Francisco Rivero Domínguez.
El día 31 de mayo de 2014 comenzaron los actos del Centenario de la fundación del convento de las Hermanas Carmelitas de Brozas, que llevaría consigo la creación del colegio de primera enseñanza para niños y niñas de corta edad, en donde hemos aprendido las primeras letras cientos y cientos de niños de la villa de Las Brozas, así como la preparación para la primera comunión. Muchos hombres y mujeres de mi edad hicimos la Comunión en las Carmelitas.
Los actos oficiales del centenario empezaron en la tarde del 31 de mayo en el auditorio de “Las Comendadoras”, que era antiguamente la capilla del convento de San Pedro de las Madres Comendadoras de la Orden Militar de Alcántara, cuya entrada solo podían solicitar las doncellas con título nobiliario. Al salón de acto acudió un numeroso público interesado en conocer la historia del convento carmelitano y consistió en sendas conferencias: Una pronunciada por don Antonio Galiano, presidente de la Real Asociación Española de Cronistas Oficiales y cronista oficial de Orihuela (Alicante), quien habló en una disertación con imágenes de la “Presencia del Carmelo en Orihuela: Pasado y presente” y la segunda por un servidor que llevaba el título “Las Carmelitas de Brozas”.
Fueron invitadas de honor la hermana vicaria general de la Congregación de las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, hermana María del Carmen Hernández, a quien acompañan la madre asesora de la Superiora Rita-Dwiningsih, natural de Indonesia, y la hermana Aureliana Gómez de la Cruz, que hizo el sacrificio de venir desde tan lejos, desde el colegio de San Juan de Alicante, a sus 86 años, para rendir un homenaje a sus hermanas fundadoras de este convento de Santa Eufrosina, de la villa de Brozas.
La segunda jornada comenzó con una visita privada de las hermanas carmelitas y de los cronistas oficiales de Orihuela y de Brozas, así como varios acompañantes, al convento y colegio que regentaron las religiosas en Brozas, hoy propiedad del Ayuntamiento donde se hallan varios organismos locales, como la biblioteca municipal, el centro de informática o la guardería infantil. Este colegio y convento se aposentó en las estancias que fuera el palacio de los Nebrija y en ellas habitó durante tres años Elio Antonio de Nebrija, autor de la primera Gramática Española, publicada en Salamanca en 1492 Esta casa es la única casa palacio de las que habitó Nebrija que se conserva en España. Bien merecería que se le hiciera a Antonio de Nebrija un homenaje como ya hizo uno en 1990 la Real Academia Española a Francisco Sánchez “El Brocense”, trasladándose desde Madrid hasta Las Brozas el director de la real institución, don Manuel Alvar, con varios académicos de la Lengua.
La hermana Aureliana de la Cruz, maestra y directora del colegio en 1972, que tuvo que cerrar por adecuarse a la Ley de Educación de EGB, del ministro José Luis Villar Palasí, promulgada dos años antes, aprovechó para hacerse una fotografía con sus dos hermanas de la orden en lo que había sido su clase y ahora es sede del SEXPE (Servicio Extremeño de Empleo).
El tercer acto se celebró en el templo parroquial de Santa María de la Asunción de Brozas, más conocida como “la catedralina”, y fue presidido por el obispo de la diócesis, don Francisco Cerro. La iglesia estaba a rebosar y al final de la misa de acción de gracias hubo un acto sencillo en el que el alcalde de la localidad, don Leonardo Rodríguez; el Párroco, don Jaime Rubio y un servidor como cronista oficial, entregamos un diploma a la hermana Aureliana; posteriormente el obispo de Coria – Cáceres, acompañado, del presidente de los cronistas de España, hizo lo mismo a la Congregación de las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo. Recogió este diploma la vicaria general, hermana María del Carmen Hernández
Al concluir el acto religioso, muchísimos fieles se acercaron a las tres hermanas para felicitarlas, especialmente a la hermana Aureliana porque muchos de ellos la conocían. Los actos conmemorativos terminaron en un sencillo almuerzo ofrecido por el Ayuntamiento a las protagonistas del centenario y los organizadores del evento.
La prensa local, regional, la página web de la Congregación y su publicación mensual “Surco fecundo” que se distribuye por toda España y algunos países hispanoamericanos. “Surco fecundo” promueve la causa de la canonización de la sierva de Dios, la madre Elisea Oliver, fundadora de la Congregación y fundadora personal del convento carmelitano de Brozas. También merece la pena resaltar las fotografías que colgó en internet Rosa María Jiménez y de las que realizó un magnífico “power point” Alejandro Cid.
Tras esta larga entrada hay que dar a conocer lo que supone el Carmelo en Orihuela (tomado de la conferencia de su cronista, Antonio Galiano) y su traslado a primeros del siglo XX a un lugar tan apartado como es la villa cacereña de Las Brozas.
- El Carmelo en Orihuela
Al sur de la Comunidad Valenciana, en el sur de la provincia de Alicante, en el corazón de la Vega Baja del Segura, se encuentra Orihuela, de la que alguien ha dicho que tiene alma de palmera y de poeta. En su paisaje, se entrelazan la riqueza de la huerta y los edificios civiles y eclesiásticos, que nos muestra como telón de fondo el Seminario, el castillo y la Cruz de la Muela.
Orihuela presenta una riqueza arquitectónica avalada por cinco monumentos nacionales:
1.- La catedral del Salvador y Santa María cabeza del Obispado, con una torre gótica.
2.- La iglesia parroquial de las Santas Justa y Rufina, entre el gótico y el barroco, con una torre gótica que emerge desde la lejanía.
3.- La iglesia parroquial de Santiago Apóstol, en cuya fachada principal campean las armas de los Reyes Católicos con la granada cerrada, por haberse celebrado Cortes en la ciudad antes de la toma de la misma.
4.- El Colegio Santo Domingo, con una iglesia barroca rica en frescos, claustros renacentista y barroco y tres portadas, entre la que destaca la de la Universidad.
5.- El Palacio Episcopal, con actuaciones desde el siglo XV hasta la actualidad, en que se encuentra el Museo Diocesano de Arte Sacro, entre cuyas pieza se exponen “San Miguel” de Paolo San Locadio y “La Tentación de Santo Tomás”, de Velázquez.
Artísticamente Orihuela ofrece otras muchas más cosas dignas de visitar como “La Diablesa”, de Nicolás de Bussy, en el contexto de su Semana Santa declarada de interés turístico internacional, con el Canto de la Pasión, el Caballero Cubierto y los Armaos.
Pero, se ofrece algo más: sus playas bañadas por el Mediterráneo que atesoran siete banderas azules, y el ser la cuna del inmortal poeta Miguel Hernández, al que tanto debe Orihuela.
La labor de los carmelitas en la ciudad gozó de una buena aceptación entre las gentes de Orihuela, manteniéndose en algunos momentos la devoción carmelitana a través de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, la Tercera Orden y la Escuela de Cristo, relacionada y ubicada en el convento de los carmelitas. La labor de los carmelitas en la ciudad gozó de una buena aceptación entre las gentes de Orihuela, manteniéndose en algunos momentos la devoción carmelitana a través de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen, la Tercera Orden y la Escuela de Cristo, relacionada y ubicada en el convento de los carmelitas. Su primera llegada a la tierra del Segura se produjo el 19 de julio de 1537.
La fundación definitiva se llevó a cabo, en la fecha indicada a cargo del padre Miguel Alfonso Carranza. En junio de 1587, aparece el convento de Orihuela en las actas oficiales del capítulo celebrado en Huesca de la provincia de Aragón y Valencia. El arribo de aquellos carmelitas se produce, allá por el 24 de julio de 1585, con un equipaje lleno de pobreza y de ilusiones.
2. Las Carmelitas en Orihuela
Por otro lado, la Venerable Orden Tercera ha sido, a lo largo de la historia del Carmelo en Orihuela otro de los pilares en los que se ha sustentado la devoción carmelitana. La Venerable Tercera Orden se aprobó y confirmó su nueva erección el 21 de febrero de 1778.
Una nueva y última etapa comienza a vivir el Carmelo en Orihuela, gracias a la fundación de la Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, en Caudete, por entonces perteneciente a la Diócesis de Orihuela, por ocho mujeres que habían tomado el hábito del Carmen el 6 marzo 1891. Un año después el obispo Juan Maura y Gelabert, aprueba las Constituciones y en 1899, nombró como superiora general interina, a Elisea Oliver Molina, coincidiendo con el traslado a la ciudad de Orihuela, instalándose provisionalmente la Curia Generalicia y el noviciado, ubicándose en algunas dependencias del antiguo convento de San Pablo de los carmelitas.
Así, las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, llegadas a Orihuela sin propiedades, ni recursos económicos se encontraron con casa y lugar de oración. No sin muchas dificultades, como las acaecidas durante la Segunda República y la Guerra Civil, esta Congregación ha mantenido viva la presencia del Carmelo en Orihuela hasta la actualidad, en la que existe la Casa Madre, un colegio de bachillerato, dándose servicio al Seminario Diocesano y dedicándose a obras sociales.
Madre Elisea fue la que acudió a Extremadura, concretamente con algunas religiosas para fundar en ella. Y entre aquellas que vestían el hábito carmelitano que, desde Orihuela arriban a Brozas, la gerundense nacida en Olot en 1876, madre Angélica Badosa Cuatrecasas, que aquí desempeñó tareas como maestra de párvulos, siendo superiora en varias ocasiones, viviendo entre las gentes de esta tierra cacereña desde la fundación hasta 1972.
3. Las Carmelitas de Brozas
Lo primero que llama la atención es cómo las Carmelitas de Orihuela (Alicante), congregación fundada por la madre Elisea Oliver Molina en 1892 se decide fundar un convento – colegio para enseñar las primeras letras a los parvulitos de la villa de Las Brozas situada, pasando por Madrid, a unos 800 kilómetros, pero kilómetros de 1914, con las dificultades que había hace un siglo. La respuesta la dan las mismas hermanas en la biografía crítica de la madre Elisea que ha sido escrita por las hermanas carmelitas Josefina Díaz y la extremeña Áurea María Ferreira para la apertura del proceso de beatificación en la Congregación de los Santos: “Hubo un encuentro fortuito en un balneario de la hermana Dolores Martínez con una señora de Brozas, doña Lucía Moreno Sánchez”.
La conversación transcurrió tras una pregunta de la señora a la hermana sobre cuál era la función de la asociación religiosa y al responderle ésta que se dedicaban a cuidar enfermos y ancianos y a educar a los parvulitos, a doña Lucía le faltó poco para pedirle que se hiciera cargo de un colegio de niños pequeños en la localidad.
Tras documentarse doña Lucía de la labor de las religiosas a través de la revista “El Santo Escapulario”, decidió escribir a la madre fundadora y pedirle que se encargaran de los parvulitos de Brozas.
La hermana Áurea María Ferreira me proporciona una serie de documentos escritos, del archivo general de la congregación sobre la fundación y el desarrollo del convento y colegio hasta su cierre en junio de 1972. Desde aquí mi agradecimiento. Este colegio que lleva el nombre de Santa Eufrosina estuvo abierto desde junio de 1914 hasta junio de 1972; en total fueron 58 años y lleva ya cerrado 42.
Así el 15 de abril de 1914 el obispo de Coria, don Ramón Peris y Mencheta, firma el decreto de erección de la fundación de Brozas.
El documento de apertura dice así: “Por lo que a Nos toca, autorizamos la fundación solicitada por las Religiosas Terciarias Regulares de Nuestra Señora del Carmen para la enseñanza de párvulos y asistencia de enfermos, con la expresa condición de no enseñar a las niñas no párvulas, atendiendo a que en dicha población existe ya un Colegio de Hermanas de la Doctrina Cristiana dedicado a la enseñanza de niñas. Lo decretó y firma además el secretario del obispo, Vicente Cosme Navarro.
El 12 de septiembre de 1918, éste mismo obispo de Coria solicita a la Santa Sede la aprobación definitiva del Instituto “por realizar esta congregación los altos fines de la enseñanza de la niñez y juventud, así como a la asistencia de enfermos con gran celo y abnegación siendo abundantísimos los beneficios que reporta para el pueblo de Brozas”.
El colegio de Brozas recibió el nombre de Santa Eufrosina, una mujer egipcia, de los primeros tiempos del cristianismo, a la que sus familiares no dejaron de ser monja, se vistió de hombre y murió santamente en un convento carmelita.
4. Crónica de la llegada a Brozas
En un documento interno de las Madres Carmelitas, escrito por la superiora de su puño y letra, madre Angélica Badosa, cuenta en una crónica cómo se vino a fundar la Casa de Brozas y narro textualmente:
“El día 28 de mayo del año 1914 salieron de Alicante para Brozas la Superiora General Muy Reverenda Madre Elisea Oliver acompañada de las Hermanas Angélica María Badosa, Dolores Martínez y María del Tura Verges. El día 29 llegaron a Madrid, donde por no conocer a nadie de la población, lo pasaron en la estación de Delicias.
El día 30 del mismo mes llegaron a Brozas y se apearon en casa de D. José Montemayor y después de descansar un rato Dª Santiaga Montemayor nos acompañó a casa de Dª Lucía Moreno Sánchez, cuya señora era la fundadora de esta residencia de Brozas. Al llegar a la calle de los Laureles salió a recibirnos la mencionada Dª Lucía Moreno, la que nos pasó a un salón muy a propósito para recibir visitas. Al rato de estar allí vinieron a visitarnos las Autoridades Civiles y Eclesiásticas y también las principales señoras del pueblo
El día 1 de junio, la Hermana Angélica María Badosa tomó posesión de la Escuela Municipal de párvulos de esta villa de Brozas.
La impresión de la Madre General y las hermanas fue mucha al ver el local de la Escuela y las habitaciones de la vivienda, pues el local parecía una bodega, yg las habitaciones estaban totalmente vacías, sin una silla para sentarse, ni una cama para descansar y las paredes llenas de insectos, causaba asco al ver tantos bichos. Solo resignaba pensar en la casa de Nazaret.
La Madre Elisea animaba al verla tan resignada y siempre sonriente. Nos prestaron todo lo que hacía falta y se pudo descansar.
Todo lo dicho no era nada en comparación a la pena que tuvo la M.R. Madre Elisea al ver que no había sitio para la capilla, pero se desvanecieron lasa penas cuando más apuros había, porque el Señor inspiró a la M R. Madre Elisea que se podía establecer la capilla en uno de los extremos del local escuela, pues con ella todavía quedaba el salón muy suficiente para los niños.
Se llamó al señor alcalde, que era don Alejandro Guija para pedirle permiso. Vino el señor alcalde con algunos concejales y enseguida dieron el permiso para incomunicar la escuela de la capilla por medio de unas puertas correderas. Se llamaron a los albañiles para que hicieran el tabique, mientras el señor párroco de Santa María, que lo era don Ángel Perianes, pidió los permisos necesarios para la capilla y poner el Reservado al Señor Obispo de Coria que lo era el Muy Ilustrísimo Señor Don Ramón Peris Mencheta. Todavía no habían terminado los albañiles la obra, los permisos necesarios para el culto de la capilla ya estaban despachados.
El día 15 de julio de 1914 se celebró la primera misa con la solemnidad posible. La dijo el señor cura párroco de Santa María, don Ángel Perianes, y la cantaron tres cantoras que mandó la señora fundadora, doña Lucía Moreno, y doña Rosa Domínguez prestó el piano.
El día 17 del expresado mes y año se ausentó la Madre General María Elisea Oliver y quedaron solas las tres palomas Hermana Angélica, Dolores y María del Tura en el palomar tristes y pobres, pero muy resignadas a la voluntad de Dios. ¡Cuántas veces se postraron ante Jesús para pedirle lo necesario que nunca faltó!, pues para contar los milagros de la Divina Providencia se necesitaba un grueso volumen.
Por ser la casa húmeda y pequeña, las hermanas estuvieron malas hasta que se aclimataron y el Municipio cedió otras habitaciones de un piso alto.
A instancias del señor Obispo, se estableció el servicio domiciliario a los enfermos. Para la asistencia a los enfermos vinieron de Orihuela tres hermanas: Visitación, Emilia y María de la Cruz. Llegaron el 14 de diciembre de 1918 y con ellas vino la felicidad a esta casa por ser mayor el número de religiosas que formaban la comunidad para atender el crecido número de niños que asistían a las clases y a los enfermos en sus domicilios.
Lám 1.
5. Varias actuaciones municipales
Durante años hubo una magnífica relación entre el Ayuntamiento y las Madres Carmelitas. Así hay varios documentos conservados que así lo manifiestan.
El 29 de abril de 1914, el Ayuntamiento acuerda de nombrar profesora en propiedad de la Escuela de Párvulos a doña Paula Badosa Cuatrocasas, que reúne título y aptitud.
El 6 de mayo de 1914 se acordó efectuar en la casa habitación de la profesora de párvulos los reparos necesarios a quedarla en buen uso como asimismo el local de dicha escuela y que queden libres por don Fabián Mansilla que ocupa algunas de aquellas y las ponga a disposición de la profesor.
El Ayuntamiento comunica que en la sesión del 13 de mayo de 1914 se acordó hacer reparaciones en la casa de la profesora de párvulos y que como eran más de los necesarios, el Consistorio acuerda con la fundadora del convento, doña Lucía Moreno Sánchez que se le abonen 60 pesetas y que sea el municipio el que se haga cargo de los costos de las obras.
El 24 de agosto de 1918, el alcalde de la localidad, don Virgilio Laberti escribe un oficio a la profesora de párvulos, doña Paula Badosa Cuatrocasas, para que se sirva dejar libre en un plazo breve y a disposición del Ayuntamiento el local bajo que tuvo don Antonio Roldán Salor, con motivo del abastecimiento de trigo a la población.
El entonces alcalde Alejandro Guija informa al colegio el 9 de octubre de 1922 que se había declarado oficialmente una epidemia de sarampión por lo que pide que se cierren las Escuelas públicas y privadas.
Lo mismo ocurre el 7 de octubre de 1923, cuando es una epidemia de viruela la que obliga a la junta local de Sanidad acuerda a cerrar la escuela de los parvulitos.
El alcalde don Ricardo Salvado, escribe el 25 de abril de 1924 pide que se abran de nuevo las escuelas al haber desaparecido otra nueva epidemia de sarampión.
En enero de 1926, el Ayuntamiento acuerda pagar 163 pesetas al colegio por los gastos habidos el año anterior en la compra de material de enseñanza.
Así, el 30 de junio de 1928, el Ayuntamiento acuerda en su comisión permanente que “debido a lo reducida que se encuentra la vivienda de las Carmelitas, las monjas piden al Ayuntamiento que dejen de arrendarse al vecino don Rafael López Lopo las habitaciones que ocupa en dicho edificio, cediéndolas gratuitamente al convento.
El 3 de marzo de 1930, debido al excesivo número de alumnos que cada día van a las clases, llegando a los 220, las monjas manifiestan que debido al reducido local que ocupan se les debería conceder el local que tenía la maestra de la Escuela Nacional, doña Teresa Porras, y el Ayuntamiento acuerda esta cesión por unanimidad. Este tema también es aprobado por la Comisión Permanente Municipal.
Otro oficio del Ayuntamiento, de fecha 20 de agosto de 1941, informa que “hay también otra petición de las hermanas al Consistorio. Se trata de que por prescripción facultativa, se tenía que ausentar de la localidad la madre superiora y era la única que poseía el título de maestra y desde la sede central no podían enviar a otra hermana con el título. Ante ello, las Carmelitas le piden al Ayuntamiento que le siga concediendo la asignación que se les daba porque si no, no podrían sostenerse económicamente y todas deberían abandonar la localidad, dejando sin clase a los 400 niños. El Ayuntamiento agradece su labor y decide seguir subvencionando el colegio con la misma cantidad como si estuviera su maestra titular y “se hace constar en acta el agradecimiento de la Corporación y el pueblo entero siente hacia ellas y muy especialmente a su Superiora, a quien deseamos guarde Dios muchos años su vida, por haber sabido regir tan dignamente esta comunidad donde recibimos y siguen recibiendo los pequeños los primeros auxilios espirituales y materiales de la vida , dándole a todas ellas un voto de gracia por su labor”
6. Una declaración
Marcelina Marchena Borrega, natural de Brozas conoció a la Madre Elisea cuando vino a fundar el convento y cuenta del auditorium de Las Comendadoras, que era la iglesia del convento de San Pedro, lo compró su padre y tuvo una abertura en el techo. Este cronista, como muchos brocenses, lo conocieron así, como un cobertizo donde había vacas, un pajar, un corral de gallinas y hasta un almacén de granos y abonos. También que sus columnas fueron vendidas a un anticuario de Toledo por unas 16.000 pesetas, perdiéndose así un importante elemento artístico, que nunca debió salir de la villa de Las Brozas.
En lo que se refiere al colegio de Las Carmelitas Marcelina Marchena declaraba en octubre de 1971 que conoció a la Madre Elisea, que estuvo en Brozas, al menos tres veces y que la acompañaba a las visitas o bien al coche de línea, “el directo”, como le decimos por aquí.
“La escuela la llevaba un Patronato de señoras, con doña Lucía Moreno y otras señoras del pueblo. Pasaban una colecta y cada cual daba la limosna que quería. Con ello, las monjas pasaron mucho porque unas veces no sacaban”, indica en su declaración Marcelina Marchena.
Las Carmelitas vivían casi de limosna, Había una costumbre y es que durante el período de las matanzas del cerdo, las familias del pueblo obsequiaban a las monjas con algunos productos y a cambio ellas les entregaban una estampita. Lo digo porque así lo hacia mi madre y otra señoras, que se acercaban hasta el convento para donar sus productos. Pese a todo, las monjas pasaron muchas necesidades.
Antes de venir las Carmelitas a Brozas venía a una hermana de la Doctrina Cristiana a dar clases a los párvulos y se marchaba luego a su convento, que estaba situado en la otra parroquia, en la de los Santos Mártires, convento que se hallaba en unas casas nobles cedidas por don Manuel Flores de Lizaur y don Juan Montes Íñigo.
En el colegio había dos clases, los parvulitos gratuitos que eran unos 300 o 400, que se alojaban en lo que es ahora la iglesia y los niños y las niñas estaban separados. También había unos 20 parvulitos de pago, que abonaban al mes 1,50 pesetas.
7. El epistolario de la Madre Elisea
En 1992, la hermana Josefina Díaz Mendoza publicó un interesante libro titulado “La Madre Elisea a través de su epistolario”. Estudia 76 cartas, de las que seis cartas circulares; 55 autógrafas y cinco apógrafas, es decir copias de las originales, Hay que sumar diez más enviadas a personas de fuera de la Congregación, a otros carmelitas o a señores particulares.
De estas 76 cartas estudiadas, unas 40 están dedicadas a la comunidad de Brozas, por la que la madre Elisea sentía un cariño especial. Van dirigidas a la comunidad y tratan temas internos. La primera está fechada en Orihuela el 11 de septiembre de 1914 y la última en Alicante el 29 de agosto de 1930. Hay otras fechadas en El Bonillo (Albacete), Paradas, (Sevilla) Málaga y Cieza (Murcia).
De su lectura se deduce el cariño que tiene la madre Elisea a su fundación más lejana y precaria. En uno de sus escritos dice la madre Elisea que le “gustaba la fundación de Brozas por la pobreza en la que se vivía y la pobreza de los niños que acudían a la escuela”.
Yo que soy un niño de los años 50 aún recuerdo algunos de mis amiguitos que andaban descalzos por La Calleja, el lugar de nuestros juegos infantiles, muy cercana a mi casa, y a veces con un solo tirante que sujetaban sus calzones.
En sus cartas se menciona a gente bienhechora de Brozas y los repite en numerosas ocasiones. Así está doña Lucía Moreno Sánchez y su hermano Julián: doña Rosa Domínguez y su esposo don Agustín Vinagre y cita también a María Cruz Colmenero, hija de don Julián Colmenero e Inés Lizón, sin olvidarse del cura párroco don Ángel Perianes ni del capellán de la Comunidad, don Fausto Cantero. Hay una carta que recibe de doña Lucía que también firma doña Vicenta, esposa del médico don Ciriaco Rodríguez. También se cita a una aspirante o “pretendienta”, como la llama la madre Elisea; se trata de Aurora Rodríguez, cuya familia vivía en la localidad. La Hermana Aurora Rodríguez nació en San Vicente de Alcántara (Badajoz). Tomó el hábito en Orihuela el 14 de noviembre de 1916. Emitió sus votos perpetuos el 7 de febrero de 1924 y falleció en Paradas (Sevilla) el 16 de junio de 1974.
Las citas tratan para pedirles a las hermanas que les dé las gracias por sus ayudas bienhechoras o para interesarse por la salud de alguno de ellos que estaba enfermo. Incluso hay un especial interés por la madre superiora, Angélica Badosa, que padecía úlcera de estómago.
La hermana Josefa Díaz que ha estudiado todas estas cartas escribe en su libro del epistolario: “Sus cartas son frecuentes, consoladoras y llenas de ternuras. Ella estimula a la entrega generosa. Al sacrificio, buscando “la gloria de Dios, y el bien espiritual, y el temporal de los prójimos, nuestros hermanos”.
Lám 2. Comunión en las Carmelitas
8. La clausura del convento
La superiora general, hermana María del Socorro Font Deulofeu, que dirigió la Congregación desde 1969 a 1987 y durante este periodo creó 34 fundaciones, escribe el 16 de mayo de 1972 una carta desde Orihuela al Obispo de Coria Cáceres, que por entonces era don Manuel Llopis Iborra, alicantino de Alcoy, en la que comunica que “debido a la nueva Ley de Educación es obligado cerrar algunos colegios que regenta la Congregación, entre ellos, el de Brozas. Sabe por la superiora de dicha comunidad que por entonces era la Hermana Aureliana de la Cruz, que se entrevistó con él para tratar el asunto y también con el inspector y con el alcalde, que era don Manuel Garlito. En vista de lo expuesto y, dado que los niños quedan atendidos espiritualmente, transmite el acuerdo del Gobierno General y espera que otorgue su permiso para la supresión de dicha casa-colegio”.
El 3 de junio de 1967, el Obispo de la Diócesis le responde que le cuesta comenzar esta carta. Siente pena a que la Congregación, benemérita por tantos títulos, haya de suprimir el Colegio y levantar la Casa que tiene en Brozas. Se ha relacionado con las religiosas y sabe de su labor en la villa, pero comprende las exigencias del momento actual, por la nueva Ley de Educación y Enseñanza. Quiere que conste la gratitud en el Señor que la Diócesis, Brozas y particularmente él guardarán por la acción apostólica de las Reverendas de la Virgen María del Monte Carmelo. Pide a Dios les bendiga siempre. Firmado: Manuel. Obispo de Coria Cáceres.
9. Los últimos años
Antes de terminar esta ponencia quiero contar la vida de algunas de las religiosas que más traté. Todos los de mi generación se acuerdan de las hermanas Virtudes, Elena, Delfina, Eulalia, Magdalena, Paciente. Aureliana…
De algunas de ellas he podido sacar una pequeña biografía gracias a la hermana Áurea, extremeña de nacimiento, que se encarga del archivo de la congregación y de la causa de canonización de la madre Elisea Oliver.
En mi recuerdo están, sobre todo, las hermanas Virtudes Salar Albert, Elena Arín o Delfina Martín Ballesteros, ésta última ecónoma del convento y que cambió su nombre años más tarde por el de Pilar.
La hermana Virtudes nació el 27 de marzo de 1901 en Las Encebras (Alicante). Vistió el hábito el 4 de enero de 1925 y la profesión perpetua el 5 de septiembre de 1932. Tras 56 años de vida religiosa consagrada al Señor y al servicio de la Iglesia, falleció el 15 de noviembre de 1978. Se distinguió por su espíritu de laboriosidad y de observancia regular. Fue superiora del colegio de Brozas en 1957.
La hermana Elena Arín Alberch nació en Benicarló (Castellón) el 10 de febrero de 1919 y falleció en la localidad de Tales el 18 de agosto de 2008. En su fecunda actividad apostólica, destacó por sus servicios en la educación en Paradas, Brozas, Nogales y Orihuela. También estuvo en la farmacia del sanatorio de Tarrasa y prestó atención en la portería de Valencia y en el Colegio de Murcia.
Ella misma nos cuenta su historia en Brozas: “Llegué a Brozas el año 1950, a la casa fundada en 1914 por nuestra Madre Fundadora. Fue una verdadera misión en nuestra querida España. Al llegar me di cuenta del gran aprecio que tenía la gente del pueblo a las Hermanas por el bien que de ellas recibían.
El año 50 todavía venían las niñas descalzas a la clase y casi sin ropa por mucho frío que hiciera, más de una vez se desmayaron por venir sin desayunar y no haber cenado por la noche. Las hermanas les dábamos una taza de caldo hasta que conseguimos la ayuda de Cáritas, la que remedió grandes necesidades.
Estas breves motas dan a conocer el espíritu de nuestra Madre Fundadora, que siempre elegía para las fundaciones las zonas más necesitadas, quería que nos asemejásemos a la masa para que ella viniera a nosotras y la condujésemos a Dios. Así se vivía en mi querida Brozas, que a pesar de los sufrimientos y escasez, tanto corporal como espiritual, nunca le faltó la alegría del Señor, por la unión y cariño con que nos tratábamos todas y cada una de las Hermanas. Ese amor se reflejaba al exterior por lo que mucha gente exclamaba: “¡Mirad cómo se aman!”.
La hermana Elena fue superiora desde el 28 de agosto de 1963 hasta la llegada a Brozas de la hermana Aureliana Gómez de la Cruz, quien fue la que cerró el convento y el colegio.
Lám 3. El convento de Brozas.
La hermana Aureliana Gómez de la Cruz, nació en Hinojosa del Duque (Córdoba) el 2 de diciembre de 1927, hija de Nicolás y Rafaela. Tenía ocho hermanos; ella era la cuarta. Fie bautizada el diez días más tarde de su nacimiento en la Parroquia de San Juan Bautista (Córdoba), y confirmada el 29 de octubre. Inició el postulantado en Orihuela el día 2 de Julio 1947, el noviciado 1 de abril 1949; su profesión temporal el 24 de ese mismo mes y año, profesión perpetua en 22 de septiembre 1955 en Orihuela -casa madre- Hizo sus Bodas de Plata 25 abril 1974 en Paradas y de Oro 1 de Mayo de 1999en Villanueva de la Serena.
Estudio Magisterio de la Iglesia de maternales y párvulos, pues siempre le gustaron los niños, la música y el canto.
Los destinos fueron los siguientes: Santa Pola en el 1949, daba clase a párvulos. Paradas (Sevilla) en 1964, en Brozas desde 1969 hasta 1972, allí daba clase a párvulos. Después paso a Paradas donde fue directora de la Residencia y Escuela. Posteriormente en Fuente de Cantos 1978, fue ecónoma de la comunidad. Después la trasladaron a Villanueva de la Serena, donde impartía clases en una guardería infantil, superiora y ecónoma.
En 2002 pasó al Colegio de San Juan de Alicante, ayudando en varias tareas de la comunidad, hasta hoy. Ella recuerda el día de su profesión aunque su familia no pudo estar por motivos familiares, ella experimentó la entrega y consagración al Señor con mucho amor. Es una hermana muy servicial y bondadosa, los alumnos la querían mucho y les enseñaba con paciencia y cariño.
La hermana Aureliana fue la que se trasladó a Brozas para personificar el homenaje a la Comunidad de las Carmelitas de nuestro pueblo.
A ellas les debemos que nos enseñaran las primeras letras como parvulitos y nos enseñaron la fe cristiana, pues muchísimos niños y niñas hicimos con ellas la Primera Comunión. Sin duda, las Carmelitas se merecen un gran homenaje de todo el pueblo de Brozas.
10. Unas peticiones
Una última petición. Y que me perdone el “portero de la liga celestial” y que lleva el nombre de Pedro. Esta calle en la que estamos se llama San Pedro por el convento de las Madres Comendadoras de la Orden de Alcántara. Mi propuesta es que así como la calle de Orihuela ha dedicado la calle donde está el convento sede de las Hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo y se llama la calle Madre Elisea por la fundadora de la Congregación quiero proponer al señor acalde y al Ayuntamiento en pleno que esta calle dela villa de Brozas pase a llamarse ahora “Madres Carmelitas”. Ese sería un gran homenaje y gran recuerdo para estas abnegadas hermanas.
Otra sugerencia: Alejandro Cid realizó un magnífico “power point” de las fotos que hemos ido poniendo en Facebook. Ha sido visto por cientos de personas. No sería mala idea que ahora se haga, en el Hogar Nicolás de Ovando” una exposición fotográfica de las Comuniones realizadas en las Carmelitas. Muchos niños y niñas de entonces tenemos nuestra foto y de esta manera se recupera la memoria colectiva y, entre todos, hacemos un homenaje popular a estas buenas hermanas de la Virgen María del Monte Carmelo, a los que todos conocemos aquí como las Carmelitas de Brozas.
Lo dicho, desde aquí, sirva mi voz, como cronista oficial de la villa de Las Brozas, para hacer un reconocimiento público por la labor llevada a cabo por estas hermanas en todo un pueblo.