Ángel Paule Rubio.
Villanueva, pueblo de 1. 200 habitantes, pueblo de miradas lejanas. Padres que emergen de la incultura para decirles a la prolongación de su existencia, que su meta es el saber. Hijos que aceptan la herencia y se lanzan por los vericuetos de la sabiduría buscando la luz. Villanueva es una Babel. Aquí hay de todas las ramas filosofales.
Cuando mi pluma toca estas hermosas realidades, no se está refiriendo al hoy, es al ayer. El ayer fue pródigo en estos menesteres. Recuerdo allá por los años 40 al 50, que la vocación religiosa era grande. Treinta seminaristas latineaban en los claustros de la ciudad cauriense. ¿Qué no salieron sacerdotes? Se que me lo preguntabas. !Si! Tenemos sacerdotes, monjas, HH. de la Salle. Vds. los trujillanos tuvisteis uno de nuestros hijos de la Salle. Fue vuestro Director. Me refiero al Hermano Felipe Izquierdo Simón. También tuvisteis a una Superiora Carmelita: Sor Elisa Santibañez.
No solo el campo de la Biblias. También los bancos de otras aulas tuvieron que soportar el peso de nuestros hijos.
Hoy estudiar es fácil. Nada más hay que tener ganas. El dinero ya vendrá. El sacrificio familiar es mínimo. Ayer: miseria, incomodidades, pobreza por doquier. Era difícil. Era empresa de conquistadores. Ardua empresa.
Recuerdo que un día le contaba al Director de la Agencia EFE como había sido la cultura en Villanueva y se quedó admirado. Me dijo envíame un trabajo. Eso es importantísimo.
Villanueva as un pueblo griego, no romano. Me refiero no a su origen, más bien al alma del villanovense, en la preocupación por las cosas del espíritu.
Pero… ¿de donde somos? De Villanueva de la Sierra, de Villanueva de los Llanos o de Malpartida de los Jarales?
Eso es lo que intento descubrir. Puede que este ansia de letras, sea por el cruce de estos tres pueblos que se asientan en nuestros límites.
Ha mucho llegaron a mis ojos y oídos que aquí había dos pueblos enclavados, amén del ahora existente. Busqué, pero sin resultados positivos. Inclusive me ayudaron unos técnicos de Salamanca. No encontramos nada.
Convertido en buscador de piedras, de libros, de todo lo que me pueda decir, ahí está el hilo de la historia, Difícil labor, pero hermosa. Pobre labor, pero fascinante. Labor de fantasías, de hipótesis, de alucinación. Una realidad, un hallazgo, es un misterio desvelado que ya no tiene vida, ya no tiene el gusanillo del misterio, solo la queda la realidad pétrea. Restos, inmovilidad, eternidad del pasado.
Desde aquí animo a esa legión de futuros valores, virtuosos en la búsqueda de lo desconocido.
A tres Km. de Villanueva de la Sierra, en la carretera comarcal Hurdes-Coria a izquierda y derecha, en un pequeño cerro, en la falda de la sierra, en una plantación de olivar joven y lindante con tierra de labor, a cien metros del lugar que los naturales llaman la «Patá el Caballo» por existir huellas en forma de herradura, que tal vez fuera un efecto de erosión, se encuentran vestigios del que en su día habría sido Villanueva de los Llanos.
Este pueblo existió en el lugar descrito, pero hasta ahora nadie sabia donde. Dice la tradición oral que este pueblo fue trocado en Villanueva del Obispo, que hoy se la conoce por Villanueva de la Sierra. La causa del traslado, según la misma fuente fue debido a una invasión de mosquitos que asoló por completo, haciendo imposible la vida.
Los restos encontrados hasta el momento, han sido innumerables tégulas romanas, algunas casi enteras. Cerámica de vasijas grandes, tinajas. También dos piedras circulares, mejor cilíndricas, con un agujero central de dimensiones, una de radio exterior 18 cm. y de radio interior 3 cm. grosor 7 cm. La otra de dimensiones: radio exterior 20 cm. interior 4 cm. y grosor 6 cm. Son piedras de granito muy duro. Según estudios y preguntas a científicos, pudieran ser molinos romanos manuales.
Se han encontrado tinajas enterradas de barro cocido. Piedras graníticas talladas y algunas con inscripciones que no ha podido leer por haberlas destrozado. Algunas se encuentran sirviendo de cerramiento a unas casetas que allí mismo existen.
Una de las piedras grabadas con inscripción fue rota en varios pedazos por D. Ambrosio Saúl, un olivarero de la localidad. No se ha podido conocer el texto.
Estos datos nos dicen que aquí existió Villanueva de los Jarales y que fue en su origen asentamiento romano.
También y dentro de nuestros límites hay, mejor hubo otro pueblo. Me explico:
Saliendo desde Villanueva de la Sierra por la carretera que une Hervás con Aldeanueva del Camino y Valverde del Fresno, con dirección a Hervás, en el Km. 66 hay una desviación a la izquierda, que es una pista forestal, en el sitio Madroñal de Duran. Tomando esta pista pasando por el Valle Barquero, siguiéndola y pasando a Arroyo de las Vegas se encuentra un montículo, perfectamente delimitado, con visibilidad en todo el redondo, rodeado de un arroyo y más al fondo una sierra, parece círculos concéntricos, montículo y sierra. Lugar idóneo para vivir un pueblo guerrero. No es muy alto, pero desde aquí se divisa todo lo que un pueblo guerrero celta desea. Es sitio defensivo. En los pies, arroyo y buenas vegas.
Los restos encontrados son amontonamientos de piedras pizarrosas, con cimientos de 80 cm. de ancho a ras de suelo y va siguiendo una línea que cierra el montículo. De esta pared salen unos cerramientos elípticos en número de siete de diámetros 8 m. por 6 m. Están adosados a la pared descrita. Hay un lugar, que no es perfecta la visibilidad y entonces aparece a unos 50 m. de la línea mencionada otro elipsoide que pudiera ser como avanzadilla, como torre de vigilancia.
Lo curioso es que aquí en este recinto no hay cerámica. Pero a una distancia 150 m. y lindando con el arroyo de pequeño caudal, se encuentran abundante cerámicas de tégulas romanas, cerámica de vasijas de barros cocido, ladrillos, canterías labradas acanaladas. Hay también una serie de pizarras que pudieran haber servido de techumbre.
Por las disposiciones del terreno y haciendo conjeturas pudiera pensarse en un asentamiento romano sobre celta. Este pueblo pudiera ser muy bien lo que nuestros mayores llaman Malpartida de los Jarales.
Si jugamos a las hipótesis, no sería muy aventurado pensar que ambos pueblos Villanueva de los Llanos y Malpartida de los Jarales hubieran convergido en Villanueva de la Sierra.
Por último, solo me queda pedirle perdón por la atención prestada y por estos minutos que me han dedicado que si son fructíferos, vale la pena y si no conformémonos con la sana intención de quedar una brecha abierta a las juventudes que nos continúan en la labor de búsqueda de lo desconocido.
Que el pueblo extremeño tenga muy pronto y a través de este círculo de amigos en estos Coloquios, un libro donde leer y meditar nuestro pasado para alumbrar el futuro.