Nov 122024
 

 Manuel Ruiz Durán

 

Resumen: Este estudio quiere ser una aproximación a los orígenes sociales y caritativos que tienen todas las cofradías desde su origen y en especial la cofradía de Santiago Apóstol, Santo Entierro de Cristo y Virgen de las Lágrimas, cuya misión era la de enterrar a los pobres, transeúntes, peregrinos de nuestra la ciudad. La figura clave de nuestro trabajo tiene como punto de partida a don Vicente Estévalez, obispo de Badajoz, (1341-1347).

Palabras Claves: Santiago Apóstol, Santo Entierro de Cristo y Virgen de las Lágrimas, cofradías, acción social y caritativa, Vicente Estévalez, Obispo de Badajoz.

Abstract: This study wants to be an approach to the social and charitable origins that all the brotherhoods have since their origin and especially the brotherhood of Santiago Apóstol, Santo Entierro de Cristo y Virgen de las Lágrimas, whose mission was to bury the poor, passers-by , pilgrims of our city. The key figure of our work has as its starting point Don Vicente Estévalez, bishop of Badajoz, (1341-1347).

 

Keywords: Santiago Apóstol, Holy Burial of Christ and Virgin of Tears, brotherhoods, social and charitable action, Vicente Estévalez, Bishop of Badajoz.

 

 

 

Cuando termine de publicar mi primer libro[1] sobre la cofradía del señor Santiago Apóstol, del Santo Entierro de Cristo y Nuestra Señora de las Lágrimas, muchas preguntas que se hacen los cofrades quedaron respondidas y los vacíos en el tiempo empezaron a encontrar sus fechas y lugares, con sus personajes y avatares históricos que la fueron configurando.

Con este artículo quiero dar respuesta a uno de los interrogantes que no hallaron la luz en su primer estudio y que tras la perseverancia de nuestra hermana mayor actual, doña María del Carmen Gutiérrez Aldaba y su párroco, el que lo escribe, quieren llegar al posible origen de la función social (acción caritativa) de nuestra cofradía, ya que en su dimensión religiosa y litúrgica la encontramos en los misterios de Cristo y de la Virgen que portan, desde tiempo inmemorial, nuestros pasos, el Viernes Santo, a las 5 de la tarde, tras el Vía Crucis, los oficios y el auto sacramental del Descendimiento de Cristo.

1.- Año de 1341. Don Vicente Estévalez, obispo electo de Badajoz (1341-1347)

1.1.- Familia

Pocos son los datos familiares que encontramos de nuestro Obispo don Vicente. De él sabemos que perteneció a una familia noble de Aragón[2]  que posiblemente llegó a nuestra tierra pacense después de la reconquista por Alfonso IX de la ciudad de Badajoz en 1230. Lo encontramos escrito con dos variantes, Estévanez o Estébanez, y nos da dos datos importantes de su vida: fue obispo de Badajoz por el año 1341 y se halló, con el rey don Alfonso, el onceno de Castilla, en la batalla de Algeciras.

No conocemos el nombre de sus padres, pero si sabemos que tuvieron 7 hijos, como lo recogen los textos del Corpus Medievales[3], pero sin saber el orden de nacimiento. En el siglo XV nos encontramos con los que pudieran ser los sobrinos del Obispo y a partir de este momento, el apellido se difumina.

 

Godino Estébanez[4]. 1318, agosto, 24. Badajoz. Carta de donación (traslado.) El canónigo Godino Estébanez da al Cabildo, en los Fresnos de Olivenza, unas casas con corral, viñas, molinos, sesegas, unas caballerías de tierra y una casa en el castillo con carga de dos aniversarios cada año el día de Santa Águeda.

Constanza Estébanez[5]. 1332, mayo, 10. Badajoz. Carta de compraventa. Carta de venta otorgada por Constanza Estévanez y su hija Teresa a Berenguela González, de unas casas en la colación de San Juan.

 

Vicente Estévanez[6]. 1341, enero, 31. Badajoz. Elección episcopal. Testimonio de la elección que el Cabildo hizo de don Vicente Estévanez, canónigo de la Iglesia pacense de San Juan. En 1349, se nos dice que tiene mayordomo que se llama Juan Tohan Ferrandes[7].

 

Vasco Estévanez[8]. Hizo gran carrera eclesiástica en nuestra Catedral. En 1352,  nos narran las crónicas que era canónigo de la Santa Iglesia Catedral de Badajoz.

En 1356, Olivenza, 19 de enero. Tiene el cargo de Chantre.

En 1361, abril, 16. Campomayor (Portugal). Tenemos el testimonio de una carta de excomunión y de cómo fue leída en la iglesia de Campomayor por el obispo don Juan contra el deán Fernando Sánchez, los arcedianos Vasco Estévanez y don Ramón, el tesorero Alonso Anes y otros canónigos y beneficiados de la Iglesia de Badajoz.

 

Lagua Estévanez[9]. 1361, agosto, 13. Monte Maior (Portugal). Carta de aforamiento de Domingos Meigo y su mujer Lagua Estevanez, vecinos de Monte Maior, por los días de su vida, a Domingos Martínez Farpalo la mitad de un lagar de aceite, con sus aparejos, por un canon de diez doblas anuales.

 

Vicencio Estébanez[10]. En 1362, Badajoz a 9 de junio,  se le nombra diciendo que su oficio es Maestre Escuela.

 

Martín Estébanez[11]. 1366, 27 de septiembre. Se le cita como Abogado en Badajoz en una sentencia judicial por los terrazgos del trigo que sembró y cogió en sus dos caballerías de tierra en las testas de doña Mayor, en la ribera de Valdesevilla.

 

En 1422, el 18 de agosto en Badajoz[12],  se nombra a don Blasco Estévanez Gordillo, en una sentencia judicial que da Fernando de Burguillos, alcalde de Badajoz, a su favor.

 

1436, octubre, 18. Badajoz[13]. Carta de donación que el arcediano de Jerez, don Luis Estébanez, hizo al Cabildo de unas casas situadas cerca de la puerta del Apéndiz, que antes fueron de Leonor Gómez.

 

1468, septiembre, 23. Badajoz[14]. Carta de compraventa otorgada por doña Constanza Estébanez de Medina de la parte de la heredad del Rincón que compró el canónigo Alonso González.

 

1470, octubre, 9. Badajoz[15]. Carta de compraventa, otorgada por el canónigo don Vasco Estébanez de Medina, por la que vende su parte de la heredad del Rincón del Medio al canónigo Moreno González.

 

1477, noviembre, 8. Badajoz[16]. Testamento de doña Constanza Estébanez en el que deja al Cabildo la heredad del Rincón de Caya, con carga de una capellanía perpetua o tres aniversarios en los días de Pascua de Resurrección, San Juan y Navidad.

 

 

1.2.- Obispo electo de Badajoz

 

Varias son las fuentes que nos hablan de la elección de don Vicente como obispo electo pacense.

 

El 31 de enero de 1341[17] es elegido,[18] para suceder a don Fernando Ramírez de Ágreda, el canónigo de Badajoz don Vicente Estevánez, según consta en el documento de original latino[19], en traducción de la época, nos ha conservado Solano[20]. Al día siguiente, 1 de febrero, otorgó poder a favor del tesorero García Pérez para que proceda a presentarlo en la curia.

La elección[21] de don Vicente Estébanez nos lleva a tiempos antiguos en que la elección episcopal era un fenómeno social que atañían tanto a clérigos, laicos y que debe ser refrendada por ambos. Por supuesto, la gestión pertenece a los canónigos, pero las frases explicativas de la misma, la presencia de la figura del notario del rey y la firma como testigos de los ciudadanos nos hablan de un procedimiento también de aceptación laica. La premura del tiempo electoral puede ser debida a presentar la lección de uno de los suyos como algo consumado. Pero no fue así. En tanto que don Vicente parece contar con la aprobación real,  no lo parece con la papal, pues no hay noticias de que Roma diera su aprobación ni consagrar a don Vicente. Éste, sin embargo, se presenta y firma privilegios como obispo electo y como buen servidor del rey: el 15 de marzo de 1343 acompañó Alfonso XI en el cerco de Algeciras junto con otros clérigos, a su costa y llevando abundantes hombres.

Lo conocemos presente junto al rey Alfonso XI hasta julio de 1348 en que es posible que falleciera sin ser consagrado, posiblemente por la misma peste.

 

 

Pero el historiador Kurth[22] matiza: Es una pena que, sobre un obispo que nos revela tanto sobre todo los obispos como categoría, sepamos tan poco sobre su vida en concreto. Para empezar, no consta que fuera confirmado por el Papa. No puedo saber si esto se debe a algún vacío documental o si realmente no fue aceptada su elección. Lo que es indudable es que en las escasas veces que aparece en la documentación de la cancillería real, jamás se le adjunta el adjetivo electo, señal de que al menos para la corte real, era obispo de pleno derecho.

 

Y el cronista[23] de la ciudad de Badajoz, don Alberto, comenta del Obispo: … Entre ellos cabe recordar por sus actuaciones en el ámbito eclesiástico y también por su trabajo en beneficio y defensa de la ciudad a … don Vicente Estebánez.

 

Le sucede don Juan García Palomeque, nombrado el 25 de mayo de 1349 por Clemente VI.

 

1.3.- Acta de toma de posesión

 

 

Documento 4 / carpeta V. Línea 14-22[24].

 

En el nombre de Dios, amén. En el año 1341 del nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, habiendo recorrido don Fernando, obispo que fuera de Badajoz, de buena memoria, el camino que corresponde a toda carne y una vez que su cuerpo fuera depositado en sepultura eclesiástica, don Beltrán, deán de la dicha iglesia, y don Juan García, Arcediano de Jerez, y Miguel Sánchez, chantre, y García Pérez, tesorero, y otros canónigos pacense es de la dicha iglesia, se hicieron todos presentes este día, a saber, el miércoles 30 de enero, con prolongación de los siguientes, para celebrar la elección del futuro obispo, haciendo que los ausentes fueran convocados dentro de un término, tal como se dice ser lo usual en relación a estos asuntos, por cierta carta sellada con el sello del dicho cabildo y robo morada con los propios nombres de estos. Concurriendo al cabildo pacense en tal término todos los que debieron, quisieron y pudieron estar presentes sin dificultad alguna, cuyos nombres quedan recogido más abajo, el dicho deán por propia iniciativa y por mandato de todos y cada uno de los del mismo cabildo, … y los que se encontraran en situación de excomulgados o suspendidos y a los que estuvieren en situación de entredicho … no debieran estar en el asunto mismo de la elección y así salieran y marcharán del cabildo.  y porque la hora era ya tarde, el dicho decano por iniciativa propia y la de los otros prolongó el dicho término establecido hasta el día de mañana, que será jueves, último día del citado mes. Yo Beltrán, deán, Gómez arcediano pacense, Juan arcediano de Jerez, Miguel Sánchez, chantres, García, tesorero, Egidio Martínez canónigo pacense, pascasio Pérez, canónigo pacense, Vicente Estebánez, Martín Gómez, Martín de Egidio, canónigo, Fernando Sánchez, canónigo.

 

Líneas 24-28.

En el nombre de Dios, amén. Viernes, 1 de febrero. Reunidos nosotros, el deán y el cabildo, en la Iglesia nombrada, hacemos, constituimos y mandamos a García Pérez, tesorero de la dicha Iglesia pacense, presente y receptor de tal mandato, como Procurador nuestro y especial mensajero para que presente a don Vicente Estebánez, canónigo pacense, la elección del mismo, celebrada canónicamente, para el cargo de obispo de Badajoz y para rogarle suplicante y encarecidamente que debe comunicar su asentimiento a la misma lección, prometiendo por nuestra parte que hemos de tener perpetuamente por rato y firme cuanto fue ejecutado por el mismo Procurador en relación a lo expuesto a cualquier cosa de lo expuesto. Dado en el día y lugar.

 

Líneas 30-34.

En el nombre de Dios, amén. Miércoles, último día del mes de enero. Reunidos a primera hora del alba nosotros, el deán y cabildo citados, en la ante dicha iglesia, en el lugar en que se acostumbra celebrar las elecciones, y celebrada allí mismo solemnemente misa del espíritu Santo he invocado humildemente su gracia, precedida declaración externa y no mediando ningún otro discurso, espontánea y súbitamente, todos con unanimidad, némine discrepante, convenimos en Vicente Estebánez, canónigo de nuestra corporación, y la elegimos sin dudar bajo una sola voz y un solo espíritu por obispo y pastor, nuestro y de la Iglesia pacense, y una vez elegido el mismo, con altavoz y cantando solemne el Te Deum Laudamus, le entronízamos en la cátedra episcopal, siguiendo la costumbre de la referida Iglesia.

 

Líneas 39-40.

Yo, Vicente Estebánez, canónigo pacense, por no querer oponerme a la voluntad divina, con ciento para honor de la indivisa Trinidad, de la gloriosa virgen María y del bienaventurado Juan Bautista, en cuyo nombre está edificada la basílica pacense, si bien contra mi voluntad, en la elección que ha recaído en mí, solemnemente celebrada en la dicha iglesia de Badajoz.

 

El profesor Kurth[25] hace dos anotaciones importantes a este documento. Por un lado, destaca la importancia del ceremonial tal y como se deduce del texto de la toma de posesión. Y por otro lado, destaca la relación de la elección del obispo por parte del rey y la elección del obispo por parte de los canónigos (antes comentado).

 

1.4.- Decisiones pastorales

 

De sus decisiones[26] pastorales, en el gobierno de la Diócesis, nos han llegado tres, siendo la última la que trae a colación este artículo y a la que le dedicaremos un capítulo diferenciador.

 

1.- Estuvo presente en el cerco de Algeciras[27] en 1343, junto con las tropas de la ciudad.

 

2.- Don Vicente actuó como un verdadero obispo y en su pontificado ejerció la disciplina en su diócesis. En fecha imprecisa dictó sentencia de excomunión contra el aposentador del Rey por una disputa de propiedades.[28] Obligó a Fernando Yánez de Fefoyos, que era nada menos que el alcalde mayor del rey en Badajoz, a restituir a la catedral los bienes en Nogales y dos caballerías en Bardocas que tenía usurpadas, imponiéndole censuras espirituales, que el interesado solicita que se levanten al hacer la restitución.

 

3.- Tenemos asimismo una noticia que nos proporciona Solano y que merece la pena destacarse por el poco juego que normalmente tienen en el relato las creencias y rasgos de religiosidad populares, representadas en este caso por la más estricta ortodoxia en la constitución de la cofradía de la concepción de Nuestra Señora. El obispo consagró un altar[29] en 1744 y celebró misa en él, situado en la parroquia de San Andrés, durante 30 días seguidos ante el fervor del pueblo. El fuero de la cofradía se redactó cuando este obispo ya era difunto, pero se le reconoce su labor al edificarla y hacer su altar.

 

 

2.- Constitución de la Cofradía de la Concepción de Nuestra Señora[30]

 

En 1344 el obispo electo don Vicente Estébanez consagró[31] en la parroquia de San Andrés un altar dedicado a la Inmaculada Concepción de María. Algo después de su muerte, aunque sin que sepamos la fecha precisa, se constituye una cofradía con la misma advocación, parece (e insisto en el uso del verbo parecer) que vinculado a la mencionada parroquia de San Andrés. Esta cofradía fundó, no se sabe en qué fecha, un hospital originariamente conocido como el de San Andrés y posteriormente con el nombre de la Concepción, que sería el más antiguo conocido de la ciudad.

 

Se trataba de una cofradía asistencial[32], con su hospital para enfermos, dotado de suficiente renta, una fiesta solemne el 15 de agosto, y el día propio de la Concepción, según nos dice, el 8 de diciembre. Aunque Solano de Figueroa[33], dando poca importancia, sólo registra algunos capítulos de la misma. Debemos señalar en primer lugar la atención a los difuntos, que cobra especial valor en unos años tan desgraciados coincidiendo con las hambrunas debidas a las pésimas cosechas y a la peste negra, sin duda presente cuando las ordenanzas (hoy llamadas estatutos) se redactan:

-Velar con candelas al fallecido;

-cavar la tierra hasta 12 estos de tierra virgen cada cofradía varón para sepultar;

-asistir al entierro oír a la oración al hospital, so pena de ciertas multas;

-traer los cadáveres de los cofrades fallecidos a menos de un día de distancia entre ida y vuelta;

-amortajado de los bienes de la cofradía a los que no tuvieren para ello;

-prohibición a las viudas de ir a la vela, seguramente por las tentaciones de la noche.

 

En una cofradía abierta a hombres y mujeres y especialmente a matrimonios, porque se pide al soltero que entrase a formar parte de ella, que haga oficio de casado.

La viuda que casarse antes de un año o emigrar en, parece una costumbre habitual, pague de fecha 20 maravedíes.

En suma, una cofradía marcada por la dureza de los tiempos, que exige una solidaridad efectiva entre sus miembros y que mantiene un hospital para los desposeídos.

 

 

 

2.1.- Nacimiento de las cofradías de la Inmaculada

 

La primera cofradía castellana de inspiración Inmaculista[34] fue fundada por Fernando III en 1250 y las primeras aragonesas y catalanas datan del mediados del siglo XIV. Su proliferación no llegó hasta el siglo XVI y su esplendor se registra en el siglo XVII, con el apoyo particular de los Borbones españoles. Por ello no sería de extrañar que la familia noble Estévelez, de origen aragonés, tuviera ya esta preocupación eclesial y la pudiera poner en práctica cuando uno de sus hijos llega a ser obispo en nuestra diócesis.

En el citado artículo, don Fermín, hace una relación de las fundaciones más antiguas de esta cofradía, entre las que se encuentra la catedral de Gerona en 1330, la de Badajoz, erigida también en la catedral[35] por el obispo Estebánez hacia 1351 y en el pueblo de Llerena, en la provincia de Badajoz, hacia el año 1468.

Y la finalidad de esta cofradía era clara, en lo que se refiere a la Corona de Castilla:

-Tributar culto en honor del misterio

-asistir y consolar a los sentenciados;

-recoger y enterrar sus cadáveres, así como también lo de los transeúntes y peregrinos.

En lo referente a la Corona de Aragón, el culto en honor del misterio se matiza en La Sagrada y pura concepción de la Madonna santa María, virgen y Madre Gloriosa.

Con el paso de los años, en el siglo XV, con la influencia de los Reyes Católicos las cofradías dan un giro destacándose sobre todo por sus actos de culto y la creación de hospitales con un carácter profundamente caritativo y asistencial.

Y en el siglo XVI nos encontramos ya con las llamadas Cofradía y Hospital de la Caridad y la Piedad. Prueba de ello lo tenemos en el hospital de Valencia cuya cofradía fue aprobada por el arzobispo San Juan de Ribera el 8 de enero de 1574, según las crónicas del lugar. Un bastaría con recordar como en Badajoz, la cofradía de Nuestra Señora de la Concepción de los mozos solteros, fue fundada en 1556, agrupada como su mismo nombre indica, a los hombres que todavía no habían contraído matrimonio y unido, eso sí, a la ayuda de los enfermos pobres que se encontraban en el hospital.

 

En el libro de hermandades y cofradías[36] para la ciudad de Badajoz, se nos da una clave para entender el camino del presente y futuro de esta Cofradía. Inspirada y nacida de los altos fines de caridad y amor al prójimo, a esta cofradía se le debe la fundación de un hospital asistencial aprobado por el prelado pacense don Pedro Sarmiento, que era hijo de los Condes de Ribadeo y Salinas y capellán de los Reyes Católicos y Carlos V. El hospital se fundó en 1525, firmando el obispo la donación de dicha cofradía. En 1526, el 30 de junio, el hospital es regido ya por la cofradía de la Santa Vera cruz y sabemos que, en 1770, por un trabajo realizado por el Conde de Aranda, presidente del Real Supremo Consejo de Castilla, la hermandad tenía su sede en la parroquia de San Andrés, siendo su mayordomo don Juan Silvestre.

 

 

2.2.- Estatutos de la cofradía de Santiago Apóstol, Nuestra Señora de las Lágrimas y Santo entierro de Cristo.

 

Tomando como punto de partida el párrafo anterior, y el contexto del mismo, no sabemos exactamente cuando se produce el traspaso, de esta preocupación social y pastoral de enterrar a los difuntos y celebrar el culto debido, de la cofradía fundada y erigida por don Vicente Estébelez a nuestra cofradía, sita en el Castillo, en la Iglesia parroquial de Santiago Apóstol, donde se encontraba la hermandad del Santo Entierro de Cristo y la Virgen de las Lágrimas.

Para dar un poco de luz a lo que venimos diciendo y constatar ese paso de una cofradía a otra (que pudo darse a mediados del siglo XVI, entre la fundación del hospital  por parte de don Pedro Sarmiento, obispo, y las primeras constituciones actualizadas de la cofradía de Santiago Apóstol en 1604) y que no se perdiera la preocupación socio-caritativa de nuestro obispo don Vicente, traigo las distintas Constituciones o Estatutos, que ha tenido la cofradía del Señor Santiago Apóstol, Virgen de la Lágrimas y Santo Entierro de Cristo, a lo largo de los siglos[37].

 

2.2.1.- De la Cofradía de Santiago Apóstol (1septiembre de 1604)

 

El 15 de enero de 1800 se firma la petición para la aprobación de los estatutos de la Cofradía.  En los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz[38] podemos acceder a una copia literal de uno de los documentos más antiguos que poseemos de la Cofradía: las Constituciones o Estatutos de la Cofradía de Santiago Apóstol.

Dice así en su folio 1 vto.: [39]Pedro Manuel de Paula, en nombre y en virtud del poder que en debida forma presento a D. Juan Tamayo, vecino de esta ciudad y mayordomo de la cofradía del Apóstol Santiago que se venera en esta ermita del castillo, intramuros de aquella población” y recuerda líneas más abajo, el estatuto, su origen y la aprobación de las primeras y antiguas constituciones “de mil seiscientos cuatro para el mejor gobierno de la cofradía”. Prosigue en el folio 3, comienzan a relatarse “las constituciones y ordenanzas de la cofradía del Señor Santiago” con copia literal de los estatutos de 1 de septiembre de 1604[40], como luego se afirma en el folio 6 por el señor licenciado Mateo Conejo Provisor General del obispado de esta ciudad: “Ante mi Sebastián Martínez concuerdan literalmente lo que aquí dice con las constituciones exhibidas por el mayordomo de la cofradía de Santiago” y firma  el secretario de la hermandad diciendo, “en fe de lo cual, yo Francisco Gerónimo Vázquez Díaz … en esta ciudad de Badajoz, doy el presente que signo y firmo en ella a veinte y dos de enero de mil ochocientos. Recibí Juan Tamayo = Francisco Gerónimo Vázquez Díaz”.

Constituciones…

5.- Sobre Mayordomos y Regidores:

Tiene la obligación de “acudir a los entierros de los hermanos difuntos Sombrereros, Sirguero, Baquero y de sus mujeres e hijos… solteros”.

Pagarán “un real para cera a la dicha Cofradía” cualquiera que faltase a cualquier entierro sino “está ocupado con legítima causa”. Y la obligación de cobrar es del mayordomo.

6.- Elección de Junta de gobierno y obligaciones:

“Ordenamos que por las ánimas de cualquier cofrade difunto se digan tres misas, una cantada y dos rezadas… y lo mismo por su mujer y no por sus hijos”.

7.- Enterramientos de todos los difuntos, sin excepción (protocolo):

“Llevarán cuatro blandones o hachas” y si el cofrade es pobre, “que sea a costa de la hermandad”. También pagará la hermandad “los enterradores y el paño de los enterradores”.

El mayordomo tiene que “nombrar los regidores y diputados cada mes, que tengan cuidado de hacer decir las misas, los domingos y fiestas”.

“En la ciudad de Badajoz a principio del mes de septiembre de mil seiscientos cuatro”.[41]

 

            2.2.2.- Actualizaciones[42] de los estatutos de 1800, en la comunidad de los Remedios

Podemos considerar que con esta acta[43] estamos ante una actualización, en algunos puntos concretos, de los estatutos de 1800. Hemos llegado a la nueva sede, a un nuevo lugar y necesitamos actualizarnos. Por ello, nos encontramos una serie de acuerdos con la comunidad de los Remedios para los entierros, con la comunidad misma y las obligaciones entre convento y hermandad.

 

Se acuerda:

Por causa de “la decadencia de los tiempos y circunstancias de la guerra” no es posible continuar con los acuerdos de “mil setecientos ochenta y nueve” (1789) sobre la mortaja y los enterramientos que tenía la hermandad en otro lugar. Por ello deben sentarse de nuevo y poner nuevas condiciones y acuerdos:

 

Obligación de la comunidad.

La obligación de la comunidad es asistir a los entierros de los hermanos, que mueran con responso cantado en la casa del cadáver por “veinte y ocho reales” con la obligación de” la hermandad de asistir con otro responso en la casa del hermano y ha de dar, la cofradía, dos reales por la misa rezada que se daría en la hora del entierro”.

También se realizará una vigilia del oficio de difunto y una misa de cuerpo presente y se pagará, de limosna, como los entierros de los demás hermanos.

Cuando muera un hermano, “inmediatamente que se le avise, han de hacer la señal de doble y lo mismo a la hora de su entierro, rezándole una vigilia por una vez y un responso”.

Y la “asistencia a la procesión del santo entierro y al sermón del descendimiento, todo por la limosna de cien reales”.

Cuando el entierro sea de un transeúnte, peregrino o pobre de la ciudad, la cofradía pagará la limosna establecida por la misa.

 

2.2.3.- Acta del 18 de septiembre 1814, en el convento de san Francisco

 

El acta[44] gira sobre los acuerdos nuevos en temas de enterramientos de los hermanos de esta cofradía.

La “nueva contrata hecha con el convento de religiosos de S. Gabriel es cuarenta y dos reales en las mismas circunstancias que antes, que se pagaban veinte y ocho” (como aparece en el acta del 2 de septiembre de este año) , y se pasa de seis reales anuales a pagar ocho reales anuales. Existe una diferencia y una aclaración. La primera es la de poner cirios, que antes no se decía nada y la aclaración es que cuando “llegue a morir un hermano, no tuviese que pagar más que los pobres, al sepulturero y el nicho”.

Y todo esto comenzará a ejecutarse “el día de Santiago de mil ochocientos quince”. Este tiempo que falta es para avisar a los hermanos de este nuevo acuerdo.

 

2.2.4.- Acta del 6 de agosto de 1815

 

Tras elegir al hermano mayor, éste reconoce  el trastorno que ha sufrido la hermandad y en palabras textuales, “ya que había principiado arreglar el trastorno tan grande que había sufrido esta hermandad por la entrada de los enemigos en esta plaza”.

Se acuerda:

Ante el trabajo tan grande que tienen los hermanos mayores en “sus cobranzas y demás asistencias” se da facultad para ampliar en uno, dos o tres hombres para que les ayuden en cuanto necesiten.

Ante los gastos extraordinarios que están suponiendo los entierros, y poniendo un ejemplo de “la entrada de un hermano por la cantidad de cuarenta reales y tener que enterrarle a su mujer a los ochos días de su entrada, sufriendo esta hermandad en ésto un perjuicio considerable, a evitarlo dijeron”: no se admitirá entierro alguno que no haya de pagar por entrada cien reales, pechas anuales que le corresponda a cada uno. Si esto ocurre con los hermanos de Hacha de la Virgen y del Señor, las cargas de estos es de media fanega de trigo anual, renovando su hacha y quedando libres de pechas. Lo mismo ocurrirá con los que llevan al Señor, la Virgen y el palio, que deberán contribuir con lo de costumbre.

Verificar en menos de tres días si un difunto que su familia dice ser hermano, lo es en verdad, ya que si no lo es, la hermandad no está obligada en nada con él, pero si se verifica que es hermano, “se entregará al Padre capellán sesenta y cinco reales para que invierta en quince misas por el bien de su alma y que esto mismo se ha de ejecutar con el que se encuentra ausente”. Si no es hermano de la cofradía, la hermandad correrá con los gastos mínimos.

Este acta reconoce la existencia de nuestra cofradía, de manera explícita, desde antes de 1640 cuando dice: “acuerdan también se le de entrada gratuitamente a Manuel Barreros Ruiz y se le exonere de pechas hasta que llegue a la edad de veinte años, por su asistencia a los entierros  y demás ocupaciones que se ofrecen en esta hermandad, igualmente por los méritos que tienen contraídos su padre, y los que hicieron su bisabuelo, abuelos y tíos, pues desde el año mil seiscientos cuarenta hasta el presente todos han sido hermanos mayores y diputados de ella”.

Y en el libro de asientos[45], cuando se anota a su nieta Vicenta Ruiz a edad de nueve años, vuelve a recordarnos los méritos de esta familia, “desde el principio al siglo 1600”.

 

2.2.5.- Acta[46] del 29 de julio 1816

 

Esta acta recoge las funciones del Muñidor:

Debe asistir a todos los entierros de los hermanos parar llevar el estandarte, vara o lo que necesiten los hermanos mayores; como a las novenas, meditaciones, procesiones y demás fiestas de la Hermandad.

No deberá recoger la cobranza ni en trigo ni de maravedíes, ya que se le dará el 10% de lo que se recoja.

Estas funciones quedan recogidas también en el libro de asientos[47].

Reconquista de esta plaza por el ejército británico”. Esta batalla ha provocado en la hermandad pérdidas de los libros de cuentas y asientos, lo que provoca un desorden a la hora de los entierros. El mayordomo pide que se arregle cuanto antes.

 

 

 

2.2.6.- Acta[48] del 16 de enero de 1831

           

Reunidos en la celda del R.P.F. Francisco Bayón Campomanes, predicador general y Guardián del convento de N.P.S. Francisco, con la Junta de Gobierno de este año en curso, acordaron:

Nombrar una comisión para verificar la entrega del estado de cuentas del anterior mayordomo D. José Barrero, y la entrega del inventario hasta el momento de la salida del convento de los Remedios de la ciudad de Badajoz, que se encuentra en su poder.

Se pone de manifiesto que la falta de pago de pechas ha provocado que la Hermandad carezca de fondos, para pagar los entierros de los hermanos  y pobres que fallecen.

Se acuerda que los hermanos que “fallezcan en lo que resta de año hasta el día de san Miguel, veinte y nueve de septiembre del mismo, debiendo cinco años de pechas se les entierra por la cofradía si las pagaron anticipadamente… pero en que pasando cinco años la deuda, no se les entierre a no ser que el descubierto importe, como el entierro, se satisfaga íntegramente antes de verificarlo. Y que desde el día de san Miguel en adelante no se entierre en los mismos términos dichos a los que deban tres años arriba”.

Veamos algunos ejemplos de hermanos[49].

 

 

Antonio García, el feo y — Marín 1799     No. No paga, ni entierro 6 reales Brazo derecho delante del Señor 2 abril 1821

 

Diego Falcato y Francisca Toral 1802       X   10 mayo 1830

Sin entierro 16 marzo 1825

 

Juan lobo y Lucia Amienes 1815 40 reales   No paga no entierro 10 reales Andilla 3ª derecha del Señor El. 21 abril 1826

 

2.2.7.- Acta[50] del 11 de diciembre de 1870. Nuevos estatutos

 

12.- Los cuatro regidores[51], “tomarán la relación con arreglo al número de votos en la elección”. Sus funciones serán sustituir “al mayordomo en ausencias, enfermedades y falta del mismo siendo los que la dirigirán y conservarán el buen orden, compostura y marcha de los asistentes”.

Y si algún hermano enferma de gravedad “lo visitarán acompañado del párroco en los actos cristianos… y si hubiese de administrar el Santo Viático, concurrirán todos los hermanos… así como también en su entierro, si falleciera”.

13.- Si un hermano fallece “en los treinta días primeros, siguientes al entierro del cofrade, se celebrará por el descanso de su alma, en la iglesia que se haya establecido la cofradía una misa rezada que costeará la hermandad y a la que asistirán los hermanos y parientes” finalizando con el responso correspondiente. Y en la “primera junta después del entierro… se hará conmemoración de él rezando un padre nuestro”.

14.- El lugar de las Juntas será “en la Iglesia donde se haya establecida la Hermandad o en su sacristía” y en caso de que sea de urgencia, se hará por citación del Hermano Mayor en su casa o donde el “Regidor que le restituye, determine”.

Cuando el entierro sea de un pobre de la ciudad, la cofradía pagará la limosna establecida por la misa.

 

El acta queda firmada el 11 de diciembre de 1870, por el secretario Fernando Bernáldez y el mayordomo Carlos de Combes.

 

Con todo lo expuesto y sus nuevos estatutos actualizados, nos sitúanos en las puertas de lo que es nuestra Cofradía en la actualidad, pero con cambios importantes. La Hermandad pasa a llamarse Cofradía del Santo Entierro, Nuestra Señora de las Lágrimas y Santiago Apóstol, quedando el nombre del apóstol al final. Ha desaparecido acción pastoral de los enterramientos de los hermanos, transeúntes, peregrinos y pobres de la ciudad  y nacen nuevas necesidades caritativas con la nueva sede canónica, en la actual parroquia de Santa María la Real y con los nuevos tiempos del S. XX.

 

 

 

Bibliografía

 

 

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Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Fondo parroquial, Libro de asientos.

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Solano de Figueroa, Historia Eclesiástica de la ciudad de Badajoz, edición 1929-1935, I parte, tomo IV.

 

 

[1] Ruiz Durán, Manuel, Sal de tu casa a la que te mostraré. Hermandad del señor Santiago Apóstol, Santo Entierro de Cristo y Nuestra Señora de las Lágrimas: de intramuros a Santa María la Real (San Agustín) 1800-1904, DEP. LEG. Ba-000615-2021.

[2] Andrés J. Nicolás-Minué Sánchez, Familias Nobles de Aragón, fuentes históricas aragonesas, nº 84, Institución Fernando el católico, Diputación de Zaragoza, 2018, p. 257.

[3] Fernández Fernández, José Manuel y Rodríguez Ortiz, Paulo Jorge, coordinador general y traducción de textos latinos: Tejada Vizuete, Francisco, separata del volumen V de las memorias de la Real Academia de Extremadura de las letras y las artes, Trujillo 2002.

[4] Id. p.564 y 635.

[5] Id. p 615.

[6] Id. p. 622.

[7] Id. p. 640.

[8] Id. pp. 652, 665 y 710.

[9] Id. p.709.

[10] Id. p.733.

[11] Id. p. 739.

[12] López, López Teodoro A. y Pérez Martín, Tomás, El Archivo de la Santa Iglesia Catedral de Badajoz, fundación C.B. 2022, p.112.

[13] Id. p. 114.

[14] Id. p. 116.

[15] Id. p. 115.

[16] Id. p. 117.

[17] Lozano Rubio, Tirso, Historia de Badajoz, Apéndices a la historia del Dr. Mateos, tomo II, edición facsímil Fundación CB, Badajoz 2017, p. 420. Nos habla de nuestro obispo pacense, en el periodo mozárabe, durante el año 1342, un año después que el resto de los autores citados.

[18] Camacho Macías, Aquilino, Anotaciones críticas al Episcopologio Pacense en “Actas del V quinto congreso de estudios extremeños”, I, Badajoz 1975, página 29.

[19] ACBa pergamino V nº 4 publicado en Tejada/Fernández/Rodrígues 2002, pp. 622ss.

[20] Solano de Figueroa, historia, historia eclesiástica de la ciudad de Badajoz, edición 1929-1935, I parte, t IV.

[21] Biblioteca de Autores Cristianos, el obispado de Badajoz en los siglos XIII – XV, pp.  787-789.

[22] Kurth, Wikkian S., obispos medievales de Badajoz, editorial regional de Extremadura, colección estudio, Mérida 2019, p. 86.

[23] González Rodríguez, Alberto, historia de Badajoz, Universitas editorial, Badajoz 1999, página 186.

[24] Fernández Fernandes, José Manuel y Rodrigues Ortiz, Paulo Jorge, coordinador general y traducción de textos latinos: Tejada Vizuete, Francisco, separata del volumen V de las memorias de la Real Academia de Extremadura de las letras y las artes, Trujillo 2002, página 627-629.

[25] Kurth, Wikkian S., obispos medievales de Badajoz, editorial regional de Extremadura, colección estudio, Mérida 2019, página 84-88.

[26] Kurth, Wikkian S., obispos medievales de Badajoz, editorial regional de Extremadura, colección estudio, Mérida 2019, página 88.

[27] Cerda y Rico, 1789, p. 168. Este detalle no está en la edición de Diego Catalán de la crónica (Catalán 1976),

[28] ACBa, pergaminoVI, nº 2, publicado en Tejada/Fernández/Rodrigues 2002, pp. 676ss,

[29] Kurtz, 2005, ver cita en el libro pag. 203

[30] Biblioteca de Autores Cristianos, El obispado de Badajoz en los siglos XIII – XV, pp.  787-789.

[31] Kurtz, Willian S. retrato de una ciudad, Badajoz en el siglo XVI, según los libros de hacienda de la cofradía y hospital de la Concepción, tomo I, Badajoz 2006, pp.24-26.127.

[32] Con su obra de misericordia, “enterrar a los difuntos”.

[33] Solano de Figueroa, Historia Eclesiástica de la ciudad de Badajoz, edición 1929-1935, I parte, t IV, pp.403ss.

[34] Labarga García, Fermín, El posicionamiento inmaculista de las cofradías españolas, Instituto de historia de la Iglesia, Universidad de Navarra, Pamplona 2004. Un

[35] El autor del citado artículo, junto con el profesor Kurtz en su artículo Retrato de una ciudad, ponen su erección canónica en la Catedral de Badajoz y no en San Andrés en el año 1344, como antes habíamos dicho.

[36] Agrupación de Hermandades y Cofradías, Hermandades y Cofradías de la ciudad de Badajoz. Más de 500 años de Historia, Diputación de Badajoz, 2013, pp. 167-168.

[37] Ruiz Durán, Manuel, Sal de tu casa a la que yo te mostraré, Hermandad del Señor Santiago Apóstol, Santo Entierro de Cristo y nuestra Señora de las Lágrimas: de intramuros a santa María la Real (S. Agustín), 1800-1904, Ba-000615, 2021.

[38] Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Fondo parroquial, caja 36 (libro de hermandades).

[39] Ruiz Durán, Manuel, Sal de tu casa… p. 23-27.

[40] Pensamos que la cofradía existe anterior a esta fecha, pero nos limitamos a lo documentado. D. Esteban Mira Caballos, en su libro, Hermandades y Cofradías en Badajoz a finales de la edad moderna, junta de Extremadura, consejería de cultura, Badajoz 2002, pag.110-112, recoge un documento del Archivo Histórico Nacional, Consejos 7091, N.8, donde se dice: “Yo, don José Jaramillo Melilla, que vive en esta ciudad, como mayordomo de esta cofradía de Señor Santiago, patrono y defensor de España, que se sirve en su ermita, en el castillo de esta plaza, la cual cofradía fue aprobada el trece de agosto del año pasado de 1604 por el Señor licenciado Mateo Canseco, provisor vicario general que fue de este obispado, por el ilustrísimo señor don Andrés Fernández de Córdoba, obispo que fue de él, con la cual aprobación se acudió a nuestro muy Santo padre Clemente octavo, el cual expidió un breve apostólico, aprobando la dicha cofradía en 5 de enero de 1605, concediendo muchas indulgencias y gracias tanto para en vida como para la hora de la muerte a los cofrades que fueren de ella. Y fue admitida como hermandad a la Iglesia lateranense, como miembro de la misma, para participar de todas las gracias concedidas a ella. Y la referida cofradía tiene la obligación todos los Viernes Santo del año de sacar la procesión del Santo Entierro de Cristo, antecediendo sermón y el paso lastimoso del Descendimiento a la Voz del predicador en la que lleva las insignias de la pasión de su Divina Majestad y que le acompaña su Santísima Madre con el título de las Lágrimas”.

[41] Este documento, en donde se encuentran las constituciones, contiene seis folios más, en los que se expone el epistolario de aprobación entre el Ordinario del lugar, el Real y Supremo Consejo de Castilla y el mayordomo y secretario de la hermandad. La aprobación final fue el 2 de noviembre de 1802. Es aquí donde tiene capital importancia la figura de D. Carlos Witte y Pau, antes citado.

[42] Ruiz Durán, Manuel, Sal de tu casa… pp. 30-33

[43] Véase libro de acuerdos de la Cofradía del Señor Santiago Apóstol, Nuestra Señora de las Lágrimas y Santo Entierro de Cristo desde 9 de junio de 1814 a 11 de abril 1841.

[44] Condición que se cumple cuando se van al convento de S. Francisco, Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Fondo parroquial, libro de acuerdos, fol. 38.

[45] Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Fondo parroquial, Libro de asientos, fol. 15.

[46] Ruiz Durán, Manuel, Sal de tu casa …, p.35.

[47] Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz, Fondo parroquial, Libro de asientos, fol. 27.

[48] Ruiz Durán, Manuel, Sal de tu casa…, p.43.

[49] Id. 51,53 y 57

[50] Id. p.101-102.

[51] Archivo Cofradía del Señor Santiago Apóstol, Nuestra Señora de las Lágrimas y Santo Entierro de Cristo, Libro 1º de actas, p. 3 vto.

Nov 122024
 

 

Manuel Rubio Andrada

 

                                                               Dedicatoria.

 A mi familia por el interés que han puesto en que realizara este trabajo.

Introducción

El grabado que traemos a estudio se encuentra en el término de Talarrubias; su mayor proximidad a Casas de D. Pedro comunica cierta dificultad en su denominación cuyo nombre debe ser  “Grabado de Talarrubias II” por predominar el nombre del término sobre la distancia. En el año 2021 presentamos en estos Coloquios, el que debe denominarse Talarrubias I; un conjunto de grabados realizados en las proximidades del molino Pacha, cuya fábrica se encuentra normalmente sumergida en la margen contraria del río Guadiana, no lejos de estos; sus contenidos son muy distintos[1].

 Localización

Este grabado, como hemos apuntado, se localiza en el término de Talarrubias (Badajoz); muy próximo al punto geográfico determinado por las coordenadas: latitud 39º 06´ 24.94´´ y longitud 5º 16´ 16.58´´.

Para visitarlo hay que partir de Casas de D. Pedro, trasladarse por la carretera de Talarrubias hasta el canal de la Dehesa  y ascender en dirección a la presa hasta cruzar una línea de alta tensión; marchemos un km más y a la derecha se ofrece un aparcamiento y puerta de acceso a un camino que conduce al cercano río Guadiana, el grabado se encuentra en las inmediaciones de su margen derecha.

Otra posibilidad aunque queda muy alejado,  es ascender el río por la margen mencionada hasta el punto señalado.

 

El soporte

Lámina 1.- Localización de la roca que sirve de soporte

La roca que se eligió para hacer esta realización es de pizarra dura, de color gris, tiene 2.13 m de largo y 1.05 m de ancho (Lám. 1).

La naturaleza la dotó de una superficie bien acabada, alisada y en doble plano, a dos aguas; la cara norte es la más alejada del río, se ofrece lisa y cortada  por racheados naturales que determinan diferentes superficies bien limitadas, aprovechadas para realizar  dibujos de varios temas; la opuesta, la sur, no se utilizó por la dificultad que presentan media docena “pilotes” verticales que allí se alzan; algo más altos impiden la ejecución al presentar truncadas sus pequeñas superficies superiores -por lo general de 1 dm2-.

 

Catálogo de líneas y figuras

Nos hemos decidido por enumerar la mayoría de trazos, a pesar de que su lectura debe resultar un trabajo demasiado denso. La ortodoxia del estudio arqueológico parece exigir esa descripción por muy numerosa que sea. Si queremos tener unas conclusiones que nos permitan avanzar en los conocimientos de los contenidos de estos grabados difícilmente nuestro cerebro podrá producir conclusiones con ausencia parcial de datos.

Lámina 2.- El soporte con los puntos, líneas y estructuras

Para describir las formas con cierta claridad se hace preciso fijar la posición del observador, en nuestro caso lo hacemos dando la frente al río, al sur.

Una vez posicionados hemos determinado un conjunto único al formado por el total de las figuras; estas claramente se distribuyeron en tres superficies alineadas de este a oeste; en cada una de ellas la naturaleza determinó “planos” claramente limitados que fueron ocupados por las realizaciones así distribuidas en subconjuntos a, b, c (Lám. 2).

 

Lámina 3.- Subconjunto a1. Cruciforme y estructuras

 

Subconjunto a

Subconjunto a1. (Lám. 3).

Ocupa el espacio situado más a la izquierda de la fotografía nº 2: en él hemos reseñado seis figuras.

Fg. 1.  Está situada en la parte superior del subconjunto. Es una zona de contractes, luz-sombra, en la que se dan la mayoría de las circunstancias lumínicas  negativas añadiendo parcialmente el color grisáceo de la roca.

Se trata de una estructura cuadrada con sus medianas, estas determinan cuatro cuadrados iguales, en cada uno de ellos se indicó una diagonal, la que se extiende desde el vértice superior derecho hasta el vértice inferior izquierdo.

Esta figura y la siguiente solo son visibles con mucha luminosidad y aumento.

Fig. 2. Corresponde a una dudosa forma de aspa.

Fig. 3. Se situó en el extremo inferior izquierdo de este subconjunto y corresponde a un cruciforme de brazos algo irregulares.

Fig. 4. Es una estructura múltiple. Se situó a la derecha de la Fig 3.

Esta estructura múltiple ofrece en su centro superior un cruciforme griego, de brazos iguales.

A la izquierda presenta tres estructuras adosadas por sus lados supriores y ligeramente rectangulares. En la parte inferior, igualmente adosada pero en el lado derecho se añadió otra algo mayor y en disposición semejante. A partir de aquí hay otras dos semejantes cambiando la dirección de los trazados hacia la parte superior derecha unos 45º. Aun nuestro autor aprovechó la línea de base para completarla con un triángulo con su mediana más horizontal.

Fig. 5. Corresponde a un par de líneas paralelas e inclinadas ligeramente a la izquierda.

Fig. 6. Es un grupo de tres líneas aparentemente con escasa relación entre ellas.

Fig. 7. En la parte superior derecha, fue realizada una línea inclinada a esa misma parte e inmediata a ella un ángulo de unos 45º con abertura a la derecha. Aún puede observarse a la derecha una línea quebrada formada con cinco segmentos.

 

Lámina 4. Subconjuntos a2, a3 y a4

 Subconjunto a2 (Lám. 4).

Fig. 1. Denominamos así a una serie de estructuras adosadas y a un intenso piqueteado entre los que afloran pequeños restos de otros trazos.

La primera de estas formas está en la parte superior izquierda, se trazó un rectángulo con sus diagonales; en la mitad derecha de su lado inferior  se adosó otra forma semejante aunque algo más pequeña; esta se encuentra ya invadida inferiormente por un intenso piqueteado lo que indica la posterior realización de estos.

Continúan otros restos lineales en la zona cubierta de punteados.

Fig. 2. Corresponde a un cruciforme griego semejante al descrito en el Sc. a1, en igual posición vertical y bien señalado.

Fig. 3. Muy próximas bajo el cruciforme 2 y a su izquierda, en posición inclinada se trazaron tres estructuras; las dos primeras adosadas. La parte superior del primero corta levemente al cruciforme. Próximo al inferior de ellas hay otro semejante en posición vertical.

Fig. 4. Corresponde a un antropomorfo esquemático echado, está limitado a su derecha por un piqueteado no muy denso y otros tres tracitos.

Fig. 5. Esta figura se situó en la parte superior del subconjunto a2. Está formada por un corto número de estructura aparentemente inacabadas.

Fig. 6. Corresponde a un trazo inclinado hacia la derecha situado inmediato a los trazos anteriores.

Fig. 7. Unos centímetros a la derecha se observan tres pequeñas líneas paralelas de tendencia horizontal.

Fig. 8. En la parte superior de este conjunto hay un nuevo rectángulo con sus mal trazadas mediatrices.

Fig. 9. Inmediatamente bajo la forma anterior se realizó un triángulo isósceles cortado por un segmento cerca de su ángulo izquierdo.

Fig. 10. Inferiormente se remató con un doble triangular y como base de este hay dos paralelas muy próximas que contienen tres pequeñas estructuras adosadas de manera poco visibles.

 

 Sco a3. (Lám. 4).

En la parte inferior central hay dos pequeñas superficies a menor altura y divididas por un racheado de la roca.

Fig. 1. La de la izquierda posee en esa parte una estructura ligeramente rectangular con sus diagonales; un pequeño trazo corta la línea inferior por su centro.

 

Sco a4. (Lám. 4).

Inmediato a la derecha hay un curioso subconjunto formado por un par de figuras.

Fig. 1. La primera por la izquierda perteneció a una forma rectangular, superiormente continúa la forma poco marcada.

Fig. 2. A la derecha de la forma rectangular hay un piqueteado y más allá se representó un antropomorfo de forma esquemática y tendencia horizontal; así  representado induce a suponer correctamente la representación de un difunto.

Lámina 5. Subconjunto a5. Estructuras quilliformes

Sc a5. (Lám. 5).

En la parte superior de este espacio hay una ruptura que sirve de límite; también el lado derecho, el izquierdo y la parte inferior se encuentran acotados de la misma manera.

En general podemos decir que se trata de un espacio central, de tendencia rectangular horizontal, bien acotado y poseedor de figuras perfectamente grabadas.

En la parte que da al río Guadiana -el sur-,  en la opuesta -norte- y al oeste hay espacios intermedios entre las figuras centrales y los límites naturales; en ellos se grabó más difusamente, sin apenas relieve. Aparentemente los temas en ellos realizados nos han llegado mucho más confusos por lo que los describimos solo parcialmente.

Fig. 1. Sobre ellas destaca una pequeña superficie que presenta unas diminutas formas poligonales rectangulares lateralmente adosadas y algo irregulares.

Fig. 2. En la parte inferior derecha de la anterior figura se aprovechó una pequeña superficie de forma rectangular para realizar diversas líneas en V, /, poco visibles y de aspecto inacabado.

Fig. 3. En la parte izquierda se trazó muy tenuemente una estructura inacabada.

Fig. 4. Bajo ella e inmediatamente a la derecha hay una estructura con sus diagonales bien marcadas.

Fig. 5. Ya puestos en la parte central se observa con claridad una compleja figura cuyas partes sin duda se relacionan y complementan; se situó bajo un racheado natural que superiormente las limita y como hemos insinuado, otro la acota en la parte inferior.

Su parte superior derecha comienza con dos estructuras con un pequeño espacio entre ellas; son de tendencia cuadrada con sus diagonales -cruces griegas- bien realizadas. Una tercera se adoso en el lado inferior derecho; en esta se realizaron no muy acertadamente sus mediatrices; la mayor de ellas se prolongó más allá del contorno terminando en  forma picuda con la prolongación del lado inferior.

Las dos primeras estructuras mencionadas prolongaron sus lados igualmente en curva hacia la izquierda hasta cortarse consiguiendo dos formas de gruesas quillas.

En el espacio formado en la forma picuda superior se realizó un cruciforme griego, de cuyo centro se desprendieron inferiormente dos curvas semejantes; la parte inferior de estos dos trazos curvilíneos se encuentra cortado por un nuevo trazo construyéndose con él un triángulo en clara forma de alabarda enmangada y reforzada centralmente.

Fig. 6. Inmediato en la parte inferior izquierda de la forma de alabarda, hay un cuadrado con sus diagonales -cruz griega-; uno de sus brazos se prolongó levemente hasta el vértice correspondiente de la forma triangular indicada.

Fig. 7. Continuando hacia abajo hay un racheado punteado de tendencia horizontal que limita el espacio por este lado con claridad. Bajo él, la Fig. 7 corresponde a una estructura con sus mediatrices y una diagonal; en su zona central se formó un cuadrado con un destacable bitriangular en su centro.

Fig. 8. Un nuevo racheado se extiende bajo la figura anterior; bajo él, se observa con claridad, una forma rectangular en posición vertical formando con sus diagonales otro bitriangular.

Fig. 9  Esta figura nos ha llegado muy tenuemente. Se realizó a la izquierda de la anterior y bajo ella. Corresponde a varias estructuras rectangulares, en posición horizontal; una en la parte superior con sus no bien trazadas diagonales de aspecto caótico. Dos inferiores están adosadas, la de la derecha mal conseguida.

 

Subconjunto b

 

 Lámina 6. Subconjunto b. Estructuras con alabarda inferiormente adosada

 

El espacio que se utilizó para realizar el subconjunto b está muy bien limitado y ocupa la parte central del soporte (Lám. 6). Intermitentemente tiene piqueteados aparentemente desordenados.

Fig 1. Se situó en la parte superior izquierda del subconjunto; sus trazos nos han llegado poco definidos no obstante se puede observar con aumento una pequeña forma rectangular cuadriculada.

Fig 2. Esta forma se situó a la derecha, bajo la anterior; está formada por una estructura de tendencia cuadrada y con sus dos mediatrices bien marcadas; a su derecha hay otra de tendencia rectangular con sus diagonales y la mediatriz de tendencia vertical.

Fig 3. Se trata de otra estructura en posición vertical, algo menor que la anterior, con sus diagonales bien marcadas; el vértice inferior derecho está inserto en la cazoleta figura 4.

Fig 4. Corresponde a una cazoleta adosada a la forma anterior.

Fig 5. Superiormente, muy próximas, hay seis estructuras. Las cuatro primeras están completas; de ellas las centrales tienden a ser de mayor tamaño; como hemos indicado, las dos primeras son de diferente tamaño y  están adosadas; parecida disposición se observa en la tercera y cuarta aunque la unión es  en la parte inferior. Concatenada a la cuarta por la derecha se trazaron las dos últimas, la primera de estas carece de diagonales y la  segunda de mediatrices.

Fig 6 y Fig 7. Estas formas ocupan un espacio bajo la parte inferior izquierda de la anterior; incluye varios trazos rectos poco señalados, entre ellos, bien visible aunque con escaso relieve, hay una forma triangular, la número siete, que corresponde a una  alabarda reforzada con nervio central, se adosó inferiormente a la segunda estructura de la figura número 5.

Fig 8. Corresponde a una pequeña estructura rectangular  con sus mediatrices bien señaladas, en los cuatro espacios así determinados se acompañaron de unos punteados bastante regulares; se situó a la izquierda de la forma de alabarda.

Fig 9. Está situada más a la izquierda y se corresponde con varios trazos inclinados de aspecto inconexo.

Fig 10. Bajo las formas anteriores se trazó una nueva estructura en la que se destacó con intensidad un bitriangular formado por las diagonales, en escaso relieve se distinguen el resto de sus líneas.

Fig 11. Situada a la derecha, en el extremo más alto del subconjunto, hay una forma rectangular cuidadosamente dividida en 13 – 15 líneas, muy próximas; concluye en la zona más confusa del extremo derecho de la figura 6.

Fig 12. Bajo las formas anteriores hay una mal trazada nueva estructura rectangular en la que solamente se aprecia una  diagonal. Bajo esta inacabada forma hay varios trazos lineales de tendencia paralela horizontal.

Fig 13. Inmediatamente por la parte inferior,  aparece una estructura cuyas diagonales se marcaron con tres trazos paralelos muy próximos y con un solo trazo sus mediatrices. A su derecha hay otra forma de terminación picuda  y apariencia inacabada.

Fig 14. Recibe este número una compleja figura formada esencialmente por una estructura cuadrada y completa situada a la izquierda e inmediata bajo las anteriores, es la mayor y está bien ejecutada; una segunda se adosó al lado izquierdo, más pequeña apenas pasa la mitad de la anterior, tiene mal trazada la mediatriz vertical y no mucho mejor la horizontal; en el cuarto inferior izquierdo se trazaron las diagonales del cuadrado allí formado. La línea inferior que sirve de base a estas dos figuras es también el lado superior de otras tres estructuras de difícil precisión.

Fig 15. La forma un grupo de pequeños trazos lineales -seis o siete- de distribución y acabado aparentemente caprichosos.

Fig 16. En la parte inferior izquierda de la figura 14 se realizaron las diagonales de un inacabado rectángulo. Adosado a su lado inferior se encuentra el lado menor de otro más pequeño. Esta zona es de difícil visión debido a la falta de profundidad de los trazos.

 

Lámina 7. Subconjunto c. Espacio superior

Subconjunto c. (Lám. 7)

Fig 1. Próxima a la parte superior del soporte, hay pequeña  superficie que se ocupó con el trazado de diversos cuadriláteros, de tendencia cuadrada y aspecto descuidado.

Fig 2. Ya en la parte superior se realizó una forma rectangular reticular, bien dividida en cuadrículas, inacabadas o no visibles en sus extremos superior derecho e inferior izquierdo. Más a la derecha hay una estructura rectangular con una de sus mediatrices algo desviadas.

Fig 3. El repertorio continúa algo inferiormente a la izquierda, allí presenta dos estructuras más; sus laterales derecho e izquierdo casi imperceptibles hacen resaltar los bitriangulares centrales formados por las cuatro diagonales.

Fig 4.  Bajo la forma descrita hay otra en ángulo agudo que pertenece a una estructura inacabada y muy tenue en la mayoría de sus trazos.

Fig 5.  Muy cerca, a la derecha, hay dos paralelas cuyos extremos  izquierdos se unen para formar ángulo agudo; entre las paralelas se  trazaron tres estructuras, la central presenta sus diagonales con un doble trazado muy próximo; la estructura siguiente por la derecha está poco definida; finalmente la de la izquierda se acabó con trazos rectos aunque en forma picuda.

Fig 6. Esta pequeña figura consta de una forma rectangular casi perdida en la que se apuntaron sus mediatrices horizontales destacando una forma bitriangular lateralmente adornada con dos tracitos -mediatrices apuntadas-. En la parte superior hay un corto número de rectas y puntuaciones de acabado poco preciso..

Fig 7. Inmediata a la derecha hay una estructura con bien trazadas diagonales, una de estas se realizó mediante tres líneas, paralelas y muy próximas; la figura se prolongó a la derecha en sus línea superior hasta un cercano racheado, el espacio interior que determina se completó con una cuadrícula inacabada y algo inclinada a la izquierda.

Fig 8. A la izquierda hay formas rectangulares irregulares, dentro de ellas, en la parte inferior se observan un pequeño haz formado por cuatro radiales; bajo él fue realizada una pequeña cuadrícula. Sobre ellos, en su lado derecho se realizó una bien trazada cruz griega.

Fig 9. A la izquierda, muy próxima, hay una estructura de tendencia cuadrada, con el lado inferior elevado hacia la izquierda y con sus mal trazadas mediatrices, la central inclinada.

Fig 10. Bajo las formas anteriores se trazaron varias líneas de formas inconexas y un tanto abigarradas.

 

Singularidades

Denominamos así a unas de figuras que presentan alguna particularidad lo que les  hace destacar del resto.

 

Aspas y cruces griegas

Hemos mencionado las primeras al describir el subconjuntos a1 y las segundas en este mismo subconjunto y en los a2 y a5. Tanto cruces griegas como aspas pueden tener diversos contenidos, aquí las destacamos por su posible sacralidad, dada la posibilidad de ser ambas formas el resultado de un proceso de abstracción ejercido sobre los estelares de ocho o más radios, de tal manera que, sin perder totalmente su forma radial, por supresión, han pasado a poseer una expresión más simple: solamente cuatro radios, los mínimos para hacer posible su reconocimiento esquemático como perteneciente a un antiguo estelar[2].

Cruces, armas y cuadriláteros se dan separadamente con excelente claridad como ejemplo evolutivo intermedio en el conjunto I del río Tejadilla V[3].

      

Lám 8.- Cruciforme y antropomorfo

 

  Lám 9.- Estructura y antropomorfo

 

Antropomorfos (Lám 8 y Lám 9)

Hay en nuestro grabado unos antropomorfos esquemáticos en posición echada que indican la presencia sospechosa de al menos dos difuntos. El primero se localiza en el Sc. a2. Fig. 4. Muy próximo por la izquierda hay un bien trazado cruciforme de brazos iguales -cruz griega- y numerosas estructuras que los rodean junto a otros trazos. La ejecución del antropomorfo tiene en su derecha piqueteos y líneas que imposibilitan su segura definición por ese lado.

Mayor claridad  presenta el posible difunto dibujado en el Sc a4 Fig. 2. Su terminación izquierda coincide con un fuerte piqueteado que destruyó parcialmente la estructura rectangular allí realizada con marcada mediatriz semidestruída. La relación entre ambas formas parece necesaria aunque sus contenidos como veremos se nos escapan.

La presencia de este tipo de esquemas representativos de  personas en determinada posición, está extendida tanto en la cercana Zepa como en otros lugares más alejados siempre en esos ambientes de comienzos de la Edad del Bronce. Según su posición vertical o echada, las acercamos como vivas, muertas o  vivas después de morir.

Hemos atribuido a la mayoría de las estructuras una función de balsas sagradas, esto nos acerca a sospechar la narración de un naufragio en el que hay un difunto sin función concreta conocida anterior al suceso. En la secuencia  “la balsa” estaba útil pero no sabemos si el personaje estaba vivo o si la ”balsa” en la narrativa portaba un difunto mencionando el protagonista de un ritual fúnebre. Esperemos ocasión más propicia para profundizar en la dirección que ahora se nos ha marcado.

            

 Lám. 10.- Estructura con doble quilla o catamarán

 

Estructuras. (Lám 10)

Como se ha mencionado, las estructuras con sus diagonales son formas que desde tiempos muy tempranos[4] han existido y perdurado hasta nuestros días, menos frecuente es la presencia de mediatrices laterales en forma de cruz; hoy son visibles en barandas de pequeños puentes o lugares que precisan soportes reforzados; se utilizan como refuerzo y decoración. En nuestro trabajo hemos descubierto que en tiempos pasados tuvieron al menos otro contenido: el sacro.

Debido a su tendencia monográfica en este grabado, estas formas y las cuestiones que representan, nos parecen  indicios de una  fijación mental, un tanto obsesiva. No ocurre lo mismo en los grabados de la margen izquierda del río, cuya presencia dentro de conjuntos tiende a ser ocasional, como un tema más de los que allí se expusieron y desde luego no el más claro ni numeroso.

Tomando como sospecha el artículo de Díaz Montesano[5],  extendemos el contenido de nave sacra a las numerosas estructuras cuadriláteras de nuestro grabado, desprovistas de diagonales y mediatrices.

El grupo de formas que componen la figura 5, del subconjunto b, de la lámina 6, a nuestro entender, hace referencia explicativa, a esa doble composición. Los trazos de ocho radiales internos son una cosa y el límite exterior de cuatro lados otra. Esta duplicidad determina un doble contenido: el estelar y la balsa astral ambos de carácter sacro.

La presencia de formas de quilla en tres estructuras del subconjunto a5, figura 5, son huellas que apuntan con pocas dudas sobre su función como nave o barco.

El motivo -la forma de quilla- se repite una vez en los grabados de la cercana Zepa de la Serena, aunque con mayor rudeza, sencillez y menor definición temática, sin recurrir a las estructuras grupales que ahora tratamos, concretamente se encuentran en el término de Puebla de Alcocer, en el arroyo del valle de Casatejada[6].

Lám. 11.- Alabarda

 

Alabardas. (Lám 11)

La ausencia de otras armas claramente definitorias de cronologías, hacen de las formas de alabardas un claro elemento definidor de las mismas. Las dudas que en otros conjuntos pueden surgir por un dudoso trazado demasiado esquemático aquí no se da, ya que la una posee la forma ligeramente cóncava de sus dos lados y el refuerzo central, elementos realistas e importantes para saber qué tipo de armas son; la otra es más abstracta, se realizó entre varias figuras lineales que completan la figura 5 del subconjunto a5 en una situación a nuestro juicio extraordinaria para acercarla al mundo estelar, es decir al mundo sacro de su época: va a bordo del “catamarán” y directamente unida a un cruciforme de brazos iguales.

Los apogeos del tiempo presencial de alabardas como las representadas, son coincidentes en muchas ocasiones, con los de mayor expansión del vaso campaniforme por lo que se pueden situar estas formas en tiempos cercanos a esos recipientes: en general en la primera mitad del segundo milenio a. C[7].

Lám. 12.- Cazoleta y estructura

Cazoleta. (Lám. 12)

Otra particularidad nos la proporciona la cazoleta y su estructura adherida. La primera es una figura intrusiva en el conjunto no así la segunda; su acabado es algo descuidado y tosco, sin pulir y con dudas a la hora de realizar el trazado circular, algo deformado al destruir la esquina inferior derecha de la estructura a la que se superpuso; indica cierta precipitación e inexperiencia en la ejecución de este tipo de formas.

La escasa invasión de las dos formas entre ellas, denota la necesidad del autor de acercarnos a la posición vital entre ambas figuras; esta relación nos parece parecida o semejante a la matrimonial sin poder precisar más. En cualquier caso se pone de manifiesto una acusada comunicación entre las dos figuras que podría corresponder a un amistoso entendimiento entre un estelar -por ejemplo el Sol o un planeta- y un tipo determinado de barca astral -la forma rectangular-.

Lám. 13.- Retícular

Reticulares. (Lam 13)

El subconjunto c nos ofrece en su figura 2, una forma rectangular cuidadosamente cuadriculada. El cuadrante superior derecho está semiperdido por resalte del soporte, no obstante la  pervivencia de una barra permite reconstruir la figura por ese lado; al opuesto se adhirió una cuadrícula cuyas líneas no son del todo coincidentes con las anteriores dejándose inacabada la parte inferior, es decir el reticular no se realizó con una sola figura y sí adosando pequeñas cuadrículas, unas al lado de otras.

La presencia de este tipo de reticulares en no pocos conjuntos de parecido ambiente, tanto en las proximidades del río Guadiana como en la provincia de Cáceres, denota una importante función cuyo contenido nos resulta por el momento demasiado problemático para ser abordado en este trabajo. En nuestra opinión necesitan un estudio monográfico independiente dadas las variables características que a veces presenta según el lugar y el grupo de formas a las que acompaña: dicho signo pudiera tener el mismo o al menos parecido contenido que las estructuras que ahora presentamos.

 

El autor

Si observamos detenidamente las disposiciones de los numerosos trazos que componen este grabado llegaremos a admitir que quién lo realizó fue una persona muy dotada para  la manualidad.

Su razonamiento no se movía al mismo nivel pues los temas que señala son elaborados con bases predominantemente imaginativas resultando puras elucubraciones.

De una u otra forma los contenidos que guarda deberían temporalmente estar extendidos en el ambiente social en el que se movía y de los que él autor participó e intentó eternizar esas creencias con una expresión duradera, casi eterna: los grabados.

Lo probable es que esas narraciones no fueran creadas por él, al menos en su totalidad, si debemos admitir que era ferviente partícipe y difusor de iguales o semejantes ideas y creencias.

Poco importa que fuera hombre o mujer, él o ella fueron representantes de fuertes creencias y estuvieron dispuestos a trasmitirlas de buena manera, para ello necesitaron un largo tiempo… el que duró los meticulosos  movimientos en vaivén hasta conseguir realizar una tras otra todas las figuras representadas.

En resumen, por lo expuesto sabemos que  el autor fue una persona en general bien dotada; amante de la Literatura y sabedor de numerosos relatos idealistas, muy crédula y muy celosa proselitista de su cultura llena de inacabables fantasias.

Conclusiones

El ajetreo de las estructuras… bien juntas, bien separadas, ora completas, ora sin diagonales; las cruces griegas fuertemente grabadas surgiendo entre variados trazados, claros e independientes; la misteriosa cazoleta; las dos alabardas, la adherida a la parte inferior de una estructura completa y la testimonial viajera a bordo de la valsa-catamarán… no caben dudas, mediante todos estos signos se nos están proponiendo  narraciones sobre diversos temas; estos eran variados aunque dentro de la unidad que apuntan las numerosas repeticiones de algunas figuras. Es entre los contenidos de estos relatos donde discurría la vida de nuestro autor.

Dadas las características personales apuntadas podemos afirmar que las disparatadas creencias en las que se movía tuvieron plena asimilación en su vivir cotidiano. Los disparates que les movía no les hizo enloquecer, antes bien, su forma de realizar denota por lo menos una buena estabilidad de carácter.

Como acabamos de indicar, balsas y cruces se repiten en los argumentos distribuidos en los diferentes subconjuntos; eran los protagonistas de los numerosos relatos literarios que se nos envió.

Ello nos lleva a afirmar que el conjunto de Talarrubias II es una pequeña biblioteca sobre variados temas relacionados con el cosmos, todos ellos piden argumentos que reclaman el inicio, el desarrollo… y también un final.

Lo probable es que se trate de viajes interplanetarios, moviéndose posiblemente sobre desconocidos fluidos,

No se puede eludir ese medio “etereo”, pues dichos relatos necesariamente reclaman donde moverse -algo parecido al mar celeste de la mitología egipcia-.

Pero en nuestro grabado como en otros muchos, este medio no se expresa en los dibujos, no se concreta; ello es debido a que su conocimiento era una suposición generalizada, axiomatizada: si dibujamos un barco implicamos en él al agua, no tenemos necesidad de su dibujo.

Generalmente la mayoría de estos relatos completaban con explicaciones acientíficas numerosos sucesos entonces por estudiar racionalmente. Los temas versarían sobre la metalurgia, el mundo planetario, la muerte… así, las alabardas serían transportadas en balsas sacras por el mar celeste, desde el planeta… tradicionalmente se atribuye a Venus el organizador, como lugar de partida, compañero de viaje… aunque naturalmente no hay nada que lo testimonie más allá de las líneas y figuras enumeradas u otras semejantes.

Es evidente que a cada superficie bien limitada de la roca le corresponde una temática, en parte igual y en parte diferente. Así las alabardas vienen acompañadas en un caso de cuatro barcos-estructuras ocupados por formas estelares de ocho puntas: el otro relato ocupa igualmente un espacio bien acotado, nos ofrece una triada “familiar” a bordo de naves con afiladas quillas. Ocurre de forma parecida con los temas fúnebres que se nos muestran, los cruciformes etc. cada uno en su espacio, bien precisado.

No mayor claridad encontramos al averiguar quién era el destinatario de la deseada carga tan fielmente guardada. Parece necesaria la presencia en algunos argumentos de al menos un personaje receptor e intermediario entre los compradores de armas -alabardas- y el supuesto planeta Venus o sus enviados -lo terrenal y lo sacro-. Él o ella sería el principio del fin de un largo viaje  donde caben toda serie de narraciones y aventuras.

Ese personaje aparece aunque de forma poco definida y clara; se adivina más que se observa; él es intermediario en otros subconjuntos.

De manera informal lo atribuimos a los bitriangulares. Esta forma fue utilizada con mayor claridad para realizar los personajes con esa función comercial en otros grabados de temática parecida entre ellos los del Cándalo y Puerto del Gamo[8] de ellos hemos tomado esta mención.

Para terminar señalamos como no todo era gozosa aventura viajera, algunos argumentos narran malos funcionamientos o se determinó que acabaran mal, lo que parece evidente por el piqueteado que sufren algunas figuras: indudable símbolo del deseo de destruir.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

[1] RUBIO ANDRADA, Manuel (2021):  El molino Pacha: los grabados (Talarrubias, Badajoz).

[2]  RUBIO ANDRADA, Manuel y PASTOR GONZÁLEZ, Vicente (1999):  Grabado del  Cándalo. XXVIII Coloquios de Extremadura. Trujillo . Pág.  578 y 583.

[3] RUBIO ANDRADA, Manuel y PASTOR GONZÁLEZ, Vicente ((2000): Los grabados prehistóricos del río Tejadilla, Madroñera, Garciaz  y Aldeacentenera (Cáceres). XXIX C.H. de E. Pág. 486 y ss.

[4] CARRASCO RUS, Javier L.; PACHÓN ROMERO, Juan A. y GÁMIZ JIMÉNEZ, Jesús (2012): Las cerámicas neolíticas pintadas en Andalucía y sus contextos arqueológicos. ANTIQVITAS –Nº 24 ( pp 17-70). M.H.M.) Priego, Córdoba.

 

Academia de la Historia https://www.rah.es>conjunto-campaniforme-de-ciempozuelo

 

Museo Arqueológico Regional https://marpa.madrid>las-primerasa-sociedades-productoras

 

[5] DÍAZ-MONTESANO, Georges (2018): ¿Confirmación epigráfica del origen prehistórico hispánico BALSA?. Atlantibg. Com>bloc>confirmación-epigrafica-del-origen-prehistorico-hispanico-BALSA

[6] Coordinadores: COLLADO GIRARDO, Hipólito y GARCÍA HARRANZ, José Julio: Op. Cit., Pag 121, Fig. 240.

[7] DURÁN PÉREZ, Isabel (2016-2017): La orfebrería campaniforme de la Submeseta Norte Española: Expresión de una élite social. Grado en Historia. Universidad de Valladolid. .   https://uvadoc.uva.es>TFG_F_2017_63

 

Artecreaes.wordpress.com/2020/10/31/vaso-campaniforme/

 

[8] RUBIO ANDRADA, Manuel (2023):  Apuntes sobre el comercio primitivo en Logrosán: Los antropomorfos con cascos liriformes. LII Coloquios Históricos de Extremadra. Trujillo. Pág. 627 y ss.

Oct 252024
 

 

MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS

Cronista Oficial de Montijo y Lobón

 

 

Resumen

El siglo XIX conoció intensas y trascendentales transformaciones sociales. La quiebra de la sociedad del Antiguo Régimen, desmantelada jurídicamente por el sistema liberal, hizo que durante el reinado de Isabel II (1843-1868) propiciara las bases de un nuevo modelo social destinado a sustituir el estamental característico del pasado. Extremadura era, como había sido en el pasado, una sociedad de campesinos.

El período que se estudia se inserta en la llamada Década Moderada (1844-1854). El reinado de Isabel II se divide en tres períodos conocidos como Década Moderada (1844-1854), Bienio Progresista (1854-1856) y Crisis del Moderantismo (1856-1868). Este largo reinado de veinticinco años, que encuadró la actividad política fundamental de dos generaciones de españoles más o menos, supuso la instalación definitiva en el poder del liberalismo político y también su plena consolidación.

La ponencia presentada tiene como finalidad mostrar la situación socioeconómica de dos poblaciones de la comarca de las Vegas Bajas: Montijo y Lobón, hacia mediados del siglo XIX en base a una fuente histórica fiscal esencial como son los “Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año 1852 para la provincia de Badajoz”. La Reforma Tributaria de 1845 creó el Impuesto de Inmuebles, Cultivo y Ganadería. Mediante los amillaramientos, registros de la riqueza rústica y pecuaria, los Ayuntamientos repartían la carga fiscal entre los propietarios, de acuerdo con la entidad de su patrimonio.

A partir de la publicación de los Repartimientos individuales, las autoridades municipales entraban en escena, el Ayuntamiento exigía a los propietarios unas relaciones juradas de sus propiedades rústicas y urbanas. La comprobación de la veracidad de las declaraciones y la evaluación del producto de las fincas y de las utilidades quedaban a cargo de una Junta Pericial de carácter local. Fue entonces, como casi siempre, el momento de los poderosos (oligarquía) quienes fiscalizaban casi todo. Aquellas Juntas Periciales de carácter municipal fueron vigiladas y controladas por la élite del poder local, encargándose de marcar las directrices socioeconómicas hacia sus intereses, manipulando los datos fiscales para beneficiarse a la hora de contribuir en los repartos. Era la misma clase que formaba parte del cuerpo electoral que concedía, en régimen censitario, el derecho al voto a los que pagaban más de cuatrocientos reales de contribución directa, 4,23 por ciento, frente al 69,07 por ciento que no sobrepasaba cincuenta reales. Muchos de ellos fueron beneficiarios de los procesos desamortizadores que cambió la composición de la propiedad de la tierra. Unos pocos dominaban y tenían mucho, sin embargo, en sentido contrario muchos tenían muy poco.

 

La formación de oligarquías[1] en Extremadura es un proceso que se remonta hasta los tiempos de la Reconquista, tiene durante el Antiguo Régimen una de sus fases de máximo esplendor y prolonga su razón de ser hasta la contemporaneidad. Tan dilatada historia hace de ellas un fenómeno histórico del máximo interés, por cuanto su estudio es susceptible de un análisis comparado y evolutivo en el que determinar sus formas de comportamientos a través del tiempo, sus actitudes ante el mundo que les rodea y del que representan  uno de sus más firmes pilares, los medios a su alcance para el ejercicio de un dominio en ocasiones absoluto[2].

El siglo XIX conoció intensas y trascendentales transformaciones sociales. La quiebra de la sociedad del Antiguo Régimen, desmantelada jurídicamente por el sistema liberal, hizo que durante el reinado de Isabel II (1843-1868) se echarán las bases de un nuevo modelo social destinado a sustituir el estamental característico del pasado. Extremadura era, como había sido en el pasado, una sociedad de campesinos. El campesinado no era un grupo homogéneo, en su seno convivían individuos con muy diferentes status económico y social. La región extremeña se incluía en la zona del país llamada latifundista, con el predominio de la gran explotación y los grandes patrimonios, distinguiéndose varios grupos:

1.- Grandes propietarios rústicos y pecuarios, dueños de notables patrimonios inmobiliarios y ganaderos; socialmente sus componentes se integraban en la burguesía agraria o en la nobleza. 2.- Medianos propietarios, el ideal de toda sociedad campesina, paradigma de la estabilidad social, grupo colchón de todas las tensiones sociopolíticas en un mundo rural en permanente transformación. 3.- Pequeños propietarios, el colectivo más numeroso de la comunidad rural extremeña, con graves problemas de supervivencia. 4.- Pequeños arrendatarios y aparceros, entre ellos los yunteros que tan destacado protagonismo conocerían en la Segunda República. 5.- Jornaleros o braceros, la mano de obra asalariada, que alcanzaba muy diferente protagonismo según zonas[3].

 

1.- DÉCADA MODERADA

El período que se estudia se inserta en la llamada Década Moderada (1844-1854). La reina Isabel II jura, el 10/XI/1843, la Constitución de 1837. Su reinado se divide en tres períodos conocidos como Década Moderada (1844-1854), Bienio Progresista (1854-1856) y Crisis del Moderantismo (1856-1868).

Este largo reinado de veinticinco años, que encuadró la actividad política fundamental de dos generaciones de españoles más o menos, supuso la instalación definitiva en el poder del liberalismo político y supuso también su plena consolidación, de la mano de dos grandes partidos liberales: el partido liberal moderado, situado a la derecha del liberalismo y el partido liberal progresista, situado a la izquierda del mismo. Ambos partidos practicaron, uno más y el otro menos, una política elitista y censitaria[4].

La obra de gobierno de los moderados ha quedado en la historia contemporánea española como arquetipo de política centralizadora, encaminada a la uniformización del cuerpo nacional. Durante esta etapa se ponen a punto un conjunto de normas jurídico-administrativas que suponen la consolidación de un modelo de ordenamiento liberal caracterizado por su sentido centralizador, con total olvido de las particularidades regionales. El ámbito judicial, el educativo y el tributario conocieron este afán unificador[5].

En la Década Moderada se convocaron cinco elecciones, en 1844, 1846, 1850, 1851 y 1853. En la primera legislatura de 1844-1845, las Cortes se plantean la necesidad de reformar la Constitución de 1837. La Constitución de 1845, aprobada el veintitrés de mayo, es un texto que expresa claramente el pensamiento del moderantismo dominante. Se omite la mención a la soberanía nacional, y se incluye el principio de soberanía compartida. Asimismo, se introducen algunas modificaciones en la composición del Congreso de los Diputados y en la duración del mandato, que se amplía de tres a cinco años. Fue reformada de nuevo por la ley de 18/VII/1857[6].

La Constitución de 1845 resultaría ser la de más larga vida del periodo (veinticuatro años, salvo el paréntesis del Bienio Progresista), aunque su trayectoria padeció continuos intentos de adecuación a las circunstancias, desde las propias filas moderadas: en 1848 con Narváez, en 1852 con el proyecto de constitución de Bravo Murillo, en 1856 con el Acta Adicional de O’Donnell, en 1857 con la Ley Constitucional de Reforma de Narváez.

La ley electoral para el nombramiento de Diputados a cortes de 18/III/1846 amplía las modificaciones del texto constitucional con respecto al Congreso. El número de diputados aumenta a 349, para una mejor representación del país. Se restringe el cuerpo electoral, y sólo se concede el derecho a voto a los mayores de 25 años que paguen 400 reales de contribución directa (sufragio censitario). Otra gran novedad es el cambio de las circunscripciones provinciales por distritos[7].

Tras la caída de Espartero (regente de España entre 1840-1843), la política española giró en torno a la figura de Narváez[8]. Seis años más joven que su predecesor. Le había dolido la manera en que su rival se había atribuido la mayor parte del éxito por la derrota del carlismo. Molesto y vindicativo, se había unido a la causa del moderantismo sin pensárselo dos veces, encontrándose, ahora, a la cabeza de la contrarrevolución. Como cabía esperar, su primera prioridad consistió en la restauración del orden[9].

 

2.- REFORMA TRIBUTARIA

El gobierno Narváez tuvo que enfrentarse con la crisis económica generalizada del final de los años cuarenta, y con las secuelas del movimiento revolucionario que sacudió a Europa en 1848[10]. Auxilió al Papa Pío IX expulsado de Roma por los revolucionarios, preparó la firma del Concordato de 1851 y pudo dar por terminada la contienda carlista[11]. Bravo Murillo[12], llamado a suceder a Narváez el 14/I/1851, no pudo poner remedio a la crisis del partido moderado, pero dio cima a brillantes realizaciones como la firma del Concordato con la Santa Sede, la consolidación de la Deuda pública, y el plan general de ferrocarriles. El propósito más ambicioso del gobierno Bravo Murillo fue el robustecimiento del poder ejecutivo contra el parlamentarismo a ultranza. Las primeras consultas confidenciales en este sentido las realizó en 1852. El plan, en realidad, comportaba una nueva Constitución, que Bravo Murillo concebía como un texto breve y una serie de leyes orgánicas anejas. Pero este proyecto encontró la oposición dentro de las mismas filas moderadas.

Por la ley de Ayuntamientos de 8/I/1845, la Corona designaba alcaldes y tenientes de alcalde, no sólo en las capitales, sino también en las cabezas de partido con población superior a dos mil vecinos, y el gobernador civil nombraba a los restantes[13].

La Reforma Tributaria de 1845[14], creó el Impuesto de Inmuebles, Cultivo y Ganadería. Mediante los amillaramientos, registros de la riqueza rústica y pecuaria, los Ayuntamientos repartían la carga fiscal entre los propietarios, formalmente de acuerdo con la entidad de su patrimonio. Pero como el sistema daba pie al fraude y la ocultación, resulta que se asistía a la paradoja de un sector agropecuario, que contribuía poco a las finanzas del Estado y al mismo tiempo un campesinado asfixiado por los impuestos. Los moderados fueron en general, buenos hacendistas, y una de sus obras más meritorias fue el desempeño del erario público, entrampado sin remedio nada menos que desde los tiempos de Carlos IV.

Con anterioridad a 1845 el sistema de impuestos tendía a gravarse la compraventa (lo que constituía un obstáculo para el movimiento de bienes), en tanto que en la nueva ley la carga principal gravitaba sobre la propiedad (la contribución territorial). Otros tributos, pocos, pero bien estudiados, completaron un sistema sencillo y eficaz. El Estado aumentó considerablemente sus ingresos, y la riqueza de los españoles tendió a desestancarse, a hacerse más movible.

La burguesía no dejó de aprovechar la favorable coyuntura para lanzarse al mundo de los negocios. No fue una explosión tan fuerte como en otros países, pero, en comparación con la época anterior, el afán de los españoles adinerados por invertir llamaba la atención a sus contemporáneos[15]. La estratificación social de la región extremeña durante el periodo isabelino ofrecía una mayoría de ocupantes para el sector primario (79,9%), seguido del sector secundario con el 13,5%, y 4,8% para el sector terciario. Representando el 1,4% para los marginados[16].

 

3.- REPARTIMIENTO INDIVIDUAL DE LA CONTRIBUCIÓN TERRITORIAL, INDUSTRIAL Y DEL COMERCIO

 

La ponencia presentada en esta edición de los Coloquios Históricos de Extremadura tiene como finalidad principal mostrar la realidad socioeconómica de cuatro poblaciones de la comarca de las Vegas Bajas: Montijo, Puebla de la Calzada, Lobón y Talavera la Real (con especial tratamiento para Montijo y Lobón), hacia mediados del siglo XIX en base a una fuente histórica fiscal esencial como es “Los Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año 1852” para la provincia de Badajoz[17].

El viernes 1/V/1852 el Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz publicaba un suplemento con los Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y del comercio, de acuerdo con la Instrucción de 15/VI/1845, en la que se prevenía que los repartimientos individuales de la contribución territorial quedaran expuestos al público por término de cuatro o seis días, en base a las Reales Órdenes dadas en Madrid, el 10/II/1852, por el presidente del Gobierno, Juan Bravo Murillo, al Director General de Contribuciones Directas, Estadística y Fincas del Estado[18].

Merced a esta base documental conocemos los datos de las dos principales contribuciones de 1852: A) La territorial (tierras, ganados y casas) en su segregación en cuanto a los propietarios clasificados por calles. B) La industrial y de comercio con los datos de las actividades económicas correspondientes al sector secundario y terciario.

Respecto a la contribución sobre inmuebles, cultivo y ganadería, se estableció un cupo general para el país, que fue dividido por provincias y, dentro de éstas, distribuido, a su vez, por municipios, y, en última instancia, asignado dentro de cada población a los contribuyentes que hubiera en la misma. Este sistema presentó una serie de carencias y defectos originados por la tendencia a la ocultación de la riqueza de los propietarios y la propensión de los municipios a presionar para rebajar su carga fiscal.

En el caso de la contribución industrial y por comercio, ésta se basaba en un sistema doble, por un lado, una cuota fija que se establecía en relación a la actividad y el número de habitantes de un municipio y, por otra parte, otra proporcional determinada según los pagos realizados en los locales de los negocios. Por otro lado, hay que resaltar que fue este impuesto junto al de consumo el que más resistencia popular creó[19].

Los datos que ofrece el Repartimiento Individual de la Contribución en la provincia de Badajoz en 1852 son los siguientes: 96.551 contribuyentes (72.782 vecinos, 88,9%; 12.611 hacendados forasteros; y 11.158 vinculados a la contribución industrial y del comercio. 114.634.292 reales en Riqueza Amillarada, con una Fiscalidad de 9.073.265,95 reales, repartidos en 160 poblaciones. De estos datos globales de la provincia badajocense se cifran 195 componentes de la nobleza que representan el 0,20%, presentes en 113 poblaciones (70,6%), con una Riqueza Amillarada de 7.260.786,33 reales (6,3%). Siendo su Fiscalidad de 944.561 reales (10,4%)[20].

Se cifra en el siguiente cuadro la situación de las cuatro poblaciones analizadas de acuerdo con los Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y del comercio:

 

Población Contribuyentes Forasteros % Riqueza imponible Fiscalidad
Montijo 920 60 6,52 553.445 75.768
Puebla de la Calzada 428 30 7,00 377.721 51.854
Lobón 233 92 39,48 351.618 41.543
Talavera la Real 485 70 14,43 586.141 70.266

 

Varias son las conclusiones que podemos extraer de la tabla que ha sido insertada: El porcentaje de los contribuyentes forasteros sobre los locales, el 6,52% para Montijo; 7,00% para Puebla de la Calzada; 39,48% en Lobón; y 14,43% en Talavera la Real. Es decir, las poblaciones en la orilla derecha del Guadiana tienen un menor porcentaje que las dos de la orilla izquierda que son las que mayor cuantía tienen, especialmente la villa de Lobón.

3.1.- RIQUEZA IMPONIBLE

La Riqueza Imponible arroja su cifra superior en la villa de Talavera la Real, 586.231 reales, seguido de Montijo en 553.445 reales. Las causas de la diferencia de mayor cuantía hay que buscarlas en el Catastro de Ensenada y en la información que ofrece la obra: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar del político progresista Pascual Madoz. En el Catastro de Ensenada (1753) en su décima respuesta se declara para el término de Montijo una extensión de 5.000 fanegas. Para Talavera la Real son 4.800 fanegas de tierra en sembradura y 4.134 para la dehesa de Aldea del Conde, adquirida en el siglo XVI por el duque de Benavente[21]. Madoz valora para Montijo 2.741 fanegas repartidas en el Encinal, La Dehesilla, Millarón, Navahermosa, Cotillo, Barbaño y Potril, junto con las tierras desamortizadas a las religiosas clarisas[22]. Para Talavera la Real, Madoz informa que tiene 6.350 fanegas de pasto, 4.683 de labor en las dehesas Boyal del Carrascal, La Caldera, Novillero y parte de Aldea del Conde. 4.014 fanegas de particulares, 68 de regadío en 22 huertas, 393 de olivar y 443 de viña[23].

La dehesa de Aldea del Conde en los Repartimientos de la contribución de 1852 era propiedad del Duque de Osuna[24], al que le correspondía una cuota de contribución y recargo de 11.406 reales; 94.000 por tierras y 1.850 por casas[25]. Los mayores contribuyentes nobles en 1855 eran: Duque de Osuna, 90.266 reales. Marqués de Perales, 83.380, Conde de Montijo, 57.664, Duque de Medinaceli, 39.753, Duque de Fernán Núñez, 38.530, Marqués de la Romana, 24.555[26].

A partir de la publicación de los Repartimientos individuales las autoridades municipales entraban en escena, el Ayuntamiento debía exigir a todos los propietarios unas relaciones juradas de sus propiedades rústicas y urbanas. La comprobación de la veracidad de las declaraciones y la evaluación del producto de las fincas y de las utilidades de la ganadería, quedaban a cargo de una junta pericial de carácter local. La tarea de las juntas periciales era doble. En primer lugar, debían efectuar una clasificación de las propiedades para fijar el producto líquido correspondiente a las mismas. Una vez completada la evaluación, y con las declaraciones juradas a la vista, la junta pericial debía proceder a la formación de un padrón general de la riqueza del pueblo. El padrón (más tarde denominado amillaramiento) consistía en un registro literal y numérico con la relación de los contribuyentes, la identificación de sus propiedades y el cálculo del producto neto por inmuebles, cultivos y ganadería. El Ayuntamiento, una vez conocido el cupo asignado, procedía a su derrama entre los contribuyentes en función del padrón de riqueza.

Fue entonces, como casi siempre, el momento de los poderosos (oligarquía) quienes fiscalizaban casi todo. Aquellas juntas periciales de carácter municipal fueron vigiladas y controladas por la élite del poder local, que se encargaron de marcar las directrices socioeconómicas hacia sus intereses, manipulando los datos fiscales para beneficiarse a la hora de contribuir en los repartos[27]. En este contexto señalamos los nombramientos de peritos para la contribución en Montijo de: Diego Ángel Codes, Álvaro Sánchez Barrena, Alonso Guzmán Lavado, Pedro Rivera Maza y Juan Piñero[28]. En Lobón fueron nombrados peritos de la villa Diego Jerez y Blas Martín[29]. El Consistorio Municipal de Puebla de la Calzada nombró peritos a Mateo Barrena y Juan Borba[30].

4.- REPARTIMIENTO CONTRIBUCIÓN MONTIJO

Antes de entrar a analizar la contribución territorial de Montijo, se ofrecen datos comparativos entre número de habitantes, número contribuyentes, y contribuyentes con más de cuatrocientos reales de cuota tributaria, así como sus porcentajes:

 

Población Núm. habitantes Núm. contribuyentes Porcentaje

%

Cuota superior a 400 reales Porcentaje

%

Montijo 3.860 920 23,83 31 3,36
Puebla de la Calzada 1.980 428 21,61 22 5,14
Lobón 847 233 27,50 11 4,72
Talavera la Real 2.239 485 21,66 25 5,15
TOTALES 8.926 2.066 23,14 89        4,30

 

Las cifras que a continuación ofrecemos reflejan la realizada socioeconómica de nuestros pueblos en el meridiano del siglo XIX donde la minoritaria clase dominante ejercía el poder sobre la mayoría de los vulnerables del momento.

 

Población Total contribuyentes Más de 400 reales  

%

Entre 400 y 200  

%

De 200 a 50  

%

Menos de 50 reales  

%

Montijo 920 31 3,36 38 4,13 207 22,50 644 70,00
Puebla de la Calzada 428 22 5,14 12 2,80 95 22,19 335 78,27
Lobón 233 11 4,72 8 3,43 54 23,17 161 69,09
Talavera la Real 485 25 5,15 18 3,71 130 26,80 313 64,41
TOTALES 2.066 89 4,30 76 3,67 486 23,52 1.453 70,32

 

El Reparto individual de 1852 para Montijo[31] fue aprobado el 30/III/1852 y la liquidación el 3 de junio, siendo alcalde Ildefonso Piñero y secretario, Hermenegildo Corchero[32]. Se inserta cuadro con los mayores contribuyentes hasta cuatrocientos reales.

RELACIÓN DE CONTRIBUYENTES CON CUOTA SUPERIOR A CUATROCIENTOS REALES

 

Nombre del contribuyente Tierras Casas Ganadería Cuota de contribución
Joaquín Bootello Gragera 4.756 1.800 24.913 4.315
Francisco Piñero 2.685 852 9.979 1.852
Alonso Gragera 1.625 1.542 9.053 1.674
Celedonio Madroñero 1.610 324 7.997 1.320
Joaquín Calderón de Robles 1.892 1.656 5.382 1.223
Andrés García Mateo 518 945 6.618 1.107
Agustín Gragera 2.666 1.557 3.260 1.025
Pedro Narciso Bérriz 2.956 2.406 1.695 967
Diego Ángel de Codes 3.202 1.119 2.567 944
Alonso Guzmán 1.255 1.248 4.052 898
Cristóbal Carretero 1.564 693 3.839 833
Pedro Gutiérrez Romana 2.681 825 2.305 796
Pedro Triguero 4.489 1.128 150 790
Rodrigo Campos 2.651 849 2.202 781
Catalina Bootello Gragera 2.318 1.335 1.185 663
Marina Caballero 4.283 480 32 652
Álvaro Sánchez Barrena 1.192 762 2.723 641
Pedro Gutiérrez Bautista 722 1.058 2.717 613
Bartolomé Pinilla Marchena 821 1.572 1.922 581
Pedro Bruno 1.334 1.029 1.954 591
Luis Molina 2.515 642 1.146 589
Cristóbal Pinilla 1.504 1.059 1.699 584
Juan Miguel Barrena 1.137 384 1.980 562
Joaquín Tobar 1.694 1.059 1.135 561
Vicente Núñez 1.462 642 1.769 530
Bartolomé Gragera 2.200 597 786 503
Vda. Sebastián Pinilla 962 936 1.534 470
Alonso Rodríguez Gragera 606 642 2.128 462
Rodrigo Cabero 928 690 1.534 432
Juan Rodríguez Gragera 250 351 2.437 416
Miguel Rivera Barrena 1.051 864 1.084 410

 

Figura como mayor contribuyente Joaquín Bootello Gragera de San Juan[33], notable hacendado, sus propiedades se extendieron por los términos de Montijo, Lobón, la Nava de Santiago, Mérida y Badajoz, pagaba de contribución por sus bienes y matrícula industrial en los repartimientos de 1852 la suma de 6.966 reales. Fue Alcalde de Montijo en 1846 y 1847 y concejal del Ayuntamiento en 1854 y 1856. Miembro de la Junta Revolucionaria de 1868. Compromisario Electoral Parroquial en 1839 y 1841. Adquirió en la Desamortización de Mendizábal-Espartero la Dehesa de la Rabuda (639 hectáreas), ubicada en el término de Badajoz, siendo rematada en la subasta, en la muy significativa cifra de 1.990.124 reales, cantidad que nos habla de una prestigiosa solvencia económica de su comprador[34].

Otro de los mayores contribuyentes es Francisco González-Piñero Muñoz[35], Administrador Municipal en 1839. Depositario de fondos municipales 1841. Convocado al Ayuntamiento como gran propietario a raíz del pronunciamiento de julio de 1843, que derribó a Espartero. Delegado de Montijo para elaborar el Impuesto de Consumos en Badajoz en 1845. Primer Teniente de Alcalde 1846-1847. Alcalde en 1848 y Concejal. Adquiere huertas y tierras en la Desamortización de Mendizábal[36]. La cuota de contribución en Montijo es de 1.852 reales y la misma cantidad en Mérida[37]. Su hermano, Ildefonso Piñero, fue Médico-Cirujano y Alcalde de Montijo en 1852 y 1853.

En la lista de los mayores contribuyentes está Celedonio Díez-Madroñero Soto, esposo de Inés Bootello de San Juan Gragera. Celedonio Díez-Madroñero[38] era tío del VII marqués de la Vega, Jorge Díez-Madroñero y López de Ayala. El título nobiliario de Marquesado de la Vega, con el Vizcondado previo de la Floresta, fue concedido en 1736 a José Silveira Guzmán, nacido en 1683, Alcalde de Badajoz. Los Silveira eran originarios de Portugal, donde gozaron de nobleza desde tiempo inmemorial. Díez-Madroñero Soto, en 1852, vivía en Montijo en la hoy plaza de los Bootello, junto a las casas de Joaquín y Catalina Bootello. Fue el cuarto mayor contribuyente con una cuota de 1.320 reales. Cuantificándosele un imponible de 1.610 reales por tierras, 324 por urbana y 7.997 reales en ganadería[39].

Joaquín Calderón de Robles y Rodríguez de Arévalo[40], quinto mayor contribuyente, casado con María del Carmen Bérriz y Ramas[41], con una cuota de contribución de 1.223 reales en Montijo[42]; 1.094 reales en Mérida[43]; 4.480 reales en Don Benito[44]; alcanzando la cifra total de 6.799 reales. Los Repartimientos de la contribución territorial de1852, listan en la Plaza Mayor de Montijo a Joaquín Calderón de Robles y Pedro Narciso Bérriz, donde viven, pagando de contribución 1.223 y 967 reales[45].

Diego Ángel Codes fue otro de los mayores contribuyentes. Los Codes fueron los jefes liberales de Montijo. El primero que llegó a Montijo fue Diego Ángel Codes, procedente de Nieva de Cameros (La Rioja), familia asentada en el Solar de Tejada[46]. Vivió en la calle de la Cárcel, actual plaza Pedro de Valencia, con una cuota de contribución de 944 reales (3.202 por tierras, 1.119 por casas y 2.567 por ganadería)[47]. En Torremayor tributa por la cantidad de 57 reales; 163 en Mérida; 466 en Talavera la Real; y 259 reales en Badajoz. Además de estas contribuciones, Diego Ángel Codes es mercader de lienzos con 405 reales de matrícula, y prestamista de 2.000 reales, pagando por ello 21 reales[48]. Sus impuestos ascendían a 2.319 reales. Fue alcalde segundo en 1839; convocado como gran propietario al Ayuntamiento a raíz del golpe de julio de 1843 que derriba a Espartero; concejal en 1846 y 1847; concejal desde octubre de 1954 a septiembre de 1856, durante el bienio progresista. Votante a elecciones a cortes en 1837, 1839, 1840 y 1843[49].

Sobresale también el hacendado Andrés García Mateo con cuotas de contribución para Montijo de 1.107 reales; 16 reales en Torremayor y 826 en Badajoz. Tributa, por lo tanto con 1.940 reales. Adquirió una casa en la calle Santa Ana, veintidós fanegas de tierras y una huerta, con un valor total subastado de 264.812 reales. Propiedades procedentes de los bienes desamortizados al convento de las religiosas clarisas de Montijo. Andrés García fue alcalde de Montijo en 1836, Compromisario Electoral Parroquial en 1839 y 1841; Procurador Síndico en 1842. Convocado como gran propietario al Ayuntamiento a raíz del golpe de julio de 1843, que derriba a Espartero. Primer Teniente de Alcalde en 1850 y 1851. Concejal en 1852 y 1853. Votante en elección a Cortes en 1838 y 1843[50].

Durante el período 1844-1852 son alcaldes de Montijo: Pedro Bautista-Juan Caballero Molina (1844), Lino Sánchez (1845), Joaquín Bootello (1846), Francisco Piñero (1847-1848), Florentino Mendoza (1849), Alonso Rodríguez (1850)[51], Miguel Molina (1851), Ildefonso Piñero (1852)[52]. Algunos de ellos figuran como mayores contribuyentes en los Repartimientos de la Contribución Territorial, Industrial y de Comercio de 1852.

4.1.- CONTRIBUYENTES FORASTEROS EN MONTIJO

Cifra el Repartimiento de 1852 sesenta forasteros en Montijo. El Catastro de Ensenada informa que la extensión del término era de 5.000 fanegas, 2.133 para siembra y 2.867 para pastos. Montijo junto con Lobón, en 1572, establecieron un pleito ante el Real Consejo de las Órdenes contra la ciudad de Mérida, para que se reconociese el derecho que tenían a disfrutar del aprovechamiento común en todos los bienes baldíos, sitos en el término municipal emeritense. Pleito al que sumó también la villa de Puebla de la Calzada y del que Mérida se negó a reconocer los derechos de estas villas. Pese a algunas concordias, este pleito se dilató en el tiempo, desligándose de él Lobón, quedando definitivamente resuelto en 1931, cediendo Mérida 8.000 hectáreas de su término a Montijo por sentencia del Tribunal Supremo[53]. En la poca extensión del término está la escasa repercusión de los forasteros.

Contribuyentes

forasteros

Tierras Casas Ganadería Cuota contribución
Conde de este Estado 2.387 315
Ildefonso Nogales 1.987 288 301
Juan José García 321 704 135
Pedro Rafael Guisado 927 122
Vda. de Sancho Pérez 801 106
Alonso Romo 350 225 76
Alonso Calamonte 420 75
          Pedro Mendoza 555 73
Toribio Concepción 545 72
Leonor de Coca 544 72
Miguel Rastrollo 544 72

 

El Condado de Montijo[54], en 1852, recaía en doña María Francisca de Sales Portocarrero y Kirpatrich (Granada, 1825-Paris, 1860) contrajo matrimonio con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, XV duque de Alba. Esta unión significó un nuevo hito en la historia nobiliaria española, ya que en virtud del matrimonio nuevos títulos nobiliarios vinieron a aumentar el acervo nobiliario. La condesa fue hermana de la Emperatriz Eugenia de Montijo. Ildefonso Nogales era vecino de Villanueva de la Serena y Juan José García de Logroño. El resto de contribuyentes eran de Puebla de la Calzada.

 

5.- REPARTIMIENTO DE LA CONTRIBUCIÓN EN LOBÓN

El listado con el Repartimiento individual de la Contribución arroja un total de 234 contribuyentes de los que tan sólo 11 (4,70%) superan los 400 reales de cuota de contribución. Un escasísimo porcentaje, aunque gozaban de un altísimo grado de influencia y penetración sobre la vida política, económica y social. Reproducimos en el cuadro siguiente el desglose de cada uno de los 11 mayores contribuyentes, así como el producto anual imponible de cada uno de sus bienes representados en tierras, casas y ganadería, con la cuota de contribución total[55].

 

Contribuyente Tierras Casas Ganadería Cuota contribución
Antonio de Coca Amigo 16.024 2.629 15.237 4.006
Fernando Conejo Bejarano 3.262 960 29.420 3.975
María Dolores Pizarro Picón 11.681 1.542 5.569 2.221
Leonor Lozano 4.235 1.757 6.520 1.476
Roque Martín 1.267 600 7.358 1.090
Ezequiel Gómez 2.685 865 2.812 749
Ana Martín 1.669 826 3.793 743
Diego Calzadilla 2.106 1.068 1.040 498
Ana Conejo 2.450 675 981 475
Ana Gragera 2.514 777 593 459
Juan Carlos Jerez 2.373 675 660 438

 

Hay un grupo de ocho contribuyentes que no alcanzan los cuatrocientos reales de cuota, pero se aproximan bastante. Francisco Martín (343), Juan Martín (323), Diego Jerez (275), Juan Lucas Lozano (257), Blas Martín (255), Francisco Barragán (252), Joaquín Guerrero (231) y Bartolomé Martín (230)[56].

Los datos son muy clarificadores, puesto que los mayores contribuyentes se subdividen en tres grupos. El primeros de ellos, el más preponderante, agrupa a los cinco mayores contribuyentes que superan la cuota de 1.000 reales. Son por orden de mayor a menor: Antonio de Coca (4.006), Fernando Conejo (3.975), María Dolores Pizarro (2.221), Leonor Lozano, viuda de Lorenzo Martín Barrena (1.476) y Roque Martín con 1.090 reales. Aunque Antonio de Coca y María Dolores Pizarro aparecen también en el Repartimiento de la Contribución Industrial y del Comercio. El primero con 275,20 reales por media viga de molino de aceite, y un molino de cuatro piedras en el río Guadiana que sólo molía durante seis meses. Y la segunda con 106 reales por media viga de molino de aceite[57]. En un segundo grupo se encuadran aquellos que superan los 400 reales y no alcanzan los 800. Grupo que encabeza Ezequiel Gómez y Ana Martín. Y finalmente un tercer un grupo al que hemos llamado Martín, por ser varios de este apellido quienes lo protagonizan, junto a los Jerez y Lozano, y el cura párroco de Lobón, Joaquín Guerrero Bolaños.

Antonio de Coca Amigo es el primero de los contribuyentes con un líquido imponible de 4.006,32 reales. 16.024 por tierras, 2.629 por casas y 15.237 por ganadería[58]. Procede de Puebla de la Calzada, hijo de Alonso de Coca Maza[59] y María Antonia Amigo Gragera[60], vivieron en la calle Badajoz. Antonio de Coca Amigo contrajo matrimonio en Lobón con Catalina Pizarro Picón[61]. Hija de Pedro Pizarro Barrena y María Picón Roa. Los Pizarro y Barrena eran los herederos de la Casa Grande de Lobón, situada en la calle Altozano, descendientes de las familias Zambrano y Barrena. Las familias Zambrano y Pizarro eran nobles procedentes de la villa de Fuente del Maestre.

Antonio de Coca Amigo y Catalina Pizarro Picón tuvieron tres hijos, Pedro, soltero, Elvira que fue a vivir a Puebla de la Calzada, por su matrimonio con Mariano Maza Bejarano, licenciado en derecho, dedicado a la actividad agro ganadera, y María, dueña de la Casa Grande, mujer de Ángel Chorot Prieto. Antonio de Coca jugó un papel importante en la vida política de Lobón, fue diputado nacional[62] y provincial[63], durante el bienio progresista, gobierno largo de la Unión Liberal, final del moderantismo y los primeros años del sexenio democrático. Tras el pronunciamiento de La Gloriosa, Antonio de Coca fue elegido, el 25/X/1868, alcalde de Lobón[64]. Renovado en el cargo el 2/I/1869[65]. Logró ayudas del Gobernador de la provincia para las obras de reparación y remodelación de la Casa Consistorial.

Tras meses de una apasionada actividad política y social, Antonio de Coca, para suavizar la dureza del calor del mes de julio, decidió pasar unos días con su familia en los Baños de Fuensanta, balneario ubicado en Pozuelo de Calatrava (Ciudad Real), municipio de la comarca histórica del Campo de Calatrava, cercano a la villa de Almagro, donde el alcalde de Lobón encontraría la muerte. Falleció durante el fuego cruzado que tuvo con un grupo de ladrones que trataban de llevarse los fondos del establecimiento-balneario.

La familia Conejo contó, entre sus miembros, con varios militares. El capitán Andrés Conejo Gallego, militar en la guerra de la Sucesión, le fue repuesta su hidalguía por el rey Felipe V. Concediéndosele a Andrés Conejo Cortés privilegio de nobleza. Casó en Puebla de la Calzada con Catalina Victoria Bejarano. Sus hijos ocuparon cargos municipales, alcaldes y regidores, mayordomos de Ntra. Señora de los Remedios, Santísimo Sacramento y Ntra. Señora del Rosario. Sancho Conejo Bejarano contrajo matrimonio en Puebla de la Calzada con María Dolores Guisado Bejarano, perteneció a la Guardia de Corps de Fernando VII, falleció en Francia como exiliado carlista con el grado de coronel de Caballería.

Fernando Conejo Bejarano quedó soltero y vivió en las casas de sus predecesores en la calle Derecha de Lobón. En 1836 declaraba una masa patrimonial formada por dos casas, 46 fanegas de tierra, 1.529 cabezas de ganado lanar, 850 de cerda y 8 yeguas[66]. La actividad ganadera de Fernando Conejo Bejarano continuó con los años. En el Repartimiento de la contribución de 1852 aparece con una base imponible por ganadería de 29.420 reales, siendo el mayor contribuyente local por este concepto, 3.262 reales por tierras y 960 por casas, pagando una cuota de contribución de 3.975,22 reales[67]. Arrendó la dehesa de Aldea del Conde, propiedad entonces del Duque de Osuna, mediante contrato firmado, el 7/II/1840, con Antonio Torrente, vecino de Talavera la Real y Administrador del Duque, por el precio de 60.000 reales anuales[68]. Para garantizar esta operación tuvo que avalar con siete fincas de su propiedad, con un valor de tasación en venta de 37.732 reales[69]. Ocupó como varios miembros de su familia cargos municipales.

Ana Conejo Bejarano que figura en el Repartimiento de 1852 viviendo en la calle Madrid con una cuota de contribución de 475 reales. Contrajo matrimonio con Manuel Tristancho y Liaño de la nobleza de Torre Miguel Sesmero[70].

María Dolores Pizarro Barrena, hija de Antonio Pizarro de Luna y Catalina Barrena Zambrano, hermana de Pedro Pizarro Barrena[71], tía por lo tanto de Catalina Pizarro Picón, mujer de Antonio de Coca Amigo, el mayor contribuyente de 1852. El matrimonio tuvo desavenencias, otorgando María Dolores Pizarro, el 17 de marzo de 1832, escritura de poder a favor de Antonio M. Silva, vecino de Mérida, para que éste presentara demanda de divorcio ante el Tribunal Eclesiástico de dicha villa. Tras su separación, María Dolores Pizarro declara en el año 1836 propiedades por un valor de 194.732 reales, repartidos en una casa, 79 fanegas de tierra, 2.090 olivos, 1.000 cepas de viñedo y 400 cabezas de ganado lanar[72]. Aparece en los Repartimientos de 1852 con una cuota de contribución de 2.221 reales[73].

Ezequiel Gómez de Tejada tiene una cuota adjudicada de 749 reales, viviendo en la calle del Moral. En abril de 1824 el Concejo de Lobón abre un expediente a favor de Ezequiel y Marcos Gómez de Tejada, quienes solicitan les sea reconocido el estado de hijosdalgos y notorios de sangre. Estado que gozaban en la villa de Aceuchal, su pueblo natal, con el fin de poder disfrutar de los privilegios que supone dicho estado.

Presentando para ello ejecutorías sancionadas en Lumbreras, Almarza de Cameros y San Andrés. Villas ubicadas en la tierra de Cameros (La Rioja), siendo ambos hermanos caballeros hijosdalgos diviseros del solar de Tejada. Ezequiel y Marcos contrajeron matrimonio en la villa de Lobón con las hermanas María Concepción y Marina Jerez. Los dos hermanos dieron a conocer muy pronto sus predilecciones políticas. En 1820 formaron parte de la Milicia Nacional, en 1824 sirvieron en las filas de la compañía de Voluntarios Realistas, y, en 1836, Ezequiel era capitán de la Guardia Nacional. Año en el que declaraba poseer una casa, 30 fanegas de tierra, 195 olivos y 191 cabezas de ganado lanar[74]. Ambos hermanos ocuparon varios cargos municipales.

Dentro del grupo de los mayores contribuyentes figura Leonor Lozano (cuota mayor de los contribuyentes de 1852), viuda de Lorenzo Martín Barrena[75], Roque Martín y Francisco Martín, ambos viviendo en la calle de la Cruz, siendo éste último el alcalde de la villa. Son siete los de apellido Martín, que integran la lista de los mayores contribuyentes del Repartimiento del año 1852. Algunos de ellos llegaron a la alcaldía[76], otros ocuparon puestos de regidores, mayordomos de propios, del pósito, procuradores síndicos y mayordomos de la fábrica parroquial, Ntra. Señora de los Remedios, San Sebastián, Santa Brígida y San Blas.

5.1.- CONTRIBUYENTES FORASTEROS

El principal problema que tuvo el vecindario de Lobón fue la posesión de la tierra y su destino, que originó disputas, solicitando reformas que sacaran aquella sociedad de la postración y de los abusos en la que se encontraban; reivindicando por ello, el principal soporte de la economía de la villa, la tierra. Los labradores y pequeños campesinos abrumados por las cargas de la nobleza o la iglesia, pendientes siempre del clima, sin otro hábito que el trabajo y el hambre, vivían en la miseria y en la necesidad de comenzar a vender su fuerza de trabajo. Dos factores, la articulación de dos niveles distintos, actúan para llevarlos a esa situación: los privilegios de la Mesta y los labradores hacendados, oligarcas locales que dominan la administración municipal[77].

Estos sentimientos y el contagio de un espíritu ilustrado fue la causa a la que llevó, el 14/IX/1798, a Diego Dorado, Procurador Síndico Personero, a alzar su voz, en este manifiesto:

Que referido común que represento se compone de Pobres Labradores, único Trato y comercio de ella. Que mediante a que las tierras Labrantías y de superior calidad que hay en este término son todas o también partes propias de Forasteros, los cuales las tienen Arrendadas a otros de extraña Jurisdicción, se ve dcho mi común precisado a Arar las inferiores y salirlas a buscar a suelos extraños, de lo que sigue a éste un total aniquilamiento no tan solamente con la falta a las tierras referidas, sino también con los perjuicios que el forastero causa con sus ganados en las mieses del vecino y pastos de su término, motibo por que se han seguido, y aún en el día se experimentan las mayores desavenencias, cuestiones y criminalidades[78].

Esta situación fue una constante a lo largo del siglo XIX, máxime cuando las tierras de la iglesia y las comunales fueron desamortizadas, siendo adquiridas por los labradores y ganaderos forasteros. Los vecinos lucharon demostrando que el baremo de rendimientos de la lana, la carne y el queso del ganado lanar y la tierra empleada para ello, era menos rentable que la roturación de éstas, sobre todo porque la población había aumentado, se necesitaba el cereal para la alimentación básica y para atender la mano de obra que demandaban los jornaleros.

Se inserta en el siguiente cuadro los once mayores contribuyentes forasteros de Lobón.

 

CONTRIBUYENTE TIERRAS CASAS GANADERÍA CUOTA CONTRIBUCIÓN
Agustín Conejo 800 1.610 284
Miguel Eugenio Calvo 3.980 387 516
Manuel Molano

y Manuel Méndez

26.000 3.074
Alonso Pacheco 5.737 285 712
Marqués de Belmonte 12.130 1.435
Joaquín Bootello 3.360 120 401
Conde la Torre del Fresno 2.933 316
Viuda de José Losada 2.941 347
Juan Piñero 8.558 1.011
Miguel Romero 2.550 301
Antonio Clemente Pacheco 13.900 909 1.749

 

Manuel Molano y Manuel Méndez, vecinos de Badajoz, compraron al Ayuntamiento de Lobón las dehesas de La Cerrada e Isla Perdida, que fueron de los propios y rematadas en 190.900 reales[79].

Otro de los mayores contribuyentes forasteros es el Marqués de Belmonte título que recayó en 1613 en don Bernardo Antonio Gómez de Sandoval, que acabó uniéndose a las casas de Uceda y Frías, por lo que las propiedades rústicas por las que figura en el Repartimiento corresponde a la finca de la Orden. Figuran también Joaquín Bootello[80] y el Conde de la Torre del Fresno.

Asimismo aparece en la lista Juan Piñero[81], hermano del montijano Francisco Piñero Muñoz, tío del que fuera diputado y senador (1867-1886) Cipriano Piñero Salguero, que comenzó su carrera política en el partido moderado para después militar en la Restauración con Cánovas, del que se separó, terminando como un incondicional del liberal Sagasta.

Otro de los mayores contribuyentes forasteros es Antonio Clemente Pacheco y Alonso Pacheco. Las primeras noticias documentales de esta familia relacionada con la villa de Lobón, aparecen a finales del siglo XVIII, pues en un documento se cita a Alonso Atanasio Pacheco como apoderado del Duque de Frías y Administrador del estado de Lobón[82]. Sus hijos Antonio Clemente y Alonso Segundo siguieron la línea de su padre. El primero de ellos fue administrador de las antiguas encomiendas santiaguistas de Mérida, Alange, Lobón y la dehesa de Las Tiendas. Adquirió el lavadero de lanas del pantano de Carija, iniciando en él una importante industria de lavado de lanas, que transportaba a Lisboa para ser embarcadas a Inglaterra y Francia[83].

Compró en Lobón la casa llamada Encomendera, situada en la calle Cruz. En Badajoz, en el Repartimiento de la contribución, dentro del apartado destinado a las Administraciones, se relaciona la formada por Antonio Clemente Pacheco, Bartolomé y Alonso de Coca, con una cuota de contribución de 7.684 reales sobre una base imponible por tierras de 60.480 reales. Su hermano Alonso Segundo Pacheco fue brigadier de Caballería, Diputado Provincial (1821-1823 y 1838-1840), Alcalde de Mérida. Senador por la provincia de Badajoz en las legislaturas de 1840 y 1843-1844, y Senador vitalicio en la de 1845. Fue Secretario primero del Senado[84].

6.- REPARTIMIENTOS DE LA CONTRIBUCION INDUSTRIAL Y DE COMERCIO

Ofrece también el Repartimiento de 1852 la matrícula de aquellos contribuyentes que pagaban por sus negocios y oficios relacionados con las profesiones liberales, artesanía, comercio e industria. Este hecho nos sitúa sobre un análisis del que percibimos que la economía de la oligarquía burguesa estuvo en manos de la propiedad agraria, de los propietarios de tierras, quienes habían llevado a cabo la revolución liberal en su propio beneficio. Su intención fue suprimir del poder a la oligarquía eclesiástico-nobiliaria hegemónica del Antiguo Régimen y construir una sociedad clasista a sus intereses en la que fueran en ella la clase dominante[85].

El potencial económico de la burguesía no cabe duda que fueron las desamortizaciones, porque muchas de las fortunas de la oligarquía burguesa se hicieron en función del trasvase de tierras. Se resume en el siguiente cuadro el número de contribuyentes por comercio e industria (sectores secundario y terciario).

 

 

Población Habitantes Núm. contribuyentes Contribuyentes

Comercio e industria

Porcentaje
Montijo 3.860 920 160 4,14
Puebla de la Calzada 1.980 428 95 4,79
Lobón 847 233 46 5,43
Talavera la Real 2.239 485 162 7,23
TOTAL 8.926 2.066 463 5,18

 

Las poblaciones situadas en la Carrera Real que unía Madrid con Lisboa tienen mayor porcentaje de contribuyentes que las situadas en la orilla derecha del Guadiana. Talavera la Real que dista poco más de cuatro leguas de la ciudad de Badajoz, proveedor del avituallamiento de la capital[86]. El cuadro siguiente nos introduce en la realidad industrial y comercial a mediados del siglo XIX en la comarca de las Vegas Bajas, donde el 14 por ciento de la fiscalidad, proveniente de la Riqueza Imponible procedía de la Fiscalidad aportada por el Comercio y la Industria.

 

Población Fiscalidad

total

Fiscalidad Comercio e Industria % Contribuyentes
Montijo 75.768 10.870 14,34 160
Puebla de la Calzada 51.854 7.883 15,22 95
Lobón 41.543 3.128 7,52 46
Talavera la Real 70.266 11.558 16,37 162
TOTAL 239.431 33.439 13,96 463

 

La industria, el comercio, profesiones y oficios que tributan a mediados del siglo XIX en Montijo y Lobón eran: Mercader de lienzo (4), pañero (1), boticario, médico cirujano (6), tienda de embuchado (2), tienda de cintas y galones (3), puesto de aguardiente, aceite y jabón (7), escribano real (1), mesoneros (6), hornos de pan (6), cirujano (1), alfarero (1) zapateros (10), sastres (4), carpinteros (12), herreros (8), calderero (1) horno de bizcochos (1), alarifes (11), barberos (7) buhoneros (2), expendedor de granos (1), mesa billar (1), tratante en cerda, vacuno y mular (3), tahonas (4), administradores (2), garañón (2), porteadores de caballería (52), rematantes de puestos públicos (4), prestamistas (2), calderas de jabón (3), hornos de teja y ladrillo (2), albéitares (3), tiendas de pan (3), tabernas (2), abacerías, molinos de aceite (3), barca en el rio (1) y molinos harineros (3).

Del sector primario se incluye como mayores contribuyentes los tratantes de ganado (cerda, vacuno y mular) y el especulador en granos, al estar relacionado con los precios de los cereales, especialmente el trigo y su transacciones comerciales. En el sector secundario está la industria, muy escasa, integrada en las tahonas, molinos de aceite y molinos harineros; seis en total en la villa de Lobón. Las élites económicas no mostraban interés para invertir sus capitales y modernizar las escasas industrias existentes. La preferencia de ellos se fijaba hacia el sector agropecuario en detrimento de las actividades industriales o comerciales[87].

El sector terciario incluía los servicios, el comercio y transporte, y con él la barca en el Guadiana del duque de Frías[88], que cruzaba el río, por el producto que producía su arrendamiento, necesaria para la comunicación con Montijo, Puebla de la Calzada, Torremayor, La Nava de Santiago y La Roca de la Sierra, buscando los caminos hacia Alburquerque y Cáceres.

El comercio tenía como máximo exponente a una tienda de paños en Montijo, propiedad de Juan Ramón García y compañía, con la elevada cuota de contribución de 667 reales. Seguido de los mercaderes de lienzos, tahonas, puestos de aguardiente, jabón, aceite y taberna. Además de las profesiones relacionadas con la sanidad: médicos y boticarios.

Se significa en el siguiente cuadro las principales actividades que más tributaban fiscalmente:

 

Identificación Mayores contribuyentes en Montijo Mayores contribuyentes en Lobón
Pañero 667
Tratante en cerda 424
Tratantes en vacuno 424
Mercader de lienzos 403
Tratantes en mular 318
Especulador en granos 318
Abastecedor de carnes 265
Tahona 254 127
Puesto de aguardiente 254 106
Puesto de aceite 254
Molino de aceite 212
Molino harinero 212
Administrador 190
Médico 127 106
Boticario 127 106
Puesto de jabón 127
Tienda de embuchados 127
Tienda de cintas 127
Barca en el río 127
Taberna 106

 

El siglo XIX fue el período de las grandes transformaciones estructurales en nuestro país. Desde el punto de vista político, se sucedieron una serie de revoluciones  seguidas de las consiguientes reacciones. Desde el punto de vista estructural, se modificó profundamente la distribución de la propiedad agraria existente mediante el desarrollo de los sucesivos procesos desamortizadores que cambió la composición de la propiedad de la tierra. Por último, desde el punto de vista social, se consolidó el caciquismo como sistema de dominio en el mundo rural[89].

 

FUENTES CONSULTADAS

 

ARCHIVO PROVINCIAL DE BADAJOZ. Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año de 1852. Imprenta, Librería y Encuadernación de Jerónimo Orduña. Montijo, fols. 97-107. Lobón, fols.107-111. Talavera la Real, fols. 29-39. Mérida, fols. 467, 470, 476, 478-481 y 483.

ARCHIVO MUNICIPAL DE LOBÓN (AML).  Legajo, 4, Carpeta 12. Legajo 5, Carpeta 1. Legajo 12, Carpeta 12. Legajo 13, Carpeta 1. Legajo 18, Carpeta 20. Legajo 19, Carpeta 30. Legajo 23, Carpeta 2. Legajo 28, Carpeta 33. Legajo 29, Carpeta 34. Legajo 30, Carpeta 21. Legajo 42, Carpeta 4.

ARCHIVO PARROQUIA DE LOBON (APL). Libro V de Matrimonios (1828-1853)

ARCHIVO MUNICIPAL DE MONTIJO (AMM). Libro de Actas Municipales. 1839-1850 y 1851-1855.

ARCHIVO PARROQUIA DE MONTIJO (APM). Libro IV de Casados y velados. Años 1774-1817, Libro XI de Bautismos. Años 1787-1799. APM. Libro VIII Defunciones. Años 1877-1883.

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VV.AA: Extremadura, la Historia. Tomo II, Badajoz 1997.

 

 

 

 

 

 

[1] Sistema de gobierno en la que el poder está en manos de unas pocas personas pertenecientes a una clase social privilegiada.

[2] MELÓN JIMÉNEZ, M.A.: “Oligarquías locales y crisis del Antiguo Régimen en Extremadura”. En Revista Investigaciones históricas. Época moderna y contemporánea. Núm.9, 1989, pg.9 Universidad de Valladolid.

[3] VV.AA: Extremadura, la Historia. Tomo II, Badajoz 1997, pgs, 401-402.

[4] NARANJO SANGUINO, M.A.: Don Benito en el reinado de Isabel II (1833-1868). Badajoz 2016, pg. 21.

[5] GARCÍA PÉREZ, J. y SÁNCHEZ MARROYO, F.: “La Monarquía liberal (1833-1868). En Historia de Extremadura, Tomo IV, Badajoz 1985, pg.788.

 

[6] La andadura del régimen constitucional de 1845 se inició tras una de las épocas más difíciles de la historia de España: desde la Guerra de la Independencia, la impronta que dejó el régimen gaditano había provocado reacciones de todo tipo, tanto absolutistas como liberales, que contribuyeron a crear un clima de anormalidad y desasosiego, que se arrastraría hasta 1840.

[7] Cf. Congreso de los Diputados, recurso web https://www.congreso.es/es/cem/decmod consultado el 18/IX/2023.

[8] (Loja, Granada, 1799-Madrid, 1868). Militar y político, jefe del Partido Moderado en el reinado de Isabel II.

[9] ESDAILE, CH.: “La etapa liberal 1808-1898”. En Historia de España, Madrid 2007, pg.218.

[10] Es el tiempo en el que se oye la voz del político, diplomático y escritor extremeño, Juan Donoso Cortés (1809-1853), que en un discurso considerado como una de las tres grandes piezas oratorias del siglo XIX español afirma: “Cuando la legalidad basta, la legalidad. Cuando no basta la dictadura. ¡Qué tremenda palabra, señores, aunque no tanto como la palabra revolución, que es la más tremenda de todas!”. Cf. BULLÓN, A.: “Historia político militar de la Baja Extremadura en el siglo XIX”. En Historia de la Baja Extremadura, Tomo II, Real Academia de las Letras y las Artes Badajoz 1986, pg.1.075.

[11] MARTÍ, C.: “Afianzamiento y despliegue del sistema liberal”. Historia de España Tomo VIII. Barcelona 1993, pg. 240.

[12] (Fregenal de la Sierra, Badajoz, 1803-Madrid, 1873. Estadista español, impulsor del desarrollo nacional. Fue uno de los políticos del siglo XIX que más contribuyó al desarrollo de la economía española y a la honorabilidad en el desempeño del gobierno, lo que le es unánimemente reconocido.

[13] MARTÍ.: Afianzamiento y despliegue… Op.cit. pg. 215.

[14] El nuevo sistema de impuestos fue elaborado por Alejandro Mon y Ramón de Santillán.

 

[15] COMELLAS, J.L.: Historia de España moderna y contemporánea. Décima edición, Madrid 1989, pgs. 303-304.

[16]  GARCÍA y SÁNCHEZ: “La Monarquía liberal…” Op. cit. pg.856.

[17] ARCHIVO PROVINCIAL DE BADAJOZ (APDB. Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año de 1852. Imprenta, Librería y Encuadernación de Jerónimo Orduña, fols. 97-107, 57-62, 107-110 y 29-37.

[18] La disposición que regulaba la publicación de las contribuciones individuales se estableció en una Real Orden  recogida en la Gaceta el 12/II/1852 y con efectos de ese mismo año. Poco después, el 15 de marzo, otra Real Orden aclaraba el procedimiento de publicación y la obligación de los Ayuntamientos de asumir los gastos que supusiera. Cf. PRADO SAGRERA DE, A.A.: “Índice onomástico de los repartimiento individuales de la Contribución Territorial, Industrial y de Comercio de la provincia de Badajoz para 1852”. En Cuadernos de Genealogía 10. Especial monográfico: Contribución de Badajoz 1852. Revista de Hispagen, Madrid, 2011, pg.6.

[19] RODRÍGUEZ CARRASCO, J.J.: “La actividad socioeconómica de la ciudad de Badajoz hacia 1852”. En Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, Tomo X. Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País de Badajoz, 2015, pg.62.

[20] NARANJO SANGUINO, M.A., ROSO DÍAZ, M. y RUÍZ RODRÍGUEZ, J.A.: “La propiedad de la tierra de Extremadura del siglo XIX: Estado de la cuestión”. En Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, núm.1, pg. 44.

[21] SÁNCHEZ MARROYO, F.: “Acerca de los orígenes de la propiedad nobiliaria en la Extremadura contemporánea”. En Revista Norba, núms. 8-9, 1987-1988, pg.110

[22] La población de Montijo según Madoz era de 960 vecinos, 3.860 almas. Se hace constar que el poco territorio del término de Montijo, obedece al pleito establecido en 1582 contra la ciudad de Mérida por el aprovechamiento común de los bienes baldíos.

[23] Talavera la Real contaba con 616 vecinos, 2.230 habitantes, según la obra de Pascual Madoz.

[24] El ducado de Osuna es un título nobiliario español, con Grandeza de España, creado el 5 de octubre de 1562 por el rey Felipe II y otorgado al V conde de Ureña, Pedro Téllez-Girón, VI señor de la ciudad andaluza de Osuna. La Casa de Osuna tiene su origen en la figura de Pedro Girón, Maestre de Calatrava, bajo la protección y el favor del rey Enrique IV de Castilla. Recurso web http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/46816?nm Consultado el 3/X/2023. En 1852 ostentaba el título del ducado de Osuna, Mariano Téllez-Girón y Beaufort-Spontin, XII duque de Osuna y XV duque del Infantado.

[25] APDB. Repartimiento de Talavera la Real, fol. 37. En las poblaciones de Burguillos y Capilla, pagaba el duque de Osuna 6.272 reales y 7.304 reales de contribución. Cf. APDB Repartimientos de 1852, fols, 295 y 384.

[26] CARAPETO, J.: “Cambios y movimientos obreros durante el siglo XIX”. En Historia de la Baja Extremadura, Tomo II, Real Academia de las Letras y las Artes Badajoz 1986, pg.1.139.

[27] Debemos ser conscientes por tanto que hubo fraude en las contribuciones, fundamental en las evaluaciones de riqueza de los grandes propietarios quienes vieron rebajadas las cifras de sus impuestos, pero no en los pequeños.

[28] ARCHIVO MUNICIPAL MONTIJO (AMM). LIBRO DE ACTAS MUNICIPALES 1851-1855. Sesión municipal 26/IV/1852, fol. 80. Tres de los peritos designados aparece en los Repartimientos con cuotas de contribución superiores a cuatrocientos reales. Diego Ángel Codes. 944 reales; Alonso Guzmán Lavado, 898 reales y Álvaro Sánchez Barrena, 641 reales. Cf. APDB. Repartimientos de Montijo, fols. 100 y 102. Añadiendo el nombre de Andrés García Mateo, sexto mayor contribuyente, que fue en 1852 componente de la Junta de Repartimiento de Contribuciones de ese año. Álvaro Sánchez Barrena fue  componente de la Junta Revolucionaria de 1868, “La Gloriosa”, y alcalde de Montijo durante la I República, 1872-73.

[29] AML. Legajo, 29, Carpeta 34. Sesión municipal 4/I/1852. Juan Martín tenía una cuota de contribución de 323 reales y Diego Jerez de 275. APDB. Repartimientos de Lobón, fol. 109.

[30] ARCHIVO MUNICIPAL DE PUEBLA DE LA CALZADA (AMPC). Libro de Actas Municipales 1852-1853. Sesión 12/II/1853, fol. 21 vto. Las calles que formaban el casco urbano eran: Badajoz, Albaicín, Plaza, Angosta, Iglesias, Corral, Calzada, Puerto, Plazuela, Silos y Concepción.

[31] El casco urbano de Montijo estaba formado por las calles Papas, Santa Ana, Nueva, Peñas, Acinco, Porras, Arcos, Cárcel, Pozo, Carrera, Cinco casas, Badajoz, Piñuela, Conde, Iglesia, Barrio, Carnicería, Coso, Plaza y Contorno.

[32] Junto al alcalde y secretario formaban la Corporación Municipal: Miguel Molina, primer teniente de alcalde, Juan Gutiérrez, segundo teniente alcalde, y los concejales: Andrés García, Lino Sánchez, Pedro Bautista, Pedro Mateo, Juan Miguel Barrena, Joaquín Bootello, Cristóbal Pinilla Mena, Juan Rodríguez Gragera, Pedro Hernández, Bartolomé Bautista Gragera y Miguel Romero. Cf. AMM. Libro de Actas Municipales, 1851-1855, año 1852, fol.48.

[33] Hijo del matrimonio Alonso Bootello de San Juan y María Joaquina Gragera Mendoza. Matrimonio celebrado el  28/V/1777. ARCHIVO PARROQUIA DE MONTIJO (APM). Libro IV de Casados y velados. Años 1774-1817, fol.27 vto. Joaquín Bootello fue bautizado el 2/IV/1798., Cf. APM. Libro XI de Bautismos. Años 1787-1799, fol.435. Falleció el 28/XI/1882. I. APM. Libro VIII Defunciones. Años 1877-1883, fol. 176. Casó con Javiera Rico Sánchez-Badajoz, natural de Los Santos de Maimona, apellidos con lazos familiares en el condado Casa de Henestrosa y el Marquesado de Coto Real.

[34] NARANJO SANGUINO, M.A.: “La Desamortización Eclesiástica”. En I Coloquios Históricos de Montijo, 1987. Ayuntamiento de Montijo 1996, págs.73 y 75. Fue devoto de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la ermita en Montijo de su mismo nombre. Se conserva una túnica con su inscripción, como donante de la misma. Realizó una reforma importante en la capilla de San Juan Bautista de la que fue patrono en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.

[35] Se unió en matrimonio con Carmen Salguero Gutiérrez, natural de Arroyo de San Serván.

[36] Cincuenta hectáreas con una inversión de 324.238 reales, Cf. NARANJO SANGUINO, M.A.: La Desamortización de Mendizábal-Espartero en la provincia de Badajoz (1836-1852), pg. 244.

[37] APDB. Repartimiento de Montijo, fol.101. Mérida, fol.480.

[38] Linaje procedente de Castuera, Talarrubias, Cabeza del Buey y Guadalcanal. Compraron las casas de la familia Bérriz, al marchar a Don Benito el matrimonio Joaquín Calderón de Robles y María del Carmen Bérriz

[39] APDB. Repartimientos de Montijo, fol.103

[40] Hijo de Joaquín Calderón de Robles y Díaz y Agustina de Arévalo y Calderón, naturales y vecinos de la villa de Don Benito.

[41] Su hija Juana Calderón de Robles y Bérriz contrajo matrimonio con José de Granda y Campos de Orellana, alcalde de Don Benito. Los hijos de este matrimonio: Pedro y Enrique fueron también alcaldes de la ciudad de las Vegas Altas. Tuvieron casa en la ciudad dombenitense, junto a la Iglesia de Santiago, casa conocida de los Calderones, en la hoy Plaza de España. Cf. BARREDO DE VALENZUELA Y ARROJO, A. y ALONSO DE CADENAS Y LOPEZ, A.: Nobiliario de Extremadura. Tomo II. Instituto Salazar y Castro. Madrid, Hidalguía, 1997, pgs.52-53.

[42] 1.892 reales por tierras, 1.656 por casas y 5.382 reales por ganadería. Cf. APDB. Repartimientos de Montijo, fol. 104.

[43] APDB. Repartimientos de Mérida, fol. 478. Ibídem. fol.

[44] APDB. Repartimientos de Don Benito, fols. 694 y 703.

[45] APDB. Repartimientos de Montijo, fol. 104. A Pedro Narciso Bérriz se le cifra un imponible de 2.956 reales en tierras, 2.406 por casas y 1.695 de ganadería. El linaje Bérriz procedía del solar de su mismo nombre, feligresía de Durango en las montañas de Vizcaya. Pasaron a Andalucía, llegando a Extremadura, en Jerez de los Caballeros, ciudad en la que los Portocarrero contrataron a Gaspar Bérriz Ahedo, para mandar la compañía militar del Condado de Montijo y ser su Corregidor y Justicia Mayor en el siglo XVII. La familia Bérriz-Calderón fue muy influyente en la villa de Montijo.

[46] Varios son los cameranos que viven en Montijo, Diego Ángel Codes, Gabriel de la Riva, Sixto Olmedo Herrero, Francisco Ariznavarreta, Manuel Muro Elías y Manuel Romero Álava, entre otros. Emprendedores que se trasladaron con los oficios de tratantes, mercaderes, comerciantes y prestamistas. Ocuparon cargos de responsabilidad en instituciones civiles: alcaldes y regidores, en las poblaciones que los acogieron.

[47] APDB. Repartimientos de Montijo, fol. 102.

[48] Ibídem. fols. 106-107.

[49] El 20/VIII/1859 se unieron en matrimonio José Codes Núñez, hijo de  Diego Ángel de Codes y Josefa Núñez, con Inés Rodríguez Bautista, hija de Juan Rodríguez Gragera y Catalina Bautista, hermana de Alonso Rodríguez Bautista, diputado provincial desde 1871-1884 y Bartolomé Rodríguez Bautista, alcalde de Montijo. José Codes Núñez fue vocal de la Junta de Extremadura que se constituyó con motivo de la Revolución de 1854 (Vicalvarada) que dio paso al Bienio Progresista. Contrarios a los Codes, en lo político, en Montijo, estaban los Rodríguez Bautista, que acaudillaban el partido conservador, aunque ambas familias quedaron emparentadas entre sí, y también con otros de sus adversarios políticos, los González-Piñero. Cf. GRAGERA CASTILLO, J.: “Una revolución en 1854” En Revista Agla, Montijo 1983, pg.30. El hijo de José Codes e Inés Rodríguez, Juan Antonio Codes Rodríguez, se inició en la logia masónica “Emérita Augusta”, pasando al Triángulo montijano, llegando al grado tercero de maestro. Escribió en La Región Extremeña, La Crónica y La Libertad. Fue concejal y teniente de alcalde en una coalición liberal-republicana en varias legislaturas. Creador de la prensa local, desde La Cotorra y El Avance. Impulsor del Centro Obrero “La Defensa” y del Círculo Recreativo Republicano. En la guerra civil de 1936 le fue incautada su biblioteca siendo encarcelado, falleció el 20/V/1939 en la cárcel de Badajoz. MOLANO GRAGERA, J.C.: Masones y republicanos en Montijo (1808-1936). Montijo, 1991, pgs.28-34.

[50] NARANJO SANGUINO, M.A.: “La Desamortización Eclesiástica… Op. cit. pg. 75.

[51] Componente de la Junta Revolucionaria Municipal de 1868.

[52] AMM. Libros de Actas Municipales, Años 1839-1850 y 1851-1855.

[53] La riqueza imponible catastrada de Montijo pasó de 211.216 pesetas en 1930, a 740.952 en 1935. En 1852 la ciudad de Mérida tenía una Riqueza amillarada de 2.182.258 reales. Cf. APDB. Repartimientos de Mérida, fol. 467. En Mérida se registran 248 contribuyentes con naturaleza de Montijo que tenían tierras en el ámbito territorial emeritense por un valor imponible de 201.513 reales y con una fiscalidad de 26.042 reales. Cantidades que hubieran modificado sustancialmente las de Montijo. Cf. Ibídem, fols. 478-481. Procedente de la villa de Puebla de la Calzada hay en Mérida registrados 91 contribuyentes con un valor imponible de 69.459 reales y cuota de contribución de 9.729. Cf. Ibídem, fol.476.

 

[54] En 1854 la Casa de Montijo era la fortuna territorial décimo tercera de España, pagando 131.676 reales de contribución al año. El Patrimonio territorial de la condesa de Montijo en la provincia de Badajoz en 1854, era de 843 reales de cuota tributaria en Badajoz, 776 en Don Benito, 17.641 en Jerez de los Caballeros, 320 en Montijo, 995 en Olivenza y 37.088 en Villanueva del Fresno. Cf. SÁNCHEZ MARROYO, F.: “Montijo en tiempos de revolución”. En Actas XI Encuentros de Historia en Montijo, Montijo 2021, pg.21.

[55] El presupuesto municipal de 1852 era de 19.750 reales, siendo la partida del sueldo de los empleados la más elevada, 9.164 reales. Para la Instrucción pública se destinaban 2.700 reales. Cf. AML. Legajo 23, Carpeta 2. Las calles que formaban el casco urbano eran: Derecha, Nueva, Corredera, Moral, Don Rodrigo, Cruz, Altozano, Ventosilla, Alvarado, Santiago, Madrid y Virgen.

[56] APDB. Repartimientos de Lobón, fols. 107-110

[57] Ibídem, fol. 111.

[58] Ibídem, fol. 109.

[59]Alonso de Coca figura en los Repartimientos de la contribución de 1852 en Puebla de la Calzada con una cuota de contribución de 2.241 reales, siendo el tercer mayor contribuyente tras sus hermanos Miguel (3.424) y Bartolomé (2.574). Cf. APDB. Repartimientos Puebla de la Calzada, fols. 58-59. En la ciudad de Badajoz se relaciona con una cuota de contribución de 1.429 reales. Asimismo, en la ciudad pacense, formando sociedad con su hermano Bartolomé con una cuota de 912 reales. Cf. Ibídem, Repartimientos de Badajoz, pg.18.

[60] Hermana de Mateo Amigo Gragera, alcalde de Puebla de la Calzada.

[61] Matrimonio celebrado el 20/II/1849 ante el cura ecónomo José Benito Calderón. ARCHIVO PARROQUIA DE LOBON (APL). Libro V de Matrimonios (1828-1853) fol. 79 vto.

[62] Elecciones 15/I/1869. Legislatura 1869-1871. Elección parcial escrutada el 30/IV/1869. Antonio de Coca no fue admitido diputado, y en su lugar, en sesión del 25/V/1869, lo fue Gregorio García Ruiz. La limpieza de aquellas elecciones fue puesta en entredicho.

[63] Diputado provincial por el partido moderado durante 1854-1856.

[64] Cf. AML. Legajo 19, Carpeta 30.

[65] Ibíd. Legajo 30, Carpeta 21.

[66] AML. Legajo 12, Carpeta 12. 24/VI/1836.

[67] Cf. APDB. Repartimientos de Lobón, pg. 108. Fernando Conejo aparece en los Repartimientos de la contribución de 1852 de la ciudad de Badajoz con una base imponible de 6.256 reales por tierras en su término y 1.080 de ganadería, con una cuota de contribución de 933 reales. Cf. Ibídem, Repartimientos de Badajoz, fol. 17.

[68] AML. Legajo 42, Carpeta 4. El contrato de arrendamiento fue cancelado por ambas partes en San Miguel de 1848.

[69] Las fincas estaban en El Cotorrillo, Gudella, cañada del Guapero, Los Granadinos, La Hinojosa y una cerca junto al cementerio público.

[70] En 1836 era alcalde de Lobón. Cf. AML. Legajo 28, Carpeta 33.

[71] En los Repartimientos de la contribución de 1852 de las ciudades de Badajoz y Mérida aparece como contribuyente los herederos de Pedro Pizarro Barrena, con 635 y 449 reales de cuota de contribución.

[72] AML. Legajo 12, Carpeta 12.

[73] APDB. Repartimientos de Lobón, fol.108.

[74] AML. Legajo 12, Carpeta 12, 24/VI/1836.

[75] Ocupó varios cargos municipales. Fue alcalde durante la Guerra de la Independencia, bajo el régimen absolutista de Fernando VII, Mayordomo de Propios y de la Virgen de los Remedios.

[76] Fueron Roque y Francisco Martín.

[77] REY VELASCO, F: Historia económica y social de Extremadura a finales del Antiguo Régimen. Universitas Editorial, Badajoz 1983, pgs. 127-128.

[78] AML. Legajo 5, Carpeta 1. 14/IX/1798. La petición fue enviada al Real y Supremo Consejo de Castilla, dando poder al Agente de Negocios, vecino de Madrid, Hipólito Rodríguez Álvarez. Era alcalde Juan Fernández Lozano.

[79] AML. Legajo 13, Carpeta 1. 17/III/1837. Molano y Méndez figuran en el Repartimiento de la contribución de la ciudad de Badajoz de 1852, viviendo el primero en la calle del Granado (actual Meléndez Valdés) con una cuota de contribución de 14.236 reales, y el segundo en la calle Santo Domingo con una cuota de 6.126 reales. Manuel Molano era abogado, destacado componente del Partido Moderado. Fue alcalde de Badajoz, y diputado a Cortes por el Distrito de Badajoz de 1846-1851. Realizó una inversión de 374.056 reales en tierras y predios urbanos procedentes de la Desamortización de Mendizábal-Espartero. Cf. NARANJO.: La Desamortización de Mendizábal-Espartero… Op. cit. pg. 242. Manuel Méndez fue Contador principal de Rentas de la provincia de Badajoz e Intendente de Rentas. En 1853-1854 era administrador de la condesa de Montijo. Cf. RODRÍGUEZ: La actividad socioeconómica… Op. cit. pgs. 67-68.

[80] El mayor contribuyente en Montijo con una cuota de contribución de 4.315 reales.

[81] La familia Piñero logró hacerse con buena parte de la dehesa Pedro Franco, situada en el término de Lobón.

[82] AML. Legajo 4, Carpeta 12. 11/IV/1797, actuando en nombre del Duque para alquilar el aprovechamiento de las hierbas de la dehesa de la Orden a Fernando Prieto Barrio, ganadero trashumante vecino de Pineda de la Sierra (Burgos) por 8.200 reales de vellón. Había nacido en Villafranca de los Barros en 1746, hizo estudios de leyes en Salamanca y fijó residencia en Mérida, ejerciendo la abogacía. Con la ocupación de los franceses de Mérida, se vio obligado junto con otros miembros de la Junta, ponerse a favor de José Bonaparte, lo que le costó la cárcel y la muerte en Badajoz en 1810. Los datos sobre la familia Pacheco han sido extraídos de la obra de NAVARRO DEL CASTILLO, V.: Familia e hijos ilustres de Mérida, siglo XV al XX. Tomo III de la Historia de Mérida y pueblos de su comarca. Mérida 1992.

[83] En el Repartimiento de la contribución de Mérida se encuentra viviendo en la calle Obispo y Arco, figurando con una base imponible de 24.878 reales por tierras, 6.050 por casas y 16.240 reales por ganadería, con una cuota de contribución de 5.967 reales; más 637 reales por el lavadero de lanas. Cf. APDB. Repartimientos de Mérida, fols. 470 y 483. Fue alcalde de Mérida y Diputado Provincial en 1838-1840.

[84] Está incluido en el listado de los doscientos mayores compradores de la Desamortización como gran contribuyente local y provincial. En dicho listado se indica que adquirió 226 hectáreas, invirtiendo 422.000 reales. Cf. NARANO: La Desamortización de Mendizábal-Espartero… Op. cit. pg. 242. Fue

[85] Baste decir que en el año del Repartimiento, 1852, Antonio de Coca y Fernando Conejo de Lobón, los dos mayores contribuyentes de Lobón, se adjudican por 1.416 reales el repartimiento de la espiga de los cercados de la villa. Cf. AML. Legajo 18, Carpeta 20. 4/IV/1852.

[86] El Repartimiento cifra en Talavera la Real treinta y un arrieros, un mesonero, dos posadas para carruajes y cuatro hornos de teja y ladrillo, y nueve hornos de pan. Lobón contaba con dos posadas. Una barca para cruzar el río, propiedad del Duque de Frías. Tres molinos harineros y tres molinos de aceite. Cf. APDB. Repartimientos de Talavera la Real y Lobón, fols. 37-39 y 111.

[87] GARCÍA PÉREZ, J.: “La economía extremeña durante la crisis del antiguo régimen y el liberalismo”. En Revista de Estudios Extremeños, Badajoz 1993, Tomo LXIX, núm. I, pg.211.

[88] Don Bernardino Fernández de Velasco y Benavides, XIV duque de Frías, Madrid, 1783-1861. Político y escritor español. Embajador en Londres y consejero de Estado durante el Trienio Constitucional (1820-1823).

 

[89] MIGUEL GORDILLO DE, E.: “La reforma agraria liberal”. En Dioses, mitos y demonios: La agricultura extremeña en el siglo XIX, Badajoz 2009, pg.37.

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