Abr 072014
 

Ismael Montero Fernández.

1.1.      Introducción:

Entre los documentos que custodia  el archivo parroquial de Jaraicejo, destacan sin duda alguna dos manuscritos cruciales para el estudio de dicha parroquia. Por una parte, el conocido Libro de Becerro que data del año 1729 y por otra el Libro Anales de la Parroquia que comienza a escribirse por el sacerdote don Luis González Nuevo en el año 1910.

El primero, es el libro más antiguo que se conserva en la parroquia, y el único que por suerte no fue destruido tras el paso de las tropas francesas por la villa, como ocurrió con la mayoría de los legajos que componían el archivo y con la destrucción incluso de los bienes materiales del templo parroquial[1]. Dicho legajo se encuentra muy deteriorado, páginas arrancadas y muchas de ellas casi ilegibles, por lo que en el año 1910 el sacerdote don Luis González Nuevo tiene la feliz idea de crear un nuevo libro para el archivo de la parroquia, conocido como Libro Anales, en el que por una parte extrae toda la información que aporta el Libro de Becerro, y continúa además, como si de una crónica se tratase anotando en dicho libro, los acontecimientos más importantes que ocurren en la parroquia.

Dichas anotaciones son seguidas por algunos de los sacerdotes posteriores a don Luis González Nuevo, siendo la última anotación en el mismo la Visita Pastoral por parte del Obispo de Plasencia, Monseñor Amadeo Rodríguez Magro, el 22 de marzo de 2011, siendo párroco de la misma el Rvdo. Licenciado Don Sabino Díaz García.

Las aportaciones históricas que nos aporta dicho libro, son la de fundación de capellanías y Obras Pías en la Parroquia, sus fiestas, así como el inventario de sacerdotes que han atendido el culto de la misma. Y por otra parte, la evolución de la misma en pleno siglo XX, como es el caso de reformas en el templo parroquial, y la adquisición de nuevas imágenes para el culto, como se pone de manifiesto a lo largo de esta intervención.

 

  1. 2.      El libro Anales de la Parroquia.

En este apartado de la comunicación se pretende hacer una síntesis resumida del contenido principal del libro Anales de la parroquia.

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        Figura 1. Página inicial del Libro Anales de la Parroquia.

 2.1.Orígenes.

El manuscrito comienza con la localización estratégica de Jaraicejo a lo largo de la historia, respecto al paso o desfiladero de Miravete,  así como sus orígenes que se atribuyen a la Reina de Castilla Doña Urraca (1109-1126), la hija de Alfonso VI.[2]

Posteriormente habla de forma detallada de la donación por parte de Pedro Sánchez de la Cámara, quien fue el último señor seglar de la villa de Jaraicejo al Obispo de Plasencia en calidad de señorío, pero no vamos a entrar en detalle, ya que estos documentos se reflejan en la ponencia presentada en estos mismos coloquios que lleva por título Una villa Episcopal; el legado de un obispo, así como el historiador Domingo Sánchez Loro, en su obra historias Placentinas inéditas.[3]

Del paso de señorío nobiliario a eclesiástico también habla José Luis del Pino García en su obra Extremadura en las luchas políticas del siglo XV, en el que dice que el lugar fue señorializado en 1284 por Sancho IV en beneficio de Alonso Godínez. El último señor seglar de la villa, fue Pedro Sánchez, que no tuvo hijos de su mujer Sol y probablemente por ese motivo se decidió en 1294 a entregar el señorío de Jaraicejo a la Iglesia de Plasencia, a la que dejó también una barca en el río Almonte y sus pertenencias en Miajadas, El Campo y Ferruz. [4]

2.2.Hombres notables de la Parroquia.

Como hombres dignos de figurar en la antología de varones y mujeres ilustres de esta Parroquia pueden citarse:

  1. 1.      Don Pedro Sánchez de la Cámara, último señor laical de la villa que donó graciosamente su señorío al Obispado de Plasencia. [5]
  2. 2.      El Cardenal López de Carvajal y Sande.[6]
  3. 3.      Don Francisco de Carvajal, su hermano.
  4. 4.      La venerable Dª Luisa de Carvajal y Huertado de Mendoza, nacida en esta villa en 1568 y muerta en Londres en 1614 en olor de santidad cuyo cuerpo se conserva incorrupto en el Real Convento de la Encarnación de Madrid. Alma grande y generosa, que predicó en las mismas calles de la capital de Inglaterra, entre la herejía protestante. De su profundo saber místico da idea la siguiente composición:
  5. 5.      El célebre poeta de Salas (1700)
  6. 6.      Don Juan de Salas (Consejero público del Rey Carlos IV (1770).
  7. 7.      Don Antonio de Cabañas. Presbítero en 1570. Bienhechor de la Iglesia, cuyas cenizas reposan en el mausoleo de la misma erigido en memoria suya.
  8. 8.      Don Gregorio de Salas, canónigo de Plasencia, iniciador de la devoción al Sagrado Corazón  de Jesús en la Parroquia por los años 1756. [7]
  9. 9.      Don Antonio Martínez Oliva, Párroco. de la Iglesia por los años 1797 después canónico de Salamanca quien mandó lucir el interior del templo.[8]
  10. 10.  Don Juan Jiménez Moreno gran bienhechor de la Iglesia, fundador del Convento de las Religiosas Claras y de dos Capellanías para la Hija Mayor.
  11. 11.  Don Juan Labrador, discípulo y compañero del Divino Morales, pintor famoso, especialmente de flores y motivos decorativos. (1542-1600).
  12. 12.  El Sr. Pedro de Osma, eminente Boticario nacido en 1524 que sobresalió en la expedición del Perú con su hermano Hernando en 1549 realizando descubrimientos ceintíficos.
  13. 13.  Don José de Salas, hermano de don Francisco Gregorio de Salas, ya citado en el nº 8, éste gran literato y poeta, y aquel, general del ejército, decorado en la Guerra de la Independencia con la gran cruz de Carlos III. Director general del arma de caballería y subsecretario de la Guerra.
  14. 14.  Tómese como propio también al Obispo de Plasencia don Gutierre de Vargas Carvajal muerto en Jaraicejo el 27 de abril de 1559 que levantó a expensas el templo parroquial, así como la capilla del Obispo en san Andrés de Madrid (donde reposan sus cenizas).
  15. 15.  Fray Gabriel de Jesús (Carmelita). Nacido en Jaraicejo. El nombre de pila es Bernardo Román Izquierdo (libro de Bautismos V fol. 221 vuelto) Bautizado 23-5-1862.
  16. 16.  Don Juan Solano Figueroa y Altamirano (1610-1684). Nació en Jaraicejo y murió en Badajoz. (Historiador).
  17. 17.  Don Abundio García Román. Nace el 14-12-1906. Es bautizado el 19-12-1906 y muere el 30-11-1989. Es hijo de Gregorio García Rebollo y Clodoalda Román Sotelo.[9]

 

2.3.Vicarios y Sacerdotes de la Iglesia.[10]

           Es interesante a nivel de la historia de la parroquia, los sacerdotes que han formado parte de la misma, teniéndose datos desde el año 1557, fecha en la que ya estaba construida la actual parroquia, hasta el año 2011, fecha en la que el entonces párroco don Sabino Díaz García, actualiza el listado de sacerdotes de la parroquia, y al realizar dicho trabajo, he tenido a bien incluir al párroco actual.

  1. 1.      D. Alonso Robleda por los años 1557, vicario que fue de la parroquia.
  2. 2.      D. Juan de la Cerca (1602). Vicario.
  3. 3.      Licenciado D. Baltasar Velázquez (1630) ídem
  4. 4.      Don Andrés Martínez Carrrero (1640). ídem
  5. 5.      Licenciado don Diego Gutiérrez (1650) Idem
  6. 6.      Licenciado don Alonso Santos Aparicio (1660) ídem
  7. 7.      Licenciado don Juan Francés. (1665) ídem
  8. 8.      Licenciado Don Paulo García de san Martín (1669) ídem
  9. 9.      Licenciado don Francisco Jiménez Calderón (1675) ídem
  10. 10.  Licenciado don Juan Sánchez Núñez (1710) ídem
  11. 11.  Don José Navarro Recio (1723) ídem
  12. 12.  Don Fulgencio Gil, hacia 1730 Párroco
  13. 13.  Don Juan de Arce en 1770 Párroco
  14. 14.  Don Rodrigo Alonso Suárez,1775 Párroco
  15. 15.  Don Alonso Sánchez Rodríguez, 1783 Párroco
  16. 16.  Licenciado don Antonio Martínez Oliva, 1797 ídem
  17. 17.  Fray Alonso Durán de la Concepción 1798, Ecónomo
  18. 18.  Licenciado don Santiago Ramos, 1813 Párroco
  19. 19.  Don Francisco de Torres, 1820, Párroco
  20. 20.  Don Gregorio Sánchez Ortega en 1820, Párroco
  21. 21.  Don Francisco Gómez Sánchez, 1832. Párroco
  22. 22.  Don Manuel Benito de Salas, hasta 1873 Párroco
  23. 23.  Don Lucas Román de Salas, 1878, Ecónomo.[11]
  24. 24.  Licenciado Don Juan Antonio García Paniagua. 1889 Párroco
  25. 25.  Don José Muñoz Hernández, 1889, Ecónomo
  26. 26.  Don Alejo González Domínguez, 1896 Párroco
  27. 27.  Don Domingo Piñero Galindo, 1898, Coadjustor.
  28. 28.  Don Carlos Blázquez Sáncez, 1898 Ecónomo.
  29. 29.  Don Juan Gómez Ruíz, 1898 Coadjustor.
  30. 30.  Don Germán Rebollo Sáez, 1900 Coadjustor.
  31. 31.  Licenciado don Agustín Romero Romero, 1901 Párroco
  32. 32.  Don Severiano García Pérez, 1901 Coadjustor.
  33. 33.  Don Juan Jiménez Ramos, 1902 Coadjustor.
  34. 34.  Don Reyes Antón García, 1903 Coadjustor.
  35. 35.  Don Juan Antonio Ayala Valiente, 1904. Coadjustor.
  36. 36.  Don Juan Alonso Díaz, 1905 Coadjustor
  37. 37.  Don Domingo Collantes Rivero, 1905 Coadjustor.
  38. 38.  Don José Sánchez García, 1906 Párroco.
  39. 39.  Don Severiano Fernández Moreno, 1907 Párroco
  40. 40.  Don Enrique Llanes García, 1908. Párroco
  41. 41.  Don Manuel Hernández García, 1908 Coadjustor.
  42. 42.  Don Enrique Cano Moreno, 1904 Coadjustor.
  43. 43.  Don Calixto Iglesias, 1909 Párroco
  44. 44.  Don Juan González García, 1909 Coadjustor.
  45. 45.  Don Luis González Nuevo, 1910 Ecónomo
  46. 46.  Don Ubaldo Hidalgo Vicente, 1911 Coadjustor.
  47. 47.  Don Emiliano Díaz del Amparo, 1912 Coadjustor.
  48. 48.  Don Ricardo González Jiménez, 1913, Coadjustor
  49. 49.  Don Anastasio Martín Sánchez, 1915 Coadjustor.
  50. 50.  Don Luis González Nuevo, desde 1919 Párroco.[12]
  51. 51.  Don Hilario Palacios Jácome, 1922 Coadjustor
  52. 52.  Don David Matallana Polo, 1928, Coadjustor.
  53. 53.  Don Alfredo Calle Castañares, 1931. Coadjustor.
  54. 54.  Don Pedro Martín Quesada. Ecónomo 17-2-51 y Párroco desde el 24-6-54[13]
  55. 55.  Don Miguel Galeano Pérez (Ecónomo desde Enero de 1972 hasta 30-10-77)
  56. 56.  Don Primitivo Estévez Vázquez (Encargado 1-XI-77 hasta 10-10-79)
  57. 57.  Don Sabino Díaz García. (10-Octubre 1979 hasta 18-septiembre-2011)
  58. 58.  Don Roberto Hernández Castaños (18-septiembre 2011-31-agosto 2013).[14]

 

2.4.Fiestas en la parroquia.

En el Libro Anales el párroco recoge las fiestas que en su momento se celebraban y se detallan a continuación:

          La de San Antonio Abad día 17 de Enero en que se celebra misa cantada y procesión.

          Ofrenda de las Purificadas a la Virgen Nuestra Señora, día de la Purificación 2 de febrero que consiste en un coro de cinco jóvenes cantando letrillas relativas al Misterio. Penetran en la Iglesia antes del Ofertorio de la Misa Mayor y acompañan a la Imagen de la Virgen a la ceremonia del mismo, haciéndole un obsequio colectivo y comulgando en dicha Misa. [15]

          La Fiesta de san Blas, obispo y Mártir el 3 de febrero, verificándose antes de la misa cantada la bendición de cordones y siguiendo la procesión y siguiendo la Procesión y el Sto. Sacrificio.

          Traslado de la Imagen de Nuestra Señora de los Hitos a su Santuario, el 2º Domingo de Cuaresma, recitase a la tarde Vísperas y el Sto. Rosario y acompaña la Parroquia procesionalmente a la Imagen hasta las afueras de la Población, siendo conducida hasta su ermita por piadosos devotos y llevadas a hombros por vecinos que designa cada año el ayuntamiento.[16]

          Oficio de Difuntos y responsos durante toda la tarde del Domingo de Pasión. Por la mañana después de la Santa Misa, pídese de puerta en puerta la limosna de cera para el altar de las  Ánimas.[17]

          El siguiente Domingo de Ramos, prácticase en igual forma el petitorio de cera para la Cofradía Parroquial del Señor Sacramentado.

          La ceremonia del Mandato y Lavatorio de los pies a doce hermanos se celebra con intervención de la Cofradía del Señor, que está encargada de pagar el Sermón de la tarde.

          El Lunes de Pascua de Resurrección tiene lugar la Fiesta anual consistente en Misa cantada y procesión a la Virgen de los Hitos en su santuario, siendo los gastos y derechos parroquiales de cuenta del Ayuntamiento, menos la comida de los servidores de la Iglesia a cargo del señor Mayordomo de la ermita.[18]

          La fiesta de la Octava del Corpus celébrase el mismo Jueves de ella por la Hermandad del Señor con Misa Solemne de Exposición a la mañana y Vísperas, reserva y Procesión en la tarde.

          El día de la Virgen del Carmen, se celebra una Misa Cantada en su altar.

          Desde el 15 de agosto, festividad de la Patrona de la Iglesia, dan principio los ofertorios a varias imágenes, constituyéndose los Domingos sucesivos hasta el 8 de septiembre, que se celebra el postrero a favor de la Virgen de los Hitos.

A esta imagen se la restituye de nuevo a la Iglesia el segundo domingo de Agosto, procediendo del mismo modo para recibirla que se dijo arriba para llevarla al Santuario el segundo Domingo de Cuaresma.[19]

          El día 14 de septiembre Fiesta de la Exaltación de la Sta. Cruz, se canta Misa en honor de Cristo Crucificado en la Capilla del Señor de la Expiración.

          El primer Domingo de Octubre es la fiesta Mayor del Pueblo, a la Virgen del Rosario, conservándose aún la típica compañía de Cofrades que ostentan antiguas insignas y armas, obsequian y hacen la Corte de aquel día a la Madre de Dios, recordando las heróicas empresas de los Cruzados de la Patria y de la Fe y los inmensos bienes del patrocinio de María sobre España.[20]

          El tercer Domingo de todos los meses del año se celebra Misterios Solemenes en la Iglesia Conventual, con la limosna con la limosna de los Hermanos del Señor. Esta asociación sufraga la cera necesaria, así como también en las demás fiestas mayores del Santísimo Sacramento, Jueves y Viernes Santo, Corpus y Jueves de la Octava, ascensión del Señor, etc.

          El primer domingo de cada mes, se celebra el ejercicio piadoso del  Divino Corazón de Jesús a más de la Fiesta anual de San Pedro y San Pablo.

          Así mismo tiene  lugar el tercer  Domingo la función mensual a la Purísima e Inmaculada Virgen María que le dedica su congregación. [21]

 

2.5.Instituciones antiguas de la Parroquia.

 

  • §  SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LOS HITOS.

 

Consta de las anotaciones en el Libro de Becerro hechas en 1742, que se apareció la Santísisma Virgen a una persona devota suya, sobre unas piedras de cuarzo blanco, en el sitio entre la Dehesa Boyal, Ventosillas y Curieles de este término, levantándose enseguida con las limosnas de los vecinos de la villa el templo o ermita que aún se conserva y dieron a la Imagen de la Virgen de los Hitos el nombre de Nuestra Señora de los Hitos, por el lugar de su aparición. Inmediatamente se estableció una cofradía de la Virgen que adquirió gran desarrollo, con su hermano Mayor, mayordomo constante, y un ermitaño que habitaba en la casa de la ermita que tenía contiguos un huerto y un ejido para cultivarlos.

Generalmente, en todas las ermitas existe la figura del santero o ermitaño, que son los encargados del mantenimiento de los santuarios como expresión máxima de la devoción y piedad popular. [22]

Fueron muchos los bienes que  llegó a poseer contándose entre ellos dos escrituras de censos, en crédito de 445 reales contra el Depositario de Rentas Eclesiásticas, y otro de 37 reales contra la Iglesia. Una cerca de dos fanegas de trigo, al sitio de “la fuente”, otra de dos y media al cerro, otra de cuatro fanegas en “el álamo”, 42 vacas y los demás objetos propios de culto en el santuario.[23]

El caso de la ermita de Santa María de los Hitos, pone de manifiesto, al igual que en otros santuarios de Extremadura, que principalmente la fuente de ingresos es la agricultura y la ganadería con los beneficios derivados de la explotación de la tierra.[24]

 En el año 1809, para evitar las profanaciones de los franceses, fue trasladada ocultamente la imagen a la Iglesia de Torrejón el Rubio, donde se la restituyó a esta parroquia el 28 de marzo de 1815 y luego a su ermita.

Posteriormente, el Ilmo. Laso de la Vega y Córdoba, Obispo de Plasencia, creó con estos bienes una capellanía servidera en el Convento de las Religiosas Clarisas de esta villa, de que se hará luego mención. No ha sido posible establecer fechas fijas, así de la aparición de la Virgen, como de la erección de su Santuario, si bien todos los indicios y la misma factura y orden de la obra, denotan claramente que debieron ser ejecutadas en los primeros años del siglo XVI.[25]

El párroco don Luis González Nuevo sobre la descriptiva del edificio añade:

En este santuario de regulares dimensiones y buenas paredes con una espadaña sobre la superior de mediana techumbre que sostienen tres arcos de piedra y se compone de la Iglesia de 22 x 10 metros de superficie con un solo altar y retablo de mampostería, asientos de igual clase a los lados y púlpito de madera, todo en regular estado. La Sacristía es pequeña y de techo de bóveda y lo mismo el portal o atrio que amenaza ruina. También pertenece a la ermita el egido de la virgen, una extensión de terreno de ocho fanegas con algunas encinas y tres olivos.[26]

 

 

La talla de la Virgen de los Hitos es una talla en madera policromada de la Virgen con niño en su mano derecha, sobre peana. La Virgen mira al frente y el niño posee piernas entrecruzadas y su mano izquierda en actitud de bendecir. La Virgen en su mano izquierda posee una flor que en otro tiempo portaba un báculo y a su vez de su mano pende un rosario. Según algunos historiadores, la talla está fechada a finales del siglo XV. [27]

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Figura 2. Imagen Nuestra Señora de los Hitos.

  • §  CONVENTO DE RELIGIOSAS CLARAS

 

Por el año 1600 fundó esta casa de Religiosas de la Natividad, la orden de Sta. Clara de Asís, el vecino de esta villa D. Juan Jiménez Moreno, cuyo edificio adosado al de la Iglesia por la parte S.E. aunque algo reducido, tenía excelentes condiciones, con buena capilla, regular patio terraza y fuentes que le surtían en agua en abundancia, mediante una conducción subterránea que procedía del manantial o fuente llamada del Convento; y se comunicaba por medio de corredores sobre esbeltos arcos con la Huerta que se hallaba en la parte opuesta y con el Coro Mayor de la Iglesia en que existía un trozo separado y preparado para la estancia de las Religiosas durante las grandes  Solemnidades del Templo.

El mismo fundador, acaso porque los bienes de la primitiva fundación resultaran ya insuficientes creó por testamento y codicilo dos capellanías con la obligación de la Misa conventual diaria y dos aniversarios cantados con responso y oficios por las Religiosas en las fiestas de la Asunción, san Francisco, dominica 1º de Adviento, s. Martín, S. Andrés, Sta. Catalina, S. Juan Evangelista, S. Pedro y primer Viernes de Cuaresma. Después, y por la pobreza de la Santa Casa, se fundó una nueva Capellanía con los Bienes del Santuario de los Hitos y finalmente reducidas las tres a una sola en 1830, su último capellán fue don Lucas Román de Salas hasta que exclaustradas las religiosas en 1835, la misma desamortización acabó con el convento enajenando todos sus bienes. [28]

Uno de los aspectos que no trata don Luis González en su libro, son los verdaderos orígenes del Monasterio, que fue fundado por el Obispo Vargas Carvajal, bajo la advocación de la Magdalena profesando en él las monjas de la Tercera Orden de San Francisco y fundado en el año 1530 como afirma el médico Placentino Luis de Toro[29], además de la presencia de las armas del prelado en las arcadas del antiguo claustro. Cuenta el citado médico, que el obispo Vargas Carvajal las llevó a Jaraicejo desde un convento cercano al Monasterio de Yuste para que no permanecieran en soledad. Dichas monjas parece que vienen de Jaraiz.

Don Gutierre de Vargas, siempre mostró interés por las religiosas, tanto que aparecen incluso en algunas de las cláusulas de su testamento.

Item por cuanto yo soy en cargo a una doncella que se llama Catalina de los Ángeles, que está en este monasterio de las monjas desta villa de Jaraicejo, la cual está para monja y no es profesa, mando que para su dote y sustentamiento y para que sea monja en el dicho monasterio, le den los pobres de la compañía a dicho Monasterio doscientos ducados de oro, que valen setenta y cinco mil maravedíes de los dos cuentos y ciento ochenta y tres mil maravedíes que se le libraron al hermano Hierónimo de Acosta para que cobrase en Valladolid del señor Juan de Vargas, mi hermano para ciertos efectos y los dichos doscientos ducados son para este y más y aliende desto, para el dicho efecto de dote, le mando un olivar cercado, que yo tengo en el término desta villa, y demás desto y todo esto haga el dicho monasterio con la dicha doncella para que sea monja en él y porque deste dicho olivar tenía hecha donación a don Francisco de Carvajal, revoco la dicha donación en cuanto a esto haga esto por bueno y no hable en ello pues de tan poca cosa y para una obra tan pía.

Item mando que por cuanto yo hice sacar cierta hacienda de las monjas de la Magdalena a Alonso Ruíz, vecino y regidor de Trujillo y se remató en él hasta en cantidad de setecientos ocho mil maravedíes y estos dineros de los tengo librados en el hermano Hierónimo de Acosta de la Compañía de Jesús para que los dé a las monjas para comprar censos con que se mantengan. [30]

De nada serviría al prelado tenerlas en cuenta en su testamento, ya que tras la muerte del prelado, pasan al convento del Monasterio de las Monjas Jerónimas de Trujillo como recoge Tena Fernández en su libro, en el que hacen la petición al obispo don Pedro Ponce de León, ya que son pocas y la mayoría de ellas están enfermas. Dicha petición el 18 de agosto de 1570. La Priora y Religiosa del Monasterio de esta Casa de la Magdalena a V.S. decimos: que por haberse muerto algunas Religiosas de ella y estar otras enfermas e impedidas por la edad; de las pocas que han quedado que somos nueve, no hay número bastante para hacer los oficios así en el coro como en dicho convento por lo cual sentimos gran desconsuelo. [31]

 

  • §  ERMITA DEL CONVENTO DE LA VICIOSA

En el desierto del convento de San Juan de Recoletos de san Agustín de la Viciosa, fundó una ermita bajo la advocación de la Virgen Santísima, el Sr. Baltasar Velázquez, la cual la cual había de estar a cargo de aquellos religiosos, dotada con quince mil maravedíes y señalando la obligación de dos misas el viernes y sábado de cada semana con responso. Además, una vez al año, la comunidad debía ir en procesión a la misma y celebrar misa cantada, data de 1630 años.[32]

  • ·         COFRADÍA DE LA SANTA CARIDAD

En el año 1591, Don Juan de Baños, don Juan de la Cerca y otros señores sacerdotes y varios vecinos por consejo del padre Gaspar de Bustamante, religioso de la Compañía de Jesús de la Residencia de la Ciudad de Plasencia, que había sido predicador de Cuaresma de la Parroquia en aquel año, fundaron una cofradía a favor de los menesterosos y de los enfermos con el nombre de cofradía de la Santa Caridad, dándoles las ordenanzas para su debido régimen y gobierno. El antiguo libro de Becerro enumeras las grandes riquezas que llegó a reunir por donaciones y legados, de todo lo cual no queda sino tan libre y escaso recuerdo.

  • ·         COFRADÍA DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

Por el mismo tiempo que la anterior, se estableció la Cofradía del Santísimo Sacramento que todavía perdura después de varios siglos para el culto de la Divina Eucaristía. De aquella de su primer época, sólo queda la noticia de los bienes que en gran número poseía, rentas, heredades y censos dentro y fuera de la parroquia, los cuales desaparecieron por completo. [33]

  • ·         COFRADÍA DE LA SANTA VERA CRUZ

A mediados del siglo XVI se estableció esta cofradía de la Vera Cruz para hacer disciplina en el día de Jueves Santo y los demás cultos que declaraban sus ordenanzas. Poseía una Bula canónica de Indulgencia y las imágenes de Jesús Crucificado, del Resucitado, Cristo arrodillado y de Simón Cirineo y llegó a adquirir muchas riquezas.[34]

  • ·         DOTES PARA HUÉRFANAS.

 

Consta que fueron fundadas en los siglos XVI y XVIII varías memorias y obras pías para dotes de jóvenes huérfanas o pobres y entre ellas las siguientes.

1ª de Francisco Villalobos en 1592

2ª de Pedro de Salas año de 1648

3ª de Baltasar Velázquez en 1651

4ª de Diego Calderón en 1649

Todas ellas fueron retribuidas con exceso y espléndidamente servidas de donde resultaron incalculables beneficios a favor de las doncellas cristianas, huérfanas y necesitadas. [35]

2.6.Capellanías y memorias.

 

  1. 3.      Capellanía fundada por Juan Francés de 114 Misas, año 1550.
  2. 4.      Capellanía fundada por Alonso Calero en Guatemala con las Misas de sus rentas en el año 1554.
  3. 5.      Ídem por el vicario Alonso Robledo el año 1557 con cargo de 12 misas.
  4. 6.      Ídem con 156 misas por Francisco don Gil en el año 1558.
  5. 7.      Ídem por don Antonio Cabañas, presbítero de ésta, para una misa todos los viernes en 1580.
  6. 8.      Ídem de 104 misas por el padre Juan de Rodas, el mismo año 1580.
  7. 9.      Ídem por Bartolomé y Fernán Blanco de 9 misas por semana en 1559.
  8. 10.  Ídem de 12 misas por Hernando Moreno en el año 1590.
  9. 11.  Memoria para cera de la Cofradía del Santísimo por García Durán en 1590.
  10. 12.  Capellanía de María López con varias misas en 1575.
  11. 13.  Ídem por Francisco de Villalobos de 104 misas en 1592.
  12. 14.  Ídem por Esencia Martín, varías misas en 1593
  13. 15.  Ídem de Fabián Trigoso 2 misas en 1558.
  14. 16.  Memoria de García Izquierdo, 12 misas en 1574.
  15. 17.  Capellanía por Bartolomé Sevillano con 5 misas en el año 1601.
  16. 18.  Ídem por Diego Sastre con 38 misas en 1603.
  17. 19.  Ídem por Ana Rodríguez de 56 misas el 1605.
  18. 20.  Memoria de 29 misas por el Señor Francisco Moreno el año 1606.
  19. 21.  Capellanía por Diego González de 104 misas el año 1607.
  20. 22.  Ídem por Catalina Martín y Juan de Osma el 1606.
  21. 23.  Ídem de Baltasar Velázquez por las ánimas con las misas que permitía la renta en 1606.
  22. 24.  Idem y memoria por el mismo de 3 misas por semana una de ellas por la conversión de Judas.
  23. 25.  Capellanía y memoria de Diego Martín Valero con varias misas en 1612.
  24. 26.  Capellanía por Diego Jiménez Calderón con carga de 202 misas en 1610.
  25. 27.  Memoria de Francisco Villalobos para dos hachas de seis libras de cera blanca con que alumbrar al señor en su procesión y Viáticos el año 1617.
  26. 28.  Ídem de Juan Moreno, 30 misas el 1617
  27. 29.  Memoria y Capellanía de los Apóstoles por Bartolomé Sánchez en 1619.
  28. 30.  Capellanía por el Reverendo Francisco Jiménez Calderón con 20 misas en 1625.
  29. 31.  Memoria por Fernando Rebollo. 5 misas el 1625
  30. 32.  Capellanía de Pedro de Salas. 74 misas el 1643.
  31. 33.  Ídem por el mismo, 12 Misas en 1647
  32. 34.  Ídem por Inés González. 104 misas y 100 reales más cada año a favor de sor Juana de San Pedro Monja del Convento de la Concepción de Mérida, el año 1637.
  33. 35.  Ídem por el Licenciado Lázaro Martín. 6 misas y aniversario en el año de 1645.
  34. 36.  Ídem por Beatriz Gómez, 13 misas en 1602.
  35. 37.  Ídem de María Traba, 6 misas en 1648.
  36. 38.  Memoria por el Licenciado Francisco Cabras con 24 misas y 2 arrobas de aceite para lámpara del señor en 1650.
  37. 39.  Ídem por María Gómez del 1638.
  38. 40.  Capellanía de Marcos de Trujillo con 30 Misas en 1650
  39. 41.  Ídem por María González con varias misas.
  40. 42.  Ídem por Leonor Álvarez con 30 misas.
  41. 43.  Ídem por Catalina Gutiérrez, varias misas dichas en el convento en 1650.
  42. 44.  Ídem por el señor Francisco Jiménez Calderón de 52 misas en 1651.
  43. 45.  Memoria de Álvaro Pérez. Varias misas en 1651.
  44. 46.  Ídem por Andrés Izquierdo e Isabel López para las Benditas Ánimas en 1652
  45. 47.  Ídem de Isabel López con 3 misas en 1655.
  46. 48.  Patronato de Legos y memoria de 74 misas por Andrés Izquierdo en 1660.
  47. 49.  Dos Capellanías por Juan Flores Cruceño a favor de las ánimas en 1663.
  48. 50.  Capellanía por el Sargento Mayor don Leonardo Perla en 1665.
  49. 51.  Ídem de don Juan Felipe Valero. 40 misas en 1665.
  50. 52.  Ídem por Felipe Zamora.
  51. 53.  Vínculo por Andrés Izquierdo. 2 misas en 1660.
  52. 54.  Capellanía del Licenciado Alonso Aparicio en 1662.
  53. 55.  Dos Capellanías del licenciado don Juan Sevillano con las misas de su renta en 1673.
  54. 56.  Capellanía por el Señor don Juan García de san Martín, cura de san Andrés de la ciudad de Trujillo con 50 misas en 1706.
  55. 57.  Vínculo por el Licenciado Juan Felipe Valero, presbítero con 10 misas en 1779.
  56. 58.  Capellanía de Juan de Salas de Martín y su esposa con las Misas que desde su fundación en 1710.
  57. 59.  Memoria del señor Baltasar Velázquez de dos hachas para alumbrar al señor de 12 aniversarios, salve en las fiestas de la Virgen y limosnas a la Cofradía de la Caridad.
  58. 60.  Vínculo por don Gregorio de Salas para decir una misa cantada a san Gregorio y la fiesta anual perpetua al Sagrado Corazón de Jesús en 1750.
  59. 61.  Memoria por María de Marcos para una misa anual con diáconos a la Virgen del Carmen. 1733 [36]
  60. 62.  Vínculo de Juan Francés por las Ánimas en 1687.
  61. 63.  Capellanía de Gonzalo Dávila. 50 misas el 1634.
  62. 64.  Ídem de García Alonso de Paredes.
  63. 65.  Ídem del Licenciado Alonso García.
  64. 66.  Ídem de Bartolomé Sanz Alcalde. 100 misas.
  65. 67.  Ídem de Alonso Téllez, 30 misas.
  66. 68.  Ídem de Francisco Santos.
  67. 69.  Vínculo por Andrés Izquierdo Palomo de 30 misas.
  68. 70.  Memoria de Francisca Fernández con 14 misas.
  69. 71.  Ídem de Polonia Rodríguez con 60.
  70. 72.  Ídem de Bartolomé Rebollo con 78.[37]

 

2.7. Arancel Parroquial

En este apartado incluimos el arancel parroquial en tiempos de don Luis González Nuevo, (comienzos del siglo XX) a título informativo.

NÚMERO

CONCEPTO

PESETAS

CÉNTIMOS

1

Limosna de misa cantada simple

3

50

2

Ídem de ídem con armonio

6

50

3

Ídem de Requiem Ordinaria

6

50

4

Derechos de una Minerva

6

50

5

Funciones Votivas con Misa y Procesión

7

50

6

Ídem ídem que tengan novena

10

50

7

Ídem de ídem con sermón

15

50

8

Bendición de la mujer post parteum

15

25

9

Derechos por una Salve Rezada

15

25

10

Ídem de ídem cantada

10

50

11

Ídem de ídem solemne

1

50

12

Acompañamiento con insignias parroquiales y canto en el cementerio

7

50

13

Parada con responso en los entierros

7

50

14

Oración en la casa del Difunto

7

50

15

Responso “libérame” cantado

7

50

16

Ídem de ídem solemne

1

50

17

Ídem “me recorderis” cantado

1

25

18

Ídem de ídem solemne

1

50

19

Ídem “in lazarum” cantado

1

20

20

Ídem “momento mei”

1

10

21

Ofertorio a cualquier advocación

2

10

Tabla 1. Arancel Parroquial.

 

2.8.            Hechos de interés en la Parroquia en el siglo XX.

En este apartado, centraremos la atención en algunos de los hechos más notables en la parroquia a lo largo del siglo XX como son los que se indican a continuación:

  • ·         El suelo parroquial.

Una de las grandes preocupaciones del sacerdote que estamos estudiando, como lo demuestran sus escritos, es el adecentamiento del interior del templo. El estado en que debe quedar la parroquia en el siglo XIX con la llegada de la Guerra de la Independencia debe ser deplorable según el mismo párroco afirma.

Todo el edificio está construido de piedra del país, ladrillo y argamasa, excepto los ábsides, arcos y ventanales que son de finísimo granito y forma un hermoso crucero de doble trazo horizontal correspondiente a las cuatro capillas del Carmen, del Santísimo Cristo, del Rosario y san José, con una sola nave de orden gótico (…). Su ornamentación y sus riquezas fueron muy notables: el Retablo Mayor de tres grandes cuerpos, obra de mérito, teniendo en el centro el grupo escultórico de la Asunción de Nuestra Señora Virgen y en derredor los Apóstoles, todos de tamaño natural y ricas colgaduras pendientes de sus muros; el Órgano monumental con mil trompetas y varios registros; altares, ropas, alhajas, todo fue robado o incendiado. La invasión francesa y las revueltas civiles y facciosas  convirtieron el templo muchas veces en cuartel, haciéndole objeto de inmundas profanaciones y estas causas primero y las leyes desamortizadoras después, coronaron su devastación y destrucción de sus bienes.  Aún hoy día, refieren los ancianos por haberlo oído de boca de sus abuelos el triste cuanto sacrílego espectáculo de ver quemar las sagradas imágenes por la soldadezca francesa en medio de la Plaza Pública contigua a la Iglesia.

Pero a pesar del esfuerzo de los enemigos y de la acción destructora del tiempo, el monumento levantado por la fe de los Carvajales sigue todavía desafiando al ímpetu de los siglos, a la manera que el famoso puente del Cardenal sobre el Río Tajo y el del Río Almonte en este término erigidos también a expensa de tan insignes varones, resisten impávidos las acometidas de las turbias e impetuosas corrientes.[38]

El suelo de la parroquia, pese a no servir ya a comienzos del siglo XX como cementerio de la misma, se encuentra  de tierra y lleno de humedades por lo que durante varios años, se va instalando el actual suelo de baldosas hidráulicas progresivamente hasta completar todo el pavimento de la misma.

En el año 1913 es necesario adecentar las gradas y parte de la capilla Mayor. Así mismo, las barandillas que ahora se encuentran pintadas de negro, estuvieron pintadas de blanco y ribetes dorados, como consta en el Libro Anales.

Como se encontrasen lucidas con tierra las frentes de los dos ángulos salientes del Presbiterio  y la gradería muy deteriorada, fue necesario responder a esta reforma, imitando los primeros con falsa cantería según el orden de la Iglesia y acomodando las gradas pintándolos con buena pintura de aceite. También fueron pintados de blanco y ribetes dorados las barandillas colocadas sobre los ángulos laterales.[39]

Es en el año 1914 cuando comienza a adecentarse el pavimento del templo.

        Una de las mayores y más urgentes necesidades del templo es el arreglo del pavimento que se encuentra en estado muy deplorable. Pero no es posible acometer de una vez obra de tanta importancia, por ello, parece de ineludible ejecución, dedicar a esto alguna cantidad todos los años y se ha juzgado el mejor el suelo de mosaicos de cemento que elevando la indicación indispensable de perseverar de la extrema humedad sin ofrecer ningún inconveniente, puede ejecutarse poco a poco, en trozos y períodos de tiempo considerable. Este año, sólo se han colocado catorce metros cuadrados sobre la grada y en la planta del presbiterio.

         También se pintaron de rojo los huecos entre el Altar Mayor y los laterales, con cenefa superior formada de baldosines.[40]

Al siguiente año, 1915, nuevamente se sigue con el pavimento del templo.

Han sido colocados en el centro de la Iglesia y a ambos lados de la línea de piedra que lo ocupa veinte y cuatro metros cuadrados de mosaicos llenando así una necesidad muy sentida.[41]

En el año 1917, se vuelve a hablar del estado del suelo por lo que se continúa su reparación.

            Encontrándose cada vez más deteriorado el suelo del templo fue preciso hacer una considerable reparación del mismo, y al efecto se renovó la parte comprendida entre las cuatro capillas laterales con argamasa mezclada con cemento.[42]

         Nuevamente, en el año 1920, se continúa con la colocación de baldosas en el interior del templo.

            Continuando la colocación del suelo de baldosas de cemento, se tendieron este año veinte y ocho metros cuadrados de dicho material en todo lo ancho de la Iglesia y a la parte superior de arriba, puertas de entrada que era el trozo que más necesitado se encontraba de reparación.[43]

         Tres años más tarde se colocan más cantidad de baldosas de mosaicos en el interior del templo.

           Se continuó la colocación de mosaicos en el pavimento del Templo, empleándose cuarenta y ocho metros cuadrados de la fábrica de los Sres. Mariño de la ciudad de Trujillo.[44]

En el año 1924, se vuelve a llevar a cabo una nueva intervención en el suelo.

          Con el decidido propósito de renovar por entero, a ser posible todo el suelo del templo, muy desigual y reducido a tierra, se emplearon en el mismo otros treinta metros cuadrados de mosaicos y cemento.[45]

      Además, del suelo del templo, en el año 1925, se colocó también el pavimento de la capilla del lado de la Epístola, dedicada a la Virgen del Rosario.

           Así mismo que se colocaron nuevos 30 metros de mosaicos en la parte superior del plano principal del Templo Parroquial, se construyó de la propia materia  el pavimento de la Capilla lateral de la Virgen del Rosario, muy necesitada ya de reparación a expensas de la mayordomía de la misma.[46]

En el año 1926, continúan las reparaciones del suelo en el interior del templo.

            Continuando la obra de recomposición del pavimento del templo parroquial, colocándose otros veinte y cinco metros de mosaicos en el tercio superior del mismo. También fue abierta la ventana del muro izquierdo superior de la Iglesia y se le puso con cristales cubiertos de papel translúcidos.

           Se colocó un suelo de mosaicos en la capilla lateral de San José, quedando así las cuatro capillas perfectamente preparadas y acondicionadas. [47]

 ·         CAPILLA DE LAS ÁNIMAS EN EL SOTOCORO

En el año 1927, se continúa adecentando la capilla de Ánimas, ubicada en el sotocoro del templo parroquial.

           En virtud del mal estado en que se encontraba el pavimento del coro bajo, destinado a capilla de ánimas y habiendo solicitado de los fieles limosnas con que subvenir a tan urgente necesidad, a expensas de las mismas, se colocó un piso de pizarra natural, en losas de treinta y cincuenta centímetros adquiridas de D. Marcos Mariño de Trujillo, habiendo quedado la capilla en excelentes condiciones de pulimiento y decencia. [48]

imagen 3

 Figura 3. Iglesia Parroquial de Jaraicejo. Fachada meridional.

  • ·         NUEVO RETABLO Y ALTAR A LA VIRGEN DEL CARMEN.

Un año a destacar para la historia de la parroquia es el año 1920, ya que se modifica una de las capillas del lado del Evangelio, concretamente, la dedicada a la Virgen del Carmen.

Según el inventario de bienes de la parroquia del 1 de octubre de 1911, en el capítulo 3 dedicado a los objetos de madera dice: nº 5 Retablo del Carmen, con su altar de mampostería, todo en buen estado.

No sabemos cómo era dicho retablo, pero probablemente se construyera a partir del siglo XIX con motivo de la desamortización del convento, ya que tras dicho retablo existían unas puertas que comunicaban la iglesia con el convento, como se puso de manifiesto en la rehabilitación de dichas capillas en agosto del año 2012. Tal vez por donde comulgasen las religiosas cuando participasen en las ceremonias Solemnes y el acceso que ellas tuvieran al interior del templo, como pone de manifiesto la existencia de una pila de agua bendita en el arco de medio punto que da acceso a la capilla de la Virgen del Carmen.

                La piadosa Señora Dª Lucila Martínez, natural de esta villa y residente en Trujillo, esposa de Don Manuel Artaloytea Sánchez, banquero, regaló a la Virgen del Carmen de la Parroquia, un precioso Altar y Retablo construido por el Ebanista D. Santos Muriel, pintado de nogalina, barnizado y dorado con una hornacina central y otros dos tronos laterales para otras tantas imágenes, credencias y tarima. Todo hecho con arte y buen gusto. Costeó así mismo la citada señora la restauración completa de la Capilla de la Virgen, la pintó de color rojo y colocó un piso de baldosas de cemento.

 imagen 4

 Figura 4. Capillas del lado del Evangelio.

                  Su inauguración se celebró solemnísimamente, habiendo venido el Reverendo Padre Fray Gabriel de Jesús, Carmelita descalzo de la residencia de Madrid, natural de la Parroquia, quien ensalzó la maternal Piedad de la Reina del Carmelo, obteniendo grandes frutos espirituales de comuniones y actos de virtudes en obsequio y de su Bendita y Poderosa Madre. Esta fecha del día 6 de Junio, perdurará para siempre en el ánimo de los incontables devotos de la Santísima Virgen del Carmen. [49]

Dicho retablo se mantuvo hasta los años ochenta del pasado siglo en que fue desmotado y arrinconado en una de las habitaciones que existen en la torre de la iglesia. Sólo se mantuvo la tarima y el altar, colocándose sobre el mismo, el retablo barroco que se encontraba en la capilla mayor, para albergar a la imagen de la Virgen de los Hitos durante su estancia en el templo parroquial. La imagen de la Virgen del Carmen fue trasladada a una hornacina pétrea en la capilla del Stmo. Cristo de la Expiración, hasta su nueva ubicación en octubre de 2012, en que se ha recuperado una parte del retablo donado en el año 1920 para colocar dicha talla entre las dos capillas.

 ·         ADQUISISCIÓN DE NUEVAS IMÁGENES.

 1.      Imagen de Nuestra Señora de la Asunción.

                  Carecía la parroquia de imagen de su celestial Patrona, y a llenar este vacío acudió la piadosa generosidad de D. Miguel Calvo Blanco, vecino de Plasencia quien donó a la Iglesia una bellísima y artística imagen de la Asunción de Nuestra Señora, procedente de la Casa “Arte Cristiano” de Olot. De cartón-madera 1.50 m de altura clase superior, a la memoria de su esposa difunta doña María Guadalupe de la Cámara y Solís. Su precio de coste ascendió a la cantidad de mil doscientas cincuenta pesetas.

                  Dicha imagen fue bendecida con bendición Solemne por delegación del Exmo. Prelado Diocesano, el Domingo anterior al 15 de Agosto, Fiesta del Soberano Misterio de la Virgen Santísima e inagurado su culto en esta última fecha con gran gozo y entusiasmo de la feligresía. El Señor Obispo concedió a todos sus diocesanos cincuenta días de Indulgencia por cada Rosario y asistencia a la Salve Sabatina, que quedó desde entonces establecida en la Parroquia.[50]

 

  1. 2.      Imagen de Jesús Nazareno.

En el año 1945 se adquieren para la parroquia las imágenes de Jesús Nazareno y de san José, que vienen a sustituir a las antiguas existentes de madera, que algunos de los vecinos mayores de la villa, aún las recuerdan. La antigua imagen de Jesús Nazareno es la que estuvo a un lado del altar de las ánimas en el sotocoro de la iglesia. En el inventario de bienes, que el párroco hace el 1 de octubre de 1911, dice sobre dicha imagen. Núm 9. Jesús Nazareno para vestir de 1 metro en mal estado.

         Han sido adquiridas en aportaciones en una sucesión por la feligresía, procedente de la Casa de Arte Cristiano de Olot (Gerona) y por intermedio de D. José Espuig, residente en Jérica (Castellón), dos imágenes de Jesús Nazareno y San José respectivamente. Son esculturas que tanto por su perfección artística como por su función religiosa acreditada a la Casa Constructora. Fueron bendecidas solemnemente el día 20 de diciembre de este año e inmediatamente expuestas a la veneración de los fieles. Su coste ascendió a dos mil ochocientas cincuenta y dos pesetas.[51]

  1. 3.      Imagen de la Virgen Dolorosa.

Al siguiente año, 1946, se adquiere para la parroquia en los mismos talleres una nueva imagen de la Virgen Dolorosa, que viene a sustituir a una antigua talla de vestir, de la que algunos de sus mantos aún se conservan en la parroquia.

              A expensas de los donativos de los feligreses, fue adquirida para la Parroquia y después bendecida canónicamente, la Devota Imagen de la Virgen Santísima en su Soledad, por un importe total de 1690 pesetas. Es obra notable de la Casa “Arte Cristiano” de Olot. (Gerona).[52]

  1. 4.      Artístico Vía-Crucis.

Del mismo taller que las imágenes anteriormente señaladas proviene el actual Vía Crucis, que fue adquirido en el año 1942 y restaurado el pasado año 2012.

        Grandísima era la necesidad que tenía la Parroquia de un Vía Crucis que tanto importa para practicar ese santo y nunca bien ponderado ejercicio de piedad cristiana, y reconociéndolo así, tres Señoras devotas de la Pasión del Señor, Dª Filomena Regodón, Dª María del Pilar Solís y Dª Pilar Artaloytia, adquirieron conjuntamente de los talleres de la casa “Arte Cristiano” de Olot, un hermoso Vía Crucis en sus catorce cuadros, de cartón madera, con figuras en relieve, en la cantidad de novecientas pesetas e hicieron graciosa donación del mismo a la Iglesia. Que luego bendecido e inagurado el propio día del Viernes Santo del presente año.[53]

  1. 5.      Niño Jesús de Praga y Santa Teresa de Ávila.

           El Rvdo. P. Fray Gabriel de Jesús, Carmelita Descalzo de la Residencia en Madrid, natural de esta villa, hizo donación de una preciosa Imagen del Smo. Niño Jesús de Praga a esta Parroquia, la cual es de talla de cartón madera y mide cincuenta centímetros de altura.

          Por recomendación del mismo religioso el Rvdo. P. Superior de Carmelitas de Toledo, cedió  gratuitamente a la Iglesia la devota imagen de la Sta. Madre Teresa de Jesús, tallada en madera de metro y medio de altura, y aunque ya vieja escultura de algún mérito y en buen estado de conservación.[54]

  • ·         Piezas de orfebrería de interés en el inventario:
  1. 1.      Custodias procesionales.

Entre las custodias que se conservan en la Parroquia destacan dos. La más antigua de ellas está fechada en el año 1591.  Se trata de una custodia grande de diez libras de peso, aproximadamente cinceladas y repujadas, del orden corintio, con cuatro columnas en el cuerpo principal que lleva el viril y a la parte inferior cuatro campanillas, sobre esta lleva otro segundo cuerpo conteniendo una imagen de la Virgen y una cruz por remate. Toda ella es de plata finísima y fue donada en el citado año según reza la inscripción de su pie. [55]

          La otra custodia que se conserva en la parroquia es de metal dorado, donada en el año 1928 por doña Ángela Tóvar vecina de Torrecillas.  Se trata de una obra de escaso mérito artístico pero que era necesario incluir en este inventario.[56]

  1. 2.      Cálices.

          Entre los cálices que aún se conservan en la parroquia destaca el más ostentoso de todos que es el denominado cáliz rico, del siglo XVI, donado por el Obispo Vargas Carvajal en el siglo XVI. Muestra de ello, es la presencia de su escudo episcopal cincelado en la base del cáliz.

        Existen otros tres cálices de plata pertenecientes al siglo XVIII. El mayor de los tres, hace juego con uno de los copones que se conserva. Este es liso, con sencillo listel en su copa y presenta marcas en el pie: León de Córdoba, 172 MAX y RIVA.

        Otro de ellos es un cáliz de plata en su color con subcopa sobredorada. Es liso, con marcas en la peana: león rampante con columna, MAEROI y un tercero frustro.[57]

         El tercero es de la misma época pero de menor tamaño. Los dos últimos han sido nuevamente bañados en marzo del 2013 ya que se encontraban bastante deteriorados.

  1. 3.      Copones.

       En cuanto a los copones se conservan solamente dos. Uno de ellos es de gran tamaño perteneciente al primer cuarto del siglo XVIII que hace juego con uno de los cálices. Es de plata en su color, liso, con cruz sobre la tapa; en la parte interna del pie presenta las marcas: MAX/MAS invertidas, león rampante de córdoba y …JVAN.

        El otro copón plateado, es de menor tamaño y fue adquirido por la parroquia en el año 1924, ya que según el párroco era muy necesario para parroquia.[58]

  1. 3.      Conclusiones finales.

Destaca la importancia del trabajo llevado a cabo por el párroco de ese momento don Luis González Nuevo, ya que se muestra preocupado por la historia de la villa. Recopila en su Libro Anales, todos los testimonios históricos que en su momento se conservaban, así como una continuidad en el tiempo en el que él fue párroco de Jaraicejo.

Se trata por tanto de un interesante legajo para el estudio de la parroquia en el pasado sobre todo, en el análisis de instituciones, cofradías, hermandades y capellanías y a lo largo del siglo XX con las nuevas adquisiciones para la misma y las modificaciones llevadas a cabo en la fábrica de la misma.

  1. 4.      Bibliografía y fuentes.

 

  • ·         Archivo Parroquial de Jaraicejo. Libro Anales de la Parroquia.
  • ·         Archivo Parroquial de Jaraicejo. Libro de Becerro.
  • ·         Archivo Catedral de Plasencia. Legajo 282, exp 12.
  • ·         Ruíz Mateos, A. Pérez Monzón, O. Pérez Carrasco, Fco. J. Frontón Simón, I.M. Arte y religiosidad popular. Las ermitas en la Baja Extremadura. (Siglos XV y XVI). Diputación Provincial de Badajoz, 1995.
  • ·         Del Pino García, José Luis. Extremadura en las luchas políticas del siglo XV. Colección Historia. Diputación Provincial de Badajoz, 1991.
  • ·         Claude Gerbet, Marie. La nobleza en la Corona de Castilla. Sus estructuras sociales en Extremadura. (1454-1516). Institución Cultural “El Brocense”. 1989
  • ·         Montero Fernández, Ismael. Una villa episcopal. El legado de un obispo. Actas Coloquios Históricos de Extremadura. Año 2005.
  • ·         Domingo Sánchez Loro. Historias Placentinas inéditas. Institución Cultural el Brocense. Cáceres, 1993.
  • ·         Del Pino García, J. Luis. Extremadura en las luchas políticas del siglo XV. Diputación Provincial de Badajoz. 1991
  • ·         Calvo Fernández, Vicente. El cardenal Bernardino de Carvajal y traducción latina de Luforico Vartema. 2000. Revista Cuadernos de Filología clásica. Estudios latinos. Universidad Complutense de Madrid.
  • ·         Andrés Ordax, Salvador y otros. Inventario Artístico de Cáceres y su provincia. Tomo II Partidos Judiciales de Garrovillas, Montánchez y Trujillo. Ministerio de Cultura, 1989.
  • ·         Luis de Toro. Descripción de la ciudad y obispado de Plasencia. Madrid 1967.
  • ·         Tena Fernández, Juan. Trujillo Histórico y Monumental. Trujillo, 1988.

[1]El Libro de Becerro, ya muy deteriorado e ilegible apenas y que fue el único de su clase que se libró de la hoguera, donde fueron pasto de las llamas la mayor parte de los escritos del Archivo Parroquial el año 1809, merced al vandalismo de los soldados napoleónicos. Libro Anales de la Parroquia. Páginas 1 y 2.

 

[2] Libro Anales de la Parroquia. Folio 4.

[3] Domingo Sánchez Loro. Historias Placentinas inéditas. Institución Cultural el Brocense. Cáceres, 1993.

[4] Del Pino García, J. Luis. Extremadura en las luchas políticas del siglo XV. Diputación Provincial de Badajoz. 1991. Páginas 102-103.

[5] Fue Secretario del Rey Sancho el Bravo y casó con doña Sol, comprando la villa a don Alonso Godinez que la poseyó por consentimiento de la ciudad de Plasencia a la que pertenecía. Dejándola por herencia a don Domingo II y el IX de los Obispos de Plasencia y así consta en el escrito de 11 de julio de 1296 y carta Real que existe en el archivo de la propia catedral.

[6] Fue Obispo de Plasencia entre el 1521-1523, y tío del célebre obispo don Gutierre de Vargas Carvajal. Calvo Fernández, Vicente. El cardenal Bernardino de Carvajal y traducción latina de Luforico Vartema. 2000. Revista Cuadernos de Filología clásica. Estudios latinos. Universidad Complutense de Madrid.

[7] Su sepultura se encuentra en el pasillo central de la Iglesia junto a la tarima donde se ubica actualmente el Altar Mayor.

[8] Consta de una inscripción en esgrafiado en el muro del Coro Mayor donde dice: SE LUCIO ESTA I/GLESIA AÑO 1795/ SIENDO CURA Y VICARIO/EL SEÑOR DON ANTONIO

MARTÍNEZ OLIVA.

[9] Libro Anales de la Parroquia. Folios 9 y 10.

[10] Libro Anales de la Parroquia. Folios 11 y 12.

[11]  Este sacerdote además fue el último capellán del convento de las Clarisas en la villa.

[12] Muere en Jaraicejo el 11 de febrero de 1951.

[13] Muere en Jaraicejo el 5 de diciembre de 1971.

[14] El nombre del párroco actual no está recogido en el inventario de sacerdotes de la parroquia, a fecha de realización de este trabajo,  ya que como se comenta anteriormente, la última anotación en dicho libro consta de la visita pastoral del Obispo de Plasencia el 22 de marzo de 2011 y mis consultas de este libro para llevar a cabo el trabajo fueron realizadas en junio de 2011 por lo que aún no había tomado posesión de la parroquia.

[15] En la actualidad acceden al interior del templo por la puerta septentrional, en el momento que el sacerdote finaliza la proclamación del Evangelio. Cuentan los mayores que dicha tradición de celebrar en Jaraicejo dicha fiesta llegó de la parroquia de Monroy, donde tradicionalmente también se celebra dicho acto.

[16] Era tradición que la talla de la Virgen la portaran en su traslado a la ermita los quintos designados por el ayuntamiento. Debido al descenso de población en la villa en los años recientes, el traslado procesional se lleva a cabo en la tarde de Domingo de Ramos debido a la mayor afluencia de público.

[17] Dicho altar se encontraba actualmente en desuso, siendo el lienzo colocado en la capilla de la Virgen del Carmen en la rehabilitación que se llevó a cabo en agosto de 2012.

[18] La figura del mayordomo en la actualidad no existe, pero se conserva la tradición de celebrar misa solemne en la ermita el Lunes de Pascua, con procesión alrededor de la ermita y puja de andas para entrar la talla de la Virgen.

[19] La fecha en la que regresa dicha imagen a la parroquia se conserva en la actualidad, el domingo más próximo al 15 de Agosto. Se celebra el rezo del Santo Rosario en su ermita, y tras el rezo del rosario sale procesionalmente hacia la villa, donde es recibida por gran parte de la feligresía y por el párroco a la Iglesia. Al llegar, se celebra la tradicional puja de andas y a continuación se celebra una Eucaristía en la parroquia.

[20] En los años setenta del pasado siglo, siendo párroco don Miguel Galeano, se trasladan de fecha las fiestas en honor a la Virgen del Rosario al 15 de Agosto, festividad de la Asunción de la Virgen. Posteriormente, en los años 90, la asociación de Pensionistas de la localidad, decide recuperar dicha tradición de celebrar las fiestas en octubre, y en la actualidad se celebran tanto en agosto como en octubre.

[21] Libro Anales de la Parroquia. Folios 27-29.

[22] Ruíz Mateos, Aurora y otros. Las ermitas en la Baja Extremadura. (Siglos XV-XVI). Diputación Provincial de Badajoz. 1995. Página 175

[23]No se conserva el libro de cuentas de la Cofradía de la Virgen de los Hitos, pero los escasos datos que nos han llegado hasta nuestros días sobre sus bienes dotales, y el empleo en el siglo XVIII de sus mismos por parte del obispo de Plasencia Laso de la Vega y Córdoba, con la creación de la capellanía a favor del convento de las religiosas clarisas, instauradas en el que fue antiguo cenobio de las franciscanas, podemos concluir que estamos ante  la cofradía más rica e importante de las que existieron en la villa.

[24] Ruíz Mateos, Aurora. o.c. página 140

[25]Libro Anales de la Parroquia. Páginas 13 y 14.

[26] Libro Anales de la Parroquia. Folio 34. Inventario de bienes. Número 2. Ermita de Nuestra Señora de los Hitos.

[27] Andrés Ordax, Salvador y otros. Inventario Artístico de Cáceres y su provincia. Tomo II. Partidos Judiciales de Garrovillas, Montánchez y Trujillo. Ministerio de Cultura. Año 1989.

[28] Libro Anales de la Parroquia. Folio 14 y 15.

[29] Luis de Toro. Descripción de la ciudad y obispado de Plasencia. Madrid 1967.

[30] Archivo Catedral de Plasencia. Legajo 282, exp 12. Testamento del Señor don Gutierre de Vargas Carvajal. Obispo de Plasencia, otorgado en Jaraicejo el día 22 de abril de 1559, codicilo día 26 del mismo mes y año. La copia que se encuentra en el archivo de la catedral de Plasencia es la copia que en su día hiciera Benavides Checa.

[31] Tena Fernández, Juan. Trujillo, Histórico y Monumental. p. 386. Trujillo, 1988.

[32] Libro Anales de la Parroquia. Folio 16. También en esa misma página del Libro Anales de la Parroquia, se hace referencia a otros edificios notables en la villa como son el Hospital de san Lázaro y el Pósito de trigo.

[33]  Libro de Anales de la Parroquia. Folio 17. De ambas cofradías, tanto la del Santísimo Sacramento como de la Caridad, en el Libro de Becerro se encuentra un detallado inventario de bienes de la misma, que merece sin duda alguna un estudio aparte de esta comunicación.

[34] Libro Anales de la Parroquia. Folio 18. Entre los bienes que adquirió la cofradía de la Vera Cruz destacan diecinueve escrituras de Censos Corrientes en el término municipal. Entre las imágenes que poseía la cofradía,  en caso de conservarse alguna de ellas, podría ser la talla barroca del Stmo. Cristo de la Expiración, en la capilla de su nombre en el lado del Evangelio, ya que es la única talla de Jesús Crucificado que se conserva en la parroquia.

[35] Libro Anales de la Parroquia. Folio 19.

[36] Este dato es de suma importancia para la parroquia, ya que pone de manifiesto la existencia en el año 1733 de la imagen de la Virgen del Carmen en la Parroquia, ya que ha sido una talla que siempre ha creado controversia y opiniones dispares, ya que algunos historiadores se refieren a ella como Virgen de los Desamparados por sus facciones.

[37] Libro Anales de la Parroquia. Páginas 20-23. Además de las que recoge el sacerdote don Luis González Nuevo en su Libro Anales, dice que mandan además otras treinta y cinco memorias piadosas de menor importancia establecidas durante todo el siglo XVIII, pero que por no tener especial interés, dejan de anotarse en el presente índice.

 

[38] Libro Anales de la Parroquia. Folios 7 y 8.

[39] Libro Anales de la Parroquia. Folio 49.

[40] Libro Anales de la Parroquia. Folio 51.

[41] Libro Anales de la Parroquia. Página 52.

[42] Libro Anales de la Parroquia. Página 54.

[43] Libro Anales de la Parroquia. Página 58.

[44] Libro Anales de la Parroquia. Página 61.

[45] Libro Anales de la Parroquia. Página 62.

[46] Libro Anales de la Parroquia. Página 63.

 

[47] Libro Anales de la Parroquia. Página 64.

[48] Libro Anales de la Parroquia. Página 65.

[49] Libro Anales de la Parroquia. Página 57.

[50] Libro Anales de la Parroquia. Página 76.

[51] Libro Anales de la Parroquia. Página 79

[52] Libro Anales de la Parroquia. Página 80

[53] Libro Anales de la Parroquia. Página 76.

[54] Libro Anales de la Parroquia. Página 59.

[55] Libro Anales de la Parroquia. Página 45.

[56]  Libro Anales de la Parroquia. Página 66. La piadosa señora doña Ángela Tovar vecina de Torrecillas, hizo donación a la Parroquia de una nueva custodia de bronce dorado artística, una casulla y accesorios de color blanco y una capa pluvial blanca de que se hallaba muy necesitada la Iglesia. El generoso cargo de tan virtuosa Dama, bien merece ser estampado para perpetuo recuerdo y gratitud cumplida.

[57] Inventario artístico de Cáceres y su provincia. Tomo II. Junta de Extremadura. Página 261.

[58]  Libro Anales de la Parroquia. Página 62. se ha hecho la adquisición de un nuevo copón de plata Meneses para el Sagrario que había gran necesidad, una sobrepelliz y dos cíngulos de hilo.

Abr 072014
 
José Luis Barrio Moya.                                                   

El día 6 de junio de 1744 y ante el escribano madrileño José de Gaviria, don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato, secretario del rey Felipe V y natural de la ciudad de Badajoz, declaraba su intención de contraer matrimonio con su sobrina doña María Teresa  Álvarez de Toledo asimismo natural de la mencionada  capital extremeña.

            Los enlaces matrimoniales entre miembros, más o menos cercanos de la misma familia , fue práctica generalmente admitida  en España durante muchos años , y esta costumbre, tan poco saludable, afectó a todas las clases sociales, dando ejemplo la propia monarquía de la Casa de Austria, que gobernó España y su imperio durante los siglos XVI y XVII, y que a causa de los  continuos enlaces consanguíneos, casi incestuosos, acabó extinguiéndose con la patética figura  de Carlos II.

            Carlos V casó con su prima Isabel de Portugal, mientras que su hijo, Felipe II, contrajo cuatro matrimonios, El primero con su prima  de doble vínculo Maria Manuela de Portugal, el segundo con la inglesa María Tudor, prima de su padre. La francesa Isabel de Valois, muerta prematuramente, logró romper la tradición de las uniones familiares, pero viudo de aquella princesa el rey prudente volvió a casarse su sobrina Ana de Austria.[1]  De este último matrimonio nació Felipe III, quien en 1599, esposó a su prima Margarita de Austria. Por su parte Felipe IV, viudo de la francesa Isabel de  Borbón, no tuvo empacho en casarse con su sobrina, casi púber, Mariana de Austria, de quien nació  el último vástago de los Austrias españoles, el fantasmal Carlos II, quien víctima inocente de aquellas bárbaras practicas matrimoniales  no logró descendencia de sus dos sucesivas esposas, la francesa María Luisa de Orleáns, sobrina de Luis XIV y la alemana  Mariana de Neoburgo. La muerte sin hijos de Carlos II acaecida el 1 noviembre de 1700 hizo que el enorme imperio español pasase, por herencia, a la casa de Borbón en la figura de Felipe V, nieto de Luis XIV y de la infanta española  María Teresa de  Austria., tras superar con éxito la larga guerra de Sucesión.

            Tampoco la nobleza de la época se vio libre de aquella equivocada política matrimonial, pues para aumentar señoríos, mayorazgos y rentas, las uniones entre parientes cercanos fueron constantes durante los siglos XVI y XVII.

            Con la llegada de las luces de la Ilustración en el siglo XVIII se alzaron voces contra algunas practicas matrimoniales que se mantenían secularmente. Los ilustrados no sólo criticaron los matrimonios consanguíneos sino también la imposición familiar a las jóvenes para que contrajeran matrimonio con los hombres elegidos por padres y tutores. Abanderado de aquella causa fue  Leandro Fernández de Moratín, quien en su célebre comedia El sí de las niñas, estrenada en el madrileño teatro de la Cruz a fines de enero de 1806, planteaba de manera explícita la problemática de la libre elección de esposo por parte de las mujeres, liberándolas de las injerencias familiares, casi siempre movidas por intereses económicos y de prestigio social. El argumento de la obra es sencillo y está expuesto con claridad. La insufrible doña Irene, viuda pobre y con ínfulas de hidalguía, quiera casas a su hija doña Francisca, joven de diez y seis años, con un viejo y rico solterón, don Diego,  que rondaba los sesenta años. Sin embargo doña Francisca está enamorada de don Carlos, sobrino de don Diego, pero por obediencia su madre acepta el matrimonio impuesto. Al final todo se resuelve satisfactoriamente para los jóvenes amantes y doña Francisca pueda casarse con don Carlos gracias a la renuncia de un juicioso  don Diego.[2]

            Moratín critica en esta su famosa comedia la nula educación femenina de la época a la vez que proclama los derechos del individuo para tomar sus propias decisiones, libres de cualquier tipo de  presión por parte de la sociedad.

Pero los  esfuerzos de Moratín  y de otros ilustrados como Cabarrús, poco eco encontraron en la atomizada sociedad del momento y ello queda demostrado con la publicación, en 1777, del Discurso en que se manifiesta la necesidad y utilidad del consentimiento paterno para el matrimonio de los hijos y otros deudos, conforme a lo dispuesto en la Real Pragmática de 23 de marzo de 1776, cuyo autor Joaquín Amorós dejaba clara su posición  al respecto.   

            Ejemplo palpable de que en la España ilustrada todavía se daban matrimonios consanguíneos y entre personas de diferentes edades lo encontramos en el que contrajeron dos hidalgos extremeños, don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo  Lobato y su sobrina doña María Teresa Álvarez de Toledo, y al que seguramente no fue ajeno la injerencia familiar.

            Don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato había nacido en la ciudad de Badajoz, siendo hijo de don Pedro de Toledo y doña María Sánchez Lobato, asimismo naturales de la propia capital extremeña, y en el momento de su segunda  unión se encontraba viudo de doña Manuela Ruiz de Contreras, la cual le había nombrado heredero de todos sus bienes.

            Por su parte doña María Teresa  Álvarez de Toledo, de estado soltera, residente en esta Corte y villa de Madrid y natural de la ciudad de Badajoz, era hija de don Pedro Álvarez de Toledo, hermano de su futuro esposo, residente en la ciudad andaluza de Úbeda donde ocupaba el  cargo de administrador de terzias Reales y thesorero de los caudales de rentas provinciales de ella y su thesoreria, y doña Isabel Zamorano.

            El ya citado día 6 de junio de 1744 la joven extremeña confesaba como estaba proxima a contraer matrimonio con Don Manuel Bernardo Alvarez de Toledo Lobato, mi tio carnal, secretario del rey nuestro señor, no olvidando subrayar que por ser una unión entre parientes tan cercanos  habían obtenido la dispensa de nuestro mui santissimo padre para desposarnos por palabras de presente que hagan y celebren berdadero  y lexitimo matrimonio.[3] 

            Con ocasión de este su segundo enlace, don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato declaraba tener y hallarse con algun caudal en especie de dinero, efectos en su favor, creditos, aziones, casas, omenage de ella y otros bienes suios propios y como tales haverlos de traer a el zitado matrimonio para aiuda a mantener las cargas de el.[4]  

            El caballero extremeño fue persona de situación económica más que desahogada y así registra, minuciosamente, todas sus pertenencias, entre las que se contaban vales, créditos, acciones, casas, muebles, pinturas, joyas, objetos de plata, ropas y vestidos, utensilios de cocina y dinero en efectivo. Todo ello alcanzó un valor de tasación de 1.171.661 reales y 21 maravedis de vellón Los bienes tasados fueron los siguientes:

primeramente se pone por inventario y capital una escriptura de obligazion otorgada a favor del sobre dicho Don Manuel Bernardo Alvarez de Toledo en esta Corte, en treinta de abril de mill setezientos quarenta y unopor Don Fernando Arus, vecino de dicha ciudad de Badajoz por ante Luis Ximenez escribano de Su Magestad de 18000 rs.

– otra obligazion otorgada en su favor en esta dicha villa a veinte y seis del dicho mes de abril de mill setezientos quarenta y dos por Don Juan Joseph de Fustiz por si y como apoderado de Don Alonso Garzia vezino de la ciudad de Cadiz por ante Ygnacio de Avalos, escribano de Su Magestad de treze mill y duzientos pesos de a ciento y veinte y ocho quartos cada uno y por quenta de ello pereze haverse pagado los dos primeros plazos que cumplieron en primero de abril deste año y por ellos un mill y seiscientos pesos con que se restan onze mill seiszientos que balen 174.682 rs. y 12 mrs.

– otra de un censo otorgada en dicha ciudad de Badajoz en veinte y cinco de dicho mes de abril de mill setezientos quarenta y tres en su favor por Alonso Rodriguez y Din Agustin de Santiago y Doña Theresa Rodriguez, su muger, vecinos de la misma ciudad, de quatro mill trescientos y diez y seis reales de vellon de principal con reditos de tres por ziento por ante Joseph de Solis Ardila, escribano en ella, 4316 rs.

– otra de un censo otorgada en esta dicha villa en veinte y ocho de marzo de mill setezientos quarenta y tres en su favor por el muy reverendo padre Pedro Ygnacio de Altamirano, de la Compañia de Jesus, su procurador general de las Provincias deYndias, de trescientos sesenta y seis mill seiszientos y sesenta y siete reales de vellon de principal con reditos de tres por ciento por ante el presente escribano de Su Magestad, de consentimiento y para poner en los rexistros de Alonso Antonio Prieto, quien lo fue del numero de esta villa, 366.667 rs.

VALES.-

mas se pone por ynventario cinco mill y quatrozientos reales de vellon que en virtud de vale hecho por Don Diego Rodriguez, oficial de la Contaduria general de la renta del tabaco en esta Corte en veinte y dos de julio de mill setezientos quarenta y dos consta estar deviendo mas de dos mill treszientos ochenta y cinco reales y dos maravedis de vellon, que en birtud de su vale esta deviendo Don Gaspar de Amaia, residente en esta Corte  y abad de Santillana, de veinte y quatro de agosto pasado de mill setezientos quarenta y tres, 2385 rs. y 2 mrs,

– mas deve Doña Cecilia de Amaia hermana del suso dicho  por su papel de tres de junio de mill setezientos quarenta y tres, 300 rs.

– mas Don Alonso Moreno residente en esta Corte, abogado de los Reales Consejos, por su vale de seis de octubre de mill setezientos treinta y nueve deve, 2200 rs.

– mas Don Lorenzo Mondragon , oficial del despacho de la Administracion general por su vale de cuatro de abril de mill setezientos quarenta y dos deve, 3000  rs.

– mas Don Diego Joseph de Artiaga y Bazan residente en la ciudad de Cadiz y con empleo en las rentas de Aduanas y tavaco deve por su vale de veinte y siete de abril de mill setezientos quarenta y dos, 360 rs.

– mas Don Alvaro Messia  vezino de Boadilla, por su vale de tres de agosto de mill setezientos quarenta y uno deve , 225 rs.

– Don Joseph Olaiz y Zavala, oficial de la Contaduria deJuros, por  sus tres vales de diez y siete de abril y veinte y ocho de junio de mill setezientos quarenta y dos y dos de mayo de mill seterzientos quarente y tres, debe cinco mill ochocientos y cinquenta reales de vellon y en prenda dejo difentes alaxas de plata que paran en poder del expresado don Manuel  Alvarez, 5850 rs.

– Don Carlos Antonio de Orellana, presvitero por su vale de veinte y ocho de octubre de mill setezientos quarenta y dos deve , 628 rs.

– Don Nicolas  de Ojea, oficial de la secretaria del Consejo  de Hazienda, por su vale de seis de junio de mill setezientos quarenta y uno deve, 297 rs.

– Manuela Fernandez, criada que fue de dicho  señor Don Manuel, natural del lugar de Parla, deve ciento y cinqueta reales de vellon que en veinte y seis de julio de mill setezientos quarenta y dos entrego a Andrea, madre de Doña Manuela, quien ofrezio pagarlos para septiembre de dicho año y que heran para su hermano el sachritan, 150 rs.

– Doña Ygnacia Theresa Thorrubia, muger del capitan de Infantería don Pedro Peña, residente ene esta Corte, quatro mill treszientos ochenta y siete reales de vellon, que en veinte de diciembre de mill setezientos quarenta y tres le dio por un año y para la seguridad entrego diferentes alaxas de plata y una cruz y pendientes de diamantes en oro, de que en dicho dia le dio el correspondiente resguardo, 4387 rs.

– Don Francisco Moreno, difunto, ochocientos y cinquenta y quatro reales de vellon y a su seguridad entrego una bandeja grande de plata cobn dos asas, 854 rs.

– Doña Rita de Leon, ynquilina de la casa de la calle de la Comadre, por su bale de treze de noviembre de mill setezientos aquarenta y uno, deve  60 rs.

– Don Luis de Zara, ynjiniero  residente en la ciudad de Cadiz, destinado para pasar a Cartagena de Yndias, por su bale de seis de marzo mill setezientos quarenta y tres, debe, 306 rs.

– Don Henrique Caicedo, theniente del reximiento de Zamora, residente en dicha ciudad, por su bale de veinte y seis de marzo  de este año que se remitio a Don Joseph de Yturrigaray para su cobranza, 240 rs.

– Don Miguel Muquiz oficial de la secretaria del despacho de Hacienda, por su bale de uno de abril de este año, 7529 rs. y 14 mrs.

– Don Francisco Barquimero por su bale de diez de mayo proximo pasado deste presente año, 9000 rs

– y un bale hecho y firmado por Don Juan Hernadez Lovato, vezino de esta villa, su fecha en ella de veinte de mayo pasado deste año a favor de dicho señor Don Manuel Bernardo Álbarez de Toledo de duzientos y cinquenta y tres mill reales de vellon, quien los havia puesto en su poder para la ymposizon de la misma cantidad, de un censo de que se esta tratando sobre el oficio de correrias de la ciudad de Alicante, 253000 rs.  

CRÉDITOS.-

– por ynstruzion dada por dicho señor Manuel Bernardo Albarez de Toledo resulta que el excelentisimo señor conde de Fuenclara en treze de abril de mill setezientos quarenta y dos otorgo escriptura en esta Corte por ante Ygnacio de Avalos, escribano de Su Magestad, de seis mill pesos que tomo a riesgo sobre su vida, a pagar con sus premios correspondientes en la ciudad de Veracruz a favor de Don Francisco Soto Posadas, y por otra otorgada por este en quince del propio mes y año ante el mismo escribano, declaro que los enunziados  seis mil pesos y sus premios  pertenezian al señor Don frey Francisco Liaño, jefe de esquadra de las Armadas de Su Magestad, y por otra otorgada por el sus dicho a catorze de junio del referido año declaro tambien que de dichos seis mil pesos pertenzian los dos y sus correspondientes premios a el expresado señor Don Manuel Bernardo, cuio principal y premios existen en la expresada ciudad de Veracruz y deven benir a poder de Don Joseph Duque, vezino de Cadiz en estos reinos y en dicho principal y premios corresponden a el nominado señor Don Manuel Bernardo Albarez de Toledo tres mill y ochocientos pesos fuertes que balen setenta y seis mill reales de vellon que devera perzivir luego que lleguen a poder del expresado Joseph del Duque, 76000 rs.

– por carta que exivio el referido Don Manuel escripta a el suso dicho por Don Martin de Arostegui, presidente de la direccion de la Real Compañia de La Habana en veinte y quatro de agosto de mill setezientos quarenta y tres consta haver percivido quatro mill setezientos y nobenta pesos fuertes y cinco reales de plata pertenecientes a dicho señor Don Manuel Albarez de Toledo que de quenta de este rezivio de Don Manuel Consuela vezino de la ciudad de Veracruz, cuia cantidad el nominado Arostegui havia puesto en las cajas de dicha Real Comppañia ynteresando al referido señor Don Manuel Benito Albarez de Toledo en ella por doze acziones  que le corresponden de a quinientos pesos de ciento y veinte y ocho qiartos cada una, que dicha cantidad importa noventa y cinco mill ochozientos  y diez reales de vellon que pertenezen  a dicho señor por las razones arriva explicadas, 95810  rs. [5] 

– asimismo se deven tener presente y por mas aumento de la dote de este capital los yntereses que asta oy correspondan  en las explicadas doze acziones al menzionadop señor.

AGENCIA  DE LA HABANA.-

asimismo expreso el suso dicho se apoderado en esta Corte de la Real Compañia de La Habana y por su ajencia le tienen consignados  dos mill pesos fuertes en cada un año y solo le deven el medio que cumplira a fin de este presente de la fecha y por el 20000 reales de vellon

GRATIFICACIÓN  DE LA COMPAÑÍA DE LA HABANA.-

asimismo expreso dicho Don  Manuel que en abril deste presente año ha conseguido  a nombre de la referida Real Compañia el nuevo asiento de tabacos por treinta años y por el trabajo extraordinario que en ello ha tenido se le a ofrezido la correspondiente gratificazion, la que se devera tener presente por mas aumento deste capital..

– mas cinco mill y quinientos reales de vellon que se le estan deviendo de los reditos de medio año del censo  de treszientos  sesenta y seis mill seiscientos y sesenta y siete de principal, 5500 rs.

– Don Fernando de la Bastida canonigo de la Santa Yglesia de la ciudad de Badajoz, por su vale de veinte y quatro de henero de este año le debe, 1708 rs.

            Pero además de todo lo anteriormente reseñado, don Manuel Bernardo  Álvarez de Toledo Lobato llevó a su matrimonio  los siguientes  bienes.

CASAS.-

mas se debe tener presente para mas aumento deste capital tres casas den esta villa, en la calle que llaman de la Encomienda, las unas que hazen esquina a la de la Comadre y sirven de taverna y las otras dos enfrente. Aunque estas casas se incluyen en la carta de dote del caballero extremeño no llegaron a tasarse.

PINTURA.-

Don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato poseyó en su residencia madrileña seis pinturas, dos de ellas de temática religiosa y las cuatro restantes floreros. Por lo que respecta a los posibles autores de los cuadro, el anónimo tasador menciona al cordobés Antonio Acisclo Palomino, a quien atribuye una Inmaculada Concepción, y que valora en la elevada cantidad  de 1500 reales de vellón.

primeramente una pintura de Nuestra Señora de la Conzepzion, de dos baras de alto y lo correspondiente de ancho, orixinal de Palomino, con su marco dorado, 1500 rs.

– otra de San Joachin y Santa Ana del tamaño de la antecedente, con su marco negro y perfil dorado, 400 rs.

– quatro floreros iguales, de bara y media en quadro, marcos negros y perfil dorado, con tarjetas, 500 rs.

            Antonio Acisclo Palomino y Velasco nació en la localidad cordobesa de Bujalance en 1655. Muy joven se trasladó a Córdoba donde fue alumno de Juan de Valdés Leal y Juan de Alfaro, destacados maestros  de la época. En 1678 Palomino se ordenó de subdiácono, pasando a residir en Madrid, donde con el paso de los años consiguió fama  y fortuna. En la Corte de Carlos II Palomino entabló amistad con los más destacados artistas de la Corte, como Claudio Coello, Carreño de Miranda y la escultora sevillana Luisa Roldán. Por mediación de Claudio Coello, Carlos II encargó,  a Palomino, en 1686, la decoración de la galería del cierzo en el desaparecido alcázar de Madrid , comenzando de esta manera el ascenso  del artista cordobés en palacio, ya que en 1688 fue nombrado pintor de cámara, título en principio honorífico, sin gajes, aunque llevaba aparejada diversas prebendas, entre ellas el acceso a las soberbias colecciones reales, que permitió al pintor cordobés conocer de primera mano el estilo de los grandes maestros, como Rubens, Ticiano y Velázquez. En 1692 llegó a Madrid, precedido de una gran fama , el napolitano Luca Giordano, llamado por Carlos II para decorar algunas partes del monasterio de El Escorial, y este acontecimiento marcará nuevas influencias en el estilo de Palomino. En 1697 Palomino pasó a Valencia para trabajar en las decoraciones de la basílica de los Desamparados e iglesia de los santos Juanes. Entre 1705 y 1715 Palomino  trabajó incansablemente como fresquista, y buena prueba de ello fueron sus obras para el convento de san Esteban de Salamanca, la cartuja de Granada, el monasterio del Paular. Realizó asimismo numerosas obras de caballete, entre ellas el grandioso retablo de la catedral de Córdoba  así como numerosas pinturas religiosas, retratos y alguna que otra alegoría

            Antonio Palomino fue un artista extraordinariamente fecundo, y su obra conservada  es abundante. Pero con ser importante su labor pictórica, su importancia es aún mayor como tratadista, que queda reflejada en su célebre libro Museo pictórico y Escala óptica, publica en 1715, y al que añadió, en 1724, toda una serie de biografías de artistas españoles y extranjeros, que tituló Parnaso español pintoresco laureado, que la ha valido a su autor el calificativo de Vasari español .

            Palomino contrajo matrimonio, en 1688, con doña Catalina Bárbara  Pérez de Sierra, hija del pintor de flores Francisco Pérez de Sierra, la cual falleció en 1725, por lo que su viudo se ordenó sacerdote en el mismo año, falleciendo en Madrid  el día 12 de agosto  de 1726.[6]

            Don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato llevó a su segundo matrimonio toda una serie de muebles, entre los que se incluían camas, escaparates, cofres, mesas, taburetes, cornucopias, espejos, etc. Aficionado a la música registró asimismo un clavicordio grande con todo lo a el perteneciente, tasado en  600 reales de vellón.

MUEBLES.-

una cama de palo santo de Portugal, torneada, con sus bronzes y barillas correspondientes para la colgadura, 360 rs.- tres de pino de seis tablas, las dos nuebas y la otra dada de varniz, 410 rs.- dos escaparates de cipres y ebano embutidos de marfil con sus correspondientes corredorcillos, mesas y bidrios christales, 720 rs.- tres cofres de bara y media de largo cubiertos de vaqueta encarnada con clavazon dorada, con sus banquillos, zerradura y llaves, bien tratados, 495 rs.- una arquita tocador de caoba con perfiles de box, con zinco navetas guarnezidas de concha, ebano, marfil, zedro y palo santo, con su espejo en el medio, 300 rs.- una mesita de palo santo guarnezida de concha, box y perfiles de marfil con sus travesaños de yerro, 80 rs.- una urna pequeña de pino con sus molduras y un christal delante, de mas de una terzia y dentro un Exze omo con su pena jaspeada y dorada con un arco de flores, 100 rs.- doze taburetes de nogal torneados cubiertos de gamuzas encarnadas, nuebos, 432 rs. – otros doze de lo mismo usados, 300 rs.- un armario de pino con dos puertas y dos celosías, con sus corredores y llaves, nuebo, 110 rs.- un clavicordio grande de pino con todo lo a el perteneciente dado de color azul y perfiles encarnados, 600 rs.- un fregadero de pino nuebo con sus artesones, 20 rs.- quatro papeleras de pino bien tratadas, las tres dadas de color enacrnado y la otra de varniz blanco con sus cantoneras de yerro, 380 rs.- quatro mesas de pino, bien tratadas, las dos iguales, de dos baras  y media, la otra redonda  y la otra de mas de vara, 150 rs.- dos espejos nuebos con sus lunas, de vara de alto, venecianas, con sus marcos y copetes dorados de moda que llaman a la prusiana, 795 rs.- otros dos de media bara, con sus lunas correspondientes y marcos dorados, nuebos, 120 rs.- siete zenefas sobrepuestas dadas de color encarnado con perfil dorado, 420 rs.- seis cornucopias nuebas, doradas, 336 rs.- una araña nueba de ocho  luzes, dorada. 150 rs.- dos pares de puertas vidrieras que estan puestas en los balcones y otros postigos, 388 rs.- tres cofres iguales, de bara y tercia cubiertos de vadana encernada, los dos nuebos, 225 rs.- una arca de yerro de poco mas de vara de largo hecha en Ynglaterra, nuerba, pintada de colores con diferentes goznes, 720 rs.

            Bajo el epígrafe de diamantes, plata y aljofar, don Manuel Bernardo Álvarez de  Toledo Lobato registró los objetos de plata y joyas que aportaba a su segundo matrimonio con su sobrina. Entre los primeros se contaban bandejas, saleros y pimenteros, cucharas, tenedores, cabos de cuchillos, cocos guarnecidos  con lámina de plata, platos, azafates, salvillas, vasos, palancanas, etc.

            Las joyas estaban representadas por manillas de aljófar, arracadas de oro y diamantes, brazaletes de tumbaga con rubíes y esmeraldas, piochas de plata, etc. Pieza destacada fue un relox de plata de faltriquera de Windismill, lexitimo, valorado en 750 reales de vellón.

DIAMANTES, PLATA Y ALJÓFAR.-

– primeramente una bandeja  de plata cincelada con quatro canastillos.- otra redonda tambien zinzelada con sus gallones cincelados.- otras dos antiguas con pies tornillados, todas en 1548 rs.- un salero pimentero de moda con sus quatro garras y una pila de plata, 297 rs.- diez y ocho cucharas y diez y ocho tenedores de plata, hechura de modo, 1560 rs.- siete cabos de cuchillos de plata, de moda, 396 rs.- dos cocos de Yndias guarnecidos de chapa de plata, 60 rs.- dos guarniziones de espadin de plata , la una sobre dorada y la otra en blanco, 510 rs.- un relox de plata de faltriquera, de Windimill lexitimo, 750 rs.- dos bueltas de manillas de aljofar, genero de cadenilla , con ochozientos  y noventa y cinco granos, 5400 rs.- otras dos bueltas de manillas de aljofar de cadenilla con mill y sesenta y seis granos, 2895 rs.- un collar de perlas con cinquenta y cinco granos y entre ellos algunos acañonados, 1395 rs.- una cruz y arracadas de oro guarnezidas de diamantes  de diferentes tamaños. 2520 rs.- un brazalete de tumbaga con dos rubies y tres esmeraldas  sobrepuestas en oro, 360 rs.- un relox de oro de faltriquera, de Arson, gravadas tres figuras en el medio, un ombre, muger y niño, 1800 rs.- una joya de oro guarnecida  con sesenta y dos diamantes de varios tamaños rosas y delgados y en el medio una pintura de Nuestra Señora de la Porteria, 2784 rs.- una piocha de plata con tres almendras perillitas, el reberso encasquillado, liso y dorado con su puertecilla y abuja, guarnerzida con diez  ocho diamantes, seis rubies, un zafiro y dos esmeraldas, engastado en oro, 832 rs.- doze platos de plata, 4135 rs.- un azafate de plata zinzelado, 642 rs.- otra salbilla y dos juegos de vasos redondos, de encaje, 1255 rs.- una bandeja de plata, 600 rs.- una palangana de lo mismo, nueba, 800 rs.- un bernegal de lo mismo con dos asas y en el medio una piedra bezal, 320 rs.

            Tampoco faltaban entre los bienes que el caballero extremeño llevaba a su segundo matrimonio numerosas ropas de casa, tales como colchones, colchas, manteles, sábanas, servilleta, almohadas, mantas, etc así como otras de uso personal ; gorros, medias, calzoncillos, almillas, camisas, etc. Mayor importancia tuvieron los vestidos de color, lana y seda, algunas de aquellas piezas tasadas en altos precios.

primeramente se pone por mas capital una colgadura de cama de raso azul, bordado de China, forrada en tafetan doble color carmesi, guarnezida toda con fleco y rapazejo salomonico de campanillas con su telliza de lo mismo, nueba, 3000 rs.- un dosel de damasco carmesi con fleco liso y rapazejo salomonico de color plata, nuebo, 83 rs.- un friso de tafetan doble carmesi de nuebe baras con sus molduras dadas de color azul, 158 rs.- un bestido a lo militar, casaca, chupa y dos pares de calzones de terciopelo negro color plomado, forrado en sarga, 760 rs.- otro de terciopelo color plomado forrado en seda, 600 rs.- otro de castor muebo con dos pares de calzones, 700 rs.- otro de griseta de seda, nuevo, con dos pares de calzones y chupa de tisu de oro capuchina con medias correspondientes, 2039 rs.- otro de griseta labrada obscura con chupa de tisu de plata, nueba, con medias correspondientes, 800 rs.- otro de griseta del mismo color del antecedente con dos pares de medias y calzon, 350 rs.- otro de paño negro de olanda con dos pares de calzones y mecdias, forrado en sarga, 250 rs.- una chupa de raso blanco bordada de oro, nueba, 350 rs.- otra de persiana blanca, usada, 150 rs.- otra de raso liso color de zereza, 90 rs.- una bata de grana escarlata algo usada, 200 rs.- un copete de lo mismo, 600 rs.- otro copete de paño pardo, 100 rs.- otra bata de tafetan listado, 90 rs.- una capa de lamparilla, 30 rs,.- diez y seis cortinas  de vaieta encarnada de distintos tamaños, 400 rs.- nuebe baras de tisu de oro, 2970 rs.- una colcha grande de raso liso de China bordada, 1300 rs.- doze cubiertas de damasco carmesi para sitiales , 360 rs.- una colcha blanca para cama, 150 rs.- otra grande de yndiana con flores, 180 rs.

            Por otra parte y dentro del término espetera se registraron los siguientes utensilios de cocina :

– un brasero con su copa grande en el medio, de azofar.- tres belones de distintos tamaños.- dos almireces.- seis cazos de azofar.- seis candeleros de metal dorado y quatro del principe, con sus espaviladeras.- una tortera de cobre grande con su tapa de lo mismo.- un  perol tambien grande .- quatro chocolateros.- un caldero.- siete sartenes .- una romana de balanza.- dos cuchillos.- quatro planchas.- doze platos de peltre y otros diferentes trastos. Todo ello fue tasado en 680 reales de vellón.

            No deja de ser curiso que don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo y Lobato incluyera entre sus bienes dotales veinte y quatro arrovas de chocolate labrado, tasadas en 5400 reales de vellón, pero no hay que olvidar que durante el siglo XVIII el chocolate conoció en España un notable aumento el consumo, iniciado por la nueva dinastía Borbón, pues tanto Felipe V como Carlos III se desayunaban con aquella bebida, costumbre que poco a poco se extendió por todas las clases sociales de la época.

            Pero además de todo lo arriba reseñado el caballero extremeño incluyó en su dote 36200 reales  en dinero efectivo, 16000 en oro y el resto en plata.

            En total, y como ya dijimos, todos los bienes  que don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo llevó a su segunda unión, alcanzaron  un valor de 1.171.661 reales y 21 maravedis de vellón., lo que explica que doña María Teresa  Álvarez de  Toledo hizo, a no dudar, un mas que ventajoso matrimonio con su tío..

            Tras revisar los bienes del caballero extremeño podemos conocer que era una persona de gran aliento comercial, tratando con importantes personajes de la época, entre ellos el jesuita malagueño Pedro Ignacio de Altamira quien fue procurador general de la Compañía de Jesús en México, y que años más tarde se vería afectado por el decreto de expulsión decidido por Carlos III, teniendo que pasar a la ciudad italiana de Rímini donde falleció en 1770. Otra figura relacionada con los negocios de don  Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato fue el aragonés don Pedro de Cebrián  y Agustín, conde de Fuenclara, quien fue virrey de México entre el 3 de noviembre de 1742 y 8 de febrero de 1748.

            Don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato fue un típico representante de una incipiente burguesía comercial  que comenzaba a emerger en España tras la guerra de Sucesión y gracias a las reformas hacendísticas  llevadas a cabo por los consejeros franceses de Felipe V primero y más tarde por sus ministros ilustrados. Los censos, vales, acciones y créditos registrados  en su carta de dote así lo avalan.. Sin embargo el resto de sus bienes muebles no estaban a la altura de los producido por su actividad comercial , Sus casas madrileñas debieron ser modestas e incluso una de ellas era utilizada como taberna. Por otra parte no abundaban en ellas muebles, pinturas ni objetos de plata que podían esperarse de una persona de su fortuna, faltando incluso alfombras, tapices y, sobre todo, una biblioteca, que por sus cargos y negocios era lógico suponer su existencia..Todo ello nos lleva a pensar que la estancia en Madrid del caballero extremeño era ocasional, por lo que lo más granado de su hacienda tenía que encontrase en Badajoz.. Una minuciosa búsqueda en los archivos pacenses puede dar como resultado el inventario de los bienes que el caballero extremeño poseyó en su ciudad natal.



[1] .- VILLACORTA BAÑOS,  Antonio.- Las cuatro esposas de Felipe II, Madrid, edit, Rialp, 2011.

[2] .- FERNÁNDEZ DE MORATÍN, Leandro .- El sí de las niñas, edición de  Abraham Madroñal Durán, Madrid, Castalia, 2011.

[3] .- Para la celebración de matrimonios entre familiares cercanos era necesaria la dispensa papal, aunque a veces la negativa vaticana para ello provocaba conflictos de todo tipo

[4] .- Archivo Histórico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 18134, folº. 1208-1219. Escribano = José de Gaviria aunque el documento se  encuentra en los de Ventura Elipe

[5] .- La Real Compañía de Comercio de La Habana fue crea da por Felipe V en 1740 para canalizar los intercambios comerciales  de tabaco y azúcar entre la metrópoli y la isla caribeña.

[6] .- La bibliografía sobre Palomino es abundante, destacando  GAYA NUÑO, Juan Antonio .- Vida de Acisclo Antonio Palomino,,Córdoba. Diputación Provincial, 1956.- BARRIO MOYA, José Luis.-“Las capitulaciones matrimoniales de Antonio Palomino” en Boletín de la Real Academia de Córdoba  Ciencias, Bellas Artes y Nobles Letras, Año LVIII, 1987, nª. 112, pp. 113-118.- PÉREZ SÁNCHEZ, Alfonso.- Pintura barroca en España 1600-1750, Madrid, Cátedra, 1992, pp. 404-406,

Abr 052014
 

 Teodoro A. López López.

 Durante  el  periodo democrático  de los últimos  veinticinco años, la creación  de la  Provincia Eclesiástica en Extremadura ha sido el evento históricosocio-   religioso  más importante de nuestra Iglesia particular. Tal vez no suficientemente  ponderado  por algunos, porque lo hayan visto bajo un prisma localista.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                       

Una provincia eclesiástica  es una agrupación de diócesis que existe en ciertas iglesias cristianas. Consta de una archidiócesis metropolitana  y de un cierto número de diócesis, conocidas  como sedes sufragáneas. El arzobispo  de la metrópoli  es el metropolita de la  provincia.

 Antecedentes históricos

 En el Imperio Romano  de Oriente  aparecieron las primeras provincias  eclesiásticas  como fueron las de Antioquia de Siria, Éfeso, en la provincia de Asia Menor,  Alejandría en Egipto, Roma en Italia. Estas Iglesias madres, de aquí  en griego metropolitanas, fueron respetadas como tales por las iglesias cristianas  fundadas posteriormente.  A partir  de la mitad del siglo II el obispo  que  se enmarcaba dentro del mismo área geográfica y se reunía en concilios y sínodos, que presidía el obispo de la  capital provincial, ocupan  una cierta posición superior y recibe el nombre de metropolita. Concretamente el Concilio de Nicea (325)  reconoce  definitivamente  sus derechos sobre los otros obispos y  diócesis de la provincia.  Pero será el sínodo de Antioquia (341)  quien ordena que toda provincia civil sea una provincia eclesiástica bajo la dirección suprema del metropolitano.

 Posteriormente   en Occidente  se sigue parecido camino  a partir del siglo IV  en que aparece el primer  metropolitano en Cartago sobre todas  las diócesis del norte de África; aunque los límites  de esas provincias no coincidían  con las divisiones del Imperio. Un  similar desarrollo  se produjo en España.

 Concretamente la carta  47  de  San Cipriano, obispo  de Cartago a las Iglesias de Mérida y Astorga, primer documento escrito más antiguo que hoy conservamos, nos referencia la organización jerárquica de obispos, presbíteros y diáconos y procedimiento que se sigue  en sus elecciones  y la existencia, en esta fecha ya, de “provincia eclesiástica”, cuyos obispos han intervenido en la elección que se discute (“ Episcopi eiusdem provinciae  proximi quisque conveniant …… quod et apud vos factum esse videmus”)[1]   

 

En la concretización de las mismas se ha querido  ver una relación muy estrecha entre el origen de las demarcaciones eclesiásticas  y las divisiones civiles del Imperio; pero esto es sólo exacto en cuento que se da una repetida coincidencia entre unas y otras sin que esto obedezca a una  intención preconcebida. De hecho  en la Lusitania  “Scalabis”  fue cabeza de “conventus iuridicus” y nunca fue sede episcopal y Ebora siempre tuvo obispo  sin dicha categoría civil. La primera  disposición   en el sentido de aceptar las divisiones civiles   aparece por primera vez en el Concilio de Calcedonia, el año 451, siendo tal vez la formulación canónica de una  costumbre  que  venía  desde los tiempos del primer concilio de Nicea (325) canon 4º, reconociéndole el derecho de aprobar en su “provincia” la elección de sufragáneos y de alguna manera están agrupados, coincidiendo con las imperiales de Diocleciano. Las sedes episcopales  no llegan formalmente  a su término  hasta  finales del siglo VII[2].

 La provincia lusitana  con su metrópoli Emérita tuvo  las sedes  sufragáneas:

 Provincia de Recesvinto:

            De origen romano: Avila, Evora, Lisboa y Faro.

           De origen visigodo: Calabria, Coria, Beja y Salamanca.

           De origen suevo: Viseo, Coimbra, Idahna y Lamego.

 

De origen mozárabe: Badajoz.

 En el episcopologio emeritense, que  conservamos,  será Florencio, (antes de 347 – antes del 380),  quien asiste  el 347 a  Concilio de Sárdica.  Se le supone  el “primer metropolitano emeritense”, porque durante su pontificado se celebra  el Concilio I de Antioquía (año 341) que regula  el ejercicio de tal dignidad. Pero  el primero  en denominarse  metropolitano fue San Mausona, al firmar las actas del III Concilio de Toledo año 589. Posteriormente  Ariulfo (antes del 839-después del 862) es uno de los metropolitanos  que interviene en el concilio de Córdoba, en el año 589.

 

En una última  fase  aparece el título de “arzobispo”  aplicado al “metropolitano”. Comienza como título honorífico. Proficio, obispo emeritense, es el primer español que se  intitula “arzobispo” (año 666), para terminar  significando una función jurisdiccional. 

 

No faltaron la celebración de  concilios provinciales  en Mérida, aunque  solo nos han llegado las actas del clausurado el 6 de  noviembre de 666 en que  podemos conocer la situación  religiosa de la provincia eclesiástica y las preocupaciones pastorales de los once obispos sufragáneos participantes, ausente  solo el de Viseo.

 

La invasión sarracena, llevada a cabo por el mismo Muza ben Nosair   el 30 de junio de 713 hizo claudicar  al duque Sacarus, cuando firma la capitulación.  Después comienza la ciudad de “Bathalios” y surge la diócesis mozárabe (897), que la historiografía contemporánea  ha sabido recomponer y documentar. En lo albores de este nuevo milenio  una voz aislada ha querido  anular  este periodo con argumentos discutibles. La Bula de Gregorio IX que manda instaurar obispado en Mérida  y Badajoz, respectivamente, “porque antes lo tuvieron”, no deja de tener su fuerza probatoria.

 

Pero retomando el hilo de nuestro “excursus”,  diremos que los tres siglos de convivencia árabe, judea y cristiana  fueron tiempos de tolerancia y luchas de alternancia. El palio arzobispal  que  durante casi tres siglos estuvo vacante  pasa a Compostela  el año 1120 a petición de Diego Gelmírez  Con la reconquista definitiva el  1230 por Alfonso IX las diócesis dentro de las fronteras españolas pertenecen a la Provincia Compostelana, a saber, las diócesis de Coria, Badajoz, Plasencia y los prioratos de las Ordenes Militares de Alcántara y Santiago. Será  la reforma de Isabel II  el año 1851, cuando las sedes episcopales  de Coria y  Plasencia pasan  a formar parte de la provincia eclesiástica de Toledo y Badajoz a la de Sevilla, una vez que  la bula “Quo gravius” de Pío IX suprime  la Ordenes Militares el 1873 y manda que  cada parroquia se anexione a la diócesis más cercana y a su correspondiente provincia eclesiástica.

 Nueva creación

La creación de la nueva provincia eclesiástica de Mérida-Badajoz el 28  de julio de 1994, coincidiendo  en su mayor parte con la región de Extremadura, no se debe únicamente a unas exigencias pastorales sino que  se tuvo muy en cuenta a la implantación de las Autonomías  por la Constitución Española del Estado (1977), como  afirman en su comunicación pastoral los obispos extremeños, Mons. Antonio Montero, Ciriaco Benavente y Carlos López. En el nuevo periodo democrático se goza  ya de Parlamento, Gobierno, Tribunal Superior de Justicia y Distrito universitario propios.

 

En efecto, las necesidades pastorales ya se venían sintiendo en los años de la posguerra. Desde el año 1946 y por el Concordato de 27 de agosto de 1953  las altas autoridades eclesiásticas y civiles venían  trabajando en la creación de una nueva diócesis en Mérida. Comienza el plan de ejecución el año 1958, cuando  se  incorporan a la diócesis de Badajoz el arciprestazgo de Castuera con las parroquias de Benquerencia, Cabeza del Buey, Helechal y la Nava, Peraleda del Zaucejo y Puerto Urraca hasta ahora  de la diócesis de Córdoba, y  los pueblos de Puebla de Obando, San Vicente de Alcántara, que eran de la diócesis de Coria- Cáceres. Simultáneamente las parroquias pacenses del arciprestazgo de Montánchez  con las parroquias  de Albalá, Alcuéscar, Almoharín, Arroyo Molino de Montánchez, Casas de Don Antonio, Torre de Santa María, Valdefuentes y Valdemorales pasa a la diócesis de Coria-Cáceres[3].  El Concilio Vaticano II (1962-1965) reafirma la identidad y configuración de las diócesis y provincias eclesiásticas. “El bien de las almas  exige una delimitación conveniente, no sólo se  las diócesis, sino también de las provincias eclesiásticas….para satisfacer mejor las necesidades del apostolado, según las circunstancias  sociales y locales, y para que se hagan más fáciles  y fructíferas las comulaciones de los obispos entre sí…., e incluso con las autoridades civiles” (“Christus Dominus”, 39) (1965).

 

Volvamos  al proceso evolutivo del nuevo proyecto.  La Conferencia Episcopal  Española, única  institución competente, propone el 1979, a petición de Mons. Doroteo Fernández, obispo de Badajoz; Jesús Domínguez, de Coria – Cáceres y Antonio Vilaplana, de Plasencia, abrir el expediente correspondiente. En la Asamblea plenaria  de noviembre de 1980 fue estudiada la historia, territorialidad, demografía y  actividad pastoral del momento.  Se tuvo muy en cuenta  la implantación  por la Constitución Española de las Autonomías y dentro de ellas, la de Extremadura con su capitalidad en Mérida.

 

El Código de Derecho Canónico de 1983),  codifica el nuevo espíritu  conciliar así: “para promover una acción pastoral común en varias diócesis, según las circunstancias de personas  y de lugares, y para que se fomenten de manera más adecuada  las relaciones recíprocas entre los obispos diocesanos, las iglesias particulares han de ser agrupadas en provincias eclesiásticas delimitadas territorialmente”  (Can. 431, 1).

 

Durante la década siguiente Roma estudia  diversos expedientes españoles y acepta algunos, entre los cuales figura la Provincia Eclesiástica de Mérida- Badajoz, siendo éste  el nombre también  para la capitalidad  de  la misma, según lo establecido en estos casos. De nuevo es  refrendado por la  Asamblea Plenaria de los Obispos Españoles  en noviembre de 1992.

 Tabla 

 

  Etapas   Proyecto Determinantes   Culminación
  Años 1946-1958 Concilio Vaticano  II  1979-1994
 Motivación Necesidades pastorales Juan XXIII y Pablo VI Necesidades pastorales
 Objetivos Creación de una  diócesis  en Mérida Anuncio  del Concilio  V. II. el 25 de enero de 1959 Creación de Provincia  Eclesiástica Mèrida-Badajoz
 Contenidos Limites territoriales Celebrado desde 11 de  octubre de 1962 al 8 de diciembre de 1956. Agrupación  de diócesis
Situación social Plan BadajozNumerosas vocaciones….. Aplicado de los documentos conciliares partir del 1969… Emigración, crisis de vocaciones, secularizaciones…..
 Régimen  civil Confesional católicoProvincias Constituciones, decretos y declaraciones  Democrático aconfesional  Constitución Española 1977Regiones Autonómicas 1985
 Documentación en el  A.D.B.  Expediente… “Sub secreto pontificio” hasta  el 1995 (Caja  s/n) Conferencia Episcopal  Española  Bula “Universae Ecclesiae” (Bulario s. XX)
Publicaciones Apuntes para la historia de la Archidiócesis de Mérida-Badajoz. La diócesis de Badajoz: Historia ya conclusa. (2000). La Antigua Sede Metropolitana de Mérida.  Proceso evolutivo de una “Iglesia local” (2006) La diócesis de Badajoz: Historia ya conclusa.  (2000). La Antigua Sede Metropolitana de Mérida.  Proceso evolutivo de una “Iglesia local” (2006) Sínodo diocesano pacense el año 1992. Acta Apostolici Sedis  (1994)  y Boletín del Arzobispado de Mérida- Badajoz nº 1.

 

¿Por qué Mérida – Badajoz?

 En primer lugar,  por  el devenir histórico de los hechos. La fundación romana Emérita (s. I a. Xto) y la árabe  Badajocense (s. IX p. Xto.),  con un intervalo de diez siglos justifica un orden  cronológico incuestionable. La historiografía actual es unánime  y  el  pueblo  en general  con las  celebraciones culturales – festivas  comienza  a tomar conciencia de las efemérides badajocenses.

 

En segundo lugar, La sucesión apostólica por la imposición de manos desde el colegio apostólico a través de los tiempos hasta nuestros días es una realidad eclesiástica, que  se encarna en nuestros obispos, según consta  por las listas generacionales que  conservamos, aunque con las consabidas lagunas inevitables  por  la caducidad de los tiempos. Este deseo de  entroncamiento con  los apóstoles  ha llevado  a  errores históricos  graves, como incurrieron en el s. XVI y XVII nuestros insignes historiadores locales, Rodrigo de Dosma, Juan Solano de Figueroa…, basándose en el nuevo título  de “ Dioecesis Pacensis” (1255) para la instaurada diócesis bajoextremeña, unieron ésta a la iglesia visigoda de Beja (Portugal) – instaurada en el s. XVIII- hasta  empalmar con  los obispos del siglo I.  Una lectura de nuestra historia eclesiástica, superada ya en  la época contemporánea, no debe influir  en el interrogante que nos planteamos.     

 

Cuando desaparece alguna diócesis por los avatares históricos Roma da la titularidad de las mismas como “diocesis nullius”. Concretamente antes  de la Bula Pontificia “Universae ecclesiae” del 28  de julio de 1994 el nuncio Apostólico en lo Países Bálticos, Mons. Mullor tuvo que renunciar al título de Arzobispo de Mérida. 

 

En tercer lugar,  la nueva archidiócesis  de Mérida-Badajoz asume  la herencia histórica de la antigua Emerita Augusta, metropolitana de la provincia Lusitania, que fue la sede episcopal  de este territorio y población (s. III-IX) y la diocésis conquistada por Alfonso IX el 1230, pasando la primera  a la jurisdicción de la Orden Militar de Santiago y la segunda fue instaurada por Alejandro IV, perteneciendo ambas  a la Provincia Eclesiástica  de  Santiago de Compostela hasta la Bula “Quo gravius” de 1873, en que Mérida  pasa  a la diócesis de Badajoz, pasando a  la metrópoli hispalense desde el Concordato de 1851.

 

Las diócesis sufragáneas son Coria- Cáceres y Plasencia, una, que tras la Reconquista  se incorpora en 1142 y otra,  como ciudad fundada por el Rey Alfonso VIII en 1180 y como diócesis el 1189 por el Papa Clemente  III.  Ambas, la curiense y placentina, menores  en población y  geográficamente  peor situada, hicieron que se tomara la decisión de tomar como metrópoli Mérida-Badajoz.     

    

Movimiento “popular” 

 

Con frecuencia  se  atilda  a los Obispos extremeños la falta de sensibilidad pastoral  sobre el problema que nos ocupa. Hoy podemos  conocer toda  la  documentación pertinente desde el año 1946 hasta 1994 y que los investigadores pueden estudiar, una vez  que se levantó el 1995 el  “secreto pontificio”, propio en estos casos.

 

No faltaron precursores según  sus participantes de un movimiento formado por unos pocos clérigos al que se unieron algunos seglares. El extremeñismo no estaba muy  arraigado. Si leemos el interesante y documentado estudio de  investigación de Gonzalo Martínez Díez en  su libro Origen del nombre de Extremadura (1985), no explica tal actitud.  

 

Pero fue la carta “Una Iglesia unida en una Extremadura unida” de Juan B. Lobato, sacerdote de Plasencia en el diario “HOY”  el 29 de julio de 1976, que fue la chispa que desencadeno  el movimiento reivindicativo, eclesial y cívico. Otra del cura Leocadio Curiel “Extremadura necesita un Arzobispo/ Legitimidad histórica de su restauración en Mérida”, “HOY” 3 de agosto de 1976.  Sucedieron  otros, como “Extremadura no existe” de A. González Conejero, director de “HOY” y otros  de Antonio Bellido Almeida sobre la “Iglesia  extremeña” en  la que se invita a los extremeños de buena voluntad, que quisieran secundar estas ideas.

 

Se crea un equipo de trabajo a favor de la causa en septiembre del mismo año con las primeras conclusiones  con el título  “Pueblo de Dios en Extremadura” y se envía a todas las autoridades  eclesiásticas  y civiles.   Posteriormente vendría la publicación del  “Libro blanco de la Iglesia en Extremadura”: “Extremadura como región… no existe para la Iglesia”, se  afirmaba categóricamente.

 

El 1  de mayo de 1978 se celebró en Guadalupe el Primer  Encuentro de los  Obispos Extremeños y se  toma en cuenta la Comisón Eclesial Extremeña, quien aporta un dossier  informativo  desde diversos  aspectos  socio-religiosos.  Sus componentes creían  que  el tema  dormía el sueño de los justos.   

 

No obstante,  la gestión del nuevo proyecto – ya  expusimos que el primero de creación de una nueva diócesis en Mérida se aparcó por la celebración Concilio Vaticano II- se abre  en la Conferencias Episcopal Española  el 1979 a petición de los Obispos extremeños y estudiado en la Asamblea plenaria en noviembre del 1980. La propuesta de la creación de una nueva Provincia Eclesiástica fue refrendada por los obispos españoles  en noviembre  de 1992.  

 

Bula de JUAN PABLO OBISPO, SIERVO DE LOS SIERVOS DE DIOS

Para memoria perpetua del Hecho

               Teniendo sobre Nos la responsabilidad de los asuntos y de las preocupaciones de la Iglesia universal, procuramos cuidar con toda solicitud de que las instituciones católicas proponen a los fieles las ayudas oportunas y se acomoden adecuadamente a sus necesidades.

Por lo que ahora dirigimos nuestro pensamiento hacia la región de España. Concretamente 0hacia el territorio autonómico civil que lleva el nombre de «Extremadura», cuyos Prelados han solicitado que se erija allí una nueva Provincia Eclesiástica.

En razón de lo cual, con el acuerdo de la Conferencia Episcopal Española, así como también con el parecer favorable del Venerable Hermano Mario Tagliaferri, Arzobispo titular de Formina, Nuncio Apostólico en España, a propuesta de la Congregación para los Obispos, en virtud de nuestra Potestad apostólica nos  determinamos cuanto sigue.

Erigimos la Provincia Eclesiástica que se  llamará de Mérida-Badajoz y segregamos de la Iglesia Metropolitana de Sevilla a la Sede Episcopal de Badajoz, cuyo nombre, por este mismo acto, se cambia por el de Mérida-Badajoz, y la elevamos al rango de Iglesia metropolitana.

La nueva Sede arzobispal asume la rica herencia y las tradiciones eximias tanto de la histórica Iglesia Metropolitana de Mérida, cuanto de la antigua diócesis de Badajoz. La Provincia Eclesiástica de Mérida-Badajoz, de nueva erección, esta formada por la Iglesia de este mismo nombre y por las diócesis sufraga-neas de Coria-Cáceres y de Plasencia, que hasta hoy han pertenecido a las Provincias eclesiásticas de Sevilla y de Toledo.

Al hasta ahora Obispo de Badajoz, el Venerable hermano Antonio Montero Moreno, le promovemos al grado y dignidad de Arzobispo metropolitano de la nueva Provincia Eclesiástica, otorgándole los derechos y obligaciones que corresponden a esta condición según las normas del Derecho.

El Arzobispo metropolita podrá residir tanto en Badajoz como en Mérida y establecer las oficinas archidiocesanas en uno y otro lugar.

Elevamos al rango de Concatedral el templo parroquial de Santa Maria la Mayor, sito en la ciudad de Merida, dedicado a Dios en honor de la Asunción de la Bienaventurada Virgen Maria, con todos los dere­chos y privilegios que corresponden a tales edificios sagrados. Podrá también erigirse allí -si se estima oportuno- un Cabildo de Canónigos, conforme a lo prescrito por el Derecho.

Para llevar a cumplimiento todo lo antedicho delegamos al Venerable Hermano Mario Tagliaferri, anteriormente nombrado, con las oportunas facultades de subdelegar en cualquier otro constituido en dignidad eclesiástica.

Realizada la ejecución de lo antedicho, redáctense los documentos oportunos, de los que se enviaran con la mayor diligencia ejemplares auténticos a la Congregación de los Obispos, sin que obste nada en contrario.

Dado en Roma, junto a San Pedro, el día 28 del mes de julio de 1994, año XVI de nuestro Pontificado.

+ Angelus Card. Sodano Secretario de Estado

+ Bernardin Card. Gantin, Prefecto de la Congregación de Obispos[4]

 Nos encontramos ante un documento o diploma que  necesariamente  hemos de estudiarlo, ya que su Paleografía se trata de una escritura con ciertos rasgos que intenta imitar la escritura gótica, pero sólo imitar. Algunas consonantes tienen los astiles alargados, pero no todas las consonantes (d,p,n,l,g,h,f). Toda la letra es muy uniforme y se mantiene dentro de la caja. Al ser documentación oficial de la santa Sede, la bula está escrita en latín ya que es la lengua oficial de la Iglesia Católica.

 

Según  la  Diplomática archivística este documento- instrumento  es un testimonio escrito destinado a dar fe de un hecho y además a ser fuerza jurídica en aquello de ser  legalmente valido para ser prueba  jurídica. En sentido diplomático estricto  en el mismo concurren determinadas y especiales formalidades, dándole fuerza  de prueba, que tienen a un tiempo  carácter histórico y jurídico.

 

Según la Archivística eclesiástica nos encontramos por sus caracteres externos con una Bula y por su contenido con una ejecución.

 

Génesis  del documento

 Es decir, filiación o procedencia, nacimiento y desarrollo.

 Actúan tres personas:

 Primera, el autor, o sea aquella persona que ya directamente, ya a través de otra que actúa por su mandato  o en su nombre hace el documento: El Papa Juan Pablo II es el autor en todo su conjunto, precisamente, porque pone o realiza la acción jurídica que en este se contiene. La acción pontificia es un acto administrativo que está regulado en el Título IV del Libro I del Código de Derecho Canónigo, y  recibe  el  específico nombre de decreto singular (Can. 48).

Segunda, el destinatario. Es aquel a quien va dirigido el documento y que algún modo u otro ha de existir siempre, Hacia la región de España, concretamente el territorio autonómico civil que lleva el nombre de «Extremadura». Es sujeto  no es solo de la acción jurídica de la Bula, sino  también de su  entidad material, que constituye para  él un título de derechos y posesiones y que por ello suele guardarse cuidadosamente. Lógicamente, se encuentra  guardado  en el  Archivo  capitular, que custodio y recientemente ha sido catalogado en la serie de Pergaminos, ubicada en  la carpeta 18 nº 14, junto a  privilegios rodados reales, cartas diplomadas, breves, constituciones sinodales…..  Además es protegida  con una carpetilla  de producto Melinex 75 micras y protegido el sello de plomo en una bolsita de lino.

 Tercera,  el rogatorio, que es quien por encargo o a ruego – de aquí su nombre- de cualquiera de los dos anteriores  prepara el documento, redactándolo, escribiéndolo y poniéndole los demás elementos externos de  validación, registro y expedición…son los cardenales Sodano  y  Gantin,   Secretario de Estado y Prefecto de la Congregación de Obispos, respectivamente.

  

La división tripartita  que acabamos de  hacer entre las personas que concurren a la preparación  y nacimiento del  documento viene muy oportuno  distinguir dos fases principales:

 

La primera  está claro que se refiere a la acción o hecho jurídico contenido en él y del cual se derivan los correspondientes derechos y obligaciones, correspondería a la “Actio”, en la que puede distinguir.

 

– La Petitio, o súplica o ruego. Es lo que llamamos solicitud o instancia. Los Prelados extremeños han solicitado que se erija con sus iglesias particulares una nueva Provincia Eclesiástica.

– La Intercessio,  de la Conferencia Episcopal Española, que con su aprobación en dos Asambleas Plenarias lo  apoyaron.

– Las Interventio  y consentio  responde  a la participación en la misma de las aquellas personas  cuyo parecer y consentimiento se tiene en cuanta al  realizar  la acción jurídica con vista a la documentación de la misma.  Tal es el caso  del legislador cuando se va de otras provincias eclesiásticas de  Sevilla y Toledo, afectadas, de las que  eran sufragáneas las diócesis extremeñas.

– La Testificatio de consejeros que refuerzan la eficacia de la acción  del legislador  con su prestigio, la ayuda moral  y el parecer favorable como fue la  del Nuncio Apostólico en España, Mario Tagliaferri, Arzobispo titular de Formina,

 

La segunda  se refiere  a la consignación por escrito de esa acción, con sus derechos y obligaciones, que sería la “Conscriptio”.  En nuestro caso se  producen simultáneamente. Las fases, se producen  en la Congregación de Obispos, son  las siguientes:

 

La “Iussio”  o mandato que sirve  de ocasión para que se inicie la  “conscriptio”.

La “Minuta” o borrador es la hechura o confección  del documento así en su aspecto interno (redacción)  como en el externo (escritura).   

La “Expeditio” contribuye a hacerla eficaz prácticamente mediante  la expedición del documento al destinatario.       

El “Mundum” o limpio es documento definitivo  como   lo presentamos, que  ha de  ser  objeto propio de la Paleografía. Está escrita en pergamino apaisado, en un texto latino ampuloso, sin llegar a artificioso.

La “Recognitio” que no es otra cosa sino la comprobación de que existe  conformidad entre el deseo y el plan del autor y la bula correspondiente a dicho deseo.  Pudo ser ejercida por  el Secretario de Estado Cardenal Sodano.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                   

La “Validatio” tiene una doble manifestación: la de los signos y suscripciones o firmas con que se cierra  el documento para darle fuerza de derecho como son las de +Angelus Card, Sodano y  +Bernardin Card, Gantin, siendo las firmas de lo más corriente.  EL distintivo o contraseña del sello, que se añade a la materialidad  del documento-bula  para ratificar esa misma fuerza, y, sobre todo, como garantía de de su autenticidad. El sello pontificio de plomo  con la figura del Papa Juan Pablo II, que viene  a representar  su personalidad jurídica y el anverso de los Santos Pedro y Pablo, pendiendo una trenza amarilla, protegida por otra pequeña sobre protectora. La catalogación diplomática: Medidas  59 x  37 y fecha  28 de julio de 1994.                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                         

 

Contenido

 

El texto de la bula recoge   la  expresión de las disposiciones, objeto del acto administrativo en cuestión y el nombramiento de ejercutor con las facultades  que para cumplimiento de su encargo se le otorgan.

 

Nombra a Antonio Montero Moreno, primer Arzobispo de la nueva Archidiócesis que está formada por la Iglesia de este mismo nombre y por las diócesis sufragáneas de Coria-Cáceres y de Plasencia, que hasta hoy han pertenecido a las Provincias eclesiásticas de Sevilla y de Toledo. Podrá residir el Metropolita en Mérida o  Badajoz y ubicar  los oficios archidiocesanos en otro lugar.

 

Está fechada  el 28 de julio de 1994, año décimo sexto del pontificado de Juan Palo II .

 

Se expresa la motivación de cuanto se dispone, a saber, que las instituciones  católicas sean eficaces y se adapten  a las necesidades. 

 

Se establece el nombre  Emeritensis Augustana- Pacensis, cuya capitalidad  esté en Mérida – Badajoz, recibiendo la  rica herencia y eximias tradiciones, tanto de la antigua Iglesia Metropolitana de Emérita Augusta como la vieja Iglesia Pacense.    

 

Se eleva a la dignidad  de concatedral  la Iglesia de Santa María la Mayor de Mérida, en donde podrá erigirse un cabildo catedral.

 

 Se nombra ejecutor de la Bula al propio Nuncio Apostólico Mons. Tagliaferri.

 

Solemne proclamación

 

El teatro  Romano de Mérida, que se ha convertido  en la mejor plaza de Extremadura para albergar cualquier acto de significación regional, prestó sus piedras  para la ocasión. No faltaron  algunas críticas  que recuerdan  funciones profanas “pero aquí Mérida y Extremadura celebran sus acontecimiento más señeros” salía  al encuentro el nuevo metropolita.

 

La solemnidad y asistencia multitudinaria al proclamarse la provincia eclesiástica con la ejecución de la Bula de Juan Pablo II se crea la archidiócesis de Mérida – Badajoz y el nombramiento del primer Arzobispo Mons. Montero, estuvieron presentes en tan singular evento.  Participan  16  prelados  entre  cardenal, arzobispos, obispos y Nuncio Apostólico, junto  a las 4500 personas, que llenaban el foro. Entre los distintos lugares destacan además  de las ciudades colindantes, Portugal, Méjico,  Venezuela. Estaba también el presidente de  la Junta Carlos Rodríguez  Ibarra, alcaldes, jueces y militares[5].

 

El  acto, duró casi dos horas,  constó de dos partes principales: una, en que el protagonista es  Mons. Taghliaferri, quien, leída la Bula  Pontificia por el Secretario Canciller del Arzobispado, D. Jerónimo Hernández  Felix, quien la muestra a los interesados de   las  diócesis afectadas, como símbolo de ejecución.   Además  el Sr. Nuncio subraya  “una finalidad misionera, irradiar cristiandad desde un centro al resto de la provincia, un mejor servicio a los hombres. Ahora las tres diócesis tendrán  una acción pastoral común”, anunciando que el  próximo 29 de junio  en Roma  recibirá del  Papa  el palio arzobispal; otra, la concelebración eucarística presidida por Mons. Montero con una  homilía esperanzada  sobre la convivencia fraternal ante este nuevo reto. Seguidamente pasaron a la  concatedral  de Santa María para celebrar un sencillo acto mariano con asistencia del Cabildo pleno metropolitano.        

 

Aplicaciones

 

El 12 de octubre de 1996 el Nuncio de su Santidad en España,  monseñor Lajos Kada bendijo las oficinas de la Curia Arzobispal de Mérida[6]. También  presidió el  rezo de  Vísperas y la Eucaristía con las que inicia el servicio litúrgico la sección del cabildo Metropolitano en la Concatedral de Santa María. 

 

Con ello se da cumplimiento a los que  decía la Bula “ Universae Ecclesiae sustinentes” : “Elevamos al rango de concatedral el templo parroquial de Santa María la Mayor, sito en la ciudad de Mérida, dedicado a Dios en honor de la Asunción de la Bienaventurada Virgen María, con todos los derechos y privilegios que corresponde a tales edificios sagrados. Podrá también erigirse  allí un cabildo de canónigos, conforme a lo prescrito por derecho”.En efecto, un único cabildo con servicio en Badajoz y Mérida, respectivamente. El año 2013  se  crea  el nuevo cabildo de Mérida y se  suprimen las oficinas arzobispales emeritenses, una vez  trascurrido  un tiempo ad experientiam.

 

 

                                         APENDICE.

 

NOMBRAMIENTO DE  SAN JUAN DE RIBERA, OBISPO DE BADAJOZ.

 En la nómina  de obispos locales, que figuran en el episcopologio emeritense-pacense,  Juan de Ribera no se  hallaba en el archivo capitular de  la  catedral  precisamente el del único obispo pacense que ha  llegado al honor de los altares.  

Con motivo  del IV  centenario de  su muerte nos ocupamos  de conseguir una copia  de Archivo Secreto Vaticano. Bula de Pío IV.  Registros Vaticanos  212-213. Mi  gratitud  y complacencia a ambos maestros que  han hecho posible que vea luz este  trabajo de investigación, trascripción y traducción.

 

 I. La trascripción paleográfica ha sido  realizada gentilmente por la Doctora Doña  María Desamparado Cabanes Pecourt, catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas, y especialista en Paleografía de Historia Medieval en la Universidad de Zaragoza, valenciana  de  cuna  y vecina  a un tiro de piedra del Colegio del Corpus Christi de Valencia, en donde  reposa los   restos  mortales  del Patriarca..         

 

En notas anexas  expone que  en  los  números   volados, después de  doble barra(//), está  indicado  el número  de folio en su inicio, en negrita alguna  palabra  dudosa, entre [ ] las restituciones  de palabra o sílaba  supuestas o corregidas por equivocadas. Encuentra  una dudosísima puntuación, advirtiendo  que el registrador vaticano no  aparece muy fuerte en latín, pues hay palabras   no muy correctas  respecto al latín clásico.   

 

 

Bula del Papa Pio IV

 

Texto Latino transcrito

 

 

1562, mayo 27 Roma, junto a San Pedro.  El Papa Pío IV  envía a Juan de Ribera su nombramiento  como obispo de Badajoz y la formula de juramento que debe hacer.

 

Archivo Secreto  Vaticano, Reg. Vat. 1893, ff 212r-213v.

 

M. Ang. Spata

 

Pius, etc. Dilecto filio Joanni de Ribeira, electo Pacensi. Salutem. Romani Pontificis quem Pastor ille celestis et Episcopus animarum potestatis plenitudine sibi tradita ecclesiis pretulit universis sollicitudo requirit ut circa cuisuslibet statum ecclesie sic vigilanter excogitet, sicque provideat diligenter, ut per eius providentiam circumspectam nunc per simplicis provisionis officium, quandoque vero per ministerium translationis acomode prout personatum locorum et temporum qualitas exigit et ecclesiarum utilitas persuadet Ecclesiis singulis Pastor accedat idoneus et Rector providus deputetur, qui populum sibi commissum salubriter dirigat et informet; ac bona Ecclesie sibi commissae, non solum gubernet utiliter, sed etiam multimodis efferat incrementis. Sane, Ecclesia Pacensis, quae de iurepatronatus charissimi in Christo filii / nostri / Philippi, Hyspaniarum regis catholici, ex privilegio apostolico, cui non est hactenus in aliquo derogatum esse dinoscitur, ex eo quod nos hodie venerabilem fratrem nostrum Christophorum, episcopum Cordubensem tunc Pacensem, licet abentem a vinculo quo dicte Ecclasie, cui tunc praeerat, tenebatur, de fratrum nostrorum consilio et apostolice potestatis plenitudine absolventes illum ad Ecclesiam Cordubensem tunc certo modo vacantem, de simile consilio apostolica auctoritate transtulimus praeficiendo ipsum illi in Episcopum et Pastorem, pastoris solatio destituta, Nos, ad provisionem dicte Ecclesie Pacensis celerem et felicem ne longe vacationis exponatur incommodis, paternis et solicitis studiis intendentes, post deliberationem quam de praeficiendo Ecclesie Pacensi huiusmodi personam utilem et etiam fructuosam, cum eisdem fratribus habuimus diligentem. Demum ad te clericum Hispalensis, clericali caractere insignitum et forsan in sacris ordinibus constitutum, qui dilecti filii nobilis viri Petri Fan de Ribeira, ducis de Alcala et in Regno Neapolitano, pro dicto Philippo rege pro regis, natus existis. Et quem idem Philippus rex nobis ad hoc per suas litteras praesentavit cuique apud nos de litterarum scientia, vitae munditia, honestate morum, spiritualium providentia et temporalium circunspectione aliisque multiplicium virtutum donis fide digna testimonia perhibentur, direximus oculos nostre mentis, quibus omnibus debita meditatione pensatis, \te a quibusvis excomunicationis [etc.] censentes/, de persona tua nobis et fratribus praedictis ob tuorum exigentiam meritorum accepta praedite EcclesaePacensi de fratrum eorumdem consilio, auctoritate praedicta providemus teque illi in Episcopum preficimus et pastorem curam et administrationem ipsius Ecclesie Pacensis \super cuius mense episcopalis fructibus, redditibus, et proventibus, una vel plures, antique pensiones annuae alicui seu aliquibus personis ecclesiasticis, illam vel illas annuatim percipienti seu percipientibus  dicta auctoritate reservate sunt/ quam seu quas, salvam seu salvas et volumus/ tibi in spiritualibus et temporalibus plenarie commitendo, \non obstante constitutionem et ordinationem apostolicis ac dicte Ecclesie Pacensis iuramento, confirmatione apostolica vel quavis firmitate alia roboratis,statutis et consuetudinibus /ceterisqueI contrariis quibuscumque/, in illo qui dat gratias et// 302 v.  largitur premia confidentes quod dirigente Domino actus tuos prefata Ecclesia Pacensis sub tuo felice regimine regetur utiliter et prospere dirigetur ac grata in eisdem spiritualibus et temporalibus suscipiet incrementa. Iugum igitur domini tuis impositum humeris prompta devotione suscipiens curam et administrationem predictas sic exercere studeas sollicite, fideliter et prudenter, quod ipsa Ecclesia Pacense gubernatori provido et fructuoso administratori gaudeat se comissam; tuque praeter aternae retribuitionis praemium, nostram et dictae Sedis benedictionem et gratiam exinde uberius consequi merearis. Quo circa dilectis filiis, capitulo et vasallis dict Ecclesie ac clero necnon populo civitatis et diocesis Pacensis, per apostolica scripta mandamus quatenus capitulum tibi, tamquam patri et pastori animarum suarum humiliter intendentes, exhibeant tibi oboedientiam et reverentiam debitas et devotas; ac clerus te pro nostra et dicte Sedis reverentia benigne recipientes et honorifice pertractantes, tua salubria monita et mandata suscipiant humiliter et efficaciter adimplere procurent. Populus vero te, tanquam patrem et pastorem animarum suarum devote suscipientes ac debita honorificentia prosequentes, tuis monitis et mandatis salubrius humiliter intendant. Ita quod tu in eis devotionis filios et ipsi in te per consequens patrem benevolum invenisse gaudeatis. Vasalli autem praefati te debito honore prosequentes tibi fidelitatem solitam necnon consueta, servitia et iura tibi ab eis debita integre exhibere procurent. Alioquin sententiam sive poenam quamque respective rite tuleris \seu statueris/ in rebelles, ratam habebimus, et faciemus auctore Domino usque ad satisfationem condignam inviolabiliter observari. Rogamus quoque et hortamur attente praefatum Philippum regem necnon venerabilem fratrem nostrum archiepiscopum Compostellanum, ipsi achiepiscopo per eadem scrita mandavimus quatenus te et praedictam Ecclesiam Pacensem ipsius archiepiscopi suffraganeam habentes pro nostra et dictaeSedis reverentia propensius commendatos sic te benigni favoris auxilio prosequantur quod tu eorum fultus praesidio in commisso tibi cure pastoralis officio possis, Deo propicio, prosperari ac eidem Philippo regi a Deo perennis vite praemium et a nobis condigna proveniat actio gratiarum. Ipseque archiepiscopus divinam misericordiam ac nostram et eiusdem Sedis benedictionem exinde valeat uberius promereri. Praeterea ad ea, quae ad tue commoditatis augmentum cedere valeant, favorabiliter intendentes, tuis in hac parte supplicationibus inclinati, tibi, ut a quocumque,quem malueris, catholico antistite, gratiam et communionem dicte Sedis habente, accitis et in hoc sibi assistentibus duobus vel tribus catholicis episcopis similes gratiam et communionem habentibus, munus considerationis recipere valeas ac eidem antistiti ut munus ipsum recepto prius per//303r eum a te, nostro et Romane Ecclesie nomine, fidelitatis debite solito iuramento, iuxta formam praesentibus annotatam auctotitate nostra impendere libere tibi possit, plenam et liberam concedimus earumdem tenore praesentium facultatem. Volumus autem ac statuimus et apostolica auctoritate praedicta decernimus quod si praedictus antistes non recepto a te per eum dicto iuramento munus prefatum tibi impendere et tu illud suscipere praesumpseritis antistes predictus a pontificalis officii exercitio et tam ipse quam tu, ab administratione tam spiritualium quam temporalium Ecclesiarum vestrarum, suspensi sitis eo ipso. Praeterea etiam volumus quod formam a te tunc praestiti iuramenti huiusmodi nobis de verbo ad verbum per tuas patentes literas tuo sigilo munitas per proprium nuntium quanto citius destinare procures quodque per hoc prefato Archiepiscopo cui Ecclesia ipsa metropolitico iure subesse dinoscitur nullum imposterum praeiudicium generetur. Forma autem iuramenti quos praestabis haec est:

 

Ego Joannes, electus pacensis, ab hac hora in antea fidelis et oboediens ero Beato Petro Sancteque Apostolice Romane Ecclesie ac domino nostro domino Pio, pape quarto, suisque successoribus canonice intrantibus. Non ero in consilio, consensu vel facto ut vitam perdant aut membrum, seu capiantur, aut in eos manus violenter quomodolibet ingerantur, vel iniure aliquae inferantur quovis quesito colore. Consilium vero quod mihi credituri sunt per se aut nuncios seu litteras ad eorum damnum me sciente nemini pandam. Papatum Romanum et regalia Sancti Petri adiutor eis ero ad retidendum et defendendum contra omnem hominem. Legatum Apostolice Sedis in eundo et redeundo honorifice tractabo et in suis necessitatibus adjuvabo. Iura, honores, privilegia et auctoritatem Romane Ecclesie, domini nostri Papae et seccessorum praedictoum conservare, defendere, augere et promovere curabo. Nec ero in consilio, facto vel tractatu, in quibus contra ipsum dominum nostrum vel eandem Romanam Ecclesiam aliqua sinistra vel preiudicialia personarum, iuris, honoris, status et potestatis eorum machinentur. Et si talia a quibuscumque procurari novero vel tractari, inpediam hoc pro posse et quantocius potero commode significabo eidem domino nostro vel alteri per quem ad ipsius notitiam perveniat. Regulas Sanctorum Patrum, decreta, ordinationes, sententias, dispositiones, reservationes, provisiones et mandata apostolica totis viribus observabo et faciam ab aliis observari; haereticos, scistamicos et rebelles domino et successoribus//303v praedictis, pro posse persequor et impugnabo. Vocatus ad Sinodum veniam nisi prepeditus fuero, prepeditione canonica, apostolorum limina, Romana Curia exeunte[7] citra, singulis annis, ultra vero montes singulis bienniis visitabo per me aut per meum nuncium, nisi apostolica absolvar licentia. Possessiones vero ad mensam meam pertinentes non vendam neque donabo neque impignorabo neque de novo infeudabo vel aliquo modo alienabo etiam cum consensu capituli Ecclesiae meae inconsulto Romano Pontifice. Sic me Deus adjuvet et hec Sancti Dei Evangelia.

Data Romae, apud Sanctum Petrum, anno millesimo quingentésimo sexagésimo secundo, sexto Kalendas iunii pontificatus nostri anno tertio.

 

Clx                                                                                                         F. de Lyon

Jo. Rivetius

A, de Avila

A. Cll. Cae: Capellus

 

 II.  La traducción española del  Doctor Padre José Antonio Gonçalves, profesor  de lenguas clásicas en Ebora (Portugal), especialista en latín eclesiástico y compañero en la vecina ciudad de Elbas.   

 

En notas anexas  expone que hace las algunas correcciones al texto latino: licet immeritis, dispositione Summi Pastoris, qui pro suis ovibus por las pababras  «inveneritis»: / nostri/; [etc.] /ceterisqueI o la palabra  «disponere»: o  «quibus», que pueden ser  lapso  y  la  costumbre  de  poner “e”  en lugar de “ae”: caelestis, praetulit, ecclesiae, dictae, absentem, apostolicae, longae,  nostrae, praeditae Ecclesiae, praeficimus, mensae, antiquae, dicta, reservatae, praemia, praefata, praedictas,aeternae, dictae Ecclesiae, dictae Romanae Ecclesiae, debitae, praefatum, praedictus, praefato, curae, vitae, tuae, Sanctaeque Apostolicae Romanae Ecclesiae, papae, membrum, iniurae, quaesito, eadem, praeiudicialia, praepeditus, praepeditione, Ecclesiae meae, y haec. Así como otras mal copiadas por el amanuense, como son constitutione et ordinatione, Domini, Pacensis, Domino, persequar, consecrationis,existente y  absolvar.

   

 

                                                      Traduccuón   castellana

 

Pío, etc., al querido hijo Juan de Ribera, [obispo] electo de la diócesis de Badajoz, salud. La solicitud del Romano Pontífice, a quien aquel Pastor celeste y Obispo de las almas colocó al frente de todas las Iglesias, con la plenitud del poder a si confiada, requiere que escrute vigilantemente lo que se refiere a cualquier iglesia y examine diligentemente todo lo que le es necesario de forma apropiada, según la naturaleza de las personas, de los lugares y de los tiempos, a través de su atenta providencia, ya por medio del oficio de simple provisión, ya así mismo por el ministerio de la transferencia, e también aquello que el bien de las iglesias aconseja; de tal manera que a cada una de las iglesias se envíe un pastor idóneo y se le dé un guía próvido, que dirija y forme saludablemente al pueblo a si confiado por medio de su prudente atención, y no sólo gobierne con provecho los bienes de la Iglesia a si confiada, mas también la haga crecer de muchos modos. Verdaderamente, quedando destituida del apoyo de un pastor, la Iglesia de Badajoz, que se sabe que es del patronato de nuestro carísimo hijo en Cristo Felipe, rey católico de España, por privilegio apostólico que hasta hoy no sufrió derogación alguna, debido al hecho de que nuestro venerable hermano Cristóforo, ahora obispo de Córdoba y antes de Badajoz, aunque ya sin el vínculo que lo ligaba a dicha Iglesia, a la que anteriormente presidía, habiéndolo Nos desligado del mismo, según el parecer de nuestros hermanos y con la plenitud del poder apostólico, haber sido hoy transferido por Nos a la Iglesia de Córdoba, que estaba de cierto modo vacante, según el mismo parecer y con la autoridad apostólica, siendo colocado al frente de ella como Obispo y Pastor; entonces Nos, mirando con empeño paterno y solícito para la provisión rápida y feliz de dicha Iglesia de Badajoz, con el fin de que no quede expuesta a los peligros de una vacancia prolongada, después de la diligente deliberación que tuvimos con nuestros hermanos acerca de la forma de colocar al frente de la referida Iglesia de Badajoz una persona útil y también provechosa, dirigimos por fin los ojos de nuestra mente para ti, clérigo Hispalense, distinguido con la dignidad clerical y tal vez constituido en las órdenes sagradas, que eres hijo de nuestro querido hijo, el noble señor Pedro Fan de Ribera, duque de Alcalá y Virrey del reino de Nápoles, en substitución de dicho rey Felipe, tú que nos fuiste presentado para esta misión por el mismo rey Felipe, por medio de una carta, habiendo llegado a Nos testimonios fidedignos sobre ti, en lo referente a tu formación literaria, a la pureza de tu vida, a la honestidad de tus costumbres, a tu solicitud en las cosas espirituales, a tu modestia en las cosas temporales y a otros dones de tus múltiples virtudes. Ponderadas todas estas cosas con la debida meditación acerca de tu persona, que Nos y los referidos hermanos aceptamos, porque tus méritos así lo exigen, considerando  que tú [etc.] de cualquier pena de excomunión, te designamos para dicha iglesia de Badajoz, según el parecer de los referidos hermanos y con la supradicha autoridad, y te ponemos a su frente como Obispo y Pastor, confiándote plenamente el cuidado pastoral y la administración de esa Iglesia de Badajoz en las cosas espirituales y temporales. Sobre los frutos, rendimientos y provechos de su mesa episcopal fueron reservadas, con la supradicha autoridad, una o varias antiguas pensiones anuales para alguna o algunas personas eclesiásticas que la reciben o las reciben, y queremos que esa o esas pensiones queden salvaguardadas, no obstante alguna constitución o determinación apostólica, bien como estatutos o costumbres y cualesquiera otras cosas contrarias, confirmados por juramento a dicha Iglesia de Badajoz, por confirmación apostólica o cualquier otra resolución. Confiamos en aquel que concede las gracias y distribuye los premios, pues siendo el Señor quien dirige tus acciones, la referida Iglesia de Badajoz será, bajo tu dirección, provechosamente gobernada, prósperamente dirigida y recibirá ventajosos incrementos en las cosas espirituales y temporales. Por tanto, aceptando tú con manifiesta devoción el yugo del Señor colocado sobre tus hombros, debes empeñarte de tal manera en ejercer el mencionado cuidado pastoral y la administración solícita, fiel y prudentemente, que la propia Iglesia de Badajoz se alegre de haber sido confiada a un próvido gobernador y a un administrador provechoso. Y que tú, además del premio de la retribución eterna, merezcas por eso mismo alcanzar más abundantemente nuestra bendición y gracia, bien como la de la Sede Apostólica. Por lo que, por medio de esta carta apostólica, ordenamos a los queridos hijos, que son el Cabildo y los súbditos de la referida Iglesia, el clero y el pueblo de la ciudad y de la diócesis de Badajoz, lo siguiente: que el Cabildo, considerándote como padre y pastor de sus almas, te preste la debida y devota obediencia y reverencia; que el clero, recibiéndote benignamente (en virtud de la reverencia que es debida a Nos y a la Sede Apostólica), y tratándote honoríficamente, acepte humildemente tus órdenes y advertencias saludables y procure cumplirlas eficazmente; que el pueblo, aceptándote devotamente como padre y pastor de sus almas y siguiéndote con la debida veneración, atienda humildemente a tus advertencias y órdenes de la manera más saludable, de tal forma que tú te alegres por haber encontrado en ellos unos hijos devotos, y ellos a su vez se alegren por haber encontrado en ti un padres benévolo; que los arriba mencionados súbditos, además, siguiéndote con la debida veneración, procuren demostrar para contigo la habitual fidelidad, bien como los acostumbrados servicios y derechos que te son debidos íntegramente. En caso contrario, cualquier sentencia o pena que tu dictares convenientemente o establecieres contra los rebeldes, Nos la ratificaremos y, con la autoridad del Señor, haremos que sea observada inviolablemente en orden a su condigna satisfacción. Rogamos también y exhortamos vivamente al supra mencionado rey Felipe, bien como a nuestro venerable hermano Arzobispo de Compostela, siendo que se trata de una orden que damos a este mismo Arzobispo, por medio de la misma carta (en virtud de la reverencia que es debida a Nos y a la Sede Apostólica), para que, al recomendarles tu persona y la supradicha Iglesia de Badajoz, sufragánea de ese Arzobispo, de tal forma te apoyen con la ayuda de un benigno favorecimiento, que puedas, con la ayuda de Dios, prosperar en la tarea del cuidado pastoral que te fue confiado, sustentado por su protección; y que el rey Felipe alcance de Dios el premio de la vida eterna y de Nos una condigna gratitud. Que el propio Arzobispo consiga por eso merecer más abundantemente la misericordia divina, bien como nuestra bendición y la de la misma Sede Apostólica. Además de eso, dirigiéndonos favorablemente para aquellas cosas que contribuyen para aumentar tu comodidad, inclinados como estamos para con tus súplicas en lo que respecta a este punto, te concedemos, según el tenor de la misma carta, facultad plena y libre, para que consigas recibir el “munus” de la consagración de manos de cualquier obispo católico, de tu preferencia, que esté en gracia y comunión con la Sede Apostólica (después de llamados, para que le asistan en el acto, dos o tres obispos católicos, que estén en igual gracia y comunión); y al referido obispo concedemos facultad plena y libre, para que pueda, con nuestra autoridad, concederte libremente ese “munus”, después de recibir primero de ti, en nuestro nombre y en el de la Iglesia Romana, el acostumbrado juramento de debida fidelidad, según la fórmula anexa. Además, queremos, establecemos y con la mencionada autoridad apostólica decretamos que, si el referido obispo osar concederte el mencionado “munus”, sin recibir de ti dicho juramento, y tú osares recibirlo, dicho obispo sea por causa de eso suspendido del ejercicio del oficio pontifical y, tanto él como tú, seáis suspendidos de la administración de las cosas espirituales y temporales de vuestras Iglesias. Además de eso, también queremos que nos envíes, lo más rápidamente posible, por un mensajero particular la fórmula del referido juramento por ti prestado, palabra a palabra, en carta abierta, sellada con tu sello, y que con esto no se cause ningún problema futuro al supra mencionado Arzobispo, al que esa Iglesia está sometida, por derecho metropolitano, como es sabido. Así pues, la fórmula del juramento que tú prestarás es ésta:

Yo, Juan [obispo] electo de Badajoz, a partir de este momento, seré fiel y obediente a San Pedro y a la Sede Apostólica de la Iglesia Romana, así como a nuestro Señor el Papa Pio IV, y a sus sucesores canónicamente elegidos. No tomaré parte en consejo, acuerdo o hecho [con hombres] que pierdan la vida o algún miembro, o que sean detenidos, o contra los cuales se levanten violentamente las manos, sea de la manera que fuere, o que contra estos se lancen algunas injurias con cualquier pretexto. Ciertamente, siendo yo conocedor, no revelaré a nadie el plan que esos me han de confiar, por si mismos, por mensajeros o cartas, en prejuicio suyo. Seré su cooperador solo para mantener e defender, contra cualquier hombre, el Papado Romano y los bienes de San Pedro. Trataré con honor al Legado de la Sede Apostólica, tanto en su llegada como en su partida, y lo ayudaré en sus necesidades. Trataré de defender, aumentar y promover los derechos, los honores y los privilegios de la Iglesia Romana, de nuestro Señor el Papa y de los mencionados sucesores. Ni tomaré parte en consejo, acción o plan donde se maquinen perversidades y cosas prejudiciales  contra el proprio señor nuestro o la misma Iglesia Romana, relativas a sus personas, a su derecho, honor, estatuto o potestad. Y si supiese que tales cosas son practicadas o promovidas, yo lo impediré de la mejor forma que pueda y, lo más rápidamente posible, lo notificaré convenientemente al mismo nuestro señor o a otra persona por cuyo intermedio la noticia pueda llegar hasta él. Observaré con todas las fuerzas y haré que otros observen las reglas de los Santos Padres, los decretos, ordenanzas, sentencias, disposiciones, reservas, provisiones y órdenes apostólicas; perseguiré y combatiré a los herejes, cismáticos y a los que se insurjan contra el mencionado señor y sus sucesores. Una vez llamado a Sínodo, iré si no estuviere impedido por impedimento canónico. Si la Curia Romana residiere de este lado de los montes [Alpes], haré la visita ad Limina Apostolorum todos los años, pero si residiere más allá de los montes, haré la visita cada dos años, por mi proprio o por mensajero, al menos que fuere dispensado por licencia apostólica. No venderé las propiedades que pertenecen a mi mesa, ni las donaré, ni las hipotecaré, ni de nuevo las enfeudaré, incluso con el consentimiento del Cabildo de mi Iglesia, sin consultar al Romano Pontífice. Así Dios me ayude y estos Evangelios del Dios Santo.

Dada en Roma, junto a San Pedro, en el año de mil quinientos sesenta y dos, en el día veinte de Mayo, tercer año de nuestro pontificado.

LA BULA

Teo 2013a

                                                        REGISTRO VATICANO 212 r.    

Teo 2013b

 


 

[1] Aquilino  Camacho Macías. La Antigua Sede Metropolitana de Mérida. Mérida 2006 pág. 54.

[2] Ibídem págs. 72-73.

[3]  Ibídem. Apéndice  Ultima andadura 1946-1993. por Teodoro A. López López págs. 495-509.

[4]  Archivo capitular  de Badajoz.  Serie pergaminos  carpeta 18.  Traducción  española de José Diez Medina.

[5] Diario  Regional  “HOY” 30 de octubre 1996.

[6]  Diario  “Extremadura”  13 octubre 1994.

[7] Na cópia que me foi dada está a palavra exeunte. Só pode ter sido mal copiada da palavra existente.

Abr 052014
 

Jaime Martín Grados Reguero.

Presbítero. Licenciado en Estudios Eclesiásticos. Cronista Oficial de Alcántara.

1. 1.     Introducción.

La situación geopolítica en el reino de Castilla se acaba de consolidar en 1492 al reconquistarse el reino de Granada, último bastión musulmán que persistía en la península Ibérica. La construcción de un estado fuerte e independiente del poder de la nobleza, gracias a los buenos quehaceres de los Reyes Católicos, estaba en marcha. La defensa de nuestros intereses en Europa todavía no suponían grandes esfuerzos económicos y militares. Ésto nos hacía mirar de una manera despejada y enérgica hacia la empresa Americana.

Estas razones pueden ser algunas de las causas por la que muchos militares y personas de otros oficios encaminaran sus pasos hacia la nueva singladura que se le ponía por delante a España.

La procedencia de los estamentos a los que pertenecían estos nuevos emigrantes era variada, ya que encontramos nobles, hidalgos, clérigos, criados, etc., al igual que  iban tanto hombres como mujeres, aunque éstas al principio en menor número. Hay que decir que las personas que pasaban eran escogidas, ya que no podían ser penitenciados por la Inquisición, tener antecedentes penales, ser judío o morisco. En el estamento clerical si cabe era más riguroso el estudio que se hacía del candidato propuesto. Todo ello según los datos que nos aporta el Archivo General de Indias de la ciudad de Sevilla.

Entre finales del S. XV y el XVI salieron de Alcántara alrededor de unas cien personas, cuando no más, hacia el nuevo Continente descubierto, entre ellos personajes de primer orden de su sociedad.

Esta población estaba bajo el radio de acción de influencia de la Orden de Caballería que lleva su nombre. En estos momentos militarmente dentro de nuestras fronteras había dejado de tener sentido, en cierto modo, al haber concluido ya la Reconquista.

El Maestrazgo de la misma, al igual que el de todas las Órdenes Militares, había pasado a ser ejercido con autoridad Apostólica por los monarcas de Castilla, siendo los primeros los Reyes Católicos, privando de ellos a las poderosas familias nobiliarias.

El ejercicio del poder de municipal estaba en manos de las familias nobles de la misma, siendo las más sobresalientes los Barrantes, los Oviedo, los Aponte, los Botello, los Barco, los Cabrera, los Perero y algunas pocas más. Y junto a éstas algunas menos influyentes y ricas que se sumaban a las anteriores formando banderías.

En ella vivía el Gobernador del Partido de Alcántara, cargo de nombramiento regio, que extendía su poder por las actuales comarcas de Alcántara, Valencia de Alcántara y  Sierra de Gata.

Además tenía allí su sede el Prior del convento de San Benito que ejercía su poder espiritual sobre el Priorato de Alcántara que abarcaba los arciprestazgos de Alcántara, Valencia de Alcántara y ciertos pueblos y lugares de Sierra de Gata.

 

  1. 2.     ¿Quién era Don Alonso de Grado?

 

Don Alonso de Grado nació en la villa de Alcántara a finales del S. XV. Pertenecía a una familia que se había asentado en ella como muy tarde en el S. XIV. Pertenecía al estamento noble ya que era hidalgo[1]:

Alonso Grado natural de la villa de Alcántara, hidalgo y criado de su Magestad…

Cuando el rey Juan de Portugal asedió la plaza fuerte del castillo de la villa a finales del S. XIV, siendo rey de Castilla Enrique III, el Doliente, aparece en el listado de los defensores un personaje con el mismo apellido[2]:

…pero he visto memoriales antiguos de los cavs. y hijosdalgo naturales que estaban dentro en la defensa de la villa que eran Gonzalo Shz. de Alcantara, Garci Frz. Barrantes […] Alonsso de Grados,…

Ocupa este linaje cargos en el gobierno de la misma ya que en la Visita que se realiza a Arciprestal de Santa María de Almocóvar de Alcántara en 1499 nos encontramos con Pedro de Grado, Regidor[3].

Algunos de sus miembros pertenecieron a la antigua Cofradía Alcantareña de Hidalgos del Sancti Spiritu, que sustentaba un hospital homónimo desde la Edad Media. Así aparece en un documento de 1527[4]:

…Gregorio de Godoy, mayordomo, Sebastian Lopez y Francisco Pacheco e Juan de Grado, e Juan Rojo, diputados […] de la dha Cofradia (del Sancti Spiritu)…

El capitán Bernal Díaz del Castillo en su Crónica de la conquista de Nueva España lo describe así[5]:

…, porque era hombre muy entendido y de buena plática y presencia, y músico e gran escribano,…

Describe en pocas palabras que dedica a nuestro personaje y lo presenta como un caballero renacentista, es decir, que dominaba las letras y las artes. No se dice nada de ningún título académico pero su preparación nos indica que sí recibió estudios. En su villa natal nunca faltaron preceptores de gramática. No podemos olvidar que Elio Antonio de Nebrija, escritor de la Primera Gramática Castellana, vivió en Alcántara en el S. XV a la sombra de su amigo, y último Maestre de la Orden, Frey Juan de Zúñiga. Por otro lado hay que decir que éste fue un gran mecenas de las Artes y las Ciencias en sus dominios alcantareños[6].

A pesar de su posición y preparación decidió emprender el viaje a las nuevas tierras recién descubiertas. Las razones pueden ser múltiples: las noticias de grandes riquezas, las ganas de aventuras, ampliar el patrimonio familiar, colonizar América, etc.

No sabemos el año de su partida, sí que en 1514 ya se encontraba en la Isla de Cuba, pues el 21 de diciembre de ese año se encontraba presente en el reparto de cierta encomienda[7].

 

  1. 3.     Periplo americano de Don Alonso de Grado.

 

Hernán Cortés en el año 1519 fleta una pequeña armada para recalar en tierra firme sorteando muchas de las reticencias del gobernador de Cuba don Diego de Velázquez. Ésta consta de once barcos de entre setenta y cien toneladas, con una dotación de cien marineros y quinientos ochenta soldados, con doscientos cubanos y varios negros. Contaban además con dieciséis caballos y varias yeguas[8].

En una larga lista de nombres de los soldados que se embarcaron para este fin se encuentra nuestro hidalgo:

Primeramente, el mismo marqués don Hernando Cortés […] y paso don Pedro de Alvarado […] y pasó Gonzalo de Sandoval […] y pasó un Cristóbal de Olí(d) […] y pasó un Alonso de Grado, y era en hombre mas de entender en negocios que guerra…[9].

Cortés estuvo costeando antes de tomar tierra definitivamente y fundar Villa Rica de Vera Cruz. En esta nueva fundación había dejaba como alguacil a Juan de Escalante mientras él se internaba dentro del Continente.

El 2 de noviembre de 1519 se enfrentaron con las fuerzas de Xicotencalt, cacique de Tlaxcala. Este pueblo pasó de ser combativo a un fiel aliado. Después de esta jornada nuestro personaje tuvo ciertos problemas con Cortés:

Este Alonso de Grado era uno de los que siempre fue contrario de nuestro capitán Cortés porque no fuésemos a Méjico y nos volviésemos a Villa Rica, cuando hubo en lo de Tlascala ciertos corrillos…[10]

También se encuentra presente en la batalla de Cholula, donde Moctezuma tiende a los españoles una trampa antes de llegar a la capital.

El día 8 de noviembre de 1519 entran las huestes castellanas en la ciudad de Méjico, siendo recibidas con honores de teules, dioses en su lengua.

Juan de Escalante, envía a dos emisarios suyos a Gualpopoca, gobernador de la provincia de Mautla, para pedirle que se sometieran a la corona de Castilla, éste los manda ajusticiar. Desde Vera Cruz, con su alguacil a la cabeza, parten tropas en expedición de castigo. En ésta muere Escalante. Hernán Cortés al saber lo ocurrido pone bajo su custodia a Moctezuma y le pide cuentas, éste le entregó Gualpopoca para que los juzgase. Como teniente de Vera Cruz envía a nuestro hidalgo[11]:

Acordó mandar nuestro capitán (Cortés) a la Villa-Rica por teniente della a un soldado que se decia Alonso de Grado, porque era un hombre muy entendido y de buena plática y presencia…

No se sabe bien si por insidias o por mala gestión de la tenencia de Villa Rica el nuevo gobernador fue enviado preso a Méjico a la presencia de Cortés, que después de hablar con él y explicarle lo sucedido lo puso en libertad y fraguaron una gran amistad:

Y como Alonso de Grado era un hombre muy plático y hombre de muchos medios, hizo grandes ofrecimientos a Cortés que le sería muy servidor, y luego le soltó; y aun desde allí adelante vi que siempre privaba con Cortés,…[12]

Este privar con Cortés, es decir, que le consultaba los asuntos de cierta importancia, nos lleva a pensar que fueron más rencillas vecinales de los habitantes de Vera Cruz que acusaciones verdaderas, pues la confianza fue plenamente devuelta y aumentada.

Mientras tanto arribó a la costa una armada fletada y enviada por el Gobernador de Cuba, don Diego Velázquez, al mando de Pánfilo de Narváez con el fin de prender a Hernán Cortés. Éste enterado de la incursión pone en pie de guerra a su tropa para hacerle  frente y se ausenta de Méjico.

Después de resolver este conflicto regresa y se encuentra que Pedro de Alvarado había cargado contra los mejicanos cuando celebraban un baile ritual ya que tenía noticias de que se trataba de una conspiración. El ambiente estaba muy tenso y Cortés viendo que se fraguaba una insurrección contra ellos decide abandonar la ciudad.

Planificaron varias salidas que resultaron fallidas. Intentaron utilizar a Moctezuma como moneda de cambio pero debido a una herida provocada por sus súbditos murió al poco tiempo.

Ya como operación desesperada, viéndose acorralados en la ciudad, organizó la salida como fuera. Así el treinta de junio de 1520, después de ocho meses, salieron todos los soldados e indios aliados de Méjico no sin grandes bajas y perdiendo toda la artillería, todo sus bienes y bagaje. Es la conocida como la Noche Triste. Los supervivientes se batieron en retirada perseguidos por el enemigo. Habían quedado reducido los españoles a unos cuatrocientos hombres, entre ellos algunas mujeres.

El gran enfrentamiento entre las fuerzas castellanas y las nativas tuvo lugar en Otumba, el siete de julio de 1520, donde los españoles más preparados en la liza en campo abierto, aunque en menor número, derrotaron a sus opositores haciendo valer su pericia y valor. No fue esta la única batalla a la que tuvieron que hacer frente y de las que salieron victoriosos.

En las dos se encontró don Alonso de Grado; del primer episodio salió ileso y del segundo triunfador.

Cortés manda llamar a las tripulaciones de los barcos que había traído Pánfilo de Narváez, la artillería y pólvora, además de la de otro navío que había llegado de la península Ibérica, todo ello con las miras puestas en la definitiva conquista de la ciudad de Méjico.

Manda realizar embarcaciones para ser utilizada en el lago Texcoco, que circunda Méjico, y así asediarla también por agua.

Todos los preparativos estaban ultimados en la Navidad de 1520. La ofensiva comenzó en abril de 1521 y duró hasta el trece de agosto del mismo. Debido a que las calles de la ciudad estaba transitada por canales era necesario rellenarlos con escombros y cascotes ya que a través de ellos se escapaban muchos de los enemigos o bien los castigaban.

Nuestro hidalgo, se encontraba entre las tropas mandadas por Cortés. Entró en la ciudad por la calle de en medio que llaman de Cuahuecatitlan[13]. Lo hizo acompañado del tesorero Julián de Alderete y otros setenta castellanos, veinte mil indios, ocho caballos, doce azadoneros y muchos gastadores para cegar los caños de agua, allanar las puentes y derribar casas [14].

Después de la toma, pacificación y reconstrucción de la Capital los capitanes de Cortés se dividieron por toda Centro-América ganando súbditos y territorios para la Corona.

En 1522 Grado se une a la expedición de Gonzalo de Sandoval para que fundar una villa con fines comerciales a la que pusieron Espíritu Santo, por fundarse en la Pascua de Pentecostés. Fue uno de sus primeros habitantes[15].

En 1523 uno de los capitanes de Cortés, Cristóbal de Olid, le traiciona al aliarse con el gobernador de Cuba e inicia por su cuenta la conquista de Honduras o como se la conocía Las Hibueras. El Gobernador de Nueva España manda tras él a sus tropas, incluso él mismo se pone en camino para apresarle. En esta expedición se enrola don Alonso, que se le tiene como vecino de Méjico[16].

Encontramos también a nuestro personaje acompañando a don Luis Marín en la pacificación de Chiapas. Para este trabajo se concedió la encomienda de la mitad de los indios de la Provincia cuando se conquistara. Debido a esta donación tuvo problemas con Marín que lo envía de nuevo a Méjico[17].

 

  1. 4.     Oficios que desempeñó en América.

 

Al llegar a Cuba fue encomendero, es decir, persona a la que se le asigna un territorio con cierto número de indios para que los cuide y ellos trabajen para él las tierras encomendadas[18].

El cinco de agosto de 1519 era Alcalde Ordinario de Vera Cruz[19]. Los alcaldes ordinarios solían desempeñar funciones administrativas en los concejos, debido a que éste era muy entendido […] y gran escribano…[20] encaja perfectamente para este oficio, además fue también aquí teniente de Capitán General y su Justicia Mayor[21] en nombre de Cortés.

Cuando el Contador, Alonso de Ávila, fue enviado a  Santo Domingo en 1520 se le agració con la Contaduría de Nueva España[22].

Pero sin duda el cargo de más responsabilidad que ocupó fue el de Visitador General de Indios de toda Nueva España. Tiene como primera misión deshacer los graves problemas y agravios que habían ocasionado Gonzalo de Salazar y Pero Almíndez Chirino, cuando desempeñaron la función de gobernador por Hernán Cortés mientras estaba en la expedición a Las Hibueras. El nombramiento data de veintisiete de junio de 1526[23]:

Yo Hernando Cortés, Gobernador y Capitán General de esta Nueva España y partes de ella por el Emperador D. Carlos Rey e Reina Dª. Juana N. S.S. […] confiando de vos Alonso de Grado vecino de la ciudad de Temixtitan, que sois tal persona que bien e fiel e diligentemente hareis e cumplireis lo que por mi os fuese cometido y encargado, en nombre de S. S. M. M., os nombro e hago mi juez visitador general de toda esta Nueva España […] fecho en la ciudad de Temixtitan a veinte y siete días del mes de junio de 1526 años.

Como se dice en la célula era vecino de Temixtitan, es decir, Méjico, aunque ya lo era cuando acompaña a Gonzalo de Sandoval a fundar la villa de Espíritu Santo y así se vuelve a repetir cuando va en la marcha contra Cristóbal de Olid. Su casa estuvo ubicada en la calle Iztapalata, después conocida como del Rastro, y ya vivía allí en 1524. El 26 de agosto del mismo año el cabildo de la ciudad de Méjico realiza una concesión de terrenos junto a su casa para la construcción del Hospital de Jesús[24]:

…tras de las casas de Alonso de Grado, que es al presente Hospital,…

 

  1. 5.     Otros sucesos.

 

Si duda uno de los acontecimientos que marcan históricamente al personaje en cuestión es su matrimonio.

El Emperador Moctezuma, en el lecho de muerte, había confiado sus hijos a Hernán Cortés. Entre ellos estaba su hija Teciuchpotzin. Ésta había matrimoniado la primera vez con su tío Cuitlanhuac, la segunda Cuauhtemoc[25]. A la muerte de éste se convierte al cristianismo y se bautiza pasándose a llamar Isabel de Moctezuma y Cortés la da en matrimonio a nuestro hidalgo alcantareño[26]:

Doña Isabel de Mocteçuma. Hija del gran Mocteçuma, último rey indio del gran reyno y ciudad de Mexico, que bautizada y siendo cristiana caso con Alonso Grado natural de la villa de Alcántara, hidalgo y criado de su Magestad que havia servido y servia en muchos offis. en aquel reyno […]Me pareció que según la calidad de la persona de la dicha Doña Isabel, que es la mayor y legítima heredera del dicho señor Motezuma y que más encargada me dejó y que su edad requería tener compañía, le he dado por marido y esposo a una persona de honra Hijo-dalgo y que ha servido a S. M. en mi compañía desde el principio…

El enlace se celebró en 1526, ya que la carta dotal se da el veintisiete de junio del mismo año[27].

En este enlace Cortés da en arras a la princesa azteca una gran dote que recaerá en ella y sus herederos. Comprende los siguientes bienes[28]:

(Cortés)le prometo y doi en arras a la dha Doña Isabel  y sus descendientes en nombre de su Magestad  […] el señorio y pueblo de Tacuba que tiene ciento y veinte casas y yeteve que tiene cuarenta casas y izqui luca otra estancia que tiene cuarenta casas y chapulma loyan que cuarenta casas y Escapulcan nango que tiene 20 casas y Xiloango que tiene cuarenta casas y otra estancia que se dice ocoiacaq y otra que se dice castepeque y otra que se dice taluco y otra que se dice goatrizcoy otra que se dice Duotepeque y otra que se dice tacala que podrá haber en todo mil docientas cuarenta casas las cuales dichas estancias y pueblos son sujetos de Tacuba y al señor de ellas.

Entre ellas la más importante es el señorío de Tacuba ya que quedó enseguida dentro de la nueva ciudad de Méjico por lo que este Concejo pagaba unas rentas vitalicias a sus sucesores.

No obstante el Visitador General ya poseía bienes de cierta consideración e importancia. Además de las remuneraciones por sus diferentes cargos poseía un buen repartimiento de indios que era el pueblo de Chiausa[29].

Por destacar alguna faceta de su personalidad podemos decir que suscribe favorablemente un informe en el que pide condiciones dignas para los nativos de aquellas tierras colonizadas:

A los indios de Su Sacra Majestad los debe mandar dar por vasallos mandando hacer consideración a la calidad de la persona de cada uno y a lo que en la conquista y pacificación de la Nueva España hobiere servido porque por esta manera serán más prestos industriados en las cosas de nuestra santa fe…[30]

Está en la línea de lo que quedó dispuesto la reina Isabel la Católica en su testamento, que se considerara a los habitantes de las tierras recién descubiertas súbditos de su corona y recibieran la fe católica y que después los demás monarcas que ocuparon este trono mantuvieron y los académicos de la Universidad Pontificia de Salamanca defendieron.

El diecinueve de marzo de 1527 ya había fallecido don Alonso de Grado pues Cortés en una célula de donación a doña Marina de Moctezuma, hermana de doña Isabel, hace referencia a la muerte del hidalgo[31]. Bernal Díaz lacónicamente dice que murió de su muerte[32].

 

  1. 6.     Conclusión.

 

Al hacer un recorrido por todo lo que fue la conquista, en algunos casos, y colonización de parte del Norte, Centro y Sur de América encontramos personajes de primera fila como Cristóbal Colón, Francisco Pizarro, Hernán Cortés, Pedro de Alvarado, Juan Ponce de León, Gonzalo Jiménez de Quesada o Vasco Núñez de Balboa, sobre todo en este año en que se celebra el V Centenario del descubrimiento del Océano Pacífico, o como lo llamaron las demás potencias el Lago Español.  Pero junto a éstos no podemos dejar de lado a todo un ingente número de personas que abandonaron su patria por diferentes motivos y que también son artífices de este impresionante proyecto que llevó a cabo España.

Para alcanzar todo esto tuvieron que salvar muchas diferencias personales, tragarse orgullos hidalgos y poner todo lo que tenían en común; primero para salvar sus vidas, segundo para salir victoriosos de esta contienda en la que estaban inmersos.

Son aquellos que al principio ejercieron como soldados y después ocuparon puestos en la administración de los nuevos virreinatos. Sin éstos no hubieran sido posibles los sueños y anhelos de aquellos.

Todos estos trabajos, salvando los desmanes que pudieran cometerse, que los hubo, han dejado como premio un Continente en el que ha nacido una cultura propia de raíz española, que ha creado unos lazos de hermandad que duran hasta hoy. Éste es uno de aquellos que si bien fueron movidos por motivos de índole personal también supieron transmitir una serie de virtudes y valores que sumados a los que ellos tenían han fructificado en una sociedad que puede decir una palabra interesante y vital en el mundo global en el vivimos.



[1] R.A.H. Colección Muñoz. A/104, fols. 315-317.

[2] B.N.E. Mss.-17.996. Noticias de Alcantara escritas por Pedro Barrantes Maldonado en 1572, recogidas y anotadas en 1722 por don Fabián de Cabrera y Barrantes. Fols. 11v-12r.

[3] A.H.N. OO.MM. Ach. Hº de Toledo. Exp. 26708.

[4] A.H.N. OO.MM. Exp. 26299.

[5] Enrique de Vedia. Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Historiadores primitivos de Indias, T. II. Madrid, 1862. Pág.: 97.

[6] D. A. Martín Nieto, Antonio Nebrija y sus hijos. Relaciones con Extremadura, Asociación Cultural Torres y Tapia, Fondo Cultural Valera, Fundación Academia Europea de Yuste y Documet. Campanario-Villanueva de la Serena. MMVII. Págs: 25-26.

[7] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 65.

[8] En la cronología y en la recogida de algunos datos sigo el siguiente autor: Hammond Innes, Los Conquistadores Españoles (The Conquistadors), Ed. Noguer, Barcelona, 1969. Págs.: 38-197.

[9] Enrique de Vedia. Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Historiadores primitivos de Indias, T. II. Madrid, 1862. Págs.: 299-301.

[10] Enrique de Vedia. Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Historiadores primitivos de Indias, T. II. Madrid, 1862. Pág.: 97.

[11] Enrique de Vedia. Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Historiadores primitivos de Indias, T. II. Madrid, 1862. Pág.: 97.

[12] Enrique de Vedia. Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Historiadores primitivos de Indias, T. II. Madrid, 1862. Pág.: 97.

[13] Francisco López de Gomara, Historia de las conquistas de Hernando Cortés, T. II. Méjico, 1826. Pág.: 62.

[14] Francisco López de Gomara, Historia de las conquistas de Hernando Cortés, T. II. Méjico, 1826. Pág.: 62.

[15] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, T. IV, Madrid, 1796. Págs.: 13-14.

[16] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, T. IV, Madrid, 1796. Pág.: 195. Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 74.

[17] Francisco López de Gomara, Historia de las conquistas de Hernando Cortés, T. II. Méjico, 1826. Pág.: 229.

[18] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 66.

[19] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 66.

[20] Enrique de Vedia. Autores Españoles, desde la formación del lenguaje hasta nuestros días. Historiadores primitivos de Indias, T. II. Madrid, 1862. Pág.: 97.

[21] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 66.

[22] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 70.

[23] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Págs.: 74-76.

[24] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, T. IV, Madrid, 1796. Págs.: 13-14; 195. Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 73. Dr. Xavier López Medellín “Hospital de Jesús: Bastión Cortesiano latente en México” en Revista de Historia de las Vegas Altas, Diciembre 2012, nº3, p. 10.

[25] Giovanni Francesco Gemelli Careri, Viaje a la Nueva España, Universidad Nacional Autónoma de México, México, 2002. Pág.: 120.

[26] R. A. H. Colección Muñoz. A/104, fols. 315-317.

[27] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 79.

[28] R.A.H. Colección Muñoz. A/104, fols. 315-317.

[29] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 80.

[30] Amada López de Meneses, “los Extremeños en América”: Boletín de la Sociedad Española de Excursiones, Año XL, I. Trimestre, 1932. Pág.: 78.

[31] A.G.I. Sección Justicia. Leg. 124.

[32] Bernal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva España, T. IV, Madrid, 1796. Pág.: 470.

Abr 032014
 

Tomás García Muñoz y Esteban Mira Caballos.

1.-INTRODUCCIÓN

            La atención dedicada a los conquistadores y a la conquista ha relegado al olvido a cientos de colonizadores que llegaron después, incluso a aquellos que amasaron una gran fortuna allende los mares, invirtiendo parte o todo su caudal en su localidad natal. Y ello sin tener en cuenta que, en muchas ocasiones, a efectos económicos tuvieron mucha más repercusión que los propios conquistadores.

En la España del siglo XVI se popularizó la palabra perulero para aludir a aquella persona que había hecho una gran fortuna en el Perú y regresaba rica. Con el tiempo, terminó designando a todo aquel que se enriquecía comerciando con cualquier lugar de las Indias. Juan Velázquez de Acevedo se ajusta perfectamente al perfil de perulero, pues se enriqueció en el Perú, mediante el comercio, y regresó inmensamente rico a su tierra natal. Conquistadores como Hernán Cortés y peruleros como los Velázquez, influyeron sobremanera en el ánimo de aquellas personas que no tenían nada en la Península y que, siguiendo su ejemplo, se animaron a probar suerte en las colonias. De hecho está documentado el paso a las Indias de más de 900 personas oriundas de la tierra de Medellín a lo largo de la época colonial[1].

De Juan Velázquez de Acevedo no sabíamos hasta la fecha casi nada, más allá de su propio nombre inscrito en la licencia otorgada por la Casa de la Contratación para marchar al Perú en compañía de su familia. Y este vacío historiográfico es especialmente llamativo ya que hablamos de una persona muy acaudalada que consiguió traer a su terruño una buena parte de su fortuna. Como tendremos ocasión de demostrar en este trabajo, la repercusión económica que tuvo para la villa fue excepcional, incomparable con los pocos capitales que remitieron otros paisanos, incluidos el célebre Hernán Cortés. Insisto que me parece extraño el olvido de un personaje tan señalado y poderoso económicamente como Juan Velázquez y que tanto influyó en la economía de la villa condal. Debió ser una persona muy conocida en su tiempo, admirado y envidiado por su fortuna y por su capacidad para los negocios, no sólo en su villa natal sino seguramente en toda la Baja Extremadura. La desaparición de los archivos metellinenses y el escaso desarrollo de la historiografía local ha contribuido al olvido.

En este trabajo, intentaremos ofrecer la verdadera dimensión de una persona que consiguió el sueño que otros nunca lograron, es decir, el de regresar triunfantes a la tierra que varias décadas antes los vio partir con las alforjas casi vacías.

2.-FUENTES

            Como ya hemos afirmado, el caso de este metellinense es especial porque la carencia de fuentes ha provocado su olvido por parte de la historiografía. En Medellín no se ha conservado documentación municipal, notarial ni parroquial referente al siglo XVI lo que ha condicionado en buena medida la investigación. De hecho, nos ha sido imposible localizar las decenas de escrituras notariales que con un negocio como el suyo debió formalizar. Tampoco hemos podido localizar su fecha de nacimiento, ni la de sus padres, hermanos y primos. Bien es cierto que, el erudito local Eduardo Rodríguez Gordillo extractó y publicó algunos documentos, entre ellos, el testamento del licenciado Luis Velázquez, tercer patrono de la fundación de los Velázquez, redactado en Medellín, ante el escribano Juan Cortés, el 4 de febrero de 1626[2].

            Pero, es más, ni tan siquiera se ha conservado documentación de significación en el Archivo General de Indias, más allá de su licencia de embarque. En cambio, sí que disponemos de documentos esenciales que hemos encontrado en el Archivo de Protocolos de Zafra. Resulta que esta villa de señorío –al igual que Medellín- funcionaba de alguna forma como puerta de Extremadura a las Indias, lugar de partida y de llegada de capitales indianos a tierras extremeñas[3]. Juan Velázquez mandaba desde Lima capitales a su hermano Alonso, que usualmente permanecía en Zafra a la espera de los arrieros y apoderados con los caudales de Indias. Una vez que Juan Velázquez y su esposa Inés de Cabañas regresaron a Medellín, la situación no cambió demasiado, pues frecuentemente enviaban a Alonso Velázquez a Zafra con el mismo cometido, es decir, recibir los caudales enviados desde las Indias[4].

Pues bien, a Inés de Cabañas le sorprendió la muerte sin acabar de redactar su escritura de última voluntad por lo que acordó que la terminara su esposo Juan Velázquez. Sin embargo, a éste le volvió a ocurrir lo mismo que a su difunta esposa, su enfermedad avanzó tan deprisa que no pudo concluir su testamento, por lo que fue su hermano Alonso el que lo formalizó en Zafra, el 3 de marzo de 1600, incluyendo las cláusulas de su hermano y las de su cuñada. Asimismo, adjuntó en el mismo otorgamiento, el testamento y el poder que Juan Velázquez de Acevedo otorgó con anterioridad en Valdetorres, jurisdicción de Medellín, el 5 de mayo de 1598, ante el escribano Juan de Morales y que finalmente la justicia declaró apócrifos[5]. Asimismo, disponemos de otros manuscritos, localizados en este mismo archivo y en el General de Simancas que detallan la actividad económica y la magnitud de la fortuna que consiguieron amasar estos peruleros metellinenses. También se conservan dos valiosos y extensos documentos impresos en la biblioteca del Palacio Real de Madrid, sobre el litigio entre Francisco de Vinuesa y los Velázquez, sobre el patronazgo, fechados en el primer tercio del siglo XVII[6]. Estos últimos nos han permitido perfilar definitivamente toda la genealogía de la familia Velázquez, y los sucesivos herederos hasta acabar en manos de los Vinuesa.

Con total seguridad, debe conservarse documentación sobre esta familia en el Archivo de Protocolos de Sevilla, sobre todo en la última década del siglo XVI. Y lo sabemos por algunas alusiones a escrituras otorgadas ante notario en la capital Hispalense. Sin embargo, dado que había veinticuatro escribanías, algunas de ellas con dos o tres libros por año, el trabajo de localización del material puede llevar bastante tiempo. Por ello, quiero dejar claro que dejamos para una segunda fase la búsqueda de este material que puede alumbrar mucha luz sobre las actividades económicas de la familia.

 

3.-EL FUNDADOR: JUAN VELÁZQUEZ DE ACEVEDO

            Juan Velázquez era el mayor de los varones del doctor Alonso Velázquez, habido con su primera esposa Guiomar de Acevedo. El patriarca de la estirpe, a juzgar por su titulación, muy inusual en la época, debía pertenecer a una familia acomodada de Medellín. No tenía vinculación alguna con Juan Velázquez Dávila de la Torre (1501-1572), hijo de Francisco Dávila y de Isabel Mexía de Ovando, señor de Loriana y Don Llorente. Y ello, a pesar de que tanto los Velázquez Dávila de Loriana como los Velázquez de Medellín terminaron entroncando con los Ovando de Cáceres[7].

Siguiendo con el padre del fundador, el doctor Alonso Velázquez, nos consta que tenía por costumbre donar seis hachas de cera para el acompañamiento del Santísimo Sacramento en la festividad del Corpus Christi de Magacela, tradición que trataron de continuar sus hijos[8]. No hemos encontrado vinculación alguna de esta familia con la localidad de Magacela[9]. Lo más plausible es que simplemente se trate de un signo de ostentación de un cristiano viejo, puesto que se entendía que la fiesta del Corpus fue instituida para rendir a Dios públicas adoraciones y resarcir en el modo posible los ultrajes que los herejes hacen a Dios Sacramentado[10]. El desfile de Magacela debía tener un componente especial al tratarse de una villa de mayoría morisca. En cambio, es mucho más probable una vinculación con la ciudad de Mérida, pues tanto Juan Velázquez de Acevedo como su hermano dejaron bastantes mandas a favor de instituciones religiosas emeritenses, e incluso, trataron de fundar el colegio conventual en dicha ciudad. Tampoco podemos descartar en este sentido que el emeritense Juan Velázquez, soltero, que en 1573 pasó al virreinato del Perú, tuviese alguna vinculación con los Velázquez de Medellín, aunque de momento no hemos podido verificar dicho extremo[11].

El doctor Alonso Velázquez se desposó con Guiomar de Acevedo y, tras enviudar, se casó en segundas nupcias con la zafrense Beatriz López, procreando con ambas mujeres un total de nueve vástagos:

Desconocemos la fecha exacta de nacimiento de Juan Velázquez de Acevedo, pero podemos situarla entre 1520 y 1525, pues casi todos los testigos presentados en el pleito por su herencia declararon que, en el momento de su fallecimiento, era muy mayor, cercano a los 80 años. En cambio, sí que nos consta el embarque rumbo al Perú, el 6 de febrero de 1569, del doctor Alonso Velázquez, su esposa Beatriz López, y al menos tres de sus hijos, Juan, Isabel y Gutierre Velázquez[12]. También viajaba con ellos un niño de nueve años, hijo probablemente de Isabel Velázquez, que llegaría a hacer una dilatada carrera eclesiástica, pues estudio en los elitistas colegios reales de San Felipe y San Marcos, pasando posteriormente a la universidad de San Marcos donde obtuvo el título de doctor en teología (1585)[13]. Allí impartió clases en la cátedra de Teología, ostentando el cargo de rector en dos ocasiones, compatibilizando su cargo con el arcedianato de la catedral de Lima[14]. Al parecer, sus restos reposan en la capilla del Arcediano de la Catedral de Lima que él mismo dotó y cuyo coste ascendió a 14.000 pesos de oro[15]. Sorprende la tardía marcha a las Indias de la familia Velázquez, y digo tardía porque el doctor Velázquez era un septuagenario, mientras que su hijo Juan Velázquez de Acevedo debía tener entre 44 y 49 años.

Una vez en Perú, la estirpe tuvo una suerte dispar; mientras Gutierre Velázquez tuvo la desdicha de fallecer al poco tiempo, Juan consiguió establecer un enorme negocio dedicado a la captación de caudales de indianos extremeños para su envío a la Península, a cambio de una comisión. Allí conoció a una viuda, llamada Inés de Cabañas, con la que terminaría desposándose. Desconocemos de dónde era originaria, pero lo más probable es que fuese extremeña, lo que fundamentamos en los siguientes argumentos: primero, que el apellido, aunque de origen castellano, estaba muy extendido en Extremadura, probando hidalguía algunos de ellos ante la Chancillería de Granada[16]. Segundo, que una sobrina suya profesó en el convento concepcionista de Usagre, en la provincia de Badajoz. Tercero, que existía una pequeña aldea de ese nombre en Extremadura, desde la que partieron para las Indias, solamente en el siglo XVI, al menos 39 emigrantes[17]. Y cuarto, que conocemos a otros personajes de este apellido en el Perú que eran originarios de Extremadura y que muy probablemente eran parientes de ella. Entre ellos, Martín de Cabañas, natural de Logrosán (Cáceres), que obtuvo licencia para pasar al Perú el 24 de febrero de 1540[18].

Ignoramos el nombre del primer marido de Inés de Cabañas, con el que tuvo un hijo que fue fraile profeso en el convento de Nuestra Señora del Rosario de Lima, fray Diego de la Serna. Ni la madre ni su padrastro contaron con él cuando formalizaron sus testamentos. Ello provocó un largo pleito que causó un grave perjuicio para todos los herederos del patrimonio de los Velázquez. Efectivamente, el hijo, tras conocer el óbito de su progenitora y el contenido del testamento se apresuró a presentar una demanda contra Juan Velázquez de Acevedo, recibiéndose el proceso en la Chancillería de Granada el 4 de agosto de ese mismo año[19]. El largo litigio y el presumible fallo a su favor del monje profeso, impidió la erección del colegio conventual previsto en la cláusula testamentaria.

Juan Velázquez de Acevedo y su esposa decidieron regresar a España en 1596, pues justo antes de la partida, concretamente el 29 de marzo de 1596, formalizaron una escritura en Lima, ante el escribano Pedro Arias Cortés, por la que se otorgaban mutuamente poderes para que el que sobreviviese de los dos dispusiese la última voluntad de ambos[20]. No sabemos la fecha exacta de regreso, pero debió ser aproximadamente a mediados de 1596. Ambos sobrevivieron a la travesía pero ella por poco tiempo puesto que murió un año y medio después, concretamente a mediados de enero de 1598, sin tiempo de acabar su testamento, cuya escritura había empezado a redactar ante Pedro Pérez, escribano de Medellín, el 13 de enero de 1598[21]. Fue inhumada en la iglesia de Santa Cecilia de Medellín, ofreciéndole su marido un novenario y 400 misas por su alma que debían oficiar los religiosos de San Francisco en el citado templo parroquial[22].

Tampoco vivió mucho más Juan Velázquez, pues falleció exactamente entre las 5 y las 6 de la mañana del 23 de noviembre de 1599[23]. Poco antes de las 8 de la mañana Juan de Castro, boticario, se presentó en la casa y certificó su muerte, dado que el doctor Marroyo estaba enfermo[24]. Debía tener en torno a 80 años, estaba torpe y falto de memoria y pocos días antes había sido operado de cataratas[25]. No obstante, su muerte fue más o menos inesperada, pues estuvo firmando escrituras y realizando negocios hasta el día antes. Y al igual que su mujer, murió sin terminar su testamento, atribución que con un falso poder se atribuyó su medio hermano Alonso Velázquez.

Tanto el cuerpo de Inés de Cabañas como el de su marido Juan Velázquez se depositaron provisionalmente en la capilla mayor de la iglesia de Santa Cecilia de Medellín, junto a la peana del altar mayor[26]. Para el entierro y honras fúnebres, el alcalde mayor encargado del inventario y del depósito de los bienes del finado, mientras se resolvía la herencia, entregó de ellos 300 ducados a Alonso Velázquez para que los sufragase[27]. En teoría, cuando se finalizase el colegio o el convento de monjas, previsto en el testamento, sus cuerpos debían trasladarse allí. En el testamento de Alonso, fechado en 1600, se recoge el boato fúnebre que debía rodear a los actos del traslado de los restos desde Santa Cecilia al colegio o monasterio:

Es mi voluntad que el día que fuere nuestro Señor servido que los cuerpos del dicho señor Juan Velázquez de Acevedo, mi hermano, y de la dicha señora doña Inés de Cabañas, su mujer, fueren trasladados y pasados de la sepultura de la iglesia de señora Santa Cecilia, donde están depositados a la capilla del dicho colegio o cualquiera de los monasterios que tuviere efecto según como lo dejó mandado y ordenado el dicho señor Juan Velázquez de Acevedo, mi hermano, y yo asimismo lo mando y ordeno en la cláusula antes de ésta que el dicho día diga misa por sus ánimas y acompañen sus cuerpos a la entrada de la villa, ciudad o lugar donde el dicho colegio o monasterio se hiciere, todos los clérigos y frailes que se hallaren en ella y se digan por sus ánimas una misa cantada con sus vigilias y nueve lecciones y con sus responsos cantados y a todos se les den los oficios de los nueve días han ido y van los frailes de señor san Francisco de la dicha villa cada semana un día que es miércoles y han de ir todo el año y entretanto que las dicen estén encendidas sobre la sepultura del dicho Juan Velázquez de Acevedo, mi hermano, cuatro hachas y los frailes que dicen las misas salen a decir un responso sobre la dicha sepultura, las cuales siete misas cada semana que así van diciendo han de decir hasta ser cumplido el año del entierro del dicho Juan Velázquez de Acevedo, mi hermano, y por su ánima mando se paguen de la hacienda[28].

Sin embargo, debido a los pleitos a que hicieron frente sus herederos, se terminó desechando la posibilidad del traslado de dichos restos al convento de las agustinas de Medellín que finalmente dotaron. En la misma iglesia de Santa Cecilia, Juan Velázquez y Elvira González instituyeron la llamada capilla de los Velázquez, el fundador era hermano del padre de Juan Velázquez de Acevedo, y la construyó para enterrarse él mismo y sus descendientes, como hicieron el licenciado Gutierre Velázquez y el clérigo Alonso Velázquez. Parece obvia, la vinculación de toda la estirpe con este templo, de donde debían ser parroquianos.

Lápida epigráfica localizada en la capilla de los Velázquez, en la iglesia de Santa Cecilia. (Fotografía de José María Custodio Simón). Dice así: Aquí están sepultados Juan Velázquez y Elvira González, su mujer, fundadores de esta capilla, y el licenciado Gutierre Velázquez y Alonso Velázquez, clérigo, sus hijos. (Hemos desarrollado las abreviaturas y colocado las tildes y las comas).

Pero al final todo quedó en la misma familia, pues el patronazgo de la capilla y el del convento de las agustinas, al terminar la descendencia de la línea principal de los Velázquez, terminó recayendo en la misma persona, es decir, en Juan Velázquez de Ovando[29]. Como es sabido, éste había accedido al cargo de relator del Consejo de Indias el 13 de noviembre de 1618, ignorándose el período de tiempo que lo desempeñó, probablemente en torno a una década[30]. Además ostentó el rango de alcalde de los hijosdalgo de Medellín y fue asimismo cofrade de los Santos Mártires. Como ya hemos dicho, en él confluyeron el legado de los fundadores de la capilla y el de los fundadores del convento de monjas de la villa.

Imagen I: árbol genealógico de los fundadores de la capilla de los Velázquez en Santa Cecilia    y sus descendientes, parientes de los Velázquez de Acevedo. Academia de la Historia, Colección

Salazar y Castro, (sig. D-35, fol. 83).

Las memorias de misas, las limosnas y las obras pías que cumplimentó Alonso Velázquez, tras la muerte de su hermano, fueron muchas aunque sólo una pequeña parte de ellas se llegaron a cumplir, debido a los pleitos subsiguientes. No obstante, las enumeramos a continuación:

Cuadro I

Misas establecidas por

Alonso Velázquez (1600)

Número Oficiante y templo Intención
1.000 Frailes del convento de San Francisco de Medellín Alma de Juan Velázquez
400 Curas de Santa Cecilia de Medellín Alma de Juan Velázquez
400 Frailes del convento de San Andrés de Mérida Alma de Juan Velázquez
200 Frailes del convento de San Francisco de Mérida Alma de Juan Velázquez
200 Frailes franciscanos de Mérida Alma de Inés de Cabañas, mujer de Juan Velázquez
200 Frailes del convento de San Francisco de Trujillo Alma del doctor Alonso Velázquez, padre de Juan y de Alonso.
200 Frailes franciscanos de Mérida Almas del Purgatorio.
100 Vicario del convento de las monjas Concepcionistas de Usagre Alma de Juan Velázquez
100 Frailes franciscanos de Trujillo Alma de Mari Álvarez que Alonso Velázquez denomina como su señora, difunta.
50 Franciscanos del convento de Medellín Alma de Gutierre Velázquez, hermano del otorgante.
50 Franciscanos del convento de Medellín Juan Velázquez, del que dice que murió en Salamanca y que no identifica pero que es sin duda un primo o tío.

Como puede observarse, además del entierro, vigilias y demás pompa fúnebre, se ofrecieron un total de 2.800 sufragios, todos con su correspondiente limosna que recayeron en religiosos seculares y regulares de Medellín –más de la mitad, concretamente 1.500-, Mérida, Trujillo y Usagre. Las donaciones y limosnas también fueron considerables:

Cuadro II

Limosnas establecidas por

Alonso Velázquez (1600)

Concepto Beneficiario/os Cuantía
Limosna para reparos de obras La ermita de San Blas de Medellín 3.400
Limosna para reparos de obras La ermita de San Pablo de Medellín 3.400
Limosna para reparos de obras La ermita de los Benditos Mártires de Medellín 3.400
Donación para hacer una imagen de Santa Cecilia Iglesia parroquial de Santa Cecilia de Medellín 10.200
Limosna para obras y reparos Iglesia parroquial de San Martín de Medellín 3.400
Limosna para obras y reparos Iglesia parroquial de Santiago de Medellín 3.400
Limosna para obras y reparos Iglesia parroquial de Santa María del Castillo de Medellín 3.400
Limosna para que a cambio celebren una misa cantada y con su vigilia por la memoria de Juan Velázquez y la comunidad rece por su alma. Convento de la Limpia Concepción de Medellín 30.000
Limosna para que a cambio celebren una misa cantada y con su vigilia por la memoria de Juan Velázquez Convento de San Francisco de Medellín 10.200
Limosna para reparos y gastos de camas de los pobres Hospital de Medellín 6.800
Limosna de seis hachas de cera blanca Cofradía de San Pedro de Medellín ¿?
Limosna Cofradía del Santísimo Sacramento de Medellín 1.496
Limosna Cofradía del Nombre de Jesús de Medellín 1.496
Limosna Cofradía de la Cruz de Medellín 1.496
Limosna Cofradía de los Mártires San Fabián y San Sebastián de Medellín 1.496
Limosna Cofradía de San Blas Medellín 1.496
Limosna Cofradía de la Magdalena de Medellín 1.496
Inversión total 86.576

Los donativos para distintas instituciones religiosas de la villa ascendieron a más de 86.000 maravedís, una cifra bastante estimable para la época. Una verdadera inyección de liquidez que de haberse cumplimentado íntegramente hubiesen tenido una notable repercusión en una parte del vecindario. Además, se citan un total de seis cofradías en la villa, lo cual tiene su importancia ya que hasta la fecha sólo se tenía constatada la existencia de la de los Mártires, por referencia de Solano de Figueroa. Hubo otras mandas establecidas por Juan Velázquez y ratificadas por su hermano, concretamente dos, a saber: una dote de 400 ducados a favor de Mayor de Cabañas, sobrina de Inés de Cabañas, para que profesase como monja en el convento de la Concepción de Usagre y la ahorría de sus esclavos Francisco y Ana, así como de los hijos de ésta, Leonor, Ana, Petrona y Simón[31]. Además dispuso el pago de distintas cuantías anuales a cada uno de ellos en concepto de alimentos: 45 ducados a Leonor, 36 ducados en total para Ana y Petrona y una libra y media de pan más cuatro maravedís diarios para Francisco. Como luego veremos, solo una pequeña parte de estas disposiciones llegaron a cumplirse porque, Alonso Velázquez debió enfrentarse a largos pleitos que además perdió, dilapidando una parte de la fortuna familiar y la suya propia.

4.-LA FALLIDA FUNDACIÓN DEL COLEGIO

Según Alonso Velázquez, la voluntad de Juan Velázquez de Acevedo y de la esposa de éste Inés de Cabañas, fue la fundación de un convento colegial de dominicos que debía establecerse en la casa de señor San Andrés de la ciudad de Mérida, para lo cual se destinaron 500 ducados que debían invertirse en rentas para el mismo. El dinero procedería íntegramente de los bienes de Inés de Cabañas que, al menos en teoría, era la auspiciadora del citado colegio.

Éste estaría habitado inicialmente por 18 colegiales, nombrados por el fundador de entre los religiosos dominicos. Una vez fallecido el fundador serían elegidos, dos de ellos por el rector, otros dos por el patrono y los catorce restantes por el rector y los colegiales, con tal de que procediesen cada uno de alguno de los siguientes centros: colegios de San Gregorio de Valladolid, San Esteban de Salamanca, San Pablo de Sevilla y Santa Cruz de Granada y de los conventos de Toledo, Ávila, Nuestra Señora de Atocha de Madrid, Talavera de la Reina, Palencia, Trujillo, Cáceres, Badajoz, Zafra y dos del de Lima[32]. Se preveía el futuro incremento de colegiales cuando aumentasen las rentas del mismo, sobre todo mediante las donaciones de los antiguos alumnos que alcanzasen altos cargos en la jerarquía eclesiástica, pues debían abonar la tercera parte del salario que adquiriesen el primer año del desempeño de su dignidad o de su magisterio.

            Asimismo, se preveía que el centro funcionase también como residencia de aquellos religiosos dominicos de los reinos de Perú y Lima viejos e impedidos, que decidiesen volver a España a descansar. Ahora bien, debían entregar para tal fin la hacienda que tuviesen para de esta forma poder recibir a más residentes y además no ser gravosos para el centro. Los colegiales estaban obligados a leer y enseñar gramática, retórica, artes y teología a todo el que quisiere oír sus lecciones, tanto religiosos como laicos.

            La comunidad seguiría de cerca los estatutos del colegio de San Gregorio de Valladolid y estaría dirigido por un rector. El primero de ellos debía ser fray Andrés de Almaguer O. P., atendiendo a que había sido muchos años colegial y es muy religioso y docto y persona muy ejemplar y de buen gobierno.

En caso de que no se pudiese establecer el colegio en dichas casas o por cualquier otra causa habría un plan alternativo: el establecimiento de un convento de monjas concepcionistas en la localidad de Villanueva de la Serena, adscrito a la provincia franciscana de San Miguel[33]. Para ello se le dotaría de los mismos recursos, es decir, de 500 ducados de renta, procedentes de un juro que tenían sobre las alcabalas de dicha villa, facilitando de esta forma su cobro por parte de las religiosas. Además de ese dinero, procedente de los bienes de Inés de Cabañas, Juan Velázquez añadió 300 ducados más de rentas de su propio erario para que las religiosas tuviesen más descanso para dedicarse al culto. Sin embargo, su hermano Alonso, poco después, redujo la dotación del cenobio hasta los 400 ducados de renta anual, incluyendo en dicho cargo el gasto de las monjas así como el del vicario que hiciese las funciones de capellán.

La iglesia se consagraría a la advocación de San Juan Bautista y en la capilla mayor se enterrarían Juan Velázquez y su esposa Inés, mientras que a los lados de la misma podrían inhumarse los herederos del patronazgo. Las monjas fundadoras del mismo serían sus tres hermanas, Sor María de San Bernardo, profesa en el cenobio de Concepcionistas de Medellín, María de San Antonio y María de San Rafael, estas dos monjas de velo negro en el cenobio de la misma advocación de Usagre. En ese orden debían alternarse como superioras cada tres años y, pasados los tres trienios, quien saliese elegida anualmente de las tres. Asimismo, se otorgarían dotes gratuitas a seis religiosas, a propuesta del patrono que iría cumplimentando el número cada vez que una plaza vacase.

Obviamente, el patronazgo lo ostentaría Alonso Velázquez y, tras su muerte, su hijo mayor Juan Velázquez y, después de éste, sus descendientes, prefiriendo siempre al varón mayor, como era usual en la época. En caso de terminarse la descendencia de Alonso Velázquez, el patronazgo pasaría a Juan Velázquez, hijo mayor de su hermana Beatriz Velázquez y a sus descendientes, prefiriendo de nuevo al varón sobre la mujer y por orden de edad.

El patrón recibiría 500.000 maravedís anuales, para lo que se destinaron los dos juros que Juan Velázquez tenía situados sobre las rentas reales de la villa de Alcuéscar. El vicario del mismo sería fray Juan Bautista de Cáceres, guardián del convento de San Francisco de Medellín, quien ostentaría el cargo de vicario y fundador a perpetuidad.

Dado que las rentas del colegio o en su defecto del monasterio debían proceder del caudal de Inés de Cabañas y que éste fue reclamado por su hijo, nunca se llegaron a realizar ni uno ni otro. A cambio de ello, se estableció una obra pía con las siguientes obligaciones:

Primero, un aniversario anual a celebrar el 23 de noviembre, que fue el día que murió Juan Velázquez, con la pompa fúnebre y en la iglesia que al patrón de la obra pía le pareciese.

Segundo, un día al año se celebraría en Santa Cecilia el oficio de cabildo mayor con los curas y beneficiados, acompañados por los frailes franciscanos, oficiando una misa por el eterno descanso del alma de Juan Velázquez. Al día siguiente, se realizarían otros dos oficios, uno por los franciscanos de la villa y otro por la cofradía de San Pedro, que era de la clerecía de Medellín.

Tercero, un millar de misas anuales por el alma de Juan Velázquez, poniendo una cruz con cuatro hachas de cera sobre su sepultura. A esas habría que sumar otras 365 misas por su alma, una cada día del año, excepto los lunes y sábados que se debían dedicar a las almas del purgatorio.

Cuarto, se sufragaban anualmente seis hachas de cera blanca para que alumbrasen el Santísimo el Jueves Santo y otras seis para la procesión del Corpus, en Medellín o en la localidad donde el patrón decidiese.

Quinto, se compró el patronazgo perpetuo de la cofradía de San Pedro de Medellín por una cuantía anual de 60 ducados, además del compromiso de reedificar con cargo a la obra pía la iglesia de San Pedro y San Pablo[34]. A cambio, la corporación se comprometía a reconocer a los Velázquez como patronos de dicho instituto y a rezar anualmente doce aniversarios por el alma del fundador de la obra pía.

Y sexto, ese dispuso el gasto del grueso del dinero de la obra pía en lo que al patronero le pareciese mejor, prefiriendo siempre a beneficiarios de la familia. La memoria quedaba muy abierta:

…Conforme a las necesidades presentes, pueda elegir lo que más útil le pareciere al servicio de Dios, ora sea casando huérfanas o haciendo decir misas, sacrificios o repartiendo trigo o pan (a)masado o soltando presos de la cárcel o metiendo monjas o haciendo limosna a los templos o a personas eclesiásticas o religiosas o repartiendo otras limosnas las pascuas y días festivos del año o haciendo fiestas al Santísimo Sacramento o a Nuestra Señora o a los santos que tuviere devoción y en fin eligiendo en cada un año las obras que le parecieren más pías…[35]

Como ya hemos dicho, estas fundaciones finalmente no se hicieron porque el testamento de Juan Velázquez, terminado por su medio hermano fue declarado apócrifo. Con posterioridad, el tercer patrono, es decir, el licenciado Luis Velázquez, nieto del fundador, decidió dotar otro convento, pero no en Villanueva de la Serena, ni en Mérida sino en la propia villa de Medellín.

5.-SU ACTIVIDAD ECONÓMICA

            ¿Cómo consiguieron su fortuna los Velázquez? El negocio estaba muy claro. Los hermanos Alonso, Gutierre y Juan Velázquez eran naturales de la villa de Medellín, hijos del doctor Alonso Velázquez. El primero residía habitualmente en Zafra, de donde era originaria su madre, por eso se casó y testó allí. En cambio, Gutierre y Juan Velázquez marcharon a las Indias, residiendo largos años en Lima. Gutierre murió en el virreinato peruano prematuramente, sin embargo, Juan Velázquez, que era el alma del negocio familiar, consiguió con esfuerzo y tesón amasar una gran fortuna.

Juan Velázquez, era socio y amigo del zafrense Hernando Martel de Mosquera. De hecho, cuando en 1581 este último y una hija suya, llamada María Martel, regresaron a su villa natal con una licencia de cuatro años, para solucionar ciertos negocios, dejó la administración de sus bienes y de su encomienda en manos del metellinense. Su amistad no fue óbice para que años después se detectase un fraude de 8.200 reales, que Juan Velázquez se obligó a devolver por escritura otorgada en Medellín, ante Pedro Pérez, el 3 de junio de 1598[36].

El cometido del metellinense era captar capitales indianos, casi siempre en el virreinato peruano pero en alguna ocasión también en Castilla del Oro y traerlos personalmente o remitirlos a su hermano Alonso Velázquez. También a Hernando Martel le enviaba capitales una vez que este último regresó a Zafra. De hecho, sabemos que le remitió 270.000 maravedís de Juan Yuste, difunto, natural de Logrosán, para que los invirtiera en rentas con las que establecer una capellanía en su localidad natal[37]. El dinero lo adquirió el duque de Feria, sin embargo, lo redimió en 1599 por lo que Juan Velázquez, que estaba por aquel entonces de vuelta en Medellín, envió a Zafra a su hermano Alonso para que recibiese la renta, la reinvirtiese y acudiese con la renta al capellán de la misma, Francisco Hernández[38].

En Lima recibió asimismo, de fray Andrés de Almaguer O.P., una partida de dinero para invertirla en España. Una parte se la entregó en Lima y la otra se la envió a Medellín, junto a una cadena de oro de tres libras, seis onzas y tres adarmes sin quilatar, por valor, excluyendo la joya, de 19.066 reales, con cuyo capital se compraron rentas, reconociéndose el capital principal y los réditos por escritura otorgada ante Pedro Pérez, escribano público de Medellín, el 25 de noviembre de 1598[39]. A veces se trataba tan sólo de invertirlos en rentas descontando, por supuesto, los costes de los fletes, las averías, las licencias, los escribanos así como las comisiones de los peruleros y arrieros. En otros, el cometido era algo más complejo; así, el 3 de marzo de 1596, Juan Velázquez recibió en Lima 1.400 ducados del religioso Pablo Núñez de Paredes, por mediación de Melchor Núñez de Prado, con un cometido muy específico: debía solicitar una licencia del Santo Pontífice para que autorizase el regreso a España de Pablo Núñez, invirtiendo el sobrante en rentas, previendo un pronto retorno de éste. En algunas ocasiones Juan Velázquez también remitía capitales propios para que su hermano los invirtiese en rentas. Así, en 1591 Martín Alonso de Ampuero, mercader y alcalde ordinario de Lima, embarcó hacia Sevilla mercancías por valor de 78.795 pesos de oro, siendo una parte de ellas propiedad de Juan Velázquez de Acevedo, vecino de Lima, con la intención de entregarlas a su hermano Alonso Velázquez[40].

Está claro que el negocio de los Velázquez procedía de las comisiones por la repatriación de capitales para su inversión en rentas. La comisión era elevada, acorde con los riesgos, pues la pérdida del mismo, la confiscación o una errónea inversión, podían acarrearle graves perjuicios económicos. De hecho, cuando regresó Juan Velázquez trajo consigo un cofrecillo con tejuelos de oro, suyos y ajenos, que le fue confiscado por la Casa de la Contratación, alegando que el contenido no venía registrado. Un fraile dominico de Panamá, propietario de uno de los tejuelos reclamó su importe, y Alonso Velázquez lo abonó, aunque eso sí, descontando averías, fletes y comisiones.

Ahora bien ¿qué porcentaje cobraban por su tarea?, pues sólo tenemos una referencia exacta de la cuantía, pero nos puede servir de aproximación. En 1597 recibió de Alonso Niño de Guzmán, vecino de Lima, por mediación de Pedro Cerrato, 952 ducados para invertir en Sevilla. Cuando en 1600 se presentó en Medellín el hijo del inversor, fray Rodrigo Niño de Guzmán O.P., para recuperar su dinero se le descontaron 15.062 maravedís que les había pagado ya Juan Velázquez en rentas y 50 ducados por traer el dinero y solicitar la licencia del prelado[41]. Es decir, que al menos en este caso, el coste del traslado del capital y del propio hijo del inversor, así como las gestiones, ascendió al 5,25% del total importado.

Pues bien, tras amasar una gran fortuna, el matrimonio formado por Juan Velázquez e Inés de Cabañas decidió regresar a Extremadura, y más concretamente al pueblo natal del primero, Medellín, donde se encontraban en 1597. En esos tres años continuó con el negocio, pues recibió a comisión numerosos capitales de indianos para invertirlos en rentas.

            El caudal que obtuvo Juan Velázquez fue considerable y en buena parte lo trajo a Medellín, invirtiéndolo en rentas que pudieron disfrutar sus descendientes. Eso no impidió que en el último año de vida sufriese alguna falta de liquidez debido a los muchos negocios que tenía y a algunas contingencias que sufrió en algunos de ellos. Por ello, el 1 de febrero de 1599, recibió 28.000 reales a censo de Elvira González, viuda de su tío Juan Velázquez. Su hermano Alonso, en su testamento de 1600, dispuso el pago de dicha cuantía y la redención del citado censo[42]. A continuación, enumeramos algunas de las propiedades y rentas adquiridas en Medellín desde su retorno:

Cuadro III

Rentas compradas por Juan

Velázquez en España (1597-1599)

Lugar y Fecha Situado Inversión Renta
Madrid, 30-VII-1597 La mitad sobre las alcabalas de la villa de Alcántara y su partido y la otra mitad sobre las de Zalamea. 11.250.000 803.571
Sevilla, 23-IX-1597 Sobre los impuestos reales de la villa de Alcuéscar 5.025.000 314.062
Medellín, 2-II-1599 Sobre los impuestos reales de la villa de Alcuéscar 3.000.000 187.500
Totales 19.275.000 1.305.133

            Como puede observarse, entre 1597 y 1599, el perulero invirtió en juros cerca de veinte millones de maravedís por los que cobraba una renta anual de 1,3 millones. Un provecho elevadísimo que debió incentivar la economía no sólo de Medellín sino también de Zafra y de otros pueblos de la Baja Extremadura.

            Sin embargo, su supuesto heredero, Alonso Velázquez, se debió enfrentar a dos pleitos, uno con sus propios hermanos y el otro con el hijo de Inés Cabañas. Ambos los perdió en primera instancia, apelándolos a la Chancillería de Granada, lo que no le evitó ciertos períodos de cárcel así como gastos millonarios en gestiones. Durante varios lustros la herencia estuvo embargada y los herederos no pudieron tocarla, en perjuicio de su administración. Cuando fue desembargada, debían más de 2.000 ducados de las rentas corridas de varios censos que tenía situados la hacienda de los Velázquez a favor de distintas personas[43]. Para colmo al administrador de la hacienda durante el tiempo del litigio, Diego Otáñez Sarabia, se le imputó un desfalco de más de 50.000 reales.

Cuadro IV

Rentas vinculadas al

Patronazgo en 1615 y en 1626

Situado Capital Renta anual
Rentas reales del concejo de Alcuéscar 8.020.000 401.000
Rentas reales del concejo de Alcuéscar 340.340 24.310
Rentas de las alcabalas del concejo de Alcántara 2.856.000 204.000
Rentas reales del concejo de Alcuéscar 1.760.000 110.000
Dehesa de pasto y labor en Valdegamas ¿? ¿?
Totales 12.976.340 739.310

            El capital había mermado considerablemente aunque, pese a ello, seguía siendo cuantioso. Exceptuando la dehesa, el capital había disminuido, con respecto a 1599, un 32,67% y las rentas un 43,44 %. Entre 1615, cuando el patrono era Alonso Velázquez, y 1626, cuando hizo su testamento el licenciado Luis Velázquez, el volumen de las rentas no varió[44]. Posteriormente, concretamente desde el 23 de diciembre de 1676, dado que las renta de las alcabalas de Alcántara no producían lo suficiente, cambiaron la ubicación de la renta a las alcabalas y tercias de la ciudad de Soria, lo que de paso facilitaba su cobro por los Vinuesa.

Pero volviendo a los Velázquez, debemos decir que no eran los únicos de la familia que se dedicaban al comercio, de hecho, un hermano de su padre, Rodrigo Velázquez, el hijo de éste, Juan Velázquez, y el nieto Diego Velázquez poseían una tienda de productos textiles en Medellín y se acercaban periódicamente a Zafra para comprar género[45]. No eran peruleros, pero si mantenían una intensa actividad económica, comprando género para su tienda. A continuación, mostramos algunas de las transacciones que esta familia formalizó en Zafra, aunque no hemos pretendido ser exhaustivos:

Cuadro V

Contratos de compra de género textil

en Zafra por los Velázquez[46]

FECHA COMPRADOR VENDEDOR CUANTÍA
11-VIII-1590 Rodrigo Velázquez, mercader, en nombre de Juan Velázquez, ambos de Medellín Fernando Franco y otros, vecinos de Toledo 32.368
12-XI-1591 Rodrigo Velázquez, mercader, con poder de su hijo Juan Velázquez Pedro Ortiz, Marcos Pérez y Baltasar Ortiz, vecinos de Laredo 176.639
24-VI-1592 Diego Velázquez, mercader, con poder de su padre Juan Velázquez, también mercader Juan Fernández y Andrés Sánchez Fernández, vecinos de Córdoba 67.116
25-VI-1592 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Juan de Herrera, jurado, y su hijo Alonso de Herrera, vecinos de Laredo 337.662
26-VI-1595 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Diego Rodríguez, jurado, vecino de Córdoba, o quien su poder tuviese 145.761
26-VI-1595 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Diego Rodríguez, jurado, vecino de Córdoba, o quien su poder tuviese 65.331
26-VI-1595 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Hernando Francisco y otros socios, vecinos de Laredo 123.743
1-X-1595 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Juan Rodríguez y Andrés Sánchez Fernández, jurados, vecinos de Córdoba 55.267
1-X-1595 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Andrés Sánchez, jurado, y Juan Fernández, su hermano, vecinos de Córdoba 112.574
1-X-1595 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Alonso Fernández de Córdoba y Alonso Fernández, su hijo, vecinos de Córdoba 20.026
1-X-1595 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Pedro Ortiz, Melchor Pérez y Baltasar Ortiz, vecinos de Laredo 173.275
26-VI-1596 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Alonso Rodríguez Yáñez, jurado, vecino de Córdoba 44.914
26-VI-1596 Diego Velázquez, con poder de su padre Juan Velázquez Juan de Herrera, jurado, y Alonso de Herrera 150.975
TOTAL 1.506.651

            Las cuantías abonadas por esta rama de los Velázquez fueron formidables, nada más y nada menos que de más de un millón y medio de maravedís. Sólo en 1595 compraron género por valor de casi 700.000 maravedís lo que nos indica el potencial económico de esta rama familiar. Y ello a pesar de que la mayoría de las veces solían comprar fiado, a pagar en el plazo de un año, la mitad en San Juan del año siguiente y la otra por San Miguel[47].

Había otros Velázquez, radicados en Zafra, que se dedicaban también al comercio con América. Así, en 1595 Lucía Velázquez, tía de Juan y Alonso Velázquez y viuda de Luis Sánchez el Mayor, vecinos de Zafra, tenía dos hijos, Luis Sánchez Velázquez, residente en la Villa Imperial de Potosí, al que encargó el cobro de todos los dineros que le debiesen[48], e Isabel Velázquez que ingresó como monja en el convento de la Concepción de Segura de León[49].

6.-LA FUNDACIÓN DEL CONVENTO DE AGUSTINAS DE MEDELLÍN

 

            Como ya hemos dicho, a Juan Velázquez de Acevedo le sorprendió la muerte sin haber terminado de disponer su última voluntad, curiosa coincidencia con lo que le ocurrió a su propia esposa dos años antes. Alonso Velázquez ideó todo un fraude, falsificando un poder de su hermano finado para formalizar un testamento a su favor que finalmente la justicia declararía apócrifo.

Alonso Velázquez, aunque natural y vecino de Medellín, ya hemos dicho que pasaba buena parte de su tiempo en Zafra. Por eso no tuvo nada de particular que se desposase con una zafrense, Isabel Gutiérrez de Mexía, hija de un acaudalado mercader, Alonso de Mesa y de Leonor López. Prueba del poder económico de ambos es que ésta recibió en concepto de dote la cuantiosa cifra de 3.000 ducados aunque, eso sí, abonados en distintos plazos[50]. Fruto de este matrimonio nacieron tres hijos: Juan Velázquez, que heredaría todo el patrimonio familiar y el patronazgo de la fundación a través del mayorazgo, María Álvarez y Leonor López. Estas dos últimas profesaron como monjas de velo negro en el convento de Santa Catalina de Zafra, con una dote cada una de 500 ducados[51].

Bóveda de la nave de la iglesia del exclaustrado convento de agustinas de Medellín. El entresuelo que se observar es obra contemporánea para facilitar su uso como secadero de tabaco. (Fotografía de Manuel Viola)

Los planes de Alonso Velázquez se truncaron, pues se gastó una parte de la fortuna en abogados, y encima terminó perdiendo ambos litigios. No obstante, el capital seguía siendo mucho y los primeros patronos dispusieron de una enorme fortuna. Alonso Velázquez compaginaba sus actividades comerciales con el tradicional negocio de la ganadería, pues disponía de miles de reses que pastaban en sus dehesas y en otras que arrendaba periódicamente[52]. El segundo patrono, Juan Velázquez, hijo de Alonso, murió sin descendencia por lo que, el patronato pasó a otra rama familiar, recayendo en Luis Velázquez, beneficiado de San Martín y vicario de la villa. Éste a su vez, dado que era religioso y no tuvo descendencia, lo que legó a su sobrino Juan Velázquez de Ovando, relator del Consejo de Indias, desposado con María Velázquez de los Ríos y Toro[53]. Curiosamente, estos tampoco tuvieron hijos, por lo que en 1529 ostentaba el patronazgo su viuda María Velázquez.

Según consta en el testamento de Luis Velázquez, otorgado en Medellín, el 4 de febrero de 1626, se destinaron las rentas de la Fundación y de la Obra Pía de la familia a la erección de un convento de monjas agustinas recoletas en la propia villa de Medellín[54]. Las rentas de que disponía Luis Velázquez sobre las alcabalas de Alcuéscar delatan que al menos una parte del patrimonio con el que pretendía dotar el convento era el mismo que se había adquirido con el legado del perulero Juan Velázquez de Acevedo. Que se optara por fundar un cenobio en el pueblo tenía su razón de ser ya que el patrono Luis Velázquez era beneficiado de San Martín, vicario eclesiástico de Medellín y visitador general del obispado de Plasencia. El convento dispondría de las rentas de la fundación y, a cambio, sus inquilinas rezarían dos misas semanales por las almas de los fundadores. El citado vicario pretendió siempre la erección de un convento de monjas carmelitas descalzas, sin embargo, a mitad de las gestiones le sorprendió la muerte[55]. El heredero del patronazgo fue su sobrino el licenciado Juan Velázquez, relator del Consejo de Indias, que se convertiría en el cuarto patrono de la fundación de Juan Velázquez de Acevedo. Éste y su hermano, el clérigo Alonso Velázquez, acudieron a la Condesa de Medellín, Ana de Córdoba, para solicitar autorización, y al parecer fue ésta, muy devota de la orden agustina, la que los convenció para que el cenobio fuese de esta orden[56]. Obviamente, no fue casualidad la elección de las descalzas agustinas, pues desde principios del siglo XVII, tanto Felipe III como su esposa Margarita de Austria habían favorecido a esta orden, fomentando la fundación de varios conventos de monjas agustinas, intitulados de Descalzas Reales[57].

Inicialmente llegaron cuatro religiosas, a saber: Catalina de Jesús, procedente del convento de Villafranca del Bierzo, la primera priora, Antonia de la Santísima Trinidad, maestra de novicias, Josefa de San Gabriel, sub-priora, e Inés de la Asunción, monja de coro o de velo negro[58].

Como no podía ser de otra forma, se dedicó a la advocación de San Juan Bautista, constando su fundación oficial el 31 de enero de 1628, cuando llegaron las primeras religiosas. Sin embargo, puede interpretarse que la fundación efectiva no ocurrió hasta poco después, es decir, hasta el 24 de febrero de 1628 en que se celebró la fiesta de San Matías, se colocó el Santísimo, y las religiosas se recogieron en su clausura[59]. Como capellán del convento se designó a Alonso Velázquez, clérigo, hermano del patrono. Por cierto que éste había pasado al Perú en 1590 y era arcediano de la catedral de Lima desde 1609[60]. Debió regresar para acabar sus días en Medellín ocupando dicho cargo, pero tal hipótesis no la hemos podido verificar.

El cenobio pasó por muchas dificultades por la negativa del patrono a entregar los 400 ducados de renta que había comprometido su tío Luis Velázquez. Al parecer, la fundación pasó por algunas dificultades económicas que repercutió en un abandono a su suerte del cenobio. A punto estuvieron sus fundadoras de abandonarlo. Sin embargo, el ingreso de una nueva monja, originaria de Medellín, sor Mariana de San José, animó a algunos vecinos a proporcionar la ayuda necesaria para su perpetuación[61]. El convento que cubría una necesidad social de la villa, pues ampliaba la capacidad del pueblo para recoger a aquellas mujeres que no habían podido o no habían querido desposarse. Como ya hemos afirmado, se mantuvo en activo por espacio de más de dos siglos, exactamente hasta su abandono en 1835[62].

7.-EL PATRONAZGO: DE MEDELLÍN A SORIA

Como ya hemos indicado, los largos pleitos a los que se enfrentaron los Velázquez terminaron mermando la fortuna del perulero y malogrando una buena parte de las fundaciones inicialmente previstas. Todos tenían motivos para litigar ya que se dirimía el destino de una fortuna que los propios interesados calcularon en 80.000 ducados[63].

El primero de los pleitos lo planteó un profeso del convento del monasterio del Rosario de Lima, hijo de Inés de Cabañas que reclamaba su herencia y que. Y el otro, se produjo entre los propios hermanos del finado y sus descendientes. A Juan Velázquez de Acevedo le sorprendió la muerte sin haber terminado de redactar su testamento que se apresuró a terminarlo por poderes su hermano Alonso Velázquez. Pero la finalización y formalización del testamento era decisiva: si finalmente se aceptaba, el heredero y patrono de la fundación sería Alonso Velázquez, hermano de padre de Juan Velázquez de Acevedo, mientras que para los demás apenas quedaban unas migajas. Y había grandes perjudicados, sobre todo Juana de Torres, hija de Mayor Hernández e Isabel Velázquez, estas dos últimas hermanas de padre y madre del finado. Es decir, si se aceptaba el testamento toda la fortuna se la llevaría un medio hermano y sus descendientes, mientras que si se daba por nulo, los nueve hermanos y medios hermanos del fallecido se repartirían a partes iguales la fortuna.

Alonso Velázquez recibió el apoyo de su hermana Beatriz Velázquez y las esclavas Leonor y Ana, así como los hijos de éstas que, en caso de darse por válido el testamento obtendrían su libertad. Francisco de Vinuesa y Juana de Torres estaban ayudados por la hermana de ésta, Isabel Velázquez, y por otras dos medio hermanas Francisca y Leonor, monjas profesas en esos momentos en la Concepción de la villa de Usagre.

Francisco de Vinuesa, en nombre de su esposa Juana de Torres y de la hermana de ésta Isabel Velázquez, acusó a Alonso Velázquez no sólo de haber manipulado el testamento, pagando grandes sumas al escribano de Valdetorres Juan de Morales, sino de haber envenado a su hermano. En relación a lo primero escribió que el escribano era muy pobre y, gracias a las dádivas que le había entregado Alonso Velázquez, había prosperado económicamente[64]. En cuanto, al asesinato, declaró que Alonso Velázquez mantenía relaciones sexuales con la esclava de Juan Velázquez a quien ofreció incluir su libertad en el testamento, a cambio de que envenenase el almendrado que todos los días solicitaba su señor[65]. Según el demandante, el acusado tenía sobrados motivos para matarlo porque su propio hermano lo había sorprendido manteniendo relaciones sexuales con la esclava y le había amenazado con desheredarlo pues no quería que se gastase su hacienda con putas[66].

La defensa de Alonso Velázquez decidió centrarse no tanto en rebatir sus argumentos como en desacreditar a Francisco Vinuesa y culparlo asimismo del asesinato. Según su versión, Francisco Vinuesa era una persona de mala vida, que tenía antecedentes sangrientos, pues estando en Villanueva le dio una estocada a un mozo llamado Juan Campos, que murió pocos días después. Asimismo, afirmó que la esposa de éste y sus hermanas tenían más motivos que él para asesinarlo, pues pensaban que Juan Velázquez no había redactado su testamento y esperaban que muriese abintestato. En el memorial impreso de este pleito aparecen más de 150 folios con testigos de un lado y otro, comprados, que hablan a favor de una parte u otra según sus intereses.

La justicia dictaminó en primera instancia que no hubo envenenamiento y que la defunción se produjo por causas naturales. Por sentencia dada el 9 de diciembre de 1600 se condenó a Alonso Velázquez por falsificar el testamento, con la pena capital y 4.000 ducados de multa, la mitad para Juana de Torres e Isabel Velázquez y la otra mitad para la cámara, más los gastos de la justicia[67]. El escribano Juan de Morales, que ya había sido sometido a tormento en los interrogatorios, fue condenado a 200 azotes, amputación de la mano, inhabilitación perpetua para el ejercicio del oficio de escribano y cuatro años de destierro de la tierra de Medellín[68].

Obviamente, Alonso Velázquez apeló la sentencia, permaneciendo al frente del patronazgo él y sus descendientes mientras se dirimía un contencioso que se prolongó por espacio de varios lustros. El documento que hemos manejado está inconcluso y no aparece el fallo definitivo. Sin embargo, es seguro que finalmente se produjo el fallo en contra de Alonso Velázquez y su descendencia porque el patronazgo pasó a los Vinuesa Velázquez. Efectivamente, la fundación terminó recayendo en el hijo de Francisco de Vinuesa y de Juana de Torres, Fernando de Vinuesa y Velázquez, desposado con María de Cuéllar Carrasco, ambos avecindados en la ciudad de Soria. Y de nuevo el hijo de estos, Alonso de Vinuesa y Velázquez, tomó posesión de las rentas de la obra pía por escritura otorgada el 25 de abril de 1671[69]. Así fue como la fundación de los Velázquez, pese al empeño de Alonso Velázquez para que se mantuviese en poder de su linaje, quedó vinculado a los Vinuesa. Es decir, pasó de Medellín a Soria en menos de tres décadas lo que probablemente contribuyó al olvido de la memoria de los Velázquez.

Los descendientes posteriores del patronato, los Vinuesa Velázquez, mencionan en sus escrituras otros dos patronazgos cuyo origen desconocemos: uno, el del colegio de San Juan y San Antonio, cuya ubicación ignoramos totalmente. Y otro, el de la capilla mayor del convento de Santo Domingo de Llerena, del que tampoco conocemos detalles. Sólo nos consta documentalmente que Alonso de Vinuesa y Velázquez, en quien recayó el legado de Juan Velázquez de Acevedo, tomó posesión de ambos patronazgos. Lo cierto es que la fundación de este cenobio, en extramuros de Llerena fue aprobada por una licencia real, dada en Valladolid el 19 de enero de 1554[70]. Era inicialmente modesto, pues en 1575 estaba habitado por tan solo doce religiosos, siendo su prior fray Miguel de Toledo. El patronazgo de los Vinuesa debió ser sólo de la capilla mayor, a cambio presumiblemente de su reforma o reconstrucción. La bibliografía que hemos consultado sobre dicho convento no ha arrojado hasta ahora ninguna luz.

El destino quiso que, pese a los desvelos del primer patrono por que éste quedase perpetuamente vinculado a los Velázquez de Medellín, heredando siempre los varones de mayor edad, éste terminase vinculado nada más y nada menos que a los Vinuesa Velázquez de Soria. Los numerosos clérigos de la familia, la falta de descendencia masculina y los pleitos entre sobrinos terminaron provocando esta situación.

 

8.-CONCLUSIONES

Como hemos podido comprobar a lo largo de este artículo, los Velázquez, fueron una de las familias comercialmente más activas de Medellín en los siglos XVI y XVII. Nuevamente se vuelve a verificar que el origen hidalgo no era incompatible con la actividad empresarial. En la familia Velázquez había numerosos licenciados y doctores, cristianos viejos, que muy probablemente ostentaban como mínimo la hidalguía. Sin embargo, ello no supuso problema alguno para que muchos de sus miembros desempeñasen una importante carrera mercantil.

El dinero que trajeron a Medellín Juan Velázquez de Acevedo y su mujer Inés de Cabañas y que heredaron inicialmente su hermano Alonso Velázquez y después el hijo de éste, Juan Velázquez, pese a los pleitos, debieron dinamizar y revitalizar la economía de la zona. Una inyección de capital de varios millones de maravedis que se invirtieron en su mayor parte en la propia localidad. Vuelve a verificarse la importancia de la plata indiana, responsable de la creación de obras pías, capellanías, capillas privadas y limosnas. Con dinero indiano se sufragaron obras de arte como la imagen antigua de Santa Cecilia, que presidía el altar mayor, cofradías como la de la clerecía, capillas, como la fundada por Hernán Cortés en San Francisco u obras pías para socorrer a los pobres de la localidad. Igualmente, se dotaron las rentas necesarias para la fundación y el sostenimiento de un convento de monjas en la localidad, el de las Agustinas Recoletas, que se mantuvo en activo hasta su desaparición en el siglo XIX.

         No deja de sorprender que el numerario obtenido por un perulero en sus negocios ultramarinos terminase primero en Medellín y luego nada menos que en Soria. Un destino que jamás pudo imaginar el propio fundador. Ello probablemente contribuyó al olvido de la familia Velázquez en la memoria histórica de Medellín. El presente trabajo viene a llenar un vacío, y de paso a hacer justicia con uno de estos comerciantes que tuvieron más impacto económico en la localidad que conquistadores de la talla de Hernán Cortés.

APÉNDICE

Lám V. Los Velázquez

[1] MIRA CABALLOS, Esteban: “Medellín y América hasta la Guerra de la Independencia: estado de la cuestión”, Jornadas de Historia de las Vegas Altas. La batalla de Medellín. Medellín, 2010, p. 481.

[2] RODRÍGUEZ GORDILLO, Eduardo: Apuntes históricos de la villa de Medellín (Provincia de Badajoz). Cáceres, s.a. (h. 1916), pp. 169-170.

[3] Sobre el particular puede verse mi trabajo: “Zafra, puerta de Extremadura a las Indias, siglos XVI al XVIII”, Cuadernos de Çafra. Zafra, 2012 (en prensa).

[4] La vinculación de los Velázquez con Zafra fue muy estrecha, tanto que el doctor Alonso Velázquez, se desposó en segundas nupcias con la zafrense Beatriz López, padres del primer patrono Alonso Velázquez. Y éste a su vez se casó con otra zafrense, Isabel Gutiérrez de Mexía, padres del segundo patrono Juan Velázquez. Véase el árbol genealógico adjunto al final de este trabajo.

[5] AMZ, Rodrigo de Paz Tinoco, año 1600, fols. 549r-580v y 1601, fols. 581r-590v. El testamento y el poder supuestamente otorgado por Juan Velázquez de Acevedo fueron judicialmente declarados apócrifos. Aparecen reproducidos íntegramente en el Memorial del pleito entre Alonso Velázquez y Francisco Vinuesa y otros, 1599-1650. Biblioteca del Palacio Real, Sig. VII/50, fol. 7r-13v. En adelante citaremos los testamentos de Juan y Alonso Velázquez, omitiendo el resto de la referencia, y las alusiones al pleito conservado en el Palacio Real como Memorial del pleito, seguido del folio.

[6] Memorial del pleito…, Biblioteca del Palacio Real, signatura VII/50. Y Alegaciones de Alonso Velázquez al memorial impreso redactado por el relator en el pleito que sigue con Francisco de Vinuesa sobre la autenticidad del testamento otorgado por Juan Velázquez de Acevedo, Signatura XIV/3035.

[7] Sobre los Velázquez de Don Llorente véase a CARMONA CERRATO, Julio: La aldea de Don Llorente y sus vínculos con Don Benito (de la leyenda a la historia). Don Benito, Excmo. Ayuntamiento, 2005, pp. 91-121. En la obra de Mayoralgo y Lodo se puede observar que no hay ningún entronque en la ascendencia y descendencia de ambas familias, pese a compartir el apellido y pese a la cercanía entre Medellín y Don Benito. MAYORALGO Y LODO, José Miguel: La Casa de Ovando (Estudio Histórico-Genealógico). Cáceres, Real Academia de Extremadura, 1991, pp. 371 y ss.

[8] Alonso Velázquez decidió mantener esta tradición de su padre, disponiendo que cada hacha tuviese como mínimo cuatro libras de cera y que, luego, quedase en manos del mayordomo del Santísimo de Magacela o de la parroquia para que alumbrase al Santísimo mientras fuese posible. Asimismo, Alonso Velázquez dispuso otros seis hachones para el mismo fin, en aquella villa donde viviese el titular del patronazgo y del mayorazgo y otras seis para la iluminación del Santísimo el Jueves Santo en la iglesia o monasterio que decidiese el patrón. Testamento de Alonso Velázquez.

[9] No hemos encontrado la más mínima alusión a la presencia de personas de apellido Velázquez en esta localidad. Véase a MIRANDA DÍAZ, Bartolomé y Francisco de CÓRDOBA SORIANO: Los moriscos de Magacela. Badajoz, Diputación Provincial, 2010.

[10] Así consta en el mandato Nº 7 de la visita realizada a Almendralejo por el licenciado Lorenzo Cano, juez ecónomo de la provincia de León en junio de 1798. Archivo diocesano de Mérida Badajoz, Almendralejo Leg. 1082, Exp. 34.505.

[11] NAVARRO DEL CASTILLO, Vicente: La epopeya de la raza extremeña en Indias. Mérida, Gráficas Solinieve, 1978, p. 322.

[12] BERMÚDEZ PLATA, Cristóbal y otros: Catálogo de pasajeros a Indias, Sevilla-Madrid, 1930-1986, Vol. V, T. I, Nº 1870.

[13] El colegio Real de San Felipe y San Marcos era el más elitista del virreinato peruano, pues para cursar allí sus estudios los colegiales debían hacer un importante desembolso económico y acreditar en una probanza su pureza de sangre. Por ello, los colegiales de San Marcos tenían preferencia en los actos públicos a los colegiales de otros centros de menor prestigio. Véase el trabajo de COELLO DE LA ROSA, Alexandre: “Pureza, prestigio y letras en Lima colonial. El conflicto entre el colegio de San Martín y el colegio Real de San Felipe y San Marcos (1590-1615)”, en El peso de la sangre, limpios, mestizos y nobles en el mundo hispánico. México, 2011, pp. 137-168.

[14]NAVARRO DEL CASTILLO: Ob. Cit., p. 302. SÁNCHEZ RUBIO, Rocío: La emigración extremeña al Nuevo Mundo. Exclusiones voluntarias y forzosas de un pueblo periférico en el siglo XVI. Madrid, Sociedad Estatal Quinto Centenario, 1993, p. 617. PALAU Y DULCET, Antonio: Manual del librero Hispano-Americano, T. XXXVI. Barcelona, Librería Palau, 1953, p. 44.

[15] Debo éste y otros datos al investigador de Medellín José María Custodio Simón, que prepara un trabajo sobre heráldica metellinense.

[16] Véase por ejemplo a GONZÁLEZ-DORIA, Fernando: Diccionario heráldico y nobiliario de los reinos de España. Madrid, Editorial Bitácora, 1987, p. 472.

[17] Se trata de Cabañas del Castillo, como puede verse en la Web http:/www.cabañasdelcastillo.es (Consulta del 14 de febrero de 2013). Los emigrantes originarios de ese pueblo en SÁNCHEZ RUBIO: Ob. Cit., pp. 497-498.

[18] Luchó como arcabucero en las guerras civiles del lado de Gonzalo Pizarro, por lo que tras la derrota final en Jaquijahuana fue condenado a la pérdida de sus bienes y al destierro a Chile, donde todavía vivía en 1565.BUSTO, José Antonio del: Diccionario histórico biográfico de los conquistadores del Perú, T. I. Lima, Ediciones Studium, 1986, p. 288. Véase también a NAVARRO DEL CASTILLO: Ob. Cit., p. 263.

[19] Así se menciona en el testamento de Alonso Velázquez.

[20] Testamento de Juan Velázquez de Acevedo.

[21] Ibídem.

[22] Ibídem.

[23] La fecha la deducimos de tres documentos diferentes. Por un lado, el 3 de marzo de 1600 Alonso Velázquez ordenó su testamento y declaró que su hermano era ya finado. Testamento de Alonso Velázquez. Y por el otro, en un traslado de las memorias fundadas por los Velázquez de Acevedo se ordena hacer un aniversario el 23 de noviembre que es el día que murió el dicho Juan Velázquez, en la iglesia que el patrón de la fundación le pareciese más oportuno. Traslado de las memorias fundadas por Juan Velázquez de Acevedo, Soria, 27 de octubre de 1677. AGS, Contaduría de Mercedes 380. En el pleito conservado en el Palacio Real de Madrid, los testigos declaran no sólo la fecha sino también la hora del deceso. Biblioteca del Palacio Real, Sig. VII/50, fol. 2r.

[24] Memorial del pleito, fol. 144v.

[25] Sorprende la operación a la que se había sometido el anciano poco antes de su muerte. Los testigos afirman que estaba casi ciego y que, tras la operación, se le pidió que estuviese unos días sin exponerse a la luz del sol. Supongo que este tipo de operaciones no estaba al alcance de todo el mundo, sino de una persona acaudalada como él.

[26] Testamento de Alonso Velázquez.

[27] Memorial del pleito, fol. 2v.

[28] Ibídem.

[29] Véase al árbol genealógico que adjuntamos al final de este trabajo.

[30] SCHÄFER, Ernesto: El Consejo Real y Supremo de las Indias, T. I. Salamanca, Junta de Castilla y León, 2003, p. 359. En 1629, su esposa María Velázquez, decía ser viuda y ostentaba el patronazgo, dado que no tenían herederos forzosos.

[31] Dado que Simón murió poco después, se decidió ahorrar en su lugar a otro hijo llamado Juan.

[32] Salen en total 19 aunque el número inicial se fijó 18.

[33] Testamento de Alonso Velázquez.

[34] En el documento se cita así, pero parece claro que debe tratarse de la ermita de San Pablo, situada en extramuros, exactamente entre el puente y la puerta de Portaceli. Sin embargo, este templo terminó siendo abandonado, pues, en 1653, según Solano de Figueroa, estaba ya en ruinas.

[35] Traslado de las memorias y obras pías fundadas por Juan Velázquez de Acevedo, traslado dado en Soria, 27 de octubre de 1677. AGS, Contaduría de Mercedes 380.

[36] Se produjo cierta disputa porque el metellinense sólo le quiso pagar a Hernando Martel la mitad, al entender que la otra mitad no le correspondía a éste sino a su esposa María Martel. Testamento de Alonso Velázquez.

[37] Ibídem.

[38] En diciembre de 1599 el capellán se presentó en Medellín, en casa de Juan Velázquez, y éste le abonó personalmente el tercio de la renta anual. Ibídem.

[39] Ibídem.

[40] GARCÍA FUENTES, Lutgardo: Los peruleros y el comercio de Sevilla con las Indias, 580-1630. Sevilla, Universidad, 1997, pp. 101-102.

[41] Ibídem.

[42] Ibídem.

[43] Concretamente tenían gravado un censo de 28.000 reales de principal a favor de Elvira González, a razón de 15.000 el millar y otro de algo más de 24.000 reales a 16.000 el millar a favor de fray Andrés de Almaguer O.P. Traslado de las memorias y obras pías fundadas por Juan Velázquez de Acevedo, traslado dado en Soria, 27 de octubre de 1677. AGS, Contaduría de Mercedes 380.

[44] La única diferencia radica en que las rentas sobre las alcabalas de Alcántara, según Rodríguez Gordillo eran de 240.000 maravedís pero debe ser un error o un simple baile de cifras porque en realidad ascendía a 204.000. RODRÍGUEZ GORDILLO: Ob. Cit., p. 169-170.

[45] Alonso Velázquez en su testamento menciona a su primo Juan Velázquez, diciendo que era difunto. No era la única tienda que había en Medellín, pues Alonso Velázquez dispuso el pago de 460 reales que su difunto hermano debía a Antonio Ruiz Maroto, vecino de Medellín, por cierto genero que había adquirido en su tienda. Testamento de Alonso Velázquez.

[46] Las cifras están expresadas en maravedís. Fuentes: AMZ, Rodrigo de Paz Tinoco 1590; 1591, fols. 570r-571v; 1592, fols. 540r-540v; 1595, fols. 472v-474v;

[47] Véase por ejemplo el contrato firmado el 26 de junio de 1596. AMZ, Rodrigo de Paz Tinoco 1596, fol. 45r.

[48] Poder otorgado en Zafra, el 29 de noviembre de 1595. AMZ, Rodrigo de Paz Tinoco 1595, fol. 734r. Curiosamente, en ese mismo año vivía un homónimo en Medellín que era clérigo presbítero, al que Juan Ramírez de Prado encargo el arrendamiento de las dehesas del concejo o de particulares para que pastasen sus animales. Poder otorgado en Zafra, 27 de diciembre de 1595. AMZ, Rodrigo de Paz Tinoco 1595, fols. 690r-690v.

[49] Compromiso de dote de Lucía Velázquez y Luis Sánchez, su hijo, a favor de su hija y hermana Isabel Velázquez, de 400 ducados, Zafra, 4 de enero de 1587. AMZ, Rodrigo de Paz Tinoco 1587, fols. 283r-283v.

[50] En Zafra, el 11 de abril de 1588, compareció ante el escribano Rodrigo de Paz, Alonso Velázquez, vecino de Medellín y estante en Zafra, declarando que al tiempo que concertó el matrimonio con Isabel Gutiérrez, su mujer legítima, hija de Alonso de Mesa, mercader, y de Leonor López, su mujer, vecinos de Zafra, le dieron 3.000 ducados de dote que valieron 1.125.000 maravedís. Sin embargo, le habían entregado en varias pagas un total de 938.296 maravedís por lo que faltaban, a cumplimiento de los 3.000 ducados, 186.704 maravedís, de que se dio por pagado y entregado. A.M.Z., Rodrigo de Paz Tinoco 1588, fols. 130r-131v.

[51] Patente de monja, otorgada en el convento de Santa Cruz de Granada, 21 de junio de 1593. A.M.Z., Rodrigo de Paz Tinoco 1593, fol. 739r.

[52] Poder de Alonso Velázquez de Acevedo, vecino de la villa de Medellín, a Juan Ramírez de Prado, vecino de Zafra, y a Juan Parejo, mayoral del dicho Juan Ramírez, vecino de Don Benito, para que en su nombre pudiesen arrendar del señor conde de la Puebla, las dehesas de la Cardenita, Sotos del Palazuelo y Llano del Palazuelo, que están en término de la villa de Medellín y son de propiedad de la casa y mayorazgo del dicho señor conde por el precio y tiempo en que se concertare. Zafra, 26 de junio de 1597.

AMZ, Juan de Paz Tinoco 1597, fols. 454r-454v.

[53] MAYORALGO Y LODO: Ob. Cit., p. 825.

[54] RODRÍGUEZ GORDILLO: Ob. Cit., pp. 169-170.

[55] VILLERINO, padre Alonso de: Solar esclarecido de las religiosas recoletas de nuestro padre San Agustín. Y vidas de las insignes hijas de sus conventos. Madrid, 1690, Libro XI, p. 427.

[56] Ibídem.

[57] ATIENZA, Ángela: Tiempos de conventos. Madrid, Marcial Pons, 2008, p. pp. 133-141.

[58] VILLERINO: Ob. Cit., p. 427.

[59] Ibídem. El erudito local Rodríguez Gordillo, retrasa la celebración de la primera misa hasta el 26 de febrero de 1631, aunque no ofrece su fuente. RODRÍGUEZ GORDILLO: Ob. Cit., p. 170.

[60] NAVARRO DEL CASTILLO: Ob. Cit., p. 302.

[61] VILLERINO: Ob. Cit., pp. 429-430.

[62] RODRÍGUEZ GORDILLO: Ob. Cit., pp. 176-177.

[63] En la querella presentada por Francisco de Vinuesa y otros contra Alonso Velázquez, el 1 de julio de 1600, afirmó que se quiso excluir a su parte de la herencia de Juan Velázquez que superaba los 80.000 ducados. Memorial del pleito, fol. 5v.

[64] Memorial del Pleito, fol. 6r.

[65] Todos los detalles de este proceso se encuentran en el Memorial del pleito, fols. 6r y ss.

[66] Ibídem, fol. 133v.

[67] Ibídem, fol. 125v. Y Alegaciones de Alonso Velázquez al memorial impreso, h. 1601. Biblioteca del palacio Real XIV/3035 (3), fol. 13r. (en adelante lo citamos como Alegaciones, seguido del folio).

[68] Alegaciones, fol. 11r.

[69] Toma de posesión de varias rentas a favor de la obra pía fundada por Juan Velázquez, por su patrono Alonso de Vinuesa, 25 de abril de 1671. Traslado de la libranza que se dio a don Alonso de Vinuesa por los años desde el de 1681 hasta el de 1684. Traslado de las memorias y obras pías fundadas por Juan Velázquez de Acevedo, traslado dado en Soria, 27 de octubre de 1677. AGS, Contaduría de Mercedes 380.

[70] RODRÍGUEZ-ZAMBRANO Y JARAQUEMADA, Antonia: La fundación y patronato del convento de Santa Ana de Llerena. Llerena, Imprenta Escandón, 1986, p. 54. Sobre el particular puede verse también el trabajo de HERNÁNDEZ GONZÁLEZ, Salvador: “Notas para la historia del desaparecido convento de Santo Domingo de Llerena: una donación de platería de 1640”, Revista de Fiestas Mayores Patronales. Llerena, 2000, pp. 65-66.

Abr 032014
 

Esteban Mira Caballos.

Cuando se cumplen exactamente quinientos años del descubrimiento del Mar del Sur se impone una mirada crítica desde nuestro tiempo. Como dijo Fernan Braudel, toda historia es hija de su época y pretende dar respuestas a los problemas del tiempo en que fue escrita. Por tanto, urge plantear una nueva interpretación de la conquista en general y del descubrimiento de Vasco Núñez en particular. En  realidad, la historia es una visión del pasado pero realizada desde el presente, lo que provoca que cada autor narre los hechos desde lo sucedido después. El historiador trabaja, en definitiva, como quería Reinhart Koselleck, con un futuro del pasado y reinterpreta éste en base a sus propias experiencias e inquietudes[1].

Eric Hobsbawm, historiador recientemente fallecido, decía con toda la razón que vivíamos una época neo-descriptiva, donde volvía a hacerse hueco la historia mitológica. Esto está provocando una grave crisis en la ciencia histórica, pues ya pocos confían en su utilidad social[2]. Por ello creo que es necesario que los historiadores recuperemos el compromiso social y nos impliquemos en el análisis del pasado, para evitar esa falsa historia mitológica de héroes y santos que nos han contado. No se trata más que de aprender del pasado –por duro que éste sea- con el objetivo de buscar un presente y un futuro mejor para todos.

1.-UNA HISTORIA SAGRADA DE LA CONQUISTA

Desde los orígenes de la Civilización, ha existido una visión de la historia única y además excluyente. Las cosas ocurrieron de una forma determinada y cualquier visión alternativa era opuesta a la verdad. Y esta verdad indiscutible siempre se ha impuesto desde el poder. Y es que todos los regímenes políticos han disfrutado de una historia oficial, encargada de justificar su sistema. El Imperio Romano tuvo sus historiadores oficiales al igual que los imperios modernos y, por supuesto el actual capitalismo neoliberal. Todos los imperios crearon una estructura teórica para justificar la expansión ante sus ciudadanos. Llama la atención que ya en el siglo I d. C., Cornelio Tácito en su obra Historias afirmara que todos los pueblos que habían sometido a otros, lo habían hecho bajo el pretexto de llevarles la libertad. Quince siglos después, Ginés de Sepúlveda alabó la expansión romana en Hispania pues, aunque en su opinión, generó algunos abusos, no fueron comparables a las ventajas, especialmente el haber traído a la Península Ibérica el latín. E igualmente justa y necesaria fue la expansión de la civilización occidental por el Nuevo Mundo en el siglo XVI.

En el siglo XIX hubo grandes defensores del imperialismo que lo enaltecían aludiendo al triunfo definitivo de la civilización sobre la barbarie. Incluso, el trabajo científico de Charles Darwin y su evolución de las especies fue usado por muchos para justificar la sumisión de unos hombres a otros. Pero lo cierto es que, aunque Darwin en su famosa obra no se refirió específicamente a la especie humana, muchos interpretaron que  los grupos más civilizados terminarían exterminando o asimilando a las razas salvajes del mundo. El citado científico sí llegó a escribir que la selección de las especies en el caso humano podría debilitarse debido precisamente a la civilización.

Lamentablemente, en el siglo XX esta línea de pensamiento que justificaba el predominio del hombre blanco se ha mantenido con más vigor que nunca. En relación a la conquista de América, ha prevalecido siempre una historia gubernamental. Una etapa considerada sagrada e intocable, uno de los signos de identidad de la patria hispana. La historia patria se fundamentó en esa historia pseudo-mítica cuyos pilares fundamentales fueron algunas de las figuras más preeminentes de las Indias como Cristóbal Colón, Vasco Núñez, Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Hernando de Soto. Por ejemplo, en 1923, el historiador jesuita Constantino Bayle veía en Balboa a poco menos que un elegido por Dios para extender por el Pacífico la civilización cristiana y española[3]. Esta interpretación de los hechos, puede entenderse en el marco en la que fue escrita pero no en nuestros días. Dado que este tipo de historia ya no se la cree nadie, urge replantearse nuestros posicionamientos para hacerlos verosímiles. Extremadura se ha prodigado en obras clásicas sobre su vinculación con América, sobre la conquista y sobre los conquistadores. Trabajos como los de Rubio y Muñoz-Bocanegra, Publio Hurtado, el Conde de Canilleros o Vicente Navarro del Castillo forman hoy parte de la más clásica literatura de la conquista. Y entre ellos hay títulos tan significativos que marcaron una época en la historiografía, como La epopeya de la raza extremeña en Indias o La tierra donde nacían los dioses. Aunque, en realidad, por más que los nativos lo creyesen, no eran dioses sino hidalgos venidos a menos y personas empobrecidas que se vieron obligados a abandonar su terruño para buscarse un futuro mejor a miles de kilómetros de la tierra que les vio nacer. Una realidad no tan lejana en el tiempo, pues desgraciadamente se volvió a repetir en el siglo XX, cuando ¡casi un millón de extremeños!, apremiados por el paro y la pobreza, tuvieron que abandonar su tierra y marchar a distintos puntos de España, Europa y América. Y lo peor de todo es que no podemos descartar que vuelva a ocurrir en pleno siglo XXI.

Vasco Núñez, como hicieron otros guerreros, aventureros, conquistadores y caudillos a lo largo de la historia, destruyó un mundo. El mundo indígena que poblaba las tierras del actual estado de Panamá. Estos nativos vivían en la Edad de Piedra, y su potencial militar era insuficiente para frenar el avance de la invasión europea por pocos que fuesen sus efectivos. Pero, pese a su retraso civilizatorio, poseían su estructura social, sus costumbres, sus religiones y vivían adaptados a su medio natural. No eran exactamente salvajes, aunque –al igual que los propios españoles- tuviesen numerosas costumbres bárbaras. El grupo privilegiado gozaba de un cierto nivel de bienestar, pues de hecho la vivienda del cacique Comogre, aunque distaba de ser un palacete europeo, disponía de ciertas comodidades:

Era de ciento y cincuenta pasos de largo y de ochenta de ancho, estaba fundada sobre muy gruesos postes, cercada de muros de piedra, entretejida (de) madera en lo alto como zaquizamí, por tan hermosa arte labrada, que los castellanos quedaron espantados de verla y no sabían dar a entender su artificio y hermosura; tenía muchas cámaras y apartamiento, y una que era como despensa, estaba llena de bastimentos de la tierra, de pan y carne de venados y puercos y otras muchas cosas. Había otra gran pieza como bodega, llena de vasos de barro, con diversos vinos blancos y tintos, hechos de maíz y raíces de frutas… Había una gran sala o pieza muy secreta, con muchos cuerpos de hombres muertos, secos, colgados con unos cordeles de algodón, vestidos y cubiertos con mantas ricas de lo mismo, entretejidas con joyas de oro y ciertas perlas y piedras que ellos tenían por hermosas, y estos eran sus padres y abuelos y deudos, a quien Comogre tenía en suma reverencia y por sus dioses, y aquellos cuerpos los secaban al fuego para hacerlos perpetuos, sin corrupción[4].

 

Está claro que las sociedades que aniquilaron los conquistadores estaban en un nivel civilizatorios más atrasado que el europeo y poseían algunas costumbres muy bárbaras –como el canibalismo ritual-  pero no más que otras que traían los propios hispanos, como la quema en la hoguera de infieles, paganos y herejes, es decir, potencialmente de todo el que no pareciese cristiano.

 

2.-EL PROBLEMA DE LAS FUENTES

Para reconstruir la vida de Vasco Núñez encontramos un problema casi insalvable: la falta de documentación. Su caso no es muy frecuente entre los conquistadores ya que no han quedado apenas documentos sobre su descubrimiento, sobre su praxis conquistadora ni sobre su vida. De hecho, la investigadora Bethany Aram, que estuvo varios años buscando papeles sobre él, dice que cada vez que lo intentaba salían nuevos testamentos, codicilos y documentos varios de Pedrarias Dávila y de otros conquistadores, pero nunca de Vasco Núñez[5]. Y ello a pesar de que el jerezano redactó de su puño y letra cinco extensas cartas de relación, similares a las de Hernán Cortés, de las que sólo se han conservado dos. Balboa nunca fue un escritor depurado pero sí bastante prolijo. Asimismo, encargó al escribano de la expedición, Andrés de Valderrábanos, que levantara un diario de la jornada. El libro existió pero el último que lo tuvo en sus manos fue Gonzalo Fernández de Oviedo en tiempos del adelantado y nunca más ha aparecido.

Cabría preguntarse: ¿a qué se debe esta ausencia de documentación? La respuesta es clara; sus enemigos, fundamentalmente Pedrarias Dávila, que le sobrevivió bastantes años, se encargaron de eliminar toda aquella documentación que pensaban que podría ser comprometedora para ellos[6].

La carencia de fuentes es tal, que todavía hoy, siguen siendo las crónicas la mejor forma –y en ocasiones la única- de acercarnos a su vida y a sus hechos. De entre ellas, la de Gonzalo Fernández de Oviedo es la más valiosa ya que dispuso de los papeles de Valderrábanos y, por tanto, su información es muy fiable. También son de cierto interés los textos de Pedro Mártir de Anglería, Pascual de Andagoya, fray Bartolomé de Las Casas y Francisco López de Gómara, aunque dispusieron de muchas menos fuentes primarias.

Por no saber no sabemos cuando nació, ni cuándo pasó a las Indias, ni siquiera el día exacto en el que fue ejecutado en Acla, allá por enero de 1519. Si propia fecha de nacimiento se suele situar en 1475 porque, en 1510, el padre Las Casas dijo que tendría unos 35 años o pocos años más. Pero huelga decir que todos los datos relacionados con su biografía hay que tomarlos con la precaución que la falta de documentación impone. En cuanto a su vinculación con las Indias, es posible que siendo paje del señor de Moguer, se desplazase con frecuencia o viviese en esta localidad muy vinculada al Descubrimiento[7]. Allí, siendo un adolescente debió observar como muchos se embarcaban en una aventura a lo desconocido, tentaciones a las que no pudo sustraerse.

 

De entre las biografías sobre el jerezano, hemos de empezar hablando de la de Ángel de Altolaguirre y Duvale, publicada en Madrid en 1914 y que sigue sin estar superada. El autor recopiló todo lo que se sabía del adelantado así como la poca documentación alusiva a su obra y hechos. Desde entonces, han aparecido numerosas biografías pero es importante recalcar que no han aportado datos nuevos de significación, simplemente porque no ha aparecido material diferente que cambie lo que ya sabíamos. De entre las decenas de biografías destacaremos algunas que han estado bien redactadas o que han tenido un cierto impacto entre los lectores, como las clásicas de Constantino Bayle S. J. (1923), L. G Anderson (1944) y Kathleen Romoli (1955). Entre los trabajos más recientes debemos destacar las síntesis de Omar V. Garrison (1977), J. R. Martínez Rivas (1987) y, sobre todo, de Manuel Lucena Salmoral (1988), así como el excelente estudio comparado de Pedrarias y Balboa, firmado por Aram Bethany (2008). En relación al entorno en Tierra Firme, en los años del descubrimiento del Mar del Sur, resulta imprescindible el estudio de María del Carmen Mena (2011) sobre el oro del Darién. Y en lo concerniente a sus relaciones con Francisco Pizarro son de obligada consulta los trabajos de José Antonio del Busto Duthurburu.

Queda claro que si no aparece algún acervo documental nuevo, cosa que no parece muy probable, es imposible aportar datos nuevos sobre la temática. Solamente es posible –y deseable- ofrecer nuevas interpretaciones o puntos de vista sobre la base de lo que ya sabíamos.

 

3.-EL CONQUISTADOR PACÍFICO

Vasco Núñez, nacido en Jerez de los Caballeros, hacia 1475, en el seno de una familia hidalga de orígenes gallegos, se convirtió en breve tiempo en uno de los mitos de la conquista, junto a Hernán Cortés, Francisco Pizarro y Hernando de Soto. Aunque las crónicas no lo dejan en demasiado buen lugar la literatura romántica inició su encumbramiento como héroe, enalteciendo la figura de una persona que de la nada descubre un océano y es ejecutado por la envidia de su propio suegro. Los primeros que lo elevaron a los altares fueron Washington Irving y Manuel José Quintana, quienes hablaron de esa persona humilde que llegó al Darién con lo puesto y que se convirtió en uno de los grandes descubridores del Nuevo Mundo. Y a lo largo de buena parte del siglo XX, sus distintos biógrafos agotaron los calificativos heroicos, para un personaje que se había convertido, como diría Antonio de Larragoiti, en el Ulises español[8]. El fugitivo convertido en un héroe a la usanza de la antigüedad. Con posterioridad, la historiografía lo convirtió en el arquetipo de héroe del pueblo, frente a Pedrarias que Carmen Mena lo califica de héroe cortesano. Este perfil heroico que ha tenido durante siglos dificulta el acceso a la persona.

El jerezano tiene un amplio reconocimiento en España donde tiene calles, plazas, jardines y monumentos dedicados a su persona. También en Panamá goza de todo tipo de reconocimientos: monumentos, calles, plazas, uno de los puertos del Canal de Panamá y hasta la propia moneda panameña usa su nombre en su honor. Incluso la máxima distinción que otorga el gobierno panameño se llama la Orden de Vasco Núñez de Balboa. Y está bien que tenga un hueco en la historia por lo que representó para la expansión de Occidente y por su importancia en la con construcción del mito de la patria hispana. Yo no estoy en contra de eso, ni a favor de que se quiten monumentos, ni nada parecido. Las estatuas de Balboa, como las de Hernando de Soto, Hernán Cortés, Simón Bolívar, San Martín o Carlos III, son testimonios del pasado y en mi opinión deben seguir ahí.

En lo que sí estoy en contra es que en pleno siglo XXI sigamos dándole el tratamiento de héroe, o en que se intenten ocultar las atrocidades que en el marco de la guerra de la conquista cometió para dar una imagen  más benigna de él. La historia no la podemos falsear y ya es hora de afrontar la verdad histórica, por dura que ésta sea. En este mismo año 2013 se siguen escribiendo libros, tratándolo como si de un héroe de caballería se tratase. En una noticia aparecida en la prensa nacional e internacional se citaba la presentación de un libro sobre Balboa, y en el subtitulo se decía: la publicación muestra que el descubridor del océano Pacífico fue un conquistador más pacífico que otros (nemotecnia incluida)[9]. A ello habría que añadir un par de objeciones:

Una,  la tesis de que Balboa fue más humanitario que otros conquistadores no es nueva, pues tiene sus orígenes incluso en la historiografía decimonónica. Ésta defiende que el jerezano nunca eliminó ni maltrató a los caciques y que siempre pretendió preservar la paz. Esta idea expresada en estos términos es insostenible, entre otras cosas porque el propio Balboa se jactaba de haber ajusticiado a más de una treintena de caciques. Llevaba consigo a Leoncico, el hijo del famoso Becerrillo, adiestrado para despedazar naturales en un santiamén, y que uso cada vez que lo creyó conveniente[10].

En su juicio de residencia, ordenado por Pedrarias Dávila y efectuado por el licenciado Gaspar de Espinosa, salió libre de la responsabilidad en la muerte de Diego de Nicuesa y los agravios al bachiller Martín Fernández de Enciso, en atención a sus servicios, pero según Bartolomé de Las Casas, nadie alegó los robos, matanzas y cautiverios de indígenas porque eso nunca se tuvo en estas Indias por crimen[11]. Históricamente se contrapuso la crueldad del héroe cortesano Pedrarias Dávila frente a la bondad del héroe popular Núñez de Balboa. Sin embargo, no es más que un mito, pues es difícil –o imposible- encontrar conquistadores bondadosos. Según fray Bartolomé de Las Casas, escribió al rey informándole que se había visto obligado a ahorcar a una treintena de caciques por el poco número que había de españoles, para así disuadirlos de una eventual insurrección[12]. Por lo demás, Balboa fue muy dado a azuzar los canes a los nativos, para que destripasen algunos de ellos y los demás se sometieran[13].

En una reciente monografía sobre el Darién, Carmen Mena escribió en relación a esta supuesta humanidad de Balboa, lo siguiente:

En cierta ocasión alguien atribuyó el éxito de Balboa en sus correrías por el Istmo a la política de atracción y tolerancia desarrollada con los cacicazgos indígenas que invadió. Esta opinión arraigó por mimetismo y con tal fuerza en la historiografía convencional que terminó forjando la leyenda glorificadora del héroe Balboa y sirvió para contraponerla hábilmente con la de su rival el maligno Pedrarias. Desde luego a Balboa no le faltaban cualidades, pero entre éstas no se encontraban la tolerancia ni la compasión hacia el indígena. A cualquiera que se documente en los textos escritos en aquellos días le resultaría muy difícil compartir semejante criterio[14].

 

Pero por si acaso alguien piensa que Carmen Mena es partidista, podemos tomar referencias de cualquier otro de los especialistas, como Manuel Lucena Salmoral, Bethany Aram, o incluso su hagiógrafa Kathleen Romoli, y afirman más o menos lo mismo. Veamos las palabras de Bethany Aram:

A diferencia de Pedrarias, Balboa encarna al héroe popular. Las calles y estatuas erigidas en su honra, son testigos de la constante importancia popular de su leyenda… Pero por otra parte, la documentación acerca de Balboa tampoco se corresponde con ningún ideal de paz, altruismo o inocencia[15].

 

Mucho más contundente se muestra Kathleen Romoli, una de las grandes enamoradas de la gesta del jerezano y que incluso comparó su descubrimiento con el realizado por el mismo Cristóbal Colón. Sus simpatías por Vasco Núñez están fuera de toda duda, lo que otorga un valor añadido a su opinión sobre el supuesto pacifismo del gobernador del Darién:

Vasco Núñez de Balboa no era un tipo seráfico, ni siquiera excesivamente idealista. Es imposible ser simultáneamente un conquistador y un santo pacifista… Cuando el empleo de la fuerza era necesario para sus fines la utilizaba sin vacilar, y aprobaba la esclavitud de los caníbales u otras tribus, recalcitrantes y, desde luego, la de los negros africanos…[16]

 

Y otra, no creo que el debate deba centrarse en defender cuál conquistador era más violento y cuál menos. Yo no sabría decir si Balboa fue más o menos sanguinario que Hernán Cortés o Francisco Pizarro. Tampoco creo que sea relevante. Eran conquistadores, eran guerreros, nada más y nada menos que eso. Y ser conquistador implicaba conquistar y saquear territorios a sangre y fuego. El jerezano aplicó los mismos métodos usados en la guerra de su tiempo y, por supuesto, en la guerra contra los nativos. Quizás la única innovación propia, fue el uso sistemático de los perros que colocaba siempre en primera línea, causando la desbandada entre sus oponentes que eran así más fácilmente perseguidos y derrotados[17]. No se trata de calibrar la mayor maldad o bondad de los conquistadores, sino de modificar las categorías con las que trabajamos. Vasco Núñez de Balboa ajustició, aperreó, mutiló y descuartizó a cuantos se le opusieron. Especial crueldad mostró frente a los sodomitas que algunos caciques acostumbraban a tener en su entorno. Pero aunque puedan parecernos actuaciones brutales, no hay que olvidar, como escribió A. A. Kirkpatrick en el siglo pasado, que eran castigos corrientes no solo en la América de la Conquista sino en también en la civilizada Europa[18].

 

4.-LA HUESTE

Aunque Panquiaco le había advertido que para cumplimentar su empresa necesitarían al menos un millar de hombres, el jerezano se conformó con seleccionar 190, con los que partió desde la villa de Santa María del Darién, recorriendo el espacio comprendido entre la costa atlántica y la pacífica. Gonzalo Fernández de Oviedo, que tuvo delante el diario de Andrés de Valderrábanos, debió copiar del original el listado de las 67 personas que contemplaron por primera vez el Mar del Sur y de los que estuvieron en la primera toma efectiva del nuevo océano en el golfo de San Miguel, el 29 de septiembre de 1513, y justo un mes después, el de la segunda toma de posesión, en este caso en el golfo que bautizó como de San Lucas[19].

Balboa sabía que necesitaba presentar una gran hazaña y enviar un buen puñado de pesos de oro para que la Corona lo reconociese como gobernador de los nuevos territorios. Por ello, en cuanto pudo, informó a las autoridades reales de su gesta. El problema fue que, cuando se tuvo noticia de su descubrimiento, ya habían nombrado por gobernador al segoviano Pedrarias Dávila, debiéndose conformar el jerezano con el título de adelantado de la Mar del Sur y de gobernador de Panamá y Coiba, pero sometido siempre a la autoridad suprema de Pedrarias[20]. Desde el primer momento, muchos supieron -y así lo señalan los cronistas- que el choque de colosos llegaría antes o después y que sólo uno de ellos sobreviviría.

 

5.-LUCES Y SOMBRAS DE SU EMPRESA DESCUBRIDORA

Vasco Núñez llegó al Darién de polizón en el barco del bachiller Enciso, teniente de Alonso de Ojeda, estando presente en la fundación de la villa de Santa María de la Antigua. Consiguió quitarse de encima con rapidez a Diego de Nicuesa y al bachiller Enciso, que se había mostrado como una persona poco carismática. Tras una rebelión apresaron y reembarcaron hacia España a este último, que ostentaba la alcaidía mayor y era la máxima autoridad legítima, delegada por Alonso de Ojeda. Descabezada la élite política, era el momento de alzarse con el poder, por lo que consiguió que el cabildo de la villa lo nombrase alcalde ordinario, junto a Martín de Zamudio. Poco después, convenció a éste para que fuese a Castilla a dar cuenta de lo realizado, consiguiendo de esta forma quitarse de encima a todos los posibles rivales. Los emisarios, encabezados por Zamudio, pasaron por Santo Domingo y aprovecharon la ocasión para hablar con el almirante y gobernador Diego Colón, quien nombró a Balboa gobernador interino y lugarteniente en Tierra Firme a la espera de la confirmación real[21]. Una vez, conseguido lo primero, no fue difícil que la Corona, basándose en los hechos consumados, le reconociese, por cédula del 23 de diciembre de 1511, como gobernador y capitán interino del Darién[22]. Entre 1511 y 1514, el jerezano vivió su mejor época, descubriendo en ese período el océano Pacífico y siendo reconocido con el título de gobernador y adelantado del Mar del Sur[23].

Antes del descubrimiento, realizó tres expediciones previas que le sirvieron para adquirir experiencia en el modo de guerrear de los naturales, sellando de paso alianzas con algunos de los caciques. Una de ellas fue la famosa expedición al Dabaibe, en marzo de 1512, en busca de una especie de dorado panameño[24]. Se trataba de una mera invención de los nativos, lo cual fue una táctica comúnmente usada por ellos en su desesperado intento por que los españoles abandonasen su tierra. Una y otra vez conseguían engañar a las huestes, cegadas por el afán de conseguir oro. Fue en una entrada por el interior del golfo de Urabá, en tierras del cacique de Abibaibe, cuando éste, para deshacerse de ellos, les dijo que allí no había oro pero que podría llevarlos al Dabaibe, donde abundaba el codiciado metal amarillo. Poco después el cacique se escapó y se confederó con otros para rebelarse contra los hispanos[25]. Pese a la evidencia del engaño, el jerezano siempre mantuvo vivo su interés por encontrar este reino áureo. Apenas consiguió reunir, después de muchos sufrimientos, 7.000 pesos de oro, que para colmo de males se hundieron en una canoa que los transportaban por el golfo de Urabá[26].  Un verdadero desastre en términos de vidas humanas y de rentabilidad económica, aunque desde un punto de vista geográfico supuso un avance ya que por primera vez pudo divisar las estribaciones de la inmensa cordillera de los Andes[27].

 

A primero de septiembre de 1513, zarpó de Santa María de la Antigua a bordo de un galeón y nueve canoas, con un total de 190 españoles y unos 600 nativos[28]. Desembarcaron en Acla, donde fueron bien recibidos por el cacique Careta, ya sometido previamente por el gobernador del Darién. De ahí marcharon por tierra rumbo al sur, culminando la jornada el 29 de septiembre con la toma de posesión del Mar del Sur. Luego regresaron por otra ruta, estando de vuelta en Santa María de la Antigua en enero de 1514. Dadas las noticias que traían y, sobre todo, el importante botín, hubo un gran regocijo entre los hispanos estantes en la villa, olvidándose todas las rencillas existentes hasta ese momento. Sin embargo, esta jornada ha sido mitificada, siendo ensalzada y comparada, incluso con la hazaña descubridora de Cristóbal Colón y con  la primera vuelta al mundo de Magallanes- Elcano[29]. Y es cierto que el descubrimiento tuvo su trascendencia para Occidente, pero conviene que hagamos una crítica objetiva para alejarnos de la leyenda y acercarnos a la historia:

Primero, la historiografía clásica ha ponderado la hazaña, calificándola de heroica y terrible caminata a través del istmo de Panamá[30]. Otros incluso imaginaron grandes cadenas montañosas, comparables a los Andes, que se interponían en el camino al Mar del Sur, constituyendo un puro y perenne obstáculo[31]. Simple imaginación para presentar al jerezano como un héroe digno de los textos de Homero[32]. En realidad, el trayecto desde el Atlántico al Pacífico tenía apenas 60 millas de anchura, unos 108 kilómetros e, incluso, menos si hubiera sido posible recorrerlos en línea recta[33]. Lo podía haber realizado tranquilamente, sin apresurarse demasiado, en tan sólo quince días[34]. Asimismo, el camino de vuelta lo podía haber realizado por la misma brecha trazada en la ida, pero prefirió hacer una gran gira por diversos cacicazgos para aumentar el botín[35]. Además, aunque la selva virgen era muy tupida, no había barreras orográficas insalvables más allá de algunas sierras, una vegetación densa y algunas zonas pantanosas. Si tardaron más de cuatro meses fue porque estuvieron robando oro, perlas, esclavos y alimentos por todos los cacicazgos y pueblos por los que pasaban. De hecho, partieron del Darién  a primeros de septiembre de 1513 y regresaron el 19 de enero del año siguiente, con un botín considerable[36]. Es obvio que tanto la distancia como las condiciones ambientales fueron mucho más asequibles que las que encontraron Diego de Almagro en Chile, Francisco de Orellana en el Amazonas o Alvar Núñez Cabeza de Vaca en Norteamérica, por citar solo algunos ejemplos. La jornada fue tan llevadera que no murió ni uno solo de los 190 que le acompañaron a lo largo de toda la jornada[37]. El propio jerezano se jactó de ello en las cartas que escribió a principios de marzo de 1514, pocas semanas después de regresar de su jornada descubridora[38]. El padre Las Casas, siempre crítico con los conquistadores, ofreció otra versión del motivo por el que no hubo ningún percance entre las huestes:

No eran grandes hazañas las que hacía venciendo, como pelase con gallinas, que son todos los indios desnudos… mayormente llevando las escopetas que nunca habían visto ni oído, ni gente tan extraña y feroz como los nuestros son, comparados a aquellos que por armas tienen sus barrigas y pellejos desnudos…[39]

 

Ni un solo pueblo de la zona se rebeló contra él, pues previamente tuvo la precaución de cometer algunos actos de barbarie de manera que los amedrentados nativos en vez de plantar cara a los extranjeros, huyeron a la selva, desamparando sus pueblos[40]. Poco antes de tomar posesión del Mar del Sur, el cacique Chiape mostró su hostilidad, negándose a proveerlos de alimentos y a ofrecerles su amistad[41]. Sin embargo, fue fácil hacerle cambiar de actitud; bastaron varias andanadas de arcabuces para que los naturales, que obviamente desconocían la pólvora, temblaran aterrorizados en medio de la huida generalizada[42]. Lo cierto es que el jefe indígena se lo pensó mejor y, tras ofrecerles garantías de la conservación de su propia vida, se ofreció como leal vasallo de la corona de Castilla[43]. Por lo demás, el adelantado como buen baquiano sabía bien que la amenaza no era tanto la belicosidad indígena como el hambre. Por ello, se preocupó de estar siempre bien abastecido durante el trayecto, robando sistemáticamente las reservas de todos los pueblos por los que pasaba[44]. Por todo ello, concluye Carmen Mena que, dado el corto espacio recorrido y la escasa resistencia indígena, dicha empresa fue mucho más fácil de lo que tradicionalmente se ha sostenido[45].

Segundo, el descubrimiento tuvo ciertos aspectos cómicos, con esa teatralidad y parafernalia tan propia de la época. Corriendo un martes 25 de septiembre de 1513, sobre las diez de la mañana, los nativos advirtieron a Balboa que desde la próxima cima se podía divisar el nuevo mar. Éste ordenó inmediatamente a sus hombres que se detuvieran para ser él, el primero en divisar el citado océano, consciente de la importancia de su descubrimiento. Una vez más se verifica la percepción que ellos mismos tenían de la importancia y de la trascendencia de los hechos de armas que estaban protagonizando. La literatura ha comparado sus sensaciones al contemplar el nuevo mar con las de Aníbal cuando, orgulloso, mostró a sus hombres desde la cima de los Alpes el territorio romano que pretendía conquistar[46]. Tras todo un ritual de aspavientos, alzamiento de manos y arrodillamiento mandó llamar a sus hombres para que compartiesen el hallazgo, al tiempo que se arrodillaban y el clérigo de la expedición, Andrés de Vera, entonaba un emocionante Te Deum Laudamus[47]. El entonces gobernador del Darién los arengó, agradeciéndoles su fe en él, y destacando los servicios realizados a Dios y al rey así como la posibilidad de que todos ellos, con el favor de Cristo, se convirtiesen en los más ricos españoles que habían pisado las Indias[48]. Iniciaron el descenso y pasaron por el poblado del cacique Chiape que atemorizado por las noticias de los Tibá los recibió bien y les entregó el oro que tenía. El 29 de septiembre el jerezano decidió tomar posesión del nuevo mar: seleccionó a 26 de sus hombres, todos vestidos con las mejores galas, y junto a su perro Leoncico, y al cacique Chiape tomó posesión oficial del citado océano. Bajaron a la costa, Balboa y sus hombres vadearon el nuevo Océano hasta la rodilla, y blandiendo en alto su espada con la mano izquierda y con la derecha el invicto pendón de Castilla, tomó posesión solemne de aquel mar, en nombre de la corona de Castilla[49]. Dado que dicho día coincidió con la onomástica del arcángel San Miguel, le puso al golfo este nombre. Pero, tan gratificante acto era digno de ser vivido dos veces, por ello, justo un mes después, el 29 de octubre, el jerezano volvió a tomar posesión del nuevo océano, en esta ocasión en la playa de la isla de las Perlas[50]. Se habían acercado allí en busca de otro botín, el de las perlas que los nativos no valoraban en exceso, pues cogían las ostras simplemente para comer, acumulando las perlas que encontraban, aunque sin darles un valor suntuario[51].  Tras un amplio recorrido de regreso, sometiendo y robando a otros caciques, el 18 de enero de  1514 estaban de vuelta en Santa María del Darién con un amplio botín de guerra y con noticias prometedoras de lo descubierto.

Tercero, conviene insistir que el jerezano no lo hacía tanto por un afán descubridor como por encontrar oro. El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo lo dijo con una claridad meridiana:

El principal intento de Balboa era conseguir oro, e indios e indias de que se sirviesen[52].

Fue el hijo de Comagre, Panquiaco, el que indignado por las disputas de los hispanos por repartirse el oro robado a su propio padre, les indicó que más al sur, en el otro mar, había un pueblo muy rico que usaba vajillas de oro para comer y que tenían más metal dorado que España cobre[53]. Dado que debían viajar durante seis días por la Mar del Sur y que debían enfrentarse a grandes reyes, parece claro que se refería al Imperio de los Incas, del que había oído hablar. En realidad, se trataba de la vieja estrategia de despertar la ambición de los hispanos, en particular de Balboa y Pizarro, para conseguir que se fueran de su territorio para así librarse de su yugo. Sin embargo, en esta ocasión no era exactamente un mito, tenía conocimiento indirecto del gran reino de los incas y lo usó con ese objetivo, aunque no pudo conseguir su objetivo de librarse de los hispanos que muy al contrario habían arribado a Castilla del Oro para quedarse. De hecho, al regreso, como el océano Pacífico no producía oro que era lo que quería el jerezano, realizó una amplia caminata por otros pueblos, situados más al noroeste, robando los cacicazgos de Teoca, Pacra, Bugue, Bononaima y Chiorizo para ampliar su botín. Los naturales solían entregar pectorales de oro que usaban los guerreros; Oviedo dice que un indio principal entregó quinces. Por cierto, que por ese afán de asimilación con lo que conocían, ellos llamaban a estos pectorales circulares patenas[54].

Contaba irónicamente Oviedo que él leyó las actas del viaje levantadas por el escribano oficial Andrés de Valderrábanos y  no se consignaron pero muchas hubo, y muchos indios hizo atormentar y a otros aperrear en este camino para que le diesen oro. Y a unos se tomaban las mujeres y a otros las hijas; y como Vasco Núñez hacía lo mismo, por su ejemplo o dechado, sus mílites se ocupaban en la misma labor, imitándole[55]. De hecho, cuando el cacique de Pacra le dijo que no sabía dónde se encontraban las minas lo torturó hasta la muerte, sin conseguir que dijese un sitio que seguramente no conocía[56].

Cuando regresaron a Santa María de la Antigua, el 19 de enero de 1514, traían consigo 2.000 pesos de oro, además de perlas, prendas de algodón y unos 800 naborías en colleras. Balboa, a diferencia de otros descubridores, como Hernán Cortés o el propio Cristóbal Colón que pretendieron encontrar el Mar del Sur para ampliar el comercio, no pensó tanto en eso como en la posibilidad de encontrar nuevos pueblos con mucho oro[57]. Si había otro océano, habría otros pueblos, según decían los nativos muy ricos, y por tanto habría más riquezas que robar o rescatar. Quede claro que aunque avistara o descubriera el Pacífico, Balboa no fue ni de acción ni de vocación un descubridor sino un conquistador.

Cuarto, por obvio que resulte no podemos olvidar que eso de descubrir el océano Pacífico era más que relativo. Los nativos de Centroamérica y de Sudamérica lo tenían más que descubierto y, por supuesto, las milenarias civilizaciones orientales. Pero es más, los portugueses hacía años que navegaban por él, comerciando con las islas de la Especierías, conocidas como las Molucas. En realidad, el avance geográfico se limitó al descubrimiento para Europa del Pacífico americano porque el Pacífico asiático estaba más que descubierto.

 

Quinto, el descubrimiento y la posterior fundación de la ciudad de Panamá fue tan positivo para Occidente como nefasto para las altas civilizaciones andinas. Supuso la apertura de la puerta al Tahuantinsuyu. El propio Balboa fue el primero que ensambló los primeros barcos en el Pacífico americano, construyendo dos bergantines para explorar la isla de las Perlas y bajar hacia el sur. El gran imperio de los Incas tenía los días contados.

Dicho todo esto, ¿qué méritos caben atribuirle al jerezano? Hay que reconocerle algunos, a saber:

Uno, pretendió siempre establecer enclaves estables, estando presente en la fundación de la villa de Santa María de la Antigua, que jugaría un papel destacado en el proceso descubridor centroamericano[58]. La influencia de este establecimiento es sólo comparable a la ejercida por Veracruz en la costa Atlántica de Nueva España. En ese momento se abrió un nuevo ciclo en la historia americana que culminaría con el descubrimiento del Mar del Sur.

Dos, consiguió verificar por primera vez la existencia de un océano al otro lado, algo buscado e intuido incesantemente por Cristóbal Colón y otros marinos pero solo conseguido por el jerezano. Y además lo recorrió por una de las partes más estrechas de todo el continente americano, muy cerca de donde actualmente discurre el célebre canal de Panamá. Gonzalo Fernández de Oviedo lo dijo con gran claridad:

Pero este servicio deste descubrimiento de la mar del Sur, y ser el primero de los cristianos que la vido, y con grandísima diligencia que la buscó y halló, a sólo Vasco Núñez se debe este trofeo…[59]

 

Bien es cierto que los españoles en realidad lo que buscaban era un estrecho que, desgraciadamente para ellos, nunca apareció. Perdida toda esperanza, aprovecharon la estrechez del istmo para plantear numerosos proyectos para comunicar la costa atlántica y la pacífica, pero ninguno de ellos se llevó a efecto[60]. Sin embargo, el avistamiento del Pacífico y en una zona tan estrecha como la actual Panamá tuvo una importancia vital en la expansión de la frontera occidental. El corto recorrido que había entre los dos mares en el actual estado de Panamá, demostrado por Balboa, supuso el nacimiento de un extraordinario comercio entre el Atlántico y el Pacífico que se hacía en recuas de mulas entre Nombre de Dios o Portobelo y Panamá y actualmente a través del estratégico canal de Panamá. El hallazgo de Vasco Núñez cambió para siempre la historia de la navegación, del transporte y de la comunicación mundial. De hecho pocos meses después, partió la expedición de Magallanes-Elcano con el objetivo de dar la vuelta al mundo y descubrir la isla de la Especiería, el sueño que el jerezano nunca pudo realizar[61]. Lo cierto es que para cualquier panameño, Balboa es y será siempre, guste o no, uno de los fundadores de su patria.

Tres, no sólo descubrió el Pacífico americano sino que, inmediatamente después, construyó unos bergantines y viajó a la isla de las Perlas. Aunque su objetivo fue económico, es cierto también que fue el primer occidental que surcó las aguas del Pacífico americano, iniciando un tráfico comercial que no ha cesado de aumentar hasta nuestros días.

Cuatro, fue uno de los más genuinos conquistadores, nada más y nada menos que eso; una persona que estaba dispuesta a matar y a morir por conseguir honra y fortuna. Y así lo hizo. Gonzalo Fernández de Oviedo, no ocultaba su simpatía hacia él, al decir, que aunque no le faltaba codicia, era una persona muy valerosa en el combate[62]. Anglería, también lo elogió, aludiendo a su ímpetu descubridor porque un alma grande no sabe estarse quieta[63].

Y cinco, fue un personaje querido por su gente, por los suyos, y ello porque curaba y ayudaba a sus hombres como a hijo o hermano suyo, y siempre los recompensaba con  generosidad[64]. Esta idea fue destacada por los cronistas de su tiempo y la ha recalcado y quizás exagerado la historiografía posterior[65]. Así, por ejemplo, cuando regresó de su expedición descubridora, sacó el quinto real y repartió el botín entre sus hombres, incluyendo a su perro Leoncillo, cuya parte, 500 castellanos, se embolsó obviamente él[66]. Por tanto,  esta claro que fue leal con las personas que confiaron en él, aunque por desgracia pocos de sus hombres le fueron recíprocos.

 

6.-¿FUE UN TRAIDOR?

Vasco Núñez, como buen conquistador, pagó con su vida las codicias propias y las ajenas. En sus ambiciones expansionistas se cruzó pronto otro noble castellano, el segoviano Pedrarias Dávila, nombrado nuevo gobernador de Tierra Firme, llamada ahora Castilla de Oro. Balboa quedaría en una incómoda segunda posición, supeditado al segoviano. El enfrentamiento entre los dos caudillos estaba servido, ante la atenta mirada de Francisco Pizarro que, de momento, permanecía en la sombra a la espera de su oportunidad. La tensión entre ambos contendientes no cesó de aumentar, pese al compromiso de boda del jerezano con María de Peñalosa, una hija del gobernador. Este futuro enlace fue auspiciado por fray Juan de Quevedo, obispo de Tierra Firme, con el objetivo de limar diferencias entre uno y otro[67]. Era un viejo recurso, usado tradicionalmente por la propia monarquía para mantener la paz con los estados de su entorno. En teoría ganaban los dos, Balboa conseguía el apoyo del gobernador en sus planes expansivos y Pedrarias la lealtad de su futuro yerno[68]. El prelado siempre pensó que eso sería suficiente para evitar el enfrentamiento entre los dos titanes. Pero no fue así, marchó a España, y mientras tanto, poco después se produjo el apresamiento y posterior ajusticiamiento del jerezano[69].

En 1516 Pedrarias Dávila le autorizó a proseguir sus descubrimientos en el Mar del Sur por espacio de dos años. El adelantado se demoró porque debió transportar desde Acla las maderas y la jarcia para construir varios bergantines. De forma absurda, Pedrarias Dávila, a través de Gaspar de Espinosa, le acuso de traición por no haber regresado al punto de partida tras vencerle la licencia[70]. Pero es más, cuando supo del nombramiento del nuevo gobernador, Lope de Sosa, envió unos emisarios para informarse pues en caso de ser cierto pretendía acabar unos bergantines y proseguir sus descubrimientos fuera del alcance de la nueva autoridad[71]. Ésta era toda la traición que tenía en mente, es decir, nada de rebelarse contra la Corona de Castilla sino una simple estrategia para ganar tiempo en sus planes expansivos. Como veremos a continuación, en realidad él no fue el traidor sino el traicionado; veámoslo:

Andrés Garabito, uno de sus más cercanos colaboradores, estaba enamorado de Anayansi, una joven india hija del cacique Careta que éste entregó al jerezano y con la que éste mantuvo una relación. Incluso, en una ocasión, aprovechando la ausencia de Balboa, intentó sin éxito forzarla[72]. Cuando lo supo el jerezano le recriminó duramente su actitud[73]. Éste, que aparentemente mostró su arrepentimiento, se sintió despechado por lo que escribió a Pedrarias Dávila que el adelantado se había alzado en la zona del rio de la Balsa, contra su autoridad y la de su Majestad. El segoviano, que en el fondo siempre receló del jerezano, creyó o fingió creer el testimonio de Garabito y ordenó su apresamiento[74]. Así, estando de regreso en la ciudad de Antigua fue apresado, bajo la acusación de tramar una rebelión. Entre los que participaron personalmente en el arresto estaba su antiguo amigo y colaborador Francisco Pizarro. En ese justo momento, Balboa intentó disuadir a su antiguo capitán, diciéndole: no solíais vos antes salir así a recibirme, pero Pizarro se limitó a responder que cumplía órdenes del gobernador[75]. Fue encadenado y encerrado en la casa más segura de la villa de Acla, la de Juan de Castañeda. Probablemente, el apresamiento se produjo por la defección de personas cercanas a él, las mismas que le juraron lealtad hasta la muerte, cuando tomaban posesión del océano Pacífico[76]. Ya los cronistas se extrañaron por el hecho de que nadie advirtiese al jerezano de las verdaderas intenciones de los enviados de Pedrarias Dávila. Según Antonio de Herrera ninguno lo hizo por miedo a la posible represalia del segoviano[77]. Pero es más, incluso después de su ejecución no se produjeron ni tan siquiera protestas de los hombres que habían hecho historia con él durante varios años[78]. Tuvo que ser su hermano Gonzalo Núñez de Balboa el que, varios años después, reivindicara su memoria para así recuperar algunas de sus posesiones, en especial su enjundiosa encomienda[79].

 

Fue trasladado a Acla donde se le instruyó un juicio sumarísimo, plagado de testigos comprados que testificaron en su contra. En enero de 1519 fue condenado  a morir decapitado junto a otros cuatro de sus incondicionales, a saber: Fernando de Argüello, Luis Botello, Hernán Muñoz y Andrés de Valderrábanos[80]. Los cargos fueron los mismos de siempre: la muerte de Diego de Nicuesa, la expulsión del bachiller Enciso, el fracaso en el Dabaibe y el haber sobrepasado en nueve o diez meses el plazo que tenía de exploración en el mar del Sur[81]. Sin embargo, de los dos primeros casos ya había sido absuelto, y los otros dos cargos no tenían peso suficiente ni para encausarlo. El jerezano protestó y alegó con fundamento que jamás pensó en la rebelión contra la corona de Castilla, pues de haber sido así jamás se hubiese dejado apresar. Y no le faltaba razón, en el momento de su arresto disponía de 300 hombres bien armados y adiestrados y cuatro navíos, suficientes para resistir a cualquier hueste que se hubiese enfrentado a ellos.

Según algunos cronistas, Gaspar de Espinosa, consciente de la injusticia que se estaba cometiendo, cedió, pues aunque mantuvo su acusación de traición, añadió que por sus muchos méritos merecía evitar la pena capital, sugiriendo su envío a España. Pero, Pedrarias Dávila, haciendo gala a su apelativo de furor domini, insistió: Pues si pecó, muera por ello[82]. Efectivamente, Espinosa cumplió la orden, dándole tiempo eso sí, a confesar y a comulgar; de nada sirvió su defensa, pues, como dijo Girolamo Benzoni, donde reina la fuerza de nada vale defenderse con la razón[83] No menos claro lo dijo Fernández Oviedo para quien nadie creía en la traición del jerezano pero la ejecución la permitió Dios como pago por la muerte de Diego de Nicuesa[84].

En enero de 1519, fue conducido al cadalso mientras un pregonero voceaba: ésta es la justicia que manda hacer el Rey nuestro señor y don Pedrarias Dávila, su lugarteniente, por traidor y usurpador de las tierras sujetas a su real corona[85]. Murió  jurando que todo era mentira y que ni siquiera pensó que se pudiera imaginar de él esa posibilidad[86]. Y era cierto porque pudo huir y no lo hizo, pues nunca sospechó lo que le esperaba. Pero, daba igual, el viejo Pedrarias se quitaba un incómodo rival de encima al igual que Francisco Pizarro, que tuvo desde entonces el camino despejado hacia el Tahuantinsuyu.

Su ejecución en Acla, cuando debía tener unos 44 años de edad,  fue absolutamente injusta porque no hubo rebelión contra la autoridad vigente, ni hizo nada diferente de lo que hacían habitualmente el resto de sus compatriotas[87]. El autor moral, Pedrarias Dávila, no era menos codicioso ni tenía menos muertes a sus espaldas, mientras que el licenciado Espinosa, el ejecutor material, causó tantos estragos en tierras del cacique Quema que, según Las Casas, dejó 40.000 ánimas en los infiernos plantadas[88].

Ahora bien, quien a hierro mata a hierro muere, y eso exactamente fue lo que le ocurrió al guerrero extremeño. De hecho, Balboa condenó a una muerte segura a Diego de Nicuesa, cuando le obligó a zarpar rumbo a la Española en un bergantín en mal estado, el 1 de marzo de 1511. Y ello a pesar de que incluso suplicó que le permitiesen quedarse como un soldado más[89]. Lo cierto es que nunca más se supo de él ni de los 16 files que le quisieron acompañar, por lo que se supuso, cuenta Anglería, que se fueron todos a pique con el mismo barco[90]. Los cronistas justificaban por norma las ejecuciones como un castigo divino por los pecados cometidos en vida. El padre Las Casas que denunció los robos y atropellos de  Balboa y sus hombres, como los de otros conquistadores, se consolaba diciendo que la mayoría de ellos no pudo disfrutar del botín porque tuvo un mal final, muriendo en breve plazo[91]. En cambio, Fernández de Oviedo también creía en la inocencia del jerezano, pero su ejecución la permitió Dios como castigo por la muerte de Nicuesa[92].

El extremeño se la jugó en varias ocasiones, a sabiendas de que podría salirle mal como de hecho le salió. En el mismo año de 1510, cuando viajó de polizón en la nao del bachiller Enciso, estuvo a punto de ser abandonado en una isleta y se salvó milagrosamente. No llevaba más que lo puesto, además de su espada y de su perro Leoncico; ahí pudo haber acabado todo, cuando aún era un desconocido[93]. Pero en ese momento tuvo la suerte que le faltó en otros momentos. Bien es cierto que las traiciones en la conquista fueron una constante, igual que Balboa condenó a Nicuesa, Pedrarias Dávila a Balboa, Sebastián de Belalcázar a Jorge Robledo, Hernán Cortés a Cristóbal de Olid, Hernando Pizarro a Diego de Almagro el Viejo, y Diego de Almagro el Joven a Francisco Pizarro, etc. Como podemos observar, la conquista no sólo implicó la desaparición del mundo de los vencidos sino también un sinfín de traiciones y asesinatos entre los vencedores. En una ocasión, salió Balboa a hacer una de sus expediciones descubridoras y dejó la villa de Acla al mando de Diego Albítez. Pues bien, cuando regresó se encontró que éste había ido a la Española a solicitar autorización de los padres jerónimos para poblar una villa en Nombre de Dios y continuar los descubrimientos en el Mar del Sur[94]. Queda bien claro, que durante la Conquista se sucedían las traiciones de unos a otros sin el más mínimo miramiento, pues todos aspiraban a tener su propia gobernación y no ser segundones de nadie.

¿Por qué fracasó? pues por distintos motivos, el primero de ellos por la falta de protectores en la Corte y en las propias Indias, y en cambio por los muchos enemigos que su rápido encumbramiento le granjeó[95]. Sin embargo, la principal causa fue simplemente una cuestión de tiempo; su descubrimiento llegó tarde por unos meses o quizás un año. Pedrarias fue nombrado capitán general y gobernador de Castilla del Oro el 27 de julio de 1513, mientras que el descubrimiento del Mar del Sur se produjo en septiembre y no se conoció en la Corte hasta mayo de 1514[96]. Es decir, si el descubrimiento del Mar del Sur se hubiese producido un año antes, la historia para Balboa habría cambiado radicalmente, pues nunca se hubiese nombrado por gobernador al segoviano. El jerezano conocía el problema, de hecho a finales en 1512, cuando ya intuía la existencia de otro mar en la otra orilla, envió a Colmenares y a Caicedo, informando de su posible existencia[97]. En mayo del año siguiente estaban ante el rey, causando una grata impresión, aunque no lo suficiente como para cambiar la mala fama que el jerezano tenía en los medios cortesanos[98]. En enero de 1513 volvió a escribir a la Corona, solicitando bastimentos para abastecer a la villa de Santa María de la Antigua, aunque tampoco tuvo demasiada repercusión[99]. Y poco después envió con poderes al gallego Sebastián de Ocampo, con tan mala fortuna que enfermó en Sevilla y murió en julio de 1514[100].

Desgraciadamente, no les prestaron mucha atención porque a esas alturas la Corona ya no creía en promesas sino que quería realidades. De nuevo, una vez que regresó de su descubrimiento, en enero de 1514, envió delegaciones a Santo Domingo, donde entregó un buen presente al poderoso tesorero Miguel de Pasamonte, y a España, llevando al rey su quinto real y un buen  presente de perlas. Para tal cometido comisionó al bilbaíno Pedro de Arbolancha un hombre de su más absoluta confianza que lo había acompañado en toda la jornada y, por tanto, conocía de primera mano todo lo sucedido[101]. La alegría en la Corte fue considerable y decidieron nombrarle adelantado de la Mar del Sur, olvidando las traiciones a Nicuesa y Enciso. Sin embargo, había un problema, hacía un año que se había despachado al segoviano Pedrarias Dávila, como gobernador de Castilla del Oro. Y el motivo de su envió había sido precisamente la mala fama del jerezano, difundida por enemigos acérrimos como el bachiller Enciso, que habían calado hondo en la Corte[102]. El descubrimiento del Mar del Sur y el rico presente cambió la actitud de la Corona pero era demasiado tarde, la suerte estaba echada; era cuestión de tiempo que estallase un conflicto entre ambos, como había ocurrido cada vez que se había establecido una bicefalia en el mando. Si el descubrimiento del Mar del Sur hubiese ocurrido un año antes es posible que la gobernación hubiese recaído directamente sobre el jerezano y, por tanto, la gran armada de Pedrarias Dávila nunca hubiese sido concebida ni despachada[103].

 

CONCLUSIONES

El jerezano fue un hombre de su tiempo que se comportó de la manera que todos esperaban que se comportase. Un conquistador, nada más y nada menos que eso, a medio camino entre el refinamiento de Hernán Cortés y el analfabetismo de Francisco Pizarro. Pero compartía con ellos lo esencial, era un hombre de acción, dispuesto a todo tipo de transgresiones con tal de lograr su objetivo de engrandecimiento social y económico, de pasó que servía a los intereses reales y divinos.

Fue leal a las personas que confiaron en él. Y por ello, en el contexto de su época, debemos valorarlo. Eso no impide que podamos juzgar e incluso denunciar formas de actuar del pasado, como el uso reincidente y recurrente de la guerra o la  tolerancia con la esclavitud. Precisamente, si en algo puede ayudar la historia a la sociedad actual es en destapar los errores del pasado para intentar construir un mundo más justo y humano. Sin este componente transformador del presente la historia no tiene demasiado sentido. El hecho de que la guerra o la esclavitud estuviesen plenamente aceptadas en la época no nos exime de nuestra obligación de denunciar esas actitudes del pasado para evitar que se sigan repitiendo miméticamente en el presente y en el futuro. Ello es lo que da sentido a nuestro trabajo como historiador.

Su descubrimiento del Mar del Sur fue un hito más en el proceso de expansión de Occidente, es decir, la llegada a las puertas del Tahuantinsuyu, que a corto o medio plazo terminó provocando su dramático derrumbe. Un capítulo más en la historia de la humanidad, donde el más fuerte siempre se impuso al más débil. No es que no se pueda celebrar la efeméride pero, al menos debían cumplirse dos condiciones:

Una, saber exactamente lo que conmemoramos y otra, aprovechar la ocasión para trazar puentes entre Europa y América, fomentando la cooperación y aprendiendo juntos de las experiencias traumáticas del pasado. Tampoco estaría mal, de paso, recuperar la memoria histórica, rescatando del olvido a los perdedores, a las miles de víctimas que murieron luchando contra unos extranjeros que terminaron destruyendo su mundo. Conocemos bien a los vencedores pero no a los vencidos: reyezuelos como Pocorosa, Panquiaco o Chiape y miles de pobres nativos que perecieron esclavizados en las minas o en las colleras donde iban porteando los víveres y el oro que los propios hispanos les habían robado previamente. Este recuerdo del pasado, con todo su dramatismo intrínseco, nos podría animar en nuestro empeño por crear un mundo mejor y más justo para todos. Éste es el perfil que a mi juicio debería tener este V Centenario.

Probablemente el adelantado Vasco Núñez no fue más que otra víctima de la vorágine de la conquista que se llevó por delante no sólo a millones de nativos, sino también a cientos de conquistadores, adelantados, descubridores, ambiciosos y visionarios. Tanta mala fortuna que decía irónicamente Fernández de Oviedo, que nadie en sus cabales querría llevar el título de adelantado[104] Toda una generación de guerreros, cegados por el ansia de honra y fortuna, que terminaron sus días de manera tan dramática como los amerindios a los que sometieron con la coartada de la civilización.

Restituyamos al mito al terreno de la Historia, Núñez de Balboa fue un conquistador, con todo lo que esa palabra indica. No intentemos ver en él aspectos bondadosos o humanitarios de los que él mismo se ruborizaría.  

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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[1] KOSELLECK, Reinhart: Futuro pasado. Contribución semántica de los tiempos históricos. Barcelona, 1993, pp. 19-20.

[2] Sobre el estancamiento de la historia y las nuevas propuestas de análisis histórico puede verse el reciente libro de BOLDIZZONI, Francesco: La pobreza de Clío. Crisis y renovación en el estudio de la historia. Barcelona, Crítica, 2013.

 

[3] BAYLE, Constantino S.J.: Vasco Núñez de Balboa. Madrid, Administración de Razón y Fe, 1923, p. 108.

[4]HERRERA, Antonio de: Historia General de los hechos de los castellanos en las Islas y Tierra Firme del Mar Océano, T. I. Madrid, Universidad Complutense de Madrid, 1991,  p. 556.

[5] BETHANY, Aram: Leyenda negra y leyendas doradas en la conquista de América. Pedrarias y Balboa. Madrid, Marcial Pons, 2008, p. 33 y 228.

[6] LUCENA SALMORAL, Manuel: Vasco Núñez de Balboa, descubridor de la Mar del Sur. México, Editorial Anata, 1991, p. 5.

[7] CABAL, Juan: Balboa, descubridor del Pacífico. Barcelona, Editorial Juventud, 1958, pp. 14-15.

[8] LARRAGOITI, Antonio S. de: Vasco Núñez de Balboa. Madrid, Talleres Gráficos Victoria, 1958, p. 121.

[9] El libro en cuestión era el de BLAS ARITIO, Luis: Vasco Núñez de Balboa y los cronistas de Indias. Panamá, 2013.

[10] El uso de perros adiestrados para el combate contra animales o contra otros seres humanos tenía una larga tradición que como mínimo se remontaba a la antigüedad. Estos perros de la conquista habían sido adiestrado para despedazar indios, como indicó fray Bartolomé de Las Casas y otros cronistas. Sobre los aperreamientos de indios véase los trabajos de MIRA CABALLOS, Esteban: Conquista y destrucción de las Indias. Sevilla, Muñoz Moya, 2009, pp. 208-209  y de ROJAS, José María: La estrategia del terror en la guerra de conquista, 1492-1552. Medellín, Hombre Nuevo Ediciones, 2011, pp. 75-81.

[11] LAS CASAS, Fray Bartolomé de: Historia de las Indias, T. III. Madrid, Fondo de Cultura Económica, 1951, p. 36. El 18 de julio de 1513 Pedrarias recibió una real cédula por la que se le ordenaba que instruyese un juicio de residencia al jerezano por el tiempo que fue alcalde mayor del Darién. Publicada en ALTOLAGUIRRE Y DUVALE, Ángel de: Vasco Núñez de Balboa. Madrid, Imprenta del Patronato de Huérfanos de Intendencia e Intervención Militares, 1914, pp. 35-36.

[12] LAS CASAS: Ob. Cit., T. II, p. 576.

[13] LAS CASAS: Ob. Cit., T. II, p. 595.

[14] MENA GARCÍA, María del Carmen: El oro del Darién. Entradas y cabalgadas en la conquista de Tierra Firme (1509-1526). Sevilla, Consejería de la Presidencia, 2011, p. 155.

[15] BETHANY: Ob. Cit., p. 249.

[16]ROMOLI, Kathleen: Vasco Núñez de Balboa, descubridor del Pacífico. Madrid, Espasa Calpe, 1967,  p. 369.

[17] Pedro Mártir de Anglería afirma que colocaba los escuadrones de perros, que guardaban en la pelea la primera línea, y jamás rehusaban pelear. ANGLERÍA, Pedro Mártir de: Décadas del Nuevo Mundo. Madrid, Editorial Polifemo, 1989,  p. 165.

[18] KIRKPATRICK, F. A.: Los conquistadores españoles. Madrid, Espasa Calpe, 1986, pp. 42-43.

[19] FERNÁNDEZ DE OVIEDO; Gonzalo: Historia General y Natural de las Indias, T. III. Madrid, Atlas, 1992, p. 217.

[20] El título de adelantado de un mar, en este caso el del Sur, tenía algunos precedentes en la Castilla bajomedieval,. Por ejemplo, en 1260 el rey nombro adelantado mayor de la mar a Juan García. ORTUÑO SÁNCHEZ-PEDREÑO, José María: “El triste final del adelantado de la Mar del Sur, Vasco Núñez de Balboa”, Anales de Derecho Nº 19, Murcia, 2001, p. 176.

[21] HERRERA: Ob. Cit., T. I, p. 553. Este hecho lo citan con pocas variantes casi todos sus biógrafos. Véase, por ejemplo a BAYLE: Ob. Cit., p. 28.

[22] ALTOLAGUIRRE: Ob. Cit., p. 9.

[23] En las Partidas de Alfonso X se decía que un Adelantado era un hombre metido adelante en algún hecho señalado, por mandado del rey. En la Castilla bajomedieval venía a ser una persona que ostentaba el mando en una zona fronteriza o recién conquistada y que tenía poderes civiles y militares.  VIGÓN, Jorge: El ejército de los Reyes Católicos. Madrid, Editora Nacional, 1968, p. 151. En América, los Adelantados solían firmar una capitulación con el rey por la que se comprometía a descubrir o conquistar un determinado territorio a cambio de varias prerrogativas, entre ellas las inherentes al propio título. El caso de Balboa era singular ya que se le hizo adelantado no de un territorio sino de un mar.

[24]Dabaibe era la madre del dios creador y, según la leyenda, tenía un tempo de oro macizo donde se realizaban sacrificios humanos. Los nativos lo ubicaban a unas 40 leguas de la villa de Santa María de la Antigua. MÉNDEZ PEREIRA, Octavio: Núñez de Balboa. El tesoro del Dabaibe. Madrid, Espasa-Calpe, 1975,  pp. 51-52. MARTÍNEZ RIVAS, J. R.: Vasco Núñez de Balboa. Madrid, Quorum, 1987, pp. 39 y ss.

[25] LUCENA SALMORAL: Ob. Cit., pp. 62-69.

[26] MARTÍNEZ RIVAS: Ob. Cit., p. 40.

[27]PEREIRA IGLESIAS, José Luis: “Vasco Núñez de Balboa y el descubrimiento del océano Pacífico”,  en Extremadura y América, Vol. II. Badajoz, 1988, p. 197.

[28] ALTOLAGUIRRE: Ob. Cit., p. LXXXVIII.

[29] Por ejemplo, la historiadora norteamericana Kathleen Romoli  sitúa al mismo nivel el descubrimiento del Pacífico con el de América y con la primera vuelta al mundo. ROMOLI: Ob. Cit., p. 183.

[30] Véase, por ejemplo, a LUMMIS, Carlos F.: Los exploradores españoles del siglo XVI. Vindicación de la acción colonizadora española en América. Madrid, Espasa Calpe, 1968, p. 48.

[31] RUIZ DE OBREGÓN Y RETORTILLO, Ángel: Vasco Núñez de Balboa. Historia del descubrimiento del Océano Pacífico, escrita con motivo del Cuarto Centenario de su fecha.  Barcelona, Casa Editorial Maucci, 1913, p. 67.

[32] Ibídem, p. 68.

[33] KIRKPATRICK: Ob. Cit., p. 43.

[34] LUCENA SALMORAL: Ob. Cit., p. 76.

[35] Octavio Méndez afirma que hizo otra ruta de regreso para tener un más amplio conocimiento del istmo, sin embargo, el gran botín obtenido en oro, ropa y esclavos, indican que su objetivo era bastante más crematístico.  MÉNDEZ PEREIRA: Ob. Cit., p. 84.

[36] LAS CASAS: Ob. Cit., T. III, p. 10.

[37] En la campaña del Dabaibe sí que perdió a algunos de sus hombres y él mismo resulto herido. LAS CASAS: Ob. Cit., T. III, pp. 46-47. No obstante, él siempre socorría a los compañeros heridos, pues estimaba que era poca reputación para con   los indios perder ningún vivo. HERRERA: Ob. Cit., T. I, p. 554.

[38] ANGLERÍA: Ob. Cit., p. 184.

[39] LAS CASAS: Ob. Cit., p. 11.

[40] HERRERA: Ob. Cit., T. I, p. 555. También en MENA: El oro del Darién, p.p. 186-187.

[41] LÓPEZ DE GÓMARA, Francisco: Historia General de las Indias, T. I. Madrid, Orbis, 1985, p. 105.

[42] GARRISON, Omar V: Balboa el conquistador. La odisea de Vasco Núñez descubridor del Pacífico. Barcelona, Ediciones Grijalbo, 1977, p. 215.

[43] Ibídem.

[44] El propio Balboa a su regreso del descubrimiento del pacífico, en enero de 1514 escribió que a veces pasaron tal hambre que preferían una cesta de maíz que otra de oro. Cit. en La conquista de América. Antología del pensamiento de Indias (ed. de Ricardo Piqueras). Barcelona, Península, 2001, p. 129.

[45] MENA: El oro del Darién, p. 177.

[46] ANGLERÍA: Ob. Cit., p. 166.

[47] LAS CASAS: Ob. Cit., T. II, p. 594. La emoción de este momento ha sido recreado por la literatura. Véase por ejemplo a GARRISON: Ob. Cit., pp. 212-213.

[48] MÉNDEZ PEREIRA: Ob. Cit., p. 76. MARTÍNEZ RIVAS: Ob. Cit., pp. 66-67.

[49] Con ligeras variantes se ha reproducido en decenas de obras el ceremonial de a toma de posesión. Véase, por ejemplo, a GARRISON: Ob. Cit., p. 217-218.

[50] MORALES PADRÓN, Francisco: Historia del descubrimiento y conquista de América. Madrid, Editorial Gredos, 1990, p. 208.

[51] LUCENA SALMORAL: Ob. Cit., pp. 88-89.

[52] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. III, p. 219.

[53] Al parecer, cuando pesaban el oro arrebatado a su padre, dio un golpe en la mesa donde estaban las balanzas  y dijo que si por tan poca cosa discutían, que él les mostraría una tierra al sur donde había oro suficiente para calmar su codicia. LAS CASAS: Ob. Cit., T. II, p. 573.HERRERA: Ob. Cit., T. I, p. 556.Tambin citado en KIRKPATRICK: Ob. Cit., p. 43.

[54] La patena era el platillo circular dorado que se usa para colocar la Hostia consagrada en la celebración de la misa.

[55] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T.  III, p. 219.

[56] LUCENA SALMORAL: Ob. Cit., p. 90.

[57] Manuel José Quintana, prestigioso historiador decimonónico, en su afán por ensalzar su hazaña aumentó el botín con el que regresó hasta los 40.000 pesos de oro, cifra exagerada y sin fundamento documental. QUINTANA, Manuel José: Vasco Núñez de Balboa. Madrid, Ediciones Ambos Mundos, s/f., p. 69.

[58] PEREIRA IGLESIAS: Ob. Cit., Vol. II, p. 194.

[59] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. III, p. 221.

[60] Finalmente, en 1915, se abriría al tráfico naval el canal, cuatrocientos dos años después del descubrimiento del jerezano. CABAL: Ob. Cit., p. 184.

[61] LUCENA SALMORAL: Ob. Cit., p. 124,

[62] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. III, p. 209.

[63] ANGLERÍA: Ob. Cit., p. 1163.

[64] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. III, p. 209.

[65] Bayle haciéndose eco de los textos de Oviedo afirma que con sus soldados era como un padre, aspecto en el que ningún otro conquistador le igualó. BAYLE: Ob. Cit., p. 31.

[66] LÓPEZ DE GÓMARA: Ob. Cit., T. I, p. 110.

[67] Obviamente el enlace nunca se llegó a celebrar por lo que años después lo hizo con Rodrigo de Contreras, sucesor de su suegro en la gobernación de Nicaragua.

[68] BETHANY: Ob. Cit., p. 118.

[69] Fernández de Oviedo afirma que si el obispo hubiese permanecido en Castilla del Oro, la ejecución del jerezano nunca se habría producido. FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. III, pp. 252-253. Una versión parecida defiende LAS CASAS: Ob. Cit., T. III, pp. 77-78.

[70] ORTUÑO: Ob. Cit., pp. 176-177.

[71] GARRISON: Ob. Cit., pp. 271-274.

[72] Al parecer, la intentó convencer de que sería pronto repudiada por el jerezano dado que había aceptado los esponsales con la hija mayor de Pedrarias. Sin embargo, la india, pese al disgusto de la noticia, rechazó a su  pretendiente, provocando el conflicto. ROMOLI: Ob. Cit., p. 364.

[73] MÉNDEZ PEREIRA: Ob. Cit., p. 128.

[74] LAS CASAS: Ob. Cit., T. III, p. 84.

[75] QUINTANA: Ob. Cit., p. 97. MÉNDEZ PEREIRA Ob. Cit., p. 132; BAYLE: Ob. Cit., pp. 103-104. GARRISON: Ob. Cit., p. 276.

[76] CABAL: Ob. Cit., p. 106.

[77] HERRERA: Ob. Cit., T. I, p. 715.

[78] LUCENA SALMORAL: Ob. Cit., p. 124. BETHANY: Ob. Cit., p. 138.

[79] BETHANY: Ob. Cit., p. 230.

[80] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. III, p. 256. También en BETHANY: Ob. Cit., p. 124.

[81] BETHANY: Ob. Cit., p. 134.

[82] Esta postura dubitativa de Espinosa la recogió el padre Las Casas y siguiéndole a él, Antonio de Herrera y una buena parte de la historiografía moderna y contemporánea. LAS CASAS: Ob. Cit., T. III; p. 86. HERRERA: Ob. Cit., T. I, p. 716. GARRISON: Ob. Cit.,  pp. 278-279. Sin embargo, este episodio lo omite Gonzalo Fernández de Oviedo, que interpreta que Espinosa, como enemigo capital del jerezano, no dudó a la hora de dictar la pena capital. Cit. en BAYLE: Ob. Cit., p. 105.

[83] BENZONI, Girolamo: Historia del Nuevo Mundo. Madrid, Alianza Editorial, 1989, p. 142.

[84] FERNÁNDEZ DE OVIEDO: Ob. Cit., T. III, p. 256.

[85] ORTUÑO: Ob. Cit., p. 179.

[86] MARTÍNEZ RIVAS: Ob. Cit., p. 153.

[87] Aram Bethany intenta demostrar que la traición no se produjo contra Pedrarias sino contra el que iba a ser su sucesor en la gobernación de Castilla del Oro. BETHANY: Ob. Cit., p. 140. Balboa nunca lo admitió, ni las fuentes son suficientes como para sostener tal hipótesis.

[88] LAS CASAS: Ob. Cit., T. III, p. 76.

[89] MÉNDEZ PEREIRA: Ob. Cit., p. 32.

[90] ANGLERÍA: Ob. Cit., p. 114.

[91] LAS CASAS: Ob. Cit., T. III, p. 10.

[92] Cit. en BETHANY: Ob. Cit., pp. 227-228.

[93] ROMOLI: Ob. Cit., p. 71.

[94] LAS CASAS: Ob. Cit., T. III, p. 78.

[95] ALTOLAGUIRRE: Ob. Cit., p. XXXVIII.

[96] El citado nombramiento está publicado en ALTOLAGUIRRE: Ob. Cit., pp. 31-35.

[97] PEREIRA IGLESIAS: Ob. Cit., Vol. II, p. 198.

[98] MÉNDEZ PEREIRA: Ob. Cit., p. 63.

[99] La Citada misiva fue publicada por Martín Fernández de Navarrete, y aparece reproducida en PEREIRA IGLESIAS: Ob. Cit., Vol. II, pp. 198-199.

[100] Poco antes, el 26 de junio de 1514, estando enfermó, además de otorgar su codicilo traspasó su poder en su primo Alonso de Noya, adelantándole cincuenta ducados de oro. Fondo Otte, Carp. 26. Lo cierto es que entre una cosa y otra, las gestiones se demoraron.

[101] HERRERA: Ob. Cit., T. I, p. 611.

[102] BETHANY: Ob. Cit., p. 87.

[103] MORALES PADRÓN: Ob. Cit., p. 210.

[104] MIRA CABALLOS: Ob. Cit., p. 260.

Mar 052014
 

Francisco Fernández Serrano.

A la memoria inolvidable de José Luis Cotallo, de fray Arcángel Barrado, progenitores de estos Coloquios»

 A la distancia de tres meses me piden unos comentarios sobre los Coloquios de Trujillo que en realidad y en titulación exacta son: «Coloquios Históricos religiosos de Extremadura»•

A la distancia de tres meses antes de un nacimiento resulta tentadora la profesión de augur, pronosticando bendiciones triunfos, éxitos rotundos magnificencias; pero el profetismo, antigua y hodierna tentación de irresponsables y de hombres no comprometidos, no mi propia vocación, que sigue y prefiere la otra de humilde cronista, y de historiador  documentado. Por eso de antemano renuncio a la mano espléndida del “agorismo” y relato lo que fueron los orígenes, los proyectos iniciales y aun las primeros atisbos de una cercana promesa que ya empieza  a ser realidad,                 

Los orígenes                                                      

 Habría que colocarlos en Plasencia en el III Congreso de Estudios Extremeños. La magnificencia de una catedral, concebida en las agonías del gótico y en los albores del Renacimiento; la modernidad excitante de un aula de cultura reflejo de una prosperidad y de una mentalidad segunda mitad de; siglo XX, la colaboración generosísima de la primera Institución placentina su Caja de Ahorros, las destacadas personalidades nacionales como el marqués de Lozoya, el profesor García Bellido, y el teólogo Caro Baroja, la superabundancia bien cuidada de  fiestas excursiones y celebraciones; la multitud inagotobale de temas y de lecciones magistrales, dejaron en los asistente un recuerdo  imborrable, porque parecía insuperable. Dentro de ese mismo ambiente, y con idéntico espíritu surgió la idea de estos Coloquios, espaciosos, tranquilos, con tiempo serenidad y lugar para todos los temas, par cualquier comentario, en un ámbito histórico y religioso fundamentalmente. Algo así como si encandilados  pos la grandiosidad renacentista de Plasencia quisiéramos reposar nuestros espíritus, en las dulces soledades de Yuste mansión de reposo para un César, o en las mas escondidas soledades del Palancar, reposo ideal para el otro César del espíritu que fue su contemporáneo Pedro de Alcántara. Temas y personas que no hubieran encontrado su ambiente, su cuadro en la magnificencia placentina, saturada de objetivos, hallarían su lugar adecuado en los Coloquios Histórico-Religiosos de Extremadura, sencillo retoño de aquel magnifico congreso. Ya estaba la semilla.

A estos coloquios vendrían maestro y discípulos como definía el Rey Sabio, a la Universidad; profesores calificados, y  aficionados desconocidos; el estudioso que ha consagrado su vida a problemas generales, y el aprendiz se obstina en descifrar los enigmas, grandes y pequeños de su pueblo, de zona de aquel edificio en ruinas o las transformaciones de una fábrica medieval, que ha evolucionado con los siglos, revistiéndose de líneas y funciones cambiantes con el tiempo.

  

Histórico-religiosos

 Unos Coloquios nacidos para el comentario, para la serena y nunca dogmática exposición

bajo un signo netamente san alcantarino, combinación de sencillez y de eficacia, no podían abarcar toda la inmensa temática de los Estudios Extremeños, desde el. primer día se autolimitaron a dos aspectos: religiosos e históricos. Hay que confesar que en nuestros días en vez de la primavera anunciada solemnemente la vida y aun los estudios religiosos padecen un gravísimo estiaje de ideas, estiaje de orientaciones, estiaje de personas. Razón de más para que nuestros Coloquios pusieran sobre el tapete las actuaciones de  los religiosos en Extremadura a través de los siglos desde los primeros del cristianismo hasta nuestros días en sus variadas y múltiples vertientes. Los religiosos con sus monasterios conventos, colegios y residencias han sido y son,1a plasmación del espíritu de colaboración y de equipo que hoy ayer y siempre son indispensables en todas las acciones serias de la humanidad.                                                 

El “cordia omniaa crecunt” de los latinos, y el “la unión hace la fuerza” tiene su virtualidad hasta en la vida religiosa. No son descubrimientos de nuestros días aunque su formulación admita apariencias muy variadas Por eso mas que los individuos aislados preferimos los estudios de sus marcos, materiales y ambientales, sus conexiones y actividades con pueblos, culturas y sociedad. Tampoco los temas históricos gozan en estos momentos tecnológicos de buena prensa. Tal vez porque la historia tomada en serio, investigación del pasado no alegre lirismo preciosista de tópicos, nos enseña demasiado, quema no pocos ídolos, levanta valores soterrados, y obliga al que la cultiva honestamente un ejercicio continuado de esa  virtud tan poco frecuente que se llama humildad, la cual es andar siempre en la verdad. Porque la historia documentada y seria, como la religiosidad seria y aprobada son valores eternos dependientes de las fluctuaciones de las modas, se quiso matizar a los Coloquios con estos dos calificativos, de históricos y de religiosos.

 

GUADALUPE-TRUJILLO

Dos cotas altísimas de Extremadura, y aun  diríamos que de la Hispanidad y del mundo entero. Dos poblaciones separadas nada mas que por 90 kms. de carretera zigzagueante, y por ocho Ieguas mal contadas en línea recta según calculaban nuestros abuelos, a través de Madroñera, Pedro Gómez, Garciaz, Santa Catalina, Berzocana el descenso del Ruecas, el melonar de los frailes, y Mirabel. En pura teoría Guadalupe centro de nuestra espiritualidad hubiera sido el marco y ambiente ideal para los Coloquios Histórico-religiosos de Extremadura Circunstancias providenciales, superiores a las voluntades humanas mejor empeñadas impusieron la orientación hacia Trujillo, que a sus conquistadores, a sus monumentos, a su abanico de carreteras, a su historia universal podía sumar una espléndida floración de concentos y religiosos: franciscanos de la Observancia y Descalzos, Dominicos, agustinos, mercedarios, y aun cartujos en la antigüedad, y Hermanos de las Escuelas Cristianas y la modernísima Casa de Santiago en nuestros días. A estas razones teóricas se sumaron definitivamente los hombres de Trujillo que desde el primer momento acogieron la

 

Idea de esta celebración en la ciudad de Pizarro con entusiasmo apasionado.

Borraron desde el primer momento y de antemano los Alpes de las dificultades y los dieron por hechos, Y no fue un gesto de fanfarronería juvenil, como lo demuestran los preparativos, las comunicaciones las comunicaciones ya recibidas las inscripciones ya cuajadas con tres meses de anticipo. El Centro de Iniciativas y Turismo de Trujillo, justifica una vez mas su  existencia y gana prestigio para el mismo y para la ciudad, a la que presta un servicio que difícilmente aprecian los hombres superficiales, los críticos profesionales de la ligereza.

EL TEMARIO

Dentro del marco establecido  se vienen perfilando los temas y comunican! en los meses antecedentes al nacimiento de Esta nueva criatura que son los Coloquios de Trujillo.  Más que las  elucubraciones literarias dicen esto ofrecimientos catalogados con tres meses de anticipación, seguro presagio de otros que llegarán en los meses de julio agosto y septiembre:

Benito y Duran.-A. Monjes extremeños de la orden de S.Basilio.

Collado Alonso,G*  Madama Leonor en el monasterio de Yuste.

Cotta y Márquez de Prado.-P. Los zurbaranes de la sacristía guadalupense

Caballeros de la ciudad de Villanueva de la Serena que vistieron el habito de las Ordenes Militares.

 Diaz López, M.-E1 P.Manuel Ibáñez, restaurador del puente de Almaraz.

Dieguez. E.- Los franciscanos de los Manjarretes y de Valencia de Alcántara.

Carrocera.B.- Doce capuchinos extremeños.

Fernández Serrano.F.- un colegio de jesuítas proyectada para Garciaz en vida de S.Ignacio de Loyola. Fr. Alonso García de Losada, obispo de Constantina y párroco de Escurial en el siglo XVII.                                  

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Martín Hernández. F.-Escuela de Mérida y monasterio de Cauliana.

Moral,T.- Premostratenses extremeños.

Moreno Lázaro,J*- Los profesores agustinos del colegio trujillano de Santa Margarita

Muñoz Gallardo, J.A.-Torres y Tapia, villanovense, cronista de la orden de Alcántara.

Hilan Ceferian-J.- Marchas penitenciales al convento del Palancar.

 Sánchez,Antonio M.-La presencia de los Servitas en Plasencia y sus ceremonias.

 Sánchez Loro.D. una reforma de franciscanos en la Extremadura del siglo XV.

 Sánchez Morales.K.-Literatura moderna extranjera sobre Yuste.

Siete Iglesias.H de.-Exclaustraciones y exclaustrados de Gruadalupe.

Sánchez Prieto.H. Un día con los Jerónimos de Guadalupe en el siglo XVl.

Soria Sánchez.V.- Los ermitaños del Salvador y de Yuste. Y Los conventos de Jarandilla.

Tejeda.F. -D.Esteban Gines Ovejero, escritor, formador y. fundador.

Trenado, F.~ Semblanza del P.fr.Arcángel Barrado Manzano.

Veny Ballester.A.-La muerte en Coria del teatino P.Jerónimo Abarrategui.

 

Zamora Lucas.F. Pedro de Gododoy promotor de la imprenta en Burgo de Osma,

 Palomo Iglesias.C.- Notas biográficas del P. Manuel Amado.

Los Coloquios en Trujillo

Por su carácter histroico-religioso, por el matiz sobrio y sencillo que les ha de  carecterizar, los Coloquios no vienen a interferir ni violenta ni negativamente la vida de Trujillo, que raíz de sus fiestas de anuales en honor de la Virgen de la Victoria habrá vuelto a su tonalidad normal los días 30 de septiembre,1,2 y 5 de octubre. La colaboración prestada a través del Centro de Iniciativas y Turismo no debe impedir a los voluntarios e interesados en esta temática, o las colaboraciones que gradualmente quedarían señaladas así:                                    

a)asistencia personal a los actos de los Coloquios, o a otros que se organice -religiosos o culturales-con motivo de los mismos.                     

b) inscripción simbólica- cien pesetas la ordinaria; mas de 500 pts la extraordinaria-como miembros activos de los      Coloquios, con los derechos inherentes a los participantes.

c!) participación efectiva remitiendo alguna comunicación encuadrada en el temario señalado, y en los coloquios o diálogos subsiguientes.

Los Coloquios de Trujillo, un riesgo

Como toda vida, como todo nacimiento, hasta que se terminen los proyectados Coloquios Histórico-Religiosos de Extremadura suponen cierto riesgo: Lo absoluto, lo perfecto, están solo en las manos y la voluntad de Dios. Y nosotros sincera y humildemente confesamos que nuestros proyectos son humanos, que puede]y aun deben darse fallos,aunque no los hayamos previsto, que esta experiencia aun saliendo bien deberá ser mejorada, pero también afirmamos que sin voluntad y decisión nadie pasó el mar, y que concordia omnia o rescunt, y la unión hace la fuerza. De modo que por ahora a trabajar y a esperar»

 

 

 

 


Tejeda.F. -D.Esteban Gines Ovejero, escritor, formador y. fundador.

Trenado, F.~ Semblanza del P.fr.Arcángel Barrado Manzano.

Veny Ballester.A.-La muerte en Coria del teatino P.Jerónimo Abarrategui.

 

Zamora Lucas.F. Pedro de Gododoy promotor de la imprenta en Burgo de Osma,

Palomo Iglesias.C.- Notas biográficas del P. Manuel Amado.

Los Coloquios en Trujillo

Por su carácter histroico-religioso, por el matiz sobrio y sencillo que les ha de  carecterizar, los Coloquios no vienen a interferir ni violenta ni negativamente la vida de Trujillo, que raíz de sus fiestas de anuales en honor de la Virgen de la Victoria habrá vuelto a su tonalidad normal los días 30 de septiembre,1,2 y 5 de octubre. La colaboración prestada a través del Centro de Iniciativas y Turismo no debe impedir a los voluntarios e interesados en esta temática, o las colaboraciones que gradualmente quedarían señaladas así:                                   

a)asistencia personal a los actos de los Coloquios, o a otros que se organice -religiosos o culturales-con motivo de os mismos.                     

b) inscripción simbólica -cien pesetas la ordinaria; mas de 500 pts la extraordinaria- como miembros activos de los Coloquios, con los derechos inherentes a los participantes.

c!) participación efectiva remitiendo alguna comunicación encuadrada en el temario señalado, y en los coloquios o diálogos subsiguientes.

Los Coloquios de Trujillo, un riesgo

 Como toda vida, como todo nacimiento, hasta que se terminen los proyectados Coloquios Histórico-Religiosos de Extremadura suponen cierto riesgo: Lo absoluto, lo perfecto, están solo en las manos y la voluntad de Dios. Y nosotros sincera y humildemente confesamos que nuestros proyectos son humanos, que puede] y aun deben darse fallos,aunque no los hayamos previsto, que esta experiencia aun saliendo bien deberá ser mejorada, pero también afirmamos que sin voluntad y decisión nadie pasó el mar, y que concordia omnia o rescunt, y la unión hace la fuerza. De modo que por ahora a trabajar y a esperar»

 

 

 

 

 
 
 Francisco Fernández Serrano 

 1971

 

 

 

 

Mar 052014
 

Narciso Sánchez Morales.

 Escojo el término para hablar de lo que será el futuro de las Órdenes Religiosas, porque, en el análisis, más o menos acertado, voy a valerme de medios humanos, históricos, de previsiones lógicas en función de las circunstancias imperantes y que, más o menos son conocidas por cualquiera que con cierto interés, siga de cerca los procesos religiosos de cualquier tipo. Prescindo de lo Escatológico, de las “Tá ásjava””, que se nos presentaría en el umbral de la Parusía. Y, aun dentro de la futurología, no ningún Herman Kahn, ese computer hecho carne, nuevo Casandra de la guerra atómica, pero tranquilo y sereno con la gravedad que le dan sus 120 kilos de peso y sus 175 centímetros de estatura, a la vez, que poseedor de un coeficiente de 200 puntos, superior en 50 al normal del Genio. No, ciertamente, no soy ningún alumbrado de las ciencias modernas impartidas en el Instituto Hudson, ni tampoco un vidente de lo que será el mañana de las Órdens Religiosas. En lo material y científico , ya Kahn ha escrito en su nuevo libro acerca de esas maravillas futuras, submarino-urbanas, submarino-agrícola: una nueva “era de esclavos” con robots y  monos para el gobierno de la casa, y grandes almacenes de repuestos orgánicos. Pero me lleva a nuestro terreno, el religioso, el “ex abrupto” final lanzado por Herman Kahn en el último simposio de los científicos de “Dovos”, “Road theBiblo”,”Leed la Biblia”, que fue tanto como espetarle: todo cuanto prometo será posible si tenéis una conciencia apocalípticas, si lográis dominar al dragón que amenaza el alumbramiento del nuevo mundo.

Pues bien. En cuanto a futurología religiosa, nos encontramos ante un nuevo alumbramiento del espíritu, alumbramiento que nos exige un conocimiento de esa gestación ya real y palpable, si bien andamos a tientas en el predecir cual será la nueva criatura, qué forma y dimensiones tendrá, pero que viene concebida y gestada en función de esas “tá ésjata” o parusía de Cristo, tal vez como una definitiva corrección al triunfalismo histórico al colocar el triunfo de la Iglesia, es decir del Mesías, no en el tiempo, sino allá donde acaba el tiempo y se inicia su última y definitiva venida. Soy de los que opinan que, precisamente, esas Órdenes Religiosas brotaron como un anticipo de su corrección de la Iglesia, como un grito o trono profético, cual un aviso de Casandra, y que la Iglesia. Escarmentada por la realidad histórica, verdadero azote de Dios sobre la “semper corrigenda”, ha tomado conciencia de su misión preter- ultrahistórica, y camina a pasos apresurados a despojarse de tanto ropaje hipócrita, de tanta farándula y farsa, para estar juntos a su divino Fundador en un reino que no es de este mundo, pero que tiene límites y fronteras dentro de él. Desde este momento, es decir, desde el momento que sea una realidad universal en la Iglesia esa separación in mente de espíritu y materia, y la segunda se convierta en esclava del primero, no para desaparecer, sino más bien para ser asumida y transfigurada, nos encontramos que toda la Iglesia es una Orden Religiosa viva y santa y que la corrección ya no tiene razón de existir, con lo que nos enfrentaríamos con una nueva futurología religiosa. Estamos en lo espiritual, tal vez como un reflejo de la “analogía entis”, ante una situación símil a la que se da hoy en día en el campo científico. Lo acabamos de leer en la Prensa. Científicos rusos han llegado a aislar la antimateria y este aislamiento tiene una importancia extraordinaria en materia de creación de energía, ya que la puesta en contacto de materia y antimateria desencadenará una fuente de energía de gran potencia, que puede utilizarse como propulsora y alcanzarse con ella velocidades similares a las de la luz.

Pues bien, en avances religiosos hemos llegado igualmente a aislar experimentalmente lo que es espíritu de lo que es materia, lo que es reino del mundo de lo que es Reino de Dios, y el nuevo contacto de esta pura doctrina , que es la de Cristo, con el mundo de hoy va a desencadenar una fuente de energía que va a dar velocidades desconocidas a la actividad del espíritu religioso sobre materiales de este mundo. Estamos, pues, en un punto de inflexión en lo que a Órdenes Religiosas toca. Pero aclaremos el proceso histórico de las mismas para luego osar una visión de lo que será el futuro de ellas . ¿ha llegado su fin? ¿Seremos todos los cristianos., por esencia, religiosos? ¿Habrá necesidad de nuevas correcciones y, por tanto, de nuevas órdenes Religiosas?.

 

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La historia, en todos sus aspectos, incluso, es Maestra de la vida. En lo que a Historia de la Iglesia se refiere, también habrá que acudir a las causas sociales que motivan el rápido desarrollo de las órdenes en sus formas más primitivas, la vida en el desierto de San Antón y la vida cenobita de San Pacomio.

La Iglesia se radica en el mundo con Constantino, acepta las estructuras del imperio y pierde el sello divino de su misión, de la que poseía una conciencia viva en su tiempo de persecución y catacumba.

¿No será el momento como algo, el cambio estructural de la Iglesia al asociarse al Imperio Romano? – Con ello, el orden religioso no sería mas que un intento  de corrección de este falso desarrollo, de este vano tender la mano al mundo para salvarlo. Fue aquella una huída, pero que hoy carece de fundamento, cuando la Iglesia quiere corregir aquella apertura al mundo (la constantiniana), por esta otra actual, más pura y santa, como despedida de todo. Esta espiritualidad del momento constantiniano queda clamando como una voz en el desierto, como buena conciencia de una Iglesia caída en las mallas del mundo, como un recuerdo del Reino de Dios para cuantos laicos y pueblo de Dios según los avatares de esta Iglesia, implicada en una lucha de competencia con los poderes del mundo. Mientras la Iglesia se desacraliza, la Santidad, temerosa se refugia en el desierto. Luego, a medida que esa misma Iglesia pierde la batalla con los Poderes de la tierra, esa Santidad vuelve, tímidamente, al mundo en las Órdenes de San Benito y San Basilio, penetra más y más con los Cistercienses y Órdenes mendicantes de Sto. Domingo y S  Francisco que arrastran tras sí el pueblo de Dios con sus Órdenes Terceras.

 

Cuando la Iglesia comienza a perder su señorío material, esa misma Santidad se destapa, y se lanza del convento al mundo, con la aparición de la Compañía de Jesús y esas otras ya no Órdenes, sino Congregaciones religiosas, que en su última fase evolutiva han dado lugar a los Institutos Seculares, últimamente regulados por la “Provida Mater”, de Pío XII. Es decir, cuando la Iglesia se encuentra desnuda, desposeída de todo poder temporal, se abre a todos y en toda la Santidad, y como prisionera en las Órdenes, Congregaciones e Institutos Seculares. Han terminado las polarizaciones de la extrema mundanización de la Iglesia y de la extrema reducción de la Santidad. Si la Iglesia, en su contacto con el mundo, es corregible, no menos lo pudieran ser aquellas primitivas comunidades religiosas que se arrogaron, para sí, tal vez algo egoísticamente , la espiritualidad, con desviaciones no menos corregibles. Hoy es otra la ascesis: no renuncia, sino uso moderado de los bienes y medios, porque tal vez sea más ascético fumar poco, que prescindir totalmente del tabaco; “inteligenti pauca”. Tal vez haya que acoplar la vida de la Iglesia, como lo ha intentado Foucold, a la vida de Jesús: treinta años en una vida profesional dentro del mundo, la de carpintero, cuarenta días en el desierto, y tres años de apostolado activo, como predicador del Reino de Dios. Es decir, una conjunción de vida en el mundo, pues contemplación y apostolado eclesial, el ideal  de Santa que entendió la vida carmelitana como una representación de la conjunción Iglesia y mundo. Es más, hasta en una comprensión más extensa de la Iglesia, más allá de los límites materiales de la misma, dentro de la inmensidad que nos da el cristianismo anónimo, habría que prolongar la acción del “Abbé Monuchín”, lanzando un puente entre    Europa y Asia, para penetrar en la vida contemplativa de indios y chinos y aprovechar esos caminos interiores de espiritualidad.

Pero volvamos a nuestra observación histórica, al último estadio de este proceso de Órdenes Religiosas, concretamente, a la fase actual de los Institutos Seculares que reconociera Pío XII en 1947, como nueva forma de vida de la Iglesia. No es una relajación de los tres primitivos votos de castidad, obediencia y pobreza, sino una moderna y “aggiornizada” interpretación de los mismos, a la que se han adherido, por cierto, no pocos religiosos de las antiguas Órdenes y Congregaciones, sometidos a una experiencia por las polarizaciones surgidas entre viejos observantes y nuevos reformadores, a lo Vaticano II.

No se pone en duda el voto promesa o contrato de castidad, el celibato, que es tomado como libertad para un amor más universal, en la universalidad de la Cruz, de la Eucaristía, de la presente humanidad de Cristo resucitado-libertad para ese ágape que se celebra entre Cristo como esposo y la Iglesia – esposa, como como representante de toda la humanidad. La promesa o voto de pobreza se toma como un desasimiento interior de todo bien, pero como administrador de los mismos según las posibilidades en obras de caridad y mutua ayuda, como un ejemplo del uso evangélico de dinero y de los bienes de la tierra. El voto o promesa de obediencia obliga por igual a superior que a inferior, por el que el primero confía al segundo una parcela de acción, donde este puede obrar con toda libertad, pero con una emancipación hija solo de esa misma obediencia, algo así como una interdependencia de los planes del inferior al plan general del superior, con lo que se salvan tanto la responsabilidad del uno como del otro.

Hasta este momento de la aparición de los Institutos seculares valía la contraposición entre “Religioso”, como de espaldas al mundo, con su “relinquere mundum”, y “Secular”, hombre del mundo. A lo más, a partir de la aparición de la Compañía de Jesús y de las modernas Congregaciones religiosas, estas comunidades marchaban como sobre dos rieles: el de la contemplación, con sus ideales conventuales, y el de la actividad apostólica, cada día más exigente y reclamadora del hombre total. Pero la última incitación a esta transformación del antiguo monacato, ya suavizado a partir de las Órdenes Mendicantes con sus Órdenes Terceras y de las modernas Congregaciones Religiosas con su completa dedicación al apostolado, la ha dado el Concilio Vaticano II.

Nos ha enseñado que hoy ya no se puede escindir la Cristiandad en dos: en la secular y en la religiosa, que no se puede adscribir la espiritualidad sólo al estado de consejo, y lo mundano o secular solo a los laicos. Ambas cosas están confiadas a ambos. Es una y única la misión de la Iglesia: la salvación de la humanidad y del mundo en todos los estados eclesiales, aunque en diversas formas. El Papa Juan XXIII lo ha dejado bien expreso en su encíclica”Mater et Magistra”: “El Señor, en la sublime oración por la unidad de la Iglesia, no ruega al Padre para que aparte a lo suyos de mundo, sino para que los preserve del mal: “Non rogo ut tollas eos de mundo, sed ut serves eos a malo” (S. Juan XVII-15). No debe crearse una artificiosa oposición donde no existe,es decir, entre la perfección del propio ser y la presencia personal y activa en el mundo, como si uno no pudiera perfeccionarse, sino cesando de ejercer actividades temporales, o como si ejerciéndolas, quedara fatalmente comprometida la dignidad de seres humanos y creyentes”. Es más, lineas más abajo, tiene palabras de aliento para esa especie de secularización santa de hombre, tanto aislada como comunitariamente: “Cuando se ejercen las actividades propias, aun las de carácter temporal, en unión con  Jesucristo, Divino Redentor, cualquier trabajo viene a ser como una confirmación del trabajo de Jesús, penetrado de virtud redentora: “qui manet in me, et ego in eo, his fert fructus multum” (Juan XV-5). Viene a ser un trabajo que no solo contribuye a la propia perfección sobrenatural, sino, también, a extender y difundir en los otros los frutos de la Redención, y a fecundar, con el fermento evangélico, la civilización en que se vive y trabaja”.

 

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Que las pequeñas citas de la “Mater et Magistra” está bien pergeñado lo que será el futuro de las Órdenes Religiosas, algo más que monacato, contemplación, aislada dedicación al apostolado, Institutos Seculares. Se trata y preve una conversión de todos los miembros del Cuerpo místico de Cristo haciel único objetivo que el mismo Redentor se propuso: la renovación de la faz de la tirra, no su eliminación, por destrucción diabólica o por evasión religiosa. Estar en el mundo, sin ser del mundo, para redimir a éste y a la humanidad, porque todo gime con dolores de parto a la espera del definitivo renacimiento. En el bautismo de agua el único que nos somete a la muerte y resurrección en vida, bautismo que debiera recibirse en pleno uso de razón y que debiera constituir un verdadero día de votos de todo cristiano, por el que este adjurase del mal y se consagrara “in externum” a esta misión redentora de Cuerpo místico de Cristo.

Hasta en el cuerpo de la vida interior había que profundizar en esa vivencia sacramental, por la que el individuo en particular e igualmente corporativamente, en sentido místico, es él, el, al mismo tiempo, sacerdote, templo y víctima: sacerdote real, en el sentido petrino, y templo y víctima, en el sentido paulino, como miembros todos de un mismo , el de Cristo, que en nosotros se prolonga, vivencial y pasionalmente, en espera de esa última resurrección última que constituirá la última y definitiva  venida, su Parusía.

Pero hay algo más que nos permite vislumbrar este renacer del espíritu religioso, hasta ahora, salvo raras excepciones, solo adscrito a la demarcación des estado religioso. Si estas comunidades han roto los bastiones y nos devuelven en volandas la Santidad, no es menos cierto que es toda la Iglesia, ya gracias a Dios desposeída de todo poder temporal, y esperamos que hasta de los últimos  resabios de tanta humana grandeza, la que les sale al encuentro, con todo su laicado, mejor dicho, corporeidad mística, para, todos juntos, inmergerse, por real y efectivo bautismo, en esa gracia que no puede quedar reducida a las tapias de un convento, sino que debe invadir, como espíritu que es, todas las moléculas y átomos de éste y otros mundos. Como digo, una nueva ola de renovación invade el verdadero cristianismo.

Ha sido el P.Carlos Rahner, quien mejor que otro alguno, ha señalado las líneas de la nueva piedad ya nada ñoña, sino inmersa en los últimos adelantos del mundo. Tres rasgos esenciales caracterizan esta piedad del laico moderno: Primero, su inmediata y personal relación con Dios, precisamente en un mundo que pone en entredicho la existencia de Dios y todo lo confía al progreso de la materia. Cuando uno, en esta situación, es capaz de vivir con este Dios incomprensible, (si le comprendiéramos , dice S. Agustín dejaría de ser Dios), silencioso, y es capaz de hablar y confiar en El, en medio de las tinieblas que lo envuelven, aunque su respuesta sea apenas percibida como un oscuro eco de la propia voz, cuando uno acepta todo esto, sin el apoyo de la opinión pública y no solo como un acto de piedad religiosa, es porque realmente se es un auténtico cristiano piadoso.- Se necesita toda una nueva Mistagogia, a veces siendo uno mismo su propio mistagogo, se necesita toda una gran dosis de moderna Mística, para llegar a calar en esta piedad consciente.

Otro rasgo es el aceptar el servicio al mundo a través de la vida real como un acto de piedad. De esto ya ha dicho bastante Juan XXIII en la anteriormente citada Encíclica “Mater et Magistra”. Se impone hoy día una nueva esencia, no de la privación local, sino del moderado uso de los bienes de la tierra con la santa intencionalidad de la redención del mundo.

Este es el tercer rasgo de la piedad moderna, que es característico a todos los nuevos Institutos Seculares existentes y constituirá la nota de las futuras concepciones religiosas. Lo hemos señalado antes : se necesita más voluntad de sacrificio en la moderación que en la abstención y es más fácil dejar de fumar totalmente que seguir fumando, pero cantidades minúsculas. Es lo que  pudiéramos llamar una Ascesis del Consumo, en la que prácticamente están inmersas todas las Órdenes Religiosas, ya antiguas, ya modernas, porque no se puede prescindir de cuanto Dios puso al alcance de la mano del hombre para salvarse y glorificarle. Sin embargo, el Cristo de la Cruz debe seguir vivo en nosotros. ¿Cómo? Con la mortificación de la moderación en el uso de los bienes de equipo de la gran empresa de la salvación del mundo.

Ya nos lo dice también el santo Papa, Juan XXIII: En el plano natural la moderación, y la templanza de los apetitos inferiores es sensatez fecunda en bienes. En el plano sobrenatural el Evangelio, la Iglesia y toda la tradición ascética exige el dominio del espíritu sobre la carne y ofrece un medio eficaz de expiar la pena debida por el pecado, del que ninguno está inmune, salvo Jesucristo y su Madre Inmaculada”.

Es, mi siempre guía espiritual, Hans Ura de Baltasar, con su Teología del Estado solidario, quien mejor ha descrito esta llegada de los seculares al encuentro de los Religiosos: “Lo cristiano se profundiza y desentraña más si frente a ello se intenta entender toda la existencia cristiana como algo unido y coherente. Dado que todo cristiano ha muerto ya al viejo mundo con Cristo en el bautismo, en el sentido de Romanos 6), Y se han inscrito como ciudadanos del cielo, del presente y del venidero, debe sentirse como “extranjero y peregrino”, en el sentido de Pedro 1, 2, 11, como todos los que viven y en él trabajan, lo mismo que los sacerdotes y religiosos. Todos, en el bautismo, han prometido una fidelidad de por vida al Señor, y esta promesa bautismal es la base de toda cristiana existencia como lo fuera la de los votos de los religiosos, una especie de segundo bautismo, que no debilitaba al primero ni lo repetía, sino que lo hacía mas existencial y agotador. Retiro del mundo y dedicación al mundo no son categorías cristianas, mucho menos, si son entendidas aisladamente o enfrentadas una contra otra. Una sola consagración a Cristo es la que caracteriza a los creyentes: La imitación de aquellas sus palabras: “Como tú me enviaste al mundo, así yo les envío ellos al mundo, y yo por ellos me santifico, para que ellos sean santificados de verdad, (S. Juan 17-18, 19), es decir, santificación en la dedicación al mundo, ya que según S. Pablo, (I Corintios 7,)  cada uno tiene de Dios su propio carisma”.

Una Futurología no puede ser enteramente precisa, pero creo hemos indicado algo de lo que bien pudieran ser las Futuras Comunidades Religiosas: Si la Iglesia termina por batirse en retirada de toda apetencia y resabio del mundo, para volver al mismo con ese espíritu de santificación, entonces huelga toda distinción entre piedad cristiana y estado religioso. Todo será una misma cosa. Si, en cambio, continúa la hipocresía y desvirtuación del verdadero Reino de Cristo, nada extraño que, bajo esa máscara, se zafe la santidad y huya a rincones incontaminados del mundo del mal y de la hipocresía de la Iglesia. Volveríamos a repetir la Historia y retardaríamos la llegada del auténtico Reino de Cristo.

 

Bibliografía:

 

 Teología del Estado religioso, en “Osadía de la imitación”, de S.Richer Ofm, Edit. F. Schoning, Paderborn 1964.

 

Hans Albert Timmermmann: “Nuevo camino de lo Institutos seculares, en idem, idem.

 

Karl Rahner: “Vieja y nueva piedad, en Academia Teológica, Tomo 4. Edit. J. Knecht, Fracfot del Mono-1967

 

Friedich Wulf: “¿Necesita la Iglesia aun las Órdenes Religiosas?”

Juan XXIII: Encíclica “Mater et Magistra”

 

Pío XXII:  Encíclica “Próvida Mater “

 

 

Mar 042014
 

Pablo Iglesias Aunión.

Introducción: La motivación del análisis histórico en la religiosidad y piedad popular

Es obvio que el tema de la religiosidad popular y con él, la manifestación de la piedad popular, podría ser estudiado desde muy diversos campos al igual, que existen investigadores en este terreno que afirman, que la religiosidad popular es un terreno propio y único de la religión como fenómeno producido por él.

Desde aquí pues, la Historia de las Religiones, la Teología, la Antropología, la Sociología, parecen campos de estudios más propios que la Historia para estudiar este fenómeno que efectivamente, no es exclusivo del cristianismo y en su caso del catolicismo, pues todas las religiones tienen un sentimiento de expresividad popular de sus creencias.

Pero cierto es de la misma manera, que los estudios producidos en estos campos, han llevado siempre al concepto de la religiosidad popular y más en concreto al de las cofradías, verdadero objeto de estudio de este trabajo, a añadirles aspectos que despiertan subjetividades e influencias de las propias creencias estudiadas.

La motivación para el estudio de las cofradías en la Edad Moderna y con ello, realizar una aproximación en la Extremadura de los siglos XVI, XVII y XVIII no es otro, que conocer el comportamiento del hombre de estas centurias, en un análisis comparativo entre lo que podemos denominar religión elitista y religiosidad popular, todo encuadrado en el amplio y polémico terreno de la Historia de las Mentalidades[1].

Movido por estudios realizados siempre en el reducido ámbito del localismo extremeño, en el que se ha caído muchas veces en rigores ahistóricos, creo que las cofradías suponen un asociacionismo religioso muy capaz de ser interpretado, estudiado y analizado en exclusividad desde el campo de la investigación histórica, que genera un número tan suficiente de fuentes dentro de la archivística –como podremos comprobar posteriormente- que merece la pena acercarse a ellas para analizarlas en el mencionado período de la modernidad y por supuesto, en una Extremadura que tiene una sobrecarga de cofradías que permiten trazar una línea evolutiva, creando un prisma de investigación que abarca una cronología que las define perfectamente: nacimiento, desarrollo y muerte de las cofradías a lo largo de las centurias de la modernidad extremeña.

En su conjunto, el tema no está exento de enormes inconvenientes, quizás y en primer lugar, los propios en todo proceso de investigación, faltando en muchos casos la documentación conveniente para un correcto estudio[2]. A estos problemas propios, unimos el tema de la bibliografía, que cierto es, en los últimos años ha avanzado bastante en lo que se refiere a la religiosidad popular, pero en las cofradías adolece de estudios históricos importante, siendo muy localistas y marcados por la erudición y el nominalismo de cofradías concretas[3]. Este estudio pretende proporcionar el manejo de un variado conjunto de fuentes, en el que la recopilación, la eliminación y el cruce de información se conviertan en esas herramientas de trabajo necesario para un enfoque histórico. Obtener datos para introducirnos en un tema que está teñido de enfoques excesivamente radicales, pudiendo sumergirse con facilidad en el pozo de los ritual, de lo mítico, en un espiritualismo negativo –que creo puede ser a lo largo de esta comunicación, punto importante de debate- que nos separa de la visión propia de la Historia.

Las cofradías responden a un tipo de asociaciones que supieron comportarse como algo más que todo lo anterior, dentro de un momento histórico –la Modernidad- muy significativo y peculiar en sus formas religiosas, con carácter de entidades propias, capaces de manifestar unas expresiones que identifican en este terreno la modernidad con el fenómeno de la religiosidad  y  piedad popular.

 Análisis de las fuentes. Las cofradías desde el punto de vista de la Archivística

 Quizás se puede afirmar, que las cofradías se configuran como una de las asociaciones generadoras de información más compleja a la hora de clasificarlas y censarlas en un archivo. Su enorme variedad documental, muy poco conservada en su totalidad para el caso extremeño, las convierte en uno de los puntos más atractivos dentro de la tarea archivística, pero a la vez de los más ingratos[4].

Cierto es que, en todo trabajo de investigación, las fuentes se convierten en material de primera mano luego, he de tratar antes de abordar propiamente el tema de las cofradías, el aspecto de las fuentes documentales, siendo así su campo de visión histórico lo suficientemente amplio como para insertarnos en él.

Podemos dividirlas en dos grandes bloques. El primero de ello se configura en el más importante, son las fuentes de carácter Eclesiásticas o Parroquial, a las que sin duda dedicaré un mayor espacio. El segundo de los bloques se crea desde lo que llamamos fuentes Administrativas o Protocolarias y que se constituye en un importante conjunto documental de apoyo.

 .     Fuentes eclesiásticas o parroquiales:

Bajo el epígrafe de Hermandades y Cofradías, nos encontramos una agrupación documental en los archivos parroquiales que no responden a una tipología única como hemos podido observar. Por lo general se trata de libros, encuadernados en pergamino los más antiguos. Entre ellos, no suelen faltar los libros de encuadernación esmerada y hasta lujosa, que recogen las reglas, ordenanzas, constituciones o estatutos de la cofradía, son los conocidos Libros de Regla, perfectamente estructurados, de los que por ejemplo, en el archivo diocesano de Cáceres (Palacio Episcopal) existen un buen número de ellos, en los cuales se reflejan los objetivos fundamentales de dicha cofradía y que se  remontan por tanto a las mismas fechas de su fundación. Pueden aparecer en ellos, Bulas papales destinadas a conceder y exceder a la cofradía de determinados aspectos, así como aquellos capítulos que están dirigidos a la organización de los cofrades y a los aspectos funcionales que nos van permitiendo observar el comportamiento del hombre de ese momento, véase: acción caritativa, actitudes ante la muerte, capacidad asistencial, etc.

A estas primitivas reglas suelen seguirles autos de visita  de la cofradía, con mandatos del visitador, reformando o actualizando sus antiguas ordenanzas, corrigiendo los abusos introducidos, o incluyendo el texto de nuevas reglas.

Paralelo con los libros de regla o estatutos, pueden encontrarse también un expediente o Auto de Aprobación de las reglas de la cofradía, seguidos ante la Real Audiencia. Estos autos son consecuencia de un Real Decreto de Carlos IV a finales del siglo XVIII, por el que muchas cofradías quedaban suprimidas –aspecto que trataremos para el caso extremeño con detenimiento- El cumplimiento de este mandato regio, delegando su cometido en las audiencias, exigió que en sus territorios jurisdiccionales, hubiera de realizarse el correspondiente expediente de revisión y aprobación de los estatutos.

Expedientes que constaban de una solicitud a nombre del cabildo de la cofradía o de su representante legal. Sigue el texto de las reglas o estatutos, cuya aprobación se solicitaba, cerrándose con una Real Ejecutoria en la que se contiene la aprobación solicitada.

En muchos archivos parroquiales, caso que ocurre en la mayoría de los extremeños, han desaparecido muchos de estos originales y textos antiguos referentes a las reglas, conservándose de la cofradía únicamente estos últimos documentos, sirviendo de nexo entre la documentación perdida o antigua y las reglas, con la documentación actual.

Otro grupo importante de libros de esta serie documental son los llamados Libros de Asientos de Hermanos, en los que se van inscribiendo los nombres de los nuevos cofrades y en muchos casos, la fecha del juramento de los estatutos. Esta especie de listados, con carácter temporal anual de las personas que ingresan, pueden ir acompañados de los Expedientes de Información, previa la admisión o exclusión. Importan e interesan por cuanto nos muestran el aspecto estamentalizador en el Antiguo Régimen.

Las cuentas de las cofradías se llevan a acabo en unos libros a parte y que se encuadran en los conocidos Libro de Cuentas de la Fábrica, sin duda el tipo documental más abundante en los archivos parroquiales y eclesiásticos. Velados por los mayordomos, quedando en ellos reflejadas las distintas actividades económicas, benéficas y culturales de la cofradía, anotándose los ingresos (cargos) y los pagos (datas) por los diversos conceptos: cuotas, limosnas, rentas de bienes de la cofradía, censos, etc. Estas suelen proceder de tributos, censos, rentas de fincas urbanas o de heredades rústicas como podremos ver en un gran número de casos. Sin duda los más voluminosos entre los distintos fondos documentales, configurándose en la mayoría de los casos, varios números.

Paralelo a ellos, los Libros de Visita de las cuentas de la cofradía, que corría a cargo del Visitador del Obispado y en ellos, tras el decreto de la visita y el auto de iniciación, seguía un examen bastante exigente y pormenorizado de todas las rentas de la hermandad, que culminaba con un auto final, en el que el mayordomo, por lo general, resultaba casi siempre alcanzado.

También podemos encontrarnos con los Libros de Protocolo, en el que se recogen las escrituras y títulos de propiedad de los bienes de la cofradía, y en muchos casos, se hacía un breve resumen histórico y contable de los bienes patrimoniales de la propia cofradía para conocimiento de los mayordomos.

Resulta enormemente importante pues, realizar  una valoración histórica de este tipo documental, pues las cofradías contienen aquí una información riquísima que puede contemplarse desde distintos ángulos y vertientes.

Incido esencialmente en la información que aparece en los libros de reglas por cuanto en ellos se recogen análisis ricos sobre actos públicos de expresión popular como puede ser el tema de las o pruna cofradía e incluso, quedan en algunos casos especificados las profesiones y estatuto social al que pertenece, vinculándose la cofradía con aspectos populares o elitistas, si estamos ante una cofradía gremial, circunstancia del barrio al que pertenece y por tal, la advocación específica. Por medio de los libros de acuerdos, se analizan sucesos populares, e incluso podemos encontrar en sus folios verdaderas crónicas sobre acontecimientos extraordinarios como visitas de los monarcas, períodos de ocupación militar (guerra con Portugal en el XVII o de Sucesión a inicios del XVIII), funcionamiento de los acuerdos sinodales, etc.

Excluyo de este trabajo una visión que deja claramente abierta la investigación en otro campo importante como es el histórico-artístico por medio de la imaginería, reseñado en otras obras de temática propia, y que de incluirlo en este, podría desviar nuestro punto central: buscar y analizar para entender el comportamiento del hombre extremeño en el período moderno.

.    Fuentes administrativas o protocolarias:

Dentro de las fuentes administrativas, es esencial para el estudio de la vida cronológica de las cofradías el Interrogatorio de la Real Audiencia, realizado en 1791 para la división del Reino en Provincias. En él, bajo la información del funcionario municipal encargado o bien, en anexos por el cura-párroco del lugar interrogado, se da una información muy rica acerca del número total de cofradías existentes en el pueblo, villa o ciudad; si posee estatutos; permiso de la autoridad civil y eclesiástica y fecha de fundación-aprobación, de tal forma que, cruzando esta fuente con los libros de regla, podemos determinar el número de cofradías que existen y las que ya han desaparecido, a la vez que el motivo por la que ha sucumbido.

De igual forma, nos sirve el Catastro del Marqués de la Ensenada, tanto por medio del Libro de Respuestas Generales como, por el Libro de Eclesiásticos, auténtica descripción de los lugares a mediados del siglo XVIII que conlleva también el interés por la ampliación que se hizo a este catastro con las respuestas de 1761.

Continuando con el análisis de las fuentes documentales para las cofradías y dentro de ellas, en las administrativas, llegamos a la serie Protocolos en la que encontramos las Mandas Testamentarias, siendo quizás las de primer orden por cuando se recogen los testamentos[1] en los que aparecen los bienes que a la cofradía le son testados, misas, hábitos a los que se circunscriben los cofrades, comportamiento y ritual que en definitiva, resumen también ciertas actitudes ante la muerte.

Además están cargadas de una importancia desde el punto de vista que nos podemos acercar a una idea aproximada de su patrimonio y de la estructura económica de estas asociaciones.

En el presente trabajo, el objetivo del estudio queda relegado a un estudio sobre las actitudes del hombre extremeño de la modernidad, ampliando unos horizontes que están incluido en una futura tesina doctoral.

Volviendo a las fuentes y para finalizar con la presente tipología, existen un conjunto de obras, esencialmente en el siglo XVIII, momento en el que las ideas ilustradas impulsaron de sobremanera los interrogatorios y catastros, consistentes en los diccionarios geográficos que se realizan. Así por ejemplo tenemos el Diccionario Geográfico-Histórico[2] que preparó Tomás López para lo cual nos quedó plasmado en 1798 un interrogatorio de todos los pueblos extremeños.

En definitiva, son fuentes que nos sirven de apoyo y complementación a las parroquiales, tomadas como fundamentales estas últimas, sin que por ello no existan sobre las segundas un papel determinado en el estudio de las cofradías extremeñas en particular y para otros ámbitos en general.

Las cofradías: aspectos generales y aclaración de conceptos: la regulación en el Sínodo de Extremadura

.    Aspectos generales y la aclaración de unos conceptos:

Quizás, ningún fenómeno histórico haya sido concienzudamente ignorado por los historiadores como la muchedumbre. Pocos negarían que la muchedumbre ha desempeñado –con diversos disfraces- un papel significativo en la Historia. Sin embargo, durante muchos años ha sido considerada como tema apto para ser estudiado más bien por la psicología o la sociología, que por los historiadores.”

Georger Rude.[3]

 Las cofradías constituyen un tema de gran complejidad y han sido abarcadas desde un punto de vista descriptivo, el propiamente religioso, el costumbrista, el artístico y últimamente, se ha aplicado criterios antropológicos, más bien desde la antropología cultural, desde una sociología religiosa.

Actualmente estamos faltos de estudios amplios, de trabajo globales que puedan superar la yuxtaposición de monografías, que aún siendo realizadas por notorios especialistas, suelen adolecer de una análisis y de una profundización histórica, al centrarse por regla general, en dominios muy específicos. Algunos de estos trabajos, son transcripciones literales de cualquiera de las tipologías documentales que se encuentran en los archivos parroquiales de sus respectivas localidades.

Las dificultades pueden llegar a la hora de recurrir a la siempre auxiliadora bibliografía de apoyo, suponiendo más un acicate que un obstáculo a la hora de investigar las cofradías desde el terreno de la Historia.

Ahora bien, en los últimos años, sí es posible realizar una aproximación entre cofradías y religiosidad popular con lo cual, el terreno de las publicaciones y los nombres propios se abren a grandes profesionales del mundo de la historia que nos proporcionan espacios abiertos para la interpretación y que están trazando un importante camino dentro de la Historia de las Mentalidades. Me refiero a obras como las de Bartolomé Bennassar y Los españoles, actitudes y mentalidades; José Antonio Maravall con Estado Moderno y Mentalidad; F. Dosse, Historia en migajas. De los Annales a la nueva Historia; Vouvelle, Ideologìque y mentalité; nuestro gran historiador y profesor Angel Rodríguez Sánchez Extremadura: Historia y Mentalidad; J.L. Roberto Muerte y Religiosidad en el siglo XVIII; o las grandes innovaciones en el terreno de la historia de las mentalidades muy íntimamente relacionadas con las cofradías como fenómeno histórico que encontramos en Álvarez Santaló, Buxó, Rodríguez Becerra sobre la religión popular y el fenómenos de las cofradías en Andalucía.

Con este amplio abanico bibliográfico muchísimo más extensible y, que a lo largo del presente trabajo podremos tener la oportunidad de ir citando, el tema de las cofradías, como forma de expresión de la religiosidad y piedad popular en Extremadura durante la Edad Moderna, se convierte en el interés de un proyecto investigador que en primer lugar nos conduce al propio aspecto religioso si tenemos en cuenta, que es precisamente el período moderno, un momento enormemente importante para la Iglesia, la cual se siente claramente atacada o si queremos, amenazada por las herejías que en los años finales del medievo y en la primera mitad del XVI se han ido extendiendo. El cristianismo busca la defensa de la fe, y ello desciende y llega al hombre extremeño que igualmente potenciará sus manifestaciones.

Partiendo de estas primeras premisas, pretendo realizar un primer acercamiento a las cofradías y a la religiosidad popular extremeña por medio de una visión global gracias a los estudios realizados sobre el Interrogatorio de la Real Audiencia para 1791, pero también con claros ejemplos de una zona muy particular que igualmente he profundizado en su estudio, en concreto la Diócesis de Coria, la cual es posible analizarla desde varias vertientes que confluyen en otros espacios geográficos extremeños y que dan esa aproximación anteriormente mencionada a la religiosidad y piedad popular por medio de las cofradías en la Extremadura de los Tiempos Modernos. Economía, sociedad y religiosidad de unas centurias que permiten el estudio evolutivo de estas asociaciones, algunas desde lo gremial[4], hasta el propio carácter definitorio de aquella que se forman en la propia modernidad, sobre todo a raíz de las medidas tomadas tras la celebración del Concilio de Trento  y llevadas al terreno de lo práctico por medio de los Sínodos, que rápidamente veremos para el caso extremeño y que orientarán de otra manera a las cofradías.

Estamos ante unos siglos, donde las cofradías se manifiestan con una mayor pujanza a lo largo del XVI, XVII y parte del XVIII, pues en este último, las ideas ilustradas nos harán entrar en un período de descrédito promovido por los filósofos sobre las prácticas de la religión, momento en el que la vida de las cofradías se anquilosa, paraliza e incluso sucumben como igualmente podremos comprobar para el caso extremeño.

Las cofradías, esencialmente las que aquí tratamos, se nos ofrecen en una clara definición como “una asociación de hombre y mujeres, hombres y su familia, pertenecientes  o no a una misma profesión, corporación, gremio o estamento socio-económico, abierta o cerrada numéricamente, que se unen por y para diferentes fines o causas, especialmente piadosas y benéficas, aunque también profesionales, sociales, recreativos, políticos, etc. Bajo la advocación de un santo, marianas, cristológicas, sacramentales o penitenciales, u otra persona de la Trinidad, patrón o protector. Con una organización más o menos amplia, no necesariamente con estatutos, con o sin aprobación episcopal.[5]

Las cofradías y por medio de sus diferentes advocaciones, nos permiten el estudio de un comportamiento colectivo de los grupos populares dentro de la siempre problemática sociedad estamentalizada, que ofrecen aspectos tan atractivos para el hombre como la salvación eterna, la paliación de sufrimientos corporales y las vivencias lúdicas y festivas, entendiéndolo todo ello en un mundo sacralizado en la que los fenómenos religiosos aparecen como un medio de lucha entre el bien y el mal, donde se intentan de interpretar los fenómenos sociales para darles un sentido. Las propias cofradías deben de ser entendidas como algo popular, fruto de las vivencias colectivas de un pueblo que se agrupa en creencias y relaciones socio-religiosas, no estrictamente codificadas en una ley ni por el poder eclesiástico, pero que éste las entiende y por tal sabe, que su alteración puede llevar la alteración de la cohesión social. Puedo asegurarles, que para el caso extremeño, el pueblo aceptó y representó estos parámetros por medio de las cofradías de manera extraordinaria.

Las cofradías extremeñas son un claro exponente de la religiosidad del momento. Una religiosidad claramente nacida de una dialéctica, de un intercambio, de la adaptación al medio. Es fruto de una religiosidad basada en la experiencia, que es lo que enriquece el estudio de la historia desde “abajo”[6], fruto de lo vivido y de comportarse como un claro fenómeno consuetudinario, heredado, transmitido de padres a hijos, de generación en generación, que se ve afectada a los cambios sociales. Nuestras cofradías extremeñas no muestran en ningún momento un monolitismo al cambio de las centurias de la modernidad, porque el hombre va evolucionando y se golpeado por esos cambios. Sabemos a cada momento histórico, a cada siglo le corresponde un tipo de religiosidad y por tanto, un tipo de comportamiento, luego un tipo diferente de cofradía.

Esto no quiere decir que no se estructure y organice, lo hace. Y lo hace para dar una coherencia interna: la actitud de las gentes ante los problemas, ritos, fiestas tiene el sabor de una cierta homogeneidad, existiendo todo un conjunto de normas que sin estar fijadas en mas leyes que las establecidas por ellos mismos, quien las incumple queda marginado.

Por todo ello, este trabajo pretende insertarnos en una campo donde las cofradías responden a un tipología que permite estudiarlas. Serán las cofradía denominadas de “gloria” y las de “penitencia, sangre o disciplina” para un período cronológico ya reseñado, que nos hará coincidir con una nacimiento en el concepto nuevo de las cofradías moderna para la segunda mitad del siglo XVI y primera mitad del XVII; con un auténtico período de apogeo para el resto de la centuria del diecisiete y por último, ver como entran en crisis y desaparecen en gran número para el XVIII.

Debido a ello, los cortes históricos resultan imprescindibles pero a la vez aparecen interrelacionados, sabiendo que los tres siglos suponen una evolución en la expresividad popular del hombre extremeño y, que en este trabajo quiero comenzarlo de manera directa, acercándome de una manera breve a las relaciones entre Iglesia y Cofradías.

 Relaciones Iglesia-Cofradías: su regulación Sinodal.

Sería un enorme error expresar, que las cofradías son entidades asociativas propias de la Edad Moderna. Su origen hay que buscarlo en la propia Edad Media, fundamentalmente cuando los hombres, movidos por diferentes creencias e impulsos, motivados por diversos fines entre los que incluimos la práctica en comunidad de la religión, eran ya capaces de compartir devociones y actos dirigidos al culto divino. En el defender sus intereses religiosos y profesionales desde sus asociaciones, los gremios,  en esa época, la Edad Media,, satisfacían una serie de exigencias que les llevaban al intercambio de amistades y afectos[7]. Como veremos, la cofradía de la modernidad responde en el ámbito extremeño a algo totalmente distinto, pero tiene un punto de inflexión en sus orígenes.

Desde los primeros momentos, la Iglesia Católica quiso encaminar y controlar las ansias del hombre religioso cristiano, en un choque que se va a ir repitiendo a lo largo de la modernidad, pero esencialmente en la centuria del dieciocho, entre religión oficial y religión popular. Ello hará que las cofradías proliferen esencialmente a partir del momento en que Trento regule las actuaciones de defensa contra los planteamientos reformadores protestantes.

Cambios importantes que se aproximan y que desde finales de la baja Edad Media y principios del Renacimiento, suponen una superación en las mentalidades humanas, no sólo en el terreno de los religioso sino para todos los campos y obivamente Extremadura es claro ejemplo de ello porque su propio comportamiento es idéntico al del resto del territorio de la corona castellana, sobre todo en los grupos marginales y en los propios sectores del estamento llano[8]. Pasaremos del teocentrismo, Dios como centro de todo, al antropocentrismo, el hombre y la preocupación por él, sin negar la existencia de Dios lógicamente, pero con un mayor protagonismo del primero para acceder al segundo.

Ello conllevó la correspondiente secularización de la vida en general, con una influencia de elementos estrictamente religiosos, que detenernos ahora nos llevaría tiempo, pero que podríamos recordar: paz interior, mejora de las condiciones de vida, esperanza en la longevidad, nuevos lugares para obtener recursos (procesos de descubrimiento, conquista y colonización indiana, sobre todo este último donde lo popular tiene una presencia tan asegurada), nuevas corrientes en el pensamiento…

Todo esto trajo una seguridad a la hora de que los ciudadanos comenzaran a agrupar y a congregarse, buscando de manera colectiva una protección en los divino de tal manera, que el hombre de la modernidad está marcado por acentuado espíritu religioso que lo envuelve, siendo precisamente la actividad religiosa considerada, como una de las actividades más comunes y cotidianas de las que nadie podía evadirse, bajo la pena de poder caer en serias sospechas que podían a su vez mover a instituciones oficiales de carácter político-religioso (Tribunal de la Inquisición que para el caso extremeño tan extraordinario poder adquiere en esta centuria del XVI).

Así, las leyes y los cánones se fueron elaborando, si bien con un carácter universal, con una aplicación en todos sus sentidos desde Trento, con una gran capacidad de territorialidad en las determinadas diócesis, en las reuniones conocidas como sínodos.

Fue pues desde y por Trento, el lugar en el que se concretó la periodicidad anual de los sínodos[9]. De esta forma, desde los Sínodos Diocesanos se va a intervenir autoritariamente y pastoralmente en los aspectos obivamente no sólo de las cofradías, sino de toda la parroquia[10]

Cierto es que, en un principio, la regulación sobre las cofradías recayó en los desfiles procesionales, eran signos auténticos de expresiones exteriores con un sentido público, en la calle, y ello había que controlarlo. Órdenes que regulaban este acto de enorme impacto en el pueblo sencillo con especificaciones que abarcan desde el horario de salida y recogida de las mismas –se repetirá en el siglo XVIII- hasta el detalle exacto que luego las propias cofradías regularán en sus normas internas y de funcionamiento como son, la hora de procesionar, el lugar de las imágenes si la cofradía las posee, personas que asisten, sobre todo clero y diferentes estamentos civiles y eclesiásticos. Lo comprobaremos para el caso de las cofradía en la diócesis cauriense.

En el año 1671 se celebró en Badajoz un sínodo que estuvo convocado por Fray Francisco de Roys y Mendoza, que nos vale para movernos al otro ámbito regional en la regulación de las parroquia y del tema de las procesiones: “Y porque las procesiones generales se hazen por utilidad y bien espiritual y temporal de todo el pueblo y muchas veces para cumplir el voto público conviene que a lo menos se hallen en ellas los que representan al pueblo, que son sus justicias y regidores.”[11]

Hemos de entender pues, que la presencia de las autoridades civiles en estos actos, considerable e importante por cuanto para ello se convertían en oportunas ocasiones para que se les viera públicamente delante de sus súbditos, quienes siempre agradecían esta presencia, se veía reforzada por el acompañamiento de los propios cargos de la cofradía, obligados por regla estatutaria a estar presentes en ellas como acto solemne: “…todos irán acompañando a la imagen, estandartes y hachas encendidas.”[12]

¿Por qué regular? ¿Afectó tanto las ideas protestantes a los sectores más populares que engrosaban las listas de la cofradías? Cre que la reacción de Trento ante los ataques de la “reforma” no son en este trabajo el lugar adecuado para plantearlos con detenimiento pero si he de decir, quelos diferentes sectores de la sociedad española y de la extremeña, tuvieron claro acceso a las ideas que iban llegando y lo que nunca podemos hacer es caer en el error, de que las cofradías como expresión de religiosidad popular, afectaba exclusivamente a los grupos más populares, pienso que estas manifestaciones hacían partícipes a todos los elementos sociales. Luego la respuesta a las cuestiones anteriores está en un claro sí. La Iglesia postridentina no tiene nada que ver, por mucho que reafirme las ideas y postulados de la fe, con la iglesia del medievo. Será una Iglesia inflexible en el dogma y tolerante en cuanto a las ceremonias paralitúrgicas, y las cofradías van a ser enormemente impulsadas desde este ambiente. Es igual el error que, afirmar que las cofradías anteriores al impulso de la cultura del renacimiento son las mismas que las posteriores a Trento.

Regular porque la fe se vió atacada pero a la vez, reforzar y difundir por medio de estas asociaciones que engloban a la muchedumbre y que a la vez abren sus puertas a los estamentos más altos de la sociedad. Ataques serios, no ya solo a lo dogmático, sino en lineas generales a todo lo referente a la religión, incluso a sus formas de expresión. Vale el ejemplo que tomo del propio Domínguez Ortiz cuando afirma en su obra El Antiguo Régimen: los Reyes Católicos y los Austrias[13] hace referencia a los prelados de origen jansenista como los que abundaron en Francia o laicos que, se escandalizaban de las actuaciones del pueblo en sus manifestaciones populares por la excesiva familiaridad en el trato a Dios, a la Virgen y a los santos. Ortiz afirma en esta misma obra, que el sur peninsular –creo que extensible al territorio de la corona castellana en buena medida- se crea un caldo de cultivo propio para el desarrollo de estas asociaciones. Claro que había que regular y, potenciar también.

Durante los siglos de la modernidad, cada uno en su entorno histórico con lo que conlleva todo ello, la religiosidad popular en nuestra Extremadura fue un modo de entender y vivir la religión de una forma accesible a la masa, de poco tono intelectual pues no era necesario para los fines que se perseguía y que el pueblo extremeño entendía, pues en sus manifestaciones expresaba un escaso intimismo, una carga de emotividad –véase el tema de los disciplinantes- Actitudes populares en las que se ve una penetración facil de sentimientos de alegría o tristeza, lo cual está íntimamente ligado con el colorido y la fiesta local o regional.

Frento a todo ello, situado en el polo opuesto, una religión interior, de los grandes místicos, de la que podemos denominar como religiosidad oficial pero, ambas muy bien manejadas por la Iglesia. Prefiero dejar el encuentro de estos dos perfiles para los capítulos posteriores una vez entroncado estos previos como el ejemplo de lo que cofradías extremeñas en la diócesis cauriense plasmaron.

Si a todo lo anterior le unimos, que las cofradías son un fenómeno exclusivamente religioso y lo encuadramos en los siglos que planteo estudiar para Extremadura, obtendremos una imagen clara de las centurias del renacimiento, del barroco o de la propia ilustración, donde lo popular me ha abierto un campo de estudio de una colectividad que denota pues una experiencia histórica común. Es sin duda las cofradías, un claro ejemplo de popularidad histórica, pues crea, conserva y transmite las diversas formas de religiosidad.

Las Cofradías de Gloria en la Diócesis de Coria

P

ara poder introducirnos en una realidad tan determinada como son las denominadas cofradías de gloria, previamente hemos de definirlas. Una cofradía de gloria es aquella que está restringido a lo que denominamos aspectos cultuales, preocupadas esencialmente por su organización interna y asistencia al hermano. Pueden o no tener desfiles procesionales pero carecen de actos públicos destinados a la disciplina de sus hermanos. Existe un gran número de investigadores que apuntan que estas cofradías tiene un origen gremial y se vieron transformadas en la centuria del quinientos. Lo que si podemos afirmar con total claridad, es que las cofradías de gloria estudiadas en la zona extremeña durante la modernidad, o bien surgen dentro de este espacio cronológico en base a la documentación manejada, o claramente han sufrido la impronta de las nuevas corrientes y están absolutamente transformadas.

Serán pues los siglos XVI y XVII, los momentos del auge de estas cofradías, primero con su nacimiento como cofradía de la modernidad, que es la que podemos estudiar en las fuentes documentales. El XVI de nacimiento y transformación, el siglo XVII de auge y la centuria del dieciocho, de total eclipse.

En la zona cauriense he estudiado un total de trescientas cinco cofradías, para un total de cincuenta y siete pueblos de las cuales doscientas y cincuenta y cuatro (83,27%) son de gloria y cincuenta y una  (16,72%) de penitencia. Lo vemos mejor representado en el siguiente gráfico porcentual:

La explicación a una diferencia porcentual tan amplia, exige profundizar aún más en lo que fueron estas cofradías, su tipología, variada y rica; su forma de comportamiento y sobre todo, el origen de sus fundaciones y los objetivos que persiguen.

Con ello, podemos hacer un triple división dentro de las cofradías de gloria. El parámetro que permite esta división es el de las advocaciones:

–          Cofradías Marianas.

–          Cofradías Sacramentales.

–          Cofradías de Santos.

Vemos cada una de ellas:

1.      Cofradías Marianas: con una intencionalidad de proteccionismo en la Virgen por medio de sus diferentes acepciones, sobre todo en el campo del localismo, las cofradías marianas se configuran para la diócesis de Coria en un total de sesenta y dos representaciones, un 24,4% con respecto a las de gloria y un 20,32% con respecto al total de cofradías estudiadas. En la diócesis cauriense, responden esencialmente a las advocaciones de Nuestra Señora del Rosario, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora, Nuestra Señora de la Paz, Santa María, Nuestra Señora de la Piedad, Virgen de la Visitación, Virgen de la Concepción, Nuestra Señora de la Fuente, Nuestra Señora del Prado y Nuestra Señora de los Dolores. De todas ellas, la más importante en cuento al número de veces que se repite en los diferentes pueblos es la de Nuestra Señora del Rosario.

2.      Cofradías de los Santos: le sigue en número de valores las cofradías que se reparten dentro del amplio santoral católico. Coria, por medio de su Diócesis nos presenta un total de noventa y cuatro cofradías de santos, haciendo con respecto a las sacramentales un 37% y con el total de cofradías estudiadas un, 30,81%. Destacan: los Santos Mártires (San Fabián y San Sebastián), San Juan, Santo Domingo, San Marcos, Santa María (obivamente con respecto alguna de las Santas Mujeres), San Isidoro (enraizada con pueblos de tradición agrícola, luego en nuestra región proliferan) y San Pedro (configurada casi siempre por sacerdotes).

¿Por qué estas cofradías? La respuesta está exclusivamente en los movimientos religiosos que el siglo XVI sufre y sus repercusiones, a finales de esta centuria y en el XVII. Proliferan cofradías de que responde a esta tipología esencialmente como respuesta de la Iglesia ante los ataques que sufre desde la “reforma”. Precisamente uno de los aspectos más conflictivos del protestantismo estuvo en el culto a la Virgen y a los santos, relacionados con dogmas que se fueron extendiendo contra ellos y formándose expresiones que la Iglesia consideraba “blasfemas”. Por ejemplo, la puesta en duda de una concepción virginal de Cristo; la negativa a la presencia de imágenes representativos de los santos; la idea de la fe frente a las obras; todo ello provocó una reacción por parte de la iglesia que busca mediante la piedad católica la potenciación de las cofradías de la Virgen y los Santos.

Además, no olvidemos que íntimamente relacionadas con las primeras están la Compañía de Jesús, de enorme importancia en el papel tridentino y de enorme acción en la corona castellana.

3.      Cofradías Sacramentales y de las Ánimas: en primer lugar quiero expresar, que ambas tipologías pueden ser perfectamente unidas en una por cuanto las últimas, alcanzan en sus advocaciones un enorme valor trinitario, igualmente necesario para comprender la celebración de la muerte y resurrección eucarística. Se constituyen de manera suave en las más numerosas, formando un total de noventa y ocho, lo que nos da con respecto a las cofradías de gloria un 38,58% y un, 32,13% con respecto al total. Son la respuesta a los ataques más claro que la iglesia recibió desde el protestantismo que rápidamente puso en duda la presencia real de Cristo en la eucaristía. La gran contrarréplica son las cofradías del Santísimo Sacramento, de una carga enorme en cuanto al poder que ejercen como defensora de los valores más profundo de la fe católica. Se dan en la práctica totalidad de pueblos y junto a ellas, la de las Benditas Ánimas del Purgatorio, pues de la misma forma, el dogma del purgatorio fue puesto en duda por los protestantes, teniendo claramente como objetivo el de allegar medios para conseguir sufragios en honor y provecho del ánima del creyente.

 Valores y porcentajes que me permiten elaborar el siguiente gráfico que creo bastante representativo de lo que está ocurriendo en las centurias de la modernidad para este territorio extremeño antes de entrar en su análisis estructural:

Serán los Libros de Regla, las fuentes que nos permiten entender, que estas cofradías de glorias dedican fundamentalmente sus diferentes capítulos a la propia organización de la cofradía, entre las que destacan las festividades y actos cultuales donde como hemos indicado anteriormente, tiene un apartado especial el desfile procesional, pero simplemente como una actividad más, no como veremos en la penitenciales, donde el  acto público es el centro de sus actividades. De igual forma la organización de los cofrades también ocupa un lugar preeminente en sus reglas. He elaborado un cuadro en función a varias cofradías donde reflejo el número de capítulos dedicados a: organización interna, cofrades y acción caritativa.:

Pueblo

Cofradía

Año

O.Interna[1]

O.Cofrades

O.Pobres-Enfermos

S.Santiago

Las Ánimas

1625

7.-

5.-

0.-

S. Santiago

Mártires

1625

8.-

4.-

1.-

Torrejoncillo

Rosario

1604

12.-

1.-

0.-

Salvatierra

Mártires

1689

11.-

5.-

3.-

Salvatierra

Sacramento

1663

26.-

4.-

8.-

Aldea del Cano

Sacramento

1625

22.-

7.-

5.-

Total

86.-

26.-

17.-

Como se puede observar, es solamente la cofradía del Stmo. Sacramento la que dedica algo más en sus reglas a la acción caritativa de la atención al pobre y el enfermo pero esto no quiera decir que sea realmente una caridad practicada con los miembros de fuera de su organización pues la obligatoriedad de asistencia por ejemplo a los entierros de los hermanos, a visitar al hermano enfermo o pobre así como, a la viuda e hijos del hermano, era de obligado cumplimiento bajo fuertes sanciones económicas de no ser cumplidas. Estos datos pueden ser observados por cuanto en los Libros de Regla, al inicio, suelen aparecer especificados claramente los objetivos de su fundación, el cómo y de qué manera. Además, quiero hacer insistencia en la presencia de las autoridades tanto civiles, alcaldes, regidores, como eclesiásticas, cura párroco y por su puesto familiar del Santo Oficio a la hora de constituir una cofradía (en este caso extensible de la misma manera a las cofradías de penitencia: “En la villa de Salvatierra de Santiago, en quince días del mes de henero de mil y seiscientos y sesenta y ocho años. Estando en los portales del ayuntamiento de ella, a son de campana tanida como lo ha de costumbre, para tratar de las cosas tocantes al servicio de Dios, Nuestro Señor y del bien común de esta República. Junto e congregados, en especial, el liçenciado Pedro Matheos Diego, el liçenciado Pedro Ximénez Texada, cura propio de ésta, Diego Dolano del Poço, familiar del Santo Oficio…que por quanto al servicio de Dios y para hacer gloria de Dios y para hacer sufragio de las benditas ánimas del Purgatorio y hacer sufragio por ellas mediante la constitución de una cofradía…”[2]

Por ello, cuando hablamos de una organización interna lo hago en función a los objetivos a los que se quiere dedicar esta cofradía esencialmente, en las cofradías de gloria, a dar culto a Dios, a la Virgen y a los Santos, atendiendo igualmente al sufragio de las almas. Todo rodeado lógicamente por una funcionalidad que gira en estas cofradías de una manera sorprendente en torno a las fiestas y en este caso, los Libros de Cuentas de las Fábricas de estas cofradías, están llenos de pagos por confitura, vino, cohetes, pregones para el día de la festividad. Las Benditas Ánimas centran su fiesta en todos los santos; los Mártires en el Domingo de Quasimodo es decir, el primer domingo después de las Calendas o Carnavales y, centrados como estamos en una realidad geográfica basada en una subsistencia económica como la extremeña en el período moderno, las tradiciones y festividades agrícolas son igualmente recogidas por las cofradías, fundamentalmente aquellas de advocación a santos como San Isidro, coincidiendo con la recogida de las cosechas.

Es la simbiosis de la que hablaba en capítulos anteriores dentro de la religiosidad popular y la piedad católica donde los problemas de la vida cotidiana son resueltos mediante ritos y fiestas que tiene esa homogeneidad y que se constituye como una vía de escape.

Además, las cofradías de gloria a modo de resumen en lo que se refiere a este apartado organizativo, podemos decir que en general responden al siguiente esquema en cuanto a su regulación:

 1.      Reunión de todos los hermanos al toque de campanilla.

  1. 2.      En los desfiles procesionales no se realizarán acciones indecentes como entrarse en las casas, portales, ir hablando, etc.
  2. 3.      Se eligen a unas personas encargadas de mantener el orden.
  3. 4.      Se establecen el recorrido de las procesiones, que por regla general suele estar alrededor de la iglesia.
  4. 5.      Representación el los actos cultuales y públicos de las demás cofradías.
  5. 6.      Acompañamiento de las imágenes (de tenerla), estandarte, hachas encendidas…

 

No quiero incidir de manera especial en lo que es el desfile procesional como acto público por cuanto estas cofradías, no nos ofrecen más peculiaridad que lo que se refiere exactamente a un acto como hoy lo podríamos observar, queriendo con ello ser reiterativo al afirmar que son las de penitencia quienes mejor se prestan al estudio. Sus actos cultuales en las capillas de las iglesias, ermitas o conventos se centraban en las organizaciones eucarísticas y el pregón o sermón, auténtico medio didáctico y por medio del cual sin duda alguna, desde la segunda mitad del siglo XVI y buena parte del XVII se difundieron las ideas tridentina máxime si tenemos en cuenta, que en las cofradías, quienes pregonaban eran esencialmente frailes de las diferentes órdenes, como por ejemplo en la comarca emeritense, los franciscanos observantes y descalzos franciscanos.

Tan sólo y para terminar con la tipología de las cofradías de gloria, el apartado que está relacionado con la entrada en la cofradía y sus cargos.

Los Libros de Regla ofrecen de la misma forma un aspecto muy importante en lo que se refiere a las normativas que incluían la entrada de una persona en estas cofradías. Estudiado para el período moderno varios casos, encontramos como por ejemplo, en la Cáceres, la Cofradía de las Benditas Ánimas del Purgatorio establecen en 1696 una regulación muy estricta y estamentalizada para su entrada: “Caballeros y sus mujeres, hidalgos, hidalgos de menor renta, hidalgos que no tiene renta, doncellas y mujeres, clérigos y personas que no pueden servir a la cofradía tales como personas de la audiencia, procuradores, labradores y otros cualesquiera que no puedan entrar a servir como mayordomos, alcaldes e diputados…”[3]

La diferencia residía en el tema económico, pudiendo varias las cuotas de entrada de ciento ochenta reales y una libra de cera hasta, veintidós reales de vellón y una libra de cera. Obviamente y de la misma manera, existen cofradías que ponen trabas y dejan una total libertad a la entrada más aún, las reseñas a este respecto en los libros son breves. Así por ejemplo, en Calas del Monte, dentro del obispado y partido judicial de Plasencia: “Podrán pertenecer a ella, tanto hombres como mujeres, e incluso forasteros, siempre que sean mayores de siete años…”[4]

Con respecto al nombramiento de los cargos, los más esenciales residen en torno a: mayordomo, alcaldes, secretarios, escribanos, diputados, pendoneros, llamadores y portadores de estandarte. Sin duda, el cargo de mayordomo es el más importante. En el siglo XVIII se hace fundamental la presencia del Juez Eclesiástico como persona que regulaba la legalidad eclesiástica de la cofradía. Por su parte, el mayordomo era elegido por un año de tal forma, que en Libro de Asientos, o por medio del Libro de Acuerdos y de Cuentas de la Fábrica, podemos construir la vida cronológica de la cofradía por medio de los individuos que se han ido sucediendo en el cargo.

Para tal nombramiento, se reúnen el cabildo, al igual que hoy en forma de asamblea general, se constituía en el órgano de mayor decisión. Presidido por el mayordomo, un alcalde y un diputado, que coordinaban la elección. Obviamente esto no se respetaba. Existen multitud de casos donde la elección del mayordomo recaía en la decisión del alcalde de la villa o ciudad, el cura párroco y el visitador eclesiástico general.

Para finalizar la tipología de las denominadas cofradías de gloria, el hecho de que la asistencia caritativa no ocupe entre sus capítulos un lugar primario no quiere decir que no tenga lógicamente para ellos importancia. Hay casos de extraordinaria belleza en el comportamiento social de estas cofradías. La asistencia a pobres y enfermos –sobre todo cuando pertenecen a la propia cofradía- en un mundo y en un momento en el que las crisis y los períodos de guerra se sucedían, esta manifestación era una constante en las cofradías de gloria. Existen cofradías que obligaban a pagar a los hermanos una determinada cantidad para la ayuda asistencial, incluso para sufragar los gastos en el caso de un difunto pobre. Hay descripciones de este momento: “…mediante el sonido de una campanilla, desfilen los cofrades, salga el estandarte, acompañen al difunto…”[5]Pero quizás sea la cofradía de Nuestra Señora de la Piedad, que por medio de su libro denominado Partida de Ajusticiados en 1793, nos aclara como disponía del reo, desde que entraba en la capilla antes de ser ajusticiado, hasta el momento en el que se le daba sepultura con el hábito de la cofradía(en este caso franciscano). Aparecen detallados el nombre del condenado, forma de muerte y los gastos, para lo que elegían a miembros de la cofradía los cuales debían depositar la limosna.

En definitiva, las cofradías de gloria al llegar el siglo XVIII sufrirán unos efectos que estarán analizados en el último de los apartados de este trabajo si bien, quienes realmente recibirán un golpe duro con las medidas del Estado y la Iglesia, serán las de penitencia que a continuación desarrollo.

La valoración cuantitativa y su representación lo encontramos en el anexo a este trabajo.

   Las Cofradías de Penitencia, Sangre o Disciplina 

L

a propia configuración de una cofradía de penitencia en base a su estructura las define con claridad. Para el caso extremeño, especialmente en la diócesis de Coria donde las he estudiado con un mayor detenimiento, responden a una tipología más simple con respecto a las de gloria. Se pueden dividir en cristológicas y veracrucenses. Las cofradías pues, que giran en torno al acto público de la penitencia y que en general al desfile procesional, donde aumentan las regulaciones al acto asistencial del hermano cofrade y a la actividad caritativa, son los elementos que por si las definen.

Podremos comprobar incluso, como la tipología de los cargos es más compleja y por supuesto, tienen unas actividades que siéndoles común a las de gloria, lo que realmente las ha caracterizado, diferenciado y complejizado de manera profunda, es el acto de disciplina pública.

Caracteres comprobables para Extremadura. En los cincuenta y siete pueblos estudiados, existen un total de cincuenta y una cofradías de penitencia, recordemos un 16,72% un índice menor pero que entra dentro de una lógica, pues la regulación sobre ellas y el impacto del XVIII fue enorme como veremos.

Cristológicas y veracrucenses con la única distinción de que las últimas, tiene una gran impronta sobre ellas el franciscanismo y muy volcadas sobre el tema de la muerte. Por lo demás, podremos encontrar unos actos y comportamientos idénticos.

Estamos pues ante un tipo de cofradía que recupera el sentido medieval del temor a Dios, que responde mediante la disciplina, el sufrimiento físico y humano de Cristo ante la muerte. Prácticas religiosas que si bien, la propia Iglesia nunca reconoció ni alentó de manera oficial, tampoco hizo nada hasta la centuria del dieciocho para contrarrestrarlo, y entonces lo hará de la mano del Estado. Es lo que hemos llamado “un impulso real en el mundo a través de un peculiar ideal evangélico, en el que se desarrollan diferentes expresiones penitenciales.” Y de igual forma, son cofradías potenciadas desde Trento, pues la penitencia cristiana fue atacada y ridiculizada en su prácticas por los reformadores, multiplicándose estas asociaciones en especial, devocionales de Cristo.

Organización: actividades y la asistencia caritativa. Los cargos.

En cuatro cofradías veracrucenses estudiadas y correspondientes a los pueblos de Salvatierra de Santiago, Aldea del Cano, Descargamaría y Arroyomolinos de Montánchez, hay un total de cincuenta y ocho capítulos dedicados a la organización interna y, un total que supera los cien capítulos para la organización de los hermanos y la asistencia (ver anexo de tablas y gráficos al final del trabajo).

Claros ejemplos y referencias en sus fuentes documentales: “No posee más fondos que aquellos que recibe de los hermanos para sus gastos…teniendo como especial atención, las asistencia a los hermanos difuntos.”[6]

Uno de los casos más claros encontrados es en la cofradía de la Vera-Cruz de Casillas de Millán, donde se especifica: “instituida para obras de misericordia, entierros y asistir a los pobres pasajeros.”[7] Cañaveral de León ofrece este otro claro ejemplo: “Instituida en memoria de la Pasión y muerte de Nuestro Señor…”[8]

Podríamos decir que la asistencia consistía esencialmente en la atención a sus cofrades y hermanos en las necesidades; distribuir limosnas; el cofrade enfermo debía de ser visitado durante la noche y si fuera posible, ayudado en la comida y en la ropa; la cofradía asistía al cofrade difunto y al cofrade clérigo. Además celebraba misa cada mes por los cofrades difuntos y de manera muy especial, los recordaban el día de sus festividades –festividad de la cofradía me refiero- y de todos los difuntos.

La gran diferencia con las cofradías de gloria está como he dicho anteriormente en la propia estructura de las cofradías de penitencia y en la responsabilidad de los cofrades hacia ella. Por ello, sus actos públicos se configuraban en su principal función y en su primordial actividad. Una vez más las fuentes documentales basados en los Libros de Regla nos ofrecen este análisis:

 1.      Celebran vigilias.

2.      Desfiles procesionales con disciplinantes.

3.      Organización del acto de disciplina, especificando quienes han de realizarlo y quienes no.

4.      Misas y actividades en Semana Santa.

5.      Conservación del altar y de la imagen de la cofradía.

 Y en ello entre la más clara de las diferencias, en los propios cargos y funciones de sus miembros. Hemos hablado de una mayor complejidad en ello, existiendo además de los que mencionamos para las de gloria, una serie de “títulos” muy determinados:

–          Mayordomos: divididos en antiguos y nuevos. La diferencia está, en que los primeros permanecían a título honorífico, que lo recibía una vez cesado en su cargo, desempeñándolo públicamente pero no de forma interna.

–          Hermanos de “sangre”: es decir, los que se disciplinaban mediante el azote o la flagelación.

–          Hermanos de “luz”: portadores de las hachas encendidas, cirios o velas en las procesiones y demás funciones religiosas.

–          Hermanos de “espalda”: que cargaban con las imágenes en aquellas cofradías que las poseían[9].

–          Hermanos de “asiento”: que asistían y acompañaban las funciones religiosas en las parroquias, iglesias y ermitas.

.     El acto público de la penitencia.

 “En la noche del Jueves Santo, con disciplinantes y una cruz, todos los hermanos cofrades han de disciplinarse, estando sin pecado. E aquellos que no se disciplinasen lo harán después de la procesión. Aquellos cofrades que fuesen a la procesión y realzaran alguna otra actividad, serán penados con una libra de cera. El mayordomo aparecerá con toallas, esponjas, para labar las espaldas, junto con pan y queso…También serán penado aquellos que dixeren cosa mal de esto o de la cofradía o injuria ayuntados o fuera de él, pague un cuarteron de cera.”[10]

Esta cita, recogida de los capítulos que van destinados a la organización del acto de penitencia, guardan en lo más profundo de su análisis una simbología y una expresividad del comportamiento público de las masas, que auxiliándonos en ciencias como la sociología o la antropología, ofertan al historiador una capacidad interpretativa de que la religiosidad popular alcanza aquí niveles extraordinarios.

La disciplina es en primer lugar y por encima de todo un acto público por tal social, que se refleja y afecta a un pueblo desde el punto de vista religioso y desde el espiritual. Ciertamente cargado de un alto contenido ritualista, donde algunos investigadores han apuntando que se separa de lo religioso, pero cuyo motor y origen está en él sin duda.

Centra su actividad en un espacio temporal concreto, la Semana Santa, lógicamente en el intento de reproducir el sufrimiento de Cristo, lo hacen en el momento que la Iglesia tiene designado para ello. Donde se invita al pueblo a adquirir unos ideales de fe fáciles de asimilar por éstos sobre la muerte. Un pueblo que con un porcentaje alto de analfabetismo, al sacerdote le es muy cómodo desde el púlpito invitarle a la participación en una cofradía que acepta en sus reglas la disciplina.

Podemos entender quiénes son los elementos sociales que participan en la disciplina, donde no entran grupos nobiliares y de los sectores privilegiados. El acto de disciplina pues, es igualmente un aspecto diferenciador social. La propia cofradía de la Vera Cruz en Descargamaría lo deja bien claro.

Se están conjugando aquí, en la disciplina una serie de elementos muy interesantes para el historiador:

 Creo que la unión, por un lado de la cofradía con la Iglesia, está explicada en una análisis propiamente intrínseco y en la relación entre la cofradía y el pueblo. Santaló y Buxó y, S. Rodríguez lo explican claramente. Afirman , que son las formas más completas de poder entender las cofradías en una sociedad estamentalizada, donde el papel principal está desempeñado por los individuos y por lo tanto, aquellos que expresan o requieren de la disciplina, no están más que mostrando una exteriorización de las necesidades del pueblo, de sus ahogos, agobios, represiones, prohibiciones, que por medio del Antiguo Régimen y en sus modelos sociales, políticos, económicos y religiosos, pesa de manera impresionante sobre el pueblo, el cual necesita una vía de escape, de realización propia, donde el gran protagonista es él, ¿no podía ser la cofradía y el acto de disciplina un medio para ello?

Las reglas eclesiásticas incluso aquí son rotas, ya que no hemos de olvidar que como instituciones eclesiásticas, están sujetas a una jerarquía eclesiástica y católica. Los actos de disciplina están totalmente irreconocidos por la Iglesia y por el Estado, saliéndose pues de la regla. Será el motivo que nos explique por qué en el siglo XVIII (el siglo de las luces donde impera la razón por encima de la superstición y la fe), Carlos III firma los decretos contra los disciplinantes, encontrando no sólo el apoyo de la Iglesia, sino de la propia argumentación de ésta a favor de aquel.

¿Cómo es el acto de la disciplina?

 Los aspectos estudiados acerca de esto han sido analizados por medio de las cofradía veracrucenses, las cuales exigían, que las personas que se disciplinasen, fueran cubiertos para que no se les reconociera, con una abertura (recordemos la obra famosa de Goya “Los disciplinantes”) en las espaldas, donde se aplicaban el autocastigo, llegando a ser muy variado los objetos, pero teniendo fundamentalmente como denominador común en su uso, lo que se conoce como “manojos de rodezuelas”. Éstos consistían en unos bolillos de cera, cubiertos con hilo basto, cuyas extremidades terminaban en punta y en su centro, figuraba una rueda embutida de piedrecitas. Creo que la descripción del objeto de disciplina aclara la carga y profundidad del acto.

Un acto que primero es religioso y que tras los ataques de los reformadores, estas cofradías reaccionan de tal forma. Pero un acto que además puede perfectamente ser analizado desde la visión antropológica y folclórica. Desde aquí vamos más allá de lo religioso, existen un gran ritualismo pues, los hombres –nunca las mujeres- que se disciplinaban, utilizan esta expresión como manera de atracción, realizándolo de manera más directa al pasar ante su prometida o ante aquellas personas que les eran especiales.

Los capítulos dedicados a estos actos, nos hablan de quienes debían disciplinarse, excluyendo a los miembros de la dirección de las cofradías como eran los mayordomos, alcaldes, diputados. Exclusivamente lo hacían los denominados hermanos de sangre. El final del acto público de la disciplina llegaba con una especie de reposición de fuerzas al tomar algunos alimentos y el punzamiento y limpia de las heridas para que no se infectaran ni provocaran traumatismos.

Igualmente, la valoración cuantitativa de las cofradía de penitencia, aparece reflejada en el cuadro y gráfico inserto en el anexo.

Dos momentos importantes: el flujo des siglo XVI y la crisis del XVIII

“notoria es la obligación de los Reyes y Príncipes cristianos tienen a obedecer, guardar y cumplir, y que en sus reinos y estados y señoríos, se obedezcan, guarden y cumplan los decretos y mandamientos de la Santa Madre {…Siguiendo el ejemplo de los reyes nuestros antepasados, de gloriosa memoria, habemos aceptado y recibido y aceptamos y recibimos el dicho sacrosanto Concilio de Trento, sea guardado, complido y ejecutado {…interponiendo a ello nuestra autoridad y brazo real, sea necesario y conveniente.”[11]

El siglo XVI y la primera mitad del XVII, tiene una expresividad que podemos denominar de flujo contínuo sobre la religiosidad del pueblo (Concilio de Trento, 1545-1563). Hemos podido ver, como las ideas tridentinas llegan al propio pueblo por medio de la actividad de los sínodo y de la Iglesia en general y particular.

Si estas centurias marcan el impulso sobre las cofradías y sobre las expresiones propias de la religiosidad popular, el siglo XVIII es el gran siglo de la crisis para estas asociaciones públicas. Tengamos en cuenta, que para el territorio extremeño y aplicado sobre la diócesis cauriense, llegan a desaparecer un total de ciento cuarenta y nueve cofradías, lo que hace un 48,85% de cofradías desaparecidas. De ellas, ciento veintidós son de gloria, el 48,03% y veintisiete  de penitencia, el 52,9%, cifras sin duda elevadas que se demuestran en la desaparición de éstas a finales del siglo XVIII, dejando de existir documentación sobre tal: “Los hermanos intenta recuperar las costumbres frente a la opinión de los visitadores, prohibiendo por parte del Supremo Consejo, utilizar fondos u otra cosa que no sea de lo espiritual.”[12].

¿Qué encerró el siglo XVIII para que se produjeran estas bajas? Muchos son los factores, todos ellos relacionados entre sí y que nos permiten en primer lugar, hablar de que estamos ante un siglo en el que la religiosidad ha cambiado respondiendo una vez más a aquella máxima de, a cada siglo le corresponde un tipo de religiosidad.

El siglo XVIII supone desde el punto de vista de la religión, el encontrarnos con un hombre que asiste al aperturismo –en el caso español de una forma lenta y peculiar- en sus creencias, sin hablar de una total liberalización, pero donde las corrientes literarias y filosóficas empujan a las religiones hacia una mayor preocupación por el hombre y su felicidad en la tierra, impregnadas de ilustración, sobre todo a partir de la segunda mitad de esta centuria.

Los porcentajes y totales expresados anteriormente, reflejan que el siglo XVIII pesó sobre las cofradías desde el punto de vista de ser un siglo que gira a favor del hombre y que lo manifiesta en la sociedad (sabemos por la historiografía clásica, que algunos elementos tienden de manera muy suave por ejemplo a romper con la estamentalización), hasta el propio Estado, como queda demostrado en sus efectos para la diócesis cauriense, por medio del Interrogatorio de 1791, acusó los efectos de las medidas dictaminadas por Carlos III en el que en dos claras medidas de febrero de 1777 y junio de 1783, prohiben los disciplinantes, empalados y penitentes de sangre. Aquellas que no tuvieran un reconocimiento episcopal o real quedaban prohibidas.

La actitud pues del mismo hombre del dieciocho ante la religiosidad y las presiones del Estado, irán eliminando a muchas cofradías, es el anuncio, de que el Antiguo Régimen va a tambalearse en muchos sentidos. Lo vemos nominalmente:

Pueblo

Cofradía

Año   desaparece

Abadía

Ntra. Sra. del Rosario

1795

Acehuche

San Antonio

1798

Ahigal

Vera-Cruz

1755

Aldea del Cano

Ánimas

1793

Brozas

Nombre de Jesús

1718

Carcaboso

Rosario

1797

Coria

Santo Espíritu

1748

Galisteo

Ntra. Sra. de la Fuente

1775

Gata

Ntra. Sra. del Carmen.

1763

Granadilla

Santo Espíritu

1795

Gata de Galisteo

Vera-Cruz

1787

Hernán Pérez

Sacramento

1782

Malpartida de Cáceres

Vera-Cruz

1772

Membrio

Sacramento

1777

Montehermoso

Sacramento

1795

Lógicamente estas medidas necesitan de un análisis más profundo. Las Reales Órdenes y las Chancillerías y Audiencias, prohibían los disciplinantes, empalados y otros espectáculos que pudieran servir a la indevoción y al desorden en las procesiones, especialmente las celebradas en Semana Santa, Cruz de Mayo y rogativas, debiendo aquellos que tuvieran un verdadero sentido de penitencia, elegir otros medios más racionales, secretos y menos expresivos, con el consejo y dirección de los confesores. Este decreto al que hago referencia, firmado por Carlos III el 20 de febrero de 1777 y la expresión de “mas racionales” nos aproximan a lo anteriormente indicado y expuesto en función al cambio de mentalidad religiosa que se deseaba desde el Estado y desde la Iglesia.

Este decreto además, expresaba el mandato de no poder realizar procesiones de noche, lo que afectó seriamente a las cofradías veracurcenses, pues la mayoría de ellas las realizaban en la noche-madrugada del Jueves al Viernes Santo, permitiendo que aquellas que lo hiciesen, sin el acto de disciplina, deberían de estar recogidas antes de la puesta del sol.

Otra orden fue la dictada el 25 de junio de 1783, que contempla lo anterior. Debían de extinguirse todas aquellas sin autoridad Real o Eclesiástica, permitiendo a aquellas que si estuvieran aprobadas y las que se reformasen. Estas que subsisten, son las que a parte de estar reconocidas por las respectivas autoridades, se van a dedicar especialmente a la caridad y acción benéfica.

Obivamente, las prohibiciones ni mucho menos terminaron con los actos públicos de penitencia. Lo que si es cierto, es que la visión de la sociedad española del XVIII, cualesquiera que sea el balcón al que nos asomemos, se nos aparece como una confusa construcción de teorías y conductas que se retuercen en una pedagogía tozuda desde arriba y una resistencia tenue desde abajo.

El marco en el que las cofradías extremeñas se centra, puede ser dividido en una visión que abarque la política eclesiástica y la religiosidad. En la primera, entrarían las normativas que hemos visto de las contra las cofradías, iguales para todo el marco español, mientras que, en las segundas encontramos la propia actuación de estas asociaciones: la prohibición –repito- no significa la eliminación total de los disciplinantes, ni en concreto de los flagelantes. En definitiva, el primer grupo corresponde a los valores y el segundo a las conductas. La convivencia de ambos, son o es falsamente simplista.

Las cofradías están inmersas en una complicada coyuntura político-religiosa, o mejor eclesiástica. El empeño estatal iba dirigido claramente a imponerse mediante la autoridad incontestable del Estado, léase la propia Corona, sobre el conjunto de las actividades de la sociedad, y desde aquí tenía que chocar contra la Iglesia y aún más cuando en el seno de ella, ésta alberga instituciones como las cofradías.

Junto a todo ello, el siglo XVIII es la idea de la razón y del mundo secular, iniciado en los valores generales de la Ilustración, entendiendo que la infraestructura religiosa de nuestro país no puede garantizar el éxito frente a los cambios que se están produciendo en la mentalidad exterior. De lo que se trata es de criticar el viejo estilo de la religiosidad tradicional. Tal como los propios ilustrados lo entendían, aludimos a formas vacías, producto del miedo, de la ignorancia y del fetichismo que había sido promocionada por la obsesión tridentina de valorar las obras frente a la fe.

Y todo ello, perfectamente enlaza con la tradición extremeña del siglo XVIII, en especial en la diócesis de Coria, pudiendo ver a través de las cofradías todos los aditamentos suficientes para que la ilustración, en especial el Estado, atacara sus instituciones:

  1. 1.      Obsesión tridentina: recordemos que por medio de las cofradías se promueven y desarrollan todas una serie de valores que iban encaminados a reafirmar las posturas eclesiásticas antes las exigencias protestantes, basta con los ejemplos referidos a los cultos de los santos, vocaciones marianas y trinitarias y la propia actividad de disciplina.

 

  1. 2.      Valoración de las obras: todas las actividades de índole benéfica y social que desarrollan las cofradías.

 

  1. 3.      Miedo e ignorancia:  visible en los actos de penitencia que se dan en las cofradías.

 

En definitiva, la contraposición de ciencia-razón y fe-superstición, entrando en el primer binomio, valores como progreso y felicidad y para el segundo, las grandes conductas devocionales.

Me gustaría cerrar este estudio, aclarando el concepto de religiosidad popular según la visión que le da Carla Russo, al hablarnos de este concepto desde un análisis estrictamente religioso. En un primer momento, religiosidad popular hace referencia a lo totalmente opuesto a religión clerical o simplemente elitista, lo que pondría en contraposición una serie de conceptos diferentes:

 

 

Religiosidad Popular:

 

–              Oscuridad.

–              Ignorancia.

–              Inocencia.

–              Incapacidad crítica.

–              Superstición.

–              Fetichismo en lo popular.

Religiosidad Elitista:

 

–              Reflexión.

–              Doctrina.

–              Claridad de ideas.

–              Capacidad de matización.

–              Capacidad crítica

En definitiva, podemos entenderlo como si la teología fuera contra la devoción, y en este aspecto es donde las cofradías juegan un papel importante como hemos podido observar. Por ello, a la hora de tratar el tema de las cofradías, la religiosidad y piedad popular juegan un papel transcendental.

Fuentes inéditas utilizadas

Archivo Histórico Diocesano de Cáceres.

 Cáceres. Parroquia de Santiago:

 –          Caja: 52-56, número de inventario, 53. Año, 1696.

Salvatierra de Santiago:

 Parroquia de Santiago.

 –          Caja: 11-16, número de inventario, 12. Año, 1668.

–          Caja: 17-24, número de inventario, 21. Año, 1689.

–          Caja: 28-34, número de inentario, 29. Año, 1663.

Iglesia de San Salvador.

–          Caja: 28-34, número de inventario, 33. Año, 1651.

Aldea del Cano. Iglesia del Señor San Martín.

 –          Caja: 17-20, número de inventario, 20. Año, 1625.

–          Caja: 21, número de inventario, 21. Año, 1521.

Torrejoncillos. Parroquia de San Andrés.

 –          Caja: 55-57, número de inventario, 56. Años, 1604.

Descargamaría.

 –          Caja: 14-21, número de inventario, 24. Año: 1823.[1]

Arroyomolinos de Montánchez.

–          Caja: 37-44, número de inventario, 40. Año, 1770.

Casillas de Coria.

 –          Caja: 30, número de inventario, 30. Año, 1570.

Guijo de Coria.

 –          Caja, 18-25, número de inventario, 20. Año, 1787.

Garrovillas.

 –          Caja, 54-57, número de inventario, 56.

Montánchez.

 –          Caja, 17-24, número de inventario, 20. Año, 1695.

 

Archivo Histórico Provincial de Cáceres.

  • Sección Real Audiencia, Interrogatorio de 1791 para la división del Reino en Provincias.

–          Caja 9, expedientes: 2, 4, 11, 17, 26bis, 30 y 30 bis.

–          Caja 10, expdientes: 10, 13, 21, 28, 29, 20 y 31.

–          Caja 11, expedientes: 1, 8, 13, 14, 35 y 36.

–          Caja 12, expedientes: 17 y 22.

–          Caja 643, expedientes: 3, 5, 10, 50 y 52.

Fuentes bibliográficas

 –          ÁLVAREZ, C.: La religiosidad popular. Antrhopos. Sevilla, 1989.

 –          CALLAHAM, W.: Iglesia, poder y sociedad en España. 1750-1874. Nerea. Madrid, 1989.

 –         ARANDA, J.: Cristóbal de Santa Catalina y las Cofradías Jesús Nazareno. Actas del Congreso Internacional sobre la figura del Padre Cristóbal de Santa Catalina. Córdoba-Mérida, 1991.

 –          SÁNCHEZ HERRERO, J.: Los Gremios y las cofradías de Semana Santa. Caja de Ahorro de San Fernando. Sevilla, 1980.

 –          PIÑERO VÁZQUEZ, M.: Las Cofradías en su institución histórica. Diario de Jerez. 1989.

 –          NOVISSIMA RECOPILACIÓN: La Santa Iglesia, sus derechos, bienes y rentas: prelados y súbditos. Madrid, 1805.

 –          CARVAJAL, P.: El sínodo de Coria en 1605.

 –          CROCHE DE ACUÑA, F.: Gremios y Cofradías en la villa de Zafra durante los siglos XVII y XVIII. Excmo. Ayuntamiento de Zafra. Zafra, 1996.

 –          TREVOR-ROPHER, H.R.: Religión, reforma y cambios sociales. Argos-Vergara. Barcelona, 1985.

 –          THOELTSH, E.: El protestantismo y el Mundo Moderno. México, 1967.

 –          LEONARD, E.: Historia general del protestantismo. Tomo I.

–          MARAVALL, J.A.: Utopía y reformismo en la España de los Austria. Siglo XXI. Madrid, 1982.

–          MARAVALL, J.A.: Estado Moderno y Mentalidad. Siglos XV al XVII. Siglo XXI. Madrid, 1982.

–          BENNASSAR, B.: Los españoles, actitudes y mentalidades.

 –          LE GOF, J y DUBY, G.: Hacer la Historia. Vol. I , II y III. Barcelona, 1974.

–          DOSSE, F.: La Historia en migajas. De los Annales a la nueva Historia. Barcelona, 1989.

–          VOUVELLE.: Ideolìque y mentalité. 1985.

–          RODRÍGUEZ SÁNCHEZ, A.: Extremadura: Historia y Mentalidad.

 –          DOMÍNGUEZ ORTIZ, A.: Sociedad y Estado en el s. XVII español. Ariel. Barcelona, 1976.

 –          ALVAREZ SANTALÓ, C., BUXÓ, M.J. y, RODRÍGUEZ BECERRA, S.: La religión popular. Antrhopos. Barcelona, 1989.

 –          ROBERTO, J.L.: Muerte y religiosidad en el siglo XVIII.

–          COMITÉ DE HONOR DE LOS ACTOS CONMEMORATIVOS DEL IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE BENITO ARIAS MONTANO: Arias Montano y su tiempo. Editora Regional de Extremadura. Badajoz, 1998.

 

 

 

 


[1] El libro de reglas o constitución utilizado según aparece en la propia introducción, es una copia de las “Reglas antiguas” del año 1682.


[1] La abreviatura O. Significa organización, al igual S.Santiago corresponde al nombre del pueblo Salvatierra de Santiago

[2] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 11-16. Número de Inventario, 12. Año, 1668. Parroquia de Santiago. Salvatierra de Santiago.

[3] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 52-56. Número de inventario, 53. Año, 1696. Parroquia de Santiago. Cáceres.

[4] Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Sección: Real Audiencia. Interrogatorio 10. Legajo 16. Año 1791. Calas del Monte (Plasencia).

[5] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 55-57. Número de inventario, 56. Cofradía del Rosario. Año 1604. Parroquia de San Andrés. Torrejoncillos.

[6] Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Interrogatorio 10. Legajo 5-a. Calzadilla de Coria. Cofradía de la Vera-Cruz. Año, 1791.

[7] Ibídem. Legajo 15-c. Casas de Millán. Cofradía de la Vera-Cruz. Año 1791. Tomadas de las antiguas ordenanzas.

[8] Ibídem.  Interrogatorio 4. Legajo 2. Cañaveal de León. Año, 1791.

[9] Digo en aquellas que las poseían, porque el Interrogatorio de 1791 aparece una pregunta muy específica con respecto a la titularidad de las imágenes y no todas las tenían en propiedad.

[10] Archivo Histórico Diocesano de Cácerez. Caja 28-34. Número de inventario, 33. Año, 1663. Parroquia de Santiago. Cofradía de la Vera-Cruz. Salvatierra de Santiago.

[11] Felipe II en Madrid. Real Cédula de 12 de julio de 1564. Novíssima Recopilación…, Ley XIII. Libro Y. Título I. Tomada de la obra Arias Montano y su tiempo. Página 115. Editora Regional de Extremadura. Badajoz, 1998.

[12] Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Interrogatorio 10. Legajo 7-c. Cofradías del Sacramento y de la Vera-Cruz. Año 1791. Deleitosa.


[1] Cierto es que esta documentación también puede encontrarse en los archivos eclesiásticos dentro de las series conocidas como Mandas Testamentarias.

[2] Las contestaciones a dicho interrogatorio están recogidas en la obra Extremadura por Lope en 1798, editado por la Asamblea de Extremadura en 1992.

[3] De la obra de Antonio Domínguez Ortiz Sociedad y Estado en el siglo XVIII. Editorial Ariel. Barcelona, 1976.

[4] Aspecto en el que realmente no profundizo por el debate que plantea respecto a que las cofradías extremeñas en un porcentaje elevado pueden todas ellas tener un origen gremial. Ello sería sin duda  fruto de otro importante trabajo.

[5] Sánchez Herrero, J.: Las cofradías de Semana Santa de Sevilla, de los siglos XIII al XIX y su acción benéfico y social. Semana Santa. Los Gremios. Página 4. Caja de San Fernando. Sevilla, 1990.

[6] Le Goff, J. y Duby, G.: Hacer la Historia. Vol. I, II y III. Barcelona, 1974.

[7] Para comprender todo este fenómeno es fundamental la obra de Croche de Acuña a cerca de las cofradías y los gremios en la Villa de Zafra durante los siglos XVII y XVIII.

[8] Véase la obra publicada con motivo del homenaje a Benito Arias Montano  por medio de la obra: Arias Montano y su tiempo. Página 35. Junta de Extremadura. Consejería de Cultura y Patrimonio. Comité de Honor de los actos conmemorativos del IV Centenario de la muerte de Benito Arias Montano. Editora Regional Extremeña. Badajoz, 1998.

[9] En 1917 el Código de Derecho Canónico decide su convocatoria cada diez años. Código de Derecho Canónico. B.A.C. Madrid. Página 42. Francisco Croche de Acuña Gremios y Cofradías en la Villa de Zafra durante los siglos XVII y XVIII. Página 21. Zafra, 1996.

[10] Recordemos que es tras el Concilio de Trento cuando en este ámbito se regulan la vida de la parroquia, apareciendo las series documentales que conocemos como Registros Sacramentales con una obligatoriedad y un control.

[11] Tomado de las Constituciones promulgadas por el Ilustrísimo y Reverendísimo Señor D. Francisco de Roys y Mendoza. Obispado de Badajoz, electo arzobispo de Granada. Vicario General del Real Exercito de Estremadura, del Consejo de su Magestad, etc. Madrid, 1671. Que aparece en la obra de Croche de Acuña . Ibídem, nota 13. Página, 41.

[12] Archivo Histórico Diocesano de Cáceres. Caja 11-16, número de inventario 12. Año 1668. Parroquia de Santiago. Salvatierra de Santiago.

[13] Historia de España dirigida por Miguel Artola. Toma 3. Capítulo XI. Página, 411.


[1] Digo polémico porque es cierto, que la Historia de las Mentalidades ha sido y es atacada por ser considerada como una especia de “cajón de sastre” en cuanto a que todo aquello que no corresponde a lo económico o a lo demográfico, debe ser encuadrado como mentalidades.

[2] Aspecto que no deja de ser curioso pues, como oficinas productoras y generadoras de documentación, las cofradías nos ofrecen originariamente tipos y series documentales que deberían de estar completos, pero el descuido y el grave problema que ha supuesto siempre los archivos parroquiales hacen que hoy, estas fuentes estén muy mermadas.

[3] Por ejemplo, en ningún momento este trabajo pretende explicar las cofradías exclusivamente desde el punto de vista de la Semana Santa, sus imágenes, desfiles procesionales, número de cofrades o largas listas de mayordomos y cargos diferentes.

[4] Como archivero parroquial en la iglesia de San Pedro Apóstol, la documentación concerniente a un total de nueve cofradías se reduce exclusivamente a las cuentas de las fábricas, no existiendo ni libros de regla, ni libros de asiento de hermanos, ni bulas de dispensación, ni otro tipo documental. Tengo constancia en otros archivo parroquiales de la comarca montijana, en los que ocurre exactamente igual e incluso peor, pues no hay información de ellas.

Mar 042014
 

 José Manuel Sánchez Martín

Dpto. de Geografía y Ordenación del Territorio

Universidad de Extremadura

 1.- Reflexiones preliminares.

 Normalmente, las propuestas que se efectúan para potenciar el turismo interior en Extremadura están basadas en una serie de aspectos, como los grandes recursos medioambientales que posee esta Comunidad Autónoma, pero también en los artísticos, culturales y folklóricos.

 Esta circunstancia motiva que tan sólo se conozca, aunque sea de forma muy detallada, las características u opciones turísticas que ofrecen las áreas rurales extremeñas, aspecto éste muy conocido.

Sin embargo, los análisis turísticos que se han efectuado sobre esta zona, se limitan a esto, sin intentar profundizar más en el mismo, lo que indudablemente se traduce en una falta de meticulosidad, pues, está claro que el turismo interior, en cualquiera de sus vertientes, no es una actividad que pueda desempeñarse de forma continuada a lo largo de todo el año.

Para terminar con estos aspectos que contribuyen a un desconocimiento e indefinición en temas tan importantes como el diseño de una oferta turística en zonas interiores como Extremadura, proponemos, como un paso apriorístico, un somero análisis climático de esta área, lo que indudablemente contribuirá a mejorar la oferta turística que se realice, dando a conocer a los posibles usuarios de esta oferta los periodos más adecuados para practicar las diferentes modalidades turísticas en las áreas interiores, adecuando sus necesidades a a las potencialidades que posee Extremadura, no ciñéndonos a mostrar los principales atractivos de la Comunidad.

Con ello se conseguirá que el posible visitante no sufra una decepción al desplazarse a un lugar que puede no ser el óptimo para sus preferencias, dándole la posibilidad de elegir entre otros espacios, aún dentro de nuestra Comunidad Autónoma.

Esta reflexión es necesaria debido a las peculiaridades y variabilidades climáticas que tiene la zona analizada, ya que incluso en una misma estación es posible optar por diferentes zonas, incluso con parecida riqueza medioambiental, cultural, etc… pero con una gran diferencia climática.

Por este motivo, pensamos que un breve análisis o descripción climática de los diferentes espacios en los que se quiere potenciar el turismo rural debe ser de obligada inclusión en la oferta turística de estos lugares, para ampliar la gama turística y proveer al visitante de la suficiente información para que quede satisfecho con la elección, ya que de ello depende el grado de éxito turístico en zonas en las que esta actividad económica se realiza de forma incipiente.

Por lo tanto, si efectuamos este análisis previo tendremos suficientes parámetros para orientar las campañas de promoción turística a determinados periodos, lo que redundará en una mayor satisfacción de los potenciales turistas.

Teniendo en cuenta todas estas reflexiones vamos a realizar una oferta turística interior en Extremadura, hecho que servirá de base para la realización de una serie de guías turísticas, en las que el posible visitante pueda elegir el destino de sus vacaciones, según sus intereses.

 

2.- El turismo en la montaña extremeña.

 

Las diferentes zonas de montaña con que cuenta Extremadura tienen una riqueza medioambiental bastante importante, ya que el paisaje que la caracteriza es de indudable belleza, tanto que cualquier visitante quedaría satisfecho con una estancia en las mismas.

Sin embargo, no todas las zonas de montaña de Extremadura tienen las mismas características. En este sentido, es posible elegir entre lo que podría conocerse como una montaña pura, ubicada en el norte de la provincia de Cáceres, con unas altitudes bastante importantes, ya que en algunos casos se superan con creces los 2000 m.

Eso provoca que, además de la increible riqueza paisajística y medioambiental, se caracterice por un rigor climático en determinadas épocas, aspecto éste que limitará o fomentará su oferta turística durante los meses invernales, ya que la nieve, el frío y la lluvia pueden hacer desistir a más de un turista en su empeño. Pero, al contrario, podrá estimular la visita de los amantes de este tipo de características, climáticas y paisajísticas.

A todo ello debemos añadir que dicha área, posiblemente sea una de las más ricas en folklore de toda la Comunidad, con fiestas de relevante interés, sobre todo en la zona de La Vera.

Sin embargo, esta montaña en su sentido más estricto posee algunos limitantes o condicionantes físicos, como son la elevada altitud, las fuertes pendientes, el clima riguroso, etc… Esto contribuye a que pueda no ser apetecible para determinados sectores, pues, si queremos disfrutar al máximo de este paisaje privilegiado será necesario hacer frente a todos estos condicionantes pero, a cambio, tendremos acceso a una de las zonas más bellas de toda Extremadura, en la que por doquier surgen multitud de valles encajados por la acción erosiva de enormes gargantas, elevados picachos que ofrecen una visión espectacular de una vasta área, etc…

Pese a ello, esta zona no es la única de montaña con que cuenta nuestra Comunidad, sino que existen otras, también de considerable riqueza e interés paisajístico, folklórico y cultural, pero con un rigor climático menos marcado. Se trata de la zona de Villuercas, caracterizada también por elevadas cotas, arroyos tumultuosos, etc.. pero todo ello combinado con un clima mucho más apacible, durante el invierno, pero más caluroso en verano.

Ello se traducirá, nuevamente, en que sea factible visitarla por un sector bastante más amplio que el anterior, ya que tendremos una indudable riqueza medioambiental, pero menor rigor climático.

Por último, en la variedad de montaña, tan sólo nos queda señalar a las estribaciones de Sierra Morena, al sur de la provincia de Badajoz, área de gran extensión y riqueza paisajística, pero con una tipología climática mucho más bonancible y, por tanto, apetecible por otro sector de turistas, que prefieren disfrutar d la naturaleza con una climatología más adecuado a sus gustos.

Como podemos comprobar, existen tres variedades importantes de montaña en Extremadura, cada una de ellas caracterizada por una climatología diferente, aunque, no nos llamemos a engaño, la riqueza medioambiental también lo es, ya que ni en Villuercas ni en Sierra Morena, tendremos un paisaje tan rico y variopinto como en el sector extremeño del Sistema Central, pero a cambio, podemos disfrutar de una climatología bien diferente, sobre todo en las estaciones extremas, verano e invierno.

En este sentido, es posible mencionar que existe un comportamiento dicotómico entre sendas estaciones y las diferentes áreas montañosas que hemos señalado. De ese modo, los inviernos más suaves y menos lluviosos se registran en la zona extremeña de Sierra Morena y los más crudos en el sector extremeño de la Sierra de Gredos, ocupando una posición intermedia el macizo de Villuercas. Por el contrario, la situación es diferente en el verano, pues, los más suaves se encuentran en la zona norte de la provincia de Cáceres y, los más rigurosos en el sur de Badajoz.

A todo esto debemos añadir que esta oferta de turismo rural en su faceta medioambiental está enriquecido por otros aspectos, a veces tanto o más importantes, como son los artísticos y culturales de las zonas de interés turístico.

Este aspecto está muy bien representado en cualquiera de estas tres áreas de montaña extremeña, por lo que la decisión de orientarse por una zona o por otra estará en función de los aspectos paisajísticos y climáticos.

A pesar de toda esta gama de posibilidades turísticas en la montaña extremeña, es preciso incluir otras, sobre todo en montañas o serranías de menor entidad, pero de indudable atractivo paisajístico, artístico y cultural. Se trata de los espacios que se ubican en el interior de las enormes penillanuras y, por lo tanto, son relieves de tipo residual o intrusivo, que conjugan a la perfección una suavidad climática y hermosura paisajística, pero indudablemente, de menor entidad que las principales áreas que hemos señalado.

Entre ellas podemos citar algunos ejemplos notables como la Sierra de Hornachos, con alturas inferiores a los 1000 m., la Sierra de San Pedro, etc…

Como podemos observar, existe una importante cantidad de espacios montañosos en Extremadura, cada uno de ellos con sus especiales características, lo que multiplica enormemente las posibilidades de elección de diferentes espacios de ocio.

 

3.- El turismo en la penillanura extremeña.

 

Otra de las zonas susceptibles de desarrollar una actividad turística rural son las vastas penillanuras con que cuenta Extremadura.

Estas áreas no tienen los grandes atractivos paisajísticos con que cuentan las zonas de montaña, pero a cambio ofrecen un clima mucho más apetecible durante el invierno, aunque son muy calurosas durante el verano.

Teniendo en cuenta estos aspectos, tan sólo nos queda una oferta turística por ofrecer, son los atractivos artísticos y culturales que las caracterizan, ya que en ellas se insertan algunos pueblos y ciudades de enorme interés turístico, pero quedan fuera de lo que puede considerarse turismo rural.

En este sentido, debemos señalar que el único interés paisajístico que tienen estas áreas radica en la existencia de determinadas especies cinegéticas, muy frecuentes en los espacios adehesados, como son los venados, el jabalí, etc… Es por ello que la oferta de turismo rural en estos territorios debe circunscribirse a una actividad íntimamente relacionada con el turismo rural, la caza, con todo lo que ello lleva aparejado.

Por consiguiente, el turismo rural en las enormes penillanuras, como la trujillano-cacereña, debe ceñirse a este aspecto y, por lo tanto, su oferta debe estar orientada a las épocas de caza de estas especies, hecho por el cual el clima no es un factor decisivo, tal como sucedía en el turismo de montaña y, además, debemos tener en cuenta que su oferta irá dirigida a otro sector.

Sin embargo, las penillanuras y sobre todo las zonas adehesadas pueden potenciar su actividad turística rural mediante rutas ecuestres u otro tipo de itinerarios, por lo que también es necesario tener en cuenta un análisis climático, para decidir cual es la época idónea para desempeñar esa actividad.

En este sentido, es posible señalar que en dichas áreas el clima no es muy riguroso durante el invierno, aunque el verano se muestre tremendamente caluroso, siendo las estaciones idóneas para desarrollar y potenciar la actividad turística la primavera y el otoño, estaciones que se caracterizan por unas temperaturas muy agradables, a excepción de algunas épocas en las que se producen lluvias y fríos intensos.

Sin embargo, estos episodios son relativamente reducidos, si los comparamos con otros espacios, lo que incide naturalmente, en que estos espacios puedan optar a una potenciación turística.

Además, en estas áreas se encuentran multitud de aves que pueden ser atractivas para el visitante, como las grullas, la avutardas, cigüeñas, rapaces, etc…

Teniendo en cuenta todo ello, será posible potenciar el turismo de estas zonas en épocas muy concretas, que como ya se ha señalado son la primavera y el otoño, que debido a su especial climatología reúnen todas las condiciones para efectuar una atractiva oferta turística.

 

4.- El turismo en el valle extremeño.

 

Extremadura posee numerosas zonas montañosas ente las que se insertan numerosas valles por los que discurren ríos y arroyos de distinta entidad, como sucede en el norte cacereño, área en la se insertan valles de gran riqueza paisajística, como el Ambroz, Jerte, etc…, que pese a que se hallan muy antropizados poseen una indudable riqueza medioambiental, por lo que son susceptibles de ofrecer una importante oferta turística rural. De hecho, ya existen determinados periodos en los que se practica esta modalidad turística, aunque mal planificada, ofreciendo rutas como la del cerezo en flor, entre otras.

A estas zonas debemos añadir otras, en las zonas de los grandes ríos que, además, ofrecen grandes espacios de agua embalsada, tanto en el Tajo, como en el Guadiana, lo que contribuye, aún más a diversificar la oferta de turismo rural con que cuenta Extremadura.

En este sentido, es posible señalar que dichos espacios se caracterizan por tener un clima bastante riguroso durante el verano y con niebla durante el invierno, por lo que la oferta turística debe orientarse hacia las estaciones intermedias, como la primavera o el otoño.

Sin embargo, teniendo en cuenta que en estas zonas existen importantes láminas de agua, constituidas por los embalses, es posible reorientar su oferta hacia los meses estivales, ya que sin duda, estas masas de agua pueden atraer a numerosos visitantes.

Este hecho contribuirá a mejorar la oferta turística rural de estas zonas, por lo que su presencia debe ser tenida en cuenta en cualquier diseño de oferta turística.

 

5.- El turismo en los parque naturales extremeños.

 

Indudablemente, el turismo en los parques extremeños merece una dedicación especial dadas sus especiales características, en las que la oferta turística debe estar regulada por los responsables de los mismos, con independencia del clima.

Esto se debe, naturalmente, a que posee una riqueza faunística y paisajística fuera de toda duda, que es necesario preservar a toda costa, regulando las visitas de forma exhaustiva, prohibiendo incluso su actividad en determinadas épocas, como las de reproducción de las especies que allí habitan.

Por lo tanto, en este sentido, poco se puede hacer con el diseño de la oferta turística, pues los intereses faunísticos deben estar por encima de todo, tal como se deduce de las normas de visita de los mismos.

 

6.- El turismo en pueblos y ciudades.

 

Indudablemente, cuando se pretende efectuar una oferta turística en las áreas interiores, debemos tener muy en cuenta los enormes atractivos con que cuentan los pueblos y ciudades de esta Comunidad.

Estos espacios ofrecen una serie de aspectos sociales, culturales, artísticos, etc… que pueden ser de interés para los posibles visitantes de Extremadura. Por consiguiente, creemos necesario incluir unas pequeñas reflexiones sobre el mismo.

En este sentido, podemos señalar que estas zonas pueden visitarse en cualquier época del año, debido a que la climatología no es tan decisiva como cuando se pretende practicar turismo rural.

Teniendo en cuenta esta circunstancia, no cabe duda de que el turismo en las ciudades y pueblos de interior debe ofrecerse bien como alternativa al turismo rural, bien como complemento.

En el primer caso, debe considerarse que durante cualquier época del año se puede practicar esta modalidad turística, por lo que cuando el tiempo o, más propiamente, la temperie no sea adecuada para otras modalidades turísticas se puede ofrecer como opción.

En el segundo caso, puede ofrecerse como complemento aprovechando los equipamientos lúdicos que puede ofrecer al turismo rural.

Como se ha señalado anteriormente, es factible intentar potenciarlo a lo largo de cualquier época del año, teniendo en cuenta que la riqueza artística se complemente, en numerosas ocasiones, con fiestas populares, lo que indudablemente atraerá a un mayor número de visitantes.

 

7.- Conclusiones.

 

Tras las breves reflexiones que hemos efectuado sobre el diseño de una oferta de turismo interior en Extremadura, basada en la combinación de los aspectos paisajísticos, artísticos, folklóricos y climáticos, podemos obtener una conclusión bastante importante.

El clima de Extremadura es tan variable en el espacio y en el tiempo que permite diseñar una amplia oferta turística, sobre todo si consideramos que en una misma época se puede disfrutar de espacios muy diferentes, tanto a nivel paisajístico como climático, dando como resultado un diseño de oferta turística que se adecúa a los gustos de cualquier tipo de visitante que le guste dedicar su tiempo a tener un contacto directo con la naturaleza.

En esta misma línea, podemos señalar que los amantes de la montaña pueden disfrutar de la misma en espacios con una climatología bien diferenciada, tal como lo muestra la existencia de zonas montañosas con un clima riguroso, en el norte de la provincia de Cáceres, u otro más suave, como sucede en el sur de la provincia de Badajoz.

Pero igualmente se puede observar este comportamiento dicotómico en otras modalidades de turismo rural, como ocurre en las penillanuras o los valles.

Por consiguiente, la principal conclusión que obtenemos es que el clima no debe entenderse como un factor limitante para el turismo rural en Extremadura, sino más bien como un factor diversificador de la oferta turística, ofreciendo una amplia gama de contraste en esta Comunidad Autónoma.

Teniendo en cuenta todo ello, tan sólo nos resta señalar que la actividad o modalidad turística rural está supeditada al gusto del visitante, que no ha de ceñirse exclusivamente a las características paisajísticas de un espacio, sino que debe completarse con una información climática que permita al posible visitante orientarse por una zona u otra.

 

8.- Bibliografía.

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ALVARADO CORRALES, E. (1992). La actividad cinegética en Extremadura. Agricultura y Sociedad, nº 58. MAPA. Madrid.

BARDON FERNANDEZ, E. (1990). Consideraciones sobre el turismo rural en España y medidas para su desarrollo. Estudios turísticos, nº 108. Secretaría General de Turismo. Madrid.

BESANCENOT, J. P. (1991). Clima y Turismo. Masson. Barcelona.

RENGIFO GALLEGO, J. I. (1991). Turismo y oferta hotelera en la provincia de Cáceres. Situación actual, diagnosis y potenciación. Cámara Oficial de Comercio e Industria de Cáceres.

SANCHEZ MARTIN, J. M. (1993). Breves reflexiones sobre el desarrollo turístico en Extremadura. III Jornadas sobre turismo. Mallorca.

Ibidem. (1995). Atlas climático de Extremadura. Inédito.

 

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