Oct 092017
 

Manuel Rubio Andrada y Francisco Javier Rubio Muñoz. Provisional.

Lám 1.- El grupo de bolos graníticos en cuyo entorno se encuentran los restos habitacionales del poblamiento estudiado en la cerca de los Toros

. Introducción

En las actas de los XXVII, XXVIII y XXIX Coloquios de Extremadura -años 1998, 1999 y 2000- fueron publicados sendos trabajos sobre poblamientos localizados en la parte sur del berrocal trujillano; con ellos conectamos nuestro pasado patrimonial prehistórico con otros trabajos semejantes de nuestra Comunidad que, sorpresivamente, o nos tuvieron poco en cuenta o nos silenciaron.

Posteriormente descubrimos este asentamiento que ofrecemos para su conocimiento y estudio. Procuramos eludir la publicación de fotografías poco definidas recurriendo en esos casos al dibujo-calco.

Solamente nos queda decir que este poblamiento ha sido habitado con posterioridad presentando con ello mayor complejidad.

. El poblamiento: zona habitacional

Localización

Se localiza muy próximo al punto geográfico formado por una latitud norte de 39º 26´ 41,76´´ y longitud oeste de 5º 50´ 8,48´´.[1]

Para llegar al poblamiento se debe partir desde Trujillo a Guadalupe hasta el cruce de callejas muy próximo al final del berrocal; una vez allí, hay que desviarse a la derecha y dejar el coche en un pequeño aparcamiento inmediato no señalizado. Si se parte de la plaza de toros de Trujillo, la longitud de este tramo está muy cerca de los 5 km.

Hacia el oeste, un murete y una puerta marcan la ruta: al lado derecho unos cortos escalones permiten franquearlo sin dificultad. Si continuamos en la misma dirección, a poco más de 50 m debemos cruzar otro muro lindero, tras el cual se ha de girar ligeramente a la derecha unos doscientos pasos hasta llegar a un abrevadero.

Una vez en él, se debe ascender por el corto arroyo que lo forma; a 225 pasos de la charca, ya cerca de su parte superior, a la derecha se vislumbra un caserío de cubierta algo más que descuidada. Llegados a su nivel se debe tomar el sentido opuesto.

Al ascender ahora hacia la izquierda otros ciento treinta pasos, se observará a la derecha un redondeado bolo con una mancha amarillenta en su parte inferior, superiormente muestra un pequeño escobón; en ese punto hay que torcer nuevamente a la izquierda y caminar 100 pasos más. Allí, nuevamente a la izquierda, está el bolo de granito claramente en forma de visera que muestra el conjunto de cazoletas número 1.

Para acceder al poblamiento se debe continuar el recorrido en el mismo sentido; ya en la parte alta se alcanza la mesetilla. Una vez en ella se debe caminar hacia el SW; pronto se avistará el pequeño grupo de grandes bolos en donde se hallan los restos del poblamiento. La linde de propiedades queda por el oeste, a unos cuatro metros.

Descripción y generalidades

Además de su innegable interés prehistórico hay que añadir su privilegiado valor paisajístico (Lám 1). Entre los bolos hay un espacio que tiene de ejes: N-S, 45 m y de E-O unos 30 m; ofrece una superficie útil muy antropizada de algo más de 100 m2 y de alto, cercana a 1 – 1,5 m hacia el norte y este, en el resto de los lados el talud es menos acusado o inexistente, sobre todo al sur.

Está elevación es el producto de los restos materiales que constituyen el documento donde poder acercarnos a “leer” su pasado. Como en cualquier excavación, su “lectura” conlleva el cumplimiento de la correspondiente normativa e inexorablemente su destrucción.

Actualmente, en el espacio que dejan los bolos al interior, se observan al menos dos estructuras de tendencia rectangular. Una pilita prismática, de 44 cm de larga, 30 cm de ancha y 20 cm de profundidad, se halla algo elevada y próxima hacia el norte. Su posición nos aproxima a su funcionalidad: debió ser un bebedero de aves.

En la parte más alta del suelo destacan dos sillarejos de granito dispuestos uno frente al otro. Forman parte del vano de una puerta, mide de ancho 0,50 m y 0,65 m de altura; tiene 0,37 m de largo; aparentemente es de poca altura aunque desconocemos parte de ella por estar enterrada.

De las jambas, la que da al sur es la mayor y mejor trabajada, sobre todo en las caras externas al muro; ya dijimos su altura actual. La otra está simplemente desbastada y es menor; de altura tiene 0,25 m, de profundidad 0,60 y 0,20 m de ancho. Unos metros más al sur se encuentran otros dos restos de jambas en disposición semejante.

Las cerámicas observadas en superficie

Figura 1.- Grupo de fragmentos de cerámica observados en la zona habitacional del poblamiento de la cerca de los Toros

En general los fragmentos observados no son numerosos. La mayor parte corresponden a teja curva, común a los numerosos restos presentes en las cercas inmediatas de Tercera Orden, Las Calderonas etc. y corresponden al último momento del poblamiento ya en tiempos históricos.

No obstante en la línea de la base este de los bolos, especialmente en el situado más al sur, observamos un pequeño lote de cerámicas. Algunas tienen la personalidad suficiente para señalar un momento prehistórico (Fig 1).

Platos

Nº 1.- Fragmento de color pardo, con desgrasante de buen tamaño, factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 16 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que pasaba de los 25 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas; desde 2,5 cm su borde disminuye paulatinamente hasta los 7 mm que presenta el extremo del labio que acaba de forma redondeada.

Nº 2.- Fragmento de color pardo, con desgrasante de buen tamaño, factura manual y cocción preferentemente reductora. Correspondió a un plato cuyo lado tenía un grosor de 8 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que pasaba de los 20 cm; ambas caras presentan las superficies alisadas. Desde 2 cm, su borde aumenta de forma redondeada por la cara interior, lo hace levemente hasta los 12 mm. De esta manera presenta el labio levemente reforzado.

Nº 3.- Fragmento de color pardo, con variado desgrasante, menudo y muy grueso, factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 11 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que era grande, posiblemente pasaba de los 25 cm; ambas caras presentan las superficies alisadas. Desde 1 cm su borde aumenta muy brevemente de forma redondeada al interior; el extremo del labio acaba de esa forma sobre todo en la parte superior.

Nº 4.- Fragmento de color pardo grisáceo, con variado desgrasante, menudo y no muy grueso, factura manual y cocción general reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lado tenía un grosor de 12 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que era grande, posiblemente pasaba de los 35 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas algo más la interior; su borde se encuentra reforzado sobre todo al interior.

Nº 5.- Fragmento de recipiente de color pardo, algo rojizo en su cara interna, tiene desgrasante de mediano tamaño, factura manual y cocción reductora con leve oxidación. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 8 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que era grande, posiblemente cerca de 25 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas especialmente la interior; su borde está reforzado claramente almendrado.

Cazuelas

Nº 6.- Corresponde a un fragmento de color pardo, ligeramente anaranjado en la cara interna; tiene numeroso desgrasante de mediano tamaño, su factura es manual y la cocción mixta. El ancho de su pared es de 10 mm no apreciándose aumento en el ángulo de carena, éste es de unos 135º y está a 3 cm del borde. El diámetro debía estar en torno a los 30 cm; las superficies de sus caras nos han llegado algo alisadas. El borde se terminó sin refuerzo, simplemente se afiló y la parte superior se redondeó. El fragmento debió pertenecer a una cazuela carenada.

Ollas

Nº 7.- Fragmento de cerámica de color pardo, con desgrasante de gran tamaño, de mala factura manual y cocción sobre todo reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lado tenía un grosor de 8 – 9 mm; no podemos precisar el diámetro de su boca. Ambas caras presentan las superficies mal alisadas sobre todo la parte interna.

Este fragmento presenta una decoración incisa formada por un par de bandas paralelas al borde. Fueron realizadas con un par de círculos; en cuya parte inferior se realizaron con fino punzón, trazos bien señalados, paralelos y verticales aunque ligeramente inclinados al lado derecho, de unos 5 mm de longitud y separados de manera regular entre 3 y 4 mm.

Nº 8.- Fragmento de cerámica de color pardo, con menudo y fino desgrasante, de factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuyas pared tenía un grosor de 10 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que tenía entre 15 y 20 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas; desde 2 cm su borde disminuye muy levemente y termina de forma redondeada al interior. Se trata de una olla globular.

El fragmento presenta una decoración incisa consistente en una banda situada a 1 cm del borde y paralela al mismo. Se compuso con un círculo casi imperceptible y de él se desprenden verticalmente trazos ungulados de unos 8 mm de longitud y separados de manera poco regular entre 1 y 1,7 cm.

Nº 9.- Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 4 – 6 mm y su diámetro tenía sobre 15 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas; desde 2 cm su borde disminuye muy levemente y termina de forma redondeada al interior. A 3 cm del borde superior, el recipiente presentaba una carena redondeada y de ángulo muy abierto.

Nº 10.- Fragmento de cerámica de color pardo rojizo, con escasos desgrasantes gruesos y más abundantes los pequeños, dudamos si su factura es manual o a torno y la cocción parece que debió ser mixta. Corresponde a un recipiente cuyas paredes tenían un grosor de 5 mm y su diámetro tendría sobre 15 cm. Ambas caras presentan las superficies alisadas. Superiormente comienza su borde aproximadamente desde 1 cm; es de forma ovalada aumentando hasta 7 mm, el labio termina de forma redondeada; por el abombamiento que presenta la parte inferior del fragmento se puede decir que perteneció a una ollita.

Nº 11.- Fragmento de cerámica de color variable desde el pardo rojizo hasta el gris oscuro de ello se deduce que tuvo una cocción mixta; con muy fino desgrasante, aparentemente de factura a torno. Correspondió a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 5 mm, dada su pequeñez no podemos precisar su diámetro. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas. Desde 1,2 cm se exvasó su borde y se disminuyó muy levemente terminando de forma redondeada.

Nº 12.- Fragmento de cerámica de color pardo, con menudo y fino desgrasante, de aparente factura a torno y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 4 mm y aunque no podemos precisar su diámetro si se puede afirmar que tenía entre 20 y 30 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas; su borde tiene perfil la tendencia a pico de pato, superiormente el labio termina de forma redondeada.

Cuencos

Nº 13.- Fragmento de cerámica de color gris, con finísimo desgrasante, de aparente factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lado tenía un grosor de 5 mm; no podemos precisar su diámetro, por la curvatura del fragmento debía estar cerca de los 20 cm. Ambas caras presentan las superficies pulidas pero sin brillo. Desde 1 cm su borde disminuye de manera suave por el interior y el labio termina de forma redondeada.

Nº 14.- Fragmento de cerámica de color gris, con menudo desgrasante, de aparente factura manual y cocción reductora. Corresponde a un recipiente cuya pared tenía un grosor de 5 mm, no podemos precisar su diámetro. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas especialmente la exterior. Próximo a su terminación el borde disminuye muy levemente y termina de forma redondeada.

Nº 15.- Fragmento de cerámica de color gris algo rojizo al interior, con menudo y fino desgrasante, de factura manual y cocción preferentemente reductora. Corresponde a un recipiente cuyo lados tenía un grosor de 5 – 6 mm y su diámetro tendría entre 15 cm y 20 cm. Ambas caras presentan las superficies bien alisadas, la exterior presenta una sencilla decoración incisa a base de dos finas circunferencias localizadas a 11 y 16 mm de la terminación superior. El labio disminuye muy levemente marcándose con suavidad su parte inferior y termina de forma redondeada.

Nº 16.- Fragmento de cerámica de color pardo claro con desgrasante de mediano tamaño, muy rodado; perteneció a un cuenco decorado en su cara externa con cuatro circunferencias en bandas horizontales y paralelas separadas entre cinco y seis milímetros y realizadas a punto en raya.

Relaciones, comentarios y cronología

 Los recipientes números 1, 2, 3, 4 y 5 tienen sus paralelismos como ya expusimos en trabajos anteriores. Concretamente los números 4 y 5 son platos de borde reforzado y almendrado ya presentados en el poblamiento del Acebuche, no lejos de éste. Según las relaciones recogidas en esa bibliografía, ellos sitúan este yacimiento en un impreciso momento del Calcolítico pleno, entre los años 2500 y 2000 a. de C.

El fragmento número 6 perteneció a la tipología conocida como cazuela carenada. Este tipo está presente en algunos fragmentos observados en el no muy lejano poblamiento del Avión. En cuanto a sus relaciones ya fueron establecidas en los referidos artículos. Su cronología como allí estudiamos lo puede situar en un amplio Calcolítico, generalmente temprano, en torno al 3000 – 2500 a. C.[2]

Los fragmentos 7 y 8 presentan una decoración sencilla, no excesivamente abundante pero fácilmente relacionable. La decoración del fragmento número 7 consiste en dos bandas paralelas completadas en su interior por pequeños trazos incisos, verticales, ligeramente inclinados al lado derecho y paralelos.

Puede tener cierta relación con el número veintinueve del poblamiento del Acebuche si bien éste parece carecer de circunferencias y los trazos incisos aunque paralelos son angulares y de mayor tamaño -en el fragmento encontrado están incompletos-. Allí vimos que este motivo del Acebuche tiene su paralelismo en el poblado del cerro de la Horca en Plasenzuela.

Tanto estos como el de los Toros pueden rastrearse, ya en el Neolítico, como parte de las decoraciones simbólicas. La decoración del fragmento número 7 del poblamiento de los Toros -bandas con pequeños trazos incisos, verticales y paralelos- tiene además en su parte inferior un tracito que nos insinúa la existencia de otros motivos incisos en esa parte de la vasija.

Estos motivos de bandas paralelas tanto con temas lineales como con temas decorativos de carácter secundario son rastreables de manera general entre las cerámicas simbólicas de uso cotidiano del sur peninsular. Están presentes aunque aparentemente de manera accesoria en algunas cerámicas simbólicas del poblado de los Millares[3]. Otros ejemplos se observan en la cueva del Agua del Prado Negro (Iznaloz, Granada); en la cueva de las Ventanas (Piñar, Granada) etc. Éstas ofrecen una datación muy temprana que tiene sus comienzos en el Neolítico siendo algunos motivos como el estudiado de más larga duración[4].

La decoración incisa del número 8 en una banda cercana y paralela al borde, formada por incisiones de apariencia ungular, poco profundas y de apenas un centímetro también están presentes en el fragmento número 20 del poblado del Acebuche -ya mencionado-, en los números 69 y 70 del poblamiento del Avión y en el número 23 de Aguas Viejas, si bien éstas son más anchas y toscas.

Este motivo decorativo es muy común en la cerámica de uso cotidiano de extensos periodos de tiempo, prueba de ello es su existencia en los tres poblados estudiados en la década de los noventa del pasado siglo y reseñados anteriormente en la bibliografía. De esta manera el fragmento no proporciona datos concretos de cronología pues, como acabamos de decir, ha sido de uso continuado en largas y diversas épocas.

Tras lo reseñado en el estudio de estos ocho fragmentos no cabe dudar de la existencia de este poblamiento durante el Neolítico y el Calcolítico Medio. Ya con escasa precisión el resto de fragmentos nos acercan, unos más otros menos, a otros periodos de tiempo anteriores y posteriores.

Así el número 9 por su carena, colorido y textura parece mencionar un recipiente carenado del Bronce Final; también el número 13 puede señalar ese mismo tiempo si atendemos a su textura y acabado. El número 12 con el borde en pico de pato puede acercarnos a tiempos muy posteriores; el 14 es un fragmento de cerámica común y factura manual que pudo pertenecer a un cuenco calcolítico; el 15, a torno, perteneció a una ollita gris de cronología imprecisa pero posterior a las mencionadas.

Destaquemos el número 16 que perteneció a un cuenco, con su decoración de punto en raya. Esta misma decoración está presente en el poblado del Avión, en su fase más temprana. Él nos puede situar estos restos al menos en un Neolítico tardío -sobre el 3000 a. de C.-; sin duda en circunstancias normales es el fragmento más antiguo del grupo.

Por lo tanto tendremos que añadir que, por los restos observados tenemos seguridad de que este asentamiento estuvo habitado durante el Neolítico Final y Calcolítico Pleno o Medio -en torno al 3000 y 2500 a. de C.-.

Hay indicios de su posterior utilización con sucesivas etapas de abandono y poblamiento, las últimas muy recientes -tejón curvo- ya en tiempos históricos.

. El poblamiento. El parque cultural. Las cazoletas

 Problemática general

Para la mayoría de los autores, una de las características de las cazoletas es el simbolismo; de esto es fácil deducir que su realización representa algo conocido para su autor. Con el fin de acercarnos a esos contenidos necesitamos introducir varias cuestiones, entre ellas la situación del autor o autores al ejecutar la obra; solamente así podremos aproximarnos a la distribución, orden etc. de las cuestiones que tenía en su cerebro y que deseaba trasmitir mediante un solo signo: la cazoleta. En ese mismo orden de cosas se puede afirmar que podía realizar sus obras directamente del natural, de memoria e incluso de una manera mixta.

Si el contenido era del natural o estaba en su memoria, antes de su realización su inteligencia lo procesaba mentalmente adecuándolo; no solo a las formas semiesféricas de cada conjunto, sino también a las rugosidades de la roca, los pequeños relieves, racheados etc. Igualmente las distribuía en ese espacio estableciendo unas distancias entre ellas.

Dado que tomamos estas formas como una abstracción cuyo contenido ciertamente desconocemos, podemos suponer que en un mismo conjunto el signo hemisférico pueda servir para representar varias cosas. Por ejemplo, montañas y arroyos u otras cuestiones, lo que complica aún más la cuestión de acercarnos a conocer sus fondos.

Además, como en cualquier obra parecida, se debe tener en cuenta también el grado de subjetividad individual y social del autor -no es lo mismo representar al adversario que al afín- y que, sin duda, también podía estar plasmada en la representación mediante cazoletas.

Todos estos pormenores nos marcan la línea en la que intentaremos acercarnos a estos conjuntos insistiendo en su distribución, ordenamiento de formas etc. Para llevarlos a cabo, repetimos, el autor debería primeramente tener en su memoria la información, la cual podía o no, ser influida por sus condicionantes personales y sociales, sería posteriormente procesada y transcrita a la superficie de la roca mediante un solo signo: la cazoleta. De su complejidad se deduce que, ya desde los tiempos de su realización parece necesaria la necesidad de un “guía” cultural que explicara esos significados. Personaje que debería ser informado por el autor, si no era éste mismo.

. El grupo de cazoletas de la cerca de los Toros 1

Lám 2.- La visera bajo la que se realizó el conjunto de los Toros 1, vista desde el E

 Localización

Próximas al poblamiento hemos localizado unos conjuntos formados por cazoletas a los que hemos denominado con el nombre actual del cercado donde se hallan; así los Toros I por ser el nombre del descubierto primero en la cerca donde se realizó. Está muy próximo al punto geográfico determinado por las coordenadas: latitud norte 39º 26´ 41,18´´ y longitud oeste 5º 50´ 6,54´´.

Generalidades

Al describir el acceso al poblado hemos mencionado la forma de llegar. La roca que sirve de soporte es la base de un magnífico bolo de granito de grano grueso y duro, en forma de huso irregular, en sentido próximo al NE – SW. Mide unos 8 m de largo, otros tantos de alto y 6 m de ancho. La parte del NE se presenta más alargada y en su extremo hay un desprendimiento inferior de unos 2 m de alto, 2,5 m de largo y 3,5 de ancho; su apariencia es poco natural por la horizontalidad superior del hueco y en él, el color claro de la roca (Lám 2).

La base de este hueco es bastante inclinada descendiendo por el lado norte. Su superficie se presenta muy rugosa y machacada quizás por el desprendimiento. En ella hemos localizado dieciséis cazoletas aunque podría haberse realizado alguna más. La parte desprendida actualmente se halla al norte y presenta en su cara sur numerosos alveolos de buen tamaño.

Fig 2.- Conjunto de cazoletas de los Toros 1 vistas desde el oeste

Descripción

Para su ejecución se eligió en el soporte dos espacios mínimamente lisos: uno alargado, algo elevado situado hacia el este donde se realizó el grupo uno; el otro ocupa el único espacio de tendencia horizontal situado en la parte central oeste, en él se realizó el grupo dos. Su estado de conservación es variable, en general nos han llegado muy poco profundas y con escaso pulimento (Fig 2).

La situación del autor o autores no fue posible en el sur, por estar ocupado por la base de la roca, mientras que el lado norte ofrece bastante dificultad por la inclinación y lejanía. Aunque no es el más propicio, mayor facilidad presenta el lado este, pues ofrece un desnivel suficiente para mantenerse en pie y ejercer la fuerza necesaria para el piqueteado y posterior pulimento de las cazoletas. Desde él, pudieron realizarse parte de las cazoletas (números 1 a 6). El lado oeste, es el que mayores facilidades presenta de altura, proximidad etc.

Dividimos las cazoletas en dos grupos: el grupo primero está en un espacio superior -unos cinco centímetros- hacia el este, son las cazoletas número 1, 2, 3, 4, 5 y 6, mantienen una cierta alineación al borde del pequeño desnivel de unos 5 cm que allí presenta la roca dando la impresión de asomarse.

El grupo segundo se localiza en la parte central oeste –ya mencionada-. Allí situamos la número 13, que mide de diámetro 7,5 cm y actualmente tiene de profundidad de 2 cm, no presenta un buen acabado por tener saltada parte de su superficie; fue realizada bastante centrada siendo una de las mayores de este grupo.

Parece estar unida por un corto canalillo a otra más pequeña, algo dudosa, situada muy próxima por el norte, la número 12. Alineadas en sentido norte con las número 13 y 12, se encuentran las cazoletas número 11 – 10 y algo más distante la 9. Separadas un par de decímetros de ésta, hacia el este, encontramos alineadas en ese sentido las números 8 y 7.

Partiendo nuevamente de la cazoleta 13, se encuentran alineadas con cierta regularidad hacia el oeste, las números 14, 15 y 16, ésta, de mayor tamaño aunque poco profunda, ocupa una superficie ligeramente más elevada. Sus diámetros oscilan entre los 7,5 y los 4 cm.

Relaciones y comentarios

Hemos encontrado una situación parecida a la elevación limítrofe del primer grupo -cazoletas 1 a 6-, en el extenso conjunto de Tejadilla XI-II-VII, cazoletas 1 a 7. Ya cuando presentamos aquel trabajo escribíamos:

[…] su situación en el borde inferior izquierdo de este plano puede hacer sugerir que estaban presenciando el fenómeno cósmico que parece mostrar el conjunto II pero en un plano superior, quizás sideral [5].

El fenómeno al que hace alusión se realizó mediante cazoletas y una gruesa línea para indicar ambas órbitas y menciona el encuentro en cercanía de la Luna llena con el Sol, ambos en todo su esplendor, casualmente este fenómeno periódico, sucedió también en las proximidades del año 2000.

En general el actual número de cazoletas y su distribución coincide con el número de picachos cercanos al poblado por el sur y emergen curiosamente en la línea del horizonte. Así, la sierra de Santa Cruz, con el Risco Grande es la más llamativa por su tamaño, ocupa el centro, se corresponde con la cazoleta número 13; hacia la derecha estarían las sierras de Astorgano -14-, Robledillo de Trujillo -15- y Montánchez -16-.

Atribuimos el número 12 al Risco Chico, a la izquierda, muy próxima y unida por el canalillo al Risco Grande –los dos picachos de la sierra de Santa Cruz-, observables desde el poblado y con doblez aproximativa entre ellos. Siguen con sus correspondientes números, las sierras de Lagares, Pedro Gómez y otras adyacentes.

Más allá, en otro plano más elevado, el grupo primero, que domina desde la altura; quizás se tratase de seres de más allá, que verían y dominarían el espacio vital de acá (cuestión que no ocurre en el espacio del segundo grupo). El autor tuvo posibilidad de retratar su espacio vital y sus creencias de esta manera tan simple y elemental.

  • El grupo de cazoletas de la cerca de los Toros 2

 Localización

Esta muy próximo al punto geográfico determinado por las coordenadas: latitud norte 39º 26´ 42,92´´ y longitud oeste 5º 50´ 7,22´´.

 

Lam 3.-Este bolo de granito de la cerca de los Toros, igualmente aviserado al N, contiene en su base el grupo de cazoletas de los Toros 2

Dejado el primer grupo de cazoletas se debe continuar hacia el sur por el mismo sendero en dirección al poblamiento. Desde aquí se puede marchar próximos a la base del canchal vertical que debe quedar a la derecha; ascendamos hacia el sur hasta coronar una amplia meseta, tras ciento cincuenta y ocho pasos. Una vez en ella, se debe doblar hacia el oeste y, próximo ya al otro lado, cerca de la linde, se divisa sin dificultad el bolo que mostramos; contiene el grupo de cazoletas número 2. La distancia desde el inicio de la mesetilla no debe pasar de los 150 m.

Generalidades

La roca que sirve de soporte es la base de un bolo de granito no excesivamente grande, de grano grueso y duro, de orientación semejante y forma de huso aunque más romo. Mide unos 6 m de largo, 3 de alto y unos 3,5 m de ancho. La parte del N se presenta algo más alargada y en su extremo está la visera natural (Lám 3).

   

                       

 Figura 3.- Cazoletas del grupo de los Toros 2, subconjuntos A y B vistos respectivamente desde el este y el oeste

Descripción de las cazoletas

Las cazoletas que hemos localizado se encuentran distribuidas en dos zonas lo suficientemente próximas como para poder acometer su estudio unidas (Fig 3 A y B).

Subconjunto A

Cerca de la base del lado este de la base hemos localizado cinco cazoletas realizadas superiormente a un cambio de nivel que limita la roca de forma decreciente de norte a sur. El pequeño cambio de plano no sobrepasa el decímetro por la parte más acusada -el norte-, decreciendo hasta desaparecer en el lado opuesto; las cazoletas se realizaron alineadas en torno al mismo, en dirección N – S. El autor realizó su trabajo en el subconjunto A desde el norte-noreste y para el subconjunto B en el oeste; el bolo granítico ocupa las demás partes.

La cazoleta número 1 es la primera por el SE y ocupa una superficie muy erosionada por lo que puede considerarse dudosa, igualmente algunos resaltes podrían ser restos de otras. Más ciertas son las siguientes, números 2, 3, 4 y 5, especialmente las tres últimas. En la parte inferior de las inmediaciones de estas dos últimas, se observa un resalte sin liquen que no llegó a dañarlas.

Sus dimensiones son las siguientes:

Cazoleta A/1.- Profundidad 5 mm, diámetro 7 cm.

Cazoleta A/2.- Profundidad 1 cm, diámetro 7,5 cm.

Cazoleta A/3.- Profundidad 3 – 4 cm, diámetro 8 cm.

Cazoleta A/4.- Profundidad 5 mm, diámetro 6-7 cm.

Cazoleta A/5.- Profundidad 5,5 cm y diámetro 5,5 cm.

Subconjunto B

En el inicio de la base oeste, por el norte, hemos localizado, a 1 m del anterior subconjunto, tres cazoletas. Debido a la posición natural el autor debió ocupar esta misma parte ya que en el resto está la roca sin grabar. Para su realización se eligió una superficie bastante plana, que continúa a ras del suelo hacia SW. Está limitada en el este por un marcado alto relieve, en desnivel cercano al metro que se extiende por toda esta parte. No dudamos de la intención igualitaria, al menos en algún aspecto, de los contenidos de estas cazoletas y que su realizador quiso trasmitir.

Éstas nos han llegado situadas a unos diez-once centímetros, con escaso pulimento, poca profundidad y diámetro parecido:

Cazoleta B/1.- Profundidad 2 cm, diámetro 7 cm.

Cazoleta B/2.- Profundidad 1,5 cm, diámetro 6,5 cm.

Cazoleta B/3.- Profundidad 1,5 cm y diámetro 6,5 cm.

Relaciones

En cuanto al grupo A, cabe decir que, la alusión al conjunto de los Toros 1, grupo primero, se hace forzosa dadas las características -igual o muy próximas- en cuanto al número, tamaño, factura, distribución, situación … así como las del soporte inmediato y su situación en éste. Así pues tenemos un grupo, de naturaleza indeterminada, situado al naciente, algo elevado, en posición de observar lo que está inmediato bajo ellos sin ser vistos.

En la base del altorrelieve, no coincide el espacio liso, es decir la parte amesetada del conjunto anterior, donde se realizó el segundo grupo de cazoletas. No existe en este segundo conjunto tal plano alisado pero se buscó el más próximo en la roca, realizándose algo más alejado, a un metro tras doblar por el norte al oeste; allí se ejecutó, en el comienzo del plano inferior. Solamente por esta cuestión encontramos posibilidades de relación.

En el espacio mencionado se realizaron las tres cazoletas denominadas como grupo B y cuya unión mediante líneas rectas, forma un triángulo de tendencia equilátera. Debemos pues apartar el contenido cósmico por no ser esta la forma triangular de la constelación de ese mismo nombre. La ausencia de alineamiento horizontal como sucede en el conjunto de los Toros 1, descarta la representación de objetos así dispuestos.

Ahora debemos situarnos en la mente del autor y averiguar qué cuestión triangular regular, situadas muy a ras del suelo, podría ocuparle. Las tres cuestiones aparentemente carecían de dependencias jerárquicas representadas por distinto tamaño, mejor acabado, proximidad etc. Habrá que indagar sobre naturaleza, fuentes, personajes, animales, clanes, sepulturas… que puedan representarse de forma abstracta formando un triángulo equilátero y, muy posiblemente, dos de ellas más alejadas del autor… Quedemos pues la respuesta en la posibilidad intelectual de cada uno y la esperanza puesta en posteriores debates.

  • El grupo de cazoletas de la cerca de los Toros 3

Localización

Su situación es cercana al punto geográfico determinado por una longitud oeste de 5º 50´ 12,13´´ y una latitud norte de 39º 26´ 32,21´´.

Este grupo se situó a unos sesenta pasos al noreste de la zona habitacional del poblamiento, en un cancho de corta y baja visera hacia ese mismo lado y situado en los comienzos de la parte superior del desnivel (Lám 4 y 5).

Lám 4.- El cancho de baja visera donde se realizó el conjunto de los Toros 3

Lámina 5.- El grupo de cazoletas de los Toros 3

Generalidades

El soporte es granito, de grano grande y duro, sin líquenes; la superficie elegida es algo rugosa y ocupa un saliente de forma trapezoidal, elevado del suelo 17 centímetros. La posición del autor forzosamente es al este, dando frente al grabado.

Las cazoletas

Este conjunto lo forman un grupo de tres cazoletas alineadas horizontalmente: dos de ellas con buen acabado interior por pulimento y la tercera, situada a nuestra derecha, está marcado el círculo de su curvatura y poco más; da la impresión de que podría estar inacabada.

Las numeramos de izquierda a derecha. La número 1 mide de diámetro 6 cm y 2,5 de profundidad; muy próxima por la derecha, la número 2 que tiene un diámetro de unos 7 cm, su profundidad es cercana a la primera. Las dos están unidas por un canalillo de 1 cm de profundidad, 3 cm de largo y 4 cm de ancho, bien pulimentado.

La número 3 está algo más separada a la derecha, unos 12 centímetros cm. Su estado de conservación es malo ya que falta toda su parte este, aunque mantiene en el oeste su trazo circular. Su diámetro está en torno a los 8 cm y tiene solamente 1 – 0,5 cm de profundidad.

Relaciones y comentarios

Ya hemos descrito una alineación recta al describir la relación entre las cazoletas del segundo grupo del conjunto de los Toros 1. Con las debidas reservas dijimos que entre las números 12 y 13 se encuentra insinuado un canalillo de unos 4 o 5 cm y que atribuimos a la indicación de los Riscos Chico y Grande que forman la cercana sierra de Santa de Cruz, actualmente perfectamente visibles y diferenciables por su diferente luminosidad a determinadas horas. El tema parece repetirse aquí, ahora quizás más claramente por estar plasmado directamente del natural.

Más complejo resulta asignar a la cazoleta de la derecha, mucho menos marcada, una referencia de las primeras serranías presentes en las proximidades, bien de Ibahernando (Astorgano) o Robledillo (Alijares) etc.

. El conjunto de cazoletas de la cerca de los Toros 4

 

Lám 6.- Los bolos de referencia para localizar el conjunto de los Toros 4.

Localización

Se encuentra en un punto geográfico cercano al definido por una latitud norte de 39º 26´ 31,06´´ y una longitud oeste de 5º 49´ 55,35´´.

Una vez dejado el vehículo y franqueados los dos linderos próximos, debemos marchar hacia la izquierda cerca de la pared. Pronto avistaremos una segunda charca y próximos dos bolos aislados, de apariencia herrática, sobre una gran superficie rocosa de tendencia horizontal. En el oeste, muy cerca de la base del más próximo al arroyo se observan con facilidad (Lám 6).

Generalidades

Los bolos, no muy grandes, llaman la atención por su desnuda y caótica redondez. El más occidental desafía su aridez portando en la parte superior un atrevido escobajo que soporta los tórridos veranos y los fríos inviernos sin alteración. La roca que les sirve de soporte es la gran mole de tendencia horizontal ya enumerada. Sus características son semejantes a las descritas.

Fig 4.- El grupo de cazoletas del conjunto de los Toros 4

 Descripción de las cazoletas

En la parte indicada del segundo bolo, el más redondeado, se realizaron cuatro cazoletas, tres de ellas alineadas las numeramos con los números 1, 2 y 3; la número 4 está ligeramente separada hacia el este como se aprecia en el esquema (Fig 4). Su estado de conservación es bueno aunque el pulimento se encuentra algo deteriorado.

Sus medidas son:

Número 1: diámetro 10 cm, profundidad 4 cm.

Número 2: diámetro 5,5 cm, profundidad 1 cm.

Número 3: diámetro 12 cm, profundidad 3,5 – 4 cm.

Número 4: diámetro 6 cm, profundidad 3 cm.

La distancia entre las cazoletas 1 y 3 es de 1,30 centímetros y 23 centímetros entre la 3 y la 4.

Relaciones y comentarios

Más allá de la forma de casquete esférico, no encontramos relaciones formales en los conjuntos de las proximidades. La alineación de tres de ellas se acerca al eje norte-sur pero nos queda una cuarta cazoleta al este que por el momento interrumpe cualquier síntesis. Esperemos que en un futuro podamos acercarnos a conclusiones que al menos estén en el camino de ser certeras.

 

. Las cazoletas del conjunto de Tercera Orden 1

 

Lám 7.- El bolo de granito con las cazoletas de la cerca de Tercera Orden 1.

Lámina 8.- Las cazoletas de Tercera Orden 1

 

Fig 5.- El grupo de cazoletas de la cerca de Tercera Orden 1

Localización

El bolo que contiene el grupo de cazoletas de Tercera Orden 1 se localiza cercano al punto geográfico determinado por una latitud N de 39º 26´ 41,36´´ y longitud W de 5º 50´ 10,84´´.

Para visitar este pequeño monumento debemos pasar por los restos habitacionales del poblamiento; desde éste se halla unos 250 – 260 pasos caminando hacia el suroeste con muchos desniveles.

Situados en la zona habitacional tomemos la linde hacia el sur. Pronto podremos elevarnos al ascender la roca redondeada y lisa. Desde su no mucha altura, se divisan a unos 250 pasos dos bolos redondeados próximos a un camino. Marchemos hacia ellos y a unos 40 pasos antes de llegar muy cercano por nuestra izquierda se encuentran las rocas que buscamos (Lám 7).

Llegados a la misma observaremos que ocupan una mesetilla con numerosos restos que por sus cerámicas y restos de extructuras no son prehistóricos.

Generalidades

La roca que se escogió como referencia no es excesivamente grande, mide de alto y ancho unos 3 m y de largo una medida cercana a los 4 m en su orientación es N-S. Por estar ocupado el espacio inferior a la visera, las cazoletas fueron realizadas en el este situadas hacia el norte, el más propicio para la realización por su autor que las daría su frente. La superficie que las sirve de soporte es algo rugosa y aunque de manera irregular está cubierta de líquenes; tiende a decrecer de sur a norte.

Está dividida por cuatro racheados, tenues e inconstantes, que provienen desde el oeste incluso se observa un corto pulimento en los inicios del racheado segundo, al menos bajo las cazoletas 1 y 2. Los racheados forman al menos tres bandas bien diferenciadas. La superior es más horizontal y lisa, en ella hemos observado dos cazoletas. Ya en franco declive hacia el norte la central; nos da la impresión que ella y su racheado superior sirvieron para organizar el resto del conjunto.

Descripción de las cazoletas (Lám 8 y Fig 5)

El número de cazoletas que presentamos es de dieciséis, no descartamos que pueda existir alguna más pues el grado de deterioro de la roca es importante por algunas zonas. Observando la tabla adjunta es evidente la escasa profundidad de la mayoría de esto que su pulimento sea deficiente estando en un avanzado grado de deterioro. Ocupan un espacio tendente a 1,30 m de largo y 0,80 m de ancho. Sus actuales en centímetros, diámetro y profundidad, son próximas a las siguientes:

 

Número Diámetro Profundidad
1 4 1
2 7 3
3 6 1,5
4 5 1
5 5 2
6 8 2,5
7 8 2.5
8 8 2
9 9 2
10 6 1,5
11 6 2
12 6,5 3
13 6,5 2,2
14 5 0,5
15 4,5 1,5
16 6 2

 Tabla número 1: Tercera Orden 1. Enumeración de cazoletas y dimensiones

Relaciones y comentarios

Su distribución en el soporte no evidencia con claridad orden, ni jerarquía. Este monumento, en cuanto a las rocas que sirven de referencia, es semejante a dos de sus vecinos -Toros 1 y 2- aunque la visera al norte aquí es más corta y esté apoyada en otra roca. Es evidente que estamos en una misma cultura.

En sentido amplio, la orientación del lugar parece que sea condicionante -aquí se escogió el NE-. Es evidente que parece existir cierta desgana por utilizar el sur en su amplia extensión, se huyó desde el SE al SW.

La formación lineal recta es empleada en numerosos conjuntos de los Toros, al menos parcialmente. A nuestro entender algunas cazoletas de Tercera Orden 1 parecen estar alineadas siguiendo el segundo racheado; incluso en los comienzos por el oeste se reforzó la línea con un corto pulimento -apenas 10 centímetros- en el espacio bajo las cazoletas 1 y 2. Tal cuestión parece indicar la necesidad de su existencia en el mensaje a trasmitir.

Pronto se abandonó la tarea y en su poco señalada trayectoria se trazaron tres cazoletas un tanto desordenadas, abigarradas, nos han llegado con escasa profundidad. En ese mismo sentido, aunque más espaciadas podemos incluir las números 11 y 14. Aquí concluye un posible eje del armazón narrativo.

Agrupadas, se desprenden del mismo, recién pasada la cazoleta cinco, las número 6, 7, 8, 9 y 10, ocupan la parte superior y media de la banda, es decir, espacialmente tienden a relacionarse con el eje mencionado -segundo racheado-. Su mejor aspecto, quizás sea debido a la mayor facilidad de su ejecución y suponemos que constituyen otra trama del relato.

Superiormente a la cazoleta 14 y alineadas con ella, hallamos la 15 y 16, ahora con buena separación -75 cm en total-. Bajo la cazoleta 14, la 12 y 13 presentan la misma tendencia que las mencionadas -proximidad al eje-. En líneas muy generales pueden presentar la cuarta trama de esta narración

. Conclusiones

Ya vimos que por los materiales encontrados hasta el presente, este poblamiento tuvo vida activa durante la Prehistoria, al menos en el Neolítico Final y Calcolítico Medio o Pleno.

Las cinco estaciones de cazoletas descritas, fueron realizadas en lugares singulares, próximos a la zona habitacional; hechas para ser vistas y no pasar desapercibidas. Dadas la característica de las cazoletas como signo único, lo probable es que para ser conocidos sus contenidos “animadas” necesitarían la explicación del autor o de guías previamente informados.

Todas estas cuestiones llenan de significado cultural ese espacio poblacional cotidiano. Demuestran que, al menos para algunos individuos, estos poblamientos eran algo más que lugares de habitación y producción económica. Posibilitaban ser centros de intercambios culturales y atracción turística.

BIBLIOGRAFÍA

[1] Para visitar estos restos se debe contar con los permisos adecuados.

[2] Rubio Andrada, Manuel (1999): “Tres poblamientos del berrocal trujillano II. El poblamiento del Avión.” XXVIII Coloquios Históricos de Extremadura. Badajoz, Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo, pp. 533 – 534; 350 – 351; Ibidem (2000): XXIX Coloquios Históricos de Extremadura. “Tres poblamientos del berrocal trujillano III: El poblamiento de Aguas Viejas”. Badajoz: Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo, p. 465.

[3] Siret, Luis (1995): Religiones neolíticas de Iberia. Almería: Arraez Editores, pp. 60 y 131.

[4] Carrasco Rus, Javier L.; Pachón Romero, Juan A. y Gámiz Jiménez, Jesús (2012): “Las cerámicas neolíticas pintadas en Andalucía y sus contextos arqueológicos.” Antiquitas, nº 24, pp. 17 – 79.

[5] Rubio Andrada, Manuel y Pastor González, Vicente (2000): “Los grabados prehistóricos del río Tejadilla, Madroñera, Garciaz y Aldeacentenera (Cáceres)”, XXIX Coloquios Históricos de Extremadura, Badajoz, Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo, p. 477.

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