Oct 011978
 

Jesús Gómez Sobrino.

Datos biográficos:

Para poder enmarcar nuestro personaje, damos brevemente los siguientes datos biográficos: Nace en Malpartida (Cáceres) el 8 de Septiembre de 1835. Estudia Latín y Humanidades bajo la dirección de su sabio tío, religioso mercedario, párroco de San Miguel. Estudia Filosofía y Teología en el Seminario de Plasencia, como interno, y obtiene los grados de Bachiller, Licenciado y Doctor en Teología y Bachiller, Licenciado y Doctor en Derecho Canónico. Se ordena de sacerdote en 1859. Ya en el año anterior había sido nombrado profesor de Latinidad y luego de Filosofía y Teología. Desempeñó también el cargo de Secretario de Estudios, Auxiliar del Vicerrector y Director Espiritual del Seminario. En 1862 oposita a la Canonjía de Lectoral de Cuenca cuyo cargo ostentará durante 14 años de la primera etapa de su permanencia en dicha ciudad. Tres años más tarde, en 1865, se le nombra Rector del Seminario y Decano de la Facultad de Teología. Su actividad científica y pastoral fue muy intensa: Crea en el Seminario el Gabinete de Historia Natural y un Laboratorio de Química, adquiriendo toda clase de máquinas e instrumentos. Se preocupa por la fundación del Colegio de Uclés en la Real Casa de los Caballeros de Santiago.

Promueve con verdadero celo las juntas del Dinero de San Pedro y de Beneficencia Domiciliaria. Colabora con sus trabajos en la Academia arqueológico-geográfica y es Presidente de la Sección de Artes en la Sociedad «Amigos del País».

El primero de Mayo de 1876 Su Majestad el Rey por un Real Decreto lo presenta para ser obispo de la iglesia y obispado de Tuy y hace su entrada como Pastor de esta diócesis el primero de Enero de 1877. Aquí permanece, querido de todos, hasta el 15 de Abril de 1882 en que es preconizado obispo de Cuenca.

El 26 de Junio de 1876 es preconizado en Roma como Obispo de Tuy, quien habiéndolo comunicado oficialmente al Cabildo, esta ilustre Corporación acordó, como de costumbre, que se repicaran las campanas y se celebrara un Te Deum, que tuvo lugar el 10 de Julio con la asistencia de las autoridades civiles y militares.

El doce de Noviembre de 1876, día del Patrocinio de la Santísima Virgen, tuvo lugar en Madrid en la Real Iglesia de la Encarnación el acto de consagración. Fue el consagrante el Arzobispo de Compostela el Ilmo. Dr. Don Miguel Payá y Rico, asistido por los Obispos de Zamora y Cuenca. Actuó de padrino el Excmo. Sr. Marques del Pazo de la Merced.

Toma de posesión: tuvo lugar el día 1 de Diciembre de 1876 y la realizó el Deán de la Catedral de Tuy en nombre del Obispo D. Juan María Valero y Nacarino.

Entrada en Tuy: Hace su entrada en la ciudad de Tuy el día 1 de Enero de 1877. Había salido de Madrid el día 27 de Diciembre a las ocho y media de la noche por ferrocarril hasta Zamora en donde entonces era final de línea. Allí es recibido por el Obispo y autoridades y al día siguiente salió para Orense en coche y tiene el mismo recibimiento en medio de un gran fervor popular, igualmente en los pueblos por donde pasó camino de Tuy: Verín, Rivadavia (primer pueblo de su jurisdicción) y Puenteareas en donde le esperaba la Comisión del Cabildo compuesta por el señor Arcediano y el canónigo Viéitez. Se detiene a comer en Porriño, donde el recibimiento no es menor y a media tarde hace su entrada en Tuy en medio de una gran multitud de fieles que le aclamaba. Toda la ciudad estaba engalanada y la banda de música le recibió interpretando la marcha real. Hubo gran fiesta que se prolongó hasta el día siguiente. Desde Porriño le acompañaban el Ayuntamiento de la ciudad de Tuy, el Gobernador Eclesiástico, el Secrtetario del Obispado y varios particulares. A la entrada le esperaba el Cabildo y se dirigen a la iglesia de San Francisco. Vestido de medio pontifical salen en procesión hacia la Catedral en la que, antes de entrar, presta juramento, continuando hasta el altar mayor entonándose un solemne Te Deum. Ya en el palacio episcopal tiene lugar la primera recepción oficial del Tribunal Eclesiástico. También los niños expósitos le dirigen una alocución entusiasta como se desprende de las siguientes palabras: «Vos sois, Señor, el digno sucesor de tantos ilustres Prelados; y el continuador de la tierna y paternal solicitud con que fueron protegidos los niños expósitos. Desde el puerto de Miravete discurriendo por las elevadísimas y tajadas peñas de las Hoces, hasta las frondosas márgenes del Miño, se escuchan los acentos, el dulce eco de vuestra caridad».

Rasgos personales: Siguiendo las crónicas del Boletín Oficial del Obispado de Tuy y analizando la correspondencia de nuestro Prelado, podemos definirle como «un hombre de dulce carácter y reflexivo: talento» Así, con motivo de la firma del Real Decreto presentándolo para la iglesia y obispado de Tuy, el Boletín Oficial del Obispado lo definía como «al modesto, al humilde, al virtuoso y muy ilustrado Dr. Ilmo. Sr. Don Juan María Valero, Lectoral de la Santa Iglesia Catedral de Cuenca y Rector de aquel Seminario Conciliar».

Durante su corta permanencia de cinco años y varios meses en Tuy dio muestras sobradas de estas cualidades que de él se anunciaban.

Hombre humilde: Tras haber sido presentado para ocupar la antigua y célebre silla episcopal de Tuy, escribe al Cabildo desde Cuenca el 4 de Julio de 1876 la siguiente carta: «Por entonces mortifiqué mi deseo esperando me costase haber merecido ser preconizado por Su Santidad, si no tenían en cuenta las explícitas indicaciones que en repetidas veces y en descargo de mi conciencia, me permití hacer sobre mi indignidad y falta de dotes para tan elevado y espinoso cargo. En medio de la amargura propia del que se siente sin fuerzas para soportar un peso grande, sírveme de consuelo y sobremanera me anima…. Confieso ingenuamente que nada soy y nada valgo, pero con la ayuda de Dios, la recta e inteligente cooperación de ese Ilmo. Cabildo y los deseos y firmes propósitos de obrar según manda y la Santa Iglesia ordena, espero confiadamente cumpliremos nuestra alta y digna misión, unidos siempre por los estrechos vínculos de la caridad cristiana». Frases que salían del corazón y las vivía cada momento.

Llevado siempre de esa humildad está siempre en contacto con el Cabildo para indicarle sus decisiones y consultarle en determinados asuntos, aunque el Derecho no le obligaba.

Había nombrado, en 25 de Marzo de 1877, a D. José Alcázar y Moya, Beneficiado de Cuenca, como Administrador Diocesano, y éste renuncia el 11 de Julio del mismo año. El nombramiento del nuevo Administrador no parece agradar al Cabildo y el Obispo le escribe dos cartas en el mismo día desde el palacio veraniego de Sobreiras diciéndole: «Retirare con gusto el adjunto nombramiento de Administrador Diocesano si su Ilma. me propone otro candidato, ya de su seno, ya fuera de él. Ni antes ni hoy, puedo dar otra prueba más evidente y práctica de la verdad de mis palabras y sinceridad de mis deseos».

Renuncia siempre a los tres votos que le corresponden en la elección de oficios. Y comunicaba al Cabildo cada vez que iniciaba la Visita Pastoral de las parroquias, confirmando así su humildad.

Actividad Pastoral: De acuerdo con el lema que eligió para su escudo de armas: «0mnia in gloriam Dei facite», su preocupación constante podemos polarizarla en los siguientes puntos: Visita Pastoral de las parroquias, formación de los seminaristas, atención espiritual del clero y los problemas que aquejaban al Romano Pontífice, Pió IX, cautivo del Vaticano.

Tras el largo tiempo transcurrido desde la última confirmación realizada por su antecesor en la sede. Fray Ramón García Antón, anuncia que realizará la Visita Pastoral empezando por Vigo, Arciprestazgo de Fragoso, siguiendo después al de la Louriña y advierte al clero que «desea cumplir su Ministerio Pastoral con el mayor provecho espiritual de los fieles y el menor gravamen y molestia del venerable clero». Más tarde, el 20 de Agosto de l877, da las normas que se han de seguir en dicha Visita señalando los puntos principales que deben ser objeto de ella y advierte: «Es nuestro firmísimo propósito de evitar molestias y gastos al clero diocesano; hemos anunciado ya a los RR. Arciprestes de Fragoso y Louriña lo que permitiremos únicamente respecto de comidas; sin que en ninguna parroquia, ni bajo ningún pretexto, autoricemos otra cosa durante la Santa Visita… y no hagan gastos inútiles, ni, en su día, pueda nadie considerarse desairado, ni menos resentirse. Frugalidad en la comida: humildad y sencillez en el hospedaje: he aquí lo que deseamos».

El 28 de Agosto sale para Vigo para realizar su primera Visita Pastoral. Antes de su partida visita el Santísimo Sacramento en la Catedral, orando después ante el altar del glorioso San Telmo, Patrono de la diócesis montando inmediatamente en el coche y llegando a Vigo a las seis de la tarde. Al paso por Porriño es saludado por el pueblo y se detiene a visitar la iglesia parroquial. Regresa el 20 de Septiembre (dejando encargado de la diócesis al Provisor y Vicario General, Don Raimundo Pérez, de nuevo en Noviembre saldría para Entienza, siendo despedido por las autoridades hasta fuera de la población.

La formación de los seminaristas, espiritual y humana, era una de sus preocupaciones, por ello asiste invariablemente a todas las aperturas del curso académico aprovechando para exhortarles a ser fieles a su vocación.

No menos le preocupaba la atención espiritual del clero invitándole a hacer ejercicios espirituales con palabras que revelan profundamente su delicadeza de espíritu: «invitamos cariñosa y confiadamente; no mandamos». Fueron 266 sacerdotes los que hicieron Ejercicios en aquella ocasión juntamente con el propio Obispo.

El Adviento y la Cuaresma eran ocasiones que aprovechaba para exhortar al clero a vivir una mayor santidad y ejemplo.

Lo que verdaderamente sentía en su alma y le llenaba de dolor era la situación del Romano Pontífice, Pío IX, cautivo del Vaticano. Podemos afirmar que el amor al Papa, que tenía nuestro Prelado, es lo más destacable de su vida en los años tudenses.

Su primera Carta Pastoral de 25 de Febrero de 1877, después de haber escrito diversas circulares sobre asuntos diocesanos, fue con motivo de la celebración del quinquagésimo aniversario de la Consagración episcopal del bondadoso y atribulado Pío IX. Para solemnizar el fausto suceso se celebraría en Roma una exposición universal de obras de arte, producto de la inspiración cristiana. Con tal motivo invita a los diocesanos peregrinen a Roma y si alguno poseyere objetos de arte cristiano de reconocido mérito los enviasen a la exposición. Mientras tanto se realizaba una colecta extraordinaria en favor de su Santidad.

La segunda Sarta Pastoral de 12 de Junio del mismo año tiene también por tema el pedir oraciones por el Papa con motivo de su Alocución Consistorial de 12 de Marzo denunciando la persecución y violencia que la Iglesia sufría en Italia.

Un hecho importante hirió profundamente su amor al Papa: el brutal atentado cometido en Roma en la noche del 12 de Julio de 1881. Nuestro Prelado envía al Cardenal Jacobini, Secretario de Estado de Su Santidad la siguiente carta: «En mi nombre y en el del clero y fieles de esta diócesis, protesto indignado contra el sacrílego atropello cometido ante las Venerandas cenizas del inmortal Pío IX y ofrezco nuevamente a Su Santidad los sentimientos de nuestro filial amor y adhesión firmísima». El Obispo de Tuy.

El 9 de Septiembre el Obispo invita a todos los párrocos envíen sus protestas por los sucesos de Roma a la Secretaría de Cámara. Ya el propio Obispo a la cabeza del Cabildo lo había hecho el 27 de Julio. Se iniciaba así la famosa Protesta de la diócesis de Tuy que ya ha sido objeto de investigación. Miles de firmas de toda las diócesis, clero y fieles llenaron las páginas del Boletín del Obispado.

Este espíritu enérgico de Don Juan María Valero queda confirmado en su reacción ante la propaganda protestante llegada a Tuy: «Con profundo dolor hemos sabido que hoy mismo se han presentado en esta ciudad algunos propagandistas protestantes repartiendo pública y profusamente envenenados opúsculos de su secta. Lo estamos viendo y aún dudamos. Tamaño insulto no se concibe. Nunca lo sufrió igual la acrisolada fe de los tudenses. Incalificable osadía, amados tudenses: que no poco se necesita para venir hacer propaganda protestante en la ciudad de San Telmo».

En esta línea de valentía e intransigencia con el error de nuestro Prelado, es la exposición a S.M. el Rey protestando contra la Circular del Ministerio de Fomento sobre la Enseñanza, haciendo suya la protesta del Arzobispo de Santiago: «Dicha Circular ( de 3 de Marzo de 1881) ha producido muy dolorosa impresión en el ánimo del que suscribe, por los conceptos erróneos que contiene, y las afirmaciones inadmisibles que asienta, y también, porque infringe, aparte de las leyes de Dios y de la Iglesia, la Constitución vigente y el Concordato.»

A pesar de ser intransigente con el error, era de espíritu magnánimo y generoso. Así, cede, una y otra vez, con consentimiento expreso del Cabildo a quien consultaba, a petición del Ministerio de Justicia, la 4ª parte de la dotación personal de clero y suya propia para remediar las necesidades nacionales, a pesar de la penuria que padecía el clero: «Por última vez, porque la continuación de tan enorme gravamen es de todo punto imposible. En verdadero amor patrio el clero no cede a nadie y su abnegación raya en el heroísmo; pero no puede más». Con todo, más tarde, por quinta vez, se ceden, «con harto sentimiento» las dotaciones personales, incluidas las del Obispo.

Entre otros detalles de la personalidad de Don Juan María Valero y Nacarino que resaltan en los años tudenses, destacamos: La promoción de las Misiones parroquiales, realizándose en gran número en todas la diócesis. La que se celebró en Tuy en Abril de 1877, fue predicada por los PP. jesuitas Leza y Merlín y el mismo Prelado asiste a la procesión y ejercicios de la tarde.

Se interesa por el buen funcionamiento de la Junta Diocesana de Construcción y Reparación de templos y edificios eclesiásticos compuesta por el Prelado, Deán, un canónigo y un párroco residente en la población. Así mismo de la elección de Consiliarios del Seminario, consultando al Cabildo si los anteriores obispos nombraban dos Consiliarios según el Concilio Tridentino.

Una de las normas importantes que quedó expresada en las actas de la Visita Pastoral a las parroquias ha sido: «que se exprese en todas las partidas la diócesis y provincia a que pertenece el difunto y la profesión y oficio. Se inscriban los párvulos, sin bastar la nota marginal. Se cumplan los aniversarios fundados, así como la parte piadosa de los testamentos». La expresión de oficio y profesión también lo rodena para los casados y padres del bautizado, proporcionando así una fuente importante de datos para el investigador, en general, de los libros parroquiales.

Obtiene de Pío IX sea concedida a la diócesis de Tuy que la festividad de la Natividad de San Juan Bautista, suprimida en 1867, permanezca para los diocesanos el precepto de oír misa y no trabajar, pero sin restablecer el ayuno de su vigilia.

Son muchos detalles que configuran la personalidad de nuestro obispo pero bastan los ya expresados. Solamente nos resta decir que estaba en posesión del título de Caballero Gran Cruz de la Real Orden Americana de Isabel la Católica y del Consejo de Su Majestad. Títulos que con un largo etc. aparecen una sola vez con motivo de un edicto publicado en el Boletín del Obispado y nunca con el segundo apellido Nacarino.

El 15 de Abril de l882 comunica oficialmente con dolor que pronto tendrá que separarse de sus diocesanos, puesto que el Papa León XIII en el Consistorio de 27 de Marzo le traslada a Cuenca. Sus palabras de despedida reflejan la gran bondad que encerraba en su corazón. Pide perdón por las faltas y desaciertos cometidos y da gracias por todas las pruebas de adhesión y cariño por parte de todos, inmerecidas, según él. «Hoy nos despedimos de vosotros derramando lágrimas de amarga pena, y por última vez Nos llamamos Obispo vuestro, y os bendecimos como pastor de vuestras almas. Dios quiere que nuestra inutilidad no sirva por más tiempo de rémora a vuestra eterna salvación; pero no quiere que os olvidemos, ni que dejemos de amaros y pedir por vosotros; y no os olvidaremos nunca; nunca dejaremos de amaros con entrañable afecto, y de rogar por vosotros».

En el mismo Consistorio citado es preconizado Obispo de Tuy el Doctoral de Cádiz, Dr. Don Fernando Hüe y Gutiérrez. Mientras tanto, se nombra Vicario Capitular, Sede Vacante, al Dr. D. Raimundo Pérez Moreno Dignidad Arcipreste.

Las palabras que el Señor Hüe dedicó a su predecesor, Don Juan María Valero, resumen perfectamente todo lo que de él acabamos de decir: «Regidos los fieles de nuestra muy amada grey por ilustres prelados, eminentes en ciencia y en virtud y señaladamente por nuestro inmediato predecesor el muy prudente y docto y piadoso Excmo. Señor Valero, ningún otro trabajo debemos poner por nuestra parte sino seguir las huellas que ellos nos han trazado.»

Fuentes

Archivo de la Catedral de Tuy:
«Cartas del 0bispo D. Juan María Valero al Cabildo de la Catedral».
«El Episcopado Español. Homenaje a Pío IX». Barcelona 1877, por José Salvado ( Ejemplar dedicado por el propio Obispo al Cabildo).

Archivo Histórico Diocesano:
«Boletín Oficial del Obispado de Tuy».
«Archivos parroquiales».

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