Martiria Sánchez López.
1. INTRODUCCIÓN
Durante este año 2010 está celebrando la diócesis de Plasencia el Jubileo Berzocaniego por concesión del Santo Padre Benedicto XVI, después de la solicitud cursada por el Sr. Obispo Monseñor Amadeo Rodríguez Magro a la penitenciaría apostólica de Roma. El año jubilar comenzó el 3 de Octubre del año 2009 y terminará el 26 del mismo mes del 2010. En él se conmemora el cuarto centenario del patronazgo de San Fulgencio y Santa Florentina en la Diócesis de Plasencia.
Este acontecimiento es de gran transcendencia religiosa y espiritual para la Diócesis, ya que une a todos los fieles ante la veneración de los Santos Patronos con la obtención de Indulgencias para los que cumplan con los requisitos necesarios del Jubileo, entre los que destaca la peregrinación al templo de Berzocana, población situada en Las Villuercas, ya que allí se encuentran las reliquias de los Santos Patrones.
Por este motivo hemos hecho un estudio de la vida y obra de estos Santos para el que nos hemos basado, fundamentalmente en los datos que nos refiere el historiador placentino del siglo XVI Fray Alfonso Fernández en su libro “Historia y Anales de la ciudad y obispado de Plasencia”. Además de otros textos hemos tenido también presente la Carta Pastoral publicada por Monseñor Amadeo Rodríguez Magro titulada “San Fulgencio y Santa Florentina. Año Jubilar Berzocaniego”.
2. EL MARCO HISTÓRICO DE LOS SANTOS.
San Fulgencio y Santa Florentina vivieron en el siglo VI, en la época de la España visigoda. Los visigodos se establecieron en la Galia, en el siglo V, con su rey Alarico, después de la caída del Imperio Romano de Occidente, desde donde pasaron a España. Uno de sus sucesores, Eurico, conquista gran parte de la Península y funda el reino visigodo español, cuya capital fue Toledo. Hay que distinguir dos etapas: la arriana y la católica. En la primera etapa se dificulta la fusión de razas por el problema religioso, ya que los dominadores visigodos eran arrianos y los dominados, los hispano-romanos, eran católicos y más numerosos. Durante la segunda etapa, la católica, se fusionan, y constituyen el pueblo cristiano medieval que luchó durante ocho siglos contra los musulmanes.
Uno de los reyes más importantes de la monarquía visigoda fue Leovigildo (572-586), contemporáneo de nuestros Santos. Aparte de sus conquistas, organizó la Corte y el Oficio Palatino o Consejo, así como la Administración, por lo que se le considera el verdadero fundador de la monarquía visigoda. Sin embargo, no resolvió el problema religioso sino que lo agudizó provocando una guerra civil. Leovigildo se casó en primeras nupcias con Theodosia, católica y hermana de nuestros Santos, de cuyo matrimonio nacieron dos hijos: Hermenegildo y Recaredo. A su muerte, Leovigildo se casó con Goswintha, que era arriana, y fue entonces cuando quiso unificar su reino convirtiéndolo al arrianismo, pero fracasó porque se sublevó contra él su hijo Hermenegildo. Este había sido nombrado por su padre “Dux” de Hispalis (Sevilla) y allí se convirtió al catolicismo gracias a la influencia de su primo Leandro y de su esposa Ygunda, princesa católica, hija del rey Sigeberto de Austrasia. Esto provocó una guerra civil al levantarse contra su padre, siendo vencido Hermenegildo y muriendo mártir.
El problema religioso lo resolvió Recaredo (586-601) al convertirse al catolicismo ya que se dio cuenta de que la población dominada, la hispano-romana, era más numerosa y, además, era católica, mientras la dominadora, arriana, era menor, lo que representaba una constante amenaza para la monarquía. En el III Concilio de Toledo (589) el rey Recaredo abjuró públicamente del arrianismo y proclamó como religión oficial el Catolicismo.En los reinados de Leovigildo y Recaredo vivieron San Fulgencio y Santa Florentina y sus hermanos San Leandro y San Isidoro, por lo que estos hechos influirán en ellos, y serán protagonistas de las conversiones de San Hermenegildo y de Recaredo, con todo su pueblo, ya que estuvieron en el III Concilio de Toledo.
3. LA FAMILIA DE SAN FULGENCIO Y SANTA FLORENTINA.
Nuestros Santos Patronos eran descendientes de la nobleza hispano-romana y de la realeza goda.
Su padre fue capitán general de la provincia de Cartagena: el Ilmo Sr. Severiano. Su madre, Theodora, era una princesa goda, hija del rey de los ostrogodos Teodorico el Grande, que se había establecido en Italia después de la caída del Imperio Romano de Occidente. Estos Santos tuvieron otra hermana, Theodora, que fue reina de España al casarse con el rey visigodo Leovigildo, de cuyo matrimonio nacieron Hermenegildo y Recaredo, como ya hemos referido.
Sus otros dos hermanos, Leandro e Isidoro escribieron páginas gloriosas en el santoral y en la cultura hispano-goda. Los dos fueron obispos de Sevilla y fundadores de la escuela monástica de esta ciudad. Fueron grandes oradores y escritores, especialmente Isidoro, quien escribió gran cantidad de obras de todas las disciplinas, destacando las famosas Etimologías, compendio enciclopédico de todas las ciencias clásicas legadas por la antigüedad, con la de los Santos Padres. Leandro fue un gran orador que intervino en el III Concilio de Toledo. Entre las obras que escribió destaca una para su hermana Florentina: Menos precio del mundo y de la instrucción e institución de las santas vírgenes.
4. BIOGRAFÍA DE SAN FULGENCIO.
Sigue el cronista aportándonos detalles de su vida y de su santidad, “consigo usaba notable rigor y aspereza de ayunos y penitencias”. También nos habla de la labor que realizó con sus clérigos, siendo rigurosos con ellos, con el fin de que cumplieran los mandatos religiosos lo mejor posible, “los decretos de los sagrados Concilios”; así mismo nos comenta las buenas obras que realizó a lo largo de su vida. Después, el cronista nos da detalles de su muerte y nos dice “que tuvo lugar en Écija a los 66 años de edad y fue llevado su sagrado cuerpo a la ciudad de Sevilla y sepultado junto a San Isidoro, su hermano”.
El historiador nos habla también del traslado de sus restos mortales a las sierras de Guadalupe, que comentaremos en capítulo aparte.
5. BIOGRAFÍA DE SANTA FLORENTINA
Lo primero que dice el cronista de Santa Florentina es que “era hermosísima y por esa causa la llamaron Florentina, aunque se llamaba Florencia”. Esta bellísima joven, desde muy tierna edad, hizo votos de castidad, “dedicándose a Cristo, su esposo, en un monasterio, donde le sirvió con tan gran afecto y fervor, dando tan grande olor de santidad y perfección”. (Fray Antonio Yepes, Centuria de la Orden de San Benito, C 10, fol. 411). Refiere, además, el texto que “profesaba la regla de San Benito” y que “tuvo cuarenta monasterios de religiosas debajo de su gobierno y disciplina”. Añade que hacía grandes penitencias y “ayunos de pan y agua…que no comía carne ni bebía vino, ni vestía lienzo…”, “derramaba continuas lágrimas porque Dios la conservase el don de la virginidad”.
Como ya hemos dicho, su hermano San Leandro la dedicó y escribió un libro titulado Menosprecio del mundo y de la instrucción e institución de las santas vírgenes. Este libro, según el cronista, “hizo gran aprovechamiento en la santa y en las religiosas de sus monasterios, que llegaron a mil esposas de Cristo”. Según el texto, de los cuarenta monasterios que gobernaba, el más importante era el de Écija, llamado Santa María del Valle y situado en la ribera del río Genil. Aquí era donde ella residía junto a trescientas religiosas. En este convento murió “el 20 de Junio y en la ciudad de Écija la tienen por patrona y a su hermano San Fulgencio, como en las de Murcia y Cartagena”.
Como vemos, el historiador nada dice de la Diócesis de Plasencia, ya que será a partir del año 1610 cuando se les considere sus Patronos.
Es muy interesante lo que el cronista nos comenta de la “santidad” de Santa Florentina, que “quedó asentada” en sus monasterios hasta el punto de que sus religiosas prefirieron sufrir el martirio antes que perder su virginidad. Así nos lo expresa el texto: “Cuando los moros destruyeron España, mostraron su santidad y el valor de su gloriosa madre (Sta. Florentina), porque, conociendo que los moros querían acometer a su monasterio, y temiendo perder el tesoro de su virginidad […], determinaron hacerse aborrecibles dándose muchas heridas en el rostro[…], con ello vencieron a los moros, triunfando dellos, quedando entera su pureza luego que las vieron tan afeadas”. Pero después que los moros se enteraron de lo que habían hecho, se indignaron y “a todas las pasaron a cuchillo, con lo cual a la aureola de la virginidad se les juntó la del martirio que todas padecieron”.
Este precioso texto nos demuestra hasta qué punto la santidad de Santa Florentina y su amor por la virginidad, como esposa de Cristo, influyó en todas sus religiosas que prefirieron morir mártires antes de perder su virginidad.
6. LAS RELIQUIAS DE LOS SANTOS Y SU DESCUBRIMIENTO
Según los documentos consultados, San Fulgencio y Santa Florentina fueron enterrados en Sevilla, junto a sus hermanos San Leandro y San Isidoro, siendo venerados sus restos por su santidad. Pero en el siglo VIII, cuando los musulmanes comienzan la conquista de España, después de la batalla de Guadalete, en el 711, muchos cristianos emigran hacia el norte del país. Fue entonces cuando algunos de ellos se llevaron las reliquias o restos mortales de nuestros santos y los enterraron en los monasterios cercanos a Guadalupe, como nos cuenta el cronista: “…cerca del río Guadalupe y los montes donde nace, en la pérdida de España, habían fieles temerosos de los moros, esconden los sagrados cuerpos de San Fulgencio, obispo de Écija, y de Santa Florentina.” (Fray Gabriel de Talavera, Historia de Guadalupe, T.I, C, 15).
Posteriormente, cuando estas tierras fueron reconquistadas en el siglo XIII, en tiempos de Fernando III, se van a ir repoblando con nuevos cristianos que fundaron sus aldeas y villas, como fue Berzocana. Según la tradición, parece que fue en tiempos de Alfonso XI, el rey de la batalla de Salado, cuando se descubrieron los restos de nuestros Santos. Así lo narra el texto: “Por este tiempo se descubrieron y hallaron y los llevaron a la villa de Berzocana, que está cerca del río Guadalupe y es lugar deste obispado de Plasencia, donde han estado estas sagradas reliquias veneradas de la devoción de los fieles.”
Fue entonces cuando las santas reliquias se depositaron en el templo de Berzocana. Más tarde, en el siglo XVI, con la ayuda e impulso de los obispos Don Gutierrez Vargas de Carvajal y Don Pedro Ponce de León, se levantará un bello templo de hermosas proporciones en el que, en la actualidad. se veneran las reliquias en una capilla-relicario construida por los donativos de los vecinos berzocaniegos.
7. EL TEMPLO DE BERZOCANA
Es impresionante llegar a la villa de Berzocana y encontrarse con este monumental y magnífico templo, que con razón se le ha comparado con una pequeña catedral. Es un monumento realmente extraordinario, cuyos elementos arquitectónicos constituyen un conjunto de armonía y belleza muy difícil de describir. Estamos ante una edificación del siglo XVI, perteneciente al estilo Gótico flamígero, donde todos sus elementos han adquirido ya su plenitud para darnos un conjunto de enorme perfección.
Su planta es rectangular y está dividida en tres naves de la misma altura por preciosas arcadas sostenidas por robustos pilares. Dichos pilares recogen los nervios de las complicadas y bellísimas bóvedas estrelladas, en cuyas claves se unen los sectores de los nervios que forman las estrellas. El ábside es poligonal y está cubierto también por otra preciosa bóveda estrellada.
En el lateral del Evangelio está la capilla dedicada a las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina, realizada ya en el siglo XVII y terminada en el año 1610, en época de Felipe III, según la inscripción del dintel. Consta de dos plantas cuadrangulares sostenidas por columnas; en la inferior se encuentran dos hornacinas formadas por arcos solios donde están las imágenes de San Fulgencio y Santa Florentina. En la planta superior es donde se encuentran los bellísimos Relicarios que contienen las Reliquias de los Santos Patronos, muy veneradas por todos los fieles.
Al templo se accede por la Puerta del Perdón, que es de estilo plateresco, formada por un arco de medio punto y con decoración plateresca.
Llama la atención la sencillez exterior del templo, que contrasta sobremanera con la magnificencia del interior. La torre se levanta a los pies del templo, en la fachada de poniente. Se caracteriza por su esbeltez y altura, con una sencilla portada que da acceso al interior.
En fin, este impresionante monumento constituye un precioso y valiosísimo joyero que contiene el tesoro más preciado y querido por todos los berzocaniegos y extremeños: las Reliquias de nuestros Santos Patronos: San Fulgencio y Santa Florentina.
8. FELIPE II Y LAS RELIQUIAS DE LOS SANTOS. EL PATRONAZGO DE LA DIÓCESIS DE PLASENCIA.
En el siglo XVI, en tiempos del rey Felipe II, surge el llamado Pleito de los Santos, en cuya solución intervendrá el mismo rey. En esta época, especialmente después del Concilio de Trento, hay un resurgir, entre los católicos, de la veneración de los santos y sus reliquias, que los protestantes habían negado. Fue entonces cuando el Obispo de Cartagena, Don Sancho Dávila, deseaba tener las reliquias de San Fulgencio y Santa Florentina, alegando que habían nacido allí y los tenían como patronos. Por este motivo, solicitan las reliquias a la villa de Berzocana y al Obispo de Plasencia, Don Juan Ochoa de Salazar según el texto: “que les diesen parte de los sagrados cuerpos de los Santos para la iglesia de Cartagena y Murcia”.
Aunque, de momento, los de Berzocana se negaron y opusieron gran resistencia y, también, el Obispo de Plasencia, no tuvieron más remedio que acceder a ello, pues recurrieron al rey Felipe II para que actuara en su favor, como cuenta el cronista: “…y aunque los de Berzocana hicieron resistencia y también el obispo de Plasencia, mandólo su Majestad Felipe II con sobrecarta, sacaron cuatro huesos, huesos de los mayores y el obispo se los entregó al prior de Guadalupe. De allí los llevaron al rey, a San Lorenzo el Real, y reservando para este gran monasterio los dos, hizo merced de los otros dos a la santa iglesia de Cartagena”.
A continuación, nos explica el texto el recibimiento tan apoteósico de que fueron objeto las reliquias de los Santos cuando llegaron a Cartagena y la cantidad de festejos, arcos de triunfos, altares…que hicieron para recibirlos y venerarlos. Nos dice el texto que fueron los brazos de San Fulgencio y Santa Florentina los que se llevaron y los depositaron “al lado del altar mayor, en un tabernáculo con su capilla labrada y dorada”.
Ante todos estos acontecimientos, los vecinos de Berzocana se volcaron en venerar aún más y dar mayor culto a sus Santos Patronos. Fue entonces cuando recogieron donativos, exclusivamente de los berzocaniegos, y construyeron una preciosa capilla para depositar las sagradas Reliquias.
El traslado de las sagradas Reliquias tuvo lugar “el 3 de Octubre de 1610, siendo Santo Padre Paulo V y Rey de España, Felipe III y Obispo de Plasencia, Enrique Enríquez”, según consta en una inscripción que se puede leer en el entablamento de la capilla en su parte interior. En el exterior aparece inscrito lo siguiente: “A la honra y gloria de Dios, esta iglesia con las limosnas de los vecinos de esta Villa hizo esta capilla de San Fulgencio y Santa Florentina”.
A partir de estos momentos, la devoción y veneración a los Santos Patronos se acentuó enormemente y se extendió a toda la Diócesis placentina, convirtiéndose San Fulgencio y Santa Florentina en Patronos de toda la Diócesis, aunque no haya constancia documental.
Por este motivo, según las palabras de Monseñor Amadeo Rodríguez Magro, celebramos el Año Jubilar al cumplirse el cuarto centenario de dicho Patronazgo. La declaración oficial de este patronazgo tuvo lugar en 1867 por el Papa Pío IX, previa petición a Su Santidad por parte del Obispo placentino López y Zaragoza, quedando establecida la fiesta de San Fulgencio el día 16 de Enero y la de Santa Florentina el día 20 de Junio.
9. CONCLUSIÓN
Después de haber estudiado la vida y la obra de San Fulgencio y Santa Florentina y haberlos tenido como patronos de la Diócesis de Plasencia durante cuatro siglos, debemos sentirnos orgullosos de nuestro pasado histórico y religioso, no sólo de aquellos extremeños que escribieron la gesta americana y que año tras año estudiamos y recordamos en estos Coloquios, sino también de aquellos otros antepasados nuestros que escribieron esas páginas gloriosas de su fe cristiana, evitando que el preciado tesoro religioso, como eran las reliquias de sus Santos, fueran profanadas. Ellos prefirieron esconderlas en nuestras montañas para que, con el auxilio de la Divina Providencia, otros extremeños, los berzocaniegos, tuvieran la suerte de hallarlas y poderlas venerar a través de los siglos, y así transmitir ese precioso legado de generación en generación.
Pero no sólo lo legaron a los extremeños, sino que hicieron partícipes de este precioso tesoro a otros fieles, como los de Cartagena y Murcia, así como también a su monarca, el rey Felipe II, para que todos ellos también recibieran las gracias espirituales a través de las Reliquias de nuestros Santos Patronos.
Este año 2010 es un año Jubilar para la Iglesia española, pues además de Año Jubilar Berzocaniego, se celebran otros años Santos, como el de Santiago de Compostela y el de Caravaca de la Cruz. En esta ciudad murciana se encuentra un “lignum crucis”, es decir, un trozo de madera de la Cruz de Cristo, que llegó a esta localidad, de modo milagroso, en 1231, procedente de Jerusalén; por eso allí se celebra un año Jubilar cada siete años y esta vez coincide con el nuestro. Pero esto no es un obstáculo para que los fieles murcianos peregrinen a Berzocana para rendir homenaje a las reliquias de san Fulgencio y Santa Florentina, sus patronos también y a los que un día cedieron parte de su preciado tesoro los fieles extremeños.
El Año Santo Compostelano comenzó el 31 de Diciembre con la apertura de la Puerta Santa por su Arzobispo. Como todos sabemos, es uno de los centros de peregrinación más importante de Europa y se espera que atraviesen la puerta del Perdón unos seis millones de peregrinos llegados de todos los lugares por una de las seis rutas del Camino de Santiago. Una de esas rutas es la Vía de la Plata, que a través de Extremadura conduce a los peregrinos del Sur hacia Compostela. Invitamos a todos los que peregrinen por la Vía de la Plata que hagan un alto en el camino compostelano y descansen en Berzocana, donde también allí recibirán las gracias e indulgencias del Jubileo Berzocaniego.
Terminamos expresando nuestro más sincero agradecimiento al Sr. Obispo de Plasencia, Monseñor Amadeo Rodríguez Magro, por la celebración de este Año Jubilar Berzocaniego que tantos bienes espirituales reportará a todos los que peregrinen a Berzocana y cumplan con los preceptos de Jubileo.