Oct 302024
 

José Vidal Lucía Egido

 

INTRODUCCIÓN

En la Visita general que el Lzzdo D. Alonso Martin de Acuña, visitador del obispado de Coria, realiza el 4 de abril de 1719 a la parroquia de Santa Catalina de Riolobos se hace una “Memoria y razon de las mayordomías y obras pias que ai que visitar en este lugar[1]:

“La mayordomia de la Iglesia Parrochial, la de Nuestra Sra del Rosario, la del Santisimo Sacramento, la de la Cofradia de la Sancta Vera Cruz, la de Nuestra Sra de Argamassa, la del Sr San Blas, la de las benditas animas, la obra pia de … tiene libro aparte, la obra pia de por Dios tiene libro aparte, la de los Martires no se ha visitado desde el año de 1709 = ni ai en dho libro despues de dha visita mas que una quenta de el año de quince y no parece tener bienes algunos =”. De ello da fe el escribano Juan Matheos.

La visita de este año produjo una serie prolija y rigurosa de mandatos entre los que nos interesa destacar el 3º referido a los “graues inconbenientes de que los Libros de Visita, fabrica, Cofradias, Hermitas, Capp(ellani)as y memorias están en poder de los Sachristanes, es(criba)nos, mayordomos y otras personas”. Para evitarlo se recuerda que en anteriores visitas se había ordenado la construcción de un “caxon o archiuo de madera con diferentes divisiones” al que sólo podrían acceder, en primer término, el cura párroco y, a cada una de las divisiones, los mayordomos y escribanos correspondientes. Y así se mandó que a costa de la fabrica, Cofradias y hermitas y de la Cappª qe fundo el Lizdo Juan Marin se fabriqe dho caxon o archiuo y que en el se pongan y guarden dhos libros y essas de censo” (al margen del mandato, se escribió “Cumplido”) [2].

A mediados del s. XIX en el “Inventario de los Libros, documentos sueltos y alhajas[3] de la iglesia parroquial de Santa Catalina de Riolobos que firman el 4 de octubre de 1845 los curas ecónomos Lino Alonso Giraldo, como entrante, y Gabriel Sánchez, como saliente, volvemos a tener información pertinente de las ermitas, cofradías y obras pías citadas antes y que, según la documentación que se conserva, existieron en dicha parroquia desde, al menos, el s. XVII y hasta esa fecha.

Entre los libros de cofradías aparecen en primer lugar “Dos libros de Cuentas de Ntra. Sra. de Argamasa uno que concluye en 1799, y el corriente, y un legajo donde siguen dhas cuentas”. También constan libros de cuentas de la Cofradía de la Vera Cruz (uno de 1679-1795, otro “que concluye en 1716”, un legajo con las ordenanzas y otro en cuarto), del Stmo. Sacramtº (1680-1719), de la “Obra Pia de Isabel Marcos” (1719-…), de la “cofradía que fundo Catalina Perez” (1719) y otro en cuarto “de Cuentas del administrador de la Memª qe fundo Catalina Perez”, de San Blas (libro de cuentas 1689-1799 y un legajo donde siguen), de Ntra. Sra. del Rosario (cuentas de 1679-1799, un legajo en el que siguen y otro de la fundación de la cofradía), “otro de Animas en qe rinde las cuentas el Patrono de la Obra Pia de las Bacas de Domingo Delgado qe principia en el año de 1709”, de “la limosna mensual de las Animas Bends(1728-…) y “un legajo de cuentas del glorioso S. Antº que principia en el año de 1827”.

En algún momento, varios de estos libros desaparecieron del Archivo Parroquial de Riolobos (APRio) y, por ello, no se conservan en el Archivo Diocesano de Coria-Cáceres (ADCC), en parte, debido a la desaparición de la cofradía u obra pía correspondiente o también a otros motivos que desconocemos. Así podríamos citar los correspondientes a la mayordomía o ermita de “Ntra. Sra. de la Consolación y los Santos Mártires” o también a la de San Matías, cuyas cuentas, como las de otras cofradías, ya constan en las visitas de la diócesis desde 1649, aunque no existiera libro de las mismas. Hay que señalar que, desde mediados del s. XVII y hasta la segunda mitad del XVIII existieron en Riolobos tres ermitas: la de la Argamasa (abandonada en 1769) y las citadas de los Mártires y de San Matías, también desaparecidas en el mismo siglo.

En el Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura (1791), a la pregunta 23 se responde que “no hay santuarios ni ermitas”, lo que parece evidente. Pero sorprende, por no ser cierto, la respuesta a la pregunta 22 donde se afirma que “asimismo no hay cofradías”.

El presente trabajo tiene como objetivo principal analizar la historia de las ermitas dedicadas a la Virgen de la Argamasa con breves referencias a la vida de la cofradía. En otro momento habrá que plantear un estudio más preciso sobre las diferentes cofradías y obras pías de Riolobos, citadas más arriba, para intentar recomponer un cuadro de las personas intervinientes en las mismas que muestre elementos de la vertebración social del pueblo y la dependencia que la gente tenía de la iglesia y del clero en los siglos del XVII al XX. También sería de interés analizar en ese estudio las características de la imagen mariana del s. XVI.

  1. LA PRIMITIVA “CAPILLA O ERMITA TITULADA DE LA BIENAVEN­TURADA VIRGEN DE ARGAMASA” JUNTO AL RÍO ALAGÓN

Tenemos noticias de que a mediados del siglo XVII existía una primitiva ermita dedicada a la Virgen de la Argamasa “sita en el lugar de Riolobos”, cuya construcción podría datarse bastantes años antes, aunque no hay base documental para fijar su fecha de inicio. Las ordenanzas o constituciones de la cofradía fueron aprobadas a principio de diciembre de 1672 por “el Ldo D. Alº Matheos Racionero prebendado de la Sta Iglesia de Coria visitador de este obispado de Coria sede vacante”, quien afirma que “fueron presentadas ante nos las hordenanças fechas en este libro q son v(ein)te capítulos en catorce planas pª el servicio de Dios y utilidad de dicha Cofradia y pedido las mandaramos confirmar y aprouar para que fuesen guardadas y cumplidas y executadas como en ellas se cont(ien)e”, ordenando además que dicho libro “este siempre en el lugar de Riolobos y es adonde se a de visitar la Cof(radí)ª” [4].

Imagen 1. Ordenanzas de la “Cofradía de Ntra. Sra. de Argamasa”. Portada interior y folio 5.

Una de las primeras referencias a la cofradía aparece en la “cuenta que da Julian dillana viejo de la mayordomía de San Blas”, “que lo fue desde el dia de San Blas de 1649 al mismo día de 1650”. En ella “se le cargan doze mil m(a)r(avedie)s que le presto al Stº pª dorar el Retablo (la cofradía de) Ntra Sª delargamassa”[5]. Estos “doze mil mrs que por mandado del señor visitador se prestaron al mayordomo de San Blas para dorar su retabloaparecen así reflejados en el descargo de la cuenta que rinde Andrés Pérez viejo “de la mayordomia de la hermita de nuestra Señora de la argamassa de q fue mayordomo el año de 649” (fol.32). Parece que en aquel momento la cofradía disponía de caudales hasta para ayudar a otra cofradía. No siempre sería así. En esta misma cuenta encontramos el primer dato referente a la ermita y también a la fiesta principal de la cofradía. El mayordomo citado hace un descargo de 138 maravedís para “velas, derechos de la fiesta y llabe para la hermita(fol.32v).

Siguiendo con datos relacionados, vemos que Miguel Ronzero, mayordomo en el 1652, anota en su descargo 238 mrs. que gastó en “un atril y mª libra de zera” y Diego del Quarto en 1653 “dio por descargo 2.924 mrs que gasto el dho may(ordom)o en el dho año en servicio de la dha hermita”. Ambas son referencias relacionadas con el santuario de la Argamasa, aunque el segundo sin precisar en este libro de visita. (Fol. 34 y 44v, respectivamente).

También en los mandatos de la visita de 14 de junio de 1654 que hace el “Lic. Don Juan Antonio Rossado y Haro”, visitador de este obispado (de Coria) se ordena “qe a la hermita de nuestra Sra de argamassa se haga un portal a la puerta y un manto de lo que mejor pareciese”. A la vez, en la cuenta que da Juan Bueno, “maiordomo de la ermita de San Matías del año 54”, se apunta que prestó “esta ermita a la de nra Sra de la argamasa para la obra del portal treinta y tres Rs (1.122 maravedíes) y se le cargan (al mayordomo) para que los cobre” (Fol. 46v y 56v).

No se dispone de más datos de estos años de mediados del siglo XVII, sobre todo porque, para ver los conceptos habría que consultar el correspondiente libro de cuentas o “libro del por menor” de la cofradía, hoy desaparecido. El libro de visitas que estamos siguiendo sólo aporta el monto total de cargo, descargo y alcance de las cuentas que rinden los mayordomos. De la situación del edificio de la ermita en este último cuarto de siglo, sólo aparecen dos datos. En 1675, como veremos más adelante, “el Maiordomo presente alço un pedaço de Pared que se caio en dha Hermita” y se añade que “faltan mas reparos”. También en 1687, en la reunión del Cabildo de 4 de febrero, se ordena “que el mayordomo qe fuere este año tenga obligación de componer la peana del altar de ntra sª del argamasa”[6].

Tenemos constancia por diversos documentos que en esta ermita, ribereña del Alagón, fue fundada la cofradía dedicada a la veneración de dicha Virgen.

“Estando en la hermita de nuestra señora Santa maria del Argamasa socampana de la villa de Galisteo termino delugar de riolovos jurisdición de la dcha villa en cuatro días deel mes de febrero de mil y seiscientos setenta y cinco años los señores Pablo Laçaro Michel cura propio de dcho lugar de riolobos Martin Delgado teniente de arcipreste Baltasar gonçalez teniente de uicario de la villa de galisteo Martin de segura Pedro Cauallero Alonso mariscal Alonso marcos Juan Delgado todos confrades de la confradía fundada en dcha ermita …”[7].

La ubicación, forma y elementos constructivos de este edificio mariano los desconocemos. Sólo existen algunas referencias que permiten hacernos una idea difusa del sitio donde pudo estar. En el texto del acta citado más arriba se expresa que la ermita se encuentra “socampana de la villa de Galisteo, en el término del lugar de Riolobos…”, o también en otro momento, que “esta Sta Hermita … es feligresía y territorio de su Iglessia Parroq(uia)l…”, pero tales descripciones no permiten precisar el lugar. Para indicar su situación un poco alejada de los núcleos habitados se utiliza la expresión “por quanto dha Hermita esta en desierto…”.

Creemos que se ubicaba en la margen izquierda del río Alagón, a la orilla del mismo (“en cuia inmediacion está la hermita”), lo que explica que quedara arruinada y abandonada en 1769 por una crecida de este río que la inundó “hasta cinco quartas”, como tendremos ocasión de analizar. Otra referencia de localización sería la “dehesa llamada Argamasa, propia del comun de Labradores”, según el Catastro de Ensenada[8], precisándose en la cuarta respuesta de dicho documento su situación junto a “una pequeña huerta, que esta en la oja de la Argamasa, en la hermita de este nombre, …”[9], único terreno del lugar que, según dicho catastro, era de regadío, con riego por manantío y con escasez en el verano, Esta “huerta de la Argamasa”, disponía de “tres perales, quatro abridores, y un Granado…”, como se refleja en la sexta respuesta[10]. Su valor, doscientos reales de vellón[11].

Hay otro elemento topográfico, conocido como el Regato de la Ermita, que nace cercano a la actual y desemboca en el Alagón, tras cruzar, primero, la Cañada Soriana Occidental o Cordel de Me­ri­nas y después, el antiguo camino de Torrejoncillo a Galisteo. En la zona de la desembocadura existía una antigua huerta que podría relacionarse con la huerta de la Argamasa que hemos comentado. Si fue­ra así, el nombre del regato podría ser una reminiscencia o vestigio relacionado con la antigua ermita, aun­que su paso cercano a la actual podría indicar una referencia a la misma y no a la antigua.

Cuando se acuerda “la reedificacion del Santuario” en 1906, los cofrades y el cura don Primitivo Garrido constatan la “imposibilidad de erigirlo en su primitivo sitio por no aparecer indicio ni señal alguna que determine claramente el lugar donde estuvo construido”[12], algo que nos parece realmente sorprendente.

La ermita tuvo ermitaño quizás hasta el momento de su ruina, más o menos, y así aparece en alguna cita de libros sacramentales de la parroquia. El 19 de febrero de 1726 murió Domingo Benavente “hermitaño de Ntra Sra de la Argamasa”. Se enterró en la nave de nueve R(eale)s. Y el cura Gabriel Alvarez añade en su partida “Y aunque tiene tres partes de una casa y dos olivos no ay quien lo compre pr tener mucho zerro”[13]. El 27 de agosto de 1758 falleció Lucas Álvarez, “ermitaño De Ntra Sra de Argamasa, na­tu­ral de la villa de Distriana (sic), Priorato de León, residente en este lugar por ser ermi­taño, … de 66 años de edad”. El cura Juan Fernández del Zerro y Mirón añade: “no tuvo de qué hacer testam(en)to; lo que dieron por alguna ropa de vestir que tenia se convirtió en misas por su alma…”[14].

Otros datos de los “reparos” de la ermita y de su ruina

La cofradía de la Argamasa tuvo momentos críticos a lo largo de su historia. Contaba con pocos recursos como se explica en algunos textos. En la visita que se hace en el año 1675 a dicha ermita se refleja muy bien la escasez de recursos en función de las necesidades que santuario y cofradía tenían en esos años y así se afirma que no tiene más bienes que los que obtienen “en la oja de Pan adonde esta dha Hermita”, los años que se siembra. Es importante resaltar que “el Concejo paga los derechos de su fiesta”[15] y que no tiene más gastos que los “reparos” y arreglos que hay que hacer en el edificio y en la imagen. Sin duda, esta acta de la visita aporta información relevante sobre la situación de la ermita en la segunda mitad del XVII.

“Adviertese que esta Hermita no tiene mas propios que el año que se siembra la oja de Pan adonde esta dha Hermita y no tiene gasto sino es de reparos porque el Concejo paga los derechos de su fiesta. Parece que el año de setenta y dos que fue Maiordomo Juan Plaça tenia dha hermita ciento y quatro Rs y quince fan(egas) de trigo = Los quales se gastaron en renobar la imagen de nuestra Sª adereçar el texado y hacer una Caxa de madera para dha Imagen […]. En estos años no ha auido ni entrado en poder de los Maiordomos marauedisses algunos. Ni trigo sino es quatro f(anega)s que uvo de diezmo el año pasado siendo Maiordomo Juan de Yllana que fue el año de setenta y quatro las quales estan en su poder. Y para esso el Maiordomo presente alço un pedaço de Pared que se caio en dha Hermita y ha luego el gasto de su cassa, faltan mas reparos, todo junto se le pagara de este Alc(anc)e. Esta es la forma que tiene la quenta de dha hermita que solo tiene enser oy dhas qtro f(anegas) de trigo. (a la derecha “alce a Juº Yllana 18 f(anegas) de trigo”[16].

Siguiendo con los bienes que la cofradía y ermita de la Argamasa tiene en estos años del s. XVIII, señalaremos que en 1722, el cura del lugar, Gabriel Álvarez, obedeciendo el mandato del visitador del obispado don Alonso de Acuña de “hacer Imbentario de los Bienes de la Iglessª Hermitas y Cofradias”[17], convocó “a Matheo Izquierdo mayor y a Diego Gomez vec(in)os de dho lugr personas inteligentes para dho efecto los quales auiendo sido preguntados declararon los bienes…” que tenía la iglesia y las distintas cofradías y obras pías. Sobre los pertenecientes a la de Argamasa se declararon los siguientes:

“Primamte seis pies de oliuos al sitio del manantial linde pr arriba con oliuos de Domingo arroyo y pr abajo con olibos de San Blas. Mas quatro pies en el guerto de Damaso Yllana al charco del olivo”. Y al margen se escribe: “Se compraron a Juº Agustin v(eci)no de Galisteo treze oliuos quatro al Manantial y nueve entre los dos caminos de Galisteo”

En 1769 Gerónimo Gutiérrez Pardo, procurador, en nombre de “Miguel Garzia vezino del lugar de Riolobos, y Maymo de Nra Sra del Argamasa y su Hermita termino de dho lugar, como mexor proceda y haia lugar”, comparece por escrito ante el Vicario General de la diócesis de Coria comentando que en la visita episcopal de 1756, tras constatar “hallarse vastante deteriorada la fabrica de dha Hermita”, “se mando que por el P. Fr. Juan Casas se reconociese y tasase la Capilla maior con maior anchura lo que, por no haberse evaquado por el cura que entonces era[18], se repitió en la del año de 1760 para precaver la total ruina, sin (que) hasta ahora haia tenido efecto lo mandado”. Así que llegó la crecida del río de 1769 y, con ella, su ruina y abandono. De esta manera se nos cuenta:

“… y mediante la crecida que dio el rio Alagon (en cuia inmediacion esta la Hermita) en (los días) nuebe y diez de Abril de este año la circundo entro en ella el agua la altura de cinco qua(rtas) fue preciso entrasen con bastante riesgo algunas personas el dia 11 y sacasen la Ymagen que se (tras)lado a la Igª Parrochial de dho lugar, en donde permanece a causa de la ruina que amenaza las paredes de dha Hermita, lo que precisa a su (total) (redi)ficazion”[19] (subrayado nuestro).

El peticionario constata la morosidad de los últimos mayordomos que no habían cumplido su obligación de aportar el dinero de “sus respectivos alcanzes” de cada año, caudales que “se hallan dispersos en poder de varios May(ordo)mos”, por lo que la Hermandad carecía de recursos. Ante esta situación, solicita que se proceda por parte del cura rector al cobro de las deudas que tienen dichos mayordomos con el fin de poder utilizarlas para la reedificación de la ermita. Pide también que se habilite para las diligencias y notificaciones que sean necesarias al sacristán Simón López, que ejercía como notario de las cuentas de las Cofradías. Tras esta petición, el Lizdo. D. Thomas Prada, Provisor y Vicario de la diócesis, dicta un auto el 20 de junio de 1769 solicitando informes al Lzdo. Joseph Antº Moreno de Vega[20], cura del lugar, quien el 1 de julio de 1769 contesta haciendo la transcripción del acta de la visita de 3 de mayo de 1756 del Ilmo. Sr. Dn. Juan Joseph García Álva(rez), Obispo de Coria, y lo que manda al respecto, así como de la reiteración que se hace en la visita de 7 de mayo de 1760. Ambas las copia “a la letra” del “Libro de Quentas de la Cofradia de Nra. Sra. de Argamasa sita en su Hermita[21].

Y así, el cura rector del lugar, “Abog(a)do de los R(eale)s Consejos”, reconoce que es cierto lo que se narra en la petición de Gerónimo Gutiérrez y emite un informe el 4 de julio sobre los siguientes aspectos[22]:

  • Sobre el estado de la ermita que previamente había visitado:

“… hallo qe sus paredes esttan amenazando ruina s(iem)pre qe acaeciera alg(u)n mal temporal por qe ademas de hallarse hendidas las Paredes de los Costtados y algo del c(i)m(ien)to de la de frente se manifiestan desplomadas y con el transcurrir del t(iem)po consumida la mezcla de forma qe a no aver sido por dos gradas de bastante anchura qe circunda interiorm(en)te la Hermita era regular qe la creciente del Rio de los días nuebe y diez de Abril la hubiera arruinado por lo qe considero ser preciso se construia toda nuevamte mirando a su maior permanencia y la hermosura posible dándole la latitud y longitud qe sea necesaria y permitan los caudales…”

  • Sobre la morosidad de los mayordomos y los caudales que se adeudan afirma que

“en el dia no puedo asegurar en donde paran con detterminazn … como se me ordena pues aunqe el may(ordo)mo qe fue en el año de mill settztos cinquenta y nuebe fue alcanzado en dos mil ochocientos cinquenta rrs y seis mrs, Trece fan(eg)as y Quattro zelem(ine)s de trigo y diez y ocho arrobas de azeite es por qe la maior p(ar)te de su alcanze proviene del qe se hizo a sus anttezesores y es necesario recurrir a qe estos vengan apremiándoles para ello con sus asientos para venir en conocimto de lo qe cada uno debe por qe me consta no haber llegado a poder de dho Maymo todo el caudal.”

Sigue con varias disculpas por no poder ejecutar los apremios y cobros que se le han encomendado por la jerarquía y con alguna justificación para la actuación de su antecesor (Juan Fernández del Zerro y Mirón) hasta 1763 y para la suya desde entonces, dada “la continuacion de años fattales”.

  • Sobre los caudales que podría reunir la ermita y sobre la posibilidad de reedificación:

Según el cura la última cuenta que se asentó en el libro tiene de alcance contra el mayordomo la cantidad de 3.979 reales y 6 maravedíes más catorce arrobas y veinte cuartillos de aceite y contra la cofradía, una fanega y trece celemines de trigo. Confirma que faltan por asentar algunas cuentas hasta la del año 1768, aunque “están en minuta” y, “cuando se tomen con formalidad puede tener la imagen cosa de cincomill rrs escasos”. Y concluye su informe

“… por qe el unico ingreso que tiene es el Arrendamto de una Huertta y lo qe valen algunas cosillas qe se venden el lunes qe llaman de la piedra: ademas de esto tiene nra Sra en el dia cosa de unas doce Reses Bacunas[23] de qe en caso urgente podra usarse sin contar lo qe la devoción de los vez(ino)s pueda contribuir con su trabajo y conduzºn de materiales: los mas costosos serán Madera y Cal qe los demas qe se nezesitten no es menester salir del termino del lugr a menos que sea precisa algª canteria que lo qe puedo informar en el dia con calidad y verdad y confio qe una vez haviertta la obra nada nos ha de falttar con el favor de Dios a qn ruego gu(i)e a v(uestra) m(e)r(ced) los m(a)s a(ñ)ºs qe deseo. Riolobos y Jullio 4 de 1769”.

El mayordomo Miguel García, el 13 de julio, desde Acebo y con Andrés Sánchez Garrido, como nuevo procurador por ausencia del anterior, sigue insistiendo en su petición para la reedificación de la ermita. El vicario general de la Ciudad y Obispado de Coria “en este Lugar de Aceuo a treze dias del mes de Julio de mil (setºs) sesenta y nuebe años” emite un auto en el que se comisiona “al Lizdo D. Joseph Moreno de Vega Cura Rºr de la Parroql deel Lugar de Riolovos para que azeptada por ante Notario que de fee, y en su defecto por ante Simon Lopez su Sachristan” para que haga lo siguiente:

  • “se estiendan y formalizen las quentas que faltan por estender de los caudales y efectos de la Hermita de Nra. Sª de Argamasa”
  • “como tambien una liquidazion indiuidual de las personas y Mayordomos que deuan, y sean comprehendidos en el alcanze que se le hizo al Mayordomo que fue en el año de mil setezºs zinquenta y nuebe, estendiendo dha liquidación hasta la ultima quenta que se deue tomar”,
  • “y a los tales mayordomos (se les asigne un) brebe y limitado termino, para que dentro del satisfagan sus respectivos alcanzes”

En este auto se amenaza con la intervención del “brazo seglar” para proceder al embargo y venta de bienes de los morosos. Además, se sigue insistiendo en que se “nombre Maestro de inteligencia quien reconozca la obra que nezesita dha Hermita formando, de ser conveniente plan de ella, con razon de su costo”.

Como respuesta, el cura Moreno de Vega, en escrito de 22 de julio, confirma que, a través de Simón López, que acepta como notario, se haga saber a los mayordomos de los últimos años que deben concurrir para rendir sus cuentas. En el folio 6v del legajo que estamos siguiendo aparecen algunos de los mayordomos citados, incluyendo al dicho Simón López, que también se da por avisado “por aver sido Maymo.” No consta cuál sea el resultado de estos requerimientos, porque el citado legajo queda interrumpido en esta página.

Se podría hacer un análisis pormenorizado de toda la información que da el cura (el arrendamiento de la huerta, las ventas del “lunes de la piedra”, las reses vacunas, los supuestos cinco mil reales que se pueden juntar, etc.), pero, sin necesidad de hacerlo, podemos decir que nada de lo escrito por él se llevó a cabo de ninguna manera. Es más, en las actas de los cabildos de estos años no consta para nada ninguna de estas circunstancias. Son muy escuetas y se limitan a formalidades de hermanos nuevos que ingresan y de cambios en los cargos anuales.

La realidad es que la ermita nunca fue reedificada y la imagen de la Virgen de la Argamasa se aposentó y permaneció en un altar de la iglesia Parroquial de Santa Catalina de Riolobos hasta 1909, fecha en que se erigió una nueva ermita. Y es en esa iglesia parroquial, en su capilla Mayor, donde se reunían los cofrades en Cabildo cada año y durante esos ciento cuarenta años que van desde el abandono de la antigua ermita arruinada hasta la construcción de la nueva. El último cabildo que se celebró en la ermita fue el 4 de mayo de 1768 y el primero que se hizo en la iglesia, ese mismo día de 1769. En él se nombró por alcalde a Franco Mellizo, por mantenedor (o mayordomo) a Blas Baile y por ayudantes a Luis Moreno y Juan Pérez de Alonso. En el acta se dice que “los doze rs que tenia esta Cofradia se gastaron en zera y no tiene caudal alguno y por verdad lo firmo el Señor Cura de que yo el Notario doi fee”. Lo firman el cura Joseph Moreno de Vega y como notario, el sacristán Simón López[24].

Hay un dato que aparece en el cargo de la cuenta que rinde en 1789, veinte años después, Franco Xavier Benabente, mayordomo de la Fábrica de la iglesia parroquial, en el que se constata que dicho mayordomo recibió 2.429 reales “de J(ua)n Garzia de esta vecindad y maiordomo de Ntra Sra de Argamasa de los caudales de dha Sta Ymagen por facultad que dio el Sor Obpo para gastarlos en benefizio de dha fabrica”[25].

  1. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA NUEVA ERMITA EN 1909 JUNTO A LA CAÑADA O CORDEL DE MERINAS

El 4 de mayo de 1906 “estando reunidos en cabildo ordinario los hermanos de esta cofradia en la Iglesia Parroquial de este pueblo donde se venera la Virgen de Argamasa  …”, presidiendo el cura regente don Primitivo Garrido Sánchez (nombrado en 1904) y siendo “mayordomo Mariano Calbo Rubio”, se eligió como nuevo mayordomo a “Venancio Calbo Benavente” y se decidió la reedificación de la nueva ermita en un nuevo lugar “viendo la imposibilidad de erigirlo en su primitivo sitio por no aparecer indicio ni señal alguna que determine claramente el lugar donde estuvo construido”, como ya hemos citado. “Y teniendo presente la escased de recursos, tomaronse las siguientes resoluciones”:

“Escoger en la dehesa denominada la Argamasa, enclavada en este término municipal, el sitio qe más conveniente y á propósito se creyere, y rogar al dueño o dueños de él la cesión necesaria para edificar el Santuario de referencia. Abrir una suscriccion para adquirir los fondos necesarios al fin que se persigue. Nombrar una comision que en unión del Sr. Cura hagan la suscriccion en el pueblo, viendo la voluntad y consentimiento de los vecinos para que previamente se hubiese designado. Y solicitar al Ayuntamiento su cooperación y que designe uno de sus miembros ó nombre el Alcalde un delegado que en su representación forme parte de la comision que nombre la cofradía.

Nombrose para la Comisión a Alejandro Gonzalez y Venancio Calvo y al infrascrito Presidente. Así mismo se acordó que los fondos de la Cofradía se pusieran á disposición del Sr. Cura y fueran los primeros que se gastasen al empezar las obras… / El Patrono / Primitivo Garrido Sanchez”.

La ermita fue construida junto al Cordel de Merinas, en el sitio de Senarillas, y la parcela donde se ubica aparece en el catastro actual con el núm. 17 del polígono 3, que linda al N. con acequia, al E. con parcela 19, al S. con la 18 y al O. con dicho cordel. Su extensión, 3.253 m2 y el uso, religioso[26].

Imagen 2. Recorte del visor SigPac V 4.14. ETRS89. La ermita actual, reparación de la de 1909, en la ubicación elegida junto a la Cañada Soriano Occidental o Cordel de Merinas.

Para la construcción de la nueva ermita no se contaba con ayuda municipal y se recurrió, como se dice en el acta anterior, a una suscripción popular y a los fondos propios de la cofradía. No consta en ninguno de los presupuestos y cuentas municipales de estos años cantidad alguna destinada a esta obra. Tampoco se ha encontrado documentación que refleje lo recaudado en la suscripción popular o lo empleado por la propia hermandad. Sólo hay algunos indicios y testimonios de vecinos actuales que recuerdan que sus antepasados contaban cómo habían colaborado en la obra con sus donativos y su trabajo.

En el Cabildo extraordinario de 6 de octubre de 1907 se trataron los asuntos “relativos á la inversion de fondos en el Santuario que se había de levantar y se está levantando á su Excelsa Patrona …”, pero en el acta sólo se refleja que “el Alejandro Gonzalez, que tenia en su poder veintiuna pesetas y treinta y dos céntimos pertenecientes á los fondos de la Virgen, hizo entrega de ellas al mayordomo Saturio Dillana, quien en el acto las entregó también al que suscribe (el cura Primitivo Garrido) para que en conformidad á lo acordado lo destinara al pago de los operarios, ó materiales, ó atenciones mas perentorias de la Ermita en construcción”[27].

Terminada la obra, los cofrades expresan su deseo de trasladar también “el retablo que (la Virgen) tiene en la parroquia ya que á ella pertenece, procurando su restauración, si fuese posible.”[28]

La ermita fue inaugurada el 4 de abril de 1909. En el folio 108v del libro de la Argamasa se dice: “Aquí corresponde el acta de la inauguración que está en pliego suelto, y que tuvo lugar el cuatro de Abril de mil novecientos nueve. Y lo firmo fha ut supra. 11 de marzo de 1909. Primitivo Garrido”. Dicho pliego suelto ha desaparecido del libro, por lo que no podemos consultar los términos de la inauguración que el acta contaría. En cambio, sí aparecen datos en la visita realizada por el obispo de Coria.

Con fecha 19 de abril, en el Libro de Visitas de 1814-1875, se hace una reseña de la Santa Visita Pastoral de 1909 con información de la inauguración de la nueva ermita:

“A las 6 de la tarde del día 4 de Abril de 1909 el Excmo Sor Obispo de Coria Dr D Ramón Peris y Mencheta … llegó a Riolobos siendo recibidos en la entrada del pueblo por gran número de feligreses y los Hermanos de la Virgen de la Argamasa y el párroco de Holguera D. Pedro Nuñez. En la puerta del templo fue recibido por el Regente D. Primitivo Garrido con cruz alzada … y el Secretario (del obispo) exhortó a los fieles, y anunció para el día siguiente la comunión que daría el Prelado y la traslación de la imagen de la Virgen de Argamasa al nuevo santuario. […] El día siguiente celebró misa de comunión, y poco después acompañó procesionalmente la imagen de la Patrona al nuevo Santuario. Asistió a la misa y sermón y dio la Bendición Papal.

P.E. Y después de revisar cuanto es objeto de la visita, dijo ante mi el infrascripto Secretario estaba complacido del celo desplegado por el Sor Regente y siente que no cooperen á sus laudables trabajos las autoridades ni el maestro… / 19 de Abril de 1909 / Ramon Obispo de Coria / Dn José J. Jaqués…[29]

A la vez, en el B. O. de la Diócesis de Coria (BODCo), fecha 20 de abril de 1909, se publica una nota sobre la inauguración a la que acudió el obispo Dr. D. Ramón Peris Mencheta:

“Destruida esta hermita en la mitad del siglo XVII, el regente D. Primitivo Garrido, á costa de su celo, ha levantado otra á 2 kilómetros de la población, á cuya inauguración deseaba el pueblo acudiera el Prelado. Este acompañó procesionalmente la imagen desde la iglesia parroquial, y asistió a la fiesta que se celebró en el Santuario á donde acudieron todos los vecinos, y en gran número de los pueblos inmediatos.

Por la noche presidió la reunión de propietarios y jornaleros para tratar del modo de solucionar la crisis obrera que en aquel pueblo se siente.”[30]

En esta doble reseña sobre la inauguración de la nueva ermita queremos señalar, además de la consideración que se hace del celo y dedicación del cura rector de la parroquia, la crítica a la falta de cooperación de las autoridades y del maestro, cuya asistencia a la recepción del prelado y al acompañamiento de la imagen a la nueva ermita no aparecen reflejadas en ninguna de las dos notas citadas. La crítica puede tener relación también con la no participación económica del ayuntamiento en la construcción de dicho santuario. También es reseñable que en el BODCo se afirma que el prelado se reunió con “propietarios y jornaleros” para tratar sobre la “crisis obrera” en el pueblo, sin dar más datos al respecto.

El esquilón, la sacristía y otras reformas de la ermita de 1909.

El 2 de octubre de 1910 se celebró un cabildo extraordinario en la sacristía de la Parroquia por “encontrarse en el pueblo la Imagen de Nª Señora traida de su santuario para la celebracion del Ofertorio que disponen sus estatutos”. En esta reunión “se convino en la necesidad de arvitrar fondos para dotar de un esquilón al Santuario …”  y se comisionó al cura Primitivo Garrido para la gestión de la compra y la utilización de fondos de la cofradía[31].

En 1910 se colocaría el esquilón, de 14 kgs. de peso, obra de la Fundición Rivera de Montehermoso. El recibo[32], emitido por Julián Rivera (16-12-1910), por un valor de 66 ptas. (56 ptas. por el peso y 10 ptas. añadidas), fue entregado por el hijo del artesano que llevó “la campanita”. Se hizo cargo del pago el cura regente de la parroquia en ese año, don Francisco Perales Herrero.

Detrás del recibo y con fecha 6 de febrero de 1911 aparecen las cuentas del cura regente.

Tabla 1. Coste total del esquilón y de las donaciones recibidas

“Relación de las personas que con sus donativos han contribuido á la adquisición de esta campana” (ptas.)
Dª María Parrón 25,00
D. Juan Miguel 15,00
De los fondos de la Cofradía 22,50
D. Manuel Becerra Montánchez 5.00
D. Francisco Perales, Cura Regente 2,50
Total recaudado 70,00
Relación de su distribución

(ptas.)

Por la campana según anterior factura 66,00
Un día de albañil por ponerla 2,50
Por una cadena y una soga para la misma 1,50
Total las … 70,00

Riolobos, 6 de febrero de 1911

Francisco Perales Herrero

Otra reforma que se llevó a cabo unos años después fue la construcción de la sacristía en 1913. No figuran las cuentas de la misma, pero en el acta del Cabildo ordinario de 4 de mayo de 1913 hay una “lista de los donativos que se ofrecieron para la edificación de la Sacristia de la Hermita de Argamasa”[33]. “El Sr. Cura”, 25 ptas.; Mariano Calvo, 5 ptas.; Lucas Moreno, 10 ptas.; Gregorio Ramos, los albañiles; Cipriano Palacios, las tejas. Figuran también como donantes Saturio Dillana y Francisco Rodríguez.

También en 1916 “… reunidos en la Casa Rectoral” el día 12 de agosto “… acordaron unánimemente reparar el Santuario que la piedad y devocion de los honrados hijos de este pueblo levanto hace algunos años a nuestra benditisima madre la Virgen Maria bajo el titulo o advocación de Ntra. Sra. de Argamasa”. Para ello se contaba con las existencias de la cofradía “y, en caso de que estas fueran insuficientes, el exceso de gasto será satisfecho a partes iguales por los Hermanos dejando á elección del Presi(de)nte de la Cofradia el dia en que han de principiar las obras de reparacion y los trabajadores que han de hacerlas.”[34] Las reformas fueron de poca cuantía con un importe total de 29,05 ptas. [35].

Hay noticias de algunas otras reparaciones. En un informe de 1926 sobre la vida religiosa en el pueblo (De statu animarum), realizado por el párroco de Riolobos don Máximo Sánchez Pérez, natural de Holguera y entonces con 38 años, se habla de las cofradías existentes en el pueblo y hace una referencia a la de la Virgen de la Argamasa que entonces tenía 16 cofrades, hombres. En algún momento se admitieron también como cofrades a sus mujeres. Añade en su informe que “Hay una ermita destinada al culto de la Virgen, llamada de Argamasa y se está reparando en la actualidad”. La noticia muestra que la construcción, aún con pocos años, sufría ya cierto deterioro.

La recaudación para esta obra se inició en 1925 cuando todavía era cura del pueblo don Honesto Julián[36]. Las “Cuentas presentadas por los Mayordomos (de la Romería del Lunes de albillo”) Juan Palacios e Inocencio Martin desde Septiembre de 1925 hasta el 12 de mayo corriente (1927)”, reflejan el gasto de la obra y los ingresos para la misma[37]:

Tabla 2. Cuentas de la mayordomía del Lunes de albillo (1925-27)
Conceptos Ingresos Gastos
En la misa, procesión, ofertorio y manada 1925 111,05  
En todo el año 1926 129,20  
1927 Pujas y archivo 33,55  
Tres sacas de cemento y dos quintales de cal   34,25
Salario de Lucio, Calixto y Leandro   52,00
Rejas y …   11,00
Tejas   3,75
Blanqueadoras   20,00
Mantel   39,50
Al carpintero   4,25
Por la función al Sr. Cura en 1926   42,50
600 tejas   39,00
En poder de Inocencio, de la procesión y misa después de pagar la misa, procesión y sermón 00,55  
Es … 274,35 246,25
Diferencia en favor de la Cofradía de la Virgen 28,10

Estos últimos años, finales de los 20, son cruciales para la pervivencia de la Cofradía. De tal manera que en un Cabildo extraordinario, celebrado el 1 de abril de 1929 bajo la presidencia del párroco don Máximo Sánchez, se produce un abandono importante de hermanos de la misma[38]. Al cabildo asistieron 7 cofrades y también Inocencio Martín y Juan Palacios, no pertenecientes a la Cofradía, pero que estaban comprometidos para ejercer como mayordomos “en la fiesta de la Romería in albis” “por el tiempo de diez años”. El mayordomo de la Cofradía en ese año, Bernabé González, había solicitado ejercer la mayordomía tanto de la fiesta cofrade del 4 de mayo, como también la de la Romería del lunes citado. Después de un debate y sin llegar a un acuerdo, algunos cofrades expresaron su voluntad de abandonar la cofradía y abonar la multa correspondiente de 7,50 ptas., como figura en la Diligencia que el párroco hace el día 3. Sus nombres: Tomás Mendo, Gregorio Ramos, Macedonio Izquierdo, Lino Delgado, Nemesio González y el mayordomo Bernabé González, quien, además, entregó al párroco el día 2 “veintiuna pesetas con setenta y cinco centimos y el cajon con la cera y ropas de la Virgen de Argamasa”.

Tras este abandono, la hermandad de la Argamasa quedó reducida desde primeros de abril de 1929 a cinco cofrades: Felipe Díaz Sánchez, Mariano Calvo Rubio, Francisco Rodríguez Moreno, David Moreno Egido y Cipriano Caballero Granado. A partir de este momento no tenemos más noticias de la cofradía, porque el libro termina aquí. Creemos que esa triple celebración con que se honraba a la Virgen de Argamasa no continuó igual en el tiempo. Parece que las dos fiestas que pervivieron son la Romería del lunes de albillo en la ermita y los ofertorios de septiembre en el pueblo, con traída y vuelta de la Virgen desde su ermita.

  1. LA REPARACIÓN DE LA ERMITA EN 1989.

En 1986 se consideró el mal estado de la ermita y se comenzaron las gestiones para su reedificación. El técnico del Secretariado Diocesano para conservación del Patrimonio Histórico, Artístico y Documental, Florencio Javier García Mogollón, emitió un informe en octubre de ese año señalando que “El edificio actual presenta síntomas de ruina evidente, con acusado desplome del muro de la Epístola. Al exterior se observan numerosos contrafuertes, algunos inútiles, por estar totalmente despegados del muro, y varios de ellos colocados en un último intento por evitar el derrumbamiento del inmueble.” Hace una sencilla descripción de la nave interior con los arcos diafragma apuntados que la dividen en tramos y el arco triunfal que separa la cabecera. Reseña también la “preciosa talla sedente de la Virgen con el Niño, que datará de la primera mitad del siglo XVI; se incluye en un retablito barroco del XVIII y muy deteriorado.”

Previendo la dificultad de “evitar la ruina del edificio”, “aconseja que se haga una ermita nueva, pero respetando los volúmenes, espacialidad y estructura de la primitiva en todo.” Partiendo de esta premisa, el escrito determina que se conserven los arcos apuntados y la cubierta de madera –“extensiva al ábside”–, el reaprovechamiento de los materiales antiguos, si pudiera ser, y la construcción de los muros, preferentemente, “con buena mampostería”[39].

Imagen 3. Detalle de la imagen de Ntra. Sra. de Argamasa y estandarte en un balcón. (fotos del autor)

El 10 de enero de 1987, Francisco Hernández Rubio, alcalde del pueblo, apoyándose en el informe anterior y la valoración que se hace de la ermita e imagen, envía un escrito a la Presidencia de la Junta de Extremadura, en el que resalta el valor sentimental de ambas y de su romería, señalando que la Virgen no sólo es patrona de Riolobos, sino también de la Comunidad de Regantes de la margen izquierda del Alagón. Para hacer una ermita de nueva planta y acondicionar el entorno, de acuerdo con las directrices del informe del Secretariado diocesano, el alcalde presenta una valoración que se ha hecho para tal obra y que “asciende a la escalofriante cifra de 12.000.000 ptas.” A partir de ahí, el alcalde solicita a la Junta de Extremadura una subvención por valor de seis millones de pesetas, considerando que se podría contar, para conseguir el total, con tres millones de la Comunidad de Regantes, un millón de colectas y donativos del vecindario y dos millones de la Diputación Provincial[40]. En la Memoria valorada que hace Juan Carlos Rey de la Montaña, Arquitecto Técnico de la Consejería de Obras Públicas, Urbanismo y Medio Ambiente de la Junta de Extremadura, en función de asesor al Ayuntamiento de Riolobos, se explica que

“Se pretende realizar el derribo de la Ermita de esta localidad al estar muy deteriorada la misma y con cierto riesgo de peligro por las grietas existentes y su posterior realización con características similares a las actuales […] con un presupuesto de “doce millones quinientas cincuenta y siete mil quinientas veinte pesetas, (12.557.520,00 Pesetas), que no es sino un avance del presupuesto real que se conocerá una vez se ejecute el proyecto técnico, necesario por ser obra de nueva planta, …”

En dicha memoria se incluían también 225.000 ptas., en el Cap. XV, para “Colocación de retablo previa restauración y limpieza del mismo”[41].

La contestación del presidente de la Junta de Extremadura a la petición realizada explica “que por parte de la Junta de Extremadura y más concretamente por parte de la Consejería de Cultura y Patrimonio no existe disponibilidad alguna de acometer satisfactoriamente su deseo, pues la aludida Consejería sólo actúa en monumentos declarados de interés cultural.” Esta negativa reorientó claramente el carácter, coste y financiación del proyecto que sería incluido en el Plan de Obras y Servicios de 1988 de la Diputación de Cáceres con el número 10/295/88 y la denominación “Riolobos. Reparación de ermita”. El nuevo proyecto[42] fue redactado por el arquitecto del GEAT (Gabinete de Estudios y Asistencia Técnica) de la Diputación, José Mª Escribano Fernández, que llevaría la dirección técnica de la obra, formando parte del equipo el arquitecto técnico, José Mangut Muriel, los delineantes Juan Mª Muriel Guerra y Alfonso Rebollo Mostazo y en la mecanografía, Antonio Ruiz Talavero.

En la Memoria descriptiva para la Reparación de la ermita de Riolobos[43], elaborada por el GEAT en octubre de 1988, se describe la situación de la ermita en ese momento: “Cubierta en mal estado, grietas en los paramentos, deterioro de los revestimientos y deterioro del solado”. Actuación que se propone para salvar este deterioro: “Levantado de la cubierta, sustituyendo el entramado de madera que estuviera en mal estado, interponer entre la estructura de cubierta y el material de cobertura una placa ondulada tipo Ondulines. Arriostrar los muros a base de un zuncho perimetral de hormigón, picado y enfoscado de todos los paramentos interiores y exteriores, reparación de las grietas y dotación de un nuevo solado.”

El proyecto técnico, con un presupuesto de ejecución material de 4.391.101 pesetas y de ejecución global de licitación de 6.000.000 pesetas, fue aprobado por el Ayuntamiento de Riolobos[44] en sesión de 25 de octubre de 1988. La realización de la obra fue encomendada (sesión de la Comisión de Gobierno de la Diputación de 30 de noviembre de 1988)[45] al Ayuntamiento que dijo contar para ello con un aparejador municipal, un encargado de obra, los directores técnicos de la obra a ejecutar y un funcionario municipal altamente cualificado (02-12-1988). La financiación del proyecto corrió a cargo de la Diputación.

El resumen del presupuesto del proyecto elaborado por la Diputación provincial[46]:

Tabla 3. Proyecto de reparación de ermita en Riolobos. Cáceres. (Obra n. 10/295/88).
Resumen de Capítulos
Cap. I

Cap. II

Cap. III

Cap. IV

Cap. V

Cap. VI

Cap. VII

Demoliciones

Hormigones

Fábricas y cubiertas

Revestimientos continuos

Pavimentos

Carpintería de madera

Pinturas y varios

1.352.455

560.189

1.069.900

599.149

358.928

84.897

365.583

Suman los capítulos 4.391.101

A este Presupuesto de Ejecución Material se le añaden 702.576 ptas. (16% de Gastos Generales de Empresa) y 263.466 ptas (6% de Beneficio Industrial), lo que da como total de Presupuesto de Ejecución por Contrata la cantidad de 5.357.143 ptas. Añadiendo 642.857 ptas. (12% de IVA), da como Presupuesto Global de Licitación, 6.000.000 ptas.

Pero, como informa el alcalde Francisco Hernández, “el presupuesto de las mismas (las obras de la ermita) había sido rebasado y habrá de ser reforzado con una nueva consignación en el presupuesto del actual ejercicio”[47]. El cura Tomás Pizarro, al referirse a esta reparación de la ermita, afirma que la financiación corrió a cargo del “Ayuntamiento y Diputación con una aportación de setecientas mil ptas. de la mayordomía de Argamasa. El coste total fue de diez millones setenta y cinco mil cuatrocientas doce pesetas”[48]. En la Carpeta de liquidación del presupuesto de 1989 constan 3.125.076 ptas. como pagos líquidos para la obra de la ermita (Cap. 6. Inversiones reales. Cuenta 611.7) y en la relación de deudores a 31 de diciembre, figuran 700.000 ptas. como Aportaciones familias. Ermita (Cap. 4, art. 48, concepto 483.01)[49]. La recepción provisional de la obra[50] se hizo el 10 de agosto de 1989.

Tabla 4. Certificaciones de la obra 10/295. Reparación ermita (en ptas.)
1ª Certificación 20-01-1989 1.590.486
2ª Certificación 18-03-1989 1.584.920
3ª Certificación 18-04-1989 624.958
4ª Certificación 10-06-1989 732.828
5ª Certificación 10-07-1989 1.166.554
6ª Certificación (última) 10-08-1989 300.254
  6.000.000
  1. IMÁGENES DE LA ERMITA Y PLANOS DEL PROYECTO

Imagen 4. La ermita reformada. Década de los 90 del s. XX. (Foto cedida por Rafael Fernández)

Imagen 5. La ermita reformada con el pórtico incorporado hace unos años. (Foto del autor. 2023)

Imagen 6 (a,b,c) Plano 3. Planta. Distribución antes de la reforma. Secciones.

Imagen 7 (a y b). Plano 6. Alzado lateral derecho y posterior (antes de la reforma)

Imagen 8 (a y b). Planos 10 y 11. Alzado principal y lateral derecho (reformados).

 

Imagen 9. Plano 8. Planta distribución (reformada)[51]

 

 

[1] Archivo Diocesano de Coria-Cáceres (ADCC). Libro de Cuentas, Fundaciones, Visitas y Decretos año 1662-1782 (libro nº 20 en la nueva relación de libros de la parroquia). Visita del año 1719. Fol. 222.

[2] Ibidem. Mandatos de la visita del año 1719. Fol. 224.

[3] ADCC. Libro de Sta Visita qe dio principio Año de 1814 (1816-1875). Nº 23 de la nueva numeración de libros parroquiales.

[4] ADCC. Libro Cofradía de Nt. Sra. de la Argamasa. Estatutos, acuerdos, cuentas y otros. (1672-1929). Aprobación de dchas Hordenanças. Fol. 17v.

[5] ADCC. Libro de Cuentas, Fundaciones, Visitas y Decretos año 1662-1782 (libro nº 20 en la nueva relación de libros de la parroquia). Fol. 27.

[6] ADCC. Libro Cofradía de Nt. Sra. de la Argamasa. Estatutos, acuerdos, cuentas y otros. (1672-1929). Cabildo de 4 de febrero de 1687. Fol. 25v.

[7] Ibidem. Acta del cabildo de 4 de febrero de 1675. Fol. 19.

[8] PARES. Portal de Archivos Españoles. http://pares.mcu.es/Catastro/ Catastro de Ensenada, 1753-07-05. AGS_CE_RG_L148_167.

[9] Ibidem. AGS_CE_RG_L148_166. “A la quarta pregunta digeron que todas las especies de tierra que se hallan en este termino, son de secano, eszepto una pequeña huerta, que esta en la oja de la Argamasa, en la hermita de este nombre, …”. Afirmación que se corrobora en la respuesta 36 del Interrogatorio de la Real Audiencia de Extremadura (1791): “En el término de este lugar solo hay una huerta de regadío, en la que se crían de todas especies de legumbres y en la que hay algunos árboles frutales aunque pocos por su corta extensión”.

[10] Ibidem. AGS_CE_RG_L148_169. “A la sesta pregunta dijeron que en las tierras que … no ai mas especies de arboles que son olivos, algunas higueras, que no dan producto alguno; y en la huerta dela Argamasa, tres perales, quatro abridores, y un Granado; …”.

[11] Ibidem. AGS_CE_RG_L148_172. “A la duodecima tercia (sic), digeron …(que) la huerta de la Argamasa, pr las tres quartillas que haze, regulan baldra doscientos R(eale)s V(ello)n la que se riega con manantío, y suele faltar en el estio; …”.

[12] ADCC. Libro Cofradía de Nt. Sra. de la Argamasa. Estatutos, acuerdos, cuentas y otros. (1672-1929). Acta del Cabildo de 4 de mayo de 1906. Fol. 104v y 105.

[13] ADCC. Libro 1º de difuntos (1660-1732). Fol. 107.

[14] ADCC. Libro 2º de difuntos (1734-1796).  Fol. 77v

[15] PARES. Portal de Archivos Españoles. http://pares.mcu.es/Catastro/ Catastro de Ensenada, 1753-07-05. AGS_CE_RG_L148_181.

“A la Vigessima quinta digeron que los gastos que debe satisfacer este Comun, son los siguientes. Primeramente en la Romeria que se haze el Lunes de la piedra, con la Justicia, Cura, Procurador y vecinos, doscientos ochenta y tres r(eale)s. […]  Al Cura y Sachristan pr la Procesion y misa del Lunes de la piedra, diez y seis r(eale)s V(ello)n. A dho Cura y sachristan pr un Novenario que se haze a Nuestra Sra de la Argamasa pr los buenos temporales ochenta y ocho R(eale)s.” (subrayados nuestros).

[16] ADCC. Libro de Cuentas, Fundaciones, Visitas y Decretos año 1662-1782 (libro nº 20 en la nueva relación de libros de la parroquia). Visita del año 1675. Fol. 108v y 109.

[17] Ibidem. Imbentario de los Bienes de la Iglessª Hermitas y Cofradias. 1722. Fol. 228v-232v (repetido).

Al final del inventario: “Todos los quales bienes declararon los dhos Matheo Yzquierdo Mayor y Diego Gomez estar en pie y ser propios de dhas Cofradias y gozarlas los mayordomos que an sido de ellas y para que en todo tiempo conste ser la verdad se pone por dilixencia en este libro de Vissita y lo firmaron juntamte con dho Sr cura en dho lugr en diez y nuebe días del mes de febrero de mil setztos y veinte y dos años”. Ante Juan Ximenez firmaron el cura y los dos testigos citados.

[18] El cura rector “que entonces era” (de 1747 a 1763): Dn. Juan Fernández del Zerro y Mirón.

[19] ADCC. Diligenzias practicadas sobre la Obra y redificación (sic) de la Hermita de Nra Sª de Argamasa extramuros deel Lugar de Riolovos. 1769. Caja 1. Legajo 1. Fol.1.

[20] Algunos aspectos económicos de la trayectoria del cura Joseph Moreno de Vega en la parroquia de Riolobos (de 1763 a su fallecimiento en 1777) merecen una reseña aparte. Como muestra de ello traemos lo siguiente: En el cargo de la cuenta que rinde en 1789 Franco Xavier Benabente, mayordomo de la Fábrica de la iglesia, aparece, relacionado con la Testamentaria de Dn Josef Moreno, 4.693 reales recibidos “de J(ua)n Delgado Garrido y de Pedro Lorenzo de esta vecindad, como depositarios de los bienes de Dn Josef Moreno cura qe fue de este lugar a qta de 5.742 rs y 28mrs que el dho Dn Josef quedo deudo a dha fabrica”.

[21] ADCC. Diligenzias practicadas sobre la Obra y redificación (sic) de la Hermita de Nra Sª de Argamasa extramuros deel Lugar de Riolovos. 1769. Fol. 2 y 2v. Al final de la cuenta de 1755 dada por el mayordomo Manuel Pérez se escribe:

“Y haviendo visitado S.I. la Hermita de N. Sra de Argamasa y visto que para su decencia necesita hacerse en parte nueva y repararse en el todo atendiendo S.Y. a que por falta de caudales no puede hacerse de pronto tanta obra mando que el Cura Ror de esta Yglesia Parroquial solicite pase a reconocer dha Hermita el R. P.  Fr. Juan Casas Guardian del Comb(en)to de Sn. Franco de la Ciud de Coria y disponga el modo de hacer la Capilla maior de N. Sra. con la decencia correspondiente al caudal que conste dándola alguna mas anchura y latitud a proporción según arte: de cuia obra se hará traza y planta con espresion del gasto que pueda tener y hecho todo se presentara ante S.I. para tomar la providencia que sea conveniente …”.

Y al final de la cuenta del mayordomo Andrés Calvo: “Habiendo visto S.I. que no se ha evaquado el Decreto de la anterior Visita sobre la obra de la Capilla de N. Sra. y reparos de lo demas de la Hermita por lo que puede temerse su total ruina mando que el Cura Ror cumpla con dho Dreto el qe revalida S.I. en todo …”. (Fol. 2v).

[22] Ibidem. Fol. 3, 3v y 4.

[23] ADCC. Libro de Cuentas, Fundaciones, Visitas y Decretos año 1662-1782 (libro nº 20 en la nueva relación de libros de la parroquia).

Con fecha 22 de enero de 1658, y según declaración de “Gregorio Palacios, boyero que ha sido deste lugar” “la manda pia de bacas de por Dios…, de que es Patrono Domingo Sanchez, al pres(en)te tiene catorce bacas de Bientre y un toro de cinco años y cinco bezerritas añojas”. Sigue una relación de cofradías y obras pías con el número de reses vacunas que poseen y, entre ellas, no aparece la de la Argamasa. Fol. 58v.

Tampoco aparecerá esta cofradía en la Declaración que hace Juan Porron, “boiero y guarda de las vacas de las Cofradias y obras pias y animas”, el 21 de enero de 1703. Las que aparecen, con la relación de reses que posee cada una, son: “Obra Pia de por Dios que fundo Isauel Marcos, Obra Pia de por Dios que fundo Cathalina Perez con la de Maria Palacios, la fábrica de la iglesia, las Animas, la cofradía de la Cruz, San Blas y las cofradías de Ntra. Sra. del Rosario, la del Ssmo, y la de los Martires”. Fol. 197v y 198.

Referente a las doce reses de que habla el cura no nos consta ninguna relación de las mismas en esos momentos de mediados del XVIII.

 

[24] ADCC. Libro Cofradía de Nt. Sra. de la Argamasa. Estatutos, acuerdos, cuentas y otros. (1672-1929). Acta del “Primer Cabildo celebrado en la Yglesia Parroquial año de 1779”. El año del cabildo es 1769, como aparece en el comienzo del acta.

[25] ADCC. Libro cuentas FABRICA 1751-1793 encuadernado en el 3er libro de Bautismos (1797-1813). Fol. 100.

[26] Sede Electrónica del Catastro. https://www.sedecatastro.gob.es. Consulta descriptiva y gráfica. Refª catastral: 10158A003000170000UP. 16 de julio de 2024.

[27] ADCC. Libro Cofradía de Nt. Sra. de la Argamasa. Estatutos, acuerdos, cuentas y otros. (1672-1929). Acta del Cabildo extraordinario de 6 de octubre de 1907. Fol. 106.

[28] Ibidem. Acta del Cabildo extraordinario de 11 de marzo de 1909. Fol. 108v. Sobre el retablo que la imagen de la Argamasa tenía en la iglesia de Riolobos y que, según dicha acta, existía el deseo de trasladarlo a la nueva ermita, nos informa Luis Delgado Palacios que fue traído del Convento de Nuestra Sra. de los Ángeles o de la Moheda, tras el abandono del convento por la exclaustración de 1835. Cuando se inicia la reparación de la ermita en 1989 se habla de un “retablito” muy deteriorado y repintado que habría que restaurar. Parece que no se restituyó a su lugar tras la reforma de la ermita, según información de Marcelo Dillana, encargado de la obra.

[29] ADCC. Libro de Sta. Visita qe dio principio Año de 1814 (1816-1875).  (Nº 23 de la nueva relación de libros de la parroquia). Santa Visita Pastoral de 1909. Fol.144v.

[30] Boletin Oficial de la Diócesis de Coria. (BODCo). Año 43 nº 10. 20 de abril de 1909. Santa Visita Pastoral. Pág. 83.

En el folleto “La devoción a la Virgen María en Riolobos” (1991), don Tomás Pizarro informa que en 1804 se había construido una nueva ermita “desplazándola unos dos kilómetros desde el río hacia el pueblo”, y que, en el dintel de su puerta, figuraba esta fecha. Desconocemos la fuente que utiliza para hacer semejante afirmación, pero no nos consta ningún documento en que se diga. Además, cuando se hace la reedificación de 1909 los cofrades hablan de desconocer la ubicación de la primitiva, sin referencia alguna a esa supuesta ermita de 1804. También lo que se dice en el BODCo, que habla de la inauguración de 1909 tras su destrucción en el s. XVII, contradice esta afirmación. Aunque este boletín informa erróneamente de la fecha de la destrucción. No fue “en la mitad del s. XVII”, sino, como hemos señalado, en 1769. Esto último sí lo afirma don Tomás, que también había consultado el legajo de la ruina de la ermita que hemos comentado.

[31] ADCC. Libro Cofradía de Nt. Sra. de la Argamasa. Estatutos, acuerdos, cuentas y otros. (1672-1929). Acta del Cabildo extraordinario de 2 de octubre de 1910. Fol. 110 y 110v.

[32] Ibidem. “Recibi de D. Francisco Perales Cura Regente de esta Parroquia la cantidad arriba expresada (66 ptas.) por la campana que le he hecho entrega para la Ermita de la Argamasa. Julián Rivera. 16 de diciembre de 1910”. En el sello del recibo:  Julian Rivera / Fundidor de Campanas / -y- / Objetos de Iglesia / Hijo de G. Rivera / Montehermoso / Cáceres. Y, además, el artesano añade en dicho recibo: “Ya puse las campanas de Zarza la Mayor pues allí me dijeron que abia V. estado en aquel pueblo”. Recibo inserto entre los folios 110 y 111.

[33] Ibidem. Fol. 112.

[34] Ibidem. Cabildo extraordinario de 12 de agosto de 1916. Acta firmada por el párroco-Presidente de la Cofradía Máximo Sánchez Pérez. Fol. 118.

[35] Ibidem. Cabildo ordinario de 4 de mayo de 1917.La relación de gastos para reparar el Santuario”:  13,50 ptas. por 450 tejas a tres pesetas el 100; 11,25 ptas. por tres días un maestro albañil con peón y 4,30 ptas. por parte de las tejas, arena y arreglo del esquilón. Fol 118v.

[36] Ibidem. “Recaudación de fondos para la reparación del templo de la Virgen de Argamasa tubo lugar en el mes de Septiembre y en el dia de la Fiesta del ofertorio en honor de la misma y renunciado a los derechos el cura sacristan y monagos. Se recaudaron 111,05 ptas.”. Fol. 123.

[37] Ibidem. Cuentas desde septiembre de 1925 a 12 de mayo de 1927. Firmadas el 13 de mayo por el párroco don Máximo Sánchez. Fol. 124v.

Los mayordomos citados, Juan Palacios e Inocencio Martín, lo eran sólo de la fiesta de la Romería que se celebraba el lunes de la Dominica in Albis, también conocido como lunes de albillo o lunes de piedra, pero no ejercían la mayordomía de la Cofradía.

En el Cabildo ordinario de 1927 “quedó esclarecido el punto de que la fiesta de la Cofradía es solo la del 4 de Mayo; la que se celebra en el lunes de la Dominica in albis es fiesta del pueblo: se acordó que si el mayordomo de la Cofradia quiere hacer de su cuenta la fiesta de la Romería ó de dicho lunes sea preferido á cualquiera otro que lo solicitare: mas en caso contrario, referida fiesta la hará el mayordomo que lo hubiere pedido sin que el mayordomo de la Cofradia tenga mas ese dia otra obligación =ni otro derecho= que la de poner á disposición de quien sirva a la Virgen las ropas, flores, cera etctª (sic) que a esta pertenezcan y esto aun en el caso de que no hubiere mayordomo para la fiesta del lunes tantas veces citado.” Fol. 124 (subrayado nuestro).

[38] Ibidem. Cabildo extraordinario de primero de abril de 1929. Fol. 126-127.

[39] Amurio. Expediente instruido con motivo de la reestructuración de la ermita de Nuestra Sra. de Argamasa. 10 de enero de 1987. Informe del Secretariado diocesano para conservación del Patrimonio Histórico, Artístico y Documental. C-239.

[40] Ibidem. Escrito del alcalde a la Presidencia de la Junta de Extremadura. C-239.

[41] Ibidem. Memoria valorada sobre reestructuración de la ermita de Ntra. Sra. de la Argamasa. 19 de enero de 1987. C-239.

[42] Archivo Diputación Provincial de Cáceres (ADPCC). Proyecto de reparación de la Ermita de Riolobos. 1988. SF-P-0066.

[43] Ibidem. Documento nº 1. Memoria y sus anejos. SF-P-0066.

[44] Amurio. Expediente instruido con motivo de la reestructuración de la ermita de Nuestra Sra. de Argamasa. 10 de enero de 1987. Certificado del secretario del Ayuntamiento de Riolobos. 26 de octubre de 1988. C-239.

[45] Amurio. Escrito de la Diputación Provincial. 1 de diciembre de 1988. C-239.

[46] ADPCC. Proyecto de reparación de la Ermita de Riolobos. 1988. Documento nº 4. Presupuesto. SF-P-0066.

[47] Amurio. Expedientes de sesiones. Ayuntamiento de Riolobos. Pleno. Acta de la sesión ordinaria celebrada el 29 de junio de 1989. Informe de la alcaldía. C-4.

[48] PIZARRO JIMÉNEZ, Tomás: “La devoción a la Virgen María en Riolobos” (1991). Pág. 43.

[49] Amurio. Cuentas del alcalde o del presupuesto. 1989-1993. C-407.

[50] Amurio. Expediente instruido con motivo de la reestructuración de la ermita de Nuestra Sra. de Argamasa. Certificaciones de obra. C-239.

 

[51] La obra realizada, sobre todo en lo que se refiere a los contrafuertes existentes, no coincide con los planos de planta y alzado de la ermita reformada que presentamos aquí. Además, el púlpito con escaleras que aparece en el plano 8, correspondiente a la obra reformada, tampoco se hizo. También hay diferencias con la espadaña del esquilón, que fue diseñada en obra por los propios albañiles. Las fotos muestran algunas de estas variaciones.

Oct 292024
 

Ángela López Vacas

 

 El corto periodo de tiempo que duró el primer intento republicano en España, apenas dos años; su inestabilidad política, con la sucesión de varios gobiernos en pocos meses; los conflictos armados en los que se ve involucrado el país como la guerra de los Diez Años cubana, la tercera guerra carlista o la sublevación cantonal; así como las amplias expectativas sociales populares, no rápidas de tramitar, llevaron a que este periodo político pasara a la Historia como una preparación fallida de  la II República que llegaría en el siglo XX. Así lo afirma Suárez Cortina[1] cuando dice de ella que fue un ensayo frustrado donde el Estado y la nación española se recompuso sobre nuevos supuestos políticos, morales y territoriales surgidos de la revolución liberal del siglo XIX.

Sin embargo, será en este periodo de “tanteo” de la I República cuando se produzca una política religiosa que romperá con siglos de trayectoria y que marcará una nueva era en la relación Iglesia-Estado. Y es que la disolución de las Órdenes Militares supuso una nueva reestructuración interna de la Iglesia impuesta desde el Gobierno que provocó no pocas tensiones entre ambas instituciones. La respuesta de los distintos obispados fue muy diversa y, en concreto, Extremadura no fue ajena a esta problemática por contar con dos grandes órdenes militares, Alcántara y Santiago, que ocupaban  amplias zonas de su territorio. En este estudio se pretende analizar cómo la reforma religiosa llevada a cabo por la I República afectó al territorio extremeño a nivel administrativo, económico y social, poniendo así un punto y aparte en la historia eclesiástica de nuestra comunidad.

 

 

 

1.- LAS ÓRDENES MILITARES EN TIERRAS EXTREMEÑAS

Las dos órdenes militares asentadas en tierras extremeñas siguen caminos parejos a lo largo de los siglos. Ambas nacen en el siglo XII con el objetivo de amparar a los peregrinos que se dirigen a Santiago de Compostela y ayudar a los reyes en la lucha contra los musulmanes. En 1120, el prior de la orden de Santiago de la Espada, D. Tello, funda el convento de San Marcos en León y hacia 1161 trece caballeros se agrupan en una asociación religiosa-militar inspirada en la regla de San Agustín. Poco tiempo después la orden de Alcántara fue fundada por dos caballeros salmantinos, D. Suero Fernández Barrientos y su hermano D. Gómez quienes consagraron sus vidas a la defensa de los cristianos en la frontera del reino de León frente a los moros de Extremadura bajo una regla semejante a la de Calatrava. La una y la otra fueron  aprobadas por el papa Alejandro III: Santiago en 1175 y Alcántara en 1177. El asentamiento de ambas en Extremadura de forma estable tiene lugar en 1213 cuando la orden de Alcántara establece su convento principal en la localidad cacereña del mismo nombre extendiéndose por el noroeste extremeño y en torno a la Serena, con Alcántara y Magacela como centros. Poco tiempo después, en 1254, la orden de Santiago posee la totalidad de Mérida, ocupando una amplísima franja en el centro de Extremadura que se extiende hacia el sudeste destacando como centros Mérida, Llerena y posteriormente, por la supresión de la orden del Temple, Jerez de los Caballeros.

La organización político-administrativa y religiosa de estos territorios perduró durante siete siglos de manera casi inmutable. Basada en una organización bicéfala  donde la potestad de gobierno militar es administrada por el Maestre y la autoridad espiritual es asumida por el Prior ambas órdenes viven, en líneas generales, una análoga evolución[2].

1º etapa (S.XII-1492): el Gran Maestre era la máxima autoridad política y religiosa de todos sus territorios peninsulares. La lista de los grandes maestres asciende a cuarenta en la orden de Santiago (desde D. Pedro Fernández hasta D. Alonso de Cárdenas) y a treinta y siete en la de Alcántara (desde D. Gómez Fernández Barrientos hasta D. Juan de Zúñiga).

2º etapa (1492-1851): el papa Inocencio VIII concede la administración de las órdenes a la Corona, concretamente a los Reyes Católicos. De este modo, el 4 de marzo de 1523, Adriano VI incorpora a la Corona in perpetuum los Maestrazgos de Santiago y Alcántara, y el 20 de enero de 1567 Pío V creó el Consejo de las Órdenes como Tribunal Superior. La concentración del poder político-administrativo en manos de la Corona disminuyó en parte el poder de las órdenes que mantuvieron su autoridad religiosa en la figura de los priores, responsables de la vida espiritual. En la esfera pastoral eran prelados sin ser obispos pudiendo ostentar insignias episcopales y administrar las órdenes menores de los clérigos. Esta situación se hace más evidente cuando el papa Inocencio III confirmó un privilegio para la orden de Alcántara donde declara a ésta nullius diocesis, esto es, de ninguna diócesis de modo que los priores poseen una jurisdicción cuasi episcopal.

3º etapa (1851-1873): La jurisdicción pastoral sobre parroquias tan separadas territorialmente del prior e incluso apartadas entre sí llevó, entre otras causas, al concordato de 1851entre la Santa Sede y el gobierno de España. De entre los 46 puntos tratados nos interesan dos:

  • Artículo 5. La demarcación y división de las diócesis y provincias eclesiásticas, por la cual la diócesis de Badajoz se desgaja de la provincia eclesiástica de Santiago de Compostela y entra a formar parte como sufragánea de la provincia de Sevilla, mientras que la de Cáceres pasó a formar parte de la provincia eclesiástica de la archidiócesis de Toledo.
  • Artículo 9. Se estipula la creación del Priorato de las Órdenes Militares, dándosele un territorio determinado. Esta nueva demarcación estaría constituida por un determinado número de pueblos que formen coto redondo, para que ejerza en él, como hasta aquí, el gran maestre la jurisdicción eclesiástica… El nuevo territorio se titulará Priorato de las Órdenes Militares, y el prior tendrá el carácter episcopal con título de iglesia impartibus.

Lo pactado sobre las nuevas demarcaciones de las provincias eclesiásticas se plasma en el >Real Decreto de 22 de agosto de 1867 sin embargo, en la práctica, las órdenes de Santiago y Alcántara se mantuvieron igual ya que se dispuso que, mientras no se determinaran los nuevos límites, continuase ejerciéndose la exención como antes. La nueva demarcación del coto redondo no era una realidad en 1873.

 

2.- LA CUESTIÓN RELIGIOSA DURANTE LA I REPÚBLICA

El 11 de febrero de 1873, con 258 votos frente a 32, fue proclamada la I República Española. Los convulsos años de la dinastía Borbónica, la necesidad de un Gobierno Provisional tras el exilio de Isabel II y la abdicación de Amadeo I de Saboya después de 2 años de reinado, hicieron que la República llega al panorama político español como la única salida ante la difícil situación político-social. La República arriba de forma suave, como exclusión ante otras posibilidades, sin principios políticos claramente definidos lo que, en cierto modo, explica su breve duración. A pesar de su “inesperada” llegada, esta nueva forma de gobierno conllevó importantes cambios políticos entre los que destaca la supresión de la Constitución de 1869.

Debido a su corta vigencia que no llegó al año, la I República no abordó reformas completas. A modo de ejemplo, en el campo de la reforma agraria promovió cambios en la estructura de la propiedad de la tierra: en junio de 1873 se presenta una proposición de reparto de tierras a censo reservativo; en julio se plantea un proyecto de ley sobre venta a censo reservativo de los bienes de aprovechamiento común; a principios de agosto se presenta una proposición de ley por la que se pide la devolución a los pueblos de los terrenos de aprovechamiento común… Todos estos proyectos no llegaron a aprobarse o fueron derogados inmediatamente de modo que la reforma agraria, al igual que otras, no se desarrolló. No tuvo el mismo devenir la reforma religiosa la cual, a pesar de ser una de las pocas llevadas a cabo, no ha obtenido la importante repercusión que se merece. Con ella se rompe un sistema siete veces centenario siendo la precursora de la creación de una nueva organización eclesial, madre de la actual estructura extremeña.

2.1. PROYECTO DE SEPARACIÓN IGLESIA-ESTADO

La separación Iglesia-Estado era una idea bien aceptada entre los republicanos que hicieron de ella una cuestión de honor. El cardenal Angelo Bianchi, nuncio apostólico de España va a dar bien cuenta de ello como representante diplomático de la Santa Sede en la numerosa correspondencia que mantiene con su antecesor, Alessandro Fianchi, de donde extraemos esta carta fechada el 17 de febrero de 1873, unos días después de la renuncia de Amadeo I de Saboya.

 Puede usted imaginarse el trato que puede esperar la Iglesia de esta gente, si bien hasta ahora no han pronunciado ni una sola palabra, ni en bien ni en mal, y la prensa observa a este respecto el más absoluto silencio. Se rumorea solamente que el nuevo Gobierno quiera la separación de la Iglesia del Estado, y esto no me parece improbable[3].

Sin detenernos en los antecedentes que arrancan principalmente del debate sobre la Constitución de 1869, fueron los federales el primer partido que se enfrentó a la posición privilegiada de la Iglesia pidiendo su separación con el Estado[4]. El ministro de Gracia y Justicia, Pedro José Moreno, decía el 10 de abril de 1873 que había de dar a la Iglesia la independencia y la libertad que no había podido tener nunca con el nefando contubernio entre la Iglesia y el Estado. Se trataba de conseguir la ansiada independencia de la Iglesia y del Estado a fin de que en delante no sea la Iglesia un obstáculo a la libre realización del progreso humano, y tendría la más alta de las honras en poder decir a la Iglesia cuando llegue el caso: Eres definitivamente libre; se acabó para siempre el imperio de las regalías que tanto has condenado, y que sin embargo conservabas a trueque de un pedazo de pan.  Tres meses más tarde -el 17 de julio- la Comisión constitucional presentó un proyecto de constitución federal, firmado por Castelar, en el que se decía que queda separada la Iglesia del Estado (…) y queda prohibido a la Nación o Estado federal, a los Estados regionales y a los Municipios subvencionar directa o indirectamente ningún culto.

A los quince días, el ministro de Gracia y Justicia presentó un proyecto de ley sobre la separación entre la Iglesia y el Estado donde se reconocía el derecho de la Iglesia a regirse con plena independencia y ejercer libremente su culto renunciando el poder civil a toda regalía. Aludiendo a los principios democráticos se le reconocía a la Iglesia los derechos de asociación, manifestación, apropiación y enseñanza como a todas las corporaciones lícitas (art.1). El Estado renunciaba al ejercicio de regalía como la presentación de cargos eclesiásticos, al pase regio de los documentos de las autoridades eclesiásticas, a la intervención en la impresión y publicación de libros litúrgicos (art. 3). El Estado reconocía el derecho de las religiosas de clausuras a recibir una pensión, al igual que los contratos legalmente terminado con particulares sobre reparaciones de templos (art.4). Los miembros de la Iglesia, como ciudadanos, quedarían sometidos al derecho común (art.5). Todo lo relativo a bienes y derechos que poseía la Iglesia serían objeto de una ley especial (art.6). Todos los edificios destinados al culto seguirían en manos de la Iglesia excepto aquellos que compitieran con particulares y corporaciones que los mantendrían hasta que se redactara la ley anterior, no pasando lo mismo con los edificios considerados monumentos artísticos que quedarían de forma inmediata bajo la protección e inspección del Estado (art.7).

Los obispos protestaron por el proyecto de la separación, que creían que era constituir un Estado sin Dios y pedían a los diputados que optaran por la más enérgica protesta. A pesar de ello, las relaciones entre la Santa Sede y la I República no se vieron turbadas ya que la situación política española no era una excepción dentro del panorama político europeo. Aunque la discusión parlamentaria sobre la separación Iglesia-Estado comenzó a principios de agosto de 1873, la República tenía entre manos problemas más urgentes como eran las propias divisiones de los republicanos, la oposición y conspiraciones monárquicas, la nueva guerra carlista o las dificultades en las provincias de Ultramar, por lo que Castelar –prácticamente autor del proyecto- se vio obligado el 13 de agosto a pedir un aplazamiento del debate de la Constitución hasta después de la victoria sobre los carlistas. La disolución de las Cortes por el general Pavía a principios de 1874 impidió que el proyecto de Constitución fuera votado.

Las medidas tomadas por los gobiernos republicanos con respecto a la Iglesia fueron la disolución de las órdenes militares de Santiago, Alcántara, Calatrava, Montesa y San Juan, con las reales maestranzas de Sevilla, Granada, Ronda, Valencia y Zaragoza, la supresión de la comisaría de los Santos Lugares, la supresión de los capellanes de los cuerpos armados, hospitales, fortalezas y demás dependientes del Ministerio de Guerra, la supresión del Vicariato General Castrense, la supresión en todas las diócesis de la permuta de los bienes procedentes de las capellanías, así como el proyecto de supresión de la delegación española ante la Santa Sede. De todas estas disposiciones, la disolución de las órdenes militares fue la más preocupante por los problemas de jurisdicción eclesiástica en los lugares ocupados por dichas órdenes.

 

2.2. SUPRESIÓN DE LAS ÓRDENES MILITARES

El 9 de marzo de 1873, siendo Castelar ministro de Estado se publica un decreto por el cual dice que proclamada la República como forma definitiva de esta nuestra sociedad, esencialmente democrática en sus costumbres y en sus leyes, conviene abolir todos aquellos institutos que no respondan al espíritu de nuestro tiempo. En concreto, de las órdenes militares añade que una asociación, más o menos espontáneamente formada, se eleva a la alta categoría de un Estado dentro del Estado. Los grandes Maestros de las Órdenes militares eran reyes. La autoridad soberana, la jurisdicción civil y criminal, todos los atributos del poder supremo correspondían a las autoridades superiores de estas Órdenes, en parte religiosas, en parte militares, en parte civiles, y en todo esencialmente políticas. Continúa el decreto diciendo que la unidad del poder promovida por los estados modernos anula su autoridad por lo que hora es ya de que desaparezcan por completo (…) estos arqueológicos institutos. Si bien los ciudadanos españoles se podían reunir libremente, en virtud del derecho de asociación, para conservar los recuerdos históricos, ya no podían tener como hasta aquí el reconocimiento oficial del Estado y se declaraban disueltas y extinguidas las Órdenes militares y las Reales Maestranzas[5]. De este modo, y tras siete siglos de existencia, se disuelven por anacrónicas las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara, Montesa y San Juan, al igual que las reales maestranzas de Sevilla, Granada, Ronda, Zaragoza y Valencia. Publicado el decreto de supresión de las Órdenes es turno de la respuesta de la Iglesia.

Desde 1851, la posición de la jerarquía eclesiástica había cambiado considerablemente. Frente a la vía intermedia propuesta por ésta en el Concordato donde se respetaba la jurisdicción exenta de las Órdenes Militares aunque circunscrita a un coto cerrado para evitar su diseminación, se llegó a un periodo de más de veinte años en los que ya fuera por temor, ya fuera por dejadez no se aplicaron dichos acuerdos. Con la llegada de la República en 1873, lo que en un principio parecía ser el deseo de un gobierno laical que no solo no reconocía las Órdenes Militares sino que las prohibía, se había convertido en una idea no rechazada por la Iglesia. Los canonistas contemporáneos al decreto de supresión, Gómez Salazar y La Fuente, afirman que los desmanes y abusos cismáticos habían sido tantos que los buenos católicos aplaudieron la expulsión (…) Por desgracia, se ven los defectos de los malos y no las modestas virtudes de los buenos caballeros de Cristo[6]. Afirma Echevarría que parece que la jerarquía eclesiástica quería terminar con aquella situación de relajación e indisciplina por lo que, aprovechándose de la ocasión que le brindaba el mismo Gobierno, Pío IX procedió con toda rapidez a promulgar la bula Quo gravius el 14 de julio de 1873, tan solo cuatro meses después del decreto de Castelar. De ella extraemos el siguiente párrafo[7]:

Decretamos la supresión y abolición de la jurisdicción eclesiástica de los territorios pertenecientes a dichas Ordenes militares, con todos los indultos, privilegios y facultades, aun las contenidas en letras apostólicas y que debieran designarse con particular mención; y de hecho los abrogamos, extinguimos, casamos y anulamos; y mandamos que por todos sean tenidos por enteramente suprimidos y abolidos. Mas con la misma autoridad apostólica todos y cada uno de los territorios de las referidas Órdenes Militares y los lugares en cualquiera manera pertenecientes a las mismas, los unimos, agregamos e incorporamos a las diócesis próximas, conforme al artículo 9.0 del citado Concordato, a saber, los territorios o lugares pertenecientes incluidos por todas partes en los límites de algunas diócesis, los agregamos e incorporamos a la misma diócesis. Pero los que confinan con una o muchas diócesis, en el primer caso los agregamos o incorporamos a la diócesis próxima, ya se trate de territorios, ya de lugares separados que les pertenezcan; en el segundo caso, los agregamos e incorporamos a la diócesis cuya Iglesia Catedral tienen más cerca. Por eso encomendamos y sujetamos cada una de las ciudades, pueblos, aldeas, que existen en los sobredichos territorios, y a sus habitantes, y cualesquiera iglesias, ya colegiatas, ya parroquiales o sucursales, oratorios, cualesquiera piadosos institutos de cualquier nombre, los beneficios eclesiásticos o capellanías si las hubiere, y también los monasterios de religiosas, a la jurisdicción ordinaria, o especialmente delegada por derecho o por la sede apostólica, al régimen y administración de los obispos que en tiempo fueren de aquella diócesis… de suerte que los mismos prelados puedan ejercer en los tales territorios todas y cada una de las facultades, así ordinarias, como extraordinarias y aún, como arriba se dice, delegadas, según las ejercen en las propias diócesis.

Para evitar la menor duda sobre la intención de la Santa Sede acerca de la radical disolución de las Órdenes Militares, ese mismo día promulga también la bula Quae diversa por la cual quedan extinguidas todas las demás jurisdicciones exentas sobre las que el artículo dos del Concordato de 1851 proponía un régimen nuevo ante las nuevas circunstancias políticas. Estas jurisdicciones fueron a nivel nacional el capellán mayor de su majestad católica, el vicario general castrense o los prelados regulares mientras que a nivel local se extinguía por ejemplo las jurisdicciones de la iglesia y hospital de italianos en Madrid o las jurisdicciones exentas de las abadías de Sahagún, Eslonza y las Huelgas de Burgos, así como de la Orden de San Juan de Jerusalén con su incorporación a la diócesis de León.

El encargado de la ejecución de ambas bulas fue el arzobispo de Valladolid, el cardenal Juan Ignacio Moreno Maisonave quien, en la tónica anterior, también se apresuró a su cumplimiento. El 26 de agosto de 1873 se reúne con el Gobierno para darle a conocer el contenido de las bulas, al tiempo que eran comunicadas a los obispos y al pueblo en general publicándolo en el periódico de Madrid. Concretamente, el 15 de septiembre de 1873 aparece publicado en el Boletín Oficial del Obispado de Badajoz las siguientes normas que afectaban, al igual que a toda España, a nuestro territorio:

  1. Los enclaves se adjudicarán a la diócesis que los circundan.
  2. Los territorios que limiten con más de una diócesis se agregarán a aquella cuya catedral esté más cercana.
  3. Los documentos de los diversos archivos se trasladarán a las cancillerías diocesanas a los que los territorios se agregan.
  4. Se pedirá la colaboración de los obispos interesados facultándoles para subdelegar en los territorios que estime necesario con el fin de ultimar en el menor tiempo posible las gestiones.
  5. El expediente que se instruya se archivará en la Congregación Consistorial.
  6. El plazo total de ejecuciones, si es posible, no debe exceder de cuatro meses.

La rápida actuación pontificia no estuvo exenta de enfrentamientos entre el poder civil y religioso. El 30 de agosto de 1873, sólo cuatro días después de que el cardenal Moreno publicara el contenido de las bulas, el ministro de Gracia y Justicia, Pedro J. Moreno Rodríguez, le advierte que interrumpiera sus gestiones hasta que se le concediese el regium exequatur[8] o pase. No se hizo esperar la contestación del cardenal en una larga carta firmada el 6 de septiembre en la que afirma que  nada más contrario que el odioso regium exequatur a la libertad absoluta de cultos, a la ilimitada libertad de conciencia y a la idea de separar la Iglesia del Estado. Recuerda que el regium exequatur fue abolido del código penal en 1870 por lo que sólo faltaba ya que, para acabar de oprimirla, se pretendiera ahora restablecer en perjuicio de su libertad e independencia el regium exequatur, ese gran abuso del poder real, que la República no se atrevería a hacerlo extensivo al judaísmo, al protestantismo…, porque sabe que no puede legalmente impedir su libre ejercicio a los que la profesan, ni por consiguiente oponerles el menor obstáculo que estorbe el cumplimiento de los mandatos de sus superiores jerárquicos. La Iglesia Católica en España tiene, por lo menos, el derecho de que, en el particular de que se trata, se la iguale con las sectas, y el Gobierno el deber de no hacerla de peor condición que éstas[9].

 

  1. BULA QUO GRAVIUS Y SU REPERCUSIÓN EN EXTREMADURA

En febrero de 1874 el cardenal Moreno había ultimado los expedientes de las Órdenes Militares referentes a Extremadura: quedan agregadas a la diócesis de Badajoz las parroquias de la Orden de Santiago así como los territorios de La Serena perteneciente a la Orden de Alcántara, exceptos los del arciprestazgo de Castuera que lo harían al obispado de Córdoba. El obispo pacense, Francisco Ramírez Vázquez, confirma dichas agregaciones el 12 de abril de 1874 publicándose un número extraordinario del Boletín del Obispado de Badajoz[10]. La diócesis de Badajoz vio incrementada cinco veces su primitivo territorio en una ampliación verdaderamente espectacular. En previsión de futuros problemas, Ramírez Vázquez escribió una Pastoral al clero y fieles del suprimido territorio de San Marcos de León el 14 de febrero de 1874 a modo de saludo y ofrecimiento, con un larguísimo exordio histórico y un canto a los antiguos caballeros. A pesar de ello, el nuevo reparto territorial trajo importantes conflictos.

3.1. POSTURAS REBELDES

– FOCO ALCANTARINO

La incorporación de los territorios de la orden de Alcántara al obispado de Badajoz no conllevó graves incidentes. Respecto al priorato de Zalamea, la muerte de su prior, frey Pedro Alfonso Calderón, acaecida en diciembre de 1873 evitó un posible conflicto. Por otro lado, en el priorato de Magacela se produce la única protesta a nivel personal del prior, licenciado D. Lorenzo de Velarde y Santisteban. Éste no acepta su destitución y aunque se retira a su pueblo natal, La Haba, dirige al cardenal Moreno una misiva quejándose de su destitución del cargo el 22 de abril de 1874. Fue contestada el 26 del mismo y publicada en el Boletín del Obispado de Badajoz[11] de la siguiente forma: Sr. Licdo. D. Lorenzo de Velarde y Santisteban, Prior que fue de Magacela. El licenciado Valverde no aceptó la incorporación del territorio de la orden de Alcántara al obispado de Badajoz y se tuvo por prior de Magacela hasta su muerte el 6 de mayo de 1912 en la calle Plaza Baja de la Haba a consecuencia de una pulmonía cuando contaba con 81 años de edad. Su entierro de primera categoría tuvo lugar al día siguiente[12].

  • FOCOS SANTIAGUISTAS

Al contrario que en territorio alcantarino, en la demarcación santiaguista tendrán lugar importantes conflictos que necesitarán la intervención directa del papa Pío IX. Los sucesos ocurridos en las localidades de Llerena, Mérida y Azuaga llevaron a un corto pero intenso cisma dentro de la Iglesia Católica en las tierras de la Baja Extremadura. Muchos autores se han hecho eco de estos sucesos[13] sin embargo, se ha preferido transcribir la animada, colorista y viva narración del poeta, filólogo, filósofo e historiador Menéndez Pelayo, coetáneo de los hechos.

Entreteníase, en tanto, el Gobierno de Madrid, en suprimir por anacrónicas, las Ordenes militares, en un Decreto muy peinado del Sr. Castelar (9 de marzo de 1873), produciendo de esta suerte, ignoro si con intención o sin ella, un nuevo cisma. Era preciso atender de algún modo al gobierno eclesiástico del territorio exento, y Pío IX, por las Bulas Quo gravius invalescunt y Quae diversa civilis índoles, declaró suprimidas todas las jurisdicciones privilegiadas y exentas, y agregó a las diócesis más cercanas el territorio, que según el Concordato, debía formar y nunca formaba el famoso y fantástico coto redondo. ¡Bendito sea Dios que del bien sabe sacar el mal, y del Decreto de un Gobierno anticatólico se sirve para extinguir vetusteces regalistas, y acabar con la odiosa y pedantesca plaga de los privilegios, y exenciones jurisdiccionales, peor, si cabe, que los beneficios comendatarios de otros tiempos!

No todos se sometieron, y ¿cómo habrán de someterse? A un pelotón de clérigos díscolos, irregulares y aseglarados se les acababan las ollas de Egipto, con acabárseles la selvática independencia de que disfrutaban bajo el tribunal ultra-regalista de las órdenes. Los dos prioratos de la Orden de Alcántara (Magacela y Zalamea), administrados de tiempo atrás por un solo prior, que solía residir en Villanueva de la Serena, se agregaron sin dificultad al Obispado de Badajoz (algunos pueblos al de Córdoba), pero no sucedió lo mismo en el vastísimo territorio de la casa de San Marcos de León, Orden de Santiago, que tenía pueblos enclavados en diez provincias civiles, cuya capital eclesiástica puede decirse que era Llerena, de cuyo partido dependían hasta cincuenta parroquias, siendo además residencia habitual del prior, que por medio de dos provisores administraba las que tenía la Orden dispersas en Mérida y Montánchez, en León, Galicia, Salamanca y Zamora; ¡Hasta ochenta pueblos en Extremadura sola! Investido el Cardenal Moreno, Arzobispo de Valladolid, con facultades apostólicas para el cumplimiento de la bula Quo gravius, ordenó la entrega de las parroquias exentas al obispo de Badajoz. Y ¡aquí fué Troya! porque en Llerena D. Francisco Maesso y Durán, que hacía veces de Provisor, resistió y protestó contra la entrega, amparado con órdenes que decía tener del Ministerio de Gracia y Justicia, desposeyó de sus parroquias a los curas del pueblo, que no quisieron retractarse ni negar la obediencia al Obispo, los persiguió y encarceló; nombró regentes de las parroquias a ciertos clérigos de su bando afectos al cisma; Imploró la ayuda de las autoridades civiles; arrojó del territorio al Fiscal general de la Curia episcopal de Badajoz, D, Ángel Sanz de Valluerca, que en nombre de su Obispo se había presentado a tomar posesión; hizo encausar y conducir preso entre bayonetas al Dr. D. Genaro de Alday, Freire de la Orden de Santiago y Gobernador que había sido del Obispado-priorato, sólo por haber prestado sumisión a las disposiciones pontificias. El cisma se comunicó a Mérida, a Alange y otras partes. El malhadado Tribunal de las Ordenes, restablecido por el Ministerio Serrano, sostuvo a todo trance el cisma, so pretexto de no haber obtenido la bula Quo gravius el pase del Gobierno. Llerena se convirtió en un infierno. Su parroquia mayor, Santa María de la Granada, cayó en poder de un clérigo liberal, enviado de Madrid, que explotó hábilmente el sentimentalismo religioso-teatral. Los pocos fieles que obedecían al Obispo de Badajoz, se retrajeron en una capilla, donde los perseguían de continuo las vociferaciones de los cismáticos. Duró el cisma, protegido por los municipios y por los Jueces de Primera Instancia, hasta 1875, y todavía entonces, después de haberse intimado a los gobernadores que prestasen su auxilio a los Obispos para ejercer sin trabas su jurisdicción en el territorio de las Ordenes militares, se amotinaron los de Llerena, amenazando de muerte al Dr. Alday, que vino a hacerse cargo del Priorato, y que del susto expiró a los pocos días. La autoridad canónica se restableció pronto: Maesso se retractó, hizo ejercicios espirituales, y hoy vive retraído en Llerena. De los demás cismáticos, unos han muerto arrepentidos, en el seno de la Iglesia, y otros viven separados de sus curatos. Así acabó esta pestilencia que el Sr. Martos, en un decreto de 1874, se atrevió a llamar tentativa de Iglesia nacional[14].

López López[15] en Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz hace un estudio más detallado diferenciando entre los tres principales focos cismáticos.

Llerena: D. Francisco Maeso Durán, teniente gobernador eclesiástico, se negó a aceptar el auto de incorporación de su territorio al obispado de Badajoz y ejerciendo su autoridad encarceló a D. Genaro de Alday, párroco de la Granada, y a D. Juan de Dios García Quintana, párroco de Santiago, así como a los sacerdotes Juan Ruiz, Diego Sancho, Antonio Soriano, Joaquín Sabido, Antonio Muñoz, Julián Sabido, Daniel Calado, Juan Martín y Agustín Rodríguez. Ante tal postura D. Ángel Sáenz de Villuerca, Fiscal General del Obispado de Badajoz, tuvo que refugiarse en el vecino pueblo de Villagarcía de la Torre, de jurisdicción exenta del Priorato, desde donde lanza el 25 de febrero de 1874 el edicto de excomunión contra Maeso. Al tiempo que protestaba contra el alcalde popular de Llerena por apoyar a los rebeldes. De forma paralela, los sacerdotes encarcelados enviaban escritos de protesta contra Maeso animando a los “buenos católicos” a que acataran las disposiciones pontificias.

A un nivel institucional superior, el Obispo pacense denuncia el 23 de marzo de 1874 la improcedente intromisión del poder civil en la esfera jurisdiccional eclesiástica. Un mes más tarde obtiene respuesta del Gobernador de Badajoz quien envía una circular a los alcaldes para que no tomaran medidas que se refieren a asuntos puramente eclesiásticos aunque sí deben prestar a los Priores y Vicarios de las Órdenes el auxilio que les reclamen. Ante esto, el cardenal Moreno escribe el 5 junio 1874 desde Valladolid al ministro de Gracia y Justicia, Alonso Martínez para  asegurarle su completa colaboración para facilitar el restablecimiento de las relaciones Iglesia-Estado. En esta misiva afirma:

Otra de las medidas también urgentísima, a mi juicio, es que con mano fuerte se corte pronto el cisma religioso, que se ha iniciado ya bajo las formas más repugnantes en algunas poblaciones con motivo de las órdenes dadas por ese ministerio a consecuencia de haber expedido Su Santidad la bula Quo gravius. (…); haciendo extensivo mi ruego a que se procure por todos los medios que Vd. conceptúe a propósito, que cesen los grandes escándalos que están cometiéndose en Llerena, Mérida y otros pueblos de Extremadura, donde no han ocurrido ya lamentables conflictos merced al celo y prudencia del venerable y dignísimo obispo de Badajoz. Este peligro no puede continuar, ni el Gobierno por propio decoro consentir que todas las autoridades de esa provincia, desde la Audiencia con su presidente hasta los jueces municipales, desde el fiscal hasta los promotores y desde el gobernador civil hasta el último de los alcaldes, sean con el desprestigio y odiosidad consiguientes, y por efecto de las órdenes indicadas, instrumentos dóciles de algunos eclesiásticos sin honor y sin conciencia, que prevalidos de la protección oficial que de continuo y con una actividad pasmosa se les dispensa, pretenden subyugar a los fieles y vejar hasta a las infelices monjas, para obligarles, sirviéndose de la fuerza pública en bastantes ocasiones, a que les reconozcan como legítimos pastores y a que se separen de la obediencia debida a Su Santidad. Esto que allí pasa me parece tan grave y tan indecoroso para las mismas autoridades, que creo prestar un gran servicio al Gobierno y a mi patria por medio de este ruego amistoso, que adjuntando al que oficialmente le tiene hecho el señor obispo de Badajoz, constándome desde hace mucho tiempo la rectitud y nobleza de sus sentimientos, abrigo la confianza de que no se me negará lo que le pido[16].

Mientras que se producía el intercambio de correspondencia, el juez de Llerena instruye un “sumario” contra: D. Fernando Ramírez, Obispo de Badajoz; D. Ángel Sáez, Fiscal General; D. Inocencio Guerrero, notario; y los presbíteros fieles al Papa D. Manuel de la Tablada y D. Pedro Durán (Azuaga), D. Juan Lozano (Berlanga), D. Genaro Alday, D. Juan García Quintana, D. Antonio Muñoz, D. Diego Sancho, D. Nicolás González y D. Juan Martín Recio (Llerena), D. Agustín Calvo Capilla (Bienvenida); D. Manuel Nogales Malpica (Calzadilla de los Barros), D. Manuel Aguilar Gallego (Cabeza la Vaca), así como contra los párrocos de Hinojosa del Valle, Puebla de la Reina y Campillo de Llerena.

Azuaga: En esta localidad se crean dos grupos diferenciados. Por un lado, aquellos que no aceptan la bula papal, liderado por el párroco D. Antonio Durán Hernández al que se unen D. Pablo Bravo, D. José Durán, D. Manuel Grueso y D. Rafael Cabello y por otro lado, los que sí reconocen la autoridad al Papa y al Obispo de Badajoz liderado por el coadjutor D. Manuel de la Tablada, D. Manuel del Castillo, D. Antonio Serrano y D. Pedro Durán Ceballos. El párroco incauta las iglesias y el clero no cismático improvisa una capilla bajo la advocación de Ntra. Sra. de la Anunciación en la casa nº 20 de la calle Llana, propiedad de D. Máximo de la Villa, la cual es cerrada por las autoridades civiles el 18 de septiembre de 19874. Se improvisa entonces otra capilla clandestina en la vivienda de D. Manuel del Castillo sita en el nº 17 de la Plaza de la Merced que perdurará hasta el 20 de febrero de 1875, momento en el que oficialmente vuelven a recuperarse los templos. A finales de mayo-junio de 1874 los sacerdotes obedientes son encarcelados y el Obispo se ve obligado a enviar a D. Plácido Sutil Gaón para atender ocultamente a los fieles no cismáticos.

Mérida: El sacerdote D. Miguel Martínez, quien ejercía la jurisdicción contenciosa, rechaza el auto de incorporación a Badajoz apoderándose de la iglesia de Santa María con el apoyo de las autoridades civiles. Su primera actuación será sustituir al párroco quien permanece fiel al Papa, D. Martín Guerrero Flores, por D. Pablo Antonio Espada. El párroco de Santa Eulalia, D. Antonio Tena, también se levanta contra el Obispo y se apodera de las llaves del monasterio de monjas concepcionistas prohibiendo la celebración de la misa a los sacerdotes obedientes. D. Manuel Guerrero, cura depuesto, abre una capilla en el palacio de Burnay. El pueblo se divide en sumisos y rebeldes apoyados estos últimos por las autoridades civiles que no encarcelan a nadie.

3.2. RETRACTACIÓN DE LAS POSTURAS CISMÁTICAS

            El cariz que toma la situación hizo que el obispo Ramírez Vázquez informara a Roma sobre los desagradables y díscolos acontecimientos. Para ello comunica el de 3 marzo de 1874 a los párrocos de los nuevos pueblos integrados en la diócesis que hagan inventario de bienes así como que modifiquen el sello parroquial. Al mes siguiente ordena se le envíe una lista de los clérigos de cada parroquia con el fin de tener una estadística fiable. Con todo ello el papa Pío IX fue informado el 15 de mayo respondiendo el 15 de junio del mismo año reprobando la actitud de los sacerdotes rebeldes por haber ocasionado con su rebeldía y obstinación un grave escándalo a los fieles. El 15 de julio es publicada esta carta en el Boletín Oficial del Obispado con lo que comenzaron unas lentas pero paulatinas retractaciones:

-D. Juan de Dios Ávalos y Jiménez, cura de Carmonita, el 22 de agosto de 1874.

-D. José Jiménez, coadjutor de Alange, el 15 de septiembre de 1874.

-D. Francisco de Valencia González, D. Antonio Vargas Florido y D. José Cayetano Gallardo, 15 diciembre de 1875.

-D. Manuel Grueso, de Azuaga, el 31 de enero de 1876.

-D. José Bravo y Montalvo, de Granja de Torrehermosa, el 31 de enero de 1876.

– D. José Fernando de Luna, cura de Puebla de Sancho Pérez, el 16 de marzo de 1876.

– D. Anselmo María Sainz, de Alange, el 28 de abril de 1876.

– D. Antonio Durán y Hernández, natural de Azuaga, el 11 de julio de 1876.

-D. José Nevado Peña, cura de La Nava, el 2 de agosto de 1876.

-D. Pedro Nolasco Mena, de Llerena, el 12 de agosto de 1876.

– D. Francisco Merchán Vázquez, de Monesterio, el 20 de octubre de 1876.

-D. Pablo Antonio Espada, de Mérida, el 5 de julio de 1877.

– D. José Millar, de Llerena, el 5 de julio de 1877.

-D. Antonio Haba y Blanco, D. Juan de Dios Fios Ladera y D. Isidro Abreu, todos de Llerena, el 5 de julio de 1877.

-D. Manuel Llanes Barrena, de Valverde de Llerena, el 5 de julio de 1877.

-D. Rafael Cabello de la Gala y D. Narciso Ortiz Monterrubio, ambos de Azuaga, el 5 de julio de 1877.

-D. José Boza y Saravia, de Puebla de Sáncho Pérez, el 5 de julio de 1877.

-D. Miguel Martínez, provisor de Mérida, el 18 de noviembre de 1878 en solemne retractación “motu propio” un día antes de su fallecimiento.

La misma postura fue tomada por D. Francisco Maesso, principal cabecilla en Llerena, quien tras un tiempo de retiro, volvió a la disciplina diocesana y a su pueblo.

3.3. REPERCUSIONES DEL CISMA  

La nueva estructura religiosa y la reorganización de los obispados fue la consecuencia más directa e importante de la bula Quo Gravius promulgada bajo el cambio de mentalidad nacida de la I República. Este cambio eclesiástico no fue fácil pues conllevaba destacadas modificaciones a nivel territorial, social y económico.

Nueva demarcación territorial eclesiástica:

La pequeña diócesis de Badajoz aumentará muy considerablemente su territorio en 1873 pasando de abarcar solamente 49 núcleos urbanos con 62 parroquias a un total de 132 pueblos con 162 parroquias. Con la llegada de la I República y la publicación de la bula Quo Gravius se añadirán al obispado pacense las siguientes localidades procedentes de la supresión de las órdenes militares[17]:

  • Procedentes de la Orden de Santiago: 28 pueblos con 31 iglesias del Provisorato de Llerena, 40 pueblos con 41 iglesias del Provisorato de Mérida, 3 pueblos y 6 parroquias de la Vicaría de Jerez de los Caballeros así como 12 pueblos y 12 parroquias procedentes de la Vicaría de Santa María de Tudía.
  • Procedentes de la Orden de Alcántara: 7 pueblos y 7 iglesias del Priorato de Magacela-Villanueva al igual que 5 pueblos con sus 5 iglesias del Priorato de Zalamea.

La diócesis de Coria incrementará, a un menor nivel, su área de influencia con 5 pueblos junto con sus 5 iglesias. Se exceptúan de esta lista las localidades de Arroyomolinos, Cañaveral y Guadalcanal que pasaron al obispado de Sevilla, así como Cabeza del Buey, Castura, Monterrubio y Peraleda que se anexionan al de Córdoba[18].

Población alcanzada:

El aumento de pueblos bajo la demarcación de los obispados ya existentes de Badajoz y Coria conllevó de forma implícita el aumento de almas que pastorear. Según los datos aportados por Guillamas[19], el obispado de Badajoz aumentó en  167699 almas mientras que el de Coria lo hizo en 5501 almas.

Esta nueva demarcación territorial conllevaba igualmente la supresión de cargos no solo eclesiásticos como son los cuatro provisores de Llerena, Mérida, Magacela y Zalamea y las dos vicarías de Jerez de los Caballeros y Santa María de Tudía, sino también cargos laicos como fueron los juzgados seculares de Llerena, Mérida, Jerez de los Caballeros, Valencia de Alcántara, Villanueva de la Serena y Gata, al igual que los 51 alcaldes mayores y ordinarios que las órdenes de Santiago y Alcántara tenían en las villas bajo su autoridad.

Un ejemplo claro de la decadencia de muchos pueblos por la nueva demarcación territorial fue el caso de Llerena que en el siglo XIX perderá su esplendor de antaño. La nueva división provincial de 1833 supuso una centralización de las instituciones políticas, judiciales y administrativas en las capitales, al mismo tiempo Llerena, al igual que otras localidades, había perdido las tierras comunales y eclesiásticas en las sucesivas desamortizaciones pero además había perdido el Tribunal de la Inquisición y ahora la jurisdicción eclesiástica de la Orden de Santiago que en otros tiempo le había concedido una notoriedad por encima del resto.

Riquezas:

Las posesiones de las Órdenes Militares constituyeron a lo largo de la historia un elemento estructurador de la nobleza. Las riquezas acumuladas a lo largo de los siglos y materializadas en encomiendas y maestrazgos generaban significativos beneficios al tiempo que aseguraba a sus poseedores un elevado estatus social.

Las encomiendas eran un señorío territorial asignado a un comendador quien asumía atribuciones jurisdiccionales unidas al usufructo de derechos y bienes materiales, aunque en su origen tuvieron una función defensiva fueron relegándose a aspectos administrativos y fiscales. En 1815 afirma Guillamas que las encomiendas disminuidas en virtud de bulas pontificias, destinando parte de su producto con igual autorización para remediar las necesidades del Estado, haciendo una referencia directa a las consecuencias del proceso desamortizador de Godoy que según Naranjo Sanguino y otros[20] ascendió a unas 100.000 fanegas de superficie para el conjunto de las fincas rústicas o lo que es lo mismo, unas 64.390 hectáreas. Tomando nuevamente los datos que Guillamas ofrece de Extremadura sabemos que a comienzos del siglo XIX la orden de Santiago poseía encomiendas en las localidades de Alange, Alcuescar, Almendralejo, Azuaga, Bienvenida, Calzadilla, Fuente del Maestre, Hornachos, Hinojosa del Valle, Lobón, Medina de las Torres, Mérida, Monasterio, Montemolín, Montijo, Oliva, Palomas, Puebla de Sáncho Pérez, Reina, Santos de Maimona, Valencia del Ventoso, Villafranca de los Barros y Usagre. Aunque entre ellas hay diferencias, la suma total de sus rentas anuales ascendían a 898.545 maravedíes. Con respecto a la orden de Alcántara, el número de encomiendas es menor, a saber: Cabeza de Buey, Casas de Coria, Ceclavín, Esparragosa, Galizuela, Moraleja, Peraleda, Portezuelo, Quintana, Sancti Spiritus, Santiabañez, Zalamea y Zarza pero con una elevada renta anual de 829.989 maravedíes.

El maestrazgo, entendido como territorio jurisdiccional y económico de un maestre en el que tenía plenas competencias de gobierno, constituía otros de los pilares económicos de las órdenes militares. Tomando de nuevo los datos de Guillamas para 1815 conocemos que el maestrazgo de Alcántara producía las rentas anuales más altas ascendiendo a 681.514 maravedíes (170.331 el maestrazgo de Alcántara y 511,183 el de La Serena), mientras de Santiago llegaba a 466.698 maravedíes (Mérida 336,533 y Jerez de los Caballeros 130.165 maravedíes). Además de la renta en maravedíes, los maestrazgos producían en este orden trigo, cebada, centeno, avena, aceitunas, aceite y vino, así como cabezas de ganado.

Este panorama de riquezas que nos presenta Guillamas en 1815 va a sufrir grandes mermas a lo largo del siglo XIX llegando a la I República con importantes carencias debido al proceso de desamortización de los bienes eclesiásticos en general, y los pertenecientes a las órdenes militares en particular. El Real Decreto de 9 de Marzo de 1836 obliga a la desamortización de los bienes de las Órdenes sin embargo, solo un año más tarde (Real Orden de 20 de marzo de 1837) la venta de estos bienes será suspendida. El Real Decreto de 11 de junio de 1847 acuerda nuevamente la venta de todos los bienes pertenecientes a las cuatro órdenes militares llegando a la desamortización de Madoz en 1855 caracterizada por su alto volumen de venta. En definitiva, los bienes de las órdenes llegan a la I República con un importante mengüe tras el proceso desamortizador vivido a lo largo del siglo XIX.

 

CONCLUSIÓN

  • Podemos afirmar que la cuestión religiosa fue la única medida política tomada por la I República con durabilidad en el tiempo debido en gran parte a la rápida respuesta de la Iglesia con la publicación de la bula Quo gravius.
  • Las órdenes ministeriales publicadas durante 1873-1874 no solo acaban con una institución como son las Órdenes Militares siete veces centenaria sino que replantea la relación Iglesia-Estado.
  • El decreto de supresión de las Órdenes Militares en estas páginas estudiado es la consecuencia natural de las ideas liberales que van apareciendo a lo largo del siglo XIX en España.
  • No serán pocos los autores que critican la posición tan extrema y repentina de la Santa Sede con la publicación de la bula Quo gravius. El decreto de supresión republicano es contradictorio en cuanto que en el preámbulo reconoce la libertad de asociación para pasar luego a disolver y extinguir las Órdenes. De este modo se atribuye un papel que no le pertenece puesto que no tiene la capacidad de disolverlas, a lo sumo puede ordenar no reconocerlas pero nunca eliminarlas.
  • El poder civil incentiva el proceso de escisión vivido en Extremadura apoyando al clero cismático. Paradójicamente la I Rrepública no interviene en los controvertidos sucesos vividos en Llerena, Azuaga o Mérida permitiendo el empoderamiento del clero cismático que no reconocía la autoridad papal en la bula Quo gravius, acorde ésta a la disolución de las órdenes militares impuesta por el gobierno civil.
  • El proceso del fin de las Órdenes militares comienza a lo largo del siglo XIX con la pérdida de su poder económico debido a los diferentes procesos desamortizadores, se acelera en 1873 con el fin de su jurisdicción político-administrativa impulsada por la I República y culmina poco tiempo después con la pérdida de su jurisdicción eclesiástica mediante la bula Quo gravius.
  • El transcurrir de la historia no ha impedido la supervivencia de las Órdenes Militares en España agrupadas las cuatro -esto es, Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa- en el Real Consejo que tienen al Rey de España como Gran Maestre. Tras las desamortizaciones carecen de bienes pero entre sus fines destacan: el culto divino, la defensa de la fe, la santificación personal así como la realización de actividades benéficas y promoción histórico-cultural. Desde 1980 con el papa Juan Pablo II, el obispo de Ciudad Real es prior de las Órdenes Militares quien preside una institución centenaria compuesta actualmente por 69 caballeros de la orden de Santiago, 81 de Calatrava, 47 de Alcántara y 60 de Montesa.

 

BIBLIOGRAFÍA:

– BARRAGÁN LANCHARRO, A.M. Aproximación al cisma de Llerena (1874-1875), II Jornadas de Historia de Llerena, 2002.

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– GÓMEZ SALAZAR, Francisco, Lecciones de disciplina eclesiástica general y particular de España, Madrid, imprenta Viuda e hija de Fuentenebro, 1894.

– GUILLEMAS, M. Reseña histórica del origen y fundación de las Órdenes Militares, Madrid, 1851.

-LÓPEZ LÓPEZ, T. A. La anexión de los prioratos a la diócesis de Badajoz en el siglo XIX, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, Tomo II, Editora Regional de Extremadura, 2002.

– MANAZANO GARCÍA, A., El Cisma del Priorato y sus repercusiones en Azagua, con Llerena y Mérida, Revista de Estudios Extremeños, nº 3, Badajoz,  1960.

– MARTÍ  GILABERT, F. La cuestión religiosa en la I República. Hispania Sacra. 1998.

-MELENDEZ PELAYO, Historia de los heterodoxos españoles, T. VI, Ed. Nacional, Madrid, 1948.

– NARANJO SANGUINO, M.A, ROSO DÍAZ, M. Y RUIZ RODRÍGUEZ, J.A. La propiedad de la tierra en la Extremadura del siglo XIX: estado de la cuestión. Revista de Estudios Extremeños, T. LXIX nº I, 2013

– SARMIENTO PÉREZ, J. La historia de la Iglesia de Extremadura en la Revista de Estudios Extremeños, Revista de Estudios Extremeños, 2023.

-SUÁREZ CORTINA, M. Democracia liberal y regeneración en la España de entre siglos, Aportes. Revista de Historia Contemporánea, 2016.

 

[1] Suárez Cortina, M. Democracia liberal y regeneración en la España de entre siglos, Aportes. Revista de Historia Contemporánea, 2016.

[2] López López, T. A. La anexión de los prioratos a la diócesis de Badajoz en el siglo XIX, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, Tomo II, Editora Regional de Extremadura, 2002, pág. 106-107.

[3] CÁRCEL ORTÍ, V. El Vaticano y la I República española. Saitabi, Revista de la Facultad de Geografía e Historia, nº 27, 1977, p. 145-164.

[4] MARTÍ GILABERT, F. La cuestión religiosa en la I República. Hispania Sacra. 1998.

[5] Gaceta de Madrid, nº 70, martes 11 marzo de 1873, p.820. https://www.boe.es/diario_gazeta/comun/pdf.php?p=1873/03/11/pdfs/GMD-1873-70.pdf

[6] GÓMEZ SALAZAR, Francisco, Lecciones de disciplina eclesiástica general y particular de España, Madrid, imprenta Viuda e hija de Fuentenebro, 1894.

[7] ECHEVARRÍA, Lamberto, La diócesis. Priorato de las Órdenes Militares, Salmanticensis, Vol.2, Fasc.2, 1955, págs. 299-349.

[8] Conjunto de reglas conforme a las cuales el ordenamiento jurídico de un Estado verifica si las sentencias judiciales de otros Estados reúnen los requisitos para su homologación. En nuestro caso, constituye el pase que daba la autoridad civil de un Estado a las bulas y requisitos pontificios para su ejecución.

[9] Martí Gilabert, F. (1998). La cuestión religiosa en la I República. Hispania Sacra, 50(102), 735–757. https://doi.org/10.3989/hs.1998.v50.i102.628

[10] Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Badajoz, núm.31, 14 de abril de 1874.

[11] Boletín Oficial Eclesiástico del Obispado de Badajoz, nº 34, p. 313.

[12] Archivos Eclesiásticos del Arzobispado Mérida-Badajoz. Archivo parroquial de La Haba, Libro 15 de defunciones (1907-1922), Fol. 104.

[13] Manzano Garías A. El cisma del priorato y sus repercusiones en Azuaga, con Llerena y Mérida, Revista de Estudios Extremeños, 1960; Echevarría, L. La diócesis. Priorato de las órdenes militares, Salmanticensis, 1995; Martí Giralbelt, F. La cuestión religiosa en la I República, Hispania Sacra 50, 1998; Barragán Lancharro, A.M. Aproximación al cisma de Llerena (1874-1875), II Jornadas de Historia de Llerena, 2002; López López, T.A. La anexión de los prioratos a la diócesis de Badajoz en el siglo XIX, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, 2002; Sarmiento Pérez, J. La historia de la Iglesia de Extremadura en la Revista de Estudios Extremeños, Revista de Estudios Extremeños, 2023.

[14] Menéndez Pelayo, Historia de los heterodoxos españoles, T. VI, Ed. Nacional, Madrid, 1948, p. 440-442.

[15] López López, T.A. La anexión de los prioratos a la diócesis de Badajoz en el siglo XIX, Apuntes para la historia de Badajoz, T.II, Editora Regional de Extremadura, Badajoz, 2002, p. 109-110.

[16] ASV SS 249 (1874), ff. 183-184 CARTA DEL CARDENAL MORENO MAISONAVE, ARZOBISPO DE VALLADOLID, AL MINISTRO DE GRACIA Y JUSTICIA, ALONSO MARTINEZ Respuesta a una carta del ministro, asegurándole completa colaboración para facilitar el restablecimiento de las relaciones Iglesia-Estado.

[17] LÓPEZ LÓPEZ, T.A. La anexión de los prioratos a la diócesis de Badajoz en el siglo XIX, Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz. T.II, Ed. Regional Extremeña, 2002, p. 113-114.

[18] Pueblos que se incorporan a la diócesis de Badajoz: del provisorato de Llerena (Ahillones, Azuaga, Berlanga, Bienvenida, Calzadilla, Campillo, Cantagallo, Cardenchosa, Casas de Reina, Fuente del Arco, Fuente del Maestre, Fuentes de León, Garrovilla, Granja, Higuera, Hinojosa del Valle, Hornachos, Llera, Llerena, Maguilla, Malconinado, Puebla del Prior, Reina, Retamal, Ribera del Fresno, Los Santos de Maimona, Trasierra, Valencia de las Torres, Valverde del Llerena, Usagre), del provisorato de Mérida (Alange, Albalá, Alcuercar, Aljucén, Almendralejo, Almoharín, Arroyo de San Serván, Arroyomolinos de Montánchez, Aceuchal, Calamonte, Carmonita, Cordovilla, Carrascalejo, Casas de D. Antonio, Don Álvaro, Esparragalejo, Garrovilla, Lobón, Mérida, Mirandilla, Montijo, Montánchez, La Nava, Oliva, Palomas, Puebla de la Calzada, Puebla de la Reina, San Pedro, Torre de Santa María, Torremayor, Torremejía, Trujillanos, Valdefuentes, Valdemorales, Valverde de Mérida, Villafranca de los Barros, Villagonzalo, Zarza de Montánchez, Zarza de Alange); de la vicaría de Jerez de los Caballeros (Jerez, Matamoros, Valle de Santa Ana); de la vicaría de Santa María de Tudía (Cabeza la Vaca, Calera, Fuente de Cantos, Fuentes de León, Monasterio, Montemolín, Pallares, Nava, Segura de León).

Pueblos que se incorporan a la diócesis de Coria: del provisorato de Mérida (Benquerencia, Botija, Salvatierra, Torremocha y Zarza la Mayor).

[19] GUILLEMAS, M. Reseña histórica del origen y fundación de las Órdenes Militares, Madrid, 1851, p. 76-82.

[20] NARANJO SANGUINO, M.A, ROSO DÍAZ, M. Y RUIZ RODRÍGUEZ, J.A. La propiedad de la tierra en la Extremadura del siglo XIX: estado de la cuestión. Revista de Estudios Extremeños, T. LXIX nºI, 2013, p. 56.

Oct 292024
 

Teodoro A. López López

 

Presentamos las capellanías u obras pías que siguieron a las presentadas el pasado año. Las fuentes primarias son I. El libro Becerro Nuevo I (años 1691-1725). En dos grupos: AÑO 1691 Y AÑOS  1724 -1725, respectivamente.

 

DECLARACIONES

 

La pérdida en el año 1775 del Becerro Antiguo de 1587 ocasionó el libro Becerro Nuevo I con las declaraciones de los capellanes ante el Juez de comisión Frey Marcos Becerra Calderón, (1688-1708), cura párroco de Fuente del Maestre, que lo aceptó ante el notario Baltasar Becerra Calderón el 12 de febrero de 1691.

 

Por una parte, el Vicario general D. Andrés Fernández Becerra manda y firma el 5 de diciembre de 1690 en Mérida y es publicado en la misa mayor por D. Miguel Sánchez Zambrano Conde, Pbro., el 3 de febrero de 1691 El auto de conclusión fue llevado a cabo, el  5 de mayo de 1691, no presentándose persona alguna  al registro de capellanía que hay servidora en esta villa y lo da por concluido y autoriza  que lo ponga en el archivo parroquial para que valga de juicio y remita el registro general al Vicario general  de la Provincia  de quien dimana  la comisión. El 16 de junio de 1693 estando en Visita se dice que lo anteriormente enviado coincide con el original anterior, aunque hay algunas capellanías vacantes y otras de nueva creación, que hay que revisar y castigar, dando fe el Lic. Barrena ante José Vallejo.

 

Por otra parte, el Vicario general nombra Juez de comisión a D. Alonso Fernández Ortiz, teniente de cura de la Parroquial por auto a través del notario apostólico D. Manuel Rodríguez de Solís el 1724 ante el cual declaran. Otro cuaderno de declaraciones es de 2 de noviembre de 1725 siendo Jefe de Comisión D. Alonso Fernández Ortiz, teniente de cura de la Parroquial por auto a través del notario apostólico D. Manuel Rodríguez de Solís. No hay ningún indiano fontanés en ambos documentos.

 

1º GRUPO.   DECLARACIONES DEL 5 DE FEBRERO DE 1691.

 

Nº DE ORDEN CAPELLAN FUNDADORES PRODUCTO CARGAS Nº DE REFERENCIA

 

  1. Alonso de Bolaños, Zambrano, minorista. / Alonso de Bolaños. Olivar en el camino de San Jorge. 2 misas rezadas anuales. 187
  2. Alonso de Toro Zambrano Parra, Pbro. / Bartolomé Zambrano Parra, Pbro. Olivar al sitio de las monjas. 159
  3. Alonso González Becerra, Pbro. / Juan Becerra Guerrero, Pbro. Casas en la C/ de la Cruz. Olivar al sitio del Cabezo Bermejo. 4 misas rezadas anuales.179 / Leonor Becerra. Tierra en la Pernuda. 30 misas rezadas anuales. 178
  4. Alonso Hernández Ortiz, Pbro. / Alonso Romero. Tierra en el Rascón y al sitio de Diego Adame, junto a la vereda a Villafranca. 5 misas rezadas anuales.129 / Antonio Martín Zambrano. Olivos en Casa Blanca. 2 misas rezadas anuales. 130 / Elvira Sánchez Baena. Tierra al sitio de la casa de D. Juan. Un molino de harina en la ribera del Guadajira, que llaman el de Pargañera. 1 misa rezada anual. 128. / Gonzalo Alonso, el mozo de la Corredera. Casas en la C/ de la Cruz; cortinal en el camino de los Santos. Tierra en Garbanceros. 2 misas rezadas anuales. 126. / Isabel García Baena. Tierra en Pebita. 1 misa rezada semanal 113, bis.
  5. Alonso López Ramos, Pbro. /Juan Lencero, Pbro. Casas en C/ Corredera, Escritura. 30 misas rezadas anuales. 113 bis. /Alonso García Cabañas, Pbro. Olivar en la falda de la Sierra y Tierra en el camino de Feria y huertas de Albarrán. 12 misas rezadas anuales. 163, / Casas en la travesía de la Corredera al Arroyo. 1 misa rezada anual. 164.
  6. Alonso Martín Sierra. /Diego García del Águila. 14 fgs, al sitio de la Peña de Santa María. 3 misas rezadas al año. 20
  7. Alonso Martín Valero, subdiácono. / María Sayago. Tierra en Espantalobos y otra en Lebrona. 64.
  8. Alonso Rodríguez Vaca, clérigo. / Domingo González. Tierra al sitio de la Sierra. 1 vigilia anual. 166
  9. Alonso Sayago Bachiller, minorista. / Gonzalo de Santiago Guerrero. Tierra en la Peña de Santa María. 2 misas rezadas anuales. 21
  10. Alonso Villafranca de Bolaños, minorista. / Francisco Cuadrado Zambrano, Pbro.7 fgs. en el Rascón y un olivar. 3 misas rezadas anuales. 63
  11. Alonso Zambrano de Bolaños, comisario de la Santa Cruzada. / Juan Sánchez Gil Pérez. Tierra al sitio de Marmondo, otras en las Aberturas y huerta al sitio de cerrajón. 2 misas rezadas anuales y 1 vigilia cantada de tres lecciones. 143, / Rodrigo Alonso Delgado y Juana Domínguez su mujer. Casa en la C/ del Arroyo, tierra en Gramadelas, camino de Alange; tierra al sitio de la huerta de los Negros. En la capilla que está en frente de los Becerra (San Jorge) 4 misas rezadas semanales y 1 vigilia el día de la Asunción. 144, / Alonso Hernández de Perales y olivar al sitio de los Pocitos. 82. / Alonso Zambrano de Bolaños. Abogado. Casas en C/ Corredera y tierra al sitio del Calero. 80 misas rezadas anuales. 83. / Álvaro Rodríguez Zambrano. olivar en Val cargado. 4 misas. 88. / Fernando Pecero. Tierra al sitio del Calero. Misas según rentas 84. / García López Sayago. Tierra en el Salado. 1 misa semanal y una misa vigilia sobre su sepultura. 86. / Gonzalo Sayago Cepeda, Pbro.  Paga Álvaro González que vive en la C/ Del Cura. Tierra en Pumar y otra en Sesmos largos. 24 misas rezadas. 85. / Juan Martín Luengo. Tierra en la Ribera y en Hinojosa. Misa según la Bula. 89. / Juan Rodríguez Zambrano. Tierra /misa anual. 91. / Matías de Cepeda. Olivar en los Pumares. 4 misas rezadas anuales. 90. / Miguel Sánchez Cepeda. Tierra al sitio de Alcaría. 4 misas. 87. /Pedro Alonso Zambrano, Pbro. Difunto. Olivar en el camino de San Jorge con el sesmo largo; otra en la huerta de Pedroche. 30 misas rezadas anuales. 81.
  12. Alonso Zambrano, Pbro. / Alonso Hernández Valero. Tierra en la Pernuda. 53 misas rezadas anuales. 110. / Diego García Vidal, canónigo. Casa en la C/ Los Lechones y en la C/ San Lázaro con oratorio privado. Cortinal al sitio de San Lázaro, tierra al sitio de Buen Nombre, casas en C/ Pozo y Arias Alonso, tierra en la Matilla y en el arrabal de los Mártires. 25 misas rezadas anuales. 112. /Elvira García Zambrano. Tierra en Espantalobos. 6 misas rezadas anuales. 111. / Isabel Sánchez, mujer de Alonso Hernández. Casa en la C/ Miraflores. Rentas en misas. 109
  13. Álvaro de Bolaños Zambrano, Pbro. / Bartolomé Fernández Corrales. Casa en la C/ de los Lechones. 56 misas rezadas anuales. 152
  14. Álvaro de Porras y Guerrero, minorista. /Gonzalo de Santiago Guerrero y Magdalena. Tierra al sitio del Portal y en la Franquita. 2 misas rezadas anuales. 137
  15. Álvaro de Toro Guerrero, Pbro. /Juana Zambrano Enríquez. Casas en C/ Martianes. 8 misas rezadas anuales. 19
  16. Álvaro González Guerrero, Pbro. /García López Sayago. Tierra en Valdejinete. 2 misas rezadas anuales. 47. / Leonor Zambrano Guerrero. Casa en la plaza de la villa. Juan Dorado vecino es carmelita descalzo y renunció cuando profesó y vacío la capellanía que debía tener. 49 / Pedro Laurencio de Cambrano y Zúñiga y Elvira Guzmán. Tierra en Pellejo y casas en el ejido de la Hermosa, otra al sitio del Portal; casa pequeña en la plaza del corro, que linda con la cárcel pública y el bastimento que está inhabitable. 2 misas rezadas anuales. 48 / María González,» la ciega». Casa en Ribera. Sin carga. 22 /Álvaro González, Pbro. Leonor López Sayago. Tierra en el Rascón. 18.
  17. Álvaro Guerrero, Pbro. / Álvaro Guerrero Zambrano y Juana Ortiz Gallardo. Viña en Valdejinete. 3 misas rezadas anuales. 118 /Elvira Rodríguez, mujer de Miguel Sánchez de la Alameda. Tierra al sitio de las Aberturas, otra en San Jorge. 1 misa semanal y 1 vigilia el día de Santiago. 119, / Esteban Sánchez, Pbro. Casa de su morada en la C/ San Pedro, linda con la calleja que va a la C/ Garlito, viña en el Moral, una huerta al sitio del Valle de la Hermosa. 1 misa semanal. 117. / Pedro Hernández de Gil Pérez, Pbro. La fundó el 1548 Diego García Vidal. Casas en la C/ Corredera, que son dentro de la sala principal de la casa de los Marqueses de Lorenzana. Tierra al sitio de Cotorrillo. Patrono el cura párroco. 2 misas rezadas semanales y 1 vigilia el día de San Andrés. 116. / Pedro Zambrano, Pbro. Tierra al sitio del Prado. 5 misas rezadas anuales. 115.
  18. Álvaro Sánchez Molano, minorista. /Ana Guerrero. Tierra al sitio del Romeral. 1 misa rezada anual. 161
  19. Andrés Gordillo de Luna, Pbro. /Bartolomé Sánchez Delgado y Catalina Rodríguez su mujer. Escritura de censos. 10 misas rezadas anuales. 97 / Beatriz Sánchez Guerrero. Tierra en casa vieja, olivos en el valle de la Quebrada, tierra en el Rascón, otra en el Salado, otra en el sitio de la China. 6 misas de tabla. 100 / Catalina Rodríguez, viuda de Gonzalo Salguero. 20 misas rezadas anuales. 98. / García Martín Sayago y Mª Zambrano de Luna, su mujer. Tierra en Val cargado. 4 misas rezadas anuales. 99.
  20. Antonio Pizarro, Pbro. / Juan Martínez de Macías. Una suerte en Montemolin y una huerta junto a la ermita de San Benito. 3 misas rezadas anuales. 59
  21. Antonio Rodríguez Valero, minorista. /Sebastián Rodríguez Valero y Juana Guerra Zambrano. Casa en la C/ Miraflores, linda con la calleja que sale al ejido de Santa Lucía. 2 misas anuales.
  22. Baltasar González Rico. /Alonso Zambrano de Bolaños, Pbro. y Pedro Laurencio de Ceballos y Zúñiga. Casa en C/ Alonso Ramos y cepas al sitio de la Trasierra. 2 misas rezadas anuales. 185
  23. Bartolomé González Mesías de Bolaños, minorista. /Pedro Zambrano Parra, Pbro. Un olivar en Val cargado. 2 misas rezadas anuales. 156
  24. Bartolomé Zambrano Becerra, Pbro. / Bartolomé Pecero. Tierra en la Matilla, 2 misas rezadas anuales. 133. / Cristóbal de Bolaños Pbro. Cortinal al sitio del mayordomo de San Lázaro que linda con dicho ejido y casas. 6 misas rezadas anuales. 131. / Pedro García Sanguino, minorista. Tierra en los Zancones. 3 misas rezadas anuales. 132 bis. / Pedro González Saavedra, minorista. Tierra al sitio de la Rosica, de la China y Pumares. 2 misas rezadas. 132.
  25. Bernardino de Vargas Machuca, minorista. /Gonzalo Alonso Vaca. Tierra en la Pernuda. 100 misas rezadas anuales, 148
  26. Diego Fernández. / Diego García Caballero. No sabe los bienes de su padre. Por tanto, tampoco las misas. 171
  27. Diego García Gordillo. / Fernando García Solís e Isabel Martín, su mujer. 7 fgs. en el Rascón. 3 misas rezadas. 66
  28. Diego García Guerrero Piernas, minorista. /Diego García Guerrero Piernas. 14 fgs. al sitio de Magacela, linda con el camino de Aceuchal y las huertas que llaman de Aceuchal. 2 misas rezadas anuales. 181
  29. Diego García Sayago, minorista. Juana García Zambrano. Tierra en el Valle de la Quebrada. 1 misa rezada anual. 174
  30. Diego Hernández, Pbro. / Juana González, viuda de Alonso Fernández. Tierra en la falda de la sierra. 4 misas rezadas anuales. 60
  31. Diego Jiménez Ortiz, Pbro. / Diego Martín Hidalgo. Suerte del Val de la Guadaña. Misa de Requiem. 157
  32. Diego Martín Guerrero, minorista. / Isabel García Bachillera, viuda de Gonzalo de Santiago. Tierra en Casa Blanca y en los Zancones. 4 misas rezadas anuales. 173
  33. Diego Pérez Soto, Pbro. / Juan García, Pbro. Cortinal al sitio de la cava, que linda con el ejido de la Hermosa, otro en la Cruz de Pedro Alonso, otro en la cañada de Santa Lucía, tierras en el Rascón, Perú y en el pozo de San Jorge. 1 misa rezada semanal. 52 /Lorenzo Martín Pbro. Difunto. Tierra en Valdejinete. 8 misas rezadas anuales. 51 /Teresa García Cabañas. Tierra al sitio de las Cabreras y otra en Pumares. 8 misas rezadas anuales. 53
  34. Francisco Bernal Aguado, difunto. / Dr. Balsera Calderón. Olivar en los terrenos de Badajoz, en el sitio de Cotorrillo, al sitio del Val de Pozo y al sitio de Cabreros. Casa en la C/ la Cruz con travesía a la Puente Nueva, Misas según la Bula de su Santidad. 188
  35. Francisco Chacón Guerrero, Pbro. /Antonio de Cuéllar, vecino de México. El molino harinero en Nava Fría y tierra en el camino de Zafra, junto al afluente Robledillo. 95/ Cristóbal Sayago y Juana Rodríguez, su mujer. Viña al sitio del Valle de la Quebrada. 1 misa rezada el día de la Candelaria. 94
  36. Francisco Gajardo de Alvarado, Pbro. /Pedro Laurencio de C. y Zambrano y Elvira Guerrero de Guzmán, su mujer. Olivar en la Franquita. 4 misas rezadas anuales. 96
  37. Francisco Gallego, Pbro. /Alonso Zambrano y Bernabé Pérez. Tierra el sitio de Pumares. 12 misas rezadas anuales. 34 / Fernando González Santiago, difunto en India. Tierra en Val cargado, 1/2 de cahiz al sitio de Hinojo, linda con las dehesas de la Mesa prioral. Casa en la corredera donde vive. 35. /Francisco de Toro de la Quebrada.  Un cortinal que linda con el ejido de San Lázaro. Un rincón solar en C/ de la Quebrada que linda con Alonso de Alvarado. 2 misas rezadas anuales. 36/ Juan García de la Quebrada. Un cortinal que linda en C/ Martianes y ejido de San Lázaro. 3 misas rezadas anuales. 37.  /Juan García, Pbro. Una tierra la sitio del Campo. 25 misas rezadas anuales. 33.  / María González de Toro. 30 fgs. al sitio del Prado, que linda con la huerta del Prado en el camino de Villafranca. 4 misas rezadas anuales. 32
  38. Francisco Lechuga de Avalos, Pbro. /Lorenzo de Bolaños Calderón, capitán. Un olivar en el Perú. 26
  39. Francisco Lozano Salamanca. /María Alonso Ramos, viuda de Francisco Lozano. Olivar al sitio del Carrascal. 2 misas rezadas anuales. 170
  40. Francisco Ortiz Zambrano, Pbro. /Bartolomé Pérez Zambrano, Pbro. Una suerte la sitio de los Almendros en el camino de la Parra. 4 misas rezadas anuales. 11. /Leonor Hernández. Una tierra la sitio del pino de 7 fgs., otra en Espantalobos y olivos en el Salado. 19 misas rezadas y dos cantadas. 10 /Pedro Fernández Guerrero, comisario del Santo Oficio, Escritura de censos. 21 misas anuales. 9 /Pedro Rodríguez Zambrano, Pbro. Casas en C/ Martianes con tinajas de aceite y vino. Escrituras de censo. 4 misas rezadas semanales y 4 misas cantadas anuales con responsos. 8
  41. Francisco Ossorio de Bolaños, Pbro. /Esteban Zambrano, clérigo. Tierra al sitio del Diego Adame, casa en calle Arias Alonso que linda con la calleja que va a C/ San Lázaro, tierra que va la sitio de Minga, que linda con el camino de Aceuchal, otra en el Rascón, un olivar del hospital del Espíritu Santo, un cortinal al sitio del camino del Rascón, otra al sitio de la Ribera que linda con Pellejo, otro camino de Feria y otra que pagan a las monjas. Misas con estipendio de 7 reales, 40. / Lorenzo Bolaños Guzmán, de Burguillos. Casa en C/ Corredera, que linda y hace esquina a las Pizarras. Casa en el arrabal del cabecito. Misa a 7 reales de estipendio según manda el Prelado y la bula de su Santidad. 41
  42. Francisco Pérez Zambrano, minorista. /Isabel González Zambrano. Tierra al sitio de Magacela. 4 misas rezadas anuales. 176
  43. Francisco Rodríguez Merchán, Pbro. /Pedro Mauricio, capitán y Catalina Zambrano Enríquez, su mujer. Olivar en Diego Adame. 3 misas rezadas anuales. 6
  44. García López Sayago. / Leonor González Enríquez, viuda de Gonzalo Hernández Silvestre. Casda en la C/ Martianes. Escrituras de censo. Misas lo que renten. 147
  45. García Martín Cabañas, minorista. /García Martín Cabañas y Ana González de Soto. Tierra en el Saladillo. 1 misa rezada anual. 138
  46. García Martin Zambrano Becerra, Pbro. / Francisco Sayago Mejías. 12 fgs. en la Pernuda. 5 misas rezadas anuales. 69 / García Martín Zambrano, difunto en Indias. 14 fgs. en Matalasnieves, otra en la travesía del Mármol de Almendralejo. Misas lo que den las rentas. 68
  47. García Martín Zambrano Parra, Pbro. /Alonso García Santiago. Un olivar que dicen la huerta de Pecero. 151 / Fernando González Santiago. Casa de la capellanía que administra Alonso Zambrano de Bolaños, Pbro. Escrituras de censo. Misas según las rentas. 150 / Elvira López. 12 fgs. en el Salado. 10 misas rezadas y 1 cantada. 149
  48. Gonzalo de Santiago Guerrero. / Isabel García Bachillera. Tierra en el Saladillo. 4 misas rezadas anuales. 160
  49. Gonzalo Fernández Ortiz, minorista. /Juan López Román. Escritura de censo; casas en la plaza del corro y Bamborras o Balborras y cortinal en el camino de Mérida. 20 misas rezadas. / Alonso González Becerra, Pbro. Escritura de viña al sitio de Becerra. 4 misas rezadas anuales. 136
  50. Gonzalo Martín Alvarado, Pbro. /María Zambrano Guerrero, viuda de Juan García de Alvarado. Tierra en Matilla y Valdejinete. 2 misas rezadas anuales. 165
  51. Gonzalo Pérez, Pbro. /Andrés García Núñez y Catalina García, su mujer. 1 fg., en Romeral y otra al sitio del cabezo Bermejo y otra que llaman al sito de la Cruz del Conde. 8 misas rezadas anuales 39 / Rodrigo Alonso, Pbro. No declara. 38
  52. Gregorio de la Vera y Ceballos, minorista. /Isabel González Sayago. Escritura de censo. 10 misas rezadas anuales. 155
  53. José Hidalgo, diácono. /Isabel de Ceballos. Olivar en las Garbanceras. 1 misa rezada anual. 154
  54. Juan Romero Valero, Pbro. /Alonso Lencero. Tierra el sitio de la Muela, linda con el camino de Almendralejo. 12 misas rezadas anuales. 105
  55. Juan Alonso Guerrero, Pbro. /Alonso Guerrero Macías y Catalina González, su mujer. 20 fgs. en Lebrona, linda con la vereda del molino de D. Francisco de la Parra y tierra de D. Diego Pérez Soto, Pbro. 11 misas rezadas anuales, 122. /Gonzalo Baena. Escrituras, olivar que linda con Andrés de Requena Caballero, Pbro. y un cortinal en el ejido de Santa Lucía. 121   / Gonzalo Romero de Toro. Tierra en San Jorge y Valle de la Quebrada. 4 misas rezadas anuales. / 124.  Juan Zambrano, Pbro., casas en la C/ del Ajo que comienza desde el pozo de la C/ Bamborrás o Balborras hasta la mitad de dicha calle Ajo por ambas aceras según autorización del escribano Sebastián Jiménez; casas, que linda con los lagares del fundador y por delante la calle del Rey. 1 misa cantada y responso el 15 de agosto. 123.  /María de Santiago, difunta. Tierra en el Salado; cortinal al sitio del valle de Pedro de Casa, y tierra en la Franquita. 50 misas rezadas anuales. 125
  56. Juan de Mora y de Acosta, Pbro. / Ana de Ramos, viuda del Dr. Manuel de Acosta y Mora. Viña en la Rosica y cortinal al sitio de las huertas del Prado. 2 misas rezadas anuales. 167
  57. Juan Diosdado de Bolaños, Pbro. /Pedro Alonso Zambrano. Casas en la C/ Corredera. 2 misas rezadas semanales. Además, declara que es capellán de la capellanía de San Pedro, que fundó el Bachiller Pedro Alonso y la obra pía Ana de Ramos anexa. 153
  58. Juan García Bachiller, minorista. /Francisco Zambrano de Alvarado. Viñas en las Garbancera. 1 misa rezada anual. 25
  59. Juan García de la Quebrada. Pbro. /María Zambrano Cepeda, mujer de Miguel Sánchez Zambrano. 4/3 de viña en Valdejinete. 2 misas rezadas anuales. 23
  60. Juan López Campos, minorista. /Diego González y María Sayago. Tierra en Matalasnieves, otra al sitio que llaman de las Minas. 2 misas rezadas anuales. 45
  61. Juan López Sayago, Pbro. /Juan López Sayago e Isabel de Solís Barrantes. Tierra al sitio del camino del Rascón. 2 misas anuales. 146
  62. Juan Macías, Pbro. /Diego Fernández Pabón, Pbro. Casa que linda con casas que llaman en la calle que llaman Puerta Nueva o de San Pedro. 50 misas rezadas anuales. 65
  63. Juan Marino de Coímbra, clérigo de menores. /Pedro Marino de Coímbra Sotomayor Ulloa y Catalina María Zambrano. 1 fg.. de viña en el Saladillo, término de los Santos. 4 misas rezadas anuales. 5
  64. Juan Ortiz Halcón, minorista. /Inés Guerrera. Una casa en la plaza del corro, que linda con Gonzalo Martín Alvarado, Pbro. 61
  65. Juan Ortiz Villafranca, minorista. /Juana García Núñez. Tierra en Villafranca, linda con tierra de Antonio de Obando, vecino de los Santos. 1 misa rezada anual. 175 / Leonor Ortiz Silvestre. Escrituras de censo y casas en la C/ Nueva y pleito contra Pedro Zambrano Cepeda por el olivar de Pumares. Escrituras contra Francisco Pecero, “EL Gato”, en C/ Duarte.
  66. Juan Pérez Vázquez, Pbro. / Pedro y Juan y García de Miguel Domingo. 134 y 135. /Juan García. Tierra al sitio en la Sierra, en Lebrona, en Limón y el sitio de Pedro Arcaz. 40 misas anuales. 177
  67. Juan Periañez Valero, Pbro. /Pedro Alonso Zambrano. Tierra en Valdejinete, que linda con Santiago Guerrero, Pbro. 1 misa rezada. 44
  68. Juan Rodríguez Venegas, minorista. Francisco Fajardo, difunto. Tierra al sitio de la Huerta de Romera. 1 misa rezada anual. 172
  69. Juan Romero Valero, Pbro. /Alonso García Mariño de Cambas. Casa en la plaza de la Villa, linda con otra enfrente del caracol-sacristía. 15 misas rezadas anuales. 108 / Diego de la Mesa, originario de Salamanca y no tiene familia en Fuente del Maestre. Huerta por debajo de Santa Lucia, que linda con el camino de la Parra. Casas en el Altozano a la cuesta gorda. Otro cortinal al arroyo de las Indias. 6 misas rezadas semanales. 107 / Elvira Sánchez Ortiz. Casa en la C/ Miraflores. 3 fgs. más allá de la peña del Barrueco, linda con la huerta de Romera. 10 misas rezadas anuales. 106 / Pedro Hernández de Gil Pérez. Tierra al sitio del Campo, linda camino de Alange y con el camino que va de Villafranca a Aceuchal. Casas en la C/ Altozano y casa de D. Pedro Mariño, capitán, huerta al sitio del Rascón. 80 misas rezadas anuales y 1 vigilia, 104.  /Diego Fernández Romero, Pbro. Tierra la sitio de Garlito. Casas en la C/ Miraflores y un solar de casa en la C/ de los Corujos. Las misas que cubrieran 4 ducados que rentan. 14   / Isabel Mesías. Tierra en el Esparragal y otra en el Godolín; 11 fgs. al sitio de la Muela que da con la C/ Bamborrás o Balborras. Rentas en misas que cupieren. 15. /Juan Ruíz Vázquez, Pbro. Pedro Alonso Zambrano, Pbro. Bachiller. 2 suertes en la Pernuda. 1 misa semanal y una misa en el octavario de la Asunción de Ntra. Sra. 16
  70. Juan Vargas Machuca, minorista. /Fernando de Carvajal y Catalina Méndez. 5 fgs. en Villafranca al sitio de las Rozas. 6 misas rezadas anuales. 186
  71. Juan Zambrano Guerrero, Pbro. /Alonso Guerrero Sayago y Mª García Valera. Tierra en Valdejinete. 24. /Gonzalo Hernández de Gil Pérez. Escritura de censo. 50 misas rezadas y 1 misa cantadas. 57.  /Leonor López, mujer de Hernando Núñez de Andrade. 2 cahices de tierra. 3 misas rezadas y 3 cantadas anuales.  58. /Pedro García Villafranca, Pbro. Tierra en Valdejinete y San Jorge. 10 misas rezadas anuales. 55. /Rodrigo Sánchez Villafranca. 50 misas rezadas y 2 cantadas.56.
  72. Lope Martín Franco, que se casa y pasa a la iglesia parroquial. /Sebastián Romero, su padre y Juana García Alvarado. Tierra al sitio de San Jorge y viña nueva en Matalasnieves.189
  73. Luis Sánchez Fiallo, Pbro. /Luis Sánchez Fiello y María González, su mujer. 100 cepas en la Franquita. 12 misas rezadas anuales. 67
  74. Mateo Zambrano Becerra, minorista y después se secularizó. /Pedro Guerrero Caballero, familiar del S. O. 1 fg. en Matalasnieves y Zancones. 2 misas rezadas anuales. 13
  75. Mauricio García Zambrano, Pbro. /Juana Guerrero Condesa. Casa en la silera de los frailes y olivar en la Rosica. No sabe la carga. 145
  76. Miguel Guerrero Cepeda, minorista. /Pedro Zambrano Cepeda. Casa en la C/ Tronera, tierra en Romeral. 2 misas rezadas anuales. 62. /Diego García Guerrero y Elvira López. Olivar en el Rascón. 2. / Pedro Fernández Guerrero. Pbro. Casa en la C/ Nueva con bodega de vino. 22 fgs. en la huerta del Conde, 12 fgs. en el camino hondo, un olivar en el Valle del Pozo, en el Rascón y viña vieja en la Rosica, y en los Zancones, cortinal en los terreros de Badajoz, 12000 cepas en Espantalobos y un mesón en el ejido que llaman el nuevo. Escrituras de censo. 54 misa rezadas. 1
  77. Miguel Sánchez Conde, minorista. /Alonso Guerrero Conde. Tierra en los Zancones. 2 misas rezadas anuales. 120
  78. Miguel Sánchez Merchán. /Bartolomé Sánchez, 3 fgs. en los Zancones y una casa en la C/ la Cruz. 6 misas rezadas anuales. 7
  79. Miguel Sánchez Zambrano Conde, Pbro. /Álvaro Sánchez Sayago. Escrituras de censo. Casas en C/ Martianes y C/ Tronera. 41 misas rezadas. 29. / Álvaro Sánchez Sayago. Escritura de censo. Una tierra la camino de Zafra, linda con la dehesa del Concejo y una casa en la Puente Nueva y otra en la C/ Arias Alonso. 46 misas rezadas. 30. /Gonzalo Pérez Caballero, indiano. Mandó 600 ducados de moneda de Castilla.3 misas rezadas. 27.  / Elvira García Condesa. Tierra al sitio del Guijarral. 4 misas rezadas y 2 cantadas cada año. 162
  80. Pedro Alonso Periañez, minorista. /Pedro Alonso Periañez, regidor. Tierra en Valdejinete y 2 misas rezadas anuales. 92. /Alonso González de Gil Pérez Cabañas. Tierra al sitio del Campo, donde llaman el Esparragal. 20 misas rezadas anuales y 1 vigilia cantada de tres lecciones. 142 /Beatriz González Condesa. Tierra al sitio de las Eras Viejas, linda con el camino de Villafranca, le llaman también Cruz del Conde. 20 misas rezadas anuales.141.  /Diego García Zambrano. Olivar. 1 misa rezada anual. 139 / Gonzalo Hernández Conde. Una huerta que llaman del Conde. 3 misas rezadas semanales y una vigilia. 140
  81. Pedro de Vera Bachiller, Pbro. /Elvira Rodríguez García Zambrano, viuda de Juan de Guzmán Guerrero. Tierra en el Salado. 2 misas rezadas anuales. 102. /García Martín Zambrano, difunto en India. Escritura de censo y casa en Calle Nueva. Misa según la bula de Su Santidad. 103. /Leonor Rodríguez Gajardo. Casa en la C/ Bamborras (hoy Bullones). Las rentas se reducen a misas, 101
  82. Pedro García de Toro, Pbro. / Alonso Hernández Zambrano, Pbro. Solar en la C/ San Lázaro. 169. / Martín Domínguez. Casa en la Tronera con Miraflores que la paga Cristóbal Sánchez y Corral y otra en la C/Bamborras. . 31 misas rezadas anuales. 168
  83. Pedro García Sayago, Pbro. /Pedro García Sayago y Juana Sánchez, sus padres para su hijo. Tierra en Espantalobos. 4 misas rezadas anuales. 190
  84. Pedro Guerrero Becerra, minorista. /Alonso Guerrero Becerra y Mencia López su mujer, difuntos en Indias. 16.000 reales de vellón. 4 misas rezadas semanales y 4 cantadas anuales. 180
  85. Pedro Guerrero de Luna, Pbro. /Francisco Barajas Ortiz Zambrano. Olivar en Espantalobo, linda con Francisco Fernández, Pbro. y los Marqueses de Lorenzana, olivar en la Rosica, otra en la Pernuda en el camino de Aceuchal, un cortinal al sitio de los Horneros y otro en los terrenos de Badajoz. 3 misas rezadas semanales y 1 cantada. El día de San Francisco en el convento de los frailes descalzos tiene que dar al convento 4 arrobas de aceite al año y vestir dos pobres de la generación del fundador. 3. /Pedro Guerrero de Luna, Pbro., vecino que fue de esta villa. Viñas en el Salado. 6 misas rezadas. 4
  86. Pedro Martínez de la Torre, Pbro. En el 1694 es capellán el racionero de Zafra Alonso Martín Sierra. 191
  87. Pedro Vázquez Sayago, minorista. /Vicente Romero O.P. Fray, Indiano en Panamá. Casa en c/ Arias Alonso y en C/ del Pozo. Huerta de los Silos, olivos al sitio de la Alberca de San Jorge y tierras en el Calero y Pebita. 113
  88. Pedro Zambrano de Bolaños, Pbro. / Alonso Guerrero e Inés Sánchez, su mujer. Escritura de censo. Tierra en el Perú y en Pumares. 12 misas rezadas anuales y 1 vigilia. 183. / Alonso Hernández Piernas, Pbro. Comisario del Santo Oficio. Escritura de censo. Casa en C/ San Lázaro. 3 misas semanales. 184. / Alonso Zambrano de Bolaños, Pbro. Olivar en Espantalobos y en el Val de la Quebrada. 12 misas rezadas anuales. 182
  89. Rodrigo Alonso de Toro, Pbro. /Alonso Zambrano Piernas y María Juan Guerrero, su mujer. Olivar en la Rosica. Tierra al sitio del Val de Hinojo, linda con el camino de Aceuchal. 4 misas rezadas anuales 72. /Catalina Rodríguez Guerrera. Tierra al sitio del Salto y casa en C/ Los Mártires. 74. /Catalina Rodríguez Requena. Casas en C/ de Arias Alonso, 12 misas rezadas anuales. 78. / Elvira Rodríguez, mujer de Francisco Sayago de Aguilar. Casa en Puente Nuevo, linda con la muralla. 4 misas rezadas anuales 70.   / Francisco Sayago Guerrero, Pbro. Un cortinal al sitio del Val del Pozo, tierra al sitio de la Fuente del Moral, otra al sitio de la huerta del Conde. y la paga Catalina González en C/ Corredera junto a la esquina de San Juan; casa en la C/ Arias Alonso, con la calleja de San Lázaro, casa en que vive en C/ del Arroyo a la esquina de San Juan y otra en la calle de la Quebrada. 15 misas rezadas anuales.  75.  /Gonzalo González de la Quebrada. Tierra en la huerta de los Silos, otra en el saldo en el camino de Villafranca y el sesmo que va a Villajinete. Las misas no se saben. 80. /Juana Domínguez, mujer de Rodrigo Alonso Delgado. La capellanía es servidora en la parroquial, situada en la capilla que está en ella, más allá del altar de ánimas. Casa en la C/ del Arroyo; tierra al sitio de la Sierra de Pinos, otras al sitio del Mármol, al sitio de los Malos Vinos y en Casa Vieja; otra a la huerta del pozo, linda con camino que va a Feria y otra al sitio de la huerta del Prado. Misas con estipendio de 4 reales. 76.  /Leonor García de Toro. Escritura. Olivar en la huerta del pocero.  79.  /Pedro de Toro Bachiller. Casa en la C/ del Pozo, linda con la plaza, tierra en Minga de Aparicio, linda con la dehesa de la Mesa prioral. 6 misas rezadas anuales. 71.  / Pedro Hernández. Tierra la sitio de las huertas de los Silos. 2 misas rezadas mensuales. 77.  / Pedro Sánchez, Pbro. Tierra al sitio del Salto, Escritura de censo. Casas en C/ Los Mártires y en la C/ Bamborrás. 8 misas rezadas anuales. 73.
  90. Tomás de Camboraín, Pbro. /Diego López. Casa en la C/ Pozo. Un cortinal al sitio de la huerta de la Parra. 31. / Juan Sánchez, cura de Feria. Una huerta que está por debajo de las monjas; casa en C/ Pizarra, que linda con la Audiencia; casa solar que linda con la salida de la C/ Alonso Ramos. Traslado de la fundación de la capellanía de D. Juan Sánchez, fundada en el Hospital de la Angustia en 1460. 32.
  91. Tomás Franco Valero, Pbro. /Gonzalo de Santiago Pbro., cura de Mirandilla. Cortinal al sitio del camino de la Huertas y casa en C/ Altozano que linda con la calleja a la calle del Pozo. 1 vigilia anual. 158. /Alonso Hernández Monroy. Tierra que linda con el capitán D. Mateo Rodríguez de Bolaños. Misas. 114
  92. Vacante por muerte de Juan García de Soto. /García y Pedro de Miguel Domingo. Tierra de Bartolomé Zambrano Becerra, Pbro, y otra de Diego Sáez de Soto, Pbro. 54

2º GRUPO A.   31 DE OCTUBRE DE 1724

 

Nº DE ORDEN CAPELLAN FUNDADORES PRODUCTO CARGAS Nº DE REFERENCIA

 

  1. Alonso Alvarado Zambrano, Pbro. /Álvaro Guerrero Zambrano y Juana Ortiz Gallardo, su mujer, difuntos. Viña en Valdejinete, en el camino que llaman de Cárdenas. 71
  2. Alonso Fernández Ortiz, Pbro. /Isabel García Baena, viuda de Alonso Hernández Moreno. Tierra en Franquita y Pebita. 1. /Elvira Sánchez Baena. Molino en la Ribera del Guadajira que llaman de Pergañera, linda con los molinos de Magro y de Francisco Álvarez Ossorio. 3 /Alonso Romero, difunto. /Tierra en los Zancones y Espantalobos. 1
  3. Alonso Jaramillo Zambrano, Pbro. /Pedro García Sanguino, difunto. Tierra en los Zancones y el Valle de Arcaz. 14
  4. Alonso Martín Franco Valero, Pbro. /Álvaro Guerrero Piernas, difunto. Censos. Tierra en la Ribera. 1 misa de tabla. 49. /Bartolomé Sánchez Delgado y Catalina Rodríguez “La Doblada”, su mujer. Escritura de censos. Casa en la C/ Garlitos. Tierra, que linda con las de la Compañía de Jesús. 50. /Pedro Zambrano Cepeda. Escritura de censo; casas extramuros, que dicen de la Tronera y con el paso y travesía que hace contra la muralla y camino que va a la Puerta de la Parra.52
  5. Alonso Zambrano, Pbro. /Alonso Sánchez y Juana Vázquez, su mujer. Tierras. 44. /Diego Fernández Pavón, Pbro. Casa de su morada en la C/ San Pedro, 46, /Gonzalo de Santiago Guerrero y Magdalena, su mujer. Tierra al sitio de la Peña de Santa María, que linda con la huerta que llama capellanía de San Pedro. 43, /Juan Domínguez. Casas en la C/ del Arroyo, en Casa Vieja y tierra al sitio de las Lagunillas 45
  6. Álvaro Pérez Zambrano, Pbro. /Tomás Zambrano y Catalina Sánchez, su mujer. Tierra al sitio del Romeral y solo quedó 15 olivos cuando el huracán de San Evaristo y otros en la Franquita. 47
  7. Andrés Gordillo Saavedra, Pbro. /María Rodríguez de Miranda, tía del declarante, natural de los Santos. Casa en la Plaza. 58
  8. Antonio Álvarez Cordero, Pbro. /Alonso Martín Sierra, difunto. Tierra al sitio de las Garbanceras y olivar al sitio de Archas. 48
  9. Antonio Ramos Valenzuela, Pbro. /García López. Tierra al sitio que dicen la Barranca de los Silos y con la vereda que va a la ermita de Santiago de Magacela. 55
  10. Antonio Ramos Valenzuela, Pbro. /García López Zambrano «el viejo», 5º abuelo del difunto, de quien es patrono Alonso Rafael de Bolaños. Tierra en el Salado, frente a la vereda del Portal, de los Padres Jesuitas. 53. /Leonor López Sayago, hermana de su 4º abuelo. Tierra en la huerta del Conde con tierra de Ntra. Sra. de la Candelaria en el camino de la villa de Santa Marta y otra en la Rosica. 54
  11. Bartolomé Zambrano Becerra y Bolaños, Pbro. /Cristóbal de Bolaños, Pbro. difunto. Cortinal en el ejido que llaman del Melón y que al tiempo de su fundación llamaban del Mayordomo.10 /García Martín Zambrano, difunto en Indias. Tierra en Matalasnieves y Malos Vinos con la travesía de Villafranca a Aceuchal y tierra del capitán D. Juan de Ceballos y Zúñiga; otra en la Pernuda, con F. Lechón Guerrero regidor perpetuo y familiar del S.O. 9 /Juan García de Miguel Domingo. Tierra al sitio de San Jorge y otra linda con Juan Ramos Conde, Pbro. 11 / Francisco Gallego Mejía, difunto. Tierra en la Pernuda y huerta del Prado. 12
  12. Cristóbal González Becerra, Pbro. /Juan Becerra y María Cabañas de Soto, padres del declarante. Viñas y olivos que fueron arrancados por el huracán de san Evaristo al sitio de Matalasnieves. 63. / Juan Zambrano Villafranca, Pbro. Difunto. Tierra al sitio de los Cabreros. 64
  13. Diego Álvarez Ossorio, Pbro. /Pedro Alonso Zambrano, difunto. Casa pequeña en la travesía que va de la plaza a la corredera, linda con casas de la Venerable Hermandad de San Pedro. 94. /Juan Sánchez, cura de Feria. Tierras propias en el Rascón; casitas pequeñas en la Plaza frente del cementerio de la Iglesia. 96
  14. Diego García del Águila, Pbro. /Alonso Martín Sierra, su padre. Tierra al sitio del Salto y otra que linda con el capitán Juan de Ceballos, otra en el Rascón y viña al sitio de la vuelta Gramadales. 76. / García Martín Sayago. Un cortinal que linda con Diego Pérez Soto, Pbro. y otra en San Jorge, linda con Juan Zambrano Ortiz, Pbro. 77.
  15. Diego García Zambrano de Bolaños, Pbro. /Alonso González Gil Pérez. Tierra en el Esparragal, linda con el Patronazgo de Santa Ana. 17. /Beatriz González Condesa, difunta. 8 fgs. al sitio de la Cruz del Conde. 20. /Diego García Zambrano, abuelo del declarante, ya difunto. Tierra al sitio de Hornito. 15. /Elvira Rodríguez. 14 fgs, al sitio de la Magadalena, linda con el hospital de las Angustias. 21. /Gonzalo Fernández Conde. Tierra al sitio del Conde. 16. /Juan Sánchez de Gil Pérez, difunto. Tierra al sitio del Prado, linda con García López de Toro, Pbro. y tierra de la capellanía de Dr. Pedro Varona Loaisa, Pbro. Tierra de los PP de la Compañía de Jesús y Diego Hidalgo Ceballo, clérigo beneficiado. 18
  16. Fernando Pérez Zambrano, Pbro. / Pedro Laurencio de Ceballos. Tierra al sitio de Magacela. 78
  17. Francisco Bachiller, Pbro. /Gonzalo, abuelo del declarante, difunto. Tierra en el Sesmo Largo, linda D. Lorenzo Bolaños Zambrano Guzmán, alcalde ordinario por Su Majestad y Estado noble. 100
  18. Francisco de Toro y Aguilar, Pbro. /Francisco de Aragón Angulo y Catalina Rodríguez Ortiz, su mujer, abuelos del declarante. Viña en la Franquita. 27
  19. Francisco Lasquintas Zayas y Mendoza, Pbro. /Andrés Lorenzo, escribano difunto, vecino de Calzadilla. Servidora en la parroquial de Valencia de las Torres. 88. /Diego López. Tierra al sitio que se llama huerta de Parra. 87. /Lorenzo de Bolaños Calderón, capitán, difunto. Olivar al sitio de los Perulitos, linda con el mayorazgo de D. Mateo Rodríguez de Bolaños, regidor perpetuo. 89
  20. Francisco Martín de Alba, Pbro. /Diego García Guerrero Piernas, difunto. 7 fgs. al sitio de Magacela, linda con García López de Toro, Pbro. 91
  21. Francisco Rodríguez Merlín, Pbro. / Pedro Mariño de Camba, capitán de Coraza. Olivar al sitio de Cárdenas, linda con Alonso Sánchez, clérigo beneficiado. 97
  22. Francisco Sánchez Guerrero, Pbro. /Antonio de Cuellar, indiano mexicano. Tierra en Nava Fría. 102 / María Zambrano, viuda de Pedro Blanco. Tierra al sitio de la sierra de San Jorge, 101
  23. Francisco Sánchez Salamanca, Pbro. /Diego Arévalo y María Guerrera, su mujer, difuntos. Tierra al sitio de Diego Adame, linda con el mayorazgo del capitán D. Diego Quintano-Silva. 66. / Diego García Caballero, difunto. Tierra al sitio de la China, linda con olivares del convento de monjas y una viña hoy perdida.65. / Francisco Alvarado Zambrano. Viña con olivos, los que faltan los llevó el huracán de San Evaristo; otra en las Garbanceras y linda con Gonzalo Guerrero, regidor. 67
  24. García Guerrero Cepeda, Pbro. /José de Arias Quiñones, difunto Marqués de Lorenzana. Tierra al sitio del Romeral, que linda con la que fundó Mª Núñez Mora, soltera difunta de la que es capellán Alonso Núñez Moreno, subdiácono. 62
  25. García López de Toro, Pbro. /María Sánchez Zambrano de Bolaños, madre del declarante. Tierra en la Ribera del Guadajira, linda con D. Mateo Rodríguez, regidor perpetuo. 56
  26. García Martin Becerra, Pbro. /Miguel Guerrero Cepeda, Pbro. Olivos en Val cargado. 25. / Pedro Guerrero de Luna, Pbro. Olivar en el Salado, linda con Miguel Guerrero Cepeda. 26
  27. García Martin Cabañas, Pbro. /García Martín Cabañas, difunto y padre del declarante. Viñas al sitio del Salado, linda con D. Pedro Barragán Zambrano, abogado de los Reales Consejos. 57
  28. García Martin Parra, comisario del S.O. / Elvira López, Difunta. Tierra en el Salado. 5. /Leonor Zambrano Cepeda, mujer de Juan de Guzmán de Guevara. Casa de herederos de Pedro Núñez Asturiano, Pbro. 6. /Juan López Sayago e Isabel de Solís Barrantes. Cortinal en el Rascón. 4
  29. García Martínez Zambrano, Pbro. /Juan Jiménez Zambrano Franco. Tierra al sitio de la huerta del Conde. 40. /Juan Jiménez Franco, difunto. Tierra en Espantalobos. 39
  30. García Zambrano López de Toro, Pbro. /Catalina Rodríguez Guerrera, difunta. Casa de su morada en la C/ de los Lechones, tierra al sitio del Salto, escritura de censo, casas perdidas en C/ Bamborras o Bamborrás y en C/ Martianes, linda con casas de la cofradía de las Benditas Almas del Purgatorio y Juan Zambrano de Bolaños, Pbro. 105. /Leonor González Enríquez, difunta. Tierra que linda con Juan Alonso Guerrero, Pbro. Casas en la C/Corredera que linda con la casa palacio de los Marqueses de Lorenzana y la muralla de la villa. 103. / Pedro de Toro Bachiller, Pbro. Casa de su morada en la C/ del Pozo. Tierra al sitio de Minga de Aparicio, linda con tierra de Santa Lucía. 104
  31. Gonzalo de Santiago Guerrero, Pbro., comisario del S.O. /Diego Martín Hidalgo, difunto. Tierra en el Valle de la Guadaña, linda con el capitán Diego Quintano Silva y Figueroa. 106
  32. Gonzalo Franco Zambrano, Pbro. /Catalina Rodríguez, difunta. Escritura de censo. Olivos en el Valle de la Quebrada, otra al sitio del Salto, que linda con José Sancho de Varaona y Loaisa. 80. /Gonzalo Fernández Zambrano, Bachiller, difunto. Servidora en la capilla de Ntra. Sra. de la Soledad, sita en el convento de las monjas de la Purísima Concepción de esta villa. 82, /Inés Guerrero, difunta. Casas en la plaza del Corro, que linda con la cárcel pública de la villa. 81. /Juana Rodríguez Zambrano, difunta. Cortinal que linda con Pedro Guerrero de Luna, regidor perpetuo; viña en San Jorge, tierra al sitio de la Sierra, otra en la sierra de Pinos; tierra la sitio de Rompesuelas, Pozo de Diego y otra en el Esparragal. 79,
  33. Gonzalo Guerrero Zambrano, Pbro. /María Zambrano de Alvarado, mujer que fue de Fernando Pérez Guerrero, regidor perpetuo. Olivar al sitio de la falda de la sierra, linda con Francisco Sánchez Guerrero, Pbro. y con los Marqueses de Lorenzana; 7 fgs. al sitio de la huerta de Albarrán. 59.
  34. José Mª de Ceballos y Zúñiga, Pbro. /Leonor Hernández. Tierra en el Esparragal y diversos olivos. 24
  35. Juan Alonso Albornoz, Pbro. /Isabel González Baena, madre del declarante y viuda de Esteban Álvarez. Tierra al sitio del Hornito y otra en Cárdenas. 41. /Sebastián Rodríguez Valero y Juana Guerrero Zambrano, su mujer. Casas pequeñas en la C/ Miraflores y calle que sale del ejido. 42.
  36. Juan Gómez Caballero, Pbro. /Catalina Sánchez Cortés, viuda de Francisco de A. Caballero. Olivos en las Garbanceras y Val cargado. 110
  37. Juan Ortiz Becerra, Pbro. / Juan García, Pbro. Difunto. 14 fgs al sitio del Campo, linda con la vereda que llaman de los Uberos y Diego Álvarez Ossorio, Pbro. 93. /Juan Guerrero Becerra, difunto. Casas en la C/ de la Cruz, linda con Pedro de Toro, regidor. 92.
  38. Juan Periañez Valero, Pbro. /Pedro Alonso Zambrano de Sandoval. Viña en Valdejinete, y con la capellanía fundada por Andrés Gordillo de Luna, Pbro. difunto. Hoy poseedor de dicho vinculo Alonso García de Soto, Pbro. 83.
  39. Juan Ramos Conde, Pbro. /Álvaro Sánchez Sayago, Pbro. Difunto. Tierra en el camino de Zafra y con el baldío; una casa en el ejido de los Mártires; escritura de censo. Olivar al sitio del Cantero, casa en el Puente Nuevo, que linda con Antonio de Porras, clérigo beneficiado y otra en la C/ Alonso Ramos. 86, /María Guerrero de Luna, moza soltera difunta. Tierra en el Rascón, que no da ni para dos misas. 84, /Miguel Sánchez Zambrano, Pbro. Casa en la C/ Martianes, linda con Juan Zambrano, Pbro. Difunto. 85 bis. / Pedro Hernández de Gil Pérez. 12 fgs. al sitio de la Cuesta Gorda; otra en el Cotorrillo, linda con la dehesa sí llamada propia del Concejo, linda con otra que es hoy del Ldo. Francisco de Guzmán y Bolaños, caballero de la Orden de Santiago, cura de Fuente de Cantos, otra que plantó de viña, Juan Alonso Guerrero Pbro. difunto. Escrituras de censo y otra tierra con la obra pía de Pedro Alonso Zambrano, difunto en Indias. 85
  40. Juan Zambrano Guerrero, Pbro. /Alonso Guerrero Zambrano, Diego Sayago y María García Valera. Viña en Valdejinete. 75. /Diego Hernández Romero, Pbro. Difunto. Casa de su morada en la C/ Miraflores y una tierra al sitio del Garlitos. 74.
  41. Juan Zambrano Guerrero, Pbro. /María Guerrero, mujer que fue de Miguel Sánchez Conde. Casas de su morada en la C/ Arias Alonso 73. / Mayor Sayago, difunta. Casas de su morada en la C/ Arias Alonso. 72
  42. Juan Zambrano Hidalgo, Pbro. /Alonso Guerrero Macías, difunto. Tierra en Lebrona. 8. /Gonzalo Baena, Pbro. Olivar en Valdejinete, y otro olivar al sitio del Perú. 7
  43. Juan Zambrano Ortiz, Pbro. /Gonzalo Salguero e Isabel González, su mujer, difuntos. Tierra en Val cargado. 99. /Mayor González de Toro. Tierra al sitio del Prado. 98
  44. Miguel Guerrero Cepeda, Pbro. /Pedro Fernández Guerrero, Comisario del S.O. Escritura con cargo a Alonso García de Soto, Pbro.; casa en la Calle Nueva, linda con el molino de aceite de D. Pedro Rafael de Bolaños. 22. /Pedro Hernández Guerrero, Comisario del S. O. Cortinal en el ejido del Buen Suceso. 23
  45. Miguel Sánchez de Ceballos, Pbro. /Alonso Lencero, difunto. 12 fgs. al sitio de la Muela en el camino de Almendralejo. 32. /Álvaro Miguel «el viejo» y Elvira Núñez su mujer. Tierra en la Matilla. 29. /Álvaro Rodríguez Zambrano de Bolaños, abuelo, difunto del declarante. Olivares en Val cargado. 28. /Juan Lencero, Pbro. Difunto. Escritura ante Juan Hernández, escribano público el 23-10-1564. 31. /Rodrigo Alonso Delgado, difunto. Tierra en Gramadales, linda con la dehesa del Concejo, en el camino de Alange; otra en Malos Vinos, linda con tierra de la ermita de los Santos Mártires, otra en Abertura, otra al sitio de la sierra de los Pinos y otra al sitio de la fuente de los Negros; olivos al sitio de Albarrán. 30.
  46. Pedro de Varona y Loaisa, Pbro. /Alonso Fernández Piernas. Tierra en Matalasnieves. 34. /Alonso Guerrero. Tierra en Pumares y el Salado. 34 bis. /Bartolomé Sánchez Pavón.  Censos. 38.  / Francisco Barajas Ortiz. Olivar al sitio de la huerta de Aruño, que llaman Val del pozo, que linda con Francisco Cuadrado de la O.S., cura de Monasterio; la Pernuda que linda con tierra de D. Francisco de Guzmán, cura propio de Fuente del Maestre. Otra al sitio de la Magdalena. 33.  / Francisco Guerrero de Luna. Olivar en San Jorge y en Lebrona. 35, /Pedro Ceballos, abuelo del declarante. Escritura de censo. 37.  /Sebastián de Luna. Escritura de censo. 36
  47. Pedro Gracia de Toro y de Bolaños, Pbro. /Pedro Ortiz Villafranca, minorista y Mayor Escribana, viuda de Juan Ortiz Villafranca, difuntos. Olivos al sitio de la China. 70
  48. Pedro Guerrero Becerra y Bolaños. Pbro. /Clero parroquial. Patronazgo de legos que se obligaba a fundar una capellanía en la Parroquial y ha de pagar sacristán y organista en las misas cantadas. 116. / Fernando Becerra y su padre, difuntos. Tierra en el Esparragal en el camino de Alange, un cortinal en Valle de la Hermosa, linda con la C/ Bamborrás y camino que va a la Cruz de Pedro Alonso. 115, /García Martín Zambrano, difunto en Indias. Escrituras de censo, tierra en el Valle del Pozo, viña en Casa Blanca, casa de sus padres al sitio de la Hermosa, que linda con cortinales de la Hermosa, casa de su morada en la Silera, viñas en Matalasnieves y otras al sitio de las Huertas. 114
  49. Pedro Romero Sayago, Pbro. /Pedro Romero Sayago y Ana Becerra, su mujer, padres del declarante. Olivos al sitio de los Pocitos. 90
  50. Pedro Vacas Guerrero de la Quebrada, Pbro. /García Martín Lechón y Catalina Guerra, su mujer. Olivos en Val cargado, Val de la Quebrada, Rascón, linda con las tierras del hospital de las Angustias y del Espíritu Santo y D. Bernardino Vargas Machuca, clérigo beneficiado. 90. / Pedro Vacas Guerrero de la Quebrada, Pbro. Tierra al sitio de la falda de la Sierra. 68
  51. Pedro Vázquez Guerra, Pbro. /María de Santiago, viuda de Antonio de Cuéllar. Olivar al sitio de la Huerta Nueva, linda con el olivar de las monjas. Otra en la Franquita, linda con Juan Alonso Alborno, Pbro. 107. /Pedro Sayago, Bachiller, clérigo beneficiado. Olivar en el Rascón, linda con la Hermandad de San Pedro. 108. /Vicente Romero Fray O.P. Tierra en el Calero, linda con tierra de la Cofradía del Santísimo y tierra de la capellanía de Francisco Barajas Ortiz, escrituras de censo, casas en la C/ del Pozo, donde vive y otras en la C/ Alonso Ramos y en la C/ Barajas. 109
  52. Rodrigo Alonso Santiago, Pbro. /Pedro García Sayago y Juana Sánchez de Luna, su mujer. Olivar en el Salado. 60
  53. Tomás Guerrero de la Quebrada, Pbro. /Fernando González de Santiago, difunto en Indias. 1/2 fag., de una hoya en la sierra de San Jorge. Otra al sitio del Hinojo, linda con la dehesa de la Mesa, otra en Val cargado. Otra al sitio del Portal y en Cárdenas. 113. / Francisco de Toro de la Quebrada, difunto. 1 fg. al sitio de San Lázaro. 111. /Gonzalo Gordillo de Márquez e Inés Sánchez, su mujer. 1 fg. en el camino de los Santos. 112

 

 

2º GRUPO B.   DECLARACIONES DEL 2 DE NOVIEMBRE DE 1725

 

Nº DE ORDEN CAPELLÁN FUNDADORES PRODUCTO CARGAS Nº REFERENCIA
  1. Alonso de Toro, clérigo beneficiado. /Pedro Alonso Zambrano y Juana Guerrera. Viñas al sitio de las monjas. 124
  2. Alonso Guerrero Becerra, regidor perpetuo y administrador de la persona de mi hijo Diego Guerra Baena. /Juan Lencero. Unas casas en las que vivió Pedro Zambrano de Bolaños, comisario del Santo Oficio. 132
  3. Alonso Sánchez, clérigo beneficiado. /María Alonso Ramos, viuda de Francisco Lozano, difunta. Olivar al sitio del Carrascal. 128
  4. Antonio Clemente Balanza, clérigo beneficiado. /Andrés Gordillo, Pbro. Tierra en Val cargado. 119
  5. Antonio Clemente Balanza, clérigo beneficiado. /Antonio Clemente Balanza y Mª Rodríguez, su mujer, padres del declarante. 1 fg., linda con García Martín Zambrano. 120
  6. Bartolomé Jiménez Zambrano y Bolaños, clérigo beneficiado. /Pedro Alonso Periañez y María Zambrano de Bolaños, su mujer, sus abuelos. 1/2fg. en Valdejinete. 131
  7. Bartolomé Mexia de Bolaños, clérigo beneficiado. /Pedro Zambrano de Bolaños, padre del declarante. Olivos en Val cargado. 125.
  8. Francisco de Martín Lechón, clérigo beneficiado. /Pedro Zambrano Cepeda y demás hermanos. Un olivar en el Rascón. 118
  9. Francisco de Toro Aguilar, abogado de los Reales Consejos. /Fernando Ortiz Durán, vecino de Aceuchal, difunto. Una viña al sitio del Potosí en Aceuchal. 117
  10. García de Bolaños Zambrano Guzmán, clérigo beneficiado. /Elvira García Zambrano, viuda de Juan Guzmán Guerrero y Guevara, difunta. 11 fgs. de viñas en el Salado. 123
  11. Juan García de Reguera, clérigo beneficiado. /Juan García de la Quebrada, difunto. 1/2 fg. al sitio del cabeza de la Horca. Casas que están perdidas. 129
  12. Juan López de Bolaños, clérigo beneficiado. /Juan Zambrano Hidalgo. 7 fgs. en los Zancones. 121.
  13. Juan Sánchez Benítez, clérigo beneficiado. /Fernando Sánchez de la Gajarda y Elvira Gómez, su mujer. Tierra en Villafranca y olivar en Almendralejo. 126
  14. Pedro Alonso Periañez, clérigo beneficiado y abogado de Reales Consejos. /García Martín Zambrano Becerra, Pbro. Difunto. Escrituras de censo, casa en C/ de los Lechones. 130
  15. Pedro Rodríguez Zambrano, minorista. /Cristóbal Sánchez Lavado y Leonor García, su mujer. Olivar al sitio de Solanilla y otro en la Ribera de Guadajira. 127

Nota. Año 1794. Tomás Laguna  Becerra  y Moscoso, prebendado en la catedral de Ávila. Servidora en esta parroquia de la que goza Pedro Becerra y Moscoso, su último capellán. 133

 

CONCLUSIONES

 

  1. Desde una visión creyente está la fe en la salvación para aquellos que murieren en gracia de Dios, pero necesitan la purificación final sobre la pena temporal de los pecados perdonados.
  2. El fomento del culto divino, la sustentación del clero y el sistema beneficial durante cuatro siglos consecutivos.
  3. El enriquecimiento histórico-cultural y local del mapa urbanístico y rural, que conocemos. Nomenclátor del recinto amurallado con sus puertas, aldeas sufragáneas, lugares emblemáticos, personajes importantes y clero.

 

RESUMEN

 

El pasado año presentábamos los documentos manuscritos que se conservan (1519-1770), ocupándonos ahora del libro Becerro Nuevo I.

Las declaraciones de los capellanes se recogen con un nº de orden para evitar excederme en los límites exigidos estos suelen tener una o varias capellanías. El Juez de comisión, suelen ser el cura párroco o el teniente cura en ocasiones, designado por el Prior del Provisorato de San Marcos de León y Provincia en Extremadura de  la Orden de Santiago por motivo de que había desparecido el Libro Becerro Viejo, que posteriormente  apareció. No obstante, en estos nuevos se recogen las nuevas inscripciones de los años posteriores.

Las fuentes primarias son I. LIBRO BECERRO NUEVO I (1691-1724-1725). En dos grupos: A) 5 de febrero de 1691 y B) 31 de octubre del 1724 y 2 de noviembre de 1725, respectivamente.

Además se recoge los fundadores precedidos con / siguiendo a cada capellán declarante que puede tener varias capellanías.

El producto de bienes (tierras, viñas, olivares huertas, casas, censos, molinos…) que sirve para sustentación de quienes levantan las cargas según pactan las partes contratantes.

Las obligaciones o cargas de misas que han de celebrarse minuciosamente señaladas. Finalmente termina con el nº de referencian a los documentos originales.

 

Teodoro A. López López

 

Oct 272024
 

 Pedro Emilio López Calvelo

 

 

En el municipio de Hervás se encuentran dos obras arquitectónicas que los hervasenses conocen muy bien y que forman parte importante de los recuerdos sentimentales de la población (en diferentes sentidos), pero esta misma población hervasense desconoce que esas dos obras arquitectónicas son fruto del trabajo de un importante arquitecto madrileño que desarrolló su actividad profesional durante diferentes décadas del siglo XX: el arquitecto Rodolfo García-Pablos González-Quijano. Nos estamos refiriendo al Cine-Teatro Juventud y a la restauración de la ermita de San Andrés, en el Monte Castañar Gallego.

 

EL ARQUITECTO RODOLFO GARCÍA-PABLOS

Intentaremos hacer un breve semblante de la biografía profesional del arquitecto Rodolfo García-Pablos que, en algunos momentos de su vida profesional, estuvo vinculado a la Diócesis de Plasencia.

Rodolfo García-Pablos (1913-2001) nació en Madrid en 1913, realizando estudios de arquitectura, de los que se tituló en 1940. En sus primeros tiempos como arquitecto formó parte del “conjunto de arquitectos agrupados en torno a la administración, responsables de unos criterios de retorno a la tradición y al monumentalismo que triunfaron en los diez primeros años de la posguerra” ¹.

Sus primeros trabajos como arquitecto responsable de la diócesis de Madrid-Alcalá consistieron en la reconstrucción de edificaciones religiosas (iglesias, ermitas, …) dañados o destruidos durante la Guerra Civil. Más tarde, sería nombrado también arquitecto de la diócesis de Plasencia, para la que hizo numerosos trabajos, entre ellos las dos obras citadas en Hervás.

Durante el intervalo 1940-1970 realizó numerosos trabajos de reconstrucción y construcción de edificios religiosos y, durante este periodo, su obra arquitectónica experimentó un importante proceso evolutivo con el propósito fundamental de ir ajustando sus construcciones a los cambios de renovación litúrgica que se producen en esos años y que tienen su culminación con los decretos emitidos por el Concilio Vaticano II (1962/1965). Esta evolución marcará su incorporación progresiva al Movimiento Moderno de arquitectura que quedará reflejada en todos sus trabajos a partir de entonces, proyectando y construyendo distintas construcciones que quedarán como ejemplos importantes de la arquitectura religiosa contemporánea de nuestro país (ejemplos: la iglesia parroquial de los Sagrados Corazones -Madrid, 1961/1964-; la capilla sacramental del Pilar -Madrid, 1965/1966-; la iglesia parroquial de San Francisco Javier y San Luis Gonzaga -Madrid, 1965/1968-, etc.).

Estamos entonces ante un arquitecto que en sus primeras etapas como profesional participó en una arquitectura que abandonaba las experiencias racionalistas y las tendencias arquitectónicas socializadoras que se habían vislumbrado en la arquitectura española de la II República proponiendo una vuelta a la tradición, a la búsqueda del monumentalismo y a soluciones reconstructivas desarrolladas con urgencia, según el orden propuesto desde la primera administración franquista, pero que fue evolucionando en sus presupuestos arquitectónicos (parece que, en buena medida, influido por sus numerosos viajes al extranjero) hacia una arquitectura con un lenguaje mucho más moderno, con propuestas de nuevos materiales y nuevas técnicas constructivas adaptadas a las nuevas condiciones del culto cristiano, que colaborará decisivamente en la introducción del Movimiento Moderno en la arquitectura religiosa española.

Gran viajero y meticuloso anotador, en este cambio en su forma de ver la arquitectura tuvieron una influencia decisiva sus viajes al extranjero, muy especialmente los viajes de trabajo que realizó a la República Federal de Alemania entre 1958 y 1965. A partir de estos viajes incorporó a sus obras religiosas planteamientos de la arquitectura moderna, algo que se puede apreciar en su obra posterior (abstracción formal, simplificación iconográfica, tratamiento lumínico, racionalidad constructiva, integración de artes, …), como puede percibirse, entre otras, en las citadas iglesias de los Sagrados Corazones y de San Francisco Javier de Madrid, en las que se observa su esfuerzo por incorporar los nuevos condicionamientos del culto provenientes del Concilio Vaticano II y las nuevas posibilidades técnicas y de materiales a sus construcciones religiosas.

Además de la arquitectura de carácter religioso, Rodolfo García-Pablos realizó trabajos de arquitectura escolar y deportiva (Plan de Ordenación Escolar de las Hurdes y del Campo de Gibraltar) y de arquitectura residencial (conjunto residencial Nª Sra. de Montserrat); también trabajó en la ordenación del territorio y en proyectos medioambientales (Plan General de Ordenación de Toledo -1943-, Plan General de Ordenación Urbana de Plasencia -1954-, …); y, también, obras de ordenación en ciudades artísticas, seminarios, edificios de viviendas colectivas y unifamiliares, grupos escolares, fábricas y otros edificios públicos, etc.

Imagen 1: Retrato de Rodolfo García-Pablos

Fuente: RODOLFO GARCÍA-PABLOS. BIBLIOGRAFÍA (coam.org)

A lo largo de su dilatada carrera profesional desempeñó, además, numerosos cargos, entre ellos: arquitecto de la Dirección de Arquitectura Municipal (1940-41); jefe de sección de Ciudades Histórico-Artísticas -Jefatura Nacional de Urbanismo- (1946-55); director técnico de la Dirección General de Urbanismo del Mº. de la Vivienda (1955); arquitecto Jefe de la sección de Arquitectura del Instituto Nacional de Colonización (1958); arquitecto jefe de Planeamiento Urbano -Dirección General de Urbanismo del Mº. de la Vivienda, del que llegó a ser Vicesecretario General y Asesor especial- (1959-68); Jefe de Servicio de Medio Ambiente -Dirección General de Urbanismo- (1972-78); Director técnico del Gabinete de Planeamiento Ambiental -Dirección General de Medio Ambiente del MOPU- (1978-79); consultor de la Organización Mundial de Turismo -OMT- (1980); … ².

La obra arquitectónica de García-Pablos en la provincia de Cáceres es numerosa: ya se ha indicado que fue nombrado arquitecto de la Diócesis de Plasencia, circunstancia en la que pudo influir el hecho de que su hermano Laureano fuera párroco en la ciudad. Citaremos algunas de sus obras en la provincia de Cáceres:

  • Colegio para la Fundación de Nª. Sra. de Guadalupe (Plasencia)
  • Proyecto de Escuelas Tipo y Cementerio para la alquería de Horcajo (Plasencia). Escuelas de Martiladrán, El Gasco, La Fragosa, etc.
  • Proyecto y urbanización Parcial del Cotillo de San Antón (Plasencia)
  • Proyecto de casa-ayuntamiento de Talavera la Vieja
  • Proyecto de Casa-Rectoral de Pasarón de la Vera
  • Reformas en los templos de San Miguel (Jaraíz de la Vera), iglesia parroquial de Robledillo de la Vera, iglesia de Miajadas, iglesia de Jarandilla, …
  • Reconstrucción de la ermita de Santa Elena (Plasencia)
  • … y las dos obras citadas en Hervás: el Teatro-Cine Juventud y la reforma de la ermita de San Andrés.

Analizaremos, tras este breve semblante biográfico, la obra de Rodolfo García-Pablos en Hervás. Ambas, el Teatro-Cine Juventud y la reforma de la ermita de San Andrés, en el monte castañar Gallego, fueron iniciativas del clero hervasense y de asociaciones católicas de la población, muy en concreto debió tener notable protagonismo el que fue primero coadjutor y luego párroco de la iglesia parroquial de San Juan Bautista y consiliario de Acción Católica, D. Benito Herrero Castellano. Suponemos que el cura hervasense, ante la necesidad de directores de obras para las que tenía un menguado presupuesto, acudió a la Diócesis placentina en busca de ayuda técnica y fue allí donde entraría en contacto con el arquitecto de la diócesis; además, como hemos dicho, Rodolfo García-Pablos tenía un hermano, Laureano García-Pablos, que era párroco de la iglesia de San Esteban en Plasencia, con lo que podemos suponer un contacto -profesional y, por qué no, amistoso- entre ambos párrocos y una cierta influencia sobre el arquitecto.

 

EL TEATRO-CINE JUVENTUD (1942)

La génesis del Teatro-Cine Juventud, que, remodelado a principios de este milenio y aún en funcionamiento en Hervás, es bastante curiosa.

El cine Juventud, inaugurado en 1942, fue el primer cine estable que tuvo la población de Hervás (entre los años 1962 y principios de los años 80 del siglo pasado existió un segundo: el Cine Avenida), aunque tenemos conocimiento de que ya en la década de los años 20 se realizaban sesiones de cine en Hervás, en concreto en el salón de recreo denominado Salón de Artesanos situado en la calle Braulio Navas ³ que regentaba Heraclio Herrero.

Para narrar los orígenes del cine Juventud debemos remontarnos al periodo de la Guerra Civil. En Hervás, tras unos meses de notable “violencia social”, con importantes enfrentamientos entre los poderes municipales en manos del Frente Popular y los grupos religiosos de la localidad, agrupados en torno a la Escuela Dominical (existente desde 1863) y Acción Católica y dirigidos en buena medida por el cura D. Benito Herrero, se produjo una rápida ocupación de las fuerzas nacionales y el nombramiento de una Gestora Municipal afín a las fuerzas franquistas. Es en este momento en el que se concibe la idea de crear un centro de Acción Católica (Acción Católica es una forma de apostolado laico para la expansión del evangelio que había sido fundado por el papa Pio X en 1931) vinculado con la asociación Juventudes Católicas del municipio que constaría, inicialmente, de dos espacios construidos: uno en el que iría un salón de actos de gran tamaño y otro para dedicarlo a escuela, bibliotecas y círculos de estudios.

Para poder construirlos, ante la necesidad de espacio, los responsables de Acción Católica y de las juventudes católicas debieron convencer a la propietaria Dª María del Socorro Silva Dávila para que ésta les cediera terrenos, un solar agrario situado en la calle Asensio Neila, aproximadamente a medio camino entre la plaza de la Corredera y la plaza de González Fiori, en la que se ubicaban, aún hoy, las casas consistoriales del municipio: “un parral con una superficie de 1 725 m², propiedad de Mª. del Socorro Silva Dávila, limitaba con terrenos propiedad de herederos de Benedicto Hernández y Mariana Gil Barbero” ⁴.

En una crónica del periódico Extremadura del día 11 de agosto de 1937 se menciona la solicitud hecha al Ayuntamiento de Hervás desde la asociación Juventud Católica para empezar las obras de su domicilio social en el terreno mencionado ⁵. Las obras para la construcción de este centro de Acción Católica empezaron el día 3 de julio de 1938. En un artículo de prensa del periódico HOY de 11 de julio de 1938 –sin firma de corresponsal– se narra la colocación de la primera piedra y las celebraciones que se llevaron a cabo el día 3: “Hervás. Inauguración de las obras de A. Católica. El día 3, a las ocho de la tarde, tuvo lugar el acto de la colocación de la primera piedra para la construcción de un edificio destinado a domicilio de Acción Católica. Asistieron al acto todas las autoridades de la localidad, doña María Dávila de Silva, con una de sus hijas, donantes del terreno para la construcción, afiliadas a dicha institución y las juventudes de ambos sexos, y un numeroso público, que escuchó la palabra del arcipreste señor Rodríguez Trinidad, del consiliario don Benito Herrero y del presidente de Juventud Católica, José González Alderete. Ensalzaron la importancia del acto que se verificaba, agradecieron a la donante su generoso rasgo y a todos los que contribuyen a la realización de la obra […]. Después se celebró una función de teatro para que se recrearan los soldados y demás público y a las autoridades se les obsequió con dulces y licores” ⁶.

En noviembre y diciembre de 1940, ante las dificultades económicas para continuar con las obras, D. Benito Herrero, como consiliario de Acción Católica -un clérigo que interviene como representante de la iglesia en una asociación laica-, tramita ante el Ayuntamiento de Hervás y el Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de la provincia la solicitud de 30 m³ de madera del monte Castañar Gallego para utilizarlas en la construcción del techo raso del edificio y de asientos para general y butacas para el salón.

El siguiente documento de interés, encontrado en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres, nos informa que el cura D. Benito Herrero, que interviene de nuevo como consiliario, escribió una carta directamente al Jefe del Estado, Francisco Franco, en abril de 1942, contándole el proyecto constructivo de Acción Católica de Hervás. En la carta se indica que, después de cuatro años de obras, llevaban gastadas, del dinero recaudado en distintas donaciones y otros actos recaudatorios, 150.000 pesetas, pero indica que el ritmo de las obras es muy lento debido a la falta de fondos para poder avanzar y concluirlas: por ello le solicita una subvención de 60.000 pesetas, justificando la obra como de carácter religioso-benéfico-cultural-educativo. Se ofrece, incluso, para viajar a Madrid a explicarle personalmente el proyecto y sus dificultades de financiación. La carta, un documento realmente curioso, finaliza así: “Yo espero de V.E. que atenderá mi petición que es la del pueblo entero; y del dinero de multas u otro destinado a fines de cultura, beneficencia, etc., nos socorrerá para poder dar fin a esta empresa comenzada por Dios y por España. Nunca nos olvidamos de orar por nuestros bienhechores. Dios guarde su preciosa vida y la de su Gobierno para bien de España” ⁷.

 

No hemos encontrado una contestación a esta carta, suponemos que no debió existir. Quizá la falta de fondos económicos indicados para abordar el ambicioso proyecto inicial de dos pabellones influyó en la modificación del proyecto inicial, decidiéndose los promotores por la construcción de un salón único que, quizá para encontrar un rendimiento económico, decidieron convertir en cinematógrafo. Esta circunstancia debió disgustar a la donante del solar tal como se deduce del texto del historiador local V. Ginarte cuando indica: “La familia de los Silva donó el terreno para un salón parroquial de Acción Católica y como no se respetó la finalidad de la donación, construyendo un cine, no se pudo registrar como propiedad de las dos parroquias hasta el 8 de junio de 1965 gracias a la intervención del párroco de Santa María” ⁸.

 

Por lo tanto, sobre un solar destinado inicialmente para centro social vinculado con la iglesia se estaba construyendo en 1942 un cinematógrafo cuya memoria y planos originales no hemos encontrado, pero sí un proyecto de reforma posterior que reproduce los planos iniciales, lo que nos permite conocer los avatares de su construcción. Sabemos que en marzo de 1942 (ya antes de que el cura D. Benito Herrero escribiera a Franco) el arquitecto Rodolfo García-Pablos viene a revisar las obras, con intención de poder solicitar la licencia de apertura del edificio, ya que las obras iniciadas se estaban realizando sin contar con la intervención, y la necesaria firma para obtener la licencia, de un arquitecto técnico.

 

Esta documentación, memoria y planos de la reforma del cine Juventud, es citada por la investigadora L. Fernández Rojo, L. en su tesis doctoral presentada en la Universidad de Extremadura en 2017: Conservación, rehabilitación y adaptación de los edificios para el espectáculo: teatros y cines de Extremadura. Los documentos los hemos localizado con posterioridad en el Archivo Histórico Provincial de Cáceres y el la COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid) donde guardan el legado documental de Rodolfo García-Pablos ⁹.

 

En el Archivo Provincial de Cáceres se encuentra el «Proyecto de reforma en el cine teatro de Hervás en construcción» (Caja 453, carpeta 1), fechado en abril de 1942, que nos permite conocer el estado en que se encontraban las obras en el momento de hacerse cargo de su revisión Rodolfo García-Pablos. En el apartado Estado actual de la Memoria de este proyecto de reforma puede leerse:

 

A solicitud de Coadjutor de la Parroquia de este pueblo, Don Benito Herrero, efectué en el pasado mes de marzo una visita al objeto de dar un dictamen necesario para que fuera concedida la licencia de apertura de dicho Cine-Teatro.

Construido sin dirección técnica por no existir en el pueblo ni Arquitecto ni Aparejador, adolece pues de defectos generales que en sucinta relación paso a enumerar.

Previamente diré que se trata de un edificio de planta rectangular de 38,20 metros x 13,40, con muros de mampostería y guarniciones de ladrillo bien construidos cubierto con armaduras de madera y teja árabe. Consta de un amplio escenario de 10,30 metros de fondo, la sala de butacas y dos vestíbulos correspondientes a las dos primeras crujías de fachada.

En planta alta estaba ya construido un piso entresuelo y dos galerías laterales, así como un vestíbulo donde estaba la Cabina del aparato de proyección.

Se comunica una planta con otra por dos escaleras y cuya disposición y construcción está rigurosamente prohibida por las Normas de Espectáculos.

Y hecha esta pequeña descripción, paso a enumerar los principales defectos que son objeto de reforma en el proyecto de que me ocupo” ¹⁰.

 

A partir de esta introducción, García-Pablos enumera algunos de los defectos constructivos que ha encontrado en la visita realizada y que podrían tenían que ver con que el destino inicial del local no era construir una sala de cine y probablemente no había sido proyectado por un arquitecto profesional:

  • En el entresuelo encuentra, a simple vista, que se ha construido con elementos metálicos aplicados sin conocimientos técnicos. Para su justificación y la rectificación posterior aporta un cálculo técnico que confirma la primera impresión del defecto. Además, según plano aprecia que en el entresuelo estaban previstas unas galerías laterales que “hubieran ocasionado fatalmente una desgracia” ¹¹ por un mal cálculo de las resistencias, y que por su disposición y su pendiente provocarían que apenas pudiese observarse desde ellas el escenario. Estos dos defectos, según el arquitecto, requerían del desmontaje de lo construido para realizar un proyecto nuevo en el que se subsanaran dichos defectos.
  • En la planta baja se habían construido unos palcos bastante cercanos al escenario, pero con difícil visibilidad de la escena en algunos de ellos. El arquitecto propone su derribo y su realización en la planta entresuelo.
  • Otro defecto importante es que desde el hall de entrada al edificio –primera crujía– se habían construido dos escaleras para acceso al piso superior con escalones partidos y haciendo recodos lo que, según la normativa de espectáculos vigente, estaba prohibido, por lo que habría de hacerse un nuevo trazado. De la misma manera, propone la construcción de otras dos escaleras en la segunda crujía del edificio para acceder a los palcos y la zona inferior del entresuelo.
  • El escenario estaba unido a la sala de butacas por dos puertas, circunstancia también prohibida por la normativa, que solo permitía la comunicación de la sala por medio de la embocadura del escenario. Para su corrección sería necesaria la construcción de una entrada independiente desde el exterior.
  • Por último, en los aseos de la primera crujía no tenían ni luz ni ventilación.

 

Como puede observarse, el arquitecto encontró importantes defectos en la construcción que reflejó en los planos en su proyecto de reforma.

 IMAGEN 2: Planos del proyecto inicial del Cine-Teatro de Hervás reformados por el arquitecto Rodolfo García Pablos

Fuente: COAM. Fondo Rodolfo García-Pablos. Proyecto de reforma en el cine-teatro, en construcción, en el pueblo de Hervás (Cáceres). Abril, 1942.

A partir de este análisis del edificio en construcción, García-Pablos planifica sus reformas especificando que se harán las modificaciones indispensables para que el edificio se termine en óptimas condiciones y pueda inaugurarse lo antes posible, “teniendo en muy en cuenta las dificultades económicas que ya me han sido advertidas por la propiedad” ¹². Su planteamiento incluirá:

 

▪ Corrección de los defectos estructurales observados.

▪ Mejora de las condiciones de capacidad (la supresión de los palcos de la planta baja generaría un aumento de la capacidad de la sala), visibilidad e higiene.

▪ Desarrollo de elementos básicos decorativos.

 

Una vez elaborado el nuevo proyecto, las previsiones de construcción serían las siguientes:

 

  • Planta baja: capacidad para 375 asientos.
  • Planta entresuelo: 7 filas de bancos corridos, más una fila delantera y 10 palcos con una capacidad total de 275 plazas.
  • Acceso a la planta entresuelo por 4 escaleras.
  • Escenario con entrada independiente, aseo pequeño (para cumplir con la normativa) y 3 vestuarios con iluminación directa.
  • Planta de entresuelo con nueva estructura de hierro sobre viguetas.
  • Apertura de vano en fachada principal para aireación de aseos.
  • Decoración interior: pilastras resaltadas rematadas por cornisa corrida en la que puede instalarse la iluminación indirecta para la sala.
  • Sustitución de ventanas exteriores “de casa de vecinos” por unos ojos de buey “que le den un aspecto algo más agradable” ¹³.

 

Acompaña a esta memoria un estudio técnico de la antigua estructura y un cálculo de la nueva, planos del estado actual de la primera visita y los nuevos planos. Lamentablemente no aparece ninguna memoria económica, por lo que nos quedamos sin conocer los costes iniciales y reformados del proyecto. Tan sólo, en los documentos encontrados en la COAM, se incluye un contrato escrito a máquina -poco técnico- entre el consiliario religioso y dos maestros albañiles locales (Amancio Mártil y
Alberto Pérez), firmado el 12 de junio de 1942, en el que estos albañiles “se comprometen a realizar las obras necesarias en dicho Teatro de acuerdo con los planos y proyecto indicados, siendo de su cuenta todos los materiales que sean necesarios, en el precio de VEINTISEIS MIL QUINIENTAS PESETAS […]. Todas las obras se harán empleando materiales de buena calidad, quedando todo bien terminado y acabado, y si alguna cosa no se hiciera conforme al plano y el Arquitecto hiciera deshacerlo será por cuenta de los contratistas […]. El plazo de realización de dichas obras será hasta el diez del próximo Agosto, terminando primero el Salón y Vestíbulos, y quedando para lo último, por no ser tan necesarias, las del Escenario” ¹⁴.

IMAGEN 3: Planos del proyecto reformado del Cine-Teatro de Hervás

Fuente: COAM. Fondo Rodolfo García-Pablos. Proyecto de reforma en el cine-teatro, en construcción, en el pueblo de Hervás (Cáceres). Abril, 1942.

 

En la citada tesis doctoral de L. Fernández Rojo se hace la siguiente descripción del edificio, desarrollando una valoración estética y artística:

 

El Cine Juventud -nombre que tendrá finalmente este primer cine estable de Hervás- era un edificio de planta rectangular al que se adosaba un espacio anexo, también de planta rectangular y sin cubrir, cerrado por un largo muro de mampostería y jalonado por huecos adintelados, con jambas y dinteles abovedados de ladrillo en dos alturas distintas hacia la calle La Poza. El cine era un local cubierto por un tejado a cuatro aguas, compuesto por un semisótano y una planta principal […].

Al analizar artísticamente el Cine Teatro Juventud no hemos encontrado un cine que tuviera una planta, fachada, elementos constructivos o decorativos idénticos, por lo que hemos escogido una serie de ejemplos con los que poder establecer ciertos paralelismos porque presentan vagas similitudes.

La fachada principal se lleva a cabo con huecos recercados de ladrillo pintado, sobre fondo de muro revocado en blanco. En el cuerpo inferior vemos los accesos al cine, bajo una marquesina de tonalidades más oscuras. El nivel superior está constituido por un cuerpo alto con los ojos de buey y en su coronamiento una cornisa formada por los pares de las formas de madera de la cubierta.

Los elementos decorativos de la fachada principal son su marquesina en voladizo y los ojos de buey, también presentes en el madrileño cine Tetuán o en el malagueño Málaga Cinema, que adscribimos al tipo barco. Este estilo es propio de la década de los años treinta y sus edificios se caracterizan por su planta en forma de proa, ventanas circulares enrejadas o bien marquesina en voladizo. El Cine Teatro Juventud, al igual que el Cine Teatro Avenida de Jaraíz de la Vera, no tienen esa planta en forma de proa de barco, pero sí la marquesina en voladizo y las ventanas circulares enrejadas […].

Tanto en los Cine Teatro Fígaro (Madrid), el Cine Teatro Tetuán (Madrid), el Cine Capitol (Valencia) y el Cine Teatro Avenida de Jaraíz de la Vera, como en el Cine Teatro Juventud, el patio de butacas es rectangular, pero no penetra en la escena y el piso del anfiteatro aparece volado sobre el mismo” ¹⁵.

IMAGEN 4: Fotografía fachada Cine-Teatro Juventud

 

La reforma del Cine Teatro de Hervás estaba finalizándose en octubre de 1942, momento a partir del cual se gestionará su proceso de apertura tal y como puede apreciarse a partir de la documentación encontrada en el Archivo Municipal de Hervás. En los primeros días de octubre se están ultimando detalles. En una carta de 10 de octubre, un agente de la Casa Carrión de Zaragoza de venta de extintores de incendios notifica que han sido cargados tres extintores de diferentes marcas instalados en el escenario y en la cabina de proyección y que presentan óptimas condiciones de funcionamiento.

 

El 13 de octubre el alcalde de Hervás dirige un escrito al gobernador civil interesándose por la autoridad que debe conceder el permiso de apertura: la alcaldía del municipio o el gobierno civil. El 18 de octubre, el arquitecto Rodolfo García-Pablos certifica que “se han realizado las obras de construcción del CINE TEATRO del pueblo de HERVÁS (Cáceres) bajo mi dirección facultativa y con arreglo al proyecto que se acompaña y en el que se hace constar el estado del mismo al hacerse cargo de las obras y las variaciones que de él se han realizado. Lo que hago constar a los efectos de conseguir la oportuna licencia de apertura” ¹⁶.

 

Don Benito Herrero Castellano, como consiliario de Acción Católica de Hervás, hace la solicitud formal de apertura al alcalde el 23 de octubre: “Que deseando inaugurar con funciones de CINE SONORO el edificio construido por dicha Asociación para Teatro-Cine, el día 25 del mes corriente y acompañando las Certificaciones del Sr. Arquitecto director de las obras y la Certificación de encontrarse cargados y en perfecto funcionamiento los Extintores instalados en la Sala y Cabina, según determina el Reglamento de Espectáculos” ¹⁷.

 

Finalmente, el ayuntamiento de Hervás, a través del negociado de Orden Público, concede la autorización: «Vista su instancia […] he resuelto concederle a Vd. la licencia que solicita, con carácter provisional, y a reserva de lo que, sobre este particular, resuelva el Excmo. Sr. Gobernador Civil» ¹⁸. Suponemos que el cine se inauguró ese 25 de octubre, aunque el historiador V. Ginarte indica, por el contrario, que se inauguró con la proyección de la película Alcázar el 12 de agosto de 1942  ¹⁹ -quizá se trató de una primera prueba de funcionamiento-.

 

En el año 2005 un acuerdo entre el obispado de Plasencia, las parroquias del municipio y el Ayuntamiento de Hervás produjo la cesión del edificio del Cine-Teatro Juventud al Ayuntamiento. A partir de ese momento, la Junta de Extremadura inició un proceso de restauración y de adaptación como centro cultural para el municipio, proceso de restauración que es el responsable del estado actual que presenta el edificio. El reformado Cine Juventud de Hervás fue inaugurado en febrero de 2008.

 

LA REFORMA DE LA ERMITA DE SAN ANDRÉS (1952)

La segunda aportación del arquitecto Rodolfo García-Pablos en Hervás fue la reconstrucción de la ermita de San Andrés, situada en el monte Castañar Gallego, un lugar que concita el cariño y el respeto de todos los hervasenses desde hace generaciones ya que en ella se venera la imagen de Stmo. Cristo de la Salud, el patrón de Hervás.

No existe mucha documentación sobre esta ermita, sobre su construcción y su evolución a lo largo del tiempo. No se conoce con exactitud la fecha de su primera construcción, pero, a partir de documentos y bibliografía, podemos acercarnos a su origen y evolución.

La mención cronológicamente más antigua la hace M. Martín Manuel (Marciano de Hervás) que, en un artículo sobre el origen de las fiestas de toros en Hervás, indica: «La ermita de san Andrés era una construcción rústica, de una sola planta. Se levantó a un kilómetro de distancia de la población, a finales del siglo XIV, en la entrada del monte castañar Gallego. En su interior se rendía culto al apóstol san Andrés y al arcángel san Miguel. Los fieles cristianos transferían sus experiencias religiosas al Redentor en honor del santo patrono, cuya onomástica celebraban el 30 de noviembre […]. La ermita de san Andrés fue ganando adeptos en el devocionario de la comunidad de fieles cristianos. Los rectores de la iglesia parroquial promovieron el culto por la imagen del cristo de la Salud, desconocida hasta el momento en el devocionario litúrgico local» ²⁰. Como vemos, el autor sitúa el origen de la ermita de San Andrés en el siglo XIV (mucho antes de la presencia en ella de la imagen del Cristo de la Salud que preside hoy la ermita, que se fecha en el siglo XVIII). Documentos históricos posteriores, como el Diccionario Geográfico Estadístico-Histórico de España y las posesiones de Ultramar de Pascual Madoz, de mediados del siglo XIX o los periódicos locales de finales del siglo XIX, El Eco y El Ariete, también nos informan de la existencia de la ermita y de acontecimientos celebrados en ella. El periódico El Ariete informa en 1896 que la ermita está en un estado ruinoso: “Esperamos que la devoción de los fieles y amigos de las tradiciones, facilitará pronto los recursos necesarios para evitar semejante ruina. Ha sido necesario celebrar la fiesta religiosa fuera del templo, con buen acuerdo, en previsión de alguna desgracia» ²¹.

Desconocemos si se hizo una remodelación en 1896 pero sí tenemos constancia de una importante reforma que se llevó a cabo en 1921. A través de la documentación encontrada en el Archivo Municipal sabemos que se constituyó una comisión municipal para llevar a cabo una suscripción popular para sacar fondos para dicha reconstrucción: «Suscripción de donativos en metálico para la reedificación de la Ermita de San Andrés» y «Suscripción de donativos en metálico y de ofertas de prestación personal para la reedificación de la Ermita de San Andrés (2ª comisión)», incluidos en el expediente del Proyecto de Reconstrucción de la Ermita de San Andrés y suscripción de donativos para la misma y conocemos con detalle, a través del pliego de condiciones, los trabajos de remodelación que se llevaron a cabo ²².

Se trató de una reconstrucción total que afectó, según se desprende del pliego de condiciones técnicas, a muros, tejado y cubierta, pavimento, puertas y ventanas, espadaña, … Además, para colocar la imagen del Cristo de la Salud -patrón del municipio- y de San Andrés y la Virgen de los Dolores se construyó un retablo de estética goticista, en madera sin dorar, que fue construido por un artesano de la madera con taller en Hervás y costeado por recaudación popular.

IMAGEN 5: Fotografías antiguas de la Ermita de San Andrés: a principios del siglo XX (izq.) y tras la reforma de 1921 (dcha.)

Fuentes: Revista de Ferias y Fiestas de Hervás y Fondo F. Gil Navas (Facebook: Hervasenses)

 

Suponemos que el edificio presentada un notable nivel de deterioro al final de los años 40 y debemos suponer, también, que el párroco de la iglesia de San Juan Bautista de Hervás -parroquia a la que está vinculada la ermita-, el ya mencionado D. Benito Herrero, se puso en contacto con el obispado para tratar sobre su reforma y, suponemos, de nuevo aparece la figura de Rodolfo García-Pablos como arquitecto de la diócesis de Plasencia y como el encargado de planificar esta reforma.

Hemos encontrado en el fondo del arquitecto García-Pablos en el COAM (Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid) alguna documentación de esta reforma, pero sólo hemos conseguido los planos que hizo el arquitecto sin ningún tipo de memoria, de relación de condiciones técnicas ni de memoria presupuestaria. La única documentación que nos puede dar una idea de cómo se realizó la reforma después de los planos citados son las actas de pleno municipal y alguna correspondencia encontrada en el Archivo Municipal de Hervás.

A través de esta documentación sabemos que Rodolfo García-Pablos hizo los planos en el año 1952, que la reforma de la ermita no se empezó, al menos, hasta 1954 y que su reconstrucción debió ser lenta ya que hasta 1957 hemos encontrado documentos que aluden a esta reconstrucción y a las notables dificultades que supuso la financiación de esta reforma. Y sospechamos que, tras la realización de los planos -y la memoria y condiciones técnicas, si existieron-, el arquitecto García-Pablos tuvo una presencia muy limitada (o, quizá, inexistente) en el proceso de la reconstrucción de la ermita.

Es una pena que la documentación encontrada no contenga, como hemos indicado, una información que nos hubiera explicitado el planteamiento constructivo del arquitecto García-Pablos, pero sí es muy interesante un dibujo hecho por el arquitecto de cómo quedaría desde el exterior el edificio por él diseñado, que presenta algunas diferencias notables del resultado final construido como luego apuntaremos. Tampoco hemos encontrado una certificación final de las obras con su firma, por ello, y por lo extenso del proceso de reconstrucción en el tiempo, es por lo que pensamos que Rodolfo García-Pablos hizo el proyecto, pero no estuvo después pendiente de la dirección de la obra como sí ocurrió en el caso del cine-teatro.

Los planos conservados son los siguientes:

IMAGEN 6: Planos de la ermita de San Andrés

Fuente: COAM. Fondo Rodolfo García-Pablos

 

IMAGEN 7: Dibujo de Rodolfo García-Pablos que acompaña los planos de la ermita

Fuente: COAM. Fondo Rodolfo García-Pablos

A través de la observación de estos planos y del dibujo se puede comprobar que el edificio-ermita finalmente construido, tal como se observa en la actualidad, “desobedeció” algunos de los planes diseñados por García-Pablos, quizá debido -al menos algunas modificaciones- a las dificultades económicas ya reseñadas para su construcción y a problemas constructivos o necesidades que fueran surgiendo. Señalaremos algunas de estas diferencias entre los planes del arquitecto y el resultado final de la construcción, algunas muy visibles a simple vista:

  • La galería porticada exterior, que García-Pablos diseñó para la zona situada a los pies de la ermita y en el exterior de toda la zona de la Epístola quedó reducida a la galería de la zona de los pies, con tres arcos escarzanos -no cuatro como se aprecia en los planos-, siendo eliminada por completo la larga arquería -siete arcos escarzanos- que se situaban en el exterior del lateral de la Epístola.
  • Rodolfo García-Pablos diseñó una potente espadaña situada en el lado de la cabecera exterior, en la zona de la Epístola al final de la arquería, que no llegó a construirse. La pequeña campana se situó en una sencilla estructura, rematada en una cruz, en la techumbre de la zona de los pies de la ermita.
  • En el interior también se hicieron algunas modificaciones, ahora, quizá, pensado más en la funcionalidad del edificio que en la economía constructiva. García-Pablos había diseñado un interior de nave única con cinco tramos para asiento de fieles y un tramo más, elevado por dos peldaños, donde se situaría el altar y retablo. Finalmente, se redujo un tramo de la zona de bancos para asiento de fieles y se amplió la zona del altar con un tramo más.
  • De los planos se deduce que el arquitecto diseñó una nave interior cubierta con bóveda de aristas o de lunetos; la nave finalmente construida es una nave con bóveda de cañón, con un total de seis tramos separados por pilastras semicirculares sobre las que vuelan arcos fajones de medio punto.
  • Además, en el edificio-ermita hoy construido se aprecian tres pares de grandes contrafuertes exteriores, decorados en la parte superior por unas estructuras curvas, cuya ubicación coincide con la división de los tramos centrales de la nave interior.
  • En algún momento, desconocemos si en la construcción de los años 50 o con posterioridad, se añadieron espacios utilizados como sacristía para lo que se abrieron dos puertas en el muro de la cabecera, en los laterales del altar y se condenó una lateral proyectada por el arquitecto. También se añadió una puerta de acceso lateral, en el plano inicial inexistente, en el muro lateral del Evangelio, que es hoy la puerta utilizada habitualmente para entrar en el interior de la ermita.

El plano actual presenta el siguiente aspecto:

IMAGEN 8: Elaboración propia sobre plano original de R. García-Pablos

 

En conjunto, tenemos un espacio clásico de ermita formado, como se ha indicado, por una nave longitudinal de 22 metros de largo por 11 de ancho aproximadamente, dividida en seis tramos, cubierta por bóveda de cañón y fajada por arcos de medio punto sobre pilastras semicirculares. Los dos últimos cuerpos de la nave, donde se sitúa el altar, están sobreelevados sobre el resto. Sobre el tramo situado a los pies se sitúa el coro, al que se accede por una escalera lateral.

Como materiales constructivos se utilizó piedra en las esquinas laterales de la fachada de los pies, en la parte inferior de la arquería y en el suelo exterior bordeando la ermita. Los muros están construidos de ladrillo cubiertos y pintados en blanco. El tejado, a dos aguas -tres en el caso del pórtico- y con pequeño alero sobre canecillos, es de pizarra. La madera, en la actualidad, forma el suelo de la ermita, las escaleras y barandillas del coro, además de los bancos -y, suponemos, forma también la cercha de la cubierta-. Los muros son gruesos, entre 1,5 y 2 metros de espesor.

Con las modificaciones indicadas, la ermita consta de cinco puertas: tres juntas en el muro de los pies, junto a la galería porticada, y dos laterales enfrentadas. Además, están las pequeñas puertas que del muro del retablo que dan acceso a la sacristía.

IMAGEN 9: Interior, desde el coro, y exterior de la ermita de San Andrés

 

La iluminación interior se resuelve por medio de cuatro ventanas altas en cada muro lateral -en el centro de los tramos de nave- y una ventana triple en el muro de los pies, a la altura del coro. En estas ventanas se sitúan otras tantas vidrieras, en un diseño que, creemos, cuidó el mismo Rodolfo García-Pablos en un intento de integrar diferentes manifestaciones artísticas a la arquitectura (algo que será frecuente en la etapa posterior del arquitecto) y con el propósito de convertir el espacio religioso en un lugar de oración y acercamiento a la divinidad. Estas vidrieras fueron encargadas a la Unión de Artistas Vidrieros de Irún, como hizo García-Pablos en otras obras religiosas de más entidad que ésta (iglesia de los Sagrados Corazones de Madrid, por ejemplo) y que será una característica de su arquitectura religiosa. Los motivos decorativos de las vidrieras son clásicos de la iconografía cristiana y con valor simbólico (este clasicismo contrasta claramente con las vidrieras que encargará para espacios religiosos de una etapa más evolucionada de su arquitectura, en la que el estilo de las vidrieras es mucho más moderno); en el muro lateral del Evangelio: cáliz con espigas y sagrada forma, fuente con ciervo y monograma de Cristo, cáliz con palomas y panes y peces; en el muro lateral de la Epístola: crismón, pelicano en sacrificio, cordero místico, peces con ancla y crismón; y de nuevo un cáliz con monograma de Cristo en la vidriera central sobre la galería porticada. Es decir, toda una variedad de símbolos cristianos: Cristo en repetidas versiones y la iglesia triunfante, la vida espiritual, la revelación, salvación y purificación, el alma en la paz divina, los alimentos del alma, la caridad y resurrección, el sacrificio de Cristo, la salvación eterna, etc.

 

 IMAGEN 10: Vidrieras de la ermita de San Andrés

 

En conjunto, una arquitectura religiosa sencilla, al servicio de una visión arquitectónica y religiosa tradicional, de planta simétrica, una obra de la primera etapa en la arquitectura de Rodolfo García-Pablos que “si bien evitaba la radicalidad, procuraba celosamente que fuese funcional, adaptada al programa y carente de esteticismo innecesario” ²³. Más adelante, como ya hemos indicado, García-Pablos dirigirá sus pasos hacia una arquitectura más moderna, alejada de los modelos academicistas y buscando adaptarse a los cambios litúrgicos nacidos a partir del Concilio Vaticano II.

Para completar la reconstrucción se hizo una remodelación del retablo: partiendo del anterior goticista y reaprovechando materiales, se hizo un modelo más clasicista, dorado y se ubicaron en él las tres imágenes que ya estaban en el retablo anterior: el Cristo de la Salud, San Andrés y la Virgen de los Dolores.

Hemos indicado más arriba las dificultades que se produjeron para poder sufragar los costes de esta reconstrucción. La ermita está vinculada con la parroquia de San Juan de Hervás (iglesia del antiguo convento de Trinitarios) desde la que se fundó, en 1922, la Congregación del Stmo. Cristo de la Salud. Suponemos que esta congregación recibiría donaciones particulares, llevaría a cabo venta de artículos religiosos, rifas, etc., pero que debieron resultar insuficientes para conseguir los fondos necesarios para costear la reconstrucción -en las actas de la citada Congregación no se dan detalles de la financiación-. A través de la documentación encontrada en el Archivo Municipal de Hervás (actas de pleno municipal y cartas con registro de entrada) podemos hacernos una idea de estas dificultades.

En noviembre 1953 el párroco de San Juan escribe una carta al Ayuntamiento de Hervás notificando la reforma que se va a hacer en la ermita, indicando que se hará siguiendo los planos realizados por el arquitecto Rodolfo García-Pablos y solicitando ayuda económica para la reforma, solicitud que hará, el mismo sacerdote o la congregación citada, cada año hasta 1957 en la pretensión de que la subvención fuese incluida en los presupuestos municipales del año siguiente. La contestación desde el Ayuntamiento fue la de darse por enterado, considerar la solicitud y pasarla a la Comisión de Hacienda del mismo para ser contemplado en los presupuestos municipales de 1954.

Además de fondos económicos, los promotores de la reconstrucción de la ermita intentaron obtener fondos y materiales para las obras por otras vías: en mayo de 1954 el párroco está dirigiendo carta al Ingeniero Jefe del Distrito Forestal de Cáceres, con el informe favorable del Ayuntamiento, para solicitar la concesión extraordinaria de 30 m³ de madera del monte Castañar Gallego que, tras varios trámites, les fueron concedidos. En febrero de 1955 el párroco de San Juan escribe al Comisariado Nacional del Paro a través del Gobierno Civil en solicitud de subvención, solicitud que no tuvo éxito.

Pero, seguramente por esas dificultades económicas, a finales de 1954 las obras de reconstrucción de la ermita no habían iniciado aún. Una carta dirigida por el párroco D. Benito Herrero al Ayuntamiento indica que “deseando comenzar la reparación de la ermita de San Andrés, faltando 100.000 pesetas para poder realizar el Proyecto de obra, además de unas 70.000 que obran en poder de la Junta Directiva, después de agradecerles de corazón la cantidad consignada en el ejercicio de 1954, ruego a esa digna Corporación que en los presupuestos para el año 1955 consignen otra cantidad mayor o menor según los medios económicos de que disponga el Ilustre Ayuntamiento para poder dar remate feliz a tan noble empresa” ²⁴. En los presupuestos de 1955 el Ayuntamiento contempló una cesión de 15.000 pesetas para las obras, pero en otros años posteriores el Ayuntamiento justificó la falta de fondos municipales para no conceder subvención alguna.

En septiembre y octubre de 1956 parece que las obras han avanzado y el Ayuntamiento tramita una carta dirigida por la Junta Directiva de la Cofradía del Santísimo Cristo de la Salud solicitando ayuda económica para terminar las: “Que teniendo necesidad de terminar el decorado de la Ermita debiendo 75.000 pesetas de las obras realizadas” ²⁵. En noviembre de 1957, la misma directiva de la Cofradía solicita de nuevo ayuda económica para la reforma de la ermita y para el embellecimiento de los alrededores. En ambos casos, el Ayuntamiento tomó en consideración la solicitud para incluir las ayudas en los presupuestos del año siguiente, desconociéndose cuál fue la ayuda concedida.

Las iglesias de hoy deben renunciar al monumentalismo, a la originalidad sin justificación, a la ostentación que no tenga sentido.

 

Deben, en definitiva, responder a tres postulados clásicos de toda obra del arte: verdad, bondad y belleza.

 

Rodolfo García-Pablos

 

 

 

CONCLUSIÓN

Dos obras significativas para la población hervasense (el Cine-teatro Juventud y la ermita de San Andrés) proyectadas por un mismo arquitecto madrileño en sus primeros años de dedicación profesional. Dos obras “de encargo” en los primeros tiempos del franquismo que podemos entender dentro del clasicismo e historicismo de esa primera etapa que caracterizó al arquitecto, alejado de los modelos más modernos que había propuesto la arquitectura durante la II República y anteriores a la evolución posterior que experimentó el versátil arquitecto García Pablos en las décadas de los 50 y los 60 del siglo pasado y que favorecieron una arquitectura más renovadora y moderna -aunque fuera, en comparación con otros arquitectos contemporáneos, insuficientemente valorada y con menos renombre-, especialmente en sus construcciones de arte sacro.

 

 

 

 

 

NOTAS:

¹ Blanco Agüeiro, S. (2007): Rodolfo García Pablos: el proyecto del espacio sagrado. Actas del I Congreso Internacional de Arquitectura religiosa contemporánea; p. 243.

² Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM). Fondos y legados: Rodolfo García Pablos. https://fcoam.eu/legados/#!fon.RGP . Consultado el 21 de mayo de 2024.

³ Martín Manuel, M. (2014): La educación en Hervás (Cáceres) durante la dictadura de Primo de Rivera y Segunda República. XLIII Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo.

Anuario Comercial. Guía Nacional de Industria y Comercio. 1928. Tomo I, pág. 1407.

⁴ Fernández Rojo, L. (2017): Conservación, rehabilitación y adaptación de los edificios para el espectáculo: teatros y cines de Extremadura. Tesis doctoral. Universidad de Extremadura (Dehesa. Repositorio Institucional), p. 600.

⁵ Periódico Extremadura. Diario independiente (11 de agosto de 1937). Hervás Notas locales. https://prensahistorica.mcu.es/es/catalogo_imagenes/grupo.do?path=403222. Recuperado el 14 de mayo de 2024.

⁶ Periódico HOY, (11 de junio de 1938). Hervás. Inauguración de las obras de A. Católica. HOY. https://www.hemeroteca.hoy.es. Recuperado el 19 de agosto de 2021.

⁷ Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Sección Gobierno Civil. Caja 4031. Correspondencia Hervás, 1942.

⁸ Ginarte González, V. (1991): Hervás: su historia, su tierra, su gente. Madrid: Autoedición¸ pág. 51.

⁹ Fernández Rojo, L. (2017): Conservación, rehabilitación y adaptación de los edificios para el espectáculo: teatros y cines de Extremadura. Tesis doctoral. Universidad de Extremadura.

Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Proyecto de reforma en el cine teatro de Hervás en construcción. Rodolfo García Pablos, abril, 1942. Gobierno Civil. Caja 453, carpeta 1.

COAM. Fondo Rodolfo García-Pablos. Proyecto de reforma en el cine-teatro, en construcción, en el pueblo de Hervás (Cáceres). Abril, 1942.

¹⁰ Archivo Histórico Provincial de Cáceres. Proyecto de reforma en el cine teatro de Hervás en construcción. Rodolfo García Pablos, abril, 1942. Gobierno Civil. Caja 453, carpeta 1.

¹¹ Ibidem.

¹² Ibidem.

¹³ Ibidem.

¹⁴ Contrato de construcción de obra en el interior del Teatro de Acción Católica de Hervás, de acuerdo con el plano y proyecto hecho por el arquitecto Sr. García Pablos. COAM. Fondo Rodolfo García-Pablos. Proyecto de reforma en el cine-teatro, en construcción, en el pueblo de Hervás (Cáceres). Abril, 1942.

¹⁵ Fernández Rojo, L. (2017): Conservación, rehabilitación y adaptación de los edificios para el espectáculo: teatros y cines de Extremadura. Tesis doctoral. Universidad de Extremadura, págs. 603-605.

¹⁶ Archivo Municipal de Hervás. Espectáculos públicos. Expediente de licencia para la apertura del Teatro Juventud de esta Villa. Legajo 195, carpeta 1.

¹⁷ Ibidem.

¹⁸ Ibidem.

¹⁹ Ginarte González, V. (1991): Hervás: su historia, su tierra, su gente. Madrid: Autoedición, pág. 51.

²⁰ Martín Manuel, M. (2010): De las garrochas del Rosario al toro del Cristo de la Salud: Hervás 1586-1881. Revista de Estudios Bejaranos nº. 14. Béjar.

²¹ Periódico El Ariete, 16 de septiembre de 1896.

²² Archivo Municipal de Hervás. Proyecto de Reconstrucción de la Ermita de San Andrés y suscripción de donativos para la misma. Legajo 619, cap. 11.

²³ Santo Valentín-Gamazo, J. P. del (2020): Vitralismos. La vidriera en las iglesias españolas de los años 50 y 60. Proyecto Fin de Carrera/Trabajo Fin de Grado. E.T.S. Arquitectura. Universidad Politécnica de Madrid, pág. 39.

²⁴ Archivo Municipal de Hervás. Carta del párroco de San Juan al Ayuntamiento de Hervás en solicitud de subvención. Noviembre, 1954. Legajo 619.

²⁵ Archivo Municipal de Hervás. Carta de la Junta Directiva del Santísimo Cristo de la Salud al Sr. Presidente-Alcalde del Ilustre Ayuntamiento de Hervás. Septiembre, 1956. Legajo 619.

Oct 252024
 

 

MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS

Cronista Oficial de Montijo y Lobón

 

 

Resumen

El siglo XIX conoció intensas y trascendentales transformaciones sociales. La quiebra de la sociedad del Antiguo Régimen, desmantelada jurídicamente por el sistema liberal, hizo que durante el reinado de Isabel II (1843-1868) propiciara las bases de un nuevo modelo social destinado a sustituir el estamental característico del pasado. Extremadura era, como había sido en el pasado, una sociedad de campesinos.

El período que se estudia se inserta en la llamada Década Moderada (1844-1854). El reinado de Isabel II se divide en tres períodos conocidos como Década Moderada (1844-1854), Bienio Progresista (1854-1856) y Crisis del Moderantismo (1856-1868). Este largo reinado de veinticinco años, que encuadró la actividad política fundamental de dos generaciones de españoles más o menos, supuso la instalación definitiva en el poder del liberalismo político y también su plena consolidación.

La ponencia presentada tiene como finalidad mostrar la situación socioeconómica de dos poblaciones de la comarca de las Vegas Bajas: Montijo y Lobón, hacia mediados del siglo XIX en base a una fuente histórica fiscal esencial como son los “Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año 1852 para la provincia de Badajoz”. La Reforma Tributaria de 1845 creó el Impuesto de Inmuebles, Cultivo y Ganadería. Mediante los amillaramientos, registros de la riqueza rústica y pecuaria, los Ayuntamientos repartían la carga fiscal entre los propietarios, de acuerdo con la entidad de su patrimonio.

A partir de la publicación de los Repartimientos individuales, las autoridades municipales entraban en escena, el Ayuntamiento exigía a los propietarios unas relaciones juradas de sus propiedades rústicas y urbanas. La comprobación de la veracidad de las declaraciones y la evaluación del producto de las fincas y de las utilidades quedaban a cargo de una Junta Pericial de carácter local. Fue entonces, como casi siempre, el momento de los poderosos (oligarquía) quienes fiscalizaban casi todo. Aquellas Juntas Periciales de carácter municipal fueron vigiladas y controladas por la élite del poder local, encargándose de marcar las directrices socioeconómicas hacia sus intereses, manipulando los datos fiscales para beneficiarse a la hora de contribuir en los repartos. Era la misma clase que formaba parte del cuerpo electoral que concedía, en régimen censitario, el derecho al voto a los que pagaban más de cuatrocientos reales de contribución directa, 4,23 por ciento, frente al 69,07 por ciento que no sobrepasaba cincuenta reales. Muchos de ellos fueron beneficiarios de los procesos desamortizadores que cambió la composición de la propiedad de la tierra. Unos pocos dominaban y tenían mucho, sin embargo, en sentido contrario muchos tenían muy poco.

 

La formación de oligarquías[1] en Extremadura es un proceso que se remonta hasta los tiempos de la Reconquista, tiene durante el Antiguo Régimen una de sus fases de máximo esplendor y prolonga su razón de ser hasta la contemporaneidad. Tan dilatada historia hace de ellas un fenómeno histórico del máximo interés, por cuanto su estudio es susceptible de un análisis comparado y evolutivo en el que determinar sus formas de comportamientos a través del tiempo, sus actitudes ante el mundo que les rodea y del que representan  uno de sus más firmes pilares, los medios a su alcance para el ejercicio de un dominio en ocasiones absoluto[2].

El siglo XIX conoció intensas y trascendentales transformaciones sociales. La quiebra de la sociedad del Antiguo Régimen, desmantelada jurídicamente por el sistema liberal, hizo que durante el reinado de Isabel II (1843-1868) se echarán las bases de un nuevo modelo social destinado a sustituir el estamental característico del pasado. Extremadura era, como había sido en el pasado, una sociedad de campesinos. El campesinado no era un grupo homogéneo, en su seno convivían individuos con muy diferentes status económico y social. La región extremeña se incluía en la zona del país llamada latifundista, con el predominio de la gran explotación y los grandes patrimonios, distinguiéndose varios grupos:

1.- Grandes propietarios rústicos y pecuarios, dueños de notables patrimonios inmobiliarios y ganaderos; socialmente sus componentes se integraban en la burguesía agraria o en la nobleza. 2.- Medianos propietarios, el ideal de toda sociedad campesina, paradigma de la estabilidad social, grupo colchón de todas las tensiones sociopolíticas en un mundo rural en permanente transformación. 3.- Pequeños propietarios, el colectivo más numeroso de la comunidad rural extremeña, con graves problemas de supervivencia. 4.- Pequeños arrendatarios y aparceros, entre ellos los yunteros que tan destacado protagonismo conocerían en la Segunda República. 5.- Jornaleros o braceros, la mano de obra asalariada, que alcanzaba muy diferente protagonismo según zonas[3].

 

1.- DÉCADA MODERADA

El período que se estudia se inserta en la llamada Década Moderada (1844-1854). La reina Isabel II jura, el 10/XI/1843, la Constitución de 1837. Su reinado se divide en tres períodos conocidos como Década Moderada (1844-1854), Bienio Progresista (1854-1856) y Crisis del Moderantismo (1856-1868).

Este largo reinado de veinticinco años, que encuadró la actividad política fundamental de dos generaciones de españoles más o menos, supuso la instalación definitiva en el poder del liberalismo político y supuso también su plena consolidación, de la mano de dos grandes partidos liberales: el partido liberal moderado, situado a la derecha del liberalismo y el partido liberal progresista, situado a la izquierda del mismo. Ambos partidos practicaron, uno más y el otro menos, una política elitista y censitaria[4].

La obra de gobierno de los moderados ha quedado en la historia contemporánea española como arquetipo de política centralizadora, encaminada a la uniformización del cuerpo nacional. Durante esta etapa se ponen a punto un conjunto de normas jurídico-administrativas que suponen la consolidación de un modelo de ordenamiento liberal caracterizado por su sentido centralizador, con total olvido de las particularidades regionales. El ámbito judicial, el educativo y el tributario conocieron este afán unificador[5].

En la Década Moderada se convocaron cinco elecciones, en 1844, 1846, 1850, 1851 y 1853. En la primera legislatura de 1844-1845, las Cortes se plantean la necesidad de reformar la Constitución de 1837. La Constitución de 1845, aprobada el veintitrés de mayo, es un texto que expresa claramente el pensamiento del moderantismo dominante. Se omite la mención a la soberanía nacional, y se incluye el principio de soberanía compartida. Asimismo, se introducen algunas modificaciones en la composición del Congreso de los Diputados y en la duración del mandato, que se amplía de tres a cinco años. Fue reformada de nuevo por la ley de 18/VII/1857[6].

La Constitución de 1845 resultaría ser la de más larga vida del periodo (veinticuatro años, salvo el paréntesis del Bienio Progresista), aunque su trayectoria padeció continuos intentos de adecuación a las circunstancias, desde las propias filas moderadas: en 1848 con Narváez, en 1852 con el proyecto de constitución de Bravo Murillo, en 1856 con el Acta Adicional de O’Donnell, en 1857 con la Ley Constitucional de Reforma de Narváez.

La ley electoral para el nombramiento de Diputados a cortes de 18/III/1846 amplía las modificaciones del texto constitucional con respecto al Congreso. El número de diputados aumenta a 349, para una mejor representación del país. Se restringe el cuerpo electoral, y sólo se concede el derecho a voto a los mayores de 25 años que paguen 400 reales de contribución directa (sufragio censitario). Otra gran novedad es el cambio de las circunscripciones provinciales por distritos[7].

Tras la caída de Espartero (regente de España entre 1840-1843), la política española giró en torno a la figura de Narváez[8]. Seis años más joven que su predecesor. Le había dolido la manera en que su rival se había atribuido la mayor parte del éxito por la derrota del carlismo. Molesto y vindicativo, se había unido a la causa del moderantismo sin pensárselo dos veces, encontrándose, ahora, a la cabeza de la contrarrevolución. Como cabía esperar, su primera prioridad consistió en la restauración del orden[9].

 

2.- REFORMA TRIBUTARIA

El gobierno Narváez tuvo que enfrentarse con la crisis económica generalizada del final de los años cuarenta, y con las secuelas del movimiento revolucionario que sacudió a Europa en 1848[10]. Auxilió al Papa Pío IX expulsado de Roma por los revolucionarios, preparó la firma del Concordato de 1851 y pudo dar por terminada la contienda carlista[11]. Bravo Murillo[12], llamado a suceder a Narváez el 14/I/1851, no pudo poner remedio a la crisis del partido moderado, pero dio cima a brillantes realizaciones como la firma del Concordato con la Santa Sede, la consolidación de la Deuda pública, y el plan general de ferrocarriles. El propósito más ambicioso del gobierno Bravo Murillo fue el robustecimiento del poder ejecutivo contra el parlamentarismo a ultranza. Las primeras consultas confidenciales en este sentido las realizó en 1852. El plan, en realidad, comportaba una nueva Constitución, que Bravo Murillo concebía como un texto breve y una serie de leyes orgánicas anejas. Pero este proyecto encontró la oposición dentro de las mismas filas moderadas.

Por la ley de Ayuntamientos de 8/I/1845, la Corona designaba alcaldes y tenientes de alcalde, no sólo en las capitales, sino también en las cabezas de partido con población superior a dos mil vecinos, y el gobernador civil nombraba a los restantes[13].

La Reforma Tributaria de 1845[14], creó el Impuesto de Inmuebles, Cultivo y Ganadería. Mediante los amillaramientos, registros de la riqueza rústica y pecuaria, los Ayuntamientos repartían la carga fiscal entre los propietarios, formalmente de acuerdo con la entidad de su patrimonio. Pero como el sistema daba pie al fraude y la ocultación, resulta que se asistía a la paradoja de un sector agropecuario, que contribuía poco a las finanzas del Estado y al mismo tiempo un campesinado asfixiado por los impuestos. Los moderados fueron en general, buenos hacendistas, y una de sus obras más meritorias fue el desempeño del erario público, entrampado sin remedio nada menos que desde los tiempos de Carlos IV.

Con anterioridad a 1845 el sistema de impuestos tendía a gravarse la compraventa (lo que constituía un obstáculo para el movimiento de bienes), en tanto que en la nueva ley la carga principal gravitaba sobre la propiedad (la contribución territorial). Otros tributos, pocos, pero bien estudiados, completaron un sistema sencillo y eficaz. El Estado aumentó considerablemente sus ingresos, y la riqueza de los españoles tendió a desestancarse, a hacerse más movible.

La burguesía no dejó de aprovechar la favorable coyuntura para lanzarse al mundo de los negocios. No fue una explosión tan fuerte como en otros países, pero, en comparación con la época anterior, el afán de los españoles adinerados por invertir llamaba la atención a sus contemporáneos[15]. La estratificación social de la región extremeña durante el periodo isabelino ofrecía una mayoría de ocupantes para el sector primario (79,9%), seguido del sector secundario con el 13,5%, y 4,8% para el sector terciario. Representando el 1,4% para los marginados[16].

 

3.- REPARTIMIENTO INDIVIDUAL DE LA CONTRIBUCIÓN TERRITORIAL, INDUSTRIAL Y DEL COMERCIO

 

La ponencia presentada en esta edición de los Coloquios Históricos de Extremadura tiene como finalidad principal mostrar la realidad socioeconómica de cuatro poblaciones de la comarca de las Vegas Bajas: Montijo, Puebla de la Calzada, Lobón y Talavera la Real (con especial tratamiento para Montijo y Lobón), hacia mediados del siglo XIX en base a una fuente histórica fiscal esencial como es “Los Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año 1852” para la provincia de Badajoz[17].

El viernes 1/V/1852 el Boletín Oficial de la Provincia de Badajoz publicaba un suplemento con los Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y del comercio, de acuerdo con la Instrucción de 15/VI/1845, en la que se prevenía que los repartimientos individuales de la contribución territorial quedaran expuestos al público por término de cuatro o seis días, en base a las Reales Órdenes dadas en Madrid, el 10/II/1852, por el presidente del Gobierno, Juan Bravo Murillo, al Director General de Contribuciones Directas, Estadística y Fincas del Estado[18].

Merced a esta base documental conocemos los datos de las dos principales contribuciones de 1852: A) La territorial (tierras, ganados y casas) en su segregación en cuanto a los propietarios clasificados por calles. B) La industrial y de comercio con los datos de las actividades económicas correspondientes al sector secundario y terciario.

Respecto a la contribución sobre inmuebles, cultivo y ganadería, se estableció un cupo general para el país, que fue dividido por provincias y, dentro de éstas, distribuido, a su vez, por municipios, y, en última instancia, asignado dentro de cada población a los contribuyentes que hubiera en la misma. Este sistema presentó una serie de carencias y defectos originados por la tendencia a la ocultación de la riqueza de los propietarios y la propensión de los municipios a presionar para rebajar su carga fiscal.

En el caso de la contribución industrial y por comercio, ésta se basaba en un sistema doble, por un lado, una cuota fija que se establecía en relación a la actividad y el número de habitantes de un municipio y, por otra parte, otra proporcional determinada según los pagos realizados en los locales de los negocios. Por otro lado, hay que resaltar que fue este impuesto junto al de consumo el que más resistencia popular creó[19].

Los datos que ofrece el Repartimiento Individual de la Contribución en la provincia de Badajoz en 1852 son los siguientes: 96.551 contribuyentes (72.782 vecinos, 88,9%; 12.611 hacendados forasteros; y 11.158 vinculados a la contribución industrial y del comercio. 114.634.292 reales en Riqueza Amillarada, con una Fiscalidad de 9.073.265,95 reales, repartidos en 160 poblaciones. De estos datos globales de la provincia badajocense se cifran 195 componentes de la nobleza que representan el 0,20%, presentes en 113 poblaciones (70,6%), con una Riqueza Amillarada de 7.260.786,33 reales (6,3%). Siendo su Fiscalidad de 944.561 reales (10,4%)[20].

Se cifra en el siguiente cuadro la situación de las cuatro poblaciones analizadas de acuerdo con los Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y del comercio:

 

Población Contribuyentes Forasteros % Riqueza imponible Fiscalidad
Montijo 920 60 6,52 553.445 75.768
Puebla de la Calzada 428 30 7,00 377.721 51.854
Lobón 233 92 39,48 351.618 41.543
Talavera la Real 485 70 14,43 586.141 70.266

 

Varias son las conclusiones que podemos extraer de la tabla que ha sido insertada: El porcentaje de los contribuyentes forasteros sobre los locales, el 6,52% para Montijo; 7,00% para Puebla de la Calzada; 39,48% en Lobón; y 14,43% en Talavera la Real. Es decir, las poblaciones en la orilla derecha del Guadiana tienen un menor porcentaje que las dos de la orilla izquierda que son las que mayor cuantía tienen, especialmente la villa de Lobón.

3.1.- RIQUEZA IMPONIBLE

La Riqueza Imponible arroja su cifra superior en la villa de Talavera la Real, 586.231 reales, seguido de Montijo en 553.445 reales. Las causas de la diferencia de mayor cuantía hay que buscarlas en el Catastro de Ensenada y en la información que ofrece la obra: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus posesiones de Ultramar del político progresista Pascual Madoz. En el Catastro de Ensenada (1753) en su décima respuesta se declara para el término de Montijo una extensión de 5.000 fanegas. Para Talavera la Real son 4.800 fanegas de tierra en sembradura y 4.134 para la dehesa de Aldea del Conde, adquirida en el siglo XVI por el duque de Benavente[21]. Madoz valora para Montijo 2.741 fanegas repartidas en el Encinal, La Dehesilla, Millarón, Navahermosa, Cotillo, Barbaño y Potril, junto con las tierras desamortizadas a las religiosas clarisas[22]. Para Talavera la Real, Madoz informa que tiene 6.350 fanegas de pasto, 4.683 de labor en las dehesas Boyal del Carrascal, La Caldera, Novillero y parte de Aldea del Conde. 4.014 fanegas de particulares, 68 de regadío en 22 huertas, 393 de olivar y 443 de viña[23].

La dehesa de Aldea del Conde en los Repartimientos de la contribución de 1852 era propiedad del Duque de Osuna[24], al que le correspondía una cuota de contribución y recargo de 11.406 reales; 94.000 por tierras y 1.850 por casas[25]. Los mayores contribuyentes nobles en 1855 eran: Duque de Osuna, 90.266 reales. Marqués de Perales, 83.380, Conde de Montijo, 57.664, Duque de Medinaceli, 39.753, Duque de Fernán Núñez, 38.530, Marqués de la Romana, 24.555[26].

A partir de la publicación de los Repartimientos individuales las autoridades municipales entraban en escena, el Ayuntamiento debía exigir a todos los propietarios unas relaciones juradas de sus propiedades rústicas y urbanas. La comprobación de la veracidad de las declaraciones y la evaluación del producto de las fincas y de las utilidades de la ganadería, quedaban a cargo de una junta pericial de carácter local. La tarea de las juntas periciales era doble. En primer lugar, debían efectuar una clasificación de las propiedades para fijar el producto líquido correspondiente a las mismas. Una vez completada la evaluación, y con las declaraciones juradas a la vista, la junta pericial debía proceder a la formación de un padrón general de la riqueza del pueblo. El padrón (más tarde denominado amillaramiento) consistía en un registro literal y numérico con la relación de los contribuyentes, la identificación de sus propiedades y el cálculo del producto neto por inmuebles, cultivos y ganadería. El Ayuntamiento, una vez conocido el cupo asignado, procedía a su derrama entre los contribuyentes en función del padrón de riqueza.

Fue entonces, como casi siempre, el momento de los poderosos (oligarquía) quienes fiscalizaban casi todo. Aquellas juntas periciales de carácter municipal fueron vigiladas y controladas por la élite del poder local, que se encargaron de marcar las directrices socioeconómicas hacia sus intereses, manipulando los datos fiscales para beneficiarse a la hora de contribuir en los repartos[27]. En este contexto señalamos los nombramientos de peritos para la contribución en Montijo de: Diego Ángel Codes, Álvaro Sánchez Barrena, Alonso Guzmán Lavado, Pedro Rivera Maza y Juan Piñero[28]. En Lobón fueron nombrados peritos de la villa Diego Jerez y Blas Martín[29]. El Consistorio Municipal de Puebla de la Calzada nombró peritos a Mateo Barrena y Juan Borba[30].

4.- REPARTIMIENTO CONTRIBUCIÓN MONTIJO

Antes de entrar a analizar la contribución territorial de Montijo, se ofrecen datos comparativos entre número de habitantes, número contribuyentes, y contribuyentes con más de cuatrocientos reales de cuota tributaria, así como sus porcentajes:

 

Población Núm. habitantes Núm. contribuyentes Porcentaje

%

Cuota superior a 400 reales Porcentaje

%

Montijo 3.860 920 23,83 31 3,36
Puebla de la Calzada 1.980 428 21,61 22 5,14
Lobón 847 233 27,50 11 4,72
Talavera la Real 2.239 485 21,66 25 5,15
TOTALES 8.926 2.066 23,14 89        4,30

 

Las cifras que a continuación ofrecemos reflejan la realizada socioeconómica de nuestros pueblos en el meridiano del siglo XIX donde la minoritaria clase dominante ejercía el poder sobre la mayoría de los vulnerables del momento.

 

Población Total contribuyentes Más de 400 reales  

%

Entre 400 y 200  

%

De 200 a 50  

%

Menos de 50 reales  

%

Montijo 920 31 3,36 38 4,13 207 22,50 644 70,00
Puebla de la Calzada 428 22 5,14 12 2,80 95 22,19 335 78,27
Lobón 233 11 4,72 8 3,43 54 23,17 161 69,09
Talavera la Real 485 25 5,15 18 3,71 130 26,80 313 64,41
TOTALES 2.066 89 4,30 76 3,67 486 23,52 1.453 70,32

 

El Reparto individual de 1852 para Montijo[31] fue aprobado el 30/III/1852 y la liquidación el 3 de junio, siendo alcalde Ildefonso Piñero y secretario, Hermenegildo Corchero[32]. Se inserta cuadro con los mayores contribuyentes hasta cuatrocientos reales.

RELACIÓN DE CONTRIBUYENTES CON CUOTA SUPERIOR A CUATROCIENTOS REALES

 

Nombre del contribuyente Tierras Casas Ganadería Cuota de contribución
Joaquín Bootello Gragera 4.756 1.800 24.913 4.315
Francisco Piñero 2.685 852 9.979 1.852
Alonso Gragera 1.625 1.542 9.053 1.674
Celedonio Madroñero 1.610 324 7.997 1.320
Joaquín Calderón de Robles 1.892 1.656 5.382 1.223
Andrés García Mateo 518 945 6.618 1.107
Agustín Gragera 2.666 1.557 3.260 1.025
Pedro Narciso Bérriz 2.956 2.406 1.695 967
Diego Ángel de Codes 3.202 1.119 2.567 944
Alonso Guzmán 1.255 1.248 4.052 898
Cristóbal Carretero 1.564 693 3.839 833
Pedro Gutiérrez Romana 2.681 825 2.305 796
Pedro Triguero 4.489 1.128 150 790
Rodrigo Campos 2.651 849 2.202 781
Catalina Bootello Gragera 2.318 1.335 1.185 663
Marina Caballero 4.283 480 32 652
Álvaro Sánchez Barrena 1.192 762 2.723 641
Pedro Gutiérrez Bautista 722 1.058 2.717 613
Bartolomé Pinilla Marchena 821 1.572 1.922 581
Pedro Bruno 1.334 1.029 1.954 591
Luis Molina 2.515 642 1.146 589
Cristóbal Pinilla 1.504 1.059 1.699 584
Juan Miguel Barrena 1.137 384 1.980 562
Joaquín Tobar 1.694 1.059 1.135 561
Vicente Núñez 1.462 642 1.769 530
Bartolomé Gragera 2.200 597 786 503
Vda. Sebastián Pinilla 962 936 1.534 470
Alonso Rodríguez Gragera 606 642 2.128 462
Rodrigo Cabero 928 690 1.534 432
Juan Rodríguez Gragera 250 351 2.437 416
Miguel Rivera Barrena 1.051 864 1.084 410

 

Figura como mayor contribuyente Joaquín Bootello Gragera de San Juan[33], notable hacendado, sus propiedades se extendieron por los términos de Montijo, Lobón, la Nava de Santiago, Mérida y Badajoz, pagaba de contribución por sus bienes y matrícula industrial en los repartimientos de 1852 la suma de 6.966 reales. Fue Alcalde de Montijo en 1846 y 1847 y concejal del Ayuntamiento en 1854 y 1856. Miembro de la Junta Revolucionaria de 1868. Compromisario Electoral Parroquial en 1839 y 1841. Adquirió en la Desamortización de Mendizábal-Espartero la Dehesa de la Rabuda (639 hectáreas), ubicada en el término de Badajoz, siendo rematada en la subasta, en la muy significativa cifra de 1.990.124 reales, cantidad que nos habla de una prestigiosa solvencia económica de su comprador[34].

Otro de los mayores contribuyentes es Francisco González-Piñero Muñoz[35], Administrador Municipal en 1839. Depositario de fondos municipales 1841. Convocado al Ayuntamiento como gran propietario a raíz del pronunciamiento de julio de 1843, que derribó a Espartero. Delegado de Montijo para elaborar el Impuesto de Consumos en Badajoz en 1845. Primer Teniente de Alcalde 1846-1847. Alcalde en 1848 y Concejal. Adquiere huertas y tierras en la Desamortización de Mendizábal[36]. La cuota de contribución en Montijo es de 1.852 reales y la misma cantidad en Mérida[37]. Su hermano, Ildefonso Piñero, fue Médico-Cirujano y Alcalde de Montijo en 1852 y 1853.

En la lista de los mayores contribuyentes está Celedonio Díez-Madroñero Soto, esposo de Inés Bootello de San Juan Gragera. Celedonio Díez-Madroñero[38] era tío del VII marqués de la Vega, Jorge Díez-Madroñero y López de Ayala. El título nobiliario de Marquesado de la Vega, con el Vizcondado previo de la Floresta, fue concedido en 1736 a José Silveira Guzmán, nacido en 1683, Alcalde de Badajoz. Los Silveira eran originarios de Portugal, donde gozaron de nobleza desde tiempo inmemorial. Díez-Madroñero Soto, en 1852, vivía en Montijo en la hoy plaza de los Bootello, junto a las casas de Joaquín y Catalina Bootello. Fue el cuarto mayor contribuyente con una cuota de 1.320 reales. Cuantificándosele un imponible de 1.610 reales por tierras, 324 por urbana y 7.997 reales en ganadería[39].

Joaquín Calderón de Robles y Rodríguez de Arévalo[40], quinto mayor contribuyente, casado con María del Carmen Bérriz y Ramas[41], con una cuota de contribución de 1.223 reales en Montijo[42]; 1.094 reales en Mérida[43]; 4.480 reales en Don Benito[44]; alcanzando la cifra total de 6.799 reales. Los Repartimientos de la contribución territorial de1852, listan en la Plaza Mayor de Montijo a Joaquín Calderón de Robles y Pedro Narciso Bérriz, donde viven, pagando de contribución 1.223 y 967 reales[45].

Diego Ángel Codes fue otro de los mayores contribuyentes. Los Codes fueron los jefes liberales de Montijo. El primero que llegó a Montijo fue Diego Ángel Codes, procedente de Nieva de Cameros (La Rioja), familia asentada en el Solar de Tejada[46]. Vivió en la calle de la Cárcel, actual plaza Pedro de Valencia, con una cuota de contribución de 944 reales (3.202 por tierras, 1.119 por casas y 2.567 por ganadería)[47]. En Torremayor tributa por la cantidad de 57 reales; 163 en Mérida; 466 en Talavera la Real; y 259 reales en Badajoz. Además de estas contribuciones, Diego Ángel Codes es mercader de lienzos con 405 reales de matrícula, y prestamista de 2.000 reales, pagando por ello 21 reales[48]. Sus impuestos ascendían a 2.319 reales. Fue alcalde segundo en 1839; convocado como gran propietario al Ayuntamiento a raíz del golpe de julio de 1843 que derriba a Espartero; concejal en 1846 y 1847; concejal desde octubre de 1954 a septiembre de 1856, durante el bienio progresista. Votante a elecciones a cortes en 1837, 1839, 1840 y 1843[49].

Sobresale también el hacendado Andrés García Mateo con cuotas de contribución para Montijo de 1.107 reales; 16 reales en Torremayor y 826 en Badajoz. Tributa, por lo tanto con 1.940 reales. Adquirió una casa en la calle Santa Ana, veintidós fanegas de tierras y una huerta, con un valor total subastado de 264.812 reales. Propiedades procedentes de los bienes desamortizados al convento de las religiosas clarisas de Montijo. Andrés García fue alcalde de Montijo en 1836, Compromisario Electoral Parroquial en 1839 y 1841; Procurador Síndico en 1842. Convocado como gran propietario al Ayuntamiento a raíz del golpe de julio de 1843, que derriba a Espartero. Primer Teniente de Alcalde en 1850 y 1851. Concejal en 1852 y 1853. Votante en elección a Cortes en 1838 y 1843[50].

Durante el período 1844-1852 son alcaldes de Montijo: Pedro Bautista-Juan Caballero Molina (1844), Lino Sánchez (1845), Joaquín Bootello (1846), Francisco Piñero (1847-1848), Florentino Mendoza (1849), Alonso Rodríguez (1850)[51], Miguel Molina (1851), Ildefonso Piñero (1852)[52]. Algunos de ellos figuran como mayores contribuyentes en los Repartimientos de la Contribución Territorial, Industrial y de Comercio de 1852.

4.1.- CONTRIBUYENTES FORASTEROS EN MONTIJO

Cifra el Repartimiento de 1852 sesenta forasteros en Montijo. El Catastro de Ensenada informa que la extensión del término era de 5.000 fanegas, 2.133 para siembra y 2.867 para pastos. Montijo junto con Lobón, en 1572, establecieron un pleito ante el Real Consejo de las Órdenes contra la ciudad de Mérida, para que se reconociese el derecho que tenían a disfrutar del aprovechamiento común en todos los bienes baldíos, sitos en el término municipal emeritense. Pleito al que sumó también la villa de Puebla de la Calzada y del que Mérida se negó a reconocer los derechos de estas villas. Pese a algunas concordias, este pleito se dilató en el tiempo, desligándose de él Lobón, quedando definitivamente resuelto en 1931, cediendo Mérida 8.000 hectáreas de su término a Montijo por sentencia del Tribunal Supremo[53]. En la poca extensión del término está la escasa repercusión de los forasteros.

Contribuyentes

forasteros

Tierras Casas Ganadería Cuota contribución
Conde de este Estado 2.387 315
Ildefonso Nogales 1.987 288 301
Juan José García 321 704 135
Pedro Rafael Guisado 927 122
Vda. de Sancho Pérez 801 106
Alonso Romo 350 225 76
Alonso Calamonte 420 75
          Pedro Mendoza 555 73
Toribio Concepción 545 72
Leonor de Coca 544 72
Miguel Rastrollo 544 72

 

El Condado de Montijo[54], en 1852, recaía en doña María Francisca de Sales Portocarrero y Kirpatrich (Granada, 1825-Paris, 1860) contrajo matrimonio con Jacobo Fitz-James Stuart y Ventimiglia, XV duque de Alba. Esta unión significó un nuevo hito en la historia nobiliaria española, ya que en virtud del matrimonio nuevos títulos nobiliarios vinieron a aumentar el acervo nobiliario. La condesa fue hermana de la Emperatriz Eugenia de Montijo. Ildefonso Nogales era vecino de Villanueva de la Serena y Juan José García de Logroño. El resto de contribuyentes eran de Puebla de la Calzada.

 

5.- REPARTIMIENTO DE LA CONTRIBUCIÓN EN LOBÓN

El listado con el Repartimiento individual de la Contribución arroja un total de 234 contribuyentes de los que tan sólo 11 (4,70%) superan los 400 reales de cuota de contribución. Un escasísimo porcentaje, aunque gozaban de un altísimo grado de influencia y penetración sobre la vida política, económica y social. Reproducimos en el cuadro siguiente el desglose de cada uno de los 11 mayores contribuyentes, así como el producto anual imponible de cada uno de sus bienes representados en tierras, casas y ganadería, con la cuota de contribución total[55].

 

Contribuyente Tierras Casas Ganadería Cuota contribución
Antonio de Coca Amigo 16.024 2.629 15.237 4.006
Fernando Conejo Bejarano 3.262 960 29.420 3.975
María Dolores Pizarro Picón 11.681 1.542 5.569 2.221
Leonor Lozano 4.235 1.757 6.520 1.476
Roque Martín 1.267 600 7.358 1.090
Ezequiel Gómez 2.685 865 2.812 749
Ana Martín 1.669 826 3.793 743
Diego Calzadilla 2.106 1.068 1.040 498
Ana Conejo 2.450 675 981 475
Ana Gragera 2.514 777 593 459
Juan Carlos Jerez 2.373 675 660 438

 

Hay un grupo de ocho contribuyentes que no alcanzan los cuatrocientos reales de cuota, pero se aproximan bastante. Francisco Martín (343), Juan Martín (323), Diego Jerez (275), Juan Lucas Lozano (257), Blas Martín (255), Francisco Barragán (252), Joaquín Guerrero (231) y Bartolomé Martín (230)[56].

Los datos son muy clarificadores, puesto que los mayores contribuyentes se subdividen en tres grupos. El primeros de ellos, el más preponderante, agrupa a los cinco mayores contribuyentes que superan la cuota de 1.000 reales. Son por orden de mayor a menor: Antonio de Coca (4.006), Fernando Conejo (3.975), María Dolores Pizarro (2.221), Leonor Lozano, viuda de Lorenzo Martín Barrena (1.476) y Roque Martín con 1.090 reales. Aunque Antonio de Coca y María Dolores Pizarro aparecen también en el Repartimiento de la Contribución Industrial y del Comercio. El primero con 275,20 reales por media viga de molino de aceite, y un molino de cuatro piedras en el río Guadiana que sólo molía durante seis meses. Y la segunda con 106 reales por media viga de molino de aceite[57]. En un segundo grupo se encuadran aquellos que superan los 400 reales y no alcanzan los 800. Grupo que encabeza Ezequiel Gómez y Ana Martín. Y finalmente un tercer un grupo al que hemos llamado Martín, por ser varios de este apellido quienes lo protagonizan, junto a los Jerez y Lozano, y el cura párroco de Lobón, Joaquín Guerrero Bolaños.

Antonio de Coca Amigo es el primero de los contribuyentes con un líquido imponible de 4.006,32 reales. 16.024 por tierras, 2.629 por casas y 15.237 por ganadería[58]. Procede de Puebla de la Calzada, hijo de Alonso de Coca Maza[59] y María Antonia Amigo Gragera[60], vivieron en la calle Badajoz. Antonio de Coca Amigo contrajo matrimonio en Lobón con Catalina Pizarro Picón[61]. Hija de Pedro Pizarro Barrena y María Picón Roa. Los Pizarro y Barrena eran los herederos de la Casa Grande de Lobón, situada en la calle Altozano, descendientes de las familias Zambrano y Barrena. Las familias Zambrano y Pizarro eran nobles procedentes de la villa de Fuente del Maestre.

Antonio de Coca Amigo y Catalina Pizarro Picón tuvieron tres hijos, Pedro, soltero, Elvira que fue a vivir a Puebla de la Calzada, por su matrimonio con Mariano Maza Bejarano, licenciado en derecho, dedicado a la actividad agro ganadera, y María, dueña de la Casa Grande, mujer de Ángel Chorot Prieto. Antonio de Coca jugó un papel importante en la vida política de Lobón, fue diputado nacional[62] y provincial[63], durante el bienio progresista, gobierno largo de la Unión Liberal, final del moderantismo y los primeros años del sexenio democrático. Tras el pronunciamiento de La Gloriosa, Antonio de Coca fue elegido, el 25/X/1868, alcalde de Lobón[64]. Renovado en el cargo el 2/I/1869[65]. Logró ayudas del Gobernador de la provincia para las obras de reparación y remodelación de la Casa Consistorial.

Tras meses de una apasionada actividad política y social, Antonio de Coca, para suavizar la dureza del calor del mes de julio, decidió pasar unos días con su familia en los Baños de Fuensanta, balneario ubicado en Pozuelo de Calatrava (Ciudad Real), municipio de la comarca histórica del Campo de Calatrava, cercano a la villa de Almagro, donde el alcalde de Lobón encontraría la muerte. Falleció durante el fuego cruzado que tuvo con un grupo de ladrones que trataban de llevarse los fondos del establecimiento-balneario.

La familia Conejo contó, entre sus miembros, con varios militares. El capitán Andrés Conejo Gallego, militar en la guerra de la Sucesión, le fue repuesta su hidalguía por el rey Felipe V. Concediéndosele a Andrés Conejo Cortés privilegio de nobleza. Casó en Puebla de la Calzada con Catalina Victoria Bejarano. Sus hijos ocuparon cargos municipales, alcaldes y regidores, mayordomos de Ntra. Señora de los Remedios, Santísimo Sacramento y Ntra. Señora del Rosario. Sancho Conejo Bejarano contrajo matrimonio en Puebla de la Calzada con María Dolores Guisado Bejarano, perteneció a la Guardia de Corps de Fernando VII, falleció en Francia como exiliado carlista con el grado de coronel de Caballería.

Fernando Conejo Bejarano quedó soltero y vivió en las casas de sus predecesores en la calle Derecha de Lobón. En 1836 declaraba una masa patrimonial formada por dos casas, 46 fanegas de tierra, 1.529 cabezas de ganado lanar, 850 de cerda y 8 yeguas[66]. La actividad ganadera de Fernando Conejo Bejarano continuó con los años. En el Repartimiento de la contribución de 1852 aparece con una base imponible por ganadería de 29.420 reales, siendo el mayor contribuyente local por este concepto, 3.262 reales por tierras y 960 por casas, pagando una cuota de contribución de 3.975,22 reales[67]. Arrendó la dehesa de Aldea del Conde, propiedad entonces del Duque de Osuna, mediante contrato firmado, el 7/II/1840, con Antonio Torrente, vecino de Talavera la Real y Administrador del Duque, por el precio de 60.000 reales anuales[68]. Para garantizar esta operación tuvo que avalar con siete fincas de su propiedad, con un valor de tasación en venta de 37.732 reales[69]. Ocupó como varios miembros de su familia cargos municipales.

Ana Conejo Bejarano que figura en el Repartimiento de 1852 viviendo en la calle Madrid con una cuota de contribución de 475 reales. Contrajo matrimonio con Manuel Tristancho y Liaño de la nobleza de Torre Miguel Sesmero[70].

María Dolores Pizarro Barrena, hija de Antonio Pizarro de Luna y Catalina Barrena Zambrano, hermana de Pedro Pizarro Barrena[71], tía por lo tanto de Catalina Pizarro Picón, mujer de Antonio de Coca Amigo, el mayor contribuyente de 1852. El matrimonio tuvo desavenencias, otorgando María Dolores Pizarro, el 17 de marzo de 1832, escritura de poder a favor de Antonio M. Silva, vecino de Mérida, para que éste presentara demanda de divorcio ante el Tribunal Eclesiástico de dicha villa. Tras su separación, María Dolores Pizarro declara en el año 1836 propiedades por un valor de 194.732 reales, repartidos en una casa, 79 fanegas de tierra, 2.090 olivos, 1.000 cepas de viñedo y 400 cabezas de ganado lanar[72]. Aparece en los Repartimientos de 1852 con una cuota de contribución de 2.221 reales[73].

Ezequiel Gómez de Tejada tiene una cuota adjudicada de 749 reales, viviendo en la calle del Moral. En abril de 1824 el Concejo de Lobón abre un expediente a favor de Ezequiel y Marcos Gómez de Tejada, quienes solicitan les sea reconocido el estado de hijosdalgos y notorios de sangre. Estado que gozaban en la villa de Aceuchal, su pueblo natal, con el fin de poder disfrutar de los privilegios que supone dicho estado.

Presentando para ello ejecutorías sancionadas en Lumbreras, Almarza de Cameros y San Andrés. Villas ubicadas en la tierra de Cameros (La Rioja), siendo ambos hermanos caballeros hijosdalgos diviseros del solar de Tejada. Ezequiel y Marcos contrajeron matrimonio en la villa de Lobón con las hermanas María Concepción y Marina Jerez. Los dos hermanos dieron a conocer muy pronto sus predilecciones políticas. En 1820 formaron parte de la Milicia Nacional, en 1824 sirvieron en las filas de la compañía de Voluntarios Realistas, y, en 1836, Ezequiel era capitán de la Guardia Nacional. Año en el que declaraba poseer una casa, 30 fanegas de tierra, 195 olivos y 191 cabezas de ganado lanar[74]. Ambos hermanos ocuparon varios cargos municipales.

Dentro del grupo de los mayores contribuyentes figura Leonor Lozano (cuota mayor de los contribuyentes de 1852), viuda de Lorenzo Martín Barrena[75], Roque Martín y Francisco Martín, ambos viviendo en la calle de la Cruz, siendo éste último el alcalde de la villa. Son siete los de apellido Martín, que integran la lista de los mayores contribuyentes del Repartimiento del año 1852. Algunos de ellos llegaron a la alcaldía[76], otros ocuparon puestos de regidores, mayordomos de propios, del pósito, procuradores síndicos y mayordomos de la fábrica parroquial, Ntra. Señora de los Remedios, San Sebastián, Santa Brígida y San Blas.

5.1.- CONTRIBUYENTES FORASTEROS

El principal problema que tuvo el vecindario de Lobón fue la posesión de la tierra y su destino, que originó disputas, solicitando reformas que sacaran aquella sociedad de la postración y de los abusos en la que se encontraban; reivindicando por ello, el principal soporte de la economía de la villa, la tierra. Los labradores y pequeños campesinos abrumados por las cargas de la nobleza o la iglesia, pendientes siempre del clima, sin otro hábito que el trabajo y el hambre, vivían en la miseria y en la necesidad de comenzar a vender su fuerza de trabajo. Dos factores, la articulación de dos niveles distintos, actúan para llevarlos a esa situación: los privilegios de la Mesta y los labradores hacendados, oligarcas locales que dominan la administración municipal[77].

Estos sentimientos y el contagio de un espíritu ilustrado fue la causa a la que llevó, el 14/IX/1798, a Diego Dorado, Procurador Síndico Personero, a alzar su voz, en este manifiesto:

Que referido común que represento se compone de Pobres Labradores, único Trato y comercio de ella. Que mediante a que las tierras Labrantías y de superior calidad que hay en este término son todas o también partes propias de Forasteros, los cuales las tienen Arrendadas a otros de extraña Jurisdicción, se ve dcho mi común precisado a Arar las inferiores y salirlas a buscar a suelos extraños, de lo que sigue a éste un total aniquilamiento no tan solamente con la falta a las tierras referidas, sino también con los perjuicios que el forastero causa con sus ganados en las mieses del vecino y pastos de su término, motibo por que se han seguido, y aún en el día se experimentan las mayores desavenencias, cuestiones y criminalidades[78].

Esta situación fue una constante a lo largo del siglo XIX, máxime cuando las tierras de la iglesia y las comunales fueron desamortizadas, siendo adquiridas por los labradores y ganaderos forasteros. Los vecinos lucharon demostrando que el baremo de rendimientos de la lana, la carne y el queso del ganado lanar y la tierra empleada para ello, era menos rentable que la roturación de éstas, sobre todo porque la población había aumentado, se necesitaba el cereal para la alimentación básica y para atender la mano de obra que demandaban los jornaleros.

Se inserta en el siguiente cuadro los once mayores contribuyentes forasteros de Lobón.

 

CONTRIBUYENTE TIERRAS CASAS GANADERÍA CUOTA CONTRIBUCIÓN
Agustín Conejo 800 1.610 284
Miguel Eugenio Calvo 3.980 387 516
Manuel Molano

y Manuel Méndez

26.000 3.074
Alonso Pacheco 5.737 285 712
Marqués de Belmonte 12.130 1.435
Joaquín Bootello 3.360 120 401
Conde la Torre del Fresno 2.933 316
Viuda de José Losada 2.941 347
Juan Piñero 8.558 1.011
Miguel Romero 2.550 301
Antonio Clemente Pacheco 13.900 909 1.749

 

Manuel Molano y Manuel Méndez, vecinos de Badajoz, compraron al Ayuntamiento de Lobón las dehesas de La Cerrada e Isla Perdida, que fueron de los propios y rematadas en 190.900 reales[79].

Otro de los mayores contribuyentes forasteros es el Marqués de Belmonte título que recayó en 1613 en don Bernardo Antonio Gómez de Sandoval, que acabó uniéndose a las casas de Uceda y Frías, por lo que las propiedades rústicas por las que figura en el Repartimiento corresponde a la finca de la Orden. Figuran también Joaquín Bootello[80] y el Conde de la Torre del Fresno.

Asimismo aparece en la lista Juan Piñero[81], hermano del montijano Francisco Piñero Muñoz, tío del que fuera diputado y senador (1867-1886) Cipriano Piñero Salguero, que comenzó su carrera política en el partido moderado para después militar en la Restauración con Cánovas, del que se separó, terminando como un incondicional del liberal Sagasta.

Otro de los mayores contribuyentes forasteros es Antonio Clemente Pacheco y Alonso Pacheco. Las primeras noticias documentales de esta familia relacionada con la villa de Lobón, aparecen a finales del siglo XVIII, pues en un documento se cita a Alonso Atanasio Pacheco como apoderado del Duque de Frías y Administrador del estado de Lobón[82]. Sus hijos Antonio Clemente y Alonso Segundo siguieron la línea de su padre. El primero de ellos fue administrador de las antiguas encomiendas santiaguistas de Mérida, Alange, Lobón y la dehesa de Las Tiendas. Adquirió el lavadero de lanas del pantano de Carija, iniciando en él una importante industria de lavado de lanas, que transportaba a Lisboa para ser embarcadas a Inglaterra y Francia[83].

Compró en Lobón la casa llamada Encomendera, situada en la calle Cruz. En Badajoz, en el Repartimiento de la contribución, dentro del apartado destinado a las Administraciones, se relaciona la formada por Antonio Clemente Pacheco, Bartolomé y Alonso de Coca, con una cuota de contribución de 7.684 reales sobre una base imponible por tierras de 60.480 reales. Su hermano Alonso Segundo Pacheco fue brigadier de Caballería, Diputado Provincial (1821-1823 y 1838-1840), Alcalde de Mérida. Senador por la provincia de Badajoz en las legislaturas de 1840 y 1843-1844, y Senador vitalicio en la de 1845. Fue Secretario primero del Senado[84].

6.- REPARTIMIENTOS DE LA CONTRIBUCION INDUSTRIAL Y DE COMERCIO

Ofrece también el Repartimiento de 1852 la matrícula de aquellos contribuyentes que pagaban por sus negocios y oficios relacionados con las profesiones liberales, artesanía, comercio e industria. Este hecho nos sitúa sobre un análisis del que percibimos que la economía de la oligarquía burguesa estuvo en manos de la propiedad agraria, de los propietarios de tierras, quienes habían llevado a cabo la revolución liberal en su propio beneficio. Su intención fue suprimir del poder a la oligarquía eclesiástico-nobiliaria hegemónica del Antiguo Régimen y construir una sociedad clasista a sus intereses en la que fueran en ella la clase dominante[85].

El potencial económico de la burguesía no cabe duda que fueron las desamortizaciones, porque muchas de las fortunas de la oligarquía burguesa se hicieron en función del trasvase de tierras. Se resume en el siguiente cuadro el número de contribuyentes por comercio e industria (sectores secundario y terciario).

 

 

Población Habitantes Núm. contribuyentes Contribuyentes

Comercio e industria

Porcentaje
Montijo 3.860 920 160 4,14
Puebla de la Calzada 1.980 428 95 4,79
Lobón 847 233 46 5,43
Talavera la Real 2.239 485 162 7,23
TOTAL 8.926 2.066 463 5,18

 

Las poblaciones situadas en la Carrera Real que unía Madrid con Lisboa tienen mayor porcentaje de contribuyentes que las situadas en la orilla derecha del Guadiana. Talavera la Real que dista poco más de cuatro leguas de la ciudad de Badajoz, proveedor del avituallamiento de la capital[86]. El cuadro siguiente nos introduce en la realidad industrial y comercial a mediados del siglo XIX en la comarca de las Vegas Bajas, donde el 14 por ciento de la fiscalidad, proveniente de la Riqueza Imponible procedía de la Fiscalidad aportada por el Comercio y la Industria.

 

Población Fiscalidad

total

Fiscalidad Comercio e Industria % Contribuyentes
Montijo 75.768 10.870 14,34 160
Puebla de la Calzada 51.854 7.883 15,22 95
Lobón 41.543 3.128 7,52 46
Talavera la Real 70.266 11.558 16,37 162
TOTAL 239.431 33.439 13,96 463

 

La industria, el comercio, profesiones y oficios que tributan a mediados del siglo XIX en Montijo y Lobón eran: Mercader de lienzo (4), pañero (1), boticario, médico cirujano (6), tienda de embuchado (2), tienda de cintas y galones (3), puesto de aguardiente, aceite y jabón (7), escribano real (1), mesoneros (6), hornos de pan (6), cirujano (1), alfarero (1) zapateros (10), sastres (4), carpinteros (12), herreros (8), calderero (1) horno de bizcochos (1), alarifes (11), barberos (7) buhoneros (2), expendedor de granos (1), mesa billar (1), tratante en cerda, vacuno y mular (3), tahonas (4), administradores (2), garañón (2), porteadores de caballería (52), rematantes de puestos públicos (4), prestamistas (2), calderas de jabón (3), hornos de teja y ladrillo (2), albéitares (3), tiendas de pan (3), tabernas (2), abacerías, molinos de aceite (3), barca en el rio (1) y molinos harineros (3).

Del sector primario se incluye como mayores contribuyentes los tratantes de ganado (cerda, vacuno y mular) y el especulador en granos, al estar relacionado con los precios de los cereales, especialmente el trigo y su transacciones comerciales. En el sector secundario está la industria, muy escasa, integrada en las tahonas, molinos de aceite y molinos harineros; seis en total en la villa de Lobón. Las élites económicas no mostraban interés para invertir sus capitales y modernizar las escasas industrias existentes. La preferencia de ellos se fijaba hacia el sector agropecuario en detrimento de las actividades industriales o comerciales[87].

El sector terciario incluía los servicios, el comercio y transporte, y con él la barca en el Guadiana del duque de Frías[88], que cruzaba el río, por el producto que producía su arrendamiento, necesaria para la comunicación con Montijo, Puebla de la Calzada, Torremayor, La Nava de Santiago y La Roca de la Sierra, buscando los caminos hacia Alburquerque y Cáceres.

El comercio tenía como máximo exponente a una tienda de paños en Montijo, propiedad de Juan Ramón García y compañía, con la elevada cuota de contribución de 667 reales. Seguido de los mercaderes de lienzos, tahonas, puestos de aguardiente, jabón, aceite y taberna. Además de las profesiones relacionadas con la sanidad: médicos y boticarios.

Se significa en el siguiente cuadro las principales actividades que más tributaban fiscalmente:

 

Identificación Mayores contribuyentes en Montijo Mayores contribuyentes en Lobón
Pañero 667
Tratante en cerda 424
Tratantes en vacuno 424
Mercader de lienzos 403
Tratantes en mular 318
Especulador en granos 318
Abastecedor de carnes 265
Tahona 254 127
Puesto de aguardiente 254 106
Puesto de aceite 254
Molino de aceite 212
Molino harinero 212
Administrador 190
Médico 127 106
Boticario 127 106
Puesto de jabón 127
Tienda de embuchados 127
Tienda de cintas 127
Barca en el río 127
Taberna 106

 

El siglo XIX fue el período de las grandes transformaciones estructurales en nuestro país. Desde el punto de vista político, se sucedieron una serie de revoluciones  seguidas de las consiguientes reacciones. Desde el punto de vista estructural, se modificó profundamente la distribución de la propiedad agraria existente mediante el desarrollo de los sucesivos procesos desamortizadores que cambió la composición de la propiedad de la tierra. Por último, desde el punto de vista social, se consolidó el caciquismo como sistema de dominio en el mundo rural[89].

 

FUENTES CONSULTADAS

 

ARCHIVO PROVINCIAL DE BADAJOZ. Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año de 1852. Imprenta, Librería y Encuadernación de Jerónimo Orduña. Montijo, fols. 97-107. Lobón, fols.107-111. Talavera la Real, fols. 29-39. Mérida, fols. 467, 470, 476, 478-481 y 483.

ARCHIVO MUNICIPAL DE LOBÓN (AML).  Legajo, 4, Carpeta 12. Legajo 5, Carpeta 1. Legajo 12, Carpeta 12. Legajo 13, Carpeta 1. Legajo 18, Carpeta 20. Legajo 19, Carpeta 30. Legajo 23, Carpeta 2. Legajo 28, Carpeta 33. Legajo 29, Carpeta 34. Legajo 30, Carpeta 21. Legajo 42, Carpeta 4.

ARCHIVO PARROQUIA DE LOBON (APL). Libro V de Matrimonios (1828-1853)

ARCHIVO MUNICIPAL DE MONTIJO (AMM). Libro de Actas Municipales. 1839-1850 y 1851-1855.

ARCHIVO PARROQUIA DE MONTIJO (APM). Libro IV de Casados y velados. Años 1774-1817, Libro XI de Bautismos. Años 1787-1799. APM. Libro VIII Defunciones. Años 1877-1883.

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VV.AA: Extremadura, la Historia. Tomo II, Badajoz 1997.

 

 

 

 

 

 

[1] Sistema de gobierno en la que el poder está en manos de unas pocas personas pertenecientes a una clase social privilegiada.

[2] MELÓN JIMÉNEZ, M.A.: “Oligarquías locales y crisis del Antiguo Régimen en Extremadura”. En Revista Investigaciones históricas. Época moderna y contemporánea. Núm.9, 1989, pg.9 Universidad de Valladolid.

[3] VV.AA: Extremadura, la Historia. Tomo II, Badajoz 1997, pgs, 401-402.

[4] NARANJO SANGUINO, M.A.: Don Benito en el reinado de Isabel II (1833-1868). Badajoz 2016, pg. 21.

[5] GARCÍA PÉREZ, J. y SÁNCHEZ MARROYO, F.: “La Monarquía liberal (1833-1868). En Historia de Extremadura, Tomo IV, Badajoz 1985, pg.788.

 

[6] La andadura del régimen constitucional de 1845 se inició tras una de las épocas más difíciles de la historia de España: desde la Guerra de la Independencia, la impronta que dejó el régimen gaditano había provocado reacciones de todo tipo, tanto absolutistas como liberales, que contribuyeron a crear un clima de anormalidad y desasosiego, que se arrastraría hasta 1840.

[7] Cf. Congreso de los Diputados, recurso web https://www.congreso.es/es/cem/decmod consultado el 18/IX/2023.

[8] (Loja, Granada, 1799-Madrid, 1868). Militar y político, jefe del Partido Moderado en el reinado de Isabel II.

[9] ESDAILE, CH.: “La etapa liberal 1808-1898”. En Historia de España, Madrid 2007, pg.218.

[10] Es el tiempo en el que se oye la voz del político, diplomático y escritor extremeño, Juan Donoso Cortés (1809-1853), que en un discurso considerado como una de las tres grandes piezas oratorias del siglo XIX español afirma: “Cuando la legalidad basta, la legalidad. Cuando no basta la dictadura. ¡Qué tremenda palabra, señores, aunque no tanto como la palabra revolución, que es la más tremenda de todas!”. Cf. BULLÓN, A.: “Historia político militar de la Baja Extremadura en el siglo XIX”. En Historia de la Baja Extremadura, Tomo II, Real Academia de las Letras y las Artes Badajoz 1986, pg.1.075.

[11] MARTÍ, C.: “Afianzamiento y despliegue del sistema liberal”. Historia de España Tomo VIII. Barcelona 1993, pg. 240.

[12] (Fregenal de la Sierra, Badajoz, 1803-Madrid, 1873. Estadista español, impulsor del desarrollo nacional. Fue uno de los políticos del siglo XIX que más contribuyó al desarrollo de la economía española y a la honorabilidad en el desempeño del gobierno, lo que le es unánimemente reconocido.

[13] MARTÍ.: Afianzamiento y despliegue… Op.cit. pg. 215.

[14] El nuevo sistema de impuestos fue elaborado por Alejandro Mon y Ramón de Santillán.

 

[15] COMELLAS, J.L.: Historia de España moderna y contemporánea. Décima edición, Madrid 1989, pgs. 303-304.

[16]  GARCÍA y SÁNCHEZ: “La Monarquía liberal…” Op. cit. pg.856.

[17] ARCHIVO PROVINCIAL DE BADAJOZ (APDB. Repartimientos individuales de la contribución territorial, industrial y de comercio del año de 1852. Imprenta, Librería y Encuadernación de Jerónimo Orduña, fols. 97-107, 57-62, 107-110 y 29-37.

[18] La disposición que regulaba la publicación de las contribuciones individuales se estableció en una Real Orden  recogida en la Gaceta el 12/II/1852 y con efectos de ese mismo año. Poco después, el 15 de marzo, otra Real Orden aclaraba el procedimiento de publicación y la obligación de los Ayuntamientos de asumir los gastos que supusiera. Cf. PRADO SAGRERA DE, A.A.: “Índice onomástico de los repartimiento individuales de la Contribución Territorial, Industrial y de Comercio de la provincia de Badajoz para 1852”. En Cuadernos de Genealogía 10. Especial monográfico: Contribución de Badajoz 1852. Revista de Hispagen, Madrid, 2011, pg.6.

[19] RODRÍGUEZ CARRASCO, J.J.: “La actividad socioeconómica de la ciudad de Badajoz hacia 1852”. En Apuntes para la historia de la ciudad de Badajoz, Tomo X. Real Sociedad Económica Extremeña de Amigos del País de Badajoz, 2015, pg.62.

[20] NARANJO SANGUINO, M.A., ROSO DÍAZ, M. y RUÍZ RODRÍGUEZ, J.A.: “La propiedad de la tierra de Extremadura del siglo XIX: Estado de la cuestión”. En Revista de Estudios Extremeños, 2013, Tomo LXIX, núm.1, pg. 44.

[21] SÁNCHEZ MARROYO, F.: “Acerca de los orígenes de la propiedad nobiliaria en la Extremadura contemporánea”. En Revista Norba, núms. 8-9, 1987-1988, pg.110

[22] La población de Montijo según Madoz era de 960 vecinos, 3.860 almas. Se hace constar que el poco territorio del término de Montijo, obedece al pleito establecido en 1582 contra la ciudad de Mérida por el aprovechamiento común de los bienes baldíos.

[23] Talavera la Real contaba con 616 vecinos, 2.230 habitantes, según la obra de Pascual Madoz.

[24] El ducado de Osuna es un título nobiliario español, con Grandeza de España, creado el 5 de octubre de 1562 por el rey Felipe II y otorgado al V conde de Ureña, Pedro Téllez-Girón, VI señor de la ciudad andaluza de Osuna. La Casa de Osuna tiene su origen en la figura de Pedro Girón, Maestre de Calatrava, bajo la protección y el favor del rey Enrique IV de Castilla. Recurso web http://pares.mcu.es/ParesBusquedas20/catalogo/autoridad/46816?nm Consultado el 3/X/2023. En 1852 ostentaba el título del ducado de Osuna, Mariano Téllez-Girón y Beaufort-Spontin, XII duque de Osuna y XV duque del Infantado.

[25] APDB. Repartimiento de Talavera la Real, fol. 37. En las poblaciones de Burguillos y Capilla, pagaba el duque de Osuna 6.272 reales y 7.304 reales de contribución. Cf. APDB Repartimientos de 1852, fols, 295 y 384.

[26] CARAPETO, J.: “Cambios y movimientos obreros durante el siglo XIX”. En Historia de la Baja Extremadura, Tomo II, Real Academia de las Letras y las Artes Badajoz 1986, pg.1.139.

[27] Debemos ser conscientes por tanto que hubo fraude en las contribuciones, fundamental en las evaluaciones de riqueza de los grandes propietarios quienes vieron rebajadas las cifras de sus impuestos, pero no en los pequeños.

[28] ARCHIVO MUNICIPAL MONTIJO (AMM). LIBRO DE ACTAS MUNICIPALES 1851-1855. Sesión municipal 26/IV/1852, fol. 80. Tres de los peritos designados aparece en los Repartimientos con cuotas de contribución superiores a cuatrocientos reales. Diego Ángel Codes. 944 reales; Alonso Guzmán Lavado, 898 reales y Álvaro Sánchez Barrena, 641 reales. Cf. APDB. Repartimientos de Montijo, fols. 100 y 102. Añadiendo el nombre de Andrés García Mateo, sexto mayor contribuyente, que fue en 1852 componente de la Junta de Repartimiento de Contribuciones de ese año. Álvaro Sánchez Barrena fue  componente de la Junta Revolucionaria de 1868, “La Gloriosa”, y alcalde de Montijo durante la I República, 1872-73.

[29] AML. Legajo, 29, Carpeta 34. Sesión municipal 4/I/1852. Juan Martín tenía una cuota de contribución de 323 reales y Diego Jerez de 275. APDB. Repartimientos de Lobón, fol. 109.

[30] ARCHIVO MUNICIPAL DE PUEBLA DE LA CALZADA (AMPC). Libro de Actas Municipales 1852-1853. Sesión 12/II/1853, fol. 21 vto. Las calles que formaban el casco urbano eran: Badajoz, Albaicín, Plaza, Angosta, Iglesias, Corral, Calzada, Puerto, Plazuela, Silos y Concepción.

[31] El casco urbano de Montijo estaba formado por las calles Papas, Santa Ana, Nueva, Peñas, Acinco, Porras, Arcos, Cárcel, Pozo, Carrera, Cinco casas, Badajoz, Piñuela, Conde, Iglesia, Barrio, Carnicería, Coso, Plaza y Contorno.

[32] Junto al alcalde y secretario formaban la Corporación Municipal: Miguel Molina, primer teniente de alcalde, Juan Gutiérrez, segundo teniente alcalde, y los concejales: Andrés García, Lino Sánchez, Pedro Bautista, Pedro Mateo, Juan Miguel Barrena, Joaquín Bootello, Cristóbal Pinilla Mena, Juan Rodríguez Gragera, Pedro Hernández, Bartolomé Bautista Gragera y Miguel Romero. Cf. AMM. Libro de Actas Municipales, 1851-1855, año 1852, fol.48.

[33] Hijo del matrimonio Alonso Bootello de San Juan y María Joaquina Gragera Mendoza. Matrimonio celebrado el  28/V/1777. ARCHIVO PARROQUIA DE MONTIJO (APM). Libro IV de Casados y velados. Años 1774-1817, fol.27 vto. Joaquín Bootello fue bautizado el 2/IV/1798., Cf. APM. Libro XI de Bautismos. Años 1787-1799, fol.435. Falleció el 28/XI/1882. I. APM. Libro VIII Defunciones. Años 1877-1883, fol. 176. Casó con Javiera Rico Sánchez-Badajoz, natural de Los Santos de Maimona, apellidos con lazos familiares en el condado Casa de Henestrosa y el Marquesado de Coto Real.

[34] NARANJO SANGUINO, M.A.: “La Desamortización Eclesiástica”. En I Coloquios Históricos de Montijo, 1987. Ayuntamiento de Montijo 1996, págs.73 y 75. Fue devoto de la imagen de Nuestro Padre Jesús Nazareno, titular de la ermita en Montijo de su mismo nombre. Se conserva una túnica con su inscripción, como donante de la misma. Realizó una reforma importante en la capilla de San Juan Bautista de la que fue patrono en la iglesia parroquial de San Pedro Apóstol.

[35] Se unió en matrimonio con Carmen Salguero Gutiérrez, natural de Arroyo de San Serván.

[36] Cincuenta hectáreas con una inversión de 324.238 reales, Cf. NARANJO SANGUINO, M.A.: La Desamortización de Mendizábal-Espartero en la provincia de Badajoz (1836-1852), pg. 244.

[37] APDB. Repartimiento de Montijo, fol.101. Mérida, fol.480.

[38] Linaje procedente de Castuera, Talarrubias, Cabeza del Buey y Guadalcanal. Compraron las casas de la familia Bérriz, al marchar a Don Benito el matrimonio Joaquín Calderón de Robles y María del Carmen Bérriz

[39] APDB. Repartimientos de Montijo, fol.103

[40] Hijo de Joaquín Calderón de Robles y Díaz y Agustina de Arévalo y Calderón, naturales y vecinos de la villa de Don Benito.

[41] Su hija Juana Calderón de Robles y Bérriz contrajo matrimonio con José de Granda y Campos de Orellana, alcalde de Don Benito. Los hijos de este matrimonio: Pedro y Enrique fueron también alcaldes de la ciudad de las Vegas Altas. Tuvieron casa en la ciudad dombenitense, junto a la Iglesia de Santiago, casa conocida de los Calderones, en la hoy Plaza de España. Cf. BARREDO DE VALENZUELA Y ARROJO, A. y ALONSO DE CADENAS Y LOPEZ, A.: Nobiliario de Extremadura. Tomo II. Instituto Salazar y Castro. Madrid, Hidalguía, 1997, pgs.52-53.

[42] 1.892 reales por tierras, 1.656 por casas y 5.382 reales por ganadería. Cf. APDB. Repartimientos de Montijo, fol. 104.

[43] APDB. Repartimientos de Mérida, fol. 478. Ibídem. fol.

[44] APDB. Repartimientos de Don Benito, fols. 694 y 703.

[45] APDB. Repartimientos de Montijo, fol. 104. A Pedro Narciso Bérriz se le cifra un imponible de 2.956 reales en tierras, 2.406 por casas y 1.695 de ganadería. El linaje Bérriz procedía del solar de su mismo nombre, feligresía de Durango en las montañas de Vizcaya. Pasaron a Andalucía, llegando a Extremadura, en Jerez de los Caballeros, ciudad en la que los Portocarrero contrataron a Gaspar Bérriz Ahedo, para mandar la compañía militar del Condado de Montijo y ser su Corregidor y Justicia Mayor en el siglo XVII. La familia Bérriz-Calderón fue muy influyente en la villa de Montijo.

[46] Varios son los cameranos que viven en Montijo, Diego Ángel Codes, Gabriel de la Riva, Sixto Olmedo Herrero, Francisco Ariznavarreta, Manuel Muro Elías y Manuel Romero Álava, entre otros. Emprendedores que se trasladaron con los oficios de tratantes, mercaderes, comerciantes y prestamistas. Ocuparon cargos de responsabilidad en instituciones civiles: alcaldes y regidores, en las poblaciones que los acogieron.

[47] APDB. Repartimientos de Montijo, fol. 102.

[48] Ibídem. fols. 106-107.

[49] El 20/VIII/1859 se unieron en matrimonio José Codes Núñez, hijo de  Diego Ángel de Codes y Josefa Núñez, con Inés Rodríguez Bautista, hija de Juan Rodríguez Gragera y Catalina Bautista, hermana de Alonso Rodríguez Bautista, diputado provincial desde 1871-1884 y Bartolomé Rodríguez Bautista, alcalde de Montijo. José Codes Núñez fue vocal de la Junta de Extremadura que se constituyó con motivo de la Revolución de 1854 (Vicalvarada) que dio paso al Bienio Progresista. Contrarios a los Codes, en lo político, en Montijo, estaban los Rodríguez Bautista, que acaudillaban el partido conservador, aunque ambas familias quedaron emparentadas entre sí, y también con otros de sus adversarios políticos, los González-Piñero. Cf. GRAGERA CASTILLO, J.: “Una revolución en 1854” En Revista Agla, Montijo 1983, pg.30. El hijo de José Codes e Inés Rodríguez, Juan Antonio Codes Rodríguez, se inició en la logia masónica “Emérita Augusta”, pasando al Triángulo montijano, llegando al grado tercero de maestro. Escribió en La Región Extremeña, La Crónica y La Libertad. Fue concejal y teniente de alcalde en una coalición liberal-republicana en varias legislaturas. Creador de la prensa local, desde La Cotorra y El Avance. Impulsor del Centro Obrero “La Defensa” y del Círculo Recreativo Republicano. En la guerra civil de 1936 le fue incautada su biblioteca siendo encarcelado, falleció el 20/V/1939 en la cárcel de Badajoz. MOLANO GRAGERA, J.C.: Masones y republicanos en Montijo (1808-1936). Montijo, 1991, pgs.28-34.

[50] NARANJO SANGUINO, M.A.: “La Desamortización Eclesiástica… Op. cit. pg. 75.

[51] Componente de la Junta Revolucionaria Municipal de 1868.

[52] AMM. Libros de Actas Municipales, Años 1839-1850 y 1851-1855.

[53] La riqueza imponible catastrada de Montijo pasó de 211.216 pesetas en 1930, a 740.952 en 1935. En 1852 la ciudad de Mérida tenía una Riqueza amillarada de 2.182.258 reales. Cf. APDB. Repartimientos de Mérida, fol. 467. En Mérida se registran 248 contribuyentes con naturaleza de Montijo que tenían tierras en el ámbito territorial emeritense por un valor imponible de 201.513 reales y con una fiscalidad de 26.042 reales. Cantidades que hubieran modificado sustancialmente las de Montijo. Cf. Ibídem, fols. 478-481. Procedente de la villa de Puebla de la Calzada hay en Mérida registrados 91 contribuyentes con un valor imponible de 69.459 reales y cuota de contribución de 9.729. Cf. Ibídem, fol.476.

 

[54] En 1854 la Casa de Montijo era la fortuna territorial décimo tercera de España, pagando 131.676 reales de contribución al año. El Patrimonio territorial de la condesa de Montijo en la provincia de Badajoz en 1854, era de 843 reales de cuota tributaria en Badajoz, 776 en Don Benito, 17.641 en Jerez de los Caballeros, 320 en Montijo, 995 en Olivenza y 37.088 en Villanueva del Fresno. Cf. SÁNCHEZ MARROYO, F.: “Montijo en tiempos de revolución”. En Actas XI Encuentros de Historia en Montijo, Montijo 2021, pg.21.

[55] El presupuesto municipal de 1852 era de 19.750 reales, siendo la partida del sueldo de los empleados la más elevada, 9.164 reales. Para la Instrucción pública se destinaban 2.700 reales. Cf. AML. Legajo 23, Carpeta 2. Las calles que formaban el casco urbano eran: Derecha, Nueva, Corredera, Moral, Don Rodrigo, Cruz, Altozano, Ventosilla, Alvarado, Santiago, Madrid y Virgen.

[56] APDB. Repartimientos de Lobón, fols. 107-110

[57] Ibídem, fol. 111.

[58] Ibídem, fol. 109.

[59]Alonso de Coca figura en los Repartimientos de la contribución de 1852 en Puebla de la Calzada con una cuota de contribución de 2.241 reales, siendo el tercer mayor contribuyente tras sus hermanos Miguel (3.424) y Bartolomé (2.574). Cf. APDB. Repartimientos Puebla de la Calzada, fols. 58-59. En la ciudad de Badajoz se relaciona con una cuota de contribución de 1.429 reales. Asimismo, en la ciudad pacense, formando sociedad con su hermano Bartolomé con una cuota de 912 reales. Cf. Ibídem, Repartimientos de Badajoz, pg.18.

[60] Hermana de Mateo Amigo Gragera, alcalde de Puebla de la Calzada.

[61] Matrimonio celebrado el 20/II/1849 ante el cura ecónomo José Benito Calderón. ARCHIVO PARROQUIA DE LOBON (APL). Libro V de Matrimonios (1828-1853) fol. 79 vto.

[62] Elecciones 15/I/1869. Legislatura 1869-1871. Elección parcial escrutada el 30/IV/1869. Antonio de Coca no fue admitido diputado, y en su lugar, en sesión del 25/V/1869, lo fue Gregorio García Ruiz. La limpieza de aquellas elecciones fue puesta en entredicho.

[63] Diputado provincial por el partido moderado durante 1854-1856.

[64] Cf. AML. Legajo 19, Carpeta 30.

[65] Ibíd. Legajo 30, Carpeta 21.

[66] AML. Legajo 12, Carpeta 12. 24/VI/1836.

[67] Cf. APDB. Repartimientos de Lobón, pg. 108. Fernando Conejo aparece en los Repartimientos de la contribución de 1852 de la ciudad de Badajoz con una base imponible de 6.256 reales por tierras en su término y 1.080 de ganadería, con una cuota de contribución de 933 reales. Cf. Ibídem, Repartimientos de Badajoz, fol. 17.

[68] AML. Legajo 42, Carpeta 4. El contrato de arrendamiento fue cancelado por ambas partes en San Miguel de 1848.

[69] Las fincas estaban en El Cotorrillo, Gudella, cañada del Guapero, Los Granadinos, La Hinojosa y una cerca junto al cementerio público.

[70] En 1836 era alcalde de Lobón. Cf. AML. Legajo 28, Carpeta 33.

[71] En los Repartimientos de la contribución de 1852 de las ciudades de Badajoz y Mérida aparece como contribuyente los herederos de Pedro Pizarro Barrena, con 635 y 449 reales de cuota de contribución.

[72] AML. Legajo 12, Carpeta 12.

[73] APDB. Repartimientos de Lobón, fol.108.

[74] AML. Legajo 12, Carpeta 12, 24/VI/1836.

[75] Ocupó varios cargos municipales. Fue alcalde durante la Guerra de la Independencia, bajo el régimen absolutista de Fernando VII, Mayordomo de Propios y de la Virgen de los Remedios.

[76] Fueron Roque y Francisco Martín.

[77] REY VELASCO, F: Historia económica y social de Extremadura a finales del Antiguo Régimen. Universitas Editorial, Badajoz 1983, pgs. 127-128.

[78] AML. Legajo 5, Carpeta 1. 14/IX/1798. La petición fue enviada al Real y Supremo Consejo de Castilla, dando poder al Agente de Negocios, vecino de Madrid, Hipólito Rodríguez Álvarez. Era alcalde Juan Fernández Lozano.

[79] AML. Legajo 13, Carpeta 1. 17/III/1837. Molano y Méndez figuran en el Repartimiento de la contribución de la ciudad de Badajoz de 1852, viviendo el primero en la calle del Granado (actual Meléndez Valdés) con una cuota de contribución de 14.236 reales, y el segundo en la calle Santo Domingo con una cuota de 6.126 reales. Manuel Molano era abogado, destacado componente del Partido Moderado. Fue alcalde de Badajoz, y diputado a Cortes por el Distrito de Badajoz de 1846-1851. Realizó una inversión de 374.056 reales en tierras y predios urbanos procedentes de la Desamortización de Mendizábal-Espartero. Cf. NARANJO.: La Desamortización de Mendizábal-Espartero… Op. cit. pg. 242. Manuel Méndez fue Contador principal de Rentas de la provincia de Badajoz e Intendente de Rentas. En 1853-1854 era administrador de la condesa de Montijo. Cf. RODRÍGUEZ: La actividad socioeconómica… Op. cit. pgs. 67-68.

[80] El mayor contribuyente en Montijo con una cuota de contribución de 4.315 reales.

[81] La familia Piñero logró hacerse con buena parte de la dehesa Pedro Franco, situada en el término de Lobón.

[82] AML. Legajo 4, Carpeta 12. 11/IV/1797, actuando en nombre del Duque para alquilar el aprovechamiento de las hierbas de la dehesa de la Orden a Fernando Prieto Barrio, ganadero trashumante vecino de Pineda de la Sierra (Burgos) por 8.200 reales de vellón. Había nacido en Villafranca de los Barros en 1746, hizo estudios de leyes en Salamanca y fijó residencia en Mérida, ejerciendo la abogacía. Con la ocupación de los franceses de Mérida, se vio obligado junto con otros miembros de la Junta, ponerse a favor de José Bonaparte, lo que le costó la cárcel y la muerte en Badajoz en 1810. Los datos sobre la familia Pacheco han sido extraídos de la obra de NAVARRO DEL CASTILLO, V.: Familia e hijos ilustres de Mérida, siglo XV al XX. Tomo III de la Historia de Mérida y pueblos de su comarca. Mérida 1992.

[83] En el Repartimiento de la contribución de Mérida se encuentra viviendo en la calle Obispo y Arco, figurando con una base imponible de 24.878 reales por tierras, 6.050 por casas y 16.240 reales por ganadería, con una cuota de contribución de 5.967 reales; más 637 reales por el lavadero de lanas. Cf. APDB. Repartimientos de Mérida, fols. 470 y 483. Fue alcalde de Mérida y Diputado Provincial en 1838-1840.

[84] Está incluido en el listado de los doscientos mayores compradores de la Desamortización como gran contribuyente local y provincial. En dicho listado se indica que adquirió 226 hectáreas, invirtiendo 422.000 reales. Cf. NARANO: La Desamortización de Mendizábal-Espartero… Op. cit. pg. 242. Fue

[85] Baste decir que en el año del Repartimiento, 1852, Antonio de Coca y Fernando Conejo de Lobón, los dos mayores contribuyentes de Lobón, se adjudican por 1.416 reales el repartimiento de la espiga de los cercados de la villa. Cf. AML. Legajo 18, Carpeta 20. 4/IV/1852.

[86] El Repartimiento cifra en Talavera la Real treinta y un arrieros, un mesonero, dos posadas para carruajes y cuatro hornos de teja y ladrillo, y nueve hornos de pan. Lobón contaba con dos posadas. Una barca para cruzar el río, propiedad del Duque de Frías. Tres molinos harineros y tres molinos de aceite. Cf. APDB. Repartimientos de Talavera la Real y Lobón, fols. 37-39 y 111.

[87] GARCÍA PÉREZ, J.: “La economía extremeña durante la crisis del antiguo régimen y el liberalismo”. En Revista de Estudios Extremeños, Badajoz 1993, Tomo LXIX, núm. I, pg.211.

[88] Don Bernardino Fernández de Velasco y Benavides, XIV duque de Frías, Madrid, 1783-1861. Político y escritor español. Embajador en Londres y consejero de Estado durante el Trienio Constitucional (1820-1823).

 

[89] MIGUEL GORDILLO DE, E.: “La reforma agraria liberal”. En Dioses, mitos y demonios: La agricultura extremeña en el siglo XIX, Badajoz 2009, pg.37.

Oct 242024
 

Isidro García Barriga, geógrafo

RESUMEN

En el tránsito entre la Edad Media y la Edad Moderna, Elio Antonio de Nebrija llega a Extremadura al servicio de Don Juan de Zúñiga consiguiendo de este el nombramiento de su hijo primogénito, Marcelo, como Comendador de La Puebla, y la consecuente instalación de frey Marcelo en el lugar de Las Broças, Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara, construyendo un palacio que, con el paso del tiempo, intentará convertir en un monasterio de religiosas.

Para conseguir su propósito, el comendador de La Puebla implicará a su hijo natural, el capitán Antonio de Lebrija, quien tras una larga estancia en América, regresa a España con una cuantiosa fortuna que deja en testamento a favor de su padre para la construcción del deseado monasterio, con el único deseo de ser enterrado en un túmulo funerario en el interior de la iglesia conventual.

Conocedores por la documentación existente de que Frey Marcelo cumplió la voluntad de su hijo, encargado la construcción de la tumba al entallador Guillén Ferrant por 50 ducados, y ante el desconocimiento del paradero de dicha tumba, enunciamos en este trabajo el destino final del sepulcro del nieto de Elio Antonio de Nebrija, que sumamos al amplio catálogo de restos monumentales que, asociados al linaje Nebrija, podemos encontrar en Brozas, conjunto histórico-artístico de Extremadura.

 

INTRODUCCIÓN.-

A finales del siglo XV, el lugar de Las Broças se ha convertido, en su posición como Encomienda Mayor, en una de las poblaciones con más dinamismo de la Orden de Alcántara. Una posición privilegiada sobre un cerro de granito que permite controlar la vasta penillanura, una ubicación idónea en el cruce de varios caminos reales y cañadas trashumantes, la creciente importancia de linajes como los Argüello, los Flores, los Tejada o los Lizaur y un impulso económico procedente de las enormes rentas producidas por las encomiendas de la Puebla, Belvís, Araya y la Encomienda Mayor posibilitan un crecimiento urbano, demográfico y monumental de gran importancia, así como el inicio del germen de la independencia respecto a la villa de Alcántara, independencia que se alcanzará definitivamente en 1537 cuando el emperador Carlos V conceda el título de villa a cambio de un servicio de 7.500 ducados de oro.[1]

En este contexto de expansión, se produce una sucesión de acontecimientos relevantes que van a influir en la historia de Las Broças durante más de medio siglo: nos referimos a la estancia en las tierras de la Orden de Alcántara del insigne humanista Elio Antonio de Nebrija junto al Maestre Juan de Zúñiga desde 1485-1487 hasta la muerte del maestre en 1504[2]; los nombramientos sucesivos de Marcelo de Nebrija, primogénito del humanista, como Freyre de la Orden y Comendador de La Puebla[3] por parte de Zúñiga y la consecuente construcción de Frey Marcelo de su casa-palacio en Las Broças, palacio que se convertirá en la residencia de la familia Nebrija durante la primera mitad del siglo XVI.

La presencia de los Nebrija en Brozas se traduce en una intensa actividad artística que incluirá la construcción, además de la casa-palacio, del Humilladero del Buen Jesús, sendos encargos para esculpir una imagen del Jesús amarrado a la columna y un Cristo en la cruz y, finalmente, la transformación del palacio familiar en el Monasterio de la Madre de Dios, donde deberían reposar los restos del hijo de Frey Marcelo y nieto de Elio Antonio, el capitán Antonio de Lebrija, en un sepulcro encargado al entallador Guillén Ferrant por el comendador de la Puebla para cumplir la última voluntad de su vástago.[4]

Conocidas por diversos estudios y documentación ubicación, proceso constructivo y evolución histórica de casi todo el patrimonio generado por  la familia Nebrija en Brozas, dedicamos este trabajo a analizar y a desentrañar el curioso destino del sepulcro del capitán Lebrija, en nuestro afán por resaltar y poner en valor el importante legado que los Nebrija dejaron en esta villa cacereña, conjunto histórico-artístico desde 2015 y cuna de personajes universales como Francisco Sánchez de Las Brozas “El Brocense”.

 

LOS NEBRIJA EN LAS BROÇAS.-

Como se ha comentado en el apartado anterior, Elio Antonio de Nebrija llega a Extremadura al servicio de Don Juan de Zúñiga hacia 1485 y, a partir de este momento, se traslada junto a su mecenas por los diferentes territorios de la Orden, en la intensa actividad política y administrativa que desarrolla el maestre Zúñiga para impulsar la economía, la cultura y la sociedad de una maltrecha Orden de Alcántara tras la guerra civil sufrida en las décadas anteriores.

Pero, ¿por qué tan ilustre catedrático de la Universidad de Salamanca decide dejar su labor docente en la universidad más prestigiosa de la corona de Castilla y se traslada al territorio extremeño al servicio de Juan de Zúñiga? La respuesta a esta pregunta nos la da el propio Nebrija en la introducción de su Vocabulario Hispano-Latino: “…Como ia no estuviere en mi mano dexar la vida comenzada, porque después de casado y avido hijos avía perdido la renta de la iglesia, ni pudiese vivir de otra manera sino de aquel escolástico salario, vuestra mui magnífica señoría lo remedió todo con las muchas y muy honoríficas mercedes dándome ocio y sosiego de mi vida…”[5] Es, por consiguiente, la necesidad económica del humanista (que a esas alturas ya contaba con una abundante prole) la principal razón de la llegada de Antonio de Nebrija y su familia a Extremadura; y son las mismas necesidades económicas las que van a influir de forma decisiva en la hábil “maniobra” que realiza Nebrija en los primeros años de su estancia en las tierras alcantarinas, cuando consigue del maestre Zúñiga que su hijo primogénito Marcelo, de apenas 10 años de edad, ingrese en la Orden de Alcántara como Freyre “reservándole”[6], además, el título de comendador de La Puebla[7] para que, una vez alcanzada la mayoría de edad (hacia 1497), pueda disfrutar de por vida de unas cuantiosas rentas garantizando el consiguiente desahogo económico para la familia Nebrija.

La localización de la Encomienda de la Puebla en el lugar de Las Broças da lugar a que Frey Marcelo de Nebrija ordene la construcción de su casa-palacio en el núcleo urbano broceño, a escasos metros de la fortaleza-sede de la Encomienda Mayor. Así lo expresa el propio Frey Marcelo en la carta que escribe al Comendador Mayor, Frey Hernando de Toledo: “…Et assí enderecé mi camino a su encomienda mayor, a do es la mía una legua pequeña de allí i luego como llegué procuré un sitio el más cercano que hallé junto a su casa; y así con mi pobre despensa comencé a labrar una casilla para passar allí los días que Dios me diesse de vida…”[8]

 

IMAGEN 1: FACHADA DEL PALACIO DE FREY MARCELO DE NEBRIJA

Nos encontramos, por lo tanto, ante la primera y gran huella arquitectónica que el linaje de los Nebrija va a dejar en Brozas y que se va a convertir durante más de treinta y cinco años en la residencia no solo del comendador, sino de gran parte de su familia incluido el gran Elio Antonio que, en sus periplos académicos entre Salamanca y Alcalá de Henares, residiría en varias ocasiones en el palacio de Brozas: “…Retiróse luego al pueblo de las Brozas a dar la última mano a las Introducciones y al Diccionario, y estando allí en casa de su hijo Marcelo, Comendador de la Puebla, de la Orden y Caballería de Alcántara, cayó enfermo con fiebre, y estando así enfermo, se lamentaba porque dejaba imperfectas aquellas dos obras”[9]

En palabras de MARTÍN BAÑOS en el palacio de Brozas nació también, en 1507 ó 1508, el hijo ilegítimo del Comendador, Antonio, fruto de lo que tiene todos los visos de haber sido una relación duradera con María de Torres, de Villanueva de la Serena.[10] Ilegítimo porque hasta las disposiciones del año 1540, los freyres de la Orden de Alcántara tenían prohibido contraer matrimonio, debiendo mantener el voto de castidad en todos sus extremos, pero que no será impedimento para que el comendador reconozca de facto a Antonio de Lebrija como su hijo, favoreciendo su integración con el resto de la familia Nebrija y otorgándole, años después, un papel fundamental en el último y gran proyecto de Frey Marcelo: la conversión de su casa-palacio en un monasterio asociado a la rama femenina de la Orden de Alcántara.

IMAGEN 2: CLAUSTRO DEL PALACIO-CONVENTO DE MARCELO DE NEBRIJA

 

FREY MARCELO DE NEBRIJA: DEL TRÁFAGO DE LA CORTE AL RECOGIMIENTO EN LAS BROÇAS.-

Habiendo reseñado los motivos que dan origen a la relación entre el linaje de los Nebrija y el todavía lugar de Las Broças desde finales del siglo XV, planteamos en este apartado un nuevo interrogante muy importante en nuestro estudio: ¿Qué motivos conducen al comendador Nebrija a transformar la residencia familiar en un convento?

Para poder responder a esta pregunta, debemos hacer constar que, durante la primera parte de su vida, Frey Marcelo no llevará una vida precisamente ejemplar en su condición de monje y comendador alcantarino, buscando más los placeres mundanos y un acercamiento a poderosos personajes de la Corte. Así, en 1494, Juan de Zúñiga toma a Frey Marcelo como parte de su séquito personal en su retiro a La Serena tras ceder la administración de la Orden a los Reyes Católicos, eximiéndole de residir en Brozas y de cumplir con las preceptivas obligaciones militares en su condición de caballero: “Por algunas cosas complideras a nuestro servicio, por la presente damos licençia e facultad para que podáys bevir e biváys con don Juan de Çúnniga, maestre, último poseedor que fue de la horden e cavallería de Alcántara, de que Nos somos administradores perpetuos por la abtoridad apostólica, e vos escusamos que no seáys obligado a resydir contynuamente en vuestra encomienda, ni a venir vos en persona a nos servir en qualesquier llama mientos de guerra que Nos mandásemos llamar a los comendadores e cavalleros de la horden de Alcántara, escebto a los capítulos generales que Nos mandaros (sic) çelebrar, e que a los dichos llamamientos se[á]ys obligado a enbiar a servir las lanças que por razón de la dicha vuestra encomienda debéys servir, e non en persona como devé[y]s. De lo qual Nos mandamos dar la presente firmada de nuestros nombres. Fecha en la villa de Madrid, a XXII días de diziembre de XCIIII años. Diose otras çinco desta manera: Una para frey Alonso Godínez. Otra para frey Francisco de Mendoça. Otra para el comendador Juan Méndez. Otra para frey Gonzalo de Quirós. Otra para frey Marçelo de Librixa”[11]

Libre durante casi una década de esas obligaciones, Marcelo de Nebrija vivirá una cómoda existencia en la corte humanista que dirige en La Serena su padre Elio Antonio acompañando, además, a Don Juan de Zúñiga en eventos cortesanos como las bodas del príncipe Juan con Margarita de Austria (Burgos, marzo de 1497) y del rey Manuel I de Portugal con la infanta Isabel (Valencia de Alcántara, septiembre de 1497), así como en la recepción que el propio Zúñiga hizo a los Reyes Isabel y Fernando en la primavera de 1502 cuando los monarcas, en su viaje entre Toledo y Sevilla, se detuvieron por espacio de 15 días en Zalamea de la Serena.

Tras la muerte de Don Juan de Zúñiga en 1504, Frey Marcelo intenta buscar un nuevo protector en la corte, acercándose de forma significativa a uno de los principales personajes de la en ese momento rutilante Casa de Alba, don Hernando de Toledo que, a partir de 1511, se convertirá en Comendador Mayor de la Orden de Alcántara. Con Frey Hernando de Toledo y otros caballeros alcantarinos, Marcelo de Nebrija viajará en 1517 a Flandes para acompañar al príncipe Carlos en su viaje hasta tierras españolas para ser coronado rey, sufriendo un naufragio que obligará a varios de estos caballeros (incluido Nebrija) a regresar por tierra vía París, lugar donde se producirá un encuentro decisivo para la trayectoria vital del comendador de la Puebla: “Carta del autor para el muy ilustre y reverendísimo señor el Cardenal don Frey Juan de Toledo, Obispo de Burgos. Mi señor: Porque viniendo de Flandes en la flota del Rey don Carlos nuestro Emperador e señor, quando la primera vez vino a reynar en España; en la más próspera bonança de nuestro viaje la Nao del Comendador Mayor (…) encalló en los bancos de Flandes (…) y nos fue forçado venir por tierra; donde hallamos a vuestra señoría en la ciudad de París dando obra a las letras: que después de gozar con su presencia en mí no poca embidia me tobo de ver su estudio e recogimiento de vida. E com embidioso desde allí propuse en mi voluntad desechar de mí la confussión y el tráfago de Corte y su continuo desassosiego sin acordarse los hombres cómo en ella se les pasa la vida. Pues ya llegados de nuestra peregrinación a la villa de Valladolid donde a la sazón se juntó toda la mayor parte de los grandes de España al recebimiento de su nuevo Rey; y los unos ocupados en sus negocios y los otros mancebos y gentiles hombres en sus justas i torneo i otras fiestas de regozijos; que en otro tiempo me eran asaz agradables quanto agora me son enojosas: de tan manera tenía ya inclinada mi voluntad desseando otro nuevo modo de bivir…”[12]

Estamos a la altura de 1518 y, con casi cuarenta años, Frey Marcelo reconoce sus errores vitales y trata de enmendarlos, recorriendo el camino de la virtud, tal y como expresa el propio comendador en la introducción de su única obra conocida, “Las Tríacas”: “E después destas viene otra donzella, cuyo nombre es Voluntad dañada, la cual es la del auctor de la obra, y confiessa no haver usado bien aquestas virtudes, mas antes de los siete pecados mortales, siendo quebrantadora de los diez mandamientos. E después ruega a Dios le per done todos sus errores, manifestando la causa por que ansí dessea emendarse, la cual es haver oído hablar a la Razón y a las virtudes, y por el gran galardón que prometen a los suyos, por lo cual dessea ser su esclava, porque hasta entonces en la vida passada ha bivido con el vicio y deleite hasta edad de treinta y nueve años. Desque entró en los cuarenta, por ser la edad ya perfecta que algún tanto más conoscimiento tiene de las cosas deste mundo, quiere tomar nueva manera de bivir, y propone usar de toda virtud…”[13]

Esta “nueva manera de bivir” expresada por Marcelo de Nebrija será la causa de su retiro definitivo a Brozas (de la que sólo saldrá para atender sus obligaciones como caballero alcantarino hasta su muerte en 1543) y la adopción de una extremada religiosidad[14] tratando de enmendar sus pecados de juventud: “…i luego como llegué procuré un sitio el más cercano que hallé junto a su casa; y así con mi pobre despensa comencé a labrar una casilla para passar allí los días que Dios me diesse de vida i después dellos que quedasse servir algún buen fin de Hospital o Monesterio; con propósito de contentarme con lo que Dios me avía dado i perder todas las otras esperanças vanas que solía tener”[15] Aquí tenemos, por consiguiente la respuesta al interrogante planteado al principio de este capítulo: Frey Marcelo de Nebrija proyecta la conversión de su palacio en un monasterio viviendo en un ambiente de recogimiento y humildad ante la necesidad de lavar su conciencia y expiar sus pecados anteriores.

 

IMAGEN 3: PORTADA DE GUILLÉN FERRANT PARA EL CONVENTO

 

LA FINANCIACIÓN DEL MONASTERIO.-

Para hacer realidad el deseo de crear un convento en Las Broças, el comendador de La Puebla adquiere hacia 1518 una serie de casas cercanas a su casa-palacio para disponer del espacio conventual suficiente; pero, curiosamente, lo hace utilizando el nombre de su hijo Antonio de Lebrija, que en esos momentos debería contar con poco más de 10 años. Aunque desconocemos el motivo por el que Frey Marcelo inscribe esas casa a nombre de su hijo, los acontecimientos posteriores nos permiten pensar en la posibilidad de que, ante la más que probable oposición del resto de la familia Nebrija al proyecto de creación del monasterio por parte de Frey Marcelo, el comendador implicase a su hijo primero indirectamente y años después de forma muy directa en la consecución de sus propósitos.

De este modo, en abril de 1526 y con apenas 19 años, Antonio de Lebrija (que había recibido formación militar y participado en la formación del Tercio de Nápoles) ante su intención de partir hacia América, hace donación a su padre de las casas adquiridas años antes con la obligación de levantar en ellas un convento de monjas: “Digo que por cuanto yo tengo en el dicho lugar de las Broças en la collaçión de Nuestra Señora Santa María del dicho lugar unas casas mías con sus delanteras, traseras, corrales, vergeles, parrales, huertas, estanco e con todo el patio, sitio e casas que dentro de los límites las dichas mis casas están con sus caballerizas (…) desde oy día de la fecha en adelante para siempre jamás las constituyo e doto e hago dellas donaçion e de todo lo a ellas anexo (…) para que en las dichas casas e dellas sea fecho un monesterio de monjas religiosas de la adbocaçion de la horden de Señor Sant Benyto (…) el dicho monesterio se a de hacer y entrar las dichas monjas religiosas en la dicha religión e monesterio dentro de la vida que el dicho comendador bibiere (…) e no haziéndose en el dicho término el dicho monesterio ni entrado en él las dichas monjas ni religiosas que esta dote e donación sea en sí ninguna e las dichas casas queden e fynquen por mías como oy lo son”[16]

Este documento atestigua la clara influencia que el freyre ejerce sobre su hijo, consiguiendo que se sume de forma decisiva al proyecto de creación del tan ansiado monasterio, a través de la donación descrita. Una influencia que se va a extender varios años después en el lecho de muerte del capitán Lebrija cuando el comendador le obliga a cambiar su testamento inicial para redactar un nuevo testamento, en el que se nombra  como único albacea a Frey Marcelo y como único heredero universal al monasterio de la Madre de Dios.

Para comprender la relevancia del cambio de testamento debemos hacer mención a la importante fortuna amasada por Antonio de Lebrija durante su estancia en América, participando en la conquista del Reino de Nueva Granada dentro de la expedición de Gonzalo Ximénez de Quesada. Cuando al término de esa expedición, el capitán Lebrija desembarca en Sevilla en noviembre de 1539, lleva consigo esclavos, varias decenas de esmeraldas y una bolsa con más de 10.000 ducados, que deja al cuidado de su tía Sabina mientras se dirige a la ya villa de Las Broças para reencontrarse con su padre.

Debemos suponer que la narración de los hechos acaecidos en América y, sobre todo, del relato del enorme botín conseguido, influyeron de forma notable en el ánimo de Frey Marcelo, consciente de que esa enorme cantidad de dinero resultaría definitiva para la erección del tan ansiado monasterio. Así, cuando Antonio de Lebrija viaja a la Corte, instalada en ese momento en Madrid en los primeros meses de 1540 y cae enfermo, el comendador encarga al doctor Salaya los cuidados médicos necesarios y a su amigo y confesor, el padre Francisco Sánchez, los cuidados del ánimo para intentar mejorar el cuerpo y el espíritu de su hijo. Pero ante el agravamiento del paciente, en claro peligro de muerte, es el propio Marcelo de Nebrija el que se traslada a Madrid en mayo de 1540 para controlar, como ya hemos expresado, las últimas voluntades del capitán Antonio de Lebrija que, finalmente, fallece el 22 de mayo de 1540: “En la villa de Madrid, estando en ella la corte e consejo real de su Magestad, a veynte e dos días del mes de mayo, año del nascimyento de nuestro salbador Jeshucristo de myll e quinientos e quarenta años (…) que por quanto Antonyo de Lebrixa, estando en esta corte avía falesçido desta presente vida oy dicho día”[17]

Fallecido el capitán Antonio de Lebrija y tras la apertura del testamento, Frey Marcelo dispondrá de la financiación suficiente para la definitiva construcción y fundación de su convento, a través de mandas y donaciones tanto en dinero como en especies:

“Ytem mando que se dé a Nuestra Señora la Madre de Dios que es en la dicha villa de Las Broças un ornamento para decir mysa la casulla de tornasol y la cenefa de raso de color y el alba de buen lienço con faldones y estola y manypulo de tornasol como al dicho comendador mi Señor paresçiere”

“Ytem mando que se digan por my ányma cient misas en la iglesia de la Madre de Dios de la villa de Las Broças”

“Ytem mando que de mis bienes se compren veynte ducados que son siete myll e quinyentos maravadís de renta de yerba o de censo o juro perpetuo los quales doto y dexo para siempre jamás para una capellanya en la yglesia de la Madre de Dios de la villa de Las Broças (…) el comendador my Señor al qual dexo e nombro por patrón de la dicha capellanya…”

“Ytem mando que se compre de los dichos mys bienes otros cinco mil maravedís para el patrón e maravedís para los reparos e cosas nebçcesarias a la dicha capellanya”

“E comprado e pagado este my testamento e las mandas en él contenidas de todos los otros mys bienes que restaren es mi voluntad e mando que se compre renta de yerba o censos o juros perpetuos quanto con los dichos mys bienes se pudiere comprar, la qual dicha renta quiero y es my voluntad que sea e desde agora la dono para siempre jamás para que della se ayuden a sustentar en las cosas nebçesarias las beatas o rreligiosas que estuvieren en el monasterio o casa de la Madre de Dios que el dicho comendador mi Señor tiene començada a hacer en esta dicha villa de Las Broças”

“Ytem digo que por quanto el dicho comendador my Señor compró en my nombre las casas del Cura Macías que son en la dicha villa de Las Broças e yo tengo fecha donaçion de la dicha casa para que en ella se haga el monesterio e casa de beatas pobres que el dicho comendador mi Señor tiene començado a hacer quiero y es mi voluntad que la dicha donación que ansí tengo fecha vala e sea conforme para siempre jamás”[18]

 

EL SEPULCRO DEL CAPITÁN LEBRIJA EN EL MONASTERIO DE LAS BROÇAS.

Junto a las numerosas mandas y donaciones de las rentas de Antonio de Lebrija para la construcción y mantenimiento del tan deseado monasterio, el testamento del capitán nos aporta un dato muy interesante para ir vislumbrando el objeto final de este artículo. Así, aunque en la primera disposición se expresa que “mando que si desta presente vida Dios tuviere por bien de me llevar que my cuerpo sea llevado desta villa de Madrid a la villa de Las Broças e sea depositado en la yglesia de Nuestra Señora Santa María junto al altar donde está el Santísimo Sacramento (…) e quiero que si al comendador frey Marçelo de Lebrixa my Señor parescyere que a la sazón que yo muriere no pudiese ser llevado my cuerpo a la dicha villa de Las Broças my cuerpo sea puesto en depositado en el monesterio de señor Sant Francisco desta dicha villa de Madrid si aquí muriere hasta tanto que el dicho comendador my señor lo haga llevar a la dicha villa de Las Broças…”[19] en el mismo documento se expone que “mando que si el dicho comendador my Señor él hiziere yglesia o monesterio que mys huesos sean en ella trasladados como dicho es e allí se haga my enterramyento con un bulto de mármol e mys armas en él puestas e un escudo…[20]

Nos encontramos, por lo tanto, ante la plasmación por escrito del íntimo deseo del capitán Lebrija, esto es, la construcción de un túmulo funerario para su descanso eterno en la iglesia del convento de Las Broças, encomendando a su padre el cumplimiento de esta última voluntad.

Pero ¿cumplió Frey Marcelo el mandato expresado en el testamento? Para responder a esta pregunta debemos tener en cuenta que, tras la muerte del comendador en marzo de 1543, su hermano el doctor Sancho de Lebrija entabla un pleito con la Orden de Alcántara para evitar que tanto los bienes de su hermano como los de su sobrino el capitán Lebrija se destinen a la fundación del monasterio de religiosas; un pleito que va a generar numerosa documentación provechosa al efecto de nuestros intereses. Así, en la disposición de los bienes y haberes que, tras la muerte del comendador en 1543 realiza Frey Bernardino del Campo se expone que  “Ase dado a los que an de hacer el bulto como las traças e sacar canterías e carretería de mármol e desto se a gastado e gasta cada día en oficiales que labran para la yglesia e bulto (…) Tiene más nueveçientos ducados de que se compra e gasta e gastará para lo que está conçertado con Maestre Guillén que tiene la frontera de la yglesia con la torre de las campanas de caracol trezientos ducados e doce quesos e un carnero e un cabrito y el bulto que se saca el mármol que está acabado de hacer e perfeçionado cinquenta ducados e prestado lo de Antonyo de Lebrixa que desta casa de la Madre de Dios lo que paresçiere ser suyo después de pagar las deudas”[21]. Meses después, en las cuentas tomadas sobre lo que frey Marcelo había gastado para cumplir las disposiciones de su hijo encontramos que “…tiene gastados el comendador de la Puebla en un bulto de enterramiento que fiso para su hijo y en una yglesia que tiene començada en la villa de las Broças en solas las manos de los oficiales ciento e cincuenta myll mrs…”[22] Finalmente, tras resolverse el pleito a favor del doctor Sancho de Lebrija en febrero de 1545, frey Bernardino del Campo recibe una carta ejecutoria para liquidar los bienes existentes donde se dice que: “…el dicho comendador hizo un entierro para el dicho Antonio de Lebrija e una portada para una iglesia que quería haser y en çierta cantería que está por poner en lo qual gastó el dicho comendador quinientos ducados de oro de los bienes e maravedís del dicho Antonio de Lebrija. Queda el dicho enterramiento con el suelo en que está començado a hazer la iglesia e toda la cantería por del dicho Antonio de Lebrija…”[23]

Todos estos testimonios nos confirman, por consiguiente, que el comendador Nebrija cumplió con lo dispuesto en el testamento de su hijo ordenando la construcción del sepulcro al mismo tiempo que se realizaban las obras de la iglesia conventual y contratando para ello al entallador Guillén Ferrant, que en esos momentos se encontraba trabajando para la iglesia de Santa María de Cáceres y el Sacro Conventual de San Benito en Alcántara.

Ahora bien, si actualmente realizamos una visita al actual Auditorio de las Comendadoras, lugar que fue la antigua iglesia del monasterio proyectado por Frey Marcelo de Nebrija, será imposible encontrar el sepulcro descrito y citado en los testimonios anteriores. Es más, ni siquiera hemos podido encontrar una sola referencia en el resto de documentación histórica existente sobre este edificio, que sería vendido tras la desamortización de Mendizábal de 1835. Así, establecemos una última pregunta fundamental para la conclusión de nuestro estudio ¿cuál fue el destino final del sepulcro de Antonio de Lebrija?

 

LOS GUTIÉRREZ FLORES Y EL CONVENTO DE LOS NEBRIJA.-

Hemos consignado en el capítulo anterior que el doctor Sancho de Lebrija y otros miembros de la familia establecen un pleito contra las disposiciones testamentarias de Frey Marcelo y su hijo el capitán Lebrija para la erección de un monasterio de religiosas asociadas a la Orden de Alcántara en Brozas; un pleito que se resolverá a favor del doctor Lebrija y que, tras numerosos pleitos accesorios, finalizará hacia 1558 con la liquidación final de todos los bienes del comendador, el abandono definitivo de los últimos miembros del clan Nebrija de la villa y la venta del palacio-convento a la familia Gutiérrez Flores, una de las familias más importantes de la oligarquía broceña, cuyos miembros ocuparán numerosos puestos en la administración tanto de la milicia alcantarina, como en la Corona e incluso el gobierno de las Indias y entre los que destacará Pedro Gutiérrez Flores, Sacristán Mayor de la Orden de Alcántara y capellán de honor de Carlos V y Felipe II que, por su prestigio personal, será elegido secretario en varios capítulos de la orden durante varias décadas del siglo XVI.[24]

El sacristán mayor, tras la compra del monasterio de los Nebrija, pedirá la correspondiente cédula real para la fundación del Convento de San Pedro o de las Comendadoras de la Orden de Alcántara, cédula concedida en Toledo en mayo de 1561 y refrendada en el Capítulo general de la orden en marzo de 1570. Se inician a partir de este momento una serie de obras e instrucciones para la conformación del nuevo convento que será ocupado finalmente el 1 de abril de 1594 cuando el Prior de Alcántara, don Pedro Barrantes, trasladó del Convento de Sancti-Espíritu de Alcántara como fundadoras a Doña Isabel Gutiérrez Flores, como abadesa, doña Catalina de Ceballos, priora; doña Catalina de Aldana Barco, Portera; y doña María de Paredes Ulloa, Cantora y Secretaria.[25]

 

LA TUMBA DEL CAPITÁN ANTONIO DE LEBRIJA EN EL TEMPLO DE SANTA MARÍA DE BROZAS.-

La familia Gutiérrez Flores consigue lo que Frey Marcelo de Nebrija había buscado en las últimas décadas de su vida, acrecentando de este modo su poder y su fama en el estamento nobiliario local. Pero en este proceso conseguirá, además, un tesoro artístico con el que embellecer la capilla familiar ubicada junto al altar mayor del templo de Santa María la Mayor: el sepulcro de mármol del capitán Antonio de Lebrija.

IMAGEN 4: TÚMULO FUNERARIO EN LA CAPILLA DE SAN PEDRO DEL TEMPLO DE SANTA MARÍA

Podemos imaginar a los Gutiérrez Flores en 1558 cómo, tras comprar las casas de Nebrija entran en la que debería ser iglesia del monasterio y se encuentran, en el centro de la nave, un enorme sepulcro labrado en mármol y, con casi toda seguridad, vacío.[26] Y ante la belleza del monumento y la difícil reutilización como tumba dentro de la misma iglesia, Pedro Gutiérrez decide trasladar el túmulo para “vestir” la tumba de su propio padre, Gonzalo Gutiérrez Flores, que había fallecido en el año 1534 siendo enterrado en uno de los dos arcosolios de la citada capilla familiar del templo de Santa María.[27]

Resulta evidente que no hay ningún documento que atestigüe dicho traslado pero si realizamos un análisis detallado del túmulo funerario existente en la actual capilla de San Pedro del templo de Santa María, aparecen varios datos e incongruencias bastante evidentes que contiene la figura y que no suelen encontrarse en obras de estas características, incongruencias que confirmarían nuestra hipótesis de investigación.

En primer lugar, la tumba contiene un friso con la siguiente inscripción: AQUÍ IAZE. EL ILLE. S. GONZALO GUTIERREZ-FLORES. FALLECIÓ AÑO. DE. 1534. A BEINTIOCHO DE DICIEMBRE. Resulta evidente que el sepulcro contiene los restos de este personaje, porque en la capilla sólo podían enterrarse miembros de dicho linaje, pero lo más curioso es que si se pasa la mano a lo largo del friso donde se encuentra la inscripción, se nota una textura rugosa muy clara, que no aparece en el resto de la escultura. En este contexto, todo parece indicar que existía una inscripción original que fue borrada y sustituida por el texto trascrito unas líneas más arriba.

Observando el frontal inferior del sepulcro, encontramos dos figuras aladas (posiblemente ángeles) que sostienen un escudo de armas, perteneciente a la familia Gutiérrez-Flores. Pero si la observación es minuciosa y detenida, podremos comprobar como el frontal de mármol no es una pieza única, sino que se trata de una pieza central en el que aparece el escudo, flanqueada por dos piezas laterales donde se han esculpido los dos ángeles, piezas que se ven unidas verticalmente de un modo escasamente “artístico”. Parece bastante evidente, por tanto, que en origen el frontal estaba constituido por una única pieza (al igual que la mayoría de sepulcros construidos en esa época) donde se recogía el escudo de la familia Nebrija, pieza que fue cortada para extraer este blasón y ubicar en su lugar el del linaje Gutiérrez-Flores, uniendo a continuación las placas.

IMAGEN 5: ESCUDO DE LOS GUTIÉRREZ FLORES EN EL TÚMULO FUNERARIO

La tercera incongruencia que aparece en el sepulcro tiene que ver con la representación del personaje enterrado. Está claro que la figura yacente representa a un militar, que aparece vestido totalmente con una armadura, con guanteletes al lado del cuerpo, un yelmo a los pies y una espada apoyada en el pecho, por lo que parece evidente que Gonzalo Gutiérrez Flores sería un militar o caballero relevante que formaría parte de la larga lista de personajes famosos de este linaje. Sin embargo, ESCOBAR PRIETO en la obra “Hijos Ilustres de la villa de Brozas”, no habla de Gonzalo Gutiérrez Flores como militar o caballero de ninguna orden sino como “bienhechor”, con la siguiente descripción: “Vivía a principios del siglo XVI. Era tan noble y generoso como los muchos parientes suyos, de quienes nos hemos ocupado en el presente estudio. Impuso la obligación a su casa de dar diariamente a la Iglesia de Santa María un cuartillo de vino para la celebración de la Misa. Tenía el patronato de la Capilla de los Salgados, en dicha parroquia, y de varias Capellanías y Obras pías”.[28]

¿Por qué aparece entonces representado como militar? La respuesta no deja lugar a dudas: la figura yacente no se corresponde con Gonzalo Gutiérrez Flores sino con el capitán Antonio de Lebrija.

IMAGEN 6: ESTATUA YACENTE DEL CAPITÁN ANTONIO DE LEBRIJA

Y dejamos para el final la cuestión que causa más extrañeza cuando se observa el túmulo funerario, que no es otra que la desproporción de la escultura. Consignemos, en primer lugar, que la figura mide 1,70 metros de largo, estatura bastante por encima de la media de la época. Pero en este contexto, la cabeza y el tronco alcanzan 91 cm. mientras que las piernas solo suponen 79 cm; es decir, las piernas sólo suponen el 46,5% del total de la figura, mientras que en cualquier persona las piernas representan el 56-57%. Nos encontramos así con un claro defecto en las medidas básicas del caballero que disminuyen el valor artístico de la obra. Ahora bien, ¿a qué obedece dicha desproporción? Si excluimos un más que increíble fallo del escultor, la única explicación posible es que el túmulo se adaptó al arcosolio existente en la capilla y no al revés. Y, evidentemente, esa adaptación se basó en acortar la talla original, eliminando la mayor parte de los muslos de la figura (obsérvese cómo de la cintura se pasa casi de inmediato a las rodillas) pudiendo encajar la estatua yacente dentro de las arcadas construidas varias décadas atrás. Así, la cabeza de la estatua mide 26 cm, mientras los muslos sólo tienen 24 cm de longitud (proporciones escasamente realistas).

IMAGEN 7: CARA DEL CABALLERO

El resultado final salta, lamentablemente, a la vista: la lápida se halla partida por la mitad a la altura de la cintura del caballero y la espada, que debería llegar hasta los pies, queda cortada y convertida en una cruz.

IMAGEN 8: ESPADA MUTILADA DEL TÚMULO

 

A MODO DE CONCLUSIÓN.-

Hemos tratado de desentrañar, a través de los capítulos precedentes, las razones que motivan la llegada de los Nebrija a Brozas y su arraigo en este lugar, Encomienda Mayor de la Orden de Alcántara en el tránsito entre los siglos XV y XVI; el porqué del proyecto que ocupará las últimas décadas de la vida del comendador Frey Marcelo de Nebrija, esto es, la conversión de su palacio en un convento de religiosas y la implicación de forma directa de su hijo, el capitán Antonio de Lebrija. Y todo ello para descubrir el deseo del militar de ser enterrado en un túmulo funerario en la iglesia del monasterio brocense, constatar después el cumplimiento de esta voluntad por parte del comendador Lebrija y analizar cómo, tras la compra del convento por la familia Gutiérrez Flores, éstos trasladan el sepulcro a su capilla del templo de Santa María, modificándolo e incluso mutilándolo en su interés por embellecer y distinguir la tumba de Gonzalo Gutiérrez Flores del resto de enterramientos existentes en esta impresionante iglesia, magnífico testimonio de la riqueza monumental de la villa.

La aparición del sepulcro del nieto del magnífico Elio Antonio de Nebrija añade un nuevo tesoro artístico al amplio catálogo de restos monumentales que, relacionados con la familia Nebrija, existen en Brozas y que la convierten en un enclave fundamental para entender la fama, fortuna y poder que acumularon el humanista y varios miembros de su linaje en el tránsito entre la Edad Media y la Edad Moderna.

 

 

 

 

[1] CLEMENTE QUIJADA, LUIS VICENTE: “Grupos de poder, construcción de la realidad y formación de la opinión pública: el villazgo de Brozas (1537)” en Jesús Ángel Solórzano Telechea, Beatriz Arizaga Bolumburu y Jelle Haemers (coords.): Los grupos populares en la ciudad medieval europea, Logroño, Instituto de Estudios Riojanos, 2014, pp. 179-198

[2] TORRES Y TAPIA, FREY ALONSO DE: Crónica de la Orden de Alcántara. Asamblea de Extremadura, Mérida 1999. Tomo II, pág. 503

[3] Ibidem. Tomo II, pág. 569

[4] MARTÍN NIETO, DIONISIO Á.: “El entallador y escultor Guillén Ferrant” en Boletín de la Real Academia de Extremadura de las Letras y las Artes. Tomo XII, año 2002, pp. 75-179

[5] Vocabulario Hispano-Latino. Al muy magnífico señor Don Juan de Estúñiga. Edición de Salamanca, 1492 en OLMEDO, FÉLIX G.: “Nebrija (1441-1522) Debelador de la Barbarie, comentador eclesiástico…” pág. 14

[6] “El Rey e la Reyna. Por quanto don Juan de Çúniga maestre, último poseedor que fue de la horden de Alcántara [repetido que fue de la horden de Alcántara], de que Nos somos administradores etc., proveyó de la en comienda de La Puebla a Juan Méndez, su secretario, para que la tenga [** ilegible] e depósito, en tanto frey Marçelo, hijo de Antonio de Lebrixa, es de hedad para tener la dicha encomienda, por la presente aseguramos e prometemos que en este medio tiempo que no quitaremos la dicha enco mienda de La Puebla al dicho Juan Méndez, e que syendo de hedad el dicho frey Marçelo, hijo del dicho Librixa, para tener la dicha encomienda, syendo aquella resynada en su favor le proveeremos della, para que la entretenga e goze como los otros comendadores que han sydo de la dicha encomienda. De lo qual mandamos dar la presente carta firmada de nuestros nombres. Fecha en Madrid a XXII días de diziembre de XCIIII años” AGS CC, Libros de Cédulas 1 fol. 129v en MARTÍN BAÑOS, P.: “Frey Marcelo de Nebrija (1479-1543), primogénito del humanista Elio Antonio de Nebrija. Ensayo bio-bibliográfico”. Revista de Estudios Extremeños  Vol. 63, Nº 2, 2007, págs. 617-654

[7] La Puebla era una de las encomiendas de la Orden existentes en el actual término de Brozas, con una superficie aproximada de 1.500 hectáreas

[8] LEBRIJA, FREY MARCELO DE: Tríaca del alma. Pág A3

[9] OLMEDO, FÉLIX G.: “Nebrija (1441-1522) Debelador de la Barbarie, comentador eclesiástico…” pág. 58

[10] MARTÍN BAÑOS, P.: “Frey Marcelo de Nebrija (1479-1543), primogénito del humanista Elio Antonio de Nebrija. Ensayo bio-bibliográfico”. Revista de Estudios Extremeños  Vol. 63, Nº 2, 2007, págs. 617-654

 

[11] AGS CC, Libros de Cédulas 1 fol. 129r.

[12] LEBRIJA, FREY MARCELO DE: Tríaca del alma. Pág A3

[13] Ibídem, fol. A VII. V.

[14] “Por la honra la vida y estas dos, honra y vida por tu Dios” es el lema vital que adopta Marcelo de Nebrija en la segunda parte de su vida y que podemos leer en varios documentos e incluso en edificios promovidos por el comendador

[15] LEBRIJA, FREY MARCELO DE: Tríaca del alma. Pág A3

[16] Archivo Histórico Nacional, sección Órdenes Militares Archivo Judicial de Alcántara Pleito 31.622 en MARTÍN NIETO DIONISIO A.: Antonio de Nebrija y sus hijos. Relaciones con Extremadura. Fundación Academia Europea de Yuste, 2007.

[17] A.H.N. Órdenes Militares A.J.A.  pleito 30.796 “Declaración de Francisco Maldonando, testigo del óbito de Antonio de Lebrixa”

[18] A.H.N. Sección Órdenes militares. Archivo Judicial de Alcántara. Pleito 31.622 Testamento del capitán Antonio de Lebrija (19 de mayo de 1540)

[19] Ibídem

[20] Ibídem

[21] A.H.N. Sección Órdenes militares. Archivo Judicial de Alcántara. Pleito 30.796 Proceso entre Bernardino Campo y el Doctor Librixa sobre el testamento del capitán Antonio de Librixa (1543-1545)

[22]  Ibídem

[23] Ibídem

[24] CARRASCO MONTERO, G. “Comendadoras de Alcántara -rama femenina de la Orden en las Brozas”, en XXXI Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2002, pp. 109-130

[25] ESCOBAR PRIETO, E.: Hijos ilustres de la villa de Brozas. Ayuntamiento de Brozas, 1991. Tercera edición pp. 124-125

[26] Desconocemos, en este sentido, si el cuerpo de Antonio de Lebrija fue trasladado a Brozas. Un dato no menor en el resultado final de este artículo de investigación pero que según nuestro criterio, nunca se produjo lo que facilitaría el nuevo uso dado por los Gutiérrez-Flores al sepulcro del capitán Lebrija.

[27] MARTÍN NIETO, DIONISIO A.: “Santa María la Mayor de Brozas, un largo proceso de reedificación desde finales del siglo XV hasta el siglo XVIII” en Revista de Estudios Extremeños. Vol. 64, nº 3, 2008. Diputación de Badajoz

[28] ESCOBAR PRIETO, E.: Hijos ilustres de la villa de Brozas. Ayuntamiento de Brozas, 1991. Tercera edición pág. 188

 

Oct 232024
 

Julio Fernández-Sanguino Fernández

 

Resumen:

El Banco de España, como banco central de la nación, tiene su antecedente en el Banco Nacional de San Carlos creado en 1782. En 1829 dio paso al Banco Español de San Fernando, que en 1847 se fusionó con el Banco de Isabel II creado tres años antes, adquiriendo la nueva institución en 1856 la denominación de Banco de España que se mantiene en la actualidad.

Inicialmente, el Banco Nacional de España, con sus diversas denominaciones, mantuvo su actividad en la provincia de Cáceres mediante Comisionados que realizaron servicios financieros en Cáceres, Plasencia y Trujillo. El Banco de España asumió en 1868 las competencias para la recaudación tributaria de la provincia, haciéndose cargo de este nuevo cometido una Delegación del Banco en Cáceres con agentes en las principales ciudades, Trujillo entre ellas. En 1884 el Banco de España abrió oficialmente una Sucursal en la ciudad de Cáceres que integró la operativa que desarrollaban los Comisionados y la Delegación ya existentes.

Como antecedente, cabe destacar que, tras la revolución conocida como La Gloriosa, se aprobó en 1868 un nuevo sistema monetario con la peseta como unidad básica de pago. Posteriormente, en la Primera República española se acordó en 1874 establecer por medio de un Banco Nacional la circulación fiduciaria única, asumiendo el Banco de España el privilegio de emisión de billetes. Para facilitar la circulación monetaria en todo el territorio español se estimó imprescindible la apertura de sucursales. Tras las primeras oficinas, el Banco de España abrió nuevas sucursales en 1884, entre ellas la de Cáceres que estuvo operativa hasta su cierre en 2004. En la actualidad, el Banco mantiene abierta en Extremadura la Sucursal de Badajoz.

Palabras clave: Banco de España, Cáceres, Extremadura, Sucursal, Delegación, Comisionado.

 

Summary:

The Bank of Spain, as the nation’s central bank, has its predecessor in the Banco Nacional de San Carlos created in 1782. In 1829 it gave way to the Banco Español de San Fernando, which in 1847 merged with the Banco de Isabel II created three years before, the new institution acquiring the name of Bank of Spain in 1856, which is maintained today.

Initially, the National Bank of Spain, with its various names, maintained its activity in the province of Cáceres through Commissioners who provided financial services in Cáceres, Plasencia and Trujillo. In 1868, the Bank of Spain assumed the powers for tax collection in the province, with a Bank Delegation in Cáceres taking charge of this new task with agents in the main cities, Trujillo among them. In 1884 the Bank of Spain officially opened a Branch in the city of Cáceres that integrated the operations carried out by the existing Commissioners and Delegation.

As background, it should be noted that, after the revolution known as La Gloriosa, a new monetary system was approved in 1868 with the peseta as the basic payment unit. Subsequently, in the First Spanish Republic, it was agreed in 1874 to establish a single fiduciary circulation through a National Bank, with the Bank of Spain assuming the privilege of issuing banknotes. To facilitate monetary circulation throughout Spanish territory, the opening of branches was considered essential. After the first offices, the Bank of Spain opened new branches in 1884, including the one in Cáceres, which was operational until its closure in 2004. Currently, the Bank maintains the Badajoz Branch open in Extremadura.

Key words:

Bank of Spain, Cáceres, Extremadura, Branch, Delegation, Commissioner

 

Introducción

El Banco de España mantuvo una Sucursal en la ciudad de Cáceres desde 1884 hasta 2004 con una destacada actividad que es generalmente conocida; sin embargo, no lo son tanto sus antecedentes, asunto en el que se ha centrado el presente trabajo.

Los textos relacionados con el tema investigado, que han aportado los datos necesarios que fundamentan el presente estudio, figuran recogidos en el apartado final de Bibliografía. Por otro lado, las fuentes primarias de investigación se han centrado en la evolución del Banco Nacional de España, con sus diversas denominaciones a lo largo de los años, y la operativa que ha ido desarrollando en la provincia de Cáceres desde finales del siglo XVIII hasta la creación de la Sucursal en la capital de la provincia tras asumir el Banco de España el monopolio de emisión de billetes acordado en la Primera República española.

Entre los diversos archivos y bibliotecas en los que se ha investigado, destaca especialmente el Archivo Histórico del Banco de España, que ha proporcionado las referencias básicas para poder desarrollar el presente estudio, que se complementa con la información contenida en las gacetas y boletines oficiales, tanto a nivel nacional como provincial, ya que incluyen las disposiciones que permiten ver la evolución del sistema financiero español, supeditado a los diversos sucesos políticos y militares que se han desarrollado en nuestro país.

 

  1. Banco Nacional de San Carlos, 1782

La creación de un banco nacional en nuestro país se puede considerar tardía en relación con otros estados europeos, dando lugar durante la segunda mitad del siglo XVIII a diversos proyectos que no llegaron a concretarse. Los problemas financieros causados por la guerra contra Inglaterra llevaron al Tesoro español en 1780 a tomar de varias casas de comercio, principalmente francesas, un empréstito de nueve millones de pesos, reintegrables en veinte años al 4% de interés, que se materializó mediante la puesta en circulación de vales reales[1].

Las dificultades financieras generaron que se crease el Banco Nacional de San Carlos por Real Cédula de 2 de junio de 1782 con tres objetivos básicos. El primero consistía en la reducción de vales reales a la par, junto con el descuento de letras, pagarés y vales de tesorería al cuatro por ciento anual. El segundo objeto del Banco se centraba en administrar las provisiones financieras de los Ejércitos de mar y tierra, siendo su tercera misión pagar en los países extranjeros todas las obligaciones que debía satisfacer la Corona española[2].

Se estableció que el capital del Banco estuviese compuesto de ciento cincuenta mil acciones de dos mil reales de vellón cada una que se podían negociar libremente, configurándose así una entidad de propiedad privada bajo la protección Real. Del mismo modo, en el Prospecto de emisión se concretaban las personas y establecimientos donde se podían efectuar la suscripción de acciones.

Entre los primitivos accionistas del Banco de San Carlos figuraba Francisco José Delgado Calderón, presbítero, vecino de Trujillo (Fig. 1)[3]. Asimismo, se suscribieron acciones en las siguientes localidades pertenecientes a la entonces Provincia de Extremadura y que en la actualidad están en la de Cáceres después de la división territorial de 1833: Galisteo, de sobrantes de propios y arbitrios; Madrigalejo, de sus propios; y de los Pósitos de  Brozas, Casar de Cáceres, Casas de Millán, Garrovillas, La Granja, Logrosán, Malpartida, Majadas, Membrio, Plasencia, La Serradilla, Talabán y Torrejoncillo[4].

Por otro lado, el Banco de San Carlos tras su constitución realizó diversas operaciones financieras en las ciudades del Reyno a través de comisionados y corresponsales. Su trascendencia, junto con los existentes en el extranjero, se puso de manifiesto desde el inicio de su actividad, disponiendo posteriormente el Banco de España en sus Estatutos que las atribuciones para el nombramiento de colaboradores eran exclusivas del Consejo de Gobierno de la Entidad[5].

Entre los datos contables del Banco de San Carlos, se puede citar el balance a 31 de diciembre de 1817 en el que figuran unos fondos en poder del Comisionado en Plasencia, Juan Manuel Monge e hijo, por importe de 25.444 reales de vellón con 9 maravedíes por diversas operaciones realizadas en la plaza[6].

 

  1. Banco Español de San Fernando, 1829

El endeudamiento de la Real Hacienda con el Banco de San Carlos fue creciendo hasta hacerse insostenible. Primero, fueron las crecidas sumas entregadas durante los años de guerra contra la Convención francesa y posteriormente para mantener el conflicto contra Gran Bretaña. En 1807 figuraba la Real Hacienda deudora por 217 millones de reales, no mejorando el panorama financiero con los acontecimientos posteriores. En 1829 se fijó en algo más de 309 millones de reales la cifra del débito de la Real Hacienda con el Banco de San Carlos. Para tratar de solucionar este problema, el Gobierno se comprometió a entregar 40 millones de reales que se materializaron en 20.000 acciones, de 2.000 reales cada una, para constituir una nueva Entidad[7].

El nuevo Banco se denominó Español de San Fernando y se creó por Real Cédula de 9 de julio de 1829 en sustitución del Banco de San Carlos para tratar de solucionar el problema de endeudamiento de la Corona. Asimismo, nació como el primer banco de emisión de billetes pagaderos al portador propiamente dicho, aunque con anterioridad los vales reales habían sido dotados de poder liberatorio, por lo que se podrían considerar como el primer papel moneda que circuló en España[8].

Antes de comenzar sus operaciones el nuevo banco, la Comisión constituida para la liquidación del extinguido Banco de San Carlos efectuó el recuento de los caudales y efectos de crédito que obraban en la Caja. Entre las gestiones que se hicieron para liquidar las deudas existentes, se puede destacar el pleito con el Monasterio de PP. Jerónimos de Guadalupe y con el Ayuntamiento de Trujillo relativo a que el Banco debía pagar 28.000 reales que le correspondían de la contribución por los arios de 1822 y parte del año siguiente por las rentas que se habían percibido de las fincas compradas en Extremadura. En última instancia en la Real Audiencia se consiguió que se redujese el pago a una tercera parte[9].

            Uno de los primeros asuntos que se trató en la nueva Entidad fue el nombramiento de comisionados y corresponsales, dada la importancia de poder contar, al igual que el anterior Banco de San Carlos, con un conjunto de agentes para el desarrollo de su operativa en las plazas del Reino, acordándose en la Junta de Gobierno de 29 de octubre de 1829 dichos nombramientos. Aunque surgieron dudas por parte de algunos de los asistentes a la Junta, se puso de manifiesto el aspecto favorable que representaban los propuestos, pues habían prestado sus servicios durante más de diez años sin tacha ni quebranto. Además, en el Banco de San Carlos tales comisionados habían probado su buen hacer durante muchos años. En consecuencia, en la lista de los primeros comisionados del Banco de San Fernando en 1829 figuraban incluidos José García Carrasco e hijos y Joaquín Samaniego García en Cáceres, Juan Manuel Monje e hijo en Plasencia e Ibón Sánchez Lollano en Trujillo[10]. Este último comisionado en oficio de 14 de noviembre 1829 dirigido al Banco Español de San Fernando en Madrid aceptaba el encargo de la “Comisión de Trujillo” (Fig. 2)[11].

Sánchez Lollano mantenía un destacado comercio en la calle Tiendas de su ciudad y complementaba su negocio con otras actividades como la indicada. Asimismo, en su establecimiento se recibía y se suscribía el Boletín Oficial de la Provincia[12].

En el Balance del Banco Español de San Fernando presentado en la primera Junta general de accionistas celebrada el uno de febrero de 1833 en Madrid se detallaban las existencias en efectivo de la Entidad. A 30 de noviembre de 1832, en el apartado “Existencias a metálico” figuraba 6.680.081,5 reales de vellón en poder de los comisionados del Reino, cantidad significativa si se tiene en cuenta que el efectivo total en caja del nuevo Banco ascendía a casi once millones. Asimismo, se dio cuenta en la Junta de algunas de las operaciones que habitualmente realizaban los comisionados al constituirse el nuevo Banco, como el pago de letras libradas a cargo de la Entidad, o de las nuevas funciones que se asumieron, destacando lo dispuesto en una Real Orden para que todos los depósitos judiciales se pudieran constituir tanto en la sede del Banco en Madrid como en sus comisionados en las provincias [13].

Como antecedente, cabe recordar que años antes, en la vigesimoséptima Junta general de accionistas del Banco Nacional de San Carlos celebrada el 7 de marzo de 1809 y presidida por el conde de Cabarrús ministro de Hacienda del gobierno de José Napoleón en aquellos momentos, se dio cuenta de un Real Decreto del día uno de marzo anterior por el que se traían al Banco los depósitos judiciales por ser la institución más independiente y apropiada para ello[14]. Esta medida tuvo una amplia repercusión, ya que se pretendía atajar los perjuicios que sufrían habitualmente los administrados con la constitución de los depósitos en la Tesorería General, pues terminaban empleándose en las necesidades diarias de la misma, por lo que se producían dilaciones en su devolución después de las resoluciones dictadas por los tribunales[15].

Volviendo al Banco de San Fernando, además de las operaciones habituales relacionadas con la actividad mercantil de aquellos años, los comisionados de la Entidad tramitaron el despacho de billetes del Tesoro y se hicieron cargo de ingresos varios, como donativos y ayudas por motivos diversos del momento. A consecuencia de la Guerra Carlista se ampliaron sus cometidos en relación con la admisión y distribución de fondos, ofreciendo el Banco de San Fernando en 1836 su red de comisionados para las recaudaciones relacionadas con la Milicia Nacional y tramitar los anticipos de tesorería, operaciones que fueron realizadas por los Sres. Samaniego y Muro en Cáceres, José Munilla en Plasencia y Ramón María García en Trujillo[16].

En aquellos momentos las necesidades financieras eran apremiantes y se tuvo que habilitar un anticipo al Gobierno de doscientos millones de reales de vellón, haciéndose cargo de la venta de billetes en Cáceres y en Plasencia los comisionados indicados, en Trujillo se encargó Vicente Hernández y en Alcántara Raymundo Montenegro[17].

Las penurias de la guerra y los desastres naturales hicieron que se tuviesen que realizar diversas suscripciones populares en beneficio de los damnificados. Se puede citar la emprendida en 1842 a consecuencia del huracán sufrido en Ceuta, cuyas recaudaciones fueron efectuadas por los comisionados del Banco citados a excepción del de Plasencia, cargo que ocupaba en aquellos momentos José Rodríguez Casas[18].

El 30 de diciembre de 1845 se publicó una Real Orden aprobando el convenio celebrado entre el Ministerio de Hacienda y el Banco Español de San Fernando por el que se constituía como banquero del Gobierno para recibir los fondos del Estado y efectuar todos los pagos y giros necesarios. Asimismo, el Banco abriría un crédito al Gobierno por cantidad igual al total del presupuesto anual de ingresos del Estado. Con este convenio se incrementó las funciones de los comisionados del Banco en provincias, disponiéndose igualmente que por Reglamento se fijarse el orden que había de observarse en la entrada y salida de caudales por cuenta del Estado en las cajas del Banco y sus comisionados, quedando a su disposición los locales de las tesorerías de provincia y depositarías de partido, que se habían suprimido, para que pudiesen colocar en ellos sus oficinas si lo estimasen oportuno.

En aquellos momentos se aprecian mejoras en el sistema económico con la expansión de algunas empresas. Se puede citar a la Caja de Socorros Agrícolas de Castilla la Vieja que en 1846 extendió a Extremadura sus coberturas, siendo designado Vicente Hernández como comisionado para suscribir acciones de la compañía en Trujillo, ya que en su comercio se tramitaban igualmente diversas operaciones financieras[19].

Con el paso de los años, las comisiones del Banco Español de San Fernando fueron extendiendo sus cometidos, especialmente los relacionados con las operaciones de giro y traslación de caudales. La operativa de distribución de fondos se fue ampliando por motivos diversos, pudiendo citarse las cantidades destinadas al socorro de las provincias por las pérdidas de sus cosechas, destacando las habidas en los años 1848 y 1853[20]. Por aquellos años seguía Vicente Hernández a cargo de la Comisión del Banco en Trujillo[21].

 

  1. Banco de España, 1856

Por Real Decreto de 25 de enero de 1844 se erigió en Madrid un Banco de descuentos, préstamos, giros y depósitos bajo la denominación de Banco de Isabel II, participando en su creación destacadas personalidades del mundo oficial y de los negocios de aquellos años[22]. Unos de los promotores del Banco fue el financiero José de Salamanca y su Secretario General fue Nicomedes-Pastor Díaz, que desempeñaba el cargo de Jefe Político en Cáceres. La nueva Institución se valió de una más que discutible decisión política, al margen de las auténticas necesidades financieras del país en aquellos momentos, y saldría adelante utilizádose el nombre de la Reina con la enérgica protesta del Banco de San Fernando que tenía el privilegio de emisión[23].

Tres años más tarde, en febrero de 1847 el Banco de Isabel II, para salvarse de la quiebra, tuvo que fusionarse con el Banco de San Fernando. Con posterioridad, el Gobernador del Banco de España Ramón de Santillán precisó sobre esta cuestión que el Banco de Isabel II tuvo una actividad frenética de especulación nacida durante la guerra civil, en referencia a la Primera Guerra Carlista, de la que al final fue víctima[24].

El 28 de enero de 1856 el Nuevo Banco de San Fernando resultante de la fusión mencionada cambió su denominación por la de Banco de España, que es la que se mantiene en la actualidad[25]. La Comisión del Banco de España en Cáceres siguió con la operativa que desarrollaba con el anterior Banco de San Fernando, pudiendo destacarse en esta nueva etapa la recepción de depósitos relacionados con las guerras carlistas, la tramitación de los pagarés de Bienes Nacionales, las suscripciones de bonos y obligaciones del Tesoro, el reembolso y conversión de las Obligaciones del Banco y del Tesoro, canjes y pago de intereses de Deuda.

En aquellos años siguió como Comisionado en Cáceres Manuel María Muro, que había continuado con el negocio de su suegro Joaquín Samaniego, ambos riojanos de la sierra de Cameros, que le había acogido en su casa-comercio y acabó dedicándose igualmente al comercio y a los negocios financieros[26]. Tras su fallecimiento en 1867, estas funciones pasaron a su viuda e hijos que siguieron publicando las notificaciones de la Comisión en Cáceres del Banco en el Boletín Oficial de la Provincia (Fig. 3)[27].

Por otro lado, el Banco de España se hizo cargo desde primeros de julio de 1868 de la recaudación de las contribuciones directas de inmuebles, cultivos y ganadería, junto con las de la industria y del comercio cuyo servicio estuviese vacante o sin contratar[28]. En consecuencia, el Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres recogió esta nueva función y el nombramiento de Manuel Aguilera como Delegado del Banco de España para la recaudación en esa provincia[29].

Para la realización del Servicio se contó con agentes, recaudadores y cobradores en las diversas ciudades de la provincia. De las numerosas informaciones oficiales que se publicaron al respecto se puede destacar la firmada por Fernando Álvarez, Delegado en 1881, anunciando que se hallaba vacante la Agencia del Banco de España en el partido de Trujillo. Entre los candidatos que se presentaron para realizar este cometido, se decidió encomendárselo a Domingo Duque Muñoz[30].

Al asumir la tramitación de la recaudación de contribuciones, el Banco de España abrió algunas oficinas y tomó medidas complementarias, desde contratar personal hasta establecer reglamentos específicos, así como diseñar una contabilidad apropiada[31]. Por último, cabe señalar que el Convenio suscrito tuvo una duración de veinte años, por lo que, al finalizar el plazo estipulado, el Ministerio de Hacienda emprendió una nueva organización de ese Servicio, que quedó a cargo del Estado desde el uno de julio de 1888[32].

 

  1. Sucursal del Banco de España en Cáceres, 1884-2004

El Sistema Financiero se resintió tras la fusión del Banco de San Fernando con el de Isabel II en 1847 y a principios de 1849 la prensa informaba de un Proyecto de Ley, con arduas discusiones en las Cortes, relativo a que el Banco Español de San Femando tendría el privilegio de la circulación exclusiva de sus billetes en Madrid y varias provincias del centro de España. Paralelamente, el Gobierno promovería la creación de diversos bancos con el privilegio de emitir billetes en sus respectivas zonas, figurando el Banco de Sevilla que podía poner en circulación billetes en su provincia y en las de Córdoba, Badajoz y Cáceres[33].

Habría que esperar al conocido como Bienio Progresista a que el Sistema Financiero se ordenase y se impulsase de nuevo dentro de las medidas económicas emprendidas en esa nueva etapa política. La disposición mencionada de 28 de enero de 1856 por la que el Banco de San Fernando cambió su denominación por la de Banco de España fue presentada por el ministro de Hacienda Juan Bruil, del Partido Progresista y muy vinculado con Espartero, que inició reformas legislativas tendentes a mejorar e impulsar sistemas financieros privados que impulsaran la economía, pero que no pudieron llevar a cabo debido al fin del Bienio Progresista[34].

Seguidamente, en base a última disposición, se crearon varios bancos de emisión, entre ellos el de Sevilla por Real Decreto de 21 de noviembre de 1856[35]. Esta entidad pudo emitir billetes propios, destacando el de cuatro mil reales de vellón (Fig. 4)[36].

El Sistema Financiero español experimentó un notable desarrollo tras la revolución de 1868 conocida como La Gloriosa. El 19 de octubre de ese año se realizó la reforma del Sistema Monetario ajustándolo a las bases adoptadas en el Convenio Internacional de 23 de diciembre de 1865, conocido como el Tratado de la Unión Monetaria Latina suscrito por Francia, Bélgica, Italia, Suiza y finalmente Grecia, con motivo de las importantes relaciones comerciales que España mantenía con esos países. En consecuencia, se aprobó un nuevo sistema monetario con la peseta, con cien céntimos, como unidad básica de medida[37].

Posteriormente, en la Primera República Española se aprobó el Decreto de17 de marzo de 1874 la propuesta del ministro de Hacienda José Echegaray de establecer por medio de un Banco Nacional la circulación fiduciaria única en sustitución a la |que se venía realizando con varios bancos provinciales. El Banco de España se hizo cargo del monopolio de la emisión de billetes y asumió el compromiso de facilitar la circulación monetaria en todo el territorio español, por lo que debía establecer sucursales en las plazas más importantes de la nación para atender a las necesidades del comercio y a la difusión de los billetes que habían de emitirse. Además de la concesión exclusiva al Banco de España de la emisión de billetes, en la disposición de 1874 mencionada se puso de manifiesto igualmente que la Entidad se debía de ocupar en descontar efectos, realizar giros, conceder préstamos, llevar cuentas corrientes, ejecutar cobros, recibir depósitos voluntarios, necesarios y judiciales, operaciones necesarias para impulsar la actividad financiera y comercial en aquellos momentos (Fig. 5)[38].

Al establecerse la circulación monetaria única, el Decreto de marzo de 1874 indicado anteriormente establecía que los antiguos bancos de emisión podían fusionarse con el de España; sin embargo, no todos aceptaron la fusión, por lo que el Banco de España decidió abrir sucursales en aquellas ciudades. Aunque hubo algunos problemas con algunos accionistas del antiguo Banco de Sevilla, las oficinas en esa localidad se abrieron en 1875. Asimismo, entre las plazas propuestas de nuevas sucursales se incluyó a la de Badajoz, que abrió sus puetas en 1880[39].

Habría que esperar a que el liberal Práxedes Mateo Sagasta, que había tenido un especial protagonismos durante la Primera República, ocupase el cargo de Presidente del Consejo de Ministros en 1881 para que se produjera un nuevo impulso al Sistema Financiero. A finales del año siguiente el Banco de España amplió su capital social para consolidarse como Banco Nacional con la finalidad de fomentar la difusión del billete único y poner en marcha varios servicios financieros trascendentales en aquellos momentos, entre los que destacan las transferencias y los descuentos sobre otras plazas. Del mismo modo, se acordó la ampliación de su red territorial, lo que generó que en 1884 el Banco de España pasase de tener 22 sucursales a 37. Todas las oficinas propuestas en el acuerdo del 19 de enero de 1884 del Consejo de Gobierno de la Institución habían abierto sus puertas en ese año, excepto las sucursales de Logroño y Vigo, que lo hicieron el año siguiente[40].

La Sucursal del Banco de España en Cáceres comenzó oficialmente sus operaciones a primeros de octubre de 1884. Su Director fue Manuel Muro y los administradores accionistas fueron Juan María Várela, marqués de Monroy, Pedro García Becerra, Miguel Jalón y Miguel Muñoz. El grupo directivo se completaba con el Interventor, Hipólito Méndez Adanero, el Cajero, Antonio Carbonell y Morand, y un Oficial Secretario, Juan Azcué y Sagastume[41].

Para el desarrollo de sus cometidos, las sucursales del Banco contaban igualmente con oficiales que realizaban las tareas administrativas, ayudantes de caja para el tratamiento del efectivo, cobradores, porteros y ordenanzas que ejercían igualmente funciones de vigilancia.

Inicialmente, el Banco de España se instaló en Cáceres en una casa de la calle Solana, actual Pizarro, núm. 12. En 1903 el Banco adquiere varias casas en las calles San Pedro núm. 15 y de las Granjas núm. 33 para construir un nuevo edificio proyectado por el arquitecto Emilio María Rodríguez que se inauguró en 1905. En 1956 el arquitecto José Yarnoz realizó el proyecto de la última sede del Banco en la avenida de Nuestra Señora de Guadalupe, hoy de Hernán Cortés, que se inauguró en 1959. La Sucursal se clausuró en 2004 y el edificio pasó a ser la sede de la Delegación de Economía y Hacienda[42].

 

  1. Consideraciones finales

El Banco de España mantuvo una Sucursal en la ciudad de Cáceres desde 1884 hasta 2004 con una destacada actividad que es generalmente conocida. Como antecedente, cabe destacar que el Banco Nacional de España, con sus diversas denominaciones, Banco de San Carlos en 1782, Banco de San Fernando en 1829 y Banco de España en 1856, realizó a través de Comisionados en Cáceres, Plasencia y Trujillo sus operaciones financieras, junto con otras relacionadas con depósitos obligatorios, deuda pública y todas aquellas concernientes al tratamiento y distribución del dinero en efectivo. Asimismo, a partir de 1868 se hizo cargo de la recaudación tributaria de la provincia a título de Delegación.

Tras haberse establecido en 1868 la peseta como unidad monetaria, en la Primera República española se aprobó el 19 de marzo de 1874 la propuesta que el ministro de Hacienda José Echegaray presentó el día 17 anterior tendente a establecer por medio de un Banco Nacional la circulación fiduciaria única. En consecuencia, el Banco de España amplió su red territorial a partir de ese año y, posteriormente, al impulsarse el Sistema Financiero con la llegada al Gobierno del liberal Práxedes Mateo Sagasta en 1881 se decide la creación de nuevas sucursales. Una de ellas se ubicó en Cáceres en 1884 e incorporó los servicios que ya venía prestando el Banco a través de los Comisionados y de la Delegación existentes.

El Banco de España había estado constituido como una sociedad anónima con funciones públicas que compaginaba sus actividades bancarias en el sector privado. Al nacionalizarse en 1962, se suprimieron las operaciones con particulares y cesaron en las sucursales los administradores y las juntas locales de accionistas. La posterior reestructuración del Sistema Financiero español en 1971 con nuevas competencias supervisoras para el Banco de España afectó indirectamente al régimen de sucursales, que desembocó en el cierre de todas aquellas que no estaban ubicadas en capitales de provincia al ser deficitarias y no desempeñar el servicio de Tesorería del Estado, afectando a la de Don Benito en 1978, oficina que se había inaugurado en 1928.

Tras la entrada de España en el Eurosistema, el Banco de España decidió el cierre de varias sucursales entre 2002 y 2004 para mantener una red de oficinas con presencia en todas las comunidades autónomas[43]. Posteriormente, se completó el proceso con el cierre de otras siete, manteniendo tan solo quince oficinas en todo el territorio nacional y coincidiendo con sus centros de tratamiento de billetes. En la actualidad, solo permanece en Extremadura abierta la Sucursal del Banco de España en Badajoz[44].

Apéndice fotográfico

 

FIG. 1: Acción nº 85938 del Banco de San Carlos a favor de Francisco José Delgado Calderón, presbítero, vecino de la ciudad de Trujillo

 

FIG. 2: Comisión del Banco de S. Fernando en Trujillo en 1829 a cargo de Ybón Sánchez Lollano

FIG. 3: Notificación de la Comisión del Banco de España en Cáceres. Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, 1868/6/13, p. 4

FIG. 4: Billete de cuatro mil reales de vellón emitido por el Banco de Sevilla (1856-1868)

FIG. 5: Gaceta de Madrid de 23/3/1874. Cabecera de la publicación

 

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[1] Real Cédula de 20 de Setiembre de 1780. Mercurio histórico y político, 9/1780, pp. 88 a 104. Biblioteca Nacional de España, http://hemerotecadigital.bne.es/ (En adelante BNE).

[2] Suplemento a la Gazeta de Madrid de 25/6/1782, pp. 509-515. BOE-Gacetas históricas, https://www.boe.es/diario_gazeta/ (En adelante BOE-GH). Mercurio histórico y político, 6/1782, pp. 193 a 205. BNE.

[3] Banco de España, https://repositorio.bde.es/handle/123456789/28025

[4] TORTELLA, Mª Teresa. Índice de los primitivos accionistas del Banco Nacional de San Carlos, Madrid, Banco de España, 1986, pp. 89, 286, 293, 310, 312, 316, 318, 319, 320, 334 y 328.

[5] Leyes orgánicas y Estatutos del Banco de España. Madrid: Miguel Ginesta, 1876, Artículo 43, p. 54.

[6] Banco Nacional de San Carlos: Junta General de accionistas del Banco Nacional de San Carlos celebrada en la casa del mismo banco en el dia 20 de abril de 1818, Madrid, I. Ibarra, 1818, p.47.

[7] TEDDE DE LORCA, Pedro. “El Banco Español de San Fernando: un predecesor del Banco de España (1829-1856)”. Madrid: Banco de España, Boletín económico, Núm. 3 – marzo 2000, pp. 47-50.

[8] Banco de España, https://repositorio.bde.es/handle/123456789/334.

[9] Primera Junta General del Banco Español de San Fernando de los años 1830, 1831 y 1832 celebrada en 1º de Febrero de 1833. Madrid : D. E. Aguado, 1833, p. 31.

[10] MORENO FERNÁNDEZ, Rafael. El personal del Banco de España: desde su origen en el siglo XVIII hasta fin del siglo XIX. Vol. 2: Banco de San Fernando (1829-1856). Madrid, Banco de España, Estudios de Historia Económica, nº 56, 2010, pp. 18-19 y 111.

[11] Archivo Histórico del Banco de España (En adelante AHBE). Secretaría, Trujillo, C. 1989.

[12] Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, 26/6/1837, p, 1 (En adelante BOPC), https://prensahistorica.mcu.es/ (En adelante BVPH).

[13] Primera Junta General del Banco Español de San Fernando…, pp. 27 y 43, Apéndice 5.

[14] Resumen de la primera sesión de la vigésimo sétima Junta general de accionistas del Banco Nacional de San Carlos celebrada el 7 de marzo de 1809. Madrid, Imprenta hija de Ibarra, 1809, p. 11.

[15] Diario de Madrid, 4/3/1809, p. 3 (BNE). Gaceta de Madrid, 21/3/1809, pp. 406-408 (BOE-GH).

[16] Gaceta de Madrid, 9/9/1836, p. 1; 14/9/1836, p. 2 (BOE-GH).

[17] BOPC, 17/2/1838, p, 4, BVPH.

[18] BOPC, 9/11/1842, p. 4, BVPH.

[19] BOPC, 24/6/1846, p. 4, BVPH.

[20] Gaceta de Madrid, 23/9/1848, pp. 2-3; 4/7/1853, pp. 1-2 (BOE-GH).

[21] AHBE, Secretaría, C. 1989, 1991, 1996, 1998 y 2001.

[22] TEDDE, Pedro. “Del Banco de San Carlos al Banco de España (1782-1856)”. En La formación de los bancos centrales en España y América Latina : siglos XIX y XX. Madrid, Banco de España, Estudios de Historia Económica, nº 29, 1994, pp. 33-34.

[23] Banco Español de San Fernando. Representación elevada a S.M. por la Junta de Gobierno del Banco Español de San Fernando: pidiendo que se la ampare en la posesión de la facultad privativa de emitir billetes pagaderos a la vista al portador, de la que se le ha despojado por la erección del nuevo Banco de Isabel II con la misma y más amplia facultad, y demostrando la ilegalidad de semejante concesión y los gravísimos inconvenientes económicos que de ella resultan. Madrid, Eusebio Aguado, 1846.

[24] SANTILLÁN, Ramón de. Memoria histórica sobre los bancos Nacional de San Carlos, Español de San Fernando, Isabel II, Nuevo de San Fernando, y de España. Madrid, T. Fortanet, 1865, Tomo II, p. 237.

[25] Gaceta de Madrid, 29/1/1856, p. 1, 28/04/1856, p. 2, BOE-GH.

[26] HERNÁNDEZ BERMEJO, M. A. y SANTILLANA PÉREZ, M. “Ámbitos familiares y espacios de vida cotidiana de los cacereños que vinieron de lejos (ss. XVIII-XIX)”. Norba. Revista de Historia, Vol. 23, 2010, p.115.

[27] Boletín oficial de la provincia de Cáceres, 13/6/1868, p. 4, BOPC-BVPH.

[28] Este servicio se realizó tras el Convenio suscrito por el Ministerio de Hacienda y el Banco de España, según Real Orden de 16 de enero de 1868: Instrucción del Banco de España, para llevar a efecto la recaudación general de contribuciones. Madrid, Miguel Ginesta, 1868, pp. 3-10.

[29] BOPC, 23/4/1868, p. 2, y 2/5/1868, p. 4, BVPH.

[30] BOPC, 30/1/1883, p. 4, y7 /8/1883, p. 2, BVPH.

[31] MORENO FERNÁNDEZ, Rafael. Los servicios de inspección del Banco de España: su origen histórico (1867-1896). Madrid: Banco de España, Estudios de Historia Económica, n.º 53, 2008, p.14.

[32] Ley Orgánica del servicio de recaudación de las contribuciones de inmuebles, cultivos y ganadería e industrial y de comercio de 12 de mayo, Gaceta de Madrid, 19/05/1888, p, 1 (BOE-GH).

[33] El Clamor Público, 20/1/1849, p. 1, BNE.

[34] https://www.senado.es/web/conocersenado/senadohistoria/senado18341923/senadores/fichasenador/index.html?id1=441.

[35] Gaceta de Madrid, 1/12/1856, p. 1. BOE-GH.

[36] Billete de cuatro mil reales de vellón emitido por el Banco de Sevilla. SUÁREZ DE FIGUEROA Y PRIETO, Ramiro. Los billetes del Banco de España, 1782-1979. Madrid: Banco de España, 1979, p, 118.

[37] Gaceta de Madrid, 20/10/1868, pp. 7-8. BOE-GH.

[38] Gaceta de Madrid, 23/3/1874, pp. 714-715. BOE-GH.

[39] CASTAÑEDA, Lluis. El Banco de España (1874-1900) la red de sucursales y los nuevos servicios financieros. Madrid: Banco de España, Estudios de Historia Económica, nº 41, 2001, pp. 45-46.

[40] CASTAÑEDA, Lluis. El Banco de España (1874-1900) la red de sucursales…, pp. 37 y 82.

[41] Memoria leída en la Junta General de Accionistas del Banco de España, los días 3 y 8 de marzo de 1885. Madrid, I. Miguel Ginesta, 1885, p. 7.

[42] Planos históricos de los edificios del Banco de España, Madrid y Sucursales. Serrano García, E. (ed.). Madrid: I. Artes Gráficas Palermo, 2015, p. 161.

[43] Informe anual del Banco de España, 2004. Madrid: Artes Gráficas Coyve, 2005, p. 206.

[44] Informe anual del Banco de España, 2011, p. 182. https://reposito-rio.bde.es/bitstream/123456789/7455/1/inf2011.pdf. Los criterios de actuación a seguir en el cierre de estas sucursales fueron acordados por la Comisión Ejecutiva del Banco de España en Resolución de 15 de marzo de 2011, publicada en el BOE del día 22 siguiente.

Oct 222024
 

Alberto Durán Sánchez

Cristina Calleja Rodríguez

 

“Si habito en tu memoria, no estaré solo” Mario Benedetti

 

INTRODUCCIÓN

En el presente estudio se analiza la historia de la Ermita de San Lorenzo del Municipio de Mata de Alcántara, más concretamente su historia más moderna, la cual no queda reflejada en su totalidad en ninguna de las publicaciones actualmente existentes. Este municipio llegó a tener 4 ermitas: San Lorenzo, San Pedro, Santa Marina y San Sebastián; de las cuales, sólo una, San Lorenzo, por petición popular, ha sido restaurada y tiene uso en la actualidad.

El paraje de San Lorenzo, a diferencia del resto de ermitas, se halla en una zona plagada de restos históricos que dan evidencia del uso de esta zona desde época pre romana. Por ello, se incluye en el estudio un análisis patrimonial del entorno de la ermita de San Lorenzo.

 

HISTORIA

La ermita de San Lorenzo, se encuentra ubicada, a 3 Km del casco urbano de Mata de Alcántara, erigida en “la cabeza” de la dehesa la Montosa, rodeada de un pequeño ejido.

El origen de las ermitas es muy diverso. En algunos casos se convirtieron templos paganos prerromanos o visigodos para cristianizarlos. Durante la reconquista se levantaron ermitas en parajes reconquistados a los musulmanes, en honor al Santo del día en que se producía la reconquista. Posteriormente, las nuevas construcciones fueron dedicadas a Santos que inspiraran una especial devoción. En este último contexto se edifican las ermitas cuyos restos se pueden encontrar en el municipio de Mata de Alcántara. No obstante, se desconoce si hubo algún otro templo de origen anterior en la zona en la que se erigió la ermita. Lo que sí queda claro es la cristianización de la zona con la construcción de la misma.

Las primeras referencias a esta ermita se encuentran en el libro de cuentas de San Lorenzo (1619-1806) aunque es posible que su datación sea anterior, de la segunda mitad del siglo XVI. Su romería se celebraba el día 10 de agosto y las cuentas se rendían una vez pasada la festividad. Como curiosidad, mencionar, que el día de la festividad, en alguna tumba antropomorfa, antiguamente denominadas “artesones”, se servían ensaladas con las que se obsequiaba a los asistentes, fueran o no forasteros.

La construcción es simple, con una única nave de mampuesto de granito en muros y con sillares en los arcos ojivales del interior y en los de medio punto de sus portadas. Contaba con altar de presbiterio dónde se exponía la imagen del santo.

Imagen 1. Estado original de la ermita antes de su recuperación

 

Hay referencia a la ermita también en la Real Audiencia, en la pregunta XXIII, en la que se hace referencia a que el día de su santo se da misa y sermón y que las rentas son conocidas por el cura. Así mismo, se indica que tiene ordenanzas y cofrades, 10 u 11, y que no hay ermitaño. No se ha hallado referencia en el Catastro del Marqués de la Ensenada a esta construcción.

La ermita se cerró hacia 1830[1], convirtiéndose en pajar y quedando semi derruida tras su abandono. Se desconoce el motivo por el cuál se abandonó el culto. No obstante, la imagen del Santo fue trasladada a la parroquia del municipio. Tras las desamortizaciones se convirtió en bien nacional y ella y sus terrenos pasaron a manos privadas mediante compraventa en subastas públicas.

Durante el tiempo que permaneció abierta sufrió varias restauraciones, sobre todo de los tejados de madera y de las lanchas de pizarra del suelo. Hubo alguna obra de mayor envergadura, según se indica en los libros de visitas de San Lorenzo, como la de 1775 en que se trasladó la imagen y cultos a la ermita de San Pedro. Una vez restablecido el culto, la cofradía de San Lorenzo compensó a la de San Pedro con la venta de la aceituna recolectada ese año en la finca.

El Ayuntamiento de Mata de Alcántara pasó a obtener la titularidad de pleno dominio del inmueble de naturaleza rústica donde se ubica la Ermita San Lorenzo en 1994, cedido a título gratuito por Don Agustín Reina Villarroel y Maria Gracia Villaroel Salgado y de las tierras circundantes, Andrea Salgado Hernández, teniendo competencias exclusivas en materia de conservación y tutela de bienes así como para la gestión de sus intereses y promover actividades, acorde al RD 1372/1986 de 13 de junio[2]. Esta cesión se consiguió gracias a la colaboración y sentir popular de varios vecinos por querer recuperar la ermita y sus tradiciones y el apoyo del Ayuntamiento.

Tras reunión popular celebrada en el ayuntamiento en 1995, se acordó establecer el día de la Romería el último sábado de abril, y retomándose esa costumbre ese mismo año 1995.  La celebración incluyó misa, concentración de romeros y salida hacia la ermita, concursos infantiles y juveniles y después de la comida carreras de caballos[3].

En noviembre de 1996 se constituye la asociación cultural de San Lorenzo[4], con Domingo Durán Salgado como presidente y Manuel Luján Duque como vicepresidente. También formaron parte de esta primera constitución los vecinos Antonio Luján Salgado, Encarnación Sánchez Talavera, Gregoria Durán Salgado, Miguel Pacheco Méndez, Maria Antonia Romero Borrega y Maria Pilar Garzo Luján. Todos ellos vecinos que, quisieron promover la recuperación de la tradición de San Lorenzo, perdida más de 150 años atrás, como bien indican en el artículo 5 de sus estatutos. Los fines principales de la asociación eran conservar el patrimonio histórico y artístico de San Lorenzo, conservar los muebles e inmuebles y un buen estado del ejido de la ermita, así como promover y organizar actividades en honor a San Lorenzo y rescatar las tradiciones relacionadas con el mismo.

En febrero de 1997 se firma un convenio de colaboración[5] entre el Ayuntamiento del Municipio y la Asociación Cultural San Lorenzo, reuniéndose el alcalde de entonces, Ignacio Moreno Sandoval, junto con el presidente de la asociación, Domingo Duran Salgado. En dicho convenio se establecieron las condiciones de colaboración entre ambas entidades con el fin de conseguir el cumplimiento de los fines comunes para la restauración de la Ermita, así como la conservación y su limpieza y la celebración de la festividad. La asociación se comprometió a solicitar las autorizaciones al ayuntamiento y a destinar todos los fondos económicos que recaudase para tal finalidad.

Las obras de restauración finalizaron en 1998 realizadas por personal del Ayuntamiento (mencionar los albañiles Juan José Nevado Sánchez, Deogracias Salgado Sánchez, Higinio y Julián Nevado Barrantes, Manuel Salgado Moreno) en colaboración con los donativos realizados por parte de la asociación. La asociación recaudó 1.218.000 pesetas para la compra del Santo, la campana y para el inicio de las obras. No obstante, en 1999, la asociación siguió recaudando fondos para comprar bancos para el interior del recinto[6].

Una vez finalizados todos los trabajos de restauración, en 1999, el alcalde Ignacio Moreno[7] constituyó una mayordomía que sería renovada cada año y destinada al cuidado y asistencia de la ermita del Santo Patrón. Se estableció que el primer año fuera llevada a cabo por el presidente de la asociación, quién lo había solicitado previamente, junto a su entonces esposa Rafaela Sánchez Talavera, continuando posteriormente con Golli Durán Salgado, quién muy amablemente nos ha facilitado el acceso a la documentación de la asociación para la realización del presente estudio. La mayordomía se continuó todos los años hasta 2007. No obstante, a partir de aquel año, por desavenencias, dejó de realizarse. Esperemos que esta figura pueda recuperarse de nuevo para las próximas ediciones y continuar así con esta tradición.

Se lista a continuación, aquellos vecinos que realizaron la mayordomía los años en que funcionó tal y como aparece en el archivo de la asociación:

-1999: Domingo Durán Salgado y Rafaela Sánchez Talavera

-2000: Ignacio Moreno Sandoval y Golli Durán Salgado

-2001: Miguel Pacheco Méndez y Teodora Romero Borrega

-2002: Julián Nevado e Isabel Hernandez

-2003: Ignacio Salgado Villarroel y Vicenta Sandín Palacios

-2004: Vicente Moreno González y Eva María Moreno Durán

-2005: Ignacio Moreno Duran y Marta Moreno Gadiel

-2006: Cándido y Maribel

-2007: Dioni y Raquel

Imagen 2. Romería tras la restauración en 1999 con presencia de los Mayordomos (segunda y tercero por la izquierda)

 

En la reconstrucción de la ermita de mampostería se incluyeron soportales en el lateral de arcos de medio punto con porche por el cual se accede. La nueva imagen, que costó 140.000 pesetas, en la información que se ha podido consultar de la asociación, es una réplica de la que se encuentra en la iglesia parroquial del municipio.

Imagen 3. Estado de la ermita tras su restauración

 

En el año 2004, la asociación solicitó un informe jurídico para conseguir la cesión del inmueble conocido como ermita de “San Lorenzo” de la Corporación Municipal a favor de la Parroquia Santa Maria de Gracia para que la ermita fuera para el pueblo, por designio general. De esta forma, tras varios años de lucha vecinal, y con el apoyo del Ayuntamiento, se consiguió que este bien fuera para el pueblo con la gestión de la Asociación, la cual a día de hoy todavía está en funcionamiento.

 

PATRIMONIO

En los alrededores de la ermita de San Lorenzo podemos encontrar gran cantidad de restos arqueológicos, la gran mayoría tallados en la roca granítica de la zona, y otros más modernos en construcciones de piedra.

La zona se extiende un kilómetro aproximadamente alrededor de la ermita.  En dicha zona, se encuentran los principales restos arqueológicos que aquí se mencionan. Se ha dividido en dos áreas separadas por la carretera que une las poblaciones de Mata de Alcántara y Garrovillas de Alconetar:

Área A: compuesta por el recinto actual de la ermita de San Lorenzo, el Olivar de San Lorenzo, paraje del Banco de los Alcaldes y parte de la dehesa de la Cumbre donde se encuentra en Canchal de la Campana.

Área B, compuesta por la zona del charco de la Nave y la parte de la dehesa de la Cumbre, donde se encuentra una casera.

Imagen 4. Detalle de las áreas de estudio

 

La división de los restos arqueológicos se realiza mencionando por separado los restos prerromanos, los restos romanos y tardo romanos, y por último los correspondientes a la edad media hasta la actualidad.

 

ÁREA A

La forma el recinto actual de la ermita de San Lorenzo, el Olivar de San Lorenzo, el paraje del Banco de los Alcaldes y parte de la dehesa de la Cumbre donde se encuentra el Canchal de la Campana.

 

RESTOS PRERROMANOS

Imagen 5. Restos prerromanos en zona A

 

Grabados rupestres[8]: En la zona se pueden encontrar cuatro conjuntos principales de cazoletas, uno de ellos con unas 30 cazoletas, otro con entre 50 y 60 en mal estado y los otros dos de menor cantidad. También se pueden encontrar cazoletas solitarias o en grupos de dos o tres como máximo.

Morteros[9]: Conjunto de 15 morteros y 3 más dudosos. Se encuentran en una peña aislada, de poca altura en una zona no inundable, controlando dos vegas y a unos 500 metros de una antigua mina.

Canchal de la Campana: Se trata de una peña que en un principio debió de tener un gran tafonni y que lo tallaron haciéndolo más grande, con varias entradas, sobre todo la que mira hacia la ermita, dirección noroeste. En su interior tiene forma acampanada, con una altura cercana a los dos metros de altura en su punto más alto, de ahí su nombre de canchal de la campana, aunque otro de sus nombre es el “Canchal del Macho”, y tiene tallada una pequeña hornacina a media altura. Uno de sus usos probables fue de eremitorio, también de pequeño refugio.

 

RESTOS ROMANOS Y TARDORROMANOS

Imagen 6. Restos romanos y tardo romanos en zona A

 

Tumbas antropomorfas: Esta área consta con 28 tumbas antropomorfas, repartidas desde los alrededores de la ermita hasta unos 500 metros de distancia de ellas. Su disposición es en pequeños grupos de dos o tres tumbas y otras solitarias, destacando una pequeña tumba de niño que aún conserva la mitad de la lápida de pizarra, aunque la zona es granítica. También destaca el conocido como “Banco de los Alcaldes”, del cual cuenta la leyenda de que se sentaban en él los alcaldes de los diferentes pueblos de la zona para parlamentar temas importantes, aunque en realidad se trata de una tumba antropomorfa a la que le han quitado uno de los laterales. La leyenda puede estar relacionada con otros restos mencionados más adelante.

Umbral funerario: Se trata de una roca tallada en forma de U, la cual está reutilizada como asiento aunque su uso fuera funerario en la Lusitania romana, poniéndolo sobre la tumba, por el cual tenía que pasar el alma del fallecido.

Lagares rupestres: Esta área cuenta con 7 lagares rupestres, uno inacabado, dos semienterrados, dos en perfecto estado y otros dos prácticamente destruidos, pero en los cuales se conservan aun restos que nos demuestran que son lagares como parte del canal de caída al pilón y la plataforma de prensado. Estos lagares son de tamaño mediano y están profundamente tallados en la roca, y la plataforma de prensado tiene formas redonda, cuadrada, rectangular y pentagonal.

Contrapesos: En el área hay 4 contrapesos, uno reutilizado con base de una mesa y una rueda de molino; dos reutilizados en paredes que hacen de linderos de fincas y otro que se encuentra en su lugar original al lado de uno de los lagares semienterrados.

 

RESTOS EDAD MEDIA HASTA LA ACTUALIDAD

Imagen 7. Restos Edad Media hasta la actualizad zona A

 

Horma: Chozo de tipo II, cuyas características son una pared circular y techo de madera en forma cónica, la cual en este caso ha desaparecido con el paso del tiempo.

Corralejas: Se trata de una construcción prácticamente destruida, para reutilizar su piedra. Su forma era rectangular, con una línea de zahurdas a cada lado, dejando un ancho espacio en medio. Se usaban para meter los cerdos, sobre todo hembras paridas. Cada una tenía su zahurda y por las noches se encerraban para protegerlas de los lobos; por el día, el encargado de soltarlas y de vigilarlas era el porquero, el cual las dirigía a las encinas para comer bellota.

 

Ermita: En esta área se encuentra la ermita de San Lorenzo, sobre la cual trata este estudio.

Casa de la ermita: Se trata de una antigua casa adosada a la ermita, fue usada de vivienda y también de posada. En la actualidad, con la reconstrucción de la ermita, se han hecho unas habitaciones y unos baños para uso en turismo rural.

Bujíos modernos[10]: Dos unidades de reciente construcción para turismo rural en los alrededores de la ermita. Las obras se ejecutaron durante la restauración de la ermita y sus alrededores.

 

ÁREA B

La forma la zona del Charco de la Nave y parte de la Dehesa de la Cumbre donde se encuentra la Casera.

 

RESTOS PRERROMANOS

Imagen 8. Restos prerromanos en zona B

 

Grabados rupestres: En esta área hay varios conjuntos de cazoletas, uno de ellos, que es el más cercano a la ermita y rodeado de tumbas y lagares, es el único hasta ahora conocido en Mata de Alcántara con las cazoletas dispuestas en vertical. Hay dos conjuntos de cazoletas que representan constelaciones, aunque uno de ellos en muy mal estado a causa principalmente por las características de la roca granítica, de grano muy grueso y blando. El conjunto más destacable es uno que se encuentra en un abrigo que forma parte de un conjunto de peñas con otros abrigos. Éste en concreto, es iluminado por los rayos del sol por un hueco que hay en uno de sus laterales.

Verraco: Se trata de una peña sujeta a la roca madre, aunque solitaria, de mediano tamaño con forma zoomorfa, en este caso tiene forma de verraco al cual le han tallado parte del lomo, en el cuál tiene alguna cazoleta, y los jamones, se encuentra en una zona alta, desde la cual se controla bastante terreno y principalmente una vega cercana.

Bancada: Se trata de una peña solitaria, de mediana altura, situada en una zona alta del terreno, en la que se ha tallado toscamente una bancada o un asiento. Su orientación es mirando al suroeste y se encuentra justamente en frente del verraco, el cual sería observado desde dicho asiento en las primeras horas del amanecer mostrando su lomo y sus jamones, que es lo más señalado de su talla.

Seta y posible menhir: Se trata de dos elementos diferentes, aunque se encuentran a pocos metros uno del otro. El posible menhir es de tamaño pequeño y su último uso es muy probable que fuera para atar el ganado, ya que tiene algunas marcas e incluso puede haber sido partido. La seta se trata de una peña natural, aunque retocada por la mano del hombre. Este elemento debió de servir de apoyo de una construcción adosada entre la seta y otra peña que se encuentra al lado y también como lugar de vigía, ya que está en un lugar alto, desde el cuál se domina mucho terreno añadiendo también la altura de la seta, que será la peña más alta de los alrededores.

Banco: En la peña que esta junto a la seta y con la cual formarían algún tipo de construcción adosada hay un banco tallado, de varios metros de largo y varias alturas, adaptándose al terreno y a la roca en la que está tallado. Recuerda al banco monumental de Robles, también en el mismo término municipal.

Altar rupestre: En el Área B de las inmediaciones de San Lorenzo tenemos un altar rupestre ya estudiado en otros trabajos anteriores. Se trata del altar rupestre del Mirador, cuyos restos se encuentran en peor estado que los de otros altares ya que está partido a la mitad al haber sido usado como cantera. Este altar rupestre se encuentra alineado con otros altares de la zona, principalmente con los de Rincones de Pata y Peña Carnicera.

 

RESTOS ROMANOS Y TARDORROMANOS

Imagen 9. Restos romanos y tardo romanos en zona B

 

Tumbas antropomorfas: Esta área cuenta con 27 tumbas antropomorfas dispersas por la zona, algunas solitarias y otras en pequeños grupos de hasta tres tumbas, destacando dos que están unidas por el mismo lateral.

Lagares rupestres: En esta área nos encontramos con 9 lagares rupestres, bastantes dispersos excepto tres que están prácticamente juntos. Sus características son muy llamativas, al igual que los del área A, y a diferencia que los del resto de lagares del término municipal de Mata de Alcántara, ya que están profundamente tallados en la roca, sus plataformas de prensado son pentagonal, circular, cuadrada y rectangular, la mayoría de pequeño o mediano tamaño, aunque uno de ellos podría ser por su tamaño, características y conservación, la representación de todos los lagares rupestres de Mata de Alcántara. El estado de conservación de estos lagares es mejor que los del área A, exceptuando varios semienterrados.

Contrapesos: Esta área cuenta con 4 contrapesos; dos de ellos reutilizados en una antigua pared de un corral, uno bastante separado de los lagares ya que debió de rodar desde el cerro donde se encontraba hasta la vega y otro que se encuentra in situ, semienterrado justo al lado de los restos de un lagar también semienterrado.

Mortarium: se trata de un posible fragmento de Mortarium que formaba parte del trapetum, que era utilizado para machacar la aceituna para luego poder prensarla mejor.

Goterón: En el término municipal de Mata de Alcántara[11] podemos encontrar varios goterones, en este caso, en el área B, tenemos un goterón formado por dos canalillos que desvían el agua hacia los lados de un pequeño abrigo, evitando que este se moje en su interior. La existencia del goterón nos muestra que en ese lugar hubo una construcción adosada, la cual ya ha desaparecido y que con esta técnica evitaban que se mojara su interior pudiendo servir de refugio tanto para personas como para animales.

 

RESTOS EDAD MEDIA HASTA LA ACTUALIDAD

Imagen 10. Restos de la Edad Media hasta la actualidad en zona B

 

Casera: Se trata de un chozo de tipo IV, conocidos en Mata de Alcántara con Caseras ya que se trata de una horma con tejado hecho de madera y teja, a un agua o a dos aguas, en este caso es a dos aguas. Ésta tiene adosada una construcción cuadrada por lo que fue usada como vivienda en otros tiempos.

Zahurda: Al lado de la casera se encuentran unas zahurdas, ya en muy mal estado, que servían para criar y engordar los cerdos de los que vivía en dicha casera.

Muro de abejas[12]: En las inmediaciones de la casera se encuentra un pequeño corral redondo, de paredes no muy altas, en pendiente, sobre una lastra de granito, se trata de un pequeño muro apiario o colmenar, aunque ha tenido otros usos posteriores o según la época. Este muro ya está catalogado en un trabajo anterior sobre muros apiarios de Mata de Alcántara.

Horma: Se trata de un chozo de tipo II, llamado en la zona Horma, tenía techumbre de madera y escobas, en forma cónica, ya desaparecida, su uso fue de vivienda del porquero ya que se encuentra entre dos corralejas.

Corralejas: En este caso se trata de dos corralejas, una más grande que otra, de planta rectangular, con zahurdas en línea a ambos lados y con un espacio ancho en el medio, las cuales podían tener en su interior decenas de cerdos, entre ellos hembras paridas, que eran soltados por la dehesa de la cumbre para que se alimentaran de bellotas.

Charca: Se trata del Charco de la Nave, el cual da el nombre a uno de los parajes que forman el Área B, actualmente es una charqueta moderna, con muro de tierra, pero antiguamente debió de tener un muro de piedra, aunque más pequeño que el actual, ya que se encuentran los restos de dicho muro en el interior de la charca y piedras sueltas en el muro de tierra moderno.

[1] Así se indica en la documentación consultada de la Asociación Cultural de San Lorenzo

[2] Archivo Asociación Cultural San Lorenzo

[3] Archivo Asociación Cultural San Lorenzo

[4] Archivo Asociación Cultural San Lorenzo

[5] Archivo Asociación Cultural San Lorenzo

[6] Archivo Asociación Cultural San Lorenzo

[7] Archivo Asociación Cultural San Lorenzo

[8] El grabado de los Altamiranos y la inscripción de la Atalaya-Fernando Moreno Domínguez, Francisco Pérez Solís, Alberto Durán Sánchez, Gregorio Francisco González.

[9] De pequeños morteros relacionados con minería prehistórica y singulares altares rupestres en torno a la ribera de la Mata-Alberto Durán Sanchez, Fernando Moreno Domínguez, Ricardo Villegas Moreno y Francisco Pérez Solís.

[10] Catalogación de chozos tipo III de Mata de Alcántara-Alberto Durán Sanchez y Cristina Calleja Rodríguez

[11] Aproximación al estudio de los abrigos rocosos con goterones o vierte aguas en el batolito de Cabeza de Araya-Fernando Moreno Domínguez.

[12] Catalogación de los muros y corrales apiarios de Mata de Alcántara-Alberto Duran Sánchez y Cristina Calleja Rodríguez.

Oct 212024
 

 Óscar Raúl Donaire Bravo

 

Resumen:

Con este trabajo se ofrece un acercamiento a los diputados por Extremadura en las elecciones a Cortes de 1873. Se enmarcan en un periodo de crisis políticas y sociales que culminó con la Revolución Gloriosa de 1868 y la posterior proclamación de la I República.

Es estudio se enfoca en los diputados, mostrando sus perfiles socio profesionales y su papel en la actividad parlamentaria. En este momento, Extremadura era una región predominantemente rural y agraria, que experimentó importantes tensiones sociales y políticas, influenciadas por el republicanismo federal y movimientos sociales locales.

El análisis de las fuentes primarias y secundarias he permitido reconstruir la trayectoria de estos representantes de los distritos extremeños, en su mayoría profesionales liberales, con el propósito de redactar el Proyecto de Constitución Federal.

En definitiva, este trabajo proporciona un acercamiento preliminar a las élites políticas durante la última etapa del Sexenio Revolucionario, analizando el papel que desempeñaron sus representantes en el intento de construir un sistema político federal. De esta manera, se establece un punto de partida para futuras vías de investigación más profundas y detalladas, que aborden la complejidad política y social del último tercio del siglo XIX y que permitan comprender el impacto de los diputados extremeños en la historia de España y de la región.

Este estudio sobre los diputados por Extremadura en la I República pretende ofrecer una visión de las dinámicas políticas y sociales que marcaron esta región en un periodo tan crucial de la historia contemporánea de España. La proclamación de la República se dio en un contexto de crisis política y económica que facilitó un escenario de transformación en múltiples ámbitos. A diferencia de otras regiones, Extremadura no cuenta con estudios detallados sobre sus representantes en las Cortes. Con este trabajo, se propone realizar una aproximación a los representantes extremeños y su actividad parlamentaria, teniendo en cuenta la realidad que les tocó vivir, sus perfiles socio profesionales y el papel que desempeñaron en la política.

Para llevar a cabo esta investigación, se ha combinado el análisis de fuentes primarias y secundarias. Se ha recurrido principalmente a documentación parlamentaria como credenciales o publicaciones oficiales, como el Diario de Sesiones, donde se reproducen fielmente las intervenciones realizadas durante los debates en el pleno de las cámaras, así como de los incidentes que se desarrollan. También se han utilizado referencias extraídas de las bases de datos del archivo y de la biblioteca del Congreso de los Diputados para completar la información sobre los diputados. Posteriormente, se ha realizado un análisis desde la perspectiva social y evaluación de su actividad parlamentaria para ofrecer una visión completa del papel de los diputados en la I República, situándolos en el contexto de cambios que caracteriza el último tercio del siglo XIX en España.

Contexto histórico

La grave crisis política y económica que atravesaba España en la década de los sesenta del siglo XIX, junto a las medidas represivas de los sucesivos gobiernos, culminaron en septiembre de 1868 con una revolución iniciada en Cádiz por el general Prim, conocida como la Gloriosa. Su primera consecuencia fue el exilio de la reina Isabel II a Francia, iniciándose una nueva etapa conocida como el Sexenio Revolucionario (1868-1874).

Ante este vacío de poder, la Junta Revolucionaria de Madrid encargó al general Serrano la formación de un Ministerio provisional para el gobierno del Estado, convirtiéndose en regente junto con el general Prim como presidente del Gobierno, hasta la reunión de las Cortes Constituyentes. Una vez reunidas, se votó una cuestión de confianza que aseguró la continuidad de este gobierno provisional y se iniciaron los trámites para la redacción de una nueva constitución, aprobada el 1 de junio de 1869[1]. En ella se mantuvo la monarquía constitucional como forma política del Estado debido a la poca representación parlamentaria de los republicanos[2].

Además de la intensa actividad legislativa de las Cortes, llegó el momento de elegir, dentro y fuera de las fronteras nacionales, una nueva dinastía para reinar en España. Finalmente, con el principal apoyo de Prim, el 16 de noviembre de 1870, las Cortes eligieron a Amadeo de Saboya, duque de Aosta, como mejor candidato para ocupar el trono, frente a otros como el duque de Montpensier o Espartero, e incluso considerando la posibilidad de una alternativa republicana[3]. Durante su viaje a España se produjo el magnicidio contra el general Prim. Una vez en Madrid, y tras pasar por la basílica de Atocha donde se encontraba el cadáver de su principal valedor, se dirigió al Congreso, donde juró la Constitución en su proclamación[4].

Ante las dificultades durante su reinado, entre las que se incluían la guerra de Cuba, el recrudecimiento de las guerras carlistas, la oposición de alfonsinos o el auge del republicanismo, Amadeo presentó su renuncia a la Corona de España[5] al Congreso y al Senado. Ante la magnitud que suponía este acto, el Congreso invitó al Senado a reunirse conjuntamente[6] en Asamblea Nacional[7], donde se aceptó la abdicación y se proclamó la República como mejor opción para solventar la crisis institucional[8].

En la sesión del 10 de febrero de 1873, se aprobó la proposición que declaraba la república como forma política del Estado[9] y se eligió a Figueras como presidente del Poder Ejecutivo, uniendo en su persona las competencias de presidencia del Estado y del Gobierno.[10]

Ilustración 1. “Alegoría de la proclamación de la República española”, en La Flaca, n.º 58 del 28 de marzo de 1873 (Sig. BCD Rm-273)

En el contexto internacional, Estados Unidos de Norteamérica fue el primer país que reconoció a la República. Sin embargo, no fueron muchos los que la apoyaron desde el extranjero. Las principales potencias europeas decidieron no reconocerla, motivadas por el temor ante una posible deriva anarquista como estaba ocurriendo en diferentes ciudades[11].

Aunque la República fue concebida como una oportunidad para modernizar las estructuras sociales mediante un cambio en el sistema jurídico que permitiera solucionar los problemas que arrastraba España desde hacía décadas[12], esta nueva etapa no supuso mejoras para las crisis del momento, acentuándose el cantonalismo y dificultando aún más la estabilidad de la propia República. Frente a esta situación, Figueras disolvió la Asamblea y convocó elecciones a Cortes Constituyentes en mayo de 1873, las cuales otorgaron una gran mayoría para los republicanos federales. Cabe destacar que a estas elecciones no se presentaron los republicanos unitarios, monárquicos ni las emergentes organizaciones obreras, salvo algunos radicales independientemente. Estas elecciones tuvieron una baja participación, con una abstención próxima al 60%[13].

El 1 de julio se celebró la Solemne Sesión de Apertura de las Cortes Constituyentes de la República española, dando inicio a la legislatura de 1873, con diferentes sensibilidades republicanas en el arco parlamentario. El día 7 de junio se presentó su primera proposición de ley, aprobada el día siguiente, cuyo artículo único decía que “la forma del gobierno de la Nación española es la República democrática federal”. El 11 de junio Figueras y sus ministros presentaron su renuncia ante las Cortes, eligiendo a Pi y Margall presidente del Poder Ejecutivo y ministro de la Gobernación con la intención de “salvar la República, el orden”[14].

Una vez constituida la Cámara, se encomendó a la Comisión de Constitución la redacción del proyecto de Constitución federal de la República, inspirada en el modelo estadounidense, aunque dicho texto no llegó a promulgarse[15]. La deriva que tomó el Proyecto provocó que, en lugar de los 17 estados federales que se enumeraban en el primer artículo, se levantasen en cantones independientes. Pi y Margall, al negarse a reprimir la rebelión cantonal, renunció a la presidencia[16].

En esta situación, ante la crisis política ocasionada por la dificultad de formar un gobierno estable, el levantamiento cantonal se extendió por todo el país, promovido por la tendencia federal de la propia República, en la que incluso se llegó a destituir a alcaldes y corporaciones para nombrar otros por aclamación popular y se repartieron tierras de los grandes propietarios. Esta coyuntura fue aprovechada por las fuerzas carlistas para intensificar sus reivindicaciones[17].

Emilio Castelar, quien contaba con los poderes extraordinarios que las Cortes le habían conferido para frenar la grave situación que afectaba a la unidad de España, suspendió la actividad parlamentaria y los derechos constitucionales con la Ley de Orden Público. Aunque Pavía propuso al presidente que esperase para convocar las sesiones de Cortes, estas se reabrieron el 2 de enero de 1874 con la intención de “no perder un átomo de legalidad” y reanudar los trabajos para la aprobación del proyecto de Constitución. En esta misma sesión, se presentó una cuestión de confianza que validara la respuesta a los alzamientos cantonalistas y la guerra carlistas[18].

Ya entrada la madrugada del día siguiente, el resultado supuso la pérdida de confianza de las Cortes, en ese momento Castelar presentó su dimisión. Posteriormente, comenzó la votación de un nuevo presidente del Poder Ejecutivo cuando, durante el escrutinio, se anunció la orden del general Pavía de abandonar el Palacio del Congreso, mientras que una compañía de la Guardia Civil y un batallón de cazadores de Mérida entraban en el salón de sesiones[19]. De manera ejemplar, el presidente Salmerón pidió que se mantuvieran todos los diputados unidos, independientemente de su ideología, “para defender la República (…) borrando las diferencias que nos separan”. El ejercitó entró el salón de sesiones y terminó la sesión en el acto[20].

 

Ilustración 2 «Entrada de las tropas en el salón de sesiones del Congreso», en La Ilustración española y americana, n.º II del 15 de enero de 1874. (Sig. BS RA1170)

 

Pavía ofreció la presidencia a Castelar, quien renunció a ella al no tratarse de un método democrático, al igual que rehusó momentos previos a la entrada de los militares en el Congreso, “para que no se dijera nunca que había sido impuesto por el temor de las armas a una Asamblea soberana”. Se iniciaba, de esta manera, una república unitaria, de tendencia autoritaria con la intención de recuperar el orden[21].

El general Pavía, en un intento de estabilizar el país, convocó a los representantes de los partidos y a militares relevantes en el Congreso para transferirles el poder que había recibido de la Asamblea y establecer lo que se denominó como Poder Ejecutivo de la República. Tras la renuncia de Castelar, fue el general Serrano quien asumió la jefatura. Durante los meses que se mantuvo en el poder, no convocó las Cortes instaurando una dictadura republicana conservadora que no adoptó un carácter federal. Serrano promulgó un decreto que legitimaba el golpe de Pavía y la Constitución de 1869. Este decreto también disolvió las Cortes Constituyentes y convocó elecciones a Cortes ordinarias una vez se hubiera restablecido el orden[22].

Con el pronunciamiento del general Martínez Campos en Sagunto, en diciembre de 1874, se puso fin a la República y se inició la Restauración borbónica casi sin resistencia. Cánovas del Castillo formará gobierno el 31 de diciembre de 1874, y entre sus prioridades estuvo deshacer cualquier vestigio vinculado con el Sexenio[23].

A pesar de que los primeros intentos de establecer una monarquía parlamentaria o una república federal no lograron consolidarse, estos esfuerzos participaron de un proceso más amplio en el que se reivindican más derechos. Esta situación se mantuvo latente hasta que, en 1931, se proclamó la II República. [24]

Situación de Extremadura durante el Sexenio

En Extremadura, al igual que en el resto de España, las clases populares recibieron la proclamación de la República como una oportunidad para avanzar en sus demandas sociales, perseguidas desde hacía décadas. Esta región, predominantemente rural y con una economía agraria, estaba marcada por profundas desigualdades sociales y tensiones políticas entre las diversas facciones, como los alfonsinos, carlistas y republicanos, tanto federales como unitarios.

Aunque en algunas zonas las manifestaciones fueron pacíficas, en numerosos municipios se produjeron disturbios violentos, debido a una errónea interpretación de los principios republicanos. Estas revueltas, sin embargo, estaban mal organizadas y fueron fácilmente sofocadas. En la región, particularmente, se llevaron a cabo ocupaciones y repartos de tierras. Esto estaba motivado por al aumento demográfico experimentado en la región durante el siglo XIX y el latifundismo, que concentraba grandes extensiones de tierra en manos de pocos terratenientes[25].

Las condiciones socioeconómicas, agravadas por la crisis de subsistencia de 1867-1868 y los altos precios en el extranjero, contribuyeron a aumentar las tensiones sociales que derivaron en la Revolución Gloriosa. El problema de la tierra, agudizado tras las desamortizaciones, hizo que se intensificara la demanda de su redistribución. Esta situación era de gran importancia para economía extremeña, dependiente casi en su totalidad del sector primario, especialmente del agrario. La región enfrentó problemas estructurales graves, como la falta de reformas agrarias, las malas comunicaciones y el subdesarrollo de la minería, lo que impidió un crecimiento de la burguesía similar al de otras regiones[26].

El crecimiento demográfico de Extremadura fue significativo durante el siglo XIX, superando la media nacional, pero interrumpido por las epidemias de cólera y la subalimentación que aumentaron la tasa de mortalidad. Además, la estructura social estaba marcada por el analfabetismo propio del medio rural.

En lo referente a la tendencia política, el republicanismo ganó fuerza en Extremadura a partir de la proclamación de la Constitución de 1869. Esta ideología se canalizó a través de las juntas revolucionarias como forma de iniciar la revolución desde el municipio, asentar el regionalismo y favorecer una república federal. Tras la proclamación de la República, muchas de estas juntas asumieron el control de los gobiernos municipales, reemplazando a las corporaciones monárquicas y contribuyendo a la formación de cantones, principalmente en la provincia de Badajoz. Aunque la República tuvo un breve recorrido político, permitió que el regionalismo y el anarquismo se consolidasen en Extremadura[27].

 

Sistema electoral y los diputados por Extremadura en las elecciones de 1873

El sistema electoral durante la I República española se organizó principalmente en base a la Constitución de 1869 y la Ley Electoral de 1870. El 11 de marzo de 1873 se convocaron elecciones a Cortes con carácter de constituyentes “para la organización de la República”.[28]

La Constitución de 1869 fue la primera en España en consagrar el derecho al sufragio universal masculino en su artículo 16. Este fue considerado por los revolucionarios de 1868 como el más importante para establecer un régimen democrático. Sin embargo, la Constitución era realmente laxa en lo que respecta al sistema electoral, desarrollándose en la Ley de 21 de agosto de 1870[29]. En ambos casos, se establecía que el Congreso se compondría de un diputado por cada 40.000 habitantes. Para adquirir la condición de diputado se requería ser español, mayor de edad y gozar de todos los derechos civiles.

La convocatoria de elecciones a Cortes Constituyentes de marzo de 1873 redujo la edad mínima para votar a 21 años[30], incrementando considerablemente el número de electores y consolidando el sufragio universal masculino. Estas elecciones se llevaron a cabo conforme a la Ley Electoral de 1870, que concedía el sufragio pasivo para diputado a Cortes a todos los electores, excepto los que se encontrasen en una situación de incapacidad o incompatibilidad.

La Ley Electoral establecía el distrito como unidad de división territorial, mientras que la Ley del 27 de enero de 1871 determinó el número de distritos en cada provincia según la población[31], lo que daría una mayor importancia al voto rural. Las provincias extremeñas quedarían divididas en los siguientes distritos:

A la provincia de Badajoz le correspondían la elección de diez diputados por los siguientes distritos: Badajoz, Jerez de los Caballeros[32], Almendralejo, Zafra, Llerena, Don Benito, Castuera, Villanueva de la Serena, Mérida y Fregenal.

Por otro lado, a la provincia de Cáceres le pertenecían siete diputados repartidos por los siguientes distritos: Cáceres, Alcántara, Trujillo, Navalmoral, Coria, Hoyos y Plasencia.

Para obtener la primera aproximación sobre los diputados que presentaron su credencial por los distritos extremeños, se llevará a cabo un estudio desde una perspectiva más social y, posteriormente, se analizará su actividad parlamentaria.

Tabla I – Diputados electos por la provincia de Badajoz
Diputados Lugar de nacimiento Año de nacimiento Distrito Estudios Profesión
Miguel Alcantú y Palacios Madrid (Madrid) ca. 1823 Mérida Medicina Médico
Celestino Alguacil Carrasco Don Benito (Badajoz) 1840 Don Benito Derecho Propietario
José María Chacón y Calderón Ribera del Fresno (Badajoz) 1838 Villanueva de la Serena Doctor en Derecho Profesional de la comunicación y jurista
Francisco Díaz Quintero Huelva (Huelva) 1819 Llerena Filosofía y Derecho Profesional de la comunicación y abogado
Luis Figuera Silvela París ca. 1840 Castuera Ingeniero de minas Ingeniería y empresario
Manuel Galán Sánchez-Calvo Fregenal de la Sierra (Badajoz) ca. 1837 Fregenal de la Sierra Doctor en Derecho Abogado
Romualdo de Lafuente y Pardo Burgos (Burgos) ca. 1819 Almendralejo Comunicación, artista, empresario, militar y trabajador cualificado
Nicolás Salmerón y Alonso Alhama la Seca (Almería) 1837 Badajoz Doctor en Derecho y en Filosofía y Letras Profesor, profesional de la comunicación, abogado y filósofo
Cesáreo Martín Somolinos Guadalajara (Guadalajara) 1827 Zafra Doctor en Farmacia Farmacéutico

 

Tabla II – Diputados electos por la provincia de Cáceres
Diputados Lugar de nacimiento Año de nacimiento Distrito Estudios Profesión
Benito Albarrán y Obregón Hoyos Derecho Abogado
Manuel García Martínez Plasencia (Cáceres) (?) Plasencia
José María Gil de Roda Villa del Campo (Cáceres) 1828 Coria Farmacia Farmacia
Antonio Guillén Flores Cáceres (Cáceres) 1820 Navalmoral de la Mata Medicina Médico y propietario
Antonio Malo de Molina Trujillo (Cáceres) Trujillo Derecho Periodista, escritor y propietario
Enrique Pérez de Guzmán el Bueno Córdoba (Córdoba) 1826 Cáceres Derecho Abogado, escritor y propietario
Cornelio Rubio Gómez Alcántara Derecho Juez

 

La principal característica que se aprecia al observar los datos es la presencia de diputados cuneros[33]. Esto viene a demostrar que, salvo los cuatro diputados que proceden de su lugar de nacimiento (Fregenal, Don Benito, Plasencia y Trujillo), la mayoría fueron resultado de un encasillamiento que respondía a maniobras de la política gubernamental, garantizando así el control sobre ellos.

La fecha de nacimiento de los diputados muestra una heterogeneidad, con edades comprendidas entre los 33 (nacidos en 1840) y los 54 (los nacidos en 1819). La mayoría de los diputados tenían entre 30 y 39 años (31%), mientras que aquellos con edades entre 50 y 54 años comprenden el 25%, habiendo nacido principalmente en la década de 1820. Es significativo el salto de edad entre José María Gil de Roda (45 años) y los diputados Manuel Galán y Nicolás Salmerón (36 años). Además, es importante destacar que se desconoce el año de nacimiento de una cuarta parte de los diputados.

La formación académica de la mayoría de los diputados fue universitaria, aunque hay dos de los que no se conocen estudios superiores. Sin embargo, la carrera profesional de Romualdo Lafuente[34] hace pensar que recibió una considerable educación. Nueve diputados cursaron estudios en Derecho, dos de ellos junto a Filosofía. También hay dos que estudiaron Medicina, otros dos Farmacia y uno Ingeniería de minas. De los catorce diputados con estudios superiores, cuatro de ellos obtuvieron el título de doctor: tres en Derecho y uno en Farmacia. Es interesante destacar que el diputado Nicolás Salmerón obtuvo un segundo doctorado en Filosofía. Esto demuestra la importancia de la educación en la élite política del país y principalmente la formación jurídica, esencial para el principal objetivo que tenían las Cortes: la redacción de la Constitución de la República federal.

Relacionada con sus estudios, se encuentra la profesión que después desempeñaron los diputados en la que dominaron las profesiones liberales, principalmente juristas, quienes colaboran como redactores en periódicos. Destacan, además, médicos como Miguel Alcantú, quien ejerció su profesión en la zona de Alburquerque y pueblos fronterizos de Portugal[35]; farmacéuticos como Cesáreo Somolinos, uno de los primeros homeópatas de España[36]; o la labor docente de Nicolás Salmerón. También, en un momento en el que se da un impulso a la industria y desarrollo del Estado, destaca Luis Figuera, ingeniero y empresario, quien invirtió en la industria minera en la zona de Castuera, llevándole a recibir la Gran Cruz de Isabel la Católica[37].

 

Ilustración 3. Retrato del diputado Miguel Alcantú y Palacios. Los diputados pintados por sus hechos, 1869-1870 (Sig. BCD CF 09317)

 

Hay cuatro diputados que, de manera más o menos directa, tienen como sustento ser propietarios. Esto es debido a la importancia del mundo rural en Extremadura, favoreciendo el clientelismo con los electores y convirtiéndose en la élite política en la región[38]. De entre todos los propietarios, cabe destacar el caso de Enrique Pérez de Guzmán, marqués de Santa Marta y diputado por el distrito de Cáceres. La capital provincial se caracterizaba en esta época por ser representada por miembros de la nobleza[39], incluso en la legislatura de 1873, en la que, de entre los 377 diputados del total, solo ocho tenían título nobiliario.

Sin duda, uno de los diputados cuya trayectoria llama más la atención es Romualdo de Lafuente y Pardo, de origen humilde, trabajó como barbero hasta que, siendo muy joven, luchó desde Francia junto a Espoz y Mina para devolver a España el sistema liberal. Una vez regresó a España, participó en diferentes conspiraciones antimonárquicas, fue redactor en diversos periódicos de ideología republicana desde donde hacía proclamas revolucionarias y se inició en la carrera política. También destacó en el mundo artístico, teniendo su propia compañía de teatro cómico.[40]

Al igual que Lafuente, otros diputados como Díaz Quintero, Antonio Guillén y Nicolás Salmerón participaron activamente en las sublevaciones durante la Década moderada; llegando a ser encarcelados en la cárcel del Saladero de la capital. Estuvieron presentes en la Revolución de 1868 e, incluso, en la Restauración, como Benito Albarrán, que llegó a presidir el Comité republicano coalicionista en Plasencia. Destaca el caso del ya mencionado Enrique Pérez de Guzmán, marqués de Santa Marta, quien, desde su posición social, apoyó la causa republicana desde la revolución en 1854, ayudando económicamente al armamento de la milicia nacional en Barcelona y alentando la creación de la Asamblea de la Prensa Republicana para combatir la monarquía. Este activismo le permitió entablar lazos de amistad con Pi y Margall, quien le dedicó su obra Las nacionalidades[41].

Todos ellos son una demostración del surgimiento de una nueva clase de notables que sustituyó a las antiguas clases dominantes en los ámbitos de poder económico, político y social.

 

Ilustración 4. Retrato del diputado Enrique Pérez de Guzmán, marqués de Santa Marta. La Asamblea Constituyente de 1869: biografías de todos los representantes de la nación. Madrid, 1869 (Sig. BCD CF 09317)

La legislatura de 1873 dio comienzo con la sesión del 1 de junio y finalizó con la del 2 de enero de 1874, siendo disueltas las Cortes por decreto del Gobierno de Serrano el 8 de enero. A pesar de la brevedad de la legislatura y sus vicisitudes, fue un periodo de una gran actividad parlamentaria, como se puede ver en el análisis a continuación.

 

Tabla III – Actividad parlamentaria de los diputados por Extremadura
Diputado Comisiones Discursos parlamentarios Vida parlamentaria Otros cargos desempeñados
Benito Albarrán y Obregón 0 3 Diputado en 1873
Miguel Alcantú y Palacios 0 2 Diputado en 1869 y 1873 Diputado provincial en Badajoz.
Celestino Alguacil Carrasco 0 0 Diputado en 1873 Cargos locales
José María Chacón y Calderón 0 3 Diputado en 1871, 1872 y 1873 Secretario del Consejo provincial de Badajoz
Francisco Díaz Quintero 7 27 Diputado en 1869, 1871 y 1873. Senador en 1872 Vicepresidente tercero de las Cortes
Luis Figuera Silvela 0 2 Diputado en 1873, 1876, 1879, 1884 y 1891. Senador en 1887 y 1888 Diputado provincial en Badajoz.
Manuel Galán Sánchez-Calvo 2 0 Diputado en 1873 Diputado provincial en Badajoz. Vicepresidente la Diputación.
Manuel García Martínez 1 21 Diputado en 1871, 1872 y 1873 Jefe de sanidad en el Ministerio de Gobernación
José María Gil de Roda 0 4 Diputado en 1873
Antonio Guillén Flores 0 0 Senador en 1872. Diputado en 1873
Romualdo de Lafuente y Pardo 1 13 Diputado en 1872 y 1873 Director de contabilidad y cargos locales
Antonio Malo de Molina 2 2 Diputado en 1873 Cargos locales
Enrique Pérez de Guzmán el Bueno 1 3 Diputado en 1869, 1871, 1872 y 1873
Cornelio Rubio Gómez 0 2 Diputado en 1873 Juez de primera instancia en Garrovillas
Nicolás Salmerón y Alonso 1 96 Diputado en 1871, 1872, 1873, 1886, 1891, 1893, 1898, 1903, 1905 y 1907 Ministro de Gracia y Justicia, presidente de las Cortes y presidente del Poder ejecutivo
Cesáreo Martín Somolinos 1 11 Diputado en 1872 y 1873 Diputado provincial de Madrid y cargos locales

 

Todos los diputados electos por los distritos extremeños en estas elecciones pertenecían al Partido Republicano Federal de Pi y Margall. Excepto el distrito de Plasencia, que en las elecciones previas siempre tuvo esta tendencia republicana, el resto cambiaron de la ideología gubernamental o conservadora por la escasa participación de los partidos opuestos a la República, como ya se expuso con anterioridad.

La actividad de diputados se refleja tanto en las comisiones en las que participaron, como en los discursos en sesión plenaria. En comisión, están presentes en algunas de las más importantes, como pueden ser las de Constitución, de Reglamento y la de Gobierno Interior, mientras que los discursos parlamentarios suman un total de 189. Entre los temas más tratados en los discursos, se encuentra la cuestión de la venta de tierras de aprovechamiento comunal para que se declarasen nulas, cuestión de importancia en el contexto del Sexenio. Quienes más trataron esta cuestión fueron Manuel García y José María Chacón. Además, a este último se le debe la Proposición de ley de Aprovechamiento Común, apoyada por los diputados extremeños y que quedó pendiente de su toma en consideración. Además, son prolijas las manifestaciones públicas con las felicitaciones de numerosas localidades que celebran la proclamación de la república, la cuestión militar o las reformas legislativas. Los diputados más activos en número de intervenciones son Salmerón (96), Díaz Quintero (27) y Manuel García (21).

Todos los diputados desempeñaron su actividad parlamentaria exclusivamente durante las Cortes del Sexenio, exceptuando a Luis Figuera y Nicolás Salmerón, quienes continuaron participando activamente en política y fueron elegidos diputados por última vez en las elecciones 1891 y 1907, respectivamente.

De entre todos los diputados, sobresalen varias figuras cuyas contribuciones y trayectorias fueron particularmente significativas.  Se pueden destacar, por los trabajos desempeñados, los siguientes:

Antonio Malo de Molina, fue un miembro destacado del partido republicano[42], representó a Extremadura en el Pacto Federal de Córdoba[43] y en las asambleas republicanas de 1870 y 1873[44]. Como miembro de la comisión de Constitución, junto a otras personalidades de la talla de Castelar u Orense, fue uno de los encargados de redactar el Proyecto de Constitución Federal.

También fue miembro de la comisión de Constitución Francisco Díaz Quintero. Fue una de las figuras más prominentes, trascendentales y exaltadas del republicanismo federal[45] desde la Gloriosa, ocupando la vicepresidencia tercera de las Cortes durante esa legislatura. Presentó, junto al diputado Ramón de Cala, un voto particular al Proyecto de Constitución con un texto alternativo[46], con un enfoque más socialista y en el que no se predefinían los cantones, distanciándose de la postura de Castelar, quien prefería que estos se levantasen sobre los antiguos reinos históricos[47]. Este voto particular fue retirado “a fin de facilitar la discusión” del Proyecto Constitucional[48] y no dividir más el Partido Republicano. Posteriormente, se experimentó esa fragmentación tras la publicación del manifiesto Al país, en el que se posicionó en contra de la figura de Castelar[49].

Ilustración 5. Retrato del diputado Francisco Diaz Quintero. Galería de los representantes de la Nación, 1869. (Sig. BCD S.2313.5)

Sin duda, el diputado por Extremadura que más repercusión tuvo fue Nicolás Salmerón y Alonso. Reconocido como uno de los principales oradores de su tiempo, defendió la República federal desde la moderación, proponiendo que el proyecto federal se llevara a cabo de manera gradual. En 1872, junto con Eduardo Chao, presentó el Proyecto de Bases de la Constitución Republicano-federal a la Asamblea Federal.

Durante la legislatura de 1873, Salmerón fue ministro de Gracia y Justicia en el gobierno de Figueras, desde donde defendió la abolición de la pena de muerte. Fue nombrado presidente de las Cortes en dos ocasiones y también presidente del Poder Ejecutivo durante una etapa en la que el problema cantonal se intensificó[50]. En respuesta a esta crisis, nombró a Pavía y a Martínez Campos como generales para luchar contra los cantones proclamados en Andalucía y Valencia, respectivamente.

De sus intervenciones en las sesiones plenarias, se podría destacar el discurso que pronunció al ser nombrado presidente de las Cortes, en el que hizo un llamamiento a la conciliación y unidad:

“(…) yo habré de contribuir a que juntos todos, sin divisiones, porque no debe haberlas cuando se trata de la salud de la Patria y de la salvación y aún del honor de la República. (…) Haced que las Cortes, que hasta ahora parecen la representación exclusiva del partido republicano federal, lleguen a serlas Cortes de la Nación española, y que las clases conservadoras tengan que agradecernos el haber amparado sus propios intereses. (…) Por su parte, la mayoría (…) sabrá mantener aquella moderación y prudencia necesarias para demostrar que no se vence a las minorías con la fuerza de los votos, sino primero y principalmente por la fuerza de la razón y de las ideas” [51].

Otro discurso reseñable fue el que pronunció al ser investido como presidente del Poder Ejecutivo, en el cual expuso su programa de gobierno, sus principales directrices y objetivos de su administración, con el último objetivo de mantener el orden y asegurar una república federal que garantizara la unidad de España[52]. Además, presidió la sesión del 2 de enero de 1874, durante la cual la Guardia Civil y el batallón de cazadores del ejército irrumpieron en el Palacio del Congreso cuando finalizaba el escrutinio de la cuestión de confianza de Castelar.

En 1875, Salmerón firmó con Ruiz Zorrilla el manifiesto del Partido Republicano Reformista, lo que le costó una orden de detención y el exilio en Francia hasta 1885. Desde su retorno, continuó defendiendo el republicanismo y mostró su disposición a reconocer la singularidad catalana para evitar una situación similar a la que se vivió con Cuba a finales del siglo XIX[53].

Ilustración 6. Congreso de los Diputados. Retrato de Nicolas Salmerón y Alonso. Federico de Madrazo y Kuntz, 1879.

 

Conclusiones

El presente estudio ha permitido un acercamiento a las dinámicas políticas y sociales que caracterizaron Extremadura durante el Sexenio Revolucionario. A través de la revisión de la documentación parlamentaria y las biografías de los diputados, se ha logrado apreciar de manera detallada la actividad y trabajos de los representantes de los distritos extremeños durante la legislatura de 1873.

La representación política durante este periodo estuvo compuesta, en su mayoría, por profesionales liberales, quienes se involucraron activamente en diversos movimientos políticos para promover avances sociales. Por este motivo, ha sido fundamental comprender el contexto histórico y social en el que vivieron, caracterizado por crisis, revoluciones y contrarrevoluciones. Extremadura, como región agraria, fue el escenario en el que estos diputados se esforzaron por la defensa de los intereses locales y los principios federales.

En conclusión, este trabajo permite un acercamiento preliminar que facilita la elaboración de estudios más profundos y detallados. Es necesario seguir avanzando en la investigación de la complejidad de la situación política y social, así como de los diversos actores que influyeron en las transformaciones y la consolidación del liberalismo, destacando la importancia de continuar explorando estos años de la historia de España desde esta perspectiva.

 

Fuentes y referencias

 

Fuentes archivísticas:

ACD, Credencial de Antonio Guillén Flores. P-03-000074-0010

ACD, Credencial de Antonio Malo de Molina. P-03-000074-0010

ACD, Credencial de Benito Albarrán y Obregón. P-03-000074-0010

ACD, Credencial de Celestino Alguacil Carrasco. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de Cesáreo Martín Somolinos. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de Cornelio Rubio Gómez. P-03-000074-0010

ACD, Credencial de Enrique Pérez de Guzmán. P-03-000074-0010

ACD, Credencial de Francisco Díaz Quintero. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de José María Chacón y Calderón. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de José María Gil de Roda. P-03-000074-0010

ACD, Credencial de Luis Figuera Silvela. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de Manuel Galán. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de Manuel García Martínez. P-03-000063-0001

ACD, Credencial de Miguel Alcantú y Palacios. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de Nicolás Salmerón Alonso. P-03-000074-0006

ACD, Credencial de Romualdo de Lafuente y Pardo. P-03-000074-0006

ACD, Renuncia a la Corona de Amadeo de Saboya, Serie General, legajo 171, nº 33.

ACD, Votos particulares de diputados al Proyecto de Constitución Federal de la República Española de 1873. P-01-000177-0239-0004

 

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Fuentes jurídicas:

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[1] Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes, núm. 87.  Sesión del 1 de junio de 1869, apéndice cuarto, 1-8.

[2] Tomás Villarroya, Breve historia del constitucionalismo español (Madrid: Centro de Estudios Constitucionales, 2012), 83-85.

[3] El Congreso de los Diputados (Madrid: Congreso de los Diputados, Departamento de Publicaciones, [1998]), 38.

[4] Sesión regia para el juramento de S.M. el Rey (Sig. BS FH 20501).

[5] ACD, Renuncia a la Corona de Amadeo de Saboya, Serie General, legajo 171, nº 33.

[6] “Se dirigen al Congreso, y allí juntos, desde el salón de conferencias, con nuestros maceros, entremos en el salón de sesiones”: Diario de Sesiones del Senado, núm. 86. Sesión del 10 de febrero de 1873: 1114-1115.

[7] Se podría explicar el cambio de nombre a Asamblea Nacional como la consecuencia de la ruptura del régimen constitucional de 1869 y el sometimiento del Legislativo a la voluntad nacional para buscar una nueva forma de Estado.

[8] En un parlamento donde la representación republicana era minoritaria, los propios monárquicos aceptaron la República debido a las circunstancias y la ausencia de monarca o candidato. En palabras de Castelar: “Señores, con Fernando VII murió la Monarquía tradicional; con la fuga de Doña Isabel II la Monarquía parlamentaria; con la renuncia de D. Amadeo de Saboya la Monarquía democrática: nadie ha acabado con ella; ha muerto por sí misma. Nadie trae la República; la traen todas las circunstancias; la trae una conjunción de la sociedad, de la naturaleza y de la historia. Señores, saludémosla como el sol que se levanta por su propia fuerza en el cielo de nuestra Patria.” Diario de la Asamblea Nacional, núm. 1. Sesión del 10 de febrero de 1873, 3218

[9] “La Asamblea Nacional reasume todos los poderes y declara como forma de gobierno de la nación la República, dejando a las Cortes Constituyentes la organización de esta forma de gobierno” Diario de la Asamblea Nacional, núm. 1. Sesión del 10 de febrero de 1873, 46

[10] Ruiz Rodríguez, Curso de historia del derecho y de las instituciones españolas (Dykinson, 2023), 696-702.

[11] José F. Merino Merchán, «Proclamación de la I República. La proposición republicana de Pi y Margall: consecuencias políticas y constitucionales», en Momentos estelares del parlamento a lo largo de la historia, 269-286 (Congreso de los Diputados, 2024), 279-284.

[12] Para Emilio Castelar (1870, Vol. III, 213-216), la monarquía, la influencia de la Iglesia, las élites sociales y el centralismo eran obstáculos para alcanzar una libertad plena y el progreso del país, siendo la República federal la mejor opción para garantizar el gobierno del pueblo.

[13] Florencia Peyrou, La Primera República: auge y destrucción de una experiencia democrática (Akal, 2023), 189

[14] Diario de las Cortes Constituyentes, núm. 12. Sesión del 11 de junio de 1873, 133

[15] Villarroya, Breve historia del constitucionalismo español, 98-99.

[16] Rodríguez, Curso de historia del derecho y de las instituciones españolas, 706

[17] Peyrou, La Primera República, 252-269.

[18] Modesto Lafuente, Historia general de España, tomo XXIV (Barcelona: Montaner y Simon, 1890), 290

[19] La Correspondencia de España: diario universal de noticias. Año XXV, Número 5878 (3 de enero de 1874), 3.

[20] Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes, núm. 87.  Sesión del 1 de junio de 1869, 1-8

[21] Antonio Robles Egea y Manuel Menéndez Alzamora, dirs., Pensar las crisis políticas en la España contemporánea. J. Álvarez de Dompablo et al. (Tecnos, 2024), 139.

[22] Diario de Sesiones. Decreto del 8 de enero de 1874.

[23] Peyrou, La Primera República, 340.

[24] Ídem, 30-31.

[25] Óscar Cerro de la Paz, «Las peticiones extremeñas a Cortes durante el sexenio democrático», en Actas de las IV Jornadas de Historia de Llerena, 287-300 (Llerena: Sociedad Extremeña de Llerena, 2003), 299. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2030937

[26] Gonzalo Barrientos Alfageme y Ángel Rodríguez Sánchez, Historia de Extremadura ([Badajoz]: Universita Editorial, 1985), 796-809.

[27] Barrientos Alfageme y Rodríguez Sánchez, Historia de Extremadura. 894-898.

[28] Presidencia del Poder Ejecutivo de la República. Ley convocando Cortes Constituyentes, que se reunirán en Madrid el día 1º de Junio próximo para la organización de la República, y mandando proceder a la elección de Diputados para dichas Cortes en los días 10, 11, 12 y 13 de Mayo. Gaceta de Madrid, de 30 marzo de 1873, núm. 89,1019. Disponible en:  https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1873/089/A01019-01019.pdf

[29] Jordi Solé Tura y Eliseo Aja, Constituciones y periodos constituyentes en España (1808-1936) (Siglo XXI, 2009), 62-63 y Ministerio de Gobernación. Ley electoral 1870. Gaceta de Madrid, de 21 de agosto de 1873, suplemento al n.º 233, 9. Disponible en:  https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE/1870/233/A00009-00014.pdf.

[30] Ley de convocatoria electoral. Gaceta de Madrid, núm. 89, de 30 de marzo de 1873, 1. Disponible en: https://www.boe.es/gazeta/dias/1873/03/30/pdfs/GMD-1873-89.pdf

[31] Ministerio de Gobernación. Ley por la que se establece la división territorial para las elecciones. Gaceta de Madrid, de 27 de enero de 1871, suplemento al núm. 27, 1. Disponible en: https://www.boe.es/datos/pdfs/BOE//1871/027/A00217-00232.pdf

[32] El diputado Francisco Díaz Quintero presentó el acta por los distritos de Jerez de los Caballeros y Llerena, además de por Huelva y Sevilla. En la sesión del día 26 de junio de 1873, se sorteó el distrito al que debía representar, designándose el distrito de Llerena y quedando vacante el jerezano por el sorteo del 28 de junio.

[33] El adjetivo “cunero” se utiliza para definir a los diputados a Cortes que se presentan por un distrito del cual no son originarios y que responde a intereses gubernamentales. Esta práctica fue habitual desde mediados del siglo XIX como forma de ubicar a los candidatos que no lograban entrar en las listas de las provincias con mayor actividad política.

[34] Romualdo Lafuente fue redactor en periódicos revolucionarios, junto a los principales políticos republicanos, y director de La Bandera Roja, periódico con una tendencia republicano federalista y anticlerical.

[35] Luis Ballesteros Robles, Diccionario biográfico matritense (Madrid: Ayuntamiento, 1912).

[36] José María Lama Hernández, «Cesáreo Martín Somolinos (1827-1878), diputado republicano por Zafra», Cuadernos de Çafra (2015), Centro de Estudios del Estado de Feria.

[37] El periódico La Crónica publicaba el 13 de enero de 1876 la noticia de que “ha sido agraciado con la gran cruz de Isabel la Católica, el exdiputado a Cortes don Luis Figuera y Silvela, en recompensa del gran desarrollo que ha dado a la industria minera en España, y principalmente en el distrito de Castuera y por sus grandes conocimientos en la rama”.

[38] Barrientos Alfageme y Rodríguez Sánchez, Historia de Extremadura, 910.

[39] Con anterioridad a la elección de Enrique Pérez de Guzmán, fueron elegidos por el distrito cacereño el marqués de Torreorgaz (1865 y 1869), el conde de Adanero (1865), el duque de Abrantes (1867), el duque de la Victoria (1869) el marqués de Camarena la Vieja (1871) y el marqués de Castro Serna (1872).

[40] Manuel Ossorio y Bernard, Ensayo de un catálogo de periodistas españoles del siglo XIX (Madrid: Imprenta y litografía de J. Palacios, 1903), 218-219.

[41] Enrique Vera y González, El marqués de Santa Marta. Estudio biográfico (Madrid: Imprenta de Dionisio de los Ríos, 1894).

[42] Prueba de la ideología republicana de Antonio Malo de Molina es su suspensión como concejal del Ayuntamiento de Trujillo por parte del Gobernador, por negarse a jurar la recién promulgada Constitución de 1869 el 30 de agosto de ese año. Boletín Oficial de la Provincia de Cáceres, número 106, noviembre 1, 1869.

[43] Manuel Rubio Andrada y Francisco Javier Rubio Muñoz, «El megalitismo en Trujillo: Las necrópolis de las Perillas -Asperillas- y Cañada, Trujillo (Cáceres)», en XLV Coloquios Históricos de Extremadura (2017): 576. Disponible en: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=6232892.

[44] Barrientos Alfageme y Rodríguez Sánchez, Historia de Extremadura: 907.

[45] Benito Pérez Galdós, los define con las siguientes palabras: “Entre los más inteligentes debo señalar a Díaz Quintero y a Ramón Cala, ambos amigos míos. Tal vehemencia y furor empleaban en su acción parlamentaria, que los que no les conocían juzgábanles como hombres atrabiliarios y feroces, absolutamente intratables en sociedad. Nada menos cierto. Tanto Quintero como Cala eran fuera de la política caracteres de dulce trato, fáciles a la amistad, esquivos para todo lo que no fuera correcto y digno. Detrás de sus vociferaciones no lució nunca la menor chispa de ambición. Mantuviéronse incorruptibles en toda su vida política: ni por nada ni por nadie cedían un ápice de su intransigencia huraña”. Benito Pérez Galdós, La Primera República (Madrid: Perlado, Páez y Compañía (Sucesores de Hernando), 1911): 114.

[46] Francisco Díaz Quintero y Ramón de Cala. Proyecto de Constitución democrática federal de la República Española. 1873.

[47] Peyrou, La Primera República: 140

[48] ACD. Votos particulares de diputados al Proyecto de Constitución Federal de la República Española de 1873. P-01-000177-0239-0004

[49] Real Academia de la Historia, Diccionario biográfico español ([Madrid]: Real Academia de la Historia, D.L. 2009-2013).

[50] Rodríguez, Curso de historia del derecho y de las instituciones españolas. 708

[51] Diario de Sesiones de las Cortes Constituyentes de la República española, núm. 13.  Sesión del 13 de junio de 1873: 143-145.

[52] Ídem, núm. 44.  Sesión del 19 de julio de 1873: 797-801.

[53] Ángel María Segovia, Figuras y figurones: biografías de los hombres que más figuran actualmente en España: historia, vida y milagros de cada uno de ellos, con una relación exacta de las virtudes, méritos, vicios, apostasías, casualidades, etc., etc. que más contribuyeron a su elevación (Madrid: Astort Hermanos editores, 1877): 1219

Oct 202024
 

 Antonio Cantero Muñoz

RESUMEN

Este trabajo es un avance de otro más amplio a realizar sobre las capellanías erigidas en Trujillo durante la Edad Moderna, a fin de reflejar sus notas históricas más relevantes, con el estudio de la que existía en el altar de Cervantes de Gaete sito en la iglesia de San Martín de Trujillo. Pretendo poner de manifiesto que además de su dimensión religiosa que es su aparente razón de ser, servían como instrumento de prestigio social del fundador, así como de solidaridad con la parentela y cuidado del linaje.

Palabras clave: Trujillo, capellanía, vinculación, linaje, familia, obra pía, Edad Moderna, Cervantes de Gaete.

ABSTRACT

This work is a preview of what I am going to do on the chaplaincies erected in Trujillo during the Modern Age, in order to reflect its most relevant historical notes, with the study of the one that existed in the altar of Cervantes de Gaete located in the church of San Martín de Trujillo at the end of the 16th century. I intend to show that in addition to their religious dimension, which is their apparent reason for being, they served as an instrument of social prestige for the founder, as well as solidarity with relatives and care of the lineage.

Key words: Trujillo, chaplaincy, connection, lineage, family, pious work, Modern Age, Cervantes de Gaete.

INTRODUCCIÓN

Fuentes de investigación

Sin ningún género de dudas, existe un gran vacío historiográfico con respecto al estudio de las capellanías y memorias pías en Trujillo[1] y también de Extremadura. Entiendo que es preciso comenzar a analizarlas por la relevancia que tuvieron, lo que nos permitirá conocer en profundidad la Iglesia y la sociedad durante la Edad Moderna. Además, existe gran cantidad de documentación sobre este particular que hasta el presente no han sido objeto de investigación, siendo importante conocer sus aspectos religiosos, culturales y económicos. Para comenzar su análisis es preciso recurrir a las fuentes primarias, comenzando por las que se encuentran en los archivos parroquiales, que suelen tener una sección dedicada especialmente a las capellanías. En nuestro caso hemos localizado los siguientes documentos:

  • Capellanía que fundó el cardenal Cervantes de Gaete a finales del siglo XVI, que consta en el Libro de Capellanías fechado el 16 de diciembre de 1732, realizado con motivo de la visita pastoral del obispo Lasso de la Vega[2].
  • Documento con las preeminencias del altar del cardenal Cervantes de Gaete[3] en la iglesia de San Martín, de 1752 que recoge testimonios de documentos del siglo XVI.

Pero para realizar un estudio en más profundidad, sería preciso el examen del resto de la documentación que sobre capellanías existan en distintos archivos, siempre que la mano del hombre no los haya destruido. Además de un examen más exhaustivo del Archivo Parroquial de Trujillo, el del obispado de Plasencia que hoy no se puede consultar y el catedralicio, que suelen ser abundantes en testimonios por los pleitos para ostentar el cargo de capellán, que aportan gran información sobre su devenir histórico. De igual forma ocurre con los protocolos notariales, pues allí deben constar lo relativo a la fundación, la persona que ejercía el cargo de patrono, nombramiento de capellanes y otras vicisitudes, que en Trujillo se encuentran en el Archivo Histórico Municipal. Por último, los archivos privados son también muy relevantes, especialmente la conservada en la Sección de Nobleza del Archivo Histórico Nacional, también de otras casas nobiliarias que aún no están en el referido archivo pero que ya se encuentran abierto a los investigadores.

Altar Cervantes de Gaete en la Iglesia de San Martín de Trujillo

Vamos a comenzar prestando atención al espacio físico donde se iban a celebrar los oficios religiosos, en concreto en la capilla sita en la iglesia de San Martín de Trujillo ubicada en la plaza mayor, que desde mediados del siglo XVI se convirtió en uno de los templos más importantes de Trujillo[4], que fue el punto de referencia del desarrollo urbanístico de la ciudad durante la Edad Moderna y de la vida social de la ciudad[5].

El proceso de adquisición de este lugar sacralizado por los Cervantes de Gaete comenzó el 5 de marzo de 1530, cuando doña María Alonso de Cervantes, viuda de Francisco de Gaete y madre del cardenal Cervantes de Gaete, formuló la petición para adquirir el arco que estaba entre el altar mayor y las puertas de la sacristía, con el fin de enterrar allí a su esposo Francisco de Gaete que había fallecido, así como a la solicitante y sus herederos[6]. El documento se otorgó ante el notario eclesiástico Diego Hernández Larios siendo testigos Alonso Fernández Regodón y Hernando de Tapia, beneficiados de San Martín:

Tenía voluntad de tomar un arco de ellos que es el primero Arco que está cerca del Altar maior a la parte de la Sacristía de la dicha Yglesia para en el dicho Arco enterrar los guesos del dicho Francisco de Gaete e a la dicha María Alonsso de Cerbantes e a sus hijos herederos y sucesores para siempre jamás”.

Se acordó dar traslado al obispo de Plasencia y que por dos peritos se procediera a la valoración del precio a abonar, designando por los beneficiados de San Martín al maestro de cantería Diego de Cáceres, mientras que doña María Alonso de Cervantes escogió a Gómez Dávalos[7]. En caso de que no hubiera conformidad por parte de los dos peritos, se precisaba la participación de un tercero, siendo la decisión de la mayoria lo que determinará lo procedente sobre la cantidad a abonar como limosna.

El 4 de abril de 1535 ante el notario Diego Hernández Larios el clérigo Alonso Hernández presentó licencia del obispo Gutierre de Vargas Carvajal que recogía la anterior petición[8]:

Yo doi licencia para ello, e con facultad que pueda poner en el dicho enterramiento letreros, escudos de Armas de devisas e las otras cosas del hornato para el dicho enterramiento, e quella ni sus hijos e herederos e los que en el dicho enterramiento se enterraren no tengan obligación de pagar los derechos que se acostumbran pagar en la dicha Yglesia e para todo ello e lo desto de pendiente Vos cometemos nuestras veces con sus Yncidencias e dependencias anexidades e conexidades fecha en Madrid a diez y ocho días del mes de marco de mil e quinientos e treinta años, el obispo de Plasencia por mandado del obispo mi Señor Xpobal de la Serrna su Secretario«.

Se dio traslado a los peritos de las partes, estimando que doña María Alonso de Cervantes debería abonar 30.000 maravedís en el plazo de 15 días. También se acordó que, por la mucha necesidad de dinero por las obras que por entonces se estaban realizando en San Martín, prestara de 50.000 maravedís que deberían ser devueltos por la festividad de San Juan del año 1531, todo lo cual se reflejó en la correspondiente sentencia:

Que la dicha María Alonso de Cerbantes aya e tenga para si e para sus hijos y herederos e suscesores desde oi día para siempre jamás el dicho arco e enterramiento de suso declarado e se lo daban e dieron e donaron e aplicaron para que en él se traslade entierren los guesos del dicho Francisco de Gaete su marido, en esta en gloria e la dicha María Alonso de Ceruantes, quando nuestro señor fuera servida de la lleuar de este mundo, e todos sus hijos e hijas e erederos en sucesores della o dellos para siempre jamás e que por así se entierrar en el dicho Arco e enterramiento”.

Fue notificada a doña María Alonso de Cervantes el 12 de junio de 1535, así como a Gonzalo Gasco en calidad de mayordomo de San Martín y sus beneficiados, quedó el acuerdo perfeccionado con la entrega del precio de adquisición del arco y del prestamo mencionado.

Debemos hacer una serie de reflexiones derivadas de esta adquisición, pues como veremos más adelante, el altar no se llevó a efecto hasta cincuenta años después por parte de su sobrino Francisco Gaete. La nueva fábrica parroquial de la iglesia de San Martín fue construida a comienzos del siglo XVI, en el contexto de la sociedad estamental y jerarquizada del Antiguo Régimen, por lo que reflejaba la estructura social de la época con prerrogativas ostentadas por determinados grupos frente a las clases populares, así como las mentalidades con respecto a la muerte e inhumación de cadáveres. Lo indicado se iba a reflejar en la estructura física de su espacio y los actos de culto allí organizados, pues debemos tener muy presente que en la vida como en la muerte, el lugar que se ocupaba en los edificios destinados a los cultos religiosos, mostraba la posición y el estatus de una familia concreta dentro de esa comunidad[9].

Al analizar el patronato ejercido por linajudas familias sobre las capillas de San Martin[10], se refleja la jerarquía que existía entre las clases privilegiadas, pues no era lo mismo que la capilla estuviera a la entrada del templo que junto al altar mayor que es el caso que analizamos. El ocupar uno de los sitios más relevantes de San Martin, se pone de manifiesto la relevancia social de los Cervantes de Gaete, de los que tenemos más referencias, como el que fueran tambien propietarios de un entierro en el altar mayor de la Iglesia de Santa María la Mayor[11], así como los datos que sobre esta estirpe se recogen en Crónicas Trujillanas[12]. De esta forma quieren reflejar externamente su poder, haciendo una manifestación pública de su importancia social en la iglesia de San Martín que como hemos dicho estaba ubicado en la plaza mayor, centro de la vida social de Trujillo.

De esta forma, la religiosidad expresa la apropiación simbólica del suelo, proclama el poder indiscutido de la nobleza. Pero no es solo simbólico, pues conforme a las leyes de la época, los patronos se convierten en legítimos propietarios de las capillas y oratorios, que se agregaban a sus mayorazgos. Otro símbolo de distinción social era el derecho a ocupar asientos privilegiados en las capillas, es decir el derecho a escaño, que correspondía con carácter exclusivo al fundador del patronato sobre la capilla, asi como a sus familiares. A veces, también se autorizaba a sus criados a sentarse en los bancos de la capilla o incluso a enterrarse alli, pero así se reitera el mantenimiento en los actos religiosos, del tejido social jerarquizado del Antiguo Régimen, pues los sirvientes tenían ese derecho en calidad de tales, ocupando un lugar secundario y subordinado, reflejando se esa forma las desigualdades sociales frente al poder igualatorio de la muerte.

LA CAPELLANÍA DE LOS CERVANTES DE GAETE EN LA IGLESIA DE SAN MARTÍN

Concepto y clases de capellanías

Con carácter previo es preciso definir que es una capellanía y sus clases, tomando como punto de referencia la recogida por Pro Ruiz[13] en el trabajo que realizó sobre este tipo de fundaciones, que abrió una nueva visión sobre las mismas y es imprescindible para su estudio:

“Una capellanía era una fundación perpetua por la cual una persona segregaba de su patrimonio ciertos bienes –en vida o por testamento– y formaba con ellos un vínculo que se destinaría a la manutención o congrua sustentación de un clérigo, quien quedaba por ello obligado a rezar un cierto número de misas por el alma del fundador o de su familia o a cumplir otras cartas de carácter litúrgico”.

Se trata junto a los mayorazgos de uno de los muchos tipos de vinculaciones característicos de la Edad Moderna, siendo uno de los medios para disminuir la disgregación de patrimonios entre familias ricas. La creación de este tipo de fundaciones servía para que un clérigo oficiara una serie de misas por el alma del fundador y sus familiares, conforme a la escritura de su creación. Es una muestra de la aplicación del sistema beneficial que estableció la Iglesia a partir de la Edad Media[14], que consistía que todo oficio eclesiástico le correspondía un beneficio económico o ingresos derivados de los diezmos y primicias, asi como de los frutos anuales de bienes raíces y censos, que será el caso que vamos a analizar.

Existe una distinción entre capellanías colativas y laicales[15], por razón de la persona beneficiaria de los bienes sobre los que se fundan. Las colativas era una creación de la autoridad eclesiástica cuyos bienes pertenecían a la Iglesia (espiritualización de sus bienes), que se encargaba también de administrarlos. Las laicales eran fundadas por particulares sin ninguna intervención de la autoridad eclesiástica, por lo que no sirven de título para ordenarse sacerdote, aunque se precisa la intervención del obispado para examinar si se cumplen sus cargas espirituales. Este será el caso de la capellanía de Cervantes de Gaete[16], donde se expresa literalmente “declara Su Señoría el dicho Sor Arzobispo este Patronazgo ser meramente secular y de legos, por ser como realmentte es ynstituido de uienes seglares”.

Como veremos más adelante, las capellanías sirvieron como herramienta de cohesión de las familias y linajes, también como un instrumento de dominación social debido a la dependencia que se iba a generar entre el fundador y patrono, así como entre el patrono y capellán.

Fundación y bienes de la capellania del Cardenal Cervantes de Gaete

Disponemos de un testimonio de la escritura fundacional de la capellanía del cardenal Gaete[17] que formaba parte de la de donación de todos sus bienes a su sobrino Francisco de Gaete, hijo de Baltasar de Gaete y de María de Viveros con fecha 7 de marzo de 1564, siendo por entonces arzobispo de la localidad italiana de Salerno.

Los bienes que recibió su sobrino estaban recogidos en un inventario realizado en Zaragoza en septiembre de 1561, que incluía todos los de su propiedad, tanto los que había heredado de sus padres como los que había adquirido con su trabajo. Habría que añadirle las rentas de los censos en que había invertido su capital o adquiriese con posterioridad hasta su muerte[18], a los que sumar los censos que se compraren con 4000 ducados de oro que tenía para los gastos derivados de su presencia en el Concilio de Trento:

“Y lo que de aquí adelante se compraren con Quattro mil ducados de oro que el dicho Sor Arzobispo tomó de su Hazienda y uienes como dicho es adquiridos por su Yndustria para la expedizión de las Bullas de dicho Arzobispado de Messana y gastos del camino y estada en la Ziud de Trentto quando se zelebraua el Conzilio que suman y monttan los dichos Quattro mil ducados como del dicho ymbenttario más largo consta junttamte con los que como dicho es de sus Padres heredó, como consta por una escrptra de partizion entre el dicho Sor Arzobispo y sus sobrinos y herms que passo ante Garzia de Sanabria essno público de la Ziud de Truxllo los quales dejó que aqui auia por expresado con sus entradas y salidas, usos y costumbres, dros y seruidumbres, era su uoluntad, lo obiese cono dicho es, el dicho Franco de Gaete”.

Por tanto, podemos afirmar que se trataba de un rico patrimonio que iba a ser entregado a un familiar, pero como señala Herreros Moya[19], la fundación de una capellanía no es algo espontáneo e imprevisible, pues requiere la confluencia de tres aspectos, que como veremos se dan en el caso que estamos analizando: una expectación espiritual, un sostén material que ya hemos acreditado y una indiscutible necesidad social de trascender que junto a la primera analizaremos a continuación.

El fundador de la capellanía

Del examen de la escritura de 7 de marzo de 1564 aparecen los tres sujetos que siempre iban a estar presentes en la vida de la fundación: el fundador, el patrón y el capellan. Su examen nos permite conocer las importantes funciones implícitas de las capellanías durante el Antiguo Régimen, que como señala Herreros Moya[20] de forma muy acertada “cada uno de estos tres pilares, insustituibles, actúa dentro de la dinámica de cada fundación pía, y se relaciona con los otros, podemos aproximarnos a aspectos mentales y sociales muy sugestivos para el conocimiento de los siglos Modernos”.

El cardenal don Gaspar Cervantes de Gaete era una persona de indudable importancia social que iba más allá del ámbito de Trujillo[21], que antes de su muerte y de otorgar testamento decidió cual sería el destino de la totalidad de sus bienes, mediante la la creación de una memoria de misas oficiadas por uno o varios clérigos. Por tanto, es el patrón que aportó los recursos económicos para pagar al capellán, siendo también el receptor de los beneficios espirituales derivados del cumplimiento de los oficios religiosos. Sobre este particular debemos tener muy presente que durante la Edad Moderna, existía la creencia de que oficiar misas por el alma de algún fallecido acortaba la dura estancia en el Purgatorio. Esta idea fue promovida por el Concilio de Trento, pues ofrecer estas misas de ánima suponía establecer una relación entre la iglesia militante y la purgante, mediante la ayuda espiritual específica, pues las oraciones ofrecidas por las Ánimas del Purgatorio eran correspondidas por estas al salir de dicho lugar[22]. Es evidente que a mayor riqueza personal más fácil era aumentar el número de misas ofrecidas por el alma del finado, con lo que se hacía más breve la dura estancia en el Purgatorio frente a quienes eran pobres, manifestándose frente al poder igualatorio de la muerte, el mantenimiento de las desigualdades sociales características del Antiguo Régimen.

El Cardenal Cervantes de Gaete estableció con detalle como se iba a distribuir a su muerte su rico patrimonio, pero establecía que hasta su óbito se reservaba para si su uso y disfrute[23], lo que pone de manifiesto que no se trata de una donación con carácter altruista, pues no renuncia a sus cuantiosos bienes hasta que hubiera fallecido. Tras su deceso, los rendimientos de sus bienes se dividirían en cuatro partes iguales, una de las cuales la disfrutaría personalmente su sobrino Francisco de Gaete y quien le sucediera en sus bienes, las otras tres partes “se combiertan e gasten en obras pías perpetuamte para siempre jamás”. Esta referencia es también muy importante, es algo más de un puro formalismo jurídico, por cuanto pone de manifiesto el “ansia de memoria”[24] que era habitual en los fundadores de las capellanías, pues a toda costa se pretendía evitar el olvido de la persona, aunque hubiera fallecido, cuestión que como veremos en nuestras conclusiones consiguió de forma plena el cardenal Cervantes de Gaete.

Hemos dicho que los rendimientos de los bienes se distribuirían en cuatro partes, una de ellas sería disfrutada por su sobrino Francisco de Gaete y los sucesores del mayorazgo que había fundado con los bienes de sus padres. Las otras tres cuartas partes se aplicarían en oficios religiosos en el altar que como veremos más adelante, se levantaría a partir de 1575 sobre el enterramiento que habia adquirido doña María Alonsa de Cervantes en la iglesia de San Martín en 1535, donde se debían oficiar cada semana tres misas por el alma del cardenal, sus padres y tíos y demás consanguíneos, es decir por los miembros del linaje. Debemos tener presente que el cardenal Cervantes de Gaete otorgó su testamento en Tarragona el 6 de octubre de 1575, cuya sede episcopal ocupaba, donde nos hace saber que su sobrino Francisco de Gaete[25] era quien titular del mayorazgo que habían fundado sus padres, donde modificó el número de misas, estableciendo que se debían oficiar una todos los días del año:

Y más declaro y es mi voluntad que pues la aumenta de la renta de la dicha Donazon y Patronazgo, que las misas en ella señaladas se enttienda ser y digan una misa en cada un día de todo el año perpetuamente de tal manera que ningun día se deje de dezir una misa en la Yggª Parroquial de Sn Martin, en el altar que para este efecto se a de hacer”.

Despues del abono de las misas de ánima, el resto de los rendimientos de los censos en que estaba invertido el capital, se distribuiría cada año en dos partes iguales en cuya administración intervendrían el prior del convento de la Encarnación de Trujillo y el guardián del convento de San Francisco de Trujillo, la primera destinada a ayudar a pobres vergonzantes de Trujillo, la otra entre huérfanas pobres para ayuda a su casamiento, con las condiciones siguientes[26]:

Yt que el dicho Franco de Gaete y los que después de él suzedieren en la dicha Donazon y patronazgo nombren y puedan nombrar los sacerdotes que an de dezir las dichas misas, a los quales dijo que nombraua y nombró por Patronos de las dichas obras pías, en esta donazion contenidas y declara Su Señoría el dicho Sor Arzobispo este Patronazgo ser meramente secular y de legos, por ser como realmentte es ynstituido de uienes seglares.

Yt que lo que quedare después de pagada la limosna de las dichas tres misas se parta en dos yguales partes, una de las quales, se reparta y distribuia cada un año entre pobres bergonzantees que sean uezinos de la dicha Ziud y la otra parte se gaste entre pobres huérfanas de la dicha Ziud para auida a su Casamto en cada un año perpetuamente.

Para que con más cuidado y fidelidad lo susodicho se execute y cumpla, quiere y es de voluntad que el patrón que fuere de las dichas obras pías se juntte con el Prior del Conuento de la Encarnazon de la dicha Ziudad que es de la Orden de Santto Domingo y con el Guardian de Sn Franco de la dicha Ziud los quales auiendo hecho fiel Ynformazon distribuian e repartan las dichas limosnas e dotes susodeclaradas.

Ytt que si en la dicha Ziudad de Truxillo, en en otra qualquiera parte oubiere alguna deuda consanguínea del dicho Sor Arzobispo, así de parte de Padre, como de madre, que sea preferida siendo pobre a las demás guerfanas, asi en las limosnas como en las dotes, las estas tales se les de para auida a su casamto, o para ser monjas, doblado de lo que se diere, a las que no fueren sus parientes, con tanto que las dichas dottes no exzedan y pasen de zien ducados y esta forma y manera, se destribuia y reparta perpetuamente para siempre jamás y esto despues de los días del dicho Sor Arzobispo y no antes como dicho es.

Ytt que la averiguazon del parentesco se haga extrajudizialmente em presenzia de los dichos Prior y Guardia y que se prefiera la más zercana y si concurieren dos en igual grado se prefiera la de más hedad por aquella bez no más.

Ytt quiere y es su voluntad que si alguna de las sobrinas de dicho Sor Arzobispo a las quales deja hechas mandas en su testamto que otorgó en Zaragoza o en otros Cobdizilos que aiga hecho o hiziere de aquí adelante, que si las dichas mandas no estubieren cumplidas, o las que de aquí adelante hiziere de las dichas tres parttes que como dicho es deja para obras pías en esta Donazon, Primero y ante todas cossas se cumplan y todas otras qualesquiera mandas, y legados que ubiere hecho o durante su vida hiziere, a qualesqr personas si durante su vida no se ubieren cumplido se cumplan ansimismo de las dichas tres partes que para las dichas obras pías en esta Donazon dejo señaladas.

Ytt que si los dichos Zenssos, o qualquiera de ellos se redimiere, el Pral se ponga en un lugar seguro en la dicha Ziud de Truxllo a adbitrio y parecer de los dichos Prior, Guardian, juntamte. Con el dicho Patrón hasta que se buelva a emplear de tal manera, que el dicho Principal en manera alguna no entre en poder del Patrón para que asi se quite toda ocasión de engaño y fraude.

Yt que todo el tiempo que estuviere el dicho Prinzipal de uacante, el dicho Patrón e donatario pierda pro rrata los réditos que cupieren a su quarta parte, como las demás obras pías para que asi tenga cuidado de que se buelva a emplear.

Y para que con más cuidado se cumplan las dichas obras pias quiere que el visitador del obispado de Plasencia en cuia Diozesis cae la dicha Ziud de Truxllo visite y sepa cómo se cumplen las dichas obras pías en esta Donazon contenidas, y por el trauajo en cada un año de los que las visitare, se le dé un ducado al dicho Vissor y que el dicho Patrón sea obligado y tenga cuidado de auisar y requerir al dicho visitador y para las visitas de las dichas obras pías. Y que si en esto fuere neglijente y en requerir se descuidare, el dicho patrón en pena de su descuido y negligencia sea multado de la mitad de los réditos que de su quarta parte aquel año le cupieren de la dicha Donazon y acrezca y se aplique a la dicha obra pía, sin que por el este el dicho Vissor ni obispo, ni su Santidad, ni otro cualquier prelado o juez eclessto se pueda entremeter a mudar, alterar quitar o añadir cosa alguna en esta Donazon ni en sus uienes ni en cosa de lo que en ella contenido por ser como dicho es hecha de uienes suios propios del dicho Sor Arzobispo adquiridos con su yndustria y trauajo, y el dicho Patronazgo de legos como quiere y es su voluntad que sea perpetuamte parau siempre jamás con las cláusulas y condiciones referidas”.

Las obras pías de misericordia y caridad como las antes expuestas, suponían un gran prestigio y reconocimiento social a quienes donaban bienes para su sostenimiento económico, que se extendía a toda su parentela, lo que se convertía en otra manera de perpetuar su memoria en el tiempo y espacio, estando presente en la memoria colectiva de la localidad. Asimismo, los perceptores de esas mandas pías adquirían una deuda moral con los patronos, lo que supondría un indudable beneficio de fama de buen cristiano. De esta forma el linaje fundador de esa obra pía se muestra públicamente en los escudos de armas que suelen estar en las capillas, perpetuándose a traves de la caridad que es una de las principales virtudes cristianas[27].

El patrón de la capellanía

Era quien se hacía cargo de la administración de los bienes con los que estaba dotada la capellanía, designaba al capellán conforme a los criterios establecidos por el fundador, estando obligado a un correcto desempeño de esa obligación, presidir los actos de culto con derecho a enterrarse en la capilla conforme a lo acordado en la escritura fundacional, por lo que le correspondía el ius patronatus. Como regla general, su desempeño estaba a cargo de los primogénitos de cada familia, que a su vez era los titulares de otras vinculaciones de bienes como los mayorazgos y señoríos, con lo que su relevancia social se acrecentaba aún más.

En el caso concreto que estamos analizando, el cardenal Cervantes de Gaete designó como patrón a su sobrino Francisco de Gaete[28] que ya disfrutaba el mayorazgo de los bienes de sus padres, estableciendo asimismo una serie de reglas para el nombramiento de sus sucesores, en consideración los avatares derivados de conflictos familiares y quedarse sin descendientes, prevaleciendo la sucesión del género masculino sobre el femenino:

Y quiere y es su voluntd que después del dicho Franco de Gaete subzeda en esta donazon el hijo maior varón de lexmomatrimº nacido del dicho Franco de Gaete y despues de él su hijo maior baron y asi baia perpetuamte.

Y que si el dicho Franco de Gaete o su hijo y otro qualquiera que aia subzedido en el dicho Patronazgo y donazon como dicho es muriese sin dejar hijo baron de lexmo matrimº pase este patronzago e donazon a Garzia Zeruantes hijo de Hernando Zeruantes y de Leonor de Gaete, hermana del dicho Sor Arzobispo difunta, y despues de él, a su hijo maior baron de lexmo matrimº y asi vaia por sus deszendientes barones de lexmo matrimonio q subzeda en este según dicho es.

Y que si el dicho Garzia de Zaruanttes muriere sin dejar hijo varón de lexmo matrimonio que subzeda en este Patronazgo y donazon el que tubiere el que tubiere e poseiere el vínculo e maiorazgo de Franco de Gaete padre del dicho Señor Arzobispo con que los llamamientos en el dicho vinculo expresados, no se aian acauado, porq en tal caso quiere y es su voluntad que venga esta donazon y patronzago a la hija maior de lexmo matrimonio, del dicho Garzia de Zeruantes, y después de ella a su hijo maior baron de lexmo matrimonio.

Y en defecto de Baron venga la dicha donazon a Franzca de Gaete, hija de Dª Leonor, hermana maior del dicho Sor Arzobispo si fuere cassada, prefiriendo siempre los barones de lexmo matrimonio a las hembras para que asi se conserbe este dicho Patronazgo en los deszendenzias de sus Padres del dicho Sr Arzobispo y sus consanguineos perpetuamte.

Como hemos indicado le corresponde designar al capellán, aunque en las cláusulas que estamos analizando no se especifica requisito alguno para el desempeño de su cargo[29], lo que pone de manifiesto que el patronazgo de la capellanía es mucho más relevante que la persona concreta que era el capellan que oficiaba las misas[30]:

y el dicho Patrón nombre Sazerdotes que digan las dichas misas y la ora en que sean de dezir con facultad de mudar sacerdotes y ora cada que uien uisto le sea porque este es mi voluntad”.

Despues de la escritura de donación del cardenal Cervantes de Gaete que hemos analizado, durante el pontificado de don Pedro Ponce de León, el 1 de mayo de 1565 Francisco de Gaete solicitó tras ofrecer 45.000 maravedís, que se le diese licencia para hacer el altar en el enterramiento que su tía doña María Alonso de Cervantes había adquirido conforme a la sentencia[31] dictada el 12 de junio de 1535, que ya contemplaba ese derecho, pero que del tenor literal de esta petición se deduce que no se había llevado a efecto. También se acordó se fijarán edictos en las puertas de San Martín[32], con el fin de dar publicidad a esta petición para el supuesto de que alguien se opusiera:

fuese Su Señoría serbida de dar licencia para que se le diese dicho altar colateral del altar maior que está hacia la puerta de la sacristía de la dicha Yglesia lindando con el dicho entierro en precio de quarenta e cinco mil marabedís en que siendo su Señoría serbido estaban combenidos y el dicho Señor obispo mando hacer y se hico información sobre si era util y probechoso el dicho concierto y si de ello se siguiese algun yncombeniente”.

El 30 de junio de 1576 fue aceptada la anterior propuesta siendo obispo de don Martín de Córdoba y Mendoza. Por tanto, lo fue después del fallecimiento del cardenal Cervantes de Gaete, que tuvo lugar en Tarragona el 16 de noviembre de 1575. Sobre la limosna ofrecida se fijó en 50.000 maravedís, todo sujeto a las siguientes condiciones[33]:

Que el Arco que se a de hacer sea em proporción de manera que no ympida la vista al altar maior de la dicha yglesia. Yten que pueda hechar una media rexa al dicho altar que venga con la peana del altar y que no pase de quatro tercias en alto y que se abra por la parte de adentro y no afuera, y que se a bien obrada y dorada en que no se le a de hechar cerradura ni llaue porque a de quedar de manera que todos los clérigos que quisieraen digan Misa en el dicho altar como en otra condición siguiente se contiene, e que si alguna contradición alli tubiere en rracon de poner de la dicha rexa que según la costa dello sea a cargo del dicho Franco de Gaete.

Ytem que se a de dejar y consentir que en el dicho altar puedan decir misa libremte todos los clérigos que qusieren decirla como nos a tiempo que se obieren de decir las misas de las capellanías que se fundaren serbideras con el dicho altar dotadas por el Señor Cardenal Cerbantes o por el dicho Franco de Gaete o por sus difuntos o personas que tuvieren derecho en el dicho enterramiento y altar… ra el tiempo que se ympidan las otras misssas y oficios de sus difuntos o que por su debucion se dijeren en el dicho altar por que todo esto se a de preferir a todos los otros clérigos que quisieren decir misa en el dicho altar.

Yten que no se aa de abrir otro altar debajo del Arco y enterramiento que se dio a María Alonso de Cerbantes por parte de la dicha Yglesia.

Yten que no se a de pretender derecho de asientos sobre el enterramiento correspondiente al dicho altar ni delante del sino fuere quando se lleuare ofrendas sobre el dicho enterramiento o se hicieren algunos oficios por los difuntos del dicho enterramto.

Ytem que se ha de hacer obligación para que el Patrón que fuere de dicho Arco e altar e capellanía e capellanías serbideras en el dicho altar o memorias o de cualquier cossa dello bendran spre aderecado y adornado el dicho Arco y altar e rretablo que en el se a de poner e para ello fuera de la obligación general se a de señalar e ipotecar especialmente alguna heredad que sea bastante en término de la dicha Ciudad de Truxillo por que cuando el Patrón no probeiere e cumpliere a las cossas susso dichas pueda el maiordomo de la dicha Yglesia a costa del Patrón e ansimismo a costa de los frutos y renta de la dicha heredad probeherlo e acerlo aparecer del visitador que por tiempo fuere del Prelado deste obispado.

Ytem que la sepoltura que se a de dar por parte de la dicha Yglesia por delante del dicho altar sea atrauesada o a la larga a elección de la dicha Yglesia o su maiordomomo.

Ytem que la limosna e dotación que se a de dar a la dicha Yglesia por rracon del dicho Altar e sepoltura que se a de dar a la parte del dicho Franco de Gaete a de ser cinquenta mil marabedis en dinero”.

Debemos mencionar que en la descripción que hizo Antonio Ponz de la Iglesia de San Martín de Trujillo a finales del siglo XVIII, se refiere de forma expresa al referido altar en los siguientes términos[34]:

Llegué a la plaza donde está la parroquia de S. Martín, con su puerta principal adornada de columnas dóricas, frontispicio triangular, y las armas del Obispo D. Pedro Ponce de León puestas en él. La nave de la iglesia toda de ella de piedra, es muy capaz. El altar, y pintura de S. Pedro en la capilla de los Regodones, es cosa buena. Junta a la puerta de la sacristía hay una memoria sepulcral del Cardenal D. Gaspar Cervantes de Gaete, Arzobispo que fue de Mesina, y de Salerno, y después de Tarragona, donde falleció en 1575. La Adoración de los Santos Reyes, pintura colocada baxo la expresada memoria en un altarito, es bellísima, y dicen que la envió de Roma el Cardenal.

El capellán

Como hemos visto era designado por el patrón, le correspondía el cumplimiento efectivo de las cargas espirituales en favor del fundador y de quienes este dispusiera en la escritura fundacional, por lo que recibía una dotación económica que le servía de sustento personal. Hemos visto que no se le exigía ningún requisito especial para el desempeño del cargo, pero lo realmente importante era que su nombramiento servía como mecanismo para que algun deudo o familiar del patrón entrara en el ámbito eclesiástico, creándose de este modo entre ambos otra relación de dependencia y solidaridad. A veces servía de mecanismo para dotar a los hijos naturales de linajudas familias de rentas y recursos suficientes para llevar una vida más que decente. Por tanto, la designación concreta de los capellanes no persigue como fin principal el mejor cumplimento del fin piadoso que aparentemente dio lugar a la capellanía, si no el mantenimiento económico de un familiar o amigo como clérigo.

Como señala Soria Mesa[35] era habitual que el mismo capellán sirviera distintas capellanías, lo que además de permitirle un suficiente sustento económico, le servía de trampolín para futuras aspiraciones, como alcanzar el nivel exigido por cada obispado para poder ingresar en el clero, es decir la congrua. Además, con el desempeño conjunto de otras capellanías podría servir de aspirar a otros cargos eclesiásticos más relevantes como miembros de los cabildos catedralicios, por tanto, era una escalera de ascenso social dentro del estamento eclesiástico. Pero para el análisis con más detalle de esta cuestión en la capellania del Cardenal Cervantes de Gaete, sería preciso el examen de otras fuentes documentales primarias, que nos permitan conocer la identidad concreta de los capellanes para determinar su grado de parentesco con el patrón, los avatares de su nombramiento, cuanto tiempo estuvieron desempeñando su cargo y si lo compatibilizaban con otras capellanías.

CONCLUSIONES

Hemos visto que desde 1530 hasta 1576 distintos miembros de la familia Cervantes de Gaete hicieron gestiones para adquirir enterramiento y capilla con sus ornamentos junto al altar mayor en la iglesia de San Martin de Trujillo. De su examen resulta evidente que existe un error sobre su tratamiento historiográfico[36], cuando se afirma que “fue instituido y mandado construir por el propio Cardenal en la sepultura de su madre doña María Alonso de Cervantes”, a pesar que he acreditado que fue la madre del cardenal quien adquirió enterramiento con derecho a levantar un altar, que su hijo el cardenal Cervantes de Gaete dotó con una jugosa capellanía, siendo su sobrino Francisco de Gaete el que llevó a efecto que se levantará un altar a partir de 1576 cuando ya había fallecido el cardenal.

Debemos reflexionar sobre si el fin perseguido por parte de la familia Cervantes de Gaete, con la adquisición en la Iglesia de San Martín de enterramiento con su altar y ornamentos de reja y escudos, así como su dotación de misas establecida en la capellania, era el religioso, pues entiendo que hay otras funciones implícitas que son las que realmente explican la existencia e importancia de las capellanías durante la Edad Moderna. Entiendo que lo que realmente se pretendía era reflejar visualmente la importancia y el prestigio social de la familia de los Cervantes de Gaete en Trujillo, para que su memoria no cayera en el olvido. Si lo religioso fuera lo realmente importante, no tiene sentido que, en las cláusulas relativas al nombramiento del capellán, se diera absoluta libertad al patrón sin que se le exigiere ningún requisito particular[37]. Tampoco que no se expresara la advocación concreta a quien se ofrecía el servicio religioso, ni se indicaba el dinero que recibiría el capellan por su trabajo, salvo lo que se abonaba al representante del obispo para que cuidara de que se oficiaran las misas[38].

La creación de las obras pías descritas para atender a pobres y huérfanas para que se casaran, eran un fiel reflejo de las virtudes del buen caballero, al tomar bajo su protección a las familias de los más necesitados. De esta forma, se confiere al patrón y a su linaje los atributos propios y característicos de la nobleza: preeminencia, supremacía, distinción, magnanimidad, etc[39]. No debemos pasar por alto las relaciones de dependencia y solidaridad que se crean, así como de agradecimiento de los más necesitados con los patronos que eran sus benefactores, como hemos visto que ocurría con el nombramiento de capellanes, entre miembros del linaje que precisaban tener un sustento económico digno. Debemos destacar que, desde la Edad Media, lo que se entendía por linaje tenía una cierta relevancia para la nobleza, que hacía que los distintos miembros del mismo tronco familiar de ambos sexos mantenían entre sí unos lazos de solidaridad y cohesión, que se prolongaban a lo largo del tiempo, más allá de la muerte[40]. Pero la pertenencia a un linaje se fundamentaba en el apellido y mayorazgo.

El Cardenal Cervantes de Gaete consiguió con creces el objetivo de que su estirpe no cayera en el olvido, cuestión que podemos acreditar con varios botones de muestra. Así lo refleja el art. 58 de los estatutos de la Cofradía de la Vera Cruz de Trujillo[41]: “El día que muriere el tal hermano o hermana si fuere ora o sino el día siguiente, se le digan quatro misas Rezadas en el altar del Cardenal Ceruantes de Gaete, la una de Requien y las tres de la Sanctissima Trinidad”. Asimismo, durante siglos en la práctica totalidad de los testamentos otorgados por los naturales de Trujillo consta su deseo que se oficiaran misas por su ánima en el altar del Cardenal Gaete[42], como nos hace saber la postrera voluntad de María González[43] otorgada el 18 de marzo de 1594: «Yten mando que si muriere a ora de misa mayor me digan por mi ánima una misa cantada en el altar del cardenal Gaete«. Este hecho quizás sea consecuencia que el altar del Cardenal Cervantes de Gaete tuviera el carácter de privilegiado, aunque hasta el presente no he encontrado ningun testimonio documental que así lo acredite. Por tanto, igual que las misas de ánima consolaban el alma del Cardenal Cervantes de Gaete, la capellanía confortaba su yo social, su círculo familiar su permanencia en el mundo terrenal a pesar del paso de los siglos[44], obligando a los patrones a llevar su apellido.

 

 

 

 

[1] En los Coloquios Históricos de Extremadura solo he localizado dos trabajos sobre esta temática, el primero de Luis Vicente Pelegrí Pedrosa publicado en los Coloquios Históricos de Extremadura del año 1998 titulado “Caudales y legados indianos en los bienes de difuntos”. El segundo su autora es Marcela Martín Jiménez, que fue publicado en la edición del año 2000 como “La capellania del Arcediano don Rodrigo Pérez natural de Casar de Caceres Extremadura, en la Ciudad de los Reyes Perú.

[2] Archivo Parroquial de Trujillo. Santa María Capellanías: “hallándonos celebrando la Sta Visita a la Ziudad de Truxllo de mucho tpo a esta parte hemos encontrado multitud de Capellanías, Memors y obras pías cuios fundadores, nos con el zelo de que sirviesen de sufragios a las Ánimas benditas y otros de auxilio y socorro para pobres, doncellas, enfermos y demás piadosos fines, las dotaron en fincas y propiedades quantiosas, y experimentando al mismo tiempo hallarse las rentas de las más de ellas perdidas en en todo y de otras deterioradas, de tal modo que no se pueden cumplir, ni cumplen los santos fines a que se dirixieron las mentes de dichos fundadores, dimanando esto del total descuido y omisión de los Capellanes y Administradores en la poca custodia y guarda de los fundamentos que de la malizia que hemos experimentado”.

[3] Archivo Parroquial de Trujillo. San Martín. Preeminencias del Altar de Gaete al Sor Cura y beneficiados de S. Martín de Trugº. Año de 1752.

[4] TENA FERNÁNDEZ, J.: Trujillo histórico y monumental. Salamanca 1988 pp. 263-287. RAMOS RUBIO, J.A.: La iglesia parroquial de San Martín de Tours de Trujillo. Badajoz 2018.

[5] SANZ FERNÁDEZ, F: La plaza mayor de Trujillo, arquitectura y color. De lo tipológico a la simple evocación. En Actas del Congreso Trujillo Renacimiento y Alto Barroco 1500-1600, Badajoz 2003 p. 193.

[6] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín, Escrituras y otros I y II.

[7] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín, Escrituras y otros I y II: “que dos personas uean los marabedis que la dicha María Alonso de Cerbantes dé para la dicha Yglesia e obra della asi de lo que bale el dicho Arco como de la cabidad que e por darle la Posesión e propiedad del de lo que merece o puede merecer e para esto juzgar e de terminar los dichos uenefiziados de su parte de la dicha Yglesia, nombraren a Diego de Cáceres, maestro de cantería, uecino de Toledo e la dicha María Alonso de Cerbantes de su parte, nombre a Gómez Daualos, uecino de la dicha ciudad questaba presente para que ellos dambos a dos xumtamento e no el uno si el otro manden e declaran e determinen los marabesis que la dicha María Alonso de Cerbantes dé para la dicha Yglesia por el dicho Arco e posesión e propiedad del que estará e pasara e pagará”.

[8] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín, Escrituras y otros I y II.

[9] MARÍN PAREDES, J.A.: Señor de solar, patrón de iglesia, poseedor de bienes hidalgos. La formación de las casas y palacios de Parientes Mayores de Guipúzcoa. En Casa, familia y sociedad. (Pais Vasco, España y América Siglos XV-XIX) Universidad Pais Vasco, páginas 131-157.

[10] TENA FERNÁNDEZ, J.: Trujillo histórico y monumental. Salamanca 1988 pp. 263-287.

[11] GODOY BARRADO, J.: Obra retablística, pictórica y escultórica documentada en la fábrica de Santa María la Mayor de Trujillo (1559-1896). En Coloquios Históricos de Extremadura año 2000. Su autor hace una referencia al sepulcro de Hernando de Cervantes y Leonor de Gaete en el mismo altar mayor de la parroquia de Santa María la Mayor, en el lugar que antes estaba ocupado por el sagrario.

[12] MUÑOZ DE SAN PEDRO, M: Crónicas Trujillanas del Siglo XVI (Manuscritos de Diego y Alonso de Hinojosa, Juan de Chaves y Esteban de Tapia) Cáceres 1952 pp. 255-256.

[13] PRO RUIZ, J.: Las capellanías: familia, iglesia y propiedad en el Antiguo Régimen. Hispania Sacra 41 (1989) pp. 585-602, la referida definición aparece recogida en la página 585.

[14] CASTRO PÉREZ, C., CALVO RUIZ, M. y GRANADO SUÁREZ, S.: Las capellanías en los siglos XVII-XVIII a través del estudio de su escritura de fundación”. Anuario de Historia de la Iglesia 16 2007, p. 336.

[15] CASTRO PÉREZ, C., CALVO RUIZ, M. y GRANADO SUÁREZ, S.: Las capellanías en los siglos XVII-XVIII a través del estudio de su escritura de fundación”. Anuario de Historia de la Iglesia 16 2007, p. 338.

[16] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta Ciudad de Truxillo.

[17] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta Ciudad de Truxillo; donde se halla sus fundadores, ynventarios de sus papeles y rentas. Mandole hacer y formar el Yllmo y Rmo Sr Dn Fr Francisco Laso de la Vega y Córdova, Obispo de Plasencia, mi Señor, del Consejo de S. Mag. Su Predicador y Sr de la Villa de Jaraycejo. Estando en la Santa Visita desta dicha Ciudad.

[18] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta Ciudad de Truxillo: “y todos y qualesqra mrs que se obieren por su mandado comprado de renta de los dineros que a España auia embiado y de los que se compraren, con los que de aquí adelante ymbiare: Sesentta mil mrs de Rentta de Zensso al quitar en cada un año que compró el dicho Sor Arzobispo sobre el lugar de Villa Franca en la prouinzia de Andaluzia que es de la Sra Marquessa de Pliego (sic) y sobre uienes de Martín Baeza vezino de Grda. Treinta mil mrs de renta de Zensso al quitar en cada un año sobre uienes de Pedro Canttillana uezino de la Ziud de Seuilla. Y Siette mil y quinientos mrs de renta de zensso a el quittar en cada un año en la uilla de Balladolid. Ueintte mil mrs de renta en cada un año de zensso al quitar sobre los uienes de Herndo de Meziente”.

[19] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 pp. 121.

[20] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 pp. 111-144.

[21] Sobre su biografia sus datos más relevantes aparecen recogidos en la web de la Real Academia de la Historia https://dbe.rah.es/biografias/20840/gaspar-cervantes-de-gaete. Sus datos biográficos más relevantes son los siguientes: Cervantes de Gaete, Gaspar. Trujillo (Cáceres), 1511 – Tarragona, 16.XI.1575. Arzobispo de Tarragona. Hijo de Francisco de Gaete y de María Alonso de Cervantes. Estudió en Salamanca y en París, y muy pronto fue nombrado consejero y delegado del inquisidor general del reino de Aragón. Fue destacada su actuación en los Cabildos catedralicios de Astorga y de León, y en 1555 como inquisidor de Zaragoza, también fue arzobispo de Salerno y Mesina, participó en calidad de teólogo en el Concilio de Trento en 1563. En 1568, fue nombrado arzobispo de Tarragona cargo del que no pudo tomar posesión hasta 1572. Era pariente de Miguel de Cervantes y en su testamento, otorgado el 6 de octubre de 1575, hizo donación de gran parte de su patrimonio a la santa iglesia metropolitana de Tarragona. Murió en 1575 y fue enterrado en un magnífico sepulcro donde reza: “Fuí Arzobispo de Tarragona / En Roma fui Cardenal, / Inquisidor General / En la española corona. / Cervantes era yo antes. / Polvo y tierra soy después, / Que caben en siete pies / Dignidades semejantes”. En Trujillo construyó, dotó y enriqueció de indulgencias el altar donde se depositó el cadáver de su madre, en la iglesia de San Martín, llamado altar de Gaete, donde existe escrita en latín una lápida dedicatoria de este cardenal.

[22] LÓPEZ GUADALUPE-MUÑOZZ, JUAN J.: Imágenes del más allá. Culto e iconografía de las Ánimas en la Granada Moderna. En Religión y Cultura Sevilla 1999, Tomo I p. 396.

[23] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta ciudad de Truxillo; Donde se hallan sus fundadores, Ynventarios de sus papeles y rentas. “el dicho Sor Arzobispo reserbaua en si todos los días de su uida de todos los dichos uienes y de los demás que de aquí adelantte se compraren como dicho es, y que si los dichos zenssos se redimieren uno, dos, o más bezes, todas reserua en si como dicho es el usufructo de ellos para de ellos disponer como cosa suia propia sin que el dicho Franco de Gaete, ni los demás suzessores en el dicho Patronazgo y Donazon le puedan poner obstáculo ni ympedimto

[24] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 pp. 111-144.

[25] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta Ciudad de Truxillo; donde se halla sus fundadores, ynventarios de sus papeles y rentas: “A Franzisco de Gaete mi sobrino, que a el presente tiene la casa y uinculo que fundaron mis Padres no le mando dineros porque io he fundado un maiorazgo y patronazgo el qual a de andar en la casa de los dichos mis padres, el qual fundé en Roma el año de mil y quinientos y setenta y quatro. Y después le he aumentado hasta ochocientos ducados de renta en cada un año, por una donazon que tengo hecha, ante el dicho Lagostera y para comprar esto que he donado despues sea ymbiado cumplimto por la bia de Balenzia y con las rentas que se an caído este año que era tambien mias con ziertos uinculos y condiciones y obras que se an de hazer como más largamente en las dichas escripras de donazion se contiene a que me refiero y mando a Franco de Gaete de una copia de ellas, a el ordinario de Plassª para que pueda entender quando uisitare si se cumple, porque si por alguna bia ocultare escriptura de ellas o no se cumpliere el dicho Pattronazgo desde luego que faltare a cumplir lo susodicho, o alguna cosa o parte de ello, pierda toda la renta que obiere de hauer los dos años primeros siguientes y las aplico, a las obras pías a dispusizion del ordinario”.

[26] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta ciudad de Truxillo.

[27] MARTÍNEZ MARTÍNEZ, J.A.: Construyendo la memoria y la eternidad: las capillas, capellanías, ermitas y obras pías de la familia Muñoz de Otálora (Siglos XVI-XVII). En Tiempos Modernos nº 42 p.80.

[28] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta ciudad de Truxillo.

[29] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de Santa María. Libro de las Memorias y Obras Pías fundadas en esta ciudad de Truxillo. “Yt que el dicho Franco de Gaete y los que después de él suzedieren en la dicha Donazon y patronazgo nombren y puedan nombrar los sacerdotes que an de dezir las dichas misas”.

[30] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 p. 126.

[31] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín. Escrituras y otros I y II. Preeminencias del altar de Gaete al Sor Cura y beneficiados de S. Martín de Trugº.

[32] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín. Escrituras y otros I y II. Preeminencias del altar de Gaete al Sor Cura y beneficiados de S. Martín de Trugº.” Domingo diez y siete días del mes de junio de mil e quinientos e sesenta y cinco años Yo Rodrigo de Santiago, sacristán de la Yglesia de San Martin de la ciudad de Truxillo, en la dicha Yglesia a la missa maior al tiempo de ofertorio lei e publique en alta e inteligible boz la carta de edito de Su señoría reverendísima de esta otra parte contenida estando presentes muchos onbres e mujeres en fee dello lo firmé de mi nombre Rodrigo de Santiago. E después de lo sus dicho en la dicha Ciudd de Truxillo a diez y ocho días del mes de junio del dicho año de mil e quinientos e sesenta y cinco, y Diego Martínez, Notario fixe la dicha Carta de Edito en una de las puertas principales de la dicha Yglesia de San Martín a donde estuvo fixada de manera que todas las personas que lo quisieron leer entenderían lo que en ella contenido quince días e más tiempo siendo testigos que la vieron fixar Sancho de la Rua y Sancho Casco, clérigos veznos deTruxillo, Martínez Notario”.

[33] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín. Escrituras y otros I y II. Preeminencias del altar de Gaete al Sor Cura y beneficiados de S. Martín de Trugº.

[34] PONZ, A.: Viage de España en que se da noticia de las cosas más apetecibles y dignas de saberse, que hay en ella. Tomo VII Madrid 1778 p. 170.

[35] SORIA MESA, E.: Las capellanías en la Castilla Moderna: Familia y ascenso social. En Familia, transmisión y perpetuación (Siglos XVI-XIX) 2002 p. 141.

[36] RAMOS RUBIO, J.A.: La Iglesia Parroquial de San Martín de Tours de Trujillo. Badajoz 2018, p. 42. A su vez recoge la referencia que en los mismos términos que hizo Clodoaldo Naranjo Alonso en su obra titulada Trujillo y su Tierra, Serradilla 1929, p. 90

[37] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín. Escrituras y otros I y II. Preeminencias del altar de Gaete al Sor Cura y beneficiados de S. Martín de Trugº.

[38] Archivo Parroquial de Trujillo. Parroquia de San Martín. Escrituras y otros I y II. Preeminencias del altar de Gaete al Sor Cura y beneficiados de S. Martín de Trugº.: “Yt que el Sazerdotte o Sazerdottes que dijeren dichas misas se le dé la limosna acostumbrada y q el Cura de la dicha Yggª de Sor Sn Marttín, tenga cuidado de sauer si se dieren la dichas misas y por el trauajo se le de en cada una dos mrs.

[39] ATIENZA LÓPEZ, A.: La apropiación de patronos conventuales por nobles y oligarcas en la España Moderna. En Investigaciones históricas: Época moderna y contemporánea. nº 28, 2008, p.106.

[40] CABRERA SÁNCHEZ, M.: Nobleza, oligarquía y poder en Córdoba al final de la Edad Media, Córdoba 1998 p. 281.

[41] Archivo Histórico Nacional, Consejos Libro 5003 Libro de Ordenancas de la cofradía de la Santa Vera Cruz desta civdad.

[42] CANTERO MUÑOZ, A.: La Semana Santa de Trujillo durante la Edad Moderna. Badajoz 2006.

[43] Archivo Municipal de Trujillo. Protocolos Notariales de Trujillo. Juan de Santiago Madrigal, caja 41.

[44] HERREROS MOYA, G.J.: Así en la tierra como en el cielo. Aproximación al estudio de las capellanías en la Edad Moderna: entre la trascendencia y la política familiar. El caso de Córdoba. En Historia y Genealogía 2012 p. 122.

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