Dic 272013
 

Francisco Rivero Domínguez.

Y Cervantes escribió en La Galatea:

 Aunque el ingenio y  elocuencia vuestra

Francisco Sánchez, se me concediera,

Por torpe me juzgara, y poco diestra

Si a querer alabaros me pusiera

 

Lengua del cielo, única y maestra

Tiene de ser la que para la carrera

De vuestras alabanza se dilate

Que hacerlo humana lengua es disparate

El Brocense en Internet

Este año de El Brocense se ha de hacer cualquier cosa con el fin de divulgar su obra. Esa es una responsabilidad de todos los broceños. Una idea de darla a conocer más es bucear en Internet, aprovechando las nuevas tecnologías de la información. De ahí que una tarde me dedicase por completo a ver qué dice Internet de nuestro personaje.

Lo primero que se me ocurrió fue entrar en el buscador www.altavista.com Una vez que entré en él, solicité, a través de la palabra “Brocense” en todos los idiomas y me dio que había encontrado 163 páginas. Rehice la búsqueda sólo en español y se redujo a 136, contando un total de 619 veces la palabra Brocense. Vi, de alguna manera, que gentes de otros idiomas estaban tratando de dar a conocer a nuestro gramático en otras lenguas. Entre ellas vi que se trataba, además del español.

Lo primero que me llamó la atención es que la primera página no trata directamente del gramático Francisco Sánchez de las Brozas, sino del embalse de abastecimiento de El Brocense, www.cotosdepesca.com/lugares/   o lo que es lo mismo, la charca de Brozas, dando cuenta al corresponsal electrónico de que se trata de una laguna de libre regulación para los pescadores y que puede capturar un máximo de 20 tencas desde el 4 de abril al último domingo de octubre.

La segunda búsqueda fue más acertada, ya que se trata de la Institución Cultural El Brocense, la institución que coordina toda la actividad cultural de la provincia desde la Diputación. www.bme.es/brocense/. Desde este artículo una sugerencia a los redactores de la entidad: Deberían explicar quien fue El Brocense, pues muchas personas de todo el mundo puede entrar a consultar y no saber quien fue el personaje que da nombre a la institución Cultural. Gracias anticipadas.

En la biografía elaborada por Osvaldo A. Rodríguez Soto sobre la vida de don Miguel de Cervantes se cita, en dos ocasiones, dentro del contexto histórico de la vida del autor de El Quijote, ocasiones a nuestro biografiado. La primera cuando 1562 publicó su trabajo “Latinae institutiones”. Y la segunda en 1574 cuando realiza los comentarios de Garcilaso de la Vega. www.cervantes.alcala.es/. Se trata del centro de estudios cervantinos de la Universidad de Alcalá. De aquí me nace una sugerencia. ¿No podría encargarse alguien de divulgar a través de Internet, la vida y obras de El Brocense?. El reto está ahí y yo me ofrezco a ayudar en lo poco que pueda aportar.

Y después viene una cita internacional. La Universidad de California  (San Diego) publicó en 1925 el libro “Francisco Sánchez, el Brocense”, cuyo autor fue el hispanista Aubrey Fitz Gerald (1882-1950), quien también escribió en 1922 un libro sobre Galicia. Esto da importancia de la obra de este pensador renacentista, nacido en un pueblo extremeño y que ha interesado a estudiosos de nuestro tiempo. La ficha bibliográfica del libro es:

Francisco Sánchez de las Brozas, Editorial: Oxford University Press, (Londres) 1925, Serie. Hispanic notes and monographs, Coeditado por Hispanic Society of America, XII páginas de comentarios y 166 de textos.

Su dirección en Internet es: www.roger.ucsd.edu/search/dbroadsides+scotla…1,-1,0,B

Historia del idioma español

La página www.el-castellano.com/evolucio.html está dedicada a la historia del idioma español, y la firma Sergio Zamora, quien en un largo artículo sobre la evolución del idioma español en los últimos cinco siglos comienza con lo siguiente. “La publicación de la primera gramática castellana de Elio Antonio de Nebrija en 1492, fecha del descubrimiento de América y de la toma de Granada por los Reyes Católicos, establece la fecha inicial de la segunda gran etapa de conformación y consolidación del idioma. A esta época pertenece el cambio de las consonantes que altera y consolida definitivamente el sistema fonológico del español”.

Continua citando a El Brocense: “Desde el punto de vista del léxico, el español adquirió una gran cantidad de neologismos, pues a estos momentos correspondió la expansión de Castilla y, por lo tanto, el contacto con otras culturas. Consiguió consolidarse como lengua dominante frente a otros dialectos peninsulares al llevarse a cabo la unidad política de Castilla y Aragón y ser el castellano la lengua de los documentos legales, de la política exterior y la que llegó a América de la mano de la gran empresa realizada por la Corona de Castilla, ya fijada en la gramática normativa de Nebrija. A partir de los primeros momentos del siglo XVI se prefirió la denominación de española para la lengua del nuevo imperio, y la preocupación de los intelectuales del momento se refleja en la enorme tarea de sistematizarla, analizarla y divulgarla. Lo demuestran la publicación del gran Diccionario de Alcalá, obra de la Universidad Complutense creada por Cisneros; la aparición de la Minerva de Francisco de las Brozas, conocido por El Brocense, que es una gramática normativa y descriptiva más moderna que la realizada por el grupo francés de Port Royal, y, a principios del siglo XVII, la publicación del Tesoro de la lengua castellana o española (1611) de Sebastián de Covarrubias, primer diccionario de la lengua, que contiene cuanta información histórica y sincrónica había disponible en el momento de su publicación”.

La “Página del idioma español”   www.el-castellano.com/index.html   fue creada en abril de 1996 con el propósito de contribuir a la preservación, unidad y pureza de nuestra lengua. Busca sumarse así a otras iniciativas dirigidas a abrir en la Internet nuevos y más amplios espacios a la comunidad de 400 millones de hispanohablantes. Es editada por Ricardo Soca, periodista uruguayo radicado en Río de Janeiro. La Página del Idioma Español y no atiende consultas, pero puedes buscar aquí mismo los foros adecuados para ello.

La biblioteca de la Universidad de Cambrigde   www.alfa.lib.cam.ac.uk tiene entre sus fondos varias obras que estudian a El Brocense. Entre ellas, las siguientes:

“Comentarios de Garcilaso de la Vega (1503-1536), y de El Brocense(1523-1600)”, Fernando de Herrera, Tamayo de Vargas y Azara.  Introducción y notas son de Antonio Gallego Morell, 699 páginas. Universidad de Granada 1966.

* El mismo libro fue editado por la Editorial Gredos. Madrid 1972.

Por otra parte, la Universidad estadounidense de Michigan  www.emich.edu/~linguist/issues  estudia la máxima obra de Francisco Sánchez, la Minerva: “ Sanchez, Francisco de las Brozas, El Brocense (1562) Minerva, seu, De causis linguae latinae commentarius. In Spanish: Minerva o la propriedad de la lengua latina. (Trabajo mencionado por Ana Teresa Pérez-Leroux).

“From Ana Teresa Perez-Leroux The only description I have read of this in regards to Romance comes from the Rennaissance grammairian Sanctius ( `El Brocense’), who believed that optional intransitives had implicit direct objects, and used the cognate object examples to make his point. I have read him in Spanish but I believed the original examples were Latin. (PC: the reference I dug up for El Brocense is included in the references section above – I hope this is the relevant work. El Brocense alias de Francisco Sánchez de las Brozas).

Se trata de un trabajo realizado en diciembre de 1998 para la Universidad de Michigan por Anthony Rodrigues Aristar  aristar@linguistlist.org

Por último, para descargar una página ligera realizada por “El Brocense”:

www.members.xoom.com/elcabezon/index2.htm.

Oct 012008
 

Francisco Rivero Domínguez.

1.  INTRODUCCIÓN

“Un día, en plena Guerra de la Independencia, un joven broceño, Manuel Amado Corchado, se encuentra, allá por 1811, a la salida de misa mayor de la iglesia de SantaMaría de Brozas al general jefe de la caballería inglesa, Sir Guillermo Erskine. Éste le pregunta al muchacho si es británico, pues por su aspecto lo parece. El joven lecontesta perfectamente en su idioma y se sor- prende que se hable el inglés en un pueblecito de Extremadura. Don Guillermo no sabía que el mozo había estudiado en Plasencia,además, portugués, fran- cés, italiano y alemán.

Al saberlo el jefe de las tropas británicas en la Península Ibérica, Lord Wellington, le nombró su intérprete personal con el grado de capitán. Con el tiempo, este joven seordenó diácono en Portalegre (Portugal) y tomó el hábito de la orden dominica, siendo un gran predicador y un prestigioso escritor reli- gioso. Su breve biografía fue escrita en1901 por el deán de la catedral de Pla- sencia, Eugenio Escobar Prieto, y publicada en el libro “Hijos Ilustres de la Villa de Brozas”, sin que hasta la fecha se haya estudiado sufigura.

En esta ponencia conoceremos sus obras, editadas en Madrid y conserva- das en las bibliotecas más prestigiosas del país. El padre Manuel Amado, una verdadera figura dela Iglesia Católica del siglo XIX, fue nombrado teólogo consultor del Sacro Colegio, por el papa Gregorio XVI, murió como ecónomo de la parroquia de Santa María en lacercana Garrovillas de Alconétar el 24 de septiembre de 1846”.

 

 

Esta historia comienza en una salida de la misa mayor del templo parroquia de Santa María de Las Brozas, uno de losa grandes templos de la diócesis de Coria Cáceres,construido en los siglos XVI y XVII bajo el mandato del arqui- tecto  Pedro de Ibarra, maestro de obras de la Orden Militar de Alcántara. Pues

 

 

 

bien, un día de 1811,a la salida de la iglesia, un inglés, el general Guillermo Erskine, (1770 – 1813) segundo Barón de Erskine of Torrie se acerca a un joven broceño unos 15años y le pregunta si es inglés, debido a la fisonomía de su cara. Éste le contesta correctamente en la lengua del extranjero pues se asombra de que en un pueblo de la lejanaExtremadura alguien hable con flui- dez la lengua de Shakespeare.

El joven es Manuel Amado Corchado, un brocense, que se dedicó durante años a estudiar en Plasencia, gracias a la ayuda de una monja tía suya. Había nacido en 1796 enLas Brozas, pero a los ocho años, su tía quiso darle estudios y lo metió en el colegio dominico de San Vicente Ferrer en Plasencia, fundado por doña Leonor de Pimentel, comopromesa porque San Vicente había curado a su hijo Juan de Zúñiga, que con el tiempo sería el último maestre de la Orden Militar de Alcántara y cardenal de Sevilla. Estudió en estecolegio que era una verdadera universidad. Eugenio Escobar Prieto dice de él: “Los frailes de San Vicente de Plasencia, sin presumir de sabios, daban una enseñanza másamplia y sólida que muchas de nuestras universidades. Prueba de ello nos lo ofrece el padre Amado, quien estudió aquí de 1804 a 1809, quien aparte de los estudios clásicosse perfeccionó en el griego y aprendió portugués, inglés, francés, ale- mán e italiano”.

Con el tiempo el joven aprendería además latín, caldeo y hebreo. El hecho de conocer bien los idiomas hizo que Erskine se lo recomendara a su jefe el Duque deWellington. Según los historiadores ingleses. Erskine se suicidó en Lisboa en 1813, arrojándose por una ventana por sus fracasos en diversas bata- llas durante la Guerra de laIndependencia, pero el que les habla ha localizado su lápida se encuentra en el castillo de Brozas, por lo que es probable que sus restos se encuentren enterrados en esta localidad cacereña.

 

 

2.  DOS ILUSTRES BROCENSES EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA

 

Durante la Guerra de la Independencia hubo verdaderos héroes por toda España, pero en el caso que estamos estudiando hubo dos personajes ilustres de esta villacacereña. Se trata de Francisco Jara Pico y de José Flores de Lizaur Mendoza.

El primero de ellos era un joven estudiante de 18 años que se envalentono con la muchedumbre y formo parte de los defensores del Parque de Artillería de Madrid, muriendoen el ataque de los franceses junto a los famosos Daoíz y Velarde.

El segundo, militar de profesión, formó parte del ejercito español en la Ba- talla de Bailén, junto al general Francisco Javier Castaños. Al año siguiente, en

 

 

 

1809, fue hecho prisionero por los franceses en Gerona y conducido a Francia, donde quedo hasta 1817 en que regreso a España.

 

 

3.  LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA EN BROZAS

 

 

Quiero ahora este artículo recordar los dos primeros años de la actuaci6n de Brozas y los brocenses en la Guerra de la Independencia (1.808-1.814).

La primera información que poseo data del documento firmado en Brozas el 10 de octubre de 1808 por don Josef Pineda, coronel del Regimiento de Vo- luntarios deAlcántara, en el que solicita al intendente del Ejército de la Provin- cia de Extremadura, don Agustín Gutiérrez de Tovar 120.000 reales para male- tas, montura, mantas, sacos, trastede limpieza, morrales y trabas, para escua- drón de 150 plazas. Como se estaba escaso de dinero, los maestros guarnicione- ros no querían adelantar ninguna de las 200 sillasapalabradas si antes no se le iba entregando el dinero.

Una plena acción de guerra se Ilev6 a cabo en los primeros días del mes de abril de 1809, cuando 108 caballos enemigos habían pasado por Malpartida de Cáceres y Arroyodel Puerco, hoy Arroyo de la Luz, y continuaban su ruta por Brozas y Alcántara, con la infame estratagema de pedir 5.000 raciones para otros tantos infantes que venían deretaguardia. El jefe de la tropa española hizo noche en Herreruela, pero su corto vecindario le propuso que no entrase por estar el enemigo, al igual que en Salorino, y entoncesavisó a los Ayuntamientos de Brozas, San Vicente de Alcántara y Herreruela para que se le reuniesen e informasen. Fue el Ayuntamiento de Brozas el que comunicó que eran108 los jinetes que habían entrado en Alcántara, por lo que se acercó hasta la villa veci- na, donde a las doce del 6 de abril encontró una guarnición de 150 caballos portugueses de la Caballería de Chávez y 400 tiradores de la misma nación, amiga y aliada de España.

El mismo jefe sugiere el día 10 al presidente de la Junta Suprema de Ex- tremadura, don Bartolomé María Muñoz, que ayude a estos pueblos, pues las autoridades nopueden hacerse respetar sin proporcionarles fuerzas militares.

 

 

4.  ATAQUE DE LOS FRANCESES A ALCÁNTARA

 

 

La razón de pedir fuerzas fue porque se avecinaba un ataque, hecho que se llevó a cabo dos días más tarde. A primeras horas de la mañana Alcántara fue atacada por laPuerta del Puente y la Villa de Zarza por más de 7.000 franceses, en lugar de los 5.000 que se esperaban, más 1.000 de a caballo y un gran tren de artillería. Incluso se llegó aatacarla por el camino de Brozas con más de 200

 

 

 

hombres de Infantería y Caballería. Ante este grave suceso se pidió ayuda a los pueblos vecinos, pero acudió poca gente y mal armada. El ataque comenzó a las nueve de lamañana y sostuvieron el fuego hasta más de las cinco de la tarde. Llegaron a entrar algunos franceses en la villa, matando a más de 30 indefensos y hacer un gran saqueo pordonde iban, sin dejar casa alguna o templo, haciendo gravísimos sacrilegios con el Santísimo Sacramento.

Dos días estuvieron los franceses en AIcántara, volaron los almacenes de pólvora y cartuchos y se dirigieron a Brozas, donde causaron también grandes destrozos,continuando hacia Cáceres para reforzar su ejército, Se habló de que en Alcántara fueron más de 120 los muertos y numerosos los hombres y muje- res heridos en su defensa, porlo que desde Badajoz el corregidor interino don Joseph de Oscór y .Recarte -elogió públicamente la conducta de los hombres de Alcántara y de su partido judicial por la valienteacción contra el enemigo.

 

 

5.  POR LOS CAMPOS DE BROZAS

 

 

El 21 de mayo de 1.809 el comandante general de las tropas españolas, con sede en Alburquerque, explicaba en un informe al presidente de la Junta Su- prema deExtremadura don Juan Hernández que había que defenderse en los riberos del Salor, pues por espías que tenía diseminados por la zona habían pasado dos divisionesfrancesas, una hacia Alcántara, con 10.000 hombres, y otra, con 12.000, en el Cuartel General que se hallaba en Brozas, Arroyo y Ali- seda.

Por todo esto «ofició a las Justicias de Salorino y Membrío, para que sin exección de personas se armasen todas, y reforzasen los puntos del Salor en donde suponíaa Holgado (don Josef Nicolás Holgado) con su división, impo- niendo pena de la vida con la nota de infame, y traidor á la Patria al que se escusase á ello, y haciendo alas justicias responsables de la menor demora…».

El enemigo invadió el Salor por el vado de la Calleja y por el puente de Membrío y apareci6 muy cerca de Valencia de Alcántara con 400 hombres, que fueron rechazados elmismo día»

 

 

6.  DESTRUCCIÓN DEL PUENTE DE ALCÁNTARA

 

 

La Junta de Gobierno del Partido de Alcántara se linsojeaba de que esa vi- lla no iba a ser atacada por tercera vez por los franceses, pues no en balde era un enclaveprivilegiado para el paso de las tropas.

Hacia las ocho de la mañana del 10 de junio de 1809 unos 250 ó 300 hom- bres de la caballería francesa se presentaron ante Alcántara en las llanuras del

 

 

 

camino de Brozas. La villa alcantarina estaba guarnecida por 2.500 portugueses al mando del coronel inglés William Mayne, y las que sostuvieron el combate del día 14 del mes anterior.

Como no se deseaba una nueva matanza, los portugueses al ver avanzar

6.000 franceses, alineados en once escuadrones de caballería y dos cañones volantes, decidieron cortar uno de los ojos del puente de Alcántara. Parece ser que hubo unaseria disputa entre el coronel inglés y los alcantarinos porque el

primero no quería la destrucción de tan bello puente, pero los vecinos del pue-

blo escarmentados por la dura represalia francesa del mes anterior aconsejaron que se debería hacer, cosa que se llevó por fin a efecto, pese a la amenaza de muerte del inglés.

 

 

7.  LA AYUDA DE BROZAS A LA GUERRA

 

 

Un último apunte es el fechado en Brozas el 25 de noviembre de 1809, cuando don Antonio Mediano y Sarsolo escribe al presidente de la Junta Su- prema de Badajoz,don Ramón María Calatraba, informando que la villa de Brozas proporcionó 400 caballos para transportar 500 ó 600 fanegas de trigo a Trujillo, además de 500 arrobas de paja y80 machos cabríos.

Por otra parte, el que dice llamarse comisario general inglés, un tal Darlim- ple, pide el 20 de noviembre que se envíe a Arroyo del Puerco 100 reses vacu- nas. El mismo día 25 seenviaron además 240 arrobas de paja el Ejército espa- ñol y añade: «Creo ocioso manifestar a V.E. la triste situazion de este Pueblo, como también la escasez de granos que haproducido la cosecha, pues que esta es en el día tan solo ascenderá a la manutenzión de este vecindario para quatro ó 5 meses, según se ha calculado, por lo que aun susnaturales tienen muy bien acreditado su patriotismo, y su desinterés».

 

 

8.  UN DOCUMENTO INÉDITO

 

 

Recientemente este ponente ha podido conseguir una documentación inédi- ta de la Guerra de la Independencia en la comarca de Brozas durante el año 1811. Se trata delcruce de escritos del general Francisco Javier Castaños, ven- cedor de la batalla de Bailén, la primera ganada a los franceses el 19 de julio de 1808 y el alcalde mayor de la villa deAlcántara, Manuel Galavís Barvado.

El general jefe le escribe el 21 de octubre de 1811 diciéndole “Y no he po- dido menos de llenarme de indinacion al ver su cobardia e inconsecuencia con que ha procedidoal ayudar al ejército francés”, calificando la conducta del

 

 

 

Ayuntamiento de capciosa. Y no puede ni debe quedar impune, hasta el extremo de mostrarse indigno de pertenecer a una nación que ha jurado defender”.

En su defensa, el alcalde de Alcántara contesta al general Castaños. dicien- do que le había enviado un escrito, “pero que al no contestar tácitamente apro- baba ladisposición de este Ayuntamiento para evitar la ruina de su pueblo con la invasión que pudiera hacer el enemigo estando nuestras tropas a la izquier- da del río Salor y sien esto ha errado no ha sido voluntad y sí creyendo que hacía bien en servir y utilidad a la Patria por lo que se acoge a la benignidad y solicitando el perdón de esteerror”.

Carta dirigida el 22 de octubre de 1811 al excelentísimo señor don Francis- co Javier Castaños

 

 

9.  LA INTERVENCIÓN EN LA GUERRA

 

 

Manuel Amado entro primero a las órdenes de William Erskine, aplicándo- se con interés en el arte militar, especialmente en el esgrima y en el tiro de pis- tola. Esto fue lo quehizo que el general Wellington se fijara en el y tras felici- tarle le nombro interprete suyo. Cuando estaba a las órdenes de Lord Welling- ton se interesó por la literatura inglesa ytambién por la medicina, enseñándose- la un médico del militar, conocimientos que practicó después en los cuarteles y en los hospitales.

Era tal la confianza de Lord Wellington hacia su traductor – intérprete que le llamaba simplemente Manolo. Tras concluir la Guerra de la Independencia, el general inglés quisollevarlo consigo a su país, pero Manuel Amado se despidió de él en Burdeos y regresó a Brozas donde le esperaba su familia.

Llegó su vocación religiosa y entró en 1815 en el convento de San Vicente Ferrer de Plasencia, lo que hoy es el Parador de Turismo. Allí tomó el nombre de fray ManuelAmado del Rosario. Se convirtió en sacerdote en la ciudad por- tuguesa de Portalegre a los 23 años, en 1820. Se dedicó a predicar, pues tenía buena capacidad para la oratoriay aptitud para escribir. Al año siguiente le vemos en el convento de San Gregorio de Valladolid

El padre general de la orden dominica, Joaquin Briz, al tener conocimiento de su buen hacer le confió la cátedra de Filosofía y posteriormente la de Teolo- gía de los Dominicosde Santo Tomás, en Madrid.

El convento de los dominicos se encontraba al comienzo de la Calle Ato- cha, junto al hoy Teatro Calderón. Se quemó en el siglo XIX y posteriormente en lo que fuera suiglesia se construyó la de la Santa Cruz.

 

 

 

Tal era el conocimiento teológico de nuestro paisano que el Papa Gregorio XVI le nombró teólogo consultor del Sacro Colegio. En 1831 fue invitado a participar en elCongreso Católico de Burdeos.

Con la revuelta de 1834, el convento dominico de Atocha fue asaltado por masas el 17 de julio. El tuvo que esconderse detrás de la imagen de Nuestra Señora del Rosario.Al salir del convento fue reconocido por las masas antirre- ligiosas, que asesinaban a los frailes, pero fue salvado por don Prudencio de Guadalfajara, Duque de Castro Terreño,Grande de España, quien para ayudar- le lo encerró en la sacristía. El Duque había sido Capitán General de Extrema- dura y poco después de 1834, la Reina Regente, MaríaCristina de Borbón, le nombró Capitán General de Madrid y ministro de la Guerra. Pese a todo, los masones se la tenían jurada al padre Amado e iban a por él, por lo que tuvoque salir de Madrid y regresar a Extremadura.

El Gobierno lo desterró a San Vicente de Alcántara, un pueblo de Badajoz, donde vivían muchos liberales de la época. Con su elocuencia y conocimientos convenció al alcaldede esta localidad, quien se convirtió en su protector. Una nueva orden de destierro llego y fray Manuel Amado tuvo que trasladarse a la pequeña villa de Arco, tambiénconocido como El Arquillo, junto a Cañaveral, donde a su costa levantó su iglesia, desde donde se ve una preciosa perspectiva del valle del Tajo. En esta obra fue ayudado por laCondesa del Pozo, madre de la Vizcondesa de Jorbalán, fundadora de las Adoratrices.

Tras una amnistía que alcanzó al padre Amado lo reclamó don Ramón Montero, obispo de Coria, quien le encomendó la parroquia Santa María de Baños. Sin embargo,los liberales volvieron a estar en contra del padre Amado, por lo que éste decidió retirarse a Brozas, donde en 1840 enseñaba Teología Moral.

Por ese año aparece el diario “El Católico”, comenzando a colaborar en él, redactando las homilías dominicales y publicadas en la primera página del pe- riódico. Era tanto suinterés que solían ocupar dos y tres páginas.

Por esos años se le encomienda la parroquia de Santa María de Garrovillas de Alconétar (Cáceres), donde falleció el 24 de septiembre de 1846 a los 50 años de edad. Diocuenta de esta noticia el periódico “El Católico” el sábado 3 de octubre, pues hasta esa fecha no se supo de su fallecimiento.

Esta noticia a dos columnas es lo que se lee en el ejemplar de esa fecha: “Tenemos que comunicar a nuestros apreciables suscritores una desagradable noticia. El R.P.Mtro. Fray Manuel Amado ha fallecido de repente de un ataque de apoplejía en el pueblo de Garrovillas en Estremadura donde estaba de ecó- nomo. Hacia poco que de élhabíamos sabido, y aunque cundió la infausta noticia de su muerte, creíamos fuera alguno de tantos rumores como se espar- cen y luego se desmienten. Aumentaba nuestraesperanza el no haber recibido

 

 

 

carta alguna en que se nos digese algo sobre el particular; pero aunque no ha llegado ninguna á nuestras manos, el hecho es por desgracia cierto, pues lo sabemos porconducto seguro y respetable. Este triste acontecimiento ocurrió el día de la feria de dicho pueblo que es el 21 de septiembre.

El P. Amado es bien conocido de nuestros lectores, pues hacia más de cin- co años nos honraba con sus comunicaciones y redactaba las Homilias. Su carácter, sus padecimientos, y las diferentes obras que ha publicado, han hecho celebre su nombre y hacen que su muerte sea tanto mas sentida. R.I.P.”

 

 

10. LA PRODUCCIÓN LITERARIO – RELIGIOSA DEL PADRE AMADO

 

 

El padre Amado publicó varios libros, que en su día fueron muy difundi- dos, aunque en el libro de los Hijos Ilustres de la Villa de Brozas se quejaba su autor, EugenioEscobar Prieto, que no podía analizar la obra del biografiado por excederse de los límites impuestos en lo que estaba escribiendo y el Conde de Canilleros dijo en la segundadedición que del padre amado poco más se sabía, puesto que ningún brocense había profundizado en la insigne obra de este reli- gioso. Ahora intentaremos darlos a conocer

 

 

Las obras del Padre Amado son las siguientes:

 

 

–          La Monarquía y la Religión triunfantes de los sofismas. Cuatro diálo- gos entre un americano y un español sobre la libertad, gobierno, revo- luciones, etc. Anotados ycorregidos. Madrid. Imprenta de Aguado, 1829, XXIV, 282 páginas.

–          Compendio de las vidas de los Santos canonizados y beatificados del Orden de 25 lo que debe España a la Religión catolica, dedicada al obispo de Coria, donRamón Montero. Madrid. Imprenta de Aguado, 1831 (tres tomos), de 302, 336 y 354 páginas.

–          Memoria de las Misiones católicas en el Tonquin y persecuciones que ha sufrido la Orden de Santo DomingoEscrita en italiano por el Padre

A. Englielmoti. Traducción y ampliación de la obra por el Padre Ma- nuel Amado. Imprenta Aguado, 1840. XII 320 páginas.

–          Compendio de la Historia de la Iglesia. Escrito por el Abad de Lho- mond Traducido y aumentado en lo relativo a la historia de España y a la general hasta elpresente año por fray Manuel Amado, dominico y catedrático que fue de Teología en Santo Tomas de esta corte Dedicada a los obispos. Madrid. Imprenta de Aguado.1849. VIII, 239 páginas.

 

 

 

11.  BRAS MENORES

 

 

–          Nueva  Semana Santa, con un apéndice de los tres días de Pascua. Ma- drid. Imprenta Palacios 1830

–          Novena a la pasión de Cristodedicada a su madre Cipriana Corchado.

Madrid Imprenta de Aguado 1838, 68 páginas

–          Sermón predicado en la solemne publicación de la Bula de la Santa CruzadaMadrid. Imprenta de Aguado 1832, 49 páginas.

–          Biblioteca de la Religión en 25 tomosColaborador en esta obra.

–          Redactor principal del diario “El CatólicoPeriódico religioso y so- cial, científico y literario dedicado a todos los amantes de la Religión, de sus mayores y de suPatria. Madrid. 1840 – 1856 Editor F.F. Fer- nández. Imprenta de

 

 

12.  VIDA DE LOS SANTOS

 

 

“La vida de los Santos canonizados y beatificados del Sagrado Orden de Predicadores” por el Reverendo Fray Manuel Amado, maestro de estudiantes, catedrático deFilosofía en el Real Colegio de Santo Tomás. Madrid 1829. Imprenta de D. Eusebio Aguado, situada en la Bajada de Santa Cruz. El libro fue donado a la bibliotecahistórica de la Universidad complutense de Madrid “Marqués de Valdecilla” por don José Arriba.

El tomo tiene 130 páginas y hay escritos mes a mes de la vida de 53 beatos y santos dominicos, comenzando por el beato Gonzalo de Amarante, cuya festi- vidad se celebra el10 de enero y concluye con el beato Sebastián Maggis el 16 de diciembre.

Hay santos de la altura de San Raimundo de Peñafort. La beata Margarita de Hungría, Santo Tomás de Aquino, Santa Catalina de Sena, San Pío V; la beata Juana,princesa de Portugal; el beato Benedicto XI, la Santa Abuela, Santa Rosa de Lima y el beato Alberto Magno, hoy ya canonizado, cuya fiesta se celebra el 15 de noviembre.

La Santa Abuela es Santa Juana de Aza, madre de Santo Domingo de Guzmán, fundador de los Dominicos, y cuya fiesta se celebra el 4 de agosto.

La obra de los santos de la orden está dedicada al excelentísimo y reveren- dísimo padre maestro Fray Joaquín Briz, doctor en Sagrada Teología. Grande de España dePrimera Clase y Maestro General de la Orden de Predicadores.

 

 

 

13.  DIOS Y ESPAÑA

 

 

Tres tomos impresos en Madrid en la imprenta de D. Eusebio Aguado el 20 de enero de 1831, obsequio de Melchor García a la Biblioteca Marqués de Valdecilla de laUniversidad Complutense de Madrid. El tomo segundo se editó el 28 de febrero de 1831 y el tercero el 30 de abril de ese mismo año. Está dedicado a Don RamónMontero, obispo de Coria. (1830- 1847) y poste- riormente arzobispo de Burgos y senador vitalicio.

“La fe o creencia que abrazamos nos obliga a hablar y a hacer de un mo- do siempre análogo a lo que creemos”, escribe el padre Amado en este singular libro donderecorre la historia de la religión católica en España.

Y continúa. “Yo conjuro a los muchos sabios que aún tiene nuestra nación a que hagan la santa causa de la verdad, defendiéndola como puedan en libros grandes yargumentos sublimes”.

En los tres tomos hace un repaso de lo que ha supuesto la religión católica en España, y a lo largo de su historia antigua, moderna y contemporánea. Poseía una larga lista desuscriptores por toda España, publicado en los tomos 2 y 3. Comenzaba con los infantes don Carlos María Isidro de Borbón y don Francisco de Paula Antonio de Borbón yParma, hijos del rey Carlos IV y el primero de ellos comenzó las guerras carlistas., por intentar apoderarse del trono en perjui- cio de su sobrina Isabel II.

Otros suscriptores fueron el superior de la Orden Joaquín Briz, el Duque del Infantado, la Marquesa de Benamejí, varios civiles, algún mariscal de cam- po. Y de Extremaduraestaban el Marqués del Reino, con cierta ascendencia en Brozas, el Padre Antonio Tena predicador en Santo Domingo de Cáceres, el prior de los dominicos de Talavera, elcura párroco de Torrequemada, don Ma- nuel Nicasio Hermoso y el administrador de Torremocha, don Juan de Granda.

En el tercer tomo, los suscriptores aumentan y son varios obispos, como don José Fala, de Albarracín; el de Tortosa, el de Murcia, el de cuenca, el de Menorca y el deIbiza, don Antonio Allue y José; el patriarca de las Indias, don Juan Donaire; el oficial de rentas de Valdefuentes (Cáceres). Alguna persona, como la señora viuda de Aguilar, leencarga una suscripción de cuatro ejempla- res. Hay una nota que se pueden comprar en la librería Rodríguez, de la Calle carretas de Madrid.

Como estamos tratando el tema de la Guerra de la Independencia, el Padre Amado estudia la invasión napoleónica de España y sobre esta época convulsa de la historia deEspaña, que él vivió en primera persona cuenta que: “el día que se dijo que la Francia venía a arrebatarnos nuestro culto, nuestro Rey y nues- tra libertad. Un punto bastó paraponer a toda la nación en armas. Los obispos españoles con más comodidad hubieran estado en sus palacios, más atenciones

 

 

 

hubieran recibido de los franceses, si por ellos se hubieran declara… los curas si se hubieran hecho franceses habrían evitado mil vejaciones y no hubieran perdido lo quetenían: Obramos por deber, obramos por la religión”.

El filósofo y escritor francés de origen suizo Benjamín Constant escribió de esta revolución popular que: “Las demás naciones obran por cálculo, mientras que los españolesobran sólo por sentimientos”.Dios había concedido a Napo- león todos los reinos menos la España, porque esa- decía una popular décima- es de María Santísima”.

De tiempo de los Reyes Católicos- escribe Amado- que “los españoles de aquellos tiempos eran en su mayor parte buenos cristianos, sabían lo verdade- ramente útil,sabían practicar la justicia, obedecer en fidelidad, amar a sus consocios… había y habla de un Benito Arias Montano, de un Brocense, del Cardenal Cisneros, que creóla Universidad Complutense como manantial de luces y que alumbraba a la religión ya la fomentaba”.

Oct 011989
 

Francisco Rivero Domínguez.

Las Brozas fue uno de los pueblos del partido de Alcántara que envió a la recién creada Real Audiencia de Extremadura y con sede en Cáceres, seis amplios informes de la situación del pue­blo a finales del siglo XVIII.

En estos informes se contestaban a toda clase de cuestio­nes (57 en total), pues el rey Carlos IV había ordenado que se informara a la Real Audiencia de los perjuicios que sufrían los vecinos del gobierno local en el manejo de los caudales públi­cos, de las personas que turbaban el buen orden o causaban escándalo, si abundaban los terrenos no cultivados, las tierras de labor. Para, ello tenían que oírse las voces de los res­ponsables del pueblo, de los caballeros, de los curas párrocos y de cualquier persona que pudiera dar luz suficiente sobre el estudio que se realizaba.

Con este trabajo se pretende dar a conocer lo que eran Las Brozas hace 200 años. Su situación real de cómo vivía el pueblo llano, qué producía, cuáles eran sus costumbres, sus fiestas y sus actividades religiosas.

Conoceremos algo sobre la educación de los niños y niñas; la situación de la economía, el sistema de cultivo o el abas­tecimiento de pescados, especialmente las exquisitas tencas y pardillas, de las que Brozas es conocida en el mundo gastro­nómico.

Por último, según este informe, las Brozas fue arrasada en dos ocasiones: la primera en la Guerra con Portugal en el siglo XVII y la segunda en la Guerra de Sucesión Española, en la centuria siguiente, concretamente en 1706.

 

 

BROZAS EN 1790

 

El rey Carlos IV, a consultas del Consejo pleno, se dignó resolver la erección de una Real Audiencia para la provincia de Extremadura, con sede en Cáceres, y compuesta de un regente, una sala civil, otra criminal y un fiscal.

Exigía la instrucción real que creaba la Audiencia que, antes de formarse, los individuos que formarían el tribunal tenían que recorrer los nueve partidos de Extremadura (Alcántara, Plasencia, Coria, Cáceres, Trujillo, Mérida, Badajoz, La Serena y Llerena). Se tenían que enterar por el vecindario los perjuicios que sufría del gobierno local en el manejo de los caudales públicos, de las personas que turbaban el buen orden o causaban escándalo público, si abundaban los terrenos no cultivados, las tierras de labor y toda clase de riqueza local. Para ello tenían que oír a los respon­sables del pueblo, a los caballeros, a los curas párrocos y a cual­quier persona que pudiera dar luz suficiente sobre el estudia que se realizaba.

A raíz de esto se realizó un interrogatorio con 57 preguntas sobre los más variados temas que firman en Madrid el 29 de diciem­bre de 1790 Arias Antonio Mon, Francisco Javier de Contreras, Melchor Basadre y el Conde de la Concepción.

Desde Brozas se enviaron seis informes a José Antonio Palacio, del Consejo de Su Majestad y alcalde del Crimen en la Audiencia de Extremadura.

El primero de ellos corresponde al licenciado José Carlos del Castillo, alcalde mayor de Brozas, y que firman también Juan An­tonio Flores de Lizaur, Matías Sánchez Barroso y Jacinto Holgado Jabato, regidores perpetuos; Francisco Ángel Barriga Castellano y Pedro Gómez Chaparro, diputados de abastos.

Sendos informes les fueron solicitados a los párrocos de San­ta María de la Asunción y de los Santos Mártires, Manuel Silvestre Bravo y Ulloa y Joaquín Calderón de la Barca, respectivamente, y tres más a caballeros de conocida probidad (Juan Vicente Salgado, Juan Jiménez Lozano y un tercero cuyo nombre desconozco).

A todo ello hay que sumar cinco informes de otros tantos es­cribanos que daban información de la situación de los pleitos, causas civiles y criminales que llevaban en esos momentos. Sus nombres eran: Juan Galán Rosado, Joaquín Galán, Francisco José de Parra Fresneda, Juan Domínguez Álvarez y Juan Luis Acedo Bravo.

Brozas era en 1790 una de las cabezas de los cuatro partidos de la Orden de Alcántara. Lindaba a levante (a unas dos leguas, 11 kilómetros) con la entonces villa-encomienda de Araya, la cual merece la pena investigar, pues hoy es prácticamente desconocida.

En lo eclesiástico estaba Brozas ligada al prior de Alcántara, que residía en el convento de San Benito. También pertenecía al obispado de Coria.

Su término media, entonces, unos 27 kilómetros de largo por 13 de ancho.

Navas del Madroño fue su arrabal. Este pueblo era ya indepen­diente hacia 1790, fecha del citado informe. También perteneció a su jurisdicción la dehesa y castillo de Azzgala hasta que se vendió por el rey, con la jurisdicción al Marqués de Portazgo, vecino de Madrid.

Tenía un alcalde mayor, nombrado por el Rey, a consulta del Consejo. Su salario era de 3.153 reales al año. También era juez de residencia de Villar del Rey. Otras personas con cargos públi­cos en Brozas eran los seis regidores perpetuos, con 1.000 marave­díes de salario; dos diputados de abastos; un procurador general, nombrado por los vecinos; cinco abogados (cuatro seculares y uno eclesiástico), cinco escribanos públicos y dos del Ayuntamiento. También había un alférez mayor, con voz y voto y asiento preeminen­te, con 2.000 maravedíes; un portero de la real cárcel, una perso­na que cuidaba el reloj, otra con el cargo de tocar la campana de la queda y un peón público.

La elección del procurador síndico general la hacían todos los vecinos, en votación secreta, el último domingo del año. Los vecinos se reunían a toque de campana en la plaza mayor.

El párroco de los Mártires, Joaquín Calderón de la Barca, se quejaba de los cargos vitalicios de los diputados, pues “ojala mira­ran mejor por el bien común y no por el suyo sólo”.

Juan Vicente Salgado daba cuenta de que el pueblo había sido una población romana, como lo demostraban unas lápidas halladas. Asimismo, informaba de los dos saqueos que había sufrido: el primero durante la guerra con Portugal en el siglo XVII y el segundo en la Guerra de Sucesión española, en 1706, cuando los portugueses quemaron también el Ayuntamiento.

 

 

EL VECINDARIO

 

Los vecinos eran 1.150 (algo más de 5.500 habitantes), de los cuales más de 900 se dedicaban a la agricultura y ganadería. Se cultivaban viña, higueras, olivos, frutales y zumaques, unas plan­tas de la que sale el tanino, sustancia para curtir las pieles.

Había corta diferencia entre el número de vecinos eclesiás­ticos y seglares.

Los que no se dedicaban a la labor tenían oficios menestrales, como ocho trajineros, albañiles, alarifes, sastres, unos veinte zapateros, curtidores, herreros, carpinteros, molineros, hortela­nos, jornaleros, tejedores (doce de lienzo y cinco de paño), cardadores, barberos, cirujanos y un médico.

En aquella época, los labradores carecían de tierra para su labor. Los jornaleros ganaban a proporción de las estaciones y del tiempo, pero ya no trabajaban de sol a sol como lo hacían años atrás.

Las diversiones principales eran: el juego de las barras, el baile, los naipes y algún trago de vino, lo que conllevaba cierto alboroto por las noches.

Uno de los informantes declaraba: “Asimismo, se experimenta mucha libertad e insolencia en los cantares entre los mozos y las doncellas, especialmente con unos cantares que llaman corros, en los que no queda sacerdote, religiosa, viuda, soltera o casada a quien no se le quite su honra, estimación y le descubran, con poca cari­dad, los defectos que tengan”.

El pueblo se abastecía de carne, aceite, jabón, bacalao, ten­cas y pardillas. Los pesos eran iguales que en los pueblos vecinos, no así las medidas de líquidos y de granos, lo que dificultaba el comercio y creaba confusión en las gentes

 

 

EL AYUNTAMIENTO

 

Brozas tenía una Casa-Ayuntamiento donde habitaba el alcalde mayor con bastante incomodidad por haberla quemado los portugue­ses en 1706. En la sala capitular de verano estaba encerrado el archivo de la villa bajo tres llaves. También había un segundo archivo con los documentos de los escribanos y notarios que ha­bían ejercido en la población.

Junto al Ayuntamiento estaba la cárcel, pero de muy poca seguridad, pues también había sido quemada. En la Plaza Nueva se hallaban las casas del Real Pósito, muy amplias y donde se podían meter caballerías.

Según el informe municipal, las calles de Brozas estaban limpias y empedradas, y según otros datos se decía que no es­taban en mal estado pues rodaban bien los coches. Sin embargo no era mucha su limpieza debido al poco cuidado. El desaseo se nota­ba más en los barrios extremos y en el norte del pueblo, donde había cuatro lagares de aceite que vertían a la calle.

En el pueblo había tres posadas o mesones. Dos de ellos con algún uso, pero los tres de escasa capacidad “para hospedar a perso­nas decentes”. Los caminos estaban en buen estado, aunque el que atravesó la Artillería cuando fue de Ciudad Rodrigo a Gibraltar lo dejó en pésimo estado, realizando las autoridades numerosas gestiones para su arreglo.

El 25 de abril (día de San Marcos, patrón del pueblo por enton­ces) y los dos siguientes, se celebraba una feria en algunas tiendas de paños, comestibles y géneros para la labor. Celebrar la feria esos días caía bastante mal a los labradores porque les interrum­pía en su labor, por lo que el Ayuntamiento proponía que se celebra­se los días 12, 13 y 14 de julio. Otras personas la propusieron a mediados de agosto.

No había más que dos fábricas de paño pardo y lienzo bastos. También había una de barro. Debido a la abundancia de la lana, se proponía montar una fábrica de tinte, la cual podría servirse de las aguas de las riveras de Jumadier y Greña.

Las rentas del Ayuntamiento provenían de las hierbas de la dehesa Acotada Posía, de tres labranzas; es decir, cuatro hier­bas y media en seis años. Había que abonar a las Navas del Ma­droño la cuarta parte por haber sido un arrabal de Brozas. Se le hacía pagar a los vecinos las tierras de los baldíos en las que sembraban. Un informe de los enviados criticaba al Ayunta­miento por no saber en qué se gastaban el dinero, ya que las calles eran empedradas a costa de los vecinos, si bien recono­cía que en 1789 se habían eliminado algunos pozos.

Había pósito, institución de carácter municipal y de muy antiguo régimen, destinado a mantener acopio de granos, prin­cipalmente de trigo, y prestarlo en condiciones módicas los labradores y vecinos durante los meses de menos abundancia. El pósito de Brozas tenía 5.083 fanegas de trigo para reparto a los labradores y abasto de pan cocido y 87.709 reales.

No tenía Brozas ordenanzas. Se regía por las definiciones de la Orden de Alcántara, pero ya eran muy antiguas para las necesidades de finales del siglo XVIII, se pensaba cambiar­las por unas leyes municipales más apropiadas.

 

 

SITUACIÓN RELIGIOSA

 

No había curia eclesiástica, pues residía en Alcántara, ane­xa a la dignidad prioral de la Orden, sin embargo el tercio de to­dos los diezmos que pagaban los vecinos lo percibía el obispo y el cabildo de la catedral de Caria.

Los párrocos de Santa María de la Asunción y de los Santos Mártires los nombraba el Rey, tras consulta con el Real Consejo de las Órdenes. La dotación de Santa María era de 9.000 reales al año en tierras de labor y la de los Mártires, de 3.000, todos ellos donaciones de los feligreses.

No había cementerios, pues las dos iglesias eran suficientes para dar cabida a los difuntos. Sin embargo en un informe se pide que se construyan cementerios fuera de los templos para evitar la hediondez que se desprendía de algunas sepulturas sin embaldosar (el actual cementerio, según mis datos, se construyó en 1927).

En la parroquia de Santa María había 31 capellanías, que eran fundaciones en las cuales ciertos bienes quedaban sujetos al cum­plimiento de misas y otras cargas pías. En otro informe se indi­caba que 35 sacerdotes se dedicaban a las capellanías de Brozas.

Había un hospital para enfermos y peregrinos bajo la advo­cación de Santiago Apóstol, patrón del Ayuntamiento, quien era el que lo regentaba y proporcionaba el dinero para su funcionamiento.

Igualmente se habían fundado quince cofradías o hermandades: La del Santísimo Sacramento, la de las Animas, la de la Vera Cruz, la de Nuestra Señora de los Remedios, la de los Dolores, la del Rosario, la de la Visitación, la de Santo Domingo, la de San Juan Bautista, la de Santa Lucía, la de San Antonio Abad, la del Dulce Nombre de María, la de la Misericordia, la de Nuestra Señora del Carmen y la del Cabildo Eclesiástico.

De ellas, las siete primeras pertenecían a Santa María; las cuatro siguientes a los Mártires y las restantes eran comunes a am­bas parroquias, todas con muchos cofrades. La del Cabildo Eclesiás­tico la componían treinta sacerdotes, en ella estaban los dos párrocos.

Todas ellas eran bastante pobres, menos dos: la de San Antón y la de los Pastores, pues cada año el ganadero le ofrecía un cordero o un chivo, lo que suponía unos 4.000 reales de renta. La de San Antón obtenía dinero de la renta de los chorizos que voluntariamente le ofrecían los devotos.

 

 

LAS ERMITAS

 

Por aquel entonces había ocho ermitas extramuros de Brozas, que eran por este orden: Santa Lucía, Santos Abdón y Senén, San Juan Bau­tista, La Virgen de la Soledad, el Buen Jesús de la Columna, San Antonio Abad, San Alarcón y el Cristo del Humilladero.

A ellas hay que sumar una en el interior de la población: San­ta Bárbara y cinco más en el campo, a una distancia de una legua: Nuestra Señora del Villar del Ciervo, el Padre Eterno, San Pedro, Santa Ana y San Gregorio, todas ellas profanadas, tres por manda­to del Real Consejo de las Ordenes y dos por indecentes.

Antes de continuar en el análisis de la situación de las ermi­tas, en 1790 hay, para mí, varios descubrimientos: El primero es el de la ermita de San Marcos, patrono del pueblo por entonces, donde se celebraba el rito del toro de San Marcos. El santuario se encontraba entre San Antón y los Humilladeros, por lo que sería muy interesante averiguar su situación real, aunque para algunos historiadores fuera destruida por los franceses.

Recientemente supe que hay una tinada en los bajos de la fal­da del montículo donde está la ermita de los Humilladeros, y viejos del lugar me aseguraron que a aquello le llamaban el cerro de San Marcos, lo que es muy probable que, debido a esta toponimia, bien pudiera darse que la ermita hubiera estado en el citado lu­gar.

El segundo descubrimiento es que existía una ermita dedicada a los Santos Abdón y Senén. Bien podía situarse en lo que es hoy Paseo de los Santos. Es muy probable que fuera allí por dos motivos. El primero por la relación que hacían los que realizaron estos informes a la Audiencia en 1790. Todos sitúan esta ermita entre las de Santa Lucía y San Juan. El segundo motivo es que aún se con­serva el topónimo “de los santos”.

Y el tercero es el redescubrimiento de las ermitas campestres de Nuestra Señora del Villar del Ciervo, de San Pedro y de Santa Ana. ¿Qué hay de la ermita de Nuestra Señora de la Hoja cuya policromada imagen se encuentra en una hornacina situada en la puerta del Evangelio de Santa María y que, al parecer, su ermi­ta también fue derruida por las franceses?, O bien, ¿que se puede decir de la ermita situada en la calle de Santiago, concretamente en la casa que fue de Curro Elviro? Pocos datos se conocen de ambas.

Las ermitas de San Marcos y de los Santos Abdón y Senén perte­necían al Ayuntamiento y poseían muy pocas rentas, escasas para celebrar sus fiestas. La villa nombraba mayordomo para la fiesta de los Santos, aunque sólo iba él clero procesionalmente. La fies­ta de San Marcos no se podía celebrar en su santuario por estar profanado y la imagen en la parroquia, al igual que la de Santa Bárbara.

Las de San Antón, San Juan y Santa Lucía tenían cofradías que se cuidaban de sus fiestas, con vísperas, misa y sermón.

Las ermitas de la Soledad, el Buen Jesús y el Humilladero pertenecían a particulares que corrían con sus gastos y nombraban a sus capellanes. La primera de ellas tenía misa todos los vier­nes y era la más cuidada de las nueve que había en el pueblo.

La de San Gregorio siempre ha destacado por sus baños. Uno de los informes, el del párroco de los Mártires, decía: “La ermi­ta de San Gregorio tiene un mineral perenne de aguas especiales para baños, donde se han curado a los cuatro o cinco baños muchos impedidos; tiene uso continuo de ellos todos los pueblos inmedia­tos a veinte leguas en contorno (unos 100 kilómetros), pero tan mal reparada que es mucho no se haya derribado ya el edificio, sin puertas, ni ventanas, y sin algún abrigo para los pobres enfermos. Tengo noticia que uno de los señores párrocos anteriores al actual quiso componer dichos baños y ermita con las rentas de las otras, pero se opuso la villa y así está todo perdido”. Al parecer, ahora la Junta de Extremadura quiere invertir unos millones para adecen­tar el lugar y explotarlo turísticamente.

En ninguna de las ermitas había hospedería, ni santero o ermitaño.

 

 

LOS CONVENTOS

 

En el Pueblo había tres conventos: el de franciscanos, el de las Caballeras Comendadoras de la Orden de Alcántara y el de las Isabeles Franciscas.

El primero de ellos tenía 28 religiosos profesos, dos donados y tres sirvientes sin premio. Era de la más estrecha observancia y per­tenecía a la provincia de San Gabriel. En él había una escuela de Teo­logía Moral para ellos y los seculares que querían dedicarse a su estudio. El convento se mantenía de limosnas.

Había un segundo denominado de las Caballeras Comendadoras, que estaba bajo la advocación de San Pedro. Tenía en 1790 tres religiosas profesas y una novicia. Su dote era de 600 ducados. El convento estaba sujeto al Real Concejo de las Órdenes. Era su patrón don Juan Francisco de Ulloa, por su mujer doña Luisa Maria Flores y Chaves (Años más tarde se aposentaría en él la Orden Terciaria de las Carmelitas dedicadas en los años 50 y 70 de este siglo a la enseñanza de niños).

El convento de Religiosas de Santa Clara y Santa Isabel tenía como advocación Nuestra Señora de los Remedios y sus rentas eran 500 ducados y 50 fanegas de trigo que les daba el. Rey de limosna. Lo forma­ban seis religiosas profesas.

 

 

LA EDUCACIÓN

 

Había una escuela de niñas, a cuya maestra se le pagaba de las ren­tas de las ermitas rurales profanadas de Nuestra Señora del Villar del Ciervo, Santa Ana y San Pedro. Había otra escuela de niños, cuyo maestro había sido pastor, soldado y había estado en presidio. Cobraba lo que le pagaban los padres de los niños. También había enseñanza de Gramá­tica Latina, que era pagada por sus alumnos.

El alcalde proponía que al preceptor de Gramática se le ayudara a costa del fondo del pósito­.

El administrador de Correos, nombrado por el de Cáceres, se lla­maba Diego Hernández, de 16 años. Se recibían correspondencia los lunes y viernes y volvía a salir para Alcántara y Navas los mismos días. ­Las Brozas no tenía administración de Lotería.

La Inquisición de Llerena tenía en Las Brozas un alguacil mayor. También tenía un notario, don Abdón Senén Bravo, presbítero, y otros tres comisarios -todos eclesiásticos- para los pueblos vecinos y gozaban de fuero en lo criminal.

No contaba con ningún regimiento, pero había algunos sargentos y soldados del de Plasencia.

Sólo había un médico que cobraba 3.000 reales al año para atender a los pobres del Hospital y a los frailes. También sentaban plaza en el pueblo cinco cirujanos o sacamuelas y dos boticarios. No había hos­picio ni casa de misericordia.

 

 

LA ECONOMÍA

 

En Las Brozas se daban cosechas de trigo, centeno, cebada, avena y garbanzos y algunas habas. También se producía vino, aceite, higos, zumaque, bellotas, lino y cáñamo. Las cosechas más abundantes eran las de garbanzos e higos. Escasa era la de aceite y muy escasa la de trigo, cebada y centeno.

Algunos vecinos labradores estaban muy molestos porque les falta­ban semillas para sembrar y sobre todo porque los ganados se metían por doquier y destrozaban las cosechas. Por otra parte, unos seis u ocho guardas se dedicaban a pedir por las majadas quesos, borregos por la Pascua y panes todas las semanas, los cuales vivían con mucha abundancia a costa de sus peticiones, pues pedían más que los padres de San Francisco.

Los diezmos los percibían la Mesa Maestral, la Encomienda Mayor, Convento de San Benito de Alcántara. Las iglesias de Santa María y los Mártires tenían sus propias tierras y se abastecían de ellas­.

Pocas huertas tenían Las Brozas en 1790. La causa era, como siem­pre, la escasez de agua para regarlas. Los frutos que se recolectaban eran: Lechugas, calabazas, ajos, cebollas, coles, tomates, pepinos y otras legumbres de invierno y primavera. También había ciruelos y pera­les importando la fruta de los pueblos vecinos­

Algunos de los informantes decían que con el agua de las charcas y de las riveras de Jumadiel (Humadier) y Greña podrían hacerse algunos regadíos. El sistema de cultivo era mediante el arado y la yunta de bueyes en su mayoría, y también con mulos, asnos, etc. El cultivo de huerta se hacia con azadón.

Oct 011988
 

Francisco Rivero Domínguez.

Brozas es, sin duda alguna, uno de los pueblos extremeños con más carácter, debido a su importancia histórica, agrícola y ganadera. Su riqueza a lo largo de los tiempos ha hecho que sus calles y plazas se vean engalanadas con importantes y artísticas edificaciones, las cuales se encuentran hoy, salvo excepciones, en un montón de ruinas.

Lo que se quiere con esta exposición es dar a conocer la triste situación del patrimonio histórico-artístico de la localidad como algo que es digno de tener en cuenta, cuidarlo y, sobre todo, restaurarlo para nosotros, nuestros visitantes y las generaciones futuras de las que sólo somos depositarios. Hemos de concienciarnos todos, jóvenes y mayores, que cuidando nuestro patrimonio histórico artístico cultivamos nuestro amor por los mayores, los que nos precedieron en la vida y por el sentido estético que ellos tuvieron. Es una grave responsabilidad de las autoridades y del pueblo en general dejar destruir esos palacios, esos conventos, esas casonas.

Pero no hemos de ceñirnos, única y exclusivamente, a los grandes edificios, sino que aquellos otros diseminados por los campos, en los barrios más extremos y que conforman la arquitectura popular, han de ser tenidos también muy en cuenta, al igual que han de estar la charca municipal o los baños de San Gregorio para complementar el carácter ecológico de la defensa completa de todo un pueblo. Inmediatamente se entrará a estudiar detenidamente cada uno de estos componentes.

Hay un punto que hay que resaltar y que en Extremadura hay que tener muy en cuenta. Me estoy refiriendo a la importancia que tiene la restauración de los edificios histórico-artísticos, pues toda inversión estatal o de la comunidad autónoma siempre será muy bienvenida en una zona que necesita dinero para dar la mayor cantidad de trabajo a sus gentes. Por supuesto que esta inversión es ampliable en otros conceptos similares como acondicionar la charca municipal o los baños de aguas sulfurosas de San Gregorio.

En la antigüedad

Brozas ha sido un pueblo que siempre ha tenido luz propia en la historia, incluso en la Prehistoria. Don Carlos de la Torre, un capitán de la Guardia Civil, ya fallecido, fue un estudioso de la comarca, especialmente de la Prehistoria, celtiberos y romanos, en cuya materia era una autoridad. Sus trabajos, no publicados, son seguidos fielmente por historiadores y arqueólogos de renombre. Este señor fue el descubridor de hachas y utensilios del Paleolítico y Neolítico, de cabezas de piedra de la Edad del Bronce, o de inscripciones romanas en los lugares más insólitos del pueblo, sin que nadie le haya hecho caso en sus observaciones y sugerencias para formar un museo municipal, pese a que él poseía uno en su propia casa.

A instancia suya, yo denuncié en la prensa regional esta situación, sin que nadie respondiese por ello, ni se diera por aludido. El 19 de enero de 1978 yo daba la noticia en el diario “Extremadura» -bajo el titulo «Expolio permanente de Brozas”- que don Carlos de la Torre había descubierto una cabeza humana esculpida en granito. El busto, perteneciente a la Edad del Bronce, se encuentra incrustado en la pared posterior de un tinado de propiedad particular, concretamente del ganadero Julián Blanco. El tinado está en la calleja de la Mimbre o del Conejal, con riesgo de pérdida total de la pieza por el roce continuo de tractores y camiones. Sería conveniente que se retirase del lugar y se depositase en el Ayuntamiento para formar el museo municipal o en el Museo Arqueológico de Cáceres. Como dato curioso diré que los albañiles que la encontraron estuvieron bromeando por ver si la colocaban al revés; es decir, la cara hacia dentro. Menos mal que imperó la razón.

Otra escultura similar se encuentra en el interior de la casa de Dimas Moreno Rodríguez, vecino de Brozas, quien la encontró haciendo reforma en ella.

Previamente a esta nota, en el periódico local el 21 de septiembre de 1972 decía que «en Las Brozas hay más de 40 poblados prehistóricos. En muchos de ellos los restos son abundantes. Objetos variados del Neolítico, tales como tumbas vistas, excavaciones en la roca, sílex, hachas, objetos contundentes, probables piedras de sacrificios y lugares sagrados; mucha cerámica y pesas romanas, capiteles, columnas y bases de mármol, estatuillas de plomo, piedras labradas con inscripciones, torreones de probables castros, restos de fundiciones, explotaciones mineras en largas zanjas abiertas, con restos de cerámica celta y un largísimo etcétera, aparecen en dichos yacimientos arqueológicos al aire libre, que son descubiertos en su mayoría por los campesinos que aran la tierra».

La época romana

El Corpus Provincial de Inscripciones Latinas, de Ricardo Hurtado de San Antonio cataloga en Brozas más de cuarenta piedras romanas. Muchas de ellas han desaparecido, pero algunas aún las podemos encontrar en los sitios más dispares. Una estaba, hace años, en un tinado de Hernáiz (padre). Se la encontraron en el brocal de un pozo al hacer obras, Era un redescubrimiento importante, pues en ella se habla del pueblo togobrigense, que se cree que era uno de los que los romanos se sirvieron para construir el puente de Alcántara.

Hay otras inscripciones en piedras en casas particulares y en la puerta de la Virgen de la Hoja (la de poniente) de la iglesia de Santa María. Insisto: Seria muy interesante que todos estos restos se aúnen, se estudien y se levante un museo municipal, antes de que se den por perdidos definitivamente.

El puente romano

Cuenta Brozas con un puente romano, de singular factura, sobre la rivera del Jumadiel, en la finca de «Tapia Cedrón». El puente ha sido diagnosticado como de construcción romana por el catedrático de Salamanca don Francisco Jordá Cerdá, al que yo visité en esta ciudad siendo un estudiante de preuniversitario y le comenté la situación arqueológica del término de Brozas. Este puente, también denominado «Puente Viejo», se encuentra situado a unos 3 kilómetros de la carretera de Brozas a Aliseda, en su margen derecho y a unos 6 kilómetros de la primera villa.

Tiene el pueblo que estamos estudiando, a su paso por el término municipal, una calzada romana, cuyo recorrido iba desde Norba Caesarina (la actual Cáceres) por Brozas y Villa del Rey hasta Alcántara, pudiéndose creer que su trazado es el de la actual carretera comarcal CC-523, calzada que aún no ha sido estudiada.

Hay algunos aficionados a la arqueología, más aventurados, que me llegaron a decir que en la finca de Fuentemadero existe, junto a la charca del agua potable, una ciudad roma. Otros como el periodista Germán Sellers de Paz han escrito que «Norba Caesarina» no estaba en el punto geográfico que ocupa Cáceres, sino en las cercanías de Alcántara hacia Brozas, donde existen unas minas que así pudieran justificarlo y, por otra parte, dicha ubicación no se comprendería si no hubiera una importante población alrededor para construir el puente de Alcántara.

Idéntica teoría que Sellers de Paz mantenía de la Torre, pero esta fue desmentida por don Carlos Callejo Serrano, experto arqueólogo cacereño, quien en su libro «El nombre de Cáceres» dice que «en ningún modo Brozas podía ser Norba Caesarina» porque en ella no hay resto arqueológico alguno que lo fundamente.

Hoy está admitido ya que Norba es Cáceres, pero decir públicamente que en el término municipal de Brozas no hay restos arqueológicos es una afirmación muy grave, ya que todo él está repleto. Lo que hay que tener es ganas de estudiarlos y de dar dinero para ello, cosas ambas que les corresponde a la Universidad y a las autoridades extremeñas, respectivamente.

El castillo

El castillo de Brozas, popularmente conocido como el Palacio, es hoy propiedad de la señora Teresa Domínguez Bicho y de unos familiares, vecinos todos e los del pueblo.

El palacio, dedicado actualmente a vivienda y a labores agrícolas, poco tiene que ver con la función que ha tenido a lo largo de la Historia.

Hay salones solemnes, adornados con antiguos arcones, objetos de cobre, alacenas con altarcitos santeros, bibliotecas con libros antañones y las modernas comodidades de la televisión y el frigorífico.

La primera noticia que se tiene de un episodio bélico fue en 1397 cuando los maestres de las órdenes de Alcántara y de Santiago penetraron en Portugal y el rey de este país, Juan I, mandó vengar las muertes de sus súbditos enviando a España al condestable Nuño Álvarez, quien saqueó las cercanías de Herreruela y Navas. No pudo hacerlo con Brozas porque sus habitantes se hicieron fuertes en el castillo. Dos años más tarde, el mismo Nuño cercó el castillo mientras su rey sitiaba Alcántara.

En 1413 los infantes de Aragón luchaban contra el rey Juan II de Castilla. Don Pedro de Aragón puso a saco Brozas y derribó su castillo, cosa que no logró por entero, pues aún se conserva la torre del Homenaje, aunque la construcción actual fue remozada a finales del siglo XVI.

Doce años más tarde de estos incidentes guerreros, hubo una división en la Orden de Alcántara. Los brocenses se pusieron al lado del maestre Gómez de Cáceres y Solís, el cual luchó contra el rey Enrique IV. El clavero Alonso de Monroy sitió Brozas y todo aquel que se atrevía a salir al campo era apresado y muerto en el acto, consiguiendo por fin ganar la guerra.

En el siglo XVII, con motivo de la guerra con Portugal, se fabrican unos muros en forma de talud donde se colocaba la artillería. En 1706 residió en él el marqués portugués de las Minas, que apoyaba la causa del Archiduque de Austria, quien tomó Brozas en poder del duque de Burwick y defensor de la Casa de Borbón.

En esta época, el castillo se encontraba poco más o menos como ahora, según el informe del visitador real don frey Felipe de Trejo en 1608.

Una vez vista la historia de este monumento y dada su penosa situación, quiero proponer desde aquí que en él se construya un parador de turismo, pues la administración central está intentando potenciar el turismo del interior de España y más concretamente el turismo rural, cinegético o de la naturaleza en la ruta de los conquistadores y siempre con vistas al V Centenario del Descubrimiento de América. No hay que descartar una ayuda de la Asociación Española de Amigos de los Castillos, que tanto ha hecho por las grandes casonas de Trujillo o los castillos catalanes. Una tercera opción es la de restaurarlo como albergue juvenil, similar al del castillo de Alburquerque.

La casa de la encomienda

El profesor de la Universidad de Extrema, don Francisco Manuel Sánchez Lomba, realiza un amplio estudio del Archivo Histórico Nacional sobre «Condiciones y tasas de la obra de la Casa del Palacio”, fechado en Brozas el 30 de noviembre de 1593 y firmado por Juan Bravo, maestro cantero de la villa.

Sánchez Lomba dice al final de su opúsculo lo siguiente: «La Casa de la Encomienda Mayor de Brozas en la actualidad no es más que una sombra del pasado. De su núcleo inicial, obra de comienzos del siglo XVI, atribuible a Bartolomé de Pelayo o a su sucesor en el cargo de maestre mayor de la Orden de Alcántara, Pedro de Larrear, se conservan alteradas una puerta y una ventana. De la ampliación que en 1578 contrataran los canteros cacereños Manuel Francisco, Juan Mateos y Pedro García en 926.000 maravedíes, nada podemos discernir con seguridad. Obras rematadas en 1983 han eliminado por completo los posibles restos de los trabajos de Juan Bravo. Sirva este modesto estudio como evocación de un palacio que, como tantos otros, ha desaparecido ante nuestros ojos».

Triste, muy triste es lo que acabo de narrar. Todo un profesor de nuestra Universidad se lamenta de la muerte, por dejadez y por falta de aprecio a la belleza y a la historia de nuestro pueblo, de una casa con solera dentro de la villa de Brozas.

Creo que todavía se puede remediar tal situación si las autoridades locales, provinciales y autonómicas deciden abrir un expediente para incoar esta vivienda como edificio de interés histórico-artístico dentro del inventario de bienes inmuebles a conservar.

Hoy no se conservan las trazas originales, pero muy bien se podría haber restaurado la casa siguiendo las pautas marcadas por Juan Bravo, el que fuera seguidor del arquitecto Pedro Ybarra, padre del Renacimiento en la provincia de Cáceres y que trabajó en la iglesia de Santa Maria de la capital.

Juan Bravo exigía en el siglo XVI buenos materiales: Piedra berroqueña de las dehesas de Tapia, piedras finas de la de Jartín, cantería de Villa del Rey, cal de las caleras de Cáceres, tejas y ladrillos bien cocidos. Las chimeneas, tan característica de esta zona extremeña, que ha dado lugar a una ruta turística, eran cuatro, con buena boca para facilitar la salida de los humos.

Muy poco se ha hecho en Brozas por respetar una gran obra artística de uno de sus hijos más preclaros, al que se le ha dedicado una calle, pero del que se abandona su obra al convertirla en una casa de pésimo gusto.

Los tres conventos

La Desamortización trajo el abandono de los tres conventos: el de los franciscanos de Nuestra Señora de La Luz, fundado por San Pedro de Alcántara; el de las Comendadoras o de las Caballeras, pues para entrar en él, las monjas tenían que probar la nobleza de sus apellidos, y el de Ntra. Sra. de Los Remedios.

Del primero de ellos dice un informe del Ministerio e Cultura que destaca no sólo por sus proporciones, sino por su interés que se centra en sus amplias estancias y sobre todo por su sencillo patio claustral, de inconfundible sobriedad franciscana, pero de armonioso trazado, con cuatro columnas de fustes más gruesos en los ángulos y otras cuatro más delgadas en el centro, formando un arco de medio punto. Lo más interesante del edificio es la hermosa nave que fue capilla conventual y que destaca por sus generosas proporciones dentro del conjunto -ella sola ocupa casi la mitad de la superficie del edificio-. A la entrada de la iglesia, por el convento, hay un mural de piedra con un anagrama de la orden franciscana. Sobresale su crucero, coronado por una interesante linterna de estilo barroco, como barrocos son ciertos ornamentales del interior del templo. Hay un arco ojival en el altar mayor. Su coro está destrozado y existe un boquete abierto en el techo para dar luz, lo que ha dejado el edificio en una ruina casi completa. La causa es la degradación continúa después de ser desamortizado y dedicarlo a una amplia casa de labor. Pese a todo, aún se conservan algunos escudos esquinados.

El convento de las Comendadoras, del siglo XVI y estilo renacentista, tiene unas magnificas bóvedas de ladrillo. Lo más destacado de todo es su portada. En su día -no hace muchos años- tuvo sendos pares de columnas de fuste entero y capiteles corintios. Estas cuatro columnas fueron vendidas en 5.400 pesetas por el dueño del local y trasladadas a Barcelona, hecho que yo denuncié públicamente en 1978. Como testigo presencial de este expolio se encontraba el profesor de la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Consejo Superior de Investigaciones Científicas, don Juan Pérez de Tudela, quien estaba aquel día de visita en Brozas. El informe del Ministerio de Cultura indica que el estado de sus bóvedas es lamentable, amenazando su total ruina.

El convento de Nuestra Señora de los Remedios, del siglo XVI y estilo barroco, no tiene especial significación en el exterior por haber sido concebido con una sencilla arquitectura y haber sido desvirtuado a usos muy distintos del religioso, tales como secadero de tabaco, establos, etcétera. En su interior destaca el sencillo claustro, ordenado en galerías alta y baja.

La ermita de San Juan

Residiendo en Palma de Mallorca, un día me acerqué al Punto de Información Cultural (P.I.C.) del Ministerio de Cultura y solicité la lista completa de todos los monumentos brocenses catalogados. De entrada, en la lista no figuraba la Casa de la Encomienda, casa histórica en la Orden de Alcántara, y ya estudiada en esta exposición.

Sobre la ermita de San Juan, anexa al cementerio municipal, y en la que existen muchas tumbas dice lo siguiente: «De estilo gótico y construida en el siglo XV, actualmente mantiene en pie sus paredes en las que destacan las dos arcadas, compuestas de tres arcos que marcan el paso de la nave principal a las laterales y dividen aquel en tres. El templo, de ábside plano y anchurosa sacristía, conserva el arco triunfal y sus portadas son de medio punto. Una de ellas está macizada en el lado del Evangelio, mientras la abierta en el hastial es la actualmente practicable. Este conserva toda su belleza, con un ventanal que más parece una saetera, a causa de lo exiguo de sus dimensiones. Cronológicamente, parece una obra del siglo XV, donde se mezclan elementos artísticos de muy diversa ascendencia.

El área de este templo es hoy una parte del cementerio municipal. Podría realizarse el traslado de los restos existentes a otros nichos construidos en otra parte del cementerio, para, posteriormente, cubrir estas arcadas con cubiertas de chilla, devolviendo este monumento, muy interesante, a Brozas, con no gran coste, pues los muros y arcadas se conservan en buen estado y ello antes de que la fábrica se deteriore de forma definitiva».

Esta nota del Ministerio de Cultura casi no exige comentario alguno. Pero hay que añadir algo muy importante por mi parte. Aquí el Ayuntamiento y el Obispado de Coria-Cáceres tienen un gran reto. Si se consigue que el Ministerio de Cultura restaure esta bella ermita de San Juan, ambos se habrán apuntado un gran tanto, no en balde es dinero del listado que ingresa en el pueblo; habrá unas jornadas para los peones y albañiles del lugar, al mismo tiempo que se gana en riqueza monumental y artística. Esta misma sugerencia la viene haciendo los estudiosos de la historia cacereña ¡Vamos a ver si lo conseguimos!

La ermita de Santa Bárbara

Hacia el final de la calle Aldehuela, muy cerca de la que se dice casa del Brocense, está la ermita de Santa Bárbara. Es un edificio de planta cuadrada, como otros muchos religiosos de Brozas. En su día, yo lo conocía como fragua y siempre me daba pena que, aunque de traza sencilla, esta construcción estuviera destinada a esos menesteres.

Su portada es de medio punto y destaca su bóveda semisférica, similar a otros edificios campestres del pueblo y con cierto aire musulmán. Una espadaña sin campana y una leyenda, que apenas se distingue, es todo lo que resta de la ermita.

Yo he propuesto, en alguna ocasión, incluso al que fuera director general de Bellas Artes de la Administración Central, el cacereño Dionisio Hernández Gil, que restaurase la construcción para hacer allí una pequeña sala de exposiciones o devolverla al culto. Nada se ha hecho y puede, que con el tiempo, se pierda para siempre al llevar muchos años cerrada como fragua.

Casa del linaje de los Flores o Escuelas Nuevas

Esta casa, que en su día fueron escuelas nacionales a las que yo asistí de niño y hoy está dedicada, una vez restaurada una parte de ella, a ambulatorio de la Seguridad Social y de la biblioteca municipal, es originaria de una de las familias más genuinamente brocense: la de los Flores.

La familia se formó y desarrolló igual en Brozas que en Alcántara y ha dado numerosos hijos ilustres, pues reside en la comarca desde 1252 y más concretamente en Brozas desde los primeros años del siglo XV.

La portada de la casa, de gusto renacentista, está enmarcada por dos columnas de alto fuste y con capitel jónico. La parte superior la recorre un frontón de puntas de diamantes. Encima de las columnas hay dos flameros. La puerta se abre en medio de unas sencillas molduras que cierra con una feísima cancela de color verde, habiéndose perdido la que había –una de madera- por el total descuido y abandono del tesoro artístico brocense.

Si hay en la parte posterior unas excelentes rejas, testigo de la maravillosa artesanía local, así como varios escudos.

En lo que fuera patio de recreo de las escuelas se levantó hace unos años una pista polideportiva y ahora se construyen viviendas sociales.

Sería recomendable que el Ayuntamiento, su propietario, hiciera restaurar el edificio para no dejarlo perder.

Y no quiero dejar de citar aquí los casos ecológicos que más me llaman la atención en Las Brozas: me estoy refiriendo a la continua pérdida de la arquitectura rural, tanto en el interior de la población como en sus campos.

Otro apartado es el del mal estado de los baños sulfurosos de San Gregorio, que durante años ha curado a cientos de enfermos y hoy están prácticamente abandonados a la espera que la Consejería de Turismo de la Junta de Extremadura se decida levantarlos de su mala situación.

Por último, he de mencionar la charca municipal, un lago artificial más grande que el de Proserpina de Mérida y hoy prácticamente muerto por culpa de las aguas sucias del cuartel de la Guardia Civil, el asilo de ancianos y las lascas que durante años fue soltando la extinta fábrica de muebles. Hoy ese lago ha dejado de producir las famosas y ricas tencas que conformaban el típico plato brocease y por lo que el municipio ha dejado de ingresar varios millones de pesetas al año.

Hasta aquí un remedo de la pésima situación del patrimonio histórico-artístico de Las Brozas, con ciertos tintes ecológicos. Nuestra intención es concienciar a todos de que aún es posible salvar mucho de lo que está en ruina. Esa es nuestra meta. Muchas gracias.

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