Skip to content
CHDE Trujillo
CHDE Trujillo

Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura

  • INICIO
  • Convocatorias
  • Archivo
  • Nosotros
  • Contacto
  • ¡Hazte Socio!
CHDE Trujillo

Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura

LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE ROCAMADOR DE VALENCIA DE ALCÁNTARA (CÁCERES). DATOS INÉDITOS SOBRE SU CONSTRUCCIÓN LA IGLESIA Y SUS RETABLOS

Posted on 26 noviembre, 202526 noviembre, 2025

 

 

Álvaro Vázquez Cabrera

Historiador, Técnico de Turismo y Guía Oficial de Turismo Junta de Extremadura

 Resumen

 La iglesia de Nuestra Señora de Rocamador del municipio cacereño de Valencia de Alcántara se encuentra situada anexa al castillo-fortaleza de la localidad. Este templo, que presenta una fachada neoclásica propia del siglo XVIII, consta en su interior de tres monumentales naves longitudinales con bóvedas de crucería (algo propio del estilo gótico) y diferentes capillas costeadas por las familias nobiliarias locales. Además, en esta iglesia podemos contemplar algunos elementos patrimoniales de gran importancia, como pueden ser un Cristo atribuido a Berruguete y/o el cuadro de mayor tamaño que realizó el pintor extremeño Luis de Morales (apodado el Divino).

El objetivo de este trabajo será, precisamente, analizar el retablo ubicado en el altar mayor de la iglesia, cuyo autor es el arquitecto español Manuel de Larra Churriguera.

 

INTRODUCCIÓN

 Al lado del castillo-fortaleza de Valencia de Alcántara, se ubica la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, cuyo origen posiblemente fuese una mezquita y que, tras la conquista de la villa por parte de la Orden militar de Alcántara en el año 1221, se reconvirtió al culto cristiano. Dicho templo sería el que alude una bula del papa Gregorio IX, firmada en 1235, como Ecclesiam Sanctae Mariae de Valencia[1].

Si bien es cierto que, en su origen, lo que los caballeros alcantarinos se encontraron tras la conquista a los almohades, sería un castillo más pequeño que el actual y un templo anexo a él. Finalmente, el castillo que construirá o reformará la Orden de Alcántara durante los siglos XIV y XV, amoldará los lienzos defensivos en la zona sur, precisamente, por el solar que ocupaba y ocupa la iglesia matriz, la cual aumentará en tamaño en los siglos posteriores por lo que las naves y, prácticamente, todo el templo, estará incluido en el recinto amurallado de la fortaleza y en su patio de armas, en la parte este del mismo.

En la documentación de archivo encontramos de varias maneras de denominar a la iglesia, siendo la fórmula “Roque Amador” la más repetida, tanto es así que en la localidad quedará fosilizada la tradición, por un periodo de tiempo breve y debido a un documento del siglo XIX escrito por uno de los sacerdotes de dicha iglesia, mencionando que los dos arquitectos que efectuaron las obras se llamaban de tal manera: Roque, uno de ellos, y Amador, el otro. Sin embargo, la realidad es que los orígenes de esta advocación mariana están en un monasterio al sur de Francia, concretamente en el departamento de Lot que, desde el siglo XII se venera una imagen

negra de la Virgen (Nôtre Dame de Roc-Amadeur). Esta advocación se introdujo en la Península Ibérica por el Camino de Santiago y difundiéndose hacia el sur, por la Vía de la Plata y sus alrededores hasta, llegar a Valencia de Alcántara por los templarios[2].

Esta primitiva iglesia cristiana que, algunos autores han considerado como tardorrománica con inspiraciones mudéjares, era de medianas proporciones, viéndose ampliada durante el siglo XVI hasta la segunda mitad de la siguiente centuria. En esos primeros años de la construcción tiene lugar la visita de frey Felipe Trejo, el cual redactó un informe sobre la iglesia y describe que aún estaban en pie las gradas de acceso, la fachada, la espadaña y un tramo y medio del cuerpo de ese primitivo templo[3].

 

CAPILLAS DE LA IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA DE ROCAMADOR

El proceso constructivo de la iglesia Arciprestal[4] de Nuestra Señora de Rocamador es bastante complejo y dilatado en el tiempo, desde principios del siglo XVI hasta bien entrado el siglo XVIII, debido a diferentes factores, entre los que vamos a destacar que fue objeto de ataques por parte de las tropas portuguesas e inglesas durante los conflictos bélicos, tanto del siglo XVII como del siglo XVIII[5].

Desde, más o menos, 1539, que está documentada la reedificación de la Capilla Mayor y de la Sacristía, se van a empezar a añadir diversas capillas que va a cambiar la fisionomía y el tamaño de la iglesia, a lo largo de los siglos.

Aunque no es este nuestro propósito, vamos a añadir algunas referencias a continuación de esas capillas que conforman la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador[6].

 

Capilla Mayor y Sacristía

 Según la documentación conservada, se plantea la construcción de la capilla mayor antes de 1539. Ese año, concretamente en el mes de noviembre, al Comendador de Herrera, frey Diego López de Toledo, le comunican la intención que tiene el mismísimo emperador Carlos V de construir una capilla con el fin de trasladar el altar de Santa Catalina, donde hasta entonces se había servido la capellanía de Casillas[7], y los restos mortales de doña Catalina de Sotomayor. Ese altar se ubica en el lado del Evangelio de la capilla mayor y parece ser que estaba alejada del sepulcro de la fundadora de dicha capellanía, mientras que la capilla mayor fue ideada por Martín López, artista que se encontraba en la villa en esos años[8].

Gaspar López nos dice que el altar mayor estaba arrimado a una pared, donde se encontró una peana de mampostería con dos gradas sobre el mismo altar, en medio de ella hace referencia a una custodia de madera donde está el Santísimo Sacramento, la cual va a describir:

 

«esta custodia es de dos cuerpos, con dos en la enlazamentos a los lados, en el cuerpo baxo estan dos figuras, St benito y Sant bernardo en el cuerpo alto tiene un christo arrimado a una coluna, y alos lados Dos umaxines de Sant Juan y Sant Lorenzo, y en lo alto por rremate un pelicano…esta custodia esta dorada de oro toda mate con diez colunas, seis en los baxo, y quatro en lo alto con sus coronamientos y rremates sembrados por toda ella […]»[9].

 

También va a indicar que, a mano derecha de esa custodia, se encontró con la imagen de Nuestra Señora de Rocamador, y a la izquierda, la imagen de San Juan Bautista con dos candeleros a cada lado.

Por lo que respecta a la sacristía, sus obras se prolongaron hasta 1544, aunque su interior fue rematado unos años después (1550) por el maestre Lope de la Ordieta[10]. Se encontraba en el lado de la Epístola, junto a la capilla mayor donde en la actualidad es la capilla del Sagrario. La descripción del maestro de obras, Gaspar López[11], en 1619, por mandato de su predecesor D. Felipe de Trejo Carvajal, visitador general, indica la existencia de una ventana orientada al oriente, hecha de cantería con una reja de hierro, con cuatro pies de ancho y cinco de alto, con sus asientos y puertas de madera de castaño. Al entrar, a mano derecha había un altar guarnecido con molduras, pilares, friso y cornisa; existiendo otra puerta, al otro lado del altar, pero estaba tapada[12].

En los libros parroquiales, se indica diferentes pagos a Alonso González, vecino de Brozas, por unas obras que va a realizar en la sacristía, en el año 1723[13]. Estas obras van a consistir en aderezarla y reconocerla, con un montante total de 64 reales[14]. La ventana será añadida por un carpintero portugués, que desconocemos su nombre, al que se le va a pagar cuatro reales[15]. Cuando se repara el tejado, en 1729, se pagan 210 reales y 5 maravedíes por la madera, la cal y la arena al maestro Francisco Rodríguez y otros compañeros[16].

Al lado del altar mayor, en la parte del Evangelio, existía una capilla colateral a la sacristía, que tenía 18 pies de ancho y 22 de largo, estando cerrada con una bóveda de cantería de cinco clavos, con una guirnalda redonda, y el casco de ladrillo con una cruz a la parte del norte y una alacena por debajo. Por su parte, el altar estaba metido en el hueco de un arco cerrado de medio punto, con sus molduras pintado todo ello de color jaspeado. En el hueco de ese arco estaba metido un retablo antiguo con la imagen de Santa Catalina, debajo, y de un Cristo crucificado, arriba, pintado con cuatro tableros, y las imágenes de San Benito y San Bernardo, en el lado bajo; todo ello rematado por un frontispicio y, en los tres tableros bajos de los pedestales, hay pintadas tres figuras que representan a Santa Lucía, San Marcos y Santa Margarita[17].

 

Capillas de Santa Catalina y de Santa Ana

 Como hemos mencionado anteriormente, la capilla de Santa Catalina tiene su origen en la intención de Carlos V de modificar el altar de Santa Catalina, tallar una nueva imagen titular y trasladar el cuerpo de doña Catalina Sotomayor, fundadora de la capellanía de Casillas. Tras la visita del prior del convento de San Benito de Alcántara, frey Juan de Sanabria, en 1539, se decidirá construir una nueva capilla, la cual se va a dilatar en el tiempo hasta el punto de emitir el emperador una nueva cédula en julio de 1544.

El Libro de la Obra Pía de la Dehesa de Casillas, conservado en el Archivo Histórico Nacional, nos permite conocer las condiciones que debían seguir los maestros canteros que quisieran pujar por hacerse con las obras de esta nueva capilla: 16 pies de ancho, 16 de largo y 24 de alto, con mampostería, sillares, con una bóveda de crucería de cinco claves, una ventana orientada al norte y dos gárgolas en el tejado, accediendo a ella por la capilla mayor, siendo anexa a ella, en el lado del Evangelio[18].

En el pregón, para publicar el inicio de las obras, presentaron sus ofertas el maestro Bartolomé Moreno, vecino de Alcántara; Gaspar López el Viejo y Pedro de Ybarra, todas ellas entre febrero y marzo de 1545. Finalmente, la puja de menor cantidad fue la de Gaspar López, con un montante de 80.000 maravedíes. El primer pago que se le hizo fue el 6 de junio de ese mismo año, comenzando las obras debajo del lugar al que se había acordado, que era entre el cuerpo de la primitiva iglesia y el lado norte de la nueva capilla mayor. La razón fue que el regidor de la villa de Valencia de Alcántara, de aquel momento, era García Contreras[19], el cual tenía la intención de construir su capilla para alojar allí su enterramiento, dedicándola a Santa Ana.

Ambas capillas, la de Santa Ana y Santa Catalina, se prolongaron en el tiempo debido a una serie de disputas que culminaron con la intromisión de Carlos V, que decidió permutarlas. Sin embargo, hasta 1549 no se valoraron las obras y se establecieron las compensaciones pertinentes. Finalmente, García de Contreras resignó a su capilla a favor de la capellanía de Casillas, sin querer aceptar la capilla que se le ofrecía pero, su viuda Beatriz Bravo de Jerez la aceptaron a cambio de 40.000 maravedíes[20]. Los maestros eran Gaspar López para la capilla de Santa Catalina, que ahora estaba destinada a la familia de García Contreras, mientras que Lope de la Ordieta se haría cargo de la capilla de Santa Ana, que anteriormente era propiedad de la capellanía de Casillas, aunque finalizará también la otra capilla. Ambas, finalizarían sus obras en torno a 1550.

En la capilla de Santa Catalina, en la actualidad, se conserva un retablo donde alberga un Cristo conocido como el Cristo de la Encina. Este, en soporte de lienzo, es una temática y representación que tiene su origen en relatos americanos, que van a llegar a Extremadura. Algunos autores consideran que, desde Chile, se va a propagar durante el siglo XVII, la aparición del Cristo de Limache, donde un indio, tupí del Brasil, encontró en un árbol con forma de cruz y en su tronco aparece la figura de Cristo hasta la cintura, pasando esa devoción, un siglo después, al Cristo de la Encina, tal y como la conocemos hoy día. Esta tradición se va a traducir en algunos pueblos extremeños, como es el caso de Ceclavín, donde un indiano consiguió convertir al Cristianismo a un indio tras talar un árbol y aparecer ante él al Cristo crucificado[21].

El lienzo muestra al indio sorprendido, el Cristo crucificado de cintura para arriba, asomándose desde el tronco del árbol, donde se detalla las rodillas y los pies, así como el paisaje del fondo y aves exóticas. Por su parte, el retablo es de estilo clasicista, con pilares adornados con elementos vegetales y capiteles con hojas de acanto, con columnas y fustes estriados, con capiteles corintios, que sustentan unas metopas lisas, coronado con florones. El retablo se adapta al espacio del muro de la capilla, siendo todo ello dorado y con coronamiento. En la documentación consultada, hemos hallado el pago de la pintura del cuadro del Cristo por un montante de 130 reales, siendo Antonio y Pedro Lorenzo los alarifes que construyen el retablo, habiendo recibido un pago de 64 reales y 7 maravedíes, aunque aparece la cantidad de 1600 reales, siendo Mayordomo Manuel Fariñas, en 1761[22].

 

Capilla de Sánchez Regidor

 A la altura de 1550 ya se había concluido las obras de la capilla mayor, la sacristía, la capilla de Santa Catalina, con trazas de Pedro de Ybarra, la capilla de Santa Ana (o de García de Contreras), donde el maestro mayor de las obras era Lope de la Ordieta.

En la visita de frey Pedro Manrique de Lara y frey Pedro Gutiérrez Flores a la iglesia, entre octubre de 1550 y junio de 1551, se refleja la construcción de otra capilla. Esta se ubica en el lado de la Epístola, frente a la capilla propiedad de la familia de García Contreras. En origen fue levantada por las rentas de la propia iglesia, aunque ya en la visita se menciona que la capilla es propiedad de Sánchez Regidor, con un altar dedicado a San Juan y un sepulcro con sus armas[23]. Entre medias de ambas capillas, nos encontramos el crucero.

Tras la construcción de esta nueva capilla, el proceso de construcción comenzará a realizarse de manera más lenta e, incluso a paralizarse. Dos razones vamos a plantear este ritmo en las obras: maltrechas arcas de la parroquia y las múltiples bancarrotas de Felipe II que afectará a todo el reino.

Hechos que ejemplifican esto es que, aunque la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador era el templo matriz y sede del arciprestazgo; otra de las iglesias, ubicada en un lateral de la plaza mayor, la de Nuestra Señora de la Encarnación, va a comenzar a hacerle sombra. El motivo era que las obras de la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador hacían incómodo el acudir a los oficios, por lo que muchos feligreses acudirían a la de la plaza[24], a lo que hay que sumar la reducción de ingresos que procedían de las obras pías, capellanías, enterramientos…

Bartolomé Miranda ya documentó las necesidades y penurias a las que se enfrentó la iglesia, objeto de numerosas visitas para dar constancia de las carencias económicas que afectaba al templo, al igual que los pleitos impuestos contra la Mesa Maestral, con el objetivo de seguir las obras y no perderse todo lo que se había ya construido. Los informes fueron realizados por el propio Juan Bravo[25], que estimó 12.000 ducados para concluir las obras[26].

 

Capilla de los Chumacero

Como hemos podido comprobar, la situación económica de la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador era insostenible, con momentos en los que los párrocos no eran capaces de cubrir los gastos ordinarios. Es, precisamente, en esos momentos cuando vecinos adinerados mandan construir y costean sus propias capillas, como fue el caso de Francisco Chumacero, regidor perpetuo de la villa y alcaide del castillo-fortaleza[27].

Francisco Chumacero, para poder construir su capilla, tuvo que pedir permiso a Felipe II, en torno a 1586. Para ello, el regidor remitió informes y trazas a Juan Bravo, los cuales fueron aceptados; sin embargo, la intención era construirla fuera de los muros del propio templo.

La documentación custodiada en el Archivo Diocesano de Coria-Cáceres, nos aporta una descripción de esta capilla[28], ya en 1610, donde se refleja su ubicación en la pared del mediodía, con unas medidas de veinte pies de ancho y ocho de largo, cuyo elemento para poder acceder a ella sería mediante una grada de cantería, mientras que la pared y las bóvedas estaban pintadas por insignias de la pasión de Nuestro Señor Jesucristo y, a los lados, San Pablo y San Pedro. También nos indica los materiales empleados: mampuesto en las paredes, cantería en las esquinas, con un escudo del promotor de dicha capilla realizado en cantería dorada[29].

 

Capilla de los Escobar

Otro de los vecinos, con gran caudal, va a ser Tomás de Escobar. Este, quería realizar su capilla al lado del altar mayor; sin embargo, a la altura de 1599, toda esa zona del templo estaba ya construida, por lo que la solución va a ser adelantar al primer tramo el altar y lo que había sido la sacristía, pasará a ser la capilla de la familia Escobar.

En la visita de 1619, por parte del frey D. Francisco de Córdoba y Mendoza, hace referencia a este hecho, noticia que ya había dado el anterior visitador, D. Felipe de Trejo Carvajal. Es decir, le van a dar un sitio y una capilla para tener su entierro y sepultura, la cual consistía en una reja de palo que la va a dividir del cuerpo de la iglesia. A cambio, Tomás de Escobar había dado y donado a la iglesia 191.700 maravedíes, mientras que el monarca Felipe II va a conceder facultad y licencia[30] para que la iglesia le concediera el sitio y la mencionada capilla.

Además de este pago, van a aparecer más.

 

«Y el dicho Thomas de Escobar havia pagado el dicho precio-los dichos ciento y ochenta y siete mil, y seiscientos maravedis, en trece mil trezientos y sessenta y dos maravedis de rrenta y censso al quitar en cada un ano a rrazon de acabarze mil maravedis el millar – los quatro mil y ducientos y zinquenta contra Juan rrodriguez de la affonsa, y tres mil y quatrozientos y zinquenta contra Juan Vinagre Bravo – y zinco mil y sietezientos y doce contra Juan Flores bezino de la dcha villa – y los quatro mil rrestante en dineros de contado, de que havia otorgado escriptura en favor de la dicha yglessia por ante Francisco garcia escribano publico de la dicha villa de Valenzia su fecha en ella a trece dias del mes de henero de mil y seiscientos y tres años […]»[31].

 

Los censos, por su parte, habían mudado y estaban a poder de terceros, los cuales los siguientes eran los que los pagaban:

 

  • Juan Flores Molinero y su mujer, Dominga González, vecinos de la villa, pagaban 5.712 maravedíes de renta y censo en cada año a razón de catorce, por 80.500 maravedíes de principal, pagados el 7 de agosto de cada año, sobre un molino en la Ribera de Avid, que linda con un molino, propiedad del bachiller Mera y con un molino de Diego González Galano. Además disfrutan de una viña de seis peonadas, situado en Perobanero, lindado con una viña de Francisco Vivas y un tapado de Francisco Sánchez Hidalgo, situado en el camino del Concejo, y sobre una casa en la calle Nueva, lindando con la casa de Francisco Blanco y la casa de Lorenzo Mesurado. También, sobre una huerta y un molino, castaños y nogales, en la Ribera del Sever, lindando con un molino de Ana Laso y la raya fronteriza de Portugal[32].

 

  • Paga Juan Vinagre Bravo y Leonor Gómez, su mujer, vecinos de la villa, 3.400 maravedíes de renta y censo a razón de catorce por 47.600 maravedíes de principal, pagados a 15 de septiembre, impuestos sobre una villa, situada en Valdemorera, una tapada de doce peonadas con su lagar y todo lo que le pertenece, linda con el Camino del Concejo y la viña del vendedor y sobre otra viña y tapado, que linda con la misma, de dos peonadas. Y un tapado junto a la misma viña y otro tapado de la Fuente de la Pipa. También, sobre una casa, ubicada en la Calle de San Juan, que linda con las casas de María González y de Alonso Hernández Gregorio[33].

 

Para la fábrica de la capilla de los Escobar, este vecino va a pagar 2.400 maravedíes. Sin embargo, hay vecinos que tienen censos y pagan ciertas cantidades, como es el caso de Francisco Álvarez y su mujer, moradores en el lugar de Santiago, que pagan 128 reales y 20 maravedíes de renta y censo por 1.800 reales, los cuales había pagado Tomás Escobar el 24 de septiembre, impuestos sobre un censo que los vecinos ya mencionados tienen contra Fabián Álvarez por una cantidad que llegaba a 140 ducados, sobre una casa en el lugar de Santiago, que linda con las casas de Marcos Sánchez y las de Alonso Martín Manzanero, sobre una huerta en la Acotada del mismo lugar en la Corte de Baldomero, que linda con una huerta de Lorenzo Muñoz y sobre otra casa, situada enfrente de la casa de Miguel Bravo y las de Francisco Jiménez; y sobre un huerto con sus perales, en el camino de Carbajo, lindando con el camino y huerto de Fabián Álvarez. También tiene censo sobre otros dos huertos, lindando con Diego Hernández Batalla, en el tapado de Los Perales, y sobre otra huerta, que linda con Francisco Martín Izquierdo y otro cercado, que lindan con el huerto y tapado de Francisco Jiménez y el tapado de Fabián Álvarez; y otro par de cercados, uno con viñas[34].

La descripción de esta capilla la tenemos documentada. Se trataba de una capilla de 18 pies de ancho y 20 de largo, con una luz a mediodía pequeña de cantería, las bóvedas son de crucería, de cinco clavos con una guirnalda redonda en medio y el casco de ladrillo. Sigue su descripción así:

 

«está la dicha capilla arrimada sobre quatro rrepresas de canteria, y por baxo dellas corre un letrero en toda la rredonda de la dicha capilla con una moldurilla abaxo, y otra arriba hasta la pieza se sube con dos pasos de canteria con sus boceles y sobre el ultimo passo ando el del suelo de la capilla esta assentada una rrexa de madera de castaño abalaustrada con sus moldura atrechos en los balaustres, y con su solera abaxo y arriba y a la mano derecha rrebuelve la dicha rrexa con unos balaustres a dar en el pilar de la yglessia […]»[35].

 

El suelo de esta capilla es de ladrillo y cal, con una portada cegada que se encontraba al lado de la sacristía. Por su parte, las paredes son de mampostería y encaladas, habiendo en una de las paredes un arco de medio punto, donde aparece un altar y sobre ese altar había una tabla grande con la orla dorada pintada una imagen de la Virgen con el niño en brazos. Toda esta parte estaba pintada y encalada con colores caquis, con una cenefa blanca y negra, y lo demás todo blanco[36].

 

Capilla de María Suárez, viuda del bachiller Juan Vinagre

 Tenemos noticias de esta capilla gracias al testimonio del visitador Felipe de Trejo y, también, a su predecesor. Este nos da cuenta que le dieron licencia de construir una capilla a la viuda del bachiller Juan Vinagre, destinada a su entierro, sus hijos y herederos. Esta capilla se va a ubicar, con su altar de la Trinidad, «a la mano izquierda como se entra en la dicha iglessia» y por ella se había dado 107.660 maravedíes, los cuales se emplearon en restas de censo para la iglesia, los cuales van a pagar las siguientes personas.

 

  • Alonso Martín Barbado y Lucía Barba, su mujer, vecinos de la villa, pagan 2.437 maravedíes de renta y censo a razón de 14.000 maravedíes el millar, por 34.118 maravedíes pagados el 3 de enero de cada año, impuestos y cargados sobre unas casas, situadas en la Calle Cortizada, lindando con casas de García Sánchez Laso y de Mateo Rodríguez, y sobre un tapado en la Atalaya de sembrar dos fanegas, lindando con tierras del Concejo y tapado de Marcos Martín. Tiene censos sobre una viña y olivar en el Barco, lindando con Francisco Verdejo y el camino del Concejo y sobre una tierra de pan llevar, situada en la hoja de Rodelas, de seis fanegas, lindando con la tierra de Antonio Chumacero; y sobre otra tierra, en la hoja de Fuente de Cartajo, lindando con tierras de Valdenebro y con tierras de Alonso Martín Barbado[37].

 

  • Diego Suárez Bravo, vecino de la villa, paga a la iglesia, 2.752 maravedíes de renta y censo, a razón de 14.000 maravedíes el millar, por 38.542 maravedíes cargados sobre unas casas en la Calle Bordalo, lindando por ambas partes por casas de María Ribera; y sobre una tierra de seis fanegas en sembradura, en el sitio de Val de la Higuera, que linda con tierras de la propia parroquia y de María González. Además, tiene censos sobre una centenera, situada en el sitio de Navasfrías, de tres fanegadas, lindando con la tierra de Antonio Chumacero y con las tierras de los Gómez; sobre otra centenera de dos fanegadas, lindando con tierras de Valdenebro y tierras de Soto; sobre otra centenera de castaños de tres fanegadas, lindando con tierra del propio Concejo; sobre otra tierra, ubicada en La Cumbre, de once fanegas, lindando con Pedro Báez y tierras de la Orden; sobre una viña, en La Plancha, de cuatro peonadas, lindando con tierras del Concejo[38].

 

  • Francisco de Soto y su mujer María González, vecinos de la villa, pagan 1.500 maravedíes de renta y censo por 21.000 maravedíes, pagados el 28 de febrero, sobre unas casas ubicadas en la Calle Cortizada, lindando con casas de Pedro Bravo y de otras de los propios otorgantes; sobre un soto de castaños de 140 pies, que linda con casas de Francisco Díaz y con castaños de Antonio Rodríguez.

 

  • Diego Cid del Cano y María Flores, su mujer, pagan 1.000 maravedíes de renta y censo, pagados el 28 de febrero, sobre unas casas en la Calle Nueva, que linda con casas de Manuel Díaz y con casas de la mujer de Francisco García Regalón; sobre una viña de nueve peonadas con su lagar, situado en el sitio de El Cortiñal, lindando con viñas de Francisco Martín Carnerero y de Francisco Gutiérrez.

 

El visitador nos ofrece parte de su descripción:

 

«Esta dicha capilla está fundada a la parte del norte, y para subir a ella hay dos gradas de cantería con sus doseles; el suelo della está ladrillado de ladrillo a espinapeces. A la mano siniestra del altar hay una alacena metida en la pared, de cantería, con su marco sin puertas. Y anssi mismo tiene a los lados del altar, dos entierros de cada parte el suyo fechos de cantería llanos cerrados a medio punto. Tiene de ancho siete pies y de alto diez pies. Sobre el altar mayor tiene una luz al norte fecha de cantería de la obra y traza de las demás. De la dicha iglesia y a donde está el altar tiene un arco cerrado a medio punto con sus molduras y capiteles, en él está metido el altar de la dicha capilla. Esta dicha capilla está cubierta con el texado ensopado como el casco, como el de la iglesia y con su cornixa de cantería por de fuera en toda la rredonda della»[39].

 

En definitiva, se tratará de una capilla que rompía, una vez más el perímetro de la iglesia, como había sucedido con la capilla de los Chumacero. Por tanto, se trataba de una capilla extramuros, aneja en la nave del Evangelio, entre la capilla de García Contreras y la puerta norte, la cual aún no estaba construida. Su autor, es más que probable que fuera el maestro Gaspar López, aunque esta capilla fue algo efímera ya que con el asedio, y definitivo ataque, por parte de las tropas portuguesas durante la Guerra de Restauración, en junio de 1664, la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador fue objeto de destrucción y la capilla fue derribada, tal y como indica el visitador Juan de Orive de Salazar, en 1678.

 

«…está al presente mas corta de lo que era al tiempo de la visitazion pasada porque ocupando esta villa las armas del Reyno de Portugal le corttaron dos naves a la partte de Poniente demoliendolas y asimesmo una capilla que estava muy cercana a la Puerta del norte y salia fuera de la Yglesia, quedando el cuerpo de la dicha capilla fuera de la pared principal de la dicha Yglesia, que se govierna solamente por la puerta del norte porque la puerta del medio dia solo se sirbe por ella un Baluarte que por el costado derecho ciñe la dicha Yglesia que lebanto la Gentte de aquel reyno en el tiempo que la ocupo»[40].

 

Retablo Mayor

 Los libros de cuentas de fábrica anotan numerosos cargos, fechados el 18 de septiembre de 1727, siendo Mayordomo, de la iglesia matriz de la villa, Miguel Rodríguez Canillas, el cual había cumplido su cargo el 15 de agosto de ese año. Este mayordomo presenta cargos ante el frey Don Miguel Gutiérrez de Valdivia y Cortés, Arciprestre de Valencia de Alcántara y Capellán de Honor de su Majestad.

Entre partidas de trigo, cebada, limosnas, cera, santos oleos, aceite, vino, cal y numerosos censos, aparece el pago del retablo. Este fue realizado por el arquitecto Manuel de Larra Churriguera, al que se le va a abonar 4.000 reales de vellón en cuenta de 6.000 reales, por ajustar el retablo en el Altar Mayor de dicha iglesia[41]. Dos años después aparece un pago a Don Nicolás Requejo, vecino de Salamanca, que le debían aún un pago de 2.000 reales por «el retablo que hizo para el Altar Mayor de dicha iglesia»[42].

También, sabemos gracias a la documentación conservada, quiénes eran los carpinteros y albañiles que asistieron a asentar el retablo: Manuel Rangel, Francisco Rodríguez y Alonso Gómez, hijo del anterior, los cuales recibieron el pago de 85 reales y 22 maravedíes[43].

Este retablo consta de banco, dos cuerpos y remate. En el primer cuerpo se pueden contemplar dos columnas lisas con capiteles corintios, adornadas por elementos vegetales, cabezas de querubines en la primera parte de las columnas y con otra decoración como medallones en forma de escudos barrocos y rocallas. Dichas columnas flanquean el primer cuerpo donde se abre una hornacina, cuyo interior ocupa la talla de la Virgen de Nuestra Señora de Rocamador. Esta es una talla de madera que representa a la Virgen, sentada, con el Niño en su rodilla izquierda, vestidos ambos con ropaje de una sola pieza, con tocado y velo.

Aparece una serie de ángeles en diferentes partes del retablo: dos flanqueando la hornacina donde aparece la imagen titular del templo, otros dos en los extremos del primer cuerpo y otros cuatro en el segundo cuerpo, dos en los extremos y otros dos, en actitud sedente, en el arranque del cuerpo. Otra hornacina aparece en ese segundo cuerpo con una imagen de la Asunción, rodeándola elementos decorativos en formas redondeadas con tres querubines y dos niños; todo ello rematado con una corona y la paloma del Espíritu Santo. Entre ambas hornacinas encontramos un emblema, de madera, con el anagrama mariano (AM) pintado.

Todo el conjunto del retablo está sin dorar, en madera vista, al contrario de lo que José Ramón Mélida indicó en su visita a Valencia de Alcántara en 1916, momentos en los que el arqueólogo estaba recopilando información para el proyecto que le habían encomendado en 1906 la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando y la Real Academia de la Historia, que no es otro que la realización de los Catálogos Monumentales de las dos provincias extremeñas[44].

 

Torre y fachadas

 En el testimonio de Gaspar López indica que, siguiendo las trazas del maestro Juan Bravo, se debía de construir una torre cuadrada de cuatro paños, toda de cantería labrada. Según esta traza, tendría 34 pies de diámetro «y cuadra por la parte de abaxo. Y para que la dicha torre quede puesta en su arte y proporción conforme al arte […] ha de venit a tener de alto la dicha torre ciento y treinta y seis pies hasta el ultimo della. Y venido a mirar la grande baxura de la iglesia pareze que hara desproporcion por zima della»[45].

En cambio, el maestro Gaspar López considera que la torre no debería tener más de 110 pies de altura, añadiendo los ornamentos más abajo, tales como siete ventanas, dos en cada lienzo y una sobre la iglesia, con unos miradores por encima y un campanario para el reloj. Debajo de la torre se plantea construir una capilla[46] donde se incluirá la pila bautismal[47]. Junto a la capilla se construiría una escalera, de cantería, de bocel, de dos trozos, con una anchura de cinco pies hasta el alto de la bóveda de la capilla, mientras que de esa parte hacia arriba sería un caracol de Mallorca para subir a lo alto de la torre. Esta torre va a ser destruida por los portugueses durante la Guerra de

Restauración[48].

También, se menciona la construcción de una portada que diera acceso al coro, que se debía realizar aún, y que sirviera para la torre. En lo alto de ella, se coronaría con un arquitrabe fijo y una cornisa de orden jónico, y sobre las ventanas se cerraría con una bóveda de ladrillo redonda sobre pechinas. La obra y fábrica de la torre fue tasada por valor de 66.000 reales[49].

Por lo que respecta al lienzo principal de la iglesia, que está al poniente, se realizaría de cantería por la parte de fuera, y por la de dentro de mampostería con sus estribos a la parte de afuera y sus taludes y luces en lo alto, todo de cantería. Este lienzo, por la parte de fuera, se alinea con la torre, todo a cordel, rematando en punta en forma de frontispicio. La documentación nos ofrece sus medidas: 5 pies de grosor y hasta el remate del frontispicio, de alto. En total, 50 pies y 70 de largo, sin contar con el lienzo de la torre. La obra de este elemento fue tasado en 22.000 reales[50].

Se planteó, también, la construcción de una portada de cantería «bien labrada con sus columnas a los lados y sus pedestales, y su coronamiento y remates, con su encasamiento y frontispicio arriba y con todo el ornato que le perteneciere, para que quede en su proporción de la dicha orden jónica». Esta portada tendría 10 pies de ancho y 20 de largo, con un arco de medio punto y sus molduras, tasando la obra en 3.300 reales[51].

Siguiendo las trazas, parece ser que delante de la portada, con el objetivo de recibir a los fieles, se debía levantar un tablero de 20 pies de ancho y 68 de largo, y una placa grande con unas gradas, siendo tasada la obra en 5.500 reales[52].

 

Conclusiones

 La iglesia de Nuestra Señora de Rocamador de Valencia de Alcántara (Cáceres) es un templo de estilo gótico, que pasó por numerosos problemas a la hora de su construcción, ya sea por motivos económicos como por ser objeto de ataques y asedios en los diferentes conflictos bélicos que la localidad, por ser plaza fronteriza, tuvo que soportar, durante los siglos XVII-XVIII. Además de ser utilizada la iglesia como hospital durante los años que transcurrieron esas guerras. Es por ello que algunas de las capillas de su interior, como la del Capitán Vinagre, no se conserven en la actualidad o, que la portada principal, ubicada a los pies del templo, presente un estilo artístico muy posterior al de su interior.

En él, podemos contemplar tres naves amplias, longitudinales, con pilares donde arrancan los nervios hacia las bóvedas de crucería, diferentes capillas en los muros, siendo muchas de ellas costeadas por las diferentes familias poderosas del momento y con numerosas losas sepulcrales ubicadas, a lo largo y ancho del pavimento, que reflejan sus respectivos escudos nobiliarios.

Ya en la capilla mayor, nos encontramos con un retablo, realizado en madera, siendo encargado a uno de los artistas más destacados del siglo XVIII: Manuel de Larra Churriguera, que tendrá una gran relación, no solo con Valencia de Alcántara, si no con otros lugares de Extremadura, como son los casos de Coria, Trujillo, Cáceres, Brozas, Alcántara o Guadalupe, por citar algunos ejemplos.

 

BIBLIOGRAFÍA

BUENO ROCHA, José, “Nuestra Señora de Rocamador: la difusión de su culto por España”, II Coloquios Histórico-Culturales del Campo Arañuelo, 1996, pp. 121-124.

MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, “La villa de Valencia de Alcántara a mediados del siglo XVI: la visitación de Pedro Manrique de Lara y frey Pedro Gutiérrez Flores (1550-1551)”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXIV, 2008, nº II, pp. 941-1043.

MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, “La desdichada historia constructiva de una iglesia rayana: Nuestra Señora de Rocamador de Valencia de Alcántara (siglos XVI-XVIII), Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXIV, 2008, nº III, pp. 1429-1567.

MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, MARTÍN NIETO, Dionisio Á, “La Capellanía de Casillas de Valencia de Alcántara. Orígenes y disputas por su patronazgo (c. 1453-1539)”, Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XVII, 2009, pp. 473-508.

PIZARRO GÓMEZ, Francisco Javier, “Extremadura en el viaje iconográfico del Cristo de la Encina entre Europa y América”, Quiroga. Revista de Patrimonio Iberoamericano, nº 12, 2017, pp. 72-83.

VÁZQUEZ CABRERA, Álvaro, Valencia de Alcántara y José Ramón Mélida: La relación del arqueólogo madrileño con la villa cacereña, Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres, 2022.

VÁZQUEZ CABRERA, Álvaro, “Valencia de Alcántara durante el siglo XVII. Desde la Guerra de Restauración portuguesa a final de siglo”, Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XXXI, 2023, pp. 339-389.

VÁZQUEZ CABRERA, Álvaro, “Valencia de Alcántara durante la Guerra de Sucesión Española”, III Jornadas de Historia Militar de Extremadura, Badajoz, 2024, pp. 347-378.

ANEXO FOTOGRÁFICO

1 Capilla de los Chumaceros con imágenes del Calvario y el Cristo de las Batallas, atribuido a Berruguete

2 Capilla de los Escobar

3 Capilla de Sánchez Regidor

4 Capilla de Santa Ana

5 Capilla de Sta. Catalina

6 Cuadro del Cristo de la Encina, ubicado en la capilla de Sta. Catalina

7 Fragmento del documento donde aparece el pago a Manuel de Larra Churriguera en 1727

8 Portada sur del templo

9 Retablo mayor, obra de Manuel Larra Churriguera

10 Vista de la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador

 

NOTAS

[1] BULARIO DE ALCÁNTARA, p. 43.

[2] BUENO ROCHA, José, “Nuestra Señora de Rocamador: la difusión de su culto por España”, II Coloquios Histórico-Culturales del Campo Arañuelo, 1996, pp. 121-124.

[3] La visita tuvo lugar en 1610. AZUAR MARTÍNEZ, Antonio, “Libro de Valencia de Alcántara”, El Curioso Averiguador, año II, septiembre 1908, nº 11, pp. 230 y 236.

[4] Es sede del Arciprestazgo de la Orden de Alcántara por lo que los párrocos titulares son Arciprestes.

[5] Estos conflictos bélicos, así como las consecuencias en el patrimonio histórico ya han sido estudiados. Vid. VÁZQUEZ CABRERA, Álvaro, “Valencia de Alcántara durante el siglo XVII. Desde la Guerra de Restauración portuguesa a final de siglo”, Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XXXI, 2023, pp. 339-389. VÁZQUEZ CABRERA, Álvaro, “Valencia de Alcántara durante la Guerra de Sucesión Española”, III Jornadas de Historia Militar de Extremadura, Badajoz, 2024, pp. 347-378.

[6] El proceso constructivo, así como sus procesos de crisis económica y los diferentes pleitos que van a surgir a lo largo de las obras efectuadas, está bien documentado. Sin embargo, durante nuestras consultas en archivo, hemos podido localizar documentación inédita relativa a su construcción. Aprovechamos estas líneas para agradecer el buen trato de doña María del Carmen Fuentes Nogales, directora del Archivo Diocesano de Coria-Cáceres.

[7] Torres y Tapia, en su crónica, indica que el fundador de la capellanía era el maestre Gutierre de Sotomayor, al igual que el Conde de Canilleros. Sin embargo, fue su madre la fundadora tras el fallecimiento del maestre, en 1456. TORRES Y TAPIA, Alonso de, Crónica de la Orden de Alcántara, Madrid, 1763, Tomo II, p. 335. MUÑOZ DE SAN PEDRO, Miguel, “Don Gutierre de Sotomayor, maestre de Alcántara (1400-1453)”, Cáceres, 1949, pp. 15-16. AHN, Manuscritos Alcántara, Libro 464. Libro de la Obra Pía de la Dehesa de Casillas del Maestre D. Juan de Sotomayor y otros. MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, MARTÍN NIETO, Dionisio Á, “La Capellanía de Casillas de Valencia de Alcántara. Orígenes y disputas por su patronazgo (c. 1453-1539), Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XVII, 2009, pp. 473-508.

[8] En 1523 se le había encargado terminar las cubiertas de otra de las iglesias de la villa, la dedicada a Nuestra Señora de la Encarnación. MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, MARTÍN NIETO, Dionisio Á, “La iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación de Valencia de Alcántara, una fundación del Maestre Don Juan de Zúñiga (aportación documental)”, Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XVI, 2008, pp. 589-617.

[9] Archivo Diocesano Coria-Cáceres (en adelante ADC-CC), Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 305r-305v.

[10] Este maestro va a trabajar durante años en la localidad y en otros edificios, como es el caso de la ermita de Nuestra Señora de Valbón, que empieza a reformar en 1551. Vid. MARTÍN DOMÍNGUEZ, Jesús, Valencia de Alcántara desde Rocamador, Valencia de Alcántara, 1996, pp. 79-89.

[11] El testimonio de Gaspar López sigue la planta de Juan Bravo, en 1610, tasando la obra en su conjunto en 157.300 reales, firmando el 29 de septiembre de 1610. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 322r-322v.

[12] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 300r-300v.

[13] Tras la Guerra de Sucesión al trono de España, la iglesia se quedó sin sacristía, por lo que ya acabado el conflicto, y al volver a tener caudal la parroquia, se va a efectuar la construcción de esa nueva sacristía, que es la que actualmente aún podemos contemplar. El material empleado sería de acarreo y aquel que procedía de los escombros de la iglesia primitiva acumulados en torno a la iglesia.

[14] En dos pagos distintos, uno de 24 reales y otro de 40 reales. El mismo va a encerar la Capilla Mayor, por lo que va a cobrar 32 reales. ADC-CC, Libros de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1717-1764, fol. 33r.

[15] ADC-CC, Libros de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1717-1764, fol. 38r. El pago tiene lugar en 1724.

[16] ADC-CC, Libro de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1717-1764, fol. 56v.

[17] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 306r-307r.

[18] AHN. Manuscritos Alcántara, Libro 464. Libro de la Obra Pía de la Dehesa de Casillas del Maestre D. Juan de Sotomayor y otros, fols. 1r-2v. Citado en MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, “La desdichada historia constructiva de una iglesia rayana: Nuestra Señora de Rocamador de Valencia de Alcántara (siglos XVI-XVIII)”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXIV, 2008, p. 1451. El origen y el patronazgo de esta capellanía están documentados. Vid. MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, MARTÍN NIETO, Dionisio Á, “La Capellanía de Casillas de Valencia de Alcántara. Orígenes y disputas por su patronazgo (c. 1453-1539)”, Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Tomo XVII, 2009, pp. 473-508.

[19] Se trata de uno de los fundadores del convento de monjas clarisas, situado en el sector suroeste de la villa extramuros, conocido tiempo después como el Sitio del Coso. Existe algo de bibliografía acerca de este convento como por ejemplos los siguientes trabajos. Vid. MARTÍNEZ DE VEGA, María Elisa, “Santa Ana de Valencia de Alcántara: un convento clariano bajo la jurisdicción de la Orden de Alcántara”, en Iglesia y sociedad en el Antiguo Régimen, volumen I, Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, 1994, pp. 335-348. BRAVO ESCUDERO, Berta María, “Aspectos defensivos en la arquitectura religiosa de la Raya luso-extremeña”, Norba-Arte, vol. XXV, 2005, pp. 89-102. BRAVO ESCUDERO, Berta María, “Arquitectura religiosa de la Raya alentejano-cacereña: los monasterios femeninos de Santa Ana de Valencia de Alcántara y Sao Bernardo de Portoalegre”, Fundadores, fundaciones y espacios de vida conventual: nuevas aportaciones al monacato femenino, 2005, pp. 747-764.

[20] MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, “La villa de Valencia de Alcántara a mediados del siglo XVI: la visitación de Pedro Manrique de Lara y frey Pedro Gutiérrez Flores (1550-1551)”, Revista de Estudios Extremeños, Tomo LXIV, 2008, nº II, pp. 941-1043.

[21] PIZARRO GÓMEZ, Francisco Javier, “Extremadura en el viaje iconográfico del Cristo de la Encina entre Europa y América”, Quiroga. Revista de Patrimonio Iberoamericano, Nº 12, 2017, pp. 72-83.

[22] La cantidad de 1600 reales era por hacerse y colocar este retablo y otro colateral, donde albergaría la imagen del Santísimo Cristo de las Batallas (atribuido, tradicionalmente, a Berruguete, aunque no exista documentación que lo confirme). El pago aparece en las cuentas de dicho Mayordomo el 4 de marzo de 1761. ADC-CC, Libro de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1717-1764, fols. 227v-228v.

[23] MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, “La villa de Valencia de Alcántara a mediados del siglo XVI…” ob. cit. p. 1014.

[24] Las procesiones empiezan a realizarse en ella, competencia que tan solo tenía la de Rocamador. MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, “La desdichada historia constructiva…”, ob. cit. pp. 1464-1465.

[25] En la visita de 1619 aparece las directrices de las nuevas obras del templo basadas en las trazas y planta de Juan Bravo. Estas consistían en añadir dos trances de capillas, con los pilares más gruesos nada más entrar, las bóvedas del coro, siendo tasadas dichas reformas en 16.500 reales. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 316v-317r.

[26] MIRANDA DÍAZ, Bartolomé, “La desdichada historia constructiva…”, ob. cit. p. 1469.

[27] Francisco Chumacero conseguirá la Alcaidía del castillo el 20 de mayo de 1581 al comprar los derechos a los herederos de Pedro Rol de la Cerca, el cual la había comprado por 15.000 ducados, en 1574, momento en el que fue enajenada por Felipe II. AZUAR MARTÍNEZ, Antonio, “Valencia de Alcántara por los Reyes Católicos”, Revista de Extremadura, 1904, p. 553. MAYORALGO Y LODO, José Miguel, Casa de Ovando. Estudio histórico-genealógico, Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes, Cáceres, 1991.

[28] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 303v-304v.

[29] CORDERO ALVARADO, Pedro, Blasones de Valencia de Alcántara, Ayuntamiento de Valencia de Alcántara, 2002, pp. 157-158.

[30] AHN, OOMM, Leg. 1.371.

[31] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 56r-56v.

[32] Esta escritura de censo fue otorgada por el escribano Diego del Castillo, el 7 de agosto de 1594. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 57r-57v.

[33] Esta escritura fue otorgada por el mismo escribano, aunque fallece y se autoriza por Antonio Moyto, el 12 de septiembre de 1601. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 58r-58v.

[34] Escritura dada por el escribano Diego Daza, fechada en el lugar de Santiago el día 24 de septiembre de 1603. ADCCC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 59r-60r.

[35] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fol. 307v.

[36] Además, indica que sobre el arco de la capilla se encontraba un escudo de armas, partido en dos con colores dorados y rojos. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 308r-309r.

[37] Escritura de censo otorgada por Francisco García Medellín, el 3 de enero de 1603. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 61r-61v.

[38] Escritura otorgada por Francisco García, el 28 de febrero de 1603. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 62r-62v.

[39] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 303r-303v.

[40] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro II, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1678, fols. 170v-171r.

[41] ADC-CC, Libro de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1717-1764, fol. 52r.

[42] ADC-CC, Libro de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1717-1764, fol. 56r.

[43] ADC-CC, Libro de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1717-1764, fol. 56v.

[44] Mélida incluye la iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, haciendo referencia a su exterior (fachada y torre) y su interior, del cual menciona sus tres naves, bóvedas de crucería y que «el retablo mayor es de talla dorada, de estilo barroco, del siglo XVII». Seguramente no visitó el interior del templo, ya que el retablo no se doró y es del siglo XVIII, por lo que esos datos se los proporcionaría algún acompañante. Que no hubiera visita por parte de Mélida a la iglesia se puede fundamentar ya que no aportó fotografía alguna del templo, y tan solo incluyó en la obra una imagen del cuadro de “La Virgen y los Santos Juanes”, de Luis de Morales, sin ser de él dicha fotografía, sino de Osmundo Fonseca. VÁZQUEZ CABRERA, Álvaro, Valencia de Alcántara y José Ramón Mélida: La relación del arqueólogo madrileño con la villa cacereña, Diputación Provincial de Cáceres, Cáceres, 2022, p. 52. MÉLIDA ALINARI, José Ramón, Catálogo Monumental de España. Provincia de Cáceres (1914-1916), Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, Madrid, 1924, pp. 532-533.

[45] ADC-CC, Libro de Cuentas, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fol. 317v.

[46] Esta capilla tendría trece pies de grosor y doce pies, por otra parte, toda ella cerrada con un arco de ladrillo.

[47] Según frey D. Francisco de Córdoba y Mendoza, Comendador de las Casas y juro de Coria, procurador y visitador general de la Orden de Alcántara, afirmó que estaba formada por «una pieza de cantería tosca pequeña y tiene necessidad de que se haga otra». ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fol. 4v.

[48] El visitador Juan de Orive Salazar, en 1678, indica que la iglesia no tiene torre por haber sido demolida por las armas del reino de Portugal, al igual que las dos campanas que tenía el templo estaban fuera de la iglesia sobre dos pedestales. ADC-CC, Libro de Visitas, Libro II, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1678, fol. 112v.

[49] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 318v-319r.

[50] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fol. 319v.

[51] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fol. 320r.

[52] ADC-CC, Libro de Visitas, Libro I, Iglesia de Nuestra Señora de Rocamador, 1619, fols. 320v-321r. Las paredes encaladas y enlucidas suponen un gasto de 11.000 reales.

Navegación de entradas

Previous post
Next post

Related Posts

2025

EL GRABADO RUPESTRE DEL MOLINILLO. UN PANEL DE HUEVOS MÁGICOS. CASAS DE D. PEDRO (BADAJOZ)

Posted on 27 noviembre, 202529 noviembre, 2025

Manuel Rubio Andrada Resumen: Este grabado es conocido por numerosos aficionados y profesionales de la Arqueología sin embargo no ha sido publicado, sin duda presenta dificultades. De las numerosas figuras que contiene la mayoría se utilizan en otros grabados de temática semejante, otras son novedosas e incluso sus contenidos distorsionan…

Read More
2025

LA IMAGEN DE EXTREMADURA EN LOS ELOGIOS POÉTICOS DE FRANCISCO GREGORIO DE SALAS

Posted on 3 diciembre, 20253 diciembre, 2025

Teodoro Martín Martín (Real Sociedad Geográfica) En esta ponencia tratamos de aproximarnos a la idea que de nuestra región tuvo el ilustre poeta Francisco Gregorio de Salas, natural de la villa de Jaraicejo. Incorporamos también una somera estructura de Los Elogios Poéticos de nuestro autor, pieza básica, aunque no exclusiva,…

Read More
2025

LA PRIMERA VÍA DE COMUNICACIÓN MODERNA DEL VALLE DEL JERTE (LA CARRETERA DE PLASENCIA A EL BARCO DE ÁVILA) Y SUS PRECEDENTES HISTÓRICOS (CAMINO REAL Y CAMINOS DE HERRADURA)

Posted on 29 noviembre, 202529 noviembre, 2025

Juan Pedro Recio Cuesta Profesor de Historia. Doctorando en Historia Contemporánea. Cronista Oficial de Tornavacas Resumen El objetivo principal de este trabajo es poner en valor la que fue la primera carretera moderna que discurrió por el Valle del Jerte: la que conectó Plasencia con El Barco de Ávila, cuya…

Read More

Artículos publicados por años

1971 - 1972 - 1973 - 1974 - 1975 - 1976 - 1977 - 1978 - 1979 - 1980 - 1981 - 1982 - 1983 - 1984 - 1985 - 1986 - 1987 - 1988 - 1989 - 1990 - 1991 - 1992 - 1993 - 1994 - 1995 - 1996 - 1997 - 1998 - 1999 - 2000 - 2001 - 2002 - 2003 - 2004 - 2005 - 2006 - 2007 - 2008 - 2009 - 2010 - 2011 - 2012 - 2013 - 2014 - 2015 - 2016 - 2017 - 2018 - 2019 - 2020 - 2021 - 2022 - 2023 - 2024 - 2025

Libros de los Coloquios

         

         

         

Copyright (c) 2025 - Coloquios Históricos de Extremadura