Sep 222013
 

ACTOS CELEBRADOS

Día 27 de septiembre

Hora 20,30 Salón de Sesiones del Excmo. Ayuntamiento.

Apertura de los coloquios

Palabras del Presidente del Centro de Iniciativas y Turismo D. Agustín Villanueva Blanco.

Salutación del Sr. Alcalde de Trujillo, D. Jacinto de Tapia García.

Algunas consideraciones del P. Crescencio Palomo Iglesias sobre orientación de los Coloquios.

Presentaron trabajos:

D. Alfonso Naharro Riera «Grabados prehistóricos en la Comarca de Trujillo».

D. Ramón Núñez «Fundaciones benéficas trujillanas, siglo XX».

Día 28, sábado

Hora 10,00 Biblioteca Municipal: Sesión de trabajo.

Intervienen:

D. Narciso Sánchez Morales «Tanatodoxia Hispana».

D. Valentín Soria Sánchez «Nuevos hallazgos arqueológicos en Extremadura».

P. Crescencio Palomo Iglesias «Un nuevo Santo extremeño»: Beato Juan Macías.

D. Carmelo Solís Rodríguez «El desaparecido retablo de Puebla de la Calzada», obra de Morales.

D. Xavier de Salas, Director del Museo del Prado, toma parte en el coloquio comentando brevemente algunos puntos de la obra de Morales.

Hora 17,00 Biblioteca Municipal: Sesión de trabajo.

Se da lectura a los siguientes:

D. Manuel Rubio Andrada «Estudio de las pinturas esquemáticas de la Cueva Larga del Pradillo en Trujillo».

D. Teodoro Fernández Sánchez «Treinta y siete sacerdotes que rigieron la Parroquia de Sta. María de Cáceres». «Gran matemático y fecundo poeta, Arsenio Gallego Hernández.»

D. Carlos Callejo Serrano «El extraño sino de la Ermita de la Berrocosa en Jarandilla».

D. Carmelo Solís Rodríguez «Apuntes para la Historia del Órgano en Extremadura».

D. Elías Diéguez Luengo «Cómo Trujillo respondió al Alcalde de Móstoles».

D. José Lozano Ramos «Extremadura y especialmente Trujillo en la Guerra de la Independendia».

D. Juan Antonio Muñoz Gallardo «Apuntes históricos de la Sede Metropolitana de Mérida».

D. Eleuterio Sánchez Alegría «Delegación de Amigos de Guadalupe en Trujillo. Su ilustre promotora Gregoria Collado».

D. Ángel Paule Rubio «Dios Padre y su fiesta».

Fray Patricio Guerín Betts, O. C. S. O. «Un obispo benedictino de Badajoz».

Se presentan «Indices» onomástico y cronológico de la obra de D. Juan Tena Fernández; «Trujillo Histórico y Monumental», por  D. José Mª Muñoz Claro y D. José Lozano Ramos, respectivamente.

Termina la Sesión con unas palabras de D. Manuel Sanabria Escudero, Alcalde de Mérida, sobre el Bimilenario de su Ciudad.

Día 29, domingo

Hora 9,30 Excursión a las Villuercas, por los valles del Almonte, Santa Lucía, Ruecas y Berzocana, visitando las localidades del trayecto.

14,30 Comida ofrecida por el Centro Iniciativas y Turismo en Berzocana.

17,00 Sesión de clausura.

Intervienen:

D. José Mª Muñoz Claro «Notas para un estudio sobre la evolución del nombre y el casco urbano de Trujillo».

D. Carmelo Solís Rodríguez «Noticias inéditas sobre el Trujillo de hacia 1.500».

D. Narciso Sánchez Morales pronuncia unas palabras de clausura.

19,00 Visita a la Villa de Berzocana y regreso a Trujillo.

Oct 011974
 

Narciso Sánchez Morales.

No esperaba el que esto escribe que unas manifestaciones suyas, casi informales, sobre la Asociación de Caballeros de Yuste, fueran a reproducirse el periódico de tanta tirada como ABC de Madrid, y quisiera, que ha forma de escolión, se me permitieran unas matizaciones, antes de tocar el tema que me propongo. Y no es que yo rectifique a la periodista Isabel Montejano Montero, que tan fidedignamente las expuso, sino a mí mismo, en pequeños detalles, ante las llamadas telefónicas y cartas de algunos. Bastan, creo, dos rectificaciones: que la Asociación no está ubicada en Plasencia, -aún que en esta Perla del Jerte resida una de las más escogidas élites de los asociados, si no en Cuacos de Yuste- y que la finalidad principal es la que reza en nuestros Estatutos: a) estudio, defensa y difusión, de cuanto atañe a la protección, auge e historia del Monasterio de Yuste; y b) propagación de lo que fué y representó la estancia del Emperador en él y su Ideario de la «Universitas Christiana». La periodista transcribió «ad pedem dicti» cuando recogiera en su magnetofón, y a mí se debe, no a ella, la falta de exactitud en mis manifestaciones.

He titulado mi trabajo Tanatodoxia Hispana, palabra, la primera, que he extraído de mi caudal hélenico y significan tanto como gloria a la muerte, mientras he dudado entre el calificativo «hispana» y el más peninsular de «ibérica», ya que esta Tanatodoxia comprende tanto el tributo rendido por España a sus preclaros muertos -(a un Emperador, en Yuste, a innúmeras personalidades regias, de Austrias y Borbones, en El Escorial, y al Pueblo todo español, en el Valle de los Caídos)- como a Portugal, con su culto a la muerte en Mafra y Batalha punto al fin y al cabo, siguiendo a Camoens, España es, quieran o no los transpirenaicos, cabeza de Europa, y la hermana Portugal, cumbre y cimera de esa cabeza: «Eis aquí se descobre a nobre Espanha-como cabeça alí de Europa toda…Eis aquí,cuase cume da cabeça-de Europa toda, o reino lusitano.»

Obsesión ha sido, en ambas naciones hermanas, esta veneración a los muertos; acá, compasión ardorosa, allá, con «pathos» saudodoso, como un barrunto de los fatídicos desasimientos de sus imperios coloniales.

Nos encontramos ante un IV Centenario gigante, el de El Escorial, que nubla, en cierto modo, esa otra conmemoración de fúnebres provesiones por los campos de España. A uno rematado el panteón de los Reyes, ordena Felipe II que sean trasladados solemnemente a la cripta subterránea todos los muertos de la Casa de Austria. «Esta octava maravilla-religiosa grandeza de un Monarca» se convierte así en el común reposadero «koimateriun» de todos los Reyes e infantes de las casas de Austria y Borbón. Sólo un hueco regio espera impacientemente al más reciente y caliente de los Monarcas, esperando se le haga la misma justicia que la hermana Portugal rindiera, no ha mucho, a su último Rey.

Es la gloria, «doxa» o «schechina», que los mortales tributan al último eslabón que les une a todo Hacedor de jerarquías, de Emperadores, Reyes y Caudillos, y por cuya delegación plasman en sus monedas el cuño de «por la gracia de Dios».

Hace cuatrocientos años cuatro procesiones funerarias, como fúnebres riachuelos que fueran a desembocar aún como un regio Leteo, recorren todo el perímetro patrio, de periferias a centro, partiendo respectivamente del Monasterio de Yuste, la capilla monacal de Tordesillas, la real de la Alhambra y el cementerio regio de Madrid. Las cuatro se reencuentran en la explanada que precede al Monasterio de El Escorial. De Yuste, atravesando las faldas de Gredos y las llanuras de la imperial Toledo, arriba a la llanada escurialense el arcón que contiene los restos del César Carlos; de Tordesillas, por la hendidura que separa Guadarrama de Gredos, que llegan los vasos ya vacíos de amor de Juana la Loca y de su hija María, la desconsolada viuda de los campos de Mohacs; de Granada, de su Alhambra, accede la flor y nata de la conjunción hispano lusa, la emperatriz Isabel, ya sin hedores, pero con colores de santidades borgianas, con sus dos hijos los Infantes Juan y Fernando, acompañada de la reina Leonor, eslabón entre España, Portugal y Francia, y de la primera esposa de Felipe II, María la portuguesa; por último, del mismo corazón de Madrid, la desventurada pareja de Isabel de la Paz y el Príncipe Carlos. Toda Europa, desde los campos hungáricos hasta las saudodosas riberas lusitanos, pasando por los Alpes danubianos y las llanuras galas, aportaron polvo y ceniza de universalismo carolino a la cripta regia del Panteón escurialense. Triste sino de un Rey solitario que, en vez de esparcirse por Europa o asomarse al balcón lisboeta de cara al dilatado Atlántico, reduce a Europa, pero a una Europa ya muerta, a las soledades pétreas del Escorial. Desde las soledades no se gobierna a los pueblos, porque las soledades son soledumbres para ser gobernadas por Dios.

Tres símbolos hispanos proclaman la tanatodoxia o glorificación de la muerte, símbolos levantados, respectivamente, por un Emperador, un Rey, y un Caudillo: el de Yuste, como gloria a un solo muerto, a un Emperador, donde la sencillez y austeridad de un sepulcro albergará la suma grandeza de un Imperio universal; el del Escorial, como gloria a los muchos Reyes de una España cerrada, Panteón regio que crece a medida que decrece el poder material; y el del Valle de los Caídos, como gloria a todo un pueblo muerto, Mausoleo gigantesco como última expresión de un imperio hispano reducido a la nada, pero como ceniza amorfa de donde puede resurgir el Ave Fénix de una Hispania más real y existencial.

La tríada de gloria a la muerte ha quedado plasmada en tres puntos geográficos de la columna vertebral de Iberia: el Sistema Central, la cuna de Celtiberia.

Yuste es el desengaño y fracaso de una idea imperial, de una «koinonia» o comunidad cristiana, ideal realizable siempre que todos los pueblos acepten la praxis del cristianismo. Yuste no ha perdido su vigencia, que es tanto como tolerancia, comprensión y universalidad. En Yuste muere no un iluso, sino un decepcionado del cristianismo vigente, de un cristianismo que persiste en conjuntar la antinomia de poder y gracia, de una teocracia que se erigirá en idiosincrasia regia en la fortaleza ebúrnea del Escorial. He ahí la antítesis de la tesis yustina: la monarquía entendida a la manera de los Felipes austriacos.

Nada extraño que fluyan las simpatías hacia Yuste, mientras se mire con recelo a El Escorial. Una Asociación, como la de los Caballeros de Yuste, con unos Estatutos que se van amoldando a las características e idiosincrasias de los pueblos que la aceptan, tiene muchos visos de prosperar y favorecer un entendimiento universal. El ideario de Carlos V está aún por explotar. Fue en todo un modelo, en su política exterior y en su interior. Ahora, en nuestra próxima Asamblea de otoño en Yuste, a la que asistirán delegaciones internacionales, el profesor de la Universidad de Salamanca, don Manuel Fernández Alvarez, digno continuador de Rassow, Menéndez y Pidal,Carande,…, nos va a desarrollar la tesis del «Poder y la Oposición bajo Carlos V», que, en el fondo, coincide con Salvador de Madariaga cuando escribe que «para Carlos V el poder sólo era un medio para servir, y si terminaba el servicio, su alma de aristócrata exigía la abdicación».

El Valle de los Caídos es un volver a empezar de la nada, borrando diferencias ideológicas. Que España sea fiel a este símbolo de igualdad en la muerte, para establecer esa misma igualdad en todos los estamentos de la vida, sería volver a esa aristocracia del espíritu, creadora de una inteligencia nacional y universal.

Oct 011974
 

Eleuterio Sánchez Alegría.

«Que por mayo era por mayo cuando hace la calor,
cuando los trigos encañan y están los campos en flor,
cuando canta la calandria y responde el ruiseñor,
cuando los enamorados van a servir al amor»

Con estos candorosos versos se inicia el «romance del prisionero» y cabalmente era por mayo de 1955 cuando tuve mi primer encuentro con la nunca bien ponderada Gregoria Collado ¡Hallazgo muy afortunado, por cierto, conocimiento providencial de esta gran mujer, de talento singular y de corazón repleto de amor por su Extremadura!

En calidad de Inspectora de Enseñanza Primaria y en funciones de servicio había llegado a nuestro Trujillo y pronunciaba una interesantísima conferencia. Yo, muy conocedor de su fama, me persone en el local y al finalizar me disponía a saludarla. Ella, por su parte, se había apercibido de mi presencia y al observar que me removía un poco, mandó «ex professo» una persona amiga que me apresó inmediatamente, diciéndole: «Procura que no se me escape Sánchez Alegría, que quiero hablar con él» Ya se había formado también una idea de mi, a través de la prensa regional, y anhelaba conocerme, al igual que yo a ella.

Así, pues, en cuestión de segundos estuvimos frente a frente y a las pocas palabras que intercambiamos, nos comprendimos perfectamente. Me encontraba ante una hermosa y gentil mujer, con su característica morenez cacereña y su inconfundible talante extremeño, pero sobre todo con un corazón inmenso, lleno de optimismo y audacia, con una clarividente inteligencia y arrolladora simpatía, que me cautivó en verdad. Su cultura extraordinaria, su notable fantasía y sensibilidad poética y el gran amor su tierra, la heroica Extremadura, me conquistó para siempre. Mujer de profunda agudeza psicológica se percató de ello en nuestra primera entrevista privada y tal vez bien informada de mis sentimientos e ideales, me esbozó seguidamente todo el programa de acción en su Asociación «Amigos de Guadalupe» y a los pocos días tornó a Trujillo, con la sola finalidad de constituir nuestra Delegación Local sobre la base de personas relevantes de la docencia y sociedad trujillana, a quienes personalmente ella convocó a esta primera reunión y con las altas miras siempre puestas en la excelsa Virgen morena de las Vllluercas y la progresiva promoción de su inefable Extremadura…

Constitución de la delegación y nombramiento Junta Directiva

Eran las 12,30 de la mañana del día 16 de mayo de 1955. En la Biblioteca del Instituto Laboral «García de Paredes», de la que yo estaba encargado, se habían ido congregando un buen número de personas, previamente invitadas y que podrían ser posibles miembros de la futura Asociación de «Amigos de Guadalupe» en Trujillo. Sus simples nombres propios evocan ya de por sí múltiples recuerdos y facetas de la vida trujillana de aquellos tiempos: Don Juan Tena Fernández, Pbro. Archivero del Excmo. Ayuntamiento, D. Marcelino González Haba, Abogado, Delegado Comarcal de Sindicatos, don Felipe Trejo,Pbro.y Doña Adela Martí Martí, ambos juntamente conmigo Profesores del Instituto Laboral, don Juan Manuel Fernández Bernal, Abogado y Maestro, D. Paulino Azores Naharro, Maestro, Concejal y Director de Biblioteca Municipal, don Fernando Gutiérrez del Egido, Maestro y Secretario de la Hermandad de Trabajadores, juntamente con su hermana doña María Gutiérrez del Egido, Maestra, don Tomás Avila Valdecantos, Maestro así como el también Maestro Nacional don Alipio Rodríguez y una paralela representación de prestigiosas Maestras Nacionales, tales como doña María del Pilar García Peña, doña Esther Holgado Casado, doña María Poblador Sánchez, además de otro Maestro, don Santiago Navareño Díaz, y el más amable hotelero de la provincia y acaso de España, don Julio Prieto González, dueño del Restaurante y Residencia «Madrid-Lisboa».

Ante tal culta concurrencia y puntual a la cita acude nuestra ilustre Inspectora de Enseñanza Primaria, y con esa gracia femenina tan suya y con la convicción que la siempre la verdad expuso de manera clara cuál era el motivo de habernos citado a esta reunión, ni más ni menos que declararnos la finalidad de la Asociación «Amigos de Guadalupe» y su funcionamiento en Cáceres, para que en parecida proporción hiciésemos otro tanto en Trujillo colectivamente y cada cual dentro de la esfera en que actúe. Con referencia a la fundación, recordamos tres nombres claves de la Comisión Ejecutiva de Cáceres: el Rdo. P. Jerónimo Bonilla, O.F.M. su Consiliario, la propia Gregoria Collado y Ricardo Becerro de Bengoa, quienes han acertado a la auténtica entidad y personalidad a dicha asociación. Su gran propósito en términos generales, ha sido desde su inicio «el intentar por todos los medios posibles que el nombre de Extremadura vuelva a sonar en el ámbito nacional con la fuerza de antaño y procurar elevar paulatinamente el nivel cultural de nuestra región.»

Y en consecuencia con estos ideales, he aquí que en aquel momento había la sublime aspiración de erigir un templo a la Virgen de Guadalupe en Mongomo, Guinea Española, como conmemoración del pasado Año Mariano, y precisamente el Rvdo. P. Permúy, destacado claretiano, director de la revista «El Misionero», venía alentando, con más calor que nadie dicha iniciativa. Asimismo manifestó Gregoria Collado con su peculiar entusiasmo que había la intención de ofrecer el patronazgo del famoso monasterio de Guadalupe al gran Archiduque Otto de Habsburgo, legítimo descendiente de los Austrias, tradicionales protectores de Guadalupe, quienes lo convirtieron en el santuario de la Hispanidad, heredando de los Reyes Católicos su devoción a la Virgen extremeña. Se había pensado, al efecto, otorgarle el título de Vicepresidente del Consejo de Honor de la Junta Rectora de la Asociación Provincial «Amigos de Guadalupe».

Acto seguido, se procede al nombramiento de la Junta Directiva de esta Delegación Local de Trujillo y, tras breves instantes de coloquio con la Señora Collado de García Aguilera, se preconizan como Presidente a D. Marcelino González Haba, como Secretario a don Eleuterio Sánchez Alegría, como Tesorero a don Tomás Avila Valdecantos y como Consiliario a don Juan Tena Fernández. Y finalmente, se decide nombrar Presidente de Honor de nuestra Delegación Local al Ilmo. señor Alcalde de Trujillo, don Julián García de Guadiana.

Los «Amigos de Guadalupe» en pos de sus caros ideales

Apenas si había transcurrido un mes, cuando nos reunimos de nuevo los componentes de la Delegación de Trujillo, aceptando el consejo que nos dieran los directivos cacereños de señalarnos un día fijo, por ejemplo, el último jueves de cada mes y como cuota mensual mínima de cada socio dos pesetas, cuota simbólica que figura escrita en segunda Acta de fecha 30 de junio de 1955.

Una y otra vez con gran constancia y más o menos concurrencia nos reuníamos, de forma que figuran en Acta unas dieciocho sesiones, es decir, hasta el 12 de febrero de 1957, en que más o menos se produjo el colapso de la Asociación de Cáceres, por vergonzosos manejos y presiones de altas personalidades que intrigaron siempre ante el Gobierno Civil contra «Amigos de Guadalupe», en una serie infinita de ruindades, inconcebibles en gentes de cultura, y a las que volveremos a aludir más adelante. Con referencia ahora a nuestras reuniones periódicas, hagamos constar que aceptamos de buen grado el consejo que nos dieran Ricardo Becerro de Bengoa en carta escrita a raíz de nuestra fundación: «celebrad reuniones, aunque vayáis dos o tres, recordando las palabras del Evangelio: «donde os reunais dos en mi nombre, allí estaré yo con vosotros». Celebrad las y dadlas a la publicidad en «Extremadura» y «Hoy», porque así serviréis de ejemplo a otros con vuestra perseverancia y entusiasmo. Llevad «Libros de Actas», pues es muy útil, además de obligatorio. El índice de problemas locales tenedlo siempre a la vista y sed promotores de soluciones. En resumen que en Trujillo los «Amigos de Guadalupe» sean los mejores amigos de Trujillo, que en Alcántara sean los mejores amigos de Alcántara… Pizarro y Orellana o lo que es lo mismo Perú y Brasil no los descuideis»…

Nuestras comunicaciones con los Directivos de Cáceres eran continuas, intercambiando cartas y mensajes y alguna que otra visita. Y así en el Acta 3ª consta el telegrama que Presidente y Secretario redactamos y enviamos a Directivos de Cáceres y al Prior de Guadalupe, al leer en los periódicos la noticia relacionada con nuestra Asociación de que el Emmo. Cardenal Primado, Plá y Deniel, les había enviado su fotografía con una paternal dedicatoria, bendiciendo el proyecto de erigir un templo a la Virgen de Guadalupe en la Guinea Española. Más sobre todo era muy grande nuestra íntima satisfacción al saber que el Real Monasterio de Guadalupe según reciente rescripto recibido de Roma quedaba constituido en Basílica. He aquí el texto del telegrama cursado por nosotros: «Celebramos todo corazón privilegio pontificado concedido glorioso Monasterio Guadalupe, templo, hogar, solar bendito raza hispana, trono encumbrado Purísima Madre de Dios, fúlgida Estrella heroica Extremadura -Salúdanle respetuosamente Amigos de Guadalupe. Trujillo, 25 octubre de 1995 y horas 13:30.

Jornadas hispanoafricanas en Cáceres con participación trujillana.

Como un lema de Cruzados, los «Amigos de Guadalupe» se había fijado en sus bravos corazones uno bien expresivo que los personificaba a la perfección: «Frangar, non flectar», que ellos traducían por «Morir, no doblegarse», algo similar al famoso «Prius mori quam foedari» («Antes perecer que mancharse»). Y como no dejarse abatir por la frialdad e incomprensión de un ambiente tibio y atónico era el grito de combate de sus socios, he aquí que todos los años por los meses de octubre o noviembre de manera habitual y en forma solemne, a la vez que más solidaria, se concentraban unos días en Guadalupe, para el sesiones de estudió abordar los problemas extremeños y aspectos culturales, sociales y espirituales de la región.

Según datos que tengo la vista, el noviembre de 1954 se había celebrado nada menos que un Congreso Regional Mariano, bajo la inspiración de los «Amigos de Guadalupe» y en el mismo tomó parte activa precisamente el Rdo. P. Fernando R. Permúy, Hijo del Inmaculado Corazón de María, Director de la revista «El Misionero» y representante de Pontificio de las Misiones Católicas de Fernando Poo y Guinea Española. En un hermosísimo artículo Gregoria Collado nos narra de manera emocionante algo de lo que debió ser aquel enfervorizado Congreso Regional Mariano. Dicho artículo que lleva por título «Guadalupe en Hispanoáfrica», publicado en la revista «El Misionero», nº 355, de noviembre, y en «Extremadura» de 17 del mismo mes fue el tema y comentario de nuestra cuarta reunión mensual en Trujillo el día 21 de noviembre de 1955 y de dicha acta recojo ahora los conceptos más notables de nuestra insigne amiga. Gregoria Collado nos revela la formidable impresión de asombro ante el misionero claretiano P. Permúy y su expansión espiritual en el recinto del esplendoroso monasterio cacereño: «Como el cielo está sembrado de estrellas, el mundo está sembrado de Guadalupes, y hasta un Nuevo Mundo reza a Dios en español por esta Señora Morena de las Villuercas. Más para deciros esto, con ser tanto, no hubiese ya venido. He venido para deciros que está sin terminar la obra misional de España y está incompleta por tanto la Hispanidad… En ese trozo de la nueva España que se está formando en el África Ecuatorial y que se llama Guinea Española, donde hoy se vive la epopeya misional, los mejores tiempos, no hay la menor huella que recuerde, como en América, a Guadalupe y Extremadura. Ni una sola iglesia, ni una sola capilla, ni una sola imagen de esta Virgen Misionera de la Hispanidad. Extremadura como tal se haya ausente de Hispanoáfrica. La Virgen de Guadalupe tan «conquistadora» y «misionera» en América no está paternalmente presente en el Africa Española. ¡Y sería ella tan feliz entre los morenos!…

Es necesario, pues, que Extremadura haga, como tal, acto de presencia en Hispanoáfrica y que allí reinen, como en el Nuevo Mundo, la Virgen de Guadalupe y que por lo menos tenga un hermoso templo, una Misión consagrada a Ella en la Guinea Española…»

Y aludiendo a la magna jornada de clausura de dicho Congreso Regional Mariano que se verificó al domingo siguiente, con la consagración de Extremadura al Corazón de María verificada privadamente por este misionero y en la que la imagen de la Virgen de Guadalupe salió en procesión hasta los mismos umbrales del templo, lo cual únicamente se había realizado tres veces en el espacio de seis siglos, nos refiere la Señora Collado que el P.Permúy con voz muy emocionada exclamó: «Necesito de esta hoguera de hoy una centella para Mongomo. La necesito para que la gloriosa obra de Extremadura en Hispanoamérica se renueve en Hispanoáfrica».

El coche arranca y sólo podemos decirle apresuradamente «¡Adiós!»; pero él sabe muy bien que hemos querido decirle: «Cuente con la centella».

¡Y vaya si contó con la centella! Pues Gregoria, haciendo honor a su nombre griego de «vigilante», cual fiel vestal de la Roma clásica, nos soltó ya la antorcha del fuego sagrado y con un tan incomparable heraldo de Extremadura, como Becerro de Bengoa, secretario de la Asociación «Amigos de Guadalupe», no es de extrañar que, no finalizado todavía noviembre, hubieran esbozado un Programa de «Jornadas Hispanoafricanas» con las miras puestas en ensañado templo a la Virgen de Guadalupe en Mongomo. Y bien pronto nos cursaron invitaciones a los de Trujillo, quienes ya no tuvimos tiempo para improvisar nada y les prometimos asistir a alguno de los actos, como en realidad lo hicimos e incluso en nuestro honor decidieron celebrar una reunión a las 13 horas del día 23 en el «Colegio de San Antonio», bajo la presidencia del P. Bonilla, cambiando impresiones sobre problemas y aspiraciones comunes de nuestra Asociación. Allí se habló ya de la posibilidad de celebrar en Trujillo algún acto de propaganda pro templo a N.ªS.ª de Guadalupe en Africa.

El programa se cumplió en la forma ritual proyectada, pronunciando sendas conferencias Ricardo Becerro de Bengoa el primer día bajo el título de «Africa, misión de España» y el segundo día Gregoria Collado disertó sobre «Guadalupe, plataforma de la empresa africana». Caldearon el ambiente cacereño, con su oratoria brillante y convincente, y le dispusieron favorablemente para el gran día de clausura, 27 de noviembre, 11:30 de la mañana, en el cine Capitol de Cáceres. Un vibrante discurso del Rdo. P. Permúy, C.M.F., representante de las Misiones Católicas de Fernando Póo y Guinea Española, con el lema «Isabel la Católica, España y Africa» entusiasmó a los numerosos asistentes y ganó sus simpatías. A continuación se proyectó la película «Herencia imperial». Tras de lo cual, hubo unos momentos de descanso, reanudándose después con unas palabras de Gregoria Collado, si mal no recuerdo, sobre «Guadalupe, Extremadura de Hispanoáfrica». Luego de nuevo otra película: «La por tanto nada», poniendo el broche de oro unas palabras del Excmo. y Rdmo. Sr. Obispo diocesano, Dr. Llopis Iborra. Con verdadero éxito y brillantez se habían conseguido los objetivos propagandísticos pro templo en Mongomo a la Virgen Morena de las Villuercas.

No contentos con eso, los «Amigos de Guadalupe» de Cáceres ya se disponían a celebrar acto parecido en Badajoz el 11 de diciembre y nuestras gestiones en Trujillo ya estaban hechas para celebrarlo también en el Teatro Gabriel y Galán el día siguiente 12, fecha oportuna por ser la festividad de la Virgen de Guadalupe en México, cuando la Vocal de Propaganda Gregoria Collado nos telefoneó primero y luego confirmó por carta que todo se aplazaba pues el P. Permúy, alma de esta propaganda oficial, a su regreso a Madrid, había sido nombrado Superior de una casa de París y habría de tomar inmediatamente posesión de su cargo.

Los «Amigos de Guadalupe», entusiastas propagandistas de grandes ideas

Fieles a nuestras consignas y consecuentes con nuestros ideales, los «Amigos de Guadalupe» tanto en Cáceres como en Trujillo, decidimos seguir defendiendo cuanto creíamos de buena fe ser la verdad y justicia en cada caso, así desde el punto de vista religioso, social y patriótico como en el aspecto cultural y turístico de nuestra noble Extremadura. Y hace constar en el acta de nuestra sexta sesión de 26 de enero de 1956. Y al efecto, nuestro catolicísimo Presidente don Marcelino González Haba, inició una campaña en torno al monasterio de Guadalupe con genuino carácter Mariano, mientras que yo, hacia otro tanto en la prensa regional e incluso en la revista del Instituto «Semilla» había iniciado una sección sobre el «Valor turístico de Extremadura», en los primeros meses de 1995, y que continúe ya en todos sus números. Nuestra ilustre amiga la señora Collado me escribió una amable carta en que me felicitaba sinceramente por esta serie de artículos y me instaba a que así como había elogiado al pintor catalán Bernardo Ylla en su exposición de pinturas sobre Trujillo (HOY, 5 de enero de 1956 y «SEMILLA»,dic. 1995-ene 1956), no dejará de hacer lo mismo con Solís Avila, egregia figura de Extremadura. Por supuesto que así lo hice y publiqué mi entrevista en «ALCÁNTARA», en fecha que ahora no puedo precisar ni puedo buscar en mi Biblioteca. Cumplir igualmente sus otros encargos y muy pronto redacté un esmerado artículo sobre la «RUTA DE CONQUISTADORES» y otro de alto tono sobre el «I Centenario del Casino de Trujillo», aparecidos ambos en «HOY», de Badajoz, lo cual constituyó el tema de la octava sesión de 31 de marzo de 1956.

Gregoria Collado era una entusiasta de Trujillo y en una de sus interesantes cartas me solicitaba unos datos sobre María Escobar, esposa de Diego Chaves y notable mujer que fue la primera que sembró trigo en el Perú y fue elogiada oficialmente por su extraordinaria labor de colonización. Igualmente quería unas amplias noticias de Nuflo o Nuño Chaves, fundador de Santa Cruz en Bolivia y me encargaba fuera a consultar, si fuera preciso a don Juan Tena. Tenía sumo interés, pues casualmente había entablado amistad con un prestigioso Profesor de Sucre, grande voto por cierto de la Virgen de Guadalupe. Su extensa carta de alguno de febrero de 1956, llena de sugerencias, terminaba pidiéndome una nota en que le especificara «Cómo se educaban en Roma las jóvenes de alta sociedad». Satisfice yo cómo pude todos sus encargos y me dio las gracias, muy complacida.

Nuestros animosos compañeros de Cáceres no cesan de sus actividades y aquí que en estos primeros meses de 1956 evitaron un folleto con el título «El Movimiento de Unión Latina en Extremadura», en que se destaca la gran figura del arquitecto lusoromano Cayo Julio Lacer, constructor del Puente de Alcántara en la época del emperador español Trajano. Con dichas ideas va vinculando el propósito de inaugurar en octubre la cartera «Roma» en Guadalupe e invitar a ello al P. Mircea, Director de la Misión Católica Rumana en España, como así se verificó en el I Ciclo de Conversaciones Extremeñas.

Los «Amigos de Guadalupe» en Cáceres en enero de 1956 no dudaron en solicitar al capitán de la motonave «Guadalupe» la instalación de una hucha para recoger donativos para el templo de Guadalupe en la Guinea Española entre los pasajeros de la misma. Pero creemos que ante todo debemos destacar su organización de la «Semana de homenaje a Menéndez Pelayo» del 22 al 29 de abril, y a los que llegamos como invitados a la primera de dichas conferencias con motivo del I Centenario del nacimiento del eximio polígrafo Presidente y Secretario de Asociación de Trujillo. Para dar sumo realce al acontecimiento fue invitado y vino a Cáceres el General don Jorge Vigón, jefe de la Defensa Pasiva de España, y hecha la presentación del orador por Becerro de Bengoa, pronunció su interesantísima conferencia «Menéndez Pelayo, guía de España». El salón de actos de la Diputación estaba bastante lleno, en atención a tan alta personalidad y además aquel día 22 de abril era domingo.

Y para que se vea a que los «Amigos de Guadalupe» siempre estaban dispuestos a la continua actividad y tenían una muy amplia visión de las cosas que afectan a Extremadura y no querían desaprovechar ninguna circunstancia propicia, haré notar que en la Junta General del 25 de septiembre de 1956, presidida por el Delegado Provincial de Información y Turismo, Vicepresidente de nuestra Asociación, don Narciso Maderal, ya se habló de las gestiones realizadas para solemnizar el IV Centenario de la muerte del Emperador Carlos V en Yuste, hecho que no tendría lugar hasta el 21 de septiembre de 1958. Sus ideales les hacían volar muy lejos, muy lejos…

En Cáceres como en Trujillo los «Amigos de Guadalupe» fuimos los mejores colaboradores. Un buen ejemplo lo dimos públicamente con motivo de la Consagración de Extremadura al Inmaculado Corazón de María y todos lo recordaréis. A mi puerta llamó el día 8 de mayo de 1956 un Misionero claretiano que me conocía y era nada menos que el eminente teólogo P. Joaquín Mª Alonso y me expuso su idea y yo le ofrecí todo mi concurso y el de la Asociación. Luego partió para Cáceres. Tras él vinieron otros más y el acontecimiento se fue preparando y culminó en Cáceres el 16 de septiembre en el Cine Norba y en Trujillo el día 23 en el Teatro Gabriel Galán, siendo protagonistas nosotros don Marcelino González Haba y yo, con el Rdo. P. Evaristo Riol, C.F.M., Alcalde don Julián García de Guadiana y Sr. Arcipreste don Mariano Duprado. Así contribuimos de manera eficaz a la gran Consagración regional en Guadalupe. Cumplíamos en lo que podíamos como buenos, consecuentes con nuestros ideales…

Oct 011974
 

Ángel Paule Rubio.

Desde la cima Dios Padre nos tiende su mano. Sepamos ascender entre los espinos y abrojos de la vida.

Cuando un virtuoso da la pintura toma en sus manos un lienzo que represente, tal vez un retrato, bien un bodegón, puede que un paisaje, donde los colores mezclados en el crisol del artista, se han convertido en pinceladas certeras, expresivas, magistrales, exactas; no puede menos de exclamar y de entrar en éxtasis: Genial artista, perfecto artífice.

Ni artista, ni virtuoso, pero también me he extasiado. Era niño. Ascendí por la empinada falda, hasta la cima. Fatiga y sudor. Antecedentes de las cosas bellas. Mi mirada tropezó con paisajes salpicados de pueblecillos, adornados con retamas, perfumados con tomillos, jaras, piedras, conjugados en el mas bello tapiz que imaginarse pueda. Pensé en su Artista. Incliné la cabeza para levantarla con más ímpetu, hacia arriba: Dios Padre.

Que inteligencia mas preclara la de mis mayores. Dios Padre es el nombre de esta mole imponente. Baluarte de un pueblo. Ahí en el vértice de la pirámide hay una ermita Pequeña, recoleta, humilde, sencilla, como son las cosas grandes. Fe conjunta de dos pueblos: Santa Cruz de Paniagua y Villanueva de la Sierra. Ambos tributan culto a Dios Padre en la sierra que lleva su nombre. En Romería y el Lunes de Cruces, ambos pueblos desde laderas distintas ascendían hasta la mística ermita. Santacruceños, siguiendo las huellas del caminar de San Pedro Alcántara y Villanovenses ascendiendo por la Fuente de la Mora, célebre entre las cosas memorables de España. Abrupto camino. Difícil caminar. Confundidos ambos pueblos en Romería, con sones de tamboril y gaita y bajo la amorosa mirada del Padre pasan el día. Ora rezando, bien comiendo, ya danzando. Todo con mesura espiritualiza. Hoy solo quedan, cimientos, escombros, ruinas, materia. Se salvó la Fe, el amor a nuestro Padre común.

Vamos a intentar sacar del fango del olvido, del paso del tiempo, del correr de los siglos, de la inmadurez por la velocidad. Vayamos al pasado, aunque haya quien huya de él. Hay en él, virtudes que perduran, enseñanzas que estarán en presente, valores que cimentarán el futuro.

Situémonos en el espacio. Vayan por delante unos versos del Sr. Barrantes para hacer deducciones y aclarar conceptos:

«Tampoco en Extremadura -huelga una sola jornada
Entre Salamanca y Cáceres- hay una sierra muy alta,
que a Portugal y a Castilla -sirve a la vez de atalaya.
Su pico mas elevado- que hasta las nubes se alza,
aún de la Morisma impía -el recuerdo conservaba;
que jamás hollarlo pudo -ninguna planta cristiana,
hasta una tarde de invierno -que descalzo, casi a gatas,
cargada una cruz a cuestas -subió Fray Pedro de Alcántara
y al dulce nombre de Dios -allí la dejo clavada.
Decid,¿donde esta esa sierra, -(el rey portugués exclama)
que ir quiero yo en romería -a adorar asa cruz santa?
Esa sierra esta muy lejos: -Se llama sierra da Gata
y allí un pueblo se ha fundado, -que es Santa Cruz de Paniagua».

Romance entre el historiador Pedro Barrantes, el rey de Portugal Juan III y San Pedro Alcántara.

De aquí se colige que la Sierra de Dios Padre fue llamada por aquellos días, sierra de Gata. Aquí donde San Pedro de Alcántara, habitante de la ladera de esta colosal mole, cargado con el impresionante madero, pies desnudos, heridos por espinas y pedernales, alcanzo la cima, el gólgota, para clavar allí la cruz del Salvador. El Padre Huerta su cronista, describe muy bien esta ascensión. Solo era posible llegar a la eminencia del peñasco con ayuda divina. El pueblo que le seguía queda atrás. Solo, unas veces andando, otras de rodilla, con la cruz a cuestas, cual de si una pluma se tratara, enarboló el madero en lo mas alto del peñasco. Su propósito era que fuese estrella polar mirada de caminantes.

Al lado de la Cruz, unos pasos hacia al suroeste estaba la ermita de Dios Padre. La primitiva ermita.

Santa Cruz y Villanueva se confundían en oración. Ya en 1808, cuando la barbarie napoleónica azotó nuestro suelo se habla en Santa Cruz de la ermita de Dios Padre al lado de sus lares, en un torreón feudal, ermita donde viviera San Pedro. ¿Que había pasado? ¿Por que aquella disyunción? Tal vez por lo espinoso y abrupto del terreno, puede que por tener a su venerada imagen mas cerca del latir de sus corazones. Nada dice la historia.

Los villanovenses, arriba, en lo alto, siguieron aferrados al ingente macizo. Muchos años más debió durar allí su culto. Cada vez la ermita sufrió la embestida del tiempo, el furor de las aguas, el ímpetu del viento, la acción de las nieves, hasta que la ermita quedó en lamentable estado. La ermita no se reparaba.

La tradición cuenta que tres pastoras guardaban sus ganados en la Sierra. Siempre ante su mirada el estado lastimoso de la ermita. Pensaron llevarse a hombros la imagen. Consultaron al Párroco. Aceptó la idea. Traed la imagen. Colocadla en la Cruz de Piedra. Tal vez Baltasar Rubio Machado, o bien tío Marcos, apodado el «Cachimbo» bajaron la imagen. Tocaron campanas. La gente en masa acudió. En sus mentas había una idea. Dios Padre por propio poder había descendido desde lo alto. La Iglesia Parroquial cobijó sobre su renacentista retablo la imagen del Creador. Allí está. Todos los domingos la vemos. Es un anciano venerable, de barba blanca. Su mano derecha sostiene la Esfera Terrestre, rematada por una cruz. ¿Será la descrita la primitiva imagen? Nada hay escrito. Me inclinaría a pensar con mucha lógica, que no. Hay otro Dios Padre en nuestra Iglesia. En el curvilíneo frontón que cierra el retablo, en el tímpano hay un busto. Toscamente tallado, a golpes de azuela, con un agujero en la basa. Ello puede significar que estuviera colocado en lo alto de un palo o hierro circular o sobre pedestal, como las esculturas de las civilizaciones greco-romanas. Imagen sobria, anciana, decolorada, de paupérrimo modelado. ¿Será esta la que un día concediera favores a santacruceños y villanovenses en lo alto de la Sierra?

No responde. La dejo en el aire. Pensad la idea. Quitad el velo. Mi pensamiento ya lo sabéis.

La fiesta de Dios Padre reviste caracteres hermosos. Nos habla de un pueblo, de nuestro pueblo. Ella nos dice muchas cosas. Ella nos habla con voces penetrantes, amorosas, esperanzadoras. Nos dice como eran nuestros mayores. Nos empuja a ser generosos en el amor, sufridos en las desgracias, penitentes en el caminar, seguros en el llegar.

Es Domingo, suena el esquilón. Varios sacerdotes de los pueblos limítrofes llegan. El perdón en sus labios. Hay muchos hombres. Es para hombres. Las Mujeres realizan sus faenas caseras. Arrodillados en los bancos del templo, reclinada la cabeza, piensan, se arrepienten, dicen sus pecados al confesor y llenos de Dios Padre salen a la calle. Fuman y charlan. Vuelve a sonar el esquilón, llama a más hombres. No quedara ninguno. Es de noche. La Iglesia cierra. Llega el día, lunes de Cruces. Las campanas tocan. Cientos de hombres, solo hombres. La iglesia abarrotada. Es maravilloso. No lo olvidare. Comienza la primera Misa. Es interminable la apretada fila que se acerca a la Sagrada Mesa. Cuantos sacerdotes se han extasiado al ver este angelical espectáculo. Con Jesucristo en su alma y Dios Padre con la mano en bendición ¿quien podrá con estos varones fortísimos de Villanueva?. Marchan a sus casas. Esperan la Misa Mayor. Repicar de campanas. Ayuntamiento en Pleno marcha. El Sacerdote espera. Llega el Mayordomo. Lo acompaña un mozo con ramo de granado en sus manos, adornado de guirnaldas, roscas, dulces. Mozas cantoras van detrás. Piden permiso para entrar en la Iglesia. El mozo, enarbolando el ramo pone pie en el sagrado recinto. Van por el pasillo central. De losa en losa. Se paran. Cantan. Cada losa es el hito donde la comitiva de detiene justamente el tiempo que tarda cada estrofa en acariciar las paredes con suaves y emocionadas notas:

-Dos puertas tiene la Iglesia,
entremos por la mayor
para hacer la reverencia
al Divino Redentor.

-Al entrar en este templo
digamos: Ave María
Y contesten los de dentro
sin pecado concebida

-Al tomar agua bendita
consideremos cristianos
que sin ella no podemos
lavar culpas ni pecados

-Mozo, que llevas el ramo
llévalo con gran anhelo
que se lo vas a ofrecer
a Dios Padre, rey del Cielo

-Sigamos por la carrera
caminando hacia delante
para hacer la reverencia
a Jesús Dios nuestro Padre.

-El mozo que lleva el ramo
te pide de corazón
que tiene a su padre enfermo
y se lo pongas mejor.

-El ramo, la mayordoma
te ofrece de corazón
y nosotros lo cantamos
con toda devoción.

-Este ramo te ofrecemos
con entusiasmo y amor
de rodillas te pedimos
que nos des tu bendición.

Cuatro mozos con pañoleta al hombro, lino bordado, esperan. La imagen queda suspendida. Comienza la procesión. Abre el cortejo manga con Cruz de plata. Tintinear de esquilón. Niños, mujeres, ramo, Imagen, sacerdote, Ayuntamiento, hombres. Llega a la plaza. Dios Padre tiene bandera. Solo hay tres fiestas con bandera. Se detiene. Las filas se ensanchan. El abanderado de rodillas y en giros magistrales ondea la bandera. Tiene garbo. Va el mayordomo, no sin antes depositar su óbolo. Toma la bandera y con entusiasmo pone al Servicio de Dios todo su arte, todo su saber. Llega el turno al Sr. Alcalde. La gente mira. El tamboril mide con sus notas la velocidad del movimiento. Ha sido pausado. No fue así aquel mozo garboso. El tamborilero le azuza con sus rápido tocar. Sudor. La gente ríe. La banderas se ha liado. La procesión va camino del templo. Llega. Misa. Sermón. Falta algo más. Pueblo agrícola. Su campiña esta dividida en cuatro hojas Cada año los cereales doran sus espigas en cada cuadrante, mientras los otros tres se reponen de la esquilmación de sus fructíferos granos. Hay que bendecir los campos. Se canta la letanía de los Santos. Sacerdote y sacristán. Ambos en un ensamble perfecto. Que ilusión oírla cantar. Llegamos a las afueras. Cara al campo. Olor a incienso Dios Padre bendice los campos. Silencio. Fe. Esperanza. Ya camina al conjunto. Estamos en la iglesia. Hoy no hay rosario. Hay bollo.

Son las 4 de la tarda. Suenan las campanas. Tocan a bollo. Bello dulce. La gente en familia come el bollo en el Valle del Egido bajo los hermosos y corpulentos álamos. Uno, magistral, hizo historia (primer árbol que en el mundo se le hizo fiesta). Laguna verde. Se come. Jóvenes y menos jóvenes danzan al son del tamboril. Las viudas y enlutadas, están más allá, a un tiro de piedra. Los ediles del pueblo reparten vino. Es el vino de Dios Padre. No cuesta nada, paga el Ayuntamiento. Los oídos zumban. Baco se empeña en hacer bailar a los que no bailan, reír a los que no ríen, y llorar a los que ríen. Cosas del vino.

Mañana martes, también hay fiesta. La fiesta del «Bollo Preñao» Ayer fue la del «Bollo dulce». Pan amasado y relleno con trozos de chorizo, huevos. Después se cuece al horno. Es recio, fuerte, nutritivo. Al igual que ayer, el mismo escenario, la misma familiaridad iguales sones, distinto vino.

Si alguna vez mas necesitábamos la Misericordia de Dios. Cuando la santa ira de Dios, por los pecados da los hembras privaba de agua nuestros campos, volvíamos la mirada a nuestro Creador. Un novenario, unos cánticos impetratorios nos congregaban anta El. Nuestros campos sin savia. Dios Padre nos miraba con ojos de dulzura y regaba con generosidad de un Padre que perdona, bendice y llena de amor.

Meditemos, volvamos como entonces, llenos de fe y de esperanza, con los ojos clavados en Dios que fue nuestro principio y será nuestro fin.

Laus Deo.

A Vds. mis amigos, que en estas confraternarles sesiones de trabajo tenéis el ánimo dispuesto a quedar plasmado sobre el papel vuestras inquietudes os pido generosidad para este trabajo que al igual que el vuestro ha salido de alguien que también siente el duendecillo de la historia.

Un cordial saludo,
Angel Paule Rubio
27 Septiembre 1974

Oct 011974
 

Juan Antonio Muñoz Gallardo.

Más que resumen sirvan estas líneas de aclaración al trabajo publicado en la REVISTA DE ESTUDIOS EXTREMEÑOS, con este mismo título para completar la deficiencia y ampliar datos que allí faltan, por descuidos involuntarios.

Es indudable el valor histórico de la «HISTORIA DE MERIDA» del que fue Regidor Perpetuo, Moreno de Vargas que, merma un poco este valor y lo desfigura con esa vanidad de hidalguía y hasta de candidez paternal, llamándose «urbis ilustrator» (ilustrador de la urbe) , y «nobilis decurio emeritensis» (noble decurión emeritense) una especie del YO de Alejandro Dumas en sus abortos literarios. Hemos de tener en cuenta la manía de renovación, característica de la época.

Esta «HISTORIA» de don Bernabé Moreno de Vargas, es de gran importancia para la ciudad, por su talento y ser fuente de la Historia de Extremadura. Su plan con bastante detalle, dividido por capítulos.

Según mi modesto criterio, no es una historia completa de Mérida , pero sin ella no podrá escribirse. Mi modesta comunicación, solo toca la faceta de lo que fue SEDE METROPOLITANA DE MERIDA. Hay que reconocer en Moreno de Vargas una verdadera vocación de historiador que abarca todas las disciplinas históricas; geógrafo, cronologista, epigrafista, numismático, paleógrafo, bibliógrafo, arqueólogo y hasta naturalista: no todo con perfección. Estilo llano, como todo lo del siglo XVII y XVIII; pero compensa su falta de literatura con la serenidad de su juicio, la agudeza de su talento, y la rectitud de su corazón sencillo y piadoso.

Nada envejece tan pronto como un libro de historia. El que sueñe con dar ilimitada permanencia a sus obras y guste de los elogios, de la noticias y juicios estereotipados para siempre, que se dedique a otro genero de literatura, y no a este tan penoso en que cada día trae una rectificación o un nuevo documento. La materia histórica es flotante y móvil de suyo: el historiador debe resignarse a ser un estudiante perpetuo y a seguir o perseguir la verdad dondequiera pueda encontrar resquicio de ella, sin tener que pasar por inconsecuente, dice Menéndez Pelayo.

Procuré modestamente seguir las escasas biografías de los que llevaron la jerarquía episcopal metropolitana de Mérida, ahondando lo que pude en la investigación, porque la exactitud es una forma de la probidad literaria, y debe extenderse a los más insignificantes pormenores. Nadie es responsable de equivocaciones involuntarias; no merece el nombre de escritor formal, si deja sin enmendar una equivocación por pequeña que sea.

Destaco en este trabajo las figuras de los Metropolitanos emeritenses: figuras, algunas de ellas, como PAULUS, MAUSONA etc. etc. bañadas de luz por la contraposición de las sombras de sus enemigos, como nubes tormentosas y pasajeras del estío que huyen azotadas por las brisas y flechazos de un sol radiante, sin dejar rastro de su paso, dejando la atmósfera más pura y despejada, como la dejaron los ARZOBISPOS DE MERIDA, que dentro de su misión apostólica hicieron sonar la voz de los historia: porque sin la historia eclesiástica no hay conocimiento completo de la ciencia cristiana, ni de la historia general que, tiene en el cristianismo su centro. El historiador debe ser teólogo, el teólogo debe ser historiador para poder dar cuenta del pasado de su gloria, a quien lo pregunte o quiera falsearlo. Esto es lo que hicieron los METROPOLITANOS de MERIDA hasta que fue trasladada, de modo especial, no canónico, a Santiago de Compostela. Al conectar, casi periodísticamente con esta modesta comunicación para que mí silencio no sonara a desaire para sus organizadores, les felicito con toda mi alma, recordando al Conde de Canilleros, gran auscultador de las glorias extremeñas, deseando que todos con nuestro trabajo, repletos de investigaciones históricas y científicas, devolvamos el pulso y la alegría a nuestra amada tierra extremeña, donde todavía renace el calor de los estudios históricos para apartar a los pueblos de la senda peligrosa por donde el materialismo les arrastra.

No solo hemos de ser aficionados a las cosas de Extremadura, sino amantes y entusiastas hijos de esta fecunda y rica región de España porque «…donde quiera que vayas en el mundo descubierto por los españoles una institución civilizadora, una de esas piedras miliarias que, en el camino de la inteligencia, del progreso y de la historia señalan a la humanidad, el que debe seguir para llegar a Dios, allí ha puesto la mano un extremeño, aunque la fama calle su nombre» ¡y concluye don Vicente Barrantes Moreno, (discurso de entrada en la Academia)! «…que ni toda la obra militar de los extremeños en América …. vale menos e importa menos a la humanidad que la que hicieron en la filosofía cristiana y en el arte literario aquellos pensadores abismados en el fondo de sus conventos, átomos imperceptibles entre el polvo que los guerreros levantaban…» No fueron «cerdos extremeños, los que fueron a saciar su hambre ancestral en las tierras vírgenes americanas…» como califica el Premio Nobel de este año de literatura, el poeta chileno Pablo Neruda: lástima que su técnica poética esté mezclada con el pienso que comen los animales atados al pesebre de Moscú. No es extraño que un poeta comunista haga alarde de su odio a España y a Extremadura: lamentamos su pobrísima visión histórica amasada en odios infantiles de una trasnochada leyenda que hace reír a los eruditos de todo el mundo, como ha dicho muy bien, el gran literato don Carlos Callejo.

El conquistador extremeño, con las tristes excepciones que todos conocemos, realizó un ideal caballeresco y cristiano que, no tiene precedentes en la historia: llevaron siempre en «la punta de sus espadas o picas nuestros fueros municipales y la religión del Crucificado», fuentes inagotables de libertad civil y felicidad eterna.

Jamás, ni el error, ni la pasión anularán las glorias de Extremadura que proyecto siempre sobre España, decía el Conde de Canilleros, extremeño cien por cien: el«perfecto notario de la verdad histórica» que decía hace poco tiempo don Carlos Callejo, en el HOY de Badajoz, y cuya labor debemos seguir y superar si es posible, por amor a nuestra región extremeña y a nuestra España inmortal.

Septiembre – 1974

Oct 011974
 

Fray Patricio Guerín Betts.

El notable historiador de la Orden benedictina e insigne hijo de la misma Fray Magnoaldo Ziegelbauer incluye en su importantísima Historia Rei Literariae O. S. B.[1]una breve mención de José do la Cerda (JOSEPHUS DE LA CERDA) y para calcular la fecha de su muerte, dice que hubo de ser antes del 12 de junio de 1545,quo, nempe successorem habuit magnum virum Salmanticae olim colleqam Angelum Manricum Cisterciensem.

Lo cual copia a la letra del insigne Nicolás Antonio, quien en su Bibliotheca Nova, tomo I, 803 nos habla del mismo escritor y termina con esas palabras.

Respecto de los Coloquios de Trujillo hallamos, pues, la perfecta ilación entre Obispo y Obispo y entre ponencia y ponencia.

Sobre D. Fray Ángel Manrique ya hemos hablado dos veces. Inevitablemente hubimos de fijarnos en quién fue su antecesor, Y era benedictino, monje como él, discípulo del mismo Patriarca, abad como él y catedrático en Salamanca.

Lo curioso es que cronológicamente Manrique ora bastante anterior. Nacido en 1577, debía exceder en unos trece anos la edad do D. Fray José Valle de la Cerda. No tenemos noticia exacta de donde y cuándo nació este Prelado, mas es casi seguro. Al ser nombrado obispo de Almería en 1637 con treinta y seis años, hay que pensar que nació en el año 1600.

Ningún dato nos ofrece la Historia Eclesiástica de Badajoz acerca de su nacimiento. Todo queda resuelto, sin embargo, al examinar los expedientes de su hermano Pedro y de su sobrino José para Caballeros de Calatrava y Alcántara respectivamente. Son hijos de don Luis Valle de la Cerda, nacido en Madrid y de doña Luisa de Alvarado, nacida en Móstoles. Poca era la distancia entre ambas poblaciones: Mostóles era, según dicen los testigos, como un arrabal matritense. Pedro también nació en Madrid y suponemos que sus hermanos, entre ellos el Obispo.

El padre entre otros empleos tenía el de Secretario de la Cifra de su S. M. Fue hijo de otro Luis Valle de la Cerda y de Teresa de Castro, ambos naturales do Madrid.

La madre hija del Capitán (según otros Maese de Campo) Diego de Alvarado de Cicero, nacido en Móstoles, mas con un apellido muy montañés.

Se citan ejecutorias, Una en Valladolid a 25 junio, 1577 a favor de Luis y Andrés Ordoñez, hermanos. Su abuelo fue hermano de Antonio (Caballero de S. Juan) y de Francisco (fraile de Calatrava), así como de Diego, casado con Isabel de Loaisa. De estos últimos fue hija Isabel que casó en Móstoles con Diego de Cicero Alvarado. Otra ejecutoria del Capitán en Valladolid, 28 marzo, 1556.

Y se cita un padrón de la Colación de S. Andrés en Madrid del año 1494: Diego Valle, es cuantioso, dice que hidalgo.

Pedro, hermano del Obispo, fue Caballero de Calatrava, del Consejo de su Majestad en Hacienda y Cruzada, alguacil mayor de la Inquisición de Toledo y señor de la Villa de Casa Tejada. Casó con Cecilia de Villanueva, natural de Móstoles. El padre de Cecilia fue don Agustín, del Consejo de S.M. en Aragón y Protonotario en aquel Reino, nacido en Casteliscar. La madre Ana Diez de Villegas, natural de Madrid.

Tuvo Cecilia un tío llamado Jerónimo de Villanueva Caballero de Calatrava, del Consejo de S.M. en Guerra y Aragón, Protonotario y Secretario de Estado y Cámara y por lo menos dos hermanos: Jerónimo, Caballero de Calatrava y Agustín, Justicia Mayor de Aragón.

Lo que no tuvo fue suerte, pues, murió al dar a luz a su hijo José. Este sí parece que comenzó a tenerla, porque, a los pocos días de nacer, ya era pretendiente al hábito de Alcántara y sólo uno de los testigos alegó no tener motivos de conocerle, al ser tan pequeño: Otro testigo fue don Fernando de Salazar, arzobispo electo de Las Charcas, de sesenta y tres años.

Entre los testigos del Caballero de Calatrava hallamos a Fray Francisco de Valdivia, abad de S. Martín de Madrid, de setenta y tres años y padrino de José fue Fray Diego de la Cruz, monje ermitaño de S. Benito en Ntra. Sª. de Monsserate (sic) y Sor Francisca de la Cruz.

Fue bautizado el 13 de junio, 1641.

Pero hay más. Tenía el futuro Obispo una hermana, Teresa, moza casadera y no carente de novio en la persona de don Jerónimo de Villanueva. Solía frecuentar el monasterio de S. Martín y un buen día vio que uno de los monjes tenía en la mano la Regla de S. Benito. Quiso leerla y le produjo tal impresión que cambió de vocación y con el consentimiento y ayuda de su novio fundó e ingresó en el convento de S. Plácido. Estamos en los años 1623, 1624. Profesó en 18 junio, 1625.

Eso fue nada. En 1631 fue llevada toda la Comunidad a los calabozos de la Inquisición de Toledo por denuncia de alumbradas y en 1633 Teresa Benedicta fue recluida en Stº. Domingo el Real durante cuatro años. Redacto un Memorial que se atribuyó a un fraile. En 1638 fue absuelta toda la Comunidad y volvieron a Madrid donde así Sor Teresa como sus hermanas carnales Juana Andrea e Isabel Benedictina (abadesa en 1653) y doña Ana Plácida (hermana de su novio malogrado y abadesa) y demás monjas vivieron en adelante en paz y gracia de Dios. Sobre todas esta peripecias informa ampliamente Gregorio Marañón en su voluminosa obra sobre el Conde-Duque de Olivares y en otra pequeña. Don Juan.

Pero a nosotros nos interesa el Obispo. No prendieron en el las malas lenguas. Al igual que su antecesor don Fray Ángel Manrique, aunque posteriormente, fue a estudiar a Alcalá y halló allí la vocación benedictina. En 1618 tomó el habito en S. Martín de Madrid. En Salamanca obtuvo las Cátedras de Sto. Tomás, Durando y Prima. Fue abad del Colegio de su Orden en la misma Ciudad. Parece ser que el Rey Felipe IV le presentó para el obispado de Almería en 1635. Le despacharon las Bulas en 6 noviembre 1637 (que ya es bastante tardar) y a principios del año siguiente tomó posesión.

Ninguna de estas circunstancias ni de las anteriormente relatadas le impidió manejar la pluma y fue madurando las obras que aparecerían algo mas tarde e incluso después de su muerte.

En el poco tiempo que residió en Almería arribó la flota nacional, que había sufrido una derrota y fue tanta la solicitud del Sr. Obispo, en favor suyo que el Duque de Nájera le dio gracias en nombre del Rey y al poco tiempo fue nombrado Obispo de Badajoz. También en está ocasión tardó un año en presentarse, si bien el Deán tomó posesión en su nombre en 5 julio 1641. Ya por Navidades el Protonotario don Jerónimo de Villanueva contesta desde Madrid al Cabildo y le dice que ninguna cosa me ha podido causar mayor alborozo que el ir a esa Iglesia el Sr. Obispo, porgue le amo y estimo a su persona.

La entrada fue muy solemne en 6 de octubre, 1641. En los tres años de gobierno trabajó intensamente. El martes 25 de noviembre de 1642 presidió la sesión del Cabildo en que se trató de las oposiciones. La muerte le sorprendió en la actividad preferentemente pastoral, la Santa Visita. Falleció en Zafra el 22 de octubre, 1644, pocos días después de la muerte de la reina Isabel. Fue enterrado en la capilla de S. Juan Evangelista, pero no descansó en paz mucho tiempo, ya que en 1658 murió en Zafra el obispo diocesano don Diego del Castillo Arteaga, quien ni siquiera pudo entrar en Badajoz, por estar sitiada la ciudad por los portugueses y no se halló mejor modo de sepultarle que sacar los restos de su predecesor y dejar la caja encima del altar.

No consta cuál fuese la causa de un fallecimiento tan prematuro. Cuarenta y dos o cuarenta y tres años podía contar a la sazón.

Nicolás Antonio le asigna las siguientes obras:

«De Maria et Verbo Incarnato», impreso en Almería en 1640.

«In Sacram Judith Historiam». Dos tomos impresos en Almería, 1641 y en Lyon por L’Anisson, 1651.

«María Efigies». Lyon por L. Anisson, 1651. Esto es lo que podemos decir someramente acerca de este ilustre monje y prelado.

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