Ene 182014
 

Juan Solano García

Hoy, que está tan en boga todo lo relacionado con la con­servación o recuperación de nuestro patrimonio histórico artísti­co, me han parecido un marco muy adecuado estos Coloquios, para dejar constancia del tema que expondré a continuación, que está cobrando mucha actualidad entre el vecindario y atención por par­te de algunos amantes del arte que nos visitan.

LA CASA-PALACIO DE LOS SANDE, EN SU SEÑORÍO DE VALDEFUENTES.­

Es lamentable el estado en que se encuentra este históri­co edificio. Su artística y valiosa fachada, obra del cantero trujillano, Pedro Hernández, aunque no destruida, está totalmente desfigurada, al convertirse el edificio en casas particulares.

No están todavía muy lejanos los tiempos en que se come­tió el último desafuero contra este Palacio: Tabicar “los portales”, el espacio comprendido dentro de la arcada de la planta ba­ja.

D. Álvaro de Sande compra a la Corona en 1558 (todavía en vida de Dña. Juana, que como Gobernadora y Lugarteniente del Rei­no hubo de autorizarlo) el llamado “Lugar de Valdefuentes” con reconocimiento de Señorío a su favor.

D. Álvaro encarga al célebre cantero cacereño Pedro de Marquina a construcción de una casa. La obra de Marquina tenía las características de las Casas Fuertes extremeñas, de la época, flanqueada por dos torres, que se conservan en su estructura ori­ginaria.

¿Cuándo manda D. Álvaro construir “su casa”, que así se denomina simplemente, antes de la reforma que efectuara en ella Pedro Hernández? Sin duda, cuando Felipe II concede al Lugar el titulo de villa. El documento que lo acredita no ha sido halla­do en los archivos de la Real Chancillería de Valladolid, como pensé, en principio. La razón es que en materia de títulos, mercedes y privilegios reales, sólo si había pleitos en la concesión, quedaban archivados en las Chancillerías los antecedentes del trámite. Indudablemente, en la concesión de este privilegio real, no hubo pleito alguno, dada la personalidad de D. Álvaro. He llegado a la conclusión de que este documento se encuentra en el Archivo de Simancas, en el que existen otros documentos relacionados con la vida de D. Álvaro. Así lo cree también el propio Director de este Centro, con el que he mantenido corres­pondencia. Pero, en una investigación realizada muy superficial mente, no ha habido ningún resultado positivo. En el inmenso ­acervo de documentación de este Archivo, como me dice el aludi­do Director, habría que hacer una investigación a fondo, que yo no he podido realizar.

De todos modos, no es arriesgado afirmar que el título de villa concedido a Valdefuentes, debió tener lugar en 1563, cuando D. Álvaro es liberado del cautiverio de los turcos; o a lo sumo, en 1565, terminada la conquista de Malta, en la que fue el principal personaje y con la que culminó su vida de heroico soldado, al servicio del Emperador Carlos V y de su hijo Felipe II.

Son las etapas en que D. Álvaro puede prestar mayor aten­ción a sus negocios y entre ellos, los muy importantes del Seño­río. No le gusta del todo la obra de Marquina y ordena entonces que, el no menos célebre cantero trujillano, le haga una nueva fa­chada, superpuesta a la primitiva que ocupaba el espacio al fondo, entre ambas torres. Daba así a su casa prestancia de Palacio, como tradicionalmente se le ha venido llamando.

Pese a que siempre se creyó que este edificio respondía a una unidad constructiva, yo me di cuenta de que en él había una serie de contrastes que revelaban dos estilos arquitectónicos distintos, que, sin duda correspondían a dos etapas en su ejecución. Efectivamente, mi satisfacción fue grande cuando descubrí que es taba en lo cierto. De un modo imprevisto, gracias a una informa­ción que me facilitó mi buen amigo Carmelo Solís, supe que, en el Archivo Municipal de Trujillo, existía el siguiente protocolo:

“El 23 de agosto de 1568, ante el escribano Pedro de Car­mona, otorgan escritura de transacción, el maestro García Jiménez Casco, clérigo, en nombre de D. Álvaro de Sande, señor de la villa de Valdefuentes y Pedro Hernández, cantero, vecino de Trujillo, sobre la obra a efectuar por éste en la casa de D. Álvaro”.

En el memorial de condiciones, se especifica la obra: Se trata de “un corredor de diez arcos de medio punto. Dispuestos en dos pisos y apeados aquellos en columnas. La piedra se ha de sa­car de las canteras del Salor, siendo de ladrillo las bovédas. La obra había de comenzar el 1º de septiembre y quedaría concluida en diciembre, pagándose por todo ello, 150 ducados, fragmentados en cuatro partes, conforme se fuera ejecutando”.

A esta confirmación habla llegado yo, no por ningún cono­cimiento técnico arquitectónico, sino por esos contrastes de orden artístico que había observado, tales como los remates de los tejados, aunque muy bien resueltos en las juntas de la fachada, el to­no de color y finura de la piedra empleada en la misma, la admira­ble ejecución de los tres escudos que la adornan, si se comparan con los más antiguos de los esquinazos de las torres y algunos -otros más nimios detalles.

Desgraciadamente no existía ninguna fotografía del conjun­to del Palacio antes de ser cegados “Los Portales”. Gracias al mi­nucioso trabajo de un experto dibujante, he logrado obtener una reproducción muy fiel a la realidad.

¿Será posible una intervención oficial para dejar al descubierto la arcada? El problema es delicado, por los muchos inconve­nientes que el hecho consumado ha creado. Pero ahí está latente la aspiración del pueblo.

 

Oct 222013
 

Antolín Abad Pérez.

 Nació en Alburquerque (Badajoz) y fueron sus padres Francisco Hernández y María Rodríguez  (apend. doc. 1); joven -a los 16 años aproximadamente – vistió el hábito agustiniano en el celebrado convento de Salamanca en 28 de agosto de 1625 (apend. doc. 2). Al margen de la Patente de profesión se lee: “Pasó a la Misión en 1642”, nota que el P. Sicardo dice debe referirse a su paso a Filipinas, porque antes ya había estado en el Perú, adonde llegó en fecha desconocida. En las listas de Expediciones Misioneras a América podemos registrar el paso de una Misión de religiosos agustinos en Nueva Granada en 1630, pero que según la lista que nos ofrece Borges (apend. doc. 3) pertenecían a los agustinos recoletos; cinco años más tarde hallamos otra, formada por cinco religiosos, pasa otra expedición a Perú, pero también de la familia descalza o Recoletos (apend. doc. 4). No obstante, aunque Borges los hace recoletos, creo sinceramente que sólo pueden ser agustinos calzados, porque para aquel entonces la Familia Recoleta limitaba sus ansias misioneras a Filipinas, para donde comenzó a enviar sus hijos en el año de 1606. Sea como fuere, lo que parece cierto e inapelable es que su arribo al archipiélago magallánico debió tener lugar en 1642, pues todos lo cálculos que hacen franciscanos y agustinos nos llevan a la misma conclusión; pero además el curioso y fiel investigador el P. Manuel Merino, mi antiguo jefe en el Departamento de Misiología de Madrid, al editar la obra ms. Osario Venerable, no apta otra fecha; en una nota manuscrita de la Segunda Parte del libro “Conquistas de Filipinas” se dice lo siguiente : “Llegó este año de 1642 a 3 de febrero, a la Provin­cia de Filipinas el P. Fr. Baltasar de Herrera. Está admitido con otros dos” (apend. doc. 5). Ya en Manila, sus superiores le dedicaron al ministerio de parroquias y en 1644 cuidaba de la de Sala; de Quingua en 1645, Tanauan en 1647, Calumpit en 1650 y Para­ñaque en 1653, volviendo a Quingua en 1656, año en que además era Definidor provin­cial; pero entonces, añade el P. Vela “le asaltó el escrúpulo de que, antes de vestir el hábito agustino, había hecho voto de solicitar el del seráfico Padre San Francisco, creyendo que no debía demorar por más tiempo el cumplimiento de dicho voto; y no obstante el cargo que desempeñaba, ingresó en el convento de PP. Franciscanos de Manila” (apend. doc. 6). Estos puntos quedan mejor explicitados en la documentación que aportamos y con ellos delante podemos valorar el hecho de su auténtica vocación, como asimismo la actitud elegante y correcta del Ministro Provincial agustino, quien decía que, si su espíritu era bueno al solicitar la licencia de tránsito, el tiempo lo probaría y no había por qué oponerse a la voluntad de Dios; pero que si era obcecación de momento, también lo di­ría en breve la realidad de los hechos. Así pues, contando con la licencia de ambos Consejos Provinciales -el agustino para hacer el tránsito y el franciscano para el ingreso- vestía el hábito francisco, dejando la correa, que cambiaba por la cuerda, en San Francisco de Manila en 30 de diciembre de 1658; del tiempo de su noviciado sólo sabemos que le tomaron los votos en los días 1 de septiembre de 1658 y primero de di­ciembre del mismo año, pero que de un total de 16 votos obtuvo 14 favorables, con lo cual pudo hacer la profesión en 31 de diciembre siguiente en manos del P. Miguel de San Juan, Comisario provincial de la región tagala (vide Partidas nn. 117, 231-3).

Pero no en vano se había ganado con anterioridad fama de buen predicador en Manila, en el púlpito de San Agustín; pero es que antes de su paso a América lo reconocían todos sus dotes, pues escribían de él en el Osario Verable: “lector de Sagrada Teología y predicador de admirable elocuencia en la Provincia de Castilla”; por lo mismo los Superiores franciscanos de Filipinas le dedicaron a la predicación en Manila, pero también, recordando que antes habla administrado en el tagalo -en torno a la Metropoli y provincias de La Laguna de Bay- ellos le envían a Meycauayan y Dilao. Puedo deciros que al visitar esos pueblos y sus parroquias traté de hallar los nombres y las firmas de nuestros religiosos, pero sinceramente hasta la lápida del P. Francisco de la Concepción, que allí había trabajado por 29 años había desaparecido. Bien, el P. Baltasar de Herrera no sólo atendió a aquellos filipinos, sino que también, valorando sus méritos, fue pronto electo Definidior -1663- año en que pasó a la Laguna, de allí a Mabitac, bonito lugar con una balconada asomándose a la llanura y arco de Bay, que em­belesa y donde se veneraba una imagen de la Virgen muy querida de toda la comarca. Lue­go estuvo en Bocavi y finalmente retorna a Sampaloc, donde le alcanza segunda el nombramiento, mejor elección, de definidor provincial -4 de junio de 1672. Seguidamente recibe de Méjico su nombramiento de Visitador de la Provincial; éste databa de 1674, pero no llegó a ejercer su cometido, porque simultáneamente llegaba también a Manila su presentación por el Rey para Obispo de Nueva Cáceres (2 de enero de 1672). De esta sede tomaba posesión, en su nombre, el P. Pedro de Espallaegas, religioso que se ha­bía hecho célebre por su máquina para la extracción de la fibra del abacá; este reli­gioso, recibida la comisión, se personó allí, convocó la clerecía y provisor eclesiás­tico -sede vacante- y tomó posesión de la mima luego de jurar su cargo y prometer res­petar y hacer respetar los derechos de aquella Iglesia en la fecha 21 de agosto de 1674 (véanse los documentos…).

Pero el P. Baltasar debió tener muy presente que había prometido pobreza y obe­diencia y que en realidad de verdad era pobre y por lo tanto escribe al Rey español recordándole su situación especial y que para negociar sus bulas en Roma, necesitaba ayuda por la pobreza propia y del Instituto a que pertenecía, por lo que recurría a su munificencia regia. Se le contestó favorablemente diciendo que el Rey pagaba los costos con fecha 2 de abril de 1675, pero ya fue inútil toda gestión y ayuda, porque su salud minada por los trabajos, clima y enfermedades, se rompía definitivamente en Manila, donde le había sorprendido la última enfermedad, el 2 de septiembre de 1677

 

(ABELLA, Domingo: The see of the Nueva Cáceres, Manila 1954,74-5 notas 90-91).

 

 

ESCRITOS

 

No son muchos, pero si que nos evidencian la fama lograda en el púlpito justamente y su preparación científica, como seriedad teológica.

 

a) Podrían muy bien ser el signo de todo misionero en el Extremo Oriente, por­que todos son sermones y panegíricos y además, aunque impresos y pronunciados en Manila, algunos, los primeros dos tomos, fueron pronunciados y hasta impresos en tagalo, con lo que nos prueba su sincera consagracación a la obra evangelizadora.

 Nos conviene tener presente que al ser predicados en Manila, la metrópoli fi­lipina, su atención apostólica pudo muy bien limitarse a la población española y a la administración del Archipiélago, que a su vez era también de habla española. Pero no los dos primeros tomos, como acabo de decir, fueron pronunciados en tagalo y en tagalo dados a la imprenta, lo cual nos evidencia su apostolado ecuménico, sin fronteras: para españoles y filipinos, administración y administrados. Hay algo más.

 

b) Después de esos dos tomos en tagalo lo que se llevó a la imprenta de nuestro P. Baltasar de Herrera es su panegírico a San Fernando, rey, que fue predicado el déa tercero de la Octava en la fiestas de canonización de San Francisco de Borja, y como tal lo podemos hallar impreso en los folios 51v, al 58 del Libro “Descripción festiva y verdadera relación” de las mismas fiestas; además celebraron en ellas la beatificación asimismo de San Fernando y de San Estanislao de Kosha, Manila 1674. A propósito de este panegírico se dice allí y podemos leerlo: “La seráfica Religión terció este día –miércoles- alzándose en el afecto con los primores de la pri­mera. Ministró el altar el reverendo Padre Fr. Juan de Jesús María, guardián del con­vento de Manila; engrandeció el púlpito el reverendo Padre Fr. Baltasar de Herrera. Predicó las glorias del beato rey Don Fernando, coronando tan real asunto con tan majestuosas pruebas, que sin reparar en lo formal le calificaron todos en la realidad con el título de predicador del Rey”.

 

c) Sermones varios, predicados en Manila -ya en su presentación se deduce allí que lo fueron por el Illmo. Sr. D. Fr. Baltasar de Herrera, religioso antes del Orden de San Agustín y después de los Descalzos de San Francisco, Obispo electo de la Nueva Cáceres en las Islas Filipinas; están dedicados a la Reina nuestra Señora Doña Ma­riana de Austria. Lleva los escudos unidos de las dos Órdenes misioneras (agus­tina y franciscana) entre adornos tipográficos y lo fueron en la imprenta de la Com­pañía de Jesús, por Santiago Dimatangso, Manila 1675. –En 4º de 8 hh. prelimiares, s.n. 219 ff. de texto y 6 pp. en blanco, s.n. al final.- La aprobación está firmada por el ilustre cronista domico P. Baltasar de la Cruz. Pero de la introducción sacamos unas palabras, que expresan muy sus fines y sentimientos, manifestados así: “Ofrezco este tomo de sermones varios, dividiéndolo en dos partes, como frutos de otras dos partes en que se divide el período de mis días en el estado religioso. Que después de treinta y cuatro años, que indignamente ceñí la correa de mi padre San Agustín, estando en este reino de Filipinas y atraído de una natural devoción, que siempre tuve a mi Padre San Francisco, hice tránsito a su Orden. Y habiendo llegado en ella, después de diezyseis años – a ser Obispo de la Nueva Cáceres, por ocuparme en aquello, que siempre ha sido mi más cursado ejercicio, aunque entre el ministerio de las almas, y doctrina de indios, determiné mandar a la estampa estos pocos sermones entresacados de los que en uno y otro santo hábito he predicado, poniéndolos en dos clases, y como remiendos mutuamente los unas e los otros, ya los delimiste (sic) hon­rando el sayal, ya los del sayal bordando al limiste. Y por ser estos sermones, unos antiguos y otros modernos, como repartidos en treinta y cuatro años que he predicado en esta ciudad de Manila, podrá la juventud advertir en ellas las frutas nuevas y las invernizas, que Salomón menciona, y escoger conforme la simpatía de los ingenios”.

Papel muy malo de calidad y el ejemplar casi único conocido perteneció al Señor Graiño (Cf. P. Jorde – Elviro J. Pérez, Osa., pág. 183; Huerta, Estado de la Provincia, Manila 1865, 430; P. Cano, pág. 74). He visto la portada reproducida también en Toribio Medina: La Imprenta en Ma­nila; pero más exacta en Retana, W.: Aparato bibliográfico de la Historia General de Filipinas, I, años 1524-1800, Madrid 1906, pág. 147 n. 134.­

 

 

 

APÉNDICE DOCUMENTAL

 

 

 

Documento 1.

 

Carta del P. Alonso Quijano al P. Baltasar de Herrera, concediéndole licencia. Manila, 22 de diciembre de 1657.

 

Padre Definidor Fr. Baltasar de Herrera:

Recibí la de V. Reverencia y considerando el espíritu grande con que desea hacer tránsito a la Orden del seráfico Padre, hiciendo (sic) yo escrúpulo muy grande, no sólo en estorbárselo a V. R., sino aun en disuadirlo dello (sic) por modo de consejo; pero digo de paso que en esta Religión y en todas puede un religioso ser santo y también hallar ocasiones grandes para su condenación, porque si, por hacer el tránsito a otra Religión se dejara el hombre a sí mismo adonde sale bien, me parece que con la mudanza pudiéramos esperar gran logro de nuestros deseos buenos; pero el trabajo es, Padre Defi­nidor, que donde quiera que vamos nos llevamos a nosotros mismos.

En todas las Religiones ha habido grandes santos y quiera nuestro Señor logre V. R. sus intentos con los dones de gracia, que puede darle. Y así, por lo que a mí toca: en todo lo que pudiera v puedo, le doy a V. R. la licencia para pasarse a la Orden del seráfico Padre San Francisco; pero ya sabe V. R. que todo lo que tiene a su uso, así sus libros, como los que V. R. tiene de las librerías de este convento y Religión, los debe V. R. entregar con todas las demás cosas de su particular, como del convento. Y así el portador de ésta es el P. Fr. Francisco de Medina, a quien entregará V. R. lo uno y otro por cuenta y razón.­

Guarde nuestro Señor a V. R. muchos años en su santo servicio.

Manila y diciembre de 1657.­

Fr. Alonso Quijano .

 

(Este era el acuse de la siguiente patente).

 

 

Documento 2.

 

Acuse del recibo de la obediencia para hacer el tránsito de su Provincia Madre agustina a la Franciscana de San Gregorio. ­Quingua, 24 de diciembre de 1657.

 

 Padre nuestro: Hoy, lunes, vigilia de la Natividad, llegó la respuesta de nuestro Padre concediéndome licencia con mucha piedad y allí queda; y a este convento entregado al P. Francisco de Medina Verdugo, con que mañana martes… y pasada la tarde me tendrá Vuestra Paternidad M. R. en ese convento, pues Dios nuestro Señor así lo ha dispuesto, el cual guarde a V. R. como este su hijo desea.

Quingua y diciembre 24 de 1657 años.

Hijo humilde de V. R. , Fr. Baltasar de Herrera, rubricado.

 

 

 

Documento 3.

 

Carta sin destinatario, pero parece ser va dirigida al Provincial de San Gregorio OFM, Tondo, 26 de diciembre de 1657.

 

Padre nuestro: Muy buenas y alegres Pascuas he tenido con la memoria que V. R. tie­ne de mí por el aviso que su salud me da; y me pesa no sea muy cumplida, porque la estimo como la mía propia, la cual goce V. R. por muchos años con Pascuas muy feli­ces y alegres. A Dios gracias, yo quedo con salud para servir a V. R. como tan afi­cionado y obligado a los muchos favores que V. R. me hace.

Los días pasados fui a Polo juzgando hallar allí a V. R. para besarle su mano y estarme allí un par de días, que me pesa mucho no haberle hallado a V. R. por ser tan buena ocasión, que la deseaba mucho. Y procuraré buscarla despacio.

En cuanto a la licencia del P. Definidor Fr. Baltasar de Herrera, que pide para el tránsito, se le envié con mucho gusto y, aunque fuera el Maestro Basilio Márquez, hiciera lo mismo por dos razones: la primera porque si es por espíritu bueno y el lograrlo le parece que consiste en mudar la vocación (que pluguiera a Dios lo fuera), nunca permita nuestro Señor que yo estorbe buenos intentos; y es querer hacer mi­mos o pocos pareciéndole que necesitamos de su persona: el se ha de desengañar por sí mismo, que las Religiones no necesitan de ningún particular, por aventajado que sea en todas calidades.

Sólo sé decir a V. Paternidad que donde quiera que vamos, nos llevamos a nos­otros mismos. De mi parte pediré a nuestro Señor le dé su gracia… para que logre su santa vocación.

Su divina Majestad me guarde a V. P. por los muchos años que deseo.

Tondo, 26 de diciembre de 1657.

Su humilde hijo de V. P. M. R.

Fr. Alonso Quijano.

 

(Son 2 folios)

 

 

Documento 4.

 

Partida de Vestición del hábito franciscano.

 

a) Digo yo, Fr. Francisco de San José, Guardián de San Francisco de Cáceres, que tomó el hábito de nuestra sagrada Religión Fr. Baltasar de Herrera, religioso de la Orden de nuestro Padre San Agustín, día 30 de diciembre de 1657, y se le tomaron los segundos votos hoy día primero de septiembre, conforme a las Orde­naciones de la Provincia; fecha en este convento de Manila en primero de sep­tiembre de 1658 años.­

 

b) En primero de diciembre se tomaron los votos al susodicho novicio Fr. Baltasar de Herrera, y de diez y seis votos que hubo en la Comunidad, tuvo catorce votos en dicho día, mes y año.- Fr. Mateo de la Anunciación. Partida tachada, al margen dice: profesó.

 

c) Tachada y de otra letra tenemos también la Partida siguiente: La fe de la profesión está supra. Hoy treinta y uno de diciembre, después de Mai­tines, profesó Fr. Baltasar de Herrera en manos de nuestro Hermano Fr. Miguel de San Juan, Custodio de esta Provincia y Comisario de las Provincias de tagalo, por licencia de nuestro Hermano Provincial, nuestra Santa Regla con toda la solemnidad que el derecho y nuestras Constituciones piden. –Por el dicho nuestro Hermano Fr. Francisco de San José. Al margen: hizo esta profesión en 31 de diciembre de 1658.

 

(RUBIO, M.: Tomas de hábito y Profesiones, Madrid, 1961, 98, nn. 231-2).

 

 

Documento 5.

 

Partida de Profesión auténtica.

 

Digo yo, Fr. Miguel de San Juan, Custodio de esta santa Provincia de San Gregorio de Filipinas y Comisario provincial de ésta de los tagalos por nuestro Hermano Provincial Fr. Juan de Capistrano, que en este convento de nuestra Señora de los Ángeles de Manila, en treinta y uno de diciembre de mil y seiscientos y cincuenta y ocho años di la profesión de nuestra Santa Regla de nues­tro P. San Francisco, al Hermano Fr. Baltasar de Jesús de Herrera, religioso que era de nuestro Padre San Agustín, llamado antes Fr. Baltasar de Herrera, habiendo precedido antes todo lo que mandan nuestros Estatutos. Y por ser así lo firmamos, etc. – Fr. Miguel de San Juan, Custodio y Comisario; Fr. Antonio de Ciudad Rodrigo, Fr. Pablo de la Visitación. Fr. Baltasar de Herrera.

 

(Tomas de Hábito y Profesiones de la Provincia de San Gregorio de Filipinas (1583-1736) ?Madrid, 1961, 76, n.117).

 

 

Documento 6.

­

Toma de posesión del Obispado de Camarines, en nombre del P. Herrera, por el Guar­dián de Canaman, P. Pedro de Espallargas.

 

En la ciudad de la Nueva Cáceres, provincia de Camarines, en veinte y un días del mes de agosto de mil y seiscientos y setenta y cuatro años, el Rdo. P. Predicador Fr. Pedro de Espallargas, Guardián y Ministro del pueblo de Canaman desta dicha Provincia, se presentó ante el Sr. Beneficiado Don Luis Navarro, provisor eclesiástico en sede Vacante deste Obispado con poder y carta misiva, otorgada en la ciudad de Mani­la por ante Luis de Oñate, escribano real, que le remitió el ilustrísimo y reverendísimo Señor Don Fr. Baltasar de Herrera, del Consejo de su Majestad y Obispo electo deste dicho Obispado, por el cual le pide tome posesión en forma en su nombre de él. Y habiendo leído en público dicho poder y carta, el dicho señor Gobernador eclesiásti­co le llevó a la santa Iglesia Catedral desta ciudad y dió dicha posesión; y habién­dose hincado de rodillas el dicho Padre Predicador Fr. Pedro de Espallargas ante su merced, el cual le hizo ayer la protestación de la fe con el juramento que se acostumbra; y asimismo juró de guardar y cumplir los Etatutos v erección desta santa Iglesia y de no ir contra ellos y defender el misterio de su Inmaculada Concepción, todo lo cual hizo puestas las manos sobre un misal diciendo (sic) “juroet spondeo, sic me Deus adjuvet et haec sancta Dei evangelia”. Y levantándose dicho Señor Provi­sor le puso el bonete en la cabeza y le sentó en la silla y asiento de los Srs. Obis­pos desta santa Iglesia; después de lo cual le llevó al altar mayor y tomó el incienso e incesó el Santísimo Sacramento; desdobló unos corporales y los volvió a doblar y se le dió entrega de las llaves de dicha Iglesia, todo lo cual hizo dicho reverendo Padre Predicador en señal de posesión, la cual tomó quieta y pacíficamente y lo fir­maron dichos Sr. Beneficiado Don Luis Navarro y Rdo. Padre Predicador Fr. Pedro de Espallargas, de que yo el Almirante Don Manuel de Alarcón y Bargas, Alcalde Mayor y Capitán de guerra desta provincia de Camarines por su Majestad, doy fe, como juez provisor, por falta de escribano público y real, ni notario de juzgado eclesiástico y en presencia de los testigos acompañados y demás testigos, que lo fueron presentes, los PP. Predicadores Fr. Francisco de San José, Fr. Francisco de San Buenaventura de Cheles, el beneficiado Manuel de los Ríos y Gaspar de los Reyes, y de ello doy fe.

 

Firmados: Don Luis Navarro – Fr. Pedro de Espallargas, por ante mí Don Ma­nuel de Alarcón y Bargas, juez provisor (conservador) – José Martín, Antonio de Zabala ...

 

(Documentos todos del ARCHIVO MISIONAL DE MADRID (AFIO).

Sep 272013
 

María Murillo de Quirós.

Martín de Centenera o Martín del Barco Centenera o Martín Barco de Cen­tenera que de las tres formas firmó, era un clérigo natural de Logrosán, nacido en 1544 que marchó a las Indias y allí fue Arcediano de Asunción y defensor de Indios.

Le denomina «poeta trujillano», otro poeta, que con algunos más le dedi­can varios sonetos a modo de prólogo en su obra «Argentina», poema que canta las bellezas del Nuevo Mundo; pero empieza recordando a su querida Extremadura bella, habla de Mérida, de Plasencia y de Trujillo y su prehistoria, de la que cuenta cosas peregrinas.

En el nombre de este poema se inspiraron para denominar a la actual Re­publica Argentina.

Esto no es nada nuevo y lo sabemos muchos, pero lo sorprendente es que el Diccionario Espasa lo ignora, ya que en algunas de sus ediciones dice que Martín Barco de Centenera nació en Logroño y en otras más modernas, que, «nació en Gressa, cerca de Trujillo», siendo tan falso lo uno como lo otro.

Podría hacer un largo trabajo sobre este conquistador y poeta, y su aza­rosa vida ya que tengo más de ochenta folios fotocopiados de trabajos suyos o que se refieren a él, sacados del Archivo General de Indias; pero considero más importante rogar a los señores componentes de estos coloquios que­ desde aquí nos dirijamos al Diccionario Espasa para que en el primer apén­dice corrija los errores sobre el lugar de nacimiento de Martín Barco de Centenera, haciendo constar que también firmó Martín de Centenera y además conseguir que se haga para Extremadura un facsímil de la primera edición del poema «Argentina», del que existe un ejemplar en la Biblioteca del Palacio Real de Madrid y del que se han hecho ediciones para la Republica Ar­gentina.

 

Sep 272013
 

María Murillo de Quirós.

En Torrecillas de la Tiesa, tuvo lugar a principios de siglo un episo­dio digno de ser mencionado. En la finca denominada «Los Baldíos», propiedad de la familia Flores, que llega muy cerca del pueblo, existe un arroyo y en este, un arroyo con buen manantial. Desde tiempo inmemorial, la mayoría de las mujeres del pueblo iban a lavar la ropa allí, por la cercanía y las bondades de1 agua, denominando al manantial el “Charco Lavandero”.

Murió el dueño de la finca y al pasar a los herederos, que no vivían en Torrecillas, se dieron cuenta de que era un gran perjuicio para los ganados que el agua fuera enjabonada y sucia. Se consideraron con derecho a prohibir la entrada de las lavanderas, muraron la finca y pusieron un guarda junto al charco. Un albañil levantaba al muro de día y las mujeres lo caían de ­noche y al guarda le acobardaron y dejó la guardería.

Después de denuncias y juicios en el pueblo y en Trujillo, los dueños en­tablaron un pleito poniéndolo en manos de un letrado de Madrid de mucha fa­ma. Al enterarse las torrecillanas de que había venido un abogado de campa­nillas, recorrieron el pueblo en filas bien ordenadas, cogidas del «bracete” y cantando, acompañadas de “la tocaora» del acordeón, relatando el episodio en coplas.

El abogado vio aquellas filas nutridas de mujeres cantautoras y no quiso encargarse del asunto; hizo lo que el guarda del charco, dejarlo.

Además de la mayoría de las mujeres del pueblo, los principales protago­nistas fueron: los dueños de la finca, el Juez de Torrecillas, el albañil, el guarda del charco, el arrendatario de la dehesa, que estaba del lado del dueño, así como algunos testigos que fueron a declarar a Trujillo y en las coplas les sacan a relucir sus trapos sucios.

Después de mucho tiempo y muchos disgustos, los dueños hicieron lo mismo que el guarda y el abogado, dejarlo también.

Aun se cantan en Torrecillas las coplas del «Charco Lavandero» y una vie­jecita, que era niña cuando ocurrieron los hechos, nos ha dictado varias letras de estas coplas.

 

 

Sep 272013
 

Antonio Muñiz Sánchez.

“Extremadura es tierra de contrastes: dilatada en su geografía, extensa en su terruño, ardiente en su clima, como el corazón de sus hombres.

Es una llanura, suavemente ondulada y acariciada por el beso de dos grandes ríos: Tajo y Guadiana, acompañados por la escolta riente y embriaga­dora de sus múltiples afluentes. Sus cauces no constituyen un valle profundo, como sucede en la depresión del Ebro o del Guadalquivir; ni tampoco tiene grandes cordilleras ni alturas. El pequeño nudo de las Villuercas es una excepción geológica creada por la naturaleza, para que en el siglo XIII sir­viera de trono de piedra, desde cuya altura, la Virgen morena irradiara sus favores larga y tendidamente”.

 

Entre el Tajo e el Guadiana

 

 

 

De su seno surgen, variedad de pe­queños ríos, que aunque no sean cau­dalosos, con sus rientes aguas llevan a su paso un signo de verdura, frescor y fertilidad.

El Guadarranque nace en la unión de la sierra de Altamira y Guadalupe, discurriendo por el extenso término de Alía. El Guadalupejo (no sé de dónde le viene el despectivo) nace en la ver­tiente meridional pasa por todo el tér­mino de Guadalupe, siendo reforzado el Valhondo y el Silvadillo. El Ruecas, tomando dirección suroeste, pasa por Cañamero, se dirige a la provincia de Badajoz y cerca de Medellín rinde sus aguas. Todos ellos a la cuenca del Gua­diana.

Entre los afluentes del Tajo, el prin­cipal es el Almonte, en cuyo profundo valle se encuentra enclavado el pinto­resco pueblo de Navezuelas; las gar­gantas de Santa Lucía surten de agua potable a la ciudad de Trujillo; refor­zado por el Garciaz y el Berzocana; de­semboca en el Tajo, constituyendo un gran embalse cerca de Garrovillas. El Ibor, reforzado por el Viejas, rinde sus aguas en el embalse de Valdecañas, no lejos de Navalmoral de la Mata.

El paisaje característico de Extrema­dura está formado por enormes dehe­sas con pastizales, esa agricultura ex­tensiva que no da para otra cosa, y va­riados bosques de encinas y alcorno­ques, donde tiene su asiento el famoso cerdo ibérico de piel ceniza y sabroso contenido.

Dijimos que es tierra de contrastes y así sucede geográficamente: el valle de Plasencia, regado por el río Jerte, es un vergel de hermosura y frutales, lo mismo que la Vera, exuberante de cul­tivos, regadíos, vegetación y riqueza.

No muy lejos de allí, en el límite de Salamanca, y entre la sierra de Gata y al de Béjar, la comarca de las Hurdes, famosa por su atraso y condiciones de vida, aunque hoy está muy atenuada la situación, por la labor humanitaria y social que un día lejano iniciaran el rey Alfonso y el obispo Segura. (¡Qué dos brazos gigantes para coronar de gloria y alumbrar de destellos las sienes im­periales de la reina de la Hispanidad!).

En Badajoz ocurre lo mismo: fértiles zonas de producción y cultivo en la tierra de Barros, saturada de olivares, adornada de viñedos, enriquecida de cereales; las Vegas del Guadiana, un esfuerzo de tesón y voluntad, un espejo de presas y pantanos, una cascada de aguas de fertilizante curso, de verdor, frescura y encanto. No muy lejos de estos regadíos se encuentra la llamada “Siberia extremeña”: Castuera, Puebla de Alcocer, Herrera del Duque, que con­servan la sonoridad de sus nombres, su empaque señorial, sus magníficas cos­tumbres y sus medios tradicionales, pero que como el náufrago en medio del océano, se muere de sed, aunque la paradoja sea sangrienta. Sus campos siguen secanos, pues aunque próximos al Guadiana, el agua no puede subir a estos suelos quebrados.

Pero ante la adversidad de lo mate­rial, conservan el espíritu y la idea, que vienen de alto, como los vientos y no sabemos qué será mayor riqueza.

Ya lo dicen en su copla: “Vivan los aires morenos, que vienen de Guada­lupe, que pasan por Castilblanco y van a Herrera del Duque”.

 

Sep 272013
 

Pedro Morillo-Velarde Gómez.

Don Antonio Manzano Garías fue cura párroco de Campanario desde el año 1927 al 1940, que pasó a regir la parroquia de Los Santos de Maimona. Durante su estancia en Campanario trabajó afanosamente en los archivos municipal y parroquial, donde hizo un rastreo exhaustivo de cuantos campanarienses lleva­ban el apellido Valdivia, desde el año 1511, fecha en la que dan comienzo los libros parroquiales. Aquellas notas fueron publicadas por Don Antonio en di­versos trabajos en los que el pueblo era trasfondo obligado y sus protagonistas Pedro de Valdivia, el Padre Faustino Arévalo, Bartolomé José Gallardo, la poetisa Vicenta García Miranda y Antonio Reyes Huertas.

De aquella estancia de Don Antonio en Campanario, la de su familia y mis padres, quedó una amistad entrañable que yo he procurado continuar con visi­tas a su hogar de Bienvenida, aún después de su fallecimiento. Fue en una de estos viajes cuando su sobrina Carmen me entregó algo envuelto en un grueso papel y, no sin cierto tono misterioso, me dijo: – ¡Toma esto! En ningunas otras manos estará mejor que en las tuyas.

Ya era yo párroco de Campanario y, al llegar a mi casa, se avivó mi a­sombro al desenvolver aquel paquete y leer en la portada “Dietario”, sí, el libro contable en el que se hacen apuntaciones diarias de las entradas y sa­lidas de caja. Como es habitual, las hojas tenían numeración impresa del 1 al 600 y Don Antonio las había llenado completamente con aquella letra ilegible pa­ra los más y que hacía exclamar a Reyes Huertas cuando recibía carta suya: -¡Y ahora, a descifrar el jeroglífico…!

De vez en cuando aparecía también la letra de su sobrina Carmen en a­yuda de su tío y era sin duda, el motivo por el que ella sabía bien el valor de lo que me entregaba. No sin esfuerzo, me di cuanta de lo que se trataba y busqué una ficha que tenía y que decía así:

 

“El libro de la Visitación girada en 1595 a la Parroquia y Concejo de Campanario, por el Comendador de la Orden de Alcántara Don Juan Rodríguez Vi­llafuerte.

Es un precioso manuscrito de más de ochocientos folios, interesantes todos por reflejar la vida civil y religiosa de Campanario en el siglo XVI, con la valiosa garantía de constituir un testimonio o documento oficial.

Entre los mandatos del Visitador Villafuerte en 1595, se encuentra esta referencia a 1a existencia ya de la romería y ermita de Piedra Escrita: “Así mismo parece que Vos, el dicho Concejo, gastais en cada un año de vuestros propios e rentas, s in ¡e ner licencia de Su Majestad para ello, cinco mil mara­vedís más o menos, lo que os parece, en una romería que se hace a la Ermita de Piedra Escrita”.

 

Se sabía que este manuscrito a que hacía referencia la ficha que yo te­nia, se había quemado en la pasada contienda civil española, por ello mi emo­ción fue grande cuando pude descifrar el primer párrafo de Don Antonio: “Visitación de Don Juan Rodríguez de Villafuerte, año 1595.Comprende las visitaciones de la Iglesia Parroquial, Capellanías, Cofradías, Ermitas, Hospita­les, Concejo y Encomienda de la Portugalesa, de Campanario, ídem de la Encomienda de Quintana de Quintana dé la Serena, ídem de La Guarda. Tomo en parte ma­nuscrito de 836 folios, los primeros y los últimos en mal estado, los demás buenos”.

 

Su expresión “tomo en parte” es indicativo suficiente para la calificación de copia parcial; pero total ahora para la historia de las dos villas y la aldea mencionadas, que se beneficiará muy singularmente con esta recupera­ción de un texto importante mucho más extenso en lo que se refiere a Campa­nario que ya no sentirá la orfandad de un testimonio que se sabía de gran valor.

Quiero referirme a una advertencia de Don Antonio que no pasó de un buen deseo: “Las Iniciales al margen indican el asunto de la forma siguiente: Cap. Capellanía; Cof. Cofradía; E. Ermita; H. Hospita; En. Encomienda; C. Concejo; P. Parro­quia”. Digo que esto ha quedado en proyecto porque las indicaciones marginales previstas fueron sustituidas por copiosos párrafos explicativos.

También Don Antonio hizo un índice tomando como numeración la impresa en las hojas y es asá como sabemos rápidamente que ocupan las 69 primeras la visitación a la Iglesia Parroquial y no me resisto a leer su comienzo:

“En la Villa de Campanario de la Orden y Caballería de Alcántara, en el Partido y Provincia de la Serena, a treynta días del mes de abril de mil y quinientos e noventa y cinco años, con asistencia… (nombra a todas las personas que ocupaban cargos eclesiásticos y civiles con nombre y apellidas, así co­mo a los “Diputados dé mi Visitación) …visité la Iglesia Parroquial de Nues­tra Señora de la Asumpción de la dicha villa y su fábrica, bienes y rentas, u­sos y costumbres… “.

 

La minuciosidad con que actuaban los Visitadores parece estar aquí acre­centada, que este efecto produce la escrupulosidad de Don Juan Rodríguez de Vi­llafuerte, para el bien de la Orden, entonces, y deleite, ahora, para los estudio­sos de este manuscrito que ofrece siempre datos interesantes. Descripciones precisas de los elementas artísticos de toda índole. Mandatos oportunos y, a ve­ces hasta rigurosos, en bien de las personas y lugares que visitaba.

Repetida continuamente la introducción: “Paresce por la Visitación ante­rior…”, en busca siempre del preceptivo contraste entre pasado y presente y por lo tanto con referencias muy frecuentes a las visitaciones más inmedia­tamente anteriores de Don Juan Vázquez de Acuña y Don Antonio Rodríguez de Ledesma. Este sistema permito abarcar la vida de los núcleos de población cita­dos con mucha más amplitud en el tiempo y más que la visitación de lo ocurri­do y comprobado en un año parece realmente una relación de vida durante todo un siglo.

Costumbres y vicisitudes municipales de toda índole. Curiosas disposicio­nes y prebendas respecto al toque de queda. Exenciones y provisiones en favor del municipio. Disposiciones sabias que afectan al abastecimiento de los habi­tuales. Las famosas Juntas de Llegas o Liga, en las que se trataba sobre el apro­vechamiento de los pastos en la llamada “Tierra de Magacela” y a lo que los alcaldes de Campanario acudían con vara de alta justicia, con gran contrarie­dad por parte del Gobernador del Partido, que perdió los pleitos entablados.

Se dispone de una relación que comprende los nombres y apellidos de los alcaldes que ejercieron e1 cargo durante cincuenta años sucesivos por la sen­cilla razón de que los treinta fueron igualmente multados, tanto el perteneciente al estado noble, como el del llano o general. Resultado de aplicar aquellas “Definiciones” con que la Orden de Alcántara regla la vida de las poblaciones que gobernaba, sabias y rotundas en su aplicación práctica. Abundantes citas de este Libro de Visitación ya las utilizó Don Antonio Manzano Garías en su libro sobre Nuestra Señora de Piedra Escrita, patrona de Campanario entonces y de la Serena desde hace ahora veinticinco años, efemé­rides que se están conmemorando solemnemente en estos días, motivo por el que he venido con el tiempo justo para congratularme con ustedes con la recupe­ración de un documento importante en la propia historia extremeña.

Por último, la persona que “interpretó” la letra de Don Antonio Manzano Garías asegura haber sentido sobre sí los revoloteos del Espíritu Santo, escla­recedor en no pocas ocasiones de dudas y momentáneas sensaciones de frustración ante tamaña economía caligráfica.

Fue así como el Fondo Cultural Valeria, recientemente creado en Campanario y al cual pertenezco, llevó a feliz puerto la transcripción de un documen­to de inestimable valía para el pueblo. Cuando se finalice el estudio y aplicación a la historia local del contenido de este Libro de Visitación, es propósito del Fondo editar esta copia parcial transformada en guía área para una aproximación a la historia de Campanario.

 

 

Sep 272013
 

Juan Moreno Lázaro.

 Antes de entrar en el tema propiamente dicho, quizás convenga ir un poco por las ramas, para dejar constancia de porqué ha llegado a mis manos uno de los libros que voy a presentar a ustedes. Me explico:

En mi calidad de presidente del Centro de Inciativas en la época a que voy a referirme, y con la intención de facilitar la visita a los numerosos turistas que cada día llegan a nuestra ciudad, pensé en lo ilustrativo que sería ofrecer gratuitamente a cuantos llegan solicitando información a la Oficina de Turismo, un plano alzado de Trujillo donde gráficamente se orientara al visitante de la situación de los distintos monumentos que se encuentran en la Zona Monumental. Así nació el plano que habrán visto ustedes en la sala.

Hablé de mis intenciones con José María Muñoz, actual presidente del Centro, quien captó inmediatamente la idea, y la realizó con tal maestría y calidad que, cuando personalmente llevé su dibujo al entonces Ministerio de Turismo para que fuera incluído en el folleto de datos informativos, mereció los mayores elogios del negociado, e incluso me rogaron que les enviara cincuenta de los impresos que ya habíamos hecho aquí para enviarlos como modelo a las Oficinas Nacionales de Turismo.

Más tarde, cuando me decidí a imprimir la Breve Guía de Trujillo como autor-editor nuevamente volví a José María para que sin alterar la disposición de los monumentos, cambiara la de los guarismos que identifican a cada uno de ellos, según el orden en que pensaba yo presentarlos para facilitar el recorrido por la Zona Monumental.

Y viene a cuento todos estos antecedentes para justificar el porqué llegó a mí una carta del Departamento de Historia Judía de Jerusalén en la que se me comunicaba el envío de un ejemplar del libro que les presento, en cuya página 37 se reproduce, como ilustración, el plano que nos ocupa.

Mi primera impresión cuando recibí un libro impreso en inglés fue la de que no me iba a enterar de su contenido. Pero, por fortuna para mí, pude comprobar que a partir de la página 100 se reproducía en castellano antiguo los documentos originales que antes se comentaban en inglés.

Gracias a ello pude enterarme de que se trataba, y aún encontrarme, con la noticia –para mí desconocida- de que la antigua sinagoga judía había sido cedida para lo que luego fue convento de Santa Isabel, y ahora conocemos como convento de San Miguel, donde continuan actualmente las dominicas, en la calle y plaza del mimo nombre.

      Así se lo comuniqué al autor, a quien le decía (pensando en la proximidad de estos coloquios) que quizás a alguno de los asistentes al mismo podría interesar la lectura de su obra…

Y, efectivamente, así ha sido: pues precisamente nuestro buen amigo Rodríguez Amores, asiduo particpante en los Coloquios, que visitó recientemente Trujillo con motivo de las fiestas de nuestra Patrona, tuvo mucha alegría cuando le dije que el libro estaba en mi poder y su disposición, pues actualmente está interesado en conocer noticias de los judíos anteriores a la expulsión, ya que se da la circunstancia de que su familia posee una finca ubicada precisamente en lo que actualmente se conoce con el nombre de Valle del Judio (o de Los Judíos).

Como estaba interesado en el apellido Cohen, buscamos en el documentadísimo índice y allí encontramos a los Abraham y su familia registrados en gran número de páginas, como encontramos también dos citas de Madrigalejo, actual residencia particular de nuestro amigo Lorenzo.

En definitiva, el libro publicado por el profesor Beinart, del Departamento de Historia Judía de la Universidad de Jesusalén en el presente año de 1980, es el que tengo el gusto de mostrar a ustedes, en la idea de que para muchos será una interesante novedad, aunque con anterioridad, y con carácter privado, lo había enseñado ya a algunos amigos, como el citado Don Lorenzo, Don Francisco, Don Carmelo y nuestro presidente actual.

 

El segundo libro que voy a mostrarles, también titulado Trujillo seguramente lo conoceran algunos, pues lleva unos meses en el mercado nacional. Pero, su título y la circunstancia de estar dedicado a enaltecer el buen nombre de nuestra ciudad, estimo que bien merece la atención de que conste en estos Coloquios la noticia de “su nacimiento”.

Como ya sabrán algunos, ha sido editado por Everest, S.A. en 1980, y es extremeño el autor del libro, joven, universitario de Salamanca y profesor hasta ahora en el instituto de Plasencia, según nos ha comunicado Don Ramón Núñez que lo conoce desde la infancia. Se llama Juan Carlos Rubio Masa y ha dado interesantes conferencias sobre arte. Escribe muy bien, como acredita el estimable premio que le ha sido concedido por Turismo, al que habrá contribuído no poco las numerosas y buenas fotografías que de nuestra ciudad en el libro se publican.

Aunque creo que no tengo el gusto de conocer al autor (ni creo que él esté presente en los Coloquios) estimo que bien merece que se lo demos a conocer a los señores asambleistas, siquiera por corresponder de alguna manera a la deferencia que autor y editores han tenido con nuestra ciudad, ocupándose de Trujillo, aunque haya sido con fines comerciales, lo que, a mi modesto juicio no quita mérito alguno.

Dedica sendos capítulos a describir el castillo, las murallas y puertas de la villa, sus casa solariegas, Santa María la Mayor, otros templos de la villa, la Plaza Mayor, casas y palacios extramuros, balcones en ángulo, San Martín, los conventos, hospitales, fundaciones, heráldica, etc. Será un libro muy beneficioso para Trujillo, por ser magnífico portavoz del interés que para los turistas tiene el conocimiento de la historia y del arte que la ciudad atesora.

 

Sep 232013
 

José Lozano Ramos.

Este trabajo está dedicado a todos los trujijllanos que por una u otra causa han tenido que salir de la tierra que les vio nacer.

Y sirva para recordar a los que en su juventud dieron patadas a una pelota a balón en los campos de Palo, de las Escuelas, la Dehesilla, Resfaladero, Plaza de Toros, Pizarrín, Campo de San Juan, etc.

 El autor.

 EL FÚTBOL EN TRUJILLO.

PRIMERA PARTE.

Por tratarse de un tema de tanta popularidad y en donde intervienen tantos personajes, lugares y hechos, así como antigüedad, campos de fútbol, nombre de equipos aficionados y federados, presidentes, colaboradores, entrenadores, jugadores, competiciones, cronistas, carteles y anécdotas, partidos jugados, resultados, etc. Y para hacerlo, he decidido elegir el orden cronológico, para así darnos más idea de las vicisitudes que, a través del tiempo, ha pasado el fútbol en Trujillo.

La primera noticia que tengo es de un partido de foot-ball celebrado en el campo Ancharejo entre los equipos de “Invencible” y “Trujillo”, ganando el “Invencible” por 9 o 6 a 0, no se aprecia bien el resultado, y para que no falte de nada se critica al árbitro. Es el 27 de julio de 1907 (1).

La siguiente noticia que me llega es la crónica de un aficionado a las capeas, es Yo-Fu y dice, en enero de 1909:

Para ensalzar todo aquello que nos llega del extranjero, es por lo que algunos aplaudirán la supresión de nuestro tradicional espectáculo tildándolo de brutal (capeas) al igual que las corridas, mientras acogen con aplausos todas las frías barbaridades del boxeo, luchas atléticas, balompié, etc. considerándolas como cultas (2).

 

Pero he aquí que en agosto de 1910 varios jóvenes de la ciudad se dirigen al alcalde para que les ceda gratuitamente la Plaza de Toros para celebrar un partido de balompié entre los equipos “Reina Victoria” y “Juventud Trujillana”, el Ayuntamiento accede (3).

A consecuencia de este partido llega la primera crónica de un partido celebrado en Trujillo, dice así:

 

FOOT-BALL.

 

Cunde en España la afición por el foot-ball de tal modo que rara es la población de alguna importancia que no tenga constituido club más o menos. El día 16 de septiembre de 1910 celebraron un match en la Plaza de Toros, varios jóvenes de la localidad, resultando animadísimo, los equipos “Trujillanos” y “Victoria” empataron a un gol, hecho por los capitanes que en la unión de varios, demostraron conocimientos del juego.

Los porteros después del primer gol estuvieron en sus sitios respectivos y hubo delanteros que rodaron en unión del balón y ambos equipos estuvieron muy iguales.

Para terminar hubo carreras de cintas con sus correspondientes caídas también.

Reciban todos la enhorabuena y especialmente las simpáticas presidentas que obsequiaron a los jugadores con cigarros puros (4).

 

Tienen que pasar siete años para que quede constituida una agrupación deportiva denominada “Trujillo Ronde Club” que jugaba al balón en la Plaza de Toros, cedida por el Ayuntamiento, era octubre de 1917 (5).

Y tienen sus hinchas, como Francisco Blanco, que escribe un artículo titulado “La pelota” en el que dice  que es un deporte sano y que va con el progreso (6).

Este club no tuvo que durar, ya que en septiembre de 1920 se pide que se cree en Trujillo una sociedad deportiva, ya que sólo hay una en Badajoz para la práctica de deportes, y que se debería llamar “Sociedad Deportiva Trujillana”. Lo firma Decalhon (7).

 

Pero el fútbol sigue en Trujillo ya que haciendo un esfuerzo los trujillanos conciertan un partido entre el “Foot-ball Atletic-Club de Trujillo” y el “Club Deportivo Cacereño 2º equipo”. La alineación de los trujillanos: Zamorano, Casillas, Higuero, Santaolaria, Rodríguez, Mariño, Zurita, Avelino, Collado, Javaloyes y Celso (8), ganaron los cacereños y el partido se suspendió por la lluvia en la segunda parte (9), era marzo de 1923.

Y el “Noticiero” de Cáceres dice, en abril de 1923:

 

El domingo celebró asamblea el “Atletic Club de Trujillo”.

La directiva es:

      Presidente: D. Luis Martínez Carvajal.

      Vicepresidente: D. Enrique Cortés Villarreal.

      Tesorero: D. Eugenio Martín.

      Secretario: D. José Sánchez.

      Vocales: D. Emilio López, D. Manuel y D. Pío Pérez Aloe.

Se gestiona del Ayuntamiento terrenos para un campo (10).

 

ANUNCIO.

 

Ganará el equipo trujillano si para jugar emplea las sandalias de suela y goma que ha traído Rubio.

Ríanse ustedes de las sandalias, bonitas y baratas, si no son de G. Rubio.

Plaza Mayor nº22.

 

      Se publica este anuncio en “La Opinión” nº 800 de 19 de abril de 1925. Como se verá en Trujillo ya empieza la propaganda mezclada con el deporte (11).

 

Y como los toros no están reñidos con el fútbol, después de una becerrada de comerciantes, en la Plaza de Toros se celebra un partido de fútbol por los jugadores del “Atletic Club de Trujillo”, junio de 1923 (12).

 

Cuatro meses después Juan Gallego solicita al Ayuntamiento la concesión de un campo para practicar el juego del fútbol (13).

 

El domingo 13 de enero de 1929, se juega un partido entre el “Trujillo F. C.” y el “Club Deportivo”, terminando 4-0 a favor del “Trujillo F. C.”, sobresalieron por el “Trujillo F. C.” Francisco Elías y por el “Deportivo” el portero Cruz y el medio centro Civantos. El árbitro fue el Sr. Caballero. Y termina la crónica: e invitamos a los señores de Trujillo para que favorezcan a las dos asociaciones, ya que la juventud trujillana se esfuerza en todo lo posible para dar una nueva distracción a su pueblo (14).

 

Se pide por J. A. C. un Stadium para Trujillo (15), pero los trujillanos siguen practicando el fútbol a campo abierto. Y así, el 2 de febrero de 1929 se enfrentan el “Arenas F. C.”, de Cáceres, y el “Deportivo” de Trujillo.

 

El “Deportivo” presenta a Cruz, Ginés, Paco, Mariño, Civantos, Serrano, Diéguez, Fernández, Osado, Juan y Muriel.

Como árbitro, el Sr. Castellano.

Hace el saque de honor Mercedes Cuadrados, y ganaron los cacereños 1-0 y Osado, por parte de los trujillanos, tiró un penalty mal (16). Tuvieron mejor suerte el 17 de febrero de 1929, ya que el “Deportivo” ganó al “Villanueva de la Serena” (2º equipo) 3-1 (17). Los partidos no debían ser de guante blanco, por lo que Juan Pérez (G. Rubio) escribe: ¿Un partido amistoso? (18). Pero la afición sigue, y este mismo año el “Trujillano F. C.” juega con el “Balompié de Don Benito”, empatando a uno, y la alineación de los trujillanos fue: Mediavilla, Urquizu, Santaolaria, Segura, Lozano, Civantos, Espada, Elías I, Elías II, Mundi y Valle. Sobresalieron Urquizu, Elías I y Elías II, Segura, Lozano, Civantos y Mediavilla (19).

 

Estamos en 1929 y este año parece, y así es, hay un gran impulso al deporte del fútbol en Trujillo. Ya no es cosa de chicos, hay rivalidades, por lo que D. José Álvarez Imaz escribe un artículo titulado “Para los futbolistas”, escribiendo libol y el deporte tienen que unir y no separar, y termina diciendo: el fútbol es camaradería, es ayuda mutua y socorro mutuo (20). Pero los partidos siguen, “C. D. Cacereño” 2 – “Trujillo C. F.” 0 (21). “C. Deportivo” 2 – “Club del Oeste” 0 (22), “C. Deportivo del Oeste” 3 – “Ferroviario de Cáceres” 1 (23).

 

Y llega el 16 de junio de 1929, domingo, en que el Trujillo juega con el “Sport Club Villanovense” empatando a uno, y en la crónica es la primera vez que se cantan las azañas deportivas de los jugadores, dice: El Trujillo iba ganando 1-0, metió otro gol y el árbitro lo anula, por lo que se retiran seis jugadores del Trujillo, y en el tiempo de descuento al Villanovense empata. La figura del partido fue Lecherino, al que se le dice:

 

Bravo, bravo Lecherino

formidable, colosal

aunque eres chiquinino

eres una catedral (25).

     

A continuación se celebra el primer partido de rivalidad con Las Huertas de las Ánimas, es junio de 1929 y compiten: “Atletic Club Huerteño” 1 – “Trujillo” 0. El portero del “Huerteño” fue el del “Trujillo” cedido por éste (26).

 

Al mes siguiente, el “Trujillo” se tomó la revancha ganando 4-0 (27).

 

El siguiente partido es entre los rivales locales “Trujillo F. C.” y el “Deportivo”. Ganaron los primeros 4-0, fue un partido de mucho nervio entre los espectadores (28).

 

“Villanovense” 1 – “Deportivo” 0. En este partido leemos por primera vez el martirio de los viajes que en aquella época sufrían los jugadores, dice: Gol metido fuera de juego y de noche, ya que el autobús de “Tacone” fue una odisea entre pinchazos, etc.

La alineación del “Deportivo” era: Lecherino, Cancho, Elías (E), Madroñero, Civantos, Elías (A), Herrera, Dieguez, Fati, Manolete y Muriel (29).

 

En octubre se volvió a jugar y se empató a dos goles (30).

 

El “Trujillo F. C.” nombra presidente a D. José O’Mullony en sustitución del Sr. Olivan que dimitió. Se nombra vicepresidentea D. Julio Segura (31).

 

Mientras tanto el “Deportivo” sigue jugando, y así juega por tercera vez seguida con el “Villanovense”, al que gana por 2-0. La alineación del “Deportivo” fue: Cisneros, Elías, Salor, Herrera, Civantos, Moreno, Barrado, Cruz, Osado, Fernández y González. El partido fue duro, pero los trujillanos no se arrugaron (32).

 

A continuación es el “Trujillo F. C.” el que juega en Mérida, perdiendo 3-0. El partido no debió ser un partido de rosas ya que la crónica se titulaba “La desgracia fue en Mérida” (33).

 

Como la afición sigue, los estudiantes trujillanos residentes en Madrid compran una copa, para que se juegue un campeonato local entre el “Deportivo Trujillano” y el “Trujillo F. C.” a tres partidos, es diciembre de 1929 (34).

Ya en 1930 se juega el primer partido, ganando el “Deportivo” 1-0, en el segundo se empata a cero (36), y en el decisivo se empata a dos tantos, pero estuvo lleno de incidentes: iban ganando 2-0 los del “Trujillo F. C.”, después empataron a penalty los deportivistas, por lo que el “Trujillo F. C.” se retiró. El árbitro fue Rafael Clemente Palomino (37), ganando la copa el “Deportivo”.

 

Y como se piensa jugar con el Emeritense se hace una encuesta para hacer la alineación, no sin que antes el Sr. O’Mullony fraternice con los del “Deportivo”, por los sucesos anteriores. La alineación es: Cisneros, Elías (E), Urquizu, Civantos, Segura, Lozano, Pancorro, Fatiga, Trinidad, Osado y Lecherino (38).

El partido se jugó en Mérida y la alineación no fue la que habían dicho, si no: Cisneros, Muñoz, Elías (E), Lozano, Gálvez, Trinidad, Mariño, Elías (F), Ruiz, Bordallo y Segura. La crónica termina diciendo: Los jugadores deben de tomar las cosas más en serio y haber más disciplina y que no se crean figuras (39).        

 

Y como las directivas se tienen que renovar le toca el turno al “Club Deportivo Trujillano”, quedando así:

      Presidente: Sebastián Flores.

      Vicepresidente: Miguel Curiel.

      Secretario-contador: Ignacio Rubio.

      Tesorero: Pedro Lozano.

La cuota es de 0’50 pesetas al mes, y los jugadores socios no serán más de treinta (40).

 

Con nueva directiva hay nuevas competiciones, es la Copa Archicofradía de Nuestra Señora de la Consolación, y la juegan el “Trujillo F. C.” y el “Deportivo”, ganando los primeros 2-0 siendo muy superiores, es mayo de 1930 (41).

 

29 de mayo de 1930: fecha en que se hace pública la fundación de un equipo queridísimo de todos los trujillanos: EL PIZARRÍN. Los alumnos y ex-alumnos del Colegio de los Agustinos, Santiago y Santa Margarita, reunidos bajo la presidencia del Padre Constantino Cortaza, fundan el “Pizarrín Club” para el juego del fútbol. Se nombraron a Francisco Palacios, P. Urquiola y a los ex-alumnos José Mundi y Alfonso Cortés para hacer cuatro equipos (42).

 

En plena euforia de afición, los partidos se suceden, y así el “Estudiantil” pierde con el “Arenas” 1-0 (43). El “Deportivo” (2º equipo) gana 3-1 al “Estudiantil” (44) y el “Trujillo F. C.” y el “Deportivo” (1 equipo) empatan a uno (44) en el campo del Resbaladero, en las Huertas de las Ánimas: “Atletic Huerteño” 1 – “Deportivo” 3 (44).

 

Todo no es alegría, ya que el 29 de junio de 1930 se disuelve el “Trujillo F. C.”. La copa ganada se dona a la Virgen de Consolación y a la Conferencia de San Vicente de Paúl se dan las 55’30 pesetas que de dinero tenía el Club (45).

 

Otros resultados: “Deportivo” (2º equipo) 5 – “Estudiantil” 0 (46). “Deportivo” (2º equipo) 2 – “Madroñera” 0 (47).

 

Se celebrará un partido en el campo de la Castellana (San Juan, carretera Cáceres, más tarde Campo Municipal) viene esto a cuento para darnos una idea de los nombres que ha recibido este campo. En cuanto a lo que decíamos, el partido era entre el “Deportivo” y el “Villanovense”, la alineación que presentará el equipo trujillano será: Cruz, Ginés, Urquizu, Salor, Civantos, Moreno, Felipe, Elías (E), Osado, Curti y Valle. De suplentes: Catalán, Trinidad, Maillo y Muriel (49).

También en esta época había patrocinadores, ya que el equipo del “Oeste” es también la Empresa de Automóviles del Oeste S. A. (50).

 

24 de agosto de 1930: Los equipos de “Deportivo” del 1º y 2º jugaron un partido en el campo de la carretera de Cáceres, por haber diferencia el 2º equipo empezará ganando 4-0 al segundo partido (51).

 

“C. Deportivo” 6 – “Atletic Club de Cáceres” 2.

Alineación del “Deportivo”: Cruz, Salor, Urquizu, Lozano, Moreno, Andrés, Lucas, Cuesta, Luis y González,

“Atletic de Cáceres”: León, Lozano, García, Mariscal, Fernández, Marín, Chamorro, Fajardo, Vila, Burgos y Cruz.

Como curiosidad, se pitó un penalty contra el equipo de Cáceres y no se tiró.

Lo firma A. Bazaga (52).

Para celebrar la Patrona se juega con otro equipo de Cáceres: “C. Deportivo” 3 – “Unión Deportiva de Cáceres” 1.

El cronista dice que los cacereños perdonaron un penalty (53).

 

Saliéndonos del fútbol, pero con los mismos personajes:

Se celebra una función de teatro organizada por el “Club Deportivo Trujillano”, para recaudar fondos para el equipo. La dirigió Valentín Lozano Beato con la obra de Arniches y Catena “El tío Quico” y entremés de Muñoz Seca “Mentira a tiempo” (54).

 

A pesar de ser partidos amistosos, no debían de ser muy tranquilos, ya que se nombra por primera vez a la fuerza pública y a su Inspector Sr. Cisneros, es enero de 1931 y juegan el “Deportivo”, que ganó uno a cero al “Cultural Extremeña” de Don Benito.

Alineación del “Deportivo”: Modesto, E. Elías, Casares, Civantes, Lozano, Moreno, Osado, F. Elías, Fernández, Gutiérrez y Salor.

Árbitro: Sr. Rubio (55).

 

Días antes hay reunión del “Club Deportivo Trujillano” para nombrar directivos, cargos que recaen en:

      Presidente: Sebastián Flores.

      Vicepresidente: Carlos Burgos.

      Secretario: Ignacio Rubio (reelegido).

      Tesorero-contador: Galo Santa Eduvirguis.

      Vocales: Anselmo Blanco, Francisco Ibáñez y Vicente Rubio    (reelegido).

      Inspectores de entrenamiento: el Vicepresidente y Diego Muñoz.

      Revisores de cuenta: Pedro Lozano y Mauricio Izquierdo (55).

      Las cuentas las pagarán en la peluquería de Francisco Delgado (56).

 

18 de enero de 1931: “Deportivo” 3 – “Hernán Cortés” de Medellín 1.

El partido empezó dos horas después porque los de Medellín se retrasaron en el viaje.

      Árbritro: Sr. Bazaga.

La alineación del “Deportivo” fue: Medina, Civantos, Catalán, Murillo, Fernández, Romero, Calero, Cuesta, Osado, Guillén y Muriel.

Cambios: Elías y Moreno por Murillo y Romero (56).

 

En el campo del Espíritu Santo de Cáceres se enfrentan el “Atletic Club” de Cáceres 2 – “Unión Deportiva” de Trujillo 1.

Árbitro: el Sr. Turegano, imparcial.

Alineación de los trujillanos: Mateo, Labiana, Marín, Catalán, Martínez, Burgos, Juanillo, Sánchez, Pelona, Borrella y Peña (57).

 

Ya el 2 de febrero de 1931 el “Deportivo” de Trujillo se enfrenta al “Racing” de Cáceres, empatando a cero.

Árbitro: el Sr. Bazaga.

La alineación del equipo de Trujillo fue: Modesto, Salor, Civantos, Mariño, Trinidad, Moreno, Osado, Escalada, Fernández, Díaz, González.

Como curiosidad: al “Racing” de Cáceres se le pitaron dos penaltys y no se tiraron (58).

 

Por primera vez leo que se celebra un partido de fútbol entre infantiles. Es en la carretera de Cáceres entre los equipos: “Club Nuestra Señora de la Victoria” y una “Sección Trujillana”, terminando el partido 4-1 a favor de los de La Victoria (59).

 

A continuación se conciertan dos partidos con el “Arenas de Navalmoral”. El primero se celebró en Trujillo ganando los moralos 3-1, y el 12 de julio de 1931, en Navalmoral, se juega el partido de vuelta siendo el resultado y la alineación los siguientes:

“Arenas F. C.” de Navalmoral de la Mata 4 – “Deportivo” de Trujillo 3.

Alineación: Cruz, Salor, Tamayo, Catalán, Mariño, Moreno, F. Fernández, Burgos, Fernández, Carrasco y Plácido.

Partido de tú a tú, y eso que los moralos eran mayores de 22 años y los nuestros no se amilanaron por ello (61).

 

Los socios del “Atletic” de Trujillo celebran reunión para elegir directiva, que queda así:

      Presidente: Santos Prieto.

      Secretario: Diego García.

      Contador: Narciso Calero.

      Vocales: Manuel Rubio, Ramón Cuadrado, Manuel Garrido (62).

 

A continuación este equipo celebra dos partidos: el primero contra el “Deportivo”, empatando a cero (62), y el otro con el mismo equipo al que derrotó 2-1, con tantos de Mediavilla por el “Deportivo” y Guillencitos y Cuestina por el “Atletic”. Árbitro: Román Espada (63).

 

 De la afición que había nos da una idea el que en el partido entre el “Deportivo” y el “Atletic”, que ganaron 3-0 los deportivistas, se dan dos crónicas, una por cada hincha de cada club. Los dos coinciden  en que fue un partido de los que hacen afición. Se disputó una copa (64).

 

En las fiestas de La Victoria el “Arenas de Cáceres” gana a un equipo de Trujillo 1-0 (65).

 

El “Atletic Club” de Trujillo celebra Junta General en el bar Pizarro, Plaza Mayor nº 13 (66).

 

En Navalmoral de la Mata: “Arenas F. C.” de Navalmoral 5 – “Atletic” de Trujillo 4.

Alineación del “Atletic”: Lozano, Polan, Liron, Palacios, Lospitao, Chiqui, Nile, Busgos, Cuesta, Valle y Muriel.

Partido entretenido. El cronista fue Santos Prieto (67).

 

El siguiente partido también fue en Navalmoral entre el “Moralo” y el “Atletic”, volviendo a ganar los de casa 5-2 (68).

 

Este mismo mes, diciembre de 1931, se desquitan los trujillanos en Trujillo ganando al “Arenas F. C.” de Navalmoral de la Mata 6-0, fue el “Deportivo” el equipo rival (69).

 

En el año 1932 el “Pizarrín” empieza a jugar fuerte.

Su primer equipo los componen: Muñoz, Borreguero, Plaza, Barrado, Guijo, Donaire, Ferrero, Jiménez, Meca, Fernández y Matías.

El segundo equipo de “Pizarrín” era: Iglesias, Murillo, Azores, Carrasco, Terrones, Cancho F., Gil, Cancho M., Martínez y Mateos.

Suplentes: Peña, Casillas, Paredes (70).

En marzo se enfrentan los dos equipos, ganando el primero al segundo 5-1 (71).

 

En el campo de Santa Ana, que recibe ese nombre por estar al lado de la Ermita de Santa Ana, en el campo de San Juan: “Pizarrín 1º” 1 – “Unión Club” 4.

Árbitro: Padre Constantino.

Se distinguieron por el “Pizarrín”: Jiménez, Plaza, Ferrero, Donaire y Meca (72).

 

El próximo rival del “Unión Club” es el “Club Huertas”, esta vez ganó el “Unión” 5 a 1.

Los goles del “Unión” fueron de Fernández, Plácido, Curro y Valle (72).

Por las “Huertas”: Chinche.

Se distinguieron por la “Unión”: Curro, Quesada, Valle y el portero Julián. Por las “Huertas”: Rebollo y Bravo (73).

 

El “Unión” sigue en racha y así, en el campo de Santa Ana: “Pizarrín Club” 0 – “Unión Club” 3.

Cosa curiosa: el cronista dice: no arbitró el Padre Constantino (74).

 

Se empieza el primer Campeonato Infantil de fútbol. En el sorteo salen emparejados: “Unión Club”-“Pizarrín Club” y “Club Huertas”-“Racing Club”.

Primera vuelta: “Unión Club” 7 – “Pizarrín” 2, en el campo de Santa Ana.

Alineaciones del “Pizarrín”: Vallejo, Plaza, Borreguero, Fernández, Guijo, Barrado, Donaire, Matías, Meca, Vicente y Ferrero.

Por el “Unión Club”: Julián, Monín, Pelota, Americano, Curro, Minero, Pacheco, Matías, Plácido, Valle y Pachi (75).

 

Abril de 1932: “Unión” de Trujillo 1 – “Castilleja de Cáceres” 1.

El gol de los trujillanos los marcó Cuesta (76).

A pesar de la afición y de los partidos que se juegan, el artículo de Carlos Burgos termina diciendo mientras el “Deportista” trujillano lleve consigo la apatía por un lado y por otro la indisciplina para obedecer las órdenes de sus respectivas directivas, etc. (77) sirva esto para los que dicen que los tiempos pasados fueron mejores.

 

En La Cumbre: “La Cumbre” 0 – “Atletic Club” de Trujillo 2 (78).

 

“Atletic Club” (2º equipo) 4 – “Pizarrín” 3.

“Atletic Club”: Solís, Muñoz, Dioclecio, Macho, Bravo, Santiago, Garrido, Álvarez, Cancho, Madrileño y Herruzo.

“Pizarrín”: González, Domingo, Borreguero, Matías, Muñoz, Murillo, Vicente, Donaire, Plaza, Gil y Ferrero (79).

 

12 de junio de 1932: Partido de los que hay que olvidar. “Unión Club” 1 – “Atletic Club” 1.

Cuando se metió el primer gol, se acabó el partido amistoso y se convirtió en una batalla campal, que el público vio con desagrado.

El árbitro suspendió el partido en el primer tiempo, cuando iban empatados (80).

 

Campo de Santa Ana: “Pizarrín” (2º equipo) 4 – “Betis” 2.

Árbitro: el Padre Constantino, acertadamente (81).

 

“Pizarrín” (2º equipo) 6 – “Selección Trujillana” 2.

Alineaciones del “Pizarrín”: Sánchez, Murillo, Domingo, Carrasco, Casillas, Guerra, F. Cancho, Gil, M. Cancho, Martínez y Finito.

“Selección Trujillana”: Donaire, Mariño, La Calle, Pérez, Terrones, E. Murillo, Sebastián, Eduardo, Monín, Martín y Vázquez.

 

Y a continuación señalaré el último partido recogido en el año 1932, que no creemos que fuera el último, ya que es en agosto, es el: “Unión Club” y el “Cáceres F. C.”, que empatan a cero (83).

 

En el semanario local “La Opinión” publica una nota diciendo: en vista de que la mayoría de los cronistas deportivos son los chicos de los mismos equipos o los mismos jugadores y termina así se publicará lo que verdaderamente tenga garantía o lo presente una persona mayor que lo garantice (84). Esta nota nos aclara las noticias que tengo, ya que sin estos chicos, que con mejor o peor fortuna daban a su modo las noticias que para ellos eran importantes, aunque a otros no se lo pareciesen. Nos han quedado unos datos que, sin ellos, no se hubiera podido escribir esta historia. Así que mi más sincero recuerdo a Francisco Blanco, Decalhon, Un aficionado, J. A. C., A. B. C., Juan Pérez, Caballero, J. P., Rapidum, A. Bazaga, Carlos Burgos, Valovel, Diego Fernández, C. B., S. P., Santos Prieto, Nile IV, E. I. O. S., H. P., J. G., D. C., M. Sierra, Afición, Sporman, Futbolista, muchas gracias.

 

 

Fútbol en el día de Las Candelas entre “Los Veteranos del Club Deportivo” y una “Selección de Trujillo”. Las alineaciones fueron:

“Los Veteranos”: Lecherino, Salor, Gines, Mariano, Civantos, Lozano, Nile II, Elías, Nile I, Valle y Sagi.

“Selección”: Lozano, Polan, Coci, Píldoro, Burgos, Chiqui, Palacios, Lospitao, Cuesta, Curro y Liron (85).

Ganaron los de la “Selección” 3-2. El gol del triunfo fue dudoso. Según el cronista Nile IV, hermano como se verá de dos jugadores de los “Veteranos” (86).

 

El 13 de febrero de 1933 en las Huertas de Ánimas, fútbol infantil.

Se distinguieron por los huerteños: Rebollo, César, Mañana, Celestino y Nicolás.

Por el “Pizarrín”: Álvarez, Lumbreras, Carrasco, Finito y Gil (87).

 

El 26 de marzo de 1933 se celebra la devolución de visita en el campo de Santa Ana. Ganando el “Pizarrín” 3-1 (88).

 

No todo va a ser fútbol, aunque tenga que ver con él: se celebra una velada teatral en la que se recita una poesía dedicada al fútbol titulada “Footbal” por José Bazaga (89).

 

En vista de que va a venir el moralo, se jugará un partido para seleccionar a los mejores entre los siguientes jugadores:

Equipo “A”: Lozano, Cancho, Borreguero, F. Polan, Burgos, Palacios, Plácido, J. Cancho, Valle, Vázquez y Cirila.

Equipo “B”: Iglesias, Lozano, García, Matías, E. Polan, Lospitao “J”, Lospitao “M”, Cuesta, Fernández, Curro y Liron (90).

De este partido no se si se celebró lo mismo que contra el moralo.

 

2 de julio de 1933. Campo del Vivero de Huertas de Ánimas. “Arenas Huerteñas” 5 – “Pizarrín” 0.

Goles de Rebollo, 2; Pirri, 2 y Agustín, 1 (91).

 

También la música tiene que ver con el “Pizarrín”, ya que el maestro A. Maillo, compone una marcha titulada “Pizarrín” (92).

 

12 de noviembre de 1933. En el campo de Santa Ana: “Pizarrín” 0 – “Arenas Huerteñas” 6.

Goles de Enrique, 2; Rebollo, 1; Muñoz, 1; Álvarez, 1.

Arbitró el Padre Constantino, excelente (93).

 

Ya en el campo de San Juan: “Selección” 1 – “Pizarrín” 1.

Con goles de Civantos por la “Selección” e Iglesias por el “Pizarrín” (94).

 

      El año 1934 comienza con un partido en el campo de San Juan. Partido para levantar el fútbol en Trujillo y para que haya más equipos, como los famosos “Deportivo” y “Atletic”, dice el cronista. “Unión Club” 4 – “Atletic” 1 (95).

 

En el campo de Santa Ana: “Unión Club” 4 – “Selección” 0.

Goles de Curro, Vázquez, Valle, Palacios (96).

 

En mayo se juega una copa, la juegan: “Atletic” 3 – “Pizarrín” 0.

El saque de honor lo hace Antonia Andrada.

Los goles fueron de Mediavilla (2) y Curro (97).

 

Torneo jugado en el año 1934, entre tres equipos de Trujillo: “Atletic”, “Pizarrín” y “Huertas”.

 

Calendario:

 

10 de junio            “Atletic”-“Pizarrín”                   campo de San Juan.

17 de junio            “Huertas”-“Pizarrín”                 campo de Huertas.

24 de junio            “Atletic”-“Huertas”                  campo de San Juan.

29 de junio            “Pizarrín”-“Atletic”                   campo de San Juan.

1 de julio                           “Pizarrín”-“Huertas”                 campo de San Juan.

8 de julio                           “Huertas”-“Atletic”                  campo de Huertas (98)

 

Partido entre el “Atletic” 3 – “Huertas” 1.

Árbitro: Sr. Clemente.

“Atletic”: Cazurro, Polan, Palacios, García, Bilbaíno, Moreno, Herruzo, Lospitao I, Curro, Valle y Lospitao II.

“Huertas”: Solís, Antonio, Marcos, Diche, Ezequiel,

, Enrique, Cirila, Agustín, Manolo, Julio y Rebollo (99).

 

 

 

 

 

RESULTADOS

 

 

 

“Pizarrín” 1 – “Atletic” 4

 

“Huertas” 2 – “Pizarrín” 0

 

“Atletic” 2 – “Huertas” 1

 

 

 

 

 

CLASIFICACIÓN

 

 

 

                  J.         G.        E.         P.         F.         C.        P.

 

“Atletic”     2          2          0          0          6          2          4

 

“Huertas”      2       1          0          1          3          2          2

 

“Pizarrín”      2       0          0          2          1          6          0      (100)

 

 

 

      “Pizarrín” 2 – “Huertas” 2 (101).

 

 

 

El siguiente partido fue en el campo de la Dehesilla: “Huertas” 0 – “Atletic” 1.

 

Alineación del “Huertas”: Cano, Marcos, Antonio, Ezequiel, Rubio, Colaurreu, Pichi, Julio, Manolo, Bombo y Rebollo.

 

Alineación del “Atletic”: Pepín, Palacios, Lospitao I, Lospitao II, Bilbaíno, Moreno, Plácido, Julián, Curro, Valle y Lázaro.

 

Gol de Plácido.

 

 

 

 

 

RESULTADOS

 

 

 

“Atletic”     4          “Pizarrín”         1

 

“Huertas”   2          “Pizarrín”         0

 

“Atletic”     2          “Huertas”         1

 

“Pizarrín”   2          “Atletic”           0

 

“Pizarrín”   2          “Huertas”         2

 

“Huertas”   0          “Atletic”           1

 

 

 

 

 

CLASIFICACIÓN.

 

 

 

                  J.         G.        E.         P.         F.         C.        P.

 

“Atletic”     4          3          0          1          6          7          6

 

“Huertas”   4          1          1          2          5          5          3

 

“Pizarrín”   4          1          1          2          7          8          3          (102)

 

 

 

Referente a los partidos:

 

“Pizarrín” 2 – “Atletic” 0

 

Árbitro: T. Corrales, imparcial.

 

“Pizarrín”: Delgado, Álvarez, Borreguero, Mariño, Cruz, Moro, Rubio, Calcuta, Plaza, Cuesta y Vázquez.

 

“Atletic”: Peña, Palacios, Lospitao II, Polan, Burgos, Lospitao I, Cerilla II, Cancho, Curro, Valle y Beato.

 

Goles de Cuesta y Plaza (103).

 

 

 

A continuación nos encontramos con un nuevo equipo “Peque F. C.” que juega su primer partido con el “Pizarrín”, al que gana 3-2, arbitrando el Sr. F. Murillo (104).

 

 

 

Al siguiente partido perdieron con el “Pizarrín” 4-0, con goles de Cortés (2), Valle y Mendo (105).

 

 

 

Campo de La Dehesilla: “Atletic de Huertas” 7 – “Atletic de Trujillo” 1.

 

Arbitró el Sr. Marcos (106)

 

 

 

19 de agosto de 1934. Campo de San Juan: “Pizarrín” 2 – “Republicano de Cáceres” 0.

 

“Pizarrín”: Delgado, Álvarez, Borreguero, Moro, Cruz, Carrasco, Rubio, Cancho, Plaza, Cuesta y Vázquez.

 

A pesar del tiempo tormentoso, hubo bastante público.

 

Goles de Cuesta y Cruz.

 

Árbitro: Bazaga Medina (107).

 

 

 

El “Atletic Club” de Trujillo, campeón local, organiza una función de teatro para recaudar fondos. La comedia se titula “La Guapa” (108).

 

 

 

En septiembre de 1934 celebra reunión el “Atletic” de Trujillo. Fue muy movida, cesando todos menos el tesorero y un vocal. Se dieron cuentas del dinero que existe, que es de 460 pts. de las que 400 pts. serán para material.

 

La Junta acordó una directiva provisional formada por:

 

Presidente: José Burgos.

 

Vicepresidente: Evaristo Valle.

 

Secretario: Francisco Palacios.

 

Tesorero: Plácido Barquilla.

 

Vocales: Elías Dieguez, Joaquín González, Julián Ibáñez y Antonio Fernández (109).

 

 

 

El último partido del año 1934: “Atletic Club” de Trujillo 2 – “Arenas” de Cáceres 1.

 

Árbitro: Sr. Moreno.

 

Hace el saque de honor Lola Prieto, acompañada de Asunción Barbado, Anita Fernández y Andrea Gil.

 

Alineación del “Atletic”: Cazurro, Palacios, Rano, Beato, Bilbaíno, Lospitao, Plácido, Mejías, Curro, Valle y Antonio (110).

 

 

 

      Año de 1935. Campeonato local.

 

      Campo de San Juan.

 

 

 

      “Atletic” 3                    J.A.P.F.C.  0

 

      “Atletic” 1 (Curro)    “Pizarrín” 1 (Yurrita)

 

      “Pizarrín” 1 (Cruz)       J.A.P.F.C.  2 (Polan y Pablo)

 

      J.A.P.F.C.  0               “Atletic” 3 (Plácido, Orsi, Curro)

 

 

 

      CLASIFICACIONES

 

                                         J.         G.        E.         P.         F.         C.        P.

 

      “Atletic”                       2          1          1          0          4          1          3

 

      J.A.P.                          2          1          0          1          2          4          2

 

      “Pizarrín”                     2          0          1          1          2          3          1

 

 

 

      Se publica una nota en la que se dice que las crónicas se reciben, pero que deben de ser más imparciales, ya que existe mucha parcialidad en sus crónicas (111).

 

 

 

      No se vuelven a recibir más artículos hasta que se dice que en un partido celebrado entre el “Atletic” y el “Pizarrín” se entrega la copa al campeón local “Atletic”, la copa la donó la casa Bayer por mediación de D. Adrián Fernández (112).

 

 

 

      Aparece un nuevo equipo: se trata del “C. D. Español” con domicilio social en el Hotel Bizcocho.

 

      Presidente honorario: Fulgencio Villar Fernández.

 

      Presidente efectivo: Dioclecio García Cancho.

 

      Vicepresidente: Vicente Garrido.

 

      Secretario-tesorero: Alfonzo Herruzo.

 

      Vicesecretario: José Muriel.

 

      Vocales: Andrés Sánchez, Antonio Carrasco, José Fernández y José Sánchez.

 

      Cobrador: Emilio Iglesias.

 

      Avisador: Rafael Fernández (113).

 

 

 

      Es abril de 1935.

 

 

 

      El domicilio social del “Pizarrín” es: Marqués de Albayda, nº 1 (114).

 

 

 

      A continuación se juegan dos partidos en Trujillo. El primero entre: “Atletic” 3 – “Deportivo Militar de Cáceres” 3.

 

      Después se celebró un baile en el bar Pizarro (115).

 

      En Cáceres: “Deportivo Militar de Cáceres” 2 – “Atletic” de Trujillo 2. (116)

 

 

 

      28 de julio de 1935: “Atletic” – “Pizarrín”.

 

      “Atletic”: Julián, Cirila, Mateos, Lospitao, Bilba, Beato, Plácido, Palacios, Curro, Valle y Borreguero.

 

      “Pizarrín”: Delgado, Álvarez, Borreguero, Píldoro, Cruz, Cuesta, Simón, Cancho, Antonio, Guillén y Vázquez (117).

 

 

 

      11 de agosto de 1935. Campo de San Juan. “C.D. Constancia” de Plasencia 7 – “Atletic” 0.

 

      “Atletic”: Julián, Mateos, Fernández, Beato, Bilbaíno, Lospitao, Plácido, Gil, Curro, Valle y Mediavilla (118).

 

 

 

      El “Pizarrín” no solo juega al fútbol, sino que también organiza una carrera ciclista de Trujillo-Miajadas-Trujillo.

 

      El resultado es:

 

                  1º Constantino Álvarez.

 

                  2º José Álvarez.

 

                  3º Gregorio Lumbreras.

 

                  4º Rodrigo Barrado.  (119)

 

 

 

      Se publica un artículo escrito por Mauricio Izquierdo titulado “Fútbol” dedicado a su amigo Curro, delantero centro del “Atletic Club” de Trujillo. En el que dice: para jugar al fútbol hay que entrenarse y cuidarse y si no dejarlo (120).

 

 

 

      Nueva directiva del “Atletic Club” de Trujillo. Año 1935.

 

      Presidente: Santos Prieto.

 

      Vicepresidente: Andrés Osado.

 

      Secretario: Juan Manuel Moreno.

 

      Contador: Antonio Herrera.

 

      Tesorero: Alfonso Delgado.

 

      Vocales: Jacinto Cancho y Julián Ibáñez (121).

 

 

 

      Año 1936. 9 de febrero. Campo de San Juan. “Peque F. C.” 6 – “Pizarrín Club” 2.

 

      Goles del “Peque Club”: Galeano (2), Nicolás (2), Civantos (2).

 

      Por el “Pizarrín”: Mendo y Marín.

 

      Arbitra el Sr. Civantos, imparcial (122).

 

 

 

      Se juega en Plasencia el 29 de marzo de 1936 el partido entre el “Constancia” de Plasencia y el “Atletic” de Trujillo, terminando el partido con empate a uno.

 

      El gol trujillano lo marcó Rebollo, y la alineación del “Atletic”: Julián, Curro, Fernández, Lospitao, Bilba, Cruz, Rebollo, Ruiz, Cuesta, Valle y Yurrita (123).

 

 

 

      Con toda la afición que hay, los partidos se tienen que jugar a campo abierto, con los consiguientes perjuicios que a los jugadores suponía el paso de ovejas, caballos, burros, etc. cuando se estaba jugando el partido.

 

      Es por lo que el “Pizarrín Club” y el “Atletic Club” trujillano hacen una instancia solicitando al Ayuntamiento que coopere para hacer deporte como hacen otros (124).

 

 

 

      EL DÍA 18 DE JULIO EMPIEZA LA GUERRA CIVIL.

 

 

 

      Con la Guerra Civil el fútbol desaparece, aunque el día de San Fernando de 1938 se juega un partido de este deporte, aunque no se dice quiénes jugaron (125).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

      Aquí termina el primer capítulo de esta Historia del Fútbol en Trujillo, no sin antes y a continuación, copiarles el artículo que me hizo para este trabajo Juan González Cuesta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

ARTÍCULO ESCRITO POR JUAN GONZÁLEZ CUESTA.

Sobre el año 1927 con otros jugadores y alumnos de los Agustinos fundamos el “Balompié”, con anterioridad existía el “Deportivo” y el “F.C. de Trujillo”.

Alineaciones del “Deportivo”: Lecherino, Salor, Mahoma, Moreno, T. Civantos, I. Rubio, Osado, Mundi, Fatiga, Cuesta y Muriel.

 

      El uniforme era: camiseta azul y blanca a listas y pantalón azul marino.

 

 

 

      La alineación del “F.C. de Trujillo”: Zamorano, Medina, E. Elías, Herrera, Trenado, Guillén, Chica, Mundi (E), Cachorro, Peña y A. Medina.

 

      El uniforme era como el del “Real Madrid”, todo blanco.

 

 

 

      Los jugadores del “F.C. de Trujillo” sólo jugaban en época de vacaciones por ser todos estudiantes o por estar fuera.

 

      El “Deportivo” jugaba todos los domingos, por ser artesanos y empleados de Trujillo, jugando en Cáceres, Navalmoral de la Mata, Plasencia , Don Benito, Villanueva de la Serena, etc.

 

     

 

      El “Balompié” vestía: camiseta amarilla y pantalón azul marino.

 

      Se reforzó con algunos jugadores del “Deportivo”  y se hicieron los gallitos. El equipo que se formó fue: Julián, Mateos, Cirila, Andrada, Peña, Píldoro, Bacala, Cuesta, Curro, Lecherino (P.) y Vázquez.

 

      Fue una época con gran penurria de medios, por no tener dinero.

 

BIBLIOGRAFÍA

(1)-La Opinión nº 1936-de 1-2-1945

(2)-  “         “     nº 57-de 28-1-1909

(3)-  “         “     nº 138-de 18-8-1910

(4)-  “         “     nº 143-de 22-9-1910

(5)-  “         “     nº 514-de 25-10-1917

(6)-  “         “     nº 495-de 14-6-1917

(7)-  “         “     nº 666-de 23-9-1920

(8)-  “         “     nº 796-de 22-3-1923

(9)-  “         “     nº 770-de 28-3-1923

(10)-  “         “     nº 800-de 19-4-1923

 

(11)-  “         “     nº 800-de 19-4-1923

 

(12)-  “         “     nº 801-de 28-6-1923

 

(13)-  “         “     nº 827-de 25-10-1923

 

(14)-  “         “     nº 1100-de 17-1-1929

 

(15)-  “         “     nº 1102-de 31-1-1929

 

(16)-  “         “     nº 1103-de 7-2-1929

 

(17)-  “         “     nº 1105-de 21-2-1929

 

(18)-  “         “     nº 1107-de 7-3-1929

 

(19)-  “         “     nº 1110-de 27-3-1929

 

(20)-  “         “     nº 1113-de 22-4-1929

 

(21)-  “         “     nº 1113-de 22-4-1929

 

(22)-  “         “     nº 1113-de 22-4-1929

 

(23)-  “         “     nº 1119-de 29-3-1929

 

(24)-  “         “     nº 1122-de 20-6-1929

 

(25)-  “         “     nº 1122-de 29-6-1929

 

(26)-  “         “     nº 1123-de 27-6-1929

 

(27)-  “         “     nº 1126-de 18-7-1929

 

(28)-  “         “     nº 1128-de 1-8-1929

 

(29)-  “         “     nº 1131-de 22-8-1929

 

(30)-  “         “     nº 1139-de 17-8-1929

 

(31)-  “         “     nº 1139-de 17-8-1929

 

(32)-  “         “     nº 1142-de 7-11-1929

 

(33)-  “         “     nº 1147-de 12-12-1929

 

(34)-  “         “     nº 1149-de 26-12-1929

 

(35)-  “         “     nº 1151-de 9-1-1930

 

(36)-  “         “     nº 1152-de 16-1-1930

 

(37)-  “         “     nº 1153     -de 23-1-1930

 

(38)-  “         “     nº 1154-de 30-1-1930

 

(39)-  “         “     nº 1157-de 20-2-1930

 

(40)-  “         “     nº 1164-de 10-4-1930

 

(41)-  “         “     nº 1169-de 15-5-1930

 

(42)-  “         “     nº 1171-de 29-5-1930

 

(43)-  “         “     nº 1174-de 19-6-1930

 

(44)-  “         “     nº 1175-de 26-6-1930

 

(45)-  “         “     nº 1176-de 3-7-1930

 

(46)-  “         “     nº 1176-de 3-7-1930

 

(47)-  “         “     nº 1180-de 31-7-1930

 

(48)- Contado por D. Fco. Salazar. –

 

(49)- La Opinión  nº 1176-de 3-7-1930

 

(50)-  “         “     nº 1182-de 14-8-1930

 

(51)-  “         “     nº 1183-de 21-8-1930

 

(52)-  “         “     nº 1191-de 16-10-1930

 

(53)-  “         “     nº 1193-de 30-10-1930

 

(54)-  “         “     –

 

(55)-  “         “     nº 1203-de 8-1-1931

 

(56)-  “         “     nº 1205-de 22-1-1931

 

(57)-  “         “     nº 1206-de 29-1-1931

 

(58)-  “         “     nº 1207-de 5-2-1931

 

(59)-  “         “     nº 1213-de 19-3-1931

 

(60)-  “         “     nº 1229-de 9-7-1931

 

(61)-  “         “     nº 1230-de 16-7-1931

 

(62)-  “         “     nº 1231-de 23-7-1931

 

(63)-  “         “     nº 1233-de 6-8-1931

 

(64)-  “         “     nº 1234-de 13-8-1931

 

(65)-  “         “     nº 1235-de 29-10-1931

 

(66)-  “         “     nº 1238-de 10-9-1931

 

(67)-  “         “     nº 1248-de 19-11-1931

 

(68)-  “         “     nº 1254-de 31-12-1931

 

(69)-  “         “     nº 1254-de 31-12-1931

 

(70)-  “         “     nº 1264-de 10-3-1932

 

(71)-  “         “     nº 1264-de 10-3-1932

 

(72)-  “         “     nº 1265-de 17-3-1932

 

(73)-  “         “     nº 1266-de 23-3-1932

 

(74)-  “         “     nº 1268-de 7-4-1932

 

(75)-  “         “     nº 1270-de 21-4-1932

 

(76)-  “         “     nº 1271-de 28-4-1932

 

(77)-  “         “     nº 1276-de 2-6-1932

 

(78)-  “         “     nº 1276-de 2-6-1932

 

(79)-  “         “     nº 1276-de 2-6-1932

 

(80)-  “         “     nº 1278-de 16-6-1932

 

(81)-  “         “     nº 1279-de 23-6-1932

 

(82)-  “         “     nº 1283-de 21-7-1932

 

(83)-  “         “     nº 1287-de 18-8-1932

 

(84)-  “         “     –

 

(85)-  “         “     nº 1311-de 2-2-1933

 

(86)-  “         “     nº 1312-de 9-2-1933

 

(87)-  “         “     nº 1314-de 23-2-1933

 

(88)-  “         “     nº 1319-de 30-3-1933

 

(89)-  “         “     nº 1325-de 11-5-1933

 

(90)-  “         “     nº 1325-de 11-5-1933

 

(91)-  “         “     nº 1333-de 2-7-1933

 

(92)-  “         “     nº 1333-de 2-7-1933

 

(93)-  “         “     nº 1352-de 16-12-1933

 

(94)-  “         “     nº 1355-de 7-12-1933

 

(95)-  “         “     nº 1376-de 3-5-1934

 

(96)-  “         “     nº 1377-de 10-5-1934

 

(97)-  “         “     nº 1380-de 31-5-1934

 

(98)-  “         “     nº 1382-de 14-6-1934

 

(99)-  “         “     nº 1384-de 28-6-1934

 

(100)-  “         “     nº 1384-de 28-6-1934

 

(101)-  “         “     nº 1385-de 5-7-1934

 

(102)-  “         “     nº 1386-de 12-7-1934

 

(103)-  “         “     nº 1387-de 19-7-1934

 

(104)-  “         “     nº 1388-de 26-7-1934

 

(105)-  “         “     nº 1389-de 2-8-1934

 

(106)-  “         “     nº 1390-de 9-8-1934

 

(107)-  “         “     nº 1392-de 23-8-1934

 

(108)-  “         “     nº 1392-de 23-8-1934

 

(109)-  “         “     nº 1397-de 27-9-1934

 

(110)-  “         “     nº 1403-de 8-11-1934

 

(111)-  “         “     nº 1412-de 10-1-1935

 

(112)-  “         “     –

 

(113)-  “         “     nº 1426-de 17-4-1935

 

(114)-  “         “     nº 1427-de 25-41935

 

(115)-  “         “     nº 1429-de 9-5-1935

 

(116)-  “         “     nº 1432-de 30-5-1935

 

(117)-  “         “     nº 1440-de 25-7-1935

 

(118)-  “         “     nº 1442-de 8-8-1935

 

(119)-  “         “     nº 1454-de 31-10-1935

 

(120)-  “         “     nº 1456-de 14-11-1935

 

(121)-  “         “     nº 1458-de 28-11-1935

 

(122)-  “         “     nº 1467-de 30-1-1936

 

(123)-  “         “     nº 1476-de 2-4-1936

 

(124)-  “         “     nº 1481-de 7-5-1936

 

(125)-  “         “     nº 1588-de 26-5-1938

    

 

Sep 232013
 

Román Gómez Guillén.

Siempre ha procedido el Cabildo de la Catedral de Plasencia con todo respeto y se ha mostrado obsequioso en los distintos acontecimien­tos de las Casas Reales de España. En prueba de esta afirmación, aduci­mos algunos datos: “La muerte de Carlos V, acaecida dentro del Obispa­do en 1558, inclina a los Capitulares a estrenar la Catedral Nueva in­conclusa para los funerales del Emperador, a pesar del desescombro que hubo que llevar a cabo con la urgencia del caso. Por su esposa doña Isa­bel, muerta en Toledo en mayo de 1539, se habían celebrado funerales en la Catedral Vieja”[1]. Aún recordamos los que se hicieron en octubre de 1953 con motivo del IV Centenario de la muerte del mismo Emperador en nuestra Catedral con toda solemnidad y con asistencia de las principales Autoridades de la nación.

Parte integrante en toda esta clase de actos ha sido la Capilla Musical de la Catedral. Otro dato que avala este aserto: “En el año 1576, cuando Felipe II se entrevistó en Guadalupe con su sobrino en rey de Portugal D. Sebastián, queriendo celebrar las Navidades en el magnífico Mo­nasterio, para solemnizar el divino misterio y las regias visitas, se llamaron cantores de Toledo y Plasencia… juntamente con la Capilla de esta Casa”[2] .Vemos con esto que la fama de la Capilla musical de la Catedral traspasa ya las fronteras del ámbito local.

El tema de nuestro trabajo refiere la actuación de la Orquesta de la Capilla de la Catedral de Plasencia durante la visita que llevó cabo a la ciudad de Trujillo en el año 1796 el rey Carlos IV, camino de Sevilla. Reinado de nefasto recuerdo que estuvo dominado por su es­posa María Luisa de Parma, quien gobernó por medio de sus favoritos. Uno de estos favoritos fue el extremeño Manuel Godoy, víctima y juguete de las ideas imperialistas de Napoleón, con unos criterios totalmente afrancesados. Hacemos, igualmente, mención de otro extremeño que tuvo intervención en el gobierno de Carlos IV, José de Salas, maestre de cam­po y consejero del Rey[3]. Por donde vemos que no fue muy afortunada la actuación de nuestros compaisanos en este reinado.

Hechos estos preámbulos, vengamos al tema que nos ocupa.

 

 

I. Invitación del Ayuntamiento de Trujillo al Cabildo de Plasencia.

 

Vamos a ir exponiendo sucesivamente los datos tomados de las Actas Capitulares del Archivo Catedral.

“Carta de la ciudad de Trujillo. Leyose carta de la ciudad de Truji­llo comunicando la venida de nuestros Soberanos Monarcas y su Real fami­lia a dicha ciudad en el próximo mes de Enero, de que enterado acordó el Cabildo se la conteste estimándola su atención”[4]. Esta carta fue leída en Cabildo Ordinario de Pascuas, jueves 24 de diciembre de 1795.

Antes de recibirse la invitación por parte del Ayuntamiento de Trujillo, el Cabildo en una previsión digna de encomio se adelanta a dicha invitación y así con fecha 21 de diciembre del mismo año 1795 se toma el siguiente acuerdo:

“Junta Capitular en la Sacristía de lo Viejo. Sobre nombramiento de Sres. Comisarios que pasen a cumplimentar a los Reyes nuestros Señores… Asimismo que en atención a que los Reyes nuestros Señores hacen tránsito por este Obispado en su viaje a Sevilla, correspondía que el Cabildo resolviese cuanto antes el nombramiento de algunos Sres. Comisarios que pasen a cumplimen­tar a S.S. M.M. y a las demás personas Reales que vienen en su compañía, de que enterado el Cabildo acordó que dicho Sr. Presidente se sirva dar llama­miento para que mañana martes veintidós del corriente después de Nona se ce­lebre Extraordinario… para determinar sobre Legacía a cumplimentar a los Reyes nuestros Señores y personas de su Real familia que les acompañan en su tránsito por este Obispado”[5].

Al día siguiente tiene lugar dicho Cabildo Extraordinario. Hay una errata del Secretario en cuanto al día de la semana, cotejada esta acta con la anterior y siguientes, ya que dicho día 22 de diciembre era martes y no “miércoles” como se dice en las Actas.

“Cabildo Extraordinario, miércoles 22 de diciembre de 1795. Y luego con arreglo al orden prescrito en el llamamiento, se procedió a nombrar dos Sres. Comisarios para cumplimentar a los Reyes Nuestros Señores y demás Personas de su Real familia que los acompañan en su tránsito por este Obispa­do”[6]. Por votación fueron elegidos el Sr. Arcediano de Plasencia D. Fernan­do Suárez con 13 votos y el Sr. Magistral D. Joseph Laso con 12 votos, acompa­ñándoles dos Capellanes en dicha Comisión y haciéndose el correspondiente libra­miento para los gastos necesarios.

 

Se pide por el Ayuntamiento de Trujillo la Orquesta de la Capilla Mu­sical de la Catedral.

Es muy interesante este documento en el que se describen la petición del Ayuntamiento de Trujillo, el acuerdo del Cabildo de Plasencia y ciertas medidas a este respecto. Todo ello lo transcribimos a continuación.

“Junta Capitular en la Sacristía de lo Viejo a 29 de diciembre de 1795. Carta del Correxidor y Ayuntamiento de Truxillo.

Leyose carta del Cavallero Correxidor y Ayuntamiento de la Ciudad de Truxillo avisando que para el día siete de enero próximo llegarán a ella los Reyes Nuestros Señores y su Real Familia y que para contribuir a el obsequio que desean proporcionarles suplican al Cabildo se digne franquearlos la Orquesta de la Capilla de esta Santa Iglesia; de que enterado acordó se la conteste en el Correo de este día, que para el seis de dicho mes de enero se hallarán en dicha Ciudad y a su disposición los Músicos Instrumentistas de su Capilla para los días que fuere de su agrado.

Aumento de otros músicos para la Orquesta.

Asimismo acordó que para que se execute un objeto tan digno con la mayor completa satisfacción de dicha Ciudad, bayan también además de dichos Músicos Instrumentistas D. Antonio Díaz Ayuda de Sochantre y el Músico Contraalto Castel Ruiz, mediante saber tocar el Violín y también el Mozo de Coro Joseph Hornero que toca el Biolonchelo; que se libren mil reales a favor de Joseph Albarez primer Violín para los gastos del Viaje, de cuya cantidad dará quenta a su devido tiempo.

Sobre Oficio al Cavallero Correxidor para que los facilite Cavallería.

Igualmente acordó que en el caso de que los Músicos no encuentren Cavallerías para ir a dicha Ciudad de Truxillo, se pase un oficio al Cavallero Correxidor de esta de Plasencia para que se sirva facilitarlas.

Carta Credencial.

También acordó que en el día que hayan de salir dichos Músicos de esta Ciudad para la de Truxillo, se dé Carta Credencial a dicho primer Violín que deberá presentar a aquel Cavallero Correxidor y Comisario del Ayuntamiento”.[7]

 

Es de suponer que el Corregidor de Plasencia se enterase de la peti­ción del Ayuntamiento de Trujillo, por lo que le faltó tiempo para dirigirse al Cabildo haciendo idéntica petición para no quedar en peor situación ante los Reyes y no se le ocurre otra salida más que ir con los músicos de la Ca­tedral   a Navalmoral de la Mata y allí cumplimentar a los Reyes en nombre de la ciudad de Plasencia; petición que se hizo al día si­guiente 30 de diciembre de 1795.

He aquí la petición del Ayuntamiento de Plasencia.

“Sobre la proposición del Cavallero Correxidor de esta Ciudad re­lativa a pedir la Música para obsequiar a S.S. M.M. en Navalmoral. Junta Ca­pitular en la Sacristía de lo Viejo a 30 de diciembre de 1795.

En Junta Capitular celebrada en la Sacristía de lo Viejo después de Completas a treinta de diciembre de mil settecienttos noventa y cinco, dijo el Sr. Arcediano de Plasencia Pressidente que el Cavallero Correxidor de esta Ciudad había estado en su Casa y manifestándole que para cumplimentar a los Reyes Nuestros Señores y demás Personas Reales pasaba con los Cavalle­ros Rexidores Comisarios nombrados por la Ciudad a la Villa de Navalmoral, y que para obsequiar a S.S. M.M. y A.A. deseaban llebar a los Músicos Instru­mentistas de esta Santa Iglesia lo que hacía presente al Cabildo para que determinase lo que estimare por más combeniente. Y habiendo conferenciado el asumpto con toda reflexión acordó dar Comisión a dicho Sr. Arcediano de Plasencia para que se sirva pasar a esta con dicho Cavallero Correxidor y le haga presente que el Cabildo enterado de la proposición que queda expuesta, le Hera muy sensible no poder complacerle y a esta Ciudad, mediante tener comprometida su palabra con la de Truxillo, a quien se había escrito, que para el día seis del próximo enero esttarían allí los Músicos a consecuencia de igual súplica que por su carta de veintiséis del corriente le había hecho dicha Ciudad de Truxillo”[8].

 

Hasta aquí todo ha sido petición verbal. Viene a continuación el documento de la anterior petición por parte del Ayuntamiento de Plasencia.

Oficio del Cavallero Correxidor de esta ciudad de Plasencia.

Junta Capitular en la Sacristía de lo Viejo a 2 de enero de 1796. En Junta Capitular celebrada en la Sacristía de lo Viejo después de Complettas a dos de Enero de mil settecienttos noventta y seis dijo el Sr. Chantre que el Sr. Arcediano de Plasencia le había pasado un Oficio que le había dirigido el Cavallero Correxidor de estta Ciudad para que le hiciera presente al Cabildo y habiéndole mosttrado dicho Señor, se habrió y leyó cu­yo tenor a la letra es el siguiente:

Oficio. Con fecha de treinta de diciembre pasé Oficio a la Ciu­dad de Truxillo poniendo en su noticia la respuesta que dio V. Sª. quando por parte de esta Ciudad se pidió la Música para festejar a S.S. M.M. en la Villa de Navalmoral y que a consecuencia de ello se había resuelto llevarla con efecto a la referida Villa, desde la qual se cuidara de imbiar los Músicos a dicha Ciudad y a tiempo de recibir en ella al Rey y Real familia: Como la Ciudad de Truxillo no desconoce la actividad y el estímulo que a todos ins­pira el Viaje de S.S. M.M. para obsequiarles con festejos, a respondido conformándose con la determinación referida, y así espero del celo de V. Sª. comunique a los Músicos estten dispuestos para salir a Navalmoral a disposi­ción de esta Ciudad el lunes quattro del corriente, por la mañana, en cuyo tiempo saldrán los Cavalleros Comisarios, y yo también a dicho Pueblo, para lo que están tomadas las disposiciones y providencias necesarias. Dios guarde a Vª. Sª. muchos años. Plasenciaa y Henero de Mil Settecienttos noventa y seis Ilmo. Señor = Joseph Ordás Reyero = Ilmo. Sr. Deán y Cavildo. Y habiendo confe­renciado el Cabildo sobre el particular, acordó dar Comisión a los Sres. Chantre y Hernández para que con arreglo a la mentte del Cabildo de que ven ente­rados, se sirban disponer la contestación a dicho Oficio, como se practicó la forma siguiente:

Respuesta al anterior Oficio. La que a las seis de la tarde de este día de la fecha entregó en mano del Cavallero Correxidor de esta Ciudad el Oficial Jurado de la Señoría Capitular. Y de ello da fe. Serradilla (Rubri­cado).   

“Con treinta de Diciembre a consecuencia de habernos manifestado el Sr. Arcediano titular como Presidente la Proposición que V. Sª. le había he­cho de que pasaba con los Cavalleros Rexidores Comissionados nombrados por la Ciudad a la Villa de Navalmoral para cumplimentar en su tránsitto por aquel pueblo a los Reyes Nuestros Señores y demás Reales personas, deseaba llebar los Músicos Instrumentistas de esta Santa Iglesia que en partte con­tribuyesen a obsequiar a S.S. M.M. y A.A. Enterado de la referida proposi­ción el Cabildo, considerando que la distancia de onze leguas desde Navalmo­ral a Truxillo estorbaba que pudiesen los Músicos asistir en ambas partes a solemnizar un objeto tan plausible máxime siendo los individuos que componen la Capilla, como regularmente todos los de su profesión, nada acostumbrados a viajar en Diligencia, y mucho menos a deshoras de noche con el rigor del Imbierno, acordó que el mismo Sr. Arcediano de Plasencia manifestase a V. Sª. que el Cabildo tenía comprometida su palabra con la Ciudad de Truxillo, que con fecha veintiséis de Diciembre le había dirigido la misma suplica y como era correspondiente tenía contestado el Cabildo a aquel Ayuntamiento que pa­ra el día seis del presente mes estarían en aquella Ciudad a su disposición los Músicos, por lo que quedaba penetrado del mayor sentimiento por no poder complacerle; en cuyo término visto el Oficio que con fecha de este día se sirve dirigirnos V. Sª. insinuando haberse entendido con la Ciudad de Truxillo sobre el asumpto presente, y no habiendo el Cabildo directa ni indirectamen­te coartado aquella obligación que tiene contraída con la Ciudad de Truxillo ni hacer gestiones que sean susceptibles de la más ligera sombra de incon­sequencia, espera que V. Sª. procederá con el honor que acostumbra, corres­pondiendo a la respuesta que haya recibido de dicha Ciudad, y en todo aconte­cimiento conocerá que el Cabildo no puede mandar a los Músicos estén dispues­tos para salir a disposición de esta Ciudad para la Villa de Navalmoral sin exponerse a sufrir el deshonor de que no cumple lo que promete. Dios guarde a V. Sª. muchos años. Plasencia y nuestro Cabildo a dos de enero de 1796. Antonio Julián de Cabrera-Gaspar García-Simón Pedro Maldonado = Por mandado de los Sres. Deán y Cabildo de esta Iglesia de Plasencia = Francisco Andrés de la Peña, Secretario. Sr. D. Joseph Ordás y Reyero”.

 

Se informa sobre todo esto a la Ciudad de Trujillo.

“Carta a la Ciudad de Truxillo. Asimismo acordó se escriba a la Ciu­dad de Truxillo por propio avisándola de lo ocurrido con este Cavallero Co­rrexidor incluyendo en ella para su inteligencia Copia de dicho escrito y de su contestación”.

 

Respuesta a los Músicos.

“Y últimamente, en el caso de que los Músicos pregunten al Presiden­te lo que han de practicar en el asumpto, se sirva responderles que el Cabildo tiene dada su palabra a el Ayuntamiento de la ciudad de Truxillo de que en el día seis se hallarán en ella y a su disposición a obsequiar a S.S. M.M. y A.A. a cuyo fin les ha concedido consiguientemente su licencia”.

 

La cosa se enturbia un poco más, a pesar de haber tomado el Cabildo sus medidas por la intransigencia del Corregidor de Plasencia, que a toda costa quería llevarse antes a los Músicos con el fin de cumplimentar a los Reyes en nombre de la ciudad de Plasencia a su paso por Navalmoral. Medidas que eran justificadas como veremos a continuación en el asunto que lleva a Cabildo el Chantre D. Antonio de Cabrera.

Así lo vemos en el documento siguiente:

“Junta Capitular en la Sacristía de lo Viejo a 3 de enero de 1796. Sobre la Orden que este Cavallero Correxidor había dado a los Músicos de esta Santa Iglesia. En Junta Capitular celebrada en la Sacristía de lo Vie­jo después de Complettas a tres de Henero de mil settecienttos noventta y seis. Hizo presente el Sr. Chantre que el Primer Violín y el Contraalto Castel Ruiz en nombre de otros Músicos Instrumentistas le habían manifesta­do que el Cavallero Correxidor de esta Ciudad les había llamado y dado or­den para que en la mañana del siguiente día estén dispuestos con sus Ins­trumentos para marchar a la Villa de Navalmoral, lo que ponía a la conside­ración del Cabildo a fin de que resuelba lo que se ha de responder a dichos Músicos en vistud de lo expuesto y enterado acordó se les responda por el Secretario que el Cabildo tiene acordado que se hallen en el día seis del corriente en la Ciudad de Truxillo, a cuyo Ayuntamiento tiene ofrecida la Orquesta de la Capilla Musical de esta Santa Iglesia para obsequiar en par­te a los Reyes Nuestros Señores y su Real Familia”[9].

 

 

II. Datos posteriores a la Visita de los Reyes a Trujillo.

 

Se refiere esta parte del trabajo presente a quedar fe y constancia ante el Cabildo de que se cumplieron todas las disposiciones emanadas de la Corporación Capitular con relación a la visita regia.

 

1.- Sobre la Carta Credencial al Corregidor de Trujillo.

Hace relación a este detalle el siguiente documento:

“Cabildo Ordinario, jueves, 14 de enero de 1796. Sobre la carta que llevó el Propio a la Ciudad de Truxillo. El Sr. Chantre dijo que la Carta que se determinó en la Junta antecedente de dos del corriente se escribiere a la Ciudad de Truxillo, se despachó y remitió por Propio con sobre escrito a aquel Cavallero Correxidor, quien para hacer constancia al Cabildo la en­trega de dicha Carta, solo le había dado el Sobre escrito de ella, que para en la Secretaría, de lo qual quedó enterado”[10].

 

2.- De la violencia ejecutada por el Corregidor e Plasencia con los Músicos.

Dato muy interesante que indica el carácter violento del Corregidor de Plasencia al no haber aceptado el Cabildo que los Músicos se trasladaran a Navalmoral con las autoridades de Plasencia. Por otra parte se ve la firmeza con que procedió el Cabildo al mantener su palabra con el compromiso dado al Ayuntamiento de Trujillo. Cosa que así queda reflejada:

“Sobre la violencia executada por el Correxidor con los Músicos. Con cuyo motivo dijo el Sr. Jurami (se trata de un Canónigo por nombre Pe­dro) debía hacer presente al Cabildo de la notoria violencia ejecutada por el Cavallero Correxidor de esta Ciudad con los Músicos de la Capilla de esta Santa Iglesia; desentendiéndose de los Oficios que se le habían pa­sado por el Cabildo manifestándole la palabra que tenía dada con antelación a la Ciudad de Truxillo, llegando a el extremo de haber impartido el Auxilio Militar y sacado de sus Casas entre soldados armados a dichos Músicos, conduciéndolos del mismo modo por medio de la Plaza Pública como si fuesen unos malhechores, cuya acción le parecía contra el honor del Cabildo y que en lo sucesivo podía traer consequencias poco favorables si no se po­nía algún remedio; y habiendo tomado el Cabildo en consideración la pro­posición de dicho Sr. Jurami y conferenciado con la madurez que exige el caso, acordó dar Comisión a los Sres. Chantre, Ruiz, Lectoral (que era D. Felipe Montoya) y Jurami para que con acuerdo de los Abogados de Cámara dis­pongan lo conveniente”[11].

 

3.- Los Comisionados por el Cabildo dan cuenta a éste de haber realiza­do su cometido.

“Cabildo Ordinario, viernes 22 de enero de 1796. Sres. Comisarios que cumplimentaron a S.S. M.M. y A.A. en la Ciudad de Truxillo. El Sr. Magis­tral dijo que con el Sr. Arcediano de Plasencia habían pasado a la Ciudad de Truxillo y cumplimentado en ella a S.S. M.M. y A.A. y a otras Personas de las Primeras del Reyno en nombre del Cabildo y que habían tenido el ho­nor de besar la mano a S.S. M.M. de lo qual quedó enterado”[12].

 

4.- Gastos ocasionados al Cabildo por las Comisiones de la Visita de los Reyes.

Dividimos esta última parte del trabado en dos: 4.1) gastos de la Co­misión Capitular; 4.2) gastos de los Músicos.

 

4.1.- Gastos de la Comisión Capitular.

“Cuenta de gastos de dicha Comisión. Yo el Secretario hize presen­te se había puesto en esta Secretaría la quenta que daba el Lcdo. Manuel Mateos de los gastos causados en la Comisión de dichos Sres. Arcediano de Plasencia y Magistral, que se halla aprobada y firmada por dicho Sr. Ar­cediano, de que enterado el Cabildo acordó pase a los Sres. Comisarios Con­tadores para que se sirvan verla”[13].

Recibo de dichos gastos. “El Sr. García dijo que el Mayordomo de Truxillo les había remitido un recibo de 500 reales que había entregado para los gastos de la Comisión de dichos Sres. en aquella Ciudad, de lo qual quedó enterado el Cabildo”[14].

El Cabildo comprueba dichos gastos. “Cabildo Ordinario, martes 26 de enero de 1796. Gastos de la Co­misión a cumplimentar a S.S. M.M. en Truxillo. Y últimamente dijo (el Sr. Jurami) que habían visto la quenta de gastos causados en la Comisión de los Sres. Arcediano de Plasencia y Magistral que pasaron a la Ciudad de Truxi­llo a cumplimentar en nombre del Cabildo a S.S. M.M. y A.A. en su tránsito y habiendo recibido del Mayordomo de dicha Ciudad 500 reales el Lcdo. Ma­nuel Mateos, uno de los dos Capellanes que acompañaron a dichos Sres. y que haría de Mayordomo, resultaba existir en su poder 143 Reales y ente­rado el Cabildo acordó que se expida un Abono a fabor de los Sres. Comisa­rios Thesoreros de otros 500 reales para la Quenta de Mesa y que los refe­ridos 143 reales que resultaban de menor gasto para completar dicha can­tidad queden a fabor de dichos dos Capellanes que acompañaron a dichos Sres. Comisarios”[15].

 

4.2.- Gastos de los Músicos Instrumentistas.

Es de alabar la actitud del Cabildo que, si procede como buen ad­ministrador exigiendo rendición de cuentas por estos gastos, procede con generosidad con los músicos distribuyendo entre ellos lo sobrante.

Lo denotan claramente estas dos Actas Capitulares que seguidamen­te exponemos.

“Cabildo Ordinario, sábado, 13 de febrero de 1796. Memoria del Primer Violín. Leyose Memorial del Primer Violín presentando la Quenta de lo que ha gastado de los mil Reales que se le entregaron para costear la Orquesta en su paso a la Ciudad de Truxillo, de que enterado el Cabildo acordó que dicha Quenta se sirvan verla los Sres. Comisionados Contado­res”[16]

“Cabildo Ordinario, jueves, 18 de febrero de 1796. Quenta de gastos hechas por los Músicos que pasaron a Truxillo a obsequiar en ella a Sus Magestades. Los Sres. Maestrescuela (D. Andrés Félix Luengo) y Jura­mi dijeron habían visto la Quenta que ha dado el Primer Violín que se pre­sentó en el Cabildo Ordinario antecedente y que de ella resulta deber sa­tisfacer a la Thesorería 737 reales 2 maravedís de los mil reales que se le entregaron en ella para los gastos de la Orquesta, a no ser que el Ca­bildo dispusiese gratificar con dicha cantidad a los Músicos que pasaron a obsequiar a S.S.    y habiéndose conferenciado acordó el Cabildo se dé orden a dicho Primer Violín para que distribuya la referida cantidad entre dichos Músicos por vía de gratificación y se expida a fabor de los Sres. Comisarios Thesoreros un abono de dicha cantidad”[17].

 

Réstanos, finalmente, expresar nuestra satisfacción al exponer estos datos que dan a conocer la diplomacia, finura y generosidad del Ca­bildo en el servicio a los Reyes de España, a la vez que demuestra la atención e interés que se tenía por la música en la Catedral de Plasencia, de lo que constituye una prueba más la Orquesta de la Capilla Musical de la misma.

 

 

 

 



[1] LÓPEZ SÁNCHEZ-MORA, Manuel: “Las Catedrales de Plasencia”, 2ª ed. Pla­sencia, 1.971, pág. 26. Archivo Catedral, Actas Capitulares, libros 12, fol. 107, vº y 8, fol. 23, vº.

[2] ARCÁNGEL BARRADO: “Catálogo del Archivo Musical del Monasterio de Guadalupe”, Badajoz, 1945, pág. 16. Delegación Pro­vincial del Ministerio de Cultura: “Miscelánea Cacereña”, primera parte, Cá­ceres, 1980, pág. 130

[3] Estudio realizado por Juan Manuel Rozas sobre “Mapa pa­ra leer al Padre Salas”.

[4]Archivo Catedral de Plasencia, Actas Capitulares. Libro 79, fol. 418, vº. 

[5] Actas Capitulares, libro 79, fol. 406, vº.

[6] Idem. fol. 410.

[7] Actas Capitulares, Libro 79, fol. 422 y ss.

[8] Idem. fol. 423.

 

[9] Actas Capitulares, Libro 80, fols. 1-3.

[10] Idem. Libr. 80, fol. 5, vº.

[11] Actas Capitulares, Libro 80, fol. 5, vº.

[12] Idem. Libro 80, fol. 20, vº.

[13] Idem. Libro 80, fol. 20, vº.

[14] Idem. Libr. cit. fol. 21.

[15] Actas capitulares, Libro 80, fol. 29, vº.

[16]Idem. libro citado fol. 47.

[17] Idem. l. c. fol. 50, vº.

Sep 232013
 

Valeriano Gutiérrez Macías.

 CONTORNO DE LA VILLA

 Herrera de Alcántara es una villa ribereña perteneciente al partido judicial de Valencia de Alcántara, emplazada en una pequeña loma, cerca del “padre” Tajo. Forma un triángulo con las capitales de Cáceres y Badajoz.

El término municipal de Herrera de Alcántara se halla si­tuado entre los ríos Tajo, Sever, Aurela y Alburrel. Nada menos que cuatro ríos fertilizan los campos herrerianos.

Son campos encineros, aunque también están poblados de alcornoques. Sus inmensas e intrincadas manchas de jara, tomillo y retama dan cobijo a una importante y variada gama de especies de caza mayor y menor, que constituyen una reserva natural de primera magnitud, que aún no ha sido estudiada en profundidad ni siquiera catalogada.

El centro comercial más próximo a la localidad es el de Valencia de Alcántara, frente a los campos del Alentejo portugués.

Herrera dista ciento dieciocho kilómetros de la capital de la Alta Extremadura. La iglesia parroquial está bajo la advo­cación de San Sebastián.

Los hijos de esta villa se denominan con gentilicio co­rrecto, que es el que admite la Real Academia de la Lengua, herrereños, como derivación del topónimo; y por su proximidad a Portugal, ferrereños.

Esta localidad produce cereales, principalmente trigo, y acoge buenas tierras oliveras. Destaca la ganadería lanar, seguida por la de cerda y caprina.

Si nos remontamos a la historia, podemos afirmar que He­rrera de Alcántara estuvo habitada en épocas prehistóricas, como lo atestiguan los restos hallados en su término, así como los ente­rramientos antropomórficos existentes en una finca no muy lejana a la localidad. Fue un centro comercial fluvial en la época de los romanos, y gabarras y veleros que navegaban hasta Lisboa y regresa­ban a fuerza de sirga y remos, atracaban en un muelle, próximo al casco urbano de la localidad, conocido popularmente como “muelle romano”, hoy cubierto por las aguas del embalse de Cedillo. Cabe dejar constancia de que Herrera fue Encomienda de la Orden Militar de Alcántara, teniendo los comendadores palacio en la población.

De re folklorística hay que destacar “la rosca” del día de las Candelas.

Las ferias y fiestas del vecindario tienen lugar por San Juan, el día 24 de junio.

 

 

UN ISLOTE DIALECTAL

 

Herrera de Alcántara es un verdadero islote en el aspecto idiomático y dialectal. En este orden, han estudiado la villa di­versos investigadores, que han hecho aportación de sus trabajos. El dialecto tiene analogías con el que emplean los montaraces portu­gueses.

 

 

 

ESFORZADOS HERREREÑOS

 

Hijo ilustre de Herrera de Alcántara fue Gonzalo Silvestre, compañero del conquistador Fernando de Soto, natural de Jerez de los Caballeros, en la invasión de La Florida. El soldado silvestre fue el único superviviente extremeño de la famosa expedición. Des­pués continuó con empeño y ardor la labor conquistadora.

Otro hijo esforzado de Herrera fue el teniente coronel legio­nario Domingo Firis Berrocal, luchador de fuste, de épica cidesca, en la gloriosa Legión Española, que tomó parte en más de cuatrocien­tas acciones de guerra y que estaba recompensado con varios ascensos por méritos de guerra y con la Medalla Militar Individual, en premio a su valeroso’ comportamiento castrense, a su heroísmo.

 

 

ANCESTRALES TRADICIONES

 

Hecho el anterior bosquejo de la villa cacereña, que consti­tuye una avanzada de España en Portugal y que forma con su costumbrismo parte de su esencia y de su historia, vayamos a abordarlo, aunque no sea con toda la extensión que merece. Porque el pueblo tiene personalidad propia, indiscutible y es obligado ponerlo de relieve en este trabajo de síntesis.

 

 

Variedad de costumbres

 

Harto sabido es la enorme variedad de costumbres que, originándose sus raíces en los antepasados, en otras generaciones, que se remontan a cientos de años, ejercieron su influencia en el comportamiento del país y que aún continúan testimoniándolo.

Herrera de Alcántara ofrece claras muestras de ello, confor­me se verá seguidamente.

“Caldos a los dolientes”

Entre las manifestaciones costumbristas que se hallan arraigadas hondamente, hay que reflejar una de acentos clásicos, concerniente a los “caldos a los dolientes”.

La costumbre, muy antigua por cierto, viene a consistir en llevar a los familiares del extinto o difunto, durante el tiempo del velatorio, y también el día después de la inhumación, unos caldos preparados cuidadosamente, a base de carnes, chocola­te, leche, etc. Son caldos muy alimenticios, que bien merecen figurar en la gastronomía herrerense.

Hay que patentizar la costumbre de que los familiares de los difuntos no toman ninguna clase de alimento sólido en el tiempo a que se hace referencia, sin duda alguna por la aversión que se tiene a masticar y también a la conversación, que se suele originar y discurrir durante las comidas, pues son estos momentos de relajamiento, que se pretende evitar a toda costa. Debido a esta singularidad, reciben tales líquidos o “caldos”, que les proporcionan los amigos, conocidos y los vecinos a los dolientes. Se los llevan con una expresión muy encomiable de generosidad y como una exteriorización voluntaria y notoria de condolencia y adhesión en el dolor.

Aunque en otras poblaciones extremeñas se acude a los do­lientes con alimentos y entrega en metálico de alguna cantidad para sufragios, es cosa que va desapareciendo a marchas forzadas, como puede constatarse con facilidad.

Siempre se conservó la costumbre en Herrera de Alcántara. La primera autoridad municipal y las personas de avanzada edad de Herrera de Alcántara participan que siempre conocieron la costumbre que facilitar “caldos a los dolientes” y que sus abuelos habían heredado a su vez tal hábito de sus anteriores.

Sin duda de ningún género, puede obedecer cuanto reflejamos sobre el estado de depresión del espíritu de los dolientes al momento psicológico que les embarga, y que les mueve a no desear llevar a la boca alimentación sólida de ningún género. De aquí las numerosas expresiones relacionadas con la ingesta de los alimentos sólidos cuando ocurren las desgracias familiares. “No me entra nada…” “No soy capaz de pasar nada…”

 

Nunca faltaron los “caldos a los dolientes”. Jamás se ha dado el caso de que en Herrera de Alcántara falten los “caldos a los dolientes”. Siempre acuden, como queda consignado, los amigos, conocidos y convecinos, para proporcionar­les la cantidad superior a lo que puedan necesitar. Acuden solí­citos y presurosos en los casos expuestos y en muestra de sus nobles sentimientos, que tanto les honran.

 

 

RECAPITULACIÓN

 

El profesor de la Universidad de Oxford John Campbell, con­liderado como la primera autoridad mundial en antropología griega, ha afirmado en el X Congreso de Antropología de Zaragoza, reciente­mente celebrado, lo siguiente: “El conocimiento de la antropología influye en el manejo y gobierno de los pueblos”.

Por nuestro afán costumbrista y como devoto de la antropolo­gía, hemos llevado a cabo y redactado este ensayo-comunicación, para someterlo, gustosamente, a los Coloquios Históricos de Truji­llo, que un año más tienen lugar, con todo entusiasmo, en la ciudad de Pizarro.    

 

 

 

BIBLIOGRAFÍA

 

– GUTIERREZ NACÍAS, Valeriano: “Mosaico de la Alta Extremadura. He­rrera de Alcántara. Ensayo inédito. Cáceres, 1970.

 

– MADOZ, Pascual: »Diccionario histórico-geográfico de Extremadura”. Publicaciones de la Jefatura Provincial del Movimiento. Departamento de Seminarios. Reedición. Cáceres, 1955.

 

– MUÑOZ DE SAN PEDRO, Miguel (Conde de Canilleros): “Extremadura. La tierra en la que nacían los dioses”.            Espasa-Calpe. Madrid.

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