Oct 011989
 

Josefina Serván Cordero.

Muchos de ustedes se habrán sorprendido al leer el programa de estos coloquios y encontrar el título de esta po­nencia: “Hacia una reivindicación de los carteles trujillanos”. Ciertamente el estudio del cartel ha estado hasta ha­ce pocos años bastante olvidado. “El cartel artístico es un elemento tan habitual de nuestro universo visual, como las nubes y las flores. A pesar de esto -y quizás en razón de ello- pocas gentes se paran a meditar sobre la singularidad del fenómeno artístico que supone el cartelismo”[1]. Sin embargo, y gracias a la importancia que en la sociedad actual tienen los medios de comunicación de masa, el cartel está comenzando a tener un gran interés como uno de los primeros mass-media, esencial en nuestra cultura visual de masas.

El objetivo inicial de este trabajo era recopilar y catalogar el mayor número posible de carteles de Trujillo, para, posteriormente, realizar un estudio del conjunto localizado, atendiendo a sus características artísticas y esti­lísticas, su desarrollo cronológico, la temática desarrollada, etc.; un estudio que pretendía comenzar en la década de los años 30, momento en que se convocan los primeros concursos de carteles de Ferias y Fiestas en Extremadura, y opi­nábamos que Trujillo debía responder a esta norma general que habíamos establecido en otras ciudades de esta región.

Sin embargo, descubrimos que Trujillo no conservaba nada del cartelismo realizado en épocas anteriores; tan sólo pudimos localizar carteles realizados en los años 80, y esto gracias a dos coleccionistas trujillanos: José Lozano y Su­si Polart, quienes desde hacía tiempo habían manifestado un cierto interés por este tema.

Por todo esto, nuestro trabajo no podía ser ya un estudio artístico-evolutivo y entonces decidimos realizar una crítica de la situación que habíamos encontrado, e intentar reivindicar la importancia de los carteles como manifestación social, cultural y humana y exponer la necesidad que tienen las instituciones de conservarlos.

Este interés por el cartel no es algo nuevo y exclusivo de la década actual, ya en épocas anteriores se dijo del cartel que “la explosión de color que infectaba en la vida co­tidiana, sus logros en la representación de las actitudes, los tipos y los ideales de una época, eran méritos suficientes como para considerarlos por encima de cualquier otra manifestación artística”[2]. Esta opinión que hoy puede pare­cernos excesiva fue expresada en la década dorada del cartel ­que podemos situar en la primera mitad del siglo XX; poste­riormente se observó un creciente abandono que es lo que actualmente hemos descubierto en Trujillo.

Vamos pues, a exponer una serie de cuestiones con las que queremos justificar este interés por el cartelismo. Comencemos con las palabras de Marshall McLuhan: “los historiadores y arqueólogos descubrirán algún día que los anun­cios de nuestra época son los reflejos cotidianos más ricos y más fieles que cualquier sociedad haya presentado jamás de toda su diversidad de festividades”[3]. Este autor nos habla del cartel como un medio publicitario para informar y comunicar toda una serie de actividades que tienen lugar en nuestra vida cotidiana. Así encontraremos carteles religiosos como los realizados para anunciar la Semana Santa (pre­sentamos él de 1987 de Trujillo, realizado por Rubio); otros anunciarán los Festivales de Trujillo (cartel de 1984); otros realizados con motivo de homenajes, como el celebrado a Juan Tena Fernández en 1988, cartel de Félix López; también anunciar exposiciones de arte como la realizada en el Palacio del Marqués de la Conquista, exposición del artista Francisco Mediavilla Polart, “Chuty”, quien rea liza también el cartel; carteles para anunciar los carnava­les (cartel de 1987); o actividades económicas; presenta­mos el cartel realizado para el II Salón Nacional de Caprino, en 1987, cartel de Javier Berrocal; o acontecimientos políticos, el cartel para el Primer Congreso Comarcal de U.G.T., celebrado en Trujillo en 1982.

Hemos podido ver en estos carteles la gran diversidad temática y así a través de ellos descubrimos las múltiples manifestaciones y actividades sociales, culturales, políticas y económicas de una sociedad en un momento histórico concreto.

Otra de las características más importantes de los carteles es su dimensión artística, desarrollándose a lo largo de su historia como una manifestación sensible a las más modernas vanguardias artísticas, como el Modernismo, el simbolismo, el Expresionismo, el Constructivismo, el Realismo Social… Por otra parte, no hay que olvidar que el objetivo de un cartel es la eficacia comunicativa, por tanto el cartelista debe adoptar un compromiso entre la innovación vanguardista y la previsibilidad de una fácil y rápida comprensión, para lo cual deberá expresar el mensaje con un lenguaje popular. Así en carteles de Semana Santa expresará un sentimien­to religioso popular, como podemos observar en el cartel de 1989; en otros acudirá a la caricatura y al cómic por su tremendo impacto popular, libertad de trazo, atrevido colo­rido… Como ejemplo de esto presentamos el cartel de 1984 donde podemos leer: “Domingo de Pascuas. Trujillo es una Fiesta”, cartel de J. M. Claro. También el cartel de los Carnavales de Trujillo do 1982, realizado por Luengo.

Alguien dijo que el cartel es un “grito pegado en la pared”, un grito estridente que lo oye todo el mundo; es, por tanto el cartelismo un arte público, popular, cuyo des­tino es el medio urbano; lo encontramos en las paredes de las calles, plazas, de nuestro propio barrio. Cumple su función en un tiempo determinado para desaparecer de nuestro universo visual y dejar paso a otros nuevos carteles; es un claro ejemplo de arte efímero.

Por todas estas características -su relación con las tendencias pictóricas más vanguardistas, su carácter público y urbano- el cartel ha sido tradicionalmente considerado como un medio de enlace entre el arte que podríamos denominar “oficial” y  las masas.

Adrián Piera considera el cartel como un “vehículo cultural al alcance de todos… sensibles a las más modernas manifestaciones artísticas de cada momento, patrocinaron su difusión. Así, la publicidad alcanzó el rango de arte de masas… El cartel elevaba los niveles estéticos de las poblaciones menos cultivadas…” [4].

Opinión ésta que también podemos encontrar en autores extranjeros como Albert Hahn quien escribía: “el arte publicitario que nos interesa es un tipo de arte que puede verlo todo el mundo, cuya naturaleza misma permita influir incluso en aquellas personas a las que les importa muy poco el arte y que, por regla general, nunca han pensado en visi­tar una galería o una exposición”[5].

Esta función cultural y educativa de los carteles pue­de plantear algunas dudas; puede pensarse que ciertos gru­pos políticos o financieros tengan interés en crear una determinada mentalidad y unos ámbitos económicos concretos; esto ciertamente no podemos negarlo; pero también es cierto que el cartel pone ante los ojos del pueblo unas formas de expresión artística que de otra manera serían desconocidas y también es cierto que en algunos momentos concretos de la historia el cartel incitó a la toma de conciencia de un pueblo, a la cooperación, a la lucha por la libertad y en con­tra de la injusticia. Esta misión heroica del cartel podemos encontrarla en los carteles republicanos de la Guerra Civil; de ellos escribió Josep Renau, considerado como el cartelista español más importante: “el cartel    puede y debe ser la potente palanca del nuevo realismo, en su misión de transformar las condiciones, en el orden histórico y social, para la creación de la nueva España. Su objetivo fundamental e inmediato debe ser el incitar al desarrollo de ese hombre nuevo que emerge ya de las trincheras de la lucha antifascista, a través de un estímulo emocional, dé una plástica superior de contenido humano”[6].

Pero veamos otros carteles de Trujillo:

 

1) Carteles de carnavales; en ellos descubrimos una diversidad formal, junto con un cromatismo de fuerte impacto.

 

– Carnavales de Trujillo de 1983, cartel de Vicente Cancho.

 

– El cartel de 1984, cartel de Eloy Cabello.

 

– Carnavales de 1985, anónimo.

 

– Cartel de carnavales de 1986, anónimo.

 

 

2) Carteles de los Festivales de Trujillo en donde tam­bién es característico la diversidad técnica y estilís­tica.

 

– Cartel de los Festivales de España. Los Festivales de España se venían celebrando desde el año 1954, en Cáceres y Trujillo, organizados por el entonces Ministerio de Información y Turismo. Este cartel de 1970 fue rea­lizado por Espinosa; el toro boliviano que vemos en el centro de la composición era el diseño gráfico identi­ficador de estos festivales. Posteriormente pasarán a llamarse Festivales de Trujillo.

 

-Cartel del XIV Festivales de Trujillo de 1983.

 

– Cartel del XVII Festivales de Trujillo de 1986.

 

– También se celebran en Trujillo Festivales Folklóri­cos. Presentamos aquí él del VII Festival, realizado por Juan Antonio Barrado.

 

 

3.) Vamos a presentar un conjunto de carteles realizados para anunciar la celebración de los Coloquios Históricos de Extremadura. En ellos lo más frecuente es la incorporación de imágenes fotográficas. Presentamos los de 1975, 1983, 1986, y el de 1988.

 

4.) Por último, queremos mostrarles un conjunto de carteles realizados por Francisco Mediavilla Polart, “Chuty”; carteles de una gran variedad temática, de diseño muy vanguardista, muy creativos e imaginativos y que cree­mos es el conjunto más importante dentro de la producción de carteles trujillanos.

 

– Cartel del “Hotel Las Cigüeñas”. Trujillo.

 

– Cartel de los 13 de la Tope Ganso.

 

– Cartel del MI Asamblea Nacional de la Confederación de Cine-Clubs del Estado Español.

 

– Cartel: Cultural 88. Trujillo. El dibujo fue realiza­do por la artista Giraldo, “Chuty” realizó, posteriormente el diseño de este cartel.

 

– El cartel “Tope Ganso” que también anunciaba la expo­sición de este artista en el Palacio del Marqués de la. Conquista, junto con 61 que vimos anteriormente.

– Cartel del Carnaval de Trujillo, 89.


[1] RENAU, J.: “Función social del cartel”. Fernando Torres. Valencia, 1976, pág. 79.

[2] RAMÍREZ, J. A.: “Medios de masas e historia del arte”. Ed. Cátedra. Madrid, 1976, págs. 128-129.

[3] MELENDRERAS, E.: “Notas para una historia del cartel es­pañol”. Catálogo: “100 años del cartel español. Publi­cidad Comercial. 1875-1975”.Centro Cultural del Conde. Duque. Madrid, 1985, pág. 37.

[4] PIERA, A.: “El cartel comercial. Vehículo de cultura”. Catálogo: “100 arios del cartel español. Publicidad Comercial. 1875-1975”. Centro Cultural del Conde Duque. Madrid. 1985. Págs. 17-18.

[5] BARNIOOAT, J.: “Los carteles: su historia y su lenguaje”. Gustavo Gili. Barcelona, 1973, pág. 135.

[6] RENAU, J.: Op. cit., pág. 68.

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