Oct 172013
 

Manuel Rubio Andrada.

 SITUACION Y GENERALIDADES

     Este poblamiento se localiza en el mapa topográfico 1/50000, hoja 705 denominada Trujillo, 1ª edición de la Dirección general del Instituto Geográfico y Catastral de 1958. Tiene de latitud 39º 25´ 37´´ y de longitud 2º 11´ 30´´ del meridiano de Madrid.

 

        Para visitar este yacimiento hay dos caminos: uno parte por la carretera N-V en dirección al río Magasca; dando ya vistas al río parte, a la izquierda, una calleja que actualmente está en mal estado, llega a la autovía y dobla hacia el N, continuad por ella hasta la primera mesetilla de granito; allí está el poblado. Otro camino es tomar el de las ruinas de la ermita de Sta Ana; pasadas éstas, pronto llegareis a la autovía, seguid por el camino de servicio que marcha por la derecha en sentido de Mérida, justo en la terminación del berrocal se encuentra la citada mesetilla con el  poblamiento.

 

     Como en el caso de los poblados anteriores el lugar elegido es una pequeña elevación flanqueada por pequeñas formaciones de granito con amplia visión hacia el S, las partes N, E y W no presentan un panorama despejado dada la escasa altura del terreno. Tampoco están presentes los grandes bolos de granito de formas caprichosas que suelen encerrar volúmenes propicios para fijar hábitat primitivos. En sus cercanías, hacia el sur, existe la fuente natural más importante de todo el entorno, no excesivamente caudalosa pero si constante aun los años de mayor sequía.

 

     El poblamiento ocupaba una superficie pequeña que pasa poco de la hectárea; carecía de otras defensas que las naturales y desde el N era fácilmente abatible por un cerrete de altura superior; en este lugar también se excavó apareciendo algunos restos romanos hoy perdidos. Dentro del poblado, hacia el E y coincidente con la entrada actual a la derecha, existe una formación de granito de no más de 10 m de largo, otros tanto de ancho y como 1,5 m de alto que presenta en su parte superior en sentido N-S unas vetas de cuarzo acompañado de minerales, a ambos lados de éstas y en el mismo sentido hay horadadas unas zanjas de unos 50 centímetros de ancho y unos 40 centímetros de profundidad; en una de estas zanjas es evidente que el cuarzo y los minerales que le acompañan se agotó pero en la situada más hacia el W aún presenta alguna potencia. De cualquier modo este tipo de zanjas está presente en otros lugares de nuestro berrocal y casi siempre suelen coincidir con la dirección N-S.

   

     El yacimiento fue localizado al comienzo de la década de los 80. Al presentarme un cazador de la localidad unos cuantos restos líticos pulimentados, dibujé estos y me personé en las inmediaciones ya que el lugar exacto no me había sido facilitado. Pronto puse en conocimiento del hallazgo al museo provincial de Cáceres. A los pocos años hubo una excavación en la mesetilla que le sirve de soporte, fueron trazadas dos cuadrículas de 4 X 4 m en su centro-oeste, su profundidad, que rondaba los  50 cm, llegó hasta la roca; los resultados de ésta excavación, dirigida por personal de la Universidad de Extremadura y financiada por la correspondiente Consejería de la Comunidad Autónoma, no se han concretado.

 

   Años posteriores se iniciaba el trazado de la Autovía Madrid-Lisboa cuyas señalizaciones impactaban de lleno en el pequeño poblamiento, hice gestiones a través de la correspondiente Consejería sobre su posible desvío y el arqueólogo de Patrimonio me contestó en sentido positivo.  Por ésta u otras cuestiones, pasado el río Magasca y  circulando hacia Madrid se nota un desvío hacia el W.

 

       Una mañana que visitaba las inmediaciones observé que todo el poblado estaba enterrado; la mayoría de su superficie quedaba bajo varios metros de rocas y tierra producto de las necesarias nivelaciones; un pequeño espacio, cerca de donde estaba la excavación soportaba unicamente unos decímetros de escombros. Me acerqué a los obreros y capataces… cumplían ordenes. Mis cartas la Dirección General de Patrimonio sólo recibieron buenas palabras…;actualmente se encuentra cubierto por la capa de piedras y tierras antes mencionadas que, en la mayor parte del espacio, ocupa varios metros de espesor en otras solo decímetros.

 

      Bueno, me dije, si está excavado podremos saber algo, esperemos la publicación de los resultados; la espera de la publicación de los resultados de una excavación se hace eterna. Armado de paciencia pasaron  más de diez años hasta que comencé a hacer mis propias gestiones para su estudio. Me acompañé de los correspondientes permisos. Averigüe que  los materiales no se encontraban en los almacenes del museo de Cáceres como afirmaba su excavadora; según se me dijo habían aparecido en los vestuarios de un conocido equipo de fútbol de nuestra provincia y de allí fueron trasladados al museo por otro arqueólogo más celoso de su profesión.

 

   Por fin llegó el día esperado en el que, tras concertar numerosas entrevistas, me enfrentaría a una importante parte de los secretos de nuestro pasado. Todo estaba dispuesto, el laboratorio del museo a mi disposición, la caja de cartón con los restos colocada en la mesa de trabajo; al fin todo parecía comenzar a aclararse…pero la realidad fue bien diferente. Al abrir la caja aparecieron cuatro bolsas de plástico etiquetadas, dos mayores y dos francamente pequeñas que me ofrecieron de manera muy incompleta los materiales que quedaban de la excavación.

 

 

LOS MATERIALES PROCEDENTES DE LA EXCAVACIÓN

 

 LAS CERAMICAS

 

  Ya dijimos anteriormente que los materiales procedentes de la excavación no se encuentran en su totalidad depositados en los almacenes de nuestro museo provincial o al menos no parecen haber sido localizados. También hay que reseñar algún error en la enumeración de los materiales de la bolsita etiquetada Aguas Viejas 86-3/12  -se repite el número 8-, ello hace  que el resto de los objetos tengan una catalogación errónea que yo he procurado subsanar añadiendo el número correcto dentro de un paréntesis. Los materiales observados por mí años antes de la excavación, proceden de la superficie y  poseen diferente nomenclatura, ello es por coincidir las dos primeras letras A. V. de Aguas Viejas con A. V. del yacimiento del Avión. En los materiales excavados en 1986 mantengo las iniciales puestas por su excavadora pero en las presentadas por  mí llevan las iniciales AG. V..

 

    Los materiales excavados y depositados en el museo están en cuatro  bolsas de plástico; de ellas, las dos mayores tienen los fragmentos más toscos procedentes de las paredes y otras dos pequeñas guardan diversos materiales de mayor personalidad.

 

    La primera bolsa está etiquetada:  Aguas Viejas / D 3 – 2 / Nivel I que contiene 59 piezas de cerámica sin decorar pertenecientes a paredes; su color es pardo, sólo tres fragmentos son grises; tienen factura manual, la mayoría con desgrasantes de pequeño tamaño; el ancho está comprendido entre 20 mm y 6 mm y exteriormente presentan por lo general un alisado algo deficiente, en el interior parecen estar cubiertos casi todos ellos  de un pigmento de color muy oscuro. La segunda es de mediano tamaño etiquetada: Aguas Viejas / A 3 – 1 / Nivel II y contiene 166 piezas semejantes; su color predominante es el pardo, hay algunas pardo rojizo y una minoría son grises; tienen factura manual con numerosos y gruesos desgrasantes, a veces de muy grueso tamaño; su grosor oscila entre 22 y 5 mm  hay un claro predominio de cerámicas gruesas; su acabado es con mal alisado. Dos fragmentos presentan una carena muy abierta. Hay un fragmento bien bruñido por ambas caras y tres con acabado semejante aunque algo más deficiente. Algunos  presentan en la cara interior una especie de engobe negro. Una tercera bolsa, más pequeña se etiqueto con Aguas Viejas 86-4/10 piezas y tiene los materiales siguientes:

 

Ref. AV – 86/2.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes finos y en mayor número de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho  9 y 13 mm, desconociéndose el diámetro del recipiente al que perteneció; sus caras se presentan alisadas. Es un fragmento de asiento (fig. 12).

 

Ref. AV – 86/3.- Fragmento de cerámica de color pardo al exterior y gris en el interior con algunos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta e irregular; tiene de ancho  15 a 19 mm, desconociéndose el diámetro del recipiente al que perteneció; sus caras se presentan alisadas. Es un fragmento de asa (fig. 12).

 

Ref. AV – 86/7.- Fragmento de cerámica de color gris en el interior y medio, siendo más oscuro en las caras, va acompañado de desgrasantes de pequeño tamaño; su realización fue manual y la cocción reductora aunque irregular; tiene de ancho 5 mm y aunque se desconoce el diámetro del recipiente al que pertenecía, éste debió ser grande; sus caras se terminaron de manera alisada. Es un fragmento de borde de un vaso esférico con la parte superior vuelta hacia la vertical, terminación superior esférica y algo de rebaje en la cara externa (fig. 12).

 

Ref. AV – 86/10.- Fragmento de cerámica de color pardo con muchos desgrasantes de mediano y gran tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 9 mm y desconocemos el diámetro del recipiente al que perteneció, posiblemente fue grande; las dos caras se presentan mal alisadas. La parte superior del borde se realizó de manera redondeada. Este fragmento perteneció posiblemente a un cuenco, vaso o plato (fig. 12).

 

Ref. AV – 86/11.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes de mediano tamaño y numerosos pequeños; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 6,5 mm y se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció; sus caras nos han llegado muy rodadas. Su terminación superior es redondeada. Posiblemente perteneció a un cuenco,  vaso o plato (fig. 12).

 

Ref. AV – 86/16.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes grandes y medianos; factura manual y cocción mixta; tiene un ancho máximo de  10-11 mm y se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció; sus caras se terminaron mal alisadas. La parte superior se terminó de manera redondeada. Pudo pertenecer a un cuenco, vaso o plato (fig. 12).

 

Ref. AV – 86/20.- Fragmento de cerámica de color gris y pardo con muchos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 7 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció nos es desconocido; sus caras nos han llegado alisadas y rodadas. Su forma no nos permite saber el tipo de recipiente al que perteneció aunque parece fue un plato, cuenco o vaso (fig 12).

 

Ref. AV – 86/23.- Fragmento de cerámica de color pardo con algún desgrasante de gran tamaño; realización manual y cocción mixta; tiene de ancho 7 mm y el recipiente al que pertenecía tenía un diámetro comprendido entre 18 y 23 cm; sus caras se terminaron de forma alisada. La parte superior del borde se terminó de forma redondeada con algo de rebaje en la parte interior. Posiblemente perteneció a un cuenco (fig. 12).

 

Ref. AV – 86/25.- Fragmento de cerámica de color pardo oscuro con abundantes desgrasantes de pequeño tamaño y algunos medianos; factura manual y cocción preferentemente reductora; tiene de ancho de 7 a 8 mm y su diámetro era grande; las caras se presentan de manera alisada. Este fragmento parece que pudo pertenecer a un vaso cuya terminación superior se realizó de manera plana acompañada de aristas laterales redondeadas y ondulantes por presentar una decoración formada por pequeños hoyuelos realizados posiblemente por ligera presión de la yema de algún dedo (fig. 12).

 

Ref. AV  – 86/35.- Fragmento de cerámica de color gris oscuro con escasos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción reductora; su ancho oscila entre 4 y 5 mm, se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció; las dos caras se presentan bruñidas. El borde se realizó volviendo ligeramente hacia el exterior el último centímetro   y, rebajando un poco la cara interna, se redondeo la parte superior. Pudo pertenecer a un vaso globular u ollita de cuello apuntado (fig. 12).

 

OBJETOS LITICOS

 

   La cuarta, de pequeño tamaño, fue etiquetada: Aguas Viejas 86-3/12 piezas.

 

Ref. A-V. 86-1.- Útil de piedra, posiblemente gabro, de forma tendente a la prismática rectangular -89 X 29 X 23 mm-, está parcialmente pulimentada en una de sus caras menores (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-2.- Lasca de silex pardo translúcido, mide 25 X 15 X 4 mm; está denticulada en una cara del lado horizontal. Es un diente de hoz (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-3.- Lámina de cuarzo blanco de sección trapezoidal, mide 20 X 8 X 1,5 mm (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-4.- Punta de flecha de silex de color gris rosado de base ligeramente convexa, anverso y ambas aristas de los extremos laterales bien retocados. Tiene de medidas 18 X 22 X 1,5 mm (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-5.- Lasca de silex de color pardo y gris, curvada y de sección trapezoidal; mide 20 X 18 X 2 mm (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-6.- Lasca de silex de color pardo y gris. Tiene de medidas 17 X 11 X 1 (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-7.- Lasca de silex de color gris con tres gruesos retoques. mide 15 X 10 X 2 mm (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-8.- Lasca blanca, sección trapezoidal con retoques laterales por una sola cara. Tiene de medidas 15 X 10 X 2,5 mm (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-8 «9».- Lasca de silex de color gris, sección trapezoidal y extremos retocados por una sola cara; mide 20 X 9 X 2,5 mm (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-9 «10».- Lasca de cuarzo blanco en forma de punta con los extremos superiores finamente retocados por una cara. Tiene de medidas 27 X 17 X 9 (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-10 «11».- Lasca de cuarzo blanco, sección triangular, y forma de pequeñísima punta con algunos retoques laterales, mide 11 X 8 X 1,5 mm (fig. 12).

 

Ref. A-V. 86-11 «12».- Lámina de cuarzo blanco, sección trapezoidal y retoques laterales en una sola cara; mide 28 X 11 X 3 mm (fig. 12).

 

    fragmento de cuarcita rosa, de forma aparentemente natural, está sin nomenclatura; mide 28 X 22 X 3 mm (fig. 12).

 

 

LOS MATERIALES OBSERVADOS EN SUPERFICIE

 

LAS CERAMICAS

 

 

 

Nº 1.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción preferentemente reductora; tiene de ancho 6 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció estaba comprendido entre 20 y 30 cm; la cara interna está muy rodada y la externa alisada. La parte superior del borde se terminó levemente redondeada. El fragmento puede pertenecer a un vaso o a un cuenco (fig. 13).

 

Nº2.- Fragmento de cerámica de color pardo con escasos desgrasantes de tamaño mediano y pequeño; factura manual y cocción preferentemente reductora; tiene de ancho de 7 a 5 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía estaba entre 20 y 30 cm; su cara interna está bien alisada y la externa se terminó con mayor simpleza. La parte superior del borde se terminó ligeramente redondeada (fig. 13).

 

Nº 3.- Fragmento de cerámica de color pardo con algún desgrasante de gran tamaño; factura manual y cocción preferentemente reductora; tiene de ancho de 6 a 10 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre 20 y 30 cm; las dos caras se terminaron de manera alisada. El borde se realizó disminuyendo algo el espesor de la pared y volviéndola ligeramente hacia el exterior. El fragmento podría pertenecer a un vaso de paredes bastante rectas (fig. 13).

 

Nº 4.- Fragmento de cerámica de color pardo claro con escasos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 6-7 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre 20 y 30 cm; las dos caras se presentan alisadas. El borde se realizó disminuyendo algo la cara interna y redondeando la parte superior con un ligero hundimiento, desde 5 mm,  para indicar el borde (fig. 13).

 

Nº 5.- Fragmento de cerámica de color pardo claro con algunos desgrasantes de tamaño pequeño y mediano; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho de 7 a 10 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro estaba entre 20 y 30 cm; las dos caras se terminaron de manera alisada. El borde se realizó disminuyendo algo la cara interna y redondeando la parte superior con un ligero hundimiento desde 5 mm (fig. 13).

 

Nº 6.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de tamaño pequeño y algunos grandes; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 7 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía estaba entre 20 y 30 cm; sus caras se presentan alisadas. El borde se hizo disminuyendo el espesor de la pared por la parte interna y volviéndola algo al exterior; la parte superior se terminó de manera redondeada. Parece que perteneció a un vaso globular con el borde algo vuelto al exterior (fig. 13).

 

Nº 7.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes de pequeño y mediano tamaño; factura manual y cocción mixta con predominio reductor; su pared tiene de ancho 9 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció tenía sobre 20 cm. Su cara interior se presenta mal alisada y la externa mejor acabado. El borde se realizó disminuyendo algo la parte externa y redondeando la parte superior. El recipiente al que perteneció debió ser un vaso globular; se observa a 2 mm del borde y paralelo al mismo un aro ligeramente inciso (fig. 13).

 

Nº 8.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene un ancho de 10 mm y perteneció a un recipiente que tenía de diámetro 22-27 cm; sus caras se presentan con un alisado muy elemental. El borde se terminó de manera afilada (fig. 13).

 

Nº 9.- Fragmento de cerámica de color gris en el interior y pardo rojizo al exterior con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta e irregular; tiene de ancho su pared 12 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció debía ser de unos 35 cm; la cara interna se presenta alisada y con mayor deficiencia se presenta la externa. El borde se construyó rebajando ligeramente las paredes y terminando de manera plana la parte superior; ésta se presenta decorada por sucesivas presiones digitales leves alternando con espacios libres. A 45 mm del borde presenta un  pequeño orificio realizado por abrasión cónica, tanto interna como externa (fig. 13).

 

Nº 10.- Fragmento de cerámica de color castaño con numerosos desgrasantes de mediano tamaño y algunos grandes; su factura fue manual y la cocción bastante reductora aunque irregular; tiene de ancho 11 mm y el recipiente al que perteneció tenía un ancho próximo a los 30 cm; la cara interna presenta un alisado muy irregular y la externa un acabado más deficiente. El borde se presenta con la parte superior plano y decorado con presiones digitales alternativas (fig. 13).

 

Nº 11.- Fragmento de cerámica de color pardo claro acompañado de numerosos desgrasantes de pequeño tamaño y algunos medianos; factura manual y cocción mixta aunque con predominio oxidante; tiene de ancho su pared 11 mm y el recipiente al que perteneció tenía un diámetro cercano a los 35 cm; las dos caras se presentan alisadas. El borde se realizó disminuyendo la pared a 7 mm desde 1 cm y se remató superiormente de forma redondeada. Este recipiente presenta a 1 cm del borde y paralelo al mismo, un relieve de 11 mm; este cordón de unos 2 cm de alto, tendente a la forma rectangular tiene unas incisiones verticales rectas pero irregulares situadas a 1 cm unas de otras; el cordón rectangular se unió en la parte inferior con inclinación sin duda para reforzar su posición antes de la cocción. Algo más abajo, en la cara, existe al menos una serie de puntos incisos, separados como 1 cm y siempre paralelos al borde (fig. 13).

 

Nº 12.- Fragmento de cerámica de color gris en el interior y pardo rojizo en el exterior de sus caras con numerosísimos desgrasantes de pequeño y mediano tamaño y algunos mayores; factura manual y cocción mixta e irregular; tiene de ancho 19 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció tendría sobre 35 cm; sus dos caras se presentan deficientemente alisadas. El borde se realizó con la parte superior alisada y decorada mediante alternativas presiones dactilares; inferiormente, a unos 16 mm, se colocó un cordón paralelo al mismo y decorado con sucesivas presiones semejantes a las anteriores (fig. 13).

 

Nº 13.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; se desconoce el ancho de la pared y el diámetro del recipiente al que perteneció; sus caras presentan un simple alisado. El fragmento es un asa en pequeño mamelón cónico de 10 mm que presenta una «espiga» cilíndrica de otros 10 mm de longitud y unos 7 mm de diámetro en la parte posterior para ser insertado en la pared del recipiente (fig. 14).

 

Nº 14.- Fragmento de cerámica de color pardo en el interior y naranja en el exterior con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño y algunos medianos; factura manual y cocción mixta; el recipiente al que pertenecía tenía 13 mm de ancho ignorándose el diámetro del recipiente al que perteneció. Es un asa en mamelón de forma ovalada de 14 mm (fig. 14).

 

Nº 15.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño y algunos medianos; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 13 mm y se desconoce la medida del diámetro del recipiente al que pertenecía; sus caras se terminaron de manera alisada. Es un asa en mamelón oval de 13 mm, fracturado transversalmente (fig. 14).

 

Nº 16.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de mediano tamaño y algunos mayores; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 8 mm y se desconoce el diámetro del recipiente al que pertenecía. Es un asa en mamelón cónico de 15 mm (fig. 14).

 

Nº 17.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de mediano tamaño y algunos grandes; factura manual y cocción mixta; tiene su pared de ancho 12 mm y se desconoce el diámetro del recipiente al que perteneció; su cara interna se presenta alisada y la externa bastante descuidada. Es un asa en mamelón oval de 17mm (fig. 14).

 

Nº 18.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos fragmentos de mediano tamaño y bastantes grandes; factura manual y cocción mixta; su pared tiene de ancho 13 mm ignorándose el diámetro del recipiente al que perteneció; las dos caras se presentan alisadas. El fragmento es un asa en mamelón de tendencia cónica y tamaño grande; su longitud es de 28 mm (fig. 14).

 

Nº 19.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño y algunos medianos; factura manual y cocción mixta; el ancho de la pared es de 7 a 11 mm y el recipiente al que pertenecía tenía un diámetro bastante grande; las dos caras se presentan alisadas. El borde se realizó de forma redondeada. Este fragmento ofrece a 28 mm del borde una carena; pudo ser una fuente o un plato carenados (fig. 14).

 

Nº 20.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de pequeño tamaño; factura manual y cocción mixta; tiene de ancho 4-5 mm y perteneció a un recipiente cuyo diámetro era mediano; las dos caras se presentan muy bien alisadas, casi bruñidas. Este fragmento es de un recipiente fino, de uso posiblemente extraordinario y presenta una carena muy marcada. No presenta borde (fig. 14).

 

Nº 21.- Fragmento de cerámica de color pardo con numerosos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; sus paredes tienen un ancho de 10 mm y el diámetro del recipiente al que perteneció tenía un diámetro grande; sus caras se presentan alisadas. El fragmento, sin muestra del borde, presenta una carena muy marcada (fig. 14).

 

Nº 22.- Fragmento de cerámica de color pardo; factura manual y cocción mixta; el ancho de su pared va de 8 a 12 mm y el diámetro del recipiente al que pertenecía era grande; las dos caras se presentan normalmente alisadas. El fragmento, sin muestra del borde, presenta una carena algo señalada (fig. 14).

 

Nº 23.- Fragmento de cerámica de color pardo con algunos desgrasantes de mediano tamaño; factura manual y cocción mixta; se ignoran el ancho y el diámetro del recipiente por estar fragmentado; la cara externa está alisada. Presenta una decoración en relieve conseguida por un cordón cilíndrico en el que se presionó alternativamente por dactilación; es paralelo al borde que no se conserva (fig 14).

 

 

 

 

 

OBJETOS METALICOS

 

Nº 24.- Barrita o punzón de metal con pátina verdosa, por su dureza y colorido parece tratarse de cobre arsenicado, tiene 84 mm de longitud y 3,5 mm de sección media; esta comienza en un extremo de forma cuadrada y, poco a poco, se hace circular en el centro para terminar aplanada por el otro extremo donde se encuentra fracturada (fig. 14).

 

Nº 25.- Barrita o lezna metálica, por el color de su pátina -algo más claro que el caso anterior- y su dureza posiblemente tenga mayor proporción de cobre, tiene de longitud 45 mm y 3 mm de sección. Un extremo  se ofrece aguzado, poco a poco la parte central se hace cilíndrica para terminar plana en el otro extremo (fig. 14).

 

 

OBJETOS LITICOS

 

Nº 26.- Lasca de silex de color claro, de forma trapezoidal, sin retoques; mide 11 X 10-5 X 2 mm (fig. 14).

 

Nº 27.- Fragmento de gabro, color gris verdoso perteneciente a un útil de forma prismática rectangular de 30-24 X 55 X 6-7 mm. Presenta una base bien afilada por pulimento en las dos caras desde unos 5 mm; la otra base está fragmentada de manera oblicua lo que nos impide conocer su terminación; las pequeñas caras laterales podrían haber sido ligeramente biselados (fig 14).

 

Nº 28.- Fragmento de gabro gris verdoso, perteneciente a un útil -posible cincel-, mide 93    X 39 X 15 mm. Una de sus bases inferiores presenta un buen afilado en ambas caras por pulimentación (fig. 14).

 

Nº 29.- Fragmento de gabro gris verdoso fracturado; mide 50 X 37 X 7 mm y presenta una forma de prisma triangular por fracturación de uno de sus lados; los dos menores son circulares y afilados por pulimento de una de sus caras. Este utensilio  es posiblemente un pico (fig.14).

 

Nº 30.- Hacha de gabro  gris verdoso, sección oval y talón redondeado; mide 100 X 55 X 26 mm; se afiló por pulido en ambas caras de una de sus bases (fig. 15).

 

Nº 31.- Hachita de gabro gris verdoso, tendente a la forma tronco cónica, tiene sección oval y talón redondeado; mide 45 X 26 X 18 mm y se afiló por pulimentación en ambas caras de su base mayor (fig. 15).

 

 

 

CONCLUSIONES

 

    El etiquetado del repertorio de cerámicas comunes procedentes de la excavación nos ofrece dos niveles pero su escasa tipificación poco contribuye a sacar conclusiones. Se evidencia  la escasez de cerámicas grises y abundancia de tonos pardos rojizos dando la impresión general de una buena cohesión de la pasta a pesar de su tosquedad.

 

   La bolsita que contiene diez fragmentos de cerámica más fina ofrece seis -AV-86 / 10, 11, 16, 20, 23 y 25 -fig. 12-, que, aunque pertenecen a bordes, por su pequeñez, no permite definir con claridad la forma del recipiente original; la tradición de este tipo de formas y materiales se remonta al Neolítico y pervive más puntualmente hasta épocas tardías por esto tampoco puede contribuir a fijar otros datos que la continuidad en ciertas habilidades técnicas en la construcción de recipientes y en los hábitos alimenticios y culinarios; una excepción es el fragmento AV – 86 / 25 que presenta una sencilla decoración en el remate plano del borde que, como otras decoraciones de este yacimiento, señalan más bien la época del Bronce. Los fragmentos AV-86 / 7 y 35 -fig. 12-, pertenecieron a dos recipientes cuyas formas igualmente desconocemos, posiblemente fueron ollitas,  técnicamente  presentan un excelente acabado; de ellas, la AV-86/ 35, está perfectamente bruñida; sus características no aparecen generalizadas en nuestra Comunidad hasta yacimientos de finales del Bronce aunque dicha técnica es evidente en poblados calcolíticos importantes como La Pijotilla, Zambujal, Valencina, Los Millares etc.

 

 

    Los restos de cerámicas observadas en superficie años antes de comenzar la excavación ofrecen una proporción escasa de fragmentos que puedan considerarse  útiles de consumo directo, platos, cuencos, vasos, quizás los T-AG.V./1 y 2 -fig. 13-; ello puede indicar una baja población con mucha necesidad de almacenar víveres durante bastante tiempo del año por lo menos al finalizar la vida en el poblado. Los demás  T-AG.V./3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11 y 12 -fig. 13-pertenecen a diferentes tipos de ollas de diversos tamaños, destaca por su buen volumen la número 12 que se realizó, como la mayor parte de todos los recipientes, con una pasta poco fina que presenta mucha cohesión quizás por haber alcanzado una elevada temperatura en su cocción; ésta pueda ser posiblemente una variación técnica con respecto a las cocciones de épocas anteriores. La preponderancia de este tipo de bordes de vasijas también indica un claro predominio de los recipientes de almacén sobre los de consumo cotidiano como antes señalé. Hay que añadir a todo esto los numerosos mamelones; los fragmentos de acentuadas carenas; destacar las sencillas decoraciones que adornaban los bordes de los recipientes o sus proximidades acentuándose el fenómeno en las vasijas de mayor tamaño. Todas estas últimas cuestiones son claros indicios de una modificación de las formas, y un cambio, aunque no en lo substancial, con respecto a los tiempos y calcolíticos a la vez que se nota una progresión en las formas y maneras que caracterizan la Edad del Bronce.

 

    Los objetos metálicos presentados, T/AG.V.-25 y 26 -fig. 14-, por sus características físicas parecen ser de cobre endurecido -posiblemente con arsénico- sus paralelismos con otros semejantes son fáciles de establecer siendo presentados unas veces como objetos de cobre, cual es el caso del citado dolmen de Guadalperal, Peraleda de la Mata, Cáceres ( 1) y otras como construidos de bronce como ocurre en el poblado de Alarilla, Alarilla, Guadalajara ( 2). Parece que su naturaleza dependiera , quizás demasiado sugestivamente,  de los demás materiales a los que acompañe, sobre todo los cerámicos. También están presentes en el valle medio del río Guadiana, como lezna de cobre y acompañando a materiales campaniformes es presentada en La Palacina, Alange, Badajoz ( 3). De estas cuestiones que he enumerado muy someramente se puede deducir que es un objeto que perdura largo tiempo desde el Calcolítico hasta bien entrada la Edad del Bronce. 

 

 

    Las publicaciones sobre esta Edad  parecen estar comprometidas exclusivamente con las variaciones cerámicas y la aparición del bronce, enumeran muy   puntualmente los objetos líticos que siguen siendo semejantes a los de las etapas anteriores y en ocasiones parecen mucho más arcaicos cual es el caso de La Solana del Castillo de Alange ( 4). Ello nos habla de una marcada escasez de objetos metálicos en los yacimiento de esta época en nuestra Comunidad, donde su aparición es casi excepcional y una marcada continuidad general en los medios de producción e incluso una regresión en los mismos aunque esto último parece que con carácter particular.

 

     Si se observa el número de objetos líticos tanto pulidos como tallados, tanto en superficie como en excavación y se compara con los restos cerámicos y sobre todo con el número de  vasijas que representan estos, se puede deducir que no eran escasos y sus funciones muy variadas.

 

       Su paralelismo es general con los materiales calcolíticos de las culturas con las que hemos establecido relaciones  anteriormente, no así con el cercano poblado del Avión en cuya superficie no aparece este tipo de restos; los pulimentados son especialmente semejantes en cuanto a variedad formal, tamaño, material etc. con los que ofreció el megalito de Guadalperal, Peraleda de la Mata, Cáceres, bien datado por las cerámicas campaniformes que tenía en los finales del  Calcolítico ( 5). Los materiales líticos pulidos son igualmente frecuentes en otros yacimientos de esa época de la sierra de Plasenzuela (  6) y en los Barruecos de Malpartida de Cáceres (  7) aunque la ausencia de una clara descripción de los mismos impide relacionarlos con certeza. Panorama parecido ofrecen los yacimientos de la cuenca del Guadiana medio estando presente entre otros lugares en los materiales superficiales, por tanto del Calcolítico final, de La Palacina, Alange, Badajoz, pero su falta de pormenorización acarrea la misma dificultad (  8).

 

    Los objetos líticos tallados como son la punta de flecha de base cóncava y el diente de hoz, de uso generalizado,  presentan un panorama parecido aunque se encuentran mayores descripciones y algunos dibujos en las obras citadas.

 

    Mayor escasez de materiales líticos pulidos ofrecen los yacimientos de la Edad del Bronce de nuestra Comunidad y limítrofes con nuestra zona ya que en las publicaciones existentes falta la enumeración de estos materiales tanto con lo que respecta a los poblados como a los enterramientos en cistas; testimonial parece ser en la Solana del castillo de Alange, Alange, Badajoz. Mayor perduración presentan en algunas motillas como en Los Palacios, Daimiel, Ciudad Real (  9).

 

        En cuanto a la presencia de objetos líticos en los ajuares que acompañan a los restos funerarios de las cistas la época del Bronce, la ausencia de materiales pulidos parece total aunque perduran muy individualizados los objetos en piedra tallada. Se puede decir que, a medida que nos adentramos en la época del Bronce, la industria lítica parece diluirse.

 

 

    En resumen, el poblamiento de Aguas Viejas, en sus momentos finales, ha ofrecido unos materiales pertenecientes a una pequeña población de economía diversificada -agrícolas, caza y actividades diversas-, cuyas cerámicas ofrecen variaciones formales, decorativas y técnicas con respecto a las cerámicas del Calcolítico y son propias de la Edad del Bronce aunque faltan elementos claros definitorios de las particulares de esta época. A su vez presenta un marcado continuismo con respecto a los materiales líticos e incluso metálicos, esta cuestión hace que por el momento me decante más bien por el Bronce inicial como la época de vida de este poblamiento.

 

     Con respecto al predominio de los recipientes de almacén, la ausencia de defensas y su ubicación cerca de la mejor fuente natural del entorno hay que intuir en ello una mayor sequedad en el ambiente natural con mayor dificultad en el acarreo cotidiano de provisiones que desde luego necesitaban ser conservadas durante bastante tiempo. Igualmente denota una ausencia de peligros exteriores quizás debido a un claro despoblamiento de la zona y sobre todo a la pérdida de  importancia de la ruta ruta N-S que une la cuenca media del Guadiana con la del Tajo medio y en la que desde finales del Neolítico nuestros poblamientos habrían sido un punto de referencia de cierta importancia.

APÉNDICE GRÁFICO

        Tres poblados III Fig 2  Tres poblados III Fig 1

  Tres poblados III Fig 3  Tres poblados III Fig 4

Tres poblados III Fig 5  Tres poblados III Fig 6

Tres poblados III Fig 7 Tres poblados III Fig 8

Tres poblados III Fig 9

    Tres poblados III Fig 10

  Tres poblados III Fig 11Tres poblados III fig 12

         Tres poblados III Fig 13Tres poblados III Fig 14

Tres poblados III Fig 15

BIBLIOGRAFIA

( 1) González Cordero A. y Quijada González D. (1991): Los origenes del Campo Arañuelo y La Jara cacereña y su integración en la Prehistoria regional, pág 81 ss. Ayuntamiento de Navalmoral, Cáceres.

 

( 2) Méndez Madariaga A, y Velasco Stelgrad: La muela del Alarilla. Un yacimiento de la Edad del Bronce en el valle medio del río Henares. R. A. nº 37, pág 6 ss.

 

( 3) Enríquez Navascués J. J. (1990): El Calcolítico o Edad del Cobre en la cuenca extremeña del Guadiana: Los poblados, pág 225. Museo Arqueológico Provincial de Badajoz. Publicaciones, 2.

 

( 4) Pavón Soldevilla Ignacio (1994): Aproximaciones al estudio de la Edad del Bronce en la cuenca media del Guadiana: La solana del castillo de Alange (1987), pág 101 ss. Diputación Provincial de Cáceres.

 

( 5) González Cordero A. y Quijada González D. (1991): Obr. cit.

 

( 6) González Cordero A., Castillo Castillo J. y Hernández López M. (1991): La secuencia estratigráfica en los yacimientos calcolíticos del área de Plasenzuela (Cáceres). E. A. II, pág 14. Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura. Universidad de Extremadura.

 

( 7) Sauceda Pizarro M. I. (1991): La secuencia cultural de Los Berruecos. Malpartida de Cáceres. E. A. II, pág 39. Consejería de Educación y Cultura de la Junta de Extremadura. Universidad de Extremadura.

 

( 8) Enríquez Navascués J. J. (1990). Obr. cit.

 

( 9) Nájera T, Molina F., Aguayo P. y Sáez L. (1975): Excavaciones en las motillas del Azuer y los Palacios (Ciudad Real). XIV C.N.A. Vitoria 1975, pág 511.

 

                                                           Manuel Rubio Andrada                  6-6-1998

 

 

     

 

 

 

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