Oct 012001
 

Alonso J. Corrales Gaitán.

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En el nombre de la Santísima Trinidad
Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Un solo Dios verdadero, para honra y
Reverencia de Jesús Crucificado, muerto y resucitado.

Para general conocimiento, comprensión
Y salvación de todos los creyentes,
En necesaria observación silenciosa y respetuosa.
De su impresionante imagen retorcida,
Siendo una unidad con el madero,
Y un todo con quienes lo contemplan.

Ello por los tiempos pasados,
Los presentes y los futuros”.

Amén

Poco más de un siglo de reposo, ha servido para recuperar una devoción muy arraigada entre los cacereños desde remotos tiempos.

Lamentablemente en la actualidad, la mayoría de la gente únicamente ve el montaje externo, pero existen toda una variedad de elementos que son ajenos a quienes hasta él se acercan.

Por esto y por una profunda devoción que siento hacia tan impresionante imagen, me ha decidido a compartir con todos ustedes estos instantes y ojala que al finalizar mi modesta disertación, sientan por el Cristo Negro al menos algo de lo que yo siento desde el preciso momento en que lo descubrí.

Para un mejor entendimiento vamos a ir profundizando en el tema paso a paso.

En una materia como esta, es muy difícil separar lo religioso de lo cultural o lo social, incluso de lo tradicional o del aspecto propio de la leyenda. En todo fenómeno que tiene más de seis siglos de antigüedad, todos los elementos juegan un papel esencial.

El Cristo Negro ha superado la barrera meramente religiosa para convertirse en un fenómeno social y caritativo dentro de la ciudad de Cáceres, e incluso sus alrededores.

La imagen.-

Desde el punto de vista artístico, es decir desde la seria y cualificada opinión de los expertos en arte, estamos ante una talla considerada perfecta, es sencillamente un Cristo Crucificado equilibrado.

Son opiniones de varios imagineros y restauradores, que en los últimos años y por diferentes motivos han observado detalladamente esta obra.

Según criterios de todos estos expertos y estudiosos, tan magnífica imagen fue realizada en el siglo XIV, por autor hasta ahora desconocido, coinciden quienes han observado minuciosamente la obra referida, que su autor no pudo ser un principiante dado que todos los detalles del Crucificado son perfectos, es una obra con un notable conocimiento de anatomía, logrando que espectador aunque no sea creyente, conozca claramente este momento histórico de la Pasión. Tanta es la personalidad del autor que ni siquiera las restauraciones de siglos posteriores a la de su creación, a pesar de que algunas hallan sido hechas con muy poco acierto técnico, como decíamos ni siquiera esos trabajos, le han quitado a la obra original, belleza y equilibrio en todo este tiempo.

Estudiando las primeras familias que se relacionan con la imagen, los Ovando, que posteriormente y con el paso del tiempo se convertirían en Blázquez, se descubre que son los auténticos mecenas de dicha creación, no podemos olvidar a Juan Ovando que abonó 1.300 maravedíes por su elaboración.

En lo referente al lugar de origen de tan magnifica talla, se barajan distintas posibilidades, es posible que fuera traída de distintos lugares de Europa, tales como Castilla, Alemania o incluso Italia.

A la hora de nombrar al autor de tan magnífica talla, no podemos contar con documento alguno, únicamente introducirnos en el mundo de las especulaciones e incluso de las eliminaciones, y así y con muchas dudas indicar a Paulus o Pablo de Colonia como posible autor del Cristo Negro, magnífico artista que realizó interesantes trabajos en el Monasterio de Guadalupe, entre otros lugares.

Hoy muchos devotos se preguntan ¿Y quién fue el modelo que sirvió de inspiración para tan especial imagen? ¿Por qué de rasgos negroides?

Lo más probable es que la respuesta adecuada no la encontremos nunca, pero podemos intentar localizar otras lógicas, que no se encuentren muy alejadas de la misma. Dado que en otros lugares de la ciudad aparecen representaciones de personas de raza negra, esclavos traídos de otros continentes por la nobleza cacerense. Es muy posible, que el autor de esta talla observara un equilibrio anatómico en una de estas personas, y la utilizará para su inspiración en tan magnífica obra.

Incluso no podemos pasar por alto que alrededor del Crucificado referido se han encontrado varios símbolos y signos originarios de la religión hebraica, que durante décadas existió en Cáceres, lo que sin duda puede explicar todo esto.

Según parece, la realización del Cristo Negro fue para acomodarlo en una capilla propiedad de un reducido grupo de devotos, situada en un palacio de las proximidades de Santa María, pero la intervención del Prelado de la Diócesis hizo que al final se colocase en el primero beatario y posterior Convento de Santa María de Jesús, religiosas bajo las reglas de San Jerónimo, que estaba situado en el lugar que en la actualidad es el palacio de la Excma. Diputación Provincial.

Inmediatamente toda la zona próxima a dicho lugar experimenta una creciente devoción hacia tan peculiar Crucificado, realizándose innumerables actos y cultos en su honor, en los que por supuesto también participan los correspondientes Prelados. Algunos de los cuales pidieron ser enterrados a sus pies o cerca de él. Lo mismo ocurrió con distintos miembros de la nobleza cacerense.

Otra de las preguntas que sin duda se han hecho muchos devotos y se continúan haciendo, aún en la actualidad, es: ¿Qué color tenía originariamente este Cristo?

A la vista de las diferentes pruebas que se le han podido hacer a dicha imagen, se puede afirmar que el Cristo Negro fue creado con una tonalidad marrón oscura, color que con el paso del tiempo y con el humo de las miles de velas que han estado colocadas cerca de él, la ha convertido en una imagen casi negra.

Pero a tan peculiar devoción de Cristo crucificado, como es de suponer no se le pudo poner limitaciones, por lo cual las capas más humildes de aquella lejana sociedad cacerense, también comenzaron a sentir una especial atracción hacia imagen tan extraordinaria.

Y fueron toda una serie de circunstancias sociales y devocionales las que provocaron la creación de la Cofradía del Santo Crucifijo de Santa María.

La cofradía.-

Según consta en los correspondientes documentos tanto del Obispado como de la propia cofradía, esta se funda el 3 de mayo del año 1490, dos años antes del Descubrimiento de América.

Los promotores de tan magnífica idea fueron quince hijosdalgos cacerenses, pero inmediatamente se les incorporaron un número indeterminado de vecinos de muy diferentes orígenes, pero todos con un mismo fin: la devoción pública hacia el Cristo Negro.

Para evitar posibles errores tengo que decir que originariamente dicha cofradía no fue fundada con carácter penitencial, sino meramente de devoción y culto, realizando distintos actos públicos en honor de su imagen. Con la cual realizaban una procesión claustral por el interior del templo donde estaba expuesta, primero en el mencionado Convento de las religiosas, posteriormente en la Iglesia de Santa Maria la Mayor, hoy Concatedral. En muy contadas ocasiones procesionó visitando algún otro templo.

Y en lo referente a sus actividades, además de las propias religiosas, efectuaban sus miembros otras de carácter caritativo, tales como recoger a enfermos, darles comida y alojamiento y pagar el entierro o literalmente sepultar a personas que no contasen con medios económicos suficientes o ajusticiados.

Existe una nada despreciable teoría de motivación para la aparición de talla tan especial, por su color oscuro y sus características fundacionales.

Tiene una clara influencia de las órdenes de caballería que por aquel lejano siglo XIV actuaban por esta zona, y en especial los restos de la que fue Universal Orden del Temple, desaparecida oficialmente el 13 de marzo del año 1314.

No podemos olvidar que a pesar de su injusta destrucción, en determinados países de Europa continuó funcionando respaldada por determinados monarcas u órdenes creadas expresamente para ‘‘maquillar’’ a los caballeros templarios supervivientes.

Esto ocurre claramente en la cercana Portugal, donde se crea la Orden del Cristo en el año 1319 por el rey Donis (Dioni), encabezada por caballeros templarios, así como la Orden de Pereiros, que en Extremadura se transforma en la Orden de Alcántara.

Todos estos acontecimientos favorecieron notablemente la aparición en Cáceres de la Santa Hermandad del Cristo Negro, así como en otros lugares de la provincia e incluso de la región de otras cofradías por el estilo.

En estos argumentos, tampoco podemos pasar por alto, el hecho que por norma general se daba en las principales ciudades de España y de Europa, de que donde aparecía un fragmento del denominado Lignum Crucis, una Virgen Negra o incluso un Crucificado, también de color negro, allí de una manera u otra estaba presente la Orden del Temple como tal o con algunos de sus perseguidos miembros, y Cáceres no fue una excepción en este tema.

Si hacemos caso a la escasa documentación existente de aquella época, el aspecto económico fue el menos preocupante en esta cofradía ya que en poco tiempo y según nos demuestran sus inventarios, la cofradía se hizo con una elevada cantidad de casas y tierras, productos de numerosos donativos de cofrades y devotos de tan impresionante imagen. El verdadero problema fue el fenómeno humano. No es de extrañar en una sociedad con tantas carencias esenciales, elevada mortandad por enfermedades, epidemias y continuos conflictos bélicos, en lo que a los siglos XV, XVI y XVII se refiere, no fuesen multitudinarios los seguidores tal y como hoy pudiésemos pensar.

Este pudo ser uno de los principales motivos, para consentir que la mujer formase parte activa en mencionada cofradía, aunque para ello debieran pagar el doble que los hombres, especialmente en cera, moneda o especies.

Tal y como ya afirmamos en 1990, como consecuencia de presentar públicamente por primera vez la historia de esta imagen y su asociación, la documentación que ha llegado hasta nuestros días, mejor dicho que hoy se puede consultar, es muy limitada ya que por desgracia existe no poca documentación que está en poder de particulares sin posibilidad inminente de poder ser consultada públicamente, lo que dificulta localizar infinidad de datos al respecto.

El Cabildo rector se constituye con un Alcalde Mayordomo, dos Alcaldes y cuatro diputados o contadores, así como tres sustitutos de éstos, un clérigo y un escribano público que hacía las veces de secretario.

En el año 1547 contaba la cofradía con unas rentas anuales de 2.530 maravedíes.

El lugar habitual de las reuniones del Cabildo, era la denominada por entonces Puerta del Sol, hoy convertida en entrada a la Capilla del Santísimo de Santa María, la Concatedral. Por el contrario las reuniones del capítulo general, se celebraban en casa del Alcalde Mayordomo.

Juan Blázquez que vivió a finales del siglo XIV y principios del XV, a su fallecimiento dejó para la cofradía la finca denominada “Suertes de Santa María”, situada en la carretera de Cáceres a Trujillo a pocos kilómetros de la capital de provincia. Este magnifico terreno con sus numerosos rebaños de ovejas y vacas, fue propiedad de la mencionada cofradía, hasta la Desamortización de Mendizábal, en que fue dividida en seis fincas totalmente independientes, la mayor de las cuales pasó a propiedad de la Excma. Diputación Provincial.

Tal repercusión social alcanzó este colectivo religioso, en la ciudad de Cáceres, que se le concedieron las siguientes “gracias”, por mediación del Sr. Prelado de la Diócesis y el respaldo multitudinario de la población:

– En el año 1611, Bula Pontificia por el Papa Paulo V.

– El 27 de agosto de 1714, Indulgencias plenarias a las ánimas de los difuntos, por el Papa Clemente XI.

– El 22 de enero de 1727, Benedicto XIII otorgó Bula Pontificia a los cofrades y devotos de esta imagen.

Pudiendo lucrarse todos los cofrades de la gracia de siete años y siete cuarentenas de perdón, desde las vísperas precedentes a la fiesta principal, y durante todo el día festivo.

Facultaba además el Sumo Pontífice a los cofrades para que eligiesen cuatro días festivos, previa aprobación del Obispado de la Diócesis, para ganar los mismos privilegios espirituales.

Como consecuencia el Cabildo de esta cofradía propuso al Prelado los cuatro días siguientes, que fueron aprobados como era de esperar con fecha de noviembre de 1727:

– Fiesta de San José.

– Fiesta de San Jorge.

– Fiesta de San Juan Bautista.

– Fiesta de San Pedro de Alcántara.

El 24 de mayo de 1627, D. Gaspar de Saa, Visitador General de la Santa Iglesia Catedral de Coria, viendo la gran devoción que la villa de Cáceres procesaba a tan magnífica imagen de crucificado, dispone que sea hecho un rico confalón o pendón, con las insignias de la cofradía, para acompañar a la imagen en todos sus actos, importando la vara de madera 50 reales, el damasco empleado en el mismo fue un regalo de varias personas piadosas.

Durante mucho tiempo dicho pendón participó en infinidad de actos de todo tipo, relacionados con la cofradía que nos ocupa, conservándose el mismo hasta mediados del siglo XX, en que fue desechado por su lamentable estado.

En capítulo general, celebrado el 1 de agosto de 1651, siendo Mayordomo D. Francisco Martín Madmuelo, a propuesta suya, es aprobado por unanimidad que la mujer participe de manera activa en todos los acontecimientos de la cofradía. Dándose no obstante una cierta diferencia entre las esposas o hijas de cofrades, y las que no lo son.

En el siglo XVII es sacada la imagen en procesión al menos en cinco ocasiones, como consecuencia de distintas epidemias y calamidades que asolan a la ciudad de Cáceres, colocándose en otras tantas ocasiones en el altar mayor para que todos los devotos le puedan rendir honores.

En este mismo siglo es reparado el altar y retablo que el Santo Crucifijo tenía desde hacía algún tiempo. Es restaurada la propia imagen por personas desconocidas documentalmente.

Aún en la actualidad poca información podemos dar en lo referente al primer retablo que tuvo el Santo Crucifijo, únicamente conocemos que era también de tonalidad oscura, que fue pagado por Alonso Golfín en 1498, destruido por las propios monjas en el año 1742 para sustituirlo por uno churrigueresco, que fue brutalmente destruido en la Desamortización. Allí se había colocado en el año 1679, un bello cuadro que representaba a la Virgen María y a San Juan Evangelista, costando 347 reales.

Hasta nuestros días ha llegado un curioso Inventario que fechado en el año 1557, contiene lo siguiente:

– Un paño de terciopelo negro, muy antiguo, utilizado para los entierros.

– Un arca para guardar los hachones y velas, con su llave, ésta había sido regalada a la cofradía por uno de sus miembros en el año 1510.

– Una pala y un azadón para la sepultura de los difuntos, herramientas que han existido hasta bien entrado el siglo XX.

– Un crucifijo de madera, con su estuche, de un metro de largo.

Durante la segunda mitad del siglo XVII, el pintor Mateo Urones realizó varios trabajos en la imagen del Cristo negro, en especial sobre sus dedos de manos y pies.

En el año 1704, se realiza una nueva reforma de los reglamentos, referente a la cuota de entrada de los cofrades y por sufragio de muerte.

En 1723, el Mayordomo D. Tomás Guerra, hijo, pagó al maestro que hizo el retablo del Cristo y otros trabajos, la cantidad de varios cientos de reales. Y por una cruz arbórea que trajo de Salamanca, al estar la primera podrida, 60 reales, así como pagó 43 reales por el Sermón y el regalo del día en que se colocó al Señor en el retablo principal.

Por decreto de 5 de noviembre de 1727, se establece la fiesta principal de la cofradía por el Prelado D. Sancho Antonio de Velunza y Corcuera.

En la fiesta principal, colgaduras de damasco cubrían todas las paredes del templo, el altar y la capilla se llenaban de numerosos ramos de flores y toda la iglesia se adornaba con cientos de velas y candelas sobre lámparas de plata. Estaban presentes dos cuadros propiedad de la cofradía y el Cabildo de la misma presidía todos los actos sentado sobre los bancos que también eran propiedad de la cofradía.

El estandarte ondeaba frente a todos los presentes, que llenaban completamente la iglesia.

En el momento en que los cofrades movían al Santo crucifijo, todos los presentes se arrodillaban en señal de respeto y reverencia sin atreverse a levantar la mirada hacia él.

En el año 1798, el entonces Mayordomo pagó al pintor Tomás Hidalgo, 240 reales por haber renovado la efigie del Cristo, acondicionándola según el estilo de los tiempos actuales.

Al coincidir la fiesta principal de esta cofradía con la de la Vera Cruz, el Sr. Obispo de la Diócesis, dispone que la del Cristo Negro sea trasladada a otro día, quedando al final el 14 de septiembre tal y como en la actualidad se celebra.

Institucionalizando desde entonces, que una vez que se celebren los actos propios de la festividad, se cante una misa por el eterno descanso del alma del Presbítero y Licenciado D. Juan Domínguez Talavera, sacerdote que fue de Santa María y bienhechor de la cofradía, según quedó dispuesto en su testamento realizado ante el escribano público D. Benito Vega, con una cantidad anual de 500 reales.

Por acuerdo del Cabildo, de 14 de junio de 1818, siempre que se descubriese la imagen del Cristo, deberían encenderse dos velas, y una si se quitase de su lugar habitual de culto. Así como rezar un Padre Nuestro cada vez que se le bajase o subiese de su lugar habitual de culto.

Durante el siglo XIX fueron sus mayordomos: José Cortés, Juan Calbelo, Juan Jiménez, Benito Balhondo Digan, Francisco González, Rafael Vivas, Pedro González, Antonio Gracia, Vicente Alemán, Isidro Rico y Agustín Escallón, que desempeñó su cargo desde el 5 de mayo de 1870, hasta mayo de 1879. Presidiendo este Sr. la última reforma de los Estatutos.

Y es a partir de este momento, cuando la cofradía deja de realizar todo tipo de actividad pública, manteniéndose alguna reunión, según queda constancia en el libro de actas correspondiente.

Signo y símbolo. 

El 30 de agosto del hoy lejano año de 1985, cuando mis ojos se fijaron en tan impresionante imagen, colocada en una capilla lateral del templo de la Santa Iglesia Concatedral de Santa María la Mayor, no pude imaginarme lo que iba a suponer esta en mi vida y en la de otros muchos ciudadanos cacerenses y creyentes en general, tal y como ha ocurrido en todo este tiempo.

Inmediatamente comencé una decidida búsqueda de cualquier dato que me arrojase luz y conocimiento sobre la imagen y todo lo que ella representaba, la tarea fue agotadora pero muy enriquecedora, al menos esto es lo que para mi ha significado.

Dadas las características del lugar donde está expuesto el Cristo, una capilla poco alumbrada, y el tono oscuro de la imagen, habían logrado que durante años la gente se fijase poco en tan magnifica talla, y quién lo hacía o conocía al Crucificado se acercaban hasta él con no poco temor. Ello motivado por las innumerables leyendas y extrañas historias que la tradición popular había creado alrededor de dicha imagen.

Todo lo cual, contrariamente a despertarme algún temor, sirvió para animarme aún más y dedicar todo el tiempo posible a investigar todo lo relacionado al Santo Crucifijo de Santa María, conocido desde hace muy poco tiempo como Cristo Negro.

Apoyado por mi familia, amigos y un reducido grupo de compañeros de trabajo, así como cofrades, comenzamos a darle forma a la reaparición de tan espectacular talla con su cofradía.

La primera medida que tomo es formar la Junta Directiva, para lo cual realizamos la oportuna visita al Sr. Prelado, D. Jesús Domínguez Gómez, y le manifestamos nuestra intención de procesionar con el Cristo en la Semana Santa Cacereña pero al mas puro estilo medieval, tal y como se hacía en los siglos XIV, XV y XVI. Lo que es aceptado dada la austeridad de la propia imagen, para lo cual se realiza el correspondiente compromiso por escrito con el Obispado y el Cabildo.

Una vez recuperada toda la información posible, se redactan las normas por las que se regirá nuestra hermandad penitencial y se solicita ocupar el miércoles santo, con salida procesional a las 24 h. de Santa María.

Para lo cual creamos todo un amplio ritual, ajustándonos escrupulosamente a los orígenes de la cofradía y a sus antiguas normas y ordenanzas:

Participamos en la procesión penitencial cincuenta miembros de ambos sexos, mas los nueve que forman la junta directiva o cabildo todos portando un hachón o antorcha; nuestra túnica o hábito es de color negro y con capucha, evitando que se puede ver el rostro, con cíngulo de esparto a la cintura, guantes, zapatos y calcetines negros, evitando que se puedan ver los pantalones; al cuello medalla distintivo con cordón.

Antes de comenzar la procesión, todos los cofrades deberán hacer un juramento de obediencia y silencio delante de la imagen de rodillas y a puerta cerrada, acto que nadie más puede presenciar.

¡Que salga la hermandad del Cristo Negro, Dios lo quiere así!

Después de pronunciar esta frase, mero ritual de los caballeros medievales a la hora de enfrentarse con los enemigos de la religión, el Alcalde-Mayordomo dará tres golpes con el llamador de la puerta y abriéndose la misma, comenzará a salir el cortejo penitencial. Y miles de personas concentradas en la Plaza de Santa María, en completo silencio contemplan un espectacular desfile penitencial, como si de la Edad Media se tratase.

Además de la propia imagen puesta sobre unas andas metálicas y con una inclinación de 600, llevando como únicos adornos hiedra y un austero centro de varios cientos de lirios morados, con la única iluminación de dos hachones, uno a cada lado, la procesión está formada por una cruz de guía, una esquila, tres cofrades que llevan sobre tres cojines los símbolos de la Pasión (clavos, mazo y corona), también se procesiona un incensario que pesa mas de cien kilos, y delante de la imagen se porta el estandarte o pendón, detrás del Cristo se irá haciendo sonar un timbal destemplado como única música, imitando los latidos del corazón.

En lo referente al recorrido de esta procesión, será exclusivamente por el interior del barrio monumental de nuestra ciudad, es decir sin salir de las murallas bajo ningún concepto.

Esta cofradía reaparece nuevamente en Cáceres, en la Semana Santa del año 1986, la expectación es extraordinaria, el resultado no puede ser mejor, participamos en esa procesión un total de treinta y siete personas, por no querer apuntarse mas, cuando finaliza la misma se supera el centenar.

En pocos meses se despierta en toda la ciudad una devoción callada hacia el Cristo Negro, tal y como lo demuestran las numerosas altas, las limosnas recibidas y la gran cantidad de velas y flores que durante todo tiempo se van colocando a los pies de la imagen. Pero su reaparición transciende mas allá de nuestras propias fronteras municipales, provinciales e incluso regionales, poco a poco se va dilatando la devoción y la expectación hacia un Crucificado extraño, de facciones negroides y de tonalidad oscura que durante un siglo ha permanecido silencioso, casi oculto a miradas y rezos.

A pesar de la rápida recuperación de tan espectacular devoción, se procura mantener a la imagen y todo su significado, rodeada de una austeridad y seriedad más propia de los años de su creación, que no de finales del siglo XX. El resultado no puede ser mas positivo.

Para aquellos que tenemos el enorme honor de formar parte del séquito que acompaña a tan peculiar imagen, por unas empinadas, estrechas y tortuosas calles llenas de historia, es indescriptible el placer que esto nos produce.

El Juramento de Obediencia y Silencio antes de las 24 horas, la solemne salida observada por miles de curiosos y docenas de cámaras; la primera saeta que ya es tradicional que se le cante antes de pasar el Crucificado por debajo de la puerta de

Santa maría; la espectacular subida por los Adarves; la llegada a la una en punto a la Plazuela de San Mateo, guardando cuantos allí se encuentran, un sepulcral silencio; la penitente bajada por la Cuesta de la Compañía, donde los cientos de espectadores intentan tocar, rozar o sentir cerca al Cristo Negro, acariciar su sombra u oler su aroma de siglos; el escuchar el respirar cansino de los penitentes cofrades que descendiendo por dificultosos escalones portan a sus hombros imagen tan misericordiosa, llegando con esos cuerpos sudorosos pero firmes junto al Arco del Cristo, donde una voz anónima comparte con los allí concentrados una profunda reflexión; la estampa inenarrable de la imagen pasando por debajo del Arco del Socorro, o la llegada a la Plaza de Santa María y la entrada silenciosa de los cofrades en el templo, para el rezo ante el Cristo Negro, triste anuncio del final del desfile, son momentos inolvidables a pesar de su repetición de cada año.

Y es que en cualquier momento de su recorrido, observando el rostro retorcido del Crucificado, sus manos, sus pies y el profundo recogimiento de algún devoto espectador, o el oír alguna saeta, han precipitado en más e una ocasión las lágrimas en mis ojos, y ha aparecido en mi garganta un nudo que me ha impedido gritar con todas mis fuerzas:” JESÚS, TE SEGUIRE HASTA EL FINAL DE MIS DÍAS”.

Luego al finalizar el desfile, todos silenciosamente metidos en la Sacristía, despojándonos de nuestras respectivas túnicas, y algunos tratando de ocultar el rostro, por la vergüenza de que puedan ver que nos hemos emocionado, sentimos un poco de tristeza por haber concluido tan pronto lo que llevamos un año preparando.

Pero antes de salir del templo y compartir un desayuno de hermandad, uno a uno por breves instantes cada cofrade nos hemos ido despidiendo del Cristo Negro, cuidadosamente colocado a los pies del altar mayor, pidiéndole salud para nuestra familia.

De esta manera pasaron los años 1986, 1987, 1988 y 1989.

El 12 de septiembre de 1988, es nombrado y reconocido como hermano de honor D. Isidoro Gozalo Dacal, Sacristán de la Concatedral.

En el año 1989 como consecuencia de profundas investigaciones que realizo en lo referente a los Prelados que tuvo la diócesis de Coria-Cáceres, encuentro datos que apuntan que a los pies del Santo Crucifijo de Santa María se enterraron en su día:

– Obispo nº 50, Fray Juan V Ortega (1479-1485).

– Obispo nº 79, Diego VI López de la Vega (1658-1659).

– Obispo nº 89, Miguel Pérez de Lara (1704-1709).

Información que pone de relieve la importancia que en siglos pasados alcanzó la impresionante imagen de Crucificado que aquí estamos tratando, entre todos los habitantes de Cáceres, sin importar su nivel social.

Y es también en este año 1989 cuando realizamos nuestra primera petición al Obispado para la necesidad de una pronta y profunda tarea de limpieza a una talla que evidencia sus seis siglos de antigüedad. Sin obtener respuesta alguna al respecto.

No podemos olvidar que a lo largo del año, dos son los actos públicos que realiza esta Hermandad, el primero la propia procesión de Semana Santa, el otro y no menos importante la fiesta de la imagen el día 14 de Septiembre, y por consiguiente el de la Hermandad, donde después de realizar los miembros activos sus turnos de escolta de la imagen, cuantos creyentes así lo desean, asisten a la misa que se celebra en su honor en la Iglesia de Santa María y posterior besa imagen con procesión claustral, para finalmente y una vez colocado el Cristo en su capilla, rezar todos los presentes un Padrenuestro por el descanso eterno de los cofrades difuntos de todos los tiempos.

Con el inicio de una nueva década, toda una serie de variados acontecimientos van a servir para que la ciudadanía se sienta aún mas identificada con nuestra imagen.

En los primeros meses del lejano año 1990, volvemos a repetir nuestra petición de limpieza para el Crucificado, siendo en esta ocasión respondidos por el Obispado, motivo por el que se realiza la oportuna obra en Coria por la Licenciada en Bellas Artes Doña María Antonia González Luceño, ascendiendo dicho trabajo a la nada despreciable cantidad de 175.000 pts. Aportando 75.000 pts. la siempre generosa Excma. Diputación Provincial; 25.000 pts. el por entonces sacristán de Santa María D. Isidoro Gozalo Dacal, y el resto la propia cofradía.

La imagen es limpiada, se le realizan levantamientos de repintes, desinsección, ajuste de piezas, reintegración del soporte, consolidación de los pliegues del perizoma, reintegración de la película pictórica con técnicas acuosas reversibles y tratamiento protector en la totalidad de la talla, son los procesos a los que es sometido durante poco mas de un mes, allí en la ciudad de Cona.

Pero otros acontecimientos de carácter extraordinarios, ocurridos en dicho año, iban a dar a nuestra imagen una impensable popularidad que llegaría a traspasar todas nuestras fronteras y demostrar la devoción que miles de personas iban sintiendo por el Cristo Negro.

En este año de 1990 sale como cartel oficial anunciador de la Semana Santa de Cáceres, una fotografía del Cristo Negro realizada por D. Serafín Martín Nieto.

En el mes de mayo se conmemoró y celebramos el Quinientos Aniversario de fundación de la Hermandad del Cristo Negro de Cáceres, para lo cual se realizó el correspondiente programa de actos variados, al no poderse hacer a partir del día 3 por encontrarse en la Concatedral la Virgen de la Montaña, en su visita anual, se trasladaron los correspondientes actos a los días 9, 10, 11 y 12.

Todo Poderoso Señor, te damos gracias en este día tan especial, por permitirnos el encontrarnos aquí y ante ti, y de alguna manera ser los elegidos, para acompañarte en esta noche, para escoltarte en silencio una vez más, dando a cuantos nos contemplan un claro ejemplo de amor hacia ti, sintiéndonos así un poco más cerca de los que sufren y de los necesitados. Y es por todo esto, por lo que te pedimos, Que nunca nos abandones Y que nos des cada día mil razones para seguir luchando, Y que renovemos cada instante Nuestro amor hacia ti.
Amén Alonso J.R Corrales Gaitán.

Tal y como teníamos previsto en el programa oficial, en el que de portada en blanco y negro reproducimos una foto de los años cincuenta en la que aparece el Cristo Negro dentro de un pequeño altar y sobre un dosel que según la historia era de terciopelo rojo, conjunto que desapareció a principios de la década de los setenta, como decimos como primer acto de este programa el día 9 de mayo de aquel lejano año de 1990 a las 24 horas iniciamos nuestra penitencial procesión por la ciudad monumental, el número de espectadores es menor que en semana Santa, pero así todos disfrutamos más, los cofrades y el público por no existir tanto agobio.

Llegamos hasta la Calle del Olmo, al Convento de las religiosas Jerónimas y entramos en su capilla, donde las monjas interpretan cánticos de alegrías y gracias, permanecemos allí por unos instantes para salir y continuar con nuestro recorrido, hasta llegar al templo de Santa Maria y dar por finalizado este extraordinario desfile penitencial. El sábado día 12 finaliza el programa con la solemne subida de la imagen a su lugar de culto en la Capilla de los Blázquez. Son unos días realmente inolvidables para cuantos tuvimos la enorme suerte de vivirlos tan cerca de tan impresionante imagen.

Pero otros acontecimientos muy diferentes a los que estamos acostumbrados a vivir, iban a darle a este crucificado un mayor protagonismo.

Coincidiendo con el día de la Exaltación de la Cruz, el 14 de septiembre, era operado en Sevilla con carácter de urgencia, el que era nuestro Prelado, D. Jesús Domínguez Gómez. Traído a los pocos días a Cáceres, tuvo que ser ingresado en el Hospital Provincial, donde falleció el miércoles día 26.

Como impresionante muestra de su cariño y devoción hacía la imagen que nos ocupa, públicamente demostrado desde el momento que esta cofradía reaparecía en 1986, el Sr. Obispo dispuso ser enterrado en la cripta que se encuentra a los pies de tan fervorosa imagen, por todo ello el Cabildo de la Hermandad acordó realizar distintos actos públicos en sincero agradecimiento hacía quién fue tan profundo devoto del Cristo Negro.

¡Quién pudiera querido Obispo, dormir el sueño de la muerte, a la sombra de este Crucifijo!
(Antonio Polo Bejarano).

– Nombrarle Hermano de Honor y Perpetuo, en acto público en su capilla ardiente con presencia de la Junta Directiva, familiares y autoridades.

– Participar, por expresa decisión del finado, nuestra Junta Directiva en la procesión fúnebre que condujera su cadáver desde el Palacio Episcopal al templo de Santa María, portando el pendón de la Hermandad.

– Tal y como nuestra cofradía penitencial hizo durante siglos, dimos cristiana sepultura los restos mortales del fallecido Prelado, a los pies del Cristo Negro.

Por tan especial circunstancia, durante varios días el Nuncio Apostólico de Su Santidad, el Arzobispo de Toledo, distintos Arzobispos de España, Obispos y varios cientos de autoridades tanto religiosas, civiles como militares pudieron rezar a los pies del Cristo Negro y conocer los detalles más relevantes de tan impresionante imagen, todo gracias a la voluntad de quién fue nuestro Obispo.

De esta manera quedarían para siempre unidos el, inolvidable recuerdo de D. Jesús Domínguez Gómez y nuestro Crucificado, tal y como en otros tiempos ocurrió con otros Prelados que también se enterraron a sus pies.

Pero otro acontecimiento mas ocurrido en el año 1990, daría a esta imagen un nuevo respaldo popular. El 11 de diciembre, a las 12 horas, dos empleados de una empresa nacional de seguridad y transporte, traslada al Crucificado a la Sala de Exposiciones de la casa de los caballos, quedándose allí depositada formando parte de una interesante exposición de objetos sagrados, organizada por la Consejería de Cultura de la Junta de Extremadura, hasta mediados del mes de enero siguiente.

Lo que hizo posible que miles de personas llegadas de todos los rincones de nuestra Región, pudiesen contemplar más de cerca la sorprendente talla del Cristo Negro, además de quedar perpetuada en el correspondiente catálogo. Primera exposición en la que participa el Cristo Negro, con el desacuerdo unánime de la Junta Directiva, por considerarlo una obra demasiado seria para ello.

El 3 de enero de 1991 aparecería una interesante publicación, realizada por D. José Sendín Blázquez, titulada “Tradiciones extremeñas”, en la que hace un amplio e interesante reportaje de nuestro Cristo negro, así se iniciaba una tarea de amplia y generosa bibliografía en la que se hace detallada mención a esta talla y que aún continua en nuestros días, llegando a cerca del centenar de publicaciones.

Pero además de esto, comenzaron a aparecer mensajes anónimos, notas y poemas, colocados la mayoría de las veces por manos anónimas, a los pies del Cristo negro, muchas procedentes de otras tierras y localidades, otras simplemente pidiendo comprensión ante la perdida de un ser querido.

En distintas épocas han llegado hasta la capilla de los Blázquez expertos en imaginería y religiosidad, relacionados con ordenes religiosas europeas o descendientes de sefardíes pobladores de Cáceres, que han ratificado la evidente importancia alcanzada por los Cristos de tonalidad oscura, tal y como ocurre con las vírgenes, y la notable antigüedad del denominado popularmente como Cristo negro, al que aquí y ahora nos estamos refiriendo.

Por parte del Vicario General de la Diócesis se hace entrega a nuestra cofradía de una de las mitras usadas en vida por el difunto Obispo, para incorporarla al patrimonio de esta, lo que es gratamente agradecido y la cual sale en procesión el Miércoles Santo de ese año 1991.

Y así va pasando la década de los años noventa, cada vez son mas las personas que acuden a ver los actos públicos de este Crucificado, pero también son mas los fieles que se postran a sus pies y depositan flores o velas, o sencillamente una sentida oración. Incluso la lista de cofrades va superando los varios cientos de cientos, hombres, mujeres y niños son miembros de una hermandad humilde, caritativa y penitencial, conceptos tan necesarios en una sociedad puramente tecnológica y materialista.

ME PIDIO UNA VELA

Siempre que me acerco hasta allí, me olvido de todo. Dejo de escuchar para perderme en el silencio, en el sonido de aquel silencio tan descriptivo, tan íntimo, tan necesario la mayoría de las veces.

Por unos instantes siento que me encuentro completamente solo, estando frente a EL

Pero en esta ocasión fue distinto, desde mi discreta y precipitada llegada, sentí que alguien me observaba, alguien permanecía expectante. Yo realicé prácticamente los diarios movimientos, como si estuviesen estudiados y me perdí en el placer de aquel sonido del silencio, del olor a nada. Y poco a poco una pequeña y anónima sombra se me acercó y con una voz tremendamente sensible me pidió una vela, me suplicó un poco de luz, necesitaba ofrecer algo para también pedir algo.

Con ojos tristes y llorosos me hizo participe de su desesperación, de la pena que no le dejaba vivir.

En su casa, dentro de su familia había entrado el mal, disfrazado de vicio, enfermedad y por último muerte. Y él había escuchado en su barrio que el único que les podía ayudar era Aquel que estaba junto a nosotros, el silencioso amigo. Pero no tenía dinero para ofrecerle luz, y casi le faltaban las fuerzas para pedirle era tanto lo que necesitaba.

Inmediatamente me olvidé por completo de mí y de mis tontas peticiones, le di mi luz para que la hiciera suya y allí de rodillas los dos pedimos por su familia.

Y obtuve una enorme e inesperada compensación, en la puerta, al despedirnos me regaló una sonrisa. No he vuelto a verlo, pero he sabido que aquel chiquillo vive y que piensa seguir los pasos del silencioso amigo.

Estoy convencido que cualquier mañana coincidiremos poniendo luz en aquel rincón tan especial, tan lleno de silencio, de olor, de esperanza y de vida. Allí donde se encuentra el auténtico amigo: El Cristo Negro.

Alonso J. Corrales Gaitán.

Mientras, varios directores de cine solicitan utilizar a nuestra devota imagen para películas nacionales e internacionales, a lo que tanto el Obispado como la propia Junta Directiva no acceden, tal y como era de esperar. Además cadenas de la televisión extremeña, andaluza, catalana, americana y alemana, gravan en varias ocasiones fragmentos de nuestra procesión penitencial. Incluso varios pintores plasman detalles de la imagen y de algunas escenas más descriptivas de la propia procesión.

Desde el año 1989 se vienen haciendo cada año, unas estampas de la imagen para regalarlas a los asistentes en los distintos actos en los que participa la misma, realizándose la cantidad de dos o tres mil, quedando las mismas agotadas de un año para otro.

El 27 de marzo de 1990, miércoles santo, el Obispado pone a la venta dos modelos de postales del Cristo Negro, sobre fotografías realizadas por un fotógrafo profesional de la ciudad y la otra por el autor de este trabajo. En la actualidad se llevan vendidos más de diez mil ejemplares.

Cada año la popularidad de la imagen propiamente y de cualquier actividad que realiza la misma, va en aumento, tanto es así que en lo referente al desfile penitencial de Semana Santa desde 1990 es necesario utilizar medio centenar de vallas metálicas para facilitar la salida de los cofrades de la iglesia de Santa María, dado que para contemplarlo, desde cerca de dos horas antes se concentran varios miles de espectadores de todas edades y venidos de infinidad de lugares. Lo que también nos ha obligado a tomar una serie de medidas de carácter extraordinario en evitación de posibles incidentes, tales como reforzar el servicio de la policía local y nacional destinada a la procesión, o la estratégica colocación en lugares del recorrido, de dos ambulancias con su personal correspondiente.

Es sorprendente el cambio experimentado en general en nuestra cofradía desde el preciso momento en que el difunto Obispo decidió enterrarse a los pies del Santo Crucifijo, ya que no pocas personas han decidido escribir distintos trabajos refiriéndose al Cristo Negro o realizar tesis y tesinas sobre el mismo.

Dado que por motivos ajenos a nuestra voluntad, nos vimos obligados a prescindir en la procesión penitencial, del uso de la Cruz de Guía, con la que hasta ahora lo hacíamos, procedente de Granadilla. Acordamos encargar la elaboración de una al imaginero sevillano D. Francisco Berlanga de Ávila, que es fiel copia del Cristo Negro, y cuyo importe asciende a la cantidad de 375.000 pts.

Al presentarse el nuevo Administrador Apostólico en la diócesis, D. Santiago Martínez Acebes, Obispo de Plasencia, el 4 de noviembre es presentada por el Mayordomo de esta hermandad, quién suscribe el presente trabajo, la nueva Junta Directiva de la misma.

Ya metidos en el año 1992 llega a Cáceres el nuevo Prelado, D. Ciriaco Benavente Mateos, a quién de manera protocolaria se le presenta nuestra cofradía penitencial con la recepción de la Junta Directiva, invitándosele a participar en nuestra procesión penitencial a la que gustosamente asiste, mostrando su agradecimiento en unas palabras que nos dirige una vez concluida la misma, delante de la imagen del Cristo Negro.

Nuestra hermandad penitencial, de origen medieval quiere también participar en la conmemoración del descubrimiento de América, para ello realiza diferentes actos culturales y religiosos y publica un folleto tríptico con los datos más relevantes de esta cofradía, así como con fotografías curiosas, de la imagen, de la Virgen Santa Maria de Jesús titular del desaparecido convento de la religiosas jerónimas, y del Cristo Negro en la procesión. Se hacen tres mil ejemplares que se reparten entre creyentes y turistas que se acercan hasta la ciudad.

Debemos decir que desde el año de su reestructuración (1986), teníamos guardadas las andas del Cristo Negro en el palacio de la familia Mayoralgo, aquellos Ovandos y Blázquez que durante siglos protegieron hasta limites insospechados a tan impresionante imagen, pero ahora nos vemos obligados a sacar las andas pues el palacio ha sido vendido, desde entonces hasta la actualidad las andas y otros objetos de nuestra hermandad se guardan en el actual Convento de las religiosas jerónimas, situado en la calle del Olmo.

Un nuevo e interesante acontecimiento cultural y religioso vendría a dar a la ciudad de Cáceres y a esta cofradía tan peculiar unos días de extraordinaria publicidad, el V Encuentro Nacional de Cofradías Penitenciales, que se celebró los día 18, 19 y 20 de septiembre. Asistiendo al mismo un total de doscientos representantes de las cofradías de toda España, quienes compartieron con los cofrades cacereños unas interesantes jornadas donde se intercambiaron conocimientos, experiencias e infinidad de datos que nos han permitido mantener una serie de contactos en todos estos años.

Y fue en este Encuentro Nacional, en el que participaron las autoridades civiles y religiosas de Cáceres, cuando al realizar una visita obligada a la ciudad monumental pudieron los congresistas conocer y admirar a la extraordinaria talla del Santo Crucifijo de Santa Maria conocido popularmente como Cristo Negro, algo que en posteriores Encuentros y Congresos nacionales ha servido para estudiar las tallas negras de Crucificados existentes en la geografía española, así como la visita a nuestra ciudad de catedráticos y especialistas en arte para poder admirar in situ a nuestra imagen.

De esta manera tan sencilla el Cristo Negro ha salido en una veintena de publicaciones de tirada nacional, así como ha conseguido que cada año al llegar Semana Santa vengan muchos mas visitantes a ver y participar con su recogimiento en tan peculiar desfile procesional.

Curiosamente en todos estos años hemos ido recogiendo una lista interminable de anécdotas, curiosidades y de pretendidos milagros, todos actos extraordinarios realizados por la imagen que aquí tratamos y veneramos, siendo sus protagonistas personas de todas las escalas sociales y de los más distantes lugares. Las miles de estampas donde aparece esta piadosa imagen han llegado a todos los continentes gracias a cientos de laicos y religiosos que en muchas ocasiones las han pedido para que les acompañen en su vida cotidiana o en su enfermedad.

Del mismo modo tengo que decir que los donativos de los miembros de la hermandad, así como otros muchos anónimos van llegando a nuestra Hermandad y de esta manera vamos poco a poco creando un modesto pero necesario patrimonio, el resto es utilizado anualmente en obras de caridad. Pero a diferencia de lo que hacen otros colectivos de nuestra ciudad, estas obras de caridad son totalmente anónimas y bajo ningún concepto son dadas a conocer a los medios de comunicación para su difusión, Practicamos así el lema “Que tu mano derecha no sepa lo que hace la izquierda” .

Viene ahora a nuestra memoria lo ocurrido en el año 1993 como consecuencia de una importante sequía que se dio en la ciudad y alrededores, lo que hizo que un importante número de personas solicitasen a la hermandad que el Cristo Negro procesionara en rogativa por la llegada de la necesitada lluvia.

La mentalidad de los cacereños va cambiando poco a poco con relación a la imagen del Crucificado, tanto es así que en bastantes bodas, los novios depositan su ramo de flores a los pies del Cristo, además de solicitar una fotografía del mismo, para que les acompañe el resto de sus vidas, esto a pesar de tratarse en muchas ocasiones de vecinos de otras localidades. A tales niveles esta llegando la devoción de la gente que muchos pretenden entrar en el apartado de titulares, cargando así con tan piadosa imagen, para lo que no dudan en ofrecer importantes sumas de dinero.

Los padres apuntan a sus hijos, se dan casos de hasta tres generaciones apuntados como cofrades del Cristo Negro. Algunos pretenden apuntar a sus hijos antes de ser bautizados, incluso unos días u horas antes de nacer

ESPIGAS DE VIDA

Ahora en aquel lugar, donde la piedra y la madera forman un único ser, donde el silencio y el aroma a incienso te hacen reflexionar de inmediato, un simple manojo de doradas espigas han asumido casi sin pretenderlo un papel fundamental en rincón tan entrañable, el acompañar a un Crucificado impresionante en el diario momento del consuelo.

Allí en la capilla del Cristo Negro desde hace unos años, esas anónimas espigas sirven para que cuantos hasta EL se acerquen, comprendan lo insignificante que puede resultar el ser humano frente a tan majestuosa imagen.

Se trata de un adorno sin pretensiones, pero de algo tan eterno como la propia vida, tan sensible como la caricia humana y tal especial como la existencia divina.

Y en aquel mágico lugar, todas las mañanas observo a emocionados visitantes que postrados ante El, sustraen una espiga y se la llevan en respetuoso e inolvidable recuerdo.

No pocos inspirados creyentes, se han permitido en titular a este austero adorno “espigas de vida”, y por eso aquí y hoy lo anoto.

Y tan delicado fruto de la tierra, se estira silenciosamente para poder tocar los pies de nuestro Cristo Negro, y la antigüedad de la talla manifiesta su alegría, dejando ver una discreta tonalidad dorada, la del rey de reyes, la del que ha sido, es y será eternamente EL MISMO.

Parece como si dentro de silencio tan profundo, se escucharan unas lejanas notas, unos ilocalizables pasos e imperceptibles susurros de tiempos que ya pasaron por este momento. Y mientras, imagen tan misericordiosa observa cuanto a su alrededor ocurre, padeciendo su Pasión y la nuestra.

Espigas presentes desde siempre en nuestras vidas, producto in tempore de la inteligente Naturaleza, hoy vinculadas al Padre Eterno. Símbolo de vida, de la terrenal y de la verdadera.

En aquel peculiar rincón, en aquella histórica capilla donde huele constantemente a incienso y se respira renovadora vida, acuden a diario fieles anónimos, que aprovechando la oscuridad del lugar, presentan sus respetos, sus carencias y penas, a talla tan singular. Recibiendo comprensión, paz y misericordia, a la vez que se renueva un vinculo sagrado de eterna amistad entre el Nuestro Señor y la visita, siendo testigos de ello las silenciosas espigas.

Agradezco a la mano humana que un día colocó en lugar tan preferente, ese magnífico manojo de doradas espigas, pues su situación las ha convertido en “símbolo de vida”.

A.J.R.C.G. abril del 2000.

En los primeros años de existencia de esta reestructurada hermandad, es decir entre los años 1986 a 1996 fue el Director Espiritual de la misma el Vicario de Laicos, pero a partir de este año es nombrado como Consiliario al Superior de los Religiosos Franciscanos de la Cruz Blanca, lo que nos agrada notablemente dada la especial dedicación que dicha orden presta a los mas necesitados, además de la relación que esta Hermandad ha mantenido desde su creación con los enfermos y mas humildes de la ciudad. De alguna manera es volver a nuestros remotos orígenes.

Desde el preciso instante en que esta cofradía medieval vuelve a salir a la luz, muchas son las personas que comienzan a desarrollar una especial devoción hacia el Cristo Negro, llegando cada año a desplazarse desde su distante lugar de residencia, para poder presenciar el cortejo penitencial, entre estos se encuentra el insigne fotógrafo e ilustre cacereño D. Valentín Javier García, casado con la extraordinaria actriz Doña Ana Mariscal, llegando dicho amigo a realizar un impresionante reportaje fotográfico de varios centenares de escenas, conseguidas durante todos estos años, regalando generosamente algunas de estas al autor del presente trabajo.

Durante la década de los años ochenta utilizamos en la procesión un total de tres incensarios de barro, con un peso de unos cincuenta kilos cada uno, pero dada la elevada temperatura que estos alcanzan, al quedar profundamente dañados nos vemos obligados a encargar el actual, en el año 1994, que es metálico extraordinariamente envejecido y que pesa algo mas de cien kilos, un elemento muy vistoso de nuestro desfile penitencial y que fue regalado por el Secretario de la hermandad.

El día 26 de febrero de 1994 viene a Cáceres el imaginero sevillano D. Francisco Berlanga de Ávila, para entregar a la hermandad la Cruz de Guía que nos ha hecho, fiel replica del Cristo Negro, utilizando únicamente para ello media docena de fotografías, el acto se realiza protocolariamente en la capilla de dicha imagen, en presencia de la Junta Directiva y varios cofrades

El 8 de marzo de 1994, en el salón social de Caja Extremadura, presentamos por primera vez la historia de esta cofradía medieval, en la titulada: “Historia y Curiosidades de la Santa Hermandad del Cristo Negro “, asistiendo al mismo medio centenar de invitados, entre los que cabe destacar al Sr. Obispo, representantes de las distintas cofradías penitenciales de la ciudad, así como un representante del Ayuntamiento, el autor de dicho libro es quién hoy está presentándoles este trabajo y se hicieron un total de mil ejemplares.

En este mismo año, participamos en la Primera Muestra de las Cofradías Penitenciales Cacereñas, que se celebra durante un mes en las dependencias del Palacio Carvajal, sede del Patronato de Turismo y Artesanía de la Diputación Provincial. Para ello aportamos: la recién estrenada Cruz de Guía, el incensario, una horquilla de las nuevas y la vara distintivo del Alcalde Mayordomo, una medalla y un libro de la historia de nuestra Hermandad.

Recordar que en las procesiones magnas, realizadas en los últimos años en la ciudad de Cáceres, es decir en el año 1989 y 1994, puesto que la del año 2000 se suspendió, como digo en estos dos desfiles magnos, nuestra Hermandad participó con el pendón y tres cofrades, dado que según nuestros estatutos la imagen no puede procesionar fuera del recinto amurallado.

En la década de los años noventa, se conocen a varias cofradías de reciente aparición en nuestra región, que adoptan como hábito el propio de la nuestra del Santo Crucifijo, además de portar a su Crucificado tal y como nosotros llevamos al Cristo Negro, lo que evidentemente no llega en absoluto a garantizar la multitudinaria popularidad alcanzada por la talla guardada en Cáceres.

Dado que el tríptico realizado por la propia hermandad en el año 1992, se ha agotado, se solicita a la Diputación Provincial la realización de uno nuevo, con datos actualizados, lo que es aprobado en el año 1996.

En todos estos años hemos hecho también en dos ocasiones llaveros con el distintivo de la cofradía, están agotados. Y a petición de los miembros de la misma, en su día se hicieron insignias, se han vendido varios cientos. Todo esto nos da una idea de la popularidad de esta imagen.

En esa lista interminable de personas de ambos sexos y de todas las edades que en estos años se están vinculando estrechamente con la hermandad y mas concretamente con la magnífica imagen del Cristo Negro, es justo que también mencionemos a D. Juan J. Ramos Silva, persona que en su momento se ofreció voluntario para participar en la procesión tocando el timbal destemplado y desde entonces ya han transcurrido catorce años, todo un ejemplo de devoción, teniendo en cuenta la hora de la procesión y que para ello debe de prescindir de acompañar a su familia.

Se da la curiosidad de que contrariamente a lo que ocurre en todas las localidades donde se realizan los desfiles penitenciales, en los que se considera la procesión oficial la del Santo Entierro, que es donde acuden las principales autoridades de la ciudad, aquí en Cáceres desde hace una docena de años en la procesión del Cristo Negro coinciden mas autoridades y representaciones que en la considerada como oficial, resultando este actuar como un serio respaldo a procesión tan peculiar tanto en su escenificación como fondo penitencial.

Queremos ahora hacer especial recuerdo a lo acontecido en el año 1998 con relación a nuestro colectivo, por la gran variedad de benéficas casualidades.

El día 7 de abril, el artista placentino D. Vicente Macias realizó una interesante exposición de una treintena de dibujos del Cristo Negro, hechos a plumilla tomando la referencia de los dos últimos años.

El Instituto del Benemérito Cuerpo de la Guardia Civil, en su revista oficial “Mando”, publicó a finales del mes de junio, un amplio artículo en tres páginas, con varias fotografías, referente a la imagen del Cristo Negro, gracias a la pluma del insigne escritor cacereño D. Luis Martínez Terrón.

En el mes de agosto, salía publicada la obra de D. Antonio Luceño Rubio, titulada: “Cáceres, el rumor de sus piedras”, donde se incluían siete páginas relativas al Cristo Negro y sus leyendas.

El 24 de octubre de 1998, éramos gratamente sorprendidos por la aparición en la Lotería Nacional del cupón que llevaba una fotografía en primer plano del rostro de nuestra sagrada imagen, algo que sirvió para difundir aún mas en toda España a tan majestuoso Crucificado.

Tanto en los años 1998, como 1999 y también en el 2000, la historia así como diferentes fotografías y el dibujo de cómo es el traje del cofrade de esta hermandad ha salido en varias ocasiones en la revista independiente de tirada nacional “Pasos”, además de la regional titulada “Senderos de Extremadura”.

Consciente el autor de este trabajo y Alcalde Mayordomo, de lo que esta hermandad está significando para la propia ciudad de Cáceres en lo que a atracción turística se refiere, crea el reconocimiento oficial de la misma, denominado «Muñidor del año».

Aquí en Cáceres, el titulo de muñidor se remonta al siglo XIV, se trata de un cofrade que iba anunciando a viva voz por calles y plazas el acto propio de su cofradía, ayudándose para ello con una esquila o carraca.

Durante los siglos XIV, XV y XVI principalmente, los cargos de muñidores eran desempeñados por la misma persona por un periodo no superior al año. Por tal tarea recibían una cantidad de dinero considerada suficiente para cubrir sus necesidades mas imperiosas.

En tiempos posteriores el cargo de muñidor fue desempeñado de manera voluntaria por los propios miembros de la cofradía, por lo que recibían una cantidad simbólica, generalmente satisfecha por el propio Mayordomo.

Por la hermandad que nos ocupa, en estos más de cinco siglos de existencia que lleva han pasado varios cientos de muñidores, la gran mayoría anónimos.

En el año 1986 fue rescatado en esta cofradía penitencial el cargo de muñidor, utilizando para dicha tarea una pesada esquila de algo más de 2 kilos, realizada en el siglo XIX en la localidad cacerense de Montehermoso. En la actualidad es la única cofradía extremeña que tiene dicho cargo.

El 7 de febrero del año 1998, a propuesta de quien les habla, la Junta de Gobierno o Cabildo crea el título de Muñidor de honor, reconocimiento que públicamente se entrega a cuantos particulares, instituciones, asociaciones u organismos destacan a lo largo del año por su especial devoción al Cristo Negro.

El nombramiento se efectúa anualmente en acto público, en fecha cercana a Semana Santa, delante de la capilla donde está expuesta dicha imagen, con la entrega al galardonado de una estatuilla de 24 cm. realizada en barro por el artista cacerense D. Joaquín Cordero Valle, y que representa a un cofrade de esta hermandad, que lleva en su mano derecha una pequeña esquila y en la izquierda una copia de los Reglamentos.

Hasta este momento han sido distinguidos con dicho reconocimiento:

  • En 1998.- Religiosas jerónimas del Convento de Sta. María de Jesús.
    D. Guillermo Morcillo Gómez.
  • En 1999.- Religiosos franciscanos de la Cruz Blanca.
  • En 2000.- Obispado de Coria-Cáceres, al Sr. Obispo.
  • En 2001.- Cofradía del Stmo. Cristo de las Batallas.

Ya existen varias propuestas, de quienes podrán recibir dicho título en los próximos años.

En marzo de 1999 eran repartidos de manera gratuita por establecimientos de la provincia, varios miles de ejemplares de la revista realizada por Eshalohu S. L., empresa dedicada a la publicidad, llevando en la portada a todo color un momento de nuestra procesión.

El día 20 de marzo del año 1999, a propuesta del Mayordomo de esta Hermandad, aprovechando el acto de entrega del Muñidor, se hermanan las dos cofradías penitenciales que están ubicadas en la 5. 1. Concatedral de Santa Maria la Mayor de Cáceres, es decir la del Cristo de las Batallas y Virgen de los Dolores y la del Cristo Negro, dándose la particularidad que el mayordomo de ambas es la misma persona, así como los directivos de las dos cofradías son los mismos en un cincuenta por ciento y que los cofrades titulares del Cristo Negro lo son también de las Batallas, además de otra infinidad de motivos imposibles de enumerar en este reducido espacio.

Este acuerdo de hermanamiento es respaldado por infinidad de actividades de todo tipo, que afortunadamente cada año va en aumento, así como objetos de diferente uso que ambos colectivos compartimos.

También en el mes de marzo del hoy lejano año 1999, a propuesta del Alcalde Mayordomo, se inician los trámites correspondientes para hacer en Cáceres un monumento a la Semana Santa. El primer paso que se da es reunirse con las principales autoridades de la ciudad, es decir: el Excmo. Sr. Obispo, Ilma. Presidenta de la Diputación Provincial, e Ilmo. Sr. Alcalde, los cuales manifiestan su completo interés y apoyo en la realización de tan justa tarea en esta ciudad donde la Semana Santa se viene celebrando desde hace mas de seis siglos y que en la actualidad es un colectivo formado por unas quince mil personas de todas las edades, además de ser la conmemoración que más turismo atrae a Cáceres, con el consiguiente beneficio económico para la ciudad.

El segundo paso es contactar con los directores de Caja Extremadura, Caja Duero, Caja Sur y Caja Badajoz, los dos primeros contestan satisfactoriamente prometiendo un respaldo adecuado, las otras dos entidades bancarias ni siquiera responden a nuestra petición.

Inmediatamente los medios de comunicación locales se hacen eco de tan inesperada noticia, consiguiendo un amplio respaldo popular la ubicación en nuestra ciudad de un monumento a la Semana Santa.

En los meses siguientes mantenemos varias reuniones con el Alcalde y Concejal de Cultura, además de los técnicos municipales, para estudiar detalladamente el lugar definitivo de su ubicación, así como el estilo de dicho monumento.

En honor a la verdad debo decir que los únicos inconvenientes que nos surgen sobre este tema, vienen de determinada persona relacionada con el propio Obispado, así como otra cofradía penitencial por cuestiones únicamente de celos.

No es menos verdad, que si hasta este preciso momento no se ha instalado el tan esperado monumento es sencillamente por que hace poco mas de un mes que se iniciaron las obras de transformación del lugar donde el Ayuntamiento quiere colocar el mismo, es decir en la Plaza de San Juan, junto a la zona amurallada y lugar por donde transcurren la mayoría de las procesiones penitenciales cacereñas.

Esperamos que a lo largo del año 2002 sea un hecho la inauguración del tan estudiado monumento a la Semana Santa cacereña.

Y ya metidos en este año 2000, cuando estábamos realizando los preparativos de nuestra procesión penitencial del pasado Miércoles Santo, observamos que el estado del Crucificado era bastante malo con relación a la última bajada del año anterior. Además de la excesiva suciedad acumulada en la totalidad de su superficie, los desconchones eran numerosos y bien visibles, igualmente se observaban nuevos ataques de xilófagos y carcoma, así como zonas inexplicablemente oscurecidas con la pérdida de la propia encarnadura de la talla.

Todo lo cual nos llevó a la rápida decisión de iniciar los trámites Oportunos para la restauración del Cristo Negro lo antes posible.

El primer paso fue contactar con un insigne imaginero y restaurador, el mencionado con anterioridad en esta obra, D. Francisco Berlanga de Ávila, quién muy amablemente y a pesar de sus muchos trabajos, no dudó en desplazarse en el mes de junio del año 2000 para poder valorar personalmente el trabajo a realizar en la talla del Crucificado mencionado.

Inmediatamente mantuvimos una reunión con el Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis, informándole de todo el tema, D. Ciriaco manifestó su conformidad para la realización de la pronta restauración. La Hermandad se comprometió a pagar dicho trabajo, ello a pesar de que el propietario es el Obispado, pero entendíamos que era nuestra obligación moral y así de esta manera nos evitábamos muchos contratiempos con el Cabildo Catedralicio.

Puesta al corriente la Junta general de cofrades, se acordó dar una cuota mínima obligatoria de 1000 pts. cada uno. Además de iniciar los contactos con las principales entidades bancarias de la ciudad. Todo ello sin perjuicio de poder colocar un cepillo a los pies de la propia imagen, en su capilla, para que los devotos que lo deseasen pudiesen echar su donativo o limosna.

Tal y como se había previsto se fueron dando todos los pasos, comenzó a llegar el dinero, surgieron los principales inconvenientes presentados por parte del Cabildo, se hizo un seguro de transpone y de estancia, pagado también por la hermandad, se tomaron todas las medidas lógicas en un transporte de estas características, y se señalaron las fechas idóneas. Es el mes de mayo del año 2001.

Y en el momento de dar las explicaciones precisas de toda esta magnifica tarea, en los medios de comunicación, una simple llamada telefónica realizada en nombre de la Consejería de Patrimonio de la Junta de Extremadura paraliza tajantemente toda la operación.

Hoy cuando ya han transcurrido cuatro meses desde entonces, después de innumerables contactos de todo tipo entre las tres partes implicadas, es decir:

Propietario de la talla (Obispado); quienes pagaran la restauración (Cofradía) y la propia Administración Autonómica, no se ponen de acuerdo para restaurar una de las imágenes más emblemáticas de la provincia de Cáceres.

Mientras el Cristo Negro continúa con toda una serie de males, que pueden llegar a dañar peligrosamente su integridad, de más de seis siglos de antigüedad.

Contrariamente a su devoción, que cada día va más en aumento.

“Quiero descolgarte de la cruz, y compartir tu sufrimiento, deseo al morir, ser enterrado a los pies de mi Cristo Negro”.
Alonso J. Corrales Gaitán.

La Cruz del Crucificado:-

Muy a propósito, he decidido dejar para el final el estudio del soporte físico de tan histórica talla.

Evidentemente en la observación actual de mencionado Crucificado, es en lo que se basan la gran mayoría de los estudios existentes, pues nadie o casi nadie se ha puesto a analizar o incluso estudiar el estado en que se encontraba el Cristo Negro varios siglos atrás (XIV, XV o XVI), lo cual sin duda puede arrojar muchísima luz sobre el auténtico origen de tan impresionante imagen.

Tal y como ya hemos indicado en varias ocasiones, la cruz actual que posee la talla es la segunda (1723) y gracias a una mas que mermada documentación, así como a pruebas meramente técnicas realizadas en la espalda del propio Crucificado, nos han descubierto que la primera cruz era de las denominadas de forma de“tau”, o de t mayúscula y rústica.

Esto quiere decir, que si hacemos caso a las distintas clases de crucificados que se han dado en la historia, los de estas características fueron utilizados fundamentalmente en Centro Europa por los pueblos más remotos según se fueron convirtieron a nuestra religión.

Las distintas clases de Crucificados, son las siguientes:

– El Cristo Crucificado, denominado de cruz normal, es decir cruz latina, simboliza al iniciado que está en el camino de alcanzar su total elevación.

– Mientras que el Crucificado sobre “una pata de oca”, es decir que los brazos laterales de la cruz tienen la forma de Y griega, y el palo vertical se prolonga hasta la altura de dichos brazos. La cruz conocida popularmente como “de pata de oca”, representa al hombre que ha trascendido a su propia elevación, habiendo alcanzado el Reino de la Vida Eterna

– Así pues el Crucificado de una cruz “tau” representa al iniciado que ha alcanzado la plenitud de su evolución.

Curiosamente en esta segunda cruz donde está actualmente clavado el Cristo Negro, que tal y como ya hemos indicado con anterioridad fue traída en el siglo XVIII de Salamanca, como decimos esta segunda cruz es del tipo denominado iconográficamente como “cruz de gajos”, es decir de los maderos semejan troncos de árbol sin labrar, a los que simplemente el leñador ha despojado de sus ramas secundarías sin que pasaran luego por las manos del carpintero, apreciándose fácilmente los nudos y rugosidades de la corteza así como los tocones de las ramas cortadas.

¿Puede significar esto, todo un mensaje de sus realizadores o protectores?

La respuesta es rotundamente

Lástima que en un posterior trabajo de carpintería, utilizando evidentemente muy poca sensibilidad artística, allá por los años sesenta del pasado siglo XX se serraran los cuatro brazos de la citada cruz, para posteriormente, es decir en la década de los años setenta alargarse la parte inferior de la cruz en unos setenta centímetros, empleando para ello un simple palo redondo, de los utilizados habitualmente para la construcción, sin la realización de ningún tipo de tratamiento para así evitar posibles daños a la madera más antigua o por mera cuestión de estética.

A partir de estas breves anotaciones, se puede profundizar en un tema tan apasionante como es el simple significado del soporte físico del Cristo Negro, así como sus características anatómicas, además de las notables variaciones realizadas a la propia imagen, según la moda de las distintas épocas por las que ha pasado nuestra imagen, tales como la transformación del cabello, el paño de pureza o incluso la colocación de las piernas.

Pero todo esto si me lo permiten, lo dejaremos para otra ocasión.

Al mismo tiempo, mención a parte merecería el apartado de Leyendas y Curiosidades del Cristo Negro, historias que han ido surgiendo alrededor de tan impresionante imagen en todos estos años y las cuales hemos ido recopilando gracias a la memoria y colaboración de los devotos de esta talla.

En la actualidad, cuando ya han pasado 511 años desde la fundación de la Hermandad y 15 de su reaparición, amoldados perfectamente al siglo XXI, un esperanzador tiempo de devoción envuelve a las actividades públicas de esta cofradía penitencial y por consiguiente a la impresionante imagen del conocido popularmente como Cristo Negro.

La gente, el espectador en general ha entendido perfectamente la intención de este colectivo, es un mensaje religioso, cultural, pero también tradicional y por supuesto caritativo y social.

Pretendemos con nuestro hacer, recuperar un recuerdo histórico, de cómo eran estas asociaciones religiosas en la Edad Media, trasladando todo aquel espíritu al tiempo actual.

Este ha sido a grandes rasgos un sencillo repaso a una devoción que prácticamente se había perdido en la ciudad de Cáceres y que en la actualidad se encuentra en una progresiva recuperación.

Todo esto debido a la impresionante imagen de Crucificado, sobre la que está basada mencionada devoción.

“Non nobis domine, non nobis
sed, nomine tuo, da glorian “.

Nada para nosotros Señor, Nada para nosotros, Sino para dar gloria de tu nombre.

En la Muy Noble y Leal ciudad de Cáceres, patrimonio de la Humanidad a quince días del mes de agosto del año del Señor del dos mil uno. Año 2039 de la Era Hispánica.

Alonso 1. R. Corrales Gaitán.
Investigador.

“Un pequeño crucifijo inicia el cortejo, el silencio de la noche es su único compañero. Una esquila de destemplado acero, llama al creyente al recogimiento, Hermandad del Santo Crucifijo, conocida por el pueblo como Cristo Negro, que recorre históricas calles, que se mete en mil pensamientos, dejando en nuestros frágiles cuerpos, aroma a pureza, olor a incienso. Y es que ante la proximidad de su presencia, el corazón multiplica sus latidos, ayudado por un timbal de recio cuero. Pero por encima de todo sentimiento un silencio mas profundo que cualquier otro silencio, me pone carne de gallina, y la sangre fluye precipitadamente al cerebro. Se aproxima el Crucifijo, estoy ante el Cristo Negro, el oidor de miles de lamentos, el que concede al arrepentido perdón eterno. Y hoy a media noche saldré de nuevo a verlo, a escuchar su silencio, y renovaré mi compromiso con el viejo amigo: MI CRISTO NEGRO.

BIBLIOGRAFIA:

  • Libros fundacionales del Beatario y posterior Convento de las religiosas Jerónimas de Santa Maria de Jesús. (siglo XV-XVI).
  • Libro de Inventario del año 1833.
  • Libro de Ordenanzas, acuerdos y elecciones. (año 165 1-1874.
  • Libro de asientos de hermanos, acuerdos y cuentas (año 1639-1705).
  • Libro de Ordenanzas e Indulgencias.
  • Libro de Cuentas, acuerdos y asientos. (año 1547-1639).
  • Artículos periodísticos de la primera mitad del siglo XX.
  • Trabajo inédito de O Teodoro Fernández Sánchez.
  • Libro de Actas de la Hermandad del Cristo Negro (año 1985-2001).

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