José Luengo Solís.
Cofrade
Es de todos conocido, que Cáceres, capital de la Alta Extremadura, es una ciudad ancestral. Habitada desde hace miles de años. Cuna de culturas, pues ha estado poblada por hombres del Paleolítico, Iberos, Romanos, Visigodos, Árabes, Astur-leoneses y Castellanos. Ciudad abierta a todos, donde todos los que la moraron, dejaron impresa su huella de una u otra forma. Tiene cuevas paleolíticas donde se pueden hallar pinturas rupestres, castros celtibéricos, murallas romanas, vestigios visigodos, torres y murallas almohades, junto con aljibes musulmanes, así como esbeltas iglesias de principios del gótico y suntuosos palacios renacentistas, un barrio judío y ya en extramuros, unas colaciones y ensanches modernos y otros destacados monumentos, orgullo de todos cuantos nos visitan.
Sus estrechas callejuelas, pequeñas y recoletas plazuelas, hermosos palacios y esbeltas torres, que dominan el horizonte de la llanura cacerense, y se tornan cada primavera en un inmenso templo, para revivir y conmemorar la Pasión, Muerte y Gloriosa Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo. Es esta una celebración que se viene conmemorando durante siglos, pues se tiene constancia documentada de celebrar desfiles procesionales desde el año de 1609. Procesiones con imágenes que recorrían las calles empedradas de la vieja villa, para orar ante los sagrarios de las distintas parroquias, donde se entonaban algunos salmos del Miserere.
La Semana Santa cacereña, está entre la sobriedad castellana y el barroquismo andaluz, pero es diferente a ellas.
Es nuestra, es la Semana Santa cacereña.
En Cáceres, a diferencia de Sevilla, que van a costal, los pasos son portados a hombros por los propios cofrades, ayudados con las horquillas, que a la vez que les sirven de ayuda en los descansos o paradas, también les sirven para marcar el paso rítmicamente. Los pasos, van adornados con gran profusión de flores, siendo algunos, unas verdaderas obras de arte.
Actualmente, en la ciudad de Cáceres y agrupadas dentro de la Unión de Cofradías Penitenciales, están las doce Cofradías de Penitencia, algunas de ellas funcionando ininterrumpidamente desde su fundación, desde hace varios siglos; otras, antiguas pero con interrupción de varios lustros, han vuelto a resurgir renovadas, y otras nuevas, que datan de los últimos 50 años. Entre todas ellas, organizan 19 desfiles, con 40 pasos procesionales, todos ellos con una bella y cuidada ornamentación floral.
Las primeras reglas conocidas de la Pontificia y Real Cofradía de Nuestro Padre Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Misericordia, datan del año 1464, conociéndose entonces como Cofradía de La Misericordia. Posteriormente, con la adquisición en 1609 de la talla de Jesús con la cruz a cuestas (Ntro. P. Jesús Nazareno), pasó a denominarse Cofradía de Nuestra Señora de la Misericordia y Nazarenos. Años después, se denominó Nuestra Señora de la Misericordia y Jesús Nazareno, pasando a Jesús Nazareno y Nuestra Señora de la Misericordia debido a la gran aceptación que tuvo la figura del Nazareno (popularmente conocido como el Cristo de Cáceres). Con motivo de la Bula Papal concedida en un Breve Pontificio, por el Papa Pío VII en 1806 y tener sancionadas las Ordenanzas por S.M. el Rey D. Fernando VII, en el año 1828, tiene los títulos de Pontificia y Real. La Fiesta de la Cofradía, según consta en las antiguas ordenanzas, se celebraba el 8 de Diciembre, fiesta de la Concepción de María Santísima. Los Cabildos Generales se celebraban la víspera de la fiesta. En cabildo del 15-XI-1771 se instaura como fiesta, el día de la Exaltación de la Cruz, el 14 de Septiembre, y mediante el Breve Papal de Pío VII, el día de la fiesta principal, es el día de la celebración de la Exaltación de la Cruz, y si no coincide en domingo, pasa al domingo siguiente.
Esta Cofradía, en sus comienzos estaba destinada a ejercer obras de misericordia, entre ellas, la de dar sepultura a los cofrades, a los pobres de solemnidad y a los reos y ajusticiados. La Cofradía entabló pleito con la de la Cruz, por querer enterrar ambas al mismo reo.
Las imágenes que actualmente procesiona la Cofradía en sus dos estaciones penitenciales, son:
El Domingo de Ramos por la tarde, procesiona el paso de Camino del Calvario, que es una bella composición, en la que figura el Cristo caído y a su lado la Santa Mujer Verónica limpiándole el sudor. A continuación, el esplendoroso paso de palio de la virgen Nuestra Señora de la Misericordia, luciendo un vestido morado con negro manto, imagen adquirida por la Cofradía en 1927.
En la madrugada del Viernes Santo, tiene lugar la procesión principal de la Cofradía, en la cual figuran ocho pasos.
A las cinco en punto de la madrugada, cuando aún no se ha escuchado el canto del gallo, se abre la puerta ojival de la iglesia de Santiago de los Caballeros para que tenga salida Nuestro Padre Jesús Nazareno. Su salida se realiza bajo un impresionante silencio, donde solamente se oyen las instrucciones del Jefe de Paso, para que salga por la magnifica puerta gótica rozando las columnas que la enmarcan. Una vez que los hermanos sacan el tan esperado paso de Jesús al atrio de la iglesia y cogen las horquillas, suena en el silencio de la noche, el clarín con el toque de Oración. La trompeta rasga el velo oscuro de la noche y el sueño intranquilo, rompiendo el grave silencio, un silencio cortante, que se puede rasgar. Cesan los murmullos de admiración que suele despertar la salida de nuestro Nazareno, imagen que fue adquirida por la Cofradía a Tomás de la Huerta por la cantidad de trescientos reales, siendo Mayordomo D. Juan Martín Ojalvo, en 1609, y que porta una cruz de carey con los bordes y azucenas que rematan las puntas, de plata, realizada en los talleres de Pedro Barres, en Sevilla en el año 1765. El cuerpo se estremece viendo a ese Nazareno con su cruz a cuestas, como esa corona de espinas le atraviesa la frente y una de sus puntas se le clava en la ceja derecha, y en esas andas adornadas expresamente para la ocasión, portado por los cofrades más antiguos.
Cuando termina de sonar el lánguido llanto de la trompeta y los hermanos quieren comenzar a caminar con la imagen, se oye, en el silencio de la noche, el estremecedor canto de una saeta. Saeta que es cantada con todo el amor de cofrade que su autor le dedica, a su Nazareno. A esta oración cantada, le siguen dos o tres, y es cuando la imagen se pone en movimiento, con un pausado y cansino caminar, que para compensar el esfuerzo que supone la carga en sus hombros, los cofrades se ayudan con las horquillas, golpeando rítmicamente con ellas las viejas piedras del suelo, produciendo un sonido muy característico. Sonido que hace estremecer y no poco, a las personas que se aglomeran en esas estrechas y viejas calles para presenciar el paso de las procesiones.
El paso de La Magdalena, la mujer pecadora que estuvo a los pies de Jesús, es una talla en madera policromada, realizada en 1904, y es llevada a hombros por los más jóvenes cofrades de carga, hermanos que se inician en este capítulo y que suplen con coraje y entusiasmo, su falta de experiencia.
La Caída, es obra en escayola, que representa una de las tres caídas que sufrió Jesús en su recorrido por la vía dolorosa, siendo Jesús ayudado por el Cirineo, un judío le sujeta con una cuerda, mientras un sayón inhumano, le golpea con el látigo. Imagen adquirida en 1956, durante la mayordomía de D. Santos Floriano.
La Santa Mujer Verónica, imagen de talla en madera policromada, realizada en 1903 en los talleres valencianos de los Hermanos Bellido, fue regalada a la Cofradía por Dª Trinidad Cortina en 1916. Es como el paso de La Magdalena, portada por los más jóvenes cofrades de carga.
El paso de El Calvario, adquirido por la Cofradía en 1927 siendo Mayordomo D. Julián Murillo Iglesias, en los talleres barceloneses de Hijos de José Rius. Es un grupo escultórico en el que está Jesús en la cruz, mirando al cielo, junto con la Virgen María y San Juan, el apóstol amado. La cruz es arbórea sin desbastar, por lo que tiene un gran peso, siendo llevado a hombros de cuarenta cofrades.
Solo, exánime en su cruz, apenas alumbrado con las luces de los cuatro veleros de tulipas, rodeado de un monte de claveles rojos, se yergue el Cristo de las Indulgencias, imagen antiquísima, de finales del siglo XIII o principios del XIV. Es este uno de los Cristos más admirados de nuestra Semana Santa, siendo sin duda el Cristo gótico más antiguo de los que procesionan en nuestra ciudad. El Papa Gregorio XIII, concedió en una Bula pontificia, Indulgencias a la imagen en 1583, conservando la Cofradía dicho documento, al igual que el Breve pontificio sobre la fiesta principal de la Cofradía del Papa Pío VII.
Dando testimonio de toda la Pasión, el paso de La Exaltación de la Cruz, es un paso alegórico, realizado en 1953, representado por una cruz vacía, de la que pende un gran sudario y donde se apoyan dos escaleras, una lanza y un hisopo, y a sus pies, una corona de espinas, tres clavos, un martillo, una soga y un flagelo, utensilios utilizados en el Gólgota.
Cerrando este impresionante desfile procesional, aparece la imagen de la Virgen de las Angustias, una Piedad adquirida en una exposición de arte religioso en 1914 y donada a la Cofradía, realizada en los talleres de El Arte Cristiano, de Olot (Gerona). Maria, al pie de la cruz, de la que pende un sudario, sostiene en su regazo a su Hijo amado.
Esta procesión, cobra una dimensión distinta cuando pasa en el claroscuro del amanecer, por los adarves. Allí, en lo áspero de la empinada y empedrada cuesta, se hace más trabajoso y penitencial, más purgante, la voluntariosa carga de los pasos a hombros de los hermanos. Es allí, donde en su estrechez, las saetas rebotan en las paredes de las casonas y palacios, recorren la angosta calle y salpican las viejas piedras. En el Adarve, el Nazareno, mecido en sus andas, apenas vislumbrado por la claridad de la luz de las velas de los faroles, le pesa más su rica cruz de carey. La de Magdala, está más arrepentida y suplicante. Jesús, en su Caída, es ayudado por el de Cirene. La Verónica, esa santa mujer, limpia el rostro del Nazareno con un paño, quedando su rostro impreso en él. El Cristo del Calvario, está más suplicante, igual que su madre, María y su discípulo Juan. La silueteada y escueta imagen gótica del Cristo de las Indulgencias, sobre su esplendoroso monte de rojos claveles, justifica por sí solo la expectación de esta procesión. Y por último, María. María en sus Angustias, llevando en el regazo a su Hijo muerto, parece aún más muerto por las luces del nuevo día que le dan un tinte impreciso.
En el año de 1490, 15 hijosdalgos fundaron la Cofradía del Santo Crucifijo de Santa María de Jesús, siendo sus ordenanzas aprobadas en 1572
Esta Cofradía, a pesar de su antigüedad, desapareció y ha sido renovada el 30-VIII-1985, haciéndose penitencial, conservando su recorrido, que transcurre a través de los Adarves de la parte antigua, sin salir del recinto amurallado, denominándose en la actualidad Muy Solemne, Venerable y Pontificia Cofradía Hermandad Penitencial del Santo Crucifijo de Santa Maria de Jesús, conocida popularmente como Cofradía del Cristo Negro, debido al color de la madera en la que está tallada la imagen titular, el Santo Crucifijo de Santa Maria (Cristo Negro), talla en madera negra realizada por autor desconocido a finales del siglo XIII o principios del XIV, costando un importe de 1.500 marevedis.
La Cofradía tiene un número limitado de hermanos que procesionan, siendo unos cincuenta, todos con hachas encendidas, excepto los que portan la imagen del Cristo, los que llevan el gran incensario y los atributos de la Pasión. A este desfile solamente se acompaña el sonido de una esquila anunciadora y un atambor destemplado que anuncia el paso del Cristo Negro, imagen que sale inclinada en un soporte, alumbrada solamente por dos hachas de tea encendidas. Su uniformidad, difiere del resto de las demás cofradías, ya que utiliza una túnica negra franciscana con capucha y cordón de esparto ceñido a la cintura.
A las 24,00 horas del Miércoles Santo, salen por la puerta lateral de la Concatedral, que ha permanecido totalmente cerrada, tres cofrades con hábito negro franciscano, con la capucha echada y la cabeza baja en actitud de humildad, dos de ellos con hachas encendidas y el tercero, en el centro tocando una esquila; se dirigen a la puerta del mediodía y llamando con tres aldabonazos, al grito de: “Abrid al Cristo Negro de Santa Maria, ¡Dios lo quiere así!” , se abre la puerta para iniciar la procesión.
Nacida al abrigo de la orden franciscana, teniendo en sus principios como sede el Monasterio extramuros de San Francisco el Real, figura la Ilustre y Real Cofradía de la Santa y Vera Cruz, conocida en sus comienzos como Cofradía de la Cruz. En Mayo de 1521 se fusionó con la Cofradía de la Pasión, otorgando nuevas ordenanzas.
En sus comienzos, además de tener que dar sepultura a los reos ajusticiados, junto con la Cofradía de la Misericordia (con la que tuvo pleito por querer enterrar ambas al mismo reo), efectuaba la procesión de disciplinantes, que gozó siempre de mucha devoción y fervor popular en esta villa cacerense, desfilando en la misma, nobleza, burguesía y pueblo llano, si bien era la nobleza la encargada de ir con los hachones encendidos, en tanto que la burguesía y el pueblo llano, actuaban de disciplinantes, esto es, ir durante la procesión aplicándose disciplinas en las espaldas. Esta procesión de disciplinantes, no salía si había tempestad o peligro de invasión, efectuándose entonces por el claustro del monasterio, en tanto que un disciplinante con dos hachones, efectuaban el recorrido habitual, que era el recorrer las parroquias, donde hacían oración.
Actualmente, desfila procesionalmente en la tarde del Jueves Santo, con los pasos:
La Oración en el Huerto, grupo escultórico realizado en los talleres Arqués, de Barcelona, en 1898. Representa a Jesús apoyado en una roca, en el Huerto de los Olivos, recibiendo de un ángel, el cáliz de la amargura.
Salido de los talleres valencianos de Talleres Tena, El Beso de Judas, grupo escultórico realizado en 1934 y adquirido por la Cofradía, donde Jesús recibe el Beso del discípulo traidor, Judas, en presencia de los secuaces del Sanedrín y un oficial romano.
Realizado en 1913, por el barcelonés afincado en Madrid, Francisco Font, figura el paso de La Flagelación, donde Jesús está amarrado a una columna, donde ha sufrido los azotes, mirando compasivamente a sus flageladores.
El Cristo de la Salud, un crucificado anónimo en madera policromada del siglo XVI (se tiene la creencia de que es el que sacaba la Cofradía en la procesión de Disciplinantes).
Realizada en madera policromada en 1951, por el artista vallisoletano Antonio Vaquero, la Dolorosa de la Cruz es una imagen que es copia mejorada de la existente en Valladolid debida a Gregorio Fernández, cierra este desfile procesional. La Dolorosa es escoltada en su recorrido por las Damas de la Dolorosa, ataviadas con la tradicional mantilla española.
Otra Cofradía antigua es la Cofradía del Stmo. Cristo del Humilladero y María Corredentora, con ordenanzas del 18 de Junio de 1584, denominándose con anterioridad del Espíritu Santo, fue creada en Marzo de 1493, desapareciendo en el año 1808 como consecuencia de la Guerra de la Independencia, por la invasión de las tropas francesas que destruyeron su ermita y la mayoría de las imágenes, resurgiendo en 1833 y volviendo a desaparecer en 1848, restaurándose nuevamente, ya en época moderna, bajo los auspicios del obispo de Coria-Cáceres D. Manuel Llopis Iborra, procesionando por primera vez en 1950, delante de la Cofradía de la Vera Cruz.
El paso de El Señor Amarrado a la Columna, fue donado a la Cofradía de la Vera Cruz en 1656 por Francisco Martín Carrasco, a la sazón Alférez de la Corona en las Indias. Es de escuela sevillana y se cree que perteneció a la escuela de Pedro Roldán, si no fue el mismo el autor. La Cofradía de la Vera Cruz, lo abandonó cuando le regalaron el paso de La Flagelación en 1916.
El Santísimo Cristo del Humilladero del Espíritu Santo, es una bella talla gótica del siglo XIV.
El paso de María Stma. Corredentora, salió de la gubia del artista cacereño Venancio Rubio en 1960, en el que María con las manos entrelazadas, mirando al cielo, suplica una oración.
Otorgadas en 1582 por el entonces obispo de Coria, D. Pedro García de Galarza, tiene sus ordenanzas la Ilustre y Real Cofradía de Nuestra Señora de la Soledad y Santo Entierro. En su principio se denominó Cofradía de Nª Señora de la Soledad del Monte Calvario, y tenía lugar una procesión el Domingo de Lázaro, desde la hoy Concatedral, entonces arciprestal iglesia parroquial de Santa María la Mayor hasta el Calvario, donde se predicaba un sermón, volviendo a Santa María. El Viernes Santo, tenía otro desfile procesional, el del Descendimiento, que saliendo de Santa María con el Cristo Yacente y la Virgen de la Soledad hasta el Calvario, donde se celebraba la ceremonia del descendimiento y se predicaba el sermón de la Soledad, volviendo la procesión con el Santo Sepulcro y la Virgen.
Ya en los tiempos modernos, tiene lugar en la tarde del Viernes Santo la procesión del Santo Entierro, donde el nuevo Cristo Yacente, realizado en 1968 y donado por la Caja de Ahorros de Cáceres, un Cristo muerto, yace sobre la fría losa de piedra del sepulcro, estando alumbrado por cuatro hachones.
La Virgen de la Soledad, es una imagen de candelero de finales del siglo XVI, con su cara atormentada de dolor, con manto negro y cuajada de flores blancas, que estremece a su paso por las calles de este Cáceres milenario.
En la mañana del Domingo de Resurrección, esta Cofradía procesiona con los pasos del Cristo Resucitado, obra de escayola y la Virgen de la Alegría, imagen de candelero. Cada paso tiene un recorrido inicial distinto, juntándose ambos en la Plaza Mayor, donde la Banda Municipal interpreta el Himno Nacional y hay sueltas de palomas, globos y cohetes, para continuar con ambos pasos la procesión hasta su ermita.
Hacia la mitad del siglo XX, concretamente en el año 1946, se funda la Cofradía de los Ramos, Cristo de la Buena Muerte y Virgen de la Esperanza, que ha pasado a la titulación de Fervorosa Hermandad de Nazarenos y Cofradía de los Ramos, Cristo de la Buena Muerte y Ntra. Sra. de la Esperanza.
Su primer desfile procesional, lo realizó en la Semana Santa del año 1947, iniciándolo con el paso de Entrada de Jesús en Jerusalén, conocido popularmente por La Burrina. El grupo escultórico fue adquirido por la Cofradía a la Casa Bayroda Basols, de Casabó de Olot (Gerona), siendo diseñado por el imaginero catalán Jaime Martrús i Riera.
En los prolegómenos del inicio de la procesión, donde todo son nervios y movimiento, pues no en vano van a dar comienzo los desfiles procesionales de nuestra ciudad, donde los directivos de la Cofradía, agobiados por la responsabilidad, tratan de colocar a los Hermanos de Escolta, y los Hermanos de Carga, a las órdenes del Jefe de Paso, se colocan por turnos para llevar sobre sus hombre el paso. Son momentos de gran intensidad para los cofrades, pues están dando comienzo a sus aspiraciones, que han tardado todo un año para salir de su corazón. El cofrade tiene un gran sentimiento de amor hacia esta Semana Mayor, que es algo muy especial para él. Se siente protagonista, sin serlo en absoluto, de este acontecimiento que sucedió hace más de dos mil años y que ha cambiado el sentimiento de la humanidad. La Pasión, Muerte y Gloriosa Resurrección de Jesucristo, el Hijo de Dios vivo.
Esta Cofradía, procesiona el Martes Santo, el paso de Ntro. Padre Jesús del Perdón, cuya imagen es un antiguo Nazareno al que se le ha suprimido la cruz que portaba al hombro, efectuando una iconografía de Exce-Homo, es propiedad del Obispado y perteneció en su día a la extinta Parroquia de Granadilla, población que fue inundada al efectuar las obras de construcción del pantano de Gabriel y Galán.
En la tarde del Miércoles Santo, efectúa su tercer desfile procesional esta Cofradía, con el paso del Cristo de la Buena Muerte, un crucificado anónimo del siglo XVII y el paso de palio de la Virgen de la Esperanza, imagen de candelero realizada en 1949 por el cacereño afincado en Madrid, José García Bravo. Es esta una talla inspirada en la Virgen de la Macarena sevillana, pero más niña. Ha sido durante muchos años la única imagen de virgen que ha posesionado con palio. El paso de la Virgen, con su canastilla plateada y su bonito repujado manto de color verde, es acompañado por numerosas mujeres, ataviadas con la típica mantilla española, dándole escolta y realce durante todo su recorrido por las calles de la ciudad.
La Cofradía del Santísimo Cristo de las Batallas, fue fundada el 24-X-1951 por los Excombatientes y Caballeros Mutilados de la Guerra Civil y en ella engrosaron sus filas numerosos militares. Posesionaba únicamente con el Santísimo Cristo de las Batallas (Nazareno en su 1ª caída), imagen realizada en 1951 por el imaginero abulense Antonio Arenas Martínez, siendo una copia de la talla que se encuentra en el Convento de la Iglesia de Mosén Rubí de Bracamonte, en Ávila.
Era una cofradía de corte militar y a su desfile penitencial, asistía casi todo el Regimiento de guarnición en la plaza, siendo portado el Stmo. Cristo por soldados pertenecientes al mismo, estando acompañado por todos los mandos y tropa que se encontraban libres de servicio. En 1971 queda extinguida por los Excombatientes y Mutilados y se refunda en 1985, agregándose la Cofradía de la Virgen de los Dolores que existía desde 1820, tomando carácter penitencial y pasando a la denominación de Exma. e Ilustre Cofradía-Hermandad Penitencial del Stmo. Cristo de las Batallas y María Stma. de los Dolores, con sede en la S.I. Concatedral de Santa María.
A la imagen del Stmo. Cristo de las Batallas, se suma en el desfile procesional, el Cristo del Refugio, crucificado anónimo del siglo XVIII (1780), que estuvo al culto en el Convento de San Francisco el Real y fue hallado en unas dependencias de la Diputación Provincial, en estado de abandono.
Cierra la procesión la imagen de la Virgen de los Dolores, de autor anónimo del siglo XVIII, siendo propiedad de la familia Mayoralgo, que la habían adquirido en Madrid en 1874, recibía culto en una capilla lateral de la S.I. Concatedral.
En la tarde del Sábado Santo, procesiona con la imagen de Ntra. Sra. Del Buen Fin y Nazaret, imagen de candelero, con vestidura de corte hebreo. La Virgen delante de la Cruz vacía, de la que cuelga un sudario, lleva en sus manos una corona de espinas, estando adornada por unos claveles rojos.
En la mañana del Viernes Santo, tiene su estación penitencial la Cofradía del Vía Crucis y del Santísimo Cristo del Calvario de los Estudiantes, con sede en la Iglesia Conventual de Santo Domingo, que regentan los Padres Franciscanos. Surgió de las filas de los Antiguos Alumnos del Colegio de San Antonio de Padua, de los PP. Franciscanos y debido al gran entusiasmo del Padre Bonilla y del antiguo alumno y profesor de esa institución, además de gran amante del deporte, D. Jesús Asunción, en 1959.
Procesiona una talla del siglo XVI, el Santísimo Cristo del Calvario de los Estudiantes, perteneciente a la escuela de Gregorio Fernández. Sale adornado con una gran profusión de claveles rojos, con la cruz tumbada sobre las andas, en posición inclinada, e impresiona siempre por su majestuosidad. Las figuras de María y San Juan, que completan el Calvario, no procesionan. En las filas de la procesión figuran infinidad de mujeres, ataviadas con la mantilla española, llevando en sus manos un ramo de claveles rojos, que le arrojan al entrar el Cristo en la iglesia.
Fundada en 1989, la Cofradía Hermandad Penitencial del Santísimo Cristo del Amor, procesiona en la tarde del Domingo de Ramos, con el paso de Nuestro Padre Señor de las Penas, que representa a Jesús ante Pilatos. Data de finales del siglo XVI o principios del XVII, siendo obra del vallisoletano Pedro de la Cuadra, según consta en los documentos existentes en los archivos de la Cofradía. La figura de Cristo, flagelado, coronado de espinas, maniatado y con una caña entre las manos, lleva sobre el cuerpo una clámide que le cubre la espalda y un paño de pureza.
La procesión que realiza en la tarde del Jueves Santo, figura la imagen del Cristo del Amor, que es obra de escayola, realizado entre 1930 y 1940 en los talleres de Arte Cristiano, de Olot, representando a un Cristo sin expirar, dirigiendo la mirada hacia lo alto, en expresión de pedirle al Padre perdón por todos nosotros y nuestras culpas.
Le sigue el paso de la Virgen de la Caridad, de autor desconocido, de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII. Procede la imagen de la Parroquia de Santiago del Campo, donde figuraba como Virgen de la Soledad, adquiriéndola la Cofradía.
También fundada en el año 1989, figura la Cofradía Penitencial del Santo Cristo del Amparo, Cofradía Penitencial, en su más estricto cumplimiento, donde los cofrades juran antes de salir, guardar absoluto silencio durante todo el recorrido del desfile procesional, silencio que solamente es roto por el sonar de una esquila que anuncia el paso de la procesión y el sonido hueco de un atambor destemplado que acompasa los movimientos de los hermanos de carga que soportan el peso del Stmo. Cristo del Amparo. El silencio que manifiestan los cofrades en todo su recorrido, es contagiado al público expectante, y al paso de la procesión, la gente adquiere un carácter más formal y serio, cesando todos los ruidos.
La imagen del Stmo. Cristo del Amparo, fue realizada en 1671 a partir de una cabeza de Nazareno que se había traído a Cáceres un escribano que venia de otras tierras (D. Diego Durán de Figueroa). Se le habilitó una capilla en el Humilladero del camino de la Montaña, donde ha recibido culto hasta nuestros días. Durante su recorrido, se van meditando las últimas Siete palabras que Jesús pronunció estando clavado en la cruz.
En el silencio de la noche del Martes Santo, y en su recorrido, se oye el arrastrar de las cruces penitenciales que llevan los cofrades, el sonido lúgubre del atambor destemplado que marca el paso de los hermanos, el golpear de las horquillas sobre el pavimento y el silencio, ese silencio que se puede sentir. Cuando la procesión efectúa una parada, ese silencio que envuelve al cortejo, un silencio denso, cortante, se manifiesta en toda su grandeza. Es entonces cuando se oye el comentario de una de las siete palabras.
En la mañana del Viernes Santo, la Ilustre Hermandad de Penitencia y Cofradía de Nazarenos de Ntro. Padre Jesús de la Expiración y Ntra. Sra. de Gracia y Esperanza, fundada en 1992, efectúa su estación de penitencia, que dura desde las 11,00 hasta las 15,00 horas (la hora nona), en que efectúan la ceremonia de la Expiración, con el paso del Cristo gótico Ntro. Padre Jesús de la Expiración, talla de gran envergadura, con los brazos rectos, paralelos a la cruz, con una Cruz arbórea, de madero redondo, con un faldón de terciopelo cubriendo su pureza que le llega hasta la rodilla. Mientras la ceremonia de la Expiración, el Cristo es inclinado en una reverencia, sostenido a pulso por los cofrades de carga, mientras se oye “Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Fundada en el mes de Mayo de 1996 la Cofradía de la Sagrada Cena y Ntra. Sra. del Sagrario, desfila por primera vez al año siguiente en la mañana del Jueves Santo con los pasos de La Sagrada Cena (incompleto) y Ntra. Sra. del Sagrario. El paso de la Sagrada Cena, ha sido diseñado y está siendo ejecutado por el artista sevillano Antonio J. Dubé de Luque, que lo comenzó en 1994. En la Semana Santa de 1995, procesionó solamente la figura central de Jesús (El Señor de la Eucaristía), talla completa, y al año siguiente, se incluyeron los apóstoles San Judas y San Juan. Estos dos años en el desfile procesional de la tarde del Domingo de Ramos con la Cofradía de Jesús Nazareno, junto con la Virgen de la Misericordia. En los años siguientes, al ser creada la Cofradía, realiza su desfile procesional en la mañana del Jueves Santo y se les han ido incorporando las figuras de otros apóstoles: San Pedro, Santiago el Mayor, San Andrés, San Bartolomé, San Felipe, Santo Tomás y Santiago el Menor. Todos ellos, figuras de candelero, de vestir.
La imagen de Ntra. Sra. del Sagrario, de candelero, es también obra del mismo autor sevillano, realizada en 1994.
En este Cáceres, y en los albores del tercer milenio de la era cristiana, vemos pasar por nuestras calles y plazas, portados a hombros de nuestros cofrades: Ramos, Misericordia, Batallas, Amparo, Perdón, Buena Muerte y Esperanza, Santo Crucifijo, Eucaristía y Sagrario; Amor y Caridad; Vera-Cruz; Humilladero, Nazareno, Expiración, Calvario estudiantil; Sepulcro y Soledad; Buen Fin, y para término y culminación, Resurrección y Alegría. Este es un pequeño resumen de las Cofradías cacereñas, con los pasos que procesionan en nuestra Semana Santa. Semana Santa que sigue siendo Santa y cacereña, sin tener parangón con las de otras poblaciones, y que cada vez es más nuestra.
Cristo de las Indulgencias