Dic 122016
 

Ángela López Vacas.

 INTRODUCCIÓN

La preocupación por la enseñanza, y en definitiva por la educación, es una constante de todas las sociedades y épocas puesto que la transmisión de los conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo a las generaciones futuras es un hecho de vital necesidad para la supervivencia y avance de esa comunidad. Ya sea de manera formal o informal, directa o indirectamente, la enseñanza forma parte de la vida del hombre. Por ello la educación, como cualquier otra actividad humana, tiene al mismo tiempo que esa vertiente social, una incidencia política lógica y necesaria que se ha desarrollado especialmente en las dos últimas centurias en España.

Los sistemas de educación, donde se incluyen el fin último de la misma, sus principios metodológicos y el programa educativo, se generan conforme a las necesidades del momento histórico y las expectativas sociales de cada época, a fin de dar adecuada respuesta a las preocupaciones, problemática y perspectiva que siente esa comunidad. Por este motivo, y en cuanto que la educación debe estar incardinada en una sociedad concreta, los modelos de enseñanza-aprendizaje también deben de estar orientados a ella.

A finales del siglo XIX y comienzos del XX no había políticas educativas estatales claras[1] en España, por lo que las comunidades religiosas tuvieron un importante papel en la expansión de la escolaridad primaria y secundaria. La enseñanza de la educación primaria estatal en la escuela rural era muy elemental, con falta de recursos, malos edificios y profesorado con escaso sueldo, adversidades que los maestros suplían con ingenio y cariño, aunque quedaran patentes sus limitaciones.

Esta situación educativa es compartida por Fuente del Maestre (Badajoz) en los primeros años del siglo XX. Cierto es que en el siglo XVIII, concretamente desde 1735 hasta 1767, sabemos de la presencia del colegio de San Miguel Arcángel de la Compañía de Jesús, que tenía la obligación de “enseñar a leer, escribir y contar a los niños y demás personas de dicha villa[2]. Sin embargo, el panorama educativo a comienzos del 1900 se limita a maestros y maestras particulares de enseñanza de primeras letras, muchos de ellos sin titulación,

La educación formal contemporánea iniciada en el siglo XX coincide con el comienzo de la andadura del colegio de San Antonio de Padua en Fuente del Maestre de la mano de los Padres Franciscanos, popularmente conocido como “la escuela del Corro”, por situarse junto a la fuente del Corro, origen del pueblo y uno de sus lugares más emblemáticos. Este colegio  materializó un deseo de formación, tanto para niños como para jóvenes, que empezaba a surgir con interés, constituyendo el inicio de la educación formal que ya, de un modo u otro, no se verá interrumpida hasta la actualidad.

El objetivo de este estudio es conocer el origen de la historia educativa en Fuente del Maestre materializada en la escuela del Corro por dos razones de gran importancia. Por un lado, por una razón cronológica, ya que esta escuela fue la primera en aparecer durante los años veinte. Por otro lado, por una razón pedagógica, en cuanto que nacerá bajo la influencia de un nuevo sistema de enseñanza avalado por la escuela del Ave María de Granada y los principios metodológicos del Padre Manjón. Un nuevo método educativo importado de población limítrofe como es Los Santos de Maimona, germen de este método en la Baja Extremadura, y filiales de ésta como es Villalba de los Barros, de la que recibe apoyo. Sin embargo, la escuela de San Antonio de Padua pertenece a la orden franciscana que, indiscutiblemente, dejó su impronta en el método de enseñanza.

1.- PANORAMA EDUCATIVO DE LAS ENSEÑANZAS PRIMARIAS Y MEDIAS DURANTE EL SIGLO XX EN FUENTE DEL MAESTRE.

No es posible comprender una institución educativa si ésta no se enmarca dentro de un panorama más amplio que refleje el desarrollo de esta realidad a lo largo de un tiempo, en  nuestro caso el siglo XX. La escuela del Corro no es una isla que aparece en la nada, sino que es coetánea a otras escuelas, así como predecesora de otras muchas que  irán apareciendo para dar respuesta a nuevas necesidades. Las escuelas que se han podido rastrear a lo largo del siglo XX en Fuente del Maestre se subdividirán en dos categorías.

Por un lado, su institucionalidad. Cierto es que la Ley Moyano de 1857 constituyó la primera aprobación en el sistema educativo español que apostaba por una educación general y gratuita, estableciendo las bases del sistema educativo contemporáneo; sin embargo la convulsa situación política que caracteriza los siglos XIX y XX no permitió su materialización de forma continuada. Por ello se han dividido las escuelas en institucionales, cuando están en manos de instituciones, ya sean municipales, estatales o religiosas; y particulares, en casas particulares y sin supervisión institucional. Por otro lado, las escuelas mostradas se han subdividido en diferentes grados: párvulos, enseñanza primaria y enseñanza secundaria.

En Fuente del Maestre se establece desde muy temprano las escuelas de párvulos y de enseñanza primaria, y no será hasta 1996 cuando la educación secundaria quede institucionalizada a través del IES Fuente Roniel. Por eso, cuando hablamos de academias de secundaria no son realmente centro de enseñanza secundaria sino que se tratan de lugares de preparación al examen de ingreso a bachillerato, siendo los lugares más cercanos para ser cursado Badajoz (Seminario, I.N. Bárbara de Braganza, así como colegio de Josefinas y Angelinas para mujeres) y Villafranca de los Barros (colegio Jesuitas para varones y Carmelitas para mujeres).

Aún consciente de que no están todos los que fueron, e incluso que alguna fecha puede variar ligeramente, el siguiente cuadro trata de mostrar de manera general el panorama educativo de Fuente del Maestre a lo largo del siglo XX, donde se encuadra nuestro objeto de estudio.

CUADRO 1.

2.- PREOCUPACIÓN POR LA ENSEÑANZA: LA ESCUELA DEL CORRO.

Como ya se ha dicho, las limitaciones educativas en Fuente del Maestre a principios del siglo XX eran patentes, aunque la preocupación por la misma también estaba presente. Las crónicas del convento franciscano de Nuestra Señora de la Esperanza de Fuente del Maestre que comienzan en el año 1934 no hace mención a la fundación de la escuela, que a luz cierta es anterior a esta fecha pues las crónicas sí hablan de ella. A pesar de esto, el estudio referente a la comunidad franciscana extremeña de la provincia de San Gabriel realizado por fray Hipólito Ámez Prieto[3] sí hace alusión a la fundación de esta escuela por parte de la comunidad franciscana.

Según el padre Ámez, en 1921 Don Alonso Ceballos Rico donó a la comunidad franciscana del convento de Nuestra Señora de la Esperanza una casa de su propiedad, conocida como la casa del Gran Maestre, situado en la plaza del mismo nombre. Era y es un edificio sólido y amplio, de unos 582 metros cuadrados, y que constituye una parte de la historia de Fuente del Maestre, ya que esta casa corresponde al palacio-residencia que el maestre de la orden de Santiago, Don Lorenzo Suárez de Figueroa, mandó construir a finales del siglo XIV, cuando esta localidad se convierte en cabeza de encomienda. La intención de esta donación era la fundación de una escuela de enseñanza primaria, pensamiento que la comunidad franciscana ya tenía en mente en gratitud por la cálida acogida a los frailes por parte del pueblo. Los franciscanos ya regían el primer colegio-seminario seráfico de toda España en esta localidad, por lo que tenía los recursos humanos necesarios para ofrecer al pueblo una enseñanza básica de la que carecía.

FOTO 1: Fachada actual del antiguo colegio San Antonio de Padua, conocido popularmente como la “Escuela del Corro”

Y ya debía de estar en la mente de los padres franciscanos puesto que seis años antes de esta donación tuvo lugar en el convento un hecho inusual. En el año 1915, el Padre D. Antonio Sara, consiliario del Círculo Católico de Fuente del Maestre, manda una atenta invitación a la escuela parroquial de Villalba de los Barros, para que hiciera una demostración práctica de lo que hacían sus alumnos ya que eran muchos los señores fontaneses que tenían deseos de conocerlos. La escuela parroquial de Villalba era una filial de la escuela parroquial de Los Santos de Maimona, germen de la renovación socio-educativa a principios del siglo XX llevada a cabo por D. Ezequiel Fernández Santana, del que hablaremos más tarde en la parte pedagógica.

La revista “La Escuela Parroquial” recoge esta demostración del siguiente modo:

El día 5, a las doce, entramos en la simpática ciudad de Fuente del Maestre, dirigiéndonos al convento de los Rvdos. PP. Franciscanos, donde habían de tener lugar los ejercicios. Duraron éstos más de una hora, terminados los cuales, la caridad de los Rvdos. PP. Franciscanos sirvió esplendidísima comida a los treinta y tres alumnos nuestros, a los profesores y a gran número de amables villalbeses, que habían venido siguiéndonos. La generosidad del Círculo Católico y el desprendimiento de ilustres y aristocráticas damas completaron los agasajos de los que fuimos objeto en nuestra breve estancia en la amada ciudad de la Fuente[4]

Esta breve estancia debió de ser efectivamente muy fructífera ya que la representación fontanesa que la había presenciado estuvo inmediatamente dispuesta a abrir una escuela filial a ejemplo de  la de Villalba de los Barros, comenzando ese mismo día con los preparativos. De las conversaciones durante el almuerzo que ofrecieron los PP. Franciscanos salieron dos importantes decisiones: que la inauguración de la nueva filial se llevaría a cabo en un mes, y que al frente se pondría uno de los maestros de la escuela parroquial de Villalba de los Barros. De hecho la escuela parroquial de Fuente del Maestre es la tercera filial de las escuelas de Ave María creada después de Valencia del Ventoso y Villalba de los Barros[5].

Y efectivamente, el 21 de junio de 1915 comenzaron las clases de la nueva escuela parroquial establecida en Fuente del Maestre, a cuyo frente se encontraba D. Rafael González Merchán, maestro de la escuela de Villalba. El acto inaugural también aparece recogido en la revista “La Escuela Parroquial”[6] en su número 7.

Para inaugurar las clases fue nuestro Director, el cual, acompañado de muchas personas notables de la ciudad, de gran número de socios del Círculo católico y de otros muchos entusiastas y admiradores de los procedimientos de enseñanza, que practicamos en esta escuela, se trasladó al nuevo local donde aquella se había de establecer. Principió hablando de la necesidad urgente de atender a la primera enseñanza; de cómo ha de ser ésta para que sea completa; de cuáles son los procedimientos que aquí empleamos y terminó exhortando a todos para que cooperen a obra tan necesaria. Después dio por espacio de una hora una clase práctica de Aritmética, Geometría, Geografía y Doctrina a los niños allí reunidos, causando la admiración de todos la novedad del método de enseñanza y la rapidez con que aprendieron diversas e importantes materias los niños a quienes se dirigió la clase.”

FOTO 2: Revista “La Escuela Parroquial”

La misma noticia recoge que el entusiasmo despertado en la presentación sigue en aumento, siendo buen reflejo de ello el también aumento del número de alumnos que era, en un par de meses, considerable y que continuaba en aumento. La noticia es parca en detalles como el número de alumnos, el lugar del desarrollo de las clases…, aunque también señala que es nombrado profesor auxiliar de dicha escuela un alumno aventajado de la escuela de adultos de Villalba, D. Rafael     Luna Candelario que se unía a la labor de enseñanza de D. Rafael González Merchán.

Igualmente en el número 9 de la revista “La Escuela Parroquial” en su página 6, se hace otra referencia a la escuela parroquial de Fuente del Maestre, y en esta ocasión en relación a los exámenes y reparto de premios que tuvieron lugar los días 4 y 5 de septiembre de 1915. Dos aspectos importantes deben ser destacados en esta noticia.

Por un lado, la expectación del pueblo ante este nuevo proyecto educativo, ya que como dice la noticia “la velada resultó animadísima” pues además de la representación académica (director y profesores) y religiosa estuvo presente una banda de música. El espacioso patio donde, según la noticia, tuvo lugar este acto estaba ocupado por doble número de personas de las que pudieran estar en él acomodadas. De la ceremonia solo sabemos que fue similar a la que se realizaba en la escuela parroquial de Villaba de los Barros con discurso y saludo a la bandera que “entusiasmó a la muchedumbre, así como la enérgica arenga del capitán del batallón de aquellas escuelas”, terminando con una solemne función religiosa cantada por el cura párroco, oficiada por alumnos de la escuela y un elocuente sermón a cargo del padre guardián del convento de Franciscanos.

Por otro lado, y con respecto a los aspectos académicos, la noticia destaca “los grandes progresos realizado por los escolares en los tres meses que aquella escuela estaba funcionando”. Las causas que se citan como artífices de este gran avance son “la laboriosidad y excelentes condiciones pedagógicas del maestro y auxiliar de aquella escuela (así como) al excelente método pedagógico empleado”.

Será en el número 10 de “La Escuela Parroquial” donde se dé datos más concretos de la estructura y alumnos de la escuela aunque continúan siendo muy escuetos. Así conocemos que D. Rafael Luna Candelario, profesor auxiliar de la escuela, deja de serlo para ingresar en la Normal de maestros de Badajoz, después de un brillante examen. Lo que demuestra el alto nivel de los profesores de Fuente del Maestre.

Por esta noticia sabemos, que después de los tres meses de prueba “el día primero dieron principio las clases de la sección diurna de esta escuela”; igualmente afirma que el nuevo curso se inicia con los mismos alumnos anteriores más “otros muchos nuevos”, así como que se ha creado una banda de música de la escuela. También es de destacar que a primero de noviembre se abrirá por vez primera la escuela de adultos.

Y hasta aquí las pocas noticias que se conocemos de la escuela nacida de la mano de las Escuelas Parroquiales. Lo cierto es que parecen pocas, y lo son, pero no hay que olvidar que constituyen unos datos de gran valor porque confirman la presencia de la misma, como primera escuela contemporánea en Fuente del Maestre, y especialmente porque presenta unos nuevos e innovadores métodos pedagógicos.

En definitiva conocemos que después de los tres meses de prueba (21 junio – 5 septiembre 1915) se inicia el curso a principios de octubre de 1915 tanto para niños en horario diurno, como nocturno para jóvenes. La escuela es atendida por dos profesores: el profesor titular, D. Rafael González Merchán, y el profesor auxiliar, D. Rafael Luna Candelario. Los estudios impartidos así como los métodos de enseñanza son a imagen y semejanza de la escuela parroquial de Villalba de los Barros, heredera de la escuela parroquial de Los Santos de Maimona, origen de una nueva pedagogía educativa en Extremadura. Aparte de estos datos más teóricos, de las cuatro noticias recogidas en la revista “Escuela Parroquial” se desprende el entusiasmo con el que el pueblo acoge la nueva escuela y los altos rendimientos que los alumnos alcanzan en tan poco tiempo.

Volviendo nuevamente a la referencia que el Padre Ámez hace sobre la construcción de una escuela, sabemos que tras la donación de la casa-palacios por parte de D. Alonso Ceballos se traza los planos de la nueva escuela en el patio de la misma, donde se levantó de nueva planta dos espaciosos salones, uno de 14 metros de largo por 5,50 metros de anchura y 5 de altura, y otro de 13 metros de largo por 4,50 de largo y 5 de altura, así como servicios acondicionados y la acomodación del resto del patio para el recreo de los escolares. Los salones se abastecieron con el material traído de las escuelas de Lucena (Córdoba) que permitió que comenzaran a funcionar en el año 1922. El último dato que nos ofrece es que estas escuelas estuvieron siempre muy concurridas por los niños del pueblo, contando ya en 1932 con una matrícula de 52 niños de pago y 72 gratuitos.

Llegados a este punto surge una duda. ¿Qué pasó con la escuela parroquial que tanto éxito había cosechado? ¿La aparición en 1922 de la escuela dirigida por los franciscanos absorbió a la parroquial o ya había desaparecido en el transcurso de los seis años que separan las fundaciones de ambas escuelas? Resulta extraño que después del éxito inicial de la escuela parroquial, ésta no continuara con su andadura aunque igualmente es cierto que no aparecen nuevas referencia de ella en la revista “La Escuela Parroquial”, lugar de publicación de toda la vida escolar de este movimiento educativo. Por otro lado, la comunidad franciscana poseía los medios humanos necesarios para asumir la tarea educativa, sin embargo la primera noticia que se tiene de la escuela de “San Antonio de Padua” en las crónicas del convento es de 1932, aunque hace referencia a ella como algo sólido.

La conclusión más razonable en cuanto al origen de la enseñanza reglada en Fuente del Maestre a comienzos del siglo XX es la siguiente: la idea de la implantación de una escuela primaria surge en el ámbito religioso. La materialización de esta idea viene de la mano de sacerdote Don Antonio Sara, cuando en 1915 invita a la escuela parroquial de Villalba de los Barros a hacer una demostración de su nueva metodología educativa en el convento franciscano de la localidad, lo que da a entender el deseo de la comunidad de fundar una escuela de enseñanza básica para el pueblo, en cuanto que ya regía un colegio seráfico, de enseñanza superior, en la misma localidad. Tras el éxito de esta demostración, se funda entre el verano y otoño de 1915 una escuela parroquial impartida por profesores pertenecientes a la escuela del Ave María procedente de Villalba de los Barros, localidad de la que está separada 11 kilómetros. Lo que no se conoce es dónde se asienta, ¿en el convento franciscano?, con seguridad no puesto que el colegio-seminario ocupaba todo el espacio, ¿en dependencias parroquiales o en algún local cedido por alguien? con mayor probabilidad, e incluso me atrevería a aventurar como posible lugar la ermita del Espíritu Santo ya que D. Antonio Sara, capellán de dicha ermita y quien había llevado a cabo las negociaciones de la exhibición de la escuela parroquial de Villalba, impartía allí la catequesis llamada “el rebañito”. Llama la atención que en la revista de referencia del nuevo movimiento educativo, “La Escuela Parroquial”, solo se refleje los comienzos de la andadura de la nueva escuela en Fuente del Maestre y no su fin, por lo que podemos deducir que no tuvo una clausura como tal, sino que los padres franciscanos tomaron rápidamente las riendas de la misma. De este modo, en 1922, y tras la donación de la casa-palacio del Gran Maestre por parte de Don Alonso Ceballos Rico, aparece la escuela de “San Antonio de Padua”.

En definitiva, y desde un punto de vista histórico, el origen de la escuela de San Antonio de Padua, conocida popularmente como la escuela del Corro, hay que buscarlo en la escuela parroquial, filial a las escuelas del Ave María. Escuela que en pocos años será dirigida por la comunidad franciscana la cual comienza su andadura educativa primaria desde el año de 1922 hasta 1953 de forma ininterrumpida ya que, el estallido de la guerra civil y la toma de la localidad se produjo de forma rápida durante las vacaciones escolares; Sin embargo en el año 1953 por diversas razones, entre ellas la presencia de una ya asentada escuela nacional hicieron que la escuela echara su cierre. Y así fue durante ocho años cuando, coincidiendo con la visita canónica del general de la orden de los Hermanos Menores a Fuente del Maestre, el padre Agustín Sépinski, acompañado del padre provincial Luis Jurado, el entonces alcalde D. José Joaquín Cassillas Ovando le pide la reapertura de la escuela. La petición fue concedida aunque después de dos cursos académicos vuelve, y ahora de forma definitiva, a cerrar sus puertas.

Desde el punto de vista pedagógico, la primera escuela de enseñanza reglada en Fuente del Maestre nacerá de dos fuentes distintas: el método de la escuela del Ave María, que aunque de corta duración en la localidad fue el origen, y la espiritualidad franciscana, con su ya trayectoria en el colegio seráfico (1896-1970) de la misma localidad. ¿Qué aspectos se conservarán de cada una de ellas en la escuela del Corro? ¿Subsistirán los nuevos métodos traídos de la escuela parroquial de Villalba?

FOTO 3: Grupo donde aparece el padre D. Antonio Sara (vestido con sotana, sentado a la izquierda)

 

3.- CORRIENTES METODOLÓGICAS PEDAGOGICAS

Dos son las influencias pedagógicas en el origen de la enseñanza contemporánea en Fuente del Maestre.

3.1.- LAS ESCUELAS DEL AVE MARÍA DE GRANADA. PEDAGOGÍA DEL PADRE MANJÓN.

Existen multitud de libros y estudios sobre las escuelas del Ave María y de su famoso pedagogo P. Manjón que dan a conocer sus grandes obras educativas; sin embargo, la falta de espacio nos lleva a centrarnos en la influencia que éstos tuvieron sobre la apertura de las escuelas llevadas a cabo por D. Ezequiel Santana en Extremadura. La relación entre ambos sacerdotes (Manjón-Santana), estudiada por Felicidad Sánchez Pascua[7], refleja la influencia pedagógica de la Escuela del Ave María en la escuela matriz de Los Santos de Maimona y consecuentemente en sus escuelas filiales.

Tomando como base el estudio de Sánchez Pascua, las escuelas parroquiales de Los Santos y sus filiales se basan en un principio de igualdad social en cuanto que “no deben ser ni para los ricos sólo, ni sólo para los pobres, porque en la parroquia no caben distinciones[8] por lo que había varias opciones: los que tengan buena posición deben pagar la pensión completa, media el de modesta posición y nada el que sea pobre. Este principio, así como sus grandes líneas didácticas, encuadran a los centros santeños dentro de la pedagogía avemariana aunque después, como es natural, cada centro los adaptaría a sus circunstancias e incluso aportaran novedosas creaciones personales. De modo general la plasmación de la influencia de las escuelas del Ave María en las escuelas santeñas se puede diferenciar entre medios didáctico generales y didácticas específicas. Tanto unos como otros muestras las innovaciones del método.

Medios didácticos.

  • Biblioteca, como medio de fomentar la lectura e incrementar el bagaje cultural.
  • Premios, como medio de motivación. Fundamentalmente materiales, la sección de adultos de Los Santos entregaba terrenos de cultivo, dinero y prendas de vestir u ornato con el que se premiaba tanto la asistencia como el buen aprovechamiento en el aprendizaje.
  • Dramatizaciones, entendidas como representaciones que acompañadas de poesías y discursos ayudaban a la formación al tiempo que ofrecían momentos de entretenimiento y ocio. Dentro de este medio didáctico tienen cabidas las “veladas” en donde los alumnos de la escuela llevaban a cabo actuaciones literarias, dramáticas, cinematográfica y musicales.-
  • Actividades extraescolares, que complementaban y prolongaban la acción educativa.
  • Cinematógrafo, utilizado como medio para trasmitir conocimientos. De gran utilidad didáctica, D. Ezequiel Santana adquiere un aparato de la marca Enermam Kinok en 1915 con la que acudirá a otros muchos lugares.
  • Modelado, entendido como la materialización del objeto de estudio mediante madera, barro, cintas…
  • Resumir, como actividad de abstracción ya que “es imprescindible el manejo de abundante bibliografía, y estudiar y extractar libros se aprende haciéndolo, y por eso se incluye como actividad metodológica[9].

Didácticas específicas

  • Lenguaje. Se van a poner en práctica procedimientos nuevos mediante ejercicios físicos para el estudio tanto de la lectura y escritura, como de la gramática. Con respecto a la lectura y escritura el material didáctico se reducía a simples tarjetas de cartulinas con el dibujo de una letra en el centro. Cada alumno con su tarjeta en la mano debían formar las palabras propuestas por el profesor. El aprendizaje lecto-escritor comenzaba tan pronto como el niño iniciara la escuela. Los alumnos mayores practicaban ejercicios de lectura simultánea mezclados con movimientos (sentarse, levantarse, media vuelta).
  • Matemáticas. En el estudio de la aritmética va a tener gran importancia la acción corporal, así por ejemplo para practicar la suma los propios alumnos se convierten en “sumandos” de este modo la visión de igual número de unidades así como la movilidad permiten asimilar conceptos matemáticos como las propiedades, la suma o la multiplicación. Al igual que en la lecto-escritura las tarjetas de cartulinas serán otro recurso. La geometría también se va a desarrollar con un método activo-intuitivo variando el nivel de dificultad según las edades, de este modo partiendo de una definición, el alumno debía descubrir la figura a base de pensar y ensayar. De un modo similar se estudian los cuerpos geométricos así como las caras, vértices, aristas, ángulos… El nivel más avanzado sería aquel en el que los alumnos. unidos por las manos, se convierte en una línea flexible capaz de formar cualquier clase de polígonos.
  • Ciencias Sociales. La actividad física es también imprescindible en el estudio de la geografía tanto terrestre como celeste. En un primer momento, los alumnos pueden moverse por el extenso mapa trazado en el suelo del patio para luego ser capaz de contornearlo con cintas de distintos colores. Este movimiento e intuición sirve, asimismo, al conocimiento del sistema planetario. El mapa del estudio geográfico sirve también para abordar la historia, aunque se especifica que este método no conlleva un estudio profundo aunque sí es un complemento motivador. Un método apropiado para la enseñanza de la historia será la dramatización de episodios históricos.
  • Gimnasia. La máxima “mens sana in corpore sano” es una constante dentro de la metodología santeña, además de introducirlas dentro de las didácticas específicas, la gimnasia ocupará determinadas horas al día. Deben ser ejercicios sencillos que atiendan al desarrollo uniforme de todo el organismo. Una vez finalizada la sesión se experimenta una sensación de bienestar.
  • Agricultura. La idea de hacer una agricultura “científica”, rentable y competitiva hizo que ésta se incluyera en los planes de estudio. Entre la líneas de acción se encuentran los campos de experimentación, donde se realizan distintas pruebas con abonos, tipos de semilla, variedades; la divulgación gratuita de los conocimientos agrícolas nacidos de la experimentación; análisis de tierras para rentabilizar los cultivos por lo que se adquiere moderno material de laboratorio; y por último, se apuesta por una enseñanza reglada desde la escuela primaria ya que es allí donde asisten todos los agricultores y braceros.
  • Doctrina Cristiana. Considera que el catecismo debe ser la asignatura centro de todas las asignaturas, aunque advierte que “es una asignatura de las más difíciles de aprender”[10] debido a que son conocimientos abstractos, en la mayoría de las veces, superiores a las inteligencias infantiles. A pesar de ello se aboga por materiales didácticos utilizados en otras disciplinas como son cintas de colores, dramatizaciones, materialización del alejamiento o cercanía de Dios… en definitiva, medios que desarrollen la creatividad para acercar a los hombres a Dios.

3.2.- LAS ESCUELAS DEL MONASTERIO DE GUADALUPE. PEDAGOGÍA FRANCISCANA

La orden franciscana, aún sin poseer el carisma de la enseñanza como sí ocurre con los jesuitas o dominicos, ha sentido la necesidad de asumir la educación sobre todo de las primeras letras allí donde ha echado raíces como una tarea propia, especialmente cuando el entorno carece de enseñanza básica. Los conventos asumen esta tarea, incluso dentro de sus recintos la mayoría de las veces, como gratitud hacia el pueblo que tan bien los acoge.

No es fácil encontrar un manual de la enseñanza y pedagogía característica de la orden franciscana, por lo que a la hora de afrontar este estudio he optado tomar como referencia uno de los primeros, y sin lugar a dudas más representativo, convento franciscano en Extremadura: el monasterio de Guadalupe. Soy consciente de que los principios pedagógicos de la escuela guadalupana no es norma pero sin lugar a dudas constituye un modelo claro de imitación, especialmente dentro de la provincia bética franciscana.

En el estudio del Padre Arévalo[11] sobre el monasterio de Guadalupe se hace un detallado análisis de su escuela, de donde podemos extraer líneas generales aplicables a otros conventos. El solemne acto de inauguración de esta escuela acaeció el 25 de octubre de 1909 y en él tenían cabida de forma gratuita niños de entre 6 y 12 años. Del trabajo del Padre Arévalo podemos extraer los siguientes medios didácticos:

Medios Didácticos:

  • Fomento de la música, como elemento vinculador de toda la enseñanza. Tanta importancia se le da que ya en 1908, un año antes de abrir la escuela se constituyó una academia de música.
  • Premios académicos tras la celebración pública de los exámenes presidida por el director y autoridades locales (alcalde, juez, fiscal, médico).
  • Creación de un batallón infantil que forma parte del programa educativo y donde la gimnasia militar tiene un importante peso. La disciplina y el orden castrense que emana de estos batallones era bien recibida en una sociedad militarizada.
  • Celebración de veladas musicales, festejos literarios y representaciones teatrales.
  • Cinematógrafo que ya en el año 1913 ilustraba con documentales y películas a los jóvenes antonianos.
  • Creación de una escuela de adultos que sólo funcionaba los meses de otoño e invierno a causa de las faenas agrícolas. Esta escuela de adultos, al igual que la de primaria era gratuita.Didácticas específicas:
  •  

Sabemos por el primer examen público de las escuelas del monasterio celebrado los días 10,11 y 12 de julio de 1913 que los niños se examinaron de “sobre las veinte o más asignaturas y solfeo que han cursado[12]. De cursos posteriores se extraen que se estudian las asignaturas de gramática, agricultura, historia sagrada, geografía, derecho natural, urbanidad y cortesía, religión, catecismo, fisiología, anatomía, geometría, historia, moral, aritmética y música. Sin embargo, no se especifica sobre la metodología concreta de las mismas.

 

4.- LA PEDAGOGÍA DE LA ESCUELA DEL CORRO.

Para estudiar las líneas pedagógicas maestras de la escuela del Corro no tomaremos la división cronológica de su aparición, cierre, reapertura posterior y cierre definitivo, sino que se estructurará su andadura en dos partes muy bien diferenciadas a nivel pedagógico. Durante el curso escolar 1936-37, siendo director de la escuela el Padre Sixto Santa García y ayudante el hermano lego Fray Fernando Rodríguez se llevará a cabo un importante cambio estructural de importantes consecuencias pedagógicas y sociales. Desde el documento fundacional de la escuela otorgado por D. Alonso Ceballos Rico a los padres franciscanos se establecía una escuela que debía de acoger a 50 niños pobres y después, cuantos alumnos de pago pudieran ser atendidos. Y así se hizo dividiendo a los alumnos en dos clases unitarias, determinadas por cuestiones económicas, es decir, la clase de los que pagan y la clase de los alumnos gratuitos; sin embargo la llegada del padre Sixto como director de la escuela conllevará un importante cambio a partir de 1937, por el cual los alumnos serán clasificados por niveles académicos, es decir, por una separación en grados según edad y desarrollo madurativo, de modo que grado preparatorio y elemental estén en una clase, y grado medio y superior en otra, debiéndose mezclar por tanto los alumnos de pago y gratuidad. Este hecho conllevó no pocas protestas por parte de muchos padres que opinaban que los alumnos de pago, por el hecho de pagar, no debían ser tratados de la misma forma que los de gratuidad. No debemos olvidar que esta valiente decisión se produce en 1937, cuando España se encontraba en plena guerra civil, momento en el que la cuestión social era un tema más que delicado.

4.1.- LA ESCUELA DEL CORRO ANTERIOR A 1937

Contexto

Dos clases unitarias formada por alumnos de entre 5 a 11 años divididas por criterios sociales, a saber, la clase de alumnos de pago y la clase de alumnos de gratuidad. La primera era impartida por el director de la escuela, esto es, un padre, mientras que la de gratuidad era asumida por un hermano lego. La mensualidad de los alumnos de pago ascendía a 5 pesetas al mes, alto desembolso para una familia de la primera mitad del siglo XX en una zona rural como Fuente del Maestre. Tanto era así que durante la dirección del padre Teodoro las mensualidades ascienden a 10 pesetas por lo que muchos padres se declararon en huelga no llevando a sus hijos al colegio durante un par de días hasta que la cuota se redujo, aunque nuevamente subiría tiempo después.

Cada mañana los niños esperaban en la plaza del Corro la llegada de los frailes que venían del convento. En ese momento la señora Rosario García Hormigo, celadora del edificio y que vivía allí junto con su familia, abría las puertas y los niños, siempre en fila y detrás de su profesor, pasaban al patio donde eran llamados a clase.

Las aulas eran espaciosas y con mucha luz natural precedentes de ventanas que daban al patio del recreo. Los pupitres estaban dispuestos en filas de seis u ocho alumnos. Al haber diversas edades en la clase, los alumnos más pequeños se sentaban en los bancos de delante mientras que los mayores ocupaban los bancos traseros.

Metodología

La heterogeneidad de alumnos en una misma clase determinó una enseñanza generalista, donde el profesor explicaba de forma general la materia y después cada alumno trabajaba según su desarrollo. El hecho de utilizar este método tan repetitivo, puesto que los alumnos desde los 5 a los 11 años escuchaban las mismas lecciones de todas las materias, hacía que el alumno estuviera muy familiarizado desde muy pequeño con términos algebraicos o lecciones de historia que con el paso de los cursos iban asimilando. En definitiva, es un método de aprendizaje por repetición basado en una enseñanza verbal y memorística, ya que la precariedad económica impedía que los alumnos tuvieran libros de textos, y menos aún, libros de textos adaptados a cada nivel.

El importante número de alumnos (una media de 50 alumnos de pago y 70 gratuitos) hacía difícil una enseñanza personalizada, por lo que los alumnos mayores jugaban un importante papel a la hora de afianzar contenidos básicos, especialmente lectura, en los alumnos más pequeños.

Al llegar a la edad de 11 años, los alumnos finalizaban sus estudios en esta escuela. Bajo la dirección de padre Mariano Aguirre fueron muchos los niños que viajaron a Badajoz para examinarse del ingreso a bachillerato. Otros muchos continuaron sus estudios por las noches en unas aulas cedidas por los frailes en el convento. Se trataban como una especie de clases particulares para aquellos chavales que durante la mañana estaban trabajando en el campo. Durante este primer periodo las clases eran impartidas por el profesor seglar Don Juan Lloberat.

Asignaturas

Comenzando por el Lenguaje era de vital importancia la lectura y escritura de modo que diariamente se practicaban ambas. La lectura en voz alta y en la mesa del profesor, y la escritura a través de dictados. Llama la atención que ninguna de las personas que vivieron esta etapa recuerdan cómo aprendieron a leer y escribir, aunque como afirma Antonio Gajardo (87 años) “no recuerdo cuando empecé a leer ni cómo, pero sí recuerdo perfectamente a Agustín Ceballos, uno de los alumnos mayores, estar sentado conmigo ayudándome a leer”.  Por lo tanto, no hay una enseñanza de la lecto-escritura del tipo de las escuelas del Ave María, con cartulinas y movimiento, sino que se utiliza el trabajo colaborativo entre alumnos de distinto nivel, de modo que los alumnos de mayor edad sirven de tutor con los alumnos pequeños.

Con respecto a las matemáticas, era de vital importancia las cuatro operaciones básicas las cuales se iban complicando después con decimales. Una vez adquirida el cálculo se daba mucha importancia a los problemas y aritmética.

Importante cabida tenía el estudio de la historia universal y nacional, así como las ciencias sociales, especialmente la geografía. Al tratarse de un colegio religioso el estudio de la historia sagrada y el catecismo era un pilar fundamental.

Asignaturas como la agricultura y gimnasia, tan importantes en las escuelas de D. Ezequiel Santana, no aparecen en la escuela de Fuente del Maestre. Sí es cierto que los alumnos recuerdan hacer instrucción militar en el patio de recreo (no olvidemos en el contexto en que se enmarca este primer periodo), sin embargo no se crearon batallones infantiles, como ocurrió en Guadalupe, ni se vivía un ambiente de guerra en las clases.

La música es utilizada como un instrumento de aprendizaje ya que la enseñanza memorística de la época conllevaba el uso de ésta para recordar tablas aritméticas, accidentes geográficos o lista de acontecimientos. Sin embargo, la enseñanza de la música viene de la mano del padre Javier, director del coro. Con él los niños aprenden a cantar, teniendo tres momentos destacados a lo largo del año: canto del Miserere todos los viernes de cuaresma, excepto el viernes de ceniza, en la iglesia parroquial; acompañamiento al canto del Miserere cantado por los frailinos durante el Santo Entierro en su procesión penitencial el viernes santo; canto gregoriano durante la procesión de San Tarsicio en el convento franciscano. Estas actuaciones despertaban gran expectación entre las gentes del pueblo que llenaban tanto la iglesia parroquial como el convento de los frailes.

FOTO 4: Escolares del colegio San Antonio de Padua de Fuente del Maestre. Año 1924

 

Medios Didácticos

La escasez económica y material de la España rural durante el primer tercio del siglo XX determinó la escasez de materiales y medios didácticos en la escuela. A diferencia de las filiales a la escuela manjónica de Los Santos de Maimona, en la escuela del Corro de Fuente del Maestre no hay biblioteca, ni cinematógrafo, simplemente unos murales y mapas que servían de base para las explicaciones del profesor ya que los alumnos no tenían libro de texto. El único material de los alumnos era el pizarrín donde practicaban la escritura y el cálculo, a parte de la pizarra grande que presidía el aula. La precariedad de las familias, que no podían asumir gastos extras, hacía que los alumnos no llevaran uniformes, ni guardapolvos y, no en pocos casos, ni alpargatas.

Los alumnos no tenían actividades de repaso en casa (deberes) que era suplida por una larga jornada escolar con clases lectivas de lunes a sábado, excepto el jueves por la tarde, sin vacaciones de Navidad o Semana Santa, a excepción de los festivos como día de Navidad o Viernes Santo.

Disciplina

El respeto y la obediencia de los alumnos en las aulas eran comparables a la importancia de estos valores en la sociedad general del momento. Las personas entrevistadas que vivieron este periodo no recuerdan castigos físicos a los alumnos. Los castigos habituales en caso de mal comportamiento o no realizar las tareas escolares eran quedarse después de clase o acompañar a los frailes al convento donde los castigados debían permanecer en la iglesia del mismo hasta que sus padres vinieran  a recogerlos.

A diferencia de las filiales santeñas, en la escuela del Corro no aparecen premios materiales. Sí se llevan a cabo salidas extraescolares, siempre en horario de tarde, al paraje conocido como la Vereda Alta.

Hoy, después de más de 70 años, las personas entrevistadas guardan muy buenos recuerdos y dos sentimientos en especial. Por un lado, el elevado nivel de instrucción, comparable a colegios de prestigio de la capital; de hecho no pocos fueron los alumnos que continuaron estudios superiores llegando a ser médicos, maestros… Por otro lado, la buena educación y civismo recibido, considerándose un prestigio social el ir a la escuela de los frailes. Todavía hoy es fácil encontrar en Fuente del Maestre la expresión “¿no has ido a la escuela de los frailes?” cuando alguien deja la puerta abierta o una silla mal colocada.

4.2.- LA ESCUELA DEL CORRO POSTERIOR A 1937

Contexto

Tras la transformación organizativa llevada a cabo por el padre Sixto, a partir de 1937 se mantiene la división de los alumnos en dos clases pero ahora basada en criterios pedagógicos. La clase de los pequeños y la clase de los mayores. A cargo de la primera se encuentra un hermano lego y frente a la segunda un padre que ostenta el cargo de director del colegio.

Como ya se vio en la parte histórica de este estudio, el cambio conllevó las enérgicas quejas de muchos padres de alumnos que no aceptaban la supresión del trato especial a los alumnos de pago. Quejas que a pesar de llegar hasta el guardián del convento, se encontraron con la absoluta firmeza del padre Sixto. A partir de este momento, y ya de forma definitiva, los alumnos se distribuían en las dos clases según su nivel de desarrollo, sin influir el dinero ni la edad de los mismos. Este valiente cambio conllevó también una ruptura metodológica.

Metodología

Para la enseñanza primaria se opta por una enseñanza cíclica en la que los alumnos de una clase recorren, en un periodo de tiempo, el ciclo o materia de conocimiento de varias asignaturas; posteriormente, se vuelve nuevamente a retomar, ampliando lo ya aprendido, de modo que, continuando así en periodos sucesivos lo aprendido en el primer círculo es ensanchando y profundizando.  Esta metodología requiere que los alumnos con poca diferencia de conocimiento se distribuyan en un mismo grupo o sección de modo que puedan atender a la vez a las explicaciones del maestro.  De este modo, los alumnos repiten su programa, repitiéndolo varias veces antes de pasar al siguiente nivel.

El programa oficial se divide en siete cursos: preparatorio, 1º y 2º de grado elemental, 1º y 2º de grado medio y 1º y 2º de grado superior. Debido a la presencia de sólo dos clases, la escuela del Corro se distribuía: clase de los pequeños, preparatorio y grado elemental; y clase de los mayores, grados medios y superior.

Los programas de cada grado comprenden toda la asignatura, variando de uno a otro, no tanto en extensión sino en intensidad y detalles. Este método permitía que todos los alumnos pudieran seguir las clases, ya que tanto los más adelantados como los más rezagados,  tratan el mismo asunto en la misma lección el mismo día, en cuanto que todos los programas de todos los grados están sincronizados a imagen de círculos concéntricos.

Este nuevo método conllevaba que hasta la adquisición de un grado no podías acceder al siguiente, independientemente de la edad, por lo que varios alumnos tuvieron que abandonar el colegio ante el alto nivel académico. Francisco Ortiz (88 años) recuerda a un compañero de mayor edad que no quería estudiar y ante la imposibilidad de pasar de curso abandonó la escuela diciendo “¿y para qué quiero saber yo que es una palabra esdrújula? ¿acaso voy a llamar a mi burra esdrújula?”.

Esta nueva metodología alargó la escolarización hasta los 14 años, para aquellos alumnos más aventajados.  De igual modo, para aquellos alumnos más retrasados o que sus familias necesitaban de su trabajo se mantuvo las escuelas nocturnas en las dependencias del convento.  Debido al perfil de estos alumnos, la escuela nocturna, que tuvo su mayor auge bajo la dirección del padre Javier, funcionaba especialmente en época de vacaciones y de baja labor agrícola.

Asignaturas

Las asignaturas presente en todos los grados son las siguientes: lengua castellana, aritmética, geometría, geografía, historia de España, ciencias físicas, químicas y naturales, agricultura, industria y comercio, derecho, higiene, moral cívica, historia sagrada.

Comenzando con la lengua era de vital importancia la lectura, los dictados y las faltas gramaticales que se practicaban todos los días. Además hay una especial preocupación por el saber escribir, por lo que los alumnos más mayores llevarán tarea a casa sobre algún tema de redacción. Las matemáticas ocupaban el otro pilar de la educación, centrándose especialmente en la aritmética, cálculo, geometría y resolución de problemas. Al igual que en la etapa anterior, el estudio de la geografía, la historia, la historia sagrada y catecismo era destacado.

La gimnasia continúa sin ser una prioridad en la escuela del Corro, así como irá perdiendo peso la instrucción que se limitó al periodo donde el padre Sixto, que había sido capellán militar, asumió la dirección.  La asignatura que tomará importancia en este segundo momento es el estudio de la música la cual, además de continuar siendo utilizada como medio de estudio (cantinelas),  será estudiada la escritura y lectura musical. Igualmente se crea el coro de la escuela que cantará en la misa conventual que los frailes destinan especialmente a los niños de la escuela todos los domingos y días de preceptos. Sin embargo no se continúa con el canto Miserere durante la Semana Santa.

Medios Didácticos

El periodo de guerra y posguerra en el que se encuadra esta segunda etapa va a determinar la escasez de medios y material didácticos. Sin embargo, la nueva metodología y el esfuerzo de padres y maestros traerán pequeños cambios que conllevarán importantes beneficios para los alumnos. A pesar de la ausencia de cinematógrafo, se mantienen los murales y paneles explicativos que ahora serán una ayuda para los nuevos libros que aparecen tanto en la nueva biblioteca de la escuela, así como los libros de textos de los alumnos, permitiendo una mejora importante en el campo de la lectura. Otros materiales de vital importancia, especialmente para el desarrollo de la escritura y redacción, son los cuadernos de clase, las libretas y el papel reutilizado que le ofrecían los frailes.

El hecho de que cada alumno tenga su propio material hará pausible el mandar  tareas para casa, especialmente ejercicios de redacción a los alumnos mayores. Igualmente, el uso cada vez más frecuente de papel permitió que los alumnos llevaran al finalizar cada año un duplicado de sus notas que los padres debían firmar.

FOTO 5: Escolares del colegio San Antonio de Padua de Fuente del Maestre. Año 1924

Disciplina

Uno de los elementos característicos de las escuelas manjónicas era la presencia de premios, muchas veces materiales, al finalizar el curso. En este segundo momento de la escuela del Corro va aparecer, no tanto un premio material como sí un reconocimiento moral a aquellos alumnos más destacados. En uno de los lugares más visibles se encontraba el cuadro de honor; cuadro muy bien decorado donde aparecía el “colegial modelo”, o lo que es lo mismo, los alumnos más destacados.

Los castigos también estaban presentes, variando su intensidad según la benevolencia del padre. Sin embargo no recuerdan castigos más duros de los que pudieras recibir en casa. Entre los más frecuentes continúan apareciendo quedarse después de las clases de la mañana en el colegio, por lo que no podía ir a casa a comer;  acompañar a los frailes al convento hasta que finalizara los actos de culto; castigos físicos como ponerse de rodillas o dar con el puntero. Hoy estos adultos que fueron niños de la escuela recuerdan con una sonrisa algunas anécdotas como por ejemplo que el primero en estrenar un puntero de madera encargado por los frailes fue Curro Gordillo, hijo de quien recibió el encargo de fabricarlo, o que un fraile tenía tal habilidad con una goma elástica que era capaza de tirarla desde su asiento para llamar la atención a los alumnos de las últimas filas.

Al igual que los alumnos del primer periodo, estas hoy adultos mantienen ese doble sentimiento del alto nivel de instrucción intelectual, así como la buena educación recibida. Francisco Ortiz (88 años) afirma “la escuela del Corro rompió una estratificación social permitiendo que alumnos de gratuidad, como era mi caso, pudiéramos acceder a una educación de calidad”.

 

5.- CONCLUSIONES

Como se ha podido comprobar a lo largo de estas páginas la preocupación por una enseñanza formal es temprana en Fuente del Maestre. Está despertando el siglo XX cuando el padre D. Antonio Sara propició la aparición de una escuela parroquial que intentaba ir más allá del ya beneficioso aprender a leer y escribir. De la mano de la escuela parroquial de Villalba de los Barros, se pone en práctica un nuevo e innovador método educativo basado en los principios de las escuelas del Ave María que, fundada en Granada por el padre Andrés Manjón, se basaba en una “escuela activa” donde se pretendía que los alumnos “aprendieran jugando”. Tenemos constancia de que esta escuela funcionó al menos un curso escolar (1915-16), sin embargo no hay registro de su trabajo a pesar del elevado número de alumnos (con sección diurna y nocturna) y gran expectación que causó su nueva metodología. A pesar de ello, hay que afirmar que esta, hasta ahora, la olvidada escuela parroquial es el germen de la educación contemporánea en Fuente del Maestre, y que durante su corta vida llevó a cabo los principios metodológicos activos de las escuelas del Ave María (clases prácticas, premios, batallón infantil) .

El deseo de los padres franciscanos de la localidad de agradecer al pueblo el buen recibimiento a esta comunidad se materializa en una escuela de enseñanza primaria. Desde un primer momento hubo una estrecha relación entre la escuela parroquial y la comunidad franciscana. Así, el convento es el lugar elegido para llevar a cabo la demostración pedagógica de la escuela parroquial de Villalba de los Barros; de igual modo, el padre guardián del convento participa con un “elocuente sermón” en la función religiosa que siguió a la velada de fin de curso de la escuela parroquial; sin olvidar la figura de fray Constantino Garmendia Irada (1891 Urrestilla, Gipúzcua, – 1936 Fuente del Maestre, Badajoz). Durante los cursos que van desde 1916 a 1920 dirigirá las escuelas del monasterio franciscano de Guadalupe del que se dice “su juventud y vocación docente, que ha bebido en Granada los dulces y eficacísimos métodos del padre Manjón, dieron su impronta a las escuelas que no pasarían desapercibida a nadie[13]. Y así debió de ser pues en las hojas cronológicas del Ave María de Granada, en relación a julio de 1919 dice así: “Fr. Constantino Garmendia, franciscano del convento del Guadalupe, en Extremadura, que ha pasado 15 días en estas Escuelas para aplicar sus enseñanzas a las establecidas en el convento que fue morada de Carlos V[14]. Pues se da la circunstancia de que el padre Garmendia pasa al convento franciscano de Fuente del Maestre, del que fue rector de su colegio seráfico desde 1926 hasta 1936, cuando fue asesinado el 9 de agosto. En definitiva, estos tres elementos evidencian la relación entre la escuela parroquial y la comunidad franciscana.

A pesar de todo ello, el estudio de la escuela del Corro pone de manifiesto la no continuación de la metodología activa manjónica en la escuela dirigida por la comunidad franciscana. En líneas generales, y haciendo un breve esquema de lo trabajado en páginas anteriores, las líneas pedagógicas de la primera escuela contemporánea en Fuente del Maestre son tres: escuela activa (curso 1915-16 y quizás hasta 1922) donde se pretende que los alumnos aprendan jugando; enseñanza memorística (desde 1922 hasta 1937) basada en la repetición memorística de los contenidos; y enseñanza cíclica (desde 1937 hasta 1963, exceptuando desde 1951 hasta 1963 donde la escuela permaneció cerrada) basada en ir adquiriendo y profundizando partiendo siempre de los conocimientos previos del alumno. El hecho de que no se mantuviera la idea de una escuela activa no debe ser entendido como un fracaso, por el contrario, y después de una etapa más oscura y memorística, la aparición del método cíclico permitió una enseñanza más personalizada dentro de aulas masificadas, tanto en cuanto, cada alumno iba avanzando según su capacidad. Ciertamente el método de enseñanza, unido a la exigencia de los padres franciscanos, hizo elevar el nivel cultural e intelectual de una gran parte de la población joven de Fuente del Maestre. Jóvenes que continuaron sus estudios superiores llegando a ser maestros, médicos, veterinarios, arquitectos…, y otros muchos, la gran mayoría, que volvieron a las faenas agrícolas pero ahora con una gran diferencia: su alto nivel académico.

Pero sin lugar a dudas, no podía terminar este estudio sin resaltar nuevamente la figura del padre Sixto que, aunque nunca aparecerá en los manuales de pedagogía, llevó a cabo una de las transformaciones educativas de mayor trascendencia del siglo XX en esta localidad. La división de los alumnos en aulas según su nivel madurativo y no por su clase social llevada a cabo en 1937 por el fraile franciscano, supuso un destacado cambio pedagógico de importantes repercusiones sociales.

Sirva este ejemplo de acicate a todos los docentes que nos dedicamos a esta ardua y preciosa profesión para que nos anime a ser capaces de llevar a cabo esos pequeños cambios metodológicos, por los que no vamos a salir en revistas pedagógicas pero que sin lugar a dudas va a repercutir en el bien de nuestros alumnos.

 

 

 

 

 

 

 

[1] DOMÍNGUEZ RODRÍGUEZ, E. Políticas educativas en el siglo XX y su incidencia en Extremadura, Departamento de Ciencias de la Educación, Universidad de Extremadura, Badajoz, 1987.

[2] GIL CALVO, J. Colegio de San Miguel Arcángel, en “Fuente del Maestre: Historia y Devoción”, Elvas, 1993.

 

 

 

 

 

 

[3] Ámez Prieto, H. La Provincia de San Gabriel de la descalcez franciscana extremeña, ediciones Guadalupe, 1999,  277.

[4]Revista La escuela parroquial, número 4, página 7.

[5] Sánchez Pascua, F. La obra socio-educativa de Ezequiel Fernández Santana, Universitas editorial, 1994,  88.

[6] Revista La escuela parroquial, número 7, página 7.

[7] Sánchez Pascua, La obra socio-educativa de Ezequiel Fernández Santana.

[8] Sánchez Pascua, La obra socio-educativa de Ezequiel Fernández Santana, 41.

[9] Sánchez Pascua, F. “La obra socio-educativa de Ezequiel Fernández Santana”, p. 65.

[10] Sánchez Pascua, La obra socio-educativa de Ezequiel Fernández Santana, 80.

[11] Arévalo Sánchez, A. Guadalupe, siglo XX. (El primer siglo franciscano), ediciones Guadalupe, 2004, Sevilla.

[12] Arévalo Sánchez, A. “Guadalupe, siglo XX. (El primer siglo franciscano)”, p. 131.

[13] Arévalo Sánchez, A. Guadalupe, siglo XX. (El primer siglo franciscano), p. 134.

[14] Manjón Andrés, Hojas cronológicas del Ave María, Escuelas del Ave María, Granada, 1921, p.122.

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