Oct 012006
 

Domingo Quijada González.

Justificación

Se han escrito ya diversos trabajos referentes a la conquista y repoblación del Valle del Alagón, sobre todo en la segunda mitad del siglo XX (exponemos algunas muestras en la Bibliografía). Sin embargo, la escasez de documentación, especialmente la relativa a la primera fase de ambos procesos, implica que aún hayalagunas históricas en este apartado –como es evidente.

Ese fue el motivo principal que nos impulsó a realizar esta ponencia, con el fin de complementar los estudios y el conocimiento de nuestra amada tierra con nuevas aportaciones.

Como se desprende del título de la misma, hoy nos vamos a centrar sólo en el tema de los apellidos (para no excedernos en la extensión, incumpliendo las bases de estos Coloquios). Pero lo podemos ampliar con otros apartados (etnográfico, lingüístico, folclórico, etc.), lo que posiblemente haremos en otras ediciones…

1.- Historia de los apellidos

Pero, antes de comenzar, hagamos una pequeña reseña acerca de nuestro protagonista de hoy, los apellidos que, aunque nos puedan parecer tan cotidianos, tienen su propia historia:

  1. Antes de la romanización, los apellidos no existían: para distinguir o singularizar a las personas, se usaban motes o similares para completar el nombre o especificar al mismo.
  2. Sin embargo, los romanos los introducen, añadiendo la familia (Livio, Graco, Julio, etc.) a la que pertenecían. Pero a los nativos no les afectaba apenas.
  3. Los árabes no nos legan en este sentido casi nada (sólo significado).
  4. Pero con la Edad Media aparecen los apellidos actuales:
    • La Nobleza: fueron los primeros en hacerlo, añadiendo el nombre de su lugar de nacimiento, conquista, señorío, etc. (topónimo: ej. Alba, Miranda, etc.), de su familia (patronímico: ej. González, Sánchez, etc.) y mote o apodo (Calvo, Gordo…).
    • El pueblo llano imita a los anteriores e incorpora el lugar natal (Retortillo, Mahíllo, etc.), profesión (Carpintero, Vaquero…), familia (López, Gutiérrez, Nieto, etc.), mote (Rubio, Roncero), cualidad (Bueno, Clemente, Garrido, Franco, Hermoso, etc.) y otros. Un caso especial fueron losconversos, con nombres de ciudades (Cáceres, Plasencia…) o elemento geográfico (Batuecas, Fuentes, Mesa, Valle, etc.), de la Iglesia (Cruz, Iglesia), profesiones (Cirujano, Carpintero, Herrero,…), plantas (Granado), animales (Alcón, Cordero…), etc.
  5. A partir de entonces se generalizan y expanden por toda la geografía hispana, incluso fuera de ella: por la conquista y colonización de América:

2.- Fundamentos históricos

Conocido lo anterior, pasemos a conocer los datos históricos básicos, para lo que nos hemos servido de la Bibliografía reflejada al final (así como de nuestra propia base de datos):

  • Presencia árabe en su entorno durante los siglos IX, X y XI, dada su inclinación por asentarse en los valles fértiles de los ríos (como es el caso del Alagón y sus afluentes), unido a la proximidad de la antigua calzada romana (“Vía de la Plata”). Así se desarrollan o surgen Coria, Galisteo, Granada (o Granadilla), la Atalaya de Pelayo Vellido, Palomero y otras almenaras de menor importancia. Su aportación será destacada en ciertos lugares, como se aprecia por el legado etnográfico que aún perdura: costumbres, vocablos, ornamentos, gastronomía, etc. En el propio Montehermoso, dos de sus barrios principales tienen nombre árabe: “El Albadil” y “Las Kábilas”, aunque su fundación fuera posterior. Pero será en la etapa siguiente cuando alcance un mayor protagonismo.
  • Reconquista:
    • Hubo una Reconquista inicial en el siglo XI, cuando Alfonso VI (1040-1109) toma Coria (incluyendo la Atalaya de Pelayo Vellido en el 1077, denominada así porque se la donó a su mayordomo de ese nombre). Pero los almorávides recuperan la zona a finales de ese siglo XI y principios del XII, tras las batallas de Zalaca y Alarcos. Por lo tanto, en esa fase no puede hablarse de repoblamiento, ya que no dio tiempo para ello.
    • En la primera mitad del siglo XII el despoblamiento del Valle del Alagón era casi general, originado por las frecuentes razzias llevadas a cabo por ambos bandos.
    • Sin embargo, a mediados de ese siglo XII se acomete una nueva Reconquista Cristiana:
      • Alfonso VII (el emperador, 1105-1157) reconquista Coria el año 1142, aunque no fuera de forma permanente o definitiva. Alfonso VII divide a León y Castilla (1157).
      • Su hijo Fernando II (1157-1188), además de tomar Granadilla y Cáceres, dona Coria al arzobispo de Santiago (1162), y después a los Templarios (1168), debido a los peligros que surgen con la entrada de los almohades.
  • Finales del siglo XII:
    • Alfonso IX de León (1188-1230): establece la línea fronteriza en el Tajo, y toma Mérida y Badajoz. Pero ya adelantábamos que se trataba de una situación inestable, por lo que estos territorios siguen en poder de las Órdenes Militares, destacando la de Santiago en el sector que estamos analizando (la de Alcántara quedaba más lejos). Así pues, el Valle del Alagón pasó primero a la diócesis de Santiago y más tarde a la Orden militar de ese nombre (después le serían cedidos muchos privilegios al convento de Sancti Spíritu (Sta. Ana) de Salamanca.
    • Sin embargo, en el siglo XIII sucede un hecho trascendental: la batalla de Las Navas de Tolosa (1212). Y, aunque el citado Alfonso IX de Leónno participa en ella (dada su enemistad con su suegro, Alfonso VIII de Castilla), la derrota almohade permite a Alfonso IX retomar Cáceres (1229), Montánchez, Medellín, Mérida (1230), Badajoz (1230) y otras muchas plazas fuertes extremeñas.
  • Esa nueva situación permite la REPOBLACIÓN y el posterior deslinde del Valle del Alagón: Granada, Palomero y Atalaya de Pelayo Vellido. Importante fue la repoblación de Galisteo, pues permitió el nacimiento de su Mancomunidad de la Villa y Tierra de Galisteo, que englobaría una serie de pueblos como luego veremos (incluyendo el de Montehermoso).

Resumiendo, tras la Reconquista hubo que efectuar la consiguiente Repoblación pues, al estar nuestra región casi despoblada (por las causas antes citadas), los reyes se ven obligados a entregar extensos territorios a las Órdenes Militares y a la nobleza (incluyendo a la Iglesia), lo que repercutirá negativamente en los aspectos económicos y sociales de años y siglos posteriores. Las propias ciudades, como necesitaban atraer población cuando son fundadas o repobladas, recurren a la concesión de Fueros que favorecían a los recién llegados, a la vez que los reyes protegían a esos núcleos urbanos del interés y poder de la nobleza: así, desde tierras avileñas (como en el Campo Arañuelo), leonesas (Valle del Alagón y Sierra de Gata) o desde el resto de Castilla y León en general (incluso desde Galicia, Asturias y Cantabria), gradualmente van llegando los nuevos pobladores, dejando su huella (lingüística, cultural, tradiciones, etc.) para el futuro. Como es lógico, dada la vinculación geográfica, la entrada se hizo desde Salamanca; a través de diversas etapas, fases o trampolines: Béjar, Plasencia, Granadilla y su tierra, Galisteo y su Mancomunidad, Coria, etc. Precisamente, en el apartado de los apellidos se confirman muchas de esas premisas.

Pero esa nobleza, con el visto bueno de reyes débiles posteriores (a menudo lo hicieron para “premiar” su apoyo en las guerras), se harían en muchos casos con el control jurisdiccional y/o territorial de ciudades y lugares, siendo una de las causas de los latifundios posteriores y de los frecuentes abusos en todos los sentidos: sólo las tierras de realengo o dependientes de ciudades fuertes (caso de las Campanas…) mantendrían cierta libertad frente a los Señoríos.

Esos mismos colectivos sociales (Órdenes Militares, Nobleza y repobladores castellano-leoneses), la propia escasez demográfica, el mencionado reparto de la propiedad (latifundismo) y las características edafológicas y climáticas de Extremadura favorecerán la economía pecuaria, en torno a la Mesta (que se crearía más adelante) y la ganadería trashumante; lo que impidió el desarrollo agrícola. Como cita Aurelio Gutiérrez (que a su vez lo toma de J.L. Martín Martín), “…Los concejos situados al sur del reino de león, bajo cuya área de influencia caía la Transierra, mostraron un claro interés, al menos durante el siglo XII, porque no se roturara esta zona y mantuviera un aprovechamiento ganadero que había de proporcionarles pingües beneficios. Pero, en todo caso a modo preventivo, ante el temor de nuevos asentamientos poblacionales que se desgajasen del alfoz primitivo, los legisladores leoneses dictan normas como la que imponía que en todo el extremo non haya nengun labor sinon colmenar con su casa e torre”.

Es muy posible que también frecuentaran estos parajes grupos de marginados o perseguidos por la justicia, que se habían refugiado en estas tierras fragosas y semiabandonadas por múltiples motivos: desertores, aventureros, ladrones, delincuentes, criminales, etc. Posteriores cartas de poblamiento permitirán la reinserción de estos individuos ante la escasez demográfica para poder llevar a cabo los posteriores procesos de roturación que más tarde se permitirán y animarán.

  • La Repoblación de Galisteo y su tierra

La citada victoria de las Navas de Tolosa permite a Alfonso IX de León repoblar Galisteo en 1217, con gente procedente de Castilla León –como ya hemos señalado–, constituyéndose la “Mancomunidad de Villa y Tierra de Galisteo”, compuesta por esa localidad más las de Riolobos, Holguera, Aldehuela del Jerte, Carcaboso, Valdeobispo, Montehermoso, Aceituna, Pozuelo de Zarzón y Guijo de Galisteo (y algún que otro despoblado, sobre todo en las márgenes del río Alagón, como fue el caso de Malpartida). Todos ellos en el Valle del Alagón central o sus proximidades (al norte quedaba Granadilla y aguas abajo Coria).

El tema de esta Mancomunidad estará ligado posteriormente al Señorío de Galisteo, que data de 1268 cuando el rey Alfonso X el Sabio dona dicho estado a su hijo primogénito D. Fernando de la Cerda, primer Señor de Galisteo y su Tierra. El Señorío estaba formado por la mencionada Villa de Galisteo, cabeza del mismo. Y en los parajes más alejados surgen aldeas o pequeñas alquerías que, con el progresivo crecimiento, darían lugar a los mencionados pueblos (algunos de ellos superarían a la matriz de Galisteo, como es el caso de Montehermoso).

Según García Martín, la vida económica y administrativa de estas aldeas estaba regulada por un Concejo, ejerciendo el dominio sobre el terreno asignado y correspondiéndole todas las competencias relativas a su poblamiento, así como el reparto de heredades entre los vecinos, reservando parte de las tierras para el aprovechamiento comunal o concejil (tierras de propios y comunes).

Tras unos turbulentos años, finalmente el rey Juan II donó el Señorío de Galisteo a don Garci Fernández Manrique de Lara, conde de Castañeda y Señor de Aguilar. Precisamente, el segundo de sus hijos, don Gabriel Manrique, recibiría el título de Conde de Osorno y, en 1451, el de Duque de Galisteo; recayendo por último, en la casa del duque de Montellano y del Arco, que nombraba al corregidor y las justicias. Los mismos pueblos componían el sexmo de Villa y Tierra, aprovechando en común los pastos y montes, los cuales fueron donados por el duque, formando para su gobierno un cuaderno de leyes municipales, en el año 1531; que fue sancionado por el mismo señor en 1547; cuyo sexmo quedó disuelto en 1837, por orden de la Diputación Provincial, adjudicando a cada pueblo la parte de terreno correspondiente.

3.- Los apellidos de Montehermoso: origen y relaciones actuales

Conocido lo anterior, y según decíamos al principio, existe un gran vacío documental sobre la historia de Montehermoso –como en tanto otros lugares–, especialmente en la etapa que abarca a los tiempos antiguos (desde su fundación hasta la Edad Moderna). Es lógico que buena parte de su trayectoria coincida con la evolución histórica que hemos descrito antes: repoblación del Valle del Alagón. También anticipábamos que podríamos servirnos de los apellidos para justificar esa posibilidad tan evidente. Y es lo que hemos llevado a cabo para analizar los orígenes y movimientos migratorios de esta localidad –pero que sería válido igualmente para cualquier otra–, cotejando las relaciones de vecinos (o Censos), así como diversas listas o catálogos de diferentes fuentes desde el siglo XVI (que es cuando ya hay datos suficientes, al surgir los Archivos Parroquiales) en distintas épocas, para ver así las incorporaciones, desapariciones o continuidades a lo largo de los años.

  • Vamos a comenzar por la primera relación que existe en el Archivo Parroquial de Montehermoso (registros de Bautismos, Matrimonios y Defunciones), que data de 1582 (tras las normas emanadas del Concilio de Trento), según el cual los apellidos más abundantes en ese año eran los siguientes:

Alba: apellido de origen castellano-leonés, que también existe en Ahigal y Salamanca.

Alcón (con H): lo encontramos en Aldehuela del Jerte, Coria, Galisteo, Plasencia, Santa Cruz de Paniagua, Villa del Campo y Valdeobispo. También en Salamanca.

Blasco: hoy sólo permanecen escasas muestras, así como en el entorno del Alagón.

Bueno: los casos más antiguos se hallan en Aragón y Burgos. Y cerca de Montehermoso destaca en Aldehuela del Jerte, Carcaboso, Galisteo, Plasencia, Valdeobispo y Salamanca.

Caballero: desaparecido ya.

Calvo: origen gallego y castellano. Con suficiente presencia en Pinofranqueado (Hurdes), Plasencia, Riolobos y Sierra de Gata (Cadalso). Abundante en Salamanca.

Carpintero: lo hallamos también en Coria, Holguera, Plasencia, Valdeobispo y Salamanca.

Clemente: origen castellano-aragonés. Muy común en Aceituna, Aldehuela del Jerte, Coria y Plasencia y Salamanca.

Contreras: hoy desaparecido en la localidad.

Domínguez: procedencia castellana. Apellido que destaca en Aceituna, Ahigal, Valle del Ambroz, Coria, Galisteo, Sierra de Gata, Hurdes, Moraleja, Plasencia, Riolobos, Valdeobispo, Villa del Campo y Villanueva de la Sierra.

Fernández: muy reducido en la actualidad, y de expansión generalizada.

Flores: caso parecido al anterior, pues sólo se mantienen escasos ejemplos.

Franco: origen vario (francés, gallego incluso zamorano). En la zona destaca en Acebo, Coria y Plasencia.

Galindo: se conocen orígenes aragoneses, cántabros y castellanos. Pero aquí procede de Salamanca (donde abunda). También destaca en Ahigal, Guijo de Galisteo y Plasencia.

García: apellido muy común (sobre todo en Navarra y Castilla, incluyendo la tierra de Cameros), aunque en Montehermoso no lo es tanto. De todos modos, en la zona sí prolifera, sobre todo en Oliva de Plasencia y Plasencia.

Garrido: éste sí que lo es, de origen castellano y que también sobresale en Guijo de Galisteo, Oliva de Plasencia y Salamanca (de donde posiblemente proceda).

Gil: dicen los expertos que este apellido procede de Cantabria, pero lo que a nosotros más nos interesa es saber que en Salamanca es muy común (de donde pudo proceder); lo mismo que en el Valle del Ambroz, Coria, Granadilla, Plasencia, Pozuelo de Zarzón y Villa del Campo.

Gómez: en los últimos años (y siglos) se ha reducido su porcentaje.

González: sin embargo, y como veremos en otro apartado, éste era y es uno de los apellido con mayor número de portadores en la localidad. De origen castellano (Camerano), está muy extendido por la península y la comarca: sobre todo en Oliva de Plasencia y Plasencia.

Gutiérrez: los antecedentes más antiguos hay que buscarlos en Asturias y Castilla; y, dentro de ésta, en Salamanca (donde es bastante frecuente). Centrándonos en el Valle del Alagón o sus aledaños, lo hallamos en Carcaboso, Coria, Galisteo, Guijo de Galisteo, Moraleja, Oliva de Plasencia, Plasencia, Santibáñez el Bajo y Villa del Campo.

Hernández: apellido de origen generalizado y muy abundante en esta zona que estamos viendo: Abadía, Aceituna, Ahigal, Valle del Ambroz, Carcaboso, Cerezo, Coria, Galisteo, Granadilla, Sierra de Gata, Guijo de Galisteo, Hurdes, Moraleja, Palomero, Plasencia, Pozuelo, Riolobos, Santibáñez el Bajo, Villa del Campo y Villanueva de la Sierra. También en Salamanca.

Iglesias: en los documentos reseñados consta precedido por el artículo “LA”. Ignoramos si se trata de personas con antecedentes “conversos”, de padres desconocidos o similares. Es muy frecuente en el Valle del Alagón y sus alrededores: Abadía, Acebo, Ahigal, Valle del Ambroz, Coria, Galisteo, Granadilla, Hurdes, pueblos del Alagón (Guijo de Galisteo), Moraleja, Palomero, Plasencia, Riolobos, Sierra de Gata, Valdeobispo, Villa del Campo y Villanueva de la Sierra. También en Salamanca.

Izquierdo: con escasos representantes hoy.

Jiménez: en los Libros citados aparece con “G” (lo que no nos debe extrañar, pues en casos muy recientes también consta). Apellido de origen general y que en la zona objeto de estudio es frecuente en Granadilla, Moraleja, Palomero y Santibáñez el Bajo.

López: también es de origen general, destacando en Plasencia y Villa del Campo.

Lorenzo: de origen italiano o gallego, aunque en Montehermoso pudo entrar desde Salamanca, donde es frecuente. También lo encontramos en Guijo de Coria y Moraleja.

Martín: no está claro su origen (francés, aragonés, castellano-Camerano…), aunque sí sabemos que es el más abundante en la provincia de Salamanca (de donde es posible que proceda). También sobresale en Azabal, Cerezo, Galisteo, Granadilla, Granja de Granadilla, Holguera, Hurdes, La Pesga, Marchagaz, Mohedas, Moraleja, Oliva de Plasencia, Palomero, Plasencia, Pozuelo de Zarzón, Villa del Campo, Villanueva de la Sierra y Zarza de Granadilla.

Mateos: de origen general. Lo hallamos también en Mohedas de Granadilla, Plasencia, Villasbuenas de Gata y Zarza de Granadilla.

Mesa: apellido que también aparece en la provincia de Salamanca.

Morcillo: he leído acerca de su origen vasco. Y en la comarca aparece en Guijo de Galisteo, Moraleja, Plasencia, Pozuelo de Zarzón y Valdeobispo.

Muñoz: hoy apenas existe.

Nieto: aunque es de origen general, se le suele adjudicar procedencia leonesa. En el Valle del Alagón lo encontramos en Galisteo, Plasencia y Riolobos. También en Salamanca.

Ovejero: ya no queda ningún representante de este apellido.

Palomino: tampoco de éste.

Pañero: ni de éste.

Peña: ni de éste.

Planchuelo: ni tampoco de éste.

Plaza: ha evolucionado en la localidad con pequeños altibajos. Procedían de Salamanca.

Pulido: originario de los montes de Burgos. Presente en Aceituna, Coria, Plasencia y Salamanca.

Quijada: y éste de Castilla León (Valladolid), muy difundido en la localidad. Aunque también hay ramificaciones en Carcaboso y Plasencia (también en La Mancha).

Redondo: desaparece prácticamente a partir del siglo XVIII.

Retortillo: procedente de Castilla León (concretamente de Salamanca, donde hay un municipio con ese nombre). También lo hallamos en Plasencia (además de en Salamanca).

Rodríguez: se ha mantenido siempre, aunque con escasa representación. Y es muy común en casi todos los municipios.

Roncero: este calificativo de perezoso, también aparece en las Hurdes (Cabezo y Ladrillar) y Villasbuenas de Gata. Así como en Salamanca.

Ruano: su origen se lo disputan los vascos y Castilla, pero en Montehermoso entró por Salamanca, donde también existe, así como en Ahigal, Aldehuela del Jerte, Guijo de Coria, Guijo de Galisteo y Plasencia.

Rubio: este otro apelativo es de procedencia asturiana. Y también es frecuente en Ahigal, Valle del Ambroz, Coria, Granadilla. La Pesga, Plasencia y Villanueva de la Sierra.

Ruiz: desapareció en los siglos siguientes.

Sánchez: de origen general, se ha mantenido siempre, con representación destacada en Plasencia.

Vaquero: entonces constaba con “B”. Su origen es dudoso (vasco o castellano). Con importante presencia en Coria, Sierra de Gata (Eljas), Galisteo, Moraleja. Plasencia y Salamanca.

  • Avanzamos un siglo, y la situación en el período 1685-92 era la siguiente:
    • Se mantienen éstos: Alba, Alcón (también con “H”), Blasco, Bueno, Calvo, Carpintero, Clemente, Domínguez, Fernández, Franco, Galindo, García, Garrido, Gil, Gómez, González, Gutiérrez, Hernández, Iglesias, Jiménez (con G), López, Lorenzo, Martín, Mateos, Mesa, Morcillo, Nieto, Palomino, Planchuelo, Pulido, Quijada (con “X”), Redondo (que luego desaparece), Retortillo, Rodríguez, Roncero, Ruano, Rubio, Sánchez y Vaquero (con B).
    • Surgen estos otros por primera vez: Alonso (apellido de origen general, que tiene que ver con el nombre coincidente, y que en el Valle del Alagón lo encontramos en Marchagaz, Mohedas de Granadilla, Palomero y Zarza de Granadilla), Aparicio (se habla de su origen asturiano-leonés, que también abunda en Plasencia y Salamanca), Barquero (según veremos, luego desaparece, por lo que nos queda la duda si fue una entrada esporádica o una confusión con el local Vaquero, que también lo escribían con “B”), Bautista (común en Aragón y Castilla, con presencia varia en diversos lugares de Extremadura y Salamanca), Coello, Conejero, Corrales, Floriano, Francisco, Fuentes (pudo tener origen placentino, donde es numeroso, al igual que en Salamanca), Hermoso (pudo entrar desde Plasencia o Acebo), Mahíllo (con o sin “H”, que pudo proceder desde Salamanca, donde hay un pueblo con ese nombre, vía Ahigal o Valle del Ambroz, donde también existen), Miranda (este toponímico, “bello”, lo hallamos igualmente en Aldehuela del Jerte y Salamanca), Monroy (que luego desaparece), Morán (como también le sucede a éste), Moreno (y a éste), Pérez (bastante común), Santos (que desaparecerá), Sierra (lo mismo que éste), Toribio (que se mantendrá hasta nuestros días), Valle (parece ser que tiene su origen en Cantabria, pero que nos entró desde Salamanca a través del Valle del Ambroz. También hay notable presencia en Coria, Moraleja y Plasencia) y Vázquez (que más tarde desparece).
    • Desaparecen los siguientes: Caballero, Contreras, Flores, Izquierdo, Muñoz, Ovejero, Pañero, Peña, Plaza y Ruiz.
  • Y ahora lo hacemos un poco más, ya que nos vamos al trienio 1852-54, en el que la situación era la siguiente:
    • Se mantienen éstos: Alba, Alcón (también con “H”), Alonso, Aparicio, Bautista, Blasco, Bueno, Calvo, Carpintero, Clemente, Domínguez, Francisco, Franco, Fuentes, Galindo, García, Garrido, Gil, Gómez, González, Gutiérrez, Hermoso, Hernández, Iglesias, Jiménez (con G),López, Lorenzo, Mahíllo (con o sin “H”), Martín, Mateos, Mesa, Miranda, Morcillo, Nieto, Palomino, Pérez, Pulido, Quijada (con “X”),Redondo (que luego desaparece), Retortillo, Rodríguez, Roncero, Ruano, Rubio, Sánchez, Toribio, Valle y Vaquero (con B).
    • Aparecen estos otros por vez primera: Álvarez, Corredor (que ignoramos desde dónde pudo llegar, pues escasea por la zona…), Delgado (muy extendido en Plasencia), Durán (lo mismo que éste), Gordo (que no la habíamos hallado antes, pero que es bastante común en Abadía, Coria, Guijo de Galisteo, Marchagaz, Moraleja, Palomero, Pozuelo de Zarzón, Villa del Campo, Villanueva de la Sierra y Salamanca), Granado (frecuente en la sierra de Burgos y La Rioja; en nuestra comarca aparece en Coria, Moraleja y Plasencia. También en Salamanca), Manzano, Montero, Osuna, Paniagua (apellido leonés, de la época de Alfonso XI, que también abunda en Ahigal, Coria, Guijo de Coria, Palomero, Plasencia, Santibáñez el Bajo y Salamanca), Pinero, Piñero, Ramos, Rivera (con “B” y con “V”, con antecedentes gallegos y presencia destacada en Plasencia y Salamanca),Romero Señorán (llega desde Ciudad Rodrigo, Salamanca).
    • Desaparecen los siguientes: Barquero, Conejero, Corrales, Fernández, Floriano, Monroy, Morán, Moreno, Planchuelo, Redondo, Santos, Sierra y Vázquez.
  • Ascendemos un poco más, casi a finales del siglo XIX, con un muestreo bastante importante, ya que hemos analizados un total de 1.480 personas: todos los nacidos en 1883 (125), 1884 (113) y 1885 (132), incluyendo a sus padres. En esos años vemos que desaparecen los apellidos Delgado, Durán, Manzano, Montero, Palomino, Piñero, Ramos y Romero. No hay ninguna incorporación destacada y los tres con mayor porcentaje son (por este orden):Garrido, Domínguez y González.
  • Y ya en el siglo XX, así como en la actualidad, todo seguía y continúa casi igual. Apreciamos algunas incorporaciones destacadas: como los apellidosBatuecas (con presencia en la comarca, caso de Ahigal, Cerezo, Mohedas de Granadilla y Plasencia) o Méndez (lo encontramos en Guijo de Granadilla, Marchagaz, Moraleja, Plasencia y Salamanca). Sin contar los movimientos migratorios, muy frecuentes a partir de la segunda mitad del siglo XX (ya hablaremos de este tema). Como es lógico, los porcentajes varían, incrementándose unos y reduciéndose otros.

Resumiendo las coincidencias generales:

  • Galisteo y su Mancomunidad: Alcón, Bueno, Carpintero, Clemente, Domínguez, Gordo, Gutiérrez, Hernández, Iglesias, Martín, Morcillo, Nieto y Vaquero.
  • Coria y su tierra: Alcón, Calvo, Carpintero, Clemente, Domínguez, Franco, Gil, Gordo, Granado, Gutiérrez, Hernández, Iglesias, Jiménez, Lorenzo, Martín, Méndez, Morcillo, Paniagua, Pulido, Ruano, Rubio, Valle y Vaquero.
  • Ahigal y tierra de Granadilla: Alba, Batuecas, Clemente, Domínguez, Galindo, Gil, Domínguez, Hernández, Iglesias, Jiménez, Mahíllo, Martín, Mateos, Méndez, Paniagua, Ruano, Rubio y Valle.
  • Hurdes: Domínguez, Hernández, Iglesias, Martín y Roncero.
  • Sierra de Gata: Calvo, Domínguez, Hermoso, Hernández e Iglesias.
  • Plasencia: tema complejo, pues existen prácticamente todos. Lo difícil es saber si fue núcleo expansivo o los ha recibido por inmigración progresiva. Destacan los comunes con Montehermoso al margen de la zona = Aparicio, Fuentes, García, González, Hermoso, López, Quijada, Retortillo, Rivera, Sánchez y Señorán.
  • Salamanca (provincia): Alba, Bueno, Calvo, Franco, Fuentes, Galindo, Garrido, Gil, Gutiérrez, Hernández, Iglesias, Lorenzo, Martín, Mesa, Miranda, Nieto, Paniagua, Plaza, Ruano, Valle y Vaquero. Apartado éste muy a tener en cuenta, pues nos hace pensar en la repoblación comentada y en todo ese proceso histórico.

4.- Conclusión

Curiosamente, y también como rasgo significativo, observamos que contabilizando y sintetizando los mencionados documentos de esas centurias los 55 apellidosmás reiterados o destacados –al menos en los cinco últimos siglos– eran y son los siguientes (recordando que su mayor o menor abundancia cambia a lo largo de la historia por múltiples circunstancias, a la vez que señalamos en «negrita» los más numerosos): Alba, Alcón, Alonso, Álvarez, Aparicio, Batuecas, Bautista, Blasco, Bueno, Calvo, Carpintero, Clemente, Corredor, Domínguez, Franco, Fuentes, Galindo, García, Garrido, Gil, Gómez, González, Gordo, Granado, Gutiérrez, Hermoso, Hernández, Iglesias, Jiménez, López, Lorenzo, Mahíllo, Martín, Mateos, Mesa, Miranda, Morcillo, Nieto, Osuna, Paniagua, Pérez, Pineros, Pulido, Quijada, Retortillo, Rivera, Rodríguez, Roncero, Ruano, Rubio, Sánchez, Señorán, Toribio, Valle y Vaquero. Había otros que ya han desaparecido (Illana, Pineros,…), y algunos que han sufrido un notable retroceso respecto a una destacada proliferación en el pasado (Galindo, Rivera, Toribio). Lo que sucede cuando se extinguen o disminuyen las líneas sucesorias: bien por carecer de hijos, o debido a que los tenidos eran del sexo femenino, con lo que en dos generaciones se pierde el apellido.

Esto es algo muy común en el ámbito rural. Pero en el caso de Montehermoso se hace más patente debido al aislamiento secular al que se vio sometido hasta mediados del siglo XX debido a sus malas comunicaciones (por ejemplo, el puente sobre el Alagón y la carretera que la une con Plasencia no se construyó hasta la década de los 50), los escasos flujos migratorios antiguos en la localidad, la elevada tasa de natalidad y otros factores han permitido que los apellidos se hayan mantenido en un gran porcentaje. Lo que nos ha servido como una buena fuente histórica y demográfica para lograr los objetivos marcados: analizar sus orígenes y procedencia, relaciones con el entorno (como parte del proceso repoblador común), movimientos migratorios a lo largo de los siglos, expansión o desaparición de los mismos, causas de aquellos porcentajes más destacados, etc.

Debido a ello, no debemos extrañarnos si al componer nuestros árboles genealógicos vemos cómo esos apellidos se acumulan. Por ejemplo, añadiendo a mi nombre actual los apellidos de mis antepasados resultaría parcialmente algo así como Domingo Quijada González Garrido Bueno Franco Retortillo Jiménez Alcón Martín Ruano Mateos Clemente Domínguez Carpintero Iglesias… (sin contar las repeticiones que deberían ir intercaladas, que son varias), todos ellos pertenecientes a los mencionados 55 apellidos más numerosos, y a los primeros que constan en los documentos escritos más antiguos (los parroquiales del siglo XVI ya comentados)…

Resumen y Porcentajes (y puesto que ocupan los principales)

1582 1685-92 1852-54 1883-85 A 1963 B 2004 C
Alba: 1’216 0’292 0’226
Alcón: sí (con H) sí (H) 2’296(12) 2’046(12) 2’925(10)
Alonso: 0’000 0’730 0’430
Álvarez: 0’540 0’146 0’226
Aparicio: 1’080 0’292 0’430
Barquero:
Batuecas: 0’000 0’292 0’680
Bautista: 0’270 1’315 0’136
Blasco: 0’134 0’146 0’113
Bueno: 0’810 0’146 0’158
Caballero:
Calvo: 0’674 0’730 0’907
Carpintero: 3’782(6) 5’263(4) 2’766(14)
Clemente: 5’540(4) 4’970(5) 3’106(9)
Coello:
Conejero:
Contreras:
Corrales:
Corredor: 0’404 0’438 0’045
Delgado:
Domínguez: 7’702(2) 6’140(3) 5’419(3)
Durán:
Fernández:
Flores:
Floriano:
Francisco:
Franco: 1’620 0’292 1’156
Fuentes: 1’216 0’730 0’907
Galindo: 2’16014) 0’438 0’702
García: 2’432(10) 1’461 0’907
Garrido: 10’000(1) 10’233(1) 9’6011
Gil: 0’404 1’023 1’383
Gómez: 0’540 0’146 0’249
González: 5’944(3) 8’479(2) 8’049(2)
Gordo: 2’566 1’023 0’839
Granado: 0’540 0’584 0’521
Gutiérrez: 2’160(15) 2’046(13) 2’834(13)
Hermoso: 1’350 0’877 0’975
Hernández: 2’296(13) 2’485(10) 3’877(4)
Iglesias: sí (La) 3’378(7) 2’631(9) 3’696(6)
Izquierdo:
Jiménez (G): 0’540 0’146 0’861
López: 0’944 1’461 0’612
Lorenzo: 1’216 2’485(11) 2’879(12)
Mahíllo (i): 0’404 0’146 0’634
Manzano:
Martín: 1’756 2’046(14) 3’424(8)
Mateos: 0’540 0’438 0’453
Mesa: 1’620 1’608 1’269
Miranda: 0’810 1’023 0’634
Monroy:
Montero:
Morán:
Morcillo: 0’810 0’438 0’408
Moreno:
Muñoz:
Nieto: 0’540 1’169 0’770
Osuna: 1’216 0’292 0’340
Ovejero:
Palomino:
Paniagua: 0’540 0’877 0’566
Pañero:
Peña:
Pérez: 0’134 0’438 1’020
Pinero: 0’540 0’146 0’000
Piñero:
Planchuelo:
Plaza:
Pulido: 4’864(5) 3’508(7) 3’786(5)
Quijada: sí (x) 2’432(11) 3’947(6) 3’673(7)
Ramos:
Romero:
Redondo:
Retortillo: 1’890 2’777(8) 2’380(15)
Rivera (b): 1’486 1’023 0’181
Rodríguez: 1’216 0’730 0’498
Roncero: 2’972(8) 1’754(15) 1’179
Ruano: 0’540 1’315 1’247
Rubio: 0’810 0’877 1’020
Ruiz:
Sánchez: 1’350 1’315 2’925(11)
Santos:
Sierra:
Señorán: 0’540 1’023 0’634
Toribio: 0’540 0’292 0’340
Valle: 0’404 0’584 0’453
Vaquero (B): 0’810 1’461 1’020
Vázquez:
92’518 % 88’713% 86’469%

A = nacidos en 1883 (125), 1884 (113) y 1885 (132), con sus padres: 1.480
B = nacidos en 1963, incluyendo a sus padres (161×4 = 644 vecinos)
C = muestra de 4.410 vecinos (habitantes) iguales o mayores de 18 años

Mapa explicativo (elaboración propia)

img01BIBLIOGRAFÍA:

  • García Martín, Bienvenido: “Mancomunidad de Villa y Tierra de la extremadura leonesa. El ejemplo de la villa de Galisteo”. Revista Alcántara nº 11, 1987. Cáceres.
  • García Martín, Bienvenido: “El paisaje agrario de la Tierra de Coria. Sus transformaciones e incidencias”. Salamanca, 1985.
  • García Oliva, Mª Dolores y Martín Martín, José Luis: “Historia de Extremadura”. Badajoz, 1985. Editorial Universitas.
  • Gutiérrez Gutiérrez, Aurelio: “Montehermoso, estudio histórico”. Salamanca. 1990.
  • Martín Martín, José Luis: “La repoblación de la Transierra” (siglos XII y XIII). Estudios dedicados a Carlos Callejo.
  • Velo y Nieto, Gervasio: “Coria. Reconquista de la Alta Extremadura”. Cáceres, 1956.
  • Archivos: Simancas, Histórico Provincial, Obispado de Coria-Cáceres, local (Montehermoso: Ayuntamiento y Parroquial), etc.
  • Base de datos personal

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