Oct 072013
 

José María Martínez Díaz.

En los últimos años del siglo XVII y, especialmente, durante la primera mitad del siglo XVIII se produce una importante actividad creativa en Salvatierra de Santiago y Botija, dos pequeñas localidades situadas al SO. de Trujillo y pertenecientes al partido judicial de Montánchez.

En efecto, los libros de cuentas de las dos parroquias y de las diferentes cofradías en ese período están llenas de referencias sobre nuevas creaciones y el arreglo de las ya existentes. Si bien en la mayoría de los casos los mayordomos no incluyen en sus asientos el nombre de los autores y la mayor parte de los trabajos permanecen en el anonimato; sí conocemos el nombre de varios artistas y artesanos. Entre los que destaca un grupo de autores trujillanos o, al menos, residentes en la ciudad de Trujillo. Su importancia radica en tres puntos esenciales: en el carácter inédito de todos ellos, en la categoría de las obras que realizan y en la variedad de sus campos de actuación, de tal forma que hemos documentado pintores, doradores, escultores, entalladores, un platero y un maestro vidriero. Curiosamente, no se ha localizado ningún cantero, carpintero o albañil, oficios de larga e importante tradición en Trujillo desde el siglo XVI.

Seguidamente los presentamos, agrupados por sus actividades artísticas.

I.- Escultores, entalladores y ensambladores.

ALONSO MUÑOZ

Maestro de talla y ensamblador que construyó dos retablos para la iglesia parroquial de Santiago en Salvatierra de Santiago: el de la Virgen del Rosario y el de las Animas Benditas.

El retablo del Santísimo Rosario fue hecho entre los años 1692 y 1695. En 1692 se pagan 119 reales a los maestros que habían ido al lugar a hacer posturas sobre su fabricación, y 1.500 a Muñoz[1]. Mientras que en 1695 se le abonan otros 565 reales por la liquidación de la deuda y la cerradura del sagrario[2].

La obra fue escriturada y realizada en Trujillo tal y como indican sendos asientos de 1694 y 1695 en los que se recogen un gasto de ocho reales por sacar la escritura[3] y 102 reales y medio de transportarlo hasta Salvatierra[4], respectivamente.

En 1699 se procede al dorado del mismo por un valor de 2.841 reales, en el que se indican también los gastos de asentarlo. La nota es más imprecisa que las anteriores y no incluye el nombre del artista que lo llevó a cabo[5].

En 1718 Juan Antonio Morgado retoca la imagen de la titular y un año después dora el marco que Francisco de Rojas había hecho para el altar. Actividades que veremos más detalladamente al tratar sobre estos artistas. Lamentablemente, ni el retablo ni la imagen de la Virgen se conservan en la actualidad. Por otro lado, sí sabemos que se mantenían en la parroquia a finales del siglo XIX, según se desprende del inventario del 15 de junio de 1873, que fue ratificado en junio y agosto de 1885, en marzo de 1893 y, finalmente, en la Visita Episcopal del 15 de noviembre de 1894:

«Otro altar de Nuestra Señora del Rosario de talla, con la imagen del mismo título en su centro, de su cuerpo entero y a sus lados dos figuras de lienzo que representan a san Joaquín y santa Ana»[6].

El retablo de las Animas Benditas del Purgatorio también se ha perdido y sólo se mantienen el azulejo de la mesa del altar y el cuadro que se pintó en los inicios del siglo XIX.

Ambos se sitúan en el tramo más cercano al coro, en el muro de la epístola.

Como hemos indicado, del conjunto original sólo se conserva el azulejo que decora el frontal de la mesa del altar.

Una doble cenefa con temas geométricos, que alojan alternativamente veneras y cruces de la Orden de Santiago, enmarca por arriba y por los laterales los tres paneles centrales. En el central se representa un cuadro de Animas, con la Virgen del Carmen y San Nicolás de Tolentino socorriendo a las almas del purgatorio; mientras que en los laterales aparecen los escudos de la Orden de Santiago, en el derecho, y de la Provincia de León de dicha orden, en el izquierdo. Si bien su estado general de conservación es bueno, las cenefas exteriores tienen el dibujo alterado por la defectuosa colocación de sus piezas.

El cuadro de Animas nos muestra a la Virgen del Carmen, rodeada de una nube con cabezas de querubines en su parte superior y acompañada de San Lorenzo y San Nicolás de Tolentino. En la parte baja están las almas que surgen de las llamas, entre las que se representan papas, obispos, frailes, monjas, etc. El lienzo está firmado y fechado en su parte inferior:  «SIENDO CVRA D. LORENZO CAMPOS. SE IZO / AÑO DE 1802. TOMAS HIDALGO / Fva». El pintor Tomás Francisco Hidalgo

Villa forma parte de una destacada familia de pintores extremeños que actuaron a lo largo del siglo XVIII y primeros años del XIX en toda la región[7].

Los 325 reales en que se contrató el retablo le fueron abonados a Muñoz en dos pagas: la primera de 125 reales, en 1695[8], y una segunda de 351 reales, en 1696, en la que se incluían los gastos de traerlo desde Trujillo[9].

No obstante, antes de hacerse la cofradía ya había comprado en 1688 los azulejos para el frontal del altar por 80 reales[10] y en 1695 el cuadro de Animas por 126 reales[11], hoy perdido.

Su dorado se llevó a cabo en 1699 por 207 reales[12].

Como en el caso anterior, tampoco se incluye en el asiento el nombre del dorador.

En los inicios del siglo XIX el retablo y el cuadro no debían encontrarse en buen estado y la cofradía tuvo que sustituirlos. Trabajos que realizaron el carpintero Juan Olivera y, como hemos visto, el pintor Tomás Francisco Hidalgo Villa, por los que cobraron 300 reales y 1.040 reales[13], respectivamente.

Junto al de Animas, la parroquia guarda otro pequeño retablo barroco, el de la Inmaculada Concepción. Pese a no conocer a sus autores y dado que más adelante trataremos también sobre el retablo mayor de la parroquia, creemos conveniente hacer unas breves referencias sobre él. Se sitúa en el lado del evangelio en el tramo más cercano a la cabecera.

Es de madera tallada en blanco y se estructura en banco, cuerpo y tico. Su único cuerpo se divide en tres calles, la central se adelanta respecto a las laterales y acoge una hornacina trilobulada flanqueada por estípites. El ático contiene un jarrón con flores y se cierra con grandes volutas, rematadas por el anagrama mariano, inserto en un broche de hojarasca. Hoy cobija una imagen moderna de la Inmaculada.

La obra está perfectamente documentada en 1751 por un coste de 800 reales, más cuatro reales del altar[14].

FRANCISCO DE ROJAS Y ORENSE

Entallador, ensamblador y escultor que encontramos trabajando en Salvatierra de Santiago y Botija. En la primera localidad hace el marco para el altar del retablo de la Virgen del Rosario y la escultura de San Agustín, ambos para la parroquia, y recompone el primitivo retablo mayor de la ermita de Nuestra Señora de la Estrella; mientras que en la segunda realiza el retablo mayor de la iglesia, hoy perdido.

Su primer trabajo data de 1719, cuando elabora por 11 pesos el marco para el desaparecido altar de la Virgen del Rosario de la parroquia de Salvatierra de Santiago[15], dorado, como ya veremos, ese mismo año por Juan Antonio Morgado.

Talla y dorado se hicieron en la misma ciudad de Trujillo, según se desprende del asiento que aparece tras los dos referidos a su hechura y dorado. En l se nos dice que se gastaron 10 reales en ir a Trujillo a por el retablo[16].

En 1725 la cofradía de Nuestra Señora del Rosario presta a la parroquia 480 reales para hacer una imagen de San Agustín, trabajo que realizó Francisco de Rojas ese mismo año[17]. Es una talla policromada de mediano tamaño, 115 cms. de altura aproximadamente, situada en el lado izquierdo del retablo mayor de la parroquia. Se le representa con vestiduras episcopales, mitra, alba y capa, llevando el báculo pastoral en su mano derecha y una maqueta de iglesia en la izquierda. Se encuentra excesivamente repintada, impidiéndonos un juicio preciso sobre su calidad, si bien parece que ésta no pasa de discreta.

La coincidencia en el estilo nos hace pensar que el escultor trujillano también pudo hacer las tallas de Santiago Matamoros y del santo vestido de obispo, probablemente San Gregorio, que acompañan a San Agustín en el retablo, si bien no hemos encontrado documentación alguna que corrobore esta idea.

En 1726 limpia y recompone el desaparecido retablo mayor de la ermita de Nuestra Señora de la Estrella de Salvatierra de Santiago, trabajo por el que cobró 240 reales[18].

Tres años después, en 1729, Francisco de Rojas ejecuta el que, hasta el momento, es su trabajo más importante, el retablo mayor de la iglesia parroquial de Santa María Magdalena de Botija. La obra no fue pagada por la propia parroquia, que carecía de los recursos necesarios para acometer unos gastos de tal magnitud, sino por la cofradía de los Mártires. Esta intervención fue obligada por un mandato de la Visita del 9 de abril de 1728[19].

El mandato fue rápidamente cumplido, y en las cuentas de ese mismo año encontramos un pago de ocho reales a un carpintero que fue a formar la planta de la obra que se estaba fabricando[20], y en las del año siguiente recogemos un pago de 1.054 reales a favor del entallador Francisco de Rojas[21]. No obstante, hay que señalar que la cofradía ya había asumido en 1725 algunos gastos referidos a su ejecución, que tuvo que esperar aún tres años para ser efectiva[22].

En 1732 vuelve a trabajar en el retablo, componiendo diferentes piezas, labor por la que recibió 78 reales y 8 maravedís[23].

Ese mismo año fue dorado por Francisco Jiménez Moreno, según veremos al tratar el apartado dedicado a los pintores y doradores.

Como ya adelantamos, esta obra no se conserva, desconociendo cuándo y en qué circunstancias desapareció. Sí sabemos, por el contrario, que en el primer cuarto del siglo XX se realizó otro retablo mayor que perduró hasta la década de los años setenta. De esta segunda obra todavía se guardan varias piezas en la parroquia: en la sacristía, la mesa del altar y el sagrario, una deteriorada pieza de trazas neogolíticas; y, en el coro, un gran lienzo de la titular del templo, muy deteriorado.

La minuciosidad de los mayordomos a la hora de presentar sus gastos en la obra parroquial desaparece de forma incomprensible cuando se fabrica el propio retablo de la cofradía.

En efecto, en 1750 se limpia y retoca la talla de San Sebastián, por 170 reales, y se construye se retablo, por 759 reales[24], sin que se incluya el nombre de los autores de ambos trabajos.

La pieza se asienta en el tramo más cercano a la cabecera, en el lado del evangelio. Está muy repintada y se divide en banco; cuerpo con nicho central, flanqueado por estípites; y Ìtico con el relieve de la Paloma del Espíritu Santo.

II.- Pintores y doradores.

JUAN ANTONIO MORGADO

Pintor y dorador que sólo aparece citado en los libros parroquiales de Salvatierra de Santiago, siempre realizando trabajos de escasa entidad: retoques a la talla de san Antonio, a la primitiva imagen de Nuestra Señora de la Estrella y a la Virgen del Rosario, los tres en 1718, y el dorado del marco del altar de la cofradía del Rosario, en 1719.

La restauración de la escultura de San Antonio de la parroquia de Salvatierra de Santiago se realizó en 1718 por 20 reales[25].

El mismo año retocó la primitiva imagen de la Virgen de la ermita de Nuestra Señora de la Estrella en su taller de Trujillo. El coste del trabajo fue de 150 reales, más otros 9 reales de llevar la talla a Trujillo. La cofradía, además, adquirió unas nuevas andas para la Virgen, hechas y pintadas por Francisco Pasarón y Juan Palacios, Vecinos de Torremocha[26]. Debemos señalar que la cofradía no liquido la cuenta total con Antonio Valle, mayordomo de ella en 1718, y en 1720 le tienen que dar los 19 reales que aún faltaban por pagarle[27].

También en 1718, Juan Antonio retoca la figura de la Virgen del rosario, por un valor de 114 reales[28].

Un año después dora el marco del altar de esta Virgen por 10 pesos[29].

De todas estas piezas la única que ha perdurado es la imagen de San Antonio. Una pequeña talla policromada que se sitúa en el presbiterio, junto al retablo mayor.

JOSÉ MONTERO

Maestro dorador que llevó a cabo el dorado del retablo mayor de la parroquial de Salvatierra de Santiago.

Este conjunto, de cascarón, ocupa todo el testero del ábside y se adapta perfectamente al mismo. Se estructura en banco, un solo cuerpo y tico. Su banco es elevado, y se compone de ménsulas de hojarasca y grandes paneles decorados con roleos y cruces de Santiago. El panel de la izquierda da acceso al pequeño hueco que queda entre la pared del fondo de la cabecera y el maderamiento.

Sobre este banco se eleva un único cuerpo dividido en cinco calles, las exteriores y las que flanquean la central son estrechas y de escasa entidad, por columnas salomónicas y pilastras en los extremos. En la central aparecen el sagrario y la hornacina del titular. El primero se concibe como un templete soportada por cuatro pequeñas columnas salomónicas.

El nicho central se abre en un arco de medio punto y, curiosamente, no cobija, la imagen de Santiago Matamoros. Este se eleva sobre una peana situada sobre el tabernáculo y delante de ese nicho central. Las calles laterales presentan sendas repisas sobre las que se apoyan las imágenes de San Agustín, en el lado izquierdo, y, posiblemente, San Gregorio, en el derecho. El entablamento es muy movido, con varios planos de profundidad, interrumpido por dos grandes broches a la altura de las calles laterales.

El tico se divide en siete sectores decorados con abultados roleos calados y se remata con el escudo de la Provincia de León de la Orden de Santiago. Todo el conjunto se ornamenta con los motivos típicos de su estilo: racimos de vid, roleos, hojarascas, grandes broches, motivos en ce, etc.

La primera noticia que encontramos en el libro de cuentas de fábrica de ese período sobre un retablo es un pequeño asiento de 1702 en el que se incluyen en data nueve reales por componerlo[30].

No volveremos a encontrarnos más noticias hasta 1714, año en que se entrega un pago a Juan Gómez por pintar la circunvalación del retablo, trabajo por el que recibe 85 reales[31]. Estas pinturas se conservan en la actualidad detrás del retablo mayor: en la pared del fondo de la capilla mayor se representan dos grandes cortinones unidos en su parte superior y abiertos por los laterales; mientras que en el trasdós del arco aparece una pequeña cruz de Santiago rodeada por pájaros, roleos, grandes flores y temas geométricos en tonos blancos sobre fondo amarillo.

No es lógico pensar que la parroquia afrontase un gasto de 85 reales en pinturas que no iban a ser vistas por los fieles, de lo que deducimos que se ejecutaron para decorar un retablo anterior al actual, y al que se referirían los dos asientos antes citados. Este hecho explicaría la curiosa distribución de las pinturas del fondo que dejan libre toda su zona central, la parte que estaría tapada por la primitiva obra y no haría falta decorar.

La ausencia total de noticias sobre la construcción del nuevo retablo en los libros parroquiales de este período y la presencia del escudo de la Provincia de San Marcos de León de la Orden de Santiago rematando la obra, nos hacen pensar que la parroquia carecía de los recursos necesarios para sustituir el viejo retablo mayor y que tuvo que ser la propia Orden la que afrontar los gastos de la construcción de la nueva obra.

La parroquia tampoco tenía fondos para abordar los gastos de su dorado, por lo que la Visita del 12 de abril de 1728 ordena en su mandato número veinte que la cofradía del Rosario corra con los gastos del dorado del sagrario. No obstante, una nota al margen exime a la cofradía del cumplimiento de este mandato por haber pagado ésta el dorado de todo el retablo mayor[32].

Este dorado fue realizado por el maestro José Montero entre 1732 y 1733, trabajo que contrató por 8.800 reales y que fueron abonados por la citada cofradía. En 1732 se le pagaron 4.120 reales y se gastaron 147 reales y 24 maravedís en diversas diligencias relacionadas con el retablo[33]. Mientras que en 1733 se dieron a Montero otros 4.679 reales; se gastaron 10 reales y 12 maravedís en una escritura de fianza; y 20 reales de un propio que fue a Trujillo a tratar sobre el asunto[34].

El sagrario se doró también entre 1731 y 1732, probablemente por el mismo José Montero, por un valor total de 950 reales. La cantidad fue aportada por la parroquia, 900 reales[35], y por la Cofradía del Rosario, los 50 restantes[36].

En 1735 José Montero vuelve a intervenir en el conjunto, en esta ocasión para dorar la peana de la imagen de Santiago, labor por la que recibió 83 reales y medio. Este trabajo se enmarca dentro de las actividades que la cofradía llevó a cabo sobre la obra parroquial: la hechura y ajuste de la peana de Santiago por parte de Francisco Crespo y Juan Olivera, por 114 reales; y el retoque de su caballo, por 83 reales y medio, hecho por el mismo Olivera[37].

FRANCISCO JIMÉNEZ MORENO

Pintor y dorador que realizó el dorado del desaparecido retablo mayor de la iglesia parroquial de Botija, obra del entallador Francisco de Rojas y Orense. Labor por la que en 1732 cobró 1.720 reales[38].

III.- Platero

MANUEL ARROYO

Maestro platero del que hemos podido documentar importantes trabajos, todos ellos perdidos, en Salvatierra de Santiago.

Sus primeras actuaciones conocidas datan de 1713, unas reparaciones sobre un copón y la cuchara de una naveta para la parroquia[39].

Un año después compone la cruz procesional de la parroquia, por un valor de 295 reales[40].

En ese mismo año de 1714 realiza la custodia para la cofradía del Santísimo por 405 reales[41].

En 1715 hace por 450 reales las coronas para la primitiva imagen de Nuestra Señora de la Estrella y el Niño, la misma que fue retocada por Juan Antonio Morgado en 1718[42].

Ninguna de estas piezas se ha conservado pero podemos conocer, aunque de forma elemental, como eran algunas de ellas gracias a los inventarios parroquiales del siglo XVIII. Las siguientes líneas están tomadas del inventario del 9 de febrero de 1743:

«Lo primero, una custodia de plata llana, su pie con dos soles, el del medio depósito del viril sobredorado, su peso, con su armadura de madera y ierro, seis libras y quarterón».

«La echura de la cruz de parroquia desta villa, es sobre una cruz de madera una tapa de plata como feligranada quebrada y bastante desclavada y con algunas tachuelas de yerro. Y en esta conformidad pesa tres libras y doze onzas. Su pie de dicha cruz de plata pesa tres libras y doze onzas»[43].

El inventario del 28 de abril de 1768 es un poco más preciso sobre la cruz parroquial y nos dice que estaba decorada con un crucifijo, una imagen de la Inmaculada Concepción y de Santiago, el patrón del templo:

«… una cruz de madera con un crucifijo, Nuestra Señora de la Concepción y el patrón, quebrada y bastante desclavada …»[44].

F. J. García Mogollón nos informa sobre un platero avecindado en Trujillo llamado también Manuel Arroyo, que trabaja a finales del siglo XVIII en Monroy, entre 1790 y 1793, y Benquerencia, en 1791[45]. La diferencia de 87 años entre los primeros trabajos de Salvatierra de Santiago y los de Monroy nos parece excesiva para que se tratase de una misma persona y nos inclinamos a pensar que eran dos artistas diferentes.

Si bien la semejanza de nombres nos hace suponer que eran familia, probablemente padre e hijo.

IV.- Vidriero

MAURO GARCIA

Maestro vidriero que hizo los cristales para las ventanas de la capilla mayor de la iglesia parroquial de Salvatierra de Santiago, labor que llevó a cabo en 1742 y por la que cobró 33 reales[46].

Y hasta aquí esta pequeña pero importante nómina de artistas trujillanos que sirve para mostrarnos la ciudad de Trujillo como un destacado centro artístico durante los primeros años del siglo XVIII.

APÉNDICE DOCUMENTAL

Archivo Diocesano de Cáceres. Salvatierra de Santiago. Cofradía de Animas Benditas. Libro de cuentas, inventarios y nombramientos, años 1684-1758. Libro 13.

– Cuentas de 1688, s. f. «Frontal. Ochenta reales que se sacaron del caudal de la cofradía, el frontal de azulejos que se hizo para el altar».

– Cuentas de 1695, s. f. «Quadro. Ziento y veynte y seis reales que tubo el quadro de Animas de costo, y medio más». «Ziento y veynte y zinco reales, pagados a Alonso Muñoz, carpintero de Trujillo, por quenta del retablo que ha de hazer para el quadro, conzertado en trescientos y veynte y zinco, que se le an de pagar los dozientos para marzo deste año, que lla de dar asentado».

– Cuentas de 1696, s. f. «Retablo. Trescientos y cinquenta y un reales que costó el retablo, en que entró la costa de trabajo».

– Cuentas de 1699, s. f. «Retablo y clavos. Dozientos y siete reales que se dieron al dorador por dorar el retablo».

A. D. C. Salvatierra de Santiago. Cofradía de las Benditas Animas. Libro de cuentas, años 1795-1818. Libro 14.

– Cuentas de 1802, s. f. «Primeramente es data un mil quarenta reales de vellón que pagó el dicho señor a don Thomás Francisco Hidalgo, maestro, vecino de la villa de Cáceres, por haber pintado el quadro de las Benditas Animas y renovar su retablo y pintado el pabellón que le adorna». «Ytem treszientos reales al maestro carpintero Juan Olivera, vezino desta villa, por haver executado los bastidores para dicha obra, siendo de su quenta el angeo y tachuelas necesarias y colocarlo en su sitio».

A. D. C. Salvatierra de Santiago. Iglesia parroquial de Santiago. Libro de cuentas, años 1692-1750. Libro 16.

– Cuentas de 1702, fol. 70. «Retablo. Más nueve reales que costó el componer el retablo».

– Cuentas de 1713, fol. 114. «Copón. Diez reales a Manuel Aroio, maestro platero, vecino de Truxillo, por componer la cuchara de la naveta, alargar la cadena y hazer la cruz del copón».

– Cuentas de 1714, fols. 117 v. y 118-118 v. «Pintura. Ochenta y cinco reales que pagó a la persona que pintó la circunvalación del retablo. A Juan Gómez». «Cruz. Doscientos y noventa y cinco reales de componer la cruz de la parrochia, que pagó a Manuel Aroio, maestro platero, vecino de Trujillo, en que entra la plata que puso en ella. Consta de recibo».

– Cuentas de 1718, fol. 146. «Retoque. Veinte reales que pagó a Juan Antonio, vezino de Trujillo, por venir a retoquar el san Antonio, y su trabajo».

– Cuentas de 1725.

– Cuenta de cargo, fol. 182. «Préstamo. Más se le cargan quatrocientos y ochenta reales que por vía de préstamo se dio a la cofradía del Rosario para hazer una ymagen de san Agustín».

– Cuenta de data, fol. 184 v. «San Agustín. Quatrocientos y ochenta reales que dio a Francisco de Rojas por la hechura de san Agustín».

– Visita del 12 de abril de 1728, fol. 194. «Que se dore el sagrario del altar maior y que a este fin se saque el caudal preciso del que tiene la cofradía de Nuestra Señora del Rosario, con la misma facultad y comisión que en el libro de ella se le da al cura para otro asumpto dentro de los tres meses allí señalados se efectúe también este». (Nota al margen) «Nota. No ser esta providencia precisa pues tiene echa esta obligación por pagar el artífice del retablo. Dr. Loaysa Ante mi: A. de la Rivera»

– Cuentas de 1731, fol. 207. «Dorado. Novecientos reales, costo de dorar el tabernáculo».

– Cuentas de 1742, fol. 242 v. «Vidrieras. Treinta y tres reales, costo de las vidrieras de la capilla mayor a Muauro García, vecino de Trujillo».

A. D. C. Salvatierra de Santiago. Cofradía de Nuestra Señora de la Estrella. Libro de cuentas y otros, años 1693-1795. Libro 17.

– Cuentas de 1715, fol. 82. «Corona. Ciento y quarenta reales que pagó a Manuel Aroio, platero de la ziudad de Trujillo, con los quales y más noventa reales que pesó una corona vieja que tenía Nuestra Señora, para que ambas partidas montan dozientos y treinta reales, avido esta cofradía para las dos coronas de la Virgen y el Niño, que con cinco pesos de echura costaron quatrocientos y cinquenta reales, y para el escesio avido un devoto a la restante cantidad de limosna».

– Cuentas de 1718, fol. 87. «Andas. Ciento y treinta y cinco reales que pagó a Francisco Pasarón y Juan Palacios, vecinos de Torremocha, por la echura y pintura de las andas de la imagen». «Retoque de imagen. Ciento y cinquenta y cinco reales que pagó a Juan Antonio Morgado, vezino de Trujillo, por el retoque de la imagen». «Idem. Nueve reales de llevar la imagen a componer a Trujillo».

– Cuentas de 1720, fol. 91 v. «Retoque. Diez y nueve reales que se le dejaron de abonar a Antonio Valle, que avía dado a Juan Antonio de Trujillo por el retoque de la imagen».

– Cuentas de 1726, fol. 105 v. «Composición de retablo. Doscientos y quarenta reales que pagó a Francisco de Rojas y Orense, maestro de arquitectura, vecino de Trujillo, por descomponer el retablo de la ermita y volver a componerlo».

A. D. C. Salvatierra de Santiago. Cofradía del Rosario. Libro de cuentas, años 1692-1757. Libro 25.

– Cuentas de 1692, fol. 8. «Retablo Mil y quinientos reales se le baxan, los mesmos que pagó Alfonso Muñoz, carpintero, escultor, por la hechura del retablo de la imagen del Santísimo Rosario». «Idem. Ciento y diez y nueve reales, los mesmos que se pagaron a los maestros que vinieron a baxar y hazer posturas en el retablo, y el maestro a tomar medidas y otros gastos …»

– Cuentas de 1694, fol. 28 v. «Retablo. Ocho reales, costó sacar la escritura publica del retablo de Truxillo».

– Cuentas de 1695, fol. 32 v. «Retablo. Quinientos y sesenta y zinco reales que pagó a Alonso Muñoz por el resto del retablo y zeradura del sagrario». «Traer el retablo. Ziento y dos reales y medio de la costa de traer el retablo».

– Cuentas de 1699, fol. 53. «Retablo. Y se le llevan en data dos mil ochozientos y quarenta y un reales que tuvo de costa el dorar el retablo, con su peana, clavos. Consta de asentarlo y demás pertenezientes».

– Cuentas de 1718, fol. 146. «Retoque de la ymagen. Ciento y catorce reales que pagó y gastó con Juan Antonio, vezino de Trujillo, por el retoque y composición de ambas imágenes».

– Cuentas de 1719, fol. 153. «Marco del altar. Once pesos que dio a Francisco Rojas, maestro de tallador, vezino de Trujillo, por la echura del marco del altar». «Ydem. Diez pesos a Juan Antonio, vezino de dicha ciudad, por dorar dicho marco». «Ydem. Diez reales, gasto de ir ajustar el marco y ir por él a dicha ciudad».

– Cuentas de 1732, fol. 234 v. «Dorado. Quatro mil ciento y veinte reales y medio que pagó a Joseph Montero, vecino de Trujillo y maestro de dorador, a quenta de los 8.000 reales que tiene esta cofradía obligación. Con la aprobación del señor Vicario General y Consejo de las Ordenes». «Diligencias. Ciento y quarenta y siete reales y veinte y quatro maravedís, en diligencias hasta efectuar el retablo y seguro de la dicha». «Dorado. Cinquenta reales que avido del dorado del sagrario de la fábrica».

– Cuentas de 1733, fol. 239. «Dorado. Quatro mil seiscientos y setenta y nueve reales y medio que fue de su quenta pagar a Joseph Montero, maestro y dorador, vecino de Trujillo, resto del ajuste del dorado del altar maior. según consta de la quenta antecedente». «Escritura. Diez reales y doze maravedís, gasto de la escritura de fianza del retablo y saca de la del trato con la villa». «Propio. A un propio que fue a Truxillo y esto para vistas al retablo, en lo endido veinte reales».

– Cuentas de 1735, fols. 243 v.-244. «Maestro de talla. Ciento y catorce reales que había pagado a Francisco Crespo y Juan Olivera, maestro de talla, el año antecedente por la echura de la peana y ajustarla en el retablo, para colocar en ella a Santiago, que no se le acreditó por no tener recibo y lo presentó». «Santiago. Trescientos y nueve reales, que gastó en el retoque de Santiago por averse descompuesto para vacear el cavallo con dicho Juan Olivera, y colores, clavazón y clavos». «Dorado. Ochenta y tres reales y medio que se pagaron a Joseph Montero, dorador, vezino de Trujillo, por el dorado de la peana de Santiago».

– Cuentas de 1751, fol. 312 v. «Retablo de la Concepción. Ochocientos reales que costó el retablo para colocar Nuestra Señora de la Concepción». «Altar. Quatro reales de hazer el altar para esta imagen»

A. D. C. Salvatierra de Santiago. Cofradía del Santísimo. Libro de cuentas y otros, años 1691-1810. Libro 30.

– Cuentas de 1714, s. f. «Custodia. Quatrozientos y zinco reales que dio a Manuel Aroio, maestro platero, vezino de Truxillo, para en pago de una custodia que se hizo».

A. D. C. Botija. Cofradía de los Mártires. Libro de cuentas, años 1703-1756. Libro 8.

– Visita del año 1728, fols. 107-107 v. «Y conoziendo la mucha pobreza en que se halla la yglesia parrochial de dicha villa, mandó su merced que entregue el caudal de la cofradía el mayordomo presente al de dicha yglesia un mil y quinientos reales de vellón por bía de préstito … / Y dichos mil y quinientos reales se distribuyan en aderezar el retablo de la yglesia, dorar un cáliz, dos patenas …»

– Cuentas de 1725, fol. 92. «Retablo. Quinze reales y dos maravedís que se dieron a un maestro de carpintería que vino a reconozer y registrar el retablo maior para dar providenzia de componerlo».

– Cuentas de 1728, fol. 111. «Gasto de carpintería. Más ocho reales que se hizieron de gasto con el carpintero que vino a formar la planta del retablo que se est fabricando».

– Cuentas de 1729, fol. 116. «Retablo. Ytem se le reciben en data un mil y cinquenta y quatro reales que esta cofradía y, en su nombre, su mayordomo a pagado a Francisco de Roxas y Orense, maestro tallador y ensamblador, para cuenta de un retablo que est obligado a hacer para el altar maior desta parrochia, según mandato del señor Vicario General desta provincia».

– Cuentas de 1732, fol. 135 v. «Ydem retablo. Ms setenta y ocho reales y ocho maravedís que pagó a Francisco de Roxas y Orense, maestro carpintero de la ciudad de Trujillo, por componer diferentes partes de dicho retablo». «Retablo. Ytem se le reciben en data un mil setecientos y veinte reales que se pagaron a don Francisco Ximénez Moreno, artífice de la pintura, vecino de la ciudad de Trujillo, por dorar el retablo del altar maior desta parrochia».

– Cuentas de 1750, s. f. «Santo. Y ziento y setenta reales de enbarnizar y retocar la imagen del señor san Sebastián». «Retablo. Setecientos zinquenta y nuebe reales que tubo de costo un retablo que se hizo para el santo».



[1] Archivo Diocesano de Cáceres. Salvatierra de Santiago. Cofradía del Rosario. Libro de cuentas y otros, años 1692-1757. Libro 25. Cuentas de 1692, fol. 8.

[2] Ibídem, cuentas de 1695, fol. 32 v.

[3] Ibídem, cuentas de 1694, fol. 28 v.

[4] Ibídem, cuentas de 1695, fol. 32 v.

[5] Ibídem, cuentas de 1699, fol. 53 v.

[6] A. D. C. Salvatierra de Santiago. Parroquia de Santiago. Libro de inventarios, años 1743-1895. Libro 39. Año de 1873, fol. 54. Ratificaciones en: junio del año 1885, fol. 60; agosto del año 1885, fol. 61 v.; año 1893, fol. 63; y año 1894, fol. 63. Además de los retablos estudiados, este inventario describe también los del Santo Cristo de la Misericordia y de San Gregorio, desaparecidos.

[7] MOGOLLON CANO-CORTES, P., » Pintura extremeña del XVIII: los Hidalgo «, Norba, N’ IV, 1983, pp. 57-71.

[8] A. D. C. Salvatierra de Santiago. Cofradía de las Benditas Animas. Libro de cuentas, inventarios y nombramientos, años 1684-1758. Libro 13. Cuentas de 1695, s. f.

[9] Ibídem, cuentas de 1696, s. f.

[10] Ibídem, cuentas de 1688, s. f.

[11] Ibídem, cuentas de 1695, s. f.

[12] Ibídem, cuentas de 1699, s. f.

[13] A. D. C. Salvatierra de Santiago. Cofradía de las Benditas Animas. Libro de cuentas, años 1795-1818. Libro 14. Cuentas de 1802, s. f.

[14] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 25. Cuentas de 1751, fol. 312 v.

[15] Ibídem, cuentas de 1719, fol. 153.

[16] Ibídem, cuentas de 1729, fol. 153.

[17] A. D. C. Salvatierra de Santiago. Iglesia Parroquial de Santiago. Libro de cuentas, años 1692-1750. Libro 16. Cuentas de cargo, fol. 182, y de data, fol. 184 v., de 1725.

[18] A. D. C. Salvatierra de Santiago. Cofradía de Nuestra Señora de la Estrella. Libro de cuentas y otros, años 1693-1795. Libro 17. Cuentas de 1726, fol. 105 v.

[19] A. D. C. Botija. Cofradía de los Mártires. Libros de cuentas, años 1703-1756. Libro 8. Visita del año 1728, fols. 107-107 v.

[20] Ibídem, cuentas de 1728, fol. 111.

[21] Ibídem, cuentas de 1729, fol. 116.

[22] Ibídem, cuentas de 1725, fol. 92.

[23] Ibídem, cuentas de 1732, fol. 153 v.

[24] Ibídem, cuentas de 1750, s. f.

[25] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 16. Cuentas de 1718, fol. 146.

[26] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 17. Cuentas de 1718, fol. 87.

[27] Ibídem, cuentas de 1720, fol. 91 v.

[28] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 25. Cuentas de 1718, fol. 146.

[29] Ibídem, cuentas de 1719, fol. 153.

[30] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 16. Cuentas de 1702, fol. 70.

[31] Ibídem, cuentas de 1714, fol. 117 v.

[32] Ibídem, Visita de 1728, fol. 194.

[33] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 25. Cuentas de 1732, fol. 234 v.

[34] Ibídem, cuentas de 1733, fol. 239.

[35] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 16. Cuentas de 1731, fol. 207.

[36] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 25. Cuentas de 1732, fol. 234 v,.

[37] Ibídem, cuenta de 1735, fols. 243 v. y 244.

[38] A. D. C. Botija. Libro 8. Cuentas de 1732, fol. 135 v.

[39] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 16. Cuentas de 1713, fol. 114.

[40] Ibídem, cuentas de 1714, fols. 118-118 v.

[41] A. D. C. Salvatierra de Santiago. Iglesia parroquial de Santiago. Cofradía del Santísimo. Libro de cuentas y otros, años 1691-1810. Libro 30. Cuentas de 1714, s. f.

[42] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 17. Cuentas de 1715, fol. 82.

[43] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 39. Inventario de 1743, fols. 3 y 4.

[44] Ibídem, inventario de 1768, fol. 19.

[45] GARCIA MOGOLLON, F. J., La orfebrería religiosa de la Diócesis de Coria (siglos XIII-XIX). Cáceres, 1987, t. II, pp. 825-826.

[46] A. D. C. Salvatierra de Santiago … Libro 16. Cuentas de 1742, fol. 242 v.

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