GERARDO NÚÑEZ, MANO DERECHA DE SÁNCHEZ ALBORNOZ
Francisco Rivero
Cronista Oficial de Hinojal (Cáceres)
Ponencia dedicada a mi buena amiga María Teresa Pérez-Zubizarreta
Gerardo Jaime Núñez Clemente fue un archivero, profesor e investigador que nació en Hinojal (Cáceres) en octubre de 1887 y falleció en Madrid en 1966.
Estudió Filosofía y Letras en la rama de Historia consiguiendo Premio Extraordinario de Fin de Carrera en la Universidad central de Madrid, allá por agosto del año de 1913. Tres meses más tarde en noviembre, entró por oposición en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, donde destacó en su profesionalidad.
En su carrera sobresalió como prestigioso profesional de la archivística. Fue el brazo derecho de Claudio Sánchez Albornoz en el Centro de Estudios Históricos desde 1928 a 1934, donde participó en los trabajos y viajes de recogida de materiales para los proyectos de la entidad cultural.
Por un concurso de traslado, pasó el 14 de julio de 1915 desde Toledo al Archivo Histórico Nacional en Madrid donde trabajó como vicedirector del mismo desde 1948 hasta el 2 de octubre de 1957 que se jubiló, recibiendo varios homenajes, uno de ellos, en 1966, presidido por el entonces director general de Archivos y Bibliotecas, José Antonio García Noblejas. Gerardo Jaime Núñez Clemente falleció en la capital de España el 15 de marzo de ese año, celebrándose su funeral en la parroquia de Santa Teresa y Santa Isabel, en el madrileño barrio de Chamberí.
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Gerardo Jaime Núñez Clemente nació en la localidad cacereña de Hinojal el 2 de octubre de 1887, situada en la comarca de los Cuatro Lugares. Era hijo del maestro Antonio Núñez Jiménez y de su esposa Juana Clemente Díaz, natural del vecino pueblo de Casas de Millán, y que vivían en la popular calle de la Cruz, donde había nacido a las ocho de la tarde del día anterior su hijo Gerardo, según declaró el padre a las 10 de la mañana del día 3 ante el juez municipal Santiago Segovia Gil para rellenar el acta del nacimiento. La ficha se completa con el nombre de los abuelos paternos: Joaquín Núñez, natural del Casar de Cáceres, y Tomasa Jiménez, de Garrovillas de Alconétar y de los maternos: Vitoriano Clemente y Concepción Díaz, ambos de Casas de Millán.
Antonio Núñez, que había nacido en el año de 1861 en las Casas de Millán, estudió Magisterio y ejerció en Hinojal durante varios años y según la Dirección General de Instrucción Pública, dependiente del entonces Ministerio de Fomento, indica que el 25 de octubre de 1894, se publicó el escalafón definitivo de los maestros de la provincia de Cáceres, en la Gaceta de Madrid, de ese día, y que hoy es el Boletín Oficial del Estado don Antonio Núñez Jiménez apareció con el número 123 y llevaba de antigüedad 5 años, 3 meses y 19 días de servicios en la localidad de Hinojal. Fue tan reconocida su labor en el pueblo de Hinojal que desde hace años tiene dedicada una calle que hace las famosas cuatro esquinas del pueblo con la calle de la Cruz y que va desde la calle de la Laguna hasta la calle Cerro.
En agradecimiento, Antonio Núñez cedió al Ayuntamiento su amplia biblioteca de libros para enriquecimiento cultural de los hinojaliegos. Un servidor de niño leyó varios de estos libros, sugeridos por mi abuelo Juan Francisco Domínguez, entre ellos recuerdo al “Tartarín de Tarascón”, del francés Alfonso Daudet. La biblioteca donada cuenta actualmente con 176 libros, pero eran bastante más y algunos de ellos han ido desapareciendo con los años. Había quien los pedían prestados y después no lo devolvían. Yo sugiero desde aquí al Ayuntamiento de Hinojal que compre una placa y la ponga en esta estantería y que diga: “Biblioteca don Antonio Núñez”, con el fin de que los hinojaliegos sepan quién donó, altruistamente, tantas obras literarias al pueblo.
Antonio y su esposa Juana dieron dos hermanos más a Gerardo, que era el mayor de los hijos: Alejandro Eloy, que nació dos años más tarde, en 1889 y José Alberto en 1893.
Un estudioso del pueblo de Hinojal, Fidel Durán Macarrilla, me amplia la información sobre este maestro con el siguiente texto:
«A don Antonio se le nombra maestro de la escuela nocturna de adultos el 23 de diciembre de 1900, cobrando 200 ptas. anuales. En enero de 1904 el Ayuntamiento de Hinojal tiene con él un contencioso porque no daba las clases y sin embargo las cobraba (no se dice si es porque los alumnos no asistían o porque él no se presentaba).
En 1935 se le hace un homenaje y asiste el obispo Feliciano Rocha Pizarro. Se hace una comida para las autoridades y el Ayuntamiento dona 100 ptas. para que puedan comer los más necesitados del pueblo.
Se le pone su nombre a la calle que entonces se llamaba Calle de La Peña, dado que en la casa número 10 había una peña que sobresalía de la pared.
Fallece en su pueblo natal el 18 de noviembre de 1936 y parece ser que el cadáver es trasladado a hombros por los vecinos de Las Casas de Millán hasta la barca. Desde ahí hasta Hinojal es trasladado de la misma forma por los vecinos de este último. En Hinojal se le hace un nicho que cuesta 54 pesetas y se le pone una placa. (El nicho lo levantaron los albañiles Juan y Andrés Ollero y los peones Félix Montes, Filomeno Molano y Antonio Sánchez)»
Como siempre hay colaboradores de uno en el pueblo de Hinojal, pedí a Esther García Lancho que me proporcionara una fotografía de la tumba del maestro en el cementerio. Esta es su leyenda:
- ANTONIO NÚÑEZ JIMÉNEZ
Maestro Nacional
Falleció en Casas de Millán
el día 18 de noviembre de 1936
a los 75 años de edad
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El Ayuntamiento y pueblo de Hinojal
le dedica este recuerdo
Un alumno muy brillante
La vida de Gerardo es muy interesante y gracias a la ayuda de su nieto, Juan Antonio Núñez, que me facilita este diploma podremos conocer algo más de la vida de nuestro personaje, escrita con una preciosa caligrafía. Vamos a transcribirla textualmente:
EL RECTOR DE LA UNIVERSIDAD CENTRAL
POR CUANTO D. Gerardo Jaime Núñez y Clemente, natural de Hinojal, provincia de Cáceres, de edad de veintiún años tiene acreditado en debida forma que reúne las circunstancias prescritas por la Legislación vigente para obtener el TÍTULO DE BACHILLER; habiendo demostrado su suficiencia en el Instituto general y técnico de San Isidro ante los Tribunales correspondientes que le han calificado de Sobresaliente en el ejercicio de la Sección de Letras y de Aprobado en la Sección de Ciencias del grado respectivo terminando estos actos académicos el día primero de julio de mil novecientos nueve.
POR TANTO y en virtud de la facultad conferida a los Rectores, expido a su favor el presente Título sellado con el de esta Universidad y refrendado por el Secretario general de la misma, en Madrid a veintiséis de agosto de mil novecientos nueve.
El RECTOR
El SECRETARIO GENERAL Firma del interesado
De este prestigioso Instituto de Madrid, fundado en 1845, han salido primeras figuras españolas del arte y la cultura como Pío Baroja, Pedro Salinas, Alonso Zamora Vicente, Antonio Machado o los Premios Nóbel de Literatura José Echegaray y Camilo José Cela.
Influido por la profesión de su padre, aficionado a las letras, Gerardo estudió Filosofía y Letras (rama de Historia) y se licenció en esta carrera, con Premio Extraordinario por la Universidad Central.
El edificio de la Universidad Central se encuentra en la calle de San Bernardo, número 49, muy cerca del Ministerio de Justicia el Instituto Cardenal Cisneros y el antiguo Colegio Mayor “José Miguel Guitarte” donde residí mientras estudiaba la Licenciatura en Ciencias de la Información en la Universidad Complutense de Madrid y ahora reconvertido en el Conservatorio profesional de Música “Amaniel”. Los tres grandes edificios dan a un patio común que era un antiguo claustro del convento de los jesuitas, por eso la calle y el metro se llaman Noviciado, que era donde se formaban los novicios de la Compañía de Jesús. Tras la Desamortización de Mendizábal se instaló un cuartel de infantería y posteriormente, en 1843, la Universidad Central. Sobre la antigua iglesia jesuítica, el arquitecto Pascual Colomer levantó el Paraninfo de la Universidad Central con alegorías a la cultura universitaria, obras de Joaquín Espalter y esculturas de Ponciano Ponzano. Hoy alberga el Instituto de España, que reúne a todas las Reales Academias de nuestro país.
El 2 de octubre de 1912 (página 16) el periódico monárquico ABC reflejaba en una amplia reseña de la apertura oficial del curso 1912/13 en la que se decía que “con la solemnidad acostumbrada se celebró ayer tarde en el Paraninfo de la Universidad Central la apertura del curso académico. El acto fue presidido pro el rector señor Conde y Luque, a quien acompañaban los decanos de las facultades; los respectivos claustros de catedráticos y los representantes de los diversos centros docentes oficiales tomaron asiento en el estrado”.
El catedrático de la Facultad de Farmacia, D. Marcelo Rivas Mateos, fue el encargado de leer el discurso; versó este acerca de “El profesorado” y en él trató de su situación actual y de la posición que debe ocupar para el mejor cumplimiento de la alta misión que le está encomendada; en último término trató de la organización del profesorado y abogó por que se cree en la Universidad una Escuela de Pedagogía.
Su lectura fue premiada con grandes aplausos, y acto seguido se procedió al reparto de premios a los alumnos que los obtuvieron el curso anterior.
Fueron adjudicados Premios Extraordinarios de Carrera a los siguientes alumnos: Licenciatura en Filosofía y Letras a la señorita Ángel García Rives (Sección de Historia) y a don Gerardo Jaime Núñez Clemente (Sección de Letras). Posteriormente se hace una amplia relación de nombres que fueron premios extraordinarios en las siguientes carreras: Ciencias Exactas, Ciencias Químicas, Derecho, Medicina y Farmacia. Posteriormente se entregaron los Premios de Doctorado en estas ramas universitarias y también a algunos bachilleres.
Su primer trabajo
El primer trabajo de Gerardo fue en el Archivo de Hacienda de Toledo. De un total de 20 plazas que se convocaron por una Real Orden del 9 de octubre de 1912 del Ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes, siendo ministro Joaquín Ruiz Jiménez, para el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos sacó el puesto número 4, con un sueldo anual de 3.000 pesetas, al precio de hoy 18 euros. El primer puesto fue para Juan Ferrer y Oliver, que obtuvo puesto en el Archivo General Central de Acala de Henares.
La documentación está entresacada del número 215 de la Gaceta de Madrid (lo que hoy es el Boletín Oficial del Estado) del viernes 1 de agosto de 1913, durante el primer gobierno del Conde de Romanones, Álvaro Figueroa y Torres (Páginas 265 y 266). Uno de los miembros del jurado que calificó a Gerardo Núñez fue el célebre arqueólogo y académico de la Historia, José Ramón Mélida. La principal labor de este arqueólogo fue la excavación de la ciudad romana de Mérida donde se le concedió dar su nombre a una calle. Con el tiempo fue el director del Museo Arqueológico Nacional.
Por Real Orden del 9 de octubre de 1912 se mandó convocar a oposición para proveer 20 plazas vacantes de Oficiales de tercer grado del Cuerpo facultativo de Archiveros, Bibliotecario y Arqueólogos, dotada cada una con el sueldo anual de 3.000 pesetas y las demás de igual categoría y grado que también vacaren hasta el día en que el Tribunal hiciera la calificación definitiva y subsiguiente propuesta, sin más excepción entre estas últimas que las que resultasen en el ínterin amortizadas, por virtud de los reingresos que pudieran solicitar los individuos del propio Cuerpo que se encontraren en la situación de supernumerarios:
2.- Resultando que publicada en forma la oportuna convocatoria en la Gaceta de Madrid y anunciada posteriormente de igual manera la constitución definitiva del Tribunal, no se dedujo por los opositores recusación alguna:
3.- Resultando que el Tribunal, constituido por D. Francisco Rodríguez Marín, como Presidente, y como Vocales, por D. Emilio Ruiz Cañabate, D. José Ramón Mélida y Alinari, D. Manuel Pérez Villamil, D. Cayo Ortega Mayor, don Juan Menéndez Pidal y D. Manuel González Simancas, ha propuesto para cubrir las 26 plazas vacantes el día 11 del presente mes, en que tuvo lugar la calificación definitiva por orden riguroso de mérito, y entendiéndose que los 13 primeros números de la lista han sido adjudicados por unanimidad y los 13 restantes por mayoría absoluta de votos a los opositores siguientes:
- D. Juan Ferrer y Oliver.
- D. Andrés Sobejano Alsina.
- D. Benito Fuentes Isla.
- D. Gerardo Jaime Núñez Clemente.
- D. Faustino Gil Ayuso,
Los opositores propuestos por el Tribunal para cubrir las plazas vacantes, en acta levantada ante el jefe de la sección correspondiente de este Ministerio (de Instrucción Pública y Bellas Artes) con fecha 14 de los corrientes han elegido, siempre a reserva de que fueran nombrados individuos del mencionado Cuerpo, entre las plazas vacantes, en la siguiente forma:
El 1, Archivo General Central de Alcalá de Henares.
El 2, Archivo de la Chancillería de Granada.
El 3, Museo Arqueológico de Toledo.
El 4, Archivo de Hacienda de Toledo,
El 5, Biblioteca Universitaria de Zaragoza.
En la revista del órgano facultativo del ramo de los Archivos, Bibliotecas y Museos, correspondiente al semestre de enero a junio de 1918 , en la sección de Ascensos se da la siguiente noticia en la sección se informa de lo siguiente: Por jubilación de don Servando Corrales y García, han ascendido: a jefe de segundo grado, don Jerónimo Béckery González; a jefe de tercer grado, don Manuel Ramos y Cobos; a jefe de cuarto grado, don Juan Romera y Navarro; a oficial de primer grado, don Aureliano Castillo y Beltrán, y a oficial de segundo grado, don Gerardo Jaime Núñez Clemente.
La no asamblea de 1923
Del 23 al 29 de octubre de 1923 se organizó una Asamblea del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos. Los aciagos momentos políticos de la época- el golpe de Estado de Miguel Primo de Rivera en septiembre anterior- hicieron que no se celebrase. Hubo numerosas ponencias: Una la del prestigioso archivero Ángel González Palencia, compañero de Gerardo en el archivo de la Delegación de Hacienda de Toledo desde 1911 y posteriormente en el Archivo Histórico Nacional. Esta asamblea pretendía crear el armazón normativo para archivar documentos.
Las ponencias que fueron publicadas en la Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, núm. 10-12 (octubre-diciembre de 1923), una de Ángel González, titulada Clasificación, organización y catalogación de los archivos históricos: Bases para unas instrucciones”, en la que argumentaba que “sin instrucciones no hay trabajo fructífero posible”.
La segunda comunicación, titulada “El préstamo de documentos” corresponde a nuestro biografiado, que ya trabajaba en el Archivo Histórico Nacional, en la que abogaba por la necesidad de la publicación inmediata de esas normas sin incidir en su posible contenido. En esta ponencia se decía: En España, en los últimos años, se ha concedido el préstamo de toda clase de documentos, manuscritos y códices del Archivo Histórico Nacional y del General de Simancas, al Centro de Estudios Históricos de Madrid y a la Universidad vallisoletana respectivamente, y, de un modo más restringido, a determinados profesores, siempre con excelente resultado. ¿Porqué, pues, no establecer con carácter general en todos los archivos históricos este nuevo servicio limitado, al menos, a los fondos de carácter local o regional?
Trabajando ya Gerardo en el Archivo Histórico Nacional, aparece en la Gaceta de Madrid del miércoles 4 de febrero de 1931 una Real Orden por la que se publican los sueldos de los funcionarios desde el 1 de enero de ese año, de acuerdo con la Ley de Presupuestos. Hay una amplia relación de nombres entre lo que aparecen el director de la Biblioteca Nacional, Miguel J. Artigas y Ferrando y se confirma en el cargo al funcionario del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos Francisco de P. Álvarez Ossorio y Farfán de los Godos en el cargo de director del Museo Arqueológico Nacional, con un suelo anual de 15.000 pesetas.
También se confirman los sueldos que señala el citado precepto del Real Decreto-Ley de Presupuestos y conforme a los lugares que ocupa cada uno en el escalafón y efectos económicos a partir de 1° de enero de 1931 a los siguientes funcionarios facultativos del Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, en el que hay una amplísima relación y ahí figura nuestro biografiado con un salario anual ya de 8.000 pesetas, al día de hoy unos 48 euros.
Su labor durante la Guerra Civil
El jefe del Archivo de la Biblioteca Nacional de España, Enrique Pérez Boyero presentó la ponencia “El Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y la protección y evacuación del patrimonio histórico en la España republicana” en el Congreso Internacional “Patrimonio, Guerra Civil y posguerra” coordinado por el catedrático Arturo Clorado Castellary que se celebró en Madrid el año 2010. Allí el ponente tenía el propósito de estudiar el papel desempeñado por el Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos en las labores de protección y evacuación del patrimonio histórico en la España republicana durante la Guerra Civil.
Las instituciones que dirigieron su acción durante la mayor parte de la contienda civil fueron la Comisión Gestora del Cuerpo (hasta marzo de 1937) y el Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico y su Comisión delegada en Madrid (desde marzo de 1937 hasta finales de 1938).
Los Decretos de 23 de julio y 1 de agosto de 1936, publicados en la Gaceta de Madrid de 25 de julio y 2 de agosto de 1936, respectivamente indican que “el Gobierno de la República, preocupado por la suerte del tesoro artístico que se encuentra en los edificios ocupados, crea, por iniciativa de la Alianza de Intelectuales Antifascistas, la Junta de Incautación y Protección del Patrimonio Artístico, que “procederá a la incautación o conservación en nombre del Estado de todas las obras, muebles o inmuebles, de interés artístico, histórico o bibliográfico que, en razón de las anormales circunstancias presentes, ofrezcan, a su juicio, peligro de ruina, pérdida o deterioro”.
El Consejo Central de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico tenía como función la de coordinar la labor de todos los establecimientos y servicios de la Administración del Estado relacionados con el tesoro artístico. De sus 22 miembros, incluido su presidente, que era el director general de Bellas Artes, José Renau Berenguer, diez eran funcionarios del Cuerpo Facultativo: José María Lacarra de Miguel, Julián Paz y Espeso, José Aniceto Tudela de la Orden, Tomás de las Heras y Despierto, José María Giner Pantoja, Benito Sánchez Alonso, Juan Vicens de la Llave, Teresa Andrés Zamora, Enrique Lafuente Ferrari y Gerardo Jaime Núñez Clemente.
El presidente de la Junta Central del Tesoro Artístico, era el pintor extremeño Timoteo Pérez Rubio, nacido en Oliva de la Frontera (Badajoz) y fallecido en Brasil en 1977. Pérez Rubio fue el que salvó buena parte del tesoro artístico español, siendo trasladado a Valencia y a Ginebra, vía Cataluña. Por los años 70 tuve el gusto de poder entrevistarle en Madrid tras regresar del exilio, en un pisito de la Plaza de Tirso de Molina, que compartía con su esposa la escritora Rosa Chacel, a la que tuve el gusto de saludar.
En Madrid, los libros, documentos y objetos arqueológicos incautados por la Junta de Incautación se depositan en la Biblioteca Nacional, el Archivo Histórico Nacional y el Museo Arqueológico Nacional. En estas acciones intervino otro extremeño, de Calzadilla de los barros (Badajoz), el bibliógrafo Antonio Rodríguez – Moñino, quien salvó buena parte del bibliográfico español, colocando los libros y documentos en la Biblio6teca Nacional. Su biblioteca particular junto a la de su esposa María Brey Mariño contenía 17.000 volúmenes, que cedió, a la Real Academia Española y a la Biblioteca de Cáceres.
Según Enrique Pérez Boyero, los profesionales de la Biblioteca Nacional registraron más de 40.000 volúmenes, mientras que “en el Archivo Histórico Nacional- donde trabajaba Gerardo Jaime- a 21 de agosto de 1937, se habían inventariado los fondos incautados de las procedencias siguientes: Iglesia parroquial de San Marcos de Madrid, Monasterio de Comendadoras de Santiago de Madrid, Convento de las Comendadoras de Santiago el Mayor, Casa Foronda, Marqués de Miraflores, Conde de Montefuerte, Conde de Casal de Griegos, Retratos de Artistas de Teatro procedentes de la Iglesia parroquial de San Sebastián, Marqués de Perales del Río, Conde de Oliva, Cartas dirigidas al Duque de Sexto procedentes de la Casa del Duque de Alburquerque, Casa Corvera y Conde de Cedillo”.
Catálogo Bibliográfico de España de 1945
El 12 de febrero de 1945 se creó en Madrid la Comisión Central del Catálogo Bibliográfico y Documental de España, del que formaría parte el hinojaliego Gerardo Núñez. Firmado por el ministro de Educación Nacional, José Ibáñez Martín, hay una orden del director general de Archivos y Bibliotecas, por la que se crea esta Comisión.
El argumentario para crearla dice lo siguiente: La necesidad de coordinar los trabajos que con plausible celo vienen realizando las distintas Comisiones del Catálogo Bibliográfico y Documental de España, creadas em virtud de la orden ministerial de 18 de octubre de 1944, para dar cumplimiento al Decreto de 29 de diciembre de 1942, exige el nombramiento en Madrid de una Comisión Central, dividida en dos secciones independientes: una de Archivos y otra de Bibliotecas, integradas por personal idóneo en cada una de las especialidades, para recoger, orientar y ordenar la labor iniciada, al mismo tiempo que para estudiar el plan que debe desarrollarse en esta provincia en orden a la catalogación de sus Bibliotecas y Archivos y para preparar la publicación de los materiales que se vayan recibiendo.
La Sección de Archivos estará presidida por el inspector central de Archivos y serán miembros de la misma don Gerardo Jaime Núñez Clemente, don Federico Navarro Franco, don Félix del Val Latierro y don Antonio Matilla Tascón. La Sección de Bibliotecas la presidirá el inspector general de Bibliotecas, y formarán parte de ella don Amadeo Tortajada y Ferrandis, don Nicolás Fernández-Victorio y Pereira, don Francisco Tolsada y Pizaco y doña Matilde López Serrano.
La finalidad de ambos grupos de trabajo era la de catalogar el tesoro documental y bibliográfico de España orientar los trabajos que se hagan en los archivos y bibliotecas de la nación y preparar los inventarios y catálogos que se redactarían al efecto.
Los elementos de trabajo de Gerardo Núñez
La investigación siempre es lenta, pero si uno tiene la ayuda de un familiar directo, surgen muchos temas para ir descubriendo la biografía de un personaje relevante en la historiografía española, pero que apenas es conocido en su pueblo natal. Me estoy refiriendo a don Gerardo Jaime Núñez y Clemente, nacido en Hinojal, y que ayudó al catedrático y posterior rector de la Universidad Central de Madrid, Claudio Sánchez Albornoz, con quien trabajó en el Centro de Estudios Históricos durante los cursos 1928 a 1934, donde participó en los trabajos y viajes de recogida de materiales para los proyectos de dicho centro.
Ahora, uno de sus nietos, Juan Antonio Núñez Moreno me ha facilitado una serie de temas interesantes para irlos divulgando. Estuve en su oficina de la calle Fortuny de Madrid y allí fuimos descubriendo esos temas: Desde un sofá de su abuelo, hecho con paja de enea, una cantarera que ahora sirve para poner unas preciosas macetas o hasta su máquina de escribir marca “Yost 20”, fabricada en los Estados Unidos en los primeros años del siglo XX, con un peso de unos 14 kilos y su funda sobre el sofá. La máquina no usaba cinta, sino que las teclas se entintaban para poder escribir. Así usaba yo una en la academia que tenía don Joaquín Corchado junto a don Ángel Canales, en Brozas, donde estudié bachillerato.
No podemos olvidarnos de la biblioteca personal de don Gerardo Núñez. En su pequeña colección de libros, muchos de ellos de los años 30 hasta la década de los 60 que conserva Juan Antonio, hay de todos los temas, principalmente filosofía, ensayos, novelas y literatura en general, no en valde él era un pensador, hombre de letras. En total serían unos 120 tomos, muchos de ellos descuadernados y de un color ya amarillento, pero con mucha solera.
Los repasé una mañana todos los títulos y el que más me llamó la atención fue el titulado “Viaje universal en la búsqueda de la verdad” publicado en 1930 por Eugenia Lefevre y Pedro de la Cierva.
De aquí entresaco este texto:
Un alemán, un pedante; dos, una cervecería; tres, el militarismo.
Un inglés, un negado; dos, un “match”; tres, el Almirantazgo.
Un francés, un galante; dos, un escándalo; tres, un matrimonio.
Un griego, un cero; dos, dos ceros; tres, igual a nueve.
Un español, un mendigo; dos, una corrida; tres, el desastre.
Un italiano, un organillero; dos, una conspiración; tres, bancarrota.
Un ruso, un genio; dos, el asalto; tres, el caos.
Con el tiempo, Gerardo Núñez trabajó con Claudio Sánchez Albornoz en el Centro de Estudios Históricos (CEH). Fue vocal de la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos, así como secretario del Patronato Nacional de Archivos Históricos.
Exposición de la Orden Benedictina
Nuestro biografiado, Gerardo Núñez, fue un hombre importante en los trabajos del Archivo Nacional, no en balde trabajó allí buena parte de su vida laboral. Uno de ellos fue encargarse de la exposición histórica de la Orden Benedictina en la Biblioteca Nacional que se celebró del 17 al 31 de mayo de 1948, con motivo del XIV Centenario de San Benito.
De esa exposición pude encontrar su catálogo en muy buen estado en una librería de viejo y me hice con él. Está impreso el 14 de mayo de 1948 en los Talleres Tipográficos de Pablo López, en la calle Meléndez Valdés, 17, de Madrid. Tiene 70 páginas y se halla encuadernado en rústica, concluyendo con 30 páginas llenas de fotografías en blanco y negro de la muestra benedictina.
En el prólogo que habla del “Propósito” de la exposición, el gallego Ramón Fernández Pousa, fundador y director de la Hemeroteca Nacional, catedrático de Universidad y periodista, escribía: “En esta labor, acometida con excesiva precipitación, han prestado su valiosísima colaboración organismos múltiples. La selección y catalogación de los fondos procedentes del Archivo Histórico Nacional ha sido realizada por el ilustre archivero don Gerardo Jaime Núñez Clemente bajo la acertadísima inspiración del director del mismo don Benito Fuentes Isla. La de la Sección de Manuscritos de la Biblioteca Nacional, por el notable bibliotecario don Ramón Paz Remolar con la sabia orientación del jefe de la sección, don Pedro Longás y Bartibás. La catalogación de los fondos procedentes de las Secciones de Bellas Artes, Raros, Varios y Depósito General ha sido realizada por el bibliotecario y notable escritor don Justo García Morales. A ellos se debe el éxito de la selección de tan notable fondos. También dieron todas clases de facilidades la Real Academia de la Historia, la de Bellas Artes, San Plácido de Madrid, Museo del Prado, etcétera, a todos los que deseamos expresar las más rendidas gracias
Crónica periodística de la exposición benedictina
La exposición de la Orden Benedictina en su XIV centenario, en la que colaboró intensamente nuestro biografiado, Gerardo Jaime Núñez Clemente, fue tan interesante que de ella se hizo eco la prensa nacional.
El diario ABC sacaba el 19 de mayo una fotografía en huecograbado de su fotógrafo Virgilio Muro (Escalona de Alberche. Toledo, 1891 – Madrid, 1967) con el siguiente pie de foto: En los salones de la Biblioteca Nacional se ha inaugurado la Exposición histórica de la Orden Benedictina, con motivo del XIV centenario de San Benito. Acudieron el ministro de Educación Nacional, señor Ibáñez Martín, acompañado de los abades mitrados de Samos y Silos, y D. Rafael Sánchez Masas, que en la fotografía presiden la sesión inaugural, en la que el marqués de Lozoya pronunció una conferencia. (F. Muro).
José Ibáñez Martín fue ministro de Educación Nacional desde 1939 hasta 1951 y fue el padre de Pilar Ibáñez-Martín, viuda del que fuera presidente del Gobierno en la democracia, Leopoldo Calvo Sotelo.
Previamente, el martes 18 de mayo de 1948 el periódico monárquico tituló en su página 10 la siguiente información: “El señor Ibáñez inauguró ayer la exposición de la Orden”. A última hora de la tarde de ayer fue inaugurada solemnemente en los salones de la Biblioteca Nacional, la Exposición histórica de la Orden Benedictina con motivo del XIC centenario de San Benito. Presidió el acto el ministro de Educación Nacional, Sr. Ibáñez Martín, quien fue recibido por los abades mitrados de Samos y Silos; el director general de Propaganda, Sr. Rocamora; el de Bellas Artes, marqués de Lozoya; el de Archivos y Bibliotecas, Sr. Bordonau; el del Archivo Histórico Nacional, Sr. Fuentes Isla; el de la Biblioteca, Sr. Morales Oliver; el vicepresidente del Patronato, Sr. Sánchez Mazas, y los miembros de la Comisión Permanente del centenario.
El marqués de Lozoya pronunció una conferencia sobre “La Regla de San Benito y las Órdenes Militares” Luego el ministro y las restantes personalidades recorrieron detenidamente la Exposición, examinando los valiosos códices y documentos, ejemplares únicos que forman parte del certamen y en el que figuran, además, entre otras joyas de valor, los frontales de Silos y Burgos del siglo XII y más de cuarenta cuadros benedictinos del Monasterio de Silos , de Burgos y del Museo del Prado y otros inéditos procedentes del Museo de San Plácido de Madrid. Los actos de este centenario durarán hasta el día 31 de mayo
Para el día 19 estaba anunciada en el Teatro Español, para la siete de la tarde una función musical con intervención de la Schola Cantorum de Silos y Monserrat y el homenaje de la Dirección General de Archivos a su patrono, que precisamente es San Benito de Nursia, ya que tiene que ver con el trabajo de los monjes sobre los códices y las horas de lectura recogidas en la regla benedictina.
Repercusión internacional de la exposición
En esta magna exposición en la que trabajó denodadamente Gerardo Núñez, tuvo una gran repercusión a nivel nacional, e incluso internacional. Un ejemplo de ello es el solemne pontifical que se celebró en la Real Iglesia de Monserrat de los padres benedictinos en la calle de San Bernardo de Madrid. El pontifical fue celebrado por el abad primado de la Orden Benedictina, doctor Bernardo Kaelin, quien estuvo acompañado por el abad mitrado de Santo Domingo de Silos. La Schola Cantorum de los oblatos de Monserrat, reforzada con los cantores mayores del Monasterio de Silos bajo la dirección del padre Germán Prado, interpretó la misa solemnísima «Fons Bonitatis», del siglo XI. El templo ofrecía impresionante aspecto con preciosos ornamentos medievales. El padre del Corazón de María, natural de Colombia, D. Carlos de la Mesa, predicó un elocuentísimo panegírico de San Benito.
Fue tal el interés que la sociedad mostró por esta exposición de la Biblioteca Nacional de España que se editó un precioso catálogo que aún se puede encontrar en las librerías de viejos, así como un folleto con el amplísimo programa de actos que se desarrollaron y algunas fotografías de las autoridades que inauguraron la citada muestra.
Para el 27 de mayo de 1948, con motivo de la clausura del XIV Centenario de San Benito estaba anunciada la visita al monasterio de Santo Domingo de Silos de los entonces ministros de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo; Educación Nacional, José Ibáñez Martín; Justicia, Raimundo Fernández-Cuesta y del Aire, Eduardo González-Gallarza y el presidente de las Cortes, Esteban Bilbao Eguía. Estaba programado un solemne pontifical, oficiado por el arzobispo de la diócesis de Burgos, Dr. Luciano Pérez Platero y u acto literario en el salón de actos del monasterio.
Previamente, para acudir a estos importantes actos habían llegado a Madrid diversas autoridades eclesiásticas, entre ellas el abad mitrado de Nueva Nursia (Australia), Anselmo Catalán, y el abad general de la Congregación de Solesmes (Francia); el general de la Congregación de Subiaco (Itaia) y el abad obispo de Subiaco.
Por último, informar que a lo largo del tiempo que duró la exposición hubo ilustres conferenciantes que trataron la Orden Benedictina desde distintos aspectos. El doctor Gregorio Marañón habló del benedictino padre Feijoo y Sarmiento en el pensamiento español del siglo XVIII; el catedrático de la Universidad de Madrid, José Camón Aznar lo hizo sobre «La miniatura en los Monasterios benedictinos de la Edad Media», o el ministro de Asuntos Exteriores, Alberto Martín Artajo, clausuró el ciclo, con la exposición; “La Regla de San Benito y la sociedad moderna”
La exposición a través de su catálogo
Del Archivo Histórico Nacional, los trabajos de Gerardo Núñez se expusieron en la muestra benedictina en dos secciones: la del Clero, códices, cartularios, y sellos y en la de las Órdenes Militares (Alcántara, Calatrava y Montesa).
Gerardo Jaime fue vocal de la Junta Facultativa de Archivos, Bibliotecas y Museos, y primer secretario del Patronato Nacional de Archivos Históricos, además de profesor auxiliar de latín en el Instituto Nacional de Enseñanza Media “San Isidro”, así como inspector regional de archivos de la Zona Centro-Sur.
Participación en el Congreso Iberoamericano de Archivos y Bibliotecas
En el año 1952 se celebró en Madrid el I Congreso Iberoamericano y Filipino de Archivos y Bibliotecas con numerosas portaciones del mundo hispánico sobre las bibliotecas y el patrimonio documental. En él intervino, como subdirector del Archivo Histórico Nacional nuestro biografiado. De su aportación hace una reseña Mariano García Ruiz en su obra “La descripción documental en España y sus instrumentos: de los inventarios medievales a los metadatos del documento electrónico”.
García Ruiz reseña que de este congreso sobresalen dos ponencias, una del Inspector General de Archivos, Miguel Bordonau y Más, en la que aportó unas normas para las guías de los archivos de España y la Gerardo Jaime Núñez, subdirector del Archivo Histórico Nacional, versando sobre la catalogación de los expedientes conservados en ese Centro para ingresar en las Órdenes militares y civiles: “En su texto defendía la realización de una cédula principal para cada una de esas informaciones con los siguientes elementos: a) Encabezamiento (apellidos y nombre del pretendiente, y años de nacimiento y muerte); b) Título del expediente (el que se hallase en su cubierta o portada reflejado “con toda exactitud” y, si no lo tuviera, el que le diera el archivero recogiéndolo en este caso entre corchetes); c) Descripción externa (estado de conservación, número de piezas, hojas, folios o páginas, dibujos, escudos y árboles genealógicos, su tamaño y encuadernación); d) Notas personales y familiares (datos que permitan la perfecta identificación del pretendiente); e) Contenido del expediente (“composición del expediente y los documentos que, en calidad de prueba, se aducen”; f) Notas especiales (detalles interesantes no incluidos en otros apartados) ; y g) Signatura. Estas cédulas principales se acompañarían de otras cédulas de referencia elaboradas siguiendo las Instrucciones utilizadas para la catalogación de impresos en las bibliotecas.
Está claro que estas cédulas principales, utilizadas por G. Núñez, nos recuerdan a las utilizadas por los bibliotecarios en la descripción de sus manuscritos. Su encabezamiento alfabético, las fechas de la vida de la persona, el título formal… son prueba de ello”, termina Mariano García
El 2 de octubre de 1957 se jubila de su puesto de subdirector general del Archivo Histórico Nacional y recoge esta jubilación el Boletín de la Dirección General de Archivos, Bibliotecas y Museos de ese mismo año.
La esquela de Gerardo
Gerardo era un hombre muy conocido en la sociedad madrileña de su época, de ahí que era costumbre divulgar su muerte y funeral a través de una esquela publicada en las páginas del diario ABC el 16 de marzo de 1966, un día después de su fallecimiento.
El texto de su esquela decía lo siguiente:
El señor don Gerardo Jaime Núñez Clemente falleció en Madrid el día 15 de marzo de 1966 habiendo recibido los Santos Sacramentos y la bendición de Su Santidad R.I.P.
Sus hijos María del Pilar, Gerardo, Avelino, Luis y Juan; hijos políticos Enrique Sánchez Sáez, Avelina Moreno Rivas, María del Prado Jiménez Moreno, Julia Teresa Castillo Quílez y Josefina Sevilla Marcos; hermana política, Rosario Meléndez Marchena (viuda de Núñez); nietos, sobrinos y demás familia y la señorita Paquita Moreno Orellana ruegan una oración por su alma.
El funeral que se celebrará el viernes, día 18, a las doce de la mañana, en la iglesia parroquial de Santa Teresa y Santa Isabel, y el rosario que se rezará a partir de hoy, día 16, a las ocho y media de la tarde, en la Capilla del Perpetuo Socorro, de dicha parroquia, serán aplicados por su eterno descanso.
Hay que informar que la señorita Paquita Moreno era su asistenta en la casa en la que habitaba Gerardo, que estaba en la calle Juan de Austria, en el barrio de Chamberí, por lo que esta era su parroquia. Gerardo Núñez está enterrado en la Sacramental de San Isidro de Madrid, junto a su hijo, también de nombre Gerardo.
El templo da nombre a la estación del metro Iglesia que hay en la plaza de Joaquín Sorolla. El edificio se levantó a mediados del siglo XIX por sugerencia de los propios vecinos de esta, por entonces nueva barriada de Chamberí. A su construcción ayudaron obreros de la zona, así como los feligreses de la nueva parroquia, el arzobispado de Toledo y hasta de la propia reina Isabel II. El edificio es obra del arquitecto Aguilar y se levantó entre 1842 y 1856. Durante la Guerra Civil fue totalmente destruido perdiéndose todas las riquezas religiosas que había en su interior, teniéndose que ser reconstruido posteriormente.
Su necrológica fue publicada en el Boletín de la Asociación Nacional de Bibliotecarios, Archiveros y Arqueólogos número 51 correspondiente al año 1966 y en el Boletín de la Dirección General de Archivos y Bibliotecas de 1967.
Bibliografía
Bio-bibliografía del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, 1858-1958. Madrid. Junta Técnica de Archivos, Bibliotecas y Museos, 1958. Página 716.
García Ruipérez, Mariano. La descripción documental en España y sus instrumentos: de los inventarios medievales a los metadatos del documento electrónico. Ediciones de la Universidad de Castilla La Mancha. Colección Biblos. Cuenca 2021.
Molano Hurtado, Simeón. Historia de Hinojal y árbol genealógico de sus apellidos. Prólogo José Luis Vaquero Vázquez. Copegraf. Cáceres 1997.
Núñez Clemente, Gerardo Jaime. Exposición histórica de la Orden Benedictina en la Biblioteca Nacional, Catálogo. Madrid. Tipografía Pablo López, 1948.
Núñez Clemente, Gerardo Jaime. Reglas para llegar a la catalogación de informaciones para el ingreso en órdenes militares y civiles. Varios autores. Ponencia en el I Congreso Iberoamericano y Filipino de Archivos, Bibliotecas y Propiedad Intelectual. Dos tomos. Madrid, 1952. Páginas 272-277.
Pérez Boyero, Enrique. El Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos y la protección y evacuación del patrimonio histórico en la España republicana. Congreso Internacional “Patrimonio, Guerra Civil y posguerra”. Coordinado por el catedrático Arturo Clorado Castellary. Madrid 2010. Páginas 125-158.
Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, Tomo XXXVIII. Tipografía de la revista en la calle Salustiano Olózaga, número 1 de Madrid, 1919.
Su vida en fechas
1887, 2 de octubre. Nace en Hinojal (Cáceres)
1909, 26 de agosto. Título de Bachiller.
1912, 2 de octubre. Premio Extraordinario por la Universidad Central.
- 1 de agosto. Concurso para aspirar a la su plaza en el Archivo de Hacienda de Toledo
1913, 30 de noviembre. Ingresó en el Cuerpo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos, con destino en el Archivo de la Delegación de Hacienda de Toledo.
1914, 15 de enero.
1915, 14 de julio, Pasó al Archivo Histórico Nacional.
1918.- Asciende a Oficial de Segundo Grado
1923, octubre. La no Asamblea de Archivos de 1923
- Publica “Clero regular y secular. Inventario de procedencias”, Valladolid
1928 a 1934. Trabajó con Claudio Sánchez Albornoz en el Centro de Estudios Históricos.
1931 4 de febrero. 8.000 pesetas que se le confirma como sueldo
1937, 14 de marzo. Funcionario en la España republicana
1945.- Miembro de la Comisión Central del Catálogo Bibliográfico y Documental de España.
- 16 de abril, Se publica en el BOE su pase al Archivo Histórico Nacional
- Nombramiento de subdirector general del Archivo Histórico Nacional.
1948, 17 al 31 de mayo. Exposición histórica de la Orden Benedictina.
- octubre y noviembre I Congreso Iberoamericano de Archivos y Bibliotecas. Madrid
- 2 de octubre. Jubilación como subdirector general del Archivo Histórico Nacional
1966, 15 de marzo. Muere en Madrid. Está enterrado en la Sacramental de San Isidro.