Oct 011983
 

Juan Pedro Vera Camacho.

Los toponímicos extremeños en el globo terráqueo son abundantísimos, como consecuencia de la labor que nuestros paisanos desarrollaron en la conquista y colonización de otros mundos. Vamos a reseñar aquí algunos de ellos -no todos, desde luego-, para conocimiento de las nuevas generaciones de extremeños.

Por ejemplo, GUADALUPE, que aparece más de treinta veces en el mapa: pueblo en la provincia de Cáceres, en zona agreste de las Villuercas, donde Gil Cordero halló la imagen de la Virgen.

  • Población en la costa del Pacífico, estado de California, al norte de Punta Sal, 30 kilómetros al oeste de la estación de Santa María, y a 90 kilómetros al oeste de Los Álamos.
  • Ciudad con obispado en la California mejicana al este del monte Gipfel a 4.584 metros de altitud, Cruza la Villa el río de los Burros.
  • Pueblo en el estado de Colorado, sobre la carretera de Conejos, afluente del Río Grande del Norte.
  • Sierra volcánica en el límite de los estados de Arizona y Nuevo Méjico. Orientada de norte a sur cruza la frontera de Estados Unidos y Méjico.
  • Cañón situado en Méjico. En él nace el río Bapetito, a 5 kilómetros al este de San Bernardo.
  • Ciudad fluvial al este del Río Grande del Norte, a 8 kilómetros de San Ignacio. A 22 kilómetros está el ferrocarril más cercano, que va del Paso a Chihuaua.
  • Puerto a 4.172 metros de altura, en el estado de Texas, junto al río Delaware.
  • Ojo, por el que pasa la carretera; pasa por él la carretera que bordea Nuevo Méjico, a 25 kilómetros al oeste de Ojo de Cuervo.
  • Río en el estado de Texas entre los ferrocarriles de Canfort y San Marcos.
  • Villa sobre un afluente del río Magdalena, en Colombia, estado de Bocaya.
  • Villa en Perú, provincia de Lambayeque, entre Lagos y Pacasmayo.
  • Pequeño pueblo de Bolivia, en zona muy montañosa, junto al río Grande, en la provincia de Potosí.
  • Lago junto a la ciudad de Santa Fe, en Argentina, un poco al norte de la ciudad de Paraná.
  • Islas en el Océano Pacífico, al norte del archipiélago de Magallanes, frente al Japón, del que las separan 1.800 kilómetros.
  • Santuario Maroano, en Méjico. En él se venera la imagen de la Virgen que halló Juan Diego.
  • Isla en el mar Caribe, perteneciente a Francia, al norte de Venezuela.
  • Pequeña ensenada en la tierra de Fuego, en Argentina.
  • Localidad a 10 kilómetros al norte de la cuidad de Méjico.
  • Pequeña localidad entre las bahías de Santa Inés y Ballenas, en California.
  • Localidad en las estribaciones de la sierra de Duranzo, en Méjico.
  • Localidad en el estado de San Luís del Potosí, en Méjico.
  • Localidad mejicana en el estado de Guerrero.
  • Localidad del estado de Tejas, al sur de Cerralvo.
  • Localidad con ferrocarril en el estado de Tlaxcala, Méjico, a 2.480 metros de altitud.
  • Localidad cerca de la Habana (Cuba), al sur de Guanabacoa.

MEDELLÍN:

  • Pueblo natal de Hernán Cortés, en la provincia de Badajoz, a orillas del Guadiana.
  • Puerto y nudo ferroviario en el estado de Veracruz, en Méjico.
  • Ciudad de Colombia, en zona montañosa, al este del río Cauca.

MÉRIDA:

  • Ciudad de la provincia de Badajoz, antigua capital de Lusitania, nudo ferroviario.
  • Nudo ferroviario en Yucatán, Méjico.
  • Ciudad a 1819 metros de altitud, en los Andes Venezolanos.
  • Sierra en Venezuela, junto al golfo de Maracaibo.
  • Pequeña localidad de Colombia, en la costa del Pacífico.

TRUJILLO:

  • Pueblo de la provincia de Cáceres, patria de los Pizarro y Orellana, con grandes monumentos.
  • Localidad en los Andes venezolanos, al norte de Mérida, y a 818 metros de altitud.
  • Puerto en la costa peruana, provincia de Libertad.
  • Localidad al nordeste de la isla de Puerto Rico, en zona muy montañosa.
  • Localidad en Puerto Rico al sur de San Miguel.
  • Localidad cerca de Fresnillo, estado de Zacatecas, Méjico.

CÁCERES:

  • Capital de la alta Extremadura.
  • Localidad al sudeste de la isla de Luzón, en Filipinas.

ALTAMIRA:

  • Sierra cercana a Guadalupe, en la Oretana, provincia de Cáceres.
  • Población fluvial al norte de la República Dominicana, al sur de Puerto Plata.
  • Pequeña población con carretera al norte de la ciudad de Tampico, en Méjico.

ALBURQUERQUE:

  • Pueblo extremeño cercano a la frontera con Portugal.
  • Isla al este de la costa de Nicaragua.
  • Población ferroviaria, en el estado de Nuevo Méjico, junto al río Grande del Norte.
  • Población en Venezuela, cerca de la frontera con Colombia.

CABEZA DE VACA:

  • Pueblo de la provincia de Badajoz, entre Monesterio y Montemolín.
  • Cabo al sur del pueblo de Tortoralillo, en Chile en la costa del Pacífico.
  • Localidad de Chile, a 150 kilómetros al sur de Antofagasta, en los Andes.

QUINTANA:

  • Pueblo de la provincia de Badajoz, comarca de la Serena.
  • Puerto marítimo en el Golfo de Méjico, y a la vez fluvial sobre el río Brazos.

CORTÉS:

  • Conquistador extremeño nacido en Medellín.
  • Estación ferroviaria en la línea de Guadalajara a Querétaro, Méjico.
  • Ensenada en al parte sur-occidental de Cuba, frente a Pinar del Río.
  • Montaña en el estado de Nevada, Estados Unidos, a 5.006 mts. de altitud.
  • Puerto en la parte norte de Honduras, junto al río Chamelecón.

PIZARRO:

  • Conquistador extremeño nacido en Trujillo.
  • Pantano entre el río Salado y arroyo Calchaqui, en Santa Fe, Argentina.
  • Ciudad en a provincia de Salta (Argentina), junto a río Jujuy.
  • Cerro junto al ferrocarril de Puebla a Jalapa, Méjico, cerca de Tepeyahualco.

VALDIVIA:

  • Conquistador extremeño nacido en Castuera.
  • Ciudad importante de Chile, cerca de Punta Corral, puerto de mar.
  • Villa junto al río Cauca, en Colombia, provincia de Antioquía.
  • Ciudad costera de Ecuador al noroeste de Guayaquil.
  • Provincia de Chile, en el centro de la nación.

BALBOA:

  • Conquistador extremeño nacido en Jerez de los Caballeros .
  • Importante ciudad de Panamá, en el extremo del Canal del mismo nombre en la costa del Pacífico.

ORELLANA:

  • Descubridor extremeño nacido en Trujillo.
  • Pueblo de la provincia de Badajoz, donde vivió San Juan de la Cruz.
  • Pequeño río venezolano, frente a la isla Margarita.

SANTA CRUZ DE LA SIERRA:

  • Pueblo de la provincia de Cáceres, cercano a Trujillo.
  • Ciudad de la altiplanicie Boliviana, en zona muy agreste y escondida de aquél país.
Oct 011978
 

Juan-Pedro Vera Camacho.

1.- El escultor extremeño Gabino Amaya fue el primero que esculpió la efigie del Redentor con arreglo a las medidas e interpretación del Santo Sudario. Lo hizo dos veces: una con un Ecce-homo, propiedad del Sr. Ruy García, de Madrid; otra, con un Cristo yacente propiedad de los Sres. Márquez de Prado, de Talarrubias (Badajoz). Catorce años después, el profesos italiano Ferri se quiso apropiar esta primicia artística, que corresponde a nuestro paisano.

2.- La toponimia arábiga en la zona extremeña de la Siberia, en Badajoz, es muy grande: Zujar, Guadalema, Benazaire, Azuche, Tejubieda, Valdemoro, etc, atestigua la intensa sedimentación sarracena en esta zona extremeña.

3.- Don Rafael Carrasco Garrorena, que nació en Badajoz y dirigió el Observatorio Astronómico de Madrid durante muchos años, descubrió un Cometa, el «Carrasco 1932-C»,y más tarde un Planeta, al que llamó «Ratita».

4.- Hace un siglo, el 1.879 exactamente, la Biblioteca del Instituto de 2ª Enseñanza de Cáceres contaba con 2.700 volúmenes. Que no es poco para aquellos tiempos.

5.- El autor del Quijote, D. Miguel de Cervantes, tuvo gran aprecio a Extremadura, a cuya región nombra en la siguientes de sus obras: La Gitanilla, La Tía Fingida, La Ilustre Fregona y El Celoso Extremeño.

6.- La VI «Serranilla» del Marqués de Santillana, se escribió En Jerez de los Caballeros (Badajoz), y se gesto en el río Zújar; y la: «Coplas a la muerte de su padre», de Jorge Manrique, se escribieron en Segura de León, también de la provincia pacense, de cuyo pueblo su padre era Alcaide.

7.- El siglo pasado hubo un sacerdote en Helechosa de los Montes, en la Siberia Extremeña, que era tan buen dibujante, que a las actas de matrimonio añadía una caricatura de los contrayentes. Lástima que se perdieran durante la guerra.

8.- La única novela con título matemático «EL HOMBRE BICUADRADO», la escribió un extremeño llamado Francisco Vera. Aunque el autor es paisano mío y lleva mi apellido, nunca lo conocí personalmente, pero compré su obra en el Rastro madrileño por dos pesetas hace muchos años.

9.- La altitud de algunos Puertos serranos extremeños es la siguiente: Alcuescar, 484 metros; Baños de Montemayor, 1.000; Garganta de Gregorio, 565; Monesterio, 478; Santa Cruz, 494. Además de éstos, Miravete, al que Unamuno llamó el altar de España.

10.- El primer poeta mejicano de nombre conocido fue Francisco de Tarrazas. Y si lo traemos a colación es porque en su tumba hay una quintilla en la que se le compara con nuestro Hernán Cortes, y que dice así:

«Tan extremados los dos
en su muerte y su prudencia,
que se quede la sentencia
reservada para Dios,
que sabe la diferencia»…

11.- Los pastos del río Zújar, entre Esparragosa y Sancti-Spíritu, en la provincia de Badajoz, son, a juicio de los pastores leoneses y castellanos que allí hacían la trashumancia, los mejoras que existen desde Cistierna a Córdoba.

Más de 500 lugares con nombres extremeños puntean el mapa-mundi.

Firmado: Juan-Pedro Vera Camacho.

Oct 011977
 

Juan Pedro Vera Camacho.

Una síntesis en pequeño de la flora europea se encuentra localizada en la Siberia Extremeña, entre los pueblos de Helechosa, Villarta y Herrera del Duque, y más concretamente en el enclave del Puerto de los Carneros.

La afirmación no es nuestra, sino del catedrático de Botánica de la Universidad de Madrid don Salvador Rivas Goday, criado en Serradilla (Cáceres), de donde sus padres eran oriundos, que así nos lo manifestó en una entrevista que hace algunos años le hicimos para «HOY», de Badajoz.

Nos produjo tal impacto la noticia, que en nuestras continuas visitas a estas tierras extremeñas, en uno de cuyos pueblos hemos nacido, nos interesamos por comprobar «de visu» la realidad de tal circunstancia. Y ello ha dado como resultado, este modesto trabajo que sobre el particular, con simple afán de ofrecer noticia vulgarizada, pues no somos expertos en la ciencia Botánica, ofrecemos al lector.

Tomando el agua muy arriba, y puesto que el clima condiciona grandemente la vegetación y los cultivos así como el «hábitat» en general, hemos de consignar que parte de Extremadura se formó, geológicamente hablando, al igual que Galicia, en la Era Arcaica; es decir, que éstos son los terrenos más antiguos de España. De aquí de una similitud de plantas y árboles extremeño-galaicos como son el cerezo, castaño y otros más, que también inciden, por la misma circunstancia, en la provincia de Ávila, en el entorno de la sierra de Gredos, límite con Extremadura. Las isotermas de verano, de invierno y del año, así como las isobaras y la pluviosidad, son casi iguales en la provincia de Lugo y Bierzo leonés que en la Vera de Plasencia y el Valle del Jerte, en la provincia de Cáceres. Y en los alrededores de Guadalupe. Aparte de esto, también en la Siberia Extremeña existen terrenos de clima subtropical y aún desértico, así como mediterráneo, lo que puede ser premisa fundamental para esta diversidad de flora que en los pueblos de la comarca se da, y que es, en conjunto, una síntesis de la flora europea, que abarcan desde plantas de origen galaico e irlandés, reminiscencias de la época glacial, hasta el mirto de Brabante, con el de los alemanes conservaban la cerveza antes de hacerlo con el lúpulo.

La zona a que nos referimos está situada entre los ríos Guadiana y Zújar, a mitad de camino pelo más o menos de ambos ríos, en el ámbito geográfico llamado «de los Montes» por lo accidentado del terreno. No olvidemos que tres pueblos pacenses –Helechosa, Villarta y Fuenlabrada- añaden a su nombre el apelativo de «de los Montes». Y que en sus términos municipales se encuentra esta flora tan rica, hasta el límite con Garbayuela.

UN EXPERIMENTO ALECCIONADOR

Se realizó hace años cerca Puerto de los Carneros, a la orilla de la carretera de Fuenlabrada a Talarrubias. Se sembró arroz, y a pesar de la sequedad del clima, nació y creció, dando una calidad que según nos aseguraron era pareja a los arroces de Levante, y en ciertos aspectos, superior a estos. Poco más allá proliferan los naranjos abundantemente, otro total típicamente levantino. Como el granado y la higuera chumba. Debido a la gran cantidad de flores existentes en la comarca, se incrementó en los últimos años masivamente la apicultura, hasta el punto de que en algunos pueblos como Fuenlabrada es base hoy y de la economía, sin desdeñar otras aportaciones como el olivo, los cereales y la ganadería, muy florecientes. Hubieron de ser los valencianos precisamente los que desarrollaron primeramente la apicultura en estos pueblos extremeños, con técnicas modernas, sustituyendo los antiguos «corchos» por «cajas», y que los habitantes de la zona asimilaron con perfección y eficacia.

BOTONES DE MUESTRA DE LA VARIEDAD FLORAL:

Existen aquí plantas alpinas y nórdicas, como el pino piñonero y maderero; mediterráneas, como la encina, el alcornoque, la jara, retama, tomillo, romero y espliego (que aquí llaman poleo y que años ha incrementó grandemente la economía de estos pueblos, en los que se recogió en cantidades masivas para fabricar esencias y otros derivados, exportándolo fuera); setas, que este mismo año de 1976-77, han producido con su venta solamente en Fuenlabrada, cerca de los dos millones pesetas en poco más de una semana; el quejigo, el chaparro, etc, etc.

Entre las plantas subtropicales, aparte de la higuera chumba, se crían palmeras y plantas de tipo desértico, con fuertes pinchos. Hay plantas medicinales como el llantán, al que se atribuyen por el vulgo efectos anticancerosos, manzanilla, azahar, carquesa, té y cornezuelo, del mejor que se conoce. Hay lirios, celedonias, «pan y quesito», «chirivitas» y amapolas. Árboles de similitud galaica, como queda dicho anteriormente, y olivos, endrinos, higuera corriente, perales, manzanos, nogales, álamo blanco y negro, eucaliptus, laurel, esparragueras, achicorias, «collejas», «toquillas», y hasta trufas.

Entre las plantas industriales abundan los juncos y mimbres para hacer cestos, espuertas y serillos y aguadaras; esparto y lino (base éste último de una industria artesanal de la que salían, tejidas en los telares de la comarca, sábanas y ropa interior para el uso de los hombres labradores. Hay hierbas de todas clases, incluido el trébol. Se dan asimismo toda clase de plantas no útiles económicamente, como la ortiga y el jaramago. Y algunas para condimento, como los cardillos.

Desde los árboles más clásicos como el melocotonero, almendro, membrillo, ciruelo y morera, sin olvidarse de la planta de la vid (por la proliferación de esta última se llamó a Fuenlabrada antiguamente La Manchuela), hasta los más salvajes como el espino y el acebuche, casi todas las representaciones florales europeas se encuentran en este trozo de tierra, de aproximadamente 200 kilómetros cuadrados de extensión, de la Siberia Extremeña, en la provincia de Badajoz. Allí nace casi de todo, y allí se aclimata con facilidad todo lo que se siembre y es consustancial al continente europeo y parte de África. Desde la flora subtropical y mediterránea se pasa en unos cientos de metros a la nórdica, húmeda y fría, en la que ha abundan musgos y líquenes y los clásicos helechos, de los que por su cuantía, tomó nombre el pueblo de Helechosa de los Montes.

Hay también gran número de raíces comestibles variadísimas, de las que es una prueba la «macuca», especie de trufa que nace en los terrenos de sierra donde abundan las «casqueras» de cantos. Las macucas son difíciles de coger por la delgadez y longitud de sus tallos, que entre cantos, nos llevan a la raíz, que es lo comestible.

La variedad de hongos es grande, y también se crían en esta zona plantas venenosas como el beleño y la cicuta, planta esta última con la que se envenenó el filósofo griego Sócrates.

Las plantas olorosas son muchas, como el sándalo, los rosales silvestres, la hoja morisca, el orégano, el tomillo de Italia y el sansero, los alhelíes blancos y amarillos de las orillas de los arroyos, madreselvas silvestres y ruda (esta última huele muy mal, a diferencia de las antedichas).

En algunos sitios húmedos se crían embudillos, hiedra y acederas.

Los habitantes de la comarca son por experiencia sabedores de la variedad floral, de la que siempre se aprovecharon para cuidar sus enfermedades, a base de infusiones herbáceas; o para la alimentación de su ganado, doméstico o no (lanar, cabrío de cerda o abejas, muy abundantes todos). Nunca se han ocupado, empero, de industrializar esta riqueza arbórea y herbácea, aunque a veces, por serles solicitada de fuera, les ha supuesto buenas ganancias económicas (casos citados de poleo y setas). Los apicultores sí se han dado cuenta de la enorme importancia de esta flora múltiple, y la aprovechan «mudando» sus colmenas de un lado a otro según la época del año, para que las abejas no pierdan las mejores floraciones.

Hay que resaltar las repoblaciones forestales de pinos y eucaliptus por el Estado, que abarcan miles de hectáreas.

CONSECUENCIAS FINALES:

Se deduce de todo lo escrito, la riqueza floral de la Siberia Extremeña, que aún podría ser mayor de no abundar tanto en ella los rebaños de cabras. Nos dijo el doctor Rivas Goday en la entrevista antes citada, que las cabras son el peor enemigo de los bosques, porque se comen los brotes tiernos de las plantas, arruinándolas; y porque los cabreros, muchas veces, para obtener mejores pastos, queman el monte. Esperemos que con los nuevos adelantos agrícolas y la mejor solidaridad del vecindario, podamos mantener y aumentar esta riqueza variada y atractiva.

Juan Pedro Vera Camacho

Oct 011976
 

Juan Pedro Vera Camacho.

Extremadura ha dado a la Literatura excelentes poetas y novelistas, y algún que otro dramaturgo. Lo que nos sabíamos era que tuviera un fabulista de primera categoría, como lo fue Juan José Velo Nieto, «Veliso», nacido en tierras cacereñas y fallecido en Zaragoza pocos años ha, cuando volvía de pasar unas vacaciones en Suiza.

Velo Nieto, era un humorista estupendo. A mí me leyó cierto día un sainete que le inspiró un viaje que hizo por cierta comarca española, donde la gracia saltaba a raudales. Velo Nieto, que hasta su muerte perteneció a la Tertulia de Literatos extremeños del Hogar Regional de Madrid, nos amenizaba las veladas con sus chistes, sus versos improvisados, su buen decir y su amistad.

Yo tengo dedicado los suyos dos libros de fábulas con unos versos o curiosísimos, que no suscribo porque no quiero hacer propaganda de mi nombre ni de mis cualidades, si las tengo. Pero son un dechado de humor fino y amistad sincera.

Juan José Velo Nieto, que firmaba también «Veliso», -le brindó el seudónimo a mí también amigo Fernando Serrano para su trabajo de investigación sobre el tema-, escribió dos volúmenes titulados «Fabulario Boreal» y «Fábulas Edificantes», respectivamente, ilustrados los dos por Galindo y prologados respectivamente por don José María de Cossío y por Evaristo Acevedo, con una glosa de Enrique Jardiel Poncela. Que humorista tan cualificados hayan colaborado en los libros de Velo Nieto, ya dice por sí solo que sus fábulas eran merecedoras de mucho. Esta aportación, es el mejor laudo para su fabulario, interesantísimo bajo todos los puntos de vista: como primicia extremeña y única al género y como modificación de los cánones tradicionales desde Fedro, Esopo, Lafontaine, Iriarte o Samaniego, en cuyas fábulas hablaban animales, mientras en estas de Velo, los que parlan y dialogan son instrumentos y máquinas, cosa mucho más difícil aún, al ser capaz de «animar» a seres totalmente «inanimados». Porque los animales y aún las plantas tienen en sí reacciones a veces semejantes a las humanas, pero un martillo o una plancha eléctrica, son imponderables para crear interés, cosa que, sin embargo, logra Velo Nieto para el lector.

En el prólogo del primer libro, por ejemplo, Cossío escribe: «Ha sido un empeño mío más que de su autor, el escribir unas líneas al frente de este fabulario. No querían desperdiciar la ocasión que se me ofrecía para hacer una profesión de fe literaria, y nótese que digo literaria (y podría decir retórica) y no poética… La empresa que el señor Velo se ha propuesto tiene todavía mayores dificultades (se refiere a las fábulas clásicas). Un ser vivo por elemental que sea, tiene una vida y unas reacciones que pudiéramos llamar voluntarias. Poseemos, pues, documentos sobre los que fundamentar una psicología, aunque primaria. El escoger como actores seres inanimados, o con la falsa y fatal vida de la mecánica, supone un esfuerzo de caracterización de mucho más difícil logro. Únicamente el llorado Ramón Basterra dio principio a una serie de fábulas que, como las de Velo, sucedían entre máquinas y artefactos industriales. Pero la intención de las fábulas de Basterra era fundamentalmente poética, en tanto Velo las da un carácter estrictamente moralizador… Este halago he sentido leyendo las graciosas fábulas de Velo, tan llenas de vida e ingenio, y tan ingenuamente aleccionadoras… frente al ideal de nuestros días de mecanizar la vida, Velo quiere evitar expresión vital a la mecánica».

Para que el lector se dé una idea de lo que son las fábulas de nuestro paisano, vamos a reproducir la primera de su primer libro, que sirve de introducción a las restantes. Dice así:

FILOSOFÍA DEL «BOREAL»

«Esopo, Lafontaine y Samaniego
compusieron apólogos morales,
en que hablaban la víbora, el borrego
y demás compañeros animales;
más la gente leyó sus fabulillas
como el fakir se traga las bombillas;
y a pesar de su espíritu docente,
el mundo prosiguió tan insolente.
¿Por qué estos moralistas del Parnaso
sufrieron tal fracaso?…
Si quisiera pecar, yo juraría
(y que Dios atempere mí osadía)
que si estos fabulistas fracasaron
fue… porque no triunfaron;
más la causa de tal ineficacia
radica en que olvidaron, por desgracia,
que el hombre benemérito y prolífero
no tolera consejos de un mamífero.
Más yo, que soy moderno fabulista,
abandoné la selva animalista,
y, abrazado a turbinas y motores,
inhalé el arcaduz de sus vapores
extrayendo la etérea consecuencia
de su mucho poder y mucha ciencia,
e hice hablar al tornillo, al cojinete,
al motor de explosión y al torniquete,
pensando que, al hablar un topolino,
en vez de hacerlo un ganso o un pollino,
mis fábulas dirán «topolinadas»,
pero no pollinadas ni gansadas.
Brindo pues al lector las moralejas
de mis motorizadas fabulejas»…

Al final de este su primer libro, Velo Nieto recibe la siguiente glosa de Enrique Jardiel Poncela:

«Ya que el autor solicita
en su volumen escrita
una glosa, como honroso
resumen que glose el númen
de sus fábulas, lo gloso
diciendo que es FABULOSO.
¡Y no existe otro resumen
qué honre más, por lo elogioso,
las fábulas de un volumen,
tan instructivo y jocoso!».

El segundo volumen, «Fábulas Edificantes» está ilustrado asimismo por Galindo y prologado por Evaristo Acevedo, el gran humorista, que escribe entre otras cosas en el prólogo del mismo: «Aristóteles expuso la tesis de que únicamente los animales deberían protagonizar las fábulas. Siglos más tarde el fabulista francés Arnault se revelaría contra esta opinión… don José Velo Nieto hace suya está protestada de Arnault. Y va más allá todavía rompiendo toda clase de moldes, como buen celtíbero. Sus fábulas no las protagoniza el león, el buey, el cordero. Tampoco la montaña, el árbol, el río. En un «más difícil todavía», antiguo lema del circo que podría ser «eslogan» de los aperrados ciudadanos de la sociedad de consumo, el autor de este fabulario modernizar su musa haciendo hablar a la excavadora, el adoquín -sin alusiones jerárquicas-, a la chabola, a la apisonadora… Los elementos de la construcción son sus personajes preferidos, hasta el punto de que esta obra debería considerarse «libro de texto» para los novios celtíberos, eternos buscadores de pisos para casarse… Con sus Fábulas Edificantes consideró que Juan José Velo Nieto presta un gran servicio patriótico. Si meditan sobre ellas los responsables de algunas inmobiliarias, tal vez bajen un poquito el precio de los pisos. Y los descendientes de don Pelayo, que empezó a edificar la independencia hispana arrojando piedrecitas a la cabeza de los sarracenos, le quedarán agradecidísimos. Como he quedado yo, tras la lectura de este fabulario».

Juan José Velo Nieto, además de un fino humorista era un compañero humanísimo y amigo cordial. Era funcionario de Correos -de cuya carrera tantos humoristas han salido, como K-Hito, como Evaristo Acevedo, como José María Marcos Leffler, como el mismo Velo-, y en sus ratos libres, escribía. Hubiera llegado muy arriba si su única dedicación hubiera sido la literatura de humor, estamos seguros. Quede aquí constancia de ese quehacer como prueba de que en Extremadura la fábula también tuvo asiento. Y terminemos dando a conocer una titulada «La Cafetera Express y el Infiernillo Eléctrico»:

«La cafetera Express vaporizaba
y al infiernillo eléctrico exhalaba
sus planes venideros
de cambiarse en veloz locomotora
y pilotar los trenes de viajeros
a noventa kilómetros por hora,
para así convertir su inercia estática
en máquina energética y dinámica.
-¡Modérate el frenillo!,
respiró incandescente el infiernillo;
pues juzgó con franqueza
que el café se te ha subido a la cabeza.
¿Es que el llamarte «Express» que da derecho
a desdeñar las portas de tu pecho?…
¿Qué te parecería que yo,
por ser eléctrico artilugio,
quisiera transformarme en un tranvía
para buscar a mi tensión refugio?…

El buen nombre se hereda,
pero no las virtudes que amoneda;
por eso yerra el hombre
te imagina triunfar con sólo un nombre»

El contenido de las páginas de esta web está protegido.