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LAS ÚLTIMAS VOLUNTADES DEL ARCIPRESTE DON JUAN PIZARRO HINOJOSA COMO PERPETUACIÓN DEL LINAJE DE LOS PIZARRO

Posted on 7 diciembre, 20257 diciembre, 2025

 

Antonio Cantero Muñoz

RESUMEN

La presente exposición forma parte de un trabajo de investigación y puesta en valor sobre las capellanías en Trujillo durante la Edad Moderna que comencé el año pasado, que este año continuaré con las últimas voluntades de don Juan Pizarro Hinojosa. Entiendo que es preciso continuar por la gran cantidad de documentación que se generó en su día que aún es inédita, así como por la rica información que aporta sobre las disposiciones de última voluntad de los estamentos privilegiados durante la Edad Moderna, que reflejan sus comportamientos sociales conforme a su escala de valores. Hay que destacar que como afirmamos en nuestra comunicación del año pasado, además de su dimensión religiosa que es su aparente razón de ser, las fundaciones pías servían como instrumento de prestigio social del fundador, así como de solidaridad con la parentela y cuidado del linaje.

Palabras clave: Trujillo, Pizarro, capellanía, vinculación, linaje, nobleza, Edad Moderna, estamentos privilegiados, testamento.

ABSTRACT

This exhibition is part of a research and appreciation project on chaplaincies in Trujillo during the Modern Age, which began last year but is essential to continue due to the large amount of documentation generated at the time that remains unpublished, as well as the rich information it provides on the last wills and testaments of the privileged classes during the Modern Age, which reflect their social behavior in accordance with their scale of values. It should be noted that, as we stated in our communication last year, in addition to their religious dimension, which is their apparent reason for being, pious foundations served as an instrument of social prestige for the founder, as well as solidarity with kin and care for the lineage.

Key words: Trujillo, Pizarro, chaplaincy, connection, lineage, nobility, Modern Age, privileged classes, will.

 

INTRODUCCIÓN

A pesar de la relevancia de las capellanías y fundaciones pías desde un punto de vista histórico (por su trascendencia social y económica), y de la ingente documentación inédita pendiente de sus análisis con espíritu crítico, es preciso realizar un verdadero estudio en profundidad sobre las mismas en Extremadura y en particular sobre Trujillo, cuestión sobre la que existe un gran vacío historiográfico[1]. Son varias las razones de peso que lo justifican, entre las que destaca que su análisis riguroso nos ayudará a entender su verdadero significado, así como sus funcionalidades económicas y sociales durante los siglos XV al XVIII, lo que nos permitirá conocer mejor las mentalidades y comportamientos sociales durante esa época.

Son muchas las disposiciones en las que aparece el convento de la Encarnación de Trujillo. Así, designaría a su prior como uno de sus patronos de las diversas capellanías que erigió. Asimismo, dispuso que los documentos sobre los bienes de su propiedad, escrituras e incluso una bula del papa Julio III para poder testar, se custodiara en el convento de la Encarnación en un cofre con tres llaves[2].

Como veremos a continuación, aporta importantes datos sobre cuales sus últimas voluntades, que también nos informan sobre interesantes datos sobre la capilla de los padres de don Juan Pizarro Hinojosa[3] donde mandó enterrarse, así como de las indulgencias canónica que tenían algunos de los altares de las iglesias de Trujillo, cuyo conocimiento concreto hasta ahora era desconocido.

Nombró a sus albaceas, designado a tal fin a su hermana doña Inés de Hinojosa, su sobrino don Hernando de Orellana, su hermano el clérigo don Francisco Pizarro, así como “a el maestro Orellana cura de Santiago desta ziudad”, con quien se refleja cierta amistad por las muchas menciones que le hace.

 

FUENTES DE INVESTIGACIÓN

Para mi exposición he utilizado una fuente primaria que hasta la fecha era desconocida[4], en concreto las distintas disposiciones testamentarias de don Juan Pizarro Hinojosa[5], arcipreste de Trujillo, que se conservan en el Archivo Parroquial de Trujillo. El primero de 1 de marzo de 1581 es el más extenso y detallado, los otros son modificaciones puntuales del primero de alguna cláusula de los anteriores, pero cuyo contenido se mantuvo. Las modificaciones de sus últimas voluntades tienen las siguientes fechas: 2 febrero 1583, 29 agosto 1583, 1 diciembre 1583, 4 mayo 1585, 25 septiembre 1585.

EL ARCIPRESTE DON JUAN PIZARRO HINOJOSA Y SU ENTIERRO EN LA CAPILLA DE LOS PIZARRO EN SANTA MARÍA LA MAYOR

Sin ningún género de dudas, por la concurrencia de distintas causas el clérigo don Juan Pizarro Hinojosa era una persona de indudable relevancia social en Trujillo y sus alrededores. En primer lugar, desempeñaba el cargo de arcipreste, que era el sacerdote que estaba a cargo de un arciprestazgo, por tanto, designado por el obispo para ejercer autoridad sobre otros sacerdotes y parroquias en un territorio específico que tenía obligación de visitar, en este caso la ciudad de Trujillo. Asimismo, formaba parte de algunos de los linajes más relevantes desde un punto de vista social y económico en dicha ciudad durante la Edad Moderna, como eran los Pizarro e Hinojosa, por ser hijo de don Juan Pizarro y doña Juana Hinojosa[6]. También debemos tener bien presente, que esa preeminencia se vio reflejada y acrecentada en el caso concreto de la amplia estirpe de los Pizarro, por la multitud de edificios y esculturas cuya construcción promovieron o patrocinaron[7].

Don Juan Pizarro Hinojosa dispuso que su cuerpo fuera inhumando en la capilla que pertenecía a su familia paterna en la parroquia de Santa María la Mayor de Trujillo[8], que estaba junto a altar mayor[9], que fue adquirida por sus padres don Juan Pizarro y doña Juana Hinojosa. Debemos tener muy presente que las obras realizadas en Santa María la Mayor lo fueron en un momento histórico concreto, condicionado por la sociedad estamental y jerarquizada del Antiguo Régimen. Por tanto, reflejaba la estructura social de la época, las prerrogativas ostentadas por determinados grupos privilegiados frente a las clases populares y minorías marginadas, así como la mentalidad con respecto a la muerte e inhumación de cadáveres.

Así si procedemos a analizar el patronato ejercido sobre las capillas de Santa la Mayor, se refleja la jerarquía que existía dentro de los estamentos de los privilegiados, pues mientras más cercano al altar mayor, más rico e importante socialmente. Este sería el caso de la capilla de los Pizarro, que estaba junto al altar mayor inmediato a la capilla de Hernando Cervantes y Leonor de Gaete[10], que tenía el carácter de altar privilegiado, cuestión que abordaremos más adelante.

El reflejar en el espacio físico de la parroquia de Santa María la Mayor y en los actos de culto allí organizados, la importancia y prestigio social de cada familia durante la Edad Moderna, servía para mostrar tanto la vida como en la muerte la posición y el estatus de una estirpe concreta dentro de esa comunidad[11]. Al analizar el patronato ejercido por linajudas familias sobre las capillas de Santa María la Mayor[12], se refleja la jerarquía que existía entre las clases privilegiadas, pues no era lo mismo que la capilla estuviera a la entrada del templo que su ubicación fuera el altar mayor, que es el caso que analizamos. El ocupar uno de los sitios más relevantes en el templo más importante de la ciudad, pone de manifiesto la relevancia social de los Pizarro. De esta forma quieren reflejar externamente su poder, haciendo una manifestación pública de su importancia social en uno de los lugares más emblemáticos, pues debemos tener presente que la vida cotidiana giraba en torno a la religión, y los actos religiosos que allí se desarrollaban era el balcón social por excelencia de Trujillo.

De lo expuesto, podemos afirmar que la religiosidad expresa la apropiación simbólica del suelo, proclama el poder indiscutido de la nobleza. Pero no es solo simbólico, pues conforme a las leyes de la época, los patronos se convierten en legítimos propietarios de las capillas y oratorios, que se agregaban a sus mayorazgos. Otro símbolo de distinción social era el derecho a ocupar asientos privilegiados en las capillas, es decir el derecho a escaño, que correspondía con carácter exclusivo al fundador del patronato sobre la capilla, así como a sus familiares. A veces, también se autorizaba a sus criados a sentarse en los bancos de la capilla o incluso a enterrarse allí, pero así se reitera el mantenimiento en los actos religiosos, del tejido social jerarquizado del Antiguo Régimen, pues los sirvientes tenían ese derecho en calidad de tales, ocupando un lugar secundario y subordinado, reflejando se esa forma las desigualdades sociales frente al poder igualatorio de la muerte.

Hay que destacar que don Juan Pizarro puso todo su empeño en que quedara muy bien ornamentada. Por tal razón, dispuso en su primer testamento de 1 de marzo de 1581 que se embelleciera con una nueva reja como la que existía en la capilla del Cardenal Cervantes en la parroquia de San Martín que sustituyó a otra más antigua, además que se pintaran las efigies de San Juan Bautista y Evangelista, lo que explica que hay sido conocida popularmente como la “capilla de los Juanes”:

“Yten mando que en la capilla de mis sres padres, se quite la rexa vieja que está en ella y se ponga otra de nueuo, conforme a la que está en la Capilla del Cardenal Zeruantes y se adereze el altar de la dicha capilla, y le alarguen que lleguen a la dicha reja el dicho altar, y encalen la parte que esta sobre el entierro biexo y allí pinten una imagen de Nra Sra y como aian alargado el altar de la dicha capilla, encalen la pared de cal delgada y pinten la Ymagen de Nra Sra, y a la una parte la imagen de Sn Juan Ebangelista y la otra de Sn Juan Bautista en lugar del retablo, porque será más perpetuo”.

Sin embargo, en su última voluntad de 1 de diciembre de 1583 dispuso que la reja de la capilla fuera “como la que está en Sn Martín de Gonzalo de Olmos, y q hagan los osos de los escudos leonados y los pinos de su color o dorado”.

La anterior cláusula testamentaria es muy importante, pues gracias a Godoy Barrado[13] podemos comparar la descripción de la capilla que aparece reflejada en el inventario de 1582 con respecto al de 1595, y comprobar que la efigie de San Juan Evangelista se pintó en cumplimiento de esta manda pía.

También fueron múltiples y cuantiosas las donaciones que como “buen cristiano” hizo el arcipreste don Juan Pizarro Hinojosa, de las que por su extensión solo vamos a reflejar los destinados a Santa María la Mayor: Que el día de los difuntos de cada año se ofrecieran por su alma y la de sus padres dos fanegas de trigo en su capilla en Santa María. Que se destinara la copa dorada que tenía para hacerle una corona dorada a la imagen de Nuestra Señora.

Asimismo, hizo donativos a edificios religiosos y hospitalarios, en concreto cada año diez ducados de limosna para los siguientes edificios: las ermitas de San Juan de Piedras Albas y San Pedro de Robadillas para su conservación y que se pudieran oficiar misas; el hospital de Santa Lucía que se encontraba en la calla Garciaz.

LAS INDULGENCIAS DE LA CAPILLA DE LOS PIZARRO

Es importante cuando dispuso que se terminaran las gestiones ya iniciadas, para obtener las mismas indulgencias que disfrutaba el altar de Cervantes de Gaete en la parroquia de San Martín de Trujillo, lo que permitía obtener mayores beneficios espirituales con los oficios religiosos que allí se oficiaren:

“Y en caso que para el altar de la dicha capilla de los Sres mis padres se aia traído bula del Sumo Pontífize en que conzeda las Yndulgenzias que tiene el altar del dicho Cardenal Zeruantes”.

La concesión de indulgencias a un altar o capilla no derivaba de un acto espontaneo de la autoridad eclesiástica, debido a la gran devoción que suscitaba la sagrada imagen que la presidía o por los milagros que podía hacer. Diaz Rodríguez ha abordado esta cuestión con gran brillantez[14], haciendo saber lo siguiente sobre este particular:

“Las Bulas y breves de toda índole eran expedidos cada año en respuesta a la demanda ibérica de posibilitar casamientos, obtener beneficios, gravarlos con pensiones, cederlos a parientes a modo de sucesores, darlos a terceros a cambio de dinero, reservar futuras vacantes, erigir capellanías, salvar impedimentos canónicos….. Millares de letras apostólicas se convirtieron en instrumentos cotidianos y fundamentales para la consecución de determinadas estrategias sociales. Todas ellas habían de ser tramitadas, pagadas y expedidas en Roma, adonde es obvio que la mayor parte de solicitantes de España o Portugal no podía o no deseaba trasladarse”.

Para su obtención se precisaba dinero, del que disponía don Juan Pizarro Hinojosa, así como agentes a nivel local y en Roma cosa en la que no tendría problema, pues el arcipreste había estado en Roma[15] en 1549 y ostentaba el cargo de arcipreste. Asimismo, son muchas las referencias en sus testamentos relativas a trámites de representantes suyos en Roma para obtener beneficios espirituales, sirviendo como botón de muestra la siguiente manda testamentaria:

“encargo a los dichos mis patronos procuren auer de Roma los dichos rosarios bendezidos de Su Santidad, para que ganen rezando en ellos muchas yndulgenzias los dichos estudiantes y para las dozellas a cada una de ellas les den otro rosario”.

Por tanto, si supiéramos cuales eran los beneficios espirituales que disfrutaba la capilla del Cardenal Cervantes de Gaete en San Martín que hasta ahora eran desconocidos[16], conoceríamos los de la familia Pizarro en Santa María.

He conseguido localizar un testimonio hasta ahora inédito que nos resuelve esta cuestión de forma indirecta. Se trata de la relación de indulgencias que disfrutaba la capilla de Hernando Cervantes y Leonor de Gaete en la iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo, que no debemos confundir con la capilla del Cardenal Cervantes de Gaete en la iglesia de San Martín, aunque debemos tener que conforme al siguiente texto ambas disfrutaban de los mismos beneficios espirituales[17]:

“Dª Leonor de Gaete casó con Hernando de Ceruantes y destos fue la Capilla de Sta Polonia cuio altar tiene las mismas yndugencias qe el altar que llaman de Gaete en Sn Martin. Que una y otra capilla son de Dn Joachin Bexarano Marqs de Sofraga y señor de la villa de Orellana de la Sierra”.

Pues bien, aquí aporto las hasta ahora inéditas indulgencias del altar de los Cervantes en Santa María[18], que eran las mismas que las de San Martín, que también serían lass que iba a obtener el arcipreste don Juan Pizarro para su capilla de Santa María la Mayor. También incluye la tasación de unas obras por parte de Francisco Larra Churriguera en la llamada “Torre nueva” de ese templo, que por su relevancia también aportamos, de 23 de julio de 1727:

“Yndulxencias concedidas a la ymagen de Sta Apolonia y a los que en su altar hiceren oración, que está en la capilla del Ldo Ceruantes de Gaete oydor de la Rl Chanzª de Granada a instancias del Pe Alonso Sánchez de la Compañía de Jesús en Sta María. Gregorio decimo quarto y Ynocencio noveno:

“Primeramte el que reçare delante desta ymagen nuebe auemarias y una salbe a la Pureça de la Virgen Nuestra Señora o nueve i un paternóster a los coros de los ángeles, rogando por las ánimas gana remisión de la mitad de sus pecados por si, o por un defunto, y con ambas cosas la gana plenaria por si o por un defunto.

El que reçare doce aue marías y un credo a los Apóstoles y todos los Sançtos y por el estado de la Yglesia gana perdón de la mitad de sus pecados por si o por un defunto. Y el que en un día hace todo lo arriba dicho, que todo es treinta auemarias así un paternóster, y treinta y tres vezes Jesús en reberencia de la Encarnación y vida de Christo y dos credos y una salbe gana demás de lo dicho yndulgencia plenaria o saca un ánima de Purgatorio si lo ofreça por ella.

Cada vez que uno examina sus pecados con tres paternóster y tres auemarias y propósito de confesión y propósitos de confesarlos gana indulgencia plenaria o saca una ánima.

Cada vez que alguno oie o dice misa o confiesa o comulga roganas por la Sede Apostólica y conversión de las Philipinas gana indulgencia plenaria o saca un ánima de Purgatorio si hace por ella qualquiera de las cosas dichas en esta capilla.

Cada vez que alguno visita el lugar do esta puesta esta Ymagen reçcando aquel día la corona por la conuersion de las Philipinas gana indulgencia plenaria o saca un ánima de Purgatorio si hace por ella qualquiera de las cosas dichas en esta capilla.

Todos los días que se hace oficio o conmemoración del Christo Nro Señor o de su SSma Madre o de Ángel o Apostol o Ebangelista o de la Magdalena el que oie o dice misa por el buen gobierno de todos los prelados y jueces eclesiásticos y ministros de almas, gana yndulgencia plenaria o saca un ánima de purgatorio

Cada vez que uno reça siete paternóster i siete abemarias por los que mueren doctrinando o defendiendo la Yglesia entre infieles saca un ánima del Purgatorio

Qualquiera que por alguia via aiuda a la conversión de las Philipinas o determina ir a ayudar a ella en qualquiera modo o ruega a Dios por ella o porque nueva quien baia a aiudarla cada vez que dice la Corona con esta intención gana yndulgencia plenaria.

Cada vez que alguno visitare esta ymagen y reçare siete paternóster y siete auemarias a las Siete Llagas de Pies y manos y costado y cabeça y espaldas de Chirsto Nro Señor gana todas las indulxencias de dentro y fuera de Roma por vibos y difuntos.

            Cada vez que uno oie o dize misa o confiese o comulga rogando a Dios en esta ymagen por los que andas en la auida de la Christiandad de las Philipinas especialmente por la persona a cuia instancia se conceden estas gracias gana yndulgençia plenaria.

Qualquiera que confesado y comulgado visita esta capilla el día de Sra Sançta Apolonia que es a nueve días del mes de febrero de cada un año desde las primeras vísperas del día antes hasta el mismo día puesto”.

He indicado que en los actos religiosos que se celebraban en las iglesia, también servían para hacer alarde público de la relevancia social y económica de las personas y sus familias. Así consta en la siguiente manda pía, en la que el arcipreste dispuso que el día de su entierro estuvieran presentes algunas cofradías y los cabildos de los capellanes de Trujillo, que conllevaba un importante desembolso económico:

“Yten mando que se halle a mi entierro los cofrades de la Cofradía del Santísimo Sacramento, y de la Cruz, e de la Charidad, y los benefiziados y capellanes de esta ciudad y se me haga un oficio de nueue liziones, según y como se suele hazer en la dicha Yglesia de Santa María, e que lleuen de ofrenda quatro fanegas de trigo y quatro carneros e quatro arrouas de vino, se de a cada clérigo que por dijere misa, una bela e su limosna acostumbrada, y si no se pudiera hazer aquel día de mi entierro se haga el siguiente”.

Pero en su testamento de 9 de agosto de 1583 modificó la anterior cláusula, al acordar que fuera enterrado por la cofradía de la Soledad, que utilizaría sus andas para los difuntos, estando su cuerpo allí depositado hasta que se le dijese el oficio religioso, cuestión que estaba contemplada en el artículo  de sus estatutos[19]. También, la presencia de las cofradías del Santísimo Sacramento y Caridad, excluyendo en esta ocasión a la Vera Cruz.

MISAS OFRECIDAS POR EL ALMA DE DON JUAN PIZARRO HINOJOSA

El arcipreste dispuso en sus últimas voluntades que se oficiaran un importante número de misas por su ánima, aportando los recursos económicos para su abono, siendo el receptor de los beneficios espirituales derivados de su cumplimiento. Sobre este particular debemos tener muy presente que, durante la Edad Moderna, existía la creencia de que oficiar misas por el alma de algún fallecido acortaba la dura estancia en el Purgatorio. Esta idea fue promovida por el Concilio de Trento, pues ofrecer estas misas de ánima suponía establecer una relación entre la iglesia militante y la purgante, mediante la ayuda espiritual específica, pues las oraciones ofrecidas por las Ánimas del Purgatorio eran correspondidas por estas al salir de dicho lugar[20]. Es evidente que a mayor riqueza personal más fácil era aumentar el número de misas ofrecidas por el alma del finado, con lo que se hacía más breve la dura estancia en el Purgatorio frente a quienes eran pobres, manifestándose frente al poder igualatorio de la muerte, el mantenimiento en los actos de culto de las desigualdades sociales tan características del Antiguo Régimen, pues no todo el mundo disponía del dinero que destinó don Juan Pizarro para misas por su alma en distintos templos de Trujillo y otras poblaciones extremeñas, así como en Roma, cosa que muy pocas personas se podían permitir por entonces, lo que es un indudable indicador de su gran riqueza económica y relevancia social, así como su “ansia de memoria” de la que hablaremos más adelante. Para acortar la dura estancia en el Purgatorio, dispuso la celebración de los siguientes oficios religiosos por su alma:

  1. Que el día de su entierro o el siguiente por los frailes de Nuestra Señora de la Encarnación, así como el de San Francisco y demás cenobios de Trujillo se oficiara “un aniversario de tres liziones por mi ánima, por lo qual les den un ducado de limosna e mando las limosnas de las misas que el dicho día por mi ánima dijeren”.
  2. Celebrar tres mil misas por su alma, distribuidas en quinientas en los templos trujillanos de Santa María la Mayor, Encarnación, San Francisco; quinientos en Santo Domingo de Cáceres en su altar privilegiado Santo. Otras trescientas en el altar privilegiado del Cardenal Cervantes de Gaete salvo que se hubieran obtenido las mismas indulgencias para la capilla de los Pizarro en Santa María[21], cien por los clérigos que sus albaceas determinasen, y otras cien por los franciscanos en el citado altar.
  3. Oficiar misas en el altar más privilegiado del monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe, debiendo dar sus albaceas 100 reales para tal fin.
  4. Que sus albaceas enviaran a Roma 500 reales el primer año de su fallecimiento para decir misas en los altares privilegiados de las siete iglesias, que serían oficiadas por los capellanes de la Iglesia de Santiago de los Españoles, remitiendo 500 reales a los administradores de la Iglesia de esa iglesia para su pago.

CAPELLANIAS FUNDADAS POR DON JUAN PIZARRO HINOJOSA

Del examen detallado de las últimas voluntades del arcipreste don Juan Pizarro, destacan las relativas a las distintas capellanías que instituyó, hecho que era muy habitual en las clases privilegiadas durante la Edad Moderna, cuestión que ya abordamos en trabajo sobre la capellanía que dotó el Cardenal Cervantes de Gaete[22] en la capilla de su familia en la iglesia de San Martín de Trujillo. Esta figura la debemos incluir desde un punto de vista jurídico en la categoría de las fundaciones, que es definida con gran rigor por Pro Ruiz[23] en los siguientes términos:

“Una capellanía era una fundación perpetua por la cual una persona segregaba de su patrimonio ciertos bienes –en vida o por testamento– y formaba con ellos un vínculo que se destinaría a la manutención o congrua sustentación de un clérigo, quien quedaba por ello obligado a rezar un cierto número de misas por el alma del fundador o de su familia o a cumplir otras cartas de carácter litúrgico”.

Se trata de uno de los tipos de vinculaciones de bienes que fueron tan comunes durante el Antiguo Régimen, que entre otras funciones perseguía evitar la disminución de los patrimonios de las familias pudientes por su disgregación entre descendientes. Su creación también servía para que uno o más clérigos pudieran oficiar un número determinado de misas por el ánima del fundador y las personas que designara en la escritura fundacional, que solía ser miembro de la familia del fundador que recibía una jugosa retribución económica. Debemos tener bien presente que supuso la aplicación del sistema beneficial que estableció la Iglesia a partir de la Edad Media[24], que consistía que todo oficio eclesiástico le correspondía un beneficio económico o ingresos derivados de los diezmos y primicias, así como de los frutos anuales de bienes raíces y censos, que será el caso que vamos a analizar.

Debemos tener siempre presente la diferencia que existe entre capellanías colativas y laicales[25], por razón de la persona beneficiaria de los bienes sobre los que se fundan. Las colativas era una creación de la autoridad eclesiástica cuyos bienes pertenecían a la Iglesia (espiritualización de sus bienes), que se encargaba también de administrarlos. Las laicales eran fundadas por particulares sin ninguna intervención de la autoridad eclesiástica, por lo que no sirven de título para ordenarse sacerdote, aunque se precisa la intervención del obispado para examinar si se cumplen sus cargas espirituales, como es el supuesto de las capellanías del arcipreste don Juan Pizarro Aragón, que por ejemplo señala que los patronos serán seglares como veremos más adelante, con la salvedad del prior del convento de la Encarnación.

Siembre iban a existir tres sujetos que eran imprescindibles para su existencia y devenir: el fundador, el patrón y el capellán. Su estudio permite hacernos saber cuáles era sus funciones implícitas durante la Edad Moderna, que como indica Herreros Moya[26] “cada uno de estos tres pilares, insustituibles, actúa dentro de la dinámica de cada fundación pía, y se relaciona con los otros, podemos aproximarnos a aspectos mentales y sociales muy sugestivos para el conocimiento de los siglos Modernos”.

El fundador

Le correspondía al arcipreste don Juan Pizarro Carvajal, que como hemos visto que era alguien con gran relevancia social que iba más allá del ámbito de Trujillo, quien antes de su muerte en distintas disposiciones de última voluntad decidió cual sería el destino de una parte muy importante de los rendimientos de su rico patrimonio mediante distintas capellanías. Por tanto, es quien aportó los recursos económicos para hacer frente a su costo económico en capellanes o dotaciones económicas y donativos, siendo también el receptor de los beneficios espirituales derivados del cumplimiento de los oficios religiosos, reiterando ahora lo expuesto sobre la creencia de que oficiar misas por el alma de algún fallecido acortaba la dura estancia en el Purgatorio. Don Juan Pizarro estableció con detalle la forma de distribuir su rico patrimonio, pero establecía que hasta su muerte se reservaba para si su uso y disfrute con carácter exclusivo, lo que significa que no se trata de una donación con carácter altruista, pues no renuncia a ninguno de sus muchos bienes hasta el día de su deceso.

Era habitual en las distintas cláusulas de su testamento aparezca la expresión“es mi voluntad que los dichos frutos e rentas que yo dejare, se den en cada un año para siempre jamás”, u otras que sean similares. Esta referencia es también muy importante, es algo más de un puro formalismo jurídico, por cuanto pone de manifiesto el “ansia de memoria”[27] que era habitual en los fundadores de las capellanías, pues a toda costa se pretendía evitar el olvido de la persona, aunque hubiera fallecido.

Las obras pías de misericordia y caridad como las antes expuestas y las que veremos en las distintas capellanías, suponían un gran prestigio y reconocimiento social a quienes donaban bienes para su sostenimiento económico, que se extendía a toda su parentela, lo que se convertía en otra manera de perpetuar su recuerdo en el tiempo y espacio, estando presente en la memoria colectiva de la localidad. Asimismo, los perceptores de estas dádivas adquirían una deuda moral con el fundado y luego con los patronos, lo que supondría un indudable beneficio de fama de buenos cristianos. Lo habitual era que el linaje fundador de esa obra pía se mostrara de forma pública en los escudos de armas de sus capillas, perpetuándose a través de la caridad que es una de las principales virtudes cristianas[28].

Los patrones de las capellanías

Eran quienes se hacían cargo de la administración de los bienes con los que estaba dotada las capellanías, designaba al capellán conforme a los criterios establecidos por el fundador, estando obligado a un correcto desempeño de esa obligación, presidir los actos de culto con derecho a enterrarse en la capilla conforme a lo acordado en la escritura fundacional, por lo que le correspondía el ius patronatus. Como regla general, su desempeño estaba a cargo de los primogénitos de cada familia, que a su vez era los titulares de otras vinculaciones de bienes como los mayorazgos y señoríos, con lo que su relevancia social se acrecentaba aún más.

Con respecto a los patronos, la nota más singular era que fueran descendientes de sus padres o miembros del linaje de los Pizarro. En su primer testamento de 1 de marzo de 1581, acordó que fuera su hermano don Sancho Pizarro y descendientes, que eran los titulares del mayorazgo de los bienes de sus padres, los de su sobrino don Juan Pizarro Carvajal, así como los de don Gabriel Pizarro Hinojosa, a los que habría de añadir el prior del convento de la Encarnación de Trujillo. Lo anterior fue modificado en el testamento de 9 de agosto de 1853, por cuanto en el caso de que faltaren descendientes de los indicados, lo fueran los del marqués de la Conquista y de don Diego Pizarro y de don Cristóbal Pizarro, así como otros miembros del linaje de los Pizarro[29]. El testamento de 9 de agosto de 1583 amplió el número de patronos a cinco en las personas de don Diego Pizarro de Torres y don Hernando de Orellana, y permite que los descendientes de los cinco patrones puedan ser naturales y bastardos que sabiendo latín leer recibirían cinco ducados cada mes durante tres años, y luego serán enviados a estudiar en Talavera en el “Conuento del Nombre de Jesús”. La inclusión de naturales y bastardos es una muestra de que esta institución tiene una dimensión de solidaridad con los miembros del linaje, aunque tuvieran esa condición de un origen un tanto pecaminoso.

Como regla general debe nombrar al capellán, aunque en las cláusulas que estamos analizando no se especifica como regla general requisito alguno relativo a virtudes religiosas para el desempeño de su cargo, lo que pone de manifiesto que el patronazgo de la capellanía es mucho más relevante que la persona concreta que era el capellán que oficiaba las misas[30].

Los capellanes

Era designado por el patrón, le correspondía el cumplimiento efectivo de las cargas espirituales en favor del fundador y de quienes este dispusiera en la escritura fundacional, por lo que recibía una dotación económica que le servía de sustento personal. Hemos visto que no se le exigía ningún requisito especial para el desempeño del cargo, pero lo realmente importante era que su nombramiento servía como mecanismo para que algún deudo o familiar del patrón entrara en el ámbito eclesiástico, creándose de este modo entre ambos otra relación de dependencia y solidaridad. Como veremos a continuación, a veces servía de mecanismo como acabamos de reflejar, para dotar a los hijos naturales de linajudas familias de rentas y recursos suficientes para llevar una vida más que decente. Por tanto, la designación concreta de los capellanes no persigue como fin principal el mejor cumplimento del fin piadoso que aparentemente dio lugar a la capellanía, si no el mantenimiento económico de un familiar o amigo como clérigo.

Como señala Soria Mesa[31] era habitual que el mismo capellán sirviera distintas capellanías, lo que además de permitirle un suficiente sustento económico, le servía de trampolín para futuras aspiraciones, como alcanzar el nivel exigido por cada obispado para poder ingresar en el clero, es decir la congrua. Además, con el desempeño conjunto de otras capellanías podría servir de aspirar a otros cargos eclesiásticos más relevantes como miembros de los cabildos catedralicios, por tanto, era una escalera de ascenso social dentro del estamento eclesiástico.

Otro aspecto muy destacado es que este tipo de instituciones, fueron usadas como herramienta de cohesión de las familias y linajes, así como instrumento de dominación social debido a la dependencia que se iba a generar entre el fundador y patrono, así como entre el patrono y capellán.

Relación de capellanías fundadas por don Juan Pizarro de Hinojosa

  1. En la capilla de los Pizarro de Santa María, celebrar por su alma y la de los familiares difuntos seis misas cada semana por tres capellanes, cada uno dos misas recibiendo en el mes de abril de limosna dos reales. Se expresó incluso la identidad concreta de los clérigos, que debían ser Blas de Orellana, Pedro Carrasco y Juan de Buiza Bejarano, que a su muerte serían sustituidos por los designados por los patronos.
  2. En el convento de la Encarnación por el prior o su vicario una misa a celebrar el domingo o lunes, su abono tendría lugar en abril con su importe de dos reales.
  3. Por parte de los miembros del cabildo mayor de capellanes, siete misas cantadas cada año, en los días u octavas de la Natividad de Nuestra Señora, Anunciación, Purificación, Visitación. Otras los días de San Juan Bautista y Evangelista. Además, que por los capellanes de esta ciudad otras siete misas cantadas en el monasterio “de Nra Sra Santa María de las Beatas, perpetuamente, y mando me digan otra misa cantada el día de mi enterramto cada año perpetuamente e los beneficiados del Cauildo maior el día que io falleziere, las quales dichas ocho misas se digan por los dichos benefiziados para siempre jamás, y les den por la limosna de las dichas misas trescientos mrs de renta cada una de ellas, y para ello les señalen los patronos que yo dejare, la renta que montare la limosna de las dichas ocho misas. Y las otras siete misas que an de decir los capellanes cantadas”.
  4. Que se oficiara de forma perpetua con una dotación de dos reales de “una misa de nombre de Jesús, el primer domingo de cada mes perpetuamente, en la Yglesia de Nra Sra Santa María la Maior, e que se traiga habida de Roma para que todos gozen de las yndulgenzias, capellán Pedro Carrasco el más mozo”.
  5. La capellanía dotada cada año con 17.000 maravedís para que un clérigo o teólogo que disfrutara de la condición académica de maestro o graduado, leyera cada semana en Santa María la Mayor “tres lecziones de Prinzipios de Theologia, o Caos de Conzienzia porque serán aprouechados lo clérigos de la dicha ciudad y estudiantes”. Designo en primer lugar para su desempeño al “maestro Blas de Orellana benefizado de Sor Santiago de esta ciudad”, pero en caso de que hubiera clérigo con la graduación académica indicada, estaría a cargo un fraile dominico, debiendo en todo caso el lector que al término de su exposición debían oficiar un responso por su alma.
  6. Se creó una capellanía muy bien dotada económicamente para cumplir dos fines, de forma alternativa entre estudiantes y doncellas pobres de las parroquias que se expresaran. En primer lugar, realizar estudios universitarios, cuestión que ya ha sido abordada con detalle por Cambrero-Santano[32], para dotar a siete estudiantes que recibirían cada uno 17.000 maravedís para que fueran a la Universidad de Salamanca o Alcalá para cursar “Artes o Theología o Leyes o Cánones”. Este beneficio sería disfrutado durante ocho años un feligrés de las siguientes parroquias, que debían ser “buenos latinos y virtuosos”: Santa María la Mayor de Trujillo; San Bartolomé del Puerto de San Lorenzo; parroquia de Abertura; de Don Benito, de Santa María y San Mateo de Cáceres. Hay que señalar que se contemplaba que para que el año anterior a la elección de los estudiantes, se procediera a elegir siete doncellas pobres de las parroquias expresadas, las cuales iban a recibir cada una 17.000 maravedís para poder casarse. Luego comenzaba la dotación para estudiantes durante los ocho años de estudios, a su término se vuelve a elegir otras siete doncellas que reciben ese año la expresada cantidad, volviendo otra vez a comenzar con los estudiantes y así de forma sucesiva. Los beneficiarios de esta dotación “sean obligados llamar e llamen apellido e nombre Pizarro, junto a el nombre propio de pila, y que llamándose de otra manera no puedan ser elegidos ni nombrados”.
  7. De igual forma realizó otra dotación, para cada año se pudieran casar “cinco donzellas de buena fama”, que recibirían para dote cincuenta coronas de 400 maravedís en cada corona. También que el día de Nuestra Señora de la Encarnación en marzo debían ir las doncellas a la misa mayor que se celebraba en Santa María la Mayor “mui honestas y cubiertas con sus tocados y las lleuen las mujeres de los patronos, que al presente fueen a su mano derecha y las honrren y acompañen. Y el sacerdote que digere la misa de a cada una de las dichas donzellas, las dichas zinquenta coronas en una bolsa porque así lo haze Su Santidad en Roma, quiero que para hacer elección destas cinco donzellas se prefieran las huérfanas e las que no lo fueren”.
  8. Otra fundación para financiar a tres estudiantes, pero con la cualidad de ser miembros de su familia, pues era preciso que fueran “descendientes de los dichos mis señores padres” con una dotación anual de 40.000 maravedís para cursar en las Universidades de Salamanca o la de Alcalá los estudios de Artes o Teología, Derecho Canónico o Civil. Se especifican además de otras condiciones que omitimos, que personas debían ser familiares los estudiantes[33] y se contemplaba que se podría disfrutar de este beneficio siendo hijo natural o bastardo, siendo este mecanismo de solidaridad con otros miembros de la parentela.
  9. El afán de proteger económicamente a miembros del linaje de los Pizarro, también se reflejó en la dotación económica por importe de 42.000 maravedís cada año “a una donzella descendiente de los dichos patronos para aiuda a su casamto, y no auiendo de los dichos patronos, la dicha donzella sea de los descendientes de mis Sres padres”. Dispuso que la primera doncella beneficiara fuera doña Juana Pizarro, que era hija de don Sancho Pizarro y de doña Isabel del Alvarado.

CONCLUSIONES

Hemos analizado las distintas mandas y fundaciones pías que constan en las distintas disposiciones de última voluntad que fueron otorgadas por don Juan Pizarro de Hinojosa desde 1581 a 1585. Debemos reflexionar cual era realmente el fin perseguido con las mismas, en el sentido que pretendía una finalidad exclusivamente religiosa o razones de prestigio social del fundador y su familia son las que realmente explican el gran número de capellanías que se fundaron y su importancia durante el Antiguo Régimen.

Pienso que la finalidad real de toda las obras y fundaciones pías que hemos detallado, lo que realmente pretendían era reflejar visualmente la importancia y el prestigio social de esta rama de la familia de los Pizarro, para que su memoria no cayera en el olvido, siendo lo religioso el recurso más eficaz para su puesta en práctica. Si lo espiritual fuera lo realmente importante, no tiene sentido que, en las cláusulas relativas al nombramiento del capellán, se diera absoluta libertad a los patrones sin que se le exigiere ningún requisito particular. Tampoco que no se expresara la advocación concreta a quien se ofrecía el servicio religioso, salvo que se celebrara en una iglesia o convento determinado.

La creación de las obras pías descritas para atender a pobres y huérfanas para que se casaran, eran un fiel reflejo de las virtudes del buen caballero, al tomar bajo su protección a las familias de los más necesitados. De esta forma, se confiere al patrón y a su linaje los atributos propios y característicos de la nobleza: preeminencia, supremacía, distinción, magnanimidad, etc[34]. No debemos pasar por alto las relaciones de dependencia y solidaridad que se crean, así como de agradecimiento de los más necesitados con los patronos que eran sus benefactores, como hemos visto que ocurría con el nombramiento de capellanes, entre miembros del linaje que precisaban tener un sustento económico digno. Debemos destacar que, desde la Edad Media, lo que se entendía por linaje tenía una cierta relevancia para la nobleza, que hacía que los distintos miembros del mismo tronco familiar de ambos sexos mantenían entre sí unos lazos de solidaridad y cohesión, que se prolongaban a lo largo del tiempo, más allá de la muerte[35]. Pero la pertenencia a un linaje se fundamentaba en el apellido y mayorazgo.

[1] En los Coloquios Históricos de Extremadura solo he localizado dos trabajos sobre esta temática, el primero de Luis Vicente Pelegrí Pedrosa publicado en los Coloquios Históricos de Extremadura del año 1998 titulado “Caudales y legados indianos en los bienes de difuntos”. El segundo su autora es Marcela Martín Jiménez, que fue publicado en la edición del año 2000 como “La capellanía del Arcediano don Rodrigo Pérez natural de Casar de Cáceres Extremadura, en la Ciudad de los Reyes Perú. En los LIV Coloquios Históricos de Extremadura que tuvieron lugar en 2024, presente la comunicación titulada La capellanía del altar Cervantes de Gaete en la Iglesia de San Martín de Trujillo.

[2] “Yten mando que la bulla e facultad que io tengo de nro muy Santo Padre Julio tercio para poder testar y todas las demás escripras, y preuilexios e títutlos de mi hazienda que dejare y se comprare, estén en la Cámara de dicho Padre Prior que es o fuere del dicho monasterio de Nra Sra de la Encarnación en un cofre de tres llaues, y la una este según dicho es, em poder del dicho Padre Prior, e que las otras dos llaues estén em poder de los dos patrones que de más hedad que fueren”.

[3] GODOY BARRADO, J.: Obra retablística, pictórica y escultórica documentada en los inventarios de fábrica de Santa María la Mayor de Trujillo (1559-1896. En LIV Coloquios Históricos de Extremadura año 2000.

[4] CAMBRERO-SANTANO, J.: El arcipreste Juan Pizarro: Mecenas de trujillanos en la Universidad de Salamanca. Luces y sombras en el cumplimiento de sus últimas Voluntades. En LIV Coloquios Históricos de Extremadura año 2018. https://chdetrujillo.com/el-arcipreste-juan-pizarro-mecenas-de-trujillanos-en-la-universidad-de-salamanca-luces-y-sombras-en-el-cumplimiento-de-sus-ultimas-voluntades/

[5] Archivo Parroquial de Trujillo. Iglesia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fvndadas en esta ciudad de Truxillo, donde se hallan sus fundaciones, ynventarios de sus papeles y rentas. Mandole hazer y formar el Illmo y Rmo Sr Dn Francisco Laso de la Vega y Cordova, obispo de Plasencia mi Señor, del Consejo de Su Mag, su Predicador y S r de la villa de Jarayejo. Estando en la Santa Visita desta dicha ciudad 1728. Mientras que no hagamos ninguna cita expresa, me estaré refiriendo a este importante testimonio documental.

[6] MUÑOZ DE SAN PEDRO, M: Crónicas Trujillanas del Siglo XVI (Manuscritos de Diego y Alonso de Hinojosa, Juan de Chaves y Esteban de Tapia) Cáceres 1952.

[7] SANZ FERNÁNDEZ, F.: Arquitectura y mecenazgo de los Pizarro en Trujillo. En Coloquios Históricos de Extremadura 2002.

[8] “y mando mi cuerpo a el elemento de la Tierra de donde fue formado, el que quiero que se sepultado en la Capilla de Sor Sn Juan que es de mis padres y está dentro de la Capilla maior de la Yglesia de Nuestra Señora Santa María la Maior desta Ziudad de Truxillo e pongan mi cuerpo junto a el entierro nueuo, en el suelo, de modo que el rostro este haziel (sic) Altar maior, y cubran mi cuerpo con la pila de mármol que está en la dicha Capilla en cubran la dicha pila de una tumba, conforme a la dicha pila. Ya de ay a un año cubran la dicha pila de unas tablas de latón conforme la pila, la cubierta que a de estar enzima de la pila, a de tener figura de un clérigo puestas las manos juntas, que esté mirando al altar maior, la qual cubierta de latón para toda la pila mandaran hazer los patronos y testamentarios que adelante yran nombrados en Seuilla o en Medina o a donde más cómodamente se pueda hazer”.

[9] GODOY BARRADO, J.: Obra retablística, pictórica y escultórica documentada en los inventarios de fábrica de Santa María la Mayor de Trujillo (1559-1896. En LIV Coloquios Históricos de Extremadura año 2000.

[10] TENA FERNÁNDEZ, J.: Trujillo histórico y monumental. Salamanca 1988 p. 427.

[11] MARÍN PAREDES, J.A.: Señor de solar, patrón de iglesia, poseedor de bienes hidalgos. La formación de las casas y palacios de Parientes Mayores de Guipúzcoa. En Casa, familia y sociedad. (Pais Vasco, España y América Siglos XV-XIX) Universidad País Vasco, páginas 131-157.

[12] TENA FERNÁNDEZ, J.: Trujillo histórico y monumental. Salamanca 1988 pp. 427 y siguientes.

[13] GODOY BARRADO, J.: Obra retablística, pictórica y escultórica documentada en los inventarios de fábrica de Santa María la Mayor de Trujillo (1559-1896. En LIV Coloquios Históricos de Extremadura año 2000.

[14] DÍAZ RODRÍGUEZ, A.J.: El mercado curial. Bulas y negocios entre Roma y el mundo ibérico en la Edad Moderna. Medina del Campo 2020.

[15] NARANJO, C.: Trujillo. Sus hijos y monumentos. Madrid 3ª Edición, p. 312.

[16] CANTERO MUÑOZ, A.: La capellanía del altar de Cervantes de Gaete en la Iglesia de San Martín de Trujillo. En Coloquios Históricos de Extremadura año 2024.

[17] Archivo de la Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Libro que contiene un estudio genealógico de los principales apellidos de Trujillo. TR.37/016

[18] Archivo Fundación Tatiana Pérez de Guzmán el Bueno. Trujillo. Capellanías. Indulgencias concedidas a varios altares de Santa María la Mayor de Trujillo y tasación de la obra de la Torre Nueva. TR.24/014. “Cálculo y tasación separación de partidas q ago en la obra q se pretende hacer en la torre de la Yglesia Parroquial de Sta María la Maior desta ciudad es como sigue: El trozo q ai q hacer asta echar la cornisa aciendo por la parte interior. Las cuatro formas y pechinas dejándolo todo perfectamente concluido y rematado y cubierto con su texado a cuatro aguas obra tosca, por auer de ser prestado bale la obra referida quarenta y seis mil rs uno. El corredor según se be en la traza bal seis mil rs. La media naranja y su zócalo asta el bozelon bale bentidos mil rs. La linternilla asta la cornisa bale cuatro mil rs. La media naranjita y abuja de piedra bale cinco mil rs. Ymporta la plana de atrás 83.000 reales. La cruz de yerro volante y bola dorado todo y puesto en su lugar bale 3000 reales. Por manera q según parece por las antecedentes partidas bale la expresada obra ochenta y seis mil rs de uno a toda consta y en dhº precio me obligo a su fábrica y execución Truxillo y julio 23 de 1727”.

[19] Archivo Histórico Nacional. Consejos Libro 4092. El artículo 22º se refería al entierro de encomendados, es decir la presencia de la cofradía de la Soledad en el funeral de aquellos trujillanos que sin ser cofrades así lo solicitasen, pagando por ello distintas cantidades en función del tipo de oficio religioso que se celebrase por su alma, que era una práctica habitual de este tipo de asociaciones: «Otrossi, ordenamos que si algún otro difunto se encomendare a la cofradía para que lo entierre con quatro hachas sin insignias más de las andas y la cera menuda, y sí enterrare con nueue leciones pague de limosna quatro ducados y si con tres leciones y misa de querpo presente a que aya de arder la cera pague de limosna tres ducados y el mayordomo no preuenga el entierro ni lleue la cera sin rezebir primero prenda que ualga la tal limosna sopena de lo pagar de su casa«.

[20] LÓPEZ GUADALUPE-MUÑOZZ, JUAN J.: Imágenes del más allá. Culto e iconografía de las Ánimas en la Granada Moderna. En Religión y Cultura Sevilla 1999, Tomo I p. 396.

[21] “Y en caso que para el altar de la dicha capilla de los Sres mis padres se aia traído bula del Sumo Pontífize en que conzeda las Yndulgenzias que tiene el altar del dicho Cardenal Zeruantes, mando que las dichas treszientas misas se digan en el dicho altar e capilla de mis padres, y encargo a los testamentarios y patronos procuren con toda ynstanzia y calor alcanzar de Su Santidad la dicha Yndulgencia para el dicho altar de la dicha capilla de mis padres, lo qual an de procurar alcanzar, escriiendo a los Admres de Sntiago de los Españoles en Roma, para que procuren alcanzar la dicha Yndulgenzia, y se les escriuan en diversos tiempos porq lo que no se conzede en un tiempo se conzede en otro”.

[22] CANTERO MUÑOZ, A.: La capellanía del altar de Cervantes de Gaete en la Iglesia de San Martín de Trujillo. En Coloquios Históricos de Extremadura año 2024.

[23] PRO RUIZ, J.: Las capellanías: familia, iglesia y propiedad en el Antiguo Régimen. Hispania Sacra 41 (1989) pp. 585-602, la referida definición aparece recogida en la página 585.

[24] CASTRO PÉREZ, C., CALVO RUIZ, M. y GRANADO SUÁREZ, S.: Las capellanías en los siglos XVII-XVIII a través del estudio de su escritura de fundación”. Anuario de Historia de la Iglesia 16 2007, p. 336.

[25] CASTRO PÉREZ, C., CALVO RUIZ, M. y GRANADO SUÁREZ, S.: Las capellanías en los siglos XVII-XVIII a través del estudio de su escritura de fundación”. Anuario de Historia de la Iglesia 16 2007, p. 338.

[26] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 pp. 111-144.

[27] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 pp. 111-144.

[28] MARTÍNEZ MARTÍNEZ, J.A.: Construyendo la memoria y la eternidad: las capillas, capellanías, ermitas y obras pías de la familia Muñoz de Otálora (Siglos XVI-XVII). En Tiempos Modernos nº 42 p.80.

[29] “Yten mando que pr siempre aiga patrones deudos de mis Sres Padres y de su apellido y linage que en caso q falte descendientes de los patrones arriua dichos y de los demás descendientes de mis Sres Padres y de su apellido y linage, que en caso q falten descendientes de los patrones arriua dichos, y de los demás deszendientes de mi Sres Padres, es mi voluntad que subzedan en el dicho Patronazgo los descendientes del Marqués Dn Franco Pizarro y los de Cristoual Pizarro que tiene su asiento en el lugr de Alcollarín, y faltando de los dichos subzedan los descendientes de Diego Pizarro, que tubo su hazienda en Aldeanueua, y los de Diego Pizarro hixo de Rodrigo Pizarro y de los de Christoual Pizarro, que tuuieron su hazienda y asiento en Torrezillas, y los de Garzia Pizarro e los de Juan Pizarro, que tuvieron su hazienda y asiento en el Aldea del Obispo, y los de Alonso Pizarro y los de Sancho Pizarro, q tubieron su hazienda en la villa de Marta, y los de Gabriel Pizarro tienen su hazienda en Martin Rubio, de manera que de los sobredichos por su horden, siempre se elixan tres patronos con el padre prior según dicho es”.

[30] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 p. 126.

[31] SORIA MESA, E.: Las capellanías en la Castilla Moderna: Familia y ascenso social. En Familia, transmisión y perpetuación (Siglos XVI-XIX) 2002 p. 141.

[32] CAMBRERO-SANTANO, J.: El arcipreste Juan Pizarro: Mecenas de trujillanos en la Universidad de Salamanca. Luces y sombras en el cumplimiento de sus últimas Voluntades. En LIV Coloquios Históricos de Extremadura año 2018. https://chdetrujillo.com/el-arcipreste-juan-pizarro-mecenas-de-trujillanos-en-la-universidad-de-salamanca-luces-y-sombras-en-el-cumplimiento-de-sus-ultimas-voluntades/

[33] “los tres estudiantes e doncellas aian de ser e sean lexitimos descendientes de Sancho Pizarro mi hermano maior e maiorazgo, e de Juan Pizarro de Caruaxal mi sobrino, hizo de Diego Pizarrro mi hermano. Y asimismo los descendientes de Gabriel Pizarro Hinojosa mi hermano, y a falta de descendientes de los dichos nombrados lexmos, lo sean e suzedan los naturales o bastardos descendientes de los dichos Sancho Pizarro e Juan Pizarro Caruaxal mi sobrino, e los de Gabriel Pizarro mi hermano, con tal que sean preferidos, los descendientes del dicho hermano Gabriel Pizarro e los descendientes de mi sobrino Juan Pizarro de Caruaxal, hijo de Diego Pizarro mi hermano. Porque los dichos mis hermanos Diego Pizarro e Gabriel Pizarro me audiaron e fauorezieron para comprar la renta que io dexo para los estudiantes y doncellas. Y a falta de los dichos dezendientes, suzedan los descendientes de mi hermano Sancho Pizarro, e Gabriel Pizarro, e Juan Pizarrlo de Caruaxal mi sobrino subzedan los demás descendientes de mis Sres Padres contanto que se prefieran los lexmo a los naturales, y los naturales a los espurios, y los barones a las hembras, los quales dichos quarenta mil mrs se los de e paguen a cada uno de los dichos estudiantes”.

[34] ATIENZA LÓPEZ, A.: La apropiación de patronos conventuales por nobles y oligarcas en la España Moderna. En Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea. nº 28, 2008, p.106.

[35] CABRERA SÁNCHEZ, M.: Nobleza, oligarquía y poder en Córdoba al final de la Edad Media, Córdoba 1998 p. 281.

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