Oct 022013
 

 Juan Moreno Lázaro.

 Yo no tuve el honor de conocer a don Gonzalo Cabello, que fechaba en Trujillo, y año de 1896, los manuscritos a que voy a hacer referencia.

Sí he tenido el gusto de leer algunos de sus trabajos, publicados en antiguos locales o regionales que personas amantes de nuestra historia conservaban en amarillentos recortes.

Pero lo que hoy trato de presentar ante los asambleístas es un extracto de doce folios manuscritos, fechados todos ellos de junio a agosto de 1896, y firmados por el autor, de lo que –a mi parecer- fueron artículos preparados para su publicación en algún periódico de la época, hace cien años.

¿Fueron publicados en la prensa regional estos artículos? Creo que sí, aunque me sorprende que la noticia no hallara más eco en aquella época. Es verdad que todos los artículos van fechados y firmados, pero también lo es que muchos folios tienen enmiendas y tachaduras, lo que me permite suponer que se trata de borradores, que no serían enviados a la prensa.

Yo no pretendo descubrir el Mediterráneo aquí y ahora. Lo que sí quiero es traer a los coloquios la noticia de que existen los manuscritos; que los considero auténticos, y que don Gonzalo Cabello era persona seria y culta, a juzgar por el trabajo que conservo en mi poder.

¿Verdad absoluta lo que en ellos se afirma? Lo ignoro, por eso traigo el tema ante las personas presentes, rogando de antemano que, en el coloquio que seguirá a continuación, exponga quien lo sepa si fueron publicados estos artículos y si alguien con suficiente autoridad rebatió la teoría que don Gonzalo sustenta y, a ser posible quién lo hizo, dónde, cómo y en qué fecha pudieron ser rebatidas sus afirmaciones. O, dicho de otro modo, si a estas alturas está demostrado que la teoría carece de fundamento. ¿Vale?

Yo no quiero precipitar las cosas, y me someto gustoso a lo que del coloquio resulte. Pero sí quiero hacer constar que un asiduo asistente a estos coloquios me decía el otro día que él tenía en su poder “la partida de bautismo de Viriato” lo que refleja gran sentido del humor, si consideramos que Viriato murió ciento treinta y nueve años antes de Cristo, y un siglo antes de que El Bautista patentara su invento en el Jordán. No se trata de eso. A mí la tesis de don Gonzalo me parece totalmente lógica, ya que es muy posible, dadas las costumbres de la época que los adictos de Viriato se quitaran la vida como la mejor prueba de su dolor y afecto al caudillo, cuya desaparición significó el triunfo definitivo de Roma, y la sumisión o la esclavitud para ellos…

 

 

LOS MANUSCRITOS.

 

Sabemos todos, o al menos la mayoría, que en una casa próxima a Santa Cruz de la Sierra hay una inscripción en piedra granítica que (en latín) dice: “VIRIATO? HIJO DE TANGINO, AQUÍ YACE”. Y sabemos también por la tradición que aquel no era su lugar primitivo…

La piedra está empotrada en el muro, y colocada en la fachada de la vivienda, puesta por persona de buena intención para evitar que fuera destruida.

Pero lo que en sus manuscritos afirma don Gonzalo es que también existieron otras inscripciones dedicadas a Ricio y Sobato, a los que supone hermanos de Viriato, porque eran hijos de Tangino, según fragmento de otro manuscrito de finales del siglo XVIII, que el señor Cabello, dice, llegó a sus manos.

El propio don Gonzalo copia del manuscrito anónimo lo que sigue: “En el año 1789, componiendo el camino real, en la jornada que hizo el infante don Pedro de Madrid a Lisboa, se halló un sepulcro entero, formado de piedra de cantería con una inscripción; y levantadas las dos que servían de cubierta se encontró dentro una urna formada de cal en hueco; abierta, se mostraba ceniza pegada a la cal. Sabido por mí (el que esto escribía), pasé a otro sitio y hallé ser todo como queda dicho. Pero ya se había llevado las piedras José Blázquez, para un pajar que estaba haciendo en su casa, en Puerto de Santa Cruz, (a un cuarto de legua de ésta). Pasé a verlo, y ya tenía la una embutida en la pared, y la otra tiene la parte de inscripción siguiente: Ritius Tangini Filius. H-S.E. Am..em. Preguntando si había alguna otra con letras, supe que en la casa de don Antonio Pérez, en el mismo pueblo, había otra sirviendo de toza en la cocina; la copié a la letra, y dice: Eluya R.T. Tertia. AN.X.H.S.E.STTL (las que ambas están impresas en el primer artículo que sobre estas inscripciones insertó La Religión del doce de julio de este año. Trujillo, 5-Agosto-1896)”.

De todo ello deduce don Gonzalo que estos enterramientos pertenecían a la familia de Viriato puesto que en ellos hace mención de su padre y hermanos…

“Pero… ¿pero de qué Viriato?”, me decía ayer un escéptico amigo. Yo, señores, ya he dicho que no pretendo descubrir el Mediterráneo. Pero, si existen las piedras; si en el siglo pasado ya se les atribuía una antigüedad de dos mil años; si aún desde 1789 se nos da noticia de su hallazgo creo que estas deben ser estudiadas detenidamente por quien de estas cosas sepa más que yo.

 

 

LAS PIEDRAS.

 

El mes pasado estuve en Santa Cruz de la Sierra con el fin de comprobar si las piedras seguían en los lugares indicados en los manuscritos. Recordaba yo exactamente el lugar en que las había visto otras veces, y caminé en aquella dirección al llegar a la plaza. Debo decir que las piedras de referencia están en el sitio que las colocó la buena persona que quiso empotrarlas en el muro para evitar que sufrieran extravío. Pero, destacando con dolor que están acusando visiblemente la erosión producida por los hielos y agua durante más de cien años, ya que están a la intemperie y orientadas a poniente.

Como confirmación de que no desvariaba don Gonzalo, debo decir aquí que, en el “Corpus Provincial” de Ricardo Hurtado, editado en 1977 por los Servicios Culturales de la Diputación Provincial, en la página 208, y numerada con el 463, se publica como funeraria una inscripción que, traducida, viene a decir: VIRIATO, HIJO DE TANCIO, AQUÍ YACE”.

El mismo Hurtado de San Antonio, agrega en la página 209: “Lápida funeraria en la que se unen dos nombres eminentemente célticos, que no se catalogan fuera de la Lusitania”. Y sigue a continuación: “Según Hübner (CIL 648) los habitantes de este pueblo creyeron que se trataba del célebre caudillo… Se hallaba empotrada en la pared de la casa del médico…”.

Y termino ya, pues os estaré cansando, sobre todo si alguno de los que me escuchan conoce noticia que contradiga con firmes testimonios la teoría de don Gonzalo, basada en la circunstancia de encontrarse las piedras funerarias juntas en tan corto trecho, y aún los sepulcros enteros, con la urna formada de cal en hueco que, abiertas, mostraban un contenido de ceniza que concuerda con la gigantesca pira en que se quemaron los cuerpos de Viriato y de sus más inmediatos seguidores.

Pero no quisiera hacerlo, sin antes rogar a quien corresponda que, como las piedras son dignas de la mayor atención que, sin sacarlas del pueblo, se habilite un lugar en que –bajo techado- se reúnan las piedras que cito; se coloquen con la debida dignidad en posición lógica, y se aconseje a los vecinos su conservación para la gloria y prestigio de su pueblo, y del pueblo americano que lleva –con honor- el mismo nombre de Santa Cruz de la Sierra y que es hoy una importantísima población boliviana , fundada por nuestro paisano Nuño de Chaves.

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Sep 272013
 

Juan Moreno Lázaro.

 Antes de entrar en el tema propiamente dicho, quizás convenga ir un poco por las ramas, para dejar constancia de porqué ha llegado a mis manos uno de los libros que voy a presentar a ustedes. Me explico:

En mi calidad de presidente del Centro de Inciativas en la época a que voy a referirme, y con la intención de facilitar la visita a los numerosos turistas que cada día llegan a nuestra ciudad, pensé en lo ilustrativo que sería ofrecer gratuitamente a cuantos llegan solicitando información a la Oficina de Turismo, un plano alzado de Trujillo donde gráficamente se orientara al visitante de la situación de los distintos monumentos que se encuentran en la Zona Monumental. Así nació el plano que habrán visto ustedes en la sala.

Hablé de mis intenciones con José María Muñoz, actual presidente del Centro, quien captó inmediatamente la idea, y la realizó con tal maestría y calidad que, cuando personalmente llevé su dibujo al entonces Ministerio de Turismo para que fuera incluído en el folleto de datos informativos, mereció los mayores elogios del negociado, e incluso me rogaron que les enviara cincuenta de los impresos que ya habíamos hecho aquí para enviarlos como modelo a las Oficinas Nacionales de Turismo.

Más tarde, cuando me decidí a imprimir la Breve Guía de Trujillo como autor-editor nuevamente volví a José María para que sin alterar la disposición de los monumentos, cambiara la de los guarismos que identifican a cada uno de ellos, según el orden en que pensaba yo presentarlos para facilitar el recorrido por la Zona Monumental.

Y viene a cuento todos estos antecedentes para justificar el porqué llegó a mí una carta del Departamento de Historia Judía de Jerusalén en la que se me comunicaba el envío de un ejemplar del libro que les presento, en cuya página 37 se reproduce, como ilustración, el plano que nos ocupa.

Mi primera impresión cuando recibí un libro impreso en inglés fue la de que no me iba a enterar de su contenido. Pero, por fortuna para mí, pude comprobar que a partir de la página 100 se reproducía en castellano antiguo los documentos originales que antes se comentaban en inglés.

Gracias a ello pude enterarme de que se trataba, y aún encontrarme, con la noticia –para mí desconocida- de que la antigua sinagoga judía había sido cedida para lo que luego fue convento de Santa Isabel, y ahora conocemos como convento de San Miguel, donde continuan actualmente las dominicas, en la calle y plaza del mimo nombre.

      Así se lo comuniqué al autor, a quien le decía (pensando en la proximidad de estos coloquios) que quizás a alguno de los asistentes al mismo podría interesar la lectura de su obra…

Y, efectivamente, así ha sido: pues precisamente nuestro buen amigo Rodríguez Amores, asiduo particpante en los Coloquios, que visitó recientemente Trujillo con motivo de las fiestas de nuestra Patrona, tuvo mucha alegría cuando le dije que el libro estaba en mi poder y su disposición, pues actualmente está interesado en conocer noticias de los judíos anteriores a la expulsión, ya que se da la circunstancia de que su familia posee una finca ubicada precisamente en lo que actualmente se conoce con el nombre de Valle del Judio (o de Los Judíos).

Como estaba interesado en el apellido Cohen, buscamos en el documentadísimo índice y allí encontramos a los Abraham y su familia registrados en gran número de páginas, como encontramos también dos citas de Madrigalejo, actual residencia particular de nuestro amigo Lorenzo.

En definitiva, el libro publicado por el profesor Beinart, del Departamento de Historia Judía de la Universidad de Jesusalén en el presente año de 1980, es el que tengo el gusto de mostrar a ustedes, en la idea de que para muchos será una interesante novedad, aunque con anterioridad, y con carácter privado, lo había enseñado ya a algunos amigos, como el citado Don Lorenzo, Don Francisco, Don Carmelo y nuestro presidente actual.

 

El segundo libro que voy a mostrarles, también titulado Trujillo seguramente lo conoceran algunos, pues lleva unos meses en el mercado nacional. Pero, su título y la circunstancia de estar dedicado a enaltecer el buen nombre de nuestra ciudad, estimo que bien merece la atención de que conste en estos Coloquios la noticia de “su nacimiento”.

Como ya sabrán algunos, ha sido editado por Everest, S.A. en 1980, y es extremeño el autor del libro, joven, universitario de Salamanca y profesor hasta ahora en el instituto de Plasencia, según nos ha comunicado Don Ramón Núñez que lo conoce desde la infancia. Se llama Juan Carlos Rubio Masa y ha dado interesantes conferencias sobre arte. Escribe muy bien, como acredita el estimable premio que le ha sido concedido por Turismo, al que habrá contribuído no poco las numerosas y buenas fotografías que de nuestra ciudad en el libro se publican.

Aunque creo que no tengo el gusto de conocer al autor (ni creo que él esté presente en los Coloquios) estimo que bien merece que se lo demos a conocer a los señores asambleistas, siquiera por corresponder de alguna manera a la deferencia que autor y editores han tenido con nuestra ciudad, ocupándose de Trujillo, aunque haya sido con fines comerciales, lo que, a mi modesto juicio no quita mérito alguno.

Dedica sendos capítulos a describir el castillo, las murallas y puertas de la villa, sus casa solariegas, Santa María la Mayor, otros templos de la villa, la Plaza Mayor, casas y palacios extramuros, balcones en ángulo, San Martín, los conventos, hospitales, fundaciones, heráldica, etc. Será un libro muy beneficioso para Trujillo, por ser magnífico portavoz del interés que para los turistas tiene el conocimiento de la historia y del arte que la ciudad atesora.

 

Oct 011986
 

Juan Moreno Lázaro.

FECHA EFEMÉRIDE NÚM. PÁG.
1468, marzo, 16 Nació en Trujillo si el cronista no hierra. 11
1499, septiembre, 5 Ojeda hacia La Española. Jáquimo. Allí queda F. Pizarro 26
1499, agosto, 24 (San Bartolomé). Lago Maracaibo. 26
S. XV, postrimerías Pizarro va con Ojeda. Lealtad de Colón. 24
1502 Ojeda adelantado de Coquibacoa. 27
1513 F. Pizarro participa con Núñez de Balboa en el descubrimiento de Pacífica.
1511 Santa María de Darién. F. Pizarro 43 a. Rodrigo embajador nicuesa 40
1514 Pedro Arias. “Pedrarias”, gobernador. 42
1513 El mar del Sur (Pacífico) el 25 de septiembre. 43
1522 Pascual de Andagoya, Pedrarias, Ojeda, Juan de Vasurto. 49
1522 Don Gonzalo, el padre de F. Pizarro, a su lado María Viedma. 49
1524 F. Pizarro, con 112 hombre y 4 caballos, embarca y navega 52
1526 Luque celebra misa en Panamá. Almagro, F. Pizarro y Luque 61
1528 Cortés en Palos como príncipe fastuoso
1528 (Pleno invierno) Indios, oro, plata, parte F. Pizarro N. de Dios 93
1529 (Avanzado) F. Pizarro consigue ser recibido por el Emperador 98
1529, junio, 26 Firma de las Capitulaciones 101
1529, julio, 26 En Toledo, Capitulaciones refrendadas por Juan Vázquez 108
1529, noviembre, 13 El Emperador y su madre dan armas propias a F. Pizarro
1529, mediado dic. Francisco Pizarro llega a Trujillo 111
s. XVI Indumentaria sobria. Golilla escarolada. Capa Cruz Santiago 115
1529 El último domingo, misa en San Andrés. Sus hermanos, primos 115
1530 F. Pizarro piensa salir con el resto (antes Gandía, 20 hombres y…) 116
1531 A fines de enero sale la flota con 185 hombres y F. Pizarro 122
1531, abril, 14 Firma Decreto nombrando oficiales reales 128
1531, abril, 22 Mediado mayo llega socorro, no cuantioso. Animoso 128
1532, prim. de mayo Bocanegra dice: “más oro que hierro en Vizcaya” 134
1532 Bocanegra emprende viaje grueso de las fuerzas 141
1532, septiembre, 29 Día de San Miguel. Villa de San Miguel de Piura 142
1532, noviembre, 15 Al amanecer, Pizarro contempla Cajamarca 154
1532, nov. y dic Meses de lluvia de oro. Hernando informes. 179
1533 Atahualpa discurre unir sangres. Inés y Angelina 181
1533, abril, 14 Almagro arriba con nueva gente al Perú 183
1533, abril, 28 Llegan de Jauja 127 cargas de Oro y 7 de plata 184
1533, agosto, 29 Muere el inca Atahualpa, y vicisitudes 195
1533, noviembre, 15 Cuzco es ocupado por Manco II 202
1534, mayo, 21 Hernando recibe el hábito de Caballero de Santiago 212
1534 A finales de aquel año, se recuperó hasta Quito (Norte Perú) 204
1535, enero, 1 F. Pizarro escribe pidiendo –una vez más- Cuzco al rey 208
1535, junio, 12 Capitulaciones Almagro-Pizarro, buscando armonía 220
1537, abril, 18 Hernando y Gonzalo prisioneros de Almagro 232
1537, junio, 5 Con 69 años F. Pizarro prepara su testamento 234
1537, julio, 12 Almagrista Ordóñez bate en Almancay a Almagro 238
1537, octubre, 25 Fray Bobadilla exi. Rehenes en Mala a dos partes 245
1537, noviembre, 10 Sale F. Pizarro de la Ciudad de los Reyes
1537, noviembre, 24 Depósito de fianza de doscientos mil pesos 250
1538 Crudo invierno. F. Pizarro en Lima. Hernando y otros contra Alm. 252
1538, abril, 26 Batalla de Salinas. Vencidos los almagristas. 255
1539 Hijo tercero de F. Pizarro ¿Angelina la madre? 265
1540, principios Vuelve a Lima F. Pizarro 269
1541 “Mocea aún el año 1541”. Caballeros de la Capa (12) 275
1541, junio, 26 Domingo Fatídico (Rada al frente almagrista) 280
1541, septiembre, 29 Picado decapitado por los almagristas 287
1542, septiembre Vaca de Castro promulga indulto excepcional al Caballero Capa 291
1544 Gómez Pérez apuñala a Manco. Almagro hijo, proc. cond. ejecutado 291
1551 Francisca. 17 años; Francisco bordea los 11 292
1560 Hernando de Pizarro y su esposa Francisca, en la Zarza estados. 293

Este es el trabajo ofrecido por Juan Moreno a los XV Coloquios de Extremadura en Trujillo, realizado con la colaboración de María del Carmen Solís Mayordomo, quien también “espigó” buscando las fechas clave.

Oct 011971
 

Juan Moreno Lázaro.

Muchos historiadores trujillanos hablan de este magnífico edificio, y de sus vicisitudes: Acedo, en la «Guía de Trujillo»; D. Clodoaldo en su obra «Solar de Conquistadores», y hasta el anticlerical Ramos Sanguino, autor de la «Historia Cómica de Trujillo», le dedica satírico capítulo. Pero quien da más extensos detalles de sus transformaciones es, sin duda, don Juan Tena Fernández, como habéis podido comprobar cuántos hayáis tenido la fortuna de leer su documentado libro «Trujillo histórico y monumental».

Por él sabemos que los dominicos, que ya tenían otra casa más antigua en Trujillo, se trasladaron en 1489 al nuevo monasterio, edificado sobre terrenos cedidos por el Ayuntamiento. Y sabemos que del nombre del convento nació el de la calle en que está situado, y la plaza que tenía enfrente, que se llamó de la Encarnación hasta 1908, en que se le dio el nombre de Ruiz de Mendoza y Velarde, luchó contra los invasores franceses en Madrid, y vino a morir, herido, en esta histórica ciudad.

En 1489 pudo ser el traslado oficial autorizado por bula Pontificia. Pero debió tener vida y existencia anterior, pues ya en 1484 concedió la Reina Católica al monasterio determinados privilegios, confirmados después por Carlos I en 1527, y Felipe II en 1561.

El Ayuntamiento trujillano contribuyó con generosidad en varias ocasiones a la construcción del convento y de la iglesia, sobre los que, por ello, tuvo derecho de patronato. Sin embargo, en 1492 el Concejo limita a los 88 pasos en cuadro cedidos en principio la superficie edificable, ya que, al parecer, hubo intento de sobrepasarla.

Hemos de notar que estos finales del siglo XV y principios del XVI coinciden con el descubrimiento y conquista de América. Y tanta pujanza debió tomar el monasterio, que ya en 1530 sale del fray Vicente Valverde como Superior de otros cinco dominicos que con él acompañan a los hombres que Pizarro llevará a la conquista del Perú, llegando fray Vicente a ser, como sabéis, el primer obispo de Cuzco.

Otro dominicos famoso de la época fue el trujillano fray Diego de Chaves, confesor primero del Príncipe Carlos, de la reina Isabel de la Paz luego, y por último del rey Felipe II junto a él destaca fray Felipe de Meneses trujillano también, catedrático de la Universidad de Alcalá, escritor, y Prior de los conventos de Toledo y Segovia.

A principios del siglo XVII -1604 concretamente- el obispo González de Acevedo dota con 10.000 ducados una cátedra de Teología y Moral. En el año de 1619 (29-V) tuvo lugar la visita de Felipe III a la ciudad, y en aquellas fechas se fundó la cátedra de Arte y Estudios Generales, cuyos beneficiosos efectos se hicieron sentir pronto en la ciudad, por el provecho que de ella obtuvieron los trujillanos y numerosos alumnos de la comarca.

En 1706, el Ayuntamiento de Trujillo acuerda conceder a los dominicos autorización para acercar un extenso terreno al sitio del Humilladero y Fuente Juana, cercado que entonces se llamó el Olivar de los Frailes, nombre con que aún se le conoce.

En 1733, el obispo Laso de la Vega compra unas heredades, estableciendo sobre ellas rentadas para sostenimiento de la cátedra de Artes. Este obispo, textó en Trujillo, donde murió y fue enterrado, habiendo terminado a sus expensas la iglesia donde reposan sus restos, recibiendo sepultura al pie del altar mayor del Convento de la Encarnación.

Con tan insignes y generosos bienhechores, el convento llegaba al cenit de su prosperidad, y de ella se beneficiaban los trujillanos que a su sombra se formaron, aunque los acontecimientos del siglo siguiente habían de tirar por tierra gran parte de este provecho.

Llegamos a 1809, y con él a la venida de los franceses. Algunos historiadores relatan que el 5 de marzo de aquel año, habiendo salido huyendo esta Comunidad, que entonces era de 26 religiosos, fue destrozada esta Casa por los enemigos, saqueando su templo, quemados sus altares y holladas las sagradas imágenes, después de dar muerte al Prior que se negó a abandonarla.

No soportaron mejor en 1811 los ingleses, que lo convirtieron en cuartel, llevándose hasta las rejas de sus ventanas. Y aún que los frailes volvieron de nuevo al convento en 1814, poco les duró la estancia. Pues en 1820 el comisario político de Badajoz reclamaba la extinción y reforma de los frailes, y en 1836 se decretaba por R.O. la expulsión de los religiosos del convento, subastándose de sus bienes, por cuya venta se obtuvieron 56.000 reales, comprendidos iglesia y convento.

Y así terminó la vida de los dominicos en Trujillo, aunque seguimos relatando las vicisitudes del edificio, que en el año de 1888 compró el Concejo trujillano en 40.000 pta, para la instalación de uno de los cuatro colegios preparatorios militares creados por el general Casasola.

Arreglado el edificio en el breve espacio de seis meses, al año siguiente se inició su funcionamiento como Colegio Preparatorio Militar, con auténtico provecho para los trujillanos de la época que siguieron la carrera de las armas, algunos de los cuales llegaron a ser Jefes del Ejército español, que conocimos en nuestros días, como el comandante Mediavilla, o el Teniente Coronel de Estado Mayor Don Felipe Fernández-Durán, Fiscal del Tribunal Supremo de Justicia Militar.

El beneficio del C.P.M., tampoco fue duradero. En 1902 el general Weiler suprimió el Centro de un plumazo, y con el las enseñanzas que los trujillanos recibían, que no se limitaban a la preparación para la carrera militar, ya que también impartían enseñanza de bachillerato, aprovechada por quienes no habían de seguir la carrera de las armas.

Y así volvieron a ver los trujillanos muerto y desolado el magnífico edificio, que en el primer cuarto del presente siglo estuvo abandonado, y dedicado a los más bajos fines: Esquiladero de ovejas, casa de vecinos, garaje, etc… Solo un vago recuerdo conservo de lo que era este edificio antes de 1921. Pero puedo asegurar haber visto su hermoso templo convertido en taller de cerrajería, y de mecánica cuando llegaban a Trujillo los primeros vehículos de tracción mecánica.

Por fortuna, la Providencia le deparaba ser destinado a más elevados fines. Trujillo tuvo la suerte de que la iglesia y parte de lo que antes había sido Colegio Preparatorio Militar, lo comprara la benemérita dama doña Margarita de Iturralde, a fin de fundar un colegio para enseñanza de niños.

Quizás resulta curioso señalar aquí que la caritativa señora fue de posición económica modesta. Tuvo una hija bellísima que casó con el acaudalado señor don Mariano Quijano, quien murió joven dejando a su esposa cuantiosa fortuna, condicionada a establecer con ella unas fundaciones benéficas si moría sin sucesión.

Falleció pronto también la bella esposa, y vino a quedar dueña de esta enorme fortuna la bondadosa doña Margarita, ya viuda, y casi anciana.

Esta caritativa señora tuvo prisa por cumplir las disposiciones testamentarias del yerno, y entre otras importantes fundaciones, que no detallo por no hacer excesivamente largo este trabajo, compró el antiguo convento de la Encarnación, fundó el Colegio, y encomendó la agencia a los Agustinos.

La estancia de los Agustinos en Trujillo duró menos de un cuarto de siglo. Pero la labor educativa por ellos realizada, perdura a través de los años; ya que la enseñanza de gratuitamente impartieron en este centro docente, permite que uno de aquellos alumnos escriba y lea ante vosotros el presente trabajo, que quiero sea homenaje sincero, y expresión de mi gratitud a cuántos de alguna manera participaron en mi formación.

Corría el año 1921 cuando las clases se inauguraban. Entonces yo, que Dios mediante, cumpliré hogaño los 60, tenía nueve años, y tuve la fortuna de ser uno de los primeros muchachos que se inscribieron entre los 200 alumnos admitidos en aquel curso, que empezó en plena primavera.

De buena gana citaría a todos y cada uno de los Agustinos que pasaron por Trujillo, y aquí ejercieron su fecundo apostolado. Pero, coincidiendo con el pensamiento de don Francisco Fernández Serrano, sólo diré que fue una Comunidad que laboró con entusiasmo por cumplir los elevados fines de la benéfica Fundación, lográndolo tan plenamente, que la gratitud de los trujillanos perdura a pesar de los muchos años transcurridos.

Aquellos benditos religiosos se encargaron durante 20 años de la educación de los niños de Trujillo. Y tanto entusiasmo y amor derrocharon en la tarea formativa, que, cuando tras los años de la República, estalló el Movimiento Nacional, habíamos pasado por allí más de 1000 muchachos educados en el temor de Dios, el amor a la Patria, y el cariño al prójimo.

Con este bagaje y una excelente formación primaria, sorprendió el Alzamiento a este millar de muchachos, y ellos fueron el valladar dispuesto por la Providencia para salvar a Trujillo de los horrores de la guerra, que llegó hasta Mérida por el sur; hasta Navalmoral por el Norte; a Guadalupe por oriente, sin dejar de salpicar algunos puntos más próximos, como Miajadas y Villamesías, por ejemplo hasta los que llegó el ejército rojo ya entrado el mes de agosto del 36.

Durante los tres años de guerra civil española, de este millar de muchachos, uno se encontraron muerte gloriosa en los campos de batalla; otros alcanzaron el grado de oficiales en el ejército de Franco; muchos fueron suboficiales o clases de tropa, y todos cumplieron como buenos al ahora de la verdad, aunque no faltaron leyendas de que alguno encarnó la persona del célebre «Campesino», quizás sin otro fundamento que la coincidencia de nombre y apellido de un antiguo alumno con el renombrado jefe rojo.

Y estamos acabando ya la historia del que fue Convento de la Encarnación. Durante la guerra, el edificio quedó convertido en Hospital de Sangre desde los primeros meses. Cuando terminó esta, los Agustinos renunciaron a la regencia del Colegio, porque, con tantos frailes, habían matado los rojos, no les quedaba suficiente personal para atender al resurgimiento de las numerosas casas que la Orden de San Agustín sostenía en la nación española, y el colegio permaneció un año cerrado.

Hubo muchas dificultades para la reapertura. Aunque sea de pasada, quiero mencionar los esfuerzos del actual Vicario de la Diócesis de placentina para abrir el Colegio. Por fin, se logró que los Hermanos de las Escuelas Cristianas se hicieran cargo de la benéfica Fundación, y ellos se encargaron de cumplir sus fines, habiendo celebrado ya las Bodas de Plata de su llegada a Trujillo, en cuyas fiestas tomaron parte más de 2000 muchachos por ellos educados, dando testimonio de la fecunda labor realizada por los discípulos de San Juan Bautista, a los que Trujillo tanto quiere.

Pero tanto cambian los tiempos como los vientos. Aquella Fundación, que en principio fue generosamente dotada en lo económico por doña Margarita, poniendo a renta una fuerte cantidad con cuyos intereses del Colegio pudiera sostenerse, como el capital fundacional fue constituido en Títulos de la Deuda, cuyos intereses no aumentan, los ingresos del Colegio van perdiendo capacidad adquisitiva a medida que aumenta el coste de la vida con el paso de los años, y cada vez se encuentran más dificultades para su sostenimiento y desarrollo, dificultades que llegarán a hacerse insuperables, si Dios no lo remedia.

Quienes hemos recibido educación en este Colegio, donde también se han formado nuestros hijos, deseamos de todo corazón que estas dificultades tengan una solución rápida y satisfactoria, para qué el Convento de la Encarnación siga siendo el lugar donde reciban adecuada formación los hijos de Trujillo.

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