Iostane Polart Plisnier (Susy)
Efímero el oro de la codicia Reducida a ceniza la ambición Absurda e inútil la venganza
Solo queda en pie la obra de fe y de Amor de los Conquistadores
DON FRANCISCO PIZARRa y DON DE DIEGO DE ALMAGRO» Muchísimas veces he intentado querer o por lo menos apreciar al Mariscal don Diego de Almagro, prueba de ello es que he buscado con interés datos históricos que puedan explicar su participación histórica (poco brillante en la conquista del Perú según los Pizarristas).
Al conocer hace unos meses el hermanamiento de la Ciudad de Almagro con la de Trujillo he vuelto a estudiar la vida de ese personaje, que por lo visto nació en Aldea del Rey, población dependiente de Almagro en la comarca de Almodóvar.
Su humilde origen y su condición de ilegítimo explican la falta de docu- mentos (sólo por propio testimonia sabemos que nació en 1.480), de mozo sirvió como criado en Toledo en la casa del licenciado Luis de Palanca, uno de los cuatro Alcaldes de Corte de los Reyes Católicos; por razones OScuras marchó a Sevilla (huyendo la persecución de la justicia), allí em- barcó el 11 de abril de 1.514 en la expedición de Pedrarias Dávila, quien Va a tomar cargo de su gobernación en Castilla de Oro (Panamá).
En Panamá como otros tantos soldados anónimos después de militar con varios Capitanes se convierte en poblador y es en el repartimiento de los Caciques e Indios donde le encontramos formando compañía en la misma SOciedad de colonos que donFrancisco Pizarra. (Es allí donde se conocen).
En el Perú a la llegada de los españoles corre el mito de la amistad frater- nal entre el extremeño y el manchego, pero puede que sea falso ese punto
de partida, sólo estamos seguros de que fueron SOCIOS, el Mariscal don Diego de Almagro y el Gobernador don Francisco Pizarro.
Manuel Ballesteros biógrafo de don Diego de Almagro le retrata de manera poco grata, pequeño, enjuto, desmedrado, con la cara llena de verrugas y como colmo de las desgracias tuerto después de la batalla de Pueblo Que- mado, según los cronistas de la época era ambicioso, presto a la moción, con grandes dotes de organizador y buenas facultades para el reclutamien_ to de tropas, era también jugador, rudo, de muy mala lengua (Raúl Porras según la opinión de Gómara y de Pedro Pizarro) pero eso sí muy buen sol- dado, gran peón que por los montes espesos, seguía a un indio sólo por el rastro. De Francisco Pizarro, dicen sus enemigos que era un hombre ecuá- nime, supersticioso, preocupado siempre por su buen nombre, inclinado a la bondad y la justicia, un soldado resentido habla de él como «El buen viejo del Gobernador», otro dice «a nadie quitó lo que merecía», los cronis- tas cuentan que era recio de cuerpo y alma, tenaz, muy trabajador, amigo del silencio, poco expresivo en sus afectos, buen cristiano, sin vanidad ni pompas y abnegado hasta el sacrificio.
Infantil en las leyendas de la pérdida de puercos imaginarios, gracias a la cédula Real del 22 de diciembre de 1.837 (expedida por Carlos V en Valladolid), no podemos dudar de que en compañía de su padre Francisco Pizarro aprendió el uso de la pica Suiza, el manejo de la espada corta y la técnica de arrojo y tenacidad en las guerras de Granada y de Italia.
Francisco Pizarro, pues, pasó a las Indias en 1.502 no sólo «como un hidal- guillo ambicioso con una capa y una espada» (como dice Oviedo) sino con la experiencia de haber servido bajo las órdenes del Capitán D. Gonzalo Fernández de Córdoba.
Francisco Pizarro Lugarteniente de Vasco Nuñez de Balboa, participa des- pués en la expedición de Ojeda, Enciso y Nicuesa donde adquiere técnica suficiente para emprender el descubrimiento de lo que era el Virú, tierra de donde vuelve herido y agotado el infortunado Capitán Pascual de Andagoya.
Es en 1.524 cuando forman compañía tres respetables pobladores de Panamá.
Francisco Pizarro: Conductor de la empresa, la persona más capacitada. Hernando de Luque: Es financiero, tiene amistad con el Gobernador de Panamá Pedrarias de Ávila (encubre al funcionario Gaspar deEspinosa quien no puede invertir abiertamente).
Diego de Almagro: Buen soldado, encargado de enganchar hombres, bus- car bastimentos para la expedición y comunicar entre Panamá y los puntos de avanzadas.
Primera expedición: 1.524–25.
En noviembre de 1.524, Francisco Pizarra marcha con un sólo navío y 112 hombres.
Diego de Almagro sale cuatro meses después con el otro barco y 70 hombres.
Esta primera incursión fue de lo más deplorable, hambre, ataques de los Indios, varios hombres muertos, otros áridos; Pizarro recibe siete heridas de importancia y Almagro pierde un ojo en Pueblo Quemado.
Francisco Pizarro permanece con sus hombres en Chochana.
Almagro vuelve a Panamá con sólo una muestra de oro y pedrería para convencer al Gobernador afín de recibir autorización para reclutar hom- bres y ayudas, éste está decidido a poner fin a lo que considera una loca empresa, es Hernando de Luque el que salva la situación llegando a con- vencer a Pedrarias, quién condiciona su permiso al nombramiento de su segundo Capitán, Almagro toma el mando alcanzando esta capitanía, (según unos de forma desleal), Almagro explica que se vio obligado a to- mar el cargo por miedo a que fuese tomado como un extraño.
Con el éxito de esas gestiones los dos Capitanes y el Clérigo Hernando de Luque formalizan de nuevo la sociedad.
(Recordar ese nombramiento impuesto por las circunstancias … se justifica igual que el impuesto por la Corona y el Consejo de Indias en 1.529, cuan- do Francisco Pizarro recibe el de Adelantado prometido por él a su socio Diego de Almagre).
2ª EXPEDICIÓN: 1.526–27
Estamos en marzo de 1.526, vuelven a marchar los dos Capitanes con dos navíos, 160 hombres y unos caballos; penosa navegación, calor, lluvia, mosquitos, mucha hambre y acoso de los Indios a cambio de unas mues- tras de oro que lleva Diego de Almagro a Panamá al nuevo Gobernador Pedro de los Ríos, a fin de volver a obtener licencia para el reclutamiento de tropas.
En 1.527 por fin toman contactos con unos Indios súbditos delinca y deci- den avanzar hacia el Sur.
(Varios Cronistas hablan del primer enfrentamiento entre Pizarra y Alrna_ gro, este último insulta a los soldados cansados de sufrir tantas penalida_ des, Francisco Pizarro sale en defensa de sus hombre con quienes permanece en la Isla del Gallo, enviando Almagro a Panamá con el oro recogido en busca de refuerzos, pero Pedro de los Ríos ha decidido poner fin al descubrimiento del Imperio del Sur; para evitar cualquier desobe_ diencia por parte de Almagro y Luque, embarga el barco, prohibe el reclu- tamiento y la recaudación de fondos, manda un Capitán de su confianza con dos navíos para recoger a Pizarra y a sus hombres en la Isla del Gallo, «desconocía el Gobernador la tenacidad del Jefe Trujillano», ese con 13 voluntarios (los trece de la fama) toma la decisión de permanecer esperan- do milagrosa ayuda; con esa decisión tan democrática Francisco Pizarro no sólo gana nuestra simpatía sino que es indudable que posibilita el futu- ro descubrimiento y conquista del Tahuantisuyú, ya que Pedro de los Ríos ante los hechos se ve obl igado a mandar nueva embarcación para SOcorrer a los 14 aventureros refugiados en la Isla de la Gorgona, pero eso si con la condición de regresar con ellos en el plazo de seis meses.
(Esta condición hace suponer que al igual que Luque y Almagro el Gober- nador de Panamá tenga plena fe en el Capitán Francisco Pizarro y en el la vuelta a Panamá es triunfal, la pequeña expedición ha desembarcado de forma pacífica en Túmbez, (han descubierto 250 leguas de costa y están seguros de hallarse frente a unas tierras inmensas y ricas), sólo el Goberna- dor niega su apoyo a la empresa, que según él ha costado demasiadas vi- das, es cuando los tres socios deciden librarse de la tutela del Gobernador y obtener las Capitulaciones del Rey de España.
Pero … ¿Quién va a gestionar la autorización a España?
Hernando de Luque no puede abandonar su puesto de Panamá, Almagro piensa … que un tuerto poco puede conseguir en la Corte … el Cronista Este dice, «el propio Almagro consigue dinero par el viaje de Pizarro, por prés- tamo a amigos suyos».
De los tres el más apto es sin duda Francisco Pizarro, es de la Ciudad de Trujillo de Extremadura, (donde pernocta Carlos V camino de Sevilla en , .526), los Pizarro no son desconocidos en la Corte, son varios los que participaron en la Reconquista y en las campañas de Italia, (en 1.503 Gon- zalo Pizarro «el Largo» es Cantina de sus Altezas) y el argumento de más peso toda una recomendación … el parentesco con Hernán Cortés, quien esta en la Corte en esa fecha.
Según unos, firma las Capitulaciones la Emperatriz Isabel el 26 de junio de 1.529, según otros es la Reina madre doña Juana el 26 de julio de 1.529. Esas capitulaciones con los nombramientos y los sueldos provocarían
grandes disgustos (recordar que normalmente esos sueldos se pagaban de las rentas de la propia tierra por descubrir y conquistar).
Varias veces hemos leído relatos de la entrevista entre Carlos V y Francisco Pizarro, dudo que haya tenido lugar. .. y menos de que nuestro paisano taciturno (todos los cronistas están de acuerdo que era un hombre de poca palabra) pueda haber tenido la palabra para la división de la Gobernación y el cargo de Adelantado de las nuevas tierras por descubrir para su socio.
En Toledo consiguió Francisco Pizarra más de lo esperado, no podía tomar el riesgo de discutir los nombramientos «no aceptado un título sin el otro, corría el peligro de que la Corona buscase a un tercero».
Francisco Pizarra es nombrado Gobernador, Capitán General, Adelantado y Aguacil Mayor a Perpetuidad, no afectando esos títulos al régimen eco- nómico establecido entre los socios.
A la llegada de esas noticias en Panamá, Almagro se siente engañado y más segundón que nunca, dando a entender públicamente que se retira de la sociedad «no gastando más de lo gastado», el otro socio, Hernando de Luque se la tiene que arreglar sólo buscando dinero para mantener lo con- centrado hasta el regreso de Pizarro.
Si estas noticias disgustan a Diego de Almagro, más molestias le van a cau- sar la vuelta de España de su socio (enero de 1.530), ese llega acompaña- do de sus hermanos Hernando, Juan, Gonzalo y Francisco Martín de Alcántara, de sus parientes, muchos valientes Trujillanos descendientes de los que reconquistaron la villa en el siglo XIII. Con razón dice Herrera» poco ganaremos los que no somos de Trujillo de Extremadura». Otra vez Almagro se siente engañado y manifiesta el deseo de retirarse, hasta piensa realizar por su cuenta una expedición (M. Ballesteros),
Después de enfadarse, de renunciar a participar, de poner en peligro lo conseguido, de retrasar la empresa termina siempre por reconciliarse con Francisco Pizarra ¿Que remedio le queda?, pero como dice Garcilaso «Amistades reconciliadas siempre tengan algún olor del mal humo pasado».
y todos esos hechos ocurridos antes de la tercera expedición, la definitiva, la de 1.531 provocan el malestar entre pizarristas y almagristas.