Oct 011988
 

María del Carmen Rodríguez Pulgar.

I. INTRODUCCIÓN

Iulipa-Zalamea

La actual villa de Zalamea -nombre de raíz árabe traducido por «saludable»-, está situada en la comarca pacense de la Serena, a 65 kms al S.E. de Mérida y a 165 al N. de Sevilla. Está enclavada en el antiguo municipium lulipense.

El nombre romano de Iulipa se conservó hasta mediados del siglo XVL, momento en el que aparece por primera vez el de Zalamea, según consta en una inscripción romana de la, que se del prende que Zalamea era en antiguo Municipium Iulipense del siglo II de nuestra Era.

Sin duda el asentamiento de la población antigua tuvo mucho que ver con la riqueza de su suelo, (cereales, aceite, ganadería, plomo argentífero, hierro casi en la superficie,…), así como con la buena calidad del agua de sus pozos y manantiales.

A pesar de su proximidad con Augusta Emérita, administrativamente pudo depender de La Baeturia, extensa, zona de la Bética que lindaba con la Lusitania y cuya población era en su mayoría lusitana.

En estas dos provincias encontramos nombres con el sufijo «ipa» como en Laepia, Collipo,…en otros casos, en cambio, lo vemos como prefijo como en Iporca. Para completar el nombre, nos queda detenernos en el sufijo IUL, que según parece procedería de los Iulii. Por sus epítetos, no sólo Iulipa, sino buena parte de las ciudades del Suroeste Hispano, según Plinio, eran Julias como Constantia, Iulia Lacinurga (cerca de Orellan Pax Iulia (Beja), etc. Por lo anteriormente expuesto, se podría pensar que Iulipa fuese creada por César con status de colonia latina para pasar a Municipium en época flavia, quizá después de que Vespasiano concediese el derecho de ciudadanía de una forma general entre los años 73-74 d. de C.

De esta época romana tenemos dos restos más y menos significativos, que son el monumental Dístylo objeto de nuestro trabajo y la cisterna respectivamente.

La Villa fue posteriormente conquistada por el 62 Maestre de Alcántara, Pedro Yáñez y se repuebla en 1288. De este momento data la primera fábrica de su castillo cuya jurisdicción recae sobre la Orden que le confiere el aspecto de construcción militar de finales del siglo XIV. Otras construcciones de la Villa serán la Prioral o Iglesia Mayor también del siglo XIV y la Real Capilla del Santo Cristo del siglo XVII, levantada según trazas de Francisco de Mora junto con el Hospital adjunto. En arquitectura civil destacan palacios, mansiones señoriales, etc.

A pesar de estas muestras de gran interés artístico, Zalamea es conocida sobre todo porque en ella se encuadra el drama de Calderón «El Alcalde de Zalamea», situado temporalmente en época de Felipe II.

Enterramientos romanos en Hispania.

Consideramos necesario como enmarque del análisis del Dístylo iulipense, hacer un breve repaso por uno de los aspectos culturales más importantes en toda civilización. Nos estamos refiriendo a las formas y tipos de enterramiento y todas las manifestaciones artísticas relacionadas con ello, sin duda muy abundantes en el mundo romano.

La cultura romana asumió de una, forma pacífica el hecho de que en algunos aspectos las corrientes indígenas estaban por encima de la romanización. Esto ocurre con las ideas religiosas y con los ritos funerarios. De esta forma los tipos de enterramientos de la costa levantina presentaban influencias griega o fenicias aunque estaban muy romanizados, mientras que en el centro-norte de la Península o en las islas Baleares las formas e están enraizadas todavía en el arte indígena.

En la Bética, provincia con gran tradición turdetana, se inhumaba en sepulturas individuales donde se encuentran moneda de la República. Un ejemplo de sepultura individual es el dístylo de Zalamea. Posteriormente con Adriano y Marco Aurelio el enterramiento se efectuaba por cremación en un hito bajo grada. También en la Bética, como en el resto del Imperio, analizando las formas o los revestimientos y el estilo, se veía hasta qué punto la, romanización había llegado a las clases populares así como el nivel económico del municipio aun antes de haber entrado en él ya que las necrópolis, debido a su carácter funerario, se encontraban en las afueras de las ciudades.

Tampoco faltan en la Bética las tradiciones locales, acaso ibéricas u orientales como vemos en las tumbas en pirámides o incluso cartaginesas como las tumbas en pozo.

Son muy variados los tipos de enterramientos que vemos en la Hispania Romana, desde los columbaria de Mérida hasta las necrópolis como la de Carmona, pasando por los ejemplos más espectaculares como la torre de los Escipiones en Tarragona con influencia oriental, el Mausoleo de los Atilios en Zaragoza o el Mausoleo de Centcelles ya en el siglo IV. Encontramos otros ejemplos en forma de templos en la Tarraconense, Valencia o Alicante o los columbarios de tipo indígena de Mallorca como su pervivencia del arte céltico.

De Metellinum a Corduba

Como sabemos, las vías o calzadas romanas eran una de las construcciones más favorecidas por la ingeniería romana al estar claramente incluidas dentro de su filosofía de control militar, administrativo y económico, favoreciendo el comercio y salvaguardando siempre la economía romana.

Como hemos visto Iulipa era interesante por la riqueza de su suelo y de sus aguas, por esto tenía que conectar con una red viaria más o menos importante. Así partimos de la Vía núm. 24 del Itinerario Antonino que empalmaba Caesaraugusta con Augusta Emérita pasando por Salmantica y que ha sido siempre conocida como «Vía de La Plata» aunque para nada se relacionaba con tan preciado mineral. Su función era sobre todo militar y económica basada en la explotación del oro del Tajo y el estaño y el oro de La Beira portuguesa.

Metellinum era un punto estratégico que conectaba con Augusta Emérita y con Norba. A su vez de él partían ramificaciones hacia Almadén y Toledo, ramificaciones que han sido ampliamente estudiadas Por investigadores como Blanco Frejeiro, Roldán Hervás y otros. Sin embargo como ha estudiado D. Antonio Álvarez Rojas, es muy difícil pensar que estas importantes ciudades no tuviera una conexión con Córduba, capital de la Bética. Se ha comprobado la existencia de una vía construida por Trajano que unía Metellinum con Corduba y es muy probable, aunque no te gamos demasiados datos arqueológicos, que ésta pasara por Iulipa, sirviendo el pequeño municipio de puente entre la Lusitania y la Bética.

Relaciones e influencias con Siria en la Antigüedad

Como más tarde comentaremos, el Dístylo sepulcral romano de Iulipa está relacionado con los modelos siríacos. Ya hemos visto los medios de comunicación con la Bética y los enterramientos más frecuentes en la Hispania romana, lo que nos disponemos a analizar ahora es cómo curiosamente encontramos unos modelos semejantes y una estética similar. Este parentesco puede explicarse por varios testimonios que acreditan la relación de puntos estilísticos distantes en más de 3.000 kms. Algunos de estos testimonios son los que ahora expondremos:

En primer lugar tenemos la Epigrafía que registra en la Bética y la Lusitania un gran número de individuos procedente de Oriente, en su mayor parte siervos, comerciantes que entran en el siglo II o I por el Puerto de Gades, introduciendo con ellos la cultura helenística, o esclavos, muy abundantes a lo largo del curso del Guadiana. Testimonio indirecto puede ser e el apelativo «Syriacus», interpretado como un cognomen patriae.

Por otra parte, vemos también cómo la epigrafía cordobesa atestigua que en Córdoba, capital de la Bética, se ubicaba una colonia siríaca importante.

A través de los puertos del sureste de Hispania como Malaca o Cartago Nova, encontramos documentos explícitos importantes, al encontrar en estos puntos corporaciones de mercaderes sirios en contacto estético y comercial con otros comerciantes de las costas occidentales de Asia Menor.

Tenemos también algunos testimonios religiosos como la rápida propagación de los cultos orientales de origen asiático como la diosa Ma-Bellona o la deidad siria Salambó, cuyo culto se e extiende a finales del siglo III en Híspalis. Este culto penetra profundamente en los espíritus hispalenses, mezclados con los numerosos sirios que, como ya hemos dicho, entraron por el puerto de Cádiz con el comercio marítimo o por el Guadiana con el comercio fluvial, tan importante o más que el anterior.

Con el nacimiento del emperador Trajano en Itálica, ciudad relativamente cercana a Iulipa, la gama de posibilidades interrelacionables se abren considerablemente.

Como vemos son varios los motivos, tanto económicos como culturales, que ponen en contacto Siria con Hispania en la Antigüedad y es a través de estos contactos como se explican las afinidades estilísticas sobre las que luego nos detendremos. Las relaciones entre ambos extremos del Mediterráneo fueron siempre una constante histórica que se aprecia sobre todo en la Edad Media.

Otros restos romanos encontrados en Zalamea: la cisterna

La población romana iulipense dejó escasos restos arqueológicos además del monumental dístylo en notable estado de conservación. Como único resto de escasa consideración encontramos lo que por sus características constructivas y disposición parece sin duda una cisterna romana.

Encontramos estos restos en el corral de una vivienda sirviendo de pajar. Su planta es rectangular y alargada. Lo que queda de ella presenta varias estancias separadas por arquerías con huecos de paso de 65 cms. y 4’44 mts. de altura. Las arquerías eran dobles en altitud para aligerar el peso de forma similar al Acueducto de los Milagros de Mérida. Los arcos son de reducidas dimensiones con sillar a todo tizón de forma semicircular.

El sistema constructivo es claramente romano con paramentos de mampostería menuda en hiladas que tienden a la horizontalidad. Las bóvedas son de cañón longitudinales. El aparejo es mixto con sillería de granito e hiladas de ladrillos con espacios de mampostería. Al interior estucado a la cal en bóveda, paramentos verticales y suelo.

La funcionalidad de esta cisterna parece haberla inducido Madoz al referirse a una exportación de hielo «desde Iulipa a pueblos inmediatos». El hielo se conservaría desde el invierno en depósitos subterráneos del tipo de la cisterna. De esta hipótesis no tenemos otros datos, por tanto queda un poco en el aire si se trataba de un depósito normal de agua o de un lugar para la conservación del hielo como una actividad comercial más de la Iulipa romana.

II. EL DISTYLO FUNERARIO IULIPENSE

La Hispania favorecida por Vespasiano con la concesión -de la ciudadanía romana a todos los hispanos, se vio reflejada en una actividad notable a todos los niveles. En el arquitectónico encontramos varios monumentos extremeños muy considerados en la actualidad como son el arco cuadriforme de Cáparra o el Dístylo de Zalamea de influencia oriental.

Como todo monumento funerario estuvo ubicado fuera de los muros del la ciudad. Parece ser que la ciudad romana por sus escasos vestigios, estuvo enclavada al Sur, en el eje de la vertiente opuesta al castillo, a gran distancia del monumento .Su planta está orientada según los puntos cardinales, coincidiendo sus fachadas principales con la dirección Norte-Sur.

El monumento de Zalamea no tiene cimientos, se asienta sobre la roca que aflora al nivel del suelo actual. No aparece nada de la cámara funeraria de la que las dos columnas fueron su estela. Se supone que como en Siria, la cámara pudo ser hipogea.

Descripción

El Podium.- Apoyado directamente sobre la roca de la zona tiene 1,37 mts. de altura repartida en tres hiladas de unos 42 cms. (15 pies) para cada una y remata con una sencilla moldura remetida con respecto al plano general de la base de 42 cms. de altura formada por un talón invertido apoyado en dos listeles y coronado por otro mayor, moldura que como las restantes conforma el perímetro.

Sobre este Plinto se eleva el cuerpo del basamento con altura de 6,43 mts, compuesto de un orden apilastrado -cuatro pilastras en las fachadas principales y tres en las laterales con separación entre las principales de 1,38 mts y en las laterales de 95 cms.-. Son pilastras estriadas con cuatro acanaladuras, con base sobre plintos, fuste y capiteles, algunos de los cuales han desaparecido. Encima encontramos un entablamento rematado por la cornisa de coronación.

El cuerpo de las pilastras mide 3,32 mts. de altura, es estriado pero no en toda su altura, sólo en una longitud que corresponde a las dos terceras partes superiores, quedando la parte inferior sin estriar. Los cuerpos rematan en un listel con collarino.

Del arquitrabe, con 73 cms. de altura, han desaparecido las impostas inferiores, quedando pobres vestigios. El friso con 60 cms. de altura no nos dejó restos de su decoración, si acaso la tuvo. Lo mismo ocurre con la cornisa, con una altura de 45 cms.

El basamento total alcanza una altura de 7,80 mts.; l,37 mts., corresponden al podium y la base y 6,43 mts. al cuerpo apilastrado.

Sobre el basamento y sobre un ático liso de 65 cm. de altura se levantan dos grandes columnas que formaron el monumento con memorativo. Están apoyadas en una basa de 77 cms. de altura y de perfil ático sin plintos. Sobre ellas se levanta lo que queda de los fustes, al parecer truncados en la misma altura. Su altura es de 8 mts. desde sus basas al remate de lo conservado. Cuentan con l,45 mts. de diámetro en su base. Fue preciso construirlas despiezadas en tambores, con un total de 17 conservados con una segmentación a trabas.

Sobre el entablamento que las coronaba, lo mismo que otros monumentos con columnas pareadas, no han existido otros elementos.

El orden total mediría, aproximadamente unos 14,78 mts. Que, unidos a los 7,80 mts. del basamento y a los 0’65 mts. del ático de coronación, sumarían un total de 23,23 metros.

El examen del monumento y su similitud con otros de la provincia lusitána como el templo dé Évora o la post-escena de Mérida, inducen a pensar que sus parámetros de sillería de granito estuvieran revestidos de un estuco fino de cal, quizás policromado definitivamente, porque las molduraciones aparecen labradas muy toscamente.

Se combinan también materiales de distinta naturaleza y aspecto que sólo al quedar uniformados con una capa de estuco, darían una visión uniforme

Sillares labrados en piedra arenisca de la localidad, de labra fácil y mejor perfilado por lo que se prefería al granito. Su color, similar al del estuco de cal, daría una visión uniforme y mayor resistencia en los perfiles, pero en cambio, la utilización de arenisca trae consigo una enorme erosión en las molduraciones del basamento que ha perdido su forma y perfil. Por otra parte el poco cuidado del aparejo de sillería no pudo plantearse probablemente para quedar al descubierto, sino oculto por la capa uniforme de estuco.

La existencia de otros momentos conocidos con un destino similar, como criptas de enterramientos destinados a los sarcófagos o urnas cinerarias, podrían explicar la existencia en Zalamea de una disposición similar, destinada a contener las cenizas de la persona o personas a cuya memoria se dedicó el monumento. Sobre el podium del basamento y en la fachada principal que mira al Sur, se aprecia una hilada incompleta de sillares, con su parámetro vertical curvo como arranque de la bóveda de cañón.

Testimonios epigráficos

Según las inscripciones funerarias, la mitad de los hombres de Iulipa eran libres, con predominio de la clase adinerada, situados en la administración de la ciudad.

La familia más numerosa es la de los Cornelii, que configuran un tercio de los ciudadanos libres. Después están los Herenii, con tres casos, dos de los cuales son de origen servil. Individuos con nomen y cognomen indígena sólo constan tres, del resto, tres tienen cognomen griego y dieciocho latinos.

Se conserva un fragmento de un cipo marmóreo de 30 cms. de radio aproximadamente. Hoy mide en lo conservado 90 cms. de – alto. (Lám. X). Servía de soporte a la pila de agua bendita que se situaba en la puerta llamada de los Priores en la Parroquia. Su contenido fue el siguiente:

IINIP. CAESARI
DIVI. NERVAE. F.
NERVAE. TRAIIANO (sic)
AUG. GERM. PONT.
MAX. TRIB. POT. IIII COS
IIII
MUNIC. IULIPENSE.
D. D.

Transcripción.

IMP(eratori ) CAESARI
DIVI. NERVAE. F(ilii)
NERVAE. TRIIAN0 ( sic )
AUG(uSto) GERM(anico) PONT(ifici)
MAX(imo) TRIB(unicia) POT(estate) IV COnS(ule
IIII
MUNIC(ipium) IULIPENSE.
D(edit) D(edicavit)

La traducción podría ser como se sigue: “Al emperador César, Nerva, Trajano, Augusto Germánico, hijo del divino Nerva. Dotado cuatro veces de la Tribunicia Potestad y cuatro veces con el consulado. El Municipio Iulipense lo dio y lo dedicó”.

La fecha en la que se sitúa la inscripción por los datos que en ella aparecen es el año 101 de nuestra era. Junto con la inscripción siguiente, nos sitúa en la ciudad citada por Plinio con el nombre de Iuliba.

Otro ejemplo fundamental es una gran lápida encontrada en la finca «Las Cañadas», a dos o tres kilómetros al noroeste del pueblo. Fue trasladada a Badajoz en cuyo trayecto se rompió en dos partes. Su longitud total es de 184 cms. y de ancho posee 45cms., el grueso tiene un promedio de 10 cms. Labrada en mármol blanco y fino quizá de las canteras hispanas. El texto en cuatro líneas, hubo de titular un mausoleo arquitectónico de gran lujo.

TONGILIA. T. F. MAXUMA. SCAEVINI.
EMERITENSIS. ANNORUM. LX. SIBI ET
L. GRANIO L. F. PAP. SCAEVINO. VIRO.
ANN. LXXXV D. S. P. F. C
H. S. S. S. V. T. LEVIS.

Transcripción.

TONGILIA T(iti) F(ilia) MAXUMA. SCAEVINI
EMIERITFINTSIS ANNORUM LX SIBI ET
L(ucio) GRANIO L(uci) F(ilio) PAP(iria) SCAEVINO VIRO
ANN(orum) LXXXV D(e) S(ua) P(ecunia) F(aciendum) C(uravit) H(ic) S(iti) S(unt ) S(It) V(obis) T(erra) LEVIS.

Su traducción podría ser: “Tongilia Maxuma de Emerita, hija de Titus (Tongilius) y esposa de Lucius Granius Scaevinus, murió a los 70 años de su edad. Se preocupó de hacer este monumento con su propio pecunio para sí misma y para su marido Lucius Granius Scaevinus, hijo de Lucius de la tribu Papiria que falleció contando 85 años. Aquí yacen. Que la tierra, os sea leve”.

Los Tongilii quizá sean los gentilicios lusitanos más característicos, aunque no los únicos. La terminación “ius” en gentilicios derivados de adjetivos empleados comocognomina, está atestiguada sobre todo en Hispania, La Gallia y Germania.

Parece situarse esta lápida hacia fines del s. I d. C., según los rasgos literarios, procurando estar al día en las modas de su arte. De ella podemos deducir que Iulina fue una de las comunidades dotadas con el status de Municipium Flavium.

III. ANTECEDENTESY PARALELOS

Antecedentes.

La columna aislada fue usada por primera vez en el primer arcaísmo griego como monumento conmemorativo o votivo. Su origen no se conoce, aunque se sabe que los primeros ejemplos tenían un sentido conmemorativo u honorífico, nunca funerario.

Ya se dan los testimonios pétreos en el S. IV a. de C. como la Columna de los Naxios en Delfos o la de Los Acantos. También en Delfos se levantan los primeros monóstilos, hasta que en el siglo III, se empieza a difundir el exvoto con doble columna, aunque este gusto fue pasajero. Cabe citar el monumento dedicado a Apollon por Aristeíneta con 10 mts. de altura.

Tenemos otro testimonio de Dístylos en Delos, que posiblemente sea el más reciente de todos al corresponder al año 100 a. C. Sobre basamento se levantan dos columnas jónicas.

En el siglo III en Olimpia se coronaban estos monumentos con estatuas de Ptolemaíos II y Arsínoe. Aquí el pilar único se concibe como memoria de algo.

Del Helenismo griego, la tradición pasa al mundo romano donde el sentido difiere del original griego.

Paralelos.

Los parientes más cercanos al monumento de Zalamea hay que buscarlos en Siria, sobre todo en su zona Norte. Allí encontramos ejemplos de monóstilos, como la Columna de Yaat, las de Hatra o el pilar de Bechindelaya. Estos monóstilos influyen en la génesis de los dístylos hispanos, pero vamos a acercarnos un poce más a los numerosos ejemplos de éstos, que encontramos en Siria. Los más importantes son los siguientes:

Sermada: Se encuentra al Norte de Siria y posee una altura total de 16 mts. Se compone de un alto podim, columnas gemelas y entablamento. Destaca por la riqueza de sus capiteles corintios y una extraordinaria similitud con el de Zalamea, aunque el sirio es de menores proporciones y ornamentación.

Benabil: Situado al 0este de Sermeda. Podría, tener una altura total de 13 mts., aunque hoy sólo se conservan 10 y una sola columna. Estaba compuesto de basamento doble, dos columnas y entablamento.

La tumba de Reginus en Qatura: Está situada al noreste de Sermeda. Presenta un arco de entrada que da paso a una cámara hypogea en cruz. A ambos lados del arco, se levantan sobre pódium las dos columnas de 7,5 mts. de altura. Igual que en los demás ejemplos, las columnas no serán más que el hito del enterramiento, en este caso Regínus, oficial romano más o menos destacado. El monumento se data en el año 195 d. C. Hoy le falta el friso y la cornisa.

La llamada Tumba de Sitt-er-rum en Qatura: Situada a poca distancia del monumento anterior. En este caso estamos ante pilares que se alzan directamente sobre el suelo. También presenta cámara hypogea que contuvo 15 sarcófagos. Conserva un entablamento que no contuvo ninguna escultura. Por la epigrafía data del 152 y se hizo para Eisidotus.

En Bashmishli y Kefr Ruma hay más restos de estos monumentos, lo mismo que en Maguncia donde se encontraron medio centenar de columnas votivas. Pero estos casos son esporádicos y no encontramos en ellos el reflejo del típico modelo siriaco. De ahí que el Dístylo de Zalamea cobre un valor excepcional al ser el más lejano y auténtico eco de los de Siria, en el extremo opuesto del Mediterráneo.

Aparte de lo dicho, el modelo de Zalamea es el más monumental y el de mayor antigüedad, pero al quedar aislado en Occidete no se puede decir que este tipo de monumentos naciera aquí, sino que en Siria y en otros lugares del Imperio hubiese estelas dístilas anteriores a las fechas más tempranas conocidas.

En la costa Levantina pudo haber ejemplos de este tipo de monumentos de los que tenemos escasos restos. Contarían con planta, cuadrada, cámara y varios cuerpos escalonados como es frecuente en el Mediterráneo. Algunos muestran en sus cuatro lados una organización de pilastras como la de Iulipa. Estos ejemplos serían los de Sagunto, el de Dayemus o el de Villajoyosa, sobre pódium escalonado como los ejemplos de Siria. Los demás, como la Torre de los Escipiones de Tarragona, parece que fueron de tipo edículo, capilla o de torre de varios cuernos escalonados.

IV. PRINCIPALES DOCUMENTALISTAS

El monumento fue conocido por los humanistas del Renacimiento y descrito a partir de Ambrosio de Morales a finales del siglo XVI. Otros investigadores han definido a través de cuatro siglos el monumento con muy poca objetividad. Entre ellos citarernos entre los más importantes a:

  • Fray Francisco Barrantes Maldonado, de la Orden de Alcán tara que fue juez eclesiástico ordinario de Zalamea, coadjutor de su Priorato.
  • Juan Tamayo de Salazar. Nació en Zalamea. Para su análisis falsifica los epígrafes.
  • Antonio Ponz, que lo denomina «trofeo erigido a Trajano».
  • Alejandro de Laborde. Sus colaboradores estuvieron en Zalamea. Su interpretación era una fantasía neoclásica, prescindiendo de las dos columnas.
  • Pascual Madoz, que lo define como un “grandioso monumento erigido al Emperador Trajano”.
  • Emilio Hübner lo considera monumento «al parecer sepulcral”. Lo asimila a la Torre de Los Escipiones de Tarragona.
  • Adolf Schulten recoge sólo una inscripción.
  • José Ramón Mélida lo analiza en el Catálogo Monumental de la Provincia de Badajoz.
  • Luis Pericot García lo considera resto de un templo.
  • El Catálogo de Monumentos declarados con interés Histórico-artístico, en el número 91 dice: «Lo conservado corresponde a ángulo de un gran edificio, posiblemente un templo. Un alto basamento con pilastras estriadas y tres columnas dóricas que sostuvieron un entablamento desaparecido, así como un cuerpo superior con columnas que existían en el siglo XVI. Hoy forman parte de la torre de la Iglesia. Todo de sillería granítica”.
  • Antonio García Bellido y José Ramón Menéndez Pidal escriben un detallado artículo dedicado al Dístylo en exclusiva en los Anejos del «Archivo Español de Arqueología».

V. ¿CÓMO HA LLEGADO EL DISTYLO HASTA NOSOTROS?

De la Historia del monumento en tiempos medievales se conoce poco, pero puede deducirse que se conservó en perfecto e estado hasta la Reconquista, incorporándose más tarde a la torre de la Iglesia Mayor hasta 1962 aproximadamente, sirviendo de base al campanario.

Fue en este año, cuando estando al frente de la Dirección General de Bellas Artes D. Gratiniano Nieto Gallo, se iniciaron las obras de restauración. Las obras fueron dirigidas por J. R. Menéndez Pidal. A partir de entonces se puede admirar el monumento aislado en la Plaza de la Constitución de Zalamea pasando a ser el símbolo del pueblo a nivel de Ayuntamiento e instituciones culturales y deportivas de ámbito local.

VI. ÍNDICE DE LÁMINAS Y FOTOFRAFÍAS

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Lám. V: Mapa de vías romanas en Extremadura (E. Cerrillo y Martín de Cáceres).

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Lám. VI: Basamento del Dístylo en su estado actual según Menéndez Pidal.

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Lám. VII: Reconstrucción ideal del basamento según Menéndez Pidal.

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Lám IX: Reconstrucción ideal de las dos fachadas del monumento según Menéndez Pidal.

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Lám. X: Basamento y arranque de las columnas e inscripción. Archivo de la Diputación Provincial de Cáceres.

img06
Lám. XII: Cuadro comparativo de los monumentos emparentados con el dístylo de Zalamea (Menéndez Pidal).

img07
Lám. XVI. Monumento de Zalamea antes de 1962 (Menéndez Pidal).

VII. BIBLIOGRAFÍA

  • ANDRÉS ORDAX, S. y Otros: Monumentos artísticos de Extremadura. Salamanca, 1986.
  • GARCIA BELLIDO, A. y MENÉNDEZ PIDAL, J. R.: «El Dístylo sepulcral romano de Iulina» en: Anejos del Archivo Español de Arqueología.
  • GARCIA LELLIDO, A.: “El monumento funerario romano de Zalamea de la Serena, antigua Iulipa». En: Noticiario Arqueológico Hispano, núm. 5 (19506-1061).
  • MÉLIDA, J. R.: Catálogo monumental de la Provincia de Badajoz. Madrid, 1924.
  • MENÉNDEZ PIDAL, J. R.: Historia de España. Tomo II, vol. I. Madrid, 1955.
  • ROLDÁN HERVÁS: «Itineraria Hispana», en: Anejo de Hispania Antigua. Madrid, 1975.
  • TARACENA: “Arte Romano”, en Ars hispaniae (t. II).

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