Fermín Mayorga Huertas.
Fueron muchos los herejes que tuvo la ciudad de Mérida: una pequeña co- munidad judaizante, luteranos, alguna brujilla que otra, blasfemos, y como en casi todos lados, una Iglesia hereje. Dejemos a un lado la interesantísima histo- ria de estos personajes, para conocer a unos herejes muy especiales, los moris- cos que vivían en la ciudad de Mérida. Hombres, mujeres y niños que van a sufrir en sus carnes el estigma de la Inquisición de Llerena. A diferencia de los de Hornachos, los moriscos condenados por la Inquisición de Llerena que viví- an en Mérida, no eran todos nacidos en ella, sino solo residentes. El numero más elevado de seguidores de la secta de Mahoma que habitaba en dicha ciudad provenía del reino de Granada, y más concretamente los expulsados después de la rebelión de las Alpujarras venidos del Valle del Lecrín. Será el fin de la Gue- rra de las Alpujarras, y la posterior dispersión de la población morisca granadi- na por otros territorios castellanos, la que marque el inicio del recrudecimiento efectivo de las actividades del tribunal inquisitorial, y paradójicamente, la del fortalecimiento de su identidad como grupo social.
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