Oct 012001
 

Francisco Rivero.

Cronista Oficial de Las Brozas

El pasado 3 de septiembre se han cumplido los 500 años desde que los Reyes Católicos nombraran al brocense Nicolás de Ovando primer Gobernador español en la isla de la Hispaniola, lo que hoy conforman dos naciones: República Dominicana y Haití. Con él comenzó el Imperio español.

El ejercicio de su función como representante de los monarcas hispanos en América fue de siete años, ya que comenzó a ejercer en 1502 y concluyó en 1509. Durante esa temporada realizó una labor inmensa y muy agradecida por los soberanos. Para concretarla en hechos: Durante su mandato se fundaron las siguientes ciudades: Santo Domingo, Puerto Plata, San Juan de la Maguana, Azúa de Compostela, Cotuy, Salvaleón de Higüey, Concepción de la Vega, Villa Jaragua, Santa Cruz de Barahona, Jaquimo, Lares de Guahabá, Santa María de la Vera Paz (hoy Puerto Príncipe, la capital de Haití), Salvasierra y Puerto Real. Las más conocidas por los turistas españoles que ahora van de vacaciones a la República Dominicana: son Puerto Plata y Santo Domingo.

Trasladó la ciudad de Santo Domingo desde la orilla derecha del río Ozama a la izquierda, donde mandó diseñar un urbanismo que aún se conserva y construir una fortaleza, declarada monumento nacional. Es el único castillo medieval en el Nuevo Continente. Asimismo se guarda con esmero el que fuera su palacio, convertido en hostal, algo así como un parador de turismo español. Otra buena labor de Nicolás de Ovando fue poner paz entre los españoles, unos partidarios de Cristóbal Colón y otros de su sucesor, el comendador de la Orden Militar de Calatrava, Francisco de Bobadilla, pues un funcionario medio Francisco Roldán, que había viajado con Colón en su segundo viaje como proveedor de la armada y llegó a ser alcalde mayor de la primera ciudad en el Nuevo Mundo, la Isabela, se insubordinó contra el gobierno del adelantado Bartolomé Colón en ausencia del titular el almirante Cristóbal Colón. Para atraerse a Roldán y sus numerosos seguidores, el comendador Ovando les permitió en 1502 ir al oeste de la isla de Santo Domingo y fundar una villa en las cercanías del Golfo de Gonave. Esa villa fue bautizada con el nombre de Santa María de la Verapaz; actualmente es Puerto príncipe, capital de Haití.

Celebrar el V Centenario

Desde esta plataforma de los Coloquios Históricos de Extremadura, en la ciudad de Trujillo, el cronista oficial de Las Brozas sugiere que para el próximo año, con motivo del V centenario de la llegada de Ovando a América y el comienzo del imperio español, Extremadura se debería volcar con este personaje. Para ello se sugiere convocar unas jornadas de Historia de América en Las Brozas, y estudiar la relación de la Orden de Alcántara con el Nuevo Continente, así como el hermanamiento de esta villa cacereña con cualquiera de las ciudades que el brocense fundó allí

Biografía

Según Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros, Ovando fue de noble cuna: hijo del Capitán Diego de Cáceres e Isabel Flores, nació en 1451 en el palacio que la familia Flores poseía en Las Brozas. Este palacio aún se conserva, convertido en Casa de Cultura, centro médico, biblioteca municipal, lugar de domicilio social de distintas asociaciones locales, etc. No sería mala idea, con ayudas de todos y de las instituciones, rehabilitarlo e inaugurar allí el museo Nicolás de Ovando, el forjador de la conquista y descubrimiento de América.

Amigos de los Reyes Católicos su padre, y el mismo, los soberanos le encomendaron que fuera ayo y educador del Príncipe de Asturias, el príncipe Juan. Al morir el sucesor, Nicolás vuelve a integrarse a la Orden Militar de Alcántara, pero con el tiempo, los Reyes le confían la gobernaduría del Nuevo Mundo, donde había un peligro de enfrentamiento entre los españoles a favor de Colón y de su sustituyo, Francisco de Bobadilla.

Su labor en la Hispaniola

La labor que hizo Ovando como gobernador en la isla de la Hispaniola fue muy grande: Pacificar la región, diseñar un nuevo urbanismo para la capital, Santo Domingo, fundar numerosas ciudades y llevar consigo a más de 2.500 hombres, en 32 barcos, con aperos y semillas y asentar la población española que vivía, hasta entonces, de lo que le ofrecían los indios.

La fecha de salida de la expedición fue el 13 de febrero de 1502, llegando al nuevo mundo el 15 de abril del mismo año. No sería mala idea gestionar que para esa fecha del próximo año, Las Brozas se hermanara con algunas de las villas o ciudades que nuestro paisano fundó en esta isla. Yo sé que ya se están realizando gestiones por parte del Ayuntamiento de Las Brozas, ayudado por la Asamblea de Extremadura, con gran empuje e ilusión de los máximos responsables, el alcalde de la villa y el presidente del Parlamento regional. Igualmente, la editorial Beturia me ha encargado una biografía de nuestro paisano que espero que para esta fecha vea la luz.

Como la inmensa mayoría de las 2.500 personas eran hombres solteros, muchos de ellos comenzaron a tomar mujeres entre las indias de las tribus taínas que poblaban la isla, por lo que la interrelación humana entre los dos mundos fue un hecho sin precedente en la historia de la Humanidad.

Las obligaciones del gobernador

Pero la idea fuerza de esta ponencia es la de dar a conocer parte de la gran labor desarrollada por nuestro paisano Nicolás de Ovando como gobernador en las Indias. Según el historiador dominicano “Lorenzo Rodríguez Martínez, en su obra “Panorámica colonial de la isla Hispaniola (Siglos XV y XVI), “la forma de gobierno es la primera institución que había de establecerse, en razón de que el gobernador era el representante directo del Rey, la primera autoridad, y entre sus obligaciones estaban: El mantenimiento del orden público, el control sobre los extranjeros, disponer de todo relativo al sofocamiento de rebeliones de indios y negros esclavos, así como de los propios españoles rebeldes; expulsión de los herejes, fundación y cambio de villas y pueblos; repartos de tierras y solares; supervisión de las entradas fiscales; imponer tributos con la aprobación del Rey; repartimientos de indios, control de la venta de negros esclavos, nombramiento de funcionarios o empleados con carácter de interinos hasta que el rey los confirmara. En caso de guerra ostentaba el título de Capitán General”.

Ovando tuvo que ser duro para calmar la desunión de los españoles. Tampoco fue aceptado por la población indígena, especialmente después de haberla vencido en el campo de batalla y mandar ajusticiar a la princesa Anacaona, por su levantamiento contra la autoridad. Su labor durante los siete años de su mandato fue enorme, como veremos a continuación y cuya influencia aún se nota en el diseño de las ciudades de los dos países que conforman la isla: La República Dominicana y Haití.

De sus recién creadas ciudades salían las expediciones que descubrían nuevos territorios y colonizaban toda América, al mismo tiempo que fundaban nuevas ciudades bajo su mandato. Así Diego Velázquez fue a Cuba; Ponce de León, a Puerto Rico; Francisco Pizarro, a Perú, Hernán Cortés, a México y otros muchos descubridores y colonizadores más partieron de la Isla de la Hispaniola. También mandó bojear; es decir voltear por mar las islas de Santo Domingo y de Cuba.

De acuerdo con los recursos que tenía, implantó la agricultura y la ganadería en la isla, con especies de porcino, bovino, caballar y mular, con el fin de poder abastecer a la población española que aumentaba y a cualquier otra expedición que saliera desde la Española, así como las ciudades que se iban a fundar por todo el territorio nuevo.

Hay dos asuntos que no están suficientemente documentados. Al final de su mandato mandó levantar un mapa de la isla de la Española, y que fue el primer mapa levantado en tierras americanas, lo que convierte a nuestro protagonista, además, en un cartógrafo El otro, la relación de memorias que dice escribió a su vuelta a España en 1509, pero que unos investigadores creen que no fueron autorizadas por la Corona, por lo que nunca vieron la luz. Sería interesante encontrar dichas memorias y ver la opinión de Ovando en unos años azarosos para su vida y para el Reino de España.

Santo Domingo, cuna de América

Santo Domingo es la primera ciudad europea del Hemisferio Occidental y preserva una importante parte de su patrimonio cultural entre los muros de la llamada Ciudad Colonial que bordea el Río Ozama. En 1992, la UNESCO la declaró Ciudad Patrimonio de la Humanidad, no en balde es la ciudad que ostenta la catedral primada de América, tiene el primer monasterio, el primer hospital, la primera universidad y la primera corte de leyes del Nuevo Mundo. Conservó su nombre hasta 1936 cuando le fue cambiado por el dictador Rafael Leónidas Trujillo por el de Ciudad Trujillo. Su verdadero nombre le fue restituido en 1961 y además se le concedió el título de Cuna de América.

La ciudad, con el nombre de Nueva Isabela, fue fundada por Bartolomé Colón en 1496 en la margen oriental del río Ozama. Arrasada por un ciclón, el gobernador Ovando la mandó reconstruir en la otra orilla con casas de piedra en lugar de madera. Estuvo protegida por una muralla en sus cuatro costados, la cual fue construida entre los siglos XVI y XVII para defensa de la ciudad y control de las entradas y salidas de barcos. Diseñada con calles en forma de cuadrícula, sus monumentos y edificaciones pertenecen al estilo gótico tardío con influencia renacentista. A Ovando se debe el trazado octogonal y su diseño urbano, similar a cualquier ciudad española del siglo XV, conservándose hoy interesantes palacios, casonas e iglesias del siglo XVI. Las calles adoquinadas y las fachadas de siglos de antigüedad de la Ciudad Colonial se han convertido en lugares donde el viajero puede recrearse en pintorescos cafés y bares, pequeños hoteles y conocidos restaurantes.

El Palacio de Ovando

Dos casas solariegas construidas en el siglo XVI para ser residencias del comendador Nicolás de Ovando y de Francisco Dávila, regidor, oidor y encomendero de la corona conforman desde los años 70 un magnífico y lujoso hotel, el “Hostal Nicolás de Ovando” similar a cualquiera de nuestros prestigiosos paradores de turismo. El pasado militar de Ovando, le llevó a pensar de manera práctica, directa y sin muchos enredos. Estas características se aprecian en la arquitectura de las quince casas que mandó construir en la nueva ciudad de Santo Domingo.

Francisco Dávila llegó a la Española formando parte de la corte de funcionarios traídos por el extremeño, a los que el pueblo les llamó brocenses o garrovillanos. Como se puede ver, por entonces ya se daba el enchufismo

Alguien que vaya a Santo Domingo pensará que la residencia del gobernador fue un gran palacio, pues se equivoca. Allí se muestra el talante humilde del comendador de Lares y después comendador mayor de Alcántara, nada dado al lujo, no en balde era un freyre soldado de una Orden Militar. Lo más destacado es su fachada, donde se muestra la única ventana gótica de toda América, ventana que se puede ver en el cuadro que pintó el pintor broceño Germán Díaz en un cuadro en el que retrata al colonizador español.

La entrada al edificio, hoy convertida en recepción del hotel, es muy simple comparada con otras del centro histórico de Santo Domingo. Allí se encuentra la única imagen que yo conocía del gobernador, pero más bien parece un cuadro del siglo XVII o XVIII, por los ropajes del retratado. Las paredes son de piedra viva, las escaleras y el techo en madera preciosa y el patio de las grandes arcadas hacen que quienquiera, el entrar, se sienta enseguida en sosiego y respira la verdadera historia.

Capilla de Los Remedios

Fue mandada levantar por el regidor Francisco Dávila en los terrenos de su mayorazgo. Tiene planta de cruz latina. El brazo sur fue reconstruido recientemente. El interior se caracteriza por su sabor mudéjar, definido por su bóveda nervada de ladrillos. Caracteriza su fachada una espadaña alta, realizada también en ladrillos, un nicho vacío que probablemente acogió en su época el escudo de los Dávila y, sucesivamente, los de las otras familias ricas del Santo Domingo colonial, a las que sirvió de capilla particular. En 1970 fue restaurada totalmente.

La fortaleza Ozama

Con su genuina imagen medieval y su soberbia elevación de más de 18 metros, lo que le un aire medieval a esta zona de la ciudad dominicana, la torre del homenaje es uno de los monumentos coloniales más importantes de toda la isla. La imponente torre de piedra con su calabozo, fue construida entre 1505 y 1507, por orden del Gobernador General Frey Nicolás de Ovando, quien también escogió el estratégico lugar en que está ubicada, luego de haber tenido que abandonar la idea original de edificarla en la explanada donde se levanto después el reloj de sol. En 1990 fue declarada Patrimonio de la Humanidad.

El Hospital San Nicolás de Bari

En plena ciudad colonial se hallan las ruinas de las que fue el primer hospital de América, el San Nicolás de Bari, mandado construir por nuestro biografiado en 1503. Fue el único edificio que respetó el pirata Francis Drake cuando sitió y arrasó la ciudad. Costumbre medieval, fue iglesia y centro de salud a la vez. Su origen se debe a la actitud piadosa de una mujer que, faltándole un hospital a la nueva ciudad, ofrecía atenciones de salud a los enfermos pobres en un bohío de su propiedad.

El edificio mandado levantar por el gobernador fue de madera y paja. Tuvo que ser la Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción la que decidiera en 1533 que había que construir un edificio más sólido. El número de enfermos que podía atender era de 60, llegando a ocupar sus salas más de 700 al año. Pese a todo, el edificio es abandonado en el siglo XVIII y a comienzos del XIX es una ruina, como se puede ver hoy tras una reja. El ciclón San Zenón de 1930 lo arrasó por completo. Sus ruinas están consolidadas y forman parte de la historia de la ciudad.

Otras obras de Ovando en Santo Domingo

La primera obra hidráulica de América, es una de las primicias más interesantes de la ciudad de Santo Domingo. Fue diseñada y llevada a cabo por el mismo frey Nicolás de Ovando, en 1502. Su función fue desaguar la zona norte – noroeste, sustituyendo la cañada que bajaba de la iglesia de San Francisco al río Ozama, actualmente son los barrios de Santa Barbara y San Antón.

Calle Las Damas

Esta calle, primera de la ciudad de Ovando y por ende la más antigua de toda la Zona Colonial, fue bautizada con el nombre de las Damas en honor a las doncellas que como damas de compañía trajo consigo al nuevo mundo, doña María de Toledo, esposa del Virrey, don Diego Colón. Se dice que la virreina pasaba las tardes desandando lentamente su empedrado, de norte a sur y de sur a norte. Sus casonas de piedras seculares albergaron vecinos de alta alcurnia, flor y nata de la nobleza y oligarquía oficial de las indias occidentales. Su primer nombre fue el de Calle del Rey, porque por ella se llegaba al Alcázar.

Parque Colón

El origen de este parque se remonta al 1502, fecha en que el gobernador general de la isla, Nicolás de Ovando, decidió darle a Santo Domingo un moderno trazado rectangular y destinó en su diseño una área de 4500 metros cuadrados para la Plaza Mayor, que ubicó al centro de la ciudad, antes de llevar su actual nombre fue parque de las Armas y Plaza de la Catedral.

Las Casas Reales

Construidas entre en el primer cuarto del siglo XVI (1500 a 1525) es una de las obras de mayor importancia del período colonial. En una sola unidad arquitectónica reúne el palacio de los gobernadores generales, o Capitanía General, y el Palacio de la Real Audiencia, o Cancillería Real. El palacio de los gobernadores, construido en mampostería y piedra de primera calidad, de expresión sobria y severa, casi militar, donde se mezclan los estilos gótico isabelino y plateresco renacentista, ocupa la parte noroeste.

FUNDACION DE OTRAS CIUDADES

Puerto Plata

Cristóbal Colón descubrió, al norte de la isla de la Española, el 12 de enero de 1493 una loma que estaba llena de nubes y la llamó Loma de Isabel Torres, pero al estar emblanquecida se la conoció como Monte Plata. Colón quería que esta zona se poblara por lo que mandó levantar muy cerca de allí la primera ciudad en América, a la que llamó Isabela, en honor de la Reina Isabel de Castilla. Hoy sólo se conservan unas ruinas históricas – un monumento nacional- que son visitadas por los turistas de la zona.

Fue en este lugar cuando en 1502, recién llegado de España, el nuevo gobernador mandó construir una ciudad a la que llamó San Felipe de Puerto Plata, que desde 1974 es un centro turístico internacional de primer orden. No fue hasta seis años más tarde cuando los Reyes Católicos le concedieron escudo, que cinco siglos más tarde sus habitantes aún conservan y muestran con orgullo. En él se ve un monte plateado en cuyas puntas superiores están grabados una F y una V, y al pie de la montaña unas ondas blancas y azules.

De mi visita por la ciudad, recuerdo que buena parte de ella está construida en casas de madera y en las afueras se conserva el Castillo de San Felipe, que es el único testigo de la ciudad del siglo XVI. Esta fortaleza fue construida de 1564 a 1577. El convento de San Pedro Mártir que estaba en pie en el momento de la segunda fundación cae en deterioro en los momentos de la ocupación haitiana.

Puerto Plata, a la que llaman “Novia del Atlántico” es una ciudad muy industriosa y comercial, llegando a estar poblada en el siglo XIX por comerciantes de España, Alemania, Inglaterra y todos los lugares de las Antillas. También hospedó a los independentistas cubanos y puertorriqueños, como Antonio Maceo y Eugenio María de Hostos. Desde su puerto salían por ferrocarril las mercancías hacia todos los lugares del país. Su vida actual discurre alrededor del parque central, donde se puede ver la Glorieta Victoriana, un quiosco bonito de 1880. Actualmente San Felipe de Puerto plata tiene unos 130.000 habitantes

San Juan de la Maguana

Esta ciudad se halla en el valle que ocupaba el cazicazgo de Maguana. El cacique más conocido fue Caonabo, un hombre fuerte que luchó contra los colonizadores españoles. (Caonabo quiere decir gran señor de la tierra).

El ingeniero Sinecio Ramírez profesor de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Autónoma de Santo Domingo y cronista oficioso de San Juan, en ausencia de un titular vacante, me indica lo siguiente sobre San Juan de la Maguana:

“Esta ciudad fue fundada por uno de los hombres de confianza del comendador Ovando, el capitán español Diego de Velázquez( luego conquistador y gobernador de Cuba), el 23 de junio de 1503 por su estratégica localización primero en el antiguo poblado o «Batey principal» del cacique Caonabo, hecho prisionero pocos meses antes por el osado capitán Alonso de Ojeda, la otra causa era, que está a medio camino entre La Nueva Isabela ( hoy Santo Domingo) y ese foco de conspiradores y sediciosos de Roldán en la ciudad de Santa María de la Verapaz, la actual Puerto Príncipe, capital de Haití).

San Juan de la Maguana era pues una escala obligada y con gente de confianza del gobierno central de la capital Insular. Hay quienes especulan que la fundación fue en 1504, pero las razones políticas de su creación se inclinan mas para 1503.

San Juan de la Maguana fue blasonada en 1508 por una real cédula, firmada en Sevilla, el 8 de noviembre se le concede un escudo de armas consistente en un águila heráldica, con el libro de los Evangelios (hay quienes creen que es el libro de los Proverbios), con cinco estrellas de fuego”.

Otra cosa que se hizo en tiempos del brocense (1502- 1509) fue llevar desde las islas canarias caña de azúcar. La sembró en los campos de la nueva villa de San Juan y se convirtió en una villa floreciente por la riqueza de su flora y la benevolencia de su clima. Los españoles poseyeron en principio cuatro «trapiches» para la explotación de la caña a los que los colonos llamaban «ingenios». El primero de estos trapiches estuvo instalado en el centro de la población.

En una de esas fincas nació Enriquillo, hijo de un cacique muerto en la matanza Jaragua, se levantó contra los españoles. Había sido educado en la nueva religión por los padres franciscanos. Fue encomendado al español Francisco de Valenzuela, dueño del caserío La Higuera, quien lo trató con bondad y dulzura. Pese al mal trato que daban los españoles a otros indios, Enriquillo se levantó en armas, simbolizando la primera gran batalla por la libertad en América, pero los españoles a hacerle firmar un tratado de paz con las fuerzas levantadas en armas, tratado que se llamó de «Barrionuevo”

Ya hacia el año 1550 la primera villa estaba casi desierta a causa de las incursiones de los llamados «negros cimarrones», quienes tomaron a San Juan, ocasionando daños en sus travesías. Estos negros cimarrones engrosaban continuamente las fuerzas de rebeldía encabezadas por Enriquillo. Finalmente, un gran terremoto puso fin a la primera villa de la Maguana, destruyéndola por completo. En las guerras de la Independencia contra los colonizadores haitianos, San Juan alcanzó el singular privilegio de servir de escenario para una derrota significativa al ejército invasor de ese país en la Batalla de Sabana de Santo Tomé escenificada el 22 de diciembre de 1855.

Jaquimo

El Padre Bartolomé de las Casas, nos dice por su parte, que «en 1504,-mandó el Comendador Mayor que se asentase y poblase allí en Xaragua una Villa, y llamóla de la Vera Paz(…), Diego de Velásquez constituyó también otra en la provincia de Heniguayagua, en la costa de la mar del sur, los indios lo llamaban Yaquino, la media sílaba breve y así llamó la Villa de Yaquino(…) Mandó ese mismo el comendador mayor edificar otra Villa treinta leguas de Xaragua y otras treinta o más de esta ciudad de Santo Domingo, entre los dos Ríos poderosos- llamados Neyba y Yaquí (Yaque), a que puso nombre San Juan de la Maguana, donde reinaba Caonabo (…). De allí, catorce leguas más hacía ésta ciudad, y veintitrés o veinticuatro de ella pobló otra que se llamó la Villa de Azua de Compostela, por un Comendador Gallego que allí estuvo antes que fuese pueblo”.

Azúa de Compostela

Con sus casas de madera colorada, esta ciudad pequeña, expresión de la cultura dominicana, todavía no tocada por la industria turística, es la puerta del sur – oeste del país.

Sus orígenes datan de 1504, cuando el gobernador español Nicolás de Ovando la fundó con el nombre de Compostela. Diego Velázquez y Hernán Cortés, ambos conquistadores, fueron respectivamente administrador y notario de la ciudad antes de empezar la conquista de territorios nuevos.

En diciembre de 1508, por real privilegio ordenado en Sevilla, le fue concedido el escudo de armas, compuesto por una estrella de plata en campo azul y, en su parte baja, ondas de plata y azul.

Destruida por un fuerte terremoto en el 1751, fue trasladada desde lo que hoy es llamado «el Pueblo Viejo» a las orillas del Río Vía. A mediados del siglo XIX, Azúa fue lugar de importantes batallas contra los haitianos (Tortuguero, Las Carreras, El Memiso, etc.); entre todos, sobresalen los combates del 19 de Marzo 1844, cuando los 2,500 soldados, hateros y monteros, que formaban el ejército de Pedro Santana enfrentaron les tropas del presidente haitiano Charles Herald. Cada día 8 de septiembre se celebra la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes con juegos populares y actividades religiosas en honor a la patrona de la ciudad

Cotuí o Cotuy

La ciudad cabecera de la provincia Sánchez Ramírez es Cotuí, que debe su nombre a un cacique del cacicazgo de Maguá (Cacicazgo era la demarcación político – geográfica antes del 1492). Fue fundada en 1505 por orden del gobernador Nicolás de Ovando que creó la comunidad española donde estaba la comunidad indígena porque el subsuelo del ese lugar abundaba en oro y plata; acabada la explotación de las minas por los conquistadores, los cotuisanos, se fueron a otro lugar, cerca del río Yuna, donde fundaron la actual ciudad de Cotuí.

En la ciudad nació el Brigadier Juan Sánchez Ramírez que en el año 1808 al mando de un movimiento armado de criollos y españoles venció la batalla de Palo Incado contra los franceses.

Desde él es nombrada la provincia que fue constituida en el año 1952. En su territorio se encuentran guacaras (o cavernas) con importantes elementos arqueológicos de la cultura taína.

La fiesta patronal se celebra en honor de nuestra señora de Inmaculada Concepción el día 8 de Septiembre y dura nueve días.

OTRAS CIUDADES

Fundación de ciudades

Ovando fundó otras ciudades como Salvaleón de Higüey, que hoy se encuentra en la provincia de Altagracia. Nuestra Señora de Altagracia es la Patrona de la República Dominicana. La devoción a esta Virgen procede de Garrovillas de Alconétar, donde está su santuario.

Higüey, la ciudad cabecera, debe su nombre al antiguo cacicazgo que se llamaba «Guey» o «Huiou»; palabras, estas, que en el taíno, significan «sol». En el proceso de conquista y dominación de La Española, en el 1503, Juan de Esquivel, después de haber sometido a los indígenas de este cacicazgo, fundó una fortaleza la cual, en el 1506, por orden del gobernador Ovando, fue declarada Villa con el nombre de Salvaleón de Higüey. En 1508 obtuvo el Escudo de Armas por privilegio real y, aproximadamente en el 1514, recibió entre sus primeros pobladores, los hermanos españoles Alonso y Antonio de Trejo, gracias a los cuales empezó la veneración popular que ha llevado a Higüey a ser, hoy, centro mariano y el mayor lugar de culto en República Dominicana con una basílica que es una joya del arte moderno.

Otras ciudades fueron: Concepción de la Vega, en la provincia de La Vega; Villa Jaragua (en Bahoruco) y Santa Cruz de Barahona (Barahona), así como Salvasierra, Puerto Real y Lares, en la vecina isla de Puerto Rico, antes llamada Borinquén.

Sugerencias para celebrar el V Centenario

Desde esta plataforma de los Coloquios Históricos de Extremadura en Trujillo quiero lanzar una serie de ideas para conmemorar el V Centenario del nombramiento de frey Nicolás de Ovando como primer gobernador español en las Indias Occidentales.

  • Hermanamiento de Las Brozas con algún pueblo o ciudad que fundó Ovando en la República Dominicana.
  • Actividades escolares en el propio pueblo de Brozas para que los jóvenes conozcan en profundidad este hijo ilustre de la villa.
  • Concierto de la Coral Polifónica “Hilario Moreno”, de Brozas, con obras de los siglos XV y XVI en el templo parroquial de Santa María la Mayor.
  • Jornadas dedicadas a la Orden Militar de Alcántara y América y un curso de Verano de la Universidad de Extremadura.
  • Exposición de la Junta de Extremadura en la sala El brocense de Cáceres.
  • Museo permanente en las Brozas
  • Publicación de artículos en publicaciones extremeñas y nacionales (diarios y revistas), como Hoy, El periódico de Extremadura, Alcántara; revistas de turismo e historia. Programas de radio y televisión y usar Internet para difundir su obra por todo el mundo.
  • Y darlo a conocer a través de un sello postal de la Dirección General de Correos

Cronología de Ovando

  • 1451 – Nicolás de Ovando nace en Las Brozas (Cáceres).
  • 1501 – Bobadilla, primer gobernador de las Indias Occidentales, y preso por traición.
  • 1501 – Nicolás de Ovando y nombrado gobernador de las Indias.
  • 1502 – Ovando parte para La Españolacon la mayor frota de la historia, 30 barcas, 24 carabelas y 2.400 soldados.
  • 1503 – 23 de junio, fundación de San Juan de la Maguana
  • 1504 – La política agraria de Ovando garantía de la colonización de La Españolay enorme mortalidadde indígenas
  • 1508 – Ovando dibuja el primer mapa de La Española.
  • 1509 – A mortalidad indígena aumenta; el rey de España tiene que cesar a Ovando del cargo.
  • 1509 – Diego Colón es nombrado el tercer gobernador de La Española
  • 1511 – El 29 de mayo muere en Sevilla Nicolás de Ovando.
Oct 012001
 

Domingo Quijada González.

Analizamos esa época histórica por la trascendencia que tendrá en etapas posteriores. Pero, antes de comenzar, hemos de tener en cuenta unos condicionantes que fueron fundamentales.

Al iniciarse la década de los años treinta, la situación en esta localidad cacereña era similar a la de años precedentes, caracterizándose por los siguientes rasgos:

· Demográficamente, era un pueblo grande (de los mayores de la provincia, como lo fue antes y después de esa época): con 3.730 habitantes en 1930 y 4.390 en 1940 (en 1920 tenía 3.501). Todo ello en base a una alta Tasa de Natalidad, que en la década 1930-1939 era superior al 33 por mil; a pesar de que aún era elevada la de Mortalidad (21’2 por mil en Montehermoso, frente al 18’2 en la provincia), destacando sobre todo la mortalidad infantil (173 por mil nacidos entre los menores de un año). Por eso crecía poco: en 1930 tenía los mismos habitantes que en 1850: 3.700.

De acuerdo con los datos anteriores, obtenemos en esas fechas una Esperanza de Vida acorde con la general en esos años dentro de la región extremeña: 46’1 años (muy baja, si la comparamos con la actual), que hoy se incluiría dentro de un pueblo o sociedad subdesarrollada.

En esa preocupante morbilidad y mortalidad influían numerosos factores: deficiencias sanitarias, económicas y atraso cultural; malas condiciones higiénicas de calles (sin alcantarillado y muchas de ellas sin pavimentar), casas (con corrales y animales dentro del recinto, accediendo en numerosos casos a las cuadras a través de la propia vivienda), escuelas (con múltiples carencias y anomalías) y otros edificios públicos; hábitos tradicionales inapropiados, ausencia de agua potable (se obtenía de pozos), cementerio próximo al casco urbano, presencia de lagunas palúdicas (como las del «Prado» y la del «Ejido») y estercoleros en la periferia de la población, etc.

Sin embargo, un rayo de luz comienza a vislumbrarse en este municipio cacereño ya que, tras la marcha del único médico que hubo en los primeros años de ese siglo XX (don Antonio Góngora, que se fue a Casas de Millán), al que sustituye don Tiburcio (que era del pueblo, hasta que muere joven), después se aumenta la plantilla de médicos titulares a dos: llega don Honorio Ameijeira, que procedía de Villagarcía de Arosa (Pontevedra); y después don Pedro Garrido, natural del propio municipio). Además, en 1931 se crea el Dispensario Antipalúdico de Montehermoso, con un Centro Primario de Higiene Rural incorporado (atendido por los dos médicos titulares citados: don Honorio y don Pedro). Aunque todavía faltará mucho para que se resuelvan sus problemas más urgentes de salud, incluso muchos lo sufrimos aún en la posguerra.

· Económicamente, el municipio bandeaba entre un minifundio poco rentable y un injusto latifundismo (que tampoco resolvía las carencias económicas de la mayoría de los ciudadanos):

  • Según el Catastro de principios del siglo XX, entonces había 15 grandes propietarios (2’3 % del colectivo), pero que controlaban el 45’7 % de la riqueza agraria. Contamos 5 fincas que superaban las 250 hectáreas, y 3 grandes absentistas (placentinos y salmantinos) que totalizaban una riqueza imponible del 25 % del total. En 1931 había siete destacados poseedores de la localidad (Julián Alba Aparicio, Ramona Alba Gutiérrez, Dámaso Bueno Carpintero, Segundo Fuentes Garrido, Jerónimo Fuentes Fuentes, Máximo Fuentes Fuentes y Julián Fuentes Garrido), más los foráneos (que constaban con más de 5.000 pesetas de líquido imponible).
  • También en los primeros años de ese siglo, otros 44 propietarios medios (el 6’7 % del total) poseían el 24’5 % del líquido imponible. Sin embargo, en 1931 ya sólo quedaban seis.
  • Mientras que 598 pequeños propietarios (el 91 % del conjunto) sólo acaparaban el 29’7 % de la riqueza en esas primeras décadas, de los que en 1931 únicamente estaban registrados 329 de ellos. Datos que proceden del Registro de Hacienda de Cáceres, aunque puede que esa destacada diferencia estribe en que la citada cifra de 598 se refiere a los que tenían algún bien (como casa, olivo o similar).

La economía agropecuaria destacaba, y mucho, sobre el resto: sobre todo, los cereales y legumbres en el secano; pequeñas huertas de riego (con norias y otros métodos arcaicos) en el valle del Alagón, arroyos grandes (como el de Aceituna y otros) y huertos o parrales; algunas viñas, para consumo propio especialmente; y una ganadería que dependía del régimen de propiedad, pues era extensiva en los latifundios, mientras que predominaban los pequeños rebaños particulares (en el minifundio) y los comunitarios (en la Dehesa Boyal).

Pero, según los datos anteriores, un gran número de pequeños agricultores carecían de tierras suficientes para sembrar, necesitando de las proporcionadas por losricos: arrendadas a cambio de dinero, o cultivadas mediante el sistema de aparcería («a media» o «a la tercia«, mediante el pago en especie). A la vez, un elevado porcentaje de jornaleros estaban a expensas del empleo que les proporcionaban los anteriores, o dependían de las caprichosas anomalías climáticas (incluso, a veces, ejercían como tales jornaleros los propios yunteros-agricultores; o los hijos de éstos, dependiendo de las necesidades propias y ajenas).

Respecto a otras actividades o sectores, sólo una ligera y tradicional actividad artesanal daba empleo (y unos escasos recursos) a un pequeño contingente de montehermoseños: herreros, carpinteros, albañiles, etc. Aunque algunos establecimientos fabriles se hicieron famosos, como los que elaboraban campanas y cencerros, que se vendían fuera del lugar: no sólo en los conocidos «Martes» de Plasencia (a donde acudían junto con productos hortelanos del pueblo, que eran muy estimados en la ciudad del Jerte), sino en núcleos más alejados (Béjar, Trujillo, Navalmoral, Coria, etc.). Por lo general, esos humildes artesanos dependían de los encargos o compras que les hacían los demás.

En cuanto al sector terciario, entonces era mínimo en la localidad: médicos (como los citados, don Pedro y don Honorio), maestros (el matrimonio formado por doña María Regodón y don Cipriano Muriel Albarrán, o el compuesto por doña María Sanz y don Pedro Casio, doña Rosa Fernández, el recordado don Millán -con calle dedicada en el pueblo-, doña Angelita Sabater, etc.), boticarios (don Lorenzo, don Arturo Gil y don Agapito González), veterinarios (don Miguel, primero; y don Aurelio, después) y algún empleado municipal (comenzando por el secretario, don Juan Antonio, natural de Villa del Campo). Ni siquiera había practicantes, ya que extraían las muelas algunos particulares, sin titulación oficial, como Demetrio Gómez).

El comercio era minorista, predominando el apartado de comestibles, tejidos y objetos de uso laboral o cotidiano. No había panaderías (cada persona elaboraba sus panes en casa), sólo hornos para cocer el pan. Varios bares (incluyendo el café de Manuel Osuna) y el baile de tío Modesto (que costaba 10 céntimos; aunque también se hacía en la plaza, siendo éste gratis).

Aunque ya existían algunos avances destacados en el pueblo: desde bien pronto (en el primer cuarto del siglo XX) contaba con luz eléctrica (de origen térmico), gracias a la fábrica de luz (como era denominada) llamada San Antonio (situada en el barrio del Castillo), propiedad de Manuel González y Bartolomé Gutiérrez (surtía de energía aun sector del municipio, así como a Guijo de Coria, Valdeobispo y Guijo de Galisteo); después se incorporó una segunda, la de Santa Inés (en la zona del Ejido, propiedad del maestro don Pedro Casio); y tras la Guerra Civil abren una tercera, la de Santa María (cerca de la anterior). Por cierto, cortaban la luz a las diez de la noche, y volvían a conectar al alba (con frecuentes apagones y descenso de la intensidad).

La propia economía municipal era deficitaria, a pesar de que decía Madoz a mediados del siglo XIX que «es uno de los pueblos más grande y rico de la provincia«. Pero las Desamortizaciones que tuvieron lugar entonces mermaron los ingresos de la Corporación, de los vecinos y de la Iglesia:

  • Propiedades rústicas desamortizadas procedentes de los fondos de propios y comunes: 82 fincas, que abarcaban 2.214’3 hectáreas, con derechos totales; y 37 propiedades, que sumaban 533’6 hectáreas, con derechos parciales. El Estado se incautó de esas fincas y las puso a la venta, siendo adquiridas en un primer momento por 10 propietarios: destacando el madrileño Joaquín Alcalde Casal que, además de adquirir importantes fincas en la provincia de Cáceres (2.716 has. en Navalmoral, 2.401 en Malpartida de Plasencia, 2.137 en Gargüera y 1.454 en Plasencia), compró 1.294 hectáreas en Montehermoso (la dehesa San Antonio, en el paraje de El Rincón -entre lo que hoy es Alagón del Caudillo y El Batán-, que la vende en 1908 a un rico trashumante salmantino: Matías Sánchez Covaleda, que criaba allí una famosa ganadería de reses bravas); Antonio Asensio Neila, Juan Delgado (de Plasencia) y varios acaudalados locales (Silvano Garrido, Patricio Bueno, Gabriel Galindo, Francisco Pulido, etc.).
  • Propiedades de la Iglesia (Fábrica Parroquial, Clero, Curato, Cofradías y Obras Pías): más de un centenar de fincas, casi todas ellas de pequeño tamaño (fruto de donaciones o similares), y que sumaban en total 78’1 hectáreas. Éstas son compradas por gente forastera (como Manuel Mª Chacón, de Cáceres), aunque más tarde accederán a ellas los vecinos del pueblo.

Por si fuera poco, a finales del siglo pasado (1888), numerosos municipios cacereños invierten el capital obtenido de esas ventas de tierras comunales (intereses de las Desamortizaciones) en el ferrocarril Plasencia-Astorga, que se prometía muy rentable (interés del 4 % bruto). Se emitieron 18.027 Obligaciones o Cuponesde 500 ptas., de las que Montehermoso adquiere 605, por valor de 302.500 pesetas (el 3’35 % del total), ocupando el 5º lugar (tras Navalmoral de la Mata -que fue la que más compró-, Valencia de Alcántara, Arroyomolinos de Montánchez y Galisteo).

Pues bien, los primeros años se abonan los intereses; pero, más tarde, dejan de pagarse (o se hacían esporádicamente): en 1919, a Montehermoso le debían 11.737’00 pesetas de la renta anual de ese año, más 51.298’85 de atrasos. En vista de ello, se movilizan para recuperarlas (los representantes de Montehermoso desean que le sean devueltos los capitales, si la Compañía no presta garantías sólidas a responder de dicho capital e intereses). Pero pasan los años, y la deuda seguiría aumentando: el 8 de marzo de 1946 canjearon los «cupones» del FFCC del Oeste, por un valor de 270.430 pesetas (el 89’4 % de lo que poseían al principio -302.500 ptas.-), por Títulos de la Deuda Amortizable al 3’5 % de interés.

Todo ello repercutió en la economía del municipio, pues no obtenía los fondos necesarios para sufragar los servicios más importantes: sanidad, educación, obras, etc.

Amén de esos condicionantes económicos, existían otras limitaciones que afectaban tanto al municipio como a sus propios vecinos (fundamentalmente a éstos): la Política, el caciquismo, factores sociales, religiosos, etc. (como veremos después).

. Socialmente, y a pesar de la crisis económica dominante que se desprende de lo anterior (y que los mayores recuerdan aún), era un pueblo muy sumiso, conservador y anclado en el pasado; dominados por los caciques y terratenientes del pueblo o de fuera, de acuerdo con la tradición:

– Su jurisdicción en el pasado, siendo Lugar de Señorío (hasta la desaparición de los mismos, en 1837) dependiente de los Fernández Manrique de Lara, Condes de Osorno y Duques de Galisteo, Condes de Montehermoso, Duques del Arco, de Montellano, de Fernán Núñez, etc. (según las épocas y sucesiones).

– Su origen y dependencia de la villa y tierra de Galisteo, sometida al control del corregidor de dicha localidad y al Señorío antes mencionado (que se ubicaba o centraba en Galisteo, de cuya villa eran anejos los lugares de su tierra).

– La influencia que siempre tuvo la Iglesia en este lugar (como en otros muchos en el pasado), por creencias y otras causas: por ejemplo, los sacerdotes oscilaban entre 3 y 6 durante el siglo XVIII (aunque en los años 30 ya sólo ejercía uno, don Sergio, aunque con mentalidad trentina).

– La secular incultura de este pueblo: sólo hubo una escuela durante el siglo XVIII y gran parte del XIX (a ella asistían 150 niños de ambos sexos, y en el anterior siglo sólo los varones), a pesar de su elevada población (más de 3.000 habitantes a mediados del XIX). Aunque ya en el siglo XX, gradualmente, se incrementa el número de aulas y maestros: en la etapa final de la Dictadura de Primo de Rivera se construyen las Escuelas del Ejido, que se inauguran en esos años (o en el inicio de la República, caso similar a otros muchos lugares de la provincia).

Pero no alcanzó grandes avances posteriormente: en el siglo XX, y ya a mediados, era uno de los municipios con menor porcentaje de vecinos con estudios medios y superiores. La ignorancia origina recelo, desconfianza, ingenuidad, etc.; a la vez que influye en malos hábitos, atraso, etc.

– El aislamiento a que estuvo sometido hasta mediados del siglo XX, sin carreteras ni puentes que lo comunicaran con las ciudades más próximas (o con otras más lejanas). Paradójicamente, esta situación favoreció el que se conservaran muchas de sus costumbres y tradiciones, su habla peculiar, folclore, indumentaria típica, etc.; pero influyó en su atraso económico, político y social.

– La mentalidad de sus vecinos, propensos (por muchas de las causas anteriores) a creer las promesas que le anunciaban, o a juzgar los hechos por la forma en que le afecten… Por eso, el caciquismo ha sido (y es aún, aunque ahora de otro matiz) algo habitual en Montehermoso, a lo que el pueblo se ha ido acostumbrando…

· Tras esta breve introducción, entremos en la segunda parte del tema: el comportamiento político en los años de la 2ª República. Durante esta conflictiva etapa, distinguimos tres fases:

– En las Elecciones Municipales de Abril de 1931 sucedió un hecho curioso ya que, como ninguna agrupación política presentaba listas completas, efectuaron una especie de Elecciones Primarias para decidir los once que completarían la cifra exigida, con los siguientes resultados (votaron, en dos distritos, 757 de los 922 electores que tenían derecho -el 82’1 %-, ya que aún no podían votar las mujeres):

  • Inocencio Garrido Alba = 272 votos.
  • Julián Ruano Garrido = 271 votos.
  • Ángel Garrido Garrido = 268 votos.
  • Benigno Roncero Clemente = 265 votos.
  • Gerónimo Fuentes Fuentes = 179 votos.
  • Ruperto Garrido Alba = 177 votos.
  • Jacinto Garrido Alba = 174 votos.
  • Eusebio Garrido Domínguez = 172 votos.
  • Francisco Fuentes Garrido = 110 votos.
  • Manuel Batuecas Alcón = 92 votos.
  • Esteban Pulido Pulido = 89 votos.

De este modo, dicha relación figuraba como la Lista Oficial, y única, bajo la denominación de «monárquicos independientes» (según consta en el Archivo Provincial, siendo éste uno de los puntos acordados); aunque, en realidad, pertenecían a tres diferentes ideologías o tendencias (en el Archivo Histórico Nacional se reflejan 2 conservadores, 9 liberales y 1 socialista). Por lo tanto, como aparecía como una sola Lista, según el artículo 29, quedó automáticamente proclamada.

Como se presentan en coalición, y de acuerdo con el sistema que llevaron a cabo -antes comentado-, el Gobierno tuvo que nombrar a una Comisión Gestora(como en otros muchos municipios, de acuerdo con una Orden publicada entonces cuando había discrepancia) compuesta por la siguiente terna: Juan Gordo Paniagua («tío Juan Patillas«, del PRR entonces), Dámaso Bueno Carpintero (uno de los mayores propietarios, posible conservador o liberal) y Julián Bautista González (de AR). De ese modo, Juan Gordo es elegido alcalde (hasta que hubiera nuevas elecciones, que aquí no se celebrarían). Precisamente, el citado Inocencio Garrido (que fue el más votado) era el alcalde cuando se celebraron esas elecciones: estuvo en la etapa final de la Dictadura de Primo de Rivera, sustituyendo en ese cargo a Nicanor Gutiérrez Clemente (que tuvo una destacada actuación urbanística en el barrio de las «Kábilas», que surgió entonces al repartir o vender a bajo precio solares entre los necesitados; aunque hay quien me asevera que también se concedieron a simpatizantes y afiliados a su Partido, el Conservador…).

– Después (el 28 de junio) se celebraron las Elecciones Generales Constituyentes, con estos resultados en Montehermoso (votó el 88’91 % de los electores (898 de los 1.010 que podían hacerlo, cifra muy elevada; y sólo hubo dos votos en blanco):

  • La coalición compuesta por Acción Republicana (de Manuel Azaña) y el Partido Radical (de Alejandro Lerroux) obtuvo el 52’23 % de los votantes (fue votada por 469 montehermoseños). La Lista cacereña estaba compuesta por Lerroux, Aguilera, Campaña, Pascual, Gallego, Gaspar y José Giral (cuya esposa era de Navalmoral).
  • Los Republicanos de derecha (de José Rosado Gil -antiguo diputado monárquico liberal por la comarca de Navalmoral-, Andrés Sánchez de la Rosa y Casillas) logran el 11’14 % de los votantes (reciben el apoyo de 100 votantes).
  • Cifra igual (100 votantes y el 11’14 %) consiguen Manuel Plasencia (de la agrupación «Republicanos al servicio del pueblo«, con ideología centro-derechista; aunque más adelante se afilia al Partido Republicano Radical: en 1934 lo encuentro como «alcalde accidental» de Cáceres, afiliado al partido de Alejandro Lerroux) y el conservador Víctor Berjano (también con 100 votantes, el 11’14 %).
  • El PSOE sólo obtiene una media de 23’14 votantes (el 2’6 %).
  • Acción Nacional (Agrarios, de derecha) es votada únicamente por una media de 3’75 votantes (0’41 %).
  • Otros (como los Republicanos al Servicio del Pueblo y algunos más) se reparten el resto.

Es decir que, en sólo tres meses, el vecindario pasa de ser mayoritariamente monárquico (en abril) a republicano casi en su totalidad (en junio): tal vez, fundados en la esperanza y creyendo las promesas que los políticos predicaban.

Con la instauración surgen algunos conatos conflictivos en Montehermoso (por ejemplo, los segadores intentan tirar por el balcón al alcalde y al secretario), sobre todo a cargo de los jornaleros y yunteros (campesinos sin tierra) que anhelaban la Reforma Agraria, el asentamiento en las extensas fincas del término, etc. Además, la economía seguía anclada, casi como en el pasado: el salario medio ascendía a 3 pesetas en 1931; mientras que en 1936 alcanzaba 5 ptas. diarias; aunque, en la mayoría de los casos, ni siquiera cobraban el duro.

A pesar de los bajos salarios, los precios estaban muy altos, como se desprende de la siguiente relación oficial de 1930:

    • Pan 0’55 pesetas el kilo
    • Huevos 2’00 pesetas la docena (muy caro)
    • Garbanzos entre 1’20 y 1’50 ptas./Kg.
    • Arroz entre 0’75 y 0’90
    • Patatas 0’20 pesetas el kilo
    • Aceite (oliva) 1’90 pesetas el litro
    • Leche 0’60 ídem
    • Bacalao 2’25 peseta el kilo
    • Sardina entre 1’2 ptas./Kg. y 1’75; y besugo = 2’5
    • Tocino 2’5, y magro = 5,
    • Cordero entre 2’50 y 3’00
    • Beneficio industrial entre el 10 y el 25 % (en el pequeño comercio, que era el habitual).

Igualmente, surgen problemas con la Ley de Términos, aprobada en 1931. Con este decreto se pretendía favorecer a los operarios locales, evitando que los patronos contrataran obreros forasteros más baratos (aunque los terratenientes rebajan los salarios…, por lo que surgen conflictos como los citados).

En febrero de 1932, crean la Asociación Pro-Riegos de Cáceres, que pretende poner en riego 9.000 hectáreas en la provincia (siendo la pionera de los posteriores y actuales regadíos), destacando 4.000 hectáreas en el valle del Alagón: tierra de Granadilla, Montehermoso, Morcillo, Galisteo, Riolobos, Torrejoncillo, Coria y Casillas de Coria (hoy, tras la posterior construcción del embalse de Gabriel y Galán, unido a los contra embalses de Guijo de Granadilla y Montehermoso-Valdeobispo, esa cifra es muy superior). La Comisión pide que asista el Ministro de Marina (el citado José Giral Pereira, casado con una sobrina del insigne moralo don Urbano González Serrano), así como el de Obras Públicas (Indalecio Prieto, del PSOE), el Director General de Obras Hidráulicas y los diputados cacereños.

Pero se produce la crisis agraria de 1932: se obtuvo la «cosecha del siglo«, bajando los precios de los cereales (de 0’52 pesetas el kilo en abril a 0’46 en octubre, llegando a 0’40) y arruinando a muchos agricultores (que culpan a Marcelino Domingo de este fracaso), pues había que añadir los excedentes, fruto de las importaciones y depósitos. Y, como es evidente, los campesinos de Montehermoso sufren las consecuencias (como me contaba mi abuela).

El Partido Acción Republicana (que el 28 de mayo de 1934 se convierte en Izquierda Republicana) ya contaba con una agrupación en Montehermoso en octubre de 1933, con Juan Gordo (tío Juan Patillas, que procedía del PRR) de presidente (y que era el alcalde o presidente de la Comisión Gestora, como vimos) y Cecilio Roncero Garrido (que ansiaba la alcaldía) de secretario. Pero surge un conflicto entre ambos: Roncero llama a Gordo «cacique«, cuando era un infeliz (regentaba una posada en la Plaza de Arriba, y me cuentan que repartía lo que ganaba entre los que nada tenían…). Tuvo que intervenir el propio Giral allí en esas fechas (y tuvo atenciones con Montehermoso), con el fin de solucionar el problema, tras haber enviado a un informador: quien le confirma que «Roncero es un chaquetero(por lo que será cesado), mientras que Gordo es un buen alcalde» (creo que todo se debía a que Roncero presidió antes AR, de donde le desbanca Juan Gordo: éste se pasó desde el PRR, tal vez porque Giral le defendió varias veces, como cuando le intentan tirar por el balcón). Por entonces se cantaba esta canción: «en el Cielo manda Dios, y en la Gloria los cristianos; y en Montehermoso, señores, tío Juan Patillas y su hermano» (Plácido Gordo, el estanquero, también del PRR, con más poder que el propio Juan).

Sin embargo, poco a poco de la ilusión se pasa al desencanto, las esperanzas se van diluyendo y la República comienza hacer aguas por casi todas partes. Y de este modo, se produce el cambio:

– En las Elecciones Generales del 18 de Noviembre de 1933 se sucede un hecho notorio (además de que ya pueden votar las mujeres), pues hubo muchas abstenciones: 510 (23’57 %), ya que surge el citado descontento con la República. Votaron 1.653 (76’39 %) de los 2.164 que tenían derecho, y se repartieron de este modo (casi se bipolariza la población):

  • PRR-DRA-CEDA (coalición formada por el Partido Republicano Radical de Lerroux, la Derecha Regional Agraria de Martínez de Velasco y la CEDAde Gil Robles) fue la gran triunfadora, ya que obtuvo el 77’97% de los votos (recibió el apoyo de una media de 1.288’86 de los votantes. Recordemos que esa agrupación era ya de centro-derecha, pues el PRR era de centro-izquierda en 1931.
  • El PSOE quedó en segundo lugar, siendo votado por una media de 320’57 montehermoseños (el 19’392 %).
  • José Giral (de Coalición Republicana) recibió el voto de 41 votantes (el 2’48 %), mientras que sus compañeros no fueron votados por ninguno. En su correspondencia que se conserva en el Archivo de la Guerra Civil de Salamanca, Giral expone que «Montehermoso es un pueblo de extrema derecha (…), donde votan las mujeres a la derecha y lugar en que le confunden con los socialistas…, … siendo el médico un cavernícola…«. También asevera que «había en el pueblo un ambiente antisocialista«. Estos resultados le defraudaron, tras lo mucho que hizo por el pueblo.
  • Sólo un montehermoseño votó al PCE (y no a todos los miembros de la Lista, pues sólo lo hizo a Astigarrabia y a Benito Sánchez)
  • No obtuvieron ningún voto el PRRS-Independientes, Izquierda Independiente ni otros grupos (como el de Morillo).

Por esos años, y a pesar de los cambios políticos que se producen en España, nadie quiere sustituir en el cargo de alcalde a «tío Juan Patillas«; por lo que éste seguirá hasta las Elecciones de Febrero de 1936.

En 1934 se lleva a cabo la Reforma Agraria, pero no afecta a las tierras de Montehermoso, ya que no estaban incluidas entre las expropiables o enajenables.

En octubre de 1935 hallo una relación de obras provinciales, subvencionadas por la Junta Nacional contra el Paro hasta el 30-IX-1935 (Ley del 25-VI-1935), entre las que se hallaba la Carretera de Coria a Montehermoso, por Morcillo (2º tramo), por un importe de 20.000 pesetas. Pero, no se empieza por ahora; ni tampoco la de Plasencia, por lo que el pueblo estaba incomunicado: sólo un camino carretero unía Montehermoso con la ciudad del Jerte, y para cruzar el río Alagón había que hacerlo en barca (ubicada cerca en «Vega la Barca«, cerca de la desembocadura del arroyo Aceituna) o por dos «vados» existentes junto a ese lugar (el vado de la «Boca del Arroyo» y el del «Galapagar«).

Ya antes hubo sociedades en el pueblo (como «El Progreso«, que ya existía en 1918), pero durante la República se multiplican: agrupaciones políticas como Acción Republicana (que más tarde se transforma en Izquierda Republicana), PSOE, PNR (Partido Nacional Republicano, de Sánchez Román), Partido Republicano Radical, Partido Republicano Radical Socialista, Juventudes Socialistas y otras con menor peso político en la localidad; o asociaciones agrarias como la Alianza de Labradores o el sindicato agrícola «El Agricultor«, etc.

Y llega lo que algunos se temían y nadie deseaba (aunque muchos lo buscaban):

– En las Elecciones del 16 de Febrero de 1936 (celebradas el Domingo de Carnaval), como en el resto de la provincia o del país, el pueblo se divide en dos bandos (rojos y azules, las dos Españas…). Y, al igual que en la convocatoria electoral anterior, el voto fue mayoritariamente de derecha (con más abstenciones aún que en las elecciones pasadas):

  • La CEDA (alianza de la derecha) alcanza el triunfo, pues tuvo el apoyo de una media de 1.149’71 votantes (el 72’15 % de ellos).
  • El Frente Popular (coalición de izquierda) fue votado por una media de 426’14 vecinos, alcanzando el 26’74 % de los votantes.
  • Los restantes votos fueron conseguidos por Arrazola (el único radical que fue votado: por 70 montehermoseños). A pesar de que el PRR tuvo muchos adeptos en anteriores comicios…
  • No obtiene ningún voto Falange (aunque más tarde se apuntarán muchos, por las causas que todos conocemos y que no necesitan explicación…).

Sin embargo, en nuestra provincia triunfó el Frente Popular (aunque este hecho no está muy claro, ya que se decía -y aún se tiene en cuenta esta posibilidad- que hubo irregularidades en el escrutinio…), obteniendo 7 de los 9 escaños (en Extremadura consiguió 18 de los 23, datos éstos que no incluimos porque pueden verse en cualquier trabajo o publicación referente a esta etapa). En el resto del país (sobre todo en las ciudades) ocurrió algo similar (incluyendo las posibles anomalías electorales).

Así pues, durante este período histórico que estamos analizando el voto evolucionó hacia la derecha en Montehermoso, regresando a la tendencia del pasado, ante el evidente fracaso de la República.

Por lo que me pregunto: ¿Tuvo algo que ver con el reparto de propiedad, con predominio de vecinos que poseían algún predio en esta localidad?

Antes de responder, sepamos que en aquella época, ante la creencia infundada de que la izquierda pretendía quitar las propiedades a los que las poseían, para repartirlas entre los que carecían de ellas (cuando había muchos dirigentes de izquierda que eran grandes propietarios, como el propio José Giral: con numerosas fincas en Navalmoral y en el Campo Arañuelo), sobre todo en el ambiente rural, muchos de los pequeños y medianos propietarios votan a la CEDA (o, antes, a otros partidos de derecha). Es muy conocida la frase o expresión política y sindical que decía así: «la tierra para el que la trabaja…». Al menos mi padre (pequeño agricultor local mientras vivió, aunque entonces fuera un joven alegre y trabajador: con 19 años al proclamarse la República) me aseveraba que esa era la idea general en el municipio durante esos conflictivos años

Tras las elecciones, se producen numerosas «invasiones» de fincas en la comarca: incluso en Montehermoso, cuando los socialistas y otros penetran en el «Helechal de la Atalaya» (la vega situada junto al sector septentrional de las ruinas de lo que fue el Castillo o Atalaya de Pelayo Vellido), por lo que fueron detenidos y encarcelados durante unos días varios de ellos. También se aprueba entonces el «Plan de Riegos del Alagón» (igual que otros, como el del Tiétar), incluyendo la construcción del embalse de Gabriel y Galán, que tendrá que esperar…

La situación era tensa en esos momentos. Por eso nadie quiere sustituir en la alcaldía a «tío Juan Patillas» tras las elecciones de febrero: hasta que, tras rechazar el cargo varios designados para ello, acepta Saturnino Paniagua («Huevero«, que era socialista), en una actuación digna de elogio, pues asumió el poder en un momento muy delicado (este hecho fue tenido en cuenta después por los nacionales).

Pero la esperanza se desvanece y la crisis obrera es alarmante: la República no pudo solucionar los problemas y la Guerra Civil será inevitable, con los dolorosos acontecimientos que acarreó (aunque, afortunadamente, en Montehermoso no se conocieron los «paseos» o ejecuciones similares; pero sí otros actos de represalia hacia los vencidos, fue norma general). Aunque éste es ya otro tema, por eso finalizamos aquí -y por ahora- el presente trabajo.

Oct 012001
 

Rocío Periáñez Gómez.

Desde los trabajos pioneros que abordaron el tema de la esclavitud en la España del periodo Moderno, como los de Domínguez Ortiz[1] o Vicenta Cortés[2], así como las brillantes aportaciones realizadas por Alfonso Franco, Manuel Lobo o Vicente Graullera[3] – obligadas referencias para todo aquel que intente adentrarse en la cuestión- se ha avanzado considerablemente en el estudio acerca del fenómeno esclavista en nuestro país. El interés mostrado por los historiadores hacia el conocimiento de las minorías y el mundo de la marginación se ha materializado en numerosos trabajos publicados en la última década que han supuesto una ampliación metodológica, conceptual, documental y espacial en la investigación de la esclavitud. A pesar de todo, existen algunos ámbitos geográficos donde el estudio de la institución esclavista no ha gozado de la atención que se merece, como es el caso de Extremadura. Si bien contamos con algunos estudios dedicados a la cuestión que ponen de manifiesto la extensión del fenómeno en nuestra región[4], a los que hay que unir otros más recientes, acordes con el renovado interés por el tema que parece existir en la actualidad[5], falta aún mucho camino por recorrer para que el estado de la investigación acerca de la esclavitud en Extremadura pueda alcanzar al de otros espacios peninsulares.

El objetivo de este trabajo es realizar una pequeña aportación al conocimiento del fenómeno esclavista en la región abordando un aspecto concreto del mismo: las relaciones de los esclavos con la población libre y su integración en una sociedad que consentía y mantenía la práctica de la esclavitud como algo normal. En nuestro análisis contemplaremos tanto la consideración que recibían los esclavos por parte de la mayoría libre y las actitudes y reacciones de las personas sometidas a esclavitud ante la situación en que se encontraban. Las fuentes documentales en que hemos basado nuestro estudio son fundamentalmente los pleitos eclesiásticos custodiados en el Archivo Diocesano de Badajoz, si bien hemos completado la información que éstos nos han proporcionado con la consulta de documentación municipal y notarial. La utilización de los pleitos como fuente para el estudio de la esclavitud nos permite tener un conocimiento más directo de la realidad, pues nos da cuenta, muchas veces a través de la voz de los propios esclavos, de aspectos de su vida y por tanto nos acercan a éstos personajes que han pasado habitualmente por la historia de forma anónima. Sin embargo la información proporcionada por este tipo de fuente de carácter judicial hay que someterla a un análisis crítico puesto que los testimonios que nos ofrecen testigos, acusados, demandantes, estarán condicionados por los intereses que median en cada uno de los casos lo cual se plasmará en sus intervenciones.

El esclavo no fue un personaje demasiado extraño en la sociedad extremeña de los Tiempos Modernos. La proximidad a Portugal, monopolizadora del comercio de esclavos con África, y los intercambios llevados a cabo a través de la frontera extremeña favorecieron su presencia, con mayor o menor intensidad, durante todo el periodo Moderno, con lo que la población esclava, al igual que en otras partes de España, constituyó en las ciudades y villas extremeñas un componente normal. Sin embargo, este hecho no implicaba que la población libre considerase a las personas esclavizadas como iguales.

Los esclavos se encontraban en una situación de inferioridad social debido a su condición y carencia de libertad, puesto que, aunque algunos esclavos pudiesen vivir en “mejores” condiciones que muchas personas libres, en cuanto a que, mantenidos por sus amos, no les faltaba comida o techo, sin embargo carecían de algo tan fundamental como era decidir sobre su propia vida. Así mismo, en la relación que los esclavos mantenían con el resto de la sociedad influiría su capacidad y nivel de adaptación. Hay que tener en cuenta que no todos los esclavos que vivieron en tierras extremeñas se encontraban en la misma situación puesto que no existía el mismo grado de integración entre aquellos que, traídos directamente desde sus lugares de origen a través del comercio, tenían que adaptarse a un nuevo medio, lengua, costumbres… y los que habían nacido y se habían criado desde pequeños en suelo peninsular.

Normalmente las relaciones cotidianas que mantenían los esclavos, sin considerar aquí las que le vinculaban al amo y a la familia de éste, se localizarían en gentes de su misma condición o de los estratos más bajos de la sociedad, tal y como se puede apreciar en algunos de los pleitos que nos ofrecen información acerca de esclavos. Así, en el pleito de Benito, esclavo que quiso casarse contra la voluntad de su amo, aparece como testigo Juan Pérez, cuyo oficio es vaquero y que conoce de primera mano todo el asunto, pues ha sido confidente del esclavo[6]; en el caso de Juan, negro de Bartolomé García, que ha protagonizado un altercado en una iglesia en la que están involucradas varias personas, testifica a favor del esclavo un tal Diego, criado de un vecino de Calzadilla[7]; según la documentación, “un hombre moreno de color que se dijo llamar por su nombre Pedro Domínguez y ser maese de armas y vecino de la villa de Encinasola”[8] declaró a favor de Francisco, esclavo de Isabel Guerrero, vecina de Fuente de Cantos, por cierto altercado que se produjo en Calera. Es decir, son personas de baja extracción social aquellos que mantienen una relación más estrecha con los esclavos, mientras que a otros niveles la actitud de las personas libres es distinta.

En general, podemos hablar de la existencia de una discriminación que afecta a la población esclava por parte tanto de la sociedad como de los instrumentos de poder de que ésta se vale. Así, al margen de las disposiciones generales de la Corona que atañen a los esclavos, a un nivel más concreto se puede encontrar en numerosas ciudades y villas españolas, ordenanzas, acuerdos o leyes dedicadas expresamente a esta parte de la población; tales disposiciones no suelen sobrepasar el carácter local, poseen carácter restrictivo y regulan entre otras cosas el trabajo que pueden desempeñar los esclavos, por ejemplo prohibiéndoles ejercer determinados oficios[9]; también limitan su presencia en ciertos lugares[10] o vedan las manifestaciones de sus rasgos culturales[11]. En la Extremadura meridional, los miembros del cabildo de Jerez de los Caballeros prohíben en 1521 de esta forma la venta de vino a los esclavos que viven en la ciudad:

“Este día los dichos señores acordaron que porque en esta villa ay muchos esclavos blancos y negros y en muchas tavernas y casas los acogen dándoles de comer y bever a cabsa de lo qual se hazen muchos ruidos y ladronizos por ellos y se siguen otros inconvenientes enbeviendose y haziendose desconciertos, por ende ordenaron y mandaron que ninguna persona sea osado de dar a comer ny a bever a ningún esclavo ni esclava so pena de cien maravedís la mitad para el corregidor y la otra mitad para las obras públicas y porque ninguno pretenda inorancia, mandose a pregonar públicamente”[12].

También encontramos cierta discriminación en las penas aplicadas según el afectado por ellas sea libre o esclavo. Francisco Zarandieta ilustra este hecho a partir de lo contenido en las Ordenanzas municipales de Almendralejo que recogen penas distintas para esclavos y libres. Señala entre otros el ejemplo de que bañarse en los pozos de la villa estaba penado con una multa, pero se regulaba que, en el caso de que el infractor no pudiese pagarla, se conmutase la sanción pecuniaria por un castigo, que suponía para los libres la cárcel y para los esclavos, cien azotes; la sanción que recibían los hombres libres por entrar en las viñas era estar atados al rollo de la villa cuatro horas, sin embargo los esclavos que hubieran cometido la misma falta recibirían cincuenta azotes[13]. Dado que los esclavos, a no ser que su amo se lo permitiese, no disponían de dinero, solían aplicárseles castigos físicos o en casos de que existiesen penas pecuniarias éstas recaerían sobre los amos, como responsables de las acciones de sus dependientes.

A la discriminación social derivada de la carencia de derechos de las personas esclavizadas se unía la existencia de una discriminación de tipo racial. Negro llegó a utilizarse como sinónimo de esclavo y en una sociedad defensora de la pureza de la sangre y la honra, el tener ancestros de color suponía un deshonor. Como ejemplo de esta afirmación tenemos un hecho relacionado con la cofradía de San Juan Bautista de Almendral, que estaba formada por negros y mulatos. El caso es que Ignacio García, vecino de la villa es invitado a asistir a la procesión del Corpus acompañando a los esclavos y no llega a hacerlo por prohibición expresa de su padre, puesto que era considerado una vergüenza para las personas blancas participar en los actos de esta cofradía[14]. La paradoja es que su madre y mujer, respectivamente, era una mujer morena, con lo que la actitud del padre nos parece un tanto curiosa: mientras que no ha tenido reparo en casarse con una mujer negra, veda a su hijo, que al fin y al cabo es un mulato, su participación en una de las únicas asociaciones de personas de color, puesto que considera como una injuria que participe en la procesión, mezclado con gente de baja categoría. La presencia de su hijo en los actos de la hermandad de morenos recordaba el origen de éste e iba contra los intentos de limpieza del linaje por parte del padre.

En realidad, la existencia de cofradías de negros y mulatos constituían una respuesta ante las prohibiciones contenidas en los estatutos de las hermandades de los libres. Éstas, a pesar de que solían incluir entre sus cofrades miembros de diferentes grupos sociales, vedaban su participación a moriscos, negros, mulatos y judíos, con lo que la aparición de cofradías étnicas se convertía en refugios de identificación social[15]. En estas instituciones estaba de este modo también presente la diferenciación que la sociedad hacía entre los libres y esclavos.

Las muestras de desprecio mostradas hacia los esclavos y la gente de color se plasman en ocasiones en insultos y manifestaciones peyorativas dirigidas a ellos. En este sentido los pleitos son muy ilustrativos como fuente documental, por cuanto reflejan con detalle este tipo de situaciones y muestran el lenguaje coloquial que empleaban los protagonistas. Antes de producirse el enfrentamiento físico y la violencia entre un esclavo y algunos hombres libres, los testigos pudieron escuchar una serie de insultos intercambiados entre los contendientes: “este testigo oyó dar bozes e llamarse e darse palabras feas el negro de Bartolomé Garcia Mayo al hijo de Garcia Alonso”. Estas “palabras feas” dirigidas al esclavo eran entre otras: “borracho negro”, “bellaco borracho”, “perro negro”. En estos insultos observamos desde luego la utilización claramente despectiva del término negro, a la que se añade el tópico, que como luego veremos, era atribuido a los esclavos: la afición a la bebida. A las palabras ya comentadas hay que añadir esta frase: “que no se avía de tomar un negro con cristiano” que constituye una manifestación de la superioridad que creía el hombre blanco tener sobre el negro. En cuanto a cómo se defendió el esclavo ante estos insultos los testigos sólo recogen que Juan contestó a uno de sus agresores llamándolo “bellaco puerco[16].

Sin llegar a la dureza de las expresiones precedentes y de una forma más sutil, también percibimos cierta sorna y menosprecio en los términos con los que un vecino de Burguillos se dirige hacia un esclavo, para lo cual es necesario explicar un poco el contexto en el que ambos se ven envueltos: Juan Blasco Lorenzo, vecino de Burguillos, quiere divorciarse de su mujer pues ésta anda amancebada “causando mucho escándalo con su libertad y mal vivir”, con un esclavo llamado Francisco, de quien tiene un hijo. El caso es que la dicha mujer, María Gallega, comparte lecho no solo con el negro, sino también con otros hombres, como saben muchos vecinos del lugar. Un día Francisco, el esclavo, sorprende a María con otro individuo en su casa, con lo cual, según declaró un testigo, se pusieron a pelear,

“y dicho Francisco esclavo dixo a bozes: a mi cuernos, puta; y este testigo le respondió a el dicho esclavo: pues cometió y a cometido adulterio con vos a su marido poniéndole los cuernos, siendo un onbre onrado como es, no es mucho os los ponga a vos …”[17]

En este caso no sabemos qué es lo que más reprobaba la vecindad, si el hecho de que la mujer hubiese abandonado a su marido y mantuviese relaciones con otros hombres o la condición de éstos, pues como refieren entre otros testigos Pedro Fernández, la dicha María Gallega

se fue y ausentó de casa del dicho su marido solo por vivir en libertad y ofensa de Dios Nuestro Señor como lo a bivido todo este dicho tiempo, andando amancebada con muchos onbres en particular con Jusepe, mulato albañil y con Blas Hernández Ramiro y con otros muchos”

todo ello antes de unirse más o menos establemente con el esclavo.

En estas actitudes se percibe, como ya decíamos, la mezcla del prejuicio social y racial que sufren los esclavos. Como afirma Joaquín Rodríguez Mateos “la desconexión, que parece evidente entre posición social y status, es mucho más cruda cuando media el color de la piel: un blanco de condición miserable estaría siempre por delante de un artesano negro libre”[18].

Si bien la mezcla entre la población de color y la blanca pudiera interpretarse como un signo de integración o de la ausencia de un completo racismo[19], la realidad de este hecho habría que matizarla, puesto que las circunstancias en las que se producía ese mestizaje estaban marcadas por el silencio y la ilegitimidad de las relaciones. Los escasos reconocimientos de la paternidad de los hijos de las esclavas, frente a la abundancia de hijos que tienen[20], es indicio del origen, muchas veces forzado, de las relaciones de las esclavas con los libres. La marginación que sufrían estas mujeres sometidas a esclavitud, como subrayan los autores que han centrado su atención en la figura de las esclavas[21], era mayor pues a las condiciones de vida impuestas por su estado y comunes a las de las personas esclavizadas de género masculino, se unía la marginación derivada de su sexo.

Existen otras manifestaciones de esos prejuicios que afectan a la población esclava junto a los de carácter racial. Afirma Manuel López Molina que “subyace la idea en los integrantes de aquella sociedad que el esclavo por su propia condición de tal, tendía a ser ladrón, fugitivo, borracho, etc.”[22]. En efecto en todas las escrituras de compra-venta se repite como una fórmula los tópicos de “ladrón, borracho o fugitivo”. De modo que según se desprende de esa apreciación debía ser habitual encontrar a esclavos dados a la bebida al robo o a escaparse de casa de los amos. Sin embargo en la mayor parte de esas escrituras se asegura que el esclavo no posee ninguno de estos vicios, aunque también encontramos excepciones: en el año 1635, el Licenciado Francisco Gutiérrez León, vecino de Alburquerque vende un esclavo llamado Manuel Correa “con todas sus tachas que tiene o tuviere, especialmente de ladrón, borracho y fugitivo[23] y no lo asegura de ningún defecto que el esclavo mostrase; o el caso de Domingo, mulato de 26 años del que su dueña, María de Salas, vecina de Almendral quiere desprenderse, para lo que otorga poder, precisando en él que lo ofrece “con sus tachas de borracho, ladrón y fugitivo y otras cualesquiera que pudiera tener”[24].

Estos dos casos expuestos y algunos pocos más, constituyen como decíamos las excepciones, pues considerando en conjunto las escrituras de ventas de esclavos, son muy escasos los esclavos que pasan por el mercado con alguna de estas tachas, y suponen una parte ínfima con respecto al total, lo que demuestra – eso sí, siempre que consideremos la sinceridad de los vendedores en cuanto a que no han ocultado algunos de los mencionados defectos para realizar un negocio más ventajoso- que las tachas atribuidas a la generalidad de los esclavos constituían parte de la visión que tenía la sociedad con respecto a esta minoría y por otro lado suponían una expresión de la discriminación de la que era objeto la población esclava.

Corresponden pues a una visión totalmente subjetiva que se encontraba en la mentalidad común y que implicaba la existencia de unos vicios casi inherentes a la condición del esclavo. Como afirma Rodríguez Mateos el esclavo “quedaba al margen no solo social y materialmente, sino ideológica y culturalmente. La desprotección e invalidez psíquica y física del esclavo de color iba a provocar un sistema de vida desordenado y desmedido en sus formas: la violencia, el alcoholismo, la enfermedad, el resentimiento y el robo iban a constituir el pandemonium que era sinónimo de negro, y que habría de convertirse en símbolo de culpa, maldad y pecado”[25]. Pero también el alcohol, el robo y la huida se pueden considerar junto con la violencia como respuestas individuales de los esclavos ante su situación.

El alcoholismo constituyó una vía de escape para muchos esclavos, una forma de evadirse de la situación en la que se encontraban y sus condiciones de vida. De hecho, según se desprende de la documentación, la afición a la bebida de los esclavos constituía un problema bastante generalizado[26], lo cual explica la existencia de ordenanzas municipales en numerosas poblaciones de toda la geografía española prohibiendo la entrada en las tabernas o la venta de vino a los esclavos. El cabildo de la ciudad de Jerez de los Caballeros reiterará las disposiciones tocantes a este aspecto en varias ocasiones. Así junto a la datada en 1521 que ofrecíamos anteriormente,encontramos que en 1528 el problema seguía candente.

“Este día estando en el dicho cabildo los dichos señores justicia regidores mandaron pregonar que ninguna persona vecino o morador desta cibdad que venda vino públicamente no sea osado de acoger en su casa negro ni negra ninguno que no sea suyo para dalle de comer e beber de los dineros de los dichos esclavos e moros so pena de doscientos maravedís por cada vez para obras públicas del concejo…”[27].

Algunos años más tarde, en 1543, los miembros del concejo de la dicha ciudad insisten en la misma medida extendiéndola a reprimir otro vicio también achacado a los esclavos, el juego.

“Otrosi que qualquiera persona que vendiere vino no consienta ni dé vino a ningún esclavo ni esclava ni consienta que se le de a beber en la taverna pero quando fuere por vino para sus amos se lo puedan dar y ansi mismo que ningún tabernero ni mesonero no consienta en las tavernas u mesones que ningún esclavo ni otra persona alguna jueguen en la taverna ni mesón a ningún juego so pena que por cada vez que le fuere provado un […] en pena de tres reales, la mitad para el denunçiador y la otra mitad para la justicia o regidores que lo sentenciaren”[28].

La repetición de la normativa, así como la ampliación de la pena, sugiere que las medidas adoptadas por el cabildo de la ciudad no debían tener cumplido efecto.

De la afición a la bebida de la población esclava se derivaban múltiples inconvenientes, como los altercados originados por esclavos embriagados, o los robos que muchos hacían a sus dueños o a otras personas para obtener el dinero con el que pagar el alcohol. Esto ocurrió en Badajoz, donde el mayordomo de la Cofradía del Rosario, según declara un testigo, había robado varios objetos pertenecientes a la hermandad, entre los que se encontraban la corona de plata de la Virgen, una cruz del estandarte y dinero de la limosna huyendo con ellos y

“este testigo teniendo noticia de dicha fuga fue a las puertas del puente Trinidad para que los capitanes de guardia lo detuviesen y no lo dexasen salir como lo hizo el de la puente, el qual dio aviso a este testigo como iba alrededor de la muralla por parte de adentro y este testigo lo atrancó y sonsacó dónde tenía la dicha corona y cruz el cual confesó estaba en casa de Juan Pérez Flores, mercader, dicha corona, empeñada en trescientos reales que devía de resto de dicha cantidad de vino que avía comprado” [29].

El robo constituía otro de los defectos comúnmente atribuidos a los esclavos. Solía ser una actuación que llevaban a cabo antes de proceder a la huida con el fin de obtener medios que la facilitasen, pero se generalizaba su propensión a cometer este delito en todos los ámbitos. En la iglesia de Santa María de Tudía en la víspera de la festividad de Nuestra Señora, estaba Francisco, esclavo, cuando un hombre se puso a dar voces, interviniendo el dicho esclavo para callarlo. Los gritos atrajeron la atención de la gente, que comenzó a llegar armada con espadas y palos y se formó una pelea de la que salieron varias personas heridas, algunas de las cuales eran esclavos, como Francisco. Al poco tiempo, los alguaciles entraron en la iglesia y le detuvieron llevándolo preso a la cárcel de Llerena, cuando él no era el principal causante de los hechos, y debía gozar de la inmunidad eclesiástica. Lo que referimos corresponde a la versión proporcionada por la mayoría de los testigos, sin embargo la declaración de los alguaciles es muy distinta:

“dicho Francisco, esclavo mulato es hombre incorregible y facineroso y se acompaña con gentes desta suerte que an cometido gravísimos delictos” (…)“porque estando en la yglesa de Nuestra Señora de Santa María de Tudía, a donde avía un gran concurso de gente velando y en feria la víspera de Nuestra Señora, en la noche quiso el susodicho y otros que con él yban hurtar dentro de la dicha yglesia un quero de vino a un hombre que lo estava vendiendo y en efecto lo hurtó y porque el hombre, pretendiendo defender su hacienda con toda moderación el dicho Francisco Sánchez le dio muchos golpes y cintarazos”[30].

Los representantes de la autoridad detienen al mulato basándose en que ha cometido un delito de robo. Ante la falta de otros testimonios que confirmen esa acusación lo más probable es que el testimonio de los alguaciles responda a un intento por justificar su acción que se apoya en la atribución al esclavo de defectos, que como hemos dicho antes se achacaban a la generalidad de las personas esclavizadas.

La huída constituía una de las formas de resistencia frente a los malos tratos de los amos, pero también y sobre todo, se puede considerar una actitud de rebeldía ante su situación de esclavitud, la forma de alcanzar la libertad sin tener que esperar a que la concediese su amo. Claro que también se fugan cuando han cometido algún delito y escapan, no tanto de su amo como de la justicia, que solía ser más severa con los esclavos que con los libres. Un ejemplo sería el caso de Andrés López, esclavo que en 1651 mató al cuñado de su amo en Fuente de Cantos y que huyendo, pasó a territorio portugués, aprovechando la contienda bélica entre Castilla y Portugal, buscando así ponerse a salvo de la justicia[31].

Por estas actuaciones en contra de la norma algunos esclavos terminaban en prisión, pero también por su actitud violenta o bien porque se han visto perjudicados al estar involucrados en conflictos entre varias personas. El esclavo, insultado y despreciado, no siempre estará dispuesto a aguantar impasiblemente a las provocaciones de los libres. Según palabras de José Luis Cortés “de la subestimación se pasa al desprecio con demasiada frecuencia. Se encuentran insistentemente escenas que traducen un estado de ánimo hostil que, a veces, sólo queda plasmado en amenazas y acusaciones, pero, en otras, se pasa a las agresiones físicas”[32], de ahí que la respuesta de los esclavos les lleve a verse involucrados en situaciones conflictivas donde la violencia y las manifestaciones de fuerza están presentes. En los pleitos criminales llevados ante el obispado de Badajoz tenemos numerosos testimonios de esclavos implicados en altercados y escenas donde han actuado violentamente. Son demasiado habituales los casos en los que las provocaciones realizadas por parte de los libres, muchas veces mostrando un claro menosprecio hacia el esclavo, se convierten en el detonante del conflicto. Lo normal es que a esas provocaciones siga de forma casi inmediata la respuesta del esclavo y que el “encuentro” finalice en un enfrentamiento directo donde la violencia física suele estar presente. Como ejemplo de una de estas situaciones tenemos el testimonio de Juan, esclavo negro de Bartolomé García, acerca de una pendencia que tiene como escenario la iglesia de Calzadilla. Esta es su declaración:

“anoche estando a la puerta de la iglesia de la Misericordia este aclarante, se llegó un hijo de Bartolomé Martín e le renpuxó e entonçes salió el hijo de García Alonso e dixo a este aclarante le dixo que se fuese este aclarante con el diablo e que si quería salirse acuchillado con él. E que este declarante dixo que no quería tener que faser con él e dentonces el dicho hijo de García Alonso tenía un chaçon e le quería dar a este aclarante un palo con él, e este aclarante echó mano del hierro del chaçón e al pasar del hierro le cortó la mano a este aclarante e della le salió mucha sangre e entonces vino Diego Díaz, hijo de Bartolomé Martín e vino a este aclarante e le dio con una espada envainada dos o tres golpes …”[33]

Según las versiones proporcionadas por otros testigos de este suceso y que corresponden con lo relatado por el esclavo, fueron las provocaciones de los libres las que condujeron a la pelea. Tras un intercambio de injurias verbales por ambas partes sacaron las armas y comenzó la reyerta que tuvo como consecuencia el corte en la mano del esclavo.

En estos contextos el esclavo no siempre está solo. En contraste con la reacción del esclavo frente a los abusos de los dueños y ante la injusticia de su situación, manifestada individualmente en actos como el robo, la huida o en casos más extremos, la agresión al amo, cuando un esclavo tiene que afrontar las amenazas de varias personas contará en ocasiones con el auxilio de otros esclavos. Señala Alfonso Franco que “las reuniones de esclavos eran siempre temidas por las autoridades porque en ellas se producían litigios y reyertas entre ellos”[34]. Es cierto que las autoridades muestran cierto recelo hacia la posible actuación de los esclavos, o al menos eso se desprende del acuerdo del cabildo de la ciudad de Jerez de los Caballeros, datado el 11 de junio de 1528, y que prohibía terminantemente que cualquier esclavo, ya fuera moro o negro, portase armas ofensivas o defensivas ni de noche ni de día – tal y como aparece expresado en el documento-, al mismo tiempo que se les imponía el deber de respetar el toque de queda, lo que suponía que estaban vedadas las salidas nocturnas de los esclavos en la ciudad[35]. Al no tener más noticias, no sabemos si la decisión de las autoridades constituye la respuesta a algún altercado protagonizado por esclavos[36] o se trata más bien de una medida preventiva, pero esta disposición constituye claramente una manifestación de la preocupación de la que hablábamos antes.

Por lo que hemos podido comprobar, a tenor de la documentación, eran más frecuentes los casos de enfrentamiento con personas libres que las riñas de esclavos entre sí[37]. Éstos acuden a ayudarse en los conflictos contra personas libres, hecho que creemos obedece más a los vínculos de amistad o vecindad entre los esclavos que a la existencia de una solidaridad de grupo. Los escenarios de las peleas suelen ser lugares públicos, aunque no nos constan que fueran espacios de reunión habituales o privativos de esclavos. Más bien los altercados se producen en días señalados, como pueden ser las festividades religiosas o las propias de cada población en honor de sus patrones, en plazas e iglesias, donde hay presencia de forasteros que suelen actuar en ocasiones como elemento desestabilizador de la situación.

Algo así se produjo en Llerena en 1581, donde Luis, esclavo negro de don Fernando Mejía, fue agredido por dos hombres que le apalearon, tal y como declararon los testigos en el pleito que siguió:

“dixo este testigo tiene noticia del día contenido en la pregunta, postrero día del mes de julio que es quando ovo la fiesta de los toros, que en la pregunta se declara e lo que della sabe es que teniendo un muchacho cuyo nombre no se acuerda una garrocha en las manos, vido como el dicho Manuel Vázquez, pichelero llegó y le tiró della y el dicho Luis dixo, dexalde la garrocha y si quereis garrochas quitaseles al toro como hazen los demás, y el dicho Manuel Vázquez respondió qué teneis vos que ver con eso, perro bellaco…”“dixo que lo que della sabe es que vido como el dicho Luis esclavo tenía la espada desenvainada defendiéndose de dos o tres hombres que estavan dando de palos alrededor pero que este testigo no vido si el dicho Luis hirió al dicho Manuel Bázquez en la manos…”[38]

La intervención del esclavo en defensa del muchacho fue entendida por los agresores como una intromisión que no era de su agrado, por la cual proceden a atacarlo.

Como decíamos, aunque éste no fuera el lugar más idóneo, uno de los escenarios de estas pendencias eran las iglesias. Unas veces porque allí estaba reunida la gente por motivo de algún acontecimiento, en otras ocasiones son los refugios que buscan los esclavos ante la justicia, acogiéndose a la inmunidad eclesiástica, aunque no les sirva de mucho, puesto que finalmente los alguaciles suelen sacarles de allí a la fuerza y los llevan a la cárcel. De ahí siguen las consiguientes reclamaciones del dueño del esclavo que acude en su defensa, alegando, como una muestra de la injusticia cometida, que no ha habido respeto a la inmunidad a la que toda persona tiene derecho dentro de una iglesia[39].

La presencia de esclavos en conflictos no siempre estará motivada a su posible carácter violento o a la reacción ante ciertas provocaciones. La situación de servidumbre implicaba que el esclavo debía estar a completa disposición de su dueño para lo que este demandase. En ocasiones las exigencias de los amos se hallarán por encima de los límites legales, de modo que su intervención en peleas y en otras situaciones similares responderá más que a su voluntad, al mandato de sus propios amos, que los utilizan a veces como instrumento de venganzas personales[40] y ellos, como esclavos que son, no pueden sino obedecer. Éste es el caso de Rodrigo, esclavo de don Duarte de León, vecino de Cheles. En un pleito criminal se acusa a don Duarte de León y a su hijo de haber intentado agredir a un sacerdote a la puerta de la iglesia, escena en la que estuvieron acompañados de sus esclavos. En su declaración, Rodrigo, esclavo del acusado, refiere que

“Duarte de León llevava un palo en la mano y su amo el mozo no vio el testigo lo que llevava porque yva embozado en su capa y que a esta razón doña Francisca, hija del dicho don Duarte de León le dijo al testigo que tomase un palo y que fuese donde dichos sus amos estaban[41].

Creemos que este testimonio refleja claramente una circunstancia: el esclavo no consideraba que el asunto que ocupaba a sus amos tuviera nada que ver con él. Por tanto, su participación en el acto delictivo supone una muestra del servicio “para todo” que obliga su condición servil, más que una conducta o temperamento violento del esclavo.

Lo referido no es privativo de los esclavos varones. Para confirmarlo tengamos en cuenta el caso ocurrido en el año 1564 en la población de Fuente de Cantos. Allí dos esclavas participan en el secuestro de otra mujer sometida a esclavitud, tal y como nos relata una persona que observó este suceso:

“dixo que este testigo estaba en la plaça pública desta dicha villa y estando en ella vido venir a Juan Pérez del Corro y a dos esclavas suyas tras de una esclava de Lorenzo Martín Perrazo, padre del dicho Ruy Martínez clérigo, deziendo ser suya la dicha esclava tras de que venían las otras esclavas y el dicho Juan Pérez para la meter en su casa y la alcançaron en la dicha plaça y la aseyeron y medio arrastrando la llevaron el susodicho Juan Pérez y sus esclavas hacia casa del dicho Juan Pérez y a las bozes y ruydo que hazían salió de la iglesia mayor desta dicha villa Ruy Martínez, clérigo a quitar la dicha esclava”.

Junto a la declaración de este testigo presencial de los hechos, contamos en este pleito con la de una de las esclavas, llamada Beatriz González, que fue llamada a testificar. En su comparecencia confiesa la complicidad que le corresponde en el asunto, pues iba acompañando a su amo de esta manera:

“dixo que lo que sabe acerca del, es que esta testigo, traxendo su señor y esta testigo juntamente con el dicho su amo Juan Pérez la dicha esclava de la plaça asida por que no se volviese a yr huyendo a casa del dicho Ruy Martínez, clérigo y la tuvieses escondida y hurtada como antes lo avía fecho…”[42].

Suponemos que la participación de estas mujeres se debe ante todo al servicio que deben prestar al amo como esclavas suyas que han de obedecerle. Su actuación vendrá condicionada por su situación, bien ante las posibles represalias del amo o bien manteniendo la esperanza de que su obediencia ciega llegue a ser recompensada con la libertad algún día.

Como responsables ante la ley de los actos de sus esclavos, encontramos con relativa frecuencia a los propietarios intercediendo por ellos ante la justicia, cuando éstos acaban en la cárcel por cometer alguno de los delitos citados. En la defensa que realizan de sus esclavos, es habitual señalar como atenuante que éstos han actuado después de ser provocados y heridos. Así lo hizo el representante de Isabel Guerrero vecina de Fuente de Cantos y propietaria del negro Francisco, para defenderlo de la acusación de organizar un escándalo en una iglesia que acabó en una pelea con heridos, motivo por el que había sido apresado y llevado a la cárcel de Calera.

En defensa de su esclavo actúa también Alonso González, vecino de Villafranca. El esclavo, llamado Juan, estaba acusado de atentar contra el hijo de Francisco Vidal y herirlo, además de haber huido de la cárcel después de haberlo apresado la justicia en una ermita de la villa. Su amo responde que debe dársele el beneficio de la inmunidad eclesiástica puesto que se le ha sacado de la iglesia a la fuerza y

“porque el dicho Juan, mi esclavo es bueno y fiel cristiano, temeroso de Dios y de buena conciencia y fama y el no ha cometido el delito ni delitos que las partes contrarias dicen…”[43].

Las palabras elogiosas del dueño podrían ser muestra del aprecio que siente hacia el esclavo. Sin embargo, dado el caso, son más bien un medio de resaltar virtudes que contrasten con las acusaciones que han llevado al esclavo a la cárcel y que por tanto pretenden exculparlo. En este sentido las declaraciones de los amos suelen discrepar con las de la otra parte implicada en el asunto, en este caso Francisco Vidal, padre de la supuesta víctima del esclavo que nos dice:

“porque a traición y sobre hecho pensado y asechanças de noche escuro hirió a un hijo de mi, el dicho Francisco Vidal que se dize Alonso Vidal y a estado a punto de muerte y siendo preso sobre el dicho delito y estando averiguado y en la cárcel, quebrantó la cárcel y prisiones y se huió y se fue haziendo hechos como lo era”.

En realidad no conocemos certeramente qué es lo que pasó, ni se conserva la sentencia de este caso la cual nos podría dar luz sobre los hechos, pero están claras las distintas posiciones ante el hecho que muestran los libres según los intereses que les mueven.

En definitiva, las relaciones de los esclavos con el resto de la sociedad estuvieron marcadas por su condición jurídica y social que los situaba en una posición marginal. La existencia de leyes o disposiciones de carácter local, que afectaban exclusivamente a la población esclava, o las diferencias entre las penas que se establecían para libres y esclavos por los mismos delitos reflejan la distinción que la sociedad hacía entre ambos como personas de diferente categoría. Estas normas limitaron aún más sus escasas posibilidades de integración y los esclavos establecerán normalmente relaciones con gentes de su condición o de baja extracción social.

La marginación y desprecio hacia los esclavos por parte de la población libre se manifestó en insultos y en la creación de una imagen tópica del esclavo portador de una serie de vicios, como ladrón, borracho y fugitivo. Aunque estas tachas se achacaban a la generalidad de los esclavos, las fuentes revelan que no fueron tantos los que podían calificarse como tales. Aún así, el alcohol, el robo y la huida constituyeron mecanismos de evasión de la situación en que se hallaban y en formas de resistencia de algunos esclavos incapaces de soportar su condición. Además, ante las actitudes despectivas mostradas por los libres, algunos esclavos responderán de forma violenta, si bien esta conducta respondía más a las provocaciones de las que era objeto que por el supuesto carácter violento atribuido a los esclavos. En ocasiones se ve envuelto en situaciones conflictivas por mandato de sus amos, respondiendo al servicio que como esclavos están obligados a desempeñar para sus propietarios.

En conclusión, las limitaciones impuestas por su condición a las que había que añadir el rechazo social del que eran objeto, dificultaron la integración de los esclavos en una sociedad que les consideraba como seres inferiores.


NOTAS:

[1] DOMÍNGUEZ ORTIZ, A. “La esclavitud en Castilla durante la Edad Moderna” en Estudios de Historia Social de España, T. II. Madrid, 1952. pp.369-428.

[2] CORTÉS ALONSO, V. La esclavitud en Valencia durante el Reinado de los Reyes Católicos (1479-1516). Valencia, 1964.

[3] FRANCO SILVA, Alfonso, La esclavitud en Sevilla y su tierra a fines de la Edad Media. Sevilla, 1979; LOBO CABRERA, M. La esclavitud en las Canarias orientales en el siglo XVI. Gran Canaria, 1982; GRAULLERA SANZ, V. La esclavitud en Valencia en los siglos XVI y XVII. Valencia, 1978.

[4] ARAGÓN MATEOS, S. y SÁNCHEZ RUBIO, R. “La esclavitud en la Alta Extremadura, proceso de auge y decadencia”, Norba, 7, 1986. pp. 93-109; SÁNCHEZ RUBIO, R. y FERNÁNDEZ MÁRQUEZ, A. “El fenómeno esclavista en la sociedad trujillana del siglo XVI”, XVII Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 1988; CORTÉS CORTÉS, F. “Aproximación a la condición esclava en el Badajoz del siglo XVII”, Norba, 5, 1984. pp. 155-162; “Esclavos y comercio esclavista entre el reino de Portugal y la Extremadura meridional a finales del siglo XVII” en Encuentros de Ayuda, Badajoz, 1987. pp. 469-488.; Esclavos en la Extremadura meridional, siglo XVII, Badajoz, 1987.

[5] MIRA CABALLOS, E. “Indios americanos en la Extremadura del siglo XVI: Introducción a su estudio”, XXVI Coloquios Históricos de Extremadura.Trujillo, 1997. pp. 339-346; PÉREZ GUEDEJO, J. J. Esclavos en Almendral (siglos XVI-XIX). Barcarrota, 2000; NARANJO SANGUINO, M. A. “La esclavitud en Miajadas durante la Edad Moderna” Revista de Estudios Extremeños, LVI, vol. II, Badajoz, 2000. pp. 505-521; SÁNCHEZ CORONADO, Manuel: “Algunos ejemplos en Zafra del tráfico de esclavos entre España y las Indias”, IX Congreso Internacional de Historia de América. Extremadura y América: pasado, presente y futuro. (En prensa); PERIÁÑEZ GÓMEZ, R. “El comercio esclavista en la Baja Extremadura de los Tiempos Modernos: Jerez de los Caballeros”, XXIX Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo, 2000. (En prensa).

[6] Archivo Diocesano de Badajoz (A.D.B.) Civil, leg. 10, año 1616.

[7] A.D.B. Criminal, leg. 229, año 1571.

[8] A.D.B. Criminal, leg. 766, año 1602.

[9] Aurelia Martín pone de manifiesto la prohibición que existía en Granada, según contenían sus Ordenanzas municipales, para que los esclavos se empleasen en los oficios de tejer y labrar seda. MARTÍN CASARES, A. La esclavitud en la Granada del siglo XVI, Granada, 2000. p.77.

[10] Realmente son comunes en muchas ciudades y villas las disposiciones de los cabildos que vedan a los esclavos la entrada en las tabernas así como otras medidas restrictivas que afectan igualmente a los esclavos, tal y como se ha puesto de manifiesto a partir de la utilización de la documentación municipal en la investigación sobre esta problemática. José Luis Cortés nos refiere que eran comunes las prohibiciones de circular por la noche así como de que consumieran vino. CORTÉS LÓPEZ, J. L. La esclavitud negra en la España peninsular del siglo XVI, Salamanca, 1989. p. 90.

[11] En concreto, a los moriscos canarios, tal como resalta Manuel Lobo, les prohibieron hablar su lengua, cantar, tocar panderos y enterrar a sus muertos en el campo entre otras cosas, pero también existía en Canarias prohibiciones que afectaban a los esclavos en general. LOBO CABRERA, M. La esclavitud en las Canarias Orientales en el siglo XVI (negros, moros y moriscos), Gran Canaria, 1982. p. 246.

[12] Archivo Municipal de Jerez de los Caballeros (A.M.J.C.) Libro de acuerdos, leg. H.A.a. 1/1, f. 179, 21 de Febrero de 1521.

[13] ZARANDIETA ARENAS, F. Almendralejo en los siglos XVI y XVII, Almendralejo, 1993. p.357.

[14] PÉREZ GUEDEJO, J. J. Cofradías y Hermandades de Almendral, Historia y presente, Badajoz, 1999. pp. 112-114.

[15] RODRÍGUEZ MATEOS, J. “De los esclavos y marginados: Dios de blancos y piedad de negros. La cofradía de los morenos de Sevilla”. p. 573.

[16] A.D.B. Criminal, leg. 229, año 1571.

[17] A.D.B. Matrimonial, leg.19, año 1625.

[18] RODRÍGUEZ MATEOS, J. Op. cit. p. 579.

[19] FERNÁNDEZ ÁLVAREZ, M. La sociedad española en el Siglo de Oro, Madrid, 1984. p. 160. Hay que entender el término racismo en el sentido que antes explicábamos: la asociación que en la época se hacía de la raza con la condición esclava.

[20] El carácter ilegítimo de estos niños unido a su condición esclava acentuarán su posición marginal en la sociedad.

[21] LOBO CABRERA, M. “La mujer esclava en España en los comienzos de la Edad Moderna”, Baética, 15, 1993; MARTÍN CASARES, A. Op. cit.

[22] LÓPEZ MOLINA, M. Una década de esclavitud en Jaén: 1675-1685, Jaén. 1995. p. 121.

[23] Archivo Histórico Provincial de Badajoz (A.H.P.B.) Protocolos notariales, leg. 4818, año 1635, fs. 231-232.

[24] A.H.P.B. Protocolos notariales, leg. 1054, año 1646, s.f.

[25] RODRÍGUEZ MATEOS, J. Op. cit. p. 579.

[26] Si bien, estas medidas contradicen a las noticias aportadas por las escrituras de compra-venta, que como hemos dicho apenas reflejan esclavos con estos problemas.

[27] A.M.J.C. Libro de acuerdos, leg. H.A.a. 2/2, s. f., 23 de Enero de 1528.

[28] A.M.J.C. Libro de acuerdos, leg. H.A.a. 2/10, f. 74, 17 de diciembre de 1543.

[29] A.D.B. Cofradías, leg. 3, año 1675.

[30] A.D.B. Criminal, leg, 766, año 1602.

[31] A.D.B. Criminal, leg. 1106, año 1651.

[32] CORTÉS LÓPEZ, J. L. Op. cit. p. 95.

[33] A.D.B. Criminal, leg. 229, año 1571.

[34] FRANCO SILVA, A. La esclavitud en Sevilla y su tierra a fines de la Edad Media, Sevilla, 1979. p. 216.

[35] A.M.J.C. Libro de acuerdos, leg. H.A.a. 2/2, s. f., 11 de Junio de 1528. En el mismo documento se establecen las penas que serán aplicadas a aquellos que vulneren la normativa, así como se reitera la prohibición de dar de comer y beber a los esclavos si no es la casa de su propio dueño, sin embargo nos ha sido imposible trascribirlo dado el estado de esa página del libro de acuerdos, que aparece partida y dañada por la humedad.

[36] Solamente seis meses antes, el 23 de enero de 1528, el cabildo había prohibido que ningún vecino acogiese en su casa a los esclavos. (A.M.J.C. Libro de acuerdos, leg. H.A.a. 2/2, s. f., 23 de Enero de 1528). Todo induce a pensar en la existencia de algún problema en la ciudad con la población esclava que vivía allí y que no conocemos.

[37] Hay que señalar que ello no implica que no se diese el caso, pero las limitaciones de las fuentes en este sentido son el principal problema. Están constatados algunos enfrentamientos entre esclavos en otras poblaciones, como así refiere Antonio González en la villa de Ayamonte (GONZÁLEZ DÍAZ, A. M. La esclavitud en Ayamonte durante el Antiguo Régimen, Huelva, 1996. p. 87), que explicarían la actitud de las autoridades sevillanas que resaltaba Alfonso Franca Silva y que citamos anteriormente.

[38] A.D.B. Criminal, leg. 1244, año 1581.

[39] Son numerosos los casos similares que hemos hallado entre los pleitos que se conservan en el Archivo Diocesano de Badajoz y que se localizan en diversas poblaciones: en Fuente de Cantos (A.D.B. Civil, leg. 766, año 1602), Llerena (A.D.B. Criminal, leg. 1244, año 158) o Villafranca (A.D.B. Criminal, leg. 1216, año 1544).

[40] ZARANDIETA ARENAS, F. Op. cit. p. 358. En 1715 el clérigo Nicolás Román Blanco demanda en Llerena al coronel don Gonzalo de Carvajal “por los golpes que mandó darle con un esclavo”. A.D.B. Criminal, leg. 1135, año 1715.

[41] A. D. B. Criminal, leg, 95, año 1696.

[42] A.D.B. Criminal, leg. 451, 1564.

[43] A.D.B. Criminal, leg. 1216, año 1544.

Oct 012001
 

Luis Vicente Pelegrí Pedrosa.

La apicultura y la explotación de las colmenas era un complemento importante de la economía agropecuaria en la Extremadura del siglo XVIII, situada a medio camino entre la ganadería y los aprovechamientos forestales[1], abastecía de miel y de cera, indispensable esta última para la iluminación y para las funciones religiosas de los numerosos templos, a la vez que proporcionaba excedentes comercializables, siendo la primera, además, el único medio seguro que tenían los extremeños de “endulzarse la vida.”

En esta pequeña comunicación intentamos acercarnos a la realidad de este aprovechamiento, aparentemente secundario en la Extremadura moderna, a través del ejemplo de la comarca de la Serena, compuesta entonces por 19 poblaciones bajo maestrazgo de la Orden de Alcántara, y cuya situación hemos comparado con los escuetos resultados que conocemos para el resto de la región. Para ello nos hemos servido de dos fuentes esenciales para ese periodo, las Respuestas Generales del Catastro de Ensenada y los Interrogatorios para la creación de la Audiencia de Extremadura, confeccionados en esa comarca en 1752 y 1791 respectivamente[2].

La producción y rendimientos del colmenar están recogidos en la pregunta diecinueve del Catastro y en la cincuenta y cuatro de los Interrogatorios. En la primera fuente se dan los rendimientos de enjambres, miel y cera, por colmenas, expresados en producción por arrobas y en reales, y en los mapas generales se ofrece el número de colmenas existentes en cada localidad. El Interrogatorio de la Audiencia, por su parte, indica el número de colmenares, colmenas, arrobas de miel y cera producidas, y sus correspondientes precios. Cotejando ambas fuentes podemos conocer la trayectoria de los rendimientos, además de la evolución global del número de colmenas. Así, la información para 1791 se detiene menos en detalles de los rendimientos, pero contiene cifras globales de producción de las que carece el Catastro.

El Interrogatorio era explícito, en la pregunta cincuenta y cuatro, a cerca de los rendimientos y la utilidad de las colmenas, y cuales eran sus problemas:

“si hay colmenas, su número, poco más o menos, como se crían y conservan, y la cosecha de miel y cera, de que flores se alimentan, y si dejan de aplicarse los naturales a esta industria por los robos que sufren, o por otro motivo, y como se cree que se podría adelantar este importante ramo”

La respuesta de Castuera puede ser demostrativa del tipo de información ofrecida:

“que tienen estos vecinos veinte y cuatro colmenares, que compondrán, a juicio prudente, mil y cuatrocientas colmenas, que, como va dicho en la pregunta treinta y cinco, producirán unos años con otros ciento y cincuenta arrobas de miel, y de cincuenta a sesenta de cera, alimentándose de la flor del romero, tomillo, jara, cardo y árboles, y de las menores yerbas comunes. Y aunque es ramo de útil producto no se fomenta más porque los turones, gatos, topos y otros animales las matan y aminoran, y son difíciles de precaver”

La apicultura estaba extendida por toda la comarca, pero con especial concentración en las áreas montuosas, donde era más factible la explotación de flores y pólenes que favorecían la creación de la miel y de la cera. No en vano las poblaciones con sierras cercanas eran las más destacadas en este aprovechamiento, como Cabeza del Buey, Castuera, Esparragosa de Lares, Zalamea, Sancti Espíritu, aunque también despuntaba Campanario que no tenía terreno montuoso. El número de colmenas aumentó sensiblemente de 1752 a 1791, pasando de algo más de 7.000 a 9.600, muestra del auge que adquirió esta explotación en la Serena a lo largo del siglo XVIII.

A pesar de la tendencia general al crecimiento del sector apícola hubo localidades con un comportamiento regresivo. Las poblaciones con más colmenas en 1752 eran Cabeza del Buey y Esparragosa de Lares, que superaban las 900, seguidas de Castuera con 853, y a continuación Magacela que tenía más de 500, y Valle e Higuera que se aproximaban a esta cifra. Sin embargo, en 1791, mientras que en la primera localidad apenas aumentaron y en la segunda descendieron en una tercera parte, en Castuera casi se duplicaron, al igual que en Valle, y en Campanario casi se triplicaron, hasta llegar a tener 1.500 colmenas, la mayor abundancia del partido. Los aumentos más espectaculares se dieron en Monterrubio que pasó de tener 19 colmenas a poseer 600 y Villanueva de sólo 40 a 400.

Independientemente de las cifras absolutas, las poblaciones en las cuales la apicultura tenía mayor peso proporcional en el conjunto de sus ganados eran el Valle, con el diez por ciento de su cabaña en 1752 y la cuarta parte en 1791, y en Zalamea y Sancti Espíritu que llegaba al seis por ciento, y en Castuera y Esparragosa de Lares en donde se situaba en torno al cuatro por ciento.

En contra de la trayectoria común del partido se produjeron descensos en localidades con serranías destacadas, Sancti Espíritu, Higuera y Peraleda. En concreto en Higuera se redujeron a la mitad. Por tanto, parece detectarse una evolución hacia el crecimiento del sector apícola basado en su extensión por el llano en detrimento del monte, como demuestran los cuadros que se adjuntan sobre producción y rendimientos.

En 1752 la producción de miel se expresaba en cuartillos, es decir, medio litro, o una vigésima tercera parte de arroba, mientras que la de cera se indicaba en cuarterones, o un cuarto de libra. En 1792, por el contrario, tanto la producción de miel como la de cera se expresaba en arrobas de 25 libras, como se indicaba explícitamente en las respuestas del Valle: “y veinte arrobas de cera que hacen quinientas libras”[3].

Los rendimientos más usuales en 1752 para todo el partido de la Serena eran de dos cuartillos de miel y un cuarterón de cera por colmena. –un kilo de miel y 115 gramos de cera, aproximadamente-. En 1791 cada colmena producía casi tres libras de miel y tres cuartos de libra de cera –1,3 kilos de miel y 322 gramos de cera-. Por tanto, se produjo un notable incremento en el rendimiento de las colmenas, sobre todo en la producción de la cera. La intensidad de la explotación era de dos enjambres por colmena, y sabemos, además, que en 1791 los colmenares contenían un promedio de 50 colmenas, o 25 enjambres.

Los precios habituales eran de 3 reales los dos cuartillos de miel, y de real y medio el cuarterón de cera en 1752, es decir, a 34 reales y medio la arroba de miel y a 150 la de cera, o seis reales la libra, salvo en la Haba que los dos cuartillos de miel costaban cuatro reales, y en Zalamea, Quintana y Magacela donde el cuarterón de cera costaba dos reales, sin que se den más explicaciones sobre esa diferencia. En esas mismas fechas el valor de los enjambres variaba de 12 a 9 reales, es decir, una media de 5 reales por colmena.

En 1791 el precio de la arroba de miel oscilaba desde los 75 reales en la Haba, o los 50 reales de Castuera, a sólo 24 reales en Peraleda, en el resto de localidades ascendía a 40 reales. Y el precio habitual de la cera se situaba en 200 reales la arroba, u ocho reales la libra, excepto en Castuera que sólo se cotizaba a 60 reales la arroba, tal vez por ser de peor calidad. Por tanto, se produjo un sensible incremento del 50% en el precio de la cera, pero tan sólo del 17% en el precio de la miel. Tal vez la inflación en el sector apícola se viese amortiguada por el mismo aumento de los rendimientos, a pesar de la expansión de la demanda.

La producción global de miel y de cera podemos calcularla para 1752 con reservas, por las discordancias que existen entre las respuestas generales y los mapas generales, en 621 arrobas de miel y 72 arrobas de cera para 7.135 colmenas. Y en 1791, con mayor fiabilidad, podemos fijar la producción total de las 9.600 colmenas existentes en 1.114 arrobas de miel y en 270 arrobas y media de cera. Ello demuestra que la producción de miel se duplicó, y que la de cera se triplicó con creces, por encima del crecimiento del número de colmenas, lo cual, de nuevo, nos advierte sobre el aumento del rendimiento bruto.

Así pues, los rendimientos globales para todo el partido de la Serena pueden fijarse 1752 en algo más de 21.400 reales de vellón de miel y 10.800 reales de cera. En 1791 puede aceptarse un valor de 46.160 reales de miel y 54.100 reales de cera, siendo este último producto, por tanto, mucho más rentable que la miel, por su mayor precio y escasez.

Por tanto, los rendimientos brutos por colmena expresados en metálico, según las indicaciones desglosadas en cada localidad, ofrecen una media de 10 reales en 1752, de los cuales la mitad eran de miel y cera, y el resto del valor del enjambre. En algunos pueblos se especifica solamente que la producción es de cinco reales de miel y cera, y en algunos casos “por mitad” ambos productos[4]. En 1791, en cambio, si dividimos el producto bruto en metálico por el número de colmenas, obtenemos una rentabilidad de 10 reales por cada una de ellas, sólo de miel y cera y sin contar el valor de los enjambres que desconocemos para esa fecha. Las respuestas de Monterrubio certifican este rendimiento:

“aunque al presente están aminoradas por los años contrarios, rendirá cada una once reales, los seis de miel y los cinco de cera”.

Desconocemos, eso sí, los rendimientos netos resultantes de descontar los costes de explotación, aunque según Melón Jiménez éstos no eran elevados[5]. Por tanto, hay que concluir que el valor de la producción de cera y miel se duplicó de 1752 a 1791, como muestra evidente de la expansión del sector apícola en la segunda mitad del siglo XVIII en la Serena. Este crecimiento de la apicultura está en consonancia con el que se produjo en otras comarcas de Extremadura, como fue el caso del ducado de Feria, aunque parece que los rendimientos allí fueron mayores, por lo menos para 1752[6], o con el auge que tenía en las economías serranas de la Alta Extremadura[7].

A pesar de esta expansión del sector los ricos testimonios recogidos en el Interrogatorio de la Real Audiencia matizan esta impresión que ofrecen las cifras, explicando las trabas para su auge, e incluso cayendo en algunos casos en un pesimismo que hace pensar que los rendimientos deberían de haber sido mayores, o que la demanda de protección para el sector empuja a los informantes a describir un panorama poco halagüeño.

En 1791 coinciden todas las poblaciones de la Serena en señalar la utilidad y los rendimientos de las colmenas. En Zalamea el Interrogatorio sugiere incluso un esplendor perdido del sector, al afirmar que “no discurren medida de animar a este tan útil ramo que prevaleció mucho en lo antiguo”. La pujanza de la explotación, debidamente atendida, de la que se llegaban a comerciar excedentes, como ocurría en otras comarcas de Extremadura[8], queda reflejada en el testimonio de la Haba:

“en que queda dicho, de veinte arrobas que se consumen en el pueblo, igualmente se vende, es su precio el de setenta y cinco reales, y el fruto de cera tres arrobas, y si alguna se vende el precio es de ciento setenta y cinco reales”.

En Cabeza del Buey los informantes abundan en el factor humano como freno al desarrollo del colmenar:

“y aunque se considera ramo de mucho producto, no se amplía porque los dueños de las dehesas resisten la fábrica de colmenas para el resguardo, y sin ellos padecen mucho daño de turones y otros animales nocivos, y allanándose los permisos se fomentaría este útil granjería.

En la Coronada la situación, sin embargo, era más caótica que en otras poblaciones de la comarca:

“que sólo tendrán estos vecinos cien colmenas, situadas la ciencuenta en las cercas contiguas al pueblo, que se alimentan de las yerbas menores, de las sementeras y cortos frutales, y las demás en la Real Dehesa de la Serena, que se alimentan del tomillo, cardo, argamula y candelita, y hay poca inclinación en los naturales, huyendo de robos, incendios, y no discurren modo de adelantar este ramo”

Otro de los grandes problemas de la explotación apícola es referido por los peritos de Esparragosa de Lares:

“que aunque no hay colmenares cerrados (…) y se alimentan de las flores (…) y no hay aplicación a este ramo por estar muy dañados de ganados que estropean la flor de todo el término, y no hallan modo de adelantarle”.

Uno de los testimonios más completos sobre los delitos contra la propiedad de colmenas en la Serena, es, sin duda alguna, el ofrecido por la Haba:

“sin alcanzar medio alguno que pueda aumentar dicha especie de colmenas, siendo práctica que se ha experimentado en esta villa la de condenar a un robador de ellas, que se aprehendió, en la pena de doscientos azotes que se le dieron, y después fue conducido por diez años al presidio de bombas de Cartagena, que actualmente está cumpliendo”.

Ante tantas adversidades los informantes de Monterrubio “no discurren otros medios para aumentarlas mas que el de buenos años y primaveras que penden del Todopoderoso”. En Peraleda, o Villanueva del Zaucejo, eran también de la opinión del clima como elemento principal: “y se fomentarán siguiéndose buenas otoñadas y primaveras, por falta de las cuales está tan reducido su número”.

En Sancti Espíritu, por el contrario, los peritos locales hablaban de fomento directo “para cuyo aumento no hallan otro remedio que el de la persuasión u obligarles a que cada uno tenga cierto número”. La opinión del intervencionismo y el fomento directo es especialmente clara en Villanueva, donde exponían:

“y hay poca aplicación por medio de continuados robos difíciles de evitar, pero es ramo de mucho producto, corriendo años regulares, y para su aumento no hallamos otro remedio que el débil de la persuasión a los pudientes, o que por justicia se obligase a estos a establecer un cierto número cada uno, y situarlas en varias porciones de a trescientas o menos, compuestas entre varios de compañía, guardando las debidas distancias en su situación”.

Gracias también al Interrogatorio de la Audiencia tenemos diversas referencias sobre las técnicas de laboreo de las colmenas y sus aprovechamientos. Las respuestas de Benquerencia añaden matizaciones en las especies de flores aprovechadas, sobre lo que ya sabemos de Castuera, tal vez por su posición serrana:

“que hay poco celo por las colmenas (…) que se alimentan de las flores de tomillo, jara, retama, algamula, encina y otros arbustos, y de la menores hierbas”

En Higuera se amplía la información sobre las flores añadiendo la “abulaga” –aulaga-, y la “madroña”, y contando entre los depredadores a la “patialbilla”. En Magacela añaden “azahar de encina”, “pan y quesillo”.

En Campanario los informes completan la visión del sector, a la vez que nos recuerdan la dualidad entre monte y llano en este tipo de explotación

“se crían y conservan poniéndolas en parajes amenos y no castigándolas en las castras, la cosecha de miel (….). Las flores de que se alimentan son todas las que produce la tierra, excepto la de la adelfa, que en esta no labran (…) y de no ser tierra poblada de montes, que por ello aumentan poco”.

En Esparragosa de la Serena fueron más explícitos en las referencias sobre los métodos de elaboración de los colmenares:

“y se conservan en corchos con cobijas de lo mismo, aseándolas los asientos y tapándolas con barro las hiendas y agujeros”.

Las respuestas de la Guarda complementan estos datos sobre las técnicas:

“que el modo de conservar las colmenas es castigándolas poco en las castras y que estén situados los colmenares en partes abundantes de flores y montes. (…) Que los naturales se inclinan a su conservación y aumento, pero por la escasez de primaveras se aumenta poco este ramo”.

Las respuestas de Magacela matizan los datos sobre la factura de los colmenares añadiendo que:

“se crían y conservan en corchos, con que surten los vecinos de Valdemorales y otros que tienen el trato de venderlos, por criarse en sus tierras alcornocales, de que carece ésta”.

Las técnicas de laboreo del colmenar nos sugieren, en suma, que se criaban y conservaban los enjambres en cajas de corcho, situados bien en las propiedades particulares de los apicultores o en los terrenos comunales, preferentemente en montes donde hubiera abundancia de flores, como las poseen las sierras de la Serena, y preferiblemente cercadas y agrupadas, para evitar las invasiones del ganado y de los depredadores, animales o personas, que a través del hurto dañaban la producción de miel y cera. Estos métodos eran, por otra parte, comunes a otros territorios de Extremadura[9].


NOTAS:

[1] Alvarado Corrales, E: El sector forestal en Extremadura. Ecología y Economía. Cáceres, 1983, p.269.

[2] Para el Catastro referimos en el texto las preguntas utilizadas. Archivo General de Simancas, Sección Contadurías, Catastro, legajos 137 a 152. Para los Informes de la Audiencia hemos utilizado la edición realizada por la Asamblea de Extremadura en 1995 Nos hemos ocupado de este tema con más detalle en nuestro libro La economía ganadera en la Serena, a finales del Antiguo Régimen. 1752-1791. Ceder-La Serena, Junta de Extremadura, 1999.

[3] Calculamos la producción con las siguientes medidas. Arroba 11,5 kilogramos, libra 460 gramos. Cuarterón 115 gramos, y cuartillo 0,5 litros.

[4] Sin embargo, si dividimos el valor bruto en metálico por el número de colmenas obtenemos una rentabilidad de la mitad, lo cual nos indica las distorsiones que pueden producirse por los fallos en la contabilidad general de las colmenas ofrecidas por los mapas generales y en las desviaciones producidas en las conversiones de las unidades de peso y medida.

[5] Melón Jiménez, M.A: Extremadura en el Antiguo Régimen. Economía y sociedad en tierras de Cáceres. Cáceres, 1989. p.179.

[6] Gómez, Sánchez Coronado, M: El ducado de Feria a finales del Antiguo Régimen. Mérida, 1995,p.61. Los rendimientos medios de cada colmena eran de 14 reales anuales, de venta de cera, miel y enjambres.

[7] Melón Jiménez, cit.p.179

[8] Ibídem En Ceclavín y Zarza la Mayor se elaboraba la cera y la miel para exportarla a Portugal.

[9] Sánchez Gómez-Coronado, cit. p.62.

Oct 012001
 

Felicísimo García Barriga.

Licenciado en Historia Moderna.

INTRODUCCIÓN.
La migración es, sin duda, la menos “natural” de las variables que configuran un sistema demográfico, por cuanto no es un hecho vital, al menos no en la forma en el que lo es la concepción, el nacimiento o la muerte[1]. En este sentido, el estudio de las migraciones se articula en torno a dos conceptos clave: el espacio y el tiempo; en cuanto al espacio, la metodología considera que las migraciones pueden ser de corta, media o larga distancia, siendo las de corta distancia aquellas que se producen en un marco provincial o incluso regional, las de media distancia las que implican un movimiento de personas de una región a otra, y las de larga distancia las que suponen desplazamientos de carácter internacional[2]. Con respecto al tiempo, hay que distinguir entre las migraciones de carácter temporal y las permanentes.

… debido a lo extenso de este artículo, se ha procedido a convertirlo en archivo para descargarIcono pdf

Oct 012001
 

Ángel Paule Rubio.

Antonio de Oliveros Sánchez, nació en la Villa cacereña de Villanueva de la Sierra, el día 23 de Enero de 1764. Hijo de Antonia, nacida en Villa del Campo, y de Francisco de Oliveros, natural de Villanueva de la Sierra, recibió el sacramento del bautismo en la Iglesia Parroquial de esta villa, de manos de B. D. Juan Guerra.

Oliveros cursó estudios eclesiales y se ordenó sacerdote. Vivió su vida sacerdotal en Salamanca y en la sacramental madrileña de San Isidro. En Cádiz formó parte activa en las sesiones de las Cortes como diputado por Extremadura.

Situaré mi trabajo en Cádiz, donde plasmó con entusiasmo enardecido y esperanzador sus ideas constitucionales de libertad y democracia.

Corren entonces por el mundo occidental ríos revolucionarios protagonizados por la burguesía liberal y por el proletariado militante, proceso que arranca en la Revolución Francesa y cristaliza en las Cortes de Cádiz de 1810 como respuesta a la invasión napoleónica, el Motín de Aranjuez y a la abdicación de Carlos IV. El vacío de poder facilita la iniciativa de las autoridades inferiores que toman el timón de la nación exigiendo como necesario convocar las Cortes y promulgar una Constitución que formada por el clero, la nobleza y el estado general, resultara popular.

En la Real Isla de León, se reunieron el 24 de Septiembre de 1810, los señores Diputados propietarios de las provincias que están libres del enemigo, así de las ocupadas, y de los dominios de esta Monarquía, de los que por distancia no han podido venir para este día, que el Consejo de Regencia designó para la abertura e instalación de las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nación y, anteriormente, por la Suprema Junta Central, nombrada conforme a las instrucciones y órdenes publicadas, habiéndose procedido al reconocimiento de los poderes respectivos en Cádiz por una Comisión de cinco diputados, a saber: D. Benito Ramón de Hermida, el Marqués de Villafranca, D. Ramón Power, D. Felipe Amat y D. Antonio de Oliveros, cuyos poderes habían sido reconocidos por el Consejo de Regencia.

Esta Comisión reconoce los poderes de los señores Diputados presentes en la Isla de León en número de 102.

La provincia de Extremadura estuvo aquí representada por D. Antonio de Oliveros, D. Francisco María Riesco, D. Gregorio Laguna, D. Antonio María de la Vera, D. Juan María Herrera, D. Manuel María Martínez, D. Diego Muñoz Torrero, D. Manuel Luján y D. Francisco Fernández Golfín.

Los diputados restantes hasta el número de 102 fueron los representantes de la España liberada, de las Colonias y de las Américas.

A las nueve horas del precitado día, acudieron al Real Palacio de la Regencia para asistir a la misa del Espíritu Santo, que celebró de Pontifical el Cardenal Escala, Arzobispo de Toledo.

Después del Evangelio, el Sr. Presidente del Supremo Consejo de Regencia, hizo una oración exhortatoria. Seguidamente, el Señor secretario de Estado, Gracia y Justicia pronunció en alta voz la siguiente…

FÓRMULA DEL JURAMENTO

“¿Juráis la Santa religión católica, apostólica romana, sin admitir otra alguna en estos Reinos? ¿Juráis conservar en su integridad la Nación Española y no omitir nadie alguno para libertarla de sus injustos opresores? ¿Juráis conservar a nuestro amado soberano el Sr. Fernando VII todos sus dominios, y en su defecto, a los legítimos sucesores y hacer cuantos esfuerzos sean posible para sacarlo del cautiverio y colocarlo en el Trono? ¿Juráis desempeñar fiel y legalmente el encargo que la Nación ha puesto a vuestro cuidado, guardando las leyes de España, sin perjuicio de alterar, moderar y variar aquellas que exigiese el bien de la Nación?”

Y habiendo respondido todos los Señores Diputados el sí, juramos, pasaron de dos en dos a tocar el libro de las Santos Evangelios, diciendo el Sr. Presidente a la conclusión de este acto: “Si así lo hiciereis, Dios os lo premiará; y si no, os lo demande”. En este acto se cantaron el Veni Sancti Spiritus y el Te Deum, y a su finalización, los Srs. Diputados pasaron a la Sala de las Cortes con el mismo orden de entrada.

LUGAR DE LOS DIPUTADOS EN LA SALA DE LAS CORTES

En el piso principal, a mano derecha: Embajadores, Cuerpo Diplomático, los Grandes y Oficiales del Ejército. A la izquierda, las señoras de la primera distinción. Los otros dos pisos por señoras e inmenso gentío distinguido.

Ya todos en la Sala, El Consejo de Regencia se dirigió al Trono y ocupó los cinco asientos bajo dosel. A su lado los dos Secretarios de Estado.

Seguidamente el Sr. Obispo, Presidente de la Regencia pronunció un breve discurso.

Proceden a la elección de Presidente y Secretario.

Isla de León, 24 de Septiembre de 1810. Pedro, Obispo de Orense. Francisco Saavedra. Javier de Castaños. Antonio de Escaño. Miguel de Lardizábal y Uribe.

Las Cortes quedaron enteradas.

Vamos a destacar la importancia de los Srs. Diputados por Extremadura, que por sus dilatadas intervenciones, por su competencia, por su preparación política y humana, por sus interminables “por”, que sería difícil fuesen superados por otras intervenciones no menos valiosas, de las referidas Cortes.

A continuación, tomó la palabra el Diputado por Extremadura, D. Diego Muñoz Torrero. Exponiendo que ya que en las Cortes residía la soberanía era preciso separar las funciones de los poderes legislativo, ejecutivo y judicial, motivando a la Sala con muchos y sólidos fundamentos sacados del Derecho Público. Complementó esta intervención el Sr. Luján, Diputado por Extremadura, con una proposición de diez puntos:

  1. Legitimación de las Cortes Generales, en quienes reside la Soberanía Nacional.
  2. Reconocimiento como Rey a D. Fernando VII.
  3. Separación de los tres poderes.
  4. La responsabilidad de la Nación, en ausencia del Rey, recaería en el poder ejecutivo.
  5. Las Cortes habilitarían a los actuales individuos del Consejo de Regencia para que interinamente ejerciesen el poder ejecutivo.
  6. Se establecía que el Consejo de Regencia vendría a la Sala de sesiones para reconocer la Soberanía Nacional de las Cortes.
  7. Fijar los términos del reconocimiento y juramento que la Regencia debe hacer a las Cortes.
  8. Confirmación de todos los tribunales y justicias establecidos.
  9. Confirmación de todas las autoridades civiles y militares.
  10. Declarar la inviolabilidad de las personas de los Diputados.

Se encargaba al Consejo de Regencia, viniese, acto continuo, a la sala de sesiones a prestar el reconocimiento y juramento prescritos. Debatido el proyecto, quedó aprobado.

SESIÓN DEL 25 DE SEPTIEMBRE DE 1810

Nombramiento como Secretario de las Cortes a D. Manuel Luján por mayoría absoluta de 68 votos.

Sr. Oliveros: Pidió en su intervención, se especificase quienes debían prestar el juramento de fidelidad, respeto y acatamiento al Consejo de Regencia y a los Estados Generales en los pueblos de su residencia y los que estando en Cádiz o en la Isla deberían ejecutarlo en la sala de sesiones ante las mismas Cortes. Hubo una pequeña excitación al plantear la cuestión de si las autoridades eclesiales, que no habiendo sido confirmadas, deberían prestar juramento.

Se discutió, y, después de oídos a los Srs. Diputados, convinieron las Cortes, que, puesto que eran súbditos, deberían jurar.

Se aprobó la proposición del Sr. Oliveros y quedó sancionada que todos los jefes, autoridades civiles, militares y eclesiásticas residentes en las provincias, hiciesen allí el reconocimiento y juramento prescrito en el decreto, y, ellos, lo recibirían de sus dependientes. El General en Jefe, Presidentes, Gobernadores, Decanos de los Consejos Supremos y Gobernadores Militares pasasen a la Sala de Cortes para hacerlo.

La Comisión de Reconocimiento de Procuradores de Cortes, formada por el Marqués de Villafanca, Oliveros y Amet fueron nombrados también para reconocer y legitimar los poderes, examinar las reclamaciones y los recursos y expusieron su dictamen a las Cortes para su resolución.

SESIÓN DEL 5 DE OCTUBRE DE 1810

Libertad de expresión.

Se abrió la sesión con la cumplimentación de una diputación de la Santa Iglesia de Cádiz. El Sr. Oliveros, antes de recibirla expuso: “Que en Cádiz corría una orden superior prohibiendo hablar mal de las Cortes, que estas no habían tomado semejante medida, lo cual teníase por opuesto al decoro de los Diputados y a la liberal franqueza con que debía permitirse a cada ciudadano para hacer sus reflexiones”. Debatida esta proposición, la mayoría de los Diputados, convencidos, lo apoyaron. El Sr. Oliveros fijó para su aprobación la proposición: “Que se pregunte al Consejo de Regencia si se ha dado orden para que se cele sobre los que hablan mal de las Cortes, cual sea esa orden y cual el motivo que haya habido para darla”. Aprobada por unanimidad.

Ensalza el Sr. Oliveros la libertad de expresión, con respeto y libre de coacción para todos los ciudadanos.

Seguidamente se recibió la Diputación de la Catedral. Quedaron algunos en la barandilla de la Sala, y el representante se adelantó a los pies de la mesa e hizo un discurso de felicitación a las Cortes y, después de contestarle el Sr. Presidente, se retiró. Este acto señala el acatamiento de la soberanía de las Cortes por la Iglesia.

Continúa la sesión con la intervención del Sr. Oliveros sobre la necesidad de establecer un periódico destinado a publicar las sesiones del Congreso, de modo que contase con una serie histórica de estos trabajos con el nombre de PERIODICO DE LAS CORTES. Debatido el tema, la proposición fue aprobada.

Sin duda, la libertad de expresión y el derecho a la información para su posible crítica posterior por los ciudadanos, es otro hito histórico que marca el camino de amar más lo conocido mejor.

SESIÓN DEL 16 DE DICIEMBRE DE 1810

Sobre organización y arreglo de provincias.

El Proyecto sobre organización y arreglo de provincias se hallaba conformado por cuatro proposiciones básicas: “¿Exige el interés de los pueblos, que se recauden los impuestos por personas de su confianza, las rentas y contribuciones del Estado? ¿Debería cuidar la Nación de que no se dilapiden estas rentas, haciendo que se administren por los que tienen mayor interés de conservarlas y en que solamente se apliquen a su verdadero destino? ¿Es preciso este espíritu de unidad y conformidad que intenta establecer para siempre la Nación, a efectos de conseguir el gran objeto que se ha propuesto en la convocatoria de sus Cortes Generales y Extraordinarias? ¿Se logra este justísimo deseo por los medios que propone el proyecto?”.

El Sr. Oliveros, después de las intervenciones de otros Diputados, se preguntó y dijo: ¿Deberá de haber en cada pueblo un administrador? Él entiende que debe ser la Nación quien de al Gobierno las sumas que necesite para desempeñar las cargas del Estado. Explica su tesis así: El Rey y todos los que componen el Gobierno son para el bien de la Nación. El brillo de la Majestad Real, la decencia de los oficiales, el respeto al orden, la tranquilidad y el decoro con que la Nación debe ser mirada por los extranjeros debe tener cuanto necesita para su manutención.

La Nación recauda los fondos para entregarlos al Rey, o sea al Gobierno. Luego los recaudadores deben ser nombrados por la Nación. El Rey no tiene derecho a nombrarlos. Sólo el Gobierno puede disponer de dichas sumas, no la Nación. La Nación recauda las contribuciones por el medio que ella misma elige, pone estas sumas en tesorería a la orden del Gobierno, el cual es el único que puede disponer de ellas.

Sr. Esteban: Cuál es, dijo, el principio sobre el que rueda este proyecto. Los pueblos, dice su autor, son los que tienen el interés de cuidar de semejantes fondos. Tan desgraciado principio no es nuevo en el orden de cosas que actualmente afligen a Europa. Hace una larga disertación para apoyar su tesis. Si los pueblos manejan los caudales públicos con exclusión de los sujetos nombrados por S.M., mañana querrían tener parte en las demás atribuciones de la sociedad, nombrando ellos mismos los jueces de los partidos con el mismo derecho que nombran los funcionarios de rentas. El soldado y demás jefes militares, como también tienen intereses, aspirarían a diputaciones militares para el manejo de sus fondos con exclusión del actual Gobierno. En una palabra, desaparecerían de nuestros ojos todas nuestras leyes fundamentales y ocuparía su lugar la anarquía, la confusión y el trastorno general.

Sr. Borrul: Expone en que se establezca en cada capital del reino una junta superior o diputación con representantes de sus gobernaciones y dos eclesiásticos más dotados de honradez, probidad y arraigo y tengan a su cargo la administración en todos los ramos en que entienden hoy los intendentes y otros empleados. Así se ahorrarían un considerable número de sueldos.

Sr. López del Pan: Desearía saber si el proyecto presentado es el dictamen general de todos los señores que componen la Comisión, o sólo de una parte de ellos.

Sr. Luján: Contestó, que esta Comisión fue motivada por una exposición hecha por el Sr. Oliveros sobre los desórdenes que afligían a las provincias en varios ramos; que aunque ninguno de los individuos que la componen aparecía firmado en el proyecto impreso, podía asegurar que todos lo hicieron en el memorial con que lo presentaron a S.M.

Sr. García Herreros: El remedio de los males, no es crear Diputaciones Populares, ni la supresión de intendentes. La causa verdadera de los males está en el abandono de los principios esenciales de una buena administración, en que los empleados no arreglan su conducta a lo que les prescriben los reglamentos. ¿Hay prudencia para prometerse que sabrán desempeñar bien sus obligaciones un capitán, un coronel, que en la primera casaca que vistieron llevaban ya pegadas las insignias del grado con que los adornaron?

SESIÓN DEL 20 DE ENERO DE 1811

Bienes de propios y baldíos.

Los gastos de la guerra son cuantiosos. Es verdad que los señores Diputados Americanos, han ofrecido recursos; pues ya que España derrama su sangre por la libertad, ellos quieren contribuir, ya que no con la sangre corporal, al menos con la civil. Si bien es verdad que también había americanos que derramaron su sangre en esta guerra.

Sr. Oliveros: V.M. tiene fondos para sostener esta guerra: Los bienes de propios y baldíos. El 10-4-1810 se pidió a Badajoz que propusiera los medios para mantener los ejércitos que se enviaron allí, decretando la venta de baldíos y la tercera parte de propios, acudiendo al Consejo de Regencia para que se autorice esta venta, que lo hizo por decreto.

En la venta se cometen abusos, se venden bienes por una octava parte de su valor. Muchos de los comisionados, se toman la facultad de hacerlo sin autoridad ni derecho. En vista de esto pertenece a V.M. tomar medidas. Hay familias que dependen de ellos, quitándole por tanto su sustento. El Sr. Oliveros propone, que las Cortes nombren una Comisión y proponga la parte que debe venderse en todo el Reino y el modo de llevarlo a efecto.

Sr. García Herrero: propuso que V.M. suspenda todas las órdenes que se dicen expedidas por la Junta de Badajoz y mandase todos los expedientes ya formulados. Cuando tenga V.M. dichos expedientes, remitirlos al Consejo de Castilla para que de su informe.

La proposición quedó así: “Que se suspendan los efectos de las órdenes comunicadas por la Junta de Extremadura y Consejo de Regencia para la enajenación de baldíos y propios de los pueblos de la provincia de Extremadura y demás del Reino y se remitan los expedientes que se hayan formado, acompañando las instrucciones que por ello se hayan comunicado “.

Sr. Presidente: Acepta nombrar la Comisión propuesta por el Sr. Oliveros, mientras, se suspenden las ventas.

Sr. Luján: Se manifiesta, en principio, que hay que contener los males que afligen a Extremadura. Después, fijar un decreto con las normas necesarias para estas ventas. Añade haber visto vender fincas por un valor casi simbólico.

Sr. Villanueva: Acepta la proposición del SR Oliveros y añade que necesita más tiempo para gestarla mejor.

La proposición quedó así: “Se suspenden las órdenes de venta y se remitan los expedientes al Consejo de Castilla para el informe que mejor convenga”. Fue aprobada

SESIÓN DEL 2 DE FEBRERO DE 1811

Bienes de propios y baldíos. (continuación)

Se leyó la proposición que el Sr. Oliveros hizo en la sesión del pasado 20 de enero, relativa a la Comisión que proponga el modo de llevar a efecto la venta de propios y baldíos.

Sr. Oliveros: Comienza entendiendo los enormes gastos de la guerra y la necesidad de buscar recursos para cubrirlos. Añade a la proposición, ya conocida, que sería muy útil a la agricultura la venta de una parte de los baldíos y propios del Reino. La Junta de Badajoz lo creyó indispensable y formó una instrucción al objeto, que mereció la aprobación del Consejo de Regencia.

Continúa el Sr. Oliveros diciendo que no se confundan ni los fines, ni los orígenes de las fincas. Hay entre ellas, unas fincas que han sido compradas por los pueblos, otras, que son dadas como dote para sus gastos comunes. Hay que contar las dehesas boyales y carniceras. Estas, no deben venderse, pero hay inmensos baldíos, cuyos frutos se desperdician; hay dehesas y terrazgos o censo de propios como baldíos comidos de monte y que son mansión de fieras y ladrones. Estas pueden venderse con gran beneficio para la agricultura y para la ganadería. Por ello, al haber mayor número de propietarios, aumentaría la población.

Hay otra ventaja en que las Cortes decreten su venta y fijen el método de realizarla, esto inspirará confianza en aquellos que quieren comprarlas. La desconfianza retrae ahora a mucha gente.

Juzga que este arbitrio merece la atención de las Cortes y para Extremadura será muy útil y productivo.

Sr. Luján: La proposición del Sr. Oliveros es un punto particular perteneciente a la ley agraria. No podemos aguardar para aliviar a la provincia de Extremadura, cuyos deseos son los de Oliveros. Ninguna cosa miraron los romanos con más circunspección que la ley agraria. Sin detenerme en otros discursos apoyo la proposición del Sr. Oliveros sobre la venta de bienes de propios y baldíos, señalando los que se deben vender y las reglas de las ventas. Es preciso, por ello, oír al Consejo de Castilla, a los labradores, a los hacendados y, demás que tengan interés e inteligencia.

Refiriéndome a Extremadura, no puede faltar terreno, porque es extensísima y puede mantener casi todos los ganados del Reino. Por ello, no faltarán baldíos.

Por estos mismos principios, el Sr. Carlos IV, mandó en decreto de 1793, con consulta de personas sabias, que se repartiesen a los vecinos los terrenos incultos, luego a los cosecheros y aún a los extraños.

Sr. Huerta: Por lo que he entendido de la proposición del Sr. Oliveros, el asunto es de la mayor importancia que pueda ocupar la atención de las Cortes.

Sobre bienes de propios, estimo, que, constituyendo el patrimonio particular, con cuyos ingresos se cubren las necesidades comunes del estado civil: salud, enseñanza, justicia, ornato, y hasta la piedad religiosa, no procede su venta.

Dudo de si la utilidad momentánea de la venta, fuese mayor que los males duraderos que engendraba, se asemejaría, por ello, al salvaje que corta el árbol por el pie para coger el fruto con descanso.

Si a los pueblos, se les privase de esta propiedad íntimamente enraizada con su existencia política y, de los recursos destinados a sufragar las necesidades comunales, ¿por qué medios podrían ocurrir a ellas que no fueran los de la derrama y el repartimiento vecinal?

No creo que el medio propuesto de las enajenaciones sea el camino que conduzca al acierto, ni mucho menos al fin de procurar recursos pecuniarios inmediatos, y no creo tampoco, que la resistencia que ofrecerán los pueblos a que se les prive del aprovechamiento de estos terrenos, pueda vencerse de otro modo que al favor de medidas y leyes indirectas, mejoren las costumbres, rompan las trabas que han impuesto las leyes al desarrollo de la industria y permitan que el interés personal derrame por todas partes la semilla del amor al trabajo y destierra la indolencia de que se resienten las provincias donde más abundan los terrenos.

Sr. Villanueva: Hallo una diferencia notable entre lo dicho por los preopinantes y la proposición del Sr. Oliveros, respecto a Extremadura.

Añade que la venta de propios y baldíos no se podrá verificar sin el conocimiento del Consejo de Castilla. Ahora no tratemos nada más que de Extremadura, donde consta que se estableció una Junta, de la cual han resultado grandes quejas y reclamaciones. No se quejan de que se vendan, sino que se ejecuten las ventas con desorden. No hallo inconveniente en que se forme dicha Comisión.

El Sr. Dou: ¿Se duda por ventura que sea un mal todos los baldíos? ¿Cómo no lo ha de ser, si se oye a Campomanes, Floridablanca y a Jovellanos? Esto es un hecho: La ley agraria lo dice claro. Esto es un mal, y digo que nunca es tiempo perdido hablar de ello, porque es un asunto que a todos nos interesa.

Sometida a votación la proposición del Sr. Oliveros, de crear una Comisión quedó aprobada.

SESIÓN DEL 25 DE MARZO DE 1811

Sobre pérdidas y derrotas de nuestros ejércitos.

Se discute, entre otras cosas, la memoria presentada por le Ministro de la Guerra: “Unos cuerpos que no tienen disciplina son destruidos por otros que la tienen”. La falta de disciplina, en todas las ramas del quehacer, es síntoma de cansancio, falta de honor, pérdida de miras, eso lo sabemos todos. Un general no sólo debe conocer la calidad de sus tropas, sino la del enemigo.

Sr. Luján: tomó la palabra y dijo: “Para salvar a la Patria, no bastan los buenos deseos, es necesario obrar con energía; y si como aquí nos contentamos con pensar bien y no ejecutar con vigor, el resultado de nuestros afanes y de los numerosos sacrificios de esta Nación generosa nos cubrirá de oprobio”

Hace un examen de la situación y lamenta haber olvidado las virtudes de nuestros ejércitos, el pundonor de nuestros soldados, el anonadamiento y desmoralización. Aunque la intención es buena, los medios que propone el ministro de la Guerra no son suficientes. Dice el Sr. Ministro de la Guerra que los medios para reparar nuestras pérdidas son:

  1. Buscar dinero.
  2. Formar cuerpos de reserva.
  3. Economizar los grados.
  4. Conferir los empleos conforme a la aptitud y el mérito.
  5. Dar a los jefes plenitud de facultades y responsabilidad.

El Sr. Luján habla claro y analiza cada uno de los puntos anteriores:

  1. Buscar dinero: ¡No! ¿Qué han hecho las Cortes desde su instalación? Ha habido, hay y habrá dinero. Es duro el Sr. Luján al afirmar que se han pagado sueldos a generales, consejeros y a empleados que no sirven para nada. De esta forma, no serían suficientes ni las riquezas de Creso ni el Cerro del Potosí.
  2. Cuerpos de reserva: ¿Quién tiene la culpa de que no se hayan establecido? ¿Acaso las Cortes tienen el poder ejecutivo? Un general tiene todas las facultades que necesita, pues en cosas de guerra ejerce un mando absoluto. El mal está en que no se hallan adornados con las virtudes y cualidades propias de un general.

Hay una causa más poderosa: La desconfianza. ¿Cómo podrá vencer aquel general que antes del combate va ya vencido en la opinión?

Sr. Torrero (grupo extremeño): Comienza su intervención diciendo: “El señor preopinante todo lo propuesto es muy digno de la atención de V.M.”, añade: “los consejos permanentes son inútiles, perjudiciales, ilegales y monstruosos”. Lo demuestra así:

Inútiles: Ni en nuestros brillantes tiempos, ni en los de nuestros padres y abuelos, no han sido más que amargos frutos del despotismo. ¿Cuál ha sido el fruto? Díganlo los infelices encarcelados que después de siete u ocho meses aún no se les ha escuchado. No es la mano de Dios la que está aquí para aclarar y sostener a los débiles, sino la de Belcebú para absolver reos y lastimar tal vez a inocentes.

Perjudiciales: Porque en ellos se hallan empleados muchísimos oficiales, se multiplican esos tribunales en razón de los ejércitos, debiendo estar activamente al frente de sus soldados, y no estar expectantes, mirando el incendio sin aplicar las manos para extinguir las llamas.

Ilegales: porque expresamente se oponen a la ordenanza.

Monstruosos: los jueces, todos son militares; paisanos, clérigos y frailes.

Ataca también, con dureza, la pérdida de la batalla de Ocaña. Más de quince mil hombres, en esta batalla, huyen acometidas por unos cuatro mil franceses. Es una falta de organización y de disciplina.

Sr. Oliveros (grupo Extremeño). Señor, a tres causas atribuye el Ministro de la Guerra las pérdidas y derrotas de nuestros ejércitos: La falta de medios, la falta de disciplina, y a la mala inteligencia entre las autoridades civiles y los generales. Analiza el Sr. Oliveros:

  • Falta de disciplina: Toda la nación sabe que nuestra infantería ha sido la mejor del mundo.
  • Falta de medios: Nunca los ha habido. Extremadura ha dado todo lo necesario. Todos los pueblos, en el momento de estar sitiada la capital, concurrieron a llevar víveres y a prestar sus auxilios.
  • Mala inteligencia: La Junta de Extremadura no permaneció en Badajoz, en Septiembre se le mandó salir de la plaza y trasladarse a Valencia de Alcántara. Ninguna intervención tuvo en la rendición de Badajoz, acaso si se hubiera hallado allí no se hubiera rendido. Los malos tratos que recibieron los extremeños de sus enemigos, prueban que estaban íntegramente conectados con los generales.

Por todo tiene que haber unas causas ¿Cuáles? ¿Por qué se derrotan nuestros ejércitos? ¿Qué dirá Extremadura, señor, después de tantos sacrificios? ¿Qué dirán las infelices madres y esposas cuando vean que sus hijos y maridos sean hechos prisioneros?

El Reglamento, artículo 7 del Capítulo II del Reglamento por el Consejo de Regencia dice: “Se de cuenta todos los meses del estado de los ejércitos”. No se ha dado ninguna cuenta. Nada se sabe del estado del ejército de Galicia, de Valencia o de Cataluña. V.M. tiene a su disposición 80.000 hombres. El Secretario de la Guerra dijo que eran necesarios. ¿En qué consiste ese retardo en la ejecución de esta providencia? ¿Quién entorpece esta disposición? Castíguense los delincuentes y sepa la Nación todo cuanto se hace en su beneficio.

Oliveros presenta cuatro proposiciones: Primera “Que se diga la Consejo de Regencia que las Cortes esperan que a la mayor brevedad comunique la organización de los Ministerios y la presente a las Cortes para su conocimiento y sanción”. Segunda: “Que por el Ministerio de la Guerra se cumpla el Art. 2º del Capítulo VII del Reglamento del Poder Ejecutivo”. Tercera: “Que se comunique inmediatamente los decretos de las Cortes a las provincias y autorice a las juntas para buscar arbitrios que sostengan a los ejércitos”. Cuarta: “Que se publiquen los resultados de las investigaciones que se hagan sobre todas las acciones de guerra, tanto felices como adversas, con los premios y castigos decretados o que en su virtud se decreten”.

SESIÓN DEL 26 DE ABRIL DE 1811

Sobre el Reglamento de la Comisión de Justicia

Sr. Oliveros. Hace notar, que nuestras leyes son muy voluminosas. Pide que se entresaque de aquellos inmensos volúmenes leyes que deben dirigir el proceder de los jueces con sus conciudadanos. Las leyes que han tratado mejor a los hombres están en las Partidas y su lenguaje es anticuado e ininteligible al común de los españoles. Exige se redacten en estilo usual para que sean conocidas por todos.

No es arreglar el Código Criminal, sino el modo de enjuiciarlas, dar reglas de cuándo y cómo se puede detener a un ciudadano. Hace un análisis diciendo que el legislador entrará en el corazón humano para entenderlo, descubrir los resortes de sus operaciones y con estos sólidos y profundos conocimientos, señalará a cada crimen su pena, aquella pena cuyo temor influya en el hombre, detenga su mano, para que no lo vuelva a cometer y aún sofoque en su raíz sus estímulos y deseos que sienta repugnancia de su acto.

Sobre las cárceles añade: La Ley de Partida las llama lugares de seguridad, destinados a custodiar a los presos, no para afligirlos ni atormentarlos, no está aún evidenciado que sean reos y cuando se les convenza de tales, no deberán sufrir otra pena que la señalada por la ley. Las cárceles deben ser seguras y cómodas.

Este punto sobre el estado de las cárceles lo trata exhaustivamente, vislumbrando las cárceles nuevas donde no se confunde al inocente con el culpado. Las llama escuelas de vicios donde no se han mejorado las costumbres y se puedan restituir a la Patria al ciudadano arrepentido.

A los que por sus delitos merezcan la pena capital en lo cual debe entenderse el presidio, o aquellos que tengan interés de evadirse de la pena de la ley, también se entenderá el presidio.

Hace por tanto diferenciación entre cárcel y presidio, clasificando las penas. Espera un sistema liberal de educación en el que se realicen estas lisonjeras esperanzas.

SESIÓN DEL 24 DE JUNIO DE 1811

En esta sesión se nombra secretario al Sr. Oliveros en sustitución del Sr. Aparisi. Después del nombramiento por el Sr. Presidente, el Sr. Oliveros pronunció un discurso: “Señor, dispensándome V.M. un honor que no merezco, ni jamás apetecí, me confía esta silla y pone en mis manos el Reglamento para que cele su observancia. En cuanto a lo primero, doy a V.M. las más rendidas gracias y en cuanto a la segunda, espero un disimulo por parte de V.M., no dudando que si alguna vez me veo en la precisión de hacerle observar y reclamar el orden, no será sino con el deseo de cumplir con mi deber”.

SESIÓN DEL 27 DE AGOSTO DE 1811

Examina y expone el mecanismo a seguir por el Juez contra la persona del autor, cuando se atente contra el Reglamento de la Libertad de Imprenta. Debe seguirse el mismo proceso que en los robos y asesinatos y demás crímenes, con la diferencia, añade el señor Oliveros, que el cuerpo del delito en esta materia es evidente, y se le da al juez calificado, teniendo únicamente que atender a las circunstancias de la persona para calificar el delito y en los demás casos es más difícil y sujeto a mil dudas.

SESIÓN DEL 5 DE NOVIEMBRE DE 1811

Sobre el Manifiesto de Lardizabal que calumniaba la conducta de los Generales Escaño y Castaños.

La defensa de ambos Generales es llevada por el Sr. Oliveros que comienza diciendo: “Hoy es día de gozo y luto. Gozo por el nacimiento de un rey, y de amargura y luto por el manifiesto del ex Regente Lardizabal, contra el Consejo de Regencia en las personas de los Generales Escaño y Castaños.

Defiende la conducta de ambos leyendo una carta fechada en Valencia de Alcántara el 24 /10 del General Castaños. Concluida la lectura, añade: “Reciba V.M. el testimonio de sinceridad y respeto de un general que a los muchos días de alegría dados a la patria hay que añadir la victoria más señalada de la División Girard”.

Prolija es la defensa, poniendo en juicio de los hombres de honor la conducta del ex Regente Lardizabal.

Las Cortes dan su beneplácito.

Defiende el honor contra la falsedad, la impostura y el engaño.

SESIÓN DEL 9 DE DICIEMBRE DE 1812

Sobre el Tribunal de la Inquisición.

Se propone un proyecto de decreto sobre los tribunales protectores de la religión y de la prohibición de los escritos contrarios a ella.

Se compone de dos capítulos. El primero con diez artículos y el segundo con cinco.

El texto trata sobre si la Inquisición está o no de acuerdo con la Constitución.

Estudiado por la Comisión pertinente, y sometida a votación no se aprueba porque un grupo de tres miembros de esta Comisión no estaban suficientemente enterados por falta de asistencia.

El Sr. Muñoz Torrero, Presidente, aplazó su votación para un próximo estudio.

El Sr. Oliveros, Vicepresidente de la Comisión, hace una extensa exposición. Leyó todos los documentos sobre el asunto para ilustrar a los Sres. Diputados. Hace constar que todos los documentos estaban en Secretaría, donde podían verlos y estudiarlos los Sres. Diputados.

SESIÓN DEL 26 DE AGOSTO DE 1813

Sobre diezmos de los Ministros del altar y gastos necesarios para celebrar el culto.

El Sr. Oliveros comienza la sesión sobre el objeto, ocupando en el diario de sesiones casi la totalidad del tiempo.

Sintetizando dice: Es obvio la vigilancia con que los Reyes de España dotan a los Rdos. Obispos y a los curas párrocos. Han tenido presentar que los fieles contribuyen con diezmos El Santo Concilio de Trento recomendó el asunto a los Soberanos de España y lo ha procurado sin cesar, pero sin que los párrocos estén debidamente dotados.

Las Cortes, que saben vencer obstáculos no se arredrarán por estas dificultades. Espero sepan atender esta mi petición en honor de la Religión y del Estado.

Es necesario que haya una división más proporcionada de los obispados en armonía con la nueva división que se ha de hacer del territorio español en provincias.

Entretanto las Cortes decretarán la dotación necesaria de los curas párrocos que de cerca cuidan y velan de la grey encomendada.

Es vergonzoso, Señor, ver cómo los fieles pagan puntualmente los diezmos, por muchos miles y se ven en la necesidad de pedir limosna para satisfacer sus necesidades. La casa excusada absorbe todo el valor de los diezmos, dejando indotados a los curas. Entiendo que la cantidad necesaria sea en primer lugar para el culto divino, después la parte para la casa excusada, el noveno real, el cabildo y demás personas que tengan títulos justos.

Termina haciendo las siguientes proposiciones: Los Rdos. Obispos señalarán la congrua suficiente a los curas y a las Iglesias Parroquiales. El expediente pasará a la Regencia por medio de la Secretaría de Gracia y Justicia. Las asignaciones a los párrocos se deducirán de la masa total de los diezmos. Esta asignación se hará extensiva a las Órdenes Militares. Que de la tercera parte de la mitra en que el Rey puede pensionarla se doten los curatos y las fábricas de las iglesias. Del mismo modo se asignará una dotación a los Seminarios Conciliares. Los Prelados expondrán a la regencia si conviene sustituir o suprimir en un todo los derechos de estola o arreglar los aranceles con equidad. Que pasen estas proposiciones a la Comisión Eclesiástica y de Hacienda para que exponga a las Cortes lo que mejor parezca.

Firmado: Antonio Oliveros.

Deducido de todas las lecturas, exposiciones y discursos que en tan dilatado espacio de tiempo el Sr. Oliveros hizo, podríamos calificarlo por la profundidad de sus ideas, por la honradez de sus palabras, por el exquisito trato con que adornaba sus actuaciones, por la integridad de sus afirmaciones, por la autoridad convincente de momentos tensos, por bascularizar las partes enfrentadas, por poseer el respeto de todos, afirmamos que el Sr. Oliveros, alma de la Constitución de 1812, extremeño, villanovense, supo levantar la antorcha, encender el crisol, exprimir el elixir de la libertad y de la paz, sacando semilla pura, renovada, germen de una España democrática a la que todos aspiramos.

Gracias, señores, señoras por la atención dispensada.

Las Cortes Generales y Extraordinarias de la Nación española, instaladas en la isla de León el día 24 de septiembre del año 1810, cierran sus sesiones hoy, 14 de septiembre de 1813.

Se levanta la sesión entre nuevos aplausos y bendiciones.

Consta de 6226 folios. Firmaron 225 diputados.


Oct 012001
 

Teodoro Martín.

Entendemos por tal el hecho de la expulsión de los frailes de su convento y la apropiación de sus objetos, bienes y propiedades por el Estado en régimen de incautación. A los religiosos se les oferta su secularización o bien su adscripción a otro instituto o servicio religioso. En todo caso se les entregaría una pensión vitalicia.

Tres fueron los procesos de exclaustración que sufrió el Monasterio de Yuste. El primero con ocasión de la invasión de las tropas napoleónicas. Hasta aquellos remotos parajes llegaron los fragores de la contienda. Todo ello comenzó después de la batalla de Talavera (Julio de 1809).

Era el mes de Agosto de l809, quince días después de la victoria obtenida por los españoles e ingleses sobre las fuerzas del general Víctor. Una columna francesa estuvo merodeando en la Vera, los frailes de Yuste ante su aproximación huyeron. La soldadesca francesa profanó la iglesia, robó cuanto encontró a su mano y saqueó su rica despensa, vaciando sus bodegas de cuyas resultas se hallaban casi todos ellos ebrios. A los pocos días marcharon del lugar salvo una docena que, al ser su embriaguez tan absoluta, se quedaron en el Monasterio.

Conociendo los colonos y criados de la Casa esta circunstancia, hicieron venganza sobre los mismos1a los cuales dieron muerte de forma violenta. Echándoles en falta sus camaradas del ejército francés tornaron al Monasterio y viendo lo sucedido, en venganza, pusieron fuego al edificio, cuyas partes más monumentales y preciosas fueron pasto de las llamas. Estas se extendieron a casi todo el conjunto. Fue testigo de todo ello el único fraile que se atrevió a divisar los acontecimientos, se trató de Fray Luis de Puertollano, de mote el padre Fusquias.

Algunos vecinos de Cuacos con su alcalde Ramón Jiménez Breña a la cabeza, subieron al Monasterio para atajar el incendio, pero este había adquirido tales dimensiones debido a la madera de techos, ventanas y puertas, que no pudieron detenerlo. Los muros de la iglesia se salvaron por ser construidos de cantería y piedras. También se salvó el palacete del Emperador, además de la casa del Obispo, que hacía de panadería, al estar separada del edificio del Monasterio.

Pasados estos acontecimientos los frailes poco a poco volvieron a Yuste, arreglándoselas como pudieron entre tanta ruina, sobre todo en los dos claustros y en las celdas. Adaptaron sus costumbres y vida regular como les fue posible, aún sin la conciencia de que los tiempos peores estaban por llegar.[1]

Es en este contexto en el que hay que situar el expediente que elabora en 1812 el procurador mayor, Fray Vicente de Torralva, a petición del Ayuntamiento de Cuacos. En él se hace una declaración de rentas y bienes y se dice que “el número de religiosos cuando se incendió el Monasterio era de 28, de estos han fallecido tres, otros tres, que no estaban ordenados in sacris, fueron sacados para servir en la tropa española, cuatro se retiraron a casas de sus padres y parientes, los restantes hemos permanecido siempre entre las ruinas de este edificio demolido”.[2]

A pesar de las divergencias entre el Concejo de la Villa de Cuacos y la Comunidad, apoyado el primero por la obra de las Cortes de Cádiz, el Monasterio se rehizo y, con el apoyo del nuevo régimen de Fernando VII, volvieron a la posesión de sus bienes y dominios, aunque por poco tiempo. En 1820, tras el pronunciamiento de Riego y otros destacados liberales, se inicia la etapa del Trienio Constitucional.

La obra legisladora de este periodo comienza con la Ley de Regulares de Octubre de 1820, que decretaba el cierre y extinción de estas comunidades, incautándose el Estado de sus bienes a fin de ser dedicados a la extinción de la Deuda Pública. Inmediatamente se pone en marcha el proceso.

El Ministerio de Hacienda envía una orden a todos los intendentes de las provincias para la ejecución del decreto de las Cortes. El de Extremadura a su vez la envía al Ayuntamiento de Cuacos con el fin de que se ocupe el edificio, exigiendo los libros de cuentas, cerrando el archivo y dejando asegurados los géneros y efectos existentes. La circular del intendente está firmada el 30 de Octubre de 1820 en Badajoz y agrega la siguiente coletilla: “No puedo menos que encargar en negocio tan delicado la suma prudencia que previene S.M. y la circunspección, tino y dulzura que conviene, y se debe al carácter y circunstancias del Prelado y demás individuos de dicho Monasterio. Sobre lo cual descanso en el celo de ese Ayuntamiento que será responsable de las resultas”.[3]

Hemos hallado el expediente de exclaustración de 1820 en los fondos de la Delegación de Hacienda del Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Dado su interés lo seguiremos en nuestra exposición.

El 4 de Noviembre, a las diez de la mañana, recibe el alcalde el oficio del intendente en pliego sellado y cerrado. Inmediatamente convoca y reúne al Ayuntamiento para acordar con su anuencia e intervención el cumplimiento de lo que ordena la superioridad. La reunión de la Corporación tiene lugar el mismo día a la una de la tarde; compuesta por 4 personas, el alcalde, dos regidores y el procurador síndico. Acordaron llevar a cabo lo prevenido por el Intendente, procediendo a la ocupación del Monasterio y la recolección de llaves.

“El Sr. Faustino Pérez Bolívar, alcalde constitucional, asistido de mí el escribano y de sus ministros, salió de la Villa de Cuacos a las dos y media de la tarde de hoy 4 de Noviembre de 1820, con dirección al Monasterio de San Gerónimo de Yuste, distante un cuarto de legua, y habiendo llegado antes de las tres se dirigió a la habitación del R.P. Fray Eugenio Delgado Garrido, prelado del mismo, a quien, precedida la urbanidad y ceremonia de estilo, manifestó el oficio que hace cabeza de este expediente, que leyó S.P. y enterado dijo: que obedecía y obedeció por sí y a nombre de su comunidad, con la mayor resignación la orden y disposiciones del gobierno y estaba pronto a mandar, como así lo ejecutó, que los padres administradores entreguen sin demora los libros y llaves de sus respectivas oficinas para realizar el inventario y muestreo de los bienes y efectos que en ella se encuentran, como también de los que existan en la casa de la Puebla de Naciados, en la Hacienda de Valmorisco y en algunas de varios vecinos de la Villa de Cuacos, a las que se han trasladado diferentes frutos, unos por no tener cabida en las vasijas de este Monasterio, como sucede todos los años desde que se incendió y quemaron la mayor parte de los muebles, y otros con el fin de conservarlos y defenderlos en cualquier fatal acontecimiento que pudiera ocurrir en este desierto y en el de la casa de Valmorisco, como se ha verificado en otras provincias, cuyos monasterios han sido saqueados por el paisanaje según se ha anunciado en los papeles públicos y cartas particulares. Acto contínuo hizo comparecer SP. a dichos monjes administradores, quienes entregaron las llaves de sus respectivas oficinas y libros de cuentas que se anotan por el orden siguiente:

El R.P. Vicario Fray Lorenzo Olivas entregó el libro de cuentas de la Sacristía, 9 folios, y el de las actas capitulares de la Comunidad, 35 folios, que han estado a su cargo.

El R.P. Fray Francisco Rodríguez, arquero mayor, entregó los libros de entradas y salidas de mes en el arca de la Comunidad, respectivamente de 140 y 37 folios, de que es interventor.

El R.P. Fray Lucio Zoa, procurador mayor entregó el libro de la oficina de su cargo de 297 folios.

El R.P. Fray Pedro Montero entregó el libro de la Administración y de la panadería de 487 folios.

Y el R.P. Fray José Vidal el de la administración de la casa y hacienda titulada Granja de Valmorisco, de 399 folios.

Cuyos cuadernos forrados, encuadernados y foliados fueron reconocidos y rubricados. Seguidamente se pasó a las oficinas; se reconocieron las existencias y separadas las necesarias para la subsistencia de los monjes a un juicio prudente por carecerse de datos, cerró el Sr. Alcalde las puertas de la bodega y trojes, encargando a dichos padres administradores no consientan ni permitan se remuevan por los domésticos de la casa, ni otras personas, los muebles existentes en otras piezas del servicio ordinario y que por lo mismo no puedan asegurarse. Después se dirigieron a la pieza donde existen las arcas que han servido una de depósito y otra de Archivo desde que se quemaron los que tenía la Comunidad, y reconocidas se encontró en la primera la cantidad de 880 reales y 4 maravedíes y en la segunda seis documentos o títulos de propiedad de algunas fincas, nuevamente autorizados en sustitución de los antiguos que igualmente se quemaron con todos los demás papeles del Monasterio. Una escritura de compra de una viña en la puebla de Naciados, un extracto de las obligaciones de la Comunidad y el número de misas, las cuentas generales desde el año 1812 hasta el anterior, las cuentas de Valmorisco y la Puebla de Naciados, y las liquidaciones con D. Juan Parejo Bravo, presbítero y vecino de Trujillo, administrador de las rentas de la Comunidad en aquella tierra. El libro general de colecturía y otros papeles de poca importancia. Todos los cuales quedaron en el mismo arca y en la de comunidad los intereses que quedan referidos cuyas llaves recogió también su merced.

Por lo cual se concluyó esta diligencia, quedando ocupado el Monasterio y sus temporalidades, ofreciendo el R.P. Prior presentar el libro de la administración de la Puebla luego que le remita su administrador a quien pasará orden, y lo firmó con los padres concurrentes, de lo que doy fe”. Vienen a continuación siete firmas, la del alcalde, el prior y cuatro frailes más el escribano.

“En 5 de Noviembre el Sr. Alcalde asistido de mi el escribano y de sus ministros salió en dirección a la casa y hacienda que se titula granja de Valmorisco, distante una legua de esta jurisdicción para practicar las mismas diligencias que se hizo el día de ayer en el Monasterio a que pertenece y al cual acompañó también el P.Fr. José Vidal, su administrador, y habiéndola reconocido escrupulosamente se encontraron en ella los pocos muebles que en el año anterior no se trasladaron al dicho Monasterio, con motivo del arrendamiento que se hizo de la finca[4], y una porción de vino en una tinaja del cocedero, cuyas llaves y las demás necesarias para asegurar lo posible en aquel desierto, los referidos muebles recogió su merced y se retiró dejando en dicha casa a Francisco Robles de esta vecindad, con orden de dar aviso de cualquier novedad, con lo cual se concluyó esta diligencia”.

Vienen las firmas reglamentarias. Una nota a continuación señalaba que “con la misma fecha se pusieron, firmaron y dirigieron el exhorto y oficio decretados para la justicia constitucional de la Villa de la Puebla”.

Nos hemos detenido en el relato de la ocupación por parecernos de interés y para conocer directamente cómo se llevó a cabo, con qué trato y diligencia. Viene a continuación el Inventario y secuestro de los bienes monásticos, que se practicó al día siguiente, 7 de Noviembre, en presencia del Alcalde, escribano, el prior y los frailes administradores. La estructura de este Inventario era la siguiente:

-Bienes raíces; en la jurisdicción de Cuacos, en tierra de Trujillo, en la ciudad y tierra de Plasencia y en la Puebla de Naciados.

-lglesia, ropas y vasos sagrados, con una descripción muy parca de los objetos y elementos que se van hallando.

La brevedad de lo anterior y una siguiente instrucción oficial que se les remite desde la Intendencia en los días posteriores a la ocupación les obliga a llevar a cabo uno nuevo el 15 de Noviembre con las siguientes partes en el mismo:

I parte: Títulos de pertenencias de diezmos y fincas.

II parte: Muebles y efectos semovientes en el Monasterio y la Granja.

III parte: Descripción de fincas rústicas y urbanas en los distintos pueblos.

IV parte: Libros y cuadros. Respecto a los primeros señalan que no existe biblioteca ni libro alguno por haber perecido todos en el incendio. En cuanto a los cuadros hay:

En la sala derecha del palacio cuatro viejos y otro de San Jerónimo sin marco.

En la sala izquierda un cuadro viejo de San Andrés.

En la otra sala, un cuadro viejo del Emperador, otros dos de su familia, otro de San Pedro Apóstol y otro de san Pablo.

En la Sala Capitular otro cuadro viejo de San Pablo.

En la Procuración dos cuadros grandes y seis medianos.

En la Granja de Valmorisco, tres cuadros en la Sala, dos en el Oratorio y uno grande en el Refectorio.

V parte: Vasos y objetos sagrados. Cuatro cálices con sus patenas y cucharillas de plata, un copón de plata, un viril o custodia de plata sobredorado, dos patenas de bronce, una naveta de hojalata, una cruz de bronce para la manga, una lámpara de bronce, cuatro pares de vinajeras de barro, dos cajones que sirven para guardar las vestiduras sagradas en medio de la iglesia por no haber sacristía y en ellos distintas ropas: blanca, encarnada, morado, negro, verde y otras ropas. Otros muebles: tenebrario, ocho libros procesionarios, cuatro confesionarios, un facistol en el coro alto, otro grande en el coro bajo, otro viejo en la iglesia, tres pequeños en el coro, el arca del monumento, el órgano, un lucernario, cuatro ruedas de campanitas, cuarenta y cuatro libros de coro en pergamino, dos calderillas para agua bendita, estatua de San Jerónimo, otra de Sta. Paula, Sta. Eustaquia, un crucifijo en el coro, cuatro campanas, seis candelabros grandes de bronce, diez pequeños en la sillería del coro.

Altares: Capilla Mayor con su transfrontal y cortinas, otro colateral derecho de Sta. Úrsula con reliquias, el izquierdo de San Mauricio, otro hacia el centro a la derecha dedicado a Ntra. Sra. el de enfrente con el nombre de Sta. Catalina, otro al remate de la iglesia a la derecha dedicado a San José, al que le corresponde enfrente el de San Jerónimo. Había también seis candelabros de madera sobredorada y cuatro efigies pequeñas del apostolado en la cueva del Emperador.

En la capilla de la Granja de Valmorisco había un altar con su retablo, un crucifijo, una imagen de Ntra. Sra., un atril, dos candelabros, un cajón para el vestuario y una mesa de altar.[5]

Hecha la ocupación, inventario y secuestro de sus bienes las autoridades permitieron que los monjes que no querían secularizarse permanecieran en el Monasterio hasta nuevo aviso. Este llegó el 19 de Junio del año 1821 señalándoles que “en el preciso término de ocho días” salgan del convento. Simultáneamente al subalterno de Navalmoral, al estar aquel en despoblado y ante el riesgo de robo, le ordena “que busque sujeto de honradez que bajo una moderada gratificación viva en él y le cuide interim se determina lo que deba hacerse con este edificio”.[6]

Nos hemos detenido en los documentos precedentes porque nos hablan del proceso de la exclaustración con bastante minuciosidad, así como el estilo y forma con que se llevó a cabo. Entendemos que fue correcto, con la sutileza propia de la ocasión y del asunto, y con ningún atisbo de anticlericalismo tan al uso en épocas posteriores.

La exclaustración preludiaba la incautación de los bienes y efectos del Monasterio y su posterior venta en subasta pública. De las fincas y censos hablaremos en el capítulo que dedicamos a la desamortización. Quedaría aquí por aludir a los efectos de las bodegas y almacenes conventuales. Por un Inventario de Marzo de 1821 sabemos que se habían vendido granos, aceite, vino, etc. por un importe de 5742 reales y 17 maravedíes. Permanecían sin vender productos por un monto de 5922 reales.[7] Todo ello nos habla de un montante que ascendía a poco más de once mil reales en productos de sus tierras. La deducción es lógica, o se producía poco o el nivel de rentas había experimentado una grave parálisis. La impresión general es que la Comunidad no había levantado cabeza desde la Guerra de la Independencia y el incendio que le siguió.

Por una comunicación personal fechada el 6 de Junio de 1821, Bernardo de Borja Tarrius, pide que “se active la enajenación del Monasterio de San Jerónimo de Yuste, para evitar el gravamen que resulta al establecimiento (Crédito Público) su conservación”[8]. El mismo Tarrius en escrito fechado el 10 de Abril anterior había pedido al Comisionado principal de Rentas de Plasencia información sobre el día y lugar del remate de las fincas del Imperial Monasterio: El día siguiente el Comisionado, viendo el interés que su superior manifiesta por el tema le contesta “pidiendo que disimule esta inadvertencia, nacida del acumulo de negocios que pesan sobre las comisiones”.

La escasez de compradores de fincas y los gastos de mantenimiento de los bienes incautados debió de preocupar a las autoridades hacendísticas. En un primer momento se subasta el Monasterio y sus propiedades cercanas en Cuacos sin que existan licitadores. Ello lleva al delegado del Crédito Público en Cáceres a enviar una nota a la Junta del establecimiento en Madrid, donde se dice entre otras cosas lo siguiente: “Ya habrá V.S. recibido la retasa que se ha hecho de las fincas pertenecientes del Monasterio extinguido de Yuste, con cuya baja, espero habrá solicitadores, ahorrándose por este medio la Comisión de hacer arriendos tan dilatados como expresé en mi oficio del 16 pasado”. La fecha 3 de Julio de 1821.[9]

Hecha la incautación y expulsados los frailes la Comunidad de Yuste se disolvió. Algunos de sus miembros, pocos, aceptaron la secularización. Por otra parte hemos encontrado recibos de pagos de las pensiones de algunos de ellos. Así Francisco Rodríguez recibe en 1821 el tercer trimestre de su asignación que disfrutaba en Agosto de aquel año en el pueblo de Villamiel.[10]

En iguales circunstancias estaban Pedro Montero, Lorenzo Olivas, José Vidal, Miguel Serrano, Juan Sánchez (que al obtener el curato de Talavera la Vieja cesó su pensión en (1822) y el prior Eugenio Delgado Garrido. La asignación era de 300 ducados al año.[11]

Las penalidades que experimentaron muchos de los exclaustrados fueron notorias, los retrasos en el pago de tas pensiones eran frecuentes y la adaptación a un ambiente y un medio distinto provocó en ellos problemas de todo tipo. Sea un ejemplo el prior del Convento. En un poder que el mismo otorga a Juan Robles en 9 de Julio de 1822 manifiesta” sus continuas enfermedades y quebrantada salud, con notorios achaques “Dice residir en el pueblo de Riolobos desde la disolución del Monasterio, y para obtener un beneficio eclesiástico” confiere poder amplio y absoluto general y especial” al citado vecino. Este estaba autorizado a actuar por él en la capital dada su situación y salud.[12]

Al final del Trienio Liberal, en 1823, la situación volvió a recomponerse; retornaron los frailes a sus claustros y también sus propiedades y bienes fueron devueltos. Comenzó de nuevo un periodo de restauración y recomposición de la vida monástica en Yuste que va a durar hasta 1835, en que una nueva exclaustración tiene lugar.

Era la expulsión definitiva, la que dictara el ministro Mendizábal y que se pone en ejecución a partir de 1836.Más ruda y brutal fue la exclaustración de este período, apareciendo los síntomas tan frecuentes del anticlericalismo decimonónico. Hemos hallado una relación de objetos y documentos en los fondos de la Delegación de Hacienda de Cáceres[13]; se observan las mismas características que en la exclaustración de 1820: pobreza de recursos y escasez de valor en los objetos incautados. Una relación de los muebles, efectos, ornamentos y vasos sagrados confiscados el 14 de Diciembre de 1836 lo publicó el Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres el 7 de Abril de 1 838.A él remitimos a los interesados en detalles y pormenores de sus bienes muebles.

Disuelta la Comunidad Jerónima de nuevo sus miembros optaron por la secularización o el retiro con sus pensiones. Era el final de aquella institución fundada en los albores del siglo XV. Sólo quedaban los muros del Monasterio sumidos en el mayor de los olvidos y pasto de la más variada flora y fauna tan abundante por aquellos pagos.


NOTAS:

[1] He seguido para narrar este episodio la versión que del mismo hace Ada Bruhn de Hoffmeyer en su artículo “La Venganza de los Monjes” Ayuntamiento de Jaraiz de la Vera.1987.pág.48 y 49

[2] Documento YUSTE, Badajoz 1908. Biblioteca del Archivo Extremeña. Págs. 153 y 154.

[3] A.H.P. Cáceres, Sección Hacienda, clero. Caja 223 exp. 5. De todos los pasos se hace relación por parte del escribano Ramón Mateos Alférez.

[4] Es interesante subrayar aquí el arrendamiento de la Granja en el año 1820, en contra de la tradición de ser cultivada directamente y ser lugar de recreo. La crisis y las necesidades económicas obligaron a estas adaptaciones.

[5] El expediente 5 de la Caja 223, que hemos seguido, nos parece del mayor interés para detectar la riqueza y situación en que se hallaba el Monasterio a fines del Antiguo Régimen.

[6] A. H.P. Cáceres Hacienda, clero, Caja 122, exp. 20. La preocupación por la ruina, despojo y abandono que el Monasterio sufría embargó a las autoridades, como lo señala este expediente. El n0 5 de la Caja 223, ya citada, recoge una petición del 22 de Enero de 1821 en la que el prior solicita al comisionado del Crédito Público que” se quiten las rejas del palacio de Carlos V pues peligran, no perduren a los tres días de nuestra salida “. El 24 del mismo mes el referido comisionado autoriza que se haga.

[7] A. H.P. Cáceres Hacienda, clero. Caja 223 exp. 5.

[8] A.H.P. Cáceres 223 Hacienda 5. Aparece aquí la figura de Tarrius, funcionario del Ministerio de Hacienda en Madrid, y futuro esposo de la compradora de todas las propiedades que el Monasterio tenía en el término de Cuacos. El citado Tarrius ya había apremiado en nota manuscrita una pronta y diligente venta de todos los muebles y efectos de Yuste, aunque las proposiciones solo alcancen 2/3 de la tasación. Comunicación de 24 de Enero de 1821.

[9] A.H.P. Cáceres, ibidem.

[10] A.H.P. Cáceres, Hacienda, clero, Caja 146, documento 1.

[11] A.H.P. Cáceres, Hacienda, clero, 161, 4.Del citado ex monje Juan Sánchez hemos hallado el testamento que formula en el año 1822 ante el notario Manuel Vizcaíno, de Aldeanueva de la Vera, en él manifiesta la resignación y humildad que caracterizó a muchos de estos individuos, obligados a llevar un tipo de vida diferente. (A.H.P. Cáceres Protocolo nº 2686 año 1822). El art. 40 del decreto de 10 de Octubre de 1820 disponía el reconocimiento de los méritos contraídos por los religiosos antes de la exclaustración para la provisión de cargos y beneficios eclesiásticos. Que sepamos no se tuvieron en cuenta estos criterios y el abandono y postración de los monjes fue la tónica habitual.

[12] A. H.P. Cáceres, Protocolos. Ventura Delgado Garrido. Caja 498,1822. Sobre la política religiosa de los liberales en el Trienio véase la obra del mismo título de Manuel Revuelta González, editada por el C.S.I.C. de Madrid en 1973, en especial las páginas 293 y siguientes.

[13] A. H. P. Cáceres. Hacienda, clero. Caja 1, Documento 2.

Oct 012001
 

Teodoro Martín Martín.

SU VIDA

No son muchos los datos que, procedentes de fuentes fidedignas, poseemos hoy día de Fray Martín de la Vera. Todos los autores consultados aceptan que su lugar de nacimiento fue Garganta la Olla, bello pueblo de la comarca cacereña de la Vera. Los Libros Sacramentales no existen para el año en que pudo haber nacido. Sobre esta fecha todos señalan mediados de 5. XVI, solo uno da una fecha, 1561[1]. A falta de datos esta fecha es problemática dado que su profesión tuvo lugar en 1584, lo que supone que tenía 23 años al profesar, hecho no habitual en los ingresos en ordenes, que solían rondar los dieciocho años.

Su nacimiento en Garganta la Olla está corroborado por su nombre. El topónimo de la Vera es ya lúcido, pero es el nombre de Martín el que lo ubica en el referido pueblo. Florencio López Ortigo, estudioso del lugar, señala que fue muy devoto de San Martín, cenobio y luego ermita que existió, hoy en ruinas, en aquel termino municipal. Precisamente Fray Martín donará “un misal nuevo dorado” para el referido templo según consta en el libro de fábrica de la ermita de San Martín, sito en el Archivo Parroquial de Garganta.[2]

Sus padres fueron Francisco Hernández e Isabel Moya, de profesión labradores. Francisco de los Santos dice “hijo de padres honrados”[3]. Poco más sabemos sobre sus orígenes y deambular vital, repetimos, por escasez de fuentes.

Hay alguna referencia a cerca de su niñez, periodo anterior a la profesión en 1584, fecha que todos aceptan como cierta. Lo que parece verdad es que estudió en el Colegio que se instituyó en el Escorial y que allí aprendió escolástica, lenguas griegas y hebreas, Matemáticas y todo género de Bellas Letras[4]. Algún autor señala que estos estudios los llevó a cabo después de profesar[5], El padre de los Santos apunta que “le hicieron colegial nada más profesar, por su inteligencia en las lenguas hebreas y griega, en matemática y en lo escolástico”.[6]

Sea al final de su niñez o en plena juventud lo que todos aceptan es que se forma “en el cálido ambiente científico y filosófico, con incursiones místicas e incluso cabalísticas, que dominaban en el Escorial desde la estancia allí de Arias Montano. Fue precisamente el gran humanista extremeño quien enseñó a Fray Martín lenguas clásicas y matemáticas”.[7]

En este caldo de cultivo espiritualista, sino queremos denominarlo eramista, se sitúa nuestro personaje. “En su niñez aprendió la aritmética práctica siendo estudiante, algo de esfera, y a persuasión de Fray José de Sigüenza procuró estudiar las matemáticas con el Dr. Arias Montano, que le había instruido en lenguas”.[8]

En parecidos términos se expresa Ben Rekers, que sitúa como discípulos de Arias Montano “a los monjes Sigüenza, Alaejos, Martín de la Vera, Francisco Trujillo y Gaspar Cendol”[9]. Concluidos sus estudio quedó pasante en el Colegio escurialense, hecho que aconteció tras su profesión el 26 de octubre del año 1584. Esta fecha es aceptada por la mayoría de los autores como toma de hábitos, salvo un manuscrito de la Biblioteca Nacional que lo sitúa el 6 de octubre del mismo año.[10]

Tras unos años en el Centro señalado es enviado como regente de la Cátedra de Artes al Convento-Colegio de Ntra. Sra. De la Piedad de Benavente, donde ejerció también la responsabilidad de Vicario. Tras una serie de años en la ciudad zamorana se le designa Vicario de la Abadía de Parraces (Segovia), donde le encontramos gestionando los intereses y derechos de la misma, vinculada desde tiempos de Felipe II al Monasterio de San Lorenzo del Escorial. En 1606 realiza una visita al priorato de Santo Tomé del Puerto a fin de resolver en un apartamiento de apelaciones con los vecinos y alcalde de la localidad.[11]

El Monasterio de 5. Lorenzo poseía derechos eclesiásticos vinculados a beneficios, préstamos y abadías anexadas en el partido de Sta. Mª de Párraces, integrados por los derechos en los lugares de Cobos, Bercial, Marugan, etc. De todos los lugares de este partido el Monasterio era dueño de los diezmos, primicias y pie de altar[12]. Pues bien en estas fechas de comienzo del siglo XVII Fray Martín de la Vera tiene la responsabilidad de administrar y gestionar los temas referidos a estos territorios. Es un periodo que le otorga experiencia en una labor para la que no había tenido preparación en su periodo de formación.

Tuvo después varios prioratos. El primero fue el del Monasterio de Ntra. Sra. de Gracia en Carmona, en el que estuvo un trienio. Acabado el mismo se quedo en Sevilla a seguir unos pleitos para su Real Casa de San Lorenzo, tocante al Nuevo Rezado[13]. Después fue prior del Monasterio de Santa Ana de Tendilla (Guadalajara), institución en la que llevó a cabo una obra meritoria tanto en la gestión del Monasterio como en la guía espiritual de los monjes allí congregados.[14]

El tercer priorato fue en el Monasterio soriano de San Jerónimo de Espeja. Y es estando en él, se entiende que como prior, cuando Felipe IV lo nombra máximo responsable de la comunidad de San Lorenzo del Escorial. Ello tuvo lugar en el capítulo General del 1 de mayo de 1621. La confirmación se hizo el 24 del mismo mes, como XV prior del Real Sitio.

La etapa cumbre en la vida de Fray Martín de la Vera se inicia con la llegada al trono de Felipe IV, monarca con el cual tendrá siempre una gran sintonía personal e intelectual y ello a pesar del permanente enfrentamiento de nuestro prior con el Conde Duque de Olivares. (Véase el anexo 1).

El conflicto surgió en octubre de 1621 al tratar el valido de quitar al Monasterio las dehesas del Campillo y Monesterio. Su objeto era edificar sobre aquellos terrenos el Palacio del Buen Retiro, que luego se construiría, por oposición de Fray Martín, en las inmediaciones del prado de San Jerónimo en Madrid. El Conde Duque puso pleito al Convento en su demanda, que resolvió el Rey con su conocida frase de: “Desengáñate, duque, esas haciendas son de los religiosos, como este capote es mío”[15]. Al final el conflicto se sentenció a favor del Monasterio, pero a costa de amargos sinsabores y de no pequeños gastos. Para siempre quedó el enfrentamiento entre el prior Fray Martín de la Vera y el poderoso valido de Felipe IV.

Nuestro personaje permaneció en el priorato dos trienios, hasta 1627. En este sexenio ocurrieron hechos muy variados que relacionamos a continuación:

  • En 1622 visita el Monasterio Rubens y el año siguiente lo hace el Príncipe de Gales futuro Carlos 1 Estuardo.
  • El 6 de marzo de 1624 se reforman las Constituciones del Colegio de San Lorenzo el Real entorno a la dotación de Cátedras y elección del Rector.
  • Capítulo General de la Orden, 27 de Abril de 1624 en San Bartolomé de Lupiana, que presidió Fray Martín de la Vera. También dirigió el que se celebró el 19 de Noviembre de 1626 y en el que se elige como General a Fray Francisco de Cuenca. Así mismo, preside el capítulo privado celebrado el 22 de junio de 1624. En el celebrado en 1627 “quedó encargado el General de hacer imprimir el Ordinario y ceremonial de la Orden, dispuesto y trabajado con mucho acierto por el padre Fr. Martín de la Vera”.[16]
  • Visita el Escorial en 1626 el cardenal Barberini, sobrino y legado del papa Urbano VIII, elegido en 1623.
  • El 15 de mayo de 1624 fue reelegido por segunda vez prior y confirmado hasta 1627, en que concluyó su mandato y le sucedió en el cargo Fray Lucas de Alaejos. Existe bastante documentación en el Archivo General de Palacio del sexenio 1621-1627 en lo referente a la gestión del Convento y sus relaciones con la Casa Real. A ellos remito a aquellos que deseen ampliar el tema. La mayor parte hacen referencia a la administración del Monasterio y sus intereses, conflictos con nobles, políticos o pueblos en los que la Comunidad Jerónima poseía derechos y privilegios.[17]

Tema aparte en el mismo sexenio son los conflictos que surgen al construirse el Panteón Real en el Monasterio. El legajo nº 3 del citado fondo nos habla de las quejas del prior y su convento en torno a los dineros para la obra. Esta se hallaba parada en Julio de 1626 “a causa de que el prior impide a los maestros y oficiales pasar adelante, no socorriéndoles con el dinero que se les debe de la cantidad que hay prometida y destinada que son más de 100.000 reales, los cuales tiene a modo de embargo a título de decir que ha puesto en esta obra del dinero del Monasterio 14.000 ducados sin que conste de cuenta fenecida”[18]. La Junta de Obras y Bosques pide que se separe al prior y convento de la gestión y dirección de las obras del Panteón Real.

Este conflicto no está generado por la comunidad jerónima y su rector, sino por la ya conocida inoperancia de la administración a la hora de gestionar sus obras y recursos. En el mismo legajo citado hay un expediente de 6 de mayo de 1625, en el que se dispone que la urna y nicho para la Emperatriz Mª de Austria, en las Descalzas Reales de Madrid, se haga a cuenta de las obras del Panteón de San Lorenzo. Hartos de pagar con sus rentas la obra, cierta justificación hallamos en la medida adoptada por la comunidad de jerónimos del Real Sitio.

Terminado su priorato fue nombrado diputado el 23 de Agosto de 1631, el 22 de Octubre de 1631 y el 10 de Mayo de 1633. En el capítulo Privado de Febrero de 1634 fue elegido, en San Bartolomé de Lupiana (Guadalajara), LXII General de la Orden Jerónima, por muerte del anterior Fray Cristóbal de Santa María. Fue el primer profeso del Escorial que ascendió al generalato.

“Fue uno de los grandes generales que ha tenido la religión mereciendo en su Real Casa el gozo que dura, y durará siempre de haberle tenido por Hijo y la Orden por padre. Escribió a la Orden algunas Cartas Comunes, que descubrieron bien su celo en orden a la observancia, y en su tiempo juntó tres veces Capítulo privado, por causas grandes que hubo para eso. De estas fueron las principales, el defender la autoridad de aquella Silla y hacer que las Ordenaciones de los Rótulos se ejecutasen como en ellos se disponen”.[19]

Le sucedió en 1636 como General el P. Fray Pedro Rosales, del Monasterio del Parral (Segovia). Acabado el generalato volvió a San Lorenzo. Cuando el Rey iba al Monasterio era frecuente que visitara su celda, removiera sus libros y le hiciera consultas. Otros personajes doctos se comunicaban con él, como el Cardenal Zapata, con el cual tuvo una estrecha amistad.

Pero la enemistad histórica con el valido y la inquina que le tenía el prior de San Lorenzo, “hechura del primero”, trataron de apartarle del Monasterio y le enviaron sin excusa de prior al colegio de Jesús en Ávila. Cuando partió pronunció la frase “yo voy a morir por la obediencia”[20]. Tuvo lugar el 8 de Junio de 1637. Murió el 7 de octubre del mismo año en la ciudad abulense. Su entierro fue digno y honorífico como se merecía nuestro prior. Según la memoria Sepulcral de su tumba se encuentra en la sepultura 1ª en el Patio del Refectorio.

En 1649 fueron trasladados sus huesos a San Lorenzo del Escorial, con gran solemnidad y comenzando en esta ocasión a “celebrarse por primera vez con música las exequias y entierro de religiosos”[21]. Había vivido en torno a setenta y cinco años, cifra sin duda elevada para la media de vida en aquellos tiempos, incluso entre los miembros de los estamentos privilegiados.

SU OBRA

Tres trabajos conocemos del padre Fray Martín de la Vera. Dos de ellos publicados en su época y desconocemos que haya habido ediciones recientes. Así lo señala Palau en su Manual del Librero Hispanoamericano.[22]

La primera que se editó fue la denominada “Instrucción de eclesiásticos previa y necesaria al buen uso y práctica de las ceremonias muy útil y provechosa a eclesiásticos y seglares para saber como han de orar y adorar a Dios en lo divino y honrar a los hombres en lo político”. Madrid, Imprenta Real 1630, 40, 8, con 376 p.a. 24 h. de índice. Dedicada y consagrada con todo acatamiento a la piedad del no menos pío y católico monarca D. Felipe IV, N0 5. Rey de las Españas y de las Indias. Tiene dos ilustraciones; una con el título y dedicatoria y otra con la figura de Felipe IV defendiendo la Eucaristía y con un fondo de lucha en campo abierto. En la dedicatoria de la obra se auto califica “capellán de V. Majestad Felipe IIII”.[23]

En esta obra, como se desprende del título, se llevan a cabo una serie de recomendaciones litúrgicas cara al culto y la oración. En esta el papel de la música era crucial. Tanto él como Sigüenza coinciden en que ordenó cantar fabordones, una formula simple de polifonía aplicada especialmente al recitado de los salmos.[24] El mismo autor señala más adelante: “Los jerónimos se sintieron de hecho impulsados a defender su especial modo de vivir su profesión, en la que el coro era oficina o estancia de trabajo, ya que los aires que corrían eran otros”.[25]

“El Coro y la oración, dice Fray Martín, reprime la lascivia de la carne por el trabajo que trae consigo, principalmente levantándose a maitines a media noche en cualquier tiempo que sea, y con cualquier temporal que corra, estando en él dos y tres horas, que en invierno es intolerable por el frío, y por la interrupción del sueño; ni lo pueden recompensar por la mañana, porque al amanecer (cuando menos) se ha de volver a levantar, que a muchos les parece esto segundo, supuesto lo primero, más trabajoso, siendo dos cosas en que vale poco la costumbre para sentirse menos y de ordinario la interrupción del sueño se continúa entre maitines y prima, sin remedio…”[26]

Otra peculiaridad que destaca nuestro autor es la de la Oración mental, que entre los jerónimos se celebra por la tarde en el Coro y después de Completas[27]. La obra que comentamos mantiene el horario característico de la vida en los claustros, a este respecto señala:

“La Iglesia tiene dividido el oficio divino en tantas horas… a media noche nos despierta para los maitines, quiere que este tiempo sea largo, casi iguala al oficio de todo el día; por la mañana quiere que madruguemos con el Sol o antes, a Prima. De allí a otras tres horas, que le vamos con la Tercia, y Misa a ofrecer sacrificio, y después della, que casi son otras tres horas, y a cerca de medio día, que acudamos a la Sexta i a la Nona, después de la comida, antes que el Sol se ponga nos llaman a las Vísperas, y puesto el Sol para cumplimiento de nuestra tarea y oficio acabamos con las Completas…”[28]

En 1636 ve la luz la segunda obra impresa de nuestro autor. Se titula “Ordinario y ceremonial, según las costumbres y rito de la Orden de N. P. San Gerónimo”: Madrid en la Imprenta Real. Libro en 40, 179 folios mas tabla de índice. En la portada imagen de 5. Jerónimo con su simbología y paisaje al fondo. En el prólogo señala las razones que impulsan a crear este ordinario y ceremonial de la orden jerónima, que se hace siendo el prior general y que es conforme a las reglas y rúblicas del Misal y Breviario Romano de Pío V, de nuevo reformado por Urbano VIII, pontífices romanos y según el ceremonial de los obispos de Clemente VIII y el ritual de Paulo V. Va dirigido a todos los priores y correctores de las casas jerónimas. El libro, tras el prólogo, consta de 15 capítulos con sus respectivos apartados.

Se establece en el mismo que al menos debe haber ocho horas de Coro y señala gráficamente que “el oficio de los monjes es rezar”[29]. Quedan fijadas las fiestas a celebrar: Santa Paula, Sta. Engracia. 5. Juan de Ortega, 5. Jerónimo y 5. Eugenio, entre otras.

En otros capítulos habla de la función e importancia de la música, las tres maneras de canto: canto llano puntado, el tono alto sin punto, y el tono baxo o rezado. Alude al valor del canto de órgano, que se usa en las fiestas principales y en domingos y fiestas de guardar. Sugiere que ha de haber maestro de capilla, al cual deben seguir y obedecer los cantores[30]. Trata también del Noviciado, que señala puede durar hasta siete años[31]. Debe haber capítulos de culpa, en la sexta feria para reconocer las culpas y errores cometidos, en ellos no se dicen las culpas graves o de acusación o denuncia.[32]

Aparte de las dos obras comentadas compuso otra denominada: “Exegesis, seu Explicatio Theoricarum Planetarum eorumque practica atque organica demonstratio”. Picatoste, en su Biblioteca Científica Española del siglo XVI, pagina 320, dice que no llegó a imprimirse. Señala también que formaba un códice en folio mayor, muy bien escrito, con figuras de colores, y una especie de atlas o apéndice en otro tomo, con círculos movibles de cartón sobre tabla para saber las horas de los movimientos de los astros y su situación El padre Julián Zarco, señalaba en 1930, que “no hace mucho vi el tomo primero de que habla Picatoste en manos de un particular”.[33]

La obra que comentamos, según M. Pecellín[34], estaba dispuesta para la edición y dedicada al Conde Duque de Olivares (?). Quienes conocen el manuscrito, sigue diciendo este autor, elogian los constructores de mapas y círculos móviles, adecuadamente coloreados, que Fray Martín incluye para determinar la situación y el movimiento de los astros.

Elaboró también otros instrumentos para los cálculos astronómicos, que quedaron en la Biblioteca Escurialense, los cuales probablemente se quemaron en el siniestro de 1671.

De todo lo anterior se deduce que Fray Martín de la Vera fuera considerado como uno de los monjes de más conocimientos que han vivido en San Lorenzo y de los más ponderados, a juzgar por sus escritos.

SU PERSONALIDAD

De su biografía y obra intelectual se deduce una fuerte y asentada peculiaridad caracterológica. Esta naturaleza fuerte, proveniente posiblemente de sus orígenes serranos, se robustece con una sólida formación en su niñez y adolescencia. El círculo escurialense de Arias Montano y el espiritualismo de la segunda mitad del siglo XVI reforzaron su mente y despertaron su poderoso cerebro.

Los años al frente de conventos jerónimos, primero en Benavente, luego en Carmona, Tendilla, Espeja y el Escorial le proporcionan una contrastada y vital experiencia en los asuntos económicos y de relaciones humanas, que culminaron en el periodo 1621 a 1627. En estos años la desilusión ante las peripecias cortesanas y ambiciones políticas le llevaron a un cierto intimismo y reforzamiento de sus convicciones y vivencias religiosas, que sabe expresar en sus dos trabajos publicados.

El periodo final, de 1631 hasta su fallecimiento, aunque le encumbra al generalato de la Orden representa el canto de cisne de su biografía relacional. La desilusión y el desencanto así como la envidia de sus iguales le llevaron a un disimulado adiós a este mundo tras los muros de Ávila.

Nos hallamos pues ante una alta personalidad, espejo de modestia, honradez, capacidad y eficacia, poseedor de un poderoso cerebro. Su vida fue ejemplar y pletórica de sencillez, con un afanoso sentido de la minuciosidad, el buen orden y la honrada administración. El padre de los Santos nos dice que mostraba “loable afabilidad y prudencia”[35]. Otros autores resaltan su apacibilidad y talento, agradable conversación y costumbres santas. Lo singular y ajustado de su parecer y consejo en todas las materias le llevó a mantener una buena amistad a lo largo de su vida con Felipe IV, el cual le consultaba en sus viajes a El Escorial. La gravedad de su última etapa vital se expresa diáfanamente en las pinturas que hemos heredado de él.

ANEXO I

Carta autógrafa del Conde Duque de Olivares al Prior de San Lorenzo del Escorial, Fray Martín de la Vera.

“V. P. lea esa memoria y la comunique con el convento, y después de haber tomado acuerdo sobre ello, me vea para que se asiente lo que mas gusto fuere de S. M. y mas servicio suyo. Dios guarde á V. P. muchos años como deseo. De Palacio, sábado. ”Yo el Conde de Olivares.”

Respuesta del Prior al Valido de Felipe IV:

“La resolución que V. E. pide, aunque es facil respecto del deseo que este convento tiene de servir á 5. M. (q. D. g.), no lo es en otras cosas, y á esta causa tiene necesidad de tiempo para mirarlo: será con la brevedad que yo pueda. Solo digo por ahora, que dudo yo esta casa pueda pasar quitándole el pasto de los carneros, y en general de que esta hacienda es dote y propiedad de iglesia, dada con gravísimas y grandísimas cargas y obligaciones. Esto supuesto, este convento no lo puede enagenar sin incurrir en escomunión, salvo concurriendo una de las tres causas que pone el derecho: necesidad, piedad, eminente utilidad. Por mí y por este convento prometo hacer en servicio de 8. M. lo que sin ofensa de Dios pudiere, porque así presumo lo quiere Su Magestad. Lo demás dejo á la ponderación de y. E., como de caballero docto, cristiano y pio, á quien Nuestro Señor con aumento de sus bienes guarde y prospere. Deste convento á 10 de octubre de 162 1.= -Fr. Martín de la Vera.”


NOTAS:

[1] Manuel Pecellín Lancharro en “Gran Enciclopedia Extremeña”.Mérida 1992. Vol 10, pág 134.

[2] Florencio López Ortigo: Estudio histórico y cultural de la Villa de Garganta la de Garganta la Olla. 1990. Págs. 35 y 36.

[3] Francisco de los Santos: Cuarta parte de la Hª de la Orden de San Jerónimo. (134673).Madrid 1680. pag 754

[4] Diccionario de Hª Eclesiástica de España. C. 5. 1. C. Madrid 1975.Vol. IV. Pág. 2733.

[5] Julián Zarzo Cuevas: Discurso en la Real Academia de la Historia. J. Los Jerónimos de San Lorenzo el Real del Escorial. Impr. Monasterio 5. Lorenzo del Escorial 1930. Pág 103.

[6] Francisco de los Santos. ob. cit. Pag 754.

[7] Gran Enciclopedia Extremeña. Pág 134.

[8] Enciclopedia Espasa-Calpe. Vol 67, pág 1344. Voz fr. Martín de la Vera.

[9] Ben Rekers: Arias Montano. Taurus. Madrid. 1973. Pág 149. Fray Martín fue ayudante de A. Montano en la Biblioteca. Pág 183.

[10] B. Nacional. ms. 13565. Titulo :Libro de los monjes de esta Casa de San Lorenzo

[11] Archivo General de Palacio. Secc. Patronato Real, 5. Lorenzo del Escorial. legajo 38.

[12] Gregorio Sánchez Meco: El Escorial y la Orden Jerónima. Patr. Nacional. Madrid 1985. Pág.119.

[13] Francisco de los Santos: ob. cit. pág 754.

[14] Debió ser estando de prior en Sta. Ana de Tendilla, cuando es elegido diputado el 10 de febrero de 1617. Debo este dato a mi buen amigo, Fray Ignacio de Madrid, M. del Parral, al que agradezco la colaboración prestada.

[15] Este conflicto está bien relatado en la obra del P. de los Santos, y también en José Quevedo: Hª del Real Monasterio de San Lorenzo, llamado comúnmente del Escorial. Madrid. 1854. Pág 108 a 110.

[16] Francisco de los Santos: ob. cit. pág 117.

[17] Archivo General de Palacio: Secc. Patronato Real. 5. Lorenzo del Escorial. Legajos nº 40, 101 y 130, entre otros.

[18] A. General de Palacio: Sección Administrativa: Conventos Legajo nº 384.

[19] Francisco de los Santos: ob. cit. Pág 129.

[20] Francisco de los Santos: ob. cit. Pág 756.

[21] Francisco de los Santos: ob. cit. Pág 756. Cuando en el texto se habla de música, debemos entender obviamente “Instrumentos de música”.

[22] A. Palau y Dulcet: Manuel del librero Hispanoamericano. Barcelona 1975. Vol. 36. Pág 31.

[23] Tanto de la Instrucción como del Ordinario, del que luego hablamos existen ejemplares en la Biblioteca Nacional y en la Real de 5. Lorenzo del Escorial.

[24] Luis Hernández: El culto divino en el M. del Escorial. En IV Centenario Iglesia y Monarquía: La Liturgia. Madrid. 1986. Pág 46.Instrucción de eclesiásticos, pág. 195.

[25] Luis Hernández: ob. cit. pág 43.

[26] Fray Martín de la Vera: Instrucción de eclesiásticos. Madrid 1630. Pág 216.

[27] Fray Martín de La Vera: Instrucción de eclesiásticos. Madrid 1630. Pág 223.

[28] Fray Martín de la Vera: Instrucción de eclesiásticos. Madrid 1630. Pág 252.

[29] Fray Martín de la Vera: Ordinario y Ceremonial. Madrid 1636, pág 94. También Luis Hernández: ob. cit. Pág 42

[30] Fray Martín de la Vera. Ordinario y Ceremonia. Madrid 1636. Pág 128 y stes.

[31] Fray Martín de la Vera: Ordinario y Ceremonia. Madrid 1636. Pag 131.

[32] Fray Martín de la Vera: Ordinario y Ceremonia. Madrid 1636. Pág 130.

[33] Julián Zarzo Cuevas: ob. cit. pág 103.

[34] Manuel Pecellín Lancharro: ob. cit. vol.10, pág 134.

[35] Francisco de lo Santos: ob. cit. pág 754.

Oct 012001
 

Marcela Martín Jiménez.

Me es muy querido y entrañable este libro, que fue el resultado de una recopilación de parte de los escritos de mi padre Tomás Martín Gil.

Voy a empezar por su aspecto exterior. La portada de la guarda del libro, es una bellísima fotografía hecha por él, que nos presenta una vista parcial de la Catedral de Coria (Cáceres). Es una bonita composición con una palmera en primer plano y parecen sus hojas un gran abanico mecido por el viento. De inmediato se ve una parte lateral de la Catedral rematada en pináculos. Lleva en ese lado los contrafuertes adosados al muro y al fondo la hermosa torre cuadrada rematada por un cimborio al que rodea una baranda de piedra de base cuadrada acabando sus esquinas con garbosos remates y en el centro un pináculo con arcos uno en cada lado de los cuatro que tiene. El lateral de la torre que se ve tiene tres huecos rematados en arco, con una campana cada uno.

El sol dora la piedra berroqueña realzando su estructura y belleza.

El tamaño es de cuarto, consta de 545 páginas.

La primera página al abrir el libro dice el nombre del autor Tomás Martín Gil, el título, Motivos Extremeños, Madrid 1968.

Ya esto de por si puede extrañarnos ya que él murió en el año 1947. Lo cierto es que este libro es el resultado del trabajo realizado por su hermano José Martín Gil, ayudado por mi hermano Luis Martín Jiménez. Se realizó por iniciativa de otro hermano de mi padre, Máximo, con el fin que no se perdiera esos “motivos extremeños” como él los llamaba. El resultado fue muy interesante al recoger aspectos extremeños en 27 Temas diversos, 7 Bibliografía, 9 El Folklore extremeño (canciones populares), 15 Arte, Arqueología, 4 El Arte en Extremadura, 4 Excursiones a viejas ermitas y 7 Rinconcillos de nuestra Historia. Son un total de 73 Motivos.

La siguiente página nos presenta una fotografía de mi padre en su despacho escribiendo,¡le he visto tantas veces así…¡

Se edita bajo el patrocinio de la Excelentísima Diputación Provincial de Cáceres con una edición limitada de mil ejemplares.

La Ofrenda, a manera de prólogo, fue realizada por D. Miguel Muñoz de San Pedro, Conde de Canilleros y de San Miguel en la que realza la figura de un estudioso que tanto amó a Extremadura.

Ahora ya vamos a meternos en sus escritos pero antes me gustaría decir que si el libro en su aspecto exterior es bonito y agradable, su contenido es por su sencilla exposición, aunque esto no debe confundirnos, de gran profundidad y muy bien documentado.

Las fotografías que lo ilustran, son de él, algunas de una gran trascendencia al ser ya el único testimonio que hoy nos queda de algunas cosas que ya han desaparecido como sucede con “Excursiones a viejas ermitas” con las pinturas al fresco.

Nos demuestra que tenía grandes conocimientos y al mismo tiempo variadísimos aunque jamás le oí jactarse de ello. Acudían a consultarle muchas personas y siempre los atendía con afecto y respeto.

El Primer Motivo, es:

CÁCERES Y SU PROVINCIA

Se adentra en los tiempos pasados para descubrirnos su antigüedad como Norba romana, la Cazires árabe, etc.

Entre líneas nos está invitando a conocer Cáceres y tener el placer de visitar desde ella, Trujillo, Mérida, rincones insospechados de estas hermosas tierras. Aconseja las diarias excursiones desde Cáceres que harán las delicias del visitante.

Desde Mérida a Salamanca va la famosa Ruta de la Plata o la llamada calzada romana.

Como ya decía antes las fotografías que ilustran el libro fueron hechas por él y las de este “Motivo” son una fantasía, de sol, sombras, nos da idea de movimiento. A través de estas vamos a descubrir y admirar cosas insólitas de la época en que fueron hechas. Los cántaros de barro, envases para transportar el agua, las jóvenes lo llevaban en la cabeza, sobre una llamada rodilla, que no es otra cosa que un rodete hecho de trapos y rematada luego con paño de colores, se hacen tiras finas que lo cubren y se van formando dibujos, se rivalizaba para ver quien la llevaba mas bonita. La fotografía primera de este “Motivo” nos deja ver la puerta de la Iglesia de Santa María al fondo, poniendo en primer término la figura que está situada a la derecha, es una joven con un gran cántaro a la cabeza, se la ve andando, con la mano derecha se sujeta un poco el cántaro pero el resto de la figura imprime un movimiento que se ve a través de sus ropas, pliegues en la falda del vestido que parece que se está moviendo e igualmente se nota el peso del cántaro que lo lleva lleno. Otra idea de profundidad nos la da el farol situado a la izquierda en la parte superior en el esquinazo del Obispado y que tiene bastantes detalles en el hierro, hay así mismo una ráfaga de sol que ilumina el suelo quedando algunas zonas en sombra.

La siguiente fotografía es Adarves de Santa Ana con un arco casi al fondo y una palmera que nos trae el recuerdo de una calle de sabor oriental. Lo que si da la sensación es que vamos andando por esa calle. Se destacan al fondo edificios antiguos.

La tercera fotografía es un rincón de Cáceres el Viejo, A la derecha, La torre de las cigüeñas con su remate de almenas nos presenta un evocador rincón, al fondo San Mateo y del lado izquierdo el costado del convento de San Pablo de las H.H. Clarisas contemplativas, monjas de clausura. Ponen una nota especial en primer término unas ramas de unos árboles que le da vida al entorno, a todo tan antiguo que parece que allí se ha parado el tiempo.

Desde Cáceres se puede visitar Alcántara para ver el famosísimo puente romano. Se puede y nos aconseja, pasar por Guadalupe con su ancestral Monasterio, Plasencia con sus dos catedrales, Yuste con el Convento y la Residencia de Carlos V. La Sierra de Gata repleta de pueblecillos de empaque señorial y de Castillos roqueros. Coria milenaria, muy interesante por su magnífica Catedral, hierros artísticos y por su Vega que es una de las mas hermosas de España.

La cuarta y quinta fotografía son de Trujillo, una lleva el pie – Trujillo.- Torre del Alfiler. La otra es: Trujillo.- Ruinas de una Casa Solariega. Tienen un detalle grande tanto la primera como la segunda en la que las piedras milenarias dan un realismo grande a su deterioro, se ven tres escudos en el arco que es la puerta, uno justo en la dovela central y los otros uno a cada lado. Hay también una palmera con hojas que se inclinan hacia abajo como rindiendo pleitesía y otras derechas hacia el cielo limpio y luminoso. Tiene adosado un edificio posterior y mas humilde al parecer, que seguramente se ha hecho con materiales de la parte arruinada.

Como explicación de las fotografías del libro creo que es suficiente, aunque como digo las hay de gran valor.

En el 2º MOTIVO, con soltura y buena pluma nos cuenta la sagacidad de un pastor al enterarse y creer que un hombre volaba. No salía de su extrañeza, pero lo tuvo frente a frente y se dio cuenta que vestía de una manera inusual y al querer saber donde estaban sus alas, pues él había visto volar muchas veces al águila, sabe que sin ellas es imposible hacerlo, de pronto se da cuenta y descubre un artefacto con cosas raras, hasta ruedas y claro aquello tenía las alas. La expresión del pastor es: ¡Toma, ahora “resurta” que lo que vuela es el cacharro!

Como este Motivo hay bastantes y no daría lugar para contar todo, mejor es leer el libro, pero no obstante me pararé en algunos que son curiosos o que tienen cierta gracia, pero sobre todo observo que mi padre quiere que entendamos que el extremeño, tiene la sabiduría del pueblo que es intuitiva y enseguida sabe responder lo necesario en situaciones que otros no, tienen esa resolución.

El MOTIVO 3º llamado “Frite de borrego,” nos cuenta como un pastor hizo a un cazador en su chozo un frite de borrego y le gustó tanto al cazador que aunque pensaba silenciar su personalidad le comentó al desconcertado pastor que era el Rey y que se había perdido y encontró el chozo por casualidad. Le invitó a Palacio para que le repitiera el frite en su casa. El pastor acudió y lo hizo con tanto esmero que salió tan bueno o mejor que el otro pero el Rey al comerlo le dijo: no es lo mismo, el pastor se quedó mirándole y le respondió: no majestad, aquí faltaban ingredientes, contesta el Rey – ¿Quieres decir que mi cocina no tiene lo necesario y tú en tu chozo si? No es eso Majestad es que le han faltado los ingredientes del hambre y el cansancio de aquel día.

Desgranando uno por uno todo esto se llega a la conclusión que somos de prontos reflejos y de buenas costumbres. La verdad también adorna a esas conversaciones. También es digno de tener en cuenta que se dice la verdad aunque podríamos disfrazarla y sacar provecho, pero no, impera en nosotros, la nobleza.

CUENTO PEDAGÓGICO. Narra también el caso de un maestro que necesitaba saber quien era el superdotado de la clase y tenía dos que si uno valía mucho en una cosa, el otro valía mas en otra y estaba muy perplejo sin poder decidirse. Uno de los chicos faltó a clase, como tenía que entregar el documento con el nombre del chico, decidió pasarse por su casa y hablar con la madre, quien al verle llegar enseguida se acercó a él y le explicó en breves palabras lo siguiente: me fui ayer tarde a lavar la ropa al río y se quedó Curro, (que era el nombre del muchacho) con su hermano pequeño. Al regreso vi al niño pequeño sentado en la puerta de la casa con todos los bordes de la boca llenos de chocolate. Empecé a llamar a Curro y le pregunté que es lo que había pasado y Curro se me hizo el inocente, lavé al chico pero además le di unos azotes. Al cenar el pequeño comió con apetito y Curro no tenía hambre, me dijo que estaba cansado y que se iba a la cama; pasadas unas horas empezó a llamarme a gritos y llorando me decía: madre, madre, enseguida le di los remedios que creí necesarios y de repente el chico era una fuente de chocolate por arriba y por abajo. El maestro puso el nombre de Curro en los papeles y los envió. No se equivocó, estudió para hacerse abogado y además de listo y espabilado resultó ser ingenioso. El Sr. Maestro realizó un estudio pedagógico y psicológico. Fue un buen trabajo.

Me gustaría ahora hablar un poco del folklore extremeño y dentro de él de él de la “sabiduría popular de los extremeños.” En tres puntos nos aclara este Motivo. El primero, el de su existencia; segundo, el de sus características, y tercero, los deberes de la región para con ello.

Se fundó una Sociedad y su Centro adecuado en 1883 en Fregenal y crean una revista que titulan “El Folklore Frexnense” Se publican bastantes cosas.

En 1899 aparece en Cáceres la notable, por mas de un concepto, Revista de Extremadura, la cual dura hasta el año 1911. Quien guste de estas cosas puede recrearse con los trabajos publicados en ella por el investigador Sr. García Plata de Osma, los que fueron alabados por Menéndez Pidal. Y debemos decir en honor del escritor que jamás salió del pueblecito de Alcuéscar para recoger materiales folklóricos. En la misma Revista publicó el Sr. Berjano unos deliciosos romances “recogidos en Sierra de Gata.”

Aparecen luego otras revistas hijas del afán y cariño por Extremadura.

El musicólogo extremeño D. Bonifacio Gil, fue premiado en uno de los Concursos Nacionales de Música.

El segundo punto características del folklore extremeño, sobre él me atrevo a decir que posee una gran riqueza y variedad.

Perduran canciones muy viejas (aún del siglo XV como se demostró en cierta ocasión).

El número de romances que pueden recogerse en Extremadura es superior al que se pudiera obtener en cualquiera otra región española, incluso Castilla e incluso Asturias. Así lo demostró el literato Reyes Huertas. También hizo comprender a los que dudaban de nuestra capacidad para estas cosas hablando de influencias del norte y del sur sobre Extremadura, que la verdad era precisamente lo contrario. Y lo hizo con pruebas filológicas indubitables.

Peregrina idea la que surge cuando dicen que lo de Extremadura es originario de otras regiones.¡Peregrina teoría! Yo afirmo que la abundancia de temas folklóricos en Extremadura es muy grande y bastantes de ellos desconocidos por el resto del mundo.

El tercer punto son los deberes de los extremeños para con su folklore. Debe estudiarlo, debe aclarar respecto a lo recogido por otras regiones, todo aquello que estas se apropiaron. Estos deberes merecen primero que sea gente preparada para esto y además prestarles ayuda y proporcionarle los medios necesarios para ello.

Consecuencia de todo esto es que no somos unos novatos en este tema, que nos viene de antiguo, que somos prolíferos y que debemos estar orgullosos de nuestros jóvenes que convocan unos días musicales que atraen a muchas personas a Cáceres.

Ahora me hubiera gustado apuntarnos a “Una Excursión a Monroy” del apartado El Arte en Extremadura. He estado viendo las posibilidades, porque al principio, comienza la excursión diciéndonos que los componentes de la misma salen de la Plaza de Cáceres que eran ocho, y los cita, D. José G. Sánchez, maestro; D. Ángel Rubio catedrático; D. Ricardo Bofill, industrial; D. Ángel Gordo, maestro también; D. Cándido Rodríguez, profesor de idiomas; D. Tomás Pulido, escritor y el artista Eulogio Blasco; y como es natural mi padre D. Tomás Martín Gil.

Ya en viaje, al pasar, contemplamos por unos momentos las venerables reliquias del milenario Campamento de Q. Cecilio Metelo (79 a. de J.C.), recientemente excavado por el eminente profesor alemán señor Schulten. La carretera lo corta oblicuamente y, a pesar de los años y de la acción de las labores agrícolas, se vislumbran los relieves correspondientes a las murallas, formando un amplio cuadrilátero. Aún subsiste la artificial laguna excavada por los soldados romanos alrededor de la cual se extendió el forum. Fue precisamente en las excavaciones de esta parte del campamento donde se recogieron más interesantes y valiosos objetos.

Sigue dando explicación de la excursión y es todo muy interesante pero un poco largo hasta dar cima a la visita que querían realizar, pues su objetivo era ver el Castillo, que se puede admirar en una fotografía donde sus torres almenadas forman un bonito conjunto – en lo alto de la torre derecha de la puerta que es redonda se ve a 5 personas de la excursión. El otro objetivo era la Iglesia, de estilo gótico en lo importante y plateresco en lo añadido, es una pequeña edificación del siglo XV y XVI. Consta de una sola nave con cabecera cuadrada cubierta por bóveda de crucería, de nervios moldurados sobriamente y apoyados en repisas adornadas. Las claves llevan escudos heráldicos, o están decoradas con la simbólica rueda, por ser Santa Catalina la titular de la Parroquia. El resto está cubierto de madera, a dos vertientes, apoyándose la armadura en arcos de medio punto que apean en pilastras adosadas a los muros. Con ser interesante todo esto mi padre dice que cree que lo mas importante de la Iglesia con serlo bastante todo lo dicho, a mi modesto juicio dice, es el retablo mayor. Es una obra de pura estirpe herreriana. Sigue hablando de ella y lo cierto es que da unas explicaciones tan completas e interesantes que es por lo que he querido tomar nota, porque todo lo suyo es así. Sencillo y que se entiende sin dejar de ser la mas depurada técnica.

Según lo visto hasta aquí, me doy cuenta que lo que él, mi padre, está intentando es enseñarnos que cada extremeño conozca todo lo que el conoce, que conociendo se ama y él amaba por encima de muchas cosas su Extremadura, nuestra Extremadura. Es como si nos estuviera diciendo sacudir esa humildad que a nada conduce y presumir de todo lo que tenemos. Pasados los años y son bastantes, tengo es misma pretensión solo que hay un pero y un pero muy grande, yo no se nada al lado de él.

Vamos a seguir con otro Motivo que pertenece al apartado Arte, Historia, Arqueología: Se titula “El Castillo” (el de Trevejo).

Yo tengo un castillo
Matarile, rile, rile….

Esta canción que en nuestra tierra se ha cantado mucho por las niñas de nuestros pueblos, asocia a mi memoria, dice mi padre, con recuerdos bien grabados el Castillo de Trevejo.

Los nombres de los castillos cacereños siempre me han llamado la atención: Belvís, Mirabel, Monroy, Trevejo…. que se pueden traducir en Bellavista, Miradabella, Mi Rey, Muy Viejo y Muy Hermoso.

Dos buenos amigos, Aurelio Marcos y Ramón Diez, que viven en Perales, junto a la Sierra de Gata nos han llevado a Trevejo a Orti Belmonte y a mi. Hoy día de San Lorenzo de 1946, he tenido la suerte de llegar a la cumbre del empinado cerro sobre el cual se va desmoronando la vieja fortaleza.

Llegado a Mirabel fue organizada la caravana de curiosos. Se agregaron a ella otros conocidos y a pesar del sol de justicia que lo inundaba todo el paisaje con cegadora luz salíamos a poco del mediodía, para hacer nuestra peregrinación. El paisaje de montañas no muy elevadas que nos envolvió toda la tarde sería larga de explicar. Baste decir de él que los considero como una bendición de Dios. El verde de los prados, vivo, jugoso, contrastaba con el de la arboleda de castaños y robles. Los olivos con su dulce tono en sinfonía colorista con el resto. Las piedras graníticas, las blancas cintas de calzadas y veredas, el rojo oscuro del caserío y el limpio azul del cielo, completaba tan bello conjunto.

La mole del arruinado castillo alza sus desmantelados muros sobre una humildísima aldea, de apenas treinta casas: la villa de Trevejo. A un lado acurrucada bajo el coloso y al borde del cerro está la Iglesia. Es pobre pero limpia y capaz. En ella vimos cosas notables. Al lado de la Iglesia, la espadaña de granito, con hueco para dos campanas y un escudo heráldico, con torres y cabezas de aves. Su arquitectura, sencilla, armónica y firme.

Hemos escalado una empinada cuesta para ganar la entrada de la fortaleza y una vez franqueada, registrado las ruinas, con la emoción de lo nuevo, de lo insólito pintada en nuestros semblantes. Se han hecho comentarios para todos los gustos; alguien habló de subterráneos y de tesoros, de puertas de bronce, de sierpes y de luchas…. Y como en la canción infantil ha surgido el diálogo : para una parte del coro, el castillo es viejo, muy viejo; para otros es tan moderno, que representa un puro anacronismo. ¿Dónde están las llaves de la verdad?

Sentado en una ventana contemplo alternativamente el amplio horizonte y los ruinosos muros: lo eterno y lo perecedero. Pero mi atención se ha centrado en los sillares. Sin proporcionado tamaño, la limpieza de su labra, la buena disposición de las hiladas, me sorprendieron desde el primer momento. A fe que el arquitecto que dirigió la obra era un maestro en su arte. Nuevos detalles fueron mostrándome una técnica perfecta y eficiente. Sobre todo la ausencia de líneas curvas en huecos de puertas y ventanas. Únicamente, en la base de algunos salientes de la torre del homenaje, garitones o chimeneas, se han librado los sillares de airoso perfil de cuarto de círculo.

Sobre uno de los amplios lienzos, mirando al Sur, se ve esculpido un trofeo heráldico. Bajo una pequeña cornisa, adornada con las clásicas bolas, una, una cruz de Malta. Sigue un león empinado sobre un yelmo que mira hacia la izquierda, yelmo que cabalga sobre el vértice superior del escudo colocado en diagonal. El escudo lleva un árbol delante de una torre. Dos banderolas, una a cada lado, con un cáliz cada una, sobre el cual se ve una cruz. Debajo un poco a la derecha, una corta inscripción gótica, de solo dos renglones…..

En la plaza de armas hay otra ventana adornada con sencillas molduras verticales que descansan en góticos apoyos. Sobre ella se repite el escudo anterior y en disposición análoga. Por lo demás, ruinas,¡sólo ruinas!

Acaparó mi interés ¿cómo es posible – me preguntaba – que una obra arquitectónica tan perfecta haya llegado a un tal grado de derrumbamiento ¿ Existe la explicación de las guerras, incluso las del último siglo. Es posible, desde luego, mas no convence por completo. Además de los asaltos artilleros, debe de haber otra causa. Y, en efecto, me fue indicada posteriormente. Los vecinos de Trevejo han encontrado un deporte al cual se dedican cuando una vitalidad excesiva les impulsa a divertir sus ocios: con esfuerzo, que debe ser grande, van llevando los sillares o piedras que pueden arrastrar, al borde de una de las pendientes del elevado cerro: al derrumbadero. Una vez allí las impulsan debidamente, y la piedra rueda veloz, saltando hasta llegar al fondo.

¡Mira, mira…¡ – gritan jubilosos.

Y es esta carcoma, lenta y fatal, la que va siguiendo su obra destructiva.

Y, además, los buscadores de tesoros. Pero de tan curiosa como extendida preocupación, poco debo decir. Los que quieran documentarse, tienen un lindo y erudito trabajo en el cual calmarán su curiosidad. Se titula “Los tesoros ocultos en Extremadura, y su autor, el Sr. Rodríguez Moñino, es una garantía de honradez científico – literaria. Únicamente diré que en el caso de Trevejo, se sigue buscando el “tesoro” del castillo.

La tarde declinaba y el sol se hundía, lento y majestuoso, hacia las portuguesas montañas de la Sierra de la Estrella. Nuevos matices incendiaban el paisaje. Nos despedimos del castillo y emprendimos el descenso. Al poco rato estábamos en Villamiel, y luego de apretar la mano de los amigos, que tan hospitalariamente nos atendieron, tomamos el auto camino de Hoyos.

Una y otra vez nos saludaba la fortaleza de Trevejo, dorado ahora por el sol poniente. Parecía tal como una joya engastada en el cerro, por gigantescos orfebres. ¿No será este el tesoro que todos buscan y no encuentran ¿ Para mi como si lo fuera. Que hay en la intensa belleza del momento, tantos quilates del mas fino oro estético como en la mas rica y codiciadas peluconas.

Aunque continúa como un medio párrafo más, aquí lo dejo queriendo justificar mi decisión de ponerlo casi entero este Motivo por sus explicaciones a la hora del comienzo del viaje, así mismo al descubrir el Castillo, la iglesia, el lugar y en ello las palabras poéticas con que nos lo explica.

Me doy cuenta que casi siempre son pequeñas excursiones, es decir que solo iban dos personas para unirse a otras en el lugar o cerca de donde pensaban realizar sus estudios o a quedar plasmadas en magníficas fotografías las que luego documentaban tan bien.

A partir de este momento me gustaría comentar aquello que en la Prensa se dijo al aparecer este libro “Motivos Extremeños”. Sus amigos y compañeros, gente de las artes, las letras, la ciencia, comentaron con interés y afecto lo que suponía un libro así para Extremadura.

Con fecha 2 – IX – 1968, justo a los 21 años de su muerte, en el Periódico HOY, en la Sección “Cáceres al día,” aparece este titular: “Motivos Extremeños” la gran aportación de Tomás Martín Gil al mejor conocimiento de la Región.

Acaba de aparecer este interesantísimo libro, patrocinado por la Diputación Provincial.

La Redacción escribe un largo artículo:

…….era un enamorado de Extremadura a la que se consagró por entero…..

…….en los que junto a temas (los Motivos) de historia, arqueología, folklore y literatura nos habla del frite de borrego y del oro, del alcornoque y de los bizcochos de la Reina, de la caza mayor y el vino, la dehesa, nuestros ríos y de un queso de excepción.

Martín Gil fue sembrador de inquietudes culturales entre los hombres de su generación, siendo director –fundador de la Revista “Alcántara.”

A los 21 años de su muerte, que se cumplen en el día de hoy, las librerías cacereñas presentan, en escaparates especialmente montados “Motivos Extremeños” un exponente de la obra de tan destacado cacereño, al que hoy hemos querido recordar con estas sencillas líneas bibliográficas que recogen, en síntesis apretada el nuevo libro de Tomás Martín Gil, al que recordamos con todo cariño, por el que elevamos nuestras oraciones y reiteramos nuestros afectos a todos sus familiares.

Periódico EXTREMADURA – 2 – IX – 1968. “La Redacción”.

Libro de actualidad. “Motivos Extremeños” de Tomás Martín Gil, acaba de salir a la luz pública.

La obra está patrocinada por la Diputación Provincial. (El artículo lleva una fotografía de mi padre.

Se cumple en el día de hoy…… extremeño insigne de esclarecidas cualidades humanas y literarias, cuyo nombre y cuya obra guarda y recuerda nuestra región……..

………. aparezca al público un valioso volumen te temas y Motivos extremeños brotados un día de aquella pluma exquisita, hoy puesta en primera actualidad para deleite y satisfacción de las nuevas generaciones…..

El tiempo que arrincona las obras pasajeras, sin medula ni ciencia, fortalece por el contrario y abre nuevos y permanentes horizontes a obras fundamentales que como las de D. Tomás Martín lleva en su entraña temas eternos y palpitaciones humanas de imperecedero valor como las que alumbran y dan calidad y espíritu a las páginas de Martín Gil.

(El artículo es bastante largo), pero sigue diciendo:……. y a iniciativa del hermano del autor D. Máximo Martín Gil, prestigioso industrial que en Cataluña piensa y labora por la tierra natal.

La realización de los trabajos….. corrió a cargo de don Luis Martín Jiménez y de don José Martín Gil, hijo y hermano de don Tomás.

El prólogo es del ilustre académico Conde de Canillero.

“Motivos Extremeños” trae fragancias de fina literatura en temas propios de nuestras gentes y de nuestras tierras,……. Las librerías de la ciudad y de la provincia nos consta que han recibido con el mayor entusiasmo la obra que no dudamos constituirá el gran acontecimiento literario de la temporada…….

Es un libro de lograda presentación…… que entra por los ojos y por el paladar del mas exigente lector extremeño…… Y todo a través de una prosa sabrosa y clara, cervantina, alada, espontánea que hace del libro en cuestión un manjar para el espíritu y un archivo de nobles sugerencias para el extremeño amante de su pasado y de su personalidad.

Digna de mayor alabanza la empresa y la iniciativa, hemos de mirarla y tenerla como un homenaje que la generación presente rinde y tributa a Tomás Martín Gil, perito en bellas artes, doctor en Ciencias matemáticas, temperamento empecinado en la gloria de Extremadura, de su grandeza y progreso, que él sirvió con anhelo y porfía año tras año con la poderosa arma de su pluma de investigador y ensayista incansable, con el hechizo de espíritu elevado pleno de equilibrio y luz, de experto observador que perpetúa en páginas de oro los sabores y sentires de la tierra natal.

…….. augurando un éxito total a esta obra brotada de quien ya la fama y la posteridad ha otorgado uno de los primeros puestos en la galería de literatos ilustres de la vieja Extremadura.

El Periódico Extremadura en su apartado “DESDE EL ADARVE” de fecha 4 – IX – 1968, lo titula “Tengo un libro en la mano………..

En los escaparates de las librerías de Cáceres y en la de diversas ciudades de la provincia……. con el subjetivo título “Motivos Extremeños”

Responde la obra al deseo de actualizar con el conocimiento del lector de hoy, algunas piezas maestras de temas provinciales,……. la pluma erudita y jugosa de Tomás Martín Gil, aquel hombre bueno y bonísimo escritor, que tan hondamente caló en la médula de la Vieja Extremadura, de sus paisajes y paisanajes, siempre nuevos y apetecibles, para los espíritus finos.

“Motivos Extremeños” abre camino en la temática literaria extremeña de la temporada, con un airón de primera magnitud, sobre el que los lectores gozarán manjares sanos y deliciosos, porque la Madre Extremadura que ofreció la sabia encontró en esta ocasión un interprete de rango y dimensión superior, que hace admirable y subjetivo el modelo y el pintor.

A. B. C. – 27 de Septiembre de 1968 – (Madrid).

Publicación de “Motivos Extremeños” de Martín Gil – Es una colección de trabajos periodísticos del polígrafo cacereño.

En estos días ha aparecido la obra “Motivos Extremeños”, colección de trabajos que se insertaron en los periódicos de Cáceres, “La Montaña” y “Extremadura” y en “Hoy” y Revista del Centro de Estudios Extremeños,” de Badajoz, originales de D. Tomás Martín Gil, polígrafo cacereño fallecido hace veintiún años.

Fue Martín Gil una de las figuras mas sobresaliente de las letras extremeñas de los últimos tiempos. Nacido en la episcopal ciudad de Coria en 1891: licenciado en Ciencias exactas, profesor, jefe provincial de Estadística, escritor e investigador, pintor, fotógrafo, bien puede decirse que abarcó casi todos los aspectos relacionados con las ciencias, las letras y las artes.

A Martín Gil se debe la fundación con los poetas, Bravo, Canal y Delgado de la revista literaria “Alcántara,” que acoge la literatura de creación de Extremadura y que, se viene publicando bajo los auspicios de la Diputación Provincial de Cáceres.

Martín Gil, que dejó una obra importante en diversas publicaciones periódicas, murió joven, en 1947, en Cáceres, cuando mas podía haber dado frutos de su talento como escritor e investigador.

Ahora reaparecen sus “Motivos Extremeños” agrupados por sus familiares. Los trabajos. Los trabajos – ilustrados con excelente fotografías – son jugosos y espontáneos. Están escritos con cariño hacía lo extremeño en forma directa, suelta, fácil, viniendo a constituir una exaltación de esta tierra.

En opinión del poeta Delgado Valhondo, “Motivos extremeños” es un libro entrañable. En el mismo están agrupados “Temas diversos,” “Bibliografías,”…… aquí continúa anunciando todos los apartados.

Nada de Extremadura era ajeno a Martín Gil. La vieja región conquistadora debe mucho al magnífico escritor, por su decisiva contribución al actual renacer.

“Motivos Extremeños”– que ha visto la luz pública merced al patrocinio de la Diputación Provincial de Cáceres – es un libro que gana y hace al lector entusiasmarse con la región extremeña, ya que sus Motivos han sido expuestos en un estilo directo e inconfundible, el mas adecuado para divulgar todo lo bueno que encierra esta parcela, dicho por un escritor digno de figurar por derecho propio con puesto señero en los anales de la literatura española – Valeriano Gutiérrez Macías.

HOY – 29 – IX – 19968.

EL LIBRO MARAVILLOSO DE EXTREMADURA. “Motivos Extremeños” de Tomás Martín Gil. – Por Juan Arias Corrales.

No habría tomado la pluma para escribir estas líneas, si una larga vinculación a don Tomás Martín Gil y su familia, a ello no me obligase, dado que, cuanto se ha dicho sobre el hombre y su obra y, sobre todo en el prólogo de “Motivos extremeños” rebasa todo lo que mi afecto pudiera cantar.

Héteme aquí, por ello, querido redactor.

Y, como Aristarco no; como torpe glosador.

El hombre – yo tuve la dicha de conocerle en la intimidad de su hogar además – era lo que siempre me figuré que debía ser un gran hombre: sencillo, afable, jovial, digno, eficiente, cariñoso.

Le conocí en ocasión del nacimiento de uno de sus hijos, Luisito – hoy todo un don Luis – en que hubo mi madre de ayudar en su nacimiento.

Sigue hablando de bastantes cosas porque es largo el artículo. Nos dice que su padre trabajaba donde don Tomás ejercía la jefatura…… enciclopedia viviente que tan pronto era una maravilla en lo científico – no olvidemos que era licenciado en Ciencias Exactas – como tenía fotografías de excepción, viajaba, descubriendo lugares y circunstancias que resaltaran lo extremeño o bien “exportaba” sus descubrimientos y amores a otras tierras, ilustrando libros de escritores europeos y americanos, bien con su pluma, bien con sus fotografías. Y así mas de una publicación extrapirenáica o ultramarina llevaba el nombre de nuestros pueblos y paisajes perennizando la extremeña toponimia.

Hace unos años, le recordé a mi paso por tierras alemanas, cuando crucé Erlangen, donde profesó el ilustre profesor, Adolph Schulten, arqueólogo, íntimo amigo de don Tomás que cada verano, venía a Cáceres con su atenazado rostro a alumbrar los castros romanos de nuestra periferia, origen de nuestra ciudad. Juntos siempre, ambos ilustres investigadores, hacían la Patria grande, en alas de la amistad.

……. No es el frío y mercenario escrito turístico del escritor de circunstancias que, por encargo y a tanto la línea cotiza su trabajo, carente de alma y de trascendencia: no. Es el reflejo meditado del momento “vivido,” sentido y comprendido de sabor popular y ambiental de nuestra tierra; de nuestros monumentos, hitos de nuestra grandeza; de nuestras fiestas y costumbres ancestrales; de nuestras gestas individuales y colectivas: del enorme heroísmo de aquella “María la viuda” ejemplar mujer extremeña; del espíritu en fin que anima por doquier la reciedumbre de la entraña de nuestra tierra.

……. Y cantó a los puentes extremeños, símbolos de civilización y progreso y vio en ellos algo mas que piedras ciclópeas matemáticamente ensambladas; vio el espíritu y vida y, generaciones en su discurrir a través de los tiempos, en pos de la felicidad.

…….. de su ser humilde, servidor ante todo de la bondad y de la verdad.

………Quisiera me permitieras expresar un deseo a los cacereños y a quienes los rigen, para él, para su memoria. Creo que en el callejero de nuestra ciudad no existe calle alguna dedicada a su recuerdo.¡Cuánto honor habría para una calle y quienes en ella vivieran, en Cáceres cuyo rótulo, sencillamente dijera: Calle de don Tomás Martín Gil.

Se publica en el Periódico “H O Y “de fecha 10 de Noviembre de 1968 un artículo bajo la denominación: Bibliografía Extremeña “Motivos Extremeños” de Tomás Martín Gil. – Por Valeriano Gutiérrez Macías.

Repite el artículo publicado en el Periódico A. B. C. De Madrid pero destaca algunas cosas mas que escribo a continuación:

…….. Martín Gil era hombre bueno a carta cabal, muy culto y sencillo pleno siempre de las mas nobles inquietudes.

…….. Están escritos con cariño hacia lo extremeño, en forma directa, suelta, fácil, viniendo a constituir una exaltación de esta tierra, que, como se suele decir, el escritor conocía al dedillo, como pocos, ya que la había recorrido toda y la llevaba prendida en su corazón apasionado.

El Periódico EXTREMADURA de fecha 12 – XII – 1968, presenta un artículo con el título: La Lección de un Libro. “Motivos Extremeños”.

Como un devocionario, tenemos un libro en las manos, “Motivos Extremeños” se llama, y es una colección de escritos de don Tomás Martín Gil (q. D. G.).

A través de sus páginas, hemos vuelto a ver al hombre cuajado en el estudio de libros eruditos y papelorios viejos, con los que va aportando luz a su difícil tarea de investigador y a su loable afán de guiar a los curiosos y amantes de lo extremeño de todos los tiempos.

Le encontramos, nervioso en su propia inquietud didáctica y el afán de sembrar semillas de investigación, planteándose problema tras problema y creándonos la programación inicial, de unos posibles estudios arqueológicos, históricos, artísticos y sociales, que él ofrece siempre modesto, a versados y estudiosos, descubriendo posibles empresas al presentir, hace años, la fase evolutiva, del Cáceres actual.

Todos hemos de encontrar tantas cosas familiares, tantos nombres, como él encariñados a su propia obra, que resulta hermoso leer y releer, – que este es mi caso – un compendio de prosa escogida, de vocabulario selecto, mas pronto rompe moldes explota en discurso local y sencillo para llevarnos llanamente al corazón de los temas tratados por el camino de las fuentes y de la lógica.

Ha llegado a interesarnos tanto, que a veces le vemos con prisas, con la angustia de muchos temas estudiados y faltos empero de unas conclusiones que no podía desvelar, por falta de medios y datos y que así permanecerán hasta no sabemos cuando.

Nos enseña la manera d estudiar, con orden y delicadeza las cosas y toca numerosos temas, donde al par que nos da sus sinceras opiniones, tiene la ejemplar entereza de dejar la senda abierta para los ulteriores estudios de aquello que para él suponía dudas o interrogantes.

Ya sabía él que estas mismas interrogantes habían de ser la preocupación de generaciones interesadas en minoría, mientras la grandiosa mayoría de una masa, ajena al asunto, omiten la curiosidad y se contentan con la realidad momentánea de los hechos.

Advierto esto último cuando nos habla de un Cáceres donde “todo se encuentra lejos” al comentar de las gentes, cuando realmente era tan reducida nuestra área urbana. Nosotros le sumamos hoy, un mundo donde todos tienen prisas contagiados de ese complejo que nosotros bautizamos un día con el término de conopsicosis.

Hemos descubierto en él un hombre capaz de dirigir la gran obra, aunque no pudiera realizarla sólo en muchísimo tiempo. Era el auténtico filósofo, amaba el saber sobre todas las cosas humanas, y leía, y estudiaba y escribía, con la avaricia del saber y con la generosidad de enseñar.

No nos ha enseñado solo a ver y a recoger datos, fuera de eso he aquí la gran lección. Familia, trabajo, estudio, enseñanza, todo armonizado en una ejemplar sinfonía, de amor familiar, de devoción científica, de humanismo desinteresado.

Esta lección de don Tomás, sin ser un hombre público es testimonio de la labor callada a la que todos nos debemos, para el engrandecimiento socio – cultural de nuestro pueblo.

Continúa el Sr. Orozco Avellaneda con unos tres parrafitos mas pero voy a pasar a los dos últimos para no extenderme demasiado.

…… Mucha mies tiene el campo. La ignorancia, el arado, la piqueta, la despreocupación y el tiempo, son la cizaña que amenaza la cosecha.

Ver a don Tomás en la fotografía del libro…… sonríe placidamente, invitando a la cuadrilla de gente laboriosa en el pensar y en el hacer, con afanes de saber y con deseos de enseñar.

Agustín Orozco Avellaneda – Diciembre – 1968.

A L C Á N T A R A

REVISTA LITERARIA.

“MOTIVOS EXTREMEÑOS, “Por Tomás Martín Gil.

Como quien escribe es D. Valeriano Gutiérrez Macías, tomo nota de los tres últimos párrafos que completa lo que escribió en el “A. B. C.” Y en “HOY.”

…… No podemos terminar este trabajo sin hacer mención a que don Tomás Martín Gil fue lo que se dice un verdadero impulsor de la vida literaria de Extremadura.

En el aspecto literario de su intensa actuación, de su existencia noblemente vivida, como quería Ortega y Gasset, hay que resaltar especialmente que fue nuestro primer Director, que echó las raíces de “Alcántara,” donde dejó su impronta marcando la trayectoria a seguir.

Por ello, aprovechando la alta ocasión de la aparición de “Motivos Extremeños” e interpretando el sentir de cuantos hacemos “Alcántara,” es obligado recordar fervorosamente a quien dirigió esta publicación con insuperable acierto en los tiempos fundacionales.

V. G. M.

Espero que con este pequeño trabajo habré creado al menos la inquietud de querer conocer este libro que tengo en las manos.

Oct 012001
 

Marcela Martín Jiménez.

Que manera mas brutal
Para conocer tu fallecimiento
No lo podía creer, no era verdad,
Aunque era evidente…., era cierto.

XXX Coloquios Históricos de Extremadura en homenaje póstumo
No me cabía duda, allí estaba tu retrato,
Y esas letras que casi no me atrevía a leer
Me lo dijeron bien claro …..

Has muerto pero no para quienes nos negamos a aceptarlo,
Te consideramos vivo y así nos recreamos
Hablando contigo, entrañable amigo.

No dejes de ayudarnos,
No te separes ni un instante
De estos XXX Coloquios ni de los de aquí en adelante.

JUAN ANTONIO DE LA CRUZ MORENO
DIRECTOR DEL C.I.T. Y DE LOS XIX COLOQUIOS HISTÓRICOS DE EXTREMADURA

Así estaba tu nombre escrito cuando recibí por primera vez la invitación para participar en los Coloquios. Me animó a ello José Antonio Ramos con el que había empezado una amistad al solicitarle datos del Colegio donde dio clases mi padre, Tomás Martín Gil en Trujillo. Se casó y vivieron ahí en esa entrañable ciudad. Hasta me enviaron José Antonio y Mª Teresa una fotografía en la que estaban alumnos y profesores y, allí estaba él. Esos datos que yo le pedía era porque estaba escribiendo sobre él. Quería traerlo al recuerdo de todos, porque él se lo merecía, por su incansable estudio de todo lo de Extremadura. Yo he visto pasados los años que muy pocas personas se hacían eco de sus dotes especiales en las distintas ramas del saber. Nosotros sus hijos, teníamos el pudor de no ir diciendo: mi padre era…. no queríamos que pudieran pensar que queríamos sacar ventaja de ello.

En 1968 se publicó Motivos Extremeños, libro en el que se encuentran recogidos artículos de periódicos o revistas donde había escrito él. Se consiguió algo interesante y útil para los extremeños.

Yo os agradecí Juan Antonio, vuestra acogida al presentar uno de estos “motivos extremeños” en los citados XIX Coloquios Históricos de Extremadura. Su título era llamativo “El Oro”. Es un escrito sencillo ameno y esclarecedor de lo que siempre anda en boca de muchos españoles. Es lo suficientemente profundo para aprender cosas como que en Extremadura desde la prehistoria había minas de Oro y magníficos orfebres que lo trabajaban. No estábamos por lo tanto necesitados de él. Queda bien claro que los extremeños no se trajeron el oro como otros nos achacan. Si fuéramos muy dados al oro el Tesoro de Aliseda no estará en Madrid en la Sala Áurea, sino en Aliseda, Extremadura.

Juan Antonio, no sabes bien lo que me costó ir y verme rodeada de tantas personas preparadas, donde yo me encontraba como esa pequeña gota de agua que casi no se ve, pero de repente y antes de empezar mirándote vi que me decías con la mirada, venga, adelante, y, como te digo, eso me hizo reaccionar pensando que a veces, solo una sola gota, llena algún recipiente y que debía hacerlo por vosotros, por vuestra gentileza. Leí emocionada el trabajo y al darme cuenta del silencio que me rodeaba comprendí que estaba resultando interesante. Si que fui consciente en todo momento que yo le prestaba la voz a mi padre para trasmitirlo a todos.

Se han ido sucediendo año tras año otros Coloquios y gracias a Dios y a vosotros no he faltado a ellos. Luego mas adelante preparaba trabajos propios y siempre he procurado documentarme bien.

En mas de una ocasión hablé del Caribe, de Trujillo, de Honduras C.A. Y trataba de revivir mi estancia por aquellas tierras por las que sin duda pasearon nuestros paisanos, incluido el fundador del Trujillo hondureño, que fue un trujillano español.

Recuerdo Juan Antonio que te pregunté si podía hablar de D. Francisco Pizarro y me dijiste que si; yo creía fácil la tarea, pero al empezar a hacerlo me di cuenta que era importante contar algo nuevo ya que todo o casi todo estaba dicho y por ello me leí unos cuántos libros, consulté otros y llegué a la conclusión que lo que yo debía hacer era saber lo que cada autor nos quería decir y sobre todo tratar de conocerlo por dentro. Me sorprendió que siendo un personaje de esa talla solo hablaban de él en algunos libros, unas líneas sobre su gesta, otros una página…. pero tuve suerte, encontré lo suficiente para llegar a conocer parte de sus sentimientos, de su nobleza y de su manera de ser, entre líneas se pueden leer muchas cosas. Además tuve la suerte de recibir, desde Perú, Lima, una documentación muy importante de la versión americana de tan ilustre persona. Entonces hablé contigo y me dijiste que enviara cuanto antes esa segunda Ponencia por lo interesante de sus datos.

El día 18 de Junio de 1995 te escribía una carta para felicitarte porque te habían nombrado “Trujillano del Año” y te decía: “¿En quién podría recaer mejor, tal galardón? Mi enhorabuena mas sincera y mis mejores deseos en este año en el que se te consideran tus valores. Siempre gusta saber que te reconocen tus méritos”.

Precisamente ese mismo año 1995 decidisteis hacer los XXIV Coloquios Históricos de Extremadura en Homenaje a mi padre (q..e.p.d.) Tomás Martín Gil. Mantuvimos asidua relación para los detalles que vosotros creísteis que eran necesarios para dicho homenaje. Hablaste con el Sr. Alcalde de Cáceres para pedirle inaugurasen la Plaza que iba a llevar el nombre de mi padre en la semana de los Coloquios. Vuestra decisión me emocionó mucho al saberlo y os di las gracias, gracias en nombre de mi familia y en el mío propio.

Recuerdo con gran claridad la preocupación vuestra para que todo saliera bien, gracias a Dios todo fue muy hermoso, todos sabemos como fue pero creo que hay algo que no llegó a todos porque a Cáceres a la inauguración de la Plaza solo fuimos unos pocos desde Trujillo. Al acto asistieron la Presidenta de la Diputación Provincial doña Pilar Merchán y el Sr. Alcalde de Cáceres D. José María Saponi que fueron los encargados de retirar la cortina que cubría el nombre de mi padre y luego unas palabras del Sr. Alcalde en las que elogió su valía. A continuación fuiste tú Juan Antonio el que dijo:

“Dice el refrán que nunca es tarde si la dicha es buena. Por eso, estos momentos nos llenan de satisfacción, Don Tomás Martín Gil recibe el homenaje que su hacer merece.

Hoy, el Ayuntamiento de Cáceres, al descubrir la placa que dará nombre a esta calle, honra la memoria de un hombre que donó a su tierra la herencia cultural invalorable, de la que todos los extremeños debemos sentirnos orgullosos.

Coria, Casar de Cáceres, Trujillo, Cáceres…… han tenido la gran suerte de formar parte del corazón de Don Tomás Martín Gil. Y aunque no todos los presentes tuvimos la oportunidad de conocerlo, sabemos de él por sus hijos, sus amigos – que nunca le perdonarán que los abandonara tan pronto-y sobre todo por su trabajo.

Hombre bueno, de conducta intachable, magnifico profesor, profesional responsable, serio investigador que gustó, estudió y buceó en todas las facetas relacionadas con el saber, es hoy, una vez mas reconocido por sus paisanos.

Nosotros como trujillanos, nos sumamos de todo corazón a este homenaje.

Gracias Sr. Alcalde por hacerse eco de la propuesta que formuló el Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo.”

Si he podido leer tus palabras Juan Antonio ha sido porque me entregaste el escrito que ahora tengo entre las manos y del que adjunto fotocopia para conservar unas notas que escribiste de tu puño y letra.

El resto de los Coloquios fue bonito, presentó un Ponencia D. José Pablo Blanco Carrasco titulada: Tomás Martín Gil y la Historia de la Demografía Extremeña. Sentí no escucharla porque estábamos en Cáceres a la inauguración de la Plaza.

Estuvimos la familia casi al completo porque hasta mi hermana la Misionera, que vive por cierto en Trujillo de Honduras C.A., tuvo permiso para venir a presenciar los Coloquios y la inauguración de la Plaza.

Nuevos Coloquios y me he sentido apurada, pero lo que si he querido es decirle al extremeño que siempre podemos decir o hacer algo por Extremadura, nuestra querida tierra.

Lanzo un mensaje desde aquí para jóvenes que no han probado esto, que se sienten vacíos, cortada su libertad porque se les dice, estudia, ven a tal hora…. La libertad está en hacer algo que podamos realizar siempre que respetemos a los demás empezando por nosotros mismos. Ser libre no es entrar y salir cuando se quiere, es hacer aquello que crees que merece la pena, sobre todo algo que te llene, no lo que te vacía y te queda hueco. Disfrutas de un patrimonio que tenemos fantástico que no se puede comprar como una litrona o una jeringuilla y que a la larga te puede dar o producir sensaciones mas fuertes que lo anteriormente dicho. Me gustan los Coloquios porque venís muchos jóvenes, crecer animándoos unos a otros…. Juan Antonio, que Dios te bendiga, tanto a ti como a todos los que han hecho posible que esto sea una realidad.

Siempre dicen que detrás de un gran hombre hay una gran mujer y en eso estarás de acuerdo conmigo que también se ha cumplido en ti. Pero me vas a permitir que te diga como lo veo yo, al lado de un gran hombre siempre hay una gran mujer.

En los XXIX Coloquios Históricos de Extremadura, sentí tu falta, no estabas allí, pensaba ir a saludaros con mi hija y mis nietos pero no fue posible, lo que sentí de verdad. Estoy segura que te hubiera gustado ver en los Coloquios a mis dos nietos, Pablo y Marta, de poca edad, pero que escucharon en silencio y estuvieron atentos a todo. Creo que así es como se comienzan las canteras, admitiendo a toda clase de público, por que no a los estudiantes por lo menos.

Podría pasar horas enteras hablando de los Coloquios de lo que para mí supone llegar y estar en contacto con mis paisanos y como la respiración se hace mas profunda, se llena de aires nuevos, mas puros, mas nuestros, hasta el sol es distinto y los campos son una explosión de belleza que no es fácil encontrar por otros sitios. Sentimientos como estos os los tengo que agradecer a vosotros, Juan Antonio a vuestras invitaciones para participar con trabajos sencillos pero llenos de mis mejores sentimientos.

De nuevo me atrevo a escribir desde la humildad más profunda y estoy segura que los demás te habrán hecho unos trabajos dignos de tu persona, este es con todos los respetos, afectuoso para un gran amigo.

Puedo asegurar Juan Antonio que tuviste una vida fecunda, fecunda en cuanto a tu familia a la que desde estas líneas saludo con un abrazo, a Maruja, tus hijos y nietos.

Aún no puedo olvidar el día que fuimos a tu casa, me acompañaban mis hermanos Sor Mª Josefa y Luis y quedamos asombrados por tus cuadros. Me gustaron mucho y así se lo dije a Maruja quien trataba de disculpar tantos papeles que lo llenaban todo, eran las ponencias que iban llegando. Yo me lo decía para mis adentro, ¡igual que yo¡ Enseguida pensé que me gustaba más ver aquello así que no en un orden perfecto que te da miedo hasta sentarte. Es mas hermoso un salón lleno del trabajo honrado y generoso que resultaban ser los adornos mas bonitos. Aquello estaba lleno de vida.

Tus actividades eran muchas y la llegada de los Coloquios ya desbordaba todo. Tú trabajo se multiplicaba y estoy segura que en algunos momentos llegaría a ser una carga.

Maruja y tú, Juan Antonio, habéis sido mis amigos, un poco desde la distancia porque Colmenar Viejo (Madrid) no está precisamente aquí al lado, pero sabíamos que estábamos ahí.

Cuando cada Septiembre pasee por las calles de Trujillo no voy a poder encontrarte, pero sé que no estarás lejos, que tú también pasearás por las calles.

FINAL DE UNA PONENCIA.

Con lágrimas mal reprimidas
Leí el anuncio de los XXX Coloquios Históricos de Extremadura
Como cristales a modo de lupa
Las letras aparecían distorsionadas o se iban.
Lo pasé muy mal porque llorar no quería
Era como traicionar la amistad
Era aceptar lo que aceptar no quería
Era todo un acto de rebeldía …..
Llamé a Maruja y el teléfono no me lo cogían
Luego lo hice a nuestra querida María Teresa
Y ella me informó de todo lo que yo saber quería.
Al final hablé con José Antonio y le decía:
No, no me lo puedo creer,
¡ yo, no lo sabía!

El contenido de las páginas de esta web está protegido.