Sep 212013
 

Ángel Paule Rubio.

Si ojeamos la Biblia, encontraremos citas notables, comparaciones, parábolas… donde el olivo es el símbolo de la sabiduría. El Eclesiastés XXIV dice: “La sabiduría es como un hermoso olivo colocado en medio de la llanura”. En el siglo XX diríamos: “El olivo es la cultura villanovense y, por extensión, la civilización de la Sierra de Gata”.

¡Qué hermosa es la leyenda del origen del olivo! La mitología dice así: Minerva y Neptuno discutieron sobre quien pondría nombre a Atenas. Pusieron por condición que sería aquel que inventara lo mejor y más útil para la humanidad. Neptuno golpeó con su tridente en el suelo y creó el caballo. Minerva clavó su lanza y creó el olivo. Minerva había ganado.

Lanzas y lanzas clavadas en el corazón de Villanueva de la Sierra. Vida e historia están unidas al mitológico olivo, cultura y civilización penden de sus ramas cual azabachescas aceitunas. Ríos de oro de un amarillo melifluo han llenado nuestra idiosincrasia y han formado nuestro estilo.

Alegría del ayer, nostalgia del hoy. Antaño, cánticos, júbilos, emoción. Hogaño silencio, tristeza, apatía.

Los viejos de tez aceitunada, surcada de arrugas cual ríos de salino sabor, llegan al suelo como verdaderos fertilizantes, cual una continua oración, cuentan historias a sus nietos: llega la aceitunera. Allá hace setenta, ochenta o más años. Amanece, llueve. No importa. Casi los pies descalzos, tal vez para que el agua no se encharque. Sale por el agujero de la bota. Es igual. Llegan las cuadrillas de Villas del Campo, Pozuelo, Guijo, Santibañez el Alto y el Bajo, Hurdes, Ahigal. Vienen a coger aceitunas. Villanueva es una babel. Confusión. Mujeres, mozas, hombres, mozos, también niños. Salen en cuadrillas. Van a jornal. Grupos grandes, medianos y chicos nutren y completan la familia del amo, según su cosecha. Llegan al olivar. Las mujeres y los niños a recoger las aceitunas una a una del suelo, de entre las piedras, sacadas del barro. Cantan, ríen, gritan y chillan. Por allí se oye un ji, ji, ji…!!! Algún mozo llega, se aproxima al corte. Nuevos jíes… A por él, dicen las mozas animadas por alguna vieja… ya está. ¿Huye?, ¿se enfrenta? Difícil dilema. Como toro bravo acorralado se defiende. Ellas ríen, disparatan. ¡Fuera pantalones! ¡marica! ¡no tienes nada! ¡estás capado!, dicen otras.

Por fin una voz autorizada dice: ¡Se acabó! El mozo cabizbajo se marcha, jurando y perjurando. Es así, paciencia. Pasar por un corte, es cosa de héroes. Los hombres cuando caminan solos, rodean. Cuando van en grupo… ¡ah!, dicen: ¡vamos a la juerga! Picarescas escenas.

Más allá otro y otro grupo. Se oye el repiquear de las varas tirando las aceitunas. Es un grupo de vareadores que conjugan en síntesis de vibraciones las coplas de sus gargantas y el tintinear de las varas. Las aceitunas caen, saltan, juegan. Es una bella oración a la Naturaleza. Todo el campo es un armonioso jolgorio. No hay infarto. Todo el mundo está allí, bajo los olivos, hasta las recién paridas mujeres llevan sus hijos en una artesuela y debajo del olivo, a la orilla del pareón a su resguardo o en la abrigada solana, lo colocan. Así se hacen fuertes los hombres de Villanueva mirando al olivo, oyendo canciones, escuchando el ruido de las varas, el jijear. Así somos los de Villanueva. Nos distinguimos. Es nuestro estilo. Yo también estuve en una artesuela. Bajo el olivo. Mi madre casi centenaria me lo ha dicho, me lo dice. Me emociono y… Así somos y queremos ser. Para qué cambiar. Hombres recios de conquistas, sin miedos, enjutos, surcados de arrugas, pero eso sí, la frente alta, no por la soberbia, sino por la lealtad, por la bravura.

Detrás de un viejo burro, cargado con tres sacos de aceitunas va el acarreador, como si fuera contando los pasos del jumento, encendido su cigarro y con las manos en los bolsillos. Van camino del moino, del lagar. De vez en cuando sus labios se abren para lanzar unas guajiras. Todos los caminos están llenos de acarreaores. Llevan blusones de lona, pantalones de pana y sobrero de paño. Llueve, pero esto no importa. Es habitual. Las aceitunas no se pueden dejar. Es trabajo de tres o cuatro meses. Cuando antes se cojan, mejor, pues el agua y los tordos son nuestros peores enemigos. Hay pinos que dan tres o cuatro sacos de aceitunas. No bromeo. Es historia.

Vamos a comer. Haz una buena fogata. El remuñior saca rachas de olivo, que es madera seca, pocha. Corta alguna rama. Arde. Las cuadrillas se sientan a su alrededor sobre las cestas. El humo va para las más guapas. La gente llora y ríe. Se cambian de lugar. Aquí se está mejor. Una ventolera de aire y… otra vez se deslizan las lágrimas por sus mejillas. Un mojeteo para los días de sol, es un excelente manjar. Aceitunas, cebollas, sal, aceite, vinagre y ajo, todo mezclado en una gran cazuela de barro o porcelana es el mojeteo. Comen en grupo, todos de la misma vasija. Detrás unos higos pasos, una sardina o un trozo de morcilla. El chorizo se deja para los días de fiesta. Poco tiempo dura el ágape. De nuevo sobre las cestas. Se llenan. Espera el remuñior con el saco abierto. Allí van las aceitunas. Negras, algunas verdes, estripadas unas, otras pasas. Todas al saco. Ya está lleno. Otro y otro.

Termina la jornada. La gente camina cansada con ganas de llegar a sus casas. Cuelgan en las llares las botas, pantalones y demás ropa mojada. Hay que sacarlos. Tiene que servir mañana.

Los forasteros van a los corrales, allí está su aposento. Un candil tenuemente ilumina la escena. Mantas sobre sacos llenos de paja es su lecho. Cenan pronto. Hay algo importante. Se oye el tamboril. Ya están ahí los mozos, van a bailar. El corral se convierte en una maravillosa verbena. Cantares de época, el tamboril y la flauta del tío Sixto entonan tarsicorianas canciones. Los hombres y mujeres esperan la jota. ¡Qué bonita! ¡Qué piernas! Cómo se mueven. La vuelta. Date la vuelta. Qué picaresca, sal y pimienta tiene el zapatazo y… le ha “levantao” la falda. La moza se ríe, no con menos picardía. Bendita ilusión. De allí a otro corral, nos están esperando y la escena se repite.

Ya es tarde hay que dormir. Hasta mañana. Adiós hasta mañana. El candil se apaga, la lumbre se esconde bajo el rescoldo de la ceniza que servirá para alumbrar y calentar el nuevo día.

Así es una jornada de nuestra aceitunera.

Cuando el amo termina, se hace una fiesta. Ya llegamos del acabijo. Suele ser el mejor sitio, más ameno y caliente. Aquel día nadie lleva merienda, es de cuenta del amo. Todo está dispuesto: carne, chorizo, queso añejo, casi siempre de cabra, vino de pitarra y como postre buñuelos de caña rebozados en miel, también de la tierra.

Se come, se charla, mientras el amo anima a comer. El vino que no pare, dice. ¿Es de tu cosecha? ¿Cuántos años tiene? tres o cuatro. Echa un par de nudos, la garganta sube y baja dos o tres veces, mientras el vino baja raspando y calentando nuestras sedientas gargantas. Comes poco. ¡Dale! Un día es un día. La reunión se anima. Surgen algunas notas. La gente rompe el hielo. Un chiste picante y otro trago. Así van las cosas mientras los estómagos se llenan. Ya no puedo más, pero hay que dejar un hueco para el sabroso buñuelo. Se hace un esfuerzo, se pega un salto y… ya cabe.

Sale el corte hacia el pueblo. Canciones de aceitunera el estrepitoso jijear, la vuelta al pueblo y a bailar. Es el acabijo del tío Fulano. El baile se llena, cazuelas, almireces, tamboril y flauta componen los instrumentos del momento. Ya es muy tarde la fiesta termina. Así son los acabijos de mi pueblo.

Ya están las aceitunas en los lagares. Van llegando a lomos de animales. Empieza la molienda para sacar el preciado y amarillento líquido, riqueza de Villanueva. Hay un camino y un arroyo inseparable, que tienen historia. Se llama “Arroyo de los Lagares”. A ambos márgenes se alzan toscas construcciones con rudimentarias maquinarias, geométricos chuiqueros de piedra de 3x4x1,5 los más grandes. Cada uno pertenece a una familia: Chilanes, Guillermatos, Duranes, Del Tío Recio. He contado dieciocho. Son de todas formas, estilos y épocas.

Os invito a hacer conmigo un recorrido antes que el caer del tiempo, el olvido, la indiferencia hagan de estos muros, de estos rudimentarios y manuales métodos, un montón de ruinas, un recuerdo y a veces… nada.

Estos colosos del pasado, minúsculos del presente, están llenos de afectividad. Allí se contaban historias. Cuantas veces al calor de la hornilla se veían sentados abuelos, padres, hijos y nietos, viendo el deslizar del aceite, oyendo el chirriar de la rueda, el ronronear de la piedra, el rompido del agua. Así de bello. Hermoso cuadro para un Goya o para un Dalí, o no menos cadencioso para un Beethoven o para los Beatles.

Empezamos: con la cinta métrica, lapona en una mano, libreta y lápiz en la otra iniciamos el periplo.

En la sierra de Dios Padre nacen varios regatos o regateras. Entre ellas enumero dos: una nacida en la Peña Serrana, llamada de Las Higueras, y otra nacida en la Mata de los Chilanes, llamada del Zaudillo. Ambas pobres en agua, secas en verano. La confluencia se realiza a unos cien metros aguas arriba de la Fuente del Arroyo. Fuente con agua potable, sabrosa y en uso. De construcción de piedra de granito en perfectas condiciones. Desde esta confluencia hasta su desembocadura en el río Tralgas, se le llama Arroyo de los Lagares, nombre que sin duda viene de los lagares enclavados en sus orillas.

De estos lagares nos vamos a ocupar.

 

1.- Lagar del Tío Pedro: llamado así por el nombre de su propietario. Características: Corralada a ambas partes del arroyo. Prensa hidraúlica. Motor eléctrico. En funcionamiento. A cincuenta metros aguas debajo de la Fuente del Arroyo.

 

2.- Lagar de Gonzalo Casasola: Características: Corralada a ambas partes. Dos prensas hidraúlicas. Motor eléctrico en funcionamiento.

 

3.- Lagar de los Guillermatos: llamado así por el nombre de sus dueños. Características: Corralada al margen derecho. Prensa hidraúlica y motor eléctrico. En funcionamiento.

 

4.- Lagar los Chilanes: llamado así por el apodo de sus dueños. Características: Corralada al margen derecho. Prensa hidraúlica. Motor eléctrico. Hoy comprado por la Cooperativa del Campo de Dios Padre donde está instalada.

 

5.- Lagar de los Benitos: por nombre de su dueño. Características: Corralada al margen derecho. Prensa hidraúlica. Motor eléctrico. Hoy propiedad de la Cooperativo de Dios Padre. Forma parte del inmueble.

 

6.- Lagar El Vínculo: enclavado en la calleja del Vínculo, que sale de la calle M. Durán, frente al antiguo bar Puertas, divide las eras de Tío Pantaleón y otro edificio de su propiedad. Llega hasta el arroyo. Desde la calle al molino hay unos cien metros, siguiendo la dirección de la calleja indicada. Características: no quedan restos. Según noticias era de viga y rueda de madera.

 

7.- Lagar Molino Cimero: Propietario Melecio Mateos. Características: Corralada al margen derecho. Rueda metálica vertical con cajilones de enormes proporciones. Recogida de aguas por canal naciente en el arroyo de “Los Mártires”, cruza la carretera por las eras, bordea la laguna, continúa por el lado derecho hasta la “Cruz del Cristo” por donde la atraviesa haciendo balsa. A cien metros de la Cruz está el lagar.

Cuando el agua se acababa molía con tahona. Era un montaje de cuatro ruedas o morejones que giraban en un alfange movido por mulas que daban vueltas alrededor de la tahona. Una vez molida la aceituna iba a la prensa, que era hidraúlica. Después se le acopló un motor de gasolina. Molía cosecha propia.

Las características de la rueda son: radio exterior 3,5 metros, 62 cajilones. Anchura de la rueda 0,38 metros. 11 radios dobles. 11 tensores dobles. Caída del agua sobre ella 9 metros. Al moverse mandaba la fuerza horizontal hacia el interior por un eje que convertía en horizontal la fuerza por sistema de ruedas dentadas, moviendo un morejos que trituraba las aceitunas.

 

8.- Lagar La Gasca: Características: Corralada al margen izquierdo. Rueda metálica con cajilones. Prensa hidraúlica. Hoy derruído. En su lugar y con las piedras se ha hecho un huerto. Está a 200 metros del anterior.

 

9.- Lagar La Barrera: Corralada margen derecho. Rueda metálica con cajilones. Prensa hidraúlica. Últimamente funcionaba por motor de gasolina. Es de socios. Conservado.

 

10.- Lagar Los Migueles: Corralada al margen derecho. Rueda metálica con cajilones. Prensa de viga con huso. Derruido. Conserva las paredes. A 50 metros del anterior.

 

11.- Lagar El Capitán: Por profesión militar de su dueño. Hoy llamado de Los Ricartes. Molino a la izquierda. Corralada a ambas partes. Rueda metálica con cajilones. Prensa hidraúlica. Es de socios. Se conserva: hornilla de 1,5 metros de diámetro. Junto a ella pila de cantería de 94 centímetros. Alfange de tahona de diámetro exterior de 3,2 metros e interior de 2,98 metros con solar de cantería. Tres morejones de diámetro: 54 centímetros, 64 centímetros y 84 centrímetros. A 200 metros de anterior.

 

12.- Lagar El Riscal: Características: Son dos molinos unidos. Caño común, uno de aceite con rueda metálica y otro de harina con cárcavo. Chiqueros a la derecha. Derruído.

 

13.- Lagar de A Medias: Hoy de D. Isaías Domínguez Barroso. Características: Rueda de madera. Más tarde de hierro con cajilones. Prensa de viga con huso con seis capacetas hechas a mano. Chiqueros y molino a la izquierda. Observación: El morejos tomaba la fuerza por abajo, por tener el eje de la rueda más bajo que el nivel del alfanje. Conserva tres tenajas de barro (tenajero) enterradas hasta la boca. Piedras de tahona para molturar cuando se terminaba el agua. Debajo del morejón hay una habitación por donde pasaba el eje de la rueda. Al lado del morejón paralelo a la rueda estaba la espechinera (depósito de asperchines). Hornillo en la pared oeste al lado de la viga en un rincón. Chineros a ambas partes. Camino empedrado de dos metros de ancho. Bajando por el lado derecho, atraviesa el arroyo, llega al molino y sale por el lado izquierdo de aguas abajo.

 

14.- Lagar de La Tendera: Llamado de Los Duranes, por su propietario. Características: Rodezno metálico. Anteriormente de madera. Caño de caída del agua en perfectas condiciones. Balsa para recoger agua de 20x10x2,5 metros. Tiene dos prensas de viga. Conserva dos tenajeros de tres tenajas de diámetro de 90 centímetros. El cuarterón (bloque granítico de forma troncocónica de diámetro de 1 metro y 80 centímetros respectivamente). Altura 90 centímetros. Peso aproximado 1000 kilos. Dos morejos de granito. Dos armaduras pétreas donde iban las vigas. Dada su buena conservación y antigüedad hago esquema del mismo.

 

(Lámina 1).

 

15.- Lagar del Manrique: Situado en el arroyo del Manrique. Arroyo paralelo al arroyo descrito. Junto al puente de las Muelas. Características: Corralada al margen derecho. Rueda metálica con cajilones. Prensa hidraúlica.

 

16.- Caga de Canana: Hoy propiedad de Valentín Domínguez y Gonzalo Simón. Está situado frente a la fuente del palacio. De reciente construcción. Doble finalidad: aceite y harina. Prensa hidráulica y motor de carbón que a la vez producía electricidad.

 

17.- Lagar del Río: En el río Tralgas. Lindante con fábrica de orujos. Propiedad de socios. Propietario mayor D. Ángel Rubio Machado y hermanos. Características: Carcavo. Prensa hidráulica. Anteriormente el rodezno era de madera. Tenía tahona. Hoy está totalmente debajo de un ingente montón de orujillo extractado que no se ve nada de su construcción y que difícilmente se volverá a ver. Se encuentra tal y como un día se dejó después de un normal funcionamiento, sin haber retirado ningún enser.

 

18.- Lagar de los Duranes: Enclavado en el río Tralgas. En lo que hoy es fábrica de orujo en funcionamiento. Tahona. Carcavo con rodezno. Viga. No quedan restos.

 

            Una vez enumerados quisiera hacer historia de sus funcionamientos y cambios estructurales a través del tiempo: El lagar tradicional constaba de una tahona de forma circular con cuatro morejones unidos por andamiajes de madera movidos por caballerías que girando molían las aceitunas. Una vez trituradas se llevaban a una prensa que constaba de seis capacetas circulares de 1,52 de diámetro, colocadas en una plataforma granítica también circular con canal en forma circular y un resalte para que no se saliese el líquido de unos 10 centímetros. Sobre estas capacetas repleta de masa triturada se colocaba una viga de 10 metros de larga por 1 metro de diámetro con su parte más ancha y 0,50 metros por el otro extremo, la viga que cito fue llevada desde el sitio “El prado” distante dos kilómetros del lagar hasta allí. Fue arrastrada por bueyes y tardaron en llevarla 15 días. Esta viga se apoyaba por la parte más delgada en dos canterías verticales de 1,83 metros de altura por 0,30 y 0,65 de lados básicos, separadas 0,60 metros con dos agujeros de 10 centímetros de diámetro por donde pasaban dos palos de madera de encina. Entre ambos palos iba la viga por su punta más delgada que caía sobre las capacetas. Seguidamente llevaba un agujero por donde pasaba un huso roscado de posición vertical  y que sujetaba y mantenía la viga en alto. Este huso tenía la misión de subir y bajar para aplastar las capacetas. Al final estaba el cuarterón de forma troncocónica de peso entre 1000 y 1500 kilos sujeto a la viga para aprisionar más a las capacetas, haciendo que el líquido almacenado en la masa saliese y bajase a la plataforma dicurriendo por los canalillos hasta la tenaja central, llamada de la calda. Desde allí por diferencia de densidades y de no miscibilidad del aceite pasaba alas tenajas laterales limpia de impurezas y agua. Hago notar que a la masa se le añadía agua caliente para facilitar mejor la expulsión del líquido, que juntos, agua y aceite, bajaban a la ya precintada tenaja central.

            El triturado se hacía con tahona movida por caballerías.

            Este arcaico sistema ha sufrido transformaciones.

            De la tahona se pasa a la rueda de madera vertical movida por una caída de agua, que llevaba la fuerza hacia un morejón que se movía en un alfange. La viga seguía sus funciones.

            Posteriormente la rueda de madera dejó su puesto a la de hierro y la viga era sustituida por la prensa hidráulica.

            Hoy, ya son instalaciones oleícolas que, conocidas por todos, no merecen consideración, por el momento, histórica.

            La vida en un lagar, de aquellos de nuestros abuelos de aquellos que contados ahora parecen fábulas, mitos, leyendas.

            Una jornada en un antiguo lagar es una historia llena de emoción.

            Yo he vivido los últimos coletazos, ya adulterados por los cambios sociales, económicos, culturales. Intento revivir, sacar del fango una de aquellas jornadas de trabajo.

 

            …Son las seis de la madrugada. Tío Segundo y tío Valeriano se levantan. No hace falta vestirse. El uno levanta la compuerta. El agua se desliza. El rodezno se mueve. El morejón gira. Las aceitunas crujen. El engranaje chirría. El otro atiza el fuego. La hornilla vomita fuego. Los carezos arden con llama viva, azulada, chispeante. El agua del calderón se calienta, hierva. La prensa desciende y las capacetas sueltas se vacían. Sus orujos van a montón. Mientras, el morejón rueda y rueda y la aceituna queda convertida en una masa negruzca, poco compacta, donde se aprecia el aceite virgen, de hebras doradas.

            Las capacetas se llenan de esta masa. Se aprietan en la prensa. El aceite discurre. El agua hirviente desprende mejor el líquido cayendo la mezcla en la teneja de la calda. De allí a las dos tenajas laterales. El cargo ha terminado. Ha durado cuatro horas.

            Los lagareros echan un trago. Es un vino añejo, que el amo ha llevado en un gesto desprendido y afectivo. Todos lo hacen. Toma un trago, dice el tío Valeriano al viejo que está sentado en el tajo de corcho, el otro, el de madera, lo ocupa el cronista, que también paladea el baconiano líquido. Buen vino tiene el tío Telesforo. Siempre lo tuvo bueno.

            La rueda runrunea, el morejón se desboca, el carozo arde “Media vida es la candela, pan y vino la otra media”.

            Las mujeres de los lagareros llegan. Llevan la comida. Todos comen. El ser lagarero es buen negocio. Se gana mucho. Por ello la familia come contenta, con ilusión.

            Tres muchachos llegan. Van a mojar sopa. Una rebanada de pan pinchada en un palo de jara se pone cerca del fuego, se calienta, se dora y ya está. Con el pan pinchado se mete en la tenaja del aceite, se moja bien, se escurre y a comer. ¡Qué rico! ¡Qué manjar! Algunos lo aliñan con zumo de naranja y unos granos de azúcar. Sabrosísimo. No hay nada que le iguale. Detrás vienen otros y otros, niños y niñas. El tío Juan bromeaba. El ruido no cesaba e impedía una conversación normal, había que hablar alto. Una voz se dejaba oír. Preguntaba si las patatas las habían metido en el rescoldo de la ceniza. Una mujer afirmó. Ya están asadas. Sácalas. Así lo hizo la mujer y ofreció a los contertulios. Todos tomaron una y puesta sobre la rodilla de un puñetazo se dejó ver el blanquear de su carne. Un poco de aceite, un polvillo de azúcar. Eso sí que estaba bueno. Los labios eran paseados por la lengua que extraía dulcemente el delicioso aroma, el enigmático dulzor.

            La tarde termina y las mujeres de los lagareros dicen adiós. Ellas marchan y ellos quedan. Un caldo de patatas con bacalao, unos torreznos de tocino y unos nudos de vino y a dormir.

            Una capaceta en el suelo y sobre ella una saca con paja y sin quitarse la ropa a excepción de las botas, se tumban a dormir, a orillas de la hornilla, junto al fuego. La ropa impregnada de aceite es fría, necesita calor. Aquellos dos hombres, ángeles del momento, sueñan, dormitan, roncan profundamente. El deber cumplido les ha deparado un dulce descanso. Duro trabajo es el de lagarero. Dos o tres meses dura la campaña. Dos o tres meses que el erotismo, el sexo está ausente de sus mantas. No hay lugar, ni tiempo, ni deseos. Parece que el trabajo domina los instintos y enriquece el amor platónico desprovisto de toda materialidad. ¡Qué felices eran mis lagareros! El tío Segundo y el tío Valeriano. Octogenarios ambos. Cuando nos vemos un abrazo y recordamos, y el rostro se rejuvenece y… ¡Qué tiempos aquellos!

 Dibujo

 

Sep 202013
 

José Luengo Blázquez.

Continuando con mi trabajo sobre la poesía trujillana, este año he querido recordar y con ello, a la vez que sirviera de homenaje, a uno de los hombres y que según los que le conocieron y por los escritos que nos ha dejado, se volcó y ayudó en cuanto pudo a sus semejan­tes. Al cual muy joven, a los 36 años de edad y le cor­taron su vida y su vena poética, aquellos que respaldándose en la política y en la Guerra Civil, por envi­dia, les vino la ocasión para asesinarle.

Este hombre, fue y es, ya que muchos, aún los que no le conocimos, le tenemos presente por su obra. Manuel Gómez Sánchez, natural de Madroñera y de ubi­cación Trujillano.

Manuel Gómez Sánchez nació en el cercano pueblecito de Madroñera, el día 10 de febrero de 1900, fiesta de Santa Escolástica. Por lo que al nacer ese día y su padrino llamarse Domingo se le puso en la pila bautismal el nom­bre de Manuel Domingo Escolástico.

Era hijo de Juan Gómez y Ana Sánchez, humildes pastores vecinos de Madroñera. Juan además de dedicarse al cuidado de su rebaño, aprovechaba el tiempo que podía en su ma­jada, en labrar pieles para hacer zahones, zamarras, etc. De donde le vino en este oficio, que en una mano le salió un carbunco, estuvo seis días enfermo declarándose la can­grena y muriendo de esto. Quedando la madre de Manuel viuda con cuatro hijos pequeños: Dámaso, José, Antonia y Manuel que sólo contaba la edad de diez meses. Por lo que la viuda para ganar el sustento de sus hijos tuvo que ponerse a ser­vir y Manuel que era el más pequeño, lo quedaba bajo el cuidado de la señora Teresa Sánchez, que tenía una hija, Emiliana (la cual actualmente vive en esta ciudad en la calle Afuera núm. 3) de la misma edad y a la vez que cuidaba y alimentaba a su hija, igual hacía con Manuel.

Así fue desarrollándose la vida de este niño con suma pobre­za, pero que siendo muy joven se distinguían en él mucha afición a los libros y estudios, más no tenía medios lo que le impedía hacer una carrera. No obstante, por sí solo se dio a la poesía, estudiando retórica y poética, mecanografía, etc.  

Casados sus hermanos, (excepto José, que murió en Melilla, cumpliendo el servicio militar, en un accidente que hubo y se hundió el techo donde él y sus compañeros estaban cobijados), para ayudar a su pobre madre, se mar­chó a Madrid, buscando alguna colocación que remediara sus deseos, pero nada de lo que allí vio le llenó; y re­gresó Madroñera. Donde el señor Adrián Sánchez Barquilla, hijo de una íntima amiga de su madre, la señora Alfonsa Bar­quilla (o Mérida como la distinguían en el pueblo), se había casado con una de Conquista de la Sierra, y puso un co­mercio de comestibles, telas, etc., y se llevó a Manuel de dependiente y ayuda. Y además del mucho aprecio que de él cogió, le quería como a uno de sus hijos y éstos como un hermano más.

Y es aquí, en Conquista de la Sierra, donde conoce a María Rita Loro, con la que pasado algún tiempo contrajo matri­monio el 3 de Septiembre de 1927.

            Pero un año antes de su boda, ya había publicado su pri­mer libro titulado “Juan el pastor”, un poema sencillo (como el mismo dice) en tres actos, en el que nos narra con una maestría y lleno de belleza la vida de su padre. Este libro o libreto fue impreso en Trujillo en la imprenta de Benito Peña (1926).

Cuando Manuel se casó, ya hacía algún tiempo que vivía en Trujillo, administrando muy sabiamente el comercio de Doña Dolores Aparicio, que había enviudado de su esposo D. Juan Peña. Y ya al casarse sin perder la amistad con esta señora y seguir prestando su ayuda siempre que la necesitaba, se es­tableció por sí mismo y puso su comercio en la Calle de San Miguel, que era propiedad de D. Narciso Corrales (donde posteriormente instaló el suyo el Sr. Blanco “Cabezota”), hasta que algún tiempo después trasladó su casa y su industria a la calle Margarita de Iturralde (antes Nueva) a la altura del número 7. Donde hoy se encuentra la frutería de Juan Miguel y la librería de Sobrino de Benito Peña, que entonces esta in­dustria ocupaba las dos casas antes citadas y la de donde reside y tiene su estudio el fotógrafo Cancho. Solamente que tenía en vez de cuatro puertas, dos.

El carácter abierto y amable de Manuel sobresalía tanto, que pronto con su simpatía y servicialidad su comercio de la “Idea”, como se llamó, fue lleno de muy continuos clientes.

En su vida, y según nos han podido indicar las personas que le conocieron, no hubo un vicio de vino, tabaco, etc. Su ilu­sión eran su esposa y su madre y sus hijos y su comer­cio de ultramarinos y comestibles y ¡sus poesías! Estas no las perdonaba porque en sus composiciones Dios le había dota­do de un talento perspicaz y a la vez con esto había ido creciendo en una cultura e inteligencia como no tenían muchos aristócratas y de carrera.

Cuando se fundó el Ateneo Regional en Trujillo, fue elegido Presidente del mismo y no faltaba a la reunión que tenían fijada. Estaba situado en la Calle San Miguel. En el desapa­recido semanario local “La Opinión” siempre traía alguna novedad de tan buen colaborador (poesías, artículos, etc.).

Estuvo en contacto muy estrecho, siempre, con escritores de su época, como fueron D. Juan Tena, Luís Chamizo, Ángel Mariana y Sánchez Mora “Yo-Fu”, con el astrónomo y poeta extre­meño Mario Roso de Luna.

Pero al hablar de su vida, no podemos dejar de hablar de aquello que junto con la envidia le llevaría a la muerte: la política. Sí, que le gustaba la política más que nada por el amor que sentía hacía los pobres, ya que él lo había sido desde su cuna. Por lo tanto no podía tolerar el que un rico pasará la vida regaladamente, abusando se sus pobres criados, que a duras penas, muertos de trabajo, no tuvieran ni cinco pesetas para comer o ir a la farmacia. Así se hizo y declaró, como nos lo muestra en una de sus poesías y la cual se ad­junta al presente trabajo, de izquierda republicana.

En su etapa política llegó a alcanzar escaños en el ayun­tamiento de esta ciudad, siendo cuando estalló la Guerra Civil segundo de alcalde y concejal. Aunque salió elegido por sus com­pañeros alcalde, renunció a ello quedándose en el puesto antes mencionado.

Fue uno de los pilares principales para los trámites y pos­terior consecución y construcción de los dos grupos escolares que, aún en la actualidad, tenemos en Trujillo y el de la carre­tera de Cáceres y Plasencia.

Sus ideas políticas no le impidieron que toda su vida fuera un buen cristiano. A las Hermanitas de los ancianos desamparados, a cuya Obra elogia en varios de sus poemas, las visitaba frecuen­temente junto con su esposa y sus hijos.

Durante los años 1922 y 1923, época en que reside en Madrid, como queda dicho antes, no se detuvo en su vena poética parti­cipando con sus artículos y poemas en varios periódicos de la capital, como lo refleja en un manuscrito que se conserva actualmente.

En su vida literaria, participó en varías veladas y concur­sos tanto de ámbito local, como nacional. Ganando el primer premio de Cortesía en los juegos florales de Málaga, en el año 1922 con su poema “Saludo”. Por esta época es cuando publica en el “Nueva vida de Madrid” varios artículos como el de: “Ha llegado el momento de ir decididos contra la guerra de Marruecos”.

En 1930, cuando estaban los RR.PP. Agustinos en Trujillo, se celebró con motivo del XV Centenario de la muerte de San Agustín, un concurso literario en el que participó con su poe­ma “Éxtasis de fe” ganando el primer premio sobre el tema sexto del concurso, recibiendo por ello dos ánforas.

Un hijo y dos hijas le regalaron el Señor: Manolo, Adela y María Rita, esta era muy pequeña cuando él murió (2 años). Pero con los otros dos después de la comida, los sábados, les leía los Evangelios y charlaba con ellos. Adela enseguida que tuvo edad comenzó a ir al colegio de las Hermanas Carmelitas. Fue muy devoto del Santísimo Cristo de la Salud (el de la ermita de San Lázaro) y de la Virgen de la Victoria y de la Morenita (Virgen de Guadalupe) a las cuales hace referencia y dedica varios de sus poemas.

Su amistad era igual con todo el mundo: ricos y pobres; e igual tuvo buenas relaciones con sacerdotes (ya difuntos) que con maestros, presidentes políticos. En su casa cabían todos.

Pero llegado el año 1936, cuando la tirana Guerra Civil ya comenzaron a aparecer sus contrarios o envidiosos que veían que Manuel con su trabajo y honradez sobresalía tanto que no pudieron soportar aquel comercio tan bien montado en Trujillo. ¡Como no había otro en aquellos tiempos!

El día 17 de Julio de 1936, Manuel regresa de Madrid a donde había ido a visitar a uno de sus familiares que se en­contraba enfermo. Un día más tarde estallaría la Guerra.

El día 19 de agosto del mismo año, se presentan en su casa dos falangistas, cuyos nombres prefiero no citar, a comunicar­le que antes de la tarde debe abandonar la Ciudad. Colocando en la puerta de su casa, una pareja de guardias civiles y otra de falangistas, haciendo guardia. Personas que vivieron junto con ellos este día nos han manifestado que no fueron capaces de comer nada.

Al comienzo de la tarde y alrededor de las 15,30 ó 16,00 horas, deciden trasladarse a Logrosán ha pasar unos días pa­ra ver si los acontecimientos del momento cambiaban o se cal­maban, a casa de un sacerdote de este pueblo amigo de la fam­ilia, D. Donato M. Sánchez Campo, párroco de esta localidad de Logrosán.

Ya en Logrosán, el día 23 de Agosto y tras salir de misa y al ir a despedir a unos sobrinos del sacerdote que los había acogido en su casa, se les acerca al matrimonio Gómez una pa­reja de la guardia civil, invitando a Manuel a que les acompa­ñe siendo de esta forma detenido.

María Rita, su mujer, llama a sus padres a Conquista de la Sierra, los cuales envían a unos primos de esta (Adrián con un coche particular a recogerla y de esta forma se junta con sus hijos, que desde el 14 de agosto estaban en Conquista con los abuelos).

El día 24 al mediodía paran a comer en Conquista un grupo de falangistas de Trujillo que se dirigían a por los presos que tenían en Logrosán. Al conocer esta noticia María Rita, y suponiéndose lo que más tarde pasaría, pide a su primo que era jefe local de los falangistas en Conquista, que viera a un señor, cuyo nombre tampoco citaré por encontrarse aún vivo, gallego de nacimiento, y que actualmente vive en Logrosán (médico en aquel entonces de Conquista) y que era hermano del que le había acusado de revolucionario, contestando este que no podía hacer nada, sin ni siquiera haberlo intentado (este señor debía bastantes favores Manuel, ya que siempre que iba a Trujillo se hospedaba en su casa).

            La noche del 24 al 25 pasan de nuevo los falangistas de regreso a Trujillo, y a la altura de la dehesa de Y Matabacas, en un trozo que lo llamaban “El Peral”, en el termino mu­nicipal de Conquista de la Sierra, junto con otros 15 compañe­ros, también traslados de la cárcel de Logrosán, es fusilado y posteriormente quemado su cuerpo con gasolina. Manuel, según testigos presenciales, ya que uno de los 16 pudo escapar, había pedido los Santos Sacramentos y no quisieron dárselos.

Avisados los vecinos de Conquista por el fuego de los cadáveres, acuden al lugar y haciéndose cargo los falangistas de darles cristiana sepultura junto al cementerio y en una fosa común, la cual estaba hecha de sacar el sepulturero la tierra para tapar las sepulturas de aquellos vecinos que eran enterrados en el suelo. Y allí aún reposan los restos de Manuel Gómez Sánchez.

No contentos con darle muerte, asaltan su casa y comer­cio apoderándose de sus bienes, quedando a su mujer e hijos con la ropa que tenían puesta y cobijados con los abuelos y familiares de Conquista de la Sierra.

En una de sus poesías al preguntarse él mismo ¿Quién soy yo?, se contestaba:

 

La vida parece

para mi una cosa vulgar y sencilla:

Se nace, se crece,

y al fin todo es nada, ¡pedazos de arcilla!

 

Ignoro quién soy

porqué nada es todo lo que hay en el mundo.

¡Lo que somos hoy,

no existe mañana; es flor de un segundo!

 

Para terminar diciendo:

 

Por eso os decía

que ignoraba fuera nada de este mundo;

que la vida mía

era como todas, ¡flores de un segundo! .

 

Madroñera, 1920.

 Así acabo su vida Manuel Gómez Sánchez, pero para nosotros y para los que le conocieron sigue aún vivo, pues como se dice, el hombre muere pero queda su obra.

NOTA. Por su extensión no hemos publicado el apéndice documental que puede consultarse libremente poniéndose en contacto a través de nuestras direcciones.

Sep 192013
 

Laureano Becerra Noriega.

Junto a su encanto, guardan nuestros pueblos una gran cantidad de valores histórico-artísticos tal, que aún esa nueva legión de investigadores modestos y localistas que recientemente vienen prodigando la sencilla y callada tarea, resultan demasiado pocos para conseguir que no desaparezcan esas frágiles reliquias por la incuria de los tiempos.

Y no es otra mi intención al participar una vez más en estos coloquios históricos de Extremadura, venturosamente ya en su décima edición, que la de dar no sólo a conocer una de esas obras a la que estoy seguro merece la pena prestar atención, sino la de aprovechar este momento tan especial por las personalidades que aquí concurren, a fin de rogarles tomen cartas en el asunto y se interesen por ella.

Se encuentra en mi pueblo, Feria, esa pequeña pero al mismo tiempo gran villa que duerme a la sombra de su roque­ro castillo, descansando de la tan movida época de su juventud en que aún daba su nombre a las más linajudas fa­milias, arcos y monumentos romanos, Condado y Ducado.

En su iglesia parroquial, dedicada a San Bartolomé, edi­ficio de una sola nave con bóvedas de crucería de finales del siglo XV, en el presbiterio, sobre la pared del lado de la epístola, y a la espera tan sólo de una delicada lim­pieza, aguarda nuestra mirada desde hace doscientos sesenta y un años un cuadro.

La obra a la que me refiero tiene unas dimensiones de: 2,50 x 4,50 metros, está, demostrado que es una pintura al ó­leo y se encuentra únicamente al descubierto el ángulo su­perior izquierdo que deja ver a San Bartolomé, de pie, con los brazos abiertos y la venerable cabeza en éxtasis . En esta pintura visible, lo mismo las carnes que los vestidos y fondos, son de gran calidad de cierto em­paste y buen color.

E1 resto de la obra se encuentra blanqueado, por lo que no puede apreciarse el conjunto artístico más al creer de algunos entendidos parece referirse a cierta escena del apóstol en Etiopía donde según el historiador Só­crates viajó para llevar el Evangelio.

Desde el mismo día de su descubrimiento, feliz coin­cidencia que fuese precisamente el día 24 festividad de San Bartolomé, no se ha dejado de investigar sobre tal obra desde el sitio que cada hijo del pueblo ocupa.

Y fue precisamente D. Carmelo Solí Rodríguez el primero que nos dio una pista. Recordaba, nos dijo que algo había leído sobre un cuadro de San Bartolomé en sus investigaciones por archivos para aquel trabajo sobre los órganos en Extremadura…

Afortunadamente algunos libros de fábrica aún pueden leerse, y un grupo de esos modestos investigadores lo­calistas se pusieron tras la aprobación del Párroco, D. Pedro, a leer lo posible al objeto de dar con el origen de aquel hallazgo.

Así en el libro de fábrica que data del año 1708, leímos:

 

“En la villa de Feria a cinco días del mes de junio de mil setecientos y veinte y uno. el Señor Don PEDRO LEON Y CAR­VAJAL, Visitador General del Obispado, hizo comparecer ante si a Don DIEGO DE VILLALOBOS Y BOTAFOGO cura de la Parroquia de esta villa y mayordomo de la fabrica de ella para que diese la cuenta de su mayordomía desde el veintidós de no­viembre de 1718 hasta finales de diciembre de 1720, el cual estando presente la dio y se le formó con cargo y data en la manera siguiente…”.

 

Se encuentran a continuación citados interesantes cargos entre los que merecen ser citados, los:

 

“- Ocho mil ciento treinta reales que se impusieron a censo sobre las rentas de la fábrica para dorar el retablo.

– Ciento cincuenta reales que se dieron a los doradores y pintor en diligencia, para comer, según el ajuste dado.

– Setecientos nueve reales que pagó a Miguel Muñoz y com­pañeros albañiles por blanquear la iglesia, sacristía, capilla del batisterio, coro, correr los tejados, solar de la iglesia, estucar el cuadro, poner otro y rejas del altar mayor.

– Ochocientos y diez y nueve reales que se pagó a Francia Ramírez Gordillo, rejero de Zafra, por la varandilla que hizo para el altar mayor donde se canta la epístola y el evangelio”.

 

Y por fin, casi a punto de perderse su lectura, podemos leer aún a pesar de la nitidez de las letras.

 

“- Un mil y quinientos y noventa reales que pago a DON FRANCISCO DOMINGUEZ, maestro de pintor, por doscientos y doce días que se ocupó en pintar el retablo y el cuadro de San Bartolomé que está en el lado de la epístola, a razón de siete reales y medio cada día.

-Item. Setenta y cuatro reales que importaron los colores que compró para la pintura del cuadro”.

 

Puestos al habla con la Biblioteca de la Fundación Universitaria Española, se consultó el Diccionario Histórico de Ceán Bermúdez, Viñaza y Veneci, se consultaron trabajos de Navarro del Castillo, Covarsí, Ponz, Vivas Tevero, siendo inútil toda búsqueda por encontrar más datos sobre el au­tor de la referida obra.

De todas maneras, y como decía al principio, no quiero desaprovechar esta ocasión para solicitar ayuda a fin de descubrir por completo la obra, y no es que las autoridades no se hayan interesado, pues desde el Sr. Presidente de la Diputación, el Sr. Delegado de Cultura, pasando por D. Pedro           García Moya, restaurador del Castillo, el Sr. Llopás, restaurador del retablo de Tentudía hasta llegar al res­taurador oficial el Sr. Fernández Moreno, el cual hasta hizo ciertas declaraciones en la prensa diciendo acometería la empresa, todos se han preocupado pero sigue siendo cierto que mientras nuestros más expresivos conjuntos y monumentos están siendo objeto de una bien cuidada y artística restauración, no es menos cierto que junto a estas excepciones produce rabia tener que decir que son numerosos los que se encuentran en un estado de abandono tal que de seguir así muchos de ellos desaparecerán, y con ellos algunos de nuestros pueblos sólo podrán guardar el sabor de su encanto pueblerino, su olor a era y a mosto, poco más.

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Sep 192013
 

José Antonio Ramos Rubio.

RESEÑA GEOGRÁFICA

Profunda huella dejó Roma en Extremadura, de la que fue capital Mérida con el nom­bre de Colonia Augusta Emérita. De aquí partían vías importantes de comunicación, tal es el caso de la Vía de la Plata.

Cáparra, en la provincia de Cáceres, situada a unos 20 Km. de Plasencia, muestra su orgulloso arco triunfal, bajo el cual pasaba la Vía de la Plata. Destaca la ciu­dad al fondo de la carretera que, desde la general de Salamanca a Cáceres, conduce a la misma y al puente romano sobre el Ambroz, fuera del recinto amurallado, que sirvió a la desaparecida ciudad romana.

Se halla en una altiplanicie casi desierta, paisaje poblado de encinares. Se asienta sobre una prominencia del terreno a una altura de 400 metros regada por el río Ambroz, afluente del Alagón. Con una ex­tensión aproximada de 16 Ha.

Su problema de ubicación no ha sido un problema por las vecinas lápidas de Baños y Plasencia que hablan de los caperenses. Además, se conserva el miliario exacto que corresponde a la mansio. Colocándola a CX millas de Mérida. José María Blázquez, en las excavaciones de 1963, encontró junto al río otro miliario con el número de millas: CIX. La calzada pasaba por debajo del arco conmemorativo dividiendo la ciudad con dirección NE-SW.

 FUENTES E HISTORIOGRAFÍA REFERENTES A CÁPARRA

 Es una ciudad romana que está bien documentada en la antigüedad. El primer autor que la cita es PLINIO, QUIEN escribe en época flavia. La sitúa en la Lusitánia. Los caperenses constituían un populus peregrino con el estigma del pago de un stipendium, son estipen­diarios de Lusitania. La ciudad existía desde finales de la República, aunque también es demostrable que sus orígenes eran anteriores por cuanto el castigo tributario es anterior de cuando Norbanus Flacus conquista estas tierras y funda en ellas la colonia Norbensis Caesarina en el 35 a.C.

También la cita Ptolomeo, colocándola entre los vettones y, otra vez, la cita entre los lusitanos. Este cambio puede indicar que la ciudad estaba en el límite de los dos pueblos. También puede ser que fuera ciudad lusitania y pasó con la administración romana a vetona o viceversa.

También puede que Ptolomeo usara dos fuentes espaciadas en el tiempo en cuyo trans­curso Capera pasó de los lusitanos a los vetones o viceversa. Ptolomeo cita a Capera como ciudad. Como esta ciudad estaba en el itinerario de Mérida a Salamanca aparece citada en el Itinerario de Antonino y en el de Barro. El nombre de “Capera» aparece en las lápidas, es la fuente más próxima para dar nombre «auténtico» a la ciudad.

La ciudad ha interesado a los eruditos desde temprano: Accursius, Docampo, Zurita, Metellus, Castro, etc. También es importante la aportación de las excavaciones realiza das por A. Floriano Cumbreño (1929). A él se debe el emplazamiento de la ciudad, lo fi­jó como un recinto rectangular, aunque observado detenidamente es pentagonal, pues el muro del NW, debido al terreno, quiebra en ángulo casi recto, produciendo un chaflán en el ángulo N. José Mª Blázquez también ha realizado excavaciones en Cáparra (1965, 1966 y 1968), aportando nuevos edificios y aspectos importantes de este núcleo lusitano.

 RESEÑA HISTÓRICA.

 Nada se sabe de los orígenes de Cáparra, podemos suponer que fue una ciudad indígena y más tarde sufrió una fuerte romanización. La vía debió darle importancia y el gran número de inscripciones que se conservan de individuos de otras ciudades prue­ba que debió tener gran movimiento. Se amuralló en el Bajo Imperio como otras ciuda­des de los alrededores. Puede que para proteger el oro que provenía de Cantabria y Gallaecia. Después la ciudad comenzaría a perder importancia con la implantación de nuevas rutas. A lo largo de los siglos se fue despoblando y ya en 1780 contaba con tan sólo ocho vecinos. Hoy día está en ruinas y totalmente despoblada.

 ARQUITECTURA

 La romanización de territorios alejados de Roma fue uno de los grandes impulsos del imperio romano, tal fue el caso de Cáparra.

Grande y rica debió ser si la consideramos por los trozos que han quedado de su muralla, por sus monumentos y por sus lápidas.

La extensión de Cáparra se puede calcular en unas 14 ó 16 hectáreas. Fue una ciudad pequeña, dentro de hispania si la comparamos con otras ciudades como: Caesaraugusta (50 Ha.); Emerita Augusta (120 Ha.); etc. aunque también hubo otras de menor extensión como: Coria (9 ha.) o Canta­bria (10 Ha.).

Quizá existieran edificaciones fuera de la ciudad amurallada, pero ni he encon­trado vestigios para poder afirmarlo, ni ningún estudio ha hecho referencia a las mismas.

Las murallas hechas a base de sillares tienen una anchura de 3,2º m. y en algunos lugares sobresale unos 5 m, de altura.

La ciudad de Cáparra debió recibir un gran impulso con la construcción de la Vía de la Plata en tiempos de Augusto, muy en relación con la explotación de las ricas minas de oro de Asturias y Galicia que fueron una de las causas determinantes de las guerras cántabras.

Lo que sí hay fuera del recinto amurallado es una construcción romana, que lo considero un término distinto a edificación. El puente sobre el río Ambroz, ubicado a 150 m. al norte de la muralla, corriendo de E a W y desembocando en el Alagón. La calzada mar­cha paralela y debajo de él. Consta de cuatro arcos, dos grandes y otros dos más pe­queños. Fue restaurado al abrirse la carretera que lleva al nuevo pantano de Gabriel y Galán. Donde mejor se conserva el paramento romano de sillares graníticos es en el arco grande de la margen izquierda y en las primeras hiladas del pilar central.

Por sus características podría ser contemporáneo al Arco de Cáparra, al acueducto de Segovia y al puente de Alcántara; por tanto de época de Trajano. Es lógico que la mayoría de las construcciones relacionadas con la vía daten del siglo II, pues en los años del gobierno de los emperadores Trajano y Adriano la vía se reparó, y en esta región se levantaron muchas construcciones como en el resto del Imperio. Por tanto, la fábrica original del puente puede que hubiera sido de la época de Tra­jano, como casi todos los puentes de la calzada. Creemos que pudo haber sufrido una restauración en fecha no determinada del Bajo Imperio. Hoy, como ya se ha dicho, está en uso.

 

Se cree que fuera del recinto amurallado hubo un anfiteatro al que se han referido muchos escritores. Es perceptible por una cavidad que hay en el lado NE en el terreno. Además hay un anillo de montículos que bien podría corresponder a la cavea.

En las excavaciones realizadas por J. María Blázquez se descubrió un anillo; era un podium que tenía por finalidad proteger a los espectadores de los combates.

También podríamos pensar que el recinto oval se tratase de una piscina. Los sillares con una esquina matada no son un indicio de que era depósito natural de agua, las personas de una finca cercana me dijeron que hay tradición de la existen­cia de una gran conducción de agua en las proximidades. El muro es de piedra y barro lo que difícilmente conviene a un depósito de agua, aunque estuviese revestido de cemento. Además, existe una charca, sin duda romana, con un gran muro de sillares y con un suelo de cemento, bien conservada.

Me oriento a la posibilidad de que fuese un anfiteatro o posiblemente una torre de defensa de la muralla, que está muy próxima a la misma. Pudiera ser una torre levantada con motivo de las invasiones del siglo III. Tanto una como otra construcción hay que fecharla en el Bajo Imperio, por las monedas encontradas en sus proximidades.

Dentro del recinto amurallado hay otras puertas que no pertenecen a la entrada de la ciudad, sino a un recinto sagrado: el templo de Júpiter o Cápitolium.

Cáparra hubo de tener tres templos posea un Capitolium. Por las plantas de los mismos no se puede dudar de su empleo.

Si uno estaba dedicado a Júpiter, los restantes estarían dedicados a Juno y Minerva (la Tríada Capitolina).

 El templo de Júpiter: estaba formado por una cella in antis, quizás tetrástilo pero solo tiene una columna axial. Mide 9,30 m x 10,60 m y su orientación es SE-NW. Con hilera de columnas que marcan el límite de la cella. También tiene pronaos. Las puertas debían ser de madera, con número impar de escalinatas.

Las puertas de Cáparra no tenían más que un peldaño y eran más altas que anchas. El templo de Júpiter, a juzgar por una inscripción, es de tiempos de los Antoninos. El material empleado: piedra, madera, ladrillo y mármol.

Hacia el N. hay un edificio rectangular, supuesto templo de 12,50 m x 11 m. Su suelo está formado por bloques de cal, teja y baldosas de barro, sin simetría. El aparejo del muro constituido por piedras labradas sin unir con argamasa. Se ha encontrado en él cerámica de los siglos IV-V que correspondería a un primer nivel del edificio. También se ha encontrado cerámica aretina, de época de Adriano lo que podría indicar que, quizás, el edificio sufriera una recons­trucción posterior.

Hay una pared con triple puerta, quizá la entrada al Foro (plaza de las ciudades romanas donde se trataban los negocios públicos.

Es importante destacar las necrópolis por los importantes hallazgos encontra­dos en ajuares funerarios. Una situada al SW de inhumación, y dos en el NE y SE de incineración. Una tumba de esta última proporcionó un rico ajuar funerario: un jarro y copa de vidrio, una pátena, cuchara de plata, cuchillos, etc., objetos que atestiguan la importancia del enterramiento.

El monumento más importante de Cáparra es el Arco conmemorativo o tetrapylon. Es en su género el más original de los de España. Es el único quadrifons en la Península. Se alza en el centro del recinto de la ciudad. Se levantó en el cruce de dos vías cuyo emplazamiento estaría situado en el propio foro o en sus cercanías, próximo al templo de Júpiter. Cerca del arco hay una construcción tan pegada al mismo que la única explicación es que sea tardía, cuando la ciudad estaba a punto de ser abandonada.

El arco constituiría la entrada al Foro o a la Curia. También se puede tratar de un monumento funerario, levantado por un particular según se desprende de la inscripción colocada en uno de los zócalos:

 

BOLOSEAe FIDIO

PELLI. F. MAcri f

M. FIDIVS. MACER

TFSTAMENTO F. C.

 

Lo que traducido quiere decir: «Marco Fidio Macer, hizo este monumento por disposición testamentaria de Boloseano Fidio Macrino, hijo de Pellio”.

 

Hay otras dos lápidas más, y en ellas el personaje principal que se menciona es, de nuevo, Fidius Macer, ciudadano romano. Por una inscripción podemos saber que este hombre fue Magistratus de Capera, la ciudad que según Plinio era una civitas stipendiaxia.

En vida de Fidius Macer pasó de ciudad peregrina a municipio de derecho romano. Macer, hombre poderoso, es elegido Dunvir (cambio que se observa en las inscripciones). Por estos datos podríamos averiguar la fecha del arco.

En el año 74, cuando Vespasiano otorga el derecho latino a todos los hispanique no gozasen ya de él, la  municipalidad latina se hizo extensiva a todas las ciudades de la lusitania. Fidius Macer vivió sobre el año 74 de la Era por lo que el arco en el que figura su nombre es de estos tiempos.

García y Bellido lo fecha hacia el 75, señalando que el despiece de la bóveda de aristas sólo tiene semejanzas con el de planta baja del sepulcro de Teodorico en Rávena del año 526.

Es un arco triunfal, del orden compuesto, sobre la misma calzada, razón por la cual queda desechada la opinión de los que han supuesto que el edificio no era sino el monumento de Boloseano, en concepto de sarcófago, pues los sepulcros jamás estuvieron sobre los caminos. Además, su misma forma lo dice. La construcción es de sillería granítica, los arcos de medio punto, y su dovelaje con moldura marcando el extradós. Los arcos arrancan de pilastras áticas que descansan sobre el zócalo moldurado con capiteles caprichosos decorados con guirnaldas y hojas finas. Si no contáse­mos con la epigrafía, sólo con el capitel de voluta se podría fechar el arco, pues este capitel es una variante del corintio que debió aparecer en época de Augusto,  desarrollándose en tiempos de los julio-claudios y los flavios.

El interior del templete aparece cubierto con bóveda de arista y sobre ella un macizo de hormigón. Puede que terminara en ático o quizás en pirámide. Es probable que estuviera revestido de placas de mármol y decorado con esculturas.

 

 

ESCULTURA.

 

La escultura romana de Hispania tiene una calidad y uniformidad que hace pensar en una cierta independencia y exención de influencias indígenas. Como atestiguan los numerosos hallazgos encontrados en nuestra región.

 

 

Esculturas de Cáparra

 

El arco es muy probable que llevase, sobre los dos zócalos, estatuas o relieves, tal y como era frecuente en los arcos.

El Duque de Añón, en su Palacio de Plasencia, conserva tres retratos procedentes de esta ciudad, son: un retrato de un príncipe julio-claudio (quizás Tiberio); un re­trato de Antonino Pío (muy original, de mármoles de colores); y un retrato de época galiénica, fechado entre los 240 y 250, como lo indica su parecido con una cabeza del Museo de las Termas. Tiene este último, gorro o casco, no documentado en Roma, por lo que se trata de un militar hispano. En las cercanías de Cáparra se ha encontrado otro togado, también de mármol. En el Templo de Júpiter también Floriano Cumbreño encontró otro togado.

OTROS HALLAZGOS

 Voy a hacer una relación sistematizada de los principales hallazgos de Cáparra. Sería abrumador exponer todos los descubrimientos gracias a las excavaciones arqueológicas.

En una tumba se encontró una trulla de plata (cazo semiesférico), parecido a otro del Museo Arqueológico de Badajoz. Una cucharilla de plata, dos caldereros pequeños y un cuchillo de hierro. Puede que fuese la tumba de un sacerdote, debido al tipo de útiles encontrados.

En otra tumba se encontró una urna cinerama con monedas de plata y una cuchara de bronce. Más abajo, apareció una ocrea de bronce con baño de plata.

Cerámica aretina; terra sigillata, gálica e hispana; vidrios, hierros (puñal clavos), etc. Todos ellos y muchos más que seguramente se hallan enterrados bajo el suelo de lo que fue la antigua Capera, definen la historia y la vida de una ciudad importante de la provincia de Cáceres abandonada desde 1780 y que fue paso importante en el caminar: “Iter ab Emerita Asturican”. Ahora todo son montes, espesuras y baldíos. Los que la fundaron tuvieron un gran acierto en elegir este lugar para el empla­zamiento de una antigua ciudad, que muchos no conocen pero que es digna de admiración: Cáparra.

 Lam. 1. Situación de Cáparra y croquis de la ciudad  

Lam. 2. La ciudad. Edificaciones

Lam. 3. Plano de la Villa

 

Lam. 4. Arco conmemorativo

 

 

 

Sep 172013
 

Resúmenes 1988

Arez Martín, Isabel. «Arquitectura Civil en Cáceres intramuros»

El carácter de esta ciudad es el de fortaleza y todos los elemen­tos urbanísticos que lo forman están sujetos al mismo.

Al principio la defensa se hace al exterior, existe el peligro de volver a ser atacada por los moros. Más tarde la defensa es interior, los nobles luchan de almena en almena, desde sus propias casas incrementando las luchas con los años.

La villa se divide en dos colaciones en torno a sus parroquias. Alrededor de éstas se van abriendo las calles que se van ajustando a la estructura topográfica del terreno. Suben, bajan, sin plan ni con­cierto alguno. No estuvieron empedradas hasta el siglo XVI. Eran estrechas por tradición árabe, pero sobre todo, por medidas defensi­vas y por la escasez de terreno dentro del recinto amurallado.

Poco a poco se van levantando fortalezas ciudadanas erizadas con torres y aspilleras con fines defensivos.

Cuando la Reina Católica pacificó la ciudad de las luchas nobi­liarias estas casas pierden el carácter de fortaleza y se transforman en palaciegas, las saeteras se convierten en decorativas ventanas, por ejemplo. Las fachadas aparecen decoradas aunque muy simple­mente.

La arquitectura civil cacereña exigía, por medios defensivos o de protección exterior y las constantes luchas intestinas nobiliarias, una arquitectura civil con fines eminentemente militares y defensi­vos.

A partir del siglo XV con pacificación de la nobleza cacereña cambia la fisonomía típica militar de esta arquitectura, que se va transformando en palaciega y cortesana.

ARROYO MATEOS, Juan Francisco «BREVE HISTORIA, EPISCOPOLOGIO Y SANTORAL DE LA ANTIGUA ARCHIDIOCESIS EXTREMEÑA DE MERIDA»

Pocas veces se han dicho tantas y tan interesantes cosas a cerca. La excavación pretendió ser una primera aproximación estratigráfica dado el carácter de urgencia que nuestra labor tiene en las tierras que serán cubiertas por las aguas del ya casi ultimado panta­no de Alange. En los cuatro profundos cortes excavados, los niveles de relleno aparecían dispuestos horizontalmente y se alternaban ca­pas fértiles con otras más finas totalmente estériles. Los abundantes y variados materiales exhumados nos permiten aproximar una cronología que no se alejará mucho del bronce 1. Algunas piezas de bronce tienen una clara filiación orgánica mientras que las cerámicas son asociables al llamado «bronce del sudoeste». La economía del poblado debió ser, a la vista de los restos faunísticos y vegetales, agrícola-ganadera.

En los últimos días de la campaña iniciamos la labor de planimetría y sondeo en «El Almadén», situado en la margen izquier­da del río Matachel. «El Almadén» es uno de los yacimientos que, en el transcurso de las prospecciones de 1984, había ofrecido una mayor concentración de materiales de época romana en superficie. Se deli­mitaron dos zonas diferentes que presentan características también distintas. Una primera zona de fábrica de piedras y barro que corres­ponde a las dependencias de servicios y talleres del edificio. La se­gunda zona, de muros y piedra y cal, la interpretamos como la parte propiamente habitable.

La quinta campaña (Agosto-Septiembre de 1988) se ha centrado en la excavación en extenso de «El Almacén». La zona de servicios está conformada por una gran nave (17×11 m.) compartimentada en dependencias más pequeñas con hogares y depósitos. Junto a ella otra gran nave, más estrecha (15×8’5 m.) a la que se adosan distintas habitaciones cuya funcionalidad es difícil de determinar. La «zona noble» se estructura en torno a un patio abierto en el que hemos ex­cavado un pozo y una serie de depósitos para recoger agua. A partir de este patio se desarrollan las distintas habitaciones unas pavimen­tadas con opus signinum y otras con baldosas. Desgraciadamente, las profundas labores agrícolas, han destruido gran parte de los res­tos. Al lado de estas dependencias hemos excavado varias tumbas de inhumación sin a juar. Se trata de una villa rústica cuya vida debe iniciarse en los primeros años del imperio y debió tener una larga pervivencia, quizá hasta época medieval.

CARICOL SABARIEGO, Milagros «UNA FUENTE PARA EL ESTUDIO SOCIO-PROFESIONAL EN EL PERIODO MODERNO: LOS LIBROS DE BAUTIZA­DOS DE LA PARROQUIA DE ACEBO»

El objetivo del presente trabajo es aclarar el grado socio-profesional que reflejan los Libros de Bautizados y ponerlo en rela­ción con la estructura económica y social de un lugar concreto: Ace­bo, aldea situada en la Sierra de Gata extremeña.

La anotación de las profesiones de padres y padrinos en las par­tidas de bautismo de los años 1650 a 1750, permite establecer el estu­dio atendiendo a tres sectores de actividad: primarias (agrícolas y ga­naderas), secundarias (sector artesanal) y terciarias (servicios). En es­te último se ha incluido al estamento eclesiástico.

La cuantificación de individuos ofrece porcentajes que nos indi­can la representatividad que el párroco concedía a algunas profe­siones. A partir de ella, el estudio cualitativo reproduce la especialización de algunas familias en determinados oficios, la exogamia por afinidad de economía y costumbres, y fundamentalmente la seculari­zación que se produce en todos los órdenes de la vida y que influye en las preferencias de cada sector al tener que establecer vínculos de parentesco.

CANCHO SÁNCHEZ, José María «RAFAEL GARCÍA PLATA DE OSMA Y EL MUNDO ESCO­LAR INFANTIL DE SU TIEMPO»

De un trabajo más extenso en el que se pretenden estudiar todas las composiciones relacionadas con la vida de los niños a principios de este siglo (oraciones, supersticiones, juegos, costumbres…) que Rafael García-Plata de Osma (1870-1918), escritor y folklorista extre­meño, fue publicado en la multitud de artículos que fueron saliendo a la luz en la prensa y revistas de su tiempo en las que escribió, se han extraído las producciones populares en las que se contempla una re­lación con el mundo escolar infantil de primeros de siglo, o bien con algunas de las etapas de su desarrollo. Se aportan de esta manera, también, algunas canciones de las que se recitan a los niños más pe­queños, que aún no están en edad escolar y que tienen como finali­dad la de estimular sus movimientos o la adquisición de vocabulario. El trabajo finaliza con varios refranes, extraídos de la colección de se­tecientos que fueron publicados bajo el título genérico «Los Sanchicos de Alcuéscar», y que también tienen una temática similar a la que queremos ofrecer.

CARRASCO MONTERO, Gregorio «ANECDOTARIO DE LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN SIERRA DE GATA»

Limítrofe en muchos kilómetros con la frontera portuguesa tuvo muchos visitantes de uno y otro bando. El Duque del Parque estable­ce su cuartel general en Sierra de Gata. Un canónigo Villamelano es nombrado Vicario Capitular de la Diócesis de Ciudad Rodrigo en la misma Sierra que atraviesa el Guerrillero y brigadier «El Charro» que sería jefe de guerrillas entre el Tajo y el Duero. El Tesoro de la Cari­dad, monasterio premostratense, es trasladado a Gata y en Hoyos es fusilado el único obispo de aquella contienda.

CORBACHO CORTES, Carolina «IMÁGENES METAFÓRICAS EN EL FOLKLORE POPULAR»

El folklore popular contiene entre sus diversos caracteres un rico y extenso caudal de imágenes simbólicas y metafóricas enraizadas en la cultura y las tradiciones del pueblo. Tales rasgos, asimismo, es­tán ligados al desarrollo histórico de la poesía como arte verbal.

El objetivo de esta comunicación es codificar una serie de estructuras metafóricas en las canciones de temática amorosa (Can­ciones de Ronda y Canciones de Boda) recopiladas de los Cancione­ros extremeños para estudiar qué grado de vinculación poseen con el folklore tradicional español y con la poesía cultural. Expresiones como «prisión de amor», «mal de amor», «mal de ausencias», etc., res­ponde a una serie de recurrrencias metafóricas que pertenecen al acervo poético tradicional, ya culto ya popular. Igual sucede con los calificativos laudatorios que se dirigen los amantes («rosa del rosal», «clavel de la clavelera», «palomita blanca», «ramito de hierbabuena»).

Recopilar tales estructuras, ordenarlas e investigar su elabora­ción constructiva (semejanzas y diferencias con determinados tópi­cos amorosos de la poesía) es el análisis que ofrece este estudio.

DOMÍNGUEZ MORENO, José María «ETNOGRAFÍA TRUJILLANA: ESTUDIO SOBRE SU COS­TUMBRISMO A PRINCIPIOS DE SIGLO»

En el año 1901 el Ateneo de Madrid realizó una encuesta, la más importante jamás hecha en el campo de la etnografía, en relación con el nacimiento, el matrimonio y la muerte. Aunque su difusión fue grande, muy pocos la remitieron a la sociedad madrileña. El total de pueblos que contestaron en toda la Península se estima en 357. De ellos, 10 responden a la provincia de Cáceres y 9 a la de Badajoz. Ac­tualmente estas fichas se hallan en el Museo Etnológico de la capital de España.

No hace mucho hemos localizado una serie de papeletas, no incluidas en las cifras anteriores por estar catalogadas entre las de Salamanca, a pesar de referirse a Trujillo y a su partido. Y, a pesar de todo, son de las más importantes de las conservadas de Extremadu­ra. Su redactor fue un tal Filemón Blázquez, quien, por el tratamiento que da al interrogatorio (adopciones, testamentos…), debió ser secre­tario o notario, habiendo ejercido en alguna población de la comarca trujillana. Era natural de alguna localidad de la Sierra de Béjar, ya que con esta nominación encabeza todas sus respuestas.

Filemón Blázquez nos presenta la exposición que hace una per­sona foránea sobre comportamientos que a él le sorprenden y que, sin embargo, carecerían de interés, pasándolos por alto, a quien estu­viera familiarizado con ellos. Al mismo tiempo sirven de punto comparativo con costumbres similares del ciclo de la vida recogidos por el mismo informante en la Sierra de Béjar. Estas fichas nos dan a conocer maneras del ser y del sentir de una comarca cacereña esca­samente estudiada desde el punto de vista folklórico.

ENCINAS CERRILLO, F «DON JUAN TENA, EL ULTIMO CRONISTA DE TRUJILLO»

Dedicado a recordar el centenario del nacimiento (1-12-1888), de este esclarecido sacerdote trujillano, que ejerció, con entrega plena y generosa, entre otras, las tareas de investigador, archivero, cronista e historiador de su ciudad y, tras su fallecimiento (4-1-1967), mereció su nombramiento de Hijo Predilecto, una estatua en uno de sus más bellos jardines y el nombre a una plaza.

«TRUJILLO ANTE EL V CENTENARIO DEL DESCUBRI­MIENTO»

Escrito en e! que se estudian y analizan importantes hechos his­tóricos protagonizados en esta universal ciudad, cuyos esclarecidos hijos tuvieron una intervención especial y única en el Descubrimien­to, Colonización y Evangelización de América, contribuyendo de mo­do muy sobresaliente a crear el mestizaje hispanoamericano y ha da­do lugar a la comunidad de raza, idioma, religión y cultura.

FERNANDEZ MÁRQUEZ, Antonio SÁNCHEZ RUBIO, Rocío «EL FENÓMENO ESCLAVISTA EN LA SOCIEDAD TRU-JILLANA DEL SIGLO XVI»

Para los historiadores de la Edad Moderna la esclavitud en la Península durante el siglo XVI es un tema pendiente. El comporta­miento del mercado esclavista, así como la situación de los cautivos manumitidos en España, distaba mucho de asemejarse a las estruc­turas y al trato a que se venía sometiendo el esclavo de las colonias.

Nuestro estudio pretende ser una aportación al conocimiento de la realidad de la condición esclava peninsular tomando como marco el caso de la ciudad trujillana. El completo vaciado de los protocolos notariales conservados y custodiados en el Archivo Municipal de Trujillo nos ha ofrecido una importante documentación que permite vislumbrar la realidad a la que anteriormente aludíamos. Los protoco­los notariales nos ofrecen la diversidad de transacciones realizadas con esclavos. Además de operaciones de compraventa aparecen car­tas de donación, trueque, permuta, de libertad, de poder, de cesión, etc…

El esfuerzo de examinar todos los legajos se ha visto recompen­sado por la valiosa información que contenían. Del esclavo hemos obtenido datos cualitativos referidos a su nombre, edad, origen, cualidades físicas, defectos, fidelidad, rebeldía, también conocemos el nombre de los propietarios, su profesión, vecindad y el precio abo­nado al adquirir a sus sirvientes.

En definitiva nuestro trabajo de aproximación al mundo del esclavo coopera en desvelar la compleja trama social y la complicada red de relaciones existentes en el siglo XVI.

FERNANDEZ PERDIGÓN, José«JUAN APARICIO QUINTANA. SU OBRA EN DON BENITO»

En el siguiente estudio, nos acercamos a la figura clave del arte pictórico dombenitense de la primera mitad del siglo XX. Analizare­mos su amplio y variada obra en esta localidad, y sacaremos del olvi­do a una gran figura de la pintura extremeña.

Con este estudio nos proponemos; por un lado rescatar del olvi­do a este magnífico pintor a través del estudio y análisis de su obra;

por otra parte pretendemos dar a conocer la influencia que tiene sobre pintores posteriores, como Cañamero o los Martín Romo, y por último, apuntar la existencia de una «Escuela de Don Benito».

GARCÍA VIVAS, M.a Antonia «EL IMAGINERO BERRUGUETE Y ÉL RETABLO DE LA IGLESIA DE SANTIAGO DE CÁCERES»

El insigne maestro de la escuela española ?D. Alonso de Berruguete?, vino a traer fama y gloria a nuestra Iglesia de Santiago, colocación extramuros fundada por los Fratres de Cáceres o primiti­vos santiaguistas, de donde tomará posteriormente nombre esta Igle­sia.

Originariamente de traza Románica, se nos presenta ahora, ya reconstruida desde el siglo XVI por el arquitecto no de menos fama don Rodrigo Gil de Hontañón, como una gran mole gótica acogiendo en ella el Retablo Mayor, sito en la parte central del ábside.

Fue contratado por los Carvajales al maestro en 1557, aunque fue corriendo ya el año de 1570 cuando subió al lugar que ahora ocu­pa, tras antecederle una serie de desperfectos por causa de unos pleitos habidos entre los patronos de la capilla y la familia de Berruguete (éste murió en 1561 cuando el Retablo aún no estaba concluido); siendo el resultado no la obra esperada, sino más la labor de un conjunto, entre el cual Berruguete era el que dirigía y menos hacía, por lo que pienso que la fama y la firma debieron ser comparti­da ¿no les parece?.

GARRAIN VILLA, Luis José «PEDRO CIEZA DE LEÓN EN LLERENA»

Pedro Cieza de León, «Príncipe de los Cronistas de Indias», y autor de las «Crónicas del Perú», es uno de los personajes más intere­santes y apasionantes de cuantos Extremadura puede aportar y reivindicar como señuelo ante la celebración del «V Centenario del Descubrimiento de América».

Natural de Llerena, nacido entre 1518 y 1521, hijo de Lope de Le­ón, Abogado de la Corte de Carlos V, y Leonor de Cazalla. Toda su fa­milia residió en Llerena, recogiéndose en el trabajo que se presenta, todos los aspectos de su vida y el entorno donde transcurrió su juven­tud antes de embarcar para el Nuevo Mundo, y las relaciones fami­liares que mantuvo tras su llegada del Perú.

Su obra, las Crónicas del Perú, son de vital importancia, y es con­siderada como indispensable para conocer la historia de América precolombina, y fundamentalmente el antiguo reino del Perú.

WILLIAM GOZA WILLIAN MAPLES ROBERT BENFER HUGO LUDEÑA «VIDA Y MUERTE DE DON FRANCISCO PIZARRO: UN CA­SO DE CIENCIAS APLICADAS A LA INVESTIGACIÓN DE UN PERSONAJE HISTÓRICO DEL SIGLO XVI»

Las innumerables obras que se han escrito en torno a D. Francis­co Pizarro revelan que su vida ha estado permanentemente rodeada de debates y polémicas durante más de 450 años. Parecería que un si­no trágico siempre rodeó a su persona y que hubiera estado destina­do a ser el centro de discusiones sin fin.

Este informe trata de como, después de exhaustivas investiga­ciones científicas, los restos mortales de don Francisco Pizarro fueron identificados y desde Enero de 1985 descansan definitivamen­te en paz en la Catedral de Lima (Perú), conforme a su última volun­tad.

Entre 1977 y 1983 se hicieron investigaciones científicas en el Perú y en varios países extranjeros de los restos óseos de don Fran­cisco Pizarro que fueron encontrados ocultos en el nicho central de la cripta de la Catedral de Lima.

Dos comisiones de científicos llegaron a la conclusión, indepen­dientemente, de que se trataba de los restos auténticos del Fundador de la Ciudad de Lima, en base a evidencias materiales y a abundante documentación histórica relacionada con su muerte y a la ubicación y cuidado de sus restos en la Catedral de Lima.

Las comisiones de científicos recomendaron que antes de llegar a una conclusión final era indispensable someter al mismo tipo de exámenes de laboratorio al cuerpo momificado que desde 1891 había sido atribuido a don Francisco Pizarro y que se exhibía en su capilla.

Durante siete años se hicieron gestiones, sin ningún resultado, ante el Concejo Municipal de Lima, para poder examinar ese cuerpo momificado y poder estudiar las lesiones y heridas que se describían en los informes que fueron publicados en Lima en 1891 por los docto­res José A. de los Ríos y Manuel A. Muñiz, los cuales habían sido tra­ducidos, ampliados y publicados al año siguiente en la revista American Anthropologist por el Dr. McGee.

GUTIÉRREZ MACÍAS, Valeriano «EL LÉXICO EXTREMEÑO»

La comunicación del que suscribe, de este año, para los XVII Co­loquios Históricos de Extremadura, versará sobre el léxico extreme­ño, que los estudiosos tenemos obligación de conocer en busca de nuestras raíces, y destacar su importancia, pues, en parte, el hombre, al fin y al cabo, es producto de su lenguaje. Del léxico popular extre­meño era entusiasta Miguel de Unamuno (1864-1936), que muchas ve­ces se lamentaba de que hubiesen desaparecido tantas palabras expresivas del más hondo significado. La señera figura de la intelec­tualidad española, vinculada a la docta Salamanca, por su dilatada actuación, animó al ilustre poeta campesino José María Gabriel y Ga­lán (1870-1905), para que hiciese un vocabulario extremeño. Lo propio puede decirse del insigne polígrafo Ramón Menéndez Pidal (1869-1968), quien también invitó al sereno poeta de los llanos para que hi­ciese un vocabulario extremeño. Asimismo el maestro Menéndez Pi­dal sostuvo abundante correspondencia con el investigador y acadé­mico de las Buenas Letras de Sevilla y correspondiente de la Españo­la, Rafael García-Plata de Osma, (1870-1918), en torno al vocabulario y peculiaridades de la tabla de Alcuéscar. En la Baja Extremadura, el recio poeta Luis Chamizo (1894-1945), se distinguió por el cultivo de un viril dialecto. Ahí están «El miajón de los castúos, su canto a Extre­madura y, sobre todo, «La nacencia», para la mejor comprensión del vocabulario badajocense. Todo esto, las características del habla de Extremadura, estudio de la modalidad dialectal y de cuantos han abordado el tema, así como la inclusión de un breve vocabulario del terruño, con voces que generalmente no figuran en las publicaciones al uso, será objeto de consideración en el ensayo que sometemos a los Coloquios Históricos Trujillanos, acontecimiento que representa la alta calidad de las reuniones, en un suceso cultural que pregona la pujanza de la región.

 

GUISADO GONZÁLEZ, Pedro «LA ESTRUCTURA DE POBLACIÓN EN LA COLONIZA­CIÓN DE LAS VEGAS ALTAS DEL GUADIANA»

La estructura de población de los «pueblos nuevos» de las Vegas del Guadiana es determinada por las condiciones de selección im­puestas por la Ley de Colonización de Zonas Regables de 1949, selec­ción, que lleva consigo una estructura peculiar, en la que se priman condiciones de edad, situación familiar, hijos varones, etc., de conse­cuencias inevitables en el proceso colonizador, si bien poco previs­tas.

La pirámide de edades de 1965, es reflejo de esta situación: 1) al­ta proporción de población joven, sobre todo masculina, que descien­de al subir en el grupo de edades, 2) numerosa población adulta supe­rior a los 40 años, en que ha sido cubierto el ciclo de procreación. 3) escasa proporción de población superior a 65 años y entre 25-40 años.

La progresión en 1981 ha sido hacia la corrección de desajustes demográficos, dentro de una evolución con tendencia al fuerte creci­miento, sobre todo a medio plazo, y un marco económico y social cerrado, que ha sido resuelta por 1) la transformación de los compor­tamientos demográficos tradicionales y 2) por la aparición de fenó­menos de emigración, sobre todo entre la población joven.

LUENGO BLAZQUEZ, José «EL CRISTIANISMO. CAÍDA DE ROMA. INVASIONES BAR­BARAS Y SU ASENTAMIENTO EN LA PENÍNSULA»

Según Tácito «se llama así por un tal Cristo que fue condenado a muerte por Poncio Pilato, durante el reinado de Tiberio».

El Cristianismo como fenómeno sociohistórico y no simplemen­te religioso, se superpone en el Imperio a la gran crisis del Siglo III, vi­niendo a constituir un elemento más.

La primera referencia al cristianismo entre los historiadores antiguos se halla en la persecución ordenada por Nerón contra los prime­ros cristianos, descrita por Tácito (hacia el año 100).

La Hispania romana de los inicios del siglo V presentaba un pa­norama desolador, por la inocultable pobreza de sus habitantes can­sada por la gran depresión económica que los llevó a odiar el peso de los impuestos del centralismo romano.

La invasión bárbara, según conjeturas nos hace pensar que no ascendería a mucho más de cien mil hombres y entre ellos unos quin­ce mil o veinte mil suevos, pueblo que junto con los alanos y vándalos habían emprendido su marcha hacia Hispania desde orilla del Danu­bio en el año 405.

LOZANO RAMOS, José «POR QUE SE VENDIÓ LA PLAZA DE TOROS DE TRUJILLO PARA CONVERTIRLA EN MATADERO»

Más que un trabajo concienzudo es una pregunta que hago. Ante dicho hecho contrastado por la documentación que aporto.

Por lo insólito y poco conocido este hecho es por lo que me atre­vo a presentarlo.

Me gustaría aclarar dicho hecho, pero para mí, es uno de esos casos que pasan de una mano a otra por medios aunque legales y si­no se denuncian por una de las partes siguen igual. Por mi parte en este caso, creo que fue un acierto el que se vendiera al Ayuntamiento y no se lleara a realizar por lo que se vendió.

«CALLEJERO TRUJILLANO».

Por ser un trabajo largo y de muchas facetas, como el número de calles, calles sin nombre, calles que han desaparecido, calles que han tenido más de un nombre, etc., etc.

Es por lo que al no tener tiempo material es por lo que he dividido dicho trabajo.

Aunque nos parezca antiguo esto de las calles es relativamente nuevo, ya que en Trujillo el nombre de las calles o mejor dicho cuan­do se rotularon es de 1862, y como anécdota, algunas calles han teni­do hasta cuatro nombres oficialmente y seis con otros nombres, con tres y cuatro hay varios.

Sirvan estas notas para darles un adelanto de este trabajo.

MARTÍN LOBO, Manuel «CARLOS V Y AMÉRICA: EL TESTIMONIO DEL ÚNICO EM­PERADOR DE AMBOS MUNDOS»

La obra del Emperador Carlos V en cuanto Carlos I de España, Señor de las Indias, se suele olvidar incluso por los especialistas, enfrascados en las colosales empresas europeas en que tomaba par­te incluso como soldado.

Tal olvido no es razonable y, además, injusto, y el propio Francis­co López de Gomara en su «Historia General de las Indias» (1552) cae en él en forma casi de reproche, en la dedicatoria que hace del libro al Emperador.

Aunque tenía razón López de Gomara al decir que bastaba la pa­labra del Emperador sin que fuera necesaria su presencia física. Y es­ta palabra sí que la dio el Emperador sobradamente…

Carlos V da su palabra cuando apoya a Magallanes y gracias a ello y a Sebastián Elcano se da la primera vuelta al Mundo en nobre de Carlos V. Cuando apoya a Hernán Cortés, cuando da su primera Cé­dula relativa a las Indias (1518), cuando constituye el Consejo de In­dias (1524), cuando da las Ordenanzas de Granada (1526), cuando da las Leyes nuevas de 1542, cuando dona al Nuevo Mundo un idioma común, cuando…

En su reinado se penetra y puebla (1519 a 1545) desde Nebraska a la Tierra de Fuego (100 grados de meridiano, más que un cuadrante de la Tierra…), México, Perú, más de 100 ciudades, Reales Audien­cias, Universidades,… Palmares y testimonio de Carlos V en América.

MONTANO DOMÍNGUEZ, Clemente «LOS SEPULCROS MEGALITICOS DE LA ZONA DE AL­CÁNTARA»

Esta comunicación pretende expresar la gran importancia que adquiere el conjunto de sepulcros megalíticos de la Zona de Alcánta­ra, por ofrecer la posibilidad de plantear unos objetivos comunes pa­ra el conocimiento del megalitismo; por otro lado, la proximidad de estos dólmenes, con los de Portugal y Valencia de Alcántara, se constata y con las nuevas aportaciones del C.14 y la Termoluminis-cencia es un atractivo para esta zona, además de la variedad en for­mas y lugares de ubicación.

Sería necesario la excavación de éstos para poder establecer comparaciones, y obtener cronologías que verificasen hipótesis co­mo la de representar este grupo, por su situación, un papel destacado como vía de difusión y lugar de encuentro entre el foco portugués de la Beira Alta y Alentejo con el foco salmantino y meseteño a través del cauce del Alagón y Tajo. Las semejanzas estructurales de los mo­numentos con estas dos áreas así nos lo hace suponer.

El estudio lo hemos seguido atendiendo a una serie de variables:economía de la zona, ubicación, tipología de los megalitos y material de construcción.

La idea la de poder ver posibles relaciones entre variables que nos permitiesen fijar el acercamiento al estudio del habitat y, con ello, a los factores que pudieron influir en la erección de estas estruc­turas en la Zona de Alcántara.

MONTERO CURIEL, Pilar «BRUJAS Y ALCAHUETAS EN MADROÑERA A PRINCI­PIOS DE SIGLO»

La hechicería femenina, según revelan varias encuestas orales, se desarrolla con especial fuerza en los primeros años del siglo XX en Madroñera: la figura de la bruja y la creencia en ciertos seres míticos es casi familiar entre las personas ancianas de la localidad, que re­cuerdan, con bastante recelo todavía, múltiples detalles sobre male­ficios, magia amorosa, magia medicinal y adivinación.

El amoroso es el principal radio de acción de las actividades brujeriles recogidas en Madroñera; le sigue el medicinal, con numerosas prácticas, algunas de ellas pintorescas y absurdas. En la opinión po­pular todo se confunde bajo el término hechicería y, en ocasiones en­cantamiento, con acepciones semejantes.

MURO CASTILLO, Matilde P.- ZUBIZARRETA, M.a Teresa «RESTAURACIÓN DEL EXVOTO HALLADO EN SANTA MA­RÍA LA MAYOR DE TRUJILLO»

La reciente restauración de un lienzo que estaba depositado en la Sacristía de la Iglesia de Santa María de Trujillo, ha permitido el descubrimiento de la inscripción original en dicho lienzo que había sido repintado e incluso cortado, reduciendo sus dimensiones.

Se trata de un exvoto que reaviva el conocimiento de una historia que los avatares y el tiempo habían hecho desaparecer.

NAHARRO RIERA, Alfonso «LAS HURDES O GUERRA A LA PIZARRA»

Cinco municipios con cuarenta y una alquería componen el territorio hurdano que vamos a intentar describir en cuerpo y alma. Cinco territorios con tanto taifa interterritorial como familias componen los microterrenos de los terrenos territorio.

San Francisco de Asís a su regreso de Portugal en su paso por Sierra de los Angeles mandó a sus frailes construir un convento cu­yas ruinas hoy pueden verse por debajo y a un lado del Chorritero. Una doncella Santa de Sequeros anuncia en místico arrebato la inmi­nente aparición de una imagen de la Virgen y Simón Vela ?un fran­cés cruzado? encuentra diez años después la imagen enterrada, base del monasterio de la Peña de Francia y origen del culto a la Virgen.

Recientemente los hechos humanos que más han influido en el territorio fueron la visita del rey Alfonso XIII y una apertura a la infor­mación sobre este territorio con la película de Buñuel.

«LAS HURDES O GUERRA A LA PIZARRA»

A pesar de las intransigencias neuróticas hay un grupo de hurdanos que trabajan por el futuro y acaban de clausurar el II Congreso de Hurdanos y Hurdanófilos. La asociación cultural Las Hurdes pro­pone como primera medida la creación de un parque natural que reservaría el territorio de Batuecas Hurdes y Granadilla, generando un coto atractivo para el turista y una industria natural y artesana.

El Santuario de Las Hurdes estaría en la alquería de la Horcajada que aún se conserva tal cual instalándose el Museo de las Hurdes a lo que nosotros añadiremos algo más en este trabajo que presentare­mos en los acreditados Coloquios Históricos de Extremadura.

NUÑEZ MARTÍN, Ramón «FRANCISCO DE ORELLANA: «EL QUIJOTE DE LOS AN­DES»

¡Qué verdad es que lo que no se conoce no se aprecia y no se ama!

Una de las figuras históricas, no demasiado conocida ni apre­ciada entre nosotros, es la de Francisco de Orellana, a pesar de ser uno de los hijos más ilustres de nuestra ciudad de Trujillo y de estar considerado como uno de los más grandes descubrimientos de la Tierra.

Este hombre, de robusta y atrayente personalidad, hasta hace unos años ha sido injustamente postergado y en gran parte olvidado. No tiene una estatua como Francisco Pizarro, ni una calle como García de Paredes, ni una institución que llevase su nombre como los dos anteriores, hasta que al hacerse el nuevo instituto de segunda enseñanza se tuvo el acierto de darle el nombre de tan insigne des­cubridor.

Al aproximarse la conmemoración del V Centenario del descubri­miento de América se impone el estudiar y dar a conocer a los gran­des hombres nacidos en este solar extremeño, y Orellana está entre los primeros.

En este trabajo referido a Orellana, a quien varias naciones de América le dan el título de «El Quijote de los Andes», se pretende en la primera parte dar a conocer su interesante biografía. Nacido en Trujillo, en la calle de las Palomas, partió muy joven hacia América, realizó su misión y murió joven a los 35 años. En la Antigüedad Clásica se decía que los dioses mueren jóvenes», Orellana, en la segunda parte, se refiere a su gesta gloriosa digna de ser cantada por Hornero: el descubrimiento del Amazonas.

Si han llegado hasta nosotros el conocimiento de esta hazaña in­mortal ha sido gracias a otro trujillano, el dominico fray Gaspar de Carvajal, que fue anotando día a día todo lo que pasó en aquella haza­ña realizada por 55 hombres y en un año, narrándolo en el libro: «Diario de una expedición», con gran exactitud y amenidad.

La tercera parte se refiere al mensaje trascendente y alecciona­dor para todos nosotros, pero esencialmente para la juventud.

NUÑEZ SECOS, Luis «LA REAL DEHESA DE LA SERENA»

Su origen y sus distintas relaciones con Trujillo, reglamento de dicha dehesa hasta su enajenación en el reinado de Fernando VI co­mo medida para sanear la hacienda española.

PABLOS ABRIL, Juan

I. Bofetada a Extremadura y a la Isla de la Gomera. Fueron con Guadalupe los sitios más importantes del Descubrimiento.

II. Itinerario Religioso de cómo llegó a América el Catolicismo ya creado hacía siglos en Jerusalén y en Europa.

PÉREZ REVIRIEGO, Miguel «FREGENAL DE LA SIERRA: ¿ACINIPO?»

Varios autores señalan Fregenal como Acinipo (de «acinus»: gra­no de uva), colonia fenicia en la Beturia Céltica fundada por mercade­res sidonios hacia el siglo VI a.n.e. Según esta hipótesis, Fregenal se llamó Fragín (sinónimo de «acinus») en época céltica. Romanizada la zona, el nombre se latiniza: Fraxinus (fresno).

En las fuentes más antiguas, Acinipo es citado por Plinio y Ptolomeo que la sitúan en la Bética y más concretamente en la jurisdic­ción del «conventus hispalensis». El asentamiento debió tener cierta importancia a la vista de los restos encontrados en Valderrocines, Valera y otros lugares del término.

Los historiadores locales relacionan la mayor parte de estos ar­tefactos como procedentes de la cercana Nertóbriga, situada unos 6 Km. al SE del actual núcleo urbano de Fregenal, lo que determina un grave vacío arqueológico que, lamentablemente, impide el se­guimiento histórico de la villa hasta mediados del siglo XIII.

«FREGENAL DE LA SIERRA: ERMITAS RURALES»

Desde el siglo VIl se documentan en Fregenal diez ermitas si­tuadas fuera del núcleo urbano: San Antón (los historiadores locales la señalan como «cuarta parroquia» de la villa), San Benito, San Juan Bautista, Nuestra Señora de la Concepción (después San Ginés), los Santos Mártires, San Lázaro, San Fructuoso, Nuestra Señora de Rociana, San Miguel y Nuestra Señora de los Remedios.

Este número tan elevado no implica necesariamente que todas estuvieran abiertas al culto en un determinado momento. Don Ansel­mo Morales las relaciona en 1754 para el Cabildo de Sevilla, pero sin indicar su estado de conservación ni si se encuentran o no abandona­das.

De estas diez ermitas, sólo la de Nuestra Señora de los Reme­dios ha llegado hasta nosotros, como centro mariano local y sede del patronazgo de la ciudad. De las de San Fructuoso y San Miguel se conservan algunos restos en avanzado estado de ruina. Todas las de­más han desaparecido sin que queden vestigios materiales de su fábrica.

PINA LLERA, Luisa GARRIDO DÍAZ, M.a Pilar «ESTUDIO DE LA REVISTA «ZAFRA Y SU FERIA» (1924-1987)»

La revista «Zafra y su Feria» es una publicación anual local con motivo de la celebración de las fiestas de San Miguel de Zafra y que consta de artículos literarios y anuncios publicitarios.

Motivadas por la tradición e historia de la revista hemos rea­lizado el presente trabajo estructurado en diversos índices: de revis­tas (imprenta que la imprime, número de páginas, formato, etc.), de sumarios, de autores y de artículos (ordenados estos dos últimos al­fabéticamente). A continuación elaboramos una clasificación sobre el contenido de los artículos, en la que establecemos la diferencia existente entre éstos (históricos, literarios, económicos,…) adjuntan­do un lacónico resumen de los artículos, además de otros datos con­juntos, como fecha de realización, fotografías, etc. El tema referente a los anuncios lo hemos tratado utilizando otra clasificación que in­tenta abarcar tanto el número de entidades publicitadas como la di­versidad de las mismas a lo largo de estos años. Para finalizare! estu­dio hemos dedicado un apartado de algunas conclusiones incluyen­do un pequeño apéndice con algunas gráficas de los temas expues­tos.

En definitiva, se trata de una guía-resumen de la revista «Zafra y su Feria» a lo largo de más de seis décadas y con miras a su posible utilización en futuros estudios.

POLART PLISNIER, Josiane «LA FUNDACIÓN DEL MONASTERIO DE NUESTRA SEÑO­RA DE LA MERCED DE TRUJILLO»

Desde el principio del descubrimiento del Perú encontramos reli­giosos de Nuestra Señora de las Mercedes Redención de Cautivos unidos a las hazañas de los Pizarros, según declaraciones de testigos de la época esos frailes Mercedarios vivían pobremente y sin am­biciones, eran queridos por su trabajo, humildad, desinterés y espíritu de caridad. (Uno de ellos, el Padre Provincial Fray Francisco de Bobadilla actuó en 1537 como juez árbitro en las diferencias entre el Gobernador don Francisco Pizarro y el Adelantado Diego de Al­magro).

En 1570 la Orden de la Merced tenía 26 casas pobladas en el Perú. En Trujillo de Extremadura los primeros Mercedarios quienes in­tentan fundar convento (en 1590) fueron Diego de Sotomayor y Juan Pizarro.

PULIDO CORDERO, Mercedes y Montaña «NOTICIA DE DOS LIBROS QUE DEBIERON QUEDAR INÉ­DITOS»

Tomás Pulido transcribió la parte correspondiente del Archivo Histórico de Cáceres referente a los protocolos de esta Villa. Precisa­mente, de esta labor de investigación, hemos entresacado el docu­mento, carta de poder, que proporciona la noticia de dos libros, Recreación y Alivio de Trabajadores, en verso, y Orden y Manera de Beneficiar las Viñas, en prosa, que escritos por Cristóbal de Soto Holguín, en los finales del siglo XVI, tal vez quedaran inéditos.

QUESADA DURAN, Angeles «EVOLUCIÓN DEL PLANO URBANO DE LA CIUDAD DE TRUJILLO»

Dicho trabajo consiste en hacer la evolución, no histórica (aun­que es un aspecto a tener en cuenta), sino urbanística del plano de la ciudad de Trujillo.

Se tendrán en cuenta aspectos diferentes como son la Morfología, la Estructura y las Funciones Urbanas que cada época y grupo social han ido dando a la ciudad a través de las diferentes etapas por las que esta ha ido pasando hasta conformar el plano actual.

RAMOS RUBIO, José Antonio «CRISTÓBAL COLON, EL GRAN INICIADOR DE LA AVEN­TURA AMERICANA»

El propósito más importante al realizar este trabajo sobre la vida de Cristóbal Colón, no ha sido otro que el de valorar a un personaje que fue juzgado severamente por sus contemporáneos y elevado en la actualidad como bien se merece, ofreciendo una serie de aporta­ciones documentales obtenidas de varios archivos españoles: Archi­vo Real Monasterios de Guadalupe, manuscrito del extracto hecho por el Padre Las Casas sobre el Diario de Viaje de Colón (Biblioteca Nacional), Archivo Municipal de Sevilla, Depósito Moñino (Biblioteca Pública, en Cáceres), algunos números del Bol. Real Academia de la Historia y aportaciones bibliográficas; con el fin de esclarecer una serie de datos que no poseían una respuesta sólida, como es el caso del lugar de nacimiento de Colón o las visitas que realizó a Guadalu­pe.

En estos XVII Coloquios Históricos de Extremadura, con la apro­ximación del V Centenariao del Descubrimiento de América, es imprescindible que rindamos todos los honores, aunque sean tan so­lo con una comunicación, al Almirante del Océano y Virrey de las In­dias, a un experto marino y cartógrafo, a un hombre que fue abando­nado en los últimos años de su vida a pesar de haber sido el gran ini­ciador de la aventura americana.

«LA ALCAZABA MEDIEVAL DE TRUJILLO»

Poco a poco, estamos aportando datos cada vez más fehacien­tes en estos Coloquios Históricos consultando los Archivos munici­pales o parroquiales y el Nacional, en Madrid, sin olvidar la bibliografía existente más coherente, con el fin de dar a conocer nuestro Arte, y nuestra Historia con verdadera aportación documen­tal, no basándonos sólo en conjeturas.

Una alcazaba, es un recinto fortificado situado dentro del perímetro de una población amurallada. En Extremadura tenemos va­rias alcazabas medievales que a lo largo de estos coloquios iremos desarrollando con el fin de que su conocimiento sea mayor y del gus­to de todos los asistentes y participantes.

He querido comenzar con Trujillo, porque es la ciudad en la que se celebran los coloquios y por otras razones que no vienen al caso, para pasar en años venideros al estudio de las alcazabas medievales de Cáceres y Badajoz.

Un estudio histórico-artístico de los monumentos más importan­tes que se encuentran dentro del perímetro amurallado y extendién­dome a algunas edificaciones importantes que se levantaron extra­muros o en el berrocal a raíz de la reconquista definitiva del 25 de enero del 1232.

RAMOS RUBIO, José Antonio MIGUEL SÁNCHEZ, Juan Manuel «TRUJILLO MARIANO»(La Virgen María en la iconografía trujillana de todos los tiem­pos).

Es Trujillo ciudad eminentemente mariana.

La devoción de las feligresías parroquiales y comunidades con­ventuales dio lugar a hermosas representaciones de María, conserva­das con celo a lo largo de los siglos.

Santa María la Mayor, San Francisco de la observancia, la Con­cepción Jerónima… guardan bajo sus muros un rico patrimonio ico­nográfico mariano, de alto valor histórico y artístico, que trataremos de descubrir al hilo de, la vida y misterio de la Virgen de Nazaret.

DEL RIO SÁNCHEZ, María del Henar «LA PLUMA DE UN HISTORIADOR EN LA RUTA MARIANA DE SU PUEBLO»

La fecunda labor histórica del Sacerdote D. Juan Tena Fernán­dez, hijo predilecto de Trujillo, lleva la impronta de su acendrado amor a la Virgen Nuestra Señora. Su documentada pluma ha recogido múltiples testimonios del amor filial del pueblo trujillano a su Celes­tial Patrona, a través de los siglos.

Homenaje de las Religiosas Hijas de la Virgen de los Dolores a su Padre Fundador en el Primer Centenario de su nacimiento, en cola­boración con los XVII Coloquios Históricos de Extremadura, es este modesto trabajo; apretada síntesis de esos testimonios con los que el Historiador presenta a Trujillo «Ciudad Eminentemente Mariana».

RIVERO DOMÍNGUEZ, Francisco «EL DESASTROSO PATRIMONIO HISTÓRICO ARTÍSTICO DE LAS BROZAS»

El pueblo de Las Brozas, cuna de Fray Nicolás de Ovando, primer gobernador de la isla La Española por orden de los Reyes Católicos, es un lugar histórico por excelencia y con amplias miras sobre la ce­lebración del V Centenario.

Precisamente por ser el pueblo donde nació Ovando, el primer conquistador extremeño que impuso el sistema de Encomiendas a los colonos y dio educación a los hijos de los jefes indios, Las Brozas (por cierto habría que recuperar el artículo «Las») debe estar llamada a un mayor protagonismo en esta conmemoración. Ya hay algo al sa­ber la embajada de la República Dominicana nuestro interés por her­manar la villa de Las Brozas con una de las muchas villas que fundó allí Ovando.

Pero el tema central de esta ponencia es el de dar a conocer el la­mentable estado en que se encuentra el patrimonio histórico-artístico de Las Brozas. Restos prehistóricos y romanos abundan por doquier. Hay intención de formar un museo arqueológico local con las piezas halladas por don Carlos de la Torre, un capitán de la Guar­dia Civil ya fallecido y gran experto en esta materia. Desde aquí urgi­mos a las autoridades a realizar una labor cultural por el bien de to­dos. Hay monumentos históricos y artísticos arruinados, como son el castillo y los tres conventos. La Casa de la Encomienda esta prácti­camente destrozada de su original, aunque rehabilitada como vivien­da moderna. El Ministerio de Cultura recomienda restaurar la ermita de San Juan por considerar que, con poco dinero, se recuperaría un artístico monumento brocense.

RODRÍGUEZ PULGAR, M.a del Carmen «EL DISTYLO SEPULCRAL ROMANO DE LA ANTIGUA IULIPA (ZALAMEA DE LA SERENA, BADAJOZ)»

Lulipa fue un municipio romano a comienzos del siglo II d. de C. Al parecer, está ubicado dentro de la región de Baeturia, comarca de la Bética que lindaba con la Lusitania. Se han encontrado buena par­te de restos romanos en la actual población de Zalamea dentro de la comarca pacense de La Serena, sobre todo muestras epigráficas, una cisterna romana, y el monumental dístylo, edificio sepulcral romano restaurado en el año 62 del presente siglo.

El monumento fue conocido y analizado por primera vez por los Humanistas del Renacimiento y ha despertado el interés de los inves­tigadores desde este momento hasta la actualidad.

Sobre un basamento y un ático, se levantan dos columnas corin­tias con una altura de 14’78 Mtrs., columnas que configuraron el mo­numento conmemorativo.

Su estilo está dentro de los cánones arquitectónicos seguidos en la estética Lusitana pero con un claro paralelismo con los monu­mentos siríacos del mismo orden, aunque éstos tienen unas dimen­siones más reducidas.

RUBIO GARLITO, M.a Avelina «CAUSAS DE MORTALIDAD EN TRUJILLO DURANTE LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XIX»

Siguiendo una línea de investigación que ya hemos presentado en años anteriores, el presente trabajo se ocupa de analizar las causas de mortalidad que afectaron a la población trujillana durante la segunda mitad del pasado siglo; es decir, pretendemos conocer de qué y por qué moría el trujillano de la etapa decimonónica.

Esto nos va a permitir constatar las razones que frenaron el de­sarrollo demográfico del siglo XIX, tanto a nivel local como nacional y subrayar, una vez más, el subdesarrollo económico y social en el que se hallaba sumida la mayor parte de la población en el Antiguo Régi­men.

PAULE RUBIO, Ángel «VILLANUEVA EN LAS CORTES DE CÁDIZ»

D. Antonio de Oliveros Sáez, nació en Villanueva de la Sierra (Cá­ceres), el día 17 de enero de 1764. Llegó a ser hombre ilustre por su actuación como ideólogo en las Cortes de Cádiz, de las que fue secretario. Electo por la provincia de Extremadura en la sesión del 24 de septiembre de 1810, celebrada en la Real sala de León.

SÁNCHEZ GARCÍA, Rosa María «LAS MANIFESTACIONES RELIGIOSAS EN LA LUSITANÍA. LAS ESCULTURAS DE DIVINIDADES EN EMÉRITA AUGUSTA»

Un estudio sobre las religiones existentes en la Península Ibéri­ca durante el dominio romano es un trabajo amplio y complejo. Sin embargo, en este análisis limitado a la Lusitania extremeña es obser­var la convivencia de credos muy variados: los prerromanos o autóc­tonos de una zona concreta como Lux Divina o Ma-Bellona en la anti­gua Turgalium, los cultos orientales introducidos en Hispania por mi­litares, esclavos o por el simple tráfico comercial; y la religión oficial romana que acoge a las divinidades del panteón clásico grecorroma­no y al emperador, persona divinizada, como medio de unificación de todos los territorios dominados por el poderoso Imperio Romano.

Es Mérida por su importancia política ?capital de la Lusitania?, social y cultural la ciudad que manifiesta la existencia de cultos diversos que llegan a un sector determinado de su cosmo­polita sociedad. No obstante, existen zonas con peculiaridades im­portante en el aspecto religioso, tal es el caso de Turgalium en cuyo término se veneraron deidades de las que no tenemos noticias fuera de su territorio.

El ejemplo de estos dos núcleos: Emérita Augusta y Turgalium nos ofrece la imagen de una Lusitania que se adapta a las nuevas reli­giones introducidas por romanos y orientales, a la vez que sabe con­servar sus creencias autóctonas.

Las manifestaciones religiosas que contiene este trabajo son principalmente obras escultóricas centradas en Mérida, aunque las inscripciones esparcidas por toda la Lusitania nos aportan datos in­teresantes sobre las divinidades y sus cultos.

SÁNCHEZ GONZÁLEZ, Juan «EXTREMADURA Y AMÉRICA EN LA ERUDICIÓN E HISTO­RIOGRAFÍA EXTREMEÑA CONTEMPORÁNEA: UN IN­TENTO DE SISTEMATIZACIÓN»

En esta comunicación se analizan las diferentes valoraciones e interpretaciones que la presencia de Extremadura en América ha sus­citado en intelectuales y eruditos extremeños durante ésta y la ante­rior centuria.

Evidentemente no pretendemos ser exhaustivos, en el sentido de traer a colación todo lo producido sobre este tema, pero deseamos, con el apoyo documental preciso, construir el armazón sobre el que descansan las distintas ideologías, las diferentes versiones que en torno a este tema han circulado y continúan circulando; multiplici­dad de versiones que nos informan de un apasionado, justificado, interpretativo, que necesita ya ser abordado desde posicionamientos científicos, exentos, cuando menos, de atavismos y condicionantes que no sean los del propio objeto de estudio.

Para ello, y después de haber consultado un número conside­rable de autores y obras que versan sobre esta temática, abordare­mos aspectos puntuales, que son de común referencia y objeto, no pocas veces, de posturas enfrentadas: La sicología y carácter del extremeño y de los conquistadores. Explicaciones sobre el protago­nismo extremeño en Indias. Los conquistadores y el ideal de extremeñidad, Guadalupe y el hispanoamericanismo. El Adormecimiento de Extremadura.

SERRANO FERNANDEZ, Josefina «ALGUNAS APORTACIONES PARA EL ESTUDIO DE LOS ÍDOLOS PLACAS DEL MUSEO ARQUEOLÓGICO DE BA­DAJOZ»

Entre las manifestaciones muebles de la Edad del Cobre, los ídolos constituyen un objeto arqueológico de sumo interés para el es­tudio del contexto social y funerario de la época. Vinculados hasta hoy, al mundo de las creencias, presentan numerosas variantes o ti­pos. El tipo que aquí nos ocupa, es el tipo VIII: ídolo-placa según M.J. Almagro Gorbea.

Se trata de piezas planas de pizarra o esquisto, de formas rectan­gulares o trapezoidales, lisos o decorados, con bordes rectos o redondeados, con perforaciones o sin ellas, cuyas medidas oscilan entre los 24 y 4 cms. de alto por 18 y 1,5 de ancho variando el espesor entre los 1,2 y1,5, el color va desde el verde negro hasta el azul, gris y ocre claro.

Característica peculiar de los ídolos-placas son los motivos lineales formando decoraciones geométricas.

Geográficamente se distribuyen por el sureste, suroeste y zona catalana.

Aparecen en abundancia en ajuares dolménicos junto a puntas de flechas, hojas-cuchillos de silex, cerámica, etc. (Granja de Céspe­des, Badajoz).

Decíamos que algunas placas llevan perforaciones, lo que avalaría la interpretación de colgantes. Es posible que se tratara de dioses lares de devoción o protección individual o familiar que tras su desaparición se depositó junto al cadáver.

SOLIS RODRÍGUEZ, Carmelo «MÚSICOS PORTUGUESES EN LA BAJA EXTREMADURA»

Habituados a mirar la historia artística de Extremadura como un capítulo castellano-andaluz (influencia castellana en la provincia de Cáceres, andaluza en la de Badajoz), se ha olvidado en el estudio del arte bajo-extremeño el papel desempeñado por numerosos artistas portugueses que a lo largo de más de tres siglos (XVI-XVIII) salpica­ron de «lusismos» el mapa artístico pacense. La frontera de Caya nunca fue obstáculo para las relaciones artísticas entre España y Portugal, sino la vía de fecundos contactos: mármoles de Estremoz, Borba o Vilavicosa ornamentan nuestras iglesias y sirven de autoriza­da solería a espacios urbanos de algunas ciudades; arquitectos tan prestigiosos como Gaspar Méndez, Juan Bautista Machado o Alfon­so de Ladera, entre otros, trasvasan a pueblos pacenses aires del «manuelino» o de su peculiar barroco. Contrapunto a estos influjos lusitanos, Luis de Morales pinta tablas de devoción para la aristocra­cia portuguesa o se desplaza a Evora y Elvas para dejar en ellas muestras de su labor retablística.

Este mutuo trasvase (ampliable a otros capos artísticos) se de­tecta aún más intenso en el terreno musical, como ya señalara San­tiago Kastner en su estudio sobre «La Música en la Catedral de Bada­joz (1520-1769)» al poner de relieve los múltiples contactos entre mú­sicos portugueses y pacenses como lazo de unión entre la música es­pañola y lusitana. En esta línea se mueve la presente comunicación, que recoge una lista, no exhaustiva, de maestros de capilla, cantores, ministriles, organistas y organeros portugueses, presentes en la Ca­tedral de Badajoz y en pueblos de la provincia, significando su pecu­liar aportación, a veces singular, al desarrollo de la música en la Ba­ja Extremadura y, por redundancia, a la más amplia Historia de la Mú­sica en la Península Ibérica.

SORIA SÁNCHEZ, Valentín «APELLIDOS PARA LA HISTORIA DE EXTREMADURA»

1. En Roma se ha introducido la causa de canonización de los beatos franciscanos martirizados en Georgia en septiembre de 1597:

Blas Rodríguez de Cuacos de Yuste, cuya partida de bautismo tengo fotocopiada, Antonio de Badajoz, natural de la Albuera, Pedro de Cor­pas de Villabilla, Alcalá de Henares, Francisco de Berascola, Vizcaya y Miguel de Anón, Huesca.

2. El 21 de julio de 1587 marchan a América los franciscanos:

Pedro de Corpas, del convento de Astorga, Juan Manzano del conven­to de S. Francisco de Cáceres, Diego y Alonso de Sta. María de Garro-villas. El 21 de marzo de 1588 marchan a Sto. Domingo Francisco de Jaraíz y Vicente de Ponte del convento de Borja, y Juan de Jaúregui del convento de Huesca.

3. Auto de Fe en la Plaza Mayor de Madrid en 1680: Juan Miguel de Villanueva de la Vera y vecino del lugar de Miajadas, de oficio va­quero de edad de veinte y nueve años, salió al Auto en forma de peni­tente con coroza e insignia de casado dos veces, abjuró de leví, se le dieron doscientos azotes por las calles públicas y está desterrado de Madrid, Llerena y Miajadas por diez años y los cinco primeros a las galeras de S. Majestad a remo y sin sueldo.

SUAREZ DE VENEGAS SANZ, José «EPIGRAFÍA LATINA DE EXTREMADURA: NUEVAS APOR­TACIONES»

Estudio de tres Estelas Funerarias inéditas. Dos de ellas proce­den de Villamesías (Cáceres) y una de Don Benito (Badajoz).

TENA DE VADILLO, María de los Ángeles «PROGRAMA DE ACTOS QUE SE CELEBRARON EN TRU-JILLO EN EL IV CENTENARIO DE LA MUERTE DE FRAN­CISCO PIZARRO, 26 DE JUNIO DE 1941»

Actas que por acuerdo del Excmo. Ayuntamiento y con aproba­ción y cooperación del Consejo de la Hispanidad, celebró la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Trujillo, para exaltar la memoria de su gran Patricio Marqués don Francisco Pizarro, conquistador y coloni­zador del Perú, en el IV Centenario de su muerte, el día 26 de junio de 1941.

VIVAS MORENO, Agustín «LA HISTORIA DE EXTREMADURA COMO UNA HISTORIA DE LAS MENTALIDADES»

Se va a intentar hacer en esta ponencia una reflexión, al menos en uno de sus aspectos, sobre el tan traído y llevado término: historia. Realmente, ¿son los hechos sólo la historia, como algunas veces puede parecer? Evidentemente, la historia es algo más, y como tal, la de Extremadura, no corresponde exclusivamente a los hechos, ya sean de extremeños o no.

Extremadura, su pueblo, su gente ha gestado distintas mentali­dades a través del tiempo. Es la sucesión de éstas, y no otra cosa, la que ha creado y hecho posible una historia en y de Extremadura.

También se pretenderá, desde mi corta visión, dar una mínima «estructura» de la labor de todo historiador. Si la historia es la suce­sión de las mentalidades y no simplemente los hechos, el historiador de Extremadura será más fiel a su misión cuanto más se acerque al estudio de las mentalidades del pueblo de Extremadura a lo largo de la historia. El historiador, por otra parte, no debe olvidar su posición inevitablemente subjetivista, por estar «incrustado» en un tiempo y en una mentalidad concreta.

Creo que esto ayudará a hacer despertar en el resto del orbe, el sentido verdadero de la historia de Extremadura, para llevar a nuestra región al lugar que le corresponde en el V Centenario del Descubri­miento de América.

VIVAS MORENO, Manuel «PENSAR Y QUERER EXTREMADURA: SOBRE LA NECESI­DAD DE UNA SOCIEDAD ABIERTA Y UNA ETICA CIVIL»

Nuestro propósito en la presente comunicación es, simplemen­te, reflexionar sobre la necesidad de elaborar un proyecto que guíe los pasos de Extremadura hacia su configuración como una sociedad abierta, basada en una ética civil, en su afán de encontrar su nueva identidad (como la encontró antaño), para, de ese modo, saberse y afirmarse a sí misma como determinada comunidad de gentes y cos­tumbres, en el marco de la Europa de las comunidades de finales del Siglo XX. Saberse y encontrarse a sí misma, en aras también, del inicio de un nuevo diálogo con la América hispana. Hacemos, a tenor del sentido de la comunicación, nuestras las siguientes palabras del profesor Glez. de Cardenal: «Para que la respuesta a la amenaza co­lectiva sea personal y colectivamente eficaz a un tiempo, es necesa­rio cultivar dos valores hoy urgentes: una ética civil y una sociedad abierta. Ellas cobijan y afirman al individuo frente a todo dogmatismo de políticas y religiones»… (Glez. de Cardenal. El poder y la concien­cia. Madrid, 1984).

 

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