panel.

 

            Las figuras fueron pintadas en color rojo de variadas tonalidades y grosor. Al comenzar por la parte superior se observa una gruesa barra alargada y ligeramente inclinada hacia la derecha, núm 1, la línea parece terminar inferiormente con dos tracitos decreciendo su grosor hacia esa parte; fue pintada de rojo claro. Muy próximos a su derecha se ven dos pectiniformes, números. 2 y 3; ambos parecen querer confluir en su centro inclinando levemente hacia abajo el trazo superior correspondiente al tronco; el número 2 tiene cuatro apéndices rectos y decrecientes hacia la derecha y cinco el número 3 siendo ligeramente ondulados e igualmente decrecientes hacia el centro. Cerca de su extremo inferior hay seis puntuaciones, las núm.4, que se extienden horizontalmente bajo la anterior figura y prolongándose hacia la izquierda hasta el comienzo de la número 5. Esta se compone de un fino reticular sujeto en su parte izquierda por una especial raqueta formada por un trazo vertical acabado superiormente en horquilla; de aquí sale hacia la derecha un fino tracito; hacia la parte media del mismo vástago central hay otro más grueso visiblemente ondulado; el reticulado de este especialísimo artilugio termina inferiormente en forma de embudo; aun posee esta figura un tracito realizado en la parte derecha de la línea central. Inmediatamente está la número 6 que corresponde a un arquito con finísimo filamentos centrales. A la izquierda hay un manchón y puntuaciones aparentemente desordenadas y muy desvaídos, son la  7. Muy en el centro y bajo el eje sustentador del reticular aparece la núm. 8 que corresponde a la huella de una mano profundamente mutilada – la tercera del panel – , falta totalmente el dedo pulgar, las falanges terminales del anular y meñique. La extensión de la representación de manos visiblemente mutiladas – solo las dos falanges terminales de sus pulgares – a otro conjunto cercano de este mismo panel ayuda a su identificación como tal.

 

 Hay a su derecha tres tracitos verticales que hemos numerado con el 9. En la izquierda la  núm. 10 corresponde a la forma de un antropomorfo doblemente ancorado. Bajo él, a su izquierda otro semejante, el núm. 11, su ejecución es algo más esbelta. Completa el grupo de antropomorfos la número 12 que se situó unos 25 cm. más abajo, a la izquierda, es un ancorado simple acéfalo, realizado con un trazo grueso y de mayor tamaño de los anteriores. Bajo él una serie de puntuaciones bastante desordenadas constituyen la número 13. La 14 es un nuevo pectiforme, se dibujó en color algo más oscuro, bastante centrado, en la parte baja, en clara correspondencia con la vertical realizada desde el punto de unión de los troncos de los pectiformes 2 y 3, la punta baja del embudo reticular y el extremo izquierdo del tronco de este pectiniforme; su trazo horizontal correspondiente al tronco es bastante grueso y rectilíneo aunque visiblemente inclinado hacia la parte baja de la izquierda; de él se desprende cinco tracitos perpendiculares, paralelos y algo ondulados; el central es de mayor tamaño. Entre esta figura y el antropomorfo número 11 hay un manchón que numero con el 15,

 

            Entre las formas de este conjunto destaca tanto como la mano mutilada, el curioso objeto portador de una red; la herramienta parece destinada a capturar vivo algún tipo de animal. Interpreto el trazado de los pectiniformes superiores como una representación inconcreta de alguno de los grandes animales mamíferos que integran la caza mayor; por su disposición los  dos parecen dispuestos a luchar a testarazos, cosa natural entre algunos machos de esas especies. El otro pectiniforme se situó al otro lado de la red, de tal manera que marchando en línea recta de un grupo a otro los animales tropezarían con ella; lo probable es que se trate de un «reclamo» hembra en celo. El grupo humano, situado en la parte baja izquierda, parece colocado a cierta distancia, excepto el representado por la mutilación que aparece también como protagonista de primer orden observando y controlando la partida; la serie de puntuaciones número 4 debe indicar las huellas del camino hacia la red que llevaría el animal número 3 y la serie número 7 las que llevaría el grupo humano. De esta manera se realizaría la casa mediante red.

 

            Me pregunté si ello sería posible y explique el tema a conocedores de la materia, cazadores con experiencia de campo, y contestaron afirmativamente siempre y cuando se realizase en un lugar adecuado, previamente preparado al cual deben hacer mención las fig. número 6 y número 

 ABRIGO DEL CASTILLO DE MONFRAGÜE

TORREJÓN EL RUBIO

             Debemos trasladarnos al Parque de Monfragüe, en el término municipal de Torrejón el Rubio; localizándose en la hoja nº 651 del mismo mapa; tiene de latitud 39º 45´35´´ y de longitud 2º 21´47´´.

             Para visitar este lugar tomaremos la carretera Trujillo-Plasencia, pasada la población de Torrejón, a unos 10 Km., se separa a la derecha una estrecha carretera en dirección al picacho donde se encuentran los restos del castillo, al llegar a una pequeña explanada se deja el vehículo allí mismo en la base de las cuarcitas se abre la cueva que esta protegida con una verja de hierro.

             El abrigo tiene forma de pirámide triangular irregular, con el vértice superior en la parte interna. Las superficies utilizadas para pintar se encuentran en el lado izquierdo de ellas, el conjunto que ahora estudiaremos (Lám VI), se encuentra en la parte más externa, coincidiendo con el enrejado y como a metro y medio de altura.

Figura 6

Lámina VI.- Conjunto del abrigo del Santuario. P. N. de Monfragüe, Torrejón el Rubio (Cáceres).

             El conjunto que presentamos, fue realizado en color rojo y trazo de grosor alternante; se encuentra muy desvaído. La número 1 corresponde a un zoomorfo situado a la izquierda del grupo y nos muestra unas astas apaladas, ligeramente picudas en sus extremos superiores; la cabeza mira hacia la derecha con el hocico alzado y las prominencias orbitales bien marcadas; el tronco fue pintado largo y estrecho, lineal; de él salen inferiormente seis trazos alargados y paralelos; carece de apéndice anal por impedirlo un racheado de tal manera que el animal se pintó arrinconado. A la derecha de la terminación superior se dibujó un manchón en la misma tonalidad, número 2. Inmediatamente por la derecha hay una serie de finas líneas de tendencia vertical y paralelas, núm. 3. En la parte inferior derecha de esta serie de líneas se observa la número 4; corresponde a un antropomorfo invertido, la cabeza pequeña con picuda nariz dirige su mirada hacia la parte opuesta del animal, continua hacia arriba un tronco fusiforme; las extremidades inferiores cortas, angulares y de apariencia rudimentaria, en la derecha un par de ganchudos muñones parecen indicar algunos dedos; se trata de una figura masculina cayendo. a su lado derecho, tras un manchón, aparece el perfil de un nuevo antropomorfo, número 5; su cabeza solamente apuntada; las extremidades superiores en gruesa cruz; el tronco grueso presenta un voluminoso saliente a la altura del pecho; remata la figura dos extremidades inferiores, angulares, cortas y elementales. Muy cerca de la primera extremidad del animal y bajo su cabeza se dibujaron con gran fineza y cuidado dos figuras más, corresponde al número 6 a una forma de horca o rastrillo de ocho dientes con mango reforzado. La número 7 fue realizada con trazo mucho más cuidado y algo más oscuro, es la forma de un hacha enmangada.

 

            Por la forma de sus patas el zoomorfo número 1 parece corresponder a la representación de un gamo macho; la presencia de seis extremidades en vez de cuatro es cuestión que hace mención a la escasa valoración de este elemento y en general del factor cuantitativo en la mente del autor, al menos sobre este tipo de aspectos – la misma cuestión ocurría en un pectiniforme del risquillo de Paulino y se repite en algunas figuras realizadas por niños de 4 o 5 años en una etapa prelógica del desarrollo intelectual -, representan las extremidades de un animal, sin indicar mayor precisión. Como ya indiqué es evidente una posición de caída en el antropomorfo número 4; las líneas entre las que se pintó deben indicar la trayectoria, naturalmente de arriba abajo. La núm 5 corresponde por su marcado pecho a una mujer, que, por su disposición, parece huir. Las números 6 y 7 hacen mención a las armas del despeñado. La núm.. 6 debe corresponder a una gran horca o rastrillo semejante a las que hoy se utilizan colectivamente en algunas fiestas taurinas populares del área del NW de Extremadura y la zona limítrofe con Portugal; lo extraño es que fuera utilizado por un solo individuo; la núm. 7 corresponde a un hacha atada a un mango, su material debió de ser lítico pues en el caso que fuera metálica se habría utilizado con toda seguridad el arco y la flecha en la captura.

 

            El momento representado es posterior al encuentro entre el hombre y la res, el desenlace debió ser funesto para el cazador no así para su acompañante que tuvo tiempo para correr y contárnoslo de esta manera tan simple y precisa.

 CONCLUSIONES

             La escasez de conjuntos presentados constituye una expresión poco propicia para extraer conclusiones definitivas, aunque señalan  el sentido en el que otros trabajos de investigación puedan moverse. Por esto las conclusiones han de quedar supeditadas a los descubrimientos de otros trabajos venideros.

             No resulta difícil encontrar realizaciones con quien relacionar los conjuntos compuestos con antropomorfos ancorados pues a lo largo del tiempo y del espacio se utilizó con profusión; ello nos llevaría a realizar un estudio basado en estas formas cuestión que veo innecesaria en este estudio que, como vengo indicando, a de basarse preferentemente en la temática cinegética.

             Aparentemente no conozco paralelismos con quien relacionar estos temas. La pintura naturalista levantisca ofrece una clara ausencia de estos conjuntos representativos de formas elementales de caza, sin emplear el arco y la flecha. Están bien informadas en ellas los grandes animales propios del proceso venatorio pero, en mi opinión las pruebas de su captura son escasa por no decir nulas; en fases siguientes el arco y la flecha aparece ya como arma asociada a cuantas escenas de caza se representaron.. Igualmente está ausente el tema en el resto de la pintura esquemática, en ella las cuestiones idolátricas, cuantitativas, armamentístiscas… se suceden sin interrupción. En el N, el valle salmantino del río Batuecas tiene representaciones faunísticas que indican indirectamente alguna motivación cinegética pero muy alejadas del desarrollo de una cacería en toda regla como nos muestran los conjuntos cacereños.

 

            Estos nos ofrecen la visión de una actividad colectivista, propia de una sociedad cazadora compuesta posiblemente por pequeños grupos. En ellos cada individuo o conjunto de individuos tiene una especialización determinada por sus condiciones naturales; unos baten, otros detiene al animal, otro le corta el camino con una pirueta, otros lo acosan con perros. Es curioso observar como en los dos primeros conjuntos, los autores o autor plasmó en la figuras alguna particularidad individual, los corredores aparecen finos y alargados, los musculosos son figuras rechonchas… Cuando en esta actividad, necesariamente colectiva y especializada, hace su aparición la individualidad, posiblemente inflamada con la prepotencia infantil que da el poseer un arma o un artilugio, el resultado es nefasto para el cazador; esta cuestión hemos visto se plasmó en Monfragüe con bastante realismo.

 

            Entrar a fijar una cronología precisa de estos conjuntos es tarea por el momento precipitada; si es posible señalar la ausencia en ellos de los arqueros como cazadores individuales al rececho del animal o bien como partidas al ojeo; esta cuestión  sitúa nuestros conjuntos en fases inmediatamente postpaleolíticas, en un Epipaleolítico o en un temprano Neolítico (1). En el sentido de su evidente antigüedad habla la mutilación de la mano, más visible a la derecha del gran panel del abrigo de Paulino, Barzocana (Cáceres), y que está presente entre las realizaciones paleolíticas de Maltravieso, Cáceres; El Castillo, Santander; Gargas, Alto Pirineos, Francia. otro dato a tener en cuenta sobre su antigüedad es la pequeña representación naturalistas del alce, figura número 4, en un saliente superior de la parte central del cancho de la Burra, en Cañamero; el alce es animal del clima frío, difícil de explicar su existencia en las Villuercas sin una mayor aproximación a los tiempos de la última glaciación,. Intento cimentar con estos datos, de indudable interés, el carácter primitivo, aparentemente autóctono de estos conjuntos esquemáticos incluso acompañados de formas abstractas – ausencia de cuerna, múltiples patas – , propio del esquema mental de un individuo inserto en sociedades prelógicas.

 

            Todas estas cuestiones nos conducen inevitablemente por su temática a situar los comienzos del esquematismo antes de la fase 4 de la pintura naturalista levantina (2) y con ello creo que nos aleja cada vez más de pensar que las realizaciones con ese estilo fueron exclusivamente un fenómeno importado del próximo Oriente traído por colonos metalúrgicos del Calcolítico.

 

            Para finalizar hay que preguntarse que ocurrió artísticamente en el área peninsular dominada por el esquematismo cuando hizo su aparición el arco y la flecha pero ello parece tema propio para realizar otro estudio de mayor envergadura.

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

(1)  Arias González L. y Jiménez González C.; Puntas de flecha líticas en le Calcolítico Ibérico. R.A. nº 113 Madrid.

 

(2) Beltrán Martínez, A.: El Arte Rupestre del levante español. Encuentro Ediciones, Madrid 1982, pag 82

 

 

 

 

Oct 112013
 

Manuel Rubio Andrada.

 INTRODUCCION

      En realidad el título de este trabajo debe ser: «La Sirena de Monfragüe, ¿antítesis de las fuentes de un mito?.

 Actualmente las fuentes del mito transcrito por Homero en la Odisea son tenidas por relatos populares griegos que unificados por Homero, fueron transmitidos al resto del mundo conocido a través de las colonias griegas. Esta es la tesis. La antítesis que yo propongo es que ese mundo exterior es quien también facilitó, a través de las relaciones, los temas que Homero unificó en la Odisea para conocimiento del mundo griego.

 Comienzo recordando brevemente el mito de las Sirenas narrado por Homero en la Odisea, según todos los indicios, en la segunda mitad del S. VIII.

 Ulises, rey de Ítaca, en una de sus numerosas aventuras, al regreso de la guerra de Troya charla con la diosa Circe que le previene de los peligros que le acecharán si se acerca a la isla poblada por las Sirenas; le recomienda que, si desea oír sus cantos dulces, aunque pérfidos, debe ser atado en su embarcación y sus compañeros taponar sus oídos con cera para no caer en la inclinación terrible de acercarse a la isla donde moran. En efecto, al acercarse, Ulises oye de aquellos extraordinarios seres los temas familiares que deseaba oír y ordena dirigir el rumbo hacia ellas, sus compañeros no pue­den oírle; reman presurosos y consiguen alejarse de los temibles escollos que habían acabado con los navíos de imprudentes navegantes; sus huesos dijo la venerada Circe, pueblan la playa de la isla maldita.

 Desde entonces, cuando alguien nos cuenta dulcemente lo que deseamos oír puede que esté iniciando «un canto de sirenas» que nos puede arrastrar al nau­fragio personal si persistimos en ver lo que deseamos por encima de la realidad.

No obstante lo dicho debemos reseñar que en el medievo su morfología se trasformó y pasó de ser ave-mujer a pez-mujer. En nuestra cultura actual el contenido de las sirenas también ha variado, siendo benéfico; un ser tan bellamente imaginado fuese incapaz de realizar maldades y sí sufrirlas.

 El descubrimiento en un covacho del parque Natural de Monfragüe de una pequeña pintura bastante naturalista representando a una sirena pez-mujer, posibilita quizás la existencia de un mito en esta co­marca cacereña en tiempos próximos aunque quizás algo posteriores a su inclusión en la Odisea en el cual era protagonista esa forma reinventada en la Edad Media (Lám 1, fig 1 ).

 Tal fue la conclusión que hice tras su descubrimiento hace ya más de una década; lo comenté con algunos profesionales y aficionados serios, cuyo silencio me pareció que era bastante indicativo; decidí archivar el descubrimiento en espera de mejor ocasión en espera de nuevas aportaciones que clarificaran más este hecho, es decir, otros descubrimientos con los que poder establecer relaciones más allá de lo estilístico (1).

Lámina I

 Lámina I.- La Sirenita de Monfragüe.

Figura 1

Figura 1- Dibujo de la Sirenita de Monfragüe.

 OTROS MOTIVOS RELACIONABLES

Entre las cerámicas de influencia ibérica encontradas en el castro de La Coraja, AI­deacentenera – Torrecilla (Cáceres), apareció un fragmento que mostraba la pintura en rojo vinoso de un caballero guerrero y su cabalgadura; lleva en su cintura espada afalcatada; un pequeño escudo redondo porta en su mano izquierda. Su estilo naturalista aunque estático, bien pudiera pertenecer a una  pintura rupestre de finales del estilo levantino.  Aunque con temas tan distantes su estilo encaja con el de nuestra Sirenita, ya que ambos están realizados con un tosco naturalismo sin que atinen a trasmitir movimiento; también a ambos apuntan su distribución centrada. Por el arma que presenta el caballero y el entorno donde aparece el fragmento, señalan claramente un horizonte cercano al s. IV antes de C.

Lámina III

 Lámina II.- Los posibles motivos acuáticos de algunas cerámicas de del poblado de la Coraja.

 Un motivo acuático parecido al empleado en Monfragüe muestra la decoración de unos  fragmentos de cerámica del mismo poblado, pertenecientes a un gran recipiente hallado en el relleno de una gran rampa –hoy arrasada-, que descendía hacia el arroyo Moro, el del oeste, en dirección a la necrópolis. (Lám II).

 La sirena fue pintada centralmente ordenada y esta distribución tiende a alejarla de las obras muy primitivas, tratando un  tema (mujer-pez) que por ahora parece que único dentro del arte esquemático  y que nosotros situamos de manera provisional en la cultura inmediata prerromana.

 

 BIBLlOGRAFIA

 (1) Rubio Andrada, M.: (1992). «La pintura rupestre en el Parque Natural de Monfra­güe», Cáceres, Pág. 69 Y ss.

    

 

                                                                               

 

 

Oct 102013
 

Esperanza Bravo Zuíl y José Luengo Blázquez.

El presente trabajo es el primero de una serie de ellos que ­tenemos en preparación, de los que en conjunto llamaremos “Raíces y costumbres del pueblo”, y que en sucesivas ediciones de estos Coloquios los iremos dando a conocer.

Con dichos trabajos queremos contribuir a que las costumbres de nuestros pueblos no solamente no se pierdan, sino a la vez darlas a conocer y promocionar en lo posible, ese rico folklore y costumbres, dichos populares o refranes, medicina popular, que con nuestro mo­desto trabajo podamos ir recopilando y porque “quién es del pueblo debe aprender del pueblo”.

Comenzamos nuestro estudio -y de ello tratamos en estos Co­loquios de Extremadura- con el capitulo que hemos titulado “Manojo de Refranes”. ¿Por que comenzar por ellos y no por otro tema? Pues muy sencillo, porque el proverbio es el que más a menudo utiliza la gente del pueblo para expresarse. ¿Quién alguna vez no ha estado hablando con gente del pueblo y para contarle algún hecho o historia no han recurrido a los refranes, como por ejemplo este tan conocido de “Dime con quién andas y te diré quien eres”?

El trabajo está realizado basándonos en unos 400 proverbios o refranes populares y más que un estudio minucioso de cada uno de ellos -cuya exposición nos llevaría mucho tiempo- sólo iremos citando a lo largo del trabajo alguno de ellos -hemos hecho una recopilación de los mismos agrupándolos por actividades y por su contenido.

Tras leerlos y releerlos, hemos podido observar como a través de los tiempos, citamos refranes del siglo XVI como son:

 

            “Mas cuidado te da un enemigo que consolación cien amigos”.

 

O este otro:

 

“Si tienes enemigos, ten tus ojos por guarda”

 

(Ambos recogidos de las Crónicas Trujillanas del siglo XVI, pág. 167). Y otros posteriores como por ejemplo:

 

“Muerto el perro, se acabó la rabia”.

 

“Para hablar mal, más vale callar”.

 

Y en todos ellos vemos como el saber popular nos muestra a través de ellos una moraleja, que nos enseña y vale para varios aspectos de nuestra vida.

 

Quién alguna vez no ha recurrido al ver la climatología a algún refrán que nos cite el hecho climatológico que estamos viviendo. Por ejemplo cuando en Trujillo un año nieva ¿quién es el que no escucha aquello de?

“Año de nieves, año de bienes”.

 

O a primero de año este otro de:

 

“Año nuevo, vida nueva”.

 

Para luego seguir citando varios dichos populares para cada mes del año, así podemos citar:

 

“Eneru veraneru, ni pajú en el pajar, ni granú en el graneru”.

 

“Enero carambanero”.

 

“En febrero, busca la sombra el perro, en marzo el perro y el amo, y en Abril, el perro, el amo y el barril”.

 

“Marzo ventoso y abril lluvioso, sacan a mayo florido y hermoso”

 

“Por San Juan, cigüeñitos a volar”.

 

“Por Santiago, pinta el gajo”.

 

“Lluvia de Agosto, lluvia de miel y mosto”.

 

“Septiembre, quién tenga trigo que siembre”.

 

“En octubre le baja a la oveja la ubre”.

 

“Noviembre, dichoso mes, que entra con los Santos y sale con San Andrés”.

 

“Por Navidad, un ciego lo conocerá, y por Reyes hasta los bueyes”.

 

 

Vemos como a través del refrán podemos poner los medios para evitar algunos males que sino nos pasarían desapercibidos y como consecuencia de ello los sufriríamos en nuestras carnes y negocios.

También son estos proverbios de gran ayuda para el agricultor y ganadero, indicándole, por ejemplo, cómo y cuándo tienen que sembrar, cuando tiene que vender y comprar, etc., tal y como podemos ver en los siguientes ejemplos:

 

“El cerco de la luna le enjuga, el cerco del sol moja al pastor”.

 

“Hasta que no se acabe la vendimia no se friegan los canastos”.

 

“Dijo el trigo a la ceba, Dios te dé mala segá”.

 

“Siembra en polvo y cogerás en gordo, siembra en mojao y recogerás doblao”.

 

“Cuatro meses, cuatro semanas y cuatro días la puerca parida”.

 

“Por la vendimia vende tu gallina, y por Navidad la vuelves a comprar”.

 

“El higo bueno debe tener: ojo de viuda, capa de pobre y pescuezo de ahorcado”.

 

 

Pero los refranes no solamente dan consejos y sacas moraleja que te puedan servir para tus negocios, también se ocupan de darte consejos para cuidarte y evitar la enfermedad. En ellos se basó el celebre doctor D. Juan Sorapán, para escribir su conocida “Me­dicina Española…”. Muchos de estos proverbios populares los pudo conseguir de los perseguidos y condenados por la Inquisición al ser médico de la misma, dicen así algunos de ellos:

 

“Quien quiera vivir sano, cene poco y cene temprano”.

 

“Pan de ayer y carne de hoy y vino de antaño, traen al hombre sano”.

 

“Mas mató la cena, que salvo Avicena”.

 

“De hambre a nadie vi morir, de mucho comer cien mil”.

 

“Comida fría y bebida caliente nunca hicieron buen vientre”.

 

“Aceituna una es oro, dos plata y la tercera mata”.

 

“Si quieres tener dientes limpios, limpiar: o con oro, o con plata, o con vinazga, o con nonada”.

 

“Si quieres que tu hijo crezca, lávale los pies y rápale la cabeza”.

 

“Carne de pluma quita del rostro la arruga”.

 

“Come poco, cena más y dormirás”.

 

“Come poco, y cena más, duerme en alto y vivirás”.

 

 

Y como no se van a dedicar a un aspecto de la vida tan na­tural y deseado, como es la diversión, la bebida y el juego. En algunos de ellos se nos cuentan los beneficios y también perjuicios del vino, como por ejemplo:

 

“Lo que no va en vino, va en lagrimas y suspiros”.

 

“La mujer y el vino, hacen al hombre de tino”.

 

“Dijo Salomón, que el buen vino alegra el corazón”.

 

“Si queráis que baile, ande el barril delante”.

 

“La casa envinada, medio empeñada”.

 

Y sobre el juego nos dicen:

 

“En la mesa y en el juego se conoce al caballero”.

 

“A ningún marrano se le quita la baraja de la mano”.

 

 

Y no solo se quedan en esto, sino que te aconsejan sobre algo tan íntimo, como son los propios tratos sexuales:

 

“Dieta, mangueta y siete nudos en la bragueta”.

 

 

Pero como pensar que el saber popular iba a olvidarse en sus refranes, de una cosa tan natural y rutinaria como son nuestras propias necesidades fisiológicas, así podemos citar algunos como:

 

“El que pronto lo huele, cerca lo tiene”.

 

“Para cagar descansado, precisa estarse sentado”.

 

“Por muy -culitin, culitin- que sea, no hay -culitin, culitin-  que no se pea”.

 

 

Y para terminar, no dejaremos de citar algunos proverbios que afectan o se refieren al buen hacer y a la moral de cada uno, indi­cándole y aconsejándole como debe obrar con y hacía los demás, así tenemos:

 

“Pereza y llave de pobreza”.

 

“El dar es honor y el pedir dolor”.

 

“Haz bien y no mires a quien”.

 

“Hijo eres y Padre serás, cual hicieres tal habrás”.

 

“Del viejo el consejo y no muy lejos”.

 

“El que tenga hembra que calle la lengua, y el que tenga varón, que tape al ladrón”.

 

“Donde se saca y no se mete pronto se llega al hondón”.

 

“El que mucho corre pronto para”.

 

“Cuando la cochina se lava la cara to el mundo la repara”.

 

“Padrino de boa y alcalde de aldea, quien quiera ser que lo sea”.

 

“Cuando la barba de tu vecino veas pelar, hecha la tuya a remojar”.

 

“Quien a hierro mata a hierro muere”.

 

 

 

Para finalizar este modesto trabajo, adjuntamos un anexo en el que se relaciona por apartados, según a lo que se refieren y nos enseñan, aproximadamente unos 400 refranes. Esperamos que esta pequeña aportación a dar a conocer algo de nuestra cultural popular les haya interesado o al menos haberles hecho pasar un rato agradable y, lo que es más importante, que con este modesto trabajo hayamos logrado que, al memos, estos 400 proverbios no se queden en el olvido (14 refranes sobre el año y sus meses; 24 refranes referentes al campo; 3 refranes sobre el vino; 40 refranes sobre medicina; 54 refranes sobre lo económico; 64 refranes morales; y 79 refranes varios).

 

 

REFRANES SOBRE EL AÑO Y SUS MESES

 

“Año nuevo, vida nueva”.

 

“Año de nieves, año de bienes”.

 

“Eneru veraneru, ni pajú en el pajar, ni granú en el graneru”.

 

“Enero carambanero”.

 

“En febrero, busca la sombra el perro, en marzo el perro y el amo, y en abril, el perro, al amo y el barril”.

 

“Febrero mocho que solo tiene veintiocho”.

 

“Por San Blas cigüeñitas verás”.

 

“La flor de febrero no llega al frutero”.

“Marzo varía siete veces al día”.

“Marzo ventoso y abril lluvioso sacan a mayo florido y hermoso”.

 

“En marzo se acuesta la gente un rato, en abril échate a dormir, en mayo aunque no quiera el amo y en junio todo el mundo”.

 

“Por abril, las aguas mil”.

 

“Golondrina anticipada, primavera muy templada”.

 

“Primavera fría, cosecha tardía”.

 

“Las chaparritas de abril todas caben en un barril, y si el barril se quiebra, ni en el cielo ni en la tierra”.

 

“San Marcos llena los charcos”.

 

“En abril se echan las mujeres a dormir”.

 

“En ayo quemó la vieja el escaño y en junio, porque no lo tuvo”.

 

“Mayo caliente y lluvioso ofrecen bienes copiosos”.

 

“Por San Juan, cigüeñitos a volar”.

 

“Quien no trilla en junio, no trilla agosto”.

 

“Por Santiago, pinta el gajo”.

 

“Por San Agustín, mocitas al candil”.

 

“Lluvia de agosto, lluvia de miel y mosto”.

 

“En agosto, frío en rostro”.

 

“Por la vendimia vende tu gallina, y por Navidad la vuelves a comprar”.

 

“Septiembre, quién tenga trigo que siembre”.

 

“Por San Bartolomé las primeras aguas y por la Morenita las verdaderas”.

 

“A septiembre, todo el mundo le tiemble”.

 

“En octubre, le baja a la oveja la ubre”.

 

“En octubre, coge la yunta y cubre”.

 

“Por San Andrés, todo el día noche es”.

 

“Noviembre, dichoso mes, que entra con los Santos y sale con San Andrés”.

 

“Por Todos los Santos, a más tardar, el trigo has de sembrar”.

 

“Al llegar el invierno helado, esté ya el trigo arraigado”.

 

“Por Navidad, un ciego lo conocerá y por Reyes hasta los bueyes”.

 

“Por Navidad, cada oveja a su corral”.

 

 

REFRANES REFENTES AL CAMPO

 

“Como sembrarás recogerás”.

 

“Dijo el asno al mulo: quita allá orejudo”.

 

“El que sigue la caza, ese la mata”.

 

“El cerco de la luna le enjuga, el cerco del sol moja al pastor”.

 

“Ya se está pusiendo el sol, hacen sombra los terrones, mírale la cara al amo verás que jocín poní”.

 

“De Castilla el trigo, pero no el amigo”.

 

“De Extremadura el aceite, pero no la gente”.

 

“Quién siembra a su hora, más ríe que llora”.

 

“Cuatro meses, cuatro semanas y cuatro días la puerca parida”.

 

“Gallina con pollinos, tarde llega al molino”.

 

“El que va a leña verde, cuanto más anda más pierde”.

 

“No compres un burro cojo con intención de que sane, porque los buenos encojan y los cojos, cojos están”.

 

“Oveja que berrea, pierde bocao”.

 

“La cabra coja no quiere siesta y si la quiere caro le cuesta”.

 

“Estropeau de palus se jacin araos”.

 

“Hasta que no se acabe la vendimia no se friegan los canastos”.

 

“Burro cansao, burro empalmao”.

 

“Por Santo Domingo de Guzmán, cantó la gallina después de asar”.

 

“Viva la gallinita viva con su pipita”.

 

“Después del burro muerto, la ceba al rabo”.

 

“Oveja que bala, bocao pierde”.

 

“El que esta hecho a la azada no tome lanza”.

 

“El higo bueno debe de tener, ojo de viuda., capa de pobre y pescuezo de ahorcado”.

 

“Dijo el trigo a la cebá, Dios te dé mala segá”.

 

“Al puerco y a la rana no hay que sacarles del lodo”.

 

“Bien vale cabras coja, mientras el lobo no la coja”.

 

“Quien tenga miedo a los pájaros, no siembre alpiste”.

 

“Cuando se castiga a la perra, señal que el perro está lejos”.

 

“Siembra en polvo y cogerás en gordo, siembra en mojao y recogerás doblao”.

 

“El queso de abril para mí y el queso de mayo para el amo”.

 

“Por Santa Catalina mata la cochina”.

 

 

REFRANES SOBRE EL VINO

 

“Con las peras vino bebas, y sea el vino tanto que anden las peras nadando”.

 

“El que es amigo del vino, enemigo es de sí mismo”.

 

“Quién tuviere buen vino, bébalo y no lo dé a su vecino”.

 

“Lo que no va en vino, va en lágrimas y suspiros”.

 

“El vino anda sin calzas” (porque dice verdad).

 

“No hay tal testigo como un moduelo de vino”.

 

“Vino usado, y pan mudado”.

 

“Vino marido, que me sino (fino)”.

 

“Agua al higo, y a la pera vino”.

 

“Amárgame el agua marido, amárgame, y sábeme el vino”.

 

“El pez y el cochino, la vida en el agua y la muerte en el vino”.

 

“Después de beber, cada uno dice su parecer”.

 

“Dijo la leche al vino, bien seáis venido amigo”.

 

“Tal es el vino para los gargajos, cual San Bartolomé para los diablos”.

 

“Do entra beber, sale saber”.

 

“Hombres buenos, y picheles de vino, apaciguan el ruido”.

 

“La casa envinada, medio empeñada”.

 

“La vida del perdido, poco dinero y harto de vino”.

 

“La que se enseña a beber de tierna, enviará el hilado a la taberna”.

 

“La leche con el vino, tornase venino”.

 

“Cuando el viejo no puede beber, la guasa le pueden hacer”.

 

“La mujer y el vino, hacen al hombre de tino”.

 

“Quien tras ensalada no bebe, no sabe lo que pierde”.

 

“Puerco fresco, y vino nuevo, cristianillo al cementerio”.

 

“No me echéis agua al vino, que andan gusarapas por el río”.

 

“La leche y el vino hacen al viejo niño”.

 

“Pan en altura y vino en mesura”.

 

“Pan y vino andan camino, que no mozo garrido”.

 

“Suelas y vino, andan camino”.

 

“Dijo Salomón, que el buen vino alegra el corazón”.

 

“Si como me distes en el ojo, me dieras en el jarro, bonica me habías parado”.

 

“El vino como rey, y el agua como buey”.

 

“Sangraos Marina, sopa en vino es medicina”.

 

“Si así corres como bebes, vámonos a liebres”.

 

“Si queréis que baile, ande el barril delante”.

 

“De las aves que alzan el rabo, la peor es el jarro”.

 

“A bocado harán, espolada de vino”.

 

“Ajo pío y vino puro, pasan el puerto seguro”.

 

“Beber a codo alzado y hasta ver las armas del mal logrado”.

 

“El arroz nace en el agua y muere en el vino”.

 

“Donde entra el vino, salen verdades”.

 

 

REFRANES SOBRE MEDICINA

 

“Quien quiera vivir sano, cene poco y cene temprano”.

 

“Si quieres vivir sano hazte viejo temprano”.

 

“Pan de ayer, carne de hoy, vino de antaño, traen al hombre sano”.

 

“El mucho comer, trae poco comer”.

 

“Más mató la cena que salvó Avicena”.

 

“Come poco y cena más, duerme en alto y vivirás”.

 

“Come poco, cena más y dormirás”.

 

“De las carnes el carnero, de los pescados el mero”.

 

“Carne de pluma, quita del rostro las arrugas”.

 

“Capón de ocho meses para mesa de reyes”.

 

“Tapar la nariz y comer la perdiz”.

 

“Buena es la trucha, mejor el salmón, bueno es el sabalo cuando es de sazón”.

 

“Si quieres tener dientes limpios, limpiar o con oro o con plata o con vinazga, o con nonada”.

 

“Si quieres que tu hijo crezca, lávale los pies y rápale la cabeza”.

 

“Si quieres comida mala, come la liebre asada”.

 

“Comida fría y bebida caliente, nunca hicieron buen vientre”.

 

“Comer verdura y echar mala ventura”.

 

“El agua sin color, ni sabor, y hala de ver el sol”.

 

“Agua mala, hervida y colada”.

 

“Agua que corre, nunca mal coge”.

 

“Dieta, manqueta y siete nudos en la brageta”.

 

“De hambre a nadie vi morir, de mucho comer a cien mil”.

 

“Comer toda vianda, y tremer toda maleyta”.

 

“Quien se hecha sin cenar, toda la noche devanea”.

 

“Después de comer, dormir y de cenar pasos mil”.

 

“Por mucha cena nunca noche buena”.

 

“No le quiere mal quien le hurta al viejo lo que ha de cenar”.

 

“Carne de pluma si siquiera de Grua”.

 

“De aquella me deje Dios comer, que deja los pollos y comienza a poner y no de aquella gallina”.

 

“El viejo midale el aire y darle a el pellejo”.

 

“Todo pescado es flema y todo juego postema”.

 

“Carne, carne cría y peces agua fría”.

 

“De los colores la grana y de las frutas la manzana”.

 

“De la nuez el higo es buen amigo”.

 

“Aceituna y una es oro, dos plata y la tercera mata”

 

“Coles y nabos para en uno son entrambos”.

 

“El queso es sano que da el avaro”.

 

“De los olores el pan, de los sabores la sal”.

 

“Salud y alegría belleza cría, atavío y aceites cuesta caro y miente”.

 

“Come niño y criarte as come viejo y vivirás”.

 

“Jurado tiene la menta (yerbabuena) que al estomago nunca mienta”.

 

“En invierno y en verano el buen dormir es sobrado”.

 

“Cena y vete a echar por mal cabo la vida andar”.

 

“Más vale prevenir que curar”.

 

“Si el agua estropea los caminos, que será de los intestinos”.

 

“De grandes cenas, las sepulturas llenas”.

 

“Salud y pesetas y lo demás son puñetas”.

 

“La ensalá, salá, poco vinagrí y bien aceitá”.

 

“Si quieres llegar a viejo, guarda la leche en el pellejo”.

 

“De los cuarenta para arriba, no te mojes la barriga”.

 

“Hasta el cuarenta de Mayo no te quites el sayo”.

 

 

REFRANES SOBRE LO ECONOMICO

 

“Al hombre osado, la fortuna le da la mano”.

 

“Pereza, llave de pobreza”.

 

“De donde sacas y no pones, pronto hallarás el hondón”.

 

“El dar es honor y el pedir dolor”.

 

“Dinero llama a dinero”.

 

“Nunca mucho costó poco”.

 

“A caballo regalado no hay que mirarle el diente”.

 

“La avaricia rompe el saco”.

 

“Día de muchos, víspera de nada”.

 

“Dinero de avaro, dos veces va al mercado”.

 

“De lo que no nos cuesta llenamos las cestas”.

 

“Quién gasta según su hacienda, nunca será mendigo”.

 

“El pobre que se humilla es sincera avecilla”.

 

“A río revuelto ganancia de pescadores”.

 

“La prueba de oro es la piedra de los plateros, la de los hombres, dinero”.

 

“La vela que va por delante es la que alumbra”.

 

“Quien da luego lo que promete, da dos veces”.

 

“Para ser rico hay que ahorrar del pico”.

 

“El que gana un pleito queda en camisa y el que lo pierde sin ella”.

 

“Más vale saber que el poseer”.

 

 

REFRANES MORALES

 

“Dime con quien andas y te diré quien eres”.

 

“El amor y la fe, en las obras se ve”.

 

“Haz bien y no mires a quien”.

 

“Como sembrarás, recogerás”.

 

“Cada uno habla de la feria según le va”.

 

“Quien a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”.

 

“Quien mal anda mal acaba”.

 

“Hijo eres y padre serás, cual hicieres tal habrás”.

 

“El que tenga hembra que calle la lengua, y el que tena varón, que tape al ladrón”.

 

“Somos arrieros y por el mundo andamos”.

 

“En la mesa y en el juego se conoce al caballero”.

 

“Por la boca muere el pez”.

 

“Según el trato, así te trato”.

 

“Viendo al chozo se ve al guarda”.

 

“Obras son amores y no buenas razones”.

 

“En la boca de los niños y de los tontos está la verdad”.

 

“El agua clara y el chocolate espeso”.

 

“Ojos que no ven, corazón que no siente”.

 

“Se cree el ladrón que todos son de su condición”.

 

“Más pronto se coge a un mentiroso, que a un cojo”.

 

“Quien a hierro mata a hierro muere”.

 

“Más sabe el diablo por viejo que por diablo”.

 

“Hombre prevenido vale por dos”.

 

“E1 que a los suyos se parece, honores merece”.

 

“Quien bien te quiere te hará llorar”.

 

“Quien bien quiere a Beltrán, bien quiere a su can”.

 

“Amor, con amor se paga”.

 

“El trato engendra cariño”.

 

“El amor es ciego”.

 

“El hombre verdadero es como el cordero”.

 

“Quien siembra espinas, no ande descalzo”.

 

“El hombre pospone y Dios dispone”.

 

“Mal de muchos consuelo de tontos”.

 

“Quien al aire escupe en la cara le cae”.

 

“El que dice lo que no debe, halla lo que no quiere”.

 

“El que te aconseja pudiendo ayudarte no es buen amigo”.

 

“De tal palo tal astilla”.

 

“Más cuidado te da un enemigo que consolación cien amigos”.

 

“Si tienes enemigos, ten tus ojos por guarda”.

 

“Para hablar mal, mas vale callar”.

 

“Quien tiene vergüenza, ni come ni almuerza”.

 

“Siempre es más lo que se oculta que lo que se dice”.

 

“Aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.

 

“A Dios rogando y con el mazo dando”.

 

“Bien cuenta la madre, mejor cuenta el infante”.

 

“Estropeau du palus se jacin araos”.

 

“Cuando se te presenten varios caninos toma siempre el más recto, que es al mismo tiempo el más corto y seguro”.

 

“Quien quiere saludar a todos, pronto rompe el sombrero”.

 

“El que da pan a perras de otros, los suyos le ladrarán”.

 

“A donde fueres, haz lo que vieres”.

 

 

REFRANES VARIOS

 

“Al amigo y al caballo no cansallo”.

 

“Más vale medir y medir que cortar y arrepentir”.

 

“Quien no mira adelante, atrás se queda”.

 

“Quien espera desespera”.

 

“El que en casar acierta, en nada yerra”.

 

“Quien canta su mal espanta”.

 

“La buena presencia es carta de credencial”.

 

“A quien madruga Dios le ayuda”.

 

“Carga con gusto no pesa”.

 

“Agua pasada no mueve molino”.

 

“En esta vida caduca el que no trabaja no manduca”.

 

“Quien se ejercita descansa, y el que está en ocio descansa”.

 

“Huir de la pestilencia, con tres l.l.l., es buena ciencia”.

 

“La teja, cabe la oreja”.

 

“A tocino y berenjenas, quien tendrá las manos quedan”.

 

“Charco de granizo, hiel y ramadizo”.

 

“El que tiene boca se equivoca”.

 

“No hay tocino pa el puchero y escarapela pa el sombrero”.

 

“A la puerta del industrial llega el hambre y no quiere entrar”.

 

“El que con niño se acuesta, cagao se levanta”.

 

“Uno por madrugar, encontró un costal, pero más madrugó e1 que lo perdió”.

 

“La ayuda del niño es poca, pero quien la pierde es un loco”.

 

“Sardina que lleva el gato, tarde vuelve al garabato”.

 

“El lobo que no anda por sus pies no come la carne que quiere”.

 

“El que come por mano ajena, come mucho, pero nunca se llena”.

 

“El que perdió burro y mujer, no le queda na por perder”.

 

“El que anda alrededor de la miel, algo tiene que lamer”.

 

“No compres un burro cojo con intención de que sane, porque los­ buenos encojan, y los cojos, cojos están”.

 

“El mal del milano: la pata mala y el papo sano”.

 

“La cabra coja no quiere siesta y si la quiere caro le cuesta”.

 

“El zapato malo más vale en pie que en la mano”.

 

“Cuando la cochina se lava la cara, todo el mundo la repara”.

 

“El que con lobos anda a aullar se enseña”.

 

“Padrino de boa y alcalde de aldea, quien quiera ser que lo sea”.

 

“Cuando mi madri cierní yo me enjarimo pa que diga la gentí que yo he cernio”.

 

“Cuando yo hablo rechina un carro”.

 

“De las sopas se ha dicho, tres nombres tienen las condenás: gachas, pucha y poleás”.

 

“Regotra a chorizo sin haber comío morcilla”.

 

“El que mucho va y viene al molino tarde o temprano cae en el camino”.

 

“El que con dos empieza no llega a los sesentas”.

 

“A ningún marrano se le quita la baraja de la mano”.

 

“Burro cansao, burro empalmao”.

 

“Cama dura, picha tiesa”.

 

“El que mucho corre pronto para”.

 

“Cuando la barba de tu vecino veas pelar, pon las tuyas a remojar”.

 

“La zorra muda de pelo, pero no de costumbres”.

 

“En el comer y en el rascar todo es empezar”.

 

“E1 que la sigue la consigue”.

 

“E1 que la persigue la mata”.

 

“El que va a mear y no pee, es como el que va a escuela y no lee”.

 

“Los cuervos y los milanos, forman una algarabía, la misma forma frasquito cuando no tiene comida”.

 

“Todos los caminos llevan a Roma”.

 

“Todos los caminos van a parar a mi casa”.

 

“Cuando menos bulto, más claridad”.

 

“El que pronto lo huele, cerca lo tiene”.

 

“Tanto fue el cántaro a la fuente que al final se quebró”.

 

“El que es cocinero antes que fraile, lo que pasa en la cocina bien lo sabe”.

 

“Mas vale tarde que nunca”.

 

“Muchos ajos en un mortero, mal los masa el majadero”.

 

“Viva la gallinita, viva con su pipita”.

 

“Mejor que conde o duque, fraile de Guadalupe”.

 

“Cuando está de Dios a la mano ha de venir”.

 

“Arrojar la cara importa, que el espejo no hay porqué”.

 

“Después del burro muerto la ceba al rabo”.

 

“A la vejez viruela”.

 

“Cuando el Diablo no sabe que hacer con el rabo, mata moscas”.

 

“Muerto el perro, se acabó la rabia”.

 

“Al perro flaco todo se le vuelven pulgas”.

 

“La calumnia es como la mierda, cuanto más se la menea, más huele”.

 

“El que más mira menos ve”.

 

“Para muestra solo basta un botón”.

 

“El que mucho corre pronto para”.

 

“Lo que se llora no se mea”.

 

“Para todos sale el sol”.

 

“Abrir una escuela, equivale a cerrar una prisión por muchos años”.

 

“Oveja que no bala, bocao que pierde”.

 

“El tuerto es el Rey en el país de los ciegos”.

 

“Al mal tiempo buena cara”.

 

“No se puede tender la pierna más allá de donde llega la sábana”.

 

“Matar después de atar”.

 

“En boca cerrada no entran moscas”.

 

“El que está de pie mire no caiga”.

 

“El movimiento se demuestra andando”.

 

“No hay mal que por bien no venga”.

 

“Más debe estudiar el que más sabe”.

 

“Borriquitos hay que tocan la flauta por casualidad”.

 

“Quien es defectuoso es sospechoso”.

 

“El que esta hecho a la azada no tome la lanza”.

 

“Quien tiene lengua a Roma va”.

 

“A falta de pan buenas son tortas”.

 

“Más vale maña que fuerza”.

 

“Barriga llena… corazón contento”.

 

“A la mujer bigotuda de lejos se la saluda”.

 

“De noche todos los gatos son pardos”.

 

“Quien nació loco no sonó nunca”.

 

“Quien tiene vicio en su infancia hasta la tumba le alcanza”.

 

“Quien no tuerza bien la ropa, no secará en tres días”.

 

“No hay peor sordo que el que no quiere oír”.

 

“Dijo el trigo a la cebá, Dios te dé mala segá”.

 

“Lo poco agrada y lo mucho enfada”.

 

“El saber no ocupa lugar”.

 

“Caballo grande ande o no ande”.

 

“El que mucho abarca poco aprieta”.

 

“El tiempo es oro”.

 

“Mas vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”.

 

“Cuando el río suena, agua lleva”.

 

“Dame pan y llámame tonto”.

 

“Perro que ladra no muerde”.

 

“Este gallo que no canta, algo tiene en la garganta”.

 

“Para cagar descansado, precisa estarse sentado”.

 

“Ande yo caliente y ríase la gente”.

 

“Así la vida va andando, unas veces riendo y otras llorando”.

 

“El casado casa quiere”.

 

“En tales días, tales textos”.

 

“Cada oveja con su pareja”.

 

“No hay arroyo sin puente”.

 

“Sarna con gusto no pica”.

 

“En casa ajena el alma en pena, en casa propia el alma en gloria”.

 

“Por muy –culitin, culitin- que sea, no hay –culitin, culitin­ que no se pea”.

 

“La sartén y la mujer en la cocina estén”.

 

“Dios me libre del toro manso que del bravo me libro yo”.

 

“Viste un palito y verás que bonito”.

 

“Más vale tarde que nunca”.

 

“También de la elegancia su principal valor es la sustancia”.

 

“La letra con sangre entra”.

 

“El bien que viniere para todos sea y el mal para quien lo fuera a buscar”.

 

“Al puerco y a la rana no hay que sacarles del lodo”.

 

“Al villano no hay que darle vara en mano”.

 

“Desdichadas las casas en las que canta la gallina y calla el gallo”.

 

“El pez grande se come al chico”.

 

“Al buen entendedor, pocas palabras le bastan”.

 

“Bien vale cabras cojas, mientras el lobo no las coja”.

 

“Quien lava la cabeza al amo pierde jabón y tiempo”.

 

“Más vale ser pájaro de campo que de jaula”.

 

“El que no se embarca, no pasa la mar”.

 

“El gato escaldado del agua fría huye”.

 

“Quien se viste de lo ajeno en breve lo desnudan”.

 

“Quien tenga, miedo a los pájaros no siembre alpiste”.

 

“Cuando se castiga a la perra señal de que el perro está lejos”.

 

“Carnavales: la feria de las mujeres, a la que no la salga novio que espere al año que viene”.

 

“Nunca se huele el cagao”.

 

“El muerto al hoyo y el vivo al bollo”.

 

“A quien Dios se la dé, San Pablo se la bendiga”.

 

Oct 092013
 

XXIX COLOQUIOS HISTÓRICOS DE EXTREMADURA.

BARRIO MOYA, José Luis UNA COPIA DE «LA TÚNICA DE JOSÉ», DE VELÁZQUEZ, ENTRE LOS BIENES DE LA DAMA EXTREMEÑA DOÑA MANUELA DE ARGÜELLES (1972)

El 21 de agosto de 1722, don Juan de Santa María, tesorero ge­neral del arzobispo de Toledo y secretario del Tribunal de la Inquisición de la ciudad de Córdoba, declaraba su próximo enlace con doña Ma­nuela de Argüelles, ¡lustre dama extremeña, nacida en la localidad de Hornachos. Con motivo de este matrimonio doña Manuela de Argüelles hizo relación de los bienes que aportaba al mismo como dote, en­tre los que se contaban muebles, ropas y vestidos, joyas y objetos de plata, tierra en Pastrana (Guadalajara) y Valdefuentes (Cáceres), así como una pequeña pinacoteca cuya pieza más interesante era una co­pia de «La túnica de José», cuyo original, pintado por Diego Velázquez en 1630, se conserva en la actualidad en la Sala Capitular del monas­terio de El Escorial.

BAZAGA IBÁÑEZ, Manuel J. EL CONVENTO DE SAN ANTONIO DE TRUJILLO, SUS ORÍGENES Y DESAPARICIÓN

Se pretende con este pequeño trabajo dar a conocer algunas vici­situdes por las que pasó el Convento de San Antonio, hasta su desapa­rición abatido por las leyes e ideas de principios del siglo XIX. Ha sido el gran desconocido en nuestros días pese a la fama de santidad de que go­zaron en su tiempo las Religiosas acogidas en sus muros.

CALLE CALLE, Francisco Vicente EL SEPULCRO ESCULTURADO DE SANTA MARÍA DE PLASENCIA

El objeto de la presente comunicación es el estudio iconográfico e iconológico de las escenas que adornan un sepulcro medieval que se en­cuentra en el claustro de la Catedral Vieja de Plasencia. Este sepulcro fue estudiado en su día por el doctor Marcelino Sayans Castaño, quien pu­blicó sus conclusiones en un libro titulado «El sepulcro esculturado de Santa María de Plasencia». A partir de este estudio hemos intentado reinterpretar las escenas del sepulcro placentino. Las conclusiones a las que hemos llegado nos permiten decir que estamos ante un sepulcro de una gran riqueza iconográfica, que le convierte en un caso excepcional dentro del arte funerario del periodo.

CARRASCO MONTERO, Gregorio RELIGIOSIDAD POPULAR EN LAS BROZAS DE «EL BROCENSE»

Se admite como fecha del nacimiento del ilustre humanista el año 1523. Algunos fijan el 20 de julio como día de su nacimiento. Los archivos civiles no existían. El cumplimiento de los Decretos Conciliares Tridentinos relativos a los libros sacramentales no se ejecutaron ni unánimemen­te ni al mismo tiempo en todas las parroquias. No existen referencias bau­tismales de grandes santos e ilustres personajes de la mayor parte de los siglos XVI hacia atrás.

En Santa María de la Asunción, la primera y la mayor de las parro­quias de Brozas comienzan los libros de Bautismo en 1563. Doce años después se abrió el de Casados y el de Finados comenzaba sesenta y dos años más tarde. En la segunda parroquia, desgajada de la anterior y con sede en la que fue ermita de los Mártires se procedió a la apertura del libro de Bautismos en 1572, once años más tarde que en Santa María. El de Casados avanzada la siguiente centuria, pero 47 años después que el de Bautismos. Finalmente comenzaba el de Finados en 1699, ciento veintisiete años después del primero de dicha parroquia. Las cofradías son expresión, no única, más o menos organizada, de la llamada Religio­sidad Popular. Diez existieron en la villa de la Encomienda Mayor. Cree­mos que la mayoría de ellas desarrollaban sus actividades en la época de Francisco Sánchez de las Brozas, pero no contamos con los libros de es­tatutos de ellas. Los más antiguos libros conservados empiezan en 1600 y son libros de asientos, listas, acuerdos, visitas o cuentas.

Nos hubiera gustado manejarlos. En ellos se expone la naturaleza de cada cofradía, derechos y obligaciones de los miembros que se inte­gran en las mismas.

Pero hemos hecho incursiones en los que tenemos que, además de ofrecernos curiosidades de diverso tipo, son indicativos de cómo estaban metidas en la en­traña de la sociedad desde muy atrás en el tiempo: Las cofradías son de las más claras manifestaciones de la religiosidad popular. Y sin duda vivieron tal ambiente los padres y el mismo Brocense.

CORRALES GAITÁN, Alonso J. R. LOS ARCHIVOS Y EL FONDO BIBLIOGRÁFICO CACERENSE

En la actualidad a las puertas del siglo XXI, cuando la informática ha ocupado la gran parte de nuestro mundo, es necesario que realicemos una visión retrospectiva a ese amplísimo mundo por el cual se han regido la totalidad de los pueblos civilizados, es decir el fondo bibliográfico.

Aquí, en Cáceres, se conserva un elevado número de archivos y bibliotecas que en gran medida continúan prácticamente en el mismo es­tado que hace cincuenta o cien años, lo que dificulta notablemente su ma­nejo y catalogación.

La base de todo este impresionante fondo bibliográfico y docu­mental continúa en gran parte bajo la propiedad y el cuidado de particu­lares, en el mejor de los casos, y en otros ya ubicado fuera de nuestras fronteras regionales.

FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, Teodoro OBISPO, REBELDE Y MÁRTIR

Se cumplió recientemente el sexquicentenario del óbito de un gran patriota, fiel y heroico servidor de la Iglesia y defensor de la fe. Sus mor­tales reliquias descansan en el majestuoso templo catedralicio. Su nom­bre D. Ciriaco Varela, ilustre, culto y santo pastor de almas. Nació en El Escorial, 16-IX-1776, obispo de Plasencia, que murió desterrado en la provincia de Cádiz, el 13-111-1848. Toda persona está condicionada por el marco de la historia con el ambiente que la perfila en su entorno social y político, familiar, cultural y religioso. El título de este trabajo y mi sencillo estudio biográfico son ya luminosos y sugerentes: «Obispo, Rebelde y Mártir». Cada ser humano se clasifica según la escala de valores impe­rante, aplicada con justeza a sus ideas, obras y vida. Está vigente el pen­samiento del genial Águila de Hipona, que modernizó Ortega y Gasset con este enunciado archiconocido: «Yo soy yo y mis circunstancias».

No estamos inmunizados frente al clima del tiempo. Fatalmente lo respiramos, vivimos y asimilamos, aunque frenados por la sabia prudencia.

Afirman los filósofos y teólogos moralistas que las circunstancias son capaces de modificar la bondad o malicia de las acciones humanas. Sería interesante conocer el juicio de S. Pablo sobre el Vaticano II, y el de Colón sobre los viajes espaciales. Monseñor Cipriano Varela, ilustre obis­po de Plasencia, no fue un prelado de turno. Su personalidad destaca en la historia diocesana y hasta en la nación hispana. Abundaron los obispos sabios y santos, pero por lo menos los martirizados por su celo pastoral y firmeza en defensa de la Iglesia. Es digno tan insigne prelado y santo Pastor, que dio su vida por salvar a sus ovejas sin asustarle cruces, en­fermedades, cárcel, destierro y muerte. Goza de méritos suficientes para que se abra el necesario proceso diocesano y suba un día a la gloria de Bernini. La todavía reciente proximidad del sexquicentenario de su óbito es ocasión que clama por incentivar a los diocesanos placentinos a sacar del frío sueño del olvido el nombre y santa vida de D. Ciríaco Várela, re­conocer su virtud y proclamar su heroísmo de Pastor bueno que dio su vi­da con entereza admirable por su fidelidad al Evangelio, a la Iglesia y a las almas de sus diocesanos.

FLORES BAUTISTA, Juan Cándido MORENO GONZÁLEZ, Manuel LA MUERTE: HECHO Y FENÓMENO EN VALENCIA DE ALCÁNTARA (1740-1811)

La muerte en el Antiguo Régimen era un elemento importante y presente en la propia vida de los hombres, de hecho, a través del estudio que hoy los historiadores de la edad moderna hacen de la muerte se pue­den advertir, no sólo los distintos comportamientos de una variable demo­gráfica, sino también, y siempre que se utilice una base teórica y una me­todología adecuada, aspectos y actitudes de esos hombres ante la vida, en terrenos que traspasan la pura religiosidad y se internan en la historia de las mentalidades.

Teniendo en cuenta ese potencial explicativo, que podemos en­contrar en el estudio de la muerte, nosotros vamos a intentar, a lo largo de este trabajo, acercarnos un poco más a la vida y transcurrir histórico de una población extremeña fronteriza durante gran parte del siglo XVIII y los inicios del siglo XIX (exactamente desde 1740 hasta 1811), a través del estudio de la mortalidad y de las actitudes ante la muerte de los individuos que residen en ella.

Para ello, vamos a dividir nuestra exposición en dos apartados: el primero tendrá un carácter casi exclusivamente demográfico y en él pro­curaremos establecer la evolución y principales características de la va­riable mortalidad a lo largo del periodo estudiado y definir, en la medida de lo posible, los principales ciclos por los que atraviesa la población, de­teniéndonos en aquellos años en los que el incremento de los índices nos sitúan ante presuntos años críticos.

Con tal objetivo, en este primer apartado hemos consultado los li­bros de difuntos de las dos parroquias de Valencia de Alcántara, los de Ntra. Sra. de la Encarnación, contenidos en el Archivo Diocesano de Cáceres, y los de Ntra. Sra. de Rocamador que pudimos consultar en el Archivo Parroquial de dicha Parroquia.

A ello hay que añadir la consulta, en los casos que ha sido posible, de los libros de actas capitulares que existían en el Archivo Municipal de la localidad, fuente esencial en la que podremos constatar, entre otras cosas, las particularidades que el hecho fronterizo introduce en el estudio de una población de Antiguo Régimen.

FLORES OLAVE, Lucía LA PERSONALIDAD JURÍDICA DE LA MUJER EN LA EXTREMADURA MODERNA

La Moral Eclesiástica defendía un modelo de estratificación social según el cual a las mujeres correspondía efectuar funciones de apoyo efectivo al varón dentro de la familia, de producción doméstica y de repro­ducción biológica; todo ello bajo la supervisión de una indiscutible auto­ridad masculina.

Así, hablar de mujeres en la vida de la Extremadura Moderna es tratar de sus actividades en un periodo durante el cual las mujeres tenían que hacer frente a las filas de una sociedad masculina gobernada por una teología totalmente masculina y por una moral hecha por hombres para hombres.

Ya desde la infancia, la niña estaba en la misma situación de im­potencia legal que su hermano, pero su educación consistía fundamen­talmente en inculcarle el ideal femenino de pasividad y sumisión a sus pa­dres y a su futuro marido. Su matrimonio, generalmente a una edad muy temprana, significaba el dominio total por parte del marido y, en la prác­tica, la desaparición de todos sus derechos legales mientras durara el en­lace.

Dado este constante sesgo intelectual y jurídico hacia la inferiori­dad de la mujer y hacia el derecho de dominio de su marido sobre ella, es natural que la mayoría de las actividades de la mujer seglar, ligadas inevitablemente a las necesidades de la vida cotidiana, se dieran por su­puestas o se subsumieran en logros del marido. Las únicas mujeres con personalidad jurídica, caso aparte lo constituyen las religiosas, eran las viudas, éstas ejercían a menudo un auténtico poder personal y tenían in­fluencia como individuos independientes.

GARCÍA-MURGA ALCÁNTARA, Juan REFLEXIONES SOBRE UNA POLÍTICA DE MUSEOS PARA EXTREMADURA

El concepto y significado actual de la palabra museo, derivado de musa, como fuente de inspiración de las artes, se refiere especialmente al templo de la obra artística, un refugio vivo, pero no inerte, de lo que el espíritu humano es capaz de producir con la hermosura y el sentido es­tético como fin último, en un acto de plena libertad, pero desde el punto de vista de la sociedad actual, un museo es un gran almacén o archivo de cosas hermosas dentro de él, pero muchas veces innecesarias o inú­tiles fuera de ese recinto. ¿El museo es un instrumento para la acción po­lítica o cauce de vivencia cultural? Contestar de varias maneras a esta pregunta es uno de los objetivos de la presente comunicación, que pre­tende también plantear unas reflexiones sobre los museos regionales y locales, a veces ejemplares, auténticos guardianes del patrimonio histé­rico-artístico que, de no ser por su existencia, podría desaparecer desde sus manifestaciones más genuinas.

Objetivos novedosos de la política museística, que habrían de reforzarse y consolidarse, deberían ser la conservación y conocimien­to de colecciones particulares, la difusión de las obras de arte desde los primeros niveles del sistema educativo, el engrandecimiento de la Cultura, es decir, del espíritu humano, el ennoblecimiento de la Políti­ca, que es también una de las más grandes manifestaciones del espí­ritu humano.

GODOY BARRADO , Javier OBRA RETABLÍSTICA, PICTÓRICA Y ESCULTÓRICA DOCUMENTADA EN LOS LIBROS DE FÁBRICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR DE TRUJILLO (1559-1896)

La reciente constitución de la asociación «Amigos de Santa Ma­ría» , cuyo objetivo principal es la recuperación paulatina del esplendor artístico que merece esta iglesia, me llevó a emprender el estudio de sus «Libros de Fábrica», con el fin de documentar todas las obras retablísticas, pictóricas y escultóricas que tuvo y las que aún conserva, lugar ori­ginal de cada una de ellas y cambios que han sufrido de emplazamiento a lo largo de su historia,

El presente estudio pretende ser un elemento de juicio y actuación en futuras obras de recuperación de patrimonio artístico para Santa Ma­ría, además de una fuente de rico contenido documental. A un lado he de­jado otros aspectos, como la orfebrería, ornamentos, etc.

El trabajo, a manera de guía, va recorriendo todas las capillas y al­tares sepulcrales de la iglesia, describiendo los retablos, esculturas y ad­vocaciones de cada uno de ellos y los cambios sufridos, sobre todo a par­tir de la invasión francesa, durante la cual se robaron y destrozaron mu­chas de estas obras.

La base principal de este estudio son los Inventarios de 1582, 1595,1729,1743 y 1756, además de la lectura de todas las Cuentas de los Libros de Fábrica durante el periodo 1559 a 1896, año en que se tras­lada la parroquia de Santa María La Mayor a la iglesia del exclaustrado Convento de San Francisco.

Al final del trabajo inserto una relación cronológica de pintores y es­cultores documentados, y termino con un apéndice documental de los in­ventarios mencionados anteriormente.

GONZÁLEZ GONZÁLEZ, Ana María EN NOMBRE DE LA VIDA: APROXIMACIÓN A FELIPE TRIGO Y D. H. LAWRENCE

Trabajo que se acerca a la vida y a la obra del novelista extremeño Felipe Trigo y del inglés D. H. Lawrence. Ambos han sido tachados de es­critores eróticos durante mucho tiempo y, aunque esta consideración ya ha cambiado para Lawrence y empieza a cambiar para Trigo, gracias a estudios notables y reediciones, dicha etiqueta reductora sigue ensombreciendo la obra de los dos para muchos de los que no se han acercado a leerlos directamente.

Sus biografías presentan no pocas y, en ocasiones, sorprendentes coincidencias, algunas de las cuales son abordadas aquí. Infancia rural que les permitió conocer el habla dialectal de sus regiones que luego em­plearon ambos en sus novelas para caracterizar personajes y criticar la sociedad de su tiempo. Educados esmeradamente. Devoradores de lec­turas desde su infancia y primera juventud. Profundizan en los hallazgos de los grandes novelistas franceses del S. XIX.

Pero más allá de todo eso, lo que seguramente hizo que corrieran una suerte paralela en la consideración negativa de su obra es la concep­ción semejante que tienen del arte. Para ellos la novela es la repre­sentación máxima de realidad y de la vida. Ambos reivindican a través del erotismo y de personajes femeninos la independencia de la mujer, cosa que debió molestar en su tiempo y países más que el «erotismo» con que se pretendió arrinconar sus escritos. A nuestro juicio deben ser reconsi­derados como dos escritores excepcionales y vitalistas apasionados y, sobre todo, deben ser leídos.

HIDALGO MATEOS. Antonio CARIDAD Y ASJSTENCIA EN EL ANTIGUO RÉGIMEN, LAS ORDENANZAS GENERALES DEL REAL HOSPICIO, CASA DE EXPÓSITOS, HUÉRFANOS Y ACOGIDOS DE LA CIUDAD DE BADAJOZ

El hospicio de Badajoz era el único que había en la Provincia de Ex­tremadura. Comprendía a todos los pueblos del Obispado de Badajoz, así como a los del Obispado de Coria y a los de los tres Prioratos de las Or­denes Militares de Mérida, Llerena y la Serena, bajo el título de nuestra Señora de la Piedad. En primer lugar tenía como objeto acoger, lactar y criar todos los niños expósitos así como a los pobres que comprendían los mencionados términos. Asimismo se encargaba de mantener y educar en él a todos los niños así como a los más pobres, los miserables y los desamparados. Finalmente, otro de los propósitos del mismo fue el de corregir y mantener a todos aquellos implicados en determinadas causas con la justicia, así como la de acoger a aquellos a cuyo cargo estuviera su educación, siempre y cuando en la casa Hospicio hubiera lugar sufi­ciente para habilitar determinados departamentos para ellos, así como rentas suficientes para costearlo.

IGLESIAS AUNIÓN, Pablo UN CONFLICTO COMUNAL ENTRE LA CIUDADDE MÉRIDA Y SU COMARCA: LA VILLA DE MONTIJO. SIGLOS XVI-XX

La comunicación que se presenta a estos XXIX Coloquios Histó­ricos de Extremadura bajo el título Un conflicto comunal entre la ciudad de Mérida y pueblos de su comarca: la Villa de Montijo. Siglos XVI-XX, es fruto del análisis de cinco siglos de enfrentamientos entre la ciudad de Mérida y los pueblos que configuraban su comarca, encabezados por la villa de Montijo. Iniciado en la segunda mitad del siglo XVI, logra presentar su conjunto documental, una importante parcela de lo que fue la socie­dad, el modelo económico y político de la Extremadura del Antiguo Ré­gimen.

El Pleito, alcanzó una extraordinaria importancia en el siglo XVIII, por lo que este trabajo recoge con detenimiento una visión de los dos grandes núcleos poblacionales protagonistas del pleito: la ciudad de Mé­rida y la villa de Montijo en la centuria del dieciocho.

Directamente, se realiza un recorrido por los pueblos y aldeas que configuraban la denominada Comarca Emeritense durante todo el Anti­guo Régimen, analizándose los problemas que conllevó el aprovecha­miento comunal de estas tierras y de cómo ésta, la tierra, fue durante el Antiguo Régimen, un bien tan preciado que provocó pleitos y duros en­frentamientos como el que en este estudio se analiza, el cual no se ter­minó hasta la II República.

JIMÉNEZ MATEOS. Rufino PUNTUALIZACIONES SOBRE LA VIDA Y OBRA DE FRANCISCO PIZARRO

Trabajo recopilatorio sobre la vida y obra de Francisco Pizarro con aproximaciones a la fecha de nacimiento, lugar de nacimiento, dónde y cómo se desarrolló su juventud, sus virtudes, su carácter, su constancia, su lado humano, su fe, su vida y su muerte.

Tomado de los cronistas de la época, que vivieron su conquista y de otros más recientes, que aportan luz a mi pretensión, pero especial­mente basado en dos obras.

Las «Obras Completas» de Pedro de Cieza de León y la «Historia de la conquista del Perú» de William H. Prescott.

Pedro de Cieza, vivió la conquista, fue conquistador y pisó toda la ? tierra conquistada anotando datos en directo día a día, trabajando cuando los demás descansaban…

William H. Prescott, con memoria impresionante, retenía hasta 30 páginas de memoria, con grandes defectos de visión, que no conoció la conquista y quien sólo conoció parte de las obras de Pedro de Cieza. Au­tor que tiene antipatía a los Pizarro, pero que ante Francisco, a veces se rinde ante la evidencia e incurriendo en contradicciones.

LÓPEZ LÓPEZ, Teodoro Agustín LOS TERRITORIOS PRIORALES DE LAS ÓRDENES MILITARES EN LA BAJA EXTREMADURA

Durante siete siglos la Orden de Alcántara tuvo en la comarca de la Serena los Prioratos de Magacela (Villanueva) y Zalamea, así como la Orden de Santiago de la Espada tuvo el provisorato de Llerena (Mérida, conjuntamente) en la zona sur de Badajoz y pueblos limítrofes de Cáce­res. Somos deudores culturalmente de las hazañas, que protagonizaron en la Reconquista, como el patrimonio religioso que dejaron en las tierras bajoextremeñas.

Dos periodos diferenciados se distinguen: Por un lado los siglos XIII-XV de los grandes Maestres y Priores, ocupándose del orden ju­risdiccional y espiritual, respectivamente, y por otro los siglos XVI-XIX bajo la Corona, siendo maestres los Reyes de Castilla y León hasta la ida de Isabel II, ocasión que aprovechó Pío IX para su extinción con la Bula «Quo gravius» (1873), anexionándose los pueblos a la catedral más cercana.

Digno de resaltar son las donaciones de Fernando III y Alfonso IX a las Ordenes Militares, que repueblan las tierras reconquistadas, quie­nes potencian o levantan los castillos medievales, en torno a los cuales se vasallan distintos pueblos. Son seis fortalezas: Alange, Hornachos, Mérida, Montánchez, Montemolín y Reina, que aglutinaron 74 pueblos bajo la acción santiaguista y las fortalezas alcantarinas de Magacela y Zalamea, con 14 pueblos.

Toda la historia religiosa de estas zonas se incorpora a la diócesis pacense, haciéndola cinco veces mayor, cuando se produce la anexión.

MARTÍN JIMÉNEZ, Marcela LA CAPELLANÍA DEL ARCEDIANO D. RODRIGO PÉREZ, NATURAL DE CASAR DE CÁCERES, EXTREMADURA, EN LA CIUDAD DE LOS REYES, PERÚ

El Acta de Fundación de la Capellanía del Arcediano D. Rodrigo Pérez con la que se da testimonio del cumplimiento del testamento en «pro e doctrina» de los naturales de la Ciudad de los Reyes Perú, es un valiosísimo documento recogido del original, que presento a estos XXIX Coloquios Históricos de Extremadura.

Para mí es increíble poder reunir datos extremeños y peruanos, confirmar con lo que de Casar de Cáceres estaba preparando al llegar los escritos del Perú.

MARTÍN MARTÍN. Teodoro EL CONVENTO DE SANTA CATALINA DE LA VERA A FINES DEL ANTIGUO RÉGIMEN

La presente comunicación trata de llevar a cabo el análisis de un documento de fines del Antiguo Régimen. Se trata de una serie de in­ventarios que se mandan realizar en 1821 por los funcionarios de la Junta Nacional del Crédito Público tras las leyes de exclaustración. La reforma de los conventos que se lleva a cabo en el Trienio Liberal afec­ta al Convento de los dominicos de Aldeanueva de la Vera, el cual verá expulsados sus religiosos, incautadas sus propiedades y obras de ar­te. De todo ello se hace mención en este documento cuyo original se halla en la sección conventos suprimidos del Archivo Diocesano de Plasencia.

MONTAÑÉS PEREIRA, Roberto C. LEÓN LEAL RAMOS (1881-1959): UNA VIDA ENTREGADA AL APOSTOLADO SOCIAL

La presente ponencia pretende ser una retrospectiva crítica de la figura de León Leal Ramos (1881-1959), personaje destacado en la his­toria cacereña durante la primera mitad del siglo XX. Su transcendencia histórica derivaría del importante papel que desempeñó en la provincia altoextremeña en su lucha por la mejora humana y material de las clases sociales más humildes. Desde sus hondas convicciones religiosas como activo propagandista del movimiento de Acción Social, León Leal perso­nifica todos los proyectos de redención social desde diversos frentes te­máticos y planos de la realidad.

El objetivo de este estudio no es otro que la sistematización de las líneas generales de su pensamiento social a partir del análisis de la prolífica y fecunda producción intelectual que dejó su vocación divulgadora de los problemas sociales a lo largo de cinco décadas de intensa dedicación al apostolado social. Sus trabajos revisten la mayor de las veces un solemne tono de denuncia amarga y desgarrada que deja entrever una luz para la esperanza. Su espíritu generoso, optimista y vivaz, unido a su enorme voluntad de trabajo le permitió diseñar desde una óptica religiosa diversas soluciones sociales que comprendían desde medidas de índole socioeconómica como la fundación y expansión de instituciones de cré­dito popular (Cajas de ahorro) o la transformación del sistema de propie­dad rústica con vistas a una distribución equitativa de la riqueza, hasta medidas de alcance moral, la potenciación de la educación como instru­mento de regeneración social.

MORENO MORALES, Marcelino APROXIMACIÓN ESTADÍSTICA A LA MORTALIDAD Y MORBILIDAD EN UN PEQUEÑO MUNICIPIO EXTREMEÑO ENTRE 1875 Y 1880

Esta comunicación presenta datos estadísticos acerca de la mor­talidad y la morbilidad en un pequeño municipio de Extremadura (Salva­tierra de Santiago, en la provincia de Cáceres) entre los años 1875 y 1880. Podemos apreciar que la mayoría de las muertes están relaciona­das con el aparato digestivo y el respiratorio y cómo más de la mitad de defunciones corresponden a niños de menos de 10 años. Por otra parte destacan como meses con mayor número de defunciones julio y febrero, siendo la estación con más defunciones el verano. Por lo que respecta a las enfermedades que causan más muertes en cada mes es necesario destacar como en enero más de la mitad de las muertes corresponden a causas relacionadas con el aparato respiratorio. Por el contrario en julio tres cuartas partes de las muertes se relacionan con el aparato digestivo. Y en diciembre casi dos tercios de las defunciones están originadas por patologías cerebrovasculares.

Entre las causas de muerte encontramos algunas tan curiosas co­mo: Bronquitis capilar, crujo verdadero, hidrohenia cerebral, reumatismo visceral y calentura hetria, ser incompatible la vida con el medio externo,«metroperitonitis consecutiva a un aborto», «erisipela flegmonosa» de las extremidades inferiores, pústula maligna y edema pulmonar «cistitis con incuria absoluta y peritonitis», «sifilides escamosa confluyente», «eclampasia sintomática de la dentición», «enfermedad de Mugnet», quemadura extensa en la región lumboglútea, asfixia por inmersión en el agua de la fuente de beber, reblandecimiento cerebral y úlcera, fiebre in­termitente perniciosa de forma cerebral, «coqueluches», «nefritis albuminúrica y edema consecutivo», «obturación del agujero del bozal», disen­tería, «anasarca e hidrohernia cerebral», bocio exoftálico, «hidropericardia y anasarea consecutiva», cistitis del cuello.

PASTOR SERRANO, Juan José A CAISA

Un pueblu serranu, Berruecana, una caisa cun portas gordas, qui dain pasu aun patiu cun porta a derecha, una escaleira empina qui subi a sobrau dil grandi e iargu coicina. Coimedul, un ventanina jaci intrar llur a coicina desdi a calli.

A fondu jai coicina cun fugón in mediu, dus poyatas alus laus pa sentirse, separa pur arcu achatau dil coimedul.

Sabi e fugún as lloris ondi poni e calderu agarrau a aitu sobri un maeru di castañu.

II comedeul tie unus treinta metrus di Iargu e mesmu e sobrau.

Enfrenti dil patiu jai un arcu, dus asientus a ambus laus paira lus centiñeras.

Entrandu jai una saila, enfrenti un jabitaciun cun porta di robli cun liboris esquimatices, e utra jabitaciun mais chica, con ventaninas aimbas a jortu, aimbas portas eiran noblis.

A otru lau jai un esqualeira a dobli, corriu to a Caisa, perú en os refortis di as maeras del techumbri jabian figuris groitescas qui imponin a subir.

Ista caisa debiu teñir un Ordin Melitar, pur su coicina-coimedul tan grandis, pur sus asientus a entra di a caisa, e pur añeju sus portas labras; peu salir Dius Cuandu;

In esta caisa puo pasar asina; A as seis di a maiñana il Maestru se leibanta e cun sus más allegaus encargan que jagan lumbri e prepaireis il almuerzu pa lus que están en caisa, jecharcharramandusca rapiamente alumbri e truer leiña e jacer las migas e truerme un cofi enseguita e un guevu escalondrigau.

Enseguita i truen su caiballu, jiremus a curcha e jaremus algu cun lus caiballus, mintras los soldaus jarán ejercicius e i rejoyu jasta a jora di a pitanza.

A doci venís us que jai en as pueblus e comieran cun nosotrus.

PAULE RUBIO, Ángel PIEDRA DE ALTAR VISIGODA EN SANTA CRUZ DE PANÍAGUA (CÁCERES) HERÁLDICA EN VILLANUEVA DE LA SIERRA

PELEGRI PEDROSA, Luis LOS APROVECHAMIENTOS COMUNALES EN LA SERENA EN EL SIGLO XVIII

Los aprovechamientos comunales fueron esenciales en la comar­ca de la Serena a lo largo del Antiguo Régimen, sin ellos no puede enten­derse ni la distribución de la propiedad de la tierra ni la economía gana­dera. Estos aprovechamientos se distribuían en tres jurisdicciones: los bienes de propios contenidos en los respectivos términos privados de ca­da población, los baldíos comuneros, disfrutados junto a otras villas y, por último, los pastizales aprovechados en la Real Dehesa de la Serena. To­dos ellos configuraban la propiedad amortizada, o de manos muertas, que estaba excluida del mercado de la tierra e incluía a las grandes de­hesas.

El último territorio mencionado constituyó la denominada Real Dehesa de la Serena, situada en su mayoría en el terreno «estepario» de la comarca, de suelos pizarrosos y poco profundos, pero dotada de finos pastos codiciados por los ganados trashumantes. Su historia es la sínte­sis de la dialéctica entre intereses y ganados trashumantes de la Mesta y ganados riberiegos o autóctonos, y la necesidad secular de tierra y pas­to de las dieciocho villas del partido. Ambas partes se disputaban el arren­damiento que la Corona efectuaba de dicho territorio.

PÉREZ GUEDEJO. José Joaquín LAS CAMPANAS DE ALMENDRAL. SU HISTORIA

En los cuatro templos que aún están abiertos al culto en Almen­dral se conservan ocho campanas. En los libros sacramentales y en los acuerdos municipales han quedado constancia de las fundiciones de éstas, dando detalles de la cantidad de metal empleado, el costo, el fundidor, el lugar de fundición, el peso…

El lenguaje de las campanas ha sido importante en la vida de la población, parte de estos toques se han ¡do perdiendo con el paso del tiempo.

PERIÁÑEZ GÓMEZ, Rocío EL COMERCIO ESCLAVISTA EN LA BAJA EXTREMADURA DE LOS TIEMPOS MODERNOS: JEREZ DE LOS CABALLEROS

Conocemos la presencia de esclavos en la sociedad extreme­ña de los tiempos modernos gracias a algunas investigaciones que han permitido ampliar el espacio conocido sobre el tema. Con este trabajo queremos hacer una pequeña aportación en esa labor de reconstrucción del pasado analizando una de las manifestaciones del fe­nómeno esclavista: el comercio, en una ciudad extremeña, Jerez de los Caballeros.

Para este trabajo hemos aprovechado la información que nos brindan los protocolos notariales de dicha ciudad y que hemos vaciado para todo el siglo XVII, fijándonos especialmente en las escrituras de compra-venta y los poderes para vender esclavos. Estos documentos nos ofrecen una información única para conocer cuáles eran las carac­terísticas de ese tipo de actividad mercantil centrada en personas sin libertad: quiénes eran los habituales compradores y vendedores, las características de los esclavos que se venden, los precios que alcan­zan en el mercado, la repercusión de la guerra de independencia por­tuguesa en el comercio esclavista.

PRADO GARCÍA José Miguel DÍEZ-CANEDO Y LEÓN FELIPE UNIDOS POR LA VIDA, LA POESÍA Y EL DESTINO

El pacense Enrique Díez-Canedo, intelectual, poeta y crítico litera­rio eminente, tuvo una estrecha relación con el gran poeta León Felipe. El primer encuentro entre ambos se produjo en Madrid en 1929 y fue de­cisivo, especialmente para León Felipe en cuanto supuso su reconoci­miento definitivo como poeta. Para Díez-Canedo el descubrimiento del poeta añade mérito a su nutrida labor de crítico literario agudísimo, obje­tivo, cabal y generoso que supo apreciar la calidad literaria y humana por encima de las modas, conveniencias y otras razones ajenas al arte. La estimación y el aprecio mutuos como creadores y como hombres duró to­da la vida y más, como recordaremos en el caso de León Felipe, que le sobrevivió.

Crucial para la vida y la obra de ambos -y de tantos otros- serán la Guerra Civil y el exilio en México, donde volvieron a coincidir. En es­te periodo y en aquel primer encuentro en Madrid se centra este tra­bajo.

PULIDO MENDOZA, Manuel RESUMEN DE LA COMUNICACIÓN «CREACIÓN LÉXICA Y ESTÉTICA POSMODERNA EN LA OBRA LITERARIA DE MANUEL PACHECO»

Se ha señalado, recientemente, y con acierto, que la creación lé­xica es la nota predominante de la poesía de Manuel Pacheco. Cuando se nos planteó la posibilidad de realizar un trabajo acerca de esta desta­cada característica pachequiana, no era el qué y el cómo de la creación léxica de Pacheco lo que nos atraía, sino el porqué. Pacheco no crea nue­vas palabras, nunca antes leídas en poesía, por capricho o por incapaci­dad expresiva -que podría señalar algún crítico poco avispado o malicio­so-, sino como una consecuencia necesaria y coherente de su postura artística, tanto estética como ética. Es precisamente la madurez artística del badajocense la que lo lleva a esta libre experimentación vanguardista. Pacheco, con su peculiar forma de escribir a su «modo», dio ejemplo de una capacidad creativa vitalista y comprometida con el ser humano y su libertad. Pacheco demostró estar a la altura de sus tiempos y supo llevar a cabo, de forma individual, una producción literaria capaz de superar to­das sus limitaciones geográficas, políticas, económicas y de formación. Portante, se puede afirmar, sin temor a equivocarse tras una lectura aten­ta de sus libros, que la obra de Pacheco merece un lugar entre las mejores producciones de la posmodernidad literaria hispánica, con la que com­parte rasgos comunes: surrealismo, dadaísmo (la anti-poesía), vanguar­dismo expresionista (signismo), actitud iconoclasta, lúdicay naive, vita­lismo y compromiso con la libertad humana.

QUIJADA GONZÁLEZ, Domingo DON JUSTO CORCHÓN GARCÍA Y EXTREMADURA

No son muchos los datos biográficos existentes sobre este gran geógrafo, historiador (más lo primero que lo segundo, aunque no descui­dó esta última faceta) y tantos otros atributos más que le podríamos apli­car sin exagerar demasiado; dado que su continuidad familiar o genera­cional se interrumpió en este sector extremeño, pues no conocemos pa­rientes directos en esta zona que nos puedan aportar algún otro elemen­to.

De todos modos, conocemos lo fundamental: Su obra de, en y para Extremadura; que, al fin y al cabo, es lo que deseamos enjuiciar; y -tal vez- nuestros lectores u oyentes conocer (si no lo han hecho ya, algo que me extraña en el colectivo de las Ciencias Sociales extreme­ñas).

Justo Corchón termina sus estudios en la Facultad de Filosofía y Letras de Madrid en el año 1941, al poco de concluir la fratricida Guerra Civil española.

Dos años después, en 1943, don Justo es nombrado -por oposi­ción- Catedrático de Geografía e Historia del Instituto de Enseñanza Me­dia de Cáceres; a donde llega y ejerce durante once años, en esa difícil época. A la vez que realiza su labor docente («con celo, competencia y entusiasta dedicación», a juicio de don Manuel de Terán), lleva a cabo otra misión (que podríamos considerar doble, aunque se complementa­ban ambas): La investigación histórica y geográfica extremeña (general o de algunos aspectos), y la realización de su tesis doctoral acerca de la comarca cacereño-toledana del Campo Arañuelo (en la que invirtió cinco años, para lo que recorrió «a pie, en bici o en coche de línea, y recalando en fondas y posadas», de acuerdo con Terán).

Una vez finalizada, lee su tesis en 1952 en la mencionada Univer­sidad de Madrid, mereciendo la calificación de «sobresaliente»; a la que conceden después el «Premio Extraordinario del Doctorado» de la Uni­versidad Central de Madrid (entre los vocales del Tribunal estaba el emi­nente geógrafo citado don Manuel Terán Álvarez, que haría el Prólogo cuando editó la obra). Su obra maestra -a juicio del anterior y de otros mu­chos-, y que sobresale sobre el resto de sus trabajos, aunque sólo sea porque constituyó el germen y la base para muchas de las posteriores, especialmente en el apartado bibliográfico.

También fue Académico correspondiente de la Real de la Historia, Socio de número de la Real Sociedad Geográfica, Secretario de la Co­misión de Monumentos de Cáceres, y otros más que ahora no recuerdo o que desconozco.

Fue becado por el Instituto Juan Sebastián Elcano, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, para poder llevar a cabo otra gran investigación (que rivaliza con la anterior): Bibliografía Geográfica Extremeña (que luego veremos). En esta obra colaboraron con él gran­des eruditos extremeños: Don Víctor García Camino, Rodríguez Moñino, Ortí Belmente, Conde de San Miguel, Vidal Box, Hernández Pacheco (E. y F.), Pulido, Martín Gil, etc.

RAMOS RUBIO, José Antonio CRÓNICA DE LA CONQUISTA DE LA VILLA Y CASTILLO DE TRUJILLO POR D. ALVARO DE LUNA

Aportaciones inéditas acerca de la toma de la villa y castillo de Trujillo por el Condestable de Castilla y Maestre de Santiago, don Álvaro de Luna, en la escena política de Castilla durante la tormentosa primera mi­tad del siglo XV.

Investigaciones recogidas de la propia «Crónica de Álvaro de Lu­na», así como de documentos del Archivo Municipal de Trujillo, de la bio­grafía del Condestable de Castilla, escrita por un familiar suyo (impresa en Milán en 1546 y en Madrid en 1784) y aportaciones de aquellos que espigaron los trazos de su extensa gloria literaria como Jorge Manrique, Quintana, Juan de Mena y Fernán Pérez del Pulgar.

Interesándonos en este estudio por la relación existente entre Tru­jillo y don Álvaro de Luna, con toda la llaneza y precisión que los textos originales merecen.

RIVERO, Francisco EL BRÓCENSE, EN EL TELETEXTO Y EN INTERNET

Y Cervantes escribió en La Galatea:

Aunque el ingenio y elocuencia vuestra Francisco Sánchez se me concediera Por torpe me juzgara, y poco diestra Si a querer alabaros me pusiera

Lengua del cielo única y maestra Tiene de ser la que para la carrera De vuestras alabanzas se dilate Que hacerlo humana lengua es disparate

¿Pero quién fue El Brocense? Francisco Sánchez nació en la vi cacereña de Las Brozas en 1523 y murió en Valladolid en 1600. Gramáticos como Ferdinan de Saussure o el norteamericano Noam Chomsky siguen sus teorías gramaticales cuatro siglos más tarde.

El Brocense se casó dos veces y tuvo 12 hijos, por lo que su vi fue entorpecida por la falta de dinero y tuvo que trabajar durísimo para alimentación de su prole. Aspiró a la cátedra de Retórica, en la Universidad de Salamanca. Fue suspendido varias veces hasta que al final lo consiguió. De padres pobres, estudió en Evora (Portugal) con sus tíos, cercanos a la corte lusa.

Fue El Brocense un hombre discutido y fanfarrón en las cosas del saber. Amaba, sobre todo, la Gramática, aunque también se interesó por las Humanidades griegas y latinas. También era aficionado a estudiar música, arqueología, cosmografía, astronomía, medicina, leyes, ciencia filosofía y también… algo de teología.

Su máxima era «Jamás estuve de acuerdo con mis maestros» Esto se lo aplicó como maestro a sus alumnos. Y tuvo serios problemas con la Inquisición. Se metió a hablar demasiado de temas teológicos y se’ envuelto en dos procesos inquisitoriales. El inquisidor Antonio de Arce hizo su retrato: «Sánchez es de ánimo libre e indócil».

No se ajustaba a las normas. En sus teorías llegó a decir cosas tan curiosas como estas: Negaba el nacimiento de Jesús en el pesebre, o que fuera circundado por Simeón.

También negaba que los Magos fuesen Reyes, que Santa Lucía se sacase los ojos, o que los teólogos supieran algo. La Inquisición repren­dió públicamente al maestro de la Universidad de Salamanca, y ahí que­dó todo. Era 1584, tras 30 años de catedrático.

En una villa tan histórica como Las Brozas, donde Antonio de Nebrija escribió parte de su Gramática Española en 1492. En una población donde nació Nicolás de Ovando, el primer gobernador español en las In­dias, y que abrió América como imperio para España. Allí, el ilustre gra­mático y pensador, Francisco Sánchez de las Brozas, debería tener un museo que honre su memoria. Ese es un reto a cumplir.

RUBIO ANDRADA, Manuel PASTOR GONZÁLEZ, Vicente LOS GRABADOS PREHISTÓRICOS DEL RÍO TEJADILLA

El valle del río Tejadilla, situado en la parte norte de la sierra de Madroñera, Cáceres, contiene una amplia serie de interesantes grabados. Ofrecemos en este trabajo su catalogación, enumeración y análisis de las técnicas de realización, la distribución en las rocas que le sirven de soporte, sus contenidos, etc., todo ello incluye claramente a los más significativos en la época del Bronce. Junto al grabado del Cándalo en Garciaz, Cáceres, presentado en la pasada edición de es­tos Coloquios, nos unen directamente con los grabados de Hurdes y el Norte de Portugal. Para la próxima edición esperamos aportar el es­tudio de los conocidos en la parte trujillana de nuestra penillanura. En cuanto a su número diremos que se diluye a medida que nos alejamos de ese periodo pudiendo decir que tanto los comienzos en el Paleolí­tico Final como los finales, ya en época histórica, son puntuales aun­que por ello no menos cierto.

SORIA BREÑA, María Ángeles SORIA SÁNCHEZ, Valentín DIVINIDADES GRIEGAS Y LATINAS EN LA EPIGRAFÍA DE EXTREMADURA

En esta investigación epigráfica vamos a enumerar las divinidades griegas y latinas en Extremadura. Escribiremos el lugar de la inscripción y el nombre solamente o la inscripción completa.

1. ADAECINA. Alcuéscar. DDS / TVRIBR / IADAEC / IRAE / CCSEV/IRVS/ALVS.CI).

2. ADAECUNA. Herguijuela (SANCTAE) / TVRIBRIGE / PPLO-RIVS / VENVSTVS / LAPOSVIT (2).

3. Herguijuela. SANCTAE/ACCRAS/TENAVITA/LISEXV/AIP (3).

4. Ataecina. Mérida. DEAE / (ATAECINAE)(4).

5. Ataecina. Mérida. DEAESANCTAE/SAC/CAELIVS/PHILINV-SALP(5).

6. DDS: Malpartida de Cáceres. DDS / POSVERVNT(6).

7. Daegina. Cáceres. SEAT/COCCEIVS/ NODESTI /AVSVS(7).

8. Daegina. Cáceres. DSTADMCTORIN/SERCS/VERAE/ALVS (8).

9. Aexo. Brozas. CILIVS/CAENONIS/FAPVLVS/EAECO/VSLM (9).

10. Brozas. CILEAFV / SCINI / FAPVLVS / EAECO / VLAS (10).

11. Brozas. QVEVITO(E)AECO / AVFCELERET / CORNELIA / FLAVIANAS / ACERDOTESAT / IVTORIOPARENT / TVIMPANTO / (NI)NIETTINE / IOSACERDOTES(COS)(11).

12. Aeco. Santiago de Alburquerque. AECO/BCRESCENS (12).

13. Aenidivo. Zorita. AENIDIVI/VARIA(C)LE / (ME)NTISF / VOTV(M)/SOLVIT(13).

14. AERBIN / CSEM / PRONVVSAVITV / SLAVS (14).

15. AIIODCINO. Baños de Montemayor. AIIOADCINO (15).

16. Angefico. Caparra. MAGILO/LGOVTIF/ARAANGEF/ICIFC (16).

17. BANDIAE/AOPOLO/SEGOLV/LVPVSTA/NCINVFALVS (17).

18. Valencia de Alcántara. APOLINI / VALERIA / APL (18).

19. Coria. ARENTIA / ARENTIO / AMRV / NAECO / SILO / MANWSLM(19).

SORIA SÁNCHEZ, Valentín CAMPO ARAÑUELO: CRUCE DE CAMINOS ALCANTARINOS. INTRODUCCIÓN HISTÓRICA

Voy a dar cifras y lugares concretos quienes vivieron y pasaron por Campo Arañuelo. La calzada de Madrid a Sevilla ha sido punto de en­cuentro y de tránsito. Los puentes y barcas del Tajo y del Tiétar han servido de paso obligado de los que habitaron Navalmoral y comarca.

Hacemos una introducción para caminantes por el Campo Arañue­lo.

Comenzamos por el siglo XV. Mi recordado amigo Hipólito Amez Prieto, administrador del Monasterio Guadalupense ha publicado un in­teresante libro en Guadalupe, 1999, «La provincia de San Gabriel de la descalcez franciscana extremeña». De ahí he recogido los datos, fechas y nombres de quienes caminaron por el Campo Arañuelo.

Fueron y vinieron por los ríos, por las calzadas y se alojaron en los conventos y en las posadas que hoy son ruinas.

1453. Mayo, 28. Nace en Puebla de Alcocer Fray Juan de la Pue­bla. Hijo de los condes de Belalcázar, Alvaro de Sotomayor y Elvira Man­rique Zuñiga.

1471. Jerónimo en el Monasterio de Guadalupe.

1476. Se funda en Belalcázar un convento franciscano.

1480. En Italia, junto a Asís, en Le Carceri, vive Fray Juan de la Puebla en el eremitorio observante por concesión de Sixto IV.

1486. Llega a Belalcázar para asuntos familiares con autorización de Inocencio VIII.

VAQUERO VÁZQUEZ, José Luis PERFILES HUMANOS Y HUMANISTAS DE «EL BROCENSE»

Francisco Sánchez Flores, más conocido con el sobrenombre de El Brocense», nació en Brozas en el seno de una familia de hidalgos, en­tre los años 1523 y 1527.

Recibió sus primeras letras en su localidad natal y, cuando apenas tenía 11 años de edad, unos tíos paternos, que formaban parte de la Corte de los reyes de Portugal, se lo llevaron con ellos, primero a Evora y, más tarde, a Lisboa con el fin de tutelar su formación humanística en lenguas clásicas. Llegó un momento en el que alternó sus estudios con un puesto en la citada Corte lusitana.

De vuelta a nuestro país dejó, en contra de la voluntad de los suyos, la Corte española, porque dado su carácter difícil, díscolo, independiente e inquieto, no encajaba con la labor monótona, rutinaria y sumisa del fun­cionario real.

A sugerencias de sus familiares más cercanos que pretendían que encaminara sus pasos hacia la vida religiosa inició, sin entusiasmo, los estudios de filosofía y teología en la Universidad de Salamanca, por lo que poco tiempo después los abandonó para consagrarse de lleno al cultivo de las lenguas griega y latina, así como a la historia, retórica, poesía y otros conocimientos que tanto le atraían y le llamaban poderosamente la atención.

El conocimiento profundo de las obras de los autores clásicos le llevó a convertirse en uno de los humanistas más célebres de su tiempo, rivalizan­do en saber con Arias Montano y Luis Vives. Mucho tuvieron que ver en ello maestros y profesores del prestigio de «El Pinciano» y León Castro.

En 1554, poco tiempo después de conseguir el título de Bachiller en Artes, le nombraron suplente de la Cátedra de Prima de Retórica de la Universidad de Salamanca, impartiendo también ciases de lengua griega, lengua que dominaba a la perfección.

A partir de 1573, después de alcanzar los grados de licenciado y maestro, logra la titularidad de la Cátedra de Retórica.

A pesar de que conocía a fondo la lengua latina, fue uno de los pri­meros maestros que era partidario de impartir las clases en la lengua ver­nácula.

VÁZQUEZ FERNÁNDEZ, Luis TRES DOCUMENTOS INÉDITOS DE HERNANDO PIZARRO, UN PAR DE AÑOS DESPUÉS DE HABER SIDO LIBERADO DE SU PRISIÓN DE MEDINA (AGOSTO,OCTUBRE Y NOVIEMBRE DE 1562).

Oct 092013
 

Las Ordenanzas Generales del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos y acogidos de la ciudad de Badajoz.

Por Antonio Hidalgo Mateos.

Licenciado en Historia Moderna

El Hospicio de Badajoz era el único que había en la Provincia de Extremadura. Comprendía a todos los pueblos del Obispado de Badajoz, así como a los del Obispado de Coria y a los de los tres Prioratos de las Órdenes Militares de Mérida, Llerena y la Serena, bajo el título de nuestra Señora de la Piedad. En primer lugar, tenía como objeto acoger, laclar y criar a todos los niños expósitos así como a los pobres que comprendían los mencionados términos. Así mismo se encargaba de mantener y educar en él a todos los niños, así como a los más pobres, los miserables y los desamparados. Finalmente, otro de los propósitos del mismo fue el de corregir y mantener a todos aquellos implicados en determinadas causas con la justicia, así como la de acoger a aquellos a cuyo cargo estuviera su educación, siempre y cuando en la casa Hospicio hubiera lugar suficiente para habilitar determinados departamentos para ellos, así como rentas suficientes para costearlo.

Edificio suntuoso y de gran capacidad, se edificó de tal manera que ambos sexos estuvieran separados; igualmente se le dotó de una serie de dependencias destinadas a oficinas, así como de los departamentos para la servidumbre requerida para alojar a los diferentes empleados. Estos empleados estaban repartidos en los dormitorios y refectorios requeridos para su descanso y alimento como correspondía a cada una de las oficinas de Fábrica de lana y lino, de Zapatería, de Carpintería y sastrería, así como los de las Escuela de primeras letras.

Puesto que esta fundación estaba dirigida a todos aquellos que por falta de padres conocidos, por miseria o por mala crianza carecían de alimento y de disciplina, se estipula que se tenga especial cuidado en atender estar necesidades primarias, así como «en que residan con reKogt’miento, moderación de costumbres, y santo temor de Dios, dándoles pasto espiritual Se pone especial interés en que se les procure una ocupación honesta, en función

1 Archivo Centra] del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Rea! Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 28.

 

de sus posibilidades, empleándoles en el servicio y limpieza de la casa, así como en todas las labores necesarias, tanto en los departamentos de los oficios expresados como en las fábricas de hilados y tejidos de paños bastos, picotes, estameñas y lienzos, según el vestuario de los acogidos, dedicándolos en función de su edad, complexión física, habilidad y destreza en estas manufacturas, señalándoles alguna tarea diaria. En el caso de que las mismas no se cumplieran, podrían ser amonestados y castigados cuando por malicia o pereza se reincidiera en las faltas.

Todos los acogidos debían ser mantenidos de los fondos con los que estaba dotado el Hospicio. Los que estaban sanos con alimentos y vestuario, que moderado era el suficiente como para poder garantizar la salud en las estaciones más rigurosas; a los enfermos se les debía dar todo el alimento que fuera posible, administrándoles medicamentos de la botica según dispusiera el Médico Cirujano con el que estaba dotado el Hospicio y encargado de velar por la salud de los hospicianos. Todos los enfermos de ambos sexos que hubiera en el Real Hospicio debían de pasarse para su curación al Hospital de San Sebastián, para suyo fin se determino la agregación del mismo al Real Hospicio. Para las enfermedades ligeras e indisposiciones de los niños expósitos se nombraba, por parte del Juez Conservador, un Médico y Cirujano, al cual se de daba «una moderada gratificación», procurando que en todo momentos procedieran los mismos de los fondos del propio Hospital. En caso de que muriese alguno de los pobres, se acuerda que fuera enterrado en el cementerio o Campo Santo del Hospital de San Sebastián por el Capellán Rector, como PárnráSTTeniente y Local, asistiendo al mismo «los clérigos que quisieran exercitar esta caridad», así como los pobres del Hospicio, cuatro de los cuales llevaban el ataúd que para tal circunstancia se hubiera preparado.

Todos los individuos del Real Hospicio debían cumplir con los preceptos anuales de la confesión y la comunión en su capilla, llamando para ello a los religiosos y confesores, encargando al Rector, como Cura Local, que cuidara de la puntual observancia de esta obligación.

La caridad se ejerce dando acogimiento a los desamparados y pobres mendigos e involuntarios, pero sólo de los pueblos del distrito del Hospicio, ya que son estos los que contribuyen con las principales rentas consignadas para su manutención; por esta causa, se solicita que se tuviera especial cuidado en averiguar si son de dichos pueblos y verdaderamente desvalidos, para que pudieran ser admitidos por el Juez Conservador. Una vez verificada la procedencia de los mismos, pasarían a depender del Mayordomo y del

2 Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 29.

 

Rector, para que se les asentara en los libros de entradas y salidas de los acogidos; en estos libros se va a anotar desde sus nombres y apellidos hasta sus señas personales, pasando por su patria y su estado. Sirven estos asientos de entradas y salidas, a parte de para registrar a los acogidos, para anotar los motivos y destinos para los que se justificaba la distribución de víveres y ropas.

Respecto a las ropas, las que debían de gastar los pobres debían de ser: camisa interior de lienzo basto, chupa y calzón de paños groseros, labrados en las Fábricas del Hospicio, medias de lana, o en su lugar calcetas de hilaza, zapatos ordinarios y un ropón del mismo paño pardo o de mezclilla con su valona. Para que se pudiera distinguir a los hospicianos del resto, debían llevar cosido al lado izquierdo un medallón con la efigie de nuestra Señora de la Piedad. Las mujeres podían ser vestidas con camisas del mismo lienzo, pañuelo de tela gruesa de algodón o lino, enaguas de bayeta y jubón de estameña o picote pardo, procurándoles algunas basquinas y mantillas para que salieran los días de fiesta, siempre bajo licencia del Rector y acompañadas de la Superiora o Maestra que se encargaban del cuidado de la compostura y del juicio de las mismas, para que así se viera la buena educación que recibían en el hospicio.

La lactancia de los expósitos de todos los pueblos del distrito de la Real Fundación fue el principal motivo «…que inclinó a S. Aíael socorro de estos desgraciados, dignos de privilegiada atención, expuestos a perecejrem la inclemencia, o a vivir y criarse sin educación, haciéndose infructuosos al Estaaq …f Con tal fin, cada capital debía de tener un Torno con cuerda y campanilla, en casa y sitio proporcionado por los Partidos de Badajoz, Mérida, Llerena, Villanueva de la Serena, Zafra, Alcáiífáík, Fregenal, Albuquerque y Jerez, con una distribución a corta distancia de seis leguas, todos los pueblos del distrito del mencionado Hospicio. En todas las Casas-torno se estable que debían tener los Vice-Protectores, personas que cuidaran de vestir, limpiar y buscar quien les diera el pecho, o quien les administrare otro tipo de alimentos entretanto se buscaban Amas saludables. Así mismo, para ampliar la cobertura del socorro, en las Cabezas de Partido, si hubiese, especialmente en Badajoz, se tendrían cuartos dentro de las mismas casas en los que se pudieran ocultar las mujeres embarazadas el tiempo preciso hasta el parto, guardando así todo sigilo, y precaviendo por el honor de la misma, evitando con ello los abortos o infanticidios.

En beneficio de los recién nacidos, y para que no estuvieran durante mucho tiempo expuestos a las inclemencias del tiempo, así como para dotar a las Amas encargadas de

Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 31.

Cada legua castellana equivalía, aproximadamente, a unos 5 kilómetros.

 

lactarios, se procura a las mismas una limosna de cuarenta y cuatro reales. Esta cantidad estaba destinada a la compra de lienzos, y para que no fuera malversada, el Ropero por su parte debía de dar al Vice-Protector algunas docenas, y por su parte, éste al Ama de Torno cuatro o seis ropillas con el objeto de vestir a los recién nacidos. Aunque llevaran cédula en la que expresaran ser bautizados, aunque figurara su nombre, a los expósitos se les debía volver a administrar sub conditione el mencionado sacramento para asegurar así sus almas, lo cual debían hacer los párrocos gratis. Una vez bautizados eran entregados a la Ama que lo debía de laclar.

Los expósitos de Badajoz eran anotados por el Vice-Protector en el Libro que para este fin debía de haber, en el que se expresaba el día, hora y nombre que indicara, en el caso de que la llevara, la cédula de bautismo; si no la tuviera, se anotaría en el mismo libro el día del bautizo, el nombre que se le puso, las señas, con el fin de poder averiguar su identidad, asentándose también el nombres y habitación del Ama que se haría cargo de su lactancia. Cuando los expósitos correspondían al resto de las Cabezas de Partido, así como en los pueblos que estaban asignados a cada una, según la distancia a la misma, debía ser recogido con prontitud de manos de las Justicias y del párroco, para que se le suministrara el sagrado bautismo, tal y como ya se comentó, expidiendo el párroco, de forma gratuita, la partida de bautismo. Además de la partida de bautismo, el párroco debía de redactar un informe con todos los datos posibles, sobre el modo y forma en que fue hallado, remitiéndolo a la Contaduría del Hospicio, en donde se debía de hacer el asiento de todos los expósitos, con el fin de que desde la misma se giraran las libranzas necesarias para el pago de las Amas. Corresponde a las justicias locales el buscar a las mencionada Ama de cría, a ser posible desembarazadas de sus propios hijos; en el caso de que no las hubiera voluntarias, se procedería contra las que pudiendo criar no quisieran.

Las mencionadas justicias estaban obligadas a dar de los caudales de propios, con la mayor celeridad, los cuarenta y cuatro reales destinados a habilitar las primeras ropas, así como a socorrer a las Amas hasta que estuviera cumplido cada tercio, momento en el que sería librado por la Contaduría, contra el Arca, el todo o prorratas al respecto de treinta reales al mes, tal y como manda el Edicto dado en 1758 por el Intendente General del Ejército y Provincia de Extremadura, don Ramón de Larumbe, cuidando de poner al Protector caudales suficientes en cada Vice-Protector de los expósitos de los Partidos, para que pudieran pagar las libranzas. En el pago de las mismas, intervenían las justicias y los párrocos, ios cuales darían gratis las partidas de entierro que debían de legitimar el día en que concluía el pago a cada Ama.

En la ciudad de Badajoz de debían de hacer mensualmente los pagos en una oficina del Real Hospicio, a la cual concurrirían el último día de cada mes el Juez Conservador, el Contador, el Vice-Protector, el Mayordomo con dinero suficiente y el Médico Cirujano, para revisar la salud de los infantes, así como para comprobar la calidad de la leches de las

 

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nutrices. Se estipula que a cada una de ellas se le pagara treinta y tres reales para las de Badajoz, y treinta reales a las Amas de los otros pueblos de los partidos. Además se les pagaba, esto sí es a todas, cuarenta y cuatro reales a finales de año con el fin de reponer las ropillas de los niños a cargo de las Amas.

Los socorros dispensados por esta institución será ampliados también a los niños huérfanos o de madres que no pueden criarlos con la leche de su propio pecho, o no pueden pagar a Ama. Para ello se fija el número de 18 en Badajoz y 12 en el término de su partido. Previo informe de los párrocos, Médico, Cirujano y Vice-Protector de la capital, o de los Curas y Justicias de los pueblos, cuando hubiera una vacante, y previa presentación de la fe de bautismo, deberían pagar a las Amas como si fueran expósitos por los meses que les faltan para cumplir un año desde su nacimiento; ello, tal y como se constata en la documentación, afectaba a los fondos del hospicio, diminuyendo la disponibilidad de los mismos.

Una vez que los expósitos habían cumplido los seis años preceptuados que debían de estar al cargo de sus Amas, de los que durante diez y ocho meses serían de lactancia5, pasados los cuales las Justicias deberían de avisar al Protector para que el mismo diera la orden del traslado del infante hasta el Hospicio. Pero si el Juez Conservador notase algún descuido por parte de las Amas, tales como falta de educación, mala conducta o cualquier otro tipo de consideraciones, éste podría determinar que antes de los seis años de edad pasara a depender directamente del Hospicio, buscando con ello el bien del menor. También se contempla el caso de las adopciones, ya que si las Amas que lactaban y criaban a los expósitos quisieran quedarse con ellos con el fin de prohijarlos y adoptarlos, siempre que «…los maridos de las que les tengan no sean viciosos, blasfemos, ni obscenos…» y estuvieran en disposición, sobre todo económica, de poder criarles y mantenerles, por parte del Hospicio no había ningún tipo de inconveniente; eso sí, debían de asegurar su manutención y enseñanza, a costa de la familia que adoptaba, así como de algún oficio con el que se pudiera ganar la vida en el futuro, en el caso de los varones; a las hembras, llegados los quince años, se las debía de dotar con cincuenta ducados por cada cinco años.

Otro de los objetivos que movieron a la fundación del Real Hospicio fue la de dar acogida a los huérfanos y desamparados que hubiere en las ciudades, villas y lugares del distrito comprendidos en la Provincia. Para ser acogidos han de ser enviados por las justicias y los párrocos, quienes tenían que redactar un informe detallado sobre la persona para la que

5 Orden dada por S. M. el 25 de Abril de 1794, comunicada a la Junta de Gobierno del Excelentísimo Señor Duque de la Alcudia Don Manuel Godoy, su primer Secretario. Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 36.

 

se solicitaba el acogimiento en el hospicio, en el que se le daría una educación cristiana, habilitándolos para el trabajo en las Fábricas y Oficios para los que fueran útiles, principalmente para aquellos que se desarrollaban en el hospicio. Por huérfanos y desamparados se entendía a los hijos de las familias más pobres, a quienes les había faltado el padre y la madre sin dejarles bienes algunos, a aquellos que sólo tenían madre, pero esta no podía alimentarles, o a aquellos otros que teniendo padre, este pasaba de los sesenta años y se encontraba imposibilitado para trabajar, bien por falta de salud, bien por tener algún defecto corporal o por que el número de hijos teniendo alguna de estar condiciones superaba el de cuatro menores.

Corría a cargo del Protector y Director el examinar los que debían de ser tenidos como verdaderos huérfanos por medio de informes solicitados a los Vice-protectores de los Partidos y a las Justicias de los pueblos a los que pertenecían los desvalidos, así como los informes de otras personas que pudieran aportar datos concretos sobre el estado, condición y procedencia de los mismos. Aquellos se encargaban de decretar la conducción de los huérfanos al Hospicio, distinguiendo en el asiento de los mismo el sexo y la clase, encargan a los Maestros y Maestras que los distribuyeran como mejor les pareciera para poder educarlos «…el primer cuidado en que se les enseñen caritativamente con amor y blandura la Doctrina Christiana por el Catecismo del Padre Ripalda, las reglas de las buenas costumbres, la moderación en todas las cosfis y por fin el santo temor de Dios, respeto a las cosas sagradas, y obediencia a los Superiores^.», pero mayor énfasis se pone en la enseñanza de las primeras letras por los Maestros de la Casa Hospicio a los niños que no tuvieran las fuerzas suficientes para dedicarlos al aprendizaje de los oficios mecánicos y de manufacturas en las fábricas de hilados y tejido de lanas que el hospicio detentaba.

Una vez los infantes habían llegado a los catorce años, se les debía procurar un

destino fuera del Hospicio para que no fueran gravosos al mismo, exceptuando a aquellos que

I -j fueran útiles en las manufacturas y las fábricas «…para que estas no tengan decadencia)…».

Aquellos que no fueran necesarios, deberían ser aplicados en las manufacturas y fábricas que hubiera en la provincia, en los astilleros y arsenales, a las fábricas de lonas y jarcias, al Real servicio o reemplazo de milicias o a la marina, si fueran aptos, a lo cual procedería el Protector cuando el número se hiciera excesivo.

6   Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 38.

7   Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 39.

 

Las niñas o mujeres expósitas y huérfanas debían ser educadas en la misma forma  hombres por maestras útiles, pero «…ocupándolas en las labores propias de su y.» tales como coser las ropas, hilar, hacer calcetas de hilo, medias de lana, tejer lienzos, mantelerías, tranzaderas, cordones y cosas por el estilo, entregando a la Rectora la materias por cuenta y peso, pasado la pieza a disposición del Mayordomo o a los encargados de este ramo.

Las niñas debían de permanecer en el Hospicio hasta la edad de quince años, no pudiendo abandonarlo sin el permiso del Protector si no era para casarse, dando su aprobación expresa por escrito una vez se comprobada la identidad del hombre, su honradez y que dispusiera de trabajo o de los medios necesarios para mantenerla. En tal caso, el Protector, de los fondos de la Real Casa, debía de dotarla con veinte ducados para la cama, el tablado, las sábanas, etcétera. Otro de los casos en los que podía una niña salir del hospicio era para servir en alguna casa decente a cambio de un sueldo mensual, obligando al Amo a que, en el caso de que se saliera de la casa por motivo justo, debía de dar cuenta de ella, entregándola al Rector para que la recogiera y regañara, en el caso de que lo necesitare; también se le obliga a vestirla y a alimentarla y, pasados cinco años a su servicio, la debía de dotar con cincuenta ducados, o en lo que se estipulare conveniente. En el caso de que la niña fuera devuelta al no ser/TTScesaria, por no poderla alimentar o «…por que se hubiera viciado, sin culpa del Ami¿J–‘\ ésta debía de pagar la prorrata, o lo que pudiera haber ganado en ese tiempo, rebajando lo que en ella se hubieran gastado en vestirla.

Todos los últimos lunes y martes de cada mes se debían pelar los muchachos y hombres del hospicio; los miércoles y jueves inmediatos, las mujeres del hospicio debían de registrar todos los vestidos de lana; el viernes y sábado, también las mujeres, pero ahora ayudadas por los hombres si fuera necesario, reconocían las tablas, jergones y demás ropas de las camas, procediendo a su limpieza. Los pobres del hospicio, de ambos sexos, tanto niños como adultos, estaban obligados a ponerse ropa limpia todos los domingos. En el supuesto de que en la ropería hubiera siempre bastante surtido y prevención de ropas de lana, se cuidaba expresamente que todos los meses se mudaran los calzones y demás ropa exterior para que las mujeres del hospicio la limpiaran y repararan.

s Archivo Centra] del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de malvivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 39.

* Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos de! Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Título I, pág. 40.

 

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Igualmente se fijan de manera muy precisa los horarios. La hora de levantarse de los hospicianos, que era, desde primero de octubre a las seis y media de la mañana, y desde primero de mayo a las cinco y media de la mañana. Para que no se alterara el mismo y se cumpliera, se encarga a la Rectora en su Departamento y al Maestro o Mayoral en el suyo, que señalaran por semanas dos individuos, con el cargo de Despertadores, para que después de haber escuchado la hora señala de las cinco y media o las seis y media, según la época del año, cantaran en voz alta el Alabado, a cuyas voces debían de vestirse el resto de sus compañeros, tras lo cual se especifica que debían de arrodillarse para cantar el Trisagio. Le sigue el aseo, pasando todos a lavarse las manos y la cara, para después barrer y asear las habitaciones, para lo cual también se destinaban por meses o semanas lo que debían de cumplir con este servicio. A los demás se les hacía pasar a entretenerse en los patios hasta las seis o las siete de la mañana, hora en la que, previo toque, acudían a misa de comunidad, eso sí, por separación de sexos; concluida la misma seguía el desayuno, también en comunidad hasta que se hacía la señal de abrir los oficios y talleres.

Todos los primeros de cada mes debían poner limpia una sábana de las dos que tenían las camas, la igual que la almohada, y cada primer día de cada tres meses tenían que mudar, por razones de higiene, el jergón, sustituyéndolo por uno limpio. Los dormitorios, tanto los de los hombres como los de las mujeres, tenían que ser barridos todos los días, cuidando un Celador o Celadora, según los dormitorios, de que se asearan las camas y los cuartos según lo comentado. Se impide, así mismo, que en los dormitorios hubiera braseros, tanto de noche como de día, no permitiéndolo los Celadores de cada uno de los cuartos. Los celadores eran nombrados por el Rector y también debían de cuidar de que por las noches hubiera silencio, no permitiendo que los hospicianos se molestaran entre ellos; quedan como los responsables de los cuartos amonestando en primera instancia a las personas que se excedieren, y si no se enmendaran, darían parte al Rector quien imponía la pena que consideraba oportuna, y si esto no era suficiente, se daba cuenta ante el Juez Conservador. Esta Ordenanza, con el fin de que todos fueran conscientes de ella, sería leída en los respectivos refectorios los primeros domingos de cada mes.

Continuando con la reglamentación de las ordenanzas relativas a la higiene personal y de las habitaciones, los Celadores, así como los Maestros y Rectores, debían cuidar de que todos los pobres se lavaran la manos y cara a la hora señalada, así como de que las mujeres se peinaran.

Los refectorios eran barridos todos los días por las mañanas y después de comer por aquellos y aquellas que el Rector señalaba, poniendo igualmente manteles limpios todos los domingos. Tanto a la comida como a la cena de los hospicianos debía de asistir el Maestro de primeras letras, y al de las hospicianas el Rector o alguna de las Maestras; también debían de visitar ambos refectorios en las citadas ocasiones el Rector y Mayordomo, alternándose ambos para que con su presencia se guardara el debido silencio, compostura y buen modo que

 

correspondía en ese momento. El Rector disponía que en cada refectorio durante la comida un niño o niña debían de leer un libro devoto.

En todas las épocas del año los hombres entraban por las mañanas a las Escuelas y Oficinas, tanto de primeras letras como de las artes y oficios, así como las mujeres a las suyas, después del desayuno permaneciendo hasta que se tocaba a comer. Por la tarde el horario estaba fijado desde las tres de la tarde hasta las siete, desde primero de mayo hasta finales de octubre, y desde primeros de noviembre hasta finales de abril, de las dos de la tarde a las cinco.

Tanto en la Escuela de Primeras Letras como en la de Artes y Oficios, también en las escuelas de mujeres, una hora antes de comer se cantaba lodos los días «la Doctrina Christiana por el Catecismo acostumbrado del Padre Gerónimo Ripalda J.» por un niño, quien llevaba la voz cantante, mientras el resto repetía al unísono, para que de esa manera, a través de las constante reiteración, todo el mundo la aprendiera con mayor facilidad.

Siguiendo con los horario, desde el primero de noviembre hasta finales de abril se tocaba a cenar a las ocho; desde primero de mayo hasta finales de octubre a la ocho y media, rezando antes el Rosario, y cantando la Salve los sábados. En invierno, en las Escuelas de mujeres y en las de Artes y Oficios, se mantenía a todos los hospicianos al menos hora y media de asistencia velando el Santísimo Sacramento, de lo que estaban excluidos los hospicianos de primeras letras; a esta vela debían de asistir los Maestros de dichos oficios, so pena de ser multados por el Rector.

Los niños y jóvenes del hospicio, siempre que el tiempo lo permitía, salían juntos los domingos y días de fiesta por la tarde con el Rosario por la calle, cantando devotamente; después iban al campo, según lo dispusiera el Rector, acompañados del Maestro de Primeras Letras y Mayorales, los cuales cuidaban de que fueran por la calle con la debida compostura. Las niñas y mujeres jóvenes podían salir al campo aquellas tardes de los domingos que lo señalara el Rector, pero siempre acompañadas de la Redora y de una de las Maestras. En aquellas tardes de domingo que no hubiera salida al campo, se recreaban en los patios de cada Departamento a la vista y cuidado de los Celadores.

El Mayordomo debía de poner especial cuidado en que el alimento que se les daba a los hospicianos estuviera en las condiciones adecuadas, así como velar por el aseo y limpieza en la preparación del mismo. Respecto a la cantidad se regula de la manera siguiente.

10 Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Real Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugeres de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quairo agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia». Tíluio I, pág. 44.

 

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n

a)      A la Rectora se le daban doce orizas^– de carne para la ración de un día.

b)             A cada individuo» s,eis onzas y media para todo el día, contando este /ñttmero de

(12 /                                                                                                           ’13 /

libras sobre libra    y media, cantidad en que se calculaba el mondongo   /

 

c)    Para el número de ciento veinte y cinco individuos se regulaba,’y así se señala.-,’

cinco libras castellanas de tocino, así como seis cuartillos13 ,Íie garbanzos diariamente, teniendo en cuenta que, por cada uno que faltaban se incrementaba el grupo se añadía o se restaba por ración media onza de tocino y dos de garbanzos. Se previene que, si de la despensa se da la ración para algún individuo y este, por el motivo que fuera faltare del hospicio, su ración de cocido era repartida entre los demás, pero la ración de pan que le tocaba era recogida en beneficio de la casa.

d)             Los viernes se regulaba que a cada uno de los hospicianos que pasaran de los diez años, le correspondían tres onzas y media de bacalao seco. A todos aquellos menores de diez años le correspondía onza y media, a demás del garbanzo de potaje, esto para todos, que les correspondiera, o bien otro equivalente.

e)              A cada individuo que pasara de los diez años se le daban veinte onzas de pan, mientras que a los menores de esa edad sólo les correspondían diez y seis onzas repartidas en las tres comidas.

f)                 A los Maestros, Porteros, y demás hospicianos se les daban dos libras de pan para todo el día; para su distribución, así como para la del aceite necesario, se tenía presente  al   Mayordomo,  quien  se encargaba del  arreglo  y  plan en que  se distribuía la comida; así mismo se encargaba de registrar las altas y bajas de los individuos para organizar el abastecimiento del hospicio.

» Peso que consta de 16 adarmes y equivale a 287 decigramos. Es una de las 16 partes iguales del peso de la libra, y la del marco de la plata se divide en ocho ochavas.

12 Peso antiguo de Castilla, dividido en 16 onzas y equivalente a 460 gramos. En Aragón, Baleares, Cataluña y Valencia tenía 12 onzas, 17 en las Provincias Vascongadas y 20 en Galicia, y además las onzas eran desiguales, según los pueblos.

» Intestinos y panza de ¡as reses, y especialmente los del cerdo.

14       Archivo Central del Ministerio de Hacienda. «Constituciones, ordenanzas y reglamentos del Rea! Hospicio, casa de expósitos, huérfanos, acogidos y mugares de mal vivir de la ciudad de Badajoz, como también de los quatro agregados a él, nominados Concepción, Piedad, Cruz y Misericordia», Título 1, pág. 46.

15       Medida de capacidad para áridos, cuarta parte de un celemín, equivalente a  1.156 mililitros aproximadamente; como medida de líquidos, cuarta parte de una azumbre, equivalente a 504 mililitros.

 

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Para llevar una adecuada contabilidad del hospicio debía existir un libro de reparto y distribución del pan a cargo del Dependiente, quien se encargaría de anotar por días los individuos que desayunaban, los que salían y entraban a comer y a cenar, y los que quedaban para el día siguiente. Al tiempo de sacar la despensa, que seria a la puesta de sol por la tarde, debía de acudir el Dependiente con su libro y, según el número de individuos que resultare de él para el día siguiente sacar las raciones; el Mayordomo y el Rector, como su interventor, se encargaban de rubricar lo anotado en el libro. El libro concluía a final de mes, pasando a la Contaduría para que fueran comprobadas las cuentas dadas por el Mayordomo. Por su trabajo desempeñado, al Dependiente se le gratificaba a voluntad del Director de la citada contaduría.

Otro de los objetivos del Hospicio era el de corregir y castigar en él aquellos delitos que sólo exigían la reclusión temporal con el fin de que los mismos fueran encaminados en las buenas costumbres de nuevo. Pero estas personas no debían de estar mezcladas con el resto de las que allí eran educadas y acogidas, por lo que el hospicio debía de proporcionar dos Departamentos de corrección, uno de hombre y otro de mujeres, cada uno con sus respectivos Dependientes; eran responsabilidad del Protector y Director, quienes se encargaban de que en ellos se observaran las mismas reglas generales de administración, de economía y de política que en el resto del Hospicio. Los reclusos debían de ser asistidos, cuidados, tratados y atendidos como el resto de desamparados y pobres, pero para que se lograra el total arrepentimiento de los mismos y su reinserción en la sociedad, se encargaba al Rector o a otro eclesiástico regular o secular, que todos los viernes del año debían andar el Via Crucis, tras lo cual predicaban a los mismos sobre el arrepentimiento.

Además de las visitas particulares que debían de hacer todos y cada uno de los Jefes del Real Hospicio en sus respectivos Departamentos y Oficinas con el fin de velar por el cumplimiento de las obligaciones de los dependientes menores, el primer día de cada mes pasaba de oficio el Director, acompañado del Contador y de uno de los Oficiales de la Contaduría en calidad de Secretario, a visitar y reconocer todos y cada uno de los Departamentos, las Fábricas en particular, ¡as Escuelas de primeras letras, Despensas y Enfermerías, inspeccionando los hilados, tejidos y demás manufacturas; además de la inspección físicas de los diversos lugares, debían de examinar a los jóvenes en sus respectivos oficios, así como en la Doctrina Cristiana, premiando o corrigiendo según fuera conveniente a cada uno de ellos. Se debía de llevar un libro en el cual se registraba el resultado de esta visita mensual, y que debía de ser firmado por los tres visitadores.

Tras la visita, cada Maestro y Maestra debía de entregar una lista de las elaboraciones y manufacturas confeccionadas en el mes anterior por cada uno de los Departamentos y Oficinas, listas que serían archivadas en la Contaduría; estas relaciones tenían el objetivo de controlar las cuentas, en especial las dadas por el Ropero, quien debía anotar en cada una de ellas su visto bueno. Para que la Contaduría tuviera noticia justificativa de las ropas y demás elementos de los que no volvieran a servirse, y para que el Ropero y el

 

Para llevar una adecuada contabilidad del hospicio debía existir un libro de reparto y distribución del pan a cargo del Dependiente, quien se encargaría de anotar por días los individuos que desayunaban, los que salían y entraban a comer y a cenar, y los que quedaban para el día siguiente. Al tiempo de sacar la despensa, que sería a la puesta de sol por la tarde, debía de acudir el Dependiente con su libro y, según el número de individuos que resultare de él para el día siguiente sacar las raciones; el Mayordomo y el Rector, como su interventor, se encargaban de rubricar lo anotado en el libro. El libro concluía a final de mes, pasando a la Contaduría para que fueran comprobadas las cuentas dadas por el Mayordomo. Por su trabajo desempeñado, al Dependiente se le gratificaba a voluntad del Director de la citada contaduría.

Otro de los objetivos del Hospicio era el de corregir y castigar en él aquellos delitos que sólo exigían la reclusión temporal con el fin de que los mismos fueran encaminados en las buenas costumbres de nuevo. Pero estas personas no debían de estar mezcladas con el resto de las que allí eran educadas y acogidas, por lo que el hospicio debía de proporcionar dos Departamentos de corrección, uno de hombre y otro de mujeres, cada uno con sus respectivos Dependientes; eran responsabilidad del Protector y Director, quienes se encargaban de que en ellos se observaran las mismas reglas generales de administración, de economía y de política que en el resto del Hospicio. Los reclusos debían de ser asistidos, cuidados, tratados y atendidos como el resto de desamparados y pobres, pero para que se lograra el total arrepentimiento de los mismos y su reinserción en la sociedad, se encargaba al Rector o a otro eclesiástico regular o secular, que todos los viernes del año debían andar el Vía Crucis, tras lo cual predicaban a los mismos sobre el arrepentimiento.

Además de las visitas particulares que debían de hacer todos y cada uno de los Jefes del Real Hospicio en sus respectivos Departamentos y Oficinas con el fin de velar por el cumplimiento de las obligaciones de los dependientes menores, el primer día de cada mes pasaba de oficio el Director, acompañado del Contador y de uno de los Oficiales de la Contaduría en calidad de Secretario, a visitar y reconocer lodos y cada uno de los Departamentos. las Fábricas en particular, las Escuelas de primeras letras. Despensas y Enfermerías, inspeccionando los hilados, tejidos y demás manufacturas; además de la inspección físicas de los diversos lugares, debían de examinar a los jóvenes en sus respectivos oficios, así como en la Doctrina Cristiana, premiando o corrigiendo según fuera conveniente a cada uno de ellos. Se debía de llevar un libro en el cual se registraba el resultado de esta visita mensual, y que debía de ser firmado por los tres visitadores.

Tras la visita, cada Maestro y Maestra debía de entregar una lista de las elaboraciones y manufacturas confeccionadas en el mes anterior por cada uno de los Departamentos y Oficinas, listas, que serían archivadas en la Contaduría: estas relaciones tenían el objetivo de controlar las cuentas, en especial las dadas por el Ropero, quien debía anotar en cada una de ellas su visto bueno. Para que la Contaduría tuviera noticia justificativa de las ropas y demás elementos de los que no volvieran a servirse, y para que el Ropero y el

 

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Mayordomo las anotaran en la Dala, a finales de cada mes debían presentar un listado de las ropas y muebles que eran dados por inútiles; posteriormente la visita mensual inspeccionaba los listados y. si se correspondían con las existencias, se inutilizaban. En el libro de la visita de oficio eran anotados uno por uno los muebles, ropa y calzado que quedaban por inútiles, descargándose tanto el Ropero como el Mayordomo de su responsabilidad.

Otro de los fines de la fundación de este establecimiento, en virtud de la unión que tenía con los cuatro Hospitales, era el de recoger a los peregrinos y pobres caminantes, así como de costear la sepultura a los que se enterraban por misericordia, al igual que el curar y medicinar a los pobres que padecieran enfermedades y que necesitaran el remedio de unciones y medicación. Para ellos, el Administrador encargado de los hospitales debía preparar, mientras no se le ordenara otra cosa, una sala y cocina de entrada del Hospital de Concepción, inmediata al patio, para que en ella se hospedaran los infelices, por un máximo de tres días. Para el arreglo del hospital se nombra por parle del Director un Hospitalero encargado de servir de Enfermero Mayor cuando se le necesitara en las curas. Éste debería llevar un libro en el que anotar las personas que entraban y salían de la hospedería, indicando su patria, nombre y estado de las mismas, previniéndolos que para ser admitidos en el mismo debían de presentar el pasaporte, refrendado por el Caballero Corregidor para que le admitiese el Director. De ningún modo se permitía que ambos sexos estuvieran bajo el mismo techo, separando los cuartos y velando con celo por la conducta de los acogidos, a quienes se les obligaba a rezar el Rosario de María Santísima todas las noches, así como a barrer todas las mañanas sus Departamentos. Tras los tres días de descanso debían reanudar su viaje.

Para costear la sepultura de los pobres, debían presentar certificación por parte del párroco en la que se manifestara su pobreza; con el visto bueno del Director, el administrador se encargaba, de los fondos del hospicio, de correr con los gastos del entierro. Se ordena que al tiempo del entierro se abra la puerta de la iglesia del Hospital de San Sebastián para que, una vez realizados los oficios de rito por parte del párroco del mismos, se condujera al cadáver en procesión por la calle al Campo Santo.

Oct 082013
 

 XXVIII COLOQUIOS HISTÓRICOS DE EXTREMADURA

BARRIO MOYA, José Luis LA CARTA DE DOTE DE DON JUAN MEJIA, MILITAR EXTREMEÑO AL SERVICIO DE FELIPE V (1731)

Desde la más remota antigüedad fue costumbre generalizada en­tre los pueblos de las más diversas culturas el que los varones en­tregaran a las mujeres con las que contraían matrimonio una cierta cantidad de dinero u otro tipo de bienes. Esta costumbre era normal entre las tribus germánicas y se la conocía con el nombre de arras. En Roma, aunque existió la llamada «sponsalicie lergitates», que no era otra cosa que una donación que los esposos se hacían mutua­mente, no hubo, sin embargo, una entrega de bienes del marido a la mujer, sino que por el contrario, era la esposa quien daba al marido la donación -dote- que servía para ayudar a sufragar los gastos del enlace. En el Renacimiento y con el descubrimiento del Derecho Ro­mano, la costumbre de la dote se extendió por toda Europa. En Es­paña la institución de la dote influyó notablemente en la sociedad del Antiguo Régimen, ya que para las mujeres fue algo tan fundamental que sin una buena dotación era muy difícil que encontrasen marido. Como consecuencia de todo ello, el dotar generosamente a una hija podía significar un ascenso dentro de la jeraquizada sociedad de la época. Un buen ejemplo de lo que decimos lo tenemos en los cuan­tiosos bienes que la dama madrileña doña Petronila Montero de Pi­neda ofreció al militar extremeño don Juan Mejía en 1731 con ocasión de su enlace, y que incluían censos y juros, un oficio de escribano, valorado en 22.000 reales de vellón, cuadros, esculturas, muebles, joyas, objetos de plata, ropas, relojes, utensilios de cocinas y seis ca­sas en Madrid.

Todo lo aportado por la dama madrileña alcanzó una valoración de 432.419 reales de vellón.

BAZAGA IBÁÑEZ, Manuel J. LOS TEMPLARIOS EN EL CAMINO DE SANTIAGO

Es indudable que la Orden de los Caballeros Templarios extendían su influencia y participaban en todos los acontecimientos que en la Edad Media ocurrían en tierras conocidas: Cruzadas, peregrinaciones a Roma o a los Santos Lugares y no podían por menos el estar presente en las peregrinaciones a Santiago de Compostela y allí dejaron huellas de sus actividades espirituales y materiales. Por ello en este trabajo se recogen algunos de los sitios y actividades en que se movieron en aquella época.

BENITO MARTÍN, Luis ÑUFLO DE CHAVES, GRAN CONQUISTADOR ESPAÑOL. TRUJILLO, CÁCERES (1518) CHACO BOLIVIANO (1568)

Esta comunicación intenta narrar la obra de Ñuflo de Chaves, aven­turero y descubridor español (Trujillo, Cáceres -1518) a las órdenes, pri­mero, de Alvar Núñez Cabeza de Vaca y, posteriormente, de Domingo Martínez de Irala. Su vida activa, como conquistador, es apasionante y transcurre principalmente en torno al Chaco Boliviano, donde es asesi­nado en 1568. Destaca, entre su obra, la fundación de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, en la actual Bolivia.

BLÁZQUEZ DE YÁÑEZ, Diego EL AVISADOR DE BADAJOZ (1882-1887) (Seis años con este título)

Se inscribía en la C/. Lagares, n.° 6, y lo dirigía Emilio Orduña. – Termina en los núms. 6 y 13 de enero de 1887, jueves ambos.

EL AVISADOR (agosto 1887-1891) Cambio de cabecera (Tres años con este título)

Se inscribía en la C/. Comedias, n.° 13. Nunca pone director. – Se dividió en ÉPOCAS y AÑOS. – Tiene siempre Semanario y Revista, a excepción de connotar algunas efemérides que caían en otros días de la semana.

CALDERÓN BERROCAL, M.a del Carmen «DOCUMENTACIÓN PACENSE»

Obra de conjunto que estudia el patrimonio documental extremeño desde el siglo XIV al XX rescatándolo de su olvido, constata e identifica pasado y presente documental y se proyectan al futuro desde el recono­cimiento y el estudio de la documentación local, descubriendo caminos nuevos a seguir en la investigación con temas inéditos que interesarán a estudios económicos, de mentalidad, de religiosidad, historia del arte, biografías; se enriquecerá la historia conocida de particulares y familias como los Pizarro, incluso rescataremos notas de nuestro pasado vincu­lado a Hispanoamérica.

CÁRDENAS BENÍTEZ, M.a de» Pilar DON HERNANDO BARRANTES MALDONADO, GOBERNADOR DE ESPÍRITU SANTO DE LA GRITA

CARRASCO MONTERO, Gregorio FRAY PEDRO DE ALCÁNTARA EN LA BASÍLICA VATICANA

Entre los fundadores y reformadores, con pleno derecho, está co­locada la estatua del Santo descalzo de Extremadura.

Situada en tan solemne e importantísimo lugar despierta sensibili­dades espirituales, históricas, raciales. La razón del tema sanalcantarino en la presente edición de los Coloquios Históricos de Extremadura es di­vulgar la escritura o contrato para ejecutarla.

Un valenciano es el escultor de la referida estatua situada en la fila de la izquierda y en primer término o pilar.

Un extremeño, General de la Orden Franciscana, fue quien movió todos los hilos de la realización y colocación.

Texto en castellano de la escritura entre Francisco Vergara, que fue el escultor contratado, y el síndico apostólico.

CERRILLO CUENCA, Enrique EL NEOLÍTICO EN LA PENILLANURA CACEREÑA: REFLEXIONES Y PERSPECTIVAS ACTUALES

En este artículo se intenta sintetizar el conocimiento actual de una etapa mal conocida en el panorama arqueológico extremeño, el Neolí­tico, a través de los escasos datos que se poseen. El conocimiento de tal periodo ha sido posible gracias a la revisión que se ha realizado de asentamientos como la cueva de El Conejar o Los Barruecos, que pue­den relacionarse con asentamientos de otros ámbitos geográficos pró­ximos. La integración de éstos dentro de la penillanura cacereña y su re­lación con otras áreas plantea nuevas vías de análisis que deben seguir­se en un futuro.

CORRALES GAITÁN, Alonso J. R. CÁCERES Y SUS RUTAS

En estas fechas de estío en las que esperamos que nos visiten va­rios miles de ciudadanos de todas las procedencias y con el ánimo de conocer Cáceres, se me ocurre apuntar una serie de rutas o itinerarios para poder hacer su estancia más variada e interesante, saliendo algu- nas veces de los propios circuitos habituales del turismo y que con el pa­so del tiempo se convierten en meros recorridos aburridos.

Pero para esto partimos de la base que al menos permanecerán en Cáceres un fin de semana, pudiendo seguir los pasos de cualquiera de las diez rutas que se me ocurren y que seguidamente propongo.

Aconsejamos que para llevarlas a feliz término el visitante debería de ir acompañado con cámara de fotografías o de vídeo, así como una libreta para tomar notas y, por supuesto, con ropa y calzado apropiado.

Y podrá realizar las siguientes rutas: De la muralla; de la heráldica;

de los palacios; de las fuentes; de los museos; de las ermitas; de los Tesoros; de las leyendas; del subsuelo; y de las casas con nombre propio. Más adelante se podrían buscar otros itinerarios alternativos y que servirían para valorar aún más el amplio sector cultural-histórico que se da en Cáceres y alrededores.

«PUBLIO HURTADO PÉREZ (1850-1929)»

El pasado 3 de enero se conmemoró el setenta aniversario del fa­llecimiento de tan importante personaje. El «patriarca de las letras extre­meñas» a lo largo de su vida nos dejó un gran número de obras de todo tipo, así como un impresionante archivo aún pendiente de publicar en gran parte por sus descendientes.

DIEZ PRESA, Macario CANTO A TRUJILLO

Trujillo es historia. Pero pletórica de poesía. Al hermanar simbiótica­mente imagen, historia y poesía, «Canto a Trujillo» viene a ser un mag­nífico exponente de dicho trasfondo poético. Su historia, sí, estaba ya es­crita. Sólo faltaba el poeta inspirado que cantara ese misterio y ese en-duende de tan noble y señera villa cacereña.

Ese inspirado poeta y cantor de Trujillo fue Máximo González del Va­lle, sacerdote claretiano, quien no contento con haber sabido apresar el misterio y alma de Trujillo, acertó a darle resonancia con tan logrado estilo poético: estilo y lenguaje que confieren vuelo y trascendencia a toda una larga y densa historia, con nada menos que 135 sonetos -60 de los cuales se nos brindan tan magníficamente emparejados con la imagen de sus respectivos y fastuosos monumentos y sus más célebres personajes- los que reflejan la honda y mistérica belleza de esta noble villa extremeña.

González del Valle nació en San Vicente de la Barquera (Santander) en 1913. Y murió en Palencia en 1989. Se le ha calificado de hombre «desmesurado» por su desbordante producción literaria, su «sobrecogedora y tremenda fecundidad» y su amplísimo elenco de premios lite­rarios, además de sus ciento cincuenta «flores naturales».

Los 60 sonetos de «Canto a Trujillo» vienen a ser algo así como un ha­ber robado su misterio a este rico y espléndido paisaje encarnado y reman­sado en la histórica Trujillo, como otros tantos pálpitos del alma trujillana. He aquí algunos ejemplos… ¡Qué poemas tan llenos de colorido y musi­calidad! Su lectura nos trae a la memoria una feliz expresión de E. Deschamps, tal vez pocas veces hecha tan plástica realidad y que reza así:

«La poesía es la pintura o imagen que se mueve y la música que piensa». No es, pues, exagerado afirmar que Trujillo ha encontrado en González del Valle su más generoso intérprete y su cantor más inspirado.

González del Valle es, en «Canto a Trujillo», un idealizador; pero que, lejos de restar realismo a sus personajes, monumentos, calles y plazas, les confiere una nueva y casi luminosa existencia. Cada personaje, cada monumento, cada plaza o cada calle reciben algo así como un bautismo poético, que ni la pura historia, como simple facticidad, ni la simple imagen, como tal, con sus aguas podían conferirles, pero que esperando estaban, se lo confiriese con las suyas el numen poético de un genio inspirado, tras haber contemplado esa misma historia y esa imagen hecha piedra.

DOMÍNGUEZ VINAGRE, Alfonso

Con el transcurso de los años se han ido conformando las «historias oficiales» de nuestras localidades. La mayoría de ellas resultan deudo­ras de la ampulosa historiografía decimonónica y han utilizado de mane­ra poco crítica las fuentes clásicas produciendo visiones erróneas y de­formes que se perpetúan con la repetición y se canonizan a través de obras divulgativas. Muchas de estas historias locales necesitan de una relectura crítica que incorpore los avances de la investigación histórica y actualice sus presupuestos metodológicos.

En nuestro caso revisamos la versión «oficial» de la reconquista y re­población de Salvatierra de los Barros, para poner de manifiesto que tiene su origen en una interpretación errónea de las crónicas por parte de los his­toriadores regionales de los S. XVI y XVII. El relato tradicional consigna que Alfonso IX reconquista en 1229 la localidad y acomete su repoblación, reconstruyendo su castillo. Tratamos de mostrar que las crónicas se refie­ren a la población portuguesa homónima, que el rey leonés no pudo pro­tagonizar el hecho, ni éste producirse antes de 1230, como tampoco pudo darse una repoblación por iniciativa real. Utilizamos fuentes fiables y me­todología actual para formular una versión alternativa, fundada y coheren­te con el estado actual de los conocimientos. Nuestra hipótesis considera que Salvatierra surge como un intento en el verano de 1230 por parte del concejo de Badajoz de hacerse con el control de su alfoz, todavía en ma­nos musulmanas en su mayor parte. Paralizado el avance cristiano con la muerte del monarca en septiembre, Salvatierra quedará como avanzadilla del concejo pacense, rodeada de posiciones musulmanas que no serán reconquistadas hasta la siguiente década. El poblamiento se vio condicio­nado por su inicial origen militar, por lo agreste del terreno y por su depen­dencia jurisdiccional de la ciudad.

FERNÁNDEZ MUÑOZ, Yolanda «FRANCISCO BECERRA, ARQUITECTO DE DOS MUNDOS: EXTREMADURA Y AMÉRICA, EN EL SIGLO XVI» (Etapa americana)

Fueron especialmente fecundos en la conformación espiritual de los pueblos americanos, la presencia activa de artistas extremeños, que emigrados a Indias, trasvasaron a las ciudades del Nuevo Mundo, for­mas aprendidas en sus pueblos de origen.

Destacará entre ellos, el cantero trujillano Francisco Becerra, que em­prenderá su camino hacia las Américas, cuando no contaba más de 35 años. Becerra llevará consigo además de su gran formación artesanal, el goticismo arraigado en Trujillo en plantas y cubiertas, la decoración plate­resca de raíz toledana en patios, portadas y una limpieza de formas donde prevalecía lo arquitectónico sobre lo ornamental, apuntándose así los nue­vos cánones del último cuarto del s. XVI. Su obra americana cubrió exten­sas zonas de los Virreinatos de Nueva España y Perú.

Francisco Becerra, caminó entre dos mundos, Extremadura y Amé­rica, abriéndose paso en la historia con su obra, tendiendo nuevos lazos entre el arte de la península y el colonial, de ahí que su estudio suponga uno de los grandes retos para conocer nuestros antepasados, descu­briendo a su vez, nuestra propia identidad.

FERNÁNDEZ SÁNCHEZ, TeodoroRIVAS MATEOS, CIENTÍFICO Y POLÍTICO

El nombre de «Rivas Mateos» se hizo famoso en las primeras dé­cadas de la agonizante centuria.

Su culta y recia personalidad alcanzaron dimensiones gigantescas en los campos científicos, dentro y fuera de España.

La política le pidió su eficaz colaboración para cargos importantes y nacionales. Aunque su mayor renombre y prestigio le cupo a nivel cien­tífico, catedrático e investigador.

Nació en Serradilla el 16 de enero de 1875. A los 20 años concluyó la carrera; a los 21, Doctor en Farmacia; a los 25, Catedrático por opo­sición en la Universidad Compostelana de Mineralogía y Zoología.

Allí casó con la señorita Adela Goday. Pasó luego a la Universidad de Barcelona y a los 30 años ocupó la Cátedra de Mineralogía y Botánica en la Universidad Central.

Realizó un amplio profundo y brillante estudio sobre la flora extremeña, descubriendo nuevas especies en sus montes, como el Monfragüe, la Mosca, etc.

Fue elegido miembro de la Sociedad Lineana, representó a España en un Congreso Internacional celebrado en Suecia y Noruega. Por su brillante intervención fue nombrado Doctor «Honoris Causa» de la Uni­versidad de Upsala.

FERNÁNDEZ SERRANO, Francisco Galo «DOS LOAS DEL CARDENAL JUAN DE CARVAJAL Y SU PUENTE» «LAS HOJAS PARROQUIALES EN LA DIÓCESIS DE PLASENCIA» «TRES DESCONOCIDOS ESCRITORES EXTREMEÑOS DEL SIGLO XX»

FLORES OLAVE, Lucía LA RELIGIOSA DE LA EDAD MODERNA

La personalidad jurídica de una mujer dependía de su estado civil. ¿Cuál sería la circunstancia social y personal de las religiosas?

El trabajo supone un resumen acerca de la consideración social so­bre la figura de la Religiosa en la Edad Moderna, consideración que atiende a su circunstancia social, como la personal. Se incluyen docu­mentos que apoyan los planteamientos.

GARCÍA-MURGA ALCÁNTARA, Juan NOTICIAS DE LAS ANTIGÜEDADES ROMANAS EMERITENSES A TRAVÉS DE VIAJEROS DE LOS SIGLOS XVI AL XIX

Las narraciones sobre viajes han constituido siempre una inestima ble fuente de valoraciones artísticas, llegando en ocasiones a configurar verdaderas corrientes culturales, como ocurre con el origen y consolida­ción del Camino de Santiago. Con frecuencia las noticias de los viajeros se han visto reducidas a relatos, al no poder utilizarse hasta tiempos muy recientes los modernos medios de reproducción gráfica, como la fotogra­fía o el cine.

Es innegable la utilidad del libro de viajes para el conocimiento del es­tado de los monumentos en el pasado y la evolución de los mismos, o para informarse de obras ya desaparecidas. El conocimiento del estado de los monumentos en el pasado hace que éstos nos revelen su propia historia y evolución hasta nuestros días y poder conocer de este modo el grado de desarrollo de nuestra propia cultura. En cuanto al lenguaje de los viajeros debe tenerse en cuenta que se adaptaba a su tiempo, con las lógicas va­riaciones de contexto cultural que tanto pueden llamarnos la atención.

En viajeros, y también cronistas, como Bernabé Moreno de Vargas, Barreiros, Ponz, Laborde, etc., se presenta una cambiante visión de las antigüedades y ruinas romanas emeritenses, auténtico símbolo de la ciu­dad y expresión verdadera de nuestro desarrollo cultural actual, de cara a generaciones venideras.

GONZÁLEZ-HABA Y GUISADO, José M.a TRUJILLO Y MIGUEL DE CERVANTES

Hablaré de algo de la pequeña historia de Trujillo, aquélla que cada día amanece, y es desconocida:

En dos ocasiones, habla Cervantes de Trujillo y de hijos suyos.

En el Quijote, cita a nuestra ciudad y a García de Paredes. En los trabajos de Persiles y Segismunda, el nombre de nuestro pueblo aparece junto a los de don Juan de Orellana y don Francisco Pizarro.

Dos lugares encontré para el último citar:

Nuestro don Juan Tena, cuando afirma que en el reinado de Felipe II Cervantes estuvo en Trujillo, bien para informarse del matrimonio de su hija Isabel, bien en su caminar desde Portugal a Madrid, hospedán­dose en el palacio de don Juan Pizarro de Orellana.

Y Astrana Marín, que recuerda cómo las descripciones de nuestro ge­nial escritor tienen visos de realidad, disfrazadas por el velo de la ficción, así como debido a sus relaciones con los Cervantes Gaete de Trujillo.

Hasta aquí lo conocido sobre el particular.

Pero, en 1992, adquirí un libro titulado «El Caballero del Verde Ga­bán», obra de L.G. Hortigón.

Lo leí y saboreé. Sus noticias sorprendentes sobre Cervantes y Trujillo, me llamaron la atención. Su parentesco con la judía trujillana Johana Sánchez, la finca Valdepalacios y el desarrollo de parte del Quijote en ella, etc., etc., son la esencia de esta comunicación, cuya verdad dejo en manos de los historiadores.

GRANADOS CLAVER, Montaña DISEÑO E IMPLEMENTACIÓN DE UNA APLICACIÓN SIG PARA LA CREACIÓN DE RUTAS TURÍSTICAS: EL CASO EXTREMEÑO

El turismo es una alternativa a la actividad agraria en Extremadura, los medios y esfuerzos encaminados a la promoción y un mayor cono­cimiento de los recursos turísticos en Extremadura, pueden suponer a corto y largo plazo una fuente de trabajo e ingresos insustituible.

En esta ponencia se pretende demostrar la utilidad de los Sistemas de Información Geográfica para el turismo en la creación y planeamiento de rutas, así como en la difusión de las ya establecidas oficialmente. Por otra parte, se dan a conocer las pautas de diseño de este tipo de aplica­ciones a los agentes que puedan estar interesados en el diseño y la pro-moción de itinerarios turísticos.

El resultado de la implementación de esta aplicación SIG se concre­ta, a modo de ejemplo, en la visualización y diseño de algunas rutas sus­ceptibles de ser publicadas en Internet, en las que el usuario final puede conseguir información detallada de la región e incluso diseñar sus pro­pios itinerarios.

HIDALGO MATEOS, Antonio LA TIERRA DE TALAYUELA SEGÚN LAS RESPUESTAS GENERALES DEL CATASTRO DE ENSENADA

Entre 1751, como fecha de inicio, y 1756 como punto de culminación, lleva a cabo uno de los mejores catastros efectuados durante la Edad Mo­derna y, más aún, en épocas posteriores. Dentro de la política borbónica de llevar a cabo una profunda reforma de las instituciones y de la economía bajo su reinado, se pretendían simplificar y unificar toda la larga lista de im­puestos que existían en la península y, para ello, se pretende implantar la Única Contribución. Así pues, para poder llevar esta medida a cabo se ha de efectuar un profundo interrogatorio para conocer la base imponible so­bre la que se pretendía implantar la citada medida. Consta el mismo de unas cuarenta preguntas relacionadas un tercio de las misma con la agri­cultura y la ganadería, base de la economía de Antiguo Régimen.

Partiendo de las primeras trece preguntas de las Respuestas Generales que existen en el Archivo General de Simancas sobre Talayuela, el presente trabajo pretende hacer un análisis de la configuración de la tierra, dehesas principalmente, en el término de Talayuela. Así se sistematizarán cada una de las calidades, tipos, nombres y uti­lidades que a cada una de las mismas se les dieron, y que así se hicieron constar en el catastro. De la misma forma se intenta com­prender la relación existente entre hombre y ecosistema llegando a profundizar en cómo la configuración del entorno medio y próximo de­termina los hábitos y comportamientos campesinos.

IGLESIAS AUNIÓN, Pablo LA PRESENCIA FRANCISCANA EN LAS VEGAS BAJAS DEL GUADIANA DURANTE EL PERIODO MODERNO. EL CONVENTUAL DEL STMO. CRISTO DEL PASMO EN MONTIJO: 1583-1890.

La Comarca de Montijo se encuentra situada en el corazón de las Vegas Bajas del Guadiana donde desde mediados del siglo XVI, el franciscanismo tuvo una importancia extraordinaria. Próxima a ella, el con­vento de San Isidro de Loriana realizó una actividad que influyó directa­mente en localidades como Montijo, Puebla de la Calzada, Torremayor, Lobón y Mérida, entre otros.

Aunque el convento franciscano fundado por fray Alonso del Manzanete ha sido estudiado ya desde varias perspectivas, su presencia en cofradías por medio de sermones, erección de hermandades de clara marca franciscana, hospicios levantados por la acción de los frailes y erección de otros conventos como el de las clarisas bajo la advocación del Stmo. Cristo del Pasmo en Montijo resulta de enorme interés en el proceso de investigación.

Junto a ello, la utilización de nuevas fuentes inéditas aparecidas, completarán aún más el estudio sobre todo lo anteriormente menciona­do: Visitas de la Orden Militar de Santiago para los siglo XV y XVI; Man­das Testamentarias para el siglo XVII; Catastro del Marqués de la Ense­nada y Censo de Floridablanca para el XVIII. Por último, un conjunto do­cumental de enorme interés sobre funcionamiento interno en los conven­tuales estudiados de origen franciscano en la comarca montijana, que han dado su propia idiosincrasia, visible aún hoy en día.

JURADO RIVAS, José Carlos APLICACIÓN SIG PARA LA DIFUSIÓN VÍA INTERNET DE LA RED DE SISTEMAS NATURALES EN EXTREMADURA Y SUS ITINERARIOS TURÍSTICOS

A partir de la década de los ochenta se asiste a un replanteamiento a escala global de los factores que favorecen el desarrollo y el intercam­bio económico. Se toma plena conciencia de la importancia de los recur­sos naturales, no sólo en el ámbito ecológico sino económico, se formu­lan tesis críticas con la explotación del turismo y surgen términos como ecoturismo, turismo sostenible, turismo rural, etc.

Todos estos conceptos tienen sus bases en los principios de desa­rrollo sostenible, por lo tanto, propugnan los principios básicos de con­servación, administración y conservación medioambiental.

Extremadura cuenta con una red de espacios de interés ecológico importante, así como una estructura económica en el ámbito rural muy adecuada para el desarrollo de turismo ecológico y rural como alterna­tiva de desarrollo. La correcta gestión y planificación del turismo en áreas con un equilibrio ecológico frágil es de vital interés.

En este trabajo se explica cómo desarrollar una de las potencialida­des de la aplicación SIG (Sistema de Información Geográfica), basándo­nos en el análisis de los espacios naturales y planteadas rutas óptimas respetuosas con el medio y que integren el elemento antrópico. Con la integración de esta aplicación en Internet, conseguimos una difusión res­ponsable de los recursos turísticos.

LÓPEZ LÓPEZ, Teodoro Agustín EL EPISCOPOLOGIO PACENSE DE BADAJOZ: ELENCO YA CERRADO (1255-1994)

Las «Listas episcopales» tuvieron en la primitiva iglesia gran impor­tancia. Así lo testimonia S. Ireneo (140-202), Tertuliano (160-223), Eusebio (265-340), S. Epifanio (315-403) y S. Agustín (354-430). Su objetivo era probar la sucesión apostólica.

Posteriormente, las «iglesias locales» siguieron la costumbre de conservar los nombres aunque fueran para continuar su memoria histórica. En nuestro caso, la diócesis de Badajoz desde el s. XVI hasta nues­tros días han aparecido una decena de episcopologios, pero casi todos estos catálogos han sido publicados en la Historia de la Diócesis o ciu­dad con datos más o menos extensos, completando las listas. Carece­mos de una obra autónoma sobre los setenta y nueve prelados titulares.

Nos proponemos en este trabajo volver sobre el tema y recoger las consagraciones episcopales de los obispos pacenses, por un lado; y cerrar el elenco de obispos, que abría Fray Pedro Pérez, «primus episcopus pacensis» en el 1255 y ahora cierra D. Antonio Montero Moreno, «últimus episcopus pacensis» en 1994, por otro.

LUENGO PACHECO, Ricardo LA POSESIÓN DE LIBROS PROHIBIDOS EN PLASENCIA

El control establecido a través de elementos de persuasión, de la re­presión y del miedo, ha sido utilizado de muchas maneras, a veces con desiguales resultados y nunca de forma positiva. Pero el hombre siem­pre ha mostrado ser capaz de sortear de una u otra forma ese muro que los estados, las instituciones y la sociedad, han ido creando alrededor de él con la simple intencionalidad de demostrar la valentía de la libertad por encima de la opresión. Dentro de la Historia, uno de los sucesos que más atención han traído, debido en muchas ocasiones al halo de misterio y oscurantismo que se le ha atribuido, el Tribunal de la Santa Inquisición ha desatado importantes estudios y análisis sobre su creación, su fun­cionamiento, los personajes más influyentes, sus juicios, sus formas de represión, intentando desenmarañar un ovillo que el paso del tiempo, la historiografía y la mirada desvirtuada y apasionada de muchos historiadores han ido perpetuando a lo largo de los siglos. El problema ha sido la globalización de los males y los bienes que produjo la Inquisición; como sarcásticamente sostenía Menéndez Pelayo, la falta de industria, la vagueza de los españoles, las corridas de toros e incluso la siesta, eran problemas atribuidos a la Inquisición.

LUQUE TALAVÁN, Miguel LAS ACTIVIDADES MERCANTILES DEL VECINDARIO DE LA CIUDAD DE LOS REYES A TRAVÉS DE UN TESTIMONIO INÉDITO DEL SIGLO XVI: EL MANUSCRITO AVLON/SALAS

Exponemos aquí los resultados de una investigación realizada sobre un manuscrito inédito propiedad de la Fundación «Xavier de Salas» (Madrid/Trujillo. España). El Manuscrito Avlón/Salas se compone de dos uni­dades documentales distintas e incompletas, aunque complementarias, emitidas ambas en la Ciudad de los Reyes o Lima entre el 14 de marzo de 1551 y el 23 de julio de 1551. La importancia de este manuscrito le viene no tanto por su contenido que es más bien usual-, si no porque la nómina de personajes en él citados no puede ser más atractiva desde el punto de vista histórico: Los conquistadores del Perú, don Francisco de Ampuero y Cocas, don Gonzalo Díaz de Pineda o don Hernán González de la Torre; un miembro del linaje de los Pizarro, don Martín Pizarro; o la princesa inca doña Inés Yupanqui Huaylas, son algunos de ellos.

SUMARIO: I.-Introducción. 2.-Análisis del Manuscrito Avión/Salas. A.-Significación Jurídica: La ordenación notarial en Indias. B.-Los perso­najes. C.-La mujer en Indias frente al Derecho. 3.-El linaje de los sobera­nos del Tahuantinsuyu y D.a Inés Yupanqui Huaylas. A.-El linaje de los so­beranos del Tahuantinsuyu. B.-D.a Inés Yupanqui Huaylas y el Marqués D. Francisco Pizarro. C.-D.a Inés Yupanqui Huaylas y D. Francisco de Am­puero. 4,-Epílogo. 5.-Apéndice. Transcripción del Manuscrito Avlón/Salas.

MARTÍN JIMÉNEZ, Marcela DON ÁNGEL RODRÍGUEZ CAMPOS. «HELÉNIDES DE SALAMINA», EL MAESTRO DE CASAR DE CÁCERES QUE SE VESTÍA DE GRECORROMANO. AUTOR DE «EL PALANQUINO»

Desde cuando tuve conciencia de la existencia de D. Ángel Ro dríguez Campos, como persona grecorromana, no puedo ni sé decirlo, creció conmigo. Cada vez que iba a visitar a mi tío don Saturnino Mar­tín Moreno a Casar de Cáceres, solía verlo y a mí no me extrañaba su atuendo, era tan pequeña que creía que eso era lo más lógico. Llegó no obstante un momento que los comentarios de personas ma­yores me hicieron fijarme con detenimiento y empecé a comprender que era distinto.

Con el tiempo descubrí más cosas; cuando era jovencita y le daba libros a su ahijado, D. Ángel Jiménez Sánchez, de mi padre, D. Tomás Martín Gil, empecé a comprender lo importante que era, por la clase de libros que leía y estudiaba.

En memoria de la amistad de mi tío Saturnino y de mi padre con D. Ángel Rodríguez Campos «Helénides de Salamina», me he propuesto traerlo al recuerdo de todos los que lo conocimos, para resaltar sus cua­lidades, y, sobre todo para que puedan tener noticias de él las jóvenes generaciones.

Realmente dejó una gran huella en la vida y en la historia de Ca­sar de Cáceres. Por fortuna, aún viven muchas personas que pueden hablarnos de él que no sólo fueron sus alumnos sino también sus ami­gos.

Esta comunicación es, además de los recuerdos personales, el tes­timonio de sus convecinos, a quienes desde aquí doy las más expresivas gracias.

MARTIN MANUEL, Marciano «NOTICIAS SOBRE LOS JUDÍOS DE TRUJILLO EN EL REINADO DE PEDRO I (1350-1369)»

Desarrolla una parcela de la vida en el judaismo trujillano en el ecua­dor del siglo XIV, en la cual adquiere especial relevancia la familia de los Cohén. Así las cosas, en 1347-1350 los Cohén adquieren la dehesa de las Abiertas, conocida popularmente como «la dehesa del judío», que traspasan al monasterio de Guadalupe en 1363.

También reflejamos algunas de las actividades laborales desarrolla­das por los judíos y su participación en calidad de testigos en las cartas de compra-venta de bienes realizadas por los judíos a los cristianos en­tre los años de 1347 y 1365.

Concluimos aportando otras noticias de interés como la custodia de una parte del tesoro real en el Alcázar de Trujillo por orden de don Se-muel ha-Leví en 1355, la vida intelectual en la judería y la posible escuela rabínica en 1360, el desarrollo del árbol genealógico de los Cohén y un pequeño censo de los judíos que habitan en Trujillo en el citado reinado.

MARTÍN MARTÍN, Teodoro LA EXCLAUSTRACIÓN EN EL MONASTERIO DE YUSTE

Entendemos por tal el hecho de la expulsión de los frailes de su con­vento y la apropiación de sus objetos, bienes y propiedades por el Es­tado en régimen de incautación. A los religiosos se les oferta su secula­rización o bien su adscripción a otro instituto o servicio religioso. En todo caso se les entregaría una pensión vitalicia.

Tres fueron los procesos de exclaustración que sufrió el Monas­terio de Yuste. EI primero con ocasión de la invasión de las tropas na­poleónicas. Hasta aquellos remotos parajes llegaron los fragores de la contienda. Todo ello comenzó después de la batalla de Talavera (julio de 1809).

Era el mes de agosto de 1809, quince días después de la victoria ob­tenida por los españoles e ingleses sobre las fuerzas del general Víctor. Una columna francesa estuvo merodeando en la Vera, los frailes de Yuste ante su aproximación huyeron. La soldadesca francesa profanó la iglesia, robó cuanto encontró a su mano y saqueó su rica despensa va­ciando sus bodegas, de cuyas resultas se hallaban casi todos ellos ebrios. A los pocos días marcharon del lugar salvo una docena que, al ser su embriaguez tan absoluta, se quedaron en el Monasterio.

Conociendo los colonos y criados de la Casa esta circunstancia, hi­cieron venganza sobre los mismos, a los cuales dieron muerte de forma violenta. Echándoles en falta sus camaradas del ejército francés torna­ron al Monasterio y viendo lo sucedido, en venganza, pusieron fuego al edificio, cuyas partes más monumentales y preciosas fueron pasto de las llamas. Estas se extendieron a casi todo el conjunto. Fue testigo de todo ello el único fraile que se atrevió a divisar los acontecimientos, se trató de Fray Luis de Puertollano, de mote, el padre Fusquias.

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DESAMORTIZACIÓN Y ÉLITES LOCALES EN LA VERA DE PLASENCIA

Esta comunicación trata de aproximarse a una de las consecuen­cias sociopolíticas de la desamortización: La creación de nuevos estra­tos sociales en las zonas rurales hispánicas. A través de varios aparta­dos nos introducimos en las distintas enajenaciones que tuvieron lugar a lo largo del siglo XIX, en especial la de Madoz. Fue la venta de los te­rrenos de propios y comunes la que más influyó en la aparición en la co­marca de La Vera de nuevas élites sociales, que con el tiempo serán la base del régimen caciquil. Esto se comprueba con nombres y apellidos y datos concretos en el territorio referenciado. Una amplia y compleja ga­ma de fuentes documentales han servido de soporte a la investigación.

MARTÍN NIETO, Serafín LAS ÚLTIMAS VOLUNTADES DEL INDIANO CACEREÑO JUAN DURAN DE FIGUEROA

En la madrugada del 3 de abril de 1605 rendía su alma a Dios Juan Duran de Figueroa. Atrás dejaba una larga y azarosa vida.

Nació en Cáceres, en torno a 1530, en el seno de una familia hidalga, considerada desde siempre como una de las que participaron en la reconquista de su villa natal. Dados los escasos recursos con que contaba su padre y atraído como tantos nobles y menesterosos por el Dorado, Juan Duran de Figueroa emigró a Indias, donde casó con doña Isabel Vaca, de la que no tuvo descendencia. A su regreso a España, durante un tiempo se estableció en Madrid, donde desem­peñó el cargo de factor del rey. Pero retornó definitivamente a Cá­ceres, donde ya viudo y septuagenario, tuvo un hijo natural, don Fran­cisco Duran de Figueroa, cuya descendencia se extinguiría en dos ge­neraciones.

A su mecenazgo se debió el convento de la Concepción, levantado sobre el solar de la plazuela de su nombre, derribado en 1848. En aten­ción a que las piedras del desaparecido convento y algunos elementos arquitectónicos se aprovecharon en la construcción del actual cemente­rio, a él se trasladaron sus restos mortales, inaugurando las nuevas se­pulturas.

En esta ponencia nos ocupamos de algunos aspectos de tan inte­resante personalidad, hoy desconocida para los cacereños.

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EL CONVENTO DE LAS COMENDADORAS DE SANCTI SPÍRITUS DE LA VILLA DE ALCÁNTARA

Este año en que se conmemora el V Centenario del nacimiento de San Pedro de Alcántara, resulta interesante conocer algunos aspectos de la historia de su villa natal. He seleccionado el convento de Sancti Spíritus o de las Comendadoras, dependiente de la casa matriz de la impor­tante Orden de Caballería que lleva el nombre de esta bella localidad de nuestra provincia, además, porque en él profesaron algunas parientes del santo alcantarino y en cuya erección, en calidad de diputado de la no­biliaria Cofradía del Sancti Spíritus, desempeñó un papel relevante Juan de Sanabria, hermano de María Villela de Sanabria, madre del santo al­cantarino, al obtener personalmente licencia del Emperador Carlos, el cual mandó que desde las Huelgas Reales de Burgos partiesen cuatro religiosas cistercienses para fundarlo.

MÉNDEZ HERNÁN, Vicente LA OBRA DE LOS ENTALLADORES, AFINCADOS EN BARRADO, FRANCISCO VENTURA Y JOSÉ MANUEL DE LA INZERA VELASCO, MAESTROS RETABLEROS DE LA VERA DE PLASENCIA

Desde la segunda mitad del siglo XVII y la centuria siguiente, los ta­lleres artísticos afincados en la ciudad de Plasencia denotan un agota­miento ante la imposición cada vez más inminente de talleres foráneos. Sin embargo, las comarcas más ricas de la Diócesis, de la que era Sede Episcopal la fundación alfonsina, continuaron manteniendo en gran me­dida obradores propios con los que sufragar la demanda eclesiástica de obras artísticas. Este fue el caso de la villa de Barrado y la prolífica pro­ducción retablística que desde su taller acometieron los entalladores, procedentes probablemente del Norte, Francisco Ventura y su hermano José Manuel de la Inzera Velasco, junto a Francisco Antonio, hijo de al­guno de los anteriores. El presente trabajo pretende establecer una sín­tesis biográfica de estos artistas al tiempo que mejorar y completar el importante catálogo de obras de ellos hoy conocemos, y en virtud de las cuales evolucionaron desde el estilo barroco hasta las sugestivas crea­ciones del Rococó: los retablos mayores de la ermita de Ntra. Sra. de Sopetrán en Jarandilla (debió ser construido entre 1747/48 y 1749, pues en 1750 ya se menciona como obra concluida), y parroquiales de Barrado (hacia mediados del siglo XVIII), San Miguel de Jaraíz en la Vera (1751-1753), Arroyomolinos de la Vera (c.1754-56), Jerte (1760-1762), etc.

MILLÁN CHAPARRO, Miguel EL MATRIMONIO EN ABADÍA (1731-1808)

A lo largo de setenta y siete años, que es el periodo investigado, Abadía va desgranando aquellos elementos que convergen en la evolu­ción del sistema matrimonial. Cómo se constituye una unidad familiar en una comunidad aldeana. El análisis realizado en nuestra investigación demuestra que Abadía mantiene las mismas características de otros lu­gares extremeños, donde la conformación de la pareja respondía más a intereses familiares que a los propios sentimentales. Otro aspecto es la geografía del matrimonio, donde vemos que esta comunidad, situada en un paso obligado de los ganaderos del Norte peninsular, entroncan re­laciones con personas de este pequeño núcleo rural. En este sentido po­demos decir que hubo un gran dinamismo, sobre todo en lo referente a los varones, que son los que tienen un mayor espectro geográfico. Pero Abadía también refleja uno de los grandes males que azotó al Antiguo Régimen, así la muerte es una de las presencias constantes en los ma­trimonios abadenses, donde la longevidad matrimonial no duraba más de catorce años, mientras que en los frutos del matrimonio, los hijos, ve­mos que de nueve que es la media obtenida para todo el periodo, ésta se reduce a tres durante los primeros años de la vida.

Un último aspecto que trata la investigación es el económico, estudio que hacemos partiendo de las dotes, tanto femeninas como masculinas. Estas nos reflejarán cómo evoluciona la unidad familiar económicamente, los útiles que se aportan y las cuantías de los mismos, que para finalizar contrastaremos con los inventarios posmorten. Una rica documentación permite en este sentido abordar de una manera rigurosa el matrimonio en la base de la pirámide como es la comunidad aldeana de Abadía.

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CÁCERES: ELECCIONES MUNICIPALES, ABRIL 1931

Cáceres se acostó el 12 de abril de 1931, como el resto del país, mo­nárquica y se levantó republicana. En cuestión de muy poco tiempo cam­bió un sistema pero sin tener la base suficiente como para poder conso­lidarlo. Así, la República nacida tras las elecciones de abril estuvo des­provista desde el principio de una moderna estructura social que fuera capaz de sostenerla. La precipitación de los acontecimientos y una falta absoluta de olfato político hicieron que las expectativas creadas se frus­traran demasiado rápido y que los elementos que habían servido de sos­tén al régimen monárquico fueran creando desde el mismo momento que el rey partía para el exilio la estrategia para no perder los privilegios que se veían amenazados.

El grueso de una población como la cacereña compuesta mayoritariamente por clase obrera y que ante las elecciones había ampliado sus expectativas para que se hiciera justicia; justicia para comer en definiti­va, se encontró con que el nuevo sistema tampoco iba a facilitar las co­sas. La composición de los órganos municipales tampoco era muy con­secuente con la conformación social cacereña, donde los intereses de clases quedan perfectamente reflejados por la adscripción profesional de los candidatos.

El triunfo de la República en Cáceres supuso, a parte de nuevas ex­pectativas, el desmantelamiento del viejo sistema de clientela que ads­cribía a unos individuos con otros. En este sentido se entiende el optimis­mo y el entusiasmo que despertó la victoria republicana tras las eleccio­nes municipales. Pero pronto surgieron los desórdenes, la violencia y el libertinaje, con lo que las aspiraciones de crear y consolidar un régimen tendente a la democracia y la libertad que velara por la justicia, se verían truncadas.

MIRA CABALLO, Esteban NUEVOS APORTES A LA BIOGRAFÍA DEL PRIMER GOBERNADOR DE LAS INDIAS, EL EXTREMEÑO NICOLÁS DE OVANDO

Nuevamente aprovechamos la oportunidad que nos brindan los Co­loquios Históricos de Extremadura para poner sobre el tapete algunos aportes referentes al primer gobernador de las Indias, el extremeño frey Nicolás de Ovando.

Un personaje de gran relevancia en la historia de Extremadura y América y que, por desgracia, aún no se le ha dado el sitio que merece dentro de la Historia.

En la presente ponencia ofrecemos nuevos puntos de vista sobre sus orígenes familiares así como su posible lugar de nacimiento. Asimis­mo, desarrollamos algunos aspectos novedosos relacionados con su nombramiento como gobernador de las Indias.

MONTAÑA CONCHIÑA, Juan Luis de la LA VIDA COTIDIANA DE UNA COMUNIDAD URBANA: LA VILLA DE TRUJILLO EN LA EDAD MEDIA

La vida cotidiana representa una nueva orientación conceptual de lo histórico. Lo cotidiano encarna el sentir de una comunidad, la globalidad de actos y actitudes que componen la vida misma, en definitiva, es una forma de hacer e interpretar la Historia.

En esta forma de construir Historia confluyen tres acepciones esen­ciales: Historia privada, Historia local e Historial total.

Desde esta perspectiva que nos proporciona historiar la vida cotidia­na tratamos de articular una visión viva y dinámica de la ciudad de Trujillo a finales de la Edad Media. En ésta «mirada histórica» confluyen deter­minados elementos en muchas ocasiones omitidos que conforman el rit­mo de la vida diaria de las distintas comunidades que dan vida a la villa, escenificado todo ello a través del desarrollo urbano, de la articulación de barrios y colaciones, de las relaciones entre los distintos grupos y sus diferencias, así como sus preocupaciones más inmediatas: la comodi­dad de las viviendas, el comercio y los negocios, la alimentación y el abastecimiento diario, la seguridad y la indigencia.

MONTAÑÉS PEREIRA, Roberto C. CECLAVÍN, 1933: ENTRE LA MISERIA SOCIAL Y LA HUELGA REVOLUCIONARIA

El presente trabajo pretende enmarcarse en los estudios acerca la de conflictividad campesina acaecidos durante la II República, marco político propicio para la profusión de movimientos sociales de protesta. El trabajo aborda una dimensión microespacial, reducido a Ceclavín y es un recurrido por una coyuntura muy concreta, el primer semestre del año 1933, en el que se alcanzaron las mayores cotas de subversión rural, que en el caso del citado municipio cacereño hemos de analizar desde una doble óptica: la estructural, presidida por el paro obrero forzoso que condenaba a la miseria a un nutrido proletariado rural y la coyuntural, ca­racterizada por la agudización de los problemas económicos de abaste­cimiento de subsistencias y por una práctica política presidida por la pa­rálisis y la lucha interna por el control del poder municipal entre las dis­tintas tendencias ideológicas y sectores sociales.

Todos estos factores se van a manifestar en la huelga campesina ocurrida el 2 de junio y cuya desigual interpretación desde las filas del campesinado y de la patronal nos permite ahondar en las diferencias de una estructura social marcada por su polarización y desarticulación ade­más de ofrecernos una perspectiva de los principales problemas de la II República en el ámbito rural y a escala local.

MORENO MORALES, Marcelino SABÍA USTED QUE… (NOTICIAS, CURIOSIDADES, ANÉCDOTAS REFERIDAS A ALGUNAS POBLACIONES AL SUR DE LA PROVINCIA DE CÁCERES)

Sabía usted que… no es sino una fórmula expositiva, mediante la que se pretende dar a conocer, informar, presentar una serie de hechos, sucesos, anécdotas…, relacionadas con algunos municipios al Sur de la provincia de Cáceres, este formato permite una presentación de estos sucesos de una manera dinámica y didáctica, y sobre todo divulgativa, por ello no se profundiza en la investigación de sucesos que se narran, pero en todo momento existen referencias documentales o hechos que permiten corroborar su existencia, teniéndose en cuenta también la opi­nión e hipótesis de investigadores de reconocido prestigio.

Se presentan informaciones referidas a varios pueblos, por ejemplo;

Sabía usted que el nombre de Alcuéscar puede proceder de la población de Huesear (Granada)…, que en Arroyomolinos tuvo lugar una importan­te batalla de la Guerra de la Independencia…, que en Benquerencia tuvo Se presentan informaciones referidas a varios pueblos, por ejemplo;

Sabía usted que el nombre de Alcuéscar puede proceder de la población de Huesear (Granada)…, que en Arroyomolinos tuvo lugar una importan­te batalla de la Guerra de la Independencia…, que en Benquerencia tuvo lugar un milagro en el siglo XVIII…. que existen diversas teorías acerca del nombre de Botija…, que las antiguas minas de Plomo y Plata de Plasenzuela están siendo estudiadas por el Instituto Geológico de Estados Unidos…, que Ruanes es una población con una notable presencia de nobles e hidalgos entre sus gentes…, que Carlos V pernoctó en Salva­tierra de Santiago….que el primitivo nombre de Santa Ana fue Aldea del Pastor…, o que en Zarza de Montánchez se sitúa la que posiblemente es la encina más grande del mundo.

PAULE RUBIO. Ángel HALLAZGO DE DOS ESTELAS ROMANAS. SU UBICACIÓN E HISTORIA

HALLAZGO DE TRES INSCRIPCIONES LATINAS: DOS SOBRE BLOQUES GRANÍTICOS Y UNA SOBRE PIEDRA GRANÍTICA EN UN MURO

PASTOR SERRANO, Juan José LA ABADÍA DE ROTURAS

Al repasar el tema de la Abadía de Cabañas (o las Villuercas) que se presentó en 1990, con motivo de los XIX Coloquios Históricos Extre­meños por parte de D. Ignacio Plaza Rodríguez, se me ocurren puntua­lizar algunos datos, conociendo, como conozco, el tema.

Creo que todo comienza cuando Alfonso VIII llega a estas tierras do­minadas por los judíos, ayudados por los templarios, y para constatarlo tenemos en el claustro de la antigua catedral una sala templaria donde los canónigos rezan en invierno el oficio divino, y también que el primer obispo de Plasencia es templario y el segundo de Avila.

Entonces se conquistan estas sierras y transierras donde quedan los templarios para su defensa de los árabes y estando al lado de los ju­díos quedan gustosos con el mandato.

Lo que pasa es que los templarios no hacen su casa en Cabañas, ni en Roturas, sino en Berzocana, y desde allí dominan toda la sierra, pe­ro hacen establos en todos los poblados en los que quedan ruinas elo­cuentes.

No es extraño que en aquellos años de confusión, tener una Orden que defendiera los pueblos sin bajas de sus vasallos del rey era intere­sante.

Por eso a Alfonso VIII le vino bien tener a los templarios y para éstos la ocasión de conocer a los judíos, dominantes de las sierras, a los que tes oponen la devoción de la Virgen y la Eucaristía, para que no olvidaran que eran católicos.

Por eso no había ninguna abadía, ni civil, ni religiosa, sólo los judíos que dominaban y los templarios que cobraban los diezmos y primicias y esto sucedía poco después de 1180.

Por eso seguro que Ignacio en su trabajo expone cuándo Cabañas se convirtió en cabecera.

Diremos que fue Cabañas comprada por Trujillo en 1272 según Car­men Fernández Daza en su obra TRUJILLO EN LA BAJA EDAD MEDIA, p. 78, dando a Cabañas 300 ducados, por los servicios prestados por los de Cabañas al rey Alfonso X en la guerra de Granada.

PELEGRI PEDROSA, Luis Vicente EL VECINDARIO DEL DONATIVO DE 1646 EN LA SERENA

En 1646 el imperio español, el mayor que existió jamás, comenzaba a desmoronarse ante el mundo. Estaba reciente el desastre de Rocroi, primera derrota importante sufrida por los hasta entonces invictos tercios españoles, el cese del omnipotente valido, el conde-duque de Olivares, y el fracaso de su programa reformista, el inicio de la guerra con Portu­gal, cuyas consecuencias serían padecidas por los territorios de frontera como Extremadura. En medio de estas circunstancias la Corona tuvo que arbitrar recursos extraordinarios para aliviar su maltrecha Hacienda, que para mantener ejércitos y política imperial exprimía con hombres e impuestos a las provincias castellanas, entre las que se encontraba Ex­tremadura. Además de haberse hecho ordinarios formas hasta entonces excepcionales de impuestos, la Corona recurrió a pedir donativos a los súbditos, para cuya cobranza se realizaron vecindarios localidad a loca­lidad, organizadas por partidos, y que representa uno de los mejores re­cuentos demográficos de ese momento. La Serena, de la Orden de Al­cántara, agrupaba entonces 18 villas en el partido de Villanueva.

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UNA COMPAÑÍA MINERA CON DINERO INDIANO EN EL SIGLO XVI

El dinero indiano que llegó a una ciudad tan destacada en la coloni­zación del Nuevo Mundo como fue Trujillo tuvo múltiples aplicaciones, pe­ro una de las más llamativas que hemos hallado, tras varios años de inves­tigación del tema, es la activación de la minería merced a contratos en los que participó el capital indiano. Esa minería estaba volcada por entonces en Extremadura en la plata, ejemplo máximo son las minas de Guadalcanal, y se realizaba en pequeñas bocaminas a cielo abierto a modo de pe­queñas explotaciones familiares. Pero un sector tan complejo como el mi­nero siempre actúa como germen de concentración de capital y de desa­rrollo económico. En esta ocasión tratamos de un documento excepcional encontrado entre los protocolos notariales de Trujillo, en el cual se recoge un contrato de compañía minera entre Juan de Chaves y un rico indiano, Gonzalo de las Casas, cuyas vidas conocemos gracias a las Crónicas Trujillanas y al trabajo de AItman sobre los emigrantes de Trujillo del siglo XVI.

PLAZA RODRÍGUEZ, Ignacio ESTUDIO SOBRE LA PROPIEDAD RURAL EN ALDEACENTENERA

Antes de entrar en el tema propiamente dicho, creo de interés ex­poner algunos datos sobre fincas del actual T.M. anteriores a las com­pras efectuadas por aldeanos, como consecuencia de la Desamortiza­ción de Madoz.

Como propiedades vecinales, nos encontramos con la existencia de dos Ejidos; el Centenera y el Ansadero (donde el actual pueblo). Debie­ron concederse a este Arrabal de la ciudad de Trujillo, durante el reinado de Don Pedro I de Castilla, año 1253. Se otorgaron estos terrenos junto a los núcleos de población y tenían los privilegios de las «cinco cosas ve­dadas» a la ganadería trashumante. Sólo los animales pequeños de los vecinos podían disfrutar los ejidos.

Se ha conservado la propiedad como bien municipal del Ejido Cen­tenera, no la del Ansadero, que se fue vendiendo en parcelas a los ve­cinos y constituyen las numerosas cercas muradas que rodean a este pueblo.

La finca de la Cantamplina; por escritura firmada en Trujillo, en el año 1507, por su dueña, se establece una Capellanía sobre esta finca, que en aquella fecha pertenecía a la ciudad, al no poseer T.M. Aldeacentenera.

Villa de Garciaz. Notas de algunas de sus Capellanías: La de Martín Sanz Vizcaíno, fundada, el año 1680, a favor de su hermano Pedro, clé­rigo. Deja rentas en Trujillo; unas cercas. El apellido, Sanz, es anterior a los encontrados en Aldeanueva, siglo XVIII. La fundada por Pedro Moreno de Gilpérez con importantes rentas relacionadas con las fincas «Los San­tos» y «Las Hoías», de Aldea de Zentenera, fecha 13-12-1675. Escribano. José Romero. Están arrendados los Santos, en 60.000. maravedís, es su mayor particionero, don José Carlos Calderón, vecino de la villa de Gar­ciaz, tocan a la Capellanía 5.290, creciendo y menguando.

QUIJADA GONZÁLEZ, Domingo LA ESCISIÓN DEL CAMPO ARAÑUELO: RELACIONES HISTÓRICAS ENTRE EL SECTOR TOLEDANO Y ELCACEREÑO

El Campo Arañuelo no abarca sólo los actuales límites provinciales o autonómicos, ya que se extiende también geográfica e históricamen­te sobre la vecina y hermana provincia de Toledo.

En 1833 se lleva a cabo la nueva división de España en provincias, bajo el ministerio de Javier de Burgos; y, desde entonces, tierras e indi­viduos con un origen común, y llamados a vivir unidos, fueron separados por una discutida decisión política: al parecer, fue imposible reagrupar y organizar de un modo racional y coherente pueblos de una comarca con un trasfondo geográfico, étnico, histórico, económico y cultural propio. Lo que podía haber sido un modelo positivo de comarcalización y desa­rrollo en todos los sentidos, se convierte en una distribución irracional e ilógica. De este modo, el Campo Arañuelo queda desgajado y repartido entre Toledo y Cáceres.

Hoy se aboga por un sistema de estructuración comarcal, en base a elementos geográficos e históricos, como el mejor modelo para gene­rar riqueza y equilibrar servicios; pero, en nuestro caso común, nos en­contramos con esas trabas autonómicas que lo frenan.

La filosofía de este trabajo casa con algo que es evidente: – Nunca se podrá desligar la interrelación que existe entre el Campo Arañuelo cacereño y el toledano, su origen común. – Jamás, estando tan próximas ambas parcelas -y de acuerdo con el apartado anterior-, hubo menos contactos y relaciones profundas (en el verdadero sentido): tanto económicas, como sociales y culturales (e, incluso, otras muchas más). Y, como prueba de lo aseverado, exponemos diferentes muestras del origen común y de las relaciones históricas que hubo entre el sector oriental cacereño y el occidental toledano.

RAMOS BERROCOSO, Juan Manuel MÉNDEZ HERNÁN, Vicente DOS CUADROS ATRIBUIDOS AL PINTOR DE CÁMARA PATRICIO CAJÉS EN MAJADAS DE TIÉTAR

La desamortización de la que fue objeto el Monasterio de Yuste en 1820 propició la salida de una serie de piezas repartidas o adquiridas por las parroquias cercanas. Una de ellas, un retablo-relicario ejecutado ha­cia finales de 1580, sin duda para albergar las reliquias que el monarca Felipe 11 había donado al cenobio en 1587, fue trasladado a la iglesia pa­rroquial de Majadas de Tiétar. Allí se encontraba cuando en 1947 pudo fotografiarlo y publicarlo José R. Fernández Oxea, único testimonio grá­fico del conjunto de esta obra, perdida a comienzos de la década de 1960 a raíz del desmontaje que debió sufrir para ser de nuevo trasladada a su lugar de origen. Por los inventarios antiguos de la parroquia sabemos que este relicario contaba con una puerta, decorada en ambas caras con los lienzos que hoy enjoyan los lienzos murales del cuerpo eclesial y la sacristía de Majadas: «El Martirio de San Mauricio y la legión tebana y La Gloria de estos mártires». Se trata de dos obras ejecutadas dentro del estilo que abanderó desde El Escorial Felipe II en comunión con los pos­tulados del Concilio de Trento. Portante, es este entorno regio el que de­bemos tener muy en cuenta para establecer la procedencia de los cua­dros y el relicario del que formaron parte, sobre todo porque en uno de ellos, el que está menos estropeado, hemos logrado identificar la firma en virtud de la cual es posible adjudicar ambos lienzos a la mano de Pa­tricio Cajés, pintor de cámara de Felipe II, padre del conocido Eugenio y estante en España desde que legara de Arezzo en 1567 para participar en las decoraciones de la fundación filipina.

RAMOS RUBIO, José Antonio REFERENCIAS DE LOS VIAJEROS Y LOS CRONISTAS LOCALES DE TRUJILLO EN EL MEDIEVO

Se trata de un trabajo original e inédito, una obra representativa e im­portante para la historia de la ciudad. Se trata de una recopilación de las vivencias y opiniones de los autores locales y de los viajeros que han pa­sado por nuestra ciudad y la han descrito en sus obras literarias o histó­ricas a lo largo del Medievo. Por tanto, el trabajo presenta dos campos de estudios que a su vez se complementan y es preciso también un análisis desde el punto de vista de la historiografía, para señalar su importancia in­trínseca, así como formar una serie histórica coherente. Portante, en esta comunicación no sólo se encontrarán las referencias del cronista local o del viajero, sino también una narración histórico artística y geográfica so­bre el patrimonio de Trujillo a lo largo de la Edad Media. Siempre ha cons­tituido el viaje un procedimiento de comunicación y aprendizaje. Ya hayan sido viajes políticos, religiosos, comerciales o científicos, han servido a los hombres para que sus sociedades se transformen en sus modos de vida y pensamiento. El tema del viaje en las letras es casi tan antiguo como la literatura, porque entre las más remotas obras clásicas griegas, ya nos en­contramos con viajes, tal es el caso de la Odisea, de Hornero, y la Anábasis, de Jenofonte. Desde San Pablo o Marco Polo hasta el turista de hoy, muchas cosas han cambiado en los medios y en el atuendo del viajero, pe­ro hay algo que permanece inalterable después de tanto tiempo: el afán de conocer otros hombres y otras tierras. Las guías turísticas que usamos hoy en nuestros desplazamientos, tienen un largo pasado detrás de sí. Ha podido variar el punto de vista elegido, la profundidad en el tratamiento, la fortuna crítica, pero hay algo que permanece a través de los siglos: el afán del viajero por percibir el espíritu que anima a las formas que encuentra en su peregrinación. Formas que cambiarán en su existencia misma y en la percepción viajera. Pero ese afán permanecerá a pesar de los cambios so­ciológicos, filosóficos y estéticos.

RIVERO, Francisco DONOSO CORTÉS, MARQUÉS DE VALDEGAMAS

Todos le conocemos como Donoso Cortés, pero su verdadero nom bre era Juan Francisco María de la Salud Donoso Cortés, que con el tiempo sería Marqués de Valdegamas. Nació en 1809 en la localidad pa­cense de Valle de la Serena, un pueblo situado en la comarca de la Se­rena. Donoso murió en París en 1853, aunque está enterrado en el ce­menterio de San Justo en Madrid, junto al literato extremeño Juan Me-léndez Valdés, y a Leandro Fernández de Moratín.

Lo primero que hay que decirles que fue un político, un pensador que está de lleno en la historia de España en sus dos vertientes: La vida pú­blica y el pensamiento. Su pensamiento fue liberal-cristiano, continuan­do con un eclecticismo moderado siguiendo la línea marcada por Jovellanos y Balmes y que continuaron después Antonio Cánovas del Castillo y Marcelino Menéndez Pelayo.

Estudió Leyes, Filosofía e Historia en la Universidad de Salamanca. A sus 23 años escribió un ensayo titulado «Memoria sobre el estado ac­tual de la monarquía». Donoso Cortés fue en Madrid un destacado ate­neísta. Hoy cuelga entre sus paredes el famoso cuadro con todos los grandes pensadores de su tiempo.

En 1837 conseguía el acta de diputado en las Cortes por Cádiz. Po­co tiempo después fue desterrado a París por el general Espartero. De nuevo en España, fue nombrado por la regente María Cristina director de estudios de su hija Isabel.

Con el tiempo, Donoso alcanzó un ministerio en el Gabinete del general Ramón María de Narváez. También llegó a ser la cabeza de la Constitución de 1845, logrando así estabilizar España dentro del constitucionalismo. Como pensador se encuadra a Donoso Cortés co­mo hombre moderado siguiendo la pauta del doctrinismo francés, y le continuó Antonio Cánovas del Castillo. En 1851 publicó un ensayo sobre el catolicismo, el liberalismo y el socialismo que influyó en toda Europa. Fue también miembro de la Real Academia Española de la Lengua. Su influencia en Europa fue tan grande que el príncipe de Metternich le brindó su amistad. Más tarde consiguió ser embajador en Alemania y en Francia, muriendo en París al poco tiempo de su toma de posesión.

SAN PEDRO DE ALCÁNTARA EN AMÉRICA

RUBIO ANDRADA, Manuel PASTOR GONZÁLEZ, Vicente EL GRABADO DEL CÁNDALO, Garciaz

En este trabajo se presenta un estudio de este grabado descu­bierto en los primeros años de la década de 1970. La semejanza de algunos motivos armamentista, estelares, etc. nos conduce al menos a una conclusión: La extensión hacia esta parte de la serranía cacereña de este tipo de monumentos hasta ahora tenidos como patrimo­nio de la zona de Hurdes. No es el único grabado de esta zona pero sí el mejor. En próximas ediciones esperamos seguir publicando es­tudios como el que ahora mostramos.

RUBIO DE ORELLANA-PIZARRO, Rosario LA MUJER EN LA CONQUISTA DE AMÉRICA

A la vista de cuantas historias, relaciones y narraciones que de la con­quista de América se han hecho cabe preguntarse si en ella hubo realmen­te presencia femenina, como efectivamente así fue. La mujer estuvo, y muy presente, en aquel gran acontecimiento del siglo XVI, participando en muchas y variadas acciones propias de aquella gesta, ignorando o burlan­do muchas veces la norma que prohibiera su intervención directa y activa.

La presencia femenina en la conquista no fue exclusiva de la mujer española. También la mujer indígena tuvo en e!!a una participación activa que es de justicia señalar. En muchas ocasiones decisiva para la perma­nencia y supervivencia de los españoles, motivadas principalmente por amor y devoción a alguno de ellos, no dudando en tales casos en trai­cionar a los suyos.

Paradigma de ello fue Malinche, india noble «La Malinche», bauti­zada Marina, doña Marina, cuya relación de trabajo como intérprete de las lenguas habladas en la zona se convirtió en una relación amorosa. Su amor a Cortés y su plurilingüismo fueron decisivos en el éxito de la conquista de Méjico. Previamente había salvado a los españoles de una segura destrucción al avisar a Cortés de la conjura de los caciques cholulas que planeaban dar muerte a los españoles, quien les arrebata la iniciativa desprendiéndose de amigos tan peligrosos en celada que les tiende al convocarlos para una supuesta fiesta.

Otro caso similar de tantos reseñables fue el de la india Fulvia, del entorno de Balboa, que salva la vida de éste y de la población de La An­tigua denunciando una poderosa conspiración para acabar, decían, con los invasores.

Doña Luisa Xicontecate de Tlascala, india noble también, de gran relevancia y fiel compañera de campaña de Pedro de Alvarado, madre de dos hijos suyos, única descendencia que llegaría a tener, ya que con doña Beatriz de la Cueva, su segunda esposa, no la tuvo.

Anayansi, aquella dulce indiecita, el gran amor de Balboa, hija del cacique amigo Chimú, que se la entregó en prueba y refrendo de leal amistad y cuyas buenas relaciones en la Zona le supuso a Balboa ayuda importante para su descubrimiento del Pacífico.

En este abanico apresurado de recuerdos cabe también mencionar, entre tantos, a aquellas mujeres indígenas de Santa Marta que acompa­ñaron a Jiménez de Quesada, río Magdalena arriba, y aquellas otras que acompañaron a Sebastián de Belalcázar desde Quito, como intérpretes, confidentes e incluso como valerosos soldados.

RUBIO SUERO, Vanessa FRANCISCO BECERRA: UN ARQUITECTO ENTRE DOS MUNDOS

Se hace notar este personaje que nace en una época de especial significación para la historia artística de la ciudad de Trujillo. «Hombre de mediana estatura y delgado, con poca barba y los dientes saltos, delante los menos, y la barba entre rubia y negra» que realizó una gran labor en ese difícil arte que es la arquitectura.

Francisco Becerra, nacido en 1540 de la unión de Alonso Becerra y Constanza Fernández en nuestra muy noble y muy leal ciudad de Tru­jillo. La vocación artística le vino de su linaje, por ello con tan sólo trece años, en 1553, trabajó en las obras de San Martín bajo la dirección de Sancho Cabrera.

Dirige junto a su padre las obras de Santo Domingo en Trujillo. Llega a América en 1573 tras el informe de nobleza de sangre y lleva a cabo una importante labor constructiva tanto en Nueva España como en Perú.

Marco Dorta dijo de él «uno de los mejores artistas que en su tiempo cruzaron el Atlántico». Y Llaguno escribió «el mejor arquitecto que pasó a la América en el buen tiempo de la arquitectura española».

SENDÍN BLÁZQUEZ, José LAS COFRADÍAS PENITENCIALES DE SEMANA SANTA

Propiamente nos vamos a referir a las Cofradías de la Vera Cruz, porque es la más universal y significativa de todas. Para nosotros se trata de una concepción ascética y popular al servicio del hombre pe­nitente.

Queremos creer que nos hallamos ante vivencias muy tangibles de la adhesión del cristiano a la Pasión de Cristo. No cabe duda que el hombre de la calle, el que formaba como número en las Cofradías, posiblemente no sabía aportar explicaciones teológicas de sus prác­ticas y comportamientos. Sin embargo, en el fondo de su alma hay una pureza de intenciones que le hace asumir las mejores actitudes con que el ser humano puede responder a las exigencias que el evan­gelio reserva para los creyentes.

No se trata solamente de vivir en cristiano sino de adentrarse en si­tuaciones de élite. Las disciplinas hirientes de un cofrade son las mismas. a las que se obligaban por voto las religiosas contemplativas o las órde­nes penitenciales. Aquí además se hacen públicamente para herir la conciencia de los que miran y siempre desde el más estricto anonimato.

No importa mucho que llegaran algunos casos o algunos momentos de desviación de principios. De ninguna manera las justificamos, pero las comprendemos como obras de los humanos.

Ellas fueron la causa motriz de que Carlos III publicara su famosa Cédula Real de 1777, «a consecuencia de cierta representación del Re­verendo Obispo de Plasencia».

No hemos llegado a comprender que un obispo como D. José Gon­zález Laso Santos de San Pedro, ligado siempre a Plasencia incluso an­tes de ser obispo por Deán de la Catedral, se prestara a solicitar del Rey esa orden y sobre todo con ese carácter universalista. Mucho más cuan­do a los pocos meses de su toma de posesión había sido ya testigo de la expulsión de los jesuítas. No debía resultar difícil adivinar actitudes aprovechadas para actuar frente a lo religioso.

Quizás fuera un desmedido celo y el carácter impositivo del pastor, pues elegido obispo en 1766, le tenemos recurriendo al rey en 1776. Sus reclamaciones son demasiado absolutas. Reclama medidas contra las disciplinas procesionales, las mismas procesiones nocturnas, los bailes ante las imágenes y los trabajos en los días de fiesta.

La contestación real no pudo ser más absolutista:

– Las penitencias serían «racionales» y «secretas». – Las procesiones se recogerían «antes de ponerse el sol». – Las imágenes no saldrían «a este fin a otros sitios con el pre­texto de celebrar su festividad»… – La dispensa para trabajar en festividades se debe hacer «ge­néricamente», «graciosamente», «sin pensionarla».

SORIA HERNÁNDEZ, Teodoro MITOLOGÍA GRIEGA ESCRITA EN EXTREMADURA

Se trata de un trabajo de investigación sobre mitología clásica escrito en Extremadura y desde Extremadura. Se analizan las leyendas, las sa­gas, los mitos de la antigüedad desde el punto de vista histórico y psico­lógico. Se localizan los sitios de culto helénico y la persistencia de los mitos en la época romana y cristiana en Grecia, en Roma y en Lusitania.

SORIA SÁNCHEZ, Valentín INVENTARIO DE ARTE RUPESTRE EN EXTREMADURA

Una interesante aportación para el inventario del arte rupestre en Ex­tremadura ha realizado Manuel Rubio Andrada. En los XXIV Coloquios Históricos de Extremadura celebrados en Trujillo se estudiaron restos de grabados rupestres. Las actas de tales reuniones han sido publicadas y editadas por la imprenta Morgado de Cáceres a finales de 1998. Manuel Rubio Andrada, respetado amigo, es profesor de la ciudad de Trujillo y re­corre la comarca explorando y encontrando abrigos pictóricos.

El trabajo de investigación se titula: Estudio de las pinturas rupes­tres del Paso de Pablo en Cabañas del Castillo, Cáceres. Manuel Rubio

Añorada presentó una investigación en el XXIII Congreso Arqueológico Nacional de Cartagena sobre arte esquemático en Extremadura.

En estas líneas pretendo ahora recoger resumidas algunas pince­ladas sobre este yacimiento arqueológico de arte rupestre extremeño. De momento dejo a un lado diversas anotaciones que llevo recolectando de epigrafías y otros hallazgos arqueológicos de Extremadura.

Manuel Rubio Andrada distingue en uno de los conjuntos del Paso de Pablo de Cabañas del Castillo unos gruesos puntos dibujados.

Otro rincón del panel de piedra describe una palmera con dos se­micircunferencias a ambos lados más o menos simétricas.

En un tramo cercano se marcan bien los cuernos de un bóvido. Se acerca otro animal con unos voluminosos cuernos.

Se diseña en la pared un paisaje con unas piezas como de un arado. Se adivina un bóvido.

Se describe en otro lugar un ramiforme. En otro conjunto pictórico campea un cáprido con amplia cuerna.

Parecidos modelos de arte rupestre se encuentran en Zarza de Alange, Badajoz, en el Morrón del Pinto, Quintana, Fuencaliente, Ciudad Real.

También evoca este dibujo un conjunto hallado cerca del río Ruecas en la población no lejana de Cañamero en las Villuercas, cerca de Gua­dalupe.

Manuel Rubio Andrada en su estudio sigue mostrando en otro con­junto un venado y otro animal cuadrúpedo.

Más sencilla es una rama pequeña situada en otro conjunto pictó­rico.

Se advierte la cabeza y el tronco esquemático antropoide con su tronco y extremidades. Se entrevé en otra zona cercana un ramiforme junto a un arbolito y un venado.

En una esquina Manuel Rubio Andrada contempla un cuadrúpedo y un arma o herramienta grande.

Juguetean cerca dos mustéridos. En sitio limítrofe se delinean un ra­miforme y un cánido.

Estas pinturas de arte rupestre extremeño de Cabañas del Castillo, en opinión de Manuel Rubio Andrada, tienen algunos parecidos con las que se encuentran en la roca de la Virgen del Castillo en Gullón, Ciudad Real, en la Cueva de los Arcos y Cavas Vacas de Tamoso, Aldeaquema-da, Jaén y se parecen a las figuras grabadas del dolmen de Cubillejos de Lara en Burgos.

RECUENTO EPIGRÁFICO DE TRUJILLO Y OTROS LUGARES EXTREMEÑOS

TrujilloPONTIN/APFQV/ARTAHSTTLVillamesíasTANCINV/SCA VQV/IRIF.AN/LXXXVH/SEST.TLFR/ATERFCTrujillo. Inscripción rupes­tre LGIOVAWRIA Talavera de la Reina AMIAISPA/NI.VRIL/OVCO/-V.SLMTalavera de la Reina ATAECIN/AEFLAVS/PRESW Alburquerque-GALLIO/QVADRATO/QVAESTORI/VIIIVIR/ GALLIVS.SYRIA/CVS.PA-TERETAL/LIASERANIF/MAXVMA MA/TERFC. Alburquerque IOWSO LVT/ORIO/CAMA/LV.V.S/L.M. Badajoz DMS/MATER/POSVITFILIO-CALTVSIOMEMO/RIAVIX SIT.AN/SDVODECI. Badajoz. CIV-LIVS/FRONTOMTVLAE/BMDSD.Gbarcarrota. MINVSILVAN VEX-VOTVMIMODES/TINI. Cabeza de Buey .1M. AEMILIVS/REBVRRVS/-TVRIAN.LIX/H.SETTL2CRVTILIVS/VRBANVS/TVRIM/AN.LXX/H.SE.-T.T.L.Casas de Reina, DMS/LRVFINIVSPRIMVS/I TALICVS/D.RE-GIENSIS/ANXXXX/FABIACAMPANA/VXOR/MMF/HSESTTL2CIÓRN ELIAE/SEVERIANA/EX.TESTAMENATO.P.NVMISI/SVSVPERSTITIS/-DCOCCEIASEV/3IVNONISAC/RVM.TERENTIAPVE/LLATESTAMEN-TO/PONIIVSSITEX/ARGENTILIBRIS/L4GENIOOPPIDVIVS TVSMO-DESTIF/XVIR.MAX/PONENDAMCV/RAVIT Codosera CLEME/NS.-CEL/F. AROPA/NICE 0/V:ALS Gevora MARCO/AVRELIO/(S)ARINO/-NPBOLIS/IMOCAE/S Medellín CRAECIA/MODE STA/HEIC.SITAST/-SITTIBEITERR/ALEVISLEG/ETVALE/LPXII Puebla de la Calzada EX-QFFICI NA/DEXTERISiruela.CIVLIVS/CLEMENS/ANLX/HSE. Usagre-‘SALVTIAVG/LPETRONIVSLLI B.Villar de Rena.CAEVCILIA T.RF/PE-OCVLAA/NORVM.XV/L.P.XVI.Za!ameadelaSerena.TONGILIATFMA-XUMASCAEVINI/EMERITENSIS.ANNORVM.LX.EX.SIBI.ET/LGRAN IO.L.FPAP.SCAEVINOVIRO/ANN.LXXXV.D.S.PE.F.C/H.S.S.S.V.T.L

VÁZQUEZ FERNÁNDEZ, Luis MEMORIA DE GRACIAS QUE PUEDE OTORGAR DON FERNANDO PIZARRO, DEL CONSEJO DE CASTILLA, EN VIRTUD DE LA COMISIÓN QUE DE SU MAJESTAD FELIPE IV TIENE. (De un documento inédito)

Después de encuadrar la vida política de don Fernando Pizarro Ore llana, como miembro del Consejo Real de Castilla, en el reinado de Fe­lipe IV -teniendo en cuenta la «decadencia» socio-económica que iba en aumento- paso a presentar el contenido de este «Memorial de gracias», que nos desvela a un Pizarro con plenos poderes: Para transmitirlos, en favor de los estamentos y personas significadas del Reino, con ocasión de la cobranza de donativos que el mismo Rey pidió a sus subditos para sufragar los gastos de guerra.

Es amplia la gama de «gracias» que otorga don Francisco Pizarro Orellana, quien comienza dirigiéndose a «Verintiquatrías, Regimientos, Curadurías, Escrivanías, Procuraciones, Alferazgos, Thesorerías y to­dos los demás officios de que se aya de despachar nuevo Título, así por renunciación como por nombramiento, y por vacación…».

Y concede «perdones de muerte», «remisiones de galeras y destie­rros, facultades para hacer Mayorazgos de bienes libres»; «licencia para mancipar hijos», «licencia a Clérigos para dejar alimentos a sus hijos», «li­cencia a Clérigos Letrados para que puedan avogar», «naturalezas a ex­tranjeros para gozar de todo lo que gozan los naturales», «confirmación de previlegios antiguos», «restituciones de honras», «previlegios de hidal­guías», «concessión de mercados y ferias», «legitimaciones a hijos bas­tardos y naturales para heredar y gozar de honras y officios y demás pre-heminencias que los legítimos»…

Acabo aludiendo a sucesos de la Corte en el año mismo (1635) en que aparece este manuscrito, y de los cuales don Fernando Pizarro es­tuvo al corriente, para ofrecer «la comedia humana» en la que participó . la existencia del cortesano. Finalizo afirmando que este documento iné­dito nos amplía la visión de la personalidad de este intelectual, que fue, a la vez, hombre de Gobierno, de la máxima confianza de Felipe IV.

Oct 082013
 

José María González Haba Guisado.

 

          Trujillo es pura roca. Algunos, dicen que su nombre significa sin agua. Pero piedra y sequedad que necesitan de las alturas.

 

         Un día, el Trujillo creado por la DIVINIDAD se conjugó con las piedras modeladas por el hombre. Abrazadas, naturaleza y arte engendraron el Trujillo de granito y de aridez que empezó a elevarse. Se hizo vertical.

 

         De dos maneras Trujillo se acercó al cielo. Una, tiene sus raices en la fe; otra, encuentra su ser en la ilusión. Aquella tiene su reflejo en la Torre de SANTA MARÍA DE LA ASUNCIÓN; éste, ve su arquetipo en el Torreón de Chaves el Viejo.

 

…………….

 

         La Torres de Santa MARÍA, buscó su modelo, y lo halló en el Apocalipsis. Aparecerá como un prodigio en el cielo, lo vestirá el sol, la luna descansará bajo sus pies y bajarán para adornarla las estrellas.

         Cuenta la historia, que sobre una mezquita, esencia del Islam, simbolizado por la media luna, purificada con sal y agua, por el Obispo de Plasencia, recibió su consagración.

         Va elevándose desde sus cimientos y conquistando lo encumbrado, primero en su base de sillería en las esquinas y mampostería, y más tarde y alto todo en sillería, en su esencia más bella de tres sectores de vano y baquetones que se multiplican en su ascenso.

         Así hasta detenerse en el instante y lugar donde su belleza tardorrománica era impecable. Por ello, es en su estilo la más linda que conoció Extremadura.

         De tal suerte fue erigida. Para en el día ser abrazada por las llamas del sol que la revisten, ser alunada de plata en la noche y acoger la luz de todas las estrellas.

         Los vientos la acaricieron y el agua bajaba a besarla.

         Pero, un día en 1.521, y otro, más tarde, en 1.755, fue embestida por la fuerza de los sismos que la hirieron de muerte. Tanto que, hubo de ser abatida. También leí haber tenido parte en su mal el peso de sus doce campanas.

         Las heridas la convirtieron en ruinas, para que Trujillo supiere del sentido pasajero de la vida, el valor de aquello que pasó.

         Al lado de la Torre, un templo, y en él la maravilla de un retablo que tiene como eje la singular pintura de la CORONACION DE MARÍA, ordeada de doce tablas, luceros de su vida, de las que destacan  la DORMICIÓN y la ASUNCIÓN. Esta, la más original que trazara el hombre: MARÍA, toda blancura, respaldada por la lumbre dorada del sol, sostenida por los Angeles y el asombro del hombre.

         Los despojos de piedra de la abatida Torre fueron recordados, y por ser Torre de la ASUNCIÓN, tenían su destino en el cielo. Subió otra, como aquella otra ASUNCIÓN apócrifa, que es poco más o menos así:

         Un día, MARÍA, notó el final de su prociosísima estancia en la tierra, por que desfallecía de amor. Su tez morena empezaba a palidecer. Sus ojos se agrandaron por la luz que en ELLA vivía. San Juan avisó a los discípulos que volaron al lado de la MDRE. Estando en medio de todos, no se sabe si se durmió o si estaba muerta.

         En parihuelas, rodeada de flores, la llevaron a una tumba habida en Getsemaní. Delante, iba San Juan llevando una palma amarilla que bajó del cielo el Arcangel Gabriel, el día que la llamó LLENA DE GRACIA, cuando se inventó el AVE MARÍA.

         Arriba, en las alturas, su HIJO ordenó a San Miguel que con una legión de Angeles bajara con el alma de su MADRE para juntarla de nuevo al cuerpo.

         Con suavidad la tomaron, al igual que la palma amarilla y la alzaron, para siempre, al lado de la TRINIDAD.

         En el camino, MARÍA, abrió los ojos.

         Como ese hacer sucedió en la Torre de la ASUNCIÓN. Trujillo tomó el cuerpo roto de su maravilla y comenzó a elevarla. En su trayecto de asunción las piedras de SANTA MARÍA abrieron sus ojos, a través de los vanos de su reconstruido campanario.

 

……………………..

 

         El Torreón de Chaves el Viejo se presenta revestido de otros colores y sentidos. Su verticalidad se integra de tres cuerpos que descansan en una de las rocas más sólidas del lugar, defendiendo una puerta hecha a tajo sobre la misma piedra. En su seno se mezclan cantería maciza y sillería, en las esquinas de los cuerpos superiores, y al ser necesario algo de luz, se acude a aspilleras, a una ventana mudéjar y dos ventanucos. El más alto, aquel que vuela al final de la estatura de la Torre, sirvió para satisfacer la curiosidad de Trujillo. Desde él se asomó, en el siglo XIV, y conoció que eran confines. Muy lejanos barruntó murmullo de olas y olor de mares que entonces, no conoció.

         Junto a la verticalidad aparece la horizontalidad, que conjugadas engendraron la geometría sentimental e histórica de un pueblo.

         Ha sido el sostén de la puerta más importante de Trujillo, la de Santiago, y otra vez con su  fisgoneo supo como nadie de la vida lugareña.

         Mucho le ayudó la paralela Torre allá alzada, con su Campana del Concejo, a través de sus toques tañidos, repicados o abiertos, y el diario repique del toque de queda.

         Hasta allí llegaron las crónicas de la existencia de los linajes, divididos para regir la Villa entre Altamiranos, Añascos y Bejaranos, finalizados en 1.347 por Pedro I con el reparto de los cargos en terceras partes desiguales.

         Sufrió con los males de banderías, y sintió en sus salones la prohibición del uso de armas.

         Le dolieron las noticias de la estocada final de Juan Paredes, en la Plaza Mayor, y que antes había privado de la existencia a su esposa y suegra.

         O las de aquel cruce de aceros, el Jueves Santo de 1.508, en la Iglesia de SANTA MARÍA.

         De las reacciones de los sobrinos de Pascual Gil tras el asesinato del hijo de éste.

         O del hallazgo del cadáver de García de Orellana en el mismísimo Arco.

         Hechos que hicieron llorar a estas piedras trujillanas que tienen corazón.

         Le alegraron las letras de concesión de la categoría de Ciudad, en 1.430, por Juan II.

         No pudo narrar el relato de las bodas reales fallidas, en 1.474, de Doña Juana que había sido llevada al Alcázar.

         Fue posada real y en su seno de piedra, se formó su señorío y lealtad a sus Reyes. Por lo mosmo presenció derrumbarse alturas aleves con el desmoche de sus torreones.

         Su día más feliz, el de la unidad de España, que la hizo, ahora sí, entender aquello del sabor de mares y sonido de olas.

        Vivió con intensidad el descenso de Trujillo, desde las alturas, hasta el llano de la Plaza Mayor, a la que trasladaron Torres y Campanarios, ylas puertas vieron su reflejo en sus soportales.

         Gozó cada vez que el nombre de un trujillano que van ganando el horizonte lejano.

         En la conquista de Granada, en Ceriñola el llamado “brazo del Gran Capitán”, y sobre todo al sembrarse el nombre de Trujillo en Honduras por Francisco de las Casas, en Perú por Francisco Pizarro, en Venezuela por García de Paredes.

         Pero un día enmudeció. Enhiesta y soberbia se conserva, para vivir en la añoranza.

         El último embate lo recibió en 1.817, cuando de su lado le arrancaron la Campana del Concejo.

 

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         Hay otras Torres. El Mirador de las Jerónimas, donde una celosía de ladrillos rojos fue capaz de separar la soledad sonora de un cenobio del mundanal ruido.

         Torre de los Bejaranos, donde están enlazados para siempre, historia y leyenda, heroismo y amor.

         Torres de San Martín y del Alfiler. Torres y Torres de Trujillo.

 

Trujillo, 19 de septiembre de 1.998.

José María González-Haba y Guisado.

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