Feb 102017
 

José Lozanos Ramos. Provisional.

Prólogo

Aunque nos parezcan muy antiguos los nombres de las calles plazuelas, etc. la mayoría de los nombres y rótulos son relativamente nuevos ya que se rotulan en el Siglo XIX.

En el siglo XIV se decía en Trujillo «por la puerta de Santiago se llegaba por una calzada a un poblado actualmente al hoy centro de la ciudad y des- pués la calzada de Toledo.)

En lo que se refiere a los Gremios, nombre por el que se conoce a muchas calles en Trujillo, se empezaron a nombrar por primera vez en 1.437.(2)

Por lo tanto estos cuatro siglos con otros anteriores forjaron nombres de Iglesias, fuentes, palacios, conventos, gremios, calzadas, etc. que llegaron a nuestros días y enriquecieron nuestro callejero.

También los nombres de personajes de la época o de épocas distintas, se hizo que nombraran para ellos calles, he aquí precisamente un motivo que ocasiona cambios de nombre en las calles, hecho que asola en tiempos pasados y actuales nuestra geografía. Hecho este que nos dice lo efímero de nuestra existencia, aprovechado por los listillos de turno. Hasta que llega el siguiente y lo vuelve a cambiar, ¡de risal

Este trabajo recoge el nombre actual (1.988), pero también trata de recoger los nombre que tuvieron, y a ser posible que tome nota a quien correspon- da que se rotulen las calles, plazas etc. que no tiene rótulo.

Por lo que se refiere a la limpieza de las calles, encontramos un acuerdo del Ayuntamiento del 15 de julio de 1.537, que dice se contrata a García de la Cuadra «Morisco» para limpiar las calles.) Para su pavimentación, se cometían atropellos como el de el Arco o Puerta Palomitas de la Muralla que estando en mal estado se derrumba en 1.908 y se hacen rollos para las calles (4), pero como el empleo comunitario no es cosa de ahora, hay un acuerdo del Ayuntamiento en el que se dice que la brigada de empleados

de empedrado de las calles, como no hay mayoría de albañiles trabajando, cosa perjudicial para su buen arreglo, lo denuncia el Sr. concejal García de la Cruz (5). Referente a su rotulación, en el S. XIX se gestiona por el Concejo según reza el acuerdo de 31 de enero de 1.823 que dice «El pre- sente secretario leyó el reglamento provisional de policía y llamo la aten- ción del Ayuntamiento para que procediese al entero cumplimiento de su contenido». El señor Alcalde, segundo habla con relación a la correspon- dencia que tiene de Talavera, informa que por cada espejuelo de cuarta en cuadro con letras para rotular las calles, piden al pie de la fábrica, 6 reales y 4,50 por cada uno de los que hay que servir para la numeración. Y termina «que se active la conclusión del Patrón General para hacer el pedi- do como corresponde» (6).

No debió de haber acuerdo, ya que en el libro de Sesiones de 1.862, dice que los azulejos se trajeron desde Sevilla, se rotularon las calles con los nombres de dominio público según tradiciones y se numeraron (7).

Callejero por orden alfabético

Afuera o de fuera, calle; se debe por su condición de fuera de la ciudad. Alarcón, calleja; En ella vivió un personaje llamado así.

Albayda Marqués de, calle; En honor a D. Jacinto de Orellana y Avecia. Alberca, calle; Por estar junto a dicho depósito de agua.

Alférez, calle; No existe actualmente.

Alhamar, calle; Nombre de morisco que vivió en ella.

Alonso de Monroy, calle; Clavero de la orden de Alcántara.

Almenas, calle; Almenas que van hasta la Puerta de San Andrés. Altamirano, plaza; Por estar junto a la casa solariega de los Altamiranos. Altozano, plazuela; Significa «cerro en una llanura».

Alvarado, calle; Antes Horno de los corrales.

Andrés San, cuesta; Debe su nombre a la Iglesia de San Andrés.

Ángeles cruz de los, barrio; Cruz de camino que iba al arrabal de Belén. Antonio San, calle; En ella está en convento de San Antonio.

Aragón, plazuela; Antes San Francisco.

Argentina, calle; En honor a la nación hermana.

Arquillo, calle; Arco que existió que se cerraba en caso de epidemias, gue- rras, etc.

Azobejo, plazuela; Antes Azoguejo, Está en área en que estuvo un merca- do árabe.

Ballesteros, calle; Gremio de obreros de talleres de fábrica de ballestas. Ballesteros, caballero notable, reconstruyeron su Palacio, Santa Marta.

Burgos, plazuela; Licenciado Gonzalo de Burgos, Párroco de San Martín. Cabreros, calleja; Debe el nombre a que por ella pasaba el ganado transhumante.

Cañón de la Cárcel; Se llama cañón por la bóveda de cantería construida de esta forma, que sostiene parte del edificio del antiguo Ayuntamiento y en él la cárcel.

Clara Santa, calle; Por estar junto al convento de Santa Clara. Clodoaldo Naranjo, calle; Historiador y Sacerdote.

Conde de la Encina, calle; D. Manuel Pérez Aloe y Was, diputado y senador.

Calvo Sotelo, avenida; Antes calle de la Piedad. Constanilla, calle; Debido a la pequeña cuesta que tiene.

Coronación, avenida; Desde la calle fuera al arrabal Huertas de Ánimas. Corral de los Morales; Creo no existe.

Cruces, calle; En dicha calle se hallaban las cruces que se alzaban en la barriada.

Cuarto, calleja; No existe o no se conoce.

Cuervo, plazuela; Desde el final de la calle Garciaz a la plazuela de San Judas.

Cuesta de la Sangre, calle; Desde la Plaza Mayor a la puerta de Santiago. Chica, calle; Va desde la guía a la Encarnación.

Chupete, calle; No existe. Iba desde Zurradores, por el rincón, a la Plaza Mayor.

Descalzos, plazuela; Antes plazuela de San Andrés. Desviación, carretera Madrid – Trujillo – Lisboa.

Diego de Trujillo, calle; Conquistador trujillano, Barriada de los Conquistadores.

Domingo Santo, calle; Debe su nombre a la Parroquia de Santo Domingo. Domingo Ramos, calle; Debe su nombre al pregonero Mingo o Domingo Ramos.

Duragnos, calle; Antes de los Peruleros (españoles que venían de América).

Emilio Martínez, plaza; Alcalde de Trujillo en cuyo mandato fue la traída de aguas.

Encarnación, calle; Antes de 1.900 calle del Espíritu Santo, en 1.871 calle del Prin.

Estudio, calle; En ella estaba la casa de la Preceptoría de Estudios.

Fernán Ruiz, calle; Según la tradición fue quién abrió la Puerta del Triunfo en la Reconquista de Trujillo.

Plaza Mercado de Abastos; De la Plaza Mayor se mudó a la Lanchuela y se inauguró el 20 de agosto de 1.966.

Francisco San, plazuela; Está en la misma parroquia de San Francisco. Francisco de Chaves, calle; Conquistador trujillano, Barriada de los Conquistadores.

Francisco Pizarro, calle; Conquistador del Perú. Gabriel y Galán, barriada; Poeta.

Galguera, calle; Se dice así por el zig-zag que hace, como si de una carre- ra de galgos se tratara.

García de Paredes, calle; Diego García de Paredes, Sansón Extremeño. Garciaz, pozo; Se extendía a la plazuela de Santa Lucía.

Aburría, calle; (Guría o Gurrea) en ella vivía el verdugo que ajusticiaba en Trujillo.

García de Paredes, plazuela; Fundador de Trujillo en Venezuela (hijo del «Sansón Extremeño).

Goro, calle; Seudónimo de Gregorio Rubio, poeta y compositor de canciones.

Guadalupe, avenida; Carretera de Logrosán.

Guadalupe, plazuela; Por la casa de Cillero, propios del Monasterio de Guadalupe.

Guadalupe, calle; Debe su nombre a los mismo que la plazuela. Guardia, calleja; Traseras de Santo Domingo.

Guía, Nuestra Sra. de la, Calle; Por la imagen que se venera en dicha calle. Hernán Cortés, calle; Conquistador de México, Barriada de los Conquistadores.

Hernando Pizarro, calle; Conquistador trujillano.

Herreros, calle; Debe su nombre al gremio de los herreros.

IIdefonso Ramos Fuentes, del doctor, calle; Médico muy querido en Trujillo.

José San, calle; No existe.

Juan Bautista de La Salle, calle; Religioso fundador de La Salle. Juan Tena, plazuela; Historiador trujillano.

Judas San, plazuela; Debe el nombre a una Ermita que estaba en dicha plazuela.

Judas San, travesía; Va desde la plazuela de San Judas al Praillo.

Lanchuela, plazuela; Por estar asentado en peñas graníticas que pueden verse hoy.

Lucía Santa, plazuela; No existe.

Manuel Pardos, calle; Ingeniero del 1 Q proyecto de traída de aguas a Trujillo.

Margarita de Iturralde, calle; Fundadora del Colegio Santiago y Santa Margarita.

María Santa, calle; Por estar a las traseras de la Iglesia de Santa María. María Santa, Plazuela; Por estar en la Puerta Poniente y Principal de la Iglesia.

Mártires de los, calle; De las Jerónimas al Castillo. Matadero del, calleja; Calleja que va al Matadero Viejo.

Mayor, Plaza; Plaza Mayor Real en 1.823. Plaza de la Constitución. Plaza República General. Es un cruce de caminos hacia todos los puntos. El pilar es de 1.900, en conmemoración de la llegada de aguas a Trujillo. En el siglo XVI se construye el palacio de Piedras Albas, el palacio de Chaves- Orellana, el 22 de junio de 1.571 se hacen obras en el Palacio de la Con- quista, en 1.586 siendo Corregidor Juan Ledesma se hace parte de los soportales.

Mayor dolor, calle; No existe.

Merced, plazuela; Plazuela del Prin en 1.871.

Merced, calle; Llamada así por estar junto a dicho convento. Mola General, plaza; General de la Guerra Civil.

Miguel San, plazuela; Por estar junto a la Iglesia y Convento de San Miguel.

Molinillo, calle; Calle central del Barrio Molinillo.

Moritos de los, plazuela; Entre el Palacio Lorenzana, La Coria y el depósito de agua.

Naranjos de los, calle; Debido a unos naranjos que había en la Casa de los Hinojosa sita en dicha calle.

Obrera de Dña. Margarita de Iturralde, barriada; Casas hechas a sus obreros.

Oviedo, calle; se desconoce su localización.

Palmas de las, calleja; Travesía desde García de Paredes a Plazuela San judas.

Palomas de las, calle; Debe su nombre al escudo de las palomas del escu- do Rol.

Pablo Iglesias, casas; Dirigente Socialista. Pardos, calle; Antes jesús Nazareno.

Parra, calle; D. Antonio de la Parra, cated. de Salamanca, Arcipreste de Santa María.

Paso, calle; Se juntaban en ella por Semana Santa los pasos que venían de la Iglesia de la Vera Cruz y San Andrés.

Pavo, calle; Antes Zonche, se llama del pavo por el «remoquete» de un morador.

Pedro San, calle; Debe su nombre al convento de San Pedro.

Perú, avenida; Pisos de la Diputación en la carretera de la Cumbre. Piedad, ronda; Rodea el barrio de la Piedad.

Pistas de las, calle; Va del cruce de San Pedro a la calle García de Paredes. Portugués del, calle; Paralela a las Cruces y Hernando Pizarro.

Pozuelo del, calle; No existe.

Pocito del, calle; No existe.

Quiroga, plazuela; Debe su nombre al Prior Quiroga que moró allí. Ramón y Cajal, avenida; Debe su nombre al Premio Novel Español. Real, calle; No existe.

Real del, calle; De la calle Estudio a Santo Domingo.

Rincón del, plazuela; Actualmente no existe, es Plaza Mayor.

Romanos de los, calle; Debe su nombre al apellido de uno de sus moradores.

Ruiz de Mendoza, paseo; Antes Plaza de la Encarnación, Mercadillo, pla- zuela de la Alhondiga, Calle de jesús Nazareno.

Sangre, calle o cuesta; Debe el nombre a la Iglesia de la Sangre (S. XVII). Santiago, plazuela; Toma su nombre de la Iglesia del Apóstol.

Sillerías, calle; Se debe al gremio de los silleros.

sofraga, calle; Por encontrarse en ella el palacio de los Marqueses de Sofraga.

Sola, calle; Llamada así porque no había en ella casas domésticas. Tiendas, calle; Antes, Primo de Rivera.

Tintoreros, calle; Debe su nombre al gremio de los tintoreros.

Vera Cruz, calle o plazuela; Por estar delante del cementerio de la Vera Cruz.

Victoria, calle; Antes Cambrones (gremio de la seda). Vivancos, calle; No existe. Debía su nombre a un Regidor. Vizonche del, calle; No existe.

Zurradores, calle; Por el gremio de los zurradores (‘pieleros»).

Belén, Arrabal.

Antes vega de Papalbas. Documentada 24 de Septiembre de 1 .728, por el que se cambia el nombre de Papalbas por Valle de Belén.

Huertas de Ánimas, Arrabal.

Antes Huertas de Valfermoso. Valle de Valfermoso, hoy Regajo. Había una Ermita de la Virgen del Rosario, en 1.803 se inaugura la Iglesia, antes de Santo Domingo. En 1.864 se hace el primer proyecto de unir Trujillo con Huertas de Ánimas.

Huerta de la Magdalena, Arrabal.

Antes, Arroyo Mimbrera de Valfermoso. En 1.580 un ermitaño franciscano tenía la ermita, que cambió de nombre. En 1.896 la vieja ermita de Huerta de la Magdalena es Parroquia.

Pago de San Clemente, Arrabal.

Antes calleja de la monja. Parroquia de San Clemente de 1.555, hoy Santa Clara, venían los lagareros y de hay venía al Pago, el patronímico de San Clemente.

Fuentes documentales.

Trujillo Histórico y Monumental de Juan Tena. José María Muñoz Claro.

La opinión.

Guía de Trujillo de Federico Acedo.

Trujillo, su hijos y monumentos de Clodoaldo Naranjo. Francisco Becerra de Carmelo Solís.

Cristina Chico.

Arquitectura y Urbanismo en Trujillo de Francisco J. Pizarro.

Feb 082017
 

Luís José Garrain Villa. (Provisional).

Durante el siglo XVI, el éxodo de hombres y mujeres de Llerena dirigido a las Indias, fue de una notable importancia. La vida y obra de muchos de estos personajes aún perdura en nuestros tiempos protagonizadas en los distintos aspectos políticos, militares, religiosos y literarios que rodean la participación española en la conquista y colonización de América.

la actuación de extremeños como Hernán Cortés, Francisco Pizarra, Nú- ñez de Balboa y otros, está ya muy estudiada por los investigadores ameri- canistas de todo el mundo. Pero estos hombres, se encuentran acompañados, secundados y aconsejados por otros que durante siglos han permanecido en un segundo plano, y ahora, al escudriñar entre los legajos polvorientos, crónicas olvidadas y libros sobre temas específicos de la épo- ca, nos encontramos a muchos de estos segundones de la historia, dormi- dos, sin que nadie les haya concedido la más mínima atención. El caso que ahora vamos a estudiar, el de Pedro López de Cazalla, es uno de ellos, y aparece de pasada en algunos textos.

Estoy convencido de que su trayectoria profesional y política durante el tiempo que convivió con el marqués de la Conquista, Francisco Pizarra originó en algunos momentos un cambio en el curso de la historia. Sus actuaciones pudieron influir notablemente en el suceder de los hechos que ahora con tanta profundidad se estudian, debido a la proximidad de la conmemoración del V Centenario del Descubrimiento de América.

Pedro López de Cazalla, secretario que fuera de Francisco Pizarra, era hijo de Alonso de Cazalla y de Leonor de León, vinculado familiarmente, como primo hermano, al cronista lIerenense Pedro Cieza de León. Es posible que ocupara la primogenitura entre sus hermanos, por las alusiones que mu- chos de ellos le hacen en los distintos documentos consultados.

No puedo precisar el orden de edad de los hermanos, si bien una pequeña reseña de cada uno de ellos puede interesar para comprobar las relaciones que Pedro mantuvo con ellos, tanto en su aspecto familiar como en el de los negocios que poseían en América y España.

Rodrigo de León, embarcó con destino al Perú el 16 de marzo de 1.53422  donde acuñó una fortuna, casado con doña Agustina de Soto, sin que tuviera descendientes, tuvo su residencia en el Cuzco peruano. Posiblemente  fuera el hermano de Pedro López que más contacto tuviera con él, hasta el
punto de querer ser enterrado junto al mismo, según dispuso en su testamento otorgado en Cuzco, unos días antes de fallecer, el 9 de diciembre  de 1.580. Decía Rodrigo:

«Primeramente mando mi anima a Dios que la crió y redimió por su pre- ciosa sangre, y el curpo a la tierra de donde fue formado, y que si Dios nuestro señor fuese servido de lIevarme desta enfermedad mi cuerpo sea sepultado en la Iglesia e monasterio de señor San Francisco, en la sepultura que allí tiene Pedro López de Cazalla, que aya gloria, mi hermano, donde está enterrado juntamente con Sebastián de Cazalla, mi hermano que aya gloria, … «.

Alonso de Cazalla de León, que estaba casado con Leonor Arroyo, y man- tuvo igualmente relaciones con América. Coincidió en Panamá con su pri- mo hermano Cieza de León, según éste lo refiere en su testamento al reconocerle una deuda, de la manera siguiente: «a alonso de cecelle estan- te en panama cien castellanos en tejuelos que me dio pare cieno negocio y no se hizo, digo que no aviendose el fecho pagado dellos que se le pa- guen de mis bienes». Volvió (23) desde el nuevo continente y se instala en Sevilla, sin poder precisar esta fecha.

Lope de LLerena, escribano del cabildo, (24) casado con Isabel de Paz, con la que tiene varios hijos, uno de ellos adoptó el nombre de Pedro López de Cazalla, igual que nuestro personaje, y fue clérigo, Alonso de Cazalla de León, Luis de Cazalla, Leonor de León, Isabel de León, Sebastián de Paz, que era fraile, y Juan de Paz. Ostentó el cargo de albacea de sus hermanos Pedro López de Cazalla, y Rodrigo de l.eón (25).

Notas

22 Archivo General de Indias. (A.G.I.) Contratación. Legajo 5.536. Folio 50.

23 Saenz de Santa María, Carmelo. Obras completas de Pedro Cieza de León. c.s.i.c.

Madrid, 1.985. Página 12.

24 Carrasco Garda, Antonio. La plaza mayor de Llerena y otros estudios. Ediciones

Tuero. Madrid, 1.985. Página 129.

25 Archivo Parroquial de Llerena. (A.P. LL.) Libros primeros de bautismo de la Grana-

Luis de Cazalla, clérigo de la Iglesia de la Granada en LLerena. Aparece con Bastante insistencia apadrinando a muchos niños, principalmente los relacionados con su extensa familia.

Sebastián de Cazalla. Emigró también al Perú, donde se dedicaba a llevar los negocios relacionados con la ganadería y agricultura de las encomien- das de sus hermanos Rodriga y Pedro, falleciendo en dicho país andino con anterioridad a 1.570.

Isabel López de León, casada con el licenciado de Cabrera, y tuvo cuatro hijos, Alonso de Cabrera de Vera, Leonor, María y Pedro.

y Juana de Cazalla, ancvida en octubre de 1.526; contrajo nupcias con Luis de Toro y tuvo una hija llamada Leonor de Toro.

Las relaciones de Pedro López de Cazalla con sus hermanos, aún la distan- cia que con algunos de ellos mantenía, fueron muy estrechas, como se verá posteriormente.

Ignoro la fecha en la que embarcó hacia el Perú, aunque la supongo muy temprana, debido a que desde su estancia en aquellos territorios se remon- ta a la llegada de Francisco Pizarro. La gran actividad que desarrolla du- rante los primeros tiempos de la conquista le hace estar presente en los grandes acontecimientos de la época.

En 1.540, el 17 de noviembre, reside en la ciudad de Los Reyes, con el marqués, don Francisco Pizarra y en su calidad de escribano de su majes- tad suscribe un mandamiento de amparo a favor de Nicolás de Ribera, re- lativo a la posesión de los indios de Huanuco. Unos días después, el 7 de marzo de 1.541, interviene en la redacción de una provisión por la que se nombre teniente de gobernador y capital de Trujillo a Diego de Mora. El 5 de abril del mismo año, firma por orden del marqués el mandamiento de amparo a favor de Alonso de Loaisa en posesión de los indios de Cochcvi- lica. Y estando en la ciudad de los Reyes, el 8 de mayo, redacta un manda- miento dirigido al teniente de Arequipa, para que recolecte el cupo de 1.000 pesos asignado a dicha villa para los gastos de la campaña contra Mango Inga.

Estuvo presente en el momento de la muerte del marqués don Francisco Pizarra, del que era secretario y al que había asistido durante su recorrido por el Perú.

El cronista Pedro Cieza de León, también presente en tan interesantes sucesos, relata en su obra aquellos acontecimientos trascendentales para la historia de España y América. A continuación transcribo de su obra lo que sucedió:

«El marqués y Francisco Martín, su hermano, y don Gómez de Luna, e Vargas y Cardona, sus pajes se metieron en la cámara que estaba más adentro para armarse. Francisco de Chaves, y Diego Ortiz de Guz mán, y Juan Ortiz e Pedro López de Cazalla, e Bartolomé de Vergara, con algunos que no huyeron, estaban en la sala turbados y no sabían que ha- cer. El marqués, con ánimo valeroso, echando de sí una ropa larga de grana que tenía vestida, se entró en su recámara a armarse, e se vistió unas corazas, e tomando una espada ancha que le sirvió en el descubrimiento, la sacó de la vaina diciendo: « Vení acá vos, mi buena espada, compañera de mis trabajos». La puerta de la sala habíanla cerrado, y los de Chile subían por la escalera, Los de Chile que vieron que no le podían entrar, pi- dieron a grandes voces lanzas cumplidas con que desde afuera le pudiesen matar; dos pajes, mancebos, estaban con el marqués, el uno llamado Vargas y el otro Cardona, e con sus espadas en las manos se pudieron alIado del marqués, su señor. Pues viendo los de Chile que no le podían entrar, y que había ya gran rato que estaban allí, usaron de un ardid mañoso, y fue de echar do estaba el marqués uno de ellos por fuerza, para que embara- zándose con él, ellos tuviesen lugar de entrar; y así a un Narváez con grandes empujones que le dieron, le hicieron entrar dentro, y el marqués le dió tales golpes que murió de ello, y los de Chile entraron dentro del ron- dán, y Martín de Bilbao y otros descargaron sus folpes en el capitán; que de descubrir reinos e conquistar provincias nunca se cansó, que estaba en- vejecido en el servicio real …. EI marqués, después de habar recibido mu- chas heridas, sin mostrar flaqueza ni falta de ánimo, cayó muerto en tierra; nombrando a Cristo, nuestro Dios, espiró, quedando el cuerpo del genero- so capitán adornado del ser que requería un tan famoso español como él fue, tendido en el suelo. Fue sus muerta a hora de las once del día, a vein- te e seis días del mes de junio, año de nuestra reparación de mil quinientos e cuarente y un años; gobernó por él e por sus tenientes, desde la villa de Plata hasta la ciudad de Cartago, que hay nuevecientas leguas y más; no fue casado, tuvo, en señoras deste reino, tres hijos y una hija; cuando mu- rió había sesenta e tres años e dos meses .Y algunos de los de Chile qui- sieron sacar el cuerpo del marqués arrastrando, para poner/e en el rollo, y por ruego del Obispo del Quito y de otros se dejó de hacer, y Juan de Barbarán u su mujer, y el secretario Pedro López de Cazalla, natural de Llerena, tomaron en un paño blanco el cuerpo del marqués, y con mucha prisa lo llevaron a la iglesia, y como mejor pudieron hicieron un hoyo, en el cual le pusieron.»

Con posteridad a aquéllos sucesos, el gobernador Cristóbal Vaca de Castro, lo nombra por su secretario. participando en reuniones con el Visorrey Blasco Núñez Vela a quien informa de las actividades de Vaca de Castro, redactando los despachos y provisiones necesarios para gobernabilidad de la provincia de Perú. Todas sus actividades las relata cuidadosamente Pe- dro Cieza en las distintas partes de su obra.

Fue escribano mayor de Nueva Castilla, desde los años 1.548 a 1.550, coincidiendo con Pedro Cieza de León en Lima en 1.548. También ejerció como secretario del presidente Vaca de Castro, sirviendo igualmente al capitán Lorenzo de Aldana.

El 9 de mayo de 1.554, Juan de LLerena, su tío carnal, le gestiona ante la corte, una licencia para volver a España por un periodo de cuatro años; ignoro si le fue concedida, pero lo cierto es que no hizo uso de ella. Poste- riormente, el día 30 de dicho mes y año compra un censo por valor de 62.500 maravedíes que recaen sobre algunas propiedades rústicas del cita- do Juan LLerena.

En 1.564, el 7 de enero, se encuentra en el Cuzco, y al parecer, vuelve a tener el propósito de regresar a España, según lo anuncia Diego Trujillo, en una carta que dirige a su esposa, enviándole con él algún dinero. Es evi- dente, según veremos a continuación, que desistió de tal propósito.

Del estudio de la documentación que he manejado se desprende que fue una persona a inteligente y hábil para los negocios, amasando una buena fortuna. Sus relaciones mercantiles fueron muy amplias, interveniendo en la mayoría de ellas sus hermanos aquí en España, principalmente Alonso de Cazalla de León, o los que convivían con él en el Perú, como Rodrigo de León o Sebastián de Cazalla.

Poseía un juro sobre el almoraxifazgo de Sevilla, también gestionado pos su citado tío Juan de LLerena, en el que firmaron como testigos en el Cuz- co el lIerenense Francisco de Vivero y Pedro Sánchez, fechado en dicha ciudad el día 9 de diciembre de 1.563.

Unos días después el 21 de diciembre de 1.563, en Llerena, y ante el escri- bano Juan García de Marcilla, su hermano Lope de Llerena, renuncia en su favor a un juro al quitar por valor de 20.000 maravedies, situado sobre las alcábalas de Mérida. Se dice en el documento de renuncia que se le pa- guen los beneficios a su hermano Alonso de Cazalla, vecino de Sevilla, que era la persona a cuyo cargo estaban sus negocios en España. de nue- vo, el mismo Lope de Llerena, vuelve a renunciar a otro juro en su benefi- cio, el día 1 de enero de 1.564.

Contrajo matrimonio dos veces, la primera con Dña. Francisca de Zúñiga, y la segunda con Dña. Paula Ordóñez de Silva, habiendo estado esta ante- riormente casada con Alonso de Toro, natural de Trujillo, y uno de los ca- pitanes de Francisco Pizarro, muerto trágicamente. Estos sucesos los relata Cieza de León en la «Guerra de Quito» de la manera que sigue:

«Que estando en la ciudad del Cuzco en su trono e mando, casado con una dueña
que ahora lo está con el secretario Pedro L6pez,
e teniendo en su casa los
padres del/a, sucedi6 que habiendo una noche tenido sus pasatiempos se-
cretos con una india, tuvieron sobre el/o algunas palabras domésticas en
que vino Alonso de Toro
a tratar mal de palabra a la madre de su mujer, y
siempre solía andar armado
e con su espada e daga, lo cual no tuvo aquel
día;
e su suegro de más de sesenta años, como vido que Alonso de Toro
con palabras denostaba
a su mujer, y el/a que daba algunas voces, creyen-
do que ponía en ella sus manos, el viejo, encendido en ira arremeti6 al
Alonso de Toro
y hechando mano a una daga se fue a abrazar con Toro e
le hiri6 malamente; el cual como se sintiese herido dijo medio riendose:
no mas, que estoy burlando;
e Diego González de Vargas, que así se lle-
maba, cobrando más ánimo le dio otras heridas sin que pudiese ninguno
venir
a valer/e, de que cay6 mortalmente herido, y el viejo se retrajo al
Monasterio de la Merced;
y Alonso de Toro, dando arcadas con la muerte
se le sali6 el ánima. Y luego hubo gran ruido y alboroto con los l/oros que
la mujer
y siervos tenían, a lo cual acudieron luego algunos que les pesaba
no poco de aquel acaescimiento,
e mandaron doblar las campanas, e
cuentan algunos que repicaron en señal de alegría, mirando los juicios de
Diosque por quien solía mirar por la salud de Toro
e buscar/e todo conten-
tamiento, le hubiese venido la muerte .
… »

No tubo descendencia de ninguna de sus esposas, y como único hijo natu-
ral tuvo a Diego López de Cazalla, nacido de una india Uanar y al que
deja como heredero de todos sus bienes en España, como vimos anterior-
mente al referirnos a él.

En una capellanía que instituyó con su primera esposa Dña. Francisca de
Zúñiga, nombraron por patrono a su sobrino Diego López de Cazalla, clé-
rigo, y en dicha capellanía ofrecieron 12.000 maravedies para el casa-
miento de Francisco Torres e Isabel González.

Todas estas circunstancias personales, así como las relativas a sus negocios
en el Perú, están constados en su testamento, otorgado en el Cuzco, siendo
Regidor Perpetuo de dicha Ciudad, el día 16 de febrero de 1.570. Este in-
teresantísimo documento, custodiado en el Archivo Nacional de Simancas,
que ilustra gran parte de su vida, figura transcrito al final de este trabajo.

Murió Pedro López de Cazalla al día siguiente de que otorgara testamento,
es decir el 17 de febrero de 1.570, y un día después, su albacea Juan Brava
de Laguna, también natural de Llerena, solicita copia de la última volun-
tad. Como testigos aparecen los Ilerenenses Juan Vivero, y Sebastián de
Vera, entre otros.

TESTAMENTO DE PEDRO LÓPEZ DE CAZALLA

Yndey nomine amen, sepan quantos esta carta de testamento e postrimera
voluntad vieren como yo pero lopez de cacalla, vecino desta ciudad del
Cuzco de los Reynos e provincias del Perú, hijo legítimo que soy de Alon-
so de Cazalla e Leonor de León, mis señores padres y difuntos que Dios
perdone, vecinos que fueron de la villa de Llerena, en los Reynos de Espa-
ña, estando en mi seso juicio e memoria y entendimiento natural qual Dios
nuestro señor fue servido de me dar Recelandome de la muerte ques cosa
natural deseando poner mi alma en la carrera de la salvación como fiel
cristiano lo debe hacer creo fielmente el misterio de la santísima trinidad y
en todo lo que cree y tiene la santa madre Yglesia de Roma e protesto vivir
y morir en la santa fe católica y si lo que dios no quiera ni permita por do-
lencia grave e por su ación del demonio en el artículo de la muerte o en
otro cualquier tiempo alguna cosa contra esro haciere o dijere, la revoco y
con la ynbocación divina hago e oredeno este mi testamento e última vo-
luntad a servicio de dios nuestro señor y de su bendita madre en la froma
siguiente:

Primeramente encomiendo mi ánima de Dios nuestro señor que la crió e
redimió con su preciosa sangre y el cuerpo a la tierra de donde fue
formado.

Ytem mando y es mi voluntad que si Dios nuestro señorfuere servido de
llevar desta presente vida que mi cuerpo sea sepultado en el monesterio de
señor San Francisco desta ciudad en la capilla que yo allí tengoen la capi-
lla mayor y en lo que toca a mi entierroes mi voluntad y así lo pido y suplí-
coa mis albaceas que no se haga mas de buscar seis pobres españoles e
indios y estos se vistan de sayal y sayos y caperuzas y caragueles y medias
calcas y zapatos y estos lleven seis hachas en las manos e vallan alumbra-
do la santísima cruz de nuestro señor y a mis señores y amigos y deudos
suplico no se pongan luto por mi ninguno porque demás de no usarse ya
en castilla lo que se ha de gastar en luto quiero se gaste por hacer bien por
mi ánima y que me entierren los curas de esta yglesia mayor desta ciudad
con la cruz y sacristanes y quatro capellanes que los acompañen.

Yten mando que el día de mi enterramiento y fuere esa y si no otro día si-
guiente se diga por mi ánima una misa de requien cantada, el cuerpo pre-
sento con diacono y subdiacono y que todos los frailes del dho monasterio
de san francisco que fueren a misa y todos los demás que quisieren de mi-
sa en los otros monasterios desta ciudad y clérigos del la yglesia mayor que
hubiere en la ciudad todos digan en el día misa por mi ánima y se le de la
limosna acostumbrada.

Yten mando que se diga en el dho monasterio de señor san francisco don,
de yo me mando enterrar un novenario de misas cantadas e otras cinquen_
ta miasa rezadas y se les da la limosna acostrumbrada por ello.

Yten mando que los otros monasterios de la dicha ciudad de la merced y
san Agustín y Santo Domingo se digan en cada uno veinte y cinco misas
rezadas por mi ánima y se les de la limosna acostumbrada.

Yten mando que se digan en la yglesia mayor desta ciudad quarenta misas
rezadas e que se le de la limosna que se les suele dar.

Yten mando a las madas forzosas cada una un peso de plata corriente.
Yten mando en limosna al monasterio de monjas de santa clara desta ciu-
dad del cuzco cinquenta pesos de plata corriente para que se compren de
camas para los pobres.

Yten mando que se compren en mis bienes seis botijas de azeite las cuales
entreguen mis albaceas una a una al moyordomo de la yglesia catedral
desta ciudad del cuzco para que arda la lámpara del santísimo
sacramento.

Yten mando que se den en limosna a las cofraías del santísimo sacramento
que esta findada en san francisco y a la de la concepción de nuestra seño-
ra y a la de redención de captivos de nuestra señora de la merced y de la
vera cruz a cada una seis pesos de plata corriente para cera.

Yten dido que yo di una memoria e yntención a Alonso de Cazalla mi her-
mano quando se fue desta ciudad del cuzco a los reynos de españa por la
qual le encargué que en la dicha villa de Ilerena desde el día que alla lle-
gase hasta que otra cosa fuese mi voluntad hiciese decir una misa cada día
una misa por mi yntención y tengo aviso del y de los demás mis hermanos
que se cumple ansi mando que desde el día que yo muriere hasta trea años
adelante siguiente se prosiga el dezir de la dha misa en cada un día de los
dhos trea años por mi yntención lo qual se pague con mis bienes que allá
tengo y mando que dellos se den limosna de trigo y dineros que yo mande
se diesen en los dhos tres años conforme a la dha ynstitución y memoria
que yo le di al dho Alonso de Cacalla y si por bentura el prelado quede
vacante de la dha yglesia mayor se pusiera pedir la quarta de dhas misas
que se puedan decir en la dicha villa de lIerena en los dhos tres años por el
mismo caso que no se digan sino que se den tan solamente las limosnas.

Yten mando y es mi voluntad que en la capellanía que yo tengo fundada
en la yglesia mayor de la dha villa de lIerena por mi e pos doña Francisca
de Zúñiga mi primera mujer se haga y provea lo que tengo escrito a mis
hermanos Lope de Llerena y Luis de Cazalla y mas lo que yo ordenare en
este mi testamento.

Yten digo que demás del descargo que yo tengo fecho con mis yndios de
mi repartimiento que parecera que por mi libro, mando que den a los
yndios de Guanacota y cavanamarca y pocoguaci duzientas cabecas de las
que yo tengo en compañía de Sebastián de Cazalla, mi hermano en los
hatos que tenemos en ychobanba y caparcalla los cuales tengan en pie y
crien para ayuda a pagar sus tasas lo qual pido y suplico a mis albaceas lo
ordenen para la mejor orden que convenga al aumento de dho ganado y
provecho de los dhos indios y a los yndios canches y chilques en cada un
repartimiento cien cabezas de ganado vacuno como saliere del corral de la
misma forma y manera que las de arriba y con el mismo cargo que mis
albaceas lo ordenen.

Y ten declaro que en las quentas que Alosos de Cazalla mi hermano tomó
con mi poder a Lope de Llerena nuestro hermano del tiempo que tuvo su
cargo la renta que yo tengo en España le
hizó de alcancedoscientos cin-
cuenta y tantas mili maravedis como parecerá por las cuentas que están en
mis papeles mando que no se le pidan ni demanden al dho Lope de Llere-
na por quanto yo le hago gracia de ello e mas es mi voluntad quel dho
Lope de Llerena aya de mi renta dos mil ducados de castilla para ayudar a
casar a sus hijas e me perdonen que yo quisiera mandalle mas sino que
con cosas que suceden en el mundo no puedo al presente.

Yten mando que el dho Lope de Llerena sea tutor y administrador de la
persona y bienes de Diego López de Cazalla mi hijo natural todos los días
que biviere y que por la justicia ni por otra persona alguna le sea quitada
ni removida la dha administración sino que la tenga en sus bienes como la
presente los tiene y que le den el salario que yo le tengo señalado de trigo
y dinero en cada año.

Yten mando que den a Catalina, yndia natural de los yndios canches de mi
encomienda un topo de chacarra de mi estancia de Piecho donde se la
señalare doña Paula de Silva, mi muger y mas cinquenta ovejas de la tierra
con sus padres por lo mucho que me a servido y encargo y encargo a la
dha doña Ysabel mi muger la trate bien e la tenga a su servicio.

Yten mando que den a Melchor, yndio natural de los chilques de mi enco-
mienda cinquenta ovejas de castilla y quatro de la tierra con sus padres e a
pedro natural de cananamarca treinta ovejas de castilla y dos de la tierra y
a cristobal, natural de los chilques veinte ovejas de castilla y dos de la tie-
rra con sus padres y a Luis, hijo de Ynes que murió en mi casa veinte ove-
jas de castilla.

Yten a Pedro Núñez boticario devo las medicinas que sean traydo para mi
de su botica mando se le paguen tasadas e la tasa la haga el propio porque
yo me fio de su cristiandad y bondad.

Yten mando a los dhos yndios de guanacota y cavanamarca y pocoguaca
el aliento y estancia de pichu que yo tengo cerca desta ciudad y todo lo
que le pertenece y si la dha doña Paula mi muger la quisiere mando que
dandole mil y quinientos pesos de plata ensayada la pueda tomar e redimir
para si por que es muy buena cosa y cerca desta ciudad y estos mil y qui-
nientos pesos que les dieren se hechen en censos seguro e lo que montare
el censo solo ayan los yndios para ayuda a pagar su tasa.

Yten declaro que las cabezas de cabras que esta n en poder de los dhos
yndios de guanacota, machos y hambras son suyas e para todos ellos e
ansi mismo la viña y arboleda que yo puse en Taurisma en asi mismo un
pedaco de rrancheria que yo les añadi y son alla la linde del asiento que
tienen en la falta de picchu de todo lo cual gozen lo dhos yndios como de
cosa suya.

Yten declaro e mando que la estancia que tengo en unvicos y e la arboleda
de ella la ayan y ereden los yndios canches de mi encomienda porque son
faltos de madera la qual quiero y es mi voluntad que no la vendan que no
la beneficien e pongan en ellas los camayos que fueran menester porque
les sera de gran provecho e interes

Yten mando a los yndios chilques y tambos de mi encomienda la estancia
que yo tengo en chuada quella mimpoloya, con todo lo que me pertenece
y si a la dha doña paula de silva mi muger la quisiere la pueda tomar dan-
dole mil pesos de plata ensayada e marcadalos cuales se hechen en censo
siguro y para pagar sus tributos y se les den las escripturas que yo tengo
dellos.

Yten declaro que yo soy casadoe velado segun la orden de la santa madre
yglesia con doña Paula Orgoñez de Silva mi muger hija de los señores
Diego de Silva y doña Teresa Orgoñez, vecinos desta ciudad con la cual
no recibio ningunos bienes dotales ny parafernales ny tenemos al presente
ningun hijo ni hija porque los que dios nos ha dado se los lleve para si.

Yten mando que se den a la dha doña paula su muger e aya para si demas
de los yndios de mi repartimiento que se hachen en ellos, las casas de mi
morada en que al presente, e la guerta e quintales de vechubanba e la tapi-
cería que me trajeron de los reinos despaña e una negra que yo tengo que
se llama polonia que compre a Pedro de Villagran e una cama de damasco
de las que me traxeron de los reynos de españa la que ella quisiere tomar
y
escoger a la cual ruego y encargo que por lo mucho que nos emos querido

encomiendo mi anima e que los bienes multiplicados durante nuestro ma-
trimonio son pocos no trate del los porque los ganados yo los mando a sus
yndios e todo se convierte en su pro e todo lo demas es muy poco.

Yten suplico a los señores Diego de Silva y doña Teresa Orgoñez me haga
merced de dejar la dha doña Paula de Silva mi muger en su casa para que
la gobierne con su famylia y no se pierda la memoria ni se abarate la que
al presente ay en ella y en esto recibire grandisima merced y buena obra y
a la dha doña Paula encargo ansi lo haga como aqui lo mando, a la cual
dexo todas las yoyas e ropas que al presente tiene e yo le dia cuando nos
casamos.

Yten digo que yo enbie a los reynos de España de Diego López de Cazalla
mi hijo natural el cual tengo nueva que llego alla en salvamento encargo
al dho Lope de Llerena mi hermano como dho es arriba su tutor y adminis-
trador y tome a su cargo a su persona y bienes e los tenga e administre co-
mo padre y tia al qual le doy todo el poder que tengo para ello y segun en
tal caso se requiere en derecho su autoridad de justicia ni que se entremeta
en ello tome su persona y bienes e los que tenga y administre como dicho
es todos los dias de su vida y despues de su muerte lo sea ni mas ni menos
que el padre Luis de Cazalla mi hermano todos los dias que viviere e le
doy el mismo poder e facultad que al dho Lope de Llerena y despues de
sus dias lo sea Alonso de Cazalla mi hermano al cual le doy el mismo po-
der e facultad que a los dhos lope de lIerena y luis de cazalla y siendo dios
servido disponer de todos tres lIebados desta presente vida sea Rodrogo de
León mi hermano si dios le librare de e fuere a los dhos reinos de españa y
si no lo fuere el pariente mio mas propinco que yo tubiere en la dha villa
de lIerena al qual nombre el dho alonso de escalla en fin de sus dias a los
quales encargo la persona e bienes del dho diego lopez e miren por el co-
mo por hijo mio e puedan disponer de lo que yo le dexo alguna cosa para
hacer bien por mi anima demas de lo que arriba tengo declarado para lo
cual y para cada una cosa de parte dellos les doy a todos e cad un dellos
ynsolidum poder cumplido e facultad segun que yo lo tengo y de derecho
en tal caso se requiere.

Yten declaro que yo tenia por bienes propios mios ante de que me casase
con doña Paula Orgoñez de Silva mi muger en los rey nos de españa seis-
cientas y setenta y seis mil e trescientos quarenta e quatro maravedies de
renta e juras e censos y de la que al presente se an acrecentado otros cien-
to y cinquenta mil maravedies de renta y de ciertas tierras que yo tenia
compradas y ellas se compraron mas rentas de dinero de las que al presen-
te no tengo nueva lo que mas se a comprado remitolo al dho lope de lIere-
na mi hermano para que como quien ellos y tan buen cristiano lo declare

 

y se tenga quenta e razon de todo y asimismo tenia por bienes mios las
casa de mi morada con el mueble della y dos negras e tres negros tapizeria
cama e plata labrada e otras cosas como la sala de la dha doña paula e la
vida quando vino a su casa y ansi mis las tierras y asiento de pichu e las
tierras que llaman poroya donde se siembre la chuada e la estancia e arbo_
leda de yuca e la huerta y arboleda de castillade vechubanba y ansimismo
la mitad de las vacas machos y hembras que a la sazon que me case eran
bivas y estavan en el hato de hichubanba y compañia del cho Sebastian de
Cazalla mi hermano como aora estan y ansimismo las ovejas de castilla y
de la tierra que en aquella sazon estaban en la estancia de poroya.

Yten despues aca yo compre las vacas que tenia Diego de Vargas de ea-
parcalla y me pago la mitad dellas el dho sebastian de cacalla y despues
trajo otras pocas de la ciudad de arequipa quando se caso e tambien yo le
pague la mitad del las por manera que las quales estan son de compañia de
los dos y de un hato y del otro hizo sacar el dho sebastian de cacalla cien
cabezas cuatro mas o menos para pesar en la carneceria para manteni-
miento de su casa y persona.

Yten tenia por bienes mios la mitad de catorce tiendas y casas y de quatro
tiendas pequeñas que sebastian de cacalla e yo teniamos en compañia en
la placa del triangulo desta ciudad las cuales vendimos en quince mil pe-
sos de plata ensayada a Juan de Pacorbo los cuales cobro por mi el dho
Rodriga de Lión e los tiene en su poder y se le an de pedir porque van in-
corporados en los bienes que se le secuestraron en la ciudad de los Reyes
porque los mios los avia de llevar los rey nos de españa.

Yten tenia antes del dho mi casamiento cavallos y mulas con sus aderezos
e otras cosas de muebles de casa que todo lo hace la dha doña paula mi
muger quando vino a ella.

Yten declaro que despues que me case segunda vez y a los bienes siguien-
tes multiplicados durante el matrimonio el multiplico de los ganados dhos
e la mitad de las yeguas e la racion que esta n al presente en aimbapata
y
una mula que compre a Juan de lireraco y otras cosas que se an comprado
para mi casa e que me an traydo de los reynos de castilla como lo sabe la
dha doña paula mi muger a la cual ruego y encargo como arriba tengo dho
que pueblos ganados ya los dexo a sus yndios les sea de convertir en su
pro no trato de multiplico y si lo quisiere tratar mis albaceas le den lo que
les pareciere por el valor dellos.

Yten mando que se den a Beatriz yndia vanar madre del dho Diego Lopez
de Cazalla mi hijo natural cinquenta ovejas de castilla y quatro de la tierra
y dos vestidos de ropa de avasca e mas la tierra que agora siembra e los
vachios en que bive de que yo le tengo hecha escritura y a francisco e

marcos cavallerizos questan en casa cada veinte ovejas de castilla y dos de
la tierra con sus padres e a mateo repostero y a juan concades pensero
otras veinte ovejas de castilla a cada uno y dos de la tierra con sus padres.

Yten digo que yo debo a Hernán López de Segovia, Boticario de resto de
madicinas que tome de su botica hasta cien pesos a lo que al presente me
acuerdo pidole por merced que pues son cosas de botica que no lo lleve
por entero todo y me perdone algo dello y si no lo quisiere hacer se lo den
todo.

Yten al licenciado Alegría le paguen cinquenta pesos de su salario que yo
les devo y que se cumplen por este mes de henero.

Yten al licenciado Alonso Pérez le tengo pagado todo su salario hasta julio
que viene pero su con todo esto quisiere dejo de mis bienes se lo den a
mis albaceas por que yo le he tenido e tengo por muy mi señor e a tenido
a cargo de me curar en mis enfermedades como tal.

Yten digo que debo a Pedro de Zurita difunto treinta pesos de resto de cier-
to socorro que yo le hice mando se den a Juan de la Moneda su albacea
para que los de a un hijo que tiene en guanuco.

Yten es mi voluntad que para todas estas mandas que hago a los yndios
especialmente les hagan gastar dineros en sacar mandamientos que mis
albaceas se los den sin ellos y seran muy bien dado.

Declaro e mando a Melchos Jiménez se le pagur lo que a servido a razon
de trescientos e cinquenta pesos ensayados por año que podra haber servi-
do poco mas de un mes.

Yten declaro que me deve Diego Rodriguez Zorrilla mercader quatrocien-
tos cincuenta y dos pesos de plata corriente de cierta ropa que le vendi el
otro dia como lo sabe Melchor Ximenez.

Declaro que en poder de la dha Dña. Paula de Silva mi muger estan ocho-
cientos pesos de oro en polvo que los yndios de guadacota traxeron esta
navidad para en cuenta de su tributo.

Declaro que en poder de Juan Ortiz Pican vecino de Potosi estan lo proce-
dido de ochocientos cestos de coca poco mas o menos e de sesenta y tan-
tas piezas de ropa que yo les envie desta ciudad que tengo cartas suyas de
como me lo enviaron con un criado de Diego Torres y en su ganado.

Yten declaro que yo compre a Pedro Ochoa de Maurica e de Pedro Ortiz
de Susunaga su suegro por una parte cien cestos de coca e por otra tres-
cientos treinta cestos,todos los cuales los tengo pagados e me tienen entre-
gados de ellos seiscientos e tantos cestos como parecera por mi libro sin
treinta que dieron la mitad pasada a Juan de Esquivel y los que agora en-
tregare a un criado e hacedor de Sancho de Vera visto lo que quisieren

pagado le enrevotare mando se cobre dellos las obligaciones estan en mi
cofre.

Yten es mi voluntad que Lope de Llerena mi hermano de mi hacienda y
renta pague a Alonso de Santa María lo que Juan de Paz su hijo lo quedo
deviendo e las ropillas que aca tenia se vendan para pagar las deudas que
aca declaro que tenia conforme a la memoria questa en mi cofre y si algo
sobrare se envia al dho Lope de Llerena su padre.

Yten declaro que yo me obligue a pagar al Bachiller Diego Diaz, residente
en esta ciudad por Diego Muñoz Ternero que me la envie a rogar doscien-
tos y tantos pesos de plata corriente como parecera por una cedula que yo
le hize firmada de mi nombre mando que se le paguen luego de lo que
deve Diego Rodriguez Zorrilla e que no sea detenido porque anda de ca-
mino para Nueva España y que de recaudo del gasto para cobrarse de Die-
go Muñoz y yo tengo escrito sobre esto al capitan Martin Ruiz de
Marchena, vecino de la Ciudad de los Reyes, para que los cobre del dicho
Diego Muñoz Ternero si los cobrare mando que tome delos los cinquenta
pesos que dio a Melchor de Valencia y los demas haga dellos lo que mis
albaceas le escrivieren y si no los cobrare de mis bienes se le paguen los
dichos cinquenta pesos.

Yten quiero y es mi voluntad que complido este mi testamento todo lo que
de mis bienes restare, sus albaceas hagan lo siguiente, digo de los bienes
que tengo en este reyno e no de los de españa los repartan a mis yndios
desta manera dando a los de condesuyos seis y a los caniches tres y a los
chilques dos y esto procuren por me hacer buena obra que sea en dinero e
se los echen en censos seguro para ayudar a pagar sus tasas porque esta es
mi postrimera voluntad y esto se entiendad como digo de los bienes que
tengo en este reyno e no entren tampoco en esto los siete mil quinientos
pesos que tengo en los dineros que estan secuestrados con los dineros de
Redrigo de Leon en la Ciudad de los Reyes porque estos los quiero para
ciertos efectos.

E para cumplir e pagar este mi testamento e mandas e todo lo demas en el
contenido dexo e nombro por mis albaceas testamentarios desta Ciudad
del Cuzco a los señores Diego de Silva y doña Teresa Orgoñez, mis sue-
gros y a la dha doña Paula mi muger y a Pedro Alonso Carrasco y a Pablo
Carvajal e Martin de Meneses e Garcia de Melo y a Hernan Bravo de Lagu-
na vecinos desta dha ciudad y a cualquiera dellos insolidun y en los reynos
de españa a los chos mis hermanos Lope de Llerena y Luis de Cazalla y
Alonso de Cazalla mis hermanos y al licenciado Jorge de Cabrera e Luis de
Toro mis cuñados ya cada uno dellos ynsolidun a los cuales ya cada uno
dellos doy entero poder cumplido ynbsolidum taly para cuanto el caso lo

requiera para que sin autoridad de justicia y no con las suyas solo entien-
dan y tomen de mis bienes e cumplan y paguen este mi testamento e todo
lo en el contenido, sino que de su propia autoridad lo hagan e paguen por-
que yo confio en sus conciencias y buena cristiendad y amistad que emos
tenido en esta tierra lo hagan y asi lo suplico e pido por amos de Dios.

y cumplido e pagado este dho testamento e todo lo en el contenido en
roda la renta que yo tengo en los reynos de España e la procedido della
dexo y nombro y señalo por mi heredero universal al dho Diego Lopez de
Cazalla mi hijo natural el qual declaro que es mi hijo natural e por tal lo
reconozco e nombro y lo tuve de la dha Beatriz yndia cañar e lo tengo
legitimado e se hallara la legitimación en tiempo e papeles el qual quiero
que sea mi heredero de la que dho tengo en los rey nos de España e lo que
fuere con su persona lo tenga a su cargo el dho Lope de Llerena mi herma-
no y despues de los que dejo nombrado sucesivamente y porque podria ser
que el dho Diego Lopez mi hijo natural antes de llegar a edad de poder
testar falleciese desta presente vida, a mi como su padre y administrador
de su persona incumbe testar por el dho que acaeciendo lo susodicho los
dhos mis hermanos Lope de Llerena e Luis de Cacalla dispongan de la di-
cha mi renta en casar su hijas mas redimir cautivos, hacer una alondiga en
la dicha villa de Llerena para proveer los pobres menos valos del que el
trigo valiere en la dicha villa de Llerena dos reales en cada fanegas, pro-
veere pobres en los hospitales e pobres avergonzantes y los demas que a
ellos les pareciere que sean buenas obras dirigidas e ofrecidas a nuestro
señor Jesucristo e que se haces para su santo servicio e para en descuento
de lo muchoque yo le ha sevido que su magestad me lo perdone como a
criatura hecha por sus santisimas manos e redimida por su preciosisima
sangre.

Yten declaro e mando que se den a los yndios camayos de vechubanba
cincuenta ovejas de castilla y diez de la tierra con sus padres a los cuales
mando que las tengan en pie e las multiplique e no se las coman y a los de
los cotos se le den veinte ovejas de castilla quatro de la tierra con sus pa-
dres que las tengan e multipliquen.

Declaro que don Francisco Turugualpa, cacique de los chilques de mi en-
comienda tiene en el hato de caparcalla quatro vacas que yo le di con lo
que hubieren multiplicado densele.

Yten digo que es mi voluntad que lo dhos Lope de Llerena y Luis de Caca-
lIa mis hermanos en la ynstitucion de la capellania que yo hize puedan por
su propia autoridad añadir e quitar cualquiera cosa que les pareciere que
conviene ni mas ni menos que yo lo pudiera hacer porque como hombres
que tienen la cosa presente lo puedan hacer mejor que no yo e a ellos lo

tremito y a su buenas conciencia e nombro por patrono de ella todos los
dias de su vida al dho lope de Ilerena mi hermano y despues de sus dias al
dho alonso de cacalla y despues de sus dias al pariente mas pronpico que
tengo nombrado por el dho alonso de cacalla en su testamento e postrime-
ra voluntad hasta que el dho Diego Lopez de Cacalla mi hijo natural sea
de edad que lo pueda ser para lo cual a todos ellos y a cada uno por si les
doy el poder y facultad que yo tengo ni mas ni menos que mi propia
persona lo pudiera hacer y de derecho el caso requiere.

Yten es mi voluntad que los dhos Lope de Llerena y Luis de Cacalla mis
hermanos puedan comprar para el servicio de la capilla que ahora tienen
hachas el hornato del culto divino de mi renta dos cal ices de plata, cada
uno de quatro marcos e una cruz que tenga diez marcos y dos pares de
candeleros de tres marcos cada uno e una manga para la dha cruz y suban
por esta dos pares dellas de plata y dos pares de hornamentos de seda de
un tercio para que se pueda decir misa con diacono y subdiacono e fronta-
les e todo lo demas que fuere menester para servicio de la dicha capilla a
su disposicion e buen entendimiento.

Yten es mi voluntad que se den a Cristobal hijo de Catalina yndia que esta
en mi casa doscientos pesos de oro e con estos e con lo que su madre mas
le diere lo envien a los rey nos de España a la dicha villa de l.lerena para
que alli se crie y se haga hombre.

Yten es mi voluntad que para Gaspar mi negro e la marquesa mi esclava
me an servido muy bien durante muchos años a, y yo los quiero bien,
mando que den a el dho gaspar a mi salbachas trescientos pesos de plata
ensayada y a la dha marquesa doscientos, les den carta.

 

 

Feb 032017
 

Francisco García Sánchez. Provisional.

HERNÁN CORTÉS NO MATÓ A MOCTEZUMA

El pasado día 24 de enero (1990) el prestigioso programa de la Televisión
Española, que se emite todos los miércoles, desde la ciudad Condal, pro-
grama que se lleva a cabo, por el periodista Constantino Romero, en una
de sus preguntas de, «El tiempo es oro», apartado: «Nuestros temas», se
preguntó al concursante valenciano, sobre quien fue el que dio muerte al
Emperador azteca Moctezuma. La respuesta que se dio por válida, con
10.000 Ptas. de premio, fue rotunda: Hernán Cortés.

Haciendo uso de réplica, al día siguiente, 25 de enero, escribí al progra-
ma, rogando rectificasen, porque a través de la historia, una vez más, se le
colgaba al conquistador de Méjico, nuestro extremeño y nuestro meteli-
nense, otro «sanbenito», en cuya especialidad, la «leyenda negra», suele
ser especialista y no nos coge de sorpresa a los que estudiamos de cerca
las sombras y las luces, de este, aún no justificado personaje de la historia,
de quien, no siquiera en las proximidades del V Centenario del descubri-
miento de América, se le menciona, olvidándose de la inmensa labor que
llevara sobre sí, la evangelización de una parte del continente, que él qui-
so honrarla con el título de Nueva España.

Tengo en mi poder unas veintidós biografías de Hernán Cortés. A lo largo
de los años, de mi estancia en Medellín, he tenido la oportunidad de poder
leer, revistas, periódicos, libros, tener coloquios con hombres especializa-
dos de la prensa, radio y televisión, turismo nacional y extranjeros. He leí-
do biografías críticas, biografías ps.icológicas, meramente narrativas de esta
figura cumbre del Conquistador. He tenido en mis manos las más grandes
alabanzas: «Hernán Cortés es superior a Alejandro Magno, César o Napo-
león, todos ellos sembradores de semillas, de unas civilizaciones, sobre el
Sustrato cultural de los pueblos conquistados», dijo el rector magnífico de
la Universidad de Salamanca, Don Pedro Amat, en la inauguración del

congreso sobre Hernán Cortés, celebrado en la ciudad charra del 23 al 26
de octubre de 1985. Las citas serían interminables.

Junto al incienso de la alabanzxa está la mirra del fanatismo, de los que le
consideran como: «malhechor» – (Diario El Dictamen, de la prensa meji-
cana, nª 24369, sábado día 3 de diciembre de 1977, artículo que aparece
en primera página, con la firma de José Luis Melgarejo Vivanco).

También las citas, en este sentido serían interminables. Y es que como di-
ría D. Carlos Callejo Serrano, cuando tomó posesión, como miembro de
número, de la Real Academia de Extremadura, sillón Nº13, el día 17 de
abril de 1983 – (Diario Hoy 18 abril) – «Hay una serie de liliputienses, a
quienes agria el alma su pequeñez y no encuentran otra manera de disi-
mularlo, que cortar los pies a las figuras de los titanes».

Tal debe ser, esta campaña de descrédito, sobre la muerte de Moctezuma
atribuida a Hernán Cortés y a los españoles, vísperas de la famosa «No-
che Triste», como consecuencia de la imprudencia de Alvarado, estando
ausente H. Cortés, cuando el ataque por sorpresa a Pánfilo de Narváez.

¿De dónde arranca esta leyenda?

El crítico e historiador Ion Manchip White, en su libro: «Hernán Cortés»
«La caída del Imperio Azteca» (Biografías Gandeza-Barcelona
1974-Pág. 238 se hace eco de esta leyenda negra, mencionando al «his-
toriador indio Ixtlilxóchitl, bautizado con el nombre de Fernando de Ávila,
que escribió de Moctezuma, fue herido por un golpe en la cabeza, puñala-
das y un golpe de espada en los riñones. Los informadores indios de fray
Diego Durán le dijeron, que encontraron muerto al rey (Moctezuma), con
una cadena alrededor de los tobillos y cinco heridas en el pecho, rodeado
de muchos jefes y notables, que habían estado presos y que los españoles
habían apuñalado, antes de salir del palacio».

El también historiador y crítico de Hernán Cortés D. Salvador de Madaria-
ga, en su obra de todos conocida, sobre el conquistador de México «Her-
nán Cortés», tiene una nota aclaratoria, la nº 9, al capítulo XXIII, de la
edición octava 1964 – Buenos Aires – página 702, que desentraña toda la
maleza de este asunto. Los nombres de Torquemada, Sahagún con sus
contradicciones palpables sobre la muerte de Cacama, que asegura murió
en el palacio, siendo así incierto, pues el mismo H. Cortés en la carta al
Emperador le hace saber, que el citado Cacama, fue con él por el canal de
Tacuba, corehén, donde pereció – La cita sabrosa del quinto marido de la
muy casada Tecuichpoch, bautizada Dña. Isabel, hija de Moctezuma, acé-
rrimo enemigo de Cortés -. Como todas estas citas, son largas, remito al
lector, que las estudie donde se ve el poco fundamento histórico, de esta

calumnia sobre la muerte del Emperador azteca, a manos de nuestro
extremeño.

Con estos cimientos científicos, no es difícil el derrumbamiento de la le-
yenda negra, pues parte ya inicialmente de prejuicios subjetivos que no
admiten la crítica de la veracidad histórica.

Que Hernán Cortés no fue el autor de la muerte de Moctezuma, lo encon-
tramos ya en los propios escritos del Conquistador, concretamente en la 2ª
carta. que dirige a Carlos V, Colección Austral, Espasa Calpe, S.A. página
91 dice:

11 y el dicho Moctezuma, que todavía estaba preso, y un hijo suyo, con
otros muchos señores, que al principio se habían tomado, dijo que se saca-
sen a los azoteas de la fortaleza
y que él hablaría a los capitanes de aque-
lla gente,
y les haría que cesare la guerra. E yo los hice sacar, y en
llegando a un pretil, que salía fuera de la fortaleza, queriendo hablar a la
gente, que por allí combatía, le dieron una pedrada los suyos, en la cabe-
za, tan grande, que de ell! a tres días murió;
e yo le fice saber así muerto a
dos indios de los que estaban presos,
e a cuestas, lo llevaron a la gente y
no sé lo que dél se hicieron, salvo que no por eso cesó la guerra,
y muy
más recia
y muy cruda de cada die»,

En este escrito, se hace constar, que la muerte provino «de los suyos» a
causa de las pedradas recibidas, mientras Moctezuma les hablaba.

Junto a este testimonio del propio Hernán Cortés, que lógicamente no se
puede dudar, tuviera intención de mentir al Emperador, pudiéramos aducir
otras narraciones de testigos oculares, que lo presenciaron y que después,
habían de transmitir a la posteridad, como es el caso de Bernal Díaz del
Castillo, cuya prodigiosa memoria, nadie pone en duda, después de leer la
obra cumbre de la conquista y que él dejó como herencia a sus familiares,
desde su retiro de la encomienda de Guatemala, donde falleciera pasados
los noventa años en 1581, en su obra: «Historia verdadera de la conquista
de la nueva España», escrita precisamente para refutar las falsedades de la
Conquista de Méjico y las adulaciones tontas a Hernán Cortés por parte de
Francisco de Gómara, su capellán.

Bernal Díaz del Castillo, sobre la muerte de Moctezuma dice:
(Narra la presencia de Moctezuma ante sus guerreros amotinados)

» y no hubieron bien acabado el razonamiento, cuando en aquella sazón
tiran tanta piedra
y vara, que los nuestros le arrodelaban; y como vieron
que entre tanto que hablaba con ellos, no daban guerra, se descuidaron un
momento del rodelar,
y le dieron tres perdradas e un flechazo, una en la
cabeza
y otra en un brazo y otra en una pierna y puesto que le rogaban

que se curase y comiese y le decían sobre el/o buenas palabras no quiso;
antes cuando no nos catamos, vinieron
a decir que era muerto y Cortés
lIor6 por él
y todos nuestros capitanes y soldados».

Estos son los documentos que acreditan la veracidad del hecho. El ser testi-
gos oculares, la minucia de detalles que acompañan al relato de la muerte
de Moctezuma, el sentimiento unánime de dolor de los españoles, el de-
rramar lágrimas del propio Cortés, ante el cadáver del Emperador azteca,
¿No prueban suficientemente, que el «Códice Ramírez», de relación anó-
nima, en el que se apoyan las insinuaciones de Durán, Acosta y Sahagún
por citar, a modo de ejemplo, los iniciadores de la burda historia del asesi-
nato de Moctezuma, por mandato de Hernán Cortés? ¿Es posible dar crédi-
to a Chimalpain, que para recargar las tintas de la «leyenda negra» tenga
el atrevimiento de asegurar que Moctezuma «fue estrangulado» y que
murió a hierro «cinco horas antes, de su inútil aparición, en las terrazas
altas del palacio de Axayácatl ? … es decir, que lo que apareció ante los
guerreros aztecas, fue un cadáver embalsamado, como la famosa historia
portuguesa de Inés de Castro, que inmortalizara el escritor Camoens, en la
obra «Los Lusiadas», y que posteriormente Vélez de Guevara recordara
en su drama titulado «Reinar después de muerta».

Hace falta tener mucha fantasía y sobre todo mucha malicia, para escribir
semejantes impugnaciones calumnias a un hombre, que no dudó en reba-
jarse a llorar como un amigo, si es que fuera su verdugo.

Héctor Pérez Martínez, en su obra «Cuauhtemoc», con el sobrenombre
de «Vida y muerte de una cultura», en el capítulo VII, página 98, parece
gloriarse en pintar el contraste, entre el dolor de los indios, por la muerte
de Moctezuma, su amor, las exequias fúnebres que tributaron al cadáver,
con la frialdad de los españoles, ya liberados de la carga del Emperador
muerto.

Así se escribe la historia. Cuando no se puede adorar al ídolo, se le retira
del altar, y se le lleva al almacén de los despojos, para que no brille. En
una ocasión, dice la fábula, un sapo escupió a un gusano de luz, y al pre-
guntarle éste, porqué lo hacía, respondió: «porque brillas».

Para el que mira la historia a la luz de los hechos, sin pasión y sin prejui-
cios, la muerte de Moctezuma, narrada por los que pudiéramos llamar
«periodistas» de visu, no tiene segundas explicaciones. Pero es que ade-
más, bajo el prisma de la estrategia militar, a Hernán Cortés no le interesa-
ba la muerte de Moctezuma, sino por el contrario, su vida era de gran
valor, ante los acontecimientos de la Conquista. Ion Manchip White, en su
citada obra, explica con una lógica irrefutable, que Moctezuma vivo,

«hubiera conseguido influir en su pueblo», lo que no se conseguiría con
las armas. El propio Díaz del Castillo, lo hace constar, cuando dice:

ti por culpa de la muerte de Moctezuma, nunca nos dejaron solos: veíamos
la muerte en sus caras».
A Hernán Cortés gran poi ítico y estratega, le hu-
biera interesado mucho la presencia del azteca Uei Tlatoani, como se le
denominaba con frecuencia.

por otra parte, la muerte de Moctezuma, no concuerda con la táctica usual
del conquistador, que era hacer rehenes, para posibles pactos de intercam-
bio. En la «Noche triste» del palacio de Axayácatl, salieron juntamente
con sus soldados, importantes hombres influyentes y dignatarios del bando
mejicano. Lo mismo hizo en el viaje a las Hibueras.

La historia y la razón se unen para demostrar la falsedad del origen del
crimen. No sabemos si el programa de televisión española de los miérco-
les: «El tiempo es oro», tengan otras fuentes informativas, para dar por
válida la pregunta, que realmente no tiene otra respuesta.

Como corolario informativo, que puede enriquecer nuestra tesis, en torno a
la muerte de Moctezuma, nos hacemos eco de los muchos autores, biógra-
fos de Hernán Cortés, que han estudiado este. En ellos veremos como la
generalidad de todos ellos, bebiendo en las fuentes originales, que hemos
mencionado, explican este acontecimiento:

Antonio Herrera, cronista mayor de su Majestad en las Indias en la «Déca-
da 11» capítulo X, asegura:
«Tiraron muchas piedras i flechas i aunque vn
Caftel/ano tenia cuidado de arrodelar
a Motecutne, quifo la detgrecie, que
le acertó vna piedra en las fíen es: baxó
a su epoiento, hechofe en la cama i
eftuvo tan everonzedo, i corrido, que aunque la herida no era mortal, por
el tentimiemo, i por no querer comer ni fer curado, en cuatro dias fe
murió».

Salvador de Madariaga, en su libro: «Hernán Cortés», capítulo XXIII nos
da un nuevo detalle de esta muerte. Cuando Guatemocin vió a Moctezu-
rna hablando en la terraza exclamó: ¿Qué es lo que dice, este bellaco de
Moctezuma, mujer de los españoles? Como a vil hombre le hemos de dar
el castigo y pago» y le asestó un flechazo. LLovieron las piedras y varas
sobre el desdichado emperador, que los españoles protegían con sus reo-
delas, pero no tan bien que le alcanzasen tres piedras. Cayó herido y du-
rante tres días, fue bajando a la muerte, no tanto por la sangre perdida,
como por la fe y el espíritu que le habían abandonado»

Ángel Doctor, en su libro: «Hernán Cortés», capítulo VII, se hace eco de
esta falsa leyenda y dice
«Lo que resulta sorprendente, es que con tanta
facilidad se hayan prestado
a dar pábulo a la misma, sin la más remota

prueba para ello, numerosos autores españoles antiguos, a través de los
cuales,
se fue extendiendo la especiosa y gratuita afirmación … a pesar de
su absurdidad». Y más adelante: «Acusación vertida contra el caudillo (H.
C) español, que no fue sino una de tantas causas malévolamente, para
opacar
su grandeza» (Pag. 221)

Carlos Pereira, historiador mejicano y por lo mismo personaje importante
en este asunto, cuyo criterio tiene un sobrevalor, por su nacionalidad dice
en su libro: «Hernán Cortés»,en el capítulo de La Noche Triste dice
rotundamente y sin paliativos diplomáticos:
«De ningún modo puede afir-
marse, que lo asesinaran los españoles. Esto nadie podrá demostrar/o».
No puede decirse más en tan pocas lineas y si él hubiera podido sospechar
algo en contra, ¿no lo hubiera dicho?

Del mismo parecer y casi con las mismas palabras, mencionan la muerte
de Moctezuma, los escritores Ricardo Majó Framis, en el 11 tomo de su
obra, «Navegantes, conquistadores y colonizadores españoles» páginas
384
y 385.

Nos haríamos sumamente reiterativos en citas de esta muerte a manos del
pueblo sublevado y guerrero contra su emperador.

Entre los autores más modernos: Luis Martínez Kleiser; F. A. Kirkpatrick, en
«Conquistadores Españoles», Cap. VII, pág. 66; lairna Jerez, en «Hernán
Cortés», tercera parte, cap. 1; los mismos datos en el libro de «Los amigos
de la historia» con el
tñulo: «La muerte del Imperio azteca». Igualmente
lo narra, lean Babelón, en «Hernán Cortés», editorial Aguilar, Madrid
1960, pág. 254; En la edición «Grandes de todos los tiempos», «Hernán
Cortés», de Roberto Bosi, pág. 56; Carmen Soler, en su libro: «Hernán
Cortés» Cap. X i»1I , pág. 107; De la editorial Hombres Famosos, título
«Hernán Cortés, un capitán en Méjico», La Noche Triste, pág. 156; Nico-
lás González Ruiz, en su libro: «Vidas Paralelas: Pizarro y Hernán Cor-
tés», cap. VIII, pág. 139.

Entre las publicaciones más actuales, que tratan el tema, del Conquistador
de Méjico, está la obra, editada por el diario HOY de Badajoz, que lleva
por título general, «Extremadura
y América», Volumen 11, Colección 92,
cuando estudia la figura de Hernán Cortés, el profesor Florencio Vicente
Castro, de la Universidad de Extremadura, en el capítulo de la Noche Tris-
te, página 57, dice: Le costó «morir apedreado por sus propios ex
vasallos».

En la publicación de Cuadernos Populares, Nº 29, Hernán Cortés la Vida y
su Tiempo, el escritor Miguel Rodríguez Cancho, de pasada y ligeramente,

casi al final del Apartado 4, página 23, habla del «Desprestigio de Mocte-
zuma, ante los suyos».

El día 26 de mayo de este año, el escritor José Luis Oloaizola, en el Cole-
gio Mayor Nª Sª de Guadalupe, de Madrid, hizo la presentación de su libro
«Hernán Cortés, crónica imposible»». Tal
vez sea este estudio, lo último
publicado del Conquistador de Méjico. En el capítulo XV, cuando habla de
la Noche Triste, en la Página 219, relata prácticamente lo mismo, que ya
se ha dicho, bebiendo en la fuente original de Bernal Díaz del Castillo.

Con esta recientísima publicación del vasco Olaizola, nacido en San Se-
bastián (1927), con residencia en el madrileño pueblo de Boadilla del
Monte, ponemos punto final, a este estudio, sobre la muerte de Moctezu-
ma, con el testimonio aplastante, de que Hernán Cortés, no sólo no fue
culpable, sino que sintió su pérdida, como si de algo propio se tratara. Las
lágrimas de los hombres son siempre muy significativas.

Ene 302017
 

Enrique García de Guadiana y Mínguez. PROVISIONAL. SALUTACIONES

Aunque el tema de esta charla sea «WElLlNGTON y EXTREMADURA»,
forzoso me será hablar ni únicamente de Wellington ni únicamente de Ex-
tremadura. Tendré que hacer referencia aunque sea rozándolos, a Portu-
gal, Salamanca, Talavera, Madrid, Burgos o Vitoria.
y tendré que hablar
también de aquellos personajes, que tuvieron que ver con Sir Arthur, bien
como aliados, bien en su contra, y ya sean estos Mariscales franceses o
españoles afrancesados.

y aunque en la convocatoria de estos Decimononos Coloquios Históricos
de Extremadura se refieran temas relacionados con el V Centenario y la
Hispanidad, el mío me parece muy bien traído, porque Wellington es el
autor de la «españolidad» de la Península, ya que fue él quien llevó a cabo
la «limpieza» (no se me ocurre otra palabra) de franceses por estos ibéricos
pagos.

El Motín de Aranjuez de Marzo de 1.808 tuvo imprevisibles secuelas. En
primer lugar, la caída en desgracia de un extremeño de campanillas, el Sr.
Codoy, don Manuel, que había estado muchísimo tiempo al frente de la
Dirección del Estado, viéndose desprovisto, entre otras menudencias, de la
indemnización por el magnífico Soto de Roma, donado más tarde a We-
Ilington. la proclama del Alcalde de Móstoles se conoce ya en Badajoz el
día
4 de Mayo, que ya es volar las noticias. Y sucedieron cosas bastante de
preocupar: en Sevilla, se suprimen los festejos anunciados para la onomás-
tica del Rey, el 30 de Mayo, como todos sabemos; el 31, en Cáceres, apa-
recen pasquines a la puerta de la Audiencia con una escondida amenaza
de insurrección, que dio lugar a la creación de una junta de Gobierno; en
Plasencia, hay alborotos y se grita: «mueran los traidores afrancesados»; en
Olivenza, se protesta vivamente por el intento de trasladar a Badajoz la
Artillería; en Fuente de Cantos, está apuntito de ser asesinado un cura por
haber alojado en su casa al Conde de Tilly, personaje importante de
Sevilla.

En definitiva, en junio de 1.808, toda Extremadura se había lanza-
do en bloque contra los franceses. Incluso se declaró la guerra, pero ésta
tardo bastante en llegar a Extremadura.

Las juntas revolucionarias habían pedido ayuda a Inglaterra y ésta envía
tropas al mando de Sir Arthur Wellesley (no sería Duque de Wellington
hasta más tarde, y además le hicieron Duque de Wellington de Talavera, y
más tarde de Elvas).

De los nueve hijos que Dios les concedió a los condes de Morrington, Ar-
thur es el cuarto. La verdad es que el nombre era Colley, pero lo cambian
por Wesley, que parecía más fino, yen 1.797, su hermano Henry lo trans-
forma en Wellesley, que era ya el colmo de la finura. Arthur había nacido
en Dublín un buen día de marzo de 1.769. Como todos los chicos bien de
aquellos tiempos, acude a Eton, donde muestra poquísimo interés y le
mandan con un profesor particular a Brighton, con los mismos resultados.
En Francia, sigue los cursos de la Escuela Militar de Angers, ingresando en
el ejército inglés como abanderado el 7 de marzo de 1.787. Siendo de fa-
milia con posibles, no le fue difícil subir en la milicia, sin que se distin-
guiera particularmente. Teniente Coronel en 1.793, hace sus primeras
armas en Bélgica, con lejos de donde más tarde derrotaría a Napoleón,
entiéndase Waterloc.

(Estaba de guarnición en Ostende y recibió órdenes de ir a embarcar en
Amberes, para, atravesando Holanda, ir con las tropas anglobelgas a Dina-
marca. En Baste I saca a relucir sus características prudencia y tenacidad.
Vence a los daneses sin dificultad en Kiage. Era teniente coronel cuando
va a la India, realizando buenos servicios y mostrándose partidario de la
independencia de aquel país).

El 1 de agosto desembarca Wellington en Figueira y se entera de que debía
ponerse a las órdenes de Dalrymple, lo que no le hace maldita gracia. Sin
esperar a Spencer, que se reuniría más tarde con él y con 9.000 hombres,
ni a More, que desde Suecia venía con otros 10.000, se aventura camino
de Lisboa y se encuentra con Soult. Este buen señor se llama Nicolás Juan
de Dios, había nacido en Saint-Amans-Ia-Bastide el 21 de marzo de 1.769,
casi al mismo tiempo que Wellington. Su padre era notario Sir Arthur le
obliga a retirarse a Torres-Ved ras. Tras un refriega en
Cólica el día 7, le
vence otra vez en Vimeiro. Dalrymple decide no perseguirle y el francés le
envía un emisarío para ofrecerle una capitulación honorable, no por gene-
rosidad, sino porque era incapaz de contener a la población lisboeta, y,
sobre todo, porque temía atravesar toda España, en franca hostilidad, pues,
tras la derrota de Bailén los franceses se replegaban hacia el Ebro. Se firma

el célebre Convenio de Cintra que en Inglaterra no gusto lo que se dice
nada, siendo ambos procesados y Wellington absuelto.

El 22 de abril, vuelve a Portugal, eligiéndolo como base de operaciones,
con el descontento tanto de sus oficiales como de los mismos portugueses.

Entonces se dirige contra nuestro buen amigo Soult, del que ya sabemos
algo, y que, no sin rnerecerlo había ascendido rápidamente. En el sitio de
Génova cae prisionero de los austríacos, recobrando la libertad tras la ba-
talla de Marengo. En 1 .802 se entusiasma con el Imperio, como antes se
había entusiasmado con la República, lo que le valió luego el título de Du-
que de Dalmacia, porque Bonaparte, en esto de dar títulos me recuerda
muchísimo a alguien que ya murió. Soult estaba en Oporto y Wellington le
empuja hacia Lugo. Entonces, Sir Arthur deja Portugal y por el valle del
Tajo, se encamina a reunirse con Cuesta.

No hay que confundirlo con otros Cuesta, cuatro guerrilleros de Torrecillas
de la Tiesa y que eran Feliciano, Francisco, Felix y Antonio, que sólo tiene
diez años cuando se incorpora a la banday se lanza por estos campos
nuestros, y que se salvó de milagro al esconderse detrás de un árbol, sien-
do así que la zona estaba plagada de franceses. Feliciano Cuesta Se dedi-
caba a la instrucción y el manejo de las armas de su cuadrilla, y les dio
bastantes disgusto a los galos: en Egido de la Cumbre, Puerto de Santa
Cruz, Cerradiera, Plasencia, Navalmoral, Valverde de la Vera, el puente de
Almaraz, o Garganta de Olla.

Quién a nosotros nos interesa es el General Gregorio García de la Cuesta,
que había nacido en La Lastra (Santander) en 9 de mayo de 1.741, Y murió
en Palma de Mallorca el día de Nochebuena de 1.811, a consecuencia de
la Batalla de Talavera (no se si hablar de ella); se decía que ni siquiera po-
día montar a caballo. Estuvo en América y en Gibraltar; Capitán General
de Castilla la Vieja en 1.808. Era lo que se dice un hueso: adusto, irreflexi-
vo
y malhumorado y casi nadie le veía con buenos ojos, ni siquiera
Castaños.

Fijó su residencia en Badajoz, y llamó a las tropas que estaban en Zala-
mea. Ahora se había establecido en Jaraicejo y luego en Deleitosa. Debido
a que los franceses volvían de Talavera, por el Tajo, envía una avanzadilla
hacia Trujillo, que rechaza a los franceses hacia el puerto de Miravete.

EllO de julio se celebra la entrevista en Casas del Puerto, donde no se po-
~~n de acuerdo. Mientras Cuesta quería hacer frente a los franceses, We-
lungton se preocupaba más de asegurarse una línea de retirada.

!r~s la derrota de Soult en Portugal, Víctor estaba ya en Plasencia el 19 de
Julio. Cuesta tenía su ejército en el Puerto de Miravete, el día 20. Por su

parte, el ejército inglés, antes de ir Wellington a Casas del Puerto, había
entrado en Extremadura por Zarza la Mayor, con dirección a Plasencia..
Wellington entra allí el día 8. En vista de los graves problemas de inten-t
dencia, escribe a Q’donnell, Ayudante del ejército de Extremadura,
dicién-,
dole que o bien no había medio de transporte o bien no se le quería
abastecer. En su carta hay una cierta amenaza. «Todo país en el cual se
halla en campaña un ejército está obligado a proveerlo de estos medios. Si
el pueblo de España no puede o no quiere proveer a éste de lo que necesi-
ta, será menester que se pase sin sus servicios». Ante esto, la Junta Central
decide que sean las Juntas de Badajoz, Plasencia y Ciudad Rodrigo las en-
cargadas del suministro.

Mientras tanto, los franceses habían reconquistado el puente de Almaraz, y
Cuesta decide volarlo. Dicho puente, construido en tiempos de Carlos I se
llamaba de Albalat, hasta que el pueblo fue incendiado y pasó a llamarse
como lo conocemos hoy. En la voladura murieron ahogados 26 operarios
y
hasta el ingeniero; hasta 1.845 no se reconstruyó costando la broma me-
dio millón de pesetas. Esta voladura no dejó de ser acertada desde el punto,
de vista militar, pero tuvo malas consecuencias para el futuro, pues se en-
torpecieron muchísimo las comunicaciones con el resto de Extremadura.

El pobre Cuesta había dejado protegidos los pasos del Tajo, y se encontra
ba con el problema del hambre, cosa que también tenían los franceses
Iban hacia Peraleda y Mesas de Ibor, cuando los franceses vadean el río
sorprenden a la tropas españolas, que por una falta del Duque de Albur-
querque, se dispersan.

La misión encargada al ejército de Extremadura era bastante desproporci ,
nada: controlar la línea del Tajo, guarnecer Badajoz y enlazar con el resto’
de los ejércitos de la Mancha. El único objetivo serio era Portugal. En Ex-
tremadura se había conseguido reunir unos 20.000 hombres, al mando del
Marqués de la Romana, y tenía como puntos de apoyo las plazas fronteri-] zas con Portugal y la proximidad de los ingleses. Montier, una vez tornada,
Sevilla, se presenta en Extremadura y pide nada menos que la rendición de,’
Badajoz, recibiendo una respuesta más que dura y se retira a Llerena, que’
no se sabe bien si era la Ara, o Regina Turdulorum, recuperada a los moros.’
por los Caballeros de Santiago, y residencia otrora del Infante de Aragón ..
don Enrique, hermano de Alfonso X. EllO de agosto (San Lorenzo) se dio
í
allí la batalla y los imperiales, siguiendo su costumbre, saquean la ciudad.

En verano de 1.810, el ejército de Extremadura se queda sin la ayuda de

Hill. Wellington, para compensar esta baja, entrega al Marqués de la Ro-.

mana la plaza de Campo Mayor y una brigada de portugueses. Sin embar-
go, a parte de hostigar a los franceses y descontentar a la tropa, no hizo

nada que valiera la pena. Queriendo agilizar la guerra, sale de Badajoz y
ataca con otras fuerzas a los imperiales, que retroceden hasta Zafra. Pero
más tarde atacan en Canta el Gallo y los extremeños se repliegan en AI-
mendralejo, y lo hijos de la «doce France» vuelven a ocupar Zafra. A pesar
de todo, circunstancias diversas hicieron que las tropas galas estuvieran
desperdigadas por todo el territorio nacional.

El desarrollo de los acontecimientos en Portugal exige la partida de We-
Ilington, quien deja al cuidado del asedio de Badajoz a Beresford.

(Wellington, al entrar en Extremadura aspiraba a recibir de un modo oficial
la jefatura de las operaciones; se convocó una sesión extraordinaria de las
Cortes, quienes se niegan y acaban por hacerla al año siguiente, dándole
la jefatura suprema de las fuerzas españolas).

A principios de enero de 1.811, Soult parte de Sevilla con una importante
caballería y una artillería y una caballería que tampoco era una bagatela,
camino de Extremadura. Procedentes de Toledo, llegan unos 3.500 hom-
bres que se establecen en Trujillo, pero tienen que retroceder para cubrir la
línea del Tajo por las correrías de un guerrillero llamado Don Julián
Sánchez.

El ejercito creado por Bonaparte para Portugal, tenía su 2º Cuerpo en Méri-
da, al mando de Massena. Este señor, que se llamaba Andrés, nació en
Niza el 6 de mayo de 1.756. Se quedó huérfano siendo casi un niño. A los
trece años, sin permiso de nadie se enrola en un navío mercante hasta que
en 1.775 entra voluntario en el ejército de Italia, batalla de Wagram … Na-
poleón le llamaba «L’enfant chéri de la Victoire», y era particularmente feo.
Logra algunos éxitos pero pronto se le tornan los hadas y al principios del
año siguiente se dedica a preparar la retirada. O sea, que su paso por Espa-
ña fue bastante efímero.

Soult asedia Olivenza, que tras 11 días resistiendo, se rinde el 22 de enero.
y nuestro viejo conocido se dirige a Badajoz.

(Badajoz, antiguamente ocupada por los vetones y celtas lusitanos, se lla-
mó Baled–Aix y también Batalios, y era parte de Mérida. El gobernador
Sabur–el–Almair lo convierte en reino a primeros del siglo XI. Pasaré por
alto algunas vicisitudes, desde que el rey Alfonso LX de León se la quitó a
Fernando
11 de Aragón (que por cierto era su suegro) ocurrieron en ella.
Muchos años después, Felipe
11 mandó por allí al Duque de Alba y tam-
bién don Juan de Austria hizo alguna visita).

El 26 de enero estaban allí delante los franceses, y las obras del asedio em-
piezan el 28. Las salidas que hacían los sitiados y la crecida del Rivillas
destruyen parte del trabajo de los franceses. La ciudad estaba defendida

por ocho baluartes que reforzaban la muralla. Parte de ella estaba bordea-
da por el Guadiana y su afluente el Rivillas. Y había otras tres obras defen-
sivas: dos, los fuertes de la Picuriña y Pardaleras, y la otra el fuerte de San
Cristóbal, a la derecha del Guadiana. La guarnición llegó a alcanzar 9.000
hombres y la mandaba el mariscal de Campo Rafael Menacho que era
valentísimo.

Mendizábal, al frente de aproximadamente 15.000 hombres, tres obras
defensivas: dos, el fuerte de La Picuriña y el de Pardal eras, y la otra, el
fuerte de San Cristóbal, a la derecha del Guadiana. La guarnición llegó a
alcanzar 9.000 hombres y la mandaba el Mariscal de Campo Rafael Men-
cho, que era valentísimo.

Mendizábal, al frente de aproximadamente 15.000 hombres decide soco-
rrer la Plaza. el 6 de febrero, estas tropas se habían situado en las alturas
de San Cristóbal, al otro lado del Guadiana. Sin tomar en cuenta las ins-
trucciones que le habían dado, decide reforzar la guarnición con parte de
sus tropas, u, conseguido esto, organiza una salida para destruir las obras
de los franceses. Esta operación tiene lugar el día 7 y tras un éxito inicial
acabó en catástrofe, perdiéndose muchos hombres.

Poco después, Mendizábal deja la ciudad con sus 9.000 hombres, eva-
cuando también a los enfermos y demás gente inútil. Soult, por su parte,
seguía con las obras del sitio, construyendo una segunda paralela próxima
al Pardaleras, que se conquista el día 11, aunque sin las ventajas que se
esperaban. Pero está allí el problema de la presencia del ejército de Men-
dizábal, en los aledaños. Así que había que darse prisa. El general español,
sin atender los consejos de Wellington, descuida la vigilancia y acaba
siendo sorprendido. Aunque destruye el puente sobre Gévora, confiando
en lo aventado que iba el río, descuidó los vados.

En la noche del 18 al 19 de febrero, los franceses vadean el Guadiana,
aguas arriba de la ciudad. El 19 por la mañana estaban preparados a la
derecha del Guadiana dispuestos a pasar el Gévora. Había una niebla es-
pesa, que favorecía la operación, y se rehuye el ataque frontal. Por la dere-
cha el general Latour–Mauburg, con la caballería, flaquea el ala izquierda
española poniéndola en fuga y descuidando, descubriéndola, la
retaguardia.

Por el otro lado, la infantería ataca al mando del General Girard, que con-
sigue interponerse entre San Cristóbal y el lado derecho de los españoles,
dejando a Mendizábal en el medio. La caballería huye y aunque se intenta
hacer dos cuadros con la infantería, la resistencia era imposible. Penetra-
dos por varios sitios, se disgregan desordenadamente. En este desastre

hubo cerca de mil muertos y más de dos mil prisioneros, además de la pér-
dida de armas y bagajes.

Tras este éxito, Soult bloquea la Plaza por la derecha del Guadiana y ase-
gura con puentes la comunicación con ambos lugares. Pese a la derrota,
los ánimos de los sitiados no decaen y rechazan nuevas propuestas de ren-
dición que les hace Mortier. Porque ahí estaba Menacho, hombre donde
los haya y que supo serio hasta que muere el 4 de marzo mientras miraba
una salida de sus tropas, por una bala de artillería. Le sucede José de Imaz,
quien no tenía ni con mucho la talla que hacía falta. conminado a rendir-
se, convoca la reunión, un consejo de guerra más bien, y, a pesar de votar
él mismo en contra, entrega la ciudad el 10 de agosto. El día 11 los galos
entran a Campo Mayor para socorrerlo, sin saber que ya estaban en manos
francesas.

Beresford, antes de dirigirse a la reconquista de Badajoz, toma Olivenza. El
9 de abril intimó a su rendición, siendo rechazada por el comandante fran-
cés. Del asedio se encarga Cole, mientras Beresford se situaba en Albuera,
para cortar la comunicación con los franceses que estaban en Llerena.
Castaños, por su parte, se dedicaba a incordiar a los galos por la derecha
del Guadiana, llegando en sus correrías hasta el mismo Almendralejo. Oli-
venza resiste a los ingleses una semana. El 15 de abril, cae y se hacen 370
prisioneros. El ejército inglés pasó el Guadiana por u puente de barcas,
construido en Juromenha, y se concentra en Santa Marta.

Wellington lleva a Elvas el 22 de abril, y establece el plan de operaciones
para la recuperación de Badajoz. Pensaba, y no sin razón, que constituía
una inmejorable base par atacar Andalucía, y pensaba otro sí que Soult
haría lo imposible por conservarla.

La misión de asediar Badajoz se le encomendó a las tropas angloportugue-
sas, mientras las españolas harían operaciones de cobertura e información.
El General Blake salió de
Cádiz el 16 al frente de una expedición que ha-
bía desembarcado en Ayamonte y en Extremadura ya, se le unen las fuer-
zas de Ballesteros. Y el 7 de marzo, el cuerpo expedicionario se
encontraba situado en Fregenal y Monesterio, unos 12.000 hombres. Cas-
taños no pudo reunirse con Wellington en Elvas por una crecida del río.

Si Arthur envió un plan de operaciones. Las tropas españolas tenían las
siguientes misiones:

a) Blake tomaría posiciones en torno a Jerez de los Caballeros

b) Ballesteros ocuparía la zona de Burguillos del Cerro, Zafra destacando
avanzadas hasta Fregenal y Monesterio

e) La caballería del 52 ejército de Castaños, se apostaría en Llerena, para
vigilar el camino de Guadalupe, y comunicar con Balleseros por Zafra

d) Castaños proporcionaría una división para el asedio de Badajoz, mante
niendo el resto de la infantería en Mérida

e) En caso de avance francés, todas las fuerzas deberían reunirse en la AI
buera, que era el centro de los caminos a Andalucía

A comienzos de mayo empieza Beresford el asedio.’ En la noche del 15
queda concluida la operación. Se señaló el fuerte de San Cristóbal como
objetivo del principal ataque. El gobernador Phillppon, que era muy exper-
to en estas lides, deshace los ataques de los ingleses sin dificultad.

Al acercarse los enemigos, Beresford, había ordenado el sitio. En una reu-
nión de generales en Valverde de Leganés, se decide presentar batalla a los
franceses en la Albuera, sitio que tenía unas condiciones como campo de
estas contiendas. La batalla tuvo lugar el 16 de mayo. Los aliados eran
unos 25.000, entre españoles, ingleses y portugueses, mandados por Casta-
ños, Blake y Beresford, mientras que de parte francesa había 27.000 a las
órdenes de Soult. Tres veces rompen los franceses la línea y tres veces son
rechazados y derrotados, retirándose a Llerena. En Albuera se hicieron 600
prisioneros y se capturaron varias piezas. Con motivo de esta victoria, se
crea el 12 de marzo de 1.815 la llamada Cruz de la Albuera, consistente en
una Cruz de San Andrés de aspas triangulares con llamas de esmalte rojo
entre los brazos, igual que el de la Cruz, y en el centro un escudo donde
figura la cifra de Fernando VII sobre esmalte blanco; en la orla, la palabra
Albuera, y remata la cruz una corona de laurel; la cinta es carmesí con
dos filetes azules y negros, separados, Esta batalla fue bastante curiosa:

Soult creía que los españoles estaban lejos del campo de batalla, inicia un
ataque de franco para desarticular la línea angloportuguesa, e impedir que
los españoles se incorporasen. Muy astuto él, amaga un ataque por el cen
tro, mientras que el grueso de las tropas efectúan un movimiento envolven
te, al principio inadvertido, cayendo luego sobre la derecha de los aliados.
Cuando se percataron de las intenciones verdaderas del francés, se rees-
tructuran las líneas. Las fuerzas de Zayas resisten el primer empuje, resis-
tencia que resultó ser capital par el desarrollo de la batalla. Esto desniveló
la ventana numérica de los galos, y al descubrir su inferioridad, deciden
limitarse a conservar sus posiciones, sin más historias de ofensiva, para
acabar retirándose.

Wellington había llegado días antes de Salamanca, y prepara en Elvas, el
segundo sitio de Badajoz.

Ya desde 1812 se produce un cambio en el asunto de la guerra, pasando la
iniciativa definitivamente a manos aliadas. a finales de 1811, Bonaparte se
vio obligado a retirar tropas de España para organizar la calamitosa cam-
paña de Rusia, que no la ganó el General Invierno, como él pretendía, sino
el General Kutusov. Esto fue lo que habían aprovechado los aliados. We-
Ilington asedia y conquista Ciudad Rodrigo con brutalidades por parte de
los ingleses, que se repetirían en Badajoz. Wellington distribuye sus fuer-
zas de modo que pudieran prevenir cualquier acción de parte de los fran-
ceses para socorrer a la ciudad. Una parte de los aliados se sitúa en los
Santos de Maimona, Zafra y LLerena. Las tropas de Hill, acantonadas en
Alburquerque, se adelantan hasta Mérida y Almendralejo, colaborando
también el ejército de Extremadura. El ataque comienza el día 16.

Phillippon, que ya he dicho que era un buen ingeniero, había perfecciona-
do las defensas, pero a diferencia de la vez anterior, la esperanza de reci-
bir ayuda era minúscula. Por ello, a los defensores (5.000, por más señas)
no les quedaba otro remedio que retrasar el avance de los trabajos de los
asaltantes. El 19 de marzo una salida por parte de la guarnición origina
algún desperfecto y se confunde algo a las tropas. A pesar de ello y de que
llovió copiosamente los días 20 y 25, Y el puente de barcas se hizo poco
menos que trizas, el asedio progresa indefectiblemente. A finales de mes,
los ingleses se apoderan del reducto de La Picuriña, desde donde se podía
batir el baluarte de la Trinidad, que ofrecía mejores perspectivas por estar
defendido más defectuosamente.

Mientras tanto, Soult había organizado una fuerza de auxilio desde Sevilla,
poca gente en realidad; y teniendo en cuenta que Marmont, Agusto Federi-
co Luis Viesse, que había nacido en Chatillon, el 20 de julio de 1774, y
que ya había conocido a Sir arthur en la aciaga batalla de Los Arapiles,
tenía otros problemas y no colaboró en el asunto, hacía más que dudoso el
éxito de la operación.

llega por fin el momento. A primeros de abril, las brechas estaban ya
practicables. Se decide atacar por tres puntos: por el Castillo, por la Trini-
dad y por Santa María. el ataque empieza el 6 por la noche. Se intenta pe-
netrar por las brechas y se organiza una carnicería, ya que los galos,
empleando toda suerte de artilugios y recursos bélicos, logran detener a los
asaltantes, con considerables bajas. Cuando parecía que este ataque frontal
iba a dar al traste con la operación, el éxito de las acciones de diversión
consolidaron la maniobra, contando también con diversos ataques entre
Pardaleras y el Guadiana, y Badajoz se conquista, se reconquista, sería
más exacto. En efecto, tras penosos esfuerzos y sacrificios, se escalaron el
baluarte de San Vicente y el Castillo. Los franceses, amenazados por la

espalda, se rindieron. Phillippon se refugió en el fuerte de San Cristóbal y
al día siguiente capituló. Prueba de la violencia de esta lucha es que mien.
tras los franceses tuvieron unas 800 bajas, los ingleses perdieron cerca de
5.000, la mayoría en el asalto a las brechas.

Es una pena que este costoso éxito fuera empañado, cono en Ciudad Ro-
driga; que los ingleses trataron bien a los oficiales pero sometieron a la
ciudad a un saqueo brutal, sistemático y salvaje. Las Cortes deciden «dar
gracias» al ejercito inglés y la Regencia condecora a Wellington. Esto pasa-
ba el 7 de abril.

Un día después Soult llegaba a Villafranca de los Barros, pero al saber lo
ocurrido, retrocede.

El 31 de agosto de 1812, el mariscal conde Penne Vi lIemur anuncia al
Marqués de Monsalud, Capitán General interino de Extremadura, que los
franceses habían evacuado totalmente la provincia.

Tras el fracaso de Wellington a la entrada de Burgos, hay un movimiento
de los aliados, y se cree necesario hacer el mismo camino pero a la inver-
sa. Wellington que había vuelto a Portugal, acuartela sus tropas en una
línea que iba desde Lamego hasta las sierras de Baños y Béjar. Por su parte,
las fuerzas de Extremadura, llegadas con Hill se preparan para pasar el in-
vierno en Cáceres y pueblos de los alrededores.

Se procura evitar choques, pero parecía que los franceses iban a volver
con el consiguiente sobresalto. El 4 de diciembre de 1812, el alcalde de
Trujillo comunica a la Real Audiencia de Extremadura, en Cáceres, que le
habían llegado rumores de que los franceses se habían establecido en
Puente del Arzobispo y Oropesa. La Institución decide no aventurarse
y
prepara un traslado a Valencia de Alcántara.

A mediados de mayo de 1813, ingleses y aliados abandonan Extremadura
yendo a encontrarse con el grueso del ejército de Salamanca, a través de
los puertos. En Extremadura, la guerra había terminado, aun cuando mu-
chos extremeños lucharon y murieron en el norte.

Mención especialísima merecen las guerrillas, pero no tengo tiempo para
estas honduras. Las primeras manifestaciones surgieron a finales de 1808,
ante la descomposición del ejército. Se acordó que las municipalidades,
aprovechando los muchos cazadores expertos que hacía por aquí, forma-
sen partidas para molestar al enemigo, impidiendo que se aprovisionasen
y
desbaratando en lo posible las comunicaciones en los puntos neurálgicos.
Su propia movilidad les facilitaba la dispersión y la supervivencia, no sólo
porque impedía que el enemigo les capturase, sino por su mayor facilidad

para procurarse alimentos. el norte de Cáceres fue recorrida por el famoso
julián Sánchei y su pandilla, haciendo que los franceses huyeran.

La Batalla de Vitoria, el 21 de junio, pone fin definitivamente a la invasión
francesa en España.

Wellington pide permiso para ayudar a los absolutistas españoles, pero
sabedor de que Fernando VII andaba negociando con Bonaparte
(noviembre de 1813), se une a los liberales, que rechazaban el Tratado de
Valencey. En Francia, vuelve a derrotar en Orthez al incorregible Soult (27
de febrero de 1814).

En mayo, va a Madrid y pide una indemnización por la ayuda inglesa. Tras
unos días en Burdeos para despedirse de sus hombres, llega a Londres,
donde recibe plácemes, la Jarretera y agasajos (en árabe, «yo cené», se dice
«gásaja»)

Al enterarse del desembarco de Napoleón en Francia, se ofrece al Congre-
so. Le nombran Generalísimo y, esta vez, acaba para siempre con Napo-
león en Waterloo, lo que le valió un regalito de cinco millones de pesetas
y todos los países que odiaron a Bonaparte, le condecoraran a porfía.

Tras algunos cargos políticos en que se muestra contrario a las reformas y
los protestantes le echan en cara se partidario de la independencia de los
católicos, su casa llega a ser apedreada y se teme por su vida.

Dos años más tarde, el mismo pueblo le vitoreaba. Le nombran Canciller
de la Universidad de Oxford y ministro de Asuntos Extranjeros en el go-
bierno Peel. en 1838 se inaugura su primera estatua, ecuestre.

EI14 de septiembre de 1852, muere en Welmer Castle (Kent).

Sit ei terra le vis

 

 

 

 

 

Ene 272017
 

José Julio García Arranz. PROVISIONAL

En los muy numerosos yacimientos de pintura rupestre esquemática que salpican buena parte de la geografía española y portuguesa es habitual, entre los restos pictóricos que conservan, la presencia de diversos tipos de reproducciones de la figura humana, existiendo muy escasas excepciones a esta norma general. Los artistas rupestres de la Edad del Cobre y del Bronce, presuntamente grupos de carácter pastoril que elaboraron estas pinturas en las paredes rocosas de los abrigos montañosos que emplearían también como refugio o lugar de reunión, mostraron una especial inclina- ción por plasmar al hombre, muchas veces entre diversos tipos de anima- les y otras categorías de figuras características del ciclo pictórico esquemático.

Estas representaciones humanas, junto a las animalísticas, fueron muy fre- cuentes en la tradición rupestre peninsular anterior, sobre todo en el arte lavantino, de donde parecen derivar las esquemáticas. Sin embargo éstas se verán afectadas por un cambio de mentalidad producido a causa de una aculturación o auténtica colonización de gentes que, procedentes del Me- diterráneo Oriental y Central, acuden a la Península en busca de metales. Esta irrupción repercutirá profundamente en las estructuras sociales, eco- nómicas y religiosas autóctonas, produciendo además una profunda reno- vación cultural, cuya expresión más llamativa es la búsqueda de un esquematismo o abstracción más o menos geometrizante tendente al sim- bolismo que se aprecia en todas las vertientes de la creación plástica (15).

15  JORDA CERDA, F. BLAZQUEZ, J.M.: Historia del Arte Hispánico. T. 1-1 (La Anti-

güedad), Madrid, Alhambra, 1978, p. 103.

 

En consecuencia las representaciones antropomorfas y, en menor grado,i las zoomorfas, se verán reducidas a auténticos esquemas que pierden casi todo su contenido descriptivo o anecdótico (recordemos las expresivas escenas de los conjuntos pictóricos levantinos) para convertirse en símbo- los intelectual izados que plantean, por lo general, conceptos e ideas, y no episodios de la vida cotidiana. Naturalmente esta esquematización no afecta sólo a su contenido, sino también a su morfología, constituyendose una serie de motivos humanos-tipo cuya simplicidad, a veces extrema, llega a dificultar en gran medida su identificación como tales antropomor- foso Por otra parte, el resto de las representaciones esquemáticos, objetos y símbolos, también muy sumarios y simplificados, se yuxtaponen a los pri- meros o entre sí sin aportar apenas datos significativos que nos permitan lanzar hipótesis sobre el verdadero sentido de estas pictografías. Animales y hombres se convierten, prácticamente, en los únicos elementos reconocibles que podemos utilizar como punto de partida para las lecturas interpretativas de los yacimientos esquemáticos.

En esta ocasión nos centraremos en el estudio de la figura humana esque- matizada mediante una serie de ejemplos extraídos de las estaciones de la provincia de Cáceres organizados en cuadros tipológicos que a continua- ción comentamos. su nomenclatura y clasificación parte de la conocida recopilación de Pilar Acosta Martfnez (16). Hemos intentado, sin embargo, establecer una cierta evolución morfológica en cada uno de los motivos- tipo, que no tiene por qué coincidir con su evolución cronológica (17) con el fin de sistematizar más claramente su análisis, y poder obtener una serie de conclusiones.

Se han omitido intencionadamente las estructuras ramiformes por parecer- nos muy cuestionable su interpretación como antropomorfo en los casos cacereños conservados. Igualmente no incluimos las barras y puntuacio- nes, consecuencia para algunos estudios de la simplificación extrema de la figura humana. Cada mito reproducido en las láminas va acompañado de una escala gráfica con su valor en centímetros exceptuando los ejemplares extraídos de trabajos en los que ésta no fue indicada.

16 ACOSTA MARTINEZ, P.: La pintura rupestre esquemática en España Memorias de licenciatura.

Salamanca N° 1, Salamanca, 1968

17 El mayor o menor grado de esquematizaci6n que estas figuras rupestres presentan no son en absoluto indicativos de su cronología. Figuras naturalistas y esquemáticas fueron realizadas coetáneamente, y el estudio de superposiciones de figuras aporta resultados tan diferentes, que no garantizan la anterioridad de unas respecto a las otras (ACOSTA MARTI- NEZ, P.:.Q):LQ1″ p. 18; estos datos pueden confirmarse con un examen directo de las pinturas de diversos yacimientos)

CRUClFORMES

Lámina I: 1.- Cueva de El Escobar (Cabañas del Castillo; 2.- Cancho Reloj (Cabañas del Castillo); 3 y 4.- Los Vencejos (Cañarnero): 5.- Los Barruecos 11 (Malpartida de Cáceres): 6, 8 Y 9.- Cueva Chiquita (Cañamero) 7.- Cueva del Castillo (Torrejón el Rubio); 10.- Alberquillas 11 (Cañamero).

Constituyen, con bastante probabilidad, formas humanas de gran sencillez elaboradas mediante el cruce de dos trazos: el vertical expresaría tronco y cabeza, y el horizontal los dos brazos extendidos. Se trata de un motivo frecuente en las estaciones pictóricas de nuestra provincia (lámina 1).

Respecto a su tipología, existe una tendencia generalizada a las formas de cruz griega, con sus cuatro brazos de similar longitud (figs. 1 a 3). En algu- nos casos (figs. 4 a 6, los trazos laterales se curvan hacia arriba proporcio- nándoles un dinamismo que contrasta con la rigidez de los tres primeros ejemplos, quizás por tratar de expresar figuras humanas en movimiento. También en estos últimos la interpretación humana parece menos proble- mática a causa de la morfología que adquieren.

Más semejantes aún a la figura del hombre son los cruciformes en los que el trazo superior reduce sensiblemente su longitud (figs. 7 y 8), proporcio- nando a la figura 9 el aspecto de una cruz latina perfecta.

Hemos dejado para el final el motivo 10 por su especial conformación: cruciforme de contornos bien conservados, parece completarse con unos aparentes restos de piernas, muy deteriorados, y dos puntuaciones coloca- das simétricamente a ambos lados del tronco, probables elementos distinti- vos o atributos, más simbólicos que físicos, con los que se trata de singularizar esta representación humana.

CRUCIFORMES DOBLES

Lámina II: El Buraco (Santiago de Alcántara); 2.- Los Vencejos (Cañamer

3.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio).

Se trata de una categoría de motivos no contemplada fuera de nuestra pro- vincia, y de la que contamos con muy escasas muestras (lámina 11). La más clara es la figura 1, tratándose de una forma humana con expresión del tronco, brazos cortos, pequeña cabeza y piernas mediante un breve trazo horizontal que interrumpe el cuerpo en su extremo inferior. el segundo casa (fig. 2) resulta muy similar, aunque presenta zonas con un ligero dete- rioro. Hemos incluido en esta serie una tercera figura en la que el trazo vertical se acorta considerablemente frente a una prolongación de los dos horizontales, curvándose hacia abajo el inferior. Podría considerarse una forma de transición de los primeros hacia esquemas humanos más natura- listas o viceversa.

FIGURAS EN «T»

Lámina III: 1, 2 Y 3.- Cueva Chiquita (Cañarnero): 4 y 5.- Cueva del C cho de la Sábana (Berzocana); Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo).

Consisten en antropomorfos de tipología cruciforme en los que el trazo superior ha desaparecido completamente: son esquemas acéfalos. En el primer grupo del cuadro que presentamos (lámina 111) hemos incluido dos ejemplos (figs. 1 y 2) en los que se aprecia cómo la expresión de la cabeza va desapareciendo paulatinamente hasta llegar a la forma de «T» perfecta (fig. 3) que presenta, además, una resolución técnica muy original consis- tente en su representación en negativo (18).

El resto de las figuras que analizamos (4 a 6) presentan, por su parte, unas características comunes: consisten en motivos en «T» superpuestos a ani- ¡ males cuadrúpedos (confuso es el caso de la figura 4 por su deterioro) que· probablemente sean representaciones de jinetes. La pertenencia a dos ya-·· cimientos de estas figuras hace pensar en la «T» como modelo humano ha- bitual aplicado a las escenas de equitación, no demasiado frecuentes en el panorama esquemático hispano.

18 Los casos de figuras en negativo son contadísimos entre las estaciones pictóricas esquemáticas estudiadas en la Península (Acosta Martínez, Pilar: Op. cit., pág 17).

ANCORIFORMES

Lámina IV: 1, 6 Y 14.- Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo); 2, 3, 4, 1 Y 15.- La Madrastrall (Cañarnero): 5, 9, 11, 16, 17 Y 18.- Cancho de la ~ rra (Cañamero): 7 y 8.- El Buraco (Santiago de Alcántara): 12.- Cueva de Chiquita (Cañarnero): 13.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio); 19 y 20.-

Lámina V: 1.- Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo); 2.- Cueva del Casti- llo (Torrejón el Rubio); 3.- Cueva de Rosa (Cañamero): 4.- Cueva de Los Cabritos (Berzocana).

La figura humana de esta tipología responde básicamente a un trazo verti- cal (tronco) a cuya parte superior se adosa otro horizontal con sus extre- mos curvados hacia abajo (brazos).

Esta categoría de antropomorfos no es sólo la más común y extendida por nuestra provincia, sino que es la que presenta igualmente la mayor diversi- dad de formas y variantes, que hemos sintetizado en la lámina IV.

En el primer grupo (figs. 1 a 3) recogemos los ejemplos más simplificados dentro de este motivo-tipo, en los que la representación humana queda reducida a un mero trazo curvo, posiblemente ambos brazos, que en los ancoriformes adquieren una especial importancia tal vez por la expresivi- dad y trascendencia que esta parte del cuerpo tenía para sus creadores. en la segunda alineación (figs. 4 a 5) se observa del añadido del ejemplo ver- tical (cuerpo), en estos casos de una longitud semejante a la de los brazos. En dos de ellas se incluyen, además, otros detalles anatómicos: dos aparen- tes manos en forma de pinzas en la figura 5, y la cabeza en forma de trazo alargado en la número 6 (19). 

Sin embargo, el tipo ancoriforme más frecuente aparece confirmado me- diante un eje o tronco de longitud claramente superior a la de los brazos. En el tercer grupo (figs. 7 a 11) se reúnen varios ejemplares de diversa pro- cedencia en los que se aprecia una paulatina prolongación del cuerpo y reducción de la expresión de los brazos. Es observable el empleo de un trazo de grosor más fino conforme el eje gana en longitud respecto a los trazos laterales, tratando de buscarse una cierta proporción en la construc- ción de estos esquemas.

A tales figuras ancoriformes depuradas suelen añadirse ciertos elementos anatómicos que los aproximan aún más a la figura humana real: se trata de la cabeza en las figuras 12 a 14, las piernas en el caso de la figura 15, y de estas extremidades y falo en la 16 y 17.

Finalizamos la lámina con una serie de esquemas cuyo trazo curvo super- ior adquiere una forma ondulada, proporcionando al ancoriforme una morfología próxima a la «M» (figs. 18 a 20) a los cuales pueden igualmente añadirse otros rasgos corporales (fig. 20). en el caso de la 17 se ha perdido y relleno rojo, persistiendo únicamente el contorneado grafitado negro que se aplicó a su silueta.

19  A esta clase de figuras, en la que se incluirían también los números 12, 13 Y 14 de la misma lámina, y que ha sido catalogada tradicionalmente como antropomorfo tipo «golon- drina», la hemos considerado como forma ancoriforme con sencilla expresión de cabeza.

En tanto en la lámina IV acabamos de revisar las distintas posibilidades de variaciones anatómicas detectadas en los esquemas ancoriformes de nues- tra provincia, existen también ciertos añadidos y complementos no corpo- rales que pueden altera su morfología. Es el caso de las figuras de la lámina V, en las cuales podemos apreciar sucesivamente la yuxtaposición de un báculo o bastón alargado sujeto con la mano derecha (fig.l ), de un arma u objeto adosado a la cintura (fig. 2), de unos probables adornos del atuendo (trazos a ambos lados de una de las piernas en la fig. 3) o de un trazo si- nuoso que une los extremos inferiores de dos aparentes ancoriformes, que tal vez trate de expresar algún tipo de vínculo o relación simbólica entre ellos (fig. 4).

FIGURAS DE BRAZOS EN ASA

Lámina VI: 1,2 Y 5.- Cueva de El Escobar (Cabañas del Castillo); 3.- Cueva Chiquita (Cañamero): 4.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio).

Se denominan así o bien antropomorfo en «phi» griega, a aquellas re¡:Ire··,.» sentaciones humanas construidas mediante una forma circular, o triangular atravesada diametral y verticalmente por un trazo recto, y que puede presentar en ocasiones otros complementos anatómicos (piernas, cabeza … ). Su presencia se reduce prácticamente, hasta la fecha, a uno de los conjuntos pictóricos de la Cueva de El Escobar (Cabañas del castillo).

En el primer grupo de la lámina correspondiente (VI) aparecen las tres va- riantes típicas, bastante depuradas, que pueden producirse en este tipo de esquemas: forma circular (con expresión de cabeza) en la figura 1, triangu- lar en la segunda, y a largada, con morfología entre rectangular y impide catalogarla entre las de brazos en asa con total seguridad.

Las dos figuras del segundo grupo son formas híbridas muy originales que se alejan de la concepción típica de antropomorfo en «phi», pero que guar- dan una evidente relación con ella. El primer ejemplo (fig. 4) es una clara representación humana ancoriforme, cuyas piernas se curvan forzadamen- te en asa con dos aberturas laterales. Constituye un magnífico ejemplo del proceso de esquematización de la representación humana hacia la «phi» griega más simplificada. En el segundo (fig. 5) se ha producido fusión entre un esquema en «phi» (parte superior) y dos trazos de tipo ancoriforme que se prolongan hacia abajo albergando un confuso conjunto de trazos. Se trata de una unión compleja que posiblemente tratará de dignificar o lla- mar la atención de esta figura respecto a su entorno pictórico.

FIGURAS HUMANAS SEMIESQUEMÁTICAS

Lámina VII: 1.- Cueva del Castillo (Torrejón el Rubio); 2.- Cueva larga de El Pradillo (Trujillo); 3 y 4.- Los Barruecos I (Malpartida de Cáceres): 5.- Pin- turas de Belén (Trujillo); 6.- Cueva del Cancho de la Sábana (Berzocana): 7 y 8.- Cueva Chiquita (Cañarnero).

Lámina VIII: 1 a 13.- Cueva del Castillo (Torrejón el Rubio); 14.- Cueva de los murciélagos (Torrejón el Rubio); 15, 19 Y 20.- Cancho de la burra (Cañamero); 16.- Cueva Chiquita (Cañarnero): 17.- El Buraco (Santiago de Alcántara): 18.- Cueva de la Era de El Gato (Cabañas del Castillo).

Son representaciones que pese a haber experimentado también un proceso de esquematización más o menos acentuado conservan ciertos detalles anatómicos o de atuendo que hacen posible su inmediata identificación como reproducciones de la figura del hombre. Dentro de esta categoría general de representación hemos distinguido tres tipos principales:

A) Formas semiesquemáticas cuya estructura básica es cruciforme (lámina VII). Este tipo sorprende por su homogeneidad, pese a la muy diversa pro- ‘ cedencia de los ejemplos seleccionados. .

Los tres primeros (figs. 1 a 3) responden al tipo más simple, con los brazos extendidos, expresión de cabeza y ambas piernas abiertas en «V» invertida. La rigidez de las figuras 1 y 2 contrasta con el aparente dinamismo de la tercera, cuya prominencia en la zona del tronco y ausencia de falo lleva- ) ron a los investigadores que la estudiaron a considerarla representación femenina (20).

La segunda alineación (figs. 4 a 6) presenta tres ejemplares con una confor- mación semejante a los anteriores pero con añadido explícito del sexo masculino. su aspecto rígido e hierático, especialmente en la figura 6, los convierten en verdaderos ídolos fálicos, exentos de cualquier vestigio de actitud vital.

Esta lámina se cierra con dos antropomorfos de similares características, pero ahora con añadido de bordones, tal vez armas, que sujetan con uno de sus brazos, y que les proporciona aspecto de vigilantes. Uno de ellos (fig. 8) lleva también adornos en el atuendo, expresados mediante trazos sobre los hombros.

B) Formas semiesquemáticas cuya estructura básica es ancoriforme (lámina VIII). En este tipo se incluyen aquellos antropomorfos cuyos brazos se cur- van decididamente hacia abajo evocando la morfología de los ancorifor- mes que revisamos en las láminas IV y V.

Comenzamos su análisis con un papel completo extraído de la Cueva del Castillo de Monfragüe (Torrejón el Rubio), cuyos motivos (figs. 1 a 13) res- ponden en su totalidad a esta tipología. Observamos en ellos dos técnicas distintas de realización: una a base de trazos muy finos, empleadas en el pequeño grupo de la izquierda (figs. de 1 a 3), y que en el derecho se com- bina con el segundo procedimiento, de dibujo bastante más grueso,

20  GONZÁLEZ CORDERO, A. Y DE ALVARADO GONZALO, M._»Pinturas esquemá- ticas y grabados rupestres de los Barruecos (Malpartida de Cáceres)», Actas de las 11 lornadas de metodología y didáctica de la Historia. Prehistoria y Arqueología, Cáceres, 1985, p. 156.

ejecutado probablemente con el dedo. Pero el interés principal de estos conjuntos, singulares en la panorámica esquemática peninsular, reside en su especial composición. Se trata de dos agrupaciones de hombres organi- zados en torno a personajes tocados con haces de plumas, que ocupan posiciones centrales. La más espectacular es la de mayor tamaño, con for- ma de rombo, que parece expresar no sólo la subordinación a unos líderes políticos y religiosos, que se distinguen mediante el penacho, sino también la existencia de una aparente jerarquización social expresada gráficamente de esta manera.

El modelo de motivo se repite en la figura 14, pero experimenta notables variaciones en la 15. en esta los trazos curvos que proporcionan el aspecto ancoriforme dejan de representar los brazos para reproducir, aparentemen- te, un llamativo tocado en la cabeza de extremos curvados. También la mitad inferior consigue una gran originalidad gracias a la expresión de las dos piernas con sus pies perfectamente delimitados, y otros dos trazos en- volventes, que pueden significar un faldellín o prenda similar. Por parale- lismo con esta figura añadimos la siguiente (fig.16) en la que, bastante mas sumariamente, aparecen también ambas piernas enmarcadas con un atuendo de apariencia idéntica.

Las figuras 17 Y 18 suponen otras dos soluciones elaboradas a partir de un esquema ancoriforme, al que se añaden una serie de trazos que complican su morfología, un tanto confusa por el deterioro de parcial de ambos: se- miadosados al lado izquierdo del primero, y añadidos a diversas partes del segundo. Este último, singular por estar elaborado con pintura negra, pare- ce un personaje en movimiento tocado con una pluma en la cabeza, que porta un objeto curvo en brazo izquierdo y una serie de elementos col- gantes, tal vez adornos o detalles distintivos del atuendo, tanto del brazo y pierna izquierdo como de la cintura. Su aspecto contrasta con el estatismo general de los motivos esquemáticos y recuerda lejanamente a las figuras levantinas, algunos milenios anteriores.

La lámina se completa con otros originales diseños antropomorfos en los que el esquema ancoriforme (que, como en la figura 15, vuelve a reprodu- cir el tocado de la cabeza y no los brazos) se combina con el de «phi» grie- ga para representar las extremidades superiores.

C) Formas semiesquemáticas cuya originalidad no admite su adscripción a ninguno de los tipos anteriores. En cada uno de ellos puede observarse una solución distinta para la realización de la figura humana:

1 º) Trazo vertical (cuerpo) a cuyo lado izquierdo se adosan oblicuamente dos trazos parale- los (brazo y pierna izquierda) siendo la otra pierna la mitad del eje princi- pal, y la cabeza el extremo superior sobresaliente. La ausencia del brazo derecho hace pensar en una representación humana de perfil (fig. 1) (21).

2º) Forma circular de gran tamaño (cabeza) de la que surgen directamente ambas piernas, con unos pequeños salientes a media altura y ligera indica- ción de los pies. Persisten igualmente restos de los brazos (fig. 2).

3º) Agru- pación de tres figuras paralelas (figs. 3, 4 Y 5), con un estilizadísimo eje corporal que remata arriba con cabeza triangular y se bifurca abajo en piernas igualmente sinuosas. En uno de los casos (fig. 5) éstas acaban en formas circulares, tal vez representación de los pies. A esta inusual morfo- logía se une el hecho de que los motivos se encuentran elaborados con pigmentos de color blancos.

4º) Lo más interesante de este motivo (fig. 6), bastante deteriorado, es el peculiar tocado o peinado en su cabeza, con las dos prolongaciones laterales, y la superior, posible arranque de una pluma.

5º) El último motivo (fig. 7) es una nueva escena de equitación en la que el jinete abandona la habitual morfología en «T», adquiriendo unos rasgos más naturalistas: puede apreciarse con claridad la cabeza y uno de los bra- zos.

DISTRIBUCiÓN GEOGRÁFICA Y CONCLUSIONES

Del análisis de los cuadros tipológicos anteriores y de la distribución de las distintas categorías de figuras por las estaciones pictóricas conocidas en la provincia cacereña (lámina X) podemos obtener las siguientes conclusiones:

A) La presencia de antropomorfos de uno u otro tipo se detecta en la prác- tica totalidad de los yacimientos de pintura esquemática de nuestra provin- cia, con la única excepción de algunos pequeños abrigos de la Sierra de las Corchuelas, en Monfragüe, y de la comarca de Las Villuercas.

B) Los esquemas ancoriformes, o los antropomorfos con esa estructura, son, como constamos, los más frecuentes (encontramos ejemplares en casi todas las estaciones esquemáticas estudiadas) y las que ofrecen una mayor abundancia de variantes morfológicas entre los conservados. Hay lugares (La Madrastra 11, Cancho de la Burra) en los que encontramos auténticos repertorios.

Los de tipología cruciforme gozan también de una elevada frecuencia de aparición, aunque siempre inferior a la de los anteriores, presentando una casi total homogeneidad formal.

Las formas en «T» y las de brazos en asa, los otros dos motivos-tipo puro que aparecen en la provincia, se ven restringidos a unos pocos ejemplares en determinados yacimientos.

C) Pese a la aparición repetitiva de cada categoría de motivos esquemáti- cos en los distintos yacimientos cacereños (reiteración estereotipada habi- tual a nivel peninsular), puede observarse, no obstante, determinadas preferencias locales en cuanto a su morfología o técnica de elaboración en algunos lugares. Así encontramos una especial concentración de motivos en asa en La Cueva de El Escobar, abundancia de esquemas cruciformes en la Cueva Chiquita o de antropomorfos en «M» en el abrigo 11 de Los Ba- rruecos, un empleo insistente del trazo fino para los ancoriformes de cier- tos enclaves del entorno de Cañamero (La Madrastra 11 o Cancho de la Burra) o la seriación de la figura humana de brazos y piernas curvadas que se da en la Cueva del Castillo, en Monfragüe, y se extiende a estaciones próximas (Cueva de los Murciélagos). Esto permite deducir la existencia de diferentes criterios entre los creadores de estas pinturas, que parecen tener la posibilidad de seleccionar a partir de distintos tipos el más adecuado para lo que pretenden reflejaren sus composiciones, aplicándose, incluso, una impronta personal.

D) Puede deducirse además, a la vista de la existencia de una serie de a tropomorfos singulares, no sometidos a esquemas previos conocid ( (lámina IX), que, frente a artistas que repiten modelos extendidos por a plias parcelas geográficas, hay otros que trataron de ensayar nuevas tipol gías más o menos originales que carecían del éxito y difusión de q gozaron otros esquemas.

 

Lámina IX: 1.- Cancho del Reloj (Cabañas del Castillo; 2.- Alberquillas 11 (Cañamero): 3 a 6.- Cancho de la burra (Cañamero): 7.- Los Barruecos I (Malpartida de Cáceres).

BIBLIOGRAFíA

El material gráfico reproducido en este trabajo procede de Beltrán LLori M.: «Las pinturas rupestres esquemáticas del Castillo de Monfragüe en T rrejón el Rubio (Cáceres)», Estudios de Arqueología cacereña, Monografí arqueológicas, XV, Zaragoza, 1973, pp. 59-85; García Mogollón, F. l.: «L pinturas esquemáticas del Monfragüe, en la provincia de Cáceres», R.E T. XXX, nº 3, 1974, pp. 551-580; González Cordero, A. y de Alvara Gonzalo, M.: «Pinturas esquemáticas y grabados rupestres de los Barruec (Mal partida de Cáceres)», Actas de las 11 ornadas de metodolo ía didá ca de la Historia, Prehistoria y Arqueología, Cáceres, 1985, pp. 155-16 Amador Carretero, P., Fernández Gómez, L. y Linares Tirado, l. M.: «Pint, ras esquemáticas inéditas de «El Buraco» (Santiago de Alcántara)», Actas’ VI Congreso de Estudios Extremeños, Arqueología, Mérida, 1979, p 15-32; García Arranz, l. l.: la intura Ru estre es uemática en la com r de las Villuercas (Cáceres), memoria de la licenciatura en prensa, y de cos directos efectuados por el autor.

Ene 242017
 

Ciriaco Fuentes Baquero. PROVISIONAL

INTRODUCCIÓN

Se conserva en el Archivo Parroquial de Ntra. Sra. de la Asunción de Arro- yo de la Luz (Cáceres), (Legajos VII, Docum. 4) Un interesante documento referido a un proceso o pleito con el que se intenta dar cumplimiento al testamento realizado el día 29 de Diciembre de 1.644 por Fernando Alonso Texado y su mujer Juana González, la Prieta. Se contiene este interesan- te proceso en un tomo de 193 folios cosidos a mano.

Llama poderosamente la atención en este pleito la actitud del juez que es cura párroco de casar de Cáceres y que condena al alcalde de Arroyo y le excomulga públicamente. En un día, el 13 de diciembre de 1653, este juez redacta y escribe personalmente diez documentos y los entrega personal- mente a los interesados. No tiene notario, ni secretario oficial, ni alguacil. Todo lo hace él.

La burocracia judicial clásica y los lentos trámites de la justicia no entra- ban en el esquema mental de este juez del siglo XVII.

Iremos comentando brevemente los datos de tan curioso proceso y procu- raremos reproducir parte de los textos originales del documento.

LOS CAUSANTES

El matrimonio formado por Fernando Alonso lejano y Juana González, la prieta, es de los típicos ricos arroyanos del siglo XVII. son «gente potente y desahogada», dicen algunos testigos. no poseen grandes fincas, pero si abundante ganadería e importante labor. Arriendan fincas para pastar sus Ovejas y tierras para hacer su siembra. A su servicio trabaja cierto personal, capataces, mayorales, pastores, yunteros, criados, etc. No tienen hijos. No suelen ser buenos pagadores y, desconfiados de quiénes les sirven, acos- tumbran no pagar a la servidumbre que, por su parte, que acostumbran a tomar lo de los dueños estableciendo una compensación que consideran justa.

Como testimonio de ser malos pagadores dice catalina Sánchez, la Rebolla, viuda de Juan Gómez, el Brozeño, que su marido sirvió una temporada al matrimonio en la sementera y barbachera por 200 reales de los que solo cobró 26. Y un testigo aclara: «una vez junto a San Francisco riñeron en tanta manera Juan Gómez el Broceño y Fernando Alonso Texado que si no fuera por la gente que delante estaba anduvieran a los brazos y el dicho Fernando Alonso confesó allí en deberle la partida que bien sabía él que le debía, mas que lo guardase que se lo pagaría».

Hace su testamento el matrimonio ante el escribano público Lucas Hol-, guín a 29 de Diciembre de 1644, «estando sanos y buenos y creyendo co-: mo fielmente creemos en el alto misterio de la Santísima Trinidad, etc.»

Entre las mandas y disposiciones de índole religiosa establecen:

«lten mandamos digan por cada uno de nos luego que qualquiera aya falleJ cido ducientas missas rezadas».

A distintos santos y advocaciones mandas se digan 50 misas rezadas desta-‘ cando la aeñalada así: IIDos misas una por cada uno a honor del Señor San Pedro de Alcántar» (Notese que San Pedro de Alcántara fue canonizado e ¡ el año 1.669, lo que nos demuestra que en Arroyo se le llamaba ya Sa Pedro de Alcántara 25 años antes de declararlo Santo el Papa).

FUNDACiÓN DE CAPELLANíA

«Item mandamos que luego al punto que ayamos fallecido ambos a dos de todos nuestro bienes ansi rrayzes como muebles que nos dexaremos a, tiempo que Dios nuestro Señor nos Ilebe de la presente vida se funde un capellanía almituna como desde luego para el caso si se da la fundamos sin que en manera alguna el Señor Obispo de Coria ni su Provisor en s nombre se puedan entrometer en ella en manera alguna».

Muere el matrimonio en el año 1.650 y el Alcalde interviene todos los bi nes y hace inventario con el escribano Lucas Holguín. Los trámites par dar cumplimiento a sus cláusula. Esto hace aparezca un personaje impo ‘ tante en el proceso, el juez Alonso Martín Baco Cavallero.

EL JUEZ ECLESIÁSTICO

El licenciado Don Alonso Martín Baco Cavallero es Cura Párroco de Casa de Cáceres. Es hombre de honda preparación jurídica y de una entereza toda prueba. Trabajador infatigable y valiente donde los haya y es cap de redactar y escribir 10 documentos en un día y excomulgar con sentencia pública y declaratoria al mismo Alcalde de Arroyo, así como declarar la máxima pena eclesiástica para un pueblo que es el entredicho.

El obispo de Coria era a la sazón Don Francisco Zapata y Mendoza que vino en visita pastoral al Arroyo en 1.651. La gente contó al obispo lo que no iba bien en la parroquia, que era bastante. Los mayordomos de la igle- sia no entregaban al final de su gestión el saldo a favor de la misma, mu- cha gente no pagaba sus deudas a la parroquia, el testamento del matrimonio rico estaba sin cumplir porque el alcalde no agilizaba los trá- mites. Hacía falta una persona preparada, enérgica e independiente que pusiera orden en la administración religiosa arroyana y el Obispo se acor- dó del Cura del Casar. Le nombra juez de comisión para todos estos asun- tos y le ordena se traslade a la Villa del Arroyo para ejercer su función. Así aparece en arroyo el Licenciado Alonso Martín Baco Cavallero actuando de juez, de notario y de alguacil. Este es su primer

AUTTO

«Alonso Martín Baco Cavallero, cura Propio de la Parrochial del Cassar de cáceres, Por comission del Ilmo. y Rvmo. Señor Don Francisco Zapata y Mendoca, Obispo de Cotie, para la cobranca de los devitos de la Parro- chial desta Villa del Arroyo el Puerco y sus mayordomos.

Juez por dicha comission para executar y cumplir el testamento de Fernan- do Alonso Texado yJuana Gonzáles, la Prieta, su mujer, de cuyas comissio- nes doy fee que por ser notorias no van aqui ynsertas. Hago saber al Sr. Oiego Sanchez Bermexo Alcalde Ordinario desta Villa y a su lugarthenien- te y demas ministros de justicia a quien la presente toca o tocar puede … y para que todo tenga complido efecto exorto y requiero a V. Merced de parte de la Santa Madre Iglesia y de la mia le pido y supplico y necesario siendo le mando, pena excomunion mayor trina canonica monicione pre- missa en derecho late sentencie y de cinquenta mili maravedias aplicados para gastos de guerra contra infieles, que dentreo del dia de la notificacion que le doy por todos plecos y ultimo por peremptorio se yniba del conoci- miento de dichos bienes y los mande entregar con los papeles y auttos ori- ginales que sobre ellos se huvieren caussado. Y so la dicha excomunion mayor late sentencie mando a Lucas Holguin Valver de escribano por ante quien han pssado el testamento y demás diligencias en esta recen fechas que dentro del dia de la notificacion me los entregue originales que le mandare pagar sus derechos. Dado en la Villa del Arroyo del Puerco a nueve dias del mes de diciembre de mili y seiscientos cinquenta y tres años.»

Por ante mi como juez y notario

Líe. Alonso Martin Beço Cavallero

El día 12 comunica personalmente al Alcalde el precedente auto. Parece que el Alcalde se queda tranquilo y no responde, por lo que el Juez inicia su gran actividad del día 13 de diciembre de 1.653.

Auto (13-XXII-53)

«En la Villa del Arroyo el Puerco a trece dias del mes de diciembre de mi y seiscientos y cinquenta y tres años, visto que Diego Sanchez Bermxo Alcalde Ordinario desta Villa no se a ynivido del conocimiento de dicha caussa, Pongo y Promulgo contra el susodicho Excomunion Mayor y tal por publico excomulgado. Por estos escriptos lo declaro y mando se despache mandamiento declaratoria en forma para que el Cura o su Thniente de la parrochial desta Villa por tal le publiquen y declaren.»

Líe. Alonso Martín Baço Cavallero

Con la misma fecha está la Notificación de declaración de excomulgado para que el Cura de Arroyo o su Theniente lo hayan tengan y declaren tal público descomulgado, no lo admitiendo a las horas canónicas ni a los divinos oficios hasta ver carta de absolucion en esta raçon»

En el mismo día «aviendo visto la omission y negligencia de Diego Sánchez Bermexo, Alcalde Ordinario y que se dexa estar descomulgado y que en su reveldia debe ser castigado con mayores penas y censuras, Mando despache Anathema contra el susodicho y se le agraven las censuras»

DECLARACIÓN DE ANATEMA (13-XII-53)

«Alonso Martín Baço Cavallero, ete. hago saber al cura o su Theniente de la Parrochial desta Villa del Arroyo el Puerco como Diego Sanchez Bermexo Alcalde Ordinario su pheligres esta en sentencia de Excomunion Mayor … y por mi visto y apreciando la contumancia debe crecer la punición y castigo. Por tanto mando que los domingos y fiestas a las misas mayores anathematizen y maldigan al susodicho excomulgado con las maldiciones siguientes:

Maldito sea de Dios y de su bendita Madre

Guerfanos se vean sus hijos y su mujer biuda

El sol se le oscurezca el dia y la luna de noche

Mendigando a de puerta en puerta y no halle quien bien le haya

Vengan sobre ellas plagas y maldiciones que ynvio Dios sobre sodoma y

Camorra, Satan y Abiron que por justo juizio de Dios los trago la tierra vivos, con las demás maldiciones del Psalmo Deu lauden mea ne taqueris

Y dichas maldiziones matando las candelas en agua, repicando las campanas. y digan que asi como estas candelas mueren en el agua muera el anima del dicho excomulgado.

y descienda a los ynfiernos como la de Judas Apostata Amen. Hace la comunicación oficial al Cura o su Teniente y promulga el

MANDAMIENTO DE PARTICIPANTES (13-XII-53)

En este mandamiento, también dirigido al Párroco de Arroyo o su Teniente, se les manda que manifiesten y exhorten «a los fieles cristianos que lo evi- ten en sus tratos y comunicaciones dexandolo como miembro apartado y que las personas a cuyo cargo esta la provisión de los mantenimientos no le den pan, vino, carne, aceyte, pescado ni otro mantenimiento alguno».

ENTREDICHO (13-XII-53)

»Alonso Martin Baço Cavallero … etc. Para que el dicho Alcalde Ordinario procure el remedio y beneficio de la absolución y salga de dichas censu- ras, entendiendo que para ello podrian ser causa las voces y clamores del pueblo, por el presente pongo en esta Villa y demas iglesias sufraganeas y de su Campana el eclesiastico entredicho y les mando pena de excomu- nion mayor que lo guarden y cumplan conformes uso y costumbres que el derecho manda».

Por fin, rompe el silencio el Alcalde que da respuesta al fogoso Cura Pro- pio del Casar Don Alonso diciéndole que no tiene competencia para esta asunto porque los causantes son laicos y el tema cae bajo la jurisdicción real que él administra. Que no tiene poder para gravar las censura ni para declarar eclesiástico Entredicho. En la misma fecha, siempre el 13 de di- ciembre, ordena el Juez se trasladen todos los autos al Obispo de Coria y, en el ínterin, que se suspendan las censuras y el Entredicho. Así lo comuni- ca al Licenciado Gonzalo Sánchez Arias, Teniente de Cura del Arroyo.

Son enviados con urgencia al Obispo todos los documentos. Desde Arroyo a Caria hay más de doce leguas y dos barcas, la del Tajo supliendo al puente Alcanétar y la del Alagón en la ciudad cauriense donde hay un puente sin río y un río sin puente.

El Obispo confirma y refrenda la autoridad de Don Alonso invistiéndolo de los máximos poderes canónicos el día 16 de diciembre. Designa el Obispo como Notario en la causa al sacerdote casareño Don Pedro Sánchez Julián que en la misma fecha comunica oficialmente a Don Alonso el Decreto y mandatos episcopales.

El Alcalde D. Diego Sánchez Bermejo se inhibe y el escribano Lucas Hol- guín entrega todas las actuaciones.

A pesar de la fogosidad del Juez el proceso se alarga durante todo el año: 1.654 actuando abogados, procuradores, testigos, etc.

Parece que las excomuniones, pena suprema de la Iglesia, no producían los efectos fulminantes que los jueces eclesiásticos intentaban. Algunos reos vivían tranquilos bajo la excomunión. Así Juan Núñez Carrasco es excomulgado solemnemente al dejar pasar con creces el plazo concedido para pagar a la causa los doce ducados que adeuda por el resto del caballo que compró a Fernando Alonso Tejado. El plazo era hasta pasar la feria de mayo de Trujillo. Era ya septiembre.

Terminan los folios del proceso sin la sentencia definitiva y la fundación de la Obra Pía o Capellanía determinada en el testamento de Fernando Alonso Texado y Juana González, la Prieta.

Ene 222017
 

Teodoro Fernández Sánchez. PROVISIONAL.

VOZ DE LA TIERRA

Fue el 16 de Junio de 1.930. El diario cacereño «Nuevo Día», publicó un artículo explosivo que levantó revuelo extraordinario.

Sus titulares parecían gritos para una arenga bélica: «¡Agricultores de Espa- ña! ¡Marchemos sobre Madrid!».

Su contenido vibrante, estremecedor y a la vez altamente sabroso. Repercusión amplísima en todos los rincones de la geografía agrícola, don- de centenares de labradores, victimados y sufridos, se sintieron solidarios, porque alguien ponía el dedo en la llaga.

Extremadura y Andalucía reaccionaron rápidamente impacientes y espe- ranzadas. Y enviaron cartas de felicitación, mensajes animadores para di- fundir las ideas realistas, valientes y oportunas lanzadas por el articulista.

Sus certeras frases, como banderillas de fuego, se clavaron en las concien- cias infladas de algunos políticos que vomitaron rabiosa fetidez.

Para algún ateneista fueron como saetas venenosas. El mismo Manuel Aza- ña escribió unas frases irónicas en los márgenes del diario «El Sol», y tuvo la gentileza de enviar un ejemplar al autor extremeño.

Algunos días después, en las columnas de otro rotativo madrileño, se ver- tieron furiosos comentarios que vomitaban la ponzoña de corazones podridos.

Eran tiempos inquietos. Cuando se gestaba la mal nacida República con sus frecuentes y abortivos eructos, huelgas y rebeliones.       .

Uno de los graves problemas de entonces, y de tantas épocas, era el de la Agricultura. El campo jamás fue justipreciado.

¿AUTOR?

Un extremeño, austero y viril, honra de la tierra que le vio nacer en la comarca tujillana, y muy sensible a las angustias laborales de sus coterráneos.

Hijo de agricultores y agricultor también, que sentía en sus propias carnes las heridas de los explotadores de la clase campesina, políticos y caciques. Aquella numerosa población extremeña, siempre postergada y sufrida, que regaba con el sudor y la sangre los surcos abiertos entre encinares y retamas.

Con toda su reciedumbre y coraje de un hombre curtido por los aires y el sol, lanzó el grito de los saciados de oprobios realizar una acción noble y justa para desenmascarar la hipocresía de los campos.

y no le tembló el pulso al escribir con palabra firme, exacta y rotunda. Era hombre equilibrado, de mirada serena, juicio rápido, indomable y el débil. Ante la hipocresía, duro e insobornable, pero dulce para con la inocencia y el arrepentimiento. Bravura de león y sencillez de paloma.

Su inteligencia amplísima, sintetizables conceptos, y vertía consejos pru- dentes y oportunos en frases lapidarias.

Intuía los problemas y adivinaba soluciones tajantes.

Valoraba con justeza, inquiría con ingenuidad y rectificaba sin rubor. Cul- tura maciza, elocuencia persuasiva, voluntad férrea y corazón inmenso.

Su nombre y apellidos son estos: Francisco Cabello Casero. Y durante aquel tiempo Párroco de Serradilla (Cáceres).

¡AGRICULTORES DE ESPAÑA, MARCHEMOS SOBRE MADRID!

Hace años que con indignación, a duras penas contenida, vengo presen- ciando la actuación irritante de la política sobre la Nación en general, y, sobre todo en lo que atañe a los intereses de la agricultura, fuente principal de nuestra riqueza patria, y de la que viven I a inmensa mayoría de los habitantes de España. Indignación que no puedo contener ante los lamen tables sucesos desarrollados en Valladolid y Palencia. Allí se han mancilla do las calles con la sangre de nuestros hermanos los labradores. ¡Sangre bendita que con tanta profusión e ha vertido en África por la Patria y por los desaciertos políticos! ¡Sangre generosa que todos los días riega en si- lencio los surcos de la tierra ingrata.

Vaya por delante mi convicción sincera de que o tendrán la culpa las auto- ridades superiores, alguna imprudencia de los subalternos, sería la causa de los tristes sucesos: porque sería peligrosísimo que la santa causa de los sufridos y, hasta ahora, pacíficos trabajadores del campo, tratase de ser sofocada a tiros.

Tampoco trato de suponer a los Poderes públicos enemigos de los agricul- tores, pero sí los acuso de cobardes, y esta acusación no va lanzada contra el actual Gobierno, a quien creo animado de los mejores propósitos res- pecto a la actual crisis de la agricultura, pero sí va lanzada sobre la actua- ción política de todos los gobiernos.

Por eso se hace preciso unirse y obrar con energía.

En la Asamblea celebrada recientemente en Guadalupe para conseguir la continuación de las obras del ferrocarril Talavera-Villanueva, el presidente de los obreros de Logrosán, propugno, con certera visión de la realidad, por la unión de obreros y patronos; y esto es lo que hace falta para resolver el problema completo y vital del campo: unirse y obrar con energía y serenidad.

Los obreros del campo ganan míseros salarios, porque la agricultura veja- da, atropellada por tasas, cortapisas y entradas de trigo exótico, está en ruinas y mal puede retribuir debidamente a sus jornaleros: los arrendata- rios, aplastados materialmente por los altos precios de las tierra y la baratu- ra de su productos, se encuentran casi en pero situación que los braceros: los ganaderos con las carnes y las lanas de sus ganados depreciadas, van llevando sus rebaños al matadero, porque sostenerse es ir a la ruina todos, pues, todos nos sentimos atropellados por el abandono de los políticos: debemos defendernos con energía, y, si puede ser, dentro de la ley.

¡Oh, si se hiciesen caso de mi los honrados trabajadores del campo!. De- bíamos en in día determinado, tomar por asalto los trenes que se dirigen a Madrid e irrumpir en la capital de la nación para que se enterasen de que España no es Madrid.

Poco necesitamos para el viaje: un costal al hombro con cinco panes es suficiente para nuestra subsistencia. Las gentes del campo estamos acos- tumbrados a pasar mucha hambre y muchas penalidades. Tampoco tene- mos que preocuparnos del alimento; no necesitamos fondas ni hoteles acostumbrados a todas las inclemencias. Dormiremos en las plazas públi- cas. Esta manifestación monstruo no necesitaría llevar armas. Si alguien injustamente se opusiese a nuestro paso, las fuertes viras de nuestros zapa- tos de campo, serían suficientes para quitarlos del medio.

Ya veríais como ante nuestra presencia, sacaban una cuarta de lengua y enmudedan las cotorras del Ateneo, cómo se escondían como ratas los picapleitos de la Corte, aspirantes a ser administradores de nuestra Hacien- da Pública y cuyos servicios no hemos solicitado: veríais correr como lie- bres a los estudiantes, que se figuran que su misión como tales, se reduce a pasar en perpetua juerga los cursos y ejercitar el derecho de pernada du- rante las vacaciones: a gritar en Madrid ¡viva la república! e izar las ban- dera rojas del comunismo.

Y cuando regresemos de nuestra expedición, preparamos en los pueblos para recibir a los comuneros que nos quieren imponer con las calles pre- viamente desenrolladas.

Francisco Cabello. Párroco de Serradilla.

(«Nuevo Día, Cáceres, 16 de junio de 1.930)

La precedente reproducción es copia literal de lo que insertó el diario cacereño. Pero no coincide exactamente con los dos borradores que conser- vamos, unos escrito de su puño y letra y el otro a máquina, con acotaciones y notas manuscritas.

En el periódico aparecen algunas frases y giros que faltan el los citados borradores, pero es posible, y casi seguro, que realizó un tercer borrador y lo envió a la redacción, que fue el definitivo.

Es frecuente en los escritores que los borradores primeros no son plena- mente iguales a los últimos.

Una semana después, es 23 de junio, también lunes, apareció el artículo nº 2 de la serie. Por su importante y sabroso contenido merece que lo in- sertemos literalmente, basta con su nota, porque complementa el primero.

UNA CRUZADA NACIONAL.

El día que despierte el León del Campo. enmudecerán los gozquecillos de la política

«Se ha resuelto favorablemente la crisis del trigo, como esperábamos, y hemos escuchado los consejos de prudencia, que se dan a los agricultores; consejos que, especulativamente considerados, son incontrovertibles, pero que en contacto con la realidad, admiten algunos reparos.

«¿Quién da estos consejos? Seguramente no es agricultor, y el hecho de no serlo, no le resta competencia, ni menos buena intención, pero el que no siente sobre sí las consecuencias del peligro, es natural que mire al proble- ma con menos interés, o, si se quiere, con más serenidad.

«Al espectador que presenta contristado el incendio de una casa, le es muy fácil aconsejar a sus moradores, que no griten, que esperen el auxilio de la autoridad, a quien se ha avisado del peligro, y que acudirá pronto con el eficaz remedio, pero lo que ya no es tan fácil, es que no griten y se alboro- ten los que están oliendo a chamusquina.

«Por lo tanto, el motín, no; la protesta clarnerosa a la macha heroica, o sea, la manifestación fuerte y eficaz, si; no para imponerse con el temor, pero si para ahogar las falsas campañas; si, para que el Gobierno se sienta asistido por una masa de opinión verdadera, fuerte y honrada, que apoye sus pro- pósitos justos, que no se los negamos.

«La actitud enérgica de los alcaldes de Castilla debe ser secundada por los habitantes del Agro Hispano. Y así como el alcalde de Móstoles levantó el patriotismo de todos para arrojar de España al inversor, la actitud de esos alcaldes debe levantar una Cruzada para arrojar del campo la política de invasión de los vividores de la misma.

«lA qué se espera? Respeto la opinión de los que creen que las Asociacio- nes Católico-Agrarias no deben intervenir en la política. Pero no la com- parto. En la guerra han apelado muchas veces los católicos para defender su fe.

«lPor qué no han de acudir a la lucha electoral estas Asociaciones Católi- cas, y las que, sin llamarse católicas lo son también, para defender sus in- tereses? Hora es ya de que los dueños manden en su propia casa; y los agricultores que somos los más, no debemos mendigar ante los Poderes Públicos, como ha sucedido ahora, sino mandar y dictar las leyes desde el Parlamento, que al salvar la riqueza nacional, que es la Agricultura, salven la Patria. Es necesario que no se repita el bochornoso espectáculo de que se lleven gimiendo las Pensas y debatiéndose en el Congreso, con pirotéc- nicos discursos, problemas tan ridículos como «La secularización de los cementerios», el fantasma del «Clericalismo», o, como ahora hacen los pe- riódicos de gran circulación acerca de la constitución del 76, «el restable- cimiento del Jurado», y otras zarandajas, mientras la Nación se hunde. Todos estamos interesados en la cruzada del campo, desde el terrateniente hasta el último gañán.

«Los olivareros de Andalucía, los labradores y ganaderos extremeños, los agricultores castellanos, los viticultores de la Mancha, podemos y debemos formar un partido agrario invencible, que dirigido por nuestros hombres, que los tenemos de mucha valía, sin motes políticos, llevaría a cabo la regeneración de España; y ante su fuerza avasalladora nada significarían los personajes y personajillos, los grupos y grupitos políticos que aspiran, sin fuerza en la opinión, a dirigir los destinos de la Patria.

«El día en que despierte el León del campo, contestará a los ladridos de los insignificantes partidos políticos que se quieren oponer a su fuerza arrolla- dora con el conocido verso, que no se si la memoria lo transcribe literal- mente, pero sí su sentido, t es como sigue:

Cuando los perros mastines

los ladran los gozquecillos, alzan la pata, se mean

y prosiguen su camino. 14

NOTA: Después de escrito este artículo, me envían a Madrid un número de «El Sol», donde «Heliófilo», en su «Charlas al Sol», se hace eco y comenta mi anterior artículo: «¡Agricultores de España! ¡Marchemos sobre Madrid!», con acotaciones de lápiz rojo y una nota del anónimo remitente que dice así:

«No hagamos el juego, hermano cavernícola, a los que quieren que reine en España la paz de los Sepulcros, el silencio de los muertos, para seguir robando y deshonrándonos a todos los que pensamos como hombres, no solo como Machos. Lea usted el libro del Padre Claret (el Rasputín de la Corte de Isabel 11) «Alfalfa espiritual para los borregos de Cristo». ¿Aspira usted a ser el Rasputín de España? Por aquí hay muchas damas rasputinescas.»

Aunque el pedante artículo no está hecho para contestar a «El Sol», ni el anónimo remitente, resultan sin haberlo pretendido contestados. El primero con el fondo del mismo, y el segundo, y el segundo con el cuarteto final, no en el sentido literal, sino en el figurado; aunque la aclaración es inne- cesaria, la hago porque mi intención es contestar, nunca ofender, ni inju- riar al adversario.

Francisco Cabello, Párroco de Serradilla. (Nuevo Día, lunes, 23 de junio de 1.930)

(14) Los versos son del P. Isla. Literalmente dicen: “A un mastín, por más que fieros/ le ladran los gosquecillos,/y con saltos y brinqui lIos/ le van oliendo el trasero;/ él, sin mostrarse severo/ y sin ponerse mohino/ al ver aquel torbellino/ de perros que le rodean/ alza la pata … los mea! y prosigue su camino».

 ENORME RESONANCIA

La repercusión del primer artículo, ya aludida, fue amplia, rápida y desbor- dante con todos los matices. Algunos duramente críticos, vetatorio otro, pero masivamente laudatorios, llenos de júbilo y esperanza.

El serial de ocho artículos mantuvo en tensión a centenares de lectores, porque intento convertirse en una cruzada en favor y defensa de los traba- jadores del campo.

El elenco de nombre de personas, muchas de categoría, que se sumaron al mensaje fue muy abultado. De hecho se convirtió en un homenaje plebis- citariamente honroso que exaltó el autor y le empujó a seguir la campaña.

Presentar una antología con todos los escritos, sería impropio y vanidoso. Pero algunos fragmentos pueden ser interesantes y oportunos. Se conser- van los textos completos de las personas siguientes: Ilmo. Sr. Vicepresiden- te de la Diputación Provincial de Cáceres; Sr. Presidente del Comité Provincial de la «Liga Agraria Cacereña»; Excmo. Sr. D. Marcelo Rivas Ma- teos, Catedrático de la Universidad Central; Excmo. Sr. D. Severino Aznar, Académico de número de la de Ciencias Morales y Políticas; D. León Leal Ramos, abogado y sociólogo; D. Domingo Martín lavato, abogado; D. Ra- fael Sánchez Belloso, Director del periódico «El defensor de Carmona» (Sevilla); D. Benedicto Barbero Bermejo, Arcipreste de Don Benito; D. Pe- dro Prieto Saavedra, Presidente de la «Convencida», en Logrosán; con otras personalidades de la ciudad de Trujillo, Miajadas, Iaraiz de la Vera, Ma- droñera, Malpartida de Cáceres; La Cumbre, etc.

Los congratulados fueron incontables aunque no recurriesen a la pluma para manifestar su gozo esperanzador.

Aquel gesto audaz y valiente de D. Francisco Cabello en favor de los hon- dos problemas del agro en nuestra prétida región, despertó enorme ilusión en los tostados trabajdores de nuestros campos de encinares, de pastos, y de pan llevar, en las cuencas del Tajo y del Guadiana. Su nombre se citó con admiración prometedora de los ámbitos sociales y entre los paladines del resurgimiento del agro vital para Extremadura.

Y también empezó a inquietar en algunos núcleos políticos el ideario de este recio extremeño, porque su verbo, su fuerza, su coraje eran tajantes y arrolladores.

En los círculos sociales de la región brotó un clima ardiente de impacien- cia por tomar rápidas medidas eficaces. Muchos apuntaban hacia el Sr. Cabello, como líder inteligente» enérgico y eficaz.

En los medios eclesiásticos, aunque menguada, no faltó la división de opiniones.

Hoy, a la distancia de más de media centuria, pensamos que el apoyo hubiese sido unánime.

Un comentario que vale por muchos, por ser del bando contrario, fue el de un miembro del Ateneo de Madrid, quien hablando con el ilustre cátedray i auténtico extremeño, serradillano, Rivas Mateos, refiriéndose al Párroco Sr .• ‘ Cabello, pronunció estas palabras que merecen subrayarse: «Pelea con ga- . rrota y escribe con un estilo especial que desconcierta».

Se hicieron otros muchos comentarios sabrosos, con los que se puede for- mar un álbum interesante, curioso y elocuente.

DECÁLOGO SOCIAL

Impropiamente se me antoja encabezar este capítulo con la palabra «decá- : lago». Porque son diez los artículos en los que el Sr. Cabello intentó sinteti- zar un poco su pensamiento sobre el sangrante problema entonces de los agricultores. : ,

Cada uno de los artículos lleva en su cabecera una titulación diáfana que, í indica el tema en que él se desarrolla. Y la claridad de ideas que llenaba la’, mente de D. Francisco Cabello, brillaba siempre en sus palabras, conversa- ciones y escritos. Sobraban lo exégetas y comentaristas. .

La decena vio la luz en el diario Nuevo Día. Después de su relación por, orden de publicación y la titulación correspondiente se añade la fecha.] Todos menos los dos últimos, se publicaron en el año 1.930. Los dos últimas en el 31 y el 32 respectivamente.           ‘

Son los siguientes: 1 º – «[Agricultores de España! ¡Marchemos sobre Madrid!». (16-VI-30)

2º – «Una cruzada nacional. El día que despierte le León del Campo, enmudeceran los gozquecillos de la política». (23-VI-30)

3º – «Agricultores de España. No esperes vuestra redención del adveniv miento de la República». (4-VII-30).

4º – «Agricultores de España. Vuestra redención depende de vosotros mis!: mas». (lB-VII-30).

5º – «Posiciones periodísticas. «El Sol» enemigo de los campesinos'[‘ (22-VII-30).

6º «Del momento actual. Nadie se preocupa de la suerte de los agricultores». (4-X-30)

7º  «Política nacional. Los actuales momentos son decisivos para (inconcluso en texto).

8º – «Al Ateneo de Madrid. En Extremadura vamos perdiendo el miedo a los fantasmas». (3-VII-30)

9º – «Con respeto, pero con la mayor energía, protestamos». (5-1-1.931)

10º – «Redentores malditos». (2-1-1.932)

Existen otros artículos del Sr. Cabello, pero como no tienen relación con el tema que estudiamos, los marginamos.

Y existe una colección de artículos de diversos autores que se adhirieron a la campaña, que fueron apareciendo en el mismo diario cacereño «Nuevo Día». Algunos firman con su nombre y apellidos, otros con seudónimo. Insertamos la relación con la fecha de su publicación:

1º – «La cruzada agraria. ¿Quienes han de formar parte en ella?». Por Hierónimo Agrario. 12-VII-30

2º – «Hay que despertar. Derrumbamiento nacional». Por Teodoro Rodrigo. 12-VII-30

3º – «El nudo de la cuestión. Carta abierta a D. Francisco Cabello». Por Ambrosio Tejado. 15-VII-30

4º – «El nudo de la cuestión. Para D. Francisco Cabello, Párroco de Serrdilla. Por Ambrosio Tejado. lB-VII-30

5º – «Ante le problema. Aviso a los labradores». Por un español. 19-VII-30 6º – «La cuestión agrícola. Carta abierta». Por Germán García. 19-VII-30

7º – «Ante el problema. Labradores españoles vuestra redención está en la escuela». Por Claudio Casares. 21-VII-30

8º – «Para Serrejón. El verdadero camino de la redención». Por un español. 22-VII-30

9º – «Desde Sierra de Fuentes. A los agricultores de la provincia». Por Juan Antonio lirnénez. 5-VIII-30

10º – «Intervención del Sr. Cabello en el homenaje al ingeniero de Montes. D. Fancisco Sanz López». 20-X-30

11º – «Una protesta contra la decisión del Vicario Capitular … w 2-1-31

12º – «Nuestra protesta. La Liga Agraria y el caso del Párroco de Serradi- 11 a». Por Domingo Martín Jabato, Claudio Casares Sanguino – David González Caballero. 12-1-30

Esta relación no totaliza el número completo de adhesiones públicas. Estas se conservan todas íntegramente.

Sigue una relación de fragmentos de adhesión.

 Selección de párrafos de algunas cartas recibidas con ocasión del famoso artículo .

… «Estamos poco acostumbrados a ver expresada en un periódico una idea y una opinión sin tapujos ni arrumacos, sincero y valiente … » Antonio Mon- tesino, Cordobilla de Lácara, 20-VII-l.930.

«La orientación de su amena prosa, la enjundia y virilidad de sus escritos, es motivo suficiente para destacar su literatura y acreditar un programa».

«¡Adelante pues! No entrega su atención al ladrido de los gozquecillos, ridfculos animalitos que pretenden estorbarle al paso.

«Con razón y oportunamente, recuerda V. los versos de P. Isla:

«A un mastín, por mas que fieros,

le ladran los gozquecillos

y con saltos y brinquillos

le van oliendo el trasero;

él, sin mostrarse severo,

y sin ponerse mohino, al ver aquel torbellino de perros que le rodean, alza la pata … los mea

y prosigue su camino … »

Rafael Sánchez Belloso, Carmona, 30-VI-l.930. De «El defensor de Carmona»

«Tu no has pedido más que el anomimato, regalo que te hace el «SOL- queriendo desacreditarte.»

Benedicto Barbero Bermejo. Don Benito, 27-VI-l.930. » … con toda la sal y gracia de la pura cepa extremeña.

«Encrespa los puños y desgasta el esmalte dental de pura rabia los senderos y rumbos inútiles siempre y mil veces dañosos, que vuelve otra vez a to- mar la política infame.

«Son tan ruines 105 programas que predican y esbozanl ¡Está preterida la, agricultura y se hace criminal dejación de sus problemas!… ‘

» … algún día se levantará esa falange campesina, harta de vejámenes y pre-, tericiones reventantes para poner coto a esos pseudo-sabios y pseudo-s españoles … » Arrestos no le faltan y motivos les sobran … »

Madroñera. 15-VII-l.930.

» … necesitamos un hombre honrado, como V. que se ponga al frente de los agricultores de la povincia para emprender el camino emprendido … V. de- be ir a la cabeza … Necesitamos quien nos guíe, los espíritus están todos unidos … »

La Cumbre, 12-VII-l.930. Miguel Árias Sánchez, Industrial.

» … Ios caciques siempre nos esgañaron … pero no tardará el día en que ven- ga esa libertad para la que nos unimos todos con V.»

Pedro Prieto Saavedra. Logrosán, 21-VI-1.930.

«Me ha llamado la atención su artículo bien pensado y redactado, con ver- dad y hechos. En cada provincia debiera publicarse su artículo.

Cabezallosa, 1 O-XI-l.930. Francisco Rodríguez, Estanquero.

» … ojalá sirviera de estfmulo y acicate para la redención de los labradores de esta provincia esclavizada como ninguna otra por los caciques … »

Jaraiz de la Vera, 4-VII-l.930. Secundino Leno.

» … oportunísimos y valientes artículos … no abandones la empresa es la

más justa y necesitada de defensa, porque es la causa de los humildes       .

Miajadas, l-VII-l.930. Agustín Martín.

«Al nacer la Liga Agraria en el brillante acto de Torreorgaz, tuvimos un re- cuerdo y un elogio, justo y sincero para el esforzado paladín que, en la prensa cacereña, levantó el espíritu de nuestros labradores, haciendo posi- bles actos como aquel, cuyo éxito, más que a nosotros se debía a la cam- paña de prensa que Vd. inició con el aplauso unánime de la provincia …

» … al volver, ayer, a surgir su nombre en el mitin de Trujillo … no tendría disculpa el que no nos dirigiésemos a Vd. en demanda de su opinión y de sus sabios consejos, que nos conduzcan más fácilmente al triunfo de la cruzada que hemos emprendido … »

Domingo Martín Jabato, Abogado. Cáceres, l-XII-l.930

«Aunque joven, yo sabía que la campaña agraria había de costarnos dis- gustos y sinsabores, pero nunca creí, ni pude sospechar, que la primera copa de hiel había de ser Vd. el que forzosamente tuviera que apurarla …

» … tengo conocimiento de la prohibición de que ha sido víctima … quiero condolerme a su lado y ofrecerle a Vd. mi leal e incondicional apoyo en todo cuanto crea que yo pueda serie útil.

“Hoy escribo a sus valientes convecinos por el gesto gallardo que han tomado ante el caso de Vd., y ese no es obstáculo tampoco para que los or- ganizadores de la Liga Agraria digamos públicamente nuestra opinión

 

 

relativa al descortés tratamiento de que fue víctima por un Vicario Capit < lar, dicho sea con todos los respetos.

«sepa, pues, que si en los infortunios son más necesarios los consuelos q proporciona el saberse asistido de la amistad, en estos momentos cue con el de su buen amigo y s.s.

Domingo Martín Jabato, Abogado.

Vicepresidente de la Diputación Provincial de Cáceres.

Cáceres, 10-1-1.931

«Le agradezco su vibrante artículo para el primer número (de Liga Agraria que como cosa de Vd. gustó mucho y fue justamente elogiado.

«Creo haber oído que, con motivo de la publicación de este artículo, Vicario Capitular de Plasencia, había vuelto a amonestar a Vd. cosa qu siento en el alma y que desearía no fuera cierta …

«Ojalá … siga Vd. siendo el primero en la brecha, cuyo puesto nadie pue disputarle en nuestra provincia … »

Cáceres, 19-IV-1.931. D. González.

Comité Provincial de «LIGA AGRARIA».

Frutos inmediatos

Unos de los frutos inmediatos de aquel artículo: «La Marcha sobre Madrid fue el rápido y enérgico despertar de su timidez y letargo los hombres d campo extremeño y andaluz. Sonó como un fuerte clarinazo en todos I pueblos de labradores tan sufridos y olvidados por una marginación injusta y cruel.

Sacudió el sueño de los dormidos, iluminó a los vacilantes y encendió entusiasmo en las víctimas preferidas.

La reacción fue enérgica y rápida. En Cáceres, pocos meses después, fundó la «Liga Agraria», con motivo de un brillante mitin celebrado en T rreorgaz con éxito rotundo.

Pronto se multiplicaron los comités locales en muchos pueblos. En los pr’ meros números del boletín de la Liga Agraria se insertaron sendos artíc los, recios y vibrantes ya del famoso Párroco de Serradilla.

Cuando en los mítines se hacía alusión al gesto valiente del Clérigo, hr de labradores, curtido en los campos soleados de las cercanías trujillan cada vez que se pronunciaba su nombre, el público interrumpía al ora con clamorosa ovación en honor de aquel al que empezaron a llamar profeta de la redención del problema agrario.

Muchos le instaron para que aceptase ser el paladín y capitán de aquel novimiento regenerados del agro extremeño y de la vida de sus curtidos rabajadores.

Pero el Sr. Cabello, merecedor indiscutible del liderazgo, declinó el honor ( la responsabilidad por obvias razones.

No obstante sus pensamientos, palabras y criterios se convirtieron en ci- niento Y gran potencial en aquella empresa naciente en defensa de la. ¡gricultura.

Masiva y popularmente fue reconocido el mérito del autor de aquella Im- )eriosa llamado y la oportunidad de la misma en toda la región extremeña Ila limítrofe del sur.

Por escrito y de palabra le llegaron muchos testimonios de sincera y efusi- la congratulación y elogios. Unos le calificaron como el gran adelantado le la noble solución para nuestros campos, otros con demanda de su ayu- la y estímulo. Porque sus ideas, plasmadas en múltiples colaboraciones )eriodísticas, sirvieron de luz y abrieron cauce para una fecunda semente- a de esperanza en favor de los campos. El alborozo de los agricultores fue desbordante y expresivo .

Lógicamente no faltaron criterios dispares en niveles ideológicos y políti- :os de ciertos grupos. Pero algunos de los que pudieron llamarse «contra- ios», se adhirieron sinceramente a su gesto y programa.

\unque parezca absurdo u contradictorio, ocurrió, con autenticidad irre- iatible y testigos supervivientes, el caso siguiente:

Cuando se fundó por aquellos años el partido socialista en Serradilla, el comité local, tuvo la singular ocurrencia de acudir al Párroco, D. Francisco Cabello, que celebrase una misa cantada con sermón (costumbre muy se- radillana de los devotos) en el santuario del Cristo de la Victoria, como Primer acto del programa inaugural. No sin tener que disipar un torbellino le pensamientos favorables y contrarios, aceptó la petición de los devotos socialistas. Pasado tiempo, varios años, contaba confidencialmente aquella anécdota con toda la serie de ideas, vacilaciones, sentimientos, etc. que se igitaron en su cerebro. La sorpresa inesperada le hizo dudar, y hasta pensó si su aceptación sería ortodoxa. Luego estos interrogantes: ¿Una misa por el socialismo ateo? ¿Un sermón sobre la doctrina materialista? ¿Sería inter- lretado como un mitin dentro del Templo Sagrado? .. Y otros muchos más.

Pero con su agudeza y talento rápido y su dinámica habilidad, logró escribir una bella pieza oratoria, plenamente ajustada a la ortodoxia y los cánones, con doctrina social basada en la encíclica «Rerun novarun», de León XIII y el Evangelio. La complacencia y satisfacción de todos fue insuperable. El respeto y devoción ante el Sto. Cristo de la Victoria fueron perfectos y ejemplares.

Flores y Espinas

Un gran admirador de los éxitos de D. Francisco Cabello, al enjuiciar su fricción con el Vicario Capitular de Plasencia, lo calificó con esa frase real y ascética: «Las flores también tienen espinas».

Sólo el tiempo demostrará si aquel artículo titulado: «Agricultores de España! iMarchemos sobre Madrid!», pasará a ser histórico. Mas lo que nadie podrá negar, es que tuvo eco como un dinamitazo y que fue un gesto aleccicionador y estimulante desde aquel 16 de junio de 1.930, en que lo publi-» có el diario cacereño Nuevo Día.

Algunas publicaciones lo reprodujeron íntegramente con frases laudatorias  y oportunas.

Los republicanos de Ateneo de Madrid rompieron lanzas contra la audacia y coraje del bravo extremeño.

Desde el plano eclesiástico, llegaron avisos y un veto. Plasencia, en sede vacante, estaba gobernada por el Vicario Capitular, Sr. D. Francisco Javier Flores Gómez, quien no aplaudió al Sr. Cabello, Párroco de Serradilla, n¡ le otorgó el permiso conveniente, requerido por el canon 1.386,\ (afortunadamente fenecido), ordenándole que suspendiese la campaña iniciada sobre el problema agro-social, tan sangrante en estas regiones extremeño-andaluzas.

El diario cacereño ya había publicado un serial de ocho artículos sobre diversos matices del tema.

En el mes de diciembre del citado año, recibió el Párroco de Serradilla una carta del Obispado, fechada el 10 de diciembre, rogándole que una sema- na después, el día 17, se personase ante el Provisor a las once de la rnaña-i na; anticipándole que se abstuviese de escribir en los periódicos. :

Aquella seca citación sonaba un poco a preámbulo de un proceso canóni-] co por incumplimiento de las leyes eclesiásticas.’

La campaña periodística quedó suspendida. Salió únicamente un artículo que, acaso estaba ya en prensa, y vio la luz en las páginas del diario.

Sumisa y diligentemente el Párroco estaba ante el despacho del Provisor. Iniciado el diálogo, se impusieron la obligación de guardar secreto de cuanto allí se tratase. Cortésmente D. Francisco prometió plena obediencia, en cuanto disponían las leyes de la Iglesia, pero en lo de guardar secreto, , caso de que se iniciase el proceso, se negó, porque tenía perfecto derecho a defenderse y buscar un abogado al que era necesario exponerle el asunto con todas sus circunstancias. «Nemo tenetur se ipsum pródere».

Parece que el intento de proceso no avanzó, aunque la publicación de artículos con la firma del Sr. Cabello, quedó suspendida. En el ambiente silencio expectante.

Como algunas publicaciones reclamaban insistentemente colaboraciones del presunto paladín y defensor del Agro, se hizo público el veto impuesto por la autoridad eclesiástica a la pluma de D. Francisco.

Semejante decisión de la superioridad causó enorme disgusto en muchos lectores. Tal vez mayor en el propio interesado. Comenzaron a llegar car- tas de «condolencia» al clérigo intrépido y de protestas enérgicas al Obispado placentino.

Algunos no se resignaron a verse privados de los sabrosos artículos que ya estaban caldeando el clima campesino, y se lanzaron a una campaña periodística en defensa del Párroco silenciado acusando al censor de antisocial.

No estimo discreto insertar el contenido de las cartas y los artículos escri- tos sobre el polémico asunto. Pero existe uno que por sus gran pondera- ción y además por ser inédito, merece insertarlo íntegramente por varias razones: Por su sensatez y equilibrio, la categoría de su autor y el modo sincero y objetivo con que está escrito. Esto no dudo que llenará de gozo y digno orgullo a todos lo serradillanos. Rebosa comedimiento y respeto. Rechaza toda rebeldía y polémica. No quiere ofender a nadie. Intenta úni- camente defender bien a quien conoce bien y quiere mejor.

Se conservan los originales autógrafos, y ya empiezan a ser historia. Su autor es hijo predilecto de Serradilla, el Dr. D. Marcelo Rivas Mateos, ex- diputado en Cortes, ex-director General de Enseñanza Primaria. Fue catedrático en las Universidades de Santiago, Barcelona y Madrid, eminente botánico, distinguido con valiosas condecoraciones extranjeras.

Sin pretenderlo, el ilustre profesor, en su amplio documento inédito y des- conocido, hace una confesión de sus sentimiento religiosos. Parece, en parte, un testamento espiritual. Y de hecho lo escribió estando muy próxi- mo al final de su vida, aunque nadie lo esperaba. A mi juicio, goza de ple- na autenticidad, porque manifiesta algunas cosas, como de soslayo, para evitar toda intención vanidosa. Pocos días después pisó el umbral que lo sumergió en la inmortalidad.

Don Marcelo escribe:

«Me produce asombro y extrañeza la noticia que me dan hoy, de que al cura de mi pueblo, D. Francisco Cabello, sabio y prudente Párroco de Serradilla, el Vicario Capitular de Plasencia, le ha prohibido escribir en eJ periódico gubernamental «Nuevo Día», de Cáceres, por razones que no se me alcanzan.

«Y yo, serradillano asta la médula de los huesos, conocedor, como pocos, de la exquisita e intensa labor cristiana que el Sr. Cabello viene desarrollando en mi pueblo, tengo hondamente que dolerme de que tal medida haya podido tomarse.

«Tengo del Vicario Capitular las mejores referencias, y todas las noticias coinciden en que se trata de un Sr. inteligente incapaz de cometer, a sabiendas, ninguna injusticia.

«Pues si el Sr. Vicario Capitular de la Diócesis de Plasencia es tan ecuánime, bondadoso y justiciero, y el Sr. Cabello es «uno de los mejores curas Párrocos de la diócesis de Plasencia», -y son palabras del fallecido Obispo Dr. Regueras, en carta a mi dirigida y que conservo-, ¿qué ha pasado para » que el primero tome una determinación tan peligrosa y grave?

«No soy político, y la repulsión que hacia la política siento, es cada vez mayor; pero algo, poco, entiendo de política regional, y no creo que en’ Extremadura nadie lo pondrá en duda. Y los años y la experiencia me di-: cen que no estaré lejos de la verdad, si supongo que el Sr. Vicario Capitular, -dignidad de todos mis respetos y distinciones-, ha escrito al dictado, 0, se ha inspirado en cantos de plañideras, de esas que rodean las altas jerarquías en las épocas preelectorales.

«La política electoral todo lo toca, lo manosea y lo pudre; no tiene respeto;’ a nada, ni a nadie. La cuestión es triunfar. Todos los procedimientos son buenos para triunfar. Todos los procedimientos son buenos para alcanzar el éxito. Y alguien pensó que dando una pirueta sobre las espaldas del cura’ párroco de Serradilla, aumentaría el valor electoral de algún candidato. V, al Sr. Vicario Capitular, inocentemente, sin darse cuenta del enorme daño» que causaba, refrendó la decisión del valido.

«Señor Vicario Capitular: No hay pueblo más cristiano, laborioso, de costumbres más sanas y decentes en toda la Diócesis de Plasencia, que ef pueblo de Serradilla. ¿Razón? En conciencia creo que ello es debido a que/, el Cristo de la Victoria así lo quiere y dispone; pero también aseguro qué nuestro Párroco ha sido el instrumento por él elegido, para elevar a todos’ lo serradillanos hasta el sagrado camarín, donde está la venerada imagen que a todos no domina y conmueve. Además, el Sr. Vicario sabe que et Cristo de la Victoria es nuestra vida, nuestra sangre, vida y sangre del pue- blo de Serradilla, sin distinción de ideas, edad y sexo.

Y que el cura Párroco Sr. Cabello, es quién le encarriló, quien no llevó hasta Él, para adorarlo, para venerarlo, para rezarle nuestros pensamientos. Hombre que procede así, Párroco que cuida intensamente de su pueblo, que el pueblo lo admira y quiere con exaltado ardor, no puede ser rozado con nada que pueda aminorarle el prestigio. El honor, la honra, el presti- gio, son tan sutiles, tan delicados, que una simple partícula de barro, los mancha y destruye. Y en el caso presente, esto sería una iniquidad, una irreparable injusticia.

«Yo se que el cura de mi pueblo es valiente, decidido, sincero y muy amante de todo lo rural. Un amigo mío del Ateneo de Madrid dice que el Párroco de Serradilla, -hoy conocido y apreciado por toda la gente de or- den de España- «pelea con garrota y escribe en un estilo especial, que des- concierta». Y es verdad; los amoldados o adaptados, los que luchan con careta y suavidad de terciopelo de Corinto, los miméticos, los que juegan con baraja matada, no comprenden, no pueden comprender que un cura párroco hable de «poner unos panes en el costal», del «azadón de cuatro lubras» y de la «puntera del zapato», para resolver ciertos conflictos plan- teados por algunos melenudos superhombres y pseudo-intelectuales, que traen revuelta la Nación y no tienen ni un prosaico y sonoro salivazo. y conste que no me asusta ningún sistema político que se siente en Dios, en la Patria y en el trabajo.

«yo no entro ni salgo en determinado capftulo del que no entiendo, ni ten- go porque entender; soy católico, y la disciplina es nervio en toda socie- dad cristiana; acepto y acato todo cuanto viene de mis superiores jerárquicos. Hay detalles y circunstancias que nosotros desconocemos y quizás la prudencia, -y los momentos diffciles por los que atraviesa la Patria- aconsejen determinadas resoluciones. Un padre somete a cierta disciplina a su hijo, y aún cuando le duela, es precepto cristiano obedecer y someterse al mandato con toda incondicionalidad.

«Quien conozca a D. Francisco Cabello y lo trate, tiene que firmar conmi- go que se ha compenetrado de manera tal con el alma serradillana, que no hay forma de diferenciarle de nosotros: Su llaneza, su plática cristiana en la Iglesia, y en el lugar del amor de la lumbre, bajo la amplia chimenea de la campana, es inspiración de aquella tierra; tiene nuestro acento, nuestras costumbres añejas de familia medieval, nuestra rusticidad, si se quiere, con la epidermis curtida por el sol calcinador de los riberos del Tajo, con arru- gas en la cara, para parecemos más a los importantes riscos del Monfra- güe. Por eso nuestro Párroco se apoderó de Serrad iII a, siendo hoy el remate de toda autoridad serradillana.

«Creo con el «Nuevo Día» que la política al uso intervino en la resolución
del Sr. Vicario Capitular, y, por lo tanto, hoy será difícil que la autoridad
diocesana pueda rectificar. Pero el pleito esta en pie; no hay sentencia
suprema.

«El cristianismo español y la política están pidiendo con toda urgencia
unos cuantos Curas Párrocos de Serradilla. Es el alma rural, cristiana, justi-
ciera, la que habla. Sus apóstrofes se inspiran en el amor a los humildes,
en su infinita piedad hacia los que cotidianamente riegan con sudor y san-
gre la tierra extremeña que nos dio la vida.

«A la vista está que el Cura Párroco de Serradilla es una de tantas víctimas
como lleva a término la politiquería electoral. Mal camino, mal camino. La
cobardía de los más y mejores, dan el triunfo a los menos y peores. Y no
hay que dudarlo; los hombres de bien y patriotas, deben unirse. La salva-
ción de España está en la población rural.

Madrid, 15-1- 1. 931.

Marcelo Rivas Mateos.

Datos Biográficos

En una meseta de los campos extremeños con encinas milenarias, alfom-
brada de sabrosos pastos y ondulantes mieses, junto al riachuelo Magasca,
que apellida y apadrina la humilde aldea de Santa Marta, en la comarca
trujillana, el
13 de enero de 1.877, vino al mundo Francisco Gumersindo
Cabello Casero. La humilde Parroquia de Santa Marta de Magasca le brin-
dó las aguas regeneradoras del bautismo.

Santa Marta fue aldea eclipsada por el refulgente señorío de Trujillo, cuyo
poder feudalista dominaba amplias latitudes. Nunca tuvo murallas almenas
y suntuosos castillos de los poderosos linajes conquistadores. Madoz, po-
cas décadas antes, fija en 10 sus vecinos y en 54 las almas, que lo habitan.

Francisco fue el primogénito del matrimonio formado por Miguel Cabello,
de José y María, y Natividad Casero Santos, de Sabino y Francisca. Todos
naturales de la limítrofe villa de La Cumbre. (libro de bautizados número
4º , folio 44 vuelto. Archivo Parroquial de Santa Marta de Magasca. Cáceres, obispado de Plasencia).

El bautismo de Francisco se celebró el 15 del mismo mes de enero, por el.
Párroco D. Miguel Cercas Ruiz, y apadrinado por Francisco Casadomer y
Petra Mateos.

El joven matrimonio se instaló en Santa Marta para robustecer, con honradez laboral, la economía incipiente de su hogar buscando mayor rendimiento agropecuario. Durante varios lustros el sudor de sus frentes  regó aquellos campos.

Superada la infancia del primogénito, y cursados los estudios de las prime-
ras letras, trabajó con su padre hasta los 15 años.

Con tres lustros, pero sin complejos, marchó a la capital diocesana para
ingresar en el seminario de Plasencia en el otoño de 1.891. Cursó, como
alumno externo los años de latinidad y alguno de filosofía, alcanzando
siempre calificaciones de notable y sobresaliente. Después de estudiar el
trienio de filosofía, inició en 1.897 los cursos teológicos.

Desde el seminario placentino marchó a la Universidad salmantina para
obtener el grado de Licenciado en Sagrada Teología.

Terminó con lucido aprovechamiento, y el día 15 de junio de 1.902, en el
aula magna, a las 11 de la mañana defendió con brillantez, la proposición
o tesis que sostiene la resurrección universal de los cuerpos y el inmediato
juicio de todos los hombres.

Conservamos el anuncio y convocatoria de la importante lid teológica, que
dedicó a los Purísimos Corazones de Jesús y María, a Santa Marta, patrona
del pueblo en que nació, y a sus queridos padres.

Pocos días antes, el 24 de mayo del mismo año 1.902, recibió el sacra-
mento del orden del Presbiterado.

Sus primeros cargos ministeriales fueron, Coadjutor de la Parroquia de San-
tiago, en Don Benito (Badajoz): después Ecónomo de Nuestra Sra. de Be-
lén, en Miajadas (Cáceres) y sucesivamente de Garguera y de Monroy,
para alcanzar seguidamente, previo concurso-oposición el de Párroco de
Santa Cruz de la Sierra, donde desarrollo gran labor pastoral.

Finalmente, mediante otro concurso-oposición, le fue otorgada la impor-
tante Parroquia de Ntra. Sra. de la Asunción en la Villa de Serradilla
(Cáceres), propiedad que conservó hasta el fin de su vida.

Huellas Pastorales

Al estrenar su apostolado en Serradilla, se propuso restaurar todo lo dete-
riorado de la parroquia.

Venciendo su natural timidez para pedir, tendió la mano a sus nuevos feli-
greses, exponiendo las necesidades parroquiales
y el deseo de barrer la
pobreza en todo lo referente al culto sagrado.

Distribuyo una circular, impresa, con fecha 1 de ¡¡oviembre de 1.919, pre-
sentando las necesidades más urgentes: la fundición de la campana

grande, que por estar cascada ofendía a los oídos y deshonraba a la ilustre’
villa. ‘

Amenazaba ruina el tejado de la Sacristía con peligro de que se perdiesenlos ornamentos sagrados.

Urgía el arreglo de los dichos ornamentos y adquirir otros nuevos más dig~
nos y hermosos. Porque el tiempo deteriora hasta la mejor.’

Logró estimular y sensibilizar a sus feligreses para que con celo se esmera-
sen el multiplicar el decoro de la Parroquia, casa de Dios y de todos, en
I~
que recibieron el honor de hacerse hijos de Dios, el gran sacramento de 191
Confirmación, el augusto y divino manjar de la Eucaristía, la santlficación
del amor de los esposos, y la fuerza espiritual del viaje a la eternidad.

El día 1 O del citado noviembre comenzó a visitar en su propio domicilio •• ‘
sus feligreses que lo recibieron cariñosamente. .
i

Los ocho mil reales presupuestados entonces podrían convertirse hoy en’;
ocho millones, suma muy respetable. Y todo se consiguió.¡

Más tarde se realizó un fuerte revestimiento con cal del exterior a los mu-~
ros del templo. Para evitar la humedad del pavimento, se llevó a efecto
un’
fuerte saneamiento y se asentó un firme y discreto enlosado.

Parte fundamental de todo inmueble es el tejado. Se renovó totalmente y:
se evitó el aire y el calor, además de otras filtraciones que lo llenaban del
suciedad.

Manos femeninas y expertas de la villa bordaron con hilo de oro un rico;
palio para la procesión con el Santísimo el día del Corpus. Los lienzos pir)¡.:
tado fueron ejecutados por el sacerdote pintor D. Eugenio Alarcón. ,

Se enriqueció el templo parroquial con nueva imágenes de la Virgen de 10$1
Dolores, del Carmen y de la Inmaculada.

Reinstauró la casi extinguida Cofradía de Ánimas y fundó la de la Virgerf’
de los Dolores, dando gran solemnidad a la novena con predicaci6n\

diaria.

Para los hombres reinstauró la vieja Cofradía de la Vera Cruz, dando mél-1,
yor esplendor a los cultos pasionarios de la Semana Santa y logrando
nu-»
merosa participación de varones en los actos litúrgicos y las procesiones. ,:

Con la generosa cooperación de los maestros, se fundó la Cantina y ROP*H
ro escolares para alimentar y vestir a los niños que asistían a la escuel »
Durante muchos años, ambas secciones caritativas tuvieron gran pujanza,

llegando a distribuir cuantiosas sumas en comidas y vestidos. ‘

 

y todo con aportaciones voluntarias. Para ello se organizaban rifas, bala-
das y otros actos que estimulaban la generosidad de los particulares y algu-
nas entidades locales para fin tan humanitario.

Fue uno de los insignes promotores de la dedicación de un himno al Stmo.
Cristo de la Victoria, mediante concurso literario en el que intervinieron
ilustres personalidades de las letras y las artes.

Al ocurrir el tercer centenario de la llegada de la milagrosa imagen del
Stmo. Cristo de la Victoria a Serradilla, se organizaron fiestas solemnísimas
con participación de prestigiosos oradores y Obispos. Alma de aquella pro-
gramación y ejecución fue D. Francisco Cabello compartiendo esfuerzos y
entusiasmo con buenos colaboradores.

Sería injusto silenciar la ardiente devoción que siempre profesó a tan devo-
ta imagen. Cantó sus glorias y milagros con unción y entusiasmo. Fueron
muchas las decenas de sermones predicados en el Santuario para su honor
y gloria, a ruego de agradecidos devotos. Porque siempre ejerció con
maestría, claridad, fluidez y contundencia el arte de hablar para cautivar y
convencer. Toco casi todos los temas.
Y supo concertar la profundidad con
la sencillez, la rotundida con el deleite del auditorio, porque pensaba cla-
ro, sentía hondo.

Su fin

El tiempo todo lo destruye. Sin armas, sin ruido, en silencio, acaba con
todos los seres vivientes de la creación. Nada puede frenar su lenta, pero
irresistible fuerza destructora. Poderosos, sabios, héroes … todos se rinden a
sus pies.

Don Francisco Cabello gozó siempre de una salud robusta, fruto de una
juventud curtida y tostada en los campos trujillanos.

Ya de mayor se vio aquejado de las molestias y ardores de estómago, que
le obligaban a veces, a arrojar un puñado de bicarbonato en su boca y pa-
sarlo con un vaso de agua para mitigar los dolores.

A los setenta años de edad, y aquejado de esta enfermedad estomacal, se
trasladó al Hospital de San Pedro, en la Mutual del Clero, ubicado en la
calle San Bernardo, 101, Madrid. Allí fue intervenido quirúrgicamente.
Más tarde la ciencia ni sus expertos lograron devolverle la salud.

Y el mismo día que nacía la primavera del año 1.947, el alma de aquel
hombre robusto, recio extremeño, sacerdote enérgico, el 21 de marzo de
1.947, voló al encuentro del Señor, dejando huérfana espiritualmente la
fervorosa parroquia de Serradilla.

Aquellas mismas noches se llenaba el templo parroquial para celebrar I tradicional novena de Ntra. Sra. de los Dolores con inmensa devoción popular.

Los feligreses que rezaban para consolar a la Madre de Cristo, rezaban fer-: vorosos demandando la salud de su párroco y pastor.

Pero fueron otros los designios infinitos de Dios. Su cadáver fue inhumado en Madrid, aunque poco después se trasladó al’ cementerio de Santa Bárbara de Serradilla, donde sus cenizas esperan I ‘ resurrección, verdad dogmática que el defendiera brillantemente en Sala- manca para alcanzar su licenciado en Teología.

A la sazón ejercía también el cargo eclesiástico de Arcipreste. » Me llenó de emoción el conocer su último deseo. Dijo que al morir, quería’ volver a su parroquia para ser inhumado con sus feligreses, a fin de que er, día de la esperanza, resucitase con su pueblo y sus parroquianos. Fue sU último sermón predicado sin palabras. .

El Boletín del Obispado de Plasencia (abril de 1.947. pág. 129) insertó est párrafo necrológico, entre otros: «Su muerte, como su vida ejemplar, nos da el consuelo de pensar que habrá recibido el premio de los Santos que~’ como él, pasaron la vida haciendo el bien, sin otro afán que la gloria de’ Dios y la salvación de las almas». .

Casi tres décadas consumió en esta parcela con ilusión, talento y ferviente, devoción al Santísimo Cristo de la Victoria, nuestra esperanza. ‘

Al margen de la pastoral

Don Francisco Cabello supo conquistarse la admiración y estima de su¡ feligreses con su oratoria clara, contundente y sencilla, además de su am»)’ plia cultura. .

Frecuentemente en reuniones de carácter social, cultural o humano, surgí un grito espontáneo, entre los hombres maduros y sensatos, que decía:

«Que hable D. Francisco, que diga unas palabras … l»

Nunca se hizo rogar, ni jamás se disculpó ante el miedo de la improvisa ción. Parecía que en aquellas ocasiones su mente estaba más lúcida y s inspiración era más genial, exacta y oportuna.

No sintió dudas ni vacilaciones. Sereno y con lenguaje fluido brotaban s palabras precisas y elocuentes para cautivar al auditorio, quedando todo con el sabrosos placer que causaban sus amenas y acertad intervenciones.

Su oratoria no fue fogosa ni altisonante, sino clara y profunda, objetiva, tajante y persuasiva. Convencía a la inteligencia y movía las voluntades.

Sirvan de testimonio dos actuaciones extrapastorales. Ambas con éxito afortunado.

Una en la bella ciudad del [erte, Plasencia, el día 19 de octubre de 1.930. Motivo, rendir cálido homenaje al ingeniero de montes D. Francisco Sanz López, y potenciar su honorabilidad vindicando su ejemplaridad profesional.

Le ofrecieron un banquete en el teatro «Romero»; adornado de una artística y expresiva dedicatoria al Sr. Sanz López.

Entró en el amplio coliseo acompañado de los alcaldes de Plasencia y Her- vás. El público lo recibió con fervorosa ovación.

Una banda musical amenizó el banquete que fue servido por el hotel «Eloy», haciendo gala de elegancia y pulcritud.

Cuando llegó el momento de la ofrenda del homenaje, se levantó el culto Párroco de Serradilla, D. Francisco Cabello. Alguna sorpresa, pero más abundosa complacencia en los comensales. Previos los saludos de rigor, alcaldes y secretarios en su mayor número, con palabras justas, sinceras y objetivas, ensalzó con entusiasmo la labor y la honradez del ingeniero de- mócrata, hombre que, a pesar de su bondad y limpísima actuación, no pudo verse libre de las salpicaduras de la calumnia reptil y envidiosa.

Resaltó el buen nombre y la fama del homenajeado en toda su trayectoria profesional e intachable. Hizo ver que el banquete no era la revisión de un expediente, sino la expresión clamorosa de la franca alegría de sus amigos. Porque así sabe Extremadura rendir culto a los hombres que, como el Sr. Sanz López, se hacen acreedores a que la voz de tantos pueblos represen- tados por sus mandatarios, proclame en solemne plebiscito, la honradez de un caballero.

Resumió la beneficiosa gestión del Sr. Sanz López en favor de Serradilla, en cuyo nombre cantaba la jubilosa gratitud de toda la villa.

Con elocuentes frases dijo el Párroco que este homenaje, su significación y sinceridad, son el mejor regalo, la más brillante joya que se puede brindar a sus hijos, como herencia y ejemplo.

y concluyó que se pidiese la Cruz del Mérito Civil para el ingeniero Sanz lópez, tan digno y ejemplar.

Una delirante ovación acogió la propuesta del Sr. Cabello.

~iguieron otras intervenciones oficiales y oficiosas, para terminar con la Intervención emocionada del homenajeado.

Confesó el Sr. Sanz que después de haber vivido en profundidad toda la recia sinceridad y nobleza de Extremadura, ya no sabía si era madrileño por su nacimiento o extremeño por vivencia y arraigo. Dijo que era el mo- mento de vivir exhaustivamente tanta verdad y tan entrañable afecto, de olvidar agravios y de agradecer la cooperación de todos su compañeros y subalternos, para sentirse únicamente amigo, extremeño u español.

Hay amistades que honran y dignifican, otra manchan y degradan.

  1. Francisco Cabello gozó de entrañable amistad con el ínclito Sr. D. Mar- celo Rivas Mateos, hijo de Serradilla, figura eminente de las Ciencias, a quien sus paisanos declararon «Hijo predilecto», dedicándole la Plaza en la que vio la luz primera.

El día que se rindió un masivo homenaje, durante el banquete, fue D. Francisco el elegido para ser orador oferente en nombre de los comensales.

Tuvo lugar el día 31 de agosto de 1.930.

Al levantarse para hablar dijo que le único título con que se justificaba su actuación era ser el Párroco de Serradilla, aparte de la amistad, para haber aceptado ser el presentador del homenaje.

Hizo una rápida película de la vida de D. Marcelo, con sus triunfos, sus premios, su inabarcable y legítima fama de hombre de ciencia.

Describió la impresión emotiva que le causó la noticia de haberle declara- do «Hijo predilecto». Y añadió: En confidencial diálogo me había dicho D. Marcelo: … «después de estos acuerdos, yo he recibido títulos, condecora- ciones y honores, pero todo me importa un bledo … porque esto de mis pai- sanos me llega al alma.» … Y entonces continúa D. Francisco, una lágrima furtiva brotó en sus ojos, y yo disimulé haberla observado.

Relató también algunos méritos científicos para ser proclamado hijo predi- lecto de su propia villa. A los 21 años mediante reñidas oposiciones ganó la cátedra de mineralogía en la Universidad de Santiago, tres años después la misma en Barcelona, y luego la de Madrid. Cuando murió D. Bias l.áza- ro Ibiza, el mejor botánico del mundo, el claustro de profesores propuso al Gobierno que el mejor sucesor de Dr. Lázaro, y el más digno era Rivas Mateos. Acumuló ambas cátedras.

Por eso honrarle a él es honrar a Serradilla.

Comenzó el programa homenaje con una solemne misa cantada en la Igle- sia de Santo Cristo de la Victoria, a quien D. Marcelo veneró desde su in- fancia, según consejo de su madre, fervorosa cristiana.

Todos los actuantes fueron previamente seleccionados entre los residentes en Serradilla.

La parte musical, bien orquestada, corrió a cargo de profesionales del arte sonoro en nuestra hidalga villa, quienes interpretaron una misa polifónica de Trueba.

No pudo faltar la intervención de D. Francisco Cabello, cuyo prestigio ora- torio era de todos conocido. Los llamados temas de «circunstancias», no fueron óbice para que ofreciese una brillante pieza oratoria objetiva y au- téntica, sin hipérboles, rebosante de claridad, persuasión y amenidad emotiva.

Cada día la misa entre D. Marcelo Rivas y D. Francisco Cabello, se hizo más íntima y profunda.

Por fortuna se conservan los últimos testimonios manuscritos que ambos se intercambiaron en ocasiones trascendentes, incluida la del veto eclesial que se impuso al Párroco de Serradilla para escribir en los periódicos, tema que se estudia en otra parte de este mismo trabajo.

BIBLIOGRAFíA

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«Catálogos de Pasajeros a Indias» siglos XVI, XVII Y XVIII. 1940 – 1946, Cristóbal Bermúdez de Plata

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«índice geobiográfico de cuarenta mil pobladores españoles de América en el siglo XVI». Bogotá 1964. Méjico 1968, Peter Boyd-Bowman

«La Epopeya de la Raza Extremeña en Indias» 1978, Vicente Navarro del Castillo

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«Trujillo, Plaza Mayor», Pedro de Lorenzo

«La hispanidad de Trujillo en las Américas», Vicente González Hernández «Manual de historia de España» 1967, José L. Asian Peña.

 

 

 

Ene 162017
 

Gregorio Carrasco Montero.

Las palabras de Cohélet, hijo de David, rey de Jerusalén, cuando se puso a explotar e investigar con la sabiduría cuanto acaece bajo el sol quedaron formuladas para la posteridad, después de su reflexión filosófica, en el ca- pítulo 1 º, v. 9. Se usan en determinados sectores aplicables a diversos te- mas. Me estoy refiriendo al Nihil novus sub sole, nada bajo el sol.

Y años llevamos ya –casi nos duelen ojos y oídos- viendo y oyendo noti- cias y proyectos sobre lo que ahora pomposamente llaman, unas veces acciones, otras planes transfronterizos: Carretera Navalmoral–Plasencia– Coria–Monfortinho: Puente internacional sobre el río Eljas que baja desde mi Sierra de Gata haciendo frontera durante muchos kilómetros hasta mezclarse con el Tajo. Se espera, pero más bien parece que con indiferen- cia cansados de tanto esperar, esa carretera y otras acciones en la zona norte cacereña. Sus pueblos acortaría «distancias y mejorías» sus salidas hacia la capital de España. Lo mismo con el centro y costas portuguesas, digan lo que digan, para llevarse las aguas de futuros despegues e intereses a otros molinos.

MEMORIAL RAZONADO

El tres de enero pasado se cumplieron 128 años –3 Enero 1.862- de la conclusión con elegante firma en abreviatura –parece decir Lic. Vte. Maestr- de un memorial razonado para constituir por un grupo de extre- meños, una sociedad que pusiera en explotación las aguas termales de las hoy conocidas y anunciadas Termas de Monfortinho, que entre las gentes sencillas de los pueblos cercanos se siguen llamando de Fuente Santa. El documento manuscrito se conserva en su original en el Archivo Diocesano

de Coria–Cáceres. Consta de 53 folios. Falta la cubierta en la que debería estar título del mismo, nombre del grupo a quien presuntamente estaría dirigido, así como la personalidad del autor.

Tres parte se pueden señalar en tal estudio:

. Situación geográfica de la Fuente Santa y descripción de aguas, tierras, intentos de explotación de cal en los mismos parajes, etc.

. Presupuestos detallados de edificios y dependencias indispensables para poner en funcionamiento la proyectada explotación, menaje, etc.

. Conclusiones y condiciones.

Diremos algo de cada una de esas partes.

Bella y detalladísima es la descripción que nos ofrece en la primera parte con amplia aportación de elementos en distintas direcciones: humanas, científicas, curiosas, comparativas, etc. Y comienza con este tenor:

«En el limítrofe Reino de Portugal, provincia de la Beira, Concejo o partido judicial de Idanha a Nova, término y señorío de Monfortinho, a un tiro de bala del río Eljas, que por varias leguas sirve de frontera entre los dos rei- nos, existe la célebre Fuente Santa, cuyas aguas tantas virtudes medicinales se le atribuyen y ha justificado la experiencia de muchísimos años.

Esa fuente está al estribo de una de las elevadas sierras de Monfortinho, y ya casi en la parte llana, teniendo delante de sí y a los lados de su frente una vega confinante al río de unas 300 fanegas y la espalda de ella un te- rreno tan poco accidentado que puede decirse plano y es de mucha exten- sión hasta las bases de las más altas sierras en cuya falda radica el pequeño pueblo de Monfortinho. Frente de esa vega están las de Moreras, al E. de la cual yacen las de arriba hasta el arroyo del vino, y al O. la Torbiscosa, to- das en la parte española de la parte acá del río y pertenecientes a la Enco- mienda de Benavente propia del Excmo. Sr. Duque de Abrantes. Estas vegas españolas tienen muchísima más extensión longitudinales que las de Fuente Santa porque no están como éllas interrumpidas luego por montañas.

La Fuente, pues, está en una cuenca de más de una legua de extensión, rodeada por las sierras de Monfortinho y sus adyacentes, por la Cabeza del Mocho y por las Sierras de Benavente muy poco elevadas. El terreno es pintoresco.

El señorío y término de Monfortinho es sumante grande, cubierto de monte bajo, de jara, lentisco, charneca, madroño, mata de cadena de encina y poca de cabeza para, por lo general de muy inferior calidad y gran parte estéril e inaprovechable hasta para cabras. La planicie se siembra de

centeno. La caza menor y mayor abunda extraordinariamente. El río tiene buena y delicada pesca y nunca deja de correr aunque en verano se reduce mucho. En los veranos los aurearios (sic) de Montehermoso pescan una buena can- tidad de arenas y granos de oro en las orillas españolas de grandes charcos del río mezcladas con platino y detritus de hierro. Aunque todo aquel terreno puede decirse virgen de reconocimientos geológicos, lo mismo la parte española que la portuguesa es de esquisto, arcilloso muy calcáreo y en algunos puntos de la portuguesa calcáreo casi puro que da cal morena y blanca utilizables para la construcción. la piedra sílice rodada, pero no esférica, y de grandes dimensiones, se en- cuentra en abundancia a las inmediaciones de la Fuente Santa. En todo el terreno que me ocupa y con profusión fajas largas y estrechas de tierra colorada–gredosa que entiendo muy a propósito para ladrillo y teja. A cinco cuartos de legua de Fuente Santa en dirección al pueblo español de la Zarza empieza el terreno granítico con grandes canteras muy buenas para piedra de sillería.

El Eljas no tiene puente -(todavía está sin él)- ni barca en más de tres le- guas, y si bien suelta pronto el agua en las crecidas y da vado en invierno, ellas alguna vez son demasiado grandes y suelen coger no escasa parte de unas y otras vegas porque por allí vas poco encauzado.

Repetida Fuente Santa ocupa un punto despoblado en la Beira Alta, pues el pueblo más cercano es el prenotado de Monfortinho que dista media legua larga y solo tiene 30 vecinos miserables (sic.). Salvaterra do Extremo 130 vecinos a más de dos leguas. Pennha Garcia 1.220 vecinos ya él hay que ir para sacar las gufas para las caballerías a dos leguas y media. Idanha a Nova más de 700 vecinos a cuatro leguas largas.

y en España la primera caseta de carabineros (ruinoso) a un cuarto de le- gua. y miren hacia donde vamos con los pueblos españoles de entonces pasando por las horcas de la emigración:

Zarza la Mayor (3.315 almas) a dos y media leguas. Alcántara (4.577 al- mas) a seis leguas. Cáceres (1.4787 almas) de catorce a quince leguas. Co- ria (2.656 almas) a cinco y media leguas. Moraleja (1.435 almas) de dos y media a tres leguas. Cilleros (2.455 almas) a dos y media leguas. Brozas (5.525 almas) y siete y media leguas.

y consigna los latifundios del pasado.

Todo el señorío y pueblo de Monfortinho con la Fuente Santa y sus aguas pertenecen al Excmo. Sr. D. Antonio de Govea Ossorio Metelo, vecino de Penamacor.

Las aguas del Eljas como nacidas en la Sierra de Gata, entre el pueblo del mismo nombre y Valverde del Fresno, son frías y delgadas y en su curso no arrastran cieno sino arenas y cascajo.

Datos y circunstancias espigados en el documento.

Las circunstancias son elementalísimas para los bañistas «que siendo bas- tante la afluencia de portugueses y españoles hasta ahora no han tenido para albergues mas que unos catorce o dieciséis chozas muy malos, mez- quinos e incómodos que se hacen en principio de los baños y se quitan a la conclusión». Ya hay en sitio más elevado una casilla, que con solo tres cuartos al hilo sin ventanas ni puertas a los portadas, a teja vana e inde- pendientes entre sí. En mismas fechas varios trabajadores se hallan hacien- do el horno para ensayar la cal.

Apunta número de concurrentes: «En este año, aún en medio de esas fata- les es condiciones y circunstancias han pasado de un mil (millar) seiscientas personas las concurrentes». Lo que habla muy alto y con elocuencia en favor de las virtudes medicinales que se asignan a aquellas aguas. Removi- das las causales justas del retraimiento de ir a ellas el número de concu- rrentes duplicaría al menos y tanto más cuanto que ya el puente de Alcántara está viable, que se está trabajando en la carretera de Cáceres a aquella Villa y que sucede lo mismo en la importante de Castilla. Y si el ferrocarril extremeño castellano se ejecutase, pasando (según estudios he- chos) a unas siete leguas extraordinariamente el acceso a los de Extrema- dura Baja, Andalucía y Castilla la Vieja y todavía más si se siguiese el trazado primero que patrocinó el Sr. Godínez pues iba entre Alcántara y la Zarza.

Se entretiene entre las características de las agua y añade.

Tenemos, pues, que por la etimología de Santa, por la constante tradición, y por una no desmentida experiencia, estas aguas tienen alto crédito y aún las considero únicas para ciertas clases de enfermedades cutáneas, para los reumas de ciertas clases, para enfermedades de la matriz, y cuidado que el herpes es por desgracia muy generalizado en Extremadura y Portugal. La temperatura en estío y en invierno y constante dentro y fuera de la fuente y en el inmediato manantial es de 25 grados.

Otro intento de explotación: «Hace mas de treinta años que un especula- dor rico, español y comerciante, convencido de que una buena casa de baños y una cómoda hospedería allí sería un negocio muy lucrativo, solici- tó con empeñe del Sr. General Govea, padre del actual propietario, que le vendiese las aguas y cierta porción de terreno, haciéndole al efecto venta- josas proposiciones, pero el general, muy rico, como lo es su hijo, se negó constantemente». En 1.856, dice el autor de este documento, otros amigos

conmigo en Cáceres percibimos igual pensamiento y me dirigí al Sr. Go- vea, actual propietario que me honra con su amistad, y defirió a él, porque entrando en la venta todo el señorío de Monfortinho y marcando el precio por él, que no recuerdo exactamente (porque la carta la di y tiene el Dr. D. Ramón Cerrudo) que no era exagerada. La proposición no nos convino entonces y se dejó el negocio.

En julio de 1861 amigos de esta ciudad y de Casillas de Coria me invitaron para que entrase con ellos en la empresa de ensayo, y en su caso de explo- tación, de cal en el propio terreno de Monfortinho. Muy gustoso escribí al Sr. Govea concretándome a la cal y ofreciéndole parte en ella y indicándo- le que a la vez podríamos hacer allí otros negocios. En 20 de agosto me contestó finamente desde Lisboa diciéndome su aceptación y que para Ilevarlo a cabo nos reuniríamos en diciembre actual en Penamacor. En esa carta me dice: «Quien quisiere allí mismo hacer un establecimiento de ba- ños debería coger grandes resultados»:

Consiguiente a tan espontánea indicación al contestarle en 4 de diciembre de acuerdo con mis dignos consociados le manifesté nuestro deseo de se- cundaria, le pedí me dijese si continuaba en su idea de 1856 de venta ge- neral del señorío o cuales eran sus intenciones. Y en 20 del referido de este me contestó: «En cuanto a venta general del predio y lo mismo sobre cual- quier arreglo que independientemente de aquella podamos concluir sobre edificación de un establecimiento de baños, hallo acertado no entramos en semejantes negocios por medio de cartas, sino dejamos todo eso para tratarlo de viva voz cuando V. Exca se digne ir o mandar a Penamacor. Si V. Exca. fuere o alguno de sus consocios a Penamacor, desde ahora le pido se utilicen de mi casa, y no haga V. Exca como la otra vez, lo que para mi sería un grande disgusto».

Hasta aquí, sigue, la historia de lo ocurrido en el negocio de los baños y la compendiada de aquel terreno, sus aguas y algunas de sus condiciones.

De la cal. Tomamos solo algunos datos para evitar la extensión de este trabajo aunque sea interesante por su concepción y razonamientos.

Hay piedra calcárea aplicable con éxito a la construcción. La cal morena no es tan pura como la blanca y ésta no hay encontrada más que en una calera. y además se cubre en invierno por un arroyo ya que ocupa un pun- to muy bajo.

Habla después de lo que nuestros aranceles marcan como derechos de entrada a esa cal portuguesa: 4 reales 36 céntimo por quintal castellano y lo peor que tiene que introducirse precisamente por el puente de Segura e ir, dice a aduanarse a Alcántara». Eso y el aumento del trayecto parece que

dejó en suspenso la explotación de la cal como negocio. Pone como punto de referencia Coria y dice que dadas las circunstancias de ser portugués el centro productor habría más leguas desde el mismo a Coria que desde Cá- ceres, otro centro productor, a Coria.

Pero acudieron al Excmo. Sr. Ministro de Hacienda para que rebajara a 50 céntimos el derecho y para que se habilitasen como aduanas la entrada la Zarza, Moraleja y Cilleros. Termina siendo muy reticente el memorial en lo referente a la explotación de la cal y exige una serie detallada de exáme- nes y cálculos antes de poner manos a la obra. Pero ve muy claro lo de los baños. y a partir de la década de los cuarenta de nuestro siglo se ve que tenía toda la razón.

iQué clase de baños pretendenl. El autor del memorial entra de nuevo en una reflexión en búsqueda de lo mejor que pueda hacerse y sin pillarse las uñas. Así prosigue: «comprendí desde luego que respecto a la casa de ba- ños, hospedería, cuadras y capilla había tres caminos que tomar: uno, edi- ficarlos en grande escala y suntuosos como los de Cestona, Archavaleta, Ontaneda, Panticosa, Bagneres, Bareges, Wisbaden, Baden y otros. Con relación a todos estos citados hace una pequeña síntesis de su situación geográfica, descripción de los edificios que tienen esas estaciones termales y en algún caso como en las francesas aporta el dato del coste total, 300.000 francos, de entonces, claro (1.140.000 R); segundo, hacer nada más que una casa de baños con otra muy modesta de hospedaje; tercero, levantar un establecimiento que diste tanto de la suntuosidad, extensión y lujo de los primeros como de la mezquindad, llene cumplidamente el ob- jeto, llame gente y se construya de un modo y en unas condiciones aptas para continuarlo, embellecerlo y ensancharlo mañana si la utilidad corres- ponde a las esperanzas y la conveniencia lo exige. «.

Elegí sin vacilar el tercer camino como más prudente, más adecuado, más en armonía con nuestras fuerzas y nuestras intenciones, y sobre él he cal- culado mis planos (que no están unidos al memorial) y mis ideas calculan- do los presupuestos.

Segunda parte. Explicación de los planos y presupuestos

Solo apuntamos o nominamos los edificios que proyecta y presupuesto total cuando se pueda.

Casa de Baños. Cerca de 8 folios dedica a especificar los distintos elemen- tos que debe tener su funcionamiento con presupuesto detallado de cada uno y el total lo cifra en 40.000 rles.

Casa Hospedería. Más de 5 folios dedica a este edificio con todo sus ele- mentos perfectamente detallados con un presupuesto de 84.000 rles.

Capilla Pública. Me ha parecido curiosa su reflexión en torno a este edifi- cio además de significar que todos los consocios son católicos y que vaía edificar en país extranjero y de creencias; al aumentar la concurrencia ten- gamos presente que al enfermo dos cosas le anima más para decidirle ir, el médico y el confesor. El primero en tanto tiene esperanza y para lograrlo;

el seguhdo esencialmente cuando perdida la esperanza solo ve delante de

sí el sepulcro y la eternidad.

En algo más de dos folios y lo mismo de detallado todo da un presupuesto de 7.300-rles.

Cuadras. Después de insistir en la necesidad de la guía para las caballerías a sacar en Penha García y apunta que esto puede arreglarse con el gobier- no portugués. En folio y medio explica y da el presupuesto de las mismas en 7.100 rles.

Menaje de la Casa Hospedería. Toldo para el patio, reloj, cocina, zaguán, comedor, habitaciones, sala de recreo, despensa, diversos y además inclu- ye en este capítulo menaje de Capilla, cuadras, casa de baños, diversos,.

En cinco folios y medio con exhaustivo recorrido por cada una de esas dependencias da un presupuesto de 27.000 rles.

Presupuesto de artículos de consumo. En este apartado desborda la minu- ciosidad de los detalles. Va pasando del chocolate a la pimienta, de la miel a los ajos, de la paja a las velas de sebo, desde el vino de Oporto al aguardiente español, desde los librillos de fumar a las obleas para decir misa, desde el lacre a las plumas metálicas o de ave para escribir. Todo eso entre un presupuesto global de 22.700 rles.

Curioso y pragmático en este apartado es cuando emite su opinión dicien- do: «opino que sería útil a la empresa lograr del Sr. Govea la concesión exclusiva del acotamiento para caza de todo el señorío en su favor para surtir de ella el establecimiento y para permitir a los concurrentes a que se ejerciten en esta diversión y lo propio para pesca del río en su mitad.»

Botiquín. Establecimiento de importancia ya que la farmacia más cercana está en Zarza la Mayor y dista dos leguas y media. No hace presupuesto porque lo deja a la competencia de dos facultativos de los que dice que son consocios y da sus apellidos, Sres. Flores y González.

Sigue en tres folio y medio un presupuesto de gastos e ingresos anuales probables en los cuales se puede espigar datos o noticias del personal que estima necesario para el buen funcionamiento de todo el complejo tales como: Gerente que no debe ser consocio – un administrador que utilizará

un pequeño, preciso y claro reglamento – un guarda de almacén – una mujer de disposición como ama de llaves o de gobierno – un cocinero – un ayudante de cocina – dos camareros – dos bañeros – un capellán que comerá en la mesa redonda por cuenta de la empresa – un mozo de paja – un médico, pero dice que ignora las leyes portuguesas en cuanto al ejer- cicio de la medicina en los balnearios.

A casi todos los enumerados anteriormente, es una curiosidad, se les seña- la el cuarto o habitación que de acuerdo con los planos, cosa que no están unidos a los folios citados, deberán ocupar además de sus específicas obligaciones.

Tercera Parte

La que podemos llamar así se puede meter en la frase taurina de atar bien los machos. Totalmente pragmática para asegurar exitosamente la compra y mejor funcionamiento. Dice que hay que llevar a la entrevista de Pena- macor bien estudiado todo. Resaltamos algunos detalles: los derechos so- bre la fuente yaguas sean claros, absolutos ni contradichos por nada ni por nadie y que los ceda redondamente en pleno dominio y propiedad.

Que tiene que ceder 100 fanegas de la vega adyacente y pendiente de la fuente y otras 100 detrás de ella y otras tantas a los lados, para asegurar, claro está el manantial. Que el Sr. Govea y sus sucesores no permitirán poner otro establecimiento en todo lo que le pertenece y tiene que dar, siempre que lo haya en sus terrenos, el combustible necesario en tempora- da de baños y para la construcción de edificios y cercas usar piedra piza- rra, barros, arenas etc. de su señorío y permitir hacer caminos tanto de la parte de Portugal como de España para el acceso a los baños. Se entretiene en la formas de pago ya en moneda española o en la portuguesa, ya en el estudio de los cambios e hipotecas.

Termina el amplio memorial indicando que no es ingeniero civil, ni arqui- tecto, aunque nos quedamos con las ganas de saber quién y qué era, y por eso todos los consocios deben estudiarlos y cuando se haya hecho convo- car una junta general para nombrar una comisión de no más de tres que redacten con toda libertad y sin el más mínimo temor de herir mis suscep- tibilidades las reformas que merezca.

Si el negocio se consuma hay instantáneamente que constituirse en socie- dad teniendo presentes las prescripciones vigentes en España, aunque co- mo las operaciones son en el extranjero a lo mejor no hay que sujetarse a ellas, redactar un reglamento para su gobierno y nombrar una junta directiva.

 

Coria 3 de enero de 1862. La historia posterior nos ha dicho con los he- chos que no debió haber inteligencia entre este grupo de extremeños y el Excmo. Sr. General Govea.

A modo de conclusión

En la parte española, río Eljas acá, pero cuando el hombre no hablaba de fronteras, un castro neolítico dominó los alrededores de fuente, río sierra y llano.

Más arriba del emplazamiento actual y más pegado al Eljas, en la vega do Cravo (Clavel) los romanos tuvieron ya termas en plena actividad. Abando- nadas, pero no olvidada la tradición del oro, que ya buscaron ellos mis- mos, hace unos cincuenta y tantos años unos auríferos ¿de Montehermoso? al remover tierras encontraron restos de cañerías romanas y una estatua de piedra.

Monfortinho. pueblo, tuvo antes de la Guerra de Restauración Portuguesa una relativa entidad y un convento cuyos monjes buscaría, en la lejanía y soledad de entonces el hábitat propicio para el Ora et Labora de la vida contemplativa. Fue arrasado por los españoles en las guerras fronterizas con el tira y afloja, de una y otra parte, que se resumían en fuegos, robos y destrucciones. Monfortinho cayó en picado. En 1862, fecha del memorial, era un pueblo miserable habitado por ocho senderos (arrendatarios) y sus obreros y familias. En 1903 compran los renderos los terrenos que trabajan que es hoy la feligresía de Monfortinho.

Los mismos escritores portugueses afirman que en el siglo pasado y en el primer cuarto del actual eran los españoles los aguistas. Portugueses prácti- camente, no iban. Junto al baño viejo, siguen, hadan chozas de retama para dormir de noche. Pasaban el día a la sombra que se buscaban.

En esa inmovilidad permaneció el tema del agua, baños y bañistas hasta la década de los años treinta que se trazó la carretera desde el cruce de Sal- vaterra do Extremo. Entonces empezó a evolucionar cuando se pudo llegar con carretas y en algún que otro coche.

En 1940 se inauguraba el balneario actual así como el hotel de Fonte San- ta. Después fueron aumentando instalaciones, hoteles, pensiones. Es hoy un bonito lugar para el relax además de lo terma!’ Abierto por anchas y asfaltadas estradas, escoltadas por naranjos y otros árboles hornamentales, con campo de tiro de pichón, parques bien poblados, piscinas, polideporti- vos, aeródromo.

No termino sin hacer alusión a lo turístico. Desde las termas se puede visi- tar en pocos kilómetros: Monsanto. Los folletos de turismo dicen: En

llanura vieja un coloso de piedra se mantiene orgullosamente desafiando la Sierra de Penha Garda en altura. el paisaje desde este bello pueblo por- tugués es impresionante. Lo destacan en turismo cuando afirman: Mira para lejos, para España, para Portalegre, para Guarda. Con bello castillo templario, y mejores iglesias y santuarios entre los que destaca S. Pedro de Vila Cerca, romano y visigótico mezclados y con la iglesia románica de S. Miguel hacen de Monsanto el florón arquitectónico más bello y rico de la Biera Bixa.

Idanha -a- Velha (Egitania). Muy ligbada a lo nuestro extremeño por dos razones: lO! la vía romana Mérida – Astorga se ramifica en Norba (Cáceresl para alargarse al resto de la Lusitania y comunicarla. Esta ramificación pa- saba por Egitania después de cruzar y dejar atrás el Puente Romano de AI- cántara y el de Segura. Los romanos la dotaron de impresionante muralla y da la sensación que por algunas de sus entradas aún conservadas va a en- trar de un momento a otro alguna cuádriga triunfal. Los cristianos le deja- ron basílica visigótica con algunas reformas posteriores y en el exterior de su puerta principal bautisterio paleocristiano, uno de los primeros de la península y bastante dejado en la actualidad, junto a los muros de la basílica restos arqueológicos de la mansión episcopal. 20! fue Egitania o Idanha a Velha una de las doce sufragáneas de Emérita Augusta. Hoy Egi- tania no es diócesis y nuestra Mérida no ha visto restituida su condición de archidiócesis.

 

 

 

 

 

 

 

Ene 092017
 

PROVISIONAL.

José María Cancho Sánchez.

Traemos aquí un libro de tema extremeño que consideramos ha estado extraviado durante un tiempo para nuestra cultura general. Al menos, no hemos sido capaz de encontrarlo en las bibliografías generales sobre Extremadura, ni en las más especםficas relacionadas con la comarca de Hurdes o Batuecas. Es por tanto, a nuestro entender un libro relacionado con nuestra tierra y que por diversas circunstancias, desconocidas para nosotros, no consta en las listas de libros clasificados como de tema extremeסo, aunque seguro dormirá en algunas de las bibliotecas de estudiosos que existen en nuestra región, tal y como permanece el ejemplar que hemos manejado.

Se trata de una novelita «La pobre niña jurdana», escrita por S. Ramos Almodóvar.

Caracterםsticas fםsicas

La fecha de publicaciףn no consta. Nos inclinamos a creer, por las razones que vamos a exponer, que pudo ser alrededor de los תltimos aסos veinte de este siglo. Nos apoyamos en el dato de que el autor era director de la revista «Letras Regionales» que se empezף a publicar en Cףrdoba en el aסo 1.924, y la novela estב editada por la misma revista. Por otra parte, el ejemplar que hemos consultado, perteneciente al archivo de Tomבs Puli- do, estב unido, encuadernado, a otro volumen publicado en 1.930, y la comparaciףn de las caracterםsticas fםsicas de ambos hace suponer que in- cluso la novela objeto de estudio es anterior en algunos aסos al que estב claramente datado.

En efecto, «La pobre niסa jurdana» estב editada por la revista «Letras Regio- nales» que se publica en Cףrdoba. Dicha revista, en su nתmero 38 –de ~osto de 1.928-, seסalaba, ademבs de precisar que era el aסo IV de su PUblicaciףn, que era una «revista mensual ilustrada», y que contaba con

¡’ -redactores y colaboradores en todas las regiones de Espaסa». Para ·;f·.··

demostrarlo facilitaba una larga lista de nombres entre los que sobresalen desde Armando Palacios Valdיs, los Hermanos Alvarez Quintero, Concha Espina o Josי Marםa Pemבn a nivel nacional, a Juan Luis Cordero, Luis Cha- mizo, Publio Hurtado, A. Reyes Huertas … , nombres que ya habםan alcan- zado, al menos, un cierto prestigio dentro de nuestras letras extremeסas.

Segתn indicaba la revista en su portada se publicaban «novelas, cuentos, leyendas, poesםas, historia literaria, crםticas, pבginas femeninas, folklore, crףnicas, secciףn «literatos nuevos», concursos, bibliografםa, etc., etc.».

Dentro de esta dedicaciףn encaja perfectamente «La pobre niסa jurdana», aunque es preciso resaltar que fue publicada aparte de la revista. Sus tama- סos son diferentes: la novela mide 185 x 110 mm., mientras que letras re- gionales tiene unas dimensiones de 240 x 170 mm.

La portada de la obra estב ilustrada por un dibujo a pluma firmado por A. Blanco. Nos muestra la imagen de un joven cabrero sentado tristemente sobre una piedra. Tras יl se vislumbra una llanura surcada de sembrados que nos hace pensar que el dibujante no conocםa la regiףn de las Hurdes.

La obra parece que puede formar parte de una colecciףn titulada «Clבsicos y Modernos», segתn se deduce de la portada. Ademבs se indica el precio del ejemplar: una peseta. El volumen consta de 86 pבginas, de las cuales 76 son de texto.

El autor

Del autor sabemos poco. Parece ser que era de origen extremeסo, ya que fue colaborador habitual de revistas regionales de la יpoca: «El Obrero Ca- tףlico», Cבceres, 1.919 … ; «La Gripe», Cבceres, 1.920 … ; «Hurdes», Camino- morisco, 1.926 … ,13 y que se trasladף a Cףrdoba, donde le vemos ya como director de la revista a que hemos aludido.

«La pobre niסa jurdana» serםa probablemente una obra de juventud. Desde luego, no fue lo תnico que escribiף Ramos Almodףvar. En la contraportada de nuestro volumen figuran como otras obras del autor, dos novelas de temas cordobeses, «El alma de la mezquita» y «El ermitaסo de Cףrdoba»; y una colecciףn de cuentos de su regiףn natal titulados «De la vida extreme- סa». Ademבs figura como en preparaciףn la obra poיtica «Pיtalos vivos».

13 Datos sacados de:Publicaciones periףdicas extremeסas. 1.808–1.988.- Mercedes Pulido Cordero y Tomבs Nogales Flores. –Departamento de Publicaciones de la Diputaciףn Provincial de Badajoz.–Badajoz, 1.989

El argumento

la novela nos relata un argumento que no es muy original. El tema de la curaciףn de nuestros males ingiriendo sangre de una persona joven y sana nos viene desde los remotos tiempos paleolםticos. Asם estב desarrollado en este caso:

En la publicaciףn imaginaria El Encino, limםtrofe a la regiףn de Hurdes, vive Juliבn, un joven desahuciado por la medicina. Su tuberculosis galo- pante le lleva hacia la tumba. Su padre el tםo Meriסolo, ha de hacerse car- go de su sobrina Cristina, ya que el padre de la joven emigra a Amיrica. ֹsta, en su contacto con su joven primo hace surgir el amor en el corazףn del enfermo, al cual infunde unas ganas de vivir que hasta entonces no habםa sentido. luliבn hace lo imposible por recuperar su salud. Para ello no duda en acudir a una curandera de las cercanas Hurdes, la tםa Ringב, «mala como un dolor de costado». La curandera, despuיs de prescribirle conoci- mientos, pףcimas y otros remedios parecidos, convence a luliבn que solo se curarב si consigue renovar su sangre perdida con otra joven. Pero ello no es posible sin cometer un asesinato y beber la sangre aתn caliente de la vםctima. Juliבn, tras unas vacilaciones primeras toma la resoluciףn de obe- decer a la curandera. La ocasiףn se le presenta cuando se topa con una pareja de jףvenes cabreros hurdanos. Decide matar a la joven, –la pobre niסa jurdana-, para lo cual aleja al otro chico con un pretexto. Una vez ha conseguido su propףsito consigue beber la sangre de la niסa, degollבndola. Pero eso no le sirve de nada ya que a los pocos dםas muere.

Para castigar a la curandera el autor nos cuenta que la vםctima de Juliבn es precisamente la hija de la tםa «Ringב», la cual cuando conoce el crimen, se lanza a recorrer los montes desesperada.

Sin entrar en otras consideraciones literarias acerca de la obra, hemos de seסalar la falta de equilibrio entre las distintas partes de la novela. En efec- to, sus comienzos, y el desarrollo posterior, hacen prever una narraciףn siempre en el mismo «tempo». Sin embargo, la descripciףn relacionada con el crimen y posterior castigo se desenvuelve en apenas cinco pבginas.

Sus referencias a Hurdes:

Cuando el autor transcribe los diבlogos entre los personajes unas veces lo hace en castellano y otras, segתn considera necesario para el desarrollo del argumento lo hace en lo que el propio Ramos Almodףvar define como

» … ese extraסo dialecto lleno de res y de תes finales, de jotas silbantes y prolongadas» (pבg. 71)

Traemos solo algunos ejemplos. Asם en la pבgina 15, el tםo Meriסolo se ex- presa de la siguiente manera:

 

7~

«-¡Ti asegugu yo, el tםu Meriסolu me yamu, que antis de tres dםas yueviJ. Cuantitu la mi chimenea no traga jumu, agua barrunta di fiju»

Juliבn, el protagonista, le habla asם a su prima en la pבgina 22:

«–Qui yo me mueru, prima, y no es de ley que ti si pegui el mi mal. No ti acerquis, No ti acerquis … Ni arrejuntis la mi cuchara ni el mi vasu co lo tuyu».

y la tםa «Ringב le repite a Juliבn en la pבgina 72 cuבl es el remedio de su mal:

«Nu has querido jacer casu de m» ( … ) Tu mal solo tieni un remediu. Ya lo sabis; Ya te lu he dichu otras vecis».

Por otra parte, nos encontramos a lo largo del texto con algunas descrip- ciones de la comarca hurdana. Todas ellas influidas fuertemente por la leyenda negra sobre la zona:

En varios lugares del texto es considerada como «tierra e jambri» (pבgs. 41, 71, 75).

El la pבgina 41 se describe asם a sus habitantes:

»Aficionףse juliבn a aquellas correrםas mercantiles por las alquerםas misיrti- mas. Tal vez hallaba propicio el trato con los hombrecillos enanos, que sentםan carcomidos sus cuerpos por enfermedades fatales. Entre ellos era poco menos que un gigante … »

En la pבgina 65 se hace una descripciףn absolutamente negativa de la re- giףn y su situaciףn:

«Las cauchas misיrrimas, los vericuetos escarpados y estיriles, la vegeta- ciףn raquםtica, el riachuelo casi estancado … , las jurdes, la regiףn tristםsima de agobios y desventuras inexplicables, de necesidades latentes y conteni- das, de ignorancias, de enfermedades, de muerte …

Mבs adelante, el autor, quizבs queriendo luchar contra esa imagen desola- da que da la regiףn se permite una nota de color, que debemos tomar co- mo seסal de esperanza. Asם en la pבgina 70, describe:

«Pues estב la maסana clara y esplיndida, con derroche de luces en los cie- los transparentes y quietud armoniosa en los campos estיriles y misera- bles, donde entre peladas crestas y matorrales raquםticos y casuchas como establos, habitadas por hombres enfermos y enanos, fulgen al sollos raci- mos de guindas, como collares de tubיs maravillosos».

Yen la pבgina 75 salva tambiיn a algunos de sus habitantes:

«No todo es miseria y raquitismo en la tierra jurdana. Como flores en la se- ca aridez de los caminos, de vez en cuando en aquellas alquerםas desven- turadas crecen tallos lozanos de humanidad fresca y vigorosa.

Isabel era asם: una bella flor perfumando la horrible desolaciףn de la «tierra e jambri», una piedra preciosa entre el chinarral disperso de aquellos cam- pos de maldiciףn».

La pena es que esta es la vםctima de la tragedia.

Conclusiףn: Estamos ante un libro un tanto extraסo, que se habםa perdido para la rnayorra de los aficionados y estudiosos, pero que hay que unir a la cada vez mבs extensa bibliografםa existente sobre esta regiףn del norte de Extremadura.

Ene 072017
 

Manuel José Bazaga Ibáñez.

No cabe la menor duda que hasta que Colón llegó a América, aquellas tierras eran países desconocidos para el Occidente, pero los descubridores se encontraron con unos habitantes y con una cultura que no esperaban. La gloria del descubrimiento histórico quedó reservada íntegramente a Colón y a las carabelas de España. ¿Pero cuales eran los orígenes de la pobla- ción existente y de quienes provenía su cultura que no imaginaron encontrar? Cortés, cuando los españoles entraron en Tenochtitlan, Méjico actual, Moctezuma le saludó con palabras que le admitía con el Gran Se- ñor que habría de llegar: «Os considero como parientes, según lo que me dijo mi padre, que se lo había oído al suyo; nuestros predecesores, de lo que desciendo, no eran naturales de estas tierras, vinieron con un Gran Señor, que poco después regresó a su país, prometiendo que volvería a buscarlo. Esa es la razón por la que hemos esperado, y creemos que sois vosotros, dado el lugar de donde venís». Pero la expedición marítima de que se nos habla no es nada más que la aventura de un grupo de navegan- tes, que encuentran en América, una población preexistente. No es de este lugar tratar de averiguar los orígenes de la población aborigen de aquellas tierras, puede que antiguos hebreos, polinesios, monjes irlandeses, vikin- gos y algún otro, pero ¿llegaron los Templarios antes que Colón? puede ser. Indicios hay para pensar en ello, si bien esta Orden de Caballería no lo dio a conocer al mundo civilizado y el secreto quizás fuera el Gran Secre- to que nunca quisieron desvelar. Hay varios motivos para creer que antes de 1492, llegaron al continente americano.

¿Quienes eran y qué buscaban en aquellas lejanas tierras los componentes de esta Orden, mitad monjes, mitad soldados?

Hugo de Payns fue el fundador del Temple, milicia de Cristo, nacido para en principio, defender a los peregrinos a Tierra Santa, aunque luego sus motivaciones e extendieron de tal forma que no solo fueron protectores de desvalidos, sino prestamistas de poderosos, constructores esotéricos, con una expansión, muy semejante a las grandes multinacionales actuales.

De 1118 a 1127 Hugo de Payns y sus escasos seguidores, nueve en total marchan a Tierra Santa, aceptando la invitación de Balduino 11. Allí en- cuentra alojamiento y obtiene las primeras mercedes a cambio de guardar los caminos de malhechores y como premio la remisión de sus pecados.

En 1127 Hugo de Payns vuelve a Occidente como enviado de Balduino con el solo objetivo de reclutar hombres que defiendan los Santos Lugares.

Durante el Concilio de Troyes, Hugo somete sus proyectos sobre la recién creada Orden y logra que se la reconozca oficialmente por la Iglesia en 1128. En este Concilio, que contó con la asistencia de varios arzobispo, diez obispos, siete abades y algún teólogo, el Papa mandó como represen- tante suyo a Mateo de Albano, también estaba presenta Bernardo de Clair- vaux, fundador del Cister y protector de los Templarios. La Orden nace bajo una absoluta garantía de ortodoxia, aunque no mucho más tarde hay una eventual heterodoxia templaria, sobre los fines secretos y ocultistas de la Orden. Manifestaciones numerológicas mágicas, construcciones identifi- cativas con la cruz templaria y su incansable búsqueda del saber a todo lo largo de su existencia hacen que incluyan entre sus objetivos además del beneficio económico logrado en su indudable e inmejorable organización mercantil: desarrollaron la letra de cambio, traficaron y prestaron servicios en todas las ramas del comercio, traspaso de fondos, préstamos con garan- tías, depósito, etc. Unas metas tan significativas como ocultas, que les pro- porcionó tal poderío que los Reyes les envidiaban yel Papa los temía.

Aparte de las numerosas y cuantiosas do naciones que recibieron; las nece- sidades materiales en Oriente eran grandes, y Occidente debía mantener- las, supieron crear una compleja organización que además de financiar la guerra Santa, tenía que mantener todas sus casas o encomiendas por lo que el Temple había de obtener pingues beneficios de la explotación de los bienes que se les habían cedidos.

Siempre prefirieron las rentas regulares, mejor en dinero, que en especies, ya que era más fácil transferir recurso a Oriente en metálico, que en otra cosa, pero pronto se transforma en administradores, tesoreros, o prestamis- tas, dado lugar más tarde a la acusación de usureros, entre los cargos que se les hicieron, para destruir la Orden.

La financiación de las grandes obras que realizaron en sus tiempos, les plantean un problema. Sus préstamos, para el pago de los salarios de los obreros que intervienen en las obras, no puede realizarse en letras de cam- bio y la moneda metálica escasean en la Edad Media. La plata casi no existe y el oro es poco conocido. ¿De donde sacaron entonces las grandes cantidades pagadas en metálico en préstamos a obispos o ciudades para construir esos maravillosos monumentos góticos, más de ochenta catedrales? .

En los siglos doce y trece se acuñan monedas en plata y oro que se con- vierten con rapidez en el medio de pago normal, ¿de donde viene ese me- tal? El secreto es celosamente guardado por los caballeros Templarios, quizás fue su Gran Secreto, que hemos mencionado.

El Temple mantiene en aquellos tiempos una considerable flota que trasla- da desde los puertos del Mediterráneo, aprovisionamiento y tropas a tierra Santa. Pero también desde los puertos del Atlántico y mar del Norte, se observa gran actividad en los barcos de la Orden. El puerto se La Rochelle, en el Atlántico no significa para el Temple una base secundaria, es la sede de una casa que mantiene su autoridad sobre esa amplia zona. Este punto era escala de normandos, bretones y vascos. De aquí parten siete rutas templarias que cubren toda Francia. Cuando la disolución de la Orden en 1314 hacia este puerto se dirigen las cajas que guardan el tesoro o el se- creto de la Orden.

Todo lo que antecede hace necesaria la contestación a tres preguntas:

¿De donde sacaron los templarios la plata con la que hicieron posible la financiación de las catedrales y grandes obras construidas en Europa?

¿Para qué les servía el puerto de La Rochelle?

¿Hacia dónde partieron los navíos que recogieron la carga que en 1.307 afluyó al puerto?

Hay indicios que nos hacen pensar que los Templarios llegaron a América antes que Colón. Se dice por personas autorizadas que éste se valió de n plano templario, obtenido en Portugal, para arribar aquellas costas y en aquellos paisajes, Méjico y Perú, obtuvieron la plata que luego transforma- da en moneda cedían, mediando el correspondiente beneficio a los que acudían a aquellos con tal pretensión.

Fray Diego Durán, en su Historia de los Indios de la Nueva España nos dice: «Hubo en esta tierra de Nueva España una Orden de Caballeros que profesaban la milicia. Todos ellos eran hijos de caballeros y señoras, por no admitirse entre ellos gentes de baja estofa. Tenían sus templos, sus prelados y mayores a quienes obedecía, y se regían por sus ordenaciones. No cabe duda la correlación existente entre los caballeros mejicanos con los Templarios, y con otras órdenes militares, cristianas o no.

Juan de la Varende, historiador de Normandía hace decir a uno de sus per- sonajes, que los templarios extraían el metal de las minas de Méjico.

En el tímpano de la Iglesia templaria de Vecelay, en Borgoña, de mediados del siglo XII se ve a un hombre, a una mujer ya un niño provistos de orejas desmesuradas. El hombre vestido con plumas, al estilo de los guerreros mejicanos y un casco vikingo. La mujer de torso desnudo, luce una larga falda. Es conocida la costumbre entre los Incas de estirarse las orejas, y si bien se trataba de un vikingo, su casco así lo denunciaba, era un vikingo indianizado.

Otra prueba que podemos aducir de que los Templarios conocían lo que hoy llamamos América, es un sello de la Orden, descubierto en los Archivos Nacionales de Francia, estampado en un documento donde se lee:

Secretum Templi, Secreto del Temple. En el centro se ve un personaje que solo puede ser un amerindio, vestido con un simple taparrabo, con tocado de plumas, semejante a los que usaban los indígenas de América del Nor- te, Méjico y Brasil.

La Varende dice la verdad, al menos en un punto: los templarios conocían la existencia del Nuevo Mundo. Este era su secreto, tan importante, que para guardarlo y explotarlo la Orden había creado una jerarquía superior a la del Gran Maestre. Los signos que hemos encontrado, nos dicen que co- nocían un pueblo diferente al nuestro, que América, aunque sin este nom- bre, no era desconocida para los templarios. Si en la Orden tenían secretos que no han podido ser desvelados, este quizás fuera en el que mayor in- terés tenían que no fuera conocido y aunque no el único, ya que toda sus actividades están llenas de signos cabalísticos, construcciones esotéricas y localizaciones misteriosas de sus casas y encomiendas, si el más importan- te ya que de él obtenían el mayor poder, las riquezas que les proporciona- ba toda la fuerza de que llegaron a disponer en el poco tiempo que vivió la Orden.

No cabe duda de que los pueblos mexicanos en el siglo X, ya trabajaban los metales, si bien de forma rudimentaria, conocían el oro la plata, el co- bre y algunas aleaciones desconocidas en Europa. En la época del antiguo imperio Azteca, no utilizaban la plata que extraían de sus minas, salvo pa- ra algún que otro adorno, sin otro valor que el ornamental. Entonces la plata sobrante y quizás lago de oro, tomaba el camino del Atlántico. Los vikingos explotaban minas especialmente de plata en el noroeste brasile- ño, aunque prefirieron el hierro y estaño para sus armas y herramientas, exportando la plata por su puerto de Parnaiba. ¿Hacia dónde y cómo? Este problema también tenemos que plantearnoslo al tratar de los incas. Lo cierto es que estos metales preciosos los transformaban en lingotes. ¿Por- qué esta transformación? La única respuesta lógica porque habían de co- merciarlos en unidades constantes fáciles de contar y transportar. La plata partía del puerto de Santos, en este caso con destino desconocido. Los vi- kingos de Tiahuanaco enviaban a Santos y a Pasrnaiba durante los siglos XII y XIII, una gran parte de la plata extraída de la sierra de la Plata del Pia- ni y de la Upa-Assin. Esta plata se perdía en el Atlántico; los templarios conocían la existencia de América y poseían un puerto en el Atlántico, La Rochelle e inundaban la Europa occidental con una moneda de plata cuyo origen siempre permaneció en el secreto, pero que la tradición popular situaba más allá del océano. Se impone una conclusión: El Temple impor- taba la plata de América.

Abundando en la tesis de que los Templarios estuvieron en América antes de Colón, y así se ha comprobado por numerosos textos; en alguno de ellos se habla de personas con cara de dios, el cronista Muñoz Camargo, llama Templarios a los sacerdotes mexicanos y Eugene Beauvois, en su obra los Templarios del antiguo México dice, que uno de ellos estaba con- sagrado al dios Tezcatlipoca, y recibía el nombre de Casa del Señor Terres- tre y sus adeptos el de tecpantlacas, que según el autor ya citado no eran otra cosa que miembros de la Orden de los Pobres Hermanos de Armas de Cristo y del Templo de Salomón o más conocida Orden del Temple o Ca- balleros Templarios.

Los recpantlacas llegaron a México a finales del siglo XIII – 1272-1294. Quizás no fueron los únicos y se produjo más de una oleada de inmigra- ción. Francisco de San Antón Muñoz Chimalpahin, escribió a principios del siglo XVII la historia de su pueblo y nos dice que los tecpantlacas, des- pués de abandonar Europa cruzaron la gran mar y alcanzaron tierra firme en un punto en que desemboca un gran río –golfo de San Lorenzo y el río del mismo nombre-, desde allí salieron de nuevo a la mar recorriendo lu- gares imposibles de identificar y en 1299, se establecieron a orillas del la- go Chalco. Se señala el año 1276 como fecha de otra llegada a México de caballeros de la Orden.

Si bien se ha tratado de la presencia de los Templarios en América hemos de respondernos a una pregunta que todavía no ha sido suficientemente aclarada ¿Dónde se dirigieron los barcos que en 1307 escaparon de Fran- cia, desde el puerto de La Rochelle, presuntamente cargados con los teso- ros de la Orden –ya otra vez, en 1291, tuvieron que sacar sus tesoros al perder Acre, embarcándolos hacia destino más seguro–? La respuesta no deja de mirar a México. cuando el Papa Clemente V y el Rey de Francia Felipe IV, el Hermoso pusieron en peligro la existencia de la Orden, los Templarios forzosamente hubieron de pensar en asegurarse una base de repliegue segura. Hubo hombres que embarcaron en Francia y no se sabe a donde fueron, pero hombres que desembarcaron en México y no se sabe de donde provenían.

Si los archivos del Temple se cargaron en la Rochelle puede que su destino fuera Chalco, donde encontraron refugio. Quizás pensaron establecerse definitivamente en aquellas tierras, cuando en Occidente les negaron el pan y el agua, y con confesiones más o menos manejadas les hicieron des- aparecer o integrarse en otras órdenes militares. Puede que también se di- jeran que todo pasaría y mientras tanto en aquellas lejanas tierras encontrarían el descanso que sin duda deseaban. Pero no fue así, aislados al otro lado del Océano no acudieron nuevos reclutas que llenaran el va- do que la muerte dejaba entre ellos. sus Caballeros y Capellanes eran sol- teros. Los emigrantes casados no se llevaron sus mujeres pensando en la provisionalidad de su estancia, entonces unos y otros desaparecieron sin dejar más huellas humanas que algunos mestizos. La Orden en América desapareció n para siempre, pero símbolos templarios perduraron en aque- llas tierras y los descubridores y conquistadores españoles encontraron da- tos fehacientes de una civilización que les había precedido. Cortés oyó de Moctezuma como sus antepasados, los hombres blancos, habían civilizado a Méjico. Tampoco Pizarro dejó de asombrarse: los incas eran blancos o rubios y que tanto unos como otros, alzaban en sus monumentos y en al- gunos de sus edificios el símbolo por excelencia de la Redención, la Cruz.

Después de la Cruz esotérica de la Orden del Temple, la Tau, y de la Cruz mágica de Caravaca, los templarios otorgaban especial importancia a la cruz de ocho puntas, denominada heráldicamente «cruz de las ocho beati- tudes o de las bienaventuranzas». La cruz de ocho puntas se ha hallado en numerosos lugares de Méjico y Perú y es evidente que no puede deberse su presencia a los vikingos que desembarcaron en el siglo X en el golfo de Méjico, más cuando en aquella época Escandinavia era todavía pagana.

La cruz de San Juan, que también se ha encontrado en aquellos lugares, es exactamente la misma que figura en el sello del Gran Maestre Secreto de la Orden, de la que hablamos al principio, es la cruz auténtica de los Tem- plarios. En aquellas tierras se pueden encontrar cruces lineales, que pue- den que no tengan otro significado que simples figuras geométricas, pero así mismo se encuentran cruces paté, algunas de las cuales por lo menos –cruces de Malta o de San Juan- se vinculan exclusivamente con la tradi- ción monástica de Europa, y en particular con la del Temple. Además de en Méjico, se encuentran en América del Sur, Paraguay, donde los vikin- gos poseían una plaza fuerte que protegía el camino del Atlántico y donde habían instalado una fundición de metales preciosos. Estas cruces, asocia- das con otros signos, no podían provenir más que de los hermanos del

Temple: sello de Salomón, insignia de los artesanos afiliados a la Orden, el triple recinto de Colombia y Perú, que aparecen en todas partes por donde pasaron los templarios, completan un cuadro que nos aseguran que estu- vieron allí.

Las estatuas de Tezcatlipoca llevaban en la mano un objeto al que llama- ban irlachiayan, que se trata sin duda de una imitación de ostensorio. F. de Mely nos dice que el ostensorio es el atributo de Santa Clara, de San Nor- berto y de San Bernardo, cuyo papel en la fundación del temple fue decisi- va, revela la similitud con las procesiones del Corpus-Cristi que se celebraban en países católicos de occidente. I::a semejanza entre el irla- chiayan mexicano y el ostensorio de las ceremonias católicas podría ser una coincidencia si se diese en otro contexto, pero el hecho de que no existiera más que en los templos de tezcatlipoca, atendidos por los tec- pantlacas, templos que en muchos puntos tenían una disposición idéntica a la de las iglesias romanas, dan fundamentos a nuestra exposición y si se piensa que otros objetos litúrgicos vienen a completar un cuadro tan evo- cador, puede afirmarse con fundamentos, que los Templarios y Orden de los Caballeros de Cristo estuvieron en América antes que llegara Colón, aunque su estancia en aquellos lugares no tuviera la transcendencia que el arribo de las carabelas españolas en 1492.

BIBLIOGRAFíA

lacques de Mahieu – Colón llegó después

Auge y caída de los Templarios – Alain Denurger Historia de las Cruzadas – Mijail Zaborov

Las Vírgenes Negras. El gran misterio de los Templarios Eau Begg La meta secreta de los Templarios

La mística solar de los Templarios, Juan G. Atienza Hernán Cortés, Jaime lerez

Los Templarios están entre nosotros. Gerard de Sede

La vida cotidiana de los Templarios en el siglo XIII, Georges Bordonave Beltrán, un Templario en el exilio. William Watson

El Enigma del Temple. G. Lenotre

A la sombra de los Templarios. Rafael Alarcón H. Pizarra, oro, gloria y muerte. Siegfrierd Huber Felipe el Hermoso. Alexandre de Saint Phalle

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