Nov 172022
 

Jorge Pastor Royo

 INTRODUCCIÓN

El Descubrimiento de América por la Expedición colombina (1492-1493) fue el hecho geográfico más importante de la Historia de la Humanidad y el gran hito histórico de la España de los Reyes Católicos: Isabel I de Castilla y Fernando II de Aragón y V de Castilla. Después, se realizaron otros viajes de descubrimiento, siendo uno de ellos la primera circunnavegación a la Tierra por Magallanes-Elcano, cuyo V Centenario se cumple en el año en curso, concretamente el 8 de septiembre.

El presente trabajo, como parte de mi reciente Trabajo de Fin de Máster[1], tiene por objeto la realización de otro viaje de ultramar, en este caso cultural. Hablamos de los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos (1958-1970), que durante unos días convertía a Cáceres en la capital mundial de la Hispanidad, en particular, de la primera edición, que se celebró en junio de 1958.

 

  1. GÉNESIS DEL I FESTIVAL FOLKLÓRICO HISPANOAMERICANO

La Hispanidad fue uno de los pilares más importantes sobre los que se sustentó la ideología del régimen franquista a lo largo de toda la dictadura (1939-1975). La proyección en ultramar con un territorio tan remoto y al mismo tiempo semejante, en cuanto a la coincidencia de rasgos como el idioma, brindaba a España una dimensión universal. El régimen incorporó en el imaginario español un mito de la Hispanidad, vinculando los valores religiosos del catolicismo y el anhelo de las grandezas pasadas de la España Imperialista[2].

El franquismo logró sacar rentabilidad de esa idea, puesto que permitía aunar y articular una serie de valores en la sociedad. Como instrumento de propaganda, cumplió con un doble cometido: por una parte, potenciar los ideales nacionalistas en el estado español y unificar a toda la población bajo la misma doctrina, y por otra, servir como plataforma de proyección e introducción en el continente americano durante un periodo de cierto aislamiento internacional, afianzando de paso el sentimiento de patria única[3].

De esta manera, la dictadura franquista se asignó la salvaguarda del legado cultural de su estirpe americana, amenazada por la creciente influencia de valores provenientes del extranjero. Para ello, crea en 1946 el Instituto de Cultura Hispánica, dedicado esencialmente a impulsar la acción cultural y educativa entre España y los países iberoamericanos[4].

Una de las actividades llevadas a cabo por este organismo fueron los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos. Su creador y promotor fue Blas Piñar López, que ocupó la dirección del Instituto de Cultura Hispánica entre los años 1957 y 1962. En su autobiografía[5], explica que el germen de su idea era la de celebrar unos certámenes anuales de música popular de diferentes países de Iberoamérica, a través del cuales se conseguiría un fortalecimiento y mayor unión entre naciones a través de su folklore.

Si bien no fructificaron las gestiones iniciales para su desarrollo en Palma de Mallorca, pensó en Cáceres como sede de los mismos, en parte por la gran amistad que mantenía con el entonces gobernador civil de la provincia, Licinio de la Fuente y de la Fuente. Esta propuesta tuvo una gran acogida en el Ayuntamiento, con Luis Ordóñez Claros como alcalde. Es entonces cuando se encarga a la Comisión municipal de Feria, encabezada por Diego María Silva Alcántara, primer teniente de alcalde, la colaboración con el Instituto de Cultura Hispánica en la organización y desarrollo del festival[6].

La primera edición de los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos se celebró del 2 al 6 de junio de 1958, en las localidades de Cáceres, Trujillo y Plasencia. La elección de estas sedes no fue algo casual, pues el pasado histórico de esta región con «la gesta del descubrimiento, de la conquista y de la evangelización del nuevo mundo»[7] lo convertía en el marco idóneo para este festejo. Suponía también un aliciente para la promoción turística de la Alta Extremadura, con el recorrido llamado por el régimen como “Ruta de los Conquistadores”. De ella se decía que «en la provincia de Cáceres, forma un triángulo, impregnado de esencias de nuestra raza, en donde se forjaron aquellos hombres gigantescos que salieron a conquistar y descubrir, que alumbraron nuevos pueblos»[8]. Además, el festival se enmarcó dentro de las conmemoraciones que se celebraron ese año en la provincia por el IV Centenario de la muerte de Carlos I de España y V de Alemania, al fallecer en la localidad cacereña de Yuste[9].

 

  1. ORGANIZACIÓN Y PROGRAMA

Desde el Instituto de Cultura Hispánica, se dio una gran importancia a la primera edición (Figura 1), estableciendo diferentes comités para su organización.

 

Figura 1. Cartel de la primera edición del Festival Folklórico Hispanoamericano. Fuente: Biblioteca Digital AECID

 La composición del Comité de Honor denota ya el apoyo político y administrativo que tuvo la primera edición[10]:

Licinio de la Fuente y de la Fuente

Gobernador Civil de Cáceres

Blas Piñar López

Director del Instituto de Cultura Hispánica

Pilar Primo de Rivera y Sáenz de Heredia

Delegada Nacional de la Sección Femenina de F.E.T y de la J.O.N.S.

José Murillo Iglesias

Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres

Luis Ordóñez Claros

Alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres

Julián García de Guadiana y Artaloitia

Alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento de Trujillo

Fernando Barona Verea

Alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento de Plasencia

A su vez, se nombró un comité ejecutivo, encargado de supervisar y llevar a efecto el programa que se había acordado. Revisando los cargos que ostentaban dichos miembros, se puede deducir que el peso de la organización recaía mayoritariamente en los círculos administrativos de Madrid, y que Cáceres tenía poca capacidad de decisión, algo que resulta habitual en el contexto de una dictadura. Los componentes de este comité eran[11]:

Luis Hergueta y García de Guadiana

Secretario Técnico del Instituto de Cultura Hispánica

Manuel López Lagos

Vicepresidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres

Diego María de Silva Alcántara

Primer Teniente Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres y Presidente de la Comisión de Feria

Marcelo Tobajas López

Jefe de la Sección de Musicología y Folklore del Instituto de Cultura Hispánica y Comisario del I Festival de Folklore Hispanoamericano

Augusto González-Besada Estévez

Jefe de la Sección de Radiodifusión del Instituto de Cultura Hispánica y Secretario de la Comisión del I Festival de Folklore Hispanoamericano

 

También se nombró un jurado, sobre los que recaía la decisión de otorgar los premios del festival. Estaba compuesto por algunas de las personalidades más importantes de la música y el folklore de España, lo que muestra que para ser la primera edición se buscó un interés de los organizadores por valorar la calidad musical y escénica. Sus miembros fueron[12]:

Presidente

Manuel García Matos

Catedrático de Folklore del Real Conservatorio de Música de Madrid y Miembro Activo del Instituto Español de Musicología

Vicepresidentes

José Rodríguez Fauré

Compositor y Director de Orquesta argentina

Diego de Silva Alcántara

Primer Teniente Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres y Presidente de la Comisión de Feria

Miembros

Enrique Franco Manera

Jefe del Departamento de Programación Musical de Radio Nacional de España y crítico musical del diario Arriba

Antonio Castillo de Lucas

Vicepresidente de la Sociedad Española de Etnología y Folklore

Nieves de Hoyos Sancho

Conservadora del Museo del Pueblo Español, de Madrid

Ángela Capdevielle

Profesora de Música en Cáceres

Manuel Orgaz Muñoz

Jefe del Departamento Audiovisual del Instituto de Cultura Hispánica

Francisco Cebrián Ruíz

Director de la Banda Municipal de Cáceres

José Luís Turina Garzón

Profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres

Marcelo Tobajas López

Jefe de la Sección de Musicología y Folklore del Instituto de Cultura Hispánica y Comisario del I Festival de Folklore Hispanoamericano, que actuará en funciones de Secretario del Jurado

 

Entre estos nombres, es de destacar la presencia de dos músicos cacereños ilustres: Manuel García Matos y Ángeles Capdevielle. Ambos fueron claves en la recopilación y difusión del folklore de la provincia, recorriendo todos los puntos de la geografía cacereña. Sin duda, esa excelente labor y reconocimiento nacional contribuyó probablemente a elegir a Cáceres como sede del festival por su tradición folklórica (referencia 1).

Los datos relativos a las agrupaciones inscritas en el certamen reflejan una alta importancia cualitativa y cuantitativa. De acuerdo con el programa oficial (referencia 10), participaron, entre profesionales y aficionados, un total de 21 grupos y 4 solistas, venidos de 13 países diferentes, incluyendo España, que fue la que más conjuntos aportó con 6, de los cuales 5 eran de la provincia de Cáceres.  La suma de participantes rondó las 300 personas. La lista de grupos admitidos está relacionada en la Tabla 1:

Tabla 1. Participantes en la primera edición del festival.

PAÍSES GRUPO O SOLISTA DIRECTOR/A
ARGENTINA Conjunto Criollo Sarha Pupato Bourguet
BOLIVIA Agrupación Folklórica Boliviana Mª del Rosario Heguigorri
BRASIL Trío Sertanejo

Alfredo Mello

 

Yara Lins
COLOMBIA Conjunto Güepajé.

Folklore Colombiano de Delia Zapata

Yolanda Ortiz

Delia Zapata

CHILE Agrupación Folklórica Chilena

Conjunto Chileno

Raquel Barros

Guillermo Castro

ECUADOR Conjunto Andino Hernán Terán
ESPAÑA Grupo de Juventudes Femeninas de Cáceres, Sección Femenina

 

Grupo de Coros y Danzas de Cáceres, Sección Femenina

 

Grupo de Madrigal de la Vera, Sección Femenina

 

Grupo de Villanueva de la Vera, Sección Femenina

 

Grupos A y B de los Coros Extremeños de Plasencia, Educación y Descanso

 

Grupo de Coros y Danzas de Zaragoza, Sección Femenina

FILIPINAS Asociación de Universitarios Filipinos en España Paz Uro Cabato
MÉXICO Ballet Azteca y Maya

Grupo de los Indios Voladores del Espinal (Vera Cruz)

Grupo de la Asociación de Universitarios Mexicanos residentes en Españ

 

Belén Ortega, guitarrista

Javier de León

Mardonio Méndez Juprez

 

José Vargas

PARAGUAY Trio Paraguay Tropical Isidro Caballero
PERÚ Centro Peruano

Florencio Coronado, arpa india

 

Eliseo Reátegui
PORTUGAL Rancho Folklórico Ponte Da Barca Arthur Manuel da Rocha
VENEZUELA Rafael Carias Aldrey, Cuatrista

Fuente: Elaboración propia, consultada la publicación Festival de Folklore Hispanoamericano (referencia 10).

  1. CRÓNICA DEL I FESTIVAL FOLKLÓRICO HISPANOAMERICANO

Aparentemente, la primera edición del Festival Folklórico Hispanoamericano consistía en un certamen de música popular, en el que los conjuntos folklóricos participantes eran evaluados por un jurado, con la consiguiente entrega de premios. No obstante, el espíritu del festival se extendía más allá del de ser un mero concurso, dado que durante esos días se vivía un gran ambiente festivo en las calles de la ciudad, con la organización de diferentes actividades[13].

La inauguración tuvo lugar el día 2 de junio de 1958. Hacia la 13:00 horas, los grupos participantes se encaminaron desde la Plaza Mayor en un colorido desfile hacia la Iglesia de Santa María, donde tendría lugar el primero de los actos oficiales del programa, presidido por el Obispo de Coria-Cáceres, Manuel Llopis Ivorra. Se cantó una salve dedicada a la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y de la Hispanidad, y se interpretó, por primera vez en España, Salve Regina en Fa, del compositor venezolano José Ángel Lamas, ejecutada por el Coro de la Schola Cantorum del Seminario Mayor Diocesano de Cáceres y la Orquesta Sinfónica de Cáceres, con la dirección del compositor argentino y miembro del jurado José Rodríguez Fauré[14].

El periodista Luis Losada, en su crónica del periódico ABC[15], hace una descripción de los demás actos que se siguieron en esa mañana, además del ambiente que se respiraba en la ciudad:

«A la salida de la iglesia, era imposible moverse con holgura por la plaza de Santa María. Los guardias se veían impotentes para abrir un pequeño camino que permitiese el tránsito de las agrupaciones hacia la Plaza Mayor. […]A las dos [14:00 horas], esta plaza de Cáceres, la mayor de Extremadura, resultaba pequeña. Ante las escaleras del ayuntamiento se pudo conseguir un angosto espacio en el que se agruparon los conjuntos. En lo más alto de ellas el Ministro de Justicia, acompañado de las autoridades, saludó a todos los jefes de los conjuntos participantes y seguidamente se izaron las banderas de los grupos participantes».

Durante las noches del 2 y 3 de junio tuvo lugar en la Plaza de Toros de Cáceres la fase de concurso, en la que cada grupo o solista interpretaba su repertorio en uno de los días, en un espectáculo que rondaba las 3 horas y media[16].

Manuel Orgaz Muñoz, miembro del jurado, recogió en Cuadernos Hispanoamericanos[17] una detallada crónica sobre los dos días de actuaciones:

  • El primer día de competición comenzó en «esa hora mágica en que atardece y anochece a la vez. El coso ibérico contempla ahíto de público, pandereta multicolor, a doce países que cantan y bailan para Extremadura, su cunaLa función la abrió el Trio Paraguay Tropical, con una excelente interpretación del arpista: «¡Cómo tiembla el arpa del niño paraguayo!» A continuación, la Agrupación Folklórica Boliviana, con las danzas ágiles típica de los Andes. Posteriormente, el solista Florencio Coronado mostró sus grandes dotes al arpa india del Perú, considerado como una leyenda en su instrumento. Seguidamente, «salían al ruedo de las faldas de las mozas, esas bellas, enjoyadas canciones del riquísimo folklore extremeño», con el Grupo de Madrigal de la Vera. Tras esta actuación, saldría el solista Rafael Carias Aldrey, interpretando con su cuatro venezolano, instrumento nacional de su país, «la mágica constelación de los joropos, golpes y galerones». La noche continuó con la Agrupación Folklórica Chilena, cuyos bailarines iban ataviados con «la estampa campera de huasos, con ancho sombrero, chaqueta breve y pantalón justo, y las mujeres con amplia falda y pañuelo en la mano». Entre otras, interpretaron la danza típica de Chile, la cueca, donde la mujer esquiva al hombre adornándose ambos con un pañuelo blanco en una danza de cortejo. Cruzando los Andes, llegó el momento de Argentina, con el Conjunto Criollo, que destacó con el «romántico baile de parejas El Cuando y La Firmeza». Más tarde, continuaba Los Coros Extremeños de Plasencia, que mostraron «la auténtica voz y paso del valle del Jerte». Es reseñable que por rebasar el número máximo de participantes y el tiempo de actuación les hizo perder el primer premio, «que bien tenía ganado por su perfecta, versión del Son brincao o de los Bailes placeros». Era el turno del Trío Sertanejo, que con el «ferviente ritmo» de sus bailes brasileños conseguiría «los aplausos de un público cautivado». De nuevo, era la ocasión del folklore extremeño, con «los bellos bailes de la Vera» a manos del grupo de Villanueva de la Vera, de la Sección Femenina. Cerrando esta primera noche de actuación, el Ballet Azteca y Maya de México, con «la admirable sorpresa de luz, color, belleza y folklore imaginado de sus impresionantes […] danzas guerreras aztecas».
  • La segunda jornada de concurso comenzó con la representación del Grupo de la Asociación de Universitarios Mexicanos residentes en España, que mostraron una serie de bailes criollos «al son de arpa, jarana, violín y guitarras». A continuación, entraron en escena «un grupo de niñas de Cáceres», que formaban el Grupo de Juventudes Femeninas de Cáceres, de la Sección Femenina. Posteriormente, fue el turno del Conjunto Andino de Ecuador, con sus cantos quechuas en «tono menor, imitación de pájaros y rumores sordos de percusión». El cantante Alfredo Mello interpretó una «bella antología brasileña» de canciones de «ritmo suave y pausado». Después participaría la Asociación de Universitarios Filipinos en España, cuya «selección acertadísima de su folklore se ganó el emocionado aplauso del público». Destacó especialmente con Tinikling, en la que los bailarines «saltan, danzan, esquivan, por entre la norma estricta de dos cañas de bambú que abren y cierran el resorte de su ritmo». Más tarde, participarían los grupos universitarios de Colombia, Chile y Perú, que trazaron «sucesivamente una bella lección de los folklores criollos del Pacífico», que levantaron al público «con palmas al son del compás». A continuación, se vivió uno de los momentos de mayor emoción, al ofrecer a los asistentes de «su mejor saber popular». Era el momento de «las muchachas cacereñas», el Grupo de Coros y Danzas, de la Sección Femenina. El repertorio escogido fue Jota del Candil, El arbolito y Alborada del Casar. El autor de la crónica quedó impactado con la belleza del traje regional montehermoseño de Extremadura, afirmando que era «uno de los símbolos folklóricos más hermosos de las tierras de España». La soprano mexicana Belén Ortega consiguió «devolver al rico folklore de su tierra calidades de noble intérprete». El penúltimo de los grupos fue Folklore Colombiano de Delia Zapata. «La vitalidad y energía» de sus bailes, acompañados de «una percusión africana» con multitud de instrumentos, lograron «quedar sin aliento a todo el público» que aquella noche allí se reunía. El broche final del festival se dio con el Grupo de Coros y Danzas de Zaragoza, de la Sección Femenina, que, «con la sobriedad de trajes, el trenzado de pies y el perfecto ajuste de danzas y castañuelas, consiguieron el imposible de sorprender, después de la sorpresa colombiana».

 

Para dar por concluido las actuaciones de concurso, la agrupación de Coros y Danzas de Cáceres, de la Sección Femenina, por su carácter de anfitriona, interpretó la jota más representativa de su tierra, El Redoble. El público acompañaba emocionado al ritmo de las palmas, mientras que la mayoría de grupos se unían al baile por el escenario y el ruedo, en un auténtico ambiente festivo (referencia 1).

Concerniente al segundo día, es de destacar además la memorable actuación del grupo mexicano de los Indios Voladores del Espinal (Veracruz) (Figura 2 y 3). A la 13:00 horas, sobre una plaza Mayor de Cáceres abarrotada, se levantaba un imponente poste de 30 metros de altura. Tras una danza de la princesa azteca y los 14 hombres que componían la agrupación, cinco de ellos comenzaron la ascensión a lo alto del mástil. En la cima, sobre una plataforma, un indio totonaca bailaba con fuerza mientras marcaba el compás con una flauta y un tamboril, lo que hacía oscilar el poste. La emoción se desató en los asistentes cuando cuatro de ellos se lanzaron al vacío atados por los tobillos, para ir desciendo lentamente de manera acrobática dando 13 vueltas sobre el mástil hasta llegar al suelo (referencia 16). Una crónica radiofónica recogió que «la ovación que sonó quedó empotrada para siempre en todas las paredes de la plaza. Ya no hacía falta más para consagrar el festival[18]».

Figura 2 y 3: Actuación del Grupo de los Indios Voladores del Espinal en la Plaza Mayor de Cáceres. Fuente: Archivo fotográfico de Juan Ramón Marchena, en el Archivo Municipal de Cáceres

 Aún, transcurridos ya 64 años, el espectáculo perdura en la memoria de aquellos mayores que asistieron siendo niños o jóvenes, como he podido comprobar en diferentes testimonios personales.

Esta actuación fuera de concurso no sería un hecho aislado. A lo largo del día, los grupos realizaban pasacalles musicales y representaciones improvisadas de su folklore en diferentes puntos de la ciudad monumental. Según los organizadores, permitía a los cacereños conocer más de cerca a los componentes de los grupos, hablar con ellos, observar con más detalle sus trajes y, en definitiva, confraternizar y fomentar el intercambio cultural (referencia 1). En la Figura 4, se puede observar una de las actuaciones en la Plaza de Santa María.

Figura 4. Actuación del Ballet Azteca y Maya en la Plaza de Santa María de Cáceres. Fuente: Filmoteca Española

 

En la época en la que se celebró la primera edición del festival, en Cáceres dominaba un atraso social y económico, el conservadurismo de una pequeña ciudad y el sentimiento de abandono histórico. Por consiguiente, no es de extrañar que la idea de Hispanidad que había confeccionado el régimen calara rápidamente en la sociedad extremeña, especialmente entre los intelectuales y dirigentes políticos, puesto que se evocaba la época gloriosa en la cual la región desempeñó un rol trascendental en la historia de España, y, por tanto, se reforzaría su identidad en el presente. Se comprende así el gran impacto y buena aceptación que el festival despertó en la población cacereña, pues proporcionaba una visibilidad de la ciudad hasta entonces inédita durante el franquismo (referencia 1). La prensa local recogió el entusiasmo con el que los cacereños vivieron estos días, en el que horas antes de las actuaciones abarrotaban las sillas y palcos de la Plaza de Toros. Incluso, el éxito de publico del primer día motivó la decisión de la organización de suprimir el telón de fondo del escenario, con el objetivo de que más localidades fueran aprovechas (referencia 16).

En la mañana del 4 de junio, tras la última reunión del jurado, se hizo público el fallo del festival. Siguiendo las bases, el resultado final se tomó de acuerdo con el criterio principal de autenticidad y conservación de la pureza del folklore que se interpretaba, además de la correcta ejecución. El resultado se anunció en el salón de actos del Ayuntamiento, y durante un Vino de Honor final se repartieron los premios. Las agrupaciones vencedoras fueron[19]:

Medalla de Oro

Grupo de Coros y Danzas de Zaragoza

Premio Ciudad de Cáceres (5.000 pesetas)

Agrupación Folklórica Chilena

Premio Provincia de Cáceres (5.000 pesetas)

Folklore Colombiano de Delia Zapata

Premio Instituto de Cultura Hispánica (5.000 pesetas)

Grupo de los Indios Voladores del Espinal (Vera Cruz)

 

Finalizadas las actuaciones en Cáceres, continuaron los actos en la provincia, donde realizarían unas jornadas de exhibición:

  • El día 4 llegaron a Trujillo, donde serían recibidos por las autoridades locales en su Plaza Mayor, ofreciendo una corona de laurel ante la estatua de Francisco Pizarro. La actuación de los grupos tuvo lugar a las 19:00 horas en el Patio de Armas del Castillo. La visita en la localidad finalizaría con una cena para los artistas y autoridades.
  • El 5 de junio, se desplazaron hacia Plasencia, donde actuarían en el Campo de Deportes a las 23:00 horas.
  • Finalmente, pondrían rumbo a Madrid, ciudad donde se clausuraría la primera edición del festival con una gala celebrada en el Teatro Español (referencia 10).

 

 

  1. MATICES POLÍTICOS DEL FESTIVAL

En el discurso de clausura que pronunció Blas Piñar López en el acto de entrega de premios[20], comenzó aclarando el término “Conquistador”, dado que «suena mal a oídos de nuestro tiempo». Se justifica contando una pequeña historia en la que unas niñas indígenas dijeron a un arzobispo español que «el conquistador fue un hombre, un caballero bueno y valiente que nos mandó el rey de España para hacernos cristianos», remarcando que «esa es nuestra conquista», lo que levantó los aplausos de los presentes.

También, lanzó un mensaje de unidad y hermandad entre las naciones Hispanoamericanas a través del mestizaje. Para ello, Blas Piñar afirmó que «es honra de nuestro pueblo y de nuestra raza […] y a España la transformamos en lo hispánico y en lo español cuando se hace mestiza». Para justificar y ensalzar la creación del festival folklórico, expone que el mestizaje no es solo «de la carne y de la sangre […]también de nuestra música que veíamos ayer en el tipismo de vuestras danzas, donde se combinaba el África primitiva, la América autóctona y este soplo de espíritu de los hombres de occidente, de los hombres de la península ibérica, nosotros predicamos el mestizaje de espíritu».

Continuó su discurso haciendo referencia al papel de España como guía y tutor en el mensaje de unión entre los pueblos. Simbolizó el alto mástil de la actuación de los indios voladores en la Plaza Mayor de Cáceres con una «antena de radio, desde la cual un hombre de nuestra estirpe espiritual se levantaba para decir: pueblos hermanos de América y Filipinas, pueblos de la cristiandad, vamos a hacer nuestra gran misión, nuestra gran marcha, nuestro gran mensaje», redondeando esa idea proclamando que esa «gran convocatoria empezara aquí, desde España, desde Extremadura, desde Cáceres, [y denominar a la Plaza Mayor como] Plaza Mayor de la Hispanidad».

Para finalizar, y con el objetivo de tener un símbolo que reforzara la pertenencia a un mismo grupo, propuso la creación de un «himno hispánico». Animó a compositores y poetas en su confección de cara a ediciones posteriores del festival, proponiendo las primeras estrofas que él mismo había escrito:

 

«Arriba los pueblos hispánicos del mundo,

por la fe, por la patria y el pan,

luchemos unidos dispuestos a morir y triunfar,

Arriba los pueblos hispánicos del mundo,

la consigna de hoy, la unidad,

las banderas en alto enlazadas por la fe,

por la patria y el pan»

 

  1. 6. ECOS DEL FESTIVAL

La primera edición del festival obtuvo una gran respuesta de público y de relevancia política. Todas las partes implicadas en su organización quedaron altamente satisfechas. El primero de ellos, su creador, Blas Piñar López, que prometió a los cacereños «seguir en la brecha, hacer que el certamen se repita de un modo periódico y trabajar sin descanso para que la cita sea unánime y total y que, al fin, ganando los mejores, ganemos todos» (referencia 10). Tal fue la gratitud de la ciudad con Piñar por la asignación del festival, que la Excma. Diputación Provincial de Cáceres le nombraría Hijo Adoptivo de la Provincia el 22 de mayo de 1959. Como si este gesto no fuera suficiente, también fue nombrado como Hijo Adoptivo de la Ciudad en 1962 (referencia 5).

La ciudad también tuvo un especial reconocimiento con el Gobernador Civil de la provincia, Licinio de la Fuente y de la Fuente. En el acta de la sesión semanal ordinaria del ayuntamiento, con fecha de 7 junio (referencia 6), se hizo constatar el agradecimiento «por su actuación abnegada y eficaz en pro del prestigio y auge de nuestra ciudad, y su incansable cooperación en el mantenimiento de sus directrices históricas proyectadas en actos que como los constituidos en el I Certamen Folklóricos de la Hispanidad tanto han supuesto en el mantenimiento de la primacía espiritual cacereña en el mundo hispánica».

Por último, en el mismo documento se hace mención expresa a Diego María Silva de Alcántara, por ser el principal responsable del ayuntamiento en la organización del evento. Su acertada labor no pasó desapercibida, y fue galardonado con la distinción de miembro del Instituto de Cultura Hispánica poco después[21].

Esta primera edición del festival supuso una prueba de fuego para comprobar si este tipo de certamen podía ser viable y tener aceptación. El éxito rotundo obtenido hizo que Cáceres continuara siendo sede de los mismos hasta 1970, además de que el formato se copiara y se extendiera a otras ciudades de España[22].

  1. EPÍLOGO: LA CUARTA CARABELA

Como es sabido, y se recoge en otro trabajo presentado en estos Coloquios[23]:

«Una flota formada por las carabelas Santa María, Pinta y Niña, con tripulación de castellanos, andaluces y extremeños, zarpó del puerto de la villa de Palos (Palos de la Frontera, Huelva) el 3 de agosto de 1492, con el objetivo de llegar a la isla de las Especierías navegando con rumbo Oeste; la primera capitaneada por el experto navegante Cristóbal Colón (Génova, Italia, 1451-Valladolid, España, 1506), al servicio de mencionados reyes como almirante, virrey y gobernador de las Indias; la segunda y la tercera capitaneadas por los expertos marinos y descubridores hermanos Martín Alonso Pinzón (Palos de la Frontera, Huelva, c. 1440 – Monasterio de la Rábida, Huelva, 1493) y Vicente Yáñez Pinzón (Palos de la Frontera, Huelva, c. 1461-1462 – Sevilla, 1514). Al amanecer del viernes 12 de octubre de 1492, avistaron y después arribaron y exploraron una isla ignota del océano Atlántico, habitada, llamada Guanahani por los aborígenes (pequeña isla de las Lucayas), a la que Colón llamó San Salvador. Tras los descubrimientos de La Española o Santo Domingo, Juana o Cuba, y otras islas de las Antillas, la Pinta y la Niña zarparon el miércoles 16 de enero de 1493; la Pinta arribo a Bayona de Galicia al final de febrero de ese año y entró en el fondeadero de Palos en marzo, donde estaba anclada ya la Niña; ésta, capitaneada por Colón, arribó primero en Lisboa el 4 de marzo de 1493 y once días después en Palos. No habían llegado a la isla de las Especierías, que era el objetivo».

Pues bien, fruto del I Festival Folklórico Hispanoamericano, surgió la idea de llevar el evento al cine. En 1961, se rodó la película titulada La cuarta carabela, dirigida por Miguel Martín. Al igual que el propio certamen, en la película trasluce reiteradamente el discurso de Hispanidad; supone una fuente gráfica de gran valor para evocar la atmósfera que se generaba en la ciudad durante esos días, puesto que parecía más un documental de folklore por las abundantes escenas de música y baile de los conjuntos por las calles de Cáceres[24]. A título de ejemplo, se muestra la Figura 5.

Figura 5. Fotograma de la actuación bajo el Arco de la Estrella de un grupo de Haití, en Cáceres. Fuente: La cuarta carabela

 

En un momento de la cinta[25], se explica el significado del título escogido. Uno de los protagonistas, interpretado por Rafael Bardem, explica a su nieta que además de las tres carabelas con las que Colón viajó a América existía una más, «la mejor de todas […]. Es el espíritu que flota sobre las otras tres cada día más fuerte, navegando de orilla a orilla de Hispanoamérica», haciendo alusión al folklore musical que traían los artistas extranjeros al festival de Cáceres (referencia 1).

 

  1. CONCLUSIONES

El primer Festival Folklórico Hispanoamericano cumplió sobradamente las expectativas de los organizadores, tanto por el respaldo y entusiasmo de los cacereños como por la repercusión y seguimiento que originó en medios de comunicación de tirada nacional. Prueba de ello es la continuidad del mismo durante doce años más y la extensión del formato a otras ciudades.

Para el régimen franquista, este evento supuso un gran altavoz para difundir sus ideales de Hispanidad, reforzando a España como “madre patria” de Iberoamérica y proyectándose como una nueva época de fraternidad entre países iguales.

Sin embargo, esa intención política no fue en detrimento de la calidad musical. En las bases, se insistía en la valoración de un folklore lo más auténtico y puro con sus raíces. Además, muchos de los participantes eran considerados de referencia en su campo, y el jurado estuvo integrado por algunas de las personalidades más relevantes del folklore musical español.

Por último, el certamen favoreció a una región como la extremeña con escaso interés y relevancia política en el país. Puede considerarse como un hito histórico para la ciudad, al ser el primer gran evento internacional que se celebraba, y que sacó de la monotonía durante unos días a una pequeña provincia con pocos recursos.

 

AGRADECIMIENTOS Y RECUERDOS

            Al personal del Archivo Histórico Municipal de Cáceres, Archivo Histórico Provincial de Cáceres y del Archivo y Biblioteca de la Diputación Provincial de Cáceres por su amabilidad y atención prestada en mis visitas.

A mi tío y padrino José Pastor Villegas, por mostrarme siempre su entusiasmo y pasión en el bonito campo de la investigación, para dar a conocer y difundir el pasado histórico de nuestra rica y no siempre bien valorada tierra.

Finalmente, este trabajo me trae al recuerdo a mi entrañable tío Joaquín García-Plata Quirós, in memoriam, entusiasta defensor de la cultura popular cacereña, que con sus vivencias siempre me trasmitía el amor por su querida ciudad de Cáceres. Sirva este trabajo como una pequeña dedicatoria hacia él.

 

FUENTES DE CONOCIMIENTO

Archivos:

Archivo Histórico Municipal de Cáceres: Libro de actas de sesiones municipales 1958 (Caja 90).

Publicaciones:

BAISOTTI, Pablo (2016). Arma «nacional», arma patria. La Hispanidad franquista (1936-1943). Bulletin for Spanish and Portuguese Historical Studies, (41), 43-66.

BARROS, Raquel (1958). Información de la agrupación musical chilena, enviada en representación de la Universidad de Chile al Primer Festival Folklórico Hispanoamericano. Revista Musical Chilena, (59), 149-150.

CAÑELLAS MAS, Antonio (2014). Las políticas del Instituto de Cultura Hispánica. 1947-1953. Historia Actual Online, (33), 77–91.

CASARES, Francisco (1958). Actualidad de una ruta histórica. Mundo Hispánico, (123), 14-15.

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GARCÍA MANSO, Angélica. (2016). Apuntes didácticos sobre la Edad de Oro del cine en Cáceres y el papel de la diócesis en su desarrollo. Cauriensia, (11), 545-565.

GUTIÉRREZ RUIZ, Juan. (2017). Los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos de Cáceres (1958-1970). Encuentros musicales y culturales en la “Plaza Mayor de la Hispanidad” (Seminario del Departamento de Historia Contemporánea, Universidad Complutense de Madrid, Madrid).

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[1] PASTOR ROYO, Jorge (2022). Cantos, bailes y propaganda. Historia del grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Cáceres (Trabajo de Fin de Master, Universidad Internacional de Valencia, Valencia).

         [2] BAISOTTI, Pablo (2016). Arma «nacional», arma patria. La Hispanidad franquista (1936-1943).

Bulletin for Spanish and Portuguese Historical Studies, (41), 43-66.

[3] MARCILHACY, David (2014). La Hispanidad bajo el franquismo. El americanismo al servicio de un proyecto nacionalista. En P. Michonneau y X. N. Núñez Seixas (editores), Imaginarios y representaciones de España durante el franquismo (73-102). Madrid: Casa de Velázquez.

[4] CAÑELLAS MAS, Antonio (2014). Las políticas del Instituto de Cultura Hispánica. 1947-1953. Historia Actual Online, (33), 77–91.

[5] PIÑAR LÓPEZ, Blas (2000). Escrito para la Historia. Madrid: FN editorial.

[6] Archivo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Cáceres, caja 90. Libro de actas 1958.

[7] NO-DO (1958). Folklore Hispanoamericano. Revista Imágenes, (703).

[8] CASARES, Francisco (1958). Actualidad de una ruta histórica. Mundo Hispánico, (123), 14-15.

[9] S.a. (1958). Festival en Cáceres. Mundo Hispánico, (123), 27-28.

[10] S.a. (1958). Festival de Folklore Hispanoamericano. Madrid: Instituto de Cultura Hispánica.

[11] Ibídem.

[12] Ibídem.

[13] GUTIÉRREZ RUIZ, Juan. (2017). Los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos de Cáceres (1958-1970). Encuentros musicales y culturales en la “Plaza Mayor de la Hispanidad” (Seminario del Departamento de Historia Contemporánea, Universidad Complutense de Madrid, Madrid).

[14] INSTITUTO CULTURAL HISPÁNICO (1958). Altavoz Cultural Hispánico, (35) [programa de radio].

[15] LOSADA, Luis. (5 de junio de 1958). Inauguración de los I Festivales Folklóricos Hispanoamericanos. ABC, 9.

        [16]  Extremadura (3 de junio de 1958),7.

[17] ORGAZ MUÑOZ, M. (1958). Crónica del festival del folklore hispanoamericano de Cáceres. Cuadernos Hispanoamericanos, (104), 3-12.

[18] INSTITUTO CULTURAL HISPÁNICO (1958). Altavoz Cultural Hispánico, (36) [programa de radio].

[19] BARROS, Raquel (1958). Información de la agrupación musical chilena, enviada en representación de la Universidad de Chile al Primer Festival Folklórico Hispanoamericano. Revista Musical Chilena, (59), 149-150.

[20] PIÑAR LÓPEZ, B. (1958). Entrega de premios del I Festival de Folklore Hispanoamericano [archivo de audio]. Recuperado de https://bibliotecadigital.aecid.es/bibliodig/es/consulta/resultados_ocr.do?id=23152&forma=ficha&tipoResultados=BIB&posicion=20

 

[21] O´XILLO, Curio (1958). I Festival de Folklore Hispanoamericano en Cáceres. Revista Alcántara, (Número correspondiente a 1958), 82.

[22] GUTIÉRREZ RUIZ, Juan. (2018). Los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos de Cáceres (1958- 1970): folklorismo, hispanidad y raza en el folklore musical latinoamericano durante el franquismo. Automne, (14), 197-210.

[23] PASTOR VALLE, Montaña Belén, y PASTOR VILLEGAS, José (2022).  Pasado mexica en Cáceres Ciudad Patrimonio de la Humanidad: Gran escultura en bronce del rey azteca Nezahualcóyotl”. LI Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2022.

[24] GARCÍA MANSO, Angélica. (2016). Apuntes didácticos sobre la Edad de Oro del cine en Cáceres y el papel de la diócesis en su desarrollo. Cauriensia, (11), 545-565.

[25] MARÍN, Miguel. (director). (1961). La cuarta carabela [película]. Filmax.

 

 

 

 

Figura 1. Cartel de la primera edición del Festival Folklórico Hispanoamericano. Fuente: Biblioteca Digital AECID

 

La composición del Comité de Honor denota ya el apoyo político y administrativo que tuvo la primera edición[10]:

Licinio de la Fuente y de la Fuente

Gobernador Civil de Cáceres

Blas Piñar López

Director del Instituto de Cultura Hispánica

Pilar Primo de Rivera y Sáenz de Heredia

Delegada Nacional de la Sección Femenina de F.E.T y de la J.O.N.S.

José Murillo Iglesias

Presidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres

Luis Ordóñez Claros

Alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres

Julián García de Guadiana y Artaloitia

Alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento de Trujillo

Fernando Barona Verea

Alcalde-presidente del Excmo. Ayuntamiento de Plasencia

A su vez, se nombró un comité ejecutivo, encargado de supervisar y llevar a efecto el programa que se había acordado. Revisando los cargos que ostentaban dichos miembros, se puede deducir que el peso de la organización recaía mayoritariamente en los círculos administrativos de Madrid, y que Cáceres tenía poca capacidad de decisión, algo que resulta habitual en el contexto de una dictadura. Los componentes de este comité eran[11]:

Luis Hergueta y García de Guadiana

Secretario Técnico del Instituto de Cultura Hispánica

Manuel López Lagos

Vicepresidente de la Excma. Diputación Provincial de Cáceres

Diego María de Silva Alcántara

Primer Teniente Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres y Presidente de la Comisión de Feria

Marcelo Tobajas López

Jefe de la Sección de Musicología y Folklore del Instituto de Cultura Hispánica y Comisario del I Festival de Folklore Hispanoamericano

Augusto González-Besada Estévez

Jefe de la Sección de Radiodifusión del Instituto de Cultura Hispánica y Secretario de la Comisión del I Festival de Folklore Hispanoamericano

 

También se nombró un jurado, sobre los que recaía la decisión de otorgar los premios del festival. Estaba compuesto por algunas de las personalidades más importantes de la música y el folklore de España, lo que muestra que para ser la primera edición se buscó un interés de los organizadores por valorar la calidad musical y escénica. Sus miembros fueron[12]:

Presidente

Manuel García Matos

Catedrático de Folklore del Real Conservatorio de Música de Madrid y Miembro Activo del Instituto Español de Musicología

Vicepresidentes

José Rodríguez Fauré

Compositor y Director de Orquesta argentina

Diego de Silva Alcántara

Primer Teniente Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de Cáceres y Presidente de la Comisión de Feria

Miembros

Enrique Franco Manera

Jefe del Departamento de Programación Musical de Radio Nacional de España y crítico musical del diario Arriba

Antonio Castillo de Lucas

Vicepresidente de la Sociedad Española de Etnología y Folklore

Nieves de Hoyos Sancho

Conservadora del Museo del Pueblo Español, de Madrid

Ángela Capdevielle

Profesora de Música en Cáceres

Manuel Orgaz Muñoz

Jefe del Departamento Audiovisual del Instituto de Cultura Hispánica

Francisco Cebrián Ruíz

Director de la Banda Municipal de Cáceres

José Luís Turina Garzón

Profesor del Instituto de Segunda Enseñanza de Cáceres

Marcelo Tobajas López

Jefe de la Sección de Musicología y Folklore del Instituto de Cultura Hispánica y Comisario del I Festival de Folklore Hispanoamericano, que actuará en funciones de Secretario del Jurado

 

Entre estos nombres, es de destacar la presencia de dos músicos cacereños ilustres: Manuel García Matos y Ángeles Capdevielle. Ambos fueron claves en la recopilación y difusión del folklore de la provincia, recorriendo todos los puntos de la geografía cacereña. Sin duda, esa excelente labor y reconocimiento nacional contribuyó probablemente a elegir a Cáceres como sede del festival por su tradición folklórica (referencia 1).

Los datos relativos a las agrupaciones inscritas en el certamen reflejan una alta importancia cualitativa y cuantitativa. De acuerdo con el programa oficial (referencia 10), participaron, entre profesionales y aficionados, un total de 21 grupos y 4 solistas, venidos de 13 países diferentes, incluyendo España, que fue la que más conjuntos aportó con 6, de los cuales 5 eran de la provincia de Cáceres.  La suma de participantes rondó las 300 personas. La lista de grupos admitidos está relacionada en la Tabla 1:

Tabla 1. Participantes en la primera edición del festival.

PAÍSES GRUPO O SOLISTA DIRECTOR/A
ARGENTINA Conjunto Criollo Sarha Pupato Bourguet
BOLIVIA Agrupación Folklórica Boliviana Mª del Rosario Heguigorri
BRASIL Trío Sertanejo

Alfredo Mello

 

Yara Lins
COLOMBIA Conjunto Güepajé.

Folklore Colombiano de Delia Zapata

Yolanda Ortiz

Delia Zapata

CHILE Agrupación Folklórica Chilena

Conjunto Chileno

Raquel Barros

Guillermo Castro

ECUADOR Conjunto Andino Hernán Terán
ESPAÑA Grupo de Juventudes Femeninas de Cáceres, Sección Femenina

 

Grupo de Coros y Danzas de Cáceres, Sección Femenina

 

Grupo de Madrigal de la Vera, Sección Femenina

 

Grupo de Villanueva de la Vera, Sección Femenina

 

Grupos A y B de los Coros Extremeños de Plasencia, Educación y Descanso

 

Grupo de Coros y Danzas de Zaragoza, Sección Femenina

FILIPINAS Asociación de Universitarios Filipinos en España Paz Uro Cabato
MÉXICO Ballet Azteca y Maya

Grupo de los Indios Voladores del Espinal (Vera Cruz)

Grupo de la Asociación de Universitarios Mexicanos residentes en Españ

 

Belén Ortega, guitarrista

Javier de León

Mardonio Méndez Juprez

 

José Vargas

PARAGUAY Trio Paraguay Tropical Isidro Caballero
PERÚ Centro Peruano

Florencio Coronado, arpa india

 

Eliseo Reátegui
PORTUGAL Rancho Folklórico Ponte Da Barca Arthur Manuel da Rocha
VENEZUELA Rafael Carias Aldrey, Cuatrista

Fuente: Elaboración propia, consultada la publicación Festival de Folklore Hispanoamericano (referencia 10).

  1. CRÓNICA DEL I FESTIVAL FOLKLÓRICO HISPANOAMERICANO

Aparentemente, la primera edición del Festival Folklórico Hispanoamericano consistía en un certamen de música popular, en el que los conjuntos folklóricos participantes eran evaluados por un jurado, con la consiguiente entrega de premios. No obstante, el espíritu del festival se extendía más allá del de ser un mero concurso, dado que durante esos días se vivía un gran ambiente festivo en las calles de la ciudad, con la organización de diferentes actividades[13].

La inauguración tuvo lugar el día 2 de junio de 1958. Hacia la 13:00 horas, los grupos participantes se encaminaron desde la Plaza Mayor en un colorido desfile hacia la Iglesia de Santa María, donde tendría lugar el primero de los actos oficiales del programa, presidido por el Obispo de Coria-Cáceres, Manuel Llopis Ivorra. Se cantó una salve dedicada a la Virgen de Guadalupe, patrona de Extremadura y de la Hispanidad, y se interpretó, por primera vez en España, Salve Regina en Fa, del compositor venezolano José Ángel Lamas, ejecutada por el Coro de la Schola Cantorum del Seminario Mayor Diocesano de Cáceres y la Orquesta Sinfónica de Cáceres, con la dirección del compositor argentino y miembro del jurado José Rodríguez Fauré[14].

El periodista Luis Losada, en su crónica del periódico ABC[15], hace una descripción de los demás actos que se siguieron en esa mañana, además del ambiente que se respiraba en la ciudad:

«A la salida de la iglesia, era imposible moverse con holgura por la plaza de Santa María. Los guardias se veían impotentes para abrir un pequeño camino que permitiese el tránsito de las agrupaciones hacia la Plaza Mayor. […]A las dos [14:00 horas], esta plaza de Cáceres, la mayor de Extremadura, resultaba pequeña. Ante las escaleras del ayuntamiento se pudo conseguir un angosto espacio en el que se agruparon los conjuntos. En lo más alto de ellas el Ministro de Justicia, acompañado de las autoridades, saludó a todos los jefes de los conjuntos participantes y seguidamente se izaron las banderas de los grupos participantes».

Durante las noches del 2 y 3 de junio tuvo lugar en la Plaza de Toros de Cáceres la fase de concurso, en la que cada grupo o solista interpretaba su repertorio en uno de los días, en un espectáculo que rondaba las 3 horas y media[16].

Manuel Orgaz Muñoz, miembro del jurado, recogió en Cuadernos Hispanoamericanos[17] una detallada crónica sobre los dos días de actuaciones:

  • El primer día de competición comenzó en «esa hora mágica en que atardece y anochece a la vez. El coso ibérico contempla ahíto de público, pandereta multicolor, a doce países que cantan y bailan para Extremadura, su cunaLa función la abrió el Trio Paraguay Tropical, con una excelente interpretación del arpista: «¡Cómo tiembla el arpa del niño paraguayo!» A continuación, la Agrupación Folklórica Boliviana, con las danzas ágiles típica de los Andes. Posteriormente, el solista Florencio Coronado mostró sus grandes dotes al arpa india del Perú, considerado como una leyenda en su instrumento. Seguidamente, «salían al ruedo de las faldas de las mozas, esas bellas, enjoyadas canciones del riquísimo folklore extremeño», con el Grupo de Madrigal de la Vera. Tras esta actuación, saldría el solista Rafael Carias Aldrey, interpretando con su cuatro venezolano, instrumento nacional de su país, «la mágica constelación de los joropos, golpes y galerones». La noche continuó con la Agrupación Folklórica Chilena, cuyos bailarines iban ataviados con «la estampa campera de huasos, con ancho sombrero, chaqueta breve y pantalón justo, y las mujeres con amplia falda y pañuelo en la mano». Entre otras, interpretaron la danza típica de Chile, la cueca, donde la mujer esquiva al hombre adornándose ambos con un pañuelo blanco en una danza de cortejo. Cruzando los Andes, llegó el momento de Argentina, con el Conjunto Criollo, que destacó con el «romántico baile de parejas El Cuando y La Firmeza». Más tarde, continuaba Los Coros Extremeños de Plasencia, que mostraron «la auténtica voz y paso del valle del Jerte». Es reseñable que por rebasar el número máximo de participantes y el tiempo de actuación les hizo perder el primer premio, «que bien tenía ganado por su perfecta, versión del Son brincao o de los Bailes placeros». Era el turno del Trío Sertanejo, que con el «ferviente ritmo» de sus bailes brasileños conseguiría «los aplausos de un público cautivado». De nuevo, era la ocasión del folklore extremeño, con «los bellos bailes de la Vera» a manos del grupo de Villanueva de la Vera, de la Sección Femenina. Cerrando esta primera noche de actuación, el Ballet Azteca y Maya de México, con «la admirable sorpresa de luz, color, belleza y folklore imaginado de sus impresionantes […] danzas guerreras aztecas».
  • La segunda jornada de concurso comenzó con la representación del Grupo de la Asociación de Universitarios Mexicanos residentes en España, que mostraron una serie de bailes criollos «al son de arpa, jarana, violín y guitarras». A continuación, entraron en escena «un grupo de niñas de Cáceres», que formaban el Grupo de Juventudes Femeninas de Cáceres, de la Sección Femenina. Posteriormente, fue el turno del Conjunto Andino de Ecuador, con sus cantos quechuas en «tono menor, imitación de pájaros y rumores sordos de percusión». El cantante Alfredo Mello interpretó una «bella antología brasileña» de canciones de «ritmo suave y pausado». Después participaría la Asociación de Universitarios Filipinos en España, cuya «selección acertadísima de su folklore se ganó el emocionado aplauso del público». Destacó especialmente con Tinikling, en la que los bailarines «saltan, danzan, esquivan, por entre la norma estricta de dos cañas de bambú que abren y cierran el resorte de su ritmo». Más tarde, participarían los grupos universitarios de Colombia, Chile y Perú, que trazaron «sucesivamente una bella lección de los folklores criollos del Pacífico», que levantaron al público «con palmas al son del compás». A continuación, se vivió uno de los momentos de mayor emoción, al ofrecer a los asistentes de «su mejor saber popular». Era el momento de «las muchachas cacereñas», el Grupo de Coros y Danzas, de la Sección Femenina. El repertorio escogido fue Jota del Candil, El arbolito y Alborada del Casar. El autor de la crónica quedó impactado con la belleza del traje regional montehermoseño de Extremadura, afirmando que era «uno de los símbolos folklóricos más hermosos de las tierras de España». La soprano mexicana Belén Ortega consiguió «devolver al rico folklore de su tierra calidades de noble intérprete». El penúltimo de los grupos fue Folklore Colombiano de Delia Zapata. «La vitalidad y energía» de sus bailes, acompañados de «una percusión africana» con multitud de instrumentos, lograron «quedar sin aliento a todo el público» que aquella noche allí se reunía. El broche final del festival se dio con el Grupo de Coros y Danzas de Zaragoza, de la Sección Femenina, que, «con la sobriedad de trajes, el trenzado de pies y el perfecto ajuste de danzas y castañuelas, consiguieron el imposible de sorprender, después de la sorpresa colombiana».

 

Para dar por concluido las actuaciones de concurso, la agrupación de Coros y Danzas de Cáceres, de la Sección Femenina, por su carácter de anfitriona, interpretó la jota más representativa de su tierra, El Redoble. El público acompañaba emocionado al ritmo de las palmas, mientras que la mayoría de grupos se unían al baile por el escenario y el ruedo, en un auténtico ambiente festivo (referencia 1).

Concerniente al segundo día, es de destacar además la memorable actuación del grupo mexicano de los Indios Voladores del Espinal (Veracruz) (Figura 2 y 3). A la 13:00 horas, sobre una plaza Mayor de Cáceres abarrotada, se levantaba un imponente poste de 30 metros de altura. Tras una danza de la princesa azteca y los 14 hombres que componían la agrupación, cinco de ellos comenzaron la ascensión a lo alto del mástil. En la cima, sobre una plataforma, un indio totonaca bailaba con fuerza mientras marcaba el compás con una flauta y un tamboril, lo que hacía oscilar el poste. La emoción se desató en los asistentes cuando cuatro de ellos se lanzaron al vacío atados por los tobillos, para ir desciendo lentamente de manera acrobática dando 13 vueltas sobre el mástil hasta llegar al suelo (referencia 16). Una crónica radiofónica recogió que «la ovación que sonó quedó empotrada para siempre en todas las paredes de la plaza. Ya no hacía falta más para consagrar el festival[18]».

 

 

 

Figura 2 y 3: Actuación del Grupo de los Indios Voladores del Espinal en la Plaza Mayor de Cáceres. Fuente: Archivo fotográfico de Juan Ramón Marchena, en el Archivo Municipal de Cáceres

 

 

 

Aún, transcurridos ya 64 años, el espectáculo perdura en la memoria de aquellos mayores que asistieron siendo niños o jóvenes, como he podido comprobar en diferentes testimonios personales.

Esta actuación fuera de concurso no sería un hecho aislado. A lo largo del día, los grupos realizaban pasacalles musicales y representaciones improvisadas de su folklore en diferentes puntos de la ciudad monumental. Según los organizadores, permitía a los cacereños conocer más de cerca a los componentes de los grupos, hablar con ellos, observar con más detalle sus trajes y, en definitiva, confraternizar y fomentar el intercambio cultural (referencia 1). En la Figura 4, se puede observar una de las actuaciones en la Plaza de Santa María.

 

 

 

 

 

 

 

 

Figura 4. Actuación del Ballet Azteca y Maya en la Plaza de Santa María de Cáceres. Fuente: Filmoteca Española

 

En la época en la que se celebró la primera edición del festival, en Cáceres dominaba un atraso social y económico, el conservadurismo de una pequeña ciudad y el sentimiento de abandono histórico. Por consiguiente, no es de extrañar que la idea de Hispanidad que había confeccionado el régimen calara rápidamente en la sociedad extremeña, especialmente entre los intelectuales y dirigentes políticos, puesto que se evocaba la época gloriosa en la cual la región desempeñó un rol trascendental en la historia de España, y, por tanto, se reforzaría su identidad en el presente. Se comprende así el gran impacto y buena aceptación que el festival despertó en la población cacereña, pues proporcionaba una visibilidad de la ciudad hasta entonces inédita durante el franquismo (referencia 1). La prensa local recogió el entusiasmo con el que los cacereños vivieron estos días, en el que horas antes de las actuaciones abarrotaban las sillas y palcos de la Plaza de Toros. Incluso, el éxito de publico del primer día motivó la decisión de la organización de suprimir el telón de fondo del escenario, con el objetivo de que más localidades fueran aprovechas (referencia 16).

En la mañana del 4 de junio, tras la última reunión del jurado, se hizo público el fallo del festival. Siguiendo las bases, el resultado final se tomó de acuerdo con el criterio principal de autenticidad y conservación de la pureza del folklore que se interpretaba, además de la correcta ejecución. El resultado se anunció en el salón de actos del Ayuntamiento, y durante un Vino de Honor final se repartieron los premios. Las agrupaciones vencedoras fueron[19]:

Medalla de Oro

Grupo de Coros y Danzas de Zaragoza

Premio Ciudad de Cáceres (5.000 pesetas)

Agrupación Folklórica Chilena

Premio Provincia de Cáceres (5.000 pesetas)

Folklore Colombiano de Delia Zapata

Premio Instituto de Cultura Hispánica (5.000 pesetas)

Grupo de los Indios Voladores del Espinal (Vera Cruz)

 

Finalizadas las actuaciones en Cáceres, continuaron los actos en la provincia, donde realizarían unas jornadas de exhibición:

  • El día 4 llegaron a Trujillo, donde serían recibidos por las autoridades locales en su Plaza Mayor, ofreciendo una corona de laurel ante la estatua de Francisco Pizarro. La actuación de los grupos tuvo lugar a las 19:00 horas en el Patio de Armas del Castillo. La visita en la localidad finalizaría con una cena para los artistas y autoridades.
  • El 5 de junio, se desplazaron hacia Plasencia, donde actuarían en el Campo de Deportes a las 23:00 horas.
  • Finalmente, pondrían rumbo a Madrid, ciudad donde se clausuraría la primera edición del festival con una gala celebrada en el Teatro Español (referencia 10).

 

 

  1. MATICES POLÍTICOS DEL FESTIVAL

En el discurso de clausura que pronunció Blas Piñar López en el acto de entrega de premios[20], comenzó aclarando el término “Conquistador”, dado que «suena mal a oídos de nuestro tiempo». Se justifica contando una pequeña historia en la que unas niñas indígenas dijeron a un arzobispo español que «el conquistador fue un hombre, un caballero bueno y valiente que nos mandó el rey de España para hacernos cristianos», remarcando que «esa es nuestra conquista», lo que levantó los aplausos de los presentes.

También, lanzó un mensaje de unidad y hermandad entre las naciones Hispanoamericanas a través del mestizaje. Para ello, Blas Piñar afirmó que «es honra de nuestro pueblo y de nuestra raza […] y a España la transformamos en lo hispánico y en lo español cuando se hace mestiza». Para justificar y ensalzar la creación del festival folklórico, expone que el mestizaje no es solo «de la carne y de la sangre […]también de nuestra música que veíamos ayer en el tipismo de vuestras danzas, donde se combinaba el África primitiva, la América autóctona y este soplo de espíritu de los hombres de occidente, de los hombres de la península ibérica, nosotros predicamos el mestizaje de espíritu».

Continuó su discurso haciendo referencia al papel de España como guía y tutor en el mensaje de unión entre los pueblos. Simbolizó el alto mástil de la actuación de los indios voladores en la Plaza Mayor de Cáceres con una «antena de radio, desde la cual un hombre de nuestra estirpe espiritual se levantaba para decir: pueblos hermanos de América y Filipinas, pueblos de la cristiandad, vamos a hacer nuestra gran misión, nuestra gran marcha, nuestro gran mensaje», redondeando esa idea proclamando que esa «gran convocatoria empezara aquí, desde España, desde Extremadura, desde Cáceres, [y denominar a la Plaza Mayor como] Plaza Mayor de la Hispanidad».

Para finalizar, y con el objetivo de tener un símbolo que reforzara la pertenencia a un mismo grupo, propuso la creación de un «himno hispánico». Animó a compositores y poetas en su confección de cara a ediciones posteriores del festival, proponiendo las primeras estrofas que él mismo había escrito:

 

 

 

«Arriba los pueblos hispánicos del mundo,

por la fe, por la patria y el pan,

luchemos unidos dispuestos a morir y triunfar,

Arriba los pueblos hispánicos del mundo,

la consigna de hoy, la unidad,

las banderas en alto enlazadas por la fe,

por la patria y el pan»

 

  1. 6. ECOS DEL FESTIVAL

La primera edición del festival obtuvo una gran respuesta de público y de relevancia política. Todas las partes implicadas en su organización quedaron altamente satisfechas. El primero de ellos, su creador, Blas Piñar López, que prometió a los cacereños «seguir en la brecha, hacer que el certamen se repita de un modo periódico y trabajar sin descanso para que la cita sea unánime y total y que, al fin, ganando los mejores, ganemos todos» (referencia 10). Tal fue la gratitud de la ciudad con Piñar por la asignación del festival, que la Excma. Diputación Provincial de Cáceres le nombraría Hijo Adoptivo de la Provincia el 22 de mayo de 1959. Como si este gesto no fuera suficiente, también fue nombrado como Hijo Adoptivo de la Ciudad en 1962 (referencia 5).

La ciudad también tuvo un especial reconocimiento con el Gobernador Civil de la provincia, Licinio de la Fuente y de la Fuente. En el acta de la sesión semanal ordinaria del ayuntamiento, con fecha de 7 junio (referencia 6), se hizo constatar el agradecimiento «por su actuación abnegada y eficaz en pro del prestigio y auge de nuestra ciudad, y su incansable cooperación en el mantenimiento de sus directrices históricas proyectadas en actos que como los constituidos en el I Certamen Folklóricos de la Hispanidad tanto han supuesto en el mantenimiento de la primacía espiritual cacereña en el mundo hispánica».

Por último, en el mismo documento se hace mención expresa a Diego María Silva de Alcántara, por ser el principal responsable del ayuntamiento en la organización del evento. Su acertada labor no pasó desapercibida, y fue galardonado con la distinción de miembro del Instituto de Cultura Hispánica poco después[21].

Esta primera edición del festival supuso una prueba de fuego para comprobar si este tipo de certamen podía ser viable y tener aceptación. El éxito rotundo obtenido hizo que Cáceres continuara siendo sede de los mismos hasta 1970, además de que el formato se copiara y se extendiera a otras ciudades de España[22].

  1. EPÍLOGO: LA CUARTA CARABELA

Como es sabido, y se recoge en otro trabajo presentado en estos Coloquios[23]:

«Una flota formada por las carabelas Santa María, Pinta y Niña, con tripulación de castellanos, andaluces y extremeños, zarpó del puerto de la villa de Palos (Palos de la Frontera, Huelva) el 3 de agosto de 1492, con el objetivo de llegar a la isla de las Especierías navegando con rumbo Oeste; la primera capitaneada por el experto navegante Cristóbal Colón (Génova, Italia, 1451-Valladolid, España, 1506), al servicio de mencionados reyes como almirante, virrey y gobernador de las Indias; la segunda y la tercera capitaneadas por los expertos marinos y descubridores hermanos Martín Alonso Pinzón (Palos de la Frontera, Huelva, c. 1440 – Monasterio de la Rábida, Huelva, 1493) y Vicente Yáñez Pinzón (Palos de la Frontera, Huelva, c. 1461-1462 – Sevilla, 1514). Al amanecer del viernes 12 de octubre de 1492, avistaron y después arribaron y exploraron una isla ignota del océano Atlántico, habitada, llamada Guanahani por los aborígenes (pequeña isla de las Lucayas), a la que Colón llamó San Salvador. Tras los descubrimientos de La Española o Santo Domingo, Juana o Cuba, y otras islas de las Antillas, la Pinta y la Niña zarparon el miércoles 16 de enero de 1493; la Pinta arribo a Bayona de Galicia al final de febrero de ese año y entró en el fondeadero de Palos en marzo, donde estaba anclada ya la Niña; ésta, capitaneada por Colón, arribó primero en Lisboa el 4 de marzo de 1493 y once días después en Palos. No habían llegado a la isla de las Especierías, que era el objetivo».

Pues bien, fruto del I Festival Folklórico Hispanoamericano, surgió la idea de llevar el evento al cine. En 1961, se rodó la película titulada La cuarta carabela, dirigida por Miguel Martín. Al igual que el propio certamen, en la película trasluce reiteradamente el discurso de Hispanidad; supone una fuente gráfica de gran valor para evocar la atmósfera que se generaba en la ciudad durante esos días, puesto que parecía más un documental de folklore por las abundantes escenas de música y baile de los conjuntos por las calles de Cáceres[24]. A título de ejemplo, se muestra la Figura 5.

 

 

 

 

 

Figura 5. Fotograma de la actuación bajo el Arco de la Estrella de un grupo de Haití, en Cáceres. Fuente: La cuarta carabela

 

En un momento de la cinta[25], se explica el significado del título escogido. Uno de los protagonistas, interpretado por Rafael Bardem, explica a su nieta que además de las tres carabelas con las que Colón viajó a América existía una más, «la mejor de todas […]. Es el espíritu que flota sobre las otras tres cada día más fuerte, navegando de orilla a orilla de Hispanoamérica», haciendo alusión al folklore musical que traían los artistas extranjeros al festival de Cáceres (referencia 1).

 

  1. CONCLUSIONES

El primer Festival Folklórico Hispanoamericano cumplió sobradamente las expectativas de los organizadores, tanto por el respaldo y entusiasmo de los cacereños como por la repercusión y seguimiento que originó en medios de comunicación de tirada nacional. Prueba de ello es la continuidad del mismo durante doce años más y la extensión del formato a otras ciudades.

Para el régimen franquista, este evento supuso un gran altavoz para difundir sus ideales de Hispanidad, reforzando a España como “madre patria” de Iberoamérica y proyectándose como una nueva época de fraternidad entre países iguales.

Sin embargo, esa intención política no fue en detrimento de la calidad musical. En las bases, se insistía en la valoración de un folklore lo más auténtico y puro con sus raíces. Además, muchos de los participantes eran considerados de referencia en su campo, y el jurado estuvo integrado por algunas de las personalidades más relevantes del folklore musical español.

Por último, el certamen favoreció a una región como la extremeña con escaso interés y relevancia política en el país. Puede considerarse como un hito histórico para la ciudad, al ser el primer gran evento internacional que se celebraba, y que sacó de la monotonía durante unos días a una pequeña provincia con pocos recursos.

 

AGRADECIMIENTOS Y RECUERDOS

            Al personal del Archivo Histórico Municipal de Cáceres, Archivo Histórico Provincial de Cáceres y del Archivo y Biblioteca de la Diputación Provincial de Cáceres por su amabilidad y atención prestada en mis visitas.

A mi tío y padrino José Pastor Villegas, por mostrarme siempre su entusiasmo y pasión en el bonito campo de la investigación, para dar a conocer y difundir el pasado histórico de nuestra rica y no siempre bien valorada tierra.

Finalmente, este trabajo me trae al recuerdo a mi entrañable tío Joaquín García-Plata Quirós, in memoriam, entusiasta defensor de la cultura popular cacereña, que con sus vivencias siempre me trasmitía el amor por su querida ciudad de Cáceres. Sirva este trabajo como una pequeña dedicatoria hacia él.

 

FUENTES DE CONOCIMIENTO

Archivos:

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Publicaciones:

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[1] PASTOR ROYO, Jorge (2022). Cantos, bailes y propaganda. Historia del grupo de Coros y Danzas de la Sección Femenina de Cáceres (Trabajo de Fin de Master, Universidad Internacional de Valencia, Valencia).

         [2] BAISOTTI, Pablo (2016). Arma «nacional», arma patria. La Hispanidad franquista (1936-1943).

Bulletin for Spanish and Portuguese Historical Studies, (41), 43-66.

[3] MARCILHACY, David (2014). La Hispanidad bajo el franquismo. El americanismo al servicio de un proyecto nacionalista. En P. Michonneau y X. N. Núñez Seixas (editores), Imaginarios y representaciones de España durante el franquismo (73-102). Madrid: Casa de Velázquez.

[4] CAÑELLAS MAS, Antonio (2014). Las políticas del Instituto de Cultura Hispánica. 1947-1953. Historia Actual Online, (33), 77–91.

[5] PIÑAR LÓPEZ, Blas (2000). Escrito para la Historia. Madrid: FN editorial.

[6] Archivo Histórico Municipal del Ayuntamiento de Cáceres, caja 90. Libro de actas 1958.

[7] NO-DO (1958). Folklore Hispanoamericano. Revista Imágenes, (703).

[8] CASARES, Francisco (1958). Actualidad de una ruta histórica. Mundo Hispánico, (123), 14-15.

[9] S.a. (1958). Festival en Cáceres. Mundo Hispánico, (123), 27-28.

[10] S.a. (1958). Festival de Folklore Hispanoamericano. Madrid: Instituto de Cultura Hispánica.

[11] Ibídem.

[12] Ibídem.

[13] GUTIÉRREZ RUIZ, Juan. (2017). Los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos de Cáceres (1958-1970). Encuentros musicales y culturales en la “Plaza Mayor de la Hispanidad” (Seminario del Departamento de Historia Contemporánea, Universidad Complutense de Madrid, Madrid).

[14] INSTITUTO CULTURAL HISPÁNICO (1958). Altavoz Cultural Hispánico, (35) [programa de radio].

[15] LOSADA, Luis. (5 de junio de 1958). Inauguración de los I Festivales Folklóricos Hispanoamericanos. ABC, 9.

        [16]  Extremadura (3 de junio de 1958),7.

[17] ORGAZ MUÑOZ, M. (1958). Crónica del festival del folklore hispanoamericano de Cáceres. Cuadernos Hispanoamericanos, (104), 3-12.

[18] INSTITUTO CULTURAL HISPÁNICO (1958). Altavoz Cultural Hispánico, (36) [programa de radio].

[19] BARROS, Raquel (1958). Información de la agrupación musical chilena, enviada en representación de la Universidad de Chile al Primer Festival Folklórico Hispanoamericano. Revista Musical Chilena, (59), 149-150.

[20] PIÑAR LÓPEZ, B. (1958). Entrega de premios del I Festival de Folklore Hispanoamericano [archivo de audio]. Recuperado de https://bibliotecadigital.aecid.es/bibliodig/es/consulta/resultados_ocr.do?id=23152&forma=ficha&tipoResultados=BIB&posicion=20

 

[21] O´XILLO, Curio (1958). I Festival de Folklore Hispanoamericano en Cáceres. Revista Alcántara, (Número correspondiente a 1958), 82.

[22] GUTIÉRREZ RUIZ, Juan. (2018). Los Festivales Folklóricos Hispanoamericanos de Cáceres (1958- 1970): folklorismo, hispanidad y raza en el folklore musical latinoamericano durante el franquismo. Automne, (14), 197-210.

[23] PASTOR VALLE, Montaña Belén, y PASTOR VILLEGAS, José (2022).  Pasado mexica en Cáceres Ciudad Patrimonio de la Humanidad: Gran escultura en bronce del rey azteca Nezahualcóyotl”. LI Coloquios Históricos de Extremadura, Trujillo, 2022.

[24] GARCÍA MANSO, Angélica. (2016). Apuntes didácticos sobre la Edad de Oro del cine en Cáceres y el papel de la diócesis en su desarrollo. Cauriensia, (11), 545-565.

[25] MARÍN, Miguel. (director). (1961). La cuarta carabela [película]. Filmax.

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