Manuel Jesús Ruiz Moreno
- INTRODUCCIÓN.
El “hacha de armas” es el nombre que recibe un instrumento militar usado ampliamente durante el siglo XIV y XV en Europa, como arma de guerra en las batallas y en los duelos a pie.
Pocas hachas de armas se han conservado, físicamente, pero su representación escultórica y pictórica es muy frecuente durante el siglo XV. En este trabajo se realizará un estudio sobre su morfología, utilización y razón de su presencia en la pintura de la tabla de la Resurrección del Señor en el retablo de la iglesia de Santa María “la Mayor” en Trujillo.
Imagen 1. Tabla de la Resurrección, de la Iglesia de Santa María la Mayor (Trujillo), con detalle del soldado armado con el hacha de armas. Fotografía propiedad del autor.
- EL AUTOR DEL RETABLO.
El retablo de la iglesia de Santa María La Mayor, de Trujillo (Cáceres) fue atribuido, por José Ramón Mélida en 1915, al pintor salmantino Fernando Gallego. En palabras de M.ª del Mar Lozano Bartolozzi, Catedrática de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura: “Fernando Gallego es considerado por la crítica historiográfica como uno de los principales españoles de la segunda mitad del ‘400”[1]. Para Sanz Fernández, Fernando Gallego es uno de los artistas castellanos que más brilla con luz propia en lo que al “nuevo arte” se refiere, es decir el estilo hispano-flamenco de finales del XV. Fernando Gallego había trabajado anteriormente en las Catedrales de Plasencia, Coria y Zamora, antes de abordar el trabajo de Trujillo [2]. Pero anota que aunque Fernando Gallego debió ser la mano que diseñó y llevó la dirección del conjunto, no pintó todas las tablas, ya que se observa trabajos de varios artistas en las tablas de este retablo [3]. Sanz Fernández nos desvela también, que en esta obra puede descubrirse la mano del maestro Bartomeus, conocido también como el pintor de las Armaduras o de los Rostros Siniestros[4]. Para Pilar Silva Maroto, es bastante posible que ambos maestros pintores: Fernando y Bartolomé, se repartieran en plano de igualdad las pinturas de los retablos de Ciudad Rodrigo y Trujillo, pero en su opinión, al observar los trabajos efectuados en la tablas de Trujillo, el papel principal debió corresponder a Fernando Gallego y su taller[5]
En cuanto a las fuentes de las que bebió Gallego para inspirarse a la hora de llevar a cabo su trabajo, Sanz Fernández opina, que sus dibujos están muy influidos por los artistas de origen nórdico y neerlandés, con una libre imitación de las obras que debió conocer a través de grabados, tapices y pinturas que fueron llegando a las manos de la nobleza castellana, sobre todo a Salamanca, y su entorno cercano [6]. Ramos Rubio anota que, aunque algunos autores le hacen ser discípulo de Durero, el opina que no fue así, y que su aprendizaje va más en la linea de otros pintores que le precedieron como Nicolás Francés, Jorge Ingles y Nicolás Florentino[7].
III. LA TABLA N.º 4 DEL RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA DE SANTA MARÍA (TRUJILLO)
La tabla n.º 4 (según la ordenación de Sanz Fernández), corresponde con la pintura dedicada a la Resurrección del Señor. El retablo completo comprendía: siete tablas dedicadas a la Pasión, trece a la vida de la Virgen, más seis tablas en las que se representaban a los cuatro evangelistas y dos padres de la iglesia.
Opina Sanz Fernández que el tema de esta tabla de la Resurrección, al igual que las otras tablas del mismo asunto existentes en los retablos de Ciudad Rodrigo (1480-1488) y Zamora (1490-1494?), pintadas por el taller de Fernando Gallego, está influido por el grabado de Martín Shongauer. La tabla del Altar Mayor de Santa María es fechada por Sanz Fernández a partir de 1490, mientras que Ramos Rubio establece una horquilla desde 1475 a 1480 para su realización[8]. Esta obra es, en gran medida, del propio Fernando Gallego, junto con un colaborador de su taller, el primero, se haría cargo de la composición y del dibujo, y el segundo del modelado y la terminación a color [9].
Por el contrario, la tabla del Altar Mayor de la Catedral de Zamora, hoy en Arcenillas (Zamora), se debe a principalmente a un colaborador del taller de Gallego, y la del Altar Mayor de la Catedral de Ciudad Rodrigo es atribuida al Maestro Bartolomé (no confundir con Bartolomé Bermejo). En todas ellas la figura de Cristo Resucitado ocupa el centro de la pintura, respondiendo al modelo supra sepulcrum (de pie sobre el sepulcro), variando la posición del grabado base, de Shogauer, que le sitúa como uno pede extra sepulcrum, es decir, con un pie fuera del sepulcro [10]. Los soldados que vigilan el sepulcro no van vestidos de romanos, sino que son representados con el equipo militar del ultimo cuarto del siglo XV [11].
Entre estos soldados, al lado derecho del observador se muestra uno, con armadura del siglo XV, celada con visera levantada, bavera, peto metálico encima de una cota de malla, brazales metálicos, manoplas de las llamadas de reloj de arena, con rodeletes protegiendo la cara externa de la mano, quijotes, rodilleras y grebas metálicas, pero sin escarpines, sobre todo se cubre con un manto rojo anudado en la parte delantera por una serie de cordones. Como armas solo se observa que porta un hacha de armas.
- ¿QUÉ ES UN HACHA DE ARMAS?.
El hacha de armas puede ser considerado como la versión medieval de un arma de asalto moderna. Nació como respuesta al incremento defensivo que proporcionaban las placas metálicas en los combatientes del siglo XIV, desplazando en su función ofensiva a la espada y convirtiéndose en el arma propia del caballero, con la que demostraba su destreza y valor [12].
Ewart Oakeshott en “The archaeology of weapon” menciona que el hacha, aunque en un principio había sido rechazado por los guerreros continentales como arma principal de su panoplia, entre los siglos IX y X, siguió usándose por los sajones y escandinavos [13]. Siendo de la opinión que las hachas de armas (pole-axe) era simplemente hachas enastadas descendiente de las hachas de corte vikingas [14].
John Waldman es de la misma opinión y piensa que este arma proviene del hacha danesa de hoja ancha de la alta Edad Media, y que este arma evolucionó hacia el hacha de armas (pole-axe) siendo alrededor de 1400 cuando empieza a ser un arma característica del campo de batalla europeo [15].
Para intentar describir este arma podemos consultar en la wikipedia, en la que en el momento de escribirse esta comunicación, encontraremos una entrada como “hacha de armas”, pero describe una arma diferente a la que estamos estudiando. Definiéndola como la versión militar de las tradicionales hachas de leñador, pero añadiendo que “en su versión de hacha de guerra, además de la hoja principal tiene uno o dos “petos” (púas, pinchos, picos) adicionales, colocados en el opuesto de la cuchilla y otras veces lo tiene además en la parte superior del asta y sirve para estoquear”.
Imagen 2. Hacha de armas, según la definición de Wikipedia. En realidad sería un battle – axe (hacha de batalla). Fotografía propiedad del autor
Profundizando en busca del arma de nuestro estudio, también en wikipedia, veremos que existe otra entrada: “hacha de petos”, que en esta ocasión si es similar a la de nuestro trabajo. Y la define así: “Un hacha de petos o hacha larga de armas era un hacha larga de a dos manos, con cabeza armada de distintos petos (cuchillas, púas y mazas opuestas a la hoja, afiladas o sin afilar), normalmente modulares, cuya asta está ferrada (refuerzos metálicos sobre la vara) y que posee una especie de rodela sobre el tercer y último tercio para proteger y sujetar la mano de asir. La usaban los infantes de a pie entre los siglos XIV y XVI, sobre todo en Francia, para duelos y justas, así como esgrima”.
Esta denominación (hacha de petos), ha sido elegida por el autor de dicho enlace, ante la dificultad de nombrarla en castellano: “… he escogido de petos, porque hace referencia a la complejidad de sus cabezas armadas, para referirse a la poll-axe, en lugar de otros términos más genéricos o que ya son empleados comúnmente”[16]. Dando el significado de petos a las parte de la cabeza opuesta al hacha, pudiendo ser “cuchillas, púas y mazas opuestas a la hoja, afiladas o sin afilar”.
Pero si buscamos el uso de la palabra “petos”, veremos que es empleada normalmente con otros significados. Hernando Garrido nos indica que la falx vineatoria o potatera romana, consistía en una podón, dotada de ecuris, es decir una pequeña hachuela en la zona opuesta a la hoja, que servía para atacar las partes duras de las vides, conjunto que habitualmente se denomina “podadera con peto”[17]. Es decir el “peto” es el hacha. Del mismo parecer es González Ferrero, quien recoge el término “peto” para la “pequeña hacha de la podadera”. Aunque también anota que en Zamora se utiliza el vocablo “peto” para denominar al “pico o martillo del azadón”[18]. Luego la denominación “hacha de petos” para el “hacha de armas” sería correcta, pero un tanto forzada, a nuestro parecer.
Imagen 3. Podadera con peto. Imagen románica de la iglesia de la Asunción de Duratón (Segovia).
Podemos buscar también otras definiciones del término “hacha de armas” en el “Vocabulario militar castellano”, de Gago-Jover, se indica que era: “especie de hacha, que por un lado tenía una cuchilla de forma trapezoidal con el filo paralelo al mango, y por el otro una cabeza de martillo. Se utilizaba para desarmar al enemigo, rompiéndoles las armas que lo defendían” [19].
En el Diccionario militar de Hevia se recoge el término hacha de armas como: “Instrumento ó arma de mano, que se usaba antiguamente en la guerra, de la misma hechura y forma que el hacha de cortar leña , y servia en los combates de tierra para desarmar al enemigo, rompiéndole las armas que le defendían el cuerpo. La hacha de armas por un lado tenia la forma de un cuño, y por el otro la de un martillo con punta e media luna, y su mango las mas veces era de hierro” [20].
Carlo Calizzano en su estudio sobre las armas blancas cita la “bárbola” como arma utilizada por la infantería medieval, que constaba de una “segur” o hacha, en un lado, y un martillo en el otro, prolongándose en la parte superior del asta con una larga púa para realizar estocadas [21], en una clara descripción de lo que entendemos actualmente por un hacha de armas.
Mas comedida es la descripción recogida por la Historia del Léxico militar en el español aúreo de López Vallejo, quien define el término como: “Hacha o herramienta constituida por una cuchilla maciza de filo algo curvo y un ojo donde se pone el asta, empleada en la guerra para destruir las armas defensivas del enemigo”.
Según las definiciones anteriores podemos definir de forma básica que el “hacha de armas” es un arma de asta cuya cabeza tiene en un lado un hacha, y a su espalda un martillo, a lo que añadiremos mas detalles de su morfología en los apartados siguientes.
- EL TÉRMINO “HACHA DE ARMAS” EN LAS CRÓNICAS CASTELLANAS
El término “hacha de armas”, según Francisco de Lanuza deriva de la voz “facha de armas”, con la que era conocida en los primeros momentos de la Edad Media [22].
Con esa denominación “facha de armas” aparece en los apéndices de la Crónica de D. Álvaro de Luna, que llevan por título “Seguro de Tordesillas del Conde de Haro, Don Pedro Fernández de Velasco”, en el capítulo XI que trata “De la entrada del Infante (D. Enrique), e de como fue recibido, e de lo que dixeron al Rey (de Navarra), e de lo que el Rey les respondió”, se refiere que en el palacio del rey, en Tordesillas, hacían guardia gentes de armas a ambos lados del corredor “todos armados salvo las armaduras de cabeza, con sus fachas de armas en las manos”. Fachas de armas que también aparecen mencionadas en el inventario de 1478 de los bienes de Álvaro de Estúñiga, duque de Arévalo y conde de Plasencia: “cuatro fachas de armas, una facha de armas luenga, un hacha de mano”[23]. Así como en las Crónicas de los reyes de Castilla donde se dice que en la conquista de Loxa por los Reyes Católicos, en 1486, Fernando fue acompañado por un Conde de Inglaterra, conocido como el Conde de Escalas, que estaba en Castilla por aquel tiempo “para servir a Dios y facer guerra a los moros con trescientos hombres artilleros e flecheros muy esforzados”. Al intentar poner los castellanos su real (campamento) cerca de la población que iba a ser asediada, los moros salieron para impedirlo atacando a las fuerzas cristianas, “e como el Conde de Escalas vido la pelea, dijo, que pues la pelea estaba trabada y los moros se defendían, que quería pelear a uso de su tierra y descabalgó del caballo armado en blanco, y con una espada ceñida, e una hacha de armas en las manos, y con una cuadrilla de los suyos, así mismo armados de blanco con sus hachas, se lanzó delante de todos en los moros, y con viril y esforzado corazón, dando golpes en unos y otros, matando y derribando, que ni le faltó corazon ni fuerza”. De esta manera consiguieron hacer huir a los moros, “murieron muchos moros en esta entrada, e algunos cristianos, e fue herido el Conde inglés de una pedrada, que le quebraron un diente; e murieron tres o quatro hombres de los suyos”[24].
Imagen 4. Dibujo basado en una escultura de un caballero con hacha de armas del sepulcro del infante Alfonso. Cartuja de Miraflores. Obra de Gil de Siloe de finales del siglo XV. Propiedad de Lucía Mateos Ruiz
Recoge López Vallejo que la facha de armas es mencionada en la obra “Historia Melosina”, anónimo de las últimas décadas del siglo XV: “Falso el golpe del gigante & saltó del otro costado & le dio tan grad golpe de su espada sobre la manga del hacha de armas que la partió en dos partes”. Así como en la Honra militar de Urrea (1566), y en el Compendio de disciplina militar de Mosquera (1596) [25].
Aunque también es cierto que en muchas ocasiones se utilizaba solo el término “acha”, como así aparece en las “Letras de batalla” que se enviaron Francí Desvall y Joan de Boixadors en 1428, en las que se desafían con una batalla a ultranza y utilizarían como armas ofensivas: “lança ab acha, spases, dague” (lanza, acha, espada, daga) [26]. O incluso el término “atxas” (hachas), como en la batalla entre los castellanos Sancho de Saravia y Pedro de Sant Sthevan, en 1469 [27]. Sabemos que el término atxa se refiere a un hacha de armas, por la mención de Pedro Maza en 1424 que dice: “una atxa , cascuna ab destral, martell e daga”, es decir un hacha con destral (hoja del hacha) martell (martillo) y daga (el pico del asta) [28]. Misma definición que nos da Pere de Rous en 1439 cuando define el arma con el que se enfrentará con Felip Boyl: Les atxes “deven ésser de forma de martell dret a una part (martillo de un parte ) e daga en mig (y daga en medio) e destrall a la parte altra (y hacha a la otra parte)” [29]
Imagen 5. Dibujo basado en una miniatura de los libros miniados del Monasterio de Guadalupe (Cáceres). Del M.G. Cantoral 5. Beso de Judas y Prendimiento de Cristo (s.XV). Se observa un guardia con un turbante en la cabeza portando un hacha de armas. Propiedad de Lucía Mateos Ruiz
- HACHA DE ARMAS Y POLEAXE
En Inglaterra el hacha de armas era conocida con el término “poleaxe”, siendo denominada en Alemania como “fussstreitaxt”, “ascia da fante” en Italia, y “hache de piaton” en Francia. Steven Planchin, apunta que también fue conocida como “hacha noble” [30].
Una de las primeras referencias que tenemos sobre este arma es en una crónica que cita a Ricardo I, y a Geoffrey Chaucer, en 1386, y en la que aparece con el término “poll-ax”[31]. Sobre esta variación de denominaciones: pole-axe y poll-axe, Daniel Howard nos indica que el problema de estas imprecisiones se debe al cambio de significado de las palabras empleadas, para definir este arma, a través de los siglos. Según su entender, las palabras “pole” y “poll” no son sinónimas, pole se refiere al asta, pole-axe sería un hacha con asta o hacha enastada. Mientras que poll hace referencia a la cabeza del arma. Además, puntualiza que el término “hammer” ha modificado su uso desde la Edad Media, en aquellos momentos “hammer” era el vocablo utilizado para designar al pico puntiagudo, mientras que el martillo era conocido por la palabra “poll”, y por ello la denominación “poll-axe” hace referencia en exclusividad a un hacha con un martillo a su espalda. De este modo el arma con un martillo y un pico se denominaría como un “poll–hammer”, lo que en castellano se conoce como “martillo de guerra” [32].
A este respecto Hugh Knight opina que el término “poll-axe” no es el nombre dado a un solo tipo de armas, sino que abarca varios modelos, entre los cuales podemos diferenciar tres tipos principales: aquellos que enfrentan en la cabeza del arma un hacha y un martillo; un hacha y un pico; y aquellas con un pico y un martillo. Todas ellas con una punta en la parte superior de la cabeza [33].
Imagen 6. Dibujo en el que se representa un caballero con equipo de finales del siglo XIV con un hacha de armas en las manos. A su derecha detalle de una reproducción de la cabeza de un hacha de armas. Propiedad del autor
Esta diferenciación de variables no es del todo compartida por todos los investigadores. Sydney Anglo, por ejemplo, en “The Martial Arts of Renaissance Europe” solo distingue dos tipos principales de pole-axe: las que portan como arma principal un hacha, siendo equilibrado por un martillo, un pico o un gancho; y los que llevan un martillo y en su parte opuesta un pico [34].
Esa primera división en la que aparece el hacha, balanceada por un martillo o un pico de halcón es lo que Mario Troso denomina “ascia da fante” (hacha de infante) [35]
De igual opinión que Anglo es Christopher Gravett, en “El auge de los Tudor”, quien indica que los pole-axe o “ravensbill” tenía dos variantes: una combinaba una punta de lanza con la hoja de un hacha y un martillo detrás, y la otra un un pico y un martillo a su espalda [36]. Por el contrario Laking apunta que el “ravynbill” era un modelo del hacha de armas pero con un asta más corta [37]. Variantes también contempladas por Van Dijk, quien define el hacha de armas (poll-axe) como un arma de asta, de longitud similar a la altura del hombre que la esgrime, y en la que se pueden distinguir tres elementos principales en su cabeza: una hoja de hacha o un pico, un martillo a su espalda y una punta en su vértice [38].
Para englobar todos los tipos de estas armas, Tsouriadis propone denomimarlas como “axe-hammers” (hachas-martillo) [39].
- HACHA DE ARMAS Y BEC DE FAUCON
Inicialmente cada variación de este arma tenía su nombre propio, por un lado estaba la combinación de hacha y martillo conocida como “poll-axe” o “hache”, y por otra, el arma que tiene su cabeza armada con un pico y un martillo a su espalda que recibe el nombre de “becq de faucon” en francés; “raven´s beak” en inglés [40]; “fubstreithammer” en alemán [41]; y “pico de halcón”o “pico de cuervo” en castellano, según anota Martín de Riquer [42]. Añadimos también que Clive Thomas en su estudio sobre los martillos de guerra los denomina “footman´s hammers” (martillos de hombre a pie) [43].
En ocasiones el “bec de faucon”, también podía recibir el nombre de “bec de corbin” (pico de cuervo) en función de la forma del extremo de ese elemento ofensivo [44]. Siendo más alargada e inclinada el faucon, a modo del pico de un halcón, y más pequeño y recto el de cuervo, como el del ave que sirve para denominarle [45].
Imagen 7. Recreacionista del Grupo Fronteros de Extremadura (Rodrigo Ruiz Domínguez) mostrando equipo de principios del siglo XV, portando un becq de faucon. A su izquierda se muestra la cabeza de un becq de faucon diseñado por el Grupo de Recreación Fronteros de Extremadura y construido por el herrero David Sánchez Torres. Propiedad del autor
Pero encontramos un problema a esta diferenciación de términos en un manual francés, anónimo, del siglo XV, titulado: “ La Doctrine et l’industrie du noble jeu de la hache et la maniere de battaillier“ y conocido abreviadamente como “Le Jeu de la Hache” (el Juego del Hacha), que trata sobre la utilización de este arma, la palabra juego se refiere no solo a su práctica como ocio, sino abarca a todo el arte de la esgrima con este arma[46]. Según podemos leer en sus instrucciones, pues carece de imágenes, menciona técnicas con el martillo (mail), y con el pico (bec-de-faucon), pero no con ningún elemento de filo, luego según la opinión de algunos estudiosos del tema, como Sydney Anglo, el manual “Le jeu de la Hache” versaría sobre un arma que carecería de hacha, lo que sería un “pole-hammer” o un bec de faucon (pico de halcón), y que el término francés “hache” habría pasado, como el de “poll-axe” a describir un conjunto de armas similares con cabeza de hacha, martillo o pico en sus distintas posibilidades de combinación binaria. De esta forma, y según la opinión de F. Cognot el bec de faucon, en esta época, sería considerado como un Hache [47]. Y así aparece, esta vez si en imágenes, con forma de pico de cuervo en los manuales: “Fio di Bartagia” de Fiore de Liberi (s.XV), denominándolo “l´Azza”; en “De arte Gladiatoia Dimicandi” de Filippo Vadi, nombrándolo como “Azza o Mazzapicchio”; en el “Fechtbuchs” de Hans Talhoffer (1467) en la que la nombra como “Axt”o “Agst”; o el tratado de Collectanea: The Arms, Armour and Fighting Techniques of a Fifteenth-Century Soldier de Pedro del Monte que la menciona como “Aza”. Y para que no haya dudas entre el nombre y el dibujo, Pedro del Monte define su “aza” como una arma de asta “algo más alta que un hombre, en la que la parte superior tiene una punta robusta, y en la cabeza muestra un martillo romo en un parte y en la otra uno afilado” Sugiriendo que además debería llevar otra punta en el final del asta, ya que ese extremo se usa a menudo en los combates [48].
En todos estos tratados se denomina este arma como “hacha” (o términos similares), cuando en realidad se observa claramente que las armas de los caballeros que se muestran en los tratados tienen un “bec de faucon”.
Esta conclusión no es compartida por C. Raynaud, para quien el término “hache” y “bec de faucon” no llegaron a ser sinónimos, ni suelen identificar al mismo arma en su denominación en las fuentes e inconografías francesas, por lo que según su opinión, aunque no sea mencionada el hacha en este manual, el arma si tendría una hoja de hacha [49]. Raynaud apoya su teoría en los textos del cronista Olivier de la Marche, quien recoge el término “taillant” (nombre dado a la hoja afilada de hacha) en el duelo que mantuvieron Jacques de Lalain y un caballero inglés en 1448 [50]. Y en los textos que describen el enfrentamiento entre el caballero portugués asentando en la Castilla de Juan II, Juan de Merlo, y el borgoñón Pierre de Beauffremont, señor de Charny, relatadas por los cronistas borgoñonés Enguerrand de Mostrelet y Jean Lefèvre, señor de Saint-Remy en 1435 [51]. Especificando que cuando se presentó Merlo en la justa a pie, los caballeros que acompañaban al señor de Charny protestaron porque llevaba un “becq de faucon” en lugar de un “hacha”, con la que se había fijado el desafío, “y que les parecía que había una gran diferencia” [52].
Este dilema podría acabar según Dupuis y Deluz, al aceptar que ambas armas tuvieron una denominación distinta, por lo menos en Francia, hasta mediados del siglo XV, momento en el cual en una horquilla de tiempo entre 1460 y 1485 ambas tipologías pudieron ser asimiladas por el término “hache”, lo que indicaría que el tratado “Le Jeu de la Hache” se habría escrito en el tercer cuarto del siglo XV [53]. Conforme con esta afirmación tendríamos la descripción de Boffillo de Judice en 1575 que nos dice: “la atxa (hacha) haurá martel rodon (martillo redondo) lo broch de falcó (pico de halcón)…” [54].
Es decir, el término “poll-axe” pasó a denominar a todos los tipos de este arma en los cronistas británicos, indistintamente de las combinaciones de elementos que mostrasen. Y del mismo modo sucedió con el término “hache” en los países francófonos, y los que denominaban a este arma con este término o derivado, como fue el caso de los reinos peninsulares ibéricos. En Portugal también eran conocidas como “achas de armas” o “fachas” [55].
Pero para apurar más el tema, tenemos un “albarán” (1447), esto es un documento que se mandaban entre dos caballeros para retarse en un combate clandestino a muerte, a escondidas de todos y a espaldas de la justicia, donde los adversarios: Gómez de Figueroa y Bernat de Vilarig, se retan de la siguiente manera: “E porque dilación entre nosotros sea scusada, vos diviso luego las armas: arnés de combatir a pie, selada fransesa con gorgal de malla, sin cara e sin bavera, spada d´armas e dagua, facha d´armas con pico e macet, lança de mano con fierro de Milán” [56]. Esto es, menciona un facha de armas cuando en realidad se está refiriendo a un “becq de faucon”, al especificar que tiene que llevar pico y macet (martillo), en una fecha anterior a la señalada por Dupuis y Deluz.
- HACHA DE PICO DE HALCÓN, ¿ALCÓN?
Hevia en su Diccionario militar define el “alcón” o “halcón”: “ como una arma de asta, lo mismo que el pico de cuervo”. La redacción no nos permite precisar demasiado pero podemos pensar que con esta descripción está hablando de dos armas similares, o con algún elemento igual, pero que no se trata del mismo arma. Y podemos pensar que ese elemento es un pico. Si fueran dos nombres sinónimos para nombrar el mismo arma debería haberse expresado de igual manera que con la otra acepción que recoge de este vocablo: “Pieza de artillería que caído en completo desuso, y que también se ha llamado falcon”. Para profundizar un poco más en la posible identificación de este arma, acudiremos a la definición que Hevia hace, un poco más adelante, en su diccionario, para describir el “pico de cuervo”. Y nos dice que es: “arma blanca enastada a manera de un hacha de armas, teniendo por el lado opuesto un pico o gancho de hierro, con el que procuraba desmontar al enemigo y matarle sin defensa. Esta arma la usaba la infantería contra la caballería”. No dice nada del elemento ofensivo que tendría al otro lado de la cabeza del arma, pero dado las descripciones que tenemos sobre el pico de cuervo en otros idiomas (Bec de Corbin) suponemos que lo que debería llevar a la espalda del pico era un martillo. De este modo podemos interpretar que Hevia está reconociendo que el hacha de armas y el pico de cuervo tienen algunos elementos comunes pero no son el mismo arma. Es decir tienen el martillo en común, pero mientras el hacha tiene a la espalda del martillo, una hoja cortante, el pico tiene un gancho de hierro. Y si finalizamos buscando en este diccionario la definición de “hacha de armas” nos dice: “las hachas de armas por un lado tenía la forma de un cuño, y por el otro la de un martillo con punta o media luna”[57]. Si deducimos por cuño, un sello para marcar, podemos pensar que esa parte de la cabeza del asta tendría forma de cabeza de martillo, y a su espalda podríamos encontrar dos variantes o un martillo con punta, esto es un pico, o una media luna. Suponemos que cuando dice “media luna” se refiere a la hoja en media luna de un hacha, y para ello nos apoyamos en la definición de “hacha de armas” que ofrece Leguina en su Glosario, quien dice que: “A comienzos del siglo XIV se empezaron a forjar los hierros del hacha, de tal suerte que llevaban una punta aguda en el extremo inferior de la media luna” [58]. Lo que llamaríamos un “hacha barbada”.
Ello nos lleva a plantearnos que en el momento en que escribió Hevia su Diccionario, el término de “pico de cuervo” estaba claro (martillo y pico), pero el de “hacha de armas” comprendía al igual que el vocablo inglés “poleaxe” a las hachas y a los picos, los dos con el martillo opuestos a ellos en la cabeza del arma.
Estas dos definiciones de “alcón” y “pico de cuervo” son recogidas por Leguina en su Glosario para sintetizarlas en una sola. En referencia al témino “alcón” dice lo siguiente: “es un arma blanca enastada, similar a un “Pico de cuervo” a manera de hacha de armas pero teniendo por la lado opuesto un pico o gancho de hierro, con el que procuraban desmontar al enemigo y matarle sin defensa. Su uso principal era de los infantes contra la caballería”. Añadiendo que el hacha de armas también es conocida como “Bárbola”.
Todo ello nos induce a pensar en el tercer tipo de este tipo de armas, comprendido en el término “poll-axe” y que sería la combinación de un pico y un hacha. Arma que recibirían también el nombre genérico de “acha” pero que podrían ser designado de forma particular como “alcón” o “Halcón” en castellano y del que hay algunas representaciones pictóricas en la miniatura que refleja el combate entre sir John Astley y Felipe de Boyl, en 1442, en Londrés. Ilustración contemporánea a los hechos, en los que se observa al valenciano con su cota de armas cuarteladas de bueyes y castillos [59], portando un hacha (con hacha y pico a su espalda) mientras que su oponente porta un hacha con hoja (de hacha) y martillo. Estos dos tipos de armas son denominadas de igual forma, en los Anales de Inglaterra de John Sotw de 1603, como “axe”. Pero Martín de Riquer comenta que en esa ilustración podemos observar como era “una atxa de bec de falcó” [60]. Es decir un arma con hoja de filo (hacha) y a su espalda un pico de halcón y cuya denominación recogemos para identificar este arma.
Imagen 8. Recreacionista del Grupo Fronteros de Extremadura (Rodrigo Ruiz Domínguez) mostrando equipo de mediados del siglo XV, portando un hacha de pico de halcón. A su derecha se muestra la cabeza de un hacha de pico de halcón. Propiedad del autor.
Ejemplos de este arma podemos encontrarlo en la miniatura de las Ordenances of Chivalry, (s.XV), en la que se muestra un caballero preparándose para un duelo judicial y se observa un “hacha”, de hoja de hacha y pico. Así como en la miniatura del combate de Jean de Saintré y Messire Enguerrand de la novela “The Romance of Jean de Saintré” de Antoine de La Sale (1470), propiedad actual del British Libary Board, f 46v. En ella se muestra a ambos contendientes esgrimiendo hachas con hojas afiladas y pico a su espalda [61]. A este tipo de armas en Alemania las denominaban “mordaxt” (hacha de la muerte o hacha homicida) [62].
Sería este arma la que en ocasiones refieren las crónicas en algunos desafíos, porque tendría la hoja del hacha pero no el martillo, como ocurrió en el combate entre Jacques de Lalain y Diego de Guzmán en Valladolid en 1448, en el que las hachas y las espadas fueron llevadas a presencia de los jueces para ser examinadas antes del encuentro, y estos terminaron que “la hache de Diego étoit de al engin, et qu´elle nétoit pass telle comme ès chapitres étoit contenu” (el hacha de Diego estaba mal diseñada, y que no era tal y como estaban contenidos aquellos capítulos), y se le dió otra [63].
Sobre este arma tenemos varios ejemplos pictóricos: uno, en una pintura mural de la iglesia parroquial de Sant María de Arbas, Gordaliza del Pino (León), en el que se aprecia el retrato de un caballero difunto. Se trata de Fernando Pérez, hijo de don Pedro Ansurez y de la condesda doña Eilo, que murió siendo alférez del rey, en la guerra, peleando contra los moros, en la segunda mitad del siglo XV. La imagen muestra al difunto con un armés completo y como arma principal porta un hacha de armas de la variante hacha y pico [64]. Otro ejemplo es recogido por Ada Bruhn de Hoffmeyer, en su estudio “Arms & Armour in Spain II”. La citada investigadora indica que en la puerta del relicario del Real Monasterio Cisterciense de Nuestra Señora de la Piedra se puede observar un poleaxe con cabeza de hacha y gancho, que Horffmeyer identifica como un tipo especial de alabarda. Relicario que fue mandado labrar por por el Abad D. Martín Ponce y que se concluyó a finales del siglo XIV. La inscripción que aparece en los bordes superior e inferior e las puertas dice que: “”et depositum anno MCCCXC”, es decir fue pintado en el año de 1390 [65].
Imagen 9. Dibujos basados en los originales, a la izquierda retrato de Fernando Pérez, a la derecha imagen del caballero mostrado en el relicario de Nuestra Señora de la Piedra. Propiedad de Lucía Mateos Ruiz.
- ELEMENTOS DEL HACHA DE ARMAS
Para Anglo, además de los elementos ofensivos que se situaban en la cabeza del arma (hacha, martillo y pico), podían también observar dos picos: uno en la parte superior del asta (dague) y otra en la inferior (dagre dessoubs)[66]. Pico inferior que también confirma Lowe, quien recogiendo un comentario de Pedro del Monte, añade que el hacha debe tener un pico en la cola (queue) (extremo interior del asta), porque era muy útil en los enfrentamientos [67]. Este hecho podemos verlo en el combate entre Jacques de Lalaing y Diego de Guzmán (1448) en el que el livre des faits de Jacques de Lalaing nos dice que: “Sir Jacques de Lalaine, tomando medida del fervor de su adversario levantó la cola de su hacha desde el suelo y asestó tres golpes, uno tras otro, a través de la mira del casco de Diego, de tal manera que lo hirió en tres puntos de su rostro” [68]. Es por ello por lo que Lowe opina que pese a que las hachas de armas tienen unos elementos ofensivos en la cabeza (hacha, martillo, pico) tan dañinos, es más rápido de utilizar la daga, tanto de la cabeza como de la cola del asta, con ataques de estocada, a modo de lanza [69]
Según Anglo, la intersección de la cabeza y el asta era conocido como La croix, y a la cabeza del arma se fijaba al asta mediante dos pernos piramidales, que sobresalían de la cabeza hasta tal punto que podían utilizarse como picos transversales adicionales llamados “la croisée”. Otra parte de este arma que solía utilizarse para el combate era la “demy hache”, zona central del asta situada entre los agarres de las dos manos que la empuñan, y que para Anglo solía utilizarse para empujar y bloquear al contrario o su arma, de una forma parecida a la esgrima con las técnicas de media espada con espadas largas o de mano y media.
La mayoría de las astas de las hachas de armas (poll-axes) eran rectangulares con las esquinas recortadas, para darle mayor resistencia contra los impactos que debían de sufrir en los combates [70]
Como muchas otras armas de asta, Anglo afirma que de la cabeza se prolongarían una serie de férulas metálicas con el fin de proteger el arma contra los impactos de corte. También en ocasiones encontramos los “rondelle”, que eran unos anillos que se fijaban perpendicularmente al asta para evitar que los tajos del rival resbalasen hasta la mano del que portaba dicho arma. Aunque éstos no siempre eran efectivos, en la novela de The Romance of Jean de Saintré, se describe el combate entre Saintré y Enguerrand, y se dice que Messire Enguerrand sufrió un golpe de la hoja de hacha de su contrincante, con tanta fuerza que ni siquiera el rondelle pudo evitar que sus dedos quedaran magullados y entumecidos [71]
El filo del hacha podía ser recto o en forma de media luna convexa, y el martillo que se le oponía, variaba de forma, desde una gran superficie rectangular, plana o acanalada, hasta una bola con el extremo plano. En ocasiones, de dicha superficie salía una pequeña púa que aumentaba la fuerza del impacto del arma, al utilizarla como martillo [72]. En algunas hachas, los vértices del martillo se prolongaban de tal forma que sobresaían tres o cuatro puntas largas y afiladas, sobre todo a partir del siglo XVI [73].
- HACHA DE ARMAS Y ALABARDAS
Ugo Barlozzetti y Sandro Matteoni, en su Atlas Ilustrado de las Armas Blancas, nos dicen que cuando el hombre comenzó a fijar un cuchillo u hoja metálica en un asta, en la misma dirección, dio como resultado un arma nueva que conocemos como lanza. Pero que cuando esta hoja se fijó en un ángulo de 90º, con respecto al asta, nació la alabarda [74]. Según esta definición, todas las armas que estamos estudiando estarían dentro del grupo de las alabardas.
Históricamente la palabra alabarda proviene del término alemán halm y bart/baerd. “Halm2 hace referencia al asta larga, y “bart” a un hacha de hoja grande [75].
Imagen 10. En la imagen se aprecian tres tipos de alabardas. Propiedad del autor.
Kelly Devries y Robert Douglas Smith nos indican que desde finales del siglo XIII empezaron a aparecer en los teatros bélicos europeos un nuevo tipo de arma cuya cabeza tenía una hoja ancha con una púa que sobresalía de su parte superior, es decir una combinación de hacha y lanza, esta cabeza se aseguraba al asta con unas lengüetas de hierro que permitían fijarla con menor peligro de rotura del asta. Este primer diseño fue evolucionando hasta adoptar un conjunto formado por un hacha, una punta de lanza en el extremo superior del asta y un gancho o pico a la espalda del hacha [76]. La forma del filo de las hachas fue modificándose en función de su uso, así las alabardas de bordes rectos eran empleadas mayoritariamente en las batallas para golpear con ellas, mientras que las que tenían el borde cóncavo eran preferidas para ser esgrimidas por los guardias personales, ya que permitían controlar el arma del oponente, e infringir daños principalmente con la punta del arma, por ello portaban una espiga de mayor longitud que las de filo recto [77].
Visto lo anterior, podríamos pensar que el hacha de armas pudiera ser una variante de las alabardas, porque tiene elementos comunes, y así parece pensarlo George Snook en su estudio sobre la alabarda [78], y Tom Lewis en su publicación “Medieval Military y Combat” [79], pero en opinión de Van Dijk, aunque dichas armas puedan tener una forma similar difieren en que mientras la cabeza de la alabarda esta construida, generalmente, de una sola pieza de metal, formando el hacha el gancho y la punta, todo en la misma plancha de metal, en el hacha de armas había por lo menos dos piezas distintas que encajaban para construir la cabeza del arma, siendo los tornillos de fijación pernos afilados que permitían herir con el arma por sus laterales también.
Además las albardas siempre tenían un pico o un gancho a la espalda del hacha, mientras que las hachas de armas, podían tener un martillo [80]. Por último señalar que el hacha de la alabarda solía tener un mayor tamaño que la de las hachas de armas, y por último citar que mientras las hachas de armas solían tener una longitud que oscilaba entre 1,50 m. y 2 m., la alabarda solía sobrepasar esta longitud [81].
VII. USO DEL HACHA DE ARMAS
Hugh Knight indica que la parte del martillo, no era lisa, sino que tenía unos salientes similares a los coroneles de las lanzas de justas, de cortesía [82]. Para Jason Smith el motivo de estos salientes pudiera ser para evitar que el arma se deslizara de la superficie de la armadura, dándole agarre para aumentar el impacto del golpe [83]. Según el mismo autor, en las batallas, las hojas de hacha podían ser muy efectivas para cortar las puntas de las armas de asta contrarias [84]. Pero en duelos y combates entre hombres totalmente blindados, opina Hugh Knight debía de utilizarse preferentemente el martillo, pues la hoja del hacha tendría poco o nulo efecto sobre las armaduras, mientras que el golpe del martillo podía ser muy efectivo [85]. En la novela de Joanot Martorell, “Tirant lo blanc”, el autor describe un duelo en el que el protagonista, Tirant, combate con un contrincante con hachas, “tomó el hacha con las dos manos y con el martillo le dio tal golpe en el baciente que le contrubó, y vio con gran pena no se podía mantener de pie” (el adversario). Esta parte del arma liberaría tal cantidad de energía en el impacto, que en opinión de la profesora Silke Grabherr, investigadora del Instituto de Medicina Forense de Lausana, Suiza, aunque la armadura amortiguase parte de la misma, una fracción importante se transmitiría directamente al cuerpo con consecuencias tales como romper huesos. En el caso de un impacto en las costillas, y en especiales circunstancias, si se golpea directamente sobre el corazón podía causar una commotio cordis, es decir, una conmoción que puede provocar un paro cardíaco repentino. Si el golpe se dirigía hacia la cabeza protegida por un casco, el impacto podía romper el cuello, noquearlo o causarle una conmoción cerebral que podía ocasionar una pérdida del conocimiento. Pues según la citada doctora a pesar de estar protegido por un casco y su respectiva crespina acolchada, podría ser muy frecuente que a consecuencia del golpe se produjese una hemorragia interna en la cabeza con un fatal desenlace.
VIII. HACHA DE ARMAS EN EL ARTE PICTÓRICO, ESCULTÓRICO Y EN LOS MUSEOS
Encontramos múltiples representaciones de “hachas de armas” en España, como botón de muestra señalemos las existentes en un miniado del libro 6 titulado “OFFICIUM VIGILAE ET NATIVITATIS DOMINI, SANCTI STEPHANI ET SANCTI JOANNIS EVANGELISTAE”, custodiado en el Real Monasterio de Guadalupe, en el que se muestra una escena del beso de Judas (Fol 35 r), fechada en la primera mitad del siglo XV, observándose claramente un hacha de armas del tipo hacha y martillo, junto con una hoja de estoquear en la punta del asta. También aparece en la obra Resurrección de Jaime Serra, obra fechada alrededor de 1361, en manos de un guardia adormilado al pie del sepulcro de Cristo, del mismo tipo que la anteriormente mencionada. Así como en la tabla del Calvario de Ramón Solá, en la Catedral de Gerona, fechada a mediados del siglo XV[86].
Algunos ejemplares fisicos de hacha de armas (hacha y martillo) puede observarse en el Wallace Collection (A926) con hoja de hacha recta, y con hoja de media luna convexa (A925) [87]. Del mismo tipo, pero con un pequeño pico en el martillo, modelo similar al que aparece en el cuadro estudiado, tenemos un ejemplar en el Royal Armouries de Leeds (VII.1542) [88]. De los becq de faucon (pico y martillo), podemos encontrar un ejemplar en el Metropolitan Museum of Art (14.25.465) [89]. Mientras que del modelo hacha con pico de halcón existe un ejemplar en la Colletion Mr Godfrey Williams [90].
- LA RAZÓN DEL HACHA DE ARMAS EN LA TABLA DEL RETABLO
Según el estudio de Rosa Alcoy, “San Jorge y la princesa”, ya desde el siglo XIV las hachas de armas, van ocupando un lugar preferente en los retablos que representan la Pasión y la Resurrección de Cristo [91]. Siendo ejemplo de ello el retablo de la Resurrección de Jaume Serra, pintado en 1381 para el Santo Sepulcro de Zaragoza. Del mismo modo aparece frecuentemente en la representación de imágenes de San Jorge, sustituyendo a la espada o la lanza como arma del santo. Para Rosa Alcoy la espada había simbolizado la derrota y muerte del dragón, y era representada en las manos del héroe, tanto en la lucha a pie o a caballo, pero en los casos en que se representa la figura de San Jorge de forma estática, substraida de la dinámica del combate “el hacha caballaresca añade seguridad y elegancia al que posa después de haber vencido” [92].
Esa es también, la razón de que el “hacha de armas” se presente en las manos de los guardias que velan el sepulcro de Cristo, en las representaciones pictóricas. Pues aunque también puede observarse, este arma, en imágenes que describen duelos y batallas, sigue siendo mayoritario su representación en figuras vigilantes [93]. Con ella, el protagonista que la porta expresa el deseo de autor, de que pese a estar en ese momento, en el bando ganador del suceso, como es el San Jorge sobre el dragón vencido o los soldados que guardan el sepulcro de Cristo, debe mantener la vigilancia y no “bajar la guardia ni aun después de consumada la victoria” [94].
[1] SANZ FERNÁNDEZ, Francisco. Fernando Gallego y su taller en el altar mayor de Santa María La Mayor de Trujillo (Cáceres) Ca. 1490.
[2] Ibid. p. 35
[3] Ibid. p. 42
[4] Ibid. p. 115
[5] SILVA MAROTO, Pilar. Fernando Gallego. Caja Duero. Salamanca 2004
[6] SANZ FERNÁNDEZ, Francisco. Fernando Gallego y su taller en el altar mayor de Santa María La Mayor de Trujillo (Cáceres) Ca. 1490. p. 161
[7] RAMOS RUBIO, José Antonio. Estudio Histórico y Artístico de la Iglesia Parroquial de Santa María la Mayor de Trujillo. Cáceres, 1990. p, 66
[8] RAMOS RUBIO, José Antonio. Inventario de pintura medieval den la diócesis de Plasencia. Instituto Cultura el Brocense. 2009. p 67
[9] SANZ FERNÁNDEZ, Francisco. Fernando Gallego y su taller en el altar mayor de Santa María La Mayor de Trujillo (Cáceres) Ca. 1490. p. 206
[10] Ibid. p. 161
[11] RAMOS RUBIO, José Antonio. El Retablo Mayor de la Iglesia Parroquial de Santa María de Trujillo. 2007. p 22
[12] PRICE, Brian R. The Poleaxe. The changing face of warfare. Medieval Warfare, Vol.5 No. 3 Theme: Triumph for the Yorkists (2015) p. 36
[13] OAKESHOTT, Ewart. European Weapon and Armour: From the Renaissance to the Industrial Revolution. Boydell Press. 2012. p. 257.
[14] Ibid p. 259
[15] WALDMAN, John. Hafred Weapons in Medieval Renaissance Europa. Brill. 2005. p. 82 y ss
[16] https://es.wikipedia.org/wiki/Hacha_de_petos
[17] HERNANDO GARRIDO, José Luis. Estampas del mundo rural: la imagen del campesino en el arte románico hispano. Poder y seducción de la imagen románica. Fundación Santa María La Real. 2005
[18] GONZALEZ FERRRERO, Juan Carlos. Léxico vitivinícola tradicional de la D.O Toro. 2016 p. 604
[19] GAGO-JOVER, F. Vocabulario militar castellano (siglos XII-XV) Universidad de Granada 2002. p.212.
[20] HEVIA, D. (1857). Diccionario general militar de voces antiguas y modernas, Madrid, Imprenta y estereotipia de M. Rivadeneyra
[21] CALIZZANO, Carlo. Gran Libro de las Armas Blancas. Editorial De Vechi. 1994. p. 129
[22] LANUZA CANO, Francisco. El ejército en tiempo de los Reyes Católicos. Madrid MCMLIII. p. 56
[23] LORA SERRANO, Gloria. La Organización de la defensa militar de un estado señorial y el potencial bélico de un noble a mediados del siglo XV. Historia. Instituciones. Documentos. n.º 18. 1991. p.317
[24] ROSELL, Cayetano. Crónicas de los reyes de Catilla: desde don Alfonso el el Sabio, hasta los católicos don Fernado y doña Isabel. Tomo 70. Capítulo LXXIX De como el Rey tomo a Loxa e Illora. 1878. p. 662
[25] LÓPEZ VALLEJO, M.ª Ángleles. Historia del léxico militar en el español aúreo: la conquista de Granada, el conflicto hispano-italiano y las guerras de Flandes. Granada 2008
[26] RIQUER, Martin de. El caballero Francí Desvalls. Caballeros medievales y sus armas. UNED. 1999 p. 54
[27] RIQUER, Martin de. Batalla ente dos castellanos en el Born de Bacelona en el año 1469. Caballeros medievales y sus armas. UNED. 1999 p. 140
[28] RIQUER, Martín de. L´Arnès del cavaller. Armes i armadures catalanes medievals. La Magrana. 2011. p. 387
[29] Ibid p. 388
[30] PLANCHIN, Steven. La hache noble. l´art de la voie. Histoire et culture des arts martiaux. n.º 26, diciembre 2015. p. 20
[31] WALDMAN, John. Hafted Weapons in Medieval Renaissance Europe. Brill. Leiden Boston 2005. p 155
[32] HOWARD, Daniel. http://myarmoury.com/talk/viewtopic.32552.html. Forum Index > Historical Arms Talk > Pollaxes/Poleaxes in use by knights?
[33] KNIGHT, Hugh. The play of the axe: Medieval pollaxe combat. 2009 p. 6
[34] ANGLO, S. The Martial Arts of Renaissance Europe. Yael University Press. 2000. p. 152 y ss.
[35] TROSO, Mario. Le Armi in Asta delle Fanterie Europee (1000-1500) Instituto Geográfico Agostini. 1988. p. 42
[36] GRAVETT, Christopher. El auge de los Tudor. Osprey Publishing. 2011. p. 27
[37] LAKING, Sir Guy Francis. A Record of European Armour and Arms .Throug Seven Centuries. VOL III, 1920. p.95
[38] Casper J. Van Dijk (2020) A New Halberd Typology (1500-1800): Based on
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[39] TZOURIADIS, Iason-Eleftherios. The Typology and Use of Stall Weapons in Western Europe c. 1400- c. 1550. the University of Ledds, Institute for Medieval Studies. May 2017. p. 226-40
[40] RAMSEY, Syed. Tools of War. History of weapons in medieval times. Alpha Edictons 2016. p. 81
[41] STÖRMER, Michael. Die Rüstkammer. Ein Kompendium mittelalterlicher Nahkampfwaffen. DragonSys 2003. p 61
[42] RÍQUER, Martín de. Vida Caballeresca en la España del siglo XV. Real Academia Española. Madrid 1965 p. 38
[43] THOMAS, Clive, The war hammer in western Europe from the High Middle Ages to the Renaissance. London Park Lane Arms Fair. The Spring 2015
[44] GORONOV, Alexi. Sportlight: The Medieval Poelaxe. http://myarmoury.com/feature_spot_poleaxe.html
[45] STONE, George Cameron. A Glossary of the construction, decoration and use of arms and armor in all countries and in all time. Dover Publications. 1999. p. 109
[46] Olivier Dupuis y Vincent Deluz. Le Jeu de la Hache: A Critical edition and dating discussion. Acta Periodica Duellatorum, Scholarly section, articles
[47] COGNOT, Fabrice L’armement médiéval: les armes blanches dans les collections bourguignonnes. Xe -XVe siècles, pp.586–89.
[48] Jacob Henry Deacon y Iason – Eleftherios Tzouriadis. Reaching Excellence: Staff Weapon Typologies, Contexts, and Fighting Tecniques in Tthe Collectanea of Pietro Monte. Acta Periodica Duellatorum 7 (1) 2019. p. 237
[49] LE COULTRE, Anne-Caroline. The typological debates around Le Jeu de la Hache (BnF MS Français 1996) and their stakes for HEMA practice . Acta Periodica Duellatorum, Conference Proceedings p, 99
[50] ANGLO, Sydney. Le Jeu de la Hache A Fifteenth-Century Treatise on the Techniqueof Chivalric Axe Combat. Archaeologia , Volume 109 , 1991 , pp. 113 – 128
[51] RÍQUER, Martín de. Vida Caballeresca en la España del siglo XV. Real Academia Española. Madrid 1965 p. 38
[52] Chronique de Jean le Févre. Seigneur de Saint-Rémy. Tomo II. p. 319
[53] Olivier Dupuis y Vincent Deluz. Le Jeu de la Hache: A Critical edition and dating discussion. Acta Periodica Duellatorum, Scholarly section, articles
[54] RIQUER, Martín de. L´Arnès del cavaller. Armes i armadures catalanes medievals. La Magrana. 2011. p. 393
[55] GOUVEIA MONTEIRO, Joao. Aljubarrota 1385. A Batalha Real. Tribuna 2003. p.75
[56] RIQUER, Martin de. El caballero Bernat de Vilarig. Caballeros medievales y sus armas. UNED. 1999. p. 83
[57] HEVIA, D. (1857), Diccionario general militar de voces antiguas y modernas, Madrid, Imprenta y estereotipia de M. Rivadeneyra.
[58] PÉREZ DE GUZMÁN Y GALLO, Juan. Glosario de voces de Armería por D. Enrique de Leguina, Barón de la Vega de Hoz. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, 2008
[59] RIQUER, Martín de. El combate imaginario. Las cartas de batalla de Joanet Martorell. Barral Editores. 1972 p. 122
[60] Ibid p.393
[61] LA SALE, Antoine de. Jean de Saintré. A late medieval education in love and chivalry. PENN 2014. p. 86
[62] STÖRMER, Michael. Die Rüstkammer. Ein Kompendium mittelalterlicher Nahkampfwaffen. DragonSys 2003. p 61
[63] RIQUER, Martin de. Andanzas del caballero borgoñón Jacques de Lalaing por los reinos de España y la empresa del brazalete. El caballero Francí Desvalls. Caballeros medievales y sus armas. UNED. 1999. p. 67
[64] RUIZ MORENO, Manuel Jesús. Olmedo 1445. Armas, equipo y técticas de combate en la batalla final de la Guerra Civil castellana de 1437 – 1445. Ediciones Almena 2021. p. 13
[65] HOFFMEYER, Ada Bruch. Arms & Armour in Spain II. Instituto de Estudios sobre Armas Antiguas. Madrid 1982. p. 210
[66] ANGLO, S. The Martial Arts of Renaissance Europe. Yael University Press. 2000. p. 152 y ss.
[67] LOWE, Eric. The use of medival weapondry. AEON 2020. p. 206
[68] STAHULJAK, Zrinka. Plot Summary of the Book of the Deeds of Jacques de Lalaing. A knight for the ages. Jacques de Lalaing and the art of chivalry. 2018. p.25
[69] LOWE, Erik. The use of medieval weapondry. AEON 2020. p 203 y ss
[70] KNIGHT, Hugh T. The play of the axe: Medieval pollaxe combat. 2009. p. 8
[71] LA SALE, Antoine de. Jean de Saintré. A late medieval education in love and chivalry. PENN 2014. p. 86
[72] TZOURIADIS, Iason-Eleftherios. The Typology and Use of Stall Weapons in Western Europe c. 1400- c. 1550. the University of Leddes, Instute for Medieval Studies. May 2017. p. 226-40
[73] GORONOV, Alexi. Sportlight: The Medieval Poelaxe. http://myarmoury.com/feature_spot_poleaxe.html
[74] Ugo Barlozzetti y Sandro Matteoni. Atlas Ilustrado de las Armas Blancas. Susaeta. 2011. p. 22
[75] VAN DIJK, Casper J. A New Halberd Typology (1500-1800) . Arms & Armour 17:1
[76] Kelly Devries y Robert Douglas Smith. Medieval Military Technology. University of Toronto Press 2012. p. 28
[77] WALDMAN, John. Hafred Weapons in Medieval Renaissance Europa. Brill. 2005. p. 82 y ss
[78] SNOOK, George. The Halberd and other european polarms. 1300 – 1560. Museum Restoration Service. 1998. p. 22
[79] LEWIS, Tom. Medival Military Combat. CASEMATE 2021. p. 79
[80] VAN DIJK, Casper J. A New Halberd Typology (1500-1800) . Arms & Armour 17:1
[81] DONDI, Giorgio. Armi in Asta Europee. Roberto Chiaramonte Editore. 2005
[82] KNIGHT, Hugh. The play of the axe: Medieval pollaxe combat. 2009 p. 7
[83] SMITH, Jason. Burgundian Poelaxe. The noble art of chivalric axe combat. Freelance Academy Press. 2020. p. 13
[84] KNIGHT, Hugh. The play of the axe: Medieval pollaxe combat. 2009 p. 8
[85] KNIGHT, Hugh. The play of the axe: Medieval pollaxe combat. 2009 p. 7
[86] EGUIGUREN, Jaime. Ramón Solá II. Cristo varón de dolores, la Virgen y San Juan Evangelista www.jaimeeguiguren.com p. 16
[87] Wallace Collection Catalogues. European Arms and Armour Vol II. 1962. p. 441
[88] GORONOV, Alexi. Sportlight: The Medieval Poelaxe. http://myarmoury.com/feature_spot_poleaxe.html
[89] Ibid
[90] LAKING, Sir Guy Francis. A Record of European Armour and Arms .Throug Seven Centuries. VOL III, 1920. p.98
[91] ALCOY I PEDROS, Rosa. San Jorge y la Princesa. Diálogos de la pintura del siglo XV en Cataluña y Aragón. Universitat de Barcelona. 2004. p. 27
[92] Ibid p. 63
[93] Ibid p.69
[94] Ibid p. 70