Carlos Zamora López. (Provisional)
1. INTRODUCCION
El día 8 de agosto de 1837 la Diputación Provincial de Cáceres acuerda enviar a la Reina Gobernadora María Cristina de Borbón, viuda de Fernando VII y madre de Isabel II, la siguiente misiva:
“Señora: Los males que afligen a esta desventurada Provincia, yendo cada día en aumento, mueven el ánimo de esta Diputación a exponer a la vista de V.M. un cuadro fiel y sucinto del estado actual de este País, talado por las diversas vandas de forajidos que le infestan, esperando del ánimo venéfico y paternal de V.M. que será escuchada y aliviada en cuanto sea posible la queja de sus desgraciados abitantes: Señora, los recientes sucesos de Miravete, Navalmoral y Peraleda de la Mata, tendrán un lugar muy señalado entre los mas sangrientos de esta revolución, principalmente en los dos últimos puntos, se cree con bastante fundamento ascienda el número de huerfanos a 100, acreedores en un todo a los desvelos de la Patria….. : La muerte de los desgraciados de Navalmoral y Peraleda, ha alentado a los enemigos de la Patria, y llenado de consternación todo el Pais….”( 1)
Esta carta refleja fielmente la situación del Campo Arañuelo en el verano de 1837 después de los sangrientos sucesos acaecidos en Peraleda de la Mata el 27 de julio de ese año, en el que murieron una treintena de guardias nacionales a manos de los carlistas, 28 de ellos vecinos de Navalmoral, y el resto de localidades cercanas como Casatejada o Valdehúncar.
Es sorprendente la desinformación e ignorancia que existe sobre este sangriento suceso en Navalmoral, que ni tan siquiera es recordado en documentos oficiales, dedicatorias de calles o similares y que ha llegado a nuestros días como un
- Acta de pleno 08/08/1837
asunto que no merece ser recordado y que más bien, parece como algo molesto e inoportuno, por aquello de ser una acción de guerra que se perdió de una forma un tanto anómala, contra una facción de carlistas que a la postre perdieron esta contienda y las posteriores.
- LOS ANTECEDENTES
A la muerte de Fernando VII, acaecida en 1833, el infante Carlos María Isidro, hermano del rey, no reconoce a su sobrina Isabel como reina, lo que propicia el estallido de la Primera Guerra Carlista, que va a durar hasta agosto del año 1839, en el que se firma el convenio de Vergara por el cual se pone fin a las hostilidades con la reconciliación de los ejércitos liberal y carlista, mediante el abrazo que se dan los generales Espartero y Maroto, confirmando públicamente el final de la primera guerra carlista.
Esta primera contienda fue, -en opinión de la mayoría de los historiadores- desorganizada y extremadamente cruel, que a despecho de creencias y motivos ideológicos, buscaba mas bien la eliminación física del adversario, (ninguno de los dos bandos respetaban los derechos de los prisioneros y heridos, siendo ajusticiados inmediatamente), cuando no el saqueo, el robo y la rapiña, motivado por las difíciles condiciones socio económicas por las que atravesaba el país desde la pasada Guerra de la Independencia.
En Extremadura se van a dar una serie de circunstancias particulares motivadas por su posición marginal, deficiencias de comunicaciones, baja densidad de población y el hecho de que la población campesina no tenía acceso a la propiedad de la tierra, que estaba en manos de nobles y órdenes religiosas. Todo esto, unido a la escasez y carestía de los alimentos motivados por años climatológicamente secos, habían sumido a la región en una grave crisis económica, donde el hambre y la miseria campaban a sus anchas. Esta misma situación, aunque con algunas variantes, podríamos decir que se daba en Navalmoral y toda su comarca circundante, y que más adelante podemos determinar.
3. EL CARLISMO EN EL CAMPO ARAÑUELO
Las circunstancias generales antes enumeradas en la región extremeña pueden tener validez para la comarca arañuela, si bien convendría matizar algunos aspectos que tienen que ver con su situación geográfica de proximidad a la Mancha así como el nudo de comunicaciones que en ella se enclavan además de su proximidad al río Tajo, el eje Madrid-Badajoz y el control de la barca de Almaraz, que añaden otro factor decisivo en el interés por controlar esta parte de Extremadura que ambos bandos se disputaron con desigual fortuna.
Si las acciones de los carlistas procedentes de Portugal (nación donde se encontraba exiliado el pretendiente), fueron numerosas e importantes en la parte occidental de Extremadura, no lo es menos la penetración de las partidas desde las provincias de Toledo y Ciudad Real, zonas donde las características del terreno permitían su fácil movilidad. Así los ataques a las localidades extremeñas colindantes con estas dos provincias cobraron inusitada virulencia a lo largo de los seis años de contienda, como fueron los asaltos a Guadalupe, Alía , distintos pueblos de los Ibores, así como Navalmoral, Peraleda, Casatejada, Millanes, Belvís, Talavera la Vieja, etc,. También son de destacar otras incursiones habidas desde las provincias de Salamanca y Avila, que intentaban controlar y desestabilizar las vecinas comarcas de la Vera y el valle del Jerte, con la ciudad de Plasencia incluida.
Si en un principio el Campo Arañuelo no padeció acciones de guerra dignas de mencionar, el 8 de mayo del año 1834 ya tuvo lugar un hecho importante al ser desbaratada la facción de Alfonso Muñoz, capitán por sus hechos en la Guerra de la Independencia, originario de Cabezuela del Valle, en la dehesa de San Benito, cercana a Navalmoral, con el resultado de algunos prisioneros y la ejecución de dicho cabecilla en Plasencia tres días después. Anteriormente ya hubo alguna escaramuza cerca de Navalmoral, más concretamente el día 15 de marzo, cuando algunos componentes de la partida de Cuesta intentaron entrar en la localidad y fueron rechazados por la población con palos, piedras y alguna escopeta. (2)
- Recio Cuesta, J.P. “Entre la anécdota y el olvido” pág. 133
- LAS PARTIDAS CARLISTAS
Tienen su origen en las partidas de guerrilleros que se enfrentaron a los franceses en todo el territorio nacional durante la Guerra de la Independencia y posteriormente en sus actuaciones durante el trienio constitucional que media entre 1820 y 1823. Sus componentes no se adhirieron a la causa de D. Carlos por motivos religiosos o ideológicos, más bien eran el hambre y la miseria que campaban a lo largo y ancho de nuestra región lo que engrosaba las partidas carlistas. El lema de “Dios, Patria y Rey” era un simple grito que escondía el objetivo de saqueo y la obtención de víveres y avituallamientos, cuando no dinero en metálico, que solían exigir a los poderes municipales, so pena de fusilamiento inmediato si no se cumplían sus enérgicas pretensiones. La mayoría de sus integrantes procedían la mayor parte de las veces de campesinos y jornaleros que eran captados por antiguos jefes guerrilleros con la promesa de mejoras en su vida cotidiana, así como una minoría de nobles o personas acaudaladas aparte de algunos integrantes del bajo clero. Su composición era muy variable pero no solían ser grandes formaciones, ya que casi siempre lo componían grupos de 50 a 100 hombres y muy raramente su número superaba la cifra de los 200 integrantes.
La prensa liberal se refería de una manera despectiva e injuriosa a estos jefes guerrilleros, otrora ensalzados y vitoreados cuando luchaban contra los franceses, llamándolos por motes o apodos, como eran los casos de “Boquique”, “Patagorda”, “Perdiz” “Latumba” y otros alias semejantes. En nuestra comarca estos guerrilleros estaban al frente de partidas que tomaban nombres pomposos y semejantes a verdaderos cuerpos de ejército y así nos encontramos con partidas que se titulaban “División Carlista de Toledo y la Mancha”, “Columna Carlista de la Izquierda del Tajo”, “Columna Volante de Extremadura” o la más llamativa de “Regimiento de Caballería del Príncipe de Asturias”.
La falta de ciudades o localidades de importancia que se unieran a la causa carlista, la debilidad numérica de sus efectivos, la ausencia de verdaderos jefes y estrategas militares y la amplitud del territorio son las causas mas significativas del poco desarrollo de la causa carlista en el Campo Arañuelo, lo que hacía que las partidas no tuvieran una base geográfica fija y estuvieran continuamente en movimiento acosadas por la Milicia Nacional, y en algunas ocasiones por efectivos del ejército. Los enfrentamientos en el territorio extremeño comenzaron bastante tarde, siendo el año de 1836 (24 acciones) y 1837 (25 acciones) cuando ocurrieron la mayor parte de los hechos de guerra,(3) que la mayoría de las veces se situaron en zonas de carácter rural y núcleos de mediana población como Plasencia, Trujillo o Navalmoral de la Mata. Las acciones bélicas en nuestra comarca se reducían principalmente a la toma de localidades durante un breve período de tiempo y tras acaparar dinero, armas y provisiones, las partidas salían de las mismas hacia sus seguros refugios para evitar en lo posible el enfrentamiento con grandes contingentes de tropas leales a la causa isabelina.
- LA MILICIA NACIONAL
En 1812 las Cortes de Cádiz establecen la Milicia Nacional, establecida en la Constitución, y destinada a defender el Estado Liberal que se organizaba a nivel provincial y local. El hecho de ser destinada a defender uno de los bandos de la nación, condicionó en lo sucesivo el devenir de ésta, que era abolida cuando gobernaban los absolutistas y repuesta una vez que los liberales alcanzaban el poder. Dependían de las diputaciones provinciales que las controlaban y nombraban a sus mandos, y su principal cometido era el de enfrentarse a las partidas carlistas siendo mas tarde destinadas a la persecución de ladrones y malhechores que tanto abundaban en el medio rural.
Aunque en un principio sus integrantes pertenecían en su mayor parte a la clase media (comerciantes, funcionarios, empleados, etc,), posteriormente sus filas se engrosaron con campesinos y jornaleros como podremos ver mas adelante en los milicianos moralos que combatieron durante esta primera guerra carlista. Se implantaron leyes de reclutamiento que abarcaban la mayoría de las veces a los varones que tuvieran entre los 16 y 40 años, cantidad que algunas veces se ampliaba, al objeto de poder aumentar la base de reclutamiento. Para un mejor control del territorio se crearon los llamados “cantones” que no eran otra cosa que los recientes creados partidos judiciales y al frente de los mismos se solía nombrar la mayoría de las veces a jueces, escribanos o notarios, que eran afectos a la causa liberal.
Si los carlistas obtenían sus recursos de robos de ganado, dinero y asaltos a diligencias y casas particulares, los isabelinos recurrieron a la requisa de caballos en
- Recio Cuesta, J. P. Guerra y contrarrevolución en el s XIX, Revista Estudios Extremeños. Pág. 348
todas las poblaciones, actuando muchas veces también con actos de vandalismo en las localidades y comarcas en las que ejercían su poder. Algunos jefes militares obtenían sus recursos con actos de extorsión y continuas amenazas a los ayuntamientos y sus integrantes con amenazas y actos de represalia.
Las autoridades regionales y provinciales pusieron en marcha medidas excepcionales para la obtención de recursos, tales como la implantación de nuevos impuestos, – los llamados “repartimientos”- , así como gravámenes a ciertos productos agrícolas y ganaderos, sin contar con la apropiación algunas veces de los diezmos y primicias que se reservaban a la Iglesia Católica, lo que provocó numerosas reclamaciones y enfrentamientos con la jerarquía eclesiástica.
- LOS COMIENZOS DE LA GUERRA
Si bien en el año 1833 carecemos de noticias relevantes sobre hechos de guerra acaecidos en nuestra comarca, asistimos ya a pequeños incidentes y enfrentamientos que denotan el estado de efervescencia que reinaba en toda la región. A los intentos de levantamientos y pronunciamientos carlistas en Plasencia y el valle del Jerte, se suceden escaramuzas como la que ocurrió con unos vecinos de Ceclavín que se enfrentaron a los restos de una cuadrilla facciosa, que merodeaban por El Toril y la venta de La Bazagona, los cuales se habían apoderado de uno de los correos que circulaban por aquella zona. El resultado fue la captura de tres de sus integrantes, así como de las armas que portaban, siendo entregados posteriormente a las autoridades placentinas(4). Sin embargo es en el siguiente año de 1834 cuando asistimos ya a los preparativos y proyectos de defensa de cara a hacer frente a los intentos de invasión por parte de los afectos al carlismo, que ya se van a suceder en las zonas limítrofes con la Mancha.
Por otra parte, unos días después de esta acción se sucede la toma de varios pueblos pertenecientes al partido de Navalmoral en el mes de mayo, como son Garvín, Peraleda de San Román, Fresnedoso y Deleitosa, por parte de los hermanos Cuesta, siendo destruida esta partida el día 25 de mayo y capturándose a la mayoría de sus componentes, además de 16 caballos, 14 lanzas y diverso utensilio militar que dejaron abandonadas en la localidad de Deleitosa.(5) Pocas semanas más tarde y en el mes de
- La Revista Española. 05/01/1834
- La Revista Española 27/05/1894
julio, uno de los prisioneros de esta facción, de nombre Gaspar Gallego, soltero y natural de Jaraicejo, es fusilado a las 10,30 de la mañana en Romangordo y enterrado en dicha localidad.(6) Posteriormente el 23 de octubre de ese mismo año, dichos hermanos Cuesta son fusilados en la ciudad de Badajoz.
Como antes hemos comentado, es el día 8 de mayo de este año cuando la partida de Alonso Muñoz, alias “La Tumba” es destruida en la finca de San Benito cercana a Navalmoral, donde se habían refugiado, quizás acogiéndose a la hospitalidad del Marqués de Mirabel, que apoyaba financieramente a la causa carlista. Sea como fuere, dicho cabecilla es capturado por una partida compuesta por 11 miembros de la Milicia Nacional conducida por el teniente del ejército Antonio González y en la que interviene activamente el escribano del ayuntamiento moralo Marcos Lozano Moreno, el cual logra reducir al cabecilla rebelde que estaba herido y matar a otros tres por su mano, además se capturan cuatro prisioneros y se dejan otros siete carlistas muertos en el campo. Esta acción le va a suponer a Lozano el ser nombrado Notario de Reynos el 20 de Mayo,(7) iniciando así una fulgurante carrera tanto militar como político-económica que le convertirá en una figura relevante en esta contienda. Mientras, Alonso Muñoz es conducido a Plasencia donde tres días después, el 11 por la mañana, fue ejecutado en el fuerte de dicha ciudad.
- UN AÑO DE TRANSICION
Sin duda alguna el año de 1835 es de “relativa” calma en cuanto a acciones de guerra se refiere. Asistimos a una serie de precauciones defensivas y de captación de voluntarios para formar las Milicias Urbanas en todo el territorio de la provincia cacereña, cuestión un tanto peliaguda pues la escasez de voluntarios era más que patente en algunas ciudades. En noviembre de este año se reciben en Navalmoral, procedentes de los almacenes de Badajoz, armamento y pertrechos militares destinados a los pueblos
del partido, de los cuales 125 fusiles, 16 lanzas y 18 espadas de caballería, son destinados a la milicia morala y que costaron al consistorio la cantidad de 1120 reales y 14 maravedís. En ese mismo mes se confeccionan las listas de los hombres que deben alistarse hasta completar la cifra de cien mil con el que el gobierno nacional piensa hacer frente a los seguidores de D. Carlos. De acuerdo a los deseos de la Diputación
- Pª Sta. Catalina. Libro II, Partida 46, folios 6 y 7
- Junta Armamento y Defensas. Legajo 1º
Provincial, al partido de Navalmoral le corresponde contribuir con 140 hombres, de los cuales nuestra localidad aporta 20 efectivos, Peraleda de la Mata 14, Villar del Pedroso, Castañar y Casatejada 11 cada uno, y así en cifras descendentes hasta los 32 pueblos que integraban dicho partido.(8)Es en julio de este año cuando suenan las alarmas en la parte de las Villuercas cacereñas cuando se recibe información por parte del alcalde de Castañar de Ibor de que una facción de unos 500 hombres había entrado en Guadalupe el día 18, habiendo ocupado anteriormente la localidad de Alia; esta facción, al igual que otras muchas, provenía de la región manchega y mas concretamente de la Jara toledana.(9)
- AÑO DE 1836
Es a finales de este año cuando asistimos a una verdadera eclosión de las acciones armadas por parte de las partidas carlistas, las cuales- en su gran mayoría- van a proceder de las zonas limítrofes de La Mancha y otras, menos numerosas, que penetran por el norte de la región, como pueden ser las provincias de Avila y Salamanca. Así en septiembre de dicho año se constata los movimientos e invasiones en la zona de la Jara y Puente del Arzobispo por parte del cabecilla Basilio, (Basilio de la Iglesia, natural de Espinosa del Rey), el cual reclama cuantiosas cantidades de dinero, caballos, municiones y otros pertrechos, con la amenaza de represalias caso de no percibir lo que reclama. Por aquellos días ya se tenían noticias, igualmente, de las andanzas de Felipe, (Felipe Muñoz, oriundo de la Nava de Riscomalillo), guerrillero indultado que por desgracia va a ser muy conocido en toda la comarca arañuela y sobre todo en Navalmoral, como mas adelante veremos.
Sin embargo la acción más famosa de este año es la llamada “Expedición de Gómez”, que se refiere a la campaña organizada por el general Miguel Gómez Damas, que recorrió gran parte del territorio nacional conquistando varias ciudades para la causa carlista. Dicho general había salido el 26 de junio de la localidad de Amurrio (Álava), al mando de un gran cuerpo expedicionario,
- Carpeta 75. Cuentas. 16/11/1835
- Carpeta 76. Carta del Alcalde de Castañar. 19/07/1835
entrando en territorio extremeño el 26 de octubre, conquistando numerosas localidades llegando finalmente a Trujillo el día 29; una vez en dicha ciudad se toma un descanso y llega a Cáceres al mediodía del día 31 conquistando la ciudad sin resistencia alguna. Una vez tomado el puente de Alcántara, el 3 de noviembre Gómez inicia la marcha con objeto de pasar el Tajo por Almaraz, pero la presencia del general Rodil en Jaraicejo le hace cambiar de planes y marcha hacia Miajadas, para ir a la provincia pacense y entrar en Andalucía el 7 de dicho mes.
Todo lo anterior ocurría a pesar de los esfuerzos de los generales isabelinos por reforzar las defensas y tomar precauciones de cara a impedir las invasiones y ataques de las partidas. Rodil se encontraba el 2 de noviembre en Peraleda haciendo un puente de carretas en el Tajo frente a Talavera la Vieja,(10) de la misma forma que unos días después se habilitó el puente de barcas de Almaraz, lo que iba a permitir a las fuerzas isabelinas asegurarse de momento el poder atravesar el Tajo por estos dos puntos. Posteriormente, y viendo la proliferación de acciones por parte de las gavillas carlistas, la escasez de medios para perseguirlas y el escaso ardor que presentaban los componentes de la milicia nacional y la general indiferencia de la población, Rodil, a la sazón Ministro de la Guerra, asume todo el mando y declara el estado de sitio en nuestra Región el 5 de noviembre de este mismo año.
Casi finalizado 1836 es ocupada por una facción la localidad de Jarandilla,(11) sembrando la alarma en todo el norte extremeño ya que las correrías de las mismas eran abundantes en el Valle del Jerte y era previsible su extensión a la comarca verata dada las características del terreno. Una fuerza de la milicia sale de Navalmoral y logra que dicha localidad sea liberada, huyendo la partida realista hacia las localidades de Cabezuela y Tornavacas, bastiones carlistas desde principios de la contienda.
El 26 de diciembre se recibe una circular de la Junta Provincial de Armamento y Defensa sobre la requisa de caballos destinados a la milicia, señalándose para el día 28 de dicho mes la comparecencia en la plaza mayor de Navalmoral de todos los vecinos presentando los caballos que fueran de su posesión. En dicho día y a las diez de la mañana se procedió al alistamiento de dichos animales llegándose a la cifra de 36
- El Eco del Comercio. 06/11/1836
- El Eco del Comercio. 25/12/1836
caballos, que en días posteriores quedarán reducidos a 29, ya que fueron desechados en el reconocimiento seis de ellos por no dar la talla y otro que fue declarado inútil.(12)
- EL AÑO MÁS DESASTROSO DE LA GUERRA
Comienza este fatídico año de 1837 con la esperanzadora noticia que proporciona el Capitán General de Extremadura dando cuenta del apresamiento del cabecilla Rincón en Trujillo y su posterior fusilamiento. Este hecho, ocurrido en los primeros días de enero, no se va a traducir en nada bueno para la causa isabelina, ya que inmediatamente a este enfrentamiento de Trujillo, el resto de la partida de este cabecilla ocupa Castañar de Ibor el 2 de febrero con 80 componentes y 30/40 caballos.(13)
En el mes de marzo se recibe una circular de la Regencia de la Audiencia de Cáceres alertando a las autoridades sobre la vigilancia que han de tener sobre el clero sospechoso de simpatizar con los carlistas, impidiéndoles llegado el caso, confesar y predicar. Esta precaución de las autoridades provinciales –que se extendía por toda la Nación-, venía a poner de manifiesto la poca confianza en una parte considerable del clero que no disimulaba sus simpatías con la causa de D. Carlos. Así en nuestra diócesis hubo serios problemas con el obispo de Plasencia, Cipriano Varela, nombrado en 1826 y de fuertes ideas absolutistas que le granjearon la enemistad de la misma curia y el ayuntamiento placentino y que después de varias algaradas tuvo que ser desterrado a Cádiz en 1835. Igualmente se suscitaron problemas con algunos canónigos pertenecientes a la vecina diócesis de Coria, así como con el párroco de la iglesia de San Andrés de Navalmoral Don Manuel Eusebio Fernández, el cual fue encausado al final de la contienda “por su desafección a la Constitución de 1837 y sus íntimas relaciones con los cabecillas…”.(14)
A principios de verano Marcos Lozano Moreno es nombrado comandante del cantón de Navalmoral que abarcaba todas las localidades del partido. Una de sus primeras decisiones será solicitar al vecino cantón de Jarandilla el envío de municiones para defenderse de la posible invasión de la localidad, al comprobar que la partida de Felipe se está aproximando peligrosamente a los límites de la provincia. Por estos días
- Carpeta 77. Diligencias. 21/12/1836
- Eco del Comercio. 10/02/1837
- Carpeta 76. Oficio del Comisario Cesáreo Lozano al Alcalde de Navalmoral de 19/10/1840
el consistorio moralo es fuertemente recriminado por el Gobierno Político de Cáceres ya que continúa sin efectuar las obras de fortificación que se le tenía ordenado: “ queda al descubierto la tibieza y falta de interés patriótico de esa corporación …para librar al pueblo de los terribles desastres que sufriría si llegaran a entrar en él los facciosos, lo que al presente no les fuera difícil, vista la indolencia de ese ayuntamiento en preparar lo necesario para su defensa”. (15)Esta premonitoria advertencia redactada el 17 de junio, se vería fatalmente confirmada en sus temores casi un mes mas tarde.
El 26 de junio tiene lugar un terrible hecho que iba a marcar el inicio de las numerosas acciones que vendrían después en toda la parte nororiental de la provincia cacereña: En el puerto de Miravete y junto a su casa de postas, tiene lugar una emboscada que llevan a cabo los integrantes de la facción de Cuesta a resultas de la cual son abatidos 20 soldados y un oficial adscritos al 2º Regimiento de la Reina, y que desempeñaban labores de escolta al correo procedente de Madrid. En esta acción, que tuvo una gran repercusión a todos los niveles, se salvaron tan sólo dos soldados de dicho regimiento.(16)
Mientras, y casi finalizado el mes de junio, Navalmoral asiste gozoso y con festejos a la promulgación y juramento de la constitución progresista de 1837 cuyo texto es recibido en la localidad el día 29 de dicho mes. Con tal motivo se organizan los festejos y actos protocolarios para el domingo siguiente 2 de julio, en el que previo repique de campanas y salvas de fusilería por parte de la Milicia Nacional, el ayuntamiento en pleno y todas las autoridades, junto con el vecindario, se dan cita en la iglesia de San Andrés para una misa solemne de acción de gracias. Durante la misma, y antes del ofertorio, fue leída íntegramente dicha constitución, que fue jurada por todos los asistentes al concluir el oficio, entonándose posteriormente un “Te Deum” tras el cual y una vez de regreso a la plaza, se repitieron las salvas de fusilería y el repique de campanas, concluyendo la jornada con diversos actos lúdicos que tenía organizados el consistorio.(17)
De esta forma tan festiva comienza al fatídico mes de julio en el que se produce el saqueo de Valdeverdeja por parte de la facción de Felipe con una partida de
- Carpeta 76. Oficio del Gº Político de la P. de Cáceres del 17/06/1837 al Alcalde de Navalmoral.
- El Español. 27/071837. Correspondencia de Badajoz del 22/07/1837
- Testimonios del 29/06/1837 de M. Lozano como Escribano del Ayto.
70 hombres, la quema del correo en Miravete y el asesinato del administrador de la estafeta de Jaraicejo Miguel Téllez,(18) y los persistentes rumores de que una partida de 150 hombres tiene invadida la vecina localidad de Casatejada, lo que hace cundir la alarma en toda la comarca, y propicia deserciones entre algunos integrantes de la milicia nacional, como manifiesta el jefe del cantón de Jarandilla, al constatar que 12 milicianos desertan ante los rumores de que iban a ser enviados a luchar a las riberas del Tajo….Esto ocurría el día 23 en que finalmente la localidad de Peraleda es invadida y saqueada por la partida de Felipe Muñoz, y al siguiente 24, el alcalde de dicha localidad, Julián Juárez, enviaba a Navalmoral un correo informando de la llegada a Talavera la Vieja de un contingente del ejército compuesto de 200 infantes y 50 caballos coraceros para hacer frente a Felipe. (19)
- LA BATALLA DE PERALEDA
A las cinco de la mañana de este día 24 se reciben en Navalmoral los alarmantes informes de que hombres desconocidos y sospechosos andaban a caballo recogiendo la yeguada en la dehesa de La Mata, del término de Peraleda. Inmediatamente se dispuso la salida de 22 caballos y 25 infantes, estos últimos pertenecientes al cantón de Jarandilla al mando de su teniente D. Agustín Parrón, los cuales se dirigen a dicha dehesa al objeto de efectuar el correspondiente reconocimiento.
Este contingente ya sabían al salir de Navalmoral que la villa de Peraleda estaba tomada por los carlistas, lo que les hizo salir tan sólo con las fuerzas mas arriba mencionadas, en prevención de que se tratara de una emboscada y la realidad fuera distraer fuerzas de la localidad morala y con ello propiciar la invasión largamente apetecida de Navalmoral; con tal motivo se quedan en la villa una compañía de infantería al mando del teniente José Ramos.
- El Español. 11/07/1837
- Carpeta 76. Oficio del Alcalde de Peraleda al Cte. Del Cantón
Al llegar a Peraleda los milicianos nacionales se disponen de la siguiente manera: Por el lado del poniente el teniente Parrón ataca con la infantería mientras que por el saliente la caballería tomaba el camino de Talavera la Vieja, lugar por donde la facción debería huir. Así se hizo pero los carlistas, en número de 70, lograron burlar el asedio y escapar, salvo tres de sus integrantes, que entretenidos en el pillaje fueron abatidos por los milicianos nacionales. Tras estas escaramuzas y comprobando que la localidad estaba libre de la invasión, los milicianos retornan a Navalmoral, con 4 caballos, 2 lanzas y alguna escopeta que capturaron a la partida.
Pero una vez en Navalmoral, llegan noticias de que nuevamente la partida carlista se halla en Peraleda, por lo que algunos componentes de infantería de la Milicia en número de cuarenta individuos con el teniente Ramos a la cabeza piden volver al objeto de “destruir a la canalla”. Así pues se retorna a Peraleda y a la llegada observan que la partida ya no está en la localidad lo que les hace pensar que han huido ante la llegada de los milicianos nacionales. Estos últimos, convencidos de dicha huida, se adentran en el camino de Talavera la Vieja, a “la parta allá del pueblo” y al adentrarse en una llanura se toparon con la partida carlista que les estaba esperando parapetada en las faldas de un montículo desde donde,- de una forma inesperada-, comenzaron a abrir fuego sobre los milicianos, que fueron sorprendidos en una emboscada y no supieron reaccionar a tiempo. A pesar de las órdenes del teniente Ramos y el Nacional de caballería D. José Páez, el desconcierto fue general y con la huida de algunos componentes de la infantería, se desató el pánico entre los demás, lo que propició, que a pesar de que algunos milicianos se batieran con denuedo, la destrucción de la compañía de los milicianos fue casi total, ya que ni siquiera disponían de caballería que les protegiera en la retirada. Así, acabada la batalla, quedaron tendidos en los campos de Peraleda los cuerpos inermes de una treintena de componentes de la milicia, entre ellos veintiocho milicianos de Navalmoral que fueron “sacrificados inhumanamente en defensa del trono legítimo y la libertad”
Hasta aquí la versión que nos ha llegado de los hechos narrada por uno de los mandos de la milicia, el cual se lamentaba amargamente del resultado de esta terrible emboscada y su queja por la falta de ayuda que podrían haber recibido de las fuerzas estacionadas en Talavera la Vieja, que en número de 200 infantes y 50 coraceros muy superior a la facción carlista podría haber pasado el vado del Tajo y el resultado hubiera sido una gran victoria en vez de una derrota tan dolorosa y que este mando de la milicia acababa narrando así : “¿Y esta compañía no oyó nuestras descargas?, ¿No pudo decírsela que la facción estaba en Peraleda y aún aseguran que batiéndose con las compañías de Navalmoral y no pudieron pasar el río en esta dirección? ¡que diversos aspectos presentaríamos! ¡que derrota tan completa hubiera sufrido el orgulloso Felipe! (20)
Al acabar el informe sobre la batalla, el mando militar expresa su consternación y desconsuelo por los milicianos caídos y sus familiares, el peligro inminente de invasión de la capital del cantón, con el temor de que haya nuevas víctimas, a la vez que trazaba un cuadro dantesco de la villa morala, y expresaba su enorme queja por el estado de abandono que según él se había dejado a esta localidad por parte de las autoridades provinciales, que cuando era manifiesto que los carlistas iban a invadir la capital del cantón, como así ocurrió a los pocos días después, no tuvieron la precaución de enviar fuerzas que pudieran hacer frente a dicha acometida.
- EL DIA DESPUES
A las pocas horas del suceso debió llegar la noticia a Navalmoral y con ella la desolación, el estupor y la rabia, que junto a los llantos y gritos de venganza pintaban un aspecto totalmente desolador. De este ambiente poseemos un testimonio directo en la carta que el día 28 de julio desde Talayuela escribe Mateo Samaniego, secretario del ayuntamiento, a su buen amigo Marcos Lozano, comandante del cantón: “Querido Marcos: Ayer estuve en Navalmoral y presencié los quejidos de las familias que han perdido sus padres, hijos, maridos, hermanos y parientes: no hay familia que no tenga parte en tantas desgracias. Todo el pueblo está cubierto de luto y todo él infunde la mayor tristeza: No se puede mirar con indiferencia tanta lástima, cada cual está furioso y deseando tomar venganza…….todo el pueblo en general respira el mismo dolor, el 24 de julio será memorable en Navalmoral. Ayer empezaron los funerales que cada cual en particular aplica a su desgraciado, las campanas anunciarán sus clamores por espacio de 28 días a que se han prolongado tantas víctimas…”
- Carpeta 76. Informe de la batalla de Peraleda sin datar ni firmar.
En esta extensa carta en la que Samaniego describe pormenorizadamente el desolador aspecto que presentaba la localidad, comunica a su amigo Lozano los informes que le llegan del “faccioso Felipe” a través del antiguo alcalde de la Puebla de Nasciados: “Nicolás estuvo ayer en Navalmoral quien dijo había estado con el cabecilla Felipe el día de la ocurrencia por la tarde en su casa tomando un vaso de agua y haciéndole varias preguntas (motivado por la amistad que se profesan), le contestó Felipe: Estoy muy desazonado pero no puedo menos de haberlo hecho; los campos de Peraleda quedan llenos de moralos ynocentes, que han muerto todos por los escesos que su Comandante Lozano cometió con los míos y mi pueblo el ynvierno pasado, aún no he vengado todavía aquello…”(21)
Este último comentario se refiere a un oscuro episodio ocurrido en Sevilleja (Toledo) el 10 de diciembre de 1836, por el cual se acusaba a Marcos Lozano de diversas tropelías, robos y saqueos efectuados en dicha población y sobre todo, por el hallazgo de diverso material comprometedor en la casa del suegro del cabecilla Felipe.(22)
Al final de la misiva se enumeran los nombres de los fallecidos moralos dando cuenta de que fueron enterrados por regidores y otros comisionados por el ayuntamiento de Navalmoral, haciendo la observación de que “excepto el maestro y otro que no se puede conocer por lo desfigurado que tenía el rostro, los demás todos están enterrados en el Campo Stº de Peraleda”. Esta última observación coincide en gran parte con el acta de defunción que al día siguiente, inscribe el párroco de Peraleda en el que hace constar el enterramiento de 25 personas con sus nombres y apellidos, mas “ocho cadáveres restantes que no han podido ser reconocidos en cuya virtud mandaron sus señorías que mediante estos dichos cadáveres inflados y principiados a corromper se pase inmediatamente a darles sepultura en el campo santo…”. (23)
Por otro lado, el mes de julio finaliza de la peor manera posible: Como era de temer, las huestes carlistas al mando de Felipe invaden Navalmoral el día 29, exigiendo
- Carpeta 76. Carta de Mateo Samaniego, Secretario del Ayto. a M. Lozano fechada en Talayuela el 28/08/1837.
- Hemeroteca Digital. Diario de las Sesiones de Cortes nº 38.
- Pª Santiago Apóstol. Libro 8 de Difuntos, página 32 y vuelto.
al Ayuntamiento 70.000 reales, llevándose de momento 19.702 que el ayuntamiento tenía recaudados, así como al alcalde en calidad de rehén y amenazado de muerte.(24)
- RELACION DE LOS MILICIANOS FALLECIDOS
El ayuntamiento moralo, y tras varios escritos de la Diputación Provincial confecciona una primera relación de los milicianos muertos en Peraleda con fecha nada menos que de 18 de agosto, confeccionando otra posterior el días 8 de septiembre con expresión de sus nombres, situación familiar y económica, y que nosotros ampliamos al entorno familiar de cada uno de ellos. Dicha relación es la siguiente:
Fulgencio Ramos: Militar de 32 años, tenía 6 hijos, Celestino (12 años), Tomasa (10 años), Joaquín (8 años), Félix (6 años), Ángel (4 años), y María. Su mujer se hallaba embarazada el día de su fallecimiento. Sin casa ni haberes de fortuna.
Félix Ramos: Hermano del anterior, de 40 años, tenía 3 hijos, Úrsula, Teodora y Ramona. Su mujer estaba dudosa de embarazo. Propietario de una pequeña casa.
Bernardo Rebate: 20 años, tenía un hijo llamado Vicente Rebate (10 años). De oficio menestral.
Joaquín Mirón: 27 años, dejó 4 hijos, Felipe (9 años), Marcela (6 años), Florencio (4 años), y Vicente (3 meses). Familia indigente.
Benito Mirón: Hermano del anterior, de 32 años, tenía 2 hijos, María Teresa (2 años) y Fermín (1 año). Su mujer estaba embarazada a su fallecimiento, naciendo un hijo el 30-12-1837 de nombre Santiago. De oficio menestral.
Enrique Millanes: 31 años, dejó 3 hijos, Claudio (10 años), Concepción (9 años), y María (4 años). Se encontraba embarazada. De oficio menestral.
Sebastián Moreno: 34 años, casado, dejó 1 hijo, Cirilo (3 años), naciendo después un hijo póstumo, Raimundo, nacido el 15-3-1838. Su vivienda era una pobre choza.
Gregorio Fernández: 23 años, casado, No tenía hijos y su oficio era el de jornalero.
José del Monte: 35 años, casado, tenía una hija de pocos meses llamada Agueda. Su vivienda era un revolcadero techado miserable.
24.AHANM. Carpeta 61 -. Cuentas
Ramón García: 34 años, casado, tenía 3 hijos, Domingo (10 años), Pedro (5 años) y Manuela (1 año). Vivían en un “zaquizami” (cuchitril) miserable.
Pablo Marcos: 36 años, casado, su mujer dudosa de embarazo. De oficio jornalero.
Francisco Millanes: 25 años, casado, dejó 2 hijos, Ángel (5 años) y Valentín (4 meses). De oficio jornalero.
Faustino Nuevo: 33 años, casado, tenía 3 hijos, Gabriela ( 12 años), Teodoro ( 7 años) y Basilio ( 3 meses). Tenía una pequeña casa.
Manuel Mateos: 19 años, casado, dejó un hijo, Eugenio (2 años), y su mujer embarazada. De oficio menestral.
Fausto Ruiz: 38 años, casado, tenía un hijo, Antonio. De profesión jornalero.
Carlos Alcázar: 38 años, casado, dejó 5 hijos Valentín (13 años), Anselmo (8 años), Isidro (6 años) Felipe (3 años) y Ramón (1 año). Al poco tiempo falleció su mujer. Vivian en un miserable albergue.
Marcos Caballero: 30 años, casado, tenía 2 hijos, Teodoro (2 años), y Rita (5 meses). De oficio jornalero.
Nicolás Martín: 25 años, casado, dejó 2 hijos, Francisco (2 años) y Nicasia (9 meses). De profesión barbero.
Eugenio Marcos: 22 años, casado, tenía 2 hijos, Francisco y Fernanda Marcos Muñoz. Vivía en una pequeña casa que era de su propiedad.
Guillermo Pablos: 35 años, hijo de Francisco Javier Pablos y Fulgencia Rodríguez, nació el 10-2-1802, soltero, mantenía a su madre viuda.
Antonio Mazarrazi: 19 años, hijo de Alejandro Mazarrazi y Francisca Martín, nació el 4-4-1818, soltero, mantenía a su madre y a una hermana menor.
Narciso Pérez: Soltero, vivía a expensas de su trabajo.
Ponciano Barranco: Viudo, era maestro de niños.
Andrés Sánchez: 21 años, casado, sin hijos; el 8-9-1837 se publicaron las amonestaciones para contraer nuevo matrimonio su viuda. Tenía una pequeña casa y un pequeño haber.
Francisco Yuste: 25 años, casado, tenía una hija, Ana (1 año). Su mujer estaba embarazada, naciendo Cándido el 3-10-1837. Menestral indigente.
Mariano Páez: 16 años, hijo de José María Páez y Ramona Rodríguez, soltero. Su padre era el cirujano titular de la villa y uno de los milicianos que dirigían el grupo de nacionales.
Laureano Tomillo: 34 años, casado, tenía 2 hijos, Fernando (2 años) y Antonio (4 meses). De oficio jornalero.
Andrés Gómez: Soltero, hijo de ¿? Gómez y María Serrano, soltero, mantenía a su madre viuda.(25)
A estos milicianos hemos de añadir a Juan de Mata Alonso, vecino de Valdehúncar, de estado casado y del cual no disponemos de más datos, de igual forma sabemos de un tal Martín, vecino de Casatejada y que pertenecía a la caballería de la Milicia.
Como podemos observar, la mayor parte de los fallecidos eran de extracción totalmente humilde, siendo la mayoría de ellos jornaleros o menestrales, y tan sólo una minoría era gente relativamente acomodada, como era el caso del maestro de primeras letras, el barbero y el teniente Ramos. En cuanto a su edad, de los datos que nos ha sido posible obtener, 14 de los milicianos eran mayores de 30 años, 8 mayores de 20 y 3 menores de 20 años, desconociendo la edad de los restantes. Hemos de destacar, asimismo, el caso de algunas viudas dudosas de embarazo, otras que tuvieron hijos después de quedar viudas y alguna que contrajo nuevo matrimonio muy poco tiempo después motivado quizás por el estado de miseria y abandono en que quedaron después de la tragedia. Otro caso trágico de mencionar es el de la viuda del miliciano Carlos Alcázar, que falleció pocos días después, dejando cinco hijos que quedaron totalmente huérfanos de padre y madre.
- LAS CONSECUENCIAS
La batalla de Peraleda va a propiciar una desmoralización general en las filas isabelinas de la provincia y por ende la invasión de Navalmoral y gran parte del Campo Arañuelo y la Vera por parte de las facciones capitaneadas por Felipe y Basilio que entran en la villa morala el día 29 de julio, personándose ante el ayuntamiento y exigiendo el pago de cuantiosas cantidades como anteriormente hemos comentado. Las amenazas de los carlistas y su extrema movilidad hacen que todo el noreste de la provincia cacereña quede bajo su control en muy pocos días, dando lugar a una verdadera desbandada tanto en las autoridades judiciales y de ayuntamiento como por parte de los integrantes de la milicia.
25.Pª San Andrés Apóstol. Libros 7 de Matrimonios y 11 de Bautismos.
Los ayuntamientos se abstuvieron de celebrar reuniones y algunos de sus componentes tuvieron que huir de sus localidades por temor a represalias y amenazas de muerte; los partes semanales y otras comunicaciones también dejaron de enviarse, con el consiguiente desconocimiento de la situación real de la comarca; los artículos de primera necesidad (trigo, centeno, cebada etc,) comenzaron a escasear y el alza de los precios fue generalizada, pues las partidas reclamaban continuamente toda clase de avituallamientos para poder continuar con sus acciones. A grandes rasgos, podemos resumir el resto del año 1837 de la siguiente forma:
A los pocos días de los sucesos de Peraleda, el alcalde de Cuacos escribe sobre la situación de pavor y desánimo que impera entre la población, a la vez que desde Garganta la Olla llegan noticias de que nadie quiere alistarse a la milicia nacional. Las localidades de Valverde y Villanueva de la Vera son invadidas y el día 18 los carlistas entran en Jaraíz donde recaudan 20.000 reales, llevándose numerosas provisiones y otros pertrechos ocurriendo lo mismo en la vecina Cuacos donde entran el día 20 y se llevan 2000 reales y pertrechos, amén de cuantiosos destrozos en las casas del alcalde y secretario de la localidad que tuvieron que huir ante las amenazas de muerte contra ellos, sin en un plazo determinado de días no les entregaban monturas, armas y caballos en el cuartel carlista que se encontraba en la localidad de Valdecañas “ allende el Taxo”. En dicha localidad la partida hizo picar la lápida de la Constitución y rompieron el retrato de Isabel II “ vertiendo las voces más injuriosas y tremendas”. (26) En vista de la situación tan dramática, algunos alcaldes de la zona dejan de enviar noticias por estar seriamente amenazados de muerte finalizando el mes de agosto con otra quema del correo Madrid-Badajoz, esta vez en el mismo Navalmoral.
En el mes de septiembre son enviados 400 caballos y 300 infantes a Navalmoral(27) al objeto de recuperar la comarca para la causa isabelina y restablecer la normalidad, ya que durante más de 60 días todo el Arañuelo estuvo completamente a merced de las partidas que entraban y salían a su antojo, exigiendo enormes cantidades de dinero, que en el caso concreto de nuestra localidad fueron entregados por algunos de sus habitantes más pudientes (el alcalde y algunos industriales), y que años más tarde les serían devueltos por el consistorio.
26.AHANM. Carta del Alcalde de Cuacos Miguel Arjona del 20/08/37 al Juez y Cte. Militar del Cantón.
27.El Eco del Comercio. 07/09/1837
Y así se llega a Octubre cuando Marcos Lozano es nombrado comandante de los cantones unificados de Jarandilla y Navalmoral,(28) quedando bajo su mando un extenso territorio que abarcaba prácticamente todo el noreste de la provincia cacereña. Por otra parte hemos de destacar el enorme poder que acumuló Lozano, ya que prácticamente estaba investido de una autoridad absoluta, la cual ejercía plenamente y que le llegó a acarrear no pocas enemistades con las autoridades municipales de los pueblos bajo su mando.
En noviembre los carlistas entraban en Belvís de Monroy, amasando en dicha localidad 30 fanegas de pan para dirigirse posteriormente a la comarca verata, no sin entran antes en Casatejada el día 14 con 150 hombres, mientras el cabecilla Felipe levantaba una partida con 600 hombres que ocupaban Mohedas, Villar del Pedroso y Valdelacasa. El día 30 de este mes, el alcalde moralo, Ángel Mirón, escribe al comandante Lozano dándole cuenta de que el “ titulado capitán Fray Bartolomé Medina” ha dado un plazo de 8 días para que se entregara las cantidades que correspondían a esta localidad por las recaudaciones de repartimientos, con la amenaza de “ afusilar los integrantes del ayuntamiento sin que sirviese de excusa el haberlo entregado a la Diputación” Y para mayor desgracia, habiéndose enterado dicho cabecilla de la venta de parte del trigo almacenado en el pósito local, hubo que entregarle los 4000 reales provenientes de la venta de dicho cereal.(29)
Con fecha 24 de noviembre y desde la localidad de Aldeanueva de la Vera, publica un bando el comandante Lozano dirigido a los pueblos del cantón de Jarandilla censurando “la indolencia y criminal apatía que por tanto tiempo se ha observado en la mayor parte de los pueblos de este cantón”. En dicho bando- aparte de censuras y reproches- se anima y arenga a todos los habitantes para que hagan causa común y defiendan sus localidades contra los facciosos y a tal efecto dicta siete artículos para que entre otras cosas las autoridades locales tomen las medidas oportunas para la defensa (toque de campanas, fortificaciones, etc), los habitantes que dispongan de mas de 6000 reales de patrimonio quedan obligados a comprar un arma y tres paquetes de cartuchos, se moviliza a todos los hombres comprendidos entre los 16 y 50 años, el ciudadano que no coopere será tratado como traidor y puede ser condenado a muerte, las autoridades municipales serán responsables de no acatar sus órdenes, etc…(30)
- O.P de Cáceres del 20/10/1837
- Carpeta 76. Comunicaciones.
Por otra parte, las obras de fortificación continuaban sin realizarse en Navalmoral, lo que provocó que Lozano enviara una durísima circular a su ayuntamiento con fecha 13 de diciembre urgiendo a la finalización de dichas obras con la amenaza de multas a los integrantes del consistorio, que en este caso ascendían a la cantidad de veinte ducados, a cada individuo del ayuntamiento. Decía así la misiva: “No pudiendo mirar con indiferencia la apatía y abandono que advierto en ese ayuntamiento para cooperar a la fortificación…observando que a pesar de mis amistosas prevenciones hechas repetidas veces no he podido conseguir que ese ayuntº conozca su deber….estarán en mi poder a las doce de este día en punto, apercibidos que de no berificarlo y corregir su escandalosa conducta tomaré medidas mas serias”.(31)
Se cierra el año con una buena noticia para la causa isabelina cuando en los campos de Majadas de Tiétar tiene lugar la segunda derrota del cabecilla Montejo, (anteriormente había sido ya derrotado en la sierra de Gata), famoso por sus correrías en el norte extremeño y en tierras portuguesas donde encontraba refugio y apoyo. Nada menos que 40 carlistas fueron muertos en dicha batalla, amén de capturarse 48 caballos y abundante material de toda clase cuando el cabecilla había pasado el río Tiétar y se disponía a pasar el Tajo por la barca de Almaraz. Dicha acción fue conseguida por la excelente combinación entre el ejército regular y los milicianos nacionales.(32)
- AÑO DE 1838
Comienza el año con una nueva quema del correo que llevaba la correspondencia de Madrid a Badajoz tanto en la barca de Almaraz como en el puerto de Miravete, cuando el ayuntamiento de Navalmoral solicita permiso para vender varios terrenos al objeto de poder fortificar la villa, cuestión esta que incomprensiblemente se venía demorando a no ser por la precariedad económica del consistorio. La Barca de Almaraz continuaba siendo objeto de continuos enfrentamientos por su control, como lo demuestra el que a primeros de este año los carlistas fusilan a Luis Melo, albañil que fue enterrado en Romangordo y cuyo delito fue haber pasado alguna comunicación a
- Carpeta 76. Comunicaciones.
- Carpeta 76. Carta dirigida al Sr. Presidente e individuos del Ayto. de esta villa
- Carpeta 76. Carta de Josef Mateos al Cte. Del Cantón del 17/12/1837
Marcos Lozano, quién le había contratado para hacer una casa “para la Guardia de la Barca del Camino Real”. (33)
De Marcos Lozano sale la orden de fusilar a tres carlistas en el mes de marzo, que son enterrados el día seis en la localidad de Romangordo y que seguramente fueron hechos prisioneros en alguna acción ocurrida en el puerto de Miravete. Dichos “facciosos” eran Miguel Manglano, casado, natural de la localidad de Valdecañas, y los vecinos de Higuera de Albalat, también casados, Pedro Vadillo y Esteban Fernández.(34)
En el mes de mayo el panorama era desalentador para la causa isabelina: Las facciones se habían vuelto a rehacer y en un número que se calculaba superior a los 300 efectivos, dominaban completamente el valle del Tiétar y la Vera. El estado de la Milicia Nacional distaba mucho de ser óptimo, pues a la continua escasez de medios y recursos se añadía la más que probada ineficacia y falta de coordinación entre las diversas fuerzas, que permitían a los carlistas moverse libremente por todo el territorio. Sirva de ejemplo la carta que el 16 de junio de este año dirigía Marcos Lozano al ayuntamiento de Navalmoral solicitando la cantidad de 1500 reales “ para arreglar el estado de miseria en que se ve la Milicia Nacional bajo mi mando que debe ir a la Vera Alta de orden del Capitán General” (35)
Por fin en el mes de junio, y casi un año después de la invasión carlista, la localidad de Navalmoral tiene finalizadas sus obras de fortificación, (alzado de la torre del templo de S. Andrés), que había dirigido el maestro de obras Gaspar Moreno Tomillo. Dichas obras duraron 47 días y en las mismas trabajaron 27 operarios y 8 carpinteros (algunos venidos de localidades del cantón), ascendiendo la suma total de lo gastado a 7.019,00 reales según la relación que éste presenta al ayuntamiento. (36)
Así las cosas, en el mes de Octubre los carlistas en número de 30 a 40 individuos, vuelven a tomar la localidad de Millanes para proseguir a continuación
- Pª Sta. Catalina. Partida 104. Folio 17 y vuelto.
- Pª Sta. Catalina. Partida 181. Folio 20 y vuelto.
- Carpeta 76. Carta del 15/06/1838
- Carpeta 61. Cuentas.
hacia Saucedilla y Casatejada, al mando de Felipe, donde se produce un enfrentamiento con efectivos del Regimiento de la Reina, en el que son abatidos 7 facciosos, capturándose 6 caballos, 3 escopetas, 1 pistola, varias cananas y algunos sables y muchas ropas, huyendo el cabecilla carlista perseguido por una partida de 20 efectivos a caballo, a las órdenes de Lozano. Este hecho, magnificado por la prensa de la época, va a ayudar notablemente a levantar el decaído ánimo de los habitantes de la comarca y de la milicia nacional.(37)
- EL FINAL DE LA GUERRA
Y así se llega al año de 1839 en el que tiene lugar el famoso “abrazo de Vergara” escenificado el 29 de agosto como al principio comentamos, y que supone el fin de las hostilidades entre carlistas y liberales, aunque todavía quedan pequeños restos de partidas en nuestra comarca y represalias sobre aquellos que no aceptan las condiciones pactadas en dicha localidad guipuzcoana.
La Capitanía General de Extremadura desde su sede en Badajoz, envía varios escritos al ayuntamiento moralo al objeto de recabar diversa documentación (partidas de bautismo, de matrimonio, certificados, etc, ), que sirvan de justificante al objeto de poder cobrar una pensión destinada a las viudas ó madres de los caídos en Peraleda. En el mes de septiembre de este año, se reciben finalmente las listas de dichas personas con los oficios correspondientes que son entregadas a las beneficiarias de “las reales órdenes de concesión de pensión”(38) De esta manera y después de dos largos años, las viudas y huérfanos de los caídos en Peraleda ven como el gobierno de la Nación reconoce su derecho a esta compensación económica, que de alguna manera aliviaba un poco su precaria situación. Por otro lado, y casi finalizado el año, se tienen noticias de la rendición del odiado cabecilla Felipe al comandante de la columna de la izquierda del Tajo.
Todavía en el año 1840 el partido de Navalmoral no estaba libre de choques y acciones entre ambos bandos. Así el día 2 de febrero de dicho año tiene lugar un enfrentamiento cerca de Romangordo en el que resulta herido el carlista Nicolás Cuesta, sobrino del famoso general carlista Cuesta, el cual fallece unos días después a causa de
- O.P de Cáceres, 16. de Octubre 1838
- Carpeta 76. Comunicaciones
sus heridas, especificándose así en el acta de defunción: “ Dí sepultura en el Campo Santo a Nicolás Cuesta, que habiendo sido herido gravemente y preso la noche del dos de febrero, falleció el tres del mismo en la mañana…. Recibió los Santos Sacramentos de Penitencia y Extremaunción, no el Sagrado Viático por el vómito que le causó la herida del vientre. Me entregó para que le dijera una misa (cuando muriera)…”(39)
.
El Ayuntamiento de Navalmoral conoce y aprueba los gastos ocasionados por la invasión carlista nada menos que en el año 1840, cuando el 10 de noviembre el que fuera alcalde en 1837, Ángel Mirón, da cuenta detallada de lo que se tuvo que entregar a los carlistas y que sumaba la cantidad de 83.773,00 reales. Para hacer frente a estas exigencias se hicieron varios “repartimientos” y como quiera que hucho individuos que no podían sufragar las cantidades que les eran asignadas, se recurrió a otros para que adelantaran dichas cantidades. Aparte de los consabidos avituallamientos como eran el pan, la carne y el vino, llama la atención la exigencia de los carlistas de otros productos tales como varios litros de aguardiente, arrobas de arroz, 345 herraduras y una arroba de clavos, 100 pasaportes, 16 pares de zapatos, 79 libras de tocino, 32 camisas etc.(40) De la mayoría de estas entregas se formalizaron los correspondientes recibos, algunos de ellos firmados por Felipe, el padre Medina y otros cabecillas. Con la aprobación de estas cuentas se ponía punto y final a otro capítulo de estos fatídicos años.
- 16. CONCLUSION
Como decimos al principio, la desinformación y el olvido es la característica principal en cuanto a la historia de esta Primera Guerra carlista en nuestra comarca, lo que cabría decir igualmente para toda la provincia cacereña. Si bien hemos de insistir que en nuestro suelo no se dieron grandes batallas, ni concentraciones de envergadura de ambos bandos, es bien cierto que afectó notablemente a la población de nuestra localidad, hundió más todavía su precaria economía a la vez que los recursos agrícolas y ganaderos fueron dañados considerablemente.
El fin principal de este trabajo no es otro que sacar a la luz los terribles años que padeció el Campo Arañuelo entre 1833 y 1840, y más que nada rendir un pequeño homenaje a todas las personas que se vieron obligadas, de una forma u otra, a participar
- Pª Sta. Catalina. Partida 124, folio 20 vuelto.
- Carpeta 61. Cuentas.
en esta absurda contienda civil. El recuerdo de los 28 milicianos moralos que fueron abatidos en Peraleda y cuyos nombres hemos dado a conocer, pensamos se merecían un trabajo que recuperara de alguna forma esta amnesia histórica y que fueron los auténticos protagonistas de esta gran desgracia que fue conocida y sentida a nivel nacional.
Navalmoral de la Mata, 10 de agosto de 2015
Carlos Zamora López
BIBLIOGRAFIA
Archivo Histórico Diputación Prov. de Cáceres, (AHDPCC).
Archivo H. Provincial de Cáceres (AHPCC) – Actas de las Juntas de Armamento y Defensa.
Ayuntamiento de Navalmoral de la Mata – Archivo histórico. (AHANM)
Biblioteca Nacional de España – Hemeroteca Digital.
– Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres
– Revista El Eco del Comercio
– Revista El Español
– Diario Sesiones Cortes Españolas
– La Revista Española
Parroquia San Andrés Apóstol de Navalmoral.
Parroquia Santa Catalina de Romangordo.
Parroquia Santiago Apóstol de Peraleda de la Mata.
Recio Cuesta, Juan P.: “Guerra y contrarrevolución durante el s. XIX: La primera carlistada en la provincia de Cáceres” Rev. Estudios Extremeños, 2013.
Recio Cuesta, Juan P. “Entre la anécdota y el olvido, la Primera Guerra Carlista en Extremadura” 1833-1840 – ACTAS, Colección Larramendi. 2015