Manuel Jesús Ruiz Moreno.
1.- Introducción
Paseando por la parte antigua en compañía de mi familia, llegamos hasta el Arco del Triunfo. Mi hijo Rodrigo me preguntó que escudos eran los que se apreciaban sobre el arco. Le contesté que eran de las principales familias que conquistaron Trujillo en 1232. De izquierda a derecha el león de los Bejarano, los roeles de los Altamirano y la cruz de los Añasco. A lo que el me indicó que debía haber algún error porque el león de los Bejarano le acabamos de ver en su alcázar y miraba para el otro lado. La contestación de mi hijo me dejó perplejo, pero era verdad, acostumbrado a admitir sin pararme a pensar lo que los estudiosos sobre el tema habían escrito sobre dicho escudo, no me había fijado que realmente el león de los Bejarano tiene el cuerpo rampante, con las manos levantadas, apoyada en las patas y orientado hacia la izquierda del observador, la derecha del escudo, como mandan las normas heráldicas. Pero el “león del arco del Triunfo” adoptaba la misma forma pero orientado hacia la derecha del observador en lo que se denomina “león contornado”. Podía ser un error del cantero, pero vamos a estudiar otras opciones posibles.
Los escudos de armas de los guerreros y caballeros del siglo XII comenzaron a decorarse con motivos diversos para que su dueño pudiera ser identificado tanto en en los combates como en las justas y torneos. Emilio Male afirmaba que la iconografía medieval proporcionaba la mayoría de las figuras utilizadas en los escudos de armas y que éstos seguían una aritmética “sagrada”, en la que todo estaba regulado: elementos dimensiones, distribuciones, etc. (Messía de la Cerda y Pita. 1990: 16). Pero con el correr del tiempo, el escudo dejó de cumplir su misión principal: identificar al caballero en la lucha, para aparecer en las fachadas de sus casas y palacios con el fin de decorar y representar las alianzas de sus dueños. A finales del XV y principios del XVI las reglas de la heráldica se relajan y el artista encargado de diseñarlos se preocupa más por crear una obra original según su inspiración que de seguir los moldes clásicos (Messía de la Cerda y Pita. 1990: 26).
También ocurría que en ocasiones algunos canteros ignoraban las reglas que marcaban la heráldica y modificaban o giraban las figuras de los escudos según el lugar que ocuparan en un edificio para armonizar su contemplación, como aparecen en muchos de nuestros monumentos, sobre todo en la representación de “escudos partidos”, en los que se repite los motivos de los cuarteles 1º y 3º y 2º y 4º como el escudo que se aprecia en la fachada del convento de la Coria (Imagen 1). O los que se muestra en la Imagen 2 donde se observa que los leones del escudo superior de los cuarteles 2º y 3º están enfrentados cuando deberían mirar los dos hacia la derecha, lo mismo que el león que se observa en el escudo de la izquierda que está contornado.
Imagen 1: Escudo en la Fachada del Convento de la Coria
Imagen 2: Escudos fachada Palacio en Cáceres,
Pero vamos a plantear aquí una nueva hipótesis de estudio e intentar aportar algunos datos que nos han permitido apuntar a que el escudo atribuido al apellido de los Bejaranos, podría no pertenecer directamente a esta familia, sino a otra que también formaba parte de ese linaje: el de los Bonilleja.
2.- El escudo de la Puerta del Triunfo
Comencemos buscando la información histórica sobre esta puerta.
Imagen 3: Escudo de la Puerta del Triunfo
Atendiendo a las investigaciones de Dª Carmen Fernández-Daza Alvear, la puerta del Triunfo o de Fernán Ruiz debe su nombre a que, según la tradición, cuando la ciudad fue sitiada por los cristianos en 1232, ésta fue la primera puerta que cedió y por la que se pudo recuperar la ciudad para los cristianos. En su parte interior puede observarse una hornacina en la que se venera una imagen de la Virgen de la Victoria, Patrona de Trujillo y bajo cuya intercesión, según cuenta la leyenda, pudo ser liberada la ciudad. A los lados de la hornacina se muestran los escudos de los linajes que según las fuentes participaron en la conquista de la villa, estos son de derecha a izquierda: Añascos, Altamiranos y Bejaranos (Fernádez-Daza. 1993: 52).
D. Clodoaldo Naranjo, expone en su libro: “Trujillo, sus hijos y monumentos” que poco después de la conquista de Granada por los Reyes Católicos, la reina Isabel mandó reconstruir este arco, y colocar sobre sus sillares, en la parte que da al exterior, el escudo de los reinos de Castilla y Aragón, a las que se agregó la granada, símbolo del reino recién conquistado. En la parte interior se colocó una hornacina que recordara la ayuda milagrosa de la Virgen en la conquista de la ciudad. Flanqueando la misma, tres escudos de los linajes-bando que según las tradiciones orales más contribuyeron a la reconquista de Trujillo: Roeles de los Altamiranos, león rampante de los Bejarano y cruz trebolada de los Añascos (Naranjo,1983: 78).
Esa misma asociación de escudos y familias podemos encontrarla en un manuscrito del siglo XVII, custodiado en el archivo de los Condes de Canilleros, y publicado en la revista de genealogía, nobleza y armas Hidalguía nº 127 en la que se dice que estos blasones pertenecían a los Altamiranos, Bejaranos y Añascos (Lodo de Mayoralgo, 1974)
Del mismo sentir son Ordax y Pizarro, quienes en su libro “El patrimonio artístico de Trujillo (Extremadura)” afirman que en la Puerta del Triunfo campean los escudos de Orellana, Añasco y Bejarano ( Andrés Ordax y Pizarro Gómez, 1987 : 31).
Opinión contraria es la del Padre Tena, para quien los tres escudos que aparecen en la Puerta del Triunfo, restaurada por los Reyes Católicos son: “las del antiguo Reino de León, de la orden de Santiago y de los Altamiranos” (Tena. 1988: 483).
Edward Cooper en su estudio sobre castillos señoriales de la Corona de Castilla, dibuja los tres escudos existentes en el arco del Triunfo, identificando el de los Altamiranos y Añascos, pero sobre el primero de la izquierda (el del león) no se pronuncia, aunque niega la afirmación de Tena, de que dicho escudo pudiera ser el del Reino de León (Cooper, 1991: 552).
Cordero Alvarado puntualiza en su libro “Trujillo. Guia Monumental y Heráldica”, que el escudo que estamos estudiando pertenece a los Bejarano, pero advierte que el león está contornado (cuerpo girado hacia la derecha del observador), achacándolo quizás a algún error del cantero (Cordero Alvarado. 1996 : 91)
Hasta ahora la información más generalizada que nos ha llegado es que dicho escudo debió pertenecer a los Bejarano pues junto a los Altamiranos y Añascos fueron las familias principales que estuvieron en la conquista de Trujillo en 1232.
Pasemos a datar la construcción de dicho arco.
La mayoría de los autores afirman que se hizo, o se modificó y/o restauró el ya existente en tiempos de los Reyes Católicos, momento en el cual se colocó el escudo de la monarquía en la parte exterior de dicha puerta.
Para Sanz Fernández en su estudio “Paisaje, percepciones y miradas urbanas de una ciudad del Renacimiento, Trujillo”. La puerta de Fernán Ruiz o del Triunfo presenta una abertura recta con arcos ojivales sin clave y su construcción induce a pensar que debió ser construido a finales del siglo XIV o principios del XV (Sanz Fernández, 2009 : 239).
Tenemos noticias de las remodelaciones que sufrió dicho arco desde principio del siglo XVI, una de ellas en 1508 (Sánchez Rubio, 1993: 77). Trabajo encargado al morisco Gutierrez de Soto (Sánchez Rubio, 1994: 377). Fecha en la que también se arreglaron sus portillos de madera según las actas de acuerdos A.M.T. Leg 9 carpeta I, f,53r. Otras fechas apuntadas por Sanz Fernández son 1509-1514 y 1620 (Sanz Fernández, 2009 : 241).
Visto las afirmaciones anteriores podríamos dar por valida la hipótesis general de que a finales del siglo XIV y principios del XV se pudieron hacer obras de remodelación en la puerta del Triunfo, y que los escudos que allí se observan pudieron ser colocados por aquellas fechas. Escudos de los tres linajes-bando que gobernaban Trujillo en aquel tiempo, como luego veremos y tras los cuales se adherían el resto de familias que habían participado en la reconquista de Trujillo en 1232.
3.- Los Bejarano
De los Bejarano, la “Guia de Trugillo” de Federico Acedo comenta que fueron Señores de Orellana de la Sierra, y progenitores de los Marqueses de Sofraga. Su antigüedad se remonta a los tiempos del rey portugués Alfonso Enríquez, estando Fernando González Bexaranos, a su servicio en la conquista de la ciudad de Bexa el 29 de noviembre de 1162. Ciudad de la que tomó el apellido que se perpetuó entre sus descendientes. Sigue Acedo argumentando que la participación de los Bejarano en la conquista de Trujillo debió de estar fuera de toda duda, mostrando como prueba de ello que su escudo se encuentra al lado de los Altamirano, en el arco de Fernán Ruiz, puerta por la que entró el ejército cristiano (Acedo. 1913: 18). Para Fernández-Daza, los Bejarano no se asentaron en la ciudad después de su conquista, y siguieron al resto de las tropas cristianas en su reconquista hacia el sur. En Badajoz protagonizaron algunas luchas con otro bando rival, los Portogaleses, reyertas de las que salieron vencidos y por la que algunos de sus miembros huyeron hacia Trujillo (Fernádez-Daza. 1993: 167). Población en la que según Manuel Morales debieron haber perdido sus privilegios de conquista, dejando sus propiedades a cargo de otras personas (Morales. 1966: 104). Al volver a Trujillo emparentaron con los Añascos, quienes les cedieron la mitad de sus derechos de gobierno, en los que habían participado a partes iguales Altamiranos y Añascos hasta entonces. Entre las familias que en el siglo XV formaban el linaje Bejarano podemos encontrar a los Vargas, Carbajal, Paredes, Loaisa, Ramiro, Campo, Cabezas, Bonilleja, Bote, Sandoval y Valverde entre otras (Fernádez-Daza Alvear 1993: 167)
4.- Las armas de los Bejarano y de los Bonilleja
4.1.- Descripción
Las Armas de los Bejaranos según se se refleja en el Nobiliario español de Atienza sería: “en campo de plata un león rampante al natural y cuatro cabezas de dragones de sinople lampasados de gules, movientes de los cuatro ángulos del escudo” (Atienza. 1959: 235).
Imagen 4: Escudo de los Bejarano en la techumbre de la escalera de acceso al Ayuntamiento de Trujillo
El mismo escudo de los Bejarano es descrito en el “Nobiliario de Extremadura” de Adolfo Barredo de Valenzuela y Ampelio Alonso de Cadenas: “En plata un león rampante, de gules y cuatro cabezas de sierpe de sinople linguadas de gules movientes de los cantones” mismo escudo con que blasona a los Bonilleja.
Descripción que varia en los manuscritos del siglo XVI de Hinojosa y Tapia, que coinciden al señalar el blasón de los Bejarano como león grande en medio de cuatro cabezas de onzas (Muñoz de San Pedro. 1952: 235). Como realmente se puede observar en las numerosas representaciones de dicho blasón que se encuentran en los monumentos de Trujillo. Escudo que según el manuscrito de Tapia, compartían tanto Bejaranos como Bonillejas con quien también estaban a la hora de los repartos de cargos municipales (Muñoz de San Pedro. 1952: 237).
Imagen 5: Escudo de los Bejarano, situado en la portada de su alcázar
El escudo de los Bonilleja aparece definido por Naranjo Alonso en su libro “Trujillo. Sus hijos y monumentos”, como un león grande en medio de cuatro cabezas de onzas pero el león contornado, es decir con el cuerpo orientado hacia el lado derecho, al contrario que el que se muestra en el de los Bejarano (Naranjo Alonso. 1983 : 269).
Imagen 6: Escudo de Sancho de Bonilleja situado en su sepulcro
4.2.- Elementos del escudo
La principal figura que se muestra en el escudo de los Bejarano es el león, según el trabajo de Luís Valero de Bernabé y Martín de Eugenio, sobre el análisis de las características generales de la heráldica gentilicia española y de las singularidades heráldicas existentes entre los diversos territorios históricos hispanos, el león es uno de animales considerados como Reyes del Bestiario Heráldico, exactamente el rey de los animales terrestres, en oposición al águila como reina de los cielos. Como rey ocupa normalmente el centro del escudo cubriendo la mayor parte del mismo. Su color natural es el oro o el gules (rojo). Su posición es la de alzado en posición erecta que parece recordar a un hombre combatiendo y no a un animal, descansando sobre la patas posteriores y las garras delanteras levantadas en actitud amenazante, la derecha más alta que la izquierda. Su cabeza se dibuja de perfil, por lo que solo se le ven un ojo y una oreja. Su boca está abierta con la lengua fuera. Su cola suele estar muy desarrollada y se la dibuja siempre en posición alzada, unas veces casi recta y otras con el extremo doblado hacia el dorso del animal formando la letra S, terminada en una borla de pelos. Esta posición que se denomina como “rampante”, es su posición heráldica natural, por lo que si no se dice nada, ésta será su postura con la que se le presente. El león no es un animal de la fauna europea, pese a ello es una de las figuras animales más representados en las armerías. Ello puede ser debido a la idea de nobleza y dominio que se asocia con este animal. El Marqués de Avilés lo considera símbolo de la soberanía, la autoridad, la magnanimidad y la vigilancia, denotando al caballero clemente que perdona a los que se le humillan y destruye a los que se le resisten. El símbolo del léon es adoptado por príncipes y caballeros que se destacan por sus actos de valentía, en contraposición con el águila del poder imperial. La figura del León fue introducida en la Península ibérica por el rey Alfonso VII de León, que tras proclamarse emperador, hizo grabar un león en sus monedas en una fecha cercana al 1135. Costumbre que será seguida por sus sucesores para las armas parlantes del reino de León. Figura que también fue exportada al reino de Aragón, tras intentar apoderarse de dicho reino a la muerte de Alfonso I. Prueba de ello es el símbolo del León de la ciudad de Zaragoza. Aunque la posición de rampante es la más habitual, pueden darse excepcionalmente otras posturas, en cuyo caso es necesario precisarlas (Valero de Bernabé y Martín de Eugenio. 2007: 136). Es el caso del león de los Bonilleja del que se dice que es contornado, es decir que todo él o solo su cabeza mira hacia el lado siniestro del escudo.
Los dragones, son el otro animal que es descrito por algunos autores como representado en el escudo de los Bejarano. Más concretamente sus cabezas, cuatro saliendo de las esquinas del escudo y mirando hacia el interior. El dragón según el trabajo de Luís Valero de Bernabé y Martín de Eugenio es un monstruo fabuloso cuyo origen podemos encontrarlo en oriente, en su opinión, pese a tener un aspecto aterrador aspecto, no era considerado como un animal nocivo para los hombres, sino benéfico y tutelar. Era una criatura que estaba al servicio de las divinidades como guardián de lugares sagrados. Hay constancia de que el dragón fue el emblema del Imperio Chino, también fue utilizado por los mongoles y por las legiones romanas de Trajano. Después de las invasiones Bárbaras de Europa su utilización decayó hasta que volvió a introducirse en Europa por los Cruzados que regresaban de Tierra Santa (Valero de Bernabé y Martín de Eugenio. 2007: 250). Esta afirmación merece la pena matizarse porque en el tapiz de Bayeux en el que se narra la conquista de Inglaterra por los normandos de Guillermo “el Conquistador” en 1066, ya aparecen dragones como emblemas preheráldicos dibujados en los escudos de los guerreros normandos.
En el mundo cristiano el dragón era considerado como la representación de los sarracenos a los que se enfrentaban los cruzados. Oponiéndose al león y al águila símbolos de muchos de los caballeros cristianos, por ello el dragón perdió su carácter tutelar y benéfico que tenía para Oriente y se convirtió en la personificación de las fuerzas del mal a las que el caballero cristiano se enfrentaba, mostrándose en sus escudos como el dragón vencido y con su cabeza cortada o con la boca abierta atravesado por una lanza a imitación de San Jorge, el matador de dragones. Este patrón de la Caballería, debe su origen en Capadocia a finales del siglo III, quien según nos relata la leyenda salvó a una dama en tierras de Libia, de ser devorada por un dragón que asolaba dicha comarca. Dicho relato, para algunos autores, se basa en la personificación de un guerrero que fue capaz de enfrentarse a los enemigos naturales que el hombre tenía en la zona media de Etiopía, con todos ellos se formó un ser de fábula, el dragón, con cabeza, patas y cola de cocodrilo, cuerpo de hipopótamo, y dorso espinoso de la perca gigante de rio. Su hazaña sería traída a Europa por los cruzados. En la heráldica su esquematización hace que la escena del caballero montado a caballo e hiriendo al dragón en la boca se convierte en una banda a cuyo extremo se representa la cabeza del dragón (Valero de Bernabé y Martín de Eugenio. 2007: 250).
En la otra descripción del escudo de los Bejarano aparecen cuatro cabezas de onza en lugar de las cabezas de dragón. Para Luís Valero de Bernabé y Martín de Eugenio la onza es un felino de piel con manchas que se representa de perfil, es símbolo de bravura y fiereza pero con un aspecto peyorativo. No está claro si la onza representa al lince o a la pantera . Según Martín de Riquer en su estudio sobre la heráldica Castellana en tiempos de los Reyes Católicos identifica la onza con el lince.
Imagen 7: Escudo de los Bejarano en la casa “del Cerrojón” en la calle Domingo Ramos
4.3.- Razonamientos de los elementos del escudo
Para Clodoaldo Naranjo la razón de las cabezas de dragones en el blasón de los Bejarano se debe a que durante el reinado de Alfonso XI, en el que se llevo a cabo la conquista de Algeciras, participaron las fuerzas de concejo de Trujillo, como así aparece en la Crónica de Alfonso XI. Destacando por su valentía en las operaciones desarrolladas en dicho cerco, con capitanes como Alvar García Bejarano, Alonso García de Vargas, su cuñado, Álvaro Ferrández y Alfonso Ferrández Altamirano, siendo premiados con la gracia de llevar las cabezas de dragón en sus blasones, y ese es el motivo de que las lleven los Bejarano, Vargas, Bonillejas y Mendozas de Trujillo. (Naranjo Alonos. 1983: 125) .
En los manuscritos de Tapia y de Diego y Alonso de Hinojosa, por el contrario, se relata que las armas de los Bejarano deben su origen a que un caballero Bejarano, estando en Cortes observó como otros señores faltaban el respeto al rey, quien los amonestaba diciéndoles que debían guardarle las formas porque le debían sumisión, haciéndoles ver que entre la posición de uno como señor y de los otros como vasallos había por lo menos unas onzas (medida de peso) de diferencia. Ante la desobediencia continuada de los nobles, el Bejarano saco la espada diciendo que no solo había onzas entre uno y otros, sino hasta quintales, y acabó con los irrespetuosos. En agradecimiento a su lealtad el rey le recompensó, dándoles por armas el león acosado por las onzas (animales, por el juego de palabras homónimas). (Muñoz de San Pedro. 1952: 235)
POR MOTIVOS TÉCNICOS NO SEOFRECE ESTA IMAGEN
Imagen 8: Escudo de los Bejarano en el escudo partido de Diego García de Paredes
“el Sansón” en la iglesia de Santiago (Trujillo)
5.- Los Bonilleja
Como se comentaba en la introducción de este pequeño estudio, el escudo que campea en la puerta del Triunfo pudiera no ser directamente el del apellido Bejarano, sino el de uno de las familias que conformaba este linaje-bando, los Bonilleja. Sancho de Bonilleja, pudo ser el jefe del linaje Bejarano durante la época en la que se reconstruyó la puerta del Triunfo, y podría haber puesto en él su blasón como cabeza de la familia.
En opinión de Naranjo Alonso los Bonilleja son una de las familias más principales de Trujillo, pero de muy difícil catalogación por los numerosos enlaces que realizó con la nobleza local. Se cree que los Bonilleja provienen de Sancho Jiménez de Vargas “el Capitán”, cuyo tercer hijo se le denominaba “Ferrán Martínez de Truxillo, que casó en Medellín y fue la cabeza de los Vargas de Medellín y de Mérida. A finales del siglo XV hay dos primos Sancho Ximénez de Vargas y Sancho de Bonilleja que son representantes de los regimientos que tuvieron los Vargas en la ciudad de Trujillo, siendo éste último, Sancho de Bonilleja, según opina Naranjo Alonso, uno de los primeros de este apellido y que fundó el mayorazgo en unas heredades que adquirió en Trujillo. Sancho casó con doña Isabel Álvarez de Torres, tuvo por hijos a Francisco de Bonilleja y a Tomás de Bonillleja. Éste último debió se suceder a su padre en el mayorazgo, pues parece como regidor ocupando un cargo que ya había ocupado Sancho años antes. Termina Naranjo diciendo que no sabe decir cual fue su casa solariega pues su blasón se confunde con los Vargas-Bejarano, alterando estos escudos y utilizándolos en algunos casos indistintamente (Naranjo Alonso. 1983: 269) .
El origen del apellido Bonilleja, nos es desconocido, para algunos vienen de “Bonus”, bueno, pero estudiando el diccionario de Apellidos españoles podemos encontrar alguna pista, en dicho trabajo observamos que el apellido Bonilla es un apellido bastante frecuente y repartido por toda España procede del tóponimo Bonilla, denominación que toman de dos poblaciones Bonilla (Cuenca) o Bonilla de la sierra (Ávila). Siendo este vocablo, según Coromines, de origen árabe buna él-läh, que viene a significar “la notable fortificación” (Faure, Ribes y García. 2002: 159). Por lo que podemos deducir que el apellido Bonilleja pudo venir derivado de Bonilla, viniendo a significar algo así como una “bonilla pequeña”, o una “pequeña pero buena fortificación”.
Con el término Bonilleja aparecen citadas unas casas de campo en el estudio de Pascual Madoz “Diccionario Geográfico – histórico – estadístico de España y sus posesiones de Ultramar” . Situado en el Término de Torrecillas de la Tiesa, aproximada mente un kilometro al este del alto denominado Mingabrielón.
Cortijo de la Bonilleja que también aparece en el cancionero de Torrecillas de la Tiesa: “… Aramos las Bonillejas, también los Almaracejos y vamos pa la casilla, derechos al Descansadero” (http://www.torrecillasdelatiesa.org)
Las enciclopedias en España antes de l´Encyclopédie de Alfredo Avar Ezquerra hacen referencia a Fernando Pizarro y Orellana, caballero de Calatrava,del Consejo de su Majestad en el Real de las Ordenes, Comendador de Vetera, señor de la villa de la Cumbre, Manchuela y Bonilleja, fallecido el 21 de enero de 1652. Según la documentación aportada por D.Luis Vazquez Fernández en su estudio sobre las segundas nupcias de don Fernando Pizarro y Orellana (1628) indica que en el memorial del inventario de bienes que dicho señor llevo a los esponsales aparece la dehesa de Bonilleja, comprada al señor don Luis de Paredes, vinculada a su mayorazgo (Váquez Fernández. 2002: 578)
Busquemos por tanto datos que puedan corroborar nuestra hipótesis principal sobre el escudo del arco del Triunfo.
Siguiendo los estudios de María del Carmen Fernández-Daza apoyados en las crónicas del siglo XVI de Hinojosa y Tapia, son tres los linajes que dominan la ciudad en el siglo XV: los Altamirano, Añasco y Bejarano. En un principio se entiende por linaje el conjunto de tres generaciones (abuelo, padre e hijo) concepto que con el tiempo desarrollan ramas, con lo que la palabra linaje pasa a ser la denominación de las familias que tienen antepasados comunes. En el Trujillo del XV, el término linaje ha evolucionado ampliándolo al clan familiar, unidos en un linaje concreto dominante que es el que le da el nombre, aunque cada uno de ellos pueda llevar otras denominaciones. Fernández-Daza Alvear sigue matizando que el linaje también llega a entenderse como bando. Clarificando las afirmaciones anteriores, expondremos que al linaje Altamirano, pertenecían las familias: Altamirano, Orellanas, Chaves, Calderones, etc. Al de los Bejaranos: Bejaranos, Vargas, Carvajales, Paredes, Loaisas, Bonillejas, Botes, etc. y a los Añascos: Pizarros, Escobares, Tapias, Barrrantes, etc. Resaltando como curiosidad que en el linaje Añasco, el apellido Añasco ha desaparecido en el siglo XV (Fernández-Daza Alvear. 1985: 422).
La representación del Rey, en el Trujillo del siglo XV, recae sobre el corregidor, y los regidores. Cargos que se elegían el 30 de noviembre , festividad de San Andrés, por dos años, no pudiéndose volver a presentar hasta pasados seis años, y que se reparten entre los parientes mayores o jefes de los tres linajes principales (Altamirano, Añasco y Bejarano) (Fernández-Daza Alvear. 1985: 427).
En la documentación aportada como anexo por María de los Ángeles Sánchez Rubio en su libro “El concejo de Trujillo y su alfoz en el tránsito de le Edad Media a la Edad Moderna”, aparece Francisco de Bonilleja como regidor en 1462-64, Sancho de Bonilleja en 1482-84, en 1488-90, en 1492-94 y en 1502-04. Tomas de Bonilleja regidor de 1496-98 y 1505-1506, y Núñez de Bonilleja de 1504-06 (Sánchez Rubio, 1993: 221).
El 6 de febrero de 1470 aparece nombrado Gonzalo de Bonilleja en un deslinde y amojonamiento entre Trujillo y Montanchez AMT. 6.1 (Sánchez Rubio, 1992: 82)
El 26 de octubre de 1483 Sancho de Bonilleja confirma una concordia entre el concejo de la ciudad de Trujillo y el Monasterio de Guadalupe sobre los debates de la Veguilla y sus límites, la caballería de Navalvillar, etc AMT. Leg 4.9 (Sánchez Rubio, 1992: 111).
El 26 de marzo de 1490, vuelve a aparecer Sancho de Bonilleja confirmando un Mandamiento del concejo de la ciudad de Trujillo al concejo del lugar de Herguijuela para que envíen diez hombres con Pedro de alonso de Orellana para realizar los mojones entre ejido de Herguijuela y la heredad de los Ballesteros. AMT Leg. 3.1.(Sánchez Rubio, 1992: 168).
El 28 de junio de 1490, Sancho de Bonilleja es nombrado como participante en la redacción de una petición a los Reyes Católicos para que confirmasen las ordenanzas sobre los salarios de algunos oficios del concejo AMT. Leg 3.1 (Sánchez Rubio, 1992: 170).
Consta en una sentencia de 1493 dada por el corregidor de Trujillo, Alvaro Porras, sobre una reclamación que realizaron los vecinos de Berzocana a los herederos de García de Valverde sobre la heredad del Tinadon que los señores Sancho de Bonilleja, Diego de hinojosa y Juan de las Casas era regidores de la ciudad de Trujillo AMT. Leg. 3.1 (Sánchez Rubio, 1992: 191).
El 24 de marzo de 1494 consta que Sancho de Bonilleja intervino como regidor y vecino de Trujillo en el intercambio de unas cercas en ele ejido de Trujillo entre el concejo de la ciudad y Juan García Escudero AMT Leg 3.1. (Sánchez Rubio, 1992: 200).
El 30 de noviembre de 1494, Sancho de Bonilleja vuelve a intervenir en calidad de regidor del linaje Bejarano en la elección de cargos concejiles de la ciudad AMT leg 5.15 (Sánchez Rubio, 1992: 205).
El 21 de junio de 1497 Tomas de Bonilleja aparece como regidor en una carta de censo sobre unas casa de la fortaleza que Inés González tomaba del concejo de la ciudad por 100 mrs. Al año. AMT leg 3.1 (Sánchez Rubio, 1994: 14). Así como de otra carta de censo el 21 de julio de 1497 de unas casas que Mohamed Zegallon tomaba del concejo de la ciudad por 200 mrs. y 4 gallinas al año (Sánchez Rubio, 1994: 16). Y una mas del 21 de julio de 1497 en el que Abrahan de la Plaza, moro, toma de unas casas por la misma cantidad (Sánchez Rubio, 1994: 17).
Figura 9. Escudo de los Bejarano en lápida sepulcral en la iglesia de Santa María
El 21 de julio de 1497 vuelve a aparecer Tomas de Bonilleja en una carta de censo sobre un molino en el río Magasca que Alonso Martín Tripa tomaba del concejo de la ciudad por 13 fanegas de harina de trigo cada año (Sánchez Rubio, 1994: 18)
El 25 de agosto de 1497, Tomas de Bonilleja en su papel de regidor firma una carta de censo de unas casa que García de Paredes, curtidor, toma del concejo de la ciudad por 460 mrs cada año AMT Leg 3.1.(Sánchez Rubio, 1994: 19).
El 12 de febrero de 1498, Tomas de Bonilleja como regidor de la ciudad está presente en la carta de arrendamiento de un pedazo de tierra de la caballería de Navalvillar por el concejo de este lugar, quien se obliga a pagar al concejo de Trujillo 200 mrs durante 20 años. AMT. Leg 3.1.(Sánchez Rubio, 1994: 21).
El 5 de marzo de marzo de 1498 y el 3 de agosto de 1498, se repiten las participaciones de Tomas de Bonilleja como regidor de la ciudad.
Figura 10. Escudo de los Bejarano en lápida sepulcral en la iglesia de Santa María
En unas cartas de poder del concejo de la ciudad de Trujillo, de fecha cercana al 21 de abril de 1500, sobre el cobro de diezmos de las hiebas, se nombran como testigos a Mencia Alvarez de Canpo, mujer que fue de Francisco de Bonillleja y a Tomas de Bonilleja. AMT Leg. 3.1 (Sánchez Rubio, 1994: 31).
En una escritura de 20 de abril de 1503 de venta de unas casas que el concejo de la ciudad de Trujillo compra a Pedro de Hinojosa, Jimena Álvarez, García de Arévalo, Teresa Sánchez y Diego de Malpartida aparece nombrado Diego Alonso de Bonilleja (Sánchez Rubio, 1994: 65).
El 9 de septiembre de 1503, se cita a Sancho de Bonilleja en una Real provisión de los Reyes Católicos al corregidor de Trujillo para que envie al Consejo Real información sobre las obras efectuadas en la fortaleza de esta ciudad, las cuentas que se han gastado y su parecer sobre quien deberían hacerse cargo de su realización. En la que se dice que García de Vargas y Sancho de Bonilleja habían labrado e reparado torres y casas fuertes cerca de dicha fortaleza que son muy perjudiciales para la defensa de la misma (Sánchez Rubio, 1994: 73).
Sancho de Bonilleja sigue cubriendo la plaza de regidor en 1504, apareciendo nombrado en unas diligencias de 6 de mayo de 1504, redactadas por el bachiller Juan Osorio para averiguar la verdad de las quejas presentadas ante los reyes sobre los derechos excesivos llevados a los dueños de ganados en el paso de las barcas de Albalat. AMT: Leg. 8.12 (Sánchez Rubio, 1994: 85). De igual manera Sancho de Bonilleja es nombrado en una Real Provisión de 10 de septiembre de 1504 de los Reyes Católicos dirigida al corregidor de Trujillo para que no consienta que los alguaciles, cuando van a los lugares del término, lleven los derechos doblados alegando que son de concejo AMT Leg. 8.17 (Sánchez Rubio, 1994: 101).
Tomas de Bonilleja es nombrado como corregidor de Trujillo en una Ordenanza de 9 de junio de 1505, mandando que no se concedan nuevas vecindades a personas de fuera que arrienden dehesas en Trujillo y su tierra, ante los daños que realizan en los montes AMT Leg. 3.1 (Sánchez Rubio, 1994: 109).
María del Carmen Fernández-Daza Alvear apunta en su trabajo sobre la participación de Trujillo en la guerra de Granada que los Reyes Católicos pidieron fuerzas a sus Concejos, entre ellos al de Trujillo. Todos los caballeros debían acudir con su montura y armas. Las noticias de la participación de Trujillo en estas campañas se conservan en el archivo en las Actas Concejiles de la ciudad, abarcando desde 1485 a 1487. Los caballeros podían acudir personalmente con su montura y armas o contribuir con dinero, repartiéndose el número de lanzas según la importancia económica del caballero en la ciudad (Fernández-Daza Alvear. 1986: 351). En el Tomo 19 de los acuerdos del Concejo de Trujillo, se hace relación de los repartimientos de las cien lanza que los Reyes Católicos pidieron como tropas para la guerra de los moros el 17 de agosto de 1485. Entre ellas aparece Luis de Chaves como personaje más importante de la ciudad junto a García de Vargas facilitando tres lanzas, Francisco de Bonilleja junto a Juan de Carvajal un lanza por mitad, y Sancho de Bonilleja e Alonso de Castro una lanza, Sancho dos tercios y Alonso uno. Cantidad similar a la que dispusieron los caballeros de Torrecillas o de Cañamero (Escobar Prieto 1904: 495)
En el alarde de 1502 estudiado por Miguel Ángel Ladero Quesada se muestra que el linaje-bando de los Bejarano estaba representado por Juan de Vargas con quien vivían 11 escuderos, seguido por Sancho de Bonilleja con 3 (Ladero Quesada. 2004: 164).
La última referencia a un miembro de la familia Bonilleja la encontramos en unos protocolos notariales en los que se cita al regidor don García de Bonilleja ya su mujer, doña Leonor de Herrera, quienes poseían tres esclavos, y que en 1632 realizan carta de ahorría para ellos. (Periañez Gómez. 2005: 473).
Observando las lineas genealógicas de los Bonilleja, observamos que tiene enlaces con las principales familias que gobiernan la ciudad, con los Vargas con los que mantienen lazos de parentesco desde sus inicios, y se apoyan mutuamente en el gobierno de la ciudad, como botón de muestra indicar que en las elecciones del 30 de noviembre de 1498 Tomás de Bonilleja como regidor saliente del linaje de los Bejarano, elige a Juan de Vargas como su sucesor en los cargos del Concejo (Fernández-Daza Alvear. 1985 : 431). Con la familia del Luis Chaves el Viejo, máxima autoridad de la ciudad a finales del siglo XV. Al haberse casado doña Francisca Calderón “la gorda” hermana de Sancho de Bonilleja con Martín Chaves “el tuerto” tercer hijo de Luis de Chaves “el Viejo” muerto en el cerco de Trujillo en 1476. Y por otro lado con la alianza con los Torres con el matrimonio de Leonor González Bonilleja, hermana también de Sancho de Bonilleja con Diego de la Torre, personaje que poseía la casa fuerte que lindaba con la puerta del Triunfo.
6.- Situación de los escudos de los Bonilleja
Aparte de la posibilidad de que el escudo de la puerta del Triunfo perteneciera a la familia de los Bonilleja, si tenemos constancia de la existencia de un escudo de los Bonilleja en la ciudad de Trujillo, en el enterramiento de Sancho de Bonilleja y su mujer Isabel Álvarez de Torres, situado junto a la capilla de los Vargas, en la iglesia de Santa María la Mayor.
Figura 11. Sepulcro de Sancho de Bonilleja y su mujer Isabel Álvarez de Torres
León de los Bonilleja que pudo llegar a ser utilizado indistintamente por algunos miembros de la familia Bejarano como el león contornado que también aparece en una estela sepulcral en el suelo de la iglesia de Sarta Maria la Mayor, en la que se muestra junto a los apellidos Torres y Pizarro, y según mi opinión pudiera pertenecer a Pedro de Orellana Señor de Orellana de la Sierra.
Figura 12. Lápida sepulcral posiblemente de Pedro de Orellana
Este Pedro de Orellana era hijo de Juan de Orellana “el Ciego” conocido como Juan Vargas, 8º señor de Orellana de la Sierra, también llamada Orellana la Nueva u Orellanita, para distinguirla de Orellana la Vieja perteneciente a los Altamiranos (Lodo de Mayoralgo. 1974: 834). El sepulcro de Juan de Orellana “el Ciego” podría ser el que se encuentra a la derecha del altar, sirviendo de muro divisorio con el arranque de la escalera a la torre románica de la iglesia de Santa María. Adornado con tres escudos de la forma de los Bejarano (león rampante con las onzas) Y que según los estudios sobre la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo de José Antonio Ramos Rubio, muestra en el fondo de la arcada una inscripción grabada ya casi borrada que dice: “AQUI YACE SEPULTADO EL NOBLE IVAN DE ORELLANA SEÑOR DE ORELLANA DE LA SIERRA EL QVAL MANDO HASER ESTE ENTERRRAMIENTO I ALTAR. ACOBOSE EL AÑO DE MILL I QUINIENTOS I VIENTE I DOS AÑOS”
Pedro de Orellana era hijo de Ines de Torres Pizarro, de quien heradaría las 5 torres de los Torres y el oso con el pino de los Pizarro, que también se muestran en el escudo que adorna su estela sepulcral. Ines de Torres Pizarro era hija de Isabel García Calderón y de Cristobal Pizarro “el cabezudo”, siendo Cristobal hermano de Isabel Álvarez de Torres, mujer de Sancho de Bonilleja.
León “Bejarano” que también fue utilizado por alguno de los Bonilleja como el que se muestra en la lápida sepulcral de Francisco de Bonilleja y de su mujer Mencia Álvarez de Ocampo, y que mando hacer su hijo Tomas de Bonilleja, y que probablemente también sirve de lápida para su enterramiento y el de su mujer, que según este escudo debió pertenecer a la familia Golfín. Por eso se presenta a la derecha del escudo (izquierda del observador) las armas de los padres de Tomás (el león de los Bonilleja, en este caso el de los Bejarano y las tres fajas de los Ocampo) y las de su mujer (cuartelado de lises y castillos).
Figura 13. Lápida sepulcral de Francisco de Bonilleja y su mujer Mencia Álvarez de Ocampo, mandada poner por su hijo Tomas de Bonilleja
Leones rampantes o contornados que sirven para representar a la familia Bejarano ligada a los Bonilleja – Vargas, de manera indistinta. De este modo se comprenden la existencia de las imágenes de los dos leones; el “león Bejarano” acompañado del “león de los Bonilleja” que aparece guardando el altar del linaje Bejarano que se haya en la iglesia de Santa Maria la Mayor en Trujillo, en el muro del Evangelio. Enterramiento y altar mandado hacer por Diego García de Orellana, señor de Orellana la Nueva, terminada en 1522 según se lee en las inscripciones que se conservan (Barriocanal lópez y Gallego domínguez. 2001: 32). Y que según mi opinión pudiera ser el enterramiento o de Diego García de Orellana (3º señor de Orellana la Nueva), padre de Juan de Orellana “el Ciego” (el del sepulcro de al lado) casado con Isabel de Vargas, hija de Alonso García de Vargas y Teresa Gonzalez Ramira, nieta de Sancho Jiménez, del que también descienden los Bonilleja, y comparten escudos, según Tena Fernández. Este enterramiento de Diego García de Orellana sería realizado posteriormente pues en su testamento realizado en 1492 deja encargado que depositen su cuerpo en la sepultura de su bisabuelo Alvar García Bejarano (1º señor de Orellana de la Sierra), en la iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo, situada a mano derecha del altar mayor por cima de la sacristía junto con las gradas del altar mayor (Adámez Díaz, 2005: 177).
Figura 14. Altar del linaje Bejarano que se haya en la iglesia de Santa Maria la Mayor
Ejemplo de los dos leones (Bejarano y Bonilleja) que también podemos observar decorando las terminaciones de una balaustrada de un balcón de una casa que los Bejarano tenían en la Plaza Mayor de Trujillo
Figura 15. Balaustrada de balcón de una casa que los Bejarano tenían en la Plaza Mayor
Un último apunte recogido del trabajo de D. José Ramos Lozano sobre la Heráldica trujillana en interiores en el que cita un escudo de los Bonilleja en la calle Nueva nº 88 pintado en cantería en una pared orientada al sur, y del que no hemos podido obtener imagen (Lozano Ramos. 1995: 234).
7.- Conclusión
Con los datos anteriores y con los aportados en el apartado de la bibliografía hemos obtenido esta cadena de descendencia, listado que hay que tomar con las respectivas reservas pues proceden de memoriales, manuscritos y tratados cuyos datos en la mayoría de los casos no pueden ser cotejados con otras fuentes, incluso en algunos casos dan informaciones contradictorias:
El primer Bonilleja en Trujillo citado en los documentos consultados es Francisco de Bonilleja posiblemente casado con Mencia Álvarez del Canpo, cuyo lápida sepulcral aparece en la iglesia de Santa María la Mayor (Trujillo). Su escudo lleva un león en su forma natural como el de los Bejarano, y debía haber muerto en una fecha cercana al 1500 según consta como viuda Mencia Álvarez del Canpo en el documento anteriormente citado.
Existe en 1470 un Gonzalo de Bonilleja, del que no he podido obtener mas datos, que pudiera ser hermano de Francisco o quizás su padre.
Francisco de Bonilleja tuvo varios hijos (ignoro el orden de descendencia):
– Juan Alonso de Bonilleja
– Francisca “la gorda” en ocasiones mencionada como Francisca Calderón, que casó con Martín Chaves “el tuerto”, tercer hijo de Luis Chaves “el viejo” y María de Sotomayor. Y que tuvo un hijo que se llamó Luis Chaves de la Calzada
– Leonor González de Bonilleja, que casó con Diego de Torres, señor de las casas que lindan con la puerta del Triunfo. De la unión de Leonor y Diego tuvieron a Francisco de Torres, quien casó tres veces. Con Juana López de Tapia, con Catalina de Orellana y con Elvira de Carvajal. De esta última tuvo a Francisco de Carvajal, Inés, Juana González y Gonzalo de Torres, también llamado Gonzalo Hernández de Torres, quien casó con Ana de Orellana.
– Sancho de Bonilleja, el personaje más importante de la familia a finales del XV y a quien pudiera deberse el escudo de la puerta del Triunfo. Casó en segundas nupcias con Isabel Álvarez de Torres, hija de Francisca Pizarro y nieta de Álvaro Pizarro. Isabel era hermana de Beatriz de Torres que casó con Tomás de Bonilleja. Isabel también era hermana de Diego Pizarro, Francisca y Cristobal Pizarro “el Cabezudo”, éste último casó con Isabel García Calderón, que era hermana de Inés de Calderón e hijas de Alvaro Calderón (regidor de Trujillo en 1462). Del matrimonio de Cristobal Pizarro “el cabezudo” e Isabel García Calderón nació Ines de Torres Pizarro quien casó con Juan de Orellana “el ciego” también conocido como Juan de Vagas (8 señor de Orellana de la Sierra), fruto de este matrimonio nació Pedro de Orellana, señor de Orellana de la Sierra y cuya lápida sepulcral pienso que sería la que está en la iglesia de Santa María la Mayor (Trujillo) en la que campea el “León de los Bonilleja”(contornado) junto a las armas de su mujer (las cinco torres de los Torres, y el arbol con los osos de los Pizarro).
– También aparece citado en los documentos de aquella época Tomás de Bonilleja, padre de Francisco de Bonilleja, pero no hay datos que aseguren si fue hermano o hijo de Sancho de Bonilleja de su primer matrimonio, si es que hubo descendencia. Tomás aparece como regidor en los tiempos en que no lo es Sancho, y hay constancia de un Tomás de Bonilleja casado con Beatriz de Torres, hermana de Isabel Álvarez de Torres, mujer de Sancho de Bonilleja. Lo que nos indica que en caso de ser el mismo personaje, los hermanos Bonilleja se casaron con las hermanas Torres, o que el sobrino se casó con su tia, caso que me parece menos favorable, pero que también ocurrió en alguna ocasión como el enlace del que se hace eco el Conde de canilleros en su estudio sobre Diego García de Paredes, hijo, en el que indica en una nota que Lope Pizarro casó con su tia doña Juana de Loaisa, y tuvieron a Alvaro Pizarro que fue marido de Juana de Aragón, hija del duque de amalfi, dando vida a los Piazarro-Aragón, luego marqueses de Piedras Albas (Muñoz de San Pedro, 1957: 63). Clodoaldo Naranjo opina que Tomás era el primogenito de Sancho, pero la estela sepulcral que se ha comentado anteriormente de Francisco de Bonilleja y su mujer me hace pensar que probablemente Tomás de Bonilleja fuera hermano de Sancho de Bonilleja, por eso Tomás puso a su hijo el nombre de su padre, Francisco.
Y por eso en las elecciones del 30 de noviembre de 1494 para los cargos del concejo, Sancho de Bonilleja, regidor saliente, apoyó a Francisco de Loisa y Gonzalo do Campo para que le sucedieran en su cargo como regidores pertenecientes a la familia Bejarano. Probablemente Gonzalo do Campo fuera familia de Sancho por su madre Mencia Álvarez del Canpo.
Sancho de Bonilleja casado con Isabel Ávarez de Torres tuvieron a Francisco de Bonilleja y a Juan.
Francisco de Bonilleja casó con Isabel Mendez, hija de Diego mendez y María Altamirano, fruto del matrimonio de Francisco e Isabel fueron:
– Sancho de Bonilleja (que llevaba el nombre de su abuelo) casado con María de Torres el 23 de agosto de 1551. María de Torres era hija de Gonzalo de Torres y Ventura González de Bonilleja, que era viuda de Francisco de Rueda, lo que nos hace pensar que había alguna linea más de los Bonilleja, aparte de la que estamos describiendo. Sancho y Maria tuvieron a Francisco de Bonilleja y Gonzalo de Torres
– Francisco de Bonilleja, que podía estar fallecido alrededor de 1569
– Gonzalo
– Diego Mendez de Bonilleja, casado con Catalina Mendez de la Torre (que aparece ya viuda en 1570), de cuya unión tuvieron a Francisca y a Francisco de Bonilleja y Torres e Isabel Méndez de Bonilleja Altamirano también citada como Isabel Méndez de Orellana
Francisco de Bonilleja casó con Isabel (fallecida hacia 1526) con quien tuvo a García de Bonillejas, María de Torres, Leonor, Isabel, Antonia e Inés.
Isabel Méndez de Bonilleja Altamirano casó con alonso de Tapia Altamirano
Visto lo anterior creemos haber aportado los datos suficientes para poder plantear como hipótesis factible que el escudo del Léon que campea en la puerta del Triunfo en Trujillo, pudiera pertenecer a los Bonilleja. Sancho de Bonilleja, pudo ser el jefe del linaje Bejarano y persona influyente en el gobierno de la ciudad de Trujillo, durante la época en la que se reconstruyó la puerta del Triunfo, y sería su blasón el que campeara en dicho arco y no el propio del apellido Bejarano, esto es un león grande en medio de cuatro cabezas de onzas (panteras o linces) pero el león contornado, es decir con el cuerpo orientado hacia el lado derecho, al contrario que el que se muestra en el de los Bejarano.
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