Dic 112020
 

 

Manuel Rubio Andrada

 

Resumen

Durante toda la primavera del año 2019 se hicieron excavaciones en Trujillo en dos lugares distintos que bien pudieron ser “páginas” cercanas con importantes datos de nuestro pasado.

Una de las actuaciones tuvo lugar en las inmediaciones de la antigua iglesia de Sta Clara adosadas a la construcción en su puerta norte. Lo descubierto pertenecía a una necrópolis excavada en la roca que, a veces, mantenían cierto antropomorfismo; temporalmente, en sentido amplio, suelen situarse en época medieval. La excavación termino. No pudimos prestar mucha atención a pesar de lo interesante que nos parecían.

Nos atrajo más la excavación realizada en la finca Solanilla de Bote y de ella nos ocupamos primeramente: mis ocupaciones en otro trabajo no hicieron posible más. Fueron tres las actuaciones en Solanilla y a juzgar por el espacio escavado parecían llevar buenas pretensiones y muy posiblemente apoyadas en un buen presupuesto. Recogimos datos, hicimos fotos…relacionamos y reflexionamos… fruto de todo ello es el trabajo que presentamos en estos XLIX Coloquios.

 

Introducción

No es la primera vez que se han realizado excavaciones arqueológicas en nuestro entorno inmediato, unas con carácter científico y otras no tanto.

Recordemos las primeras. D. Joaquín Rodríguez Ordoñez nos transcribió, en su libro La Vettonia, una narración del periodista Antonio Malo de Molina, en ella contaba la actuación en un dolmen situado en la finca de las Perillas o Asperillas, inmediato a los confines del berrocal trujillano, por la antigua calleja de Madroñera. D. Antonio nos describe como se hacían las cosas en la segunda mitad del s. XIX y cuáles eran los resultados[1].

Tras desmontar el primer dolmen y describir la futura actuación en el segundo, concluye:

Acaso explorando el otro de que se hace mención, hallaríamos igual monumento, puesto que no es el primero encontrado y destruido en aquellas inmediaciones, según manifiestan algunos amigos, y que por no conocer su importancia han sido despreciados, así como habrá sucedido a otras obras de remota o desconocida antigüedad…

Las últimas excavaciones han sido las efectuadas en las inmediaciones de la antigua iglesia de Santa Clara y simultáneas a ellas las efectuadas en la finca de Solanilla de Bote con motivo de ampliar la implantación de paneles solares que en ella ya existían; de estas últimas nos ocupamos en este trabajo. Entre la primera de las Perillas y estas un número de ellas, ni corto ni largo; en las que, en el mejor de los casos, se determinó su “dormición” mediante su nuevo enterrado, parte de la que ahora estudiamos tuvo peor suerte.

La noticia de esta excavación nos llegó oralmente, así como la particularidad de su libre acceso desde la carretera y la ausencia de puertas o cualquier cartel de prohibición así como una falta total de identificación de la empresa excavadora.

Este despoblado a penas ofrecía señales externas y fue una agradable sorpresa para los aficionados que con cierta periodicidad, visitábamos encantados las actuaciónes arqueológicas curioseando aquí y allá.

Este trabajo es el resultado de los apuntes de la mayor parte de lo descubierto en las tres excavaciones practicadas en Solanilla y que yo narraba a mi amigo Vicente para que estuviera al tanto de lo descubierto. Simultáneas y muy próximas, tuvieron lugar en el invierno y primavera del año 2019, hasta el cambio electoral de ese año, periodo en el que se suspendieron con los aparentes resultados que luego se comentarán.

Localización

Se sitúan en la margen izquierda del río Magasca, recién pasada la carretera de La Cumbre; muy cerca del molino del tío Trabuco, hoy casa residencia particular.

Lám 1. Resultado de la actuación nº 1

Descripción

Primera actuación

Su localización geográfica se aproxima al punto determinado por una latitud norte de 39º 25´ 56.09´´ y de longitud oeste 5º 55´´ 17,27´´.

Esta primera zona (Lám 1) es la más cercana al río. Como se puede observar por la fotografía se excavó una considerable extensión de terreno, la mayor parte del mismo sin restos estructurales o de cualquier otro tipo, de resultado estéril.

En el esquinazo NE de la excavación aparecieron los restos de muros, estrechos y realizados con materiales pobres a base de piedra, generalmente pizarras y tierra; no están ausentes trozos de cerámica común romana y tégula, a veces como relleno y ajustes en el muro.

Esta estructura mide 7,50 m de larga y 2,30 m de ancha; se dividió en cuatro compartimentos aparentemente sin unir al muro del este; los laterales comunes están reforzados en la parte baja de cada lado con grandes piedras a fin de darles mayor consistencia ante las mayores presiones en la zona baja.

  

Segunda actuación

Lám 2. Resultado de la actuación nº 2. El ábside y los muros de la cabecera

Es la intervención central (Lám 2). Su localización geográfica se acerca al punto determinado por una latitud norte de 39º 25´ 56.93´´ y de longitud oeste 5º 55´ 49.93´´. En esta ocasión el terreno estudiado se ajusta más adecuadamente a los restos estructurales encontrados.

Presenta restos de un edificio de orientación N – S con humilde ábside situado a mediodía, ligeramente elíptico, mide 2,90 m de eje N-S y 2,75 m el E-W; su forma puede igualmente ser considerada en herradura. Es de angosta entrada, 0,45 m de ancho.

Sus muros están bastante bien hechos con mampostería, de piedra algo seleccionada y barro, de aparejo poco abundante; su ancho es de 0,40 m.

Este se adosa a una estructura muraría inacabada que pertenecía a la nave los cuales apuntan forma rectangular; fue realizada con piedras de buen tamaño y barro; es de mayor ancho que el ábside. A pesar de la búsqueda mediante la excavación, de mayor extensión de los elementos estructurales, no dio resultado así que del edificio solo nos llegaron los restos de los lados inmediatos al ábside y el ángulo este, sin dejar rastro del resto para acotar el aula hacia el norte.

El lado este del muro sur mide 2,40 m; en su extremo este hacia el norte, está la esquina, de ella parten los cortos inicios del lateral este de la nave. El otro lado del muro sur solo mantiene los 2 m centrales. Como venimos mencionando, no se conservan otros vestigios de su trazado, ni en su cimentación. Su apariencia inacabada apunta una rápida interrupción muy posiblemente en su construcción ya que no observamos grandes cantidades de materiales procedente de la cubierta.

Tercera actuación

Lám 3. Actuación nº 3. Vista general desde el este

Se localiza caminando unas centenas de metros desde la segunda excavación hacia el NW; como punto de referencia actual podemos tomar una gran torreta de cuatro apoyos para el traslado de la corriente eléctrica; lo descubierto se encontró inmediato a ella por el noroeste.

El punto geográfico que ocupa se aproxima al determinado por una latitud norte de 39º 25´´ 54.96´´ y de longitud oeste 5º 55´ 48.86´´.

Lám 4. Actuación 3. El gran patio central y las dependencias del oeste.

Lo forman una serie de largos y bajos muros de mampostería, bien construidos a dos caras lisas y con relleno interior de mampuesto. Se trata de los restos de una estructura habitacional compuesta por un gran patio central y adosados a él, en sus lados este y oeste, dos pabellones.

Lám 5. Actuación nº 3. El pabellón del este

De estos, el del este, estaba limitado en la parte interior, la que da al patio, por un muro de 14.7 m de largo, de características semejantes a los descritos; no presenta restos de vanos. En el lado contrario al espacio central, hay al menos cuatro dependencias, de las cuales solamente una de las medianas conserva los restos de los cuatro muros que la definieron, el resto carecía de limitación fiable en el lado este. En esa dependencia, el tabique que da al cercado interior mide 4 m, los laterales cada uno tiene 4.5 m y en el opuesto, estaba bien centrado el vano de la entrada que medía 1 m de ancho.

El resto de las dependencias de este pabellón poco nos permite conjeturar señalando la posibilidad de su comunicación exterior mediante abertura al este semejantes a la descrita y su incomunicación total al patio.

Lám 6. Actuación 3. Pabellón oeste

En las dependencias del pabellón opuesto, el muro externo que da al oeste solamente se extiende 13 m, carece de vanos y en la parte norte su trazado, semidestruído, se vuelve poco definido y más complejo.

Presentaba en su interior tres dependencia, de ellas, la central, es de doble dimensión que sus vecinas (Lám 6). En su centro se encontraba colocada verticalmente una lastra de buen granito, en sentido longitudinal y orientación equinoccial este-oeste; estaba semipulida en su cara sur y simplemente desbastada en el resto. Esta piedra tiene de largo 0.95 m, su ancho ronda los 15 cm e hincada como estaba el 9 del 3 del 2019, su altura sobresalía del terreno 0.32 m.

Presenta dos ancestrales y conocidas formas: la parte superior cóncava, puede insinuarnos que su opuesta la inferior era semejante, lo cual nos lleva con facilidad a intuir una aproximación a la forma de piel de toro curtida y extendida; las laterales convexas pueden apuntar la forma del disco solar es decir helioscopica. Ambas formas son propias de altares orientalizantes del mundo tartésico (Lám 7).

Lám 7. Actuación 3. El hogar-altar con su retablo tauro-heliomorfo

En conjunto puede considerarse un pequeño retablo de un hogar-altar que se extiende hacia el sur.

Este hogar tiene de ancho 0.90 m, algo menor que la piedra, su largo es de 0.97 m y estába elevado del suelo unos 10 cm, su forma pues es un prisma de corta altura. Destaca del resto por su fuerte color rojo tinto oscuro, su tonalidad y textura sugería ser sangre mezclada con arcilla. La excavación mostró los restos de tégula que lo delimitaban y estructuraban evitando su disgregación.

Relaciones

No encontramos conexión para los primeros restos.

En cuanto a los segundos diremos que parecen anteriores a la basílica de Trujillo, como recordarán situada en las proximidades de la puerta de Coria y a la que se atribuye una autoría mozárabe [2]. Sin embargo hay que reconocer que carecemos de otros elementos que puedan argumentar lo dicho con determinación y certeza.

 

Lo que nos ha llegado de la tercera está orientado a los cuatro puntos cardinales, orientación que marca la posición de la piedra retablo que hemos descrito. Tiene partes del lado norte sin restos de edificación; en el lado sur, pese a la ausencia de materiales en algunos metros puede reconstruirse la trayectoria del muro. De todo ello deducimos que se trataba de un gran patio central con habitaciones adosadas en los lados este y oeste según la descripción propuesta.

Aparentemente, por lo que nos ha llegado, el patio central tiene un solo vano de comunicación con la habitación principal del lado oeste -donde está el hogar-. Aunque perdimos las medidas de este, si anotamos ser el doble de grande que sus compañeras.

La presencia de pigmento, de intenso rojo oscuro, en el hogar-altar central, indica como más probable un vertido de sangre; ello nos conduce con pocas dudas a admitir que se sacrificaba con frecuencia y se tenía sumo cuidado de que “la sangre” no se derramara más allá de los límites rectangulares del hogar.

Al estudiar el retablo veremos cómo sus formas, determinadas por líneas, son relacionable con un conjunto de objetos concretos, formados por esas mismas clases de líneas, las cuales por pertenecer a un mundo lineal abstracto, no describen cosas concretas, solamente insinúan referencias a elementos, generalmente con una finalidad determinada, versátil e imprecisa. Su finalidad pues fue la insinuación de determinados contenidos y no la descripción de los mismos.

Ambas formas son elementos que se utilizan en la actualidad, concretamente está presente como motivo ornamental sacro, de insinuante simbolismo sobre los temas que tratamos. Se localiza en la iglesia modernista de de Nuestra Señora del Pilar en Valdemoros, Madrid, la cual es famosa por su elevado simbolismo (Lám 8). Menos visibles pero si rastreables en el icono central de la catedral de la Almudena.

Lám 8. Motivos lineales sacros con la forma de piel de toro y el disco solar que completan la figura de Jesús en la iglesia del Pilar de Valdemorillo, Madrid.

                                                                                                            A

                                                                                                      B

 

 

Lám 9. Altares orientalizantes linealmente relacionables con el retablo de Solanilla de Bote. A. Cancho Roano C. B El Carambolo, Camas, Sevilla

También hemos seleccionado algunos altares, a pesar de ser muy anteriores en el tiempo al que aquí estudiamos, por entrar en ellos las apuntadas semejanzas lineales. Se trata del hallado en el edificio C de Cancho Roano, Zalamea de la Serena (Badajoz)[3] y el de la fase IV del santuario del Carambolo (Sevilla)[4] (Lám 9 A y B).

En el primer caso se trata de la representación de la puesta de Sol en el solsticio de verano, en lo alto de un cerro, es la representación de un paisaje sacro.

Coinciden con ese mismo planteamiento determinados paisajes reales existentes ante la puerta principal de algunos templos fenicio-tartésicos y servían de referencia para determinar la orientación de la construcción de los mismos. Según la religión fenicia tienen relación con la muerte-renacimiento del Sol que ocurría en el solsticio de verano.

En cuanto al ejemplo B se trata de un altar en forma de piel curtida de animal admitida generalmente como piel de toro. La presencia de esta forma es muy amplia y muy variados sus significados; los más frecuentes hacen referencia al culto fenicio-tartesio de Moloch Baal como símbolo del fuego purificador y regenerante.

Situados ante estas cuestiones debemos señalar la adicción del retablo en épocas posteriores al mundo orientalizante indicado y que ya aparece consolidado en época romana. De esa época, la religión mitraíca, por sus contenidos generales, también puede ser un serio aspirante para identificar nuestros restos. No quiere esto decir que los contenidos de época tartésica sean los mismos que los de nuestro altar ni por supuesto los contenidos cristianos que debe tener el de la iglesia de Valdemorillo o la catedral de la Almudena. Como la tercera excavación muestra debieron pervivir las formas y tal vez en parte, fondos de los contenidos sacros.

Nuestro retablo habría conjuntado en un modelo los dos iconos teológicos.

Cronología

Las cerámicas que observamos se pueden dividir en dos grupos:

Uno estaba en unas bolsas pequeñas de plástico situadas en la parte superior del ábside. Observamos que en su mayoría eran fragmentos de recipientes de uso común; con ellas, había al menos un fragmento muy rodado de terra sigillata aparentemente de no buena calidad.

El otro grupo estaba “in situ”, eran fragmentos más gruesos con numerosos restos de tégulas procedentes de diversas destrucciones aunque no en elevado número; otras fueron reutilizadas como material complementario de la construcción mural.

Los materiales cerámicos visible en la primera actuación nos sitúan en época tardorromana. Dadas las pequeñas dimensiones de sus habitáculos debemos suponer una finalidad no humana, muy posiblemente animal; en la fotografía que ofrecemos, tras la más cercana, parece observarse un pequeño pasillo de acceso por el oeste. Quizás podían corresponder a elementos de unas mayores dependencias que se extendieran al sitio contrario al excavado, en ese lugar se observan piedras desmontadas pero los trabajos no prosiguieron y terminaron allí.

La segunda actuación permite mayor acercamiento. Se trata de la cabecera absidiada de un edificio que apunta principalmente por su forma matices religiosos. Su estructura y las escasas dimensiones del vano entre aula -nave- y ábside, nos indica que su acceso estaría restringido a un personaje de anchura muy escasa. Según las dimensiones facilitadas en este trabajo, una vez concluida la nave, esta sería pequeña, destinada a albergar un no elevado número de personas.

Podría tratarse de la interrupción del proceso constructivo de un eremitorio rural aparentemente tardorromano. La presencia de cerámica sigillata en las bolsas situadas en el mismo, pueden indicar una cronología algo anterior o al menos no excesivamente tardía. El fragmento o los fragmentos podrían contribuir a dar mayor antigüedad a estos restos y acercarlos a un cristianismo rural muy primitivo,

La aproximación a la cronología de la tercera excavación presenta una dificultad semejante. Los restos de algunas tégulas como material amortizado en muros e incluso en el hogar del altar, sitúan su existencia en un momento impreciso de época tardorromana.

 

Conclusiones

La relativa proximidad entre la segunda actuación, que apunta ser los restos de una ermita con ábside en herradura, en sentido amplio paleocristiana, y el complejo religioso de la tercera -cuyos fondos religiosos más lejanos nos señalan el mundo fenicio-tartésico-, son aparentemente tan diferentes como sus contenidos, liturgia etc.

A pesar de ello sus practicantes deberían vivir en una cierta armonía, lo cual sería posible si se admite una característica mitraica en los restos de la tercera actuación, fuera seguidor de una o de la otra las dos religiones vivían generalmente un ambiente de comprensión y acercamiento. Vendrían tiempos distintos. …su estado inacabado nos puede sugerir que… tal vez les llegaron.

Por lo particularmente excavado no parece que las unidades estuvieran acompañadas de viviendas u otras estructuras en su entorno; su aislamiento parece apuntar ocasionales visitas religiosas, en parte lúdicas y en parte gastronómicas tipo romería.

Observando otros restos cercanos no alejados de estas épocas , nos devuelven a un paisaje rural, bastante poblado y diferente al actual. Todos esos restos llenan de vida y pobreza las inmediaciones del Turgalium romano de finales del Imperio.

En conjunto, las tres actuaciones son la punta del iceberg de la existencia de numerosos restos en las inmediaciones del río Magasca que se perfilan con bastantes características generales semejantes y como pertenecientes a una época romana tardía. Una de ellas, la tercera actuación no sobrevivió para poder contarlo pues a pesar de ser respetada en el tiempo por todo tipo de invasiones, no sobrevivió a nuestros tormentosos días.

Llegados a este punto cabe seguir preguntándonos. ¿Quién fue el autor de tan torpe eliminación?.

Desde luego su conducta no fue la de un ilustrado, es evidente que la barbaridad asoma repetidamente en esa solución.

Veamos. Las dos primeras actuaciones han tenido suerte y finalmente, como en Sta Clara u otras excavaciones, han seguido el camino general de la dormición por cubrición terrestre; sin embargo no fue así en la tercera, la cual fue totalmente arrasada y todos sus materiales desaparecidos.

La práctica de la cubrición con tierra debió incomodar a alguien de alguna cúpula. Sin duda los contenidos que tan brevemente hemos podido describir, se deben completar con un mayor número de datos que ofrecería la excavación, a nuestro juicio bien llevada, y que el arqueólogo expondría al enumerar los resultados.

Aunque esto parece propio de otro trabajo, prefiero seguir pues tras mis últimos artículos y sin yo buscarlo, me estoy especializando en una arqueología de denuncia.

Llegados a la tercera actuación, lo mostrado por el arqueólogo debió turbar determinada mente, quizás mejor hablar en plural. La posibilidad de vestigios religiosos orientalizantes, de una cronología tan tardía, con unos elementos tan comunes, pobres y simples pueden con facilidad ser vistos como disparate; la representación de la iglesia de Valdemorillo nos demuestra que no lo es.

Así, un día cualquiera de la primavera de 2019, se decretó primero oralmente: ¡Que desaparezcan del mapa!. Pero, ¿cuándo?. Se esperó un momento propicio, adecuado… sin duda el hecho tiene olores delictivos que pueden comprometer…

Primavera de 2019, cambio político de Autonomía y Ayuntamientos. Vacío de poder.

A pesar de no interferir en las solares, nuestro sistema social una vez más ha sido torpe; ha regresado a permitir obrar como en los finales del s. XIX; de una u otra forma, no atinan a saber preservar los restos para futuras inversiones. La actuación número tres ha seguido una política irracional que denominamos “arrasamiento técnico” tal y como nos contó el periodista D. Antonio Malo de Molina al describir hace ya más de cien años, el primer arrasamiento técnico -el deszafre-, palabra asociada a la destrucción del dolmen de las Perillas[5].

 

[1] RODRÍGUEZ ORDOÑEZ, Joaquín (1878): La Vettonia. Monumentos e inscripciones romanas en la antigua Castra Julia. Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid. Conferencia VI. Vol V. núm 11, noviembre. Pág 366 y siguientes.

[2] El permiso de excavación estaba a nombre de José Luis Sánchez Abal quién muy celoso de su trabajo no parece haber dejado huellas del mismo. Los siguientes autores así lo mencionan y se han ocupado de estudiar lo que observaron posteriormente.

ALBA CALZADO, Miguel (2009): Repertorio de Arquitectura Cristiana en Extremadura: Época Tardoantigua y Altomedieval. Anejos AEspA XXIX. Pág 103-106.

FRANCO MORENO, Bruno (2008): De Emerita a Marida. Tesis doctoral. Tomo II. Pág 70. UNED.

 

[3] CELESTINO PÉREZ, Sebastian (1997): Santuarios, centros comerciales y paisajes sacros. Cuaders de prehistoria i arqueología de Castelló, nº 18, p. 374.

CELESTINO PÉREZ, Sebastián (2001): Los santuarios de Cancho Roano. Del indigenismo al orientalismo arquitectónico, pp 29 y 29. en Arquitectura oriental y orientalizante en la Península Ibérica. Coor. Ruiz Matas, Diego y Celestino Pérez, Sebastián.

[4] FERNÁNDEZ FLORES, Álvaro y RODRÍGUEZ AZOGUE, Araceli (2005): El complejo monumental del Carambolo Alto, Camas (Sevilla). Un santuario orientalizante en la paleodesembocadura del Guadalquivir. T. P., 62, nº 1, pág 123.

[5] RUBIO ANDRADA, Manuel y RUBIO MUÑOZ, Francisco Javier (2016): El megalitismo en Trujillo: Las necrópolis de las Perillas –Asperillas- y Cañada, Trujillo (Cáceres). XLV Coloquios Históricos de Extremadura, pp 576. Trujillo.

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