Marcela Martín Jiménez.
A mi misma me parece una tremenda osadía dedicar mi ponencia a este tema que tan ilustres personas han tratado y al que yo no podré aportar nada que valga la pena, pero si me gustaría presentarlo para que a fuer de ser tan pobre haya quien bien dispuesto y con brillantez nos deleite con hechos que jalonaron de gloría la historia de ese lugar, recóndito y maravilloso que eligió el emperador, Yuste.
Quien visitó ese lugar en el que el tiempo parecía haberse parado podría ahora comprender el espíritu que me guía a traerlo al recuerdo de todos, es lugar apartado, fuera del mundanal ruido, que acerca a Dios y eleva el alma, seguramente ese fue el hecho por el que el emperador se decidió aun siendo señor de muchos estados escoger ese sitio que habían elegido unos ermitaños con el fin de no ser molestados y poder elevar sus almas a Dios.
Me mueve a estudiar este tema la vida de quién teniéndolo todo, poder riqueza, se despoja de ello, para vivir la religión en la profundidad que conlleva la fe de creer en Dios Todopoderoso.
I.- EL MONASTERIO DE YUSTE Y LA RETIRADA DEL EMPERADOR CARLOS V. Textos escogidos de Fr. José de Sigüenza, Fr. Prudencio de Sandoval y D. Pedro Antonio de Alarcón, Monjes Jerónimos. Jaraiz de la Vera, Cáceres, cuarta edición 1983.
La fundación del Monasterio de San Jerónimo de Yuste, en la Vera de Plasencia – por el R. P. José de Sigüenza, O. S. J.
Con fluidez va narrando este Fraile como empezó lo de los ermitaños; primero en Plasencia, donde estuvieron poco tiempo porque vieron que les resultaba difícil llevar la vida de soledad que anhelaban. Con todo detalle, explica la búsqueda y encuentro del lugar donde vivirían y fundarían su monasterio. Da el detalle, del nombre del personaje que les hizo cesión de aquellas tierras en escritura otorgada en 1402 y a 24 de Agosto. Con fama de santos atraen a otros y se hacen religiosos. En 1408 y a través del Infante Don Fernando les llega una Bula del Papa Benedicto XIII, para que pudiesen edificar allí donde vivían un monasterio de la Orden de San Jerónimo, debajo de la regla de San Agustín. Sigue narrando las peripecias que sufren al ser echados por el Obispo de Plasencia, y recuperado de nuevo su lugar tienen otros inconvenientes como son el sustento que al final el caballero Garci Álvarez de Toledo les soluciona.
Este Fraile se preocupa de explicar ampliamente lo concerniente a la creación del monasterio y a las cosas religiosas de los frailes, contando los pormenores de la vida que llevan en ese lugar. Lo apartado del mundo, la gran pobreza, la gran entrega.
II.- ESTANCIA Y MUERTE DEL EMPERADOR CARLOS V EN EL MONASTERIO DE YUSTE por el Mtro. D. Fray Prudencio de Sandoval, su cronista. Obispo de Pamplona.
«De las ocupaciones y ejercicios en que Su Majestad pasaba la vida, que todo fue un dechado no solo de seglares, hombres de mundo, pero aun de religiosos perfectos. Vivía tan pobremente que más parecían sus aposentos robados por soldados que adornados para tan gran príncipe y sólo había en todos ellos unos paños negros, como de luto, y no en todos, sino en sólo aquel en que Su Majestad dormía, y una sola silla de caderas, que más era media silla, tan vieja y ruin que si se pusiera en venta no dieran por ella cuatro reales; por los vestidos era harto pobres, y siempre de negro. Lo único que tenía de más valor era un poco de plata para su servicio, y la plata era llana, que no había en toda ella una pieza dorada ni curiosa.»
Nos cuenta con sencillez pero con una gran riqueza de datos y pormenores los hechos cotidianos del soberano en Yuste, cuando habla con el cocinero, el panadero, o los barberos.
Se extiende al explicar, lo buen amigo que era el césar de la música, y como escuchando a los monjes cantar decía: «Fulano erró». Entendía la música y la sentía y gustaba de ella, llegando a llevar el compás y a cantar a consonancia con los que cantaban en el coro.
Describe los últimos días del emperador y una frase importante fue: «In me manos, ego in te maneam» es decir, Estais en mi, yo estaré en Tí.
Aquí empieza a desdibujarse el todopoderoso emperador para ir dejando paso al hombre de gran fe, de fe viva. Con voz potente acabó su vida exclamando ¡Ay, Jesús!
III.- UNA VISITA AL MONASTERIO DE YUSTE por D. Pedro Antonio de Alarcón 1873.
Detengámonos ahora a contemplar un inmenso Escudo de piedra que adorna la alta cerca.
Aquél Escudo, abrigado por las poderosas alas del águila de dos cabezas y encerrado entre las dos columnas de Hércules, con la leyenda de Plus Ultra, comprende en sus cuarteles las armas de todos los estados del augusto Monje. (Dice a continuación los nombres de los Estados y cuando lleva unos sesenta o algo así dice etc…).
Encima del Escudo se lee esta Inscripción, casi borrada por la acción del tiempo sobre la mala calidad de la piedra:
«En esta casa de San Jerónimo se retiró a acabar su vida el que toda la gastó en defensa de la Fe y conservación de la Justicia, Carlos V, Emperador, Rey de las Españas, cristianísimo, invictísimo. Murió el 21 de Septiembre de 1558.»
Su llegada a Yuste fue visitando primero la Iglesia donde le recibió la Comunidad con cruz, cantando el Te Deum Laudamus, y colocado después Su Majestad, en una silla, fueron todos los monjes por su orden besándole la mano, y el Prior le dirigió una breve arenga, felicitando a la comunidad por haberse ido a vivir entre ellos.
Nuevos detalles que se centran en la explicación del Escudo y en la Inscripción que hay encima de él.
Como en otros autores se nos presenta a un césar espiritual, por encima del hombre de historia,
EL PERFECTO DESENGAÑO, por el Marqués de Valparaíso. Edición introducción, notas y selección de María Dolores Cabra Loredo (Madrid 1983).
EL MANUSCRITO DEL MARQUES DE VALPARAISO.
A Francisco González de Andía, virrey de Navarra y de Sicilia y capitán general de Orán y Mazalquivir, el rey Felipe IV concedió el marquesado de Valparaíso en el año 1632.
Dedicó la obra al conde duque de Olivares, don Gaspar de Guzmán y Pimentel, con quien le unía una estrecha amistad.
Habla el marqués de los servicios prestados a los padres y abuelos de Felipe IV, de lo que podemos deducir que bien pudo ser un soldado, de cierta graduación, en los reinados anteriores. Es importante señalar este aspecto de su historia porque con ello sitúa la imagen de Carlos V a través de su hijo Felipe II, como un césar, un semidiós, héroe solitario, soldado y cruzado de Europa y del mundo.
El manuscrito de don Francisco, es un resumen de papeles sueltos y diversos libros de la vida del césar que más le impresionaron, que resume la grandeza del emperador.
El marqués que generacionalmente estaba cerca del emperador, nos muestra, sin embargo, una figura lejana, inasequible, y con un poder interior que le hace superior, casi divina.
LA INGENTE LABOR DEL ARCHIVERO DE SIMANCAS, TOMAS GONZALEZ.
Canónigo placentino y su hermano Manuel.
La mayor parte de los documentos históricos y políticos de los archivos españoles habían ido a los depósitos de París, durante los años terribles de la guerra de la Independencia. Al ser devueltos en 1815, los depositaron en el archivo de Simancas, el cual le fue encomendado a don Tomás para que inventariara y clasificara su contenido. Don Tomás hasta su muerte en 1833, basándose en la documentación que tuvo entre sus manos, recogió no solo lo último de la vida del emperador a través de documentos auténticos e inédito, sino también la correspondencia cruzada entre el césar y los más importantes súbditos de sus estados. Este trabajo cubrió las lagunas existentes en la historia. Su hermano Manuel sigue con el trabajo de don Tomás y completa este con un apéndice de once documentos.
MANUSCRITO
La vida que el emperador tuvo en el convento de Yuste, hasta que pasó a la eterna.
La princesa Doña Juana, hija del emperador, quiso saber por átomos, la vida de su padre en el monasterio de Yuste y encargó a Fray Martín de Angulo, prior del convento, que le hiciese de todo una relación.
Es el Monasterio de Yuste, de los religiosos (monjes solitarios) de San Jerónimo, los más observantes que tiene la iglesia de Dios, un convento asentado en la Vera, obispado de Plasencia, tierra de muchas aguas, de fuentes, cercano de la nieve, con frutas de todo género, de invierno y de verano; es tierra apacible y la de mayor templanza y recreación que hay en España.
Allí en el Monasterio el emperador llevó una vida que fue un dechado, no sólo seglar, hombre del mundo, sino también como religioso perfecto.
En Yuste, dijo al prior y a otros padres graves de la casa que lo que más había deseado era ser fraile o donado de un monasterio y servir allí como el menor de la casa, más que venir a ser servido, y por esto, ya que sus enfermedades no le daban lugar para servir, quiso ser servido con aquella pobreza. De manera que ya que no fue fraile en la profesión, serlo en las obras porque amó cuanto pudo la pobreza.
La obediencia que mostró en este monasterio fue mayor que sí él realmente fuera fraile, porque quiso obedecer sin ser mandado.
Entendía y le gustaba la música, los frailes le escuchaban detrás de la puerta que salía al altar mayor, llevando el compás y cantar a consonancia con los que cantaban y si alguno erraba decía consigo mismo, aquel erró.
Le visitaba don Luis de Ávila, comendador mayor de Alcántara y de su cámara, que como casado con la hija heredera de la casa de Mirabel, vivía en Plasencia. Hablaban de las guerras que habían estado juntos. Le contó en una ocasión D. Luis que estaba pintando, en una bóveda de su casa, el encuentro que Su Majestad había tenido con el rey de Francia, junto a Renti. Preguntándole la disposición de la pintura y oyendo que echados de sus puestos los enemigos habrían huido a toda prisa, respondió: «procura don Luis que el pintor modere la acción, parezca honrada retirada, no huida porque verdaderamente no lo fue». No quería que el honor ajeno padeciese.
Decían los frailes que el emperador con solas las gracias naturales que tenía su persona, afabilidad y prudencia, guiara las voluntades de todos.
El padre Francisco de Borja llegó a besarle la mano, puesto de rodillas y discutían el uno porque se levantase y el otro por permanecer de rodillas y el Padre Borja lo convenció al decirle que hablar con Su Majestad era como sí lo hiciera con Dios Nuestro Señor, que sabe diría la verdad en todo. Que había elegido la compañía de Jesús aunque era nueva porque ninguna hay tan antigua y tan aprobada que en algún tiempo no haya sido nueva y no conocida.
San Francisco de Borja dijo entre otras alabanzas del césar que había oído de su boca que desde que tuvo veintiún años de edad había tenido cada día un rato de oración mental.
Este autor se para más a las explicaciones de todo lo que concierne a la vida que lleva en Yuste el emperador. Su relación con los monjes, su deseo de ser uno de ellos y el no poder serlo debido a sus males. Lo eleva espiritualmente hasta el punto de alejarlo y hacerlo un semidiós.
HISTORIA UNIVERSAL- CESAR CANTU
TOMO XXV MADRID 1849
El autor empieza poniendo de manifiesto que Carlos V se preocupaba del gobierno y de su gloría.
Renuncia en favor de su hermano Fernando, sus posesiones de Alemania y el título de Emperador y volvió a España. Dos años vivió en el Convento de Yuste, en Extremadura, cultivando su pequeño jardín y ocupándose de trabajos mecánicos y ejercicios de piedad. Como no conseguía poner acorde dos relojes exclamó: «¡Que loco era, he pretendido, no obstante, reducir a la uniformidad tantos pueblos diferentes en su lenguaje y clima!».
Viéndole el conde de Burens, con quien tenía mucha familiaridad, cojear por la gota, le dijo: «El imperio cojea. No son los pies los que gobiernan, replicó, sino la cabeza.» Después de su abdicación vio su bufón, Pedro de San Corbas que se le quitaba el sombrero, lo cual le sorprendió mucho; pero el emperador le dijo: «No me queda otra cosa que darte que esta demostración de cortesía.»
Tenía gusto de leer a Tucídides en italiano. Como los grandes de su corte se manifestaban descontentos de que se entretenía mucho tiempo con Guicciardini, les contestó: «En un abrir y cerrar de ojos puedo hacer cien grandes como vosotros; pero solo Dios puede hacer un Guicciardini.»
Le aconteció también tener que decir:»Los letrados me instruyen, los negociantes me enriquecen, los grandes me despojan».
Aún se cita lo siguiente: «la larga reflexión es la garantía del buen éxito. El tiempo y yo contra otros dos. Los estados se gobiernan por sí mismos, cuando se les deja obrar; los innovadores no producen más que turbulencias.» Decía también que su buen ejército debía tener la cabeza italiana, el corazón alemán y el brazo castellano.
Trata este hecho poniendo en boca del emperador frases que nos hacen profundizar en sus sentimientos y su forma de ser, en su rectitud.
También en el Tomo XXV, nos cuenta Cesar Cantú lo que dijo de Carlos V Ludovico Aristo, Poeta italiano (Reggio Emilia 1474 Ferrata 1533) alaba a Carlos V diciendo que es el emperador mas sabio y mas justo que ha existido desde Augusto y que existirá nunca.
CATALOGO MONUMENTAL DE ESPAÑA
PROVINCIA DE CACERES 1914-1916
Por José Ramón Melida, página 382.
YUSTE.-
«Ultima morada de Carlos V, primera sepultura. Hallase escondido el monasterio de Yuste, en lo más agreste de la Vera, entre Jarandilla y Cuacos. La belleza del sitio, por lo quebrado y por la vegetación exuberante que allí y en granadísima extensión se descubre, es regalo de los ojos y justifica lo escogiera para retiro aquel insigne monarca guerrero.»
Lo que apunta el Sr. Mélida es técnicamente geográfico, con pinceladas históricas, relata algo de la fundación del monasterio especificando su situación y enclave. Con datos arquitectónicos nos presenta el monasterio y la iglesia.
MOTIVOS EXTREMEÑOS por Tomás Martín Gil
Otro Monasterio «YUSTE’ (Agosto 1945) págs. 377-83.
Preocupado por el proyecto de obras de conservación del Monasterio de Yuste nos presenta la nota siguiente: «En la página 1007 del número 220 del Boletín Oficial del Estado de 8 de Agosto actual (año 1945), se inserta una disposición firmada por el excelentísimo señor Ministro de Educación Nacional dirigida al ilustrísimo señor Director General de Bellas Artes, cuyo título es así; ORDEN de 17 de Julio de 1945, por la que se aprueba el proyecto de obras de conservación del Monasterio de Yuste (Cáceres), monumento nacional, importa pesetas 157.198,07.
Y luego pasa entre otras cosas a explicarnos: – El sitio.- «No parece sino que los paisajes de excepción, aquellos que se apoderan del alma y esclavizan los sentidos del hombre, deben estar ocultos. Lejos del mundanal ruido. Cuidadosamente recatados, como honesta doncella. Así el sitio de Yuste… no se podía llegar en automóvil».
«… un dulcísimo día de otoño, vimos los árboles tan frondosos y crecidos, que es maravilla, adornados de encendidos colores. Algunos parecían abrasarse en llamas de un amarillo cálido, de purpúreos rojos, con reflejos metálicos cuando les hería el sol.»
«… El sitio de Yuste, sin duda alguna, es un paisaje de atardecer, de ocaso. El soberbio horizonte que desde allí se divisa, es en las últimas horas de la tarde, cuando adquiere todo su valor: cuando los contraluces le hacen mostrar todas las bellezas de sus lejanías… desde la terraza del palacio, la silueta de los montes lejanos de un azul violeta, recordaría otros sitios, otras tierras menos luminosas, tal vez, que fueron para el paisaje vistos en la montaña y en mediodía de su vida heroica. En Yuste, no; el paisaje y la tierra extremeña tienen que ser gustados al anochecer; pero, por ello, tendría para Carlos una belleza inefable.
La Iglesia, el convento, el palacio y jardines.- La Iglesia es pobre, demasiado abandonada de los hombres, el convento lo era todo y al ser abandonado sus dos claustros y sus vastas crujías (pasillos largos), iban desprendiéndose, poco a poco de sus piedras venerables.
…la alberca arruinada y llena de plantas parásitas… inculta avenida de bojes y arrayanes que conduce a la puerta principal de la iglesia.
Preocupación por esa construcción que encierra parte de la historia. Nos sitúa en el lugar admirando su entorno pero de una forma elevada, ¿desde el alma? desde el orgullo de ser parte de esta tierra extremeña.
Nos habla de la Iglesia, de su pobreza, la compara con Guadalupe y dice: «Y he pensado que existió una esencial diferencia entre ambas iglesias; la una está dedicada a una devotísima imagen de Nuestra Señora, a la que toda España tiene veneración; la otra, era solo la iglesia de un monasterio. En Guadalupe se hizo el monasterio para la Iglesia.»
Del Convento, de sus ruinas dice: «Los vecinos de Cuacos se llevaron los labrados trozos de granito para utilizarlos en forma pintoresca, en los soportales de la plaza del pueblo pudimos ver algunos.»
Del palacio y sus jardines, nos cuanta como:»apenas ni reparé en el primero, y si, un poco más en los segundos, la terraza de entrada, con su rampa de acceso de ladrillos rojos, su fuente, hoy muda; su montadero; su augusta paz, invitatoria al reposo, fue para mi, objeto predilecto de meditaciones … Diré, pues, como único comentario, que los restos de árboles en los jardines, de Yuste son un continuo reproche, al par que una lección de belleza natural.
HISTORIA DE ESPAÑA
Marqués de Lozoya
Salvat Barcelona 1970 Tomo III.
Viaje de Carlos V a Extremadura.
En Noviembre de 1556 pasó el áspero puerto de Jarandilla llevado en silla de manos a hombros de labradores. «Encareciendo algunos la aspereza del camino, y de tan mal puerto, dixó su Majestad: «No pasaré ya otro en mi vida sino el de la muerte.» (Sigüenza).
El 14 de aquél mes pidió hospedaje en el magnifico castillo que en esta villa tenía el Conde de Oropesa y que le sirvió de residencia hasta la terminación de las obras del palacete que había mandado construir en el monasterio de Yuste. El 3 de febrero de 1557, terminados los trabajos, llegó el césar, con grandísima alegría, al retiro que se había dispuesto. Su primera visita fue a la Iglesia, a escuchar el Te Deum que cantaron los monjes.
… Canalizaron el agua para que brotase en fuentes y se remansase en estanques … el palacio, cuyo arquitecto fue fray Antonio de Villacastin … dice que reproduce la planta del de Prizenhof, en Gante, donde Carlos había nacido … En realidad todo el monasterio quedó convertido en palacio imperial, … Los mismos monjes estaban a su servicio. El General de la Orden, fray Francisco de Tofiño, destino a Yuste su mejor equipo de predicadores y a los religiosos de mejores voces para que la capilla fuese perfecta. En la habitación que le servía de dormitorio había una ventana dirigida en sentido oblicuo al altar mayor de la Iglesia, para que desde la cama pudiese el enfermo seguir los divinos oficios.
El marqués de Lozoya nos cuenta históricamente los hechos pormenorizando detalles de su viaje, llegada, del lugar etc… Son otros datos para seguir descubriendo al personaje.
CACERES
Miguel Muñoz de San Pedro Conde de Canilleros
Editorial Everest León 1973.
YUSTE.
El monarca más poderoso de la tierra, con un reducido séquito, comenzó la vida en aquel modesto retiro de cuatro habitaciones: dos pequeñas un saloncito y el dormitorio, comunicado éste por una puertecilla con el presbiterio de la Iglesia. Amplia huerta.
Una inscripción en el muro de la glorieta recuerda la enfermedad y muerte del monarca.
Sepultado en Yuste, en un ataúd de castaño que aún se conserva, fue llevado luego al Escorial.
Hace referencia al monasterio y a la Iglesia de la que recuerda el retablo con la copia del cuadro de Tiziano, La Gloría, que el emperador tuvo en este retiro. Retablo de Antonio Segura (siglo XVI).
Bello paisaje inmutable. En la huerta el escudo con el águila bicéfala. Todo hace evocar al poderoso monarca, que vino a morir aquí, en la paz de Dios y de Extremadura.
Tipo reseña para la guía de Cáceres y su provincia. Mueve a interés para poderlo visitar.
Entre sus notas sobresale la figura majestuosa del emperador, y queda entre líneas el orgullo de que fuera Extremadura elegida para culminar su vida el emperador, cuanto más alto esté el césar más alta Extremadura.
CARLOS V UN EMPERADOR PARA EUROPA
Otto Von Habsburg
Colección clio 1992 Madrid
El 28 de Agosto de 1556, Carlos se separó en Gante, su ciudad natal, de Felipe. Nunca se volverían a ver. Una flota de 56 barcos condujo al Emperador y a su séquito hasta España; el 28 de Septiembre echaban ancla en el puerto de Laredo. El 25 de Noviembre, el Emperador entró por primera vez en el monasterio de los Jerónimos de Yuste. La casa de campo que se había hecho construir no estaba todavía completamente terminada, pero el 5 de febrero de 1557, el Emperador pudo instalarse definitivamente allí con su pequeño séquito.
Muchas leyendas se han urdido en torno a esta última fase de la vida de Carlos V y la historia no puede liberarse totalmente de ellas. Los monjes fijaron por escrito las costumbres del Emperador hasta en sus más mínimos detalles.
Carlos V no vivió en Yuste ni como un monje ni como un ermitaño. En realidad, Carlos llevaba la vida de un gran señor.
Desde el 1 de septiembre de 1558, Carlos estuvo postrado en cama. Su estado de salud se fue haciendo más preocupante de día en día, tanto que Quijada mandó llamar al arzobispo de Toledo, Carranza, para que diera la extremaunción al Emperador. El enfermo estaba en pleno uso de sus facultades y participó en la solemne acción. El mismo prescribió el orden en el que deberían ser leídos los salmos y plegarias.
El 20 de septiembre empeoró el estado del emperador. La muerte estaba aproximándose, era sólo cuestión de horas. El arzobispo Carranza consolaba al moribundo y le aseguró que, por los padecimientos de Cristo en la cruz, alcanzaría el perdón de sus pecados y la vida eterna. Los monjes se turbaron ante estas palabras. Este suceso desempeñó luego un papel importante cuando se procesó a Carranza por herejía. El arzobispo acabó su vida en las cárceles de la Inquisición. El hermano Villalba asistía al Emperador moribundo alternativamente con Carranza. Le hablaba del santo del día, del apóstol Mateo, y le recordaba que éste era hermano de Matías, el patrón de su nacimiento. Le aseguraba que estos dos grandes intercesores le guiarían a través de la muerte hasta la vida eterna. El Emperador murió en las primeras horas del día 21 de septiembre de 1558; su última palabra fue: «Jesús».
El rasgo más sobresaliente del carácter del Emperador, tal y como se deduce de sus escritos y de sus obras, fue sin lugar a dudas el dominio sobre sí mismo. Tenía control sobre cada uno de sus sentimientos. La fuerza de voluntad y la paciencia se unían a una confianza absoluta en Dios que no le abandonó nunca. Esta le permitió sobrellevar todos los infortunios, que aceptó como la voluntad del Todopoderoso. Señor de sí mismo, pudo también dominar a los demás.
Carlos era amigo de las artes. Como la mayoría de los miembros de su familia, amaba la música.
De Carlos V y de Tiziano se relatan las mismas anécdotas que de Maximiliano y de Durero, ambos casos se cuenta que el Emperador recogió el pincel que se le había caído al pintor de las manos, con las palabras de que el artista era un príncipe en el reino del espíritu y, por lo tanto, del mismo rango que el Emperador. Según su pensamiento, básicamente de cuño medieval, la representación artística era en primer lugar un servicio a Dios, y no como para los humanistas y los mecenas del Renacimiento, la apoteosis del hombre en la cumbre de la perfección.
Carlos inició la lucha por la unidad eclesiástica, basándose en su personal fe cristiana.
Para Carlos, la religión estaba vinculada estrechamente con el respeto por la ley, que consideraba sagrada e inseparable del concepto mismo del imperio. Por esta razón, acuñó sus monedas con el lema «Como el sol rige los cielos, así rige el Emperador la tierra». Creía firmemente en el dicho real de los visigodos: Rex eris si recta facis: si autem non facis non eris. (Serás rey si obras con justicia: no lo serás si obras de otro modo.)
Fue capaz de encontrar placer en la naturaleza, en las artes, amó la filosofía y las ciencias.
Este autor nos cuenta con datos concretos lo concerniente al viaje de venida de Carlos a España; numéricamente señala las fechas, los barcos etc… Se adentra luego en detalles ya expuestos por otros autores. Explica su muerte y en la que hace verdadero hincapié es en el aspecto religioso que para el emperador era lo primero de todo, se hace eco de otros autos que dicen que era el mejor cristiano que nunca se había encontrado (Castiglione) o Joseph Lortz, historiador, se atreve incluso a decir:»si se excluye a los santos y a los penitentes, Carlos fue el mejor servidor de la Iglesia de su tiempo.»
Aquí ya se va descubriendo la personalidad del César como hombre de plena fe.