Nov 182021
 

Julio Fernández-Sanguino Fernández

Resumen:

La primera imprenta de la que se tiene noticias en la ciudad de Cáceres estuvo a cargo de los hermanos Miguel y Lucas de Burgos, oriundos del pueblo riojano de Arnedillo, que se instalaron en 1820 en el antiguo Convento de Santo Domingo para trasladarse posteriormente a la Plaza Mayor. Miguel de Burgos era un destacado editor que había comenzado su labor en la capital del Reino a principios del siglo XIX, llevando su nombre las primeras publicaciones que se imprimieron en Cáceres, que se vendían en su establecimiento junto con otros libros editados en Madrid. Hacia 1828 Lucas de Burgos se hizo cargo del negocio familiar en Cáceres, que despuntó tras el fallecimiento de Fernando VII con la impresión de diversas obras que nos muestran aspectos culturales, sociales y políticos de aquellos años. Asimismo, Lucas de Burgos imprimiría en la nueva etapa constitucional el Boletín Oficial de la Provincia en 1834, continuando, tras su fallecimiento, su viuda e hijos a partir del 14 de octubre de 1846.

Palabras clave: imprenta, libros, boletines oficiales, editores y libreros.

 

Summary:

The first printing press of which there is news in the city of Cáceres was in charge of the brothers Miguel and Lucas de Burgos, originally from the Riojan town of Arnedillo, who settled in 1820 in the old Santo Domingo Convent to later move to the Main Square. Miguel de Burgos was a prominent publisher who had begun his work in the capital of the Kingdom at the beginning of the 19th century, bearing his name the first publications that were printed in Cáceres, which were sold in his establishment along with other books published in Madrid. Around 1828 Lucas de Burgos took over the family business in Cáceres, which emerged after the death of Fernando VII with the printing of various works that show us cultural, social and political aspects of those years. Likewise, Lucas de Burgos would print in the new constitutional stage the Official Gazette of the Province from 1834, continuing, after his death, his widow and children from October 14, 1846.

Key words: printing press, books, official gazettes, publishers and booksellers.

 

 

  1. Antecedentes

Las impresiones de libros en Extremadura destacan por su antigüedad, ya que la primera obra de la que se tiene constancia se confeccionó en el taller del flamenco Bartolomé de Lila en 1489 en Coria. Junto a este libro, de Pedro Gracia Dei con el título Blasón General y Nobleza del Universo: al serenísimo príncipe, alto y muy poderoso rey Don Juan II de Portugal, sobresale igualmente Abito y armadura espiritual, de Diego Cabranes que fue editado en Mérida por Francisco Díaz Romano, originario de Guadalupe, en 1544[1].

Inicialmente, las impresiones de libros realizadas en Extremadura estuvieron vinculadas con la Iglesia, diversificándose posteriormente sus contenidos con ediciones en Trujillo en el siglo XVII y en Badajoz, Llerena y Plasencia en el Siglo de las Luces[2].

De la obra editada en Trujillo, cabe señalar que Juan Pizarro fue el autor de un soneto inserto en los preliminares de la Historia ejemplar de las dos constantes mujeres españolas y de una Apología de D. Luis Pacheco de Narváez[3]. Juan Pizarro firmó ese libro en Trujillo en 1623, ya que conocía y había afianzado al personaje referenciado, noble militar que fue una figura primordial de la escuela de esgrima española denominada “Verdadera Destreza”, siendo muy probable que el texto fuese redactado por el propio Pacheco[4]. Asimismo, es de señalar el libro estampado en Trujillo, posiblemente en 1721, sobre[5]:

Satisfaccion que da Don Francisco de Herrera y Heraso, Cavallero de Justicia de la Religion de San Juan, à los cargos que le hazen los Provissores de la Ciudad de Plasencia, sede vacante; y al Lic. Don Diego de Castro Calderon, abogado de los Reales Consejos, Vicario en aquel tiempo de la ciudad, y partido de Truxillo…

 

En relación con las publicaciones editadas en la ciudad de Cáceres, se podría citar al Memorial de la ciudad de Plaseucia a Felipe IV suplicando que con objeto de atender a la mejor defensa de la ciudad…, que se estima, según la catalogación de la Biblioteca Nacional, que se pudo imprimir en Cáceres sobre 1642 a petición del Ayuntamiento de Plasencia.

Por otro lado, las publicaciones periódicas se desarrollaron en nuestro país en el siglo XVII con las gacetas oficiales, generalizándose los periódicos a lo largo del siglo siguiente, periodo en el que aparecieron los diarios en su segunda mitad. Al principio del siglo XIX, la Guerra Independencia generó la edición de numerosas publicaciones en un gran número de ciudades españolas al convertirse los periódicos en un instrumento más de la contienda dada la importancia de la información y de la opinión en aquellos momentos.

Cáceres no tenía una imprenta en esos años; sin embargo, la avidez informativa surgida tras la aprobación de la Constitución de 1812 motivó que el abogado y político cacereño Álvaro Gómez Becerra fundase un periódico confeccionado manualmente, naciendo así Asociación de Cáceres a principios del año 1813. La publicación se nutrió de los textos facilitados por los socios, que eran copiados por el bibliotecario, equivaliendo la exposición del periódico en la sala de lectura a su publicación[6].

 

  1. Instalación de una imprenta en Cáceres en el Trienio Liberal, 1820

Con la instauración del absolutismo después de la llegada de Fernando VII una vez finalizada la guerra contra las tropas napoleónicas, desaparece la prensa como instrumento de información y se restringieron los textos impresos hasta la llegada del Trienio Liberal tras el pronunciamiento de Riego. Desde 1820 a 1823 se instaura nuevamente la Constitución de 1812 y vuelven a editarse numerosas publicaciones en el país, siendo precisamente al inicio de esta etapa constitucional cuando se implanta una imprenta en Cáceres.

Jiménez Berrocal, cronis­ta oficial de Cáceres, reconoce que el establecimiento de una imprenta en la ciudad se puede considerar tardío, ya que se produjo en 1820 de la mano de los hermanos Miguel y Lucas de Burgos, oriundos del pueblo riojano de Arnedillo. Se instalaron en primer lugar en el antiguo Convento de Santo Domingo y posteriormente en un local situado en el denominado Portal Llano de la Plaza Mayor. De su taller saldrían los primeros libros y periódicos que se van a imprimir en Cáceres entre ellos el Semanario Patriótico en 1822[7].

Miguel de Burgos fue un destacado impresor y librero que había comenzado su labor en la capital del Reino a principios del siglo XIX, pudiéndose apreciar en el Catálogo de la Biblioteca Nacional de España que editó unas trescientas obras a lo largo de la primera mitad del siglo XIX. Las primeras publicaciones que se imprimieron en Cáceres llevarían su nombre, destacándose la siguiente referencia bibliográfica:

José Alonso Quintanilla. Discurso inaugural sobre las utilidades de las ciencias que han de enseñarse en la nueva Universidad de segunda enseñanza de Cáceres leído el 18 de noviembre de 1822. Cáceres : Imprenta de Don Miguel de Burgos : impreso a costa de Don Andres Rega de San Juan, 1822.

 

En el establecimiento de Miguel de Burgos en Cáceres se vendieron igualmente obras impresas en Madrid con reseñas que fueron difundidas en la prensa madrileña de entonces, pudiéndose citar al Diccionario militar portátil de Fernández Mancheño de 1822, Pensamientos de J. J. Rousseau y el Plan de la antigua y nueva división política, militar, judicial y eclesiástica de España al año siguiente o el tratado de Filosofía política editado en 1824[8].

 

  1. Publicaciones en el nuevo periodo absolutista de Fernando VII, 1823

Las publicaciones volverían a resentirse con la implantación nuevamente del absolutismo en nuestro país tras la entrada de los denominados “Cien Mil Hijos de San Luis”. En Cáceres, Miguel de Burgos seguiría editando con su nombre las obras que se confeccionaron por entonces, destacándose la encargada por el Consejo Real de Castilla en 1824 sobre:

Plan de todos los pueblos que comprende en el dia la Provincia de Extremadura y los partidos en que se divide : ciudades, villas, lugares, despoblados, y obispados … con espresion de las Autoridades, número de vecinos.

 

Posteriormente, las impresiones en Cáceres tuvieron la referencia de “Imprenta de Burgos titulada del Real Acuerdo”, como se puede apreciar en el Calendario de Extremadura para el año 1826[9]. La siguiente obra catalogada de la que se tiene constancia fue Adición al memorial ajustado, hecho en virtud y mandato del consejo …, de Pedro Alcántara López de Zúñiga, Conde de Miranda, que se editó en Cáceres en 1828 con la anotación de “imprenta de don Lucas de Burgos. Impresor del Real Acuerdo”.

Miguel de Burgos por aquellas fechas seguía dedicado a su imprenta y librería en Madrid, situada en la calle de Toledo frente a San Isidro el Real[10], por lo que se estima que su hermano Lucas de Burgos se hizo cargo entonces de forma oficial de la imprenta familiar en Cáceres.

 

  1. La imprenta en Cáceres en la nueva etapa constitucional, 1833

Al final de la etapa absolutista de Fernando VII, la vida política empieza a normalizarse en España, estableciéndose seguidamente la edición de una publicación oficial en aquellas provincias no tenían todavía este tipo de divulgaciones. Sería el caso de Cáceres, imprimiéndose en 1834 el Boletín Oficial de la Provincia en el que figuraba Lucas de Burgos como impresor[11].

Al inicio de 1833, la obra de Luis José María Moxó, Barón de Juras Reales, sobre El espíritu del siglo, recogiendo el discurso pronunciado en la Real Audiencia de Extremadura el día 2 de enero de ese año, mantenía la alusión a la Imprenta del Real Acuerdo. A partir del año siguiente, se haría referencia únicamente a la Imprenta de Lucas de Burgos en la que se editaron una serie de obras en Cáceres que nos permiten conocer detalles de la vida cotidiana de aquellos años. Así, tenemos discursos pronunciados con motivo de las aperturas anuales de la Real Audiencia de Extremadura, el 2 de enero de 1834 por Francisco de Olabarrieta y el 2 de enero de 1836 por Antonio Fernández del Castillo, y del Tribunal de la Audiencia Territorial de Cáceres, el 2 de enero de 1838 por su ministro decano Francisco de Paula Miguel Sánchez.

Asimismo, sobresalen los textos médicos, como Curación del grippe o catarro epidémico de Rafael Cáceres en 1837, o publicaciones sobre litigios, como Memoria sobre la causa de dilapidaciones de Guadalupe : que ofrece al público el juez que ha entendido en su formación en 1838 y la posterior Vindicación de Don Felipe Rosado de Belalcazar, Mayordomo Mayor que fue del extinguido Monasterio de Guadalupe contra la memoria publicada por el subdelegado de rentas de Trujillo, Don José García de Atocha sobre la causa de dilapidaciones del mismo Monasterio, por Felipe Rosado de Belalcázar en 1839.

Del mismo modo, tendrían una importancia especial las publicaciones relacionadas con la política de entonces, pudiéndose citar las que hicieron referencia en el último año mencionado a Contestación al manifiesto publicado por el diputado provincial don Mauricio Ceresoles : sobre las pasadas elecciones de senadores y diputados para las Cortes de mil ochocientos treinta y nueve y al texto de Nicomedes-Pastor Díaz sobre La cuestión electoral en diciembre de 1839 y enero de 1840.

En este último texto de setenta páginas, el Jefe Político de Cáceres, antecedente de los posteriores Gobernadores Civiles, divulgaría una serie de consideraciones a los electorales y a todos los ciudadanos de la provincia que gobernaba, aleccionando sobre lo que se debería de votar en los comicios que se iban a celebrar y mostrándose defensor de la clase política que unos años más tarde ocupó el poder en el periodo conocido como Década Moderada[12].

 

  1. Imprenta de Viuda de Burgos e Hijos

Lucas de Burgos seguiría como impresor en Cáceres hasta su fallecimiento, manteniendo la imprenta su viuda e hijos a partir del 14 de octubre de 1846. Dos años antes, se había creado en Cáceres una Agencia General de Negocios a cargo de Antonio Concha y Compañía para instalar una imprenta con “prensa de hierro” y otro establecimiento de librería y encuadernación, por lo que se desprende que hasta esos momentos solo existía el Lucas de Burgos en la ciudad. La Imprenta de Antonio Concha y Compañía edito el Boletín de la Agencia de Cáceres, periódico popular, de conocimientos útiles, noticias, avisos y anuncios que salió el 3 de julio de 1844. Posteriormente, este último impresor se hizo cargo desde primeros de 1848 de la impresión del Boletín Oficial de Cáceres en sus talleres situados en la Plazuela de la Isla núm. 1[13].

Por último, cabe destacar que la Imprenta de la Viuda de Burgos e Hijos estuvo en funcionamiento al menos hasta 1854, año que imprimió las Manifestación que hace a el público Don Rafael Sánchez Cumplido Inspector de Instrucción pública de esta provincia y la obra del cronista Nicanor Román de Regoyos sobre El Padre Cobos. Con posterioridad, las publicaciones que se editaron en Cáceres salieron de la Imprenta de Concha y Compañía, destacándose Programa de retórica y poética para los alumnos del segundo periodo de 2ª enseñanza de Luis Sergio Sánchez en 1856.

 

Notas / bibliografía:

 

[1] Las referencias bibliográficas de estas obras se pueden ver en la Biblioteca Digital Hispánica, http://bdh-rd.bne.es/, y en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, http://www.cervantesvirtual.com/.

[2] SÁNCHEZ DE LA CALLE, José Antonio y LEONATO GONZÁLEZ, M. Rosario. “Historia de la Imprenta en Plasencia (finales del siglo XVIII a principios del XXI)”. Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2004, http://www.chdetrujillo.com/historia-de-la-imprenta-en-plasencia-finales-del-siglo-xviii-a-principios-del-xxi/.

[3] VALLADARES REGUERO, Aurelio. “Luis Pacheco Narváez: apuntes bio-bibliográfi­cos”, Boletín del Instituto de Estudios Giennenses, 173, 1999, p. 557.

[4] LAGUNA FERNÁNDEZ, Juan I. “Luis Pacheco de Narváez: Unos comentarios a la vida y escritos del campeón de la corte literaria barroca de Felipe III y Felipe IV, y su supuesta relación con el Tribunal de la justa venganza contra Francisco de Quevedo”. Lemir 20, 2016, p. 248.

[5] Las obras editadas en Cáceres y referenciadas en este trabajo se han obtenido de la catalogación de la Biblioteca Nacional de España, http://catalogo.bne.es/.

[6] FERNÁNEZ-SANGUINO FERNÁNDEZ, Julio. “Poemas en el periódico manuscrito Asociación de Cáceres en 1813”. Revista científica, literaria y artística del Ateneo de Cáceres. Nº. 19, diciembre 2018, pp. 20 a 23.

[7] JIMÉNEZ BERROCAL, Fernando, cronis­ta oficial de Cáceres. “La Imprenta, el primer periódico impreso fue el Semanario Patriótico de la Provincia de Cáceres, en 1822”, http://www.cronistasoficiales.com/?p=3017.

[8] El Universal, 25-11-1822; Nuevo diario de Madrid, 14-2-1823; Diario de la capital, 11-4-1823 y Diario de Madrid, 29-4-1824, respetivamente. Biblioteca Nacional de España, http://bne.es/ (En adelante BNE).

[9] Diario de avisos de Madrid, 11-11-1825. BNE.

[10] Boletín Oficial de Zamora, 19-10-1833. Biblioteca Virtual de Prensa Histórica, http://prensahistorica.mcu.es/ (En adelante BVPH).

[11] Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, año 1834 y siguientes. BVPH.

[12] FERNÁNEZ-SANGUINO FERNÁNDEZ, Julio. “El escritor Nicomedes-Pastor Díaz en el entramado político-financiero de mediados del siglo XIX”. Cuadernos de Historia Moderna y Contemporánea, Vol. 39 (2017), Universidad Complutense de Madrid, p. 133.

[13] Boletín de la Agencia de Cáceres, Nº 1, 3-7-1844. Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, Nº 123, 14-10-1846, y Nº 2, 2-1-1848. BVPH.

 

Apéndice fotográfico

Fig. 1: José Alonso Quintanilla. Discurso inaugural…  Cáceres: Imprenta de Don Miguel de Burgos, 1822.

Fig. 2: BOEP de Cáceres, 21-1-1835, Imprenta de Don Lucas de Burgos, 1935.

Fig. 3: La cuestión electoral… Imprenta de Don Lucas de Burgos, 1939.

Fig. 4: BO de Cáceres, 14-10-1846, Imprenta de la Viuda de Burgos, 1946.

 

Nov 162021
 

Juan Carlos Fernández Rincón

 

El Santuario de la Virgen de la Montaña está dedicado a la patrona de Cáceres y es uno de los lugares a los que los cacereños tienen mayor devoción. Es tal la importancia que tiene en la ciudad, que calles, instituciones, negocios e incluso personas reciben el nombre de la patrona.

El origen de esta Virgen se encuentra en el siglo XVII, cuando Francisco Paniagua, natural de Casas de Millán, trajo una imagen de esta Virgen a la villa de Cáceres.

Paniagua se asentó como ermitaño en la Sierra de la Mosca y lo que al principio fue una pequeña ermita se convirtió en un santuario al cabo de unos años, con la ayuda inestimable del Clérigo D. Sancho de Figueroa y Ocano.

El Obispo Jerónimo Ruiz Camargo bendijo el Santuario en 1626 y en 1635 se fundó la Cofradía de la Virgen de la Montaña. Otras fechas importantes son: En 1906 se declaró a la Virgen de la Montaña patrona de la ciudad de Cáceres y el 12 de octubre de 1924, fue coronada.

Como ya se habrán podido imaginar, la patrona de Cáceres recibe este nombre por el lugar en el que permanece.

Se trata de un Santuario construido en el siglo XVIII, de estilo barroco en su interior y con una sola nave con capillas laterales con imágenes de Santa Ana y del Cristo de la Salud.

El retablo principal es de estilo churrigueresco y acoge la imagen de la Virgen de la Montaña, que data del siglo XVII y es una policromía sobre madera de nogal que representa a la Virgen con el Niño en su brazo izquierdo.

Cabe destacar que el santuario tiene uno de los mejores miradores desde el que se puede ver toda la ciudad de Cáceres, casi como si estuvieras mirando por la ventana de un avión.

Aunque a lo largo de la historia se ha bajado a la Virgen a Cáceres en momentos de mucha necesidad, como sequías, guerras o enfermedades, en 1928 se creó el Novenario de la Virgen de la Montaña, por el que la Virgen estaría durante 9 días en la ciudad.

La Bajada de la Virgen de la Montaña es la fiesta más importante en su honor. Se baja en procesión con la Real Cofradía de la Santísima Virgen de la Montaña 11 días antes y se vuelve a subir después del Novenario en la Concatedral de Santa María.

Además, cabe destacar que la actual Virgen de la Montaña no es la misma que la que trajo a Cáceres Francisco de Paniagua, pues se encargó una nueva talla y la original se encuentra en el Convento de San Pablo, aunque no está totalmente documentado.

 

Pero para el estudio de su Historiografía nos basamos en las aportaciones documentales y los estudios realizados por el Profesor Floriano Cumbreño por los años sesenta que reproduzco y amplio a continuación:

Consultando los protocolos de los escribanos cacereños que dieron fe en el siglo XVII, y especialmente, por las fechas críticas en que nacía, se desarrollaba, y se instalaba firmemente en los corazones de los habitantes de la vieja villa la devoción a la Virgen de la Montaña, se encuentran noticias que vienen, en algún modo a esclarecer o ilustrar determinados aspectos, que, más o menos directamente se relacionan con la venerada Patrona de Cáceres, desde el punto de vista del interés histórico.

He encontrado infinidad de noticias de este acontecimiento, que, si bien pudieran carecer de verdadera trascendencia histórica, no pueden ser de todo indiferentes para los devotos de la Virgen, que son, por decirlo de alguna manera, todos los que hayan bebido agua de la fuente del Concejo, o hayan subido alguna vez a la Sierra de la Mosca.

El tranquilo ambiente en que transcurría la vida de nuestra villa durante los siglos XVI y XVII, en la que las relaciones sociales, jurídicas y económicas, se reflejaban en los protocolos notariales sin apenas particularidades dignas de mención como materia histórica, de no aprovecharlas en monografías muy del momento o pequeños artículos. Para encontrar algo nuevo y serio, hacía preciso armarse de una gran paciencia para bucear entre esos venerables legajos, de letra endiablada, algunos en muy mal estado que no permitían su hojeo normal. He podido sacar gran cantidad de artículos, pequeñas biografías, que a veces puedo afirmar, que aquellas personas me son más familiares que mis vecinos o catovis que trato casi a diario.

En este trabajo, para no extenderme mucho, no querría aportar muchos documentos de los que gran cantidad tengo relacionados, a veces de escasa fortuna literaria, si no que me referiré a los autores que han hecho un estudio más amplio, como puede ser en una publicación que lo que pretendieron en su momento es dar una intención más o menos preponderante de historificación a sus trabajos monográficos con tan excelsa protagonista. Por todo ello quedan liberados de este trabajo tantos impresos en forma de artículos o trabajos periodísticos, folletos, sermones, obras poéticas, discursos, etc., en los que siempre se puede encontrar, bajo un aspecto, un poco, o más de un poco, de sustancia histórica, y, en el mismo un dato historiográfico, que a veces es difícil de no comentar a lo largo de estas líneas.

Creo que, la bibliografía histórica de la Virgen de la Montaña es tan escueta como escasa; sus deficiencias, sus valores, sus particularidades, sus características y las incidencias de un proceso historiográfico, son lo normales y corrientes en esta clase de obras. Aún más se agrava el caso, cuando apenas pueden citarse Cinco obras o monografías que merezcan la calificación de especialmente históricas. Aunque también puedo decirles que de esas cinco, podría sobrar alguna, como luego veremos.

Alguien puede pensar que la Virgen de la Montaña no está suficientemente historiada, pero lo está y no insuficientemente, debiendo considerar al hacer esa afirmación la proximidad cronológica de los hechos que dieron lugar a la introducción de su culto, Imagen y devoción; y, no menos, la sencilla y perfecta conjunción, que tuvo lugar entre la intervención puramente providencial de ciertos hechos y circunstancias, captables nada más para el historiador, teólogo, o persona de grandes creencias religiosas.

Es lógico y natural que, en el orden de historias de esta naturaleza, se anteponga el sentimiento religioso a cualquier otro motivo activo de realización, ya que sería inconcebible que los principios históricos de un fervor de tal carácter no tuvieran una íntima conexión con estos principios, como guardando una imprescindible relación de causa efecto.

Después de alguna consideración hacen pensar en las causas por las que en el proceso histórico relativo a nuestra Patrona existe en su iniciación un largo retraso en cuanto a los conocimientos de ésta, aunque, claro es, solo se puede echar de menos una circunstancia o una pormenorización de los hechos que, naturalmente, no empañan, el esplendor de la causa providencial, de presencia de la Virgen, pues sin Ella no hubiera habido historia.

Este retrato de conocimientos históricos que, sobre la Virgen de la Montaña sufrieron, quizás no los primeros devotos, pues los pudieron alcanzar por experiencia propia, sino las inmediatamente siguientes generaciones, no afectó al curso triunfal de la propagación del sentimiento de amo a la futura Patrona. Por otra parte, ya se comprenderá que no les era precisa a nuestros antepasados, en esos primeros tiempos, otra ciencia que la infusa.

La bibliografía histórica de la Virgen de la Montaña con algo así como una prehistoria, que en verdad no empieza en el principio de los tiempos, a los que esta puede llegar… teóricamente a condición de emplear a fondo y a ultranza la fantasía y la imaginación, pero guarda una remota analogía con ella en cuanto es difícilmente captable, con rigor cronométrico las precisiones que señalen y vayan jalonando los primeros tiempos de esta devoción, en su aspecto histórico, bajo una especie de estudio con fondo de arqueología moral.

Refiriéndome no a la historia, sino a la bibliografía de ésta. Entendiendo que lo primero que podemos encontrar en esta historiografía es una ingenua literatura religiosa en la que se pone alas a una enfervorizada fantasía, un piadoso espíritu mariano, intuyendo una cierta correlación entre la Virgen como madre de Dios y la sobrenaturalidad de otra realidad que en este caso podríamos considerar mediata.

A la Virgen María, así a secas, le puede, incluso sobrar su historia temporal, pero bajo una advocación particular e histórica, con su presencia iconográfica, con su particularización onomástica, y tan realista también, además de su carácter toponímico, se hace casi necesario rodear su presencia, tan concreta y perfilada para nuestros sentidos, de una ciencia y una experiencia cuyos valores nos edifique la historia real y humana de este acontecimiento permanente, trascendental y continuamente renovado y actualizado.

Es verdad que una presencia divina no necesita de justificaciones históricas, pero, también es verdad que, estas contribuyen a comprender y explicar, aquel milagro sucedido con presencia humana para los más curiosos o exigentes devotos y al propio tiempo para los más resabiados o escépticos, que exigen evidencias más comprobables para sentimientos de menor alcance.

Hay alguno de estos cinco autores de los que hablaremos a continuación que considera la aparición de la Virgen como algo milagroso, cuando no fue así. La Patrona cacereña, vino a nosotros por causas normales (teniendo también en cuenta, el profundo espíritu religioso de la época), su estimación histórica no necesita alcanzar categoría de extraordinaria o excepcional, puesto que la categoría y la anécdota, estaban puramente fundidas, pero es bien sabido y puede también suponerse, que este caso no afecta a la existencia de un milagro imperceptible; milagro en el sentido de una Voluntad Divina; imperceptible quizás, solo ante la conciencia histórica, pero no ante el sencillo pensamiento religioso.

Nada de milagroso puede señalarse entre la serie de hechos y acontecimientos todos humildes y humanos para el historiador, que recogió los amores de los cacereños a su Patrona. Pero, si acertamos a desprendernos de prejuicios, no habrá de ser difícil dar una parte a la sensibilidad, al espíritu, a la intuición, para descubrir que sí, esos hechos en fila, constituyen o pueden constituir una historia, incluso una gesta, todos en la más sencilla y hasta ingenua síntesis, pueden denunciarnos la presencia de un milagro, aunque haya que tener en cuenta que a este lo define la iglesia, lo discurre el teólogo, lo presiente el místico y los sospecha vehemente el hombre y la mujer creyente, cualquiera que sea el grado de su fe o el poder de sus percepciones.

Podríamos considerar lo dicho hasta ahora como unas consideraciones preliminares, a lo mejor sin llegar a entenderme por el lector, pero lo que he pretendido es intentar explicar el corto proceso historiográfico a efectos de mejor entender a las cinco personas que escribieron y profundizaron en el nacimiento del culto a la Virgen de la Montaña y aportaron algún libro o panfleto de más o menos extensión.

También decir o contar que, hoy es fácil de apreciar con toda claridad que la Virgen de la Montaña tiene sus orígenes en claros testimonios históricos; es decir, humanos de los que sería difícil prescindir, a no ser, que se cuente con el auxilio de la gracia, que algún autor lo contempla, porque esos testimonios descansan, antes que, en conceptos históricos, en hechos pertenecientes a una realidad bien conocida y contrastada, la que luego de transcurrida, se hizo tradición.

El proceso historiográfico seguido con la Virgen de la Montaña, en cuanto hace relación a los orígenes de su culto y de su Imagen, se corresponde con la infinidad de procesos semejantes, que se dan en la católica y marianista España de la época.

No es pues, una excepción cuanto ocurre y ocurrió en el trayecto y recorrido, con sus incidencias de la versión histórica de esa Imagen, desde el momento que tiene su principio, no en Ella misma, sino en la fe robusta y sencilla de un hombre hipersensibilizado, como fue Francisco de Paniagua, tal que lo hechos que le sucedieron, e inmediatamente después de él, son como vemos hoy a través de los últimos historiadores, claros y evidentes e incapaces de suscitar problemas de orden moral.

No se podrían aducir muchos datos concretos sobre la existencia de un largo periodo ante-histórico o prehistórico durante el cual el buen pueblo cacereño se satisfizo con la real presencia de la Imagen envuelta en las brumas del misterio religioso. Esto le bastaba y no existía ni curiosidad ni necesidad de que alguien lo descifrase, descorriendo el velo para que entrara la luz de la historia.

No importa la falta de noticias concretas de que adolecieron nuestros antepasados de varias generaciones, y digo de varias generaciones, porque se suman los dos últimos tercios del siglo XVII y los primeros del siglo XVIII, como luego veremos.

Un primer historiador que no conforman los cinco a los que me he referido al principio de estas páginas es D. Juan Rodríguez de Molina, de familia conocidísima, acomodada y muy prolífica en prestigios a escala local, que se mantuvo en el apogeo, precisamente a través de los siglos XVII y XVIII. Respetables clérigos, abogados del Consejo de SM, escribanos del ayuntamiento, familiares del Santo Oficio etc…

He aquí lo que dice sobre el origen iconográfico de la Patrona de Cáceres en un manuscrito cuyo título es La Historia descriptiva de la Villa de Cáceres y que dice entre otras cosas lo siguiente: “La tradición está variada en las noticias, afirmando unas su aparición, o Hallazgo, en aquella enriscada cumbre; y asegurando otras, fue trahida la preciosa Efigie por un Peregrino, que con limosnas dio principio a la Hermita.” (Revista Extremadura X, 339); a cuyo texto resulta oportuno agregar que al referirse en la misma página al Santuario y Camarín comenta: “… de la primorosa y pulida construcción, con hospedería capaz y habitación separada para el Hermitaño.”. De aquí, profundizando podemos asegurar que él no es el autor de estas afirmaciones, ya que el Licenciado Juan Rodríguez de Molina no pudo conocer esas construcciones en el Santuario de la Virgen de la Montaña, parecen hablar de 1760 y no de 1660.

Esta historia descriptiva es, indudablemente valiosa, al objeto de afirmar los primeros sentimientos del pueblo con respecto a su Virgen, que eran puramente religiosos, sin preocupaciones mediatizadoras o inquietudes de otro orden y resulta aún más valioso porque es difícil aportar otros ejemplos y precisamente de personas de acreditada ilustración a las que no se le puede negar por las noticias que de ellas conocemos que pudiesen ver, sospechar o presentir entre contemplaciones, adoraciones y rezos a su Patrona ciertas perspectivas históricas que completasen o perfeccionasen los alcances de un grandioso hecho que rebosaba por todas partes, irradiando al infinito.

Pero, de todas maneras, ya muy superado ese periodo y esa inquietud, a que me he referido, todavía seguía flotando en el ambiente una vaga y piadosa tradición alrededor de la Virgen. Y, como ejemplo de ello, pueden citarse las palabras del fraile exclaustrado D. Zoilo Congregado, que hacia mediados del siglo XIX se expresaba así en la fiesta de la Virgen: “Hace dos siglos y medio que apareció la Santísima Virgen de la Montaña en este valeroso peñascal…”, lo cuenta Publio Hurtado en su Ayuntamiento y Familias cacerenses.

CINCO HISTORIAS DE LA VIRGEN

Son cinco las obras que, adoptando la forma monográfica y con designio historiográfico, tratan de la Virgen de la Montaña y fueron impresas, que es el tema del trabajo, o por lo menos yo no conozco más. Aunque en algún momento he comentado que podría reducirse su número, sin resentirse la dedicación de tantos eruditos y no eruditos, a tratar este tema, aunque no en Monografías o libros escritos.

Pero, así como sería raro que un asunto tan local y tan cercano para los cacereños, surgiese una desconocida obra impresa, o existiese algún manuscrito, y refiriéndome a esto últimos puede citarse un caso de la mayor excepción, pues supongo que estará en poder de los herederos de Publio Hurtado un trabajo de esta clase, cuyo autor fue un abuelo de éste, según la siguiente mención en su monumental obra de Ayuntamiento y Familias cacerenses ya comentada, en la página 440. Se refiere su ilustre nieto a D. Ignacio Rodríguez Hurtado y Grande de Vega y por ella nos enteramos que escribió una historia o reseña referente al Santuario y Hermandad de la Virgen de la Montaña, de cuya cofradía fue Mayordomo, diciendo textualmente de dicha historia: “yo la conservo inédita entre mis papeles”. D. Ignacio R. Hurtado vivió por la mitad del siglo XIX, aunque lo rebasó ampliamente, pues en 1860 y siguientes desempeñaba cierto cargo. Fue padre del gran escritor, dramaturgo y poeta Antonio Hurtado.

A partir de ahora, con la concisión que me sea posible, voy a referirme a cada una de esas cinco historias o monografías, escritas e impresas alrededor de nuestra Patrona.

También, me gustaría saber hacerles entender, que todas se mueven en un estrecho campo y resulta variada en cuanto a criterios, conceptos y métodos, en sus valores de síntesis, como en los de mera exposición. Es natural que así sea, no solo por los motivos específicos que ofrece el tema, sino también porque el ciclo historiográfico se inicia en 1732 y termina aproximadamente por 1950, ampliable a nuestros días como veremos al final, pero en esos dos siglos largos, era natural que la trayectoria de desarrollo sufriese las deviaciones de las nuevas perspectivas que sucedían a cada nueva publicación, y, ello sin contar las influencias y experiencias que alguna vez aportaron y, más aún aportaran, autores meros aficionados pero muy preparados universitariamente.

Estos cinco historiadores de nuestra Virgen de la Montaña con sus obras son los siguientes:

1.- Aparición y Devoto Novenario de Nuestra Señora de la Montaña, escrita en Salamanca por un devoto de S. M.  D. Eugenio García Honorato en 1732.

2.- Breve noticia del Origen del Santuario de la milagrosísima Imagen, que con el título de la Montaña se venera extra-muros de la M. N. y L. Villa de Cáceres, provincia de Extremadura, escrita por D. Simón Benito Boxoyo, Presbítero, natural de la misma Villa, Diputado Eclesiástico de su Cofradía, en el año 1784. Con licencia en Salamanca.

3.- La Virgen de la Montaña, escrita por D. Juan Daza Malato de Cáceres. Imprenta de la Viuda de Burgos en 1854.

4.- Historia documentada del Santuario e Imagen de Nuestra Señora de la Montaña, Patrona de la ciudad de Cáceres, escrita por Fray Ángel Ortega, O. F. M. Impresa por Luciano Jiménez Merino. Portal Llano 19 de Cáceres en 1924.

5.- Historia del culto y del Santuario de Nuestra Señora de la Montaña, Patrona de Cáceres, escrita por D. Miguel A. Ortí Belmonte, Correspondiente de las Reales Academias de la Historia y Bellas Artes de San Fernando y Hermano de la Cofradía. Dos volúmenes en 4º menor de 268 y 240 páginas, más índices, editados por la Diputación Provincial de Cáceres, Servicios Culturales en 1949 1950, y que contiene fotograbados. Hoy los conserva la Cofradía varios ejemplares en un solo volumen.

Al final comentaremos, sin extendernos mucho, alguna más de las mencionadas.

1º.- LA HISTORIA DEL DEVOTO DE S. M. por EUGENIO GARCÍA HONORATO

Esta obra la traigo a este trabajo sin haberle echado una ojeada, sino ignorando que haya otra referencia, que la cortísima que le dedica Boxoyo que citaré, y eso que el mismo Boxoyo explica que una de las razones de su obra era la necesidad de salir al paso de las erróneas afirmaciones del Devoto y rectificárselas para que no engendren confusión.

Se trata de un trabajo que tiene muy poco de intencional historificación, pues parece no tener otro objeto que, el de ensalzar la gloria eterna de la Madre de Dios y enfervorizar a sus lectores dirigiendo y centrando sus devociones a esta particular advocación, haciéndoles presentir, que los orígenes de la Virgen de la Montaña no son históricos, puesto que se deben a una causa sobrenatural.

Si entendemos que es así, en realidad Eugenio García Honorato que así se llamaba, no cabe dentro de la serie de historiógrafos de la Virgen, debiendo, por el contrario, tener un lugar más acomodado en ese periodo ante-histórico al que me he referido al principio de este trabajo.

Al Devoto, no se le puede negar que fue el primer autor que rompió el silencio que rodeaba a la Virgen de la Montaña. Hablamos siempre de letra impresa, pues la manuscrita se llevaban ya más de cien años usándola en documentos de la Cofradía y en instrumentos públicos, si bien ante la indiferencia y falta de curiosidad por lo que de valor histórico podía tener. Cuando escribió su obra en 1732, el medio ambiente no estaba en condiciones de exigir una particularización en los aspectos de examen que ofrecía la Virgen: sus orígenes, sus introductores, su Imagen, su ermita, su Cofradía, etc. La consideraba indivisible, bajo todos los puntos de vista, incluidos, como es natural, los de orden temporal e histórico.

El texto de Boxoyo por el que nos ha llegado el conocimiento de esta obra es, tan corto como severo, y se encuentra en su Breve noticia del Origen del Santuario… relacionada ya anteriormente. Ésta la escribió medio siglo después de imprimir la suya el Devoto, es decir en 1884, y nos dice que uno de los estímulos para escribirla la de haber visto correr en manos de muchos cacereños y cacereñas, un librito impreso en Salamanca, en 1732, con su título Aparición y devoto Novenario de Nuestra Señora la de la Montaña, escrito por un devoto de S. M. sin declarar su nombre. Agrega que advirtió muchas contradicciones, con los documentos de la Cofradía, y que no está en su ánimo impugnar el librito, ni decir cosa alguna contra la persona devota que haya sido su autor, antes bien, le alaba el celo y el deseo de mayor culto de Nuestra Señora, debiendo creer que solo escribió por noticias vagas e infundadas, sin consultar ningún documento de la Cofradía, que seguro ésta le hubiera proporcionado.

Boxoyo le echa encima la falta de una documentación que, él mismo, (era a la sazón, como hace constar en la portada de su libro Breve noticia…, Diputado Eclesiástico y Archivero de la Cofradía, pues, cabe recordar que fue archivero de todas las Cofradías a las que perteneció) tenía a su cargo. Aunque también debemos reconocer que, cuando escribió su obra el Devoto en 1732, el archivo de la Cofradía, seguro que, no existía o era solo un cúmulo de papeles amontonados sin orden ni concierto.

Leyendo el título de la obra, Aparición y Devoto Novenario…, cuyo término parece envolver, o de encontrarse en forma implícita, algún sucedido prodigioso, más menos explicado en la obra, simplemente supuesto a priori.

De todas formas, no debemos entrar más a fondo, pues como he dicho antes, es una obra a la que conocemos tan solo por su título y por un breve juicio de Boxoyo. Estas dos bases son importantes, pero solo pueden orientar hacia una pista segura, aunque sin posible concreción. El Devoto además de carecer de documentos, también carecía de intuición para buscarlos. No se acordó de ellos porque más bien fue llevado de un impulso hacia una finalidad más noble: la extender una devoción que cada vez se arraigaba más en la Villa cacereña, concentrando esta devoción por medio de su individualización en la Imagen de María de la Montaña, contribuyendo a que su trabajo perdurase y se extendiese por la espiritualidad cacereña.

2º.- BREVE NOTICIA DEL ORIGEN DEL SANTUARIO DE LA MILAGROSÍSIMA IMAGEN, CON EL TÍTULO DE LA MONTAÑA SE VENERA EXTRA-MUROS DE LA M. N. y L. VILLA DE CÁCERES, PROVINCIA DE EXTREMADURA,  por SIMÓN BENITO BOXOYO

Por las consideraciones precedentes, puede tenerse a este ilustrado sacerdote, a quien tanto debe la historia de Cáceres, como el primer historiador de la Virgen de la Montaña. En su breve trabajo se encuentran las fuentes básicas de las historias subsiguientes, y potencialmente los datos que dejo de sumar a su obra, por razones de espacio, e impresión tan minúscula, por lo que fueron dados como inéditos por sus sucesores, pues en su sentido literal lo eran. Con ello, pudieron amplificar justamente y desarrollar aquel fundamental embrión que el buen clérigo les facilitó con su instinto de historiador, que éstos aplicando criterios más modernos en exposición y valoración aprovecharon bien y fielmente hasta el mismo límite que permitían los modestos hechos históricos, que terminaron siendo una verdadera historia en valoración literaria.

Nadie podrá quitarle la gloria a Boxoyo de ser el primero en acarrear materiales de autenticidad indiscutible para iniciar la historiografía de la Virgen de la Montaña, representados en la documentación de un archivo, que, hasta él, nadie consideró como una fuente de conocimiento, no ya única, sino decisiva, para establecer, relacionar, calibrar y ordenar los hechos fundamentales de una historia que se vivía en su máximo apogeo, en aquel momento.

La inclinación que siempre observó Boxoyo hacia la indagación histórica, le hizo sopesar, los pocos legajos que entonces existían en la Cofradía y al punto supo captar el valor informativo que ofrecían y el valioso servicio que podrían prestar para hacer luz sobre los orígenes de la devoción, de su Imagen, de la ermita y actual Santuario; noticias que solo andaban por la insegura memoria de algunos devotos, ya probablemente deformadas por el uso y abuso e tan deficiente vehículo como es el de la transmisión verbal.

Pero a la distancia de siglo y medio de los sudores y trabajos de Francisco de Paniagua y de los sinsabores amarguras de D. Sancho de Figueroa y Ocano, la Imagen, el Culto y la Devoción, se mostraban esplendorosos ante la plácida y magnifica realidad que contemplaba Boxoyo como piadoso sacerdote y analista enamorado de su pueblo.

El libro “La Breve Noticia…”, pues vino más que a sustituir una deficiencia de este proceso historiográfico, a iniciar una trayectoria, que, ni las historias que le siguieron, ni las que se escribirían después, serán capaces de desviar, pues el encauzamiento que les dio, precisamente por no tener nada de original ni casi personal, en cuanto a efectos de su propio concepto, es lógico que resulte difícil de rectificar. Es verdad que su trabajo carece de un sentido moderno, de actualidad conceptual, y de un sistema metódico. No solo en los años que escribió hubieran admitido rigores y disciplinas todavía no usados, pero también si lo hubiera intentado, no había encontrado campo donde emplearlos, dada la brevedad extraordinaria de su historia; tan breve que, recuerda una miniatura literaria, constituyendo, incluso, una admirable síntesis, que cubre y justifica todos los defectos, ausencias y carencias, y que la hace al propio tiempo compacta y esquemática. El hecho es que Boxoyo cumplió el pronóstico que se hizo al escribirlo y que siendo nuevo todo lo que dejó en ella e inéditos todos los documentos en que basó el contenido de su trabajo, aportó a la Historia de la Virgen de la Montaña más que los que le siguieron, ya que el verdadero interés de su librito está en la extraordinaria luz que hizo de una vez, con la mera alusión a las fuentes históricas.

La importancia de la obrita de Boxoyo radica en que sus defectos se dejaron sentir y dieron frutos de modo inmediato, con lo que quedó establecida esa línea historiográfica de la que será muy difícil que algún autor se pueda separar.

Una de las valoraciones que también podríamos hacer de su obra, es el caso en que el archivo de la Cofradía, podría sufrir algún extravío o destrucción, como tantos otros de instituciones religiosas de cualquier ciudad, por alguna circunstancia, que podríamos considerar como fortuitas. Y, en caso de dispersión o desaparición. ¿Cómo podría haberse puesto en pie, el tema histórico de la Virgen de la Montaña, al menos con el orden y perfección con que hoy se nos muestra…?

3º.- LA VIRGEN DE LA MONTAÑA, por JOSÉ DAZA MALATO

Nada menos de setenta años, transcurrieron desde la impresión del luminoso volumen del clérigo Boxoyo hasta la publicación de la Virgen de la Montaña, debida a D. Juan Daza Malato, en 1854. Les confieso que no he visto ningún ejemplar de esta obra, igualmente parca, aunque de ella, lo ha reflejado la revista El Santuario de la Montaña, que editaba la Cofradía y que reprodujo, en varios de sus números.

¿Pero quién fue Daza Malato? Los cacereños aficionados a la historia de Cáceres habrán leído u oído hablar de este apellido asociado a un topónimo urbano: La Botica de Daza, que estaba en la calle Pintores. Y digo como topónimo, porque en realidad, la inmensa mayoría de las veces se empleaba como punto de referencia topográfica: junto a la botica e Daza, cerca de la botica de…, al pasar por la botica de…, frente a la botica de…. La botica parecía de miniatura, por lo pequeña, y el boticario, siempre sentado en su puerta tras el umbral, era un vejete carrilludo, de ojos un poco saltones. Estamos hablando de principios del siglo XX.

Este buen anciano era hijo del autor de La Virgen de la Montaña, Juan Daza Malato, que fue impresa en 1854. Obra tan breve de extensión como la de su antecesor Boxoyo, ya comentada, pues, aunque tenía 128 páginas, tipo octavilla, una parte del librito se la lleva un Álbum poético de varios autores, además de la Novena, con lo que dejan bastante reducido el texto histórico. Al final de este trabajo y fuera de estos cinco libros comentaré alguno parecido editado a finales del siglo XX. Una de las críticas que se le hicieron en su momento a Daza es que, se metió en intrincadas reflexiones buscando imposibles paralelismos entre la aparición de Nuestra Señora de Guadalupe y la de la Montaña.

Daza no era, indudablemente, un historiador, al menos un historiador con vocación. Yo diría que un aficionado a la historia, siempre que se entienda ésta, no como una particular atracción, sino como una curiosidad universal que se apodera de todo trabajador intelectual, y que no es, profesional de disciplina alguna. Su principal faceta la constituyó el periodismo. Hojeando periódico que fundó,“El Regenerador Extremeño” cuyo primer número tiene la fecha de 30 de noviembre de 1852, que fue semanario hasta el número 63, correspondiente al 5 de julio de 1853 y desde aquí bisemanario de martes y sábados, pueden apreciarse sus dotes de periodista, hasta con cierto sentido moderno, instintos publicitarios, discretas concesiones al interés de los lectores, fácil calibración de los valores noticiosos… en una palabra: era un importante periodista, a lo mejor el más importante de la época, y no porque fuera el único sino por sus condiciones propias; y sus méritos suben aún más si se tiene en cuenta los elementos y circunstancias de la época y la parcela donde desarrolló su corta pero densa actividad periodística.

Parece no faltarles cierto sentido comercial a sus escritos, dirigido, claro es, por criterios personales, cosa natural, pues sin aspiración inteligente ni inquietud, su existencia nos sería ahora desconocida. Y quiero referirme, sino fuera debida a esta condición de sagacidad periodística, la sospecha, intuición o adivinación que se le ofrecía a su relativamente fácil pluma, para sustituir el librito y novena de Boxoyo, sin duda agotado en esas fechas, aparte de su álbum poético de varios autores, poco tenía que escribir para quien, como él, no pensó en historiar porque esta parte la tenía resuelta con la obrita de Boxoyo.

De todos modos, si poco se puede estimar en esta historia de Daza, por falta de aportaciones de algún valor, subjetivo u objetivo, hay que valorarla e incluirla en esta Historiografía de la Virgen como una publicación que si, reiterativa, sirvió, sin embargo, para llenar un ya largo transcurso de tiempo desde la Breve Noticia de Boxoyo evitando un vacío en la Historia de la Virgen de la Montaña.

El librito de Daza, por esta razón, debió ser bien y prontamente acogido por los cacereños y quizás el éxito principal lo viesen sus convecinos, más que en el asunto principal, en la necesidad práctica de la Novena, agotada la anteriormente publicada, y, en la literatura poética, tema de especial interés para aquella sociedad de 1850. Todo ello hacía que su obra tuviese en su variedad una especie de designio para captar adquirientes, o lo que es lo mismo, lectores y usuarios, viéndose en este detalle ese sentido periodístico que hay que reconocerle y tomarle en consideración ante su soledad profesional, la escasa tradición de esta actividad en la villa de Cáceres, aunque pronto si hubo una prensa apasionada, romántica, polemista y numerosa; y sobre todo grandes y agiles profesionales del periodismo, bien entrado el siglo XX.

Hay algún detalle en la personalidad de Daza que parece viene a confirmar, de que el librito que dedicó a la Virgen de la Montaña era para su captación de lectores y apoyo a su vena de político que iniciaba, pues no era un hombre de condición piadosa absorbente.

Y por si fueran pocas las facetas de su personalidad, todavía se pueden citar, la de geógrafo, pues fue autor de una “Cartilla geográfica-estadística de Extremadura”, que la imprimió Daza también en la Imprenta de Burgos e Hijos, en 1854. También se le reconoce autor de un pequeño libro sobre “El Ferrocarril hispano-lusitano y la provincia de Cáceres”, editado en 1856 por la misma imprenta.

Publio Hurtado dijo de él, que era bibliotecario y escritor. Dice que vino a Cáceres el año 1852, procedente de su pueblo Valencia de Alcántara. Fue nombrado Encargado de la Biblioteca Provincial.

Como resumen puede asegurarse que Juan Daza no puede considerarse como un verdadero escritor de la Virgen de la Montaña, aunque, por otra parte, resulte dignamente mencionable en cualquier biografía de la Patrona cacereña. En su obra no se encuentra nota alguna personal que no sea de un tono gris y que alterna entre dos matices muy pocos diferenciados: entre lo mediocre y lo discreto.

Careció de conceptos formados en cuanto a discriminación de los valores históricos, cuando tan fácil le hubiera sido pesarlos y considerarlos, de haber tenido en cuenta la pequeña y a la vez gran obra de Boxoyo, que parecía señalarle con el dedo, el lugar de las auténticas fuentes y textos para ilustrar su historia de la Virgen de la Montaña, de su Sagrada Imagen, de su Culto, de su Santuario y de sus verdaderos entronizadores Paniagua y Sancho de Figueroa, aunque si les soy sincero, si vino a cumplir un cometido historiográfico y a resolver momentáneamente una situación de larga crisis en el proceso bibliográfico-histórico de la Virgen de la Montaña.

4.- HISTORIA DOCUMENTADA DEL SANTUARIO E IMAGEN DE NUESTRA SEÑORA DE LA MONTAÑA, PATRONA DE LA CIUDAD DE CÁCERES, por FRAY ANGEL ORTEGA, O.F.M.

El Padre Fr. Ortega, O.M.M., imprimió en 1924 su historia documentada del Santuario e Imagen de Nuestra Señora de la Montaña. Exactamente habían transcurrido desde la Breve Noticia de Boxoyo ciento cuarenta años. En este intervalo de casi siglo y medio, a igual distancia de ambas publicaciones (setenta años), imprime la suya Juan Daza Malato.

La obra del Padre Ortega, es ya una verdadera historia, sin los piadosos rasgos de imaginación de la del Devoto de S.M., nombrado en primer lugar García de Honorato, sin la exagerada contracción de la de Boxoyo y sin la falta de relieves de la de Daza. En su página 71 de su libro, el mismo nos da en pocas líneas un juicio sobre las historias anteriores, reflejando un acertado criterio estético y moderno. De la del Devoto comenta que es un folleto de pocas páginas “y de menos valor histórico, pues demuestra no haber visto ningún documento ni poseer el autor criterio alguno”.

Hace como no podía ser menos, justicia a Boxoyo en su Breve Noticia, y dice que está escrita con la más sana crítica y a la vista de los documentos del Archivo. Agrega que Boxoyo refuta al anterior, y añade algunas más noticias y lo denomina como El Historiador de la Montaña. De la Virgen de la Montaña de Daza, se limita a manifestar que la parte histórica es copia de la de Boxoyo.

El Padre Ortega tiene pocos precedentes (por no decir que carece de ellos) en la historiografía mariana de la Montaña, pero este hecho, que viene a hacer casi forzosa su originalidad, no aminora o desvanece la presencia de una personalidad constituida con caracteres específicos que le hacen estar presente en su historia con alma, vida y corazón.

El Padre Ortega no se limita en su historia a ordenar hechos y documentos, echándoles un poco de retórica y literatura para su hilación y más perfecto ajuste. Antes, al contrario, dejando intactos y subsistentes esas realidades de otrora que llegan a nosotros por vía de conocimientos reflejos, se adelanta a ellas para adentrarse en ese conocimiento y sorprender sus sustentaciones espirituales, las que, indudablemente tiene siempre, aunque nuestra cortedad de alcances no acierte a identificarlas tantas veces.

Esta es la razón de que el Padre Ortega lleve a su historia consideraciones, notas y curiosas noticias, que, sin referirse directamente al tema de su obra, constituye valiosas aportaciones a la historia local, distinguiendo inquietudes, anhelos y preocupaciones, que ayudan a ambientar el tempo histórico en que tuvieron lugar los sucesos relatados.

Claro es que fray Ángel Ortega no era nuevo en estas disciplinas; no era un espontáneo, como Daza, por ejemplo; sino que se trataba de un escritor bien acreditado, y, como es natural, en trabajos relacionados con la religión, y, por lo tanto, le tenían que ser un tanto familiares. Son bien conocidos y apreciados sus trabajos relacionados sobre la Inmaculada Concepción, sobre la tradición concepcionista de Sevilla, sobre el Monasterio de la Rábida y muchos más.

Después de lo comentado de su obra y sus conocimientos siempre profundos, ¿qué dificultades podía tener para él con tan grandes recursos literarios, científicos y de pura inspiración el intento de formalizar una historia de la Virgen de la Montaña? Una historia que por lo demás, se ofrecía tan sencilla de exponer que para ser veraz el historiador solo debía de atender a unos hechos naturales, ingenuos, impregnados en el fuerte y tierno espíritu de religiosidad que dominaba a la España del siglo XVII y a unos normales acontecimientos sucedáneos de aquellos hechos, con las características de la vida y sociedad de aquel tiempo.

Poca dificultad tuvo el Padre Ortega para dar cima a su historia. Es verdad que se encontró, sino del todo desbrozado el camino, si indicado en su escasa longitud, por Boxoyo. Aquí no hay cuestiones que resolver, ni que aclarar dudas, ni interpretaciones por las que optar, pues nuestra Virgen, por muy en el fondo que nos metamos en el intento de agotar su biografía histórica, no presenta aspectos o extremos que necesiten del auxilio de la crítica o una sistemática especial, y si en algún punto lo necesitara sería muy leve e intranscendente.

Aunque también tengo que decir algo en su contra, y es que, pese a su experiencia y preparación historiográfica, no acudió a fecundos registros que ya existían, como los diocesanos o parroquiales, quizás pensando, no con poca razón, pero no toda, que la Historia de la Virgen de la Montaña estaba integra en el archivo de la cofradía y extraordinariamente compendiada en el librito de Boxoyo. Sin embargo, por otro lado, supo aprovechar algunos papeles viejos que tuvo a su alcance, curiosos textos olvidados, apenas manejados o jamás consultados, que ajustó hábilmente a su historia documentada salpicándola de notas eruditas, anecdóticas, ilustrativas, que, al dar verdad a su obra, rompían la monotonía o resaltaban el poco relieve que ofrecía el relato desde el punto de vista histórico.

Por eso y porque su prosa resultaba fácil, espontánea, como hablada, pero no de estilo oratorio, ya que tiene que ver con el sentido retórico y clásico que desemboca en una gran facilidad para la lectura.

Fray Ángel pudo hacer, por sus características morales y temperamentales, su cultura, su experiencia como escritor, una obra grandilocuente, y sin embargo solo quiso hacer una obra histórica, y, efectivamente la hizo; cosa admirable, que envuelve un gesto de renunciación de los apoyos más firmes y seguros con que contaba el autor.

Podemos pensar que fray Ángel, resolvió al leer su obra, una contradicción, que más que contradicción es un contrapunto, el efecto armonioso de concordar lo mejor del alma franciscana, con lo más inteligente de su secundaria vocación de escritos o historiador.

Su trabajo es de una armonía difícilmente de conseguir, además de que no polarizó el sentido de su trabajo en un ardiente documento, reflejo de las inspiraciones de su alma, sentimental, sensible y sensitiva solo abierta al amor divino, y ello fue porque tuvo presente en todo momento la participación del elemento histórico.

En resumen: fray Ángel Ortega no pudo escribir una historia de la Virgen de la Montaña absolutamente objetiva. ¿Cómo lo hubiera hecho un humilde y santo varón franciscano, que parecía una viva representación física y moral del de Asís?… Pero no desdeñó aplicar métodos y técnicas que hacen de su obra, antes que anacrónica, una historia moderna y científica, porque acierta a valorar, no solamente con ese criterio eterno de los hechos y las persona, sino también con ese criterio menos valioso, pero que han de estar presente en obras de esta naturaleza; es decir el criterio histórico, el de la época, el actual o cualquiera de ellos que sirva de punto de relación o unidad de medida y, aún mejor, todos ellos.

5.- HISTORIA DEL CULTO Y DEL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA MONTAÑA por MIGUEL A. ORTÍ BELMONTE

Después de una historia de la Virgen de la Montaña como la del Padre Ortega tenía que ser bastante difícil remontarla en el caso de que su sucesor se atuviese poco más o menos, al aprovechamiento de los mismos materiales usados por el anterior. Ortí Belmonte, efectivamente siguió los pasos del anterior, bebió en las mismas fuentes y consultó y reprodujo los mismos textos, relatando los mismos hechos.

Es verdad que tuvo que someterse a esa servidumbre que al historiador impone su antecesor, cuando éste ha tratado su tema con la suficiente inteligencia, ha interpretado los textos con cierto hermetismo y ha desarrollado su trabajo con la amplitud requerida. Solo le quedan al sucesor dos caminos para intentar que prevalezca su obra sobre la anterior, acudir a otras fuentes que le faciliten nuevas noticias y datos que, en algún modo puedan insertarse y hasta influí en el proceso histórico a desarrollar, o prolongar cronológicamente el fenómeno o las consecuencias del fenómeno histórico desarrollado.

El primer camino no lo siguió Ortí y a la fe que pudo hacerlo, quizá porque coincidió con el Padre Ortega en la creencia de que no daba más de sí, desde el punto de vista histórico, la Virgen de la Montaña. Es posible que no le falte razón.

El segundo camino es el que hizo distinguir una obra de otra, haciéndolas distintas, aunque dentro de una misma armadura, puesto que las bases, el alzado y la consistencia de materiales, de la de Ortí son los mismos de la Historia documentada…: Ortí actualizó la historia de la Virgen, es decir la prolongó hasta sus mismos tiempos, al imprimir un segundo volumen con sus trabajos, a no dudar, interesantes y algunos bienes valiosos, constituidos por discursos, descripciones, poesías y acontecimientos importantes relacionados con el culto a la Patrona de Cáceres, todo ello, indudablemente de valor histórico, pero cuya sustancia todavía era inmadura, para verlos desde una historia de la Virgen con la perspectiva histórica; es decir, con el sabor, la solera y la noble pátina que comunica el tiempo a cosas y personas dándoles esa consideración que tiene unos límites imprecisos pero que todos fijamos sin previas nociones, ni medidas ni convencionalismos.

No sería cosa de enfrentar a Ortega y Ortí, porque entre otras razones, no se encontrarían motivos para ello. Por comparar creyeron que una articulación más minuciosa a sus obras, no las mejoraba o perfeccionaba, sin embargo, la diferencia de aspectos ambientales y de textos aparentemente no relacionados, pero sí de modo indirecto, no fueron muy apreciados por uno y otro historiador, en la creencia que eran sabidos, habían sido adivinados o se descontaban como supuestos.

Estas ausencias no se notan en la obra del Padre Ortega, debido a que su franciscanismo impregnó de trascendencias y de alto sentido a su narración, pero Ortí no podía estar en el mismo caso; su preparación o formación universitaria con su brillante secuela profesional le hicieron derivar su bien experimentada atención en busca de valores de captación documental igualmente ( aunque siempre sin salir demasiado del círculo trazado por Boxoyo), pero valores un tanto originales que necesitaban de apreciados, calibraciones, juicios y atribuciones que, en sus relieves daban y dieron a su obra algunas variantes sobre la de fray Ángel Ortega. Me refiero particularmente a particularidades tangenciales con la historia de la Virgen, que, constituyendo legítimos materiales para ella, tienen o pueden tener otros valores independientes al margen de ella. Ortí no podía prescindir de ellos porque constituían por si mismos una parte muy importante de sus estudios específicos: la arqueología y el arte, para lo que ni si quiera era necesario poseer un fino sentido de la valoración actual de los aspectos más íntimamente relacionados con la historia.

Todo ello le permitió aportar a su obra noticias muy interesantes, de carácter tanto histórico como crítico, entre los que entran artistas, estilos y atribuciones, que, aunque no habíamos echado de menos en la obra del Padre Ortega, no desarrolló con las dimensiones y, quizá, con la capacidad, con que Ortí desarrolló este aspecto secundario, pero completamente de la suya. A este efecto, son dignas de notar las páginas que consagra a la obra del Santuario moderno, las intervenciones de diferentes artistas y, más principalmente, por la importancia histórica e intrínseca de su arte, al retablo de la capilla mayor.

Aun suscribiendo por mi parte, todas sus afirmaciones y deducciones, es de reconocer como, sin pretensiones, expone con autoridad académica, juicios muy dignos a tenerlos en cuenta y que, en algunas ocasiones, están por encima de la modestia del extremo trazado.

Tanto el P. Ortega como Ortí Belmonte, exponen opiniones que, algunas son coincidentes, aunque creo que erróneas. Creo suponer, ambos parten para sostenerlas de la documentación extraída del archivo de la Cofradía, en la que, además no está nada clara la cuestión, sino sujeta a una interpretación personal, como es el dualismo de la Iconografía de la Virgen de la Montaña, de la que no ha tratado ningún autor anterior y que ofrece muchas dudas para los estudiosos de este tema. La opinión del profesor Floriano del que he bebido para este trabajo, dice: Que son erróneos muchos de los comentarios e interpretaciones de estos dos autores, en un instrumento increíblemente inédito, y por eso jamás consultado, y comenta que es increíblemente inédito, porque de siempre se conoció de su existencia, fecha del mismo, escribano ante quien se otorgó, y, por lo tanto, lugar donde podía encontrarse. Existe un documento muy importante, que no estimuló si quiera, la intuición de ningún historiador, a pesar de que parecía ofrecérsela a todos, por decirlo así, en bandeja de plata, y lo era, tanto para la historia de la Virgen y sus imágenes como para iluminar un poco la noble pero borroso persona de una de las figuras decisivas de nuestra historia, y , por lo mismo, de toda nuestra historia religiosa, por su intervención trascendental en su culto como Patrona de Cáceres: El Licenciado D. Sancho de Figueroa y Ocano, cuyo testamento fue otorgado en Cáceres ante el escribano Gonzalo de Aldana y Ulloa, el día 6 de julio de 1660, y está citado en su partida de defunción. Y lo más curioso es que el P. Ortega y Ortí, comentan la citada partida en sus historias.

Es una lástima que ninguno de sus autores se decidiese a buscar dicho testamento en el registro indicado. Yo creo que en su momento podría haber habido alguna dificultad para encontrarlo y por eso de esta situación.

De todos modos, y aunque estos comentarios pudieran ser negativos, Ortí enriqueció la Historia de la Virgen de la Montaña, desde ángulos más eruditos y criteriológicos que Fray Ángel, aunque no pudo aumentar mucho el volumen de elementos narrativos que, éste aportó a la suya.

Ortí salió bien airoso de su empeño, cosa no fácil si se tiene en cuenta que los hechos históricos, como tales, carecen de interés propio, para que pueda el historiador emplearse a fondo, bien con su literatura, bien con su técnica, bien con su experiencia y habilidad, en esa lógica inductiva o deductiva, sin a veces resolver los problemas o cuestiones de orden histórico. Todavía supo sacar gran partido de una historia, que apenas era historia, y, a pesar, de los precedentes de Boxoyo, con su síntesis, y del Padre Ortega con su desarrollo, y todo esto, dejando incólume, en todos sentidos la perspectiva histórica, con que desde un principio se mostró la presencia, con todas sus incidencias, de la Virgen de la Montaña, tan asentada y fija como Ella misma, lo está en la cumbre de la Sierra de la Mosca, tan firme como las propias rocas, que sirvieron al bendito Paniagua para hacer su trono a la Madre de Dios.

Ortí cerró, con su Historia del Culto Santuario…, al menos por ahora, el proceso historiográfico de la Virgen de la Montaña, que he intentado analizar con la ayuda del Profesor Floriano en estas líneas, que él mismo publicó en el Periódico Extremadura en los meses de abril, mayo y junio de 1965 en largos artículos, que yo he tratado de resumir y aclarar según la mirada del siglo XXI. También decirles que en su momento la Junta de Gobierno de la que me honro en presidir actualmente como Mayordomo, editó en los años 80 del pasado siglo, esta historia de Ortí en un libro que no es difícil de conseguir hoy día.

Después de lo tratado ha habido infinidad de artículos, y algún que otro libro pero referido a discursos, pregones, poesías, como son los de la foto 9 referido a poesías sobre la Virgen de la Montaña, incluido una de Gabriel y Galán, al que dediqué un trabajo para estos Coloquios el pasado año 2020, escrito por D. Valeriano Gutiérrez Macías, erudito investigador, militar y político del pasado siglo XX.

Aunque también existe otro libro, creo yo, muy importante y más actual, resumen de todos los anteriores editado por la Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballesteros, ubicada en el Palacio de los Becerra de la ciudad Monumental de Cáceres, que se realizó con motivo de una gran exposición por la puesta de largo de la citada fundación en 2006, en la que fueron Comisarios de esa exposición, Doña María del Mar Lozano Bartolozzi, Presidenta actual de la Academia de Extremadura, y D. Miguel Rodríguez Cancho, ambos Catedráticos de la Universidad de Extremadura. En el que se recogen: la Devoción histórica a la Virgen de la Montaña, así como la religiosidad popular cacereña; las manifestaciones modernas del culto mariano; la arquitectura del Santuario; el programa iconográfico y ajuar litúrgico del Santuario; la conservación de la memoria; la Montaña y su conjunto sacro; y un Catálogo de las obras seleccionadas para dicha exposición. Es el más completo y moderno estudio sobre la Virgen y su Ermita, realizado por los más eruditos investigadores de la ciudad, siete en total, con las mejores técnicas de reproducción y fotografía y habiendo bebido de las fuentes de Boxoyo, Publio Hurtado y otros, así como el archivo de la Real Cofradía de la Santísima Virgen de la Montaña.     Sería interminable recoger todo lo escrito sobre esta maravillosa historia, tan fácil de creer en ella y también, porque no, de entender, como es El Culto a la Virgen de la Montaña, la construcción de su Santuario, su Ermita, etc…

Apéndice fotográfico

Foto 1.  Santuario Virgen de la Montaña de Cáceres. Propiedad de la Cofradía

Foto 2.  Como ejemplo. Un Libro de Eugenio García de Honorato, (Internet)

Foto 3. Breve noticia del origen del Santuario de la milagrosísima imagen, con el título de la Montaña se venera extramuros de la M. N. y L. villa de Cáceres, provincia de Extremadura.  Por Simón Benito Boxoyo. Propiedad de la Biblioteca de Cáceres

Foto 4.  Periódico “El Regenerador Extremeño, dirigido por D. Juan Daza Malato (Internet)

Foto 5.  El padre fray Ángel Ortega. Foto de Internet

Foto 6. Libro: Historia documentada del Santuario e imagen de Nuestra Señora de la Montaña, patrona de la ciudad de Cáceres, por Fray Ángel Ortega. Biblioteca Rodríguez Moñino de Cáceres.

Foto 7.  Foto de Miguel A. Ortí Belmonte

Foto 8. Historia del culto y del Santuario de Nuestra Señora de la Montaña. Miguel A. Ortí Belmonte, propiedad del autor.

Foto 9.  Algunos Libros sobre distintos autores, entre ellos el de Cantores de la Virgen de la Montaña por D. Valeriano Gutiérrez Macías, todos, propiedad del autor.

Foto 10. Libro editado por la Fundación Mercedes Calles y Carlos Ballesteros en 2006, con motivo de una gran exposición en el Palacio de los Becerra. Libro propiedad del autor

 

 

Nov 152021
 

Francisco Cillán Cillán

Dr. en Filosofía y Letras

Cronista Oficial de Puerto de Sta. Cruz

y de Santa Cruz de la Sierra

E-mail: francisco.cillan41@gmail.com

 

La obra de Francisco Pizarro es contemplada de distintas formas como su actuación personal, por lo que ha recibido calificativos muy diversos, a nuestro parecer algunos llenos de odio e inquina, como “sanguinario”, “carnicero”, “dictador”, “tirano”, “cerdo cruel de Extremadura”,  “que solo buscaba el oro”,  etc. Los que siguen esta tendencia consideran que los conquistadores representan la barbarie y lo inhumano y que la moral de los indios era superior a la de los cristianos de la época de la conquista. Esos principios están aún defendidos incluso por los altos mandatarios del Perú que niegan sistemáticamente los sacrificios cruentos de seres humanos de los incas y sus guerras de exterminio y consideran idílico el mundo que crearon. Lejos están de la realidad, como han demostrado cronistas de la época e incluso actuales, de gran solvencia por sus escritos. Es cierto que hubo una época al comienzo de la conquista, quizá la más oscura y cruenta, en la que Pizarro tuvo que realizar cabalgadas y rancherías bajo las órdenes de sus superiores, que poco tuvieron que ver con el periodo en el que él era gobernador y daba sus órdenes. Pero veamos como sucedieron los hechos en esos primeros veinte años en las Indias Occidentales.

Después de algo más de un años de actividad militar bajo las órdenes del Gran Capitán, Gonzalo Fernández de Córdoba, por las tierras italianas, Francisco Pizarro regresó a Trujillo con la intención de embarcar para las Indias. Algunos consideran que fue en el cuarto viaje de Colón, que salió de Cádiz el 9 de mayo de 1502, cuando emprendió dicho viaje. Así lo asegura el poeta Antonio Ferrer, entre otros historiadores, en la siguiente coplilla puesta en boca del protagonista:

Y de Trujillo, mi patria,

salí solo y miserable

y me trajo al Nuevo Mundo

Colón famoso en sus naves[1].

Sin embargo pensamos que es más acertada la versión de Gonzalo Fernández de Oviedo entre otros cronistas, al afirmar que fue en la expedición dirigida por frey Nicolás de Ovando[2], que el 13 de febrero del 1502 salió del Puerto de Sanlúcar de Barrameda[3], y llegó a “Santo Domingo el 15 de abril de dicho año”. Estaba formada por una flota de treinta y dos navíos y dos mil quinientos españoles, la más importante que se fletó hasta entonces, en ella iba gente perteneciente a los reinos de Castilla y León[4] de diferentes oficios: soldados, funcionarios, religiosos, artesanos e incluso, por primera vez, algunas familias dispuestas a establecerse en el otro lado del Atlántico.

Los primeros años de Pizarro en las Indias quedan reflejados y resumidos en la Real Cédula otorgada por Carlos I para la concesión del escudo de armas, dada en Madrid el 13 de noviembre de 1529, donde se dice que pasó a la Española “veinticinco años atrás poco más o menos” con el comendador de Larez o Lara[5], gobernador que fue de la isla y se halló en su conquista y pacificación. Y de allí pasó con Alonso de Ojeda a Tierra Firme, llamada Castilla del Oro, y como capitán le ayudaste a la pacificación y conquista de mucha parte de ella. Posteriormente con Vasco Núñez de Balboa descubriste el Mar del Sur. Y asimismo ayudaste a nuestro gobernador Pedrarias de Ávila o Dávila[6] a pacificar todos los pueblos cristianos en dicha Tierra Firme con la entrada a Urabá y Darién.

De lo anterior se deduce que Pizarro estuvo los primeros años de su llegada en La Española, aunque no he visto reflejada su actividad con claridad en ninguna parte, suponemos que participó como armígero de Ovando en la pacificación y colonización del interior de la isla. Pero el Trujillano necesitaba espacios más amplios de conquista, su cuna, su situación económica y su juventud impedían de principio ocupar puestos destacados, que le permitieran alcanzar la fama. La oportunidad se presentó cuando Alonso de Ojeda es nombrado gobernador de Nueva Andalucía, territorio que se extendía desde el cabo Vela hasta el golfo de Urabá en la actual Colombia[7]. Y el 10 de noviembre de 1509 partió desde Santo Domingo hacia las costas de Tierra Firme para explorarlas[8]. Le acompañaba el piloto Juan de la Cosa. Llevaban dos navíos y dos bergantines, en los cuales se embarcaron trescientos hombres y doce yeguas. Tomaron tierra en un lugar próximo a la actual ciudad de Cartagena de Indias en Colombia, que por entonces no se había fundado. Pizarro era uno más de aquellos valientes aventureros que con ilusión se enfrentarían a lo desconocido. Los contactos con los nativos, según Bartolomé de Las Casas, fueron desde el principio muy violentos y provocaron verdaderas masacres en ambos bandos de contendientes, aunque las diferencias de armamentos eran muy desiguales, los perros amaestrados para la guerra y los hombres a caballo con sus lanzas, así como el hierro y acero de las armas, ballestas, espingardas y después arcabuces daban una superioridad a los españoles, frente a los indios con sus flechas y varas tostadas, aunque más tarde utilizaran hondas con piedras y flechas envenenadas. Las fortalezas de los nativos, cuando las hubo, tenían escasa consistencia, de ahí que necesitaran un número muy superior al de los cristianos para conseguir algunas victorias[9]. Por primera vez los españoles leyeron a los indios en castellano el Requerimiento ordenado por la Corona, antes de entrar en combate. Documento en el que se explica a groso modo los entresijos de la formación de la iglesia católica y la fe cristiana contenidas en el credo, y se pide a los nativos que reconozcan

“a la Iglesia por señora y superiora del Universo mundo, y al Sumo Pontífice, llamado papa, y en su nombre al Rey y a la Reina doña Juana, nuestros señores, en su lugar, como a superiores y señores y reyes destas islas y tierra firme, por virtud de la dicha donación, y consintáis y deis lugar que estos padres religiosos os declaren y prediquen lo susodicho”[10].

Con la amenaza de que serían considerados herejes y enemigos de la Corona española, los que no abandonaran sus creencias paganas y aceptaran la fe de Cristo, y condenados a muerte o a la esclavitud. A partir de entonces el citado documento se consideró de obligada lectura antes de entrar en combate con los nativos. A pesar de las buenas intenciones de la monarquía española la conquista fue inevitablemente cruenta, como son todas las guerras. De las Casas narra un episodio, donde se comprueba lo cruel de las contiendas por una y otra parte, en el que nos vamos a detener, para eliminar todos los otros que necesariamente se dieron, con el fin de no hacer el relato más patético y dar fluidez al resto del contenido histórico. Pizarro debió encontrarse en este suceso, aunque el cronista no lo cita, pues por entonces no tenía graduación militar y por lo tanto carecía de responsabilidad en lo acaecido. Sucedió que Ojeda y Juan de la Cosa habían hecho muchos esclavos en el pueblo indígena de Calamar, por lo que los indios juraron vengarse. Pasado un tiempo Ojeda y Nicuesa se unieron para buscar al piloto de la Cosa que había quedado con 50 hombres para explorar el terreno y su tardanza en el regreso les hizo pensar en lo peor. Tomaron 400 hombres, a los que mediante pregón público prohibieron que tomaran cosa alguna de los indios, so pena de muerte. Desembarcaron en el puerto natural de Cartagena, y a caballo ambos líderes dirigieron de noche a su gente hacía el pueblo indígena de Turbaco y antes de entrar se dividieron en dos bandos. Unos papagayos con sus gritos delataron la presencia de los españoles. Los nativos al oírlos, conscientes de lo que podía pasar, salieron despavoridos unos con armas y otros sin ellas, pero algunos, al no ver a nadie, reflexionaron y regresaron a sus bohíos, pensando que no debían quedar más cristianos porque ya habían realizado su venganza. Otros aturdidos corrían sin rumbo y toparon con los españoles, a unos los “desbarrigaban” con sus lanzas, mientras en el otro bando los “despedazaban” con sus espadas. Luego prendieron fuego el poblado y muchos encontraron la muerte envueltos en llamas en sus casas.

Las mujeres, con sus criaturas en los brazos, salían huyendo, pero cuando vieron los caballos, que nunca habían visto, se tornaban a las casas que ardían, huyendo más de aquellos animales, que no los tragasen, que de las vivas llamas. Hicieron los españoles allí increíble matanza, no perdonando mujeres ni niños chicos ni grandes[11].

Después vino el saqueo y en ese trajín andaban cuando toparon con el cadáver de Juan de la Cosa, que con sus hombres, había caído en una emboscada. Estaba amarrado a un árbol, cubierto su cuerpo de flechas envenenadas, que originaron una gran hinchazón y produjeron severas deformaciones, con horribles y espantosas señales. El horror y el pavor que produjo en los expedicionarios son indescriptibles, tanto que ninguno osó quedarse allí aquella noche[12].

Ojeda  procuró que sus hombres se sobrepusieran al acontecimiento vivido y continúo la marcha por la costa, sorteando toda clase de ataques. El 20 de enero de 1510 fundó un pequeño fuerte con treinta viviendas en la parte más oriental del golfo de Urabá-Darién, al que denominó San Sebastián de Urabá, en memoria del piloto tan cruelmente asesinado, dado que les recordaba al santo asaeteado por los romanos, tantas veces invocado por los cristianos ante la peste[13]. Los españoles realizaron algunas razias para buscar oro y víveres, porque los indios se negaron a proporcionárselos. Un día se presentó Bernardino de Talavera con un barco que traía pan de mandioca y tocino y la hambruna se palió momentáneamente. Pero los ataques de los nativos cada vez eran más frecuentes y feroces, e iban diezmando sin piedad a los cristianos con flechas envenenadas. Así estuvieron ocho largos meses sin que llegara la ayuda prometida desde Santo Domingo por el bachiller Martín Fernández de Enciso, lugar teniente de Ojeda. En uno de esos combates una saeta atravesó la pierna del Adelantado, quien pidió al cirujano que cauterizase su herida con dos placas de hierro incandescentes para evitar el efecto del veneno[14]. Y, aunque en un principio el galeno se negó a realizarlo, ante la amenaza de que sería ahorcado sino aceptaba su orden, aplicó el remedio, y luego le envolvió la pierna en paños mojados en un tonel de vinagre. Las Casas afirma que así salvó Ojeda la vida y tan pronto se vio recuperado, como no llegaban refuerzos y estaba cojo y enfermo, tomó el barco que había traído Bernardino y se trasladó a La Española en su búsqueda[15]. Dejó entonces al frente del fortín de San Sebastián a Pizarro, con el nombramiento de teniente, aunque con la función propia de capitán[16]. Cieza de León afirma que fue el primer capitán de esa provincia, donde pasó grandes afanes y penalidades[17]. Y ordenó al Trujillano que resistiera y defendiera el fuerte durante cincuenta días, trascurrido los cuales podía regresar a la isla en busca de ayuda[18].

Pasó el tiempo señalado sin que los auxilios llegaran y los ataques de los nativos para expulsar a los cristianos no cesaban. La supervivencia estaba al límite de lo soportable, se habían comido hasta los valiosos caballos en aquellos trances. Pizarro comenzó hacer los preparativos para pasar también a La Española, con unos 70 hombre que le quedaban, pero era imposible trasladar a todos en los dos bergantines que le habían dejado y decidió esperar a que el hambre, las enfermedades y los ataques de los indios seleccionara a los más afortunados, por ver si mientras tanto llegaba la ansiada ayuda, luego los repartió lo mejor que pudo en las dos embarcaciones y salieron del puerto de Urabá. Pero cuando parecía que todo se iba a solucionar positivamente, el barco dirigido por Valenzuela chocó, al parecer con un gran pez, que los que lo vieron consideraron que debió ser una ballena, y se rompió el timón, por lo que quedó a la deriva, el naufragio fue inevitable y en él perdieron la vida todos sus ocupantes, sin que nada pudieran hacer el resto de compañeros por salvarlos. Los 35 hombres conducidos por Pizarro continuaron su camino y frente a Cartagena toparon con la flotilla comandada por el bachiller Fernández de Enciso, que llevaba, para socorrer a Ojeda, 15 caballos, cerdos, armas, pólvora y 150 hombres de refuerzo. El bachiller ordenó a Pizarro y su gente que le siguieran. De nada sirvieron las explicaciones y ruegos del Trujillano y sus hombres para que se dirigieran todos a La Española, vista la experiencia tan negativa que habían tenido. La tozudez de Enciso los condujo de nuevo a Urabá. En el golfo la nave capitana encalló con el valioso cargamento que transportaba, con ella se perdieron los víveres, animales, armamento, pólvora, varios hombres y hasta las credenciales de Enciso. Cuando llegaron a San Sebastián de Urabá el panorama con que se encontraron fue desolador, los indios habían quemado y destruido todo, pero el Bachiller ordenó desembarcar y se encontró con la sorpresa de que escondido en unas barricas venía de polizón [19], Vasco Núñez de Balboa[20].

“Un mancebo de hasta treinta y cinco o pocos más años, bien alto y dispuesto de cuerpo, y buenos miembros y fuerzas y gentil gesto de hombre, muy entendido y para sufrir mucho trabajo”[21]… “Era blanco, de pelo y barba rojizos, e impresionaba a cuantos lo trataban por la gracia nerviosa de sus ademanes y su persuasiva elocuencia”[22].

Pronto adquiriría popularidad entre sus compañeros por su carisma y valor. Los indios continuaron hostigando a los recién llegados, e incrementaban las hostilidades cuando se veían favorecidos por el clima adverso, la insalubridad o la falta de alimentos en el lugar. A finales de noviembre de 1510 el Bachiller no sabía que camino tomar, y Balboa, que ya había recorrido esta costa con Juan de la Cosa y Bastidas le aconsejó que estarían mejor situados al otro lado del golfo, en la parte norte, donde había un pueblo de nativos y abundancia de maíz. Los consejo hicieron efecto, tomaron a los indígenas el pueblo de Darién, situado en el interior, próximo a la desembocadura de un río, donde se asentaron, fundaron un poblado nuevo al que pusieron por nombre Santa María la Antigua del Darién, en honor de la Virgen Sevillana de la misma denominación, a la que los pasajeros se encomendaban antes de partir para América. El lugar estaba rodeado de indios pescadores, agricultores y, sobre todo, generosos, y la ciudad se convirtió en la capital de la zona y base para nuevas expediciones de conquista del territorio colindante.

Diego de Nicuesa, gobernador de Veragua[23] y del norte de Tierra Firme, reclamó la colonia[24], dado que los límites entre las dos gobernaciones eran muy imprecisos. Se trasladó hasta la ciudad reclamando sus derechos, pero el cabildo de la ciudad lo rechazó y Vasco Núñez de Balboa, que era la verdadera autoridad de Santa María, no lo aceptó y lo embarcó en un bergantín viejo y mal aparejado, que se perdió en el mar con 10 de sus criados y nunca más se supo de él[25]. Enciso pretendió tomar el mando de la nueva colonia, argumentando que era el lugar teniente de Ojeda, pero no pudo probarlo por la pérdida de la documentación cuando se hundió la nave capitana. Además era muy impopular y reclamaba el oro que requisaban los expedicionarios a lo indios para sufragar los gastos que había originado la expedición de refuerzo que él formó. Los habitantes de la colonia, comandados por Balboa, se sublevaron y lo acusaron de que todo lo quería para él. Lo apresaron y el 4 de abril de 1511, un mes después de Nicuesa, lo embarcaron para La Española, donde sería juzgado. Iba acompañado del alcalde Zamudio y el corregidor Juan de Valdivia, con el fin de que atestiguaran en el juicio, ante el virrey Diego de Colón, la causa del apresamiento y pidieran la interinidad de la alcaldía de la ciudad para Balboa, hasta nuevo nombramiento por parte del rey. Enciso fue acusado de abuso de autoridad y apropiación indebida, y el Jerezano fue elegido alcalde de Santa María la Antigua, cuyo gobierno muy peculiar duraría desde el año 1510 hasta el 1514. Utilizó con mesura la violencia, frente a la gran dureza practicada por otros. Este suceso no lo olvidará Enciso y procurará vengarse de los amotinadores tan pronto encuentre la ocasión, y años después actuará con dureza contra Pizarro, cuando pretende pasar a España para pedir las capitulaciones de Toledo.

 

Pizarro a las órdenes de Vasco Núñez de Balboa y Pedrarias Dávila

Francisco Pizarro entró pronto a formar parte de las huestes de Vasco Núñez, la población andaba escasa de alimentos y se sabía que a unas treinta leguas de Santa María en dirección norte había una región dominada por los indios Cueva, que era rica en oro y sobre todo en maíz. Balboa ordenó al Trujillano que al frente de seis hombres inspeccionara dicho territorio. Cuando llevaban un cierto trecho de navegación por el río, les salió el cacique Cemaco al frente de un nutrido contingente de nativos con pretensiones de vengar antiguas querellas sostenidas con los españoles. Fue tal el recibimiento que hicieron a los cristianos con flechas y piedras, que Pizarro y su gente  tuvieron que abrirse paso entre los indios, que en número muy superior los acosaban por todas partes. Así logró regresar al poblado cristiano con sus hombres, todos descalabrados y heridos, aunque las flechas afortunadamente no estaban envenenadas. Balboa, al enterarse de que el soldado Francisco Hernán había quedado con vida en campo enemigo, mandó a Pizarro que con gente regresara a por él y a pesar de su estado consiguió traerlo vivo[26].

Varias incursiones a territorio indígena tuvo que realizar nuestro protagonista en otros momentos con resultados diversos. En una de esas salidas acompañó al Jerezano y oyeron contar a los nativos como al otro lado del istmo abundaba el oro y perlas y había un mar inmenso. El 31 de agosto de 1513 se ofició una misa y se pasó revista a 190 hombres con los que salió del puerto de Santa María la Antigua y el día uno del mes siguiente partió para las tierras de los indios Cueva, gobernada por el cacique Careta. Las Casas asegura que la expedición estaba formada por los más vigorosos y los más aptos para soportar las mayores dificultades. Embarcaron en un bergantín y diez grandes botes, y en dirección norte llegaron hasta el territorio de Careta, con el que guardaba una vieja amistad porque en una ocasión lo defendió de las tribus vecinas, y a cambio le había entregado su hija Anayansi, que con el tiempo se convertiría en una bella mujer, de la que se enamoraría Balboa. Allí estuvo algunos días y al final decidió partir con 92 soldados y dos sacerdotes, en pleno invierno, cuando las lluvias inundaban la región. Penetraron tierra adentro dispuestos a atravesar la cordillera de Darién. Nada les detuvo, ni la tupida y hostil selva tropical, ni las lluvias torrenciales, ni la agresividad de algunas tribus que les salían al paso, mientras otras huían ante el estrepitoso ruido de las armas de fuego al disparar, el ladrido de los perros, a los que tenían verdadero pavor por los horrores presenciados, o el tintineo constante de armaduras y espadas. Los expedicionarios pasaban de un poblado indígena a otra por el sendero que los indios tenían marcado.

El martes, 25 de septiembre de dicho año los guías mostraron al jefe de la expedición una cima desde la cual se podía ver el mar. Balboa mandó a sus hombres detenerse y en solitario ascendió hasta la cumbre del monte y en la lontananza divisó un brazo de mar que entraba en la tierra, al que llamó golfo de San Miguel[27], comprendió que pertenecía a una gran extensión de agua, a la que bautizó con el nombre de Mar del Sur, que hoy conocemos como Océano Pacífico. Con los 80 hombres que le quedaban continuó la marcha durante cuatro días hasta las playas del ansiado mar, y llegaron a una ensenada, la que más tarde se llamaría Golfo de San Miguel, por ser el santo del día en que fue descubierto. Y tomó posesión de aquellas aguas, en nombre de la Corona, tal vez como lo describe la iconografía tradicional, sumergidas las piernas y los brazos levantados con el estandarte de la conquista en la derecha mientras en la otra alzaba la espada, la cruz o quizás el estandarte de Santa María, según el artista de turno. El escribano levantó acta de lo sucedido, reflejando todos los que participaron, y en el listado aparecen en primer lugar Vasco Núñez de Balboa, seguido del capellán de la expedición, el dominico Andrés de Vera, en tercer lugar Francisco Pizarro, y detrás todos los demás.

El 23 de noviembre el gobernador decidió regresar por camino diferente, para descubrir nuevas tierras. El 19 de enero de 1514 llegaron a Santa María la Antigua, y sus habitantes celebraron jubilosos tan insólito acontecimiento al saber que traía abundancia de oro y perlas. Las puertas del imperio español se habían abierto de par en par, al ampliarse generosamente el horizonte de conquista en un océano que ningún europeo había contemplado con anterioridad. Por entonces, comenzó a llamarse al Darién y su zona Castilla de Oro y Balboa ejercía su autoridad de forma intermitente sobre ella. Pizarro comenzaba a salir del anonimato y a escalar puestos en el mundo de la fama, primero con la defensa numantina que realizó del fuerte de San Sebastián de Urabá y ahora con el grandioso descubrimiento, que como segundo, presenció junto a Balboa.

El Jerezano acababa de alcanzar la cúspide de la fama, pero su gloria se vería eclipsada muy pronto. El 14 de abril de 1514 salió del puerto de Sevilla, en dirección a Tierra Firme, una gran expedición dirigida por el aristócrata y militar segoviano Pedrarias Dávila[28], formada por 19 navíos y 1.500 hombres, según cuenta Pascual de Andagoya[29], llegó a Santa María la Antigua de Darién el 29 de junio de dicho año[30]. Traía el nombramiento de gobernador y capitán general de Castilla de Oro, que comprendía las gobernaciones de Ojeda y de Nicuesa, otorgado el 27 de julio de 1513 en Valladolid[31]. Se extendía dicho territorio desde el cabo de la Vela, en la Guajira[32], hasta el límite de Panamá con Veragua, provincia perteneciente a los herederos de Colón. Pedrarias tenía por entonces 63 años y una gran experiencia militar en las contiendas europeas y africanas, pero eran nulos los conocimientos que sobre los indios poseía. La expedición fue numerosa y con gran demanda de pasajeros, debido a la difusión que mandó hacer el rey Fernando el Católico sobre todo por Castilla, y las circunstancias favorables que se dieron al frustrarse una campaña de Gonzalo Fernández de Córdoba (el Gran Capitán) a Italia, con lo que se quedaron gran número de soldados en paro. Se alistaron muchos hidalgos, entre los pasajeros se encontraban algunos que alcanzarán renombre en la conquista y colonización de las Indias. Pascual de Andagoya, Hernando de Soto, Diego de Almagro, el padre Hernando de Luque, Gonzalo Fernández de Oviedo (que iba como veedor), Francisco de Montejo, Sebastián de Benalcázar, Bernal Díaz del Castillo, etc. Era la primera vez que se mandó un obispo a América, fray Juan Quevedo, y llevaba todo su séquito: un deán, un arcediano, un chantre, un maestrescuela, varios canónigos, tres sacristanes y un arcipreste[33]. Pedrarias también llevaba un amplio cortejo.

Vasco Núñez, acompañado del cabildo de la ciudad, salió a recibir al nuevo gobernador, que venía con su esposa, acompañados de su escolta armada, y les ofrecieron pleitesía. Balboa, siguiendo la costumbre de la época, tomó la escritura de nombramiento, la besó y la colocó sobre su cabeza en señal de acatamiento, por ser orden real, y “le ofreció obediencia en nombre suyo y de todos, y de servirle como gobernador del Rey”. Amigablemente los habitantes de la ciudad compartieron sus casas, que tenían el techo de paja, con los recién llegados y les proveyeron de pan de maíz, cazabi[34], raíces, frutas de la tierra y agua del río. Pedrarias les ofreció raciones de tocino, carne salada, bizcochos y otras cosas que traían en la armada. Pedrarias comentó que traía una Real Cédula firmada el 28 de julio de 1513 en Valladolid para que tomara juicio de residencia a Vasco Núñez por los años que había sido alcalde Mayor de Darién, como solía hacerse con los que cesaban en su cargo, si había alguna queja sobre su gobierno[35].

Los reyes entregaron a Pedrarias algunas normativas para el buen gobierno de la provincia de Tierra Firme y protección de los indígenas, como la firmada en Burgo el 4 de agosto de ese mismo año. Mandato del que hizo caso omiso la mayor parte de las veces el Segoviano. Igualmente se le entregó el Requerimiento, que como dijimos era de obligado cumplimiento el leerlo a los nativos antes de entrar en combate. La poca validez de esta recomendación era notoria. Estaba escrito en castellano, idioma que no conocían los indígenas y trataba de unas creencias que nunca habían escuchado y menos se las habían explicado con detenimiento. Era absurdo pensar que la respuesta fuera positiva. El padre Las Casas argumentó ampliamente lo poco creíble de dicho documento por parte de los nativos, y Oviedo aconsejó a Pedrarias que no lo leyera, pues afirma que los indios “primero eran salteados, y después de presos é atados se les leía, é con esto eran dados por esclavos é repartidos é vendidos”[36].

El primer problema con el que se encontró Dávila y que no lo pudo evitar fue el caos que se formó en la colonia con su llegada. Santa María la Antigua tenía unos 500 habitantes y de pronto se vio cuadriplicado o quintuplicado su número, con lo que eso supuso en cuanto al alojamiento y manutención. La hambruna y la modorra, enfermedad con fiebre y somnolencia profunda, acompañadas de complicaciones pulmonares y renales se apoderaron de la población[37]. Pedrarias se vio obligado a movilizar a su gente, pues era mejor que tenerlos parado en aquella situación, y comenzó a realizar expediciones de reconocimiento tierra adentro. Pizarro pasó a ser hombre de confianza y lugarteniente del jefe de turno en varias de ellas, que le proporcionaran pingües beneficios en indios y oro. La crudeza de la conquista se acrecentó severamente, la buena voluntad de consenso y pacificación de los indígenas con que se mostraba Balboa no se apreció en Pedrarias. El conflicto alcanzó niveles difíciles de narrar, que se fueron acrecentando según disminuía el oro que necesitaban enviar a Castilla y para pagar a la milicia, la barbarie aumentaba: perros adiestrados que destrozaban los cuerpos de los indios, poblados saqueados e incendiados, rapto de mujeres y niños, nativos tomados como esclavos para trabajar en las minas o ser vendidos, conquistadores perdidos y atrapados en los pantanos o en medio de la selva, indios sublevados por doquier. El espectáculo era tan dantesco que Andagoya quedó impresionado ante tanta crueldad, y José Antonio del Busto Duthurburu lo consideró uno de los episodios más crueles de toda la conquista de las Indias Occidentales.

La primera cabalgada en la que participó Pizarro con el nuevo gobernador estaba dirigida por Gaspar de Morales, pariente de Pedrarias, que se dirige hacia el sur, con el fin de andar la ruta de Balboa en su descubrimiento del Pacífico y buscar la isla rica en perlas. El Trujillano, que conoce el camino, es elegido lugarteniente, y ambos líderes estuvieron a punto de perder la vida. Salieron en dos canoas con 30 hombres cada uno para visitar las islas vecinas, pero les sorprendió la noche con gran enfurecimiento de la mar y perdieron el rumbo, así estuvieron navegando y luchando contra la tempestad cuando a la mañana siguiente aparecieron en la costa de uno de los islotes. Sometieron a los caciques Ponca, Chiapes y Tumaco, entre otros, que hicieron amistad con los españoles y les comunicaron la existencia de un gran imperio sureño y lejano. Fue la primera vez que el Trujillano oyó hablar del supuesto imperio Inca. Los nativos de aquellas playas, después de someterlos, en general recibieron pacíficamente a los cristianos, quienes tomaron posesión en nombre del rey de España de las islas de las Perlas. Forma este pequeño archipiélago un grupo de 25 ó 30 islas agrupadas en torno a una mayor, pero en general casi todas son fértiles. Llegaron a la isla Rica a la que rebautizaron con el nombre de isla del Rey. El caique los obsequió con una cesta llena de perlas que pesaban 110 marcos, todas muy valiosas, pero había una que “era como una nuez pequeña (otros dijeron que como una pera cermeña)”, que al parecer la regaló el cacique de la isla en pago del vasallaje y con el tiempo adquiriría gran renombre en la corte española por su forma, color y brillo especial, y con el tiempo al pasar de mano en mano de reinas y princesas recibiría el nombre de la Peregrina. Tenía 95 marcos de peso y era de 31 quilates. Fue vendida a un mercader para ajustar el quinto que había que pagar al rey, luego la adquirió Pedrarias para su esposa, Isabel de Bobadilla, que la vendió a Isabel de Portugal, consorte de Carlos I de España, por 4.000 ducados, con la que Tiziano realizó el conocido retrató de la emperatriz, luciéndola en el pecho como colgante de collar[38]. “Los españoles entregaron cuentas y espejos y cascabeles y otras cosillas de las nuestras, de que el cacique fue muy alegre” [39].

Los expedicionarios regresaron a mediados de 1515, por camino diferente, buscando la dirección más recta a Santa María la Antigua de Darién, por lo que tuvieron que enfrentarse a varias tribus que les salieron al encuentro, y consiguieron oro y sobre todo muchos esclavos. Pizarro obtuvo grandes beneficios en indios y en metales preciosos, según el registro que hizo en la fundición de 3.720 pesos de oro fino y 272 de oro bajo, además de valiosas perlas. Y sobre todo logró una encomienda en dicha isla, además de otra en comunidad, que le serán muy útiles para las incursiones hacia el sur que haría años más tarde.  Por entonces se trasladó la esposa de Pedrarias a Castilla con gran cantidad de oro y la perla Peregrina, que la puso en almoneda en 1.200 castellanos, aunque luego se pagó mucho más cara, como hemos visto[40].

Poco tiempo tuvo de descanso nuestro personaje, al ser nombrado de nuevo lugarteniente del capitán Luis Carrillo que organizó una incursión al sureste de Santa María, en las regiones de Abrayme y de Teruy. Una más de las cabalgadas que con frecuencia se van a realizar durante este periodo con el único fin de conseguir oro y capturar indios destinados a la venta. Llevaban también el propósito por mandato real de fundar pueblos en los señoríos de los caciques principales[41], para asentar indígenas con el fin de que vivieran en paz y se fuera realizando la colonización. El terreno por el que tuvieron que caminar, cuajado de tupidos bosques tropicales, lagunas y pantanos, habla de su crudeza, pero regresaron a la ciudad con centenares de indos destinados como esclavos a la venta en las islas o llevados a las minas. Fundaron algunos poblados que durarían poco tiempo, porque el sistema compulsivo de sometimiento con fines puramente económicos y métodos inhumanos originó respuestas belicosas muy violentas, por parte de los nativos tan pronto se percibieron de ello, que produjeron cuadros muy sangrientos. El 30 de noviembre de 1515 Pedrarias organiza una nueva expedición, con unos trescientos soldados, doce equinos y, sobre todo, una jauría de perros bien adiestrados. Funda el fuerte de Acla en el mismo lugar que estaba, equidistante de Darién y del Pacífico, deja diez o doce hombres, bajo las órdenes de Lope de Olano y regresa enfermo a Santa María. Nombra a Espinosa jefe de la expedición[42], que queda con 200 soldados de a pie y 10 de a caballo, y a Pizarro su lugarteniente con el grado de capitán, entre sus soldados iba Diego de Almagro, que hasta entonces desde su llegada a Indias se había dedicado a la agricultura, la ganadería y el comerció principalmente con alguna incursión conquistadora. A finales de diciembre de dicho año emprendieron la marcha en dirección al noroeste, originando una de las cabalgadas más largas, sangrientas e inhumanas de por entonces. Los indígenas responden con dureza y destruyen el fuerte de Acla, al poco tiempo de salir los españoles, no dejando a ninguna persona viva de las que en él se encontraban. Los expedicionarios vuelven a mediados de marzo de 1517 con un suculento botín de más de 2.000 indios destinados al mercado de esclavos en La Española.

En una nueva campaña, que se organiza en septiembre de ese mismo año, bajo el mando del factor y veedor Juan de Tavira, se alista Pizarro como su lugarteniente, llevan la misión de descubrir la región de Dabaibe y salen en tres pequeñas embarcaciones y algunas canoas. Remontaron el río Atrato, que desemboca en el golfo de Urabá. Las lluvias torrenciales sorprendieron a los españoles, arrastrando árboles, tierra y piedra que bajaban de los montes próximos. Los indios ayudaban con sus flechas a la naturaleza para que los cristianos no pudieran desembarcar. La falta de agua potable y de víveres creo una situación insostenible entre aquellos infelices que no podían salir de sus bergantines. El jefe de la expedición y el tesorero, Juan Navarro de Virués, perecieron ahogados al pretender pasar de una embarcación a otra, y Pizarro tuvo que hacerse cargo del mando en aquella delicada situación, elegido por sus mismos compañeros de expedición[43]. Faltaban más de la mitad de los hombres y los que quedaban estaban famélicos, agotados y desmoralizados y de acuerdo con ellos decidió regresar a Santa María. El objetivo de la marcha no se había cumplido, el Trujillano, a base de pérdidas económicas y mucho sacrificio, se iba curtiendo en la lucha contra los indios y contra la naturaleza, tan adversa a la que él conoció en su tierra extremeña.

En el 1518 Pedrarias ofreció una nueva oportunidad a Pizarro y a los que habían perdido gran parte de su fortuna en la expedición anterior, para que se resarcieran, y autorizó una correría de saqueo y captura de indios en la región de Abrayme, pensando en el éxito que se había obtenido tres años atrás. El Trujillano, conocedor del terreno y uno de los perdedores de gran parte de su fortuna en la anterior empresa, fue elegido capitán jefe de la expedición al frente de 50 hombres, que se animaron a seguirle. El resultado fue un fracaso, esquilmados los nativos y los metales años atrás, ya no dieron para más. Y sin población autóctona el hambre hacía su presencia y llegaba a veces a límites insospechados, difíciles de narrar. Tuvieron que matar siete caballos que llevaban para paliar la necesidad y regresar a Darién. Pizarro tuvo que vender gran parte de los esclavos que le quedaban, pero no aminoró su espíritu aventurero, mientras seguía aprendiendo en la escuela de la vida y, lo que es más importante en aquel mundo donde estaba, ganándose la confianza de sus superiores nombrados por el monarca, que eran sus auténticos representantes, a los que tenía que obedecer con total lealtad, porque estaban impregnado del poder divino.

Pero ellos también le necesitaban, en ese mundo se había creado una sociedad estratificada en tres estamentos diferenciados según Rolando Mellafe. Unos cuantos se habían enriquecido y eran los que ocupaban los más altos cargos del poder político, social y financiero, y subvencionaban las incursiones, bien de forma individual o en grupos, formando compañías. El gobernador otorgaba la autorización y el botín se repartía, una vez extraída la quinta parte del rey, entre los participantes, quedando el doble para el capitán o líder de la expedición. El beneficio de la conquista redundaba en provecho de los financieros. El segundo grupo estaba formado por aquellos que iban destacando del resto y poco a poco escalaban puestos hasta subir al escalón superior. Solían ser intrépidos capitanes, que “se entendían con los soldados, creándose entre ellos verdadera popularidad, según fuese su valentía o conocimiento de las regiones”, terminaban ocupando puestos en el Cabildo y “haciéndose cada vez más imprescindibles por su experiencia y conocimiento de la psicología indígena”. Son los verdaderos conquistadores, a los que el Gobernador para tenerlos contentos entrega tierra, en forma de encomiendas, y las minas.

“Bajo ellos estaba la masa de soldados, colonos y artesanos, que en momentos confunden sus oficios, alternando el papel de labradores y mineros, desde los cuales, en realidad, cuidaban a las cuadrillas de esclavos e indios encomendados, con el de soldados”[44].

Hemos dejado a Balboa olvidado y conviene recordar que hacía mientras tanto, aunque sea de manera sucinta. El 20 de marzo de 1515 recibió una cédula real firmada en Valladolid el 23 de septiembre del año anterior por la que se le nombraba adelantado de la mar del Sur y gobernador de las provincias de Panamá y Coiba[45]. Pedrarias tuvo que entregarle el documento debido a las presiones del obispo de Darién, fray Juan de Quevedo. Pero las desavenencias entre ambos líderes surgieron y aparentemente sin solución. Para aquietarlas el prelado había propuesto, según la costumbre de la época, el matrimonio de María Arias de Peñalosa[46], hija de Pedrarias, con el Jerezano, y el mismo obispo los casó por poderes, puesto que la novia estaba en España. El Segoviano, como recompensa, ordenó a su yerno el 24 de agosto de 1516 la reconstrucción de la ciudad Acla en el istmo panameño, imponiéndole unas normas muy estrictas, que puntualmente cumplió[47]. Balboa en colaboración con varios socios formaron la “Compañía del Mar del Sur” para explorar las costas del Pacífico. Y trasladó maderos, jarcias, velas, aparejos, brea y anclas por igual españoles e indios a hombros hasta la costa sur del Istmo panameño, con la intención de montar allí  dos bergantines y recorrer las islas adyacentes y el litoral del Pacífico, para colonizarlo y buscar un paso al otro gran océano. La participación de Diego de Almagro en esta empresa está recogida en la Colección de documentos inéditos… que recopila Medina.

Algunos enemigos de Vasco Núñez denunciaron ante Pedrarias esta actividad, advirtiéndole que su yerno pensaba sublevarse contra él[48]. Poco le faltó al Segoviano para encargar a Pizarro, que ya era su hombre de confianza, que trajera preso a Balboa y ambos se encontraron en las inmediaciones de Acla. Es de suponer que aquella misión no debió ser muy grata para el Trujillano por su vieja amistad con el preso, pero sabía que la obediencia en la milicia era fundamental si no quería sufrir el mismo castigo que el reo. Tampoco tenían muy claro la pena que podía imponérsele, conociendo su historial. Pero esta vez el obispo nada pudo hacer, aunque algunos consideran que incluso fue su acusador. Pedrarias tejió una sarta de embuste contra su yerno, para ensalzarse asimismo ante la situación tan precaria en que se encontraba, dado que se le había sometido a un juicio de residencia por Lope de Sosa, gobernador de Canarias, que venía a sustituirle. Dávila ordenó a Gaspar de Espinosa, alcalde mayor de la ciudad, que dictaminara sentencia y la ejecutara de inmediato a ser decapitado por traidor y usurpador de tierras sujetas a la real Corona, por conspiración y rebelión frustrada contra la autoridad legalmente constituida, y por delito de alta traición a S. M. Y, aunque el alcalde se negaba a dictaminarla, porque consideraba que merecía perdón por los grandes servicios hechos al Rey, tuvo que acatar la orden y el reo fue ajusticiado en la plaza de Acla entre el 13 y el 21 de enero de 1519, junto con cuatro de sus compañeros, mientras Balboa clamaba la falsedad de la acusación y sus deseos que mostró siempre de servir a su soberano[49]. La ejecución fue para unos un acto de justicia como afirmó Andagoya; para Oviedo y Las Casas entraba dentro de la inhumanidad y tiranía con que actuaba Pedrarias, tanto con indios como con españoles; mientras que la mayoría pensaba, con la mentalidad propia de aquellos tiempos, que era un castigo divino por haber enviado a Diego de Nicuesa preso en un barco para que se lo tragara el mar y haber usurpado el poder a Enciso. Lo cierto es que el proceso del juicio y la sentencia completa se perdieron sin dejar huella para la historia[50].

Cumplida esa misión en julio de ese mismo año, Pedrarias encomendó a Espinosa que descubriera la costa oeste de Panamá. Salieron en los dos barcos de Balboa y tres canoas 115 hombres, entre los que se encontraban Andagoya, Hernando de Soto, Pizarro, que era el lugarteniente de la expedición. Su puesto de mando le obligó a realizar misiones importantes de exploración arriesgadas, surtir de alimentos al resto de la tropa, o castigar con dureza a Urraca, cacique de Natá y sus indios, que se habían levantado contra los españoles, castigando severamente a los pocos cristianos que en la localidad quedaban y desmantelando el resto de la población[51]. Llevaba por compañero a Diego de Almagro, con el que ya explotaba una mina de oro junto con Hernando de Luque y un tal Diego de Mora. Espinosa diseñó la población de Natá y dejó en ella a Francisco de Compañón, como capitán al frente de un número de españoles. Y en octubre regresó con grandes ganancias en víveres, indios y oro a Panamá, por lo que Pizarro pudo resarcirse de las pérdidas que tuvo en anteriores expediciones y salir generosamente enriquecido de ésta, como sucedió al resto de sus compañeros, sobre todo los que fueron socios financieros de la incursión.

Mientras tanto, Pedrarias vio que el dorado metal se agotaba en Castilla de Oro, las poblaciones autóctonas estaban muy diezmadas y el resto habían huido al interior de la selva para evitar que los tomaran como esclavos. La capital, Santa María la Antigua, presentaba malos accesos y quedaba desplazada con respecto a la ampliación de conquista que el descubrimiento de Balboa había abierto. Todo ello hizo que el Segoviano tomara la decisión  de trasladarse a la costa occidental y fundar una ciudad, que fuera el centro de inflexión de futuros descubrimientos y conquistas. Hubo muchos lugareños que se opusieron, porque veían en ello la desaparición de sus negocios, incluso de la población entera, como en realidad sucedió. Dávila el 15 de agosto de 1519 fundó la localidad de Nuestra Señora de la Asunción de Panamá[52], por la festividad del día, siendo la primera ciudad que se creó en las costas del Pacífico de América[53]. Al otro lado del Istmo, junto a las costas atlánticas estaba la ciudad  de Nombre de Dios, que había sido fundada en el 1510 por Diego de Nicuesa[54]. Pronto ambas localices quedarían unidas por un camino de piedra de 80 Km. de largo, que sería lugar de tránsito de personas, animales y mercancías de España para el Perú y viceversa.

Al llegar victoriosos los hombres de Espinosa, aunque no habían estado en la fundación, fueron considerados como primeros pobladores, otorgándoles casa y encomiendas, como si en realidad lo hubieran sido. Pizarro y Almagro salieron doblemente beneficiados y engrandaron considerablemente su hacienda. El Manchego participa en algunas expediciones por el istmo de Panamá, donde adquiere excelente reputación como soldado, sin que lograra ascensos en el escalafón militar, como lo haría su compañero, socio y amigo, Francisco Pizarro. Pero con mayor visión para los negocios que el Trujillano, una vez que se le asignó su lugar de residencia, se fue a Darién, donde tenía casa y terrenos con animales, y “trajo ganados por tierra ansy vacas como puercos”[55]. Durante los cuatro años siguientes, se quedó a vivir en Panamá, dedicándose a los negocios, sin intervenir presencialmente en ninguna de las cabalgadas, que se organizaron, aunque subvencionaba parte de ellas, por lo que recibía sus compensaciones. Administraba la hacienda de Pizarro y el padre Luque, y se cree que en este tiempo se formó la “Compañía” que los tres concertaron, al menos verbalmente. Tuvo un hijo con la india cristianizada de Panamá, Ana Martínez, sin que se sepa más de ella, al que puso su mismo nombre y le conoceremos como Diego de Almagro, el Mozo. Procuró darle una buena educación y formación, pero acabó mal, como se sabe.

Andagoya también se estableció en la nueva localidad y fue elegido regidor por el Cabildo en el 1521, cuando se dio a Panamá el título de ciudad. Su defensa constante que hace de los nativos, denunciando en sus escritos los malos tratos que reciben y como son esclavizados, supuso que en el 1522 fuese nombrado  “visitador general de los indios” por el rey de España Carlos I, y en el desempeño de su función llegó al golfo de San Miguel, donde se encuentra una provincia que llaman Chuchama[56], muy poblada de gente, que hablan la lengua de los Cuevas. Allí le contaron sus habitantes que todas las lunas llenas vienen del sur por la mar unos hombres, que los tienen atemorizados, porque los exigen altos tributos, hasta el punto que no pueden salir ni a pescar. Proceden de una provincia que se denomina Birú, palabra que en boca de los soldados se corrompe y da Pirú, donde habita un poderoso cacique, que poseía grandes cantidades de oro y plata. Andagoya se ilusionó con aquellos fantásticos relatos y con la autorización del gobernador Pedrarias organizó en el 1522 una expedición que duró poco, según él mismo cuenta en la Relación de los sucesos acaecidos…, donde dice que: “llegó a aquel río del Perú, que está más acá del río de Sant Joan”, y que “tardó sólo seis o siete días en ir desde Chochama hasta Birú o Pirú”. Esas palabras nos hacen coaligar que penetró poco en la actual Colombia, a pesar de que afirma que realizó “el viaje del Perú”, y varias veces asegura en su citado escrito que fue el verdadero descubridor de dicho reino. Lo cierto es que en esa expedición sufrió un grave percance, que estuvo a punto de costarle la vida. Tomó una canoa para reconocer el litoral de la provincia de Birú y la profundidad del cauce de los ríos, pero al chocar con unos escollos volcó, permaneciendo sumergido en el agua durante largo tiempo hasta que uno de los jefes indios pudo sacarlo. Eso le produjo una larga enfermedad de más de tres años que le impidió montar a caballo y realizar nuevas salidas en busca del tan deseado Dorado, y le pidió Pedrarias, según cuenta él mismo en la Relación, que debía continuar Pizarro, Almagro y el padre Luque en tan deseada búsqueda.

y que ellos me pagarían lo que había gastado. Yo respondí que en lo de darles la jornada que holgaba dello; pero en lo de la paga yo no quería de ellos, porque a pagarme a mí los gastos, no les quedaba a ellos con que comenzar la cosa, porque no tenían ellos en aquel tiempo más de hasta seis mil pesos y aun éstos no todo en dinero[57].

Mientras tanto, el cacique Urraca había cercado Natá con un número muy elevado de indios, de forma que los cristianos no podían salir más allá de un tiro de piedra fuera de la ciudad a buscar alimentos. Pedrarias preparó una expedición de socorro con ciento sesenta españoles, dos caballos y algún tiro de artillería. Llevaba por capitán de su guardia a Francisco Pizarro, conocedor de la zona, que se enfrentó al cacique Urraca y, tras varias refriegas y muchos indígenas muertos, consiguió vencerlo. Una vez pacificada la región, el 20 de mayo de 1522 fundó la ciudad de Natá que se convertiría en el centro de futuras incursiones para penetrar en las regiones adyacentes[58].

El Trujillano había conseguido en estos veinte años de estancia en las Indias Occidentales un puesto destacado entre aquella pequeña aristocracia. Su arriesgo, valor y valentía ante el peligro, su decisión acertada en momentos difíciles, su fidelidad al jefe de turno, poco habitual entre aquellos conquistadores, su buen trato a los compañeros de milicia, su eficacia en la lucha contra los indios, en las múltiples expediciones en las que había participado, con resultados muy desiguales, hizo que se ganara el aprecio de Pedrarias, le nombrara su lugarteniente y hombre de confianza en los asuntos militares y en el reparto de encomiendas, después de fundar Panamá, le entregara la encomienda de Chochama en la isla de Taboga con 150 indios, donde Almagro recibió 40 indígenas, para completar los 80 que obtuvo en el cacicazgo de Susy, de modo que casi toda la isla era de ambos[59]. El padre Luque, recibió 70 indios en el cacicazgo de Perequete.

Pizarro ya era reconocido y había adquirido la categoría de vecino de la ciudad de Panamá, por lo que podía desempañar las más altas funciones dentro del cabildo. Había alcanzado cierta posición económica, notoriedad y un lugar envidiable dentro de la sociedad reducida del Istmo. Pero su obra no se limitará a estos primeros años en las Indias Occidentales, sino que se llenará de otros muchos actos positivos, como ya se sabe y han reconocido historiadores de todos los tiempos y tendencias, por los que le han dado calificativos muy favorables, como “El Buen Capitán”, “hombre de gran valentía, de comportamiento medido y de buenas intenciones”, “deseoso de agradar y de muchos amigos”, “muy confiado, de muy buena condición y conciencia”, “noble y generosos de condición”, “de espíritu estoico y senequista”, etc. Mientras los indios dirán que era el Apu Macho o “el más valiente en la guerra y el más humano en la paz”. Apelativos que no son los que se dan a una persona asesina, cruel o que solo le interesara el oro, que sorprendentemente le llegó por añadidura. Sin que esto quiera decir que no hubo atropellos de toda clase, efectuados por los españoles y también por los indios, como sucede en todas las guerras y especialmente en las de invasión. Ninguna conquista, por definición, es pacífica, porque nadie se somete de buen grado a un dominador extranjero; pero, dentro de la crueldad que toda empresa de este tipo conlleva, existen matices, y la realizada por Pizarro no fue de las más cruentas, hubo otras muchas que se realizaron con mayor virulencia y crueldad e incluso con exterminio de la población nativa.

 

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[1] Ferrer: Acto I, esc. III.

[2] Nicolás de Ovando nació en Brozas (Cáceres) en el 1460. Era hijo del capitán Diego Fernández de Cáceres y Ovando y de su primera mujer Isabel Flores de las Varillas, dama de la Reina Isabel la Católica. Ingresó en la orden militar de Alcántara y fue comendador de Lares, actualmente Esparragosa de Lares en Badajoz. En el 1502 fue nombrado gobernador y administrador colonial de La Española, actual República Dominicana y Haití, sustituyendo a Francisco de Bobadilla, comendador de Calatrava. Durante su gobernación se hicieron los primeros repartos de encomiendas, fundó diferentes pueblos de cristianos, conventos y promovió la agricultura. Trasladó la ciudad de Santo Domingo al enclave actual. Pero la población nativa quedó muy diezmada, debido a las cruentas guerras y a las enfermedades. En el 1509 fue sustituido y se le hizo un juicio de residencia. El 29 de mayo de 1511 falleció en Sevilla y fue enterrado en el convento de San Benito de Alcántara (Cáceres), residencia oficial de la orden alcantarina, donde llegó a ser  comendador mayor.

[3] OVIEDO, Part.1ª, lib. 3º, cap. VII y LAVALLÉ, 2004: lib. I, put. 2.

[4] Recordar que el descubrimiento se debió al reino de Castilla-León, con Extremadura, Andalucía, Murcia y Canarias y por lo tanto en un principio estaban excluidos de pasar a las Indias los vecinos de los reinos de Aragón-Cataluña, Valencia y Baleares, pero cuando muere Isabel la Católica, su esposo Fernando autoriza el paso a todos los demás reinos de España.

[5] Oviedo escribe Larez, y Barrenechea, Lara. Aclarar la imprecisión de que no son 25 años atrás, sino que son 27, pues se embarcó en la expedición del comendador de Lara, que era Nicolás de Ovando, como se ha dicho.

[6] Podemos encontrar esta denominación escrita al menos de tres formas diferentes: Pedrarias Dávila, Pedrarias de Ávila y Pedro o Pero Arias de Ávila. Agustín de Zárate, lib. II, cap. VIII, escribe Pedro Arias, gobernador de Castilla de Oro, cuya capital fue Santa María de Darién y después Panamá.

[7] Tierra Firme quedó divida en Nueva Andalucía, y la zona de Castilla de Oro, que iba desde San Sebastián de Urabá hasta la actual Costa Rica, concedida a Diego de Nicuesa, por Real Cédula de 28 de febrero de 1510. El Rey Fernando el Católico autorizó a los dos nuevos gobernadores la embarcación de 200 hombres de la Península y 600 hombres de la Isla La Española.

[8] Alonso de Ojeda nació en Torrejoncillo del Río (Cuenca) en el 1466, aunque hay diferencia de criterios en la fecha de nacimiento e incluso del lugar. Era oriundo de Ojeda, cerca de Oña. Por influencia del obispo de Badajoz, Juan Rodríguez de Fonseca, fue al frente de una de las naves colombinas en el 2º viaje del Almirante, realizado en el 1493, y participó activamente en someter a los indios de La Española y en otras misiones que le encomendó Colón. Regresó a España y el 18 de mayo de 1499 salía del puerto de Santa María en una sola carabela, proporcionada por el prelado Fonseca y acompañado de Américo Vespucio y Juan de la Cosa. Recorrió las costas de Venezuela, donde localizaron algunos palafitos o viviendas lacustres, que a Vespucio le recordaron Venecia, de ahí que pusieran al lugar Venecia Chica o Venezuela, y las costas Colombia entre el 1499 y 1502, de todo ello levantó un plano Juan de la Cosa.

[9] LAS CASAS, lib. II, cap. I.

[10] Ibidem, lib. II, cap. LVII.

[11] Ibidem, lib. II, cap. LVIII.

[12] Ibidem, lib. II, cap. LVIII y LÓPEZ DE GOMARA, 1ª prt., cap. LVIII.

[13] Estaba en la actual Colombia, próximo a la localidad de Necoclí, Antioquia.

[14] FERNÁNDEZ DE OVIEDO, 2ª part., lib. VII. Solemos citar a este cronista por el apellido Oviedo.

[15] Ojeda con gran dificultad para andar, tras el fracaso, fue destituido de su cargo por el rey de España y se retiró al Monasterio de San Francisco de la capital dominicana, sumido en una gran pesadumbre y allí murió el año 1515. Su cuerpo fue enterrado a petición propia en la puerta principal del templo para que fuera pisado por los que acudieran a la iglesia, consciente de que sería una forma de pagar por los errores cometidos en su vida.

[16] LAS CASAS, lib. II, cap. LX.

[17] Pedro Cieza nació en Llerena por el año 1520, aunque otros lo retrasan hasta el 1522, en el seno de una familia acomodada. En el 1535 se embarca para América y participa en la fundación de varias ciudades, bajo las órdenes de los capitanes Alonso de Cáceres y Jorge Robledo, en Cartagena de Indias (Colombia). Luego pasó a formar parte de los hombres del adelantado Sebastián de Benalcázar en Popayán. Intervino en el enfrentamiento entre Benalcázar y Robledo sin éxito, lo que costó la vida a este último, que fue ajusticiado en el 1546. Cieza pasa al Perú, incorporado a las tropas reales y después de Xaquixaguana se instala en Lima, donde permanece hasta el 1551 que regresa definitivamente a España. El Presidente Pedro de la Gasca le nombró cronista oficial y le concedió acceso a los archivos oficiales para escribir su historia, que comenzó a escribirla, según él mismo dice, en e1541 en Cartagena, perteneciente a la gobernación de Popayán, y la terminó el 8 de septiembre de 1550 en Lima. Y fue dedicada al muy alto y poderoso señor don Felipe II, príncipe de España. Cieza se inspiró además de los protocolos oficiales en los relatos que los mismos conquistadores e indios le contaban, como en sus propias observaciones viajeras y en las experiencias de guerra.

[18] CIEZA DE LEÓN, Prt. 3ª, cap. VI.

[19] Esa es la opinión del padre LAS CASAS, lib. II, cap. LXII, mientras que FERNÁNDEZ DE OVIEDO asegura que fue entre las velas del barco.

[20] Balboa nació en Jerez de los Caballeros (Badajoz) en el seno de una familia de hidalgos de baja alcurnia, se embarcó para las Indias Occidentales con el escribano Rodrigo Gutiérrez de Bastidas, nacido en el 1445 en el barrio sevillano de Triana, convertido en empresario en colaboración con Joan de Ledesma prepararon uno de los llamados “viajes andaluces o menores”, con licencia de los Reyes Católicos. Llevaban de piloto a Juan de la Cosa, famoso cartógrafo que ya había navegado con Colón. Salieron del Puerto de Cádiz en enero de 1502, según FERNÁNDEZ DE OVIEDO, en Historia General… Vol. III, lib. XXVI, cap. II, en dirección a las Indias Occidentales, donde tan sólo se conocían Las Antillas, la costa de Venezuela, las Guayanas y la costa septentrional de Brasil, todo lo demás estaba por descubrir. Balboa con ellos exploró la orilla de Tierra Firme, al oeste del cabo de la Vela, en el litoral atlántico colombiano, descubrieron la desembocadura del río Magdalena y llegaron hasta el golfo de Urabá. Vasco Núñez se afincó en La Española y Ovando lo acusó de incursiones en su territorio de colonización y lo hizo prisionero. Fue liberado y se dedicó a la agricultura sin éxito, pero con muchas trampas, por lo que sus acreedores lo perseguían y fue cuando huyó clandestinamente de Santo Domingo escondido en el barco de Enciso, que se dirigía a Urabá, como hemos dicho. El resto de su biografía la iremos desarrollando a través de este estudio.

[21] LAS CASAS, lib. II, cap. LXII.

[22] MADUEÑO GALÁN: 53

[23] Veragua fue un territorio en la América Central, equivalente más o menos a la actual Costa Rica, que Carlos V tuvo que conceder a Diego Colón, hijo del Almirante, para zanjar unos pleitos que tenía con la familia (OVIEDO, 1ª prt., lib. IV, cap. VII).

[24] En una Real Cédula de 1510 se declara que el golfo de Urabá correspondía a Alonso de Ojeda. AGI. Registros 139-1- 3, fol. 34.

[25] LAS CASAS, lib. II, cap. LXVIII.

[26] Ibidem, lib. II, cap. XXXIX.

[27] El cronista Gonzalo Fernández de Oviedo, que conoció a Balboa, en Historia general y natural… hace una descripción detallada de este descubrimiento.

[28] Pedrarias nació en Segovia en el 1440 en el seno de una familia de judeosconversos de Toledo. Era hijo de Pedro Arias Dávila, el Valiente, doncel de Enrique IV y contino y coronel de los Reyes Católicos, que participó en la guerra de Navarra, y de su segunda mujer María Ortiz de Valdivieso. El padre Las Casas denomina a Pedrarias con el sobrenombre de Furor domini, por su trato inhumano a los indios y por la excesiva dureza que usaba con los españoles. Se casó con la segoviana Isabel de Bobadilla y Peñalosa, hija, según PRESCOTT, lib. II, cap. I, de doña Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya, camarera de la reina y su amiga personal, que tenía tanta ascendencia en la Corte que el pueblo decía: “Después de la Reina de Castilla, la Bobadilla”. Isabel era veinte años más joven que él, pero de gran coraje y no dudó en dejar a siete de los nueve hijos que tuvo en España y marchar con su marido al Darién por algún tiempo. Estuvo de gobernador de Castilla de Oro desde el 1514 a 1526, y fue destituido tras el segundo juicio de residencia, realizado por Juan de Salmerón. Poco después se le entregó la gobernación de Nicaragua, que gobernó de 1528 al 6 de marzo de 1531, que falleció. La madre de su esposa y su propia mujer (las Bobadilla) fueron clave en su defensa en múltiples ocasiones (CORREA: 369).

[29] Pascual de Andagoya nació en el pueblecito de Andagoya, actualmente una aldea del valle de Cuartango en la provincia de Álava. Se cree que el acontecimiento tuvo lugar en el 1498 por unas declaraciones que hace el cronista Fernández de Oviedo, al afirmar que era un mancebo cuando se alistó a la expedición de Pedrarias Dávila, que no debía sobrepasar los 16 años. Su padre era el hidalgo Joan Ibáñez de Arca, pero desconocemos quien fue su madre y cómo se llamaba. Su vida en América está llena de altibajos. Participará en varias expediciones por orden de Pedrarias y sobre todo fue el primero que se aventuró en ir en busca de Birú o Pirú, actualmente el Perú. Se casó con una dama de apellido Tovar, que estaba al servio de la esposa de Pedrarias, obtuvo una encomienda de indios y fue padre de un hijo al que denominó Juan, que estuvo con Hernando Pizarro en el cerco de Cuzco. En el 1539 Carlos V le nombró adelantado y gobernador de San Juan, una franja costera en Colombia, donde fundó la ciudad de Buenaventura. En el 1541 mandó a Jorge Robledo a la conquista de nuevos territorios y fundo la ciudad de Antioquia. Andagoya murió en Cuzco el 18 de septiembre de 1548.

[30] Andagoya, en la Relación de los sucesos… da estos datos, otros historiadores ponen cifras diferentes, algunos afirman que fueron 22 barcos y unos 2.000 hombres los que formaban la expedición que organizó Pedrarias, al nombrarle el rey Fernando el Católico gobernador de Tierra Firme.

[31] A.G.I., legajo II, y Colección de viajes Fernández Navarrete, T. III: 337.

[32] Es la punta más septentrional de América del Sur, en la actual Colombia.

[33] Vid. MENA GARCÍA, 1998.

[34] Pan cazabi o cazabe era un sucedáneo del pan de trigo, pero hecho con mandioca, siguiendo el mismo proceso, con horneado incluido. Fue muy utilizado por los conquistadores.

[35] A.G.I.: 109-1-5.

[36] OVIEDO: Historia General… 1ª parte, cap. III: XLV, nota 7.

[37] Andagoya afirma que murieron de hambre y modorra en sólo un mes unos setecientos pobladores, y siete u ocho meses después la población había quedado reducida a la mitad.

[38] La Peregrina perteneció a la corona de España durante siglos y la lucieron varias reinas. José Bonaparte al dejar su reinado se la lleva junto con otras joyas de lo borbones, pasa a EE.UU. y la van adquiriendo sucesivos compradores. En la película “Ana de los mil días” la lleva puesta Elizabeth Taylor, y en el año 2011 se vende por 11,5 millones de dólares. Sin embargo, otra versión dice que está en España, que se la regalaron al rey Alfonso XIII con motivo de su boda y que la ha lucido la reina doña Sofía.

[39] LAS CASAS, lib. II, cap. LXV.

[40] LAS CASAS, lib. II, cap. LXVI.

[41] Esta forma de realizar la conquista es la que Balboa había descrito al rey Fernando el Católico en una de sus cartas.

[42] Gaspar de Espinosa podemos encontrarlo escrito Espinoza, porque en el siglo XVI se distinguía entre consonantes sordas y sonoras, pero hemos preferido escribirlo con -s-, dado que hoy no hay distinción de sonoridad.

[43] LAVALLÉ, 2004, 1ª part., pto. 2: 40 y ss.

[44] MELLAFE: 17.

[45] A.G.I., lib. de Tierra firme, año 1513 y TORIBIO MEDINA, T. II. Adelantado equivalía a jefe de la tropa del gobernador Pedrarias, nombramiento que irritó más al Segoviano y acrecentó las diferencias que se habían establecido entre ambos.

[46] Tras el ajusticiamiento de Balboa, María casó con el regidor de Segovia, Rodrigo González de Contreras y de la Hoz, que en el 1535 tomó posesión de la gobernación de Nicaragua. La otra hija de Pedrarias, Isabel Arias Dávila y Bobadilla casó con Hernando de Soto, al servicio de Dávila en Tierra Firme, capitán de Francisco Pizarro en el Perú y más tarde el conquistador de la península de la Florida.

[47] ALTOLAGUIRRE, 1914: 109, que toma la referencia de la Carta de Pedrarias a SM, 20-01-1516, asegura que fue el Segoviano el fundador de Acla, cuando uno de los hombres del cacique Careta se había sublevado contra su voluntad. Pedrarias lo mandó llamar e intervino en su reconciliación entre ambos indígenas, entregándolo un estandarte de V. M., que tomó y “alçó en nombre de todos por verdaderos vasallos”. Una forma de presentarse como auténtico pacificador de los indios ante el rey, cuando en realidad era todo lo contrario.

[48] Algunos cronistas consideran que Pedrarias había recibido de Fernando el Católico una cédula real en la que una de las cláusulas pedía que se prendiera al rebelde Balboa y le remitiera a España para que rindiera cuenta de las acusaciones de Enciso por la desaparición de Diego de Nicuesa.

[49] MENA GARCÍA, 2015, cap. IV: 110 y ss.

[50] Vid. AGI. Colección de Juan Bautista Muñoz, T. 76. Memorial de Gonzalo Fernández de Oviedo denunciando abusos de Pedrarias Dávila y sus oficiales en la Gobernación de Castilla del Oro.

[51] BUSTO DUTHURBURU, 1978: 89 y ss.

[52] El 15 de septiembre de 1521 Panamá recibió el título de ciudad y el escudo de armas, mediante real cédula otorgada por Carlos I, rey de España.

[53] A comienzo de 1670 el pirata inglés Henry Morgan destruyó la ciudad antigua, que poco después se trasladaría a la actual Panamá a unos diez kilómetros al suroeste de la vieja.

[54] En el 1503 Cristóbal Colón funda un asentamiento con el nombre de Santa María de Belén en el lugar que más tarde ocuparía Nombre de Dios, que duró tan solo medio año por falta de población. En el 1510 Lope de Olano, lugar teniente de Diego de Nicuesa, funda en dicho lugar la población de Belén, donde juntó hasta 300 hombres, que duró algo más de 8 meses, pero se abandona el lugar porque era un puerto malsano y la población estaba en un cerro. Nicuesa ese mismo año funda de nuevo el poblado con la denominación de Nombre de Dios. En el 1511, se origina nueva despoblación, pero con la fundación de Panamá en el 1519 adquiere protagonismo al unirse los dos puertos marítimos. Y el 23 de noviembre de 1537 por Real Provisión recibe el título de ciudad.

[55] Respuesta que da Diego Díaz en la probanza que hace Almagro el 13 de abril de 1531.

[56] Fray Bartolomé de las Casas, lib. II, cap. LXVI, dice que “llegaron a un pueblo de un cacique que había por nombre Chuchama”. El termino se puede aplicar a una provincia, a un pueblo o a un cacique y podemos verlo escrito, según el cronista de la época, de muy distintas formas: Chochama, Chuchama, Chichaza, o Chinchama, que escribe Zárate, etc.

[57] Para ampliar detalles conviene consultar la descripción que se hace cuando concede Carlos V y su madre doña Juana el escudo de armas a Pascual de Andagoya, una vez que fue nombrado adelantado y gobernador de la provincia del Río San Juan en el 1539, recogida en el siguiente documento: Sociedad de Bibliófilos Españoles (MDCCCXCII): Nobiliario de conquistadores de Indias. Pascual de Andagoya. Tomo XXX. Madrid,  pág. 13.

[58] En el año 1515 Gonzalo de Badajoz descubrió esta región donde consiguió bastante oro. Un año más tarde Gaspar de Espinosa estuvo en el poblado nativo de Natá cuatro meses y por carta contó a Pedrarias lo poblada que estaba la zona por el gran número de bohíos que tenía, y la abundancia de víveres que había en maíz, venados, pavos, pescados. Vid. LAS CASAS, lib. II, cap. CLXIII, para ampliar conocimientos, sobre todo de esta última parte de Natá.

[59] MELLAFE: 36.

Nov 122021
 

 Antonio Cantero Muñoz

1 INTRODUCCIÓN

Las representaciones de la Pasión (o Autos de Pasión), así como la presencia en procesiones de figuras bíblicas, es un aspecto muy importante sobre las manifestaciones de religiosidad popular en Extremadura, cuestión analizada por Francisco Tejada Vizuete[1], así como por Javier Marcos Arévalo y Sebastián Díaz Iglesias[2]. Con respecto a Trujillo no había nada publicado, hasta que en el año 2006 di a conocer el encuentro de la Verónica con el Nazareno el Miércoles Santo, así como la participación de las figuras bíblicas en la procesión del Entierro de Cristo el Viernes Santo[3]. Sin embargo, he localizado importantes testimonios inéditos de cierta relevancia, que acreditan su conservación y permanencia en las celebraciones pasionistas durante el siglo XIX, que será el objeto de mi comunicación.

Históricamente, los Autos de Pasión hunden sus raíces en la Edad Media, su fin era hacer más asequibles a los creyentes los dogmas de la religión, complementando las historias narrativas contenidas en muros, vidrieras, bóvedas, tímpanos, capiteles, o retablos. Facilitaban su enseñanza, pues su contenido se podía comunicar mejor, con el lenguaje hablado y sus montajes escénicos. A principios del siglo XVI, la antigua costumbre de celebrar de manera festiva y con representaciones teatrales los distintos ciclos litúrgicos, especialmente la Pasión de Cristo, fue objeto de crítica por parte de los reformadores de una iglesia, que dejaba mucho que desear como institución de carácter religioso.

Durante el Concilio de Trento, los luteranos defendieron la iconoclastia y el culto interno como medio de depuración de la fe, proclamando que «no se debe adorar a Cristo en la eucaristía, ni honrarlo mediante fiestas, ni pasearlo en procesiones, ni llevarlo a los enfermos«[4]. Por su parte, los católicos argumentan que las manifestaciones externas eran apropiadas para excitar los sentimientos interiores de sumisión y reverencia a Dios, así como que las imágenes constituían una gran ayuda para la formación religiosa. En consecuencia, la celebración de la Semana Santa fue fomentada, pues servía para manifestar con imágenes y representaciones de forma visual, los mensajes de los Evangelios de la liturgia del Triduo Pascual[5]:

Enseñen diligentemente los obispos por medio de la historias de los misterios de nuestra redención, expresados en pinturas y en otras imágenes, se instruye y confirma al pueblo en los artículos de la fe, que deben ser recordados y meditados continuamente y que de todas imágenes sagradas se saca gran fruto, no sólo porque recuerdan a los fieles los beneficios y dones que Jesucristo le ha concedido, sino también porque se ponen a la vista del pueblo los milagros que Dios ha obrado por medio de los santos y ejemplos saludables de sus vidas, a fin de que den gracias a Dios por ellos, conformen su vida y costumbres a imitación de la de los santos, y se muevan a amar a Dios y a practicar la piedad«.

En Trento, las representaciones de teatro sacro con actores vivientes fueron prohibidas, aunque se permitieron los desfiles con imágenes inmóviles, dentro de los cánones establecidos por las autoridades eclesiásticas. Sin embargo, el único recuerdo permitido de los Autos de Pasión, fue el acompañar los pasos con personas disfrazadas de figuras bíblicas, con su rostrillo y martirio o símbolo que facilitaban su identificación, que permanecían mudas durante el cortejo. Esto supone el máximo acercamiento entre la religión oficial católica y la religiosidad popular, que era muy propensa a la teatralización de las celebraciones religiosas[6]  

En este contexto, junto a los desfiles procesionales, alcanzaron gran auge los sermones y representaciones de escenas de la Pasión, en los que además de varias imágenes penitenciales, participaban figuras bíblicas y los pregoneros o «resaores«, que narraban la escena que se estaba interpretando, con el fin didáctico antes indicado[7], cuyo texto a pesar de los avatares históricos se ha conservado[8].

2 LAS REPRESENTACIONES DE LA PASIÓN POR LA COFRADÍA DE JESÚS NAZARENO

Por tradición histórica, las cofradías con la advocación Jesús Nazareno, cuidaban de que tuviera lugar el llamado “Sermón del Paso”, donde se escenificaba toda la historia del Misterio de la Redención, con especial referencia al Sacrificio de Isaac, haciéndonos saber que cuando el hijo de Abrahan iba a ser inmolado, cargó con el leño para el sacrificio, como lo hizo Jesús Nazareno con la cruz camino del Calvario, para morir por nuestros pecados, con el fin de redimir al género humano.

En el caso concreto de la de Trujillo, ya es conocida la representación de las tres caídas de Jesús Nazareno[9], cuyo momento más relevante era el encuentro con la Verónica[10], al objeto de limpiarle el rostro, acto que tenía lugar en las inmediaciones del edificio conocido como Casa de la Cadena[11].

Durante ese periodo, el transcurso de la procesión por las calles era anunciado por una trompeta, que se detenía por primera vez a la puerta del convento de San Francisco, cuya comunidad rendía honores. Al llegar a la Plaza Mayor se apartaba la Verónica, para encontrarse con el Nazareno en las casas que fueron de don Alonso de Herrera, (lugar conocido como Casa de la Cadena), donde tenía lugar la segunda humillación, acercando el paño para limpiar el rostro por tres veces, volviendo la cabeza del Nazareno a los penitentes que le seguían[12], al tener su efigie un mecanismo para poderlo hacer, realizándose esta representación desde 1629. La última tenía lugar en las puertas del convento de la Encarnación, donde también era recibido por los dominicos.

Existen varios testimonios que acreditan, que durante la segunda mitad del siglo XIX, continuó la tradición del encuentro de Jesús Nazareno con la Verónica. Así, en las juntas de los cofrades que celebraban cada año el Domingo de Ramos, conforme al artículo 21.3º de sus estatutos, tenían por objeto preparar la procesión del Miércoles Santo, donde también se procedía a designar los hermanos de paso y quienes los regían. Asimismo, se reseñaba el cofrade a quién le correspondía “para hacer los pasos” o las representaciones de la Pasión. En la que tuvo lugar el 25 de marzo de 1877, se nombraron  “para hacer los pasos: Diego Lozano y Juan Lozano. Para la corneta Manuel Avis”.

Es muy importante el artículo que publicó el periódico La Opinión, con fecha 31 de marzo de 1926. En el mismo, se describe cómo era la Semana Santa en Trujillo en la década de los años 70 del siglo XIX, narrando con precisión en los términos antes expuestos, el encuentro de Jesús Nazareno con la Verónica, en la Plaza Mayor de Trujillo[13]:

Miércoles Santo. A las cinco de la tarde de ese día se organizaba la procesión de los Pasos, que salía del Santuario de Jesús y terminaba en San Francisco. En la Plaza Mayor tenía lugar la ceremonia de enjugar la Verónica el rostro de Jesús. A este fin, en la Casa de la Cadena se tenía preparada, por los Hermanos Imagen de la Verónica, quienes al aproximarse la procesión a la escalera estrecha, única que inmediatamente por la plaza da acceso a la parte superior de la de abastos, la bajaban a paso acelerado hasta la de Nuestro Padre Jesús, que paraba algunos metros antes de referida escalera. Era desplegado el velo que en sus manos llevaba la Verónica al acercarle a la cara de Jesús, y ante la fiel muchedumbre aparecía impreso el rostro del Salvador. Retirada la imagen para formar en la procesión, el Nazareno volvía la cabeza a todas partes, como buscando agradecido a la santa mujer compasiva, entre tanto que un sonido lánguido y prolongado de clarinete o corneta, juntamente con lo emocionante de la escena, ponía una nota de dolor y emoción honda entre los fieles. Antes, en la plaza, se habían presentado las tres caídas de Jesús”.

La edición del periódico La Opinión de 28 de marzo de 1923, recoge una poesía del poeta Gregorio Rubio Mariño, conocido como “Goro”, que se refiere expresamente al referido encuentro:

¡Que tiempos aquellos,

qué pronto se marcha.

Qué tiempos aquellos

de Semana Santa!

Era yo muy niño.

Aun no me dejaba

salir por mi cuenta,

andar a mis anchas.

Siempre de la mano

de nuestra criada,

de aquella que nunca,

nunca me soltaba.

Es Miércoles Santo.

Vamos a la plaza

a ver La Caída

de la renombrada

procesión en donde

Cristo «jocicaba»

(Frase de sencillas

gentes comarcanas)

La plaza esta llena

de gente que aguarda

el paso del Cristo

que se arrodillaba.

De pronto se agitan,

se oye la algaraza.

¡Ya viene, ya llega!

¡Ya se ven las andas!

Vienen en silencio.

Ahora no hay campañas.

Tan solo se oyen

las acompasadas

y fúnebres notas

del tambor o caja

que el señor «Salinas»

sin papel tocaba.

Ya llegan al arco.

Ya están en la plaza.

El Señor del Huerto,

ahora el de la Caña;

ahora llega el otro;

los hombres de agachan

porque da en el arco

la cruz empinada.

¡Este es el que impone.

Este es el que aguarda

con tanta impaciencia

la gente en la plaza!

De la Cruz a cuesta

se denominaba,

por llevar al hombro

la preciosa carga.

Era un viejo Cristo

de faz demarcada,

(tanto que a los chicos

¡qué miedo nos daba!)

¡Con aquellos ojos.

Con aquella cara

tan llena de sangre,

tan desfigurada!

¡Con una corona

de auténtica zarza,

con unas espinas

muy largas muy largas!

Con aquellas sienes

tan acribilladas….

¡pobrecito Cristo,

que pena inspiraba!

Aquel era el Cristo

que tenía fama

entre las sencillas

gentes comarcanas.

Aquel era el Cristo

por el que lloraban

cuando se caía

cuando “jocicaba”.

¡Ya llega el momento.

Ya hicieron parada!

¡Ya se arremolinan,

suéltame muchacha!

No quiere. Yo tiro

con todas mis ganas

y al fin me veo libre

de aquella tenaza.

¡Quiero verlo cerca.

Quiero ver las caras

que aparecen luego

en la tela blanca,

en aquel pañuelo

con el que limpiaba

el sudor al Cristo

aquella otra Santa

¡Mirala, ya viene.

Ya corre, ya baja

por las escaleras!

¡La traen en volandas.

Mirar como llora,

Mirar como avanza

dispuesta a limpiarle

a Jesús la cara!

Tocan a silencio

Todo el mundo calle

¡Parece mentira

que halla tantas almas.

Ya se agacha el Cristo.

La gente le tapa,

me empino, me empino,

pero no veo nada!

Veo a las mujeres.

Las veo angustiadas,

unas que suspiran

otras que lloraban,

y yo también lloro,

¡más lloro de rabia

porque no me dejan

ver lo que allí pasa!

Ya pasó el momento.

Ya se desparraman.

Ya veo a la imagen,

pero levantada.

Ya lleva el pañuelo

con el que limpiara

la faz dolorida,

tres veces marcada.

¡Ya se acabó todo!

Ya otra vez e marcha

se ponen los hombres

que llevan las andas.

Ya desaparecen.

Ya suenan lejanas

las fúnebres notas

del tambor o caja

¡Qué escenas aquellas.

Y como se graban.

Qué tiempo, qué pena,

qué pronto se pasan!

 

Pero por parte de la Cofradía de Jesús Nazareno, las representaciones de la Pasión continuaban, aunque la estación de penitencia había finalizado en la Iglesia de San Francisco, quedando allí las sagradas imágenes.  El Jueves Santo por la tarde, tenía lugar a la imagen de Jesús Nazareno el Sermón de la Pasión o Sermón del Paso, donde se escenificaba todo el Misterio de la Redención, con especial referencia al Sacrificio de Isaac, haciendo saber que cuando el hijo de Abraham iba a ser inmolado portó la leña, como lo hizo Jesús Nazareno camino del Calvario, para redimir al género humano tras su muerte en la Cruz. Comenzaba a las 8 de la tarde, a cuyo término desde el coro se anunciaba la sentencia a muerte dictada por Pilatos, simulando la aceptación por el Eterno Padre de la muerte de su Hijo, por la salvación del género humano. Comenzaba a las 8 de la tarde, a cuyo término desde el coro se anunciaba la sentencia a muerte dictada por Pilatos, simulando la aceptación por el Eterno Padre de la muerte de su Hijo, por la salvación del género humano. De este acto, también da cuenta el periódico La Opinión de 31 de marzo de 1926[14]:

Jueves Santo: Además de los oficios propios de este día, a las ocho de la noche se predicaba en San Francisco el Sermón de la Pasión. Al terminar la oración sagrada, desde el coro se anunciaba la sentencia a muerte dictada por Pilatos contra Jesús, y desde el crucero de la Iglesia se simulaba la aceptación por el Eterno Padre de la muerte de Jesucristo por la salvación del género humano”.

            Además de la referida sentencia, a su término también se cantaba el Sermón del Ángel[15]. Su objeto, es explicar el verdadero sentido de la condena de Cristo, sirviendo de confortación al propio Nazareno. También se conoce con el nombre de sentencia buena frente a la sentencia mala dictada por Pilatos, que siempre es anterior. Sirve de justificación divina de la muerte de Jesús, que permite su condena en beneficio de la Humanidad, pues supone liberar al género humano del pecado. Este dato hasta ahora desconocido, consta en el libro donde se anotaban los hermanos de paso de esta cofradía[16]:

Antonio Lozano Salvan, soltero, ha sido admitido hermano de paso gratuitamente, por haber hechado el pregón del Ángel varios años, en el sermón de Pasión el 12 de febrero de 1881, sin voz ni voto”.

En este momento desconocemos cual era el texto de la referida sentencia a muerte al Nazareno, ni tampoco la del Sermón del Ángel, este último cantado, ignorando también su tono musical, pero entiendo que sería similar al de otras muchas localidades[17]. Creo que se podría haber usado, los textos contenidos en el libro titulado, Cantos Dolorosos en que se explica la Pasión de Nuestro Divino Redentor y Angustias de María Santisima Nuestra Madre y Señora, por cuanto un ejemplar se conserva en la biblioteca de Monasterio de Guadalupe, en razón de la cercanía e influencia de dicho cenobio con Trujillo.

La junta que tuvo lugar el 6 de abril de 1884, que era Domingo de Ramos, comenzó por señalar el recorrido que debía seguir el cortejo el Miércoles Santo, en vista de las obras efectuadas en la Plaza Mayor. Después de discutir la cuestión que tenía cierta transcendencia, pues afectaba al acto tan emblemático como el encuentro con la Verónica, “se acordó que el Paso se haga en la parte baja de la Plaza, y que la Verónica se instale en la casa que siempre lo ha hecho bajando las escaleras estrechas del Paseo para verificar el paso, y que la procesión vaya por la carrera acostumbrada”.

3 LA COFRADÍA DE LA SOLEDAD Y EL SERMÓN DE LAS SIETE PALABRAS Y DESCENDIMIENTO

Como regla general, las cofradías cuya advocación es Soledad de Nuestra Señora y Santo Sepulcro, se han encargado de organizar el Sermón de las Siete Palabras y Descendimiento, antes del comienzo de la estación de penitencia de la tarde noche del Viernes Santo. Su fin básico también era el didáctico, pues frente a las teorías protestantes, pretendía enseñar con recursos visuales, al proceder al desenclavamiento y traslado de la imagen del Jesús por dos vecinos, que representaban a los Santos Varones José de Arimatea y Nicodemo, que una vez que Cristo muere en la Cruz, su dimensión divina sigue unida tanto a su cuerpo, llagado por la Pasión y enterrado en el Sepulcro, como a su alma, aunque cuerpo y alma estuvieran separadas. La imagen del Santo Sepulcro estaba especialmente preparada para participar en la ceremonia del Descendimiento, al tener sus brazos articulados, como nos dice Ramos Rubio[18] con respecto a la que hoy se encuentra en la Iglesia de Santa María la Mayor de Trujillo.

En el año 2006, acredite la presencia de figuras bíblicas en el cortejo de la procesión del Entierro de Cristo[19], en concreto las de José de Arimatea y Nicodemo, pues el inventario de bienes de la Cofradía de la Soledad, incluía “dos bandas, una colorada y otra pjica de tafetán de los dos caballeros Nicudemus y Arimatea”.

Tengo que hacer una precisión, con respecto a los sermones que estaban a cargo de esta cofradía. El libro titulado El Procesionario de Trujillo, cuyo contenido conocemos a partir del 2010[20], aporta un dato nuevo y relevante, relativo a que se predicaban dos sermones el Viernes Santo, pero en dos sitios distintos. El primero en la Ermita de la Magdalena[21], que tendría lugar fuera del templo si el tiempo lo permitía: “El Viernes Santo por la tarde, se hacen en la Hermita de la Magdalena la Procesión del Descendimientto de la Ymagen de Xpto Nro Señor de la Cruz, que se dice el entierro de Christo”. Más tarde la ceremonia del Descendimiento, al indicar que “finalizado el sermón y puesto el Sr en el ataud”, es decir desenclavado el cuerpo de Cristo, e introducido en el Sepulcro. A continuación la procesión de la Soledad, que partía del Convento de la Encarnación a las nueve de la noche, refiriéndose entonces al Sermón de la Soledad, distinto del anterior[22]: “Llegada la hora, que será las de las nueve de la noche poco más o menos, en que esta Juntto al Cabildo y la Justicia Rl en la Yª de dicho Conventto se predica la plática

Esta era la tradición histórica de la Cofradía de la Soledad, que de alguna forma se volvió a reflejar en el art. 2 de los estatutos aprobados en 1848[23], que se expresaba en los siguientes términos:

Costear las funciones que se practicaran en el Viernes de la Semana Santa, cuales son el Sermón de las Siete Palabras, Descendimiento, y Soledad, todo sin perjuicio de aumentar otras funciones si lo permitieran las circunstancias y fondos de la Cofradía”.

Sin embargo, cuando las reglas fueron presentados a la autoridad diocesana, don Manuel Tiburcio Diaz, en calidad de gobernador eclesiástico por delegación del obispo don Gregorio Valera, resolvió que no se aprobará de forma completa el artículo 2, del que solo se permitiría que tuviera lugar el Sermón de la Soledad:

Habiendo visto las precedentes Constituciones y Reglamento de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de la Ciudad de Trujillo, presentadas pª su aprobación pr los hermanos y cofrades de la misma, ha tenido a bien S Señoría por ante mi el infrascripto Secretario, acordar su aprobación cuanto ha lugar en dro, salvo siempre los derechos parroquiales, prohibiendo pª hora  hasta nueva disposición en contrario los dos Sermones de la Siete Palabras y Descendimiento de que habla el artículo segundo de las Constituciones”.

Una de las causas que explica la negativa de la autoridad diocesana, deriva de las irreverencias y malas conductas que tenían lugar durante el mismo, dando lugar a incidentes. Siempre ha existido una estrecha relación entre fiestas y religión, formando un todo interrelacionado que no se podía separar. La fiestas, que coincidían con una celebración religiosa tan relevante como el Viernes Santo, suponía la ruptura de la vida cotidiana, cesando las actividades laborales y productivas, disfrutando de unos merecidos días de recreo y diversión. Por tanto, los vecinos participaban masivamente en los actos de culto, que muchas veces eran momentos de  esparcimiento, que servían para disminuir las tensiones de la rígida sociedad de la época.

Disponemos de varios testimonios que lo acreditan, como el acta de la junta de hermanos del Nazareno de 24 de enero de 1847[24], donde se modificó el día que tendría lugar el Sermón de Pasión. Su razón, es que habiéndose predicado hasta ahora en la madrugada del Viernes Santo, debido a que el día anterior tenía lugar el mismo en las iglesias conventuales, pero que tras los procesos desamortizadores fueron suprimidas, “y con el fin de evitar también muchas irreverencias que se cometían en espresado día de Viernes Santo, se acordó, que el expresado Sermón de Pasión se predique en lo subcesivo el Jueves Santo a las ocho de su noche en la Yglesia de Sn Francº, hoy Parroquia de San Andrés”.

Esta situación no es coyuntural de un año, como también refleja el oficio remitido por el párroco Ildefonso Cidoncha al Alcalde de Trujillo, de 6 de marzo de 1850[25]:

Habiéndose prohibido en años anteriores el Sermón de las Siete Palabras, qe se predicaba en la Ygª de S. Franco de esta Ciudad por los desacatos e irreverencias qe durante el se cometían en el Templo y deseoso el Sr. Gobernador de complacer a los cofrades de la Soledad qe no ha cesado de suplicar les conceda de nuevo su permiso pª qe se predique el Sermón indicado Su Sria está pronto a permitirlo spre que la Autoridad Civil salga garante no solo del orden sino de la devoción y reverencia q los fieles deben obserbar en el Sto Templo

            Al efecto e encarga esplore la voluntad de VS y si se halla dispuesta a corregir los escándalos qe dieron margen a la prohibición de dicho Sermón, ya evitando qe las personas de uno y otro sexo estén confundidas y mezcladas unas con otras, ya poniendo de trecho en techo personas qe vigilen por el orden y compostura, ya en fin tomando todas las precauciones q le sugiera su prudencia y cele religioso, no ponga obice a los deseos de espresados cofrades. Sirvase VS manifestarme su modo de pensar pª según el dar mi resolución a los cofrades con tiempo suficiente para q puedan preparar lo necesario al efecto”.

A pesar de lo resuelto desde Plasencia, la Cofradía de la Soledad se mantuvo fiel a sus tradiciones. Así resulta del siguiente testimonio de 21 de febrero de 1856, sobre invitación que se hizo a la Corporación Municipal, para que asistiera a su estación de penitencia, que me ha sido proporcionado por Francisco Moreno Mandado. Este documento tiene un valor excepcional, pues describe con detalle cómo sería el cortejo, indicando todas las figuras bíblicas que participaban, que antes lo habrían hecho en el Sermón de las Siete Palabras y Descendimiento. Destacan soldados romanos escoltando al Santo Sepulcro, así como las siguientes figuras bíblicas: la Verónica, María de Salomé, María de Cleofás y María Magdalena, las Doce Sibilas y los Arcángeles [26]:

La Lucida Milicia Nacional de Caballería abrirá paso para contener el numeroso concurso que es consiguiente se agolpe a ver esta Religiosa Función. A esta escolta seguirán cuatro niños lujosamte vestidos, figurando una de las Tribus más conocidas en el Viejo Testamento, regidos aquellos por dos hermanos de dicha Cofradía. Detrás de este pequeño Coro, se presentará la Cruz de Ntro Redentor, regida por uno de los Cofrades más antiguos, subsiguiendola un Coro de Nazarenos, representados por niños de tierna edad. A este Coro seguirán todas las Cofradías, y después el Coro de las Doce Sivilas, figuradas por otras tantas Jobenes vestidas también con toda propiedad, llevando sus atributos, nombres y profecías.

            De esperar es, que el Paso del Santo Sepulcro, que sigue será presidido por el Sr Comandante de la Milicia Nacional, acompañado de todos los Sres oficiales del mismo cuerpo, y de los demás que se hallen en esta Ciudad. Este paso será escoltado por una pequeña fuerza vestida a la Romana, acompañada de la que tenga a bien disponer el Sr Comandante de la Milicia Nacional. Cuatro niñas igualmte vestidas figurando a la mujer Verónica y las Tres Marías, seguir con sus atributos, y después el paso de S. Juan Evangelista, regido también por uno de nuestros Hermanos. A este paso seguirá el Coro de Arcángeles, representados por niños llevando los correspondtes distintivos por donde son mas conocidos y sus inscripciones a saber. S. Miguel con el escudo y espada Quis sicut Dei (Quien como Dios). S Gabriel con el ramo de azucenas Fortitudo Dei (fortaleza de Dios). S Rafael con el Pez Medicina Dei (Medicina de Dios). El Ángel de la Guardia con un niño de la mano. S. Uriel Ygnis Dei. S. Sealtiel Oratio Dei”.

Señalar también, que las figuras bíblicas iban con sus correspondientes martirios, que es el símbolo que los identifica y distingue de los demás[27].

El artículo publicado en la edición de La Opinión de 31 de marzo de 1926[28] acredita lo que hemos expresado. Reitera la presencia de figuras bíblicas, que participaban mientras se predicaba el Sermón de las Siete Palabras. A destacar, el montaje de luz y sonido propios de la época, para hacerlos más impactantes:

Viernes Santo. Los hermanos de las demás Cofradías, terminados los oficios de este día, se dedicaban a preparar para el Sermón de las Siete Palabras. Un amplio velo de luto, que parte desde la parte posterior de la rotonda de San Francisco y es el mismo que hoy se usa aunque colocado de modo diverso, cubría todo el retablo y altar mayor. En el Presbiterio se construía un monte con dos carros de leña, piedras etcétera; en la parte superior se colocaba un Crucifijo de tamaño natural; en la parte posterior siete velas encendidas. A los lados del Crucifijo estaban niñas vestidas de Ángeles, que el pueblo llamaba las Marías y las Sibilas. A las doce en punto comenzaba el Sermón. Terminada la predicación de cada palabra, una de las Marías apagaba una vela. Durante las pláticas, estas mismas Marías iban y venían, con paso mesurado y muy reverentes, desde los lados del monte hasta la Cruz, adorando al Salvador. Al terminarse la predicación, a las tres de la tarde, se simulaba la conmoción de la Naturaleza con la muerte de Cristo, por medio de ruidos y luces que semejaban truenos, relámpagos, agitando el ramaje del monte etc. Sonaban entonces tres golpes en un barrilete, y a continuación tres campanadas en la torre, comenzando a dar sesenta, pausadas y lúgubres, la campana grande de Santa María la Mayor. En los años en que no había Descendimiento, terminadas estas escenas religiosas, los Hermanos preparaban el Santo Sepulcro y demás imágenes para la procesión del Santo Entierro, que se tenía al atardecer y salía de San Francisco y terminaba en la misma Iglesia con el Sermón de la Soledad, que al regreso era predicado.

El conflicto entre el obispado de Plasencia y la Cofradía de la Soledad de Trujillo continuó durante varios años, de los que disponemos de varios testimonios, de finales de la década de los años 70 del siglo XIX. Así, el 15 de marzo de 1877 la Cofradía de la Soledad le hizo saber al arcipreste de Trujillo, que como el obispado se negó a autorizar el Sermón del Descendimiento en la Ermita de San Lázaro, pues antes tampoco lo permitió en San Francisco, solicitaba que indicara en qué templo podría tener lugar[29]:

Reunidos en sesión la noche precedte los hermanos de luz de dicha Cofradía q indignamte presido y visto y examinado con detención el Decreto marginal q SSY el obispo de Plasencia se ha dignado estampar a la esposicion dirigida por mencionada Cofradía pretendiendo autorización para celebrar el Descdendimto el Viernes Santo en el atrio de la Ermita de S. Lázaro, por unanimidad se ha acordado dirijir a V la presente a fin de que se sirva designar una Yglesia de esta población en que poder celebrar la función del Descendimto sin qe pueda faltarse al decoro y recibimto acordando al propio tiempo esta Cofradía que si no señala Yglesia o local sagrado en que hacer referida función, no hacer ninguna en el presente año.

            Esta Cofradía espera de V se digne contestarla para disponer lo conveniente por la premura del tiempo. Firmado con fecha 15 marzo 1877 por Juan Blanco Giménez, dirigido al Arcipreste de Trujillo”.

El arcipreste contestó que consideraba una impertinencia, la invitación a designar otro lugar para el Sermón del Descendimiento, apercibiendo que de no hacerlo la Soledad, estaría a cargo del clero local en la Parroquia de San Martín[30]:

            Contestando a la comunicación de fecha de ayer 15 en la cual me manifiesta dos cosas: 1º que les designe una Yglesia de esta población en que poder celebrar la función del Descendimiento, sin que pueda faltarse al derecho y respeto religioso. 2º Que esa Cofradía tiene acordado suprimir el resto de las funciones que tiene de obligación en el presente año; debo decir a la 1ª que es una impertinencia el exigirme la designación de una Yglesia cuando Vdes sabiendo que no la hay fuera de la de S. Francisco; se han dirigido a el Ilmo Prelado solicitando su superior permiso para poder celebrar dicha función del Descendimiento a campo raso o sea, en el ábside de la hermita de S. Lázaro.

            A la 2ª manifestación, o sea a la brusca resolución de que esa Cofradía de no celebrar función ninguna diré que si Vdes no las hacen el clero tomará de su cuenta la procesión del Sto Entierro y Sermón de la Soledad, porque estas funciones puede hacerse holgadamente en la Yglesia de Sn Martín  no hay motivo para privar a los fieles de estos actos religiosos”.

            El 26 de marzo de 1877, la hermandad en contestación a comunicación recibida el 23 de marzo de 1877, señaló que todas las imágenes sagradas estaban a su disposición, en concreto la Virgen de la Soledad y Magdalena en San Pedro, Santo Sepulcro en San Francisco:

Enterada esta Cofradía de la comunicación de V fha 23 del corriente, y puesto qe se exije se pongan a disposición del respetable clero de esta ciudad, las imágenes y cera con qe cuenta dicha Cofradía, para las funciones del Viernes Santo, a fin de celebrar el Sto Entierro y Sermón de la Soledad, debo manifestar a V qe las Ymagen de Ntra Señora y Bendita Magdalena asi como el Sto Sepulcro están a su disposición las primeras en la Yglesia de S. Pedro y el segundo en la de S. Franco en inteligencia de qe dichas Ymágenes sean sacadas por parte del clero y vueltas a la Yglesia de S. Pedro todas tres donde serán recibidas por la Cofradía y Sras Religiosas y la cera se entregará el Viernes por la mañana la que pueda facilitarse”.

La situación de conflicto que estamos describiendo, vuelve a suceder en 1879. El arcipreste hizo saber el 26 de marzo a la Soledad[31], que el obispo le había facultado a suspender el Sermón de las Siete Palabras y Descendimiento, salvo que se hubiera garantías de evitar excesos:

En comunicación del 22 de los corrientes recibida en la mañana de este día me dice el Ylmo Obispo de la Diócesis que si yo creo real y verdaderamente que se adoptaran las medidas necesarias  (por quien corresponda y se ha comprometido con el Prelado) para que se eviten los excesos en la Yglesia de Sn Francisco con motivo del Sermón de las Siete Palabras pueda yo pueda autorizar se predique este sermón en espresado templo.

            En uso pues, de las facultades que me concede el Sr. Obispo, he venido en disponer que mientras no se me garanticen por quien deba, las seguridades ofrecidas al Prelado, no se permite el Sermón de las Siete Palabras, teniendo que advertir a V que el Clero hará la función de Soledad, caso de no predicarse aquel Sermón”.

También se apercibía que en cualquier caso tendría lugar el Sermón de la Soledad, a cargo del clero local. Sin embargo, ese año se autorizaron todos los sermones, en razón de las seguridades dadas por la autoridad municipal, de responder del orden y compostura durante la celebración de las funciones religiosas.

A pesar de lo dicho, estas celebraciones continuaban dando problemas. Así resulta de la comunicación de 18 de marzo de 1880, donde el obispado hizo saber al arcipreste de Trujillo, a través de su secretario don Cayetano González, que debía indicar al párroco de San Francisco (designando al templo como San Andrés), que prohibía el Sermón de las Siete Palabras y Descendimiento, autorizando la procesión y Sermón de la Soledad[32]. Asimismo, que el de Pasión tuviera lugar en la Iglesia de Jesús:

  • Enterado SSY el Obispo mi Señor de los desórdenes y profanaciones que desgraciadamente tienen lugar todos los días en la Iglesia de San Francisco de esa Ciudad, con motivo de los Sermones de las Siete Palabras y Descendimiento, sin que en la Autoridad Eclesiástica ni la civil hayan podido evitar tamaños excesos; ha tenido a bien ordenar que por conducto de V se diga al Párroco de San Andrés que este está en su derecho para no permitir se prediquen tales sermones en su iglesia parroquial. Pero no sucediendo lo mismo respecto a la Procesión y Sermón de la Soledad que se predica en dicha iglesia, dispuso SSY que continuen celebrándose según costumbre. Asimismo, cree conveniente SSY que el Sermón de Pasión que viene predicándose en la expresada iglesia de San Francisco, pudiera predicarse en otra iglesia o capilla, como la de Jesús, cuya designación comete al celo y prudencia de V”.

El 21 de marzo de 1880, la cofradía de la Soledad en la persona de Manuel Ramos, hizo saber al arcipreste, que lo antes indicado, supondría que la cofradía no podría recaudar limosnas, que era su único recurso económico para sufragar sus cultos. En consecuencia, no celebraría ninguna función religiosa el Viernes Santo[33]:

Con vista de al comunicación de V fha de ayer en la qe se inserta la de la Sra de Cámara de este obispado, esta Cofradía ha celebrado junta de oficiales, y vista la negativa para poder celebrar el Sermón de las Siete Palabras y siendo por lo tanto imposible hacer el petitorio popular según ha venido de costumbre, desde tiempo inmemorial, para allegar recursos (de qe carece) con qe poder sufragar los gastos necesarios para dicho objeto, ha acordado por unanimidad de votos, no hacer función ninguna en el próximo Viernes Santo sin que por ello, nieguen su cooperación a lo que pueda hacerse por el clero de otras corporaciones, y mantener el culto a Ntra Divina Sra como siempre y sin qe sea motivo para separarse de ella ni deshacer la sociedad religiosa”.

El 22 de marzo de 1880, el obispo se dirigió nuevamente al arcipreste, para indicarle que ante la petición de dejar sin efecto la prohibición de los sermones, en razón del perjuicio reseñado, la suspendería si estimaba que se daban garantías suficientes para evitar los excesos habituales de este acto:

Habiéndose presentado una instancia para que dejemos sin efecto la prohibición de celebrar en el templo de San Franco de esta ciudad las funciones de Viernes Santo, en especial la que se refiere al Sermón de las Siete Palabras, y habiéndose comprometido quien puede llevarla a cabo que se evitarian todos los excesos que puedan haber en esos casos en años anteriores, hemos venido en acordar que si V juzga que real y verdaderamente se adoptarán las medidas necesarias al efecto, pueda acordar el que se predique en el mencionado templo el Sermón de las Siete Palabras, avisando de este mismo acuerdo al párroco de San Andrés a los efectos oportunos”.

El arcipreste tenía claro, que los problemas del comportamiento de quien asistía a los sermones, no derivaban del lugar donde tenían lugar, que era la Iglesia de San Francisco, sino de quien era el responsable de su organización, así como quienes asistían a dichos actos. En vista de lo cual, el 22 de marzo de 1880 don Francisco Navarro, dirigió comunicación a la Cofradía del Nazareno para que los celebrara a partir de entonces en la Iglesia de Jesús[34]:

Habiendo significado el Ylmo Sr Obispo de la Diócesis en comunicación del 18 del corriente, la conveniencia de que el Sermón de Pasión se predique en otra iglesia que en la de Sn Francisco, e indicando que se predicara en la de Jesús, lo comunico a V para que haga a los demas señores que componen la Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno, a fin de que en lo sucesivo se haga en espresada iglesia lo que se venía haciendo en la de Sn Francisco por cuenta de esa Cofradía”.

A final se acordó que el Sermón de las Siete Palabra y Descendimiento tuviera lugar cada siete años, con lo que se evitan los problemas descritos. Este dato también lo proporciona la edición del periódico La Opinión de 31 de marzo de 1926[35]

El Descendimiento.- Cada siete años se tenía la conmovedora y piadosa ceremonia del Descendimiento. Este acto religioso revestía extraordinaria solemnidad, y para proceder a él y darle mayor realce, se obtenía del Obispo de la Diócesis un Decreto, autorizándole. Tenía lugar a las cuatro de la tarde con asistencia de todo el clero revestido de ornamentos sagrados. Un sacerdote, subido en una escalera y ayudado por otro u otros dos, descolgaba la imagen Santa. Otro sacerdote, ya terminado el Descendimiento, con voz dolorida clamaba: “Varones Santos, presentadle a su Madre”, lo cual hecho repetía: “Presentadle ahora al pueblo, varones Santos” y terminaban llevándole al Santo Sepulcro. Lo demás continuaba como en años anteriores.

 

REFLEXIONES

Desde el resurgir cofrade a partir de la década de los años 80 del siglo pasado, en muchas localidades se adoptó el modelo de la Semana Santa de la ciudad de la Giralda, lo que suponía la pérdida de sus ricas tradiciones. La presente comunicación acredita de forma fehaciente, la presencia durante varias centurias de representaciones de la Pasión en la Semana Santa de Trujillo.

Desde 1986 el Colegio Sagrado Corazón de Jesús, a través del grupo Passio organiza la representación de la Pasión según San Mateo, que tiene lugar el Viernes de Dolores en la Iglesia de San Francisco. Se reflejan todos los momentos de la Pasión, desde la Entrada Triunfal en Jerusalén hasta la Resurrección, con imágenes estáticas de los participantes y voz en off. Entiendo que aunque no tiene mucha antigüedad, es acto cultural importante en el que participan muchos vecinos, debiendo ser conservado y puesto en valor.

Por parte de la Cofradía de Jesús Nazareno, en 2019 recuperó la representación de los tres caídas del Nazareno: la primera en el palacio de san Carlos, donde la Verónica limpia el rostro al Nazareno con el paño original que antaño usaba[36]; la segunda, en el Palacio de la Conquista; la última, en la Casa de las Cadenas. Asimismo, aunque en 2021 no hubo estación de penitencia, en la misa que tuvo lugar el Jueves Santo en San Martín, se leyó la sentencia que condenaba a muerte a Jesús. Por tanto, esta entidad está realizando un importante esfuerzo por recuperar y poner en valor sus tradiciones más seculares, debiendo continuar con este proceder.

Con respecto al Sermón del Descendimiento y de la Soledad, que cómo hemos visto tenían lugar en la tarde del Viernes Santo, no hay nada desde hace años, ni por parte de la Parroquia de Trujillo, ni tampoco por las cofradías del Santo Sepulcro o de la Soledad de los Antiguos Cruzados Eucarísticos, por ser estas herederas de la hermandad titulada Soledad, que existía desde mediados del Siglo XVI, que fue refundada en 1848.

Entiendo que debemos tener muy presente la frase de don Antonio Domínguez Ortiz, cuando indicó que “ningún grupo humano mantiene su identidad si desprecia sus tradiciones”. Por tanto, sería muy importante la recuperación del Sermón del Descendimiento, con la presencia de las figuras bíblicas que antaño participaban en el Siglo XIX. En primer lugar por su dimensión religiosa, pero también por la turística, en una localidad donde esta actividad tiene tanta relevancia.

Quizás en razón del marcado carácter festivo del Viernes Santo, se complicado organizar el Sermón del Descendimiento con figuras bíblicas ese día, pero el mismo bien podría tener lugar el Sábado de Pasión en la Iglesia de Santa María la Mayor, donde existe un Crucificado que tiene los brazos articulados[37], por participar antaño en este emblemático acto. Creo que por parte de la asociación cultural Junta de Cofradías y Hermandades Penitenciales de Trujillo, podría hacerse cargo de dicha actividad con indudable relevancia también cultural, que se ajustaría a sus fines y actividades descritos en el artículo 2 de sus estatutos[38].

 

[1]      TEJADA VIZUETE, F.: Manifestaciones folklóricas para litúrgicas en la Baja Extremadura. En Revista de Estudios Extremeños 1987 Volumen 43 nº 3, páginas 699-728. MÁRCOS ARÉVALO.J, DÍAZ IGLESIAS, S.: Lo exótico en los cercano: Rituales y especialidades de la Semana Santa en Extremadura. En La Semana Santa: Antropología y Religión en Latinoamérica. Valladolid 2008, páginas 159 y 167.

[2]      MARCOS AREVALO.J y DÍAZ IGLESIAS, S.: Lo exótico en lo cercano: Rituales y especialidades de la Semana Santa en Extremadura. En Congreso Latinoamericano de Religiosidad Popular. Palabras a la imprenta. Tradición oral y literatura en la religiosidad popular Valladolid 2019 paginas 159 y 167.

[3]      CANTERO MUÑOZ, A.: La Semana Santa en Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006 página 155.

[4]      Concilio de Trento, Sesión XV.

[5]      Concilio de Trento, Sesión XV.

[6]      FERNÁNDEZ DE PAZ, E.: La influencia de la Contrarreforma en la configuración de la Semana Santa andaluza. En Religión y Cultura Tomo II, Sevilla 1999, pp. 500- 501.

[7]      LABARGA GARCIA, F.: Actas del V Congreso Nacional de Cofradías bajo la advocación de Jesús Nazareno. Camino del Calvario: rito, ceremonia y devoción. Cofradías de Jesús Nazareno y figuras bíblicas. Córdoba 2016

[8]      Cantos Dolorosos en que se explica la Pasión de Nuestro Divino Redentor, y Angustias de Maria Santísima Nuestra Madre y Señora. Málaga 1785

[9]      CANTERO MUÑOZ, A.: La Semana Santa en Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006 página 155.

[10]     CANTERO MUÑOZ, A.: La Semana Santa en Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006 página s 155-156

[11]     TENA FERNÁNDEZ, J: Trujillo Histórico y Monumental. Trujillo 1988, página 336.

[12]     Es habitual que la imagen de Jesús Nazareno tenga el brazo articulado para bendecir a los fieles, pero el caso de Trujillo que giraba la cabeza, creo que es algo único.

[13]     Archivo Municipal de Trujillo. La Opinión 31 marzo 1926. La Semana Santa en Trujillo no hace cincuenta años.

[14]     Archivo Municipal de Trujillo. La Opinión. 31 marzo 1926. El artículo se refiere literalmente a Autos Sacramentales, cuando en realidad debe decir autos sacros, pues la penitencia no es un sacramento.

[15]     RAVÉ PUERTO, J.L.: Nazarenos en la campiña, sentencias, mandatos y saetas. En Actas III Congreso Internacional de Cofradías y Hermandades «Salvados por la Cruz de Cristo». Murcia 2018, paginas 31-50

[16]     Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María la Mayor. Cofradía de Jesús Nazareno.

[17]     Camino del Calvario: rito, ceremonia y devoción. Cofradías de Jesús Nazareno y figuras bíblicas. Actas del V Congreso Nacional de Cofradías bajo la advocación de Jesús Nazareno (Puente Genil 2014). Fermín Labarga, director.. Córdoba 2015.

[18]     RAMOS RUBIO J.A.: Historia de la Semana Santa en Trujillo Cáceres 1993 página 58.

[19]     CANTERO MUÑOZ, A.: La Semana Santa en Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006 página 113.

[20]     CILLAN CILLAN, F. y  RAMOS RUBIO, JA: El Procesionario de Trujillo. Badajoz 2010.

[21]     CILLAN CILLAN, F. y  RAMOS RUBIO, JA: El Procesionario de Trujillo. Badajoz 2010, páginas 79-85

[22]     CILLAN CILLAN, F. y  RAMOS RUBIO, JA: El Procesionario de Trujillo. Badajoz 2010, páginas 85-91

[23]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia de San Martín. Constituciones de la Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad.

[24]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia Santa María la Mayor. Cofradía de Jesús Nazareno. Libro de Acuerdos y Concordias de la Cofradía de Ntro. P. Jesús Nazareno desde septiembre de 1846.

[25]     Archivo Municipal de Trujillo. Correspondencia. Siglo XIX

[26]     Archivo Municipal de Trujillo. Correspondencia. Siglo XIX. Manifiesto que presenta la Ylustre Cofradía de Ntra Sra de la Soledad de esta Ciudad de las funciones religiosas qe va a hacer en el Viernes Santo próximo en la Yglesia de S. Franco, donde se halla constituida aquella: En el dicho día y hora de la doce de la mañana serán predicadas las Siete Palabras que pronunció Ntro Redentor en su Agonía por D. José Pulido Cura de Huerta de Animas, estando el Templo magníficamente adornado, y ocupado con Centinelas de la Benemérita Milicia Nacional para guardar el orden debido. En el mismo día y a la hora de las 5 de su tarde saldará la Procesión del Santo Entierro de Ntro Sr Jesucristo vajo el orden sigte

[27]     Por ejemplo, Judas Iscariote lleva la bolsa con las treinta monedas, San Pedro Apóstol las llaves del Cielo.

[28]     Archivo Municipal de Trujillo. La Opinión 31 marzo 1926. La Semana Santa en Trujillo no hace cincuenta años.

[29]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia de San Martín.

[30]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia de San Martín.

[31]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia de San Martín.

[32]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia de San Martín.

[33]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia de San Martín.

[34]     Archivo Parroquial Trujillo. Parroquia de San Martín.

[35]     dArchivo Municipal de Trujillo. La Opinión 31 marzo 1926. La Semana Santa en Trujillo no hace cincuenta años.

[36]     Dicho paño fue restaurado por don José María Pérez de Herrasti y Narváez.

[37]     Dicha efigie también fue restaurada por don José María Pérez de Herrasti y Narváez.

[38]     Estatutos asociación Junta de Cofradías y Hermandades Penitenciales de Trujillo. Artículo 2º. Los fines y actividades de ésta asociación serán los siguientes: a) Velar por la continuidad y la calidad de los desfiles procesionales, fomentando la participación, la vistosidad y la devoción, procurando evitar su descenso. b) Organizar actos culturales y recreativos, así como difundir la cultura en todos sus aspectos, organizando cuantas actividades sean necesarias ara este fin (procesiones, excursiones, debates, conferencias, exposiciones, actos culturales, etc.). Así como colaborar con otras organizaciones para alcanzar el fin indicado. c) Realizar toda clase de actos benéfico-sociales, a favor de los socios de esta JCH. d) Participar, si el pleno lo considera pertinente, en los Órganos de Participación Ciudadana dependientes de las Instituciones Públicas que así lo solicitasen, para el desarrollo y progreso de la Ciudad de Trujillo. e) Gestionar, administrar y recabar fondos, subvenciones y aportaciones de cualquier índole que le puedan ser concedidas. f) Realizar cualquier tipo de actividad que estime interesante el pleno y que no vulnere la legalidad vigente.

Nov 092021
 

José Barrio Moya.

Fue don Miguel de Muesas un destacado militar extremeño que ocupó altos cargos en la administración borbónica americana, entre ellos el de gobernador y capitán general de la isla de Puerto Rico durante el reinado de Carlos III..

Todas las referencias que hemos consultado sobre don Miguel de Muesas afirman que nació en 1715 en Extremadura. Aunque la primera noticia no podemos confirmarla, con respecto a su lugar de nacimiento este tuvo lugar en la ciudad de Trujillo, siendo hijo de don Juan José de Muesas y doña Ana Antonia Molano.

Muy joven don Miguel de Muesas ingresó en la carrera militar y con sólo veinte años le encontramos como cadete en el regimiento de infantería de Granada para pasar mas tarde a ser segundo teniente en el de Aragón. Como ayudante de campo intervinó en la campaña de Italia al mando del general Francisco Pignatelli [1].

En 1749 don Miguel de Muesas y su regimiento fueron enviados a Cuba para reforzar la guarnición militar de la isla con objeto de impedir las acometidas de los ingleses. Su buena actuación  en aquella  circunstancia hizo que fuera nombrado comandante del castillo del Morro en Santiago de Cuba, con la misión de defender la ciudad de posibles ataques marítimos. Fue tal el éxito que don Miguel de Muesas demostrò en aquel cargo que en 1766 Carlos III le nombró gobernador de aquella población., cargo que tuvo que abandonar dos años mas tarde para pasar a Puerto Rico como gobernador y capitán general de la isla, en sustitución  de don José Trentor-

El gobierno de don Miguel de Muesas en Puerto Rico fue, en líneas generales, de una gran eficacia, resolviendo muchos de los problemas que afectaban a la isla, finalizando  la construcción del castillo de San Cristóbal, considerado como una  de las fortificaciones mas grandes levantadas en la América hispana- El castillo fue mandado edificar po Carlos III en 1764 al mariscal de campo don Alexander O, Reilly y en su construcción intervinieron los ingenieros Tomás O, Daly y Juan Francisco Mestre para, como siempre, defender las isla de los incansables inglese. Durante su gobierno en Puerto Rico, don Miguel de Muesas fundó varias poblaciones como Cayey, Aguadilla, Cabo Rojo y Guaynabo.

Don Miguel de Muesas  dejó en Puerto Rico dos  importantes iniciatvas. Una fue la promulgación del Decreto General, en el que exponía las obigaciones que debía tener un teniente gobernador para que la isla  contara siempre con un buen gobierno, y la segunda se concretó en la educación, estableciéndo que todas las familias tenían la obligación de enviar a sus hijos a la escuela de la que no saldrían hasta que no aprendieran a leer y escribir, sin que importara el color de su piel. [2]

El único punto oscuro del gobierno de don Miguel de Muesas en Puerto Rico fue su actuación con los cimarrones, esclavos negros libres que huían de las Antillas menores para buscar refugio en Puerto Rico. Par acogerlos y con autorización de Carlos III, don Miguel de Muesas fundó el poblado de San Matero de los Cangrejos, hoy Santurce, nombre que recibió en 1880, como homenaje a don Pablo Ubarri y Capetillo, primer conde de San  José de Santurce, originario de aquella localidad vizcaína y firme partidario de mantener la soberanía  española en Puerto Rico.

La actitud de don Miguel de Muesas con los cimarrones fue polémica, pues los consideraba ladrones y maleantes, por lo que recompensaba a todas aquellas personas que los capturasen y entregasen a las autoridades, permirtiendo que fueran apaleados y castigando, asimismo, a quienes los ayudasen.

Don Miguel de Muesas contrajo matrimonio don la señora catalana doña Josefa Bernes y Ferrer, de cuya unión  nacieron tres hijos, bautizados con los nombres de  Baltasar Francisco. Vicente María y José María que., al igual que su padre, siguieron la carrera militar.

Don Miguel de Muesas abandonó Puerto Rico en 1776, regrasando a España y estableciéndose en Madrid, donde  el 12 de octubre  de 1782, otorgó su testamento ante el escribano Pedro Cuende. [3]

En aquel documento declara con orgullo, en primer lugar que es coronel de Ynfanteria de los Reales Ejercitos y Capitan General que he sido de la ciudad e ysla de Puerto Rico con otros empleos y gracias que he merecido de la Real Piedad de Su Magestad que Dios guarde y constan de sus Reales Cedulas.

            Confiesa  que es hijo de don Juan José de Muesas y doña Ana Antonia Molano vecinos que fueron y yo natural de la ciudad de Trujillo en Extremadura.

            No olvida reseñar que se encuentra sin enfermedad alguna, fuera de cama, entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, a la vez que se afirma como profundamente creyente.

Pide que tras su muerte su cádaver fuera amortajado interiormente en abito de nuestro serafico padre San Francisco[4] y exteriormente con el uniforme de mi grado.

Establece que si falleciese en Madrid sus restos mortales fueran sepultados sin pompa ni vanidad en la bóveda  de la iglesia del convento de San Basilio el magno de cuya orden y religion soy hermano general con las exequias, honra en que se ha de hacer y acompañmiento que dispone el reveredisimo padre Don Pedro de Muesas ex abad general de esta provincia de Castilla, mi hermano, que reside en dicho monasterio. Si por el contrario su muerte acaeciese fuera de Madrid quiere ser enterrado en la yglesia parroquial de aquel pueblo con misa, oficio de difuntos y demas que alli se acostumbra en los entierros de personas de honor en prevencion que si se hallase presente Doña Josefa Bernes y Ferrer mi muger, que a la sazon se halla en la ysla y ciudad de Puerto R ico e hijos, se ha de hacer todo a eleccion y dispoisicion suya.

            Encarga  que se dijesen por su alma cincuenta misas rezadas, pagando cuiatro reales de limosna por cada una. Declara que el marqués Jústiz  de Santa Ana, vecino de La Habana le adeudaba cuatrocientos pesos fuertas resto de mayor suma comno cosnta de las quentas que me tiene remitidas y obran en mi poder.

            Confiesa estar casado con doña Josefa Bernes y Ferrer, nacida en la ciudad de Barcelona, de cuya unión nacieron los tres hijos ya citados, don Baltasar Francisco, don Vicente María y don José María. Don Baltasar Francisco fue ayudante mayor del Regimiento de Infantería de Toledo, casado con doña Jacoba de Hoya y Sarmiento, don Vicente María  y don José María fueron subtenientes del Regimiento de Infanteria de Vitoria, aunque este último residía en Puerto Rico.

Doña Josefe Bernes y Ferrer no llevó a su enlace con el  militar extremeño dote alguna ni otra cosa que aquellos bestidos y adornos correspodientes a una persona decente, por lo que no otorgo a su favor escriptura de tal, y que el caudal que tenemos ha sido adquirido durante nuestro matrimonio.

            Confiesa don Manuel de Muesas que su hijo don Baltasar Francisco me ha causado crecidos gastos voluntarios y para recompensar en el modo posible a los otros dos hermamos, quiero y es mi voluntad delegar  y mandar a don Vicente Maria de Muesas un juego completo de oro sobresaliente que se compone de espadin, baston, hevillas para corbatin, zapatos, charreteras para calzones y caja para tavaco y un juego de diez y ocho botones de oro con argollas tambien de oro para almillas. La misma donación hace a su otro hijo.

Envia a doña Jacoba de Hoya Saavedra, esposa de su hijo Baltasar Francisco una de las mejores sortijas de diamantes.

            Manda que a uno de mis esclavos llamado Juan de Dios de Muesas que me ha seguido a estos reynos, se le deje  ern plena libertad luego que yo fallezca como desde aora para entomces  se le conceda y en tal calidad de le mantenga en mi casa, haciedo el servicio que le fuere posible, asitiendole con todo lo necesario  como yo lo he hecho y no ande con fatiga, pero si quiero usar no se le impida su expresada libertad.

            Quiere que tras su muerte, a sus testamentarios, sin intervención judicial, hagan ynventario de todos mis bienes alajas y bendan solamente el coche, mulas y muebles de casa con cuio importe paguen el gasto del funeral y demas que ocurra y el sobrante si lo hubiera, con el dinero que se hallare, alajas de oro, plata y diamantes, lo cusrtodien todo en un cofre o arca con dos o mas llabes, la que se ponga en la Depositaria Genereal de Madrid para oviar de cuidados y fatigas a los señores mis testamentarios hasta que se de el destino que dejo prevenido.

            Nombraba por sus albaceas  testamentarios a su  esposa, que a la sazón residía en Puerto Rico, a sus tres hijos, a su hermano don Pedro de Muesas, don Manuel Vadillo y don Manuel Herrera. Por último  nombraba por sus herederos a sus tres hijos por iguales partes.

El día  20 de mayo de 1783 don Miguel de Muesas otorgaba una memoriar en la que añadía y modificaba algunas claúsulas de  su testamento. [5].

Don Miguel de Muesas falleció el 26 de julio de 1783 en el lugar de Poyos comprehendido en el distrito de esta comandancia de Castilla la Nueva[6]. Esta afirmación aparece transcrita en la escritura de partición de los bienes del militar extremeño, que se llevó a cabo en Madrid el 12 de agosto de 1785.[7].

DOCUMENTO 1ª.-

Testamento del señor don Miguel de Muesas

                                                                       En 12 de octubre de 1782.

En el nombnre de Dios todo poderoso Amen. Sepase por esta publica escriuptura de testamento, ultima y postrimera voluntad vieren como yo Dn Miguel deMuesas, coronel de ynfanteria de los Reales Exercitos, Governador y Capitan General que he sido de la ciudad e ysla de Puerto Rico con otros empleos, honras y gracias que he merecido a la Real Piedad de S.M. que Dios guarde y constan de sus Reales Cedulas y Decretos, hijo legitimo de los sres. Dn Juan Josef de Muesas y Dª. Ana Antonia Molano, ya difuntos, vecinos que fueron  y yo natural de la Ciudad de Trugillo en Extreemadura, hallandome como me hallo por la misericordia de Dios nuestro señor fuera de cama, sin enfermedad alguna corporal y en mi sano, entero y cabal juicio, memoria y entendimiento natural, creyendo y confesando como firme y verdaderamente creo y confieso en el alto e incomprehensible misterio de la Santisima Trinidad, Dios Padre, Hijo y espiritu santo, tres personas distintas y un solo Dios vedadero y en todos los demas misterios y articulos que tiene, cree y confiesa nuestra Sta. Madre Yglesia Catolica y Apostolica Romana bajo de cuia fee y creencia he vivido y protexto vivir y morir como catolico cristiano, temeroso de la muerte cosa cierta y natural a toda criatura viviente quanto su hora dudosa y deseando no me coja desprevenido quando suceda mi falleciniento y lo pueda estar con una formal disposicion, para que esta sea con el acierto que requiere una cosa de tanta importancia como lo es el  presente, desde luego tomo y elijo por mi intercesora y abogada a Maria Santisima Madre de Dios y señora nuestra, santo de mi nombre, Angel de mi guarda y a los demas santos y santas de la Corte celestial a quienes humildemente pido intrercedan  con el todo Poderoso perdone mis culpas y me haga heredereo de su santa Gloria bajo de cuia fiel deprecacion hago y ordeno por mi propio movimiento, madura deliberacion, mi testamento. ultima y final voluntad en la forma y manera siguiente.

1ª.- Primeramente encomiendo mi alma a Dios nuestro señor que la crio y redimio con el inestimable precio de su santisima sangre y el cuerpo mando a la tierrra de que fue formado como centro suio, el qual quiero que quando su Divina Magestad sea servido llebarme  de esta presente vida a la eterna, sea amortajado interiormente en abito de nuestro serafico padre San Francisco y exteriormente en el uniforme de mi grado, y6 si falleciere en esta Corte sea sepultado sin pompa ni vanidad an la boveda de la yglesia del monasterio de nuestro padre San Basilio el Magno, de cuia orden y religion soy hermano  general, con lass exequias, misa, oficio, honra en que se ha de hacer y acompañamiento que dispusiese el revenredisimo poadre Dn Pedro de Muesas ex abad provincial de esta provicia de Castilla, mi hermano, que reside en dicho monasterio y testamentarios, y si hubiese fallecido dejo en su lugar para el entierro al padre Abad que entonces fuese de el y al de mis albaceas y testamentarios. Y si acaeciese mi fallecimiento en otra parte, se ejecute el entierro en la Yglesia Parroquial de aquel pueblo con misa, oficio de difuntos y demas que alli se acostumbra en los entierros de personas de honor con prevencion que si se hallase presente Doña Josefa Bernes  y Ferrer, mi muger, que a la sazon se halla en la ysla de dicha ciudad de Puerto Rico o hijos, se ha de hacer todo a eleccion y disposicion suia.

2ª.-  Mando se celebren por mi anima e yntencion quarenta misas rezadas con limosna de quatro reales cada una, las quales, dejando la quarta perteneciente a la colectoria parroquial se digan por los sacerdotes o religiosos que dispusiesen mis albaceas o qualquiera de ellos.

3ª.- A las mandas forzosas, redempcion de cautibos, casa santa de Jerusalem y Hospitales General y de la Pasion de esta Corte, ordeno se les de lo preciso y acostumbrado, con que las desisto y aparto de todo derecho a mis bienes.

4ª.- Declaro que por ejecutoria de los señores del Supremo  Consejo Real de lasYndias y me debe dar su escribano de camara Don Manuel de la Vega, se manda de me debuelban los mil y seiscientos  pesos fuertes que estando de Governador en dicha ciudad de Puerto Rico me sacaron de multa de orden de dicho Consejo y depositaron en cajas reales de aquella ciudad, dando mil pesos a Don Antonio de Cordoba, vecino y regidor de ella con motivo de la question  que con el tube sobre cierto descubierto de Reales Cajas de dos oficiales reales de ellas por indiciados  en el, quiero y mando se cobren dichos pesos lo mas pronto que sea posible en virtud de dicha ejecutoria que debe sacarse y yo no lo he hecho a causa de que no se pierda o extravie dicho ynstrumento por la  presente guerra.

5ª.- Tambien declaro que el señor marques de Justiz de Santa Ana vecino de la Habana me esta debiendo como unas quatrocientos pesos fuertes de mayor suma como consta de las quentas que me tiene remitidas y obran en mi poder, quiero se cobren.

6ª.- Asimismo  quiero y es mi voluntad que si algo debiere al tiempo de mi fallecimiento se pague, jistificado que sea.

7ª.- Yt declaro estar casado y belado segun orden de nuestra Santa Madre Yglesia con la señora Dª. Josefa Bernes y Ferrer, natural de la ciudad de Barcelona, de cuio matrimonio tenemos y hemos procreado por nuestros hijos a Dn. Baltasar Francisco de Muesas, ayudante mayor del Regimiento de Ynfanteria de Toledo, casado con Dª. Jacoba de Hoya y Saabedra, a Dn. Vicente Maria de Muesas, subteniente del Regimiento de Ynfanteria de Victoria y a Dn. Josef Maria de Muesas tambien subteniente del mismo Regimiento de Victoria que al presente se hallan en di8cha ciudad de Puerto Rico, declarolos por tales mis hijos legitimos y de la dicha señora mi esposa.

8ª.- Tambien declaro que la referida señora mi muger no trajo a mi poder dote alguno ni otra cosa que aquellos bestidos y adornos correspondientes a una persona decente por lo que no otorgue a su favor escriptura de tal y que el caudal que tenemos hasuido adquirido durante nuestro matrimonio por lo que y para saber a lo que ascendia hice (sin incluir el valor de siete esclabos negros) un computo prudencial al tiempo de ausentarme de dicha ciudad para esta Corte que fue en abril del año pasado de mil setecientos sesenta y ocho, y  del todo del monton deje en su poder en aquel entonces la mitad de diho caudal por considerarsele como se le considere perteneciente a su derecho de ganaciales, y fue en dinero en especie catorce mil duros, los quales o la mayor parte segun me tiene abisado los tiene impuestos con el redito  del cinco por ciento que alli es permitido en casa y compañia de Dn Pedro de la Torre y de Dn Manuel Diaz, vecinos de dicha ciudad, ocho arrobas y media a nueve de plata  labrada para el servicio de la casa, un aderezo de diamantes y otras alajas y ajuar de casa y seis esclabos varones y hembras, de todo lo qual tengo minutas en mi poder, y la otra mitad de dicho caudal lo trage conmigo y existe  a saber quatro arrobas poco mas o menos de plata labrada par a mi servidumbre , cinco mil pesos sencillos que no existen porque me los quitaron los yngleses al principio de la presente guerra, ciento y cinco mill reales de vellon que tengo impuestos  con reditos correspondientes en los cinco Gremios mayores de esta Corte, cinquernta mil reales que tengo en mi poder y casa y otras alajas de oro y diamantes, de forma que tengo en esta Corte (sin ncesidad de valerme de ello por aora a causa de tener lo suficiente para mi manutencion con el sueldo que el Rey me da y los reditos del dinero puesto en los cinco Gremios mayores de esta Corte) componen la suma de ciento ochenta y cinco mil reeales de vello, de los quales quiero poner por mi mismo en el Real Fondo  Renta Vitalicia en favor y cabeza de dichos mis tres hijos, ciento ochenta mil reales de vellon que sale y corresponde a sesenta mil cada uno reserbando como reserbopara mi mientras yo viva el redito del nueve por ciento annual y despues de mis dias quiero sea lo llebe y disfrute la expresada señora mi muger como obligacion sola de dar de dicho redito en cada un año doscientos ducados de vellon a cada uno de dichos mis tres hijos y suios y quedarse ha, con lo demas para que con ello y la viuedad que lograra por viuda de coronel y el resto de catorce mil ducados se pueda mantener con la decencia y honor correspondiente a su persona, hecho cargo de que despues de los dias de su vida la heredaran como hijos, y muerta que sea dicha señora  entre a cobrar y disfrutar cada uno de los referidos mis tres hijos los quinientos ducadosannuales, redito de los sesenta mil de principal puestos a su favor y cabeza, y si yo falleciese antes de hacer dicha imposicion de ciento ochenta mil reales en el referido Real Fondo quiero se haga esta incontinenti en la forma arriba referida por mis testamentarios y a que tenga efecto les hago el encargo y suplica corresponciente.

9ª.- Yten declaro que dicho mi hijo Dn Baltasar de Muesas me ha causado crecidos gastos voluntarios y para recompensar en el modo posible a los otros dos  sus hermanos, quiero y es mi voluntad de legar y mandar como desde luego lego y mando al Dn. Vicente Maria de Muesas un juego comnpleto de oro sobresaliente quese compone de espadin, baston, hevillas para corbartin, zapatos, charretras para calzones y caja para tavaco y un juego de diez y ocho botones de oro con argollas tambien de oro par almillas; y al Dn. Josef Maria de Muesas el otro juego completo de oro de que uso diariamente y tiene las mismas piezas de espadin, hevillas, baston y caja que el antecedente y asi mismo otro juego de diez y ocho botones tambien de oro con argollas de lo propio para almillas, y mando que ninguno de dichos tres hermanos se pidan unos a otros, ni hagan traer a colacion y particion cosa alguna de lo que antes hubiesen gastado y recivido de mi y su señora madre.

10ª.- Asi mismo lego y mando a D ª.Jacoba  de Hoya y Saabedra.muger de dicho mi hijo Fn. Baltasar una de las mejores sortijas de diamantes.

11ª.- Yt  mando que a uno de mis esclabos llamado Juan de Dios de Muesas que me ha seguido a estos Reynos se le deje en plena libertad luego que yo fallezca como desde aora para entonces se la concedo, y en tal calidad de libre se mantenga en mi casa, haciendo el servicio que le fuere posible y aistiendole con todo lo necesario como yo lo he hecho y no ande con fatiga, pero si quiere usar no se le impedira su expresada libertad.

12ª.- Prebengo que si dejase alguna memoria escrita y firmada de mi puño, se ha de obserbar, cumplir y ejecutar su contenido en todo y por todo como parte esencial de este mi testamento y como si en el fuera inserta e hiciera especial mencion pues asi lo quiero, ordeno y es mi voluntad.

13ª.- Yt quiero que yo fallezca procedan mis testamentarios sin intervencion judicial a hacer y hagan ymbentario de todos mis bienes alajas, y bender y bendan solamente el coche, mulas y muebles de casa con cuio importe paguen los gastos del funeral y demas que ocurra y el sobrante, si lo hubiese con el del dinero que se hallase, alajas de oro, plata  y diamantes lo custodien todo en un cofre o arca con dos llabes, la que se ponga en la Depositaria general de Madrid a su disposicion para oviar de cuidados y fatigas en su custodia a los señores mis testamentarios, hasta que se de el destino que dejo prevenido y previniese en la memoria.

14ª.- Y para cumplir y pagar lo aqui contenido y6 que comprehendise la memoria, si la hiciese y llebo reserbada, elijo y nombro por mis albaceas y testamentarios a la expresada señora Dª- Josefa Berrnes mi legitima muger que al presente reside en dicha ciudad de Puerto Rico, a los insinuados Dn. Baltasar de Muesas, mi hijo, ayudante mayor del Regimiento de Ynfanteria de Toledo, que al presente se halla en la ciudad de Cadiz, Dn. Vicente Maria y Dn Josef Maria de Muesas, tambien mis hijos, subtenientes de dicho Regimiento de Victoria que se hallan en compañia  de dicha señora mi esposa por estar dicho Regimiento de guarnicion en la precitada ciudad de Puerto Rico y al mencionado padre maestro Dn. Pedro de Muesas, mi hermano, ex abad provincial de Castilla del orden de nuestro padre San Basilio, que reside en el monasterio de esta Corte, a los señores Dn. Manuel Vadillo, oficial mayor de la Secretaria del Despacho universal de Guerra, Dn. Pedro Franco, tambien oficial de dicha Secretaria y al señor Dn. Manuel Herrera, cavallero del orden de Santiago, oficial mayor de la Secretaria de la Real Camara por lo tocante a la Corona de Aragon, a todos juntos y a cada uno insolidum a quienes doy y confiero todo poder y facilidades que se requiere y necesiten para que luego que yo fallezca , lo hagan cumplir y se entren y apoderen de todos mis bienes, alajas, efectos, papeles custodiandolo todo por si mismos, a su arvitrio y voluntad, sin intervencion de  ningun juez, justicia ni tribunales, como llebo insinuado, de modo que la expresada señora mi muger e hijos reciban por aquellas manos y no se les oculten  ni estrabien mis bienes, alajas y papeles, sin  que con ningun pretexto se les retengan ni retrasen como asi lo confio de las notorias relebantes prendas y circunstancias de los prenotados señores mis albaceas, cuio cargo les dure todo el tiempo que necesiten aunque sea pasado el prefinido por derecho, pues desde luego se le prorrogo sin limitacion no obstante de que espero la evacuacion de ello mas pronta que sea posible y que den noticia de mi fallecimiento a mi muger e hijos.

15ª.- Y cumplido y pagado todo, en el residuo y remanente que quedare de todos mis bienes, alajas, derechos y acciones que al presente tengo y en adelante me correspondan por qualquiera causa, titulo o razon que sea, ynstituyo, elijo y nombro por mis unicos y universales herederos a los dichos Dn. Baltasar de Muesas, ayudante mayor del Regimiento de Ynfanteria de Toledo, a Dn. Vicente Maria y Dn. Josef Maria de Muesas, subtenientes del expresado Regimiento de Ynfanteria de Victoria, mis tres hijos y de la referida señora Dª. Josefa Bernes, mi muger para que por iguales partes lo hayan, lleben, gocen  y hederen dichos mis tres hihos con la bendicion de Dios y la mia.

16ª.- Y por el presente revoco, anulo y doy por ningunos de ningun valor ni efecto todos y qualesquier testamentos, poderes para hacerlos, cobdicilos, declaraciones, memorias y otras qualesquier ultimas disposiciones que antes de esta haya hecho y otorgado por escrito, de palabra o en otra forme por que todas quiero no valgan, ni hagan fee en juicio ni fuera de el, salbo  este mi testamento y la memoria, si la dejase, por mi ultima y deliberada voluntad en aquellos mejores modo, via y forma que haya lugar en derecho, asi lo digo y otorgo ante el presente escribano del rey nuestro señor y de Camara del Consejo Real de Hacienda y de la Real Junta gener al de tavacos del Reyno, en Madrid a doce de octubre de mil setecientos ochenta y dos, siendo testigos Dn. Francisco Fernando de Flores, presbytero = Dn. Francisco Pliego y Valdes cavallero del orden de Santiago, cavallerizo de Campo de S.M. = Dn. Sebastian  de Pliego y Valdes, tambien cabellero del orden de Santiago, oficial de la Contaduria de las Reales Ordenes Militares = Dn. Domingo de Medina = y  Dn. Antonio Ribas, vecinos y residentes en esta dicha villa y Corte de Madrid y el señor otorgante que yo el escribano  de S.M. doy fee conozco lo firmo.

Don Miguel de Muesas. Ante mi =Pedro Cuende.

(Archivo Histórico de Protocolos de Madcrid. Protocolo = 20016, folº. 16-21- Escribano = Pedro Cuende).

DOCUMENTO 2º.-

Memoria que otorgo don Miguel de Muesas.

                                                                       23 de marzo de 1783.

En el nombre de Dios nuestro seeñor digo yo Don Miguel de Muesas que llebando lo que prebiene en laq clausula doze de mi testamento que otorgue el dia doze de octubre de nil setezientos ochenta y dos, principio la memoria y quiero sea porcion de mi final boluntad en la forma siguiente.

– Por los años de mil setecientos cinquenta y cinco me presto don Alonso Garcia vecino de Cadiz quatrocientos pesos duros para acabar de abiarme para ir a Yndias y como este sugerto ultimamente no se me ha hecho recivo, quiero y es  mi voluntad que se sepa de sus herederos y que a estos  se les satisfaga lo que exprese mi recibo.

-. Ygualmente declaro que con don Josef de el Duque suegro de este thesorero gener al don Francisco Martos tube quentas para mi abio quando fui a Yndias, pero el dinero que me adelanto se lo satisfize en la Habana para su apoderado Aguirre y en consequenzia me escribio dicho Duque quedaba satisfecho, cuia carta se encuentra en mis papeles. Pero que quedaba un pico de ciento y tantos pesos, los que justificados por la quenta se satisfazaran.

– Dejo al marques de Rubi, theniente general por memoria de lo que he amado a su padre, dozena y media de botones de oro con argollas, y estos se rebajaran de la mejora que hago a mi hijo Vicente Maria pidiendo disimulo no le deje el espadin de oro que era mi yntencion por no diserminar  estos dos juegos a mis chicos.

– A los criados que me sirban al tiempoi de mi fallecimiento les dejo un foblon a cada uno despues de pagado sus mes corriente.

– A mi hermano el maestro Muesas se le asistira con la mesada que le doi para tavaco y chocolate diurante su vida con tres duros al mes.

– De las alajas que tengo de quadritos y relicarios guarnecidos de plata tomara una de ellas cada uno de mis albaceas, o las que quieran, incluso doña Leonarda de Pliego y Valdes.

– Toda mi ropa blanca que este util no se vendera y se conserbara para que le sirva a mis hijos respecto de que bendran en Yndias escasos de ropa.

– Respecto a que mi hermano por sus achaques continuos y poco corazon parece no  puede asistir a ser mi albacea, quiero y es mi voluntad y pido al señor don Francisco de Pliego y Valdes, caballerizo de Su Magd. le sostituta y haga todas las funciones que corresponden al referido su hermano consultando con el todos mis parientres.

– Dejo el catre de caoba guarnecido de plata a dicho señor don Francisco Pliego y Valdes.

– Suplico a mis albaceas y con particularidad al señor don Francisco de Pliego y Valdes se vea con el señor don Miguel Galvez, de el Consejo de Guerra y si fuese con el ecmº. Señor Don Josef de Galvez con mis rendindas suplicas de que en atencion a mis dilatados servicios en la guerra pasada y ultimamente en las Yndias me haga su excelencia la honrra de que con decencia de traslade a mi muger (si volviese) a España en compañia de sus dos hijos, y asi mismo si su excº. tubiese por combeniente que se me perdone la media annata que tengo paghada de el Gobierno que ultimamentehe exercido en Puerto Rico y he sido el unico que la ha pagado de todos mis anteriores y subcesores como asi lo tiene expuesto a su excº. sin ynstancia formal, por las urgencias de la guerra, y le pido tambien rendidamente que en consequencia de mi amor al servicio de mis aciertos en los manejos, declarando esto para el Rey y su excelencia mire por mis hijos y muger comprehendiendo a mi hjo Baltasar, ayudante de el Reximiento de Ynfanteria de Toledo,m cuio honor y protecion espero de la felicidad , amor y respeto que ha demostrado a la Casa de su excelencia, y respecto a lo poco que dejo a mi muger y hijos, como se manifi8esta se creditren que en veinte y tres años de mandos en Yndias, apenas se me enquentra lo preciso par a el funeral  para la purerza con que he caminado, en cuios terminos y vajo de las conclusiones arriba mencionadas finalizo esta mi memoria. Madrid y marzo veinte de mil setecientos ochenta  y tres.

Miguel de Muesas.

(Archivo Histórico de Protocolos de  Madrid. Protocolo =  24834, folº. 519-520 vltº. Escribano = Felipe de Estepar).

DOCUMENTO 3º

Escriptura de particion de los vienes del Coronel don Miguel de Muesas entre su viuda e hijos.

12 de agosto der 1785.

En la villa de Madrid a doze de agosto de mil setecientos ochenta y cinco Don Baltasar y Don Joseph Maria de Muesas, el primero capitan de Ynfanteria y ayudante mayor del regimiento de Toledo y el segundo subteniente del de Victoria, ambos residentes en esta Plaza, uno y otro por su hecho propio y el dicho don Joseph Maria tambien  como apoderado especial de la señora Doña Josefa Bernes su madre y de don Vicente Maria de Muesas su hermano, subteniente de dicho regimiento de Victoria, resident es en la iudad de Cadiz, por virtud del poder que su favor otorgaron en ella a quinze de julio proximo pasado ante Fernando de la Parra, escribano de su numero que se inserta y es el siguiente.

PODER.-

Y en uso de dicho poder  que declara el referido Don Josef Maria no estarle suspendido ni limitado y que le tiene aceptado y en caso necesario de nuebo acepta dijeron que el señor Don Miguel de Muesas, coronel de los Reales Exercitos y Governador que fue de la ysla de Puerto Rico, padre de los otorgantes y marido de dicha señora su madre, fallecio en dia veinte y seis de julio del año pasado de mil setezientos ochenta y tres en el lugar de Poyos, comprehendido en el distritode Castilla la Nueva, habiendo instituido por sus herederos a sus tres hijos Don Baltasar, Don Vicente y Don Jose de Muesas y con motivo de hallarse ausentes de esta Corte los dos ultimos y tambien la referida Doña Josefa Bernes, suy madre en la ysla de  Puerto Rico, se procedio por el Juzgado de Guerra de esta dicha Plaza en conformidad de los Reales Decretos a la formalizacion del ymbentario y demas autos  con  asistencia de los testamentarios, del Don Baltasar  y defensor  que se nombro a los ausentes y para que se hiciese lo mismo de los bienes y caudales que habian quedado en Puerto Rico y otra qualquier parte se expediran los despachos correspondientes que a conseciencia  de estas disposiciones se ha confiado el caudal y bienes que deven dividirse entre los otorgantes y sus principales, mediante lo qual y siendo como son todos mayores de edad han convenido en hazer la dicha  partizion y liquidazion sin necesidad de nombrar contadores por hallarse como de hallan instruidos en sus respctibos derechos y con objeto de evitar gastos, lo que asi expusieron al señor asesor de guerra de esta plaza

CUERPO GENERAL DEL CAUDAL.-

– primeramente se ponen por cuerpo general del caudal que dejo dicho señor don Miguel de Muesas ciento noventa y nuebe mill ciento sesenta y quatro reales con diez y ocho maravedis a que ascendio quanto quedo en esta Corte y lo componen  las partidas siguientes = ciento treinta y cinco mil reales  capital impuesto en los cinco gremios mayores  de esta Corte por escritura que otorgaron los señores depositarios directore de ella a favor de dicho señor Don Miguel de Muesas en treinta y uno de julio de mil setezientos setenta y nuebe por quatro años con premio de dos y medio por ciento y subsisten en dicha Diputazion tres mil trescientos setenta y cinco reales que cobro de dicho redito Don Francisco Pliego Valdes havilitado para ello = cinco mil sesenta y dos en que tambien cobro de los mismos reditos el Don Baltasar de Muesas hasta fin de julio proximo pasado = veinte mil ochocientos catorce reales a que asciden segun sus tasas las alajas de plata inbentariadas en esta Corte = ochocientos sesenta y quatro reales en que esta tasada una sortija de diamantes = veinte y dos mil trescientos sesenta y nuebe reales y quatro maravedis  que se encontraron  en especie al tiempo de la muerte de dicho Don Miguel = mil quinientos y cinquenta y seis reales y veinte y ocho maravedis del sueldo devengado hasta su fallecimiento que cobro Valdes = tres mil y setenta  reales y veinte maravedis que tambien cobro dicho valdes de Don Miguel de Aguirre de Cadiz y siete mil ciento y veinte y tres reales que produjo la venta y almoneda de los muebles, equipaje y demas bienes inbentariados en esta Corte que todo asciende a dichos ciento noventa y nuebe mil ciento noventa y quatro reales y diez y ocho mar avedis, 199194 rs y 18 mrs.

– yd es cuerpo de este caudal aquatro cientos nueve mil noveceintos quarenta y dos reales  de vellon a que ascendio el que exiete en Puerto Rico y se halla en las partidas siguiientes = doscientos sesenta mil reales que le r eportan treze mnil pesos fuertes que se han conducido y estan en la Habana y a disposicion de dicha señora Doña  Josefa Vernes e ynteresados = treinta y dos mil reales que en oro se condujeron a Cadiz desde la ysla de Puerto Rico = diez y ocho mil reales que en seicientos pesos fuertes tambien ser condujeron a Cadiz = diez y sxeis mil y dozcientos reales de vellon valor de las alajas y bienes que existen en poder de dicha señora Doña Josefa = sesenta y nuebe mil setezientos y quatro reales valor intensivo de la vajilla de plata labrada que tambien se condujo a Cadiz y ultimamente catorze mil reales que se han considerado por valor los esclavos que existen , cuyas partidas ascienden a dichos quatrocientos nuebe mil novecientos quarehnta reales de vellon, 409949 rs,

BAJAS Y DEDUCIONES.-

– primeramente se vajan veinte y tres mil ciento ochenta y tres reales y quatro maravedis que importan las quentas dada por Don Francisco Pliego Valkdes de los gastos echos en Madrid por funeral, misas, pago de criados y demas segun apareze de dichas quentas, cuya cantidad tiene sacada a escepcion de setezientos cinquenta y ocho reales sobre lo que esta tratado de trasacion, 23153 rs y 4 mrs.

– yd se vajan doientos pesos fuertes quje hazen quatro mil reales por dos derechos pagados a la conclusion y registro de la vajilla de plata a Cadiz, 4000 rs.

– yd dos mil reales por los gastos suplidos para las honrras y misdas celebradas en Puerto Rico, 2000 rs.

– yd novecientos reales satisfechos por deuda a Don Juaquin Pober, 900 rs.

– yd se vajan para que se paguen a Don Antonio Garcia vecino de Cadiz quatrocientos pesos que hacen  ocho mil reales por deuda que declara a su favor en la memoria testamentaria debe dicho señor a don Miguel de Muesas, 8000 rs.

– mas tres mil reales por otra deuda que declara a favor de Don Josef Duque, 3000 rs.

– y ultimamente se vajan tres mil reales que se consideran por los gastos de la testamentaria y sera mas o menos segun lo que se activase hasta su conclusion, 3000 rs.

– ymportan las vajas = 440832 rs.

– total caudal = 609134 rs y 18 mrs.

– queda reducido el caudal a 565051 ts y 14  mrs.

– corresponde por su mitad de ganaciales a la señora Doña Josefa Vernes = 282505 rs y 24 mrs.

– resultan liquidos par a partir entre los tres hijos her ederos otros 282525 rs y 24 mrs.

HIJUELA PARA LA SEÑORA DOÑA JOSEFA VERNES.-

– la señora Doña Josefa Vernes t iene que haver 282525 rs y 24 mar s.

PAGO.-

– se la dan en pago catorze mil y cien reales en los trei8nta y dos mil que se condujeron en oro a Cadiz y con el resto que son  diez y siete mil novecientos se han de pagar las deudas de Don Juaquin Pober, de don Antonio Garcia y Don Josef Duque y los gastos de conclusion de la vajilla y funeral de Puerto Rico, 14100 rs.

– mas se la dan en pago los novecientos pesos que hazen diez y ocho mil reales que se condujeron en plata a Cadiz, 18000 rs.

– mas diez y  seis mil y doscientos  reales en el valor ede todaslas alajas y bienes que tiene dicja señora, 16200 rs.

– mas se la adjudica toda la vajilla de plata que esta en Cadiz y por ella los sesenta y nuebe mil setecientos quarenta reales de su intrinseco valor, 69740 rs.

– mas se la aplica ciento y cinquenta mil quinientos ochenta y cinco reales y veinbte y quatro maravedis en el dinero que se halla en la Habana pues el resto se repartira entre los hijos segun se explicara en sus hijuelas, 150485 rs y 24 mrs.

– ymporta en haver de la expresada señora 282525 rs y 24 mrs.

HIJUELA DE DON BALTASAR DE MUESCAS.-

– tiene que haver como uno de los tres hijos y herederos de su padre, 94175 rs y 8 mrs.

PAGO.-

– primeramente  se le dan en pago quinze mil rs de vellon que tiene recividos a buena quenta en esta Corte, 15000 rs.

– mas se le dan en pago cinco mil sesenta y dos reales impuestos en gremios, 5062 rs.

– mas se le aplican en la plata labrada  que hay en esta Corte seis mil ochentra y cinco reales y cinco maravedis de  vellon,  que es la tercera parte porque las otras dos son adjuicadas a sus hermanos con igualdad, 6685 rs y 5 mrs.

– yt se le aplican y adjudican en los ciento treinta y cinco mil reales impuestos en la depositariade los cinco gremios mayores de esta Corte quarenta y quatro mil reales de vellon para que los haya y posea como vienes propios, 44000 rs.

– y ultimamente se le adjudican y dan en pago en el dinero que existe en la Habana veinte y tres mil quatrocientos veinte y ocho realee y tres maravedis para que los cobre, 23428  rs y tres mrs.

– ymporta el haver de dicho Don Baltasar de Muesas como uno de los tres hijos y herederos del señor Don Miguel de Muesas su padre, noventa y quatro mil ciento setenta y cinco reales y ocho jmaravedis y siendo la misma cantidad laque le va adjudicada queda enteramente pagado.

HIJUELA DE DON VICENTE DE MUESAS.-

– tiene que haver el señor Don Vizente de Muesas como uno de los tres hijos y herederos del seños don Miguel de Muesas su padre.

PAGO.-

– primeramente se le dan en pago quarenta y quatro mil realas de vellon en la partida de los ciento treinta y cino mil que se hallan  impuestos en la Compañia de los zinco gremios  mayores para que los posea como suyos propios, 44000 rs.

– ydem se le pagan seis mil seiecientos ochenta y  cinco reales y cinco maravedis tercera parte que existe en esta Corte, pues los otros dos se aplican a sus hermanos, 6685 rs y 5 mrs.

– y ultimamente se le dan en pago en el dinero que se halla en la Habana quarenta y tres mil quatrocientos nobenta reales y tres maravedis, 43490 rs y 3 mrs.

– ymporta el haver de dicho Don Vizente Maria de Muesas noventa y quatro mil ciento detejnta y cinco reales y ocho maravedis y siendo la misma cantidad lo que le va adjudicada en las partidas expresadas, queda satisfecho enteramente, 94175 rs y 8 mrs.

HIJUELA DE DON JOSEF MARIA DE MUESAS.-

– tiene que haver Don Josef Maria de Muesas como uno de los tres hijos y herederos de su padre el señor Don Miguel de Muesas, 94175 rs y 8 mrs.

PAGO.-

– primeramente se le adjudican en pago quarenta y quatro mil reales de vellon en la partida de los ciento treinta y cinco mil que se hallan impuestos en la compañia de los cinco gremios mayores de esta Corte que igual cantidad va aplicada a sus hermanos, 44000 rs.

– yd se le adjudican la tercera parte de la platalabradaque esta en esta Corte y poor ella seis mil seiscientos ochenta y cinco reales y cinco maravedis segun se tasa, 6685 rs y 5 mrs.

– yd se le adjudican y da en pago  una sortija de diamantes que existe y esta tasada en 894 rs.

– y ultimamentese les adjudican y aplican  en la partida de dinero que se halla en la Habana segun queda expuesto quarenta y dos mil quinientos y seis reales y tres maravedis para que los cobre y posea como suyos propios, 42596 rs y 3 mrs.

– ymporta el haver de  dicho don Josef Maria de Muesas noventa y quatro mil ciento setenta y cinco reales y ocho maravedis y siendo igual cantidad la que se va aplicada  queda enteramente pagado, 94175 rs y 8 mrs.

DECLARACIONES.-

– se declara que siendo aplicados a dichos Don Baltasar, Dn Vicente y Don Josef a quarenta y quatro mil reales en cada uno en la partida de los ciento treinta y cinco mil que estan impuestos en la Compañia de los cinco gremios mayores de esta Corte faltan que dar aplicazion a los tres mil que hay de diferencia de los gastos ocasionados hasta la conclusion de esta testamentaria por lo que han de percivir al mismo tiempo que sus principales losdichos Don Baltasar y Don Josef  Maria otorgantes quienes quedaran responsables a el pago de los gastos otogando carta de pago a favor de los señores diputados de los cinco gremios del todo de la imposicion poresente de  reditos de que no se ha echo merito por estar cobrados hasta fin de julio  proximo poasado.

-Ygualmente se declara que el citado señor don Miguel de Muesas por su testamento lego y mando a los expresados sus dos hijos Don Vizente y Don Josef Maria deMuesas a cada uno un juego de espadin, evillas, baston y caja de oro, de los quales tampoco se ha hecho merito en esta partizion por darse por entregados y satisfechos de estas mandas y tambien se da por entregado el Don Baltasar de Muesas de una sortija guarnecida de diamantes que lego y mando darle su padre a Doña Jacoba de Oya muger del Don Baltasar y remite se haran estas  prevenciones y declaraciones para que en todo tiempo conste.

Firmaron como testigos Don Felipe Moreno, Don Manuel Thomas Alvarez y don Tomas de Garma Yñiguez residentes en esta Corte

Baltasar de Muesas, Don Josef de Muesas. Ante mi = Felipe de Estepar.

(Archivo Históruico de Protocolos de Madrid. Protocolo = 24835, folº. 15-22. Escribano = Felipe Estepar).

[1] .- Francisco Pignatelli y Aymerich , hijo del noble napolitano on D mingo Pignatelli y Baéz, marqués de San Vicxente y de la señora catalana doña Ana Francisca Aywerich de Cruilles, nació en Barcelona el 23 de febrero 1687 y murió en la localidad francesa de Compiége el 14 de julio de 1751. Muy joven, en 1698, ingresó en los Reales Ejércitos, alcanzandco en 1708, en plena guerra de Sucesión el grado de coronel. y en 1709 elo de bigadier. Felipe V, que le tenía en mucha estima, le nombró  caballero de la Orden de Alcántara y en 1735 gobernador de Badajoz y dos años más tarde, de Zaragoza. E ntre 1738 y 1749  ocupó el cargo de capitán general de Aragón, que tuvo que abandonar  para luchar en la guerra de Sucesión  de Austria, defendiendo los derechos de Felipe V al ducado de Parma. Fue además comandante general de la costa de Granada y embajador en Francia (1749), falleciendo en Compiége en 1751.

[2] MONTERO PEDRERA, R.Mª y CALDERÓN ESPAÑA, Mª. C.- “El Directorio General de Miguel de Muesas en Puerto Rico (1770-1775), primer caso de intrevención  gubernamental  en enseñanza primaria” en V Coloquio de la Historia de la Educación.Historia de las relaciones educativas entre España y América. Sevilla, Universidad  de Sevilla., Departamento de Teoría e Historia  de la Educación, 1988, pp.161-169.

[3] .- A.H.P.M.- Perotocolo = 20016, folº. º16-21. Escribano = Pedro Cuende. Ver Documento 1º

[4] .- Durante los siglos XVII y XVIII muchos españole querian, que tra su muerte, su cádaver fuese amortajado con el hábito de san Fvrancisco, tanto por la devoción al santo de Asis  como por la creencia que con ello se les abría  las puertas del cielo (vid.- CEA, A.- “Los  ciclos de la vida. Ritos y costumbres en torno a los difuntos en Salamanca” en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares, Vol. XL, 1985.

[5] .- A.H.P.M.- Protocolo  = 24834, folº. 519-529 vltº Escribano = Felipe de Estepar. Ver documento 2º.

[6] .- Seguramente se trataba de Santa María de Poyos  o Poyos, pueblo de la provincia de Guadalajara que, en 1956, quedó sumergido por el embalse de Buendía

[7] .- A.H.P.M.- Protocolo = 24835, folº. 25-22. Escribano = Felipe de Estepar. Noticia  que amablemente me ha facilitado Susana Celemín Alonso. Ver documento 3 º.

Nov 022021
 

Alicia Barbero Cuesta & Jesús Barbero Mateos

Presentación

La historia de la educación en Extremadura es, probablemente, una de las asignaturas pendientes de la historiografía regional. Bien es cierto que en los últimos años han aflorado estudios relativos a este ámbito, que han afrontado los análisis de determinados aspectos de interés, casi siempre centrados en el rescate y puesta en valor de elementos escolares y datos relativos a las escuelas de poblaciones concretas de la región.

La construcción de la historia en general y, particularmente, la de la educación en Extremadura, debe ser un proceso que promueva la generalización de conclusiones a partir de los datos analizados para distintas localidades, más que la adaptación de la historia general al ámbito de la educación. En este sentido, es mucho lo que se puede aportar desde informaciones inéditas que pueden contribuir a clarificar y a edificar el proceso de evolución educativa regional.

Por nuestra parte, presentamos los principales datos referidos a las circunstancias de las escuelas de la provincia de Cáceres, cuando la Guerra Civil de 1.936 a 1.939 tocaba a su fin,  centrados en tres ámbitos interrelacionados: escuelas, alumnos y maestros para tener una visión global de la situación. Se ofrecen, finalmente, tablas y gráficos que permiten cotejar visualmente estas informaciones.

Todo ello se ha realizado trabajando sobre una encuesta remitida por la autoridad gubernativa para su cumplimentación, durante el primer trimestre de 1939, al amparo del proceso de recogida de datos promovido desde el Ministerio de Educación Nacional, con la intención de adoptar medidas respecto del diseño de un nuevo sistema educativo español.

… PUEDES DESCARGAR LA PONENCIA COMPLETA EN EL ENLACE: PONENCIA COMPLETA

Oct 262021
 

Teodoro A. López López

 Para el investigador de Extremadura, y el lector  interesado, el presente Indice (1971-2021) de las ponencias de los Coloquios Históricos de Extremadura, que se celebran en Trujillo (Cáceres), va  ser un referente obligado para cualquier trabajo de investigación. Los instrumentos descriptivos -guías, índices, inventarios y catálogo- son necesarios e imprescindibles.   Los cincuenta  años que se cumplen, años tras año  han han sido convocados en Plasencia (1971-72) y Trujillo en el palacio de Santa Marta (1973) y el exconvento de las monjas Isabeles, terciarias franciscanas, de la  Coria.

Los trabajos fueron publicados: por una parte, en forma digital  (1971-1988), por otra, en soporte de papel (1989-2021),  siendo colgados en la WEB de la Asociación Cultural Coloquios Históricos de Extremadura.

El calendario de gestión distingue: 1º periodo (1971-88), donde parecen digitalizados los resúmenes breves y ponencias, excepto del año  que no se celebra por la muerte de José María Muñoz, coordinador (1982) y  2º periodo (1989-2021), aunque la edición correspondiente aparece el año posterior en un voluminoso libro, y los años 2007, 2008 y 2009 que están en dos tomos.

Los criterios de catalogación que se ha preferido son por orden cronológico de los ponentes de cada año. La clasificación alfabética es obvia con siete campos,  a saber, la referencia numérica, autor, título, coloquio, número en el tomo de cada año y el soporte digital o edición con número de páginas de cada trabajo.

En el siglo XXI comienza por la tarde una Conferencia o Lectura inaugural por un ponente invitado en el salón de actos del Palacio Municipal, como se señala oportunamente. En la última decena la relación comienza  con  los trabajos dedicados al tema central del año, al que siguen los restantes participantes por orden alfabético. 

Historiar este largo camino escapa aquí y ahora. No obstante, tenemos que referirnos al primero y el último celebrado. Aquel lejano anuncio:  “Mañana comienza los Coloquios 1-3 octubre 1971”( Diario Regional Hoy 30 septiembre de 1971).

Al día siguiente abría el titular “…. Hoy, Apertura de los coloquios Histórico-religiosos de Extremadura” (Hoy 1 octubre de 1971). La  denominación  “histórico-religioso”, que fue la inicial apenas duró dos años.

El III Congreso de Estudios Extremeños de 1970 en Plasencia fue la ocasión de entrevistarse Crescencio Palomo Iglesias, O.P. que presentaba un trabajo inédito del religioso extremeño P. Manuel Amado que vivió las consecuencias de la desamortización de Mendizábal, y vivió  en el convento placentino de San Vicente  Ferrer, ex vulgo de Santo Domingo. 

Al año siguiente participaron los frailes Antonio Veny,  teatino de Mallorca y Crescencio Palomo, dominico de Madrid;  los presbíteros Francisco Galo Fernández Serrano, canónigo de la S.I. Catedral Metropolitana de Zaragoza y Basílica del Pilar, “alma” de los Coloquios, Valentín Soria Sánchez, presbítero de Jarandilla, Carmelo Solís Rodríguez, beneficiado de la S.I. Catedral de Badajoz y José María Muñoz, coordinador. Asisten el Alcalde y Presidente del Centro de Iniciativas Turísticas de Trujillo.

El coloquio  2020 de modo excepcional se celebra en forma telemática debido a la pandemia mundial de corona virus-19. Las nuevas tecnologías no impidieron que se celebrara en el otoño acostumbrado.

A lo largo de estos años han jugado papel muy determinante la Junta directiva, presidida por Juan Moreno Lázaro, Juan Pedro García Pérez,  Juan Antonio de la Cruz Moreno y María del Rosario Alvarado Hoyas sucesivamente, con tesón en el trabajo y fortaleza ante las dificultades, quienes han sabido mantener estos encuentros en pro de la cultura extremeña.

Núm. Referencia Autor Título Coloquios Núm. Año Soportes. Digital/libro
1 Albarracín, F.  S.I. Un extremeño universal, el P Santiago Morillo, S.I., precursor del ecumenismo I 1 1971 Digital
2 Bravo y Bravo, Fernando Convento de frailes  en Garrovillas de Alconetar I 2 1971 Digital
3 Bueno Rocha, J Datos para la historia de los dominicos en Plasencia I 3 1971 Digital
4 Carceller, M.  A.R. El berzocaniego Fr. Tomás Escobar de San Fulgencio, vicario general  de la recolección agustiniana. I 4 1971 Digital
5 Fernández Serrano, Francisco Galo El obispo de Constantina, párroco de Escurial en el siglo  XVII I 5 1971 Digital
6 Fernández Serrano, Francisco Galo Los Coloquios de Trujillo I 6 1971 Digital
7 Fernández Serrano, Francisco Galo Un colegio de jesuitas proyectado para Garciaz en vida de San Ignacio de Loyola I 7 1971 Digital
8 Fort y Cogull, E. Claretianos catalanes en Extremadura I 8 1971 Digital
9 Galán Becerra, L. Los esclavos de María de  los Pobres, institución de nuestros días en Alcuéscar I 9 1971 Digital
10 González Ramos, V. Evocaciones pretéritas y elogio de dos sacerdotes  cacereños I 10 1971 Digital
11 Guarín Betts, Patricio Ocaso inmortal de un  coloso: Fr. Angel Manrique, obispo de Badajoz I 11 1971 Digital
12 Hurtado de San Antonio, Ricardo Colegio  provincial de San Francisco- antes  monasterio de San Francisco el Real I 12 1971 Digital
13 Hurtado de San Antonio, Ricardo Historia, arquitectura, y restauración del colegio provincial de San Francisco de Cáceres I 13 1971 Digital
14 Jiménez, Vicente C.M. Los primeros Paúles en Extremadura I 14 1971 Digital
15 Moral Tomás, O.S.B. Los premostratenses y Extremadura I 15 1971 Digital
16 Moreno Lázaro, Juan Trabajos presentados a los I Coloquios Históricos de Extremadura 1971 I 16 1971 Digital
17 Moreno Lázaro, Juan El convento de la Encarnación  de Trujillo I 17 1971 Digital
18 Muñoz Gallardo J.A. Real  capilla  e imagen del Cristo de Zalamea I 18 1971 Digital
19 Muñoz Gallardo J.A. Biografía del Obispo de Plasencia D. Diego de Arce y Reineso I 19 1971 Digital
20 Núñez Martín, R La casa de Santiago en Trujillo I 20 1971 Digital
21 Palomo Iglesias, Crescencio Apuntes inéditos sobre  el P. Manuel Amado I 21 1971 Digital
22 Palomo Iglesias, Crescencio Datos para la historia de los dominicos en Plasencia I 22 1971 Digital
23 Rodríguez Amores, Lorenzo La casa de Fernando el Católico en Madrigalejo I 23 1971 Digital
24 Sánchez Alegría, Eleuterio Una legión de Claret en Extremadura de los  conquistadores I 24 1971 Digital
25 Sánchez Morales,  Narciso Futurología  religiosa I 25 1971 Digital
26 Soria Sánchez, Valentín Monasterios de Jarandilla I 26 1971 Digital
27 Soria Sánchez, Valentín Conventos franciscano, agustino y dominico de Jarandilla I 27 1971 Digital
28 Trenado Trenado, F Semblanza del padre Arcángel Barrado Manzano, OFM. I 28 1971 Digital
29 Veny Ballester, Antonio, C.R. La  muerte en Extremadura del P.D. Jerónimo Abarrategui, C.R. I 29 1971 Digital
30 Veny Ballester, Antonio, C.R. Apuntes inéditos sobre  el P. Manuel Amado I 30 1971 Digital
31 Álvarez Ruíz, Fernando Una Piedad de Gregorio Hernández II 1 1972 Digital
32 Bueno Rocha, José La cuestión del obispo  Nepopis de Mérida II 2 1972 Digital
33 Bueno Rocha, José Sepulturas pétreas en los  arenales de Cáceres y San Isidro de Malpartida de Cáceres II 3 1972 Digital
34 Fernández Serrano, Francisco Galo La religiosidad del Doctor Sorapán y Rieros II 4 1972 Digital
35 Fernández Serrano, Francisco Galo El doctorado teológico del historiador Solano de Figueroa II 5 1972 Digital
36 González Ramos, Vicente El Obispo Fray Francisco Barbado Viejo II 6 1972 Digital
37 Guarín Betts, Patricio Los obispos cistercienses  de Badajoz II 7 1972 Digital
38 Jiménez Priego, Teresa Documentos de la Colegiata de Zafra II 8 1972 Digital
39 Martín Vizcaino, José La Cofradía de la Virgen del Puerto de  Madrid II 9 1972 Digital
40 Muñoz Gallardo, Juan Antonio Biografía de  D. Vicente Barrantes Moreno II 10 1972 Digital
41 Muñoz Gallardo, Juan Antonio Apuntes históricos de la sede Metropolitana de Mérida II 11 1972 Digital
42 Núñez Martín, Ramón D. Juan Tena,   Hijo  ilustre de Trujillo II 12 1972 Digital
43 Paule Rubio, Angel Villanueva de la Serena y la primera fiesta del Árbol II 13 1972 Digital
44 Rodríguez Amores, Lorenzo Un pueblo trujillano: Villar de Pela II 14 1972 Digital
45 Sánchez Alegría, Eleuterio El ascetismo español, factor decisivo en la retirada de Carlos V a Yuste II 15 1972 Digital
46 Sánchez Morales,  Narciso Los desiertos carmelitanos. San José de las Batuecas II 16 1972 Digital
47 Soria Sánchez, Valentín Monjes  y Monasterios de Jarandilla II 17 1972 Digital
48 Álvarez Ruíz, Fernando Trujillo y al Orden Agustiniana III 1 1973 Digital
49 Álvarez Ruíz, Fernando Trabajos presentados  a los III Coloquios  históricos de Extremadura III 2 1973 Digital
50 Bueno Rocha, José La primera evangelización en Extremadura III 3 1973 Digital
51 Fernández Serrano, Francisco Galo Las escuelas de Cristo en Extremadura III 4 1973 Digital
52 Fernández Serrano, Francisco Galo PrehistoriografÍa trujillana. Trujillo. En la Historia y Anales  de Fray Alonso Fernández O.F.S. III 5 1973 Digital
53 Guarín Betts, Patricio D. Pedro Gómez de la Torre, Obispo de Plasencia III 6 1973 Digital
54 Moreno Lázaro, Juan Guía turística de Trujillo III 7 1973 Digital
55 Muñoz Gallardo, Juan Antonio Caminos de Santiago  en Gascuña (siglo XIII) III 8 1973 Digital
56 Muñoz Gallardo, Juan Antonio Caminos de Santiago  en Gascuña (siglo XIII) III 9 1973 Digital
57 Naharro y Riera, Alfonso Culturas célticas en Extremadura III 10 1973 Digital
58 Núñez Martin, Ramón Algunas personalidades trujillanas del siglo XIII III 11 1973 Digital
59 Paule Rubio, Angel Yo también fui quinto III 12 1973 Digital
60 Rodríguez Cerezo, Joséfi Doña Catalina Arroyo una precursora de las grandes presas del Guadiana III 13 1973 Digital
61 Rodríguez Solís, Carmelo El Monasterio de las religiosas de Santa María y de la Magdalena III 14 1973 Digital
62 Sánchez Alegría, Eleuterio Por qué se prefirió Yuste para la residencia  de Carlos V III 15 1973 Digital
63 Sánchez Morales,  Narciso El centrismo  jerónimo hoy III 16 1973 Digital
64 Sánchez Rodilla, Magdalena Mujeres en la guerra de la Independencia en Extremadura III 17 1973 Digital
65 Soria Sánchez, Valentín Noticias arqueológicas recientes en Extremadura III 18 1973 Digital
66 Soria Sánchez, Valentín Noticias de monasterios en los archivos de Casatejada, Collado y Tejada III 19 1973 Digital
67 Callejo Serrano, Carlos El extraño sino de la Ermita de  la Berrocosa en Jarandilla IV 1 1974 Digital
68 Diéguez Luengo, Elías Cómo Trujillo respondió al alcalde de Móstoles IV 2 1974 Digital
69 Fernández Sánchez, Teodoro Treinta y siete sacerdotes que rigieron la parroquia de Santa María de Cáceres. Gran matemático y fecundo poeta, Arsenio Gallego Hernández IV 3 1974 Digital
70 Guarín Betts, Patricio Un obispo benedictino de Badajoz IV 4 1974 Digital
71 Lozano Ramos, José Extremadura y especialmente en la Guerra de la Independencia IV 5 1974 Digital
72 Muñoz Claro, José María Notas para un estudio sobre la evolución del nombre y el casco urbano de Trujillo IV 6 1974 Digital
73 Muñoz Claro, José María y Lozano Ramos, José Índices onomástico y cronológico a la obra de D. Juan Tena. Trujillo  histórico y Monumental IV 7 1974 Digital
74 Muñoz Gallardo, Juan Antonio Nota histórica de la sede metropolitana de Mérida IV 8 1974 Digital
75 Naharro y Riera, Alfonso Grabados prehistóricos en la comarca de Trujillo IV 9 1974 Digital
76 Núñez Martin, Ramón Fundaciones benéficas trujillanas, siglo XX IV 10 1974 Digital
77 Palomo Iglesias, Crescencio Un nuevo Santo Extremeño: Beato Juan Macías IV 11 1974 Digital
78 Paule Rubio, Angel Dios Padre y su fiesta IV 12 1974 Digital
79 Rubio Andrada, Manuel Estudio de las pinturas esquemáticas de la Cueva Larga del Pradillo en Trujillo IV 13 1974 Digital
80 Sánchez Morales,  Narciso Delegación de  Amigos de Guadalupe en Trujillo. Su ilustre promotora  Gregorio Collado IV 14 1974 Digital
81 Sánchez Morales,  Narciso Tanatodoxia hispana IV 15 1974 Digital
82 Sánchez Morales, Narciso Palabras de clausura IV 16 1974 Digital
83 Solís Rodríguez Carmelo El desaparecido retablo de Puebla de la Calzada, obra de Morales IV 17 1974 Digital
84 Solís Rodríguez Carmelo Apuntes para la historia del órgano en Extremadura IV 18 1974 Digital
85 Solís Rodríguez Carmelo El desaparecido retablo de Puebla de la Calzada, obra de Morales IV 19 1974 Digital
86 Soria Sánchez, Valentín Nuevos hallazgos arqueológicos en Extremadura IV 20 1974 Digital
87 Tapia García, Jacinto Trabajos presentados  a los IV  Coloquios Históricos de Extremadura IV 21 1974 Digital
88 Xavier de Salas Algunos puntos a la obra de Morales IV 22 1974 Digital
89 Abad Pérez, Antolín Un extremeño para tierras de Ultramar: Fray José de Trujillo V 1 1975 Digital
90 Arroyo Mateos, Juan Francisco Extremadura descubre  o descifra   un nuevo mundo de naturaleza moral o espiritual V 2 1975 Digital
91 Banda de la y Vargas, Antonio índices onomástico y cronológico de la Virgen del Rosario de Malcocinado V 3 1975 Digital
92 Callejo Serrano, Carlos Las inscripciones Turgalenses de Aldehuela de Mordazo V 4 1975 Digital
93 Diéguez Luengo, Elías Un Ídolo prehistórico en Valencia  de Alcántara V 5 1975 Digital
94 Fernández Serrano, Francisco Galo Síntesis  prehistórica de la diócesis de Coria-Cáceres V 6 1975 Digital
95 Fernández Serrano, Francisco Galo Últimos Deanes de la Catedral de Plasencia, pinceladas bibliográficas V 7 1975 Digital
96 Gómez Gómez, José Inventario artístico diocesano 1975 V 8 1975 Digital
97 Guarín Betts, Patricio Un Trujillo calatravo (D. Fernando Pizarro de Orellana) V 9 1975 Digital
98 Hurtado de San Antonio, Ricardo La Estela antropomórfica del Casar de Cáceres V 10 1975 Digital
99 Lozano Ramos, José Heráldica trujillana V 11 1975 Digital
100 Luengo Blázquez, José Inventario de los restos arqueológicos hallados en la villa romana de Aldehuela de Mordazo en el año 1975  V 12  1975 Digital
101 Moreno Lázaro, Juan Una sugerencia sobre el palacio de la Conquista V 13 1975 Digital
102 Muñoz Claro, José María Evocación urbanística de Trujillo. Aportaciones del siglo XIX V 14 1975 Digital
103 Naharro y Riera, Alfonso Juegos prehistóricos o a caso mágicos recintos V 15 1975 Digital
104 Parrón Fernández, Felipe La independencia de un pueblo: Aldeanueva de la Vera V 16 1975 Digital
105 Parrón Fernández, Felipe La independencia de un pueblo V 17 1975 Digital
106 Paule Rubio, Angel Pinceladas histórico-geográficas de la Trasierra V 18 1975 Digital
107 Rodríguez Cerezo, Josefi y Sánchez Rodilla, Magdalena Mujeres de las crónicas trujillanas V 19 1975 Digital
108 Rubio Andrada, Manuel Estudio histórico de la Ermita de la Coronada de Trujillo V 20 1975 Digital
109 Sanabria Escudero, Manuel Mérida americanas V 21 1975 Digital
110 Sánchez Alegría, Eleuterio Un misionero claretiano muy popular en tierras de Extremadura. P. Eleuterio V 22 1975 Digital
111 Sánchez Morales,  Narciso Colón ¿judío? V 23 1975 Digital
112 Solano García, Juan Aportaciones al estudio del campo de los Norbanos V 24 1975 Digital
113 Solís Rodríguez Carmelo El rollo del Campillo V 25 1975 Digital
114 Soria Sánchez, Valentín Nuevas notas sobre  la arqueología extremeña V 26 1975 Digital
115 Valverde Luengo, Francisco de Jesús Galisteo, villa histórica y artística V 27 1975 Digital
116 Vera  Camacho, Juan Pedro El camino poético de la vía de la plata V 28 1975 Digital
117 Abad Pérez, Antolín Aportación franciscana española  a la lingüística extremo oriental VI 1 1976 Digital
118 Álvarez Pérez, Fernando La Orden jerónima y su proyección social en la alta Extremadura VI 2 1976 Digital
119 Arroyo Mateos, Juan Francisco San Lorenzo de Huesca disfrutó de privilegio de la Concepción Inmaculada VI 3 1976 Digital
120 Bueno Rocha, José Los cristianos extremeños de las época romana y visigoda VI 4 1976 Digital
121 Callejo Serrano, Carlos El partido de Trujillo antes de la división provincial de 1833 VI 5 1976 Digital
122 Candel Crespo, Francisco D. Sancho Dávila y Toledo, obispo de Plasencia VI 6 1976 Digital
123 Cárcel Ortí, Vicente Índice completo de los informes sobre el estado de las diócesis extremeña, que los obispos de Badajoz, Coria y Plasencia enviaron a la Santa Sede desde finales del siglo XVI  hasta principio del XX VI 7 1976 Digital
124 Cárcel Ortí, Vicente Biografía valenciana  de un trujillano ilustre VI 8 1976 Digital
125 Carvajal Gallego, José En torno al bicentenario de la Real Capilla de San Pedro  de Alcántara, de Arenas VI 9 1976 Digital
126 Carvajal Gallego, José La Calzada de Oropesa (Toledo) puesta de Extremadura VI 10 1976 Digital
127 Croche de Acuña, Francisco Zafra, ayer y hoy VI 11 1976 Digital
128 Diéguez  Luengo, Elías Documentos conservados en domicilios  particulares, archivo privados, Estudio de dos archivos particulares de Valencia de Alcántara VI 12 1976 Digital
129 Diéguez  Luengo, Elías Estudio y comentarios de los últimos folletos sobre Extremadura aparecidos. Conveniencia de una revisión total para la corrección de errores que siguen figurando en los distintos folletos. Comentarios VI 14 1976 Digital
130 Diéguez Luengo, Elías Archivos locales particulares  en Valencia de Alcántara VI 15 1976 Digital
131 Fernández Sánchez, Teodoro Un insigne marino nacido en las secas tierras extremeñas VI 16 1976 Digital
132 Fernández Serrano, Francisco Galo Los periódicos de Trujillo. 90 años de periodismo local VI 17 1976 Digital
133 Fernández Serrano, Francisco Galo Sedes vacantes de Plasencia en el último siglo (Gobernantes,  1876-1976), VI 18 1976 Digital
134 García  Suárez, Ismael y Lozano Galán José Carlos La desamortización  en la comarca de Montánchez VI 19 1976 Digital
135 García Arroyo, Marta María La independencia de la cumbre, en 1599.Su venta a Don Pedro Barrantes y razones de los Reyes para vender VI 20 1976 Digital
136 García Sánchez, Francisco Eduardo Rodríguez Gordillo, párroco de San Martín, historiador de Medellín VI 21 1976 Digital
137 García Sánchez, Ismael  y Lázaro Galán, José Carlos Desamortización en la comarca de Montánchez VI 22 1976 Digital
138 Gómez Gómez, José Dos lápidas de pizarros. Uno en Alcollarín y otro en la Conquista VI 23 1976 Digital
139 Guarín Betts, Patricio El padre Muñiz, historiador de Alcántara VI 24 1976 Digital
140 Hurtado de San Antonio, Rendo Identificación y localización de los municipios estipendiarios que sufragan el puente romano de Alcántara. Land Idaeditani, Laucienses oppiden1,Taleri, Inhranuiense, Colarni, Colarni, Laucienses-transcudani, Aravi, Me, Arabigenses, Banienses y Paerures VI 25 1976 Digital
141 Lozano Ramos, José Heráldica trujillana VI 26 1976 Digital
142 Martín  Vizcaino, José José Montero Neira, hijo ilustre de Plasencia VI 27 1976 Digital
143 Naharro Riera, Alfonso Las Estelas decoradas de Extremadura. Estela de Zarza la Mayor VI 28 1976 Digital
144 Núñez Martín, Ramón Madre Ángela de la Cruz, (la trujillana) VI 29 1976 Digital
145 Parrón Fernández, Felipe La Serrana de la Vera, una leyenda medieval en varias versiones VI 30 1976 Digital
146 Paule Rubio, Angel La Hurdes de ayer y de hoy VI 31 1976 Digital
147 Rodríguez Amores, Lorenzo Cobba  Darsa=Una gesta extremeña en África «Toponimias rurales» VI 32 1976 Digital
148 Sánchez Alegre, Eleuterio Razas y paisajes de las Extremadura  hace 2000 años VI 33 1976 Digital
149 Sánchez Maurandi, Antonio Religiosas de Trujillo en Mula VI 34 1976 Digital
150 Solís Rodríguez, Carmelo Santa María de la Concepción jerónima (Datos para la historia del monasterio en el siglo XVI) VI 35 1976 Digital
151 Soria Sánchez, Valentín Panorama de la arqueología extremeña VI 36 1976 Digital
152 Urdiciain Morón, Joaquín El convento eremítico de San Juan Bautista de la Penitencia en el desierto de la  Viciosa VI 37 1976 Digital
153 Valverde Luengo, Francisco La centenaria Cofradía del «Niño Jesús» de Galisteo VI 38 1976 Digital
154 Vera Camacho, Juan Pedro Un fabulista extremeño VI 39 1976 Digital
155 Abad Pérez, Antolín Extremeños  en la Comisaría  General de Indias de Madrid VII 1 1977 Digital
156 Álvarez Pérez, Fernando Crónica extremeña de la vía de la plata VII 2 1977 Digital
157 Ávila Ruíz, Rosa María El retablo de la Magdalena de la catedral de Badajoz VII 3 1977 Digital
158 Blanco Pérez, Manuel El obispo Gallego en Plasencia, D. Justo Rivas Fernández (1926-1930) VII 4 1977 Digital
159 Bueno Rocha, José La Torre de la casa quemada de Cáceres VII 5 1977 Digital
160 Callejo Serrano, Carlos Omisiones y errores en el mapa provincial de Cáceres VII 6 1977 Digital
161 Candel Crespo, Francisco Don Arias González Gallego (1500-1575) VII 7 1977 Digital
162 Cárcel Ramos, Adelaido Obispos valencianos en Extremadura VII 8 1977 Digital
163 Carvajal Gallego, José El polifacético Don Casimiro Sánchez Alisada VII 9 1977 Digital
164 Diéguez Luengo, Adelaido Cuaderno autobiográfico de D. José de Viu, autor de la obra Extremadura. Colección de sus inscripciones y monumento.  1852 VII 10 1977 Digital
165 Donato Búa, Salvador Pleito entre pueblos de Cáceres y Salamanca sobre la propiedad de una imagen de Nuestra Señora de la Peña de Francia VII 11 1977 Digital
166 Fernández Serrano, Francisco Galo Algunos carmelitas descalzos de Extremadura VII 12 1977 Digital
167 Fernández Serrano, Francisco Galo En el centenario de una maestra nacional. Una escritora de Garciaz VII 13 1977 Digital
168 García  Sánchez, Francisco Ermitas metelinenses VII 14 1977 Digital
169 García Cuadrado, Nazaret Una Santa extremeña patrona de Asturias VII 15 1977 Digital
170 García-Murga Alcántara, Juan La iglesia de Santa María de Guareña en la arquitectura extremeña del siglo XVI VII 16 1977 Digital
171 Gómez Gómez, José Pintura mural, tradición y manifestación de fe VII 17 1977 Digital
172 González Ramos, Vicente Recuerdos «Reyes Huerta». El sentido de la Medida. VII 1 1977 Digital
173 Guarín Betts, Patricio Jovellanos: Alcantarino VII 19 1977 Digital
174 Hurtado de San Antonio, Ricardo Nuevo capítulo para el estudio de la Romanización en la provincia de Cáceres VII 20 1977 Digital
175 López Valcarcel, Amador Don Fray Juan de la Serena Sánchez  Alonso de Guevara VII 21 1977 Digital
176 Lozano Mateos, Jesús Fuente del Maestre en la Historia. Apuntes biográficos de fontaneses ilustres   VII 22 1977 Digital
177 Lozano Ramos, José Pequeñas biografías de trescientos personajes trujillanos VII 23 1977 Digital
178 Martin de Hijas  y Luengo, Eduardo Don Lorenzo Igual de Soria y Martín de Hijas: Gran obispo extremeño VII 24 1977 Digital
179 Martin Vizcaino, José Monseñor Idelfonso Prieto López, ilustre  sacerdote placentino VII 25 1977 Digital
180 Martínez Díaz, Tomás Mérida, pensamientos bajo el puente VII 26 1977 Digital
181 Mazo Romero, Fernando La intervención del segundo conde de Feria en la guerra de la Sucesión castellano portuguesa VII 27 1977 Digital
182 Muñoz y Muñoz, Antonio Santa Teresa de Jesús en Beceda ( un episodio en la vida de Santa  Teresa en esta parroquia entonces placentina) VII 28 1977 Digital
183 Naharro Riera, Alfonso La lucha de clase en la Lusitania de Viriato VII 29 1977 Digital
184 Navazo Gancedo, José Luis Enfoque metodológico para el estudio de un pueblo extremeño. Aplicación a Trujillo VII 30 1977 Digital
185 Núñez Martín, Ramón Una fiesta del árbol multisecular en un  pueblo del Valle VII 31 1977 Digital
186 Palomo Iglesias, Crescencio M.R.P.MTRO. FR. Martín Clemente  y Pulido,  O.P. (1812-1883) VII 32 1977 Digital
187 Parrón Fernández, Felipe Datos estadísticos de la Vera, con un poco de historia, en Aldeanueva, Cuacos y Guijo de Santa Bárbara VII 33 1977 Digital
188 Parrón Fernández, Felipe Un extremeño y una pequeña historia: una pequeña relación con lo que fuera la Serrana de la Vera VII 34 1977 Digital
189 Prieto Aguilar,  Dionisio Un colegio para otro siglo VII 35 1977 Digital
190 Rubio Andrade, Manuel Conclusiones al estudio arqueológico de los yacimientos cástrenos de Extremadura VII 36 1977 Digital
191 Rubio Masa, Juan Carlos La ermita de la Oliva en Serrejón VII 37 1977 Digital
192 Rubio Rojas, Antonio Vecindad entre Cáceres y Trujillo, en el trascurso  de los siglos XV y XVI VII 38 1977 Digital
193 Rubio, Calzón  Ubaldo Fechas en que estuvo en Madrigalejo el rey Don Fernando V, el Católico, y documentos  que firmó VII 39 1977 Digital
194 Sánchez Maurandi, Antonio Un obispo murciano en Extremadura, D. Francisco Cavero Tormo VII 40 1977 Digital
195 Solano García, Juan Convento de los agustinos descalzos de Valdefuentes VII 41 1977 Digital
196 Solís Rodríguez, Carmelo El desaparecido retablo   de la capilla de Santa  Ana, de la catedral de Badajoz VII 42 1977 Digital
197 Solís Rodríguez, Carmelo El «San Jerónimo de Luis de Morales» en el museo catedralicio de Badajoz VII 43 1977 Digital
198 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones latinas y hebreas de Extremadura VII 44 1977 Digital
199 Tejada Vizuete, Francisco Aportación al cancionero navideño de Extremadura VII 45 1977 Digital
200 Urdiciain Morón, Joaquín El desierto de la Viciosa VII 46 1977 Digital
201 Valverde Luengo, Francisco de Jesús Apuntes para la historia de Galisteo VII 47 1977 Digital
202 Velo Pensado, Ismael El autor de un libro citado en el Quijote VII 48 1977 Digital
203 Vera Camacho, Juan Pedro La Siberia extremeña es una síntesis de la flora europea VII 49 1977 Digital
204 Zaragoza Pascual, Ernesto Fray Pedro  de Chaves, reformador de los monasterios benedictinos portugueses VII 50 1977 Digital
205 Alonso Montequín, Valentín, Álvarez Cárdenas, Antonio, Andrés Martínez, Gregorio  y  Avilés Fernández, Miguel Resúmenes de los VIII Coloquios Históricos de Extremadura VIII 1 1978 Digital
206 Alonso Montequín, Valentín Don Raimundo Martínez  Módenes, un sacerdote placentino en las Américas VIII 2 1978 Digital
207 Álvarez Cadenas, Antonio Apunte para la Historia  placentina VIII 3 1978 Digital
208 Becerra Noriega, Laureano Economía agraria: la guarda de los cereales VIII 4 1978 Digital
209 Benítez Floriano, Santos Una aportación al estudio  socio-económico de Cáceres en el 1931 VIII 5 1978 Digital
210 Blanco Rey, Manuel Un extremeño Arzobispo de Santiago de Compostela: Don Beltrán de Guevara, Juan (1618-1622) VIII 6 1978 Digital
211 Blanco Rey, Manuel Pastorales  del Obispo  D. Justo Rivas Fernández VIII 7 1978 Digital
212 Caballero Venanzada, Manuel El autor del epitafio de García de Paredes VIII 8 1978 Digital
213 Cárcel Ramos, Adelaido Obispos y sacerdotes  conquenses  en las  diócesis de Extremadura y  extremeños en el obispado de Cuenca VIII 9 1978 Digital
214 Carro Celada, Antonio Bibliografía de Melitón Amores, poeta de Montánchez en Astorga VIII 10 1978 Digital
215 Cordero Marina, Pedro Sor Hermenegilda García, monja jerónima de Trujillo, nacida en Guadalupe VIII 11 1978 Digital
216 Fernández Rodríguez, Manuel Una pastoral sobre el cultivo  de la patata, publicada por el obispo de Tuy,  Don Juan García Benito VIII 12 1978 Digital
217 García-Murga Alcántara, Juan La Iglesia de Santiago de Don Benito VIII 13 1978 Digital
218 Gómez Gómez, José Estudio- taller de Conservación y Restauración de Arte Sacro VIII 14 1978 Digital
219 Fernández Serrano, Francisco Galo Vidas paralelas: Alonso González Cancho (1909-1976), Francisco Elías de Tejada y Spínola VIII 15 1978 Digital
220 Fernández Serrano, Francisco Galo Geografía topográfica de Extremadura VIII 16 1978 Digital
221 Gómez Sobrino, Jesús Años tudenses del obispo D. Juan María Valero (1 Dic. De 1879 – 15 Abril de 1882) VIII 17 1978 Digital
222 Goñi Gaztambide, José El enemigo de los canónigos de Pamplona: Gregorio Fernández Pérez VIII 18 1978 Digital
223 Guarín Betts, Patricio Los Lobera de Palencia VIII 19 1978 Digital
224 Guerra Guerra, Arcadio Notas sobre la Historia  de Extremadura del P. Fr. Francisco de Coria, año 1608 VIII 20 1978 Digital
225 Gutiérrez  Macías, Valeriano El capitán Diego  de Cáceres Ovando, Coronel de la infantería, Honorario VIII 21 1978 Digital
226 Hernández García, Vicente Nuestra Señora de Roque Amador, patrona de Almaraz VIII 22 1978 Digital
227 Hoyo Manzano, Filiberto A los VIII Coloquios Históricos de Extremadura VIII 23 1978 Digital
228 Lázaro Sánchez,  José María Sepulturas prehistóricas  en la dehesa  de Alpotrique, , Cuarto de  Alpotrequillo VIII 24 1978 Digital
229 Lozano Ramos, José Trujillo y sus estatuas VIII 25 1978 Digital
230 Martin de Hijas  y Luengo, Eduardo Enigmas de la Puebla de Nanciados: su nombre VIII 26 1978 Digital
231 Martín Vizcaino, José El M.I.Sr.Dr.D.Eladio Valcizas Santamera, fundador en Plasencia VIII 27 1978 Digital
232 Martínez  Díaz, Tomás E. Realidad del turismo extremeño VIII 28 1978 Digital
233 Monroy García, Herminio Para una biografía seria de D. José García Mora. Su estancia en Piornal VIII 29 1978 Digital
234 Montero Aparicio, Domingo Arquitectura monástica en el norte de Cáceres VIII 30 1978 Digital
235 Muñiz Sánchez, Antonio Personajes seculares ilustres de Guadalupe VIII 31 1978 Digital
236 Navarro del Castillo, Vicente La epopeya de la raza extremeña en Indias VIII 32 1978 Digital
237 Navazo Gancedo, José Luis Extremadura ante las centrales nucleares VIII 33 1978 Digital
238 Navazo Gancedo, José Luis Política forestal e incendios forestales en Extremadura VIII 34 1978 Digital
239 Núñez Martin, Ramón Una gloria de Trujillo: Sor María de la Cruz, religiosa agustina recoleta en Baeza VIII 35 1978 Digital
240 Parrón Fernández, Felipe Heráldica de Aldeanueva de la Vera VIII 36 1978 Digital
241 Parrón Fernández, Felipe Un canto a Extremadura de  Angel Marina VIII 37 1978 Digital
242 Pastor Serrador,  Juan José Vida de las santos Fulgencio y Florentina VIII 38 1978 Digital
243 Paule Rubio, Angel Una vida y un monumento VIII 39 1978 Digital
244 Pérez, Enciso El lino en la artesanía textil cacereña VIII 40 1978 Digital
245 Prieto Aguilar,  Dionisio Tres coronas  en la Historia de Plasencia VIII 41 1978 Digital
246 Rubio Calzón, Waldo La casa de Ntra. Sra. de Guadalupe en Madrigalejo VIII 42 1978 Digital
247 Rubio Rojas,  Antonio Algunas muestras  de la Arquitectura modernista en Cáceres VIII 43 1978 Digital
248 Ruíz Navarro y Ruíz  del Riquelme Colegiales extremeños en el Real Seminario de Nobles  de San Pablo en la Ciudad de Valencia  (1670-1836) VIII 44 1978 Digital
249 Sánchez Alegría, Eleuterio El Cardenal Segura, recia personalidad  de España VIII 45 1978 Digital
250 Sánchez Alegría, Eleuterio Trujillo, caballeresco y señorial, evocado en ciudades famosas VIII 46 1978 Digital
251 Sánchez Castaño, Francisco Una carta acerca de la Escuela de Cristo en Don Benito VIII 47 1978 Digital
252 Sánchez Maurandi, Antonio El Cardenal Segura, gran obispo de Coria VIII 48 1978 Digital
253 Sánchez Morales,  Narciso Un centenario yustino: Jeromín VIII 49 1978 Digital
254 Sánchez Paredes, Jenaro Corrección epigráfica de una lápida curiense VIII 50 1978 Digital
255 Solís Rodríguez, Carmelo El corral de comedias de Badajoz VIII 51 1978 Digital
256 Soria Sánchez, Valentín Noticias sobre la arqueología extremeña VIII 52 1978 Digital
257 Torra de Arana, Eduardo Una fotografía  histórica  en la estación ferroviaria  de Mérida VIII 53 1978 Digital
258 Valverde Luengo, Francisco de Jesús El templo parroquial de Galisteo VIII 54 1978 Digital
259 Velo Pensado, Ismael Felipe de Meneses y Miguel de Cervantes VIII 55 1978 Digital
260 Vera Camacho, Juan Pedro Once noticias  curiosas de Extremadura VIII 56 1978 Digital
261 Zaragoza Pascual, Ernesto Fray Alonso de Barrantes, general de la Orden de San Benito VIII 57 1978 Digital
262 Abad Pérez, Antolín Un curioso pleito sobre los diezmos en el obispado de Badajoz IX 1 1979 Digital
263 Álvarez Cárdenas, Antonio Voluntad de hierro IX 2 1979 Digital
264 Álvarez  Sáenz de Buruaga, José En torno al nombre de la colonia Augusta Emérita(Mérida) IX 3 1979 Digital
265 Arroyo Mateos, Juan Francisco La enseñanza religiosa católica IX 4 1979 Digital
266 Basanta Barro, José María Un soldado  de Salvaleón en la batalla de la Albuera IX 5 1979 Digital
267 Basanta Reyes, Antonio El ocaso de un poeta: Luís Chamizo IX 6 1979 Digital
268 Benítez Floriano, Santos Las Cortes y la villa  de Cáceres entre 1293 y 1492 IX 7 1979 Digital
269 Bermejo Jiménez,, Jesús D. Eladio Mozas Santamera, apóstol de Plasencia y su comarca IX 8 1979 Digital
270 Candel Crespo, Francisco Inés Muñoz, introductora del trigo en Perú IX 9 1979 Digital
271 Cárcel Ramos, Adelaido Obispos extremeños (siglos XIX-XX) IX 10 1979 Digital
272 Carrasco García, Antonio Datos genealógicos y biográficos sobre la poetisa llenerense Catalina-Clara Ramírez de Guzmán (1618-1684) IX 11 1979 Digital
273 Carrasco García, Antonio Un desconocido extremeño 0rganista en la catedral primada de Toledo IX 12 1979 Digital
275 Carvajal Gallego, José Un variado extremeño: José María Pérez Lozano IX 13 1979 Digital
276 Corredor García, Fray Antonio Franciscanos extremeños  con aureola de santidad IX 14 1979 Digital
277 Cuadro Palacios, Joaquín Escuelas y maestros de Garciaz IX 15 1979 Digital
278 Diéguez Luengo, Elías Pizarro el «Apu  Macho» IX 16 1979 Digital
279 Escribano Hernández,  Julio Memorias de las cosas  dignas  de perpetua recordación que ha habido en este convento de Ntra.  Sra. de la  Merced de la ciudad de Trujillo IX 17 1979 Digital
280 Fernández Serrano, Francisco Galo Devoción de San Gregorio Ostiense en Extremadura IX 18 1979 Digital
281 Fernández Serrano, Francisco Galo In memoriam de Eduardo Ruíz Sánchez IX 19 1979 Digital
282 Fernández Serrano, Francisco Galo Los diarios de un cura de aldea. Un escritor desconocido de Don Benito, Eduardo Ruíz Sánchez (1915-1978) IX 20 1979 Digital
283 García Sánchez, Francisco Gonzalo Sandoval, segundo conquistador de Méjico IX 21 1979 Digital
284 García-Murga Alcántara, Juan Documentación sobre la presencia de Rodrigo Gil de Hontañón en Extremadura IX 22 1979 Digital
285 Gómez Gómez, José Nuestra Señora de la Coronada y su última restauración IX 23 1979 Digital
286 González Ramos, Vicente San Pedro  de Alcántara en Plasencia IX 24 1979 Digital
287 Guarín Betts, Patricio Nicolás de Hoyo Calderón, alcalde de Cáceres IX 25 1979 Digital
288 Hernández García, Vicente Hijos ilustres de la villa de Almaraz IX 26  1979 Digital
289 Jiménez Sánchez, Angel Vida  y escritos  de Helenides de Salamina IX 27 1979 Digital
290 Lobo Martín, Pedro Don Clodoaldo Naranjo: actividades  y escritos del sacerdote extremeño IX 28 1979 Digital
291 Luengo Blázquez, José Poesía trujillana: Años 1919-1920-1921 IX 29 1979 Digital
292 Martin de Hijas  y Luengo, Eduardo El Condado de Miranda en la provincia de Cáceres IX 30 1979 Digital
293 Muñiz Sánchez, Antonio El arte mudéjar en Guadalupe IX 31 1979 Digital
294 Muñiz Sánchez, Antonio Excursión por la cocina extremeña IX 32 1979 Digital
295 Murillo de Quirós, María Ruinas de un pequeño templo y una imagen románica en Aldeacentenera IX 33 1979 Digital
296 Navarro del Castillo, Vicente Extremadura su tierra, sus hombres y sus pueblos a través de la historia IX 34 1979 Digital
297 Núñez Camacho, Manuel Extremadura y sus toreros IX 35 1979 Digital
298 Núñez Camacho, Manuel Una bella leyenda  en torno a la imagen del Cristo del Perdón IX 36 1979 Digital
299 Parrón Fernández, Felipe Obispos extremeños (siglos XIX y XX) IX 37 1979 Digital
300 Parrón Fernández, Felipe Las ruinas más importantes de Aldeacentenera IX 38 1979 Digital
301 Pastor Serrano, Juan José, Apuntes para la historia  de Santa Cruz y  arte en su iglesia IX 39 1979 Digital
302 Paule Rubio, Angel Hallazgos históricos en Villanueva de la Sierra IX 40 1979 Digital
303 Peralta  Yturralde, Fernando La necrópolis romana de Berzocana IX 41 1979 Digital
304 Placer López,  Gumersindo,  O. de M. Memorias de las cosas  dignas  de perpetua recordación que ha habido en este convento de Ntra. Sra. de la  Merced de la ciudad de Trujillo IX 42 1979 Digital
305 Polo Moral, Manuel Estudio arqueológico sobre casas del Monte IX 43 1979 Digital
306 Prieto Aguilar,  Dionisio Evocación de Francisco  Sánchez  de las Brozas IX 44 1979 Digital
307 Rodríguez Martín, Manuel Los  frescos del antiguo Ayuntamiento de Trujillo IX 45 1979 Digital
308 Eduardo Ruíz Sánchez Carteles anunciadores de la feria cacereña de mayo IX 46 1979 Digital
309 Ruíz- Navarro y Ruíz de Riquelme, Manuel Colegiales extremeños  en el Real Seminario  de Nobles de Valencia IX 47 1979 Digital
310 Sánchez Maurandi, Antonio De Trujillo a Cieza  y viceversa en los siglos XVIII y XIX IX 48 1979 Digital
311 Solís Rodríguez, Carmelo Gabriel Pentiero y la arquitectura trujillana del siglo XVII  IX 49 1979 Digital
312 Soria Sánchez, Valentín Hallazgos arqueológicos de Extremadura IX 50 1979 Digital
313 Tena Ávila, María de los Ángeles Una  biblioteca en Trujillo IX 51 1979 Digital
314 Valverde Luengo, Francisco Jesús Descripción  del templo parroquial de Nª Sª de la Asunción, de Galisteo IX 52 1979 Digital
315 Vera Camacho, Juan Pedro La primera noticia oficial de la toma de Granada  fue comunicada al prior de Guadalupe por la Reina Isabel IX 53 1979 Digital
316 Zarandieta Arenas, Francisco Índice bibliográfico de la revista  «Archivo Extremeño» (Badajoz, 1908-1911) IX 54 1979 Digital
317 Abad Pérez, Antolín Un extremeño desconocido, Fr. Baltasar de Herrera, escritor en Tagalo   y obispo de Camarines X 1 1980 Digital
318 Álvarez Lencero, Luis Vivencias del poeta Monterrey X 2 1980 Digital
319 Andrés Martín, Melquiades Ruta franciscana de la espiritualidad franciscana en el  siglo XVI X 3 1980 Digital
320 Arroyo Mateos, Juan Francisco Cosa fácil que San Pedro de Alcántara enseñó como remedio  de todos los males X 4 1980 Digital
321 Arroyo Mateos, Juan Francisco Promesas del Señor a los devotos de San Pedro de Alcántara X 5 1980 Digital
322 Basanta Barro, José María Gabriel  y Galán en Galicia X 6 1980 Digital
323 Basanta Barro, José María Los corresponsales de Reyes Huertas del archivo familiar X 7 1980 Digital
324 Becerra Noriega, Laureano Nuevos hallazgos  sobre la  iglesia  de san Bartolomé  en la villa de Feria X 8 1980 Digital
325 Benítez Floriano, Santos La nobleza cacereña en los documentos del Archivo Municipal de Cáceres (1237-1493) X 9 1980 Digital
326 Bermejo Jiménez, Jesús Un  canónigo seguntino  en Plasencia: D. Santiago Yáñez Riaza X 10 1980 Digital
327 Calero Carretero, José Angel Avance para el estudio de la necrópolis de Usagre X 11 1980 Digital
328 Cárcel Ramos, Adelaido Obispos  andaluces  en Extremadura  y extremeños en  Andalucía X 12 1980 Digital
329 Carrasco  Moreno, Gregorio El toro de San Marcos de Brozas X 13 1980 Digital
330 Díaz Díaz, Antonio Ventura Eduardo Lozano y Ponce  de León X 14 1980 Digital
331 Díaz Tortonda, Coronada Bibliografía de escritores  de Villafranca de los Barros X 15 1980 Digital
332 Díaz Tortonda, Coronada José de Espronceda y Carolina Coronada en la biblioteca de Santa Ana de Almendralejo X 16 1980 Digital
333 Diéguez Luengo, Elías Un pueblo  extremeño: Valencia de Alcántara X 17 1980 Digital
334 Domené Sánchez,  Domingo La  Junta  Revolucionaría de 1868 en Villamiel (Cáceres) X 18 1980 Digital
335 Domínguez Moreno, José María La Serrana de la Vera: Un genio mitológico troglodita X 19 1980 Digital
336 Encomienda, Marqués Avance para una bibliografía de escritores extremeños X 20 1980 Digital
337 Fernández  Sánchez, Teodoro Marchemos sobre Madrid X 21 1980 Digital
338 Fernández Serrano, Francisco Galo Biografías de los Obispos de Plasencia en la Enciclopedia Espasa  y en  el Diccionario de Historia Eclesiástica  de España X 22 1980 Digital
339 García-Murga Alcántara, Juan Apuntes sobre decoraciones  plateresco-renacentistas en la provincia de Badajoz X 23 1980 Digital
340 Gómez Guillén,  Román La orquesta de la Capilla de Música de la Catedral de Plasencia en Trujillo con motivo de la visita  hecha a la ciudad  por el rey Carlos  IV en 1769. X 24 1980 Digital
341 González Hernández, Vicente Cuatro extremeños en la Historia de España  Contemporánea X 25 1980 Digital
342 González Ramos, Vicente Algunas citas sobre fray Vicente de Valverde  y la vindicación del mismo por el P. Manuel Hernández O.P. X 26 1980 Digital
343 Guarín Betts, Patricio Remembranza del Obispo Ribera X 27 1980 Digital
344 Gutiérrez  Macías, Valeriano Herrera de Alcántara, avanzada de España en Portugal X 28 1980 Digital
345 Gutiérrez  Macías, Valeriano Tras las huellas del heroico militar  Asensio Vega  1866-1905 X 29 1980 Digital
346 Hernández García, Vicente Almaraz, una villa con historia X 30 1980 Digital
347 Lozano Ramos, José El futbol en Trujillo, 1ª parte X 31 1980 Digital
348 Luengo Blázquez, José Breve biografía de un poeta extremeño: Manuel Gómez Sánchez X 32 1980 Digital
349 Martin de Hijas y Luengo, Eduardo Enigma de la Puebla de Nanciados ¿Hubo minas de cobre en su territorio? X 33 1980 Digital
350 Martin Vizcaino, José El Emperador Carlos en la Vera de Plasencia X 34 1980 Digital
351 Membrillo Moreno, Isidro Notas una tumba de la época visigoda en Mérida X 35 1980 Digital
352 Morales y Marín, José Luis Timoteo Pérez, un pintor  de Oliva de la Frontera X 36 1980 Digital
353 Moreno Lázaro, Juan Breve noticia de algunos libros sobre  Trujillo de reciente publicación X 37 1980 Digital
354 Morillo-Velarde Gómez, Pedro Noticia de una Visitación  de la Orden de Alcántara X 38 1980 Digital
355 Muñiz Sánchez, Antonio Grandeza y miseria de la tierra X 39 1980 Digital
356 Murillo de Quirós, María Episodio acaecido en un pueblo  de la comarca trujillana  protagonizado por sus mujeres X 40 1980 Digital
357 Murillo de Quirós, María Errores de la Espasa  sobre  «un poeta» trujillano y petición  de la reedición de  su obra X 41 1980 Digital
358 Naharro Ribera, Alfonso A fala du val du riu d´as Ellas(El habla del Rito Eljas) X 42 1980 Digital
359 Núñez Camacho, Manuel La Plaza de toros de Mérida X 43 1980 Digital
360 Palomo Iglesias, Crescencio Datos para la historia del Pasar de Palomero: su industria y sus calles X 44 1980 Digital
361 Pastor Serrano, Juan José, El temple entre Berzocana y Santa Cruz X 45 1980 Digital
362 Paule Rubio, Angel La aceituna: economía y cultura X 46 1980 Digital
363 Pérez Chiscano, José Luis Breve reseña histórica de la Botánica extremeña X 47 1980 Digital
364 Pérez Reviriego, Miguel Andrés Bernáldez X 48 1980 Digital
365 Pérez Reviriego, Miguel El castillo de Fregenal de la Sierra X 49 1980 Digital
366 Pérez Reviriego, Miguel 1880. Fregenal de la Sierra-Sevilla-Cádiz: Primera conferencia telefónica mundial a larga distancia X 50 1980 Digital
367 Prieto Aguilar,  Dionisio Treinta años de Magisterio en las Hurdes X 51 1980 Digital
368 Rodríguez Amores, Lorenzo Un puente de la Mesta en el Rio Ruecas X 52 1980 Digital
369 Sánchez Prieto, Nicolás Vocación, periodismo y arte al cien por cien X 53 1980 Digital
370 Santana, José Jacob Dios Maya  de la Noche Proal al fuego nuevo X 54 1980 Digital
371 Solano García, Juan La casa palacio de los Sande en su señorío de Valdefuentes X 55 1980 Digital
372 Solís Rodríguez, Carmelo La pintura del siglo XVI en Trujillo X 56 1980 Digital
373 Solís Sánchez-Arjona, Antonio Nuestra Señora de la Coronada de Villafranca de los Barros X 57 1980 Digital
374 Soria Sánchez, Valentín Historia y prehistoria  de Extremadura X 58 1980 Digital
375 Téllez Jiménez, Luis, Roco Madruga,  Vidal-Juan, Cordero, Antonio y Alvarado Manuel Piezas de la época visigoda existentes en Montánchez X 59 1980 Digital
376 Tena Ávila, María de los Ángeles Un artículo de D. Juan Tena Fernández (Santa Rita de Casia en Santa Cruz de la Sierra) X 60 1980 Digital
377 Valverde Luengo, Francisco Jesús Vida y obra del poeta placentino Pedro Trejo X 61 1980 Digital
378 Vera Camacho, Juan Pedro La macha baxa extremeña, zona cultural desconocía X 62 1980 Digital
379 Zarandieta Arenas, Francisco Almendralejo: población y espacio urbano en 1665 X 63 1980 Digital
380 Abad Pérez, Antolín El Obispo  de Coria, Don Álvarez de Castro XI 1 1981 Digital
381 Álvarez Pérez, Fernando La desamortización en Extremadura  y otras consideraciones XI 2 1981 Digital
382 Becerra Noriega, Laureano   XI 3 1981 Digital
383 Benítez Floriano, Santos Documentos sobre la Iglesia de San Juan de Cáceres XI 4 1981 Digital
384 Bermejo Jiménez, Jesús Don José María  Santamera Tejedor, sacerdote arcipreste y  biógrafo en Extremadura XI 5 1981 Digital
385 Bueno Bueno, José Convento de Nuestra Señora de la Encarnación  y su singular iconografía de la Virgen de la O XI 6 1981 Digital
386 Calero Carretero, José Angel , Fernández Díaz, Domingo  y Membrillo Moreno Luis Estación termal  del «Puerto de la Nava»  (Cabeza del Buey, Badajoz). Campaña de excavar en  julio-agosto  1981  XI 7 1981 Digital
387 Callejo Serrano, Carlos El símbolo de la mano en las pinturas rupestres XI 8 1981 Digital
388 Carvajal Gallego, José Don Pedro Lagasca pacificador del Perú. Caso único en la historia. Esbozo de estudio biográfico XI 9 1981 Digital
389 Díaz Tortonda, María Vicente Sánchez-Arjona: un fecundo poeta villafranqués XI 10 1981 Digital
390 Diéguez Luengo, Elías Amuletos lunares extremeños XI 11 1981 Digital
391 Domínguez Moreno, José María Rituales del fuego de San Juan o solsticios de Ahigal  XI 12 1981 Digital
392 Domínguez Moreno, José María y Cáceres García,  Ignacio de María Descubrimiento arqueológicos por la   agrupación «Amigos de Ahigal» XI 13 1981 Digital
393 Domínguez Panadero, Gonzalo En torno a la mitología de Ahigal XI 14 1981 Digital
394 Encomienda, Marqués Inventario  de la prensa en Extremadura XI 15 1981 Digital
395 Fernández Serrano, Francisco Galo Obispos «transeúntes» por el episcopologio placentino XI 16 1981 Digital
396 García-Murga Alcántara, Juan Las plazas en el ámbito urbano XI 17 1981 Digital
397 Gómez Blanco, José María Apuntes de bibliografía y discografía básicas para el estudio de la música  extremeña XI 18 1981 Digital
398 Gómez Gómez, José Estudio taller de Trujillo y las actividades en el curso 1980-81 XI 19 1981 Digital
399 Gutiérrez  Macías, Valeriano El comandante  Barado y su obra histórico-literaria XI 20 1981 Digital
400 Lozano Ramos, José Pequeña historia callejera de Trujillo XI 21 1981 Digital
401 Martín  Hernández, Gumersindo Extremadura  exportadora de empresarios XI 22 1981 Digital
402 Martínez Díaz,  Tomás E. Medellín y un castilla para la historia XI 23 1981 Digital
403 Murillo de Quirós, María Recordando con emoción y respeto a M.I.SR.D  Rufino Villalobos Bote XI 24 1981 Digital
404 Núñez Camacho, Manuel Entre la primera y tercera lógicamente la segunda plaza  de toros de Mérida XI 25 1981 Digital
405 Paule Rubio, Angel La Edad de Bronce en las Hurdes XI 26 1981 Digital
406 Rincón García, Wilfredo El Ducado de Feria en Extremadura y su vecindario en el año 1787 XI 27 1981 Digital
407 Rubio Masa, Juan Carlos Arquitectura popular en la villa de Casatejada XI 28 1981 Digital
408 Sánchez Gil Delgado, Antonio Un Obispo de Coria  mártir de la Patria y de la Fe: Ilmo. Sr. D. Álvarez de Castro XI 29 1981 Digital
409 Sayáns Castaño, Marcelino Litografías funerarias y religiosas sobre pizarra, llamadas losas sepulcrales extremeñas y sus ídolos XI 30 1981 Digital
410 Solano García, Juan Una posible logia masónica en Valdefuentes XI 31 1981 Digital
411 Solís Rodríguez, Carmelo Aportación documental a la biografía del Doctor  Don Juan Solano de Figueroa XI 32 1981 Digital
412 Solís Sánchez-Arjona, Antonio La ermita de los Mártires de Villafranca de los Barros XI 33 1981 Digital
413 Soria Sánchez, Valentín Reseña nueva  de arqueología extremeña XI 34 1981 Digital
414 Tena Ávila, María de los Ángeles Palacios de Juan Pizarro de Orellana XI 35 1981 Digital
415 Valverde Luengo, Francisco Jesús Comentario a la «Primera parte de la Historia de Perú» XI 36 1981 Digital
416 Vera Camacho, Juan Pedro El escultor  Julio Antonio  y Extremadura XI 37 1981 Digital
417 Zapata Arroyo, Amelia Orígenes  del ferrocarril en la provincia de Cáceres (1845-1875) XI 38 1981 Digital
418 Zarandieta Arenas, Francisco La Orden franciscana y Almendralejo XI 39 1981 Digital
419 NO HUBO   0 0 1982 Digital
420 Alvarado  de González, Manuel  y González Cordero, Antonio El jardín romano de Salvatierra de Santiago XII 1 1983 Digital
421 Benítez Floriano, Santos Testamento de Don Pedro Galorza, obispo de Coria XII 2 1983 Digital
422 Benítez Floriano, Santos Comportamientos socio-políticos de La  nobleza cacereña a finales del siglo XVl XII 3 1983 Digital
423 Carrasco Moreno, Gregorio Interpretación del retablo de Santa María la Mayor de Brozas XII 4 1983 Digital
424 Díaz López, Manuel Una tabla de Luis Salvador Carmona en Plasencia XII 5 1983 Digital
425 Diéguez Luengo, Elías Notas nuevas curiosas y poco conocidas de la Historia de Extremadura XII 6 1983 Digital
426 Domené Sánchez,  Domingo La enseñanza primaria en Villamiel (1771?-1936) XII 7 1983 Digital
427 Domínguez Moreno, José María Los augurios de muerte en la tradición extremeña XII 8 1983 Digital
428 Fernández Serrano, Francisco Galo De Madrid a Toledo pasando por Guadalupe. Un viajo del Emperador Carlos V XII 9 1983 Digital
429 Fernández Serrano, Francisco Galo Cuatro indianos de Garciaz ante el V centenario del descubrimiento XII 10 1983 Digital
430 García-Murga Alcántara, Juan Ambientes  urbanos extremeños XII 11 1983 Digital
431 Gómez Alfaro, Antonio Sobre la Historia de los gitanos en Extremadura XII 12 1983 Digital
432 Gómez Gómez, José Restauración de obras de arte XII 13 1983 Digital
433 Guarín Betts, Patricio El Cardenal D. Juan de Carvajal XII 14 1983 Digital
434 Gutiérrez  Macías, Valeriano El paso del folklore  de unas parcelas a otras XII 15 1983 Digital
435 Hurtado de San Antonio, Ricardo y Simo Rodríguez, María Isabel Dos intentos frustrados de urbanizar  y modelar la plaza mayor de Cáceres XII 16 1983 Digital
436 Lozano Ramos, José Apuntes para una biografía de D. José Álvarez Imaz XII 17 1983 Digital
437 Luengo Rodríguez, José La banda municipal de Trujillo XII 18 1983 Digital
438 Martín Hernández, Gumersindo Expolio internacional de  la Alta Extremadura XII 19 1983 Digital
439 Martín Vizcaino, José Plasencia en Madrid XII 20 1983 Digital
440 Moreno Lázaro, Juan Los manuscritos de D. Federico Acedo Trigo XII 21 1983 Digital
441 Murillo de Quirós, María Un curioso documento XII 22 1983 Digital
442 Núñez Martín, Ramón Cervantes de Gaete, cardenal de Tarragona, una de las glorias de Trujillo en el siglo XVI XII 23 1983 Digital
443 Parrón Fernández, Felipe Juan Donoso  Cortés y propuesta  para  la creación  de una Enciclopedia  de Extremadura XII 24 1983 Digital
444 Parrón Fernández, Felipe Juan Donoso  Cortés XII 25 1983 Digital
445 Pastor Serrano, Juan José, La imagen de Guadalupe, San Fulgencio y Santa XII 26 1983 Digital
446 Paule Rubio, Angel Refranes, sentencias y acertijos XII 27 1983 Digital
447 Pérez Reviriego, Miguel Espronceda y el mar XII 28 1983 Digital
448 Rubio Andrada, Manuel Descubrimiento de un calendario solar en el bronce esquemático extremeño XII 29 1983 Digital
449 Sánchez Alegría, Eleuterio La sátira anticlerical cobijada  en la  sillería  del coro de  la Catedral Nueva de Plasencia XII 30 1983 Digital
450 Sánchez Alegría, Eleuterio La visión de Extremadura actual por extremeños de nuestros días XII 31 1983 Digital
451 Sánchez Valle, Luis Guillermo y Francisco J. Trujillo, sus gentes en el V centenario del descubrimiento XII 32 1983 Digital
452 Solís Rodríguez, Carmelo La escultura del siglo XVII en Trujillo XII 33 1983 Digital
453 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones romanas en Extremadura XII 34 1983 Digital
454 Tejada Vizuete, Francisco Juan de Valencia, escultor llenerense. Nuevas aportaciones XII 35 1983 Digital
455 Tena Ávila, María de los Ángeles Estancia de Isabel la Católica en Trujillo XII 36 1983 Digital
456 Tercero Moreno, Antonio Hospitales  y Obras Pías  en el Trujillo dieciochesco XII 37 1983 Digital
457 Vera Camacho, Juan Pedro Toponímicos extremeños en el Mapa  Mundi XII 38 1983 Digital
458 Abad Pérez, Antolín Franciscanos extremeños en  oriente lejano XIII 1 1984 Digital
459 Andrada Aguilar, Luis Medellín y un castillo para la historia. Un  pueblo entre dos mundos XIII 2 1984 Digital
460 Arroyo Mateos, Juan Francisco Asuntos teológicos, litúrgicos y pastorales, que reclaman pronta actuación eclesiástica XIII 3 1984 Digital
461 Arroyo Mateos, Juan Francisco Todos los devotos de María se salvarán XIII 4 1984 Digital
462 Arroyo Mateos, Juan Francisco Investigaciones  extremeñas XIII 5 1984 Digital
463 Becerra Noriega, Laureano La casa de Feria en la conquista, colonización  y evangelización de América, en el siglo XVI XIII 6 1984 Digital
464 Benítez Floriano, Santos Aportaciones al estudio de la minería en Cáceres en el siglo XVI XIII 7 1984 Digital
465 Bravo y Bravo, Fernando El conquistador Hernán  Cortés  primer conquistador y colonizador español XIII 8 1984 Digital
466 Bravo y Bravo, Fernando Archivo  Histórico de Extremadura XIII 9 1984 Digital
467 Calero Carretero, José Angel,  Carrasco Márquez, Celia, González Fernández, Joaquín, González Guzmán, Manuel, Salguero Fernández, Antonio, y González  Carballo, Genaro El  plan de sudoeste:  Excavaciones en «La Mata de San Blas» (Jerez  de los Caballeros, Badajoz) XIII 10 1984 Digital
468 Calero Carretero, José Angel, Molina Dorado, Arturo, Carballero Sacristán, Antonio, Corraliza Ferrera, Juan José, Giovanetti Fernández de H, Javier A, y Balmaseda del Campo, Manuel La estación termal del Puerto de la Nava (Cabeza del Buey, Badajoz). Cuarta campaña de excavaciones (julio-agosto de 1983) XIII 11 1984 Digital
469 Carrero Carretero, José Angel, Ortiz   Manuel I., Blasco Rodríguez, Francisco, Mesa García, José Antonio  y  Márquez Gabardino, Antonia Primera campaña de prospecciones y sondeos arqueológicos en Alange. Julio-agosto 1984 XIII 12 1984 Digital
470 Cuadrado , Joaquín Retablo de semblanzas de garcieños celebres que conocí XIII 13 1984 Digital
471 Fernández Serrano, Francisco Galo Tres sociedades económicas de Amigos del País en la provincia de Cáceres: Trujillo, Plasencia y Coria XIII 14 1984 Digital
472 García-Murga Alcántara, Juan Reflexiones  sobre posibles valores  de la Historia de Extremadura XIII 15 1984 Digital
473 Gómez- Tovar, Luis El compromiso social de Felipe Trigo XIII 16 1984 Digital
474 González Hernández, Vicente La Hispanidad de Trujillo en las Américas XIII 17 1984 Digital
475 Gutiérrez Macías, Valeriano Aproximaciones a la bibliografía del léxico popular extremeño XIII 18 1984 Digital
476 Hoyos Manzano, Filiberto Logrosán, crónica de sus hijos más ilustres XIII 19 1984 Digital
477 Lozano Ramos, José y Luengo Blázquez, José Trujillo durante la Guerra de la Independencia, su intervención en ella XIII 20 1984 Digital
478 Marín y Cajal, Eduardo Hallazgos arqueológicos en el convento de San Francisco XIII 21 1984 Digital
479 Muñoz Gil, José Las cinco villas comuneras del Condado de Feria y sus cartas ejecutorias XIII 22 1984 Digital
480 Murillo de Quirós, María Trujillanos en la India XIII 23 1984 Digital
481 Naharro Ribera, Alfonso      Chuty La astro guía de Trujillo XIII 24 1984 Digital
482 Núñez Martín, Ramón Breve referencia sobre la Madre Cristina de la Cruz Arteaga, que Dios tenga en el cielo XIII 25 1984 Digital
483 Pérez Reviriego, Miguel Eugenio Hermoso (Fregenal de la Sierra 1833-Madrid 1963) Su voz y su silencio XIII 26 1984 Digital
484 Pérez Zubizarreta, María Teresa y Muro Castillo, Matilde Los gremios en Trujillo ayer y hoy XIII 27 1984 Digital
485 Polart Mediavilla, Josaine Solidaridad con los conquistadores XIII 28 1984 Digital
486 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones romanas  con teónimos en Extremadura actual XIII 29 1984 Digital
487 Tejada Vizuete, Francisco Iluminadores populares anónimos (siglos XVI-XVIII) y sus fuentes: libros parroquiales  de la Baja Extremadura. De Zafra y Llerena a Jerez de los Caballeros. Los Ramos de Castro y los Núñez de Barrero, un siglo de entalladores jerezanos XIII 30 1984 Digital
488 Tena Ávila, María de los Ángeles Fue Trujillo la cuna de Pizarro XIII 31 1984 Digital
489 Valverde Luengo, Francisco Jesús El conocimiento de nuestra Región a través  XIII 32 1984 Digital
490 Vera Camacho, Juan Pedro Los siete nombres de la villa de Herrera del Duque XIII 33 1984 Digital
491 Abad Pérez, Antolín Cinco extremeños  en el gobierno de  Filipinas XIV 1 1985 Digital
492 Arroyo Mateos, Juan Francisco El gran  prelado de Coria  San Evasio XIV 2 1985 Digital
493 Benítez Floriano, Santos Documentación inédita del monasterio de San Francisco de Cáceres XIV 3  1985 Digital
494 Bravo Zuíl,  E. y  Luengo Blázquez, J. Manejo de refranes XIV 4 1985 Digital
495 Carrasco Montero, Gregorio Obra pía a favor de la Escuela de primeras letras XIV 5 1985 Digital
496 Calero Carretero, José Angel, Márquez Gabardino, Antonia, Domínguez Ojeda, Francisco Javier, Mesa García, José Antonio, Carrasco Márquez, Celia y   González Carballo, Genaro Segunda campaña de prospecciones , sondeos y excavaciones arqueológicas en Alange (julio-agosto 1985) XIV 6 1985 Digital
497 Carrasco Montero, Gregorio Obra pía a favor de la Escuela de primeras letras XIV 7 1985 Digital
498 Cruz de la  Delgado, Juan Pedro Algunos trujillanos ausentes en relación  con el automóvil XIV 8 1985 Digital
499 Cruz de la  Delgado, Juan Pedro Vivencias personales  de emigrantes extremeños  en Madrid XIV 9 1985 Digital
500 Estrella Estrella,  José Emilio Los restos de Francisco Pizarro XIV 10 1985 Digital
501 Fernández Serrano, Francisco Galo La revista de Extremadura XIV 11 1985 Digital
502 García Sánchez, Francisco Hernán Cortes  y la Malinche XIV 12 1985 Digital
503 García-Murga Alcántara, Juan Patios monumentales  renacentistas en la  provincia de Badajoz XIV 13 1985 Digital
504 Gutiérrez  Macías, Valeriano El  rapa  (Resumen) XIV 14 1985 Digital
505 Lozano Ramos, José El automóvil en Trujillo XIV 15 1985 Digital
506 Hernández Basto, Francisco Porqué 50º Asamblea de defit en Extremadura XIV 16 1985 Digital
507 Luengo Blázquez, José Movimientos inmigratorios en el Turgalium romano a través de la epigrafía XIV 17 1985 Digital
508 Martín Cuesta, José La gobernación de Jaén de Bracamoros, de Perú y sus vinculaciones con el Conquistador y primer gobernador de Perú, Francisco Pizarro XIV 18 1985 Digital
509 Melena, José La Romanización en la sierra de San Pedro XIV 19 1985 Digital
510 Moreno Lázaro, Juan Fragmento de unos manuscritos  de don Gonzalo Cabello XIV 20 1985 Digital
511 Murillo de Quirós, María Trujillanos en Indias XIV 21 1985 Digital
512 Murillo de Quirós, María Recordando a las encinas extremeñas XIV 22 1985 Digital
513 Muro Castillo, Matilde (texto) y Pérez Zubizarreta,  María Teresa (fotografía) Hernando Pizarro  olvidado y maldito XIV 23 1985 Digital
514 Núñez Martín, Ramón y Sancho Curto, Reyes Historias y Aventuras de la caza XIV 24 1985 Digital
515 Núñez Seco, Luís La estatua de  Francisco de Pizarro en Trujillo XIV 25 1985 Digital
516 Paule Rubio, Miguel Biografía del Doctor Camisón XIV 26 1985 Digital
517 Polart Pliinie,(Susy) Josiane Semblanza  de D. Domingo Sánchez Loro XIV 27 1985 Digital
518 Polart Mediavilla, Josiane Las últimas disposiciones de Francisco Pizarro XIV 28 1985 Digital
519 Rendo, Tomás Supersticiones  hurdanas XIV 29 1985 Digital
520 Rubio Andrade, Manuel Las Religiones en la época del bronce, a través de la pintura esquemática XIV 30 1985 Digital
521 Sánchez Prieto, Nicolás La Virgen de Guadalupe, una  esperanza contra el cáncer XIV 31 1985 Digital
522 Sánchez Prieto, Nicolás Hernán Cortes, en su lugar exacto, sin leyendas y fobias. XIV 32 1985 Digital
523 Sanguino Fernández, Mary La calle García de Paredes su artesanía y sus gentes, cuarenta años atrás XIV 33 1985 Digital
524 Sayáns M. Dos epigrafías romanas de Caparra halladas  en Villar de Plasencia XIV 34 1985 Digital
525 Solís Rodríguez, Carmelo Miguel de Cañas, maestro de capilla de la  catedral de Badajoz XIV 35 1985 Digital
526 Solís Sánchez-Arjona, Antonio La  iglesia parroquial de Brozas XIV 36 1985 Digital
527 Soria Sánchez, Valentín Notas arqueológicas extremeñas XIV 37 1985 Digital
528 Tena de Vadillo, María de los Ángeles Ferias de Trujillo XIV 38 1985 Digital
529 Abad Pérez, Antolín Francisco de Sande, oidor de Méjico y Capitán  General de Filipinas XV 1 1986 Digital
530 Arroyo Mateos, Juan  Francisco Trescientos cincuenta aniversario de la muerte de  Francisco de Paniagua XV 2 1986 Digital
531 Arroyo Mateos, Juan Francisco Coria, Diócesis de muchos santos que entraron con los apóstoles XV 3 1986 Digital
532 Avis González,  Montserrat,  Murillo Romero, J, P.  Y Pérez Zubizarreta, María Teresa La iglesia de Santa María de Trujillo: Historia  y Arte (montaje audiovisual) XV 4 1986 Digital
533 Benítez Floriano, Santos El trabajo artesanal en Cáceres  en la segunda mitad del siglo XVI XV 5 1986 Digital
534 Blázquez Cerrato, Cruces Contactos de Emérita Augusta  con otras  ciudades hispanas durante el siglo I XV 6 1986 Digital
535 Bravo y Bravo, Fernando Hacia la  Ortografía fonética XV 7 1986 Digital
536 Cabello Caja, Rafi,   Calero Carretero, José Angel, Carmona Barrero, Juan Diego,  Domínguez Ojeda, Francisco Javier, Lorenzo Donoso, Pedro Pablo, Márquez Gabardino, Antonia, Mesa García, José Antonio, Molina Dorado, Arturo, Ruiz Pardo, Rafael y Salguero Fernández, Antonio Tercera campaña  de excavaciones en Alange (Badajoz) XV 8 1986 Digital
537 Calero Carretero, José Angel,  Domínguez Ojeda, Francisco Javier, Martínez García, Francisco y Molina Dorado, Arturo, El plan de sudoeste: restos paleocristianos en la ermita de la  Virgen del Valle en Valverde de Burguillos (Badajoz) XV 9 1986 Digital
538 Carrasco Montero, Gregorio Las ermitas de Brozas, una pequeña miniatura   turística XV 10 1986 Digital
539 Carrasco Moreno, Gregorio Transformación de los nombres durante un siglo en los libros parroquiales de Brozas XV 11 1986 Digital
540 Casas Hernández, José El valor patrimonial  de la Arquitectura histórica  y su referencia fiscal XV 12 1986 Digital
541 Chico de la Clave, Cristina Merced hecha  por el Señor Rey Don Enrique a esta ciudad  del Mercado franco XV 13 1986 Digital
542 Ciria Ubico, María del Carmen Todo sea  por Extremadura, todo sea por Aragón, todo sea por España XV 14 1986 Digital
543 Cruz de la  Moreno, Juan Antonio  y Martínez Castro, Serván Tomás Relación de nombres tradicionales  en el argot  de los cazadores, de Fuentes, Canchos, Vivales, Cueva y Callejas del Berrocal  de Trujillo, comprendido entre la carretera de Guadalupe y el campo de Santa Ana (primera parte) XV 15 1986 Digital
544 Domínguez Moreno, José María El Toro de San Marcos en Extremadura.  Nuevas aportaciones para su estudio.  XV 16 1986 Digital
545 Encinas Cerrillo, Francisco Declaración monumental de Trujillo XV 17 1986 Digital
546 Fernández Serrano, Francisco Galo Documentos tardíos de la «Campana de Albalat» XV 18 1986 Digital
547 Fernández Serrano, Francisco Galo Una obra de la Biblioteca municipal de Trujillo XV 19 1986 Digital
548 García-Murga Alcántara, Juan Noticias de las antigüedades romanas  emeritenses  a través  de algunos relatos y libros de viajeros de los siglos XVI al XIX XV 20 1986 Digital
549 Gutiérrez  Macías, Valeriano José Solano Bote, un marino glorioso en el secarral extremeño XV 21 1986 Digital
550 Martínez Díaz, Tomás E. Trujillo los Pizarro y los demás… XV 22 1986 Digital
551 Mena Marques, María Fernando Gallego, el retablo de Santa María, la Mayor de Trujillo o el misticismo de lo cotidiano XV 23 1986 Digital
552 Moreno Lázaro, Juan Efemérides  en la vida de Francisco  Pizarro según la bibliografía de Luís Manrique. «Castúos y Quichuas». Editorial Juventud, 1952 XV 24 1986 Digital
553 Morga, Antonio Sucesos  de las Islas Filipinas.  Nueva  edición  de E.  Retana. Madrid, 1909, pág. 390 XV 25 1986 Digital
554 Muñoz Gallardo, Gonzalo Valencia de Alcántara y su comarca. Recursos arqueológicos. XV 26 1986 Digital
555 Murillo de Quirós, María Doña María Lluch Tome, la Señora XV 27 1986 Digital
556 Murillo de Quirós, María Historias  extremeñas  de hace siglo y medio XV 28 1986 Digital
557 Núñez Martín, Ramón Una obra felizmente terminada: el Hogar de Santa Isabel  de Trujillo XV 29 1986 Digital
558 Núñez Secos, Luís La Orden del Temple en Extremadura XV 30 1986 Digital
559 Pablos Abril, Juan Viacrucis, calvarios y patíbulos de los conquistadores extremeños  en el Nuevo Mundo XV 31 1986 Digital
560 Pablos Abril, Juan Aportación de Trujillo a la cristianización de América en la conquista XV 32 1986 Digital
561 Pérez Reviriego, Miguel ¿Valeria? XV 33 1986 Digital
562 Polart Pliinie,(Susy) Josiane Lo que de verdad acaeció  el 26 de junio  de 1541 XV 34 1986 Digital
563 Polart Mediavilla, Josiane Las últimas disposiciones de Francisco Pizarro XV 35 1986
564 Pulido  Cordero, Mercedes La prensa cacereña: Zurra-Tontainas, periódico joco-serio de primera enseñanza XV 36 1986 Digital
565 Pulido Coello, Montaña Algunos datos sobre  Sorapán de Rieros XV 37 1986 Digital
566 Ramos Rubio,  José Antonio Capara, ciudad romana XV 38 1986 Digital
567 Ramos Rubio,  José Antonio Estudio sociológico  del Arte en Extremadura desde la época romana XV 39 1986 Digital
568 Rubio Andrada, Manuel Dos inscripciones romanas inéditas, término municipal de Trujillo  XV 40 1986 Digital
569 Rubio Garlito,  María Avelina Sistema de  propiedad  y tipo  de   parcelado en Trujillo durante la segunda mitad  del siglo XIX XV 41 1986 Digital
570 Sánchez Curto, Reyes La universidad del descubrimiento,  como la figura universal de su descubridor  Cristóbal Colón, significado de las palabras  conquista, reconquista, y descubrimiento en cuanto a la historia se refiere XV 42 1986 Digital
571 Sánchez Rubio, Carlos M. El nuevo mundo a través de las crónica y cronistas XV 43 1986 Digital
572 Sancho Curto,, Reyes La universidad del descubrimiento y la no menos universal figura  de su descubridor  Cristóbal Colón XV 44 1986 Digital
573 Sanguino Fernández, Mary La sociedad de los Socorros Mutuos e instructiva «La Protectora» XV 45 1986 Digital
574 Solís Rodríguez, Carmelo El organero José de Larrea y Galerza XV 46 1986 Digital
575 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones romanas de Extremadura XV 47 1986 Digital
576 Tena de Vadillo, María de los Ángeles Fiestas de la Patrona  de Trujillo de 1881 a  1892 XV 48 1986 Digital
577 Tercero Moreno, Antonio La creación  de la Real Audiencia  de Extremadura: Antecedentes históricos XV 49 1986 Digital
578 Vivas Moreno, Agustín América inventada, Extremadura vivida XV 50 1986 Digital
579 Arroyo Mateos, Juan Francisco Breve  Historia del Episcopologio y Santoral  de la diócesis de Plasencia XVI 1 1987 Digital
580 Arroyo Mateos, Juan Francisco Santa Rosa de Lima, gloria de Extremadura XVI 2 1987 Digital
581 Arroyo Mateos, Juan Francisco Resúmenes de los XVI Coloquios Históricos de Extremadura XVI 3 1987 Digital
582 Arroyo Silva, Emilio Doscientos y poco de apodos en el pueblo de Arroyo de San Serván XVI 4 1987 Digital
583 Bazaga Ibáñez, Manuel José Datos para  una pequeña historia XVI 5 1987 Digital
584 Benítez Floriano, Santos La Heráldica en la zona monumental de Cáceres XVI 6 1987 Digital
585 Blázquez Cerrato, Cruces Hallazgos monetarios emeritenses fuera de España XVI 7 1987 Digital
586 Carrasco Montero, Gregorio El Toro en la Biblia XVI 8 1987 Digital
587 Casas Hernández, José Los incentivos fiscales en la re habitación de la Arquitectura de interés histórico-artístico XVI 9 1987 Digital
588 Encinas Cerrillo, Francisco Trujillo en sonetos XVI 10 1987 Digital
589 Fernández Márquez,  Antonio Causas  de la emigración provincial. Cáceres 1950-1982 XVI 11 1987 Digital
590 Fernández Sánchez, Teodoro Procesionario XVI 12 1987 Digital
591 García Jiménez, M.L. Estudio etnográfico y lingüístico del vestido de Trujillo XVI 13 1987 Digital
592 García Vivas, M.A. y Paredes Pérez, M.A. Las  Torres de la ciudad monumental de Cáceres: Arquitectura militar XVI 14 1987 Digital
593 Gómez Gómez, José Estudio-taller de restauración de Trujillo XVI 15 1987 Digital
594 González Rubio, Joaquín La cinegética en nuestro berrocal XVI 16 1987 Digital
595 Haba  Quirós, S. y Rodrigo López, V. El culto a las aguas  en la zona de Trujillo, sierras de las Villuercas y Montánchez XVI 17 1987 Digital
596 Jiménez García, A. Urbano González Serrano (1824-1904). Filósofo extremeño. Apunte biográfico XVI 18 1987 Digital
597 Lozano Ramos, José Del libro «Los pueblos más bellos  de España» y como se cambia la Historia XVI 19 1987 Digital
598 Luengo Blázquez, José Trujillo , de los CEMPSOS a los VETTONES XVI 20 1987 Digital
599 Maestre  M.D. Trujillo  en algunos libros  de viajes escritos  y publicados en Inglaterra en los siglos XVIII-XIX XVI 21 1987 Digital
600 Martínez Barquilla, Manuel Calles de Trujillo que cambiaron de nombre a través de los siglos XVI 22 1987 Digital
601 Mateos Caballero, Carmen y Barrera Martín-Llera, Javier Breve aproximación  al comportamiento irregular de los fieles en la diócesis de Coria (1850- 1900) XVI 23 1987 Digital
602 Mera Alvarado, Julián y Suárez de Venegas Sanz, José Luis Factores geográficos y económicos que influyen en la ocupación y organización del territorio de las Vegas Altas XVI 24 1987 Digital
603 Montero  Curiel, Pilar Medicina popular de Madroñera XVI 25 1987 Digital
604 Mora Aliseda, Julián Algunos aspectos de las transformaciones del entorno natural de Extremadura XVI 26 1987 Digital
605 Moreno Aliseda, J. y  Suárez de Benegas Sanz,  J.L. Aspectos geográficos y económicos que influyeron en la ocupación y organización del territorio de las Vegas Altas en la época romana: El caso de Mengabril XVI 27 1987 Digital
606 Muñiz-Torrero Caballero, E. Un ejemplo de arquitectura  de dos Órdenes Militares (El Temple y Alcántara) XVI 28 1987 Digital
607 Murillo de Quirós, María Antiarqueología extremeña XVI 29 1987 Digital
608 Muro Castillo, Matilde y Pérez Zubizarreta, María  Teresa Fotografías para siempre XVI 30 1987 Digital
609 Núñez  Seco, Luis Extremeños que fueron a América XVI 31 1987 Digital
610 Núñez Martín, Ramón Referencia histórica sobre el monasterio de la Concepción jerónima  de Trujillo XVI 32 1987 Digital
611 º Repercusiones del descubrimiento  de América en la ciudad monumental de Cáceres XVI 33 1987 Digital
612 Ortiz Macías, Magdalena Pinturas rupestres esquemáticas en Arroyo de San Serván (Badajoz) XVI 34 1987 Digital
613 Pablos Abril, Juan Extremadura se desangró   en la conquista de América y sobre todo Trujillo XVI 35 1987 Digital
614 Palacios Martín, B. Trujillo en los proyectos de la monarquía castellana de fortaleza a gran concejo de realengo XVI 36 1987 Digital
615 Paredes Pérez, Montana y García Vivas, María Antonia Arquitectura militar: Torres monumentales de Cáceres XVI 37 1987 Digital
616 Pérez Tudela, E Alonso de Toro, testigo excepcional en el juicio que el fiscal Villalobos promovió contra el adelantado Diego de Almagro do Pizarro por la muerte que dio Hernán de Almagro XVI 38 1987 Digital
617 Polart Plinie, Josiane Fray Gaspar de Carvajal y de Francisco de Orellana, capitán y descubridor, olvidados XVI 39 1987 Digital
618 Pulido  Cordero, Mercedes El Regenerador extremeño: Periódico  cacereño del siglo XIX XVI 40 1987 Digital
619 Pulido Coello, Montaña Merced hecha  por el Señor Rey Don Enrique a esta ciudad  del Mercado franco XVI 41 1987 Digital
620 Pulido Cordero, Montaña Aportaciones bibliográficas  sobre Soparán de Rieros XVI 42 1987 Digital
621 Ramos Rubio,  José Antonio El retablo del Greco en la iglesia parroquial de Talavera la Vieja (Cáceres) XVI 43 1987 Digital
622 Rubio Garlito,  María Avelina Infraestructura sanitaria e higiene pública en Trujillo durante la segunda mitad del siglo XIX XVI 44 1987 Digital
623 Sánchez Rubio, Rocío Los moriscos granadinos  deportados a Trujillo y su tierra (1571-1594) XVI 45 1987 Digital
624 Sancho Curto, Reyes Canto de las dos regiones más austeras de España: Andalucía y Extremadura XVI 46 1987 Digital
625 Solís Rodríguez, Carmelo Cajas de órganos en Extremadura XVI 47 1987 Digital
626 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones romanas en Extremadura XVI 48 1987 Digital
627 Tena Ávila, María de los Ángeles Carlos V  en Trujillo XVI 49 1987 Digital
628 Vivas Moreno, Agustín Invención o/y conquista XVI 50 1987 Digital
629 Arez Martín Isabel Resúmenes de los  XVII  Coloquios  Históricos  de Extremadura 1988 XVII 1 1988 Digital
630 Arroyo Mateos Juan  Francisco Breve  Historia del Episcopologio y Santoral  de la diócesis de Mérida XVII 2 1988 Digital
631 Avis González,  Montserrat Anécdotas y leyendas de Trujillo XVII 3 1988 Digital
632 Bazaga Ibáñez,  Manuel José Breve reseña  de algunas publicaciones  periódicas trujillanas  de finales del siglo XIX XVII 4 1988 Digital
633 Cancho   Sánchez, José María Rafael García Plata de  Osma y el mundo escolar infantil de su tiempo XVII 5 1988 Digital
634 Caricol Sabaniego, Milagros Una fuente para  el estudio socio- profesional  en el periodo moderno: Los libros de Bautizos de la Parroquia  de Acebo XVII 6 1988 Digital
635 Carrasco Montero, Gregorio Anecdotario de la Guerra de la Independencia en la Sierra de Gata XVII 7 1988 Digital
636 Corbacho Cortés, Carolina Imágenes metafóricas en el folklore popular  extremeño XVII 8 1988 Digital
637 Domínguez  Moreno, José María Etnografía trujillana: Estudio para su costumbrismo: principio del siglo XX XVII 9 1988 Digital
638 Encinas Cerrillo, Francisco Don Juan de Tena, el último cronista de Trujillo XVII 10 1988 Digital
639 Encinas Cerrillo, Francisco Trujillo ante  el V  Centenario  del Descubrimiento XVII 11 1988 Digital
640 Fernández Perdigón, José Juan Aparicio Quintana su obra en Don Benito XVII 12 1988 Digital
641 García Vivas, M.A. El imaginero Berruguete y el retablo de la Iglesia de Santiago de Cáceres XVII 13 1988 Digital
642 Garraín Villa, Luís José Pedro de Cieza  de León en Llerena XVII 14 1988 Digital
643 González-Haba Guisado,  José María Las torres de Trujillo XVII 15 1988 Digital
644 Goza, William  y Ludeño, Hugo Vida y muerte de Francisco Pizarro de Ciencias aplicadas a la investigación de un preso histórico del siglo XVI XVII 16 1988 Digital
645 Guisado González, Pedro La  estructura de población  de la colonización de las Vegas Altas del  Guadiana XVII 17 1988 Digital
646 Gutiérrez  Macías, Valeriano El léxico extremeño (síntesis de la  comunicación) XVII 18 1988 Digital
647 Lozano Ramos, José Por que se vendió la plaza de Toros de Trujillo para convertirla en matadero XVII 19 1988 Digital
648 Luengo Blázquez, José El cristianismo. Caída de Roma. Invasiones bárbaras y su asentamiento en la Península XVII 20 1988 Digital
649 Martín Lobo, Manuel Carlos V y América: El testamento  del único  Emperador de ambos  Mundos XVII 21 1988 Digital
650 Montaño Domínguez, C. Los sepulcros megalíticos en la zona de Alcántara XVII 22 1988 Digital
651 Montero Curiel,  Pilar Brujas y alcahuetas en Madroñera a pri8ncipio del siglo XX XVII 23 1988 Digital
652 Muro Castillo, M.  Pérez  Zubizarreta, M. T. Descubrimiento y restauración de un exvoto hallado  en la iglesia de  Santa María la Mayor de Trujillo XVII 24 1988 Digital
653 Naharro y Riera, Alfonso Las Hurdes o guerra a  las pizarras XVII 25 1988 Digital
654 Núñez Martín, Ramón Francisco de Orellana «Quijote de los Andes» XVII 26 1988 Digital
655 Núñez Seco, Luís La Real Dehesa de la Serena XVII 27 1988 Digital
656 Pablos Abril, Juan Bofetada a Extremadura y a la isla de Gomera. Fueron con Guadalupe los sitios más importantes del Descubrimiento XVII 28 1988 Digital
657 Pablos Abril, Juan Itinerario religioso de cómo llegó a América el catolicismo ya creado hace siglos en Jerusalén y en Europa XVII 29 1988 Digital
658 Paule Rubio, Angel Villanueva de la Sierra en las Cortes de Cádiz XVII 30 1988 Digital
659 Pérez Reviriego, Miguel Fregenal de la Sierra: ¿Acinipo? XXII 31 1988 Digital
660 Pérez Reviriego, Miguel Fregenal de la Sierra, ermitas rurales XVII 32 1988 Digital
661 Pina Llera, Luisa y  Garrido Díaz  Pilar Estudio sobre la revista  Zafra y su feria 1924-1987 XVII 33 1988 Digital
662 Polart Plinie, (Susy) Josiane La fundación del monasterio  de nuestra señora  de la Merced de Trujillo XVII 34 1988 Digital
663 Pulido Cordero, Mercedes y Pulido Cordero, Montaña Noticia de dos libros que debieron quedar inéditos XVII 35 1988 Digital
664 Quesada Durán, Ángeles Evolución del  plano urbano  de la ciudad de Trujillo XVII 36 1988 Digital
665 Ramos Rubio,  José Antonio Cristóbal Colón, el gran  iniciador  de la aventura americana XVII 37 1988 Digital
666 Ramos Rubio,  José Antonio La alcazaba medieval de Trujillo XVII 38 1988 Digital
667 Ramos Rubio,  José Antonio y Miguel Sánchez, Juan Manuel Trujillo mariano: La Virgen María en la iconografía  trujillana de todos los tiempos XVII 39 1988 Digital
668 Río de Sánchez, María  del Henar La pluma de un  historiador  en la ruta mariana de su pueblo XVII 40 1988 Digital
669 Rivero Domínguez, Francisco El desastroso patrimonio artístico de las Brozas XVII 41 1988 Digital
670 Rodríguez Pulgar, María del Carmen El distylo sepulcral romano en la antigua Lulipa (Zalamea de la Serena) XVII 42 1988 Digital
671 Rubio Garlito,  María Avelina Causas de mortalidad en Trujillo durante  la segunda mitad del siglo XIX XVII 43 1988 Digital
672 Sánchez García, Rosa María Las manifestaciones religiosas en la Lusitania y las esculturas de divinidades  en la Emérita Augusta XVII 44 1988 Digital
673 Sánchez González, Juan Extremadura y América en la erudición e historiografía contemporánea: Un Intento de sistematización XVII 45 1988 Digital
674 Sánchez Rubio, Rocío  y Fernández  Márquez, Antonio. El fenómeno esclavista  en la sociedad trujillana del siglo XVI XVII 46 1988 Digital
675 Serrano Fernández, J. Algunas aportaciones para el estudio de los Idolosplacas del museo  arqueológico de Badajoz XVII 47 1988 Digital
676 Solís Rodríguez, Carmelo Músicos portugueses en la Baja Extremadura XVII 48 1988 Digital
677 Soria Sánchez, Valentín Apellidos para la Historia de  Extremadura XVII 49 1988 Digital
678 Suárez de Benegas, J. Epigrafía latina. Nuevas aportaciones XVII 50 1988 Digital
679 Tena Ávila, María de los Ángeles Programa de actos que se celebraron en Trujillo en el IV centenario de la muerte de Francisco Pizarro, 16 de junio de 1941 XVII 51 1988 Digital
680 Vivas Moreno, Agustín Historia de Extremadura como una  Historia  de las mentalidades XVII 52 1988 Digital
681 Vivas Moreno, Agustín Pensar y querer Extremadura sobre la necesidad  de una sociedad abierta y una ética civil XVII 53 1988 Digital
682 Arroyo Mateos, Juan  Francisco Origen apostólico , santoral y episcopologio  de la Diócesis de Badajoz XVIII 1 1989 11-22
683 Carrasco Montero, Gregorio Aportación de los innominados a la  historia y cultura  de los pueblos XVIII 2 1989 23-32
684 Chico de la Clave, Cristina Hihuela  de Emilia Moreno y Moreno. Año de 1909 XVIII 3 1989 33-36
685 Cillán Cillán, Francisco Puerto de Santa Cruz XVIII 4 1989 37-46
686 Domínguez  Moreno, José María El lobo en Extremadura XVIII 5 1989 47-56
687 Encinas Cerrillo, Francisco El pendón de la Conquista XVIII 6 1989 57-62
688 Fernández Márquez  Antonio y  Sánchez Rubio Rocío Trujillanos  en  Nueva España. Proceso inquisitorial  contra Alonso Ramiro de Hinojosa (1591) XVIII 7 1989 63-72
689 Flores del Manzano, Fernando Plasencia y su distrito bajo  el reinado de Fernando VII XVIII 8 1989 73-86
690 García-Murga Alcántara, Juan Las plazas en el ámbito urbano XVIII 9 1989 87-90
691 Garraín Villa, Luís José Algunos apuntes sobre el testamento  de Pedro Cieza de León XVIII 10 1989 91-104
692 Ginarte  González,  Ventura La figura del Conde de la Roca XVIII 11 1989 105-110
693 González Conejo,  Casimiro Hernando M. de Soto XVIII 12 1989 111-118
694 Goza, William y Ludeño, Hugo Gonzalo Silvestre. Un soldado  de Extremadura sobreviviente de la Expedición  de Hernando de Soto a la Florida (1539-1573) XVIII 13 1989 119-150
695 Gutiérrez  Macías, Valeriano Herrera de Alcántara, avanzada  de España en Portugal XVIII 14 1989 151-154
696 Hernández Jiménez, María Pilar Visión  de Plasencia  decimonónica a través  de su prensa  local XVIII 15 1989 155-168
697 Montero Curiel,  Pilar El nacimiento y sus ritos en Madroñera XVIII 16 1989 169-176
698 Montero Curiel, María Luisa Los ajuares en Madroñero XVIII 17 1989 177-186
699 Muro Castillo, Matilde Sellos de pan en Extremadura XVIII 18 1989 187-196
700 Núñez Martín, Ramón Evocación de los misioneros españoles en la evangelización del Nuevo Mundo y en particular de los doce apóstoles de  México XVIII 19 1989 197-206
701 Pastor Serrador,  Juan José Octavo centenario de la Diócesis  de Plasencia. Berzocana encrucijada histórica XVIII 20 1989 207-210
702 Pérez Reviriego, Miguel Andrés Bernáldez XVIII 21 1989 211-214
703 Pérez Reviriego, Miguel El castillo de Fregenal de la Sierra XVIII 22 1989 215-218
704 Plaza  Rodríguez, Ignacio Dos pueblos  en un arrabal de la ciudad de Trujillo XVIII 23 1989 219-226
705 Plaza  Rodríguez, Ignacio Un monasterio, Guadalupe, y una abadía, Cabañas del Castillo, en los limites jurisdiccionales  de la ciudad  de Trujillo XVIII 24 1989 227-234
706 Polart Plisnier, Josiane El destino de las mujeres que compartieron  la vida de don Francisco Pizarro XVIII 25 1989 235-238
707 Pulido Cordero, Mercedes y Pulido Cordero, Montaña Nieve en la villa de Cáceres  (siglos XVI y XVII) XVIII 26 1989 239-242
708 Ramos Rubio,  José Antonio Historia y noticias genealógicas  de la casa de los Vargas de Madrid XVIII 27 1989 243-252
709 Ramos Rubio,  José Antonio La influencia italiana  en el Arte  Renacentista extremeño XVIII 28 1989 253-262
710 Rivero Domínguez, Francisco Las Brozas hace 200 años XVIII 29 1989 263-272
711 Rubio Garlito,  María Avelina La problemática del  campo trujillano  en el siglo XIX : plagas de langosta  y sequías XVIII 30 1989 273-278
712 Sendín Blázquez, José Una colección prehistórica privada XVIII 31 1989 279-282
713 Serván Cordero, Josefina Hacia una reivindicación de los carteles  trujillanos XVIII 32 1989 283-288
714 Soria Sánchez, Valentín Documentación sobre  epigrafía  de Extremadura XVIII 33 1989 289-302
715 Sosa González, María Luisa y Amado Vergara, Montserrat Relaciones entre Barcarrota  y Bradenton a través  de la figura de Hernando de Soto XVIII 34 1989 303-308
716 Alvarado González, Manuel y Mateos Cortés, Manuel Convento de San Francisco de Trujillo: evolución, historia y recuperación de elementos originales XIX 1 1990 7-16
717 Arranz Castell, Félix El relojero del Emperador XIX 2 1990 17-22
718 Arranz Castell, Félix Belalcázar XIX 3 1990 23-26
719 Arroyo Mateos, Juan Francisco Gil Cordero cacereño dignísimo de beatificación XIX 4 1990 27-46
720 Avís Rol, Mª Luisa Acerca de la A.T. en su bicentenario; la problemática de su ubicación y el reconocimiento de su decisivo papel en el proceso de consolidación histórica de nuestra región XIX 5 1990 47-48
721 Avís Rol, Mª Luisa Necesidad acuciante en 1790 de un alto tribunal en Extremadura XIX 6 1990 49-54
722 Ayala Vicente. Fernando Sociedades y formaciones políticas en Trujillo durante la II República XIX 7 1990 55-64
723 Bazaga Ibáñez, Manuel José ¿Los templarios en América? XIX 8 1990 65-72
724 Cancho   Sánchez, José María Una novela sobre las Hurdes perdida en el templo XIX 9 1990 73-78
725 Carrasco Montero, Gregorio Un grupo de extremeños pretenden poner en explotación las aguas termales de Fuente Santa, hoy  llamadas termas  de Monfortinho XIX 10 1990 79-88
726 Encinas Cerrillo, Francisco Trujillo: patrimonio de la Humanidad XIX 11 1990 89-112
727 Fernández Sánchez, Teodoro Un extremeño genial Don Francisco Cabello Casero, párroco de Serradilla. XIX 12 1990 113-138
728 Fuentes Baquero Ciriaco La justicia eclesiástica en el siglo  XVII XIX 13 1990 139-144
729 García Arranz, José Julio Las representaciones humanas en la pintura rupestre  esquemática  de la provincia de Cáceres: Tipología y distribución geográfica XIX 14 1990 145-164
730 García de Guadiana y  Mínguez Enrique Wellington y Extremadura XIX 15 1990 165-176
731 García Sánchez Francisco Hernán Cortés y la muerte  de Moctezuma XIX 16 1990 177-184
732 Garraín Villa, Luís José Pedro López de Cazalla, secretario de Francisco Pizarro XIX 17 1990 185-200
733 Gutiérrez  Macías, Valeriano Actualidad de la Gastronomía XIX 18 1990 201-208
734 Lozano Ramos, José Callejero trujillano (1ª parte) XIX 19 1990 209-216
735 Jiménez Mateos, Rufino y  Jiménez Mateos Jorge Luís, Trujillo, arte e historia XIX 20 1990 217-220
736 Marchante Alonso, Carlos Ultimo Heraldo de Trujillo XIX 21 1990 221-222
737 Marabel Matos, Jacinto J. Hernán Cortes: ¿culpable o inocente? XIX 22 1990 223-234
738 Martin Jiménez, Marcela El oro en Extremadura XIX 23 1990 235-238
739 Montero Curiel,  Pilar La cultura de la vid y el léxico del vino en Madroñera (Cáceres) XIX 24 1990 239-250
740 Núñez Martín, Ramón Personalidad de Juan Moreno Lázaro y su proyección en Trujillo XIX 25 1990 251-258
741 Olmedo Alonso, Angel  y Trinidad Muñoz, Antonio El Ateneo literario: estudio de un caso concreto, el ateneo de divulgación social de Navalmoral de la Mata XIX 26 1990 259-268
742 Pastor Serrador,  Juan José Datos de Santa Cruz de la Sierra, siglo XVII XIX 27 1990 269-276
743 Plaza  Rodríguez, Ignacio La Abadía de  Cabañas del Castillo XIX 28 1990 277-284
744 Polart Pliinie,(Susy) Josiane Pizarritas  y almagritas ….La gobernación o la ciudad de Cuzco XIX 29 1990 285-290
745 Pulido Cordero, Mercedes y Pulido Cordero, Montaña De Historiografía. Don Juan Sanguino y Michel XIX 30 1990 291-294
746 Rivero Domínguez, Francisco Nicolás de Ovando, primer gobernador  extremeño de América XIX 31 1990 295-302
747 Rodríguez Amores, Lorenzo Intento del lugar de Zorita de eximirse del señorío de Trujillo XIX 32 1990 303-314
748 Rodríguez Ávila, Ana Isabel Nivel socio-cultural de los primeros conquistadores y pobladores extremeños XIX 33 1990 315-324
749 Rubio Garlito,  María Avelina Problemática del campo trujillano en la segunda mitad del siglo XIX: las crisis de subsistencia XIX 34 1990 325-338
750 Sendín Blázquez, José Símbolos y mitos de un sombrero XIX 35 1990 339-350
751 Ramos Rubio,  José Antonio Aportaciones documentales y artísticas sobre  el retablo por Greco  de Talavera la Vieja XIX 36 1990 351-356
752 Vivas Moreno, Agustín De la conquista a la reflexión: Cieza de León XIX 37 1990 357-370
753 Plaza  Rodríguez, Ignacio Infancia y juventud de Isabel de Castilla XIX 38 1990 371-378
754 Rodríguez Amores, Lorenzo A la memoria de Juan Moreno Lázaro XIX 39 1990 379-382
755 Soria Sánchez, Valentín Epigrafía ibérica, griega, hebrea, árabe y  latina de Extremadura como huella de poblamiento XIX 40 1990 383-397
756 Arranz Castell, Félix Genealogía de Hernán Cortes y otros detalles históricos poco  conocidos XX 1 1991 9-14
757 Arranz Castell, Félix Testamento de Hernán Cortés y los conquistadores que le acompañaron a América XX 2 1991 15-18
758 Arroyo Mateos, Juan Francisco Veintidós grandes santos extremeños de la Diócesis de Coria-Cáceres XX 3 1991 19-32
759 Cancho   Sánchez, José María La llegada del  cinematógrafo a Cáceres XX 4 1991 33-38
760 Carrasco Montero, Gregorio Venturas y desventuras de un puente sobre el Tajo XX 5 1991 39-46
761 Cillán Cillán, Francisco El folklore  de Puerto de Santa Cruz XX 6 1991 47-54
762 Domínguez  Moreno, José María Lobos y perros. El alimañero extremeño XX 7 1991 55-64
763 Encinas Cerrillo, Francisco Francisco de Orellana, explorador y descubridor del Amazonas XX 8 1991 65-70
764 Encinas Cerrillo, Francisco Francisco Pizarro XX 9 1991 71-78
765 Fernández Sánchez, Teodoro ¡Qué bien, qué bien¡ XX 10 1991 79-80
766 Fernández Sánchez, Teodoro Tirso de Molina en Trujillo XX 11 1991 81-82
767 Fernández Sánchez, Teodoro Autores olvidados clérigos XX 12 1991 83-85
768 García Arranz, José Julio y Muñoz Mendel Manuel Una custodia de sol en el Museo Parroquial  de  la Iglesia de Ntra. Sra. de la Candelaria de Zafra: Análisis formal e iconográfico XX 13 1991 87-104
769 García-Murga Alcántara, Juan Balcones y ventanas de ángulo en Extremadura XX 14 1991 105-112
770 Garraín Villa, Luís José Historia de un hermanamiento: Llerena y Sombrerete XX 15 1991 113-120
771 Gutiérrez  Macías, Valeriano Los pasaroniegos y su rico folklórico XX 16 1991 121-128
772 López López, Teodoro Agustín Bosquejo histórico sobre el monasterio concepcionista de Fuente del Maestre en la época moderna, 1618-1835 XX 17 1991 129-150
773 Lozano Ramos, José y Ramos Rubio, José Antonio Documentos inéditos para la historia de Trujillo  (1882-1913) XX 18 1991 151-162
774 Mariñas Otero, Eugenio Ibn Marwan al Yalliqi («El Gallego») , fundador del Reino de Badajoz XX 19 1991 163-164
775 Martín Beltrán, Mercedes Destino de Hernán Cortes XX 20 1991 165-174
776 Martin Jiménez, Marcela Don Tomás Marín Gil XX 21 1991 175-178
777 Martin Jiménez, Marcela Trujillo-Honduras C. A. XX 22 1991 179-186
778 Mateos Cortés, Manuel, Avís González Montserrat, Rubio Labrador Eva Consideraciones en torno a la construcción y evolución funcional de la  primitiva iglesia del convento de San Francisco (Trujillo) XX 23 1991 187-206
779 Montero Curiel,  Pilar Nombres extremeños de la «abeja», el «aguijón» y la «avispa» según los datos del ALPI XX 24 1991 207-218
780 Muñoz Sánchez, Abelardo Proyecto de bandera heráldica para Trujillo XX 25 1991 219-224
781 Naharro y Riera, Alfonso La Alberca. Un punto en el espacio. XX 26 1991 225-226
782 Núñez Martín, Ramón Trujillo, ciudad eucarística. Apuntes para la historia de esta ciudad a la devoción al Santísimo Sacramento XX 27 1991 227-236
783 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: Los capitales indianos en Castuera (Badajoz) y sus formas de inversión durante el siglo XVII XX 28 1991 237-262
784 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: El mecenazgo de los indianos de Castuera (Badajoz) en América y en Extremadura durante el siglo XVII XX 29 1991 263-274
785 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: El mecenazgo de los indianos de Castuera (Badajoz) en América y en Extremadura durante el siglo XVII XX 29 1991 263-274
786 Perales Periques, Rosa, Ramos Rubio, José Antonio Martínez  y Díaz José María Nuevas aportaciones sobre las creaciones artísticas extremeñas del pintor Juan  de Ribera XX 30 1991 275-284
787 Pérez Muñoz Isabel La actividad judicial y la acción penal en el tribunal eclesiástico de Coria durante los siglos XVI y XVII XX 31 1991 285-292
788 Pérez Reviriego, Miguel Rafael Gómez Catón XX 32 1991 293-300
789 Pérez Reviriego, Miguel Epigrafía freznense XX 33 1991 301-304
790 Plaza  Rodríguez, Ignacio Torrecillas y la venta de villazgos por  Felipe II. XX 34 1991 305-310
791 Polart Pliinie,(Susy) Josiane Cinco fueron los cronistas que estuvieron en Cajamarca, del 15 de noviembre de 1532 al 11  de agosto de 1533. XX 35 1991 311-320
792 Rivero Domínguez, Francisco Nicolás  de Ovando. Visión americana XX 36 1991 321-326
793 Rodríguez Amores, Lorenzo A la memoria de Juan Moreno Lázaro. XX 37 1991 327-330
794 Rodríguez Pulgar, María del Carmen Reconstrucción en el Puente de Alcántara en  el siglo XIX XX 38 1991 331-340
795 Sánchez García, Rosa María Las fortificaciones de Olivenza, varios estilos de defensa XX 39 1991 341-348
796 Sánchez González, Juan Reflexiones sobre el IV y V Centenario del Descubrimiento de América: Extremadura entre la desconsideración y el lugar del encuentro XX 40 1991 349-366
797 Sánchez López, Martiria La Vera y su aportación a la conquista, colonización y evangelización del nuevo mundo. El padre Juan de Escobar XX 41 1991 367-372
798 Sánchez Rubio, Mª Ángeles Gastos de la hacienda trujillana en la baja edad media. Las obras públicas XX 42 1991 373-384
799 Sánchez Rubio, Rocío Viajar a Indias en el siglo XVI. Preparativos y vicisitudes de los pasajeros extremeños XX 43 1991 385-400
800 Sandín Blázquez, José La cultura serrana XX 44 1991 401-414
801 Sendín Blázquez, José Rodrigo Alemán XX 45 1991 415-424
802 Soria León Manuel Costumbres chinatas XX 46 1991 425-436
803 Soria Sánchez, Valentín Trujillo en el siglo XV y Gutierre de Toledo, obispo de Plasencia, hijo  del primer duque de Alba y conde de Coria XX 47 1991 437-446
804 Soria Sánchez, Valentín Diccionario epigráfico de inscripciones de Extremadura XX 48 1991 447-460
805 Vivas Moreno, Agustín La imagen histórica de la conquista de Perú y la figura de Francisco Pizarro en la historiografía. 1875-1915/20 XX 49 1991 461-496
806 Anguino, Marina (Mexico) Las fiestas populares en Extremadura y en México XXI 1 1992 9-14
807 Arranz Castell, Félix Como se viajaba a Extremadura antes de mediado del siglo XIX hasta que, reinando en España Isabel II, se hicieron los ferrocarriles. XXI 2 1992 15-18
808 Arranz Castell, Félix Patología de la conquista  de América XXI 3 1992 19-26
809 Arroyo Mateos, Juan Francisco Monje alcantarino que fue obispo de Zamora, Badajoz y Coria XXI 4 1992 27-36
810 Ayala Vicente, Fernando La dinámica político-social en Plasencia durante los tres años de guerra (1936-1939) XXI 5 1992 37-48
811 Cancho   Sánchez, José María Aportaciones a la pequeña historia en Cáceres XXI 6 1992 49-52
812 Cárdenas Benítez, María del Pilar Don Hernando Cortés y el Marquesado del Valle de Oaxaca: Un estudio diplomático del señorío indiano XXI 7 1992 53-64
813 Carrasco Montero, Gregorio De joven a fraile, de fraile  a santo XXI 8 1992 65-80
814 Carrasco Montero, Gregorio Ovando o la evangelización colateral XXI 9 1992 81-92
815 Cillán Cillán, Francisco El doctor Jerónimo Puerto XXI 10 1992 93-98
816 Conejero Sánchez, Pedro Luís Del nombre de Valdeobispo XXI 11 1992 99-102
817 Domínguez  Moreno, José María Mitología extremeña. La diosa de la muerte XXI 12 1992 103-114
818 Encinas Cerrillo, Francisco Fray Vicente Valverde, obispo de Cuzco XXI 13 1992 115-120
819 Fernández Sánchez, Teodoro Apuntes históricos de la Carmelitas Descalzas en Plasencia. 1628-1965. XXI 14 1992 121-124
820 Fernández Sánchez, Teodoro Tirso de Molina y Trujillo XXI 15 1992 125-130
821 Fernández Sánchez, Teodoro Manuscritos del siglo de oro en Trujillo XXI 16 1992 131-136
822 Fuentes Bajo, María Dolores Trujillo y América.  América y  Trujillo. XXI 17 1992 137-146
823 Galán Serradilla, José Pro fide XXI 18 1992 147-158
824 García-Murga Alcántara, Juan Iconografías trujillanas en el siglo XVI XXI 19 1992 159-162
825 González Cordero, Antonio Excavaciones arqueológicas realizadas durante siete años en la comarca de Trujillo XXI 20 1992 163-168
826 Gutiérrez  Macías, Valeriano Pedro Cieza de León, extremeño,  conquistador, etnógrafo y gran cronista de  Perú XXI 21 1992 169-174
827 López López, Teodoro Agustín Fuente del Maestre: Su proyección en América XXI 22 1992 175-204
828 Lozano Ramos, José Obras de teatros estrenados en Trujillo en el siglo XX XXI 23 1992 205-208
829 Martin Jiménez, Marcela Historia de la iglesia hondureña XXI 24 1992 209-216
830 Martínez Beltrán, Mercedes Un viaje a México XXI 25 1992 217-226
831 Martínez Díaz, José María Artistitas trujillanos de la primera mitad del siglo XVIII en Salvatierra de Santiago y Botija (Cáceres) XXI 26 1992 227-240
832 Mateos Cortés, Manuel Aldeacentenera y Alonso Álvarez de Pineda XXI 27 1992 241-246
833 Montaña  Conchiña, Juan Luís de El monte en la Alta Extremadura (siglos XII-XIV) XXI 28 1992 247-258
834 Núñez Martín, Ramón San Juan Macías, el único misionero extremeño,  canonizado por la Iglesia ahora, que evangelizó en el Nuevo Mundo XXI 29 1992 259-262
835 Olmedo Alonso, Angel Los amantes de la tierra XXI 30 1992 263-272
836 Pastor Serrador,  Juan José La Iglesia de Extremadura en América (Siglo XVI) XXI 31 1992 273-292
837 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: El viñedo en la estructura agraria de Castuera en el siglo XVII XXI 32 1992 293-298
838 Pulido Coello, Montaña Notas de bibliografía extremeña XXI 33 1992 299-302
839 Ramos Rubio,  José Antonio Aportaciones inéditas a la historia artística de Trujillo XXI 34 1992 303-314
840 Ramos Rubio,  José Antonio Aportaciones inéditas sobre la vida y obra del pintor José Bermudo Mateos, Huertas de Animas (Cáceres) XXI 35 1992 315-318
841 Rivero Domínguez, Francisco Ovando la expedición de América XXI 36 1992 319-322
842 Rollano, María Rocío; J. Álvaro y A. Trigueros Los emigrantes extremeños a Indias a través de sus cartas. 1556-1614 XXI 37 1992 323-348
843 Rubio Andrada, Manuel Semejanzas entre calendarios de México precolombino y del bronce extremeño XXI 38 1992 349-354
844 Sendín Blázquez, José La Vía de la Plata-Camino de Santiago. Historia, mito y leyenda XXI 39 1992 355-356
845 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones para una historia de Extremadura escrita en piedra XXI 40 1992 357-370
846 Soria Sánchez, Valentín Impresores, autores, editores y libreros de Extremadura desde el siglo XV XXI 41 1992 371-378
847 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Dos documentos históricos de Hernando Pizarro (Madrid,1543), incluido otro de Gonzalo Pizarro (Quito, 1541) XXI 42 1992 379-398
848 Vivas Moreno, Agustín y Arias  González Luís Extremadura y América: Los manuales de confesión para indígenas del siglo XVI. Hacia un nuevo modelo de formación de conciencia XXI 43 1992 399-418
849 Vivas Moreno, Agustín y Arias  González Luís Revueltas y enfrentamientos de los dominadores extremeños en América XXI 44 1992 419-434
850 Vivas Moreno, Agustín América inventada XXI 45 1992 435-438
851 Alba Calzado,  Miguel La alfarería trujillana:(1) El proceso técnico XXII 1 1993 11-16
852 Arias González, Luís La visión popular de la historia y el pasado en las «Relaciones topográficas» de Extremadura (1574-1578) XXII 2 1993 17-26
853 Arroyo Mateos, Juan Francisco Origen apostólico de la diócesis de Plasencia XXII 3 1993 27-38
854 Bazaga Ibáñez, Manuel José Símbolos en el asentamientos templarios XXII 4 1993 39-44
855 Blanco Carrasco, José Pablo Migraciones internas y espacios cerrados XXII 5 1993 45-60
856 Blanco Carrasco, José Pablo Coria 17536. Un modelo de ciudad agrícola en el siglo XVIII XXII 6 1993 61-82
857 Cárdenas Benítez, María del Pilar Las  instrucciones de gobierno de Frey Nicolás  de Ovando XXII 7 1993 83-92
858 Carrasco Montero, Gregorio La gramática castellana de Nebrija y Extremadura XXII 8 1993 93-102
859 Cillán Cillán, Francisco Las tierras comunales del Alfoz de Trujillo XXII 9 1993 103-106
860 Curado Fuentes, Alejandro Blas La escuela de Cubillana XXII 10 1993 107-120
861 Curado Fuentes, Daniel Aproximación histórica a la obra socio-económica del obispo Mausona XXII 11 1993 121-128
862 Cruz Mera, Mª Luisa y Curado Fuentes Alejandro Blas Estudio del retrato de Hernán Cortés, de Juan Aparicio Quintana, en Medellín XXII 12 1993 129-136
863 Cruz Mera, Mª Luisa y Curado Fuentes Alejandro Blas Notas artísticas sobre la figura  de Hernán Cortés en Medellín XXII 13 1993 137-142
864 Montaña  Conchiña, Juan Luís de la Extremadura en la segunda mitad del siglo  XVIII: Repoblación y aspectos sociales XXII 14 1993 143-160
865 Domínguez  Cuesta, Benigno La Extremadura de la retina XXII 15 1993 161-166
866 Fernández García, Mª Jesús y Alba Calzado, Miguel La mujer en la alfarería extremeña XXII 16 1993 167-170
867 Fernández García, Mª Jesús Cortés ante las ciudades mexicanas: La expresión lingüística  de la admiración XXII 17 1993 171-186
868 Fernández Sánchez, Teodoro Apuntes históricos sobre la actual sede de la Diputación Provincial de Cáceres(Antiguo convento de Santa María de Jesús) XXII 18 1993 187-216
869 Gutiérrez  Macías, Valeriano El colegio preparatorio militar de Trujillo XXII 19 1993 217-220
870 López López, Teodoro Agustín En el cuarto centenario.  Bosquejo histórico-artístico de la Iglesia Mayor de Fuente del Maestre XXII 20 1993 221-230
871 Lozano Ramos, José Trujillo y sus estampas XXII 21 1993 231-238
872 Lozano Ramos, José i9k, XXII 22 1993 239-258
873 Martín Cuesta, José Presentación del libro «Entre el cóndor y el marañón» XXII 23 1993 259-264
874 Martin Jiménez, Marcela Carlos V en Yuste XXII 24 1993 265-274
875 Martin Jiménez, Marcela Dioses Mayas XXII 25 1993 275-284
876 Martín Nieto, Serafín El ex-convento de San Pedro, un nuevo caso de destrucción en Cáceres, «Patrimonio de la Humanidad» XXII 26 1993 285-300
877 Martín Nieto, Serafín Tres casos dignos de notar que han acaecido en la ciudad de Cáceres XXII 27 1993 301-312
878 Martínez Díaz, José María Dos trazas  inéditas de la arquitectura placentina del siglo XVII XXII 28 1993 313-318
879 Montero Curiel, Pilar y Mª Luisa Marciano  Curiel Merchán y los investigadores del Centro de Estudios Históricos XXII 29 1993 319-326
880 Montero Curiel, Pilar y Mª Luisa Nuevos datos sobre la primera edición  de los cuentos extremeños de «Marciano Curiel  Merchán» XXII 30 1993 327-336
881 Naharro y Riera, Alfonso Caballería del Cister en Trujillo XXII 31 1993 337-348
882 Núñez Martín, Ramón La asombra  restauradora realizada en Trujillo. El pasado, el presente y el futuro XXII 32 1993 349-356
883 Núñez  Secos, Luís Estatua de Francisco Pizarro en Trujillo XXII 33 1993 357-360
884 Olmedo Alonso, Angel La Sociedad Obrera «Los amantes de la tierra». Un intento frustrado de asociación  durante la II República XXII 34 1993 361-370
885 Pastor Serrador,  Juan José La Sierva de Dios, María de Meneses y Orellana XXII 35 1993 371-382
886 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: La oligarquía indiana de Castuera en el siglo XVII: Poder  concejil, esclavitud y mayorazgo XXII 36 1993 383-392
887 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: El viñedo en la estructura agraria de Castuera en el siglo XVII XXII 37 1993 393-398
888 Pérez Reviriego, Miguel La «Mamarracha» y su secreto. XXII 38 1993 399-402
889 Pérez Reviriego, Miguel Notas para una historia de la Biblia en Extremadura XXII 39 1993 403-404
890 Pérez Muñoz, Isabel Conflictividad social y administración de justicia en el partido de Trujillo.1791 XXII 40 1993 405-414
891 Quijada González, Domingo Comarca y desarrollo, dos modelos representativos extremeños: Trujillo y Navalmoral de la Mata XXII 41 1993 415-426
892 Ramos Rubio,  José Antonio El testamento del teniente coronel de los Reales Ejércitos Jacinto Ruíz de Mendoza. Vida y hechos de un héroe XXII 42 1993 427-432
893 Ramos Rubio,  José Antonio Virgen con el  niño: obra inédita del escultor Sebastián de Paz XXII 43 1993 433-436
894 Rivero Domínguez, Francisco La cultura taína XXII 44 1993 437-442
895 Rubio Andrada, Manuel La sirena de Monfragüe XXII 45 1993 443-448
896 Sánchez López, Martiria Estudio histórico sobre el arte  textil en la Vera  en (Cáceres) XXII 46 1993 449-456
897 Soria Sánchez, Valentín Diccionario episcopologio de Extremadura XXII 47 1993 457-466
898 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Inventario  de bienes de la ilustre mestiza Dª Francisca Pizarro Yupanqui XXII 48 1993 467-482
899 Vivas  Moreno, Agustín y Rodríguez Ávila, Ana Isabel Extremadura y el ABC en el 1931: De la monarquía  a la república XXII 49 1993 483-542
900 Vivas Moreno, Agustín Luís Chamizo: Extremadura y su intrahistoria XXII 50 1993 543-546
901 Alba Calzado,  Miguel El sistema gremial y su persistencia en la alfarería trujillana XXIII 1 1994 11-20
902 Arroyo Mateos, Juan Francisco Gloria inmensa   que puede reconquistar Plasencia XXIII 2 1994 21-26
903 Bazaga Ibáñez, Manuel José Algunas noticias sobre la distribución de aguas  en Trujillo XXIII 3 1994 27-30
904 Blanco Carrasco, José Pablo El campo y el campesinado extremeño a finales  del antiguo régimen XXIII 4 1994 31-48
905 Calderón Berrocal, María del Carmen El archivo parroquial  de Nuestra Señora de los Ángeles, de Cabeza la Vaca XXIII 5 1994 49-78
906 Carrasco Montero, Gregorio Los sagurdones  de Villamiel (Cáceres) XXIII 6 1994 79-84
907 Casado Valverde, Purificación  y Trigueros Muñoz, Angel Poetizar el mundo. Poesía y realidad en la obra de Luís Chamizo XXIII 7 1994 85-98
908 Casado Valverde, Purificación  y Trigueros Muñoz, Angel La construcción de la palabra en la poesía de Luís Chamizo. Sentido y significado XXIII 8 1994 99-106
909 Cárdenas Benítez , María del Pilar El blasón y el linaje de Francisco Pizarro XXIII 9 1994 107-114
910 Cillán Cillán, Francisco Datos para un estudio demográfico de una villa de jurisdicción de Trujillo XXIII 10 1994 115-122
911 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Cáceres, sus construcciones ocultas XXIII 11 1994 123-130
912 Cotilla Vaca, Marcelino Sentimiento patriótico y sustrato histórico español en los versos de Carolina Coronado XXIII 12 1994 131-140
913 Domínguez  Moreno, José María Análisis  etnohistórico de la Virgen de Guadalupe XXIII 13 1994 141-152
914 Fernández Sánchez, Teodoro Rectorologio de Santa María, Concatedral de Cáceres XXIII 14 1994 153-160
915 Fernández Sánchez, Teodoro Las Vírgenes Negras XXIII 15 1994 161-170
916 López López, Teodoro Agustín La archidiócesis  de Mérida-Badajoz, ensambladura de sedes episcopales  y diócesis priorales XXIII 16 1994 171-196
917 Gutiérrez  Macías, Valeriano Luís Chamizo Trigueros (1894-1945) XXIII 17 1994 197-202
918 Lozano Ramos, José y Luengo Blázquez, José Trujillo durante la Guerra de la Independencia y su intervención en ella XXIII 18 1994 203-218
919 Martin Jiménez, Marcela Los negros caribes  de Trujillo. Dpto. de Colón, Honduras, C.A. XXIII 19 1994 219-226
920 Martín Nieto, Serafín El retablo mayor de la parroquia de San Esteban de Torrequemada y sus artífices XXIII 20 1994 227-252
921 Martín Nieto, Serafín La iglesia de San Juan Bautista de Cáceres.  Algunas circunstancias constructivas XXIII 21 1994 253-296
922 Martín Beltrán, Mercedes Cortés y el  trazado  de México sobre la antigua Tecnochitlianti XXIII 22 1994 297-302
923 Montaña  Conchiña, Juan Luís de la Notas  para la repoblación  y organización del territorio en el valle del Guadiana. Badajoz en el siglo XIII. XXIII 23 1994 303-316
924 Moreno Morales, Marcelino Un ejemplo de trashumancia en el siglo XVII en Extremadura:  Salvatierra de Santiago XXIII 24 1994 317-320
925 Muro Castillo, Alberto Estudio histórico -jurídico sobre el texto inédito de Baños de Montemayor XXIII 25 1994 321-328
926 Muro Castillo, María Teresa Dos imágenes de San Blas en el convento de Santa Clara de Trujillo XXIII 26 1994 329-338
927 Olmedo Alonso, Angel Algunas notas sobre el anarquismo en Extremadura XXIII 27 1994 339-346
928 Pastor Serrador,  Juan José Los judíos en España XXIII 28 1994 347-354
929 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: Extremeños en el alto clero indiano en  el siglo XVIII. XXIII 29 1994 355-366
930 Pérez Martín, María Narcisa Viabilidad del turismo  rural en Extremadura XXIII 30 1994 367-376
931 Pérez Martín, María Narcisa Determinismos históricos y estrangulamientos en el desarrollo del sector agrario en la comarca de Alcántara XXIII 31 1994 377-390
932 Quijada González, Domingo Los orígenes  del republicanismo en Navalmoral de la Mata XXIII 32 1994 391-400
933 Ramos Rubio,  José Antonio Situación artística del patrimonio  medieval en la diócesis medieval XXIII 33 1994 401-418
934 Rivero Domínguez, Francisco Casimiro Ortas, maestro de actores XXIII 34 1994 419-424
935 Rubio Andrada, Manuel Reflexiones en torno a cuatro escenas  de contenido  cinegético representadas  en la pintura rupestre esquemática de la provincia de Cáceres XXIII 35 1994 425-438
936 Sánchez Martín, José Manuel La necesidad de un cambio en la política agraria de Extremadura XXIII 36 1994 439-446
937 Sánchez Martín, José Manuel El sistema nodal conformado por las comunicaciones  en la provincia de Badajoz XXIII 37 1994 447-452
938 Soria Sánchez, Valentín Linderos de las diócesis de Plasencia y Ávila XXIII 38 1994 453-458
939 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones de Trujillo y otras zonas XXIII 39 1994 459-470
940 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. La primera mujer  de Hernando Pizarro, Isabel Mercado, y su hija Francisca Pizarro Mercado XXIII 40 1994 471-478
941 Álvaro  Rubio, Joaquín La pobreza en Extremadura en el siglo XVII: El caso de Aliseda XXIV 1 1995 11-20
942 Aranda Aguilar, Luís Romance de la Torre de Alicia (Leyenda trujillana  del XIV) XXIV 2 1995 21-30
943 Arroyo Mateos, Juan Francisco Dios reclama con inesperado portento la pronta beatificación de una dama cacereña XXIV 3 1995 31-40
944 Bazaga Ibáñez, Manuel José Doña Margarita de Iturralde Arteaga, su obra  benéfico-social en Trujillo XXIV 4 1995 41-44
945 Blanco Carrasco, José Pablo Tomás Martín Gil  y la historia de la demografía extremeña XXIV 5 1995 45-50
946 Blanco Carrasco, José Pablo Sociedad y pobreza en Extremadura (Estado de la cuestión según el Informe  de Colonos de 1794) XXIV 6 1995 51-56
947 Calderón Berrocal , María del Carmen Un extremeño ilustre. Alonso  Ramírez de Vergara, obispo de Charcas XXIV 7 1995 57-74
948 Cárdenas Benítez , María del Pilar De mis raíces XXIV 8 1995 75-78
949 Carrasco Montero, Gregorio Iconografías de trujillanas en el siglo XVI San Pedro de Alcántara XXIV 9 1995 79-86
950 Casado Valverde, Purificación  y Trigueros Muñoz, Angel La construcción de la palabra en la poesía de Luís Chamizo. Sentido y significado XXIV 10 1995 87-104
951 Cillán Cillán, Francisco Testamento del  capitán don Diego de Vargas Carvajal XXIV 11 1995 105-110
952 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Imágenes malditas: «El Señor de los naranjos» (Cáceres) XXIV 12 1995 111-116
953 Croche de Acuña, Francisco Una familia muy peculiar en Zafra del siglo XVI XXIV 13 1995 117-128
954 Chancelade, Carine Pobreza y marginación social en Extremadura. La beneficencia en Trujillo en los siglos XVI  y XVII XXIV 14 1995 129-134
955 Chaves Palacios, Julián Guerra civil en Cáceres: » La batalla de Villamesías» (2 de agosto de 1936) XXIV 15 1995 135-146
956 Fernández Sánchez, Teodoro Insigne matemático y fecundo poeta XXIV 16 1995 147-154
957 Fernández Sánchez, Teodoro Tesoro de pobres XXIV 17 1995 155-176
958 Lopez López, Teodoro Agustín Páginas inéditas del martirologio pacense XXIV 18 1995 177-232
959 Lozano Ramos, José Heráldica trujillana en interiores XXIV 19 1995 233-250
960 Martin Jiménez, Marcela y Hierros artísticos. Provincia de Cáceres XXIV 20 1995 251-256
961 Martin Jiménez, Marcela Catedrales Españolas,  la de Coria, singular monumento del siglo XVI XXIV 21 1995 257-262
962 Martín Nieto, Serafín San Pablo de Cáceres. De casa de beatas a convento de clausura. (1425-1591)) XXIV 22 1995 263-308
963 Martín Nieto, Serafín Aportaciones documentales para historia de tres imágenes cacereñas del Señor amarrado a la columna XXIV 23 1995 309-334
964 Molano Morán, Primitiva El habla dialectal extremeño en «Tierra y mujer o Lázara la profetisa» (1945) de P. Caba. XXIV 24 1995 335-338
965 Montaña  Conchiña, Juan Luís de Espacio y poblamiento en la trasierra extremeña de los siglos XII y XIII. XXIV 25 1995 339-350
966 Murillo Mariscal, María Tal como se vivía entonces en un rincón de Extremadura XXIV 26 1995 351-352
967 Olmedo Grajera,  Ana Belén, Román Aragón, Lourdes y Triguero Muñoz, Angel La Orden de Santiago en Extremadura: La encomienda de Mérida y su gobernabilidad: 1426-1467. XXIV 27 1995 353-364
968 Pastor Serrador,  Juan José Juegos y divertimientos XXIV 28 1995 365-368
969 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: Una familia muy peculiar en Zafra del siglo XVI XXIV 29 1995 369-398
970 Pérez – Zubizarreta Sánchez, Mª Teresa y Durán Gómez, Toni Trujillo en sonetos XXIV 30 1995 399-408
971 Plaza  Rodríguez, Ignacio El Puente del Conde sobre Almonte XXIV 31 1995 409-412
972 Quijada González, Domingo La memoria de Vázquez (Una obra pía del siglo XV común al Campo Arañuelo cacereño-toledano. XXIV 32 1995 413-420
973 Ramos Rubio,  José Antonio Escultura medieval en Trujillo XXIV 33 1995 421-432
974 Rastrollo  Rojas, José Los políticos extremeños y la desamortización XXIV 34 1995 433-440
975 Rivero Domínguez, Francisco La comarca de Alcántara XXIV 35 1995 441-446
976 Rivero Domínguez, Francisco Las películas de Casimiro Ortas y su mujer Aurora XXIV 36 1995 447-450
977 Rubio Andrada, Manuel Estudio de la pinturas rupestres del Paso de Pablo Cabañas  XXIV 37 1995 451-466
978 Sánchez Herrero, Esteban De la música, los músicos y su actual entorno en Extremadura XXIV 38 1995 467-470
979 Sánchez  Martín, José Manuel Alteraciones pluviométricas en Extremadura: La sequía XXIV 39 1995 471-476
980 Sánchez  Martín, José Manuel El papel del clima  en el diseño del turismo extremeño XXIV 40 1995 477-482
981 Soria Hernández, Teodoro Ideas sobre las tragedias romanas XXIV 41 1995 483-492
982 Soria Sánchez, Valentín Recopilación de inscripciones  de Extremadura XXIV 42 1995 493-506
983 Trigueros Muñoz, Angel Las bases de la economía extremeña. Don Benito a finales del siglo XVIII: Agricultura, ganadería e industria. XXIV 43 1995 507-514
984 Vaz-Romero Nieto, Manuel Evocación, alegoría y dramatismo de  una experiencia vital (Conferencia sobre la obra pictórica de Emilia González, «Cárcel 100» XXIV 44 1995 515-522
985 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Canción-orquestal de lo extremeño-americano. XXIV 45 1995 523-528
986 Vivas Moreno, Agustín Hacia una historia de la lectura para Extremadura del antiguo régimen. Introducción, problemática y cuestiones de método XXIV 46 1995 529-543
987 Aguil Rodas, Raúl Gaspar  de Rodas, natural de Trujillo, quien fue fundador  y gobernador de Antioquía en el nuevo reino de Granada XXV 1 1996 11-14
988 Arroyo Mateos, Juan Francisco Taumaturgo extremeño que merece ser beatificado XXV 2 1996 15-24
989 Ayala Vicente, Fernando Análisis conceptual de los partidos políticos durante la segunda  república  y su aplicación  práctica en Cáceres XXV 3 1996 25-32
990 Calderón  Berrocal, Mª del Carmen La visita en el territorio  Vere Nullius de la Vicaria General de Estepa, antiguo dominio de la Orden de Santiago y Priorato de San Marcos de León XXV 4 1996 33-54
991 Cárdenas Benítez , María del Pilar El testamento de García Pizarro de Olmos XXV 5 1996 55-62
992 Cárdenas Benítez, María del Pilar Isabel de Mercado. El convento de San Francisco el Real XXV 6 1996 63-66
993 Carrasco Moreno, Gregorio El Excelentísimo Sr. Dr. Don José Xerez, catedrático de Prima de Reyes, en Salamanca, capellán general de los Ejércitos Reales de España, deán de la Santa Iglesia Catedral de Ciudad Rodrigo. XXV 7 1996 67-78
994 Cillán Cillán, Francisco La Cofradía de San Blas  en Puerto de  Santa Cruz XXV 8 1996 79-94
995 Corcho Gómez, Inmaculada Los museos en Extremadura XXV 9 1996 95-102
996 Corchero Cerrón, José Manuel El origen de los nombres de las calles y su relación con el desarrollo urbano en una villa medieval: Valencia de Alcántara XXV 10 1996 103-106
997 Cordero Alvarado, Pedro Trujillo: Un imperio heráldico ignorado. (La Almería Real) XXV 11 1996 107-112
998 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Escritura ógmica XXV 12 1996 113-116
999 Chaves Palacios, Julián Operaciones republicanas sobre las Villuercas. Guadalupe en la encrucijada. Sitio y defensa d1936el monasterio en el verano de XXV 13 1996 117-128
1000 Fernández Sánchez, Teodoro ¡Qué bien¡ Ensayo biográfico sobre el venerable y virtuosísimo Honorio María Sánchez Bustamante XXV 14 1996 129-168
1001 Fernández Sánchez, Teodoro Informe histórico que avala el cambio de denominación  de Aldea de Trujillo por  Aldea del Obispo» XXV 15 1996 169-174
1002 García de Yebenes Torres, Pilar Un boticario extremeño en la Cortes de Felipe V y Fernando VI. Bartolomé Pérez Durán: Boticario Mayor de S. M. (1737-1748) XXV 16 1996 175-188
1003 Godoy Barrado J., Miguel Díaz, M. y Palacios Acero I. Anotaciones y curiosidades de los archivos parroquiales de Trujillo XXV 17 1996 189-202
1004 Gutiérrez  Macías, Valeriano Julio Cienfuegos Linares (1920-1996) XXV 18 1996 203-206
1005 López López, Teodoro Agustín Los » propios» de los santos en Archidiócesis de Mérida-Badajoz XXV 19 1996 207-254
1006 Lozano Ramos, José Heráldica  trujillana XXV 20 1996 255-260
1007 Lozano Ramos, José El automóvil en Trujillo XXV 21 1996 261-262
1008 Martin Jiménez, Marcela Vida y milagros  del venerable Fray Juan de  San Diego. Menor observante XXV 22 1996 263-270
1009 Martín Nieto, Serafín La ermita cacereña de San Blas desde sus orígenes a la Guerra de la Independencia XXV 23 1996 271-310
1010 Martín Nieto, Serafín La ermita cacereña de Ntra. Sra. de Guadalupe o del Vaquero XXV 24 1996 311-342
1011 Martín Pousada, Rodrigo Los tiempos antiguos de  Aliseda XXV 25 1996 343-348
1012 Méndez Hernán, Vicente La platería de la iglesia parroquial de Santiago Apóstol, de Capilla (Badajoz) XXV 26 1996 349-362
1013 Mira Caballos, Esteban En torno a una biografía sobre Frey Nicolás de Ovando: Estado de la cuestión XXV 27 1996 363-370
1014 Montaña  Conchiña, Juan Luís de la Aspectos fundamentales  de la sociedad  feudal extremeña en el siglo XIII y su proyección el siglo XIV XXV 28 1996 371-382
1015 Moreno Morales, Marcelino Algunas ermitas  la sur de Trujillo en el siglo XVIII y su situación actual XXV 29 1996 383-392
1016 Núñez Martín, Ramón Presentación de  un poeta extremeño contemporáneo XXV 30 1996 393-396
1017 Olmedo Alonso, Angel La prensa, herramienta de trabajo para el historiador. Estudio de un periódico. XXV 31 1996 397-406
1018 Pastor Serrador,  Juan José Industria, molinos y hornos en las Villuercas XXV 32 1996 407-414
1019 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: Dinero indiano y riqueza ganadera en Cáceres. Los negocios laneros de XXV 33 1996 415-420
1020 Pérez Martín, María Narcisa La actividad turística. Estructura actual de la distribución de las  plazas  de los establecimientos comerciales de la región XXV 34 1996 421-448
1021 Pérez Martín, María Narcisa Oferta en alojamientos XXV 35 1996 449-460
1022 Pérez – Zubizarreta Sánchez, Mª Teresa y Durán Gómez, Toni Las piedras hablan XXV 36 1996 461-468
1023 Plaza  Rodríguez, Ignacio Aldeacentenera en el siglo XVIII: La Nobleza y la Iglesia XXV 37 1996 469-474
1024 Quijada González, Domingo Getulio Hernández Moreno («Requeté»). Su actividad sociopolítica (1915-1936) en Navalmoral de la Mata XXV 38 1996 475-484
1025 Ramos Rubio,  José Antonio En defensa  de una identidad cultural extremeña. La artesanía de Torrejoncillo y Casatejada XXV 39 1996 485-492
1026 Ramos Rubio,  José Antonio Algunas notas históricas sobre la presencia de la Inquisición en Guadalupe XXV 40 1996 493-496
1027 Rivero Domínguez, Francisco Los últimos días  del actor brocense  Casimiro Ortas XXV 41 1996 497-504
1028 Rubio Andrada, Manuel y Pastor González, Vicente Monumento  funerario megalítico de Logrosán XXV 42 1996 517-518
1029 Rubio Andrada, Manuel Las pinturas rupestres  del risco del Risco de  Paulino, Berzocana (Cáceres) XXV 43 1996 505-516
1030 Rubio Suero, Vanesa Reflexiones en torno a cuatro escenas  de contenido  cinegético representadas  en la pintura rupestre esquemática de la provincia de Cáceres XXV 44 1996 519-520
1031 Sánchez López, Martiria La Vicaría de Trujillo en el antiguo régimen XXV 45 1996 521-532
1032 Sánchez Martín, José Manuel Detección  de la influencia de los factores  geográficos en la pluviometría en Extremadura XXV 46 1996 533-550
1033 Sánchez Martín, José Manuel Estadística, teoría general de sistemas y climatología en el análisis de la influencia de la altitud en los procesos termo pluviómetros XXV 47 1996 551-564
1034 Soria Sánchez, Valentín Historia de la Real Asociación  de Caballeros de Yuste XXV 48 1996 565-572
1035 Tena Ávila, María de los Ángeles El humilladero, la ermita de san Pablo, fiestas que en ella se celebran XXV 49 1996 573-576
1036 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. La Merced de Trujillo pleitea  con el conde de Miranda, a favor  de la redención de cautivos (1743) XXV 50 1996 577-582
1037 Vivas Moreno, Agustín La prensa de Extremadura. Estudio y análisis de la fotografía en el diario «Hoy» durante los años  1937-1939. XXV 51 1996 583-594
1038 Arroyo Mateos, Juan Francisco Extremadura  obedece al Papa, reflexionando sobre la Santísima Trinidad, como preparación al año 2000 XXVI 1 1997 11-22
1039 Ayala Vicente, Fernando La vía municipal en Miajadas  durante la  segunda república XXVI 2 1997 23-34
1040 Barrio Moya, José Luís La biblioteca de la dama trujillana doña Ana María de Bauls (1716) XXVI 3 1997 35-44
1041 Bazaga Ibáñez, Manuel José Convento de la Encarnación de Trujillo. Su historia como centro docente. XXVI 4 1997 45-48
1042 Cárdenas Benítez, María del Pilar Los fueros de Badajoz en la carta del obispo de Mondoñedo XXVI 5 1997 61-68
1043 Cárdenas Holguín, Angel El  marqués de la Conquista XXVI 6 1997 49-60
1044 Carrasco Montero, Gregorio Un santo y una poetisa: San Antonio Mª Claret y Carolina Coronada XXVI 7 1997 69-74
1045 Carretero García, José Luís Extremadura y el reto de un nuevo modelo social: La sociedad de la información XXVI 8 1997 75-84
1046 Cillán Cillán, Francisco Ordenanzas  de la cofradía de la Santa Vera Cruz, del Puerto de Santa Cruz XXVI 9 1997 85-90
1047 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Tesoros escondidos  en Extremadura XXVI 10 1997 91-96
1048 De la Montaña  Conchiña, Juan Luís Un ejemplo de la organización social del espacio en Extremadura medieval XXVI 11 1997 97-112
1049 De la  Torre Briceño, Jesús Antonio El abasto de la carne de vacuno de la ciudad de Trujillo en el sudeste de Madrid en los siglos XVII y XVIII XXVI 12 1997 113-116
1050 Domínguez Vinagre, Alfonso Conflictividad social y administración de justicia en el partido de Trujillo.1791 XXVI 13 1997 117-124
1051 Durán Castellano, Francisco Javier La encomienda templaria de Capilla (1236-1309 XXVI 14 1997 125-136
1052 Fernández Sánchez, Teodoro Botánico internacional. Doctor don Marcelo Rivas  Mateos, sabio eminente XXVI 15 1997 137-148
1053 García de Yebenes Torres, Pilar , La jornada  real a Badajoz. Bodas  reales en año  1729. Nuevos datos y aspectos sanitarios. XXVI 16 1997 149-188
1054 García-Plata, Reyes Narciso Francisco Pizarro y la conquista espiritual de Perú: La visión dramática  de la Aurora en Copacabana de Calderón XXVI 17 1997 189-194
1055 Garraín Villa, Luís José Nuevas aportaciones documentales a la biografía de «Francisco Zurbarán» XXVI 18 1997 195-196
1056 López Caballero, Consuelo Presentación de  un poeta extremeño contemporáneo XXVI 19 1997 223-230
1057 López López, Teodoro Agustín San Atón, monje, obispo y patrono secular XXVI 20 1997 197-222
1058 Lozano Ramos, José Historia del futbol en Trujillo XXVI 21 1997 231-238
1059 Luengo Pacheco, Ricardo El clero urbano placentino durante el siglo XVIII: Sus bibliotecas XXVI 22 1997 239-246
1060 Martin Jiménez, Marcela Don Francisco Pizarro XXVI 23 1997 247-260
1061 Martin Nieto, Serafín Nuevas aportaciones al conocimiento de la obra de Vicente Barbadillo, escultor afincado en Cáceres XXVI 24 1997 261-294
1062 Martin Nieto, Serafín Esbozo para el estudio de las Ordenanzas fundacionales de tres cofradías cacereñas XXVI 25 1997 295-312
1063 Méndez Hernán, Vicente Obras  urbanísticas en la diócesis de Plasencia XXVI 26 1997 313-322
1064 Méndez Hernán,  Vicente Marcas de plateros cordobeses en la comarca de la Serena (Badajoz) XXVI 27 1997 323-338
1065 Mira Caballos, Esteban Indios americanos en la Extremadura el siglo XVI: Introducción a su estudio. XXVI 28 1997 339-346
1066 Moreno Morales, Marcelino Acerca del origen de algunos topónimos significativamente  históricos al sur de Trujillo XXVI 29 1997 347-354
1067 Pastor Serrador,  Juan José La abadía de  ´la Villuercas desde 1450 a 1850, sus nombres y hechos XXVI 30 1997 355-358
1068 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: Riqueza y poder en la Extremadura moderna. Los inventarios post mortem de los indianos cacereños XXVI 31 1997 359-364
1069 Plaza  Rodríguez, Ignacio La Iglesia en la sociedad aldeana XXVI 32 1997 365-372
1070 Quijada González, Domingo ¿Cambios o ciclos climáticos? Un  siglo de evolución en Navalmoral de la Mata XXVI 33 1997 373-384
1071 Ramos Rubio,  José Antonio Noticias  de la parroquia de Santa María del Carrascal y todos sus anejos, y de Ntra. Sra. del Carrascal y lugar o asiento que allí hubo llamado Malpatida XXVI 34 1997 385-388
1072 Ramos Rubio,  José Antonio La influencia del mundo antiguo en la diócesis de Plasencia y sus aportaciones  a la iconografía de obras escultóricas y pictóricas de la edad media XXVI 35 1997 389-406
1073 Redondo Rodríguez, José Antonio Mario Roso de Luna. Concepto sobre historia XXVI 36 1997 407-412
1074 Rivero Domínguez, Francisco Casimiro Ortas y Perico Pérez Fernández XXVI 37 1997 413-420
1075 Rubio Andrada, Manuel Las pinturas rupestres  en el término de  Talarrubias , Badajoz, Cueva de la Panda, un conjunto paleolítico en el Guadiana medio XXVI 38 1997 421-446
1076 Rubio Parra, José Eugenio La espada de Pizarro XXVI 39 1997 447-458
1077 Sánchez López, Martiria Los judíos en la Vera XXVI 40 1997 458-466
1078 Sanguino, Mary Los Pizarro XXVI 41 1997 467-472
1079 Sasso Olivarez, Ilse Intelección de fuentes históricas, en el horizonte literario de la «Trilogía de los Pizarro», de Tirso de Molina XXVI 42 1997 473-496
1080 Soria Sánchez, Valentín Inscripciones y noticias arqueológicas de Extremadura XXVI 43 1997 497-508
1081 Soria Sánchez, Valentín Vera de Yuste, 50 años XXVI 44 1997 509-512
1082 Trigueros Muñoz, Angel El sentido religioso en la poesía de José María Gabriel y Galán XXVI 45 1997 513-526
1083 Urbina Gómez, Miguel Introducción, Tierras de Trujillo año 1185 XXVI 46 1997 527-530
1084 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. El Pizarro más intelectual del siglo de oro español: Don Fernando Pizarro Orellana (+1652) XXVI 47 1997 531-544
1085 Vivas Moreno, Agustín Fondos documentales. El archivo parroquial de San Roque de Badajoz XXVI 48 1997 545-554
1086 Bazaga Ibáñez, Manuel José (sic) Trujillo en el pleito de la Orden Franciscana XXVII 1 1998 9-12
1087 Barrio Moya, José Luís Aportaciones  a la biografía  de Juan Mateos, Ballestero , mayor de Felipe IV, retratado por Velázquez   XXVII 2 1998 13-22
1088 Cárdenas Holguín, Angel Conquista de la Sierra. Cáceres. La Torre de los Pizarro XXVII 3 1998 23-26
1089 Cárdenas Benítez, María del Pilar Un trujillano en América: Juan Prieto de Orellana, Visitador de la Audiencia de Santa Fe XXVII 4 1998 27-38
1090 Carrasco Montero, Gregorio De la crónica  a una peregrinación  de 1895 XXVII 5 1998 39-46
1091 Cava López,  Mª Gema Pobreza y marginación  infantil: Expósitos en la  Alta Extremadura moderna XXVII 6 1998 47-58
1092 Ceballos Barbancho, Julio Comunicación: Aproximación tipográfica al arte funerario y sepulcral en la arquitectura religiosa de la diócesis de Coria-Cáceres (siglos XV-XVIII) XXVII 7 1998 59-62
1093 Cillán Cillán, Francisco Los frailes agustinos en Santa Cruz de la Sierra XXVII 8 1998 63-80
1094 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón El bibliófilo extremeño don Elías Diéguez Luengo 9 1998 81-84
1095 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón 50º Aniversario de la Exposición del libro de Extremadura XXVII 10 1998 85-88
1096 Curado Fuentes, Daniel Mérida: Fondos de pensiones visigodos XXVII 11 1998 89-98
1097 Estévez Morales, José Antonio La aportación de técnicas analíticas de laboratorio en la  arqueología extremeña: El caso de los materiales cerámicos XXVII 12 1998 99-120
1098 Flores Olave, Lucía Índices de alfabetización de núcleos rurales extremeños XXVII 13 1998 121-114
1099 Fernández Serrano, Francisco Galo Rectorologios «impresos» de la diócesis de Plasencia XXVII 14 1998 115-118
1100 Fernández Serrano, Francisco Galo Los «valles» en la  toponimia de Garciaz XXVII 15 1998 119-126
1101 García Cienfuegos, Manuel Impacto de la Guerra de la Independencia en Montijo a través de las fuentes parroquiales XXVII 16 1998 127-150
1102 García-Murga Alcántara, Juan Otras líneas de actuación sobre el matrimonio artístico de Mérida (Badajoz)  XXVII 17 1998 151-154
1103 García-Plata, Reyes Narciso El «Claro famoso «de Zapata como fuente de la contienda de Diego García de Paredes y el capitán Juan de Urbina, de Lope de Vega XXVII 18 1998 155-168
1104 Gil Soto, Alfonso Pedro  de Alvarado y los antecedentes  de la conquista  de Nueva España XXVII 19 1998 169-178
1105 González Cuesta, Francisco Inés Suárez: Una egregia placentina en tierras chilena XXVII 20 1998 179-200
1106 González-Haba Guisado, José María Las torres de Trujillo XXVII 21 1998 201-202
1107 Baños Collazos, Jesús (sic) La Iglesia parroquial  de Santa Calina de Monroy XXVII 22 1998 199-200
1108 Hidalgo Mateos, Antonio La Superintendencia General de Pósitos en Arroyo de la Luz XXVII 23 1998 203-210
1109 Iglesias Aunión, Pablo Una aproximación  a la religiosidad y piedad popular por medio de las cofradías  en Extremadura durante los tiempos modernos XXVII 24 1998 211-236
1110 López López, Teodoro Agustín Las parroquias pacenses del Plan Badajoz XXVII 25 1998 237-272
1111 Luengo Pacheco, Ricardo Educación  en el Norte de Extremadura. Procesos de  enseñanza. Siglos XVII y XVIII XXVII 26 1998 273-282
1112 Martin Jiménez, Marcela Saturnino Martín Moreno, una vida que deja huella XXVII 27 1998 283-300
1113 Martín Nieto, Serafín San  Pablo de Cáceres: de casa de beata  a convento de clausura. (1525-1591) XXVII 28 1998 301-318
1114 Martín Nieto, Serafín El órgano  de la Iglesia  de Santiago de Cáceres, una obra  de don Roque de Larra y Churriguera XXVII 29 1998 319-332
1115 Méndez Hernán, Vicente Aportaciones documentales en torno a la obra de los pintores placentinos  Diego y Antonio Pérez   de Cervera XXVII 30 1998 333-376
1116 Méndez Hernán,  Vicente Custodias argénteas en la comarca  de la Serena XXVII 31 1998 377-378
1117 Mira Caballos, Esteban Un aporte  a la biografía de  Hernán Cortés: Su matrimonio con Catalina Suárez XXVII 32 1998 379-384
1118 Mora Aliseda, Consuelo Aspectos culturales  y socioeconómicos  de los arrendamientos de fincas en Don Benito (1870-1880) XXVII 33 1998 385-392
1119 Morano Martínez, Alberto Rafael García-Plata  de Osma  y la toponimia  extremeña como objeto de experimentación lingüística (I): Topónimos cacereños. XXVII 34 1998 393-402
1120 Moreno Morales, Marcelino Desarrollo  local aplicado. Visión a través de un caso práctico. XXVII 35 1998 403-410
1121 Naranjo Sanguino, Miguel Angel Las medidas de las fincas rústicas  en la desamortización eclesiástica de la provincia de Badajoz XXVII 36 1998 411-420
1122 Núñez Martín, Ramón El padre Máximo González del Valle, cantor de las glorias de Trujillo XXVII 37 1998 421-424
1123 Pastor Serrador,  Juan José Los últimos bandoleros de las Villuercas XXVII 38 1998 425-428
1124 Paule Rubio, Angel El lagar: Prensa  de viga para aceitunas y uvas XXVII 39 1998 429-438
1125 Paule Rubio, Angel Megalitismo en Montehermoso (Cáceres) XXVII 40 1998 439-448
1126 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: Caudales y legados indianos en los bienes de los difuntos de Trujillo XXVII 41 1998 449-468
1127 Pérez Guedejo, José Joaquín Los bienes de los propios  del Concejo de Almendral (Badajoz) XXVII 42 1998 469-482
1128 Pérez Martín, María Narcisa Diseño de un sistema  de información  geográfica para la gestión   de equipamientos sociales  en Cáceres. El caso de las guarderías y los centros de enseñanza infantil. XXVII 43 1998 483-490
1129 Pérez Martín, María Narcisa Movilidad  y accesibilidad: Parámetros limitantes para la sostenibilidad urbana de  una ciudad intermedia. El caso de Cáceres analizado mediante S.I.G. XXVII 44 1998 491-500
1130 Periáñez Gómez, Roció Lecturas y lectores en el partido de Hoyos XXVII 45 1998 501-512
1131 Quijada González, Domingo El conjunto megalítico de la dehesa boyal de Montehermoso XXVII 46 1998 513-520
1132 Ramos Rubio,  José Antonio Aportaciones histórico-artísticas de la Trujillo XXVII 47 1998 521-542
1133 Rivero Domínguez, Francisco La Banda  Municipal de Brozas XXVII 48 1998 543-548
1134 Regodón Vizcaino, Juan Médicos  extremeños  de la Armada Española en Filipinas XXVII 49 1998 549-552
1135 Roso Díaz, Manuel Irregularidades en la  extinción de los derechos comunales «Baldiaje» y «Terceras Partes»  en la real Dehesa de la Serena (1740-1874) XXVII 50 1998 553-568
1136 Rubio Andrada, Manuel Tres poblamientos prehistóricos del berrocal trujillano XXVII 51 1998 569-576
1137 Sánchez de la Calle, J.A. Mortalidad infantil, crisis económicas, bélicas y  epidemiológicas en los ámbitos urbanos y rurales del Norte  de Extremadura XXVII 52 1998 577-592
1138 Sánchez López, Martiria Pizarro y la conquista del Perú vista por un historiador del siglo XVI. XXVII 53 1998 593-598
1139 Sendín Blázquez, José La mujer serrana XXVII 54 1998 599-612
1140 Soria Sánchez, Valentín Monasterios de Extremadura y libros parroquiales XXVII 55 1998 613-620
1141 Soria Sánchez, Valentín Detalles de arqueología de Extremadura XXVII 56 1998 621-628
1142 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. El pintor-escultor Francisco Zurbarán y su relación con la Merced: Novedades de última hora. XXVII 57 1998 629-636
1143 Barrio Moya, José Luís La carta de dote de Don Juan Mejías , militar extremeño al servicio de Felipe V (1731) XXVIII 1 1999 9-18
1144 Bazaga Ibáñez, Manuel José Los   Templarios en el camino de  Santiago XXVIII 2 1999 19-26
1145 Benito Marín, Luís Trujillo-Cáceres (1518) Chaco Boliviano (1568) XXVIII 3 1999 27-50
1146 Blázquez Yáñez, Diego El Avisador de Badajoz (1882-1887).  Seis años con este titulo XXVIII 4 1999 51-58
1147 Cárdenas  Benítez, María del Pilar Fernando Barrantes Maldonado, Gobernador del Espíritu Santo XXVIII 5 1999 59-72
1148 Carrasco Montero, Gregorio San Pedro de Alcántara en  la Basílica Vaticana XXVIII 6 1999 73-78
1149 Cerrillo Cuenca, Enrique El Neolítico  en la Penillanura cacereña: Reflexiones  y perspectivas actuales XXVIII 7 1999 79-98
1150 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Cáceres y sus rutas XXVIII 8 1999 99-112
1151 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón D. Publio Hurtado  Pérez (1850-1929) XXVIII 9 1999 113-118
1152 Díez Presa, Macario Canto a Trujillo XXVIII 10 1999 119-128
1153 Domínguez Vinagre , Alfonso Algunas consideraciones  sobre la Reconquista y Repoblación de Salvatierra XXVIII 11 1999 129-140
1154 Fernández Muñoz, Yolanda Francisco Becerra, arquitecto de dos mundos; Extremadura y América en el  siglo  XVI (etapa americana) XXVIII 12 1999 141-182
1155 Flores Olave, Lucía La religiosa de la edad moderna XXVIII 13 1999 183-186
1156 García-Murga Alcántara, Juan Noticias  de las antigüedades Romanas Emeritenses a través de los viajeros de los siglos  XVI al XIX XXVIII 14 1999 187-192
1157 González-Haba  Guisado, José María Trujillo y Miguel de Cervantes XXVIII 15 1999 193-198
1158 Hidalgo Mateos, Antonio La tierra de Talayuela  según las  respuestas generales  del Catastro de Ensenada XXVIII 16 1999 199-216
1159 Iglesias Aunión, Pablo El Franciscanismo en la Baja Extremadura: Impacto del  conventual de Loriana. Siglos XVI al XVIII XXVIII 17 1999 217-240
1160 López López, Teodoro Agustín Los Obispos de Badajoz: Catálogos y Consagraciones XXVIII 18 1999 241-274
1161 Luengo Pacheco, Ricardo La posesión de libros prohibidos en Plasencia(Siglos XVI-XVIII) XXVIII 19 1999 275-288
1162 Luque Talaván, Miguel Las actividades mercantiles del vecindario de la Ciudad de  los Reyes  a través  de un testimonio  inédito del siglo XVI: Manuscrito  AULÖN/SALAS. XXVIII 20 1999 289-320
1163 Marciano de Hervás Noticias sobre los judíos de Trujillo en el reinado de Pedro I (1350-1369) XXVIII 21 1999 321-332
1164 Martin Jiménez, Marcela Don Angel Rodríguez Campos, Helénides de Salamina XXVIII 22 1999 333-350
1165 Méndez Hernández, Vicente La obra de los entalladores, afincados  en Barrado: Francisco  Ventura  y José Manuel  de la Incera  Velasco. Maestros retableros de la Vera de Plasencia XXVIII 23 1999 373-398
1166 Méndez Hernán, Vicente y Ramos Berrocoso, Juan Manuel Dos cuadros atribuidos al pintor real  Patricio  Cajés, en Majadas  de Tiétar XXVIII 24 1999 351-372
1167 Mira Caballos, Esteban Nuevos aportes a la biografía  del primer Gobernador  de las Indias, el extremeño Nicolás de Ovando XXVIII 25 1999 399-412
1168 Montaña  Conchiña, Juan Luís de la Las vida cotidiana  de una  comunidad  urbana: La  Villa de Trujillo en  la Edad Media XXVIII 26 1999 413-432
1169 Montañés Pereira, Roberto C. Ceclavín 1933: Entre la miseria social  y la huelga revolucionaria XXVIII 27 1999 433-442
1170 Moreno Morales, Marcelino Sabía usted que  noticias, curiosidades, anécdotas   referidas  a algunas poblaciones  de la Comarca de ADISMONTA XXVIII 28 1999 443-452
1171 Paule Rubio, Angel Estelas funerarias  en Villanueva de la Sierra XXVIII 29 1999 453-466
1172 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: El vecindario del Donativo 1646 en la Serena XXVIII 30 1999 467-472
1173 Plaza  Rodríguez, Ignacio La Propiedad  Rural en Aldeanueva de Centenera XXVIII 31 1999 473-484
1174 Quijada González, Domingo La escisión del  Campo  Arañuelo; Relaciones históricas entre el sector toledano y  el cacereño. XXVIII 32 1999 485-500
1175 Ramos Rubio,  José Antonio Aproximación  al estudio  histórico-artístico de la imagen de Nuestra Señora de Monfragüe XXVIII 33 1999 501-504
1176 Rivero Domínguez, Francisco Donoso Cortés, Marqués de  Valdegamas XXVIII 34 1999 505-518
1177 Rivero Domínguez, Francisco San  Pedro de Alcántara en América XXVIII 35 1999 519-530
1178 Rubio Andrada, Manuel Tres  Poblamientos  Prehistóricos del Berrocal Trujillano II. El Poblamiento de Avión. XXVIII 36 1999 531-556
1179 Rubio Andrada, Manuel y Pastor González, Vicente El Grabado del Cándalo XXVIII 37 1999 557-586
1180 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario La mujer en  la Conquista de América XXVIII 38 1999 587-592
1181 Rubio Suero, Vanesa Francisco Becerra, arquitecto trujillano  que cruzó el Atlántico para trasladar a  América el arte de la cantería XXVIII 39 1999 593-598
1182 Soria Hernández, Teodoro Mitología griega escrita en Extremadura XXVIII 40 1999 599-624
1183 Soria Sánchez, Valentín Divinidades  griegas  y romanas en la epigrafía  de Extremadura XXVIII 41 1999 625-636
1184 Soria Sánchez, Valentín Inventario de arte rupestre en Extremadura XXVIII 42 1999 637-644
1185 Soria Sánchez, Valentín Recuento epigráfico  de Trujillo y otros lugares extremeños XXVIII 43 1999 645-662
1186 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Memoria de Gracias que puede  otorgar Don Fernando Pizarro, del Consejo de Castilla, en virtud de la Comisión que de su Majestad  D. Felipe IV, tiene XXVIII 44 1999 663-677
1187 Barrio Moya, José Luis Conferencia inaugural. Una copia  de la Túnica  de José de Velázquez, entre los bienes  de la Dama  Doña Manuela de Argüelles (1972) XXI X 1 2000 11-18
1188 Bazaga  Ibáñez, Manuel José El convento de Trujillo, sus orígenes y desaparición XXI X 2 2000 19-24
1189 Calle Calle, Francisco  Vicente Notas Iconográficas sobe  un Sepulcro de la Catedral Vieja de Plasencia XXI X 3 2000 25-38
1190 Carrasco Montero, Gregorio Religiosidad popular en la Brozas de «El Brocense» XXI X 4 2000 39-52
1191 Corrales  Gaitán,  Alonso J. Román Los archivos y el fondo  bibliográfico cacereño XXI X 5 2000 53-68
1192 Flores Bautista, Juan Cándido y Moreno González, Manuel La muerte: Hecho y fenómeno en Valencia de Alcántara XXI X 6 2000 69-98
1193 Flores Olave, Lucía La personalidad jurídica de la mujer en la Extremadura  Moderna XXI X 7 2000 99-102
1194 García-Murga Alcántara, Juan Reflexiones sobre una política  de museos en Extremadura XXI X 8 2000 103-108
1195 Godoy Barrado, Javier Obra retablística, pictórica y escultórica documentada en los libros de fábrica de santa María la Mayor de Trujillo (1559-1896) XXI X 9 2000 109-142
1196 González González, Ana María En nombre de la Vida: Aproximación a Felipe Trigo y D.H. Lawrence XXI X 10 2000 143-148
1197 Granados  Claver, Montaña Implementación SIG  para crear las rutas turísticas: El Caso Extremeño. XXI X 11 2000 149-156
1198 Hidalgo Mateos, Antonio Caridad y asistencia en el Antiguo Régimen, las ordenanzas generales del Real Hospicio, Casa de Expósitos, huérfanos y acogidos de la ciudad de Badajoz XXI X 12 2000 157-168
1199 Iglesias Aunión, Pablo Un conflicto  comunal entre la ciudad de Mérida y su comarca:   la villa de Montijo siglos XVI-XX XXI X 13 2000 169-202
1200 Jiménez Mateos, Rufino Puntualizaciones sobre la vida y obra de Francisco Pizarro XXI X 14 2000 203-210
1201 Jurado Rivas, José Carlos Aplicación SIG para la difusión vía Internet de la red  de Sistemas Naturales en Extremadura y sus itinerarios turísticos XXI X 15 2000 211-222
1202 Martin Jiménez, Marcela La Capellanía del Arcediano D. Rodrigo Pérez, natural del Casar de Cáceres, Extremadura, en la ciudad de los Reyes, Perú XXI X 16 2000 223-242
1203 Martín Martín, Teodoro El convento de Santa Catalina de la Vera  a finales del antiguo régimen(Según el inventario de 1821) XXI X 17 2000 243-250
1204 Millán Chaparro, Miguel Cáceres elecciones municipales , abril 1931 XXI X 18 2000 251-284
1205 Montañés Pereira, Roberto C. León Leal Ramos (1881-1959) una vida  entregado al apostolado social XXI X 19 2000 285-306
1206 Moreno Morales, Marcelino Aproximación estadística a la mortalidad y morbilidad en un pequeño municipio extremeño entre 1875-1880 XXI X 20 2000 307-312
1207 Pastor Serrador,  Juan José Omenaji XXI X 21 2000 313-314
1208 Paule Rubio, Angel Piedra de Altar Visigodo en Santa Cruz de Paniagua (Cáceres) XXI X 22 2000 315-320
1209 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Los aprovechamientos comunales en la Serena en el siglo XVIII XXI X 23 2000 321-328
1210 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Aportes del Archivo General de la Nación de Perú    sobre extremeños en Lima XXI X 24 2000 329-336
1211 Pérez  Guedejo, José Joaquín Las campanas de Almendral, su historia XXI X 25 2000 337-346
1212 Periañez Gómez, Rocío El comercio esclavista en la Baja Extremadura de los Tiempos Modernos: Jerez de los Caballeros XXI X 26 2000 347-368
1213 Prados García, José Manuel Díez Canedo y León Felipe unidos por la vida, la poesía y el destino XXI X 27 2000 369-376
1214 Pulido Mendoza, Manuel Creación léxica y estética posmoderna de la obra literaria de Manuel Pacheco XXI X 28 2000 377-392
1215 Quijada González, Domingo Don Justo Corchón García y Extremadura XXI X 29 2000 393-404
1216 Ramos Rubio,  José Antonio La imaginería medieval en las iglesias de la comarca de la Vera (Extremadura) XXI X 30 2000 405-440
1217 Rivero Domínguez, Francisco El Brocense  en el teletexto y en Internet XXI X 31 2000 441-448
1218 Rubio Andrada, Manuel Tres poblamientos prehistóricos  en el berrocal  de Trujillo III:  el poblamiento en Aguas Viejas XXI X 32 2000 449-476
1219 Rubio Andrada, Manuel y Pastor González, Vicente Los grabados   prehistóricos del río Tejadilla XXI X 33 2000 477-542
1220 Soria Sánchez, Valentín Campo Arañuelo cruce de caminos alcantarinos, introducción histórica XXI X 34 2000 543-546
1221 Valiente, José Angel A la Memoria XXX 1 2001 9-10
1222 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Memoria de Juan Antonio de la Cruz XXX 2 2001 11-14
1223 Andrada Aguilar, Luís El Condestable Don Álvaro de Luna y Trujillo siglo XV XXX 3 2001 15-18
1224 Ayala Vicente, Fernando La  Segunda República  en la provincia de Cáceres. Elecciones y partidos políticos XXX 4 2001 19 28
1225 Barbero Mateos, Jesús Al son de nuestras campañas XXX 5 2001 29-36
1226 Barrio Moya, José Luís Gonzalo Mateos, Ballestero y Montero Mayor del Rey Carlos II XXX 6 2001 37-44
1227 Barrio Moya, José Luís Pinturas de Luís de Morales en colecciones  madrileñas del siglo XVII XXX 7 2001 45-56
1228 Bazaga Ibáñez, Manuel José Convento de la Inmaculada Concepción (conocido  por convento de Santa Clara)  Trujillo XXX 8 2001 57-60
1229 Blázquez Yáñez, Diego Desde la Hemeroteca  Extremeña XXX 9 2001 61-68
1230 Calle Calle, Francisco Vidente Dos manuscritos medievales  y la quema del «Judas «en Cabezuela del Valle XXX 10 2001 69-88
1231 Cantos San José, Iciar Evolución histórica de la legislación española en materia de espacios naturales XXX 11 2001 89-102
1232 Carrasco Montero, Gregorio Elección en un pueblo. Pequeña historia XXX 12 2001 103-116
1233 Cava López, M. Gema La Infancia en el siglo XVIII: Concepto, realidad  e imagen XXX 13 2001 117-140
1234 Cillán Cillán, Francisco La boda tradicional en el Puerto de Santa Cruz XXX 14 2001 141-152
1235 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Cristo Negro: Una devoción recuperada XXX 15 2001 153-182
1236 Fernández Muñoz, Yolanda Bermudo: Un artista olvidado XXX 16 2001 183-202
1237 García Barriga, Felicísimo Análisis de los movimientos inmigratorios en Extremadura a través de los libros de matrimonios: El caso de Brozas(Cáceres) durante la Edad  Moderna XXX 17 2001 203-226
1238 García Domínguez, Luís Miguel Algunas notas  acerca de la realidad intelectual y producción cultural en la Extremadura  de finales del siglo XIX y principios de XX. XXX 18 2001 227-252
1239 García-Murga Alcántara, Juan La Iglesia de Santa María de Guareña y su entorno urbano XXX 19 2001 253-256
1240 González Cortes, José Ramón Orígenes y desarrollo, durante el primer tercio del siglo XX, del movimiento obrero de inspiración socialista: La federación Local Obrera de Cáceres XXX 20 2001 257-166
1241 González-Haba Guisado, José María Desde los clásicos, alguna cosas sobre Trujillo XXX 21 2001 267-272
1242 Hidalgo Mateos, Antonio Crédito y trashumancia en Cáceres decimonónico XXX 22 2001 273-294
1243 López López, Teodoro Agustín Priorologios de  la Ordenes Militares  de Santiago y Alcántara en Extremadura XXX 23 2001 295-324
1244 López López, Teodoro Agustín La Iglesia mozárabe del Badajoz Islámico XXX 24 2001 325-356
1245 Martin Jiménez, Marcela Tengo un libro en las manos «Motivos extremeños». Tomás Martín Gil. XXX 25 2001 357-362
1246 Martin Jiménez, Marcela Juan Antonio de la Cruz Moreno, Presidente del C.I.T. y de los Coloquios Históricos de Extremadura XXX 26 2001 363-382
1247 Martín Martín, Teodoro La exclaustración en el monasterio de Yuste XXX 27 2001 383-392
1248 Martín Martín, Teodoro Desamortización y élites  locales en al Vera de Plasencia XXX 28 2001 393-408
1249 Martín Martín, Teodoro Fray Martín de la Vera. En torno a una biografía XXX 29 2001 409-418
1250 Paule Rubio, Angel Oliveros en las Cortes de Cádiz XXX 30 2001 419-434
1251 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Aproximaciones  a la apicultura en Extremadura en el siglo XVIII XXX 31 2001 435-442
1252 Periáñez Gómez, Rocío Los esclavos, una minoría marginada en la sociedad extremeña de los tiempos modernos XXX 32 2001 443-458
1253 Quijada González, Domingo La vida cotidiana y el comportamiento político   en Montehermoso durante la Segunda República XXX 33 2001 459-470
1254 Rivero Domínguez, Francisco La obra de Ovando en América XXX 34 2001 471-482
1255 Rubio Andrada, Manuel y Cáceres Herrera, José María Una hoja de cobre  endurecido en el berrocal trujillano XXX 35 2001 483-490
1256 Rubio Andrada, Manuel y Pastor González, Vicente El grabado rupestre  de Valdehonduras XXX 36 2001 491-520
1257 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario Yuste ¿Por qué Yuste? Cuando los dioses  también  morían  en Extremadura XXX 37 2001 521-528
1258 Rubio Parra, José Eugenio Juan Antonio de la Cruz, adelantado  de Trujillo: Su ventura. XXX 38 2001 529-532
1259 Sánchez de  la Calle, José Antonio y Leonato González, María del Rosario La «Voz de Mayorga» , tres lustros de historia en la Ciudad del Jerte XXX 39 2001 533-576
1260 Sánchez López, Martiria El sexenio revolucionario en un municipio de la Vera Jaraíz 1868-1875. XXX 40 2001 577-586
1261 Sanz Fernández, Francisco La arquitectura trujillana del Renacimiento a través de sus casas, palacios y conventos. XXX 41 2001 587-632
1262 Soria Sánchez, Valentín Recopilaciones arqueológicas en Extremadura XXX 42 2001 633-644
1263 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Cercanía cordial al momento final de Gonzalo Pizarro; +1548. XXX 43 2001 645-664
1264 Ramos Rubio,  José Antonio Semblanza a Carmelo Solís Rodríguez XXXI 1 2002 10-12
1265 Arcos  Franco, José María Aportaciones a la historia de  la arquitectura  de la Orden de Alcántara: Maestros de obras en la Serena.  XXXI 2 2002 13-32
1266 Arias Álvarez, Mª Ángeles Sobre el nuevo don Juan de Abelardo López de Ayala XXXI 3 2002 33-46
1267 Barbero Mateos, Jesús Aportaría la construcción de la historia  de la educación en Extremadura. El magisterio decimonono en Serradilla XXXI 4 2002 47-58
1268 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel El Doctor Arias Montano en Monesterio XXXI 5 2002 59-74
1269 Barrio Moya, José Luís Aportaciones   a la biografía del oliventino don Manuel Pereira de Castro, médico de Cámara  de los Reyes Carlos III y Carlos IV. XXXI 6 2002 75-82
1270 Bazaga Ibáñez, Manuel José Sor Filomena María Bustamante XXXI 7 2002 83-88
1271 Blázquez Yáñez, Diego La Real Sociedad Económica de Amigos del País, en Badajoz XXXI 8 2002 89-94
1272 Calle Calle, Francisco Vidente Una versión diferente de «La Serrana de la Vera»: El capítulo titulado «Allá en la  Garganta de la Olla», de la novela de José Herrera de Extremadura XXXI 9 2002 95-108
1273 Carrasco Montero, Gregorio Comendadoras de la Orden de Alcántara- rama femenina de la Orden- en las Brozas. XXXI 10 2002 109-130
1274 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón La ermita cacereña XXXI 11 2002 131-162
1275 Díaz Esteban, Fernando Miscelánea de documentos sobre Extremadura en la Real Biblioteca XXXI 12 2002 163-178
1276 García Barriga, Felicísimo Aguas estancadas y pesca en Extremadura moderna (siglos XVI-XIX) Los casos de Brozas y Arroyo de la Luz (Cáceres) XXXI 13 2002 179-192
1277 García Barriga, Isidro Geografía del poder: La ciudad de Trujillo en el diccionario geográfico de Madoz (1846) XXXI 14 2002 193-208
1278 García Domínguez, Luís Miguel Cultura obrera  en Extremadura: el caso de la germinal  obrera de Badajoz XXXI 15 2002 209-220
1279 García-Murga Alcántara, Juan Escultura urbana en la Ciudad de Mérida (Badajoz) XXXI 16 2002 221-228
1280 González Cortes, José Ramón Cultura, educación y ocio en la Casa del Pueblo de Cáceres (1913-1936) XXXI 17 2002 229-236
1281 Gutiérrez Rabaz, Félix Paseo por el patrimonio cultural de la Villa de Brozas XXXI 18 2002 237-240
1282 Iglesias Aunión, Pablo Las licencias para viajar  a Indias.  Estatutos de limpieza de sangre y requerimientos en el Trujillo del siglo XVI. XXXI 19 2002 241-264
1283 López López, Teodoro Agustín Las Parroquias  placentinas del Plan Badajoz XXXI 20 2002 265-302
1284 Martín Jiménez, Marcela Aproximación al estudio de las congregaciones religiosas y su vinculación con Extremadura. XXXI 21 2002 303-310
1285 Martín Martín, Teodoro Recuerdo de Carmelo Solís Rodríguez desde la Vera XXXI 22 2002 311-314
1286 Montanés Pereira, Roberto C. Aproximación a la leyenda  negra de las Hurdes: las  visiones  de Marañón, Buñuel, Albiñana. XXXI 23 2002 315-332
1287 Paule Rubio, Angel Los muros de Villanueva de la Serena. Arquitectura  popular pastoril XXXI 24 2002 333-346
1288 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Las rentas del heredero: Don Francisco Pizarro y Pizarro. XXXI 25 2002 347-356
1289 Quijada González, Domingo Los negritos de Montehermoso XXXI 26 2002 357-368
1290 Rivero Domínguez, Francisco El bojeo de Cuba por Sebastián de Ocampo. XXXI 27 2002 369-378
1291 Rubio Andrada, Manuel Cuatro inscripciones inéditas en  término de Trujillo XXXI 28 2002 379-388
1292 Rubio Andrada, Manuel y Pastor González, Vicente Monumento funerario megalítico de la barca, Valdecaballero (Badajoz). Los grabados y la inscripción del SW. XXXI 29 2002 389-428
1293 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario Aproximación a algunos aspectos de la estrategia y fines de la Conquista de América. XXXI 30 2002 429-434
1294 Sánchez de la Calle, José Antonio Revistas del siglo XX con información de Plasencia XXXI 31 2002 435-482
1295 Sanz Fernández, Francisco Arquitectura y mecenazgo de la familia Pizarro en Trujillo XXXI 32 2002 483-520
1296 Sanz Fernández, Francisco  y Orellana Pizarro, Juan Notas y Plateros sobre  Platería la parroquia de Santa María la Mayor (siglos XVIII y XIX,  XXXI 33 2002 521-536
1297 Sanz Salazar, Miguel El Templo parroquial de San Martín  en Trujillo XXXI 34 2002 537-556
1298 Soria Sánchez, Valentín Extremadura, siglo XX. XXXI 35 2002 557-570
1299 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Las segundas nupcias de Don Fernando Pizarro y Orellana (1628) XXXI 36 2002 571-585
1300 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Doña  Francisca Pizarro Yupanqui: Aristocracia indiana y herencia  mestiza. Comunicación inaugural XXXII 1 2003 9-12
1301 Arcos  Franco, José María Repercusiones del terremoto de Lisboa (1755) en la arquitectura religiosa extremeña: el caso de la comarca  de la Serena XXXII 2 2003 13-22
1302 Barbero Mateos, Jesús Cien años de una innovación sin precedentes: El Rayas XXXII 3 2003 23-42
1303 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel Huidas, pánicos, caridad, filantropía, conflictividad y sanidad municipal ante la invasión de cólera en la provincia d Badajoz en 1855. XXXII 4 2003 43-72
1304 Barrio Moya, José Luís La  carta de dote   de  doña Antonia de Fuentes, una dama pacense en el Madrid de José Bonaparte (1812) XXXII 5 2003 73-80
1305 Blázquez Yáñez, Diego Desde la hemeroteca  extremeña: boletín eclesiástico del obispado priorato   de San Marcos de León. Llerena. XXXII 6 2003 81-104
1306 Calle Calle, Francisco Vidente Notas sobre algunas gárgolas de la catedral de Plasencia XXXII 7 2003 105-126
1307 Cantero Muñoz, Antonio Estatutos de  la  asociación trujillana Virgen de la Victoria (1920) XXXII 8 2003 127-136
1308 Carrasco Montero, Gregorio Un cura ciego, un cura sabio D. Carlos Mercedes Barriga Barriga XXXII 9 2003 137-150
1309 Cerro de la Paz, Oscar Las vicisitudes sociales de la villa de Trujillo durante el sexenio democrático. XXXII 10 2003 151-164
1310 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Don Miguel Ángel Orta Belmonte (1891-1973) Sus tres emociones históricas vividas en Cáceres XXXII 11 2003 165-190
1311 Díaz Esteban, Fernando La estación de  la última virreina de Portugal en Badajoz  1641. XXXII 12 2003 191-202
1312 García Barriga, Felicísimo Formas de correspondencia y solidaridad familiar en la Extremadura del antiguo régimen (Siglos XVII-XIX) XXXII 13 2003 203-222
1313 García Barriga, Isidro La importancia del agua en el mundo mediterráneo: dimensión geográfica, económica e histórica de los acuíferos de Brozas XXXII 14 2003 223-242
1314 García-Murga Alcántara, Juan Simbolismos y estructuras en patios y portadas clásicas  extremeñas XXXII 15 2003 243-250
1315 González-Haba Guisado, José María El sentido y el porqué  de la Coronación de la Virgen de la Victoria XXXII 16 2003 251-262
1316 Gutiérrez Rabaz, Félix Arquitectura popular  en Brozas:  el exterior de la vivienda XXXII 17 2003 263-268
1317 Iglesias Aunión, Pablo La devoción mariana entre los siglos XIV al  XVII en la Baja Extremadura. Fuentes historiográficas  para la comprensión de la comprensión de la religiosidad y piedad popular XXXII 18 2003 269-298
1318 López López, Teodoro Agustín San Atón en Badajoz: ¿Leyenda? ¿Historia? XXXII 19 2003 299-338
1319 Luengo Solís, José Cofradías cacereñas XXXII 20 2003 339-350
1320 Maldonado Escribano, José Cortijos y casas de campo en la Real Dehesa del Bercial. (Monterrubio de la Serena, Badajoz) XXXII 21 2003 351-364
1321 Martín Martín, Teodoro La desamortización en Yuste XXXII 22 2003 365-376
1322 Martín Nieto, Serafín La cofradía  cacereña de la Pasión XXXII 23 2003 377-398
1323 Paule Rubio, Angel Tumbas antropomorfas. Santuario y petroglifos  en Aceituna XXXII 24 2003 399-420
1324 Pelegrí Pedrosa, Luís Vicente y Orellana-Pizarro de, Juan Luís Don Francisco Pizarro y Pizarro: nuevos aportes. XXXII 25 2003 421-430
1325 Pérez Guedejo, José Joaquín La guerra de sucesión en Almendral XXXII 26 2003 431-444
1326 Periáñez  Gómez, Rocío La esclavitud en Cáceres a través de los registros parroquiales en el siglo XVI. XXXII 27 2003 445-460
1327 Plaza  Rodríguez, Ignacio Evolución de la Aldea Centenera en el siglo XVII. XXXII 28 2003 461-466
1328 Quijada González, Domingo Los antecedentes  republicanos moralos XXXII 29 2003 467-496
1329 Ramos Rubio,  José Antonio El convento de los frailes de capucho de la finca  de los  Arcabuces en Trujillo XXXII 30 2003 497-514
1330 Rivero Domínguez, Francisco El Museo Nicolás de Ovando XXXII 31 2003 515-530
1331 Rol Benito, Antonio Luís La guerra de la restauración portuguesa en la sierra de Gata XXXII 32 2003 531-548
1332 Rubio Andrada, Manuel En nombre de la Vida: Aproximación a Felipe Trigo y D.H. Lawrence XXXII 33 2003 549–598
1333 Rubio Andrada, Manuel y Pérez-Zubizarreta, María Teresa Un hacha pulida  singular en el berrocal trujillano XXXII 34 2003 599-602
1334 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario Doña Francisca Pizarro Yupanqui XXXII 35 2003 603-612
1335 Ruiz Moreno, Manuel Jesús El escudo de los lagartos de la casa del águila (Trujillo) XXXII 36 2003 613-616
1336 Sánchez de  la Calle, José Antonio y Leonato González, María del Rosario Aproximación  a la bibliografía de Plasencia. Hacia la elaboración  de un catálogo bibliográfico. XXXII 37 2003 617-632
1337 Sánchez López, Martiria De la Torgiela islámica  a la Turgalium cristiana.  La Virgen de la Victoria. XXXII 38 2003 633-646
1338 Sanz Fernández, Francisco Las casas principales de Hernando y Francisco Pizarro, del documento escrito las miradas intangibles XXXII 39 2003 647-682
1339 Soria Sánchez, Valentín y Soria Breña, Mª Ángeles Cartas, diarios y escritos de Francisco Fernández Serrano XXXII 40 2003 683-688
1340 Soria Sánchez, Valentín Dineros de las cofradías en honor  a la Eucaristía en la Extremadura del siglo XVIII. XXXII 41 2003 689-704
1341 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Cartas de poder, firmadas por Hernando Pizarro, sobre bienes suyos y de Francisco Pizarro Yupanqui     (Documentos  inéditos  de 1566) XXXII 42 2003 705-718
1342 Díaz Esteban, Fernando Isabel la Católica, mujer y reina (1451-1504). Lectura inaugural XXXIII 1 2004 9-12
1343 Fernández-Daza Alvear, Carmen Isabel la Católica  y Trujillo en el V Centenario de su muerte XXXIII 2 2004 13-36
1344 Barbero Mateos, Jesús Educación y Enseñanza.  Un suplemento educativo monográfico XXXIII 3 2004 37-46
1345 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel El brote de cólera en la provincia de Badajoz  en 1855. Aproximación a la incidencia epidemiológica en Monesterio  en los albores del siglo XX. XXXIII 4 2004 47-60
1346 Barrio Moya, José Luís Objetos de oro  y plata en la dote de la dama extremeña Doña Lucía de la Flor (1805) XXXIII 5 2004 61-66
1347 Bazaga Ibáñez, Manuel José Gestiones realizadas por los ayuntamientos de Trujillo y su comarca para trazar la construcción del ferrocarril años 1880 y siguientes XXXIII 6 2004 67-76
1348 Calle Calle, Francisco Vidente Diableries  en las catedrales placentinas:   notas sobre algunas representaciones de los diablos en las catedrales  de Plasencia XXXIII 7 2004 77-96
1349 Cantero Muñoz, Antonio Conflicto entre las ideas racionalistas de la Ilustración y las manifestaciones de la religiosidad popular. La supresión de las cofradías  de Trujillo a finales del siglo XIII. XXXIII 8 2004 97-114
1350 Cárdena Benítez, María del Pilar Un hombre  bueno XXXIII 9 2004 115-118
1351 Carrasco Montero, Gregorio Camino de Santiago en la diócesis de Coria-Cáceres. XXXIII 10 2004 119-138
1352 Chordá Riollo, Federico, Peces Rata,  Felipe y  Martín Martín, Teodoro La «Imagen»  de Pedro de Godoy en Sigüenza XXXIII 11 2004 139-158
1353 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón San Jorge, protector de Cáceres XXXIII 12 2004 159-190
1354 Díaz Esteban, Fernando Don Isaac Abradanel, judío portugués refugiado en Extremadura y protegido de Isabel la Católica XXXIII 13 2004 191-202
1355 García Barriga, Felicísimo La mortalidad general  y catastrófica general en cinco núcleos cacereños (1800-1860) XXXIII 14 2004 203-222
1356 Gutiérrez Rabaz, Félix Brozas: interior de la casa popular XXXIII 15 2004 223-236
1357 Hernández Paz, Eloy Juan García García XXXIII 16 2004 237-252
1358 Iglesias Aunión, Pablo La política económica de los Reyes  Católicos en la Orden  Militar de Santiago. La Mesa Maestral en la Encomienda de Mérida: 1494-1556. XXXIII 17 2004 253-284
1359 López López, Teodoro Agustín Aspectos biográficos  de los sacerdotes mártires del siglo XX en Badajoz XXXIII 18 2004 285-360
1360 Maldonado Escribano, José Vivir  en el campo extremeño., La casona de los Valverde. XXXIII 19 2004 361-376
1361 Martín Nieto, Serafín El retablo de San Vicente del convento de Santo Domingo y el de la ermita de Nuestra Señora de Gracia,  frutos  del mecenazgo Doña Magdalena Juana de  Solís Ovando, marquesa viuda de Camarena. XXXIII 20 2004 377-396
1362 Masa Redondo, Pedro  José Miajadas, agosto 1936: la actitud y las operaciones militares de Manuel Gómez Cantos (través de los telegramas) XXXIII 21 2004 397-410
1363 Mira Caballos, Esteban Isabel la  Católica y el indio americano XXXIII 22 2004 411-426
1364 Paule Rubio, Angel Villanueva en un presente histórico XXXIII 23 2004 427-452
1365 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente La compra de la Zarza por Juan Hernando Pizarro XXXIII 24 2004 453-456
1366 Periáñéz  Gómez, Rocío La esclavitud en la sociedad trujillana del siglo XVII. XXXIII 25 2004 457-474
1367 Plaza  Rodríguez, Ignacio Primer viaje  de  Doña  Isabel, Reina de España  a Extremadura XXXIII 26 2004 475-484
1368 Quijada González, Domingo Crónica del anarquismo moralo XXXIII 27 2004 485-524
1369 Rivero Domínguez, Francisco Los encuentros de Nicolás de Ovando con Isabel la Católica XXXIII 28 2004 525-530
1370 Rodríguez Amores, Lorenzo Madrigalejo, lugar isabelino: Instrucción  del castillo: XXXIII 29 2004 531-544
1371 Rol Benito, Antonio Luís La Administración de Justicia durante el Reinado de los Reyes Católicos. Una perspectiva secular. XXXIII 30 2004 545-562
1372 Rubio Andrada, Manuel Las sepulturas antropomorfas del berrocal trujillano XXXIII 31 2004 563-600
1373 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario Extremadura: Clave y pórtico de un Reinado Glorioso XXXIII 32 2004 601-612
1374 Sánchez de  la Calle, José Antonio y Leonato González, María del Rosario Historia de la  imprenta en Plasencia (finales  del siglo XVIII y principio del XXI) XXXIII 33 2004 613-632
1375 Sánchez López, Martiria La cofradía de San Benito XXXIII 34 2004 633-642
1376 Sanz Fernández, Francisco Ecos de Rogier de la Pasture, Dierick Bouts, Hans  Memling y Martín Schongauer en las composiciones de Fernando Gallego XXXIII 35 2004 643-660
1377 Soria Sánchez, Valentín Historia del Yustismo  descrito  por Narciso Sánchez Morales, presidente de los Caballeros de Yuste. XXXIII 36 2004 661-671
1378 Barbero Mateos, Jesús Protestante de  1907 en Torrecillas de  la Tiesa. De asunto religioso a conflicto  político-social XXXIV 1 2005 7-14
1379 Barbero Mateos, Jesús, Cuesta García, Mª Remedios, Fernández Araújo, Florencio,   Fernández Bonilla, Isabel, Gómez Naharro, Jesús Pablo y Pastor González, Vicente Caracterización de la Escuela Pública en el  Partido Judicial de Trujillo durante la dictadura de Primo de Ribera XXXIV 2 2005 15-42
1380 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel La minería en el sur de Extremadura  a principio del siglo XX. Las minas de Monesterio. XXXIV 3 2005 43-74
1381 Barrio  Moya, José Luís La  biblioteca del  extremeño Don Bartolomé Pérez Durán, espagírico del Rey Felipe V (1748) XXXIV 4 2005 75-92
1382 Bazaga Ibáñez, Manuel José La trashumancia en tierras extremeñas XXXIV 5 2005 93-96
1383 Blázquez Yáñez, Diego Desde la hemeroteca extremeña Diario de Badajoz (y algunas en los años  1886-90)efemérides XXXIV 6 2005 97-108
1384 Bravo Fernández, Antonio El dorado a luego en Extremadura en el siglo XVIII XXXIV 7 2005 109-114
1385 Calle Calle, Francisco Vidente Alusiones  al Quijote  en los textos de algunos viajeros de  lengua francesa por Extremadura. XXXIV 8 2005 115-126
1386 Cantero Muñoz, Antonio La Semana Santa de Trujillo  en Época de Cervantes, a través de las Ordenanzas de la Cofradía de  Nuestra Señora de la Soledad, Angustias y Dulce Nombre  de Jesús. XXXIV 9 2005 127-154
1387 Carrasco Montero, Gregorio Eclesiásticos y Laicos contra la usura en Cáceres. XXXIV 10 2005 155-162
1388 Corrales  Gaitán,  Alonso J. Román Los pobres caballeros de Cristo XXXIV 11 2005 163-188
1389 Díaz Esteban, Fernando Los Problemas Económicos de Extremadura y los arbitristas  del Siglo del Quijote. XXXIV 12 2005 189-202
1390 González-Haba Guisado, José María Cervantes y el cuarto centenario de la Primera edición del Quijote en el ciento cincuenta aniversario de la Proclamación  del Dogma de la Inmaculada  Concepción. La  devoción mariana de Cervantes. Recuerdos  de Extremadura en especial de Guadalupe y Trujillo, así como otras cosas XXXIV 13 2005 203-228
1391 Gutiérrez Rabaz, Félix San Antón Abad: el caso  de Brozas XXXIV 14 2005 229-242
1392 Hernández Paz, Eloy El misterio de una imagen: Santo Crucifijo de Santa María de Jesús (Cristo Negro) XXXIV 15 2005 243-270
1393 Iglesias Aunión, Pablo Asistencia, caridad y pobreza en la Baja Extremadura. Los Hospitales de Pobres  en la villa de Montijo y sus expresiones artísticas:   siglos XV-XX. XXXIV 16 2005 271-310
1394 López López, Teodoro Agustín Los Patronos de Cádiz, Mérida y Arroyo de San Serán XXXIV 17 2005 311-378
1395 Maldonado Escribano, José Palacios, cortijos y casas de campo en las Dehesas de Trujillo (Cáceres) desde el siglo XV al XIX. XXXIV 18 2005 379-412
1396 Martín Martín, Teodoro Carlos V en Yuste según Carlos Mª Esquivel XXXIV 19 2005 413-418
1397 Masa Redondo, Pedro  José Los últimos meses republicanos en Miajadas: El Frente Popular  y las elecciones de 1936. XXXIV 20 2005 419-436
1398 Mira Caballos, Esteban El coste de la traición: la confiscación de los bienes de Gonzalo Pizarro en Extremadura XXXIV 21 2005 437-458
1399 Montañés Pereira, Roberto C. Los mil rostros de El Quijote: de lo intelectual a lo popular la conmemoración del  III Centenario (la España de 1905) XXXIV 22 2005 459-492
1400 Montero Fernández, Ismael Una villa episcopal. El legado de un obispo XXXIV 23 2005 493-526
1401 Orellana -Pizarro, Juan de – Sanz Fernández, -Francisco y Sanz Salazar, Miguel Trujillo, espacios perdidos, patrimonios olvidados. La  Memoria Robada. XXXIV 24 2005 527-540
1402 Paule Rubio, Angel Bicentenario  de la fiesta del árbol en Villanueva de la Serena (1805-2005) XXXIV 25 2005 541-558
1403 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente La Fundación  Obra Pía de los Pizarro y el Hospital de la Inmaculada Concepción: avance de un estudio. XXXIV 26 2005 559-566
1404 Periáñez Gómez, Rocío y García Barriga, Felicísimo Cervantes, un cautivo entre cautivos. El problema del  cautiverio  de África en la España del Siglo de Oro. XXXIV 27 2005 567-594
1405 Plaza  Rodríguez, Ignacio La familia Calderón en Aldeanueva de Centenera XXXIV 28 2005 595-606
1406 Rivero Domínguez, Francisco Relación de Cervantes con el Brocense y Extremadura XXXIV 29 2005 607-616
1407 Rol Jiménez, Jennifer y Alonso Sánchez, Ángela Extremadura, la mirada de una tierra por el paso de los viajeros durante los siglos XVIII, XIX y XX. XXXIV 30 2005 617-632
1408 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier Estudio de la ermita de Nuestra  Señora de la Coronada XXXIV 31 2005 633-662
1409 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario Francisco de Orellana: descubridor  del Amazona y la Amazonía. XXXIV 32 2005 663-670
1410 Ruíz Moreno, Manuel Jesús Enclaves militares de los freires truxillenses  en las tierras  de Trujillo XXXIV 33 2005 671-688
1411 Sánchez  Leonato, Leticia Hacia una historia de la casa cuna y el hospicio de  Plasencia XXXIV 34 2005 689-702
1412 Sánchez López, Martiria El testamento del Padre Juan de Escobar, misionero  de Perú. XXXIV 35 2005 703-710
1413 Soria  Breña, Ángel y Soria Sánchez, Valentín Historia  Sociológica de los regadíos  en Extremadura XXXIV 36 2005 711-720
1414 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Miguel de Cervantes :enigma  descifrar en su Libertad  Encadenada XXXIV 37 2005 721-748
1415 González Cuesta, Francisco Un obispo  renacentista,  don Gutiérrez Vargas de  Carvajal (1524-1559). Conferencia inaugural. XXXV 1 2006 7-28
1416 Abril Torres, José Onomástica de Garciaz. Estudio hidronímico del nombre XXXV 2 2006 29-36
1417 Barbero Mateos, Jesús Caracterización del magisterio trujillano durante la depuración política, desarrollada con motivo de la guerra civil XXXV 3 2006 37-66
1418 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel Violencia sindical en la primavera del 1936 en la provincia de  Badajoz. Los asaltos de  fincas del 25 de marzo XXXV 4 2006 67-86
1419 Barrio Moya, José Luís Doña Ana  María Velasco  y de la Cueva  X Condesa  de Siruela y el inventario de sus bienes XXXV 5 2006 87-104
1420 Blázquez Yáñez, Diego Desde la hemeroteca  extremeña XXXV 6 2006 105-132
1421 Calle Calle, Francisco Vidente Trujillo visto por algunos viajeros de lengua  francesa XXXV 7 2006 133-148
1422 Cantero Muñoz, Antonio Órdenes  religiosas y cofradías penitenciales durante la Edad Moderna. La fundación de la cofradía de  Jesús Nazareno en el convento de la Merced de Trujillo XXXV 8 2006 149-162
1423 Carrasco Montero, Gregorio Ermita de la Divina Pastora e Ilmo.  Mons. Dr. Eusebio Obregón  Baile XXXV 9 2006 163-178
1424 Cillán Cillán, Francisco La fortaleza medieval   de la Sierra de Santa Cruz XXXV 10 2006 179-194
1425 Corrales Gaitán, Alonso José Ramón Cáceres: tierra de reliquias. XXXV 11 2006 195-214
1426 Díaz Esteban, Fernando La reinauguración del Puente de Alcántara en el 1860 y la participación de la Real Academia  de la Historia XXXV 12 2006 215-232
1427 Fernández Rincón, Juan Carlos El General Esponda, último Capitán  General de Extremadura XXXV 13 2006 233-242
1428 García Barriga, Isidro Juan Bravo, el hijo  ilustre olvidado XXXV 14 2006 243-256
1429 González-Haba Guisado, José María Guadalupe extremeña y su situación eclesiástica XXXV 15 2006 257-272
1430 González-Haba Guisado, José María En búsqueda de la verdad XXXV 16 2006 273-288
1431 Iglesias Aunión, Pablo Organización eclesiástica e Historia de la Iglesia en la Baja Extremadura. Siglos XIII a XVI. XXXV 17 2006 289-316
1432 López López, Teodoro Agustín Dos  celebraciones  notables  de la Archidiócesis de Mérida – Badajoz XXXV 18 2006 317-332
1433 Maldonado Escribano, José La  Casa de la Vega (Villar de Rena, Badajoz): un cortijo del  Monasterio de Guadalupe XXXV 19 2006 333-361
1434 Martín Martín, Teodoro Vargas Carvajal, un obispo del Renacimiento (cinco imágenes  de una figura ejemplar) XXXV 20 2006 362-382
1435 Martín Nieto, Serafín Episcopus adversus capitulum. La rivalidad entre  Don Gutiérrez  de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia y el cabildo  de su  Santa Iglesia Catedral XXXV 21 2006 383-406
1436 Martín Pulido, Cecilia La vida cotidiana en Trujillo XXXV 22 2006 407-412
1437 Masa Redondo, Pedro  José La reclusión carcelaria sobre vecinos miajadeños con motivo de la Guerra Civil Española XXXV 23 2006 413-424
1438 Mira Caballos, Esteban La justicia actuó: el procesamiento del conquistador  Alonso de Cáceres XXXV 24 2006 425-440
1439 Montero Fernández, Ismael Don Gutiérrez  de Vargas Carvajal. Un prelado olvidado en un mecenazgo vivo  en el V Centenario de su nacimiento y en sus últimas voluntades XXXV 25 2006 441-484
1440 Párraga Sánchez, Alfonso Semblanza de Don Gutiérrez  de Vargas Carvajal, obispo de Plasencia (1524-1559) y de su expedición  al estrecho de Magallanes XXXV 26 2006 485-500
1441 Paule Rubio, Angel Lagares prehistóricos de vino. Arquitectura rural en piedra seca en el norte de Cáceres XXXV 27 2006 501-522
1442 Quijada González, Domingo Los apellidos ce Montehermoso y su trasfondo histórico y demográfico XXXV 28 2006 523-538
1443 Ramos Rubio,  José Antonio Las imágenes del Niño Jesús  exentas  del Convento de San Miguel de Trujillo XXXV 29 2006 539-550
1444 Rivero Domínguez, Francisco Nuevas investigaciones sobre Casimiro Ortas XXXV 30 2006 551-558
1445 Rol Jiménez, Jennifer y Alonso Sánchez, Ángela Un estudio histórico-antropológico acerca del fenómeno de la emigración. El caso  de la ermita  » Virgen de la Soterraña» (Madroñera) XXXV 31 2006 559-578
1446 Rubio Andrada, Manuel, Rubio Muñoz, Manuel Ignacio  y Rubio Muñoz, Francisco Javier Las pinturas rupestres de la Cueva Larga  del Pradillo, Trujillo (Cáceres) XXXV 32 2006 579-594
1447 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario Don Gutiérrez  de Vargas y Carvajal: Iglesia, Mar y Casa Real  XXXV 33 2006 595-602
1448 Sánchez de la Calle, José Antonio En el centenario de su muerte. El obispo  Pedro  Casas y Souto y su labor epistolar XXXV 34 2006 603-628
1449 Sánchez López, Martiria Estudio económico de «Plasencia y su tierra» en la Baja Extremadura, según el fuero XXXV 35 2006 629-638
1450 Sánchez Rubio, Mª Ángeles  y Sánchez Rubio, Rocío Desde la hoja  del monte hasta la piedra del río.  El  señorío  frustrado de Don Gutiérrez  de Vargas Carvajal en la tierra de Trujillo. XXXV 36 2006 639-678
1451 Sanz Fernández, Francisco, Sanz Salazar, Miguel y Orellana-Pizarro, Juan de La decoración y articulación  de parámetros arquitectónicos en la ciudad  de Trujillo: los  esgrafiados a la cal XXXV 37 2006 679-700
1452 Soria Sánchez, Valentín y Soria Breña, Ángel Luis Historia sociológica  del Obispado de Plasencia XXXV 38 2006 701-712
1453 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Dos aspectos, personal y económico, en la realidad vital documentada de Hernando Pizarro XXXV 39 2006 713-719
1454 Olivero, Sandra Inés Suárez una intrépida extremeñas a la conquista de Chile. Comunicación inaugural XXXVI 1 2007 1-20
1455 Abril Fernández, Isabel Elena y  Abril Torres, José Los médicos «novatores» y sus polémicas con la medicina tradicional (segunda mitad del siglo XVII-primera mitad del siglo XVIII). Don Félix Pacheco Ortiz, médico  de la ciudad de Trujillo, «novator» y polemista XXXVI 2 2007 21-46
1456 Abril Fernández, José  y  Abril Torres, Isabel Elena Rayos de luz práctica, un libro de don Félix Pacheco Ortiz, médico de la ciudad de Trujillo y socio de la regia sociedad de medicina XXXVI 3 2007 47-64
1457 Barbero Mateos, Jesús Acoso al magisterio intelectual: el caso de Jesús Delgado Valhondo XXXVI 4 2007 65-76
1458 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel Jurisdicciones y administración municipal en el partido de Mérida a finales del siglo XVIII XXXVI 5 2007 77-98
1459 Barrio Moya, José Luís La madrileña capilla del obispo de Plasencia según un inventario de 1661 XXXVI 6 2007 99-110
1460 Blázquez Yáñez, Diego Periódicos en el pueblo de Badajoz. Periódicos extremeños en el siglo XX XXXVI 7 2007 111-124
1461 Bravo Fernández, Antonio El Dorado y sus fallos en Extremadura en el siglo  XVIII XXXVI 8 2007 125-130
1462 Calle Calle, Francisco Vicente Notas sobre algunas gárgolas de la catedral de la Asunción de Coria XXXVI 9 2007 131-154
1463 Cantero Muñoz, Antonio Ordenanzas de la cofradía del Santísimo Sacramento de Trujillo durante la Edad Moderna XXXVI 10 2007 155-176
1464 Carrasco Montero, Gregorio Un charro admirador de la Sierra de Gata XXXVI 11 2007 177-186
1465 de Hervás, Marciano La rinconada de la judería XXXVI 12 2007 187-196
1466 Díaz Esteban, Fernando La limpieza de sangre y el cabildo de Badajoz en el caso del doctor Salgado XXXVI 13 2007 197-222
1467 García Barriga, Isidro El templo parroquial de una obra del pueblo de Brozas XXXVI 14 2007 223-244
1468 Gómez Izquierdo, Juan Fernando Conflicto, mortalidad y calamidades. Las repercusiones  de la guerra con Portugal en la provincia de Extremadura  y  en  un pequeño núcleo en concreto: Alcollarín XXXVI 15 2007 245-262
1469 González González, José Manuel El turismo en la capital de la Baja Extremadura: su consideración en la prensa del siglo XX. XXXVI 16 2007 263-270
1470 Gordillo Moreno, Beatriz y Montero Fernández, Ismael Perspectiva  de Jerez de los Caballeros en 1753 a través del catastro del Marqués de la Ensenada XXXVI 17 2007 271-310
1471 Iglesias Aunión, Pablo Una didáctica artística al servicio de la evangelización. La pintura tardo-gótica en las encomiendas  emeritenses  santiaguistas: 1474-1556 XXXVI 18 2007 311-328
1472 López López, Teodoro Agustín Una institución centenario: El cabildo catedral XXXVI 19 2007 329-370
1473 Maldonado Escribano, José Residencia, explotación y  culto en San José de Morante. Un cortijo de grandes dimensiones  en la Roca de la Sierra. XXXVI 20 2007 371-394
1474 Martín Hernández, Carlos Demografía y actitudes sociales ante la muerta en una localidad extremeña: Mata de Alcántara en el siglo XVII XXXVI 21 2007 395-432
1475 Martín Martín, Teodoro Vida y obra del padre Luís de Santa María, monje de Yuste XXXVI 22 2007 433-440
1476 Martín Nieto, Serafín El indiano cacereño Juan Vivas y la imagen de  Nuestro Padre Jesús Nazareno XXXVI 23 2007 441-480
1477 Martín Pulido, Cecilia La  arquitectura fotográfica de Trujillo XXXVI 24 2007 481-494
1478 Martín Pulido, Cecilia y Martín Pulido, Mercedes Algunas notas  para la historia escolar de Trujillo XXXVI 25 2007 495-500
1479 Martín Pulido, Mercedes El músico  Carlos Hurtado Romero XXXVI 26 2007 501-508
1480 Mira Caballos, Esteban El alzamiento del trujillano Gómez  de Tapia: un paralelo de Gonzalo Pizarro XXXVI 27 2007 509-522
1481 Paule Rubio, Angel El arte de herrar XXXVI 28 2007 523-542
1482 Quijada González, Domingo El calentamiento global en las tres últimas décadas desde la perspectiva  de Navalmoral XXXVI 29 2007 543-576
1483 Ramos Rubio,  José Antonio El panorama artístico del pintor Juan de Ribera en la provincia de Cáceres XXXVI 30 2007 577-596
1484 Rivero Domínguez, Francisco Brozas, ´próximo conjunto histórico artístico de Extremadura XXXVI 31 2007 597-608
1485 Rodríguez Arroyo, Jesús Carlos Vidal Fernández Fernández «cachana» y la posible influencia extremeña en la obra benaventina XXXVI 32 2007 609-640
1486 Rodríguez Casillas, Antonio Estudio social de las actividades  ante la muerte XXXVI 33 2007 641-672
1487 Rol Jiménez, Jennifer Una nueva concepción histórica:  la emergencia de los museos etnológicos extremeños XXXVI 34 2007 673-682
1488 Rubio Andrada, Manuel, Rubio Muñoz, Manuel Ignacio  y Rubio Muñoz, Francisco Javier El poblado de la edad del hierro de San Juan el Alto, Santa Cruz de la Sierra (Cáceres) XXXVI 35 2007 683-712
1489 Rubio de Orellana- Pizarro, Rosario La mujer en la conquista de América (II) XXXVI 36 2007 713-718
1490 Ruiz Moreno, Manuel Jesús y Rebollo García, Fernando El trabuco  de Cortés XXXVI 37 2007 719-734
1491 Sánchez de la Calle, José Antonio José García Mora: vida, obra e ideología del polémico sacerdote XXXVI 38 2007 735-764
1492 Sánchez López, Martiria La ciudad en el Nuevo Mundo según las ordenanzas  de 1573 XXXVI 39 2007 765-774
1493 Sanz Salazar, Miguel, Sanz Fernández, Francisco y Orellana-Pizarro, Juan de Trujillo: el esplendor efímero. El color del paisaje  urbano y arquitectónico XXXVI 40 2007 775-804
1494 Soria Sánchez, Valentín y Soria Breña, Ángel Luis Estudio del turismo histórico  por los caminos de Calos V desde Gante, Países Bajos hasta Jarandilla y Yuste, en Extremadura XXXVI 41 2007 805-820
1495 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Hernando Pizarro versus Gonzalo, su hermano, gobernador de Perú: La Mota de Medina.  2-XII-1544. XXXVI 42 2007 821-836
1496 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Conspiradores y rebeldes: Badajoz o dos  de mayo extremeño XXXVII 1 2008 11-50
1497 Blázquez Yáñez, Diego La Guerra de la Independencia en Extremadura XXXVII 2 2008 51-66
1498 Calle Calle, Francisco Vicente La imagen de  Manuel Godoy en el libro «Les français en Espagne. Suvenir des  Guerres de la Péninsule (1808-1814). Del Coronel Chalbrand (1773-1854) XXXVII 3 2008 67-84
1499 García Barriga, Felicísimo y Periáñez Gómez, Rocío El beneficio y defensa de la Patria: Las consecuencias de la Guerra de la Independencia en Extremadura XXXVII 4 2008 85-110
1500 González Caballero, Juan Antonio Vida y obra del extremeño Diego Muñoz Torrero: padre  de la Constitución de 1812 y mártir del liberalismo XXXVII 5 2008 111-142
1501 Iglesias Aunión, Pablo Navajas contra navajas: Historiografía sobre la Guerra de la Independencia desde la baja Extremadura: 1808-1814 XXXVII 6 2008 143-176
1502 Martín Nieto, Serafín La Guerra de la Independencia y los  institutos religiosos de la villa de Cáceres XXXVII 7 2008 177-206
1503 Meléndez Teodoro, Álvaro Apuntes para una cronología de la Guerra de la Independencia en Extremadura (1808-1812) XXXVII 8 2008 207-254
1504 Paule Rubio, Angel La Guerra de la Independencia (1808-1814). El clero extremeño en las Cortes de Cádiz: Muñoz Torrero, Oliveros y Álvarez de Castro XXXVII 9 2008 255-273
1505 Quijada González, Domingo Las repercusiones de la Guerra d de la Independencia en Navalmoral XXXVII 10 2008 273-288
1506 Rivero Domínguez, Francisco Manuel Amado, traductor  del general Wellington XXXVII 11 2008 289-300
1507 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier El Ejercito de  Extremadura en la Guerra de la Independencia (1808-1811): Bosquejo histórico XXXVII 12 2008 301-340
1508 Barbero Mateos, Jesús La rebelión de  los justos XXXVII 13 2008 341-364
1509 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel Historia de la  Educación  en la Baja Extremadura en el primer tercio del siglo XX: El caso de Monasterio XXXVII 14 2008 365-394
1510 Barrio Moya, José Luís Don González Garrido, un boticario extremeño Gordillo, al servicio de Fernando Vi y Carlos III XXXVII 15 2008 395-406
1511 Campos Garrido, Javier Un estudio microanalítico de la familia extremeña en la modernidad XXXVII 16 2008 407-438
1512 Cantero Muñoz, Antonio El Patronato de Don Luís  de Tapia y Paredes sobre la ermita de San Lorenzo de Trujillo a partir del 1630 y estatutos de su cofradía XXXVII 17 2008 439-462
1513 Carrasco Montero, Gregorio Jálam-Xálima- Xalama-Salama-Salamanca-Salamati-Jálama según D. Manuel Sousa Bastillo XXXVII 18 2008 463-482
1514 Díaz Esteban, Fernando La Historia  de Zalamea de la Serena por Juan Tamayo de Salazar en  1634 XXXVII 19 2008 483-500
1515 Maldonado Escribano, José De la grandiosidad al olvido: palacios rurales en el vizcondado de Puebla de Alcocer durante la edad moderna XXXVII 20 2008 501-512
1516 Marín Hernández, Carlos Aproximación a la muralla tardoantigua  de Cáceres XXXVII 21 2008 513-536
1517 Martín Martín, Teodoro Monasterio de Yuste: Fundación y bienhechores XXXVII 22 2008 537-550
1518 Mira Caballos, Esteban Nuevas pruebas sobre el origen bancarrotero de Hernando de Soto XXXVII 23 2008 551-564
1519 Montero Fernández, Ismael El convento de Nuestra Señora de Gracia de Jerez de los Caballeros: de cenobio de clarisas franciscanas  durante cinco siglos a futuro incierto XXXVII 24 2008 565-590
1520 Ramos Rubio,  José Antonio Obras pictóricas inéditas de genealogía inca de Agustín Navalmuel XXXVII 25 2008 591-604
1521 Rodríguez Arroyo, Jesús Carlos Setenta años den Acebo escuela rural en Acebo XXXVII 26 2008 605-632
1522 Rodríguez Casillas, Antonio Alfonso XI y Guadalupe: Un punto  de partida en la Historia de Extremadura XXXVII 27 2008 633-658
1523 Rodríguez González, Antonio Guadalupe extremeña y su situación eclesiástica XXXVII 28 2008 659-694
1524 Rol Jiménez, Jennifer Un estudio aproximativo  a la enseñanza en Trujillo a través del interrogatorio de la Real Audiencia XXXVII 29 2008 695-706
1525 Rubio Andrada, Manuel, Rubio Muñoz, Ignacio y Rubio Muñoz, Francisco Javier El poblado calcolítico del Castillejo de la Caballería del Muerto, Herguijuela (Cáceres) XXXVII 30 2008 707-726
1526 Ruíz Moreno, Manuel Jesús La enseñanza de los freires truxillanos y la Vera Cruz XXXVII 31 2008 727-760
1527 Sánchez de la Calle, José Antonio Historia de la Educación en Plasencia durante la segunda mitad del siglo XIX a mediados del XX. El instituto «Gabriel y Galán» en el setenta y cinco aniversario de su fundación. (1933-2008) XXXVII 32 2008 761-798
1528 Sánchez López, Martiria Descubrimiento y pacificación de las Indias según  las ordenanzas de  1537 XXXVII 33 2008 799-808
1529 Soria Sánchez, Valentín y Soria Breña, Ángel Luis Brozas, ´próximo conjunto histórico artístico de Extremadura XXXVII 34 2008 809-820
1530 Soto Vázquez, José. La preocupación por la enseñanza de la lengua y la literatura: Extremadura y el Ave María de Granada 1. XXXVII 35 2008 821-850
1531 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Trama política, arrojo y traición, incaica pizarrina, en el Perú de la conquista violenta XXXVII 36 2008 851-875
1532 Mira Caballos, Esteban Los moriscos de Hornachos: una revisión histórica a la luz de la nueva documentación XXXVIII 1 2009 17-54
1533 Corcobacho Navarro, Lorenzo Los moriscos de Hornachos. 400 años de su expulsión. Pasado y presente. XXXVIII 2 2009 55-76
1534 Díaz Esteban, Fernando El desbautizadero de Hornachos   como símbolo del fracaso de un sincero esfuerzo misionero XXXVIII 3 2009 77-90
1535 Iglesias Aunión, Pablo El fenómeno social morisco en la Baja Extremadura a través del estudio de los libros de visita  de la orden Militar de Santiago (1498-1660) XXXVIII 4 2009 91-108
1536 Mayorga Huertas, Fermín Los moriscos de Mérida, torturados y  expulsados XXXVIII 5 2009 109-160
1537 Barbero  Mateos, Jesús Un método racional de la lectura  en Extremadura del siglo XIX XXXVIII 6 2009 161-174
1538 Barragán-Lancharro Antonio Manuel Entre la historia oral y la historia escrita de la Guerra Civil Española. Los sucesos  de «la casa  de doña Marina» de Monasterio XXXVIII 7 2009 175-194
1539 Barrio Moya, José Luís La dama extremeña  doña María Dolores Sánchez de Castro, madre del escritor Mariano José de Larra y sus capitulaciones matrimoniales (1806) XXXVIII 8 2009 195-202
1540 Calle Calle, Francisco Vicente Plasencia y sus comarcas vistas por algunos viajeros de los siglos XVIII y XIX XXXVIII 9 2009 203-222
1541 Carmona Gutiérrez, Jessica Violencia y conflictividad  social: Broza  en la segunda mitad del siglo XVII XXXVIII 10 2009 223-248
1542 Carrasco Montero, Gregorio Obispos y medios de  comunicación  social en la diócesis de Coria-Cáceres XXXVIII 11 2009 249-266
1543 Clemente Fuentes, Luisa La inspección medico-escolar en Trujillo durante la Segunda República XXXVIII 12 2009 267-296
1544 Pérez Izquierdo, Juan Fernando El partido de Trujillo a finales de los Tiempos Modernos XXXVIII 13 2009 297-318
1545 González Ledesma, Cándido Fray Gaspar de Carvajal, cronista de la expedición  de Francisco de Orellana en el descubrimiento del  rio  Amazonas XXXVIII 14 2009 319-360
1546 Martín Grados Reguero, Jaime La educación en Alcántara durante los siglos XV y XVI XXXVIII 15 2009 361-374
1547 Grangel Mercedes y Orellana Pizarro, Juan Luís La salud de la población: Trujillo y sus médicos en el siglo XXVIII XXXVIII 16 2009 375-386
1548 López López, Teodoro Agustín Cuerpo auxiliar  al servicio de la catedral de Badajoz (1261-1987) XXXVIII 17 2009 387-444
1549 Martín Martín, Teodoro Trujillo en el siglo XVII XXXVIII 18 2009 445-452
1550 Martín Nieto, Serafín La Guerra de la Independencia en Extremadura y los institutos  religiosos de la villa de Cáceres, parte II (1808-1814) XXXVIII 19 2009 453-510
1551 Martín Pulido, Cecilia Trujillo en la  fotografía  de  Llabrés XXXVIII 20 2009 511-530
1552 Meléndez Teodoro, Álvaro La Guerra de la Independencia en Extremadura en la prensa de 1809 XXXVIII 21 2009 531-592
1553 Montero Curiel, María Luisa y Montero Curiel, Pilar La escuela como médula de la evolución y del progreso: el magisterio extremeño  en el primer cuarto del siglo XX XXXVIII 22 2009 593-616
1554 Paule Rubio, Angel Laconimurgo vettona a  través de los papas y reyes. Villanueva de la Serena  nos lo cuenta XXXVIII 23 2009 617-642
1555 Quijada González, Domingo Navalmoral literaria XXXVIII 24 2009 643-692
1556 Rodríguez Casillas, Carlos J. Geraldo «Sempavor»: las hazañas de un guerrero portugués por tierras extremeñas XXXVIII 25 2009 693-716
1557 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier El poblado de la Edad de  Bronce del Castillo I, Robedillo de Trujillo: las defensas  XXXVIII 26 2009 717-746
1558 Ruiz Moreno, Manuel Jesús Los freires truxillanos en la batalla de Alarcos XXXVIII 27 2009 747-782
1559 Sánchez López, Martiria Estudio económico de «Plasencia y su tierra» en la Baja Extremadura, según el fuero XXXVIII 28 2009 783-802
1560 Soria Sánchez, Valentín y Soria Breña, Ángel Luis El obispo placentino Cipriano Calderón Polo, vicepresidente de la  Comisión Pontificia de Latinoamérica y miembro de la Comisión Pontificia de Comunicación Social XXXVIII 29 2009 803-816
1561 Vázquez Fernández, Luís, O. de M. Francisco Pizarro traspasa a su hermano  Gonzalo la Gobernación de Quito,  Santiago y otras  provincias: gloria deslumbrante y final trágico del más joven de los Pizarro XXXVIII 30 2009 817-831
1562 Calle Calle, Francisco Vidente Notas Iconográficas sobe un Sepulcro de la Catedral Vieja de Plasencia. Arte  Románico en Extremadura XXXIX 1 2010 15-46
1563 Grados  Reguero, Jaime Martín El templo románico  de Santa María XXXIX 2 2010 47-58
1564 Montero Fernández, Ismael Vestigios románicos de Extremadura XXXIX 3 2010 59-80
1565 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier La románica de Santa María, Trujillo (Cáceres). Estudio arqueológico. XXXIX 4 2010 81-108
1566 Sanz Fernández, Francisco El románico extremeño: un fenómeno artístico de apariencia aquitana, angevina y cisterciense XXXIX 5 2010 109-144
1567 Barbero Mateos, Jesús Cincuentas años de educación en el Partido de entre siglos. Torrecilla de la Tiesa 1883-1939 XXXIX 6 2010 145-172
1568 Barragán Lancharro, Antonio Manuel y Domínguez Núñez, Moisés Algunas notas sobre la estancia del General Franco en Cáceres en agosto y septiembre de 1936 y las imágenes recuperadas  Brut René XXXIX 7 2010 173-210
1569 Barrio Moya, José Luís Aportaciones a la biografía de don Juan Delgado, un boticario extremeño en el Madrid de Felipe IV XXXIX 8 2010 211-220
1570 Carrasco Montero, Gregorio Juan José García Álvaro, el obispo del terremoto (1755), perfiles de un pastor XXXIX 9 2010 221-228
1571 Díaz Esteban, Fernando Pleito  entre los descendientes de Hernán Cortés XXXIX 10 2010 229-238
1572 Fernández-Sanguino Fernández, Julio Tribuna Pública, 1903-1905, un semanario en Toledo del  placentino Fidel Domínguez Páez XXXIX 11 2010 239-260
1573 González de la Granja, María Estela El monumento  a Francisco Sánchez «el brocense» en Brozas: un ejemplo de escultura pública en Extremadura XXXIX 12 2010 261-280
1574 Gómez Izquierdo, Juan Fernando El Partido de Trujillo y las villas y lugares  de su Tierra durante los siglos XVI y XVII. XXXIX 13 2010 281-302
1575 González Ledesma, Cándido Conflictividad entre Trujillo  y las villas y lugares de su Tierra durante los siglos XVI y XVII. El pleito de Orellana la Vieja con la ciudad de Trujillo XXXIX 14 2010 303-334
1576 González Solís, Ester, Orellana Pizarro, Juan de y Sánchez Abril, José Luís Ni solados de fortuna ni caballeros famosos: señores de Madroñera XXXIX 15 2010 335-362
1577 López López, Teodoro Agustín Las fiestas de la catedral de Badajoz en el año 1806 XXXIX 16 2010 363-396
1578 Martín Martín, Teodoro La vida en Yuste según las actas capitulares de la orden jerónima XXXIX 17 2010 397-402
1579 Martín Nieto, Serafín La ermita cacereña del Espíritu Santo XXXIX 18 2010 403-458
1580 Mira Caballos, Esteban Unos se quedaron y otros volvieron: moriscos en la Extremadura del siglo XVII XXXIX 19 2010 459-488
1581 Miranda Díaz, Bartolomé La digitalización de los archivos parroquiales de Trujillo: proyecto e índice XXXIX 20 2010 489-524
1582 Paule Rubio, Angel Extremadura por la Vía de la Plata XXXIX 21 2010 525-560
1583 Quijada González, Domingo Rivera me fecit: 160 años y 5 generaciones de las campanas artesanas de  Montehemoso XXXIX 22 2010 561-588
1584 Rina Simón, Cesar La criminalidad femenina en la posguerra. Hambre y violencia en la provincia de Cáceres XXXIX 23 2010 589-616
1585 Sánchez López, Martiria El jubileo de Berzocana y las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina XXXIX 24 2010 617-625
1586 Fernández-Ordoñez  Agra, Miguel Las capitulaciones de Orellana. Dedicada a francisco del Orellana y a la Amazonía XL 1 2011 15-32
1587 Fernández-Sanguino Fernández, Julio Francisco de Orellana en la prensa del siglo XVIII XL 2 2011 33-42
1588 González Ochoa, José María Francisco de Orellana  y la mundialización del Amazonas XL 3 2011 43-58
1589 Rubio Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier Aproximación histórica a la relación entre Gonzalo Pizarro, Francisco de Orellana y fray Gaspar de Carvajal en su viaje a la Canela y el Dorado XL  4  2011 59-92
1590 Barbero Mateos, Jesús Construcción de las locales escuelas en las Hurdes. Una iniciativa extraordinaria de la Diputación Provincial de Cáceres en los albores  del siglo XX. XL 5 2011 93-112
1591 Barragán Lancharro, Antonio Manuel y Domínguez Núñez, Moisés Análisis y contextualización de las imágenes tomadas por René Brut en la ciudad de Badajoz el 7 y 18 de julio de 1936 XL 6 2011 113-140
1592 Barrio Moya, José Luís Don José Sánchez  de Navia, un fabricante de instrumentos musicales  extremeños en el Madrid de Felipe V y Fernando VI XL 7 2011 141-150
1593 Carrasco Montero, Gregorio Paso de cofradías a mayordomía: decisión  del obispo de Ciudad Rodrigo Ilmo. Sr. D. Cayetano Cuadrillero y Mota XL 8 2011 151-160
1594 García Barriga, Felicísimo Apuntes sobre  la carrera indiana del capitán  don Francisco Gutiérrez Flores XL 9 2011 161-178
1595 González de la Granja, María Estela Los estudios generales de San Vicente Ferrer de Plasencia: una nueva visión XL 10 2011 179-202
1596 López López, Teodoro Agustín El obispo de Badajoz Juan de Ribera  (1562-1568) XL 11 2011 203-242
1597 Martín Martín, Teodoro La reforma de conventos en la Extremadura del Trienio Liberal XL 12 2011 243-254
1598 Martín Nieto, Serafín El Amparo y el Calvario, dos ermitas  de la sacro vía cacereña (parte I) XL 13 2011 255-284
1599 Martín Ruano, Sebastián Joaquín Sama, un extremeño educador  medio ambiental XL 14 2011 285-300
1600 Mira Caballos, Esteban Documentos inéditos sobre Gonzalo Pizarro, padre del conquistador del Perú XL 15 2011 301-320
1601 Miranda Díaz, Bartolomé y Orellana de Pizarro, Juan La iglesia de la Preciosa Sangre de Cristo de Trujillo, nuevos datos para su historia artística XL 16 2011 321-358
1602 Moreno Domínguez, Fernando La calzada romana  del puente de Alcántara XL 17 2011 359-388
1603 Neila Muñoz, Calos María Etnohistoria del abandono. Los expósitos en los registros civiles (1871-1949). El caso de Trujillo XL 18 2011 389-412
1604 Ortiz Martínez, Fernando El general Menacho, datos concretos sobre la muerte del héroe XL 19 2011 413-428
1605 Paule Rubio, Angel Escuela y educación XL 20 2011 429-454
1606 Ramos Rubio,  José Antonio La obra pictórica  de Lucas Holguín en la provincia de Cáceres XL 21 2011 455-482
1607 Rodríguez Arroyo, Jesús Carlos La  retaguardia franquista en Sierra de Gata ( la actuación de las milicias nacionales: Requeté y Falange) XL 22 2011 483-512
1608 Ruiz Moreno, Manuel Jesús Las espadas de dos manos  de Diego García de Paredes, el Sansón extremeño XL 23 2011 513-534
1609 Sánchez de la Calle, José Antonio Actualización de la bibliografía placentina  (2006-2011) XL 24 2011 535-562
1610 Sánchez López, Martiria El concejo de Plasencia en el siglo XVI. Instituciones, usos y costumbres según las ordenanzas municipales XL 25 2011 563-580
1611 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Extremeños en el parto de una patria libre. Lectura inaugural. XLI 1 2012 17-26
1612 Carmona  Gutiérrez, Jessica Guerra y revolución. La labor de los diputados extremeños en las Cortes  de Cádiz. Dedicada a la Constitución de Cádiz de 1812 XLI 2 2012 27-48
1613 Fernández-Sanguino Fernández, Julio El Banco de San Carlos y la Constitución de 1812 XLI 3 2012 49-84
1614 Paule Rubio, Angel Extremeños en la Constitución de 1812 XLI 4 2012 85-116
1615 Quijada González, Domingo La proyección de la larga y sinuosa senda constitucional decimonónica en el ámbito rural o semiurbano. El ejemplo de Navalmoral de la Mata  XLI 5 2012 117-166
1616 Rina Simón, César José María  Calatrava en las Cortes de Cádiz. Los principios doctrinarios del liberalismo hispano XLI 6 2012 165-194
1617 Rubio Andrada, Manuel La presencia de Trujillo  en las Cortes de Cádiz: Proceso de un deseo frustrado. XLI 7 2012 195-240
1618 Barbero Mateos, Jesús Evolución de la edificación escolar en Extremadura: el caso de Serradilla XLI 8 2012 241-266
1619 Barragán Lancharro, Antonio Manuel y Domínguez Núñez, Moisés Un accidente de aviación ignorado en la Guerra Civil Española. La muerte del infante Alonso de Orleans y Sajonia en 1936 en Monesterio XLI 9 2012 267-284
1620 Barrio Moya, José Luís Libros impresos y manuscritos en la biblioteca del caballero emeritense don Pedro Gordillo y Zambrano, destacado funcionario de Fernando VI (1756) XLI 10 2012 285-310
1621 Clemente Fuentes, Luisa El Boletín  de Educación de la Inspección  Provincial de  Cáceres en la década  de 1930: reflejo de contractes entre dos modelos de escuelas XLI 11 2012 311-336
1622 Llave de la Muñoz, Sergio Azulejería  talaverana en la iglesia parroquial de Santiago Apóstol (Garciaz, Cáceres) XLI 12 337-358
1623 Grados  Reguero, Jaime Martín La reconquista de Alcántara XLI 13 2012 359-374
1624 Iglesias Aunión, Pablo Enseñanza e institución pública en la Extremadura del Antiguo Régimen. Concejo e iglesia en la educación  para la Baja Extremadura (1585-1791) XLI 14 2012 375-404
1625 López López, Teodoro Agustín La  catedral de Badajoz en la Guerra de la Independencia XLI 15 2012 405-430
1626 Marciano Martín, Manuel La iglesia católica en Hervás durante el bienio republicano-socialista XLI 16 2012 431-452
1627 Martín Martín, Teodoro Guijo de Santa Bárbara: una retrospectiva histórica XLI 17 2012 453-480
1628 Martín Nieto, Serafín El Amparo y el Calvario, dos ermitas  de la sacro santa vía cacereña (II parte) XLI 18 2012 481-522
1629 Mira Caballos, Esteban El retorno a España de Hernando Pizarro (1534): documentos inéditos XLI 19 2012 523-552
1630 Negro Cortés, Adrián Elías Violencia y crimen. Un estudio de los delincuentes en Jarandilla en el siglo XVIII. XLI 20 2012 553-574
1631 Neila Muñoz, Carlos María El periódico quincenal «El Brocense» y sus tres años   de vida pública (1927-1928 y 1929) en la comunidad de Brozas (Cáceres) XLI 21 2012 575-614
1632 Ortiz Martínez, Fernando Guerra de separación en Portugal. El asedio portugués a Badajoz en el 1658 XLI 22 2012 615-628
1633 Porras Granados, María Jessica La educación en el siglo XIX: una teoría reflejada en la realidad. El caso del partido de Coria XLI 23 2012 629-652
1634 Rodríguez Casillas, Carlos J. II Marqués  de Monsalud  durante 1812: Un hombre crucial para un año trascendental   en Extremadura XLI 24 2012 653-672
1635 Rodríguez González, Antonio y Niso Ruiz, Ángel La ermita cacereña de Nuestra Señora de la Soledad, también hoy conocida  como Santa María de los Caballeros XLI 25 2012 673-710
1636 Rubio Muñoz, Francisco Javier Estudiantes y paisanos. Los extremeños en la matrícula universitaria salmantina de finales del siglo XVI: la Tierra de Trujillo XLI 26 2012 711-750
1637 Ruiz Moreno, Manuel Jesús El león de Rodrigo y los  Bonilleja XLI 27 2012 751-778
1638 Sánchez de la Calle, José Antonio Un ensayo sobre  la historia  de las revistas taurinas en Plasencia en el siglo XX XLI 28 2012 779-804
1639 Sánchez López, Martiria La enseñanza hasta la Segunda República en un pueblo de la Vera: Jaraíz XLI 2 9 2012 805-823
1640 Mira Caballos, Esteban Vasco Núñez de Balboa: una visión desde el siglo XXI. Lectura inaugural. XLII 1 2013 17-52
1641 Rivero Domínguez, Francisco Vasco Núñez de Balboa y Nicolás de Ovando. Dedicada a Vasco Núñez de Balboa XLII 2 2013 53-64
1642 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier Aproximación histórica  a la relación  entre  Vasco Núñez de Balboa y Francisco Pizarro XLII 3 2013 65-96
1643 Barrero Mateos, Jesús Torrecillas de la Tiesa a finales del Antiguo Régimen XLII 4 2013 97-112
1644 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel Un fenómeno singular en Extremadura del siglo XX: la creación de las cajas rurales en la  provincia de Badajoz XLII 5 2013 113-136
1645 Barrio Moya, José Luís Una curiosa carta de  dote del siglo XVIII. La del caballero extremeño don Manuel Bernardo Álvarez de Toledo Lobato, secretario del rey Felipe V XLII 6 2013 137-150
1646 Carballo López, Rafael Luís Muestras con escuelas XLII 7 2013 151-168
1647 Clemente Quijada, Luís Vicente La crisis de 1504-1508 en Extremadura: problemas agrarios, fallos de mercado y repercusiones sociales XLII 8 2013 169-190
1648 García Muñoz, Tomás y Mira Caballos, Esteban Los Velázquez de Medellín: fundaciones y donaciones de una familia de peruleros XLII 9 2013 191-220
1649 Grados  Reguero, Jaime Martín Don Alonso de Grado, un  hidalgo alcantarino lugarteniente de Hernán Cortés XLII 10 2013 221-132
1650 López López, Teodoro Agustín La Provincia  Eclesiástica de Mérida-Badajoz XLII 11 2013 233-254
1651 Marciano Martín, Manuel La judería de Hervás (Cáceres): historia  de una invención XLII 12 2013 255-284
1652 Martín Martín, Teodoro Crimen y violencia social de la Vera XLII 13 2013 285-296
1653 Martín Nieto, Serafín De sinagoga nueva a capilla de la Santa Cruz de Jerusalén   del cacereño Palacio de la Isla XLII 14 2013 297-348
1654 Meléndez Teodoro, Álvaro Regimiento Provincial de Trujillo XLII 15 2013 349-374
1655 Montero Fernández, Ismael Del libro de  Becerro al libro anales de la parroquia de Nuestra señora de la  Junciana (Jaraicejo) XLII 16 2013 375-402
1656 Negro Cortés, Adrián Elías Aproximación  al estudio de la  numismática  en el museo arqueológico de Cáceres; las  emisiones  prerrománicas e hispanorromanas XLII 17 2013 403-424
1657 Neila Muñoz, Carlos María Demografía histórica en Brozas (Cáceres). La muerte a través del  Registro Civil (1871-2012) XLII 18 2013 425-454
1658 Paule Rubio, Angel El tesoro de un pueblo al servicio de una ideología. Villanueva de la Serena en la Guerra Civil Española XLII 19 2013 455-470
1659 Ramos Rubio, José Antonio y San Macario de Sánchez, Oscar Estudio histórico artístico de las ermitas de Casar de Cáceres XLII 20 2013 471-496
1660 Rodríguez González, Antonio y Martín Pulido, Cecilia Proyecto para reparar y fortificarla muralla de Cáceres en 1837: documentación del archivo histórico municipal XLII 21 2013 497-524
1661 Ruíz Moreno, Manuel Jesús La reconquista de Trujillo XLII 22 2013 525-532
1662 Sánchez López, Martiria La Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias XLII 23 2013 533-547
1663 Mañas Núñez, Manuel Vida y obra de Luisa de Carvajal y Mendoza: poetisa, misionera, activista y mártir. Lectura inaugural XLIII 1 2014 15-32
1664 Escalante Varona, Alberto En una graciosa islota: paisajes espirituales en la obra poética de  Luisa de Carvajal y Mendoza. Dedicada a Luisa de Carvajal XLIII 2 2014 33-57
1665 Martín Martín, Teodoro Luisa de Carvajal y Lovaina XLIII 3 2014 58-84
1666 Barbero Mateos, Jesús Piedra, espacio y tiempo en los llanos de Torrecilla de la Tiesa. Elementos arqueológicos en Torrecilla de la Tiesa, apuntes para un catálogo comarcal XLIII 4 2014 85-110
1667 Barragán-Lancharro, Antonio Manuel La persistencia  de la legislación socio-laboral de la República en la zona franquista de retaguardia: el caso de la provincia de Badajoz XLIII 5 2014 111-124
1668 Barrio Moya, José Luís El militar extremeño don Juan Manuel Álvarez de Faria (1737-1802), Teniente General  de los Reales Ejércitos y ministro de la Guerra de Carlos IV XLIII 6 2014 125-142
1669 Carballo López, Rafael Luís La  escuela de la Iglesia Evangélica Española en Ibahernado durante las primeras décadas del siglo XX XLIII 7 2014 143-170
1670 García Ramos, Manuel Antonio y Cifuentes Perea, José Luís El impuesto de sangre de Trujillo durante la Guerra de Cuba (1895-1898) XLIII 8 2014 171-200
1671 Grados  Reguero, Jaime Martín La Aljama judía de Alcántara XLIII 9 2014 201-214
1672 Iglesias Aunión, Pablo Estructura y propiedad de la tierra en la primera mitad del siglo XIX. Los efectos de la primera Desamortización liberal en la comarca emeritense XLIII 10 2014 215-238
1673 López López, Teodoro Agustín Guía del Archivo de la catedral de Badajoz XLIII 11 2014 239-274
1674 López Vacas, Ángela La labor social de las cofradías durante el Antiguo Régimen en Fuente del Maestre XLIII 12 2014 275-296
1675 Mestro Mateos, Beatriz San Martín de Trevejo: historia de una villa olvidada (1930-1936) XLIII 13 2014 297-312
1676 Marabel Matos, Jacinto J. El coronel Storm de Grave y el sitio  de Mérida 1809 XLIII 14 2014 313-334
1677 Marín Hernández, Carlos Por si llega a ser algo con el tiempo. Anhelos, fluctuaciones y honores en la historia fundacional del museo de Cáceres (1898-1917) XLIII 15 2014 335-368
1678 Marciano Martín, Manuel La educación en Hervás (Cáceres) durante la dictadura de Primo de Rivera y la Segunda República XLIII 16 2014 369-394
1679 Martín Rubio, María del Carmen Francisco Pizarro  El hombre desconocido XLIII 17 395-424
1680 Meléndez Galván, Enrique Escuelas de la enseñanza artística en Cáceres: notas para un recorrido en el tiempo XLIII 18 2014 425-444
1681 Meléndez Teodoro, Álvaro Hernando Pizarro y la perpetuación de su linaje. Un testamento desconocido de 1557 XLIII 19 2014 445-468
1682 Mira Caballos, Esteban Hernando Pizarro y la perpetuación de su linaje. Un testamento desconocido de 1557 XLIII 20 2014 469-488
1683 Negro Cortés, Adrián Elías Nuevas aportaciones sobre dos inscripciones visigodas aparecidas en la zona de Trujillo XLIII 21 2014 489-504
1684 Neila Muñoz, Carlos María La epidemia de gripe de 1918 y 1919 en las ciudades de Cáceres y Plasencia XLIII 22 2014 505-546
1685 Pastor González, Vicente y Pastor Novella, María Teresa Aproximación visual al abrigo   de Florencio (Retamosa de Cabañas, Cáceres). Aplicación  del plugin Dstreich a sus manifestaciones pictóricas rupestres XLIII 23 2014 547-582
1686 Pastor Villegas, José, Pastor Valle, José David y Pastor Valle, Jesús Francisco Fosforitas de Logrosán y de Aldea Moret y proyectos de ferrocarril a Portugal por Trujillo y Cáceres XLIII 24 2014 583-612
1687 Paule Rubio, Angel El paisaje cultural. Los lagares. Villanueva de la Sierra (Cáceres) XLIII 25 2014 613-630
1688 Prieto García, Ana María Creación y función  de las Juntas de Sanidad en la Extremadura rural en los siglos XVIII y XIX XLIII 26 2014 631-644
1689 Quijada González, Domingo La proyección del retablo de la Catedral Nueva de Plasencia sobre otros templos regionales: los ejemplos de Navalmoral y Montehermoso XLIII 27 2014 645-672
1690 Ramos Rubio,  José Antonio Arte efímero en el cementerio de Trujillo (Neoclasicismo, Romanticismo, Historicismo y Eclecticismo). El culto a los antepasados a través de la antropología y las diferencias sociales XLIII 28 2014 673-690
1691 Rebollo Bote, Juan La comunidad  mudéjar de Trujillo. Algunas características de su aljama y morería XLIII 29 2014 691-716
1692 Recio Cuesta, Juan Pedro Proscritos y olvidados. Los extremeños al servicio de don Carlos en la primera guerra carlista algunas características(1833-1840) XLIII 30 2014 717-736
1693 Rivero Domínguez, Francisco Las carmelitas de Brozas cumplen 100 años XLIII 31 2014 737-752
1694 Rubio Andrada, Manuel Las pinturas rupestres en la cueva del Lendiscar:  una tauromaquia en la prehistoria reciente de Extremadura XLIII 32 2014 753-782
1695 Rubio Muñoz, Francisco Javier Los estudiantes y la muerte. El caso de los extremeños en la universidad de Salamanca a finales del siglo XVI XLIII 33 2014 783-812
1696 Ruiz Moreno, Manuel Jesús Aproximación histórica a la reconquista de Trujillo XLIII 34 2014 813-834
1697 Sánchez de  la Calle, José Antonio y Leonato González, María del Rosario La Guerra Civil en Plasencia: represión, economía y población XLIII 35 2014 835-848
1698 Sánchez López, Martiria La villa de Jaraíz en el siglo XVIII: tercer centenario de la entronización de los Borbones con Felipe V y la pérdida de Gibraltar (1714-2014) XLIII 36 2014 849-868
1699 Tovar Pulido, Raquel Estructura de la familia en la ciudad de Trujillo  a finales del Antiguo Régimen (1824-1825)  XLIII 37 2014 869-886
1700 Mira Caballos, Esteban Hernán Cortes: mitos y leyendas de la Nueva España. Lectura inaugural XLIV 1 2015 17-48
1701 López Martín, Ismael José Cadalso y el proceso de la reinterpretación neoclásica  de Hernán Cortés como héroe nacional y personaje literario XLIV 2 2015 49-72
1702 Pastor Villegas, José,  Pastor Valle, Jesús Francisco y Pastor Valle, Montaña B. Itinerario de Hernán Cortés en el descubrimiento y conquista de México, antecedente de la primera expedición científica al Virreinato de Nueva España XLIV 3 2015 73-122
1703 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier Aproximación histórica a los inicios del caudillismo XLIV 4 2015 123-142
1704 Barbero Mateos, Jesús Usurpación del derecho a la subsistencia. Propiedad y miseria. Una relación  perversa en Torrecillas de la Tiesa XLIV 5 2015 143-166
1705 Barrio Moya, José Luís Aportaciones a la biografía de la señora cacereña doña  María Teresa de Ahumada y Muñoz, camarista de la reina  Bárbara de Braganza XLIV 6 2015 167-178
1706 Escalante Varona, Alberto y Rebollo Bote, Juan De Extremadura a Europa. El cardenal Trujillo  Juan de Carvajal (ca. 1400-1469): una mirada  cultural y viajera XLIV 7 2015 179-200
1707 Escribano Bartlett, Ignacio La influencia de la segunda República  y la Guerra Civil española en aislamiento de los voluntarios extremeños de la División Azul XLIV 8 2015 201-220
1708 García Rodríguez, Miguel Ángel La Cumbre: del calcolítico a la guerra de Cuba. Su historia XLIV 9 2015 221-247
1709 González Lozano, Francisco y Pérez Ortiz, Guadalupe Influencia pedagógica del obispo Fernando Ramírez Vázquez (1865-1890) en el seminario conciliar de San Atón XLIV 10 2015 248-270
1710 Grados  Reguero, Jaime Martín La Aljama judía de Alcántara XLIV 11 2015 271-282
1711 Iglesias Aunión, Pablo El fenómeno de la disciplina pública. Cofradías de «Sangre» en la Extremadura de la Edad Moderna: siglos XVI-XVIII XLIV 12 2015 283-308
1712 López López, Teodoro Agustín Aproximación documental a la historia del Archivo Diocesano de Mérida-Badajoz XLIV 13 2015 309-334
1713 López Vacas, Ángela Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad en la Alta y Baja Extremadura.  Estudio de sus ordenanzas en Fuente del Maestre (Badajoz) y su comparación con las ordenanzas de Trujillo (Cáceres) XLIV 14 2015 335-356
1714 Martín Martín, Teodoro Jardines señoriales en la Vera de Plasencia XLIV 15 2015 357-372
1715 Meléndez Galán, Enrique Las escuelas de enseñanza artística en Cáceres: la escuela municipal de Artes y Oficios (1922-1932) XLIV 16 2015 373-390
1716 Meléndez Teodoro, Álvaro La Raya  extremeña en 1750. el informe de Gaver (II) XLIV 17 2015 391-422
1717 Moreno Domínguez, Fernando, Pérez Solís, Francisco, Durán Sánchez, Alberto y González, Gregorio Francisco Grabados e inscripciones inéditas de la ciudad de Trujillo (Cáceres) XLIV 18 2015 423-448
1718 Neila Muñoz, Carlos María Brozas (Cáceres): 1930 -1939. Diez años de historia en la vida  de una localidad XLIV 19 2015 449-494
1719 Quijada  González, Domingo Dos Vírgenes singulares de Montehermoso XLIV 20 2015 495-522
1720 Ramos Rubio, José Antonio  y López Muñoz, Francisco Los puentes de Trujillo XLIV 21 2015 523-556
1721 Recio Cuesta, Juan Pedro Las expediciones militares  carlistas  en Extremadura durante la  Guerra Civil de 1833 a 1840 XLIV 22 2015 557-580
1722 Rivero Domínguez, Francisco Herminio Torres, autor de la primera película extremeña XLIV 23 2015 581-592
1723 Sánchez López, Martiria El  arte popular de la Vera XLIV 24 2015 593-608
1724 Timón García, Francisco Javier Don  Manuel Talabán  Mateos (1757-1813): el cronista accidental XLIV 25 2015 609-640
1725 Zamora López, Carlos La primera  Guerra Carlista en el campo Arañuelo: la masacre de Peraleda de la Mata XLIV 26 2015 641–665
1726 Ladera Quesada, Miguel Extremadura y  Fernando el Católico. Lectura inaugural XLV 1 2016 15-30
1727 Barrio Moya, José Luís Aportaciones a la biografía de Don Juan  Francisco Manrique de Lara, obispo de Plasencia entre 1760 y 1765. XLV 2 2016 31-37
1728 Bermejo Bermejo, Jesús Bartolomé Dalmao: un conquistador de  La Cumbre XLV 3 2016 38-50
1729 Cádiz Rodríguez, Julián Juan González García, un  extremeño al servicio de la   evangelización en México. XLV 4 2016 51-72
1730 Cortés Cortés, Fernando En todas partes cuecen habas. Aproximación a una problemática esencial de la escuela extremeña en las décadas finales del XIX XLV 5 2016 73-92
1731 García Cienfuegos, Manuel Obras hidráulicas en la provincia de Badajoz. El proyecto del ingeniero Manuel Díaz-Mata sobre los regadíos de las Vegas Bajas y el canal de Montijo XLV 6 2016 93-114
1732 García Ramos, Manuel Antonio y Cifuentes Perea, José Luís 1890-1898 Nueve años de quintas en Trujillo. Los mozos trujillanos a finales del siglo XIX XLV 7 2016 115-142
1733 González Lozano, Francisco y Pérez Ortiz, Guadalupe Aportación educativa del Seminario Conciliar de San Atón a la sociedad extremeña: 1860-19000 XLV 8 2016 143-168
1734 Hidalgo Hidalgo, María Teresa Manuela Gallardo Gómez. Reflexión y acción pedagógica de una mujer extremeña a mediados del siglo XX XLV 9 2016 169-188
1735 Jerez Linde, José Manuel Repertorio bibliográfico de la Villa romana de la Dehesa de «Torre Águila» (Barbaño, Badajoz) XLV 10 2016 189-206
1736 López López, Teodoro Agustín Santa Iglesia Catedral Metropolitana de Badajoz XLV 11 2016 207-236
1737 López Vacas, Ángela Las modernas corrientes pedagógicas en el comienzo de la educación contemporánea en Fuente del Maestre XLV 12 2016 237-262
1738 Maestro Mateos, Beatriz Cofradías Mañegas: un recorrido histórico sobre  las fraternidades en San Martín de Trevejo XLV 13 2016 263-282
1739 Marabel Matos, Jacinto J. Fiebre y sábanas: el otoño de Wellington en Badajoz (I) XLV 14 2016 283-302
1740 Martín Martín, Teodoro Aldeanueva de la Vera  a fines  del Antiguo Régimen XLV 15 2016 303-318
1741 Martín Rubio, María del Carmen Hernando Pizarro y la gran ciudad de Cuzco XLV 16 2016 319-332
1742 Meléndez Teodoro, Álvaro La muralla de Badajoz en 1723. El informe Bordick XLV 17 2016 333-348
1743 Mira Caballos, Esteban El origen converso de Hernando de Soto y su nacimiento en Barcarrota XLV 18 2016 349-360
1744 Moreno Domínguez, Fernando, Pérez Solís, Francisco, Durán Sánchez, Alberto y González, Gregorio Francisco El grabado de los Altamirano y la inscripción de Atalaya XLV 19 2016 361-380
1745 Pastor Villegas, José,  Pastor Valle, Jesús Francisco y Pastor Valle, Montaña B. Las expediciones científicas españolas a América y las expediciones  a América dirigidas por Miguel de la Quadra-Salcedo y Gayarre XLV 20 2016 381-410
1746 Paule Rubio, Angel La Vía de la Plata desde  Mérida – Astorga XLV 21 2016 411-436
1747 Quijada  González, Domingo Superstición, hechizos e Inquisición durante el Barroco extremeño XLV 22 2016 437-464
1748 Ramos Rubio, José Antonio y San Macario de Sánchez, Oscar El patrimonio misionero de  la Preciosa Sangre y el legado del marqués de Ovando en Cáceres XLV 23 2016 465-478
1749 Rebollo Bote, Juan Reconociendo el Trujillo islámico XLV 24 2016 479-502
1750 Recio Cuesta, Juan Pedro y Barroso García, Francisco Los Cuesta: una saga de militares en la Primera Guerra Carlista (1833-1840) XLV 25 2016 503-522
1751 Rodríguez Cerezo, Guadalupe Importancia de los Coloquios en la conservación de la Casa de Santa María de Madrigalejo XLV 26 2016 523-540
1752 Rodríguez Masa, Juan Carlos Puercos, campanillas, bacines y atabaques para  la demanda de San Antón: un Real  Privilegio en la España de los Reyes Católicos XLV 27 2016 541-568
1753 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier El megalitismo en Trujillo: las necrópolis de las Perillas Asperillas- y Cañada, Trujillo (Cáceres) XLV 28 2016 569-592
1754 Sáenz de Santa María Vierna, Alberto Signos notariales en el testamento de Fernando el Católico XLV 29 2016 593-604
1755 Sánchez López, Martiria El Pimentón y sus consecuencias sociales y económicas en la Vera a través de la historia (II parte) XLV 30 2016 605-622
1756 Tena Fernández, Ramón; Soto Vázquez, José, Pérez Parejo, Ramón, Jaraíz Cabanillas, Francisco Javier, y Gutiérrez Gallego, José Antonio Análisis de la Instrucción Pública en el Partido Judicial de Trujillo entre 1857 y 1900 XLV 31 2016 623-645
1757 Lorenzana de la Puente, Felipe Trujillo en el siglo XVIII dirigentes urbanos dinámica institucional. Lectura inaugural XLVI 1 2017 13-62
1758 Barbero Mateos,  Jesús: La influencia  ilustrada en la escuela decimonónica extremeña. Reflejo de su impulso  evolución en el  caso de Serradilla XLVI 2 2017 63-98
1759 Barrio Moya, José Luís La testamentaria de Don Fernando de la Cerda y Trejo, IV  Marqués de la Rosa XLVI 3 2017 99-120
1760 Cambero-Santano, F.F. y Martín-Cuero, M. El caballo de Pizarro: representación artística y realidad histórica XLVI 4 2017 121-146
1761 Cantero Muñoz, Antonio Normas legales sobre cofradías y hermandades durante el reinado de Carlos III, y las consecuencias jurídicas de su aplicación en Trujillo a finales del siglo  XVIII XLVI 5 2017 147-177
1762 Cillán Cillán, Francisco Muerte de Francisco Pizarro descrita por varios cronistas XLVI 6 2017 178-198
1763 Claros Vicario,  Fernando El ilustrado ceclavinero en la crisis del Antiguo Régimen XLVI 7 2017 199-222
1764 Escalante Varona, Alberto y Manso Flores, Ana Alicia Viejos documentos y nuevas perspectivas: la Orden de Santiago  en Extremadura y su relación con Val de Xálima-Ellas XLVI 8 2017 223-240
1765 García Cienfuegos, Manuel La Ilustración en el Condado de Montijo, María Francisca de Sales Portocarrero, VI Condesa, y su administrador Manuel Flores Calderón XLVI 9 2017 241-272
1766 García Rodríguez, Rocío El Arte y la Historia en centros educativos placentinos existentes entre 1750-1900 XLVI 10 2017 273-305
1767 Hidalgo Hidalgo, María Teresa La escuela hogar como institución educativa al servicio de la población ultra diseminada en Extremadura. Décadas 1960-1970 XLVI 11 2017 305-318
1768 López López, Teodoro Agustín La Orden  de Santiago y su provincia de León en Extremadura. Guía documental XLVI 12 2017 319-346
1769 López Vacas, Ángela Cofradías la Orden de Santiago en Extremadura XLVI 13 2017 347-370
1770 Maestro Mateos, Beatriz Maestros y pupilos: Historia de la Educación en la Sierra de Gata XLVI 14 2017 371-388
1771 Maestro Mateos, Laura Libertad religiosa en el siglo XVIII XLVI 15 2017 389-408
1772 Marabel Matos, Jacinto J. Fiebre y sábanas: el otoño de Wellington en Badajoz (II) XLVI 16 2017 409-426
1773 Marciano Martín, Manuel Sumario número 43 de 1936 por incendio de la iglesia de Santa María de Hervás (Cáceres) XLVI 17 2017 427-456
1774 Martín Martín, Teodoro El convento de Santa Ana en Belvis de Monroy XLVI 18 2017 457-476
1775 Martín Rubio, María del Carmen Carlos V y Francisco Pizarro. Sus encuentros y desencuentros XLVI 19 2017 477-496
1776 Meléndez Galván, Enrique Cincuenta años de intentos: la confirmación del Ateneo de Cáceres y su labor docente y artística XLVI 20 2017 497-518
1777 Meléndez Teodoro, Álvaro La Guerra de la Independencia en Extremadura en la prensa de 1810 (I) XLVI 21 2017 519-546
1778 Moreno Domínguez, Fernando, Pérez Solís, Francisco y Durán Sánchez, Alberto Colección de hallazgos arqueológicos inéditos de Trujillo y su comarca XLVI 22 2017 547-570
1779 Pastor Villegas, José Apuntes sobre  los Reales Hospitales de Guadalupe en la Ilustración y tres insignes científicos extremeños de Guadalupe conexos con las reformas  sanitarias ilustradas XLVI 23 2017 571-590
1780 Pérez Ortiz, Guadalupe y González Lozano, Francisco Centros agregados al Seminario Conciliar de San Atón: aportación a la enseñanza secundaria en Badajoz XLVI 24 2017 591-608
1781 Quijada González, Domingo La desmitificación de un bandolero a través de la prensa  nacional: el caso de Sión Jarreo XLVI 25 2017 609-622
1782 Ramos Rubio,  José Antonio El patrimonio escultórico de la iglesia parroquial  de San Martín de Tours de Trujillo XLVI 26 2017 623-654
1783 Rodríguez Cerezo, Guadalupe Esgrafiados perdidos y ocultos en la iglesia de San Juan Bautista de Madrigalejo XLVI 27 2017 655-668
1784 Rodríguez Masa, Juan Carlos Los extremeños del siglo de la razón: «los indianos de la nación». Análisis históricos del Lugar  de  Navalvillar de Pela a partir del Interrogatorio  del Marqués de la Ensenada de Ensenada y el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura XLVI 28 2017 669-696
1785 Rodríguez Plaza, Miguel Ángel La desaparecida ermita cacereña de Santa Gertrudis XLVI 29 2017 697-718
1786 Rubio  Andrada, Manuel y Rubio Muñoz, Francisco Javier Un  poblamiento Calcolítico en el Berrocal trujillano: el asentamiento y las cazoletas de  la Cerca de los Toros XLVI 30 2017 719-744
1787 Sánchez López, Martiria El pimentón y sus consecuencias sociales y económicas en la Vera a través de la historia (II parte) XLVI 31 2017 745-762
1788 Rodríguez-San Pedro Bezares, Luís E. La Universidad de cultura  hispana. Lectura inaugural XLVII 1 2018 15-32
1789 Barrio Moya, José Luís La librería de fray Juan  de Nuestra Señora, presidente del Real Hospital de Jesús Nazareno de Mérida (1783) XLVII 2 2018 33-40
1790 Bermejo Bermejo, Jesús La Cumbre a través de sus cofradías durante la Edad Moderna XLVII 3 2018 41-62
1791 Cambero-Santano, Francisco Javier El Arcipreste   Juan Pizarro: mecenas de trujillanos en la  Universidad de Salamanca. Luces y sombras en el cumplimiento de sus últimas voluntades XLVII 4 2018 63-78
1792 Cantero Muñoz, Antonio La Cofradía de Jesús Nazareno en Trujillo. 1820-1848 XLVII 5 2018 79-102
1793 Díaz Mayordomo, Alicia Cáceres en su paisaje urbano histórico. Una ciudad viva. Patrimonio de la Humanidad. XLVII 6 2018 103-128
1794 García Cienfuegos, Manuel La epidemia de la gripe española (año 1918) en Montijo, Puebla de la Calzada y Lobón XLVII 7 2018 129-154
1795 García Rodríguez, Rocío Arte de la Universidad de Salamanca en época de los Humanistas extremeños del estudio salmantino XLVII 8 2018 155-174
1796 González Cordero, Antonio Tradiciones  prerromanas supervivientes. La cabeza altar de Perales del Puerto (Cáceres) XLVII 9 2018 175-214
1797 López López, Teodoro Agustín Semana Santa de Badajoz en el siglo XVII y XVIII XLVII 10 2018 215-246
1798 López Vacas, Ángela Jurista, historiador y siempre poeta: D. Álvaro María Guerrero XLVII 11 2018 247-270
1799 Marciano Martín, Manuel La historiografía judía al servicio del integrismo católico: Eugenio Escobar Prieto, 1916-1917 XLVII 12 2018 271-294
1800 Martín Martín, Teodoro Confesión de autor: Extremadura XLVII 13 2018 295-306
1801 Meléndez Teodoro, Álvaro La Guerra de la Independencia en Extremadura en la prensa de 1810 (II) XLVII 14 2018 307-330
1802 Mira Caballos, Esteban Aportes a la biografía de Hernando  Pizarro:  Su etapa final en España (1539-1578) XLVII 15 2018 331-354
1803 Moreno Domínguez, Fernando, Pérez Solís, Francisco,  Durán Sánchez, Alberto y González, Gregorio Francisco De recientes  descubrimientos arqueológicos en la comarca de Trujillo XLVII 16 2018 355-374
1804 Neila Muñoz, Carlos María Nupcialidad en la provincia de Cáceres  la Guerra Civil (1936-1939). Aproximación demográfica XLVII 17 2018 375-402
1805 Pastor Villegas, José La Universidad de Salamanca y Sevilla en la preuniversidad  y en los semidistritos de la Universidad de Extremadura XLVII 18 2018 403-428
1806 Pérez Ortiz, Guadalupe y González Lozano, Francisco Los archivos parroquiales  de la Baja Extremadura: principal fuente de  contenidos genealógicos XLVII 19 2018 429-450
1807 Quijada González, Domingo La pervivencia del léxico asturleonés en Montehermoso y norte de Extremadura XLVII 20 2018 451-474
1808 Rebollo Bote, Juan Recuerdos, olvidos y distorsiones sobre » lo islámico» y «lo judío «en Extremadura XLVII 21 2018 475-502
1809 Rivero Domínguez, Francisco El Brocense y la Universidad de Salamanca XLVII 22 2018 503-516
1810 Rodríguez Masa, Juan Carlos Salamanca, «cabeza» de Extremadura (desde la Reconquista al siglo XVIII). XLVII 23 2018 517-542
1811 Rodríguez Velasco, Jorge Las Cofradías y Hermandades de la Villa de Cáceres en el Catastro de Ensenada XLVII 24 2018 543-572
1812 Rubio Andrada, Manuel Arqueología en el río Zapatón. El  poblamiento y necrópolis megalítica de las Calderas XLVII 25 2018 573-600
1813 Rubio Muñoz, Francisco Javier Símbolos universitarios en Trujillo. El descubrimiento de vítores y otras  relaciones  con la Universidad de Salamanca XLVII 26 2018 601-628
1814 Sánchez López, Martiria Jaraíz en el reinado de Alfonso XIII XLVII 27 2018 629-640
1815 Ucedo Villa, Soledad Catedral de Coria, foco educativo XLVII 28 2018 641-652
1816 Vázquez  Cabrera, Álvaro Megaiitismo en Valencia de Alcántara XLVII 29 2018 653-673
1817 In memoriam Vicente Pastor González ((1956-2019) XLVIII 1 2019 14-15
1818 Almagro-Gorboa,  Martín Don Xavier de Salas: El Museo del Prado y Trujillo. Lectura inaugural XLVIII 2 2019 16-36
1819 Barbero Mateos, Jesús El alumnado como destinatario de la educación. Un modelo de paradigma en Serradilla XLVIII 3 2019 37-62
1820 Barrio Moya, José Luis Aportaciones a la biografía de D. Ramón Rodríguez Monroy, músico extremeño en la Real capilla de Carlos IV XLVIII 4 2019 63-80
1821 Bermejo Bermejo Jesús Pedro Barrantes. Primer  señor de la Cumbre XLVIII 5 2019 81-90
1822 Cantero Muñoz, Antonio Las cofradías de Jesús Nazareno y Soledad de Nuestro Señora  en Trujillo XLVIII 6 2019 91-116
1823 Donaire Bravo, Oscar Raúl Las fiestas patronales de 1920 y el Himno trujillano XLVIII 7 2019 117-136
1824 García  Cienfuegos, Manuel La corriente educativa de Freinet en los grupos escolares «Ginés de los Ríos» y  14 de abril» durante la  II República en Montijo (1933-19369 XLVIII 8 2019 137-160
1825 García Rodríguez, Rocío Relación artística entre Plasencia, Madrid y el museo del Prado en los siglos XVIII y XIX XLVIII 9 2019 161-186
1826 Gardoqui Iturriarte, Miren El viaje de Alexandre Laborde por Extremadura en los viajes. Análisis histórico artístico XLVIII 10 2019 187-210
1827 González Cordero, Antonio Establecimientos termales en la provincia de Cáceres. Balneae y Thermaede carácter no salutífero XLVIII 11 2019 211-250
1828 López López, Teodoro Agustín La historia en los archivos eclesiásticos de  Badajoz: Nueva andadura XLVIII 12 2019 251-278
1829 Marabel Matos, Jacinto J. John Downie, el Quijote escocés que bladió la espada de Pizarro XLVIII 13 2019 279-304
1830 Martín Martín, Teodoro Extremadura y la Real  Sociedad Geográfica XLVIII 14 2019 305-318
1831 Martín Nieto, Serafín La fundación de la cofradía de Nuestra Señora de la Soledad de Cáceres y sus agregadas (I) XLVIII 15 2019 319-344
1832 Meléndez Teodoro, Álvaro El regimiento «Saboya» Nª 6,adiciones a su historial XLVIII 16 2019 345-376
1833 Montojo Montojo, Vicente De  Francisco Pizarro a Juan Pizarro de Vargas XLVIII 17 2019 377-406
1834 Moreno Domínguez, Fernando, Pérez Solís, Francisco, Durán Sánchez, Alberto,  González, Gregorio Francisco. Excursión arqueológica en la comarca de Trujillo XLVIII 18 2019 407-424
1835 Neila Muñoz ,Carlos María 1941,  el año de la muerte en la provincia de Cáceres (Extremadura, España) XLVIII 19 2019 425-446
1836 Pastor Villegas, José  y Pastor  Valle, Jesús Francisco. Antecedentes científicos y tecnológicos del Real  Museo de Pinturas, el Museo Nacional del Prado según Xavier de Salas Bosch  y unos apuntes nuestros sobre el gran museo bicentenario XLVIII 20 2019 447-474
1837 Pelegri Pedrosa,  Luís Vicente Francisco Pizarro en las  guerras de Italia (1497-1504). La formación militar del conquistador de Perú XLVIII 21 2019 475-502
1838 Quijada, González, Domingo Génesis, evolución y situación actual de las enseñanzas medias en Navalmoral de la Mata XLVIII 22 2019 503-530
1839 Ramos Rubio,  José Antonio Imaginería medieval y tardomedieval en la ciudad de Cáceres XLVIII 23 2019 531-560
1840 Rodríguez Masa, Juan Carlos Nube de demonios en el Prado: las «tentaciones» del anacoreta  San Antonio Abad XLVIII 24 2019 561-590
1841 Rubio Andrada, Manuel La inscripción del interior de la puerta de Santiago, Trujillo (Cáceres): lectura, transcripción y comentarios XLVIII 25 2019 591-606
1842 Ruiz Moreno, Manuel Jesús La milicia de Monfragüe  de la Orden de santa María de Montegaudio de Jerusalén XLVIII 26 2019 607-624
1843 Sánchez López, Martiria La industria y el comercio en Jaraíz durante el reinado de Alfonso  XIII 1902-1931 XLVIII 27 2019 625-638
1844 Ucedo Villa, Soledad Manuel  Godoy, extremeño ilustre, político y dueño de valiosas pinturas, algunas hoy en la pinacoteca del Prado XLVIII 28 2019 639-650
1845 Salvador Plans Antonio Reflexiones  sobre  la obra de Gabriel y Galán. Lectura inaugural XLIX 1 2020 11-30
1846 Gabriel Galán, Mónica El, yo y nuestra poesía XLIX 2 2020 31-38
1847 Barbero Mateos, Jesús Aportaciones a la hemerografía extremeña. Siglo y cuarto de prensa en Serradilla: 1889-2020 XLIX 3 2020 39-58
1848 Barrio Moya, José Luis La biblioteca de Dª Magdalena Díaz Paredes de Maya, una señora cacereña en el Madrid de Carlos IV (1789) XLIX 4 2020 59-64
1849 Bermejo Bermejo Jesús La batalla de La Cumbre: el último «mazazo» de Espartero XLIX 5 2020 65-84
1850 Cantero Muñoz, Antonio Fray Francisco Lasso de Vega y Córdova y la iglesia de la Encarnación de Trujillo en el 1732 XLIX 6 2020 85-108
1851 Durán Sánchez, Alberto, Moreno Domínguez,  Moreno, Fernando,  Villegas Moreno, Ricardo y Pérez Solís, Francisco De pequeños morteros relacionados con minería  prehistórica y singulares altares rupestres en torno a la ribera de la Mata XLIX 7 2020 109-130
1852 Fernández Rincón, Juan  Carlos: La religiosidad popular de Gabriel y Galán y la Virgen de la Montaña de Cáceres XLIX         8 2020 131-146
1852 González Cordero, Antonio La fauna de los yacimientos calcolíticos de la Alta Extremadura y su reflejo en la pintura rupestre XLIX 9 2020 147-184
1853 López López, Teodoro Agustín El Archivo musical  de la catedral de Badajoz XLIX 10 2020 185-212
1854 García Cienfuegos, Manuel (sic) Música,  danzas, comedias y artistas en las fiestas religiosas de la comarca de Montijo (Siglos XVI-XVIII) XLIX 11 2020 113-236
1855 Marabel  Matos, Jacinto J. La fuga de Menacho XLIX 12 2020 237-264
1856 Martín Martín, Teodoro La Vera en el siglo XVIII: Jurisdicciones y fiscalidad XLIX 13 2020 265-282
1857 Martín Nieto, Serafín La fundación de la cofradía de la Soledad de Cáceres y sus agregadas XLIX 14 2020 283-310
1858 Montojo Montojo, Vicente La cofradía de San Martín de Trujillo, como reflejo de la evolución social en los siglos XVI y XVII. XLIX 15 2020 311-332
1859 Pastor  Villegas, José, García-Plata Quirós, Joaquín, Matías Villares, Simón: 150º Aniversario del nacimiento de José María  Gabriel y Galán, maestro y poeta del pueblo en tren, poesía española ferroviaria y el fin del tren del Valle de Ambroz    XLIX 16 2020 331-354
1860 Paule Rubio, Ángel: A José Mª Gabriel y Galán en el 50 aniversario de su nacimiento (1870-2020) XLIX 17 2020 355-364
1861 Pelegri Pedrosa, Luís Vicente: Un típico historiográfico al estilo de fundador de sagal «coronel» Gonzalo Pizarro. XLIX 18 2020 365-388
1862 Pérez Ortiz, Guadalupe y González Lozano, Francisco Libros de Astronomía en la biblioteca del seminario de San Atón en Badajoz XLIX 19 2020 389-416
1863 Quesada Fernández, Manuel: El movimiento cofrade trujillano en los inicios del siglo XX (1900-1916) XLIX 20 2020 417-440
1864 Rivero Domínguez, Francisco El ensayista brocense  Pedro Romo Vivas XLIX 21 2020 441-456
1865 Rodríguez Cerezo, Guadalupe: Visita del corregidor de Trujillo al de  Madrigalejo en 1720 XLIX 22 2020 457-468
1866 Rodríguez Masa, Juan Carlos Pan de trigo y pan de ideas: las  limosnas que un poeta reclamó y un obispo consiguió XLIX 23 2020 469-500
1867 Romo Santos, María Concepción Matemáticas y poesía en los versos de Gabriel y Galán XLIX 24 2020 501-518
1868 Rubio Andrada, Manuel La destrucción parcial del poblado de Solanilla de Bote, Trujillo(Cáceres) XLIX 25 2020 519-532
1869 Ruiz Moreno, Manuel Jesús Protocolo procesional en la Hermandad del  Señor Santiago Apóstol, Santo Entierro de Cristo y Nuestra Señora de las Lágrimas en el siglo  XIX XLIX 26 2020 533-560
1870 Ucedo Villa, Soledad Gabriel y Galán, maestro de escuela XLIX  27 2020 561-575
1871  Barrero Cuesta , Alicia y Barrero Mateos, Jesús  Estudio de la Educación en la provincia de Cáceres a finales de la Guerra Civil L 1  2021 Págs.. ¿
1872  Barrio Moy , José Luís  Algunas noticias sobre el militar trujillano don Miguel de Muesas (1715-1783), gobernador de Puerto Rico durante el reinado de Carlos III L 2  2021 Págs.. ¿
 1873 Cantero Muñoz,  Antonio Las representaciones  de la Pasión en la Semana Santa de Trujillo durante la segunda mitad del siglo XIX L 3 2021 Págs.. ¿
1874 Cillán Cillán, Francisco Los veinte primeros años de Francisco Pizarro en las Indias  Occidentales L 4  2021 Págs.. ¿
1875 Fernández- Sanguino Fernández, Julio, Los riojanos  Miguel y Lucas de Burgos, primeros impresores en Cáceres en 1820 L 5  2021 Págs.. ¿
1876 Fernández Rincón, Juan Carlos Bibliografía histórica de la Virgen de la Montaña L 6 2021 Págs.. ¿
1877 García Cienfuegos, Manuel Luís Chorot  de Coca, el bachiller Cantaclaro, (Lobón, 1879-Madrid, 1936), pensamientos, escritos y publicaciones L 7  2021 Págs.. ¿
1878 González Cordero, Antonio Las necrópolis de Talavera la Vieja L 8  2021 Págs.. ¿
1879 López  Calvelo, Pedro Emilio Instalar patíbulos y ajusticiar condenados. Hervás: una consecuencia de la adquisición de la cabecera de partido judicial L 9 2021 Págs.. ¿
1880 López López, Teodoro Agustín Coloquios históricos de Extremadura. Índice, 1971-2021 L 10  2021 Págs.. ¿
1881 López Ortiz, Sonia Matrimonios por afinidad y consanguinidad de  1800 al 1872 en la Diócesis de Badajoz según la documentación  contenida en los Archivos Eclesiásticos de Mérida-Badajoz L 11  2021 Págs.. ¿
1882 López Vacas, Angela La provincia de Badajoz en los Coloquios Históricos de Extremadura en su 50º aniversario L 12  2021 Págs.. ¿
1883 Lozano Palacios, Carlos Jesús El Teatro-cine “Gabriel  y Galán” de Trujillo L 13  2021 Págs.. ¿
1884 Mirabel  Matos, Jacinto Jesús El general y la liebre. Semblanza del mariscal de campo Felipe Arco-Agüero Yalif L 14  2021 Págs.. ¿
1885 Martín Manuel, Marciano La fábrica de paños finos de Juan López del castillo; Hervás, 1716 L 15  2021 Págs.. ¿
1886 Martín Martín, Teodoro Extremadura a mediados del siglo XIX L 16  2021 Págs.. ¿
1887 Martín Nieto, Serafín La fundación de la Cofradía de la Cruz de los Disciplinantes de Cáceres (1521-1550) y su Humilladero L 17  2021 Págs.. ¿
1888 Meléndez Teodoro, Álvaro M. Extremadura en la Guerra de Marruecos, 1921—27. Protagonistas L 18  2021 Págs.. ¿
1889 Neila  muñoz , Carlos María Francisco Elviro Meseguer (Brozas, 1911; Madrid, 1985)  Un alcalde para Cáceres. L 19  2021 Págs.. ¿
1890 Núñez Quesada, Rubén Germán Liberal Arnelas. El malogrado niño prodigio de la música cacereña L 20  2021 Págs.. ¿
1891 Parcero Collado, Fernando Teniente coronel  Claudio Temprano Domingo, (1880-1924). El héroe  olvidado de Ceclavín L 21  2021 Págs.. ¿
1892 Pastor Villegas, José Silencio eclesial todavía sobre Guadalupe y los demás  municipios de la franja extremeña  de la Diócesis de Toledo L 22  2021 Págs.. ¿
1893 Paule Rubio, Angel Testamento y vínculo del  bachiller Bartolomé Rodríguez Carcaboso L 23  2021 Págs.. ¿
1894 Pérez Ortiz, Guadalupe, Pérez Ortiz, Rocío  y González Lozano, Francisco Aproximación al platel docente  en el Seminario Metropolitano San Atón de Badajoz (1850-160) L 24  2021 Págs.. ¿
1895 Ramos Rubio, José Antonio y Riesco Chueca, Pascual Vestigios del ocaso colonial en Extremadura: de la casa del recuerdo de Huertas de Animas (Cáceres) L 25  2021 Págs.. ¿
1896 Rivero Domínguez, Juan Francisco Feliciano Rocha Pizarro (1870-1945), un obispo de Hinojal L 26  2021 Págs.. ¿
1897 Rodríguez Cerezo, Guadalupe  Defensa de  hidalgía de  Alonso Rodríguez  frente  al concejo de Madrigalejo L 27  2021 Págs.. ¿
1898 Rubio Andrada, Manuel  El molino Pacha: los grabados (Talarribias, Badajoz) L 28  2021 Págs.. ¿
1899 Ruíz Durán, Manuel Aproximación histórica a la parroquia de Santa maría la Real (San Agustín) en Badajoz (1761-1901): su rrecorrido por la ciudad L 29  2021 Págs.. ¿
1900 Ucedo Villa, Soledad Educación femenina en el siglo XIX al estilo de Joaquina de Vedruna L 30  2021 Págs.. ¿

 

 

Sólo falta las páginas del  tomo  correspondiente  al 2021   que están  confeccionando, por eso les pongo Pág.. ¿.

 

Oct 232021
 

Teodoro Martín Martín (R.S.G.)

 

I) Introducción

 

El pasado año 2020 el Instituto Nacional de Estadística organizó una exposición virtual titulada “El Anuario Estadístico de España testigo de nuestra Historia”. En ella se quería hacer referencia a la importancia que ha tenido y tiene este tipo de fuente en la modernización de nuestro país en los siglos contemporáneos. La colección completa consta de 101 ejemplares publicados entre 1858 y 2020. La muestra constó de cinco paneles correspondientes a las respectivas etapas que ha experimentado la estadística oficial en los aspectos económicos y sociales fundamentalmente.

El primer anuario fue el de 1858. Su importancia fue básica para los inicios de la Ciencia Estadística en España, pero sobre todo para la concreción en guarismos de la realidad socioeconómica de nuestro país en aquellos años. Lo que éramos a mediados del citado siglo está fielmente reflejado en este conjunto de textos y tablas, que integran el mencionado recuento de datos. Su conjunto exceden los 378 cuadros, en más de 710 páginas y una serie de informes complementarios todos ellos apoyados por organismos o instituciones del Estado, que avalan la veracidad de las cifras. Es pues una fuente histórica de primera mano para conocer aquella sociedad en aquel tiempo.

Este Anuario en su prólogo nos dice que se hace en cumplimiento del artículo 4º del reglamento orgánico de la Comisión Estadística General del Reino, creada por el General Narváez, presidente del Consejo de Ministros en 1856. No había precedentes ni modelos de una obra de estas características. Solo los censos del XVIII y los diccionarios de Miñano y Madoz podían parecerse en algo. Al no existir pues otro anterior se insertan datos de los años precedentes ya que “los fenómenos sociales, económicos o de otro cualquier orden, no siguen precisamente la circunvalación terrestre, si no que guardan ciertos ciclos, no tanto para reproducirse, como para señalar el principio de una nueva era” (pág. VII del prólogo).

En este sentido los datos de población se han retrotraído hasta los censos de 1787 y 1797, en cuanto a los de tributación han comenzado en 1845, año de la creación del nuevo sistema fiscal, o 1850 para los datos comerciales y aduaneros. Esta dilatación en el tiempo no les ha hecho caer en la Estadística Histórica ni en la Estadística Comparada. Ésta sólo por falta de tiempo dada su utilidad. El objetivo de esta datación es expresar lo que tiene un interés positivo, ordenar cada clase de datos en su lugar guardando todos una cierta uniformidad de disposición y para que “formasen un conjunto armónico y luminoso” (pág. VIII).

Su ámbito geográfico fue el de la Península Ibérica regida por España, las islas adyacentes y los territorios de Ultramar. De éstos solo se excluyeron las colonias del Golfo de Guinea, por falta de datos significativos. Las notas a pie de páginas del Anuario son las fuentes que la Subcomisión encargada de este trabajo empleó y cruzó. Hay algunas lagunas como las referidas a los movimientos de población o la producción del suelo, pero ello se debió a la inexistencia de datos relevantes al respecto.

Existen otras observaciones en este prólogo. En ellas los autores del anuario ponen de manifiesto que: no se habla de la división en clases sociales “pues perteneciendo a distintas de ellas muchos individuos, la suma total no sería la verdadera” (pág. X). También dicen que hay datos de la coyuntura de aquellos años queriendo con ello dejar constancia  de cómo las crisis de subsistencias de 1854-56 obligó a adoptar medidas como la importación de cereales extranjeros (pág. X).

El guion general del anuario tiene las siguientes áreas y capítulos. Reseñas: geográfica, geológica y agraria. Divisiones: política, eclesiástica y judicial. Fuerzas productivas: territorio y población. Políticas públicas: instrucción, beneficencia y estadística criminal. Presupuestos: deuda pública, contribuciones, registro de hipotecas, aduanas, rentas estancadas, loterías y desamortización. Otros datos son: medios de comunicación, Guerra y  Marina y provincias de Ultramar.

El prólogo citado, que no lleva firma o autoría nominal, dice que en los datos del presupuesto de España para 1858 han tratado de “reflejar la riqueza y las necesidades del país, que solo por medios estadísticos se puede comprobar” (pág. XI). Es una prueba más de que en las élites de nuestra nación está penetrando la era estadística.

En 1858 el Presidente de la Comisión Estadística del Reino, creada dos años antes, era Francisco Javier Istúriz. Fueron vocales de la misma: Fermín Caballero, Pascual Madoz, Francisco de Luján, Agustín Pascual y González, Francisco Coello, Alejandro Oliván Borruel, Antonio Terrero Díaz-Guerra, Lorenzo Quintana, José García Barzanallana, Celestino del Piélago, Manuel Fernández de Castro y Juan Bautista Trúpita, entre otros. Todos ellos eminentes economistas, geógrafos, cartógrafos, ingenieros, estadísticos y hombres de reputada calificación profesional. Más de 15 expertos con amplias capacidades técnicas dispuestos a trabajar en cuatro secciones: territorio, población, producción e impuestos.

De entre estos se constituyó una subcomisión cuyo objeto era formar un anuario estadístico, pero había otras áreas en las que la Comisión debía trabajar. Una de ellas era la de Cartografía Nacional y la formación de un nomenclátor para registrar la toponimia local. Otra la organización del catastro, para la cual había dos propuestas: una la de realizarlo sobre masas de cultivo, la otra por parcelas, siendo ésta última la que triunfaría, pero con poco recorrido histórico. De estos proyectos y personalidades surgió la idea y la creación de la Escuela de Topografía, constituida por decreto de 13 de noviembre de 1859 (Martín López 1999, 63 y 64).

Aunque el ámbito del anuario es estatal y por tanto toda la información y el planteamiento general hace referencia a España como nación, junto a sus territorios ultramarinos, hay muy buena y relevante información referida a Extremadura y otras regiones españolas. Es esta temática extremeña la que vamos a concretar en las siguientes páginas. Con ello tratamos de acercarnos, en cifras comentadas, a lo que representaba a escala nacional una región como la nuestra.

En la estructura expositiva seguimos el esquema que traza el propio Anuario de 1858, el cual establece un buen orden lógico en la distribución de sus contenidos. Aquel ha sido pues la fuente documental de este trabajo. El cual se complementa con una adecuada y actualizada bibliografía expresada en notas de pie de página o en la bibliografía final.

II) Reseñas Territoriales

Tras el prólogo comentado el Anuario de 1858 comienza llevando a cabo tres informes específicos.

a)Reseña geográfica. En este apartado se hace una descripción del perímetro de la Península Ibérica y en ella de España; comenzando por la costa cantábrica, seguida de la atlántica, la mediterránea y por último los Pirineos. Pasa después a analizar las vertientes fluviales. En la occidental o lusitana es donde sitúa y describe parte de la región extremeña, siguiendo las cuencas de sus ríos y reparando en altitudes, límites, afluentes y otros datos físicos. La cuenca del Tajo ocupa las páginas 23 a 29. En la vertiente meridional u oceánica ubica la cuenca del Guadiana, en las páginas 29 a 34.

Al final incorpora un cuadro estadístico de la extensión de las provincias de España en leguas cuadradas de 20 al grado contados desde el Ecuador. Cáceres tenía 669,50 y Badajoz 725,50, incluyendo en esta última 1,10 leguas cuadradas en los límites con Portugal. El autor de esta reseña fue Francisco Coello, autor del atlas de España que acompañaba al Diccionario de Madoz y también fundador de la Real Sociedad Geográfica en 1876. En una nota  de su autoría dice que han tomado como medida para el cálculo de la superficie la de 20 al grado contada desde el Ecuador, cuya extensión “según los datos más recientes y exactos es de 5.565,522 metros o sea 19.984,120 pies castellanos” (pág. 72).

b)Reseña Geológica. Comprende las páginas 77 a 90 del Anuario y solo se expresa en forma de texto. Éste lo firmaba Francisco de Luján, destacado ingeniero de minas, académico de Ciencias y destacado político progresista. Se reconoce deudor de las memorias geológicas de Ezquerra Bayo y Naranjo (de la Real Academia de Ciencias) y de los señores Prado, Vilanova, Gómez de Salazar y Botella, miembros éstos de la Comisión del Mapa Geológico de España. También de otros geólogos nacionales y extranjeros.

El contenido de la reseña abarca un estudio geomorfológico, del tipo de rocas y de suelos existentes en nuestra Península. Extremadura la sitúa en los terrenos paleozoicos de la región central con dos grandes secciones. La primera entre las cuencas del Duero y el Tajo, la segunda la que existe entre los ríos Tajo y Guadiana. Destaca en su informe la importancia que tiene esta Ciencia sobre todo para la agricultura y la minería.

c)Reseña agrícola. Ocupa las páginas 92 a la 161. Su autor fue Agustín Pascual y González, ingeniero de montes y senador del Reino. Sigue los planteamientos de la Escuela de Ingenieros Agrícolas del Reino de Sajonia. En ella se formó con el sabio alemán Mauricio Willkomm, el cual había investigado nuestras llanuras, montañas y granjas.

Esta reseña contiene varias tablas estadísticas referidas a: posición geográfica de las principales capitales europeas, observaciones meteorológicas verificadas desde el Observatorio Astronómico de Madrid, la presión atmosférica, la temperatura en grados centígrados, observaciones pluviométricas, más las observaciones meteorológicas de Alicante y las tomadas por las 10 universidades del Reino. En ninguna aparecen datos referidos a Extremadura.

Pasa luego a dividir el territorio en zonas y regiones y concluye con un cuadro de zonas con expresión de altitudes, temperaturas y productos predominantes. Para él las regiones son: inferior, baja, montana, subalpina, alpina y nevada. Las zonas geográficas son: septentrional, central, occidental, oriental y mediterránea. En cada una de estas incorpora altitudes, temperaturas, siega, vendimia o recolección si procede.

A Extremadura, la sitúa en la región geográfica central, junto a las Castillas y la Mancha. Según las curvas de altitud  se adaptarían a las regiones baja, montana, subalpina y alpina en algunos casos. Hay concretas referencias a comarcas de nuestra región como cuando dice: “La Tierra de Barros, o sea los llanos feracísimos de Villafranca, Almendralejo y San Benito (?), en la planicie meridional, producen cantidades fabulosas de trigo y son otro de los graneros del Reino” (pág. 129).

A destacar que estas tres reseñas, geográfica, geológica y agrícola de España estuvieron en vigor y se publicaron repetidamente hasta que treinta años después editó otras más renovadas el Instituto Geográfico y Catastral.

 

III) División del Territorio

Consta de tres tipos de divisiones.

a) La división política, a partir de la página 165, contiene 7 tablas estadísticas. Entre las referidas a nuestra región una de ellas nos da el número de habitantes, ayuntamientos y distritos electorales por provincias.

Provincia     Habitantes      Ayuntamientos      Distritos electorales

Badajoz         404.981                163                            9

Cáceres         302.134                225                            7

 

También el número de los electores y votantes en los comicios de 1858.

Provincia      Distrito electoral     Nº de electores    Votaron      No votaron

Badajoz                  Badajoz                   570                    440               130

Badajoz                   Castuera                  312                    270                42

Badajoz                   Don Benito              285                    150               135

Badajoz                   Fregenal                   343                    279                64

Badajoz                   Jerez                         280                    160               120

Badajoz                    Llerena                     381                    340                41

Badajoz                   Mérida                     495                     355              140

Badajoz                  Siruela                     298                     255                43

Badajoz                    Zafra                        475                     412                63

Total                           _                          3.459                   2.661             778

 

Provincia        Distrito electoral  Nº de electores     Votaron      No votaron

Cáceres                  Brozas                      341                     277                64

Cáceres                  Cáceres                     411                      353               58

Cáceres                   Coria                       415                      305              110

Cáceres                     Gata                        274                      117               157

Cáceres                    Navalmoral            309                      251               58

Cáceres                     Plasencia               321                       259               62

Cáceres                       Trujillo                313                       254               59

Total                                _                       2.414                 1.816             568

Sin referencias a nuestra región hay también estadísticas de las aperturas y clausuras de las Cortes desde 1834, las elecciones y legislaturas habidas desde dicho año, el número de sesiones celebradas desde aquella fecha, la cifra de individuos que han sido miembros de los cuerpos colegisladores y los consejeros de la Corona desde los inicios del Reinado de Isabel II.

b) División judicial. Hallamos los siguientes datos.

En lo que respecta a las audiencias territoriales en Extremadura solo estaba la de Cáceres, creada por Carlos IV en 1790. Sobre ella se proporcionaban los siguientes datos.

Audiencia         Provincia    Población     Partidos judiciales    Juzgados de paz

Extremadura       Badajoz      404.981                  15                          163

Extremadura       Cáceres      302.134                  13                          225

En la citada audiencia territorial había:

Audiencia        Magistrados  Fiscales  Tenientes Fiscales  Jueces  Promotores fiscales

Extremadura            10              1                         3                     28               28

En toda la región el número de escribanos y notarios adscritos a juzgados de primera instancia e instrucción era de 56, no adscritos 10, en total 66; vacantes existentes 82. El número de pleitos despachados en 1856 era de 285 y el de expedientes gubernativos 696. Total 981. Dos años después las cifras eran: Pleitos despachados 329, expedientes gubernativos 624, total 953.

Hay estadísticas del Tribunal Supremo, de las demás audiencias y de juzgados de primera instancia en general.

c)División eclesiástica.

Nuestra región, antes del Concordato de 1851, pertenecía a la provincia y metrópoli de Santiago de Compostela y se mantenían las tres diócesis históricas de Badajoz, Coria y Plasencia, más los territorios pertenecientes a los prioratos dependientes de las órdenes militares de Alcántara y Santiago. Tras el citado acuerdo con la Santa Sede, Badajoz pasa a depender de Sevilla y las diócesis cacereñas del arzobispado de Toledo.

Datos del clero en 1857:

Diócesis   Obispos  Dignidades   D. que debiera haber   Nº pueblos  Nº parroquias

Badajoz        1                  41                          33                             48                    64

Coria            1                  42                          29                            109                  117

Plasencia      1                 41                          29                              147                 163

Nos proporciona también los datos del clero regular en el censo de 1768, que son estos:

Diócesis    Pueblos  Parroquias  Conventos de religiosos   Conventos de religiosas

Badajoz        41              54                          23                                     30

Coria           117              127                         21                                     14

Plasencia     128            174                         24                                     24

Las leyes de desamortización de Mendizábal exclaustraron a los religiosos de sus conventos, no así a las religiosas a las que solo se las prohibió admitir novicias. En 1854 y 1857 el número de monjas existentes era:

Diócesis  Conventos  Religiosas en 1854   Religiosas en 1857   Debiera haber

Badajoz          13                    163                              172                           296

Coria                6                      34                                 41                             75

Plasencia         9                      89                               115                           176

El número de privilegios eclesiásticos concedidos en la predicación de 1857 era:

Diócesis    Bulas y bulas de lacticinios  Indultos   Total   Derechos recaudados en reales

Badajoz               7.259                                 3.340     10.599             28.567,06

Coria                   9.611                                   3.508     13.119             36.344,62

Plasencia           18.817                                  6.447     25.264             69.921,03

En estas cifras no se incluyen los prioratos de Magacela y San Marcos de León dependientes de las órdenes militares. Por la bula de lacticinio se permitía a los eclesiásticos el uso de alimentos lácteos en las ocasiones en que estaba prohibido.

Por último el estado de las pensiones abonadas a los exclaustrados extremeños en tres fechas claves eran las siguientes:

Año                   Individuos                  Haberes en reales

1834                        808                             1.263.630

1854                        345                               631.663

1857                        268                               498.230

 

  1. IV) El Territorio

 

En este apartado se expresan los siguientes datos de Extremadura.

Extensión superficial y tipos de cultivos en fanegas de superficie:

Provincia      Extensión           En cultivo       % de cultivo   De regadío   De secano

Badajoz         3.493.990           1.708.883           48,9              2.855         1.706.028

Cáceres          3.222.962           2.375.077           73,69           9.008          2.366.069

Tipos de tierras y cultivos de secano:

Provincia     Labor       Viñas    Olivares    Pastos      Monte   Eras y Canteras      Total

Badajoz      658.512     17.421    42.654    976.619    10.776          46                 1.706.028

Cáceres       339.154     18.128    19.678  1.612.989  316.120           0                2.366.069

Casas y edificios sujetos a tributación territorial en 1858:

Provincia     En pueblos   En el campo    Industriales    Exentos     Total de edificios

Badajoz          74.293            2.293                1.208           947                78.741

Cáceres           46.189           3.970                 6.168           634                56.961

En cuanto a minas sujetas a tributación solo había, en 1858, 17 de tipo argentíferas en Badajoz e igual número en Cáceres. Respecto a fábricas de fundición de plata había en Badajoz dos que trabajaban a intervalos, en Cáceres otras dos sin funcionar.

Cabezas de ganado y sus especies:

Provincia  Vacuno   Caballar   Mular   Asnal      Lanar       Cabrío    Cerda        Total

Badajoz     51.310     14.331    29.101  46.115  1.265.981  178.377  182.867   1.768.082

Cáceres      62.643      8.975      8.628   17.887    510.981   224.295    90.074     923.483

El número de colmenas en Badajoz era de 65.674, en Cáceres 100.000.

En Badajoz había 4 paradas y secciones de fomento de cría caballar y 10 garañones. En Cáceres una sola parada y 10 caballos. Por lo que respecta a yeguas en Badajoz había 5.660 que habían producido 76 machos, en Cáceres su número ascendía a 1.315 que produjeron 78 machos.

En otra estadística se expresa el precio medio del trigo y la cebada en distintos meses de 1856, 1857 y 1858. El fin es poner de manifiesto los efectos de la importación de cereales establecido por el real decreto de 1856, dictado para combatir la crisis de subsistencia. Se observa en la evolución que los precios descendieron en el último año. Sean un ejemplo los de algunos meses de 1858 medidos en fanegas de capacidad.

Provincia               enero             marzo             mayo             junio            septiembre

Trigo  cebada   trigo  cebada  trigo cebada  trigo cebada   trigo cebada

Badajoz               41      21        38       19        35      16       40       23         37     17

Cáceres               42      24         39       22        38      21       44       24        43      22

España (media)   48      24         45       23        43      22       46       25        42      22

 

  1. V) Población

Se remonta a los censos de 1594 y 1768 para obtener el número de habitantes por provincias. En Extremadura era de 412.041 almas en el llamado censo de Floridablanca. De ellos 8.457 pertenecían al clero secular y regular de ambos sexos. En el de Godoy de 1797, para una población para España de 10,5 millones de habitantes, Extremadura contaba con 428.493. Alude también a los decretos censales de 1834, 1846 y 1856 para pasar a expresar el número de habitantes por provincias en el censo estadístico de 1857.

Provincia           Solteros          Casados           Viudos       Totales

Badajoz              225.025           132.647          27.309       404.981

Cáceres               165.661           115.909          20.564       302.134

Hay también datos de mozos sorteables para el reemplazo de ese año, habitantes por edad y por provincias, además de propietarios y colonos según el repartimiento de contribuciones de 1857 del que resulta:

Provincia          Rústicos       Urbanos        Colonos       Ganaderos        Total

Badajoz             56.686           63.708          11.554           48. 214         180.162

Cáceres              60.151          51. 580           7.157            43.884          162.772

En cuanto a industriales, comerciantes y profesiones liberales en el censo de 1857 hallamos un total en Badajoz de 11.475 individuos y en Cáceres 9.638. En lo referente a todo el clero por diócesis había en Badajoz 353, en Coria 389 y en Plasencia 357, obispos incluidos. En la administración provincial en 1856 hallamos 138 empleados en Badajoz, cuyos sueldos importan 405.424 reales y en Cáceres 108 por un valor de 356.600 reales. El número de empleados en la administración municipal y provincial ascendía en Badajoz a 1.610 personas, en Cáceres a 1.870. Por lo que hace referencia a clases pasivas y su tipología en 1858 hallamos en Badajoz 1.235 personas a las que se abonaban 2.795.700 reales, en Cáceres 524 por un monto a pagar de 1.069.940 reales.

 

  1. VI) Actuaciones públicas

 

En este apartado se incluyen tres campos de acción del Estado.

  1. a) Instrucción Pública. Comienza retrotrayéndose a estadísticas históricas, precisando el número de colegios y escuelas en censos precedentes. En el de 1797 había en Extremadura 37 maestros en las casas de estudio y este número de alumnado.

Provincia        Escuelas    Alumnos    Colegios  Alumnos   Casas de Estudio  Alumnos

Extremadura       427          17.060             4            378                    4                  378

En 1855 existían:

Provincia           Escuelas   Públicas   Particulares    Religiosas    Total de niños y niñas

Badajoz                 360           263              93                   4                       26.753

Cáceres                  363           328              33                   2                      19.580

Hay también una estadística con la relación de escuelas y alumnos por habitantes. La cifra de pueblos sin escuela es de 11 en Badajoz y 57 en Cáceres. El gasto de material y personal en la anterior fecha es:

Provincia                  Personal                 Material                   Total en reales

Badajoz                     754.622                  287.205                    1.041.827

Cáceres                     795.279                  210.857                    1.006.136

Procedencia de los recursos de las referidas escuelas en el citado año:

Provincia     Ayuntamientos     Fundaciones      Alumnos         Total

Badajoz            832.958                   5.052             133.795         971.805

Cáceres            682.059                  60.132            248.174         990.365

Por lo que respecta a los estudios medios solo había en Extremadura dos Escuelas Normales de las llamadas elementales o provinciales, que contaban con 23 alumnos en Badajoz, en Cáceres 33.

Los establecimientos de segunda enseñanza en 1858 eran:

Provincia Institutos Profesores Alumnos Colegios Alumnos  E. Doméstica  Total alumnos

Badajoz         1                   11              107            0               0                  114                   221

Cáceres         1                    11              212            0               0                   48                   260

Para la misma fecha los alumnos de los seminarios conciliares eran:

Diócesis   Advocación    de Becas     Internos    Externos     Total

Badajoz      San Antón          0                131                74           205

Coria     S. Pedro Apóstol     0                 51                 70           121

Plasencia  P. Concepción      0               64                107           171

  1. b) Beneficencia. El Anuario se remonta a los censos de 1787 y 1797 para indicar que en Extremadura había entonces 172 hospitales y 2 hospicios, en total 174 instituciones de este tipo.

Los centros de beneficencia en 1858 según su dependencia eran:

Provincia    Provinciales   Municipales   Particulares   Total    Acogidos en ellos

Badajoz              5                       8                          9              22             4.452

Cáceres               1                      43                         0              44             1.529

Tipos de centros en el mismo año.

Provincia   Hospitales   Hospicios  Maternidad  Particulares  Asilos    Balnearios

Badajoz            4                   9                      7                      1                1                 1

Cáceres            30                 13                    0                      0               1                 2

Los establecimientos de aguas termales extremeños eran las Termas de Alange, San Gregorio en Brozas y los Baños de Montemayor. No daba datos sobre el número de bañistas. No existían en ninguna de las dos provincias cajas de ahorros ni pósitos en 1858.

c)Estadística criminal. En 1857 existían en Badajoz 15 cárceles con 16 empleados, en Cáceres 13 y 16 respectivamente. También sabemos que dos años antes la Audiencia Territorial de Cáceres despachó 1.362 casos. En 1858 la misma falló 1.795 casos y 152 estaban pendientes de fallo en total 1947, con un ligero aumento respecto a los años anteriores. Las personas aprehendidas por la autoridad en aquel año, salvo por la Guardia Civil, fueron:

Provincia     Contra la propiedad   Contra personas   Otros delitos   Faltas    Total

Badajoz                       0                              4                                   0               0            4

Cáceres                        5                              3                                   3               0           11

En cuanto al tipo de delitos en total y en el mismo año.

Provincia Contrabando Defraudación Malversación Falsedad Exacciones Robos Abusos

Badajoz           128                       42                    4                    2               1                  2           1

Cáceres              32                      46                     1                     1               0                 2           5

En total 180 en Badajoz y 87 en Cáceres.

Hay también relación de las circunstancias de los reos: solteros, casados, nivel de instrucción, etc. Así mismo, las causas de los delitos en los dos años anteriores. Se observa un aumento del número de reos y delitos en el transcurso de los años. En el penal de Badajoz, único de la región en 1857, había confinados: por sentencia de la antigua legislación criminal 6 personas, a cadena perpetua 19, a reclusión 64, a presidio 179 y a prisión 156, en total 424 individuos. En dicho centro penitenciario las causas de estos reclusos eran: 7 falsificación de documentos, 47 contra el orden público, 4 por funcionarios en sus funciones, 208 contra la propiedad, 2 contra la seguridad, 137 contra las personas, 4 contra la honestidad, 2 contra el estado civil, 5 por vagancia y mendicidad, 1 por imprudencia temeraria  y 7 por delitos militares. También se clasifican por la edad de los reos y tipos de tribunales que los juzgaron. Hay una relación de confinados en España según sus actitudes. En la de Badajoz había 5 desertores, 61 reincidentes y ninguno por incorregible, total 66. En Extremadura no había casas de reclusión de mujeres, si a nivel nacional.

 

 V) Presupuestos

 

Es el capítulo al que el Anuario dedica más extensión tanto cualitativa como cuantitativa. Su importancia dentro del sostenimiento y caracterización de la estructura del Estado lo explica sin duda. Hay varios apartados con un elevado número de tablas estadísticas. Veamos los más destacados.

a)Presupuestos locales.

Presupuestos de ingresos municipales para 1857.

Provincia    Propios    Arbitrios  Beneficencia  Instrucción  Extraordinario  Total en reales

Badajoz    2.600.305   853.383       46.747           5.460            99.113                3.605.008

Cáceres    1.544.851          0               4.000          53.033       1.450.066                3.051.950

Badajoz es la primera provincia española en ingresos por sus propios, Cáceres la quinta, tras Cádiz, Madrid y Navarra. La de mayores ingresos totales es Barcelona con 11,3 millones de reales seguida por Madrid con 8,6. Hay otro cuadro de gastos municipales para ese año por provincias. El total de obligaciones de la de Badajoz es 4.623.871, en los cuales las partidas mayores son el propio consistorio y la instrucción pública. Lo mismo sucede con la de Cáceres que asciende a 4.429.150 reales. Para cubrir este déficit se recurría a arbitrios sobre artículos de consumo o a repartimientos sobre bienes inmuebles o actividades económicas.

Los presupuestos de gastos y de ingresos de las diputaciones en 1858 son:

Provincia      Gastos      Ingresos      Déficit      A cubrir con arbitrios o repartimientos

Badajoz      2.067.453   450.359     1.617.094                      1.923.833

Cáceres      2.753.809  2.032.343     721.466                          435.887

Solo constaba que no tenían déficit las provincias forales de Álava, Guipúzcoa y Vizcaya. El de Navarra era muy pequeño, 3.138 reales. Hay también estadísticas con datos de los presupuestos generales para 1859 con sus resúmenes estatal, provincial y municipal.

b)Deuda Pública y Crédito Público. Existen abundantes datos generales sobre el estado de este ramo, sus emisiones, amortizaciones, reconversiones y la situación de cada tipo de deuda. También sobre el número de bancos existentes en España, sociedades de crédito, industriales, concesionarias de obras públicas, sociedades de seguros, etc. Ninguna de éstas existía en nuestra región.

c)Contribuciones. Estas se hallaban distribuidas según el nuevo sistema tributario impuesto por los ministros Mon y Oliván en 1845 y se ajustaba a los siguientes tipos.

1) Territorial. Hay cuadros con los gravámenes que había sufrido la propiedad rústica, urbana y pecuaria por esta tributación desde 1845 hasta 1859, así como los repartimientos hechos en cada provincia. Consta también la cuota de contribución territorial que figura en los repartimientos municipales de 1858, según una escala gradual por provincias. Así mismo, la riqueza imponible que resulta de los repartimientos individuales por las contribuciones territoriales. De todo ello se deduce que: Las cantidades que tributan las provincias en orden de mayor a menor, según la riqueza imponible en 1859, nos hablan de que Madrid es la primera, seguida de Valencia, Sevilla y Barcelona. Badajoz ocupa el nº 10 con una riqueza imponible de 82.911.438 reales y un cupo de recargo de 12.648.946, en este cupo de recargo ocupa el puesto 13. Cáceres está en el nº 20 con una riqueza imponible de 58.505.515 reales y un cupo de recargo de 9.631.300 reales. En éste ocupa también el puesto 20. Según el reparto territorial de 1859 los datos anteriores en las capitales de provincia fueron:

 

Ciudad         Renta Imponible en reales          Total de cupos y recargos en reales

Badajoz                  5.561.600                                            848.514,57

Cáceres                  5.602.284                                            927.394,00

En ambas capitales la mayor parte, en torno al 80%, iba para el Tesoro Público. La única población extremeña que sin ser capital de provincia pagaba, en el repartimiento de 1859, un cupo territorial que excede de 500.000 reales era Trujillo con estos datos.

Ciudad   R. Imponible  Cupo de Contribución  Recargos  Total de cupo y recargo en reales

Trujillo     4.485.603             625.787                      87.127                    712.914

2) Industrial y comercial. Hay estadísticas del nº de contribuyentes, cuotas y recargos de 1845 a 1859. También de los valores totales de la contribución industrial. En 1859 había en la provincia de Badajoz 10.950 contribuyentes matriculados, en Cáceres 10.313. Por la importancia de la cuota de este impuesto a la Hacienda Pública, Madrid ocupaba el primer puesto con 9.557.840,27 reales, seguida de Barcelona, Cádiz y Sevilla. Badajoz ocupaba la posición 17 con una cuota de 1.127.810,74 reales. Cáceres la nº 23 con una cifra por el citado cupo de 826.358,28 reales. Los contribuyentes por este gravamen en la ciudad de Badajoz eran 838, en Cáceres 671. Hay pues más industriales y comerciantes en las provincias extremeñas que en sus capitales.

3) Consumos. Al igual que sucedía con los anteriores impuestos hay datos sobre esta carga fiscal desde 1845 hasta 1858. Su distribución en reales el último año por provincias y capitales era:

Provincia     Para el Tesoro   Por habitante      Ciudad    Para el Tesoro   Por habitante

Badajoz          2.761.654           10,79                  Badajoz        388.974              23,56

Cáceres          2.283.930             9,06                 Cáceres         sin datos             s.d.

Luego se hace relación a los consumos por vino, vinagre, aguardiente, nieve, carnes, jabón, cerveza y sidra. Para el impuesto vecinal de los consumos, en aquellos en que la Real Hacienda no los administraba directamente, como Badajoz y Cáceres, predomina el reparto entre vecinos sobre otras fórmulas como la imposición desde los ayuntamientos o el arriendo del cobro a particulares. Hay datos del consumo anual de los anteriores productos por provincias y sus capitales, pero los mismos son “fríos” con escasa relevancia sin su comparativa.

4) Aduanas. Obviamente no existen en Extremadura aduanas marítimas, tampoco terrestre para el consumo en 1859, ni fielatos de aduana. Sólo hemos hallado una tabla estadística en la que se nos expresa el valor de las mercancías importadas y exportadas por provincias en 1857.

Provincia                 Importación en reales           Exportación en reales

Badajoz                              533.568                             2.131.491

Cáceres                                 75.124                              1.281.023

Lo que nos muestra el carácter fuertemente exportador de productos agropecuarios de nuestra región en aquellos años.

5)  Rentas estancadas. Existen datos de los valores de estas rentas desde 1850 a 1858. No existían salinas en nuestra región, pero respecto a la venta de sal y su consumo.

Provincia   1850 (en quintales)   1857 (en quintales)    Consumo por habitante (en libras)

Badajoz      40.173                        53.985                                      13,20

Cáceres      40.857                         47.193                                     15,61

Hay también cifras de sal vendida a ganaderos a precio de gracia desde 1854 hasta 1857. La sal común consumida en 1858 fue:

Provincia   Sal común (en libras)  Corresponde por habitante (en libras)

Badajoz      5.405.350                                          13,35

Cáceres      4.820.388                                          15,95

El número de expendedurías en 1856 era.

Provincia   Alfolis    Estancos de tabaco    Administraciones subalternas de tabaco

Badajoz       170               230                                                40

Cáceres       261               251                                                30

Hay también relaciones de tabaco vendido en cigarros de papel y picado en latas, cigarros habanos y filipinos, así como tabaco rape. El número de libras de tabaco vendidas en 1858 y su correspondencia por habitantes era:

Provincia        Tabaco (en libras)        Corresponde a cada habitante

Badajoz           683.372                            1 libra y 10 onzas

Cáceres           233.211                                  12 onzas

En el citado año Badajoz es, tras Madrid y Sevilla, la provincia de España en que  más tabaco rape se vende, 9.920 libras, más lejos estaba Cáceres con 2.995.

Los sellos de correos de todas clases vendidos en 1858 en Extremadura son:

Provincia        Venta (en reales)        En timbres para periódicos (en reales)

Badajoz           395.059,96                               1.244,50

Cáceres           290.833,95                               1.466,87

Lo que nos manifiesta una cifra baja en la distribución de prensa escrita.

6) Loterías, casas de moneda y minas. Hay abundantes datos de minerales extraídos en distintas minas, acuñaciones de cobre en cecas y productos de renta de loterías de 1850 a 1858. También de casas de moneda existentes en el Reino y sus acuñaciones de oro y plata. Ninguna de todas ellas existía en nuestra región. Sí hemos hallado el producto de la venta de pagarés y billetes de lotería primitiva, moderna y de rifas en 1857, todo ello en reales.

Provincia      Pagarés de la Primitiva          Billetes de la Moderna     Por ¼ de rifas

Badajoz            40.369,53                                 4.089.324                            0

Cáceres            90.640,78                                    184.784                              0

7) Registros y derechos de hipotecas. Este apartado está muy relacionado con la propiedad y por tanto con el presupuesto, por ello sobre este tema hay bastantes datos. En el Anuario hallamos actas de traslación de dominio y arrendamientos de propiedad inmueble desde 1845, año en que empezó a regir la legislación hipotecaria vigente. Existen también traslados de dominio de propiedad inmueble para toda clase de herencias desde 1850, con el número de documentos registrados, capitales y derechos para el Tesoro Público. Lo mismo para todo tipo de legados, donaciones, contratos de venta, retroventas, permutas, adjudicaciones, censos, mayorazgos, capellanías y fideicomisos en las mismas fechas.

Nos encontramos así mismo con una relación de fincas rústicas y urbanas hipotecadas en dicho periodo para garantizar el cumplimiento de las obligaciones de préstamo y cantidades a que están afectas. También las hipotecas canceladas en los años 1857 y 1858.

En 1858 hallamos las siguientes oficinas de registro de hipotecas en Extremadura.

Provincia        Nº de oficinas      Interinamente     Por compra vitalicia

Badajoz                  15                           14                             1

Cáceres                  13                           13                              0

Actos de traslado de dominio y arrendamiento de propiedades inmuebles en 1845 y 1858.

Provincia        Año      Traslaciones      Arrendamientos     Derechos de hipoteca (en reales)

Badajoz         1845         1.151                       159                           76.314

Badajoz        1858         7.871                          0                         697.344

Cáceres         1845            645                      280                          60.080

Cácares         1858          5.145                         0                         448.452

En 1858 se registraron en Badajoz 6.888 documentos de ventas, por herencias sólo 280. En la misma fecha en Cáceres por ventas los documentos fueron 4.563 y por herencias 300.

El número de fincas hipotecadas en aquel año fueron.

Provincias        Rústicas         Urbanas        Importe total (en reales)

Badajoz              1.440               812                  10.562.076

Cáceres                 881               516                     9.211.106

En aquella fecha por donaciones en Badajoz hubo 48 documentos, en Cáceres 26 y por legados 101 en Badajoz y 7 en Cáceres.

 

VIII) Desamortización

 

Los datos de este apartado están fuertemente conexionados con los presupuestos, puesto que abastecen a los mismos con los remates y en algunos casos participan de los gastos del Estado en el caso de las pensiones a exclaustrados. Nosotros por su peculiaridad y trascendencia hemos decidido dedicarle capítulo aparte. Apuntemos que la desamortización fue un fenómeno histórico que se inicia en España de forma efectiva en 1836, si bien hay precedentes en años anteriores. Los decretos de Mendizábal, Espartero y Madoz condujeron al mercado ingentes cantidades de bienes pertenecientes al clero, los ayuntamientos y otras instituciones sociales[1]. En la fecha del Anuario que comentamos gran parte de las ventas han sido llevadas a cabo, sobre todo en lo que hace referencia a las propiedades de la Iglesia. Quedaba aún por vender los bienes de propios y comunes de los pueblos, que apenas fueron tocados en los años del bienio progresista. Nuestro anuario nos proporciona los siguientes datos.

Las fincas de Instrucción Pública que se subastaron en público remate y cuya adjudicación quedó suspendida por los reales decretos de septiembre y octubre de 1856 fueron en Badajoz 106 fincas, en Cáceres 48. Las fincas y censos inventariados en 1857 para su posible remate fueron:

Provincia  Finca  Estado O.Militar. Secuestro C.Regular C.Secular Propios Benef Instr.

Badajoz    Rústica    0             21               0              308        1.524              0        148      11

Badajoz   Urbana   21             14              12                39            261             0           34       4

Badajoz  Censos  265             53               9                   0                0             0      1.361      26

Badajoz  Rústica  243             0                8                 24        2.580          533        149     142

Cáceres   Urbana   28              0              13                 20            130            90          83       51

Cácares   Censos     0               0               0                    0                 0             0            0        0

Como se puede observar la mayor parte de los bienes por desamortizar son del clero secular y de propios, salvo el caso de Badajoz, que extraña no proporcionen datos sobre fincas comunales y de propios por vender en 1857. ¿Se habían enajenado estos bienes en 1855-1856? Lo dudo. Es posible que no se anunciaran en esa fecha y se dejasen para años venideros.

El resultado general para toda España de la Desamortización hasta 1858, según las distintas leyes promulgadas fue el siguiente:

  1. Bienes procedentes del clero

Periodo 1836-1844                                   Rústicas              Urbanas

Clero Regular                                               66.098                 7.210

Clero secular                                                48.852                 5.901

Periodo 1845-1854

Clero Regular                                                 1.381                    299

Clero Secular                                                  2.350                 1.030

Periodo 1855-1856

Clero Regular                                                 2.494                    629

Clero Secular                                                 22.351                4.576

Total                                                              143.526               19.645

  1. Bienes del Estado, secuestros y encomiendas

Periodos                                                    Rústicas             Urbanas

Periodo 1836-1854                                      3.372                   435

Periodo 1855-1856                                      1.702                   226

Total                                                               5.074                   661

 

  1. Bienes de Corporaciones civiles

 

Periodos

Periodo 1855-1856                                     Rústicas            Urbanas

Propios                                                            9.475                 1.634

Beneficencia                                                  6.025                  1.356

Instrucción Pública                                      1.359                     337

Total                                                              16.859                 3.327

El resumen general de los bienes desamortizados en España hasta 1857 es:

Procedencia                                                  Rústicas             Urbanas

Clero                                                             143.526              19.645

Estado, secuestros y encomiendas              5.074                   661

Corporaciones civiles                                   16.859                3.327

Total                                                               165.459             23.633

 

En cuanto al importe en reales de su venta a nivel nacional se obtienen estas cifras:

Tasación             Remate            Pago en papel         Pago en metálico

Total           2.300.134.116          4.659.991.146          4.362.041.271           1.925.352.211

En este precio en metálico van incluidos los intereses por aplazamientos o incumplimientos de los plazos de pago al Estado. El abono del precio del remate en papel se hacía con títulos de todo tipo de deuda pública, según su valor nominal, a pesar de que la mayoría de los títulos se hallaban depreciados en torno al 50% de su expresión nominal.

Hay otros datos y resúmenes generales de fincas y censos inventariados por la Hacienda Pública en 1856 y 1857, así como sobre recaudaciones obtenidas en ciertos periodos sin concreción provincial. También pagarés a plazos suscritos por los compradores con expresión de su importe y año de vencimiento. Todo a escala nacional.

 

  1. IX) Otros datos estadísticos

 

En este apartado aludiremos a otros temas presentes en el Anuario pero de difícil encaje.

a)Medios de comunicación. Hay referencias a puertos, faros y otros elementos de las  comunicaciones marítimas sin incidencia en nuestra región obviamente. En cuanto a líneas de ferrocarril sólo hay concedidas, la de Ciudad Real a Mérida, la de Mérida a Badajoz, Mérida a Sevilla y Mérida a Alconétar. A la altura de mayo de 1859 no hay ninguna línea terminada ni en construcción en toda la región. Únicamente las concedidas a empresas, ya citadas.

En cuanto a kilómetros de carreteras de primer orden en 1858 hallamos:

Denominación           Construido      en Construcción       en Estudio     sin Estudio

Madrid Badajoz            291,5                     34,4                       25,4                    35

Trujillo Cáceres              46,7                        0                              0                      0

Badajoz Sevilla             126                        23,2                          73,1                   0

Cáceres Huelva               53,2                     12,6                         30,5           216,3

Salamanca Cáceres          19,4                     11,6                         38,8          101,6

En número de pontazgos y portazgos del Estado y su rentabilidad en 1858 era:

Carretera               Nº de pontazgos y portazgos           Recaudación en reales

Madrid Badajoz                        3                                           360.696

Mérida Sevilla                          7                                            470.815

La única línea telegráfica existente en enero de 1859 era la de Extremadura, con inicio en Madrid y destino en Badajoz, contaba con 432 kilómetros en explotación y tenía estaciones en Santa Cruz de Retamar, Talavera, Trujillo, Mérida y Cáceres.

En cuanto a Correos y su organización en 1857 hallamos.

Provincia    Administración principal    Administraciones Agregadas      Estafetas

Badajoz                             1                                            4                                          25

Cáceres                              1                                            2                                         16

Se dan otros datos sobre el número de cartas, certificados y obras e impresos franqueados. En 1858 para este servicio de correos en la única línea llamada de Extremadura había 25 postas, 75 postillones y 284 caballerías disponibles todo ello para un número de leguas que ascendía a 69.

b).Guerra y Marina. En este apartado lógicamente no hay datos para Extremadura de la Marina. En lo referente al Ejército se apunta que en la división militar del territorio español existía la Capitanía General de Extremadura, que en 1858 comprendía las dos provincias extremeñas. En cuanto a las fuerzas de la Guardia Civil en nuestras dos circunscripciones provinciales se ubicaba el 9º tercio, con los siguientes datos:

Provincia        Puestos      Infantería      Caballería      Total      Caballos

Badajoz              33                188                    39               227           35

Cáceres                32              188                     39               227          35

No hay más datos sobre fuerzas armadas o de seguridad interior.

 

  1. X) Conclusiones

 

Ha llegado el momento de poner fin a esta aproximación extremeña al primer Anuario Estadístico de España. En este a modo de coda es preciso resaltar varias consideraciones. La primera de ellas es la importancia que tiene este Anuario y la Estadística en general para conocer la realidad histórica de los siglos XIX y XX. Sin ella es difícil captar la complejidad de relaciones e intereses que se entrecruzan en los tiempos contemporáneos.

En cuanto a Extremadura cabría destacar de los datos del Anuario de 1858 el carácter  elitista que tenía la política nacional y local, para una población regional de 707.115 habitantes sólo 5.873 tenían derecho a votar en los comicios. Es notorio también el número de causas falladas por la Audiencia Territorial de Cáceres, así como la cifra de vacantes de notarios y escribanos en los partidos judiciales. Se mantiene un alto número de dignidades eclesiásticas en las catedrales, mientras disminuye el número de exclaustrados e incluso el de religiosas en sus conventos.

En cuanto a su territorio nos hallamos con un país agrícola con predominio del secano y que en cultivos predominaban los pastos, las tierras de labor, olivares y viñas. La población se hallaba concentrada en grandes poblaciones. Hay apenas alguna mina en explotación y en ganadería predomina el ganado lanar, seguido a gran distancia por el caprino y el de cerda. En cuanto a animales de carga es dominante el asnal seguido del mular y el caballar.  Al ser una región agrícola el precio del trigo y la cebada no llegaba al de la media nacional. Sobre la población se observa un incremento sustancial respecto a los censos del siglo XVIII, predominando los solteros sobre los casados y viudos. El Anuario no nos habla de migraciones ni de población activa. Es predominante el número de propietarios rurales y urbanos sobre los colonos, no se dan datos de campesinos sin tierras ni yunteros. Los agricultores están muy por encima de los ganaderos contribuyentes. El censo de los contribuyentes industriales y comerciales es muy bajo comparado con los del sector primario. Los religiosos han descendido bruscamente por la exclaustración en todas sus tipologías. Siendo el volumen de funcionarios raquítico para la época.

En cuanto a las políticas públicas señalaríamos que en educación se ha incrementado el número de escuelas y alumnos de ambos sexos por las leyes de Pidal y Moyano, sobre todo en el sector público. El gasto predominante en las mismas es el de personal sobre el del material escolar y la financiación de la instrucción local es fundamentalmente municipal. No existía educación superior en la región. Había dos Escuelas Normales y dos Institutos de Enseñanzas Medias. Frecuentaban más alumnos los tres seminarios conciliares que los institutos provinciales. En cuanto a la beneficencia la crisis de la Iglesia hizo descender el número de hospitales y hospicios, ello se observa en la comparativa con el censo de 1797. Tampoco existían pósitos en la región. En lo referente a política criminal el Estado había incrementado el número de cárceles públicas dado el incremento sustancial de los delitos, sobre todo contra la propiedad, contra las personas, el contrabando y la defraudación.

El presupuesto de las entidades locales dependía casi en exclusiva de los bienes de propios, aun así el déficit hay que cubrirlo con repartimientos vecinales, dado que los arbitrios no cubren aquel. Lo mismo sucede con las diputaciones provinciales. Es una región que carecía de bancos, sociedades de créditos, de seguros, industriales o concesionarias de obras públicas. En cuanto a la contribución territorial, Badajoz ocupaba el nº 10 según la base imponible de su riqueza, Cáceres el nº 13. Los contribuyentes residían sobre todo en la provincia apareciendo las capitales provinciales como sedes de funcionarios y servicios. Destaca en este orden Trujillo cuyo cupo de recargo es el más elevado de la región tras Badajoz y Cáceres. Los contribuyentes industriales y comerciales son poco relevantes a nivel regional, mientras que los impuestos de consumos, no demasiado elevados, son francamente gravosos para los sectores sociales menos favorecidos. En cuanto a las importaciones y exportaciones de productos predominan las segundas sobre las primeras de forma muy notable. La aportación a la Hacienda Pública de la región en los ramos de rentas estancadas, sal, tabacos y sellos, es pequeña en todos ellos. Lo mismo se puede decir en la aportación por las loterías y rifas. Es una región donde no existen casas de monedas y sus pocas minas están sin explotar.

La desamortización en estos años y a nivel regional muestra la desaparición de sus patrimonios comunales y baldíos, fuente casi exclusiva de la financiación municipal. De ahí la fuerte oposición que todos los diputados extremeños mostraron al redactarse y debatirse la Ley Madoz de 1855. Al seguirse adelante con estas expropiaciones el Estado dejó en la ruina a gran parte de las economías de los pueblos, sin ninguna otra alternativa a la hora de mantener sus servicios. Fue una ruina de gran calado para el campo extremeño en general que se incrementaría en la segunda mitad de la centuria. En cuanto a comunicaciones en Extremadura, el Anuario nos demuestra que nos hallamos en una región con un desarrollo ínfimo. No hay ninguna línea de ferrocarril construida ni en construcción, y el sistema de carreteras, líneas telegráficas y postales  es inexistente fuera del eje comunicacional Madrid-Badajoz.

Estas son algunas de las reflexiones que podemos extraer de la lectura de este Anuario. Sin duda hay ausencias importantes en el mismo. Algunas debidas a que estamos en una fase inicial de la era estadística, otras debido a la escasez de datos sobre cuestiones esenciales hoy día, pero que en aquel tiempo tenían menos valor. Pero también a los objetivos que se trazó el propio Anuario que no era fotografiar nuestro país, sino concretar su riqueza para la posterior elaboración de un catastro sobre bienes y servicios y su aportación al Tesoro Público. Con estos objetivos poco más se podía pedir a esta fuente documental básica para conocer nuestro pasado.

 

  1. XI) Fuentes y Bibliografía

 

Aunque la base fundamental de información ha sido el tan citado Anuario Estadístico de 1858 fue imprescindible hacer mención o consultar, por los temas tratados, los siguientes trabajos bibliográficos.

-Miguel Artola Gallego (director): Enciclopedia de Historia de España. Alianza Madrid 1993.

-Albert Carrera y otros: Estadística histórica en España siglos XIX y XX. Fundación BBVA Bilbao 2005.

-Antonio Gómez Mendoza: Ferrocarriles y cambio económico en España 1855-1913. Alianza Madrid 1982.

-Grupo de Estudio de Hª Rural: Estadísticas históricas de la producción agraria española (1854-1935). Madrid 1991.

-José Martín López: Francisco Coello: Su vida y su obra (1822-1898). M. de Fomento Madrid 1999.

-Teodoro Martín Martín: La desamortización textos político jurídicos. Narcea Madrid 1973.

-Antonio Meredíz Montero: Historia de la estadística oficial como institución pública en España. Instituto Estadístico de Andalucía Sevilla 2006.

-J. L. Muro, F. Nadal y L. Urteaga: Geografía, Estadística y Catastro en España (1856-1870). Serval Barcelona 2001.

-Leandro Prados de la Escosura: El progreso económico de España (1850-2000). Madrid 2003.

-Juan Sánchez-Lafuente Fernández: Historia de la estadística como ciencia en España (1500-1900). En Estadística Española nº 58 y 59, INE Madrid enero-junio 1973.

-Anselmo Sanz Serrano: Resumen histórico de la Estadística en España. INE Madrid 1956.

-Francisco Tomás y Valiente: El marco político de la desamortización. Ariel Barcelona 1973.

 

 

 

[1] Sobre la desamortización pueden verse las clásicas obras de F. Tomás y Valiente: El marco político de la desamortización. Ariel Barcelona 1973 y Teodoro Martín Martín: La desamortización textos político jurídicos. Narcea Madrid 1973.

Oct 192021
 

Manuel Rubio Andrada

Resumen

El pantano de Orellana suele bajar de nivel durante los meses de septiembre de cada año y ofrece restos arqueológicos sumergidos para deleite de los buenos aficionados y estudiosos del tema. Los más aprovechan para curiosear.

Una de esas ruinas subacuáticas es el molino Pacha situado en el término municipal de Talarrubias (Badajoz). Frente a él, en plena ladera del ribero, a uno de mis hijos, Manuel, y a un amigo, Juanjo, trajinaban con los arreos de pescar cuando les llamó la atención unos dibujos de barcos muy bien grabados. Juzgue oportuno dedicarlos este estudio a sabiendas que con la pandemia no me era posible pisar un archivo.

El trabajo se desarrolla en dos partes, una se dedica al molino y la otra a los grabados.

Introducción

Tras lo dicho debe quedar claro que para intentar acercarnos al estudio de estos grabados debemos establecer como muy probable la asociación entre ellos y el cercano molino partiendo de la siguiente cuestión: si no existiera el molino no se habrían realizado aquellos.

Lo lógico es que se levantara el edificio del molino Pacha y después, en sus cercanías, se fueran añadiendo las figuras, por tanto su cronología debe estar incluida en el periodo de vida del edificio.

Todo esto nos conduce a poder contemplar parcialmente la sociedad que los hizo posible, sobre todo en el aspecto religioso y del que hoy estamos tan alejados, a pesar de ello, son innegables la pervivencia de algunas importantes cuestiones.

  • El molino

Localización espacial

Una localización muy aproximada se puede obtener en el punto geográfico formado por una latitud norte de 39º 06´ 35´´ y 1º 34´ 15´´ del longitud oeste del meridiano de Madrid; mapa topográfico 1/50000, edición 1940, hoja nº 755 correspondiente a Navalvillar de Pela.

Para su visita hay que marchar desde Talarrubias (Badajoz). Si venimos de Casas de D. Pedro, para entrar en la ciudad, debemos tomar la primera desviación a la izquierda; muy pronto hay otra en esa misma parte que nos lleva a la ermita de nuestra Señora de la Coronada. Continuemos por el bien trazado camino que continúa recto durante poco más de 8 Km; nos llevará, sin muchos problemas, a un aparcamiento bien cementado en la orilla de la margen izquierda del Guadiana.

Caminemos río abajo por esta margen; si el nivel del pantano nos lo permite podemos tomar una vereda que nos acercará sin problemas, de lo contrario debemos andar a medio ribero durante no más de 30 minutos. Pronto avistaremos el edificio del molino dentro del agua pero cerca de la orilla; frente a él, en la costana inmediata están los grabados.

Generalidades

Por lo general, en cada población la construcción de fábricas hidráulicas harineras era una necesidad básica. Realizados en arroyos de caudal y régimen fluvial irregulares, no funcionaban por lo general en gran parte del año, especialmente en el largo estío es decir tenían una actividad a tiempo parcial. Todo estaba condicionado por su localización pues solían realizarse preferentemente lo más cerca posible a la población. Además, para evitar mayores inversiones en general su construcción era bastante precaria.

A veces llegaban mejores tiempos y aumentaba el consumo de harina y se hacía necesario la realización y uso de molinos de mayor porte, más consistentes, que proporcionaran más tiempo de molienda y a ser posible en todas las estaciones del año. Aparecen entonces, la mayor densidad de molinos semejantes al Pacha sobre todo en los ríos Guadiana y Zujar. Hay que destacar en ellos su solidez, a lo que contribuye el estar realizados con bóveda de cañón y cubierta embaldosada.

Esto determinó nuevos y serios problemas pues en general los ríos de mayor caudal por lo general, no estaban inmediatos a las poblaciones; por lo general su distancia solía rondar las dos leguas e incluso algo más -10 y 15 km-.

Las dos-tres horas empleadas en el viaje hacían madrugar quizás más de lo habitualmente necesario; sumemos otras tantas de regreso y tendremos el empleo de cinco-seis horas, solamente en el viaje. Descontemos una hora destinada por el molinero para comer… tenemos que el tiempo de molienda comenzaría en torno a las nueve de la mañana y terminaría a las cuatro de la tarde, después había que volver a casa. Les suponemos unas seis o siete horas de actividad de atención directa en la molienda… Quedaban para otro momento los grandes encargos.

No debemos olvidar que con mucha frecuencia los molinos eran lugar de encuentros. Apalabrado con antelación el día de la visita de cada cliente, su estancia en el molino era duradera ya que la molienda llevaba sus horas. La coincidencia de varios de estos, conocidos o no, daría pie al comienzo de diferentes pláticas. Según cuentan los poetas en este paisaje de trajines, de idas y venidas, frecuentemente sucedían hechos vitales importantes, recordemos cómo puede ser situado en estos ambientes el poema La Nacencia de Luis Chamizo.

Tras lo expuesto se hace necesario enumerar las fuentes y concretar con buena lógica lo hasta aquí esbozado.

En algunas poblaciones situadas en La Sibería extremeña, La Serena y Vegas del río Guadiana, la demanda de harina tuvo un fuerte aumento en el siglo comprendido entre las apariciones del Catastro de Ensenada (1750) y el Diccionario Madoz (1849).

Sirva como ejemplo clarificador el desarrollo de la molienda en la cercana población de Campanario (Badajoz): cinco molinos pequeños denuncia el Catastro (1750) sobre el cercano arroyo Molar, a media legua de camino -media hora- de la población y con un mes de molienda; un siglo después subieron a quince: Madoz (1849). Se construyen nuevamente en el arroyo Molar y en los no lejanos y pequeños ríos de Guadalefra y Hortigas: más sólidamente se asientan sobre todo en la margen izquierda de los ríos Zujar y Guadiana.

Este aumento no fue regular pues diferente tendencia se observa en los molinos harineros de Puebla de Alcocer (Badajoz); su situación como cabeza de señorío mostraba un importante desarrollo en número de molinos ya en la mitad del siglo XVIII.

En el caso que nos ocupa -los molinos harineros de Talarrubias- el aumento fue menor aunque la distancia con la nuevas fábrica fue perdiendo interés ya que en Talarrubias desde siempre era lejana pues desde la población al río Guadiana, donde se asentaba el molino del Collado, el más antiguo, se acerca al par de leguas.

Aunque el aumento fue menor que en Campanario, las proporciones del molino Pacha denotan llamativas y sucesivas ampliaciones que se suman en el sentido que venimos diciendo; en realidad era el aumento de ruedas molederas lo que importa y el molino Pacha parece que triplicaba o al menos duplicaba en este sentido a los más numerosos.

En la mayoría de las nuevas ubicaciones sobre los grandes ríos, los edificios no podían ser los acostumbrados desde viejos tiempos, levantados con cuatro paredes elementales de mampostería y una cubierta de palos, tabla y teja.

En estos dos grandes ríos -Zujar y Guadiana-, los edificios iban a estar expuestos a fuertes crecidas lo que exigía realizar unos bien construidos muros, sólidas cubiertas, que aguantasen no solo las numerosas subidas de nivel de mediana intensidad, también las mayores, aunque estas siempre fueran más esporádicas. Solo con ellos se daría satisfacción a esa mayor demanda del consumo de harina.

En lo que se refiere a la construcción estructural del edificio y por lo que venimos diciendo, nuestro molino tuvo numerosos “hermanos” muy semejantes, situados no solos en esos dos grandes ríos mencionados también en otros menores aunque en estos con poca presencia[1].

Sin duda su realización tenía necesidad de constructores con experiencia y especialización en este tipo de obras hidráulicas; los que serían conocidos desde lugares más o menos distantes, sus artífices solicitados y desde luego determinarían la elección del lugar más idóneo. En el caso del molino Pacha, se escogió el lateral sur de una isla en el río Guadiana, un terreno poco útil para la ganadería o la agricultura lo que aparentemente podría facilitar su adquisición (Lám 1).

Lám 1. Mapa topográfico 1/50000 (minuta)

En definitiva pensamos que una construcción habitacional de un molino, en el río Guadiana o el Zujar, con proyección de futuro, debía ser una obra de especial envergadura que, técnicamente había que saber realizar para aguantar año tras año la furia de los elementos aunque a veces como se verá, ni esa solidez lograría contenerlos siendo necesarias grandes reparaciones. Todo esto llevaba un coste adicional importante, además del alto riesgo de destrucción que grandes avenidas podían causar. Se deduce que la iniciativa de su realización, la propiedad, era de gran riesgo y estaba al alcance de pocos.

Tras este acercamiento general al tema de los molinos, debemos centrarnos en el que ahora estudiamos y pasar a determinar cuestiones aún más concretas.

Por la fotografía aérea podemos saber cómo es su planta. Se trata de dos naves adosadas en forma de te mayúscula -T- y levantadas con muros de mampostería. De ellas la que da más al sur, la barra superior de la T, ofrece el vano de entrada en su mitad derecha el cual lógicamente estaba ya en el próximo ribero. La puerta se construyó con bien cocidos ladrillos rematados superiormente con arco carpanel. En la esquina superior izquierda se observa una reconstrucción poco esmerada y muy posiblemente precedida de su pertinente derrumbe esto nos indica la muy posible existencia de una importante riada (Lám 2).

Lám 2. Molino Pacha, parte sur y oeste

La necesidad de ladrillos -rectangular- y baldosas -cuadradas- se vería satisfecha con la existencia de un horno a pocos metros río arriba. Los restos de la casa del molinero se ubican justo en el lugar desde el que se fotografió la lámina 2.

La otra nave se adosó al lateral opuesto, aparenta ser algo más baja y unas tres veces más larga estando su cubierta parcialmente hundida en el este.

Por su inmersión, no nos ha sido posible realizar mediciones en él, recurrimos a aplicar las realizadas en otros semejantes ya que tendían a repetir sus dimensiones por su probada consistencia. Los muros laterales que soportan el empuje de la bóveda, solo en un par casos sobrepasan los 4.5 m; su altura parece establecida en torno a los 3.5 m; mayor liberalidad se observa en la longitud. De cualquier manera las construcciones debían adaptarse al medio que las iba a recibir y a la magnitud deseada por los inversores.

Relaciones

Con sus obras los alarifes especializados fueron dejando huellas, rastros inequívocos de su buen hacer en la zona Siberia-Serena y de allí hacia el curso bajo: no cabe dudas de su vocación sureña.

Debemos añadir que, en nuestro rastreo documental Guadiana arriba, sobre los molinos harineros, el rastro por su semejanza con el molino Pacha, se pierde. Prácticamente no se utilizó ese tipo de construcción a base de cubierta abovedada y enlosada en las numerosas fábricas de molienda de la provincia de Ciudad Real[2]. Así pues, actualmente este molino marca el límite de una serie de actuaciones arquitectónicas que destacan por los elementos mencionados.

El panorama hace también evidente la progresiva disminución de su densidad en el espacio correspondiente al curso alto de los ríos Zujar y demás afluentes del Guadiana extremeño por su margen izquierda. Un vistazo por su margen derecha, a través de la 1ª edición del mapa topográfico 1/50000, induce a sospechar igualmente su carencia o al menos poca densidad.

La presencia de ese tipo de estructura en el área estudiada, Guadiana-Zujar, debe considerarse como un ejemplo a completar en el variado muestrario de estructuras habitacionales propio de los molinos harineros. Como clase o modelo tuvieron su principio y su fin, es decir su Historia, que ahora intentamos ir completando.

  • Los grabados

Se realizaron de forma piqueteada en una roca muy dura de color gris oscuros situada en pleno ribero, ofrece una cara plana y completamente falta de musgos u otro tipo de vegetación.

Lám 3. Barco 1

El primer conjunto corresponde a la figura de un barco (Lám 3). Bien logrado con sus tres palos para las velas que se encuentran recogidas y su balconaje de cubierta.

Lám 4. Detalle. Artilugio de la proa del barco 1.

Lleva un artilugio de aspecto monstruoso en la proa (Lám 4), no atinamos a saber de qué se trata aunque parece relacionarse con dispositivos de la pesca de arrastre; muy poco común en este tipo de barco.

Lám 5. Barco 2

El segundo conjunto es otra nave (Lám 5). Se realizó a la derecha, algo superiormente al anterior y con igual técnica de piqueteado; mide de alto 31 cm y de ancho 30 cm.

El casco, aunque voluminoso es más estilizado. Hacia su centro y transversalmente presenta una línea de tendencia paralela a la quilla que, como en el caso anterior, puede indicar la línea de flotación. Superiormente todo él se remató con una balaustrada formada por ocho figuras de tendencia circular concatenadas horizontalmente. De forma semejante se trazó superiormente otra en su mitad derecha.

El casco se remató en la proa por un sencillo tajamar formado por una prolongación de la quilla. Sobre su borda, que no se observa, se trazaron con claridad el palo mayor y el mesana, el más cercano a popa; este inferiormente parte de la línea de quilla; presenta en su parte superior dos graciosos penachos y en la inferior una forma rectangular alusiva al timón de codaste que ya tenía la nave. Parece más inseguro el mástil de trinquete, quizás por la existencia de un racheado natural que, en parte, pudo suplirlo.

Es indudable el conocimiento técnico naval y pesquero del autor de estas dos figuras. La memorización de las naves y los útiles de pesca denotan un indiscutible conocimiento y practica pesqueros además de una considerable técnica como grabador. ¿Quién era este grabador e indiscutible hombre de mar?, ¿qué le trajo a este molino?… son preguntas a las que no he podido responder.

La fecha de ejecución de estas naves nos es igualmente imprecisa. Sus formas son propias de los inicios de los grandes descubrimientos oceánicos cuyo uso y recuerdo ha perdurado en el tiempo durante siglos. Aunque no se trazó el medio acuático su existencia es indudable.

El primero parece ofrecer una instantánea del momento de finalizar la pesca, por el contrario la segunda nos muestra una visión general de una nave con doble balconaje y dos únicos mástiles -quizás tres-: se trata de dos carabelas de distintos usos, realizadas en tiempo impreciso aunque dentro del periodo vital del molino.

Lám 6. Cruz de Santo Tomas. Conjunto 3

Este nuevo conjunto fue situado a la derecha del barco 1 y a corta distancia bajo el 2 (Lám 6).

Está formado por una combinación esquematizada de la cruz de Santo Tomás y un Rosa Cruz evolucionado a los que se les ha añadido una peana de estilo geométrico y unas campanitas laterales. Mide de ancho 21.5 cm y de alto 35.5 cm.

La cruz se eleva sustentada en la peana decorada inferiormente con seis puntuaciones de tendencia horizontal y cinco tracitos lineales convergentes superiormente en la parte central.

La unión del árbol de la cruz y el travesaño estaría ocupado en los Rosa Cruces por la rosa, aquí se sustituyó esquemáticamente por un rombo cuadrado, interiormente dividido por una cruz que parte diagonalmente de lado a lado. Los cuatro espacios logrados tienen igual forma de rombo y se decoraron con dos puntos cada uno realizando una nueva forma de cruz.

Tanto los extremos de los brazos como la cúspide se decoraron con unas formas salientes, cortas, agudas y en cada uno de sus lados dos laterales lanceoladas.

Cabe mencionar las graciosas campanillas que cuelgan de los extremos de los brazos de la cruz; ambos poseen decoraciones semejantes a las descritas y añaden carácter festivo y alegre a todo el conjunto.

Se trata de una cruz realizada sobre peana, es decir para ser expuesta. En este sentido puede hacer alusión a la fiesta de la Cruz de Mayo de gran tradición en Talarrubias.

Lám 7. Conjunto 4. Estructuras y tracitos

Continuemos con el conjunto número 4 (Lám 7). Se realizó superiormente a la derecha, por la parte media e inmediato a la inscripción principal. En la parte superior central hay un espacio ocupado por una multitud de cortos y finos trazos lineales, a veces pisciformes, dispuestos generalmente de forma oblicua y paralela (fig 1); más a la derecha, tras tres líneas en disposición semejante, hay otro espacio ocupado por tracitos de tendencia horizontal; dos de esas líneas forman una estructura escaleriforme (fig 2): finalmente en la parte izquierda, multitud de ellos se realizaron dentro de una forma cuadrada abierta hacia ese mismo lado.

Hacia la mitad del centro superior del espacio acotado se realizó una pequeña reticula formada por cinco o seis tracitos que se cortan perpendicularmente formando celdillas de tendencia cuadrada (fig 3).

Ya hemos mencionado que parte de este espacio se encuentra semiacotado por un cuadrado al que se omitió su lado izquierdo, por esta parte e inferiormente continúan muy próxima la serie de finos tracitos. (fig 4).

Entendemos que este conjunto continúa hacia abajo con la forma de una barca, vista desde arriba, muestra esencialmente, los laterales y las cuadernas; externamente en su proa se le ha adosado una forma rectangular (fig 5).

Hemos denominado figura 6 a tres signos que se situaron en la parte de arriba del barco; realizados con mayor potencia parecen posteriores. El central, se aproxima a una A (mayúscula), aprovechó la zona triangular de proa y la cuaderna superior; a la izquierda fue trazada una cruz cercana a la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén y en el otro lado se hizo una b minúscula cuyo significado ignoramos.

Este conjunto puede indicar de forma esquemática una escena de pesca en la época de freza. Muy posiblemente serían barbos los más abundantes con esa costumbre en estos tramos del Guadiana. Se amontonarían a pie de presa -fig 2- con el motivo escaleriforme para indicar su ascenso por salto. Era el momento en el que los pescadores aprovechaban para realizar una copiosa captura valiéndose de la barcaza con el artilugio representado adosado a su proa.

Lám 8. Conjunto 5. Inscripción sobre cartela, animal monstruoso y ornamentos.

El conjunto número 5, está formado por una inscripción sobre cartela, una tortuga monstruosa y ornamentos laterales (Lám 8).

Superiormente comienza con la pequeña inscripción formada por cuatro letras y un punto central: AS.MA que pueden corresponderse con Asunta María. Posiblemente alguien no estaba de acuerdo y tacho las tres primeras.

Se continuó debajo con la forma de una tortuga o galápago acorazonado con atribuciones monstruosas.

En la parte superior de esta figura se trazaron en oposición dos pequeñas cabezas, en la de la izquierda es visible un corto pico y dos cuernecillos o pequeñas orejas enveladas; la cabeza de la derecha está menos clara.

La parte inferior de esta figura se remató con forma de cola de ave.

La zona central está ocupada por una retícula limitada linealmente por una forma de corazón…, este espacio, en su parte media, se encuentra cortado de arriba abajo, por un trazo recto rematado superiormente, entre las dos cabezas, con una pequeña y bien visible cruz.

Externamente en la parte media superior de la línea de límite de la figura, se realizaron a cada lado dos pares de cortas y escuálidas garras debidamente articuladas.

El animal parece un galápago o tortuga y se dirige amenazante y rastreramente a la advocación mariana de la cartela superior (Fig 1) que se nos presentó como el bien.

Este animal tiene fama de muy perezoso, siempre esta tumbado al Sol; de andar siempre entre el cieno, también presenta destacables irregularidades, entre ellas su sexo, aparentemente asexuado por ser sus órganos internos… todas estas cuestiones la facultan para ser un candidato válido a desempeñar con éxito el papel de maligno.

En las formas laterales, números 3 y 4 es indudable un cruciforme central. Realizadas las líneas que determinan la cruz, sus extremos se remataron de forma angular. Las terminaciones de los brazos lo fueron por formas de picudas lanzas encajadas en sus cuatro vértices.

No hay que dudar, se trata de motivos religiosos a los que se han añadido formas geométricas sacralizadas; entre estas son reconocibles motivos tradicionales de algunos bordados salmantinos, concretamente en el entorno de la ciudad de La Alberca.

Pensamos que, la realización de todo este conjunto puede ser bien aceptada en cualquier momento del s. XIX e incluso primera mitad del XX ya que la advocación Asunta María ha sido y es muy general entre las creencias populares marianas de estas épocas.

Lám 9. Conjunto 6. Imagen sobre tracitos

El conjunto seis fue grabado en el ángulo superior derecho del soporte (Lám 9). Consta de dos figuras; la número 1 corresponde a la imagen coronada de la Virgen, vestida y con su hijo en brazos, este aparentemente sin coronar. Ambos se asoman a una ventana formada por dos columnitas laterales con sus capiteles; un arco carpanel sirve de sustento al vano central.

La figura 2 está formada por un elevadísimo número de tracitos de poco más de un par de centímetros, muy próximos y en su mayoría paralelos; rodean ampliamente la figura de la imagen de María con su hijo, representados en su trono y cuya disposición nos comunica una sensación de bamboleo.

Posiblemente haga mención a la narración de algún hecho de carácter extraordinario ocurrido en el medio acuático y atribuido a Nuestra Señora, generalmente suele corresponder al hallazgo de una imagen. Este tema se repite en lugares no muy lejanos como el hallazgo de nuestra señora de Belén de Cabeza de Buey (Badajoz).

La inscripción

Forma el conjunto número 7 y se realizó a la derecha de todas estas figuras, ocupa una superficie de 1.20 X 0.60 m (Lám 10 y 11).

Se distribuyó de izquierda a derecha, en seis líneas, sin apenas espacio entre ellas ni entre las distintas palabras; la mayoría de los signos están representados en mayúscula. Su transcripción es la siguiente[3]:

 

Lámina 10. Conjunto 7. La inscripción

Lám 11. La inscripción: lectura

Transcripción

                     1º     Año de rompió la presa

                     2º     de este molino ascendió la

                     3º     dicha rotura a treinta y cuatro

                     4º     baras las que importaron ciento

                     5º     veintidós reales cada vara

                     6º     se precintó después de san Miguel      

Lo más problemático de esta inscripción es que no se puso el año de la rotura de la presa, a pesar de que en sus inicios no cabe dudas que el lapicida se dispuso a enumerarlo pues así lo menciona en el comienzo: ANO DE. Al final, con relativa exactitud nos ofreció la parte del impreciso año en la cual se comenzó de nuevo a moler: DESPUÉS DE SAN MIGUEL -primeros de octubre-.

Siguiendo este quehacer había que escribir el año exacto de la riada con letras pues la expresión matemática no es utilizada en el resto de la inscripción, no debía ser su fuerte. En las otras dos ocasiones que aparecen cifras, el lapicida recurre a su expresión literal así: treinta y cuatro, ciento veintidós.

Otra cuestión que hemos tenido en cuenta es la evolución de la expresión escrita es la evolución del sonido r en la palabra impoxtaron.

A mediados del XVIII se utiliza el signo x como representante del sonido r.

A comienzos del XIX va apareciendo el signo r en la modalidad actual, pongamos como ejemplo la carta de 11-10-1810 que la ciudad de Trujillo envió a las Cortes (Anexo1); en ella, a lo largo del texto se emplea la x pero en el encabezamiento: Señor, se recurre a la r.

Según transcurre el siglo se va sustituyendo la x por las modalidades actuales r, R, siendo completamente sustituido en la correspondencia a partir de la mitad del XIX. Esto nos acerca al tiempo de realización de nuestra inscripción que debió ser en fechas tardías cuando el uso de la x representando al sonido r era ya un mero recuerdo caligráfico pues solo se empleo una vez en esa palabra.

Sigamos dedicando un poco más nuestra atención a la inscripción. Ahora en concreto a la unidad de longitud, La vara se nos menciona sin reticencia.

Hasta los finales del siglo XIX no debió encontrarse problemático su utilización en cualquier documento pero a partir de 1880 se sancionó su uso por el retraso que suponía para la introducción del Sistema Métrico Decimal. Obligatoriamente el metro debía sustituir a la vara. También esta cuestión pudo contribuir a la extraña ausencia del año.

Otro testigo histórico del citado documento es la moneda con la que se pagó la obra: el real. La adopción de la peseta como unidad monetal de España es por el decreto de 19 de de octubre de 1868; su equivalencia con el real es de cuatro reales[4].

Fuera una cosa u otra, la realidad es que se determinó poner con toda claridad el valor de la reparación y excluir la fecha de la misma a la que nosotros solo hemos podido acercarnos.

Si observamos las subidas históricas de nuestro río[5] mencionadas en documentos y placas conmemorativas en algunas ciudades, como Mérida, Badajoz, Mértola, Vilareal de Santo Antonio Rdas y situados en los años que mencionan, entramos que en 1876 se produjo la mayor de las crecidas que se tienen noticias.

Todos los indicios anteriormente enumerados apuntan a favor de esta riada como la posible causante del destrozo en el molino Pacha cuyo importe de reconstrucción enumera la inscripción.

  • Localización temporal

Tras el estudio de los grabados creemos oportuno incidir sobre la cronología particular del molino en cuyas inmediaciones tuvieron lugar las realizaciones descritas.

Su construcción debió ser posterior al Catastro de Ensenada (1749-1754), pues al referirse este a los molinos harineros de Talarrubia no lo menciona[6]:

“Ala dezima séptima dijeron que en ese término hay tres molinos Harineros, uno en el río Guadiana al sitio del Collado, distante una legua propio de Don Antonio de Sotto contiene cuatro piedras…”

Hasta el año 1846 en el Diccionario de D. Pascual Madoz, no se nos ofrece una nueva pista: al referirse a Talarrubias nos dice que contiene cuatro molinos harineros[7]; eleva el número de molinos de tres a cuatro, es decir, con respecto a 1750 -fecha del interrogatorio de Ensenada, – nos menciona la construcción de un nuevo molino. Ello posibilita suponer con mucho fundamento, que la construcción de nuestro edificio se llevó a buen término en los años que van desde el Interrogatorio en 1750 a la salida del Madoz en 1846.

Tras lo dicho, al acercarnos algo más a la fecha de su construcción encontramos dos posibilidades. En la primera suponer su edificación en la última mitad del siglo XVIII; es una etapa continuista en la que socialmente se nota la influencia de la Ilustración produciendo un notorio progreso económico… habla en su contra su difícil perduración que pasaría indemne durante la guerra de la Independencia.

La otra posibilidad es suponer su existencia después de esta guerra. Para acercarnos más e esta probabilidad desechamos como años edificables los de mayor conflictividad bélica y los posteriores a la misma pues desempeñarían una necesaria recuperación económica, social etc. impropia para grandes inversiones.

Ello nos pondría a considerar como más probable su construcción en un periodo de tiempo que parte de 1820 y va hasta la recopilación de datos para el Madoz (1846) que es un periodo acorde con los indicios numerales de años presentes en otras fábricas semejantes.

Las posibilidades de su abandono o terminación activa como fin de su vida puede extenderse hasta los comienzos de años sesenta del pasado siglo XX según se deriva de su inundación por la presa de Orellana.

Es, a lo del s. XIX y primera mitad del XX, cuando se fueron realizando los grabados que hemos presentado. Entre ellos no olvidaron mencionar en un buen texto, el importante desembolso económico que ocasionó una gran crecida, según los datos manejados, la mayor de los últimos siglos: la riada de 1876.

Anexo 1

 

BIBLIOGRAFÍA

[1] SOTO GALVEZ, Manuel y GUISADO LÓPEZ, Luis Gabriel (2007): Los molinos hidráhulicos y batanes en la Serena.Asociación para la Conservación, Desarrollo y Promoción de La Serena: TETRAX.

[2] MELERO CABAÑAS, Domingo (2014): Ciudad Real, tierra de molinos de agua. Vol 1, 2, 3 y 4. Diputación de Ciudad Real.

[3] La lectura y transcripción se deben al Doctor D. Francisco Javier Rubio Muñoz.

[4] www.numespa.es> por-que-la-peseta-tiene-4-reales

[5] ORTEGA BECERRIL, José Antonio (2007): Paleocrecidas, avenidas recientes e hidroclimatología en la cuenca media y baja del río Guadiana. Universidad Complutense de Madrid. Memoria de Doctorado. Cap. 2. Inundaciones históricas, pág 2-1 y ss.

[6] Catastro de Ensenada. Ministerio de Cultura y Deporte. PARES (Portal de Archivos Españoles). Buscador de localidades. Talarrubias.

[7] MADOZ, Pascual (1845-1850): Diccionario Histórico Geográfico de Extremadura. Tomo IV. Pág 163-164. Publicaciones del Departamento del Seminario de la Jefatura Provincial del Movimiento. Cáceres 1955.

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