Mar 042014
 

Pablo Iglesias Aunión.

Introducción: La motivación del análisis histórico en la religiosidad y piedad popular

Es obvio que el tema de la religiosidad popular y con él, la manifestación de la piedad popular, podría ser estudiado desde muy diversos campos al igual, que existen investigadores en este terreno que afirman, que la religiosidad popular es un terreno propio y único de la religión como fenómeno producido por él.

Desde aquí pues, la Historia de las Religiones, la Teología, la Antropología, la Sociología, parecen campos de estudios más propios que la Historia para estudiar este fenómeno que efectivamente, no es exclusivo del cristianismo y en su caso del catolicismo, pues todas las religiones tienen un sentimiento de expresividad popular de sus creencias.

Pero cierto es de la misma manera, que los estudios producidos en estos campos, han llevado siempre al concepto de la religiosidad popular y más en concreto al de las cofradías, verdadero objeto de estudio de este trabajo, a añadirles aspectos que despiertan subjetividades e influencias de las propias creencias estudiadas.

La motivación para el estudio de las cofradías en la Edad Moderna y con ello, realizar una aproximación en la Extremadura de los siglos XVI, XVII y XVIII no es otro, que conocer el comportamiento del hombre de estas centurias, en un análisis comparativo entre lo que podemos denominar religión elitista y religiosidad popular, todo encuadrado en el amplio y polémico terreno de la Historia de las Mentalidades[1].

Movido por estudios realizados siempre en el reducido ámbito del localismo extremeño, en el que se ha caído muchas veces en rigores ahistóricos, creo que las cofradías suponen un asociacionismo religioso muy capaz de ser interpretado, estudiado y analizado en exclusividad desde el campo de la investigación histórica, que genera un número tan suficiente de fuentes dentro de la archivística –como podremos comprobar posteriormente- que merece la pena acercarse a ellas para analizarlas en el mencionado período de la modernidad y por supuesto, en una Extremadura que tiene una sobrecarga de cofradías que permiten trazar una línea evolutiva, creando un prisma de investigación que abarca una cronología que las define perfectamente: nacimiento, desarrollo y muerte de las cofradías a lo largo de las centurias de la modernidad extremeña.

En su conjunto, el tema no está exento de enormes inconvenientes, quizás y en primer lugar, los propios en todo proceso de investigación, faltando en muchos casos la documentación conveniente para un correcto estudio[2]. A estos problemas propios, unimos el tema de la bibliografía, que cierto es, en los últimos años ha avanzado bastante en lo que se refiere a la religiosidad popular, pero en las cofradías adolece de estudios históricos importante, siendo muy localistas y marcados por la erudición y el nominalismo de cofradías concretas[3]. Este estudio pretende proporcionar el manejo de un variado conjunto de fuentes, en el que la recopilación, la eliminación y el cruce de información se conviertan en esas herramientas de trabajo necesario para un enfoque histórico. Obtener datos para introducirnos en un tema que está teñido de enfoques excesivamente radicales, pudiendo sumergirse con facilidad en el pozo de los ritual, de lo mítico, en un espiritualismo negativo –que creo puede ser a lo largo de esta comunicación, punto importante de debate- que nos separa de la visión propia de la Historia.

Las cofradías responden a un tipo de asociaciones que supieron comportarse como algo más que todo lo anterior, dentro de un momento histórico –la Modernidad- muy significativo y peculiar en sus formas religiosas, con carácter de entidades propias, capaces de manifestar unas expresiones que identifican en este terreno la modernidad con el fenómeno de la religiosidad  y  piedad popular.

 Análisis de las fuentes. Las cofradías desde el punto de vista de la Archivística

 Quizás se puede afirmar, que las cofradías se configuran como una de las asociaciones generadoras de información más compleja a la hora de clasificarlas y censarlas en un archivo. Su enorme variedad documental, muy poco conservada en su totalidad para el caso extremeño, las convierte en uno de los puntos más atractivos dentro de la tarea archivística, pero a la vez de los más ingratos[4].

Cierto es que, en todo trabajo de investigación, las fuentes se convierten en material de primera mano luego, he de tratar antes de abordar propiamente el tema de las cofradías, el aspecto de las fuentes documentales, siendo así su campo de visión histórico lo suficientemente amplio como para insertarnos en él.

Podemos dividirlas en dos grandes bloques. El primero de ello se configura en el más importante, son las fuentes de carácter Eclesiásticas o Parroquial, a las que sin duda dedicaré un mayor espacio. El segundo de los bloques se crea desde lo que llamamos fuentes Administrativas o Protocolarias y que se constituye en un importante conjunto documental de apoyo.

 .     Fuentes eclesiásticas o parroquiales:

Bajo el epígrafe de Hermandades y Cofradías, nos encontramos una agrupación documental en los archivos parroquiales que no responden a una tipología única como hemos podido observar. Por lo general se trata de libros, encuadernados en pergamino los más antiguos. Entre ellos, no suelen faltar los libros de encuadernación esmerada y hasta lujosa, que recogen las reglas, ordenanzas, constituciones o estatutos de la cofradía, son los conocidos Libros de Regla, perfectamente estructurados, de los que por ejemplo, en el archivo diocesano de Cáceres (Palacio Episcopal) existen un buen número de ellos, en los cuales se reflejan los objetivos fundamentales de dicha cofradía y que se  remontan por tanto a las mismas fechas de su fundación. Pueden aparecer en ellos, Bulas papales destinadas a conceder y exceder a la cofradía de determinados aspectos, así como aquellos capítulos que están dirigidos a la organización de los cofrades y a los aspectos funcionales que nos van permitiendo observar el comportamiento del hombre de ese momento, véase: acción caritativa, actitudes ante la muerte, capacidad asistencial, etc.

A estas primitivas reglas suelen seguirles autos de visita  de la cofradía, con mandatos del visitador, reformando o actualizando sus antiguas ordenanzas, corrigiendo los abusos introducidos, o incluyendo el texto de nuevas reglas.

Paralelo con los libros de regla o estatutos, pueden encontrarse también un expediente o Auto de Aprobación de las reglas de la cofradía, seguidos ante la Real Audiencia. Estos autos son consecuencia de un Real Decreto de Carlos IV a finales del siglo XVIII, por el que muchas cofradías quedaban suprimidas –aspecto que trataremos para el caso extremeño con detenimiento- El cumplimiento de este mandato regio, delegando su cometido en las audiencias, exigió que en sus territorios jurisdiccionales, hubiera de realizarse el correspondiente expediente de revisión y aprobación de los estatutos.

Expedientes que constaban de una solicitud a nombre del cabildo de la cofradía o de su representante legal. Sigue el texto de las reglas o estatutos, cuya aprobación se solicitaba, cerrándose con una Real Ejecutoria en la que se contiene la aprobación solicitada.

En muchos archivos parroquiales, caso que ocurre en la mayoría de los extremeños, han desaparecido muchos de estos originales y textos antiguos referentes a las reglas, conservándose de la cofradía únicamente estos últimos documentos, sirviendo de nexo entre la documentación perdida o antigua y las reglas, con la documentación actual.

Otro grupo importante de libros de esta serie documental son los llamados Libros de Asientos de Hermanos, en los que se van inscribiendo los nombres de los nuevos cofrades y en muchos casos, la fecha del juramento de los estatutos. Esta especie de listados, con carácter temporal anual de las personas que ingresan, pueden ir acompañados de los Expedientes de Información, previa la admisión o exclusión. Importan e interesan por cuanto nos muestran el aspecto estamentalizador en el Antiguo Régimen.

Las cuentas de las cofradías se llevan a acabo en unos libros a parte y que se encuadran en los conocidos Libro de Cuentas de la Fábrica, sin duda el tipo documental más abundante en los archivos parroquiales y eclesiásticos. Velados por los mayordomos, quedando en ellos reflejadas las distintas actividades económicas, benéficas y culturales de la cofradía, anotándose los ingresos (cargos) y los pagos (datas) por los diversos conceptos: cuotas, limosnas, rentas de bienes de la cofradía, censos, etc. Estas suelen proceder de tributos, censos, rentas de fincas urbanas o de heredades rústicas como podremos ver en un gran número de casos. Sin duda los más voluminosos entre los distintos fondos documentales, configurándose en la mayoría de los casos, varios números.

Paralelo a ellos, los Libros de Visita de las cuentas de la cofradía, que corría a cargo del Visitador del Obispado y en ellos, tras el decreto de la visita y el auto de iniciación, seguía un examen bastante exigente y pormenorizado de todas las rentas de la hermandad, que culminaba con un auto final, en el que el mayordomo, por lo general, resultaba casi siempre alcanzado.

También podemos encontrarnos con los Libros de Protocolo, en el que se recogen las escrituras y títulos de propiedad de los bienes de la cofradía, y en muchos casos, se hacía un breve resumen histórico y contable de los bienes patrimoniales de la propia cofradía para conocimiento de los mayordomos.

Resulta enormemente importante pues, realizar  una valoración histórica de este tipo documental, pues las cofradías contienen aquí una información riquísima que puede contemplarse desde distintos ángulos y vertientes.

Incido esencialmente en la información que aparece en los libros de reglas por cuanto en ellos se recogen análisis ricos sobre actos públicos de expresión popular como puede ser el tema de las o pruna cofradía e incluso, quedan en algunos casos especificados las profesiones y estatuto social al que pertenece, vinculándose la cofradía con aspectos populares o elitistas, si estamos ante una cofradía gremial, circunstancia del barrio al que pertenece y por tal, la advocación específica. Por medio de los libros de acuerdos, se analizan sucesos populares, e incluso podemos encontrar en sus folios verdaderas crónicas sobre acontecimientos extraordinarios como visitas de los monarcas, períodos de ocupación militar (guerra con Portugal en el XVII o de Sucesión a inicios del XVIII), funcionamiento de los acuerdos sinodales, etc.

Excluyo de este trabajo una visión que deja claramente abierta la investigación en otro campo importante como es el histórico-artístico por medio de la imaginería, reseñado en otras obras de temática propia, y que de incluirlo en este, podría desviar nuestro punto central: buscar y analizar para entender el comportamiento del hombre extremeño en el período moderno.

.    Fuentes administrativas o protocolarias:

Dentro de las fuentes administrativas, es esencial para el estudio de la vida cronológica de las cofradías el Interrogatorio de la Real Audiencia, realizado en 1791 para la división del Reino en Provincias. En él, bajo la información del funcionario municipal encargado o bien, en anexos por el cura-párroco del lugar interrogado, se da una información muy rica acerca del número total de cofradías existentes en el pueblo, villa o ciudad; si posee estatutos; permiso de la autoridad civil y eclesiástica y fecha de fundación-aprobación, de tal forma que, cruzando esta fuente con los libros de regla, podemos determinar el número de cofradías que existen y las que ya han desaparecido, a la vez que el motivo por la que ha sucumbido.

De igual forma, nos sirve el Catastro del Marqués de la Ensenada, tanto por medio del Libro de Respuestas Generales como, por el Libro de Eclesiásticos, auténtica descripción de los lugares a mediados del siglo XVIII que conlleva también el interés por la ampliación que se hizo a este catastro con las respuestas de 1761.

Continuando con el análisis de las fuentes documentales para las cofradías y dentro de ellas, en las administrativas, llegamos a la serie Protocolos en la que encontramos las Mandas Testamentarias, siendo quizás las de primer orden por cuando se recogen los testamentos[1] en los que aparecen los bienes que a la cofradía le son testados, misas, hábitos a los que se circunscriben los cofrades, comportamiento y ritual que en definitiva, resumen también ciertas actitudes ante la muerte.

Además están cargadas de una importancia desde el punto de vista que nos podemos acercar a una idea aproximada de su patrimonio y de la estructura económica de estas asociaciones.

En el presente trabajo, el objetivo del estudio queda relegado a un estudio sobre las actitudes del hombre extremeño de la modernidad, ampliando unos horizontes que están incluido en una futura tesina doctoral.

Volviendo a las fuentes y para finalizar con la presente tipología, existen un conjunto de obras, esencialmente en el siglo XVIII, momento en el que las ideas ilustradas impulsaron de sobremanera los interrogatorios y catastros, consistentes en los diccionarios geográficos que se realizan. Así por ejemplo tenemos el Diccionario Geográfico-Histórico[2] que preparó Tomás López para lo cual nos quedó plasmado en 1798 un interrogatorio de todos los pueblos extremeños.

En definitiva, son fuentes que nos sirven de apoyo y complementación a las parroquiales, tomadas como fundamentales estas últimas, sin que por ello no existan sobre las segundas un papel determinado en el estudio de las cofradías extremeñas en particular y para otros ámbitos en general.

Las cofradías: aspectos generales y aclaración de conceptos: la regulación en el Sínodo de Extremadura

.    Aspectos generales y la aclaración de unos conceptos:

Quizás, ningún fenómeno histórico haya sido concienzudamente ignorado por los historiadores como la muchedumbre. Pocos negarían que la muchedumbre ha desempeñado –con diversos disfraces- un papel significativo en la Historia. Sin embargo, durante muchos años ha sido considerada como tema apto para ser estudiado más bien por la psicología o la sociología, que por los historiadores.”

Georger Rude.[3]

 Las cofradías constituyen un tema de gran complejidad y han sido abarcadas desde un punto de vista descriptivo, el propiamente religioso, el costumbrista, el artístico y últimamente, se ha aplicado criterios antropológicos, más bien desde la antropología cultural, desde una sociología religiosa.

Actualmente estamos faltos de estudios amplios, de trabajo globales que puedan superar la yuxtaposición de monografías, que aún siendo realizadas por notorios especialistas, suelen adolecer de una análisis y de una profundización histórica, al centrarse por regla general, en dominios muy específicos. Algunos de estos trabajos, son transcripciones literales de cualquiera de las tipologías documentales que se encuentran en los archivos parroquiales de sus respectivas localidades.

Las dificultades pueden llegar a la hora de recurrir a la siempre auxiliadora bibliografía de apoyo, suponiendo más un acicate que un obstáculo a la hora de investigar las cofradías desde el terreno de la Historia.

Ahora bien, en los últimos años, sí es posible realizar una aproximación entre cofradías y religiosidad popular con lo cual, el terreno de las publicaciones y los nombres propios se abren a grandes profesionales del mundo de la historia que nos proporcionan espacios abiertos para la interpretación y que están trazando un importante camino dentro de la Historia de las Mentalidades. Me refiero a obras como las de Bartolomé Bennassar y Los españoles, actitudes y mentalidades; José Antonio Maravall con Estado Moderno y Mentalidad; F. Dosse, Historia en migajas. De los Annales a la nueva Historia; Vouvelle, Ideologìque y mentalité; nuestro gran historiador y profesor Angel Rodríguez Sánchez Extremadura: Historia y Mentalidad; J.L. Roberto Muerte y Religiosidad en el siglo XVIII; o las grandes innovaciones en el terreno de la historia de las mentalidades muy íntimamente relacionadas con las cofradías como fenómeno histórico que encontramos en Álvarez Santaló, Buxó, Rodríguez Becerra sobre la religión popular y el fenómenos de las cofradías en Andalucía.

Con este amplio abanico bibliográfico muchísimo más extensible y, que a lo largo del presente trabajo podremos tener la oportunidad de ir citando, el tema de las cofradías, como forma de expresión de la religiosidad y piedad popular en Extremadura durante la Edad Moderna, se convierte en el interés de un proyecto investigador que en primer lugar nos conduce al propio aspecto religioso si tenemos en cuenta, que es precisamente el período moderno, un momento enormemente importante para la Iglesia, la cual se siente claramente atacada o si queremos, amenazada por las herejías que en los años finales del medievo y en la primera mitad del XVI se han ido extendiendo. El cristianismo busca la defensa de la fe, y ello desciende y llega al hombre extremeño que igualmente potenciará sus manifestaciones.

Partiendo de estas primeras premisas, pretendo realizar un primer acercamiento a las cofradías y a la religiosidad popular extremeña por medio de una visión global gracias a los estudios realizados sobre el Interrogatorio de la Real Audiencia para 1791, pero también con claros ejemplos de una zona muy particular que igualmente he profundizado en su estudio, en concreto la Diócesis de Coria, la cual es posible analizarla desde varias vertientes que confluyen en otros espacios geográficos extremeños y que dan esa aproximación anteriormente mencionada a la religiosidad y piedad popular por medio de las cofradías en la Extremadura de los Tiempos Modernos. Economía, sociedad y religiosidad de unas centurias que permiten el estudio evolutivo de estas asociaciones, algunas desde lo gremial[4], hasta el propio carácter definitorio de aquella que se forman en la propia modernidad, sobre todo a raíz de las medidas tomadas tras la celebración del Concilio de Trento  y llevadas al terreno de lo práctico por medio de los Sínodos, que rápidamente veremos para el caso extremeño y que orientarán de otra manera a las cofradías.

Estamos ante unos siglos, donde las cofradías se manifiestan con una mayor pujanza a lo largo del XVI, XVII y parte del XVIII, pues en este último, las ideas ilustradas nos harán entrar en un período de descrédito promovido por los filósofos sobre las prácticas de la religión, momento en el que la vida de las cofradías se anquilosa, paraliza e incluso sucumben como igualmente podremos comprobar para el caso extremeño.

Las cofradías, esencialmente las que aquí tratamos, se nos ofrecen en una clara definición como “una asociación de hombre y mujeres, hombres y su familia, pertenecientes  o no a una misma profesión, corporación, gremio o estamento socio-económico, abierta o cerrada numéricamente, que se unen por y para diferentes fines o causas, especialmente piadosas y benéficas, aunque también profesionales, sociales, recreativos, políticos, etc. Bajo la advocación de un santo, marianas, cristológicas, sacramentales o penitenciales, u otra persona de la Trinidad, patrón o protector. Con una organización más o menos amplia, no necesariamente con estatutos, con o sin aprobación episcopal.[5]

Las cofradías y por medio de sus diferentes advocaciones, nos permiten el estudio de un comportamiento colectivo de los grupos populares dentro de la siempre problemática sociedad estamentalizada, que ofrecen aspectos tan atractivos para el hombre como la salvación eterna, la paliación de sufrimientos corporales y las vivencias lúdicas y festivas, entendiéndolo todo ello en un mundo sacralizado en la que los fenómenos religiosos aparecen como un medio de lucha entre el bien y el mal, donde se intentan de interpretar los fenómenos sociales para darles un sentido. Las propias cofradías deben de ser entendidas como algo popular, fruto de las vivencias colectivas de un pueblo que se agrupa en creencias y relaciones socio-religiosas, no estrictamente codificadas en una ley ni por el poder eclesiástico, pero que éste las entiende y por tal sabe, que su alteración puede llevar la alteración de la cohesión social. Puedo asegurarles, que para el caso extremeño, el pueblo aceptó y representó estos parámetros por medio de las cofradías de manera extraordinaria.

Las cofradías extremeñas son un claro exponente de la religiosidad del momento. Una religiosidad claramente nacida de una dialéctica, de un intercambio, de la adaptación al medio. Es fruto de una religiosidad basada en la experiencia, que es lo que enriquece el estudio de la historia desde “abajo”[6], fruto de lo vivido y de comportarse como un claro fenómeno consuetudinario, heredado, transmitido de padres a hijos, de generación en generación, que se ve afectada a los cambios sociales. Nuestras cofradías extremeñas no muestran en ningún momento un monolitismo al cambio de las centurias de la modernidad, porque el hombre va evolucionando y se golpeado por esos cambios. Sabemos a cada momento histórico, a cada siglo le corresponde un tipo de religiosidad y por tanto, un tipo de comportamiento, luego un tipo diferente de cofradía.

Esto no quiere decir que no se estructure y organice, lo hace. Y lo hace para dar una coherencia interna: la actitud de las gentes ante los problemas, ritos, fiestas tiene el sabor de una cierta homogeneidad, existiendo todo un conjunto de normas que sin estar fijadas en mas leyes que las establecidas por ellos mismos, quien las incumple queda marginado.

Por todo ello, este trabajo pretende insertarnos en una campo donde las cofradías responden a un tipología que permite estudiarlas. Serán las cofradía denominadas de “gloria” y las de “penitencia, sangre o disciplina” para un período cronológico ya reseñado, que nos hará coincidir con una nacimiento en el concepto nuevo de las cofradías moderna para la segunda mitad del siglo XVI y primera mitad del XVII; con un auténtico período de apogeo para el resto de la centuria del diecisiete y por último, ver como entran en crisis y desaparecen en gran número para el XVIII.

Debido a ello, los cortes históricos resultan imprescindibles pero a la vez aparecen interrelacionados, sabiendo que los tres siglos suponen una evolución en la expresividad popular del hombre extremeño y, que en este trabajo quiero comenzarlo de manera directa, acercándome de una manera breve a las relaciones entre Iglesia y Cofradías.

 Relaciones Iglesia-Cofradías: su regulación Sinodal.

Sería un enorme error expresar, que las cofradías son entidades asociativas propias de la Edad Moderna. Su origen hay que buscarlo en la propia Edad Media, fundamentalmente cuando los hombres, movidos por diferentes creencias e impulsos, motivados por diversos fines entre los que incluimos la práctica en comunidad de la religión, eran ya capaces de compartir devociones y actos dirigidos al culto divino. En el defender sus intereses religiosos y profesionales desde sus asociaciones, los gremios,  en esa época, la Edad Media,, satisfacían una serie de exigencias que les llevaban al intercambio de amistades y afectos[7]. Como veremos, la cofradía de la modernidad responde en el ámbito extremeño a algo totalmente distinto, pero tiene un punto de inflexión en sus orígenes.

Desde los primeros momentos, la Iglesia Católica quiso encaminar y controlar las ansias del hombre religioso cristiano, en un choque que se va a ir repitiendo a lo largo de la modernidad, pero esencialmente en la centuria del dieciocho, entre religión oficial y religión popular. Ello hará que las cofradías proliferen esencialmente a partir del momento en que Trento regule las actuaciones de defensa contra los planteamientos reformadores protestantes.

Cambios importantes que se aproximan y que desde finales de la baja Edad Media y principios del Renacimiento, suponen una superación en las mentalidades humanas, no sólo en el terreno de los religioso sino para todos los campos y obivamente Extremadura es claro ejemplo de ello porque su propio comportamiento es idéntico al del resto del territorio de la corona castellana, sobre todo en los grupos marginales y en los propios sectores del estamento llano[8]. Pasaremos del teocentrismo, Dios como centro de todo, al antropocentrismo, el hombre y la preocupación por él, sin negar la existencia de Dios lógicamente, pero con un mayor protagonismo del primero para acceder al segundo.

Ello conllevó la correspondiente secularización de la vida en general, con una influencia de elementos estrictamente religiosos, que detenernos ahora nos llevaría tiempo, pero que podríamos recordar: paz interior, mejora de las condiciones de vida, esperanza en la longevidad, nuevos lugares para obtener recursos (procesos de descubrimiento, conquista y colonización indiana, sobre todo este último donde lo popular tiene una presencia tan asegurada), nuevas corrientes en el pensamiento…

Todo esto trajo una seguridad a la hora de que los ciudadanos comenzaran a agrupar y a congregarse, buscando de manera colectiva una protección en los divino de tal manera, que el hombre de la modernidad está marcado por acentuado espíritu religioso que lo envuelve, siendo precisamente la actividad religiosa considerada, como una de las actividades más comunes y cotidianas de las que nadie podía evadirse, bajo la pena de poder caer en serias sospechas que podían a su vez mover a instituciones oficiales de carácter político-religioso (Tribunal de la Inquisición que para el caso extremeño tan extraordinario poder adquiere en esta centuria del XVI).

Así, las leyes y los cánones se fueron elaborando, si bien con un carácter universal, con una aplicación en todos sus sentidos desde Trento, con una gran capacidad de territorialidad en las determinadas diócesis, en las reuniones conocidas como sínodos.

Fue pues desde y por Trento, el lugar en el que se concretó la periodicidad anual de los sínodos[9]. De esta forma, desde los Sínodos Diocesanos se va a intervenir autoritariamente y pastoralmente en los aspectos obivamente no sólo de las cofradías, sino de toda la parroquia[10]

Cierto es que, en un principio, la regulación sobre las cofradías recayó en los desfiles procesionales, eran signos auténticos de expresiones exteriores con un sentido público, en la calle, y ello había que controlarlo. Órdenes que regulaban este acto de enorme impacto en el pueblo sencillo con especificaciones que abarcan desde el horario de salida y recogida de las mismas –se repetirá en el siglo XVIII- hasta el detalle exacto que luego las propias cofradías regularán en sus normas internas y de funcionamiento como son, la hora de procesionar, el lugar de las imágenes si la cofradía las posee, personas que asisten, sobre todo clero y diferentes estamentos civiles y eclesiásticos. Lo comprobaremos para el caso de las cofradía en la diócesis cauriense.

En el año 1671 se celebró en Badajoz un sínodo que estuvo convocado por Fray Francisco de Roys y Mendoza, que nos vale para movernos al otro ámbito regional en la regulación de las parroquia y del tema de las procesiones: “Y porque las procesiones generales se hazen por utilidad y bien espiritual y temporal de todo el pueblo y muchas veces para cumplir el voto público conviene que a lo menos se hallen en ellas los que representan al pueblo, que son sus justicias y regidores.”[11]

Hemos de entender pues, que la presencia de las autoridades civiles en estos actos, considerable e importante por cuanto para ello se convertían en oportunas ocasiones para que se les viera públicamente delante de sus súbditos, quienes siempre agradecían esta presencia, se veía reforzada por el acompañamiento de los propios cargos de la cofradía, obligados por regla estatutaria a estar presentes en ellas como acto solemne: “…todos irán acompañando a la imagen, estandartes y hachas encendidas.”[12]

¿Por qué regular? ¿Afectó tanto las ideas protestantes a los sectores más populares que engrosaban las listas de la cofradías? Cre que la reacción de Trento ante los ataques de la “reforma” no son en este trabajo el lugar adecuado para plantearlos con detenimiento pero si he de decir, quelos diferentes sectores de la sociedad española y de la extremeña, tuvieron claro acceso a las ideas que iban llegando y lo que nunca podemos hacer es caer en el error, de que las cofradías como expresión de religiosidad popular, afectaba exclusivamente a los grupos más populares, pienso que estas manifestaciones hacían partícipes a todos los elementos sociales. Luego la respuesta a las cuestiones anteriores está en un claro sí. La Iglesia postridentina no tiene nada que ver, por mucho que reafirme las ideas y postulados de la fe, con la iglesia del medievo. Será una Iglesia inflexible en el dogma y tolerante en cuanto a las ceremonias paralitúrgicas, y las cofradías van a ser enormemente impulsadas desde este ambiente. Es igual el error que, afirmar que las cofradías anteriores al impulso de la cultura del renacimiento son las mismas que las posteriores a Trento.

Regular porque la fe se vió atacada pero a la vez, reforzar y difundir por medio de estas asociaciones que engloban a la muchedumbre y que a la vez abren sus puertas a los estamentos más altos de la sociedad. Ataques serios, no ya solo a lo dogmático, sino en lineas generales a todo lo referente a la religión, incluso a sus formas de expresión. Vale el ejemplo que tomo del propio Domínguez Ortiz cuando afirma en su obra El Antiguo Régimen: los Reyes Católicos y los Austrias[13] hace referencia a los prelados de origen jansenista como los que abundaron en Francia o laicos que, se escandalizaban de las actuaciones del pueblo en sus manifestaciones populares por la excesiva familiaridad en el trato a Dios, a la Virgen y a los santos. Ortiz afirma en esta misma obra, que el sur peninsular –creo que extensible al territorio de la corona castellana en buena medida- se crea un caldo de cultivo propio para el desarrollo de estas asociaciones. Claro que había que regular y, potenciar también.

Durante los siglos de la modernidad, cada uno en su entorno histórico con lo que conlleva todo ello, la religiosidad popular en nuestra Extremadura fue un modo de entender y vivir la religión de una forma accesible a la masa, de poco tono intelectual pues no era necesario para los fines que se perseguía y que el pueblo extremeño entendía, pues en sus manifestaciones expresaba un escaso intimismo, una carga de emotividad –véase el tema de los disciplinantes- Actitudes populares en las que se ve una penetración facil de sentimientos de alegría o tristeza, lo cual está íntimamente ligado con el colorido y la fiesta local o regional.

Frento a todo ello, situado en el polo opuesto, una religión interior, de los grandes místicos, de la que podemos denominar como religiosidad oficial pero, ambas muy bien manejadas por la Iglesia. Prefiero dejar el encuentro de estos dos perfiles para los capítulos posteriores una vez entroncado estos previos como el ejemplo de lo que cofradías extremeñas en la diócesis cauriense plasmaron.

Si a todo lo anterior le unimos, que las cofradías son un fenómeno exclusivamente religioso y lo encuadramos en los siglos que planteo estudiar para Extremadura, obtendremos una imagen clara de las centurias del renacimiento, del barroco o de la propia ilustración, donde lo popular me ha abierto un campo de estudio de una colectividad que denota pues una experiencia histórica común. Es sin duda las cofradías, un claro ejemplo de popularidad histórica, pues crea, conserva y transmite las diversas formas de religiosidad.

Las Cofradías de Gloria en la Diócesis de Coria

P

ara poder introducirnos en una realidad tan determinada como son las denominadas cofradías de gloria, previamente hemos de definirlas. Una cofradía de gloria es aquella que está restringido a lo que denominamos aspectos cultuales, preocupadas esencialmente por su organización interna y asistencia al hermano. Pueden o no tener desfiles procesionales pero carecen de actos públicos destinados a la disciplina de sus hermanos. Existe un gran número de investigadores que apuntan que estas cofradías tiene un origen gremial y se vieron transformadas en la centuria del quinientos. Lo que si podemos afirmar con total claridad, es que las cofradías de gloria estudiadas en la zona extremeña durante la modernidad, o bien surgen dentro de este espacio cronológico en base a la documentación manejada, o claramente han sufrido la impronta de las nuevas corrientes y están absolutamente transformadas.

Serán pues los siglos XVI y XVII, los momentos del auge de estas cofradías, primero con su nacimiento como cofradía de la modernidad, que es la que podemos estudiar en las fuentes documentales. El XVI de nacimiento y transformación, el siglo XVII de auge y la centuria del dieciocho, de total eclipse.

En la zona cauriense he estudiado un total de trescientas cinco cofradías, para un total de cincuenta y siete pueblos de las cuales doscientas y cincuenta y cuatro (83,27%) son de gloria y cincuenta y una  (16,72%) de penitencia. Lo vemos mejor representado en el siguiente gráfico porcentual:

La explicación a una diferencia porcentual tan amplia, exige profundizar aún más en lo que fueron estas cofradías, su tipología, variada y rica; su forma de comportamiento y sobre todo, el origen de sus fundaciones y los objetivos que persiguen.

Con ello, podemos hacer un triple división dentro de las cofradías de gloria. El parámetro que permite esta división es el de las advocaciones:

–          Cofradías Marianas.

–          Cofradías Sacramentales.

–          Cofradías de Santos.

Vemos cada una de ellas:

1.      Cofradías Marianas: con una intencionalidad de proteccionismo en la Virgen por medio de sus diferentes acepciones, sobre todo en el campo del localismo, las cofradías marianas se configuran para la diócesis de Coria en un total de sesenta y dos representaciones, un 24,4% con respecto a las de gloria y un 20,32% con respecto al total de cofradías estudiadas. En la diócesis cauriense, responden esencialmente a las advocaciones de Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora, Nuestra Señora de la Paz, Santa María, Nuestra Señora de la Piedad, Virgen de la Visitación, Virgen de la Concepción, Nuestra Señora de la Fuente, Nuestra Señora del Prado y Nuestra Señora de los Dolores. De todas ellas, la más importante en cuento al número de veces que se repite en los diferentes pueblos es la de Nuestra Señora del Rosario.

2.      Cofradías de los Santos: le sigue en número de valores las cofradías que se reparten dentro del amplio santoral católico. Coria, por medio de su Diócesis nos presenta un total de noventa y cuatro cofradías de santos, haciendo con respecto a las sacramentales un 37% y con el total de cofradías estudiadas un, 30,81%. Destacan: los Santos Mártires (San Fabián y San Sebastián), San Juan, Santo Domingo, San Marcos, Santa María (obivamente con respecto alguna de las Santas Mujeres), San Isidoro (enraizada con pueblos de tradición agrícola, luego en nuestra región proliferan) y San Pedro (configurada casi siempre por sacerdotes).

¿Por qué estas cofradías? La respuesta está exclusivamente en los movimientos religiosos que el siglo XVI sufre y sus repercusiones, a finales de esta centuria y en el XVII. Proliferan cofradías de que responde a esta tipología esencialmente como respuesta de la Iglesia ante los ataques que sufre desde la “reforma”. Precisamente uno de los aspectos más conflictivos del protestantismo estuvo en el culto a la Virgen y a los santos, relacionados con dogmas que se fueron extendiendo contra ellos y formándose expresiones que la Iglesia consideraba “blasfemas”. Por ejemplo, la puesta en duda de una concepción virginal de Cristo; la negativa a la presencia de imágenes representativos de los santos; la idea de la fe frente a las obras; todo ello provocó una reacción por parte de la iglesia que busca mediante la piedad católica la potenciación de las cofradías de la Virgen y los Santos.

Además, no olvidemos que íntimamente relacionadas con las primeras están la Compañía de Jesús, de enorme importancia en el papel tridentino y de enorme acción en la corona castellana.

3.      Cofradías Sacramentales y de las Ánimas: en primer lugar quiero expresar, que ambas tipologías pueden ser perfectamente unidas en una por cuanto las últimas, alcanzan en sus advocaciones un enorme valor trinitario, igualmente necesario para comprender la celebración de la muerte y resurrección eucarística. Se constituyen de manera suave en las más numerosas, formando un total de noventa y ocho, lo que nos da con respecto a las cofradías de gloria un 38,58% y un, 32,13% con respecto al total. Son la respuesta a los ataques más claro que la iglesia recibió desde el protestantismo que rápidamente puso en duda la presencia real de Cristo en la eucaristía. La gran contrarréplica son las cofradías del Santísimo Sacramento, de una carga enorme en cuanto al poder que ejercen como defensora de los valores más profundo de la fe católica. Se dan en la práctica totalidad de pueblos y junto a ellas, la de las Benditas Ánimas del Purgatorio, pues de la misma forma, el dogma del purgatorio fue puesto en duda por los protestantes, teniendo claramente como objetivo el de allegar medios para conseguir sufragios en honor y provecho del ánima del creyente.

 Valores y porcentajes que me permiten elaborar el siguiente gráfico que creo bastante representativo de lo que está ocurriendo en las centurias de la modernidad para este territorio extremeño antes de entrar en su análisis estructural:

Serán los Libros de Regla, las fuentes que nos permiten entender, que estas cofradías de glorias dedican fundamentalmente sus diferentes capítulos a la propia organización de la cofradía, entre las que destacan las festividades y actos cultuales donde como hemos indicado anteriormente, tiene un apartado especial el desfile procesional, pero simplemente como una actividad más, no como veremos en la penitenciales, donde el  acto público es el centro de sus actividades. De igual forma la organización de los cofrades también ocupa un lugar preeminente en sus reglas. He elaborado un cuadro en función a varias cofradías donde reflejo el número de capítulos dedicados a: organización interna, cofrades y acción caritativa.:

Pueblo

Cofradía

Año

O.Interna[1]

O.Cofrades

O.Pobres-Enfermos

S.Santiago

Las Ánimas

1625

7.-

5.-

0.-

S. Santiago

Mártires

1625

8.-

4.-

1.-

Torrejoncillo

Rosario

1604

12.-

1.-

0.-

Salvatierra

Mártires

1689

11.-

5.-

3.-

Salvatierra

Sacramento

1663

26.-

4.-

8.-

Aldea del Cano

Sacramento

1625

22.-

7.-

5.-

Total

86.-

26.-

17.-

Como se puede observar, es solamente la cofradía del Stmo. Sacramento la que dedica algo más en sus reglas a la acción caritativa de la atención al pobre y el enfermo pero esto no quiera decir que sea realmente una caridad practicada con los miembros de fuera de su organización pues la obligatoriedad de asistencia por ejemplo a los entierros de los hermanos, a visitar al hermano enfermo o pobre así como, a la viuda e hijos del hermano, era de obligado cumplimiento bajo fuertes sanciones económicas de no ser cumplidas. Estos datos pueden ser observados por cuanto en los Libros de Regla, al inicio, suelen aparecer especificados claramente los objetivos de su fundación, el cómo y de qué manera. Además, quiero hacer insistencia en la presencia de las autoridades tanto civiles, alcaldes, regidores, como eclesiásticas, cura párroco y por su puesto familiar del Santo Oficio a la hora de constituir una cofradía (en este caso extensible de la misma manera a las cofradías de penitencia: “En la villa de Salvatierra de Santiago, en quince días del mes de henero de mil y seiscientos y sesenta y ocho años. Estando en los portales del ayuntamiento de ella, a son de campana tanida como lo ha de costumbre, para tratar de las cosas tocantes al servicio de Dios, Nuestro Señor y del bien común de esta República. Junto e congregados, en especial, el liçenciado Pedro Matheos Diego, el liçenciado Pedro Ximénez Texada, cura propio de ésta, Diego Dolano del Poço, familiar del Santo Oficio…que por quanto al servicio de Dios y para hacer gloria de Dios y para hacer sufragio de las benditas ánimas del Purgatorio y hacer sufragio por ellas mediante la constitución de una cofradía…”[2]

Por ello, cuando hablamos de una organización interna lo hago en función a los objetivos a los que se quiere dedicar esta cofradía esencialmente, en las cofradías de gloria, a dar culto a Dios, a la Virgen y a los Santos, atendiendo igualmente al sufragio de las almas. Todo rodeado lógicamente por una funcionalidad que gira en estas cofradías de una manera sorprendente en torno a las fiestas y en este caso, los Libros de Cuentas de las Fábricas de estas cofradías, están llenos de pagos por confitura, vino, cohetes, pregones para el día de la festividad. Las Benditas Ánimas centran su fiesta en todos los santos; los Mártires en el Domingo de Quasimodo es decir, el primer domingo después de las Calendas o Carnavales y, centrados como estamos en una realidad geográfica basada en una subsistencia económica como la extremeña en el período moderno, las tradiciones y festividades agrícolas son igualmente recogidas por las cofradías, fundamentalmente aquellas de advocación a santos como San Isidro, coincidiendo con la recogida de las cosechas.

Es la simbiosis de la que hablaba en capítulos anteriores dentro de la religiosidad popular y la piedad católica donde los problemas de la vida cotidiana son resueltos mediante ritos y fiestas que tiene esa homogeneidad y que se constituye como una vía de escape.

Además, las cofradías de gloria a modo de resumen en lo que se refiere a este apartado organizativo, podemos decir que en general responden al siguiente esquema en cuanto a su regulación:

 1.      Reunión de todos los hermanos al toque de campanilla.

  1. 2.      En los desfiles procesionales no se realizarán acciones indecentes como entrarse en las casas, portales, ir hablando, etc.
  2. 3.      Se eligen a unas personas encargadas de mantener el orden.
  3. 4.      Se establecen el recorrido de las procesiones, que por regla general suele estar alrededor de la iglesia.
  4. 5.      Representación el los actos cultuales y públicos de las demás cofradías.
  5. 6.      Acompañamiento de las imágenes (de tenerla), estandarte, hachas encendidas…

 

No quiero incidir de manera especial en lo que es el desfile procesional como acto público por cuanto estas cofradías, no nos ofrecen más peculiaridad que lo que se refiere exactamente a un acto como hoy lo podríamos observar, queriendo con ello ser reiterativo al afirmar que son las de penitencia quienes mejor se prestan al estudio. Sus actos cultuales en las capillas de las iglesias, ermitas o conventos se centraban en las organizaciones eucarísticas y el pregón o sermón, auténtico medio didáctico y por medio del cual sin duda alguna, desde la segunda mitad del siglo XVI y buena parte del XVII se difundieron las ideas tridentina máxime si tenemos en cuenta, que en las cofradías, quienes pregonaban eran esencialmente frailes de las diferentes órdenes, como por ejemplo en la comarca emeritense, los franciscanos observantes y descalzos franciscanos.

Tan sólo y para terminar con la tipología de las cofradías de gloria, el apartado que está relacionado con la entrada en la cofradía y sus cargos.

Los Libros de Regla ofrecen de la misma forma un aspecto muy importante en lo que se refiere a las normativas que incluían la entrada de una persona en estas cofradías. Estudiado para el período moderno varios casos, encontramos como por ejemplo, en la Cáceres, la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio establecen en 1696 una regulación muy estricta y estamentalizada para su entrada: “Caballeros y sus mujeres, hidalgos, hidalgos de menor renta, hidalgos que no tiene renta, doncellas y mujeres, clérigos y personas que no pueden servir a la cofradía tales como personas de la audiencia, procuradores, labradores y otros cualesquiera que no puedan entrar a servir como mayordomos, alcaldes e diputados…”[3]

La diferencia residía en el tema económico, pudiendo varias las cuotas de entrada de ciento ochenta reales y una libra de cera hasta, veintidós reales de vellón y una libra de cera. Obviamente y de la misma manera, existen cofradías que ponen trabas y dejan una total libertad a la entrada más aún, las reseñas a este respecto en los libros son breves. Así por ejemplo, en Calas del Monte, dentro del obispado y partido judicial de Plasencia: “Podrán pertenecer a ella, tanto hombres como mujeres, e incluso forasteros, siempre que sean mayores de siete años…”[4]

Con respecto al nombramiento de los cargos, los más esenciales residen en torno a: mayordomo, alcaldes, secretarios, escribanos, diputados, pendoneros, llamadores y portadores de estandarte. Sin duda, el cargo de mayordomo es el más importante. En el siglo XVIII se hace fundamental la presencia del Juez Eclesiástico como persona que regulaba la legalidad eclesiástica de la cofradía. Por su parte, el mayordomo era elegido por un año de tal forma, que en Libro de Asientos, o por medio del Libro de Acuerdos y de Cuentas de la Fábrica, podemos construir la vida cronológica de la cofradía por medio de los individuos que se han ido sucediendo en el cargo.

Para tal nombramiento, se reúnen el cabildo, al igual que hoy en forma de asamblea general, se constituía en el órgano de mayor decisión. Presidido por el mayordomo, un alcalde y un diputado, que coordinaban la elección. Obviamente esto no se respetaba. Existen multitud de casos donde la elección del mayordomo recaía en la decisión del alcalde de la villa o ciudad, el cura párroco y el visitador eclesiástico general.

Para finalizar la tipología de las denominadas cofradías de gloria, el hecho de que la asistencia caritativa no ocupe entre sus capítulos un lugar primario no quiere decir que no tenga lógicamente para ellos importancia. Hay casos de extraordinaria belleza en el comportamiento social de estas cofradías. La asistencia a pobres y enfermos –sobre todo cuando pertenecen a la propia cofradía- en un mundo y en un momento en el que las crisis y los períodos de guerra se sucedían, esta manifestación era una constante en las cofradías de gloria. Existen cofradías que obligaban a pagar a los hermanos una determinada cantidad para la ayuda asistencial, incluso para sufragar los gastos en el caso de un difunto pobre. Hay descripciones de este momento: “…mediante el sonido de una campanilla, desfilen los cofrades, salga el estandarte, acompañen al difunto…”[5]Pero quizás sea la cofradía de Nuestra Señora de la Piedad, que por medio de su libro denominado Partida de Ajusticiados en 1793, nos aclara como disponía del reo, desde que entraba en la capilla antes de ser ajusticiado, hasta el momento en el que se le daba sepultura con el hábito de la cofradía(en este caso franciscano). Aparecen detallados el nombre del condenado, forma de muerte y los gastos, para lo que elegían a miembros de la cofradía los cuales debían depositar la limosna.

En definitiva, las cofradías de gloria al llegar el siglo XVIII sufrirán unos efectos que estarán analizados en el último de los apartados de este trabajo si bien, quienes realmente recibirán un golpe duro con las medidas del Estado y la Iglesia, serán las de penitencia que a continuación desarrollo.

La valoración cuantitativa y su representación lo encontramos en el anexo a este trabajo.

   Las Cofradías de Penitencia, Sangre o Disciplina 

L

a propia configuración de una cofradía de penitencia en base a su estructura las define con claridad. Para el caso extremeño, especialmente en la diócesis de Coria donde las he estudiado con un mayor detenimiento, responden a una tipología más simple con respecto a las de gloria. Se pueden dividir en cristológicas y veracrucenses. Las cofradías pues, que giran en torno al acto público de la penitencia y que en general al desfile procesional, donde aumentan las regulaciones al acto asistencial del hermano cofrade y a la actividad caritativa, son los elementos que por si las definen.

Podremos comprobar incluso, como la tipología de los cargos es más compleja y por supuesto, tienen unas actividades que siéndoles común a las de gloria, lo que realmente las ha caracterizado, diferenciado y complejizado de manera profunda, es el acto de disciplina pública.

Caracteres comprobables para Extremadura. En los cincuenta y siete pueblos estudiados, existen un total de cincuenta y una cofradías de penitencia, recordemos un 16,72% un índice menor pero que entra dentro de una lógica, pues la regulación sobre ellas y el impacto del XVIII fue enorme como veremos.

Cristológicas y veracrucenses con la única distinción de que las últimas, tiene una gran impronta sobre ellas el franciscanismo y muy volcadas sobre el tema de la muerte. Por lo demás, podremos encontrar unos actos y comportamientos idénticos.

Estamos pues ante un tipo de cofradía que recupera el sentido medieval del temor a Dios, que responde mediante la disciplina, el sufrimiento físico y humano de Cristo ante la muerte. Prácticas religiosas que si bien, la propia Iglesia nunca reconoció ni alentó de manera oficial, tampoco hizo nada hasta la centuria del dieciocho para contrarrestrarlo, y entonces lo hará de la mano del Estado. Es lo que hemos llamado “un impulso real en el mundo a través de un peculiar ideal evangélico, en el que se desarrollan diferentes expresiones penitenciales.” Y de igual forma, son cofradías potenciadas desde Trento, pues la penitencia cristiana fue atacada y ridiculizada en su prácticas por los reformadores, multiplicándose estas asociaciones en especial, devocionales de Cristo.

Organización: actividades y la asistencia caritativa. Los cargos.

En cuatro cofradías veracrucenses estudiadas y correspondientes a los pueblos de Salvatierra de Santiago, Aldea del Cano, Descargamaría y Arroyomolinos de Montánchez, hay un total de cincuenta y ocho capítulos dedicados a la organización interna y, un total que supera los cien capítulos para la organización de los hermanos y la asistencia (ver anexo de tablas y gráficos al final del trabajo).

Claros ejemplos y referencias en sus fuentes documentales: “No posee más fondos que aquellos que recibe de los hermanos para sus gastos…teniendo como especial atención, las asistencia a los hermanos difuntos.”[6]

Uno de los casos más claros encontrados es en la cofradía de la Vera-Cruz de Casillas de Millán, donde se especifica: “instituida para obras de misericordia, entierros y asistir a los pobres pasajeros.”[7] Cañaveral de León ofrece este otro claro ejemplo: “Instituida en memoria de la Pasión y muerte de Nuestro Señor…”[8]

Podríamos decir que la asistencia consistía esencialmente en la atención a sus cofrades y hermanos en las necesidades; distribuir limosnas; el cofrade enfermo debía de ser visitado durante la noche y si fuera posible, ayudado en la comida y en la ropa; la cofradía asistía al cofrade difunto y al cofrade clérigo. Además celebraba misa cada mes por los cofrades difuntos y de manera muy especial, los recordaban el día de sus festividades –festividad de la cofradía me refiero- y de todos los difuntos.

La gran diferencia con las cofradías de gloria está como he dicho anteriormente en la propia estructura de las cofradías de penitencia y en la responsabilidad de los cofrades hacia ella. Por ello, sus actos públicos se configuraban en su principal función y en su primordial actividad. Una vez más las fuentes documentales basados en los Libros de Regla nos ofrecen este análisis:

 1.      Celebran vigilias.

2.      Desfiles procesionales con disciplinantes.

3.      Organización del acto de disciplina, especificando quienes han de realizarlo y quienes no.

4.      Misas y actividades en Semana Santa.

5.      Conservación del altar y de la imagen de la cofradía.

 Y en ello entre la más clara de las diferencias, en los propios cargos y funciones de sus miembros. Hemos hablado de una mayor complejidad en ello, existiendo además de los que mencionamos para las de gloria, una serie de “títulos” muy determinados:

–          Mayordomos: divididos en antiguos y nuevos. La diferencia está, en que los primeros permanecían a título honorífico, que lo recibía una vez cesado en su cargo, desempeñándolo públicamente pero no de forma interna.

–          Hermanos de “sangre”: es decir, los que se disciplinaban mediante el azote o la flagelación.

–          Hermanos de “luz”: portadores de las hachas encendidas, cirios o velas en las procesiones y demás funciones religiosas.

–          Hermanos de “espalda”: que cargaban con las imágenes en aquellas cofradías que las poseían[9].

–          Hermanos de “asiento”: que asistían y acompañaban las funciones religiosas en las parroquias, iglesias y ermitas.

.     El acto público de la penitencia.

 “En la noche del Jueves Santo, con disciplinantes y una cruz, todos los hermanos cofrades han de disciplinarse, estando sin pecado. E aquellos que no se disciplinasen lo harán después de la procesión. Aquellos cofrades que fuesen a la procesión y realzaran alguna otra actividad, serán penados con una libra de cera. El mayordomo aparecerá con toallas, esponjas, para labar las espaldas, junto con pan y queso…También serán penado aquellos que dixeren cosa mal de esto o de la cofradía o injuria ayuntados o fuera de él, pague un cuarteron de cera.”[10]

Esta cita, recogida de los capítulos que van destinados a la organización del acto de penitencia, guardan en lo más profundo de su análisis una simbología y una expresividad del comportamiento público de las masas, que auxiliándonos en ciencias como la sociología o la antropología, ofertan al historiador una capacidad interpretativa de que la religiosidad popular alcanza aquí niveles extraordinarios.

La disciplina es en primer lugar y por encima de todo un acto público por tal social, que se refleja y afecta a un pueblo desde el punto de vista religioso y desde el espiritual. Ciertamente cargado de un alto contenido ritualista, donde algunos investigadores han apuntando que se separa de lo religioso, pero cuyo motor y origen está en él sin duda.

Centra su actividad en un espacio temporal concreto, la Semana Santa, lógicamente en el intento de reproducir el sufrimiento de Cristo, lo hacen en el momento que la Iglesia tiene designado para ello. Donde se invita al pueblo a adquirir unos ideales de fe fáciles de asimilar por éstos sobre la muerte. Un pueblo que con un porcentaje alto de analfabetismo, al sacerdote le es muy cómodo desde el púlpito invitarle a la participación en una cofradía que acepta en sus reglas la disciplina.

Podemos entender quiénes son los elementos sociales que participan en la disciplina, donde no entran grupos nobiliares y de los sectores privilegiados. El acto de disciplina pues, es igualmente un aspecto diferenciador social. La propia cofradía de la Vera Cruz en Descargamaría lo deja bien claro.

Se están conjugando aquí, en la disciplina una serie de elementos muy interesantes para el historiador:

 Creo que la unión, por un lado de la cofradía con la Iglesia, está explicada en una análisis propiamente intrínseco y en la relación entre la cofradía y el pueblo. Santaló y Buxó y, S. Rodríguez lo explican claramente. Afirman , que son las formas más completas de poder entender las cofradías en una sociedad estamentalizada, donde el papel principal está desempeñado por los individuos y por lo tanto, aquellos que expresan o requieren de la disciplina, no están más que mostrando una exteriorización de las necesidades del pueblo, de sus ahogos, agobios, represiones, prohibiciones, que por medio del Antiguo Régimen y en sus modelos sociales, políticos, económicos y religiosos, pesa de manera impresionante sobre el pueblo, el cual necesita una vía de escape, de realización propia, donde el gran protagonista es él, ¿no podía ser la cofradía y el acto de disciplina un medio para ello?

Las reglas eclesiásticas incluso aquí son rotas, ya que no hemos de olvidar que como instituciones eclesiásticas, están sujetas a una jerarquía eclesiástica y católica. Los actos de disciplina están totalmente irreconocidos por la Iglesia y por el Estado, saliéndose pues de la regla. Será el motivo que nos explique por qué en el siglo XVIII (el siglo de las luces donde impera la razón por encima de la superstición y la fe), Carlos III firma los decretos contra los disciplinantes, encontrando no sólo el apoyo de la Iglesia, sino de la propia argumentación de ésta a favor de aquel.

¿Cómo es el acto de la disciplina?

 Los aspectos estudiados acerca de esto han sido analizados por medio de las cofradía veracrucenses, las cuales exigían, que las personas que se disciplinasen, fueran cubiertos para que no se les reconociera, con una abertura (recordemos la obra famosa de Goya “Los disciplinantes”) en las espaldas, donde se aplicaban el autocastigo, llegando a ser muy variado los objetos, pero teniendo fundamentalmente como denominador común en su uso, lo que se conoce como “manojos de rodezuelas”. Éstos consistían en unos bolillos de cera, cubiertos con hilo basto, cuyas extremidades terminaban en punta y en su centro, figuraba una rueda embutida de piedrecitas. Creo que la descripción del objeto de disciplina aclara la carga y profundidad del acto.

Un acto que primero es religioso y que tras los ataques de los reformadores, estas cofradías reaccionan de tal forma. Pero un acto que además puede perfectamente ser analizado desde la visión antropológica y folclórica. Desde aquí vamos más allá de lo religioso, existen un gran ritualismo pues, los hombres –nunca las mujeres- que se disciplinaban, utilizan esta expresión como manera de atracción, realizándolo de manera más directa al pasar ante su prometida o ante aquellas personas que les eran especiales.

Los capítulos dedicados a estos actos, nos hablan de quienes debían disciplinarse, excluyendo a los miembros de la dirección de las cofradías como eran los mayordomos, alcaldes, diputados. Exclusivamente lo hacían los denominados hermanos de sangre. El final del acto público de la disciplina llegaba con una especie de reposición de fuerzas al tomar algunos alimentos y el punzamiento y limpia de las heridas para que no se infectaran ni provocaran traumatismos.

Igualmente, la valoración cuantitativa de las cofradía de penitencia, aparece reflejada en el cuadro y gráfico inserto en el anexo.

Dos momentos importantes: el flujo des siglo XVI y la crisis del XVIII

“notoria es la obligación de los Reyes y Príncipes cristianos tienen a obedecer, guardar y cumplir, y que en sus reinos y estados y señoríos, se obedezcan, guarden y cumplan los decretos y mandamientos de la Santa Madre {…Siguiendo el ejemplo de los reyes nuestros antepasados, de gloriosa memoria, habemos aceptado y recibido y aceptamos y recibimos el dicho sacrosanto Concilio de Trento, sea guardado, complido y ejecutado {…interponiendo a ello nuestra autoridad y brazo real, sea necesario y conveniente.”[11]

El siglo XVI y la primera mitad del XVII, tiene una expresividad que podemos denominar de flujo contínuo sobre la religiosidad del pueblo (Concilio de Trento, 1545-1563). Hemos podido ver, como las ideas tridentinas llegan al propio pueblo por medio de la actividad de los sínodo y de la Iglesia en general y particular.

Si estas centurias marcan el impulso sobre las cofradías y sobre las expresiones propias de la religiosidad popular, el siglo XVIII es el gran siglo de la crisis para estas asociaciones públicas. Tengamos en cuenta, que para el territorio extremeño y aplicado sobre la diócesis cauriense, llegan a desaparecer un total de ciento cuarenta y nueve cofradías, lo que hace un 48,85% de cofradías desaparecidas. De ellas, ciento veintidós son de gloria, el 48,03% y veintisiete  de penitencia, el 52,9%, cifras sin duda elevadas que se demuestran en la desaparición de éstas a finales del siglo XVIII, dejando de existir documentación sobre tal: “Los hermanos intenta recuperar las costumbres frente a la opinión de los visitadores, prohibiendo por parte del Supremo Consejo, utilizar fondos u otra cosa que no sea de lo espiritual.”[12].

¿Qué encerró el siglo XVIII para que se produjeran estas bajas? Muchos son los factores, todos ellos relacionados entre sí y que nos permiten en primer lugar, hablar de que estamos ante un siglo en el que la religiosidad ha cambiado respondiendo una vez más a aquella máxima de, a cada siglo le corresponde un tipo de religiosidad.

El siglo XVIII supone desde el punto de vista de la religión, el encontrarnos con un hombre que asiste al aperturismo –en el caso español de una forma lenta y peculiar- en sus creencias, sin hablar de una total liberalización, pero donde las corrientes literarias y filosóficas empujan a las religiones hacia una mayor preocupación por el hombre y su felicidad en la tierra, impregnadas de ilustración, sobre todo a partir de la segunda mitad de esta centuria.

Los porcentajes y totales expresados anteriormente, reflejan que el siglo XVIII pesó sobre las cofradías desde el punto de vista de ser un siglo que gira a favor del hombre y que lo manifiesta en la sociedad (sabemos por la historiografía clásica, que algunos elementos tienden de manera muy suave por ejemplo a romper con la estamentalización), hasta el propio Estado, como queda demostrado en sus efectos para la diócesis cauriense, por medio del Interrogatorio de 1791, acusó los efectos de las medidas dictaminadas por Carlos III en el que en dos claras medidas de febrero de 1777 y junio de 1783, prohiben los disciplinantes, empalados y penitentes de sangre. Aquellas que no tuvieran un reconocimiento episcopal o real quedaban prohibidas.

La actitud pues del mismo hombre del dieciocho ante la religiosidad y las presiones del Estado, irán eliminando a muchas cofradías, es el anuncio, de que el Antiguo Régimen va a tambalearse en muchos sentidos. Lo vemos nominalmente:

Pueblo

Cofradía

Año   desaparece

Abadía

Ntra. Sra. del Rosario

1795

Acehuche

San Antonio

1798

Ahigal

Vera-Cruz

1755

Aldea del Cano

Ánimas

1793

Brozas

Nombre de Jesús

1718

Carcaboso

Rosario

1797

Coria

Santo Espíritu

1748

Galisteo

Ntra. Sra. de la Fuente

1775

Gata

Ntra. Sra. del Carmen.

1763

Granadilla

Santo Espíritu

1795

Gata de Galisteo

Vera-Cruz

1787

Hernán Pérez

Sacramento

1782

Malpartida de Cáceres

Vera-Cruz

1772

Membrio

Sacramento

1777

Montehermoso

Sacramento

1795

Lógicamente estas medidas necesitan de un análisis más profundo. Las Reales Órdenes y las Chancillerías y Audiencias, prohibían los disciplinantes, empalados y otros espectáculos que pudieran servir a la indevoción y al desorden en las procesiones, especialmente las celebradas en Semana Santa, Cruz de Mayo y rogativas, debiendo aquellos que tuvieran un verdadero sentido de penitencia, elegir otros medios más racionales, secretos y menos expresivos, con el consejo y dirección de los confesores. Este decreto al que hago referencia, firmado por Carlos III el 20 de febrero de 1777 y la expresión de “mas racionales” nos aproximan a lo anteriormente indicado y expuesto en función al cambio de mentalidad religiosa que se deseaba desde el Estado y desde la Iglesia.

Este decreto además, expresaba el mandato de no poder realizar procesiones de noche, lo que afectó seriamente a las cofradías veracurcenses, pues la mayoría de ellas las realizaban en la noche-madrugada del Jueves al Viernes Santo, permitiendo que aquellas que lo hiciesen, sin el acto de disciplina, deberían de estar recogidas antes de la puesta del sol.

Otra orden fue la dictada el 25 de junio de 1783, que contempla lo anterior. Debían de extinguirse todas aquellas sin autoridad Real o Eclesiástica, permitiendo a aquellas que si estuvieran aprobadas y las que se reformasen. Estas que subsisten, son las que a parte de estar reconocidas por las respectivas autoridades, se van a dedicar especialmente a la caridad y acción benéfica.

Obivamente, las prohibiciones ni mucho menos terminaron con los actos públicos de penitencia. Lo que si es cierto, es que la visión de la sociedad española del XVIII, cualesquiera que sea el balcón al que nos asomemos, se nos aparece como una confusa construcción de teorías y conductas que se retuercen en una pedagogía tozuda desde arriba y una resistencia tenue desde abajo.

El marco en el que las cofradías extremeñas se centra, puede ser dividido en una visión que abarque la política eclesiástica y la religiosidad. En la primera, entrarían las normativas que hemos visto de las contra las cofradías, iguales para todo el marco español, mientras que, en las segundas encontramos la propia actuación de estas asociaciones: la prohibición –repito- no significa la eliminación total de los disciplinantes, ni en concreto de los flagelantes. En definitiva, el primer grupo corresponde a los valores y el segundo a las conductas. La convivencia de ambos, son o es falsamente simplista.

Las cofradías están inmersas en una complicada coyuntura político-religiosa, o mejor eclesiástica. El empeño estatal iba dirigido claramente a imponerse mediante la autoridad incontestable del Estado, léase la propia Corona, sobre el conjunto de las actividades de la sociedad, y desde aquí tenía que chocar contra la Iglesia y aún más cuando en el seno de ella, ésta alberga instituciones como las cofradías.

Junto a todo ello, el siglo XVIII es la idea de la razón y del mundo secular, iniciado en los valores generales de la Ilustración, entendiendo que la infraestructura religiosa de nuestro país no puede garantizar el éxito frente a los cambios que se están produciendo en la mentalidad exterior. De lo que se trata es de criticar el viejo estilo de la religiosidad tradicional. Tal como los propios ilustrados lo entendían, aludimos a formas vacías, producto del miedo, de la ignorancia y del fetichismo que había sido promocionada por la obsesión tridentina de valorar las obras frente a la fe.

Y todo ello, perfectamente enlaza con la tradición extremeña del siglo XVIII, en especial en la diócesis de Coria, pudiendo ver a través de las cofradías todos los aditamentos suficientes para que la ilustración, en especial el Estado, atacara sus instituciones:

  1. 1.      Obsesión tridentina: recordemos que por medio de las cofradías se promueven y desarrollan todas una serie de valores que iban encaminados a reafirmar las posturas eclesiásticas antes las exigencias protestantes, basta con los ejemplos referidos a los cultos de los santos, vocaciones marianas y trinitarias y la propia actividad de disciplina.

 

  1. 2.      Valoración de las obras: todas las actividades de índole benéfica y social que desarrollan las cofradías.

 

  1. 3.      Miedo e ignorancia:  visible en los actos de penitencia que se dan en las cofradías.

 

En definitiva, la contraposición de ciencia-razón y fe-superstición, entrando en el primer binomio, valores como progreso y felicidad y para el segundo, las grandes conductas devocionales.

Me gustaría cerrar este estudio, aclarando el concepto de religiosidad popular según la visión que le da Carla Russo, al hablarnos de este concepto desde un análisis estrictamente religioso. En un primer momento, religiosidad popular hace referencia a lo totalmente opuesto a religión clerical o simplemente elitista, lo que pondría en contraposición una serie de conceptos diferentes:

 

 

Religiosidad Popular:

 

–              Oscuridad.

–              Ignorancia.

–              Inocencia.

–              Incapacidad crítica.

–              Superstición.

–              Fetichismo en lo popular.

Religiosidad Elitista:

 

–              Reflexión.

–              Doctrina.

–              Claridad de ideas.

–              Capacidad de matización.

–              Capacidad crítica

En definitiva, podemos entenderlo como si la teología fuera contra la devoción, y en este aspecto es donde las cofradías juegan un papel importante como hemos podido observar. Por ello, a la hora de tratar el tema de las cofradías, la religiosidad y piedad popular juegan un papel transcendental.

Fuentes inéditas utilizadas

Archivo Histórico Diocesano de Cáceres.

 Cáceres. Parroquia de Santiago:

 –          Caja: 52-56, número de inventario, 53. Año, 1696.

Salvatierra de Santiago:

 Parroquia de Santiago.

 –          Caja: 11-16, número de inventario, 12. Año, 1668.

–          Caja: 17-24, número de inventario, 21. Año, 1689.

–          Caja: 28-34, número de inentario, 29. Año, 1663.

Iglesia de San Salvador.

–          Caja: 28-34, número de inventario, 33. Año, 1651.

Aldea del Cano. Iglesia del Señor San Martín.

 –          Caja: 17-20, número de inventario, 20. Año, 1625.

–          Caja: 21, número de inventario, 21. Año, 1521.

Torrejoncillos. Parroquia de San Andrés.

 –          Caja: 55-57, número de inventario, 56. Años, 1604.

Descargamaría.

 –          Caja: 14-21, número de inventario, 24. Año: 1823.[1]

Arroyomolinos de Montánchez.

–          Caja: 37-44, número de inventario, 40. Año, 1770.

Casillas de Coria.

 –          Caja: 30, número de inventario, 30. Año, 1570.

Guijo de Coria.

 –          Caja, 18-25, número de inventario, 20. Año, 1787.

Garrovillas.

 –          Caja, 54-57, número de inventario, 56.

Montánchez.

 –          Caja, 17-24, número de inventario, 20. Año, 1695.

 

Archivo Histórico Provincial de Cáceres.

  • Sección Real Audiencia, Interrogatorio de 1791 para la división del Reino en Provincias.

–          Caja 9, expedientes: 2, 4, 11, 17, 26bis, 30 y 30 bis.

–          Caja 10, expdientes: 10, 13, 21, 28, 29, 20 y 31.

–          Caja 11, expedientes: 1, 8, 13, 14, 35 y 36.

–          Caja 12, expedientes: 17 y 22.

–          Caja 643, expedientes: 3, 5, 10, 50 y 52.

Fuentes bibliográficas

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 –          SÁNCHEZ HERRERO, J.: Los Gremios y las cofradías de Semana Santa. Caja de Ahorro de San Fernando. Sevilla, 1980.

 –          PIÑERO VÁZQUEZ, M.: Las Cofradías en su institución histórica. Diario de Jerez. 1989.

 –          NOVISSIMA RECOPILACIÓN: La Santa Iglesia, sus derechos, bienes y rentas: prelados y súbditos. Madrid, 1805.

 –          CARVAJAL, P.: El sínodo de Coria en 1605.

 –          CROCHE DE ACUÑA, F.: Gremios y Cofradías en la villa de Zafra durante los siglos XVII y XVIII. Excmo. Ayuntamiento de Zafra. Zafra, 1996.

 –          TREVOR-ROPHER, H.R.: Religión, reforma y cambios sociales. Argos-Vergara. Barcelona, 1985.

 –          THOELTSH, E.: El protestantismo y el Mundo Moderno. México, 1967.

 –          LEONARD, E.: Historia general del protestantismo. Tomo I.

–          MARAVALL, J.A.: Utopía y reformismo en la España de los Austria. Siglo XXI. Madrid, 1982.

–          MARAVALL, J.A.: Estado Moderno y Mentalidad. Siglos XV al XVII. Siglo XXI. Madrid, 1982.

–          BENNASSAR, B.: Los españoles, actitudes y mentalidades.

 –          LE GOF, J y DUBY, G.: Hacer la Historia. Vol. I , II y III. Barcelona, 1974.

–          DOSSE, F.: La Historia en migajas. De los Annales a la nueva Historia. Barcelona, 1989.

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–          RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A.: Extremadura: Historia y Mentalidad.

 –          DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Sociedad y Estado en el s. XVII español. Ariel. Barcelona, 1976.

 –          ALVAREZ SANTALÓ, C., BUXÓ, M.J. y, RODRÍGUEZ BECERRA, S.: La religión popular. Antrhopos. Barcelona, 1989.

 –          ROBERTO, J.L.: Muerte y religiosidad en el siglo XVIII.

–          COMITÉ DE HONOR DE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS DEL IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE BENITO ARIAS MONTANO: Arias Montano y su tiempo. Editora Regional de Extremadura. Badajoz, 1998.

 

 

 

 


[1] El libro de reglas o constitución utilizado según aparece en la propia introducción, es una copia de las “Reglas antiguas” del año 1682.


[1] La abreviatura O. Significa organización, al igual S.Santiago corresponde al nombre del pueblo Salvatierra de Santiago

[2] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 11-16. Número de Inventario, 12. Año, 1668. Parroquia de Santiago. Salvatierra de Santiago.

[3] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 52-56. Número de inventario, 53. Año, 1696. Parroquia de Santiago. Cáceres.

[4] Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Sección: Real Audiencia. Interrogatorio 10. Legajo 16. Año 1791. Calas del Monte (Plasencia).

[5] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 55-57. Número de inventario, 56. Cofradía del Rosario. Año 1604. Parroquia de San Andrés. Torrejoncillos.

[6] Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Interrogatorio 10. Legajo 5-a. Calzadilla de Coria. Cofradía de la Vera-Cruz. Año, 1791.

[7] Ibídem. Legajo 15-c. Casas de Millán. Cofradía de la Vera-Cruz. Año 1791. Tomadas de las antiguas ordenanzas.

[8] Ibídem.  Interrogatorio 4. Legajo 2. Cañaveal de León. Año, 1791.

[9] Digo en aquellas que las poseían, porque el Interrogatorio de 1791 aparece una pregunta muy específica con respecto a la titularidad de las imágenes y no todas las tenían en propiedad.

[10] Archivo Histórico Diocesano de Cácerez. Caja 28-34. Número de inventario, 33. Año, 1663. Parroquia de Santiago. Cofradía de la Vera-Cruz. Salvatierra de Santiago.

[11] Felipe II en Madrid. Real Cédula de 12 de julio de 1564. Novíssima Recopilación…, Ley XIII. Libro Y. Título I. Tomada de la obra Arias Montano y su tiempo. Página 115. Editora Regional de Extremadura. Badajoz, 1998.

[12] Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Interrogatorio 10. Legajo 7-c. Cofradías del Sacramento y de la Vera-Cruz. Año 1791. Deleitosa.


[1] Cierto es que esta documentación también puede encontrarse en los archivos eclesiásticos dentro de las series conocidas como Mandas Testamentarias.

[2] Las contestaciones a dicho interrogatorio están recogidas en la obra Extremadura por Lope en 1798, editado por la Asamblea de Extremadura en 1992.

[3] De la obra de Antonio Domínguez Ortiz Sociedad y Estado en el siglo XVIII. Editorial Ariel. Barcelona, 1976.

[4] Aspecto en el que realmente no profundizo por el debate que plantea respecto a que las cofradías extremeñas en un porcentaje elevado pueden todas ellas tener un origen gremial. Ello sería sin duda  fruto de otro importante trabajo.

[5] Sánchez Herrero, J.: Las cofradías de Semana Santa de Sevilla, de los siglos XIII al XIX y su acción benéfico y social. Semana Santa. Los Gremios. Página 4. Caja de San Fernando. Sevilla, 1990.

[6] Le Goff, J. y Duby, G.: Hacer la Historia. Vol. I, II y III. Barcelona, 1974.

[7] Para comprender todo este fenómeno es fundamental la obra de Croche de Acuña a cerca de las cofradías y los gremios en la Villa de Zafra durante los siglos XVII y XVIII.

[8] Véase la obra publicada con motivo del homenaje a Benito Arias Montano  por medio de la obra: Arias Montano y su tiempo. Página 35. Junta de Extremadura. Consejería de Cultura y Patrimonio. Comité de Honor de los actos conmemorativos del IV Centenario de la muerte de Benito Arias Montano. Editora Regional Extremeña. Badajoz, 1998.

[9] En 1917 el Código de Derecho Canónico decide su convocatoria cada diez años. Código de Derecho Canónico. B.A.C. Madrid. Página 42. Francisco Croche de Acuña Gremios y Cofradías en la Villa de Zafra durante los siglos XVII y XVIII. Página 21. Zafra, 1996.

[10] Recordemos que es tras el Concilio de Trento cuando en este ámbito se regulan la vida de la parroquia, apareciendo las series documentales que conocemos como Registros Sacramentales con una obligatoriedad y un control.

[11] Tomado de las Constituciones promulgadas por el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor D. Francisco de Roys y Mendoza. Obispado de Badajoz, electo arzobispo de Granada. Vicario General del Real Exercito de Estremadura, del Consejo de su Magestad, etc. Madrid, 1671. Que aparece en la obra de Croche de Acuña . Ibídem, nota 13. Página, 41.

[12] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 11-16, número de inventario 12. Año 1668. Parroquia de Santiago. Salvatierra de Santiago.

[13] Historia de España dirigida por Miguel Artola. Toma 3. Capítulo XI. Página, 411.


[1] Digo polémico porque es cierto, que la Historia de las Mentalidades ha sido y es atacada por ser considerada como una especia de “cajón de sastre” en cuanto a que todo aquello que no corresponde a lo económico o a lo demográfico, debe ser encuadrado como mentalidades.

[2] Aspecto que no deja de ser curioso pues, como oficinas productoras y generadoras de documentación, las cofradías nos ofrecen originariamente tipos y series documentales que deberían de estar completos, pero el descuido y el grave problema que ha supuesto siempre los archivos parroquiales hacen que hoy, estas fuentes estén muy mermadas.

[3] Por ejemplo, en ningún momento este trabajo pretende explicar las cofradías exclusivamente desde el punto de vista de la Semana Santa, sus imágenes, desfiles procesionales, número de cofrades o largas listas de mayordomos y cargos diferentes.

[4] Como archivero parroquial en la iglesia de San Pedro Apóstol, la documentación concerniente a un total de nueve cofradías se reduce exclusivamente a las cuentas de las fábricas, no existiendo ni libros de regla, ni libros de asiento de hermanos, ni bulas de dispensación, ni otro tipo documental. Tengo constancia en otros archivo parroquiales de la comarca montijana, en los que ocurre exactamente igual e incluso peor, pues no hay información de ellas.

Mar 042014
 

José Antonio Sánchez de la Calle.

1.- Introducción.   El presente trabajo pretende poner de relieve el compor­tamiento de la mortalidad infantil en el norte de Extremadura a lo largo del período comprendido entre 1800 y 1970. Para ello se ha creído conveniente estudiar la variable en dos ámbitos. Por una parte el urbano, representado por Cáceres capi­tal y Plasen­cia, la segunda ciudad en importancia de la provincia. Y por otra el rural, identificado por la comarca del Valle del Jerte, el Valle del Alagón (Montehermoso, Aceituna y Guijo de Galisteo) y Malpartida de Cáceres. Asimismo, se pretende marcar las diferen­cias existentes entre uno y otro ámbito en cuanto a la intensidad de las crisis demográficas y su efecto en las defunciones infantiles. Creemos que la muestra puede resultar significativa y, en cierto modo, una aproximación al comportamiento de la mortalidad infantil en la región extremeña.   Los datos utilizados en este estudio aparecen al final en forma de anexos y han sido extraídos de los Registros Parro­quiales, el Registro Civil y diversos Censos y Padrones. Los restantes valores brutos y tasas proceden de diver­sos autores ([1]). Conviene también poner de manifiesto la falta de homogeneidad entre los diferentes datos  utilizados (tanto valores brutos, como tasas, períodos, años…), lo que obliga a veces a extraer conclusiones con mucha cautela. 2.- La mortalidad infantil en el siglo XIX.         A lo largo del pasado siglo, Extremadura, al igual que el resto de España, pasó por una serie de situaciones críticas para su población: guerras, epidemias, inestabilidad política, crisis de subsistencias y obreras… Estas coyunturas desfavorables dejaron sus huellas en la demografía en ocasiones de manera muy marcada, si bien la intensidad de las mismas no fue homogénea en las diferentes zonas estudiadas.   Ya a comienzos del siglo XIX (1803-05) tuvo lugar una fuerte crisis de subsistencias que afectó particularmente a los párvulos de las dos ciudades más importantes del norte extremeño. En Efec­to, Cáceres y Plasencia muestran una elevación de las tasas brutas realmente significativas. En dos parroquias de la primera (San Juan y Santiago), la mala coyuntura eleva las defunciones de la primera década a un promedio de 615,3 por mil. En la segun­da, las parroquias de Santa María y San Pedro triplican los valores de los años anteriores. No se dispone de datos para los diferentes ámbitos rurales. El elevadísimo precio alcanzado por el trigo en casi toda la provincia durante el bienio de 1804-05 fue la causa de esta crisis agraria; y, aunque algunos especialistas como G. Anes (1970: 233) no están de acuerdo en considerar real la citada crisis, lo cierto es que su fuerte in­cidencia pone de manifiesto la falta de abastecimiento de algunas zonas del interior peninsular y la necesidad de importarlo de zonas productoras.   Sin embargo, parece fuera de toda duda que no hay nada de ficticio en el hecho de que una mala cosecha genere en los casos cacereño y placentino una subida del precio del trigo del orden de un 242 y 286%, respectivamente. Y que el resultado se traduzca en un importante aumento de defunciones infantiles. Es de sobra conocido que los organismos más débiles sufren los primeros la ausencia de alimentos.   Cuando los efectos de esta crisis aún no habían desapareci­do, la Guerra de la Independencia vuelve a ensombrecer el panorama. Y, aunque parece comprobado que las dos ciudades no sufrieron con violencia la dinámica bélica, las consecuencias posteriores fueron las causantes de que entre 1811 y 1812 se registrase una nueva crisis de subsistencias. En esta ocasión, resultó más perjudicado el núcleo placentino, por cuanto la ciudad fue ocupada doce veces por el ejército francés, sufriendo numerosos impuestos, derramas, pillajes y extorsiones (Sánchez de la Calle, 1994: 70-71).   Los datos insertos en el Anexo reflejan esta diferencia. Entre 1811 y 1820, los cocientes infantiles ascienden al 456 por mil en Cáceres, mientras que los placentinos se colocan en el 480. Y eso que en la primera ciudad se ha considerado muerte infantil a los menores de siete años, mientras que en la segunda se aplica esta categoría a los menores de cinco. Obsérvese, por otra parte, las  altas tasas placentinas entre 1811 y 1813, lo que parece confirmar la hipótesis del mayor impacto de la crisis.   Las décadas comprendidas entre 1820 y 1850 contemplan un discurrir más sosegado de la variable analizada. En efecto, tras los críticos momentos vividos por la población en los tres prime­ros quin­quenios se produce una fase es­tacionaria e, incluso, en algunos momentos, un descenso en el número de óbitos infantiles. Los datos de las dos colaciones cacereñas arrojan unas tasas de 499, 443 y 475 por mil para cada decenio. Mientras que las pla­centinas se sitúan en el 201, 278 y 286, respectivamente. La diferencia, como puede aprec­iarse, es considerable. En este sentido  conviene hacer hincapié en el hecho de que estas cifras no son definitivas, sino tan sólo una aproximación, puesto que no se cuenta con todas las parroquias de ambas ciudades. Pese a ello, es posible que las tasas placentinas no estén demasiado alejadas de la realidad, puesto que en momentos críticos los cocientes se disparan. En 1831-32, con motivo de unas afecciones fe­briles, la tasa alcanzó un valor de 716 por mil; y en 1834, la epidemia de cólera provocó 484 muertes de párvulos por mil. De todas formas, las diferencias entre ciudades  pudieran estar motivada por la mayor o menor afluencia de ex­pósitos a las Casas Cunas respectivas. En la cacereña se recogían todas las criaturas abandonadas al sur del Tajo, mientras que la de Plasen­cia admitía a las procedentes del norte del río ([2]).   En el ámbito rural merece comentarse el paralelismo seguido por la mortalidad infantil en Plasencia y en el Valle del Jerte en la prim­era mitad del siglo XIX: elevada en la primera década, moderada en las siguientes, y un nuevo ascenso a partir de los años cuarenta.   Los años cincuenta contemplan una subida generalizada de las muertes infantiles en casi todos los ámbitos del norte extre­meño: 615 por mil en Cáceres (para las dos parroquias citadas), 480 en Plasen­cia, 501 en el Valle del Ala­gón y 434 en Malpartida de Cáceres. Las plagas de langos­ta, las malas cosechas, las epi­demias y las crisis agrarias están en el origen de este compor­ta­mie­nto. Tan sólo la cri­sis de subsis­tencias de 1857 hizo subir la tasa anual en Plasencia al 959 por mil, en el Valle del Jerte al 964, y en Malpartida de Cáce­res al 618. Y eso teniendo en cuenta que en esta última localidad la mortalidad infantil está comprendida entre 0 y 1 año, mientras que en Plasencia y el Valle la amplitud va de 0 a 5 y de 0 a 7. Conviene precisar que en algunos pueblos del Valle, como El Torno, Cabezuela, Jerte, Cabrero y Piornal, la crisis se vio agravada por una fuerte epidemia de viruelas que hizo dispararse los valores infantiles (CRUZ REYES, 1983: 120). Y lo mismo puede deci­rse de Montehermoso y de Aceituna (CLEMENTE FUENTE, 1988: 77-80)   La década siguiente fue testigo de un acercamiento entre los valores cacereños y placentinos (564 y 599 por mil, respec­tivament­e). Y ello a pesar de que en este período se incluye como difuntos infan­tiles a los finados entre 0 y 10 años cacereños. Lo que da una idea de cómo las epidemias (fundamentalmente fiebres) y la crisis agraria de 1868 golpearon con fuerza en la ciudad del Jerte. En 1864 y en 1869 las tasas se elevaron al 1005 y 717 por mil respec­tivamente. En los ámbitos rurales los cocientes se situaron en 501 para el Valle del Alagón y en 408 para Malpartida de Cáceres, si bien en este último núcleo, en 1869, se alcanzó la cifra de 539 muertes por mil para los niños de menos de un año; por lo que habría que aumentar la citada cifra, teniendo en cuenta que se está comparando con grupos de 0 a 5 y 0 a 10. No se dispone de datos para el Valle del Jerte pero, teniendo en cuenta que 1860 (tasa de 625%) fue para esa comarca un año crí­tico, es muy posible que los valores decenales no bajaran del quinientos por mil.    Los últimos treinta años del pasado siglo presen­ciaron un recrudecimiento de la mortalidad infantil y un retorno a la mortalidad catastrófica. Las tasas brutas cacereñas se colocan, para las tres décadas, en el 627 por mil, mientras que las placentinas se quedan en 487. El ámbito rural, por su parte, muestra unos valores del 461 por mil en Malpartida de Cáceres y del 501 en la comarca del Valle del Alagón. Los pueblos jerteños poseen unos valores que oscilan en torno al 450 por mil, si bien en algunos años pun­tuales, se produce una eleva­ción marcada (732 en 1887).       Varias causas se dan cita a la hora de explicar estos valores, entre las que merecen citarse los repetidos ataques epidémicos. En 1874 se produjo uno de viruelas que afectó a una ex­tensa zona del norte provincial, especialmente a la capital y a Plasencia (cuya tasa alcanzó un 592 por mil). También los diferen­tes núcleos rurales analizados sintieron la afección, en especial­ Malpartida de Cáceres, cuya tasa se disparó hasta el 509 por mil (en 1876 y en 1878 el ataque volvió a repetirse, lo que disparó los valores al 669 por mil). En 1883 la viru­ela reaparece con virulencia en Plasen­cia, cuyas tasas se disparan hasta 818 por mil. No se ha podido comprobar en los otros núcleos es­tudiados la presen­cia del morbo, si bien es cierto que los valores brutos de la mor­talidad general experimentaron una subida. En todos los ámbitos rurales se observa una subida de la mortalidad general e infantil, aunque no se poseen datos a la hora de cuantificarla. Esto es debido a que algunos autores como Cruz Reyes y Clemente Fuentes han prescindido de las series numéricas y se han limitado a la representación gráfica.   Y, junto a la viruela, el sarampión fue otro morbo que mayor número de vidas infantiles arrancó en el pasado siglo. La intensidad de la epidemia sufrida por la zona en 1887 hizo alcanzar cotas verdaderamente trágicas en las tasas infan­ti­les. En Plasencia se llega al 974 por mil; los pueblos del Valle del Jerte alcanzan los 732 por mil, en Malpartida de Cáceres los 506 (a pesar de que sólo se contabilizan como pár­vulos los menores de un año), y en Guijo de Ga­listeo se alcanzó el récord: 1.333 por mil. En Cáceres sin embargo  no ha podido constatarse la presencia de la enfermedad   En 1885 se produjo el último asalto colérico en el marco nacio­nal (NADAL OLLER, 1985: 150-154), pero al igual que en 1864, la zona objeto de estudio no sufrió su embate. Lo que sí continuaron estando presentes fueron las enfer­medades infectocon­tagiosas, como la viruela  y el saram­pión, a las que deberían sumarse la meningitis, el paludismo y otras gastr­ointestinales que unas veces funcionaban como endémicas y otras como epidémicas.   Además de este tipo de morbos, existieron otros causados por las crisis económicas. A las ya citadas crisis de subsisten­cias de 1857 y 1868 habría que sumar ahora los efectos de la negativa coyuntura de finales de siglo. En efecto la crisis obrera de 1898 tuvo como consecuencia la falta de trabajo para amplias capas de población, el aumento del precio de los artículos de primera necesidad, la exten­sión de la pobreza, el hambre y, en última instancia, una elevación de los valores de mortalidad. En Cáceres  capital se eleva la tasa de mor­talidad general, que pasa del 24 al 45 por mil, y también la infantil: si para el decenio 1888-97 el cociente era de 549, los años comprendidos entre 1898 y 1900 lo hacen subir hasta 586 por mil. En Plasencia el momento se sufre con cierto retraso: los 331 por mil de 1898 se convier­ten en 573 en 1899.   Sin embargo, a la hora de buscar el efecto de esta crisis en el ámbito urbano, descubrimos que el impacto no fue tan marcado. La evolución de la mortalidad infantil en el Valle del Jerte pone de manifiesto un sensible descenso de valores y tasas. No disponemos de series, pero sí sabemos que los cocien­tes infantiles entre 1897 y 1900 oscilaban entre 223 y 229, lo que evidencia una posi­ble ausencia de crisis finisecular. Y algo parecido ocurre en varios pueblos de la comarca del Alagón, pues la tasa muestra también una tenden­cia descendente ([3]). Por último, los valores de Malpartida de Cáceres muestran, asimismo, un comportamiento bastante parecido al de los anteriores núcleos rurales.       Vemos, pues, un primer elemento diferenciador de los marcos urbanos (o semiurbanos) y rurales a finales del pasado siglo. Si bien es cierto que algunos adelantos higiénicos, sanitarios y  médicos actuaban preferentemente en los mayores núcleos de población, también lo es que los medios rurales se encuentran mejor abastecidos que los urbanos en períodos de crisis de subsis­tencias, lo que se traduce en una mejor alimentación y, consecuentemente, en una menor probabilidad de enfermar y fallecer. Así pues, si la mortalidad infantil es uno de los fenómenos demográficos más sensibles frente a cualquier tipo de crisis, y el grado en que éstas afectan al alza de su tasa es uno de los mayo­res indicadores de la intensidad alcanzada por la misma en el campo económico-social, parece claro que, al descender las tasas del entorno rural, habrá que concluir afirmando que su efecto fue muy limitado en las edades infan­tiles.         3.- La mortalidad infantil en el siglo XX.   Al­gunos especialis­tas se han encargado de demostrar las notables diferencias int­er­provinciales existentes en la mor­tali­dad infan­til (A­rbelo Cur­belo, 1962). En este sen­tido, Extremad­ura es una de la regio­nes más retrasad­as, pues sus valores son muy elev­ados en relación con otras regi­ones y la media nacional. De hecho, en la mayor parte de los diversos núcleos estudiados, al des­cen­so de la mor­talidad gene­ral no cor­responde un retroc­eso paral­elo de las de­fun­ciones de pár­vulos. La causa de esta sin­gularidad estriba en la pres­en­cia de elementos que suponen una con­tin­uidad de la dinámica mantenida en el siglo XIX.   Durante la primera década la zona objeto de estudio pasa por momentos delicados. Entre 1904 y 1905 se obtuvieron malas cose­chas, a consecuencia de adversas condiciones climato­lógic­as, seguidas de crisis alimenticias, lo que provoca un incremento de las defunciones. En Cáceres y Plasencia se aprecia la su­bida perfectamente. Sin embargo, tanto en el Jerte como en el Alagón la crisis apenas tuvo importancia. En una situación intermedia aparece Malpartida, lo que parece demos­trar de nuevo que la falta de alimentos básicos afectaba más seriamente a los ámbitos urbanos que a los rurales. Y no es de extrañar que así fuera pues en coyunturas críticas el abastecimiento presen­ta mayor dificul­tad en las ciudades que en el campo.    Unos años más tarde, en 1909, se declara una epidemia de sarampión que incide seriamente en los dos principales centros urbanos cacereños. Las defunciones placentinas aumentan en un cincuenta por ciento, mientras que las cacereñas lo hacen en un treinta. En la zona del Valle hubo un alza im­posible de cuan­tificar por el momento; en el Alagón, existe constancia del citado ataque en Montehermoso, con 29 víctimas; y en Malpar­tida no se detecta el morbo. De nuevo la  mayor virulencia se observa en los núcleos importantes.   El decenio 1911-1920 será testigo de varios hechos des­tacados. Nuevamente el saram­pión afecta de forma marcada a la ciudad del Jer­te, haciendo ascender las defun­ciones infantiles casi el 80%. También el Valle es testigo de esta infección, pero en los demás ámbitos analizados no aparece.  Más importancia tiene las repercusiones económicas de la Primera Guerra Mundial sobre la zona y la posterior epidemia gripal. Los factores que determinaron la mortalidad infantil en estos años fueron la especulación y la escasez de subsis­tencias. En todos los núcleos analizados se repiten las quejas por el elevado precio de las materias primas alimen­ticias. Como consecuencia de las expor­taciones masivas destinadas a las poten­cias europeas contendien­tes, se produjo una carestía de la vida seguida de pertur­baciones. El trigo, el aceite y la carne fueron algunos de los artículos que acabaron siendo racionados (al menos en Cáceres y Plasen­cia) ([4]). Parece lógico que, en estas condiciones, fueran las edades más débiles quienes sufrieran en mayor medida el impacto del hambre. En la capital provincial los óbitos infan­tiles aumentan el 50%, y en  Plasencia, el 30%. En pueblos como Montehermoso y Guijo de Galisteo las crisis de mortalidad general alcanzan una inten­sidad de 80 según la fórmula de Hollingsworth, y hacen que las tasas del decenio sean supe­riores a las de 1900-1910. En el Valle del Jerte los picos de la mortalidad infantil son responsables de que las tasas del decenio apenas desciendan diez unidades respecto al anterior. Sólo Malpartida parece no reflejar intensamente la crisis (20% de mortalidad extra).   Estos factores analizados se vieron reforzados por la epidemia gripal de 1918-1920, complicada por brotes de tuber­culosis, tifus e infecciones gástricas, lo que ayuda a com­prender la elevada mortalidad infantil con la que se cierra el decenio. En este punto conviene recordar la presencia de las respectivas Casas-Cunas en las dos ciudades más importantes, lo que contribuía a incrementar las ya de por sí elevadas tasas infantiles. Téngase presente que las condiciones en las que los acogidos en esas instituciones se encontraban no eran demasiado favorables para la superviven­cia, especialmente la placentina.   La década comprendida entre 1920 y 1930 muestra una baja significativa de los valores infantiles (véase gráfi­co). Tanto los nacionales como regionales y provinciales ex­perimentan un marcado descenso. También Plasencia se une a esta tendencia, al igual que los otros núcleos rurales. Este decenio se afirma como un período de transición en cuanto a la variable estudiada. Las mejoras en las condiciones de vivien­da, higiene, alimentación y el abandono de las prác­ticas tradi­cionales de lactancia infantil están en el origen de esta dinámica; hasta el punto de que contribuyeron a conseguir avances espectaculares. Sin embargo, el segun­do quinquenio en Cá­ceres presencia una eleva­ción de sus valores brutos. Es posi­ble que tal diná­mica guarde relación con el tras­lado de la Casa Cuna placen­tina a la cap­ital, lo cual haría as­cender el número de muer­tes infantiles.   El descenso en el ámbito rural está muy relacionado con el desarrollo de la asistencia sanitaria y las mejoras notables que en esta época se produjeron. Estos cambios pasan por la creación de los denominados Centros Primarios y Secundarios de Higiene, así como por la puesta en fun­cionamiento de gran número de Dispensarios repartidos por toda la provincia. Dentro de la segunda modalidad merece citarse la actuación del Instituto Nacional de Higiene de Alfonso XIII. Este centro jugó un papel importante en la lucha contra el paludismo, enfermedad muy arraigada en la zona del Alagón, el Valle del Jerte y en Malpartida. Y no sólo lucha y profilaxis de este morbo, sino también en todo lo referente a información y divulgación de materias  higienico-sanitarias, saneamiento del medio, char­las, etc, ([5]). A prin­cipios de los años treinta se pusieron en fun­cionamiento los Centros Primarios de Higiene Rural en la prov­incia cacereña y en 1932 dieciséis municipios contaban con algún edificio. Su principal cometido, aparte claro está de la lucha an­tipalúdica, consistía en la inspección sanitaria escolar, la higiene ma­ternal e infan­til, el análisis de laboratorio y el tratamiento sin­tomático de la sífilis y la tuberculosis. El médico local era el encargado de desarrollar la labor, por lo que el Insti­tuto Provincial de Higiene realizaba cursillos para capacitar y reciclar a los profesionales de los diferen­tes Centros Rura­les.   La década de los años treinta es testigo de un nuevo descenso de los valores infantiles. Sin embargo, la verdadera baja se produce en el primer quinquenio, pues la Guerra Civil dispara las cifras de nuevo. En efecto, la contienda afectó intensamente a las condiciones de vida: escasez, subalimen­tación, carestía y enfermedades fueron las causantes de que las defun­ciones infantiles se incrementaran un 50% en Cáceres, un 100% en Plasencia, un 40% en Malpar­tida, y porcen­tajes parecidos pueden detectarse para las comarcas Jerteña y del Alagón.     La creación del Centro de Higiene Infantil en la capital contribuyó al descenso de las tasas urbanas cacereñas, pero se vio ensombrecida por las dificultades y privaciones de la guerra y la posguerra. Sin embargo, este hecho dramático no oculta que el retroceso de la mortalidad general debe mucho a la caída de la infantil, hasta el punto de que la primera no se entiende sin la segunda. En Plasen­cia, por su parte, des­taca la creación del Dispensario Antipalúdico, el de Higiene Mental y la encomiable labor realizada por el Instituto Provincial de Higiene, que puso en marcha una serie de servicios que afectaron positivamente a los niños (Dispensario Escolar de Maternología, puericultura, garganta, nariz, oído, antituberculoso, odontología, der­matolog­ía, etc. Todos estos servicios eran gratuitos) ([6]). El resto de los núcleos también tiene un descenso de óbitos infantiles, debido a la labor de los órganos y centros antes cita­dos (Ins­titu­tos, Dispensarios, etc.) lo que implica la existencia de una mejor infr­aestructura en el campo de la higiene y la s­ani­dad.   Entre 1940 y 1950 los óbitos infantiles caen inten­samente en los núcleos urbanos. Y eso a pesar de que las con­secuen­cias de la guerra se alargaron en el tiempo. En efecto, si los años de lucha fueron duros y conflictivos, peores fueron los de posguerra, como lo demuestra la punta de sobre­mortalidad de 1941 y 1944-45. El primero de ellos fue el año del «hambre», cuyas cifras alcanzaron cantidades semejan­tes a las del siglo XIX. Las defunciones cacereñas se doblaron y las placentinas alcanzaron el 50%, al igual que las de Malpartida; y en las comarcas jerteñas y del Alagón, las cifras alcanzaron cotas para el período 1941-45 cercanas a las ob­teni­das durante la crisis del finales de siglo pasado. A partir de entonces, el alza se produce de forma puntual, pero ya no tiene un com­ponente general que afecte a toda la zona norte: como el de 1945 en Plasencia, el de 1946 de Malpartida y Cáceres, o el de 1947 en el Valle del Jerte.   En el medio urbano continúan las mejoras médicas, me­diante la instalación del Instituto de Maternología y Pue­ri­cul­tura, la apertura de nuevas clínicas, la difusión de an­tibióticos y la generaliza­ción del Seguro Obligatorio de En­fer­medad. En el campo el descenso es menos rápido pero continuo, debido a los factores señalados, a los que habría que añadir la introducción revolucionaria de la penicilina a mediados de los años cuarenta.   Las dos últimas décadas se caracterizan por una continuidad del descenso de los valores infantiles. En efecto, desde 1950 la variable desciende continuamente de for­ma imparable, con alguna excepción coyuntural. La zona norte de Cáceres entraba ya de lleno en un nuevo régimen de mor­ta­lidad infantil (como veremos después con el análisis de las tasas correspondientes). Estos veinte años conocieron una importante extensión de las mejoras farmacológicas. La generalización de la penicilina fue seguida de la irrupción de la estreptomicina, e interesantes mejoras en la alimen­tación, la vivienda y la higiene pública y privada en los centros urbanos como Cáceres y Plasencia. Sin olvidar los importantes avances en la calidad de vida, lo que indudable- mente tiene repercusiones en la mor­tandad infan­til.   También en el ámbito rural la reducción de las muertes infantiles constituye la tónica dominante. Ese descenso pone de manifiesto la incorporación de las comarcas jerteñas, del Alagón y de  Malpartida a las condiciones sanitarias del país, así como el cambio profundo que en el mundo rural supuso la Seguridad Social, las mejoras alimenticias y el mayor nivel de vida que se traduce en un alargamiento de la vida media. La dependencia del medio natural y la indefensión médica, sanitaria e higiénica que existía en estas zonas en tiempos pasados quedaban superadas en los años setenta.         4.- Las Tasas Brutas de Mortalidad Infantil en el Siglo XX.     Antes de proceder al estudio de las Tasas Brutas de Mortalidad Infantil es preciso señalar algunas peculiaridades de las mismas. Por una parte, la falta de datos completos regionales y de la zona del Alagón. Por otra, conviene tener presente que la mayoría de los ámbitos analizados reflejan la mortalidad de los infantes menores de un año, a excepción del caso placentino y del Alagón que incluye a los menores de 5. Un comentario aparte merece las tasas del Valle del Jerte, pues su cuantía hace dudar de su validez y mantener la sospecha de no ser correctas. Es muy posible que durante los dos primeros decenios puedan oscilar en torno a esas can­tidades, pero es difícilmente aceptable que entre 1921 y 1930 las defunciones bajen al 97 por 1.000. Por este motivo, la serie jerteña será utilizada en los primeros veinte años del presente siglo para, desde entonces, cuantificar simplemente su marcha, sin establecer com­paraciones con otros ámbitos.   La gráfica muestra que los valores placentinos aparecen muy por encima del resto desde comienzos de siglo por varias causas. Por una parte está la mayor cantidad de muertes recogidas en el escalón de 0 a 5 años, a lo que debe unirse la existencia en la ciudad de una Casa-Cuna y un Hospicio. Ambos elementos podrían justificar en buena medida esa elevación. Pero es preciso añadir la fuerte incidencia de las crisis de principios de siglo para acabar de comprender esos cocientes. Desde 1900 hasta 1930 las tasas placentinas permanecen prácticamente por encima de las demás, aunque seguidas de cerca por las de los núcleos rurales del Valle del Alagón y, más lejanas, las de Malpartida de Cáceres. Todo el conjunto del Norte de Cáceres queda por encima del nacional, regional y provincial. Las diferentes coyunturas críticas por las que atravesó el norte cacereño afectaron fuertemente a la variable infantil, como lo demuestra el hecho de que las tasas provinciales están por encima de la media extremeña. Las malas cosechas, las crisis alimenticias, los ataques epidémicos, la carestía de la vida y, en última instan­cia, las consecuencias de la guerra europea, aparecen como causantes de esa sobremortalidad de párvulos.    Los años veinte son testigos de un descenso importante de las tasas: la nacional lo hace casi en un 20%; la de Cáceres capital en un 30; y los pueblos del Alagón y Malpar­tida, en un 26 y 20%, respectivamente. La buena coyuntura económica por la que atravesó la Dictadura de 1923 a 1930 contribuyó, asimismo, a asentar las bases de este compor­tamiento demográfico. Sin embargo, Plasencia baja sólo 10 puntos, un valor muy cercano al extremeño y provincial (9 y 8%). Obsérvese que sus cocientes superan ampliamente incluso a los de los núcleos rurales. De nuevo la ciudad del Jerte vuelve a mostrar un comportamiento diferenciado en función de las causas expuestas para los dos decenios anteriores, a lo que debe unirse la presencia hasta 1925 de la Casa-Cuna y los difuntos infantiles de 0 a 5 años.   De 1931 a 1940 continúa la tónica de descenso generalizado en todos los ámbitos. Sin embargo, estos años presentan un doble cariz: por una parte el primer quinquenio refleja una baja muy importante de los cocientes; y por otro, el alza de las defun­ciones infantiles producida por la guerra. Pese a ello, el descenso es general, destacando sobre los demás los valores placentinos que sufren una pérdida de casi el 60%, frente al 17 de Cáceres, 14 del Alagón y 11 de Malpar­tida; es decir, muy cercanos a la media nacional (14%). Por su parte, las tasas provinciales pierden un 26%, la misma cantidad que la región. En este punto aparece ya una dualidad campo-ciudad, representada por los dos principales núcleos provinciales, frente a los otros rurales: los cocientes urbanos y semiurbanos aparecen más reducidos que los rurales. La creación de centros como el de Higiene Infantil y los Centros Primarios de Higiene Rural dedicados al mejoramiento de la sanidad pública en la época de la II República son, en muy buena medida, los causantes de este descenso. Sin embargo, todas las cifras del norte cacereño, en unión con las regionales, se mantienen por encima de la media nacional, lo que da la pauta del subdesar­rollo de la zona.   Durante la década de los cuarenta se producen mejoras médicas y se crean Institutos de Maternología y Puericultura y nuevas clínicas, lo que redunda en el control de las tasas de las muertes infantiles. De nuevo la ciudad del Jerte muestra el descenso más acusado (47%), frente a la capital (10%) y los ámbitos rurales (9 y 35% para el Alagón y Malpartida, respec­tivamente). Por primera vez las tasas de las dos principales ciudades se igualan, a pesar de que la placentina engloba a las edades de 0 a 5 años (un fenómeno al que no fue ajeno el hecho de que los primeros valores habían arrancado desde principios de siglos de cifras muy superiores a los de la capital, además de que las dos Casas-Cunas existentes en la provincia se habían unificado en una sola con sede en Cáceres). Y, aunque estas cifras permanecen por debajo de las medias rurales, todavía superan a las provin­ciales y extremeñas  (que descienden el 25%), lo que da una idea del grado de retraso que llevaba la zona norte. Si la comparación se lleva a cabo con España, se observa la gran distancia que separa a unas y otras. La nacional atraviesa por primera vez la barrera del cien por mil, mientras que la extremeña deberá esperar hasta la década de los cincuenta y los sesenta para descender de la centena.   La siguiente década, 1951-60, marca un hito destacado para la variable. Por una parte se producen los mayores descensos de los cocientes a lo largo de toda la serie analizada. En efecto, Cáceres baja un 62%, Plasencia, un 114%, los pueblos del Alagón, un 188%, y Malpartida, un 123%. Esta dinámica es común también al ámbito nacional (83%), pero lo realmente importante es que por primera vez la zona objeto de estudio desciende de la barrera del cien por mil. Podemos hablar de un cambio en el modelo de mortalidad infantil. Un comportamiento de la variable que actúa con retraso en relación al modelo nacional. En estos años a las mejoras médicas, los Institutos de Maternología y Puericultura, clínicas privadas, difusión de antibióticos y generalización del Seguro Obligatorio de Enfermedad, se unen avances en el campo de la alimentación, la vivienda y el vestido, provocan­do un  rotundo descenso de la tasa de mortalidad infantil, como lo demuestran los porcentajes del descenso.   También el medio rural experimentó una considerable recuperación durante estos años. A la mejora de las con­diciones sanitarias sufridas en décadas anteriores se unió ahora un mejor tratamiento municipal de la higiene. En efecto, numerosos puntos negativos de la salubridad local fueron objeto de estudio: calles, fuentes públicas, vivien­das, cementerio y escuelas recibieron especial atención en cuanto a la limpieza, aseo, conservación y desinfección. La higiene personal y alimenticia, por su parte, constituyeron una importante preocupación para las autoridades locales, provinciales y regionales, quienes dedicaron una extensa legislación al respecto. Sin embargo, a pesar de esta caída de valores, las tasas del norte cacereño continuaron superan­do ampliamente a las cacereñas y nacionales (que descen­dieron un 90 y 83%, respectivamente).   El último decenio, 1961-1970, muestra importantes descensos en los cocientes: el cacereño presenta su máximo ahora, con un 68%, mientras que el placentino (110%) refleja un porcentaje cercano al de la anterior década. Malpartida, por su parte, baja un 93% y el ámbito provincial y nacional descienden en un 45 y 71%. Sin embargo, y a pesar de estas caídas, las tasas Extremeñas en general, y del norte de Cáceres, en particular, continúan apareciendo por encima de las nacionales, con unas diferencias importantes. Cuando a principios de los setenta el acceso a la asistencia médica en centros urbanos era un hecho generalizado, todavía sorprende la diferencia entre un 28 por mil de la mortalidad infantil española y ese 50 por mil de la de Cáceres capital. Plasen­cia, por su parte, presenta una diferencia menor (30 por mil), mientras que el ámbito rural, representado por Malpar­tida, se sitúa en una situación intermedia (41 por mil). Si la comparación se establece ahora con el ámbito provincial y regional, la capital se sitúa por encima de los dos, Plasen­cia por debajo y Malpartida ligeramente por encima. De lo anterior parece deducirse que en el subdesarrollo extremeño, incluso en sus centros urbanos más destacados y dotados de servicios sanitarios, continúan existiendo graves deficien­cias de la calidad de vida que no se detectan en otras variables como la mortalidad adulta, pero aparecen claramente en el sensible termómetro de la mortalidad infantil.     5.- Conclusiones.   A lo largo del siglo XIX la mortalidad infantil en el norte de la provincia de Cáceres se ha caracterizado por ser muy intensa. Factores bélicos, como la Guerra de la Indepen­dencia y sus con­secuencias (1808-1814), diversas crisis de subsistencias y económicas (1803-05, 1812, 1844-47, 1857, 1868 y 1898) y, sobre todo, los diversos ataques epidémicos de cólera, sarampión, viruelas, meningitis y diversas fiebres (1832-34, 1854, 1864, 1883, 1887 y 1889), fueron los causan­tes de esa elevada mortan­dad. Casi todos los ámbitos es­tudiados sufrieron en mayor o menor medida estos sin­gulares momentos, si bien las crisis económicas se vivieron de manera menos intensas en las zonas rurales, lo que pone de manifies­to la mayor posibilidad de abastecimiento de estas últimas con relación a los núcleos urbanos. Durante las primeras décadas del presente siglo se siguieron produciendo momentos delicados en la zona, con el consiguiente efecto en las edades infantiles. La viruela, la meningitis y la gripe continuaron presentando caracteres epidémicos (1909, 1914, 1920); y algunas crisis económicas (1904-05) alcanzaron inten­sidades comparables a las del siglo anterior, como la derivada de los efectos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Las siguientes décadas fueron testigos de una importante reducción de la mortalidad infantil (con el paréntesis de la Guerra Civil y algunos años de la posguerra). Los progresos pediátricos y farmacológicos,  por una parte, y los de la puericultura por otro, hicieron posibles unos éxitos sorprendentes; a lo que habría que unir la actuación de los poderes públicos. Los avances médicos, sanitarios e higiénicos hicieron bajar las tasas velozmente. La creación de los Centros de Higiene Infantil en las capitales de provincia y de otros centros en los ámbitos rurales, así como la fun­dación de los Centros Maternales y Pediátricos, a partir de la Ley de Sanidad Infantil y Maternal de 1941, hizo posible que la super­vivencia de los infantes se inten­sificara desde los años cuarenta y, sobre todo, de los cincuenta y sesenta en la zona estudiada.   La evolución de las tasas pone de manifiesto que los cocientes urbanos han sido, en líneas generales, inferiores a los rurales hasta la década de los cincuenta en que se produjo una cierta equiparación. A partir de entonces, los de la capital superan al resto, posiblemente debido a la gran afluencia de mujeres que daban a luz en los diversos centros de atención sanitaria.   Entre 1900 y 1970 los valores descienden en todos los ámbitos. Durante las tres primeras décadas las tasas placen­tinas y rurales presentaron los máximos debido a la mayor cantidad de difuntos recogidos en el escalón de 0 a 5 años (que también se da en el Alagón) y a la presencia de una Casa-Cuna en la ciudad del Jerte. El traslado de la misma a la capital hizo que los cocientes placentinos se redujeran  en los años treinta, e igualaran en los cuarenta a los cacereños. Sin embargo, las cifras analizadas, al igual que las provinciales y regionales, seguían siendo muy superiores a las nacionales. De hecho, mientras que éstas últimas bajaban del cien por mil en los años cuarenta, las extremeñas y las del norte de la región lo hacían en la década de los cincuenta, donde se producen los descensos porcentuales más importantes. Puede decirse, por tanto, que existe un retraso en la transición de la mor­talidad infantil «clásica» a otra más moderno carac­terizada por unas tasas inferiores al cien por mil.   Pero el descenso tan marcado de los últimos decenios no debe ocultar que la mortalidad del norte de Cáceres era en los años setenta, al igual que la extremeña, casi el 50% mayor que la media nacional. Las tasas regionales aparecían como las más elevadas del país, a excepción de la provincia de León. Y si la comparación se establecía con los centros de más de 20.000 habitantes, se observa que tan sólo Canarias superaba ligeramente el conjunto extremeño, lo que ponía en evidencia que el subdesar­rollo extremeño incidía de manera singular en uno de los barómetros más sensibles de las sociedades: la mor­talidad infantil y la permanencia de unos valores superiores a la media nacional.                     

BIBLIOGRAFÍA

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    [1] Los datos de Cáceres capital han sido tomados de CAMPESINO FERNÁNDEZ, A. J, 1982, Estructura y paisaje urbano de Cáceres. Colegio Oficial de Arquitectos Extremeños. Cáceres. Los de Plasencia, de SÁNCHEZ DE LA CALLE, J. A., Plasencia: Historia y Población en la época contemporánea (1800-1990). Asamblea de Extremadura, Mérida, 1995. Los cocientes de los pueblos del Valle del Jerte han sido extraídos de CRUZ REYES, J. L., 1983, Transformación del espacio y economía de subsistencia del Valle del Jerte. I.C.»El Brocense», Cáceres. Las cifras de Montehermoso, Aceituna y Guijo de Galisteo (pueblos del Valle del Alagón) han sido extraídos de CLEMENTE FUENTES, L., 1988. Enfermedad y muerte en tres pueblos cacereños (1850-1950), Cáceres. Por su parte, los de Malpar­tida de Cáceres tienen un doble origen: desde 1850 a 1950, CHAVES PALACIOS, J., 1985. Malpartida de Cáceres, 1850-1950. Economía, demografía y sociedad de un núcleo rural en la Extremadura contemporánea. Memoria de Licenciatura. Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres; y desde 1950 a 1970, SANZ TAMAYO, M. Y., 1978, Malpartida de Cáceres: la transformación de un municipio rural (1900-1976). Memoria de Licenciatura. Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres. Los datos de la provincia de Cáceres, de varias reseñas estadísticas (1957, 1966 y 1975). Los de Extremadura, de GARCIA PEREZ, J., SANCHEZ MARROYO, F., Y MERINERO MARTIN, M.J., 1985. Historia de Extremadura, Tomo IV, Los Tiempos Actuales. Biblioteca Básica Extremeña, Badajoz, y eleboración propia a base de reseñas estadísticas. Por último, los datos nacionales proceden de ARBELO CURBELO, A., 1962, La mortalidad de la infancia en España, 1901-1950. Instituto Balmes de Sociolo­-gía, C.S.I.C., Dirección General de Sanidad, Madrid; y de CAMPO URBANO, S., 1972, Análisis de la población de España. Ariel, Barcelona. También CLEMENTE FUENTES, L. El Paludismo en la provincia de Cáceres. I.C. «El Brocense». Salamanca, 1992.  
    [2] SÁNCHEZ DE LA CALLE, J. A., 1993, «Las exposiciones en el norte de la provincia de Cáceres durante la época con­tem­poránea (1796-1925)». Comunicación presentada en el III Congreso de la Asociación de Demografía Histórica, Braga (Portugal). Inédita.    
    [3] Luisa Clemente Fuen­tes, en su obra Enfermedad y Muerte se encarga de demostrar que la crisis finisecular no tuvo tanta importancia en pueblos como Montehermoso, Guijo de Galisteo y Aceituna.  
    [4] HEMEROTECA MUNICIPAL DE MADRID. Véanse distintos periódicos  extremeños, como La Región, ejemplar del 19 de junio de 1915,  El Liberal Extremeño, del 7 de abril de 1918, El Extremeño,  de 15 de marzo y 18 de diciembre de 1916, o El Regional, del 14 de mayo de 1919.  
        [5] La Comisión nombrada para luchar contra el paludismo en el verano de 1920, estaba encabezada por el higienista y naturalista florentino Gustavo Pittaluga, y desarrolló una  labor intensa en la zona norte de la provincia de Cáceres,  especialmente en los partidos de Navalmoral de la Mata,  Plasencia y Jarandilla de la Vera, declaradas zonas palúdi­cas  por Real Orden de 21 de julio de 1924. Véase CLEMENTE FUENTES, L., 1992, El paludismo en la provincia de Cáceres. Institución Cultural «El Brocense», Cáceres. pp. 101-104  
        [6] Estos datos han sido extraídos de la obra de José Antonio Sánchez de la Calle, La muerte de los niños en Plasencia durante los siglos XIX y XX. Hacia una historia de la Casa-Cuna y el Hospicio, que actualmente se encuentra en fase de publicación por la Editora Regional de Extremadura, depen­diente de la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura.  
ANEXOS

TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD INFANTIL EN CÁCERES CAPITAL,

1801-1870 SEGÚN LOS REGISTROS PARROQUIALES (0-7 AÑOS)

AÑOS

PARROQUIA

 SAN JUAN

PARROQUIA SANTIAGO

MEDIA DE DOS PARROQUIAS

1801 –  1810

587, 1 %

643, 4 %

615,3 %

1811 – 1820

432, 4 %

481,2 %

456,8 %

1821 – 1830

474, 5 %

523,4 %

499,0 %

1831 – 1840

297, 8 %

587,0 %

442,4 %

1841 – 1850

——

474,6 %

474,6  % *

1851 – 1860

598, 5 %

630,7 %

614,6 %

1861 – 1870

575, 0 %

553,4 %

564,2 %

MEDIA

533,5 %

556,2 %

544,9 %

     

TASA BRUTAS DE MORTALIDAD INFANTIL EN CÁCERES SEGÚN EL                      REGISTRO CIVIL, 1871-1900

AÑOS

(0 – 1 AÑOS)

(1 – 10 AÑOS)

1871 – 1877

355, 1 %

306, 7 %

1878 – 1887

386, 1 %

273, 0 %

1888 – 1897

312, 7 %

235, 6 %

1898 – 1900

327, 8 %

258, 0 %

MEDIA

345, 4 %

268, 3 %

 

TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD EN PLASENCIA A PARTIR DE LAS    PARROQUIAS DE SAN PEDRO Y SANTA MARÍA, 1808-1820. (0-5 AÑOS).

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

1808

184 %?

1813

793 %

1817

367 %

1809

219 %?

1814

378 %

1818

215 %

1810

593 %

1815

341 %

1819

182 %

1811

920 %

1816

548 %

1820

245 %

1812

806 %

 

 

M: 1811-20:

480

TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD EN PLASENCIA A PARTIR DE LOS DATOS   DE LAS  PARROQUIAS DE SAN PEDRO, SANTA MARÍA Y SAN NICOLÁS, 1821-1838 (0-5)

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

1821

238 %

1827

242 %

1833

377 %

1822

284 %

1828

94 %?

1834

484 %

1823

17 %?

1829

250 %

1835

164 %

1824

84 %?

1830

361 %

1836

167 %

1825

46 %?

1831

716 %

1837

70 %

1826

235 %

1832

278 %

1838

178 %

   

TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD EN PLASENCIA A PARTIR DE LOS DATOS    DE LAS PARROQUIAS DE SAN PEDRO, SANTA MARÍA, SAN NICOLÁS Y SAN JUAN, 1839-1851 (0-5)

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

1839

189 %

1844

326 %

1848

326 %

1840

161 %

1845

118 %

1849

378 %

1841

86 %

1846

316 %

1850

469 %

1842

182 %

1847

379 %

1851

402 %

1843

281 %

 

 

 

 

 

TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD EN PLASENCIA SEGÚN LOS REGISTROS PARROQUIALES, 1852-1970 (0-5 AÑOS)

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

1852 –55

354 %

1891 – 95

427 %

1931 – 35

199 %

1856 – 60

593 %

1896 – 00

440 %

1936 – 40

197 %

1861 – 65

628 %

1901 – 05

390 %

1941 – 45

168 %

1866 – 70

570 %

1906 – 10

365 %

1946 – 50

102 %

1871 – 75

473 %

1911 – 15

369 %

1951 – 55

73 %

1876 – 80

488 %

1916 – 20

323 %

1956 – 60

53 %

1881 – 85

565 %

1921 – 25

360 %

1961 – 65

36 %

1886 – 90 

529 %

1926 – 30

269 %

1966 – 70

24 %

 

TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD INFANTIL EN EL VALLE DEL JERTE       (1857-1900) (ENTRE 0 Y 1 AÑO)

AÑOS

TASAS POR 1000 NACIDOS

% SOBRE EL TOTAL

1857

344

53, 7 %

1860

275

62, 3 %

1877

277

69, 7 %

1887

337

70, 4 %

1897

223

53, 7%

1900

229

61, 3 %

   

LAS TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD INFANTIL EN EL VALLE

DEL  ALAGÓN

AÑOS

(0 – 1 AÑO)

(1 – 5 AÑOS)

TOTAL

1852 –1859

265 %

373 %

638 %

1860 – 1869

272 %

199 %

471 %

1870 – 1879

264 %

242 %

506 %

1880 – 1889

305 %

186 %

491 %

1890 – 1899

246 %

253 %

499 %

   

LAS TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD INFANTIL EN MALPARTIDA DE       (CACERES, 1855-94) (0-1 AÑOS)

AÑOS

TASAS

AÑOS

TASAS

1855 – 1859

434 %

1875 – 1879

486 %

1860 – 1864

368 %

1880 – 1884

462 %

1865 – 1869

447 %

1885 – 1889

460 %

1870 – 1874

456 %

1890 – 1894

443 %

         

EVOLUCIÓN DE LAS TASAS BRUTAS DE MORTALIDAD INFANTIL, 1900-70

(EN TANTOS POR MIL)

AÑOS

CÁCER

CAPIT.

PLA-SENCIA

JER-TE

ALA-GÓN

MALP. CÁCER

CÁCER

PROV.

EXTRE-MADU

ESPA-ÑA

 

(0 – 1)

(0 – 5)

(0 – 1)

(0 – 5)

(0 – 1)

(0 – 1)

(0 – 1)

(0 – 1)

00-10

244

378

211

375

332

226

217

166

11-20

225

346

200

359

316

216

205

157

21-30

175

315

97

286

263

201

189

133

31-40

150

198

64

251

238

160

150

117

41-50

136

135

25

230

176

127

120

88

51-60

84

63

7

80

79

67

48

61-70

50

30

2

41

4

40

28

 

Mar 032014
 

Marcela Martín Martín.

 Introducción

     Siempre me ha llamado la atención, la vida de mi tío-abuelo, D. Saturnino Martín Moreno, cura Párroco de Casar de Cáceres.

Dada la cercanía de éste lugar con Cáceres, íbamos a visitarlo con cierta frecuencia y siempre me gustaba mirar las estanterías llenas de libros de todas clases.

     El «cuartito», era famoso, tenía muchas cosas, había minerales, materiales de laboratorio, que me impresionaban, no sólo por su aspecto si no también por el olor a ciertos compuestos que se guardaban en aquel lugar, en lo alto de unas estanterías que llenaban la habitación repleta de cosas raras para mí.

     Todo esto era mi concepto, el de una niña, que no entendía de nada.

     Cierto que oía hablar de mi tío-abuelo, y siempre lo hacían alabándolo y poniendo de relieve su gran cultura, su sabiduría en muchos campos de la ciencia. Poseía bastos conocimientos que le

 

 llevaron a hacer por sí mismo descubrimientos en Física,

 Astronomía, Medicina, etc… como por ejemplo «la conferencia

 que dio en el Ateneo de Cáceres en 1929″. La hizo en dos partes:

 

     1ª El Sol, por su luz y calor, es la fuente de toda energía

           mecánica en la Tierra.

 

 

     2ª La luz, a su vez, debe ser considerada y estudiada

         también como fuente posible y directa de electricidad y

         magnetismo, y, como estos agentes, y por su intermedio

         de  energía mecánica.

 

 

     Incluso sobre sus estudios de la hidrografía de la provincia

 de Cáceres, desde donde apuntaba la posibilidad del

 aprovechamiento de los ríos para embalsar las aguas y crear

 pantanos para la riqueza del suelo extremeño.

 

     En cuanto a los minerales, estudió la presencia de ellos y

 juzgó muy importante la cuantía y variedad.

     Sus conocimientos de electricidad quedaron bien patentes

 cuando los de la fábrica dejaban sin luz al pueblo en los

 momentos más necesarios, él mi tío-abuelo, creó su propia luz

 eléctrica ante el asombro de todos; los niños decían: «El señor

 cura enciende la luz eléctrica con una cerilla.» Debía calentar

 los filamentos durante unos segundos.

 

     El no era médico, pero acudían a él para consultarle. En cierta ocasión un enfermo que tenía constantes hemorragias solicitó consejo. La primera cosa que le preguntó es que quería saber lo que había hecho el día que se puso enfermo, y el enfermo, aseguraba que como siempre. Como insistiera mi tío, al final acabó repitiendo lo mismo pero añadiendo «al acabar de comer bebí en la pileta de la fuentecilla…» El sacerdote le dijo, ahora al ir a tu casa tomas un puñao de sal gorda, te la comes y no bebas agua ni nada, ni ninguna otra cosa. por la mañana cuando hagas tus necesidades hazlo en un orinal que me has de traer. Todo se hizo como había indicado y cuando llegó a la mañana siguiente el enfermo, débil por la sangre que había perdido se presentó con la nada agradable carga que al verla el sacerdote le pronosticó su curación que se cumpliría totalmente alimentándose bien y no volviendo a saciar su sed en ninguna pileta. Cosas como estas le llevaban a que creciera su fama y a que respetaran sus conocimientos.

     Preguntado por el mal de aquel hombre dijo que había tragado sanguijuelas que eran las causantes del mal. Que solo tuvo que ver la defecación para saber lo que era.

 

     Todos en casa de mis padres, le teníamos un gran respeto y cariño, nos dábamos cuenta que no era una persona corriente, sino que tenía ese algo que le ponía en el pedestal de la fama en el que le colocaban los demás.

     Su gran figura, su gran tamaño físico, dos metros de altura,  impropio de su época, imponía ya de por si, pero era bondadoso y muy amable con todos.

     Recuerdo mirar hacia arriba y no encontrar casi su nívea cabeza, todo era sotana negra, solo el alzacuellos emergía por su blancura. No digamos cuando se ponía el manteo y el bonete, que sin embargo nunca me llegó a producir miedo. Lo veíamos como lo más natural.       

     Al cabo del tiempo descubrí lo que hasta entonces sólo había intuido, no podía ver las injusticias, sobre todo, con los menos dotados o menos preparados. No le importaba tanto lo que era hacia él personalmente, pero si cuando era abuso a otras personas.

     Después de revisar papeles, de estudiar algunos de sus escritos y viendo como otras personas hablan de él, me he dado cuenta de la importancia de una vida que al mismo tiempo, ha estado al servicio de DIOS y de los hombres. Fueron numerosas las vocaciones surgidas desde su apostolado. He conocido personalmente a cuatro primos que cuando era niña, ellos estudiaban la carrera del sacerdocio, D. Benigno, D. Julio, D. Jaime y D. Pedro. Fue sin lugar a dudas una buena fuente.

 

     He visitado estos días de finales de Junio Casar de Cáceres y he tenido la alegría de saludar a Dª Demetria Tovar Prieto, antigua vecina de mi tío-abuelo, de noventa y un años de edad que nos ha relatado bastantes cosas. Comenta que era una persona fuera de serie, muy respetado y querido por todos. Su hija Mª Carmen también nos cuenta cosas Dice que estos días la gente hablaba del Sr. Cura, se comentaba que este tiempo tan extraño que hacia lo predijo ya él, que existirán cambios climatologicos como así está sucediendo.

     Dª Felisa Tovar trae al recuerdo la fiesta de Pentecostés, su madre comentaba que nadie hablaba del ESPIRITU SANTO de una forma tan elevada como él.

     Comentándole esto a Don Fausto Iglesia, el Sr. Archivero del Palacio Episcopal de Cáceres, ha quedado que si entre los papeles de mi tío-abuelo saliera algo sobre esta «homilía me la haría llegar. Para mi seria importantisimo en este año dedicado al ESPIRITU SANTO.

     Otra de las cosas que cuentan de él, es que cuando había tormenta, se subía a la Torre de la Iglesia para ver y estudiar éstos fenómenos atmosféricos.

     En cuanto a los estudios, era autodidacta, se preparaba en aquello que le era útil. Aprendió francés como otras muchas cosas. 

 

 

Biografía

 

     En el Obispado de Cáceres y en su Archivo se encuentra el Libro 6 de Nacimientos y Bautizos de la Parroquia del Apostol Santiago de la Ciudad de Coria, Provincia de Cáceres, inscrito el bautismo de un niño el 30 de Noviembre de 1859, al que se le da el nombre de Saturnino, hijo de Lucio Martín y de Juana Moreno donde se manifiesta que ha nacido en Coria el 29 del citado mes de Noviembre y año 1859. Que es hijo legítimo. Que sus abuelos paternos eran Eugenio Martín, ya difunto y Ángela Gallego naturales y vecinos de Coria. Abuelos maternos, Alonso Moreno, ya difunto natural de Coria y Ramona Martín natural de Morcillo.

     Son los padrinos del niño Casiano Suarez y su mujer Justa Peña vecinos así mismo de Coria.

     Cura Ecónomo: Antonio Iglesias.

 

     Con estos datos da comienzo una vida, una vida que va a estar marcada por una entrega a Dios y a los hombres.

     Desde su vocación sacerdotal se va a convertir en el representante de los hombres ante Dios, fue sencillo y vivió en ese lugar consciente de su tarea, cumpliéndola con gran celo.

     Cuando él nació no había Juzgados para inscribir los nacimientos y ese menester lo asumía la Iglesia.

     No se cosas de su niñez. Sé que tuvo un tío sacerdote, D.Tomás Moreno Martín que debió ser quien le animara para ir al Seminario.

     Debió estar en el Seminario de Coria entre los años 18.. y 1882.

     Cantó Misa el día 10 de Enero de 1883 en Coria, en la Iglesia Parroquial del Apostol Santiago siendo Bachiller en Sagrada Teología.

     Por fortuna guardamos un impreso de la invitación de su 1ª Misa de la que adjunto fotocopia.

     Según he podido enterarme estuvo de sacerdote en Calzadilla hasta su nombramiento como Párroco de Casar de Cáceres. debió simultanear sus estudios de licenciatura en Sagrada Teología.

     En el Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Coria de fecha 8 de Marzo de 1892 vienen los nombramientos de la provisión de Curatos de la Secretaría de Cámara del Obispado.

           Circular.

     En virtud de las propuestas elevadas al Regio Patronato por nuestro Excmo. e Ilmo. Prelado para proveer a curatos vacantes en esta Diócesis, por el Ministerio de Gracia y Justicia se ha comunicado de Real Orden a S.E.Ilma., que S.M. el Rey (que Dios guarde), y en su nombre S.M. la Reina Regente del Reino, se ha servido hacer los nombramientos siguientes:

           Para los Curatos de Término.

     Hay tres nombramientos y el cuarto «de la Asunción de Casar de Cáceres a D.Saturnino Martín Moreno» y después hay seis más.

     Acaba el escrito: Lo que de Orden de S.E.Ilma. se publica en éste Boletín para conocimiento y satisfacción de los interesados; previniéndoles de la misma orden que en el término de quince días a contar desde la fecha, manifiesten en esta Secretaría de Cámara si aceptan o no el Curato, para que han sido nombrados, expresando a la vez si les conviene que por éste mismo Centro se les obtenga la real Cédula de su nombramiento, cuyos derechos e importe de agencia se adelantará por esta Secretaría.

          Coria 7 de Marzo de 1892. Dr.Juan Cisneros, Canónigo               Secretario.

                      D.Luis Felipe Ortiz y Gutiérrez

                      Obispo de Coria.

          Papa en 1892: León XIII.

 

     La toma de posesión de la Parroquia de la Asunción de Casar de Cáceres por parte de mi tío-abuelo se llevó a cabo el 9 de mayo de 1892.

     El primer bautizo que realizó figura en el libro 27, Folio 113 y vuelto nº del bautismo el 88 con fecha 25 de mayo de 1892.

     Se bautiza a un niño al que se le pone el nombre de Santiago Mauricio, hijo de Juan de la Iglesia y Abdona.

     Firma como cura párroco: Saturnino Martín Moreno.

     La primera boda la hace el día   de   

     Así mismo el primer enterramiento se realiza el  de Junio de 1892. Libro nº 13 de Defunciones, Folio 105 y vuelto siendo el difunto Nicolás Moreno Colo.

 

     Hace un reglamento del Cementerio de los Santos Mártires de la Parroquia de Casar de Cáceres, San Fabián y San Sebastián.

     En el capítulo I indica su pertenencia, su carácter. Propiedad de la Iglesia «Santa María de la Asunción».

               Casar de Cáceres 10 de Noviembre de 1908

                     El Párroco

                     Lic. Saturnino Martín Moreno

               Siendo Obispo de Coria D.Ramón Peris Mancheta.

 

     La primera Santa Pastoral Visita se realiza con fecha 24 de Octubre de 1894. Se declaró abierta ese día a las 7 de la tarde por el Ilustrisimo Sr.D.Ramón Peris y Mancheta Obispo de Coria a quien acompañaba el Sr.Secretario de Cámara que lo era también de visita y del Canónigo D.Juan Cisneros representando el Cabildo Catedral.

     Habían acudido a las afueras de la población las autoridades religiosas y civiles y pueblo en masa observando al efecto las prescripciones litúrgicas.

     El Párroco es el Licenciado D.Saturnino Martín Moreno y los coadjutores D. Marceliano Díaz y D. Críspulo Andrada Pozo.

     Hay cinco mil almas, en las cuales hay mil de Comunión y dos mil cumpliendo con el precepto Pascual.

     Hay establecidas las Cofradías y Asociaciones de Hijas de María, Apostolado de la Oración, Conferencias de San Vicente de Paúl, de ambos sexos, la Corte de María, Vera Cruz, Animas, y San José.

     La fábrica del Templo está bien pero hay necesidad de un repaso en los tejados.

 

     Capillas públicas las hay de los Santos Fabián y Sebastián, la de la Soledad, la de Santiago, la de San Bartolomé, la de la Encarnación, la de la Virgen del Prado y la del Hospital.

     Item que en la administración del Sacramento de la Penitencia, se use la estola morada.

         Item que se ensanchen las ventanas de la Sacristía y Baptisterio, y que en este se coloque un cuadro del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo y se sustituya la puerta de madera de entrada a dicho Baptisterio con una verja de Hierro.

         Item no permita bajo ningún concepto el señor Cura Párroco, se claven puntas en los Retablos de las Capillas.

         Item retire los cuadros de papel. Que con la prudencia que le caracteriza retire las imágenes que no sean dignas de veneración, así como las flores artificiales con las que adornan el Sagrario y Custodia del sacramento.

         Pide fomenten la devoción a Jesús Sacramentado y Comunión frecuente; que el señor párroco tenga una intervención directa en las Cofradías y Asociaciones, debiendo redactar proyecto de Reglamento de Mayordomias que presentara para su aprobación.

         Esta Acta y Mandamiento fue leída al Sr. Cura Párroco y los Sres. Coadjutores en la Casa Rectoral donde tan dignamente se ha hospedado S.S.I. de que Certifico + Ramón, Obispo de Coria.

 

Nota.-  En la esquina inferior izda. hay un sello del Obispado de Coria y en la esquina inferior dcha. se encuentra algo escrito y firmado de forma ilegible.                                   

 

     Un acontecimiento importante en su vida, fue la llegada a la casa rectoral de su sobrino Tomás, hijo mayor de su hermano Silvestre. Niño de tan solo cuatro años de edad, era el año 1895.       Le llevaron a la Iglesia al niño y le enseñaron el Santo Cristo de la Ventana y Tomás lo miró por espacio de un tiempo marchandose solo a la casa cural donde dibujó al Señor como él lo vio ante el asombro de todos, porque la virtud de aquella Imagen   era que amedrentaba a los niños, raro era el que no lloraba ante El. Tomás fue una rareza. Paseaba el tío Saturnino orgulloso con el dibujo del niño enseñándolo por el pueblo. Con el tiempo, su sobrino pintó el paño de la Verónica con el rostro de Jesús

     Debió ser muy estricto en la educación del sobrino y le haría estudiar bastante porque puedo aseguraros que Tomás, mi padre, fue un estudioso empedernido de Extremadura, se quedó siempre en ella para estar cerca de su tío y seguir sus investigaciones de la tierra que le vio nacer.

    

     Se preocupó D. Saturnino que la Parroquia tuviera libros y fue creando una biblioteca, esto facilitó a los jóvenes su preparación

 

     Otra de las Santas Visitas Pastorales, la de 1900, nos recuerda como el Sr. Obispo, Ramón Peris y Mencheta, manda que se cumpla lo mandado en el Sínodo respecto a las Catequesis.

     También pide que el Párroco de orden que en los Purificadores se borde una cruz según se previene en los sinodales.

 

     En 1925 otro Sr. Obispo, D. Pedro Segura y Sáenz le anima a que llegue la gente del pueblo a la Iglesia a través de las distintas Asociaciones, Cofradías etc. y así mismo piensa que para paliar la ignorancia de la gente se debe incidir en la Catequesis de niños y adultos.

 

     Van pasando los años y Tomás se marcha a estudiar el Bachillerato a Cáceres, estando de pupilo en casa del capellán de la Cárcel, amigo de mi tío Saturnino. Las notas son muy buenas y por ello se marcha posteriormente a Madrid para empezar la Carrera de Ciencias Exactas. También cumple el Servicio Militar.

 

     Coria el año 1913, el 10 de Septiembre en concreto cuando escribe el tío Saturnino a su sobrino y le pide se encargue de conseguir una certificación de estar excluido por completo del Servicio Militar, un joven llamado Pedro Nolasco Roldán Gutiérrez, para en cuanto lo tenga proceder a su matrimonio. Aprovecha para pedirle le justifique gastos que realiza en Madrid en sus estudios.

 

     Le pide en carta de 30 de Octubre de 1913 que le envié los nombres, apellidos y direcciones de los Profesores así como sus ideas religiosas.

     De la fiesta del Ramo le dice le enviará cosas apetecibles como rosquillas, perrunillas y otras vituallas.

 

     Con fecha 31 de Octubre de 1913, contesta el tío Saturnino a su sobrino. Que tienes mucho trabajo ya lo sabia yo. Pero ese es nuestro patrimonio: trabajar y trabajar con tanta fe y entusiasmo, como intensidad para ser mañana, si puede ser, un Newton o un Huygenz, un hombre en fin de esos que son el orgullo más legítimo de su familia y de la raza humana, no menos que de su patria.

     Si a tanto no pudieras llegar, quédate en más bajo escalón pero alto siempre, si no el más elevado; tu patria, tu tío tu madre y tus hermanos tienen derecho a pedir esto de ti ya que para llegar a ese resultado no te escasean ni escatiman los medios dentro de la pobreza de que disponemos.

 

     10 de Enero de 1914. Querido sobrino visto el gasto de la casa por la obra que ha habido que hacer, se me impone como necesidad perentoria e imprescindible poner coto y remedio en los gastos.

     Por tanto te íntimo que en los tuyos moderes todo lo posible y que procures acostumbrarte al rancho para que lo comas, cuando menos, la vez que menos te disguste y que prescindas de salir a dormir fuera del Cuartel aunque tengas permiso.

 

     24 de Abril de 1914. Querido Tomás: Con Ramón se te manda algo de cecina, y él te entregará una peseta que manda la mujer de Apolinar, la ha traído para ti.

     Si puedes proporcionate por ahí pintando, escribiendo artículos para periódicos, enseñando, o de cualquier otra manera para tus gastos pequeños, yo haré un esfuerzo y te enviaré cinco reales diarios.

     La Sra. Manuela Domínguez acaba de entregarme otra peseta para ti. Ponle una cartita dándole las gracias, que bien acreedora es a tu gratitud con este obsequio que te hace.

 

     30 de Mayo de 1914. Querido Sobrino: Hace días gentes venidas de San Isidro han dicho que te has examinado; yo aun no lo se de cierto, porque no lo se por ti.

     ¿Que hay?, ¿te has examinado?, ¿que día?, ¿y si es así, has salido bien?, ¿con que nota aprobaste si has aprobado? Contesta sin falta a vuelta de correos. Tu tío.

 

     31 de Mayo de 1914. Querido sobrino: Con el dador Cristino (apellido ilegible) a quien en lo que te sea posible acompañarás y ayudarás en lo que le lleve a esa, te envío treinta pesetas, por el mes de junio y para que le puedas convidar a Cristino.

     Con esta misma fecha le encarga le compre para que se las lleve Cristino camisetas de verano para lo que le enviad las medidas. Ancho 40, largo 77, y mangas 90 con puños.

     Como puede observarse casi cada día tiene encargos que realizar para su tío.

 

     30 de Septiembre de 1914. Es una desgracia, mañana serás un mediano doctor, porque no habrá quien se haga cargo de la circunstancia en que has hecho la carrera; solo se tío las notas malas y medianas, no el cuartel.

     Pagaré con gusto mayor pupilaje y haré otros dispendios para que vistas y calces, con tal de que tengas tus tiempos de estudio y clase perfectamente libre del servicio del cuartel.

 

     3 de Octubre de 1914. Querido sobrino: Acabo de recibir tu carta de ayer, que contesto.

     Quiero que te pongas del todo a pupilo, noche y día en casa de D. Clemente y que dejes el cuartel y la oficina; ¿Como? Eso tu verás; si no lo puedes conseguir todo, consigue algo; ¿que es eso del pase? Si este te proporciona la asistencia a clase y horas de estudio, venga el pase. ¿No podrías pedir licencia por 40 días y prorrogarla luego por otros 40? Te quedarías en Madrid y ya tenías casi tres meses de asitencia;después ya veríamos.

     Compra los libros de segunda mano, si los encuentras; sino los hallares, comprarlos nuevos.

 

     21 de Noviembre de 1914. Querido sobrino:…Para evitar esa vejación de la Instrucción, pones una solicitud al ministro,…

     Puede ser así:

     Excmo. Sr. Ministro de la Guerra.

     Tomás Martín Gil soldado, …(lo que sea) Ante Vd. con el debido respeto expone:

     Que es estudiante del tercer año de Ciencias, Sección de Ciencias Exactas y que a consecuencia del Servicio Militar del cual por pobreza no puede excusarse en la forma legal actual,está realizando su carrera con grandisimo trabajo, y a costa del lucimiento que pudiese tal vez haber tenido en esa desgraciada circunstancia, viéndose además obligado a dejar asignaturas para los exámenes extraordinarios, todo lo cual se traduce en pérdidas morales y materiales.  

     Como si esto no bastara, ahora después de no poder estudiar de noche en el cuartel, y tener cuatro horas diarias de oficina en el Ministerio, el Sr. Coronel me obliga a asistir a los actos de instrucción que quiere que realice el Regimiento por las tardes, con lo cual me quita el único tiempo que tenía para dedicarme al estudio y continuar mi carrera.

     Suplico a V.S.: primero, que me exima de asistir a esos actos de instrucción, segundo que me facilite para dormir fuera del cuartel.

     Gracias que no dudo obtener.

 

     Como podemos ver por las cartas del tío, su preocupación por el sobrino es bastante, a la menor cosa le escribe y no solo le pide le haga encargos sino que se interesa vivamente por sus estudios.

     Ha pasado casi un año y ya en 1915, concretamente el 19 de Octubre, el sobrino le escribe en estos términos:

     Mi querido tío: Muy verdad lo que Vd. me dice en la suya. Yo también encuentro elevados los gastos en cuestión mas han sido indispensables y por lo tanto no he podido menos de hacerlos. Esto en cuanto a la cantidad en si misma.

     No hay porqué comprar el Hoüel ni el Rubini porque además de estar agotados y por lo tanto tenerlos que pedir al extranjero siendo caros los hay en la Biblioteca Nacional donde pienso acudir a medida que los necesite pues ayer lo hice y me resultó bien aparte de que yo además del Duhanue tengo el Sturm y Batuecas me prestará el Pascal que es un libro muy moderno y creo yo ha de tener muchas cosas de las que el programa exige.

     Casarrubias creo yo que se ha excedido en el precio…lo del notable le habrá decidido a poner las 15 en lugar de las 10 que yo creí siempre que me llevaría.

     Ya me fijé en que la casa que Vd. me decía era la de don Román del Campo y a esa fui a preguntar lo de las chapas de zinc y galvanizado…

         Tengo muy poco tiempo para estas cosas por lo que le diré. Me levanto a las 7. Estudio la Mecánica hasta las 10 que voy a clase, de 10 a 1 tengo que estar en la Universidad. Cuatro días a la semana tengo que ir a clase de 3.30 a 5 (Complementos); luego después de comer hasta esa hora es tiempo que necesito para estudiar. En esa clase suele poner el profesor de 6 a 7 problemas diarios para hacer en casa y casi todos complicados para mi que no estoy muy fuerte, por falta de practica en calculo de integrales. Por tanto en una vuelta que de las 5 a las 7 doy es en la que puedo hacer sus encargos y ayer perdí el tiempo pues fui a una de las fabricas y no saqué nada en limpio. Hoy iré alguna de las que están mas cerca. Desde las 7 a las 8 estudio astronomía, ceno, estudio algo de lo que mas me hace falta y a las 11 me acuesto.

         Los Domingos iré después de Misa a la Biblioteca a copiar el Hoüel y el Rubini y por la tarde saldré con Batuecas pues me conviene por ser un chico que me aprecia, estudia mucho y estar hecho un hombre de ciencia que será profesor en cuanto menos se piense. Así quizás me indique algo, me oriente, me procure relaciones etc…

         Los lunes por la mañana no hay clase ¿Pero y los ejercicios de cálculo que haya acumulado? (para el próximo 18). Excusado será el decir a Vd que se lleva toda la mañana y algo mas si hubiese.

         Por tanto yo rogaría a Vd tenga todo esto en cuenta para disculpar mis faltas en hacer con puntualidad sus encargos. El Sr. Castizo tiene la costumbre de llamar para salir a la pizarra a los que están preparados y es necesario por tanto levantarse todos los días o la mayor parte de ellos .

         Yo le prometo poner toda mi buena voluntad al servicio de mi inteligencia para reducir gastos y sacar todo el provecho posible de mis estudios.

         Sin mas por hoy reciba Vd un abrazo de su sobrino que le quiere de corazón   Tomás.»

 

         Esta carta del sobrino nos deja entrever como es esa relación entre los dos, en ambos casos prevalecía en ellos la nobleza, el respeto y sobre todo el cariño.

         Una vez acabada su carrera de ciencias, en su rama de Exactas, y acabado su Servicio militar, el sobrino vuelve al Casar de Cáceres y como profesor va a Almendralejo y luego a trujillo a la calle Zurradores, así dice una tarjeta que participan su boda a los amigos.

         La Boda se celebra en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista y la oficia mi tío Saturnino autorizado por el Sr. cura Párroco D. Fernando Jiménez, era el 14 de Diciembre del 1918.

 

         Su vida en la Parroquia fue fecunda y creativa, respetando y fomentando las tradiciones arcaicas como la Fiesta Mayor del  lugar llamada el «Ramo», de la que escribe por el año 1943 Tomas Martín Gil sobrino de Don Saturnino lo que el dio en llamar «Motivos Extremeños» y nos cuenta con su ágil pluma si no se inspiraría el famosísimo D. Miguel de Cervante en esta fiesta cuando describe las Bodas de Camacho en el segundo toma de la historia del Ingenioso Hidalgo, en el capitulo XX, donde podremos leer que se colgaban de los árboles «…liebres sin pellejo, gallinas sin plumas…» Mas adelante describe las llamadas «frutas de sartén». No nos cabe duda que D. Miguel de Cervantes era muy devoto de Nuestra Señora de Guadalupe, que visitó Extremadura he hizo la preciosa novelita extremeña que nos cuenta en el Persiles.

         Estoy completamente de acuerdo con mi padre, D. Tomás Martín Gil al afirmar que no salo quedan en los pueblos españoles los monumentos y ruinas de piedra en sus edificios; documentos apolillados y de enrevesada lectura, en sus archivos. Quedan aún rezagadas en las costumbres muchas reminiscencias de las viejas edades. Todo en si tiene una lectura que sirve para demostrarnos la antigüedad de todo ello.

         El «Ramo» en si es más o menos así, sigo escribiendo sobre lo que mi padre decía: «La cofradía es la de Animas y la fiesta se celebra el ultimo domingo de Agosto o el primero de Septiembre.

         Los preparativos son sencillos. Fijada la fecha del «Ramo» se pasa invitación a las autoridades, eclesiásticas y civiles, así como a las familias y amigos del mayordomo y diputados de la cofradía. Un par de días antes comienza en la gran cocina de campana y en el corral de la amplia casa labradora, la confección de platos. Otros vendría de regalo, ofrenda hecha por los devotos a las Benditas Animas…Poco a poco tío allí surgir, y no por encanto, la parda tarta borracha, de fino bizcocho, que luego de cocida será mojada en almíbar y recubierta de canela; las rosquillas de alfajóc, rellenas de miel; perrunillas, los rizos y coquillos, bien doraditos en el mejor aceite y luego bañados en miel y espolvoreados con azúcar molida, al igual que las floretas y las clásicas roscas llamadas de <<muerte en dulce>>; el morisco escabeche de tencas, con el sabroso caldo azafranado; los pollos blancos o asados; los conejos en salsa…

         El carro de mulas del mayordomo irá por la tarde del sábado al monte y traerá cuatro robustos y altos ramos de encina, verdaderos árboles, que serán clavados ante la puerta de la casa, con el fin de dar apacible sombra a la mesa y servir de soporte a ofrendas diversas: jamones, lomos entelados, chorizo de la cuerna, gallinas sin desplumar, palomas, etc.

     Se coloca una ancha mesa bajo las encinas, se acota el espacio, entre ellas comprendido, con las barrocas, pesadas y útiles bancas casareñas. Y, al llegar cierta hora de la tarde, luego de terminar las vísperas y el rosario en la Parroquia, se congregan y sientan ante la mesa, ya lindamente aderezada, las autoridades y la cofradía. Presiden el párroco, el alcalde y el mayordomo. Asiste en este acto, bien el animero, si lo hay, o, en su defecto, el voz pública. Por cierto, que el arte y la buena disposición de la mayordoma y diputadas se sumarán para hacer de la mesa un magnifico bodegón, o naturaleza muerta.

     Rodeados de un abigarrado y numeroso público, comienza la subasta. Compran todas las cosas y se las comen en pandilla.

 

     La cofradía de ánimas, sale desde el día de Año Nuevo hasta Reyes. Van el mayordomo y cuatro diputados con capas antiguas por la noche y van de casa en casa tocando campanillas. Al llegar a las casas cantan: Las ánimas de esta casa quien las pudiera llevar volando como palomas a la corte celestial.

     O también: Las cuentas de tu rosario son balas de artillería que tiembla todo el infierno al decir Ave María.

     Luego los obsequian con ricas viandas y bebidas y en una cesta  que llevan les echan dinero.

     El día de Reyes se acaba haciendo la visita a la casa del mayordomo donde también se toma refresco y se cuenta lo conseguido esos días que han salido por las casas.

     Un domingo de Mayo y otro de Noviembre hacen fiesta por las ánimas. Marca la Cofradía para el año entrante. A los sacerdotes le llevan una bandeja de roscas de pan.

 

     Las anécdotas en su vida de párroco en Casar de Cáceres las hay y valgan como muestra algunas cosas que él mismo nos contaba.

     Cierto día se presentaron en su casa un hombre y una mujer, húngaros, cuya apariencia era lamentable y a él le dio miedo que fueran a robar o a pedir pero ante el mayor de sus asombros lo que hicieron fue darle una limosna, desde entonces siempre decía que las apariencias engañan.

         Cuando hacia los sermones en la Misa los hombres se salían y un día mandó al sacristán a que cerrara para que no pudieran entrar hasta que el les mando aviso. Desde entonces no volvieron a salirse.

         En la Iglesia Parroquial de la Asunción y en la capilla del Santisimo, llamada de D. Rodrigo Pérez, Arcediano de la Ciudad de los Reyes de Perú, hay en su parte izquierda una placa de mármol conmemorativo del homenaje que le hace el pueblo de Casar de Cáceres con motivo de cumplirse los 50 años como Párroco en este pueblo.

                   El pueblo de Casar de Cáceres a su venerable Párroco

                   D. Saturnino Martín Moreno en el aniversario de la

                   toma de posesión de esta Parroquia en prueba de

                   agradecimiento afecto y respeto.

Casar de Cáceres 9 – V – 1942

         Recuerdo perfectamente este día 9 de Mayo de 1942 en que el pueblo le hacia un homenaje a mi tío-abuelo. El día amaneció para todos pronto porque nos teníamos que ir al Casar para acompañarlo y como éramos muchos, pues nos fuimos preparando todos y llenos de entusiasmo salíamos camino del Casar.

         Nada mas llegar allí, el ambiente festivo nos emocionó sabiendo que todo era por nuestro tío. Entramos en la casa y todo relucía y había bastante gente preparando la comida que se iba a servir allí mismo, varias mesas, los mejores manteles y bonita vajilla y las servilletas eran tan grandes que me pusieron una a la hora de la comida, situando un pico sobre el escote del vestido, otros dos en la cintura, hacia atrás, el otro pico tapaba parte de la falda del vestido. El vestido era marrón, tono medio, no era claro, pero tampoco oscuro, era lo propio para la fiesta a que asistimos .

         La Iglesia, estaba igualmente brillante y ya lucia la placa conmemorativa del homenaje.

         Cuando llegó el Señor Obispo, Monseñor Fray Francisco Barbado Viejo con su familiar que creo era Don Avelino Pérez , fuimos hacia la Iglesia para oír la Santa Misa y de ese momento me queda el recuerdo de ir mi tío apoyado sobre el hombro de Don Avelino, a su lado el Señor Obispo y los cuadjutores, uno era Don Saturnino el Pequeño. Al llamarse los dos Saturnino el pueblo en su sabiduría llana y sencilla les decía; Don Saturnino el Mayor y Don Saturnino el Pequeño.

         Todo el tiempo lo pasamos de emoción en emoción que duró hasta bien tarde. Como el coche que nos llevaría a Cáceres tuvo que llevar a otras personas con las que había un compromiso, nuestra familia hicimos el regreso a casa en un carro, en el del Sr. Domingo Rey, amigo de mi padre. Acoplaron algunas sillas, para que se sentara mi madre y luego mi padre y alguna de mis hermanas mayores y los demás nos acoplamos como pudimos. Es cerca, pero tardamos bastante en recorrer el trayecto. Cierto que aunque estábamos cansados no dejábamos de cantar y de reír por nada, comentamos muchas cosas del día pero algo que nos impactó es que el Señor Obispo, sentado en el sillón de mi tío, puso en un par de dedos de mi hermana la pequeña, 4 años, el anillo pastoral y la hizo que nos lo diera a besar a todos los hermanos.

     Cuando el carro salía de Casar de Cáceres nos acompañaron un buen trecho los amigos de mi hermana Pepi, a quienes animó el hermano de mi padre José, para que dieran la vuelta  porque empezaban a alejarse del pueblo

 

     Con solo 5 años de edad se llevó el tío a Casar de  Cáceres a mi hermana Marina Julia y vivió allí con él bastantes años hasta que por razones de salud se tuvo que volver a casa. Vivió una experiencia fuerte porque ella sufría por no estar con sus padres y hermanos. Visto desde la óptica de hermanos nosotros pensábamos que ella se lo estaba pasando muy bien y podríamos incluso quejarnos que Julia tenía muchas cosas, juguetes por ejemplo. Nosotros como éramos seis en casa acababan los juguetes   por romperse y ella tenía siempre todo nuevo. La educación hacia ella fue mas estricta que la nuestra y le guardaban todo y solo era una niña. Creo que debió haber situaciones en las que ella nos envidiara porque entre todos nos lo pasábamos muy bien y nosotros a ella pensando que en la forma en que vivía era feliz, para nosotros era la elegida, la de la suerte. La lástima es que era de carácter apocado. A mi me llevaban con el tío pero era tan contestataria y llorona que al día siguiente me llevaban a casa otra vez. Me quedaba dormida llorando y a gritos llamaba a mi madre. ¡Cuanto debí hacer sufrir a mi hermana Julia! porque si yo me hubiera quedado allí, ella podría haber vuelto a casa y estudiar al mismo tiempo que disfrutaba de sus padres y hermanos. No es extraño que mi padre no se diera cuenta de la situación porque él mismo desde los cuatro años vivió allí con su tío, entonces creo que eso lo encontraba hasta natural, pero a mi madre se le notaba la pena escondida en su corazón. El resto de sus hijos con ser muchos, no le borrábamos la falta de esa niña que era además la más obediente y dulce, la que se parecía a ella.                

                               

     Se ha desgranado el rosario de una vida y ha sido fecunda, austera, humilde, paciente. Me ha gustado ahondar en los recuerdos pero sobre todo en los escritos, en los testimonios, porque hasta hace cinco o seis años no sabia yo que a mi tío le apodaban «el sabio». Fue otro sacerdote el que me lo dijo y yo tuve que reconocer que llevaba razón.

 

     A medida que iba envejeciendo fue perdiendo la vista y teníamos que leerle y escribir las cosas, porque ya no podía, y hay una persona que le ayudó mucho en este sentido, D. Félix Sánchez Domínguez, sacerdote, fue además quien le administró los últimos Sacramentos muriendo el día 12 de Mayo de 1949.

     Fue enterrado en el cementerio local en una sepultura, segunda en cuanto a la altura, en la pared, en un nicho. Figura encima de la lápida el número 18 y luego hay en la parte izquierda inferior: Póliza número 1. Es que él compró su tumba al hacerse el Cementerio.La inscripción es la siguiente:

     Don Saturnino Martín Moreno, Sacerdote,

  fue cura Párroco de Casar de Cáceres. Falle-

  ció el 12-V-1949, a los 89 años de edad y

  57 de Párroco.

     Para su familia él aún vive y hablamos de él sobre todo cuando queremos recordar lo que cada uno puede contar, sus recuerdos más entrañables.

 

     Cada vez que visitaba Casar de Cáceres me enseñaba a hacer solitarios con las cartas y cuando le parecía me tiraba el bonete sobre la mesa y las cartas descolocadas caían en tropel al suelo y acababa teniendo que recogerlas.

     Me solía llamar Pitonisa (Hechicera) yo no sabia lo que aquello quería decir pero por su tono me gustaba oirselo.

     Un día, ya después de estar ciego, me quedó asombrada cuando me pidió, en la segunda estantería, en el estante tercero y por la derecha coge el tomo segundo de…(no recuerdo el título) y me lees, en la página 9 los renglones del 10 al 15, bueno, mejor será que escuches para ver si pone lo que te voy a decir. Me relataba aquello del libro sin perder ni una sola letra. En otras ocasiones había que repetirle las cosas y las memorizaba para cuando luego nos indicaba algún trabajo que había que hacerle.

     Dos años antes que él, murió su sobrino Tomás y esto le sumió en una gran pena, había que animarle, nosotros que estábamos transidos de dolor teníamos que sobreponernos y hacer lo posible para que no se apoderase de él la tristeza.

 

Su obra

 

     Quizá sea ostentoso decir «su obra» cuando solo quiero traer al recuerdo una que ya nombré al principio de esta comunicación. Eso si creo que es lo suficientemente importante para considerarla con un poco de detenimiento y se podrá ver la capacidad de su autor.

         Pronostico distintas cosas que luego se han hecho realidad.

         Ofreció su trabajo con la siguiente dedicatoria. «Al Eminentísimo Señor Cardenal Arzobispo de Toledo Dr. D. Pedro Segura Sáenz. En testimonio de gratitud y acendrado cariño dedica este pequeño opúsculo.

                                               El autor.»

 

         Primera parte

         El Sol, por su luz y calor, es la fuente de toda energía mecánica en la Tierra.

        

                  La luz, a su vez, debe ser considerada y estudiada también como fuente posible y directa de electricidad y magnetismo, y, como estos agentes, y por su intermedio de energía mecánica.

         La primera parte ha sido introducida como consecuencia de una observación hecha por mi sobrino Don tomas Martín Gil; no es hipotética, sino absolutamente cierta y exacta.

         La segunda es el verdadero y principal tema, no así; contiene una idea que debe sujetarse a la experiencia para comprobarla, y es la idea, que yo trato de traducir a la realidad.»

         Su tema lo comienza así:

     Soy de todos los miembros de esta asamblea el menos autorizado para hablar en público el lenguaje científico.

     Y hablaré, porque bullen en mi cerebro ideas, que no valdrán tal vez para nada; pero si algo fueren y para algo valieren, no quiero que se me pudran en el alma o en el cuerpo, y me ha entrado comezón de comunicarlas al mundo.

 

     El tema:

     La luz es fuerza; la luz es poder; la luz es potencia.

     En este Ateneo se ha hecho un gran elogio a eminentes sabios sobre el valor de la fuerza para desarrollar las múltiples y variadísimas artes de la fotografía en colores vitrificados.

     Mas lejos iría, si os recordase la fuerza del viento, hija de las isobaras, nieta del sol, por ende, verdadero Eolo, que los trae y los lleva por donde se le antoja. Todo debido a su calor.

     Contemplad los terribles ciclones, los espantables huracanes… Débiles cañas son los árboles más robustos…cabañas las casas más suntuosas.

     Los saltos de agua. También es esta fuerza hija del calor del sol.

     i la potencia dinámica de los vientos es fuerte y a menudo violentísima, las de los ríos, arroyos, manantiales, cascadas, cataratas, no le cede en vigor porque además de enorme, es continua.

     El salto de agua que por su altura en los acantilados de la sierra, a pesar de su poco caudal desarrolla grande energía, y os haréis cargo de la potencia hidráulica.

     Pues bien; toda esta energía viene del sol, que con su calor evapora el agua de los mares, levanta las nubes, engendra los manantiales, los ríos los arroyos, los cuales, en incesante circulación, regresan otra vez al mar…que no redonda; ad locun unde exeunt flumina, revertuntur ut iterum fluant. Eclesiastés 1, 7.

     Traducido es: Todos los ríos van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los ríos van, allá vuelven a fluir. (Biblia de Jerusalén)

     El sol es padre de esta potencia.

     Si hiciésemos que éste se vaya enfriando… que de siglo en siglo se acentúe su tinte algo melancólico y un tanto cadavérico… dejemos que poco a poco, por la falta, siempre creciente, de calor y luz, vayan languideciendo las plantas; si hacemos que los mares vayan produciendo cada vez menos vapores, y escaseen las lluvias… y no se receben las fuentes como es debido, y no se desarrolle el verdor de la vegetación… todo irá muriendo poco a poco; el hombre y los animales desaparecerán… se helará el mar y acabará en la tierra  todo signo de vida, todo movimiento, toda energía.

     Por último, todo se abrillanta con la consideración de esa cantidad de fuerza almacenada en estado potencial entre los estratos del terreno carbonífero, constituyendo ella muchos de esos estratos en forma de hulla, de la cual solo una parte muy pequeña ha estado al alcance  del hombre, y continua estando en cantidad cada vez menor, se teme su agotamiento, y se buscan los saltos de agua y las fuerzas del viento en vista de las exigencias de día a día crecientes de la industria. Ya veremos que esta potencia es debida, no al calor del sol, sino a su luz.

    

     En nuestra patria el silurio ocupa grandes extensiones de terreno, y sobre todo en Extremadura alta; pues su tercio o cuarto inferior, llamado en Inglaterra «piso de Llandeilo», que fue separado de él por el gran geólogo inglés Lyell con el nombre de «cambrio», va desde las estribaciones de la montaña hacia el Norte, y forma todos los terrenos de Casar de Cáceres, a la derecha de una línea irregular y tortuosa, que pasa por el mismo pueblo, separatoria de las sienitas y granitos cristalinos que corren por la izquierda de la misma.

 

     En ninguna de las pizarras cámbricas de esos terrenos he logrado encontrar fósiles.

     Corre más adelante esta inmensa faja, y dejando a un lado la sierra de Cañaveral, con sus macizos graníticos, flanqueados de algunas cuarcitas y de esta misma pizarra, se presenta en los cuestos de Cepeda y Mínguez entre Portage, Torrejoncillo y Coria; reaparece en Calzadilla y Casas de Don Gómez, dejando atrás  el terreno diluvial y de los terraplenes de Coria y su vega de formación lacustre, para reaparecer sus potentes estratos en las primeras estribaciones de la sierra de Gata.

     …………………………………………………

     Por espacio de más de un siglo, han marchado, en virtud de la energía del sol, todas nuestras escuadras militares, todos nuestros buques mercantes, todos nuestros ferrocarriles, y han funcionado todas o casi todas nuestras máquinas industriales. Toda esa energía ha salido del Sol, de su luz.

     Resulta que durante la función vital de los vegetales, de absorber y descomponer el ácido carbónico, se fija carbono en ellos, y de esta manera la luz del sol creó esos inmensos almacenes de energía, que hemos podido antes considerar.        

     Hasta aquí la primera parte: el calor y la luz solar, son fuentes de energía mecánica.

     Sigue diciendo mi tío como reflexión. Siempre he sacado gran fruto de mis trabajos intelectuales, de manera que, sin grandes viajes, sin pisar las aulas de los liceos y de las academias, no siendo el modestísimo Seminario de mi ciudad natal, he logrado archivar en mi cerebro gran número de ideas: unas, ciertas; otras, problemáticas, aguardando la sanción de la experiencia y de la ciencia, y útiles todas.

     Soy como Baathelemy, el numismático aquel a quien se preguntó alguna vez como pudo hacerse con la riquisima colección de medallas y monedas que poseía, contestando con gran aplomo:

     -Me han regalado algunas; he comprado otras, y las demás las he robado.

     Yo adquirí algunas ideas en las cátedras, otras me las han suministrado los libros, las de mayor importancia y la mayoría de todas ellas las he adquirido en la meditación.

 

 

     Segunda parte.

 

Para explicarnos lo que él llamó segunda parte y principal, comienza haciéndose una pregunta ¿Que es la luz? Dice: no hay cosa más oscura; pero al genio de Cauchy, Yung, Fresnel, Descartes, Huygens y otros se debe que se haya hecho alguna luz en las tenebrosas oscuridades de la luz.

     Gloria a ellos.

     Pasó a la historia la teoría de la emisión planteada por Newton, y defendida hasta su muerte por Biot, su último mantenedor, que falleció en 3 de Febrero de 1862.

         En su lugar ha prevalecido la de las ondulaciones de la cual dicese estar la primera indicación en Aristóteles en su libro De Anima.

         Yo no la he visto clara y volveré a repasar el texto original, por si, mejor observado y estudiado la encuentro allí.

         Aristóteles señalo la analogía entre el sonido y la luz, siendo esta analogía la primera que se establece para el estudio de aquella, hoy, en pleno siglo XX.

         Me he procurado una edición griega del Tractatus de Anima, de Aristóteles, y no veo que se indique en ninguna parte de él el movimiento por ondulaciones de un fluido determinado para explicar los fenómenos auditivos y luminosos. Humboldt (Cosmo tercer tomo, primera parte, página 13,) afirma como cierto que Aristóteles proclamo la visión por medio de las ondulaciones de un medio.

         Nada mas falso.

         Lo que dice Aristóteles, lo dice bien claro es que la vista y el oído originan sus respectivas sensaciones a beneficio de medios interpuestos, sin la existencia de los cuales, no se vería ni se oiría.

         Supongamos un centro de honda conmoción de los átomos de la materia, una reacción química violenta, como la combustión de la madera, por ejemplo, o la del hidrógeno, el carbón y mil otras materias combustibles.

     En el centro de esa vivísima combustión se producen tumultuosamente millones de movimientos vibratorios en desordenado y confuso montón, como cuando se tira una piedra en el agua, en el punto donde cae.

     Poco a poco va templándose el tumulto, y las ondulaciones van regularizándose, como pasa en el agua, hasta que resulta, en medio isótropo, es decir, perfectamente homogéneo, la onda por completo esférica, que progresa con toda regularidad en el espacio.

     Se entiende por «onda» una superficie, que es lugar geométrico en donde están situados los elementos vibrantes, que tienen en un momento dado la misma fase de vibración y están a una cierta distancia del foco. Por rayo, una línea que, partiendo del centro de vibración, va a la superficie esférica de la onda, a la que le es perpendicular. A lo largo de esa línea  vibran los elementos diversos en sus trayectorias con todas las fases de vibración, que podéis imaginaros, empero, con distinta fase de uno al otro contiguo.

     ……………………………………………

     …y demos un formidable salto para transportarnos al inmenso y hermoso campo del magnetismo y de la electricidad, con lo que dase cima y remate a esta memoria.

     Entrando en él nos encontramos con Ampere, Arago, Faraday y otros que dando un primer paso empiezan a multiplicarse los trabajos de los físicos y es Ampere el primero en salir a la palestra. Construye su célebre mesa y estudia las atracciones y repulsiones de las corrientes, hasta apoderarse por completo del asunto, deducir sus leyes y crear la Electrodinámica. Nada dejó de escudriñar.

     En 1820, toma Arago un hilo de cobre recubierto de seda por el que circula una corriente, y observa que, introduciéndolo en una salvilla, que contenga limaduras de hierro, éstas se pegan al alambre, que sale de entre ellas cuajado de filamentos de partículas férreas, pegadas las unas a las otras, formando sartas o rosarios.

     Entonces prueba a enrrollar el alambre alrededor de un fuerte cilindro de hierro dulce, y ve con estupor que, al paso de la corriente, este se imana, atrayendo, con gran fuerza, pesos considerables…; dobla la barra en forma de herradura, arrolla el hilo en ambas ramas, y duplica de este modo la fuerza del hierro.

              Estaba creado el Electroimán.

 

     Para la fuerza desarrollada, es lo mismo que en ambas ramas se haga el arrollamiento en el mismo sentido, o en el contrario.

     El electroimán, cuyas aplicaciones son conocidas de todos, brotó de entre las manos de Arago, doce años después, que brotó la luz eléctrica de entre las de Humphry-Davy (1820)

     Toma Andrés María Ampere un hilo y hace un arrollamiento en espiral en esta forma:

     Dejando un extremo libre, arrolla poco menos de la mitad. Al llegar al medio, deja una espira muy abierta, y continúa la otra mitad del arrollamiento, dejando libre el otro extremo. Vuelve ambos, tangencialmente a las espiras, hacia el centro, o sea: hacia la espira abierta, dobla los cabos para arriba, y, convenientemente  preparados, los hunde en el mercurio de dos tazas en su mesa de experimentos.

     El pequeño aparato, que ha recibido el nombre de «solenóide», queda, después de algunos tanteos, convenientemente equilibrado y en condiciones de girar. Si se le saca de su posición y se le da otra, queda en ella indiferentemente. Pero en el momento de animarlo una corriente, se mueve para ponerse en la dirección del meridiano magnético.

     Si, pasando la corriente, se le desvía de ella, vuelve a la misma, no siendo posible, sino con un pequeño esfuerzo, sostenerle en otra distinta. En esta posición, experimentará atracciones y repulsiones electromagnéticas por parte de otra corriente, o de un imán.

     En efecto; póngase junto al polo norte del mismo, el norte de una aguja imanada, y se rechazarán. Póngase al sur, y se atraerán. Exactamente lo mismo que dos agujas.

     Constrúyase otro solenóide igual, y pónganse próximos. En el momento de animarlos la corriente, se observan atracciones y repulsiones exactamente como si fueran imanes y agujas.

     Con esta nueva serie de experimentos construyó Ampere su célebre teoría del magnetismo, o Electromagnetismo.

     Para este físico, magnetismo y electricidad son una misma cosa.

     El magnetismo es una manera de la electricidad, pero latente, disimulada en los materiales magnéticos.

     Consiste en corrientes, que, en el acero, se conservan subsistentes, aun pasada la acción de la hélice magnetizante, merced a una energía llamada «fuerza coercitiva». Interrumpida la corriente magnetizante, en el hierro no perdura el magnetismo; en el acero, perdura.

     Cada barra de acero imanada, como cada barra de hierro, mientras está ésta bajo la acción imanadora, viene a ser un manojo de solenóides.

     Alrededor de cada partícula de acero, así como de cada una de las de hierro, circula, o puede desarrollarse, una corriente, llamémosla así, infinitesimal.(Corrientes de Ampere).

     Llamo, por de pronto, a estas corrientes, no circulares, sino «cíclicas», pues las trayectorias descritas pueden ser círculos, o elipses, o, en general, ciclos cerrados.

     Cada una de estas infinitas corrientes cíclicas, circulan en diversas direcciones, anulándose por esta razón sus mutuas acciones dinámicas, pues son contrarias y se neutralizan. Mas en el momento en que se arrolla alrededor un hilo de cobre, por el que circule una corriente, todas estas pequeñas corrientes se orientan, circulando en el mismo sentido, en planos paralelos entre sí, y paralelos al de las espiras magnetizantes.

     Estamos ahora en el caso de definir los llamados campos magnético y eléctrico.

     Faraday fue el primero en rechazar las acciones a distancia, para sustituirlas por los efectos realizados en «campos continuos». Maxwell lo aceptó.

     No hizo más que sustituir un nombre abstracto y sin contenido por otro abstracto y también sin contenido; mas supuso la acción continuada en toda la extensión del campo, y en todas direcciones, y todo pasó por bueno.

     Sobre este punto prometo, si tengo salud, una conferencia o memoria, dentro de no mucho tiempo.

     Si un imán se coloca en un punto, derrama en todos sentidos sus efluvios de «líneas de fuerza»; lo mismo sucede a una corriente eléctrica.

     Todo cuerpo conductor, que se acerque a la corriente o al imán, y corte sus líneas de fuerza, verá nacer en sus entrañas una corriente.

     Si un imán se introduce en un solenoide o hilo arrollado en espiras, en éstas se desarrolla una corriente. Si un carrete se introduce en otro carrete, se desarrolla también una corriente.

     Estos fenómenos son, por lo que se ve, reversibles.

     Va a terminar esta memoria.

     Recojamos aquel rayo o manojo de rayos polarizados con polarización circular, porque es llegada la hora de comparar, para deducir la última consecuencia.

     Os he dicho que hace más de veinte años que yo estoy trabajando en estos pensamientos…Ahora os diré que rebasan       el tiempo de mis funciones parroquiales en el vecino pueblo del Casar.                                                                  Instruido en las teorías sobre la unidad de las fuerzas físicas (sobre las que hice discurrir y trabajar a mis alumnos, en mi cátedra de Física del Seminario Conciliar de Coria), tal y como las exponía el abate Moigno y más brillantemente el P. Secchi, discurría yo frecuentemente sobre este asunto, cuando tuve noticia de los experimentos de Morichini, confirmados, según se decía, por Mary Sommerville, de la imanación de agujas de acero expuestas a la luz violada.

     Humboldt, en el Cosmos, volumen cuarto -forma de la Tierra-página 75 de mi edición, al hablar de los experimentos de Morichini y Mary Sommerville, dice que Riess y Moser obtuvieron en estos experimentos «résultats complétement négatifs», citando a Magnetism.

     Pero lo confirma Huggins en su obra Historia de los cielos, «el espectroscopio». Y en una revista española, «Por esos mundos», número 183, abril de 1910, Madrid, en la página 523, se expresa esta misma idea.

     Son más los testimonios en favor, que los en contra, aunque en esta clase de estudios el mejor testimonio es el de l

a experiencia, y hasta podemos afirmar que el único.

     Con estas indicaciones, entré en deseos de experimentar y comencé a practicarlo. Pero, sin recursos y sin medios para establecer tandas de experimentos, y desalentado, por otra parte, al leer en Alejandro de Humbolt los resultados negativos obtenidos por Riess y Moser, desistí de seguir experimentando.

     Hace unos veite años, como ya he dicho, estudiando y meditando sobre la polarización de la luz, que Malus descubrió en 1908, (su memoria es de 1911), observando con un nícol un rayo de luz reflejado en una vidriera del Luxemburgo desde un balcón de su casa, calle d’Enfer, en París, di en pensar en la «posible sólo para mí entonces», polarización circular, ya hacía tiempo descubierta por Fresnel, pero para mí aun desconocida, y de esta meditación y del estudio de las nuevas teorías sobre la naturaleza de la luz, brotó en mí la idea, que va a terminar esta memoria.

     Para Maxwell, la índole de la luz es eléctrica, o sea:

 

     LA  LUZ  ES  UN  FLUIDO  DE  NATURALEZA  ELECTRICA

 

     Así como el magnetismo es una forma de la electricidad, la luz es otra. En una palabra:

 

               LA LUZ ES ELECTRICIDAD.

     Esto está hoy en la mente de la inmensa mayoría de los físicos.

     Luego, si es electricidad, disponiéndola convenientemente, debe producir los efectos de la electricidad.

     Tomemos, pues, ahora un «rayo polarizado circularmente». Ya hemos visto que consiste en una infinidad de átomos etéreos o electrones, que es lo mismo, dotados de un rapidisimo movimiento circular en planos paralelos, y cuyos centros están todos alineados en una línea perfectamente recta, que es la dirección del rayo. ¿Quién no ve en él un conjunto de pequeñisimas corrientes eléctricas? Cada átomo etéreo es un electrón y cada electrón, circulando en el rayo, es una corriente; por tanto, todo rayo de luz polarizada circularmente, es un conjunto de corrientes. Si, pues, se trata de verdaderas corrientes eléctricas, por tratarse de electrones circulando, que son electricidad, este conjunto «debe desarrollar un campo eléctrico, y ya él, de suyo, y sin más que por su propia virtud, podrá engendrar una corriente en un conductor, que se le acerque rápidamente y corte sus líneas de fuerza.

     Pero, mejor aún : si hacemos caer este manojo de luz así polarizada sobre un pequeño trozo de hierro dulce, este, que penetrará en el campo eléctrico del manojo, por cortar las líneas de fuerza de este manojo, «quedará imanado»; si hacemos que la luz discurra y pulule entre muchos trozos, sin retroceder (pues el retroceso anularía la acción), el conjunto de aquellos daría lugar a un imán, que tendríamos derecho a llamar, si el experimento resultare:

               F O T O – I M A N

     Si ahora encerramos este conjunto en tubo cerrado por un obturador, y arrollamos alrededor del conjunto de estos trozos de hierro, convenientemente dispuestos y sujetos, para que no se altere su posición, un hilo de cobre fino recubierto de seda muchas veces, y hacemos que funcione el obturador, «a cada efluvio de luz, que penetre hasta el foto-imán, se desarrollará una corriente en el hilo, y otra al terminar los efluvios luminosos y magnéticos, con lo que estaría creada una máquina FOTO-magneto-ELÉCTRICA.

     He aquí, señores, mi idea…¿Vana? No lo sé. Lo que sí sé, es que si no es vana, supone la verdad del tema, es decir: «Que la luz, originando electricidad y magnetismo, sería, por intermedio de estos agentes, fuente de energía mecánica».

     Hay que consultar la experiencia, y ésta… da, si no es bien consultada, cada castaña… Acordémonos de los fracasos de Faraday, perfectamente descritos por él (Recherches experimentales sur l’Electricité) y tengamos presente que la potencia visual de sus ojos le salvó, al descubrir las corrientes de inducción.

     Yo he de procurar instituir, si puedo y tengo para ello medios (la experimentación es cara) una serie de experimentos, aunque algo tenga que gastar, para ver si, ya que mi entendimiento ha sido el Le Verrier de este nuevo Neptuno, llega a ser también el Galle, que, con el potente telescopio de la experiencia, dé al mundo la realización de esta idea.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                              INTRODUCCION

 

 

 

 

 

Siempre me ha llamado la atención, la vida de mi tío-abuelo, D.Saturnino Martín Moreno, cura Párroco de Casar de Cáceres.

     Dada la cercanía de éste lugar con Cáceres, íbamos a visitarlo con cierta frecuencia y siempre me gustaba mirar las estanterías llenas de libros de todas clases.

     El «cuartito», era famoso, tenía muchas cosas, había minerales, materiales de laboratorio, que me impresionaban, no sólo por su aspecto si no también por el olor a ciertos compuestos que se guardaban en aquel lugar, en lo alto de unas estanterías que llenaban la habitación repleta de cosas raras para mí.

     Todo esto era mi concepto, el de una niña, que no entendía de nada.

     Cierto que oía hablar de mi tío-abuelo, y siempre lo hacían alabándolo y poniendo de relieve su gran cultura, su sabiduría en muchos campos de la ciencia. Poseía bastos conocimientos que le

 

 llevaron a hacer por sí mismo descubrimientos en Física,

 Astronomía, Medicina, etc… como por ejemplo «la conferencia

 que dio en el Ateneo de Cáceres en 1929″. La hizo en dos partes:

 

     1ª El Sol, por su luz y calor, es la fuente de toda energía

           mecánica en la Tierra.

 

 

     2ª La luz, a su vez, debe ser considerada y estudiada

         también como fuente posible y directa de electricidad y

         magnetismo, y, como estos agentes, y por su intermedio

 de         energía mecánica.

 

 

     Incluso sobre sus estudios de la hidrografía de la provincia

 de Cáceres, desde donde apuntaba la posibilidad del

 aprovechamiento de los ríos para embalsar las aguas y crear

 pantanos para la riqueza del suelo extremeño.

 

     En cuanto a los minerales, estudió la presencia de ellos y

 juzgó muy importante la cuantia y variedad.

     Sus conocimientos de electricidad quedaron bien patentes

 cuando los de la fábrica dejaban sin luz al pueblo en los

 momentos más necesarios, él mi tio-abuelo, creó su propia luz

 eléctrica ante el asombro de todos; los niños decian: «El señor

 cura enciende la luz eléctrica con una cerilla.» Debia calentar

 los filamentos durante unos segundos.

 

     El no era médico, pero acudian a él para consultarle. En cierta ocasión un enfermo que tenia constantes hemorragias solicitó consejo. La primera cosa que le preguntó es que queria saber lo que habia hecho el dia que se puso enfermo, y el enfermo, aseguraba que como siempre. Como insistiera mi tio, al final acabó repitiendo lo mismo pero añadiendo «al acabar de comer bebí en la pileta de la fuentecilla…» El sacerdote le dijo, ahora al ir a tu casa tomas un puññao de sal gorda, te la comes y no bebas agua ni nada, ni ninguna otra cosa. por la mañana cuando hagas tus necesidades hazlo en un orinal que me has de traer. Todo se hizo como habia indicado y cuando llegó a la mañana siguiente el enfermo, débil poor la sangre que habia perdido se ppresentó con la nada agradable carga que al verla el sacerdote le pronosticó su curación que se cumpliria totalmente alimentandose bien y no volviendo a saciar su sed en ninguna pileta. Cosas como estas le llevaban a que creciera su fama y a que respetaran sus conocimientos.

     Preguntado por el mal de aquel hombre dijo que habia tragado sanguijuelas que eran las causantes del mal. Que solo tuvo que ver la defecación para saber lo que era.

 

     Todos en casa de mis padres, le teniamos un gran respeto y cariño, nos dabamos cuenta que no era una persona corriente, sino que tenia ese algo que le ponia en el pedestal de la fama en el que le colocaban los demás.

     Su gran figura, su gran tamaño físico, dos metros de altura,  impropio de su época, imponia ya de por si, pero era bondadoso y muy amable con todos.

     Recuerdo mirar hacia arriba y no encontrar casi su nívea cabeza, todo era sotana negra, solo el alzacuellos emergia por su blancura. No digamos cuando se ponia el manteo y el bonete, que sin embargo nunca me llegó a producir miedo. Lo veiamos como lo más natural.       

     Al cabo del tiempo descubrí lo que hasta entonces sólo habia intuido, no podia ver las injusticias, sobre todo, con los menos dotados o menos preparados. No le importaba tanto lo que era hacia él personalmente, pero si cuando era abuso a otras personas.

     Después de revisar papeles, de estudiar algunos de sus escritos y viendo como otras personas hablan de él, me he dado cuenta de la importancia de una vida que al mismo tiempo, ha estado al servicio de DIOS y de los hombres. Fueron numerosas las vocaciones surgidas desde su apostolado. He conocido personalmente a cuatro primos que cuando era niña, ellos estudiaban la carrera del sacerdocio, D. Benigno, D. Julio, D. Jaime y D. Pedro. Fue sin lugar a dudas una buena fuente.

 

     He visitado estos dias de finales de Junio Casar de Cáceres y he tenido la alegria de saludar a Dª Demetria Tovar Prieto, antigua vecina de mi tio-abuelo, de noventa y un años de edad que nos ha relatado bastantes cosas. Comenta que era una persona fuera de serie, muy respetado y querido por todos. Su hija Mª Carmen también nos cuenta cosas Dice que estos dias la gente hablaba del Sr. Cura, se comentaba que este tiempo tan extraño que hacia lo predijo ya él, que existiran cambios climatologicos como asi está sucediendo.

     Dª Felisa Tovar trae al recuerdo la fiesta de Pentecostés, su madre comentaba que nadie hablaba del ESPIRITU SANTO de una forma tan elevada como él.

     Comentandole esto a Don Fausto Iglesia, el Sr. Archivero del Palacio Episcopal de Cáceres, ha quedado que si entre los papeles de mi tio-abuelo saliera algo sobre esta «homilía me la haria llegar. Para mi seria importantisimo en este año dedicado al ESPIRITU SANTO.

     Otra de las cosas que cuentan de él, es que cuando habia tormenta, se subia a la Torre de la Iglesia para ver y estudiiar éstos fenómenos atmosfericos.

     En cuanto a los estudios, era autodidacta, se preparaba en aquello que le era util. Aprendió francés como otras muchas cosas. 

 

 

 

 

 

                        –   BIOGRAFIA  –

 

     En el Obispado de Cáceres y en su Archivo se encuentra el Libro 6 de Nacimientos y Bautizos de la Parroquia del Apostol Santiago de la Ciudad de Coria, Provincia de Cáceres, inscrito el bautismo de un niño el 30 de Noviembre de 1859, al que se le da el nombre de Saturnino, hijo de Lucio Martín y de Juana Moreno donde se manifiesta que ha nacido en Coria el 29 del citado mes de Noviembre y año 1859. Que es hijo legítimo. Que sus abuelos paternos eran Eugenio Martín, ya difunto y Ángela Gallego naturales y vecinos de Coria. Abuelos maternos, Alonso Moreno, ya difunto natural de Coria y Ramona Martín natural de Morcillo.

     Son los padrinos del niño Casiano Suarez y su mujer Justa Peña vecinos así mismo de Coria.

     Cura Economo:                 Antonio Iglesias.

 

     Con estos datos da comienzo una vida, una vida que va a estar marcada por una entrega a Dios y a los hombres.

     Desde su vocación sacerdotal se va a convertir en el representante de los hombres ante Dios, fué sencillo y vivió en ese lugar consciente de su tarea, cumpliéndola con gran celo.

     Cuando él nació no había Juzgados para inscribir los nacimientos y ese menester lo asumía la Iglesia.

     No se cosas de su niñez. Sé que tuvo un tío sacerdote, D.Tomás Moreno Martín que debió ser quien le animara para ir al Seminario.

     Debió estar en el Seminario de Coria entre los años 18.. y 1882.

 

     Cantó Misa el día 10 de Enero de 1883 en Coria, en la Iglesia Parroquial del Apostol Santiago siendo Bachiller en Sagrada Teología.

     Por fortuna guardamos un impreso de la invitación de su 1ª Misa de la que adjunto fotocopia.

 

     Según he podido enterarme estuvo de sacerdote en Calzadilla hasta su nombramiento como Párroco de Casar de Cáceres. debió simultanear sus estudios de licenciatura en Sagrada Teología.

 

     En el Boletín Eclesiástico de la Diócesis de Coria de fecha 8 de Marzo de 1892 vienen los nombramientos de la provisión de Curatos de la Secretaría de Cámara del Obispado.

           Circular.

     En virtud de las propuestas elevadas al Regio Patronato por nuestro Excmo. e Ilmo. Prelado para proveer a curatos vacantes en esta Diócesis, por el Ministerio de Gracia y Justicia se ha comunicado de Real Orden a S.E.Ilma., que S.M. el Rey (que Dios guarde), y en su nombre S.M. la Reina Regente del Reino, se ha servido hacer los nombramientos siguientes:

           Para los Curatos de Término.

     Hay tres nombramientos y el cuarto «de la Asunción de Casar de Cáceres a D.Saturnino Martín Moreno» y después hay seis más.

     Acaba el escrito: Lo que de Orden de S.E.Ilma. se publica en éste Boletín para conocimiento y satisfacción de los interesados; previniéndoles de la misma orden que en el término de quince dias a contar desde la fecha, manifiesten en esta Secretaría de Cámara si aceptan o no el Curato, para que han sido nombrados, expresando a la vez si les conviene que por éste mismo Centro se les obtenga la real Cédula de su nombramiento, cuyos derechos e importe de agencia se adelantará por esta Secretaría.

          Coria 7 de Marzo de 1892. Dr.Juan Cisneros, Canónigo               Secretario.

                      D.Luis Felipe Ortiz y Gutierrez

                      Obispo de Coria.

          Papa en 1892: León XIII.

 

     La toma de posesión de la Parroquia de la Asunción de Casar de Cáceres por parte de mi tío-abuelo se llevó a cabo el 9 de mayo de 1892.

     El primer bautizo que realizó figura en el libro 27, Fólio 113 y vuelto nº del bautismo el 88 con fecha 25 de mayo de 1892.

     Se bautiza a un niño al que se le pone el nombre de Santiago Mauricio, hijo de Juan de la Iglesia y Abdona.

                       Firma como cura párroco                                              Saturnino Martín Moreno.

     La primera boda la hace el día   de   

     Así mismo el primer enterramiento se realiza el    de Junio de 1892. Libro nº 13 de Defunciones, Fólio 105 y vuelto siendo el difunto Nicolás Moreno Colo.

 

     Hace un reglamento del Cementerio de los Santos Mártires de la Parroquia de Casar de Cáceres, San Fabián y San Sebastián.

     En el capítulo I indica su pertenencia, su caracter. Propiedad de la Iglesia «Santa María de la Asunción».

               Casar de Cáceres 10 de Noviembre de 1908

                     El Párroco

                     Lic. Saturnino Martín Moreno

               Siendo Obispo de Coria D.Ramón Peris Mancheta.

 

     La primera Santa Pastoral Visita se realiza con fecha 24 de Octubre de 1894. Se declaró abierta ese día a las 7 de la tarde por el Ilustrisimo Sr.D.Ramón Peris y Mancheta Obispo de Coria a quien acompañaba el Sr.Secretario de Cámara que lo era también de visita y del Canónigo D.Juan Cisneros representando el Cabildo Catedral.

     Habían acudido a las afueras de la población las autoridades religiosas y civiles y pueblo en masa observando al efecto las prescripciones litúrgicas.

     El Párroco es el Licenciado D.Saturnino Martín Moreno y los coadjutores D. Marceliano Diaz y D. Críspulo Andrada Pozo.

     Hay cinco mil almas, en las cuales hay mil de Comunión y dos mil cumpliendo con el precepto Pascual.

     Hay establecidas las Cofradias y Asociaciones de Hijas de Maria, Aostolado de la Oración, Conferencias de San Vicente de Paúl, de ambos sexos, la Corte de Maria, Vera Cruz, Animas, y San José.

     La fábrica del Templo está bien pero hay necesidad de un repaso en los tejados.

 

     Capillas públicas las hay de los Santos Fabián y Sebastián, la de la Soledad, la de Santiago, la de San Bartolomé, la de la Encarnación, la de la Virgen del Prado y la del Hospital.

     Item que en la adminstración del Sacramento de la Penitencia, se use la estola morada.

         Item que se ensanchen las ventanas de la Sacristia y Baptisterio, y que en este se coloque un cuadro del Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo y se sustitulla la puerta de madera de entrada a dicho Baptisterio con una berja de Hierro.

         Item no permita bajo ningun concepto el señor Cura Parroco, se claven puntas en los Retablos de las Capillas.

         Item retire los cuadros de papel. Que con la prudencia que le caracteriza retire las imagenes que no sean dignas de veneración, asi como las flores artificiales con las que adornan el Sagrario y Custodia del sacramento.

         Pide fomenten la devoción a Jesús Sacramentado y Comunión frecuente; que el señor parroco tenga una intervención directa en las Cofradias y Asociaciones, deviendo redactar proyecto de Reglamento de Mayordomias que presentara para su aprobación.

         Esta Acta y Mandamiento fue leida al Sr. Cura Parroco y los Sres. Coadjutores en la Casa Rectoral donde tan dignamente se ha hospedado S.S.I. de que Certifico + Ramón, Obispo de coria.

 

Nota.-  En la esquina inferior izda. hay un sello del Obispado de Coria y en la esquina inferior dcha. se encuentra algo escrito y firmado de forma ilegible.                                   

 

     Un acontecimiento importante en su vida, fue la llegada a la casa rectoral de su sobrino Tomás, hijo mayor de su hermano Silvestre. Niño de tan solo cuatro años de edad, era el año 1895.       Le llevaron a la Iglesia al niño y le enseñaron el Santo Cristo de la Ventana y Tomás lo miró por espacio de un tiempo marchandose solo a la casa cural donde dibujó al Señor como él lo vió ante el asombro de todos, porque la virtud de aquella Imagen   era que amedrentaba a los niños, raro era el que no lloraba ante El. Tomás fue una rareza. Paseaba el tio Saturnino orgulloso con el dibujo del niño enseñandolo por el pueblo. Con el tiempo, su sobrino pintó el paño de la Verónica con el rostro de Jesús

     Debió ser muy estricto en la educación del sobrino y le haria estudiar bastante poorque puedo aseguraros que Tomás, mi padre, fue un estudioso empedernido de Extremadura, se quedó siempre en ella para estar cerca de su tio y seguir sus investigaciones de la tierra que le vió nacer.

    

     Se preocupó D. Saturnino que la Parroquia tuviera libros y fue creando una biblioteca, esto facilitó a los jóvenes su preparación

 

     Otra de las Santas Visitas Pastorales, la de 1900, nos recuerda como el Sr. Obispo, Ramón Peris y Mencheta, manda que se cumpla lo mandado en el Sínodo respecto a las Catequesis.

     También pide que el Párroco de orden que en los Purificadores se borde una cruz según se previene en los sinodales.

 

     En 1925 otro Sr. Obispo, D. Pedro Segura y Saenz le anima a que llegue la gente del pueblo a la Iglesia a traves de las distintas Asociaciones, Cofradias etc. y asi mismo piensa que para paliar la ignorancia de la gente se debe incidir en la Catequesis de niños y adultos.

 

     Van pasando los años y Tomás se marcha a estudiar el Bachillerato a Cáceres, estando de pupilo en casa del capellán de la Carcel, amigo de mi tio Saturnino. Las notas son muy buenas y por ello se marcha posteriormente a Madrid para empezar la Carrera de Ciencias Exactas. También cumple el Servicio Militar.

 

     Corria el año 1913, el 10 de Septiembre en concreto cuando escribe el tio Saturnino a su sobrino y le pide se encargue de conseguir una certificación de estar excluido por completo del Servicio Militar, un joven llamado Pedro Nolasco Roldán Gutierrez, para en cuanto lo tenga proceder a su matrimonio. Aprovecha para pedirle le justifique gastos que realiza en Madrid en sus estudios.

 

     Le pide en carta de 30 de Octubre de 1913 que le envie los nombres, apellidos y direcciones de los Profesores asi como sus ideas religiosas.

     De la fiesta del Ramo le dice le enviará cosas apetecibles como rosquillas, perrunillas y otras vituallas.

 

     Con fecha 31 de Octubre de 1913, contesta el tio Saturnino a su sobrino. Que tienes mucho trabajo ya lo sabia yo. Pero ese es nuestro patrimonio: trabajar y trabajar con tanta fe y entusiasmo, como intensidad para ser mañana, si puede ser, un Newton o un Huygenz, un hombre en fin de esos que son el orgullo más legitimo de su familia y de la raza humana, no menos que de su patria.

     Si a tanto no pudieras llegar, quédate en más bajo escalón pero alto siempre, si no el más elevado; tu patria, tu tio tu madre y tus hermanos tienen derecho a pedir esto de ti ya que para llegar a ese resultado no te escasean ni escatiman los medios dentro de la pobreza de que disponemos.

 

     10 de Enero de 1914. Querido sobrino visto el gasto de la casa por la obra que ha habido que hacer, se me impone como necesidad perentoria e imprescindible poner coto y remedio en los gastos.

     Por tanto te intimo que en los tuyos moderes todo lo posible y que procures acostumbrarte al rancho para que lo comas, cuando menos, la vez que menos te disguste y que prescindas de salir a dormir fuuera del Cuartel aunque tengas permiso.

 

     24 de Abril de 1914. Querido Tomás: Con Ramón se te manda algo de cecina, y él te entregará una peseta que manda la mujer de Apolinar, la ha traido para ti.

     Si puedes proporcionate por ahí pintando, escribiendo articulos para periódicos, enseñando, o de cualquier otra manera para tus gastos pequeños, yo haré un esfuerzo y te enviaré cinco reales diarios.

     La Sra. Manuela Dominguez acaba de entregarme otra peseta para tí. Ponle una cartita dándole las gracias, que bien acreedora es a tu gratitud con este obsequio que te hace.

 

     30 de Mayo de 1914. Querido Sobrino: Hace dias gentes venidas de San Isidro han dicho que te has examinado; yo aun no lo se de cierto, porque no lo se por tí.

     ¿Que hay?, ¿te has examinado?, ¿que dia?, ¿y si es así, has salido bien?, ¿con que nota aprobastes si has aprobado? Contesta sin falta a vuelta de correos. Tu tio.

 

     31 de Mayo de 1914. Querido sobrino: Con el dador Cristino (apellido ilegible) a quien en lo que te sea posible acompañarás y ayudarás en lo que le lleve a esa, te envio treinta pesetas, por el mes de junio y para que le puedas convidar a Cristino.

     Con esta misma fecha le encarga le compre para que se las lleve Cristino camisetas de verano para lo que le envia las medidas. Ancho 40, largo 77, y mangas 90 con puños.

     Como puede observarse casi cada dia tiene encargos que realizar para su tio.

 

     30 de Septiembre de 1914. Es una desgracia, mañana serás un mediano doctor, porque no habrá quien se haga cargo de la circunstancia en que has hecho la carrera; solo se veran las notas malas y medianas, no el cuartel.

     Pagaré con gusto mayor pupilaje y haré otros dispendios para que vistas y calces, con tal de que tengas tus tiempos de estudio y clase perfectamente libre del servicio del cuartel.

 

     3 de Octubre de 1914. Querido sobrino: Acabo de recibir tu carta de ayer, que contesto.

     Quiero que te pongas del todo a pupilo, noche y dia en casa de D. Clemente y que dejes el cuartel y la oficina; ¿Como? Eso tu verás; si no lo puedes conseguir todo, consigue algo; ¿que es eso del pase? Si este te proporciona la asistencia a clase y horas de estudio, venga el pase. ¿No podrias pedir licencia por 40 dias y prorrogarla luego por otros 40? Te quedarias en Madrid y ya tenias casi tres meses de asitencia;después ya veriamos.

     Compra los libros de segunda mano, si los encuentras; sino los hallares, compralos nuevos.

 

     21 de Noviembre de 1914. Querido sobrino:…Para evitar esa vejación de la Instrucción, pones una solicitud al ministro,…

     Puede ser así:

     Excmo. Sr. Ministro de la Guerra.

     Tomás Martin Gil soldado, …(lo que sea) Ante Vd. con el debido respeto expone:

     Que es estudiante del tercer año de Ciencias, Sección de Ciencias Exactas y que a consecuencia del Servicio Militar del cual por pobreza no puede excusarse en la forma legal actual,está realizando su carrera con grandisimo trabajo, y a costa del lucimiento que pudiese tal vez haber tenido en esa desgraciada circunstancia, viendose además obligado a dejar asignaturas para los examenes extraordinarios, todo lo cual se traduce en pérdidas morales y materiales.  

     Como si esto no bastara, ahora después de no poder estudiar de noche en el cuartel, y tener cuatro horas diarias de oficina en el Ministerio, el Sr. Coronel me obliga a asistir a los actos de instrucción que quiere que realice el Regimiento por las tardes, con lo cual me quita el único tiempo que tenia para dedicarme al estudio y continuar mi carrera.

     Suplico a V.S.: primero, que me exima de asistir a esos actos de instrucción, segundo que me facilite para dormir fuera del cuartel.

     Gracias que no dudo obtener.

 

     Como podemos ver por las cartas del tio, su preocupación por el sobrino es bastante, a la menor cosa le escribe y no solo le pide le haga encargos sino que se interesa vivamente poor sus estudios.

     Ha pasado casi un año y ya en 1915, concretamente el 19 de Octubre, el sobrino le escribe en estos términos:

     Mi querido tio: Muy verdad lo que Vd. me dice en la suya. Yo también encuentro elevados los gastos en cuestión mas han sido indispensables y por lo tanto no he podido menos de hacerlos. Esto en cuanto a la cantidad en si misma.

     No hay porqué comprar el Hoüel ni el Rubini porque además de estar agotados y por lo tanto tenerlos que pedir al extranjero siendo caros los hay en la Biblioteca Nacional donde pienso acudir a medida que los necesite pues ayer lo hice y me resultó bien aparte de que yo además del Duhanue tengo el Sturm y Batuecas me prestará el Pascal que es un libro muy moderno y creo yo ha de tener muchas cosas de las que el programa exige.

     Casarrubias creo yo que se ha excedido en el precio…lo del notable le habrá decidido a poner las 15 en lugar de las 10 que yo creí siempre que me llevaria.

     Ya me fijé en que la casa que Vd. me decia era la de don Román del Campo y a esa fui a preguntar lo de las chapas de zinc y galbanizado…

         Tengo muy poco tiempo para estas cosas por lo que le diré. Me levanto a las 7. Estudio la Mecanica hasta las 10 que voy a clase, de 10 a 1 tengo que estar en la Universidad. Cuatro dias a la semana tengo que ir a clase de 3.30 a 5 (Complementos); luego despues de comer hasta esa hora es tiempo que necesito para estudiar. En esa clase suele poner el profesor de 6 á 7 problemas diarios para hacer en casa y casi todos complicados para mi que no estoy muy fuerte, por falta de practica en calculo de integrales. Por tanto en una vuelta que de las 5 a las 7 doy es en la que puedo hacer sus encargos y ayer perdi el tiempo pues fui a una de las fabricas y no saqué nada en limpio. Hoy iré alguna de las que estan mas cerca. Desde las 7 a las 8 estudio astronomia, ceno, estudio algo de lo que mas me hace falta y a las 11 me acuesto.

         Los Domingos ire despues de Misa a la Biblioteca a copiar el Hoüel y el Rubini y por la tarde saldré con Batuecas pues me conviene por ser un chico que me aprecia, estudia mucho y estar hecho un hombre de ciencia que será profesor en cuanto menos se piense. Asi quizas me indique algo, me oriente, me procure relaciones etc…

         Los lunes por la mañana no hay clase ¿Pero y los ejercicios de cálculo que haya acomulado? (para el proximo 18). Escusado será el decir a Vd que se lleva toda la mañana y algo mas si hubiese.

         Por tanto yo rogaria a Vd tenga todo esto en cuenta para disculpar mis faltas en hacer con puntualidad sus encargos. El Sr. Castizo tiene la costumbre de llamar para salir a la pizarra a los que están preparados y es necesario por tanto levantarse todos los dias o la mayor parte de ellos .

         Yo le prometo poner toda mi buena voluntad al servicio de mi inteligencia para reducir gastos y sacar todo el provecho posible de mis estudios.

         Sin mas por hoy reciba Vd un abrazo de su sobrino que le quiere de corazón   Tomás.»

 

         Esta carta del sobrino nos deja entrever como es esa relacion entre los dos, en ambos casos prevalecia en ellos la nobleza, el respeto y sobre todo el cariño.

         Una vez acabada su carrera de ciencias, en su rama de Exactas, y acabado su Servicio militar, el sobrino vuelve al Casar de Cáceres y como profesor va a Almendralejo y luego a trujillo a la calle Zurradores, asi dice una tarjeta que participan su boda a los amigos.

         La Boda se celebra en la Iglesia Parroquial de San Juan Bautista y la oficia mi tio Saturnino autorizado por el Sr. cura Párroco D. Fernando Jimenez, era el 14 de Diciembre del 1918.

 

         Su vida en la Parroquia fue fecunda y creativa, respetando y fomentando las tradiciones arcaicas como la Fiesta Mayor del  lugar llamada el «Ramo», de la que escribe por el año 1943 Tomas Martin Gil sobrino de Don Saturnino lo que el dio en llamar «Motivos Extremeños» y nos cuenta con su agil pluma si no se inspiraria el famosisimo D. Miguel de Cervante en esta fiesta cuando describe las Bodas de Camacho en el segundo toma de la historia del Ingenioso Hidalgo, en el capitulo XX, donde podremos leer que se colgaban de los arboles «…liebres sin pellejo, gallinas sin plumas…» Mas adelante describe las llamadas «frutas de sarten». No nos cabe duda que D. Miguel de Cervantes era muy devoto de Nuestra Señora de Guadalupe, que visitó Extremadura he hizo la preciosa novelita extremeña que nos cuenta en el Persiles.

         Estoy completamente de acuerdo con mi padre, D. Tomás Martin Gil al afirmar que no salo quedan en los pueblos españoles los monumentos y ruinas de piedra en sus edificios; documentos apolillados y de enrevesada lectura, en sus archivos. Quedan aún rezagadas en las costumbres muchas reminiscencias de las viejas edades. Todo en si tiene una lectura que sirve para demostrarnos la antigüedad de todo ello.

         El «Ramo» en si es más o menos asi, sigo escribiendo sobre lo que mi padre decia: «La cofradia es la de Animas y la fiesta se celebra el ultimo domingo de Agosto o el primero de Septiembre.

         Los preparativos son sencillos. Fijada la fecha del «Ramo» se pasa invitación a las autoridades, eclesiasticas y civiles, asi como a las familias y amigos del mayordomo y diputados de la cofradia. Un par de dias antes comienza en la gran cocina de campana y en el corral de la amplia casa labradora, la confección de platos. Otros vendria de regalo, ofrenda hecha por los devotos a las Benditas Animas…Poco a poco veran alli surgir, y no por encanto, la parda tarta borracha, de fino vizcocho, que luego de cocida será mojada en almibar y recubierta de canela; las rosquillas de alfajóc, rellenas de miel; perrunillas, los rizos y coquillos, bien doraditos en el mejor aceite y luego bañados em miel y espolvoreados con azucar molida, al igual que las floretas y las clasicas roscas llamadas de <<muerte en dulce>>; el morisco escabeche de tencas, con el sabroso caldo azafranado; los pollos blancos o asados; los conejos en salsa…

         El carro de mulas del mayordomo irá por la tarde del sabado al monte y traerá cuatro robustos y altos ramos de encina, verdaderos árboles, que serán clavados ante la puerta de la casa, con el fin de dar apacible sombra a la mesa y servir de soporte a ofrendas diversas: jamones, lomos entelados, chorizo de la cuerna, gallinas sin desplumar, palomas, etc.

     Se coloca una ancha mesa bajo las encinas, se acota el espacio, entre ellas comprendido, con las barrocas, pesadas y útiles bancas casareñas. Y, al llegar cierta hora de la tarde, luego de terminar las vísperas y el rosario en la Parroquia, se congregan y sientan ante la mesa, ya lindamente aderezada, las autoridades y la cofradia. Presiden el párroco, el alcalde y el mayordomo. Asiste en este acto, bien el animero, si lo hay, o, en su defecto, el voz púbica. Por cierto, que el arte y la buena disposición de la mayordoma y diputadas se sumarán para hacer de la mesa un magnifico bodegón, o naturaleza muerta.

     Rodeados de un abigarrado y numeroso público, comienza la subasta. Compran todas las cosas y se las comen en pandilla.

 

     La cofradia de ánimas, sale desde el dia de Año Nuevo hasta Reyes. Van el mayordomo y cuatro diputados con capas antiguas por la noche y van de casa en casa tocando campanillas. Al llegar a las casas cantan: Las ánimas de esta casa quien las pudiera llevar volando como palomas a la corte celestial.

     O también: Las cuentas de tu rosario son balas de artilleria que tiembla todo el infierno al decir Ave Maria.

     Luego los obsequian con ricas viandas y bebidas y en una cesta  que llevan les echan dinero.

     El dia de Reyes se acaba haciendo la visita a la casa del mayordomo donde también se toma refresco y se cuenta lo conseguido esos dias que han salido por las casas.

     Un domingo de Mayo y otro de Noviembre hacen fiesta por las ánimas. Marca la Cofradia para el año entrante. A los sacerdotes le llevan una bandeja de roscas de pan.

 

     Las anécdotas en su vida de párroco en Casar de Caceres las hay y valgan como muestra algunas cosas que él mismo nos contaba.

     Cierto dia se presentaron en su casa un hombre y una mujer, húngaros, cuya apariencia era lamentable y a él le dió miedo que fueran a robar o a pedir pero ante el mayor de sus asombros lo que hicieron fué darle una limosna, desde entonces siempre decia que las apariencias engañan.

         Cuando hacia los sermones en la Misa los hombres se salian y un dia mandó al sacristan a que cerrara para que no pudieran entrar hasta que el les mando aviso. Desde entonces no volvieron a salirse.

         En la Iglesia Parroquial de la Asunción y en la capilla del Santisimo, llamada de D. Rodrigo Perez, Arcediano de la Ciudad de los Reyes de Perú, hay en su parte izquierda una placa de marmol conmemorativo del homenaje que le hace el pueblo de Casar de Cáceres con motivo de cumplirse los 50 años como Párroco en este pueblo.

                   El pueblo de Casar de Cáceres a su venerable Párroco

                   D. Saturnino Martin Morenoen el aniversario de la

                   toma de posesión de esta Parroquia en prueba de

                   agradecimiento afecto y respeto.

                                               Casar de Cáceres 9 – V – 1942

         Recuerdo perfectamente este dia 9 de Mayo de 1942 en que el pueblo le hacia un homenaje a mi tio-abuelo. El dia amanecio para todos pronto porque nos teniamos que ir al Casar para acompañarlo y como eramos muchos, pues nos fuimos preparando todos y llenos de entusiasmo saliamos camino del Casar.

         Nada mas llegar alli, el ambiente festivo nos emocionó sabieno que todo era por nuestro tio. Entramos en la casa y todo relucia y habia bastante gente preparando la comida que se iba a servir allí mismo, varias mesas, los mejores manteles y bonita vajilla y las servilletas eran tan grandes que me pusieron una a la hora de la comida, situando un pico sobre el escote del vestido, otros dos en la cintura, hacia atras, el otro pico tapaba parte de la falda del vestido. El vestido era marron, tono medio, no era claro, pero tampoco oscuro, era lo propio para la fiesta a que asistimos .

         La Iglesia, estaba igualmente brillante y ya lucia la placa conmemorativa del homenaje.

         Cuando llegó el Señor Obispo, Monseñor Fray Francisco Barbado Viejo con su familiar que creo era Don Avelino Perez , fuimos hacia la Iglesia para oir la Santa Misa y de ese momento me queda el recuerdo de ir mi tio apoyado sobre el hombro de Don Avelino, a su lado el Señor Obispo y los cuadjutores, uno era Don Saturnino el Pequeño. Al llamarse los dos Saturnino el pueblo en su sabiduria llana y sencilla les decia; Don Saturnino el Mayor y Don Saturnino el Pequeño.

         Todo el tiempo lo pasamos de emoción en emoción que duró hasta bien tarde. Como el coche que nos llevaría a Cáceres tuvo que llevar a otras personas con las que habia un compromiso, nuestra familia hicimos el regreso a casa en un carro, en el del Sr. Domingo Rey, amigo de mi padre. Acoplaron algunas sillas, para que se sentara mi madre y luego mi padre y alguna de mis hermanas mayores y los demás nos acoplamos como pudimos. Es cerca, pero tardamos bastante en recorrer el trayecto. Cierto que aunque estabamos cansados no dejabamos de cantar y de reir por nada, comentamos muchas cosas del dia pero algo que nos impactó es que el Señor Obispo, sentado en el sillón de mi tio, puso en un par de dedos de mi hermana la pequeña, 4 años, el anillo pastoral y la hizo que nos lo diera a besar a todos los hermanos.

     Cuando el carro salia de Casar de Cáceres nos acompañaron un buen trecho los amigos de mi hermana Pepi, a quienes animó el hermano de mi padre José, para que dieran la vuelta  porque empezaban a alejarse del pueblo

 

     Con solo 5 años de edad se llevó el tio a Casar de  Cáceres a mi hermana Marina Julia y vivió allí con él bastantes años hasta que por razones de salud se tuvo que volver a casa. Vivió una experiencia fuerte porque ella sufria por no estar con sus padres y hermanos. Visto desde la optica de hermanos nostros pensabamos que ella se lo estaba pasando muy bién y podriamos incluso quejarnos que Julia tenia muchas cosas, juguetes por ejemplo. Nosotros como eramos seis en casa acababan los juguetes   por romperse y ella tenia siempre todo nuevo. La educación hacia ella fue mas etricta que la nuestra y le guardaban todo y solo era una niña. Creo que debió haber situaciones en las que ella nos envidiara porque entre todos nos lo pasabamos muy bien y nosotros a ella pensando que en la forma en que vivia era feliz, para nosotros era la elegida, la de la suerte. La lástima es que era de caracter apocado. A mi me llevaban con el tio pero era tan contestataria y llorona que al dia siguiente me llevaban a casa otra vez. Me quedaba dormida llorando y a gritos llamaba a mi madre. ¡Cuanto debí hacer sufrir a mi hermana Julia! porque si yo me hubiera quedado allí, ella podria haber vuelto a casa y estudiar al mismo tiempo que disfrutaba de sus padres y hermanos. No es extraño que mi padre no se diera cuenta de la situación porque él mismo desde los cuatro años vivió allí con su tio, entonces creo que eso lo encontraba hasta natural, pero a mi madre se le notaba la pena escondida en su corazón. El resto de sus hijos con ser muchos, no le borrabamos la falta de esa niña que era además la más obediente y dulce, la que se parecia a ella.                

                               

     Se ha desgranado el rosario de una vida y ha sido fecunda, austera, humilde, paciente. Me ha gustado ahondar en los recuerdos pero sobre todo en los escritos, en los testimonios, porque hasta hace cinco o seis años no sabia yo que a mi tio le apodaban «el sabio». Fue otro sacerdote el que me lo dijo y yo tuve que reconocer que llevaba razón.

 

     A medida que iba envejeciendo fue perdiendo la vista y teniamos que leerle y escribir las cosas, porque ya no podia, y hay una persona que le ayudó mucho en este sentido, D. Félix Sanchez Dominguez, sacerdote, fue además quien le administró los últimos Sacramentos muriendo el dia 12 de Mayo de 1949.

     Fue enterrado en el cementerio local en una sepultura, segunda en cuanto a la altura, en la pared, en un nicho. Figura encima de la lápida el número 18 y luego hay en la parte izquierda inferior: Póliza número 1. Es que él compró su tumba al hacerse el Cementerio.La inscripción es la siguiente:

     Don Saturnino Martin Moreno, Sacerdote,  fue cura Párroco de Casar de Cáceres. Falle ció el 12-V-1949, a los 89 años de edad y

  57 de Párroco.

     Para su familia él aún vive y hablamos de él sobre todo cuando queremos recordar lo que cada uno puede contar, sus recuerdos más entrañables.

 

     Cada vez que visitaba Casar de Cáceres me enseñaba a hacer solitarios con las cartas y cuando le parecia me tiraba el bonete sobre la mesa y las cartas descolocadas caian en tropel al suelo y acababa teniendo que recogerlas.

     Me solia llamar Pitonisa (Hechicera) yo no sabia lo que aquello queria decir pero por su tono me gustaba oirselo.

     Un dia, ya después de estar ciego, me quedó asombrada cuando me pidió, en la segunda estanteria, en el estante tercero y por la derecha coge el tomo segundo de…(no recuerdo el título) y me lees, en la página 9 los renglones del 10 al 15, bueno, mejor será que escuches para ver si pone lo que te voy a deciir. Me relataba aquello del libro sin perder ni una sola letra. En otras ocasiones habia que repetirle las cosas y las memorizaba para cuando luego nos indicaba algún trabajo que habia que hacerle.

     Dos años antes que él, murió su sobrino Tomás y esto le sumió en una gran pena, habia que animarle, nosotros que estabamos transidos de dolor teniamos que sobreponernos y hacer lo posible para que no se apoderase de él la tristeza.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                       SU OBRA

 

     Quiza sea ostentoso decir «su obra» cuando solo quiero traer al recuerdo una que ya nombré al principio de esta comunicación. Eso si creo que es lo suficientemente importante para considerarla con un poco de detenimiento y se podrá ver la capacidad de su autor.

         Pronostico distintas cosas que luego se han hecho realidad.

         Ofreció su trabajo con la siguiente dedicatoria. «Al Eminentisimo Señor Cardenal Arzobispo de Toledo Dr. D. Pedro Segura Saenz. En testimonio de gratitud y acendrado cariño dedica este pequeño opúsculo.

                                               El autor.»

 

         P R I M E R A                       

                                       P A R T E

 

         El Sol, por su luz y calor, es la fuente de toda energia mecánica en la Tierra y

        

         S E G U D A 

                                      P A R T E

        

         La luz, a su vez, debe ser considerada y estudiada tambien como fuente posible y directa de electricidad y magnetismo, y, como estos agentes, y por su intermedio de energia mecánica.

         La primera parte ha sido introducida como consecuencia de una observación hecha por mi sobrino Don tomas Martin Gil; no es hipotética, sino absolutamente cierta y exacta.

         La segunda es el verdadero y principal tema, no asi; contiene una idea que debe sujetarse a la experiencia para comprobarla, y es la idea, que yo trato de traducir a la realidad.»

         Su tema lo comienza asi:

     Soy de todos los los miembros de esta asamblea el menos autorizado para hablar en público el lenguaje cientifico.

     Y hablaré, porque bullen en mi cerebro ideas, que no valdrán tal vez para nada; pero si algo fueren y para algo valieren, no qioero que se me pudran en el alma o en el cuerpo, y me ha entrado comezón de comunicarlas al mundo.

 

     El tema:

     La luz es fuerza; la luz es poder; la luuz es potencia.

     En este Ateneo se ha hecho un gran elogio a eminentes sabios sobre el valor de la fuerza para desarrollar las múltiples y variadisimas artes de la fotografía en colores vitrificados.

     Mças lejos iría, si os recordase la fuerza del viento, hija de las isobaras, nieta del sol, por ende, verdadero Eolo, que los trae y los lleva por donde se le antoja. Todo debido a su calor.

     Contemplad los terribles ciclones, los espantables huracanes… Débiles cañas son los árboles más robustos…cabañas las casas más suntuosas.

     Los saltos de agua. También es esta fuerza hija del calor del sol.

     i la potencia dinámica de los vientos es fuerte y a menudo violentisima, las de los rios, arroyos, manantiales, cascadas, cataratas, no le cede en vigor porque además de enorme, es continua.

     El salto de agua que por su altura en los acantilados de la sierra, a pesar de su poco caudal desarrolla grande energía, y os haréis cargo de la potencia hidraúlica.

     Puues bien; toda esta energía viene del sol, que con su calor evapora el agua de los mares, levanta las nubes, engendra los manantiales, los rios los arroyos, los cuales, en incesante circulación, regresan otra vez al mar…que no redunda; ad locun unde exeunt flumina, revertuntur ut iterum fluant. Eclesiastés 1, 7.

     Traducido es: Todos los rios van al mar y el mar nunca se llena; al lugar donde los rios van, allá vuelven a fluir. (Biblia de Jerusalen)

     El sol es padre de esta potencia.

     Si hiciesemos que éste se vaya enfriando… que de siglo en siglo se acentue su tinte algo melancólico y un tanto cadavérico… dejemos que poco a poco, por la falta, siempre creciente, de calor y luz, vayan languideciendo las plantas; si hacemos que los mares vayan produciendo cada vez menos vapores, y escaseen las lluvias… y no se receben las fuentes como es debido, y no se desarrolle el verdor de la vegetación… todo irá muriendo poco a poco; el hombre y los animales desapareceran… se helará el mar y acabará en la tierra  todo signo de vioda, todo movimiento, toda energía.

     Por último, todo se abrillanta con la consideración de esa cantidad de fuerza almacenada en estado potencial entre los estratos del terreno carbonífero, constituyendo ella muchos de esos estratos en forma de hulla, de la cual solo una parte muy pequeña ha estado al alcance  del hombre, y continua estando en cantidad cada vez menor, se teme su agotamiento, y se buscan los saltos de agua y las fuerzas del viento en vista de las exigencias de dia a dia crecientes de la industria. Ya veremos que esta potencia es debida, no al calor del sol, sino a su luz.

    

     En nuestra patria el silurio ocupa grandes extensiones de terreno, y sobre todo en Extremadura alta; pues su tercio o cuarto inferior, llamado en Inglaterra «piso de Llandeilo», que fue separado de él por el gran geólogo inglés Lyell con el nombre de «cambrio», va desde las estribaciones de la montaña hacia el Norte, y forma todos los terrenos de Casar de Cáceres, a la derecha de una línea irregular y tortuosa, que pasa por el mismo pueblo, separatoria de las sienitas y granitos cristalinos que corren por la izquierda de la misma.

     En ninguna de las pizarras cámbricas de esos terrenos he logrado encontrar fósiles.

     Corre más adelante esta inmensa faja, y dejando a un lado la sierra de Cañaveral, con sus macizos graníticos, flanqueados de algunas cuarcitas y de esta misma pizarra, se presenta en los cuestos de Cepeda y Mínguez entre Portage, Torrejoncillo y Coria; reaparece en Calzadilla y Casas de Don Gómez, dejando atrás  el terreno diluvial y de los terraplenes de Coria y su vega de formación lacustre, para reaparecer sus potentes estratos en las primeras estribaciones de la sierra de Gata.

     …………………………………………………

     Por espacio de más de un siglo, han marchado, en virtud de la energía del sol, todas nuestras escuadras militares, todos nuestros buques mercantes, todos nuestros ferrocarriles, y han funcionado todas o casi todas nuestras máquinas industriales. Toda esa energía ha salido del Sol, de su luz.

     Resulta que durante la función vital de los vegetales, de absorber y descomponer el ácido carbónico, se fija carbono en ellos, y de esta manera la luz del sol creó esos inmensos almacenes de energía, que hemos podido antes considerar.        

     Hasta aquí la primera parte: el calor y la luz solar, son fuentes de energía mecánica.

     Sigue diciendo mi tio como reflexión. Siempre he sacado gran fruto de mis trabajos intelectuales, de manera que, sin grandes viajes, sin pisar las aulas de los liceos y de las academias, no siendo el modestisimo Seminario de mi ciudad natal, he logrado archivar en mi cerebro gran número de ideas: unas, ciertas; otras, problemáticas, aguardando la sanción de la experiencia y de la ciencia, y útiles todas.

     Soy como Baathelemy, el numismático aquel a quien se preguntó alguna vez como pudo hacerse con la riquisima colección de medallas y monedas que poseía, contestando con gran aplomo:

     -Me han regalado algunas; he comprado otras, y las demás las he robado.

     Yo adqurí algunas ideas en las cátedras, otras me las han suministrado los libros, las de mayor importancia y la mayoría de todas ellas las he adquirido en la meditación.

 

               S E G U N D A     P A R T E.

    

     Para explicarnos lo que él llamó segunda parte y principal, comienza haciendose una pregunta ¿Que es la luz? Dice: nohay cosa más oscura; ppero al genio de Cauchy, Yung, Fresnel, Descartes, Huygens y otros se debe que se haya hecho alguna luz en las tenebrosas oscuridades de la luz.

     Gloria a ellos.

     Pasó a la historia la teoria de la emisiçon planteada por Newton, y defendida hasta su muerte por Biot, su último mantenedor, que falleció en 3 de Febrero de 1862.

         En su lugar ha prevalecido la de las ondulaciones de la cual dicese estar la primera indicación en Aristóteles en su libro De Anima.

         Yo no la he visto clara y volveré a repasar el texto original, por si, mejor observado y estudiado la encuentro allí.

         Aristóteles señalo la analogía entre el sonido y la luz, siendo esta analogía la primera que se establece para el estudio de aquella, hoy, en pleno siglo XX.

         Me he procurado una edición griega del Tractatus de Anima, de Aristóteles, y no veo que se indique en ninguna parte de él el movimiento por ondulaciones de un fluido determinado para explicar los fenomenos auditivos y luminosos. Humboldt (Cosmo tercer tomo, primera parte, pagina 13,) afirma como cierto que Aristóteles proclamo la visiom por medio de las ondulaciones de un medio.

         Nada mas falso.

         Lo que dice Aristóteles, lo dice bien claro es es que la vista y el oido originan sus respectivas sensaciones a beneficio de medios interpuestos, sin la existencia de los cuales, no se vería ni se oiría.

         Supongamos un centro de honda conmoción de los átomos de la materia, una reacción química violenta, como la combustión de la madera, por ejemplo, o la del hidrógeno, el carbón y mil otras materias combustibles.

     En el centro de esa vivísima combustión se producen tumultuosamente millones de movimientos vibratorios en desordenado y confuso montón, como cuando se tira una piedra en el agua, en el punto donde cae.

     Poco a poco va templándose el tumulto, y las ondulaciones van regularizandose, como pasa en el agua, hasta que resulta, en medio isótropo, es decir, perfectamente homogéneo, la onda por completo esférica, que progresa con toda regularidad en el espacio.

     Se entiende por «onda» una superficie, que es lugar geométrico en donde están situados los elementos vibrantes, que tienen en un momento dado la misma fase de vibración y están a una cierta distancia del foco. Por rayo, una línea que, partiendo del centro de vibración, va a la superficie esférica de la onda, a la que le es perpendicular. A lo largo de esa línea  vibran los elementos diversos en sus trayectorias con todas las fases de vibración, que podéis imaginaros, empero, con distinta fase de uno al otro contiguo.

     ……………………………………………

     …y demos un formidable salto para transportarnos al inmenso y hermoso campo del magnetismo y de la electricidad, con lo que dase cima y remate a esta memoria.

     Entrando en él nos encontramos con Ampere, Arago, Faraday y otros que dando un primer paso empiezan a multiplicarse los trabajos de los físicos y es Ampere el primero en salir a la palestra. Construye su célebre mesa y estudia las atracciones y repulsiones de las corrientes, hasta apoderarse por comlpeto del asunto, deducir sus leyes y crear la Electrodinámica. Nada dejó de escudriñar.

     En 1820, toma Arago un hilo de cobre recubierto de seda por el que circula una corriente, y observa que, introduciéndolo en una salvilla, que contenga limaduras de hierro, éstas se pegan al alambre, que sale de entre ellas cuajado de filamentos de partículas férreas, pegadas las unas a las otras, formando sartas o rosarios.

     Entonces prueba a enrrollar el alambre alrededor de un fuerte cilindro de hierro dulce, y ve con estupor que, al paso de la corriente, este se imana, atrayendo, con gran fuerza, pesos considerables…; dobla la barra en forma de herradura, arrolla el hilo en ambas ramas, y duplica de este modo la fuerza del hierro.

              Estaba creado el Electroimán.

 

     Para la fuerza desarrollada, es lo mismo que en ambas ramas se haga el arrollamiento en el mismo sentido, o en el contrario.

     El electroimán, cuyas aplicaciones son conocidas de todos, brotó de entre las manos de Arago, doce años después, que brotó la luz eléctrica de entre las de Humphry-Davy (1820)

     Toma Andrés María Ampere un hilo y hace un arrollamiento en espiral en esta forma:

     Dejando un extremo libre, arrolla poco menos de la mitad. Al llegar al medio, deja una espira muy abierta, y continúa la otra mitad del arrollamiento, dejando libre el otro extremo. Vuelve ambos, tangencialmente a las espiras, hacia el centro, o sea: hacia la espira abierta, dobla los cabos para arriba, y, convenientemente  preparados, los hunde en el mercurio de dos tazas en su mesa de experimentos.

     El pequeño aparato, que ha recibido el nombre de «solenóide», queda, después de algunos tanteos, convenientemente equilibrado y en condiciones de girar. Si se le saca de su posición y se le da otra, queda en ella indiferentemente. Pero en el momento de animarlo una corriente, se mueve para ponerse en la dirección del meridiano magnético.

     Si, pasando la corriente, se le desvia de ella, vuelve a la misma, no siendo posible, sino con un pequeño esfuerzo, sostenerle en otra distinta. En esta posición, experimentará atracciones y repulsiones electromagnéticas por parte de otra corriente, o de un imán.

     En efecto; póngase junto al polo norte del mismo, el norte de una aguja imanada, y se rechazarán. Póngase al sur, y se atraerán. Exactamente lo mismo que dos agujas.

     Constrúyase otro solenóide igual, y pónganse proximos. En el momento de animarlos la corriente, se observan atracciones y repulsiones exactamente como si fueran imanes y agujas.

     Con esta nueva serie de experimentos construyó Ampere su célebre teoría del magnetismo, o Electromagnetismo.

     Para este físico, magnetismo y electricidad son una misma cosa.

     El magnetismo es una manera de la electricidad, pero latente, disimulada en los materiales magnéticos.

     Consiste en corrientes, que, en el acero, se conservan subsistentes, aun pasada la acción de la hélice magnetizante, merced a una energía llamada «fuerza coercitiva». Interrumpida la corriente magnetizante, en el hierro no perdura el magnetismo; en el acero, perdura.

     Cada barra de acero imanada, como cada barra de hierro, mientras está ésta bajo la acción imanadora, viene a ser un manojo de solenóides.

     Alrededor de cada partícula de acero, así como de cada una de las de hierro, circula, o puede desarrollarse, una corriente, llamémosla así, infinitesimal.(Corrientes de Ampere).

     Llamo, por de pronto, a estas corrientes, no circulares, sino «cíclicas», pues las trayectorias descritas pueden ser círculos, o elipses, o, en general, ciclos cerrados.

     Cada una de estas infinitas corrientes cíclicas, circulan en diversas direcciones, anulándose por esta razón sus mutuas acciones dinámicas, puues son contrarias y se neutralizan. Mas en el momento en que se arrolla alrededor un hilo de cobre, por el que circule una corriente, todas estas pequeñas corrientes se orientan, circulando en el mismo sentido, en planos paralelos entre sí, y paralelos al de las espiras magnetizantes.

     Estamos ahora en el caso de definir los llamados campos magnético y eléctrico.

     Faraday fue el primero en rechazar las acciones a distancia, para sustituirlas por los efectos realizados en «campos continuos». Maxwell lo aceptó.

     No hizo más que sustituir un nombre abstracto y sin contenido por otro abstracto y también sin contenido; mas supuso la acción continuada en toda la extensión del campo, y en todas direcciones, y todo pasó por bueno.

     Sobre este punto prometo, si tengo salud, una conferencia o memoria, dentro de no mucho tiempo.

     Si un imán se coloca en un punto, derrama en todos sentidos sus efluvios de «líneas de fuerza»; lo mismo sucede a una corriente eléctrica.

     Todo cuerpo conductor, que se acerque a la corriente o al imán, y corte sus líneas de fuerza, verá nacer en sus entrañas una corriente.

     Si un imán se introduce en un solenoide o hilo arrollado en espiras, en éstas se desarrolla una corriente. Si un carrete se introduce en otro carrete, se desarrolla también una corriente.

     Estos fenómenos son, por lo que se ve, reversibles.

     Va a terminar esta memoria.

     Recojamos aquel rayo o manojo de rayos polarizados con polarización circular, porque es llegada la hora de comparar, para deducir la última consecuencia.

     Os he dicho que hace más de veinte años que yo estoy trabajando en estos pensamientos…Ahora os diré que rebasan       el tiempo de mis funciones parroquiales en el vecino puueblo del Casar.                                                                  Instruido en las teorías sobre la unidad de las fuerzas físicas (sobre las que hice discurrir y trabajar a mis alumnos, en mi cátedra de Física del Seminario Conciliar de Coria), tal y como las exponía el abate Moigno y más brillantemenmte el P. Secchi, discurría yo frecuentemente sobre este asunto, cuando tuve noticia de los experimentos de Morichini, confirmados, según se decía, por Mary Sommerville, de la imanación de agujas de acero expuestas a la luz violada.

     Humboldt, en el Cosmos, volumen cuarto -forma de la Tierra-página 75 de mi edición, al hablar de los experimentos de Morichini y Mary Sommerville, dice que Riess y Moser obtuvieron en estos experimentos «résultats complétement négatifs», citando a Magnetism.

     Pero lo confirma Huggins en su obra Historia de los cielos, «el espectroscopio». Y en una revista española, «Por esos mundos», número 183, abril de 1910, Madrid, en la página 523, se expresa esta misma idea.

     Son más los testimonios en favor, que los en contra, aunque en esta clase de estudios el mejor testimonio es el de l

a experiencia, y hasta podemos afirmar que el único.

     Con estas indicaciones, entré en deseos de experimentar y comencé a practicarlo. Pero, sin recursos y sin medios para establecer tandas de experimentos, y desalentado, por otra parte, al leer en Alejandro de Humbolt los resultados negativos obtenidos por Riess y Moser, desistí de seguir experimentando.

     Hace unos veite años, como ya he dicho, estudiando y meditando sobre la polarización de la luz, que Malus descubrió en 1908, (su memoria es de 1911), observando con un nícol un rayo de luz reflejado en una vidriera del Luxemburgo desde un balcón de su casa, calle d’Enfer, en París, di en pensar en la «posible sólo para mí entonces», polarización circular, ya hacía tiempo descubierta por Fresnel, pero para mí aun desconocida, y de esta meditación y del estudio de las nuevas teorías sobre la naturaleza de la luz, brotó en mí la idea, que va a terminar esta memoria.

     Para Maxwell, la índole de la luz es eléctrica, o sea:

 

     LA  LUZ  ES  UN  FLUIDO  DE  NATURALEZA  ELECTRICA

 

     Así como el magnetismo es una forma de la electricidad, la luz es otra. En una palabra:

 

               LA LUZ ES ELECTRICIDAD.

     Esto está hoy en la mente de la inmensa mayoría de los físicos.

     Luego, si es electricidad, disponiéndola convenientemente, debe producir los efectos de la electricidad.

     Tomemos, pues, ahora un «rayo polarizado circularmente». Ya hemos visto que consiste en una infinidad de átomos etéreos o electrones, que es lo mismo, dotados de un rapidisimo movimiento circular en planos paralelos, y cuyos centros están todos alineados en una línea perfectamente recta, que es la dirección del rayo. ¿Quién no ve en él un conjunto de pequeñisimas corrientes eléctricas? Cada átomo etéreo es un electrón y cada electrón, circulamdo en el rayo, es una corriente; por tanto, todo rayo de luz polarizada circularmente, es un conjunto de corrientes. Si, pues, se trata de verdaderas corrioentes eléctricas, por tratarse de electrones circulando, que son electricidad, este conjunto «debe desarrollar un campo eléctrico, y ya él, de suyo, y sin más que por su propia virtud, podrá engendrar una corriente en un conductor, que se le acerque rapidamente y corte sus líneas de fuerza.

     Pero, mejor aún : si hacemos caer este manojo de luz así polarizada sobre un pequeño trozo de hierro dulce, este, que penetrará en el campo eléctrico del manojo, por cortar las líneas de fuerza de este manojo, «quedará imanado»; si hacemos que la luz discurra y pulule entre muchos trozos, sin retroceder (pues el retroceso anularía la acción), el conjunto de aquellos daría lugar a un imán, que tendríamos derecho a llamar, si el experimento resultare:

               F O T O – I M A N

     Si ahora encerramos este conjunto en tubo cerrado por un obturador, y arrollamos alrededor del conjunto de estos trozos de hierro, convenientemente dispuestos y sujetos, para que no se altere su posición, un hilo de cobre fino recubierto de seda muchas veces, y hacemos que funcione el obturador, «a cada efluvio de luz, que penetre hasta el foto-imán, se desarrollará una corriente en el hilo, y otra al terminar los efluvios luminosos y magnéticos, con lo que estaría creada una máquina FOTO-magneto-ELÉCTRICA.

     He aquí, señores, mi idea…¿Vana? No lo sé. Lo que sí sé, es que si no es vana, supone la verdad del tema, es decir: «Que la luz, originando electricidad y magnetismo, sería, por intermedio de estos agentes, fuente de energía mecánica».

     Hay que consultar la experiencia, y ésta… da, si no es bien consultada, cada castaña… Acordémonos de los fracasos de Faraday, perfectamente descritos por él (Recherches experimentales sur l’Electricité) y tengamos presente que la potencia visual de sus ojos le salvó, al descubrir las corrientes de inducción.

     Yo he de procurar instituir, si puedo y tengo para ello medios (la experimentación es cara) una serie de experimentos, aunque algo tenga que gastar, para ver si, ya que mi entendimiento ha sido el Le Verrier de este nuevo Neptuno, llega a ser también el Galle, que, con el potente telescopio de la experiencia, dé al mundo la realización de esta idea.

 

     HE DICHO.

 

 

 

     Está, señores, terminada esta memoria.

     Os pido perdón por el hastío que os haya producido.

 

               GLORIA ET AETERNA LAUS DEO OMNIPOTENTI,

 

                SACROSANTO FILIO ET PARACLITO DETUR

 

                               NECNON

 

            DEI MATRI VIRGINI MARIAE EIUSQUE SPONSO JOSEPHO

 

 

                            &&&&&&&&&&&&          

 

 

 

 

 

 

 

   

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mar 032014
 

Reyes Narciso García-Plata.

Introducción.

La legendaria personalidad del trujillano Diego García de Paredes, el bravo soldado del Gran Capitán, alcanzó cierto relieve en la literatura española del Renacimiento y del Barroco a través de las composiciones dramáticas de autores de la talla de Lope de Vega o Juan Bautista Diamante y de obras como la del extremeño Luis Zapata de Chaves. Con el presente estudio pretendemos contribuir a un mayor conocimiento de la figura de García de Paredes y de los hechos históricos en los que participó, mediante el análisis de la comedia La contienda de Diego García de Paredes y el capitán Juan de Urbina, de Lope de Vega, y de la relación que mantiene con su fuente más directa, el poema heroico Carlo Famoso de Luis Zapata.

 

La construcción del personaje literario de García de Paredes. De la ‘Breve suma’ a ‘El valor no tiene edad y Sansón de Extremadura’.

 

La figura del capitán trujillano Diego García de Paredes, caracterizada por su valor indomable y su extremada fuerza física, constituye el eje sobre el que se construyen diversas composiciones literarias del Siglo de Oro. La primera de ellas, en forma de memorias escritas por el propio protagonista, la constituye la Breve suma de la vida y los hechos de Diego García de Paredes, la qual el mismo escribio y la dexo firmada de su nombre, como al fin della parece[1], publicada en Zaragoza en 1559 junto a la Crónica del Gran Capitán. La autoría de esta composición ha sido puesta en entredicho en varias ocasiones debido a determinadas alteraciones cronológicas o históricas ; sin embargo, las dudas han sido despejadas y actualmente es posible afirmar la autenticidad de esta autobiografía[2]. Se trata de un breve texto en el que el autor narra sus hazañas desde su llegada a Roma en 1507 hasta sus últimos días en Bolonia, todas ellas repletas de lances y aventuras, y en las que siempre demuestra una desmesurada fuerza física y un extraordinario valor personal. La obra parece escrita en la última enfermedad del héroe extremeño debido a la caída sufrida cuando intentaba realizar un alarde de fuerza a imitación de otros caballeros, y va dirigida a su hijo Sancho de Paredes, “para que en las cosas que se ofrecieren en defensa de su persona y honra, haga lo que debe como caballero, poniendo a Dios siempre delante de sus ojos y procurando tener razón para que le ayude[3].

Unos años más tarde, en 1566, fue el extremeño Luis Zapata de Chaves[4], natural de Llerena, quien publicó en Valencia su Carlo Famoso[5], poema épico o crónica rimada de los hechos del Emperador que ofrece interesantes noticias de personajes tan destacados como Garcilaso de la Vega, el marqués de Pescara, Juan de Urbina o Diego García de Paredes. Es precisamente en el Canto XXVII en el que el autor se inspira en la figura de estos últimos para crear una contienda imaginaria entre García de Paredes y Juan de Urbina por las gloriosas armas del Marqués de Pescara tras la muerte de éste, según nos indica el encabezamiento de esta capítulo : “En este canto no se contiene otra cosa sino una contienda de García de Paredes y de Juan de Urbina, sobre las armas del Marques de Pescara, donde ante los Generales del campo, y el mismo exercito en Milan da ambos de sus vidas entera cuenta[6]. La acción se desarrollaría, por tanto, en 1526 y Zapata sitúa el escenario de la disputa en las afueras de Milán, en presencia de un abundante ejército de capitanes y soldados. Ante ellos, los dos protagonistas hacen una recapitulación de sus respectivas vidas y hazañas para justificar la demanda de las armas del Marqués. Es más que probable que el autor se inspirara en el motivo del desafío entre Ulises y Ayax de Thelamon por las armas de Aquiles recogido en el libro XIII de las Metamorfosis de Ovidio, que Zapata, como buen conocedor de los clásicos, conocería[7]. En ambos casos los protagonistas se disponen a enumerar sus méritos ante un público formado por los capitanes y sus tropas ; al igual que en el texto ovidiano ningún otro héroe se atreve a disputar las armas del glorioso Aquiles, salvo Ulises y Ayax, en el canto de Zapata tan sólo Diego García de Paredes y Juan de Urbina osan a reclamar las del marqués de Pescara ; del mismo modo, tanto Ayax como García de Paredes se asombran de la osadía y el atrevimiento de sus contrincantes al solicitar las armas, puesto que se consideran superiores ; y en ambos textos se enfrenta la extremada bravura al poder de la elocuencia, aunque con resultados distintos : si en las Metamorfosis Ulises consigue de la Asamblea los codiciados tesoros y Ayax, despechado, se da muerte con su propia espada y su sangre se convierte en la flor llamada jacinto, en la composición de Zapata, en cambio, el jurado determina no entregar las armas a ninguno de los dos sino colgarlas en el templo del Marqués para que sirvieran de ejemplo, si bien Juan de Urbina había apuntado esta posibilidad.

En lo que también coinciden las dos es en la exposición ordenada de los méritos de cada uno de ellos por turnos. Así, cuando en el texto de Zapata el capitán García de Paredes expone sus heroicas hazañas, el autor sigue fielmente la Breve suma escrita por el protagonista de los hechos y traslada a octavas el contenido de la misma. A partir de ahí, introduce algunas modificaciones de acuerdo con sus intereses, como la ampliación con determinados sucesos que no figuran en la autobiografía y que el autor conocería por las crónicas, como la intervención de Paredes en las batallas de Garellano y Pavía,   aunque en esta última no participara. Igualmente, se añaden los argumentos de Juan de Urbina, ajenos a la Suma, pero necesarios por la propia naturaleza de la contienda.

Algunos años más tarde Lope de Vega escribe una comedia en la que se basa en el motivo creado por Zapata, La contienda de Diego García de Paredes y el capitán Juan de Urbina[8]. Fechada en 1600 y representada en Jaén en 1614 según las licencias que van al final del manuscrito, la composición dramatiza la misma disputa de García de Paredes y el capitán Juan de Urbina sobre la adjudicación de las armas del Marqués de Pescara, por lo que es posible afirmar que Lope toma la composición anterior como fuente directa sobre la que construir su comedia, tal y como veremos posteriormente. El dramaturgo pone en escena o narra la mayor parte de los hechos contenidos en la Suma y en el texto de Zapata creando una comedia que respeta los planteamientos dramáticos del autor y del teatro de la época, situándose en el grupo que Menéndez Pelayo ha denominado de “crónicas y leyendas dramáticas de España”.

Frente al texto de Zapata, de marcado carácter literario, y a la composición dramática de Lope, en 1621 Tomás Tamayo de Vargas publicó Diego García de Paredes : Relación breve de su tiempo[9], obra en la que se recogen las noticias de la Breve Suma y se amplían con los datos que proporcionan las historias italianas y españolas y determinados documentos originales, por lo que constituye la primera biografía del héroe extremeño.

También en el siglo XVII, Juan Bautista Diamante, dramaturgo del ciclo de Calderón, se centró en la figura de García de Paredes para la creación de otra composición teatral, El valor no tiene edad y Sansón de Extremadura[10]. En esta comedia el protagonista, al comienzo de la segunda jornada, también realiza una relación de sus hazañas heroicas en un largo discurso con claros aires de romance ante la figura del propio Emperador. En él se recogen tanto las noticias de la Suma como aquellas que figuran en las crónicas o que pertenecerían a las leyendas que circularon desde muy temprano sobre las fuerzas hercúleas del trujillano, las mismas que admiraron autores como Cervantes, quien en El Quijote ya recogía algunas de sus anécdotas. Al referirse a la Breve suma que aparece junto a la Crónica del Gran Capitán, el autor pone en boca del cura las siguientes palabras :

 

“…y este Diego García de Paredes fue un principal caballero, natural de la ciudad de Trujillo, en Estremadura, valentísimo soldado, y de tantas fuerzas naturales, que detenía con un dedo una rueda de molino en la mitad de su furia ; y, puesto con un montante en la entrada de una puente, detuvo a todo un innumerable ejército, que no passase por ella ; y hizo otras tales cosas, que como si él las cuenta, y las escribe él asimismo, con modestia de caballero y coronista propio, las escribiera otro, libre y desapasionado, pusieran en su olvido las de los Hétores, Aquiles y Roldanes”[11].

 

Aunque la hazaña de la rueda de molino en realidad corresponde al capitán Alonso de Céspedes[12], la cita de Cervantes viene a insistir en la fama casi legendaria de fortaleza y de valor que alcanzó García de Paredes, la cual le valió los sobrenombres de Sansón de Extremadura y Hércules de España.

 

 

El ‘Carlo Famoso’ de Zapata como fuente de la comedia lopesca.

 

Una vez que hemos realizado un somero acercamiento a la figura de Diego García de Paredes en las letras españolas del Siglo de Oro, nuestro interés nos lleva a ocuparnos de las relaciones existentes entre la comedia de Lope de Vega y el canto XXVII del Carlo Famoso de Luis de Zapata.

La contienda de Diego García de Paredes y el capitán Juan de Urbina, fechada en 1600 y encuadrada en las comedias de crónicas y leyendas dramáticas de España, no ha despertado demasiado interés entre los críticos. Menéndez Pelayo[13], al ocuparse de ella resalta, sobre todo, su relación con la Suma de Paredes, la cual considera fuertemente enlazada con la comedia de Lope, ya que basó en ella numerosas escenas de la obra y utilizó el material que ésta proporcionaba, ya en narración, ya en la propia acción. Sin embargo, aunque es cierto que los acontecimientos reseñados en la autobiografía de Paredes están presentes en la comedia, también parece seguro que Lope los imitaría a través de la composición de Zapata como ya apuntara Terrón Albarrán[14]. En efecto, no sólo se inspira en el asunto de la contienda entre los dos personajes que aparece en el Carlo Famoso, sino que además recoge determinados pasajes que no existían en la Suma sobre cuyo origen se preguntaba Menéndez Pelayo. Por tanto, tampoco sería demasiado preciso afirmar que la comedia estaba basada en la contienda de Ayax y Ulises de las Metamorfosis ovidianas, ya que, igualmente, pasaría una vez más por la composición del extremeño.

La comedia se basa en determinados sucesos históricos sobre la vida y hazañas de Diego García de Paredes, si bien éstos estarían en función del motivo que unifica toda el drama : la contienda con Juan de Urbina por las armas del Marqués de Pescara. Pese a todo, Menéndez Pelayo consideraba que la comedia era anecdótica y que carecía de todo género de unidad, ya que comprendía tres acciones principales que vendrían a corresponderse con cada uno de los tres actos de los que se compone el drama : los hechos de García de Paredes en Italia, la atroz venganza que el capitán Juan de Urbina tomó en su adúltera mujer, y la disputa entre Paredes y Urbina sobre la adjudicación de las armas del marqués.

 

Las hazañas de Diego García de Paredes en Italia.

El primer acto se corresponde con los hechos protagonizados por Paredes y sus hombres en Roma. En él se presentan ya los personajes principales : Diego García de Paredes y su hermano Álvaro, Juan de Urbina, y los compañeros Zamudio y Pizarro, además de otras figuras que intervienen puntualmente, algunas de ellas de gran importancia histórica como el Gran Capitán y el Duque de Urbino.

El acto comienza con uno de los primeros hechos relatados en la Suma de Paredes, cuando, tras la llegada a Roma, el héroe y sus amigos, al verse necesitados y por no darse a conocer a su pariente el cardenal de Santa Cruz, tienen que dedicarse a ganarse el vestido robando a los caminantes  en la oscuridad, suceso que se menciona en las octavas de Zapata y en la Suma :

 

“A ocho de Marzo del dicho año se vieron mis compañeros y yo más necesitados que solíamos, y andábamos tan alcanzados con el poco partido, que era forzado ir de noche á buscar ventura de enemigos, y lo que se ganaba íbamos á vender á Nápoles, y así teníamos también mozos ganando el vestido.”[15]

 

La elección de este suceso por parte de Lope de Vega está plenamente justificada por su carácter acorde con los intereses dramáticos de la época, ya que los lances de capa y espada eran muy del gusto del público. De ese modo se explicaría la escena con que comienza la composición, en la cual Paredes y Urbina, acompañados de Zamudio, se dedican a robar capas a ciertos caballeros romanos. Así, cuando se topan con una dama, se da paso a un divertido incidente en el que los dos protagonistas y Zamudio compiten por la compañía de la mujer, escena que supone una variación del material imitado, probablemente para comenzar la comedia con una situación sorprendente que desde el principio captara la atención del auditorio.

En seguida se informa de que los tres caballeros españoles han entrado a formar parte de la guardia papal, al igual que Pizarro y Álvaro García de Paredes. Es en una conversación de estos dos últimos en la que Pizarro lo comunica al auditorio :

 

 

Volviendo a nuestra plática, me alegro

que García de Paredes, vuestro hermano,

y Juan de Urbina, que en el manto negro

de la noche vivían por su mano,

Juan de Vargas, Zamudio y Montenegro

hoy sirvan al Pontífice romano ;

que no es tan bajo el oficio el de la guarda,

pues es soldado y honra su alabarda.[16]

 

Esta circunstancia ya se hallaba recogida tanto en la Breve suma como en el texto de Zapata, en el cual leemos :

 

Llegue el mismo año a Roma con mi hermano,

Donde haviendo gran falta de dineros,

Por no nos descubrir a un primo hermano

Cardenal, fuymos luego alabarderos

Del Papa, en este officio tan no ufano,

Tuvimos al llegar por compañeros,

A Villalba, y Çamudio en la officina,

Iuan de Vargas, Piçarro, y Juan de Urbina.[17]

 

El siguiente suceso escenificado es el enfrentamiento con unos caballeros italianos a raíz de la disputa surgida cuando se entretenían tirando la barra, el mismo que se relata en la Suma y que posteriormente retomará el Canto XXVII del Carlo Famoso :

“…nos topó un día la guarda del Papa donde estábamos tirando á la barra unos con otros, de lo cual el Papa holgaba. Llegaron algunos caballeros á tirar, y entre ellos había uno que se tenía por gran tirador y éste dijo á mi hermano si sabía quién tirase cien escudos, que él se los tiraría. Mi hermano dijo que sí, y éste se desnudó en calzas y en camisa y puso cien ducados y demandó del tirador que había de tirar y tomó la barra. Yo, no entendiendo de dineros, le dije que si quería tirar por gentileza ; y éste, enojado de mí, dijo que me fuese a tirar con otros como yo, que no era su honra tirar conmigo. Yo le dije que mentía, y sus compañeros y criados echaron mano á las espadas y yo á la barra que él había dejado, y con ella nos defendimos á su daño, que matamos a cinco de ellos y más de diez heridos. Por donde se revolvió la Corte de tal suerte, que mandó el Papa que prendiesen á los romanos por el poco respeto que tuvieron y nosotros fuimos dados por libres.”[18]

 

 

 

Al igual que en sus precedentes, el episodio de la barra coincide con la noticia del levantamiento de Montefrascón, suceso que motiva que Paredes se dé a conocer a su tío, el Cardenal de Santa Cruz[19]. En nuestra comedia, Pizarro recapitula lo sucedido e informa a Zamudio, y en sus palabras es posible encontrar una extraordinaria similitud con los modelos imitados :

Tirábamos delante del Pontífice

a la barra García de Paredes,

Alvaro, Montenegro y Juan de Urbina :

llegaron a mirarnos noble gente

y buena parte del infame vulgo,

cuando un hidalgo, puesto en medio, dice

que tirará con todos arrogante.

Desnudóse, y poniendo cien escudos,

sobre querer tirar por gentileza,

dijo a Paredes cosas mal pensadas ;

desmintiéndole, y haciendo de la barra,

no sé que fue, pero matamos cinco,

sin otros diez que van descalabrados.

Prendiéronnos a todos ; pero el Papa,

sabida la verdad, nos dio por libres

y a Paredes ha honrado, como es justo ;

el cual, cansado de esta humilde vida,

se ha dado a conocer, y fue acertado,

al cardenal de Santa Cruz, su tío,

y queda hecho capitán del Papa

contra Montefrascón, que se rebela[20].

 

Tras darse a conocer se le asignó una compañía, por lo que el héroe se apresuró a repartir los cargos de la misma entre sus compañeros :

Hago mi alferez a Urbina,

y mi sargento a mi hermano ;

que de uno y otro me inclina

ver el valor soberano

con que a la virtud camina ;

y por cabos de ella irán

Pizarro y Zamudio[21].

Obsérvese, nuevamente la similitud con la obra de Zapata :

De la que fue mi Alferez Iuan de Urbina,

Y Alvaro de Paredes mi Sargento,

Y Villalva, y Piçarro à tal ruina,

Y Çamudio, los cabos de tal cuento…[22].

 

La variación en la comedia de Lope se produce al unirse a este grupo Clarinda, la dama por la que habían disputado su compañía los protagonistas al comienzo de la composición, lo que permite introducir una nueva situación cómica de tema amoroso que había de ser muy al gusto del auditorio en la que Paredes expone su manera de querer. Dicha comicidad se deriva de la caracterización del protagonista como un hombre escasamente delicado con las mujeres y únicamente dedicado a las armas como él mismo afirma :

Seguí las armas, que amor

no me debe pensamiento,

y así tan libre y exento

vivo, siguiendo mi humor[23].

 

Pero también surge del hecho de que a pesar de las “muestras de afecto” del hercúleo trujillano, la dama se halla rendida de amor por él y se dispone a marchar a la batalla con su compañía como paje o mochilero, lo que, a su vez, permitirá emplear otro recurso muy del gusto de la época como es el de la mujer vestida de hombre.

Estas escenas, en las que el autor se aparta de los modelos, pretenden proporcionar variedad  e interés alternando los sucesos guerreros con los amorosos y captar de ese modo la atención del espectador.

Su presencia en la obra permiten introducir, al mismo tiempo, un salto temporal con respecto a los hechos relatados en la Suma, por lo que los sucesos de Montefrascón se condensan en palabras de Paredes cuando se presenta ante el General del Papa : 

El mismo soy, y el que, sirviendo al Papa,

tomé a Montefrascón, subiendo al muro

de unas enramadas de dos álamos

y unas travesadas fuertes cuerdas ;

maté las centinelas por mis manos,

rompí del enemigo las banderas,

en la plaza saltando desde el muro ;

y vuelvo a Roma con iguales honras.

Reformándose algunas compañías,

Su Santidad, como lo veis, me manda

que con la mía sirva en esta empresa[24].

 

En esta ocasión el acto finaliza con unos de los sucesos que se enmarcan en el contexto histórico de la guerra del Papa contra el duque de Urbino, favorecido éste último por el Gran Capitán. Entonces se ponen en escena los hechos narrados en la Suma e imitados por Zapata :

“ y porque peleando con ellos dije “España, España” fuí reprendido del Capitán Césaro Romano, diciendo que yo era traidor. Yo le dije que mentía, y fue necesario combatir y Dios me dio victoria y le corté la cabeza, no queriendo entendelle que se rendía. Sabido por el Papa, mandóme quitar la compañía porque me prendiesen, y así se hizo y fui preso en la tienda del General ; y a media noche aventuré salirme, tomando de la guardia una alabarda y con ella maté la centinela y salí fuera, y la guarda tras mí hasta la guarda del campo y allí reparé por la mucha gente que venía. El capitán, alborotado, detuvo la gente con mano armada, no sabiendo por qué fuese yo así á la centinela, demandándome el nombre ; yo no se lo supe dar y acometióme y matélo, y así salí fuera del fuerte y fuíme al campo del Duque…”[25]

 

Con la huida de Paredes y sus hombres finaliza el primero de los actos que, como hemos venido observando, sigue muy de cerca el contenido de las memorias del héroe y de las octavas del Carlo Famoso.

 

El capitán Juan de Urbina.

En el segundo acto, en cambio, se produce un mayor distanciamiento de los modelos en los que basa la composición, pues ya no los sigue el autor paso a paso. Aunque se mantienen determinadas referencias, es  posible observar un giro en los planteamientos.

En la escena con la que se abre esta jornada Zamudio nos informa del paso del tiempo y para ello enlaza con los hechos con los que se cerró la anterior : tras dar muerte a Cesar Fabricio y romper la prisión, Paredes y sus compañeros pasaron al ejército del Duque de Urbino y el Gran Capitán, y, una vez unido a éste, peleó en numerosas batallas y participó en abundantes hazañas. El personaje de Zamudio las resume con rápidas alusiones a hechos tomados de sus modelos como la tregua determinada por ambas partes y el posterior combate en el que intervinieron en grupos de once caballeros[26].

A continuación relaciona otros sucesos de Paredes que no figuran en la Suma,  pero sí en el poema de Zapata, debido a su importancia. Nos referimos a la participación del héroe trujillano en batallas como la de Garellano, de la que nos ha quedado testimonio tanto en documentos de la época como en La Historia del Gran Capitán Gonzalo Fernández de Córdoba y de las guerras que hizo en Italia[27].

Más tarde, se nos informa de cuál es el contexto en el que se sitúan los sucesos de acto segundo, el sitio de Pavía por los franceses:

Aquí con el de Pescara,

que, como veis, ha venido

a socorrer a Pavía

que la entregue ha puesto sitio,

están Urbina y Paredes,

de opinión y hacienda ricos,

dando su consejo y armas

fama al tiempo, al mundo libros.[28]

 

No obstante, la participación de Paredes en estos hechos es incierta, pues cuando tenía lugar la memorable batalla, el hercúleo extremeño se encontraba resistiendo los ataques al reino de Nápoles[29]. A pesar de todo, Lope sitúa a su protagonistas junto al Marqués de Pescara y enmarca los siguientes sucesos en uno de los ataques de los españoles a los franceses, en el momento en que se preparaban para realizar una encamisada. Las referencias históricas se emplean, fundamentalmente, para proporcionar una marco en el que desarrollar los acontecimientos. Los sucesos escenificados bien pudieran referirse a la sorpresa de Melzo, realizada por dos mil españoles por medio de la estratagema de los encamisados al mando de los Marqueses de Pescara y del Vasto, que pareció un presagio de la valiente victoria que esperaba a las armas españolas.

Más tarde, también se presenta una escena en la que, tras la derrota del ejército francés en Pavía, a consecuencia de la cual quedó preso Francisco I, los estados italianos constituyeron una Liga contra el rey Carlos V para favorecer a Italia, una alusión a la Liga Santa o Clementina firmada por el Papa Clemente VII, la república de Venecia y el duque de Milán con Francisco I. Esta escena se completa con otra de carácter simbólico en la que el Marqués de Pescara renuncia a ser rey de Nápoles a petición de esta Liga, demostrando de ese modo su lealtad al Emperador.

Aunque en todas estas acciones aparecen juntos Paredes y Urbina, hay que señalar que, en esta ocasión, se concede una especial atención al personaje de Juan de Urbina, puesto que en el segundo acto se escenifican dos de los incidentes protagonizados por él que ya aparecían en el Canto XXVII del Carlo Famoso y no en la Breve Suma, y que, por tanto, contribuyen a confirmar la obra de Zapata como la fuente fundamental de Lope de Vega para su comedia. Se trata del enfrentamiento de Urbina con el coronel Salcedo y de la venganza del capitán a su adúltera esposa. El primero de estos incidentes es relatado por Paredes en las octavas de Zapata para desprestigiar a su adversario :

Que à rebolver un campo solamente

Basta su desconcierto, y su denuedo,

Pues que, estando es señor Marques presente

Su General, sobre alçame alla el dedo,

Dio un bofetón ant`el osadamente

Y corto un braço al Coronel Salzedo…[30]

 

En ese mismo texto, Juan de Urbina se justifica y relata lo que sucedió posteriormente, tal y como se pone en escena en la obra de Lope : ante la presencia del Marqués y la desaprobación de éste, se disculpa humildemente entregando su espada[31].

El segundo de los hechos es la venganza de Juan de Urbina por el adulterio cometido por su esposa : la hace embarcarse con toda su familia y pertenencias, y en alta mar los anega a todos. Menéndez Pelayo, al no encontrar el caso del capitán en los libros de historia, opinaba que se trataba de una tradición de familia que Lope pudo oír de labios de su primera mujer, doña Isabel de Ampuero Urbina y Cortinas[32]. Sin embargo, sus dudas se resuelven al encontrar el precedente del texto de Zapata, en el que se desarrolla el motivo imitado por Lope. Este es otro de los argumentos empleados por Paredes para desacreditar a Urbina en la contienda del Carlo Famoso, en el que leemos :

Mato al qu`era el autor, que yo no sabría

Contar como esto fue, o de que manera,

Y en su casa en Napoles un dia

Muy alegre viniendo, entró defuera :

Y fingiendo despues que se quería

Asolazar andar por la ribera,

Metio en una barqueta en las marinas

Su muger, gente, y gatos, y gallinas.

Despues qu`entro en las ondas mas saladas,

Diziendoles lo qu`el hazer queria

Una à una à sus mugeres y criadas

Y echo à un hijo pequeño que tenía :

Y à su muger despues à cuchilladas

La echo en la profunda agua del mar fría,

A fondo, y aun la barca en que viniera,

Y se salió nadando á la ribera[33].

En nuestra comedia, Urbina, en primer lugar, da muerte a Horacio, el amante de su mujer, y más tarde lleva a cabo la venganza con su esposa tal y como se relata en el modelo :

Llevarla quiero a la mar,

con su gente, en una barca,

donde si una vez se embarca,

todos me lo han de pagar

(…)

Y para que infames tratos

paguen inocentes cuellos,

tengo que embarcar con ellos

hasta los perros y gatos.

No hay que quedar cosa viva

en mi casa que no muera,

y es la honra herida fiera

que de toda razón priva[34].

 

Como podemos observar, si Lope en el primer acto se centraba en las hazañas de Diego García de Paredes en tierras italianas siguiendo fielmente el contenido de la Breve Suma y del poema de Luis de Zapata ; en el segundo acto, en cambio, se centra en los hechos atribuidos a Juan de Urbina que únicamente aparecían en el Carlo Famoso, concediendo, de ese modo, una importancia similar a ambos personajes para pasar posteriormente a ocuparse de la disputa surgida entre ellos a raíz del requerimiento de las armas del Marqués, disputa que tendrá lugar en el último acto de la composición.

 

La contienda entre García de Paredes y Urbina.

En efecto, en el tercer acto se pone en escena el asunto que da título a la comedia, no sin antes proporcionar un marco histórico a los acontecimientos. En esta ocasión, los hechos se sitúan tras el saco de Roma. Don Hugo de Moncada[35] abre la jornada con la noticia de la muerte del Marqués de Pescara a Paredes, quien en seguida manifiesta su intención de solicitar sus armas. Más tarde Zamudio evoca los desgraciados hechos de Roma y la reacción de Carlos V, que hizo guardar luto a su Corte suspendiendo los festejos que se celebraban por el nacimiento de su hijo Felipe.

Mientras tanto, un incidente más ante de la contienda entre los dos personajes : don Pedro Caballero, hermano de la esposa de Urbina pretende vengarse de éste por la muerte de su hermana, mediante un engaño con la cortesana Felisena, aunque no podrá conseguir sus propósitos, ya que el capitán Urbina arremete contra don Pedro y varios soldados haciendo un alarde de fuerza. Esta escena permite introducir un elemento original en una comedia que, por lo demás, poco presenta de novedoso, y sirve para retrasar el desenlace de la composición.

Cuando, más tarde, Álvaro García de Paredes le entrega a su hermano una carta de Urbina en la que le comunica su decisión de competir con él por las armas del Marqués, se plantea ya de forma directa el asunto imaginado por Zapata en el Canto XXVII del Carlo Famoso. A partir de ese momento y hasta el final de la comedia la imitación es completa, siguiendo Lope de Vega, paso a paso, el texto del extremeño.

El Marqués del Basto y Don Hugo de Moncada introducen la contienda explicando que se realiza a imitación de los griegos, pues las armas debían darse al que mejor probara en larga arenga sus hazañas.

El escenario de la disputa nos la proporciona aquí la acotación escénica :

Descúbrese un templo y un sepulcro de paños negros con el cuerpo del Marqués armado, y los escudos de sus armas alrededor y seis hachas en sus blandones ardiendo : toman sillas don Hugo y el del Basto, y van entrando, al son de cajas y trompetas, todos los que pudieren por una parte, y detrás Paredes, y por la otra otros tantos, y detrás Juan de Urbina…”[36]

 

Mientras que en el Carlo Famoso, el marco es diferente :

 

…Y en un ancho y verde prado,

Dond`el Marques plantar hizo unas tiendas :

Fue todo el Imperial campo ayuntado,

Para determinar estas contiendas,

Donde hable cada uno en su derecho,

Y dense al que más cosas haya hecho.

Los Capitanes todos se assentaron,

Y estando alrededor toda la gente…[37]

 

A continuación, tienen lugar los respectivos discursos de Paredes y de Urbina, en los que no nos detendremos demasiado debido a que presentan demasiadas similitudes. Baste señalar que en ambos casos se emplea la misma estructura, el mismo orden, y las mismas anécdotas. En primer lugar interviene García de Paredes, quien, asombrado por el atrevimiento de su adversario, comienza el discurso desacreditando a Urbina por su falta de linaje y sus acciones anteriores, frente a él, procedente de una noble familia, y protagonista de numerosas hazañas memorables :

 

Diego García soy yo

de Paredes ; no paredes

de cal y canto y ladrillo,

sino de nobleza fuerte.

Sancho de Paredes fue

mi padre, y no hay más que pruebe,

caballero de Trujillo

con mil cruces en parientes.

Si por hazañas me tocan,

que hoy tan vivas resplandecen,

y aunque todos las sabéis,

mi justicia os las refiere[38].

 

A partir de este momento el discurso del soldado trujillano se limita a sintetizar el desarrollo de Zapata, que, a su vez, sigue fielmente los hechos narrados en el texto compuesto por el propio héroe, muchos de los cuales habían sido puestos en escena en el primer acto de nuestra comedia : desde la llegada a Roma tras una diferencia con Ruy Sánchez de Vargas, su cargo de alabardero del Papa, el episodio de la barra, su participación en el levantamiento de Montefrascón o en la guerra del Papa con el duque de Urbino, hasta su paso al ejército del Gran Capitán tras dar muerte al General. Continúa con un nuevo descrédito de su compañero Juan de Urbina por la venganza que tomó con su adúltera esposa, para pasar a enumerar toda una serie de nuevas aventuras : la escapada de Rávena, la contienda con el coronel Palomino, el combate de trece a trece, la defensa del Gran Capitán ante el rey, o los altercados con varios rufianes y prostitutas en Coria y con un zapatero en Trujillo (episodio éste inventado por Zapata, ya que no aparecía en la Suma). Por último, deja de relatar lo que ocurrió en otras batallas como la Pavía para dar paso al discurso de su contrincante.

Es el turno de Juan de Urbina, que en principio se defiende de las acusaciones de Paredes complaciéndose de ser el primero de su linaje :

No es menos gloria el ser yo

el primero de mi casa,

pues ser postero en la suya

le da a Paredes ventaja[39].

 

Tras aludir a la época en la que fue alabardero del Papa y participó con el soldado extremeño en varios episodios, también él arremete contra su adversario destacando que en todas sus hazañas Paredes actúa con fiereza y locura, irreflexivamente, frente a él, que, por el contrario, actúa con cordura. Así  justifica sus actuaciones con su esposa y con el coronel Salcedo por tratarse de afrentas : afirma que él pone la mano a la espada cuando por su rey, por un amigo, o por su honra. Ante la bestial valentía de Paredes, él resalta su táctica y su participación en grandes victorias del Marqués de Pescara como las de Navarra o Milán.

 

 

Termina su intervención pidiendo al jurado que le conceda las armas o que las cuelguen en el templo del Marqués por honra de su fama. Y, al igual que en el poema de Zapata, todos determinan que no deben darse a ninguno de ellos, sino que es preferible que permanezcan en el templo, con lo que finaliza la comedia.

 

Conclusiones.

Podemos concluir confirmando que el poema heroico Carlo Famoso de Luis de Zapata constituye la fuente principal de Lope de Vega a la hora de construir su comedia La contienda de Diego García de Paredes y el Capitán Juan de Urbina. A pesar de que tradicionalmente se venía señalando la Breve Suma de los hechos de Diego García de Paredes como el modelo de Lope, a través del presente análisis creemos haber demostrado que si coincide con los hechos relatados en la Suma es en la medida en que éstos constituyen la fuente fundamental del texto de Zapata, si bien tanto el asunto como el desarrollo del mismo y determinadas anécdotas están tomados de la composición del extremeño.

Así, para la creación de su obra, Lope selecciona una serie de hechos del material ofrecido por Zapata en función del interés dramático de los mismos y los pone en escena con muy pocas variaciones. A partir de ahí, los distribuye de forma equilibrada y les proporciona un marco histórico. De ese modo, dedica el primer acto a la figura de García de Paredes, el segundo, a Juan de Urbina, y el tercero, a la contienda de ambos por las armas del Marqués de Pescara. En el primero de los casos sigue fielmente las octavas del Carlo Famoso y el contexto histórico proporcionado por los modelos para escenificar las aventuras del protagonista en Italia, con escasísimas innovaciones las escenas que introducen el tema amoroso, fundamentalmente. En el segundo acto, la originalidad viene dada por la necesidad de aportar un presente a la representación : frente a la obras anteriores, en las que se relatan los sucesos pasados, en nuestra comedia, como en toda obra dramática, es necesario que los acontecimientos sucedan ante el espectador, por lo que el autor sitúa los hechos cercanos a la batalla de Pavía. Esta circunstancia no impide, en cambio, que en ocasiones se presenten relaciones de hechos anteriores con la finalidad de condensar información y respetar la economía dramática, sobre todo al comienzo de cada acto para informar así al espectador del paso del tiempo transcurrido entre los mismos. Por último, en el tercer acto se lleva a cabo la contienda que da título a la composición y es en ese momento cuando se realiza una imitación más directa del original.

Lope consigue así una comedia escasamente novedosa, cuyo principal mérito es actualizar el material existente confiriéndole un carácter dramático y representable, adaptándolo a las necesidades teatrales. De ahí la utilización de recursos como el de la mujer vestida de hombre muy del gusto del público o la selección de los sucesos que más podían interesar al auditorio. El resultado de todo ello es una obra más que contribuiría a la fama de la figura del Sansón extremeño y que participaría del recuerdo de su legendaria personalidad.

REYES NARCISO GARCÍA-PLATA.

C


[1] Reeditada por A. Rodríguez Villa en Crónicas del Gran Capitán, Madrid, Bailly (NBAE, X), 1908, pp.255-259. (Todas nuestras citas estarán tomadas de esta edición).

[2] M. Muñoz de San Pedro (autor de la biografía del héroe: Diego García de Paredes, Hércules y Sansón de España, Madrid, 1946) aportó el testamento de Hernando Corajo, fechado en 1513, para clarificar el problema (“Documentación familiar de Diego García de Paredes”, en REE, 1956, pp.1-58), así como el testimonio de Luis de Tapia y Paredes, bisnieto del héroe, que afirma haber poseído las memorias autógrafas (“Documentación histórica de Diego García de Paredes”, en REE, 1949, pp.303-337). No obstante, Menéndez Pelayo -quien reproduce dichas memorias en sus Estudios sobre Lope de Vega (ed. A. Bonilla y San Martín, Madrid, CSIC, 1949, t.V, pp.341-349)- opina que la Breve suma está corrompida o interpolada, aduciendo determinados ejemplos al respecto.

[3] Breve suma…, ed. cit., p.259.

[4] Sobre este autor, vid. E. Segura Covarsí, “El escritor de Llerena, Don Luis Zapata”, en Alcántara, XII, nº105-107, 1956, pp.3-15.

[5] Luis Zapata de Chaves, Carlo Famoso, edición facsimilar con un introducción de M. Terrón Albarrán, Badajoz, Diputación Provincial, Institución Pedro de Valencia, 1981. (Todas nuestras citas, tomadas de esta edición).

[6] ibidem, p.147.

[7] Bien en el texto latino, bien a través de la versión de Juan de Mena incluida a continuación de su traducción de la Ilíada, la “Contienda que ovieron Ayax de Thelamon y Ulises ante los príncipes y pueblos de Grecia, delante de Troya”, un poema de 76 octavas, libremente traducido del libro XIII de las Metamorfosis ovidianas, que se publicó en Valladolid en 1514 (vid. M. Menéndez Pelayo, Biblioteca de Traductores Españoles, Madrid, CSIC, 1953, t.III, pp.156-157).

[8] Publicada en Obras de Lope de Vega, ed. M. Menéndez Pelayo, Madrid, Atlas, BAE, XXIV, 1968, pp.289-349. (Citamos por esta edición).

[9] Publicada en Madrid, por Diego Díaz de la Carrera, en 1621.

[10] Diamante, J.B., El valor no tiene edad y Sansón de Extremadura, ed. Mesonero Romanos, en Dramáticos posteriores a Lope de Vega, II, Madrid, Rivadeneyra (BAE, XLIX), 1859, pp.19-41.

[11] Cervantes, M. de, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha, ed. Vicente Gaos, Madrid, Gredos, 1987, t.I, pp.646-647 ( Cap.XXXII, I Parte).

[12] El error viene siendo señalado por los distintos editores de la obra cervantina (vid. ed. cit., p.646).

[13] En Estudios sobre Lope de Vega, ed. cit., pp.341-349.

[14] El autor afirma : “Es inequívoco admitir que la obra de Lope de Vega se sustenta en el asunto que, de modo original, imaginó la lira de Don Luis. Si esto es indudable ¿por que no iba Lope a tener por modelo, no ya la Suma de Paredes, sino el propio Carlo Famoso ? Pudiéramos admitir que el genio de Lope trocó en fácil verso lo que Don Luis labró a costa de dificultades de metro e inspiración en sus octavas. En cierta manera pudo ser un ‘fusilamiento’ literario con los honores debidos. Pero yo no tengo dudas de que Lope cuando escribió su comedia, más que la Suma lo que tuvo a mano fue el Carlo Famoso” (ed. cit., p.LXXIX).

[15] Breve Suma…, ed. cit., p.255.

[16] La contienda…, ed. cit., p.297.

[17] Carlo Famoso, ed. cit., fol.148a.

[18] Breve Suma…, ed. cit., p.255

[19] Tanto en el Carlo Famoso como en la Breve Suma se afirma, en cambio, que el parentesco que les une es el de primos.

[20] La contienda …, ed. cit., p.300-301.

[21] Ibidem, p. 301.

[22] Carlo Famoso, ed. cit., fol.148b. Detalle tomado de la Suma, a la que sigue paso a paso : “Fue mi alférez Juan de Urbina, y mi hermano  Sargento, y Pizarro y Villalba y Zamudio cabos de escuadra…”, ed. cit., p.255.

[23] La contienda…, ed. cit., p.302.

[24] ibidem,  pp.307-308. Cfr. “Así a  Monte Frascon al fin llegamos, / De noche muy callados caminando, / Y al Burgo del lugar nos arrimanos, / Sin que nadie sintiesse nos llegando : / Yo al muro eche dos leños, cuyos ramos / Por las almenas, y entre atravesando, / Por cuerdas, y ante todos sin ruydo / Sobre el muro subi, sin ser sentido. / (…)Yo a la puerta muy grande a quebrantalla / Y aunque eran los cerrojos no livianos, / Los quebranté yo solo con mis manos. / Y en las plaça en que havia ocho vanderas, Las rompió entrando nuestra Infantería / Bueltas en Roma luego estas vanderas / Se acabaron, sino sola la mía…”, Carlo famoso, ed. cit., fol.148a.

[25] Breve Suma…, ed. cit., p.256.

[26] En las octavas de Zapata se alude a trece por trece, resultando uno más que en el texto de la Suma, puesto que el autor incluye a un personaje que no figuraba en las memorias, el del Coronel Zamudio que, como venimos observando, ocupa un destacado papel en nuestra comedia. Ya Menéndez Pelayo, siguiendo los Anales de Zurita, se encargaba de señalar que en el desafío de Barleta, los hombres que participaron fueron once (Estudios…, op. cit., p.350)

[27] En la que, refiriéndose a esta batalla, se lee :“Las maravillas  que en armas se hicieron aquel día en el puente y fuera de ella por los capitanes y soldados es cierto que los que las vieron tenían en poco lo que Plutarco en sus Vidas y Tito Livio en sus Décadas escribieron. De Diego García  de Paredes ni palabras bastan para lo contar ni razones para lo dar a entender”, en Crónica del Gran Capitán, ed. cit., pp. 408.

[28] La contienda…, ed. cit., p.315.

[29] Terrón Albarrán así lo señala en su introducción al Carlo Famoso, (ed. cit., p.LXXVII). En aquel tiempo García de Paredes estaba ya licenciado y sin compromisos militares y, al ver atacado Nápoles, acude sin ser llamado y sin sueldo para defender a la ciudad del ataque francés.

[30] Carlo Famoso, ed. cit., fol.151a.

[31] “Y ante el señor Marques asi esto hecho,/Que entonces contra mi estava de punta,/Humilde, y puesto ant`el por tierra el pecho/Le di mi misma espada por la punta :/El campo todo en esto con despecho/Que el Marques con ira algo barrunta,/Alço luego una grita en tal mohina,/Diziendo : biva, biva Iuan de Urbina./Sabe el señor Marques, que`sta presente,/Como yo assosegue, y de que manera,/Por esto ant`el reprendi la gente/Y ant`el torne mas blando que una cera…” (ibidem, fol. 152b).

[32] Estudios…, op. cit., p.351.

[33] Carlo Famoso, ed. cit., fol.149b.

[34] La contienda…, ed. cit., p.330.

[35] Junto con los Colonna, Hugo de Moncada había preparado un atrevido golpe de mano, con objeto de obligar al Papa a apartarse de la Liga, y éste vio entrar por las calles de Roma un ejército de tres mil hombres al mando de Moncada, que dispersó a los guardias del Papa y obligó a éste a refugiarse en el castillo de Sant Angelo.

[36] La contienda…, ed. cit., p.344.

[37] Carlo Famoso, ed. cit., fol.147b.

[38] La contienda…, ed. cit., p.345. Cfr. “Yo soy Diego García de Paredes, /Natural y vecino de Trujillo,/ Donde ser cavallero, las paredes y las piedras tambien podran dezillo :/ Y mi padre fue Sancho de Paredes,/ Ni estas de tapia son, ni de ladrillo,/ Sino de un cal y canto, que`en mi assiento/ Hasta ab initio tienen el cimiento./ Mas qu`estas por hechos y hazañas,/ Y por nobleza aun deven ser mias…” (Carlo Famoso, ed. cit., fol.148a)

[39] ibidem, p.347. Cfr. “Ni menos gloria a mi sera el primero/ haver sido en mi casa de mi gente,/ Que a Diego García ser el postrero/De los suyos (segun el es) se cuente…”(Carlo Famoso, ed. cit., fol.151b)

Mar 012014
 

Daniel Curado Fuentes.

 El opϊsculo anσnimo «Las Vitas» del siglo VII nos informa de la existencia de los primeros planes de «pensiones»[1] en la ιpoca de los obispos Fidel y Mausona. Se ha enfocado nuestra investigaciσn en estas pensiones, y creemos haber acumulado datos histσricos suficientes para confirmar su existencia.  Manejamos, entre otros el trabajo del doctor Aquilino Camacho Macνas, El libro de las Vidas de los Santos Padres de Mιrida .

[2La prαctica de hacer entrega de los bienes al obispo o a la Iglesia[3] para recibir a cambio la seguridad de una renta periσdica vitalicia parece haberse convertido en costumbre para muchos laicos, especialmente para el colectivo de las viudas.  Este compromiso financiero, que nos sugiere, en cierto modo, una forma genιrica anαloga al actual Plan de Pensiones,existe ya al final del siglo VI, en la provincia de Lusitania.

 

El Concilio IV de Toledo del aρo 633, Canon XXXVIII, trata el tema de la ayuda que ha de prestarse a los fundadores de las iglesias y a sus hijos: «Cualquier fiel que por su devociσn cediese algo de sus bienes a la Iglesia, si luego ιl mismo o sus hijos se vieren reducidos a la miseria, deberαn recibir de la misma Iglesia lo necesario para vivir segϊn las circunstancias, pues si sσlo por amor a la religiσn se concede el disfrute de los bienes eclesiαsticos, a los monjes, a los clιrigos, a los peregrinos, o a cualquier otro que padece necesidad, Ώ cuαnto mαs ha de mirarse por aquιllos a los que se les debe una obligaciσn de justicia?».[4]

     En este trabajo esperamos demostrar que en la zona de Mιrida  se llevaron a cabo una serie de operaciones de ayuda financiera en relaciσn con el pueblo y en especial con las viudas durante el siglo VI. Estas operaciones equivaldrνan hoy dνa al llamado Plan de Pensiones.

 

La Lusitania en la ιpoca visigoda

 

Mιrida es fundada en el aρo 25AC y XV de la era de Cιsar con el nombre de Colonia Augusta Emιrita. Es la capital de la Lusitania creada por Octavio Augusto.

El aporte ιtnico mαs fuerte de Mιrida proviene de la poblaciσn visigoda que penetra en el aρo 494. La presencia de obispos arrianos en Mιrida es todo un sνmbolo en lo que se refiere a la existencia de un nutrido nϊcleo visigodo. En concreto, a partir del ϊltimo cuarto del siglo V, reinando Eurico, hasta finales del siglo VIII, cercana la invasiσn sarracena, comienza lo que Camacho ha llamado el «largo perνodo de esplendor de casi doscientos cincuenta aρos».[5]

 

La Edad de Oro de la Iglesia Emeritense viene marcada por los obispos Paulo, Fidel y Mausona. La ciudad recibe visitas de grandes prelados como es el caso de Gregorio de Tours y San Fractuoso de Braga, atraνdos por los milagros de la mαrtir Santa Eulalia. «Se podrνa reconstruir la imagen de la urbe como la de una ciudad que gira en torno a una monarquνa absoluta, aunque electiva, con el papel que en todos los αmbitos desempeρan sus personajes eclesiαsticos».[6]

 

La funciσn del Obispo en la Iglesia Emeritense

Recadero convierte al pueblo Emeritense al catolicismo(586-601). Fue en el Concilio III de Toledo del aρo 589 donde se confirma la conversiσn al catolicismo. En ιste se reϊnen 65 obispos y cinco vicarios presididos por el obispo Mausona de Mιrida; es obvia la importancia del catolicismo Emeritense en la Iglesia de su ιpoca.

 

Los ΄Obispos`[7] visigodos mantienen en la Iglesia Emeritense una tarea no sσlo religiosa, sino tambiιn social. No se trata de  un rasgo exclusivo del perνodo de denominaciσn visigoda, ya que las bases se asentaron en el Bajo Imperio Romano a mediados del siglo IV.

 

Vemos, por tanto, que la actividad episcopal adquiere un matiz fuerte en cuestiones sociales, superando los lνmites del marco religioso. Segϊn Fernαndez Ortiz de Guinea, «la manifestaciσn prαctica de estas tareas de protecciσn social se cristalizan en dos αmbitos convergentes: la administraciσn de justicia junto a los jueces civiles, y el amparo de los grupos mαs desfavorecidos frente a los potentes y la propia Administraciσn Civil».[8]

Los obispos actϊan como un juez civil, solo en causas no criminales, ante la comunidad cristiana. Las condenas impartidas por los obispos poseen un carαcter eclesiαstico y su cumplimiento queda garantizado por la amenaza de la excomuniσn. De este modo, el tribunal es compartido por un obispo y un juez civil, lo cual permite un apoyo mutuo tanto en las faltas religiosas como en  las civiles.

 

La segunda funciσn del obispo dentro de la Iglesia viene a ser la de la defensa de la comunidad ciudadana como grupo y de la protecciσn particular de los individuos de dicha comunidad. «Es de importancia mencionar la especial protecciσn de huιrfanos, viudas y pobres, junto a la vigilancia sobre la gestiσn de los tutores, la ejecuciσn de testamentos y la justicia fiscal de los recaudadores».[9]

El obispo es el defensor de la paz, por lo que interviene en acciones diplomαticas; es defensor de la fe, como representante de la comunidad religiosa. Finalmente, es defensor del pueblo ante los poderosos.

 

Los obispos tambiιn ejercνan actividades financieras o econσmicas dentro de la Iglesia. Segϊn lo dicho en «El Primer Banco conocido en la Historia de Extremadura»[10], los obispos Emeritenses, y en especial el obispo Mausona de Santa Eulalia de Mιrida, creσ una forma de banco para ayuda a los sectores mαs empobrecidos de la ιpoca: «Mausona dispone de un sistema administrativo-financiero dirigido a una clientela de bajos niveles econσmicos y alto riesgo de morosidad o de incapacidad de pagar la deuda, con una capacidad asombrosa de gestiσn de crιditos sin trabas ni demoras y sin limitaciσn de cantidad a entregar a los clientes».[11]

 

Marco de referencia econσmico-fiscal

 

No es la intenciσn de este trabajo un estudio exhaustivo de la historia socio-econσmica de Mιrida durante el siglo VI. De hecho, como anuncia Garcνa Moreno, «estαn todavνa por hacer numerosos estudios parciales para que una obra tal pueda llevarse a cabo con ciertas garantνas de ιxito».[12]

El reino visigodo heredσ todos los problemas fiscales sufridos durante el Bajo Imperio Romano, en cuanto a que ambos regνmenes basaban su economνa monetaria en el oro; de ahν que se viesen entregados a la intensa bϊsqueda de dicho metal.»La

 

posesiσn del oro era la ϊnica forma posible de hacer frente a todos los gastos que las guerras ocasionaban y a las rebeldνas internas de los grandes propietarios, asν como al mantenimiento de todo el aparato burocrαtico heredado del Bajo Imperio y que los visigodos se empeρaban en continuar».[13]

 

Durante el siglo sexto los visigodos intentaron hacer frente a estos problemas fiscales aumentando la presiσn fiscal y consintiendo la existencia de prαcticas abusivas en la recaudaciσn de impuestos. Sin embargo, la realidad socio-econσmica existente en aquel momento era contradictoria, pues los grandes propietarios territoriales no perdieron en nada su poder, y ιsto, unido a la presiσn fiscal existente por parte del estado visigodo, dio lugar al auge del patronato. En el siglo VII se estableciσ lo que podemos llamar un «prefeudalismo hispano-godo»[14] que permitiσ una soluciσn ante dichas contradicciones mediante reorganizaciσn total del estado.

 

Suponemos que la base de la riqueza y la productividad de Mιrida era la agricultura, al igual que en ιpocas anteriores. El latifundio se mantiene en manos de los hispano-romanos, cristianos o judνos. Tambiιn es importante el modesto trαfico fluvial en el Guadiana. Mιrida era un centro comercial, frecuentado sobre todo por orientales y judνos.

Mιrida recibiσ directamente las corrientes bizantinas, quizαs debido al interιs personal demostrado por el Obispo Paulo y despuιs por su sucesor Fidel, que eran de procedencia oriental.

 

     La Iglesia de Mιrida encontrarνa un respaldo consolidado en la riqueza material de su sede. Sin duda, las iglesias incrementaban sus fondos a base de donaciones y de rentas posteriores: «Un tνpico caso de donaciσn lo tenemos en la inmensa fortuna de Paulo, obispo de Mιrida. Este hizo heredero a su sobrino Fidel, el cual al ser admitido a la sede de Mιrida hizo entrega de todos sus bienes a la Iglesia Emeritense, por lo que llegσ a ser la mαs rica de Espaρa».[15]

El obispo Mausona fundσ monasterios y basνlicas de gran bellleza arquitectσnica. Asν mismo, puso en funcionamiento un hospital, ordenando que la mitad del patrimonio eclesiαstico fuera νntegramente a los enfermos acogidos en ιl.[16]

 

Las fuentes

 

Nos basamos sobre todo en el modesto opϊsculo de las Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium, obra anσnima del siglo VII. «No se tienen noticias de esta obra hasta Alfonso III de Leσn (866-980), en una carta fechada en el 906».[17]

«Esta obra cuyo autor fue anσnimo hasta el siglo XVI, comienza a atribuνrsele a un tal Paulo Emeritense»[18]. La fecha exacta de la composiciσn es dudosa, ante la que se formulan distintas hipσtesis. Segϊn Camacho, podemos fecharla en el pontificado de «Esteban I entre los aρos 633 al 638».[19]

 

     Resulta de gran relevancia para nuestra investigaciσn la informaciσn derivada del libro de los Concilios Visigσticos e Hispano-Romanos del siglo VI, una ediciσn preparada y dirigida por Josι Vives y Tomαs Marνa del aρo 1963: «Esta ediciσn toma como base el Vigiliano, el Emilianense, algunos textos de los Monumenta Germaniae, el Matritense, la ediciσn de Recadero al papa Gregorio, y las profesiones de fe contra el Priscilianismo de Sαenz de Aguirre».[20]

Por ϊltimo, nos basamos en las Leyes Visigσticas anteriores al siglo VII.

 

El Obispo Fidel(560-571)

 

Fidel hereda la silla episcopal de la ciudad de Mιrida y la herencia de su tνo el obispo Paulo; la fortuna de ιste ϊltimo permite la fαcil ocupaciσn del obispado por parte de su sobrino, algo milagroso segϊn algunos:»El sobrino fue obedientνsimo a su tνo y tales virtudes tuvo, que se aventajσ a todo el clero en santidad, caridad, paciencia y humildad, y se hizo en ιl una morada del Espνritu Santo, y de todos era tenido por un αngel en la condiciσn y vida; asν lo dice Paulo Diαcono».[21]

 

El obispo Fidel era dadivoso con los pobres y cautivos, vinculαndose a ciertas actividades econσmico-financieras dentro de la Iglesia. Camacho lo recoge en su obra del siguiente modo: «Al decir esto, presintiendo que iba a morir, debilitαndosele sus miembros por una repentina enfermedad, ordenσ que lo llevaran a la basνlica de la santa virgen Eulalia. Primero con muchas lαgrimas de arrepentimiento llorσ allν sus pecados. Luego repartiσ abundantes limosnas entre pobres y cautivos. Por ϊltimo, devolviendo comprobantes, a muchos condenσ sus deudas. Despuιs de haberlos devueltos a todos, quedaba aϊn una cauciσn de cierta viuda que no habνa sido devuelta y que ella misma esperaba que se le devolviera; pero la pobre mujer, por la muchedumbre que rodeaba al obispo, no podνa acercαrsele».[22]

El propio Fidel entregσ dicho recibo a la viuda despuιs de  que ιsta hubiese llegado apresurada hasta la basνlica de Santa Eulalia y, con lαgrimas en los ojos, implorando perdσn ante la Santa por su negligencia a visitar las basνlicas pertenecientes a Fidel.

 

El Obispo Masona o Mausona(571-605)

Otro de los calificados como Santos,el Obispo Masona, hereda una Iglesia opulenta del obispo Fidel; se trata, quizαs de la Iglesia mαs rica de la Espaρa Visigoda.

Nada mαs llegar al obispado funda monasterios, hospitales y basνlicas; tambiιn se encarga de administrar un fondo de ayuda para los pobres.[23]

 

 

 

Masona repartνa entre los pueblos todo cuanto podνa agenciarse. Segϊn A. Camacho, nuestro obispo ayuda a una viuda muy desconsolada que habνa conocido en el exilio. El obispo Mausona, no disponiendo de nada que darle, pues habνa despachado todos sus recursos en obras de talante parecido, preguntσ a sus criados si alguno de ellos tenνa algo con que ayudar a la viuda. Uno de ellos, de nombre Sagato, tenνa un sσlido[24], mαs no se hallaba muy convencido para donarlo. Mausona, sin titubeos, le ordenσ que le diera todo: «el citado Sagato entregσ el sσlido a la mujer, pero al momento corriσ tras la misma y le rogσ con sϊplicas que, pues nada le quedaba con que comprar comidas, le devolviera al menos del sσlido que le habνa entregado, una tremise con la que remediar su necesidad. Ella sin contrariarse le dejσ una; y se llevσ las otras dos con gran contento».[25]

 

Poco despuιs, por la llamada gracia divina le fueron entregados a la Iglesia del obispo Mausona unos doscientos asnos cargados de alimentos. El obispo ordenσ que se le acercara el tal Sagato y le preguntσ: «ΏCuαnto diste a la mujer que pedνa limosna? Sagato respondiσ que por mandato tuyo le hice entrega del sσlido completo que tenνa. Pero porque urgνa la necesidad, recibν luego de ella una tremise. Y el varσn de Dios dijo: Que el Seρor te perdone hermano, porque anduviste dudando y desesperaste de su misericordia; es mαs, has perjudicado a muchos pobres. Diste dos tremises. He aquν que recibes dos mil sσlidos y doscientos asnos cargados de muchos alimentos. Pero si hubieras recabado la devoluciσn de la tercera tremise, sin duda que hubieras recibido trescientos borriquillos cargados».[26]

 

Abad Nancto o Nuncto

Se cuenta que durante el reinado de Leovigildo (567-586), vino de regiones africanas a la provincia de Lusitania un abad llamado Nancto, devoto de la Santa Virgen Eulalia. Hoy dνa yacen sus restos en la Iglesia de Santa Eulalia.

El abad Nancto evitaba a las mujeres por temor a caer en la tentaciσn de su hermosura. Tal era su precauciσn que ordenaba a los monjes que tomaran medidas para que ninguna mujer lo viera cuando salνa de noche hacia la Iglesia desde su celda.

 

El rey Leovigildo estimaba al abad Nancto por su humildad, fama y virtudes, llegando a confiarle la hererencia de uno de sus nobles. El abad aceptσ, aconsejado que asν lo hiciese y contrariando  sus ideas. Los propios habitantes que fueron entregados al abad por orden del rey Leovigildo le darνan muerte al negarse a servir a tan humilde seρor.

 

 

Despertσ un gran interιs en una viuda de sangre noble[27] el ver al abad Nancto, pero ιste no lo consintiσ, por lo que la viuda ordenσ al diαcono Redempto[28] que encendiera un cirio en torno al abad cuando este volviera a la celda para poder verlo al menos desde lejos. «Mαs cuando la mirada de la mujer le alcanzσ, sin saberlo ιl, se postrσ en tierra con grandes lamentos, como si hubiera sido herido gravemente por el tiro de una pesada piedra. Luego comenzσ a decir al diαcono: «Que el Seρor te perdone, hermano. ΏQuι es lo que has hecho?».[29]

 

El poder econσmico de la Iglesia Emeritense

La Iglesia Emeritense incrementa su patrimonio considerablemente cuando Paulo es elegido dιcimo obispo del Episcopologio Emeritense.

Paulo tuvo suerte de encontrarse en la situaciσn lνmite de intervenir quirϊrgicamente a la esposa de un senador,»noble y principal seρor de la ciudad, de la clase senatorial; descendiente ella misma de ilustre estirpe, noble prosapia».[30]

 

Esta se encontraba embarazada y el niρo habνa muerto en su seno, los mιdicos no la pudieron salvar y la muerte se acercaba. Acuden a Paulo, que habνa sido mιdico de profesiσn, para atenderle. Este, despuιs de dudas y recelos por su condiciσn de sacerdote, incompatible con el ejercicio de la medicina[31], ayudado por la mαrtir Santa Eulalia, y segϊn Camacho, «avisado por una voz interior», se dirigiσ sin vacilar a atender a la paciente:

 

«Hizo una tercera incisiσn de bisturν con singular maestrνa; extrajo en pedazos los miembros del niρo ya putrefactos; y sin dilaciσn entregσ al marido su mujer, antes casi muerta y desahuciada, salva ya con el favor de Dios»[32]. Quisieron, por tanto, agradecerle su alegrνa, y para ello, segϊn Camacho: «Inmediatamente dispusieron de todos sus bienes de modo que el Santo Varσn dispusiera de presente la mitad de cuanto poseνa; y la otra mitad, νntegra y sin descuentos, se le acumulara despuιs de la muerte de ambos».[33]

se trata, en efecto, de datos vαlidos, en nuestra opiniσn, sobre una donaciσn que harα ricos entre los ricos al obispo Paulo y a la Iglesia Emeritense.

 

El obispo Fidel, sobrino de Paulo, se encontrσ con el obispado de Mιrida, como vimos, gracias a su tνo. Paulo pensarνa que, a no ser que Fidel fuese su descendiente en el trono eclesiαstico su fortuna personal quedarνa fuera de la Iglesia. Esta condiciσn ejercerνa una gran presiσn sobre aquellos miembros del obispado que se hubieran manifestado en contra: «Algunos hombres malvados, segϊn lo que el varσn de Dios habνa previsto, comenzaron a difamarle con sus lenguas maldecientes al Santo obispo Fidel, con αnimo de arrojarlo de su puesto en la mejor oportunidad. Mas cuando ιste hubo recapacitado, al querer alejarse de tales invectivas con sus bienes, descubrieron que si se retiraba recaudo, segϊn derecho, las posesiones de la Iglesia, nada absolutamente les iba a dejar; y a la fuerza, mαs que de propia voluntad, se postrara a sus pies y le pidieron con muchos ruegos que no les abandonara».[34]

 

Existen muchos deudores avalados por un comprobante o una cauciσn por parte de la Iglesia. La existencia de estos datos nos orienta hacia el uso del patrimonio de la Iglesia para prestar dinero a la gente de toda clase social, con un control administrativo dirigido, al parecer, por el obispo. Tal como testimonia el suceso de una viuda que se prestaba a que se le devolviera su comprobante temiendo la muerte del obispo: «El Santo obispo estuviera con el propio recibo en sus manos esperando que lo retirara».[35]

El obispo Mausona se encuentra con un gran patrimonio, lo que le permitirα construir basνlicas y hasta un hospital para peregrinos.

 

Las Viudas

Las mujeres participaron muy activamente en la Iglesia durante esta ιpoca. No sσlo repartνan donativos a travιs de la Iglesia; ademαs construyeron iglesias, que ellas mismas proveνan econσmicamente, y hospitales que ellas mismas dirigνan.

 

Esta influencia de las mujeres en la Iglesia se tradujo en una consideraciσn especial por parte del clero e incluso les llevσ a participar en la organizaciσn interna de las iglesias. He aquν donde creemos que debe situarse al grupo de mujeres conocido como «viduae ecclesiae».[36]

La Iglesia visigσtica consagraba a las viudas, pues se obligaban a perseverar hasta la muerte en la viudez: «En Roma, una noble viuda, Marcela, abrazσ este gιnero de vida α instancias de San Atanasio, que habνa venido α la capital del mundo cristiano huyendo de la persecuciσn de los arrianos. Esta matrona fuι la primera en establecer un monasterio propiamente dicho».[37]

 

Estas viudas consagradas a Dios o tambiιn asν llamadas viudas cristianas, tenνan una importancia prαctica en la Iglesia. Desempeρaban funciones de asistencia social a niρos huιrfanos y peregrinos, estaban encargadas de la instrucciσn de los catecϊmenos; velaban porque los matrimonios marcharan bien dentro de lo religioso, preparaban a las mujeres para la penitencia pϊblica; tomaban parte en la salmodia de los clιrigos y llevaban a las prisiones auxilios y consuelos.

 

Estas viudas cristianas estaban mantenidas a expensas de la comunidad y, a menudo, eran auxiliadas por la Iglesia en calidad de pobres. Se diferenciaban de las otras viudas de una manera muy particular, y segϊn el Concilio X de Toledo en su Canon IV, » recibiendo del obispo el hαbito adaptado a las costumbres de la religiσn, lo usarα continuamente, sea mientras estα descansando en el lecho, sea andando por cualquier lugar. Y este hαbito peculiar no serα de varios colores, o de varios paρos, sino un hαbito religioso, y no confundible, que carezca de variedad en el color y de diversidad en el gιnero, de manera que sin dejar lugar acerca de su traje, ιste sea siempre solamente el propio de la santa religiσn y adecuado a su sexo, para testimonio de su honradez. Y con objeto de que en adelante no quede alguna duda, cubrirα su cabeza con un velo de color rojo o negro, desde el mismo instante en que haya abrazado la religiσn, para que mientras lleve este signo de santidad aprobada, allν donde nadie puede dejar de verlo, en ninguna parte se cometan osadνas detestables».[38]

 

Las viduae ecclesiae han sido frecuentemente confundidas con las viudas cristianas. Estas ϊltimas constituνan una categorνa diferenciada y particular. Es cierto que tambiιn eran mantenidas por la Iglesia, pero los subsidios que recibνan eran considerados como una renta o estipendio, que los obispos les pagaban sobre los bienes que las viudas habνan donado previamente a las iglesias.[39]

 

Durante el Bajo Imperio Romano ya existνa la necesidad entre los obispos de proteger los bienes de las viudas. «Ambrosio de Milαn, en una epνstola, nos dice que habνa logrado librar de las existencias arbitrarias del fisco a una viuda que pertenecνa a una distinguida familia. La salvaciσn consistiσ, tal como ιl nos relata, en la entrega por parte de la mujer a Ambrosio de su patrimonio, a cambio del compromiso de ιste a pagarle el usufructo de las propiedades».[40]

Por tanto, los obispos visigodos ejercieron sobre estas viudas una protecciσn de tipo jurνdico-polνtico. El obispo actuaba como un tutor de las viudas, a cambio de la percepciσn de los bienes de ιstas.[41]

 

Este estado de las viudas se vio sometido a una serie de condiciones exigidas por los obispos: las viudas debνan perseverar en su condiciσn de viudas, excluyιndose de entre ellas a mujeres menores de cincuenta aρos,[42] pues el riesgo de volver a casarse entre este ϊltimo grupo de mujeres era mayor. Se les impuso un tipo de vida regulado canσnicamente; la entrega a la oraciσn, la vida meritoria y la vestimenta recatada y modesta eran algunos de los formulismos ιticos que se les imponνa.

 

Conclusiσn

 

El Concilio IV de Toledo, Canon 38, comenta que todos cuantos hubieran imvertido su dinero en los monasterios, a modo de donaciσn, obtendrνan a cambio, un subsidio en la vejez, incluso antes en el caso de invalidez. Dicho canon confirmaba y legitimaba la regulaciσn por parte de los obispos del plan de pensiones de las viudas.

Estamos ante un plan de pensiones de modalidad de «renta vitalicia»[43] en la que la Iglesia recibe el patrimonio de la viuda y ιsta, de forma instantαnea, recibe el cobro de la misma en forma de renta o estipendio.

 

El obispo Mausona de Mιrida, al crear «el primer Banco de Extremadura»[44], en la basνlica de Santa Eulalia de Mιrida dotado de dos mil sueldos de oro, auxiliσ a todos aquellos en apuro econσmico, entre ellos a las viudas cristianas, «pudiendo retirar, contra recibo, cuanto quisiera, sin demoras ni trabas, y remediar asν sus estrecheces».[45]

Como vimos, el obispo Fidel ayuda a una pobre viuda cristiana hundida econσmicamente. Esta recibe un dinero sin recibo por parte de la Iglesia para hacer frente a sus problemas financieros.

 

Desde nuestro criterio, nos encontramos ante dos tipos de planes de pensiones: En primer lugar, un Plan de Pensiσn de mνnimos o no contributivo, tal como se le denomina en la actualidad, donde nuestra viuda pobre o cristiana, sin entregar a la Iglesia nada, recibe una ayuda en forma de especies o dinero. Fidel dona dinero al pueblo, pero entrega un recibo que despuιs cobrarα. Mausona dona todo tipo de especies: vino, aceite, miel… y mediante la creaciσn de un banco o monte de piedad, presta dinero a los necesitados sin cobrar intereses.

En segundo lugar, un Plan de Pensiones de renta vitalicia para viudas ricas o de la Iglesia, como la mencionada Eusebia en el capνtulo del abad Nacto, quien dona sus propiedades a la Iglesia de Santa Eulalia, ejerciendo un alto poder en ella y viviendo posiblemente en el monasterio anexo a la Iglesia de Santa Eulalia, donde se la mantenνa.

 

 

 

 

 

Bibliografνa

 

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USA

 

 

 

 

 

 

 



[1] Cantidades asignadas al asegurado por una entidad financiera, en una serie de situaciones concretas como jubilaciσn, invalidez, viudedaz, orfandaz, ect. (Tamames, Ramσn. Diccionario de Economνa. <l99l> pp 297)

[2] Camacho Macias, Aquilino. El Libro de las Vidas de los Santos Padres de Mιrida. Mιrida, l988.

       Existen otros trabajos de traducciσn de este opϊsculo: Sαnchez Loro, Domingo.Libro de la vida y milagros de los Padres emeritenses. Cαceres, l951.

       Florez de Setien y Huidobro, Enriquez. Espaρa Sagrada, Madrid, l747, reimpresiσn, l816.

       Moreno de Vargas, Bernabι. Historia de la ciudad de Mιrida. Madrid, l633, reimpresiσn cuarta, l984.

[3] El patrimonio de la Iglesia era designado «patrimonium pauperum» en el regimen fiscal romano y despuιs visigodo, y la Iglesia podνa recibir los bienes del pueblo a cambio de una renta vitalicia. (Bajo Alvarez, F. Las «viduae ecclesiae» de la Iglesia Occidental. Hispania Antiqua. Vol XI-XII.<1981-85>.

pp 82-87).

[4]Vives, Josι. Concilios Visigσticos e Hispanos-Romanos. Madrid,l963, pp 2O6.

[5] A, Camacho. Op. Cit. pp l2.

[6] Ibid. pp l3.

[7] El nombre de ΄obispo`, que corresponde al latνn inspector o speculator, designaba entre los Atenienses a un magistrado, que visitaba anualmente las ciudades de Αtica, para informarse de los abusos que debνera reprimirse y para administrar justicia. La Iglesia adoptσ este nombre para calificar a aquιllos que dirigen la Rιpublica cristiana, vigilando y reformando las costumbres. El obispo era el primero en la jerarquνa eclesiαstica; tenνa bajo su jurisdicciσn, ademαs de a los laicos,a los clιrigos, diαconos y  presbνteros. No respondνa ante nadie mαs que Jesucristo(Diccionario de Antiguedades Cristianas. Madrid,l894,pp 566).

[8]Fernαndez Ortiz de Guinea, Lina.»Funciones Sociales del Cuerpo Episcopal en el Reino Visigodo Hispano». Revista de Historia Antiqua,2O (l996):pp451.

[9] Ibid. pp46O

[10] Curado Fuentes, Daniel. «El primer banco conocido en la historia de Extremadura». Revista La Frontera. Caja de Badajoz. NΊ 27, Mayo de 1996,pp 62-68.

[11] Ibid. pp68

[12] Garcνa Moreno, L.A. «Algunos aspectos fiscales de la Penνnsula Ibιrica durante el siglo VI». Rev. Hispania Antiqua (l971):pp 251.

[13] Ibid. pp 254

[14] Ibid. pp255

[15] Curado Fuentes, Daniel. «El Banco del Obispo Mausona(571-605)». Revista Mιrida, NΊ66, Diciembre (1994)pp 26-29; Coloquios Histσricos de Extremadura. Trujillo(1993)pp 121-128. Para mαs informaciσn ver el «Estudio de la Obra Socioeconσmica del Obispo Mausona» de Vanesa Curado Fuentes publicado en Nueva Etapa del Real Colegio Universitario Maria Cristina. El Escorial (1993-94) pp 193-202.

[16] Este punto lo estudia extensamente Curado Garcνa, Blas. «Los hospitales de Mιrida». Rev. Extremadura Mιdica,lO,l,(l997)pp42-5O

[17] A.Camacho.Op.Cit. ppl7

[18] En la copia del obispo Juan Bautista Pιrez, y en dos cσdices que usσ Tamayo de Vargas. Ibid, pp29

[19] Ibid, pp3O

[20] Vives, Josι. Op. Cit. pp IX.

[21] Moreno de Vargas, B. Op.Cit. pp 247

[22] Camacho, A. Op.Cit. pplOO

[23] Las obras de caridad desde un principio son las caracterνsticas del cristianismo. Los obispos son los encargados de los necesitados de todas clases. El Cσdigo Teodosiano lo confirma especνficamente:»Puesto que incumbe a nuestra clemencia el ayudar a los menesterosos y no dejar que falten alimentos a los pobres, debe darse a la Iglesia, como se ha hecho hasta aquν, todo lo que para ello necesite». El Concilio de Cartago(398) ordena que los obispos tuvieran una posada no muy lejos de la Iglesia, donde se pudieran albergar los pobres y necesitados. El sνnodo de Tours(567) extiende esta ayuda a los pobres enfermos, huιrfanos y viudas, y a toda clase de menesterosos.(Bernardino LLorca. Historia de la Igesia Catσlica. I,Madrid,B.A.C.,l95O, pp 928-29)

Sobre este mismo tema, el trabajo de Garcνa Iglesias refiere:»En cuanto a las tierras no cedidas, aseguraban una alta renta de la que salνan los prιstamos a necesitados ocasionales y las beneficencias a fondo perdido».(Garcνa Iglesias, Luis. «Las posesiones de la iglesia emeritense en ιpoca visigoda».Geriσn. anejos II ,l989) pp 394.

[24] La moneda visigσtica se ajustσ a los mσdulos del sistema romano fundado sobre el «sσlido», la moneda de oro creada por Constantino. El sσlido equivalνa a 1/72 libras de oro, con un peso de 4,54 gramos de oro. El tremise o triente equivale a un tercio de sσlido. El valor de la siliqua era de 1/24 de sσlido.

Los reyes Toledanos acuρaron exclusivamente tremises. Para mαs detalles ver Josι Orlandis. Historia de Espaρa. Madrid, 1987,pp 185-1889.

[25] A.Camacho. Op.Cit. ppllO

[26] Ibid, ppllO

[27] Segϊn Camacho, esta viuda llamada Eusebia era la esposa del general Claudio de Mιrida; no reparara, sin embargo este autor, en que, viviendo el esposo en tiempos de Recadero(586-601), como lo muestran sus intervenciones en los hechos a que se refiere nuestro anσnimo emeritense, la esposa no pudo quedar viuda en el reinado de Leovigildo(567-572). Segϊn Moreno de Vargas, se trata de Eusebia Patricia, que supone viuda de Estrategio, personajes repetidos en la correspondencia epistolar de S. Gregorio Magno.(A,Camacho. Op. Cit. pp l25)

Joseph W. Garvin en sus Vitas Sanctorum Patrum Emeritensium, cita a la viuda Eusebia y coincide con Salazar y Moreno de Vargas en la procedencia de ιsta.(J.W. Garwin. Vitas Sanctorum Emeritensium. <Washington D.C.:The Catholic University of American Press, l946>,pp265)

Es de notable curiosidad el error de Luis Garcνa Iglesias en su obra «Aspectos Econσmico-sociales de la Mιrida Visigσtica». Revista E. Extremeρos. T.XXX, II, 1974.; tratαndose de la misma viuda:»Nobles hispanorromamos eran Sala y Claudio, ambos duces, el marido de la matrona curado por Paulo, y quizαs tambiιn el de la nobilissima Eugenia, la viuda que protagonizσ un incidente con el abad Nuncto».(pp322)

[28] Camacho cita en su trabajo la posibilidad de la  existencia de varios Redemptos o una misma persona.  Existe una carta de San Isidro de Sevilla al Diαcono Redempto a quiιn se identifica con este Diαcono Emeritense.(A. Camacho. Op.Cit. pp322)

La palabra Diαcono designa a todos aquellos que estaban empleados en el santo ministerio, incluidos los obispos y sacerdotes. Pero su significaciσn concreta y propia se aplica a los clιrigos ubicados en el tercer estamento de la jerarquνa, y que asistνan a los obispos y a los sacerdotes en las funciones sagradas.(Diccionario de Antiguedades. Op.Cit. pp 262)

[29] A.Camacho. Op. Cit. pp92

[30] A. Camacho. Op.Cit.,pp 93

[31] Este pasaje, recogido por Camacho en su trabajo, nos orienta sobre el ejercicio de la medicina y su prohibiciσn a los clιrigos. Cabe la posibilidad de que se trate del testimonio mαs antiguo que se tiene sobre este tema. (Ibid., ppl25)

[32] Ibid. ,pp 94

[33] Ibid., pp 94-95

[34] Ibid.,pp97

[35] Ibid. ,pp lOO

[36] Segϊn F.Bajo Alvarez en las «Viduae Ecclesiae» de la Iglesia Occidental recogido en la Hispania Antiqua (Revista de Historia Antigua). Vol. XI-XII de 1981-85, el tιrmino «viduae ecclesiae» viene a ser traducido por el propio autor como «viudas de la Iglesia» o «viudas establecidas» – las cuales constituyeron una ιlite entre el conjunto no sσlo de las viudas, sino de las mujeres cristianas, y disfrutaron de una consideraciσn especial, e honor, dentro de la Iglesia.(pp 84)

[37] Diccionario de Antiguedades. Op.Cit.,pp 856

[38] Vives, J. Op. Cit.

[39] La prαctica de hacer entrega de los bienes al obispo, en definitiva,segϊn Bajo Alvarez, es a la Iglesia ya que su patrimonio era designado «patrimonium pauperum». Este autor lo define como «seguro de vida». La Iglesia, al ser declarable «patrimonium pauperum» su patrimonio ante el fisco, el de las viudas, pasaba finalmente a estar exento de impuestos, lo que favorecerνa a la Iglesia y podrνan pagar la renta vitalicia a las viudas.(F. Bajo Alvarez. «Las viduae ecclesiae de la Iglesia occidental». Hispania Antiqua,vol XI-XII. Valladolid:Universidad Valladolid,l981-85,pp 84)

[40] Ibid., pp 84

[41] La Ley V,1,1 (Liber) confirma que las donaciones reales o de personas particulares y las donaciones de muebles e inmuebles eran declaradas irrevocables.  (Menιndez Pidal R. Historia de Espaρa. Tomo IV. <Barcelona,1963>. pp 303).

[42] A esta mujer de los cincuenta aρos alude Bajo Alvarez en su trabajo; en cambio, segϊn el Diccionario de Antiguedades Cristianas, las viudas cristianas o viudas consagradas a Dios deben tener no menos de sesenta aρos, casadas una sola vez y ser madre.

Garcνa Bellido refiere en su investigaciσn epigrαfica que el promedio de vida en la antigόedad es de 40 aρos. Por tanto, la Iglesia no tendrνa que soportar por mucho tiempo este peso econσmico de las viudas, al ser aceptadas sσlo a partir de 5O σ 6O aρos de edad, habνan superado ampliamente el lνmite biolσgico esperado para la ιpoca. (Garcνa Bellido, A. «El Promedio de Vida en la Espaρa Romana». Arch.E.y A.XXVIII.<1954>.pp 254-259).

[43] La renta vitalicia consiste en asegurar el pago de la renta durante un perνodo mνnimo, de manera que se garantiza la recuperaciσn de al menos una parte de los importes. Segϊn el momento en el cual se inicia el cobro se denomina de renta inmediata, que supone el comienzo del cobro de la pensiσn, cuando se formaliza el contrato, de una manera casi instantαnea. Este es, al prσximo mes, trimestre…Esta modalidad no es excesivamente frecuente hoy dνa, ya que la cantidad que debe desembolsar el asegurado puede ser considerablemente elevada. (Planes y Fondos de Pensiones. Banco Atlαntico. Estudios Econσmicos y Financieros. <Madrid, 1987> pp 38).

[44] Para mαs informaciσn ver trabajos y estudios propios ya referidos en notas nΊ

 

[45] A. Camacho. Op. Cit. pp lO3

Mar 012014
 

José Joaquín Pérez Guedejo.

 En tiempos pretéritos el Concejo de Almendral poseyó cuantiosos bienes en tierras, de los que posteriormente perdió buena parte.

            Incluida en los Propios del Concejo se hallaba la finca de la Jara, de la cual nos han llegado noticias desde el siglo XVII; lo mismo que de la  llamada el Carrascal que era sembrada por los vecinos[1] y en donde encontramos pastores transhumantes en los siglos XVII[2] y  XVIII[3].       Otra tierra en posesión del Concejo fue la Dehesilla, cuyas  hierbas se arrendaban; así consta en 1699, que se pregonó por nueve días las yerbas de la Dehesilla y se le dio a un vecino para su ganado lanar en 375 reales de vellón[4]. También hay constancia de plagas de langosta en el término, como la de septiembre de 1754 que incidió en la finca la Jara, acordando los munícipes de Almendral que el …, Sindico General otorgue esta villa poder para acudir a Su Magestad y señores de su real y supremo consejo de Castilla y donde corresponda para que esta villa se libre real facultad para rromper y labrar la expresada dehesa de la Jara y demas partes…”[5] Digamos como nota aclaratoria que se labraba y en ocasiones se liberaban piaras de cerdos para extinguir la perniciosa plaga.

            En el auto de buen gobierno de 1814, artículo undécimo, se expone Que en las Dehesas del Medio Jara y Dehesilla no puedan entrar otros ganados, que los de su respectiba Dotación bajo las penas impuestas, en los Articulos aprovados por el Consejo y que en los Valdios solo puedan pastar los Ganados de vecinos y comuneros, en las oras señaladas en quanto a estos quando no esten acotados pues estandolo sufriran unos y otros las penas impuestas.[6]

 

            Pascual Madoz alude a estas dos fincas en el siglo XIX , aclarando que ya eran de dominio particular, … se cuentan en su recinto las 6 del tituladas de la jara de 300 fanegas, dehesilla de las monjas, por haber pertenecido á uno de de los conventos suprimidos de 100 del campo 300; son de dominio particular; Valmojado, Monrivero y del Medio que son propios y surten de leña y madera para los aperos de labranza y carreteria; en el centro de la ultima, á 1 leg. dist. del pueblo se halla el convento de Nuestra Señora de Roque Amador …[7]

            Las fincas citadas de Valmojado y Monrivero tenían la consideración de baldías.

            Hierbas y bellota de la Dehesilla se arrendaban, como consta en un acuerdo de 1738 : Dijeron que por quanto acumplido el arrendamiento de la dehesilla desta villa acordaron se saque al pregon dicha Dehesilla y se arriende su yerba y vellota por tiempo de quatro años que an de empezar a correr y contarse desde San Miguel venidero deste año con las mismas clausulas y condiciones que constan del arrendamiento antezedente y se admitan las posturas y mejoras que se hicieren en dicho arrendamiento y para su remate se traigan a esta villa para señalar dia y enesta conformidad lo acordaron y se formen autos aparte para su arrendamiento y asi lo acordaron y firmaron.[8]

            Tanto la Dehesilla como la Jara fueron enajenadas; así nos lo revela un acuerdo de 1813, en el que se abunda en el motivo de la venta  … fue movida en este acto su venta por los apuros escasez y miseria absoluta á que se hallaba reducido este vecindario por las exacciones violentas de los enemigos…[9]

            Pascual Madoz nos brinda un dato para saber las dimensiones de la Dehesa del Medio, que aún pertenecía al Ayuntamiento en casi su  totalidad, aunque se transfirieron bastantes trozos. Afirma que el convento de Rocamador estaba en el centro de la finca por lo que nos imaginamos que tuvo que debió alcanzar la rivera del Fraile.

            Otra finca que sabemos que  fue de Propios, es la llamada de Las Navas. En el año de 1689 se acuerda acoten las nabas para la conserbacioon de los ganados y se le lleven las penas de las ordenancas y firmaron.[10]

            En la documentación municipal del siglo XX encontramos pertenecientes a  Propios unos almendros en el sitio denominado La Hoya[11], lo mismo que una alameda en el lugar denominado San Matías.[12]

            En la actualidad las posesiones rústicas del Ayuntamiento son los Ejidos, un trozo de tierra en el sitio de San Matías, otro en el Tomillar, en el Forraja y el Descanso, que puede ser considerada parte de la Dehesa del Medio de la que a continuación trataremos con más profundidad.

            A través de Un Real Decreto Ley del 7 de enero de 1927, el Estado expropia las fincas de la Dehesilla, Valdío de Monrivero y Peñuelas y las reparte entre los vecinos en 1949.

            En adelante centraremos nuestra atención en la Dehesa del Medio que es la finca con más entidad que aun conserva el Ayuntamiento de Almendral.

            La dehesa Boyal llamada del Medio o Enmedio, tiene  286,9389 Ha. De extensión según el Catastro de Rústicas de 1997 y según el ingeniero técnico agrícola, Ángel Luis Torrescusa Sánchez, la extensión es de 368 Ha. 90 a. Esta última cifra se obtiene al calcular con planímetro topográfico unos planos realizados recientemente por la Junta de Extremadura mediante fotografía aérea.[13] Su vegetación es de encinas, alcornoques y monte bajo.

            Finca cargada de historia al pertenecer desde tiempo inmemorial, a los Propios del Concejo, al que le ha servido como desahogo económico, lo mismo que  a los vecinos de Almendral que tanbién han aprovechado sus recursos. Cuenta la gente mayor, que ha conocido la finca aparcelada para sembrarla, que a cada vecino se le reservaba una parcela.

            Cuentan, igualmente, que esta dehesa fue más extensa que en la actualidad y que parte de ella fue vendida.

            Comenzaremos el desarrollo histórico de la finca en la época de la  guerra de Portugal de la Restauración. En 1653 se cortan quinientos alcornoques para que el Cabildo pudiera obtener beneficios, y poder afrontar los gastos originados por los vigías y la leña que suministraba al fuerte de la Albuera.[14] La situación se repite en 1656.[15]

            La situación se agravó en 1654 con la falta de lluvias. Para resolver la  situación el Concejo acordó vender mil alcornoques y que se hiciera cabildo abierto con los vecinos para que votaran y expresaran su opinión[16]. El recurso del corcho de los alcornoques lo encontramos , de nuevo, en 1659, afectando a 300 o 400 unidades.[17]

            En este mismo año de 1654 se acordó, en presencia del Gobernador romper y sembrar la finca para poder saldar una deuda que tenía la villa con don Juan de Villalobos, vecino de Almendralejo.[18]

            En 1655 encontramos noticias sobre el aprovechamiento del corcho de los alcornoques: y asi mismo acordaron que el domingo benidero catorce deste mes se haba cabildo abierto en la plaza publica desta villa y se mande a progonar para que se vea si combiene se haga descorque de algunos alcornoques en la dehesa del medio por quanto el año pasado se gastaron de los propios del (sic) catorce mil y tantos Reales por tener este (sic) mucho gasto y no tener de presente donde poder balerse y aliviar los becinos de cargas de rrepartimiento y se hayan de la villa y se conserven en ella (sic) si sera mas combeniente que se haga repartimiento por los becinos y (sic) en dicho cavildo lo que mas combenga a el bien publico y sea conocido por experiencia que los arboles de dicha dehesa los descascan los vecinos de barcarrota y los cortan y asi mismo los fuegos por los grandes pastos que ay los abrasa todos los años sin poderse remediar y se van perdiendo todos los arboles por esta causa sin tener la villa util ninguno.[19]

           

            En 1669 aún debía el Concejo a los herederos del mencionado don Juan de Villalobos, 200 ducados al año, derivados de  un censo. El cabildo para poder pagar acuerda se venda la yerba de la dehesa de medio por el tiempo que bastare para la redencion del dicho principal y paga de sus reditos y para ello se traiga al pregon (sic) asi lo acordaron y firmaron los que supieron y los que no, los señalaron y prosiguiendo el dicho acuerdo dixeron que para que lo que procediere de dicha yerba no se convierta en otro efecto alguno escepto por el fin por que se aplica que es la redencion de dicho censo.[20]

            En 1671 obtenemos la información de que la villa tenía concedida la facultad para poder vender las hierbas de la Dehesa y también para romper la Jara. La facultad le fue concedida por doce años para redimir un censo de cuatro mil ducados del principal, poco mas, de que se pagan reditos a los herederos de don Juan ortiz de villalobos vezino de la villa de Almendralexo y se ympuso sobre dichas dehesas para la paga de la compra de la juridicion de esta villa, como constara por testimonio o por yñigo con persona que a de yr a conferir lo contenido eneste acuerdo y cantidad demaravedis con que esta villa de servicio a su magestad por dicho donativo.[21] Pero, también se nos dice que esta villa no á usado de la dicha facultad en la vente de yerba de la dehesa demedio hasta el dicho año de sesenta y nueve; y aunque sea (sic) y sembrado la dicha dehesa de la xara, suprocedido, hasta el año quarenta y tres que el exercito de Portugal derroto, quemo, y saqueo esta villa..[22]

            En 1671 el Gobernador concedió el poder  utilizar el dinero de las hierbas de la Dehesa del Medio que se destinaba a los herederos de Villalobos,  para seguir con el pleito que se tenía con la ciudad de Badajoz a causa de los aprovechamientos de la bellota y rescalvados del Romo y Prado Ruano.[23]

            En 1672 se nos cuenta la presencia de un huracán que trajo consigo terribles destrozos ayre huracan que arranco y destroco la mayor parte de los motes y echo abaxo toda la bellota; y para que no se perdiese el fruto caido acuerdan que los vecinos trasladen sus cerdos a la dehesa del Medio, abonando lo pertinente por cada cabeza.[24]

            Almendral tuvo ordenanzas propias. Por un acuerdo de 1672 sabemos que una de ellas tenía relación con la Dehesa del Medio dixeron que en algunos capitulos de las ordenanzas de esta villa algunas vacas, por algun tiempo de gracia sin pagar yerva, y otras pagando por ellas cierta cantidad de maravedis, y porque no estan inteligibles los dichos capitulos proveyendo de remedio, acordaron que todos los vecinos de esta villa (sic) y habitantes en ella que tuvieren vacas las traigan en la vacada del Concejo aymbernadero este presente año en dicha dehesa pagando por cada res dos Reales sin reservar ninguna, el un Real por pascua de navidad deste año, y el otro Real (sic) de abril del año que viene de seiscientos setenta y tres en cuyo precio va compensado las reses que se permitía por dichas ordenanzas que entrase de gracia porque el quenellas esta señalado alos que an de pagar es mas crecido, assi lo acordaron y firmaron.[25]Queda reflejada también en la ordenanza la pena derivada de cortar leña en la dehesa.[26]

            Hay constancia documental de que ganaderos transhumantes de la villa de Villoslada venían con sus ganados a esta Dehesa del Medio en los siglos.XVII y XVII.[27]

            En un acuerdo de 1674 se refleja como se  aprovechaba la bellota de esta Dehesa :

            Dijeron que por quanto se a visto y moderado la Bellota de la dehesa de medio de esta villa y es ya tiempode venderla para pagar muchas deudas que este concejo deve y por que por las moderaciones de las Personas que an visto dicha Bellota; Parece hace Doscientos lechones de carne y Para que se acomoden los vecinos desta villa acordaron se haga aforo de dichos Doscientos lechones de carne algunos mas o menos con calidad que Aian de pagar por cada cabeçala mitad luego aconforme salieren y por dichos Doscientoos lechones ande pagar a dicho concejo cinco mil y quinientos reales que ade cobrar el mayordomo del y sino ubiere dichos Doscientos lechones de carne se aian de acomodar ganado de mal andar a dos por uno hasta cumplir el dicho numero.[28]

            También en 1677 obtenemos información sobre el aprovechamiento de la bellota, estiomada en cinco varas de lechones de carne y otro tanto de ganado de mal andar. El costo se trató en diez mil reales, especificándose que  se haga aforo entre los dichos  vecinos y se le acojan sus ganados de carne y mal andar ygualmente y se repartan dichos diez mil reales entre dichos vezinos para que los paguen; y se haga cargo dellos el depositario o mayordomo deste dicho concejo y por aora se fenecio este acuerdo y firmaron.[29]

            El aprovechamiento de la bellota de la Dehesa del Medio le servía al Cabildo como desahogo económico. Así en 1678, se decía que por cuanto se le esta debiendo a su magestad del servicio ordinario y estraordinario ocho mil quinientos reales y a Don francisco villalobos veinte y seis mil reales y mas de los reditos caidos que se paga del censo que tiene sobre los propios de este concejo y no ai recurso donde pagar dicha cantidad mas que solamente la bellota de la dehesa del medio y por escusar gasttos befaciones salarios de ejecutores acordaron de que la dicha vellota se ponga en pregon los terminos del (sic) y se venda a personas que mas diere y la cantidad en que se rematare se entregue en Alonso (sic) (sic) Mayordomo de este concejo el qual (sic) distribuia a persona como no sea con yntervencion lo pagara de su casa aunque lo distribuia en gastos de el Concejo por quanto se bende para pagar dichos efectos. Y que se despachen Requisitorias a las Villas y lugares çircumbeçinos para su hubiere quien quiera hacer postura a que da y enesta Conformidad assi lo acordaron y   firmaron .[30]

            En 1678 se realizó un aforo de todo el ganado de cerda de la localidad para introducirlo en la Dehesa y para que aiga el gobierno y conservación que se requiere acordaron de que acada persona que se topare bareando en dicha dehesa sea ombre o zagal se le lleve de pena doce reales por la primera vexz y veinte y quatro por la segunta y aqualquiera persona que se topare o aberiguare que tiene palo(sic) aqualquiera alcornoque o encina se le lleve de pena seis reales por cada pedrada que tirare y se entienda que la mitad de la pena a de ser para el denunciador y su otra mitad para el conçejo y qualquiera lechon que se hallare en dicha dehesa por aforar o ferrar se le llebe de pena seis reales por cabeça y   porque la bellota como si estubiera (sic) y ademas tenga de pena personas quatro dias de  carcel [31]

            La bellota se tasaba para su aprovechamiento y  una vez valorada se pregonaba y se despachaban requisitorias a las villas circunvecinas, por si hubiera alguna persona que quisiera participar en la subasta. Solía ocurrir no encontrar postores. Entonces, los vecinos pagaban un canon por cada cabeza que deseasen trasladar a la finca[32], que en 1685 era de 11 reales.[33]                               El elevado precio impuesto en 1696, 34 reales de vellón, provocó que ningún vecino que entrara su ganado, viéndose obligado el Concejo a rebajarlo a los 28 reales.[34]

            Ya que coincidía el ganado de los vecinos de Almendral y los de Barcarrota en la Dehesa del Medio , el Cabildo acordó en 1689 nombrar un guarda  que tenía la misión de vigilar el sitio del Valdi , percibiendo por todo este mes quatro ducados y dos fanegas de cebada (sic) por cinco semanas; que todo se le a de pagar de los propios de este concejo.[35]

            En 1690, se vendió la hierba a Francisco Escudero Serrano, suficiente para doscientas cabezas de ganado lanar, que  las mantuvo en la Dehesa desde diciembre de este año hasta abril del siguiente. Se ajustó el precio en trescientos setenta y cinco reales de vellón.[36]

            En 1701 se había tasado la bellota de la Dehesa del Medio 300 puercos, que se otorgó a los vecinos, pero sobraron 40 concediéndoseles a un vecino de Barcarrota en 37 reales de vellón por unidad.[37]

            En febrero de 1710 se presentó en la Dehesa el problema  de la langosta, y para subsanarlo mandaron que se labrase.[38]

            En 1711 se tienen noticias de la venta de la rastrojera, adjudicada al mejor postor a causa de las  necesidades financieras del Ayuntamiento[39]. Por las mismas también se anuncia el aprovechamiento de la bellota  por quanto la dehesa del medio propia de esta villa se a tasado por dos personas nombradas sus bellotas y sea tasado en cien puercos los que se cedia los bezinos para que metan sus matanzas y gozen deste beneficio por lo mucho que an padezido pago por cada puerco de tasacion a prezio de beynte reales de vellon de que se a de azer cargo el mayordomo y asi lo acordaron y firmaron.[40]

            En 1745 se constata el arriendo de hierbas y pastos de la dehesa del Medio a ganaderos serranos transhumantes, vecinos de Villoslada, comenzando la obligación en 1742 y concluyendo a finales de marzo de 1747, con la condición de ceder a los vecinos el fruto de la bellota[41]. Sin embargo, el Ayuntamiento lo vuelve a arrendar antes de que finalice el plazo y lo hace con  vecinos de Montenegro, también ganaderos transhumantes. Parece ser que el arriendo anticipado responde a que el Concejo mantenía un pleito con el duque de Feria , que le reportaba enormes gastos. Con el dinero de la cesión se proseguía el pleito. Además, la villa se veía afectada por otro pleito en el tribunal de la Intendencia General de Extremadura a causa de  la real renta de salinas. El contencioso con el Duque de Feria tenía su origen en el derecho a la propiedad de la escribanía del Ayuntamiento. Para afrontar desembolsos se arrendaron las hierbas de la dehesa de la Jara y del Medio a ganaderos transhumantes. Así se especificaba en 1746: y que la dehesa que llaman del medio, tambien de este conzejo se hallan arrendadas sus yerbas y vellotas, a don Pedro Andres, y don Matias de la Camara, tambien ganaderos transumantes, vecinos de Montenegro y reila, que espira Abril del año que viene de mil setezientos quarenta y siete, emprezio cada invernadero de treze mil ochocientos y zinquenta reales, con las condiciones, de la carga de vacas de Conzejo de esta villa, y yeguas de sus vezinos con la de el ganado de esta carniceria, del agostadero enteramente para estos ganados, y el fruto de la vellota que diere esta dehesa tomarselos para los vecinos de esta villa a el prezio que se vendiese las vellotas de la dehesas de su magestad en la ziudad de Xerez de los Cavalleros, cuyo Ympte. se a de rebajar de la cantidad del arriendo. Acordaron sus merzedes que con las mismas condizion y demas, o menos que sean convenientes a el veneficio de esta villa y su comun, se arrienden nuebamente estas dehesas con antizipazion de paga hasta (sic) del onze mil u doze mil reales que respectibamente y a proposicion se deben (sic) en los años para que nuebamente se arrendaren, yaprorrata lo que le corresponda encauno; cuya cantidad prudencialmente se considera bastante para el desempeño del aogo que se padeze para esta villa; para lo qual y que tenga efecto se ocurra primero y ante todas cosas a representarlo de su magestad (que Dios guarde) Sres. de su real y supremo consejo de castilla a fin de que se digne su magestad conzeder a esta villa su real Provision, lisencia y facultad para el nuevo arrendamiento de estas dehesas con la anticipacion de pagas referidas por las causas expresadas que lo son util y (sic) a esta villa y su comun por no tener caudales para el seguimiento preziso de estos pleytos que zeden en su veneficio y utilidad y para ello se de por el preente año testimonio con inserzion a este acuerdo por el que asi lo providenzia acordaron y firmaron sus mercedes de que doy fee.”[42]

            Y más adelante se nos desvela que era costumbre satisfacer el arriendo por anticipado:    Acordaron sus merzedes se den en renta y para arrendamiento a estos ganaderos serranos y a sus aparceros las yerbas de esta dehesa con la anticipazion de paga referida a de rengar prorrata lo que le correspondiere en los años por que se arrendare (segun y como a sido y es estilo practica y costumbre en esta villa arrendar sus dehesas con anticipacion de pagos por los aogos que se le ofrecieren con el presente)…[43]

            Al inciarse  la montanera, el Ayuntamiento nombraba  unas personas para tasar  la bellota y conocer el número de cabezas de ganado porcino que podía engordarse en la Dehesa del Medio. En 1714 los nombramientos de tasadores recayeron en Francisco Domínguez Zambrano familiar del santo oficio y bezino de esta villa y en el mayordomo del Concejo, Sebastián Burgos. La bellota se dio a los vecinos para sus matanzas.[44]

            El año 1737 fue malo para el ganado de la Dehesa del Medio, las cabezas de vacuno de los vecinos se morían y se acordó el corte de alcornoques y encinas para paliar, en algo, el desastre.[45]

            Las encinas de esta Dehesa eran aprovechadas, en muchas ocasiones, por los vecinos para

obtener madera. En 1746, José de Fonseca solicita, y obtiene , del Concejo autorización  para cortar madera necesaria para su molino de aceite.[46]

            Ocasiones hubo en que la esta Dehesa sirvió al Ayuntamiento para abonar parte del sueldo del profesor de Gramática. En 1747 se acogió a Don Francisco Rodríguez Falcato, profesor de Gramática, a cambio de 550 reales y dos cabezas de escusa en vellota para engordar en la dehesa de este Concejo.[47]        

            Un guarda vigilaba esta dehesa Boyal desde, por lo menos,1749.[48]

            En 1752, en unas normas para gobernar la villa, encontramos Que ninguna persona sea osada a segar la yerba de las lindes de las suertes sembradas que en la Dehesa del Medio y Dehesilla se prohive la entrada de Ganados como no sea el de la labor solamente.[49]

            A finales del siglo XVIII, concretamente en 1791, hallamos información sobre el reparto de  suertes de tierra a los vecinos para que las cultivasen pero que en el tiempo que se labro no pudieron la labor en estos sitios y por el daño que causavan los labradores a los arboles con el fuego y con el acha de lo que hubo algunas denuncias, como por un acotado cerrado que se mando hazer para las yeguas, fue preciso mandar suspender la labor por la villa y posezion por el ganadero que aprovecha sus yervas con preferencia por su antiguedad, segun orden del Consejo por punto general;[50]

            También se incidía en la limpieza de la  vegetación que se había ejecutado en algunos parajes de la Dehesa  se han echo algunos desmontes o desbrozes en la sierra llamada del Jacho y en la de Santa Maria que abundan en malezas de todas especies, y asi en estas como en el sitio que llaman La Casa de los Barqueros caiendo a la fuente que llaman de Erica, se han quedado limpios y olivador porcion de azebuches, los que an cortado y talado despues las jentes, siendo utiles tanto para el ganado como para qualquiera otro uso.[51] También se especifica que la Dehesa del Medio contiene mil ochocientas y cinquenta fanegas de sembradura y cuatrocientas de monte bajo.[52] Igualmente nos verifica que habitaban en la Dehesa lobos y zorros. [53]  En 1791 el terreno de la Dehesa se hallaba arrendado a un vecino que disfrutaba de los beneficios[54] mientras que el resto de los habitantes no conseguían aprovechamiento alguno.

            En 1791 los labradores intentaron crear una vacada común en la Dehesa. [55]

            En 1793,  la Dehesa del Medio estuvo arrendada a don Francisco Gerónimo de Uribe y Figueroa, que fue alcalde durante cuatro años (1775-79). Le siguió un hermano suyo, en el cargo durante algunos años más. Suponemos que estas circunstancias le valdrían  para aprovecharse de la situación. Los vecinos, indignados al no poder aprovechar su dehesa Boyal y baldío de Valmojao, lo pusieron en conocimiento de la Audiencia Territorial de Extremadura por aprovecharse como se ha aprovechado de todas las yerbas de la Dehesa al espacio de muchos años talandola con toda especie de ganados sin reserva de acotados para las Yeguas[56]. Se abundaba sobre el estado de pobreza en que se encontraba el vecindario El Comun de vecinos constituido en el estado mas deplorable por hallarse en ruina su principal ramo de industria clamo por el remedio a la Audiencia territorial en el año de noventa y uno…[57] También se indicaba desde cuándo se aprovechaba el tal Uribe de la bellota con sus excesivos ganados de cerda desde el año de setenta y quatro, ô setenta y cinco hasta el de noventa, privando al Comun de vecinos del veneficio que les franquean las Reales disposiciones del particular de poder engordar los zerdos de su matanza[58] Podemos intuir, así mismo, el ambiente de temor en que se encontraba la población : los vecinos a quienes ha tenido arrollados y constituidos en miseria esclavitud, sin atreverse a respirar alguno por que bien pronto expreimentaba los efectos de la enemiga y del poderio del dicho Uribe.[59]

            En un decreto del Intendente, fechado en 1794, se desvela la injusta situación derivada de la montanera de 1792 de la dehesa Boyal y del baldío de Pimpollar con arreglo al remate mediante la subasta que prezedio, y no por la tasazion como se digno mandarlo el Consejo en su Real Provision de 29 de Abril de 1793 de la que me han presentado testimonio en consequencia de ello, prebengo á vas. que en observancia y cumplimiento de lo mandado por el mismo consejo no se haga por ahora ni se cobre otra cantidad por dichas vellotas que la de la tasacion que me ynformen vas. el motibo que tengan para lo contrario: y que deviendo vas. estrechar sus providencias para que pague Don Francisco Gerónimo de Uribe, los 4200 reales que deve sin admitirle pretextos que lo embarazen, y pasar sus oficios al correxidor de esta ciudad a lo concerniente al descubierto en que este se halla para que se puntualize el pago de lo que deve á esa villa por alimentos con el fin de atender correspondientemente a las obligaciones de esa misma villa, me manifiesten vas. lo que hayan practicado en razon de esto.[60]

            Encontramos vigilancia en la Dehesa ante la posibilidad de robo de algunos de sus recursos.

            En 1811 se hallaron árboles dañados por lo que se situaron dos capitulares y varios vecinos en el lugar, sorprendiendo a cuatro personas descorchando alcornoques, a las que se le impuso la multa individual de dos ducados[61]. Hay que tener en cuenta que ese fue un díficil año porque las inmediaciones de Almendral fue el escenario de la batalla de La Albuera, que dejó empobrecida la población.

            En la Dehesa del Medio se han ubicado y se ubican hornos en los que se fabricaba la cal para la construcción. Así consta que, en 1884, un vecino,  Ignacio Ambrosio Rebollo solicitaba  al Ayuntamiento el horno de cal que existía de tiempo inmemorial en la dehesa Boyal, en el sitio llamado Cabeza de la Madre del Agua. El Ayuntamiento se lo cedió.[62]

            El expediente de subasta de los pastos de agostadero de Picapez y Valtravieso de la Dehesa del Medio, en 1861, nos da la pauta para conocer el desarrollo de ese trámite. Se acordó que el aprovechamiento del mencionado agostadero tuviese lugar desde primeros de abril hasta el 29 de septiembre. Se desiganaban  dos peritos, y ese año el Consistorio se decidió por Juan Martín Rodríguez y Juan Soto Pérez, que antes de tasar la bellota debían realizar un juramento. La subasta se hacía saber al pueblo mediante edictos y pregones, y se ejecutaba en la Casa Consistorial. Los dos peritos tasaron los pastos del agostadero de tal manera que el de  Picapez se elevaba a 460 reales vellón, y el de Valtravieso en 340 . El remate de la subasta se celebró el 22 de marzo de 1861 y se adjudicó a D. Manuel Uribe aprovechará con su ganado lanar la mitad del Cuarto de Valtravieso pagando al fondo de Propios ciento setenta reales mitad del precio de su tasación D. Francisco Mendoza aprovechará el otro medio Cuarto de Valtravieso y pagará igual cantidad de ciento setenta reales vellon. D. José de Vera y Gordillo aprovechará también con su Ganado lanar la mnitad del Cuarto de Picapez pagando al fondo de Propios la mitad del precio de su tasacion o sea doscientos treinta reales vellon. D. Juan José de Thovar aprovechará con el mismo ganado de su propiedad la otra mitad del indicado Cuarto de Picapez pagando al fondo de Propios doscientos treinta reales vellon…[63]

            Una vez ofrecida la suma por los ganaderos se sacó a subasta por segunda vez expresando la cantidad dada. A la convocatoria no se presentó nadie para superar la suma ya ofrecida, y por lo tanto, se adjudicó definitivamente a los ganaderos ya dichos.[64]

            A mediados del siglo XIX se seguía tasando la bellota para su aprovechamiento. Así, en 1868, tenemos que :

            Am bisto y reconocido el monte de la Dehesa Boyal y graduan puede engordar prosimamente 160 puercos y valor de la bellota atendiendo a el estado a que se encuentra el monte valen sus vellotas 15.000 reales segun su inteligencia.”[65]

            El inventario del Ayuntamiento de 1889 describe la dehesa Boyal de esta manera, Fincas rusticas. Dehesa boyal. Una Dehesa, llamada del Medio, procedente de los Propios de esta villa, situada en su termino municipal á la parte del Sur, poblada en su casi totalidad de arbolado de alcornoque y encina. Fué esceptuada de la desamortizacion, previa la resolucion del oportuno espediente y destinada al mantenimiento del ganado de labor de estos vecinos que son los que la disfrutan. La cabida total aproximada de esta finca es de quinientas cinquenta fanegas del antiguo marco real. Linda por Norte con tierras de diferentes vecinos, por Sur con otras de varios propietarios, por Levante con Dehesas del Palacio y de la Bejarana y por poniente con camino viejo de Almendral á Barcarrota. No hay dentro de su perimetro casa ni edificio alguno ni otra otra propiedad publica ó particular. Su valor aproximado es de setenta y cinco mil pesetas. Respecto á sus rentas ó aprovechamiento solo utiliza el Muicipio la enagenacion de fruto de bellota y del corcho de su arbolado que asciende por termino medio á quinientas dos mil pesetas anuales cada uno, por disfrutar las yerbas gratuitamente el ganado vacuno de labor de estos vecinos.[66]

            Como ejemplo de subasta de la bellota del Talancal y Fuente de Maura, tenemos el de 1899-1900, pertenecientes a la Dehesa Boyal :

            Acta de subasta. En la villa del Almendral á veinte y seis de octubre de mil ochocientos noventa y nueve; siendo las once de la mañana se reunieron en las Casas Consistoriales los Señores Concejales Don Manuel Uribe Barriga y Don Francisco Torre bajo la presidencia del Sr. Alcalde D. Cipriano martinez, designados po la corporacion para la celebracion de la subasta del aprovechamiento de bellota de la Dehesa boyal con la carga del ganado de labor de estos vecinos. Por orden del Sr. Presidente yo el Secretario di lectura al pliego de condiciones y anuncio inserto en el Boletin oficial d esta provincia. Seguidamente y previa la voa por el Peon público Antonio Silvero Perez, llamando licitadores se admitieron durante la primera media hora dos depositos correspondientes, cubriendo la tasacion Don José Menacho Corral. En este estado y no habiendo quien mejore dichas proposiciones que fue repetidas varias veces por el referido Peon público, siendo con esceso pasada la hora de las doce la comision adjudicó provisionalmente espresados aprovechamientos al don José Menacho corral por la cantidad de seiscientas pesetas al que se hizo saber la obligacion de ingresarlas en Arcas Municipales luego que le sea notificada la adjudicacion definitiva, quedando enterado y firmando con dos testigos presenciales del acto y los Señores de la Comision, de todo lo cual yo el Secretario, certifico.

                                               C. Martinez[67]

            Hay expedientes de la roturación y siembra de la parte de la dehesa Boyal conocida como Descanso, a finales del siglo XIX.[68]

            Encontramos en 1907 que un grupo de vecinos solicitaron al Ayuntamiento que acuerde conceder para siembra y repartir por el procedimiento acostumbrado la otra mitad de la Dehesa de este Municipio. La Corporacion acuerda estudiar esta reclamacion antes d tomar acuerdo respecto de la misma.[69]  Parece ser que la Corporación accedió a la petición. [70] Para sembrar, el terreno se dividía en parcelas que se distribuían mediante sorteo, entre los vecinos interesados.

            El aprovechamiento de la bellota, en 1907, también se materializaba por repartimiento vecinal, mediante sorteo organizado por el Ayuntamiento.[71] Los acuerdos municipales desvelan su desarrollo : por el Señor Alcalde fue dada cuenta de que la tasacion hecha por Peritos para el aprovechamiento de bellota de los dos lotes de la Dehesa Boyal denominada Talancal y Fuente de Maura juntandose con el del Puerto del judio, cuyo arbolado pertenece á la Junta del Banco Agrícola de esta Villa por haberse cedido por este Ayuntamiento como es costumbre para practicar este aprovechamiento mancumunadamente, ha sido (sic) el número de cerdos en ciento diez para engorde. El Ayuntamiento enterado de esta tasacion acuerda que se celebre el oportuno sorteo de igual número de vecinos de los comprendidos en la lista de aforo el sia diez y ocho del actual bajo la Presidencia del Señor Alcalde y del concejal don Celedonio Leon sanchez; acordandose al propio tiempo encargar de la administracion del aprovechamiento al Regidor Sindico son Ramón Verdascoi Galeas, haciendose la rectificacion de corral, majadas y cuantos gastos crea convenientes con cargo al producto del aprovechamiento, y estipulandose como pago de cada entrada de cerdo en el monte la suma de veinte y cinco pesetas y tres celemines de trigo, que es la cuota que ha venido cobrando en años anteriores.”[72]

            También, aprovechamiento del pastizal a través de subasta. En 1907 se le adjudicó, por 1200 ptas. a  Don Francisco Vélez Merino.[73]

            Esta Dehesa fue exceptuada, por Real Provisión del  29 de octubre de 1865 de la venta, en concepto de aprovechamiento común y gratuíto del arbolado y abrevadero[74] .Una sesión de 1910 aclara que la gestión de la suspensión  se debió en gran parte al alcalde, don Cipriano Martínez.[75]

            Por un acuerdo de 1873, sabemos que a la clase jornalera se le cedía, con preferencia, parcelas de terrenos en la Dehesa del Medio para su cultivo. En ese mismo acuerdo se refleja la creación del Banco Agrícola y la delimitación de dicha institución hacer tantas suertes como opcionistas de dicha clase haya; pero separando en los Puntos que el Ayuntamiento le designe á dicha Comision de la Sociedad del Banco Agricola, se dispuso en la Sesion del dia primero del pasado. [76]

            También a finales del siglo XIX encontramos información sobre el aprovechamiento del corcho que era subastado.[77] El corcho reportaba ganancias sustanciosas a las arcas municipales. En 1910, se hallaban vigentes normas que regían su aprovechamiento :

            Primera. No es objeto del Arriendo el arbolado que vejeta en terreno llamado Puerto del Judio, lindante por Naciente con terreno llamado Fuente de Maura, por Este con sobrante de la Dehesa Boyal y por el Sur y Oeste con dehesa Social. Este lote fue vendido por el Estado como precedente de los Propios de esta Villa, á la Sociedad Banco Agricola de esta localidad, segun resulta de escritura fecha seis de Marzo de 1898.[78]

            Como nota aclaratoria, en este primer reglamento hagamos hincapié en la sección,  Puerto del Judío  vendida al Banco Agrícola local. Según la tradición y las fuentes documentales, sólo le fue enajenado el arbolado, quedando la tierra en posesión del Ayuntamiento. En la actualidad pertenece el arbolado a la Sociedad Cooperativa de San Mauro y aún se conoce este paraje como el del Banco

            Segunda. Son objeto del arriendo solamente y han sido objeto de la tasación el corcho del Arbolado de Alcornoque de los Lotes denominados Talancal y Fuente de Maura, que son los que constituyen el Arbolado de la Dehesa Boyal de este pueblo, conocida por Dehesa del Medio.

Tercera. El pago de la cantidad en que con aprobación superior se adjudique este aprovechamiento se verificará por el Rematante de una sola vez dentro de los primeros quince dias del mes de Enero del proximo año de mil novecientos once.

Cuarta. Será de cuenta del Rematante los gastos de otorgamiento de Escritura, anuncio en el Boletin oficial y derechos del Expediente hasta su total terminación.

Quinta. Esta subasta estará sujeta á cuanto establece la Institucion de contratos de servicios provinciales y Municipales de 24 de Enero de 1905.[79]

            En 1902 se transfiere la propiedad de un trozo de la finca  a don José Macías Contreras, vecino de Salvaleón, concretamente 31 fanegas.[80] La tradición oral cuenta que la Dehesa fue mucho más extensa y que se vendieron varias partes. El anterior ejemplo es indicativo.

            En el interior de la Dehesa existen cuatro fuentes:  Maura, Madre del Agua, Piojo, y  Erica. En 1900 se acuerdó arreglar la cañería de la de Maura, obstruida por el trancurso del tiempo[81] y , asimismo, construir pilares para caballerías y ganados[82]. En 1917 se determinó también levantar un abrevadero para ganados, siendo el albañil Andrés Domínguez Gómez y  con un costo de 200 ptas. [83]

            También en este año acordó la Coorporación tasar la bellota para la montanera y realizar el repartimiento vecinal como en años anteriores anunciandose por bandos al aforo de vecinos.[84]

            La leña vendida en el año de 1918, reportó 100 ptas. de beneficios para los fondos municipales.[85]

            Septiembre de 1919, era  el tiempo apropiado para tasar la bellota de la Dehesa, teniendo en cuenta el fruto del lote del Puerto del Judío cuyo arbolado pertenecía a la Sociedad del Banco Agrícola, que siempre lo cedía para disfrute mancomunado. Se acordó que, como en años anteriores se repartiera entre los vecinos, y la tasación fuese realizada por el guarda de la finca. También se determinó el arreglo de chozos para guardas y majadas de cerdos.[86]

            Una vez concluida el aforo de la bellota, 155 cerdos, se anunciaba al vecindario el sorteo de las entradas de animales a engorde en la Dehesa, al precio de 50 ptas. cada uno, más una cuartilla de trigo cuyo acto ha de tener lugar el dia catorce de los corrientes á las nueve horas en esta Casa Consistorial presidido por el Señor Alcalde ó por el Teniente en quien (sic).[87]

            En ese mismo año de 1919, tenemos un claro exponente de como se  sembraba la Dehesa del Medio resaltándose la necesidad de solicitar de la Dirección general de propiedades é Impuestos la devida autorización para roturar una porción de terreno de la dehesa del Medio de este Municipio Subdividiendola en parcelas de media fanega para repartirlas gratuitamente entre los vecinos pobres de esta localidad, evitandose asi infectos de langostas y proporcionando beneficios a la clase trabajadora y pobre de este pueblo.[88] Se deseaba  repartir por tres años, uno de barbecho y dos de siembra cincuenta Hectareas de terreno del expresado Monte…[89]

            En la actualidad el Ayuntamiento  subasta el terreno de la Dehesa cada cuatro años.

 

 

 

            José Joaquín Pérez Guedejo.

           

            Cronista oficial de la villa de Almendral.     

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

FUENTES DOCUMENTALES

 

            – Archivo Municipal de Almendral (A.M.AL.)

                        Libro de Acuerdos del cabildo

                                                Años :  (1646-1680)

                                                           (1681-1699)

                                                           (1700-1706)

                                                           (1706-1721)

                                                           (1722-1737)

                                                           (1738-1743)

                                                           (1744-1748)

                                                           (1749-1756)

                                                           (1788-1792)

                                                           (1792-1810)

                                                           (1811-1817)

                                                           (1865-1877)

                                                           (1877-1887)

                                                           (1887-1895)

                                                           (1907-1908)

                                                           (1909-1910)

                                                           (1916-1917)

                                                           (1918)

                                                           (1919-1920)

 

                                               Legajos: (1861-1909)

                                                              (1892-1868)

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

            – INTERROGATORIO DE LA REAL AUDIENCIA. EXTREMADURA A FINALES DE LOS TIEMPOS MODERNOS. PARTIDO DE BADAJOZ, 1791. Mérida, Asamblea de Extremadura, 1994.

 

            -MADOZ, Pascual. Diccionario geográfico , estadístico, histórico de España y sus posesiones de ultramar. Madrid, 1849. Tomo II.

 

            -TORRESCUSA SÁNCHEZ, Ángel Luis . Proyecto fin de carrera de mejora de la Dehesa de Enmedio. Almendral (Badajoz). Septiembre 1996.

 

 

           

 

 

 

 

 

 

 

 

 

                                                                                                         

 

 

 

 



[1]Acuerdo del 12 de octubre de 1654. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 1 (1646-1680),  fol. 115 vto.

[2]Acuerdo del 29 de febrero de 1681. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº2 (1681-1699), fol. 11.

[3]Acuerdo del 24 de junio de 1749. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 8 (1749-1756), fol. 24 vto.

[4]Acuedro del 2 de octubre de 1699. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 2 (1681-1699),  fol. 548 vto.

[5]Acuerdo del 23 de septiembre de 1754. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 8 (1749-1756), fol. 168 vto,                          169.

[6]Auto de Buen Governo del 12 de septiembre de 1814. (A.M.AL). Libro de acuerdos  nº 22 (1811-                               1817), fol. 190.

[7]Madoz, Pascual. “Diccionario Geográfico, estadístico, histórico, de España y sus posesiones de                                   ultramar.” Madrid, 1849. Tomo II, pag. 95

[8]Acuerdo del 10 de agosto de 1738. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 6 (1738-1743), fol. 19.

[9]Acuerdo del 2 de junio de 1813. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 22 (1811-1817), fol. 129.

[10]Acuerdo del 13 de febrero de 1689. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 2 (1681-1699), fol. 202.

[11]Acuerdo del 10 de diciembre de 1911, celebrada el 12 .(A.M.AL). Libro de acuerdos (1912-1913),                      fol. 45.

[12]Acuerdo del 7 de marzo de 1815. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 22. (1811-1817), fol. 223.

[13]Torrescusa Sánchez, Angel Luis. Proyecto de mejora de la “Dehesa de Enmedio” de 368 Ha. 90 a.,                      en el término municipal de Almendral (Badajoz) septiembre de 1996.

[14]Acuerdo del 20 de julio de 1653. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 1 (1646-1680),  fol. 142 vto y                        

[15] Acuerdo del 14 de mayo de 1656. Ibidem, fol. 182.

[16]Acuerdo del 1 de junio de 1654. Ibidem. Fol. 134.

[17]Acuerdo del 14 de abril de 1659. Ibidem, fol. 238.

[18]Acuerdo del 8 de septiembrel de 1654. Ibidem, fol. 103.

[19]Acuerdo del 11 de marzo de 1655. Ibidem. Fol.164.

[20]Acuerdo del 26 de octubre de 1669. Ibidem. Fol. 407.

[21]Acuerdo del 12 de mayo de 1671. Ibidem. Fol. 420.

[22]Ibidem. Fol. 423.

[23]Acuerdo del 29 de octubre de 1671. Ibidem. Fol. 424.

[24]Acuerdo del 1 de octibre de 1672. Ibidem. Fol. 451 vto.

[25]Acuerdo del 10 de octubre de 1672. Ibidem. Fol. 452.

[26]Acuerdo del 1 de mayo de 1682. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 2 (1681-1699), fol                 53.

[27]Acuerdo del 16 de noviembre de 1672. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 1 (1646-1680), fol. 459.

[28]Acuerdo del 14 de octubre de 1674. Ibidem. Fol. 507 vto. 508.

[29]Acuerdo del 13 de octubre de 1677. Ibidem. Fol 532.

[30]Acuerdo del 25 de septiembre de 1678. Ibidem. Fol. 556.

[31]Acuerdo del 6 de noviembre de 1678. Ibidem. Fol. 570.

[32]Acuerdo del 3 de octubre de 1685. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 2 (1681-1699),  fol. 129.

[33]Ibidem.

[34]Acuerdo del 13 de octubre de 1696. Ibidem. Fol. 447.

[35]Acuerdo del 1 de septiembre de 1689. Ibidem. Fol. 218 vto.

[36]Acuerdo del 10 de diciembre de 1690. Ibidem. Fol. 251 vto.

[37]Acuerdo del 26 de octubre de 1701. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 3 (!700-1706), fol. 18.

[38]Acuerdo del 1 de marzo de 1710. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 4 (!706-1721),  fol. 110.

[39]Acuerdo del 13 de marzo de 1711. (A.M.AL). Ibidem. Fol. 127.

[40]Acuerdo del 23 de septiembre de 1711. Ibidem. Fol. 133.

[41]Acuerdo del 21 de octubre de 1745. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 7 (1744-1749),  fol. 96.

[42]Acuerdo del 21 de febrero de 1746. Ibidem. Fols. 102, 103.

[43]Acuerdo del 7 de marzo de 1746. Ibidem. Fol. 103 vto. 104.

[44]Acuerdo del 3 de octubre de 1714. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 4 (1706-1721),  fol. 184.

[45]Acuerdo del 26 de diciembre de 1737. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 5 (1722-1737), fol. 445.

[46]Acuerdo del 21 de febrero de 1746. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 7 (1744-1748), fol. 106

[47]Acuerdo del 14 de marzo de 1747. Ibidem. Fol. 141.

[48]Acuerdo del 11 de febrero de 1749. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 8 (1749-1756), fol. 122.

[49]Acuerdo del 2 de junio de 1752. Ibidem. Fol. 119.

[50]«Interrogatorio de la Real Audiencia. Extremadura a finales de los tiempos modernos. Partido de                          Badajoz. 1791.” Mérida, Asamblea de Extremadura, 1994. Pag. 221.

[51]Ibidem.

[52]Ibidem. Pag. 214.

[53]Ibidem. Pag. 220.

[54]Ibidem. Pag. 214.

[55]Acuerdo del 5 de mayo de 1791. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº20 (1788-1792)  fol. 338.

[56]Madrid 29 de abril de 1793. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 21 (1792-1810).

[57]Ibidem.

[58]Ibidem.

[59]Ibidem.

[60]Decreto del Señor Intendente General. Badajoz 5 de agosto de 1794. (A.M.AL). Libro de acuerdos                      nº 21 (1792-1810), fol. 36.

[61]Acuerdo del 30 de agosto de 1811. (A.M.AL). Libro de acuerdos nº 22 (1811-1817), fol. 16.

[62]Acuerdo del 16 de marzo de 1884. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1877-1887), s,f.

[63]Expediente de subasta de los pastos de agostadero de Picapez y Valtravieso de la dehesa del Medio.                    Año 1861. (A.M.AL). Legajo C/34. (1861-1909).

[64]Ibidem.

[65]Acuerdo del 7 de octubre de 1868. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1865-1877),s,f.

[66]Inventario del 29 de diciembre de 1889. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1887-1895),  s,f.

[67]Subasta del aprovechamiento de la bellota de los lotes Talancal y Fuente de Maura de la dehesa                           Boyal.26 de octubre de 1899. (A.M.AL). Legajo C/34. (1861-1909).

[68]Expediente instruido para la roturación y siembra del terreno denominado Descanso y  abrevadero                      común de la dehesa Boyal. Año de 1898. Ibidem.

[69]Acuerdo del 11 de agosto de 1907, celebrada el 13. (A.M.AL). Libro de acuerdos  (1907-1908). S,f.

[70]Acuerdo del 15 de septiembre de 1907, celebrada el 17. Ibidem.

[71]Ibidem.

[72]Acuerdo del 13 de octubre de 1907, celebrada el 15. Ibidem.

[73]Acuerdo del 1 de diciembre de 1907, celebrada el 3. Ibidem.

[74] Acuerdo del 5 de abril de 1908, celebrada el 7. Ibidem.

[75]Acuerdo del 20 de febrero de 1910. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1909-1910), fol. 59

[76]Acuerdo del 6 de julio 1873. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1865-1877),fol. 45 vto.

[77]Expediente instruido para la enagenación en pública subasta del aprovechamiento del  corcho de la                              dehesa Boyal de estos Propios. Año forestal 1892-1893. (A.M.AL). Legajo C/36 (1892-1868).

[78]Acuerdo del 21 de agosto de 1910. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1909-1910),fol. 59.

[79]Ibidem.

[80]Acta de deslinde, amojonamiento y entrega de 31 fanegas de tiera en la dehesa Boyal  a José Macías                            Contreras. 8 de junio de 1902. (AM.AL). C/34 (1861-1909).

[81]Acuerdo del 23 de septiembre de 1900. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1895-1900),  s.f.

[82]Ibidem.

[83]Acuerdo del 1 de mayo de 1917, celebrada el 3. (A.M.AL). Libro de acuerdos (1916-1917)                                  fol. 30.

[84]Acuerdo del 2 de octubre de 1917, celebrada el 4. Ibidem. Fol. 48.

[85]Acuerdo del 26 de marzo de 1918, celebrada el 28. (A.M.AL.) Libro de acuerdos (1918), fol. 15                         vto. 16.

[86]Acuerdo del 30 de septiembre de 1919, celebrada del 2 de octubre. (A.M.AL). Libro de acuerdos                         (1919-1920), fol. 35.

[87]Acuerdo del 7 de octubre de 1919, celebrada el 9. Ibidem. Fol. 35 vto.

[88]Acuerdo del 14 de octubre de 1919, celebrada el 16. Ibidem. Fol. 37 vto.

[89]Ibidem.

Mar 012014
 

Martiria Sánchez López.

I.- INTRODUCCIÓN

Todos sabemos que el descubrimiento, la conquista y colonización de América es la más extraordinaria epopeya de la historia universal ya que en menos de medio siglo fue sometido la mayor parte del continente americano por un puñado de españoles. El heroismo, la decisión, el soporte moral del cristianismo y la diferencia cultural entre los europeos del renacimiento y el estado prehistórico en que se encontraban los pueblos, fueron las causas fundamentales de este impresionante hecho.

 

Trujillo y sus hijos fueron protagonistas esenciales de este quehacer histórico, destacando de una manera esencial Francisco de Pizarro, que conquistó para la corona española todo el imperio incaico. Loas quechuas eran los habitantes de gran parte de la zona andina y habían formado un gran imperio en el Perú, al frente del cual estaba el Inca o Emperador, que se consideraba descendiente del dios Sol. Fue un estado colectivista donde el soberano era dueño de todo, que distribuía a sus súbditos lo que necesitaban, tanto alimentos como tejidos, etc. Su capital era Cuzco, con una población de unos noventa mil habitantes y estaba muy bien comunicado con el resto del territorio por un red de cominos bien trazados.

 

La conquista se llevó a cabo desde Panamá por la costa del pacífico en unos pocos años, con un puñado de españoles capitaneados por Pizarro y con la ayuda de sus socios Almagro y Luque. Esta conquista destruyó el orden existente y obligó a los indios a someterse a las normas del imperio español.

 

 

Veamos a continuación como enjuicia la conquista del Perú y a su héroe un historiador de finales del siglo XVI, ya con medio siglo de perspectiva de los acontecimientos. Nos referimos al historiador placentino, Fray Alonso Fernández, que dedica un capítulo a Pizarro y a conquista del Perú en su famosa obra “Historia y Anales de la Ciudad y Obispado de Plasencia”. El capítulo es el número treinta y dos y se titula “De Francisco Pizarro, Marqués de Atabillos y de los Charcos, y servicios que hizo al emperador Carlos V y a monarquía de España en la conquista de los reinos del Perú”.

 

 

 

II .- EL CONQUISTADOR Y SUS CONQUISTAS SEGÚN FRAY ALONSO FERNÁNDEZ

 

El historiador nos describe en primer lugar la conquista con toda su crudeza, donde no omite la crítica al conquistador por su comportamiento con los indios y con su rey. Después ponderará sus cualidades tanto humanas como políticas.

 

Comienza dándonos unas pinceladas sobre la familia del héroe y su ciudad natal; habla de su padre natural, el Capitán Gonzalo Pizarro, y además detalles de sus hermanos. Nos comenta a continuación el gran valor que siempre le distinguió desde su juventud, prestando servicios a la corona, primero en Italia, y posteriormente cuando pasa a los indios, donde se destacó como “el primero en todas las ocasiones” en las diferentes campañas en que acompañó a Blasco Nuñez de Balboa, el descubridor del Pacífico. Cuando tiene conocimiento de la existencia del Perú, regresa a España y firma con el Emperador las capitulaciones por la que le concede “la Gobernación de Nueva Castilla y de la Provincias del Perú con el título de adelantado y Capitán general, año 1529”.  Sigue hablando de los personajes que le acompañaron, entre ellos sus hermanos y algunos religiosos, como fray Vicente de Valverde; con un total de 160 hombres, que partieron de Tumbez con dos navíos y llegaron a Perú, donde tuvieron noticia del gran Imperio Incaico, cuya capital era Cuzco. Inmediatamente envía la capitán Soto y a su hermano Hernando Pizarro a explorarlo, volviendo los dos asombrados de las grandes riquezas y tesoros que contemplaron: “Atabalipa, que así se llamaba el rey (…) venía en un litera de oro macizo, aforrada de plumas de papagayos. Traianle en hombros algunos caciques, grandes señores y el asiento era un tablón de oro que pesó 25.000 ducados y un cojín de lana finísima todo guarnecido de piedras preciosas”. Después nos dará más detalles de los inmensos tesoros que los españoles encontraron en el imperio incaico.  

 

Una vez conocidos éstos y otros detalles, Pizarro y los suyos se apoderan rápidamente del imperio y de su rey, después de una gran masacre sobre la población nativa que terminó con el asesinato Atahualpa, como todos conocemos.

 

El historiador se muestra sumamente crítico con los conquistadores y manifiestan que falsean la verdad de los acontecimientos para no provocar la inquietud y el desasosiego de la Corona. Así nos dice que tergiversaron los hechos sosteniendo que los españoles, llevados por su sed de oro al contemplar tanta riqueza, se apoderaron de su rey y realizaron una gran masacre entre los indios, con el pretexto de que Atahualpa había arrojado al suelo los Evangelios y la Cruz que portaba el misionero que había enviado a parlamentar, y que tenían que vengar esta afrenta; que el rey estaba dispuesto a pagar un tributo, pero que los españoles no llegaron ni a intentar pacto alguno sobre el sometimiento al imperio español, evitando tanta muerte injusta. A continuación Fray Alfonso, después de fundamentar bien sus aseveraciones, narra como sucedieron los hechos en realidad y como los conquistadores no querían bajo ningún concepto que esta realidad se supiera: “Estando Fray Vicente de Valverde hablando al rey, se alborotaron algunos españoles (…)  con codicia de las riquezas de oro y plata y piedras preciosas que los indios acompañaban al rey traían sobre sus trajes y que otros españoles habían subido a una torrecilla a despojar un ídolo de oro y plata (…) y que alborotaban mucho los indios, levantando los gritos como les robaban su ídolo. Y viendo el rey lo que pasaba (…) mandó no hiriesen ni matasen ningún español. Fray Vicente se turbó y se le cayó el libro y la Cruz, y alzándolos del suelo se fue a los españoles, dándoles voces que no hiciesen mal a los indios y que Atabalipa no negaba el tributo”. El historiador antes de seguir la narración dice que “Pizarro prohibe con grandísimo rigor y diligencia que nadie escribiese la verdad de lo que pasó…” y a continuación es cuando prosigue diciendo “… A este punto mandó Pizarro disparar la escopeta y arremetiendo todos los 160 españoles y disparando unos tirilllos de artillería que llevaban, con estruendo grande donde temían al rey Atabalipa comenzando a herir a los indios, Francisco Pizarro rompió por la multitud llegando a las andas del rey y dio con él en tierra. Los indios, así los de guerra que eran 5.000, como todos los demás, como vieran al rey caído en tierra, huyeron, escapándose por donde podían, sin que ninguno de ellos echase mano a las armas. Siguieron los de a caballo al alcance, matando gran número de indios. Fue esta batalla en 1533…”.

 

Después de esta batalla el imperio incaico habrá caído prácticamente en manos de los españoles hallando inmensas riquezas en las grandes ciudades, además del rescate pedido por la liberación de Atahulpa, que luego no se cumplió con el pretexto de haber matado a su hermano Huascar. Sigue el historiador criticando la actitud de los españoles, comparando este magnicidio con la muerte de Cesar y dándonos a entender el adagio “el que a hierro mata a hierro muere”, con las siguientes palabras “… su muerte (de Atahualpa) pareció injusta, y todos cuantos en ellos entendieran, murieron o por justicia o por puñaladas, como se refiere a la muerte de Cesar: Felipe murió ahorcado (fue el autor material del asesinato), el marqués Francisco Pizarro a puñaladas el año 1541, y Almagro, su competidor, dado garrote”.

 

Mientras se realizaba la conquista del Perú, el Padre Vitoria escribía en la Universidad de Salamanca su celebre obra “Relectio De Indiis”, impulsado por los acontecimientos para justificar estas conquistas, donde no hay que ocultar la crueldad y fanatismo de estos hombres, deseosos de satisfacer su hambre y sed de oro y su apetencia genérica.

 

Fue por esto por lo que Fray Bartolomé de las Casas y Fray Antonio de Montesino denunciaron estos hechos tan enormemente lesivos para la dignidad humana. El Padre Vitoria sostendrá en su obra que la colonización no podrá justificarse si su finalidad no era el mejoramiento de la suerte de los indios. La influencia del Padre Vitoria y de Fray Bartolomé de la Casas será decisiva para la redacción de las llamadas “Leyes Nuevas de Indias de 1542”, donde se aprecia este deseo de defensa de los indios al disponer la supresión progresiva de las encomiendas, la abolición de la esclavitud y el uso oficial de las lenguas autóctonas, etc. Estas leyes provocaron la sublevación de los colonos españoles por lo que los gobernantes tuvieron que contemporizar, y no pudieron cumplirse plenamente.

 

 

III.- EL BOTÍN Y SU REPARTO. CONSECUENCIAS.

 

La riquezas que los españoles encontraron en Perú fueron numerosas, nos la describe Fray Alonso así: “Con esto se abrió la puerta a las mayores riquezas que los hombres oyeron y pudieron imaginar (…) Al día siguiente saquearon los españoles los palacios de Caxamarca, y hallaron grandes riquezas de oro y cosas de plumas, y una vajilla que valía más de 2.000 ducados. En espacio de veinte días, les trajo Atabalipa por su rescate 1.025.000 ducados de oro y 52.000 marcos de plata … “ sobre los tesoros encontrados en Cuzco dice: “Había en aquella ciudad templos cubiertos de plata y tumbas llenas de grandes tesoros, en una de ellas encontraron 50.000 pesos de oro (…) Había una estatua de oro del sol en su principal templo que cupo a un capitán llamado Marcio Sierra, la cual la jugó una noche por donde quedó el adagio: juega el Sol antes nazca”. También que herraban a los caballos con herraduras de plata y que las planchas de oro que guarnecían el templo del Sol pasaba cada una 500 ducados. Se calcula que el tesoro de Cuzco se elevará a unos 2.537 Kg. de oro y 35.212 Kg. de plata, además de los 5.720 Kg. de oro y 11.041 Kg. de palta que sumó el rescate de Atahualpa.

 

En cuanto al reparto del botín, según el historiador, se hizo de la siguiente forma: “cupo la español de caballo 8.900 pesos de oro y a 360 marcos de plata, ya al infante la mitad. A los capitanes a unos dieron treinta y a otros cuarenta mil pesos. A Francisco Pizarro, además de su parte que como capitán general y gobernador se debía, dieron el tablón de oro en que venía sentado el rey”.

 

La corona percibió, así mismo, unas riquezas enormes, ya que, según la Capitulaciones firmadas con el conquistador, le correspondía el quinto de los tesoros descubiertos. Como eran tan cuantiosos e importantes, Carlos V, en agradecimiento, le concedió el hábito de la Orden de Santiago y el Titulo de Marqués de la Charcas y Atabillos: “Despachó Francisco Pizarro a su hermano Hernando Pizarro a España con el quinto para el Emperador, que fue grandísima suma. Trajo relación de lo sucedido, justificando mucho los hechos y los servicios de Francisco Pizarro, que verdaderamente fueron muchos y de gran consideración, así el Emperador don Carlos le honró con el hábito de Santiago y le dio la gobernación de la Nueva Castilla o Perú y le crió marqués de la Charcas y Atabillos, año 1535”.

 

Estos títulos nobiliarios y las tierras en Señoríos eran las cosas que más apetecían los conquistadores, paro la corona solamente se las concedió a los más importantes, como era el caso de Pizarro, pues no quería que apareciese en América una nueva nobleza neofeudal.

 

Las consecuencias del botín fueron importantísimas tanto para Europa como para España y Trujillo. Como consecuencia de la arriada de oro y plata que vino de América se produjo una revolución en los precios y contribuyó de una manera especial a consolidación del capitalismo comercial europeo.  Aparte de las riquezas que hemos descrito, en el 1545 se descubrió Potosí y sus “riquísimas minas”, que según nuestro historiador en 1602 se habían sacado 200 millones de kilos de plata, registradas, y otros cien millones no registrados; además dice que basándose en datos consultados en el Consejo de Indias por el cronista Gil Gonzalo Davila, habrían venido a España mil quinientos millones de kilos de oro y plata hasta 1617. Esta inmensa riqueza provocó una enorme inflación en toda Europa, con una subida de precios desproporcionada, no sólo en España, sino en los demás países europeos. Todo esto no escapa al análisis de Fray Alfonso, que dice “las riquezas del Perú han venido a España, como es manifiesto de todos, han encarecido las cosas en subidísimos precios en toda Europa”.

 

Este tema ha sido estudiado a fondo por el Profesor Carande, poniendo manifiesto el fenómeno de la inflación. España no supo aprovechar esta inmensa riqueza, pues el oro y la plata que venía de América, pasaba a Europa, y España no era más que el puente de este trasvase, ya que aquí, en los puertos españoles, los grandes banqueros europeos, como los Függer, esperaban a los cargamentos de oro y plata para cobrar cuanto antes el dinero que tenían prestado al Emperador para sufregar sus empresa bélicas. Con esto se consolida el capitalismo mercantil europeo, en el que España se mantendrá un poco al margen.

 

En cuanto a la ciudad de Trujillo, sus hijos hidalgos se enriquecieron enormemente con la conquista de América, consiguiendo no sólo títulos de alta nobleza, sino villas, rentas, dehesas y vasallos, tanto en América como en la tierra de Trujillo, con lo que mermó mucho la jurisdicción de esta ciudad en favor de nobleza, que fue creando señoríos y mayorazgos. Además plasmaron su riqueza en los suntuosos palacios que contemplamos por toda la ciudad, con el escudo de sus linajes, siendo este aspecto más positivo que han legado a la posteridad. A partir del reinado de Felipe II, el municipio estaba ya arruinado, acentuándose la crisis en los siglos posteriores.     

 

IV.- El HOMBRE Y EL POLÍTICO SEGÚN FRAY ALONSO.

 

Así como cuando estudia el hecho de la conquista del imperio incaico por Pizarrro no escatima el historiador en críticas al héroe y a sus colaboradores, cuando habla del hombre exalta elocuentemente sus cualidades, como vemos a continuación :”Fue el Marqués Francisco Pizarro muy animosos y esforzado, gran sufridor de trabajos, amigo de hacer placer a todos, muy inclinado a hacer cosas de guerra, gran sufridor de trabajo y siendo muy humano y apacible con todos”. Exalta su liberalidad cuando dice que “tiene más atención a remediarla necesidad que a ganar honra”; a este respecto nos refiere la anécdota de que a un soldado suyo se le murió el caballo y cuando se enteró fue a obsequiarle con un “tejuelo de oro que pesaba diez libras” para reparar la pérdida, pero se lo dio a escondidas para no provocar recelos en sus compañeros. También nos relata que cuando jugaba, si alguno de su compañeros de juego tenía necesidad de ganar se dejaba ganar “para remediarla, porque no se afrentase se lo diere de limosna como a pobre”.

 

Nos habla igualmente del carácter afable y humilde , hasta el punto “que jamás dijo una mala palabra a ninguno, y jugando a la bola, no consentía que alguno la alcanzase del suelo para dársela”. Pondera además sus cualidades intelectuales, que aunque no sabrá leer ni escribir, nos dice “que tuvo un entendimiento y juicio de las cosas que habían de proveer, así de paz como de guerra y en ninguna cosa dejó de parecer persona noble”.

 

En cuanto a su vida sentimental y amorosa comenta “que fue templado y abstinente en refrenar la sensualidad. Solo tuvo amistad con una señora india, la cual dejó un hijo llamado Gonzalo, que murió de catorce años”. De su matrimonio nis dice que “casó con doña Inés Yupange, hermana del rey Atabalipa, de quien tuvo a Francisca Pizarro …” Y  sigue hablando de sus descendientes. También habla de la hija del primer matrimonio de Hernando Pizarro con doña Isabel Mercado, llamada también Francisca Pizarro y de sus descendientes, destacando la personalidad de don Fernando Pizarro de Orellana, con todos sus títulos y cargos, así como de una obra que escribió titulada “Apologético” en defensa de las órdenes militares. No se olvida de los Pizarro de Alcollarín, de los que también hace un breve estudio.

 

Como político, Fray Alonso, considera al conquistador un buen gobernante, siempre fiel al emperador sin extralimitarse en sus competencias. A este respecto nos dice “Pizarro fue muy aficionado al Emperador, respetando mucho a su majestad en tanto grado que se abstenía de hacer muchas cosas en que tenía poder, diciendo que no quería dijese su majestad que se extendía en la tierra”.

 

Como gobernador a Pizarro le correspondió la primera organización político-adminstrativa de las tierras conqusitadas, hasta que se funden las Audiencias y Virreinato del Perú, de aquí la fundación de las encomiendas, reparto de indios y reducciones, además de fundación de ciudades con sus edificios públicos tanto civiles como religiosos y culturales. También puso en explotación en aquellas tierras fomentando la agricultura, la ganadería, la industria y la explotación de minas. De todos estos temas nos da noticia nuestro historiador: “Fue muy aficionado a acrecentar aquella tierra, labrando y cultivándola. Fundó la ciudad de los Reyes en el año 1534 (…) En la misma costa 80 leguas más adelante fundó la ciudad de Trujillo, en memoria de su patria (…) Labró unas grandes casas en la ciudad de lo Reyes, y en el río della dejó dos paradas de molinos. En estos edificios empleaba todos los ratos desocupados dando industrias a los maestros que los hacían”.

 

 

V.- LA EVANGELIZACIÓN DE LOS INCAS

 

La tarea evangelizadora fue una de las justificaciones de la colonización que el Padre Vitoria pone de relieve. La iglesia fue la gran colaboradora de la corona, ya que aportó la protección activa de los indios que estaba contenida en la legislación, aparte de su culturización y evangelización.

 

Fray Alonso se congratula de la labor evangelizadora que llevaron a cabo los religiosos que acompañaron a Pizarro en la conquistas, especialmente la de Fray Vicente de Valverde del que nos dice: ”Por sus letras y virtudes le nombró el Emperador Carlos V Obispo de Panamá y después Obispo de la Ciudad de Cuzco”.

 

Cuando habla de la tarea evangelizadora, la considera más importante que las grandes riquezas que encontraron allí los españoles, por eso dice “y lo que más importaba es que se dió principio a la conversión de más tierras que hay desde España a Babilonia, donde se han convertido infinitos millares de gentes”. En otro punto nos habla de la conversión de Atahulapa, así: “Fray Vicente de Valverde tuvo cuidado de instruir en la fe muchos días a Atabalipa” y le bautizó”. Nos comenta que este religioso murió mártir, cuando Gonzalo Pizarro le desterró a una isla donde le mataron los indios cuando iba a evangelizarlos.

 

Exalta también la labor de colaboración con la Iglesia de Francisco Pizarro, ayudando todo lo que pudo a los religiosos para poder desarrollar su tarea misional:  “puso gran diligencia en edificar la Catedral de la Ciudad de los Reyes y los monasterios de Santo Domingo y de la Merced, dándole indios para su sustentación y para repaso de los edificios”.

 

 

VI.- CONCLUSIÓN

 

Con la conquista americana se destruyó el orden social existente y se obligó a los indios a someterse a la normas de imperio español. La Iglesia será la gran colaboradora del rey Carlos V y después de Felipe II, ya que aportó la protección activa de los indios por los religiosos, sobre todo jesuitas y dominicos; la cristianización favoreció la fusión de las razas  india y española, y también la culturización, cuyos máximos exponentes se plasman en la creación de colegios y especialmente en la fundación de universidades, como la de Lima en 1551.

 

Pero quizás, donde mejor se refleje el pensamiento de la monarquía con respecto a  América sea en las Ordenanzas promulgadas por Felipe II el 13 de julio de 1573 bajo el título de “El Orden que se ha de tener en descubrir y poblar”, que eran las que estaban vigentes cuando Fray Alonso Fernández escribe su historia.  En la introducción de estas Ordenanzas, el Rey justifica el fin de ellas con las siguientes frases: “Para que las tierras que estén por descubrir, poblar y pacificar, se haga con más facilidad y como conviene al servicio de Dios y nuestro, y bien de los naturales …”

 

Pese a que los ideales de la corona chocaran con los de los colonizadores, se garantiza la protección del indio, su desarrollo, el deseo de crear una economía saneada, su acceso a la cultura europea, y su integración sobre una base de igualdad con los blancos.

 

Con respecto al estado misional como justificación de la conquista y los derechos de los indios, defendidos por la corona, y por el Padre Vitoria y Fray Bartolomé de las Casas, entre otros, ha observado uno de los grandes investigadores y estudiosos del tema, Lewis Hanke, lo siguiente: “los ideales que intentaron poner en práctica algunos españoles en América, nunca perderán su brillante fulgor mientras existan hombres que crean que los otros pueblos tiene derecho a la vida, que se pueden hallar métodos justos para dirigir las relaciones entre las naciones, y que esencialmente, todas las gentes del mundo son hombres”.    

 

 

 

Mar 012014
 

José Luis Barrio Moya. 

      En España la afición a la caza de reyes y nobles tiene una muy larga tradición, siendo buena prueba de ello el conocido lance del monarca asturiano Favila con el oso que le quitó la vida.  Esta afición hizo que desde la Edad Media aparecieran en nuestro país numerosos libros de tema cinegético, en los que sus autores daban consejos para cobrar las mejores piezas y manejar con habilidad armas, perros, caballos y aves de cetrería, tal y como se ve en el Libro de la Montería de Alfonso XI, en el del infante Don Juan Manuel, en el Libro de la caza de las aves, del canciller Pedro López de Ayala o en el Libro de la caza de halcones, de Alonso Velázquez de Tovar.

      Durante los reinados de Carlos V y Felipe II, ambos monarcas muy aficionados a la caza, la publicación de obras sobre ese tema fue en aumento. Así Pedro Núñez de Avendaño escribio el Aviso de cazadores (Alcalá de Henares 1543), «que es un tratado legal y moral sobre la caza» (1), y en donde el autor defiende la tesis que la actividad venatoria es un derecho inherente a toda persona que ninguna autoridad puede prohibir.  En 1568 se publicó en Valladolid las Cualidades del can y del caballo, obra de Luís Pérez, mientras que en 1582 aparecía en Sevilla el famoso Discurso sobre la Montería del no menos famoso Gonzalo Argote de Molina.

      En tiempos de Felipe III el portugués Diego Fernández Ferreira publicó el Arte de la caza (Lisboa 1616), que constituye un clásico de la literatura cinergética, La obra está dividida en seis partes y aparece «salpicada de anécdotas que hacen su lectura sabrosa y entretenida en extremo» (2).

      A lo largo del reinado de Felipe IV (1621-1665). monarca tan aficionado a la pintura como a los escarceos amorosos, la caza se convirtió en el ejercicio favorito de todas las clases sociales.  El ejemplo lo daba la propia Corte, quien tres veces al año organizaba las famosas cacerías de El Pardo, que se prolongaban durante ocho dias y en las que se cobraban centenares de piezas.  Precisamente para descansar de esas hazañas, Felipe IV mandó levantar en el bosque de El Pardo la llamada To­rre de la Parada, decorada interiormente con grandes cuadros mitológicos de Rubens y sus discípulos.

Felipe IV fue un extraordinario cazador, «el mas audaz e incansable de su tiempo» (3).  Según el testimonio de su montero mayor, Alonso Martínez de Espinar, en 1644 Felipe IV había abatido 400 lobos, 600 ciervos Y 150 jabalíes.  La afición a la caza de Felipe IV se tradujo ademas en que durante su reinado se pintaran numerosos cuadros con escenas de montería y de esta manera Snyders, Velázque y Martínez del Mazo realizaron numerosas obras en las que figuraban tanto los reyes y su familía cazando en solitario, como otras escenas mas complejas donde aparecían los monarcas con toda la Corte en las llamadas cacerías del hoyo o del tabladillo.

      Logicamente y corriendo parejo con todo lo anteriormente dicho la literatura venatoria dió en época de Felipe IV dos interesantes obras el Origen y dignidad de la caza, del extremeño Juan Mateos (Madrid 1634) y el Arte de la ballestería y montería, de Alonso Martínez de Espinar, la cual se editó en Madrid en 1644, dedicada al malogrado principe Baltasar Carlos.

      Alonso Martínez de Espinar nació en 1588 y murió en Madrid en 1682.  Fue un hábil ballestero al servicio de Felipe IV y maestro de ese arte del principe Baltasar Carlos.  En 1644 publicó el Arte de ballestería y montería escrita con método para excusar la fatiga que ocasiona la ignorancia, que tuvo otra edición napolitana en 1739 (4).

      Por lo que se refiere a Juan Mateos es figura todavía poco conocida a pesar del meritorio trabajo que le dedicó Amalio Huarte y Echenique en el prólogo a la edición del Arte de la ballestería y montería que publicó la Sociedad de Bibliofilos Españoles en 1928 (5).

      Juan Mateos era natural de Extremadura como el mismo confiesa en su obra cuando al hablar de un jabalí que abatió durante una partida de caza declara «que en Extremadura (donde lo maté) que es mi tierra».  El lugar exacto donde Juan Mateos vió la luz tampoco se sabe con seguridad, aunque lo mas probable es que fuera en Villanueva del Fresno como acertadamente avanzó Huarte y Echeníque (6).  Tampoco estamos mejor informados sobre el año del nacimiento de Juan Mateos, aunque suele colocarse en torno a 1575.

      Desde muy joven Juan Mateos se familiarizó con el mundo de la caza, puesto que su padre, Gonzalo Mateos, era ballestero mayor de Don Juan de Portocarrero, marqués de Villanueva del Fresno.  Esto hizo que desde muy niño el joven Juan acompañara a su padre en las excursiones cinegéticas del marqués y que aprendiera rápidamente el manejo de la ballesta,

      La fama de Gonzalo Mateos como ballestero traspasó los confines de Extremadura llegando hasta la Corte. De esta manera, en enero de 1602 el duque de Lerma llamó a Gonzalo Mateos a Valladolid, que en esa época era la capital de la Monarquía, para que entrara al servicio de Felipe III. Gonzalo Mateos acompañado de su hijo Juan, llegó a Valladolid en el citado mes de enero de 1602, pero poco tiempo pudo disfrutar de su flamante cargo de ballestero del rey, puesto que falleció unos dias después de arribar a la ciudad castellana.

      Tras la muerte de su padre, Juan Mateos permaneció en Valladolid junto a la Corte, pasando después a Madrid cuando Felipe III decidió regresar de nuevo. Tanto en Valladolid como en Madrid, Juan Mateos ocupó el cargo de montero y ballestero de Margarita de Austria, esposa de Felipe III. A la muerte de la reina, acaecida en El Escorial en 1611, Juan Mateos pasó al servicio de Felipe III y posteriormente al de su hijo y heredero Felipe IV, quien lo apreció mucho y de quien el ballestero extremeño nos dejó una muestra fehaciente de su afición a la caza cuando declara que «he aprendido de Su Magestad mas que sirviendole». Sin embargo y a pesar del importante cargo que Juan Mateos ocupaba en la Corte de Felipe IV, su situación económica debió ser bastante precaria, por lo que a principios de enero de 1615 envió un memorial a Don Pedro de Aranada en el que le comunicaba sus muchas necesidades y carencias.  Don Pedro de Aranda remitió el memorial de Juan Mateos al marqués de Flores, primer caballerizo de Felipe IV, el cual cual le contestó lo siguiente:

      «V.E. me ha mandado remitir un memorial de Juan Matheos, vallestero de Su Magd. en que dize que esta muy pobre y con mucha necesidad a causa de las muchas enfermedades que de dos años a esta parte ha tenido, por lo cual pide y suplica a V.E. le haga merced de una ayuda de costa que en ello reciviera merced y remediara su necesidad.

      Por los libros de Veederia y Contaduría de la cavalleriza de Su Mag. pareze que al suplicante se le hizo merced del dicho oficio en cinco de marco del año pasado de 1602, y que Su Magd por cedula de 28 de septiembre de 1612 por el govierno y reformazion de su real caballeriza que como fueran vacando se vayan consumiendo hasta quedar en el numero de quatro vallesteros y en el asiento del suplicante esta puesto el mismo dia una nota que dize que esta plaza es supernumeraria y es notorio el haver tenido enfermedades el suplicante y estar muy pobre y ha servido a Su Magd y le sirve con muy buena voluntad y toda la merced que V.E. fuere servido de pedir a Su Magd. la mereze.  Nuestro Señor guarde a V.E. como sus criados deseamos. En Madrid a 13 de henero de 1615, El marques de Flores» (7)

      El 11 de abril de 1615, Don Pedro de Aranda enviaba al marques de Flores la siguiente nota «Su Magd. a visto esto y dize que adelante se tendra quenta con el. Dios guarde a V.S. De palacio a 11 de abril de 1615».

      El 2 de mayo de 1615, Don Pedro de Aranda notificaba al marqués de Flores que «a este ballestero siendo V.Exa. servido se le podria hazer merced por esta vez de licencia de saca de asta dos mill cueros de los de Yndias que por lo menos baldran ducientos ducados»

      El 7 de agosto de 1615, Don Pedro de Aranda insistía ante el marqués de Flores sobre la situación de Juan Mateos, informándole de que el ballestero extremeño sirbe muy bien y a mi me consta que pasa mucha necesidad y siendo esto asi suplico a V.E. suplique a Su Magd. le haga merced de los dos mill cueros que me parecen pocos para remedio de su necesidad». El l5 de agosto de 1615, Felipe IV concedía a Juan Mateos «licencia de saca de 2000 cueros de los que vienen de yndias».

      Felipe IV sintió un profundo afecto por el ballestero extremeño y así el 12 de abril de 1619 hizo merced a «Juan Matheos, montero de lebreles, de la plaza de montero de traylla que vaco por Estacio Garcia, vacando la que aora tiene de lebreles»

      El 9 de agosto de 1620, Juan Mateos «ballestero de Su Mgd.», en nombre de su hermano Alonso Mateos, que también era ballestero del rey, y de la mujer de este, Doña Jerónima Martínez, vendía los derechos de una parte de casa que el citado su hermano tenía en la madrileña calle de los Angeles» (8).

      El 10 de febrero de 1621, Felipe IV nombraba a Juan Mateos «montero de trailla de a cavallo de nuestra caza de monteria», cargo que estaba vacante por muerte de Cristobal Ponce. A Juan Mateos se le concedía aquel oficio «por la buena relacion que se nos a echo de la suficiencia y abilidad del dicho Juan Matheos» (9).

      El 19 de febrero de 1621. Don Antonio Pérez de Guzmán «alguacil de las telas de la monteria de Su Magd.» declaraba que «por mandado de Su Magd, y el marques de Flores llebe las redes al Escorial el primer dia de nobiembre del año de mill y seiscientos y beinte para la monteria que se hizo de los lobos que se mataron, en la qual monteria se hallaron algunos monteros y particularmente Juan Mateos como maestro de a cavallo, el cual sirbio con su persona y caballo como estaba obligado a ello desde el dicho dia hasta seis del dicho mes que Su Magd. nos mando despedir, la qual se me dio orden a mi por ausencia del sitamontero para certificar los monteros que llebe para el dicho efecto = y ansi mismo recíbio el dicho Juan Mateos como tal montero de a caballo en las dos montarías que se hicieron este dicho año por el mes de diziembre en el Pardo, y para que dello conste di esta zertificazion en Madrid a diez y nueve días del mes de febrero de mil seiscientos y beintiuno. Antonio Perez de Guzman» (10).

      El 19 de agosto de 1637, Don Jerónimo de Canencia «thesorero general de la media anata» declaraba «que en los libros de la razon deste derecho que estan a mi cargo parece aver recivido de Juan Mateos dos mil ciento y treinta y quatro maravedis de vellon, que tocan de la media anata, de la merced que Su Magd. le a hecho de que las plazas que goza de su ballestero y montero de a cavallo de la real caza de montería pueda pasar la de montero en una de sus nietas, la que nombrar el para despues de sus días, hecha la quenta por treinta y quatro mill ciento y noventa maravedí de gajes que tiene en cada un año y de dos en dos el bestuario acostumbrado que esta tasado en qunientos ducados, como todo se refiere en dicho villete y para que conste doy esta cetificacion advirtiendo de que cuando llegare el caso de entrar a gozar la nieta que nombrare, ha de pagar la media anata del entero balor del dicho oficio antes de ser admitida al uso y ejercicio del.

 Madrid 19 de agosto de 1637″ (11). El 6 de julio de 1639 Juan Mateos, juntamente con su esposa otorgaron ante el escribano Diego Maroto su testamento,  debajo del cual murió Doña Mariana Marquet (12).  A el citado testamento añadío Juan Mateos un codicilo en el que mandaba que tras su muerte se dijesen por su alma y por la de su esposa «dos míll misas mas de las contenidas en el dicho testamento, y las duzientas misas dellas an de ser de almas en altares privilegiados y las demas ordinarias a do pareziere a mis albazeas».  Establecía también que se dijesen otras 400 misas mas por las almas de sus padres, legando diversas ropas a su criado Domingo, mientras que a su esclava Maria la mandaba «la ropa que tiene asi en la cama como otras cosas y un par de sabanas grandes y nuebas», encargando a sus hijas y yernos «que no desamparen a la dicha esclaba por lo mucho que la a querido su muger y lo bien que les a servido».

  Declaraba Juan Mateos que Felipe IV le había hecho merced de «una plaza de montero de a caballo para una de sus nietas», por lo que establecia que dicha prebenda fuera para Doña Ana Mateos, añadiendo que si es ta faltare pasase a su hermana Doña Mariana Mateos, y si ambas fallecieran antes de entrar en posesion de dicha merced, «fuere    para quien sus padres hordenasen y fuese su boluntad» (13)

      El 13 de marzo de 1642, Juan Mateos donaba una esclava negra de su propiedad a su hija Doña Antonia, mujer de Don Luis Montero Vallejo contador de consultas del rey Felipe IV (14).

El dia 6 de febrero de 1643 el conde de Grajal enviaba a Felipe IV la siguiente nota : «por memorial que V. Magd. a sido serbido de remitirme digo en nombre del conde duque que refiere que Juan Mateos, ballestero de Ve Magd. que a servido mas de quarenta años y que a su costa a cebado los lobos en muchas monterias = suplica a Ve Magd. se sirva de hacer le merced de una plaza de contador entretenido de la Contaduria mayor de quentas para remedio de una nieta, hija del contador Luis montero, que tiene otros hijos y sin tener con que los remediar y ansimismo suplica se le de alguna ayuda de costa por estar con necesidad. Ynforma que a 41 años que sirve y,que se le an hecho algunas mercedes, pareceme que V. Magd. se podria servir de hacersela de la plaza de contador entretenido que pide para el remedio de su nieta» (15). Felipe IV remitiò el mismo dia 6 de febrero de 1643 la carta del conde de Grajal al Consejo de Hacienda para que diera su parecer.

El 14 de agosto de 1643 Juan Mateos otorgaba el siguiente codicilo : «en el nombre de Dios nuestro señor. Sepan los que bieren esta es criptura de cobdicilo, como en la villa de Madrid a catorce dias del mes de agosto de mill y seiscientos y quarenta y tres años ante mi el presen te escrivano y testigos parecio Juan Mateos, ballestero mayor de Su Magd vecino desta villa de Madrid, estando enfermo en la cama y en su juicio y entendimiento natural : dijo que antes de aora tiene echo y otorgado su testamento y ultima boluntad y algunos codicilos ante el scrivano o scrivanos que por ellos pareciera a que se remite y dexandolo como lo dexa en su fuerza y vigor en lo que no fuera contrario a lo que aqui sera conthenido, aora por bia de cobdicilo ordena y manda que por quanto Doña ana marchan su nieta, hixa de Doña Cathalina Mateos su hixa y de Balthasar marchan, su marido, tiene el oficio de montero de Su Magd y a Doña Juana Ballexo ensimismo su nieta, hija de Doña Antonia Mateos y del contador Luis montero ballexo su marido, la tiene mandado una cama en la forma que se contiene en la cluasula que dello trata y por lo que es de mas balor uno que otro, aora nuebamente mando a la dicha Doña Juana Ballejo, su nieta, doscientos escudos de oro por una vez = y si qualquiera de ellas muriere lo hereden sus hermanos de aquella que muriere = y los dichos ciento y doscientos escudos de oro no entren en poder de las dichas sus nietas sino que los tengan de parte en su casa en que biben en la calle del desengano y el que entrare en ella tenga obligazion a entregar quando llegue el caso de que se cassen o tomen otro estado a cada una la cantidad que ha de haver, conforme a esta manda = y de las dichas cantidades se paguen a las dichas sus nietas o a quien por ellas sea parte reditos correspondientes a veinte míll el millar = y los reditos los bayan cobrando los dichos sus híernos pero no el principal como esta dicho.  Lo qual quiere se guarde y cumpla y lo contenido en los dichos testamento y cobdicilos en lo que contradijeron a este, y ansi lo dijo y otorgo siendo testigos el contador Manuel de Noriega y francisco Ybañez, criado del licenciado Don francisco de la Cruz y Joseph barcena, oficial de Simon Gutierrez, maestro de hacer coches, vezinos desta villa e yo el escrivano doy fee conozaco al otorgante y lo firmo = Juan Mateos. Ante mi = Pedro de Castro» (16).

Juan Mateos muriò en Madrid el 15 de agosto de 1643. inicándose a continuación el inventario de sus bienes, y una vez finalizado se procediò a la tasación de los mismos (17). De esta manera el 2 de septiembre de 1643, Alonso Díaz «maestro sastre» valoraba «lo tocante a su ofi-

 cio», en donde se incluían diversos vestidos, calzones, sotanas, ferreruelos, cortinas, capotes, albornoces jubones, colgaduras de cama y almohadas.

      El 7 de septiembre de 1643, Juan Vela «ensamblador y carpintero de esta villa que posa en la calle del desengaño tasaba las «cosas de madera».

– Primeramente dos cofres viexos, barreteados de yerro, 264 rs.

– un escriptorio de Alemania, viexo, con su pie hordinario de nogal abierto, 200 rs.

– quatro arcas de pino, viexas, dos grandes y dos pequeñas 50 rs,

– quatro sillas grandes de brazos derechos, de baqueta colorada, 88 rs.

– quatro sillas mas, viexas, de baqueta colorada, 72 rse

– quatro taburetes grandes de baqueta colorada, 80 rs,

– dos taburetes pequeños de baqueta colorada, 16 rs.

– dos bufetes de baqueta colorada, 66 rs.

-un bufete de nogal grande, 24 rs.

– otro bufetillo de nogal con su cajon, 22 rs.

– una cama entera de madera de nogal pequeña, 50 rs.

– una cama de cordeles de madera de pino, 8 rs.

– una caxa de brasero de madera de nogal con berjuelas torneadas, con su bacía de cobre viexa, 60 rs.

El 9 de septiembre de 1643 un desconocido Blas de Madrid «pintor vecino de esta dicha villa que posa en casas de el ospital de los franceses» valoraba los cuadros que quedaron a la muerte de Juan Mateos (18). El ballestero extremeño poseyò una pequeña pinacoteca compuesta por un total de diez obras, todas ellas de temática religiosa salvo dos retratos, uno del propio Juan Mateos y el otro de su esposa Doña Mariana Marquet, debidos con toda probabilidad, por lo menos el del marido, a Diego Velázquez.

– Primeramente un quadrito pequeño de un Crucifixo, San Juan y Maria, pin­tado en tabla de borne con su marco dorado, 12 rs.

– dos retratos de cuerpo entero pintados en lienzo, el uno de el dicho

Juan Matheos y el otro Doña Mariana Marquart su muger, 100 rs.

– un lienzo de pintura de San Juan en el desierto, de siete quartas poco mas o menos de alto, con su marco dorado y negro, 66 rs.

– otro lienzo del mismo tamaño de el Arcangel san Miguel con marco dorado y negro, 60 rs.

– un pays prolongado de San Antonio con el Niño Jesus, de dos baras de largo pintado en lienzo con marco dorado, 40 rs.

– una ymagen de nuestra señora, San Joseph, San Juan y el niño dormido, pintada en lienzo, de bara y quarta de alto con su marco dorado y negro, 44 rs.

– otra ymagen de nuestra señora con el niño Jesus, de poco mas de una bara de alto con marco dorado y negro, 33 rs.

– un San francisco pintado en lienzo, de bara y quarta de alto con marco dorado y negro, 1OO rs,

– una ymagen de nuestra señora con el niño Jesus en los brazos, pintada en tabla, del tamaño de una quartilla de papel, 22 rs.

      Al finalizar su trabajo Blas de Madrid declaraba «que las pinturas que a tasado a todo su saver y entender sin que aya fraude ni engaño alguno y asi lo juro a Dios y a una, cruz en forma de derecho».

      El 15 de septiembre de 1643, Ana Díaz «viuda de Yllan de Benavides, maestro de obras, que posa en la calle que llaman de Don Juan de Alarcon, en casas suyas propias» tasaba la ropa blanca : servilletas, sábanas, manteles, camisas, almohadas, paños de manos, peinadores, «lienzos de narices de una tela que llaman baptista», frazadas, mantas y «una colcha de la Yndia labrada», que Ana Díaz valoró en 150 reales de vellon.

Por último el 29 de diciembre de 1643, Tomás de Torrejón «maestro de obras y alarife de esta villa de Madrid», tasaba las casas en donde viviò y muriò Juan Mateos, ubicadas en la calle del Desengaño, «el qual haviéndo visto y tanteado por menor el sitio y edificio que tienen las dichas casas y considerando su balor y estimacion y cargas de censo perpetuo y tercia parte que tienen,las taso enteramente asi el sitio en que estan fundadas como lo en el labrado y edificado en cincuenta y nueve mill seiscientos y sesenta reales , el qual declaro ser su xusto precio y balor y lo que a todo su saber y entender pueden tener de estimacion las dichas casas».

      Como se puede apreciar por todo lo anteriormente descrito el patrimonío que Juan Mateos dejó a su muerte fue mas bien modestos lo cual no se corresponde con su cargo de ballestero real, ni con las numerosas prebendas que le concedió Felipe IV.  Tal vez el mantenimiento de su mucha familia y las enfermedades que sin duda padeciò consumieron sus recursos económicos de manera fulminante.  Nada hay en la casa de Juan Mateos de lujoso y suntuoso, faltan tapices y alfombras, muebles ricos, joyas, libros y objetos de plata, todo ello muy común entre los servidores cercanos a Felipe IV.  Sin embargo el ballestero extremeño poseyó una pintura impagable: su retrato, pintado con toda certeza por Díego Velázquez.

En la Galería de Pinturas de la ciudad alemana de Dresde, que cuenta con muy ricos fondos de pintura europea de los siglos XVII y XVIII, se conserva un soberbio retrato masculino, de inequívoca escuela española, el cual tras muchas dudas y vacilaciones con respecto a la identidad del efigiado y a su autor, en la actualidad casi toda la crítica especializada está de acuerdo en que el personaje es Juan Mateos y el artísta que realizó la obra Diego Velázquezo Es precisamente el cuadro de Dresde el que con toda seguridad se menciona entre los bienes del ballestero real, y que el modesto Blas de Madrid, al hacer la tasación, no supo decir el autor de tan magnífica obra.

El retrato de Dresde está pintado en lienzo, como también lo estaba el que se cita en la tasación de los cuadros de Mateos.  Blas de Madrid describe el retrato como de cuerpo entero, sin embargo el del Museo de Dresde el personaje aparece cortado por las rodillas.  Este hecho no implica necesariamente que no se trata de la misma obra, que con toda seguridad debiò ser amputada por alguna oculta razòn en una època indeterminada.

      La clave para identificar el retrato de Dresde con Juan Mateos la dió el busto del ballestero real que Pedro Perret grabó para la obra «Origen y dignidad de la caza», que aquel publicò en Madrid en 1634 (19).

      El retrato de Juan Mateos se fecha en torno a 1632, por lo que Velázquez nos presenta a un hombre de cierta edad – tendría entonces Mateos 57 años – y de aspecto un tanto pesado. Mateos viste un traje de tonos negros, ajustado por un fajín. La cabeza, potente y poderosa, aparace cubierta por cabellos grises, mientras que el rostro termina en una corta barba recortada en punta. Dentro del tenebrísmo del cuadro, unicamente el pequeño cuello blanco del traje de Mateos pone una nota luminosa (20).  Como signo de la importancia del cargo que Mateos ocupaba al servicio del rey, sostiene una espada con la mano izquierda.

      El retrato de Mateos debiò salir de España muy pronto, puesto que en 1685 y con la correcta atribución a Velázquez se encontraba en la Galeria Ducal de Mòdena. En 1748 la obra velazqueña pasó a Dresde, adjudicada a Rubens y calificada como «de manos esbozadas», alusión a que el maestro sevillano dejó aquellos miembros sin terminar. Algùn tiempo después la pintura se atribuyó a Tiziano.  En 1865 se devolvió la paternidad del retrato de Mateos a Velázquez.

      La llegada a Dresde de la pintura de Velázquez, junto con otras muchas de la riquísima pinacoteca de los duques de Mòdena, se debiò al afan coleccionìsta de Augusto III, duque de Sajonia y rey de Polonia (1696 – 1763). gran amante del arte y a quien retratò Mengs.

      Augusto III era un fervoroso admirador de la pintura italiana por lo que envió a aquel país a dos agentes con la orden de adquirir cuantas obras pudieran de aquella escuelas. Fueron estos el conde Francísco Algarotti y Ventura Rossi.

      El conde Francísco Algarotti (Venecia 1712 – Pisa 1764), fue un hombre culto y viajero que recorrió Inglaterra, Francia, Rusia y Alemania, siendo amigo de personajes tan diferentes como Voltaíre, Benedicto XIV, Augusto III de Sajonia y Federico de Prusia, quien le ennobleció. Escribió, entre otras obras, sus famosos «Saggi sopre le belle artill», publicados en 1769.  El gran conocimiento que Algarotti tenía del arte italiano hizo que Augusto III le comisíonara para adquirir en Italia pinturas para su colección de Dresde.

      Por lo que respecta a Ventura Rossi, éste era un intrigante sin escrúpulos, que no retrocedía ante nada para conseguir sus fines.  Gracias a estos dos personajes el duque de Sajonia pudi obtener para su colección la famosa Maddona Sixtina de Rafael.

      Sin embargo la compra mas excepcional que Augusto III hizo por mediación de Rossi fue los cien cuadros que formaban parte de la colecciòn de Francísco III de Este, duque de Mòdena. La compra se formalizò en 1745, a pesar de la energica protesta de los consejeros ducales, lle gando las pinturas a Dresde un año mas tarde.  Augusto III pagò a Francísco III, entonces con graves problemas económicos, la enorma suma de 100.000 zequines de oro, llevándose a cambio obras maestras de Parmiggianino, Correggio, Nicolás del Abate, Dosso, Ticiano, Veronès, Caravaggio, Carracci, Guercino, Guido Reni y Rubens, incluyéndose también el retrato de Juan Mateos por Velázquez.

      Pero ademas del retrato de Juan Mateos que Perret grabò para la portada de su libro sobre la caza y del conservado en el Museo de Dresde, todavia hay un tercero del ballestero extremeño en una curiosa pintura que en la actualidad pertenece a la colección del duque de Westminster en Londres.  Se trata de El principe Baltasar Carlos en el picadero.  Es obra muy discutiada en cuanto a su autor, atribuyéndose tanto a Velázque como a su yerno Juan Bautísta Martínez del Mazo.  La escena representa al malogrado Baltasar Carlos a caballo en posición de corveta, mientras que a su derecha se encuentra el conde duque de Olivares, a quien entrega una lanza Alonso Martínez de Espinar en presencia de Juan Mateos, cuyo parecido con el retrato de Dresde es innegable, A la izquierda del principe se encuentra un enano, tal vez Francísco Lezcano, el mal llamado Niño de Vallecas.  El fondo del cuadro esta ocupado por una de las alas del palacio de El Buen Retiro, apareciendo en un balcón, maravillosamente abocetados, Felipe IV e Isabel de Borbón padres del principe, junto con otros cortesanos (21)

      Por lo que atañe a la obra cinegética de Juan Mateos – «Origen y dignidad de la caza» – fue publicada, como ya se dijo en Madrid en 1634, dedicada al válido Don Gáspar de Guzmán, conde duque de Olivares, Se trata de un libro sumamente curioso, en donde se recoge toda la experiencia como cazador de su autor.  «Yo escribo solamente lo que he hecho, lo que he visto y lo que he visto hacer», es el lema que Mateos coloca en la dedicatoria de su libro al conde duque de Olívares, y dicha divisa nos remite a la auténtica paternidad de la obra.  Una atenta lectura del libro de Mateos nos informa que este no es enteramente suyo, si tenemos en cuanta que su padre, Gonzalo Mateos, dejó escrita una obra sobre ballestería.  Así lo confirma el propio Juan Mateos cuando, al final de su libro, confiesa que su progenitor «se atreviò a lo que no se ha atrevido ningún ballestero, que fue escribir el arte de la ballestería, asi que cuanto yo escribo todo es obra suta, que si no lo hallare hecho y dispuesto no me atrevería a intentar empresa tan ardua y providencia tan dificil» (22).  Pero si bien es cierto que muchos episodios venatorios que Mateos describe en su obra «estan tomados de las cacerías en los montes del marqués de Villanueva del Fresno, y algunos ocurridos hacia 1560» (23), otros por el contrario pertenecen a las hazañas cinegéticas de Felipe IV.  Por todo ello es lògico suponer que Juan Mateos ampliò con sus propias experiencias el tratado escrito por su padre.

      El estilo de la obra es, con frecuencia pesado y reiterativo, pero la inmediatez con que cuenta los sucesos en los que tomò parte y lo divertido de algunas situaciones, hacen que el libro se lea con agrado.

      Digamos para concluir que la literatura cinergética hispana del siglo XVII se cierra con un bien curioso libro : el «Compendio de las leyes expedidas sobre la caza, nuevamente defendida e ilustrada» (Madrid 1691), cuyo autor fue Gáspar de Bujanda, y que según la acertada opinión de Palau constituye «uno de los primeros libros españoles sobre legislación de caza y montes» (24).

 

                                                         JOSE LUIS BARRIO MOYA

          

 

 

NOTAS,-

 

(1).-Feliciano Delgado y Rosa Múñiz.- Los libros de caza de la biblioteca del palacio de Viana, Còrdoba 1982, pág. 12.

(2),- Pascual de Gayangos.- Introducciòn a la edición de El Libro de las aves de caza del canciller Pero Lopez de Ayala, Madrid 1869, pàg. XXVII.

(3).- Carl Justi.- Velazquez e il suo tempo, Firelze, Edit.  Sansoní, 1958 pag. 393.

(4).- Sobre Alonso Martínez de Espinar veáse marquès de Saltillo.- «Al margen de la Exposiciòn de Caza.  Alonso Martínez de Espinar» en Arte Español, Tomo XVIIII Madrid (1951), pàg.115-134.

(5).- Juan Mateos.- Origen y dignidad de la caza, Madrid, Sociedad de Bibliofilos Españoles, 1928.

(6).- Amalio Huarte y Echenique.- Pròlogo a la edición del Origen y dignidad de la caza,de Juan Mateos, Madrid, Sociedad de Bibliòfilos Españoles, 1928, pág.  VII.

(7).- Archivo General de Palacio.  Expediente personal C 654/24.

(8).- Alejandro Martìn Ortega.- Notas tomadas de escrituras del Archivo Històrico de Protocolos de Madrid.  Tomo V. Madrid 1991.  Fotocopia en el citado archivo, pág, 173 vlta.

(9).- Archivo general de Palacio.  Expediente personal C 654/24.

(10).- Ibidem.

(11).-Ibidem.

(12).- Desgraciadamente los protocolos de Diego Maroto no se conservan en el Archivo Històrico de Protocolos de Madrid, por lo que no podemos conocer el testamento de Juan Mateos, aunque si sus codicilo.

(13).- Alejandro Martín Ortega.- o, cito, Tomo I, Madrid 1990, Pág.- 334 vlta..

(14).- Alejandro Martín Ortega.- o. cit., tomo VI, Madrid 1991, pàg. 138.

(15).- Archivo General de Palacio. Expediente personal c 654/24.

(16).- Ibidem.

(17).- Archivo Històrico de Protocolos de Madrid.  Protocolo = 5763, folº.353-359- Una breve relación de los bienes que poseyò Juan Mateos la dió a conocer Alejandro Martín Ortega.- o, cito, tomo I, Madrid 1990. pág- 355 vlto.

(18).- Varias noticias familiares sobre Blas de Madrid pueden verse en Mercedes Agulló.- Noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI y XVIII Granada, Departamento de Arte de las Universidades de Granada y Autonòma de Madrid, 1978, pág. 185 y de la misma autora.- Mas noticias sobre pintores madrileños de los siglos XVI al XVIII, Madrid, Delegaciòn de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, 1981. Pàgs- 130-131.

(19).- Sobre Perret veáse Matilde Lòpez Serrano.- «El grabador Pedro Perret en El Escorial, 1563-1963» en IV Centenario de la fundación del monasterio de San Lorenzo el Real, Madrid 1963.

(20).- Henner Menz.- Tesoros de la pintura de la Galería de Dresde, Barcelona, Edit.  Daimòn, 1967, pág. 250.

(21).- Julian Gállego.- Velázquez.  Catálogo de la Exposiciòn, Madrid, Ministerio de Cultura, 1990, págs. 247-253.

(22).- Juan Mateos.- o, cit., pàg. 218.

(23).- Aurelio Huarte y Echenique.- o. cito, pág. XIII.

(24).-Antonio Palau.- Manual del librero hispanoamericano, Tomo II, Barcelona 1949, pág. 453.

Mar 012014
 

  José Antonio Ramos Rubio.                            

     1.- SIGNIFICACION RELIGIOSA DE LAS PROCESIONES.

                La Semana Santa son fechas cruciales del calendario litúrgico español, durante las cuales el drama de Cristo vivido en Judea se rememora en múltiples actos de tipo religiosos y tradicionales.

                Desde los comienzos del Evangelio, el binomio muerte-resurrección es el quicio sobre el cual gira la creencia de Jesús. Con toda probabilidad, lo que se ritualizó primitivamente fue la Pascua. El engrandecimiento de la muerte de Jesús que significaba ensalzar el triunfo sobre ella. La Iglesia Católica ha buscado en todo momento que sus manifiestaciones culturales tengan un sentido docente y ayuden con carácter vicario a su augusta misión de Magisterio Ecuménico. Por ello las sagradas imágenes que salen en procesión y que imantan nuestra mirada, haciendo brotar la oración, gozan de gran unción sagrada, sirvieron durante siglos a la devoción de élites religiosas cultas y, por supuesto, al pueblo cristiano y aún hoy desfilan anualmente en su pública procesión penitencial.

                Estas procesiones en la Semana Santa toman un gran impulso en los años finales del siglo XVI, respondiendo a ese acercamiento de lo divino y a ese atractivo popular y social de la religión, típicos de la Contrarreforma. Las escenas de la Pasión de Cristo vienen a ser verdaderas representaciones, cuyos «pasos» equivalen a los actos de un drama. El pueblo vive los sucesos conmemorados con el mismo apasionamiento con que entra en situación en el teatro; y el hecho de que no sean actores, sino imágenes, quienes los representen, da más fuerza a la evocación. Un sentimiento de respeto llevaba a no presentar nunca en la escena teatral a las Personas divinas, sino encubiertas bajo símbolos; sólo con la madera inocente podía encarnarlas, recibiendo su forma de la inspiración artística conducida por la fe. La escultura religiosa española no se hubiera producido tal cual es si los artistas no hubieran puesto en ella otra finalidad más trascendente que la de un trabajo artesano o puramente estético.

                Trujillo, al igual que los demás pueblos creyentes, se dejan seducir por la impresionante tragedia del Calvario, y prende el dramatismo de su conmemoración, rememorando los hechos con un realismo insospechado. Las procesiones eran organizadas por Cofradías piadosas, formadas por seglares, agrupados por razones profesionales, y sus fines incluían la ayuda mutua en sus necesidades, el fomento entre sus miembros de una vida de activa piedad y el ejercicio de la caridad con los menesterosos.

                Estas primigenias Cofradías han llegado a nosotros, tras haber pasado muchas vicisitudes y muchos cambios, de una forma u otra agrupadas en la Cofradía del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de la Soledad.

                Las procesiones que en la actualidad recorren las calles de Trujillo durante los días de la Semana Santa, constituyen un gesto de hondo sentido religioso y cristiano. Esta celebración se enmarca dentro del ciclo festivo de primavera. La procesión del Domingo de Ramos es la única procesión litúrgica que se desarrolla en las calles de Trujillo. La Liturgia cristiana ha recogido esta manifestación profundamente religiosa y humana a través de la Biblia, y destaca ante todo el carácter social que tienen las procesiones. Las procesiones de la liturgia son pocas si se tiene en cuenta la tipología de esta manifestación. Además de la procesión de entrada de la Misa y la de las ofrendas, a lo largo del año están establecidas la procesión de las calendas el día 2 de febrero, la del Domingo de Ramos, la procesión de traslado del Santísimo Sacramento al Monumento del Jueves Santo, la procesión tras el cirio pascual en la noche de Pascua, la procesión del Corpus Christi, y las procesiones con las reliquias de los mártires y de los santos.

                Por tanto, las procesiones con las imágenes de la Pasión y Muerte de Cristo que recorren nuestras calles, no son propiamente litúrgicas, sino que pertenecen a lo que se denomina la religiosidad popular. No son universales, como las primeras, sino que responden al estilo y al carácter religioso de cada pueblo, han nacido de la vivencia de la fe y de la contemplación de unos hechos en los que se produjo la redención de los hombres.

                Caminar es una imagen de la vida misma. Ir en procesión contribuye a formar grupos, a crear sociedad. Significa caminar juntos compartiendo un itinerario ya marcado por la Junta de Cofradías y Hermandades Penitenciales de la Semana Santa de Trujillo.

                 Desde el año 1986, con el mayor recogimiento posible, la Asociación de Padres de Alumnos del Colegio Sagrado Corazón de Jesús, vienen representando en la parroquia de San Francisco de Trujillo los misterios de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en vivo. Con esta representación se han recuperado la Pasión del Señor y la Divina Tragedia que los alumnos del Colegio La Salle Santiago de Trujillo encarnaban en los años sesenta.

 

 

 2.- PROFUNDIDAD HISTORICA Y RELIGIOSA DE LA SEMANA SANTA        TRUJILLANA.

 

 

                La ciudad de Trujillo es de suma importancia no solo desde el punto de vista histórico-artístico,, sino también como punto clave de encrucijada de comunicaciones en la Alta Extremadura, abasteciendo a una extensa comarca agropecuaria, centro de servicios, ciudad turística y cultural.

                La celebración de la Semana Santa en Trujillo viene de tiempo inmemorial. Podemos partir de la primera mitad del siglo VII, el recuerdo y la contemplación de los Misterios de la Pasión en la basílica visigoda de Trujillo, tras muros de la Puerta romana de Coria. El Cristianismo enalteció por medio de celebraciones litúrgicas las diferentes escenas de la Pasión, con toda la trama que emanan de los hechos acaecidos en tierras de Palestina. Partiendo de que la celebración de la misa es la rememoración del punto culminante del sacrificio, la Iglesia representó tales hechos en las fiestas del Triduo Sagrado: Jueves, Viernes y Sábado Santo, dentro del recinto sagrado.

                La dominación musulmana, durante centurias, hizo caer sobre Trujillo el velo del abandono. Pero, la posición estratégica de nuestra ciudad la convirtió en centro apetecido por los cristianos. Fueron aquellas Semanas Santas anticipo de otras, conmemoradas en un ambiente religioso y guerrero.

                La creación de las Ordenes Militares en el alborear de la Baja Edad Media es un aspecto de suma importancia desde el punto de vista histórico-artístico, aparte de las connotaciones sociológicas, políticas y económicas, como es evidente. La finalidad de éstas es concreta y específica, los caballeros de Cristo, han de cumplir la defensa de la cristiandad frente a los poderes islámicos que son los enemigos de la Cristiandad[1].

                La reconquista definitiva de Trujillo se produce el 25 de enero del año 1232. La defensa de la villa le volvió a ser otorgada a las Ordenes Militares[2]. La Hermandad más antigua existente en Trujillo, del tipo de las militares era la de los caballeros de la Orden Truxillense, en la que aparecen reguladas reuniones anuales para adorar a Dios y rendir culto al patrón San Andrés, estableciendo prescripciones religiosas, de paz y de caridad. Así todos acudían a misa en común, para luego acusarse públicamente de sus culpas y recibir el castigo corporal adecuado, en una iglesia sita en el lugar de la actual parroquia de San Andrés, de la que aún se conserva la torre.

                Debieron de existir otras cofradías semejantes en esos tiempos oscuros medievales; pero sírvanos ésta como exponente y reflejo del espíritu de fraternidad cristiana.

                Hemos de mencionar en la Baja Edad Media los Vía Crucis que, traídos a Occidente por los franciscanos que se instalan en el convento de la Luz en Trujillo, en virtud de la bula pontificia Super Familiam Domus, de Alejandro VI (25 de julio de 1499), era la liturgia importada de Jerusalén[3]. Es secular la consoladora devoción del Vía Crucis, que primeramente contemplaba solo siete estaciones, hasta que el franciscano Leonardo de Porto Mauricio las elevó a catorce, en la forma que, poco más o menos, meditamos ahora.

                 Los «oficios», íntimamente ligados a la vida municipal trujillana, renacen el día en que los Concejos arraigan en el suelo español. Por el Fuero conocemos que una de las atribuciones primitivas del Concejo era la política de la industria y el comercio[4], lo que prueba que los menestrales y mercaderes formaban los «oficios», ya constituidos y que se agrupaban en las calles colindantes a la Plaza y que irán adquiriendo un fuerte protagonismo en la vida social de nuestra ciudad.

                Una efervescencia cofradiera vive Trujillo en los años finales del siglo XV, dirigida por los franciscanos fray Pedro de Melgar y fray Juan de Guadalupe, y propiciada en Castilla y León por los Reyes Católicos en un deseo de restaurar la maltrecha moralidad pública, imprescindible para crear el ambiente religioso que propiciase el de cruzada para culminar con éxito el último bastión que quedaba en España, la conquista de Granada. Esos gremios participaban en celebraciones masivas en Trujillo en Autos Sacramentales. De los textos escritos por los evangelistas se pasaba a obras compuestas exprofeso, representadas en las naves de las iglesias de San Martín y Santa María. Posteriormente, denostados por la censura eclesiástica que llegó a prohibir su representación en el interior de los templos, tuvieron que trasladarse estos dramas litúrgicos al atrio de la iglesia de San Martín[5].

                Los atrios llegaron a ser pequeños, así el sentimiento de caridad que despertaban los impedidos que no podían asistir a estas representaciones que duraban hasta bien entrada la madrugada, consiguió que estos actos salieran a la calle. Serán los gremios artesanos existentes en Trujillo, acogidos cada uno a la advocación de una imagen procesional, los que llenen las calles de «pasos» (del latín «passus», sufrimiento). los que se encargen de organizar procesiones religiosas en estos tiempos medievales. Sus reglas están presididas por la obra de misericordia que supone enterrar a los muertos, ya sean hermanos cofrades, pobres o ajusticiados, atendiendo a su inhumación, exequias y sufragios.

                La economía agrícola de los siglos XIV y XV, con frecuentes años de malas cosechas, las sucesivas epidemias que diezman la población española, junto a la mortalidad ocasionada por las guerras, inducen a actos penitenciales públicos, pidiendo favores celestiales como remedio de los diversos males. Así, se van configurando las cofradías de penitencia, uno de cuyos rituales es la celebración de un Vía-Crucis, que partiendo de la iglesia de la Vera Cruz, pasaba por la plazuela de los Descalzos, llegaba a la iglesia de Santiago, para regresar de nuevo a la Vera Cruz por la calle Gargüera.

                Por tanto, la constitución de Hermandades o Cofradías en Trujillo, tal y como las entendemos hoy día, surgen en los años finales del siglo XV, un antecedente de las mismas podría ser la Gilda germánica, asociación que tenía por objeto la defensa y asistencia de sus miembros, el establecimiento y posterior desarrollo de los artesanos debio determinar el florecimiento de las Hermandades, en primer lugar, y, posteriormente, las Cofradías, según el derecho canónico.

                La fidelidad a la temática religiosa, constituía la base esencial de los artistas en los tiempos medievales y así cuando un artista se disponía a tallar una imagen, su interés se cifraba en la forma o líneas intrínsecas dejando como secundaria la manifestación extrínseca. No era el propósito de aquellos artistas alcanzar la belleza sensible por el arte, sino el manifestar la verdad sentida.

                Tras la prohibición del pontificado de Aviñón de las prácticas expiatorias y colectivas que llevaban aparejado el derramamiento de sangre, los cofrades comienzan a utilizar un ropaje amplio y a cubrirse la cabeza con un capirote o capuz. Desde los orígenes de las estaciones de penitencia hasta el Concilio de Trento, se van diversificando los tejidos y los colores de las túnicas y se generaliza el capirote alto.

                La representación plástica de los momentos de la Pasión y Muerte de Cristo se multiplicarán de modo impresionante en Trujillo en los años finales del siglo XVI, imágenes que saldrán en procesión con un profundo sentido de religiosidad. Con el arte religioso como factor perceptible de la facultad sensitiva-humana puesta al servicio de la fe movió a más almas sencillas que la dialéctica de sus apologistas y así el efecto trágico de un Cristo en la cruz, llevaron a muchos corazones a una mayor compunción que algunas pláticas carentes de fondo.

                En la floración del espíritu cofradiero está la devoción más sincera. En los estatutos de estas primitivas cofradías se regulaba la actividad interna: sistema de ingreso, constitución de cabildos y las periódicas reuniones a campana tañida, elección de los cargos (alcaldes y mayordomos). En consideración de la cuota pagada se distinguía entre Hermanos normales y Hermanos oficiales, entre los que se establecía una graduación más. Estos estatutos evolucionarán al ritmo de los tiempos.

                Tras el Concilio de Trento (1546-1563) se multiplican en nuestra localidad estas conmemoraciones multitudinarias, con la formación de hermandades y cofradías, que se encargarán del ornato y culto de una imagen o «paso» en concreto. Los viejos estatutos de las Cofradías se hacen tremendamente exigentes al señalar las condiciones de ingreso en las mismas.

                A partir de la Contrarreforma vamos a asistir a una potenciación del interés estético en todo lo que concierne al vivir religioso en las localidades. La pomposidad del culto y la búsqueda de emociones son inseparables de una imaginería procesional dirigida a mover a la devoción. Es la influencia del Concilio de Trento que adquiere importancia en los años finales del siglo XVI.

                El Concilio de Trento y sus decretos exigían a la jerarquía el cuidado de todo tipo de expresión de religiosidad popular con objeto de conformarla de manera que sirviera de misión evangelizadora de cara al pueblo. Así, las cofradías eran un vehículo para mover a una religiosidad externa. Pero, para no desvirtuar el sentido de la Pasión, en un principio las salidas procesionales se limitaban a los días estrictamente conmemorativos, Jueves y Viernes Santo, siendo posterior la incorporación de los restantes, en función del número e importancia que han ido tomando los desfiles procesionales.

                De mediados del siglo XVI data la Cofradía de la Caridad de Trujillo que comenzó a edificar en 1578 un hospital e iglesia en la Plazuela de la Encarnación bajo la advocación de San Lorenzo, siendo favorecidos por el Ayuntamiento que colaboró en la edificación de la obra con 20.000 maravedís y Gonzalo de Sanabria otros 20.000 maravedís[6]. El 6 de enero de 1586 el Concejo y la citada Cofradía concertaban por Escritura Pública, ante Juan Velardo, recibir ésta de los Propios de la ciudad trescientos ducados con Facultad Real para terminar en el plazo de breves días las obras, a las que con otras menores limosnas, ya había subvenido el Ayuntamiento[7]. La iglesia estuvo bajo el patrocinio y advocación de San Lorenzo. El Hospital era conocido con el nombre de la Caridad, por la Cofradía a quien se debía tal construcción.

                El espíritu de fraternidad cristiana que les movía a ejercitar la caridad no sólo con ellos, sino con el prójimo, está reflejado en estas palabras de los estatutos: «Extendamos y ejercitemos sus obras, a saber: la limosna con todos los pobres de Cristo, y, principalmente, con nuestros cofrades de la Santa Caridad, que a diario trabajando en el serviicio de Cristo y de sus pobres soportan el peso en invierno y en verano».

                Gran importancia tuvo en nuestra ciudad a lo largo del siglo XVI la Cofradía de la Vera Cruz, la única que tenía disciplinantes. En la tarde del Viernes Santo, anualmente, concurrían a la iglesia de la Vera Cruz, confesados, jurando ante el mayordomo hallarse perdonados y contritos. Llevaban preparadas sus disciplinas y sus cuerpos despojados, cubiertas sus caras y exentos de cualquier signo que pudiera identificarles. La procesión que organizaba la Cofradía citada, el Viernes Santo, partía de la parroquia de la Vera Cruz, seguía por la plazuela de los Descalzos, bajaba por la cuesta de San Andrés y pasando por la calle del Paso (antes Olleros), en cuya plazoleta se tenía lugar el encuentro de la Virgen del Mayor Dolor, de la Cofradía de Caballeros de San Martín, procedente de la parroquia de San Martín[8], con el Cristo Crucificado que venía del templo de la Vera Cruz, continuaban juntos hacia la iglesia de la Encarnación[9]. La calle que corre paralela a este templo, se la conocía como vía del Mayor Dolor, por un acto de flagelación que realizaban los disciplinantes que acompañaban a estas imágenes en la procesión del Viernes Santo. Todos los penitentes llevaban los pies descalzos y algunos aumentaban la mortificación atados a un grueso madero, recibiendo los nombres de aspados. Cuando los disciplinantes regresaban a la iglesia de la Vera Cruz, el mayordomo tenía preparadas esponjas y toallas para lavar las heridas[10].

                Un acuerdo concejil del 13 de abril de 1581 nos habla de esta procesión: «E luego el señor Corregidor dijo que la cuesta y paso que está desde la puerta de la Vera-Cruz hacia la Encarnación está muy agrio y mal empedrado, y como pasan por allí las procesiones y disciplinas del Jueves y Viernes Santo, que se conviene que se aderece y repare, y así se acordó que el señor Melchor González lo haga traer en pregones y de razon dello a esta ciudad, para que se haga como mejor y más barato sea y con brevedad»[11].

                El día 26 de marzo de 1582 era ensanchada la calle de la Vera-Cruz por disposición del Ayuntamiento, tomando terreno de un cercado de Pedro Calderón Altamirano.

                En los años finales del siglo XVI es cuando se establece la costumbre del Desclavamiento o Descendimiento en Trujillo[12]. Aún se conserva una imagen de este período del Crucificado, con sus brazos articulados. Su función se orienta a que el «pueblo pecador» crucifique al Nazareno cada año y luego, también, cada año, acabe llorando y arrepintiéndose de su delito. Pero, la teoría se aleja mucho de la práctica y la pretendida funcionalidad queda en entredicho[13]

                En la literatura ascética hispana, influyó mucho la traducción a fines del siglo XVI del libro medieval: La Imitación de Cristo, del venerable padre Tomás de Kempis, cuyo capítulo XII del libro II, que trata del camino real de la Santa Cruz, produjo y sigue produciendo hondo impacto en los cristianos. También, fueron consultadas las obras del padre Fr. Luis de Granada, como secuela del ambiente religioso conseguido, sirviendo -entre otras obras exegéticas- de fuente a los imagineros.

                El siglo XVII va a constituir un hito decisivo de los desfiles procesionales pasionistas. El Barroco, como nueva modalidad cultural, en su afán de realismo y de gran teatralidad, desarrollará en España la escultura procesional, favorecido por una religiosidad que lo inundaba todo y por la propia Corona. A mediados del siglo XVII, surge la Cofradía de Jesús de Nazaret, que piden la oportuna licencia al Sr. Obispo de Plasencia don Diego de Arce Reinoso para hacer la procesión, adquirir la imagen de Jesús Nazareno que era venerada en la iglesia de San Lorenzo, e incorporarla, como un capítulo más, a sus Ordenanzas. Esta imagen de Jesús Nazareno, se conserva actualmente en el coro de la iglesia de San Francisco. A esta procesión asistían todos los cofrades con túnicas moradas, ceñidas con cordones de esparto y cruces al hombro. La procesión visitaba las parroquias para hacer estación ante el Santísimo Sacramento, expuesto en ellas.

                En la segunda mitad del siglo XVII, los gremios trujillanos acogidos a la Cofradía de la Santa Caridad y Cofradía de Jesús de Nazaret organizan la Semana Santa[14].  El 11 de enero de 1671, ante el escribano Francisco Márquez, se otorgó escritura pública de «Contrato y Concordia entre la Cofradía y Hospital de la Caridad y la Cofradía de Jesús de Nazaret en razón de poner un retablo en el Altar Mayor de la dicha iglesia». En dicho retablo estuvieron colocadas las imágenes que salían en procesión en Semana Santa. En el centro del retablo estaba la imagen de Jesús de Nazaret, debajo de ella el Sagrario para el Santísimo Sacramento, para que los enfermos del Hospital de la Caridad pudieran recibirlo. A ambos lados, las imágenes de la Verónica y San Juan Evangelista, y en el ático del retablo, la imagen de San Lorenzo. En un lateral, la Coronación de espinas, y frente de él se haga otro para el Señor atado a la columna[15]. Ese mismo año la iglesia de San Lorenzo cambia su nombre por iglesia de Jesús[16].

                De todas estas imágenes, en la actualidad solamente se conserva la imagen de Jesús de Nazaret, en lamentable estado; el Señor atado a la columna y San Lorenzo, éste se encuentra en la iglesia de Ibahernando, pues cuando cesó el culto en la dicha iglesia de Jesús en el año 1923, las imágenes que allí había fueron repartidas por los templos de Trujillo y su comarca.

                En los Estatutos de las Cofradías se citan algunas condiciones muy exigentes sobre el ingreso a las mismas; las obligaciones del alcalde (de la cofradía) para convocar juntas, imponer multas a cofrades desobedientes, encargas obras para reparar la fábrica de la iglesia, el orden de los pasos en las procesiones, etc. Por otra parte, uno de los derechos del Concejo por su Patronazgo sobre los conventos era que uno de sus caballeros Regidores llevase colgado al cuello la llave del Sagrario durante el Jueves Santo hasta los oficios del siguiente día[17].

                Estas celebraciones multitudinarias florecen en toda España en los siglos XVII y XVIII, a pesar de contar con detractores como los economistas liberales y los enciclopedistas, que abogaban por la extinción de las cofradías sacramentales con el achaque de que eran contrarias a la Ley 4, tít. 14, Lib. 8 de la Nueva Recopilación[18].

                La Semana Santa tanto en Trujillo como en el resto de España, conmemorativa de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo, es como un mensaje recordatorio de la Redención, en que por medio de imágenes más o menos artísticas se evoca con un profundo sentido espiritual este Misterio, que es lo esencial en las procesiones, mientras que algunas corrientes del siglo XVIII, dirigidas por los llamanos «Cristiano-progresistas», pretendieron atacar esta manifestación de fe, con la pretensión de que suprimiéndolas quedaran solamente los actos litúrgicos, cuando en realidad se pueden complementar recíprocamente los actos litúrgicos con las procesiones. Además, eran muy populares entre los ciudadanos de Trujillo las representaciones teatrales que la Cofradía de la Caridad hacía en la Casa de Comedias[19].

                En el siglo XVIII, los abusos seudorreligiosos que incluso entran en la superstición crean las primeras crisis, Carlos III publica en 1777 una Real Cédula en la que prohibe la presencia de disciplinantes, empalados o aspados y otros espectáculos en las procesiones de Semana Santa. Es, precisamente, por estos años cuando se acrecienta el uso de los hábitos, quizás para preservarse de las manchas de cera o tal vez para evitar el deterioro de la ropa en la estrechez de las callejuelas. Hasta entonces, la única cofradía que marchaba en las procesiones con túnica y capa era la de Jesús Nazareno. Los nuevos hábitos tendran el color característico del mandil gremial al que representaban, naciendo así el cromatismo en los hábitos de la Semana Santa que fue desapareciendo en nuestra ciudad a lo largo de los años.

                Tras el Decreto de Carlos III, en 1783, en el cual ordena la extinción de hermandades gremiales y todas las erigidas sin autoridad real o eclesiástica, decretando que únicamente podrán subsistir las aprobadas por ambas jurisdicciones y las Sacramentales, desaparecen por completo las cofradías de la Vera Cruz y de Caballeros de San Martín, que en la práctica de la realidad casi eran inexistentes, se limitaban a acompañar en los desfiles procesionales a las cofradías de la Caridad y de Jesús Nazareno, éstas sí continuarán organizando la Semana Santa.

                Las cofradías trujillanas ven como su acervo espiritual se enriquece con la concesión de nuevas indulgencias o ratificación de otras antiguas, con el consiguiente aumento del fervor de sus miembros y mayor veneración de sus advocaciones titulares. Todo este auge se va a ver interrumpido con la Guerra de la Independencia. Precisamente, en Trujillo, se suspenden los desfiles procesionales de 1809, ante la proximidad de las tropas francesas y el consiguiente abandono de la ciudad por parte de sus vecinos[20]. Sin duda, fue el momento más difícil tanto para la población como para algunas de nuestras antiguas cofradías.

                Con la invasión francesa, en 1809, desapareció la Cofradía de la Caridad con la destrucción del Hospital. La iglesia no corrió la misma suerte, quedó abierta al culto y continuó en ella la Cofradía de Ntro. Padre Jesús que siguió celebrando los cultos de Semana Santa a partir del año 1811, fecha en la que se fundará la Cofradía de Ntra. Sra. de la Soledad.

                 El día 12 de diciembre de 1820, un grupo de representantes de los ciudadanos de Trujillo acudieron al Jefe Político Superintendente de la Provincia, en súplica de que la Caja de Crédito Público no se incautase de los bienes y rentas del Hospital de la Caridad, pues aunque estaba arruinado el edificio que servía para curar a los enfermos a causa de la guerra de 1809, proyectaba el Concejo destinar los bienes para la creación de un Hospital Municipal. En 1856 un vecino de Trujillo adquiere el Hospital de la Caridad por 8.200 reales[21]. Por Real Orden de 1874, El Jefe Político accedió a la creación de un Hospital Municipal, que fue creado en la plazuela de los Descalzos[22].

                A las funciones que anualmente celebraba la Cofradía de Ntro. Padre Jesús acudían un gran número de cofrades y devotos. Oradores sagrados ocuparon el púlpito de la iglesia de Jesús predicando en sucesivos Miércoles de cuaresma y en riguroso orden los hechos más destacados de la Pasión: Oración en el Huerto, venta, prisión de Jesús, bofetada, azotes, colocación de la corona de espinas, cruz a cuestas, concluyendo todos estos actos con el canto del «Miserere», a excepción del último Miércoles que era santo y al concluir la predicación, a las cinco de la tarde, se iniciaba la procesión a las cinco de la tarde de Ntro. Padre Jesús y los demás pasos que componían el desfile de ese día: Oración en el Huerto, Verónica, Señor atado a la Columna, Señor de las Espinas, San Juan Evangelista, Bendita Magdalena. El Jueves Santo a las ocho de la noche tenía lugar el sermón de la Pasión[23]. La procesión del Viernes Santo era organizada por la Cofradía de la Soledad que tenía sus propios estatutos y actuaba ajena a la otra Cofradía.

                En Noviembre de 1846 los hermanos de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno acuerdan llevar un distintivo en los actos públicos a los que asistan, éste consistirá en un escapulario con la imagen de Nuestro Padre Jesús llevando la cruz a cuestas, estampada en tafetán, color morado y en el reverso una inscripción (N.P.J.N)[24].

                El 28 de marzo de 1847, las Cofradías de Ntro. Padre Jesús y la Soledad acuerdan organizar las procesiones y las funciones religiosas en común, pero aún habría que esperar un año para la unión de ambas cofradías. Todas estas reuniones tenían lugar en la sacristía de la iglesia de Jesús. Se solicita al Ayuntamiento ayuda económica ante la precaria situación de la población a raíz de la Desamortización para las funciones religiosas[25].

                La Cofradía de Ntro. Padre Jesús organizaba la procesión del Miércoles Santo y la de la Soledad, el Viernes Santo. En Junta celebrada el Domingo de Ramos, 28 de marzo de 1847, se avienen a que la procesión que hace la Cofradía de Ntro. Padre Jesús el Miércoles Santo asistan los hermanos de la Soledad con sus insignias, estandarte y seis velas; participando también éstos, en la procesión que el Viernes Santo hace la de la Soledad. Y que los hermanos de ambas Cofradías asistan a los actos religiosos que en la Semana Santa se celebran en el templo de San Francisco, siendo uno de ellos el Sermón de las Siete Palabras, Descendimiento y Soledad, el Viernes Santo[26].

                Los pasos que salían en la procesión del Miércoles Santo: Oración en el Huerto, la Verónica, el Señor atado a la Columna, el Señor de las espinas, Jesús Nazareno, la Magdalena, San Juan y la Soledad[27]. El recorrido procesional era el siguiente: De la calle Encarnación a la calle Nueva, en dirección a la plazuela de San Miguel, subía por la calles Sofraga y Sillerías hasta la Plaza Mayor, en donde daba la vuelta alrededor de la misma, seguidamente bajaba por las calles Carnicerías y Herreros hasta el templo de San Francisco, en donde concluía. Las imágenes eran trasladadas el Jueves Santo a la iglesia de Jesús, después de sermón de Pasión.

                En el año 1848, se agrega la Cofradía de la Piedad a la de Jesús, considerando además que la imagen de la Virgen de la Piedad se venera en la iglesia de Jesús, desde la destrucción de su ermita con motivo de la invasión francesa de 1809[28]. Desde entonces, la divisa de la Piedad iniciará el desfile procesional del Miércoles Santo junto con el estandarte de la Cofradía de Jesús. Atendiendo a los beneficios que producían los miembros de la Cofradía de la Piedad a la de Jesús Nazareno, se acordó que en obsequio y culto a la Virgen se haga una fiesta el domingo siguiente al día de la Asunción de Ntra. Sra. el 15 de agosto[29].

                El día 5 de febrero de 1848 se unen las Cofradías de Jesús y la Soledad[30], que se habían reorganizado aún con mayor fuerza que antes de que fueran extinguidas con motivo de la Desamortización.              

                Es penoso no conocer algunas obras de cierta calidad artística que han desaparecido, pero que formaron parte de la Semana Santa de Trujillo y que conocemos gracias a los Libros de Cofradías[31]. Una tradición en la imaginería española del siglo XIX ha sido la imitación de modelos prexistentes, tanto escultóricos como pictóricos. Trujillo no podía ser en este caso una excepción. La Cofradía de Ntro. Padre Jesús adquirió algunas imágenes que vendrían a sustituir a otras homónimas que se encontraban en mal estado de conservación, como es el caso de la imagen de San Juan. Sus hermanos cofrades asistían al entierro y funeral de los hermanos de paso ue fallecían, con las insignias y estandartes de la Cofradía, según constaba en un artículo de su Constitución[32].

                En 1923 cesó el culto en la iglesia de Jesús. Su retablo fue depositado en la parroquia de San Francisco. Un año después, la Cofradía de Ntro. Padre Jesús fue reorganizada bajo el título de Cofradía de Jesús del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de la Soledad, que obtenía el título posesorio de la iglesia de Jesús ante el Juez de Primera Instancia don Rufino Gutiérrez. De esta manera el espíritu cofradiero de Trujillo conoció una renovación espiritual, intensificando los cultos a sus advocaciones titulares.

                Las convulsiones político-sociales que vive España desde el año 1936 a 1939, no influirán mucho sobre esta Cofradía, continuando los desfiles procesionales. Tan solo, no se celebraron comitivas en la Semana Santa de los días 9 y 10 de abril de 1936. Gobernaba la II República el Frente Popular, ganador de las elecciones en el mes de febrero, presidido por Azaña. El ministro de la Gobernación, Amós Salvador, el lunes 30 de marzo dio el siguiente decreto: «En mi deseo de asegurar la tranquilidad pública ante las próximas elecciones municipales, prohibo desde el día de hoy las manifestaciones en la vía pública cualquiera que sea su carácter y sentido». Trujillo se limitó a colocar los pasos, que deberían salir en procesión, sobre sus andas y exponerlos en el interior del templo de San Francisco a la veneración de los fieles.

                Tras esta tímida paralización de las procesiones de Semana Santa, volvieron las imágenes a las calles, aumentando el recorrido de las mismas de acuerdo con el ensanche de la población. Sin ninguna duda podemos asegurar que una de las épocas más brillantes de las procesiones de Trujillo fue la que corresponde a la década de los cincuenta, no solo por la brillantez que adquieren entonces los desfiles procesionales sino por el número de personas que se reune en los cultos que se realizan en la parroquia de San Francisco.

                En los sesenta, por el contrario, suponen cierto retroceso de las procesiones de Trujillo. La emigración desvinculó de la ciudad a muchas personas tradicionalmente ligadas a la Cofradía del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de la Soledad. Algunas imágenes dejaron de salir en procesión, tal es el caso de San Juan o la Bendita Magdalena. Parte de la juventud vive el síndrome del Mayo del 68 parisino. Influye también, la creación de nuevos barrios en todo ello, con la consecuente desvinculación de las familias a sus antiguas parroquias.

                En los años ochenta se inicia una recuperación de cofradías y desfiles. En el año 1984 se funda la Cofradía de San Juan y un año después se actualiza la Hermandad del Cristo del Perdón con la renovación de sus estatutos (fundada en el año 1952). En el corto espacio de dos años irán surgiendo nuevas cofradías en Trujillo que se sumarán con sus hermanos de paso y luz, imágenes, estandartes y bandas de música, a los desfiles procesionales. De esa recuperación fueron protagonistas un buen número de personas jóvenes que se incorporaron a las tareas cofradieras. Al mismo tiempo que se alejaba el miedo, vivido en los setenta, de tener que dejar en el templo, por falta de hermanos de carga, alguna imagen.

                En el año 1992, se crea con renovadas ilusiones la Junta de Cofradías y Hermandades Penitenciales de Trujillo que tiene encomendada la tarea de la organización de las procesiones de Semana Santa. Se reanudan los famosos pregones en la voz carismática de don Agustín Villanueva, que habían decaido en los años setenta parejos a las procesiones, y la Cofradía de Ntra. Sra. de las Angustias editan nuevas guías y carteles. En la actualidad, estas cofradías y hermandades han llevado a cabo la loable labor de restaurar sus imágenes e influyen decisivamente en la brillantez de los desfiles procesionales.

 

 

3- LA PASION EN LAS IMAGENES DE LA SEMANA SANTA.

               

 

3.1.- ENTRADA TRIUNFAL DE JESUS EN JERUSALEN.

 

                Este paso, conocido popularmente como «La borriquita» sale en procesión el Domingo de Ramos. Es imagen de Olot adquirida por la parroquia de San Martín en 1952.

                Es la única procesión litúrgica que se celebra y desarrolla en las calles de Trujillo durante la Semana Santa.

 

3.2.- ORACION EN EL HUERTO.

 

 

                Esta imagen representa el momento en que el Angel de Getsemaní muestra a Jesús el cáliz de su pasión. Es una obra un poco alejada del dramatismo con que los evangelistas describen esta escena, ésta se halla inundada de paz, serenidad y calma, quedando marcada por ese ángel de apolínea belleza, en contraste con la figura más pequeña de Cristo, cuya cabeza se alza, elevando los ojos hacia el cáliz que ya ha sido aceptado.

                Fue adquirida en el año 1917 en un taller valenciano para incorporarla a las que ya salían en procesión. La iniciativa partió de la familia Blázquez Mediavilla que la donó a la parroquia de San Francisco para tal fin. Este paso ha sido restaurado en 1992 en el Taller de Restauraciones Artísticas de Trujillo.

                En 1989 se funda la Cofradía de este paso. El hábito está compuesto de capirote y túnica negros con botones y cinturón verdes, capa verde con escudo central en el cinturón.

                Sale en procesión el Martes Santo desde las Escuelas de la carretera de Cáceres hasta el templo parroquial de San Francisco para iniciar el desfile procesional del Jueves Santo. El elemento fundamental de la procesión es la espontaneidad que rezuma, ya que la imagen es acompañada por prácticamente la totalidad de los vecinos del barrio.

 

 

 

3.3.- CRISTO AMARRADO A LA COLUMNA.

 

 

                Es la única figura conservada en Trujillo del paso de la flagelación. Es, probablemente, obra de hacia 1678, realizada por algún discípulo del taller madrileño de Pedro Alonso de los Ríos, imitador tardío de Gregorio Fernández. Esta imagen es semejante al Cristo atado a la Columna del Convento de las Bernardas del Sacramento. Es obra de buena calidad artística, con líneas serenas, modelado de sobrio realismo y ampuloso paño anudado a la cadera.

                El artista ha sabido expresar en esta imagen de Trujillo el gusto popular por lo emotivo como cauce de expresión religiosa. Esto justifica también la tendencia realista que se manifiesta con gran crudeza.

                Es evidente la acentuación de los valores puramente formales y la fuerza con que está tratado un tema de tanta hondura dramática. La figura de Jesús muestra un modelado muy acabado, con la habitual morbidez y en elegante postura su curvado cuerpo. Este modelado es de un fuerte naturalismo y de gran belleza, amortiguada por la profusión de heridas. La cuidada y bellísima cabeza resume impecablemente las calidades exquisitas del artista. El rostro, presenta los ojos suplicantes, la boca entreabierta y los labios hinchados, es de un patetismo conmovedor.

                Es obra anónima de la escuela castellana del siglo XVII. Perteneció a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús y se veneró en la iglesia de Jesús. Hoy es propiedad de la iglesia parroquial de Santa María la Mayor y se encuentra en su filial San Francisco.

                Es acompañado por penitentes de la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias con capirote y túnica burdeos y capa blanca. Utilizan como insignia la Santa Cruz con el sudario.

 

3.4.- CRISTO CAUTIVO.

               

                Vulgarmente conocido como «Cristo de Medinaceli», por exponerse en besapiés el primer Viernes de marzo, a imitación del célebre Nazareño madrileño. Esta imagen sustituyó en el siglo XIX a una notable obra artística de Jesús Nazareno, del siglo XVII, que aún se conserva en la iglesia de San Francisco, aunque en muy mal estado de conservación. Esa imagen del Nazareno era la titular de la iglesia de Jesús en la que se daban cita la mayor parte de imágenes procesionales de la Semana Santa, antes de que cesara el culto en ella.

                La imagen del Cristo Cautivo fue originariamente un Nazareno cruciferario, siendo variado de postura y colocados sus brazos en otra posición, durante una restauración llevada a cabo en los años veinte. Esta devotísima imagen viste túnica bordada por el célebre modisto don Enrique Elías, que a su vez es el Presidente de dicha Cofradía, el cual conserva la imagen de Cristo Cautivo y acrecienta su culto.

                La Cofradía del Cristo Cautivo fue fundada en 1987. Un año después se unió con la Cofradía de San Juan, formando en la actualidad una sola.

                Sus penitentes visten túnica morada y capirote de seda amarilla. Utilizan como insignia la Cruz Trinitaria. Sale en procesión el Jueves Santo.

 

 

3.5.- «JESUS NAZARENO».

 

                En nuestra nomenclatura piadosa reservamos el título de Jesús Nazareno a las representaciones de Cristo cargado con la cruz, camino del Calvario, aunque en sí mismo el apelativo sea en cierto modo gentilicio por haber vivido Jesús en Nazareth.

                De la frase evangélica tomada de San Mateo y San Lucas: «Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo, tome a cuestas su cruz y sígame», surgió en la ascética cristiana, desde remotos tiempos, multitud de stauróforos o amantes de la cruz, staurofilia que fue cultivada de modo singular por los franciscanos que llegaron a Trujillo[33].

                No es extraño que los penitentes de las cofradías se llaman también nazarenos; es posible que la razón secundaria -la principal es el recuerdo de Cristo- derive del grupo hebraico de los nazarenos, que se consagraban particularmente al culto de Dios, no bebían licor alguuno que pudiera embriagar y no se cortaban la barba ni el cabello[34].

                Aguda unción sagrada emana de la figura de Jesús Nazareno, que se conserva en el Convento de San Pedro de Trujillo, obra del siglo XIX. Fue donado al citado Convento por los hermanos Vázquez, del capital que debían[35]. Es una imagen que invita a la profunda y participativa conmiseración y delata los carismas de su anónimo autor, que estaba formado evangélicamente para ejecutar esta obra con acierto. El paso ha sido representado doliente, angustiano, pero todavía posee entereza física para seguir cargando con el madero por la Vía Dolorosa. Posee volúmenes bien contorneados y dramatismo expresivo con afiladas aristas en el rostro y cabellera, tratada como conjunto sin pormemorizar. Viste una hermosa túnica bordada por las franciscanas terciarias de Trujillo que lo custodian.

                Fue constituida esta Hermandad el 28 de agosto de 1987. Años atrás salía en procesión acompañada por operarios de AJUSA, que vestían un hábito color morado, ceñido con correaje de esparto. En la actualidad los hermanos de luz y carga visten hábito blanco con cordón y botones rojos con capirote y capa rojos exhibiendo el anagrama de Jesús con la Cruz a cuestas.

                Sale en Miércoles Santo en procesión desde el convento de San Pedro, lugar en el que recibe el culto y el cuidado de las religiosas franciscanas de la T.O.R., para unirse al Cristo del Perdón que desciende de la Villa bajomedieval, para continuar juntos la procesión hacia el templo de San Francisco. El Jueves Santo sale en procesión con el resto de las imágenes.

 

 

3.6.- CRISTO DEL PERDON.

 

 

                Recibe culto en la iglesia parroquial de Santa María la Mayor, en la capilla de los Loaisas. Se le conoció anteriormente como Cristo de la Misericordia, troncándose este nombre por el del Perdón a raíz de unas intercesiones populares en los años de la postguerra civil española.

                Es obra de la segunda mitad del siglo XVIII, presentando paño de pureza anudado al lado derecho, y rostro doliente, bien tallados los huesos y las venas. Representa a Cristo en su agonía, con la cabeza inclinada sobre el pecho, «mirando a cualquier persona que estuviese orando al pie de él», cuidada barba y cabellos rizados y revueltos, y con la boca y ojos entreabiertos. Conserva su policromía original, pero algo dañada y con la pátina del tiempo. Se halla dentro de la línea barroquizante del realismo del siglo XVIII, aunque éste es moderado, dotado de una expresión patética pero sin extremismos, de modelado correcto.

                Esta obra no aparece documentada en los libros de fábrica de la parroquia, es muy probable que se trate del mismo Crucificado que estaba en la dehesa de los Quintos de Bobadilla. Esta dehesa fue propiedad de la iglesia de Santa María, hasta el 23 de junio de 1800. En dicha fecha se vendió al conde de Torres Arias y Marqués de Santa Marta en 930.000 reales. En esta dehesa había una ermita en la que era muy venerada una imagen de Cristo crucificado[36].

                La fundación de esta Hermandad data del año 1952. A partir del año 1985 se actualizó está Hermandad con la renovación de Estatutos y la incorporación de nuevos hermanos. En la actualidad es la Hermandad más numerosa en cuanto al número de socios. En el año 1991, don Tomás Terrones Tamayo y don Andrés Martínez Grande, artesanos locales, donaron a la Hermandad unas artísticas andas en madera de nogal, extraida de Navezuelas, que ellos habían ejecutado para que el Cristo del Perdón fuera portado en ellas. En las andas aparece magníficamente talladas algunas escenas relativas con la Pasión y Muerte de Cristo, y la imagen de Ntra. Sra. de la Victoria, Patrona de Trujillo.

                El hábito de los hermanos está compuesto de capa morada y capirote del mismo color con túnica blanca. Utilizan como insignia tres clavos circundados por la corona de espinas. Es impresionante observar a los penitentes que acompañan a la imagen portando una pesada cruz a cuestas.

                Se traslada procesionalmente el Miércoles Santo desde el templo parroquial de Santa María la Mayor, lugar en el que recibe la veneración de los trujillanos a lo largo del año, hasta la iglesia de San Francisco. El Viernes Santo inicia el desfile procesional al que se suman el resto de las imágenes. También, en la procesión del Silencio, acompaña a la Soledad para regresar de nuevo al templo de Santa María.

 

 

3.7.- NUESTRA SEÑORA DE LAS ANGUSTIAS.

 

                Este notable grupo escultórico procede de la iglesia de Jesús y fue trasladado a la parroquia de San Francisco, en cuyo retablo mayor fue colocado, cuando cesó el culto en aquélla iglesia.

                Es obra de fina ejecución y gran nobleza. De la rica y brillante policromía de los paños resalta fuertemente el rostro de María con un dolor contenido, sin extremismos, así como la cabeza serena de Cristo, que la Madre sujeta con amoroso cariño. Es un conjunto escultórico de exquisito realismo, según el tipo de Alejandro Carnicero, de mediados del siglo XVIII.

                Visten sus cofrades túnica y capirotes burdeos y amplia capa blanca.    Sale en procesión el Jueves Santo.

 

 

3.8.- SAN JUAN.

 

                Perteneció a la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno que lo adquirió en 1884 para sustituir a otra imagen del siglo XVIII que se encontraba en mal estado de conservación. La efigie antigua de San Juan fue entregada a doña Paz Orellana, en atención a los beneficios que esta señora estaba haciendo a la Cofradía de Ntro. Padre Jesús[37]. Esta señora era viuda de don Juan Malo de Molina, que durante muchos años había sido alcalde y benefactor de esta Cofradía.

                La imagen de San Juan formó el Calvario junto a la imagen de la Soledad y la Magdalena, junto con el Cristo de Limpias, que actualmente se encuentra en la sacristía de San Francisco, retirado del culto. Fue retirado del desfile procesional de Semana Santa en los años sesenta de nuestro siglo.

                La Cofradía de San Juan fue fundada en el año 1983 por un grupo de amigos que lograron recuperar el popular paso de San Juan para que formara parte de los desfiles procesionales, tras haber estado en el olvido veinte años. A esta Cofradía se debe la iniciativa de que los cofrades de carga vistieran hábito para portar las imágenes. Esta Cofradía se unió en el año 1988 a la del Cristo Cautivo, dando lugar a la Ilustre Cofradía de Cristo Cautivo y San Juan, tras haber sido nombrado Miembro Honorario y Cofrade Mayor el Ilmo. y Exmo. Sr. D. Juan Pablos Abril.       

                Sale en procesión el Viernes Santo. Sus cofrades visten túnica morada y capirote dorado los cofrades de luz, mientras que los cofrades de carga llevan capirote al estilo monacal de color morado y apretado cíngulo de ambos colores.

 

 

3.9.- CRISTO YACENTE.

 

                Es una de las imágenes titulares de la Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro y Ntra. Sra. de la Soledad.

                Esta talla moderna, de los talleres de Olot, fue donada a la Cofradía por doña María Guillén Cano en el año 1923, quedando depositada bajo el altar de la iglesia de la Consolación que aquel mismo año era abierta el culto, merced al esfuerzo y generosidad de la bienhechora doña Margarita de Iturralde. Es un Cristo yacente, muerto, tendido sobre una sábana, desnudo -salvo un paño de pureza sujeto a las caderas-, que reclina su cabeza sobre un cojín. El modelado del cuerpo es de una gran belleza plástica, que se concentra en la cabeza, de honda expresividad, pero sin concesiones a efectismos dramáticos de facilón realismo. Presenta rasgos bien definidos de una cabeza noble, ojos sermicerrados, boca entreabierta, con los cabellos y la barba extendidos en cuidados mechones. Todos estos rasgos se unen para expresar de una forma más adecuada el sereno reposo de la muerte tras el sufrimiento en la cruz.

                 Esta imagen vino a sustituir a una talla de principios del siglo XVII, la cual se habilitó con brazos articulados para el acto emotivo del Descendimiento, era el Crucifijo que presidía el Sermón de las Siete Palabras. Antes de la procesión del Viernes Santo, era trasladado con todos los respetos a un arca para salir en procesión.

                Desfila procesionalmente el Viernes Santo, acompañada por sus cofrades vestidos dignamente de riguroso luto, y acompañada por hermanos de luz que visten hábito y capirote negro, y capa blanca, realzado por la Cruz de Jerusalén. Es la Cofradía de mayor tradición en Trujillo.

 

3.10.- NTRA. SRA. DE LA SOLEDAD.

 

                Es imagen de tambor, solamente tiene talladas las manos, la cabeza y los pies. Fue adquirida en el siglo XIX por la Cofradía de la Soledad, vino a sustituir en las procesiones a una dolorosa castellana de bastidor, obra del último tercio del siglo XVII, que se conserva en el coro alto del Convento de San Pedro. Es propiedad de la Ilustre Cofradía del Santo Sepulcro y Nuestra Señora de la Soledad. Está retirada del culto.

                El manto que actualmente lleva la Virgen de la Soledad se consiguió en 1966, por la cantidad de 175.000 ptas, gracias a donativos populares y con la iniciativa de doña Soledad Quiles Blanco, ya que el que tenía se encontraba en deplorable estado de conservación. Este mismo año, la Asociación de Antiguos Cruzados, se hacen cargo del desfile procesional de la imagen y del ornato de la misma, en colaboración con la familia de don Diego Romero Domínguez. En esa misma fecha se adquirió el trono de la Virgen en 78.000 ptas.

                Sus cofrades visten los colores de la bandera de los Antiguos Cruzados, el blanco en la capa y en el capirote, y el rojo en el hábito. Utilizando como insignias las mismas que la Asociación. Es el paso que cierra los desfiles procesionales en Trujillo.

 

 

3.11.- OTRAS IMAGENES.

 

 

                En este apartado vamos a estudiar el resto de imágenes que en otras épocas formaban parte de las procesiones de la Semana Santa y que en la actualidad se conservan en templos y conventos de la ciudad, custodiados celosamente por religiosas o sacerdotes.

                Tal es el caso de la Magdalena, imagen de tambor, que solamente tiene talladas la cabeza, manos y pies. Es obra del siglo XIX, fue adquirida por la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno[38]. Esta imagen podía venerarse hasta los años 60 en un retablo que había en el muro de la Epístola de la parroquia de San Francisco, y procedía de la iglesia de Jesús. En la actualidad se encuentra en el coro de la citada iglesia de San Francisco.

                En el convento de San Pedro se conserva una imagen de Ntra. Sra. de la Soledad. Es obra de estimable factura del último tercio del siglo XVII, de bastidor, tiene talladas la cabeza, las manos y los pies. Estuvo en la iglesia de Jesús. Con motivo de la Desamortización, se extinguieron las Cofradías de Ntro. Padre Jesús y Ntra. Sra. de la Soledad, que fue reorganizada algunos años después[39].

                La imagen de Ntra. Sra. de la Soledad, fue trasladada el 7 de mayo de 1846, provisionalmente, a la iglesia conventual de las MM. Jerónimas. Pero, el sacerdote don Francisco Navarro, a instancias del Sr. Obispo de Plasencia don Pedro Casas y Souto, ordenó el 9 de abril de 1879 que fuera trasladada esta imagen al convento de San Pedro de Trujillo, el Viernes Santo después del sermón de Soledad, para que fuese cuidada y atendida por las franciscanas de San Pedro, quedando allí definitivamente[40]. El día 15 de mayo de 1886, el Alcalde Presidente de la Cofradía de la Soledad envió una solicitud al Sr. Obispo don Pedro Casas para que la imagen de la Soledad fuera trasladada a la iglesia de San Francisco. Pero, el Sr. Obispo rechazó esta solicitud el 31 de mayo del citado año, considerando que en el convento de San Pedro estaba mejor conservada y era más venerada por las religiosas franciscanas[41].

                La imagen de Ntra. Sra. del Mayor Dolor, de estimable factura y expresivo realismo, es obra castellana del primer tercio del siglo XVIII, llegó al monasterio de San Miguel de Trujillo en el año 1836. Procedía del extinguido Convento de la Encarnación, hoy conocido como Colegio de la Salle. Con motivo de la Desamortización el 9 de marzo de 1836, los frailes dominicos fueron exclaustrados[42]. Las dominicas del Convento de San Miguel reclamaron la venerada imagen de Ntra. Sra. del Mayor Dolor. Pero, el 31 de mayo de 1836 tuvieron éstas que abandonar su monasterio, suprimido por Orden Ministerial, marchando al Convento de la Encarnación de Plasencia, lugar en el que estuvieron durante catorce años. Una de las religiosas era nieta de un vecino de Trujillo, un sastre llamado don Pedro Peña. Este conservó en su casa algunas imágenes del monasterio de San Miguel en el tiempo en que las religiosas estuvieron en Plasencia, entre ellas la Virgen del Mayor Dolor. A su regreso a Trujillo, el 4 de noviembre de 1850 (según Real Orden de Isabel II), don Pedro Peña devolvió las imágenes al monasterio de San Miguel[43]. En 1852 se levantó, por fin, la prohibición de admitir novicias, y las monjas de clausura lograron mantenerse.

 

 

4.- RECORRIDO PROCESIONAL DE LAS IMAGENES.

 

 

 

                Trujillo en Semana Santa se detiene en el tiempo, invitando a todos a vivir la emoción interna que se siente durante estos días de recogimiento. Hombres y mujeres están dispuestos a continuar una tradición que viene de siglos. De esta manera, durante estos días, todo Trujillo es templo y todas sus calles son altares.

                En la actualidad, comienzan las procesiones con la entrada triunfal de Cristo en su Jerusalén de Trujillo. Mientras que los niños están impacientes para acompañar a la imagen de «La borriquita», en el interior del templo, la lectura de la Pasión situará a los creyentes en la ambientación plena de la Semana que da comienzo. A la salida del templo de San Martín, los niños agitan las palmas desnudas, caminando radiantes, acompañando a la imagen de Jesús en la borriquita.

                El martes, entre olivos, Cristo arrodillado ante el ángel suda sangre. Es la procesión que la Cofradía de la Oración en el Huerto con gran recogimiento ha organizado desde las Escuelas Nacionales hasta el templo de San Francisco, lugar sagrado donde se van a ir dando cita las imágenes de la Semana Santa Trujillana.

                La noche del Miércoles Santo se va adentrando, el público se concentra en la Plaza Mayor esperando ver el encuentro del Cristo del Perdón y del Nazareno. En el corazón de la Villa el redoble de los tambores ponen paso marcial, un silencio deambula al resplandor de los faroles, es la procesión de la Hermandad del Stmo. Cristo del Perdón que desde el majestuoso templo de Santa María se abre paso con su Crucificado por las angostas calles medievales. El tiempo se ha parado, el aire se ha dormido contagiado por el sueño secular de los sillares de la iglesia y el resplandor de los ciriales. La noche canta una saeta de soledad desde el atrio del templo de Santiago.

                Mientras tanto, en el convento de San Pedro, la Hermandad de Jesús Nazareno, sobre el itinerario marcado, parecen dormir la majestuosa quietud de un silencio universal. En la alta noche, por una calle angosta y rumorosa camino de la Plaza, aparece la procesión y hace un alto a la espera del Crucificado. Entre los dos aleros del Palacio de San Carlos, las estrellas guiñan su temblor divino, de los balcones cuelgan las almas de la nobleza trujillana, entre hermanos cofrades y mantillas avanzan lentamente los pasos para encontrarse en la Plaza. De pronto, entre la multitud ha brotado una voz, es una saeta cantada por el sentimiento elevado de un trujillano. Inmediatamente nos sentimos arrebatados por una emoción que nos aparta de lo vulgar. Entre aplausos, continua la procesión y Cristo Crucificado y el Nazareno navegan en un mar de corazones en la solemnidad del Miércoles Santo camino del templo de San Francisco.

                El Jueves Santo la gente se apiña en las calles de Trujillo para ver la comitiva que con acompasado ritmo camina por ellas como si buscara el camino de la redención. Imágenes de calidad artística salen en procesión: La Oración en el Huerto, el Señor atado a la columna, Cristo Cautivo y la Soledad.

                En el Viernes Santo se viven dos momentos que no nos hacen olvidar la tristeza propia del tiempo. Hasta la tarde, son frecuentes las visitas al «Monumento» expuesto en nuestras iglesias. Es un lugar de adoración a la cárcel en la que está prisionero Jesús en espera del martirio de la jornada siguiente. El Viernes Santo significa luto, tristeza y muerte, y este es el ambiente que se observa en las calles. Por la noche, el rito penitencial alcanza el momento más álgido con la procesión del Santo Entierro, que en otros tiempos venía precedida, sobre velo enlutado, del sermón de las siete palabras escritas con el mismo laconismo que nos recuerda el Evangelio. Luego, la representación ritual de bajar a Cristo Crucificado de la cruz, que en el interior del templo de San Francisco aparecía clavado como en otro Calvario. Acto de exquisita de devoción que en Trujillo se ha perdido, y que congregaba emocionada al pueblo cristiano.

                En la procesión del Viernes Santo desfilan las imágenes del Nazareno, el Cristo del Perdón, Las Angustias, Cristo tendido sobre un sudario blanco, su discípulo amado San Juan, y la Soledad. 

                El sonido de un tambor destemplado que suena en la madrugada del Viernes Santo inicia la procesión del silencio, que se ha vuelto a resurgir hace algunos años. Sigilosos penitentes acompañan al Cristo del Perdón y a la Soledad por las calles taciturnas de Trujillo. Es un silencio tan conmovedor que hasta se escucha el gotear de la cera perdida de los velones. El frío de las altas horas se rompe contra la gente que se agrega en las aceras para presenciar la comitiva.

                En la Plaza tras el emotivo encuentro, la Virgen regresa a la iglesia de San Francisco mientras que el venerado Cristo del Perdón se pierde en la noche por el Arco de Santiago camino de la parroquia de Santa María.

 

 



[1]AZCARATE RISTORI, J. Mª de: «Las Ordenes Militares y el Arte». Actas del Simposio: El Arte y las Ordenes Militares. Cáceres, 1985, p. 27. Sobre la participación de las Ordenes Militares en la Reconquista, véase LOMAX, D. W.: La Reconquista. Barcelona, 1984, p. 153.

[2]PALACIOS MARTIN, B.: «Alfonso VIII y su política en la frontera de Extremadura». A.E.M. 1989, p. 160. Ya, en la primera reconquista de Trujillo por parte del ejército cristiano, en 1186, el rey Alfonso VIII la había entregado a la Orden de Trujillo, nacida expresamente para la defensa de esta plaza. MONTAÑA CONCHIÑA, J. L.: La Extremadura Cristiana. Memoria de Licenciatura, Cáceres, 1990, p. 38.

[3] Vid. sobre la existencia del franciscanismo en Trujillo. RAMOS RUBIO, J.A.: Estudio sobre los conventos de la T.O.R.F. en Trujillo. Cáceres, 1991.

[4]Fuero concecido por el rey Alfonso X el 27 de julio de 1256, 1-1-5-1, fol. 123, num. 33. Archivo Municipal Trujillo.

[5]Libros de Cuentas de las citadas parroquias. Cit. RAMOS RUBIO, J.A.: Estudio histórico artístico de la iglesia parroquial de Santa María de Trujillo. Cáceres, 1989.

[6]Archivo Municipal de Trujillo, 1-2-70-95, 2 fols.

[7]Archivo Municipal de Trujillo, 1-1-14-154-8, fols. del 13 al 15.

[8]Ordenanzas de la Cofradía de San Martín, erigida para caballeros, en la parroquia de este mismo nombre en Trujillo. 8 fols. 1-2-72-10. Archivo Municipal de Trujillo.

[9]TENA FERNANDEZ, J.: Trujillo histórico y monumental. Alicante, 1967, p. 522.

[10]Fue Carlos III, en el año 1777, el que prohibió los disciplinantes y todo tipo de mortificación sangrienta en cualquier procesión penitencial.

 

[11]TENA FERNANDEZ, op. cit., p. 523.

[12]La inauguración del Concilio tuvo lugar bajo el pontificado de Lucio III, quien hace convocatoria para 1545 y 1546. Es este Papa el que mediante bula autoriza la celebración del Descendimiento en Bercianos de Aliste (Zamora). Arch. Parroq. Es el primer dato escrito sobre esta costumbre. Siguiéndole el resto de poblaciones en los años finales del siglo XVI.

[13]Sobre la práctica del Desclavamiento véase a DOMINGUEZ MORENO, J. Mª: «La Crucifixión y el Desclavamiento en el norte de Cáceres». Antropología Cultural en Extremadura. Mérida, 1989, p. 143.

[14]Contrato y Concordia entre la Cofradía de La Caridad y la de Nuestro Padre Jesús, 1674. Archivo Municipal de Trujillo.

[15]Contrato y Concordia entre la Cofradía y Hospital de la Santa Caridad y la Cofradía de Jesús de Nazaret, 11 de enero de 1674. Francisco Márquez, escribano. Arch. Municipal de Trujillo, fol. 1.

[16]Archivo Municipal de Trujillo, 1-4-157-9, 13 fols. Traslado a 11 de enero de 1671.

[17]Acta de sesiones del Ayuntamiento, 24 de diciembre de 1707. Arch. Municipal de Trujillo.

[18]Dictámenes enviados al Consejo de Castilla, 23 de abril de 1789. Archivo Histórico Nacional. Sala de Gobierno de Castilla, leg. 827.

[19]Archivo Municipal de Trujillo, Legs. 240 y 244, Acuerdos del 1 de julio y 5 de agosto de 1709.

[20]Es muy explícito el fol. 1 del Libro de Bautismos, 1809-1833. Arch. Parroquia de Santa María. También, hay varios libros en el Arch. Municipal de Trujillo que recogen la situación precaria de la población tras la invasión francesa. Leg. 444. Acuerdos, 1842, fol. 138. Leg. 962. Libro 3. MADOZ, P.: Diccionario geográfico-histórico de España y sus posesiones en Ultramar. Madrid, 1846, t. XV, pp. 169.

[21]A.D.H. Leg. 56. Bienes Nacionales. Expediente de ventas núm. 202.

[22]Sobre las vicisitudes que tuvo que pasar el Hospital de la Caridad véanse varios documentos existentes en el Archivo Municipal de Trujillo. Leg. 469. Libro de Acuuerdos de 25 de marzo de 1867, fol. 30 y vº; Leg. 1215, libro 3. Expediente de subasta para la reedificación de parte del edificio del Hospital Municipal de Trujillo.

[23]Desde el año 1847 comenzó a predicarse el Jueves Santo en la iglesia de San Francisco. Con anterioridad, se celebraba en la madrugada del Viernes. Pero, al cometerse muchas irreverencias en la noche del Viernes, se cambió al día anterior. Libro de Acuerdos de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 1847, fol. 8. Arch. Parroquial de Santa María de Trujillo.

[24]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 1846, fols. 1 y 5 vº.

[25]Arch. Municipal de Trujillo, leg. 449. Acuerdos del 12 de marzo de 1847, fol. 21.

[26]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 1847, fol. 13.

[27]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 1847, fols. 15 y 16.

[28]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 7 de enero de 1848, fol. 20 vº. Archivo Parroquial de Santa María de Trujillo.

[29]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 14 de febrero de 1876, fol. 99.

[30]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 1846-1884, fol. 11 y 22.

[31]Constituciones y reglamento de la Cofradía de Jesús Nazareno, 1882. Archivo parroquial de Santa María de Trujillo. Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús en donde se anotan los hermanos de luz de la citada cofradía, 1846. Archivo parroquial de San Martín de Trujillo.

[32]Libro de Cuentas de las Cofradías de Ntro. Padre Jesús Nazareno y Ntra. Sra. de la Piedad, 1889, p. 20. Archivo Parroquial de Santa María de Trujillo. Existen varios folios en donde se anotan los hermanos de paso de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús que han fallecido, 1848-1889.

[33]Vid. RAMOS RUBIO, J.A.: Estudio sobre los conventos de la T.O.R.F. en Trujillo, op. cit. «Aproximación histórica sobre el convento de Ntra. Sra. de la Luz en Trujillo». Actas de los XXI Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 1992.

[34]No hemos de olvidar que Trujillo fue una ciudad habitada por una populosa comunidad de judíos, hasta su expulsión en 1492. LACAVE, J. L.: Sinagogas y juderías extremeñas. Sefarad, t. XL, fasc. 2. Madrid, 1980.

[35]RAMOS RUBIO, J.A.: Estudio sobre los conventos de la T.O.R.F. de Trujillo. Cáceres, 1991, p. 81.

[36]Cláusula que se encuentra en el Libro Misas de Difuntos, 1707. Archivo Parroquial de Santa María de Trujillo.

[37]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 27 de febrero de 1884, fols. 135 y 137 vº.

[38]Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús, 1846-1884, fol. 11 y 22.

[39]Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Jesús de Nazaret. Arch. Parroquial de Santa María de Trujillo.

[40]Documentos pertenecientes a Ntra. Sra. de la Soledad que se venera en la iglesia del convento de San Pedro. Arch. Convento de San Pedro. RAMOS RUBIO, J.A.: Estudio sobre los conventos de la T.O.R.F. de Trujillo, op. cit., p. 78.

[41]Documentos existentes en el Archivo de Convento de San Pedro de Trujillo.

[42]Real Decreto, 1836, fols. 120-130. Cit. REVUELTA GONZALEZ, M.: La Exclaustración (1833-1840). B.A.C. Madrid, 1976, pp. 386-389.

[43]R.R. MONASTERIO DE SAN MIGUEL: «Breve reseña histórica de la imagen de Ntra. Sra. del Mayor Dolor de la iglesia conventual de San Miguel de Trujillo». Folleto Semana Santa, 1992, p. 49.

Mar 012014
 

 Luis Vicente Pelegrí Espinosa.

Tramites y costos de los bienes de difuntos

             Los capitales que recibieron los herederos de los indianos de Trujillo difuntos en las Indias sufrieron unos costos en tiempo y en dinero, tanto en América como en la Casa de Contratación. Desgraciadamente la información que ofrecen los expedientes manejados no permiten conocer los costos en América al carecer de resolución de cuentas que nos informen de los gastos burocráticos y de las mandas testamentarias allí efectuadas, sin embargo, podemos conocer los costos de envío, contenidos en la fe de registro de la Casa de Contratación, del dinero que llegó, así como el descuento que experimentó por el proceso llevado a cabo en esta institución hasta su cobro por los herederos mediante la carta de pago. Por tanto, los costos en tiempo y en dinero de los autos de bienes y difuntos estaban sujetos al ritmo de la Carrera de Indias,

de la burocracia indiana y de la Casa de Contratación.

 

            El ritmo de las flotas, como es sabido, condicionó el tráfico de personas, mercancías, y por supuesto, caudales. Gracias a las salidas y llegadas de los navíos conocemos las fechas concretas de algunas remesas de capitales que de otra manera no podrían precisarse, si bien, este ritmo fue más marcado en la costa y en las zonas próximas a Sevilla, cabecera del monopolio del sistema colonial español, que en territorios peninsulares de tierra adentro como los estudiados por nosotrosCáceres.

No obstante, el flujo del tráfico mercantil ayuda a precisar momentos determinados de salidas o vueltas de emigrantes, así como de envíos de capitales que los protocolos notariales no siempre pueden datar con exactitud[1]

           

Atendiendo al tiempo empleado por las flotas en su travesía hay que destacar que los retornos, en los que venían los caudales, fueron más lentos que las idas, al verse afectados por los regímenes de vientos y corrientes. Si las idas podían ocupar un promedio de tres meses de travesía, en los regresos se empleaban hasta cuatro o cinco meses. Y además, como señala Haring, las salidas anuales no eran la regla invariable, aunque fuera el propósito procurado y a veces conseguido. Pero lo cierto es que cada vez se espació más el ritmo con el que zarpaban las flotas hacia las Indias, y, por tanto, el plazo  de los retornos y con ello de los envíos de dinero[2].

 

            Si matizamos, por otro lado, la fase de trámite de los autos de bienes de difuntos en la Casa de Contratación hay que señalar que había unos plazos legalmente establecidos, generalmente de 30 días, para que los herederos de los difuntos presentasen las informaciones y abonos correspondientes para cobrar los envíos, y, de dos o tres meses para demostrar la institución de las fundaciones y el cumplimiento de mandas y legados, una vez que se había enviado a los familiares la carta de diligencia que les avisaba de la llegada de los caudales.

 

            Estos plazos se cumplieron en la mayoría de los autos estudiados[3], pues si transcurrían dos años desde que se iniciaban las diligencias en la Casa de Contratación, sin que hubiera reclamación alguna, los bienes pasaban a la Real Hacienda.[4] De hecho, la mayor parte del tiempo, sobre todo en los autos más lentos,  se ocupaba en las probanzas por parte de los familiares y en dirimir a quien correspondían los caudales. En algunos casos esta circunstancia llevó a enconadas disputas entre los posibles herederos

           

Una vez hecha la carta de diligencia de los autos de bienes de difuntos, era publicada en la localidad de origen del fallecido para aviso de los interesados, propagando, con ello, las noticias de las Indias[5].

           

            No obstante, hay que tener en cuenta también en el tiempo empleado en los envíos de las remesas de bienes de difuntos no sólo los elementos habituales de la Carrera de Indias y de la Casa de Contratación ya comentados, sino también los excepcionales que provocaron por su parte cierta demora en los trámites, y por consiguiente,  aumento también en los costos. Entre estos factores excepcionales se encuentran los peligros en la travesía, como los ataques piráticos o los naufragios, y, por lo que respecta a la Casa de Contratación, las trabas inconvenientes en la entrega de los caudales, principalmente a causa de los secuestros o requisas que la Corona realizó, en ocasiones, de los bienes de difuntos.

 

            De todos estos contratiempos los de menor relevancia en la Carrera de Indias fueron los primeros, pues los asaltos de piratas importantes fueron escasos ante la efectividad de la navegación en conserva de los buques protegidos por los galeones armados[6].

 

Los costos en dinero de los envios de caudales de bienes de difuntos a Trujillo experimentaron también, al igual que los costos en tiempo,  dos fases, una en las Indias[7]  y otra en la Casa de Contratación, donde, además de otros gastos burocráticos, se pagaban los derechos de la Carrera de Indias, como se ha indicado.

 

Entre estos costos hay que considerar los impuestos que gravaban los envíos de capitales indianos en su travesía por el Atlántico, como la avería y el almojarifazgo, y los gastos derivados de los trámites burocráticos en la Casa de Contratación[8].

Los 15 autos que hemos analizado poseen carta de registro, sin embargo sólo siete de ellos contienen actas de entrega, que, como se ha dicho, certifican que efectivamente los herederos de los indianos cobraron los caudales y que éstos llegaron a Trujillo. Esta documentación ofrece un destacado nivel de información a este respecto si la comparamos con otros repertorios de bienes de difuntos, pues en los expedientes procedentes de Perú en los siglos XVI Y XVII, ya citados, sólo la mitad cuentan con cartas de registro y el 42% con actas de entrega.

 

Matizando todas las circunstancias descritas sobre los costos de los autos de bienes de difuntos, y estableciendo comparaciones con los autos de Perú, podemos afirmar que los expedientes trujillanos no sufrieron graves costos ni en términos de tiempo ni en términos de dinero. Para establecer los primeros, es decir, los costos en tiempo contamos con tres índices: la fecha aproximada de la muerte o del testamento, la fe de registro y la carta de entrega. El tiempo que media entre los dos primeros documentos refleja la duración de los autos en América, que en los doce casos en los cuales hemos podido conocerlo asciende a nueve años, y presenta como valores extremos los 25 años de los autos de Sebastián González y tan sólo dos años en los de Diego Sánchez. Tal vez esta rapidez puede explicarse porque los bienes de los trujillanos no sufrieron algunas de las incidencias extraordinarias descritas que azotaron el trasporte de los caudales, como los ataques de los piratas o los secuestros de caudales por parte de la Corona, o al menos no ha quedado constancia de ello en la documentación consultada.

 

El lapsus comprendido entre el segundo y el tercer documento reflejan, por su parte, el proceso burocrático en la Casa de Contratación, que en la mayoría de los expedientes trujillanos se resolvió en un año, cumpliendo así con la legalidad descrita de tramitar los autos en este plazo, tan sólo en uno de ellos se dilató, en el de Gracia Sosa que duró cinco años.

 

El plazo legal se cumplió incluso cuando las mandas testamentarias eran más complicadas, tal y como ocurrió con las de doña Teodora de Salazar. Los oficiales de la Casa de Contratación  requirieron a los herederos certificación de haber cumplido con la manda testamentaria de Gracia de Sosa que fundó una capellanía en el Convento de la Puerta de Coria. La fe de registro es de 16 de junio de 1627, la certificación del citado Convento y la carta de pago de agosto de ese mismo año[9].

 

Podemos precisar los costos en dinero en España debidos a los trámites de la Casa de Contratación desde que se registraron los caudales llegados en las flotas y se descontaron los costos de la travesía, gracias a que contamos con todas las cartas de registro podemos establecer, como se ha indicado, que el caudal de todos los autos estudiados que arribó a la Casa de Contratación ascendió a 659.064 reales, e decir, 82.383 pesos, como puede apreciarse en el cuadro 3, sin embargo, sólo podemos demostrar que llegaron a Trujillo 281.821 reales, es decir, 35.227 pesos, el 42,7% del dinero registrado, al faltar la mitad de las cartas de registro, por tanto, la diferencia entre uno y otro documento no es valida para conocer los costos en España.

 

             Tenemos que recurrir, por ello, a calcular los costos sólo en los siete casos en los que podemos contrastar la carta de pago con la fe de registro, y obtenemos una media global del 14%, en la que se incluyen los impuestos de envío, como fletes y averías, y los trámites burocráticos hasta entregar el dinero a los herederos. Los valores extremos oscilaron entre el máximo en los autos de Gracia de Sosa, el 35%, a menos del 1% en el expediente de Juan Pizarro de Sosa. Sin embargo, fuera de estos ejemplos no son apreciables grandes diferencias, ni tampoco entre las cantidades registradas y las entregadas, a pesar de que éstas se expresaban en maravedíes, frente a los envíos que solían indicarse en pesos como unidad de cuenta, con las divergencias que introducían las fluctuaciones de los cambios, y los métodos de contabilidad propios de una etapa preestadística como el periodo al que nos estamos refiriendo.

 

                Tanto los costos en tiempo como en dinero no presentan ninguna tendencia apreciable ni al alza ni a la baja en relación a su cronología, sino unas oscilaciones que pudieron estar en consonancia con cualquiera de los factores descritos que afectaron a la Carrera de Indias y a la burocracia indiana.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Mandas y legados en Trujillo: religiosidad y añoranza de la tierra.

 

            Las mandas que los trujillanos establecieron en sus testamentos incluían la fundación de capellanías en Trujillo con las que contribuir a la salvación de su alma. El principal, o capital de dotación de estas instituciones estaba ya incluido en el capital registrado en la Casa de Contratación, desde donde se velaba por su cumplimiento. Las capellanías eran dotadas con bienes inmuebles y con capital líquido, que se invertía en préstamos a censos al quitar, una forma de crédito hipotecario sin plazo fijo de amortización y con un interés medio del 5% en la época que nos ocupa, y que convertían a las capellanías en la banca del momento, ante la carencia de otras instituciones que pudiesen proporcionar crédito.

 

CUADRO 4. CAPELLANIAS INDIANAS EN TRUJILLO.

 

Fundado

Fecha

Lugar

Dotación

-reales-

Fincas

Patrón

Capellán

Misas

Juan Pizarro de Sosa, Pbro 1605   22.000   B.me Fdez Tello   4 rs cada misa
Gracia Sosa 1617 Hospital Caridad   3.000 Dehesa Fco González Sosa Juan Rodrígue

Pbro

 
Dª Teodora Salazar 1619 Convento de S.Fco de la Puerta de Coria 13.200       Misa octava de difuntos y una por la Magda

lena

Diego HernándeCabe

zudo

1625 Iglesia

Mayor

    Sobrino

pbro

  4 misas semana

                                                                                                                                        

                 Como se aprecia en el cuadro anterior, los fundadores de capellanías fueron cuatro, es decir, el 27% de los emigrantes que fundaron cuatro capellanías con una dotación total de 18.300 reales, que, repartidos entre las tres fundaciones cuyo principal conocemos, asciende a una media de 6100 reales por capellanía. Estos valores no son espectaculares, pero sí es marcada entre los trujillanos la preocupación por este tipo de fundaciones que procurasen la salvación de su alma, a la vez que reforzar los vínculos con su tierra de origen después de la muerte. El valor total de esta inversión en la salvación no es elevada, pues sólo supone el 6% del capital que efectivamente llegó a Trujillo a través de las cartas de pago, pero es muy probable que realmente se invirtiera por el escrupuloso seguimiento que tanto las instituciones indianas como las castellanas hicieron del cumplimiento de las mandas testamentarias, y más aun en lo referente al “quinto del alma”, o cupo establecido en el activo de los capitales para fundar capellanías y costear misas por el alma del difunto.

 

                El testimonio más expresivo de una fundación es el contenido en el testamento del presbítero Juan Pizarro de Sosa, fechado en el pueblo de Zicacica, cerca de Potosí, donde probablemente era doctrinero,  el 30 de abril de 1605: “Item, quiero y es mi voluntad que cumplido y pagado este mi testamento, mandas y legados, y obras pías en él contenidos, se saquen de mis bienes, de lo mejor y más bien parado de ellos, dos mil patacones, de a ocho reales cada peso, los cuales mis albaceas envíen a la ciudad de Trujillo, en los reinos de España, en Extremadura, en la primera ocasión de armada, por mi cuenta y riesgo, libres de costo, alcanzando mi hacienda dirigidos y encaminados a mi cuñado Bartolomé Hernández Tello, vecino de la dicha ciudad, o si fuere muerto a sus hijos mayores, y por falta a los menores, para que el que de ellos los recibire los eche en renta a censo, al redimir y quitar, o perpetuo, sobre pensiones valiosas y cuantiosas, y de lo que en cada un año rentaren quiero que por mi ánima perpetuamente, y para simpre jamás, se me haga e instituya una capellanía en la iglesia, parte y lugar, que el dicho Bartolomé Fernández, mi cuñado, o sus hijos, quisieren, la cual goce y sirve el hijo mayor suyo, siendo ordenado de cura, o el hijo menor que fuere, siendo idóneo para ello”. “Y cada vez que se redimiere el censo sobre que se echaren los dos mil pesos, luego al punto, sin dilación, se han dar y tornar, y cobrar a censo, de manera que siempre paren, pero que se digan las misas que alcanzaren, que son cuatro reales cada misa”.

 

 

           

 

 

Apéndice documental

 

Carta de Alonso Hernández Cabezudo, vecino de Trujillo, a Antonio Hernández Cabezudo, su primo, residente en Cuzco. Trujillo, 3 de febrero de 1614. A.G.I. Contratación, 342, A.

 

Estando con grandísimo cuidado de no haber recibido carta de usted en esta armada, no se que es la causa por donde usted me ha dejado de hacer merced, así suplico me la haga de no me olvidar de hacer merced de avisarme de su salud, y que para mi es un gran contento.

 

Lo que hay por acá de que avisar a usted es lo siguiente. Es que Nuestro Señor fue servido de llevarse al señor Diego Hernández Cabezudo, padre de usted, el cual está gozando de Dios, según su buena vida, de lo cual fue para mí de mucho disgusto, téngale Dios en el cielo y a usted le de salud para que ruegue a Dios por él. Murió muy pobre en casa de su hermano de usted, Martín Hernández Cabezudo. Que a duras penas hubo para su entierro, el cual hice yo como quien era y padre de tales hijos. Que se le hizo un entierro muy honrado y muy bien cumplido de todo y se le dijeron todas las misas que se pudieron decir, aunque yo me holgara porque fuera más cumplido. Más no se pudo hacer porque mi posible es corto, y Martín está muy pobre, y así yo he acudido a todo por ser deudo tan cercano y lo otro por ser padre de usted, toda la ciudad nos hizo muchas mercedes, todos estos caballeros acudieron con muchas velas a su entierro, y está enterrado en San Martín de esta ciudad, murió veintitrés de septiembre de mil y seiscientos trece.

 

También fue Dios servido de llevar a su hermana de usted, doña María de las Casas, a su santa gloria, murió seis de junio de mil seiscientos ocho. Quedó de seis hijos, el más chico se murió, el otro tiene mi señora doña Francisca de Orellana, como durador a el señor don Juan Francisco, su primo, le regalan y le estiman como quien es.

 

Su hermana de usted, Marina de los Angeles es monja profesa en el Convento de la Concepción de esta ciudad, y esto no pudo por su favor y amparo de usted. Y es el caso que ella había dos años que estaba en el convento y no hacía profesión por no tener con que, ni su padre de usted lo tenía, y visto que murió y a ella la quisieran hechar del convento, confiado en la merced me obligué con otros amigos, y esto se hizo por que no se perdiere esta monja, porque ya sabe usted las cosas de este mundo lo que son, donde sirviendo y rogando a Dios por nosotros. Y tomándonos a todos con su buena licencia de usted esa limonsa, que, en cobrados los dieciseis mil reales, podré pagar todo el gasto del dote y propinas del convento, así que usted me ha de hacer merced, como siemproe, para que yo pague lo que ya estoy obligado porque en otra merna quedaré destruido y perdido. Las diligencias que se han hehco en la cobranza son estas. Hice diligencias en Madrid, se ha gastado algunos dineros en hacer estas diligencais, y máximo que con el favor de Dios tendrá buen fin, y suceda como yo deseo, y si usted se halla con posible, como me dicen, vengase usted a vernos a todos y a gozar de su patria y deudos.

 

Fecho a tres de febrero de mil y seiscientos catorce años, Trujillo. Su primo de usted besa las manos. Alonso Hernández Cabezudo, en la ciudad del Cuzco de los reinos del Perú. Salud.

 

Carta de Pedro Alonso Calderón a Antonio Hernández Cabezudo, residente en Cuzco.

Trujillo, 8 de febrero de 1614. A.G.I. Contratación, 342, A.

 

La merced que me ha de hacer usted en esa tierra es que mi tío Pedro Alonso Catalán, clérigo, murió en esa ciudad del Cuzco, habrá ocho años. El cual tenía una doctrina, pienso en Andahuaylas, que usted sabrá donde murió. Y lo que es menester saber es si hizo testamento, y a quien ya quiera quedase por heredero, que por acá se ha dicho que dejó a Francisco González de Loaisa, mi sobrino, y para saber esta verdad, y si en el testgamento hace mención de una ochava parte de viña que tenía en esta tierra, y si la manda estga dicha parte de viña al dicho pedro Gómez, la compre para mí a razón de como se compraron las demás partes, que yo daré el dinero aquía a su hermano Martín Hernández Cabezudo, o a quien usted ordenare.

 

Fue servido de llevar al señor Diego Hernández, que Dios tiene en el cielo, que yo como beneficiario que soy de San Martín le enterré, y puedo decir que según su cristiandad goza de Dios, el cual guarde a usted, a quien suplico que me haga la merced susodicha, y me envíe un tanto del testamento del dicho mi tío, que yo pagaré la saca a quien usted mande, daré con lo demás del susodicho, y no más.

 

 Trujillo, y febrero, ocho, de mil seiscientos y catorce años. Pedro Alonso Calderón a

Antonio Hernández Cabezudo. Salud y vida en los reinos del Perú, en la ciudad del Cuzco. Va de España, de la ciudad de Trujillo.

 

Carta de Martín Hernández Cabezudo a su hermano Diego Hernández Cabezudo, residente en Lima. Trujillo, 28 de febrero de 1613. A.G.I. Contratación, 342, A.

 

La Santísima Trinidad sea con un usted señor hermano, y esta halle a usted con la salud que seamos en esta casa. Y estoy con grandísima pena de no haber tenido carta de usted esta armada. Que como usted había de escribir y emviar plata. Y así mismo me lo escribió un amigo que estuvo con usted, que se dice, Juan Ramírez de Arellano, que iba para alcalde mayor entre el Cuzco y Potosí.

 

Y nuestro padre estaba con grandísima confianza de que usted le había de favorecer para pagar la dote de nuestra hermana Mariana González de los Angeles, que está monja en el Convento de Santa Clara de esta ciudad. Y como vino el armada hemos hecho muchas diligencias a ver si usted escribía, y anque han venido peruleros de la tierra no ha habido nuevas ni cartas, de lo cual tuve gran pesadumbre.

 

Nuestro padre estaba malo de unas cuartanas en mi casa, donde la truje como le vide, así que estaba muy apenado de la muerte de nuestra hermana doña María, mujer de don Juan, y de un nieto suyo, el segundo que murió, y el otro estuvo para ello, de garrotillo, y murió doña María, víspera de Nuestra Señora de Agosto, y el hijo a ocho días de unas pesadumbres y otras que le cercaron. Que dios fue servido de se llevar para siempre a nuestro padre en la víspera de Nuestra Señora de la O, de este año, que fue para mí gran desconsuelo, y le enterré muy principalmente, y he hecho decir todas las misas que he podido. E hizo una memoria y nos quedó por testamentarios a mí y a Alonso de Fuentes. Y lo de nuestro hermano Antonio no he podido cobrar, aunque he hecho la diligencia posible, y se ha gastado muchos dineros en ello, en ir a Córdoba y a Madrid, tenemos la esperanza que con el favor de Dios se cobrara de ello.

 

 

 

 

Alonso Fuente quiere hacer pago de la dote de nuestra hermana porque ha más de dos años que está en el convento y por no haber con que no ha profesado. Y también fue servido Dios de llevarme un ánima, que tenía la mayor ocho años, de garrotillo, este año, y se llamaba María Alonso, como su madre, que está en el cielo, y se parescía todo a ella, de lo que nos a dado mucha pena, según su costumbre y principio ella se criaba para el cielo. Dios le hizo merced de poco remedio, que yo vengo porque el oficio en este lugar está perdido que si no es Alonso fentes no hay quien tenga que hacer ni se pueda sustentar.

 

Ana Hernández, mi mujer, envía a usted grandes recaudos, con gran deseo de ver a usted en esta su casa. Y con gran cuidado encomendamos a Dios a usted, nos le guarde y deje ver, como vemos a otros que vienen de dichas partes. Nos han quedado con dos hijos, un niño de dos años y una niña de uno, y se nos han muerto otros cuatro. Y Ana Hernández no los puede criar porque del primero que crió le quedaron los pechos tales que no puede criar y asíme ha costado muchos ducados, y estamos muy gastados y con mucha necesidad, a Dios gracias yo procedo lo mejor que puedo.

    

Y estoy con gran confianza que a usted y a nuestro hermano antonio Hernández me han de hacer merced, y más en falta de nuestrom pardre, que está en el cielo. Y yo tengo gran confianza en usted que nos ha de hacer merced, como siempre, pues hemos quedado tan solos, a Dios sean dadas gracias. Y antes que nuestro padre muriese tenía escrita esta carta para usted, que se que va con esta y usted se sirva que seaños merecedores de saber de usted, que lo deseamos como la salvación, y nos mande en cosas de su servicio.

 

Trujillo veintiocho de diciembre de mil seiscientos trece, su hermano de usted, que más que así le quiere, Martín Hernández Cabezudo a Diego Hernández Cabezudo, salud y vida en los reinos de Perú, en la ciudad de Lima. Va de España de la ciudad de Trujillo, de su hermano Martín Fernández Cabezudo.

 

 

 

 

 

Carta de Gonzalo Becerra de Torres a don Juan de Ribera de Torres, su sobrino, residente  en Cuzco. Trujillo, 2 de marzo de 1614. A.G.I. Contratación, 342, A

 

Todas las veces que oviere ocasión no la perderé ni tendré el descuido que usted tiene en avisarnos de su salida. Que es sólo el fin que yo pretendo, que desde que por la vía de don Juan de las Casas, una de usted con el aviso de la muerte de Rodrigo Gonzalo de Torres, no he visto más carta de usted. Esta nos tiene a todos lastimados con nueva tan triste y pérdida tan grande como la de un deudo tan principal, téngale Dios en su Santa Gloria e guarde a usted, de quien nos dan cada día muy buenas nuevas de su honrado proceder y buenas partes y entendimiento. Con que me consuelo en parte, y por otra me aflijo con deseo de ver a usted en esta tierra, aunque sea pobre.

 

Que su tía de usted, mi prima doña Isabel, dice que lo que tiene es todo para usted, y no es tan poco que no come más de quinientos ducados de renta cada año. No le quedaron hijos ningunos de sus maridos. Y también está con ella mi hermana doña Juan, viuda, cargada de hijos y pobre. Y a doña Isabel, mi hermana, tiene salud y la tiene su marido Alonso de Toro.

 

La que hubo de usted por la vía de don Juan, para mi hermano Jerónimo Becerra, le di en mano propia el día que la rescibí, llegó él de Roma, a donde tiene él pretensión de volverse, que es muy favorescido de un cardenal. Aunque yo más quería fuese a buscar a usted para traerle entre los suyos, ya que tan pocos hemos quedado.

 

Su tía de usted, Inés de Ribera, y Diego Pizarro, su marido, tienen salud, este año estuvo aquí su primo de usted, con Alonso de Ribera, que vino de Aguilar a vernos, es muy principal caballero y desea mucho a usted, como todos. El mayor enviaré ahora a Salamanca, pues por aquí vemos han salido otros que son hoy dioses de esa tierra, y de otras del mundo.

 

Este año hemos traido carta de don Diego de Chaves, mi cuñado, ni sabemos más de que se casó, avíseme usted con quien, e como siempre de su salud e sucesos, doña Catalina besa las manos de usted, bendígale Dios como deseo. Trujillo, y dos de marzo de mil y seiscientos y catorce.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 



 

[1] Para conocer el funcionamiento de las flotas y sus costos en tiempo y en dinero en la época que nos ocupa pueden consultarse, entre otras, las siguientes obras: Haring, C.H: Comercio y navegación entre España y las Indias en la época de los Habsburgo. México, 1939.- Hamilton, E: El tesoro americano y la revolución de los precios. Barcelona, 1975.- García Fuentes, L: El comercio de España con América. 1650-1700. Sevilla, 1980.- Lorenzo Sanz, El comercio español con América en la época de Felipe II. Valladolid, 1980.- García Baquero, A: Cádiz y el Atlántico. 1717-1778. Sevilla, 1976.- Martínez, J.L: Pasajeros a Indias. Viajes trasatlánticos en el siglo XVI. Madrid, 1983.-  Chaunu, P: Conquista y explotación de los nuevos mundos..- Barcelona, 1973.- Chaunu, P: Sevilla y América. Siglos XVI y XVII. Sevilla, 1983. Wallerstein, I: El moderno sistema mundial. La agricultura capitalista y los orígenes de la economía-mundo europea en el siglo XVI. Madrid, 1979.- Veitia Linaje, J: Norte de la Contratación de las Indias Occidentales. Madrid, 1981.- (Ed.Facsímil).- Vázquez de Prada, V: Historia económica y social de España. Madrid, 1978, pp.632-655.

 

[2] Como se sabe, desde 1564, se proyectaron dos flotas anuales, la flota de Nueva España que solía salir en primavera, y los galeones de Tierra Firme que solían hacerlo en agosto. La travesía Sanlúcar de Barrameda-Veracruz podía hacerse en un mínimo de 60 días, aunque lo normal eran 90. Ambas flotas, por lo general, regresaban juntas desde La Habana en la primavera siguiente de haber salido. Es decir, que una flota solía emplear como mínimo un año o año y medio en ir y volver de las Indias. Fuera de las flotas sólo navegaban sueltos pequeños barcos correos con alguna carga, los avisos, y en los que no solían embarcarse caudales particulares.

 

Desde 1580 se hicieron frecuentes las salidas cada dos años, y, a partir de 1650, coincidiendo con la decadencia del tráfico en la Carrera de Indias, las flotas de Nueva España observaron promedios de dos años y los galeones de Tierra Firme de tres. El consulado de mercaderes era la primera instancia interesada en el espaciamiento del despacho de las flotas para que, a través de la escasez del abasto, mantener el alto precio de las mercancías en las ferias americanas en las que se vendían sus cargamentos. Haring, cit. p.260.- García Fuentes, cit. pp.164-165, 218, 417-424.- Lorenzo Sanz, cit. pp.262-272.

 

[3] Gutiérrez Alviz, F: Los bienes de difuntos en el derecho indiano, 1942.- Heredia Herrera, A: La carta diligencia de bienes de difuntos. «Archivo Hispalense», 174 (Sevilla, 1974), pp.39-48.

[4] González Sánchez, cit. p.41

[5] Al tercer día del ingreso de los caudales en el arca de las tres llaves se colocaba una relación de los difuntos y su lugar de origen en la puerta de la Casa de Contratación y en la del Perdón de la catedral de Sevilla. Si transcurrido un mes desde  el anuncio no los reclamaba nadie se enviaba un diligenciero a la localidad de donde procedía el finado que presentaba la diligencia a las autoridades para su publicación González Sánchez,  cit. p.40

 

[6] Los tesoros apresados por piratas fueron escasos y los desastres de este tipo en la Carrera de Indias fueron muy contados. En 1628 los holandeses se apoderaron de la flota de Nueva España, y en 1656 los ingleses impideron la llegada de la mayor parte de los galeones de Tierra Firme. Y de 1656 a 1658 la armada británica embotelló las flotas en España retrasándolas o impidiéndoles zarpar. Pero todo ello responde a los momentos de debilidad de la monarquía española. Hamilton, cit. p.32.-  García Fuentes, cit. p.174.

[7]  Los costos en América estaban formados por el pasivo segundo. Los componentes, del pasivo segundo se desglosaban como sigue. Los  gastos mortuorios se refieren al entierro y el funeral: misas cantadas y rezadas, sepultura, asistencia de las cofradías y órdenes religiosas, el ataúd y la mortaja, la cera, y el pago a los clérigos celebrantes. Las mandas pías correspondían al encargo de misas por el difunto o por quien éste dispusiese, así como a limosnas, a ornamentos para iglesias, y, por último, a la fundación de obras pías y capellanías. Los legados, finalmente,  eran bienes o cantidades pecuniarias destinadas a familiares y amigos en tierras americanas.

 

            En muchas ocasiones los bienes no alcanzaban para pagar todas las mandas y legados del difunto, así pues los testamentos recogen lo dispuesto, mientras que las resoluciones de cuentas expresan lo efectivamente realizado. Por supuesto los difuntos encargaban también mandas y legados concretos en España, pero éstos, claro ésta, se realizaban con el dinero allí repatriado.

 

                González Sánchez denomina gastos generales postmorten a los derivados del funcionamiento del Juzgado de Bienes de Difuntos y a los trámites burocráticos en las Indias que incluye, según este autor las siguientes partidas: derechos de escribanos por la confección de documentos, el cobro de los albaceas por la ocupación en los bienes, y el traslado de los caudales desde el lugar del óbito hasta el puerto de embarque hacia España, incluyendo también los gastos de preparación y embalaje. El resultado de descontar el pasivo segundo era el líquido segundo o liquido a repatriar. González Sánchez, cit. p.104, 138-146, 161-162

           

[8] Los principales impuestos que pagaban los caudales indianos en la travesía del océano eran, como en cualquier otra mercancía, la avería y el almojarifazgo, impuestos ad valorem destinados a financiar la defensa de las flotas y los gastos de los órganos administrativos encargados del comercio y tráfico con las Indias. Según Vázquez de Prada el valor de la avería, creada en 1521,  oscilaba entre el 6% y el 15%, dependiendo de la tranquilidad de los mares y las coyunturas políticas. González Sánchez afirma que era el derecho de mayor cuantía que pagaban los caudales de bienes de difuntos en los autos peruanos por él estudiados, en éstos el 15% fue el costo más habitual por éste gravámen. Por su parte, el almojarifazgo comenzó gravando, en 1543, el 5% del valor de las mercancías importadas desde las Indias, y el 2.5% de las exportadas desde España. Además, desde 1644 la plata de particulares debía pagar el 12% de su valor. Los maestres de plata, encargados de la conducción de los capitales, como se sabe, solían cobrar el 1% del registro.

 

            González Sánchez señala que los bienes de difuntos pagaban también los siguientes costos en la Casa de Contratación: el 2% cobrado por mitad a su entrada y salida, en beneficio del tesorero y del contador a partes iguales, más el uno por mil a su salida recibido por el portero de la Audiencia. También habría que incluir los gastos del diligenciero para localizar a los herederos y hacerles llegar, a través de la autoridades locales y el pregón público, la diligencia en la que se les avisaba de la llegada de los caudales.Estos diligencieros cobraban cuatro reales a mediados del siglo XVI, y, en torno a doce en la segunda mitad del siglo XVII.

 

                Todos los costos descritos, y según siempre la metodología desarrollada por este autor, forman el pasivo tercero de cuyo descuento resulta el líquido tercero que era la cantidad que debían cobrar los herederos. Por otro lado, los mercaderes de plata, que, como ya se indicó, se encargaban de amonedar los tesoros de particulares, podían obtener como beneficio un 0.5% sobre el valor de puja en la subasta en la que adquirían el metal, lo cual condicionaba la cantidad final obtenida por los propietarios de los caudales indianos. García Fuentes, L: La economía indiana, p.226.  Vázquez de Prada, cit. pp.460.520.- Martínez, cit. p.42.- Lorenzo Sanz, cit. pp.366-367.- Haring, cit. p.106. Hamilton, cit. 33-37, 80.- Céspedes del Castillo, G: La avería en el comercio de Indias. Sevilla, 1945.- González Sánchez, cit. p.41, 163, 164.

 

               

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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