Feb 202014
 

Javier Godoy Barrado.

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

La reciente constitución de la asociación “Amigos de Santa María”, cuyo objetivo principal es la recuperación paulatina del esplendor artístico que se merece esta iglesia parroquial de Trujillo, como mero órgano asesor de su párroco en la tarea de adecentamiento y ornato de la misma, me llevó a  emprender el estudio de sus “Libros de Fábrica”, con el fin de documentar todas las obras retablísticas, pictóricas y escultóricas que tuvo y las que aún conserva, lugar original de cada una de ellas y cambios que han sufrido de sitio a lo largo de su historia.

 Con este estudio, además de su rico contenido documental, se pretende contar con un elemento de juicio y actuación en futuras obras de recuperación de patrimonio artístico para Santa María. A un lado he dejado otros aspectos, como la orfebrería, ornamentos, etc, cuestiones de un estudio más completo, con categoría de tesis. Queda abierto su contenido a posibles y nuevas investigaciones que pudieran surgir para su engrandecimiento y perfección.

Para la mayor gloria de Dios y de la parroquia de Santa María, he realizado este estudio pormenorizado, tratando altar por altar, a la manera de guía,  para uso y consulta de investigadores y fieles que lo deseen.

 INTRODUCCIÓN HISTÓRICO-ARTÍSTICA 

Tras la Reconquista de la Ciudad de Trujillo, acaecida el  25 de Enero de 1232, festividad de la “Conversión de San Pablo”, se inició la elevación de la parroquia matriz o madre, Santa María La Mayor.

Según es tradición, fue construida sobre la antigua y principal mezquita musulmana, aunque no existe cercioramiento arqueoológico que lo asegure, exorcizada y consagrada al culto católico por el obispo placentino D. Domingo I, bajo el título de “Nuestra Señora de la Asunción”.

Coetáneamente, surgía la parroquia de Santiago Apostol. Posteriormente fueron erigidas en el siglo XIV: San Andrés y La Vera Cruz, intramuros; extramuros, San Martín de Tours, Santo Domingo y San Clemente.

El estilo predominante en Santa María es de transición del Románico al Gótico, destacando su torre campanario original, “Torre Julia”, con tres cuerpos, de estilo románico. Las bóvedas  de las tres naves, coro, baptisterio y torre nueva, corresponden a las últimas obras realizadas a mitad del siglo XVI, en  gótico final y plateresco. En todo el conjunto de la iglesia observamos elementos románicos y góticos conjugados.

 

He de suponer que, hasta la realización del retablo de Fernando Gallego, la imágen de Nuestra Señora de la Asunción, tardorrománica o protogótica ( al igual que otras existente en Trujillo : Virgen de la Coronada, Virgen de la Luz, etc.), que trajeron consigo los reconquistadores, se ubicaría en el centro de la cabecera de la iglesia. Esta hipotética escultura, sería posteriormente sustituida por la que se describe en el primer inventario documentado de 1582, de la cual dice: “Un retablo bueno en el altar mayor dorado y pintado de quatro ordenes en lo alto y siete de ancho con su capitel dorado y una ymagen de nra. sñora. de bulto grande enel medio pintada y dorada con su niño Jesús de bulto y con su guardapolvo pintado y estrellado”.

 

Por estas característica, responde a una imagen ya del siglo XVI, de madera, la cual se vestía incluso en estas fechas, pues aparecen inventariadas vestidos y ropas de la Virgen y el Niño Jesús en este mismo inventario primero, que expondré en el capítulo de Escultura.

 

Las bases de este estudio son los siguientes inventarios, además de la lectura de todas las Cuentas anuales de los Libros de  Fábrica de Santa María, los cuales comienzan en 1559 y finalizan en 1965:

 

A. “INVENTARIO NUEVO” ( 10-XII-1582 ) – “Libro I de Fábrica” ( 1559-1583 ), folio                                                                                                    299 -.                                                                    

B. INVENTARIO DEL AÑO 1595 ( “Libro de las Rentas y escripturas de la Yglesia de                       Nra. Señora Santa María de la Ciudad de Trugillo. Año de 1595”, fol. 11 ).

 

C. “Inventario de los Ornamentos y Alaxas de la Yglesia Parroquial de S.ra S.ta Maria                    la Mayor” ( 15-Septiembre-1729 ) ( “Libro de Ynventario y Rentas de la Yglesia                            Parroq.l de S.r S.ta María. Año de 1729”, folio 76 v. ).

 

D. “Inventario de los Ornamentos y Alaxas de la Yglesia Parroquial S.ra S.ta Maria la                    Mayor” ( 20-Septiembre-1743 ) ( “Libro de Ynventario y Rentas de la Yglesia Parroq.l                   de S.r S.ta María. Año de 1729” , folio 93 ).

 

E. “Imbentario” ( 8-Henero-1756 ) – “Libro V de Fábrica” ( 1731-1755 ), folio 258 v -.

 

 

Los  Inventarios de 1582 y 1595 son muy parecidos, salvo algunas reformas que iré indicando en los capítulos correspondientes.

 

Durante el siglo XIX no aparece ningún inventario documentado en los Libros de Fábrica. La Invasión Francesa, acaecida en Trujillo el 19 de Marzo de 1809, día de San José, trajo la destrucción de innumerables obras de arte en esta Ciudad, desapareciendo casi la totalidad de los retablos y cuadros documentados hasta esas fechas. El paulatino abandono de las capillas y altares sepulcrales, pues los enterramientos dentro de las iglesias fueron prohibidos por Carlos III, y el empobrecimiento de la parroquia por la Desamortización e incuria de los tiempos, redujeron esta magnífica iglesia, como a todas las demás, a la privación artística en la que aún se encuentra.

 

Este trabajo finaliza en 1896, año en que se traladó el culto parroquial de Santa María La Mayor a la iglesia del exclaustrado y desamortizado Convento de San Francisco, donde hoy día perdura.

 

Para la mejor comprensión, he asignado un número a cada altar que trato, situándolos en la siguiente planta de la iglesia. Finalizo con la sacristía y cuatro capítulos dedicados a “Otros” (aquellas obras que no se pueden encuadrar en ningún sitio fijo de la iglesia, por falta de datos explícitos ),  “Escultura”, “Relación Cronológica de los Pintores y Escultores documentados” y un “Apéndice Documental”, para mayor ilustración del mismo.

 

 Sin título-1 copia

   1. ALTAR MAYOR ( RETABLO DE FERNANDO GALLEGO ).

  2. SEPULCRO DE HERNANDO CERVANTES Y LEONOR DE GAETE.

  3. CAPILLA DE JUAN PIZARRO Y JUANA DE HINOJOSA.

  4. CAPILLA DE DIEGO GARCÍA DE ORELLANA

  5. CAPILLA DE JUAN DE VARGAS.

  6. BAPTISTERIO.

  7. ALTAR DEL SANTÍSIMO CRISTO ( CONDE DE MIRANDA ).

  8. ALTAR DE SANTA CATALINA.

  9. ALTAR DE LOS TORRE.

10. ALTAR DE PEDRO CALDERÓN ALTAMIRANO.

11. SEPULCRO DEL CANÓNIGO GONZALO BLÁZQUEZ.

12. CAPILLA DE LOS LOAÍSAS ( SANTA ANA ).

13. CAPILLA DE LOS BARRANTE.

14. SEPULCRO DE HERNANDO ALONSO ALTAMIRANO

15. SACRISTÍA.

 1. ALTAR MAYOR ( RETABLO DE FERNANDO GALLEGO ).

 La primera referencia al retablo mayor, obra de Fernando Gallego ( h.1480 ), aparece en el “Libro I de Fábrica”, que abarca los años de 1559 a 1583, en las Cuentas rendidas el 13 de noviembre de 1560, al folio 26 v.,  refiriéndose a su limpieza:

“di a diº (= Diego) Rodriguez pintor tres mill mrs. (= maravedís) por que limpio el Retablo de nra. (= nuestra) S.a (= Señora)”.

 

En estas mismas cuentas se documenta el arreglo de una tabla del retablo mayor:

 

“di seis rsl. (= reales) a Solano pintor por q. (= que) adereço un tablero del retablo del altar maior”.

 

En el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ) se describe, por primera vez, este retablo, con estas palabras:

 

“Un Retablo bueno en el altar mayor dorado y pintado de pinzel de quatro ordenes en lo alto y siete en ancho con su capitel dorado y una ymagen de nra. sñora de bulto grande enel medio pintada y dorada con su niño Jesús de bulto y con su guardapolvo pintado y estrellado”.

 

Aquí aparece también por primera vez documentada la imagen antigua de Nuestra Señora de la Asunción, la cual trataremos en la sección de “Escultura”.

 

En 1586 se retira la tabla central de la predela, que representaba la “Crucifixión”, como se refleja en el “Inventario Nuevo”:

 

“Una tabla que se quito del retablo del altar donde se puso el sagrario nuevo questa en el altar de Sta. Ana”

“Esta Encima del vestuario En la sacristía”  ( rubricado ).

 

En 1586 se confecciona un guardapolvo para el retablo. Así aparece en el folio 71 del “Libro II de Fábrica”( 1583-1625 ), en las Cuentas rendidas el 3 de Agosto de ese año:

 

“a fran.co (= Francisco) hrrs. (= Hernández) carpintero de concertar el guardapolvo del altar mayor y hilo quatro Rs. (= Reales) y mº (= medio)…”.

 

En el “Inventario de 1595” se describe el Retablo Mayor con las mismas palabras que en el de 1582.

 

En el siglo XVIII se realiza la segunda limpieza del retablo y el retoque de una tabla. Aparece documentada en el “Libro IV de Fábrica” ( 1691-1729 ), “Cuentas desde el 18 de Julio de 1727 al 14 de Junio de 1729”, en el  folio 355 :

 

“Mas se le hazen Buenos dozientos y ôchenta r.s que ên virtud de Decreto del Illmo. (=Ilustrísimo) S.r (= Señor) dn fray fran.co Lasso dela Vega obpo. (= obispo) de êste ôbpo. (=obispado) pago â fran.co Jorge de Nazion Portuges por limpiar êl Retablo del Altar m.or (=Mayor) de dha. (= dicha) Yg.ª (= Iglesia), â êste Dozientos y Zinq.ta (= Cincuenta) R.s por ello y â fran.co Ximenez moreno vez.no (= vecino) deesta Ziu.d (= Ciudad) Pintor y Dorador por retocar un Quadro de dho. (= dicho) retablo que êstaba mui maltratado y Pintar y dar de Colores las tablas que êstan âlos lados del Camarin de N.râ S.râ treinta R.s que uno y ôtro consto de dos rezivos y dho. Decreto y valen ———————————————————————————– 9 520—–”. 

 

En los Mandatos de la Santa Visita del año 1760 se ordena la siguiente intervención en el retablo mayor, y es de este tenor:

 

“Y mediante que las Pilastras nuevas de talla que se hallan en el altar maior a los remattes del adorno de nra. S.ra stan sin dorar sirviendo de borron a el referido adorno, m.do (=mandó)su mrd. que con la maior prontitud se hagan dorar, renovando las demas arriva para q. ste mas dezentte, dho. Altar:”.

 

Estas dos pilastras, que, observando el retablo, se ven más nuevas y algo diferentes a las demás, se renovarían por las obras de adaptación de la antigua ornacina del siglo XV para el nuevo camarín elevado en el siglo XVIII.

 

En 1770 aparece la referencia al segundo dorado del retablo mayor, en las “Cuentas desde 1º de Mayo de 1770 hasta fin de Abril del de la fecha de esta”, las cuales se rinden el 1º de Mayo de 1771, al folio 161 del “Libro VI de Fábrica” ( 1756-1774 ):

 

“Yt. (= Ítem) es Data tres mil ochoz.tos (= ochocientos) un r.s pag.do (= pagado) a Pedro Perez ochoa, y Juan Anº (= Antonio) valiente por los Matteriales p.ª (= para) dorar el retablo destta Yglesia Consta de recivo”.

 

Antonio Ponz ( 1725-1792 ), Secretario de la Real Academia de S. Fernando en el siglo XVIII, en su magna obra “Viaje de España” ( 1772-1794, 18 vols. ), nos ofrece su  particular descripción del Retablo Mayor de Santa María con estas palabras, en la cual hace referencia al  dorado anterior y otros detalles del mismo, y es de este tenor:

 

“Asi la iglesia, como el altar mayor son de gusto gótico: en este hay veinte y cinco pinturas, que tiran al estilo de Durero, y que representan Doctores, Evangelistas, y varios asuntos de la Muerte, y Pasion de Christo. Poco hace doraron este altar; y habiendo hecho un nicho para la Imágen de nuestra Señora, y otro mas abaxo para quando hay manifiesto, han logrado quitar de la vista una tercera parte de las pinturas: gran modo de pensar ! como si en trecientos años no hubiera estado la Virgen con decencia, ni el Santísimo con dignidad. No es esto lo peor, sino que han permitido retocar estas pinturas, y otras igualmente buenas en los altares de quatro capillas de la iglesia, á quien lo entienda tanto como yo, y aun ménos casi, dice el autor de esta censura, pues bien seguro es, que me hubiera abstenido de afear dichas obras.”

 

En la Invasión Francesa, acaecida en Trujillo el 19 de Marzo de 1809, desapareció la imágen antigua de Nuestra Señora de la Asunción. Es tradición  que fue escondida, unos días antes de la llegada de los franceses, por los capellanes de Santa María; pero hasta el día de hoy no sabemos nada más.

En 1814, los marqueses de Santa Marta regalaron un lienzo de grandes dimensiones, firmado por Joaquín Llop, el cual se colocó delante del retablo, ocultando el hueco del camarín y siete tablas. Este lienzo fue trasladado al hueco de la portada norte, cegada, con motivo de la adquisición de la imágen de la Asunción en 1882, que desde ese año preside el retablo.Esta imágen la trataremos en el capitulo dedicado a “Escultura”.

 

En este mismo año de 1882 se registra un  arreglo del retablo, al folio 51 v. del   “Libro X de Fábrica” ( 1852-1889 ) :

 

“Yt. trescientos ochenta y tres reales con noventa y un cent.s (= céntimos) por la tela metálica, cristales, arcayatas, tablas y cuartones para el tejado, vidrieras y arrreglar el retablo, segun relación= recibo, nº 55 ————————————————————————————————————-383/91”.

 

En 1896 se traslada el culto parroquial a la iglesia del excalustrado y desamortizado convento de San Francisco. Esta iglesia había sido utilizada ya anteriormente para dos parroquias más: San  Andrés (1836-1881 ), y Santo Domingo ( 1882-1896 ). En 1896 la de Santo Domingo pasó a ser filial de la de Santa María La Mayor, la cual continúa en nuestros días en esta iglesia de San Francisco. Varias cosas se trasladaron, entre ellas el lienzo de la Asunción de Joaquín Llop, como se refiere en el fol. 13 del “Libro XI de Fábrica” (1889-1965 ), en las Cuentas del año 1896:

 

“Traslación del organo, armonium, cuadro de la Asunción, bancos del coro alto, etc.  Recibo nº 10 ———————————————————————————————– 100”.

 

 

 

2. SEPULCRO DE HERNADO CERVANTES Y LEONOR DE GAETE.

 

Anteriormente a la construcción del sepulcro de Hernando Cervantes, existió una capilla para el sagrario. Así aparece documentado en el “Libro II de Fábrica” (1583-1625 ), al folio 30, en las Cuentas de noviembre de 1583:

 

“mas me hago cargo de dozientos mill mrs. que El lidº (= Licenciado) garçia cerbantes de gaete dio por El sitio del sagrario viejo q. Esta a la mano derecha del altar mayor pa. hazer En el su entierro y capilla”.

 

Este sagrario antiguo lo describiré en el capítulo dedicado a la “Escultura”, el cual se deshizo en 1586, según aparece reflejado en el “Inventario Nuevo” de 1582.

A partir de estas fechas se construye el sepulcro dedicado a Hernando Cervantes y Leonor de Gaete, para cuyo altar mandaron confeccionar un retablo con estas características ( Inventario Nuevo, 10-XII-1582):

 

Un retablo dorado de Sta. (= Santa) Polonia En la capilla del licenciado cervantes En el sitio dondestava el Santisismo Sacramento.

 

En el “Inventario de 1595” se le describe así:

 

“Un Retablo Pequeño dela ymagen de Santa polonia questa En la capilla del lic.do cervantes de gaete dondestava el sagrario de pinzel y dorado con su guardapolvo de anjeo con su escudo y estrellado”.

 

En los reparos que se mandan en la Santa Visita del 11 de febrero de 1729, inscrita en el “Libro de Ynventario y Rentas de la Yglesia Parroq.l de S.r  S.ta María”, se refiere este altar así:

 

En los altares de Sta. Polonia y San Antonio Abad q. dijeron ser del marqués de Sofraga…

 

En el “Inventario del 8 de Enero de 1756” se le sigue nombrando como “Altar de Santa Apolonia”.

 

A partir de estas fechas no se le vuelve a nombrar, y, tras la Invasión Francesa, aparece en su lugar la escultura de la Inmaculada Concepción. Así aparece reflejado en el Acta firmada por D. Gregorio Ildefonso Cidoncha, párroco de Santa María y Arcipreste de Trujillo, inscrita en el folio 190 del “Libro IX de Fábrica” ( 1823-1868 ), referida a la colocación de las reliquias en los altares que tuvieron culto desde entonces. Hemos de entender que muchos sepulcros y capillas perdieron su función en el siglo XIX por la prohibición de entierros en las iglesias, por Carlos III, la extinción de capellanías y el destrozo de retablos en la Invasión Francesa. Los nuevos altares que se consagran son los siguientes:

 

“…coloque las Stas. Reliquias en todas las Aras de la misma; á saber, en la del Altar Mayor dedicado á la Asunción de María Sma. (= Santísima), y en los dedicados á la Anunciación y Concepción de Nuestra Señora q.e estan á los lados del altar mayor, en el del Niño Jesus q.e esta en la Capilla al lado del Evangelio, en el del Smo. (= Santísimo) cristo y el de S. Juan q.e estan fuera de la Capilla mayor,…”

 

La capilla de los Cervantes de Gaete es de estilo renacentista, policromada, con escudo oval, que lleva un campo partido: 1º, BARRANTES ( de gules, una barra engolada de oro), cortado de CERVANTES ( de oro, dos ciervos en su color al palo; 2º, GAETE ( de azur, barra de oro cargada con otra de sable y acompañada de dos lises de oro); cortado ( de oro, una faja de azur; doble bordura, la interior, cosida de oro, con tres lises de azur, la de fuera, de gules, con aspas de oro); al timbre un yelmo con penacho, todo policromado.

 

 

 

3. CAPILLA DE JUAN PIZARRO Y JUANA DE HINOJOSA.

 

La primera referencia a esta capilla aparece en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ), con la siguiente descripción de su retablo:

 

“Otro retablo en la capilla de los pizarros donde estan pintadas nra. señora y sant juº (=Juan) baptista de pinzel y en una caxa una nra. señora de bulto con su niño Jesus grande y dorada”.

 

En el “Inventario de 1595” aparece un nuevo retablo en la Capilla de los Pizarro:

 

“Otro Retablo en la capilla de los piçarros dondestan Una ymagen de bulto de nra. Sª Con su niño jesus y a los lados Sant juº babtista y evanjelista de pinzel”.

 

Se refiere a las dos tablas de los “Santos Juanes”. Estas dos tablas están atribuidas por D. Carmelo Solís, sacerdote e historiador, natural de Trujillo, a un hijo de Luis de Morales “el Divino”, Hernando, por las fechas en que aparecen documentadas en los “Libros de Fábrica”.Estas dos pinturas, tras la Invasión Francesa y en 1862, se trasladaron de este lugar a la antigua Capilla de San Antonio Abad, sepulcro que trataremos a continuación. En este lugar continúan estas tablas, enmarcadas por un decimonónico retablo en pésimas condiciones, el cual mandaría hacer D. Gregorio Ildefonso Cidoncha, párroco de Santa María en esas fechas, nombrado anteriormente.

 

En los “Mandatos” que aparecen escritos al final de las Cuentas de 1643, extendidas en 1644, inscritos en el “Libro III de Fábrica” ( 1629-1692 ), al folio 83, refiriéndose a la capilla de los Pizarro, aparece lo que sigue:

 

“en cuanto a la capilla de nra. sra. de la dulzura de que es Patron don Joan Piçarro de aragon del habito de calatraba= mando su mrd. se notifique a doña Ynes pizarro de Carvajal viuda de don fran.co de vargas y aragon del avito de Alcantara. Su madre y curadora de lo nezesario Para el Ornato del dho. altar como es frontal manteles y Candeleros =”

 

En la segunda mitad del siglo XIX se le nombra como “Altar del Niño Jesús” en el Acta firmada por D. Gregrio Ildefonso Cidoncha en 1862, la cual transcribimos anteriormente. Esta escultura aparece documentada por primera vez en las cuentas de 1754, al folio 231 del Libro de Fábrica que comienza en 1731. De esta imágen trataremos en el capítulo dedicado a la Escultura.

 

 

 

4. ALTAR DE DIEGO GARCÍA DE ORELLANA

    ( O DE SAN ANTONIO ABAD, ACTUAL “SANTOS JUANES” ).

 

Pertenecía esta capilla, construída por Diego García de Orellana en 1522, al linaje Bejarano-Orellana, señores de Orellana la Nueva. Es de estilo gótico, con dos escudos de Bejarano que flanquean otro, dibujado sobre la piedra de Barrantes y Cervantes de Gaete.

 

La primera referencia a esta capilla aparece en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ), pero no se especifica su advocación, cuyo dato aparece posteriormente, en el “Inventario de 1595”:

 

Un rretablo por dorar y pintar en la capilla de pedro de orellana- Dorose y                                                                                                                                           pintose

En el “Inventario de 1595” ya aparece su advocación:

 

“Otro Retablo pintado y dorado de pinzel en la capilla de pº (= Pedro) de orellana dondesta la imajen de santo anton y otras ymagines”.

 

Los mandatos que aparecen al final de las cuentas de 1643, nombrados anteriormente, describen con estas palabras este altar:

 

“La capilla del S.r Sant Anton de que es Patron don Pedro de Orellana vejarano cavallero de la Orden de S.r Santiago – manda su mrd. se le notifique lo mismo”.

 

En el “Inventario del 8 de enero de 1756” se le sigue nombrando como altar de “S.n             Antón”.

 

La Santa Visita celebrada el 11 de febrero de 1729( “Libro de Ynventario y Rentas de la Yglesia Parroq.l de S.r S.ta María. Año de 1729”)  manda llevar a cabo varios reparos en las capillas, nombrando de esta manera a la de San Antón:

 

“En los altares de Sta. Polonia y San Antonio Abad q. dijeron ser del marqués de Sofraga…”.

 

En las Cuentas del 7 de Octubre de 1826 al 7 de Octubre de 1827, inscritas en el “Libro IX de Fábrica” ( 1823-1868 ), al folio 23, aparecen reformas en este altar y en el del Sagrario, que era la Capilla de Santa Ana, actualmente del Cristo del Perdón:

 

Dos mil r. Vn. (= reales vellón), satisfechos â Agustin trigo, por dorar, y pintar las dos Mesas de altar del Sagrario, y Sn Antonio Abad; Puertas de la Yglesia, y confesionarios, y demas q.e consta de dos r.vos (= recibos) q.e presento ————————————————————————————————————2.000–”.

 

El Acta firmada por D. Gregorio Ildefonso Cidoncha el 4 de octubre de 1862 nombra esta capilla con el nuevo título de altar de “S. Juan”. Se refiere al retablo de los “Santos Juanes”, nombrado anteriormente al referirme a la Capilla de Juan Pizarro. El mueble que tienen como retablo es del siglo XIX, similar al frontal de madera del Cristo del Perdón y del Altar Mayor, obra de adecentamiento que llevó a cabo D. Gregorio Ildefonso Cidoncha en 1862.

Tras la Invasión Francesa, el retablo de San Antonio Abad sería destrozado. Hoy quedan dos tablas ( que en origen eran sólo una, hoy partida en dos ) en la capilla de los Pizarro, que representan a San Antonio Abad y a Santa Lucía, dispuestas en un retablo de acarreo de piezas destrozadas en la Invasión, sobre las cuales aparece un escudo mutilado con las armas de los Bejarano, parte superior del retablo destrozado de San Antonio Abad.

 

 

 

5. CAPILLA DE JUAN DE VARGAS.

 

Magnífica y airosa capilla sepulcral mandó edificar Juan de Vargas. Una inscripción lo advierte: Capilla del Noble Linaje de los Vargas en que yace el esforzado caballero Juan de Vargas que la mandó hacer y con él los mayorazgos de sus antecesores: murió el año de 1516: acabose esta obra en el año de 1522 años”.

 

De estilo gótico, conserva varios enterramiento y las gradas donde estaba el altar. También vemos el renacimiento en dos sepulcros en la entrada, con medallones, a la manera de pretil.

 

La primera noticia sobre el retablo de esta capilla aparece en el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582), cuya descripción se repite igual en el “Inventario de 1595”:

 

“Otro rretablo En la capilla de don diº vargas carvajal de tres hordenes pintado y muy viejo”.

Al final de las Cuentas de 1644, inscritas en el “Libro III de Fábrica” ( 1629-1692 ), en el folio 83, aparece el siguiente “Mandato” refiriéndose a esta capilla:

 

“En quanto a la capilla de los Vargas de que es Patron don joan de Vargas Conde del puerto: = que esta sin rretablo y muy yndezente. que no se dice misa en ella. mandava. y mando su mrd. se notifique ael adm.or (= administrador) o persona a cuya quenta corre la adm.on (=administración) de la hazienda del dho. conde del puerto dentro de quatro meses de la noz.on (=notificación) deste haga se Ponga Vn rretablo en la dha capilla y en el altar una ara. manteles y frontal y candeleros y lo demas nezsos. (= necesarios) para el ornato de dha. capilla y queste limpia.{ con la deçencia que se deve…”

 

El mandato se cumplió, pues en la Santa Visita del 11 de febrero de 1729 ( “Libro de Ynventario y Rentas de la Yglesia Parroq.l de S.r S.ta María. Año de 1729” ) aparece con un nuevo retablo y advocación:

 

“En el altar dela Capila de la Ssma Trinidad que dijeron ser del Conde del Puerto…”.

 

Esta capilla perteneció a los Vargas-Carvajal, Duques de San Carlos y Condes del Puerto. Hoy día no conserva nada de arte mueble.

 

Esta

 

E6. BAPTISTERIO.

 

Un baptisterio antiguo hubo en Santa María donde iba ubicada la antigua pila bautismal, que se conserva junto a la Portada de Poniente. En 1542 se labró la nueva pila plateresca, y las obras de la Torre nueva comenzaron el sábado 10 de febrero de 1543, concluyéndose a finales del siglo XVIII con el cuerpo de campanas.

En el bajo de la Torre Nueva se construyó el baptisterio, a la par que las obras del coro, cuyo artífice principal fue el famoso arquitecto trujillano Sancho de Cabrera (  1500? – 1574 ).

No hay documentada ninguna obra pictórica en el baptisterio, solamente aparece decorada la alhacena de los Santos Óleos en dos cuentas que aparecen en los Gastos del 13 de Noviembre de 1560 del “Libro I de Fábrica” ( 1559-1583 ) en los folios 49 y 50v., respectivamente:

 

“mas di a solano pintor doze rs. paraen parte de pago de la alhazena que pinto Enla yglesia ondeesta el oleo i chrisma En la pila de baptizar.”

 

“di mas a muriel solano veinteiun reales de lo q. avia de aver de pintar la alhazena deel oleo y chrisma.”

 

 

 

7. ALTAR DEL SANTÍSIMO CRISTO.

 

A la izquierda del sepulcro de Diego García de Paredes, el “Sansón de Extremadura”, en el cual nunca se ha documentado ningún retablo, tabla o cuadro en los Libros de Fábrica de Santa María, se encontraba el antiguo “Altar del Santísimo Cristo”. La primera vez que aparece documentado es en el “Inventario del 8 de enero de 1756”,con este mismo título:

 

“Altar del Ssmo. Christo”.

 

En la Santa Visita del año 1763, inscrita en el “Libro VI de Fábrica” ( 1756-1773 ), se denomina este altar de la siguiente forma:

 

“El Altar del Smo. Christo, que es propio del Exmo. (= Excelentísimo) S.or Conde de Miranda”.

 

En la Santa Visita del 16 de mayo de 1854, inscrita en el “Libro X de Fábrica” (1852-1889), al folio 175, se habla de esta imagen de la siguiente manera:

 

“…; otros cuarenta ( se refiere a días de indulgencia ) á los que lo verifiquen rezando un Padre Nuestro ó un credo ante la imagen de Jesucristo crucificado q.e se halla en uno de los Altares del lado de la Epístola.”

 

Esta imagen fue trasladada en 1862 a la antigua capilla de los Loaísa , ocupando el lugar de la imagen anterior dedicada a Santa Ana, la Virgen y el Niño, de la cual hablaremos posteriormente.

 

Tras la Invasión Francesa, fueron cambiadas de lugar algunas imágines y tablas, y se consagraron seis aras nuevas en sus respectivos altares, que , desde 1862, seguirían con culto.

En el Acta firmada por D. Gregoiro Ildefonso Cidoncha aparece reflejado este cambio, y al referirse a esta imagen lo hace así:

 

“… coloque las Stas. Reliquias en todas las aras de la misma; a saber, en la del Altar mayor…, en el del Smo. cristo y el de S. Juan q.e estan fuera de la capilla mayor,…”

 

Queda así ya demostrado que el actual “Cristo del Perdón” era una imagen que perteneció al Conde de Miranda y estuvo ubicado en el sepulcro a la izquierda del de García de Paredes desde el siglo XVII hasta 1862. Si nos fijamos en este altar, aparece en su centro un hueco donde se incrustaba la cruz de la imagen.

También queda desmontada la hipótesis de que fuera esta imagen el “Cristo de Bobadilla”, el cual se hallaba en la ermita de San Pedro de Bobadilla, dentro de la finca denominada “Quintos de Bobadilla”. Esta dehesa fue propiedad de la Parroquia de Santa María La Mayor hasta el 23 de junio de 1800, vendida al Conde de Torres Arias y Marqués de Santa Marta, en virtud del Real Decreto del 19 de septiembre de 1798 y de la Instrucción del 29 de enero de 1799.

En esta ermita se veneraba una imágen de S. Pedro, de la cual trataremos en el capítulo dedicado a “Escultura”.

Para mayor ilustración de este estudio, he encontrado la fecha del desmantelamiento de la ermita de  “San Pedro de las Bobadillas” en las “Cuentas  de 1º de mayo de 1771 hasta fin de abril de 1772”, al folio 180 v., del “Libro VI de Fábrica” ( 1756-1773 ):

 

Ytt. es Datta Doszientos diez y ôcho rr.s  v.n que tubo de costo el desmantelar la hermita de s.n Pedro y acarrear la madera y tteja como consta de Rezivo deel Maestro, yde razon individual deeste May.mo (= Mayordomo) ————————————————————- 218——

 

 

8. ALTAR DE SANTA CATALINA.

 

La primera y única vez que se nombra este altar en los Libros de Fábrica es en el “Inventario del 8 de enero de 1756”, con el título de “Sta. Catalina”, a continuación del altar que fue del Santísimo Cristo.

En este altar sepulcral no aparece ningún blasón nobiliar y corresponde a la serie de cuatro capillas góticas iguales que fueron construidas en serie, desde el Altar de los Torre hasta el de Diego García de Paredes.

Jamás se vuelve a tratar sobre este altar en los Libros de Fábrica, cuyo retablo correría la nefasta suerte que la mayoría de los demás  en la Invasión Francesa.

 

 

 

9. ALTAR DE LOS TORRE.

 

Este altar se nombra por primera vez en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ) con la siguiente descripción, exactamente igual a la del “Inventario de 1595”:

 

“Otro retablo de San gregorio de pinzel En la capilla de gonçalo de torres carvajal con su guardapolvo pintado”.

 

Durante el siglo XVIII se realizaron reformas en este altar. Así aparece en los folios 49 v. y 80 v del “Libro V de Fábrica” ( 1731-1755 ), y en el folio 94 v. del “Libro VI de Fábrica” (1756-1773), respectívamente; veámoslo:

 

“Cuentas desde la que se tomó en dos de sept. de 1734 hasta hoy día de la fecha”. Se rinden el 2 – XII- 1738; se firman el 9- III – 1739.

 

Yt. da en datta cien rr.es v.on y diez y seis mrs. Que pareze aver pagdo a Antonio Lindo, fran.co ( … ? ) y Antonio Martin Pintores, los cinquenta rr.es por un frontal pintado para el altar de S.r (= Señor) Gregorio, y lo resttante de otras obras y pinturas echas en dha. Yglesia consto de Recibos de dhos. Pintores y v.en (= valen) ——————————————————– 3.416—-

 

Yt. da En data Trescientos y cinquenta rr.s  v.on que parece aver Pag.do a Alvaro Garcia Maestro tallista p.r (= por) el adorno detalla que hiço y puso enel altar de S.n Gregorio quees la Capilla de D.a Juana de Torres que se mando reparar En la Ultima Visita como constta En el final dela Quenta anttez.te, constto de Recibo de dho. tallista y dha. Cant.d(= Cantidad) V.e ——————————————————————————————————————-11.900—-

 

“Cuentas desde 1º de Mayo de 1765 hasta fin de abril del mismo”. Rendidas el 8-junio-1766 ; Firmadas el 8-julio-1766.

 

Ytem es datta tres mill y quatrocientos mrs. pagados a Juan  Anttº Baliente Pintor p.r renotar el quadro de S.r S.n Gregorio y su R.vo se pres.ta (= presenta) ———————-3.400——-

 

No vuelven a aparecer, después de esta fecha, más referencias a este altar en los Libros de Fábrica. Suponemos destrozado en la Invasión Francesa. Por cima de su clave aparece el blasón de los Torre, que aún conserva parte de su policromía  original.Su definición de armas es: De azur, cinco torres de plata puestas en aspa.

 

 

 

10. ALTAR DE PEDRO CALDERÓN ALTAMIRANO.

 

Después del altar de los Torre y antes que el del Canónigo Gonzalo Blázquez, se abre el sepulcro de Pedro Calderón Altamirano. Una inscripción que recorre la parte superior así lo anuncia: “ESTA OBRA MANDO AÇER PEDRO CALDERON ALTAMIRANO FIJO DE VASCO CALDERON NIETO DE FERNANDO”.

 

La primera referencia a este altar aparece en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ), igual descripción que aparece en el “Inventario de 1595”:

 

“Otro rretablo de Sant leon y san lazaro en la capilla de pedro calderon altamirano con una varilla de hierro pa. el guardapolvo”.

 

En el “Inventario del 8 de enero de 1756” se registra sólamente como altar de “Sn. Leon”..

 

No hay más referencias posteriores a este altar en todos los Libros de Fábrica de Santa María.

Bajo el alfiz hay tres escudos, uno con las armas ALTAMIRANO, y los otros dos cuartelados de CALDERÓN y ALTAMIRANO.

 

 

 

 

11. SEPULCRO DEL CANÓNIGO GONZALO BLÁZQUEZ.

 

La primera referencia a este altar aparece en el “Inventario Nuevo”(10-XII-1582). En el “Inventario de 1595” también aparece con la misma y siguiente descripción:

 

“Un retablo de la salutación de nra. S.ra pintado de pinzel en la capilla del canonigo gonçalo blázquez”.

 

Esta tabla fue trasladada en 1862 al sepulcro de los Altamirano, a la derecha del Altar Mayor. En esta fecha, como ya hemos dicho en varias ocasiones, el párroco de Santa María, D. Gregorio Ildefonso Cidoncha, tras lada algunas obras de arte con la intención de ornar los altares y capillas más cercanos al Altar Mayor. Así aparece especificado en el Acta firmanda por él con fecha 4 de octubre de 1862:

 

“… coloque las S.tas Reliquias en todas las Aras de la misma; á saber, en la del Altar Mayor dedicado á la  Asunción de María S.ma; y en los dedicados á la Anunciación y Concepción de Nuestra Señora q.e estan á los lados del altar mayor…”

 

Hoy día  continúa en el altar de los Altamirano, y ha sido restaurada en el verano de 1998.

 

Sobre el alfil recorre esta inscripción: ESTE ARCO+SEPULTURA+MANDO HACER GONZALO BLAZQUEZ+CANONIGO EN LA EGLIA (= IGLESIA) DE PLASENCIA ARCIPRESTE DE TRUJILLO LA CUAL HIZO EN EL AÑO DE MILL QUATROCIENTO XL VIII”.

 

Al fondo se puede ver una especie de banco, de ladrillo y lucido, posiblemente donde iba asentada la tabla anteriormente mencionada, con la siguiente leyenda: ACABOSE A 5 DE HENERO DE I58I (posible año de la ejecución de la tabla ). Conserva aún policromías originales, y repintes del siglo XVIII. Cuatro escudos con las armas de los BLÁZQUEZ: de gules, tres fajas de oro; bordura camponada de oro y gules.

 

 

 

 

12. CAPILLA DE LOS  LOAÍSA ( O DE SANTA ANA ).

 

Se abre esta capilla al lado de la epístola, junto al sepulcro del canónigo Gonzalo Blázquez. Coronada por arco de medio punto, conserva el retablo y altar de piedra, en cuyo tímpano aparece un escudo con las armas de los  Loaísas ( cinco rosas) bajo capelo episcopal; a la derecha escudo de Loaísa partido de Figueroa.

 

No poseía esta capilla una tabla o cuadro, sino un grupo escultórico de Santa Ana, la Virgen y el Niño, la cual trataremos en el capítulo de la “Escultura”. Así lo refiere el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582 ):

 

“Una imagen de Sancta ana de bulto grande con nra. señora y su hijo enbraços pintada y dorada en la capilla de los  loaysas”.

 

En el “Inventario del 8 de enero de 1756” se le nombra como Altar de “S.ra S.ta Ana”.

 

En 1862 se traslada la imagen del Santísimo Cristo ( hoy “Cristo del Perdón” ) de su altar original a esta capilla, cuya imagen de Santa Ana desaparecería en la Invasión Francesa. De esta forma aparece en el Acta firmada por D. Gregorio Ildefonso Cidoncha, ya  nombrada en varias ocasiones:

 

“… coloque las S.tas Reliquias en todas las Aras de la misma; á saber, …, en el del S.mo cristo y el de S. Juan q.e estan fuera de la Capilla mayor,…”

 

En esta capilla continúa esta venerada imagen, cuyo título actual es “Cristo del Perdón”, cuya Hermandad vela por su decencia y culto; imagen que se procesiona en el traslado a la iglesia de San Francisco, centro actual de las procesiones de Semana Santa, la noche del Miércoles Santo, única procesión que perdura de la zona amurallada o Villa a la zona de la Ciudad extramuros, reminiscencia de las que partían en la Edad Media desde la extinta parroquia de la Vera Cruz.

 

 

 

13. CAPILLA DE LOS BARRANTE.

 

La primera alusión al retablo de la Capilla de los Barrante aparece en el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582 ):

 

“Yten otro rretablo junto ala sacristia enque estan pintadas las onze myll virgenes y san lorenço y otros santos es de tres ordenes en ancho y largo con su guardapolvo estrellado y pintado viejo”.  

 

Con estas mismas palabras se describe en el “Inventario de 1595”.

 

Este antiguo retablo fue sustituido por otro dedicado a “San Andrés”, el cual aparece referido en la Santa Visita del 11 de Febrero de 1729, inscrita en el “Libro de Ynventario y Rentas de la Yglesia Parroq.l de S.r S.ta María”, con estas palabras:

 

“en el altar de S.r San Andres que esta junto ala sachristia de dha. Yglesia que dijeron ser de dn. fran.co de Herrera y Loaisa…”

 

Con este título continúa apareciendo en el “Inventario del 8 de enero de 1756”: “Altar de S. Andrés”.

 

Antonio Ponz, en su “Viage de España”, en la Carta Séptima del Tomo Séptimo, al tratar sobre los retablos de Santa María, dice sobre este altar: “ Me ha parecido bueno el quadro de S. Andres colocado en su altar,…”. Hemos de suponer que este nuevo retablo sería de traza clasicista, propio del gusto neoclásico de este académico del siglo XVIII.

 

Este altar ya no aparece en la relación de nuevas aras consagradas en 1862. A partir de esta fecha perdería toda función litúrgica, cuyo cuadro de San Andrés también habría desaparecido.

 

Por esta capilla se practicó a comienzos del siglo XVI la puerta de entrada a la sacristía, cuyas obras fueron auspiciadas por el obispo de Plasencia D. Gutierre Álvarez de Toledo, cuyo escudo episcopal aparece labrado en la clave central de su bóveda estrellada. En esta capilla aparecen distintos escudos de HINOJOSA y BARRANTE.

 

 

 

14. SEPULCRO DE HERNANDO ALONSO ALTAMIRANO.

 

En este sepulcro, construido en 1526 por Hernando Alonso Altamirano, aparece documentado un retablo en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ) con estas palabras:

 

“Un retablo pequeño ael altar mayor quees delos altamjranos enque esta pintado el desçendimº (= Descendimiento) dela cruz”.

 

La descripción del “Inventario de 1595” es un poco más extensa:

 

“Otro Retablo pequeño al otro lado del altar mayor ques delos altamjranos Enquesta pintado y dorado el desçendim.to de la Cruz con su guardapolvo y escudo y estrellas”.

 

En el “Inventario del 8 de enero de 1756” aparece con el simple título de “Altar de Altamiranos”.

 

A este altar también se refiere Antonio Ponz  de esta manera: “Me ha parecido bueno el quadro de S. Andres colocado en su altar, y los del Descendimiento de la Cruz, y Santa Apolonia en los colaterales al mayor:…”

 

Al construirse el Camarín de la Virgen ( S. XVIII ), se retiró la segunda tabla de la izquierda de la predela del Altar Mayor, que posiblemente representara “La Flagelación”, para practicar la subida al dicho camarín; en su lugar se aprovechó esta tabla del “descendimiento”, procedente del Altar de los Altamirano.

En 1862 se traslada la tabla del Canónigo D. Gonzalo Blázquez a este sepulcro, como aparece en el Acta de las nuevas aras consagradas, firmada por D. Gregorio Ildefonso Cidoncha:

 

“… coloque las S.tas Reliquias en todas las Aras…; y en los dedicados á la Anunciación y Concepción de Nuestra Señora q.e estan á los lados del altar mayor,…”

 

En este sepulcro de los Altamirano sigue hoy esta tabla, que, como ya dije anteriormente, fue restaurada en el verano de 1998.

Se trata de un sepulcro parietal renacentista con el escudo de los ALTAMIRANO ( en campo de plata, diez roeles de azur puestos en tres palos de tres, cuatro y tres; bordura de gules, cargada con ocho aspas de plata), oval, sobre artístico pergamino, timbrado por yelmo afrontado, airón y lambrequines, policromado todo el conjunto. Una inscripción repintada sobre la antigua, dice: “RENOVOSE SIENDO EL ACTUAL POSEEDOR DE LA S. (= SEPULTURA) DON JUAN JOSE DE SOTO ALTAMIRANO, EN 2 DE DIC. DE MDCCIX”.

 

Con el sepulcro de los Altamirano finalizamos el recorrido por todos los altares históricos que tuvo Santa María La Mayor. Continuamos con la Sacristía, también ornada con retablos y cuadros a lo largo de su historia.

 

 

 

15. SACRISTÍA.

 

Varios retablos, tablas y cuadros aparecen documentados en la sacristía de Santa María a lo largo del tiempo. Vamos a exponerlos cronológicamente:

 

A. SIGLO XVI

 

Las primeras referencias aparecen en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ) :

 

“Una tabla pequeña portatil donde esta pintado un descendimjº (= Descendimiento) con un crucifixo encima de pinzel”.

 

Se trata de un altar portatil para decir misa fuera de la iglesia. El “Inventario de 1595” nos aclara que se encontraba guardada en la sacristía:

 

“Una tabla pequeña portatil dondesta pintado un desçencimj.to con un crucifixo ençima de pinzel questa enla sacristia”.

“Otro retablo qesta en la sacristia en questan pintados nra. señora y san pedro y san pablo”.

 

“Otro tablero mediano questa en la ssacristia en questa pintado san xpoval. (=Cristobal)”.

 

En 1586 se retiró la tabla central de la predela del Retablo Mayor, la cual representaba “La Crucifixión”, pues en su lugar se ubicó la custodia o manifestador tallada por el famoso escultor Juanes de la Fuente ( de la cual trataremos exahustivamente en el capítulo dedicado a la Escultura), y el sagrario nuevo, por motivo de los decretos del Concilio de Trento. Los retablos anteriores a estos decretos se modificaron, consecuencia del mayor culto rendido a la Eucaristía, en contra de la Reforma Protestante.

Esta tabla fue trasladada, primeramente, a la capilla de Santa Ana, e, inmediatamente, a la sacristía. Así aparece en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ):

 

“Una tabla que se quito del retablo del altar donde se pusso el sagrario nuevo questa en el altar de Sta. Ana.

Esta Encima del vestuario En la sacristía.”.

 

En el “Inventario de 1595” se describe de esta forma:

“Otro Retablo de pinzel ondesta Un cruçifixo que se quito del rretablo del altar mayor para poner la custodia nueva questa ençima del caxon del vestuario Enla sacristia”.

 

 

B. SIGLO XVII

 

En las “Cuentas desde Junio de 1696 a Junio de 1697”, al folio 48 del “Libro IV de Fábrica” (1691-1729 ) aparece la ejecución de un retablo para la sacristía:

 

Ytt se le hacen buenos Docientos Rs. que pago a Antonio de Roman pintor por pintar tres Cajas y un Retablo de S.n Ger.mo (= Jerónimo) que todo Sta en la sacristia.”

 

Dos cuadros se pintan a finales del siglo XVII para la sacristía. Así se refleja en las “Cuentas desde fin de junio de 1698 hasta fin de diciembre del 1699; rendidas el 2 de marzo de 1700”, al folio 107 del “Libro VI de Fábrica” ( 1691-1729 ):

 

Mas se le pasan en q.ta (= cuenta) quinientos y zinq.ta (= cincuenta) que costaron dos Cuadros grandes questan puestos en la Sacristia de dha Yglesia en loss bestuarios Uno dela zena y otro dela asumpzion de nuestra señora consto de declarazion de  dho. Maiordomo y Valen——————————————————————————————— 18.700——–”.

 

 

C. SIGLO XVIII

 

En el siglo XVIII se realizaron dos amplios, similares y prolijos inventarios de los “Ornamentos y alaxas de la Yglesia parrochial de S.ra S.ta Maria lam.or”, el primero fechado el 5 de Septiembre de 1729 y el segundo el 20 de Septiembre de 1743.

En los dos aparecen documentados los dos cuadros de la Cena y de la Asunción realizadoss a finales del siglo XVII, referidos anteriormente:

 

Inventario 1729 :

 

“Otro quadro de a quatro Baras de largo y tres de ancho con corta diferencia en q. esta pintado el Colegio Apostólico, y la noche de la cena”.

 

“otro quadro grande de tres baras de la Asump.on de nra. Señora”.

 

Inventario 1743 :

 

“otro quadro grande como de quatro varas de Ancho en que esta pintado el colegio Apostolico en la noche de la zena”.

 

“Otro Como de tres varas, de la Asumpción de N.ra S.ra

 

Entre 1757  y 1759 se realizaron composturas en los cuadros de la sacristía; así aparece en las “Cuentas desde henero de 1757”, rendidas el 31 de Agosto de 1759, al folio 33 del “Libro VI de Fábrica” ( 1756-1773 ):

 

 

“Ytten es Datta Dozientos y quarenta rr.s que valen ôcho mill ziento y sesenta mrs. pagados â Antonio Lindo, pintor por las Composturass de los quadros de la sachristia de dha. Yglesia consta se su Rezivo ——————————————————————————————————8.160——–”.

 

 

 

16. ESCULTURA.

 

 

16.1 ESCULTURA DE NUESTRA SEÑORA ( Desaparecida; entrada, sobre el                                                                                                            cepo).

 

La primera escultura documentada en los Libros de Fábrica de Santa María es una imagen pequeña de la Virgen que se encontraba a la entrada de la iglesia. Aparece en un “Mandato” de las  “Cuentas rendidas el 26 de Abril de 1566”, al folio 55 v. del “Libro I de Fábrica” ( 1559-1583 ):

 

“q. (= que) se refresque la pintura dela ymagen de nra. Sª qsta (= que está) a la entrada de la puerta en el cepo en su caxa”.

 

Esta misma escultura aparece documentada en el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582):

 

“Una imagen de nra. señora de bulto con su niño en braços mediana y su caxa de madera todo pintado y dorado qesta ençima del cepo.”

 

Era una imagen vestida, así aparece en este mismo inventario; como ejemplo expongo un manto:

 

“Un manto de tafetan azul con rribete de tiºpelo (= terciopelo) azul que sirve ala ymagen Pequeña questa sobre el cepo”.

 

El “Inventario de 1595” la describe así:

 

“Una ymagen de nra. Sª de bulto con su niño En braços mediana questa metida en una caxa de madera pintada y dorada Ençima del cepo”.

 

 

 

16.2 NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN ( Antigua, desaparecida ).

 

En la descripción del Retablo Mayor que aparece en el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582 ) se describe, por primera vez, esta imagen,  la cual desapareció en la Invasión Francesa. El “Inventario de 1595” la describe de la misma forma:

 

“Un retablo bueno en el altar mayor dorado y pintado de pinzel de quatro ordenes en lo alto y siete en ancho con su capitel dorado y una ymagen de nra. sñora de bulto grande enel medio pintada y dorada con su niño Jesús de bulto y con su guardapolvo pintado y estrellado.”

 

Esta imagen era ya de vestir en el siglo XVI, pues aparecen inventariadas vestiduras suyas en el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582), bajo el epígrafe “Atavios de ymagenes”, en el folio 328 del “Libro I de Fábrica” ( 1559-1583 ); vemos algunos ejemplos:

 

“Una camisa de olanda buena labrada con hilo de oro con ocho cordones de cada pte. (=parte) del pecho y dos a la división en medio con ocho botones para cerralla de hilo de oro y seda colorada y a las espaldas otras treze cordones de la dha. lavor mas pequeñas y las mangas azubonadas con unos rramos grandes de oro a lo largo”.

 

“Una camisa del niño Jesus de olanda con su gorjal guarnecida la polainilla con un hilo               de oro”.

 

“Una delantera de nra. S.ª de Raso Encarnado picado guarnesida con dos guarniciones                de hilo de oro y plata y tres ribetes de tiºpelo (= terciopelo) blanco cortado a ferrada                   En tafetan blanco”.

 

 

16.3 SILLERÍA DE CORO ( Desaparecida ).

 

Una magnífica sillería de coro tuvo Santa María, de nogal y diecisiete asientos, destrozada en la Invasión Francesa de 1809.

Así aparece documentado en el “Inventario de 1595”, bajo el epígrafe de “Cosas de Madera”:

 

“Un coro de madera de nogal y labrado con 17 sillas con sus veneras de los mismo”.

 

Hoy día sólo se conservan tres testeros en el vestuario de la sacristía, testigo de la gloria artística que gozó otrora la Parroquia de Santa María la Mayor de Trujillo.

 

 

 

16.4 SAGRARIO ANTIGUO.

 

Junto al Altar Mayor, en el lado del evangelio, se encontraba, hasta 1586, el sagrario antiguo en un edículo. Tras el Concilio de Trento, para dar mayor culto a la Eucaristía, y en contra de la Reforma Protestante, los sagrarios o tabernáculos se comenzaron a situar en el centro de los retablos, para lo cual se tuvieron que reformar. En Santa María se retiró la tabla central de la “Crucifixión” y se situó el sagrario, junto con el manifestador, en el medio. El sagrario antiguo, descrito en el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582 ), se retiró de su emplazamiento y se descompuso, como nos advierte este mismo inventario:

 

“Un sagrario con sus puertas doradas y un capitel y un cristo de bulto encima del dicho capitel de bulto con dos ymagines de bulto sobre dos pilares de madera dorados la una de nra. señora y la ottra de San Juan evengelista y otras ymagines pequeñas en los dichos pilares de bulto con su guardapolvo viejo”.

 

Al margen aparece la siguiente frase: deshizose el año de 1586.

 

En el “Inventario de 1595” ya no aparece este sagrario antiguo, deshecho en 1586, como hemos visto.

16.5 ANDAS DEL SANTÍSIMO ( desaparecidas ).

 

La procesión del Corpus Christi siempre se ha celebrado, desde tiempo inmemorial, desde la parroquia madre Santa María la Mayor, hasta hoy día. Para esta celebración poseía unas andas descritas en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ) con estas literales palabras:

 

“Unas andas de madera todas doradas para el día del corpus cristi con su capitel dorado y cinco angeles de bulto pintados y dorados con quatro horquillas de descanso”.

 

En el inventario de 1595 aparece una nota marginal junto a la descripción que dice: no son servideras por estar viejas. No tengo noticia si se confeccionaron unas nuevas o fueron restauradas alguna vez.

 

 

16.6 CUSTODIA DE JUANES DE LA FUENTE.

 

Juanes de la Fuente era el escultor oficial del Ayuntamiento en 1583. Este escultor hizo varias obras de gran calidad en Trujillo, como el San Gregorio que se encontraba en el retablo de la capilla del Ayuntamiento Viejo. También, en 1583, perfeccionó la escultura granítica de Nuestra Señora de la Victoria, esculpida en 1531 por Diego Durán.

En Santa María confeccionó la custodia o manifestador que, bastante mutilada, podemos ver en el centro del Retablo Mayor, para el cual, como ya referimos antes, fue retirada la tabla de la “Crucifixión”, en 1586.

En los Libros de Fábrica de Santa María está documentada totalmente la obra de esta custodia o manifestador, la cual exponemos a continuación.

 

En la Visita General del año 1583, inscrita en el folio 292 v. del “Libro I de Fábrica” (1559-1583) se manda su confección:

 

“que se haga la custodia de madera que queda mandada hazer a Juanes entallador”.

 

A continuación van apareciendo todos los pagos fraccionandos que se iban librando a Juanes de la Fuente, he transcrito algunos pues son muchos, hasta el finiquito que aparece en el folio 65 del “Libro de Fábrica II” ( 1583-1625 ), en las Cuentas del 3 de Agosto de 1586:

 

“Cuentas de 1º de enero de 1583”, fol. 347 v.:

 

“mas di a joaness de la fuente entallador cincuenta Rs pª parte de pago de la Custodia questa haziendo pª la iglesia que mando hazer el Il. Senor Lldo. nabas con carta de pº (= pago) en mi legajo”.

 

“Cuentas noviembre 1583, fols. 13 v., 14 v., 19, 23v., 40 v., 40 v., 40 v., 40v. respectivamente:

 

“Pague a Joanes dela fuente entallador quinientos reales pª enparte de pº dela custodia de madera q haz pª El altar mayor ay carta de pago y mandamiº (= mandamiento)”.

 

“paque a aºl (= Alonso) mjm. (= Martín) un real y mº (= medio) dela saca de la escritura E fiança pª la custodia q haze Joanes Entallador”.

 

“Pague a Joanes de la fuente Entallador çiento y cinquenta reales pº (= por) Emparte de pago dela custodia de madera q haze pª la yglia (= iglesia) ay mandamº y carta de pago”.

 

“Pague a Joanes de la fuente Entallador cien Rs pª Emparte de pº de la custodia qhaze pº El altar estava mandado sele diesen ay carta de pago”.

 

“Custodia pª el sagrario.  Pague a los tasadorres dela dha. custodia dozis. (= doscientos) y dos Rs con los quatro Rs de los drºs (= derechos) del notº (= notario) q. an deser los ciento y un rs. ques la mitad a cuenta de juanes de la fuente q. los a de tomar a q.ta delo q. se le debe de la custodia q. montan seis mill y ocho çientos y sesenta y ocho mrs.”

 

“Pague a dho. Juº dela fuente pª En q.ta de pº dela dha. custodia otros treziºs (=trescientos) R.s los quales le di luego q. se tasa ay ca. de pº (= carta de pago)”.

 

“Pague al dho. Juº de la fuente cien duºs (= ducados) En Reales. ay mandamº y ca. de pº”.

 

“Pague al dho. Juº dela fuente pª Enp.te de pº de la dha custodia con lo demas ariba contenido otros cinq.ta Rs q le di antes q la acabase ay ca. de pº”.

 

“Gastos 3- agosto-1586”:

 

“q. pague a Juº de la fuente escultor en q.ta dela custodia q hizo alayglesia ochenta Rs en dos vezes dio carta de pº”.

 

“a juº de la fuente escultor en q.ta de la custodia sesenta duºs en Rs q. fueron los q. se cobraron del may.mo de S.t mjn (= mayordomo de San Martín) del emprestado ay carta de pº”.

 

( Al margen: finiquito de la custodia

 

hize q.ta con juº dela fuente escultor de la custodia q. hizo de madera pª la yglesia y pareçe q. contados todos los mrs. q. hasta oy 4 de abril de 1587 aºs  a Reçibo desta custodia se le Restaron deviendo treynta y quatro mjll y nove aºs (= ases) y ochenta y ocho mrs. los quales le pague en Sta maria xxvi (mil) xv mrs. q. le libre en aºl solano de resto de su alce. (= alcance) y vii (mil) d mrs. q. le libre en juº piçarro carvajal de la mda. (= manda) de doña clara y i (mil) cccc lxx iiii mrs. q. le di en dinero como pareçera por la qta. y carta de pº”.

 

El “Inventario de 1595” nos proporciona la siguiente jugosa descripción de esta custodia:

 

“Una custodia dorada y estofada muy rica questa En el altar mayor dondesta el Sant.mo (= Santísimo) sacram.to (= Sacramento) con sus Columnas y chapitel es de madera con quatro angeles de bulto pequeños encima dela linterna y un xpo. (= Cristo) debulto y otro Reçuçitado y encima dela ymagen de nra. Sª una jarra grande dorada”.

 

 

16.7 NUESTRA SEÑORA DE LA DULZURA ( Desaparecida ).

 

Bajo este título se encontraba una  imagen en la hornacina central del retablo de la capilla de Juan Pizarro. Así, como vimos anteriormente, aparece en el “Inventario Nuevo” (10-XII-1582 ):

 

“Otro retablo en la capilla de los pizarros donde estan pintadas nra. señora y sant juº baptista de pinzel y en una caxa una nra. señora de bulto con su niño Jesus grande y dorada”.

 


En los “Mandatos” que aparecen al final de las Cuentas de 1643, al folio 292 del “Libro I de Fábrica” ( 1559-1583 ), al referirse a esta capilla, la describe de la siguiente forma:

 

“en cuanto a la capilla de nra. sra. de la dulzura de que es Patron don Joan Piçarro dearagon del habito de calatraba= mando su mrd. se notifique a doña Ynes pizarro de Carvajal viuda de don franco de vargas y aragon del avito de Alcantara. Su madre y curadora de lo nezesario Para el Ornato del dho. altar como es frontal manteles y Candeleros =”

 

 

16.8 SANTA ANA ( Desaparecida ).

 

En la capilla de los Loisas está documentado el grupo escultórico de Santa Ana, La virgen y el Niño. Así aparece en el “Inventario Nuevo” ( 10-XII-1582 ) y en el “Inventario de 1595”:

 

“Una imagen de Sancta ana de bulto grande con nra. señora y su hijo en braços pintada y dorada en la capilla de los Loaysas”.

 

Esta imagen desapareció en la Invasión Francesa. Al altar que ocupaba desde el siglo XVI se trasladó el “Santísimo Cristo” en 1862, cuyo título actual es “Cristo del Perdón”, donde hoy perdura.

16.9 CALVARIO ( Desaparecido ).

 

 

En el siglo XVI se confeccionó un Calvario para el Retablo Mayor. Así aparece en los gastos de las “Cuentas del 3 de agosto de 1586”,al folio 64 v. del “Libro II de Fábrica” (1583-1625):

 

“a baltasar días por un calbario q. hizo al xpo. (= Cristo) y asentarlo con las ymagines en el Retablo y un registro q. hizo pª el organo doze Rs.”

 

Este calvario fue dorado y pintado al año siguiente:

 

“a jº Ximenez pintor seis Rs. con un doblon de a ocho aºs. (= ases) q. dio el S.r don alvaro altamirano pª dorar y pintar el xpo mª y St. juº de bulto pª poner ençima del Retablo- a 3 de abril de 1587 aºs. (= años)

 

No sé la suerte que correría este calvario, posiblemente retirado al componer el testero del Retablo Mayor en el siglo XVIII, de estilo Rococó, que hoy día podemos ver encima; empero jamás se vuelve a hablar sobre él en todos los  Libros de Fábrica de Santa María La Mayor.

 

 

16.10 SANTÍSIMO CRISTO ( Actual “Cristo del Perdón” ).

 

Esta escultura, cuya documentación hemos expuesto al tratar sobre su altar , se encuentra ubicado desde 1862 en la antigua Capilla de los Loaísas, ocupando el hueco donde estuvo la imágen de Santa Ana. Su altar original, cuyas trazas nos hacen reconocerlo del siglo XVII, pertenecía al Excelentísmo Señor Conde de Miranda.

Actualmente se procesiona en el traslado que se efectúa el Miércoles Santo desde Santa María hasta la iglesia de San Francisco. Su hermandad, cuyo título es “Hermandad del Cristo del Perdón y Nuestra Señora de la  Asunción”, ha sido reconstituida en 1985.

 

 

16.11 INMACULADA CONCEPCIÓN.

 

La única vez que  se habla de esta escultura en los Libros de Fábrica es en el Acta firmada por D. Gregorio Ildefonso Cidoncha el 4 de octubre de 1862, con motivo de la consagración de altares:

 

“… coloque las  S.tas Reliquias en todas las Aras de la misma; a saber, en la del Altar Mayor dedicado á la Asunción; y en los dedicados á la Anunciación y Concepción de Nuestra  Señora q.e estan á los lados del altar mayor,…”

 

El altar al que se refiere es el de Cervantes de Gaete, sepulcro al lado del evangelio, junto al Altar Mayor.

 

AntonioPonz se refiere a esta imágen en su “Viaje de España” con estas palabras:

 

“Me ha parecido bueno el quadro de S. Andres colocado en su altar, y los del Descendimiento de la Cruz, y de Santa Apolonia en los colaterales al mayor: asimismo tiene regularidad el altar de la Concepción”.

 

Por estas palabras podemos colegir que su retablo sería de gusto clasicista. No he podido localizar, aún, el lugar en que estuvo situado este altar que nombra Ponz, en el siglo XVIII.

 

 

16.12 NIÑO JESÚS.

 

En la sacristía de la iglesia de San Francisco se encuentra, actualmente, una escultura popular del Niño Jesús, de pie y con la bola del Mundo en la mano, en posición de bendecir. Es del siglo XVIII, del cual se tiene noticia documental por primera vez en el folio 231 del “Libro V de Fábrica” ( 1731-1755 ), en la “Cuentas de tres años cumplidos en fin de septiembre del pasado de 1754”. Se refiere a una compostura de la imagen, y es de este tenor:

 

“Yt. es Data tres mil y quatro cientos mrs. pagadoss a Juan de ôlivenza, por la compostura, que hizo, enel Niño Jesús de dha. Yglesia, consta de R.vo ————– 3.400—

 

Como ya expusimos al tratar de la capilla de Juan Pizarro, este Niño Jesús aparece documentado en 1862 en la hornacina central de su retablo, sustituyendo a la imagen de Nuestra Señora de la Dulzura que ocupaba este lugar desde el siglo XVI. En fotografías antiguas hemos visto esta escultura situada dentro del manifestador de Juanes de la Fuente.

 

 

16.13 SAN PEDRO DE LAS BOBADILLAS ( Desaparecido ).

 

La parroquia de Santa María tuvo en propiedad, hasta el 23 de junio de 1800, la dehesa llamada “ de las Bobadillas”, en cuyo lugar se hallaba una ermita dedicada a San Perdro bajo el título “de las Bobadillas”. Esta imagen aparece documentada en el “Libro VI de Fábrica” (1756-1774 ), en las “Cuentas de 1º de mayo de 1771 hasta fin de abril de 1772”, al folio 180 v.:

 

Ytt. es Datta ziento veinte rr.s vn. (= reales vellón) pagados ael mismo Juan Antonio ( Valiente ) por componer la imagen desan Pedro delas Bobadillas consta desu rezivo q.e se presenta”———————————————————————————————————-120—

 

Para mayor ilustración de este trabajo, en estas mismas cuentas aparece la desaparición de esta ermita, la cual fue mandada desmantelar; en cuyo interior también se veneraba el “Cristo de las Bobadillas”, del  cual no se sabe nada hasta el momento.

Hemos de suponer que estas dos imágenes se trasladarían a  Santa María, corriendo la misma nefasta suerte que las demás durante la Invasión Francesa.

 

( al  margen: Desmantelar la Hermita de S.n Pedro )

 

Ytt. es Datta Dos zientos diez y ôcho rr.s vn. que tubo de costo el desmantelar la hermita de s.n Pedro y acarrear la madera y tteja como consta de Rezivo deel Maestro, y de razon individual deeste May.mo————————————————————————————218—–

 

 

16.14 NUESTRA SEÑORA DE LA ASUNCIÓN ( S. XIX ).

 

Es tradición antigua que la imágen de Nuestra Señora de la Asunción que presidía el Altar Mayor fue escondida por los capellanes de Santa María unos días antes de la Invasión Francesa, y que aún está por descubrir. Sin embargo, si nos ceñimos al  archivo parroquial, en el “Libro X de Fábrica” (1852-1889) se dice al respecto literalmente en la “Relación de la imagen de la patrona, de que se hace mención en las cuentas precedentes ( Año 1882 )”, exhaustiva descripción de los pormenores de la adquisición de esta escultura y de la fiesta en su honor al situarse en el Retablo Mayor, lo siguiente:

 

“ Es tradición, que en la invasión francesa del presente siglo desapareció la imagen de Nuestra Señora de la Asunción, patrona de la iglesia de Santa María la Mayor de esta ciudad de Trujillo, llevándose las tropas del extranjero los preciosos vestidos de su uso, algunos de los cuales se pudieron rescatar.

Desde aquella fecha quedó el camarín del altar mayor sin imagen, cuya falta se suplió en el año mil ochocientos diecisiete, segun cuentan, por el Excmo. señor marqués de Santa Marta, que donó a esta iglesia un magnífico lienzo, que, representando el misterio de la Asunción de Nuestra Señora, sse colocó en el centro del retablo mayor desde lo alto del tabernáculo hasta cubrir el escudo final de aquél, por sus dimensiones, no sólo el camarín sino siete cuadros más del retablo.

En mil ochocientos ochenta y dos se trasladó este lienzo, y hoy est´colocado con su marco en la nave del baptisterio, frente a la ventana grande de mediodía, y puesta en el camarín una imagen de talla que representa dicho misterio, estando la Virgen Santísima sentada sobre una nube, subida por dos preciosos mancebos, circuida de rayos dorados, en que están fijos tres ángeles.

Este grupo de dos metros treinta centímetros de altura, por uno y doce de ancho, es obra del religiosísimo escultor de Valencia del Cid don Modesto Pastor, encargada por el infrascrito,

 

actual cura rector de esta iglesia, costeada con los fondos de fábrica, siendo su coste nueve mil reales.”    

                                                                     Dr.  Francisco Navarro

 

Actualmente sigue esta imagen presidiendo el Altar Mayor, cuyas policromías desentonan sobremaner y afean el magnífico Retablo Mayor de Fernando Gallego. Bueno sería, en momento oportuno, fuera sustituida por otra imagen más acorde con el lugar.

 

 

 

17. OTROS.

 

Algunas obras documentadas en los Inventarios y Cuentas no aparecen ubicadas en ningún lugar o altar, a las cuales dedicamos este capítulo.

 

– “Inventario de los Ornamentos y alaxas de la Yglessia Parrochial de S.ra S.ta Maria                                    lam.º” ( 5-Septiembre-1729 ) :

 

“Un quadro pequeño de la Beronica”.

“Quatro Quadros de Armas Reales de a dos baras”.

“Otro quadro de N.ro S.or Crucificado, pintura de Sevilla de A dos baras”.

“Dos laminas Una de N.ra S.ra de Guadalupe y la otra del  Archangel San                                        Miguel”.

“Un Quadro de dos varas con su marco dorado de San Juan ante portam                                           latinam”.

 

– “Inventario de los Ornamentos y alaxas de la Yglesia Parrochial  de S.ra S.ta Maria                                    lamº” ( 20-Septiembre-1743 ) :

 

“Un quadro pequeño de la Beronica”.

“Quatro Quadros de Armas reales de a dos varas”.

“Otro quadro de a dos Varas de N.ro S.or Crucificado”.

“Dos Laminas, Una de N.ra S.ra de Guadalupe y otra del Archanguel san                             Miguel”.

“otro con marco Dorado de S.n Juan Ante portam latinam”.

 

 

 

18. RELACIÓN CRONOLÓGICA DE PINTORES, DORADORES,                                                   ENTALLADORES Y ESCULTORES DOCUMENTADOS.

 

SIGLO XVI

 

1560- Diego Rodríguez ( Limpió el retablo Mayor ).

 

1560- Francisco de escobar ( entallador ).

 

1560- Pero Gutierrez ( entallador ).

 

1560- Muriel Solano ( pintor ).

 

1583- Juanes de la  Fuente ( escultor ).

 

1586- Juan Ximénez ( pintor y dorador ).

 

1586- Baltasar Díaz ( escultor ).

 

1586- Pedro Mata ( pintor, dorador y estofador ).

 

1586- Gabriel de Miranda ( pintor ).

 

 

SIGLO XVII

 

1604- Gabriel de Miranda ( el mismo que el anterior ).

 

1617- Marín de Prado ( pintor ).

 

1624- Francisco de Cárdenas ( dorador ).

 

1696- Antonio de Román ( pintor ).

 

SIGLO XVIII

 

1727- Francisco Jorge ( Portugués, pintor, limpió el Retablo Mayor ).

 

1727- Francisco Ximenez Moreno ( Pintor y dorador, retocó una tabla del Retablo                                                                                           Mayor ).

 

1734- Antonio Lindo ( pintor ).

 

1734- Francisco  ?    ( pintor ).

 

1734- Antonio Martín ( pintor ).

 

1754- Juan de Olivenza ( compuso el Niño Jesús ).

 

1765- Juan Antonio Valiente ( pintor ).

 

1770- Pedro Pérez Ochoa ( pintor y dorador ).

 

 

SIGLO XIX

 

1804- Andrés Ochoa ( pintor ).

 

1812- Agustín Trigo ( pintor y dorador ).

 

1814- Joaquín Llop ( pintor ).

 

1829- Vicente Piñedo ( pintor )

 

1882- Modesto Pastor ( escultor, Valencia ).

 

 

 

 

19. APÉNDICE DOCUMENTAL.

 

 

* “LIBRO I DE FÁBRICA” ( 1559-1583 ).

 

– “INVENTARIO NUEVO” ( 10-XII-1582 ).

 

Extracto sobre “Ymagines y Retablos”

 

 

“Un Retablo bueno en el altar mayor dorado y pintado de pinzel de quatro ordenes en lo alto y siete en ancho con su capitel dorado y una ymagen de nra. sñora de bulto grande enel medio pintada y dorada con su niño Jesús de bulto y con su guardapolvo ìntado y estrellado”.

 

-“Un sagrario con sus puertas doradas y un capitel y un cristo de bulto encima del dicho capitel de bulto con dos ymagines de bulto sobre dos pilares de madera dorados la una de nra. señora y la ottra de San Juan evangelista y otras ymagines pequeñas en los dichos pilares de bulto con su guardapolvo viejo ( al margen: deshizose el año de 1586 )”.

 

-“Un retablo pequeño junto ael altar M.or quees delos altamiranos enque esta pintado el desçendimº dela cruz”.

 

-“Yten otro rretablo junto ala sacristia enque estan pintadas las onze myll virgenes y san  lorenço y otros santos es de tres ordenes en ancho y largo con su  guardapolvo estrellado y pintado viejo”.

 

-“Otro rretablo en la capilla de los pizarros donde estan pintadas nra. señora y Sant juº baptista de pinzel y en una caxa una nra. señora de bulto con su niño Jesus grande y dorada”.

 

-“Una tabla pequeña portatil donde esta pintado un descendimº con un crucifixo encima de pinzel”.

 

-“Un rretablo por dorar y pintar enla capilla de pedro de Orellana- Dorose y pintose”.

 

-“Una imagen de Sancta ana de bulto grande con nra. señora y su hijo enbraços pintada y dorada en la capilla de los  loaysas”.

 

-“Un retablo de la salutación de nra. S.ra pintado de pinzel en la capilla del canonigo gonçalo blazquez”.

 

-“Otro rretablo de Sant leon y san lazaro en la capilla de pedro calderon altamirano con una varilla de hierro pª el guardapolvo”.

-“Otro rretablo de san gregorio de pinzel En la capilla de gonçalo de torres carvajal con su guardapolvo pintado”.

 

-“Otro rretablo En la capilla de don diº de vargas carvajal de tres hordenes pintado y muy viejo”.

 

-“Otro retablo qesta en la sacristia en questan pintados nra. señora y san pedro y san pablo”.

 

-“Otro tablero mediano questa en la sacristia en questa pintado san  xpoval”.

 

-“Una ymagen de nra. señora de bulto con su niño en brazos mediana y su caxa de madera todo pintado y dorado questa ençima del cepo”.

 

-“Unas andas de madera todas doradas para el día del corpus cristi con su capitel dorado y cinco angeles de bulto pintados y dorados con quatro horquillas de descanso”.

 

“Año de MDLXXXIII lo mismo”.

 

“Año 1585 lo mismo”.

 

-“Una tabla que se quito del retablo del altar donde se puso el sagrario nuevo questa en el altar de S.ta Ana

Esta Encima del vestuario En la sacristia”.

 

-“Un retablo dorado de S.ta Polonia En la capilla del licenciado cervantes En el sitio dondestava el Santissimo Sacramento”.

 

 

 

* “LIBRO DE LAS RENTAS Y ESCRIPTURAS DE LA YGLESIA DE NRA.                                 SEÑORA SANTA MARIA DE LA CIUDAD DE TRUGILLO. AÑO DE 1595.”

 

-“Plata y ornamentos y los demas bienes muebles que tiene esta yglesia de santa maria                  la mayor que se ponen Por ynventario en la manera siguiente:-”.

 

Extracto sobre “Ymagines y Retablos :

 

– “Un Retablo bueno en el altar mjr dorado y Pintado de pinzel de quatro ordenes en lo alto y siete en ancho con su chapitel dorado y una ymagen de nra. Sª de bulto grande enelmº Pintada y dorada con su niño jesus de bulto y con su guardapolvo pintado y estrellado”.

 

– “Un Retablo Pequeño dela ymagen de Santa polonia questa En la capilla del lic.do cervantes de gaete dondestava el sagrario de pinzel y dorado con su guardapolvo de anjeo con su escudo y estrellado”.

 

– “Otro Retablo pequeño al otro lado del altar mayor ques delos altamjranos Enquesta pintado y dorado el desçendim.to de la Cruz con su guardapolvo y escudo y estrellas”.

 

– “ Otro Retablo junto a la sachristia Enquestan pintadas las onze myll virgenes san lazº y otros S.tos es de tres ordenes En ancho y largo”.

 

– “Otro Retablo en la capilla de los piçarros dondestan Una ymagen de bulto de nra. Sª Con su niño jesus y a los lados Sant juº babtista y evanjelista de pinzel”.

 

– “Una tabla pequeña portatil dondesta pintado un desçencimj.to con un crucifixo ençima de pinzel questa enla sacristia”.

 

– “Otro Retablo pintado y dorado de pinzel en la capilla de pº de orellana dondesta la imajen de santo anton y otras ymagines”.

 

– “Una ymagen de santa ana y nra. Sª con su hijo Enbraços de bulto pintada y dorada En la capilla de los loaisas”.

 

– “Un Retablo de la salutaçion de nra. Sª pintado de pinzel enel arco del caniº gonçalo blazquez”.

 

– Otro rretablo de san leon y sant lazaro En la capilla de pº calderon altamirº con una varilla de hierro para el guardapolvo”.

 

– “Otro Retablo de sant gregº de pinzel en la capilla de gº de torres carvajal con su guardapolvo pintado”.

 

– “Otro Retablo en la capilla de don diego de vargas carvajal de tres ordenes pintado muy viejo”.

 

– “Otro rretablo questan pintados nra. Sª y Sant Pº y Sant pablo En un altar En la sacristia viejo”.

 

– “Otro tablero mediano questa enla sacristia En questa pintado sant xpoval”.

 

– “Otro Retablo de pinzel ondesta Un cruçifixo que se quito del rretablo del altar mayor para poner la custodia nueva questa ençima del caxon del vestuario Enla sacristia”.

 

– “Una ymagen de nra. Sª de bulto con su niño En braços mediana questa metida en una caxa de madera pintada y dorada Ençima del cepo”.

 

– “Unas andas de madera doradas para el dia de corpus xpi con su chapitel dorado y çinco angeles de bulto pintados y dorados con quatro horquillas de descanso”.

 

– “Una custodia dorada y estofada muy rica questa En el altar mayor dondesta el Sant.mo sacram.to con sus Columnas y chapitel es de madera con quatro angeles de bulto pequeños encima dela linterna y un xpo debulto y otro Reçuçitado y encima dela ymagen de nra. Sª una jarra grande dorada”.

 

– “Un Relicario de madera quadrado con su pie dorado y estofado con una vidriera que cubre las santas Reliquias con sus Rotulos que dio a esta yglesia El dotor dela parra cura propio della quelo traxo de Roma Por dorar y lo doro la yglesia a su costa año de 1595”.

 

– “Esta todo/ onze de julio de 99 visitando el vicº (= vicario)”.

 

– “Un rretablo Pequeño de talla con la ymaxen de san geronimo dorado con su cortina azul que dio a la yglesia doña Catª de chaves Ermana de Gº Casco de alvarado”.

 

 

Extracto sobre “cosas de madera” :

 

– “Un coro de madera de nogal bueno y labrado con 17 sillas con sus veneras ençima de los mismo”.

 

 

 

* “LIBRO DE YNVENTARIO Y RENTAS DE LA YGLESIA PARROQ.l DE  S.r S.ta                      MARÍA”.

 

– “Inventario de los Ornamentos y alaxas de la Yglesia Parrochial de S.ra S.ta                                  Maria lamº” ( 5-Septiembre-1729 ).

 

    Extracto sobre “=Candeleros y Quadros=” :

 

-“Un quadro pequeño de la Beronica”.

 

-“Quatro Quadros de Armas Reales de a dos baras”.

 

-“Otro quadro de N.ro S.or Crucificado, pintura de Sevilla de A dos baras”.

 

-“Otro quadro de a quatro Baras de largo y tres de ancho con corta diferencia en                           q. esta pintado el Colegio Apostólico, y la noche de la cena”.

 

-“otro quadro grande de tres baras de la  Asump.on de nra. Señora”.

 

-“Dos laminas Una de N.ra S.ra de Guadalupe y la otra del Archangel San                                       Miguel”.

 

-“Un Quadro de dos  varas con su marco dorado de San Juan ante portam                                      latinam”.

 

 

 

 

 

– “Inventario de los Ornamentos y alaxas de la Yglesia Parrochial de S.ra S.ta                                  Maria lamº” ( 20-Septiembre-1743 ).

 

    Extracto sobre “=Candeleros y Quadros=” :

 

-“Un quadro pequeño de la Beronica”.

 

-“Quatro Quadros de Armas Reales de a dos varas”.

 

-“otro quadro de a dos varas de N.ro S.or Crucificado”.

 

-“Otro quadro grande como de quatro varas de Ancho en que esta pintado el                                  colegio Apostólico en la noche de la Zena”.

 

-“Otro Como de tres varas, de la Asumpción de N.ra S.ra”.

 

-“Dos   laminas, Una de N.ra S.ra de Guadalupe y otra del Archangel san                                        Miguel”.

 

-“otro con marco Dorado de S.n Juan Ante portam latinam”.

 

 

* “LIBRO  VI DE FÁBRICA” ( 1731-1756).

 

– “Imbentario ( 8-Henero-1756 ).

 

    Extracto de relación de altares :

 

– “Altar de S. Andrés”

– “Altar de Altamiranos”

– “Altar de Santa Apolonia”

– “Altar de los Pizarros”

– “S.n Antón”

– “S.ra S.ta Ana”

– “S.n Leon”

– “S.n Gregorio”

– “S.ta Catalina”

– “Ss.mo Christo”

– “Cap.lla delos vargas”

 

 

– Relación de los Libros de Fábrica :

 

LIBRO DE FÁBRICA I          ( 1559-1583 )

 

LIBRO DE FÁBRICA II         ( 1583-1625 )

 

LIBRO DE FÁBRICA III        ( 1629-1692 )

 

LIBRO DE FÁBRICA IV        ( 1691-1729 )

 

LIBRO DE FÁBRICA V          ( 1731-1755 )

 

LIBRO DE FÁBRICA VI         ( 1756-1773 )

 

LIBRO DE FÁBRICA VII        ( 1774-1793 )

 

LIBRO DE FÁBRICA VIII       ( 1794-1823 )

LIBRO DE FÁBRICA IX          ( 1823-1868 )

 

LIBRO DE FÁBRICA X            ( 1852-1889 )

 

LIBRO DE FÁBRICA XI           ( 1889-1965 )

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

 

Alvarado Cordero P., Trujillo. Guía Monumental y Heráldica, María Maestre Editorial, Cáceres, 1996.

 

Naranjo Alonso C., Trujillo, Sus Hijos y Monumentos, IIIª Edición, Espasa Calpe S.A., Madrid, 1983.

 

Ponz A., Viage de España, facsímil tiutlado Viajar por Extremadura I, Tomo 3º, Universitas Editorial, Salamanca, 1983.

 

Solís Rodríguez C., Luis de Morales, Badajoz, 1999.

 

Tena Fernández J., Trujillo Histórico y Monumental, Iª Edición, Artes Gráficas Alicante, Alicante, 1967.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ÍNDICE

                      

                                                                                                                                          PÁG        

                            

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS     …………………………………………………………………           I

 

INTRODUCCIÓN HISTÓRICO-ARTÍSTICA     ……………………………………………          I

 

  1. ALTAR MAYOR ( RETABLO DE FERNANDO GALLEGO )     ………………..      IV

  2. SEPULCRO DE HERNANDO CERVANTES Y LEONOR DE GAETE     ……      VI

  3. CAPILLA DE JUAN PIZARRO Y JUANA DE HINOJOSA     ……………………      VII

  4. ALTAR DE DIEGO GARCÍA DE ORELLANA      …………………………………….    VIII

  5. CAPILLA DE JUAN DE VARGAS     ………………………………………………………       IX

  6. BAPTISTERIO     ………………………………………………………………………………….         X

  7. ALTAR DEL SANTÍSIMO CRISTO ( CONDE DE MIRANDA )     …………….        X

  8. ALTAR DE SANTA CATALINA     …………………………………………………………      XII

  9. ALTAR DE LOS TORRE      ……………………………………………………………………      XII

10. ALTAR DE PEDRO CALDERÓN ALTAMIRANO     ………………………………..    XIII

11. SEPULCRO DEL CANÓNIGO GONZALO BLÁZQUEZ     ……………………….     XIII

12. CAPILLA DE LOS LOAÍSAS ( SANTA ANA )     …………………………………….     XIV

13. CAPILLA DE LOS BARRANTE     ………………………………………………………….     XIV

14. SEPULCRO DE HERNANDO ALONSO ALTAMIRANO     ……………………..       XV

15. SACRISTÍA     ………………………………………………………………………………………      XVI

 

16. ESCULTURA     ……………………………………………………………………………………    XVIII

 

17. OTROS     ……………………………………………………………………………………………      XXV

 

18. RELACIÓN CRONOLÓGICA DE PINTORES Y ESCULTORES     ………….     XXVI

 

19. APÉNDICE DOCUMENTAL     …………………………………………………………….   XXVIII

 

BIBLIOGRAFÍA      …………………………………………………………………………………..    XXXIII

 

 

 



 

 

TRUJIILLO,   5 DE AGOSTO DEL AÑO  2000

 

“AÑO DEL GRAN JUBILEO”

 

FESTIVIDAD DE LA DEDICACIÓN DE LA BASÍLICA DE SANTA MARÍA LA MAYOR

 

A. M. D. G.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Feb 202014
 

Enrique Cerrillo Cuenca

 RESUMEN

En este artículo se intenta sintetizar el conocimiento actual de una etapa mal conocida en el panorama arqueológico extremeño, el Neolítico, a través de los escasos datos que se poseen.  El conocimiento de tal periodo ha sido posible gracias a la revisión que se ha realizado de asentamientos como la cueva de El Conejar o Los Barruecos, que pueden relacionarse con asentamientos de otros ámbitos geográficos próximos. La integración de éstos dentro de la penillanura cacereña y su relación con otras áreas plantea nuevas vías de análisis que deben seguirse en un futuro.

 Introducción 

Aproximarse al conocimiento del Neolítico en la penillanura cacereña es adentrarse en lo que se denomina una edad oscura. El Neolítico es en la actualidad una de las fases peor conocidas en el panorama general de la Prehistoria en Extremadura, los inconvenientes para tal desarrollo han estado patentes de un modo u otro en los estudios llevados a cabo sobre dicho periodo. Pero no es menos cierto que el panorama se plantea esperanzador, y pueden abrirse nuevas vías de investigación a través de los materiales recogidos en las antiguas campañas de excavación.

El gran reto no es por tanto ampliar el conocimiento de esta etapa con nuevas excavaciones, sino racionalizar la investigación y orientarla hacia aquellos aspectos que nos son desconocidos. Para ello es necesario plantear diversos niveles de conocimiento sobre los que deben ejecutarse posteriormente proyectos de investigación, y es en esa misma línea en la que hemos orientado nuestro trabajo. En la actualidad nuestro conocimiento del Neolítico es bastante restringido, pues se ha limitado a un conocimiento arqueográfico, es decir, se ha planteado desde la descripción de los elementos que conforman la escasa cultura material de los asentamientos, y en contadas ocasiones se han elevado las conclusiones a un nivel de interpretación global.

 Con esta misma la intención de abrir nuevas vías de investigación, en 1998, comenzamos una labor de revisión de un conjunto de materiales que eran susceptibles de pertenecer a un Neolítico reciente que preludiaba la Edad del Cobre. Los materiales procedían de los asentamientos cacereños de El Conejar y Los Barruecos y con ellos ensayamos un sistema de ordenación tipológica que sirvió como telón de fondo de un trabajo más amplio[1]. Ambos asentamientos ya habían sido excavados durante la década de los 80, pero sus materiales habían sido asignados a periodos distintos, en parte por el escaso grado de conocimiento que en esa década se poseía del Neolítico. Así los materiales de El Conejar fueron adscritos a la Edad del Bronce[2] y los de Los Barruecos en sus niveles neolíticos al tránsito al Calcolítico[3].

 La investigación previa sobre el Neolítico.

A finales del siglo XVIII tenemos las primeras descripciones de las cuevas de Cáceres[4], pero no a los restos que en ellas se incluían. Durante el siglo XIX el florecimiento de las ciencias, unido a la difusión de las primeras noticias arqueológicas, impregnadas de cierto cientifismo, animaron a ciertos círculos sociales a aventurarse en la “exploración” de las cuevas. Así conocemos como hacia la mitad del siglo XIX se había fundado en Cáceres una sociedad para explorar las cuevas de las inmediaciones por un abogado de la localidad, D. Tomás Santibáñez. Desconocemos si estas investigaciones fueron suficientemente fructíferas, pues sólo poseemos una escueta mención en un artículo de V. Paredes[5]. A lo largo del siglo XX esta tradición de “exploraciones” debió seguir y fruto de ella tenemos las primeras referencias a materiales concretos.

 En 1916 Ismael del Pan efectuó excavaciones en la cueva de El Conejar recogiendo una cantidad abundante de cerámicas para las que propuso, entre otras, una cronología neolítica[6]. Las excavaciones revelaron en el mismo lugar un ídolo placa[7], propio de la Edad del Cobre. Por la misma época en Plasencia se excavaba la cueva de Boquique, y sus materiales se recogieron en un breve artículo de P. Bosch[8]. J.R. Mélida recoge, no obstante, multitud de cuevas entre las que se encuentran algunas con restos de poblamiento en su catálogo de monumentos de la provincia[9].

 

La puesta en marcha de la Universidad de Extremadura ya en los años 80 fomentó un rápido auge de la investigación y se desarrollaron excavaciones en distintos asentamientos entre los que se encontraban la cueva de El Conejar en Cáceres, Los Barruecos en Malpartida de Cáceres, y el Cerro de la Horca en Plasenzuela. No obstante algunos años antes M. Almagro Gorbea había excavado la cueva de Boquique[10] y algunos de sus materiales habían sido previamente estudiados por Cleofé Rivero[11]. Todos estos avances sirvieron poco al conocimiento del Neolítico, pues excepto en el caso del Cerro de la Horca, el nivel neolítico no fue reconocido en ninguno de los asentamientos.

 

Los primeros resultados vinieron de la mano de A. González Cordero, que identificó algunas de las cerámicas de los niveles más antiguos del Cerro de la Horca como neolíticas, al mismo tiempo que algunas cuevas en la zona de Montánchez y un asentamiento (Cerro Soladado) en la comarca de la Vera[12]. La importancia de las cerámicas del Cerro de la Horca es muy significativa pues habían sido halladas en un buen contexto estratigráfico que permitía fecharlas adecuadamente. Al mismo tiempo se podían relacionar con estos niveles los demás asentamientos a los que antes aludíamos que tenían entre sus materiales cerámicas muy semejantes, permitiendo establecer dos modelos muy distintos de ocupaciones: las al aire libre y en cueva, que habrían coexistido en un mismo tiempo. La excavación de la cueva de La Charneca en Oliva de Mérida confirmaba la presencia de este tipo de cerámicas en la provincia de Badajoz[13]. Ya en los años 90, A. González identifica Los Barruecos y El Conejar dentro de un momento que denomina “Neolítico Tardío”[14].

 

 

Un territorio neolítico.

 

Llegado este punto de la investigación emprendimos una revisión de los materiales que se habían obtenido tras la excavación de Los Barruecos y El Conejar, planteando alternativas al conocimiento que hasta entonces se tenía del periodo. Las grandes síntesis que se habían realizado no colaboraban en demasía para sistematizar una cronología[15]. Nuestra intención fue la de establecer el conocimiento del poblamiento en diversos niveles: el entorno ecológico, la actividad económica, la cultura material y las posibles relaciones que el poblamiento neolítico pudiese tener con otras zonas limítrofes. La cronología de estos asentamientos puede situarse a grandes rasgos en el IV milenio a.C., según las dataciones absolutas a las que haremos alusión.

 

El conocimiento del entorno natural planteaba bastante dificultades, pero era uno de los puntos que debían tenerse en cuenta en la interpretación global. La reconstrucción del paisaje se presentaba compleja, pues tan sólo se poseían datos referentes a la localización exacta de algunos asentamientos y análisis de fauna y malacología realizados durante el transcurso de las excavaciones. Otro tipo de datos que podrían contribuir al estudio de la flora o de las masas forestales, nos son desconocidos por el momento.

 

La penillanura cacereña es el marco geográfico en el que se ha analizado el poblamiento neolítico. La intención era hallar ciertas similitudes en la localización de los asentamientos que permitiese hablar de pautas. La penillanura cacereña se configura como un espacio extenso en el que conviven tres tipos esenciales de terrenos: la tierra llana, los riberos y los relieves residuales[16]. También pueden establecerse diferencias entre el tipo de materiales de las distintas zonas, que a grandes rasgos se pueden clasificar en las zonas de pizarras precámbricas que conforman la penillanura, los batolitos graníticos, las zonas calizas formadas en el Devónico y las formaciones cuarcíticas que pueden observarse en la Sierra de Cáceres. El territorio se enclava en la red hidrográfica del río Tajo, que se encajona profundamente en la Meseta, formando las zonas de ribero, caracterizadas por valles angostos. Los afluentes del Tajo, el Salor y el Almonte, se unen a éste por el Sur, regando la parte meridional de la penillanura.

 

Los asentamientos estudiados guardan una relación distinta con cada uno de los elementos señalados. En primer lugar parece que no existe una relación evidente entre los grandes cursos de agua y el poblamiento conocido, no se han atestiguado asentamientos en zonas próximas al Tajo o sus afluentes, por el contrario el poblamiento neolítico se localiza en zonas donde las corrientes de agua existen pero son reducidas.

 

En el caso de Los Barruecos el asentamiento se localiza al aire libre entre los bolos graníticos junto a los cuales discurre una corriente de agua. La evacuación de alteritas de esta zona ha provocado que en las inmediaciones del asentamiento se hayan instalado en época reciente dos pequeños embalses conocidos como el Barrueco de Abajo y el Barrueco de Arriba[17]. El Conejar es una pequeña cavidad donde el fenómeno kárstico proporciona el abastecimiento de agua de la gruta y sus inmediaciones. Esta cavidad, situada en las afueras de Cáceres se enclava en la zona conocida como Calerizo, una formación caliza establecida en el Devónico[18]. La formación de oquedades en esta zona es relativamente frecuente y tradicionalmente se han recogido algunas más, que hasta la fecha carecen de estudios detenidos[19]. El Cerro de la Horca posee una localización bastante similar a la de Los Barruecos, geomorfológicamente hablando, pues se localiza sobre el batolito granítico de Plasenzuela. Al mismo tipo de formaciones se asocian las cuevas de Atambores y Peña Aguilera en las inmediaciones de Montánchez.

 

El análisis de la fauna de Los Barruecos y el Conejar reveló como se conocían las especies domesticas básicas: el cerdo, la oveja y la cabra. No obstante junto a ellas aparece el caballo que no es una especie propiamente doméstica hasta el III milenio a.C., el estudio de la dentición de los restos de caballo reveló las conexiones que estos ejemplares mostraban con los ejemplares paleolíticos[20], por lo que pudieran ser producto de la caza. Otros ejemplares pueden relacionarse con actividades cinegéticas como el uro, el ciervo, etc.

 

Al mismo tiempo hay que unir los estudios malacológicos de El Conejar, que hasta el momento permanecían inéditos[21]. El estudio de las conchas de moluscos nos ha informado como la dieta se completaba con otro tipo de recursos, en este caso los moluscos de río. A ello hay que unir otras especies que proceden del mar de cuya integración en el asentamiento trataremos más adelante.

 

Por el momento las prácticas agrícolas no están bien documentadas. Las actividades agrícolas complementarían a la reducida cabaña ganadera y la recolección de frutos y moluscos, pero no hay evidencias directas. Con ello quiere decirse que no se poseen estudios de semillas, pero existen elementos líticos en sílex (microlitos) que pueden interpretarse como dientes de hoz, o algunas molederas de cereal. El tipo de agricultura, sobre el que sólo pueden realizarse conjeturas, debiera ser intensiva; es decir se prefería el cultivo localizado antes que las grandes extensiones de tierra, por lo que la calidad de las tierras no supondría un obstáculo excesivo.

 

 

La evidencia del poblamiento: cerámica, industria lítica e industria ósea.

 

La cerámica es el principal apoyo a la hora de identificar los asentamientos de este periodo. En el estudio que realizamos sobre las cerámicas neolíticas de El Conejar y Los Barruecos[22], se distinguieron tres vertientes a la hora de estudiar los recipientes: las formas de los recipientes y su tamaño, los elementos de prehensión y suspensión, y las decoraciones que presentaban. El objetivo de dicho estudio era diferenciar distintos tipos de recipientes, que probablemente fuesen empleados en actividades diferentes. Para ello se utilizaron técnicas matemáticas e informáticas que permitían describir los recipientes a partir de fragmentos del borde, técnicas que no expondremos aquí[23].

 

Durante la elaboración de nuestro estudio distinguíamos dos grupos de recipientes, de un lado los recipientes de tendencia abierta y de otro los de tendencia cerrada. Al mismo tiempo dentro de estos grupos se distinguieron tipos que representaban a recipientes con características comunes. Empleando las técnicas y divisiones citadas dentro del grupo de las formas abiertas se distinguieron platos, cuencos y vasos (denominaciones aproximadas de dichas formas) de distinto tamaño. El segundo grupo estaba compuesto fundamentalmente por ollas, y algunos vasos, todos ellos con tendencia cerrada. El denominador común de todas estas formas era su tendencia esférica. El almacenaje de líquidos y otros alimentos quedaba garantizado de esta manera.

 

También realizamos un estudio de los elementos de prehensión y suspensión: es decir de aquellos elementos que permitían el manejo de la pieza, mediante el aditamento de asas, mamelones o algunos apliques. La cerámica neolítica conserva en gran proporción elementos que son característicos de este periodo y que no están presentes en las cerámicas de etapa posteriores. Es frecuente en los recipientes la aparición de asas, probablemente, en un número superior a tres que permitían suspender la pieza en el aire con algún tipo de cuerdas. También resulta frecuente el añadido de mamelones, pequeñas protuberancias que contribuyen a su manejo y prehensión, algunos de ellos perforados. Otros elementos, menos numerosos, facilitan el manejo de los recipientes, es el caso de pequeños cordoncillos que se sitúan en sentido vertical u horizontal sobre las paredes del recipiente.

 

Las decoraciones son bastante frecuentes. La más común es la decoración conocida como “boquique” consistente en el arrastre de un punzón sobre la superficie del recipiente, aún fresco, dando la sensación de dibujar una línea continúa en cuyo interior se albergan puntos. Los motivos que se trazan con este tipo de técnica decorativa son variados: motivos rectos, líneas diagonales, guirnaldas, etc., que pueden combinarse en el mismo recipiente. La cerámica presenta también motivos realizados mediante la incisión, estos son generalmente combinaciones de líneas, que forman pueden formar “espigados”, chevrons, etc. Suele ser frecuente realizar incisiones radiales en el borde de los recipientes, generalmente de los de tendencia abierta.

 

Son frecuentes las cerámicas impresas, donde con un elemento denominado “matriz” se imprime un motivo de un modo recurrente sobre el recipiente. A veces las impresiones pueden hacerse con un punzón de sección circular, dando origen a bandas de puntos impresos, motivo muy frecuente. En otras ocasiones la matriz utilizada es la propia uña del artesano, que imprime insistentemente sobre la vasija. En ambientes próximos a la costa suele ser frecuente la utilización de conchas en la decoración de las vasijas. Sin embargo, no resulta frecuente en el interior, donde se cuentan con contados ejemplos. En el caso de la cueva de El Conejar encontramos en un fragmento impresiones que pudiesen pertenecer a una concha marina, algo que no debe extrañar, pues en el interior de la cueva se recogió el cardium, variedad de concha con la que se elaboran los motivos.

 

Los motivos decorativos no acaban aquí, podemos incluir pequeñas pastillas aplicadas, líneas bruñidas, cerámicas peinadas, o la combinación de varias técnicas decorativas. A veces pueden rellenarse incluso con una pasta blanca que resalta los motivos, aunque no es un motivo excesivamente frecuente.

 

En cuanto al acabado final de las piezas suele ser variable, en ocasiones el exterior se alisa o se bruñe cuidadosamente. A veces se trata con un baño a la almagra o a la aguada (ésta última es una solución más diluida), pero no es una técnica muy frecuente. Las cocciones de las cerámicas suelen realizarse en ambientes reductores, aunque no faltan cocciones oxidantes. Las pastas por lo general están poco decantadas y presentan desgrasantes de tamaño medio o grueso.

 

La industria ósea es poco conocida. Sólo se conservan algunos punzones que han sido convenientemente pulidos para ser usados. Otros punzones muestran una perforación en su cabeza que probablemente estén relacionados con actividades textiles rudimentarias. Algunos huesos pueden aparecer marcados con pequeñas estrías; en un caso a modo de decoración la cabeza del hueso había sido pulida y sobre ella se habían dispuesto pequeñas estrías en sentido radial.

 

La industria lítica es el apartado peor conocido de todos. Por un lado tendríamos la industria lítica tallada, compuesta generalmente de pequeñas piezas. La industria tallada suele realizarse sobre sílex, poco frecuente en este marco geológico, por lo que debía proceder de un cierto cauce comercial o de vetas muy localizadas. Las piezas son, por lo general de pequeño tamaño. Los microlitos son escasos en cuanto a hallazgos, se poseen muestras de pequeñas hojas fruto de una industria de tendencia laminar. Son muy frecuentes las piezas realizadas sobre lascas.

 

En cuanto a la industria lítica pulimentada, ésta es escasa, esta conformada por “hachas” de pequeño tamaño y de factura poco elaborada, como en los casos de Los Barruecos y El Conejar, generalmente reducidas a fragmentos.

 

 

La integración de los yacimientos en la evolución cultural de la cuenca extremeña del Tajo.

 

La penillanura cacereña se encuentra situada drenada por la red fluvial del Tajo y en este marco espacial más amplio hemos decido integrar el poblamiento. La cuenca extremeña del río Tajo presenta al mismo tiempo semejanzas con ámbitos costeros, meseteños o de las cuencas del Guadiana y Guadalquivir, que trataremos a continuación.

 

Las evidencias contemporáneas a este tipo de poblamiento son fundamentalmente dos: el arte rupestre y el megalitismo. Ambas manifestaciones son susceptibles de relacionarse con los asentamientos de esta época, pero las dificultades en la relación con los poblados resulta muy compleja, por dos causas:

 

No existe en ningún caso una vinculación física directa entre los dólmenes y los asentamientos de esta misma época.

 

Ausencia de cronologías absolutas en este tipo de manifestaciones.

 

El caso del megalitismo resulta especialmente problemático. Si bien el megalitismo es un fenómeno muy frecuente en la provincia de Cáceres, este se encuentra muy localizado en la zona occidental. En el estudio del fenómeno de la zona de Alcántara, Primitiva Bueno propuso como ciertos elementos presentes en los dólmenes presentaban una tradición arcaica que podía retraer estas construcciones hasta el IV milenio[24]. Aunque la zona occidental de la provincia es muy rica en este tipo de enterramientos, ninguno de éstas ha podido relacionarse con algún tipo de hábitat neolítico[25]. Este hecho ha llevado a establecer varias hipótesis de trabajo.

 

Eduardo Galán y Ana María Martín[26] propusieron que el emplazamiento de los dólmenes obedecía a un criterio de demarcación de las vías naturales de comunicación que atravesaban el valle del Tajo. Argumentaban que la inexistencia de asentamientos en las inmediaciones obligaba a estas sociedades a localizar las vías de tránsito de algún modo, a falta de poblados, lo más evidente serían los dólmenes.

 

Victor Hurtado exponía[27] razones similares. En un análisis social de estas manifestaciones entiende el dolmen como un esfuerzo colectivo de grupos humanos reducidos y unidos bajo una determinada solidaridad común. Estos grupos humanos tendrían una vocación pastoril, pues el terreno pizarroso de la zona occidental de la provincia era apto para esta práctica, de ahí la concentración de monumentos y la escasez de poblamiento.

 

Desde luego las interpretaciones sociales del megalitismo de la zona occidental son una propuesta interesante. Primitiva Bueno ha propuesto recientemente que la variabilidad constructiva de los en las plantas de los dólmenes se debe precisamente a variables de carácter social antes que temporal[28]. Sin embargo no queda resuelta aún la integración del poblamiento y los dólmenes. Evidentemente nuestro conocimiento de tal poblamiento es una cuestión de mera aleatoriedad, conocemos pocos asentamientos que no permiten análisis exhaustivos. En primer lugar, nunca se ha podido determinar la extensión de los asentamientos, que cabe pensar que es bastante reducida. En segundo lugar sólo se ha localizado este tipo de hábitat donde la sedimentación geológica es muy débil (caso de cuevas y abrigos), o fortuitamente en excavaciones. Cabe pensar que el poblamiento es un fenómeno más generalizado de lo que en principio pudiera pensarse, pero las condiciones favorables a su detección son muy reducidas.

 

Cabría tener presente como hipótesis de partida que no existen “zonas megalíticas” y “zonas de poblamiento” culturalmente distintas, sino una misma realidad social que comienza a asimilar formas novedosas de enterramiento como son los dólmenes, que se impondrán a las inhumaciones individuales. Estudiar la pervivencia de uno y otro caso es una cuestión de tiempo.

 

Cabe la posibilidad de establecer un estudio diacrónico de los asentamientos, pero las fases intermedias localizadas entre el final del IV milenio y la segunda mitad del III son mal conocidas, no sólo en la penillanura, sino en el resto de la Cuenca extremeña del Tajo.

 

 

 

Contemporaneidad con otras áreas limítrofes.

 

En este apartado van a estudiarse los ámbitos geográficos próximos y la posible relación de éstos con la Cuenca del Tajo, hablando en un sentido cultural. Para ello se han determinado algunas áreas de desigual extensión, que comparten una cierta homogeneidad. Éstas áreas no deben ser entendidas en ningún caso en el sentido de círculos culturales cerrados fácilmente definibles, sino como una organización previa que facilite la exposición.

 

La Cuenca Media del río Guadiana.

 

Grupo de Sierra Morena.

 

Andalucía Occidental.

 

La fachada atlántica.

 

El interior peninsular, con especial referencia a los asentamientos meseteños.

 

 

La Cuenca Media del río Guadiana cuenta con único asentamiento, éste es el de la Charneca. La cueva de la Charneca fue excavada por J. J. Enríquez Navascués[29] y supuso la primera referencia actual a este tipo de materiales dentro de Extremadura. Aunque su interior se encontraba bastante revuelto, su excavador estudio un interesante cuadro cerámico con las características anteriormente descritas. Este asentamiento es la única muestra que poseemos dentro de un territorio profundamente conocido en época calcolítica. Sin embargo pueden hacerse referencias a las cerámicas impresas halladas en otros puntos de la provincia de Badajoz, aunque en ámbitos ya muy tardíos: se trata de los casos de los yacimientos de La Pijotilla[30], donde se halló un fragmento con decoración de boquique, y el de Granja de Céspedes[31]. En estos últimos casos resulta difícil establecer una filiación neolítica para estos ejemplos.

 

En el grupo de Sierra Morena se han incluido aquellos asentamientos que han sido localizados en esta zona de sierra, cabe pensar en el estudio de un aprovechamiento de los recursos particularmente serrano. Los ejemplos engloban las provincias de Badajoz, Sevilla y Huelva. Los ejemplos de Badajoz se localizan en las estribaciones septentrionales de Sierra Morena y sólo se poseen las referencias que diese J. J. Enríquez[32] en su momento, se trata de dos asentamientos en cueva localizados en los términos municipales de Monesterio y de Fuentes de León. De bastante proximidad a Extremadura es el conjunto de cuevas de Santiago de Cazalla, donde Pellicer y Acosta[33] empredieron excavaciones que arrojaron cronologías controvertidas para algunos autores. El cuadro cerámico de esta cueva resulta paralelizable a los conjuntos anteriormente vistos, aunque hay ejemplos de cerámica cardial que parecen retrotraer la ocupación neolítica. Ya en la provincia de Huelva han comenzado a estudiarse algunos casos de ocupaciones neolíticas en cueva, caso de la cueva de la Mora en Jabugo[34] y asentamientos al aire libre, colecciones de El Judío y la Dehesa[35].

 

En la zona de Andalucía Occidental pueden incluirse algunos asentamientos excavados y otros reconocidos en prospección. Los ejemplos más antiguos son los situados en la zona de la provincia de Cádiz, con dataciones interesantes que pueden retrotraerse hasta el IV milenio. Son los casos de los asentamientos al aire libre de El Retamar, que han permitido una reconstrucción cultural muy fiable[36]. Al mismo tiempo, también pueden relacionarse cronológicamente los asentamientos del dolmen del Alberite, con dataciones de V milenio o la cuevas de la Dehesilla y El Parralejo[37]. En la zona de Córdoba no debe olvidarse la cueva de Los Murciélagos de Zuheros. La zona de Jaén posee un yacimiento de gran relevancia y similitud como la cueva del Nacimiento de Pontones, con discusiones en torno a su cronología[38]. Sevilla cuenta con otros asentamientos, tanto en cueva (caso de las cuevas de Santiago de Cazalla) o al aire libre, recientemente reconocidos en labores de prospección en el río Corbones[39]. En el yacimiento del Neolítico Final-Calcolítico Inicial de Papa Uvas, J. C. de la Cruz reconocía algunos materiales estratigráficamente situados en un momento anterior al III milenio, pero de difícil integración cultural y cronológica. En Granada pueden localizarse otros asentamientos que comparten ciertos paralelos culturales, como es el caso de la cueva de la Carigüela, que no trataremos aquí.

 

Las seriaciones de los distintos cuadros cerámicos en Andalucía no están uniformados, y existen ciertas dudas en cuanto a su correcta datación y prolongación en el tiempo. Las seriaciones más tradicionales comienzan a superarse, éstas incluían un primer momento con cerámicas cardiales o Neolítico Antiguo, un neolítico sin cardial o Neolítico Medio y por último un Neolítico Final, caracterizado por las cazuelas carenadas. Algunos de estos esquemas cronológicos han comenzado a ser puestos en entredicho, lo que dificulta la uniformidad, al mismo tiempo que facilita el reconocimiento de una realidad cada vez más compleja.

 

La fachada atlántica ofrece una problemática muy similar, las seriaciones tradicionales ofrecidas por Guilaine[40], muy propias del ámbito mediterráneo han sido puestas en entredicho. En la actualidad, J. Zilhâo[41] propone otras dataciones basadas en una división distinta. En primer lugar un Neolítico Antiguo caracterizado por los materiales más arcaicos como la cerámica cardial que daría paso a un Neolítico Antiguo Evolucionado con cerámicas decoradas con boquique, este ocuparía la primera mitad del V milenio, a grandes rasgos. El Neolítico Medio es mal conocido en los poblados y estaría caracterizado por las cerámicas lisas. Por último se llegaría al ya conocido Neolítico Final con una relativa abundancia de poblados, caracterizados por la cazuela carenada.

 

El área del cabo de San Vicente muestra una atractiva continuidad entre el Mesolítico y el Neolítico, aunque muy discutida, donde se plantean los problemas verdaderos del tránsito entre las etapas. Sin embargo son dos zonas las que más llaman nuestra atención, de un lado la zona de Estremadura y Évora, donde se han hallado ejemplos muy similares a los casos cacereños. En Estremadura se han localizado yacimientos con cerámicas a boquique como el caso de Penna d’Aigua y algunos otros recogidos por Zilhaô[42]. De bastante interés resulta la cueva de Caldeirâo, lugar donde se fechó en el VI milenio un vaso cardial de carácterísticas decorativas semejantes a un fragmento de El Conejar. La zona de Évora resulta prometedora, pues se han localizado varios asentamientos con cerámicas impresas, en algunos casos asociados a megalitos, y en otros con mínimos ejemplos de cerámica cardial[43]. Algunos autores han comenzado a plantear la continuidad existente entre el IV y el III milenio tipológicamente hablando, lo que debate las cronologías que defiende Zilhâo. Por otro lado se ha señalado en más de una ocasión el fuerte vínculo tipológico existente entre los asentamientos portugueses del Neolítico Antiguo Evolucionado y los extremeños.

 

El interior peninsular plantea problemas de otro orden. Hasta el momento se argumentaba que era una zona relativamente a los fenómenos culturales que se daban en las costas. Ello ha limitado tremendamente la investigación desfavoreciendo su estudio. En la provincia de Salamanca existen dos ejemplos muy interesantes: de un lado el poblado de las Peñas de El Bardal, publicado inicialmente por S. López como un asentamiento calcolítico con claras raíces neolíticas[44]; y que posteriormente ha sido confirmado como un ejemplo neolítico. De otro lado el dolmen del Torrejón, en Villamayor, ofreció un interesante fragmento de cerámica cardial, entre otros elementos arcaicos[45]. En Segovia se han realizado excavaciones en la Cueva de la Vaquera, único asentamiento que ha proporcionado dataciones[46], muy tardías con respecto a las fechas que Zilhâo propone para la cerámica con decoración a boquique en Portugal. La cultura material que ha proporcionado la cueva guarda paralelos muy interesantes con las cuevas extremeñas, lo que nos hablaría de una cierta homogeneidad. También se poseen dataciones antiguas en ambientes funerarios de Valladolid[47], o las dadas a conocer recientemente en Soria[48]. Igualmente se localizaron cerámicas antiguas bajo el túmulo de la Velilla en Osorno, ya en Palencia. Madrid cuenta con algunos asentamientos como el de la Cueva del Aire en Patones[49]. Recientemente se ha localizado en la provincia vecina de Toledo un asentamiento con cerámicas muy similares en cuanto a sistemas decorativos que sus excavadores fechan en el Neolítico[50]. En la provincia de Ciudad Real se ha localizado una inhumación individual con elementos muy característicos y que nos recuerdan al Conejar: de un lado conchas marinas y de otro cerámicas que sus autores denominan cardialoide[51]. Una referencia distinta merecen las elevadas cronologías de VII milenio del abrigo de Verdelpino en Cuenca.

 

 

Perspectivas: intensificación como modelo de explicación.

 

En este apartado se sintetizan nuestras impresiones acerca de los fenómenos culturales acontecidos durante el IV milenio en la zona de la penillanura cacereña. El desconocimiento tradicional del Paleolítico Superior en la provincia de Cáceres[52] y la perduración de los modos de vida durante una etapa posterior indefinida dificultan cualquier intento de aproximación a una reconstrucción cultural. Ello ha forzado que nuestra visión sea la del Neolítico como un elemento novedoso en este ámbito, y por tanto como un modo de vida plenamente importado y tardío en virtud a las dataciones que arrojan los asentamientos de otros ámbitos. Por otro lado el desajuste existente entre las dataciones de las distintas zonas no propicia una visión de conjunto y facilita la impresión de una realidad deslavazada.

 

La fragilidad del estudio del Neolítico en este ámbito geográfico es indiscutible. Nuestra intención actual es la de establecer vías para analizar la pervivencia de algunos elementos durante el III milenio. El problema vuelve a radicar en la presencia de una nueva fase mal conocida: el tránsito entre este Neolítico de cerámicas impresas y el Neolítico Final. En nuestra opinión este inconveniente se resuelve con una adecuada ordenación de materiales, como ya expusimos en otra ocasión[53] y desde la perspectiva de la “intensificación”.

 

A partir del III milenio parece iniciarse un aumento generalizado del poblamiento, que es común a otros ámbitos peninsulares. El primer tercio del III milenio en el Suroeste peninsular es conocido como Neolítico Final, momento en que se generaliza el uso de la cazuela carenada, recipiente de gran diámetro caracterizado por su escasa profundidad y la presencia de carena media-baja. El fenómeno de este tipo de poblamiento ha sido bien estudiado en la Cuenca Media del Guadiana por V. Hurtado[54] y J. J. Enríquez[55]. Sin embargo, la provincia de Cáceres no ha ofrecido por el momento evidencias significativas de este periodo. Los datos que se poseen son los de Sierra de la Pepa (Plasenzuela) donde A. Cordero estudió un interesante ejemplo de Calcolítico Inicial[56]. En nuestra revisión del material de Los Barruecos se localizaron ciertos elementos que eran susceptibles de pertenecer a esta etapa, precedidos estratigráficamente de otros que pudieran representar la conexión aparente entre ambas etapas.

 

Las pruebas son muy débiles dentro del panorama extremeño. Ello nos lleva a plantear el tránsito del IV al III milenio como un momento desconocido pero basado en la continuidad de muchos factores: cierta tradición en las formas cerámicas, la industria lítica de tendencia laminar, etc. Además la generalización de las actividades productivas debe ser entendida como el logro de un buen grado de conocimiento de las mismas. Para ello es necesario establecer una hipótesis de trabajo que hemos denominado intensificación. Esta hipótesis pretende reflejar las continuidades aparentes entre el IV y el III milenio y plantear un tránsito de larga duración antes que un cambio, en el sentido pleno de la expresión. La consecución gradual de las prácticas agrícolas y ganaderas será, pues, un proceso irreversible que se consolidará al mismo tiempo que otros aspectos culturales (sociedad, poblamiento, territorio, etc.) enmascarados en la cultura material. No hay que olvidar que algunas de las bases para la formación del sustrato cultural del III milenio estaban ya establecidas con anterioridad: poblamiento al aire libre, elementos ideológicos y religiosos, etc. En este sentido la tarea es determinar una secuencia cultural que debe comenzar con una correcta coordenación de la cultura material disponible.

 

Cáceres, agosto de 1999.

 

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J. J. Enríquez Navascués: «El Neolítico en la Cuenca Media del Guadiana». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 676-696.

 

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A. González Cordero: «Asentamientos neolíticos en la Alta Extremadura». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 697-702.

 

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M. D. Fernández-Posse: “Los materiales de la Cueva del Aire de Patones (Madrid)”, N.A.H., 10

 

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I. del Pan:  “Un recuerdo inédito de mi exploración de la cueva cacereña del “Conejar”. Ensayo paleontológico”, Homenaje al Prof. Eduardo Hernández Pacheco, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 1921.

 

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L. Zamora Canalleda: La Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia). Madrid, 1977.

 

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J. A. de Zulueta Artaloyta: La tierra de Cáceres. Estudio geográfico I. Madrid, 1977.

 



* Este artículo resume brevemente algunas de las ideas recogidas en nuestra Memoria de Licenciatura, sobre las que se han añadido nuevas consideraciones: E. Cerrillo Cuenca: Orden tipológico en Arqueología. Aplicación metodológica para el análisis de la cerámica a mano. Cáceres, 1999. (Memoria de Licenciatura inédita, Universidad de Extremadura, Área de Arqueología).

** Licenciado en Historia, Universidad de Extremadura.

[1] E. Cerrillo Cuenca: op. cit.

[2] E. Cerrillo Martín de Cáceres: «Materiales de superficie de la cueva del Conejar, junto a Cáceres». Homenaje al profesor Martín Almagro Basch. Vol. II. Madrid, 1983. Pp. 37-44. M. I. Sauceda: «La cueva del Conejar (Cáceres). Una muestra de los materiales recogidos en 1981». Norba, 5. Pp. 47-58.

[3] M. I. Sauceda: «La secuencia cultural de «Los Barruecos» Malpartida de Cáceres (Cáceres)». Extremadura Arqueológica II. I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Cáceres, 1991. Pp.27-44.

[4] S. B. Boxoyo: Noticias históricas de la muy noble y leal villa de Cáceres provincia de Extremadura. Monumentos de la Antigüedad que conserva. Por un presbítero secular de dicha villa. (Edición a cargo de M. Muñoz de San Pedro, Cáceres, 1955).

[5] V. Paredes Guillén: “De la Sociedad Excursionista Extremeña y algo de Prehistoria de Extremadura”. Revista de Extremadura, XI. Cáceres, 1909. Pp. 418-427.

[6] I. del Pan: “Exploración en la cueva prehistórica del Conejar (Cáceres)”, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, XVII, 1917, p. 185

[7] I. del Pan:  “Un recuerdo inédito de mi exploración de la cueva cacereña del “Conejar”. Ensayo paleontológico”, Homenaje al Prof. Eduardo Hernández Pacheco, Boletín de la Real Sociedad Española de Historia Natural, 1921, p.

[8] P. Bosch Gimperà: «La cova del Boquique a Plasencia». Anuari IEC, VI. Barcelona, 1915-1920. Pp. 513-516.

[9] J. R. Mélida: Catálogo Monumental de la Provincia de Cáceres. Madrid, 1924.

[10] M. Almagro Gorbea: El Bronce Final y el Periodo Orientalizante en Extremadura. B. P. H., 14. Madrid, 1977.

[11] C. Rivero de la Higuera: «Materiales inéditos de la Cueva de Boquique. Datos para una nueva sistematización de la Edad del Bronce en Extremadura». Zephyrus XXIII-XXIV. Pp. 101-130.

[12] A. González Cordero: «Asentamientos neolíticos en la Alta Extremadura». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 697-702.

[13] J. J. Enríquez Navascués: «Excavaciones de urgencia en la cueva de la Charneca (Oliva de Mérida, Badajoz)». Noticiario Arqueológico Hispano, 28. Pp. 8-24.

[14] A. González Cordero: op. cit.

[15] F. Piñón y P. Bueno: «El Neolítico en el Suroeste» en P. López (ed): El Neolítico en España. Madrid, 1988. Pp. 222-244

[16] J. A. de Zulueta Artaloyta: La tierra de Cáceres. Estudio geográfico I. Madrid, 1977.

[17] D. Gómez Amelia: “Los Barruecos (Cáceres) unas formas modélicas sobre granitos”. Norba Geografía, V. Pp. 63-78.

[18] J. L. Gurría Gascón y Y. Sanz Tamayo: «Los fenómenos kársticos en los ‘calerizos’ de Cáceres y Aliseda». Actas del VI Coloquio de Geografía. Asociación de Geógrafos Españoles. Palma de Mallorca, 1983. Pp. 47-55.

[19] C. Callejo Serrano: “Las cuevas del Calerizo de Cáceres”. V Congreso de Estudios Extremeños. Badajoz, 1976.

[20] P. Castaños Ugarte: «Animales domésticos y salvajes en Extremadura. Origen y Evolución». R. E. E., XLVII. Pp. 9-67.

[21] Salvo algunas referencias que pueden encontrarse en E. Cerrillo Martín de Cáceres: «El tiempo pre y protohistórico». En G. Barrientos Alfageme, E. Cerrillo Martín de Cáceres y J. M. Álvarez Martínez: Historia de Extremadura. Tomo I: La Geografía y los tiempos antiguos. Badajoz. Pp. 61-100.

[22] E. Cerrillo Cuenca: op. cit.

[23] Análisis cluster y Análisis de Componentes Principales.

[24] P. Bueno Ramírez: Los dólmenes de Valencia de Alcántara. E. A. E., 155. Madrid, 1988.

[25] P. Bueno Ramírez: op. cit,

[26] E. Galán Domingo y A.  Martín Bravo: op. cit.

[27] V. Hurtado: «Interpretación sobre la dinámica cultural de la cuenca media del Guadiana del IV al II milenio a.C.» Extremadura Arqueológica, V. Homenaje a M. Gil-Mascarell. Cáceres, 1995. Pp. 53-80.

[28] P. Bueno Ramírez: La necrópolis de Santiago de Alcántara (Cáceres). Una hipótesis de interpretación para los sepulcros de pequeño tamaño del Megalitismo occidental. Universidad de Valladolid, Seminario de Estudios de Arte y Arqueología. Valladolid, 1994.

[29] J. J. Enríquez Navascués: Op. cit.

[30] J. J. Enríquez Navascués: El Calcolítico o Edad del Cobre de la cuenca extremeña del Guadiana: los poblados. Badajoz, 1990.

[31] J. J. Enríquez Navascués: El Calcolítico o Edad del (op. cit.)

[32] J. J. Enríquez Navascués: «El Neolítico en la Cuenca Media del Guadiana». Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 676-696.

[33] P. Acosta: «El Neolítico en Andalucía Occidental: estado actual». Homenaje a Luis Siret. Almería, 1984. Sevilla, 1986. Pp. 136-151.

[34] F. Piñón y P. Bueno: op. cit.

[35] F. Piñón y P. Bueno: «Estudio de las colecciones de materiales procedentes de la Dehesa (Lucena del Puerto) y el Judío (Almonte). Testimonios sobre la ocupación neolítica del litoral onubense». Huelva Arqueológica, VII.

[36] J. M. Gutiérrez López, F. Giles Pacheco, J. Ramos Muñoz y J: Aguilera Rodríguez: “Aportaciones al análisis macroespacial. El poblamiento de la Cuenca Media del Guadalete y Piedemonte de las sierras de Cádiz durante el Neolítico” en J. Ramos Muñoz y F. Giles Pacheco (eds): El dolmen de Alberite (Villamartín). Aportaciones a las formas económicas y sociales de las comunidades neolíticas en el noroeste de Cádiz. Cadiz, 1996. Pp. 341-351.

[37] J. M. Gutiérrez López et alii: op. cit. M. Pellicer y P. Acosta: «El Neolítico Antiguo en Andalucía Occidental». Le neolithique ancien Mediterranéen. Actes du Colloque International de Prehistoire. Montpellier, 1982. Pp. 49-60.

[38] M. D. Asquerino y P. López:  “La cueva del Nacimiento (Pontones). Un yacimiento neolítico en la Sierra del Segura”. T.P., 38. Pp. 107-138. G. Rodríguez: «La cueva del Nacimiento de Pontones -Santiago- Provincia de Jaén (España)» Le Néolithique ancien mediterranéen. Actes du colloque international de Prehistoire. Montpellier, 1981. París. Pp. 237-245.

[39] J. J. Fernández caro y B. Gavilán Ceballos: “Yacimientos neolíticos en el río Corbones (Sevilla)”. SPAL, 4. Pp. 25-67

[40] J. Guilaine: Premiers bergers et paysans de l’Occident mediterranéen. París, 1976.

[41] J. Zilhâo: “O neolítico do Maciço calcárico estremenho, crono-estratigrafía e povamento”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 659-671.

[42] J. Zilhâo: op. cit.

[43] M. Diniz y M. Calado “O Povado neolítico da Valada do Mato (Évora, Portugal) e as origens do megalitismo alentejano” en R. De Balbín Behrmann y P. Bueno Ramírez. (eds.): II Congreso de Arqueología Peninsular. Tomo II, Neolítico, Calcolítico y Bronce. Zamora, 1998. Pp. 23-31.

[44] S. López Plaza: “Aportación al conocimiento de los poblados eneolíticos de SO de la Meseta Norte española: la cerámica”. Setúbal Arqueológica, V. Pp. 76-102.

[45] J. Arias González y M. C. Jiménez González: “Ídolo-placa y otras piezas funerarias procedentes del dolmen de “El Torrejón” (Villamayor, Salamanca). Xábiga, 7. Pp. 7-17.

[46] L. Zamora Canalleda: “La Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia), las dataciones de C-14 ofrecen una fecha de 3700. I. L. Rubio y M. C. Blasco: “Análisis cerámicos de la Cueva de la Vaquera (Torreiglesias, Segovia)”. Zephyrus, XLI-XLII. Pp. 149-160, las dataciones por termoluminiscencia en cambio dan una cronología de 3200 a.C.

[47] G. Delibes: “Ritos funerarios, demografía y estructura social entre las comunidades neolíticas de la submeseta norte”. Arqueoloxía da Morte. Arqueoloxía da Morte na Península Ibérica desde as Orixes ata o Medievo. Xinzo de Limia, 1996. Pp. 63-94.

[48] Caso de la Peña de la Abuela, enterramiento neolítico con una cronología de principios del IV milenio, M. A. Rojo Guerra y M. Kunst: “La Peña de la Abuela. Un enterramiento monumental neolítico sellado por el fuego”. Revista de Arqueología, 220. Madrid, 1999.

[49] M. D. Fernández-Posse: “Los materiales de la Cueva del Aire de Patones (Madrid)”, N.A.H., 10

[50] J. R. Villa González y J. M. Rojas Rodríguez-Malo: “Una inhumación individual de época neolítica en Villamayor de Calatrava (Ciudad Real)”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 509-518.

[51] J. R. Villa González y J. M. Rojas Rodríguez-Malo: “Aportación al conocimiento del Neolítico en la Cuenca Media del Tajo”. Rubricatum 1. Actes I Congrés del Neolític a la Península Ibèrica. Formació i implantació de les comunitats agrícoles. Vol. 2. Bellaterra, 1996. Pp. 707-714.

[52] A excepción de las muestras de arte rupestre de Maltravieso y la Mina de Castañar de Ibor. M. I. Sauceda hace referencias a industria del Paleolítico Superior en las inmediaciones de Los Barruecos, M. I. Sauceda: “La secuencia cultural…” Op. cit.

[53] E Cerrillo Cuenca: op. cit.

[54] V. Hurtado Pérez: «Interpretación sobre la dinámica…” Op. cit.

[55] J. J. Enríquez Navascués: El CalcolíticoOp. cit.

[56] A. González Cordero, J. Castillo Castillo y M. Hernández López: «La secuencia estratigráfica en los yacimientos calcolíticos del área de Plasenzuela (Cáceres). Extremadura Arqueológica II. I Jornadas de Prehistoria y Arqueología en Extremadura (1986-1990). Pp. 11-26.

Feb 172014
 

Miguel Alba Calzado. 

 Los gremios surgen  en la edad Media europea como fórmula asociativa en la defensa de los intereses corporativos del sector menestral. El sistema pretendía garantizar la autonomía de los oficios artesanos frente al férreo control ejercido por los estamentos privilegiados de la sociedad feudal. La necesidad de protección les conducirá a organizarse y solicitar la tutela de la monarquía[1], que encontrará en los gremios una forma de afianzar el poder regio en las ciudades y villas. Esta idea está contenida en la elección del término gremio para designar el fenómeno. Sebastián de Covarrubias[2], en su diccionario publicado en 1611, ofrece la siguiente definición lexicográfica del término:

      «Vale lo mesmo que el regazo (…). Por traslación llamamos gremio el amparo y refugio del que acoge a otro y le favorece (…)»

 

      El sistema gremial tuvo una rápida expansión por todo Occidente. En la Península se divulgará de forma desigual entre los reinos cristianos; así, al lado del desarrollo temprano y de sólido arraigo en los territorios de la Corona Aragonesa, en Castilla las reticencias de monarcas como Alfonso X a su implantación, retrasarán la presencia de los gremios hasta finales del Medievo. El fenómeno tampoco permanecerá ajeno en tierras musulmanas de Al-Andalus[3]. En cuanto a Extremadura, la circunstancia especialmente beligerante que padecerá este territorio durante la Reconquista, coincidiendo con los empujes de almorávides y almohades, actuará de freno en la expansión demográfica y económica de los núcleos urbanos cristianos redundando en una escasa presencia de colectivos artesanos. Por otra parte, integrada la zona oeste de conquista leonesa en la Corona de Castilla, seguirá la tónica general de los reyes castellanos en no favorecer la constitución de gremios. Habrá que esperar al Período Moderno para que alcancen alguna importancia, aunque en el territorio extremeño su participación cabe calificarla de muy modesta, sin llegar a desarrollarse de forma unitaria.

 

      En la Europa del pleno Medievo, inmersos en una sociedad predominantemente rural, los gremios surgirán de forma espontánea en aquellas ciudades con cierta densidad demográfica y con una actividad artesanal precedente y notable. El sistema gremial es en sus orígenes un fenómeno urbano y mantiene con la urbe una relación simbiótica. La ciudad, amén de otras funciones como la defensiva y la religiosa, es compendio de taller y mercado. Los gremios suministran todo tipo de manufacturas esenciales para el desarrollo normal de la vida cotidiana, en tanto que el crecimiento de la población favorecerá el progreso del sector menestral. En gran medida asumieron el papel de vertebradores de la economía urbana, promotores y beneficiarios a un tiempo del resurgimiento de las ciudades medievales. Participaron también en la estructuración del urbanismo, dando lugar a numerosos topónimos que perviven aún en el callejero del casco antiguo de muchas localidades[4]. Su influencia económica no quedaba circunscrita sólo al marco urbano, también al territorio circundante diseminado en hábitat disperso o concentrado en aldeas y pueblos, que a su vez abastecían de alimentos a las urbes. Toda ciudad aspiraba a la autosuficiencia o, en su defecto, a compensar las carencias con un ágil comercio. El disponer de una surtida actividad artesanal contribuía a cumplir este propósito, a la par que significaba prosperidad y progreso.

 

      Pero lo que había nacido para escapar del rígido panorama feudal reproducirá formas de aquél como el hermetismo social y la fuerte jerarquización (maestros, oficiales y aprendices). Se legitimará un control del funcionamiento de las profesiones artesanas mediante ordenanzas encaminadas a regular su actividad, pero tendió a transformarse en un recurso para homogeneizar su ejercicio y fijarlo:

 

      «Todos los trabajadores estaban incluidos en algún gremio o collegium. No solamente les estaba prohibido cambiar de gremio, sino que ni siquiera podían abandonar la ciudad (…)»

 

      «Había cofradías que tenían prohibido enseñara el oficio a quienes no fueran descendientes de antiguos cofrades, con lo cual nadie ajeno al grupo podía entrar a desempeñar esa profesión.»[5]

 

      El funcionamiento del sector menestral ejercido en monopolio entrañaba el riesgo de dejar a la población a merced de los intereses de los agremiados. Para delimitar sus atribuciones y en beneficio del común, el concejo cuidará con celo de hacer cumplir las Ordenanzas y actualizará sus contenidos. A menudo se anticiparán a imponer condiciones, legisladas en los fueros de las ciudades o villas recién fundadas o en los núcleos repoblados tras la Reconquista -como Plasencia y Cáceres respectivamente-. Estas normas tienen por objeto «la defensa del consumidor», al tiempo que otorgan disposiciones ventajosas para asegurar el funcionamiento normal de los oficios y atraer a artesanos y mercaderes.

 

      «La forma de los ladriellos ay en luengo palmo et medio et en ancho I palmo et en gruesso dos dedos et sean bien cochos, et si ante de anno se desfizieren por crudo, el maestro peche. Viendo el millar de los ladriellos por Imr, et non mas. Et si alguno este pleyto quebrantar peche X mrs. al querelloso. El maestro que al dia establecido ladriellos e teias non pagar, delas dobladas.» Art. 649 del Fuero de Plasencia.»[6]

 

      En el caso de los olleros -o alfareros-, entre otros cometidos, el municipio establecerá los precios, disposiciones para delimitar el lugar de extracción de arcilla y del acopio de leña, regulará la actividad, por ejemplo, fijando las horas permitidas para cocer o controlando la calidad y las cabidas de los recipientes. El incumplimiento de las Ordenanzas era sancionado con multas de diferente cuantía según el tipo de falta reprendada. Para ello existía la figura del veedor, representante por oficio del municipio, encargado de inspeccionar la producción y la venta y de velar por el cumplimiento de las normas.

 

      Aunque el origen de los gremios es medieval en la forma y el contenido, las condiciones venían esbozadas desde la Antigüedad merced a tres rasgos básicos coincidentes en que se estructura la producción artesana:

 

      1º. La existencia de varios niveles profesionales dentro de cada taller. Maestro, oficiales y aprendices constituían la plantilla de trabajadores de un obrador, si bien el régimen esclavista conllevaba otros matices en el funcionamiento interno de las officinae  contrarios a la movilidad. Pese a los cambios acaecidos en las  ciudades desde la caída del Imperio, en la Hispania visigótica se dará el mantenimiento del orden jerárquico profesional, como así consta en una ley de tiempos de Recesvinto. Esta regulación es reflejo de una realidad económica presente en núcleos como Mérida que, al contrario de otras muchas urbes coetáneas europeas, disfrutará de una próspera actividad artesanal durante los siglos VI y VII.

 

      2º. La producción permanecerá ligada esencialmente al núcleo familiar cuyas artes se perpetuarán con la transmisión de la tradición a las generaciones venideras. En este sentido, el edicto de Justiniano en el siglo VI, que obligaba a los hijos a seguir la condición profesional del padre, no hará más que fijar por escrito un comportamiento que tradicionalmente ya se daba en el sector menestral.

 

      3º. La concentración de talleres de un mismo ramo ocupando una misma zona de la ciudad conferirá una conciencia de entidad diferenciada a cada sector artesanal agrupados en calles o barriadas de producción especializada, circunstancia que contribuirá al posterior asociacionismo medieval. Además de en el mercado, en las ciudades romanas se comercializaban también las manufacturas allí donde se producían, de tal manera que la población sabía a qué parte de la urbe debía dirigirse si necesitaba un determinado artículo[7]. Marcial para situarnos espacialmente en una zona de la Roma alto imperial recurre a este hecho[8]:

 

      «(…) al comienzo de la calle Suburra (…) en donde muchos zapateros están frente por frente del barrio de los alfareros.»

 

      En el entramado urbano de la ciudad portuaria de Ostia se constata la agrupación de locales comerciales (tabernae) a cargo de «empresarios» dedicados a un mismo ramo en torno a plazas porticadas. Organizados en collegia, costearon la construcción de sus propios templos dedicados a divinidades que propiciaran el éxito de sus negocios. De este modo la organización por sectores de ocupación repercute en el ámbito de lo económico, social y religioso, llegando, inclusive, a manifestar aspiraciones de tipo político. En las pintadas callejeras de Pompeya ha quedado plasmado el espíritu corporativo de los diferentes oficios al proponer candidatos a las elecciones municipales con el convencimiento de que favorecían su actividad laboral[9].

      No obstante hay que apuntar la posibilidad de que la concentración de talleres y locales de venta e incluso los dos puntos (1º y 2º)  a los que antes se hizo referencia sean rasgos consustanciales al sistema productivo artesanal presente en los núcleos urbanos previos a la Revolución Industrial; es decir, que sean una respuesta elemental, dada por sociedades que han alcanzado un determinado grado de civilización y que, por lo tanto, compartirían diferentes culturas en ámbitos geográficos también distintos. Sin posibilidad de conexión aculturativa, es, por ejemplo, la realidad con que se encuentra Hernán Cortés en Tenochtitlán, artesanos y vendedores reunidos por sectores en barriadas controladas por veedores:

 

      «Cada género de mercaduría se vende en su calle, sin que entremetan mercaduría ninguna, y en esto tienen mucho orden.»

      – Segunda relación de la Conquista de México[10]

 

      Las corporaciones gremiales rebasarán el Medievo proyectándose con éxito a lo largo del Período Moderno. Las artesanías sustentarán el sistema productivo de manufacturas del Antiguo Régimen, de hecho, será durante esta etapa cuando los gremios ostenten mayor fuerza. El sistema se implantará en las ciudades coloniales de América. Pero también será en el transcurso del Antiguo Régimen cuando se pongan de manifiesto las carencias del modelo y empiece a dar muestras de agotamiento.

      Las críticas a su fracaso se centran en el ejercicio del monopolio, en las rígidas reglamentaciones que lo regularon, en el conservadurismo -raíz misma de la tradición- extremo en todos los órdenes, en la incapacidad de asimilar los cambios técnicos, en la escasa competitividad, en la homogénea y rutinaria oferta de manufacturas, etc., sin que falten acusaciones de corruptelas y de conflictos internos e intergremiales y entre éstos y el municipio[11].

      Los gremios serán un lastre en la economía española del siglo XVII, inmersa en una crisis general durante el reinado de los últimos Austrias. En el siglo XVIII  el anacronismo se hará cada vez más patente, aferrado todavía a la comodidad de un estadio anquilosado de precapitalismo antagónico a la liberalización del trabajo. La Corona Borbónica, en sus esfuerzos por modernizar España y dinamizar la economía, será consciente del obstáculo que significan los gremios y de la conveniencia de desmontar el caduco sistema productivo para dar paso a las nuevas fórmulas que ya se estaban implantando en otros estados europeos. Su preocupación se pone de manifiesto al querer censarlos e interesarse por su correcto funcionamiento. Tras los informes del Catastro de Ensenada se vuelva a hacer hincapié en el Interrogatorio de la Real Audiencia de 1791, cuyo punto tercero es bastante explícito en este sentido:

 

      «III. Qué vecindario tiene cada pueblo, su aplicación y oficios, el número de cada clase: si forman gremio con ordenanzas o no: si hacen exámenes para el ingreso, y su costo (…), si en los oficiales, o jornaleros se advierte abuso en el modo, u horas de trabajo, y el precio corriente de sus jornales.»

 

      El sistema gremial se convertirá en blanco de los ataques de los ilustrados que denunciarán el estado general de estancamiento que padecen y les responsabilizarán de actuar de freno al progreso. En Francia serán prohibidos al proclamarse la Revolución. En España probablemente los gremios hubieran  desaparecido languideciendo poco a poco hasta extinguirse por incapacidad de competir con la nueva industria, pero será en las Cortes de Cádiz donde los liberales se apresuren a desarticularlos. Con todo, algunos restaurarán su influencia a la vuelta de Fernando VII hasta ser definitivamente derogados en 1833.

      Pese al acoso sufrido a finales del Período Moderno y su arrumbamiento definitivo en la Contemporaneidad, pervivirán algunos aspectos de su funcionamiento refugiados en la actividad artesanal. La desaparición de los gremios como sistema asociativo no implicó el fin de la producción artesana, porque será precisamente su tecnología rudimentaria, su nula dependencia de materias primas del exterior y su oferta de artículos básicos para la comunidad lo que le seguirá confiriendo validez en el medio rural.

      Como ya hemos apuntado, la incidencia de los gremios en Extremadura no tuvo un carácter uniforme. Por regla general todos los núcleos de población con un número superior a 200 vecinos contaban con alguna actividad artesanal, sin embargo pocas localidades disponían de un colectivo del mismo ramo lo suficiente numeroso para constituir un gremio y, en aquellas poblaciones donde los había, hay que atribuirlo más a la idoneidad de la zona para la producción de un determinado artículo que al existencia de una economía boyante, heterogéneamente «industrializada». Así, es frecuente hallar localidades especializadas en un determinado género que, por contra, son deficientes en otras artesanías básicas.

      En el Antiguo Régimen, el sector alfarero estuvo ampliamente representado en ciudades como Plasencia, Trujillo y Mérida. En tanto que en núcleos como Cáceres y Badajoz la presencia de olleros fue casi siempre exigua y deficitaria. Algunos centros de ámbito rural reputados por sus barros fueron: Montehermoso, Torrejoncillo, Hornachos, Magacela y Castuera. Muchos otros pueblos disponían de alfarerías pero exclusivamente para el consumo local y todo lo más para abastecer a alguna población del entorno. Localidades como Fregenal de la Sierra y Olivenza tuvieron también una actividad importante en este ramo, aunque entonces pertenecían a Sevilla y al reino de Portugal respectivamente.

      Pero, sin lugar a dudas, los centros eminentemente alfareros de la región fueron Arroyo de la Luz, entonces denominado «del Puerco» y Salvatierra, topónimo al que con posterioridad se le añadió «de los barros» para subrayar su vocación. En estas localidades gran parte de la población estuvo vinculada de una u otra forma al oficio. Alfareros, jornaleros en el desempeño de tareas auxiliares, acarreadores y arrieros conformaban un conglomerado socio-económico centrado en un solo ejercicio menestral. Los dos centros produjeron todo tipo de obra en basto, pero por lo que merecieron especial distinción fue por las excepcionales calidades de sus barros en dos tipos de obra: la de fuego en Arroyo y la de agua en Salvatierra. De entre estos dos centros, Salvatierra fue en los siglos pasados -y es en la actualidad- el más destacado de los pueblos alfareros extremeños y probablemente, en su género, el más importante del Reino. Durante el Antiguo Régimen será el único núcleo alfarero extremeño que abastecerá asiduamente a otros muchos puntos de España.

      Sin embargo, hasta el momento no disponemos de documentos escritos o arqueológicos que prueben la existencia en Extremadura de talleres de loza fina pintada semejantes a los de Puente del Arzobispo, Talavera, Manises, Paterna, Sevilla o Málaga, aunque en el Antiguo Régimen hubo intenciones de instalarlos en Trujillo, proyecto que no llegó a realizarse, y aunque en Plasencia don Luis de Toro, en 1574, alabe las excelencias de las lozas locales, de «adornos dorados», cuestión que esperamos tratar en otra ocasión. Las minoritarias clases pudientes demandaban lozas finas para sus vajillas y demás recipientes domésticos que eran traídas mediante arrieros a través de una maltrecha red viaria.

      En el siglo XVI, aprovechando la prosperidad coyuntural, se producirá el mayor auge del gremio alfarero en el Período Moderno, pero al igual que en la alfarería pocos productos de otros ramos traspasarán los límites de la Región. En el siguiente siglo, varias circunstancias históricas impedirían el pleno desarrollo del sistema gremial como la expulsión de los moriscos, vinculados tradicionalmente a estos oficios, cuyo vacío nunca llegó a llenarse, la larga guerra de desgaste con Portugal, que tendrá por escenario el territorio extremeño, la situación general de penuria económica, el fenómeno de la emigración a América y el aislamiento provocado por la situación periférica marcarán profundamente a la Región y las secuelas se arrastrarán a lo largo de los siglos venideros.

      Conocemos, de acuerdo con las respuestas al Interrogatorio de la Real Audiencia, la ausencia generalizada de organización gremial en la provincia de Extremadura en los inicios del reinado de Carlos IV. Salvo alguna excepción como es el gremio textil de Berlanga, el resto del panorama productivo se limita a una modesta actividad artesana que suplirá entonces -y mucho después- la carencia de industria fabril. En lo referente a la alfarería es importante señalar que ningún centro extremeño tiene constituido gremio a finales del siglo XVIII. Los ilustrados tendrán presente la distinción de la fábrica como unidad de producción mayor frente al sistema menestral asociado de ordinario a la producción familiar. Sirva de ejemplo el expediente de Magacela (1791) en el que se informa en el punto tercero de: «Alfareros de obra vasta doze», para en el punto onceavo añadir: «En esta villa no hay fabricas (…) y no pensamos haia fondos para establezerlas aunque fueran muy útiles.»[12]

      No obstante, prosperará la ambigüedad del término y Madoz[13] en 1841 cita varias alfarerías extremeñas empleando el término de fábricas. También durante el siglo XX funcionarán con el título de fábricas talleres en Mérida, Plasencia, Arroyomolinos de Montánchez, Guareña, Talarrubias y Fregenal, aunque el sistema de producción haya sido hasta su clausura -en la década de los ochenta- genuinamente artesanal en todos ellos.

      Alejados de los incipientes focos de industrialización el fenómeno no sólo no desaparecerá sino que además las artesanías siguieron desempeñando un papel importante en la economía extremeña.

      Industria y artesanía tomarán caminos divergentes. La incompatibilidad de ambos sistemas se pondrá de manifiesto con la desaparición progresiva de las artesanías allí donde tienen acceso los productos fabriles. Debido a esta carencia, Extremadura mantendrá una rica muestra, en calidad y variedad, de oficios artesanos en los dos últimos siglos. La revolución siguiente, la de los transportes, se hará notar incidiendo en primer lugar en las ciudades -también en las de tradición agropecuaria como son las extremeñas- y después en el medio rural, último refugio en que se había mantenido su vigencia. Con todo, hay que señalar que en lo que a localidades alfareras se refiere en la década de los ochenta de este siglo aún continuaban veinte centros[14] en funcionamiento (un total de ochenta y tres alfarerías), dedicados a la producción de cacharros en basto, si bien muy hostigados por la crisis. Localidades como Salvatierra, Mérida, Cabeza del Buey o Arroyo se sirvieron del ferrocarril -con anterioridad a la Guerra Civil-, alcanzando precisamente en este siglo el mayor auge de producción y ventas de su historia.

      La alfarería, como tantos otros oficios menestrales, está cimentada en la tradición[15]. La razón de la persistencia es comprensible si consideramos que el sistema gremial se basaba en la repetición de fórmulas. Exentos de las normas gremiales que habían encorsetado el oficio y haciendo uso de la libertad de trabajo, los alfareros mantuvieron rasgos que habían proporcionado operatividad al sector.

El resultado cabe atribuirlo a una experiencia selectiva antes que a la reproducción de conductas enraizadas por simple inercia. Desde el vacío gremial registrado en la segunda mitad del siglo XVIII hasta la crisis del oficio acaecida en el transcurso de la década de 1960, muchos han sido los cambios que han desfigurado el viejo sistema, pero algunos rasgos se han infiltrado y mantenido en el registro etnográfico. Son persistencias compartidas en algunos casos por diversos núcleos extremeños, otras se han mantenido en un solo centro y ciertas pautas gremiales subsisten transformadas. Destacaremos las siguientes:

 

      1. Persistencia en el emplazamiento de los obradores reunidos en una parte concreta de la localidad. Las alfarerías se hallaban agrupadas tradicionalmente en la periferia de las poblaciones a causa de dos motivos fundamentales: por razones de seguridad, debido a la posibilidad de incendios que accidentalmente pudiesen ocasionar los hornos y para evitar molestias al vecindario provocadas por las densas humaredas características de la fase inicial de cocción. Al lado de éstas, hay otras razones para la elección de una zona concreta del extrarradio que explican la concentración de las alfarerías en una calle o en una barriada como son: la proximidad al agua (recurso imprescindible), la necesidad de acortar distancias a los barreros o el hecho de disponer de instalaciones comunales, a las que hay que añadir el mantenimiento de una conciencia de grupo profesional reforzada por razones de parentesco. El crecimiento urbanístico tenderá a absorberlas ocasionando el desplazamiento de las alfarerías hacia nuevas zonas periféricas. Tales movimientos de convierten en un claro indicio de la evolución demográfica de la localidad. Por ello, excepcionalmente coinciden las áreas productivas alfareras del Antiguo Régimen con las del presente siglo y, a su vez, aquéllas con las medievales. En una veintena de centros se ha documentado esta premisa, pero destacaremos dos circunstancias singulares: en Monesterio, el único alfar de loza basta estuvo integrado en la calle de los ladrilleros y tejeros, oficios, en cierto modo, afines en la materia. En Salvatierra, donde cerca de ochenta alfarerías estaban en activo en 1930, la distribución se extendía por la mayor parte de las calles del pueblo, ya fuesen más o menos céntricas o periféricas.

 

      2. Persistencia en el disfrute del colectivo alfarero de una serie de derechos relativos a la extracción de materia prima del mismo lugar. Generalmente se mantienen los barreros desde tiempo inmemorial y de forma gratuita y, sólo en ocasiones, los lugares para abastecerse de agua y de leña, como por ejemplo en Oliva de Mérida. Así ocurre en Ceclavín, Ahigal, Plasencia, Montehermoso, Talaván, Torrejoncillo, Arroyo de la Luz, Salvatierra, Fregenal, Berlanga y Cabeza del Buey. Dos casos dignos de reseñarse son los de Casatejada y Trujillo. En Casatejada, por estar sujetos los alfareros al pago de una cuota simbólica denominada montaratía generación tras generación. En Trujillo, por existir una antigua cláusula que asegura el suministro de arcilla de una finca particular denominada Mordazo, debido a la calidad superior del barro de este lugar. En el supuesto de que el terreno cambiase de dueño, el nuevo proletario se comprometía a respetar el derecho de los alfareros a aprovechar el subsuelo de la finca en tanto que el podrá disponer a voluntad del uso y aprovechamiento de la tierra de cultivo.

 

      3. Persistencia de conductas como las de realizar tareas en grupo. Las labores que daban ocasión para reunirse varios alfareros de diferentes talleres eran la extracción de tierra, ir a por leña y esporádicamente la comercialización exterior de la obra con caballerías o carros. Sirvan de ejemplo para ilustrarlo centros como Talaván, Arroyo de la Luz, Talarrubias, Oliva de Mérida, Salvatierra y Berlanga. Este comportamiento es signo evidente de las buenas relaciones entre artesanos, relaciones que por lo común tendieron a enturbiarse conforme se intensificó la crisis del oficio con la caída de la demanda.

 

      4. Persistencias en la utilización de instalaciones comunales -o del mismo solar para emplazarlas- para el desenvolvimiento del proceso técnico. El ejemplo que mejor lo ilustra son los hornos comunales de Arroyo de la Luz y de Trujillo, ubicados en las calles del Rollo y Margarita Iturralde respectivamente, en los que había que concertar día para cocer, y en los pozos abiertos o lagunas de la Oliva de Mérida. También dispusieron de un horno de uso colectivo Magacela, Talaván y Zarza la Mayor. Con respecto al agua, en Trujillo, Mérida y la mencionada Oliva, las construcciones de batir y colar el barro, aun siendo de uso particular, se hallaban en el mismo terreno, muy próximas entre sí. Particularmente en Trujillo donde las balsas están dispuestas en batería y adosadas las unas a las otras, con una canalización que las flanquea por donde se surtían de agua.

 

      5. Persistencia en la organización de un estatus diferenciado. Al frente el maestro, responsable del control de todo el proceso de elaboración; los oficiales, trabajadores asalariados y especializados en tareas concretas, y los aprendices que, a cambio de iniciarse en las artes del oficio, contribuían apoyando en tareas auxiliares sin percibir jornal. Esta triple categoría existía hasta hace pocos años en todos los centros alfareros extremeños y se cumplía fuese o no el taller familiar. Trabas de tipo legal y administrativo han hecho desaparecer la figura del joven aprendiz. La exención del trabajo físico a los niños físico a los niños, la escolarización hasta los dieciséis años, la obligatoriedad de dar de alta en la Seguridad Social a cualquier empleado y del pago de un salario mínimo, junto a la situación general de crisis en el oficio, son factores que han contribuido a su desaparición.

 

      6. Persistencia del núcleo familiar como base productiva. Padre e hijos asumen el papel de maestro y oficiales respectivamente. Los lazos de respeto filial son reforzados por el respeto a la jerarquía profesional y viceversa. Cualquier taller podía contar entre sus miembros con oficiales contratados y aprendices acogidos que no pertenecieran a la familia, pero éstos casos eran los menos habituales,  siendo lo más frecuente que los componentes fueran de la familia nuclear o en su defecto de la familia extensa. El oficio se transmitía de generación en generación, de padres a algunos hijos varones entre los cuales el primogénito normalmente se convertía en alfarero sin opción. Este patrón de conducta heredado vinculará el oficio a determinadas familias, que no aceptarán aprendices fuera de ella como medida de protección (aprendiz hoy, competidor mañana). Casi la totalidad de los alfareros extremeños lo son por tradición familiar, por dedicarse a ello la familia «desde siempre», «de toda la vida» -son las contestaciones más usuales al respecto-. El oficio queda limitado a determinados apellidos y además es corriente hallar matrimonios de alfarero con hija de alfarero, lo que no sitúa ante casos de endogamia profesional, quizás propiciada por poseer las familias la misma consideración económico-social o sencillamente a consecuencia del mayor contacto desde la infancia por vivir en la misma calle, por amistad entre familias, etc. Los casos documentados pertenecen a Salvatierra, Arroyo, Montehermoso y Berlanga. En centros como Quintana, Guijo y Monesterio ocurre de igual forma, pero los alfareros son originarios de Salvatierra.

 

      7. Persistencia en no alterar el rol que se establece por sexos. La liberación del trabajo no significó la incorporación reconocida de la mujer al proceso productivo alfarero a excepción de tareas «eminentemente femeninas» como la decoración. Un maestro que sólo tuviese hijas quedaría sin descendientes en el oficio y la herencia profesional terminaría con él. La conducta estaba tan arraigada que desde la mentalidad de hace tan sólo veinte años ninguna hija hubiera siquiera reclamado la posibilidad de aprender y más impensable aún habría sido que la propuesta hubiera partido del padre. La figura de la mujer alfarera es inexistente en la región extremeña, del mismo modo que nunca hubo hombres bruñidores en Salvatierra.

 

      8. Persistencia en mantener un control de calidad que el maestro se considera en la obligación de hacer. La mayor parte de los artesanos separan la obra correctamente realizada de aquella que presenta algún defecto aunque éste sea mínimo, como puede ser el que la vasija no tenga una coloración uniforme tras la cocción. Las piezas que antaño habría sido arrojadas al testar, en cumplimiento de un estricto control de calidad gremial, son almacenadas a parte y comercializadas a mitad o a una cuarta parte de su precio entre la clientela más humilde, pero la selección se sigue produciendo.

 

      9. Persistencia en la consideración del justiprecio, basado en la idea de que los objetos poseen un valor tasativo que no es más ni menos que el que deben tener. Para hacer cumplir esta norma «ético-comercial», a falta de gremios que lo regulen, en el Antiguo Régimen era normal que los municipios se ocupasen de actualizar las tasas de precios «razonables». Sin embargo, la liberalización de los precios no trajo la especulación incontrolada, sino que las tarifas tendieron a seguir siendo constantes con leves alteraciones a largo plazo. Esta estabilidad explica la costumbre de la gran mayoría de los alfareros de nombrar a los recipientes del mismo tipo pero de distinto tamaño por su precio para distinguirlos entre sí: barril de a ocho, de a gorda, de perra chica, de real y medio, etc. Inclusive tales denominaciones se transmitían a la generación siguiente hasta ser nuevamente actualizada la nomenclatura. Desde mediados de los años sesenta, los precios, aunque bajos, comienzan a fluctuar a un ritmo sin precedentes para equiparse al costo de la vida, pero los nombres en función a su importe se han mantenido. En Arroyo de la Luz pervive la más arcaica de estas nomenclaturas fundamentada desde época gremial en un sistema de contabilidad que tiene a la moneda del maravedí como base. Al margen de las pervivencias en el lenguaje, la idea del justiprecio siguió siendo válida aplicada a las manufacturas esenciales, como las que proporcionaban los alfareros a la comunidad. La tendencia, siempre que fue posible, estuvo dirigida a consensuar los precios. Precios bajos en consonancia con el poder adquisitivo de la población rural. En los últimos años ha podido observarse la aparición de una doble categoría de precios: una para el vecindario, fiel al justiprecio tradicional, y la otra es la que se aplica al forastero o al turista que es algo más alta. Se justifica el incremento con los argumentos de que «la gente de fuera no compra para usar sino para decorar» (y lo decorativo siempre ha sido más caro que lo utilitario), «conceden más valor a las piezas y por lo tanto valen más» y porque «justo es que pague algo más el que bien lo gana»; en cierto modo no deja de ser una manera de adaptar el justiprecio.

 

      10. Persistencia en la celebración de la festividad anual de las Santas Justa y Rufina, patronas del gremio alfarero. En Salvatierra, en plena vigencia y en Arroyo de la Luz, hasta hace pocos años, el 19 de Julio se celebraba el día de las mártires protectoras del oficio. La jornada era, y es, de obligado descanso laboral. Por la mañana se oficiaban varios actos religiosos como la misa, la bendición a la puerta de cada alfar y una procesión con las imágenes de las Santas que recorría las calles donde se emplazaban los talleres. Hay que tener en cuenta que los gremios en su origen tuvieron un marcado carácter religioso y antes que gremios se denominaron cofradías  y hermandades[16]. A medio día la solemnidad de los actos religiosos daba paso a otros típicamente lúdicos que fomentaban la convivencia entre los alfareros y las familias de éstos.

 

      11. Persistencia en conservar el régimen de mutualidad. Los gremios estaban  inspirados en el principio cristiano de socorrer a quien lo necesitase dentro de la hermandad de oficio. En casos de invalidez, enfermedad, penuria económica, fallecimiento del maestro y desamparo de la familia, accidente que destruyese el taller, etc., los agremiados estaban obligados a prestar ayuda a cualquiera de sus miembros. Este servicio solidario continuó prestándose regularmente en Salvatierra hasta finales de la década de los años sesenta de este siglo. Con tal fin se pagaba una cuota anual para disponer de fondos.

 

      Por último, resulta significativo que el término gremio lo utilicen los alfareros para referirse, de forma restringida, a los compañeros de oficio en aquellas localidades donde los talleres han sido hasta hace poco tiempo numerosos y, con una visión más global, para nombrar el colectivo del mismo ramo independientemente del centro al que pertenezcan. Por lo demás, el concepto, para los alfareros, está vacío del sentido original. Las pervivencias son también extensibles al proceso técnico y a la obra resultante, aunque ello no quiere decir en modo alguno que se hayan conservado inmutables, en estado fósil. Los cambios son continuos, asimilados y transmitidos por la tradición. Documentar las transformaciones producidas en la cultura material y en el proceso de elaboración sólo puede hacerse desde una óptica de análisis etnoarqueológico.

 

 

 

RESUMEN

 

      En el Medievo se produce la asociación de artesanos de un mismo ramo en torno a hermandades o cofradía: son los gremios. Este sistema organizativo prolongará su existencia a lo largo del Antiguo Régimen y desaparecerá con aquél. Pero el fin de los gremios no arrastró la producción artesana que mantuvo su vigencia en aquellas zonas alejadas de los focos de la nueva industria. El marcado carácter agropecuario de Extremadura prorrogó el mantenimiento del sector menestral ocupado en el suministro de manufacturas básicas para la comunidad rural. Es por ello por lo que la Región dispone de tan rico patrimonio etnográfico en cuanto a oficios artesanos se refiere, pese a su progresiva desarticulación en los últimos treinta años. Tras hacer un repaso por el fenómeno gremial y centrados en la alfarería tradicional extremeña, se trata de reconocer algunos rasgos heredados y transmitidos por la tradición propios del viejo sistema gremial e incluso anteriores a éste.



     [1]Sirva de muestra el caso que recoge Antonio Rubio sobre un contencioso iniciado por menestrales contra los señores regidores de la villa de Cáceres por prevaricación en las licencias para aprovechamiento de leñas, puesto en conocimiento de los Reyes Católicos. Finalmente,

                «los Reyes ordenaron que en lo sucesivo se permitiese a olleros y tintoreros cortar la leña necesaria para su industria y que para los demás se guardase la ordenanza, hecha para regular el aprovechamiento de leña en los montes comunales.»

Antonio Rubio Rojas, Cáceres. Resumen de la historia local,  Tomo I (desde lo orígenes al año 1598), Cáceres, 1986, pág. 87.

     [2]Sebastián de Covarrubias, Tesoro de la Lengua Castellana o Española,  Alcalá de Henares, 1611. Edición de Martín Riquer, Barcelona, Alta Fulla, 1993. S. V.: gremio.

     [3]«Artesanos y comerciantes se asociaban en gremios, a cuyo frente se hallaba un síndico nombrado por la administración y responsable de la honradez de los agremiados, que se agrupaban en calles por oficios o junto a los mercados, extendiéndose éstos alrededor de las mezquitas.»

Luis M. LLubiá, Cerámica Medieval española,  Barcelona, Labor, 1973, pág. 45.

     [4]La ciudad de Plasencia ha conservado un buen número de topónimos que recuerdan la antigua dedicación profesional de sus vecinos: Calle Zapaterías, de los Quesos, Curtidores, Bataneros, Podadores, Barrerías, etc. Como también existen en Trujillo la calle Tintoreros, Herreros, etc.

     [5]AAVV, Nueva Historia de España. Los reinos cristianos en la Alta Edad Media, tomo VII, Madrid, Edaf, 1980, pág. 71.

     [6]Eloísa Ramírez Vaquero, El fuero de Plasencia.  Estudio histórico y edición crítica del texto, Vol. I, Mérida, Editora Regional, 1987.

     [7]En Mérida los últimos hallazgos arqueológicos van dirigidos en este sentido, a juzgar por la localización de la zona alfarera.

     [8]Marco Valerio Marcial, Epigramas completos y libro de los espectáculos, Barcelona, Iberia, 1976. (Traducción, prólogo y notas de José Torrens Béjar)

     [9]Robert Etienne, La vida cotidiana en Pompeya,  Madrid, Ediciones Temas de Hoy, 1992. Vid. Capítulo IV, «Fiebre electoral», pp. 123-151.

     [10]Hernán Cortés, Cartas de la conquista de México, Madrid, Sarpe, 1987, pág. 51.

     [11]C. Laorden y otros, La artesanía en la sociedad actual, Barcelona, Salvat, 1982, pág. 9.

     [12]Interrogatorio de la Real Audiencia (1791), Expediente de Magacela, Archivo Histórico Provincial de Cáceres.

     [13]Pascual Madoz, Diccionario geográfico, estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, Tomo III, Madrid, 1846.

     [14]H. Velasco, Guía de la artesanía extremeña, Madrid, Dirección General de Industrias alimentarias y diversas, 1980.

     [15]Remitimos a las observaciones que sobre la tradición expusimos en «Pervivencia de un rasgo de cultura material en la frontera luso-extremeña: el enchinado», Revista de Extremadura, nº 7, 1992.

     [16]AAVV, Nueva historia de España…, pág. 71: «Si bien la finalidad primera de estas cofradías o hermandades fue la mutua protección y las manifestaciones religiosas de sus miembros, pronto evolucionaron hacia la ordenación de las actividades económicas.»

Ene 182014
 

Juan Solano García

Hoy, que está tan en boga todo lo relacionado con la con­servación o recuperación de nuestro patrimonio histórico artísti­co, me han parecido un marco muy adecuado estos Coloquios, para dejar constancia del tema que expondré a continuación, que está cobrando mucha actualidad entre el vecindario y atención por par­te de algunos amantes del arte que nos visitan.

LA CASA-PALACIO DE LOS SANDE, EN SU SEÑORÍO DE VALDEFUENTES.­

Es lamentable el estado en que se encuentra este históri­co edificio. Su artística y valiosa fachada, obra del cantero trujillano, Pedro Hernández, aunque no destruida, está totalmente desfigurada, al convertirse el edificio en casas particulares.

No están todavía muy lejanos los tiempos en que se come­tió el último desafuero contra este Palacio: Tabicar “los portales”, el espacio comprendido dentro de la arcada de la planta ba­ja.

D. Álvaro de Sande compra a la Corona en 1558 (todavía en vida de Dña. Juana, que como Gobernadora y Lugarteniente del Rei­no hubo de autorizarlo) el llamado “Lugar de Valdefuentes” con reconocimiento de Señorío a su favor.

D. Álvaro encarga al célebre cantero cacereño Pedro de Marquina a construcción de una casa. La obra de Marquina tenía las características de las Casas Fuertes extremeñas, de la época, flanqueada por dos torres, que se conservan en su estructura ori­ginaria.

¿Cuándo manda D. Álvaro construir “su casa”, que así se denomina simplemente, antes de la reforma que efectuara en ella Pedro Hernández? Sin duda, cuando Felipe II concede al Lugar el titulo de villa. El documento que lo acredita no ha sido halla­do en los archivos de la Real Chancillería de Valladolid, como pensé, en principio. La razón es que en materia de títulos, mercedes y privilegios reales, sólo si había pleitos en la concesión, quedaban archivados en las Chancillerías los antecedentes del trámite. Indudablemente, en la concesión de este privilegio real, no hubo pleito alguno, dada la personalidad de D. Álvaro. He llegado a la conclusión de que este documento se encuentra en el Archivo de Simancas, en el que existen otros documentos relacionados con la vida de D. Álvaro. Así lo cree también el propio Director de este Centro, con el que he mantenido corres­pondencia. Pero, en una investigación realizada muy superficial mente, no ha habido ningún resultado positivo. En el inmenso ­acervo de documentación de este Archivo, como me dice el aludi­do Director, habría que hacer una investigación a fondo, que yo no he podido realizar.

De todos modos, no es arriesgado afirmar que el título de villa concedido a Valdefuentes, debió tener lugar en 1563, cuando D. Álvaro es liberado del cautiverio de los turcos; o a lo sumo, en 1565, terminada la conquista de Malta, en la que fue el principal personaje y con la que culminó su vida de heroico soldado, al servicio del Emperador Carlos V y de su hijo Felipe II.

Son las etapas en que D. Álvaro puede prestar mayor aten­ción a sus negocios y entre ellos, los muy importantes del Seño­río. No le gusta del todo la obra de Marquina y ordena entonces que, el no menos célebre cantero trujillano, le haga una nueva fa­chada, superpuesta a la primitiva que ocupaba el espacio al fondo, entre ambas torres. Daba así a su casa prestancia de Palacio, como tradicionalmente se le ha venido llamando.

Pese a que siempre se creyó que este edificio respondía a una unidad constructiva, yo me di cuenta de que en él había una serie de contrastes que revelaban dos estilos arquitectónicos distintos, que, sin duda correspondían a dos etapas en su ejecución. Efectivamente, mi satisfacción fue grande cuando descubrí que es taba en lo cierto. De un modo imprevisto, gracias a una informa­ción que me facilitó mi buen amigo Carmelo Solís, supe que, en el Archivo Municipal de Trujillo, existía el siguiente protocolo:

“El 23 de agosto de 1568, ante el escribano Pedro de Car­mona, otorgan escritura de transacción, el maestro García Jiménez Casco, clérigo, en nombre de D. Álvaro de Sande, señor de la villa de Valdefuentes y Pedro Hernández, cantero, vecino de Trujillo, sobre la obra a efectuar por éste en la casa de D. Álvaro”.

En el memorial de condiciones, se especifica la obra: Se trata de “un corredor de diez arcos de medio punto. Dispuestos en dos pisos y apeados aquellos en columnas. La piedra se ha de sa­car de las canteras del Salor, siendo de ladrillo las bovédas. La obra había de comenzar el 1º de septiembre y quedaría concluida en diciembre, pagándose por todo ello, 150 ducados, fragmentados en cuatro partes, conforme se fuera ejecutando”.

A esta confirmación habla llegado yo, no por ningún cono­cimiento técnico arquitectónico, sino por esos contrastes de orden artístico que había observado, tales como los remates de los tejados, aunque muy bien resueltos en las juntas de la fachada, el to­no de color y finura de la piedra empleada en la misma, la admira­ble ejecución de los tres escudos que la adornan, si se comparan con los más antiguos de los esquinazos de las torres y algunos -otros más nimios detalles.

Desgraciadamente no existía ninguna fotografía del conjun­to del Palacio antes de ser cegados “Los Portales”. Gracias al mi­nucioso trabajo de un experto dibujante, he logrado obtener una reproducción muy fiel a la realidad.

¿Será posible una intervención oficial para dejar al descubierto la arcada? El problema es delicado, por los muchos inconve­nientes que el hecho consumado ha creado. Pero ahí está latente la aspiración del pueblo.

 

Ene 152014
 

XXVII COLOQUIOS HISTÓRICOS DE EXTREMADURA.

ARROYO MATEOS, Juan Francisco EL GRAN EXTREMEÑO: FRAY JUAN CABRERA, O.F.M.

Vivió en el siglo XVI un extremeño tan destacado que las gran­des dignidades de la Patria deseaban tenerlo consigo y escuchar sus conversaciones, oir sus puntos de vista y aprovecharse de sus siempre provechosas doctrinas. Nos estamos refiriendo al francis­cano fray Juan Cabrera, que algunas veces solía visitar al Rey Fe­lipe II, al que incluso escribía cartas, que luego el monarca, por en­contrarlas tan amenas e interesantes, se las leía muchas veces al personal de su palacio. No le olvidaba Felipe II, pues cuando cierta vez viajó por Badajoz preguntó con gran admiración, respeto y afecto por su fraile muy estimado fray Juan Cabrera, que descolló sobre todo en santidad, espíritu de oración, penitencias austeras y milagros de toda índole, pues en un año de sequía consiguió del Señor abundantísima lluvia, en menos de 24 horas, tras solicitarle al superior del convento que impetrara esta gracia al Altísimo; prodigio que dejó como «espantados» a los frailes.

BAZAGA IBAÑEZ, Manuel J. TRUJILLO EN EL PLEITO DE LA ORDEN FRANCISCANA

La Orden Franciscana tuvo en Trujillo gran preponderancia y estimación, pero en su permanencia en la ciudad no pudo exi­mirse de los problemas que la división en sus dos ramas. Ob­servantes y Conventuales, ocasionaron desde el año 1500 a 1517, en que se someten a un solo ministro general, nombrado por el Papa León X.

BARRIO MOYA, José Luis APORTACIONES A LA BIOGRAFÍA DE JUAN MATEOS, BALLESTERO MAYOR DE FELIPE V, RETRATADO POR VELÁZQUEZ

La importancia que el ejercicio de la caza tuvo en la Corte de los Austrias españoles se tradujo en la aparición a lo largo del siglo XVII de numerosas obras sobre temas cinegéticos, en las que sus autores daban consejos para cobrar las mejores piezas y normas para el co­rrecto uso de las armas. Destacan entre aquellos libros el «Arte de la ballestería y montería», de Alonso Martínez de Espinar, y «El ori­gen y dignidad de la caza», del extremeño Juan Mateos.

Juan Mateos fue un hábil cazador, quien por sus méritos llegó a ser ballestero mayor de Felipe IV, tan aficionado a la caza como a la pintura y a las mujeres, al que acompañó en numerosas cace­rías, sobre todo en el monte de El Pardo. Fue tal la importancia que Juan Mateos alcanzó en la Corte de Felipe IV, que el propio Velázquez realizó su retrato, en una pintura que en la actualidad se con­serva en la Galería de Dresde.

Juan Mateos nació en la localidad de Villanueva del Fresno, en fecha todavía desconocida, falleciendo en Madrid en 1634. Hijo de un afamado ballestero, muy joven acompañó a su padre en sus ac­ciones venatorias. Establecido en Valladolid y luego en Madrid, Juan Mateos gozó de la confianza de los reyes Felipe III y Felipe IV, y a pesar de la protección que ambos monarcas le dispensaron su si­tuación económica fue siempre precaria. Su obra «Origen y digni­dad de la caza» se publicó en Madrid en 1634, haciendo en 1927 una nueva edición la Sociedad Española de Bibliófilos y una tercera, pu­blicada en Badajoz, en 1978, a cargo de Manuel Terrón Albarrán.

CADENAS HOLGUÍN, Ángel LA TORRE DE LOS PIZARRO

En el Marquesado de la Conquista, en el siglo XVI, Hernando Pizarro, hermano del conquistador del Perú, manda construir un monumental palacio para su esposa inca, doña Francisca Pizarro Yupanqui. El palacio está dotado de una torre homenaje, monoalmenada, coronándola que la señorea. Lleva como nombre la Torre de los Pi­zarro, pero propiamente debería ser denominada LA TORRE DE HERNANDO PIZARRO, en honor y homenaje a su creador.

La Villa de la Conquista, siempre ligada al linaje de los Pizarro desde los tiempos de la reconquista a los almohades da dictado al título de Marqués, el cual concede el Emperador Carlos I, a Fran­cisco Pizarro.

Ángel Cadenas, autor de este trabajo, nace a escasos metros de esta torre y desde su ventana ve y quiere ver a La Torre de Hernan­do, por su muro oeste, que hoy por hoy se desmorona y amenaza seria ruina, y expone la urgente necesidad de intervenir para evi­tar su derrumbre, pensar que es un símbolo de la relación entre la cultura Inca y la Ibérica.

CÁRDENAS BENITEZ, M.a Pilar UN TRUJILLANO EN AMÉRICA: JUAN PRIETO DE ORELLANA, VISITADOR DE LA AUDIENCIA DE SANTA FE

Muchos son los extremeños que emigraron a Indias y que par­ticiparon en su descubrimiento, conquista y población. Como la mayoría, llegaron impulsados por el afán de gloria, de grandezas, de enriquecimiento, de fama.

Juan Prieto de Orellana pasa a las Indias con un propósito: Ter­minar la visita comenzada por Juan Bautista de Monzón, que ha si­do hecho preso por los miembros de la Audiencia de Santa Fe.

Este trabajo va a servirse de las cartas que Prieto de Orellana envió al rey desde Santa Fe.

CARRASCO MONTERO, Gregorio DE LA CRÓNICA DE UNA PEREGRINACIÓN

Más de diez mil romeros caminaron a El Palancar. El motivo era celebrar la reinstalación de las órdenes religiosas en la diócesis después de la EXCLAUSTRACIÓN Y DESAMORTIZACIÓN.

En esta crónica existen reivindicaciones, aunque expuestas como quejas.

Personalidad del obispo impulsor de la magna marcha a la cu­na de la Reforma Alcantarina, ilmo. Sr. Dr. don Ramón Peris Mencheta, cuyo pontificado enlazó la última década del siglo XIX con el XX.

CAVA LÓPEZ, M.a Gema POBREZA Y MARGINACIÓN INFANTIL:EXPÓSITOS EN LA ALTA-EXTREMADURA MODERNA

El expósito constituye uno de los grupos característicos del co­lectivo más amplio de marginados de las sociedades occidentales de la época moderna. Su condición y situación de exclusión social se explica por la convergencia en estos individuos de, al menos, tres elementos de desprestigio en el sistema de valores de la época, cuales son su presumible filiación ilegítima, la desvinculación de un grupo familiar de origen y el estado de miseria que caracteriza su existencia desde los primeros momentos.

El intento de aproximación a la magnitud del fenómeno en el marco espacial de la Alta-Extremadura ha puesto de relieve las par­ticularidades que éste reviste en el caso propio. El escaso volumen de la exposición y el comportamiento extraño en cuanto a la ruptura de la tónica creciente del mismo, que cabría esperar de principio a fin del antiguo régimen, señalan los rasgos peculiares de la práctica del abandono. Así lo confirma el mantenimiento de las reducidas proporciones de expósitos según la información suministrada por la documentación parroquial; en tanto, el análisis de las cifras de la exposición institucionalizada no sólo corrobora la falta de ese cre­cimiento, sino que aún lo subraya al apuntar la tendencia inversa durante el XVII, al menos en el área de influencia de la fundación es­tablecida en Trujillo, que sólo será restablecida de acuerdo con las pautas generales en el transcurso de la centuria siguiente. En cualquier caso, los menores implicados serán atendidos por las autori­dades civiles y eclesiásticas locales, así como por las diferentes ins­tituciones de origen, naturaleza y entidad diversa, desigualmente distribuidas por el territorio de la Alta-Extremadura.

CEBALLOS BARBANCHO, Julio APROXIMACIÓN TIPOLÓGICA AL ARTE FUNERARIO Y SEPULCRAL EN LA ARQUITECTURA RELIGIOSA DE LA DIÓCESIS DE CORIA-CÁCERES (SS. XV-XVIII)

El sepulcro: aspectos generales.

Antes de afrontar el estudio tipológico de la diócesis de Coria-Cáceres conviene analizar el proceso constructivo que supone la erección de un sepulcro en un templo. Esbozaremos para ello un breve resumen de los trámites y trabajos necesarios para la edifi­cación de los mismos.

Ante todo señalaremos que los documentos de todo tipo (tumbos, becerros, escrituras de fundación, cuentas de fábrica y, sobre todo, los contratos) nos proporcionan noticias sobre el pro­ceso de construcción de un monumento funerario.

El primer aspecto a considerar es la preparación del lugar, que conlleva una serie de trámites burocráticos, permisos, etcétera, además de una compleja jerarquía espacial en la ubicación del se­pulcro en la iglesia.

A continuación se procede a la realización del sepulcro. Para ello hay que contratar primeramente al/los artista/as, que ade­más de escultores pueden ser arquitectos, rejeros, pintores o enta­lladores.

El artista elabora las trazas o proyecto del sepulcro, a los que se debe ajustar la realización de la obra si recibe la aprobación del cliente.

Para la construcción de obras funerarias se utilizan en los tiempos modernos variados materiales. Su uso implica una jerarquización que está en función de la condición socioeconómi­ca de los personajes a los que pertenecen. Otros aspectos a considerar en este sentido son la calidad del material, su dificultad de labra, procedencia, etc. Los materiales que aparecen en los monumentos funerarios de la diócesis Coria-Cáceres son bási­camente pétreos (granito, mármol, alabastro, pizarra, piedra co­mún, arenisca, caliza…), ya que no hemos hallado materiales me­tálicos (como oro o bronce), o soportes menos nobles (como ma­dera, yeso o barro).

CILLÁN CILLÁN, Francisco EL CONVENTO AGUSTINO DE SANTA CRUZ DE LA SIERRA

En la parte más elevada de la localidad extremeña de Santa Cruz de la Sierra se encuentran las ruinas del antiguo convento de frailes agustinos recoletos, fundado bajo el patrocinio de don Juan de Chaves y Mendoza, primer señor de la villa, a principios del si­glo XVII. Eligieron por enclave un lugar lleno de misterio donde era constante la aparición de luces, y donde había un pozo con aguas milagrosas. Desde sus inicios, los frailes establecen relacio­nes pastorales con las comunidades parroquiales próximas y al­canzan un elevado prestigio en toda la comarca.

A mediados del siglo XVII, inician la construcción de un her­moso templo de cruz latina que aún hoy se puede contemplar casi íntegramente.

Un siglo después amplían las dependencias conventuales pa­ra dar albergue a treinta frailes. Sin embargo, el suministro del agua potable, el aumento continuo de propiedades, olvidándose del espíritu recoleto, y su inclinación hacia los más poderosos les hace que vivan en un permanente enfrentamiento con la vecindad.

El 18 de septiembre de 1835 se realizó la exclaustración, y el pueblo aprovechó la Primera Guerra Carlista para destruir el con­vento.

Hoy la grandiosidad de sus ruinas atestiguan el esplendor de otras épocas.

CORDERO ALVARADO, Pedro SIGNIFICADO PROFUNDO DE LAS ARMAS DEL ESCUDO QUE CORONA EL PALACIO DE LOS , MARQUESES DE LA CONQUISTA, DE TRUJILLO

Iniciamos este trabajo haciendo un estudio heráldico del mantelado, que muchos autores blasonan equivocadamente, resaltan­do de él que las armas principales son las que constan en la punta del escudo, y que las dos piezas superiores no son particiones del campo, sino añadiduras a las armas principales.

Seguidamente estudiamos, entre otras, las Reales Cédulas de 13 de noviembre de 1537, de Valladolid, de 22 de diciembre de 1537, por las que se conceden y se acrecientan las armas del conquistador del Perú, Francisco Pizarro, como también el significado heráldico, histórico y político de cada una de las armas que en él figuran.

Hacemos hincapié en destacar que «el cuartel principal» del blasón es el que en la punta se representa, en donde se ofrece la pri­sión del emperador Atahualpa y de los siete caciques de las pro­vincias de su imperio. Asimismo estudiamos el sentido de las manteladuras que rematan el emblema.

CORRALES GAITAN, Alonso José EL BIBLIÓFILO EXTREMEÑO: ELÍAS DÍEGUEZ LUENGO

Conocí a Elías telefónicamente en el año 1992, ello como con­secuencia de mi colaboración literaria en el Diario Regional HOY.

Desde aquel preciso momento, mantuvimos una amistad realmente curiosa, pues solamente nos tratamos por teléfono y al­guna carta. Y así ha sido en todos estos años, sin llegar a poder co­nocernos en persona, caprichos del destino.

Nació Elías Diéguez Luengo en la universal ciudad de Trujillo, pero prácticamente toda su vida la pasó en la localidad de Valencia de Alcántara. Profesor de E.G.B, casado y padre de seis hijos. Miem­bro de la Comisión de Monumentos de Cáceres, del Instituto Portugués de Arqueología Leite de Vasconcelos de Lisboa. Académico correspondiente de la Real Academia de la Historia de Madrid. En posesión de la Cruz da Alfonso X El Sabio. Autor de una Historia de Valencia de Alcántara publicada en la Revista «Tensión».

Ha presentado comunicaciones en los Congresos de Estudios Extremeños en Plasencia, Badajoz, Cáceres, Trujillo y Mérida, así como en varias ocasiones en los Coloquios Históricos de Trujillo.

Son innumerables las conferencias que ha dado sobre temas de arqueología, historia y arte, en Cáceres, Madrid, Guadalajara, Oporto, Portalegre, Cedillo, Santiago de Alcántara, Salorino, S. Vi­cente de Alcántara, Trujillo, Brozas y Valencia de Alcántara.

De 1980 a 1987, semanalmente emitió por Radio Nacional de España, desde Cáceres: «Curiosidades de la Historia de Extrema­dura», en el espacio Retama.

50º ANIVERSARIO DE LA EXPOSICIÓN DEL LIBRO EXTREMEÑO

El pasado día 23 de abril se cumplieron cincuenta años de la celebración de la primera exposición del libro extremeño, aconte­cimiento que se llevó a cabo en Cáceres.

Ya unos meses antes, comencé a recordarles tal evento a distin­tas instituciones y organismos de nuestra ciudad, a fin de conme­morar de alguna manera tal acontecimiento cultural. Me puse a en­tera disposición de quienes quisieran aportar algo, pero me ignora­ron por completo y dicho aniversario ha pasado sin pena ni gloria, solamente unas líneas que escribí en la Revista Alcántara.

Una vez mas me ha sorprendido esta falta de interés por acon­tecimientos como el que nos ocupa, por el gran valor cultural que pueden aportar a nuestra tierra y sus gentes. Sin embargo por mo­tivos que desconozco, parece que no era interesante el recordarlo. Al menos por los estamentos oficiales.

Por todo esto, además de por mi condición de bibliófilo, quiero aprovechar la oportunidad que me brindan estos Coloquios Históricos, para al menos hacer un justo y nostálgico recuerdo, desde la distancia lógica del tiempo y mi humilde aportación investigadora a aquella Primera Exposición Bibliográfica Extremeña.

Es más que probable que hoy tal acontecimiento parezca algo cotidiano o sencillo, pero debemos verlo exclusivamente con los ojos y la mentalidad del año 1948, y entonces la cosa cambia. En la actualidad es verdaderamente sencillo que cualquier biblioteca particular tenga varios miles de ejemplares. Lo que puede darnos una idea de la cantidad de libros denominados extremeños, por su contenido, o por sus editores, que pueden existir dentro y fuera de nuestras fronteras regionales. Ahora bien, mirando todo esto cin­cuenta años atrás la cosa cambia.

CURADO FUENTES, Daniel MÉRIDA: FONDOS DE PENSIONES VISIGODOS

En diversos pasajes de las vitas emeritenses hemos encontra­do información sobre este mecenazgo de la iglesia visigoda en la ciudad.

Pensiones establecidas por nuestros obispos para paliar la pobreza o aumentar el patrimonio de la Iglesia, son documen­tados suficientemente y serán exponentes de la clara vocación social de nuestra iglesia local y de la riqueza atesorada en su gobierno.

Los datos aportados pueden ser las primeras noticias sobre fondos de pensiones en nuestra región y en la historia de la econo­mía extremeña.

CURADO GARCÍA, Blas PAULO: UN GINECÓLOGO EN MÉRIDA VISIGÓTICA. (LA FALSA CESÁREA)

Paulo, médico y obispo de la Sede emeritense (530-560) practica una operación ginecológica durante su episcopado. La

Se había preparado para llevar a cabo una epopeya. La gloria de la ¡mortalidad está al alcance de sus manos.

Un día se despidió de su madre para ir a recibir, en Lagunilla, la ordenación sacerdotal. Su madre lo despedía emocionada y le deseó buen viaje. El hijo le respondió: «Que me ahogue en el Tajo si no he de ser buen sacerdote».

FERNÁNDEZ SERRANO; FRANCISCO RECTOROLOGIOS IMPRESOS DE LA DIÓCESIS DE PLASENCIA

Antes que los rectorológios, fueron los episcopologios, nume­rosos y variados desde el siglo XVI hasta el último editado en 1998.

Los rectolorologios son a las parroquias, grandes o pequeñas, lo que los episcopologios a las diócesis.

Tres ocasiones perdidas para preparar los rectorológios.

Primera, en 1962, cuando se lanzó la idea de una «Extremadura Sacra», a nivel parroquial. Se aceptó, parcialmente, la idea; se pre­pararon algunos pocos rectorológios, pero no se editó ninguno.

Segunda, durante el VIII Centenario de la diócesis placentina, en 1989. Hubo conferencias, congresos de historia diocesana; un volumen conmemorativo. Pero nada de rectorológios, salvo apar­te, uno, el de Casatejada, en su revista anual.

Tercera, 1996. Se cumplió el primer centenario de un decreto fa­moso en la diócesis: el arreglo -o desarreglo- parroquial, cuando se suprimieron y se crearon nuevas parroquias en Plasencia, Don Be­nito, Béjar, Trujillo, Medellín, los viejos arcedianos, Guareña, Miajadas, Navalmoral de la Mata y Hervás. En este primer centenario alguien proyectó pero no se realizó ningún rectorológio impreso.

Rectorologios sueltos impresos…

Beneméritos los que, espontáneamente, prepararon e impri­mieron estos rectorologios aún sin editar. Los ejemplos brindados demuestran que se puede continuar una bella tarea.

LOS «VALLES» EN LA TOPONIMIA DE GARCIAZ

La primera cita histórica y literaria de Garciaz se halla en el Li­bro de la Montería del rey Alfonso XI, el del Salado, el de Guadalu­pe: …«en tierras de Trujillo están los «valles» de Garciaz (antes Gar­cías y simplemente García) hasta el camino de Berzocana».

En una zona de montaña no alta se destacan sus valles, que forman la corona aquella hondonada presidida por Garciaz, como un castillo inferior, al que no se puede acceder si no es salvando di­fícilmente cualquiera de las cuatro cadenas de montañas que por todas partes lo ocultan y rodean.

En ese círculo irregular de montañas que suponen Garciaz y sus valles, hasta época muy reciente de los caminos de Aldeacentenera, de Berzocana, de Logrosán, de Zorita, de Conquista, de Herguijuela y de Trujillo a través de la Madroñera, los valles ser­vían para conducir las aguas del círculo montañoso que iban casi todas al Almonte, y de allí al Tajo y para preparar los caminos tor­tuosos hacia los pueblos circunvecinos y exteriores.

FLORES OLAVE, Lucía ÍNDICES DE ALFABETIZACIÓN DE NÚCLEOS RURALES EXTREMEÑOS

Este trabajo supone el estudio de los índices de alfabetización de algunos núcleos rurales extremeños que participan de toda la dinámica de la región. Atiende la contraposición ciudad-campo las peculiaridades de este último sector así como las tasas de alfa­betización tanto masculina como femenina, centrándonos un poco más en este punto por cuanto sus peculiares características.

Trata además cuestiones como las herencias de estas bibliote­cas ¿quienes las heredaban? Y a la temática y autores más repre­sentativos y emblemáticos de la edad moderna.

Se incluyen gráficos para apoyar el estudio y observar así la evolución de estos índices de alfabetización vistos entre otras cues­tiones de síntesis en el punto final referente a conclusiones.

GARCÍA CIENFUEGOS, Manuel IMPACTO DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN MONTIJO A TRAVÉS DE LAS FUENTES PARROQUIALES

Las fuentes parroquiales, para el estudio de la Guerra de la In­dependencia en Montijo nos acercan a una realidad que en todo momento he pretendido fuera desde un punto de vista novedoso, no tanto la propia guerra en su visión bélica, sino desde las citadas fuentes, sus efectos a nivel local, abriendo una puerta a la investi­gación histórica a un mayor nivel, el comarcal. Es visible que las fuentes parroquiales nos han llevado a un recorrido por los dife­rentes impactos que la contienda causó en las economías, en la pa­ralización de actividades religiosas, en la ocupación de edificios eclesiásticos, en las modificaciones de las habituales fuentes de in­gresos de las instituciones y, sin duda, lo que puede ser conside­rado como una premisa a la hora de analizar este periodo a través de los registros sacramentales: la influencia en la demografía.

Con ello, una vez más de la mano de la historia, se entrecruzan aquellos campos de investigación que son hoy en día vanguardia en el análisis histórico: una sociedad que se. ve afectada seriamente y que reacciona en un determinado comportamiento, moviéndo­nos en las mentalidades de un pueblo que se vio afectado en sus costumbres, en su expresión religiosa.

Al aspecto material de las destrucciones que la guerra originó: no sólo la pérdida de vidas, sino sobre todo la pobreza real del país que la guerra trajo consigo. España y por ende Extremadura, fueron mucho más pobres en 1814 de lo que fueron a comienzos de 1808.

GARCIA-MURGA ALCÁNTARA, Juan ACTUACIÓN SOBRE EL PATRIMONIO HISTÓRICO-ARTÍSTICO DE MÉRIDA (BADAJOZ)

La comunicación enviada a los Coloquios de Trujillo, corres­pondientes al año 1998, ofrece unas reflexiones iniciales sobre el tema de la tutela del Patrimonio Histórico y Artístico, cuestión en ocasiones polémica, dado el escaso rendimiento económico direc­to de estos bienes de la Humanidad, aunque la postura meramente conservacionista carece de sentido, sobre todo con vistas a las ge­neraciones del futuro.

El concepto actual de patrimonio histórico-artístico, incluso desde el punto de vista legal, restringe el derecho de propiedad in­dividual en bien del carácter social del objeto artístico, llegándose a configurar un «Patrimonio Universal de la Humanidad». Se plantea igualmente la necesidad de una política de respeto y difu­sión de los tesoros culturales, desde los universales a los más par­ticulares y locales.

Se expone el criterio de que la tarea del historiador se refiera a la orientación de los diversos grupos sociales para que lleguen a considerar este patrimonio como un bien cultural, que enaltece los más nobles valores de la personalidad-humana. El criterio de valoración no será sólo el paso de los años, ni su mayor o menor uso político; habrá que tender a buscar su sentido estético y valo­res formativos: explicación del pasado, de las raíces progresivas del ser humano, conservación inteligente, entre todos, de las obras artísticas, etcétera.

GARCIA-PLÁTA, Reyes Narciso EL «GARLO FAMOSO» DE ZAPATA COMO FUENTE DE LA CONTIENDA DE DIEGO GARCÍA DE PAREDES Y EL CAPITÁN JUAN DE URBINA, DE LOPE DE VEGA

La legendaria personalidad del trujillano Diego García de Paredes, el bravo soldado del Gran Capitán, alcanzó cierto re­lieve en la literatura española del renacimiento y del barroco a través de las composiciones dramáticas de autores de la talla de Lope de Vega o Juan Bautista Diamante y de obras como la del extremeño Luis Zapata de Chaves. Con el presente estudio pre­tendemos contribuir a un mayor conocimiento de la figura de García de Paredes y de los hechos históricos en los que participó, mediante el análisis de la comedia La contienda de Diego García de Paredes y el capitán Juan de Urbina, de Lope de Vega, y de la relación que mantiene con su fuente más directa, el poema he­roico Cario Famoso, de Luis Zapata.

GARRAÍN VILLA, Luis NUEVAS APORTACIONES DOCUMENTALES A LA VIDA DE FRANCISCO DE ZURBARÁN

Al cumplirse el IV centenario del nacimiento de Francisco de Zurbarán, es imprescindible dar a conocer nuevos documentos que ilustran la vida del pintor de Fuente de Cantos, con la aporta­ción de datos que desvelan incluso nuevas facetas artísticas desco­nocidas hasta ahora, como la de escultor de imágenes.

GIL SOTO, Alfonso PEDRO DE ALVARADO Y LOS ANTECEDENTES DE LA CONQUISTA DE NUEVA ESPAÑA

La expedición de Juan de Grijalva a Yucatán, en 1518, creó grandes expectativas en la isla de Cuba. Tras su regreso con algu­nas piezas de oro, el gobernador Diego Velázquez comenzó a rea­lizar los preparativos para enviar una nueva flota.

La elección del general que había de guiar la armada no fue en absoluto fácil, pues eran muchos los hidalgos que aspiraban a ocu­par el cargo. Alvarado, que había participado en la expedición de Grijalva como capitán de un navio, hizo también todo lo posible para convertirse en el líder de la hueste.

Finalmente, contra todo pronóstico, el gobernador eligió a Hernán Cortés. Pero al poco tiempo se arrepintió y le revocó el car­go, a pesar de lo cual partió rumbo a la costa continental.

Todos estos conflictos, en los que Alvarado participó de forma activa, desestabilizaron al ejército conquistador incluso antes de zarpar la flota.

GONZÁLEZ CUESTA, Francisco INÉS SUÁREZ: UNA EGREGIA PLACENTINA EN TIERRAS CHILENAS

Nuestro trabajo sobre Inés Suárez está dividido en cuatro par­tes: «Introducción», «Apuntes biográficos», «La imagen de Inés Suárez en el proceso de Pedro de Valdivia» y «Conclusiones».

En la introducción manifestamos nuestro propósito de di­fundir el conocimiento de aquella extraordinaria mujer, desgra­ciadamente poco estudiada por nuestros historiadores y dema­siado ignorada, incluso por sus paisanos. Como base de nuestro estudio se presentan las crónicas de la conquista de Chile, re­dactadas por testigos presenciales de los hechos, sobre todo la de Marino de Lobera. También se han tenido presentes los es­tudios de historiadores chilenos del relieve de Barros Arana y los de otros autores que tangencialmente han tratado la figura de esta egregia placentina.

En la primera parte, recordamos -anotando- los más relevan­tes datos biográficos de Inés Suárez, desde su nacimiento en Plasencia, en 1507, hasta su muerte en Santiago de Chile, en 1577. So­bresale su heroísmo en la defensa de la recién nacida ciudad de Santiago en 1541. La segunda etapa de su vida se extiende desde su matrimonio con Rodrigo de Quiroga, compañero de Valdivia en la conquista, hasta su fallecimiento.

La segunda parte del trabajo trata de presentar la figura hu­mana de Inés Suárez a través de documentos tan interesantes co­mo los relativos al proceso de Pedro de Valdivia. Se acusa a Inés Suárez de influencia excesiva sobre su amante, de codicia desme­dida y de conducta escandalosa. El propio Valdivia y testigos fide­dignos contestaron con datos y hechos a estos cargos, descubrien­do la auténtica dimensión biográfica de nuestro personaje.

Finalmente, en las conclusiones, sintetizamos sus valores -va­lentía, ambición, fidelidad en el amor, caridad y profunda religio­sidad- y sometemos el veredicto sobre esta ilustre placentina al criterio del lector.

GONZÁLEZ HABA Y GUISADO, José María LAS TORRES DE TRUJILLO

Trujillo es pura piedra y sequedad, pero que necesita de las al­turas. Un día se abrazaron la naturaleza y el arte y Trujillo se hizo vertical, a través de sus torres. Estas tuvieron dos bases distintas, la fe y la ilusión. Ejemplos de las mismas son la de Santa María de la Asunción y el torreón de Chaves el Viejo.

La primera encontró sus planos en el apocalipsis. Pero, un día se vio tronchada y se convirtió en ruinas. Era Asunción y hubo de ser llevada a los cielos, y subió como el recuerdo del más bello re­lato apócrifo mariano.

La segunda fue atalaya, y al llegar a las alturas divisó, allí don­de se juntan la tierra y el cielo, horizonte y ruido de mar. Primero fue fortaleza; después unidad de la patria; por último, fuente de ilusiones de conquista.

Hay otras que sólo cito por su interés: el mirador de las Jerónimas, donde una celosía de ladrillos separa la soledad sonora del mundanal ruido, y la torre de los Bejaranos, que aúna de un lado historia y valor y de otro amor y leyenda.

HIDALGO MATEOS, Antonio LA SUPERINTENDENCIA GENERAL DE PÓSITOS EN ARROYO DE LA LUZ

El pósito, como institución básicamente asistencial y crediticia desarrollada a lo largo del antiguo régimen y condicionado por una economía agraria de subsistencia, sufre un cambio fundamen­tal con la introducción, en 1751, de la Superintendencia General de Pósitos.

Dentro de la corriente reformista, sobre todo en lo que a las instituciones se refiere, auspiciada por los borbones y que va a ca­racterizar a todo el siglo XVIII, se va a producir un cambio en el de­sarrollo de las funciones del pósito. Con el desarrollo de la política de protección del productor, frente a la anterior protección del consumidor, basada en unas necesidades básicas que desarrolla­rán los pósitos, se da un giro radical en la gestión y administración de una institución tan antigua y arraigada en Castilla.

El objetivo de la ponencia será el de destacar los problemas que tenía el pósito de Arroyo de la Luz, así como analizar las so­luciones que, por poco tiempo, lograrán enderezar la decadencia que lentamente inutilizaba esta institución.

De 1751, año de la creación de la Superintendencia General de Pósitos, a 1764, año de la liberalización del mercando interior dé granos, se verá una mejora en la administración de la institución, re­gularizando las cuentas y deudas atrasadas, así como administran­do de manera más racional los recursos que, ante determinadas épocas de crisis de subsistencias, han de asegurar un abastecimien­to mínimo de trigo a la población.

IGLESIAS AUNION, Pablo METODOLOGÍA HISTÓRICA PARA UNA DIDÁCTICA DEL NUEVO MUNDO.

EMIGRACIÓN A INDIAS EN EL PARTIDO JUDICIAL DE LLERENA DURANTE EL SIGLO XVI

La comprensión de lo que ha sido el fenómeno de la emigración a América desde el partido judicial de Llerena, parte del entendi­miento, pues, de que estamos analizando una zona que se configura como unidad de todo un conjunto: Extremadura. El fenómeno de la migración atendiendo a los parámetros que se han ido establecien­do nos hace hablar de un traslado de población que buscó insisten­temente las mejoras de sus nefastas condiciones de vida en la región o en los lugares determinados que ocupa el denominado partido.

Una visión amplia de todo el territorio, con las fuentes que se presentan en la obra de donde han sido extraídas, nos hablan de la importancia que dicho partido tuvo en la emigración a las Indias y de cuyo proceso metodológico en la didáctica nacen las conse­cuencias finales, de tal forma que el descubrimiento de América no es sólo conquista (a pesar de que en colegios e institutos se da desde esta visión, cuando se da) y nombres de heroicos personajes que entrecruzaron la espada y la cruz para llevar la «civilización» a las nuevas tierras conquistadas.

El proceso de América el algo más amplio, refleja con claridad el deseo de trasladar los modelos españoles en sociedad, política, cultura, religión, administración, hacia las Indias, sin quedamos en viejas retóricas que malforman la visión de este acontecimiento que marcó el inicio de una nueva edad histórica y del propio hombre. Subsistieron factores más que notables para que este hombre extre­meño, de esta zona determinada, buscara una salida al Nuevo Mundo y ellos han de ser buscados, analizados y comprendidos.

UNA APROXIMACIÓN A LA RELIGIOSIDAD Y PIEDAD POPULAR POR MEDIO DE LAS COFRADÍAS EN EXTREMADURA DURANTE LOS TIEMPOS MODERNOS

Es obvio que el tema de la religiosidad popular y con él la ma­nifestación de la piedad, podría ser estudiado desde muy diversos campos, al igual que existen investigadores en este terreno que afirman que la religiosidad popular es un terreno propio y único de la religión como fenómeno producido por él.

Desde aquí, pues, la Historia de las religiones, la Teología, la Antropología, la Sociología, parecen campos de estudios más pro­pios que la Historia para estudiar este fenómeno que, efectiva­mente, no es exclusivo del cristianismo y en su caso del catolicis­mo, pues todas las religiones tienen un sentimiento de expresivi­dad popular de sus creencias.

Pero cierto es, de la misma manera, que los estudios produci­dos en estos campos, han llevado siempre al concepto de la religio­sidad popular y más en concreto al de las cofradías, verdadero ob­jeto de estudio de este trabajo, a añadirles aspectos que despiertan subjetividades e influencias de las propias creencias estudiadas. La motivación para el estudio de las cofradías en la edad mo­derna -y con ello realizar una aproximación en la Extremadura de los siglos XVI, XVII y XVIII- no es otra, que conocer el comporta­miento del hombre de esas centurias, en un análisis comparativo entre lo que podemos denominar religión elitista y religiosidad popular, todo encuadrado en el amplio y polémico terreno de la Historia de las Mentalidades.

LÓPEZ LÓPEZ, Teodoro-Agustín BALBOA: UN POBLADO DE CUATRO DÉCADAS (1958-1998)

La memoria colectiva de la sociedad es la historia, como la me­moria personal de los humanos es la vivencia. Con ocasión de la señera fecha de sus cuarenta años el poblado badajocense celebra su fundación y el desarrollo colonial.

Lo haremos historiando en cuatro grandes apartados:

I. En el Plan Badajoz (creado el 5-IV-1952 en las vegas del Río Ana) se construye la colonia de Balboa (28-V-1958) con un grupo de 82 familias, provenientes de los viejos pueblos extremeños:

Aceuchal (6), Alburquerque (8), Azuaga (2), Badajoz (2), Carmoni-ta (2), Cordovilla de Lácara (6), Esparragosa de Lares (5), Fregenal de la Sierra (13), Malcocinado (1), Puebla de Sancho Pérez (3), San Vicente de Alcántara (7), Santa Marta (1), Talavera la Real (14), Tra-sierra (2) y Villar del Rey (10).

II. La vida y costumbres de estas familias nucleares pasan por el desgarramiento de sus pueblos en busca de un futuro familiar. El rendimiento de la explotación agrícola les proporciona un ma­yor nivel de vida, llegan a amortizar la propiedad colonizada.

III. El urbanismo y los regadíos se ubican en las tierras expro­piadas por el régimen de Franco para convertirlas en tierras férti­les, en donde la ganadería de vacuno, mular y cerdar, junto con la producción de tomates, maíz y hortalizas, son objeto de atención por parte de los colonos y los obreros.

IV. Necesariamente el progreso material conlleva una vida religiosa y cultural, que va formado su identidad propia: Por un la­do, la comunidad católica con su curato (14-XII-1956 son creadas canónicamente todas las parroquias), templo, cementerio y com­plejo parroquial; por otro, instituciones culturales, como las escue­las, Sección Femenina, Extensión Agraria y Universidad Popular, así como asociaciones de colonos y cofradías eclesiásticas.

Finalmente, reseñar que en su demarcación se encuentran la base militar de aviación y el aeropuerto civil de Badajoz.

LUENGO PACHECO, Ricardo EDUCACIÓN EN EL NORTE DE EXTREMADURA. PROCESOS DE ENSEÑANZA. SIGLOS XVII Y XVIII

El presente trabajo se centra en el mundo de la enseñanza, y aunque nos acerquemos a la enseñanza en todos sus niveles y for­mas, concretamente trataremos el mundo de las primeras letras a través de fundaciones de escuelas, su metodología e instrumentos que fueron utilizados tanto por profesores como sus alumnos para acercar unos y conocer otros, el mundo del conocimiento, en pa­labras de W.J. Ong, la salida de la oscuridad de la ignorancia a la luz del mundo civilizado.

El aprendizaje de la escritura, de la lectura y de las reglas de arit­mética junto a la doctrina cristiana, serán las prioridades de una en­señanza que en Extremadura, y más concretamente en su parte sep­tentrional, intentaremos conocerla con más profundidad.

MARTÍN JIMÉNEZ, Marcela SATURNINO MARTÍN MORENO. UNA VIDA QUE DEJA HUELLA

Nunca pude imaginar que llegaría este día en que escribiría so­bre mi tío-abuelo. Nunca podría haber soñado algo así, pero aquí está este trabajo sobre él. Tengo que reconocer que he pasado bue­nos ratos buscando en los recuerdos, no sólo personales, sino en los de mi familia y amistades. En sus escritos he conocido lo íntimo, lo que dejaba su alma al desnudo y creo que he podido llegar a saber eso que cuando vivía bajo apariencia de persona grande e impor­tante escondía en la realidad. He tenido que buscarlo entre líneas, en sus reacciones, en sus secretos sentimientos y puedo decir con un cierto orgullo que el apodo que le daban, «El Sabio», era cierto.

Cómo me hubiera gustado decirle: Tío, tu «pequeña Pitonisa» quiere hacerte llegar a los demás como ese personaje importante que de tiempo en tiempo surge, aparece y perdura.

Desde estas líneas te doy gracias por haberle dado tantas cosas a mi padre, sobre todo cariño, y la confianza que depositaste en él que le dio la fortaleza para ser lo que fue.

Gracias por tu ejemplo de vida de la que nos sentimos muy or­gullosos.

MARTÍN NIETO, Serafín SAN PABLO DE CÁCERES; ORGANIZACIÓN, ECONOMÍA Y OBRAS PIAS (1425-1591)

En los XXIV Coloquios de Trujillo, abordamos el estudio de la Casa de San Pablo, desde sus inicios como beaterío en los albores del siglo XV hasta su forzosa adopción de la estricta clausura tridentina en las postrimerías de la centuria siguiente. Fue tanta la documentación que encontramos, que entonces, nos limitamos sólo a la exposición del desarrollo histórico de dicho proceso y a la descripción del edificio conventual. En los presentes Coloquios, lo completamos, sin solución de continuidad, con el análisis de la organización jerárquica del monasterio, su economía -basada en la gestión de las dotes que las monjas aportaban-, las capellanías y aniversarios fundados en la iglesia conventual por la piedad de los cacereños y de las propias religiosas. A pesar de haber sido con­siderado como un convento rico, a tenor del abolengo de sus mo­radoras, éstas sufrieron periodos de grandes carencias.

EL ÓRGANO DE LA PARROQUIA DE SANTIAGO DE CÁCERES, OBRA DE DON ROQUE DE LARRA Y CHURRIGUERA

El patronato de la familia Carvajal, condes de la Enjarada y duques de Abrantes, sobre la capilla mayor de la parroquia cacereña de Santiago, en virtud del testamento del arcediano de Plasencia don Francisco de Carvajal, ha sido de capital importancia para la historia del arte en nuestra ciudad; pues, sin reparar en gas­tos, recurrieron, en todo tiempo, a grandes maestros para la reali­zación de cuantas obras decidieron emprender.

Al secular mecenazgo de los Carvajales debemos también el órgano de Santiago, obra de Roque de Larra Churriguera, impor­tante pieza que permanece hoy olvidada y silenciosa en el coro al­to de referido templo.

MÉNDEZ HERNÁN, Vicente APORTACIONES DOCUMENTALES EN TORNO A LA OBRA DE LOS PINTORES PLACENTINOS DIEGO Y ANTONIO PÉREZ DE CERVERA

El panorama pictórico de una región como la extremeña, en más de una ocasión definida por el renovado goticismo que asiste a su producción arquitectónica y plástica, encontró en el segundo tercio del siglo XVI una vía renovadora respecto de las viejas y ar­caicas fórmulas bajomedievales, a través de pintores de profunda personalidad artística, de entre los que sobresale, por razones en más de una ocasión argumentadas, Luis de Morales, «El Divino». Su estilo, entroncado con el manierismo italiano y las fórmulas fla­mencas, fue pronto asimilado por una serie de discípulos, cuya fal­ta de calidad y frecuente copia de los modelos ejecutados por el maestro propiciaron, sin embargo, que la particularidad del arte de Morales muriera con él mismo. No obstante, siempre es intere­sante estudiar la serie de discípulos reunidos en torno a su taller, de entre los que cobra especial importancia en la Alta Extremadura el artista placentino Diego Pérez de Cervera, además de su her­mano Antonio, cuyo estilo bebe igualmente en el arte pictórico del círculo toledano. En la actualidad, son suficientemente conocidas las intervenciones que llevaron a cabo en los grandes conjuntos de Casas de Millán y Tejeda de Tiétar: dos magníficos ejemplares de nuestra retablística plateresca, cuyo amplio desarrollo iconográfi­co nos permite estudiar un estilo manierista que algunas ocasio­nes toma como fuente de inspiración las obras de su maestro, así como también, y siendo esto lo más frecuente, las composiciones que desde Flandes, Italia o Alemania llegaban a través de las ricas y fecundas colecciones de estampas. Es nuestro propósito con el presente trabajo ampliar los datos documentales hasta la fecha co­nocidos sobre la vida y trayectoria pictórica de los Cervera, así co­mo profundizar en el estudio de su estilo y tratar de rastrear las fuentes de su inspiración.

CUSTODIAS ARGÉNTEAS EN LA COMARCA DE LA SERENA

La comarca de la Serena, antiguo baluarte defensivo en el que se instaló la Orden Militar de Alcántara en sus gestas contra el in­vasor musulmán, cuenta entre sus tesoros artísticos más precia­dos, y aún a pesar de las pérdidas históricas que desgraciadamen­te la han asistido a lo largo de los siglos, una preciada producción de platería argéntea, de entre la que es nuestro propósito con el presente trabajo resaltar las piezas destinadas a exponer en el tem­plo la Sagrada Forma: la custodia. Procedente del siglo XVI no ha aparecido cifrado ningún ejemplar. El siglo XVII y el estilo purista están representados a través de cuatro piezas de soberbia calidad artística: el ostensorio de la parroquia de Zarza Capilla, de pro­bable procedencia mejicana; el que guardan las monjas concepcionistas franciscanas de Villanueva de la Serena, cuya ausencia de marcas es sintomático de las leyes contra el lujo entonces dictadas; el de la parroquia de Malpartida de la Serena, en pésimo estado de

MORANO MARTÍNEZ, Alberto RAFAEL GARCÍA-PLATA DE OSMA Y LA TOPONIMIA EXTREMEÑA COMO OBJETO DE EXPERIMENTACIÓN LINGÜÍSTICA (I): TOPÓNIMOS CACEREÑOS

Rafael García-Plata de Osma (1870-1918) constituye una de las personalidades más significativas del panorama cultural ex­tremeño de primeros de siglo. Aunque andaluz de nacimiento, en su biografía y en su hacer se descubren diversas facetas que demuestran cómo, en palabras de J. M. Cancho, «se convirtió en defensor de todo lo típicamente extremeño, laborando más en pro de la región que le acogió que otras muchas personas na­cidas en Extremadura».

Las inquietudes culturales de Rafael lo llevaron a escribir diferentes artículos y composiciones entre las que encontramos la «Melitonada geográfica de la provincia de Cáceres» (1902) y la «Cacería de gazapos geográficos en la provincia de Badajoz» (1904), en las que el eminente folklorista hilvana distintos topó­nimos extremeños, presentes muchos de ellos en el discurso en virtud de un juego asociativo que los vincula a otra serie de términos, demostrando así un uso de los materiales toponímicos extraño a su utilización más común, la estrictamente designativa.

La limitación del tiempo nos impide analizar de forma con­junta los diferentes topónimos de Extremadura que aparecen en estas dos composiciones, de ahí que, por esta vez, únicamente nos fijemos en los cacereños, registrados todos ellos en la pri­mera de las relaciones, la «Melitonada», «curiosa carta, en que se usan los nombres de los pueblos cacereños para describir un viaje imaginario por la provincia», según se refiere a ella J. Corchón García.

Así, la toponimia cacereña pasa a convertirse en este relato en objeto de asociaciones que, basadas en la coincidencia, similitud y otros rasgos, se convierten en la característica esencial del relato y el motivo de su composición.

MORENO MORALES, Marcelino DESARROLLO LOCAL APLICADO. VISIÓN A TRAVÉS DE UN CASO PRÁCTICO

Desde los años 70 empieza a ponerse en práctica en algunos países de la Unión Europea un modelo de desarrollo que intenta aportar soluciones a una economía como la europea con grandes problemas estructurales. Debiendo afrontar retos como las nue­vas tecnologías, la dicotomía empleo-formación y la distribu­ción espacial de la riqueza, a partir de aquí surge el desarrollo local.

Es necesario tener en cuenta algunas consideraciones que ca­racterizan el desarrollo local, tales como la necesidad de sinergia entre los agentes locales, que es una de las principales vías de crea­ción de empleo, que no existe un modelo único ya que cada zona es una realidad concreta, para lograrlo deben movilizarse los re­cursos disponibles de distinto tipo, su base puede estar en el apro­vechamiento de los recursos endógenos y en la atracción de los exógenos.

A la hora de afrontar un programa de desarrollo local exis­ten varias orientaciones, siendo lo ideal una integración que per­mita un desarrollo local sostenible, endógeno, comunitario e in­tegrado.

En esta ponencia se presenta un caso práctico, el del Ayunta­miento de Plasenzuela, que permite conocer las variantes del de­sarrollo local, así como algunas de las iniciativas llevadas a cabo a partir de la Agencia de Desarrollo Local; residencia de ancianos, lavandería industrial, alojamiento de turismo rural, proyecto para aprovechamiento de productos silvestres, proyectos de la Iniciati­va Comunitaria de Empleo, granja de huevos ecológicos. Centro Piloto de Estudios y Proyectos, Centro de Documentación, Proder de Adismonta, Universidad Popular, relaciones transfronterizas y transnacionales…

NAHARRO I RIERA, Alfonso EL CASTILLO DE ZUFEROLA Y ZORITA

Las continuas investigaciones en los últimos años me han con­ducido al hallazgo de unos documentos que verifican etimológi­camente la relación Ciferuela, Zuferola, Zorita. Este municipio es­tá situado a 28 Kms. de Trujillo en dirección a Guadalupe. El tér­mino se asienta sobre terrenos de la penillanura trujillano-cacereña y presenta un relieve en el que las formas planas dominantes se ven alteradas por la presencia de resaltes como el monte de Cabe­za de Águila o el de la Peña, lugar en el que estuvo situado el cas­tillo de Zuferola.

NARANJO SANGUINO, Miguel Ángel LAS MEDIDAS DE LAS FINCAS RUSTICAS EN LA DESAMORTIZACIÓN ECLESIÁSTICA DE LA PROVINCIA DE BADAJOZ

Últimamente uno de los objetivos de los investigadores de la desamortización ha sido ofrecer en medidas actuales (normalmen­te en hectáreas) la superficie desamortizada en el campo español.

Pero en el momento del proceso desamortizador esa superfi­cie venía expresada en medidas tradicionales de diverso tipo que ha sido necesario reconvertir en hectáreas. Y no siempre ha sido fá­cil esta reconversión.

La medida ampliamente mayoritaria entre las fincas rústicas desamortizadas en la provincia de Badajoz fue la fanega castellana de marco real. Sin embargo, aparecieron también unas medidas vinculadas al ganado y los pastos que tuvieron cierta relevancia. Destacaron en este grupo de forma especial las cabezas lanares. Pero las restantes tuvieron una importancia mucho menor: vacas de yerba, excusas de yerba, yuntas y caballerías.

También tuvieron una cierta presencia las fanegas en sembra­dura. Y aparecieron con cierta frecuencia las fincas que se medían exclusivamente por las plantas y arbolado que contenían (olivos y cepas fundamentalmente).

Por último, también hemos encontrado algunas otras medi­das irrelevantes en el proceso desamortizador bajo el punto de vis­ta cuantitativo, pero de las que también hemos dado cuenta: el peón de viña, el almud y los maravedíes.

NARANJO SANGUINO, Miguel Ángel CAÑAMERO ROSAS, Antonio LA ESCLAVITUD EN MIAJAJADAS DURANTE LA EDAD MODERNA

Este tema ha sido poco estudiado en la provincia de Cáceres, por eso contribuirá a llenar este vacío investigador.

Se trata de un análisis local sobre la esclavitud en el pueblo cacereño de Miajadas, para el que se han utilizado un buen número de fuentes parroquiales y el correspondiente aparato bibliográfico.

Sus conclusiones más destacadas han sido las que siguen.

– La población esclava de Miajadas fue escasa en relación con el conjunto de su población, hecho común en el resto de Extrema­dura. Pero presenta más similitudes con Badajoz que con Cáceres.

– La población esclava se dio muy tardíamente (finales del XVII y primera mitad del XVIII) para lo que era usual en Extrema­dura.

– En la población esclava hubo más hembras que varones.

– Presentó una baja natalidad (toda ilegítima), una elevada mortalidad infantil y una total carencia de matrimonios de escla­vos.

– En algunos casos la relación amo-esclavo debió ser afectuo­sa, pero no parece que esto fuera algo generalizado.

– Los propietarios de esclavos eran muy pocos y pertenecie­ron a la élite local: clero, hidalguía, familias poderosas y viudas acomodadas.

– Parece ser que la función de esta población esclava fue el servicio personal y doméstico.

NUÑEZ MARTÍN, Ramón MISIÓN CUMPLIDA

Referencia de la venida del P. Máximo González del Valle.

PASTOR SERRANO, Juan José LOS ÚLTIMOS BANDOLEROS DE LAS VILLUERCAS

En estas sierras desde la prehistoria habitadas muchas de sus cuevas en sus sierras más naturales, otras aradas en las sierras y la mayor parte con pinturas esquemáticas, que según parece la rela­ción de los que habitaban en las cuevas una interpretación mía, co­mo otra cualquiera.

Han sido lugar propicio para bandidos, separatistas o renega­dos por cualquier causa y difícil de sacar de aquí como los marque­ses o señores que tenían criados con escopetas y que cuando ve­nían de las ferias salían al camino y les quitaban lo que llevaban y entregaban pingües ganancias a sus dueños.

Pero el caso que nos ocupa este año son dos personas de estas sierras de las Villuercas, ambos vivieron su infancia en el campo con sus padres y ambos salieron de sus pueblos, para juntos vivir como bandoleros de la sierra y sólo ellos dos trajeron en jaque a la justicia.

Uno era de Berzocana que nace en 1890 y el otro de Cañamero que nace en 1900. Ambos conocían sus propios territorios, eran inconformistas y ambos conocían esta comarca de las Villuercas en su juventud.

PAULE RUBIO, Ángel LA ACEITUNA Y LA UVA: MODO PRIMITIVO DE EXTRACCIÓN

DESCUBRIMIENTO Y ESTUDIO DE TRES DÓLMENES EN MONTEHERMOSO 

PELEGRI PEDROSA, Luis Vicente FORTUNA Y MISERIA DE TRUJILLANOS EN LAS INDIAS. LOS BIENES DE DIFUNTOS

Los Autos de Bienes de Difuntos de la Sección de Contratación del Archivo General de Indias constituyen uno de los mejores fon­dos documentales para reconstruir la fortuna, o la miseria, que muchos extremeños alcanzaron con su emigración a las Indias. En esta ocasión nos hemos ocupado de los expedientes de emigrantes de Trujillo, la ciudad de Extremadura más destacada en el movi­miento de población al Nuevo Mundo, en el periodo 1569-1665, pues carecemos de expedientes posteriores.

La documentación de bienes de difuntos nos permite conocer tanto las actividades económicas de los trujillanos en las Indias, como el origen de los capitales que llegaron a su ciudad natal, co­mo resultado de la liquidación de sus herencias, beneficiando con ello a sus familiares y herederos en Extremadura, y a sus propias almas con la fundación de capellanías que actuaron como autén­ticas instituciones bancarias al invertir a crédito el capital de sus fundaciones.

Los trámites efectuados por el Juzgado de Bienes de Difun­tos nos permiten calibrar la efectividad de esta institución colo­nial. En total, se registraron en la Casa de Contratación de Se­villa, más de 82.000 pesos, cifra nada despreciable, que tardó un promedio de 10 años en llegar a su destino y mermaron un 14% en costos de envío y trámites, periodo y costos nada exagerados considerando las limitaciones técnicas y las trabas burocráticas del momento.

A partir de esta documentación y con los planteamientos ex­puestos, hemos dividido el estudio en dos comunicaciones, por ra­zones de espacio, la primera titulada «Fortuna y miseria de trujilla­nos en las Indias: Los bienes de difuntos» y la segunda «Caudales y legados indianos en los bienes de difuntos de Trujillo».

CAUDALES Y LEGADOS INDIANOS EN LOS BIENES DE DIFUNTOS DE TRUJILLO

Trámites y costos de los bienes de difuntos

Los capitales que recibieron los herederos de los indianos de Trujillo difuntos en las Indias sufrieron unos costos en tiempo y en dinero, tanto en América como en la Casa de Contratación. Des­graciadamente la información que ofrecen los expedientes mane­jados no permiten conocer los costos en América al carecer de re­solución de cuentas que nos informen de los gastos burocráticos y de las mandas testamentarias allí efectuadas, sin embargo, pode­mos conocer los costos de envío, contenidos en la fe de registro de la Casa de Contratación, del dinero que llegó, así como el descuen­to que experimentó por el proceso llevado a cabo en esta institu­ción hasta su cobro por los herederos mediante la carta de pago. Por tanto, los costos en tiempo y en dinero de los autos de bienes y difuntos estaban sujetos al ritmo de la carrera de Indias y de la burocracia indiana y de la Casa de Contratación.

El ritmo de las flotas, como es sabido, condicionó el tráfico de personas, mercancías, y por supuesto, caudales. Gracias a las sa­lidas y llegadas de los navios conocemos las fechas concretas de al­gunas remesas de capitales que de otra manera no podrían preci­sarse, si bien, este ritmo fue más marcado en la costa y en las zonas próximas a Sevilla, cabecera del monopolio del sistema colonial español, que en territorios peninsulares de tierra adentro como los estudiados por nosotros.

PÉREZ GUEDEJO, José Joaquín LOS BIENES DE LOS PROPIOS DEL CONCEJO DE ALMENDRAL (BADAJOZ)

Los bienes de los Propios del concejo de Almendral, fueron más propiedades de las que hoy posee. Las fincas de las Dehesillas, la Jara, Monrivero, las Navas, la Hoya, el Carrascal pertene­cieron al Ayuntamiento.

En los siglos XVII y XVIII encontramos ganaderos trashuman­tes en la finca de la Jara, o el arriendo de las hierbas de la Dehesilla en el siglo XVII.

La pérdida de las fincas del Concejo de la Jara y Dehesilla fue a causa de la miseria en que se encontraba el vecindario después de la batalla de la Albuera en el siglo XIX.

Pero la finca más importante que posee el Ayuntamiento de Al­mendral es la Dehesa del Medio, en la que centramos la atención.

Le ha servido esta Dehesa al Ayuntamiento como desahogo económico, desde que encontramos documentación en el siglo XVII. Así encontramos en este siglo el corte de quinientos alcorno­ques para los gastos de la guerra de Restauración Portuguesa.

Ganaderos trashumantes también han pasado por esta Dehe­sa en los siglos XVII y XVIII.

El aprovechamiento de la bellota, las hierbas, el corcho, el agostadero y la leña eran aprovechados por los vecinos enrique­ciendo las arcas municipales desde el siglo XVII.

Esta Dehesa se aparcelaba para sembrarla y repartirla entre los vecinos dando preferencia a la clase jornalera, así consta que se hacía a finales del siglo XIX y principios del XX.

Fue exceptuada por Real Provisión del 29 de octubre de 1865 de la venta, en concepto de aprovechamiento común y gratuito.

PÉREZ MARTÍN, Marisa DISEÑO DE UN SISTEMA DE INFORMACIÓN GEOGRÁFICA PARA LA GESTIÓN DE EQUIPAMIENTOS SOCIALES EN CÁCERES. EL CASO DE LAS GUARDERÍAS Y LOS CENTROS DE ENSEÑANZA INFANTIL.

Actualmente, los sistemas de información en Geografía se han consolidado como una de las principales herramientas de gestión en multitud de instituciones, públicas o privadas. Gracias a ello, se está potenciando el desarrollo de algunas aplicaciones referentes a la gestión de variados equipamientos sociales, encaminadas a analizar la situación existente, marcar las pautas de comporta­miento y, sobre todo, fomentar la implantación de dichas activida­des en lugares idóneos. Con ello se consigue un desarrollo equili­brado y armónico de las mismas.

El ejemplo que hemos elegido para ilustrar esta gestión es el de las guarderías y los centros de enseñanza infantil en la ciudad de Cáceres. Para ello se ha considerado como base de datos alfanumérica el padrón municipal de habitantes (1996), las licencias comer­ciales del Impuesto de Actividades Económicas (1997) y diferentes encuestas realizadas en puntos estratégicos de la ciudad.

Palabras clave: Sistema de Información Geográfica, gestión, equipamientos sociales, Cáceres.

MOVILIDAD Y ACCESIBILIDAD: PARÁMETROS LIMITANTES PARA LA SOSTENIBILIDAD URBANA DE UNA CIUDAD INTERMEDIA. EL CASO DE CÁCERES ANALIZADO MEDIANTE SIG

En numerosas ocasiones atribuimos al tráfico motorizado unas connotaciones negativas en tanto que provoca diversas for­mas de contaminación, atmosférica, acústica, etcétera. Esto origi­na que sea uno de los principales factores limitantes para que el medio urbano alcance una sostenibilidad adecuada. Obviamente, para entender las claves del tráfico rodado es preciso hacer refe­rencia a dos conceptos problemáticos, la movilidad y la accesibi­lidad, parámetros que van a servirnos de base para analizar la ciu­dad de Cáceres desde un punto de vista sostenible.

Para alcanzar este objetivo se parte de una de las herramientas más novedosas en la gestión de cualquier área, el Sistema de Infor­mación Geográfica, con el cual vamos a determinar las zonas en las que el tráfico origina los mayores impactos, analizando las posi­bles consecuencias que esto puede tener y, por supuesto, tratando de exponer algunas soluciones potenciales. Palabras clave: Soste­nibilidad, movilidad, accesibilidad. Sistema de Información Geo­gráfica, Cáceres.

PERIAÑEZ GÓMEZ, Rocío LECTURAS Y LECTORES EN EL PARTIDO DE HOYOS

El objetivo de este trabajo es acercarse a uno de los aspectos que conforman la mentalidad del hombre, la cultura, a través del estudio de los libros que poseían, que leían y que influirían en su vida. El estudio se centra en un espacio muy concreto, la zona de la Sierra de Gata, tomando como representación cuatro poblacio­nes pertenecientes al Partido de Hoyos, en el periodo comprendi­do entre principios del siglo XVII y las primeras décadas del XVIII y se basa en los datos proporcionados por las fuentes notariales, en especial los inventarios post-mortem.

QUIJADA GONZÁLEZ, Domingo EL CONJUNTO MEGALÍTICO DE LA DEHESA BOYAL DE MONTEHERMOSO

Hacia el II milenio a.C., gente del Calcolítico recorre Extrema­dura (igual que otros lugares del país).

Como es evidente, el hombre de la Prehistoria no se asentaba, frecuentaba o controlaba un territorio al azar; sino que, como ha­rán sus descendientes, lo hará teniendo en cuenta los diversos con­dicionantes físicos (entre otros parámetros). Y, entre las diversas áreas seleccionadas para instalarse (si efectúan enterramientos es porque no andarían muy lejos, como es lógico), eligen este sector de la dehesa boyal de Montehermoso; ya que, según expondremos a lo largo de la presente ponencia, reúne una serie de factores óp­timos: edafológicos, hídricos, climáticos, etcétera.

Como fruto de la presencia de estos pueblos ganaderos en este lugar, surgen los Dólmenes del Tremal; que guardan un gran paralelismo con otro área megalítica no muy lejana, también de la cuenca del Tajo: el Campo Arañuelo y la Jara cacereña y to­ledana. De este modo, el patrimonio histórico de esta hermosa, laboriosa y típica localidad, que ya adquirió un notable legado durante el Paleolítico Inferior (Achólense Medio), se enriqueció considerablemente; conservándose, en parte, hasta nuestros días.

Pueblos prerromanos, tal vez vettones, volverían a establecer­se en su entorno; como lo demuestra el verraco, o escultura zoomorfa, que se halló en su término.

La civilización romana aportaría otra gran herencia, sobre to­do en las márgenes del río Alagón (las labores agrarias en esta rica vega han deteriorado gran parte del habitat) y en la propia dehesa boyal, enlazando la protohistoría con la fase histórica.

RAMOS RUBIO, José Antonio NOTICIAS DOCUMENTALES DE LA PARROQUIA DE SANTA MARÍA DEL CARRASCAL Y TODOS SUS ANEJOS, Y DE NTRA. SRA. DEL CARRASCAL Y DEL LUGAR O ASIENTO QUE ALLÍ HUBO LLAMADO MALPARTIDA. SUS RELACIONES CON LA PARROQUIA DE ALDEA DE TRUJILLO Y TORRECILLAS DE LA TIESA

Tienen una gran importancia dos libros hallados en Aldea de Trujillo, para obtener una serie de conclusiones de vital im­portancia para la vida eclesiástica de varios lugares que desa­parecieron víctimas de epidemias o por otros motivos como el haberse hallado en la casa que estaba junto a la iglesia del Ca­rrascal un hombre muerto, que estudiaremos, así como el tras­lado de los bienes muebles de las parroquias de estos pueblos a las vecinas Torrecillas de la Tiesa o Aldea de Trujillo, concre­tamente a ésta se trasladó una Virgen medieval, titular de la pa­rroquia del Carrascal. Se nos presenta María sedente, con el Ni­ño Jesús de pie apoyado en su pierna izquierda, respondiendo fielmente al tipo Mater Admirabilis, que en el gótico medio se las interpreta, al propio tiempo que como Odegetria, en figuras se­dentes, con Jesús en pie sobre la pierna izquierda, obra de me­diados del siglo XIV.

RIVERO, Francisco DON RUFINO VAQUERO, MÚSICO DE BROZAS

Don Rufino Vaquero del Campo nació en Belmote de Cam­pos (Falencia), pero se le considera un músico brócense, al ha­cerse cargo de la Banda Municipal tras la guerra civil. Tuvo la destreza profesional de conseguir que carpinteros, herreros, za­pateros, albañiles y otros artesanos del pueblo formaran una ex­celente banda.

La normativa municipal les obligaba a tocar en la procesión del Corpus Christi y su Octava, en los días de Semana Santa, en la Fiesta del patrón. San Antón Abad, en el día de la Milagrosa, la Pu­rísima, Navidad y el Día de Año Nuevo, amén de tocar en las fies­tas oficiales de carácter nacional, local y de un modo especial, en la famosa feria de ganados de abril de Brozas y también en la de septiembre, sin olvidarse de estar en la plaza de toros los días de novilladas, corridas o toros del jau jau. Igualmente tenían obliga­ción de dar un concierto todos los domingos y días festivos desde la feria de abril a la feria de septiembre.

Ahora, tras su muerte, se le va a rendir un homenaje. Su hijo, José Luis Vaquero, hombre interesado por el pueblo de Las Brozas, del que ha estudiado en su tesis doctoral la artística parroquia de Santa María la Mayor, quiere que se reconozca el cariño y el amor que puso don Rufino porque las gentes de Brozas supieran amar la música. A fe que lo consiguió. Hoy su semilla ha fructificado en la Coral Brocense, coral que ha conseguido numerosos éxitos por toda la región y fuera de ella.

LA BANDA MUNICIPAL DE BROZAS

Brozas es un pueblo que ha gustado siempre de la música. La música popular, el cante flamenco, la música culta. Rememorando los viejos tiempos, uno recuerda de niño la Banda Municipal que dirigía en la Plaza de Ovando, más conocida como la Plaza Nueva, don Rufino Vaquero. Esta es la historia de la labor que este hombre realizó en Brozas, en Las Brozas, por el arte divino, como él gus­taba llamar a la música.

Don Rufino Vaquero del Campo nació el 28 de febrero de 1897 en Belmonte de Campos (Palencia). Comenzó a estudiar música en su pueblo con un profesor particular que se llamaba don Amalio. Luego fue a los conservatorios de Palencia y Valladolid, donde se especializó en piano, órgano y dirección de orquestas y bandas.

Fue director de bandas por concurso-oposición. Ejerció de director de la Banda Municipal de Villalón (Valladolid), por más de 18 años, concretamente desde el 10 de abril de 1926 al 24 de octubre de 1944; es decir, 18 años, 6 meses y 15 días. El 18 de diciembre de 1935 se publicó en el Boletín Oficial del Estado el escalafón del Cuerpo de Directores de Bandas de Música, con arreglo a la Ley de 20 de diciembre de 1932 y en él aparece don Rufino Vaquero, en situación de excedente, con el número 301. Le seguía con el número 302, don Laurentino Vivas Colmenero, director de la Banda Municipal de Brozas, que poseía el cargo en propiedad.

REGODON VIZCAÍNO, Juan MÉDICOS EXTREMEÑOS DE LA ARMADA ESPAÑOLA EN FILIPINAS

En el año 1815, la Armada Española comenzó a destinar mé­dicos a Filipinas para cumplir campaña en ultramar, como ya ve­nía haciendo en las colonias americanas. Desde esta fecha hasta la pérdida del archipiélago, en 1898 fueron enviados unos 250 facul­tativos (tenemos recogidos, exactamente, 245). Más de la tercera parte de estos profesionales eran naturales de las provincias cos­teras de Andalucía, sobre todo de Cádiz, donde estaba el Real Co­legio de Cirugía de la Armada; seguían, en orden de frecuencia, las de Galicia, Vascongadas, Cataluña y, por motivos singulares, Madrid. Pocos médicos procedían del interior peninsular. De Extre­madura hubo cinco, cuatro de la provincia de Badajoz y uno de la de Cáceres. Ellos fueron: Don Paz Martínez y Cordón, de Almendralejo; don Sabino Álvarez y Falangiani, de Llerena; don Manuel García y Balsera, de Castuera; don Galo Calvo Rayo y García, de Cabeza del Buey y don Francisco Elvira y Sánchez, de Plasencia. Son pocos, pero es bueno recordarlos.

En esta comunicación hacemos una sucinta reseña de su tra­yectoria profesional en aquel archipiélago.

ROSO DÍAZ, Manuel IRREGULARIDADES EN LA EXTINCIÓN DE LOS DERECHOS COMUNALES «BALDIAJE» Y «TERCERAS PARTES» EN LA REAL DEHESA DE LA SERENA (1740-1874)

Nuestro estudio permite conocer las diferentes vicisitudes que sufren los derechos comunales en la Real Dehesa de la Serena. Haremos un breve recorrido histórico desde sus orígenes en la Or­den de Alcántara hasta su extinción a finales del siglo XIX. En par­ticular trataremos los Derechos de «Baldiaje» y «Terceras Partes» que sufren un ataque continuo tras la consolidación del Estado Li­beral. En efecto, la aplicación de la Legislación Desamortizadora de Madoz terminará con una serie de pautas económicas que ase­guraban la vida de la Comarca. Sin embargo estamos ante proce­dimientos administrativos y jurídicos ilegales pues la misma Ley protegía los derechos destinados al aprovechamiento común de los vecinos.

Analizaremos la importancia que la ganadería y la agricultura tenían para los municipios de la Real Dehesa de la Serena, así co­mo sus críticas y conflictos con los ganaderos transhumantes. Por último no olvidaremos la importancia de una oligarquía local que utilizará su influencia en la administración para redimir las dife­rentes cargas que recaen sobre sus fincas.

RUBIO ANDRADA, Manuel TRES POBLAMIENTOS PREHISTÓRICOS DEL BERROCAL TRUJILLANO

En este trabajo presento su localización y hago un breve estu­dio de sus defensas, el medio inmediato sobre el que se asientan posibilidades económicas, etc. Añado el catálogo completo de los materiales cerámicos, óseos y líticos observados en superficie. Con ellos hago las relaciones necesarias para indicar la cultura a la que pertenecieron y establecer sus cronologías.

Con todo ello se llena, al menos en parte, el vacío existente a escala local, cuestión evidente en todos los libros que se han escrito sobre nuestro pasado histórico.

SÁNCHEZ LÓPEZ, Martina «PIZARRO Y LA CONQUISTA DEL PERÚ VISTA POR UN HISTORIADOR DEL SIGLO XVI»

En la introducción se habla del historiador placentino Fray Alonso Fernández, que en su obra «Historia y Anales de la Ciudad y Obispado de Plasencia» dedica el capítulo 32 a Pizarro y la con­quista del Perú.

Se estudia primero al conquistador. A continuación se habla del inmenso tesoro que encontraron allí los españoles y del reparto del botín, así como de las consecuencias que tuvo, insistiendo en el fe­nómeno de la inflación que provocó en España y Europa.

En el capítulo dedicado al hombre y al político, el historia­dor resalta sus virtudes humanas, lo que contrasta con la crítica que hace de él como conquistador; exalta su valor, pero sobre todo su liberalidad «tiene más atención a remediar la necesidad que ganar honra». Nos habla también de su carácter afable y hu­milde, así como de sus cualidades intelectuales y sentimentales.

Después de tratar en otro punto la evangelización de los incas se termina con una serie de conclusiones.

SÁNCHEZ MARTÍN, José Manuel LA INFRAESTRUCTURA COMERCIAL DE CÁCERES ANALIZADA MEDIANTE S.I.G. APROXIMACIÓN A SU PROBLEMÁTICA

La ciudad de Cáceres posee una actividad comercial impor­tante como consecuencia derivada de su capitalidad provincial y del volumen de población que habita en ella y en su área de in­fluencia. Esto se traduce en un incremento importante de la acti­vidad comercial, si bien en este caso nos limitamos a un análisis del comercio minorista, dado que es el que concentra a un mayor número de activos y el que posee una mayor problemática. Esta se origina por la fuerte concentración comercial, lo que provoca un fuerte solape de áreas de influencia. A esto debemos añadir la ins­talación de dos grandes superficies comerciales y el crecimiento urbanístico en zonas dispares y distantes de la ciudad, que pueden acoger nuevas actividades comerciales. Toda esta problemática va a ser tratada mediante un sistema de información geográfica, que merced a la potencia de análisis que ofrece, permite descubrir la especialización del comercio minorista en la ciudad y, a la vez, fa­cilitar la detección de áreas óptimas para la instalación de nuevos establecimientos.

EL SISTEMA DE CARRETERAS COMO ELEMENTO VERTEBRADOR DE EXTREMADURA. UNA APROXIMACIÓN A LA CAUSALIDAD DEL ESCASO DESARROLLO DE LAS ÁREAS PERIFÉRICAS

El sistema de transportes por carretera tiene una importancia vital en el desarrollo socioeconómico de cualquier espacio, contri­buyendo de forma decisiva a la articulación del espacio. No obstan­te, en zonas como Extremadura, la red viaria de carreteras posee grandes limitaciones por su concepción, trazado y características específicas. Esto fomenta la inaccesibilidad a buena parte del territorio, sobre todo las áreas marginales, que son las que presentan unos índices de desarrollo económico más bajos, lo que lleva apa­rejado una crisis social, puesta de relieve mediante pérdidas impor­tantes de efectivos demográficos, que eligen como lugar de residen­cia habitual las principales ciudades. Con ello se experimenta un proceso de abandono de los núcleos más periféricos en beneficio de las cabeceras comarcales y funcionales. Para poner de manifiesto esta circunstancia, recurrimos a la aplicación conjunta de la Teoría de Grafos y el Sistema de Información en Geografía, cuyo fin prin­cipal consiste en analizar el modelo de las estructuras de comunica­ciones que se generan entre los diferentes núcleos considerados.

SENDIN BLAZQUEZ, José LA MUJER SERRANA

El intento de este trabajo es presentarnos el tipo de la mujer se­rrana, localizada en lo que hoy se conoce como región serrana.

Nos hallamos ante unas esencias de mujer que hereda las carac­terísticas de la hembra vettona, sencillamente porque es vettona.

Ahora que cada pueblo busca sus más significativas raíces, adentrarnos en el conocimiento de este tipo de mujer es buscar las herencias que nos definen como pueblo a través de la hembra de la que recibimos la parte más significativa de nuestro yo.

Podrá pensarse que no tiene mucho sentido este intento por­que la vida moderna y el devenir histórico se han encargado de identificar a todas las mujeres bajo un signo común, estandariza­do, imposible para ofrecer ya rasgos distintivos.

Pensamos que no. Y aún cuando el sentido de este trabajo no es la defensa de esta tesis, sino simplemente la presentación des­criptiva de un determinado tipo de mujer, que sobrevive y ejerce su poderosa herencia también hoy.

Las culturas cuando se asumen siempre se hacen incorporán­dose, con más o menos fuerza, al poderoso bagaje que lleva dentro cada hombre y cada pueblo. De lo contrario dejaríamos de ser no­sotros para ser otros.

Pensamos que esto es lo que sucede con nuestra herencia fe­menina, Vive y vivirá siempre en nosotros.

Si este privilegio se le concede a otros pueblos de España, al menos con igual razón hay que concederlo a la Serranía.

Somos un pueblo plenamente identificado. Y esto se lo debe­mos principalmente a nuestras madres.

SOLÍS RODRÍGUEZ, Carmelo EL RETABLO MAYOR DE LA IGLESIA DE SAN FRANCISCO Y LA ESCULTURA BARROCA DEL XVIII EN TRUJILLO

El retablo mayor de la iglesia del Convento de Observantes de San Francisco es, sin duda alguna, una de las empresas artísticas más importantes de cuantas se acometieron en la ciudad de Trujillo durante todo el siglo XVIII. Con su emplazamiento en el testero de la capilla mayor, culminaba la larga historia de este templo trujillano, iniciado dos siglos antes. Tan grandiosa máquina retablística, sobre la que ironiza el corresponsal de don Antonio Ponz (Viage de España, VII, p. 173), acoge una importante colección iconográfica del santoral franciscano con las imágenes de San Francisco de Asís, en el ático. San Buenaventura y San Bernardino de Siena, en las ca­lles laterales y, en la hornacina central, presidiendo el conjunto, una espléndida «Piedad» (o «Quinta Angustia»), a quien profesa espe­cial devoción el pueblo trujillano. De este magnífico ejemplar de re­tablo «de arquitectura y talla», así como de las referidas imágenes, ofrecemos un análisis formal y estilístico, al mismo tiempo que ex­ponemos diversas hipótesis sobre su posible autoría.

Se recogen también en este trabajo, al hilo de los documentos y en una secuencia diacrónica, los nombres de los artistas de la ma­dera, que laboraron en la ciudad durante el siglo XVIII, reducidos casi exclusivamente al campo de la retablística: Bartolomé Xerez, con obra documentada en Plasencia, Cáceres y en la propia ciudad de Trujillo; Juan de Olivenza, cuyos servicios fueron requeridos por las autoridades santiaguistas del Provisorato de Mérida; PedroDíaz Bejarano, autor de la caja del órgano barroco de San Martín;

Antonio Ropero y Juan Bautista Páez, vecinos de la ciudad y nomi­nados en la documentación como «maestros de arquitectura y ta­lla» y, sobre todos ellos, el polifacético y controvertido Manuel de Lara y Churriguera, de la familia de los Churriguera/ quien entre 1734 y 1736 frecuentó la ciudad, ocupado en la remodelación de la entonces llamada «Casa del Escudo del Estado de la Conquista». No sería descabellado pensar que, los Franciscanos Observantes de Trujillo acudieran a él solicitando sus servicios de «tracista» pa­ra la confección del retablo mayor, digno remate a la obra de la iglesia, finalizada en 1735. Esta hipótesis podría casar con la tam­bién formulada sobre el maestro Bartolomé Jerez, quien, a su vez, vendría a ser el realizador del proyecto diseñado por el maestro salmantino.

Completamos este breve estudio sobre la escultura trujillana en el XVIII con el catálogo de retablos e imágenes de bulto, que se conservan en iglesias y conventos de la ciudad.

SORIA SÁNCHEZ, Valentín AGUSTINOS, DOMINICOS Y FRANCISCANOS EN EXTREMADURA

Los templarios conquistaron la vertiente sur de Credos. El monasterio de San Francisco se levanta en 1493. A mediados del si­glo XV los dominicos construyen el monasterio de Santa Catalina por los mismos años que García Álvarez de Toledo, en 1447, se en­castilla en el actual parador de turismo. Los jesuítas en 1554 pla­nean un eremitorio y un colegio acudiendo Borja a San Ignacio con la colaboración del conde de Oropesa. Juan Arias, alcalde de la Santa Hermandad de Madrid manda hacer la ermita del Cristo del Humilladero en 1591 y en febrero de 1604 es enterrado en el mo­nasterio de San Juan en los Agustinos de Jarandilla. De este colegio en el siglo XVII sale para Filipinas quien será obispo de Cebú, Fray Joaquín Encabo Aguilar de la Virgen de Sopetrán. Muere el año 1818. Los agustinos del Escorial en 1935 dedican el castillo de Jarandilla y la iglesia de San Juan a colegio. Los franciscanos desde el monasterio en el siglo XVI atienden Guijo de Jarandilla que en mil ochocientos diez y ocho se logra el privilegio de villa exenta. Jaraíz es villa exenta en 1686. San Pedro de Alcántara por patroci­nio del Conde de Oropesa establece el monasterio de Nuestra Se­ñora del Rosario junto a San Bernardo, que fue eremitorio de servitas y basilios. Cerca están las ruinas del castro del Raso y el Pan­tano del Rosarito junto a la casa señorial de los Álvarez de Toledo.

ARQUEOLOGÍA TRUJILLANA

Trujillo. PVBLIVS / VALIVS / PLACIDVS. Trujillo. L. CAECI-LI / VS. CRESC / ES. AN. LX. Solana Barros. EOYSOIYPOATE-YONTOSTOKLATOYSEOYEROYITALIKON. Talaván. EBRO-BRIGAE / TOVDO / PALAN / DAIGAE / AMMAIA. Anillo de Plasencia. RBSMREKABA. Plasencia, Inscripción griega. METER-MOIGAIENAPARERIOINSTISODEYEISEGELRESTEAENSYN PATRISOSZENEUIPOLOXIROMENOIMIKROEPIEGAREMO IMEISEBDOMOSOYPAERESOYNOMIOYLIANOS. Plasencia. CABVREAE / CALPVRNIAEMATRI / LANCENSIS / ANXOIH-SESTITL. Plasenzuela. ENZAKATAKI / TEMAXIMIANA / N1-KOLAVEKOVMEZEME(NI)VOEBR(IOV) / iemerapara(s)- KE (VE)S / ERXIG. Villarica, Almería. ENZA / KAAK / ITEEYTY / XESGRIK / OSYEOS / ATIOY. Reina. RES / PVBLICA / REGI-NENSI. Mérida. XEI(LO)N / LAKEIDAVMONIOS. PERIAN-DROSKORINZIOSBIASPRIENEYSZALESMILESIOSSOL(0)N AZENAIOSKLEOBOYLOS(L)INDIOS. JARAÍZ. Túmulos de co­rredor a un kilómetro. Don Benito. Busto romano en La Majona. José Gómez Galán. El año 5 a.C. fecha probable del nacimiento de Jesús. Jerusalén. Arqueólogos israelíes tratan sobre el templo salo­mónico. Estudios sobre pinturas rupestres de Castañar de Ibor. Maltravieso. Antonio Marqués dice que falta por descubrir gran parte. Villanueva de la Vera. Yacimiento tartésico. Valverde de la Vera. Jarra fenicia.

VÁZQUEZ, Luis O. de M. EL PINTOR-ESCULTOR FRANCISCO DE ZURBARÁN Y SU RELACIÓN CON LA MERCED: NOVEDADES DE ÚLTIMA HORA

Como homenaje -en este 400 aniversario del nacimiento- al artista extremeño Francisco de Zurbarán (1598-1664), presento las novedades más recientes sobre su vida y obra. Se trata, en síntesis, de dos aportaciones de primera mano: a) El descubrimiento de que el pintor universal Zurbarán era también escultor. Se ofrece el do­cumento de Protocolos de Llerena, del 10 de agosto de 1624, en que el gran extremeño se compromete, ante el Comendador de la Merced de Azuaga, Fray Francisco de Baños, a «hacer un Cristo del natural, de dos varas de alto, de madera… y Cruz labrada con cascara». Se le da una paga sustan­ciosa. 700 reales.

b) Después de una síntesis biográfica y destacar su pintura -ex­traordinaria, en calidad y cantidad, para la Orden de la Merced-, presen­to la segunda novedad -ésta, hallazgo personal muy reciente nos re­vela que Zurbarán tenía un sobrino mercedario, fray Sebastián de Zurbarán, nacido en Fuente de Cantos en 1613, y profeso en la Merced de Sevilla el 20 de junio de 1630. En esa fecha estaba allí Zurbarán realizando pinturas para la Merced. Se sabe que, en una de sus «crisis espirituales» -después del fallecimiento de su esposa Beatriz, en 1639-, manifestó su deseo de ingresar en la Orden Mercedaria y hacerse fraile, en el convento de San José de Sevilla. ¿Influ­yó en este «deseo, que no se llevó a cabo», su sobrino fray Sebastián de Zurbarán? Finalizo este trabajo con el «Árbol genealógico» de par­te de la familia Zurbarán y de los hijos de sus tres matrimonios sucesivos.

ZAMORANO RODRÍGUEZ, Felisa LA COCINA DEL SIGLO DE ORO

Por ser 1998 el año de dos efemérides tan importantes como el IV Centenario del nacimiento de Zurbarán y la muerte de Arias Montano, hemos creído necesario aportar algunas pinceladas de la cultura popular de su tiempo. En este caso de la cocina que, co­mo parte muy fundamental de esa cultura, responde perfectamen­te a los estamentos sociales de un siglo de oro en lo que respecta a las letras y a las artes, pero que, como contrapartida, fue políti­camente desastroso, socialmente injusto y económicamente insolidario.

La cocina es un fiel reflejo de las clases sociales que existían: la nobleza y los reyes, los monasterios y las órdenes militares, la es­casa burguesía y los que nada poseían, cuyo mejor reflejo nos lo muestra la novela picaresca.

Pocos bodegones nos aporta Zurbarán, pero su pintura emi­nente religiosa, nos muestra claramente la sobriedad de los refec­torios de sus monjes; unos panecillos, agua y poco más. Y tanto él como Arias Montano fueros testigos y partícipes tanto de la cocina popular de su tiempo como de la más refinada.

Ene 142014
 

Miguel Alba Calzado y Mª Jesús Fernández García.

      La vinculación entre mujer y alfarería está contenida en los relatos míticos sobre el origen de esta ocupación en culturas diversas y distantes. Muchas de estas interpretaciones  míticas hacen depender la existencia de la alfarería de una divinidad femenina, identificada a veces con la propia Madre Tierra, que transmite el conocimiento en beneficio de la humanidad, en ocasiones a través de un agente también femenino[2].

      Estudios etnográficos sobre sociedades africanas y americanas que hasta el presente siglo se han mantenido en estadios tecnológicamente primarios nos revelan que, en muchos de estos pueblos, la elaboración de vasijas de arcilla es tarea fundamentalmente femenina[3]. Pese a la distancia geográfica, se dan entre ámbitos culturales tan dispares como el africano y americano una serie de características coincidentes en lo que a la práctica alfarera se refiere: en primer lugar, es la mujer la responsable de todo el proceso de elaboración, un proceso técnico caracterizado por la ausencia de construcciones específicas y máquinas que determinan su factura totalmente manual. Además, el fin último de la producción es el abastecimiento local, cuando no se restringe al consumo propio, de modo que la comercialización rara vez supera los límites del poblado. De igual manera que para el hombre se reservan funciones muy específicas como la defensiva, la pastoril y la cinegética, entre las funciones domésticas de la mujer se incluye la manufactura de recipientes cerámicos junto a otras actividades artesanales como la elaboración de tejidos, de curtidos o la cestería. La cerámica resultante reúne unas características técnicas afines: además de su factura a mano (modelado estático)[4], las pastas son groseras, cocidas a baja temperatura en una atmósfera reductora o mixta que no siempre precisa de hornos. Las formas son simples y eminentemente utilitarias sin que la presencia o ausencia de decoración presente una pauta fija.

      Si retrocedemos en el tiempo, encontramos esas mismas premisas técnicas en la cerámica Neolítica, Calcolítica y de la Edad del Bronce (Inicial y Pleno) de los yacimientos arqueológicos del actual territorio extremeño[5]. Si bien se carece de pruebas concluyentes acerca de su autoría, por paralelismo etnoarqueológico apoyado en la división del trabajo por sexos se podría argumentar que la alfarería pudo ser en su origen una actividad sino exclusiva sí mayoritariamente practicada por mujeres. De ser así, la producción cerámica femenina habría predominado alrededor de cinco mil años frente a los últimos dos mil quinientos mil de alfarería masculina. Con los profundos cambios aculturativos acaecidos en el Bronce Final y en la Edad del Hierro, aparecen entre los materiales arqueológicos[6] vasijas modeladas con torno rápido, de pastas decantadas y cocidas en hornos a alta temperatura en atmósfera oxidante[7], combinadas con otras de factura rudimentaria y de características semejantes a las anteriormente enumeradas para la cerámica más arcaica. La lectura que se ha hecho de este contraste es que coexisten dos tipos de producción: una, la autóctona, y otra foránea de las «cerámicas finas» llegadas en una primera fase a través del comercio en respuesta a una demanda  promovida, entre otras razones, por motivos de prestigio social. Estas cerámicas torneadas, con el paso del tiempo, se generalizarán en el mundo ibérico mediante producciones de artesanos locales, artífices masculinos, probablemente, como entre griegos y fenicios. De igual forma «la nueva cerámica» aumentará progresivamente su presencia en las comunidades celtíberas castreñas del interior (por ejemplo, entre lusitanos y vettones), relegando paulatinamente a las de modelado estático atribuibles, como hipótesis, a la mujer dentro de una economía doméstica que pretende la autosuficiencia. Las vasijas a torno, «finas» y comunes denotan una ascendente especialización profesional, reflejo de los cambios sociales operados en la última fase de la Edad del Hierro, truncados por la completa asimilación cultural romana. Desde la romanización, el oficio es una actividad eminentemente masculina, plenamente especializada.

      En resumen, sin desestimar motivos culturales importados relativos a la mentalidad y al comportamiento, parece que entre las causas que motivan el cambio de la actividad alfarera como tarea femenina a oficio masculino se hallan la profesionalización de los artífices (dedicación exclusiva), la asunción del torno rápido, el aumento de la producción a media y gran escala y la comercialización exterior.

      Con la desarticulación del Imperio romano, las invasiones y el posterior establecimiento del reino visigótico, reaparece la cerámica modelada a mano (y a torneta), que coexiste con la producida a torno, por lo que cabe preguntarse si de nuevo la realización de la vajilla doméstica es asumida por la mujer en el marco de una economía autárquica rural. En cambio, en ciudades como Mérida[8], la cerámica altomedieval mantiene una ejecución técnica propia de alfareros de oficio que perpetuará la comunidad mozárabe hasta ser relevados por los artífices islámicos.

      En los casos aún vigentes en la Península Ibérica de cerámica femenina, reducida a ámbitos rurales muy concretos, se mantienen atávicamente algunos de los rasgos que la enlazan con antiguas formas de elaboración alfarera. Así en Moveros y en Pereruela, provincia de Zamora, las mujeres protagonizan todo el proceso de elaboración[9]. Realizan sus vasijas, que constituyen una producción reducida, sobre una torneta baja que impulsan intermitentemente con la mano. Un caso semejante era el de Mota del Cuervo[10] (Cuenca) y el de algunas localidades asturianas. En territorio portugués, Emili Sempere documenta los centros de Pinhela, localidad próxima a la frontera con Zamora, y Malhada Sorda en la Beira Alta[11]. En Canarias[12], las alfareras prescinden del torno y de la torneta en la factura de sus piezas completamente manual. Un ejemplo de sistema mixto pervive en Molelos (Portugal), donde la mujer comparte con el hombre todas las funciones a excepción del torneado que compete al varón, en tanto que la cocción, en hornos de soenga, es responsabilidad femenina.  

        

      Las circunstancias que rodean hoy la participación femenina en Extremadura son muy distintas a las de los centros citados. A grandes rasgos, el papel de la mujer en la alfarería tradicional extremeña[13] se centra en la realización de tareas subsidiarias, habitualmente ocasionales y dependientes de la categoría económica del taller. Se da el caso de ausencia total en el proceso técnico en los centros dedicados a la producción de grandes recipientes de almacenamiento como tinajas[14] y conos, en tanto que su participación es prácticamente inexistente en los alfares desvinculados del espacio doméstico, denominados «fábricas»[15] , o en aquellos donde, aun compartiendo el mismo espacio el obrador y la vivienda, en el pasado dispusieron de una plantilla amplia de oficiales y aprendices que cubrían cualquier aspecto del proceso, salvo lo relativo a ciertos tipos de decoración de los que tradicionalmente se ocupaba la mujer. Tampoco se ha dado presencia femenina en los obradores de elementos cerámicos para la construcción: teja, ladrillo, baldosa y tubos.

      En lo referente a la comercialización hay una presencia tímida de la mujer, aunque poco a poco irá  aumentando su protagonismo hasta compartir en algunos casos esta función con el hombre.

     A modo de regla general para el ámbito extremeño, se puede afirmar que el grado de intervención de la mujer es mayor cuanto más limitados son los efectivos humanos y económicos de un alfar. En efecto, se observa la siguiente constante en todas las localidades alfareras: cuando el número de operarios[16] es tres o más, las posibilidades de intervención de la mujer se reducen al mínimo, si es que se dan; con dos, aumentan, aunque no deja de ser su participación ocasional y restringida; y en los que el alfarero trabaja en solitario es cuando la mujer pasa a asumir ciertas responsabilidades en el proceso de elaboración. En muchos casos, coincide este momento de mayor participación femenina con los primeros años de matrimonio y el establecimiento de un alfar propio y concluye cuando los hijos alcanzan la edad suficiente para reemplazarla. Con todo, en ningún caso se puede hablar de mujeres alfareras, sino de la esposa o la(s) hija(s) del alfarero que realizan  esporádicamente unas funciones auxiliares muy concretas, tales como el acarreo de agua para proceder a la mezcla de las arcillas, retirar las vasijas de la mesa del torno, enasar, vigilar las fases de oreo y secado y cargar y descargar el horno. Tareas como la extracción de arcilla, desmenuzamiento, batido y colado, amasado, torneado y cocción son actividades reservadas por completo al hombre. Los motivos que sustentan tal exclusión son fundamentalmente las limitaciones físicas y causas de naturaleza sociocultural. Las primeras se deben al gran esfuerzo que hay que desarrollar en las actividades anteriormente mencionadas, para las que se considera al hombre más capacitado.  La segunda argumentación basada en causas socioculturales, enraizadas en la mentalidad de un sistema patriarcal, va encaminada a conservar y reproducir unos patrones de comportamiento inquebrantables: la alfarería era una profesión privativa del rol masculino, por ello nunca se enseñaba el oficio a las hijas. El hermetismo llegaba incluso  a privar de la transmisión del oficio a los hijos varones de las hijas del alfarero y a los hijos de los hermanos de la esposa.

      En aquellos talleres más prósperos hay que añadir un tercer motivo: el hecho de alcanzar un determinado estatus económico implicaba liberar a la mujer de cualquier actividad manual fuera del ámbito doméstico.

     En cambio, donde la mujer adquiría un protagonismo hegemónico, bien dentro o fuera del núcleo familiar, era y es en la decoración cerámica y, más concretamente, en determinadas técnicas decorativas. Como en el resto del panorama peninsular, la alfarería tradicional extremeña reúne una serie de motivos decorativos que de forma más o menos testimonial acompañan a la obra utilitaria. De ordinario, los sencillos motivos impresos o incisos, realizados durante el torneado, son obra del hombre. Sin embargo, a la mujer le corresponden aquellas decoraciones que son resultado de esquemas laboriosos con motivos florales o geométricos de factura esmerada, minuciosa y precisa que ocupan gran parte de las piezas. En el pasado dos técnicas decorativas eran exclusivas de la mujer: el enchinado y el bruñido. Ambas tienen como soporte preferentemente la obra de agua (jarro, botijos, cantarilla, jarra de agua, dama de noche, etc.) El bruñido consiste en efectuar dibujos sobre la superficie del recipiente, bañado en un engobe colorado muy fino, antes de que se haya secado la pieza, valiéndose de una  piedra pulida (un pequeño canto de río) humedecida con la lengua; el resultado es un trazo brillante de rápida ejecución que, combinado con otros, da lugar a motivos vegetales preferentemente florales. El enchinado es la técnica decorativa basada en la incrustración de pequeñas piedras de cuarzo blanco sobre la superficie plástica de las piezas cuando están a medio secar. Los motivos, de composición libre, son vegetales y estrellados y se desarrollan en un solo lado del recipiente, en tanto que el bruñido circunda toda la pieza. En uno y otro caso las mujeres trabajaban en grupos, en un quehacer reiterativo, fiel a un patrón tradicional pero abierto a la incorporación de matices que permiten reconocer la procedencia de un taller e inclusive su autoría. En Salvatierra de los Barros o en los centros con alfareros originarios de allí, la esposa e hijas del artesano solían ser bruñidoras; en Ceclavín ocurría de forma similar con las enchinadoras. Dos técnicas decorativas tradicionales, que realizan indistintamente el hombre o la mujer, son el dibujo con tierra blanca bajo cubierta de vidriado transparente (plomo) y el esgrafiado sobre este mismo engobe blanco.­¡Error! Marcador no definido.

      En plena década de los noventa parece ya incuestionable la evolución que el sentido de la mayor parte de obra alfarera ha experimentando desde una función fundamentalmente utilitaria hasta una meramente decorativa. Esta inversión de prioridades en la obra alfarera que han traído los nuevos tiempos ha hecho que a veces el recipiente de barro sea un simple soporte material para la labor decorativa. Pese a que en algunos centros esta tarea es exclusiva de las manos femeninas, no se ha dado un cambio parejo en la consideración de la autoría de la pieza, de modo que cualquiera que sea el grado de participación de la mujer en las distintas fases del proceso alfarero e incluso aunque su papel sea preponderante en la decoración y ello le confiera el interés comercial a la pieza, la obra final es considerada siempre resultado del trabajo masculino y será el hombre el que la firme si es que la obra va así diferenciada. Las propias decoradoras suelen restar importancia a su labor y considerar que no es equiparable al buen hacer del torneado.

 

      En lo referente a la venta, antaño era frecuente que cada alfar dispusiese de un arriero, con preferencia  miembro de la familia, que se encargaba de la comercialización exterior de la obra. La venta directa en la vivienda‑alfar daba alguna ocasión de intervenir a la mujer cuando el maestro estaba ocupado o se hallaba ausente. Sin embargo, diversas circunstancias irían dando un mayor protagonismo a la mujer posibilitando su incorporación a la venta local y a la ambulante. Serían éstas la falta de hombres disponibles durante y después de la Guerra Civil, la recesión económica de la posguerra, que redujo las plantillas de operarios al mínimo y obligó a los alfareros a asumir el papel de arrieros o, en su lugar, a recurrir a la ayuda de la esposa o de alguna hija, y el vacío provocado en el sector por la fuerte emigración  en respuesta a la crisis del oficio conforme decreció el consumo de obra utilitaria a lo largo de los años 60 hasta nuestros días. A diferencia del hombre, cuando el transporte aún se hacía en caballerías, la mujer encargada de la venta en los pueblos aledaños solía ir siempre acompañada y recorría trayectos cortos que le permitieran el regreso en el mismo día.

            En una región eminentemente agrícola como Extremadura, la actividad artesanal en general y la alfarería en particular no pueden desvincularse del mundo rural. Dentro del entramado de relaciones y consideraciones sociales que se desarrollan en este medio, la categoría del alfar (medida en términos de producción, calidad de las instalaciones, número de trabajadores, ventas, etc…) determina el estatus social que la familia alfarera alcanza entre sus convecinos. Entre las diversas dedicaciones profesionales, la consideración social de los menestrales era y es siempre superior a la del campesinado. En nuestros días, la consideración social de la mujer, colaboradora o no en el oficio, ha ido pareja a la del alfarero (marido o padre), revalorizándose en los casos en los que la producción se ha orientado hacia una cerámica con intención decorativa, se ha modernizado el taller o se han abierto nuevas vías a la comercialización. Más precaria es la situación en aquellos talleres que, fieles al esquema productivo tradicional, no han sido capaces de afrontar la crisis.     

 

        Los cambios profundos que el oficio ha experimentado en los últimos decenios han si no acabado sí minimizado algunos de los inconvenientes y de las barreras que la mujer tenía planteadas para el acceso al trabajo alfarero como plena protagonista de él. Por un lado, la fase de preparación de la materia prima se ha simplificado con la comercialización a bajo costo de arcilla empaquetada lista para modelar, la adquisición de esmaltes y engobes industriales amplía el campo de la decoración y la mecanización del alfar (torno eléctrico, horno de gas o eléctrico, batidora, amasadora, etc.) ha suplantado la fuerza manual por la de tipo artificial. Por otro, el oficio no ha quedado ajeno a la incorporación de la mujer al mundo laboral en todos los campos. Escuelas de Bellas Artes, escuelas taller y cursos esporádicos del INEM han tenido y tienen como principales demandantes a mujeres. Para algunas de ellas la cerámica creativa se convierte en una opción profesional.

      En la actualidad, es en el campo creativo donde la mujer reencuentra la cerámica, desligada de su antiguo sentido utilitario y erigida en expresión artística. En Extremadura existen algunos ejemplos renombrados de mujeres ceramistas[17] que enriquecen con su obra el campo experimental e inagotable de la cerámica.



     [1]Un extracto de esta comunicación se publicó en el catálogo de la exposición «La mujer en la alfarería española», (coord. Ilse Schütz, Agost, Museo de Alfarería, 1993, pp. 34-35)

     [2]C. Lévi-Strauss hace en su libro La alfarera celosa (Barcelona, Paidós, 1986) un análisis de algunos de los mitos sobre el nacimiento de la alfarería entre tribus del Continente americano y observa cómo la mayoría de ellos presentan una figura femenina como dueña del arte de hacer vasijas de barro:

                «De cualquier modo que se la llame: madre-Tierra, abuela de la arcilla, dueña de la arcilla y de las vasijas de barro, etc., la patrona de la alfarería es una bienhechora, pues, según las versiones, los humanos le deben esta preciosa materia prima, las técnicas cerámicas o bien el arte de decorar las vasijas». (pág. 35)

 

     [3]Así lo señala C. Lévi-Strauss para el Continente americano:

                «Sin pretender remontarnos a los orígenes, no hay duda de que en América es más frecuente que la alfarería incumba a las mujeres.» (Op. cit., pág. 34)

Ian Hodder para ilustrar las posibilidades del análisis etnoarqueológico referido a la tecnología cerámica se sirve de la alfarería femenina keniata (The Present Past. An Introduction to Anthropology for Archaeologists, London, Batsford Ltd, 1982).

     [4]Esta terminología más precisa es la que emplea Emili Sempere (Rutas a los alfares. España y Portugal, Barcelona, 1982, pág. 46), pues hay que tener en cuenta que inclusive con el torno rápido el trabajo no deja de ser «manual».

     [5]Son datos extensibles al resto de la Península, pero en los que a Extremadura respecta disponemos, hasta la fecha, de un representativo conjunto cerámico que han proporcionado yacimientos como Cueva de la Charneca (Oliva de Mérida), de época neolítica; del período calcolítico, los Barruecos (Malpartida de Cáceres) y  la Pijotilla (Vega del Guadiana) y de la Edad del Bronce, Palacio Quemado (Alange) y Cueva del Conejar (Cáceres), entre otros. Algunos de los estudios sobre estos yacimientos arqueológico pueden encontrarse en el volumen Extremadura Arqueológica II, Mérida, Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura y UEX, 1991.

     [6]Sirvan de referencia los materiales cerámicos hallados en los yacimientos del Bronce Final (período orientalizante) de Cancho Roano (Zalamea de la Serena) y la Necrópolis de Medellín; de la Edad del Hierro, Castro de Villasviejas del Tamuja (Botija) y Castro prerromano de la Ermita de Belén (Zafra).

     [7]Sin embargo, responden a estas mismas características y coinciden en este mismo horizonte cultural las llamadas cerámicas grises, realizadas en cocción reductora. 

     [8]Tal y como revelan los datos proporcionados por la excavación en curso del solar de Morerías (Mérida).

     [9]Se refieren a la alfarería de estos centros J. LLorens Artigas y J. Corredor Matheos en su obra Cerámica popular espñola, Barcelona, Editorial Blume, 1982, pp. 63-70.

     [10]Natacha Seseña, «La alfarería en Mota del Cuervo (provincia de Cuenca)», Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, nº XXIII, 1967, pp. 339-346.

     [11]Emili Sempere, op. cit., pp. 332 y 327 respectivamente.

     [12]

Respecto a Canarias, J. LLorens Artigas y J. Corredor Matheos, op. cit., pp. 180-183.

     [13]Para el contenido de los datos expuestos, nos hemos basado en los centros activos de la región extremeña durante la década de los 80: un total  de  veinte  localidades  alfareras, distribuidas nueve en la provincia de Badajoz y once en la de Cáceres. En lo básico, la información es válida también para la región del Alentejo portugués.

 

     [14]Centros productores de recipientes de gran envergadura fueron Guareña, Castuera y Miajadas en la provincia pacense y Arroyomolinos de Montánchez en Cáceres, junto con Torrejoncillo

única localidad que se mantiene en activo.

     [15]El término «fábrica» es el que registra Pascual Madoz en 1846 en su Diccionario Geográfico, Estadístico‑Histórico de Es­paña y sus posesiones de ultramar para referirse a las alfarerías corrientes. Tal denominación ha pervivido en algunos centros extremeños hasta nuestros días. Sirvan de ejemplo los de Plasencia, Fregenal de la Sierra, Talarrubias, Mérida, etc.

     [16]En los años 80, por la falta de demanda de recipientes utilitarios, ningún alfar de los registrados disponía de más de tres operarios, aunque muchos disfrutaron de plantillas más numerosas en el pasado.

     [17]Cabe señalarse algunos nombres como los de Isabel Torrado (Cañamero), Inés Madejón (Navalmoral de la Mata), Paloma Sánchez (Cáceres) o María de Elena (Mérida).

Ene 142014
 

María Murillo de Quirós.

    En una biblioteca de un pueblo de la provincia de Cádiz existe una publicación impresa en Cáceres en la imprenta de D. Lucas de Burgos en el año 1.838.

   En su portada se lee lo siguiente: “Memoria de la Causa de Dilapidaciones de Guadalupe que ofrece al público el Juez que ha entendido en su formación don José García de Atocha, Diputado Provincial de la de Cáceres, Jefe Político cesante de la de Badajoz, y Ministro honorario de la Audiencia nacional de Extremadura”.

    En todo lo expuesto se aprecia el río revuelto de los problemas de la exclaustración de los frailes y la incautación de los bienes del convento.

    Al parecer se creía encontrar en Guadalupe grandes tesoros que no hallaron.

    Tuvo Trujillo mucha relación con la causa de las “dilapidaciones” ya que aquí vinieron a venderse las cabezas de ganados que encontraron al hacer inventarios por segunda vez y también vinieron conducidos “con escolta a Trujillo los mantos de la Virgen y alhajas de plata…”

    En la lista de “ocultaciones” figuran entre otras cosas insólitas “dos tinajas pequeñas”y un crédito a favor del Monasterio “contra Lord Londonderri” por valor de 104.875 reales.

    Esta causa fue motivo del cese del Juez encargado de su formación, que recurre a la Reina en varias cartas aquí publicadas y que al consignar sus honorarios, pone los 17 días de estancia en Guadalupe a 66 reales cada uno y los “cuatro de camino de ida y vuelta” (de Trujillo a Guadalupe) a 132 reales.

Ene 112014
 

José A. Ramos Rubio.

     El antijudaísmo era particularmente fuerte en algunas ciudades de Castilla durante la época de los Reyes Católicos. A los judíos se los intentaba aislar de los cristianos, no sólo mediante muros o expulsiones parciales, sino también obligando a los judíos a llevar vestidos distintos. Los Reyes Católicos procuraron ser justos con ellos, pero las mismas leyes que ellos dictaron impulsaron una oleada ascendente de antijudaísmo en las ciudades, a las que se añadió el de la Iglesia[1].

     Entre los años     1489-1490, la Inquisición sacó el máximo partido de este movimiento antijudaista. Aprovechó la oportunidad para afirmar que los judíos tenían que sufrir tormentos para hacer conversos y para minar el cristianismo[2]. En junio de 1490, se inició un caso que podríamos denominar sensacionalista, conocido por el del Santo Niño de La Guardia (Toledo). Durante este caso, que duró más de un año, la Inquisición quiso probar que un grupo de conversos y judíos habían profanado una hostia y que habían matado ritualmente a una criatura cristiana; los conversos para obtener protección contra la nueva institución, y los judíos para destruir a todos los cristianos[3]. El defensor de uno de los acusados fue el judío Yuce Franco, el cual declaró el 27 de octubre de 1490 que Alonso Franco, de La Guardia, le había dicho (en 1488) que había crucificado a un muchacho. El 10 de abril de 1491, hizo una confesión completamente distinta, en la que implicaba a su difunto hermano, a otro judío muerto y a cuatro cristianos de La Guardia, en relación con los planes para obtener una hostia sacramental[4]. En vista de las confusas declaraciones, la Inquisición recurrió a un método poco usual, el careo de testigos[5].

     No se hizo el menor intento de verificar la verdad de las declaraciones que se hicieron. No se pudo probar la desaparición del niño, ni que hubiera sido enterrado en La Guardia o cerca de esta localidad[6]. También, podemos considerar improbable que los judíos usasen objetos rituales cristianos o que permitieran participar a los conversos no circuncisos con ellos en un acto religioso. Como resulta claro, la idea de llevar a cabo este juicio nació de ciertas leyendas del Medievo, según las cuales los judíos siempre estaban a punto de profanar hostias o de matar a los niños ritualmente[7].

     Podemos considerar por todas estas confusiones y alteraciones de declaraciones que no fue verdadera la historia del «Niño de La Guardia», pero el hecho es que, el 16 de noviembre de 1491, fue leída en voz alta en la Plaza de Avila la sentencia contra Yuce Franco y sus cómplices judíos y cristianos. A éste se le hizo confirmar la declaración en público. Los judíos fueron quemados vivos y los conversos estrangulados.

     Es evidente que las noticias sobre el juicio, la sentencia y ejecución fueron comunicadas a los Reyes Católicos. Si estas informaciones, unidas a otras más generales, los determinaron a expulsar a los judíos es difícil de saber. Pero no podemos negar que el mito del niño de La Guardia jugó un papel crucial en la preparación de la opinión pública para dicho paso.



    [1]Vid. SUAREZ FERNANDEZ, L.: Documentos acerca de la expulsión de los judíos. Valladolid, 1964, pp. 14-20.

    [2]BAER: Die Juden, II, 1969. pp. 484-509. History, II, pp. 384-394.

    [3]Pruebas sobre este caso sacadas a la luz por Lea. Vid. LEA, H. C.: Chapters from the Religious History of Spain. Filadelfia, 1890, pp. 437-468.

    [4]Durante el interrogatorio, Yuce Franco cambiaba el año cada vez que se refería a los hechos que habían sucedido. Incluso llegó a decir que había estado presente cuando crucificaron al niño. FITA, F.: BRAH, 11. Madrid, 1887, pp. 17, 28, 30-33, 40, 46 y 53.

    [5]LLORCA, editó un Bulario pontificio de la Inquisición española en su período constitucional (1478-1525), Roma, 1949, según los fondos del Archivo Histórico Nacional de Madrid, que contiene 79 documentos, muchos de ellos ya publicados por F. Fita en BRAH, op. cit., pp. 91 ss.

    [6]No obstante, el 17 de noviembre de 1491, existen referencias sobre el posible emplazamiento de la tumba del «Santo Niño». FITA, op. cit., pp. 100-108. En 1502, el posible santuario fue visitado por varios nobles flamencos, convirtiéndose en lugar de peregrinaje. LALAING, A. de: Collection des voyages des souverains des Pays-Bas, I. Bruselas, 1876, p. 164.

    [7]Estas sentencias aparecen e la obra de Alonso de Espina, de hacia 1460, en donde encontramos la creencia de que los judíos conspiran con una hostia consagrada para causar la destrucción del cristianismo. PALENCIA, A. de.; Crónicas de Enrique IV, t. II, ed. Paz y Melía, Madrid, 1970, p. 476.

Ene 072014
 

Manuel Rubio Andrada.

III LOS GRABADOS DEL CERRO DE S. CRISTOBAL (ALMOHARÍN)

 1. LOCALIZACIÓN

       Si visitamos este monumento desde el pico de Cancho Blanco (953 m), lugar donde se ubica la estación de radar y concluye la carretera que accede al mismo, luego debemos dirigirnos en sentido S al próximo cerro de S. Cristóbal (845 m), para ello tomaremos el deslinde de fincas que corre por el cambio de aguas en ese mismo sentido. Su situación en el mapa topográfico 1/25000, hoja 730-III, latitud 39º 12 ´ 17´´ y longitud 6º 02 ´ 24´´. 

         Pasado el pequeño puerto comenzaremos la ascensión y enseguida dejamos a nuestra izquierda los grabados de este collado; el lindero que nos ha servido de referencia termina al llegar al cerro de S. Cristobal. En sus inmediaciones nos sorprenderá un un pequeño talud que rodea las inmediaciones de la cresta, corresponde a los restos de un poblado prehistórico sin estudiar cuya descripción dejamos para otra ocasión. Los restos de una pequeña edificación rectangular, bastante noble, están muy próximos al pico, que desprenden un sabor a vieja ermita.

       En el mismo pico confluyen límites de tres términos municipales: Zarza de Montánchez, Almoharín y Valdemorales; la roca dode se grabó está en el término de Almoharín, en el punto más alto e inmediato a un cercado de piedra mirando hacia el E pero ya en la vertiente S.

 2. GENERALIDADES

      El terreno que lo rodea es granítico formando algunos cerros de altura semejante aunque prolongándose y decreciendo hacia el S; son la parte E del pequeño puerto de Valdemorales que comunica la penillanura Cacereña con la zona central del valle del río Guadiana en la provincia de Badajoz; por todo ello es un lugar privilegiado de  defensa y observación hacia el S.

 3. EL SOPORTE

       La roca granítica donde se realizó no presenta ninguna característica especial pero ofrece hacia el E un plano inclinado decreciente de unos 22º cuya superficie tiende a formar un rectángulo de 1,90 cm de alto y 1,10 cm de ancho; está bastante lisa y clara, desprovista de líquenes. En ella se realizaron unos signos que presentamos en un único conjunto dada su proximidad.

 4. LOS GRABADOS

      La profundidad de estos grabados oscila entre los 4,5 del cruciforme central y el 1,5 cm del signo gráfico de la izquierda; su forma general es en U muy irregular presentando un acabado liso en el que se observan numerosos piqueteados.

 CONJUNTO I

 Fig I-1.- Corresponde a una figura realizada en la parte superior. Es una elipse grabada en ancha U irregular; sus ejes poco diferenciados miden 17 y 18 cm; el espacio eliptico interior no grabado mide 9 y 7,4 cm; exteriormente, en la parte superior del lado derecho, se apuntaron dos radios con dos pequeños tracitos (Fig 1. Lám I).

 Fig I-2.- Esta figura se localiza 4 cm bajo la anterior, en su parte izquierda y corresponde a un signo gráfico en A con dos trazos en su ángulo inferior; mide de alta 40 cm y 33,5 cm de ancha; el trazo superior se realizó a 5 cm del vértice, es muy ancho, horizontal y mide 28 cm; el inferior, igualmente grueso, ofrece forma de ángulo muy abierto en V, tiene una longitud de 13,4 cm y su vértice está a 12 cm del trazo anterior.

Fig I-3 y 4.- Corresponden a dos figuras circulares tangentes, una bajo otra, de trazado semejante a la número I-1; fueron situadas 6 cm a la derecha de la figura I-2. La superior mide 15 cm de diámetro externo y la inferior 8 cm.

 Fig I-5.-ontinuando hacia la derecha otros 7 cm se observa un trazo de tendencia horizontal de 18 cm.

Fig I-6 y 7.- Estas dos figuras son de pequeño tamaño y se realizaron inmediatamente bajo la abertura de la forma de A descrita. La número I-6 es una cazoleta de 6,5 cm de diámetro y la I-7 es un cruciforme de brazos iguales –cruz griega-, cuyas medidas rozan los 9 cm.

 Fig I-8 y 9.- Corresponden a dos cruciformes de características parecidas situados 13,5 cm a la derecha de la forma descrita. El I-8 tiene su brazo vertical de 16 cm y 15 cm el horizontal, se siguen cortando en su parte central. Muy próximo en el mismo sentido está el número  I-9 que ya presenta una mayor diferencia, 23 cm el de tendencia vertical y 17 el horizontal aunque se siguen cortando hacia su parte central; esta figura se realizó algo elevada en la parte derecha.

 Fig I-10.- En una línea inferior continuando por la izquierda esta figura es semejante a la I-2 por lo tanto es una forma de A con dos trazos centrales, mide de alta 21 cm y de ancha 19 cm; el trazo superior es un arco cóncavo hacia arriba y el inferior se realizó con un ángulo de unos 130º hacia la parte inferior.

 Fig I-11.- Unos 8 cm a su derecha hay realizado un grueso cruciforme de forma parecida a los anteriores aunque más irregular; su brazo vertical mide 28,5 cm y 26,5 el horizontal; estos trazos se cortan algo desviados a la derecha y superiormente al centro.

 Fig I-12.- En una línea inferior muy próxima se comenzó por la izquierda con una figura de A parecida a las reseñadas; tiene 23 cm de alta y 20,6 de ancha; en esta ocasión solamente se acompaño de un trazo central en ángulo muy abierto.

 Fig I-13.- Unos 20 cm hacia la derecha hay trazado un grueso círculo como los descritos, su diámetro externo es de 19 cm.

 Fig I-14.- A igual distancia se situó un cruciforme de brazos centrados; el vertical mide 16 cm y 14 cm el horizontal.

Fig I-15.- Bajo la parte derecha de la figura anterior e inmediata a ella hay un nuevo cruciforme de brazos iguales y centrados que miden respectivamente 7,5 cm.

Fig I –16 y 17.- En la última línea inferior, a 17,7 cm del límite de la roca, hay dos circulos semejantes a los decritos pero tangentes en su parte superior derecha; el más pequeño mide de diámetro externo 8 cm y es el realizado en la parte superior; el situado inferiormente tiene de diámetro 18 cm.

 Fig I-18.- Continuando la línea, unos 10,3 cm a la derecha de la figura anterior, hay otro círculo semejante que tiene 19 cm de diámetro exterior.

RELACIONES, CONCLUSIONES Y CRONOLOGÍA

    Los anchos círculos aquí representados son formalmente relacionables con la única figura del conjunto II del collado de S. Cristóbal y la número 5 del conjunto IV del mismo grupo de grabados. Como ocurría con ellos podemos establecer conexión directa con las figuras semejantes del mundo cristianizante.  Las diversas variedades de círculos semejantes a estos no son excesivamente abundantes;  vimos que ellos y las cruces fueron empleados en pintura esquemática y en decoraciones megalíticas, la diversidad en ese sentido es una de sus características.

     También la única cazoleta grabada en este grupo es un elemento que nos resulta algo extraño; nos indica una larguísima perduración de sus contenidos, o parte de ellos, hasta la época histórico-cristiana en la que se realizó este conjunto y su exiguo número apunta posiblemente una perdida de su uso como valor iconográfico

        Debemos añadir las tres figuras en A que apuntalan de forma inequívoca su pertenencia a esa cultura histórica. Estos  últimos signos pudieran ser alfas griegas, representación simbólica del principio absoluto, es decir de Dios, muy abundantes en las inscripciones latinas paleocristianas (Salas, 1997).

                                                                                                                                                                                                                                                                                                           Queda !Queda hallar paralelismos a las figuras asociadas tangeciales circulares lo cual de nuevo nos devuelve a la pintura esquemática, en concreto a la cara W de la sierra de San Serván. Allí, entre los numerosos conjuntos que guarda, hay uno en igual disposición tangencial, nosotros le atribuimos la posibilidad de ser utilizado como calendario por su indudable semejanza formal con el esquema del calendario maya (León, 1983; Rubio, 1992). Nuevamente hacemos mención de los dos tracitos apuntados en la figura circular número 1 de este conjunto del cerro de S. Cristóbal, concretamente en el cuadrante superior derecho; indicarían una división radial; su realización es exigua pero no debemos dudar de que intentan sugerir algo. La expresión temporal basada en la relación Sol-Luna, que para nosotros es casi evidente en S. Serván, actúa como soporte de nuestros razonamientos; nos atrevemos a suponer pintada una figura circular con dos tracitos -igual que la realizada aquí- pero inmediata al conjunto pacenses. Diríamos que, con mucha  probabilidad, sería la representación contigua de uno de los dos protagonistas del esquema del calendario, es decir: el Sol o la Luna; tal atribución estelar creemos que encaja aquí para este tipo de representaciones.

      Si nos basamos en la magnitud de formas, el conjunto ofrece una clara jerarquía dentro de los tipos empleados: la A número 2, la gran cruz número 13 y los círculos 13, 17 y 18 son los mayores y más profundamente grabados. No hemos encontrado razón alguna que aclare estas variaciones que suponemos no son casuales.

    En cualquier caso la mezcla de estas formas circulares de posible contenido estelar, las cruces representación directa de Cristo y las grafías símbolos de Dios principio absoluto ofrecen una apariencia desorganizada e incluso caótica que parecen expresar unos problemas teológicos quizás producto de intentar conciliar una cultura tradicional de raíces muy primitivas,  basada de alguna manera en cultos o al menos creencias astrales, con otra cristiana y, nuestro grabado no parece ofrecer una nítida solución al conflicto.

 APÉNDICE GRÁFICO III CERRO DE SAN CRISTÓBAL

3lam1

Lámina I.- Cerro de San Cristóbal, Almoharín, conjunto I

Cerro de S. Cristóbal Fig 1

Figura 1.- Cerro de San Cristóbal, Almoharín, conjunto I

 

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