
Teodoro Martín Martín
(Real Sociedad Geográfica)
En esta ponencia tratamos de aproximarnos a la idea que de nuestra región tuvo el ilustre poeta Francisco Gregorio de Salas, natural de la villa de Jaraicejo. Incorporamos también una somera estructura de Los Elogios Poéticos de nuestro autor, pieza básica, aunque no exclusiva, sobre la que nos apoyamos en nuestro cometido. Tras establecer una breve biografía de su vida y obra llevamos a cabo una reflexión acerca de la que podemos denominar invertebración de Extremadura en el Antiguo Régimen. Este apartado nos permite ahondar con más exactitud en como percibe Salas nuestra tierra a mediados del siglo XVIII. El presente estudio se enmarca en el proyecto de aproximación a la mentalidad de las clases medias en el siglo de la Ilustración. Un capítulo de conclusiones y una extensa bibliografía completan nuestro trabajo.
I)Introducción
Creo que fue en una de mis habituales visitas a la Feria del Libro Antiguo de Madrid cuando adquirí el texto que en su portada llevaba el siguiente título: Diálogo entre el Poeta, Clío y Calíope. Madrid 1773. Se trataba de la primera edición de los “Elogios poéticos, dirigidos a varios héroes, y personas de distinguido mérito en sus profesiones y elevados empleos, así antiguos, como modernos, y algunos de ellos que actualmente viven, todos naturales de la provincia de Estremadura”, por don Francisco Gregorio de Salas.
Tras varias lecturas del texto, consideré que podría ser la base para aproximarme a la visión que de esta región se tenía entre ciertos sectores de las clases privilegiadas del Antiguo Régimen. El clérigo de Salas, por su procedencia y empleo en Madrid, nos podría ser útil para esta reflexión sobre la cosmovisión de la región extremeña en el siglo XVIII. El texto se editó con licencia eclesiástica en la capital, imprenta de Andrés Ramírez. El ejemplar que adquirí constaba de 136 páginas en cuarto, con una encuadernación rústica provisional, bien lograda, de color bermellón y una portada muy bien facsimilada. Palau lo referencia en su volumen II, 286072.
Los Elogios tienen las siguientes partes. Una Introducción a modo de diálogo entre el Poeta, se supone que es Salas; Clío, musa de la Historia, y Calíope, musa del canto y la poesía. En este apartado el autor sitúa a ambas musas en tierra extremeña y nos indica cuales son los fines de estos versos laudatorios, que no son otros, que cantar las glorias de la heroica gente de estos parajes, en razón de su mérito y gloria. Aquí inserta tres de los 63 sonetos que componen la obra; el tercero se lo dedica a don Manuel Antonio de Carvajal y Lancaster, duque de Abrantes y natural de la villa de Cáceres.
Le sigue un Prólogo en el que se da la palabra a Clío, que señala los santos, capitanes, sabios, literatos, hombres piadosos, con carreras y cargos, y otros personajes que han existido. Prefiere, dice, los de siglos anteriores, luego los difuntos de la centuria de la Ilustración y no se olvidará de alabar a los vivos. Incluirá algunos que nacieron en otras partes de España pero que, bien por sus padres o por su educación, se criaron en Extremadura.
En el Epígrafe, parte principal de los Elogios, Clío y su hermana Calíope recitan los restantes 60 sonetos. Los cuales están dedicados a personajes individualizados o a grupos de extremeños singularizados en razón de algún mérito o cargo, los cuales se han hecho merecedores de ser respetados por la Historia. Ambas musas se turnan en la narración de las dedicatorias y sus correspondientes versos. Clío proponiendo los personajes y Calíope recitando los sonetos.
Tras esta necesaria introducción y la bibliografía que relataremos al final del artículo, éste constará de las siguientes partes. Una somera aproximación a la vida y obras de Salas, seguida de una disección y contenidos de los Elogios. Le seguirá un apartado dedicado a la percepción de Extremadura como conjunto hasta finales del siglo XVIII. Otro capítulo nos conducirá al análisis de la idea de región que tiene nuestro escritor, al que seguirá otro de conclusiones y reflexiones finales.
Una nota aclaratoria es preciso insertar para comprender la finalidad de nuestro trabajo. No nos ocuparemos aquí del hombre extremeño en su singularidad histórica o sus biotipos, que han existido a lo largo de los tiempos. Nuestra pretensión se agota en la obtención de la noción o idea de Extremadura que subyace en la mentada centuria y en la que posee Francisco Gregorio de Salas. (1)
Como se verá en la bibliografía que inserto, son varios y desiguales los estudios llevados a cabo sobre este destacado poeta cacereño. Unos y otros de gran interés y con distinta valoración de la obra de este escritor de Jaraicejo. Prescindimos del estudio literario y lingüístico de la obra en cuestión, nos limitaremos a su contenido, ahondando en su mentalidad y la idea de Extremadura que defendía, así como la que se percibía hasta el siglo del Despotismo Ilustrado.
Sigue siendo válido para nosotros el conocido dicho latino Veritas filia temporis, muy valorado por nuestro añorado don Antonio Rodríguez Moñino. Personalmente entiendo que la verdad es siempre hija del tiempo. Esta máxima nos ha servido también para conocer y respetar más aun la obra de este destacado autor. Y para comprender más y mejor a los hombres del pasado, en multitud de ocasiones juzgados y valorados desde el presente y sus categorías.
II)Vida y obra de F. G. de Salas
II,1)Arco vital
Poco es lo que se sabe de este personaje, nacido el 29 de enero de 1729 en Jaraicejo y fenecido en Madrid el 3 de diciembre de 1807. Gran parte de los datos sobre su vida los hallamos en algunas de sus composiciones literarias. Su primera instrucción parece ser que se la proporcionó su tío Gregorio de Salas, canónigo en la catedral de Plasencia. Estudió después en las Universidades de Toledo y Salamanca, tras cuyos estudios se ordenó de sacerdote en la ciudad del Jerte, bajo la protección de su pariente antes citado. Pronto marcharía a Madrid donde ejerció de capellán mayor en la Real Casa de Santa María Magdalena de religiosas recogidas. Llegó a ser también miembro honorario de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de la capital. Este puesto le hizo posible aproximarse a Carlos IV y al que pronto se convertiría en el personaje principal de la vida política, don Manuel Godoy, también extremeño. En la dedicatoria de la segunda edición de sus poesías nos dice que tuvo un hermano llamado José, que llegó a mariscal de campo.
Sobre su persona, los que lo trataron subrayan su sencillez, modestia y facilidad de trato. De Salas dijo Moratín que su persona valía más que sus escritos. Estas facetas son creíbles si tenemos en cuenta el largo tiempo que se mantuvo al frente del convento de las recogidas de la calle Hortaleza, sin lugar a duda una responsabilidad en la que paciencia y buen hacer eran necesarios y requisito indispensable para tratar con este tipo de internas. (2) La mayor parte de su vida profesional dirigió esta casa conventual de lo cual quedó memoria en los anales de la capital. Mesonero Romanos lo recoge en su Antiguo Madrid. Ya en el siglo XX se comentaba. “En una de sus habitaciones del piso bajo, habitó hasta su muerte el capellán y rector de dicho convento, don Francisco Gregorio de Salas: excelente poeta que, desde la ventana correspondiente a su cuarto de trabajo, vio pasar por el jardín interior de la casa, y entorno a una fuente rodeada de jazmines, tantas y tantas mujeres arrepentidas, tantas y tantas vidas avergonzadas que allí encontraron a Dios, y entre rezo y rezo le contaban sus virtudes pasadas, rotas en muchas ocasiones por la miseria y el infortunio” (Velasco Zazo, 1943,162-163). Los que le conocieron en la Corte, donde residió muchos años, estimaban su amabilidad, ingenio, facilidad para improvisar, trato afable y fácil conversación, así como sus costumbres un tanto inocentonas.
II,2)Obras
A lo largo de sus casi ochenta años de existencia Salas nos brindó un buen ramillete de obras literarias, sobre todo poesías. De forma concisa y en función de los temas habría que apuntar tres tipos de trabajo:
+Obra bucólica, centrada en sus poemas editados conjuntamente en 1797 en Madrid por la imprenta de Ramón Ruiz. Dentro de ellos destacaríamos: El observatorio rústico de 1772, reflejo de la vida diaria de un labrador acomodado, donde resalta el paisaje de Extremadura (Sánchez Pascual, 1993, 399). Fue reeditado en múltiples ocasiones. Era un diálogo sobre la vida rural entre dos personajes, ricos labradores, llamados Salicio y Coridón. Está escrito en la más pura tradición virgiliana (Torres Nebrera, 2009). Y Dalmiro y Silvano, editado anteriormente en 1780, prototipo de égloga bucólica.
+En una segunda temática aborda la historia sagrada, himnos litúrgicos y paráfrasis bíblicas, como las lamentaciones de Jeremías, más algunos sermones para el púlpito. Estos últimos en prosa compuestos entre 1771 y 1778.
+Un tercer tipo englobaría las materias elogiosas, como el titulado Elogios poéticos dirigidos a varios héroes y personas distinguidas… Madrid 1773. Tiene también otros poemas de esta modalidad, más un himno elogiando la Paz de 1783.
Los que se han acercado a su obra apuntan que debería ser concebida literariamente dentro de lo que se denominó en el siglo XIX el costumbrismo. Hay, así mismo, un cierto realismo adaptado a la mentalidad de un hombre, sacerdote del siglo XVIII, y por tanto condicionado además de por el siglo por su profesión.
III)Estructura de los Elogios Poéticos
La alabanza a los héroes y personas de Extremadura de 1773 constituye toda una apología de la región, una tierra entonces con los perfiles de la sociedad estamental muy acentuados (Sánchez Pascual, 1993, 396). De estos versos mandó realizar una edición facsímil la Universidad de Extremadura en 1994, que consta de los consabidos 63 sonetos con la introducción, prólogo y el epitafio. (3)
La Introducción plantea un diálogo entre el Poeta, Clío y Calíope, en el que Salas presenta a la musa de la Historia y a la del Canto y la Poesía. El espacio en el que se realiza la presentación es el paisaje extremeño, donde coinciden con un Anciano, la Tradición y un Lector, que en el primer soneto canta los méritos de Extremadura y sus hombres. Clío señala que para estos elogios ha otorgado a Calíope unos manuscritos antiguos en los que se hallan los sujetos de estas alabanzas, lo cual se expresa en el soneto segundo. Los tres protagonistas citados acuerdan dedicar la obra a don Manuel Antonio de Carvajal y Lancaster, duque de Abrantes, natural de la villa de Cáceres, al que se dedica el soneto tercero.
El Prólogo es un diálogo entre Calíope y el Poeta. La primera apunta que hablaría de santos, capitanes, hombres sabios, literatos, hombres piadosos, con carreras y cargos, y muchos más. Incide en que preferirá los siglos anteriores, luego los difuntos del siglo XVIII y alabará también a los vivos. Incluirá algunos que nacieron en otra parte, pero que bien por sus padres o su educación, están vinculados a Extremadura. Dicho lo cual el Poeta da paso al Epígrafe, parte principal, en la que Calíope recita los sonetos siguientes, del IV al LXIII, dirigidos a distintos personajes o grupos de personajes considerados extremeños.
Los naturales mencionados los agrupamos de la siguiente forma:
Croquis de los Elogios
Introducción, páginas 1-20, con 3 sonetos.
Prólogo, páginas 21-28.
Epígrafe:
A)Personajes hasta el siglo XVII, páginas 29-76, con 31 sonetos. Incluye: 16 santos y venerables varones, 25 conquistadores y militares, 15 prelados y eclesiásticos, 4 confesores de reyes, 3 varones de señalada virtud, 1 magistrado, 2 con habilidades insignes (pintores) y 43 escritores (aparte de Arias Montano, cita 10 teólogos o predicadores, 10 cronistas, 8 juristas, 8 poetas, 2 médicos, 2 albayteros, 1 latinísta y 1 ballestero. En este apartado hallamos un total de 109 personajes.
B)Del siglo XVIII, páginas 77-108, con 24 sonetos. Fenecidos incluye: 3 oficiales generales, 3 ministros o empleados de palacio, 14 prelados y dignidades, 3 escritores y 3 con habilidades particulares. Total 26. Entre los que viven de este siglo cita: 1 oficial general, 4 consejeros, 4 obispos y 7 empleados o eruditos, que componen un total de 16. El cómputo de personajes de este grupo B asciende a 42.
C)Suplemento, páginas 108-132, con 5 sonetos. Incorpora: 9 casas nobiliares con Grandeza de España, otras 4 grandes casas, 39 padres generales y priores de órdenes religiosas, 124 escritores, 2 mártires y piadosos varones, 3 doctos catedráticos, 1 oficial de primera graduación, 6 presidentes y oidores de audiencias o chancillerías, 2 empleados de palacio o rentas, 6 intendentes o gobernadores, 5 ballesteros, 2 abogados en Madrid, más 19 teólogos o canonistas. Que hacen un total en este apartado C de 222 personas.
La suma total de menciones realizadas en los elogios ascienden a 373. En este cómputo de personajes no están todas las figuras de mérito del pasado y presente (hasta el siglo XVIII) de Extremadura. Faltan sin duda hombres y mujeres de nuestra tierra, que por una razón o por otra, Salas no conocía; cosa lógica por otra parte dada la magnitud de la tarea que se impuso. Como muestra nos hemos aproximado a los que nacieron en la comarca de la Vera y hemos hallado 9 citaciones, alguna como la de don Pedro de Godoy, de Aldeanueva de la Vera, mencionado dos veces, una como obispo y otra como escritor. Pero faltan figuras del siglo XVII, como fray Martín de la Vera, escritor y prior del Monasterio de El Escorial natural de Garganta la Olla; el fraile alcantarino Blas Rodríguez de Cuacos, mártir en la Florida; Gabriel Acedo de la Berrueza, escritor de Jarandilla; también el conquistador de esta población Gaspar de Loaysa o el lingüista Gonzalo de Correas, natural de Jaraíz. Incluso de la ciudad de Plasencia de donde hallamos multitud de figuras echamos en falta a Inés Suarez, conquistadora de Chile junto a Valdivia. Por lo expuesto consideramos que la relación de Salas es incompleta, lo cual no resta méritos a su obra en el campo de la erudición.
En la propia estructura de los Elogios se observa que hubo una idea inicial, abarcar los personajes anteriores a su siglo, para después mencionar los fenecidos y vivos de su centuria. Pero pronto llegó a la conclusión de que en su plan había muchas ausencias. Es por ello por lo que añade el Suplemento, que le lleva a incorporar 222 extremeños más. Sin estos nunca habría llegado a contabilizar la cifra total de 373 menciones. Se demuestra con ello que esta obra le llevó un tiempo dilatado de maduración y remate de la contabilidad final. Esta sensación de que el Suplemento es una adenda se comprueba si tenemos en cuenta que a estos 222 personajes solo les dedica 5 sonetos, frente a los 58 poemas que distribuyó entre los 151 personajes de la primera parte.
En cuanto a extremeños nacidos fuera de la región, donde también notamos algunas imprecisiones, hallamos estas cifras: de Talavera de la Reina 25, Oropesa 9, Béjar 3, Mombeltrán 2, La Alberca 2, Candelario 2, Elvas 2, Lagartera 2 y uno de las siguientes poblaciones Arenas de San Pedro, Villa de San Nicolás, Galazosa, Lagunilla, Pedro Bernardo y Almadén. En total 53 personajes nacidos fuera de nuestra región.
- IV) Invertebración de Extremadura en el Antiguo Régimen
En el presente apartado pretendemos aproximarnos, con toda la brevedad y provisionalidad que nuestro tema nos exige, a la percepción de nuestra región en la Baja Edad Media y en la Edad Moderna. Nos acercamos a esta problemática apoyándonos en lo que la actual bibliografía nos avala, a fin de poder entender mejor la imagen extremeña que sustenta Salas. Una matización es preciso hacer, nos interesa aquí ver como se “construye” en el tiempo la idea de Extremadura a nivel institucional. No es este el lugar para abordar la idea que los extremeños como sujetos tienen de su tierra. Esta es una cuestión muy amplia y en la que voluntariamente no entramos. El título que da nombre a este apartado lo hemos tomado de un notable trabajo que en 1996 publicó en la Revista de Estudios Extremeños mi buen amigo y colega José Antonio Ballesteros Díez.
El territorio que constituirá lo que llamamos Extremadura está sujeto al proceso histórico que en España llamamos Reconquista y Repoblación. Estos se producirán sobre todo en la segunda mitad del siglo XII y primera del siglo XIII. El viejo Reino de León se expande en este periodo por la zona occidental de nuestra región, conquistando definitivamente Coria en 1200 (con anterioridad la había tomado Alfonso VII en 1143), Alcántara en1213, Cáceres en 1229 y Mérida y Badajoz en 1230. Mientras que el Reino de Castilla avanzaba por la parte oriental adquiriendo Plasencia en 1186, Trujillo en 1233 y Medellín en 1234, adentrándose en la zona norte de Badajoz. Estas dos Extremadura, la leonesa y la castellana, se fundirán en una unidad espacial con la unión de los citados reinos bajo Fernando III el Santo.
Ahora bien, a nuestro parecer la unidad territorial que desde entonces se constituye es básicamente un ente geográfico. No existe un órgano político-administrativo que les conforme como provincia de Extremadura. El tipo de repoblación de dicho territorio en forma de comunidades de villa y tierra, realengos, señoríos o dominios de las ordenes militares (Alcántara y Santiago) no gozan de una conexión institucional a escala regional.
Es cierto que en las Cortes de Benavente de 1202 aparece referenciada Extremadura, junto a León, Galicia y Asturias. Lo mismo sucederá después con las menciones que hallamos en las de Toro en 1371 o Segovia 1390. Pero creemos que estas menciones aluden más bien a un espacio geográfico, no a una entidad administrativa. Algo parecido podríamos señalar de la representación en Cortes que tienen algunas ciudades extremeñas en las asambleas estamentales de la Corona de Castilla y León de los siglos XIII y XIV. En estas asisten procuradores representando a Cáceres, Plasencia, Medellín o Badajoz, pero solo con el mandato de estas poblaciones. En términos similares acontece con los miembros del brazo eclesiástico que representan a los obispados de Coria o Plasencia (Mitre, 1986, 555 y siguientes). El gran poder nobiliar y el de las ordenes militares, más el costo de enviar procuradores para cada una de las ciudades o villas hizo que en siglo XV esta representación decayera y a partir del siguiente siglo solo Salamanca hablaba por la tierra extremeña en Cortes.
Esta percepción como provincia geográfica será superada en las siguientes centurias. Empezando por los escritores que a ella aluden. En 1548 aparece el nombre de Extremadura en el libro de las Grandezas y cosas memorables de España de Pedro de Medina. En 1595 Diego Pérez de Mesa en su obra Adicciones resalta los caracteres culturales de los extremeños. En 1608 el Padre Francisco de Coria en su Descripción o historia general de la provincia de Extremadura da una visión de conjunto y unitaria de la región. En 1613 ve la luz la novela corta de Cervantes El celoso extremeño, que airea un tópico cómico sobre el comportamiento humano. Poco después en 1616 Juan Sorapán de Rieros en su Medicina Española alude a un cierto concepto de ente cultural. Todo ello sin mencionar a la “nación” de los extremeños, concepto que pervive entre los universitarios de Salamanca a lo largo de los tiempos modernos (Rubio Muñoz, 2011 y Rodríguez Martín, 2024). Y no digamos entre ganaderos mesteños en el ir y venir de sus rebaños anualmente de norte a sur y viceversa.
El siglo XVI supone la división de la provincia a efectos fiscales por parte de la Corona Española. Dado que uno de los ejes de la administración real se basaba en la fiscalidad, así consta en el censo de pecheros de Carlos V (1528) y en el de los Millones de 1591, nos vamos a encontrar con dos provincias fiscales. Trujillo desde 1480 era la cabeza de una de ellas a efectos del cobro de las contribuciones otorgadas por la Hermandad General y, desde 1500, de los servicios concedidos por las Cortes. Esta provincia abarcaba más o menos el norte de la región, con la zona de Alcántara y parte del norte oriental de Badajoz. La otra provincia, llamada de León, comprendía el territorio de la orden de Santiago, con dos partidos con capitalidad en Mérida y en Llerena (Ladero Quesada, 2016, 21 y siguientes).
Tras esta conformación de Extremadura en dos provincias fiscales y la progresiva gestación de lo que a nivel popular denominamos mentalidad “socio-emotiva extremeña”, hecho logrado en misiones militares o en los ámbitos universitarios en los que participan extremeños, llegaría la unidad regional en la representación en Cortes. Éste fue un hito destacado del siglo XVII. “Para Extremadura el voto en Cortes significó su nacimiento como ente administrativo y la reorganización del mapa fiscal dividiéndose en ocho partidos o tesorerías, encabezadas por las seis ciudades adquirentes del voto (Badajoz, Cáceres, Mérida, Plasencia, Alcántara y Trujillo), más Llerena y Villanueva de la Serena…La constitución de este poder provincial invisible, sin sede ni edificio, se basaba solo en la comunicación que se establecía entre ciudades que compraron el voto…De esta comunicación interurbana nacerá la figura del diputado extremeño en la Corte” (Lorenzana, 2018, 26).
El Real Privilegio de 1652, por el cual nuestra región adquiría el derecho a voto en las Cortes de las Monarquía Hispánica es el primer paso para la vertebración interna y su delimitación territorial como provincia. Felipe IV cobró por la concesión 80.000 ducados, básicos para proseguir la guerra con Portugal. Es precisamente este conflicto el que da origen a la Capitanía General del Real Ejército de Extremadura institución que, bien que sólo de tipo militar, serviría también para conformar un cierto sentido unitario y a Badajoz, ciudad fronteriza, como capital de la región. En las Cortes de Madrid de 1655 se reconoció el voto en Cortes de ciudades extremeñas. Con ocasión de esta concesión se integraron las Tierra de Coria y de Granadilla, que antes pertenecían a Ciudad Rodrigo y Salamanca (Lorenzana, 2018). Este autor en los apéndices 4 y 5 de la obra citada nos muestra el nuevo mapa fiscal extremeño en 1655, en el que se detallan los partidos y tesorerías que tenía Extremadura (también en Ballesteros Díez, 2003).
La política centralizadora impuesta por los Borbones en el siglo XVIII tendría como consecuencia la aparición de la Intendencia. Este organismo encarna un papel relevante para la política que venía desarrollando el Consejo de Castilla en dos planos: uno limitando desde 1766 ciertos privilegios de la Mesta tan nocivos para la región, y en segundo lugar facilitando el acceso de los vecinos a bienes concejiles, como las reales provisiones de 1766 (reparto de baldíos), 1767 (reparto de yerbas en dehesas y propios) y la de 1770 de reparto de tierras concejiles. Con este nuevo ente quedaban por primera vez vinculados todos los territorios extremeños a una institución administrativa superior, manteniendo sus diversas jurisdicciones históricas. La región se conformó en 8 partidos, muy desiguales en extensión, al frente de los cuales se puso a sendos subdelegados. Las cabeceras de estos partidos eran: Badajoz, Mérida, Llerena, Villanueva de la Serena, Trujillo, Cáceres, Alcántara y Plasencia (Cardalliaguet Quirant, 1993, 411).
El Nomenclator de Floridablanca de 1785, nos habla ya de una provincia con capital en Badajoz y ocho partidos, con un total de 365 poblaciones. La política borbónica de construcción de carreras de postas, la cartografía específica de don Tomás López, la diputación de Cortes entre las sesiones de 1760 y 1789, más la Real Audiencia de Extremadura, instalada en Cáceres en 1791, van poco a poco conformando una visión unitaria del territorio extremeño que, aunque al servicio de la administración central, crearía una visión unitaria del territorio como entidad singular y diferenciada. Todo ello, junto a la dinámica popular en la convivencia de los propios vecinos y las élites de la época, dentro y fuera de su tierra, sirvió sin duda para tomar conciencia de su peculiaridad y rasgos propios, dentro del conjunto de los pueblos de España. Los cambios que acaecen en la centuria del liberalismo, con las divisiones en dos provincias de 1810, 1822 y 1833 nos adentran en unos tiempos que superan la vida de F. G. de Salas, que son los que nos hemos trazado como meta.
Podemos sintetizar este apartado diciendo que, tras la integración de Extremadura en los reinos peninsulares, la percepción general es de un espacio geográfico, ello es dominante en la Baja Edad Media. Pero a partir del siglo XVI es percibida como ente fiscal, luego un espacio con representación en Cortes, siglo XVII y, en la siguiente centuria, como una zona articulada desde las instituciones centrales de los Borbones. Paralelamente, y con intensidad distinta a estos procesos institucionales, por escritores y memorialistas de la época, junto a la población llana se fue asumiendo su singularidad dentro del conjunto hispano. Podríamos concluir diciendo que la consecución de la personalidad social de Extremadura es una construcción histórica.
V)Extremadura en F. G. de Salas
Somos conscientes de que Salas fue sólo un poeta, además de sacerdote. Por ello partimos de la premisa de que no fue historiador ni lo pretendió. Es esa circunstancia lo que nos motiva en este artículo. Vislumbrar la percepción de nuestra región en un personaje del siglo XVIII, residente en la Corte. pero de origen extremeño y con un perfil de persona culta. Es a este biotipo cultural al que representa nuestro autor y por tanto es el paradigma que nos interesa investigar. Salas tiene una percepción del pasado basado en el ideal renacentista y el humanismo cristiano, que llevaría a ponderar figuras de hombres singulares y que por tanto han dejado huellas en la Historia. Utiliza para la articulación del texto a dos musas de la Antigüedad Clásica: Clío y Calíope. A la primera la denomina “bella y sabia, suprema reina y madre de la Historia” (pág. 4). La segunda es la encargada de la parte del recitativo de los sonetos. Ambas “se abrazan con tierno afecto” (pág. 5). Las metas que se impuso Salas están en sus palabras. “Me he movido a darte un catálogo pequeño de esta idea del mérito extremeño, el amor a un país donde he nacido” (pág.12). Éste es su objetivo fundamental, y añade en el título de la obra: “a varios héroes y personas de distinguido mérito, en sus profesiones y de elevados empleos, así antiguos como modernos” (subtítulo).
En cuanto a las bases documentales que están en los fundamentos de los Elogios, nuestro poeta señala que empleará “los antiguos pergaminos, las gloriosas empresas, y las memorias de los héroes ilustres, literatos, varones piadosos y sujetos más distinguidos en distintas artes que ha producido la dichosa tierra, que riegan los dos ríos que habitamos”(pág. 7). Además un Anciano le dice “yo soy la tradición que en todo tiempo ha sido respetada y bien creída, tan útil a la historia de tu encargo, como provecho y gloria de los pueblos…Yo soy el suplemento de la Historia y ella siempre de mi tomó consejo” (pág. 9 y 10).
Si bien estos elogios están dedicados a los más distinguidos personajes de la nobleza y el clero nos dice más adelante. “Y aunque veas muchos y muy dignos de la primera clase paso a ofrecerte algunos otros de destino inferior a los primeros, es para dar idea de que en todo abunda nuestra insigne y feliz patria, que no pueden ser todos generales, sabios y distinguidos magistrados y en toda clase necesita el mundo los hombres de distintas profesiones” (pág. 23 y 24).
En cuanto a la línea del tiempo nos dice que lo narrará “según me lo permita la confusa división de estos pergaminos, y la naturaleza de una obra poética, pequeña y arbitraria, extractada de anales dilatados. Preferiré los siglos anteriores, seguiré de este siglo (XVIII) los difuntos y cantaremos de algunos vivos justas alabanzas” (pág. 22 y 23). Clío señala a Calíope que la obra se iniciaría con la dedicación de la misma a aquel Grande de España, oriundo de la patria, que tuvo la suerte de nacer en ella (Extremadura) y como tal la amaba y protegía. Éste hombre era Manuel Antonio de Carvajal y Lancaster, duque de Abrantes y Linares.
Antes de cada soneto Salas nos proporciona una serie de datos a cerca del personaje o conjunto de personajes a los que se van a dedicar los respectivos catorce versos. En nota a pie de página cita las fuentes que utiliza. Las referencias son de lo más variado: Desde Nicolás Antonio hasta la obra de Moreno de Vargas, Figueroa, Quintana Dueñas, Alonso Fernández, Herrera, Mariana, Solís, Fonseca, Sigüenza y un largo etc. También anales de algunas ciudades, archivos de órdenes militares o de casas nobiliares, crónicas, fe de bautismos en algunas poblaciones y otras fuentes. Los datos que aporta son verídicos, pero existen muchas imprecisiones y errores de localización o calificación de obras o méritos; algo habitual en un “no historiador” que se ha impuesto como meta elogiar y no historiar. Para su siglo utiliza conocimientos, informes, memoriales que posee, además de Nicolás Antonio, libros sacramentales y noticias de obras y autores en los lugares de los elogiados.
Como deducimos por lo dicho en páginas anteriores nos hallamos ante un poeta con una percepción de la historia en torno a lo que se llamaba Coreografía. Descripción de nombres, lugares, méritos o habilidades de los personajes a los que dedica los 63 sonetos. Es una visión del pasado de corte tradicional lejos de lo que en aquella centuria nos estaban ofreciendo Vico y Condorcet, por no citar otros historiadores. Y en el caso de nuestro país de figuras como Feijóo, el Padre Flores o Campomanes.
En el prólogo Salas nos dice. ”Como es esta una obra laudatoria y no de aquella crítica ajustada, que tiene otros objetos y otros fines, seguiré la opinión más favorable, siempre que esté fundada y recibida por clásicos autores” (pág. 27). Desde este punto de partida hay una serie de nombres y conceptos que nos ayudan a perfilar la noción de Extremadura de nuestro poeta.
Para él nuestra región es un escenario en el que una tierra, llena de bondades y recursos, hace posible la vida y la exaltación de múltiples individuos, hombres preferentemente a mujeres. (Su paisana Luisa de Carvajal y Mendoza no aparece en estos elogios. Pero le dedica una canción de 70 versos en su otra obra Elogios de algunos de los más conocidos escritores y facultativos españoles difuntos, publicado en la Imprenta Andrés Ramírez, Madrid 1776, páginas 65-67). En aquellos ensalza la comarca de Jaraicejo, así como la vida y muerte de la venerable Luisa en Londres, más su posterior traslado al monasterio de la Encarnación de Madrid, en tiempos de Felipe III. Como fenómenos físicos cita sobre todo ríos, los sistemas geomorfológicos escasean, también la vegetación está presente, las estructuras socio económicas en cambio están ausentes. De todo ello se percibe cuál es su idea de la Geografía y la Historia, una mera y simple descripción de accidentes, nombres y personajes en el espacio y en el tiempo.
Para Salas Extremadura es “una de las múltiples provincias de nuestra España” (pág. 12). A veces la denomina patria en minúscula, dejando el término Patria para referirse a España. Todo ello en clave geográfica, nunca aludiendo a una configuración administrativa y menos política. En uno de los sonetos esto se expresa con claridad, me refiero al VII dedicado a San Pedro de Alcántara.
“…Y tú, patria feliz, que de tu lodo
Pudiste dar al Mundo, con espanto
(jamás interrumpido de algún modo)
El Blasón y la gloria del Héroe tanto,
Qué gloria no será del país todo
Haber dado a la gloria tan gran Santo? ”
En el soneto XVIII, dedicado al Cardenal Silicio, vuelve a mencionar a Extremadura como provincia o patria, también utiliza el término país para referirse a nuestra región, dejando los de Reino o Patria para el conjunto español. En el XXXIII, dedicado a Luis Morales el Divino, le denomina el “Apeles Extremeño”. En el XXXVI, dedicado al marqués de Ceballos, general de Felipe V en sus luchas contra Portugal en 1706, en plena guerra de Sucesión, vuelve a emplear los conceptos de “patrio suelo” y “país amado” como sinónimos de Extremadura.
Pero creo que el soneto LXIII y último de estos elogios, dedicado en general a la región, es el que mejor expresa su noción y a la vez aprecio por la tierra que le vio nacer. Dice así:
“Abundante, feliz, Patria dichosa,
ameno, fértil, delicioso suelo,
sereno, alegre, dilatado Cielo,
florida tierra, llana, y espaciosa;
fecunda, y dulce madre, que graciosa,
produces todo fruto con anelo,
siendo el refugio, abrigo, y el consuelo
de estériles Países generosa?
Alégrate por fin de que tus hijos
(O glorioso País afortunado!)
te llenen de abundantes regocijos;
pues con todos los otros comparado,
a todos, si no excedes, les igualas,
en Orlas, Mitras, Togas, y Vengalas”.
Podríamos calificar la visión de Extremadura en la obra de Salas como, un espacio emotivo, sentimental, no un territorio organizado institucionalmente. Es, dice, una región rica en recursos naturales y sobre todo humanos, lo cual expresa vehementemente en el listado de hombres y corporaciones a los que elogia. Señalaríamos que esta percepción del espacio y de los hombres, es propia de un funcionario o cualquier otro personaje relevante de nuestro siglo de la Ilustración, donde se potencia el mérito y las habilidades como forma de acceso al prestigio social. En este sentido, Extremadura es pródiga en recursos según el poeta. Pero también conviene señalar que la perspectiva de su análisis es la de un súbdito, que vive en Madrid, crisol de nuestro Despotismo Ilustrado y donde prevalecen los valores de unidad sobre los de diversidad regional. No podemos exigir a Salas que sea un regionalista. Tampoco lo serán los prohombres del Liberalismo Hispano, al que nuestra región aportó un grupo fundamental, tanto en las Cortes de Cádiz como a lo largo de todo el siglo XIX.
Existe una cuestión más que me gustaría abordar en este apartado. Me refiero a su dimensión espacial. Ya apunté anteriormente que en su relación de nombres incluye a 53 personajes que no habían nacido en la región. Sí en zonas limítrofes de Salamanca, Toledo, Sevilla o Huelva. Ello no se debe sólo a lo que él mismo apuntaba de que consideraba extremeños también a los que sus padres lo fueran o se educaran en la región con posterioridad. La abundancia de personas de Béjar, Talavera, Oropesa y otras poblaciones entiendo que obedece también a su concepto de la “Extremadura amplia”, denominación que establezco con todas las cautelas precisas.
Varios colegas de hoy, en distintas publicaciones, han aludido al concepto de “nación extremeña” en el Viejo Estudio Salmantino. Dentro de esta noción se integraban en el curso 1574-75, 15 estudiantes de Béjar, 24 en el curso 1584-85 y 26 en el de 1594-95 y no creo que solo fuera debido a que la citada ciudad pertenecía, y hoy sigue perteneciendo, a la diócesis de Plasencia (Rubio Muñoz, 2011, 225 y siguientes). En el siglo XVII aparecen nuevos datos en este sentido. En 1648 se sigue un proceso contra un estudiante “natural de Talavera de la Reina y consiliario de la nación extremeña” (Rodríguez Martín, 2024, pág. 578, nota 39). En 1654 otro estudiante de cánones, natural de Béjar, pertenecía a la mencionada nación, ya que entonces Béjar se incluía entre los territorios identificados con la mentada “natio” (Rodríguez Martín, 2024, pág. 586, nota 83).
Creo que estos datos nos deben llevar a una reflexión, a fin de profundizar en lo que estamos abordando. Durante la mayor parte de la Edad Moderna el concepto de Extremadura desbordaría las fronteras administrativas entonces vigentes. Los habitantes de nuestra tierra siempre han estado por delante de sus instituciones a la hora de identificarse como extremeños. Y esta “cordialidad contagiosa” llevó a que muchos individuos de territorios limítrofes aceptaran esta condición en distintas circunstancias. Ya fuera en los ambientes universitarios, con ocasión de los distintos tipos de emigraciones que la región ha sufrido, en los ámbitos militares o funcionariales. Sin duda es un tema abierto que dejo sobre la mesa con muchas posibilidades de análisis.
VI)A modo de coda
Si tomamos conciencia de la situación de postración y marginación que sufría nuestra región en el siglo XVIII y la formación y personalidad que poseía Salas es posible que entendamos la obra, no literaria, sino cultural y social que proyectó nuestro autor. Este era un clérigo colocado en Madrid, sin afán de medro en la capital, a pesar de contar con influencias y oportunidades de trabajar en palacio. Su humildad y sencillez le llevaron a rechazar todo ello y dedicarse a su trabajo, aun contando con el apoyo del “lobby” que dirigía Manuel Godoy.
Su mentalidad y forma de ser no podían enfrentarse a la situación de una tierra dominada por “la despoblación, la subordinación a la Mesta, con desigual e injusta distribución de la propiedad agraria, abusos de los poderosos, junto a otros factores físicos y técnicos que impedían el desarrollo de la región, que seguía caracterizada por una pobreza generalizada” (Pérez Marín, 1995, 423). Es posible que esta realidad la conociera o incluso la sufriera. Seguro que conocía el informe del intendente Uztáriz de 1785 al Consejo de Castilla denunciando las calamidades citadas.
Ahora bien, pretender que un sacerdote, con mentalidad y formación tradicional y escasas ambiciones personales de medro, pudiera enfrentarse a una realidad tan cruda es como dice el castizo pedir peras al olmo. ¿Qué es lo que hace Salas? Limitarse a escribir, “la mía es una obra laudatoria y no de aquella critica ajustada, que tiene otros objetos y otros fines” (pág. 27). Creo que aquí reside un elemento básico para la comprensión de su función sociocultural. Salas carece de un planteamiento ilustrado y mucho menos protoliberal, como sí lo tenía Meléndez Valdés. Nuestro poeta es un hombre del Antiguo Régimen y buen representante de la sociedad estamental. Es lógico intuir que con tales condicionamientos, en su faceta literaria, alabara y ensalzara a los grupos sociales dominantes. Lo contrario me parecería un desiderátum y no porque yo sostenga un determinismo sociológico o algo parecido. Todo lo contrario.
Por todo lo expuesto entendemos que nuestro escritor, en su elenco de 373 personajes extremeños, resalte a los privilegiados en clave de grupos como prelados, dignidades, teólogos, santos y barones venerables, predicadores y un largo etc. O por otra parte a conquistadores y militares famosos, generales y oficiales, casas nobiliares o mayorazgos. Pero también hay que indicar que alaba a sectores de las clases medias: magistrados, escritores, juristas, médicos, profesores, pintores, albayteros…Lo cual refleja un mosaico social más complejo tal como lo era la sociedad española del siglo de la Ilustración.
Además el soneto 63 se lo dedica a “los buenos labradores y ganaderos que abundan en el país y que proporcionan a todo el Reino exquisitos frutos y sazonadas carnes… Produce todo género de caza, frutas, ganados y yerbas, socorriendo con la bella calidad, y abundancia de sus pastos, y benignidad de temperamento, la escasez de nuestras Provincias del Norte, manteniendo el crecido número de ganados que es tan notorio en todo el Reino” (pág. 129). Que esto es avalar el statu quo de la región, es posible que así sea desde el punto de vista sociopolítico, pero también es una forma de ensalzar y dignificar un territorio y sus gentes.
Personajes como Santa Eulalia y San Pedro de Alcántara conviven en la dedicación de sonetos con Hernán Cortés, Pizarro, Valdivia o a escritores como Arias Montano, El Brocense, Pedro de Valencia o pintores como Luís de Morales o Juan Fernández Labrador. Pero lo importante no son las figuras o prohombres más conocidos. En la relación de más de 370 extremeños hay personajes desconocidos para el gran público, cuya profesión y lugar de nacimiento se indica, lo cual puede ser un buen punto de partida para la elaboración de un diccionario biográfico de personalidades de Extremadura.
En cuanto a la estima de Salas por la tierra y sus paisanos a mí me surgen muchos interrogantes. ¿Qué valoramos más el soneto 63 y último de los Elogios o la décima dirigida a los extremeños, que inserta en su Juicio imparcial o definición del carácter de los naturales de los Reinos y Provincias de España? Entiendo que ambos son la expresión de lo que el escritor percibe a la hora de comprender Extremadura. El soneto es laudatorio como es lógico en un libro de alabanzas. En él se ensalza a su tierra como comunidad, su espacio geográfico y sus recursos. Todos los versos son positivos para el conjunto regional.
En cambio la décima hay que entenderla dentro de un trabajo de caracterización de los pueblos que componen España, para luego ensalzar la síntesis que vislumbra en los rasgos del español. Además en aquella hay versos laudatorios (7º y 8º), los otros 8 ciertamente son críticos, pero hacia el hombre extremeño tal como él lo contempla y debido a su situación de subsistencia y condicionado por motivos históricos y sociales. A veces la expresión crítica de una realidad no se puede calificar siempre de retrograda.
¿Lo que se expresa en la citada décima es de ser centralista? Puede que lo fuera, pero no lo fueron menos los revolucionarios liberales del siglo XIX. Lo de retrógrado es una calificación sin más que obedece a planteamientos dialécticos en los que Salas nunca pretendió entrar. Por otra parte, la décima ha sido valorada positivamente y en su contexto por autores como José López Prudencio. Otros la han considerado “una sinrazón poética” (Sánchez Pascual, 1993, 399). En la vida hay gustos y opiniones para todos pero, como bien decía Pirandello, la vida es una obra de teatro que no permite ensayos.
VII)Bibliografía
A parte de los Elogios Poéticos, así como otras obras suyas, nos han servido para nuestro estudio los siguientes trabajos:
+Ballesteros Díez, José Antonio (1996). La invertebración de Extremadura en el Antiguo Régimen. Revista de Estudios Extremeños Tomo LII, nº 2, Badajoz, páginas 627-645.
+Ballesteros Díez, José Antonio (2003). La compra por Extremadura del privilegio de voto en las Cortes de Castilla. En Espacio Tiempo y Forma, serie Hª Moderna, IV-16. UNED Madrid, páginas 251-294.
+Cardalliaguet Quirant, Marcelino (1993). El programa territorial del Despotismo Ilustrado en Extremadura. Revista de Estudios Extremeños Tomo XLI, nº 2. Badajoz.
+Casado Izquierdo, Mª Pilar y Moliner Bernabé Amalia, (2015). La Intendencia del Ejército de Extremadura (siglo XVIII) en el Archivo Histórico Provincial de Badajoz. Actas de las XVI Jornadas de Hª de Llerena, páginas 97-116.
+Gamero de Coca, Juana (2006). El Indio de la Nación. En Signos Literarios, enero-junio. México, páginas 27-41.
+García Nieto Onrubia, Mª Luisa (1992). Poesías de F. G. Salas, edición crítica. Diputación de Badajoz, Badajoz, 369 páginas.
+González Sánchez, Carmen (2024). Análisis de las divisiones administrativas provinciales desde la perspectiva histórica y geográfico-política: la articulación del territorio de Extremadura en el tránsito del Antiguo Régimen. Actas de los LII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo.
+Ladero Quesada Miguel Ángel (2016). Extremadura y Fernando el Católico. Actas de los XLV Coloquios Históricos de Extremadura Trujillo.
+Lorenzana de la Puente, Felipe (2018). Extremadura voto en Cortes. El nacimiento de una provincia en la España del siglo XVII. Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Madrid.
+Lorenzana de la Puente, Felipe (2018). Extremadura en tiempos de Meléndez Valdés. Sociedad Extremeña de Historia. Actas de las IX Jornadas de Historia de Almendralejo y la Tierra de Barros. Almendralejo, páginas 12-51.
+Martínez Díez, Gonzalo (1983). Extremadura: Origen del nombre y formación de dos provincias. Anuario de Historia del Derecho. nº 12. Universidad de Extremadura, Cáceres, páginas 59-119.
+Mateos González, Mª Dolores (1971). La España del Antiguo Régimen. Castilla la Mancha y Extremadura. Publicaciones de la Universidad de Salamanca. Salamanca.
+Mitre Fernández, Emilio (1986). La actual Extremadura en las Cortes Castellanas de la Baja Edad Media. Príncipe de Viana Anejo nº 2-3. Pamplona, páginas 555-564.
+Pérez Marín, Tomás (1995). Propuestas de reformas económicas para Extremadura en el reinado de Carlos III. El informe del intendente Uztáriz de 1785. Revista de Estudios Extremeños Tomo LI, nº 2. Badajoz.
+Pérez Marín, Tomás (1996). Contribución al estudio de la intendencia de Extremadura: la actuación del Marqués de Uztáriz. En Memorias de la Real Academia de Extremadura. Volumen III, páginas 293-341. Trujillo.
+Rodríguez Martín, Álvaro (2024). Vítores Extremadura. Una aproximación a la conflictividad estudiantil extremeña en la Universidad de Salamanca (1648-1654). Actas de los LII Coloquios Históricos de Extremadura. Trujillo.
+Rozas, Juan Manuel (1980). Mapa para leer al padre Salas. En Miscelánea Cacereña. D. P. Ministerio de Cultura. Cáceres.
+Rubio Muñoz, Francisco Javier (2011). La nación de Extremadura en la Universidad de Salamanca durante su etapa clásica. Norba revista de Historia nº 24. Cáceres.
+Salas, Francisco Gregorio de (1776). Elogios de algunos de los más conocidos escritores y facultativos españoles en el presente siglo y anteriores. Imprenta de Andrés Ramírez. Madrid.
+Salas, Francisco Gregorio de (1797). Juicio imparcial o definición del carácter de los naturales de los Reinos y Provincias de España. Sala Cervantes de la B. N. E. sig. Mss. 12956/47.
+Sánchez Marroyo, Fernando (2013). La estructura político institucional de Extremadura (1808-1874). Revista de Estudios Extremeños Tomo LXIX nº 1. Badajoz.
+Sánchez Pascual, Ángel (1993). Salas y su décima a Extremadura o el centralismo como sinrazón poética. Revista de Estudios Extremeños Tomo XLIX nº 2, páginas 393-408. Badajoz.
+Torres Nebrera, Gregorio (2009).Biografía de don Francisco Gregorio de Salas. Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia. Madrid.
+Velasco Zazo, Antonio (1943). Madrid Monacal. Madrid.
+Ventura Díaz, Antonio (1996). Integración Cultural de Extremadura. Revista de Estudios Extremeños Tomo LII, nº 1. Badajoz.
VIII APÉNDICE FOTOGRÁFICO

Lámina 1. Francisco Gregorio de Salas

Lámina 2. Convento de las Arrecogidas de Madrid -copia-

Lámina 3. Elogios Poéticos
